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EL ANTISEMITISMO DE LA SOCIEDAD EUROPEA, A PARTIR DE 1.492.
INTRODUCIÓN:
"Si una vez suprimida legalmente, la casta despreciada se transformaba en una raza
inferior en lugar de desaparecer, era porque tenía que desempeñar una función sicosocial,
porque la cristiandad necesitaba, a los judíos para poder sentirse superior a ellos". Con
ésta palabras termina Poliakov L. su libro "La emancipación y la reacción racista" y con
éstas palabras quiero empezar yo éste trabajo que va dirigido al estudio del antisemitismo
en la sociedad europea.
El tiempo en la historia, que abarca el trabajo es fundamentalmente desde 1.492 hasta
nuestros días. Haré un estudio de los protagonistas que han influido de forma decisiva en
la sociedad europea para generar en ella un enraizado odio hacia el pueblo judío. El
antisemitismo es una constante histórica que se ha venido repitiendo en los países
europeos desde su formación. En este trabajo pretendo analizar las causas comunes de
este antisemitismo y para ello me basaré en unas hipótesis. Antes de estudiar el
antisemitismo pienso que debo de hacer una breve historia del pueblo judío.
El pueblo judío también es conocido con el nombre "Pueblo del Pacto" Se le conoce
por éste nombre por el pacto que hizo Dios con Abraham, el cual se encuentra reflejado en
el libro del Génesis, cap. 12, ver 1-9, y dice así: "Pero Jehová había dicho a Abraham:
Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y
haré de ti una nación grande y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en
ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abrahám, como Jehová le dijo: y Lot fue con él.
Y era Abraham de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues,
Abrahám a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían
ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para, ir a tierra de
Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Y pasó Abrahám por aquella tierra hasta el lugar de
Siquem, hasta el valle de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció
Jehová a Abrahám y le dijo: A tu descendencia, daré esta tierra. Y edificó allí un altar a
Jehová, quien le había aparecido; luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y
plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; edificó allí altar a Jehová
e invocó el nombre de Jehová. Y Abrahám partió de allí, caminando y yendo hacia el
Neguev."
Como vemos Dios hizo pacto primeramente con un hombre, y prometió que iba a
bendecir a su descendencia, y le iba. a. dar una tierra para, que habitare en ella. Abrahám
tuvo descendientes que siguieron fieles al pacto que Dios había hecho con Abrahám, los
cuales fueron primeramente Isaac, luego Jacob al cuál cambió el nombre Dios para
llamarle Israel, después José el cuál con el pueblo del pacto se introduce en Egipto;
después de unos años de esclavitud, Moisés libera al pueblo de Israel de Faraón, y en el
desierto Dios da la ley al pueblo judío. Esta ley aparece relatada en los libros del Éxodo,
Levítico, Números y Deuteronomio, y juntos con el Génesis forman la llamada "Torah".
Los principales mandamientos de ésta ley se relatan así en el libro del Éxodo,
capitulo 20, los vers. 1 - 17: "Y habló Dios todas estas palabras diciendo: Yo soy Jehová
tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses
ajenos delante de mí. No te harás imagen ni ninguna semejanza de los que esté arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas deba.jo de la tierra. No te inclinaras a ellas, ni
las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. No tomarás el
nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su
nombre en vano. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajaras y harás
toda tu obra; más el séptimo día es día de reposo para el Señor Jehová tu, Dios; no hagas
en él obra alguna, ti, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu
extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto
Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre, para, que tus
días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio.
No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu
prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su
asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Después de Moisés aparece Josué, y con él Israel, y llegan a Canaán y conquistan la
llamada tierra prometida; hubo una época en que gobernaron diversos jueces, como
Sansón, etc., hasta que Israel cae en crisis cíclicas por su desobediencia a Dios. Con el
profeta Samuel aparece una nueva época en la historia de Israel, Samuel dirige a la nación
y con él Israel recobra su integridad espiritual y moral; pero el pueblo de Israel tenía
envidia de los pueblos de alrededor, pues éstos tenían rey y ellos no. Según la Biblia Dios
no quería rey para su pueblo, pero su pueblo insistió y Dios les concede un rey, el cuál es
Saúl, que fue ungido como rey por Samuel, y su reinado es provechoso hasta que
desobedece a Dios; después de varios años de penuria Dios llama a otro rey para Israel,
David, durante su reinado se empieza a construir el templo de Jerusalém, y el territorio de
Israel crece considerablemente, y mucho más con el reinado de su hijo Salomón, con el
cuál Israel alcanza su máximo esplendor.
A partir de Salomón se van sucediendo reyes y el territorio de Israel se divide en dos
partes formadas por diez tribus, una parte y la otra parte formada por dos tribus; Israel
poco a poco va cayendo en una decadencia espiritual bastante grande, y después de la
advertencia de Dios por medio de profetas como Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, etc.,
Israel es deportado a Babilonia. Al cabo del tiempo Dios concede a su pueblo que vuelva
a Jerusalém, y son encargados de restablecer el país Esdras y Nehemías. Hay que decir
que sólo 1/12 partes del pueblo judío volvió a Israel.
A partir de aquí hay varios intentos de conquista, del territorio de Israel, pero no
sería, hasta la época de los romanos, que no sería conquistado. En el año 70 de nuestra
era, Tito destruyó Jerusalém y su templo, y los judíos fueron dispersados por todo el
mundo, especialmente por el Mediterráneo y el centro de Europa. Fueron objeto de
muchas persecuciones hasta que en el año 1.942 se constituyó el estado de Israel.
FORMULACIÓN DE HIPOTESIS
A la hora del estudio de las causas del antisemitismo pienso que hay dos
principales, las cuales se dan siempre en el ambiente hostil a los judíos Estas dos hipótesis
las voy a tratar de corroborar a lo largo del trabajo y son las siguientes:
1. El pueblo judío carga con la responsabilidad de los fracasos de los pueblos con
que conviven, desempeñando así una importante función sicosocial.
2. El pueblo judío por ser monoteísta y por la fidelidad a su ley (la cual hace iguales
en cuanto a derechos, a todos los hombres), es un ferviente defensor de la
libertad, lo cual no era conveniente para los poderes fácticos en las sociedades
europeas, tales como la iglesia católica, la burguesía, los monarcas, etc.
DESARROLLO DEL TRABAJO
A) ESPAÑA: Limpieza, antisemitismo, inquisición.
A principios del siglo XVII, la despoblación fué uno de los mayores problemas de
España. ¿En que tierra, estamos, que rey gobierna este reino y porqué todos éstos
villorrios están tan despoblados?, eran las preguntas que Tirso de Molina ponía en boca
de uno de sus personajes mirando a España desde lo alto de los Pirineos. 1
1 Ver “Historia social y económica de España”. T. III, P. 252
El drama de la decadencia española formaba parte de la crisis económica general
del siglo XVII, y la despoblación del campo se daba conjuntamente con el espectáculo de
un reino que disponía de todo el oro dé América, pero que se empobrecía a ojos vista.
Frente a semejante fenómeno Cellorigo, un contemporáneo escribía en 1.600 “Si no
encontramos monedas de oro o de plata en España, es porque el país las tiene, y es ésta
riqueza la que hace su miseria, lo cual es sumamente contradictorio”, realmente se diría
que se intentó transformar a este estado en un país de hombres embrujados que viven
fuera, del orden natural. Poblada por unos 7 millones de habitantes, España contaba
entonces con más de ½ millón de nobles rodeados de sirvientes, aunque no tuvieron cinco
céntimos, pues era más honorable servir que trabajar. Con una singular extravagancia, la
servidumbre de España parece menos deshonrosa que cualquier otro oficio. 2 Igualmente
improductivos desde el punto de vista económico, eran los miembros del clero, que
sumaban cerca de 200.000. Los mendigos profesionales y el hampa de todo pelo que
inspiró tantas novelas picarescas eran casi tan numerosos como el clero, y las órdenes
mendicantes les servían de augusto ejemplo. A éste respecto los relatos de las personas
que viajaban por España, abundan en comentarios pintorescos. Por otra parte los his-
toriadores españoles contemporáneos no dicen otra cosa: “El culto superlativo del honor;
el concepto peyorativo que se tiene del trabajo, el deshonor legal, y en consecuencia del
ahorro y del empleo productivo de los capitales, resumen el impacto de la mentalidad
aristocrática en el ámbito social de la España del siglo XVII”. 3 Así el comercio y el
artesonado, cayeron en buena parte en manos de los extranjeros, sobre todo de los
franceses salvo en Cataluña. La moral de la España católica desembocaba en la
santificación del ocio, en la misma época en que la moral calvinista llevaba la
santificación del trabajo. A medida que la Inquisición extirpaba los últimos vestigios de
su judaísmo, los conversos españoles adquirían esas costumbres, y aquellos que habían
amasado una fortuna, se daban prisa en ponerla en bienes raíces improductivas. 4
Los únicos españoles que quedaban al margen eran los moriscos, calculado en 1/2
millón, trabajadores y sobrios, llegaron a ser del siglo XVI las fuerzas vivas de la
economía española, enriqueciéndose y haciéndose odiar, bastó con eso para que
2 D. Laborde, “Itinéraire descriptif de L`Espagne”, Paris, 1808, introducción, P. XLIV; Aulonoy, “Relation du
veyage D`Espagne”, Paris 1699, T. III, P. 220; J. B. Labat, “La comédie eclesiastique”, Ed. A. T`Serstevens, Paris, 1927, P. 81. 3 “Historia económica y social de España”, T III, P. 304. 4 “Historia económica y social de España” T. III, P. 35 y 102.
compartieran la suerte de los judíos; en efecto fueron expulsados entre 1.600 y 1.614 para
gloria de una religión en adelante completamente unificada.
De igual modo el siglo XVII español es el siglo de su literatura y su arte, el siglo
de oro (materia para sorprender a los ostentadores del materialismo histórico), y la idea de
ser un pueblo elegido (en el caso de los españoles) suscitó una notable floración de
teólogos y de pensadores políticos. Sánchez Albornoz, escribió: El problema judío excitó
la sensibilidad y acentuó el catolicismo: "Ningún otro pueblo estaba tan tristemente
dotado para afrontar los tormentos religiosos de la naciente era moderna".
Según Juan Regla, la lucha dió a España y a su clero la conciencia, absoluta de su
superioridad espiritual. Para mantenerla no vaciló en acentuar su rigor en relación a sí
mismos, comenzando por las pruebas de la pureza, de sangre y terminando con el celo,
con el que el santo oficio vigilaba la menor desviación.5 Uno de los principales problemas
españoles en el siglo XVII, es la obsesión de la limpieza de sangre, que alcanza en ésta
época su paroxismo. Es la época en que los caninos de España están transitados en todas
las direcciones por los comisarios encargados de las informaciones de las repetidas
consultas a los archivos locales, la época en que los viejos de los poblados tenían ocasión
de poner a prueba su memoria y conocimiento de los vínculos de parentesco. Alrededor
de 1.635 el polemista Gerónimo de Zevallos, se indignaba de la enorme cantidad de gente
ocupada, en obtener informaciones; procuradores del honor y devoradores de las
fortunas, que derrochan un dinero que podría ser utilizado provechosamente en sembrar y
labrar los campos, en tanto que hombres que habrían debido ocuparse de sus hijos y
dejarles algo, consumen por ésta pretensiones la fortuna que podría haberles legado, lo
que en gran parte es causa de la despoblación de España, pues en una familia señalada
como impura, los hijos se hacen curas o monjes y las hijas religiosas.
Finalmente de Zevallos estigmatizaba a los hombres de extracción humilde, que
no sólo quieren igualar sino sobrepasar a la gente de calidad, gracias a un acto de
limpieza, que obtienen fácilmente porque nadie los conoce, cosa que los llena de una
vanidad tal y de una soberbia tan grande, que no hay ni noble caballero, ni señor a que no
vacilen en desacreditar y cubrir de infamia, como non limpio. En la misma época un autor
anónimo deploraba los incontables perjurios de los testigos que, ya por afecto y amistad,
ya por temor e interés, dicen lo que las partes en cuestión quieren que digan, y hay gentes
que sacan su sustento diario y hacen una profesión de añadir algo de su cosecha a todos
5 “Historia económica y social de España” TIV. P. 90 y 118.
los informes que obtienen, y si no se les paga, causan tanto estrago que hoy en día todos
compran su honor, tanto los que son limpios, como los que no lo son, éstos para obtenerlo
y aquéllos para no perderlo.6 En ésta, época hizo su aparición en la vida española el
"Linajudo" cazador de linajes que, ya por una pasión malsana, ya por afán de lucro,
coleccionaba las genealogías y provocaba el temor en su vecindad. "Linajudo de colegio,
gran bonete lengua larga, que se pasa la vida informando", cantaba un romance. 7
En 1.655 un grupo de linajudos de Sevilla, cuyo jefe era el noble e ilustre caballero
D. Fernando de Leiba, tuvo que entendérselas con la justicia. "Eran de 36 a 40 personas,
con su escribano, su procurador y otros ministros..., y aquél que no recurría a ellos, era
convertido en sobrino de cazalla, de Lutero y hasta de Mahoma", cuenta Barrionuevo en
sus "avisos". 8 Las colecciones y listas de familias judaizadas, a ejemplo del Tizón de
España, comúnmente llamadas Libros verdes, se multiplicaban a pesar de todas las
prohibiciones y el término "Libros verdes" terminó por designar no sólo los libros
genealógicos, sino también a los difamadores. 9 Nada tiene de sorprendente entonces que
el hermano Gerónimo de la Cruz, lanzara en 1.637 el siguiente llamado a Felipe IV:
“¡Arrancad de España los nombres de judíos y de moros, pues hoy su mero nombre hace
más mal que antaño su presencia!”. En un memorial destinado al rey un inquisidor
anónimo afirmaba, que de cada 10 procesos civiles o criminales que se entablaban en
España, 9 eran originados por una querella relativa a la pureza de sangre. Otro
peticionario anónimo recordaba que los comerciantes al ver que aquí no gozan de la
"honra" con la que se les reconoce en otros reinos, pasan al extranjero y luego llaman a
sus parientes y amigos10
. Pero éstas súplicas no surtían ningún efecto; para exortizar el
mito de la limpieza habría sido necesario que las sospechas alcanzaran a, ciertos
principios claves que regían la vida española. Autores de la época, no se atrevían a tocar
éste tema sin hacerlo con un aire de comicidad que disfrazara su intención. Sus libros
están llenos de indicaciones y alusiones a veces muy claras y otras muy oscuras. Así es
como en su novela "El Licenciado Vidriera", Cervantes aposta su personaje a la puerta de
una iglesia:
6 “El proceso inquisitorial de Juan Núñez de Savaria”. Domínguez Ortiz, P. 240, y 246. 7 Las cartas de D. Fernando de Vera, fueron publicadas en el “Memorial histórico español”, Madrid, 1864, T
XVIII, P. XI – XXX. 8 H. Lietzman, “Histoire de L`Eglise ancienne”, Paris 1937, T. II, P. XXI. 9 Ver “Enciclopedia universal ilustrada”, T. XXX P. 533, que también da el sentido: “El inmoral y obsceno”. 10
Sicroff, P. 3; Ortiz Ps. 232, 235.
"Vio que entraba en ella un labrador de los que siempre blasonan de cristianos
viejos, y detrás de él venia uno del que no se tenía tan buena opinión como el primero, y
el licenciado dió grandes voces al labrador diciendo: Espera, domingo que pa.se el
sábado".
Más discutible es el sentido de el "Retablo de las maravillas", dónde vemos a los
prestigiadores Chanfalla y Chirinos invitar al público a contemplar maravillas que sólo
pueden ver las personas de sangre pura y nacimiento legítimo, de modo que nadie se
atreve a decir que no ha visto nada, allí donde no hay nada que ver, y cada espectador trata
de parecer más extasiado que su vecino, como si nunca hubiera visto nada mejor. Es el
tema del rey desnudo de Andersen, pero sin la intervención del niño que dice la verdad.
Tal vez el sutil Cervantes, quiso poner en ridículo el vacío hipócrita en que radica el
sistema de la limpieza.
En el siglo XVIII, las hogueras comenzaron a extinguirse a falta de judaizantes y
de herejes, ya que la frontera entre los viejos y nuevos cristianos se embrolló hasta tal
punto que el término limpio, pasó a designar al que no ejercía, una profesión vil, y la
distinción entre nobleza mayor y nobleza menor desapareció. En el habla popular,
cristiano nuevo, se hizo sinónimo de gitano. Pero los nombramientos y los ascensos
seguían subordinados al largo y costoso procedimiento de las pruebas. Hombre de estado
como Carvajal y Floridablanca no consiguieron suprimir ésta práctica (éste último se
indignaba de la nota indecente y hasta infame aplicada a los convertidos y a sus
descendientes ¡de modo tal que la acción más alta del hombre su conversión a nuestra
santísima fe, es castigada con la misma pena que la apostasía, su peor crimen!).
Una ley de 1.772 disponía que fuera necesario un certificado de limpieza para
obtener el título de abogado, de maestro de escuela, y hasta de escribano. La Inquisición
terminó por desaparecer, la tormenta Napoleónica había pasado por España, pero los
estatutos seguían en vigencia. No fué hasta 1.835 que se suprimieron en los
establecimientos de enseñanza dependientes del ministerio del interior, teniendo en
cuenta que los sentimientos nobles y generosos de los españoles están contra la revelación
de hechos que pueden privar a los hombres inocentes, y a veces de gran mérito de los
medios que les ofrece para su subsistencia, el estudio de las ciencias y de las profesiones
artísticas, y atento también a que los gastos que implican las informaciones, constituyen
un sacrificio que las fortunas modestas de muchas familias, no pueden soportar. Por
último, una ley de 1.865 suprimía definitivamente y de una manera general los
"informes", tanto para contraer matrimonio como para ingresar en la administración
pública.11
Es interesante constatar que el racismo español, tan violento en la península
ibérica, fué mucho más atenuado en el continente americano, donde los conquistadores
no vacilaban en casarse con las hijas de los jefes indígenas, donde la Inquisición, que
quemaba a los cristianos nuevos, judaizantes y a otros herejes de origen europeo, dejaba
en paz a los indios mal bautizados. La barrera social se elevó muy lentamente, y nunca
llegó a ser infranqueable más que en América del Norte. La discriminación social
apuntaba sobre todo a los mestizos, esos desclasados por excelencia, de acuerdo al
sabroso adagio popular: “Dios ha hecho la leche y ha hecho el café, pero no el café con
leche”12
que permite afirmar que los españoles fueron antijudíos primero, y racistas
después.
Es también Cervantes quien, con una corta frase, nos muestra que un español,
tenía que odiar públicamente a los judíos para tener la conciencia tranquila y merecer la
consideración de los demás. Allí esta Sancho Panza, temeroso de que un bachiller lo
calumnie en la crónica en que escribe, y que le hace decir: "Y cuando otra cosa no tuviere
sino el creer, como siempre, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene
11
Orden real del 31 de enero de 1.835 (Domínguez Ortiz, P. 137); ley de 16 de mayo de 1.865. 12
“Historia social y económica de España” T. III, P. 504.
y cree la santa iglesia católica romana, y el ser enemigo mortal como lo soy, de los judíos,
los historiadores deberían apiadarse de mí y tratarme bien en los escritos". Tal es la
actitud del personaje. Véanos ahora la del autor. En las novelas cervantinas, donde la
acción transcurre fuera de España, en Roma, o en tierra "turca", y las mal andanzas que
hace padecer a estos fantoches, las crueles burlas de que los hace victimas, no suscitan en
él ninguna conmiseración. Si son escarnecidos y envilecidos, la culpa es de ellos, de su
inconcebible empecinamiento. Sus ridículas figuras carecen de consistencia. ! Con cuánta
más finesa y profundidad, el padre de D. Quijote, evocó la tragedia de los moros, la
fidelidad que el pobre "Ricote" sigue teniendo a España, y la humilde resignación con que
acepta el destierro ! 13
Si Cervantes no hace más que reflejar las costumbres de su tiempo, Francisco de
Quevedo ha contribuido a modelar la de los siglos futuros. Este genial autor de sátiras,
que no temía nada ni a nadie, había caído en desgracia ante el poderoso ministro conde
duque de Olivares, y le guardaba rencor. Habiéndose enterado de sus negociaciones con
un grupo de ricos judíos (judíos de Salónica, decía el rumor popular; pero probablemente
eran judíos de Ámsterdam), escribió en 1.639, una virulenta sátira, "La isla de los
13
Ver A. Castro, “El pensamiento de Cervantes”, Madrid, 1.924, Ps. 292, y ss., y sobre todo Ps. 304-305. El antisemitismo de Sancho Panza se halla expuesto en la segunda parte, Cap. VIII de “D. Quijote”.
monopantos", dirigida a la vez contra el conde duque y su corte (los monopantos) y contra
los judíos. Utilizando todos los viejos mitos y leyendas divulgadas a lo largo de los siglos
precedentes por los teólogos anti conversos y por los fiscales de la Inquisición, pero
secularizándolos para darles un tono más moderno, que describe la forma en que los
judíos ayudados de los monopantos, complotan para conseguir gracias a su oro el
dominio del mundo.
Vemos así hasta que punto la obsesión de la pureza de sangre alimentaba el odio al
judío, cosa que justificaba a su vez el mantenimiento de las leyes raciales. Un comentario
jurídico publicado en 1.729 llamado "Senatus Cónsulta Hispaniae" de Arredondo
Carmona, obra para, especialistas, una rápida mención de los judíos: "Después de la
muerte de Cristo, los judíos pasaron a ser esclavos. Los esclavos pueden ser asesinados,
vendidos, y con más razones expulsados y exterminados. Los judíos son infames,
abyectos y viles por naturaleza. Los judíos son gente obscena y que huele mal. Los judíos
son odiados aún por aquéllos que ignoran a Cristo, los judíos son semejantes a los perros
y a los lobos. La malicia de los judíos sobrepasa la iniquidad de los diablos.14
Claro está que siempre hubo hombres de espíritu liberal, personajes importantes
como Olivares o Floridablanca que no compartían tales creencias. Detengámonos un
poco en ésos representantes de la España ilustrada, una de cuyas cabezas fué el
benedictino Benito Feijóo. Este erudito de valía universal no desdeñaba, al igual que
Voltaire, mantener correspondencia, con los judíos. Uno de ellos que le había escrito de
Bayona quejándose del odio de los españoles por los judíos, le respondió con una carta de
30 páginas dónde, al mismo tiempo que le aseguraba que los españoles no eran peores que
los de otras naciones, consideraba justificada su queja; pero que las supersticiones en
cuestión eran compartidas únicamente por la plebe, el vulgo, y que, por su parte, él
siempre había rechazado y combatido esas fábulas según las cuales los judíos tenían cola
y exhalaban un olor mefítico; que no era cierto que los médicos judíos matasen a los
enfermos cristianos; que aún la acusación de homicidio ritual era de desconfiar. Tras lo
cual añadía éste significativo párrafo:
“Hace 17 siglos que la nación hebrea, vive bajo la opresión más miserable,
dispersa por el mundo, sin poder formar la menor república, detestada y despreciada
como pueblo muy vil, ignominiosamente expulsada de una región tras otra, acusada de
14
Texto citado por Domínguez Ortiz en su libro “La sociedad española en el siglo XVIII”, Madrid, 1.955, P. 229, n. 25
las peores exacciones. Una calamidad tan larga, y tan funesta es propia de los judíos,
pues no encontramos ejemplo semejante en ninguna otra nación. Así pues, podemos
deducir que interviene en ello, por parte de la providencia, un motivo muy especial
concerniente a los judíos. ¿Y que otro motivo puede ser sino un crimen muy peculiar a los
judíos, del que nunca se ha hecho culpable a otra nación? A saber, ¿la muerte de
Cristo?”.15
De generación en generación, los judíos seguían siendo para España el símbolo de
la subversión y la blasfemia, y no sólo quedaban rigurosamente desterrados de la
península sino que también, en 1.667, fueron expulsados de Oran, la cabeza de puente
española en África del Norte. Ya hemos mencionado los proyectos de Olivares, quien
quería autorizar a algunos judíos a instalarse en Madrid para que se hiciesen cargo de las
finanzas españolas. Pero este plan fracasó debido a la indignación de la opinión pública y
la oposición de la Inquisición. Más adelante, los tratados de paz de fines del siglo XVII
exceptuaron a los grandes comerciantes ingleses y holandeses de la jurisdicción
inquisitorial, y éstos herejes privilegiados fueron en lo sucesivo tolerados en suelo
español, pero a condición de no ser judíos. En el transcurso del siglo siguiente la
tolerancia se extendió a los artesanos y obreros no católicos, pero siempre con excepción
de los judíos, gentes que horrorizan al puro e inmaculado catolicismo de los españoles,
“decía un edicto real de 1.797, que prescribía el mantenimiento del cordón sanitario con
todo lo que hiciese referencia a ellos; este edicto fué renovado en 1.800, en 1.802, y por
última vez en 1.8l6”. 16
Si estas prohibiciones fueron renovadas a menudo, si, en 1.804,
Carlos IV amenazaba con aplicar "el rigor de su indignación real y soberana." a quienes
sustrajeran a un judío de la vigilancia en el santo oficio, es porque hubo arriesgados fieles
de Moisés que no la respetaron y entraron clandestinamente en territorio español.
Señalemos uno de los últimos casos de éste género, el de un comerciante de Bayona,
perseguido en 1.804 por la inquisición de Santander. Beurnouville, el embajador de
Francia, tuvo que actuar con firmeza para sacarlo de ese mal paso, inaugurando así en el
siglo XIX la acción de Francia a favor de los judíos en la que éste incidente fué el primer
ejemplo. Aún después de la abolición de 1a Inquisición en 1.835, se mantuvo el cordón
15
“Cartas eruditas y curiosas…” por el muy ilustre señor B. F. Benito Geronymo Feyjóo y Montenegro, Madrid, 1.774, T. 3, carta VIII, pp. 85 y ss., p. 115. 16
Dominguez Ortiz, pp. 127-128, así como “La sociedad española en el siglo XVIII” del mismo autor p. 233.
sanitario. En 1.854 los esfuerzos de un rabino alemán para hacerlos suprimir resultaron
inútiles. Sólo fué levantado por la Constitución española de 1.869.17
En la actualidad viven en España cerca de 3.000 judíos, la comunidad más
numerosa se halla en Barcelona. El antisemitismo español, sin haber desaparecido por
completo, se halla concentrado en dos zonas diferentes: de un lado, el pueblo inculto
sigue disfrazando a los judíos con atributos corporales que los emparentan con el diablo;
el otro, los intelectuales cuyas nostalgias del pasado sirven para ennegrecer a los judíos y
blanquear la historia de la nación y de sus principales figuras.
Abramos ahora el tercer postigo del tríptico del antisemitismo español. De la
inquisición debemos aún señalar su popularidad y el carácter aleccionador y moralizante
de sus autos de fe, éstas grandes fiestas públicas que fueron para la España de la época
moderna, lo que eran los misterios de la pasión para la cristiandad medieval: las ciudades
dejaban de trabajar; las corporaciones se reunían para desfilar. ¡Que ocasión para inculcar
al pueblo el temor y el odio a los enemigos de Cristo!
Los predicadores insistían sobre éste punto: "Es muy justo que los hombres
dediquen al menos un día a vengar a Dios de las ofensas que se le infieren. ¿Hay acaso
pecadores más enemigos de Dios y más merecedores del castigo que los sectarios de la
ley de Moisés?
Con el correr del tiempo los autos de fe se espaciaron. La última gran oleada de
hogueras tuvo lugar entre 1.721 y 1.727, después de que se descubrieran en Madrid un
conventículo de portugueses, lo bastante temerarios como para escogerse un rabino y
enviarlo a Livorno para que se instruyera. Con tal motivo se movilizó a todos los
tribunales inquisitoriales para descubrir a los judaizantes. Encontraron 820 en diversas
partes del territorio español; 75 fueron ajusticiados en persona y 74 en efigie; la mayor
parte de ellos eran gente de edad. Tras esta masacre, el celo de la inquisición se debilitó,
ya, por falta de herejes, ya porque los tiempos habían cambiado, y a mediados de siglo el
viajero inglés Edvrard Clarke podía escribir: “los españoles no comen gente como los
portugueses..., en la actualidad ya no se ven en España, esos actos de fe sanguinarios, y
me dicen que se terminaron ya hace más de doce años.”
La inquisición se empeñaba, cada, vez más en encerrar su existencia en una red de
vigilancia e investigaciones policiacas. Es de ésta manera, a lo largo de todo el siglo
17
Desdevises Deun Decert, notes Sur Lìnclisition Espagnola au XVIII Siecle, en Revue Hispanique, 1.899, v p. 489; H. C. Lea, Gschichte der Spanischen Inquisition, Leippig, 1.912, T. II, p. 365
XVIII, como la Inquisición en decadencia libró un encarnizado combate de retaguardia
contra las ideas peligrosas y sus divulgadores. Ya hemos visto que desde el Renacimiento
había prohibido la lectura de la Biblia. Más tarde, haría con los libros considerados ser
éticos lo mismo que había, hecho con las personas: los hacia arder tras haberlos mostrado
procesionalmente por las calles. A veces ocurría que la muchedumbre, sin saber mucho
sise trata de un escrito o de un hombre, gritaba: “¡Muerte a los judíos!” al paso de la
procesión, tal como sucedió en Madrid en 1.634 con motivo de la incineración de un
panfleto anti jesuita. 18
La censura de los inquisidores era de una minucia y de un rigor sin
igual. Considerando que el Index Librorum Proibitorum de la santa sede era demasiado
indulgente, crearon sin perdida de tiempo su propio index. Pero también se dió el caso de
obras que no entraron en éste índice de prohibiciones y sin embargo fueron juzgadas
subversivas ya se tratase de Galileo o de Newton, de Descartes o de Leibniz. En 1.768, el
conde de Peña Florida ironizaba al respecto: “¡Quien puede hacer caso a esos perros
heréticos, ateos o judíos como un Newton, que fué un herético terrible; un Descartes que,
en lo concerniente a los animales, es materialista; un Leibniz, que fué sabe Dios que; un
Galileo que, como su nombre lo prueba, debió ser algún archijudio protohebreo, y otros
cuyo simple nombre llenan de horror a los corazones!”.
18
H. C. Lea, Chapters from the religious od Spain, Philadelphia, 1.890, pp. 204-205.
Hemos visto que la lectura, del Antiguo Testamento en español fué autorizada en
1.789. Trece días antes de la promulgación del edicto en cuestión la Inquisición había
publicado otro, ordenando el estricto examen de todos los libros, cartas y documentos
provenientes de Francia, susceptibles de transportar ideas peligrosas. El cordón sanitario
contra la revolución fué la tarea principal de la policía del pensamiento, y hasta, se llegó a
negar lisa y llanamente su existencia. Estaba prohibido tratar en libros o periódicos
hechos o temas franceses ni de hacer la menor alusión a ellos, aunque fuese desfavorable.
En resumen, la Inquisición, como el ministerio de la verdad de Georges Owell, volvió a
escribir la historia contemporánea a su manera.
Después de la borrasca napoleónica, la Inquisición recomenzó su lucha contra las
ideas peligrosas, con un fondo de inestabilidad política que se iría haciendo crónica a la
que se añadiría las guerras civiles. Finalmente en 1.634 se suprimió la Inquisición.
No quiero acabar este apartado dedicado a España sin antes hacer mención al
comportamiento que los judíos españoles habían tenido dentro de la península, por eso
quiero hacer un breve repaso a los años anteriores a su expulsión y de los hechos y
personajes más relevantes de ésta época. Quiero empezar hablando de Fernando III, al
que se dió el nombre de "El santo", a pesar de que no sentía gran inclinación para con los
judíos era justo con ellos. No olvidaba, que en las campañas contra Sevilla, muchos de
ellos habían luchado valientemente en sus filas; Cuando la ciudad fué tomada,
recompensó también a los guerreros judíos con tierras. A los judíos que vivían en Sevilla
les concedió tres mezquitas con la autorización de que las convirtieran en sinagoga. En
agradecimiento, la comunidad regaló al soberano una llave de plata con una, inscripción
en hebreo y en castellano que decía: "El Rey de reyes abrirá, el Rey de la tierra
entrará". La iglesia no abandonaba su postura en relación con los judíos, recordaba, en
tono de reproche las prescripciones canónicas que prohibía, la construcción de nuevas
sinagogas cuándo las demás ciudades reconquistadas los judíos incluso construyeron
sinagogas nuevas y suntuosas, el clero informó de ello al pápa. Primeramente Honorio III,
y luego Gregorio XIX e Inocencio IV, enviaron mensajes a Fernando, el creyó más
prudente ignorarlos y ser considerado como un hijo rebelde de la iglesia. Las medidas
exigidas por la iglesia contra los infieles habían afectado a los musulmanes tanto como a
los judíos. Y esto parecía ser excesivamente peligroso. La victoria era todavía demasiado
reciente y el Norte de África estaba lleno de bandas bereberes guerreras dispuestas a la
lucha. Los intereses políticos fueron el motivo de un gobierno tolerante. La hora del clero
todavía no había llegado. Después de la muerte de Femando III incluso aumentó el
número de "infieles" de la corte y no fué sin razón que su hijo y sucesor recibió de 1a
historia el nombre de "el sabio": Alfonso X (1.252-1.254); era un gran adepto y promotor
de la ciencia, especialmente de la astronomía. ¿A qué otros grandes expertos se hubiera,
podido recurrir sino a los árabes y judíos? Muy pronto un grupo de sabios no cristianos
rodeó al monarca cristiano en Burgos. Así se inició una, fructífera actividad científica.
Todo lo que podía, encontrarse de escritos científicos árabes era traducido al
castellano. Jehudá. Ben Hosca, Samuel Halevrí y D. Abrahám de Toledo, tradujeron
obras por encargo del rey. Samuel Halewí construyó para el rey un reloj de agua muy
admirado. Accediendo al deseo de sus consejeros judíos se construyó un observatorio
astronómico mayor y mejor equipado que cualquiera de los que pudiera poseer un
monarca árabe. En éste terreno ellos eran los grandes técnicos de la época. Isaac Ibnicid
escribió un importante trabajo sobre Astronomía; era recitador de la sinagoga y al rey
sabio le llamaba "su sabio"; Isaac Ibnicid construyó unas tablas astronómicas que
perfeccionaban el sistema del universo de Ptonomeo, el cual había quedado ya anticuado,
se hicieron famosas con el nombre de "tablas alfonsinas" y fueron durante largo tiempo
una llave indispensable para la astronomía. En Europa se utilizaba todavía en tiempo de
Copérnico para calcular el calendario. No fué hasta el año 1.551 que el profesor Erasmus
Reinhond de Wittenberg emprendió la tarea de sustituirlas por las "tablas prusianas" que
él había confeccionado.
El rey, del que se decía que a causa, del cielo había olvidado la tierra, fué
enérgicamente advertido por un escrito del papa Nicolás III de que recordara las leyes de
éste mundo. Igual que su padre, Alfonso X había empleado judíos en los cargos del estado
y se había confiado la administración de los ingresos de Castilla.
¿Fué para demostrar su buena voluntad? Alfonso X ordenó que se añadieran a las
leyes castellanas todos los cánones eclesiásticos pertinentes y las disposiciones
visigóticas antiguas. Fiel al principio de Inocencio III no faltó ningún decreto de los que
iban dirigidos hacia un aislamiento estricto y a la degradación: los judíos deben tolerarse,
pero por ser un pueblo de "deicidas" deben mantenerse en una "servidumbre eterna". El
nuevo código, redactado en lengua vulgar, el castellano, fué también publicado. De
momento éste fué el final del asunto: en la práctica no se cumplieron sus disposiciones.
Habían desatado un tumulto entre los árabes y judíos que desde hacia siglos estaban
acostumbrados a llevar una existencia libre en los reinos cristianos, respetados,
admirados y ocupando cargos de gran dignidad. Sin embargo la nueva compilación
jurídica no fué codificada, en vano: un día se reconocería su validez, párrafo tras párrafo.
Dé lo que Alfonso el Sabio había hecho por la ciencia con la colaboración de
célebres sabios árabes y judíos no se enteró nadie en España, y mucho menos allende los
Pirineos. Fué el único soberano de España que emprendió la gran tarea de conservar y
desarrollar para Occidente los tesoros de una ciencia completamente nueva y de una
cultura humanística enormemente adelantada, a su época. Pero Europa continuó por el
camino iniciado en otro tiempo, que prohibía toda libertad espiritual y todo desarrollo
progresista a los que durante largo tiempo no ofrecieron un suelo abonado.
España fué, por el contrario, al encuentro de una época que oscurecía todo lo que
la tierra, había sucedido antes en cuanto a degradación del hombre, la imagen semejante a
Dios.
En cambio !que gran ejemplo para el futuro se había realizado en su suelo! Tres
religiones, tres culturas, tres pueblos habían luchado en el país y no obstante la población,
compuesta, de cristianos y judíos que se respetaban y toleraban mutuamente, habían
vivido en paz durante siglos como en una isla feliz. Estimulada e influida, por los árabes,
había florecido una cultura única; la filosofía, las ciencias y la poesía, había alcanzado
una altura no igualada por ningún otro lugar en el mundo.
La tolerancia, la humanidad y el progreso fueron barridos por los poderes que
debían decidir el futuro de los hombres en la península ibérica. Ellos tenían otra meta que
perseguían incansablemente: una religión, un estado y una cultura sostenida por el
espíritu de la iglesia dominante. "La España cristiana para los españoles cristianos", era el
lema que debía borrar todo lo demás, lo que los concilios y los reyes de la época visigoda,
habían iniciado durante más de 500 años es ahora, reemprendido de nuevo y llevado hasta
el fin.
Un siglo después de la muerte de Alfonso X el Sabio, el tiempo está maduro. E1
peso de las fuerzas se ha desplazado. El clero es ahora poderoso, más poderoso que
nunca, y a él se han unido colegas importantes que tiran de la misma, cuerda, aunque por
motivos completamente diferentes: la nobleza, molesta por los altos cargos que ocupan
los judíos en el estado; los ciudadanos, molestos por la competencia judía. El blanco de
éste descontento no son los musulmanes, que ahora igual que antes son muy numerosos
en España. El ataque se dirige hacia el punto más débil, contra los judíos. En todo el
mundo, ¿Quién opondría a que se pusiera la mano sobre los judíos? ¿Dónde está el poder
terrenal que estuviera dispuesto a correr en su ayuda? El que proceda contra Israel no
tiene nada que temer. Poco antes de finalizar el siglo XIV, con una primera oleada de
persecuciones empieza el periodo más duro para el judaísmo español.
En 1.391 subirá al trono Enrique III cuando no contaba más que 11 años. Un
sacerdote fanático, Fernando Martínez, representante del obispo de Sevilla y confesó que
la reina madre, Leonora, incita al pueblo. Envió escrito a todos los lugares de su diócesis
en los que exige que "las sinagogas, en las que los enemigos de Dios realizan sus cultos
idólatras, sean destruidas hasta la última piedra". En Sevilla dirige él mismo la campaña.
El 21 de marzo de 1.391 habla a una enorme multitud y la excita contra los judíos.
Comienza el asalto al barrio judío, a los pies del Alcázar, pero la guardia de la ciudad
llega a tiempo para impedir las violencias. Tres meses después, con un nuevo ataque llega
la hora de la destrucción. A las primeras luces del alba del 6 de junio el pueblo cristiano
armado penetra de forma completamente imprevista en las callejuelas de la judería,
incendian las casas y se produce una terrible matanza y saqueo.
Unos 4.000 judíos perdieron su vida y un número enorme fué vendido a los árabes
y sucumbió a la esclavitud. Solo muy pocos consiguieron huir. Todos los demás,
paralizados por el terror, se dejaron bautizar.
La semilla de una larga y sistemática coacción sobre las masas da sus terribles
frutos: en Córdoba puede verse desde lejos la columna de humo que se eleva al cielo de la,
judería en llamas. Los cadáveres de 2.000 hombres, mujeres y niños, se amontonan entre
los escombros de las casas destruidas y de las suntuosas sinagogas antiguas. EL 20 de
junio le toca el turno a la comunidad de Toledo. "A honra y gloria, del nombre" (de Dios)
los rabinos se dan muerte a sí mismos. Y muchos otros siguen su ejemplo. Pero tampoco
es pequeño el número de los que se someten al bautismo. Solo en Castilla son destruidas
unas 70 juderías. El terror aporta por todas partes neófitos a la iglesia.
En Aragón los judíos sufrieron el mismo destino. En Valencia, el 9 de junio, la
multitud penetró en el barrio con cruces hechas con junco al grito de: "Martinez viene a
bautizaros".
El balance de la sangrienta, tormenta fué terrible para el judaísmo en España. En
menos de tres meses habían sido destruidas las comunidades que se extendían desde el
estrecho de Gibraltar hasta, los Pirineos. 10.000 habían perdido la vida y muchos miles
habían huido. Pero al mismo tiempo se había producido un fenómeno que hasta ahora
había constituido una rara excepción: en todas partes miles de judíos habían aceptado el
bautismo en masa para evitar la muerte. El número de los convertidos era mucho mayor
que el de los mártires.
En España ocurrió un caso único en la historia judía: en las horas de la más dura
prueba la fuerza de resistencia de los judíos se había, quebrado por primera vez. Cuando
el terror fué cediendo se abrió una profunda, brecha entre los que hasta, entonces habían
vivido en la misma comunidad juntos. Ahora, de repente, junto a los judíos que habían
sobrevivido al baño de sangre y habían mantenido una, fe inquebrantable en su religión,
vivían los conversos, arrancados de su ambiente, separados de los demás. Bien es verdad
que muchos de ellos habían aceptado el bautizo a la fuerza, pero no habían aceptado la
religión cristiana. Secretamente continuaban siendo fieles a su antigua fe y vivían según
sus leyes. Pero con ello se abocaron a una situación desesperada que finalmente debía
traer la desgracia sobre ellos y sus descendientes. Pues a la larga su extraña actitud no
podía pasar desapercibida a los cristianos. No pasó mucho tiempo sin que se les
considerara despreciables y se les dió el nombre de "marranos".
La "guerra santa." había perjudicado económicamente la economía. El tráfico
comercial con los países europeos y africanos, antes muy activo, se paró súbitamente
después de la destrucción de tantas comunidades judías. Sus supervivientes habían sido
expoliados y empobrecidos. Numerosas ciudades costeras españolas se resintieron de ello
sensiblemente. También en las cámaras reales se sentían las consecuencias del delirio
pasado. Faltaban las considerables sumas de los impuestos especiales con que se gravaba
a los judíos. Los bautizados no debían ya, pagarlos y los ingresos de las comunidades que
quedaban eran muy míseros pues estaban arruinadas. Esto movió a Enrique III de
Castilla, en el año 1.395, y contra la voluntad del clero, a ordenar la reconstrucción de las
destruidas juderías. Pero ya, en 1.406 la prematura, muerte del rey interrumpió el trabajo
de reconstrucción apenas empezado. Pues Enrique III en su lecho de muerte, había
nombrado albacea testamentario y educador del sucesor del trono, D. Juan, que apenas
contaba 2 años precisamente al obispo anti judío Pablo de Burgos. Con él y la reina
regente, la piadosa, madre Catalina, el clero consiguió tener en la corte una fuerza
ilimitada.
En 1.408 es sacado de los archivos el código compilados por Alfonso X y entren
en vigor unos párrafos antijudíos: Según ellos todos los judíos deben ser destituidos de los
altos cargos "porqué el que los judíos ocupen cargos importantes repercute en perjuicio
de la religión cristiana y de los fieles". La guerra santa continúa. El médico personal del
rey difunto, Meir Alguadez, un fiel protector de sus correligionarios es quitado de en
medio. En 1.410 se le complica, en un proceso entablado en Segovia por profanación de
hostias.
Mediante suplicios los acusadores obtienen su confesión, según la cual él, como
médico del rey, había acelerado su muerte. Meir Alguadez muere entre horribles torturas,
los verdugos le arrancan los miembros uno a uno.
En 1.412 se promulga la "ordenanza de Catalina", una ley que de un sólo golpe
degrada a todos los judíos de Castilla: Solo pueden vivir en calles judías no pueden
ejercer ningún oficio ni la profesión de médico y deben ostentar todos el distintivo judío.
Cualquier intento de emigración es castigado severamente: confiscación de todos los
bienes ó pérdida de la libertad. La ordenanza tiene como finalidad el conseguir que más
judíos acepten el bautizo. Al mismo tiempo, con el dominico Vicente Ferrer aparece un
nuevo azote de los judíos.
En 1.418 Martin V prohibió de nuevo expresamente el bautizo a la fuerza. Martín
V había sido elegido pápa del concilio de Constanza. En 1.421 permitió que los
financieros judíos volvieran a ocupar sus cargos y también los médicos de la corte. A los
años de horror siguieron unos años de paz. Un respiro de alivio. Los judíos españoles
emprendieron con nuevas esperanzas el trabajo de reconstrucción que había sido
interrumpido tan bruscamente en los años anteriores.
Encontraron un protector incansable en Abrahám Benvenister que en la Corte de
Castilla asumía e1 título de "el Rabí de la Corte del diche sénior Rey". La tarea
emprendida era enorme. Se trataba de restablecer las condiciones económicas y de
levantar de nuevo la vida intelectual y social que se había extinguido debido a las
persecuciones. Faltaban sinagogas, escuelas y maestros. La mayor parte de la población
estaba empobrecida. Pero al mismo tiempo todavía había familias que poseían riquezas y
vivían en el lujo; eran pocas, pero precisamente era hacia ellas que miraban con malos
ojos las masas empobrecidas. En lo que en ellos se criticaba recaía luego sobre todos.
En 1.432, Abrahám Benveniste reunió en Valladolid a los rabinos y a los
ancianos. La asamblea, además de otras decisiones, toma también acuerdos contra los
calumniadores y referente a una justa distribución de impuestos, que incluyera también a
los ricos. No faltó una amonestación contra el lujo y la presunción. "Nuestros hombres y
mujeres no deben olvidar nunca, que antes se consumían en la diáspora y que no están en
terreno propio".
Todavía no habían transcurrido dos generaciones desde la primera oleada
sangrienta de los bautismos forzados cuándo aparecieron las terribles consecuencias. Fue
entonces cuándo empezó una de las más horribles tragedias dé los marranos.
En 1.467 se produce en Toledo un choque sangriento que por primera vez pone
drásticamente en evidencia la desgracia de los bautismos forzados. Desde hacia tiempo,
había una lucha cada vez más acre entre los cristianos antiguos y los nuevos por la
prioridad y la magistratura de la ciudad, disputa que a 1a larga, produjo la escisión de la
población en dos partidos enemigos. En un día de fiesta del mes de julio se encendió
súbitamente la guerra civil tras una discusión verbal delante de la catedral. Grupos
armados de antiguos cristianos penetraron en el barrio enemigo, hicieron una horrible
carnicería y redujeron las casas a cenizas. Más de 100 marranos fueron muertos.
Seis años después se desató una nueva tormenta en Córdoba contra los judíos
conversos. Al año siguiente se produjeron disturbios en el Norte de España y Segovia fué
el escenario de una terrible matanza. Los nuevos cristianos fueron expulsados de muchas
ciudades.
¿Qué es lo que había conducido a tales persecuciones? A los nuevos cristianos,
que no eran ya motivo de desprecio y a los que no aceptaban las prohibiciones
profesionales, se les abrieron de repente todas las puertas, tanto las eclesiásticas como las
civiles. Se les ofrecieron posibilidades de actividad profesional y de una infinidad de
medios de desarrollo como nunca habían disfrutado desde el momento que pasaron a ser
miembros de la sociedad española, con plenos derechos civiles. ¿Podía reprochárseles
que ellos, que como judíos en condiciones desfavorables habían ya ocupado altos cargos
y habían ejercido con éxito todas las profesiones, se aprovecharan ahora de las
posibilidades que se les ofrecía a manos llenas? Ellos las aprovecharon, y con ello ocurrió
lo que ninguno de los que con más diligencia les habían forzado a la conversión había
podido pensar ni preveér: el bautismo no había cambiado en nada la capacidad y las dotes
de los judíos y la ascensión social de miles de ellos que habían entrado en la iglesia por el
terror se produjo de una manera asombrosamente rápida. “En todas las capas sociales y en
todas las profesiones se podían encontrar nuevos cristianos”. Cecil Roth, que ocupaba las
posiciones más importantes y ejercía las profesiones más lucrativas. Los más ricos de
ellos contraían matrimonio con miembros de la alta nobleza. En Aragón no había ninguna
familia aristocrática, empezando por la del rey, que no llevara sangre judía... el foro, la
administración, el ejército, las universidades e incluso la iglesia estaban saturadas de
judíos. Fernando de Rojas, el creador de la "Celestina" (la más importante contribución
española a la literatura europea antes del Quijote), era un marrano.
Por todo ello se produjo una reacción. El pueblo se llenó de odio contra los
conversos.
Un segundo motivo, mucho más peligroso, procedió a que la iglesia actuara,
contra ellos y fué el que finalmente les trajo la desgracia: la mayoría de los conversos, si
bien se habían bautizado, nunca se habían convertido realmente. Externamente
observaban todas las prescripciones. Los novios se hacían casar por un sacerdote, los
padres bautizaban a sus hijos, asistían, a la misa y se confesaban. Pero en el fondo de su
corazón la mayoría permanecían fieles a la, religión judía y en secreto continuaban
observando sus antiguas leyes. Santificaban el sábado hasta dónde les era posible.
Cuándo se observaba, una ciudad desde alguna de las alturas que las circundaban, pedían
verse cuántas chimeneas no desprendían ninguna columna de humo en aquél día. Algunos
observaban estrictamente las leyes referentes a la comida. Se decía de un marrano que,
bajo el pretexto de estar enfermo, comía mazza diariamente, o sea pan ácimo, con el fin de
poder comerlo en la fiesta de la Pascua sin despertar sospechas. Así, los marranos
llevaban una doble vida, siempre temerosos de que fuesen descubiertos y denunciados.
Aún en la segunda generación de marranos la cosa, no había cambiado en absoluto.
A la larga tal situación no podía, permanecer oculta. La iglesia sufrió un fuerte
sobresalto. Con temor tuvo que admitir que su enemigo declarado se encontraba ahora de
repente entre sus mismas filas. Los marranos ocupaban altos cargos eclesiásticos y no
pocos de ellos habían llegado a obispos. ¡Cuán inteligentes habían sido las advertencias
de Gregorio el Grande: mirad de convertidlos, con amor; nunca por la fuerza! Esta
voluntad expresada, más de una vez concretamente por los papas había sido dejada de
lado por el clero español. Y ahora se daban cuenta de las consecuencias que traía esa,
actitud. A la guerra santa, que tenía por finalidad atraer a, los judíos a la iglesia, siguió la
guerra santa contra el enemigo interno, con el fin de librarse de nuevo de ellos. La iglesia
española, que se sentía amenazada decidió recurrir al asesinato y al terror, como había
hecho antes para dominar la situación.
En 1.474 subió al trono de Castilla Isabel, casado con Fernando de Aragón desde
1469 en 1a nueva pareja reinante el clero encontró el ánimo bien dispuesto para sus
planes. España, se vio sometida, a la tiranía, de un pacto, cerrado entre la Iglesia y el
Trono. El país de las tres religiones se había convertido en un verdadero infierno para los
infieles. Rápidamente se cernieron los negros nubarrones de los que debía salir la
tormenta que caería sobre marranos y judíos.
Desde el momento en que subió al trono, los consejeros eclesiásticos de Isabel
insistieron en que se emprendiera una lucha legal contra los apóstatas. Todos los herejes
debían ser puestos ante un tribunal especial, el cual representó la introducción en España,
de la Inquisición. Sin embargo, para ello se necesitaba el permiso de Roma.
El Papa estaba dispuesto a conceder a España, una inquisición nacional, pero
exigía que la curia romana tomara parte en ella, Isabel y Fernando no estaban de acuerdo
con esto por motivos puramente materiales. Temían que los bienes de los condenados,
fueran a parar a manos de la Iglesia. Y esto era precisamente lo que la pareja imperial, que
se consideraba como el heredero legal de las enormes fortunas que se obtendrían, querían
evitar.
En Noviembre de 1478 se publicó la bula del papa Sixto IV sobre la introducción
de la Inquisición Nacional en España. Así, inició su curso la historia de los más terribles y
despiadados juicios contra los herejes de todos los tiempos.
Se publicaron instrucciones que enumeraban con todo detalle todo lo que sería
considerado como inclinación hacia el judaísmo: desde ponerse ropa, limpia el sábado, el
Sabbat judío, hasta lavarse las manos antes de la oración: a los cristianos se les ordenó
denunciar a toda persona sospechosa bajo amenaza de los más graves castigos. Todas las
denuncias permanecían en el anónimo y eran creídas sin comprobar su veracidad. En
todas partes empezó la vigilancia y las denuncias. Y también las detenciones y los
registros. Quince mil marranos fueron así encarcelados. En los pasillos subterráneos del
convento Hortaleza de Sevilla, empezaron los terribles interrogatorios y los desgraciados
denunciados sufrieron los dolores de torturas inhumanas. Se les obligaba no sólo a
confesar sus supuestos pecados, sino también a denunciar a sus amigos y parientes
judaizantes. La denuncia se consideraba lo suficientemente fundamentada en la confesión
obtenida en el banco de torturas y confirmada de nuevo. Pero si el denunciado negaba la
confesión que había hecho al ser torturado se les metía en una tortura todavía mayor.
El 6 de Febrero de 1481 tiene lugar en Sevilla el primer auto de fe con solemnes
ceremonias religiosas. Las primeras víctimas son seis marranos, hombres y mujeres de
procedencia judía.
Un grito de horror recorre toda España. Su eco llega hasta Roma, en la residencia
del papa. Un escrito del papa, llega, a. manos de Isabel y Fernando en el año de 1482.
Sixto IV critica exacerbadamente el proceso de los inquisidores qué martirizan y dan
muerte a los denunciados sin un proceso judicial previo. Tres meses después el papa
intenta de nuevo, poner fin a la situación caprichosa de los tribunales contra los herejes.
En una bula Sixto IV declara abiertamente que la mayoría de los procesos no tienen su
origen en el fervor religioso, ni en el celo por la salvación dé las almas sino en el afán de
lucro. ¡Pero todo en vano! Fernando rechaza las observaciones pontificias tras un proceso
legal y justo.
Los procesos de Sevilla no fueron nada más que un proceso general de lo que
acontecería en España. En Septiembre de 1483 se otorgó a Tomas Torquemada el cargo
de gran inquisidor. Al mismo tiempo se organizaron otros juicios eclesiásticos en otras
ciudades de Castilla y luego siguieron Aragón y Navarra. En toda España se iniciaron las
detenciones y torturas en masa y las hogueras con sus víctimas empezaron a arder y sus
llamaradas se elevaron al cielo.
En poco tiempo el número dé los ajusticiados se elevó a 30.000. El Tribunal de la
inquisición de Zaragoza, ni siquiera concedió el plazo de gracia, para los que quisieran
arrepentirse. Debía evitarse que de esta manera no se pudieran confiscar los bienes de los
acusados, puesto para los reconciliados con la Iglesia sólo había una multa como castigo.
Ni siquiera a los muertos se les dejó tranquilos en sus tumbas. El estatuto inventado por
Tomás Torquemada permitía a 1os tribunales juzgar y condenar incluso a los muertos,
pues a menudo habían dejado grandes fortunas al morir. Se desenterraron los cadáveres
que fueron quemados, todos sus bienes fueron confiscados a favor de la pareja reinante.
Año tras año la inquisición fué arraigando más hondo en España. Se había puesto
en marcha un proceso destructivo, que no solo debía conducir a la ruina del país, sino que
también debía imprimir huellas profundas en el carácter y en el espíritu del pueblo de la
península Ibérica.
Durante todos estos años los judíos vivieron tranquilos; sólo eran testigos oculares
del horrible destino qué sufrían en todas partes, los que en otro tiempo habían sido sus
hermanos de religión. Este tiempo fué para ellos un respiro de alivio. Púes la inquisición
no tenía nada en contra de ellos: ellos no eran considerados herejes sino infieles, fuera de
la iglesia.
Ahora, igual que antes, los soberanos les confiaban las misiones de estado. Y así
se creó una inquietante situación: los judíos que ocupaban altos cargos entraban y salían
de las mismas cortes reales en las que, en secreto, estaba, ya trazado el plan de aniquilar
también a los judíos, además de los judaizantes.
E1 2 de enero de 1.492 Fernando e Isabel hicieron su entrada triunfal en la
suntuosa residencia del soberano árabe, en otro tiempo poderoso. El fin por el que habían
luchado generaciones enteras había sido logrado: el Islam fué expulsado de la península.
Pero faltaba una cosa, todavía, para realizar el ideal visigodo de un estado y una religión:
expulsión de los judíos.
Ocho siglos antes, con la victoria de los mahometanos sobre los visigodos
católicos, la intolerancia había sido echada fuera, de España. Ocho siglos después, en
momento en que cayó el último baluarte musulmán, los reyes cristianos dieron camino
libre a la intolerancia. El 31 de marzo de 1.492 Isabel y Fernando firmaron en el palacio
de la Alhambra de Granada, "Edicto General sobre la Expulsión de los Judíos de Castilla
y Aragón" y dice así: “En los terrenos hay no pocos judaizantes, malos cristianos que se
apartan de nuestra santa, iglesia católica, hecho que tiene su origen ante todo en la
relación existente entre judíos y cristianos..., según el informe que nos ha sido presentado
por los inquisidores no existe ninguna, duda de que la relación entre cristianos y judíos,
que intentan inducirlos a abrazar su condenada religión, origina, uno de los peores
males..., todo ello tiene como consecuencia inevitable la corrupción y degradación de
nuestra santa religión católica..., de todo ello hemos tomado la decisión de expulsar de
las fronteras de nuestro reino a todos los judíos de ambos sexos. Así que por este decreto
disponemos que todos los judíos que viven dentro de los límites de nuestra soberanía, sin
distinción de sexo y edad, abandonen nuestras propiedades y señorías reales dentro de
un plazo que finalizará a final de junio con sus hijos e hijas y con sus servidores judíos, y
que no se atrevan a pisar nunca más éste país, ni en tránsito para ir a establecerse a otro
sitio ni bajo ningún otro pretexto. Si no tuvieran en cuenta esta orden y fueran
descubiertos en nuestro territorio serán castigados con la muerte y la confiscación de
todos sus bienes sin juicio previo. En consecuencia recomendamos que a partir de final
de julio en nuestro reino, nadie se atreva a ofrecer cobijo abiertamente o en secreto, a un
judío o a una judía, bajo pena de confiscación de todos sus bienes a beneficio del tesoro
real... les permitimos salir de nuestro reino por vía marítima o terrestre llevando consigo
los bienes de su propiedad, a excepción de oro, plata, dinero en moneda y otros efectos
que están incluidos entre los de exportación prohibida”.
El edicto no había sido proclamado públicamente. Abrahám Sénior e Isaac
Abravanel intentan evitar tal desgracia en el último momento. Acuden presurosamente a
palacio y ruegan encarecidamente a Isabel y a Fernando que detengan la puesta en
práctica del edicto. Prometen entregar una enorme suma como indemnización:
30.000 ducados de oro. Fernando parece ya algo indeciso pero entonces, según dice una
tradición, aparece Torquemada y destruye la última esperanza. El gran inquisidor se
presenta ante los reyes con el crucifijo en la mano y dice: “Judas Iscariote traicionó a
Cristo por 30 denarios y vosotros queréis ahora venderlo por 30.000. Aquí está él,
tomadlo y vendedlo” y diciendo esto coloca el crucifijo en el suelo ante Fernando e
Isabel. Abrahám Sénior y Abravanel son despedidos.
Los pregoneros reales anunciaron por todo el país la orden real. Afectaba a unos
200.000 judíos.
Dos días antes del 2 de agosto de 1.492, el día de la triste conmemoración de la
destrucción de Jerusalén, España quedó vacía de todos aquellos que profesaban la
religión judía. Entre los desterrados había hombres cultos y sabios, financieros y
mercaderes, pero también la gran masa de los campesinos que cultivaban los campos y las
viñas, los artesanos, los armeros y los herreros. La cava fundamental de la clase media
había, salido de España. La economía sufrió pronto las consecuencias: en muchos lugares
que antes eran activos centros comerciales la vida dejó de existir. Y la falta de médicos se
hizo sentir muy pronto.
Después de la expulsión de 1.492, el alto florecimiento que habían experimentado
las ciudades y el país en conjunto no volvió ya más. Y tampoco nunca, más floreció la
vida intelectual y las ciencias ni la filosofía alcanzaron una altura como la de la época
arábigo-judía. La economía española, inició un descenso. El que no sucumbiera
totalmente se debió a las familias judías bautizadas que permanecieron en el país. Cuando
al fin del siglo XVI, y debido a los crueles procesos de la inquisición, se produjo también
una inmigración en masa de los marranos se cumplió totalmente el destino de la economía
española y portuguesa, ya que en aquél país los acontecimientos ocurrieron de forma
similar.
B) PORTUGAL: El mayor contingente de los judíos desterrados de España (unos
100.000) escogió un canino más corto y menos peligroso hacia el oeste. Llenos de
esperanza, dirigieron sus pasos hacia, el país en el cuál sus hermanos de religión habían
vivido en paz durante siglos, protegidos por los monarcas en condiciones bien reguladas,
y en dónde se ocupaban en el cultivo de la viñas y los campos, en la artesanía y en el
comercio; hacia el país en que los judíos, desde que el primer rey portugués nombró
ministro del interior al valiente e inteligente Jachia Ibn Jaish, en repetidas ocasiones
habían ocupado altos cargos al servició del estado y dónde eran muy estimados los sabios
y los médicos judíos. El rey Juan II había permitido la entrada de los fugitivos en su país
accediendo a los ruegos del rabino Isaác Abuabel Joven, que envió a Portugal una
embajada de 30 ancianos de las comunidades de Castilla. Pero se puso un plazo de ocho
meses a la estancia en el país y además se puso el pago de una elevada suma. A cambio, el
rey prometió a los emigrantes poner a su disposición barcos para que continuasen
viaje hacia otros países. Sólo hizo una excepción para los judíos ricos que pudieron traer
sus capitales a Portugal, y para los especialistas: constructores de barcos, trabajadores del
metal y particularmente armeros pudieron permanecer en el país sin ningún límite de
tiempo: el rey los necesitaba urgentemente para su campaña africana.
Las promesas hechas por el rey a los desterrados no fueron cumplidas. Juan II no
cumplió su palabra. 10.000 personas esperaban con impaciencia los barcos prometidos.
Algunos llegaron más tarde, pero eran insuficientes. Los fugitivos que finalmente
pudieron embarcarse en Lisboa y Oporto fueron tratados de forma inhumana por el
capitán y por la tripulación. Contra su voluntad se les dejó en cualquier lugar de la costa
africana. Y todos los que se encontraban en Portugal pasando el plazo de ocho meses
fueron declarados por Juan II propiedad suya personal y vendidos como esclavos. Sin
ninguna consideración se arrancó a los niños de los brazos de sus padres y fueron
enviados, a centenares, a la isla tropical de San Thomé, en la costa africana, dónde la
mayoría murieron.
Mientras ocurrían tales desgracias murió Juan II en 1.495. Su sucesor, Manuel I,
concedió nuevamente la libertad a los esclavos que Portugal no había podido vender
todavía. Los judíos concibieron nuevas esperanzas. Además, el rey llamó a la corte a un
célebre sabio judío, Abrahám Ben Samuel Zacuto, gran matemático y astrónomo que
había enseñado en Salamanca, que se había hecho famoso en 1473 con sus tablas
astronómicas, publicadas en "Almanach Perpetuum".
Sin embargo, el favor concedido a los judíos duró poco. Consideraciones de orden
político convirtieron súbitamente al rey Manuel en un antijudío acérrimo. Planeaba unir
toda la península bajo su centro mediante un matrimonio. Pidió la mano de la hija, mayor
de Isabel y Fernando de España. Los soberanos no parecieron mal dispuestos a la boda,
pero dejaron que la infanta impusiera una condición: no pisaría el suelo de Portugal, hasta
que el país fuera limpiado de los malditos judíos.
Fué esta condición lo que produjo el cambio. Después de discutir la cuestión con
sus consejeros de estado y con los grandes del reino, el rey, que no pensaba renunciar a
sus fines dinásticos a causa, de los judíos, accedió a las exigencias de los españoles.
El 30 de Noviembre de 1496 se firmó el contrato de matrimonio entre Manuel y la
infanta española Isabel. Sus cláusulas, dictadas por la intolerancia española, sellaron el
destino de todos los judíos de Portugal. El 25 de Diciembre de 1496 se promulgó el edicto
por el que se expulsaba, de Portugal, dentro del plazo de diez meses, a todos los judíos,
tanto los que habían, huido de España como los que estaban en el país desde hacía siglos.
Al terminar el mes de Octubre de 1497 no podía, quedar ni uno sólo en el país. Pues,
según declaraba, el edicto, “los judíos se obstinan en su odio contra la santa religión
católica, perpetran crímenes contra religión y apartan a los cristianos del camino de la
verdad”. Desde Castilla y Aragón, la persecución intolerante se había extendido también
a Portugal.
El rey Manuel había, impuesto un plazo más largo conscientemente. Albergaba la
esperanza de que así muchos judíos, cuyo valor como súbditos útiles conocía muy bien y
no quería perder para su país, se dejarían finalmente bautizar cuando se vieran puestos
ante tan difícil alternativa. Pero cuando las cosas no sucedieron como él había esperado,
se dejó convencer de usar de la fuerza. Desatendiendo los ruegos del obispo Coutinho,
ordenó que todos los niños y adolescentes, desde los 4 hasta los veinte años fueran
bautizados a la fuerza.
En los días que precedieron a la fiesta, de Pascua del año 1497 desarrollaron
escenas indescriptibles. Funcionarios comisionados por el rey empezaron su caza y
arrastraron a sus victimas hasta, la iglesia.
Muchos padres, juntamente con sus hijos fueron voluntariamente a la muerte.
Dice el obispo Fernando Coutihno: "Yo vi como muchos fueron arrastrados a la pila
bautismal tirándolos de los cabellos: vi también como un padre, abatido por el dolor,
adelantándose al lado de su hijo expresó en voz alta, su indignación y tomó a Dios por
testigo, de que tanto su hijo como el querían morir en la fé de Moisés. Y todavía tuve que
ser testimonio de violencia que no pueden describirse".
Con todo esto se iba acercando el plazo para, la marcha, más de veinte mil judíos
se apretujaban en los muelles de Lisboa, pues el rey les había cerrado todos los demás
puertos, pero los buques en los que tenían que embarcarse no llegaron, el plazo tocó a su
fin y se publicó la orden: ¡Bautizad a los rebeldes! muchos de ellos en su desesperación se
dejaron bautizar. Pero la mayoría intento huir, y otros se echaron desde lo alto de sus
casas a la calle o se echaron al agua. Una banda dirigida por Siomimi Maiami ofreció
resistencia, armada pero fueron vencidos y encerrados en una mazmorra y abandonados.
Sin embargo, toda la fuerza fué en vano, y el rey Manuel ordenó al fin que cesara la
persecución. Tuvo que dejar partir a los judíos sin haber conseguido su propósito. Las
últimas familias judías se embarcaron al año siguiente.
A partir del año 1498 no queda, ya en Portugal ningún judío que abiertamente se
declarara, adepto de la ley mosaica. Pero no obstante vivían en España miles de
bautizados por la fuerza. Los inquisidores intentaron durante más de dos siglos copiar la
solución adoptada, en la cuestión de los marranos mediante los suplicios y los autos de fé.
Hasta 1821 no se dió fin oficialmente a. la inquisición. Con que obstinación se
mantuvieron fieles a su fé algunos marranos portugueses lo demuestra el hecho de que los
montes del norte de Portugal se conservó una comunidad judía secreta entera, que no fué
descubierta hasta principios del siglo y que a partir de entonces pudo declararse
abiertamente acerca de su antigua religión.
En Portugal, al igual que en el país vecino, se había firmado su propia. sentencia:
también aquí como a pesar de su ventajosa situación en el Atlántico Norte, y a pesar de las
posesiones que habían obtenido repartidas por todo el mundo, se inició un descenso
económico e intelectual. Las persecuciones y las expulsiones habían cerrado la última
puerta de la vida judía en la península ibérica.
C) POLONIA: En el año 1648, año que finalmente trajo la paz a la Europa
Occidental, después de treinta años de guerra, por el tratado de Westfalia, la catástrofe se
abatió sobre aquel enorme oasis de la Europa Oriental, que contaba con muchos miles de
almas judías que hasta entonces vivían pacíficamente. Las comunidades, que vivían bajo
la soberanía, polaca fueron víctimas de persecuciones sangrientas y de horrorosas
matanzas que sobrepasaron a todos los sufrimientos de las cruzadas y de los años de la
peste.
En Ucrania, decían venir de un extremo de Polonia, se había, acumulado un
peligroso explosivo que estaba a punto de estallar. La casa real y la alta, aristocracia
explotaban desenfrenadamente estas fértiles regiones. Los habitantes, que vivían y
trabajaban en inmensas fincas, no perseguían derecho alguno. Vivían como esclavos y las
prestaciones personales y contribuciones eran para ellos un peso casi irresistible. A todo
esto vino añadirse un fanático odio religioso: los soberanos forasteros eran católicos
romanos; los esclavizados trabajadores de la tierra profesaban la religión griega,
ortodoxa.
El pueblo apenas veía a los magnates polacos. Los verdaderos dueños del país.
Raras veces se encontraban en sus latifundios. Criados y arrendatarios administraban sus
posesiones, entre ellos muchos judíos. Los nobles les habían arrendado posadas como
molinos y vaquerías, les habían otorgado el derecho de mantener destilarías de
aguardiente y tabernas y muchos también tenían el cargo de cobrar las contribuciones.
Los arrendamientos elevadísimos, por los cuales fueron cargados, obligaron a los judíos a
sacar los mayores beneficios. Oprimidos ellos mismos, fueron involuntariamente
instrumentos de explotación, atrayendo más y más la antipatía de los nativos. El texto de
una canción popular decía, así "Por delante de la taberna, pasa un héroe cosaco pero el
judío le coje por los cabellos y no le suelta: entre pequeño cosaco y descansa, entra, de lo
contrario ¿como podría pagar a mi señor? el polaco como en los arrendamientos y así se
apodera del reluciente uniforme del cosaco".
La indignación y el odio contra los amos forasteros, los opresores contrarios a su
religión, los polacos, y también contra sus ayudantes los judíos, se apoderaron del pueblo
en 1648 llegó la desgracia.
Enfurecido por la tiranía, el atama de los cosacos Bogdam Chmielnicki, incitó a
los ucranios a tomar parte en la guerra santa, por la paz y la verdadera fé y contra los jefes
polacos y los judíos. En una proclama dirigida a todo el pueblo dijo: "Nadie conoce mejor
que vosotros mismos los crímenes de los polacos y de sus arrendatarios y favoritos como
los judíos".
Los tártaros de Crimea llegaron con poderosas fuerzas en ayuda de los rebeldes.
En el mes de Abril los ejércitos de cosacos y tártaros invadieron Ucrania. Las tropas
polacas sufrieron una gran derrota. Esto sirvió a todo el país como causa para una
sublevación.
De todas partes se reunieron tropas quemando las haciendas y matando a los
administradores y arrendatarios judíos. El terror penetró desde los campos a las ciudades.
Sólo se salvó el que se convirtió a la fé ortodoxa. Miles de judíos fueron sus víctimas en
los pueblos de Poltava. A causa, de los cosacos enloquecidos se cometieron atrocidades
inconcebibles. El testigo Nathan Hannovr relató: "A los unos los desollaron para dar de
su carne a comer a los perros, a los otros los lesionaron gravemente arrojándolos
después a la calle… a otros los enterraron vivos. Mataron a los recién nacidos en los
brazos de sus madres y a otros los cortaron en pedazos como si fueran peces... A menudo
echaron al agua a niños para rellenar los vados... En cambio, los tártaros cogieron a los
judíos como prisioneros; pero también ellos violaron a las mujeres delante de sus
maridos y se llevaron a las más bellas como esclavas y concubinas. Del mismo modo
bárbaro procedieron los cosacos también con los polacos, sobre todo con los
sacerdotes".
La revolución se extendió por los países igual que un fuego infernal. Desde el
Dniéper pasó al interior de Ucrania, a la región de Kiev. Cerca de tres mil judíos fugitivos
de cuatro comunidades cayeron en manos de los tártaros. Los llevaron como prisioneros a
Constantinopla para, venderlos.
Al cabo de poco tiempo tropas de cosacos y campesinos invadieron también
Ucrania Occidental y las matanzas se extendieron por Volinia y Podolia. Apenas ni uno
de estos hombres sorprendidos, escaparon a la muerte. Las mujeres fueron violadas y los
niños ahogados en las fuentes. También los rusos allí residentes participaron en los
crímenes, sólo unos pocos que aceptaron el bautismo lograron sobrevivir.
Todavía peor fué la horrible matanza que tuvo lugar en Polonnoge. Una inmensa
multitud de fugitivos, entre ellos unos 12.000 judíos, se reunieron en la ciudad de Volinia:
sólo quedaban con vida los que fueron hechos prisioneros por los tártaros y que fueron
vendidos como esclavos. Todos los demás murieron. El cabalista Sinsor de Ostropol muy
venerado por su pueblo le mataron con muchos otros en la sinagoga mientras estaba
rezando.
Mientras que los ucranianos y tártaros bajo el mando de Chmielnicki, penetraron
alborotando en Galitzia, las bandas, de los cosacos y campesinos revolucionarios
llamados "Haidanaken" invadieron también Lituania y la Rusia; blanca. Las casas de los
judíos en Pinsk y Brest fueron incendiadas y las comunidades de Tschernigov y otras
ciudades Starodb destruidas. Según un testigo el panorama era el siguiente: "Montones de
hombres y mujeres murieron y sus cadáveres sirvieron de alimento a los perros y a los
cerdos".
Tampoco Johann Kasimir que fué elegido rey de los polacos en el año 1648 pudo
poner fin a los crímenes. Sólo después de una decisiva, victoria de los polacos sobre los
cosacos en la batalla de Berestetschko, en octubre de 1651, se firmó la paz. Nuevamente
les fué otorgado a los perseguidos el derecho de establecerse en territorios de los cosacos:
"Igual que anteriormente, también de hoy en adelante será permitido a los judíos
instalarse en las posesiones de la nobleza y ocuparse de los arrendamientos".
Pero la tranquilidad fué de poca duración. Nuevos sufrimientos esperaban a los
judíos. Poco después de haberse instalado provisionalmente un reducido número de
comunidades supervivientes, un nuevo ardor bélico azoto el país. !CHMIELNIBK se ha
aliado con los rusos! Y el zar Alexei Michailowitsch reclama súbitamente terrenos a
Polonia. En verano de 1654 tropas moscovitas y cosacas penetran en la Rusia blanca y en
Lituania. Su grito de guerra es: "¡Por Rusia y por 1a fe verdadera!".
Los caudillos moscovitas persiguen a los judíos por todas partes. En Mogilev, en
el año 1655 un decreto del zar les prohíbe para, siempre la estancia fija o temporal.
Después de la capitulación de Witebsk trás una dura, resistencia por parte de judíos y
polacos, los rusos arrastran a los judíos a Nowgorod y Kazan. En agosto de 1655
conquistan Vilna la capital de Lituania, casi todos se habían ido ya. El rabino Moisés
Riwkes, que se salvó con su comunidad en el último momento, escribe: "A través de toda
Lituania vagabundeaban bandas de rusos y cosacos, destruyendo al país y ocupando las
ciudades. Donde quieran que aparecían los cosacos se apoderaban de las propiedades
de los judíos, matándolos en masa... nos fuimos a Samogitien, junto a Prusia, pero
tampoco allí encontramos la paz, pues ahora, los suecos empezaban a tiranizar a la
población".
En otoño de 1655 las bandas de Chmielnicki se presentaron delante de Delergben.
Todos los suburbios fueron arrasados por el fuego y se hizo pregonar lo simiente: "Nos
tienen que ser entregados los judíos con toda su fortuna sus mujeres y sus niños, pues
eran enemigos de Cristo y de los cristianos". Pero las autoridades municipales rechazaron
tal exigencia, Más duro en cambio fué el destino de los residentes de Dublín. Los cosacos
prendieron fuego al barrio judío. El rabino Samuel Auerbach, que pudo salvarse de la
matanza escribió: "Está escrito: Mas por ti somos muertos de continuo, somos
considerados cual oveja destinada a matanza, Salmo 44: 23. ¡Parece escrito para los
mártires de Dublín! Más brutalmente que a las reses nos mataban diariamente".
El número de las victimas fué inconmensurable y horrible el vacío que quedó
entre los judíos polacos como resultado de ocho años de guerra. Se calcula que fueron
asesinados 300.000 a 500.000 judíos. Unas 700 comunidades desaparecieron por
completo o se vieron reducidas a pocos supervivientes. 9/10 partes de la población judía
de Volimia y de Podolia ya no existían. El próspero centro judío de Polonia quedó
destrozado. Un contemporáneo escribió: "desde la pérdida, de su reino, Israel nunca
había sido azotado tan duramente".
Había, llegado el comienzo de una nueva época en la historia de los judíos de
Polonia, Después de aquella catástrofe empezó en el este la desaparición de la, diáspora
más grande que entonces existía en el mundo. Polonia, durante mucho tiempo refugio de
los fugitivos procedentes de Europa Central, se convirtió en un país de inmigración.
Desde 1.648 empezó el reflujo de los judíos errantes: hacia el oeste.
D) AUSTRIA: Muy significativo empieza el siglo XVIII, el célebre siglo de la
ilustración o de las luces. En el año 1.700 en Frankfurt del Meno, un teólogo protestante
entregó a la imprenta un grueso manuscrito Johann Andreas Eisnmenger, profesor de
lenguas orientales en Heidelberg, creía necesario buscar en el Talmud y en los escritos
rabínicos argumentos contra los judíos según el eficaz ejemplo de la Edad Media. Su
intención era comprobar la perversidad de los judíos y el peligro que encierra su religión.
Con mucho afán recogió gran cantidad de material, pasajes e historias desfiguradas o mal
traducidas. Volvió a contar hechos ya desmentidos, como por ejemplo la acusación
hecha, a los judíos de utilizar sangre en sus ceremonias. Ya el título ampuloso expresa
claramente la intención del autor: “El judaísmo descubierto, o relato profundo y
verdadero de cómo los judíos obstinados profanan y deshonran de manera, horrorosa a la
Santísima Trinidad, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo... como se burlan de la religión
cristiana y otras muchas cosas.”
Otros sabios cristianos se habían dedicado ya seriamente al estudio de las
escrituras judías. Los dos hebraístas Johann Buxtorf, padre e hijo, publicaron en Basilea
una biblia rabínica en cuatro tomos, que todavía hoy es de gran utilidad. El francés
Jacques Basnage escribió una de las primeras historias de los judíos intentando relatar los
sucesos imparcialmente. Conociendo los prejuicios de sus contemporáneos, escribió en
su prólogo: "El cristiano no debe extrañarse si muchas veces desmentimos crímenes que
los judíos no han cometido, pues así lo exige la justicia, No quiere decir que uno sea
parcial si acusa a aquellos que han cometido injusticia si han usado de la fuerza. No
tenemos la intención de herir a los judíos ni tampoco de ensalzarlos.., Los han acusado
de ser la causa de todas las desgracias que han sucedido, imputándoseles un sinfín de
crímenes en los cuáles ellos nunca han pensado (en lo cuál corrobora la hipótesis de
entrada de la que partimos). Se han inventado un gran álbum de milagros para
convencerles, o más bien para saciar su odio en nombre de la religión. Hemos recogido
una colección de leyes promulgadas por concilios y soberanos contra, ellos mediante las
cuales se puede juzgar la maldad de unos y la opresión de los otros. Mientras tanto, como
por un milagro de la providencia que tendría que maravillar a todos los cristianos... ésta
nación perseguida, durante siglos, todavía persiste en todas partes... pueblos y reyes se
unieron con la intención de exterminar esta nación y no lo lograron. Todavía viven, a
pesar de la deshonra, y del odio, mientras que los monarcas más grandes se hundieron de
tal manera que sólo los conocemos por su nombre".
Wilgelm Surenhuys, de Ámsterdam, tradujo en 1.698 "La Misná" al latín y habló
muy indignado de aquéllos que primero sacan gran utilidad de las escrituras judías y
después las difama.
Cuándo en 1.712 los comerciantes cristianos, en un escrito enviado al nuevo
emperador Carlos VI declararon de que en el caso de que no echara a los judíos de la
ciudad, pronto todos tendrían que empezar a mendigar, el emperador les escuchó. Ordenó
reducir inmediatamente el número de judíos. Empezó pues una verdadera caza de los no
privilegiados por las calles, tiendas y en todas partes. Las casas judías fueron
constantemente visitadas. Todos aquéllos que no tienen un permiso especial fueron
echados a la calle. Nuevos decretos del emperador alcanzaron también duramente a los
tolerados: ¡De aquí en adelante en cada familia solo un hijo, el primogénito, podía
casarse! Si un tolerado tenía empleados judíos, las mujeres e hijos de éstos no tenían
derecho a vivir en la ciudad.
Pronto se promulgaron más leyes, por las cuáles también en los países
excesivamente poblados se intentaba una reducción de judíos prohibiendo una,
multiplicación natural. Según órdenes imperiales decretadas para Bohemia y Morabia, en
los años 1.726 y 1.727, sólo un descendiente masculino de cada familia podía casarse;
sólo tenía derecho a residencia,. Sus demás hermanos y hermanas tenían que abandonar el
país. Esto obligó a miles de ellos a la soltería o a la emigración, ¡o a casamientos secretos!
Al mismo tiempo el emperador ordenó la separación: los judíos fueron echados de todos
los barrios dónde vivían los cristianos, o de las cercanías de iglesias católicas.
Después de la muerte de Carlos VI todo fué aún peor: bajo el reinado de Mª
Teresa, su hija y sucesora, amargada por el curso desgraciado de las guerras, la emperatriz
desahogaba su rabia sobre todo con los judíos de Bohemia. Rumores de alta, traición dió a
la emperatriz motivos para proceder contra ellos.
Cuándo Federico II penetró nuevamente en Bohemia en 1.744 y tomó Praga, la
sospecha volvió a surgir debido a que por casualidad el barrio judío no recibió ni un sólo
tiro durante la ofensiva.
Apenas hablan retirado los prusianos cuándo soldados húngaros y austriacos,
junto con una multitud gente de Praga, el 26 de noviembre asaltaron el barrio judío,
penetrando en las casas, asesinando y saqueando. Los disturbios duraron 2 días. Mª
Teresa no pidió cuentas a nadie, al contrario. Enterada de las sospechas de traición,
impuso sanciones increíbles. El 18 de diciembre de 1.744 la emperatriz firmó el decreto
sin haber escuchado antes la opinión de las autoridades de Praga: "A causa de varios
motivos muy graves hemos decidido que en el futuro no sea tolerado ningún judío en
nuestro reino de Bohemia". En el plazo de un mes todos los judíos de Praga tuvieron que
abandonar la ciudad y hasta fines de junio de 1.745 ellos y los demás judíos tenían que
haber abandonado todo el país de Bohemia. El que se opusiera sería castigado
militarmente. Las autoridades intentaron evitar la desgracia. En una, carta, a Viena
indicaron que los judíos de Bohemia no merecían un castigo tan duro. La emperatriz no
contestó. No obstante, después de otras instancias de parte de las autoridades, Mª Teresa
accedió generosamente a concederles un mes más.
En los últimos días de febrero empezó la tragedia: Más de 10.000 judíos salieron
en largas columnas de Praga por las puertas de la capital de Bohemia. "Los representantes
de la comunidad judía entregaron con profundo dolor y tristeza las llaves de sus
sinagogas y colegios en el ayuntamiento, y con lágrimas y suspiros emigraron de la
ciudad el 31 de marzo...".
En Viena, el varón Diego de Aguilar, un marrano español, entra en acción. Judíos
de prestigio se dirigen a sus gobiernos en Londres y Ámsterdam, rogando que se formule
una protesta contra esta, barbarie, y por primera vez tienen éxito. Por encargo del rey
Jorge II se presenta en Viena el embajador Thomas Robinson, y en nombre de los Países
Bajos el embajador varón Burmania. Consiguen que Mª Teresa entre al fin en razón: En
septiembre de 1.748, 4 años después del decreto de expulsión, concede de nuevo a los
judíos espaciados el derecho de estancia en Bohemia y Morabia por 10 años. Sin embargo
en Viena, dónde en 1.752 oficialmente sólo constan 452 adeptos a la fe mosaica, en 1.753
y en 1.764 lo emperatriz desahoga su enojo con nuevas órdenes contra los judíos que
recuerdan a los tiempos de la Edad Media: cada judío tiene que llevar una faja, amarilla en
el sombrero y ni un judío casado puede cortarse la barba. En las fábricas judías sólo
pueden trabajar obreros y empleados cristianos. En el año 1.777 Mª Teresa, escribe la
siguiente nota, en el margen de un acta: "no conozco en el estado ninguna peste peor que
ésta nación... por eso la apartaré y la disminuiré". Sin embargo todo esto no le impide en
modo alguno llamar a la capital a, un círculo de judíos expertos en los cuáles ella y su
reino sacan gran provecho. Al varón Diego de Aguilar, aunque profesa abiertamente la
religión judía, le confía la dirección de los negocios austríacos en el tabaco. Isaac
Arnstein y muchos otros judíos actuar, como banqueros de la corte, financieros y
consejeros.
Un capricho de la historia quiso que justamente el número de los súbditos judíos
de la gran antisemita se duplicara de golpe: durante la primera división de Polonia, en el
año 1.772, la provincia de Galicia, fué anexionada a Austria con lo cuál el número de
judíos aumentó en 150.000.
E) RUSIA: Desde los días de Catalina II la política rusa tendía a cerrar el interior del
reino a los judíos. Rigurosas disposiciones limitaban el área donde podían residir a
territorios fortificados en las provincial meridionales y occidentales e impedían su
intrusión en el resto del reino. Sólo algunos pocos privilegiados podían viajar libremente.
Apretujados en territorios de colonización y privados del derecho de libre residencia,
miles y miles de judíos llevaban una vida de inimaginable pobreza. Incluso los territorios
que se les habían asignado fueron reducidos con el tiempo, nuevos decretos de los zares
les obligaban a, abandonar los pueblos y los amontonaban más y más en las ciudades y los
puntos de mercado. Los zares de todas las rusias no dejaron de intentar una mejora y una
conversión de sus súbditos judíos. Su objetivo era también la completa asimilación.
E1 26 de agosto de 1.827 el zar firmó el decreto por el que se ordenaba, el servicio
militar de 25 años para los judíos. Un estatuto de reclutamiento especial ordenaba los
reclutas de las comunidades judías deber, estar en la edad de 12 a 25 años. Los judíos
menores de edad, es decir menores de 18 años, se decía más adelante, deber, ser llevados
a los departamentos de preparación para el servicio militar. La instrucción, que duraba 6
años y que empezaba a la edad de 12, sólo se consideraba como un servicio preparatorio.
Estos años no eran tenidos en cuenta ni contados en el servicio militar propiamente dicho,
empezaba, para, todos los rusos a los 18 años y duraba 25» ¡Así que los judíos debían
hacer un servicio militar de 31 años!.
Todos los cantonistas, como se llamaba a los reclutas infantiles, eran enviados a
guarniciones situadas mucho más allá de las colonias judías, con lo que muchos de ellos
no volvían a ver nunca, más a sus padres. Al subir al trono Alejandro II (1.855 - 1.88l)
pareció iniciarse una nueva era para los judíos. El joven zar, al que Disraelei calificó una
vez de "príncipe bueno que gobernó en Rusia", emprendió una reforma política
consecuente, abolió la esclavitud e intento industrializar el país y seguir el ejemplo dé los
países occidentales. Se emanciparon 40 millones de siervos. Con la derogación de la ley
de excepción sobre el servicio militar se puso fin al triste destino de los cantonistas. El
servicio militar se redujo a 5 años.
Se abrieron a los judíos las puertas de las escuelas superiores y de las
universidades; podían estudiar, ejercer la jurisprudencia incluso podía ostentar el cargo de
juez. Los artesanos y mercaderes ricos podían despiezar sus actividades en toda Rusia.
Sus relaciones con las casas de banca de Europa 0ccidental indujeron al zar a ganarse a
judíos ricos e influyentes para la reconstrucción económica, del reino. Eran judíos, Max
A. Dimont a los que confió la creación de la banca rusa.
Por primera vez se les ofrecieron nuevas posibilidades en Rusia. Pero no obstante
el número de los que pudieron aprovecharse de ellas continuó siendo muy "bajo: apenas
un 5% de la población judía. Ahora como antes, la gran mayoría, como una gran masa de
3 millones de almas, vivía los territorios de colonización.
El 13 de marzo de 1.881 estalló una bomba y el atentado costó la vida al zar
liberador. Bajo su sucesor, Alejandro III, el péndulo cambió de nuevo su dirección y la
reacción adquirió de nuevo la preponderancia. Pocas semanas después del asesinato del
zar se desató una oleada de pogroms, palabra rusa, que significa, devastación, contra los
desgraciados judíos rusos Dice Simón Dubnov, el historiador que trabajó largo tiempo en
San Petersburgo: "No hay ninguna, duda, de que fueron organizados por algún
departamento central pues se produjeron casi simultáneamente en diferentes lugares de
la Rusia Meridional y todos corrieron según un mismo modelo, tanto en lo que se refiere
a los crímenes de la multitud como a la pasividad de la policía".
El 16 de abril empezaron de nuevo los disturbios a las 7 de la mañana, y se ex
tendieron con asombrosa rapidez por toda la ciudad. Vendedores del pequeño comercio,
servidores de posadas, artesanos, cocheros, servidores de nobles, asistentes de oficiales y
soldados se unieron al movimiento. La ciudad ofrecía un desacostumbrado aspecto: las
calles estaban cubiertas con muebles rotos y ropa de cama, las puertas y ventanas de las
casas habían sido forzadas y una multitud corría, en todas direcciones, gritando y
llevando a cabo una obra, destructora sin escrúpulo..., las tropas que se habían llamado
para restablecer el orden carecían de instrucciones precisas, de manera que cuándo la
multitud asaltaba una casa se quedaban allí sin hacer nada, esperando ordenes de la
superioridad o de la policía..., hacia el anochecer las cosas tomaron un cáliz todavía más
terrible pues entre tanto la ciudad había sido invadida por campesinos de los alrededores,
deseosos de apoderarse de los bienes de los judíos.
A estas bandadas de ladrones las tropas y la policía no pusieron ninguna
resistencia..., hasta el 17 de abril no se puso fin a tales desmanes. Los judíos habían
sufrido toda clase de malos tratos: muchos habían sido asesinados, las mujeres violadas,
cientos de casas, comercios y sinagogas destruidos y una propiedad por valor de más de 2
millones de rublos robada y destruida..
Los pogroms se produjeron en otros lugares con la rapidez del rayo: el 26 de abril
en Kiev, luego en Odesa, en Peresjasla y así por toda Rusia. Desde Kiev hasta Crimea
resonaba por toda, la Ucrania el grito de: "¡Muerte a los judíos! y en 160 poblaciones del
sur de Rusia se produjeron actos de violencia. En 1.881 empezaron las persecuciones en
Varsovia: el balance fueron 1.500 casas judías destruidas, así como comercios y
sinagogas, y muchos millones de rublos de pérdidas.
La noticia, de los horribles acontecimientos indignó al mundo occidental. En
Inglaterra la opinión pública elevó una enérgica, protesta. El Times escribió en series de
artículos los horrores de los pogroms. En una nueva asamblea popular en Mansión House,
la residencia oficial de Lord Mayor de Londres, en la que tomaron parte sabios, alta
clerecía y diputados, se pidió al lord Shaftesbury que le dirigiera una apelación al zar y
que se le amonestara a representar en Rusia el papel de un ciro y no el de un Antíoco
Epifanes. En Rusia los pogroms produjeron el pánico entre la población judía. En su
desesperación no encontraron más que una salida a su problema: la huida. Comisiones de
emigración iniciaron a toda prisa sus actividades. El pánico era tal que miles y miles de
judíos salieron de Rusia abandonándolo todo, sin esperar a seguir el curso formal de la
emigración. Un torrente de fugitivos se abocó a las fronteras de Rusia; pronto se
concentraron verdaderas masas humanas ante los pueblos fronterizos que limitaban con
los países occidentales, y en todos los puertos, tanto en San Petersburgo al norte, como en
Odesa en el mar Negro, se apretujaban los emigrantes.
Se había iniciado un éxodo de tal magnitud que oscurecía todos los que habían
conocido hasta ahora la historia judía, y que incluso superaba a las expulsiones de España
y Portugal.
Antes de que terminara el siglo casi 1 millón de judíos había abandonado su
antigua patria en la Europa oriental.
E1 mayor contingente se dirige a Inglaterra. Solamente en el Eastend londinense
el número de habitantes judíos subió con la inmigración de haber 47.000 pasó a 150.000.
Los recién llegados se dedicaron preferentemente al oficio de sastres e introdujeron la,
recién inventada máquina de coser como medio de producción racional. Londres, Leeds y
Manchester se convirtieron en los centros de subfabricación de tipo moderno y a, base de
grandes empresas. Sin embargo, en un estado el número de inmigrantes subió a una altura
inigualada, en ningún otro lugar: el torrente principal de emigrantes se volcó en los
Estados Unidos de América.
Durante la primera, guerra mundial Rusia no se libró de la extraña explosión de
júbilo que, en el verano de 1.914, marcó el principio de las hostilidades; y los judíos a su
vez, al menos los que pertenecían a, la parte rusificada o asimilada, compartieron los
sentimientos ambientales.
Los periódicos judíos hacían alarde de su patriotismo en cualquier tono. Por
ejemplo, el novy Vosjod, publicado en Vilna., la Jerusalem de Lituania:
“Nuestro querido país, la gran Rusia, ha sufrido la provocación es un reto
formidable y sangriento. Será una lucha sin tregua para la, integridad y la grandeza, de
Rusia. Todos los hijos de la patria se han alzado como un sólo hombre para construir con
sus pechos una muralla contra el ataque enemigo. En todo el imperio raso, nuestros
hermanos en religión, los judíos, se han apresurado a cumplir con su deber; muchos han
llegado incluso a alistarse como voluntarios...” 19
19
M. Vinaver, “Raptort Sur la quuestion Juive”, Paris, 1.916, p. 7.
Inaugurando una, práctica que luego se repetiría bajo Stalin, la censura prohibía
que se diera publicidad a las hazañas de los combatientes judíos: controlaba las listas de
soldados condecorados y suprimían aquéllos nombres o apellidos que fueran típicamente
judíos. 20
Cuando empezó la retirada de las tropas rusas, se esbozó la tendencia de aplicar
el recurso moscovita de 1.812, es decir la estrategia de la tierra quemada, y en
consecuencia evacuar a toda la población, pero no tardó en hacerse evidente que dicho
procedimiento perjudicaba más a los rusos que a los alemanes. Se decidió entonces que
había que limitar las evacuaciones a los judíos y otras gentes sospechosas de espionaje,
según manifestaba una circular del 16 de febrero de 1.915. 21
Durante éste primer año, se
produjo por lo tanto la deportación de más de medio millón de judíos al interior de Rusia;
un método más somero, preconizado por el mando del 18 cuerpo del ejército, consistía en
expulsar a los judíos hacia las líneas enemigas sin dejar que uno solo interfiriera el radio
de las tropas.22
Así fué como, en estas dramáticas condiciones, las masas judías
hambrientas y privadas de todo pudieron hollar al fin el suelo de la Rusia tradicional,
selecto vivero para reclutamiento revolucionario.
En otoño de 1.915, Nicolás II toma la decisión de asumir personalmente el mando
supremo y eligió al general Álexeev como jefe del estado mayor. Cesaron entonces las
deportaciones por considerarse más oportuno coger rehenes, y así empezaron a
multiplicarse los arrestos y los procesos. En ciertos casos se celebraba un juicio
sumarísimo, seguido de horca; en otros cuando entraban en funciones los tribunales
regulares del ejército, los debates, cerrados casi siempre con la absolución, confirmaban
el papel del chivo expiatorio que claramente se asignaba, a los judíos.23
De éste modo el ejército, si no por entero al menos buena parte del cuerpo de
oficiales, andaba cada vez más persuadido de que los judíos eran espías casi por
definición, y no nos costará recordar que esta creencia, antes de respaldar las
provocaciones antisemitas, ya habían encontrado un eco en los autores más gloriosos de
la literatura rusa.24
Podemos añadir así mismo que si bien es un error considerar a la emperatriz y a
Rasputin como agentes de Alemania, no cabe igual afirmación con respecto a quienes les
20
“Estudio a propósito de la historia de los judíos Rusos”, J.G. Frumkim p. 84. 21
“Documentos sobre la persecución de los judíos” p. 250. 22
“Documentos sobre la persecución de los judíos” p. 258. 23
M. Vinaver, exdiputado de la Duma, “Raptel sur la question Juive”, Paris S.F., pp. 14 – 15. 24
M. Vinater, “Raptel sur la question Juive”, Paris, S.F. p. 94.
rodeaban, y del bando de los Cien Negros surgían a veces propuestas muy francas en
favor de un cambio de alianza.
La opinión publica cada vez más hostil a la pareja imperial y a su séquito, iba
aumentando su predisposición en favor de los judíos. La mayor parte de los escritores
rusos entonces en auge, Gorky, Korolenko, elevaban protestas afirmaban manifiestos pro
judíos y denunciaban en sus artículos las acusaciones inicuas y los procesos. Por ejemplo
Máximo Gorky: “Nuestro pueblo, irritado por las derrotas y con tanta frecuencia
inducido a error, quiere saber a quién incumbe la responsabilidad de nuestras
desgracias militares. Le presentan al judío y le dicen: !Este es el culpable! Nuestro
pueblo lleva mucho tiempo oyendo que los judíos son un pueblo malo, crucificó a Cristo.
Se olvidan de recordarle que el propio Cristo era judío, que todos los profetas eran
judíos, igual que los apóstoles, aquéllos pobres pescadores judíos que crearon el
evangelio. Si Cristo fué condenado a muerte, se debe al amor que por él sentían los
pobres... La exasperación suscitada a causa de la guerra exige una víctima, y hay ciertas
personalidades rusas que, en su intento de descargar su culpabilidad sobre cabezas
ajenas, señalan al judío como autor de nuestros males. Estos clamores contra los judíos
han logrado que la conciencia del pueblo ruso acabara ciega y sorda, y pidiendo que se
fije en su auténtico enemigo. Dicha, ceguera ha resultado muy ventajosa para éste
enemigo y en cambio ha perjudicado al pueblo”.
No deja de tener interés la insistencia con que Gorky a. través de éste escrito,
destinado evidentemente a las masas más amplias (y confiscando por la censura,
pretendía refutar la. secular acusación de deicidio).25
Mientras tanto, el expectro del judío internacional, y sobre todo el judío
revolucionario, seguía, obsesionando al gobierno y a la administración. Así pues
recordemos aquél mes de agosto de 1.915, cuándo los alemanes, tras haber conquistado
toda, la Polonia rusa, se dirigen hacia Higa, mientras que el estado mayor ruso, presa del
pánico, ya planea la evacuación de Petrogrado. Así habló el ministro del interior, el
príncipe Chterbatov: “Será en vano, dijo, que intentemos discutir con el alto mando.
Todos nosotros ya hemos intervenido, bien sea colectiva o individualmente. Todo lo
omnipotente Yanuchkevich no hace ningún caso de los intereses de estado. Lo que quiere
es utilizar los prejuicios que rigen contra los judíos para presentar a éstos como
25
El art. De Gorky se publicó primero en la revista rusa Movyi Koloss, nº 11, pero de inmediato la censura procedió al secuestro de este número. Se publicó entonces en Ginebra, junto a un art. De V.L. Korolenko bajo el título “ O. Navietié Protiv Ievrev” sobre las calumnias antijudías.
responsables de todos nuestros fracasos. Es una. Política que trae sus frutos, y así se van
consolidando las tendencias pogromistas en el ejército.
Los dirigentes del judaísmo ruso insisten sobre la necesidad de medidas de orden
general con vistas a aliviar la situación de sus compatriotas. En el calor de la
conversación, me han comentado abiertamente la intensificación de los sentimientos
revolucionarios entre las masas judías, los proyectos de una autodefensa activa, la
amenaza, de grandes disturbios y otras cosas por el estilo. Me han dicho que también en
el extranjero están empezando a perder la paciencia, que Rusia corre el peligro de que le
corten los créditos. Dicho de otro modo, los requerimientos apuntan al ultimátum: si
queréis dinero para hacer la guerra, entonces... Tales requerimientos se centran en la
promulgación de una ley que, al tiempo que alivia, la situación de los refugiados,
también tenga el significado de una rehabilitación de las masas judías, estigmatizadas
por los rumores que aluden a su traición…”26
La mayoría de los ministros allí reunidos aprobó la sugerencia del príncipe
Chterbatov, y se dispuso a presentar un contra-ultimátum que el ministro de Agricultura
Krivocheine formuló así: "Vamos a cambiar las leyes: faciliten ustedes, por su parte,
nuestros préstamos para los mercados rusos y extranjero y detenga, la agitación
revolucionaria de la prensa".
Por lo que atañe a la situación de los judíos en Rusia, las concesiones previstas
tropezaron de nuevo con el veto de Nicolás II, tal como dos semanas después anunciaban
Goremykin, el presidente del consejo de ministros: "Señores, debo comunicarles que el
emperador me ha declarado su imposibilidad de considerar el problema judío. Sólo
queda, una salida posible, la que se disponga, por mediación de 1ª Duma. Así pues sí, la
Duma, es capaz, que se ocupa del problema, de la igualdad de derechos. No será mucho
lo que consiga...".
De hecho, poco después quedó suprimida administrativamente la zona de
residencia, sin bombos ni platillos, por un simple decreto ministerial, decisión que el
26
A. N. Yajontov, “Los tiempos difíciles, las reuniones secretas del consejo de ministros, 16 junio – 2 septiembre de 1.915”, Arkhiv Revolutzii, T. XVIII, Berlín, 1.926, pp. 5 -130.
ministro del interior podía adoptar en caso de circunstancias excepcionales, de acuerdo
con el artículo 158 del código de leyes.27
Cuando, después de la dimisión del ministro Goremykin comenzó el baile
ministerial dictado por la, emperatriz y Rasputín, hubo ministros o altos funcionarios que
se pusieron a rivalizar con el alto mando promulgando disposiciones antisemitas de su
propio caletre.
Poco después estallaba la revolución de febrero de 1.917; una revolución rusa,
totalmente espontánea, en dónde la preponderancia de los judíos fué tan escasa, como la
de los revolucionarios profesionales. Aun así, unos y otros fueron los que más salieron
ganando, pues por un lado se decretaba la adición de las inicuas leyes antijudías, y por el
otro regresaban de presidio del exilio todos los condenados políticos. A lo largo de las
semanas que siguieron, semanas de grandes esperanzas, hubo muchos judíos que
manifestaron su voluntad de rusificación íntegra: como sus reivindicaciones particulares
no tenían ya razón de ser, sólo aspiraban a fundirse en la nueva masa de ciudadanos (Maro
Ferro).28
Una paradoja de ésta historia es que loe revolucionarios judíos que a fines del
siglo XIX colaboraron en el nacimiento del partido social demócrata ruso, 29
ingresaron
casi "todos en la, fracción menchevique, a raíz del famoso cisma de 1.903: nadie ignoraba
sus reticencias ante las tendencias centralizadoras, y hasta dictatoriales, de Lenin. Entre
los bolcheviques veteranos, los que habían apoyado a Lenin antes de 1.916 parece ser que
la proporción de judíos se limitó al 10 % 30
aunque las afiliaciones de los años 1.917 y
1.918 lo aumentaron a más del 16% cifra aparentemente excesivas, habida cuenta de su
proporción en el seno de la población, pero que no resulta desmedida si únicamente nos
ceñimos a población urbana.
Este análisis cuantitativo de gran rigor, que sin embargo no tiene prácticamente en
cuenta el factor cualitativo, sobre el que hacía mayor hincapié otro sovietólogo
27
“Sliosberg Diela Minuvchik Denei, Oped. Cit., T III, pp. 335 – 341 Sliosberg, que era uno de los interlocutores informadores judíos, Chtervatov escribe que ya le había indicado éste último la posibilidad de recurrir en tiempo de guerra al art. 158, posibilidad que al parecer Chtervatov ignoró. 28
M. Ferro, “La revolución de 1.917” T. I, Paris, 1.967, p. 219, bajo el título “La nación judía se desintegra: El éxito de la revolución en Rusia modificó el comportamiento de los judíos rusos y transformó sus puntos de vista (…). A partir de ese momento hubo muchos judíos que ignoraron sus reivindicaciones para fundirse en una nueva masa de ciudadanos.” 29
S. Dimanchtein, art. Judíos de la gran enciclopedia soviética, 1ª ediceun Moscú, 1.932, T XXIV p. 115 30
Dimanchtein, “La región autónoma judía, un hijo de la revolución de octubre”, el ruso, Moscú, 1.986, p. och.
americano, Leonard Schapiro, el factor del poder movilizador de los nombres o de los
seudónimos, que propagaban el terror. 31
“Tras el estallido de la revolución de Octubre hubo miles de judíos que se unieron
a los bolcheviques, por considerarlos como los paladines más determinados de la
revolución y los mejores internacionalistas. En el mismo momento de la toma de poder, la
participación judía distaba mucho de ser insignificante, y hasta, figuraba, en los órganos
supremos del partido. Cinco dé los veinte y uno miembros titulares del comité central
eran judíos, entre ellos Trosky, al igual que Sverdlov, el auténtico cerebro del aparato del
secretariado...”.
También da que pensar la clasificación que en vísperas del golpe de estado de
1.917 propuso Anatol Lunacharski futuro comisario de instrucción pública: primero
Lennin, segundo Trosky, tercero Sverdlov, cuarto Stalin, quinto Tzerjinsky, sexto
Zinoviev, séptimo Kamenev, o sea 4 judíos.
Ya en otoño de 1.916, los agentes de la Okrana señalaban la eminencia de
disturbios oculares en Petrogrado, disturbios que, a su juicio culminarían con un pogrom
de judíos. Nadie sospechaba, no obstante que la guarnición de la capital iba a hacer causa
común con los obreros hambrientos, y que el régimen zarista caería barrido en tres días; y
menos que nadie, los círculos revolucionarios o de oposición activa. Cuándo se consumó
el hecho, el conjunto de la población lo acogió satisfecha. Al principio, la efusión de
sangre se limitó a unas cuantas decenas de agentes de la policía y, pese a los reparos de
ciertos generales, el cuerpo de oficiales manifestó su adhesión al nuevo régimen,
acatando las órdenes que dictara Nicolás II en su acta de abdicación. El gobierno
provisional no tardó en proclamar que todos los ciudadanos fueran iguales ante la ley, con
gran júbilo por parte de los judíos, que tanto les secundaban en la lucha, hasta el punto de
que desde las primeras semanas de la revolución, una propaganda de susurros difundida
por los Cien Negros y los antiguos Okramiks les acusaba, como de costumbre, de ser los
causantes de todos los males, viejos y nuevos: encarecimiento de la vida, o
desorganización de los servicios públicos, continuidad de la guerra, descomposición
mercantiliza da del ejército.
31
L. Schapiro, “The Role of the Jews in the Russian Revolutionay Movement” “The Slavonic and East European Review”, XI, 1.982, pp. 148-167.
Como de costumbre, fué en Ucrania donde las manifestaciones antijudías de toda
índole revistieron una mayor amplitud, esta vez marcadas por un irredentismo reciente
orientado contra todos los explotadores históricos.32
Por su parte, el poder paralelo de los soviets adoptaba una resolución que acusaba
a los contrarrevolucionarios de utilizar los prejuicios oscurantistas de las masas para fines
diversificadores, habida cuenta de la crisis por la que atraviesa, el país. Esta agitación
antijudía, que se caracteriza a menudo por unas consignas radicales, constituye un riesgo
enorme tanto para el pueblo judío como para todo el movimiento revolucionario, pues
amenaza con ahogar en sangre fraterna, la causa entera de la liberación del pueblo, y
lograr que el movimiento revolucionario se cubra de un oprobio imborrable. 33
No cabe duda de que la propaganda antisemita procedía sobre todo de elementos
reaccionarios o cruzaditas, pero también es cierto que a menudo se producían
sorprendentes cambios o renuncias, todo ello al socaire de un caos que iba en aumento.
Un ex-dirigente revolucionario de 1.905, el abogado Krustalev Nossar intentó organizar
en su ciudad natal ucraniana una república antisemítica.34
Al cabo de un mes, un
comunicado del gobierno Kerensky anunciaba que durante un registro en la sede central
de los bolcheviques, se habían descubierto varios documentos comprometedores, entre
los que destacaba un montón de literatura antisemita y postales que representaban
crímenes rituales. Análogo material apareció en la 5ª Durmovo, dónde se habían instalado
los anarquistas. 35
En julio, Novoié Vremia bajo el título de "Fechorías bolcheviques", describía las
actividades de un grupo pogromista formado en Moscú por varios ex-policías. 36
En tales
condiciones, comprenderemos mejor la guerra sin cuartel que Lenin se prestaba, a
declarar al antisemitismo. Por ambos lados eran constantes los estragos de la
provocación, así resultó que el gobierno Kerensky, en sus intentos de desprestigiar al
32
K. Oberruchev, “Vdni Revolutzii” Nueva York, 1.919, pp. 97-99. Según este autor que había ejercido las funciones de comisario militar en Kiev en representación del gobierno provisional, ciertas banderas ucranianas levaban la inscripción: “Viva Ucrania Libre, sin judíos ni Polacos”. 33
Citado por I. Cherikover “El antisemitismo y los pogroms en Ucranía”, el ruso, Berlín, 1.923, pp. 28-209. Resolución adoptada en junio de 1.917 por el 1º congreso Pamruso de los Soviets. 34
Cherikover “El antisemitismo y lo pogroms en Ucrania”, p. 32. 35
“Novoié Vremia” (del 22 de julio, 4 agosto) de 1.917, “Documentos sobre Lenin y Tia”. 36
Pero que correspondían a un estado de cosa real, puesto que antes de que tomaran el poder, los bolcheviques actuaban financiados efectivamente por el gobierno imperial alemán, según se desprende de documentos diversos de archivos que se hicieron públicos desde 1.945.
partido bolchevique, no dudó en propagar la versión internacional más común a cerca de
una, conspiración judía, o judeo alemana.
Sin embargo, cuando en abril de 1.917 Lenin llevó a Petrogrado, vía Alemania,
para imponer a su partido el programa, de una paz inmediata, el gobierno provisional,
secundado por los aliados occidentales, intentó poner primero al mal tiempo buena, cara.
Hubo que esperar a que sucediera el fallido golpe de estado del mes de julio para que el
ministerio Kerensky decidiera inculpar a Lenin y a otros 10 dirigentes o militantes
bolcheviques por complicidad con el enemigo, en base a unos documentos, falsos por lo
demás, que habían sido comunicados y acaso elaborados por agentes del contra, espionaje
francés, al mismo tiempo, Kerensky recurría a la prensa, para difamarlos, por su supuesta
condición de agentes de Alemania. El furor de las protestas bolcheviques, 37
sugiere que
la acusación era certera. Poco después el gobierno consideró oportuna, la publicación de
ciertos detalles, y sobre todo de algunos nombres: por complicidad con el enemigo y
sedición armada, se ordenaba la detención de los ciudadanos Ulianov, Apfelbaum,
Helfand, Fürstenberg y Koslovsky, de las señoras Kollontay y Surenson, y de 4 militantes
de oscuro apellido.38
Cabe preguntarse sobre los criterios que presidieron en la elección
de éstos nombres, revelados para comidilla del pueblo ruso. Esta pregunta cobra aún
mayor fundamento si advertimos que al final del comunicado oficial de las autoridades
judiciales, surgió un nombre suplementario, pegado al de Ulianov Lenin, a saber: Ovsey
Hersch Aronov; sólo podía tratarse de Antonov Ovssenko experto militar de los
bolcheviques, cuyo nombre había sufrido ésta clase de deformación o de judaización. Al
cabo de tres días, el gobierno anunciaba la detención de otros dos dirigentes, Bronstein
(Trosky) y Rosenfeld (Kamenev). Ya veremos como a escala del mundo civilizado, la
conclusión fué la que tenía que ser: Rusia estaba a punto de caer bajo la traición o el yugo
de una pandilla de judíos alemanes.
Así mismo, el primer gobierno constituido por los bolcheviques en noviembre de
1.917 incluía únicamente a un judío (Trosky) sobre 15 miembros; sin embargo, a ésas
37
El discurso de Zinoviev en el Soviet de Petrogrado, tal como cuenta Nicolás Sujanov, “La revolución rusa de 1.917”, ed. Paris, 1.965, p. 273: “¡Camaras, se acaba de cometer un acto innoble! la prensa ha publicado una monstruosa calumnia, que ya ha producido sus efectos en las capas más ignorantes de las masas populares….” 38
Los oficiales Senachako Sajarov Iliìn Irochal. Por lo demás, está muy claro que Koslovky y Alejandra Kollontay eran judíos. Cita de acuerdo con un texto que se publicó en el Vremía del 22 de julio (4 de agosto) bajo el título “Documentos sobre Lenin y Cia”, los datos de la investigación, publicados por el fiscal ante el tribunal de apelación de Petrogrado”.
alturas se podía dudar de la utilidad de la precaución: 39
¿Acaso en los últimos periódicos
burgueses no afirmaban que el comisario para la guerra Nicolás Krilenko, se llamaba, en
realidad Abrahám?
Por consiguiente, la suerte ya estaba echada; la cuestión es que, a ojos de una
fracción imprecisa, pero considerable del público ruso, se trataba de una revolución judía,
y ésta, opinión se notaba sobre todo en los postreros gritos de angustia que lanzaba a la
prensa no bolchevique de cualquier matiz.
No obstante, aún faltaba, una pieza, para, completar el rompecabezas. Revolución
judía, o judeo alemana, de acuerdo: pero, ¿qué papel desempeñaban en todo esto los
capitalistas internacionales judíos? La respuesta llegó a través de una nueva retahíla de
falsedades que el periodista Eugenio Semionov vendió al diplomático americano Edgar
Sisson durante el trágico invierno de 1.917 y 1.918 en retrogrado: los bolcheviques, es
decir en primer lugar Trosky, actuaban financiados y teledirigidos por un sindicato
renanowestfaliano, que recurría, a la mediación del banquero judío Max Warburg y del
bolchevique judío Furstenberg. La afinidad de miras existentes entre los judíos
revolucionarios y judíos financieros no podía alcanzar grado de perfección, puesto que
todos eran alemanes. Así lo garantizó el mismo gobierno americano, tras requerir los
consejos de dos historiadores especializados,40
pues publicó sus documentos en
Septiembre de 1.918, bajo el título de "The Germam-Bolshevik Conspirecy". De éste
modo, el sistema ya estaba listo para actuar y, como veremos las democracias
occidentales experimentarán una obsesión por el judeo germanismo que luego sabrán
explotar las dictaduras, suprimiendo todo término medio.
Si bien los bolcheviques habían podido apoderarse de las dos capitales de la Rusia
europea, prácticamente sin esfuerzo alguno, en cambio las regiones periféricas,
principalmente el sur ucraniano y la inmensa frontera de Siberia, escapaban casi a su
hegemonía. Sus más decididos adversarios, sobre todo las decenas de miles de oficiales,
se iban encaminando hacia esas regiones blancas: el desarrollo de los acontecimientos
sugiere la existencia de una correlación entre su combatividad, su judeofobia. La
correlación aumentó sin opción cuándo llegó la noticia de que habían matado al zar y a su
familia en Ekaterinburgo (Sverdlovsk) por orden, se dijo, del judío Jacob Sverdlov y bajo
la dirección personal, también se dijo de los judíos Yurovsky y Golochtchekyn.
39
N. Sujanov “La revolución rusa de 1.917”, N. Paris, 1.865. p. 233. 40
Robel D. Warth “The Alliese and the Rusian Revolution”, Durhan N. C., 1.945 p. 230
Según otra proclama, lo que necesitaba la tierra rusa no eran pogroms, sino una
cruzada antijudía. 41
Un tono similar adoptaba la propaganda de los ejércitos blancos de
la. Rusia del Sur. Los de Denikyn, que, no lo olvidemos, a principios del otoño de 1.919
avanzaron hasta Tula, a 200 Km de Moscú, y que por consiguiente recorrían parte de las
provincias de la otrora zona, de residencia de los judíos. Así, los voluntarios "blancos
podían satisfacer a su antojo toda su sed de venganza, una sed que jamás se extinguía,
dado, que asesinatos violaciones y saqueos no hacía más que exasperar el furor antijudío,
a través del fatal engranaje del remordimiento y del crimen.42
Añadamos que los verdes y otras pandillas ucranianas rivalizaban en crueldad con
el llamado ejército regular, una proclama colectiva de los principales jefes de banda
invocaba incluso el recuerdo de los grandes santos nacionales, exhortando en su nombre a
los cristianos para que de una vez por todas acabaran con la diabólica ralea judía. 43
Se
calcula que la cifra total de judíos asesinados en Ucrania entre 1.918 y 1.920 superaba las
60.000 personas. 44
Según se difundió en Estados Unidos, en 1.922, por el rey del automóvil Henry
Ford, los judíos de East Side en New York ya habían designado al sustituto del último zar.
45 De éste modo, las fábulas tramadas en las oficinas de Rostov o de Kiev alertaban a
todos los pueblos de la tierra, o poco faltaba, sobre la existencia de una conspiración
mundial de los judíos. No olvidemos que los protocolos de los sabios de Sión, el mito
históricamente más dinámico de todos, gozó de una adición de cientos de miles en los
territorios controlados por los blancos.
En sus recuerdos, publicados en 1.926, Denikyn, evocaba con horror los pogroms
y las matanzas de judíos, llegando incluso a considerar que en parte se debían a la
indisciplina, y a la desmoralización de sus tropas, originarías finalmente del rápido
desastre del invierno de 1.919 a 1.920. Al mismo tiempo, aseguraba, que la buena,
voluntad de sus generales más fieles era incapaz de frenar tales excesos: "la saña anti
41
I. Chekhtman “Los pogroms del ejercito de voluntarios de Ucrania”, el ruso, Berlín, 1.932, p. 22 42
Este circulo viciosos se manifestó por primera vez en Europa (1.096) Cf. Mi vol. I (Du Chrsitaux Juifs de Coul) , pp. 69 y sig. 43
“Trotsky – Bronstein” arrasarán las iglesias ortodoxas, y nos reducirá a la esclavitud (…) Todos los santos intercesores os piden que ingreséis en nuestras filas, para acabar de una vez por todas con esa diabólica chusma”, Chekhtnan. 44
El articulo “Pogroms”, la “Jewish Encyclopaedia”, Jerusalem, 1.972, T. III, p. 701. 45
“The International Jew” Henry Ford. P. 145.
judía de las tropas había alcanzado una, especie de furia rabiosa contra la que nada se
podía hacer.46
F) ALEMANIA: A la hora del antisemitismo en Alemania me voy a centrar
principalmente en el holocausto ocurrido en los años de la 2ª guerra mundial, y para ello
voy a hacer un estudio anterior de los personajes que influyeron decisivamente en la
sociedad alemana, y que tuvieron como consecuencia los hechos ocurridos entre 1.939 y
1.945.
El primer personaje a estudiar va a ser Lutero. La tempestad desencadenada por la
reforma no aportó ningún cambio a la situación de los judíos. No se realizó lo que era de
esperar: es decir que con el reconocimiento del Antiguo Testamento, como origen y
fundamento de la fé cristiana brotara la tolerancia y el amor cristiano al prójimo.
En efecto, al principio, parecía como si hubiera un poco de esperanza para los
judíos. Al comenzar la reforma, cuando Lutero y sus seguidores no habían sido acusados
todavía de herejía, cuando los precursores de la reforma luchaban contra el pagano e
idolátrico papado, dijeron algo que parecía indicar una transformación. Ante todo, el
joven Lutero rechazaba el modo de proceder contra los judíos en la Baja Edad Media.
"¿Quién adoptará nuestra religión", escribió en un comentario sobre el salmo 22,
"aunque sea el hombre más bondadoso y paciente, al ver como son tratados por los otros
con crueldad y hostilidad, no cristianamente sino más bien bestialmente?".
En el año 1.523 escribió el artículo: "Jesucristo nació judío", condenando el
indigno proceder contra, los judíos.
Que conocieran la doctrina de los cristianos: esta era la intención del escrito de
Lutero. Fué su afán misionero el que hizo pronunciar tales palabras prometedoras, ¿No
había profetizado San Pablo, apóstol vivamente venerado por Lutero, la conversión de
Israel al Cristianismo? Lutero estaba completamente convencido de ganarse a los judíos
para su nueva enseñanza, ya que su cristianismo se apoyaba más rigurosamente en el
Antiguo Testamento que la iglesia de los papas.
El documento de Lutero llamó poderosamente la atención. Las persecuciones de
judíos, pocos años atrás se hallaban todavía en la mente de todos. ¿Se anunciaba ahora un
cambio? Cuando los escritos de Lutero se hubieron propagado, los judíos le enviaron un
ejemplar del salmo 130 en idioma alemán y letra hebrea: Desde el Abismo clamo a ti, oh
46
A. Denikin “Ochorki”, T. V p. 149.
Señor...". Pusieron su esperanza en él pero su fidelidad a la fe de sus antepasados
permaneció inconmovible, No se convirtieron al cristianismo, ni aún al del Martin Lutero,
que fué el primero que tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al alemán.
Viendo Lutero su fracaso en éste aspecto, enmudeció su voz paternal. En su
interior iban operándose un cambio igual a aquél de Mahoma, que de gran admirador del
pueblo judío se transformó en uno de sus más acérrimos enemigos.
El príncipe Juan Federico de Sajonia llenado el generoso, cono fiel partidario de
Lutero decidió expulsar a todos los judíos de su país. Josel Von Rosheim, jefe de los
judíos del sacro imperio y oficialmente reconocidas por el emperador, se dirigió a Sajonia
precipitadamente y muy preocupado. Confiado en la eficaz ayuda de Lutero, que siempre
le había defendido calurosamente, creía poder persuadir al emperador y hacerle cambiar
de opinión. Pero, ¿qué pasó en realidad? Lutero ni siquiera recibió a Josel Von Rosheim.
En una carta, le contestó que era cierto que en su tiempo había tomado partido a favor de
los judíos, y que, de todas maneras, seguía con la esperanza de que algún día la gracia de
Dios los llevaría, hacía su Mesías. Decía además que a pesar de esta esperanza temía que
toda protección les afianzara aún más en su perseverancia de resistir a la conversión. Con
estas palabras se negó rotundamente a interceder a favor de ellos.
Un año más tarde Lutero se dirigió abiertamente contra los judíos: En el año 1538
publicó su carta contra los "Hebreos".
Sus sermones contra los judíos desde el pulpito y en privado se hacían más
violentos de año en año. Era furia apasionada lo que ahora el mundo oía de la boca del
reformador, lo que leían escrito por su pluma. En el año 1543 publicó el libro de "Los
judíos y sus mentiras". En él se juntaban todas las atrocidades que se habían inventado:
asesinato ritual, envenenamiento de fuentes, magia y alta traición contra el imperio a
favor de los turcos. Y por todo ello concluía: "¿Qué podemos hacer nosotros, los
cristianos, con este pueblo maldito y condenado?... Daré mi fiel consejo. En primer lugar
que se prenda, fuego a sus sinagogas y escuelas... después hay que destruir sus casas, ya
que dentro de ellas actúan igual que en sus escuelas ... en tercer lugar hay que quitarles sus
devocionarios y el Talmud, los cuales enseñan idolatría, mentiras, blasfemias y
calumnias. En cuarto lugar hay que prohibirles absolutamente que sus rabinos sigan
enseñando... hay quitarles el derecho de transitar libremente por las calles ... hay que
prohibirles la usura y confiscarles todas las riquezas en oro y plata, pues todo lo que
tienen nos lo han robado con usura... "
Algunas personalidades del frente del protestantismo se indignaron por este
panfleto. El reformador suizo Enrique Bullinger escribió al reformador de Alsacia Martín
Butzer y al leerlo daba la impresión de ser escrito por un pastor de cerdos y no por un
célebre pastor de almas.
También Felipe Melanchthon albergaba, algún temor, pero no obstante hizo
entregar el libro de Lutero de "los judíos y sus mentiras" al Landgravm de Hessel
alegando que contenía grandes enseñanzas de gran utilidad. Igualmente lo hizo el
soberano de Lutero, el príncipe de Sajonia, también Landgravm dictó una, orden de
expulsión, prohibiendo la estancia incluso el paso de los judíos. Estas fueron las
consecuencias inmediatas de la actitud; las otras consecuencias tardaron más en
manifestarse: hasta el pasado más reciente. Dice Ecinrich Graetz: “Del mismo modo que
el patriarca. San Jerónimo contagió al mundo católico con su declarado odio a los
judíos, así también Lutero envenenó a largo plazo con su testamento antisemita, al
mundo protestante”.
Que el problema de las causas de la revolución francesa haya preocupado al
mundo occidental, es algo que ya se da por supuesto. Aun así, la mayoría de los
intelectuales occidentales, que respetaban los mandamientos o decretos de la razón, se
sentían partidarios de la revolución, y esto era, más particularmente cierto en los estados
protestantes de Alemania. Por encima de la posición confesional, o hasta el desprecio que
inspiraba los corrientismos romanos, los protestantes alemanes poseían una visión más
ligada del progreso y de la perceptibilidad humana que les predisponía a concelebrar ésta
época, según Hegel fué un amanecer espléndido. Reinó en esos tiempos una ternura
sublime; el entusiasmo por inteligencia recorrió el mundo como una vibración, como si
sólo entonces se hubiera alcanzado la conciliación real de lo divino y del mundo".47
La Iglesia Luterana reservaba esta tolerancia tan amplia en los teólogos
racionalistas e ilustrados que por aquel tiempo elaboraban en Alemania los principios de
la crítica bíblica. Al asumir esta tarea, introducían una distinción entre la autoridad del
Nuevo Testamento y la del Antiguo, con intenciones que a veces ocasionaban violentas
polémicas. De este modo, un Jowhann Semler se alzaba como a la manera, de un voltaire,
contra las pretensiones electivas de un pueblo más tosco que cualquier otro: ¿A caso
47
“Filosofía de la historia”, Ed. S. Uhrkamp, 1.970, p. 259.
habrán de ser eternamente necesitados estos fundamentos adoptados por los judíos bajo el
nombre de Santas escrituras como viejas túnicas de su pueblo, esos judíos incapaces
incultos qué ya conocemos y que ni siquiera pueden compararse con muchos griegos y
romanos. 48
Kant. Igual tendencia presenta claramente Manuel Kant. El filósofo que supo fijar
los límites a la razón y a la ciencia, se desbordó en cambio al juzgar los acontecimientos
franceses; ni el terror, ni las conquistas y anexiones atenuaron su entusiasmo. "Jamás fué
dado olvidarse semejante fenómeno en la historia del mundo, pues se ha descubierto en el
fondo de la naturaleza humana, una posibilidad de progreso moral, insospechado hasta
ahora por todo hombre político ... la revolución es moral en su misma esencia. (El
conflicto de las facultades, 1798). En este mismo texto, Kant describía los términos
últimos de este progreso moral, que implicaba la extinción de la religión de Moisés y la
institución de una nueva religión universal: "La eutanasia del judaísmo es la pura, religión
moral con el abandono de todos los viejos dogmas, algunos de los cuales aún deben
conservarse sin el cristianismo (como fe mesiánica); diferencia sectaria que sin embargo
ha de acabar desapareciendo, para traer al menos en espíritu, eso que llaman el final del
gran drama, de la evolución religiosa en ésta tierra (el retorno del todo), cuando ya no
haya más que un sólo pastor y un sólo rebaño". 49
Por lo tanto y expresándome en términos modernos: La izquierda daba por
concluido y hasta consideraba, absurdo el mensaje del pueblo de la Biblia, muy al
contrario que 1a derecha.
Fichte. El gran discípulo de Kant, sobrepasaría a su maestro en la consolidación de
todos estos aspectos.
Sucede que no contento con atacar a los judíos, estaba separado y sólidamente
unido, basado en el odio al género humano, arremetió contra la Iglesia en su último
capítulo, negándole cualquier fuerza y cualquier derecho en el mundo visible.
No obstante, bastaron unos pocos años, amén de las humillaciones infringidas a
Rusia por Napoleón, para que este ideólogo de adopción se convirtiera en el apóstol meta
físico del nacionalismo alemán, incluso del racismo germánico: ¿No presentaba acaso, en
su discurso a la nación alemana " de 1808", la existencia, de un enfrentamiento entre los
germanos heroicos y auténticos y los franceses y otros pueblos neolatinos desarraigados y
48
“De Voltaire a Wagner”, Poliakov, L. pp. 193-194 y 203-204. 49
“Làllemagne et la redolution Francaise”, Paris 1.949, J. Droz, p. 159.
degenerados? Históricamente hablando, así se produjo el primer salto clamoroso de la
extrema izquierda a la extrema derecha, en unas condiciones que ya denotaban el
parentesco psicológico entre ambos extremismos.
Típicas para el milenarismo fichteano de nuevo cuño son las perspectivas
apocalípticas que evocaba en los "discursos", al preveér una derrota alemana: "de modo
que no hay salida; si sucumbís, la humanidad entera sucumbirá con vosotros, sin la menor
esperanza de recuperación". Estas clases de amenazas son las que suelen esgrimir los
profetas y los salvadores, y Hitler, el "Mein Kampf", recurrirá, a términos similares: "si se
lograra la, desaparición del ario, profundas tinieblas caerían sobre la tierra; en pocos
siglos se, extinguiría la civilización humana y el mundo se convertiría en un desierto.
Hegel. Según Hegel "el cristianismo ha despoblado el walhalla, arrasado los
bosquecillos sagrados y exterminada la fantasía popular como si se tratare de una
superstición vergonzosa o de un veneno diabólico; en cuyo lugar, les han impuesto la
fantasía cuyo clima, leyes, cultura e intereses les son ajenos, cuya historia, no tiene
ninguna relación con la nuestra... Nos vimos insectos en un mundo extraño, sin
posibilidades de construir nada, a lo sumo instalamos como mendigos, o mágicamente, un
mundo en dónde el hombre era un no-yo y su divinidad otro no-yo" 50
Hegel, luego , sin
dejar de referirse a los judíos y a su ley, escribía que éstos, si hubiesen tenido la más
mínima chispa de vida, la más mínima parcela de pureza, habrían llegado a conocer el
mensaje de Jesús, y entonces la instauración del reino de Dios hubiera, sido inmediata;
estaban muy degradados y eran demasiado estúpidos: "El espíritu sólo se identifica con el
espíritu: ellos, lo único que vieron en Jesús era el hombre, el nazareno, el hijo del
carpintero y convivía con sus padres y hermanos: sólo era eso, no podía ser más, era
únicamente su semejante y ellos mismos se sentían una, nulidad. Cuando Jesús intenta
que ese tropel de judíos adquiera una conciencia de lo divino, está condenado al fracaso,
pues la fe en lo divino no puede residir en el cielo. El león no cabe en una nuez: el espíritu
infinito no cabe en la, mazmorra de un alma judía.51
Los judíos constituyen un tema capital de los primeros escritos de Hegel: son
siervos, ó hasta animales: también son asiáticos, aunque asiáticos peores que los
orientales pues éstos, por un raro temer, encierran a sus mejores, mientras que los judíos
no conocen ese miedo. Hablan de las relaciones sexuales libremente y sin complicación,
50
“Fragmento zusatzé”, pp. 197 y 212 51
“Der Gist Des Jutentune Und Sin Shicksal”, p. 381 y la continuación.
pero afirman una impenetrabilidad del espíritu amoroso ente todo lo que pueda aludir a
éstas relaciones, igual que ante todo lo que sólo sea realidad. Por consiguiente, no tienen
en cuenta el amor cuándo tratan de éstas materias, ir así se explica que su forma de
tratarlas, en sus leyes y en los libros que contienen su instrucción, sea tan escandalosa, tan
abyecta y tan vergonzosa...". 52
En 1.821, ya tenía esbozada una división en cuatro periodos que coincidían quizás
con el modelo de los 4 animales o imperios del profeta Daniel: "Hay cuatro imperios
históricos: primero el oriental, segundo el griego, tercero el romano, cuarto el
germánico". 53
Por lo que se refiere a éste último imperio, el de la reconciliación o de la
realización, englobaba, la miseria judía y el esplendor germánico, dentro de una ganga de
frases oscuras: "Para salir de ésta, pérdida de sí mismo, y de su universo y del sufrimiento
infinito que aquella, ocasiona, sufrimiento que ha de servir de apoyo y aún que siempre
se ha hallado dispuesto el pueblo israelita, el Espíritu reprimido en sí mismo desde el
extremo de su negatividad absoluta capta, mediante una alteración que es en sí y para sí,
la o positividad infinita de su vida interior, el principio de la unidad de la naturaleza
divina y humana, la reconciliación como verdad objetiva y libertad que aparece en la
conciencia de sí y la subjetividad. El principio de los pueblos germánicos es el encargado
de realizarlas". 54
Hegel explicaba, luego que el primer periodo iba de la antigüedad a Cario Magno:
el segundo, de Carlo Magno a la reforma, es decir a Lutero; y el tercero de Lutero a la
reconciliación, es decir a sí mismo.
Ernst Moritz ARNDT y Lubwig Friedrich JAHN. El culto a la raza germánica,
que surgió en Alemania a principios del siglo XIX es un fenómeno sin igual en otros
países: Ninguno de los nacionalismos europeo que empezaron a rivalizar en la exaltación
llegó a tomar éste cariz biologista.
Desde la perspectiva del antisemitismo racista, la preocupación germánica por la
pureza de sangre condujo a una, condena de los judíos incluso sin un odio específico; y
junto al tipo de anti-semita internacional con un universo mental, "plagado de judíos,
apareció el tipo de alemán patriota subjetivamente no anti-semita, pero hostil a los judíos
52
“Fragmento Gist der Orientalen”, p. 431. 53
Principes de la Philosophie du Droit” Trad. A. Kaab (Col. “Idees”) p. 372 54
Principes de la Philosophie du Droit” pp. 375-376.
en la medida que profesaban el mito de la raza. Los textos de los dos grandes apóstoles del
racismo germano cristiano, Arndt y Jahn anunciaban ya éste segundo tipo.
Recientemente se ha afirmado que estos agitadores iniciaron la participación de la
pequeña burguesía en el nacionalismo alemán. 55
Por otra parte ni uno ni otro eran de
origen puramente alemán, puesto que Arndt fué primero súbdito sueco mientras que Jahn
era de remota ascendencia checa como su propio nombre indica. 56
Arndt (l.768 - 1.860)
es el más conocido de los dos; los nazis ven en él a su gran precursor ideológico. Citando
los textos de Arndt que sostenían sólidamente ésta filiación; recordemos la reflexión de
unos de sus apologistas post-hitlerianos que escribió que su evolución personal la
dirección especial que ha tomado el sentimiento nacional alemán.57
Arndt suponía que la pre-excelencia del pueblo luminoso alemán, residía en la
sangre. Este piadoso luterano suponía que este pueblo era el único que poseía la verdadera
gracia divinas "No creo equivócame al afirmar que el poderoso y ardiente lobezno
germánico pertenecía a una buena especie capaz de recibir la semilla divina para producir
los más nobles frutos. Los germanos y los latinos impregnados y fertilizados por ello, son
los únicos que han hecho florecer el germen divino gracias a la filosofía y a la teología
que han sido los dirigentes que estimaban... a los pueblos circundantes que pertenecían a
especies extranjeras". 58
Arndt predicó durante toda su vida la lucha contra la mezcla de sangres o la
degeneración y proclamó la necesidad de establecer compartimentos estancos entre los
pueblos, que según sus comentaristas nazis eran mucho más estrechos y
compartimentados que los de la doctrina y legislación hitleriana. Y es que Arndt
identificaba las razas humanas con los pueblos y distinguía entre raza alemana, francesa,
italiana o rusa. Como protestante que conocía bien el Antiguo Testamento, también
utilizaba la cólera del Eterno contra los Hijos de Dios que vieron que las hijas del hombre
eran bellas (Génesis 6: 1-6) en apoyo de su tesis; por tanto según el diluvio fué el justo
castigo de la primera degeneración. Arndt consideraba que la sangre de los judíos no era
ni mejor ni peor que cualquier otra sangre. Se opuso con vehemencia a la admisión de los
55
“Harry Pross, Dokumente Zur Deutschen Politik”, 1.806 – 1.870, Frankfurt 1.959, pp. 78-79. 56
Jahn escribió que sus antepasados habían emigrado de Bohemia en la época de la guerra de los 30 años; “Deutsches Bolkstum”, Ed. Reclam, Leitzig, S. D., p. 22. 57
Walter Bussmann “Ernst Moritz Arndt”, 9 de marzo de 1.960, pp. 141-146. Señalaremos el estudio del Pr. Lrnst Weymar, que apareció bajo el mismo titulo en el numero de 18 de mayo de 1.960 de “Das Parlament”, y en el que este autor ponía de manifiesto el aspecto preracista del pensamiento de Arndt. 58
Citado por E. Weimar.
judíos polacos en Alemania, esa plaga para los cristianos, pero no estaba muy lejos de los
emancipadores cuando afirmaba su esperanza de que los judíos de Alemania
desaparecieran rápidamente, una vez convertidos.
Pero el concepto de sangre impura, de esa sangre con la que habría de regarla
tierra a ambos lados del Rin, se convirtió rápidamente en Alemania del concepto de
sangre inferior; este cambio fué quizá más fácil debido a que los afanes belicosos de los
alemanes, apenas estimulados, tuvieron que enfrentarse a la realidad de la paz y se
invirtieron completamente en el terreno irresponsable de la imaginación.
Para Arndt los alemanes eran el pueblo elegido de la nueva alianza y habían
tomado" conciencia de su misión gracias a Lutero; pero una vez encarnado en la raza la
sangre, el Mesías de los teólogos de la generación precedente, ése Mesías colectivo al
servicio de la humanidad, se convirtió en un Mesías orgulloso y triunfante.59
Esta lección
alemana se reflejó en el Espíritu romántico con muchas variantes; poetas como Novalis y
Höldrlie. Fichte le dió una interpretación metafísica y Jahn (1.778 - 1.852) la interpretó de
forma más directa y brutal; además, éste apóstol de la educación física se dedicó a
propagar el folklore y creó un movimiento popular que prefigura en muchos aspectos de
las organizaciones paramilitares nazis.
Curioso personaje, éste Jahn, hijo de un pastor y pronto daría muestras de un
carácter apasionado e inestable y de sus reticencias al estudio. El primer escrito que le
hizo célebre, “Deutsches Volkstum” (l.8l0) se inspira en el desastre prusiano de 1.806.
Con un estilo muy personal plagado de neologismos de su invención, desarrolló un
programa de renovación nacional que consistía en eliminar todas las influencias
extranjeras. No sólo era necesario expurgar las artes y la literatura sino también la lengua;
los nombres extranjeros incluidos los de origen bíblico tenían que desaparecer. Este hijo
de pastor profetizó que Dios volvería la espalda a los pueblos mestizados y citó a Moisés
y a Nehemías. Por ello preconizaba la pérdida de los derechos cívicos de los alemanes que
se unieran a extranjeras. No observamos ninguna animosidad particular hacia los judíos,
pero es evidente que prohibían a sus compatriotas que contrajeran matrimonio con las
"Rahel" (judías).
Es imposible enumerar todas las invenciones y términos folklóricos con las que
dotó a su país. Mencionaremos el grito de adhesión de los gimnastas Gut Heil !que
59
Respecto a los manuales de Kohlrausch, véase el admirable estudio anteriormente citado de Ernst Weimar, pp. 19 - 41.
anunciaba el Sieg Heil! hitleriano. Otra invención: los colores rojo; negro, oro, colores de
la partida de guerrilleros Lützow que según Jahn eran tradicionalmente alemanes, fueron
adoptados por el parlamento de 1.848 para convertirse finalmente en los colores
nacionales de Alemania del Oeste y también del Este.
En 1.819 el asesinato del doctor Kotzevue por el estudiante Sand, dio lugar a
medidas represivas y puso freno a la agitación; Arndt fué destituido de su cátedra; Jahn
fué acusado de alta traición y encarcelado en una fortaleza. Pero sus ideas se propagaron
con más fuerza aún; en la segunda mitad del siglo se reanudó la discusión sobre la pureza
de la raza alemana en la Burschenschaftn y en 1.918 casi todas excluyeron a los no arios.
Karl Marx (l.8l8 - 1.883). "Con la publicación de una cuestión judía el mundo
corrompido se convertía en judío, la práctica del egoísmo espiritual lista del cristiano se
convierte forzosamente en el egoísmo materialista del judío". 60
60
“La Question Juive”, Trad. Molito, “Oeuvrs Philosophiques”, Karl Marx, Paris, 1.946, pp. 163 – 214. En algunos lugares hemos rectificado la traducción de algunos términos de una manera que nos ha parecido mas conforme al sentido original alemán.
Marx arremetía con violencia contra la sociedad de su época, a la que acusaba de
ser completamente judía porque estaba sometida por entero al dinero. Marx redactó la
cuestión judía durante el invierno de 1.843 a 1.844; fué un año decisivo en su vida, el de
su matrimonio, de su exilio y de su conversión al comunismo. El texto parece anunciar ya
la ideología alemana, calificada más adelante por él mismo de examen de conciencia
filosófico. En un arrebato profético fustigó al mundo de su época utilizando la misma
terminología que éste mundo había forjado; y seguramente los judíos le parecían tan
condenables como éste mundo, aunque sólo los conociera a través de algunos burgueses.
Marx jamás logró deshacerse de ese mesianismo revolucionario impropiamente
calificado de mesianismo judío ni de esa espera del último día o la batalla final. Y fué
precisamente esta escatología la que dió tanta resonancia al pensamiento científico del
marxismo. Pero al parecer aún hubo más: una mirada que al igual que la de los viejos
escolásticos, intentaba penetrar en los últimos misterios de la existencia y podía implicar
una visión totalizadora de la sociedad que pusiera de relieve su dimensión histórica y
revelara la mutabilidad y la relatividad de las instituciones y los regímenes. 61
61
Esta idea ha sido sostenida especialmente por M. Gean Marchal; zf. “Deux Essais Sur le Marxisme”, Paris 1.955, pp. 17 – 82 (“Le Marxisme comme conception génerale del Homme et du Monde”). Hace casi medio siglo, Tawney, el historiador inglés de la economía, calificaba a Marx de “El último de los escolásticos”.
Las aspiraciones y las intenciones metafísicas del joven Marx influyeron
continuamente en su crítica económico social en múltiples aspectos. La herejía milenaria
estuvo en el origen de la formulación de una sociología. La ciencia progresaba gracias a
sueños imposibles.
Richard Wagner.- Muchos artistas han querido ser profetas, pero Wagner ha sido
el único que ha conseguido ser reconocido como tal en su país y en el mundo occidental.
En su caso todo es excepcional, empezando por el insoluble problema de sus orígenes,
porque nunca se sabrá si era hijo del funcionario sajón Kart Wagner o del actor Ludwig
Geyer: Wagner llevó el nombre de éste último hasta los catorce años. Aún es más difícil
saber si es de orígen judío (tal como se ha pretendido a menudo) dado que durante su vida
los humoristas vieneses le llamaban el gran rabino de Byreuth; en sí misma esta cuestión
no tiene mucha importancia para nosotros: en cambio nos interesa muchísimo lo que los
interesados piensan de sí mismos, su verdad subjetiva. Y es evidente que Wagner se
inclinaba por la hipótesis Geyer y por lo tanto se consideraba hijo ilegítimo. ¿Creía
además que Geyer (igual a buitre), era judío? Esto también parece verosímil; puede ser
que el ermitaño de Sils-María tuviera fundamentos válidos para sus sospechas, lo que
explicaría su certeza. 62
Pero de nuevo el dilema: la cuestión fundamental no reside en si
era simplemente bastardo, o bastardo hijo de un judío, puesto que de la misma manera que
para el inconsciente antisemita el judío es un bastardo, también puede ser cierto a la
inversa, en la medida en que el bastardo perseguido se acerca al judío.
El despertar de su furia antisemita ocupa un lugar en la historia de la música y en
la historia de Alemania, y merecería ocupar otro en los manuales de psicología. Esta rabia
estalló en 1.850, cuándo Wagner contaba 37 años; anteriormente, según sus propias
declaraciones, habían militado en favor de la emancipación definitiva de los judíos.
En el primero de sus escritos, Wagner afirmó que la leyenda es más cierta que la
historia y resumió la teoría denominada aria sobre el origen de la humanidad: "Hay que
buscar la patria primitiva de los pueblos actuales de Asia y de todos los pueblos que
emigraron, a Europa como en éstas montañas Ahí está el origen de todas las
civilizaciones, de todas las religiones, de todos los idiomas..." Después se aferró al
62
Estas cuestiones han sido estudiadas por el wagneriano Ernst Newman, que pudo establecer lo que los rumores relativos a los orígenes judíos de Wagner se propagaron a partir de una nota insertada por el filosofo alemán Nietsche en: “Le kas Wagner”. Ernst Newman supuso que las sospechas que habían sido formuladas por Nietzsche se basaban en confidencias hechas por el propio Wagner a finales del año 1.869 (E. Newman), pp. 608 – 613 “The Geyer Question”.
pueblo franco y a la leyenda de los Niebelungen: "está demostrado que el origen de ésta
leyenda es de naturaleza religioso-mítica: su significado profundo era la conciencia
primitiva del pueblo franco, el espíritu de la raza real que impone respeto y es por todos
considerada, como una esencia superior" 63
Después resucitó al antiguo dios Wotan, o más "bien creyó reconocer en él al dios
de los cristianos: pero hay que destacar que se trataba de Dios Hijo más que de Dios
Padre.
EL judaísmo y la música (uno de los textos de Wagner que tendría más
repercusiones y también más influencian) se ven entrecruzados por tres temas. Para entrar
en materia se retracta públicamente de su anterior periodo revolucionario y se plantea
pactar con los poderes y las tradiciones establecidas: razón de más para escoger a los
judíos como chivos expiatorios, como según decía en su carta Liszt, como liebres.
Renunció de forma expresa a las aspiraciones de libertad social: "incluso cuándo
luchábamos por la emancipación de los judíos, combatíamos más bien por un principio
abstracto que por un caso concreto".
Y es que, y éste era el segundo tema, los judíos dominan a una sociedad
degenerada y sobre todo dominan el arte de ésta sociedad, "No es necesario dar pruebas
de que el arte moderno sea judaizado; es un hecho que salta a la vista y se percibe con los
sentidos. Es urgente que nos emancipemos de la presión judía...".
Pero aunque el judío corrupto avance de triunfo en triunfo, su caso no deja de ser
trágico. Wagner se dedica a describirlo: es el tercer tema del judaísmo en la música, en el
cual la actitud no excluye la lucidez: "el judío culto ha hecho todo lo posible para
despojarse de todos los signos característicos de sus vulgares correligionarios: en
muchos casos se ha llegado a considerar que le convenía pasar por el bautismo cristiano
para borrar las huellas de sus orígenes. Pero éste empeño, que les ha hecho recibir
muchos beneficios por adelante, sólo ha contribuido a aislar concretamente al judío
culto y le ha convertido en el más rígido de todos los hombres, hasta tal punto que hemos
acabado perdiendo nuestra antigua simpatía por el destino trágico de su raza".
Un judío así no podía hacer nada bueno, y para Wagner resultaba doblemente
maléfico y estéril porque había roto todos los vínculos con su propia raza. Wagner
concluía que el judaísmo es la mala conciencia de la civilización moderna, y evocaba el
63
“Euvres en prose”, T. VII pp. 94-123.
judío errante que sólo la tumba podía esperar la salvación. Exhortaba a los judíos
amenazadoramente: "pensad que sólo existe un medio para conjurar la maldición que
pesa sobre nosotros: la redención de Ahasverus... el aniquilamiento".
En su autobiografía Wagner aseguraba que el judaísmo en la música había
suscitado una conspiración judía contra él orquestada por Meyerbeer que el cuál era su
protector; a partir de 1.851 atribuyó a ésta conspiración todas las críticas, todas las
cábalas y todos los reveses que sufrió en su agitada vida.
En 1.853 Liszt describió la nueva obsesión de su amigo común a la princesa
Wittgenstein: "... que me abrazó, y después empezó a revolcarse por el suelo acariciando
a su perro Pepi y diciéndole tonterías al tiempo que despotricaba contra los judíos, que
para él son un término genérico de sentido muy amplio", Unos veinte años más tarde el
gobinista, Ludwig Schenann describiría la ira wagneriana con más detalles: "sus quejas
sobre la terrible miseria de que los judíos han infringido a nuestro pueblo conminaron
con la descripción de la situación del campesinado alemán que pronto se quedará sin
una sola fanega. Nunca había visto en él algo que pudiera parecerse a ésta cólera
terrible, ni de lejos:; tras, sus últimas palabras se precipitó fuera de sí en la noche
invernal y no volvió hasta que la exaltación cedió se calmó jugando con su terranova que
le acompañaba...".
Sabemos por otras cartas y otros testimonios que Wagner, era un gran psicólogo, y
era muy consciente de las ventajas que podía tener su manía. Ventajas subjetivas "...
hacía tiempo que controlaba mi cólera contra los judíos, una cólera que es tan
indispensable para mi naturaleza como la bilis para la sangre... su maldita basura me
sirvió de pretexto y estallé...". Pero también ventajas objetivas, celebridad: "gracias a la
estupidez de Meyerbeer que ha inducido a una banda de escritorzuelos en Paris, me he,
hecho célebre allí, o al menos muy interesante...".
En su lucidez Wagner sólo se equivocaba en un punto: Meyerbeer nunca hizo
nada contra su antiguo protegido: tenía por principio no contestar a los ataques y había
tomado una decisión respecto al antisemitismo general. De todas maneras en el plano
humano Meyerbeer sigue siendo el eterno perdedor, el hipócrita. 64
De igual modo los judíos de la época no hicieron nada contra el compositor o
contra el libelista sino que al contrario éste último siempre encontró apoyo y amigos
64
Por ejemplo René du Mesnil, “Richard Wagner”, Paris, 1.954. pp. 20 – 76 – 79.
fieles entre los judíos, Wagner podía dar bien rienda suelta a dialéctica del antisemitismo
con toda libertad amparado en la música y en la divisa del arte por el arte.
Cualesquiera que sean las razones, el hecho es que en el terreno de las bellas artes
los judíos emancipados han destacado sobre todo como músicos. "Me pregunto por qué
nuestros padres no nos circuncidaron a tiempo", decía con ironía el director de orquestas
Hans Von Bulow a un compañero.
¿Por qué los antisemitas se complacen en la ignominiosa compañía de los judíos?
Sin duda por diversos motivos, entre los cuáles se podía centrar la generosidad de la que
así hacen gala; pero el principal interés debe residir en el alarde que puede hacer de su
esplendor ario ante unos semitas obsequiosos y, en última instancia, ante ellos mismos.
Dominar a los judíos significa estar por encima de la gente más astuta que jamás haya
existido, superar a los superhombres que hayan embrutecido y castrado a los sabios:
"somos, unos ignorantes que lo hemos tomado todo de los judíos", decía Wagner poco
antes de su muerte. 65
Este tirano disfrutaba jugando con el judío, como el gato con el
ratón. En la cumbre de su gloria confió la dirección de Parsifal, su obra germano cristiana
escénica sagrada, al director de orquesta Hermann Levi al que llamaba su
plenipotenciario y hasta su alter ego.66
Quería convertirlo al protestantismo pero también
lo felicitaba por haber conservado su nombre sin cambiar una jota. 67
La bibliografía wagneriana incluye más de 45.000 títulos que al parecer es tan
extensa como la de Jesucristo y la de Napoleón. Ningún otro artista ha causado tanto
revuelo, ninguno ha llegado a ser tan odiado. Fué una gran decepción para Nietzsche que,
tras haber sentido una gran admiración hacia él, exhortó a los alemanes, a defenderse de
ese hombre como de una enfermedad "Wagner era un ser completo; era la completa
corrupción".
Thomas Mann que también se sintió fascinado por Wagner veía en él a un creador
de mitos. "Cuando se le escucha uno se siente inclinado a pensar que la música ha sido
creada para servir al mito y que no puede tener ninguna otra función".
Durante el tercer Reich Wagner fué aún más ensalzado que durante el segundo, y
se le consideró como un precursor y un iniciador. La atmósfera era propicia, pero también
65
Wagner se preguntaba por qué la idea hindú según la cual el entendimiento es el sexto sentido de los hombres, ya no tenía defensores en Europa. “¿Cómo es posible que este reconocimiento una vez conseguido, pueda desaparecer de nuevo? Somos unos majaderos que se lo debemos todo a los judíos”. 66
Carta de Wagner a H. Levi, octubre 1.881, cf. Fr. Kobler, “Juden und judentum” pp. 332 – 333. 67
Glasenapp, T. VI, p. 129.
el personaje humano. Una amiga de infancia de Adolf Hitler afirma que éste buscaba algo
más que un modelo y un ejemplo de Wagner. Se apoderó literalmente de la personalidad
de Wagner cómo para convertirla en parte integrante de su propia personalidad. 68
No
parece una afirmación, exagerada tratándose de un hombre que en su juventud dividía su
mundo en los que eran wagnerianos y en los que no tenían nombre.
Tras el periodo de Zúrich, fué en Bayreuth, en su vejez, dónde se dedicó a escribir sobre
arte, política y otros temas. Perseveró en su antisemitismo que con el tiempo se hizo más
fúnebre: "pienso que la raza judía es el enemigo innato de la humanidad y de todo lo que
es noble; está claro que amenaza sobre todos los alemanes y quizá yo sea el último
alemán que se ha atrevido a pronunciarse contra el judaísmo que ya lo domina todo".
Atribuía a los judíos una superioridad malsana y éxitos sorprendentes; Les imputa
la invención del dinero, y lo que es aún peor la del papel moneda, esa maquinación
diabólica; y además los hace responsables de la civilización occidental que es un revoltijo
judaico-bárbaro y no una creación cristiana. Según Wagner éste poderío judío era
inherente a la sangre, una sangre tan potente que no se debilita con las mezclas; tanto los
hombres como las mujeres aunque se unan a las razas más distintas a la suya, siempre
engendran un judío.
Este fué un tema fundamental del nazismo que llevó a las consecuencias que
conocemos. En Richard Wagner éste tema se entrelaza con el vegetarianismo, al que
Hitler también fué adepto. Hacía una relación expresa entre la prohibición de comer carne
animal y el hecho de que el Dios de los judíos prefiriera el cordero sacrificado por Abel a
los frutos del campo. 69
Según él el consumo de la carne animal era la principal causa de
la decadencia de la humanidad. Desarrolló ésta teoría en religión y arte (1.880).
Hacia el final de su vida se sintió atraído por la figura de Cristo pero se fabricó un
cristianismo a su medida. Efectivamente opinaba que la Santa Cena significaba el retorno
a la inocencia primitiva, que quería simbolizar el respeto hacia la vida animal y por lo
tanto hacia el vegetarianismo. Por ésta razón el pan y el vino habían sustituidos a la carne
y a la sangre; éste era el significado que tenía para los apóstoles la conmemoración del
recuerdo del Salvador con la que sellaban la Nueva Alianza; pero la iglesia se judaizó
68
Auguste Kubizek, “Adolf Hitler mona mi DÈnfance”, Paris, 1.954, p. 91. 69
Euvres en prose de Richard Wagner”, Paris, 1.925, T. XIII, p. 72.
rápidamente y éste simbolismo de cristianismo primitivo había quedado completamente
obliterado. 70
En Wagner el rasgo particular paralelo al odio hacia los judíos era el amor hacia
los animales. En sus óperas, tanto el Cisne de Lohengrin como el de Parsifal encarnan la
inocencia y la pureza, esa pureza que para él era la base de su fortaleza, según escribió
Amatilde Wesendonz: “sólo puedo decir esto: la convicción en mi pureza es lo único que
me da fuerza. Me siento puro: en lo más profundo de mi mismo sé que siempre he actuado
para los demás, nunca para mí; mi perfecto sufrimiento lo atestigua...”71
Este egoísta sufría también por su miedo a la contaminación, que en sus escritos,
se manifiestan dos aspectos: contaminación de la sangre judía y contaminación de la
carne animal. Atribuía la decadencia accidentada a la conjunción de estas corrupciones.
El crimen contra el que Wagner protestaba era para él aún más horrible porque
consideraba que el animal era superior al hombre moralmente, sobre todo por su
abnegada fidelidad hasta la muerte. También atribuyó otras virtudes como la sinceridad,
la inocencia, la imposibilidad de mentir. También evocó la muerte expiatoria de Jesús,
pero las fuerzas del mal triunfaron de nuevo, el cristianismo se judaizó: "el Antiguo
Testamento triunfado, y el animal salvaje se ha convertido en un animal calculador (es
decir el hombre)...".
La neurosis wagneriana es ante todo ambiental, una manifestación del mal del
siglo. En Wagner es desmesurada (como todo lo demás) y consiste en el sufrimiento del
artista; por lo tanto puede ser cultivada y exhibida con provecho, porque al igual que su
síntoma antisemita, se ve expresa una ideología dominante en su época. Sigue siendo el
mal auténtico, la herida del narcisismo; a éste nivel, ésta neurosis, al igual que cualquier
otra, prolonga en la vida adulta un conflicto de la primera infancia, un conflicto que en
Wagner se complica a causa de su paternidad doble e incierta. El conflicto se resolvió
mal, la imagen del padre quedó extinguida en dos y todos los vínculos afectivos del
compositor quedaron marcados por ésta escisión: los amigos protectores reflejaban la
imagen del padre cariñoso y bueno, de un Geyer del que conservaba un recuerdo
agradecido, los enemigos y rivales era una proyección del padre amenazador y castrador
(Geyer en el hecho de la madre; Geyer el intruso, el judío) al que odiaba y cuyo recuerdo
intentaba olvidar pero con el que se seguía identificando inconscientemente.
70
Estas ideas de Wagner han sido resumidas por Glasenapp, T. VI, pp. 307 y siguientes. 71
Citado por Th. Eann “Leindeen und Grösse Richard Wagner”, p. 452.
Seguramente la conversión de Wagner al antisemitismo fué un bálsamo para sus
heridas. Le permitió saldar en parte ésta cuenta pendiente; a partir de ahí empezó a
reconocerse a sí mismo a su manera, como padre, como jefe y ordenó su vida
consecuentemente; dejó de jugar al rebelde; adquirió una audiencia y discípulos a los que
dominaba. Más la herida subsistía, su alma seguía estando mutilada y si la observamos
con detenimiento vemos que éste misántropo sólo sentía un verdadero afecto hacia
aquellos que estaban completamente bajo su dominio.
Los perros y los judíos jalonaban la vida afectiva del artista y sin duda en su
inconsciente asociaba los tinos a los otros: lo demuestra su miedo a contaminación de la
carne (animal) y de la sangre,(judía). De igual modo extendía los sentimientos afectivos
que sentía hacia los animales a los judíos serviles castrados por él como Rubinstein ó
Hermann Levi, ésos perros humanos de Wagner, esas cosas animadas sometidas
enteramente a su control: el placer de la revancha, repulsión metamorfoseada en
atracción. En los asesinos nazis se han observado desviaciones de éste tipo: grandes
amantes de - los animales que prodigaban un cariño afectuoso a los esclavos judíos
designados para su servicio personal. Son elementos característicos de la psicología
antisemita que además se empeña en atribuir al objeto de su encarnizamiento todo aquello
que teme y quisiera ignorar de sí misma, a través del mecanismo de proyección: en el caso
de Wagner era una avidez devoradora, la sed de dinero y la sed de sangre, ambas
percibidas como inmundas y fácilmente asociadas; en definitiva el judío que había en él.
Pero era una obsesión que no tenía salida, sobre todo en un personaje tan clarividente
como Wagner, y esa sed era insaciable; era una herida incurable y el odio contenido
persistió; de ahí los sentimientos de culpabilidad como contaminación impura y la
aspiración a una redención por la sangre del Salvador que de nuevo refleja, en el
renovador de antiguos mitos la sed de sangre, la expulsión vengadora.
Erich Ludendorfg:- Este capítulo examinará más de cerca el caso del general
Ludendorfg, cuya vida activa se cerró con dos actitudes, silenciada general la segunda,
que es la que aquí nos afecta. Tras haber sido el estratega que en 1.916 - 1.918 dirigía la
coalición de las potencias centrales, cayó preso de la locura antijudía más total, según
parece, que jamás haya quejado a un hombre del siglo XX. ¿Será quizá está la cosa de que
un señor de la guerra, Ludendorfg, cuyo apellido conserva un eco de hombre de la calle,
se borre tan a menudo de esa memoria colectiva que hoy suponen las enciclopedias y las
bibliografías? 72
Erich Ludendorfg nació en Posnania, en 1.865, su padre era oficial de
caballería; la familia era luterana por tradición. Tras abrazar la carrera de las armas, su
poderosa personalidad y su gran capacidad de trabajo llamó la atención de sus jefes. A
partir de 1.916, se convertía en el hombre más poderoso de Alemania, dictador sin
saberlo, tal como lo denominaba Rathenau, que admitía su talento. 73
Desde el punto de
vista de las operaciones militares, perdió la iniciativa entre el 15 y el 18 de julio de 1.918,
cuándo un ataque alemán condenado al fracaso tropezó con la réplica de la contraofensiva
francesa de Villers - Cotterets. Sufrió entonces un periodo de trastornos psíquicos: la
crisis de llanto alternaba con la crisis de rabia, sus frases resultaban a veces incoherentes,
y algunos testigos mencionan incluso un ataque de parálisis histérica.74
Al firmarse al armisticio, huyó a Suecia con un nombre falso y desde allí escribió
varias veces a su mujer, quejándose de su estado nervioso. Al mismo tiempo, redactaba
sus recuerdos de guerra, que aún no aludían a ninguna conspiración de judíos.
Ludendorfg regresó a Alemania en la primavera de 1.919 y se instaló en Múnich,
ciudad que acababa de presenciar la caída de la efímera república revolucionaria de
Baviera y que casi al instante se convirtió en el principal centro alemán de las intrigas
reaccionarias y antisemitas. Fué entonces, cuándo, aparentemente, se le abrieron los ojos
y, siguiendo el ejemplo de muchos de sus compañeros de armas y subordinados, comenzó
a denunciar la gran traición de los judíos. 75
Militaban al mismo tiempo los movimientos
völkistas y terminó por afiliarse al partido nazi.
Llegó a ocupar un escaño de diputado por el partido nazi en el Reichstag, de 1.924
a 1.928, también presentó su candidatura para la presidencia de la República de Weimar,
en 1.925.
Podemos decir que la visión de Ludendorfg sólo contenía un racismo accesorio: al
tiempo que, bajo las influencias de su mujer, cultivaba la idea de un alma o sustancia
racial germánica, reprochaba a Theodor Fritsch y a sus adeptos que desconocían el
carácter hondamente religioso de la lucha milenaria que constituía la clave de la historia
72
“La enciclopedia universal”, No incluye ningún artículo Ludendorf; en el fichero de la biblioteca nacional, solo aparece una obra, posterior a 1.945. 73
W. Rthenau, Dagebuch”, 1.907 – 1.922, Dusseldorf, 1.967, p. 211. 74
Aunque de forma distinta todos los abundantes recuerdos de los generales alemanes, evocan estos trastornos psíquicos; por lo que respecta al ataque de paralisis esterna, Cf. C. Darndt, p. 355. 75
“Kriegsfubrung un politik” de 1.923, en especial E. 126 p. 153 p. 141. Los que se aprovechaban y sacaban ventaja de la guerra eran los judíos sobre todo… los ambientes patrióticos advertían que el pueblo alemán, que empuñando las armas luchaban por su libertad, había sido traicionado y vendido por el pueblo judío.
mundial. 76
Así pues, si los judíos eran dañinos no era en virtud de su naturaleza, sino
porque ha sucumbido a la nefasta superstición de Yahvé.
Un mecanismo igualmente simplista ("no soy yo, son ellos”) determinaba sus
declaraciones durante el proceso de Hitler, en la primavera de 1.924: "no fui yo quién
atacó a Roma y los judíos, son ellos quienes empezaron su ofensiva contra el pueblo
alemán, hace más de 1.000 años; nosotros, los alemanes nos limitamos a defendemos." 77
Argumento que no deja de recordarnos las palabras de los dirigentes alemanes, y
mucha otra gente, dedicaban a sus pueblos en 1.914 y 1.918.
Con el correr de los años, estos delirios impulsaron a la acción, y para una mayor
eficacia en la lucha contra las potencias supranacionales creó el Tannembergbund en
1.926. Al año siguiente provocó un escándalo memorable por su ataque a Hindenburg
aprovechando la inauguración del memorial de Tannemberg, en Prusia oriental. Sucede,
de hecho, que éste edificio, cubierto de emblemas cabalísticos que Ludendorfg supo
descifrar, era un monumento a Yahvé, destinado a injuriar el vigor alemán y la voluntad
de vivir de los alemanes.
Después de ésta explosión, no se le ocurrió nada mejor que denunciar la existencia
de un segundo traidor del pueblo alemán, más peligroso todavía, pues tenía el futuro a su
favor; en 1.931, publicaba un folleto titulado "Hitler ha traicionado a los alemanes en
provecho del pápa de Roma".
Ya no podía alcanzar mayor claridad el síndrome de manía persecutoria del
revolucionario mundial, figura al que ahora pretendía encarnar Ludendorfg; pero como ya
sabemos, se trata de una psicosis localizada, que no altera una perfecta lucidez a otros
niveles. Su inmensa capacidad de trabajo le permitía ir publicando libro tras libro sobre
los judíos o sobre Roma y dirigir (conjuntamente con su mujer) una revista semanal, "La
Ludendorfgs Volkswarte" con tiempo además para redactar otras obras sobre la guerra
total que aún despierta la admiración de ciertos expertos.
Hitler, tan pronto como subió al poder, ordenó la disolución de su
Tannerabergbund. Sin embargo, no por ello dejó de combatir hasta su muerte, que
acaeció en diciembre de 1.937, engañando la censura del tercer Reich si hacía falta, que
en éste aspecto era bastante liberal. Su último texto, titulado "El gran temor. La Biblia no
76
El artículo Ludendorf “The New Enciclopaedia Britanic”, Vol XI, 1.974. 77
“Genug der Verelendung” T. II, p.333.
es la palabra de Dios, terminaba con una protesta contra el apoyo de la legislación nazi
que había prestado a las doctrinas de propaganda de los judíos, de Roma y de la
teocracia, doctrinas que repugnan al sentimiento moral de nuestra raza nórdica".
Hitler. En esa especie de autobiografía que constituye el primer volumen de Mein
Kampf, Hitler intenta establecer el itinerario espiritual del perfecto nacionalista; en
consecuencia, modifica los acontecimientos según las necesidades de su demostración.
De ésta manera el antisemitismo vendría a ser como la dolorosa conclusión de una
búsqueda paciente.
En realidad, Hitler creció en un ambiente hostil a los judíos; los israelitas estaban
muy mal considerados en Linz, ciudad donde pasó su infancia; no estaban marginados en
el ghetto, pero se encontraban envueltos en un ambiente de desconfianza; consideraban a
los judíos, a la vez, como extranjeros y como peligrosos explotadores.
Viena confirmó y precisó estas primeras impresiones. Hitler encontró en esa
ciudad a los judíos tradicionales; éste contacto con los supervivientes del Judenviertel
produjo en él una especie de trauma: “un día que atravesaba el casco viejo de la ciudad,
me tropecé de pronto con un personaje que llevaba unos mechones de cabellos negros e
iba vestido con un largo caftan. ¿También es ese un judío? Tal fué mi primer
pensamiento.”
En Linz no tenían ese extraño aspecto. Examiné al hombre con disimulo y
prudentemente, pero cuánto más contemplaba ese rostro extraño y escrutaba cada uno de
sus rasgos, tanto más la primera pregunta que me había formulado tomaba en mi cerebro
otra formulación:
¿También es ese un alemán?
La evolución de Hitler es característica, pero indudablemente, no en el sentido en
el que pretende hacérnoslo creer. A un antiguo recelo, adquirido de un modo natural en la
familia, se añade un sentimiento de profunda repulsión que pronto se convierte en una
idea fija: los verdaderos judíos, los que no se ocultan tras una indumentaria occidental,
son sucios, y su suciedad física no es sino el reflejo de su inferioridad del alma.
El odio ("acabé odiándolos" confiesa Hitler) no implica ningún programa; sirve
únicamente para reforzar el orgullo de Hitler, su satisfacción de pertenecer al pueblo
alemán. El capítulo XI del primer tomo de Mein Kampf es un largo paralelismo entre las
virtudes del ario y los vicios del judío.
"Si pasamos revista a las causas del hundimiento alemán, la primera y más
decisiva fué el desconocimiento del problema de la raza y, sobre todo, el del peligro
judío".
La obra fué escrita en la cárcel, después del fracaso de Putsch de Múnich; refleja
la inquietud de que, en ese momento, es un vencido. Hitler, liberado en 1.926 publicó un
segundo tomo. El tono ha cambiado completamente: su autor se ve ya dueño de
Alemania; define lo que será el estado nacional socialista, que papel desempeñarán el del
Fürher y el partido; evoca las grandes líneas de una política exterior. En éste fresco, los
judíos reciben escasa atención; parece incluso como si no tuviera ninguna importancia en
Alemania: son, sobre todo, los inspiradores de la coalición anti germánica establecida a
través del mundo; el peligro proviene de su acción diplomática. “La finanza judía desea
no solamente que Alemania sea radicalmente anulada y arruinada en el terreno
económico sino también que sea políticamente reducida de un modo concreto a la
esclavitud.”
El judío es el que incita con más ardor de la actualidad a la destrucción radical de
Alemania, todo lo que se imprime en el mundo entero contra Alemania está escrito por los
judíos, de la misma manera, que tanto en tiempo de paz, como durante la guerra, la prensa
de los bolsistas judíos y la de los marxistas atizó sistemáticamente el odio contra
Alemania hasta conseguir que los estados renunciaran a su neutralidad, unos tras otros, y
sacrificando los verdaderos intereses de los pueblos, entraran en la coalición mundial que
nos hacía la guerra.
"El planteamiento que se hacen los judíos es evidente La bolchevización de
Alemania, como la destrucción radical de la conciencia nacional popular alemana, que
pueda ser la explotación de la fuerza productora alemana sometida al yugo de la finanza
internacional judía, no es sino el preludio de la extensión siempre creciente que culminará
en la conquista del mundo entero soñada por los judíos. Si nuestro pueblo y nuestro
estado llegaron a ser las víctimas de éstos tiranos de pueblos que son los judíos, sedientos
de sangre y ávidos de dinero, toda la tierra quedará aprisionada en los tentáculos de éstas
hidras; pero si Alemania escapa a su presa, podremos considerar que el mayor peligro que
jamás haya conocido todos los pueblos del orden no amenazará ya el mundo entero".
La instalación en la cancillería no señala ningún cambio profundo; Hitler continúa
afirmando que considera el antisemitismo como un aspecto secundario de su política;
asegura que no hay en Alemania ninguna persecución, sino una elemental protección de
los derechos del pueblo alemán (Discurso del Palacio de los Deportes de Berlín, 24 de
octubre de 1.933).
Los judíos habían acaparado las funciones económicas monopolizando la prensa,
la literatura, la medicina; se han contentado con retirarles esta preponderancia justificada.
Hitler sostiene éste punto de vista, incluso cuándo presenta en el Reichstag, "leyes de
Núremberg: "el Reich no desea expulsar a los judíos, ni crear un clima de hostilidad
latente hacia los mismos; pretende, por el contrario elaborar una plataforma sobre la cual
el pueblo alemán pueda encontrar una relación aceptable con el pueblo judío (Discurso
Núremberg 15 de Septiembre 1.935).
Es de destacar, sin duda la habilidad, el deseo de no suscitar reacciones en el
extranjero.
Si comparamos estos primeros discursos con los de 1.938 y 1.939 y los
correspondientes al periodo de la guerra, advertiremos el cambio sorprendente de tono:
entonces se admite la persecución y estalla el odio. El partido, declara Hitler en el
congreso de Núremberg el 12 de septiembre de 1.938, ha hecho de la eliminación del
judío un punto esencial de su programa; el nacional socialismo lucha con autentico
fanatismo contra el elemento judío de Alemania, ha existido y existe aún para conseguir
su eliminación. La desaparición de los israelitas se convierte a partir de ese momento en
un objetivo concreto y el Fürher encuentra de nuevo todo el desprecio que, 14 años antes
había ex presado en el volumen primero de Mein Kampf:
"Solamente después de que éste vacilo judío que infecta la vida de los pueblos
haya sido eliminado se podrá esperar a la instalación de una cooperación entre las
naciones" (Discurso en Wilhelnshaven, 1 de abril del año 1.939).
Catástrofe y solución final.- (1.933 - 1.945) A principios de 1.933 sonó la hora que
había de precipitar a Alemania hacia el más bajo envilecimiento y manchar su nombre
con el más monstruoso crimen de la historia de la humanidad: el 30 de enero de aquél año
Hitler fué nombrado canciller. Con la toma de poder, el camino estaba libre para convertir
en un hecho lo que en el proyecto de su programa de partido figuraba ya como objetivo
desde hacía largo tiempo: evitar cualquier influencia judía, tanto en la política como en la
cultura y en la economía, y proceder a una expulsión de los judíos del estado nacional
socialista. El espíritu ario no tenía que ser amenazado por más tiempo por el fermento de
descomposición, como lo había denominado Mommsen en una ocasión. A través de la
prensa y de la radio se puso en práctica una intensiva campaña difamatoria. En todas las
escuelas se introdujo como asignatura obligatoria la ciencia de la raza, asignatura
pseudocientífica que se instituyó en todas las facultades. En particular la juventud fué
especialmente educada en el sentido de considerar los principios del antisemitismo cómo
una sólida base para una gran Alemania futura.
No se levantó ninguna protesta cuando el 1 de abril de 1.533 la SA provocó en
todas las ciudades un boicot contra los comerciantes judíos, actuando como fuerza de
asalto del Kampfzeit. Pocos días después de ésta primera prueba, el 7 de abril de 1.933,
fué aclamado en el Reichstag por los nacionalistas alemanes el decreto para la
reorganización de los funcionarios, decreto que disponía la jubilación de todos los
empleados de ascendencia no aria. Había empezado una larga serie de leyes de excepción
antijudías. Dos años después, el 15 de septiembre de 1.935, Hitler promulgó las llamadas
leyes de Núremberg para la protección de la sangre y el honor alemán en la ciudad que ya
se había distinguido en la E. Media como semillero de ideas antijudías. Fueron prohibidos
los enlaces matrimoniales, así como las relaciones sexuales extramatrimoniales entre
arios y judíos, los judíos perdían el derecho al voto, tanto activo como pasivo, y ninguno
de ellos podía desempeñar un cargo público.
No obstante, la Alemania culta cayó. No se levantó la indignación de la burguesía
ni los profesores de las escuelas superiores protestaron cuando, de la noche a la mañana,
fueron expulsados de sus cátedras los colegas judíos.
El resultado fué un nuevo éxodo. Hacia finales de 1.937, 118.000 judíos habían
abandonado el país en el que sus antepasados habían vivido durante siglos, y en el que los
primeros de ellos se habían establecido ya unos 2.000 años antes, en la época de la
dominación romana.
Si al principio la opinión publica podía todavía sostener la opinión de que las
opresiones, las persecuciones y las leyes de excepción antijudías era un asunto interno del
estado nacional socialista, los acontecimientos del año 1.938 fueron apropiados para
demostrarles otra cosa. Después del 13 de marzo de 1.938, a causa de la adhesión de
Austria, aproximadamente 200.000 judíos, de los cuales la mayor parte pertenecían a la
comunidad de Viena, de máxima cultura, de la noche a la mañana se vieron sometidos al
yugo del régimen nacional socialista y tuvieron que sentir su fuerza. Los comercios judíos
fueron saqueados y confiscados, las sinagogas se transformaron en oficinas del partido y
se iniciaron las detenciones masivas. Judíos eminentes, entre ellos, el jefe de la familia
Rothschild fueron maltratados y deportados a campos de concentración, de los cuales
regresaron muy pocos, Nuevas corrientes de fugitivos se pusieron en marcha, la mayoría
al Este, a estados que igualmente les negaban el derecho de estancia. ¿Adónde tenían que
dirigirse los perseguidos?.
Desde un principio Rumania había desdeñado las opiniones de las minorías y los
actos de violencia contra la población judía y las limitaciones a sus medios de existencias
estaban a la orden del día. Hungría, inmediatamente después del comienzo del trabajo
junto con el estado nacional socialista de 1.938, se apresuró a introducir la legislación
racial siguiendo el modelo de Núremberg. En Polonia el Endek-Partei "estaba destinada a
introducir los métodos y la ideología nazi en la vida política. Sólo un estado constituyó
una excepción: Checoslovaquia había representado de manera ejemplar el voto de las
minorías. En sus territorios, los judíos vivían como ciudadanos con todos los derechos.
Pero desgraciadamente la ruina amenazaba a este estado. El 1 de octubre las tropas de
Hitler ocuparon el territorio de los Sudetes; en Eslovaquia se fundó un estado marioneta
nazi, y Hungría se anexionó grandes territorios. Cuándo Hitler se apoderó del resto de
Checoslovaquia el 30 de marzo de 1.939, otros 350.000 judíos cayeron en manos de los
gobernantes nazis. Para concretar la desgracia, Italia después de una alianza militar con el
estado nacional socialista, presionada por Hitler en 1.938, promulgó oficialmente los
decretos y las normas antijudías.
Alarmado por la noticia de la triste e indigna suerte de los miles de fugitivos, en
presencia de los Estados Unidos convocó en 1.938 una conferencia para tratar del tema de
los emigrados judíos en Evian, junto al lago de Ginebra. Treinta y dos países enviaron
delegaciones. El resultado fué decepcionante, ningún país se mostró dispuesto a admitir a
los judíos que habían quedado sin patria. Se temía una inundación masiva de judíos
fugitivos con el consiguiente perjuicio económico.
A finales de Octubre las SS deportó a la frontera del Este a 17.000 judíos de origen
polaco, que habían inmigrado a Alemania entre 1.918 y 1.933 con el fin de empujarles
hacia Polonia. Como Varsovia se negara a admitirles, 5.000 de ellos permanecieron en la
tierra de nadie, al aire libre, dónde tuvieron que vegetar amontonados, en horribles
condiciones. Entre éstos desgraciados se encontraba el matrimonio Grunspan, procedente
de Hannover. Cuándo su hijo de 17 años residente en Paris se enteró del destino de sus
padres, decidió vengarse. Se proporcionó una pistola y se dirigió el 7 de noviembre a la
embajada alemana y disparó 3 tiros al consejero de la delegación, E. Bonrath, hiriéndole.
El atentado dió a los dirigentes nazis un pretexto para poner en práctica un plan
preconcebido ya hacía tiempo. En la noche del 9 al 10 de noviembre se produjeron
grandes disturbios antijudíos, espontáneos, organizados por hombres de la SA. Alemania
se convirtió en el teatro de un horrible pogrom: en todas partes se incendiaron las
sinagogas. Mientras eran reducidos a escombros casi 700 templos. Como centros de
reuniones y cementerios, la chusma nazi destruía los comercios y almacenes judíos. Las
casas judías fueron asaltadas y sus habitantes sacados de sus viviendas y maltratados.
Unas 30.000 personas fueron deportadas a campos de concentración. Pero ni esto bastaba
a los gobernantes nazis. Como penitencia por el acto del joven Grunspan en Paris se
impuso a los judíos una cantidad de 1.000 millones de marcos Al mismo tiempo se
decretó de traspasar a manos arias los negocios y empresas judías que todavía persistían.
Un escalofrío sacudía al mundo civilizado, una explosión de indignación sacudía
la prensa extranjera. En Alemania no ocurrió nada, no se elevó ninguna voz que se
atreviera a denunciar públicamente los actos criminales.
El 1 de septiembre de 1.939 Hitler ordenó la marcha sobre Polonia. En pocas
semanas fueron arrasados por los alemanes, territorios en los cuáles vivían
aproximadamente tres millones y medio de judíos. La población judía que vivía las partes
de Polonia de las que se había apoderado La Unión Soviética, sumaba aproximadamente
un millón de almas. Muchísimos lo intentaron todo para llegar a los territorios rusos de
Polonia, pero los alemanes cerraban las fronteras herméticamente, no había más
evacuación. Una organizada política de opresión contra los judíos, procedente del recién
creado general Gouvernement, siguió al cese de las hostilidades: en noviembre fué
introducida como signo externo de identificación la franja amarilla instituida en la Edad
Media. Se llegó a las ejecuciones masivas y a expulsiones con violencia en las ciudades.
Se organizaron guetos el mayor de los cuales se encontraba en Varsovia.
En 1.940 le tocó el turno al Oeste. Cuatro semanas después de los afortunados
ataques a Dinamarca y Noruega, en el mes de abril, Hitler dió la orden del ataque a
Francia. Después de una campaña relámpago, la mitad del país y toda la costa francesa del
Atlántico estaba bajo el régimen alemán de ocupación y el sur restante era gobernado por
un dudoso gobierno de Vichy, creado por la gracia de Hitler. Al año siguiente, en Abril de
1.941, empezó la campaña de los Balcanes. La ofensiva contra Yugoslavia y Grecia
terminó rápidamente con la conquista de Creta. Entonces Hitler convertido ahora en el
señor del continente, el 22 de junio del 41 ordenó el ataque a la Unión Soviética. Durante
el sorprendente avance rápido del ejercito de los alemanes se conquistaron en el sur
territorios en los que la población era judía en su mayor parte: los territorios de Odesa y
Kiev, donde vivían 2 / 3 de los tres millones de judíos residentes en Rusia. Al mismo
tiempo cayeron en manos de los alemanes aproximadamente un millón y medio de judíos
procedentes de las regiones de Polonia que antes ocupaban los rusos de los estados
bálticos ocupados por los alemanes. Solamente escaparon a la detención una cantidad de
ellos que pudieron ser transportados al Este a tiempo, y 1/4 de millón de antiguos
ciudadanos del estado polaco que pudieron encontrar refugio en el interior de la URSS.
El 1 de septiembre de 1.941 se dió la orden de ostentar el distintivo judío, un disco
amarillo con la estrella de David y la palabra judío, en Alemania Bohemia y Moravia, y
en verano de 1.942 se ordenó lo mismo en Francia y en el resto de los países occidentales.
Surgió el plan de mandar a todos los judíos de los territorios ocupados a la Europa
oriental. En octubre empezaron las deportaciones primeras de Alemania. Poco después
fueron ordenados los transportes desde Francia y los países restantes. En Marzo del 42 se
dió la orden de elevar la cifra mensual a 100.000. En todas las regiones empezaron a salir
para el Este largos trenes con la apretujada carga humana, vagones de ganado sellados,
con hombres, mujeres, ancianos y niños judío, tanto en el calor abrasador del verano
como en el glaciar frio del invierno: miles de desgraciados morían ya en el camino.
En algunos países ocupados, sus habitantes se negaban a maltratar a sus
conciudadanos judíos e incluso a dejarles deportar. En Dinamarca se llegó a protestar. La
población rechazó rotundamente las medidas antijudías y se decía que el propio rey se
pondría una estrella de judío, si se forzaba a cualquier ciudadano de su país a ponerse el
distintivo.
Cuándo en 1.943 los alemanes tomaron finalmente la administración del país y en
secreto ordenaba la detención de todos los no arios, vio su plan frustrado, los valerosos
daneses, en el mayor silencio, trasladaron en botes a la comunidad judía casi completa a
Suecia. En los Países Bajos fué convocada una huelga general para suprimir las
deportaciones. En Francia fué el movimiento de resistencia el iniciador de la defensa
contra los decretos nacional socialistas. En el Este, fué Finlandia 1a que no toleró ningún
tipo de medidas antisemitas. En ningún país faltaron, valientes que se atrevieron a darlo
todo para salvar a un perseguido, para esconder a los fugitivos o para ayudarles en su
huida. A ellos deben de estar agradecidos todos los que pudieron sobrevivir, a pesar del
caos, de la guerra y del terror nazi. También en Alemania pudieron ser salvados de ésta
forma algunos judíos, aunque son un pequeño tanto por ciento.
Mientras tendría lugar las deportaciones masivas, los dirigentes nazis cambiaron
sus planes de la noche a la mañana; se abandonó la idea de una nueva colonia para los
deportados en el Este. En vista de los grandes triunfos obtenidos en la campaña de Rusia,
llegaron a la conclusión de que podrían prescindir de cualquier tipo de escrúpulo, en
marzo de 1.941 fué decidida la exterminación biológica de los judíos, decisión que fué
guardada en el mayor secreto. Tenía que ser llevado a cabo por tropas de la SS.
El 20 de enero de 1.942 el SS Gruppenfuhrer Heydrich, representante de Hitler y
jefe del servicio de seguridad, dió a conocer en una conferencia secreta en Berlín la
solución final. La tesis para la destrucción masiva de todos los judíos de Europa era:
muerte inmediata para todos los incapacitados para el trabajo, trabajos forzados para los
aptos, bajo condiciones mínimas de vida hasta llegar a su muerte por agotamiento. Para la
liquidación inmediata se ordenó la utilización del gas y de los campos de exterminio, y
los fusilamientos en masa.
Los campos de exterminio se encontraban en Belzec, Treblintra, Auschwitz... En
los primeros tiempos las víctimas fueron aniquiladas con mucho sufrimiento, con los
gases de escape de un motor diésel. Más tarde el asesinato masivo se perfeccionó: la firma
Degesch suministró el gas ciklón-B, de efectos muy rápidos, con él los judíos fueron
muertos con un procedimiento racionalizado, en vagones de tren acondicionados o en
salas que estaban camufladas como duchas. A los condenados al aniquilamiento se les
conducía desnudos a las cámaras de gas. Todo lo que todavía poseían, vestidos, zapatos,
anillos y re cuerdos se les había ya quitado anteriormente, pero esto no era aún suficiente:
a los cadáveres se les quitaba las muelas de oro antes de lanzarlos al crematorio.
Independientemente de los campos de concentración, las tropas de asalto de las SS
seguían asesinando en el Este y en el Sur Oeste. A éstas escalofriantes escenas pertenecen
los fusilamientos de 60.000 judíos en una isla del Wina, junto a Riga, de 20.000 en Lutzk,
de 32.000 en Sarni, de 60.000 en Kiev, Como represalia, los rumanos mataron a 25.000
judíos con ametralladoras, en un cuartel de Odesa.
A pesar de que los países ocupados estaban herméticamente cerrados, se
infiltraron al extranjero las primeras noticias de la atrocidad. Al principio se las tomaba
como los productos de una campaña difamatoria. En agosto del 42 llegaron a Palestina un
grupo de mujeres polacas que habían sido canjeadas por prisioneros de guerra alemanes,
las cuales informaron de liquidaciones masivas en Polonia y los territorios ocupados de la
URSS, pero no se dió ningún crédito a sus descripciones. La opinión pública mundial
tampoco se dejó convencer por las declaraciones de víctimas escapadas, portadoras de
documentos, y que podían demostrar en su propio cuerpo cicatrices de la tortura sufrida.
Parecía imposible que, fuera de los manicomios, pudieran existir seres de forma humana
cuyos cerebros sólo engendraban ideas y proyectos para la extinción de todo un pueblo.
Tan sólo después de que el servicio secreto americano pudiera confirmar en el otoño del
42 las informaciones de Alemania recibidas en Ginebra, se tuvo conocimiento del
horroroso hecho de las ejecuciones masivas.
El 25 de abril de 1.944, Eichmann dijo en Budapest dirigiéndose al representante
de los judíos húngaros, Joel Grand, que: “estoy dispuesto a venderle un millón de judíos.
Mercancía por sangre - sangre por mercancía. Puede Vd. reunir éste millón de todos los
países en que aún queden judíos, de Polonia, Dinamarca oriental, de Auschwitz, de
dónde Vd. quiera. ¿Qué quiere sacar Vd.? Hombres y mujeres fecundos, ancianos,
niños? ¡Siéntese y hable!”.
Cuando el avance ruso empujó a los alemanes fuera de Polonia, se concentraron
las escenas de horror en los campos de concentración sobre el suelo alemán. En otoño del
44 Hitler ordenó que se interrumpiera la acción exterminadora. Los últimos meses de
guerra no trajeron sin embargo ningún tipo de alivio para los cautivos. 10,000 judíos más
murieron por el hambre y las epidemias que se declararon en los apestados campos de
concentración, mientras proseguía la evacuación bajo el avance y los ejércitos aliados.
El balance de los muertos, la suma total de gaseados, asesinados, suicidas
forzados y muertos por inanición, no se podrá ponderar jamás con exactitud. Sólo con
respecto a las víctimas de la acción solución final las investigaciones realizadas
independientemente unas de otras han fijado un máximo y un mínimo. Sus apreciaciones
oscilan entre 4.581.200 y 4.194.200 almas. Quedan sin embargo excluidas de éstas cifras
todas las víctimas de la persecución nacional socialista en los años 1.933 - 1.945. En
conjunto hemos de contar con 5.000.000 de víctimas judías.
Cuándo en 1.945 cayeron las armas, quedó atrás otra Alemania. Había ocurrido
algo que nada en el mundo nada podía borrar. Ni el arrepentimiento ni la vergüenza, ni el
sentido de culpabilidad, ni el intento de una compensación material. La generación que
vivía adulta aquella época de Hitler morirá dentro de pocos años, pero la juventud actual y
las generaciones venideras, cargarán siempre con éste escalofriante recuerdo. La historia
de Alemania estará manchada para siempre con el exterminio de millones de judíos
inocentes. Alemania ya no será tan sólo el país de Gothe y Vach, de Kant, Leasing, y de
hermosas catedrales; será también el país de Hitler, Himmler y de los campos de
exterminio.
G) FRANCIA: La revolución francesa. En los años anteriores a la revolución
Francia experimenta un aperturismo en cuanto al pensamiento, bastante grande, nuevas
corrientes recorren el país, corrientes de emancipación de las cuáles son portadoras
personajes cómo el abate Henri Gregorio que fué luchador infatigable de la libertad de
conciencia; también tenemos a Salkind Kchurwtiz, que se calificó a sí mismo cómo judío,
pero sin embargo hubo un personaje que siguió atado a los perjuicios que ya habían sido
superados a esa época este es Voltaire.
Voltaire.- Hasta el fin de su vida no cesó de "burlarse del pueblo de Israel y de
calumniarlo, igual que a la Biblia, en cartas y escritos. En el año 1.765 eternizó su odio
contra él en el célebre "Dictionnaire Philosofique": "los judíos no son sino un pueblo
ignorante y barbero que desde hace tiempo une a la más sucia codicia la superstición
más despreciable y un odio incurable contra todos los pueblos en los que son tolerados y
en los que se enriquecen". ¿Había motivos personales para ésta posición intolerante y
enemiga? No es desconocido el hecho que había acontecido en Paris en los años de 1.750
a 1.752. Durante su estancia en Potsdam en la corte de Federico II, Voltaire había
entablado relaciones comerciales, con el joyero Hirschn. Un día, cómo fuera descubierto
que había falsificado documentos y había sustraído unos brillantes, el asunto fué llevado
al tribunal. Sólo gracias a la presión ejercida por sus poderosos amigos fue declarado
inocente.
Voltaire aprovechó sobre todo "discursos sobre el pensamiento libre" de Gollis,
no dudó en introducir judíos dónde originariamente no los había. Consideremos una
muestra de su arte de zaherirlos, simulando que defiende la tradición cristiana (se trata del
conocido versículo de Isaías que supuestamente anuncia la venida de Cristo78
): "y así
éstos ciegos intérpretes de su propia tradición y de su propia lengua combaten contra la
iglesia y se obstinan en afirmar que ésa profecía no puede referirse en absoluto a
Jesucristo. Mil veces hemos visto refutada su explicación, en nuestras lenguas modernas.
Se ha empleado la fuerza, la horca, el tormento, el fuego; y sin embargo, siguen sin
rendirse".
Tales fueron las principales fuentes de los argumentos eruditos que figuran en los
múltiples escritos de Voltaire contra la religión establecida. Recordemos ahora cuál era su
propia religión y cuál era el Dios sin misterio que éste teísta presentaba en sustitución del
Dios de la Biblia. Era un ser supremo, bueno y poderoso que... castiga sin crueldad los
crímenes y recompensa con bondad las acciones virtuosas, un padre divino accesible a la
Razón, más remunerador que vengador, digno del culto razonable de una familia honrada
rinde sin superstición al ser supremo.79
No obstante, si los hombres, en su locura, ignoran
a éste Dios, si la historia occidental, supuestamente cristiana, tan sólo es un tejido de
injusticias y de crímenes, la culpa es de los judíos, prolongados por la iglesia católica.
Dispuesto a combatir sus supersticiones y sus imposturas, éste propagandista genial
ajustaba los argumentos más contundentes que pueda haber, la sangre y el sexo,
salpicados en él, como ya sabemos, de escatología. Así por ejemplo, en su tratado
anticristiano de mayor extensión, "examen importante de Milord Bolingbroke o la tumba
del fanatismo" escrito en un tono que pretendía ser moderado dada la supuesta atribución
del texto al aristócrata inglés: "la historia judía no es más que una trama de fechorías
consagradas. Salomón empieza matando a su hermano Adonías. Si bien Dios concedió a
éste Salomón el don de la sabiduría, no parece en cambio que favoreciera con los de la
humanidad, justicia, continencia y fe. Él tiene 300 mujeres y 700 concubinas. El cántico
78
Isaías 7:14, lo discutible se basa en la exacta traducción (muchacha o virgen) de alma, la madre que va ha dar a luz como símbolo divino. Sobre las cosas que Voltaire sacó de los deístas ingleses, Norman Torrey, “Voltaire and the English deistes” pp. 79 – 83. 79
“Dictionaire Philosophique” art. “teista”.
que le imputa encaja dentro del estilo de esos libros eróticos que nos hacen sonrojar de
pudor. Sólo habla de pechos, de besos en la boca, del vientre visto como un montículo de
mies, actitudes voluptuosas, de dedos metidos en el orificio, de estremecimiento; y al fin
acaba diciendo: "¿qué haremos con nuestra hermanita"? Aún no tiene pechos; si es un
muro, construyamos sobre él; si es una puerta, cerrémosla" Estas son las costumbres que
con respetó le imputan unos rabinos miserables y unos catálogos cristianos todavía más
absurdos".
Finalmente, uniendo el exceso de ridículo a éste exceso de impureza, la secta de
los papistas ha decidido que el vientre de la sulamita y su orificio, sus pechos y sus besos
en la boca son el emblema, el género de matrimonio de Jesucristo con su iglesia.
“De todos los reyes de Judá y de Samaria, hay muy pocos que no sean asesinos o
que mueran asesinados, hasta que al fin este atajo de bandidos que se mataban entre sí
en las plazas públicas y en el templo, mientras sufrían el asedio de Tito, cayó bajo el
hierro y las cadenas de los romanos, y con él lo que quedaba de ese pueblecito de Dios,
cuyas 10/12 partes ya se sabían dispersas en Asia desde hacía mucho tiempo, y fué
vendido en los zocos de las ciudades romanas, tasándose cada cabeza judía al precio de
un cerdo, animal menos puro que esa misma nación...”
Por lo que respecta a los crímenes de sangre judía, Voltaire, se sentía obsesionado
por los crímenes rituales o sacrificios humanos, mencionándolos en casi todos sus textos
considerados de crítica religiosa. Utilizando la máscara de Frétet a quien ponen en
discusión con un abate, se complacía en anunciar a los cristianos que eran judíos:
“Frétet: ¡Pardiez! Diría que sois unos judíos y unos idólatras, que os
estáis burlando de nosotros y quedando con nuestro dinero,
Abate: ¡Judíos e idólatras!, ¡Pues sí que aprieta!
Frétet: Si, judíos e idólatras, que os voy a decir. ¿No nació judío vuestro
Dios? ¿No lo circuncidaron como a un judío? ¿No cumplió con todas las
ceremonias judías? ¿No decís varias veces que hay que obedecerla ley de
Moisés? ¿No sacrificó en el Templo? ¿No tenéis un bautismo que es una
costumbre judía cogida de Oriente? ¿No llamáis además con la palabra
judía "de Pascua la principal de vuestras fiestas? ¿No lleváis más de
1.700 años cantando, con una música diabólica, canciones judías, que
atribuimos a un reyezuelo judío, ladrón, adultero, y homicida, hombre
adicto al sentir de Dios? ¿No prestáis a, Roma con usura en vuestra
juderías? ¿X no vendéis implacablemente las prendas de los pobres
cuándo no pagan en el día señalado?”
Queda por concretar que Voltaire no incriminaba a la iglesia, de los judíos, de
alguna diabólica conspiración organizada, por lo demás, en lo referente a éstos últimos,
no era una evidencia que le convenciera pues, anticipándose ya en éste aspecto a la
temática racista, que les creía crueles y estúpidos por naturaleza.
Es obvio que, a pesar de la total disimilitud entre las grandes figuras de las luces y
con los doctrinarios antisemitas del siglo XX, sobre todos los puntos: mentalidad,
objetivos o forma de actuar, la visión del mundo voltariano es estructuralmente idéntica,
en la cuestión que nos interesa, a la visión hitleriana: La Creación es pura e inocente pero
los judíos, autores primeros de la contaminación universal de los espíritus, la han
pervertido del todo... Más aún hubo muchos activistas del tercer Reich, empezando por el
propio Fürher, presumieron sin reparo la denominación de deístas.80
Con la fuerza de una conmoción de la naturaleza, poco antes de llegar al fin del
siglo, sucedió el acontecimiento con el que terminaría para los judíos el largo periodo de
la Edad Media y se abriría paso a la época moderna: la Revolución Francesa fué el primer
acorde para la liberación del pueblo judía en toda Europa.
El 14 de julio de 1.789 el asalto a la Bastilla había dado la señal para el
derrumbamiento del antiguo orden. El 27 de Agosto se dió la declaración de derechos
humanos y cívicos.
En la Asamble nacional surgió el tema de la cuestión judía cuándo el 22 de agosto
se puso en debate la tolerancia. Algunos diputados de opiniones conservadoras querían
que la religión católica fuese considerada como la vigente. Las demás debían solamente
ser toleradas. Y Mirabean, exclamó indignado: "¡Religión predominante! !Que ésta
palabra de tiranía desaparezca de nuestra legislación! A mis ojos la libertad ilimitada de
religión es tan sagrada que para mí incluso, la palabra tolerancia, suena, en cierto
modo, a tiranía". El pastor protestante Rabaut SainTienne se adhirió al parecer de
Mirabean y declaró que la libertad de religión no debía conocer ninguna excepción:
80
“Gottglaubig era en el tercer Reich una categoría confesional reconocida a igual título que católicos o luteranos”.
“yo pido para los protestantes franceses y también para los no católicos lo primero que
vosotros pretendéis: libertad e igualdad. Yo pido también esto para aquéllos: ... que ya
van dieciocho siglos que van errantes y perseguidos, y que se vieron atados a nuestros
usos y costumbres si nuestra, legislación les hubiese concedido la entrada, a nuestros
medios, No tengo ningún derecho a echar en cara a éste pueblo su falta de civismo, ya
que ello no es más que la consecuencia de nuestra propia barbarie, un resultado de una
situación humillante a la cuál nosotros mismos les hemos condenado injustamente". La
tolerancia venció: la decisión tomada por la asamblea nacional después del debate decía
así: "Nadie debe ver reducido sus derechos a causa de sus convicciones, ni aún a causa
de su religión..."
Grande fué la alegría de la población judía ¡La declaración de tolerancia incluso
les tocaba también a ellos! Si bien por dos veces en las reuniones de los debates de la
asamblea nacional se expuso la cuestión de los derechos cívicos de los judíos, incluso en
las filas de los diputados se dieron las voces de los que todavía querían dejar las cosas
como estaban. Pero se encontraron con una tenaz oposición y no pudieron abrirse paso.
Contra ellos se levantaron los grandes luchadores de la libertad que se pusieron de parte
de los judíos: Robes Pierre, Viraveau, Tallegrand, Clexaont. De aquél 17 de septiembre
de 1.791 trata la igualdad de derechos cívicos de todos los judíos en Francia. ¡Por primera
vez en la historia moderna los miembros del pueble judío eran ciudadanos legalmente
reconocidos! "¡Finalmente ha llegado el día en que vemos desgarrada la cortina que nos
separaba de nuestros conciudadanos inhumanos! anunció Isaac Berr, infatigable luchador
de la emancipación judía en Francia en una carta enviada a las comunidades de Alsacia y
Lorena a las que les comunicaba la buena nueva. "Al fin se nos devuelve los derechos que
se nos arrebataron hace más de 18 siglos... !qué feliz cambio nos has traído, oh gran
Dios!".
EL ejército revolucionario de Francia llevó la liberación de los judíos a los países
de Europa reconquistados Países Bajos, Bélgica, etc. A la revolución siguió pronto
Napoleón. Su posición ante los judíos era indecisa; luego no era amigo de ellos. En 1.805
después de su victoria en la batalla de los tres emperadores en Austerlitz, como vinieran a
sus oídos quejas de los judíos de Alsacia, Napoleón declaró: "Era cosa de soberanos
débiles el presidir a los judíos. Yo lo haré mejor que ellos". Lo que irrita a Napoleón, lo
que le indigna, es la insinuación en los informes de su cancillería de que los judíos son
como una nación dentro de la nación. En éste punto para Napoleón no existen
concesiones. En el consejo de estado se toma la decisión de convocar una asamblea
representativa de los judíos. Sus representantes deben dar explicaciones completas sobre
su posición dentro del Estado. Al mismo tiempo debe resucitarse aquélla moral cívica que
se había perdido a través de muchos siglos de una existencia deshonrosa.
En julio de 1.806, por orden de Napoleón se reúne la capital en asamblea de
notables, o sea, la asamblea constituyente de 112 representantes del judaísmo francés.
Esta asamblea contesta afirmativamente a las 12 preguntas que le son presentadas: que los
judíos franceses consideran a los franceses como a hermanos suyos y a Francia cómo a su
patria; que la obedecerán con sus bienes y con sus vidas y obedecerán sus leyes. Aceptan
también el matrimonio mixto e incluso renuncian a su administración independiente.
Puesto que se había insinuado de manera inequívoca a los notables que una contestación
deficiente de las preguntas tendría consecuencias desfavorables ¡llegan incluso a hacer la
declaración de que la iglesia católica les ha protegido siempre! En febrero de 1.807, por
orden de Napoleón, se reúne en Paris el Gran Sanedrín llamado así precisamente según el
nombre del antiguo tribunal de justicia judío. No es más que una comedia oficial. Allí es
sancionado todo lo que la asamblea había declarado. Napoleón ha conseguido su
objetivo. Y el 17 de marzo de 1.808 promulga un decreto que restringe mucho la igualdad
de derechas. Con razón los decepcionados le dieron el nombre de "Decret infame".
El antisemitismo en el romanticismo.- En 1,842 los archivos israelitas acusaron al
movimiento romántico y a sus autores más conocidos la preeminencia de una palabra que
constituye un arma permanente contra nosotros: “Todos ellos pretenden, al menos una
vez en su vida, hacer una incursión en plena Edad Media, y cuando se les agota la
imaginación, inventan una historia de judíos. No existe ni un sólo escritor, ni un sólo
aprendiz de novelista, ni un sólo fabricante de folletines, que no tenga en su haber el
retrato fantástico de un judío de antaño, el relato de nuestras pasadas desgracias o la
representación de nuestras ingenuas leyendas. Se diría que tras nuestro gran naufragio
histórico hasta un pintor de tres al cuarto puede pretender tener algún derecho sobre
nosotros.
¿Os gustan los judíos? Los hay en todas partes.
En el teatro, desde Shakespeare hasta Scribe; en las novelas desde Ivanhoe hasta
Paul Cock; en los periódicos, desde que existen novelas por entregas y un público
dispuesto a tragarse cada día una ración; en resumidas cuentas, en todas partes en éste
mundo de papel impreso ¡Zas! aparece un judío con la misma facilidad con que se fríe un
huevo...
!.Que el cielo os proteja del color local de éstos señores!”
Es un testimonio valioso. Pero los archivos israelitas insistieron en vano en decir a
éstos señores escritores que nos caricaturizan, que nos desfiguran y que nos rodean de
falsos oropeles; y según la revista, había de esperar lo peor, puesto que en 1.844 el
constitucional empezó a publicar el famoso Judío Errante de Eugene Sue.
En el marco impuesto por la leyenda el retrato del que insultó a Cristo sólo podía
variar dentro de ciertos límites, y cómo máximo se cargaba los acentos sobre la crueldad
del momento sobre la expiación eterna. Los judíos de la Edad Media ofrecieron un ámbito
más amplio a la imaginación romántica, un ámbito que en general redundaba en contra
suya, como en el caso de los judíos contemporáneos cuyo poder de fascinación inspiró a
Borne la siguiente observación: “algunos me reprochan por ser judío, otros me elogian
por la misma razón, hay otros que me lo perdonan, pero todos piensan en ello”. Nos falta
dar una ojeada a 1a imagen de los judíos y a los grandes creadores de la época.
Víctor Hugo.- Fué muy duro hasta que alcanzó la madurez. En un texto de su
juventud (1.819) se detecta claramente una influencia voltariana o deísta: las matanzas
perpetradas por los cruzados estaban justificadas no por el deicidio sino como represalia
sangrienta contra las matanzas bíblicas cometidas por los judíos,
Pero no era más que un procedimiento dramático y comercial de uso corriente
entre los jóvenes románticos; el poeta que según Drumont murió rodeado de judíos había
pedido perdón por adelantado a los judíos en su "Torquemada" del año 1.882.
La Martine.- En su viaje a oriente proclamó su amor hacia los judíos, una de esas
naciones poetas.... que han idealizado la política y que han hecho que el principio divino
predomine en la vida de los pueblos, y al igual que Rousseau declaró sus esperanzas en un
sionismo providencial.
Chateaubriand.- Este gentil hombre del Bretón sentía un odio tenaz hacia los
judíos: a veces celebraba la decadencia de los simuladores de Cristo (el género humano
ha reclutado a la raza judía del lazareto y su cuarentena, proclamada desde lo alto del
Calvario, sólo puede acabar con el fin del mundo), y a veces enviaba su prosperidad
("dichosos judíos, mercaderes de crucifijos, que en la actualidad domináis a la
Cristiandad... !áh! Si pudiera ponerme en vuestro lugar, si al menos pudiera
introducirme en vuestra caja fuerte para robar lo que quitasteis a las buenas personas
sería el hombre más feliz de los hombres"). Esta contradicción entre los dos fragmentos
de las "Memorias de Ultratumba" sólo se podía resolver si se atribuía poderes
sobrenaturales a los judíos; parece ser que Chateaubriand atribuyó a los Rothschind
(famosos banqueros judíos) el fracaso de su carrera política.
Alfred Vigny.- En él encontramos el rencor de casta, pero complicado con las
particularidades y defectos de su carácter, que le hacían ser amargo y casi obsesivo.
Vigny percibía en el hombre judío, fuera como fuere, primero al judío y luego al
hombre.
El "Diario de un poeta" nos proporciona mucha información sobre la visión del
mundo de Vigny. Era un mundo atroz en el que todo iba de mal en peor: “Paris, triste
caos, de buena mañana, me contagia su tristeza de ciudad vieja, símbolo de un cuerpo
social envejecido”.
Y el mundo era totalmente judío. Las reflexiones de Vigny sobre éste punto son
opiniones personales, o notas de escritor para una obra futura, pero es muy difícil
distinguir entre las opiniones del hombre y su transfiguración artística. Tal vez su
resignación proverbial le permitía hablar de ésta judaización sin amargura (en 1,822
afirma en Helena: "a los hijos de Judá todo les está permitido") y esto sólo contribuía a
hacer que su visión fuera aún más sobrecogedora.
Y los judíos, eran en primer lugar, los culpables de la revolución de Julio.
En aquella época Vigny empezaba a trabajar en la gran obra que planeaba. Entre
mayo y septiembre de 1.837 redactó su fragmento, "Dafnis", cuya acción transcurría bajo
Juliano, el apóstol; es fácil percibir su fascinación con el personaje temporal del
financiero judío, es encarnado en 1.837 por Rothschind:
Dafnis. Pensamiento matriz: "No es preocupéis de ellos", dijo Libanius, Pero el
banquero judío se reía de éstos esfuerzos y dijo:
Jehová no ha abandonado al pueblo eterno. Me ha dado la supremacía de la
riqueza y la inteligencia de la opulencia, que constituye el poder en el mundo.
En estos momentos un judío está por encima del pápa y del cristianismo; paga a
los soberanos y compra a las naciones. Rey del crédito y de los trasvases del oro.
Naturalmente se trataba de Rothschild, cuyo nombre citaría más adelante al
imaginar que la Srta. Rothchind podía hacer caso omiso de la última voluntad de su padre.
El relato no es más que un conglomerado de sentimientos inefables y de las
grandes inquietudes sobre el devenir humano expresados por los augustos protagonistas
(¿Es preferible que la humanidad sea cristiana o sea pagana?) y el judío filósofo parecía
compartir éstos sentimientos y éstas inquietudes. Pero al final, cuándo los cristianos
estúpidos y feroces han masacrado a los paganos y han saqueado su templo José Jechaiah
les compra a bajo precio el tesoro de los paganos y se quitan la máscara: "servirá para
reconstruir una parte del sagrado templo de Salomón. Así, gracias a nuestra
perseverancia, nuestra santa nación va cavando una mina llena de oro en la que quedarán
sepultadas todas las naciones de la tierra, que se convertirán en vuestras esclavas
envilecidas y reconocerán nuestro poder imperecedero. !.Alabado sea El Dios de Israel!.."
De nada sirvió disimular. Actualmente sabemos que al tiempo que construía su
personaje para la posteridad en su torre de marfil, el poeta denunciaba a la policía
imperial a los notables que le parecían sospechosos de inclinaciones republicanas. El
personaje del pérfido José Jechaiah es quizás el mejor autorretrato del conde Alfred de
Vigny.
La amenaza del futuro; los movimientos socialistas.
Charles Pourier.- Cualesquiera que fueran sus controvertidas fuentes de
inspiración éste antiguo viajante de comercio recogió fielmente las antiguas
reivindicaciones corporativas contra los judíos. En sus escritos de 1.803 encontramos las
recriminaciones de los mercaderes del siglo XVII, y ese espíritu pequeño burgués y
rutinario aparece cuándo se erige en portavoz de la competencia amenazada en su
apología del Judío Iscariote y de los Seis cristianos.
¡Es de extrañar que el criminal de la apología se llame Iscariote! Hemos
comprobado repetidas veces que el resentimiento económico se nutre de un resentimiento
teológico: ¿Es cierto que Fourier pretende ser un intérprete social ser un sucesor de Jesús?
"Juan el Bautista fué el profeta precursor de Jesús. Yo soy un profeta postcursor; él me
anunció y tengo que completar su labor de rehabilitación de los nombres en el aspecto
industrial concretamente... Esta función de profeta que ha recaído sobre mí no es una
misión personal confiada a un elegido, como la de Juan el Bautista, sin una misión
compartida como una carrera abierta a todos...".
Por otra parte, ese profeta siempre vivió en contacto con la realidad y no ignoraba
que los cristianos, los nativos del país, según sus propias palabras, practicaban la usura.
Pero en su opinión la usura judía era mucho más peligrosa, y la emancipación de los
judíos aún más nefastas cuándo los judíos se hayan extendido en Francia, escribía en
1.808, el país se convertirá en una inmensa sinagoga; sólo con ¼ de las propiedades, los
judíos ejercerán una profunda influencia a causa de su unión secreta e indisoluble.
Todos los textos de Pourier contienen algún ataque antijudío, con excepción de su última
obra, La falsa industria, 1.838. Hacia el final de su vida esperaba sin duda interesar a
Rothschild en sus ideas: en cualquier caso, lo comparaba a Esdras y a Zorobabel incluso
llegó a ofrecerle el trono de David:
"La restauración de los hebreos sería un gran triunfo para M. H. de Rothschind; al
igual que Esdras y Zorobabel podría conducir a los hebreos hasta Jerusalém, restablecer
el trono de David y Salomón e instaurar una dinastía Rothchind. Es un orgullo que parece
un sueño, y con la protección de todos los monarcas sería fácil realizarlo en 6 meses...".
Tras la muerte del citado Fourier, sus discípulos siguieron en pie de guerra.
Toussenel.- Estos ataques, en Pourier dispersos, con sus discípulo Tousenel se
concentraron en "Los judíos, reyes de la época (1.844). Antes de ser suplantada por la
Francia judía, ésta obra fué un clásico que Drumont siempre quiso igualar. Su principal
interés histórico reside en la luz que arroja sobre el empleo del término judío en la época
en que éste empezaba a convertirse en un grito de guerra. Toussenel es muy claro sobre
esta cuestión: "Doy el apelativo tan despreciado de la palabra “judío” a todos los
traficantes, a todos los parásitos improductivos que viven de la sustancia y del trabajo
ajeno... Y quien dice judío, dice protestante, porque es fatal que los ingleses, los
holandeses y los genoveses, que aprenden a leer la voluntad de Dios en el mismo libro
que los judíos, profesan el mismo desprecio que ellos hacia las leyes de la equidad y
hacia el derecho de los trabajadores", Más adelante, el círculo se amplia para incluir a
extranjeros en general.
En realidad la verdadera intención de Toussenel era denunciar al reino del dinero,
según indicaba el subtítulo del libro citado, "Historia del Feudalismo Financiero". Incluso
se alegraba de poder arremeter abiertamente contra éste feudalismo, gracias a los judíos:
"¡Bendecid a la suprema providencia por haber permitido que los primeros padrinos del
feudalismo mercantil hayan sido hijos de Israel, hijos de unos degenerados de esos
fariseos y de esos escribas que justificaron a Cristo, para que el mundo cristiano
reconociera de entrada al infame por el estigma de su nombre!". Por otra parte reconocía
que en los últimos tiempos han surgido gloriosos nombres de artistas y de sabios entre los
hijos de Israel.
Pierre Leroux.- Al igual que Toussenel, Leroux se valía del lenguaje: "Hablamos
judíos como de la academia":
"El diccionario de la academia hace la siguiente observación sobre la palabra
judío: no introducimos ésta palabra cómo nombre de una nación, sino porque se emplea
en sentido figurado de algunas expresiones de la lengua. Así llamamos judío a un hombre
que se presta a la usura... familiarmente, se dice de todos aquéllos que tienen mucha
avidez por el dinero y ponen mucho empeño en ganarlo".
"No tengo nada en contra de los judíos como colectividad ni como individuos en
particular, proseguía. Leroux, sino contra la mentalidad judía. Esta carga codificada por
los diccionarios justificaba, a las campañas contra dominio judío, pero en éstas campañas
también detectaron profundos residuos históricos. Era un eco de los predicadores
populares de la Edad Media, monjes, mendigos heréticos, que se valían del mensaje
evangélico para azuzar al pueblo cristiano sedientos de justicia contra los deicidas
usureros: El fundamento religioso de los movimientos socialistas se hace patente con
particular nitidez, a la luz de la agitación antijudía que promovían.
Pierre Proudhon.- Para éste ferviente pensador del socialismo francés el judío era
el principio del mal, Satanás; tal vez fué el primer francés que encarnó éste principio en
una, raza, la de Sem. He aquí el desarrollo de éste concepto:
"El judío es anti productivo por temperamento, no es agricultor, ni industrial, ni
siquiera realmente comerciante. Es un intermediario siempre fraudulento y parasitario
que se vale de la tergiversación, la falsificación y el timo. Sólo conoce las altas y las
bajas, los riesgos del transporte, la incertidumbre de la cosecha y los azares de la oferta
y la demanda. Su política económica es totalmente negativa; es el principio del mal,
Satanás, encamado en la raza de Sem".
El judío sí que puede ejercer su influencia nefasta en el mundo moderno con
absoluta libertad porque el mundo el mundo está sumido en la depravación. En Proudhon
llama la atención la confusión entre teología y racismo. Consideraba que los judíos se
habían situado fuera del género humano al rechazar a Cristo. Pero su teología no era tan
banal cuando enfrentaba el politeísmo judío y el monoteísmo indogermánico.
¿No es cierto que en las Escrituras se designa a Jehová como Señor de los señores,
ó Dios de los ejércitos? Se trata de un politeísmo jerárquico, el monoteísmo no es en
absoluto una idea judía o semítica. Es posible afirmar que la raza de Sem fué rechazada y
condenada por el monoteísmo, si nos basamos en el contenido de la declaración de los
apóstoles a los judíos obstinados en su particularismo: dado que rechazáis la palabra de
Dios, del Dios universal, nos pasamos a los gentiles. El monoteísmo es una creencia de la
mentalidad indogermánica; sólo podía proceder de ella...".
Por lo tanto la nueva antropología racial, elaborada principalmente en Alemania,
se puso al servicio de una visión global del mundo. Y de hecho Proudhon suavizaba sus
verdaderos sentimientos, pues los que consigna en sus carnets eran impublicables: "Los
judíos, raza insociable, obstinada, infernal, son los primeros responsables de esa
superstición nefasta que llamamos catolicismo, en la que el elemento judío furioso e
intolerante prevalece siempre sobre otros elementos griegos, latinos, barbaros, etc. y ha
sido durante mucho tiempo un suplicio para el género humano... Por lo tanto la
influencia de elementos judíos en el cristianismo se explica por el carácter de ésta
nación: he aquí una cuestión histórica muy importante". Frente a un judío Proudhhon
olvidaba su anticlericalismo: "Cuándo Crémieux habla en la tribuna sobre alguna
cuestión que afecte directa o indirectamente al cristianismo siempre toma la precaución
de decir: vuestra fe, no es la mía; vuestro Dios vuestro Cristo, vuestro evangelio, vuestros
hermanos del Líbano. Esto es lo que hacen todos los judíos; están de acuerdo con nosotros
en todos los aspectos mientras puedan sacar partido; pero siempre tratan de excluirse ¡se
revervan! Odio a ésta nación".
Hace un artículo contra ésta raza que todo lo envenena y se mete en todas partes
sin mezclarse jamás con ningún pueblo. Pedid su expulsión de Francia con la excepción
de los individuos casados con francesas. Abolir las sinagogas, no admitirles en ningún
empleo y conseguir la abolición de éste culto, no es gratuito que los cristianos los
llamaran deicidas. Los judíos son los enemigos del género humano. Hay que enviarlos de
nuevo a Asia o exterminarlos.
"Sobre la justicia", enumera los síntomas de la decadencia de Francia, incluia la
invasión extranjera. El xenófobo que había en Proudhon cargaba aún más las tintas en una
obra inacabada y póstuma, "Francia y el Rin":
"Nacionalidad francesa. Invadida por los ingleses, alemanes, "belgas, judíos, la
declaración de los derechos del hombre y del liberalismo de 1.789, 1.814, 1.830, 1.848
solo han "beneficiado a los extranjeros. !Qué importancia puede tener el despotismo
gubernamental para los extranjeros! No son del país; sólo vienen para explotarlo; por eso
el gobierno está interesado en favorecer a los extranjeros, cuya raza nos va invadiendo
poco a poco!".
Si quisiéramos medir la fuerza del antisemitismo en un país por la cantidad de
tinta vertida a propósito de los judíos, no cabe duda de que la Francia de fines del siglo
XIX se llevaría la palma. En efecto, el caso Dreyfus sigue siendo el proceso más
clamoroso de todos los tiempos; pero, entre otras consecuencias, logró que el
antisemitismo francés alcanzara una resonancia que puede parecer artificial. Da igual que
unos consideren este caso como una vergüenza nacional y otros como una, gloria
nacional (sin duda, fué las dos cosas a la vez), la cuestión es que, a partir de 1.894, reavivó
decuplicándola una agitación que, como ya ocurrió a los países germánicos, comenzaba a
diluirse. Durante algunos años Francia llegó a ser prácticamente la segunda patria de
todas aquellas personas que de uno u otro modo se sentían afectadas por el debate
internacional en torno a los judíos. Sus perspectivas históricas han quedado falseadas,
hasta el punto que un brillante autor ha querido considerar el caso como un ensayo
general (felizmente abortado) del nazismo. Lo que pasa es que, aún antes de su estallido,
Francia fué en el mundo occidental, el segundo centro de las campañas antisemitas de un
tipo moderno, y que así mismo no hubo tercer centro; a tal fin, por lo tanto, se entabló una
especie de dialogo franco alemán, que provoca la tentación de preguntarnos si no fué
indicio de una cierta afinidad, remontándonos quizás a épocas muy lejanas, cuándo los
descendientes de Carlo Magno reinaban en las dos márgenes del Rin y la futura Alemania
se llamaba Francia oriental. Pero, sea como fuera, si por un lado el antisemitismo francés
copió el antisemitismo germánico por el otro correspondía una tradición diferente y
procedía de fuentes autóctonas.
Por lo que respecta al complot judío en su versión modernizada, con la
subsiguiente postergación del Diablo, crece la intriga en Francia, bajo el segundo
imperio, a raíz de una última y escandalosa historia del niño judío raptado por las
autoridades pontificias para bautizarlo sin permiso (el caso Mortara, I.858). Napoleón III
que se disponía a liberar Italia, mandó sin - ningún éxito representantes a Pio IX. El
conflicto envenenó la cuestión romana y sin duda contribuyó de muchas maneras a
apresurar el desmantelamiento - del estado eclesiástico. Por su parte, un grupo de judíos
franceses adoptó la resolución de crear un órgano internacional para la defensa de los
derechos de sus correligionarios, la "Alianza Israelita Universal". Está claro que también
sus dirigentes anhelaban la desaparición del color temporal de la iglesia, y hasta la
próxima caída del pápa. Incurrieron entonces en las iras de Louis Veuillot, el auténtico
jefe del catolicismo francés, mientras que otros autores de menor cuantía les imputaban
las responsabilidades de las desgracias del estado pontificio incluso el de todo el mundo
católico. Rápidamente, los antisemitas de muchos países consideraron que la Alianza,
sede en París, era un órgano supremo de la conspiración mundial judía: hubo que esperar
a que concluyera la II Guerra Mundial para que ésta versión quedara definitivamente
suplantada por la de los Sabios de Sión, también elaborada en Paris.
Bien es verdad que bajo el largo pontificado de Pió IX, los católicos franceses u
otros no desatan una guerra abierta en contra de los judíos, y ésta moderación quizá
responda al temperamento proverbialmente conservador del pápa, dado que es tradición
venerable de la Santa Sede mostrar, cierta solicitud por el pueblo testigo. Muy otra es la
situación bajo el pontificado de León XIII, y sin duda se trata de algo más que una
coincidencia, pues está claro que un simple cambio de pontificado no origina trastornos
de tanta gravedad como los que se requerían para la sensibilidad de aquéllos cristianos
militantes, pues con ella acabarían aficionándose a las campañas antisemitas.
El Caso.- Desde muy temprano, abundaron los hijos de familia judía éstos se
lanzaban al asalto de la carrera militar, dado que en Francia no tenían vedado el acceso a
las armas: ya en 1.880 asistían a la escuela politécnica más judíos que cristianos, con una
superioridad proporcional de 10 a l. Drumont, influyente periodista de la época, se
indignaba cuando veía que los Lévy superaban a los Martin. Por eso, en mayo de 1.892, el
primer ataque de La libre Parole" se dirigía contra éstos traidores en potencia, ya que un
oficial judío era por definición el oficial que trafica sin pudor con los secretos de la
defensa nacional. Es un hecho que muchos oficiales católicos compartían ésta opinión,
como también lo es que el periódico de Drumont no se equivocaba del todo cuándo añadía
que la inmensa mayoría de militares experimentaba un sentimiento de repulsión instintiva
contra los hijos de Israel. Esta es la óptica necesaria para comprender la mediocre
simpatía que inspiraba a sus compañeros de armas el capitán Alfred Dreyfus, sin que
pudiera evitarlo cuándo hablaba de su corazón alsaciano (y nunca de su corazón judío).
Lo esencial ha quedado dicho por Theodore Herzl que, en su calidad de periodista,
había asistido al proceso y a la degradación: "No dice ¡Abajo Dreyfus! sino ¡abajo los
judíos! Pero, si los franceses, por una vez casi unánimes, vociferaban de tal modo, se
debía a que estaban patrióticamente citados por la prensa, general, que a su vez actuaba
en tal sentido espoleada por el estado mayor. Cabe decir además que la prensa, al adoptar
ésta actitud, pretende que le perdonaran por haber aceptado tiempo atrás la ayuda
pecuniaria de los corruptores judíos Reinnch Cornelius Herz y Arton. Solo así podremos
entender el extraordinario interés pasional que mereció el juicio. No abundan los
contemporáneos que empiezan a resistirse al frenesí antisemita de aquélla semana. Entre
ellos está el mariscal Lyautey, que también hablaba de una vergonzosa exhibición ante el
extranjero, y se expresaba de ésta manera: "Como distinguir en todo esto la presión de la
mal llamada opinión pública o mejor dicho de la calle, de la turba, esas gentes que suelen
unirse a cualquier exaltación. Sin enterarse de nada, berrean pidiendo la muerte de éste
judío, porque es judío y porque hoy se impone el antisemitismo, igual que 100 años antes
berreaban para que mataran a los aristócratas". 81
Más tarde, Emile Durckheim dió en
tales berridos una vieja y amarga moraleja: "Son los parias que sirven de víctimas
expiatorias. Lo que me ratifica en esta interpretación, es la forma que tuvo la gente, en
1.894, de acoger el resultado del juicio de Dreyfus. Se desbordó la alegría por todos los
bulevares. Se celebró como un éxito lo que hubiera debido de ser como un luto
nacional...".82
Veamos el ejemplo de León Daudet, a quién Le Fígaro encargara que le informara
sobre la ceremonia de la degradación. Se trata, como ha escrito Jean-Pierre Peter, de una
obra maestra y de estilo y de acrimonio, espléndido fragmento que no hay que olvidar en
cualquier antología de la infamia. Daudet exultaba de alegría: "Dryfus ha conspirado
para hundirnos, pero su crimen nos ha exaltado". Por lo demás, confesaba patéticamente
que en ésta ocasión ya no creía en nada, como no fuera en "nuestra raza, nuestra lengua, la
sangre de nuestra sangre...".83
Por lo que atañe al caso Dreyfus propiamente dicho, no se inició hasta tres años
después del juicio, en noviembre de 1.827. De cara al mundo entero Francia dió entonces
el espectáculo de una guerra civil fría en torno al destino de un judío, guerra que en
opinión de la mayoría, contraria a Dreyfus estaba determinado por el placer de tener razón
contra todos, es decir desafiar la opinión pública extranjera. Con anterioridad, el proceso
que había dejado a los judíos franceses tan inactivos como aterrados, aunque suscitara la
acción de sus hermanos de otros países, dió pie para que Herzl escribiera "L'éatat Juif y
81
Lyautey, "Lettres du Tonkin" ; por esa época, Liautey formaba parte de cuerpo expedicionario francés en Indochina, Cf. R. Gauthier, "Treyfusards!", Col. "Archives", Paris, 1.965, PP. 46 - 47. 82
Cf. Henry Dagan, “Enquéte sur Làntisemitisme” Paris, 1.899. pp 59 – 63. 83
Citado por Patrice Boussel “N`affaire Dreyfus et la Prensse”, Paris, 1.960 pp. 70 – 75.
convocara el primer congreso sionista”. 84
Este congreso reunido en Basilea en el verano
del año 1.897, inspiraría a su vez el mito terrorífico de los sabios de Sion "también forjado
en Paris, el gran laboratorio de modas e ideas de toda índole".
Así pues, el caso estallaba en noviembre de 1.897, cuándo se produjo el 1º golpe
de teatro que consistió en identificar al traidor verdadero, el comandante Esterhazy; dos
semanas después Le Fígaro publicaba las famosas cartas en dónde dicho oficial
manifestaba el odio patológico que sentía por Francia. 85
Cómo Esterhazy no era judío,
sólo un grupo de intelectuales creían en su culpabilidad. El mundo político, sobre todo,
para que la traición de Dreyfus se hubiera convertido en dogma, seguía atacando a los
judíos. La fábula del sindicato judío "dueño de todo el oro del mundo" había regado con
fuerza. Vinieron a continuación otros golpes de teatro, el "Yo acuso" de Emile Sola y
secundada por los tribunales, la absolución de Esterhazy, el arresto de su acusador, el
coronel Picquart. No había modo de quebrantar la fe de quienes se oponían a Dreyfus, que
eran casi todos los franceses.
El gran giro del caso Dreyfus, procede del verano de 1.898, cuando se descubren
los fraudes fabricados para sostener la acusación: el principal falsario el coronel Henry,
confesó y selló su confesión con el suicidio. Gran parte de las élites francesas, escritores,
universitarios, sacaron sus conclusiones y se unieron a los partidarios de Dreyfus. La
revisión del proceso de Dreyfus llegó a ser inevitable. No por ello se dieron por vencidos
los enemigos de Dreyfusj si había existido fraude, era un fraude patriótico, y Henry era un
mártir, proclamaron Maurrax y Drumont; la suscripción abierta para levantar el
monumento recogió más de 15.000 adhesiones.
Las pasiones se ponen al rojo vivo, se multiplicaban los incidentes violentos, y
cuánto más inminente parecía el triunfo de los partidarios de Dreyfus, mayor era la
impresión de que crecían los riesgos de un golpe de estado o de una guerra civil. Al final,
si Francia recobró la calma al menos en apariencia, fué gracias a una componenda única
en su género: condenar por segunda vez al oficial inocente, para luego indultarlo de
84
Para la histiografia sionista, el proceso Dreyfus no hizo más que catalizar las aspiraciones sionistas de Herzl, quien por su parte, declaraba formalmente: “Me he vuelto sionista a consecuencia del proceso, que presencié en 1.894 (….) Aún resuenen en mis oídos los furiosos aullidos de la multitud en la calle, junto al edificio de la escuela militar donde tuvo lugar la degradación….” (cf. S. S. Doubnov, “Historia Moderna del Pueblo Judío” T. III, Berlín, 1.923, p. 293). 85
Cartas llamadas "del ulano": "... si esta noche alguien me dijera que mañana moriría como capitán de ulanos ensartado franceses, me sentiría muy feliz" (...) "Soy incapaz de maltratar a un perrito, pero me gustaría mucho matar a 100.000 franceses" (...) "Una de mis mejores juergas sería ver París tomado al asalto y entregado al saqueo de cien mil soldados borrachos.. .".
inmediato. Aun así, el ambiente febril de 1.897 1.899 dió pie a que se elaboraran en el
país "esos protocolos de los sabios de Sion" que tanto éxito alcanzan, cada vez que la
turbación y el trastorno se instalan en alguna parte del mundo, por ejemplo la Europa de
1.918 al 1.921, frente al peligro comunista, o el agitado Oriente Medio, sobre todo a partir
de 1.967. 86
Este texto, como ya sabemos, es obra de un buen falsario, cuya identidad sigue
desconocida y le fué encargado por un político zarista de alto rango, el general Lhkovsky,
que deseaba complacer a Nicolás II. Evidentemente, lleva un título inspirado por el
primer congreso sionista. Pero no solo se trata del título. Conviene saber en principio que,
por esa época la iniciativa de Theodore Herzl suscitó cierta sensación, a escala europea:
concedió una entrevista a un corresponsal del Journal de Paris, y el propio Drumont le
dedicó un artículo elogioso.
En Rusia, el primer editor de los protocolos insiste en 1.903 sobre los peligros del
sionismo, "que desarrolla la tarea de reunir a los judíos del mundo entero en una sola
organización, más compacta y más atroz que los jesuitas". 87
Así, gracias a la noticia de un
congreso internacional de judios resurgían angustias milenarias, que tenían su portavoz
en la figura del falsario desconocido. Si hace más de medio siglo que las formas
patológicas y homicidas del antisemitismo recurren buscándose una justificación, a éste
texto, tan incoherente a primera vista, con preferencia a cualquier otro, ello significa que
su intención debe concordar especialmente con las aspiraciones de una mentalidad muy
extendida. Por lo tanto, merece que lo examinemos con mayor atención.
En el fondo, la imaginación maniquea de Maurice Barres, le permitió anticipar en
tres líneas la trama de los protocolos, cuándo hacia 1.897 describía a un grupo de
banqueros judíos acompañados de sus criaturas cristianas, que se habían reunido en casa
del varón de Reinach: "En ellos se alarga un estado de ánimo que ya expresó sus ideales
durante el segundo imperio: adhesión a la idea de progreso y de suavización general de
las costumbres, carencia absoluta de la moralidad y de la dignidad personal, la certeza
86
En otoño de 1.967, las "Prensas Islámicas" de Beirut publicaban una nueva edición de los protocolos, prologada por Faez Ajjaz. "El año 1.967, escribía, marcará un hito, sin duda, en la historia del Oriente Medio en particular y en la historia de la Humanidad en general. Pues a lo largo de éste año, y más precisamente el 5 de junio, el pueblo de Sión confirmó, por vez primera en su historia, la autenticidad de un documento publicado en 1.905 (…) los hijos de Sión : han demostrado de forma tangible que jamás olvidaron los protocolos de sus sabios...", etc... 87
Citado por Norman COHN, op. Cit. p.72
de que el rebaño gozará de buenos cuidados si cada uno cuida de sus propios intereses".
88
Sabemos que los protocolos tienen su fuente principal en un panfleto dirigido
precisamente contra el gobierno de Napoleón III. El mundo maquiavélico que pretenden
instaurar y regir los sabios judíos es un mundo saciado, sensato y satisfecho:
“Nuestro poder será árbitro, del orden que crea la felicidad humana...”
Según apariencias meramente observadas, nuestro gobierno solo utilizará su
poder para bien del pueblo, y nunca en beneficio propio... Tendremos unas leyes claras,
breves, inquebrantables, desaparecerán todos los abusos... Un impuesto progresivo....
destruirá el odio del pobre hacia el rico”. 89
Así, los sabios de Sion quieren reinar como déspotas bienhechores. Sin embargo,
la gran paradoja de los protocolos radica en el hecho de que es su absurdidad la que, tal
como lo ha revelado la historia, les confiere su fuerza de persuasión.
En efecto, tenemos a un grupo de conspiradores que quieren sojuzgar el mundo
entero, que quieren que todos los pueblos de la tierra acaten el sistema estico de Moisés.
No obstante, ¿lo hacen en nombre de algún bien u órganos supremos que poseen, tal como
suelen hacer casi por definición todos los conspiradores políticos? De ningún modo. Al
contrario: en reiteradas ocasiones, ellos mismos se consideran malos, viles, cínicos; de
sus debates se desprende que el bien es la religión de Jesucristo, son los valores cristianos
cuya superioridad reconocen, al tiempo que procuran desarraigarlos. "Las grandes
cualidades populares (la franqueza y la honradez) son vicios en política. Tales
cualidades deben ser atributos de los reinos cristianos, no nos conviene en absoluto
adoptarlas como guías". 90
Para arruinar el orden de cosas cristiano, dice confiar sobre
todo en las influencias deletéras de la ciencia y la filosofía: "Fijaos en los éxitos que
hemos proporcionado al darwinismo, al marxismo, al nietzscheisno" 91
. Los sabios de
Sion como Dios
Los sabios de Sion actúan en provecho del rey déspota de la sangre de Sion y con
la intención de convertirlo en el único papa ¿el universo, el patriarca de la iglesia
88
“Les Déracines”, ed. Cit., p. 276 89
"Protocoles, XXII, XVIII, XV, XX? pp. 145, 120, 99 y 125 de la traducción de Roger Lambelin, Paris, 1.921 (la Edición de Beirut anteriormente citada de 1.967 sigue el texto y tiene la misma compaginación). 90
XIV, 88. 91
I. 2.
universal, se han inventado lema de Libertad, Igualdad, Fraternidad, aparte de provocar la
revolución francesa. Son ellos los lobos, mientras que los cristianos son las ovejas.
Pero veamos indicaciones aún más concretas que, para muchos lectores, casi
equivaldrá a la confesión:
“Nuestro gobierno tendrá apariencia de tutela patriarcal encamada por nuestros
gobernantes. Nuestro pueblo y nuestros súbditos le tratarán como a un padre, que se
preocupa de todas las necesidades. Se sentirán muy contentos de que les hayamos
resuelto cualquier problema, como si fuéramos padres juiciosos, que intentan educar a sus
hijos en el marco del deber y de la obediencia. Pues los pueblos, con relación a los
secretos de nuestra política, son hijos eternamente menores (...) convertiremos a la
juventud en hijos que obedecen a las autoridades, que aman a quienes les gobiernan,
como un apoyo y una esperanza de paz y de calma.” 92
Esto es aparentemente la clave del enigma, pues nos hallamos en presencia (al
mismo tiempo que de la versión definitiva, canonizada por los ideólogos del nazismo, de
la "teoría del complot") las máximas obsesiones antisemitas, enfrentadas a los judíos,
esos padres dotados de facultades sobrehumanas, esos sabios que enseñan sus leyes a los
cristianos, esos tutores insoportables por el mero hecho de existir. Sin duda, el principal
atractivo de los protocolos, capaz de discriminar todas sus inverosimilitudes, se debía a
que procuraba la ilusión de haber pillado in fraganti a esos manipuladores, responsables
de todas las imperfecciones y todas las opresiones que sufre la condición humana. Está
claro que una actitud paternal de ésta índole, que afín de cuentas cristaliza en la de chivo
expiatorio siempre resulta intercambiable. El jesuita, por ejemplo, era un sucedáneo
típico, y otro tanto ocurria con el papel que desempeña el franco-masón durante el siglo
XIX.
92
XV, 103-104 y XVI, 108, subrayado en el original.
CONCLUSION.-
Después de haber analizado el destino del pueblo judío en los países europeos
desde 1.492, puedo comprobar que, las dos hipótesis formuladas en un principio, se
cumplen:
La primera hipótesis hacía referencia a la función psicosocial del pueblo hebreo.
A lo largo de todo el trabajo esto se desprende en múltiples ocasiones. Por
ejemplo en el caso de Rusia cuya revolución se le ha llamado revolución judía
achacándoles a los judíos el principal papel dentro de ella. También en Polonia se
les hace pasar como los causantes de las miserias dé los campesinos. Se cometen
matanzas en masa y se dejan casi en la absoluta tranquilidad a los verdaderos
causantes de la pobreza campesina: los nobles. En Alemania soportan el complejo
de inferioridad de los nazis que se consideran de una raza superior.
Son expulsados, asesinados, desposeídos, humillados, todo ello con el fin de hacer
de válvula de escape de las frustraciones de otros países, ideologías, (nazismo),
religiones (cristianismo), etc.
La segunda hipótesis hacía referencia a la fidelidad a su Dios y a su Ley, lo cual
les hace ser perseguidos en países que buscan la unidad religiosa como en el caso
de España. Se les ofreció aceptar otras religiones, diluirse en otras sociedades,
pero siempre la mayoría permaneció fiel, aunque hubo quien como en el caso de
"los marranos" abandonó su religión.
Entre los perseguidores más feroces de los judíos se encuentran los cristianos y a
ellos me gustaría dedicar unas líneas, ya que yo también sigo a Cristo.
Me ha sido sorprendente ver que, mientras Cristo dice que "nos amemos unos a
otros como Él nos ha amado" (Juan 13: 34) y la forma en que 21 nos amó es
entregando su propia vida (Juan 3: 16), los cristianos en el nombre de Cristo nos
hemos dedicado a quitársela a los del pueblo del que nació nuestro Salvador.
Un argumento muy utilizado por los cristianos para atacar a los semitas es el
considerarlos "asesinos de Cristo". Si bien el hecho de la crucifixión de Cristo fué
promovido por dirigentes judíos, la crucifixión fué llevada a cabo por soldados
romanos. Pienso que quién matara a Cristo es lo de menos, porque El cuándo vino
a la tierra sabía de qué forma iba a morir y tenía todo el poder para haberlo evitado
y no lo hizo. Pienso que lo realmente importante es "por qué murió Jesús". La
Biblia nos da respuesta en Isaías 38: 17 que dice así "He aquí, amargura grande,
me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mí vida del hoyo de corrupción;
porque echaste tras tus espalda todos mis pecados". Otra cita se halla en Isaías 53:
5 - 6 y 10, y dice asís "Mas El herido fué por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fué sobre El, y por su llaga fuimos
nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó de su camino; más El Señor cargó en El, el pecado de todos nosotros... Con
todo eso, El Señor quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya
puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, la
voluntad del Señor será en su mano prosperada". Otra cita se halla en Mateo 26:
28: "Porque esto es mi sangre del Nuevo Pacto, que por muchos es derrama da
para remisión de los pecados". Podemos apreciar como el pecado de todos los
hombres fué la causa de que Cristo fuera crucificado. Esto nos hace a cada hombre
(incluidos los cristianos) culpables de su crucifixión. ¿Qué hubiera pasado si Dios
hubiera obrado con nosotros como nosotros con los judíos?.. Tanto católicos
como protestantes han promovido persecuciones, inquisiciones, asesinatos, por el
hecho de ser judíos, pensando que Dios los había desechado, que se había
olvidado de su pacto. Esto no se corrobora ni con las Escrituras ni con la Historia.
Pero vamos a analizar primeramente que dicen las Escrituras: Deuteronomio 32:
9-11 "Porque la porción del Señor es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le
halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo
instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo.
Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas,
los toma y los lleva sobre sus plumas, El Señor solo le guio, y con el no hubo Dios
extraño".
Deuteronomio 4: 30 – 35: "Mas sí desde allí buscares al Señor tu Dios, lo hallarás,
si lo buscares de todo tu corazón y toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y
te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres al Señor tu
Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es El Señor tu Dios: no te
dejará, ni te destruirá, ni se olvidará de su Pacto que les juró a tus padres.
Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el
día que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se
ha hecho cosa semejante a ésta gran cosa, o se haya oído otra como ella.
¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú
la has oído, sin perecer? ¿0 ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de
en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y
mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con
vosotros el Señor vuestro Dios en Egipto ante tus ojos?. Ante ti fué mostrado, para
que supieses que el Señor es Dios, y no hay otro fuera de El". Exodo 2: 24 – 25: "Y
oyó Dios el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abrahám, Isaac y Jaoob.
Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios".
Jueces 2: 1-2: "El ángel del Señor subió a Gilgal a Boquim,y dijo: Yo os saqué de
Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres,
diciendo: No invalidaré jamás mi Pacto con vosotros, con tal que vosotros no
hagáis pacto con los moradores de ésta tierra, cuyos altares habéis de derribar:
más vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?".
2ª Samuel 23: 5 es así mi casa para con Dios; sin embargo, Él ha hecho conmigo
Pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado, aunque todavía El
no haga florecer toda mi salvación y mi deseo".
1ª Crónicas 16: 15 – 17: "El hatee memoria de su Pacto perpetuamente, y de la
Palabra que Él mandó para mil generaciones; del Pacto que concertó con
Abrahám, y de su juramento a Isaac; el cual confirmó a Jacob por estatuto, y a
Israel por Pacto sempiterno".
Salmo 89: 34: "No olvidaré mi Pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios".
Salmo 105: 7 - 10: "Él es el Señor nuestro Dios; en toda la tierra están sus juicios.
Se acordó para siempre de su Pacto; de la Palabra que mandó para mil
generaciones, la cual concertó con Abrahám, y de su juramento a Isaac. La
estableció a Jacob por decreto, a Israel por Pacto sempiterno, diciendo: A ti te daré
la tierra de Canaán como porción de vuestra heredad". Estos textos nos hacen ver
que el pacto de Dios con Israel es Eterno, que mientras haya judíos que amen a
Dios, Él no se olvidará de su Pacto. ¿Qué garantía tendríamos nosotros de su
fidelidad a éste Pacto renovado si se hubiera olvidado del antiguo? Más aún,
(según Lucas 1: 67 – 75: Zacarías su padre fué lleno del Espíritu Santo, y
profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a
su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo,
como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio;
salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su Santo Pacto; del
juramento que hizo a Abrahám nuestro padre, que nos había de conceder que,
librados de nuestros enemigos, sin temor le seguiríamos en santidad y en justicia
delante de Él, todos nuestros días"), el advenimiento de nuestro Salvador es
porque Dios ha ce memoria del Pacto que hizo con Abrahám, Isaac y Jacob.
Si hacemos referencia a lo que la Historia nos muestra podemos ver como el
pueblo judío también ha sido bendecido por Dios. La prueba la tenemos en que
cuando han sido expulsados de países como España o Portugal, la pobreza ha
venido sobre estos países que anteriormente eran portadores de grandes riquezas.
También vemos como el número de pensadores, científicos, etc., entre los judíos
es mucho más alto que entre cualquier otro pueblo, para ello sólo hace falta ver el
porcentaje de premios nobeles entre los judíos. Muy al contrario de lo que hemos
hecho pienso que los cristianos tenemos una deuda de gratitud muy grande hacia
ellos, ya que a ellos debemos la adopción la gloria, el pacto, la promulgación de la
Ley, el culto y las promesas; de quienes según la carne vino Cristo, el cual es Dios
sobre todas las cosas, Romanos 9: 4-5.
Volviendo a las hipótesis del principio, los cristianos no deberíamos haber
cargado en los judíos nuestro fracaso como portadores del Evangelio. Si hemos
fracasado no debemos culpar a ningún pueblo sino a nosotros mismos, a nuestras
intransigencias, a nuestras inquisiciones (tanto católicas como protestantes), a
nuestras vidas no consagradas y a nuestro desconocimiento de la Palabra.
Debemos amar a Israel ahora que tenemos la visión de que nosotros pertenecemos
también al pueblo judío, romanos 2: 27 -29. Desde 1.948 el pueblo judío vive de
nuevo en el territorio que habitó durante años, viéndose cumplida así la profecía
de Ezequiel 37:21, 22: , “Y les dirás: Así ha dicho el Señor: he aquí, yo tomo a los
hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas
partes, y los traeré a su tierra? y los haré una nación en la tierra, en los montes de
Israel, y un rey será a todos ellos por rey".
Pero el antisemitismo no ha desaparecido todavía, hoy le llevan a cabo otros
pueblos como el árabe, y otras ideologías como la comunista. Pienso que es una
constante histórica. La Biblia nos habla de él en Apocalipsis 12: 4, 13, y 17: "Y su
cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.
Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su
hijo tan pronto como naciese... Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la
tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón... Entonces el dragón
se llenó de ira contra la mujer y se fué a hacer guerra contra el resto de la
descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el
testimonio de Jesucristo". En este texto se identifica a la mujer con Israel y al
dragón con Satanás. El antisemitismo durará hasta que Dios lance al lago de fuego
a Satanás, Apocalipsis 20: 10.
Según se desprende de estos textos bíblicos, Satanás odia a los judíos, por, que el
odia a Dios.
Me gustaría acabar este trabajo con las palabras de Juan XXIII en una oración de
arrepentimiento a la cual me adhiero, y que fué redactada poco antes de su muerte
en 1.963. "Reconocemos ahora que muchos, muchos siglos de ceguera han
tapado nuestros ojos de manera que ya no vemos la hermosura de Tu pueblo
elegido, ni reconocemos en su rostro los rasgos de nuestro hermano mayor.
Reconocemos que llevamos sobre nuestra frente la marca de Caín. Durante siglos
Abel ha estado abatido en sangre y lágrimas porque nosotros habíamos olvidado
Tu amor. Perdónanos la maldición que injustamente pronunciamos contra el
nombre de los judíos. Perdónanos que, en su carne, te crucificásemos por
segunda vez. Pues no sabíamos lo que hacíamos..."
BLIOGRAFIA.-
Poliakov, León: "La causalidad diabólica". Muchnik Editores.
Poliakov, León: "De Mahoma a los marranos". Muchnik Editores.
Poliakov, León: "La Europa suicida, 1.870 - 1.933" Muchnik Editores,
Keller, Werner: "Historia del Pueblo Judío". Editorial Omega.
Gilbert, Martin: "Atlas de la Historia Judía". Lasser Press Mexicana S.A.
Sorlin, Pierre: "El Antisemitismo Alemán". Ediciones Península.
Revista "The Chosen People". Art.: ¿Por qué la gente odia a los judíos?
Noviembre de 1.981.
Lichtenberg, Jean Paul: "From the first to the last of the gust". Ecuménical
Theological Research Fraternity in Israel.
De las revistas materiales para la prensa: "Antisionismo" y
"Antisemitismo" Edita la Organización Sionista Mundial.
Poliakov, León: "La emancipación y la reacción racista". Muchnik
Editores.
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