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~ 1 ~
EL TESORO LO LLEVO
DENTRO
EXPERIENCIA DE UNA BÚSQUEDA APASIONANTE
DESDE LA OSCURIDAD A LA LUZ
Fernando Negro, Sch.P.
Washington DC
~ 2 ~
Dedico este trabajo a mi familia, a la Escuela Pía, y a los que me brindan su cercanía y amistad, su oración y su apoyo,
mientras juntos nos empeñamos en ayudar a la Gracia
a transformar el mundo a imagen del Reino inaugurado en Jesús.
~ 3 ~
INTRODUCCION
Los astrónomos calculan que en el universo puede haber billones de planetas
similares al nuestro, conteniendo civilizaciones con las que un día podremos
conectarnos. Sin embargo vives encerrado, distraído, apático, vagabundo, sin
rumbo ni dirección. Así te vas perdiendo la gran aventura de tu vida en la que
estás llamado a participar, no como espectador, sino como actor principal. ¿Qué
te pasa?
Lo que te pasa no es que tú estés deprimido, sino victimizado. Andas obsesionado
con mil y una preocupaciones que no te dejan en paz, porque aún no has
descubierto que hay dentro de ti un manantial de agua fresca para fortalecerte
mientras caminas obsesionado por sendas que te llevan a la tierra de ningún lugar.
La sociedad tiende a crear tipos de personalidad hiperactivas, pero paralizadas
por dentro, obsesionadas, adictas a cosas que llegan de afuera, mientras el yo
real, esa cámara profunda, llena de luz, que todos llevamos, la hemos encerrado
en un cofre de siete llaves. Vivimos con la auto percepción de seres oscuros
llamados a la nada, cuando en realidad somos fuego y luz, manantial y pozo,
explosión de vida en abundancia.
Tú no estás atareado, sino despistado; no estás apasionado, sino obsesionado; no
tienes un hobby, sino una adicción. Has perdido el sentido de la amistad porque
te han inyectado en la mente que sólo puedes ser tú mismo si te aíslas en el
mundo de tus intereses. ¡Equivocación garrafal!
Has dejado de creer en el amor sin condiciones, porque te han anestesiado con
valores subalternos que te hacen sentir un robot sin corazón, tales como la
belleza cosmética divorciada de la hermosura estética, el narcisismo como
religión que te idolatra y construye por doquier criptas sagradas a tu ego
encerrado, el deseo de poder por encima de todo y de todos, el arribismo, la
ilusión virtual de los videojuegos, la vida sin el Dios auténtico que te sostiene.
Te invito a caminar en este recorrido de búsqueda apasionante desde la
oscuridad a la luz que habita dentro de ti.
DIA UNO
~ 4 ~
Comienzas este viaje hacia adentro en el que irás descubriendo en ti mismo la belleza de
un mundo desapercibido porque no te has parado a pensar lo grande y formidable que
eres. Los humanos pasamos gran parte de nuestra vida sin mirar hacia adentro para
luego mirar, con mirada transformada, hacia el exterior.
Te invito a hacer de este proceso de tres meses -90 días- una auténtica peregrinación al
reducto sagrado de tu ser, al arca sagrada donde se esconde un fuego ardiente que no
acaba de incendiar tu ser entero, porque no eres consciente de que está ahí, desde
siempre, esperándote.
No te tengas miedo, no temas caminar hacia adentro. Los místicos hablan de subir al
monte para descubrir la belleza que es Dios mismo a quien uno se une por y en el amor.
Esos escaladores a lo divino –los místicos- nos dicen que para subir hay que descender a
lo más profundo del ser. Subir, entonces, es descender.
¡Qué hermosa oportunidad se te presenta en este proceso! Al acabar tu peregrinación
verás que valió la pena. Te lo aseguro en nombre de la vida, en nombre del Dios de la vida
que apasionadamente te busca y desea que tengas vida en abundancia1, para que seas
lo que Él soñó para ti antes de la creación del mundo2. No vale la pena vivir a medias,
sumergidos en la mediocridad, paralizado por los miedos, desorientado por la angustia.
Hoy te basta con que te ‘decidas’ a meterte ahí adentro, en ese viaje que alguien lo ha
llamado ‘el viaje más largo’. Sí, dura toda una vida. ¡En marcha!
“Señor Dios, enséñame cómo y dónde buscarte,
dónde y cómo encontrarte...Tú eres mi Dios,
Tú eres mi Señor, y yo nunca te he visto.
Tú me has modelado y me has remodelado,
y me has dado todas las cosas buenas que poseo,
y aún no te conozco... Enséñame cómo buscarte,
porque yo no sé buscar a no ser que Tú me enseñes,
ni hallarte si Tú mismo no te presentas a mí.
Que te busque en mi deseo. Que te desee en mi búsqueda.
Que te busque amándote. Y que te ame cuando te encuentre.”
(San Anselmo de Canterbury)
DIA DOS
1 Jn 10. 10 2 Ef 2, 10 ss.
~ 5 ~
En esto consiste la plenitud de la vida: en alimentar un deseo. Los Padres del Desierto3
decían que la experiencia religiosa era sobre todo vivir de un ‘santo deseo’. Por eso te
propongo algo muy concreto y simple en este segundo día de este proceso de
crecimiento: que trates de fijarte en el deseo fundamental que mueve tu vida en este
momento y que lo identifiques. Como si fuera un objeto delante de ti, trata de responder
a estas preguntas:
- ¿Qué es lo que realmente me motiva a seguir viviendo?
- ¿Qué es lo que realmente me hace feliz en plenitud?
- ¿Me dejo llevar por ese deseo que me apasiona, o lo dejo dormido y olvidado?
- ¿Cómo me siento cuando realmente me dirige el deseo fundamental que se
identifica con yo ser real, sin máscaras ni tapujos?
El deseo es el combustible que alimenta tus sueños. Y si no hay sueños en tu vida, es que
estás dormido. Una persona sin un sueño, sin ningún deseo, está muerta aunque
vegetativamente parezca vivir.
El deseo fundamental de nuestra vida, el que nos apasiona, hace que vivamos todo, hasta
las cosas sencillas, de manera distinta; nos libera de nuestros miedos y da sentido a lo
que hacemos. Puedes acabar tu reflexión con este texto:
“¿Cuál es mi nombre? En medio de las prisas y los ruidos quiero saber
quién soy. No soy un juguete automático, soy mucho más que un
número. Mi mente quiere encontrar el sentido de mi vida, mi corazón
ansía el amor. ¿Quién soy? ¡Dímelo, hermano, dime quién soy yo! Yo
sé que ‘tú eres tú’. Juntos buscaremos y encontraremos nuestro
nombre en medio del caos de la ciudad impersonal. Pararemos los
motores y saldremos de los autobuses y de los taxis… y chocaremos
nuestras manos y, mirándonos a los ojos, celebraremos la vida.”
DIA TRES
Para encontrar la pasión que energiza nuestras vidas, debemos preguntarnos primero
acerca de la dirección que vamos a tomar. En otras palabras, hemos de descubrir lo que
la escuela de psiquiatría llamada “Logoterapia”, fundada por el Dr. Viktor Frankl, llama
3 Se trata de una generación de cristianos aparecida hacia el siglo IV d.C,, que buscaban volver al sentido
martirial de un cristianismo que por aquel entonces había perdido la pasión de los primeros tiempos cuando la
Iglesia era perseguida. Para ello decidieron marchar al silencio y convertirse así en bandera que proclamaba el
cambio del corazón para así cambiar todo lo demás en la sociedad y en la Iglesia.
~ 6 ~
“El Sentido de la Vida”. El sentido de la vida es la dirección fundamental que decide cuál
es mi opción fundamental de acuerdo al plan de Dios.
Hay quien dedica demasiado tiempo a las lamentaciones del pasado y se siente
prisionero de los acontecimientos, sin posibilidad de mirar al futuro con esperanza.
Muchos se olvidan de que su vida es mucho más que la suma de los acontecimientos
pasados.4
Muchas depresiones y tristezas, a las que en el pasado se llamaba ‘melancolía’, no son
más experiencias de falta de sentido y dirección.5 Cuando una persona percibe que su
vida está abocada al rumbo que las circunstancias externas le imponen, cuando no se
trabaja de dentro afuera, siente el vacío existencial que le causa desidia, falta de interés,
miedo, y encerramiento en sí mismo.
Pero cuando esa misma persona, en proceso ascendente de redención, sin importar la
edad ni las circunstancias, se plantea y descubre su sentido fundamental, se desata en él
un dinamismo creador que le hace pasar del ser mero espectador a ser el auténtico autor
y actor de su vida. Jamás volverá a ser esclavo de un guión que otros le imponen, sino el
guionista, autor y actor de su propio guión.
Haber encontrado el sentido de la vida, es decir, la propia identidad y la dirección de la
existencia, es el secreto de una vida feliz, es la base para que todo tenga sentido y
conexión desde lo que llamamos “principio esperanza”.
El principio esperanza consiste en estar siempre conectados con el yo real para, desde
ahí, aun en medio de las oscuridades, las frustraciones y los obstáculos que siempre
encontramos, caminar hacia nuestra meta, renovando en todo momento el ferviente
deseo de caminar, aunque sea entre la niebla y el viento.
Por eso nos preguntamos hoy acerca de la dirección de la vida. ¿Adónde voy? ¿Cómo y
por qué quiero vivir y seguir viviendo desde la bondad y la esperanza? ¿Cuál es el sueño
que desde siempre he querido vivir desde mi ser real? Te propongo la lectura de este
poema-canción que escribí a los 16 años, en el Colegio de Cristo Rey (Zaragoza):
“La luna rielando en el mar
Un susurro en el aire
Y en el centro una barca
4 Robin Sharma, “El Monje que Vendió su Ferrari. Una Fábula Espiritual”, Harper Collins, Barcelona, 2014,
P. 192 5 Viktor Frankl llama a estos estados emocionales “depresión noética”
~ 7 ~
Que comienza a navegar
¿Adónde vas barquichuela, sin rumbo ni dirección?
¡Te sostiene la esperanza, te sostiene la ilusión!
¡Comienza tus velas a alzar!
¡Ondea tu blanca bandera!
¡Aprieta tus marchas forzadas!
¡Que se oiga tu dulce cantar!
¿Adónde vas barquichuela, sin rumbo ni dirección?
¡Te sostiene la esperanza, te sostiene la ilusión!
Nada teme al huracán
Sigue apacible y tranquila
Construyendo la esperanza
La fe, la ilusión y la paz.
¿Adónde vas barquichuela, sin rumbo ni dirección?
¡Te sostiene la esperanza, te sostiene la ilusión!
¿Adónde vas, barquichuela?
- Me sostiene la esperanza
¿Adónde vas, barquichuela?
- Me sostiene la ilusión
¿Adónde vas barquichuela?
- ¡Voy hacia Dios!”
DÍA CUATRO
Cuando la persona no tiene clara su dirección existencial, el rumbo total de su vida, corre
el peligro de la desorientación y el desbalance. Esa inseguridad le lleva a la ansiedad y la
depresión. En lugar de interpretar su vida como un bello recorrido en el mar de la vida
hacia el puerto esperado, la percibe como si fuera un barco a la deriva.
Entonces surge la llamada tramposa de la ilusión llamada regresión. Consiste en buscar
la seguridad en el pasado, por miedo a afrontar el presente, y encaminarlo al futuro. La
regresión es un camino sin salida, una negación de sí mismo, una amputación existencial
del propio ser. La regresión nos hace vivir un presente iluso basado en la represión, el
miedo y la frustración.
Querer asegurar la vida a base de aferrarse regresivamente al pasado es una forma de
superstición, un fetiche, una forma “mágica” de encerrar el proceso dinámico de la vida
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en la pequeñez de un bolsillo emocional deprimente. Por el contrario la ley de la
naturaleza es el devenir incesante.
Querer evitar el peligro no es más saludable que afrontarlo. “La vida, o es una aventura
apasionante, o no es vida”, decía Helen Keller6 (1880-1968). El mayor premio que una
persona CONSIGUE a través de sus fatigas no es lo que recibe, sino la clase de persona
que puede llegar a ser.
Nos proponemos confrontar nuestra tentación a caer en las regresiones, esas trampas
que nos impiden crecer. Pueden ser regresiones por las que nos adherimos a la ley y la
norma, a aquello de que “más vale malo conocido que bueno por conocer”, a personas,
circunstancias, lugares, maneras de hacer, etc., a las que idolatramos, a las que nos
sometemos, mientras vamos perdiendo la belleza y la pasión de ser lo que podemos ser.
Nombramos nuestras regresiones y les decimos “adiós” para siempre. Reflexionemos
acerca de este texto:
“Tú, Señor, que conocías la profundidad del corazón humano, no
encontraste mejor imagen para hablar de la belleza oculta, que la
presencia de un niño o de una niña. En su mirada transparente se
refleja la pureza y la libertad del deseo espontáneo de amar y de ser
amado, de conocer y de ser conocido. Y por eso nos retaste con una
condición absoluta: ‘Si no cambiáis y os hacéis como niños…’ Señor,
despierta en mí al niño que llevo dentro, y dime ‘talita kumi’. Y
entonces me despertaré del letargo y mi vida será alegría y gozo.
Amén.”
DIA CINCO
No existe la buena o la mala suerte. Las personas que viven despiertas son aquellas que
tienen todo su ser preparado para recibir las muchas oportunidades que tarde o
temprano les depara la vida. Por el contrario, las personas apagadas y rutinarias que han
perdido el sentido de la sorpresa y del encanto, dejan pasar oportunidades de oro, y a
todo lo que les pasa le llaman “mala suerte”.
Recordemos y memoricemos: “la llamada buena suerte no es sino una actitud positiva
cuando se conecta con una oportunidad.” Esto tiene un precio: vivir despiertos.
6 Hellen Keller (1880-1968) fue la primera mujer ciega y muda que sacó un título universitario en Norte América, ayudada de su mentora Ana Sullivan. Es famosa por el libro “El Milagro de Hellen Keller”.
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Hemos de perder el miedo a tomar decisiones desde la autonomía del ser. Aprender a
decidir es aprender a arriesgar sin miedo a equivocarse. ¡En caso de equivocación,
rectificar! Y así, una y mil veces, ¡siempre!
La persona que no arriesga queda anclada en el pasado, pierde conexión con la realidad,
se deja guiar por los miedos, se aísla de relaciones significativas, y acaba siendo una isla
en la que sólo su ‘ego’ permanece como amigo eternamente rutinario, obsesionado y
cansino.
Hoy examinemos las adherencias y los miedos que nos paralizan y esclavizan. ¿De qué
manera me dejo guiar por mis miedos más que por la certeza que me dan mis
convicciones?7 ¿Cuáles son las convicciones por las que estaría dispuesto a darlo todo?
Proponemos el siguiente pensamiento para reforzar lo aprendido:
“Ser puro, trasparentar amor,
Irradiar la gloria,
Ser simple,
Derramar la fragancia divina,
Crear belleza,
Ser honesto,
Construir el cielo
Aquí en la tierra.
Vivir aquí y ahora,
Luchar y esforzarme,
Vivir el presente,
Mirar hacia delante,
Caminar hacia el futuro,
Vencer el mal,
Participar en la carrera de la vida.
Confiar siempre en el amor,
Aprender a ser conducido por Él,
Decir adiós al pasado,
Aprender la libertad de los pájaros,
Consultar a los sueños y los deseos
Ser un canal de ternura.”
7 El papa Juan XXIII decía que más que consultar a nuestros miedos y temores, deberíamos consultar a
nuestras certezas, nuestras convicciones y fortalezas.
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DÍA SEIS
Cuando reprimimos nuestra capacidad de amar, cuando no expresamos lo que sentimos
hacia las personas que amamos, el amor se convierte, por medio de la frustración, en
odio. Y el odio consume lo mejor de nosotros mismos.
En esas circunstancias, la mente se ciega y se obsesiona, haciendo crecer más y más
nuestro odio que, a la larga, nos aprisiona y entumece. ¿Qué hacer entonces? La única
salida que nos dignifica es la de decidir amar y hacerlo saber con nuestras palabras y
nuestras acciones.
Para tomar esta decisión hemos de vencer una primera resistencia: la de creer que nunca
podremos salir de esa prisión que nosotros mismos hemos construido y en la que
estamos encerrados.
Sin embargo sabemos que esa forma de pensar es una trampa, pues todo cambio se da
cuando hay una decisión secundada por un acto de la voluntad. Hemos de decir: “aquí y
ahora, puedo y quiero.” La sucesión de acciones positivas, y la renovación permanente
de esta decisión, darán como producto la belleza de nuestra transformación total.
Recordemos que la libertad que ha sido reprimida, cuando la liberamos, emerge más
asertiva y fecunda que aquella libertad que jamás nos atrevimos a vivir, víctimas de
nuestros miedos y prejuicios.
No tenemos que pedir permiso a nadie para levantarnos una y otra vez de nuestro lodo.
Hemos de estar despiertos y recibir la bondad que ya está dentro de nosotros, para
ponerla a trabajar en nuestras relaciones, aunque voces negativas del pasado quieran
convencernos de que ya no tenemos solución.
Proponemos el siguiente texto para la reflexión:
“Somos libres de ser auténticos o de vivir de manera ilusa. Podemos
ser verdaderos o falsos; eso es parte de una decisión personal.
Podemos usar una máscara ahora y liego cambiarla por otra, para
jamás parecer tal y como somos. Pero no podemos actuar así con
impunidad. Toda causa tiene su efecto, y si nos mentimos a nosotros
mismos y a los demás, nunca podremos encontrar la verdad y la
realidad cuando queramos encontrarla. Si elegimos el camino de la
falsedad no deberíamos sorprendernos de que la verdad se nos
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esconda, precisamente cuando más la necesitamos.” (Thomas
Merton)
DIA SIETE
Carl Jung decía que la iluminación no llega a la persona a través de imágenes que le llegan
de afuera, sino por medio de la consciencia de nuestra oscuridad. ¿Te has percatado de
que gracias a la oscuridad de la noche podemos descubrir la existencia de las estrellas
que brillan y titilan?
Efectivamente, sólo cuando nos atrevemos a confrontar la oscuridad interior (lo que la
psicología llama ‘zonas oscuras’) comenzamos a saborear el regalo de la luz que
paulatinamente amanece dentro de nosotros.
El miedo a confrontarnos con lo que realmente somos suele impedirnos el viaje más largo
de la vida: el viaje hacia adentro. Nos horroriza tener que aceptar nuestras
incongruencias, nuestras faltas de coherencia y consistencia, nuestros fallos,
debilidades, obsesiones, heridas, adicciones, etc. Pensamos que dentro de nosotros sólo
existe esa realidad oscura; por eso tratamos de evitarla o reprimirla.
Olvidamos lo más importante: toda esa oscuridad no pertenece a nuestra esencia, sino
que es ‘basura’ que hemos ido acumulando en el jardín de nuestro interior, que ha
llegado a ser un auténtico basurero.
Pero si de verdad bajamos ahí, al centro de nuestro ser, descubrimos la más preciosa
belleza que podemos imaginar: el ser real que por naturaleza (pues somos imagen viva
de un Dios Bueno, Bello y Verdadero) es bello, el ser real colmado de luz que
persistentemente intenta salir a la superficie.
Es hora de decir ¡basta!, y de comenzar a vivir con una nueva convicción, una nueva
actitud de renovada y ascendente autoestima. Es hora de hacer verdad las palabras de
Gandhi: “No permitiré que nadie se pasee por mi mente con los pies sucios.”
Leemos y meditamos este texto:
“Me he bañado, Señor, en el río de tu amor. Me he atrevido a
sumergirme en las aguas de tu misterio y me he convertido en una
‘nueva creación’. Has destruido mis resistencias a tu acción y, sellado
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por tu Espíritu, me has hecho tu hijo querido. Y sé que todos mis
miedos ya no tienen sentido; son solamente una sombra que se
derrite bajo el Océano de tu amor. He vuelto mis ojos hacia el Este y,
ya para siempre, avanzaré hacia el lugar donde Tú siempre
amaneces… Un viaje sin retorno.”
DIA OCHO
Todos hemos nacido con una brújula invisible que, si estamos atentos, nos irá señalando
la dirección a seguir en la vida. Esa brújula es la luz interior que nos indica lo que es bueno
0 malo para nosotros, lo que nos construye o nos destruye. Cuando seguimos su
dirección, damos pasos de gigante hacia la autorrealización. Lo notamos porque nos
sentimos libres, fortalecidos, consolados, armonizados por dentro.
Del mismo modo que un objeto metálico puede alterar el campo magnético de la brújula,
el campo magnético interno puede ser igualmente alterado cuando nos mentimos a
nosotros mismos, cuando tomamos actitudes negativas hacia los demás, cuando caemos
en pensamientos obsesivos, apegos, adicciones, etc.
El cambio de dirección puede ser de un grado solamente, o quizás de medio grado. Pero
la dirección de nuestra vida, a base de alterar el campo magnético de la sabiduría interior,
si no nos cuidamos, puede terminar como barco a la deriva.
¿Qué hacer entonces? ¡Reorientar una y otra vez nuestro ser interior! Sólo desde la
humildad y la honestidad de reconocer la verdad y de confesarla, podemos rehacer la
dirección fundamental de nuestra vida.
El obstáculo mayor que deberemos salvar es el de la culpa obsesiva, que atrofia nuestra
libertad; es la culpa maligna que se nos mete en las entrañas y nos hace creer que ya no
tenemos solución y que todo está perdido. A esa voz no debemos darle nuestra atención,
pues es nuestra enemiga.
Vamos a hacernos las siguientes preguntas: ¿Adónde se dirige mi vida? ¿Me gusta o me
disgusta el destino que voy fraguando con mis actitudes y mis acciones? Cuáles son las
interferencias que se interponen en el campo magnético de mi sabiduría interior? ¿Qué
puedo hacer para liberarme de él?
“¡Ven y únete a la danza!
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¡Ven y danza con nosotros, no tengas miedo! Únete a nosotros en la
danza de la vida. Tú tienes algo original que ofrecer; nadie en el
mundo puede sustituirte.
Ven al festival de las diferencias mientras la misma música del amor
guía nuestros pasos rítmicamente, mientras los ojos de nuestro Dios
gozan y se regocijan en nuestra bondad.
No digas ‘Yo no sé danzar’. Ven y únete siguiendo el ritmo de la
melodía que te habita. Sigue los movimientos del amor que se
esconde en ti. Ven y danza con nosotros y disfruta plenamente de
estar vivo.”
DÍA NUEVE
“Mi fe me hace comprender que no son las circunstancias las que dan la felicidad ni la paz
interior” (Denzel Washington). Esta frase es contracultural si nos fijamos en la cantidad
de mensajes que recibimos a diario asegurándonos que seremos felices si compramos
éste o ése producto, si volamos a tal o cual lugar del mundo… La realidad es muy
diferente. Todo lo que necesitamos para ser felices lo llevamos dentro desde el mismo
momento de nuestra concepción. El problema es que, si no vivimos despiertos,
moriremos sin haberlo descubierto.
Cuando vivimos desconectados de nosotros mismos, vivimos las circunstancias como
parte de un plan fatalista y enemigo del que no tenemos control. Interpretamos todo
como algo que “nos sucede”, no como algo que “hacemos que suceda”.
Es verdad que no tenemos control de la mayoría de las cosas, pero la felicidad no está en
querer controlar, sino en dejarse llevar como un barco sobre el agua de la vida, guiado
por la brújula invisible de la intuición que se fía de que al final “todo estará bien”. Carl
Jung decía una gran verdad: “cada vez que una situación interna no se hace consciente,
emerge en forma de fatalismo.”
Escuchar la propia melodía, conectarse con el deseo profundo, descubrir el sentido de la
vida, son aspectos que están al alcance de todos y cada uno de nosotros. El problema es
que generalmente preferimos vivir dormidos, porque le tenemos miedo a la verdad.
Miedo a lo que somos, pero sobre todo miedo a lo que podemos ser.
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Vivir despiertos es vivir congruentemente conectados8 con nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos, y la expresión transparente de lo que realmente somos, sin
máscaras, añadiduras, ni sustracciones. Ser uno mismo es el arte que requiere la
aceptación de un riesgo: confiar en la bondad que llevamos dentro.
“Pero la sabiduría que viene de arriba es pura y apacible, suave,
abierta a la razón, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial
y sincera.” (St. 3, 17)
“Cuenta conmigo, mi Dios, cuenta conmigo. Yo sé que mi piel está
manchada y oscurecida. Yo sé que no soy digno. A pesar de todo,
cuenta conmigo. Cuenta conmigo para que yo pueda bañarme una y
mil veces en las aguas de tu amor. Cuenta conmigo y haz de mí lo que
quieras. Cada día renovaré mi decisión de ser sólo para ti y para tu
gente. Y bien sé que tu mirada me limpiará y entonces seré radiación
viva de tu imagen dentro de mí.”
DÍA DIEZ
El fatalismo no es la causa, sino el efecto de nuestra actitud indolente. La indolencia es
el arte de no actuar, o de actuar sin pasión por nada ni por nadie. Por medio de la
indolencia decidimos que las circunstancias, las personas, los acontecimientos, etc.
tomen las riendas de nuestra vida.
El fatalismo crea dentro de nosotros una mentalidad de cerebro plano, sumiso,
discapacitado para la creatividad, frustrado y preparado para repetir hasta el infinito los
errores del pasado, sin propósito de la enmienda. Una persona fatalista a lo más que
aspira es a ser ‘espectador’ pasivo que ve pasar las oportunidades que le brinda la vida
como signo de mala suerte.
Cuando por el contrario salimos del fatalismo, nos convertimos en actores, antenas
abiertas a posibilidades siempre nuevas, catalizadores que convierten lo negativo en
algo bello y hermoso. Se desata de dentro de nosotros la creatividad y no permitimos
que nadie nos reprima ni nos pisotee. Y todo eso lo hacemos desde la verdad de nosotros
mismos; una verdad que nos hace libres; con una libertad que nos invita a amar.
8 Carl Rogers enseñaba que los tres elementos que un buen acompañante necesita son: la congruencia
personal, la capacidad de empatía, y la capacidad para aceptar al otro de manera total e incondicional.
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Piensa si de verdad eres tú quien vive, o quizás son las circunstancias externas las que
dominan tu destino. Quizás vives sometido a una percepción negativa de ti mismo.
Puede ser que hayas dado demasiado poder a alguna persona que coarte la libertad de
ser tú mismo.
Si después de observarte sobre éstos u otros aspectos, concluyes que efectivamente no
llegas a actuar desde la autonomía de tu ser real, es hora de que despiertes y decidas
caminar en un proyecto de vida nuevo que quizás suponga un ‘nuevo nacimiento’. Todo
nacimiento conlleva dolores de parto.
“Quiero ser transparente como el agua del lago, reflejando la
realidad circundante sobre su superficie apacible. Quiero ser tan
diáfano, que a través de la calma y la paz de mi mirada se pueda ver
la belleza que me habita; belleza hecha de algas, de piedras coloridas,
de variedad fantástica de peces en mi seno… Quiero reflejar el cielo
en la superficie de mi vida.
… ¿Sueño imposible?
Prefiero soñar lo imposible a permanecer dormido en el letargo de la
muerte anticipada por mi desidia y mis miedos.”
DIA ONCE
La felicidad no es un regalo que se nos otorga. Tampoco es futo de la ‘buena suerte’, ni
de las circunstancias externas. Soy yo quien determino y decido ser feliz en cualquier
circunstancia en la que me encuentre.
Lo que determina mi felicidad o mi infelicidad, en gran medida, es mi disposición o actitud
interna. Si no fuera así, no podríamos explicarnos cómo ante una misma situación, dos
personas pueden reaccionar de maneras diametralmente distintas.
Y lo que es más interesante aún es que, como ha sucedido a los grandes personajes de
la historia, las oportunidades más significativas y más cruciales para el cambio personal,
suelen darse en medio de los más severos sufrimientos, en medio de tremendas
dificultades.
Esto sucede porque tenemos una gran capacidad de resilencia que nos lleva a
reponernos desde dentro y a rehacernos con renovado espíritu, como si el mito del Ave
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Fénix se hiciera realidad en cada persona que se empeña en mirar al futro desde la
esperanza.
Para los que creemos en un Dios Bueno que se alía con nosotros cuando somos débiles
y nos sentimos necesitados, recurrir a Él es una ayuda tremenda. Conectados con la
fuerza que nos visita de lo Alto se fortalece nuestra humanidad y se eleva a nuevas
dimensiones de sabiduría y fortaleza que de otra manera no experimentaríamos.
Recordemos: en momentos de oscuridad y desolación interior, es cuando, precisamente
a causa de la experiencia de la oscuridad, como podemos apreciar el gran regalo de la
luz.
“El Señor luchará por ti mientras tu tarea es simplemente
permanecer silencioso” (Ex 14,14)
Además nos alegramos en nuestros sufrimientos al darnos cuenta de
que el sufrimiento produce templanza” (Rm 5,3)
“La persona alegre es la que maneja los problemas de cada día con
fidelidad y obediencia, viendo en sus dificultades oportunidades para
ser feliz.” (Elizabeth George)
DÍA DOCE
A veces nos sentimos enterrados por nuestros errores, con un sentimiento de culpa que
nos resulta aterrador. Noches en blanco pensando en los aspectos más trágicos de
nuestra vida se vuelven pesadillas que marcan una especie de futuro sin salida, sin lugar
para la esperanza.
Pero eso no es más que una ilusión, pues los seres humanos estamos llamados –todos- a
causas nobles y elevadas que pueden romper (y de hecho las rompen) las ataduras de
nuestros sentimientos de culpa.
Es verdad que muchos de nuestros errores no tienen excusa alguna, no pueden ni deben
justificarse, si realmente somos honestos y verdaderos con nosotros mismos.
Sostenemos que cada persona tiene en sí misma un valor positivo, un sentido vital, que
supera el peso de la culpa, por pesada que ésta sea.
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No nos definen los errores cometidos, tampoco los triunfos si sólo los conseguimos a
base de quemar el propio ser. Lo que realmente nos define es lo que poco a poco
aprendemos en la vida, sobre todo de nuestros propios errores.
Por eso defendemos que cada persona debe conectarse con sus raíces, por humildes que
éstas sean. Ahí está el caldo de cultivo para su grandeza si, fiel a sus deseos más
profundos, se abre incansablemente a la construcción de sí mismo desde el ADN
espiritual que le identifica.
Nada se nos de de gratis, o mejor dicho, todo se nos da gratuitamente si estamos
abiertos a la sorpresa, a la bondad y a la belleza que nos rodea por doquier y nos habita
por dentro. Somos maravillosos y todavía no lo hemos descubierto. El día que los
descubramos habremos comenzado a VIVIR.
“Tú, Señor, que conocías la profundidad del corazón humano, no
encontraste mejor imagen para hablar de la belleza oculta, que la
presencia de un niño o de una niña. En su mirada transparente se
refleja la pureza y la libertad del deseo espontáneo de amar y de ser
amado, de conocer y de ser conocido. Por eso nos retaste con una
condición absoluta: ‘Si no cambiáis y os hacéis como niños…’ Señor,
despierta en mí al niño que llevo dentro, y dime ‘talita kumi’.
Entonces me despertaré del letargo y mi vida será alegría y gozo.
Amén.”
DÍA TRECE
En la vida siempre se nos ofrecen dos caminos a seguir, como respuesta a esta pregunta
esencial: ¿Tiene sentido mi vida en este preciso momento?
El primero nos invita a explorar caminos nuevos, a conocer personas que antes no
conocíamos, a permitirnos experiencias nuevas, a sanar las heridas que llevamos dentro,
a desarrollar una avalancha de vida que armonice nuestro ser dentro, a comenzar de
nuevo a pesar de todos los pesares, a creer definitivamente en nuestra valía y en nuestra
bondad, a decir adiós a la autodestrucción y la negatividad persistente…
El segundo camino nos lleva a la arrogancia que deja prisionera a la sencillez, a la
victimización que nos hace permanentemente niños carentes de responsabilidad sobre
nuestra vida, a la negación del sentido de la vida, al rechazo a perdonarnos, a no querer
aprender la sabiduría nueva que nace de nuestro interior, a rechazar la convicción de que
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las cosas no tienen por qué repetirse si aquí y ahora decido que mi vida siga una dirección
completamente nueva, marcada por el signo del amor…
En el fondo ambos caminos responden a dos actitudes que podemos tomar desde
nuestra libertad: afirmar la vida o negarla. El punto de partida de esta convicción,
compartida por la escuela existencialista de psiquiatría fundada por Viktor Frankl es éste:
“podemos controlar el estado personal de nuestra mente.”
Preguntémonos: ¿Soy reactivo o proactivo en mis relaciones con las personas y los
acontecimientos de cada día? ¿Domino mi grado de ansiedad, o me hago esclavo de la
misma? ¿Creo armonía con mis palabras y acciones, o más bien soy causa de desasosiego?
¿Qué decisión concreta quiero tomar ahora mismo para crecer y ayudar a crecer a los
demás?
“Tú eres el Creador de todo lo que existe y, por efecto de tu
persistente gracia, haces que la sinfonía de tu Creación se convierta
en Perfección Cósmica.
Miles de años hasta que las aguas esculpan sobre la roca los caprichos
de las olas fluviales… Tu gracia, persistentemente acaricia mi
corazón y así me enseña el arte de amar.
Vas creando en mí una personalidad nueva, un corazón que se hace
capaz de irradiar la imagen divina que me habita. Y así tu belleza se
expande y derrama la belleza por doquier.
Señor, continúa haciendo tu trabajo en mí, y en todas tus criaturas,
Tú, Artista Supremo del Universo.”
DÍA CATORCE
A propósito de la re-actividad y la pro-actividad, hablemos hoy de la asertividad. Una
persona asertiva es aquella que dice lo que piensa y siente sin pedir permiso y sin
justificarse acerca de lo que dice. La asertividad es el arte de manifestar hacia fuera lo
que de verdad tenemos dentro.
La persona asertiva no busca herir al otro, sino liberar la energía vital que le habita,
aunque a veces tenga que afrontar conflictos de relación interpersonal. Es mejor haber
cometido un error tratando de expresarse verbalmente, que callar a base de reprimir el
~ 19 ~
verdadero yo. Tarde o temprano las represiones trabajan en contra de nuestro
crecimiento.
Una persona asertiva, invita al diálogo y la relación interpersonal. Además, la persona
asertiva crea unidad y confianza, pues todos saben dónde se encuentra a nivel
emocional (sentimientos), intelectual (pensamientos) y de preferencias (voluntad y
deseo).
Sin embargo la mayor parte de las veces escondemos nuestro propio ser detrás de una
máscara porque tememos ser asertivos y manifestar quiénes somos de verdad. Las
causas que nos llevan a tal funcionamiento disfuncional pueden ser variadas:
- Miedo a perder la amistad o la buena reputación que hemos ganado a base de
esfuerzo, especialmente con ciertas figuras de autoridad.
- La baja autoestima que nos lleva a creer que nuestras aportaciones son
insustanciales y de poca valía.
- Miedo al conflicto. De esa manera callamos y asentimos con ideas y posturas que
son contrarias a las nuestras, aunque esta dinámica nos haga sufrir
inmensamente.
- Falta de claridad intelectual a la hora de exponer de manera lógica y sólida lo que
querríamos decir.
- Miedo a la verdad. La verdad es una luz que puede condenarnos. Por eso, a veces,
preferimos callarla. Nos perdemos así la experiencia de que de verdad “la verdad
nos hace libres”.
Tratamos de preguntarnos acerca de nuestras relaciones interpersonales para ver si de
verdad somos asertivos, en qué circunstancias lo somos y cuáles no lo somos, por qué
ocurre todo esto, cómo afecta a nuestra manera de ser y de relacionarnos honestamente
o enmascaradamente.
“La Vida es un proceso. El amor es su origen. Este proceso se desarrolla en el
amor, y es guiado por el amor. Como la larva se convierte en mariposa, así mi
vida ha de transformarse y transfigurarse. Pero el sufrimiento y el dolor son
ingredientes esenciales para que esto suceda. Amor y Vida sin pena son sólo
una ficción que nos lleva a ninguna parte.
Estoy dispuesto a vender todo para así ganar la vida en abundancia. Quiero
vivir enamorado, amar para vivir en plenitud. Quiero convertirme en
mariposa, libre para amar.”
~ 20 ~
DIA QUINCE
Hoy hacemos un ejercicio que lleva por título “A PESAR DE TODO”. Se trata de una
dinámica por medio de la cual podamos experimentar que a pesar de las dificultades,
grandes o pequeñas, que hemos encontrado en la historia de nuestra vida, realmente
ésta es hermosa y vale la pena vivirla y seguir adelante, con el convencimiento de que
todo está bien y que todo estará bien.
Este ejercicio se desarrolla de esta forma:
- Trato de centrarme en esos factores de mi vida que hacen verme limitado,
descorazonado, frustrado, pesimista, etc. Trato de centrarme en ellos. Escribo
algo de los mismos en mi cuaderno.
- ¿Cuáles son las dificultades externas e internas por las que he tenido que pasar a
los largo de mi vida hasta el día de hoy...? Nuevamente reflexiono y escribo.
- Ahora me centro en cómo cada una de las dificultades se han convertido en algo
positivo. La aparente “desgracia” ha llegado a ser una auténtica “gracia” porque
a través de ella he llegado a superarme o me estoy superando a mí mismo y a
comprender que la vida “no la dominamos”, sino que sobre todo la “recibimos”
y cooperamos con ella.
- Trato de escribir un poema o una reflexión en el que le diga a Dios y a la vida
“gracias” absolutamente por todo.
- ¿De qué manera descubro que Dios ha estado siempre en mi vida, especialmente
en momentos de dolor, de fracaso y/o de pecado? Leo y oro con: Lc.17, 11-20
- Leo y contemplo el canto GRACIAS A LA VIDA de Violeta Parra9:
“Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
9 Violeta del Carmen Parra Sandoval fue una compositora y cantante folclórica chilena ( Octubre de 1917-Febrero de 1967)
~ 21 ~
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.”
DÍA DIECISÉIS
Somos muchísimo mejor de lo que creemos ser; muchísimo mejor de lo que otros
piensan o nos hacen creer. El problema es que no acabamos de creérnoslo. Somos
severos, muy severos para con nosotros mismos aunque, en el fondo, lo que realmente
buscamos es dejar claro que realmente somos buenos, que somos mucho más que
nuestras meteduras de patas, que nuestros errores y debilidades.
Debemos clarificar de una vez por todas que hacemos cosas malas, pero que en el fondo
del ser real hay siempre una fuente inagotable de bondad que nos define: ¡somos
buenos!
Cuando esta evidencia pasa a formar parte de nuestra consciencia, avanzamos a pasos
de gigante y afectamos positivamente a las personas que se cruzan en el camino de la
vida, porque el amor y la bondad son las dos energías que de verdad cambian al mundo.
Esta mañana caminaba por la 125 Street en New York (Harlem). Me ha adelantado un
señor moreno con pantalones vaqueros y una cazadora marrón. Yo lo seguía a dos pasos
y enseguida me he percatado que saludaba de forma muy respetuosa a los trabajadores
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y dependientes que estaban a las puertas de sus negocios. Por un instante he creído que
era el propietario que inspeccionaba los negocios; pero, no, él seguía su curso y saludaba
a un padre con un niño, a una señora que acababa de pasar un semáforo; a todos los
deseaba un “Have a good day!” Atraído por su actitud he decidió seguirlo hasta que se
ha metido en la boca del metro. Mientras bajaba las escaleras y pasaba a las personas
que bajaban más despacio que él les iba deseando un “buen día”.
He pensado que esa persona anónima para mí era ‘mi ángel de la guarda’ que me invitaba
a vivir despierto, alerta, disponible para amar. A veces nos concentramos tanto en
nuestros problemas, que acabamos obsesionados por las menudencias de nuestras
percepciones disfuncionales. Nos perdemos lo mejor de la vida: la bondad que nos habita
y que grita constantemente “¡LIBERTAD!”
“Cuando Tú me miras
Nunca me condenas.
Tu mirada penetra mi corazón
Y me llenas del Océano de tu amor
Y tiernamente me enamoras.
Tus ojos reflejan tu amor
Y me inundan de tu luminosidad
Transformándome en tu imagen.
Y cuanto más me expongo a ti,
A tus divinos rayos de amor
Más tú destruyes mis adherencias
Y los límites de mi pecado.
Y así avanzo, paso a paso,
Hacia tu divina presencia.
Y sé que un día,
Al atardecer de mi vida,
Mis ojos te verán un día
Contemplando tu eterno amanecer.”
DÍA DIECISIETE
Aprendemos a liberarnos de los sentimientos malignos de culpa y ansiedad por medio
de la decisión de vivir en el aquí y ahora, concentrando nuestra atención no en lo
negativo que nos obsesiona, sino en aquellos aspectos hermosos que nos habitan.
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No se trata de engañarnos a base de vivir una ilusión, sino de desactivar el virus maléfico
de la falta de amor por nosotros mismos. Cada vez que concentramos nuestra atención
en nuestras limitaciones nos hacemos más limitados; si nos concentramos en la adicción
que nos esclaviza, aún más la alimentamos; si ponemos la atención en nuestras heridas,
las hacemos más sangrantes.
Si aprendemos a alimentar las cualidades que la naturaleza nos ha concedido, si de
verdad aprendemos a cuidar del jardín interior que todos llevamos, se da en nosotros el
milagro de la transformación. No es que evadamos la realidad de nuestras miserias,
errores, limitaciones, etc. sino que, poco a poco, irán perdiendo su capacidad dañina que
impide nuestro crecimiento.
En el fondo es poner en práctica la parábola que el Maestro nos enseñó: saber que existe
la cizaña en el campo de la vida, pero no alimentarla.¨ Gradualmente irá perdiendo
importancia y energía. La última palabra la tendrá el amor y la bondad.
No se trata de negar la verdad acerca de lo que soy, sino aceptarla para, desde mis
miserias, ir creando gradualmente la persona que de verdad estoy llamado a ser. ¡Nunca
definirnos con preconceptos que otros nos han inyectado! Soy yo el que dice a los demás
quién soy verdaderamente.
Nunca hemos de aceptar que otros nos definan o nos pongan etiquetas, por muy
“santas” o “malas” que sean. Tampoco deberíamos poner etiquetas ni definir a los
demás. Toda idea preconcebida nos ofusca y ensombrece nuestra mirada. Por el
contrario, cuando nos miramos a nosotros mismos con ojos puros, libres de prejuicios,
descubrimos que somos esencialmente buenos, verdaderos y amorosos. Y desde ahí,
desde el centro, se desata la verdad, la bondad y el amor, no como conceptos
intelectualmente desconectados, sino como experiencia.
Es bueno preguntarse mirándose por dentro: ¿Qué observo primero? ¿La bondad? ¿Los
fracasos, los errores, mis partes oscuras? ¿La cizaña o la espiga de trigo que va
floreciendo y madurando? Es cuestión de perspectiva. Cambiando la perspectiva,
cambiamos nuestra visión y descubrimos la auténtica misión para la que hemos sido
puestos en esta tierra.
“Cuando Tú miras la obra maestra de la Creación, Dios, sonríes
desde el cielo porque ‘todo está bien hecho’. Te complaces en cada
~ 24 ~
molécula salida de tu mano (herramienta eficiente de tu corazón)
porque refleja tu poder creativo.
Cuando contemplas desde arriba tanta belleza, infundes en
nuestros labios (herramienta expresiva de nuestros corazones) un
canto de alabanza y de gloria a tu nombre.
Y cuando ves que el ‘enemigo’ ha plantado cizaña que crece
en forma de guerras fratricidas, venganzas, resentimientos,
enemistad, intolerancia, fanatismo,… en lugar de arrepentirte de la
obra bien hecha, Tú, Dios Bueno, armas de sabiduría y de fuerza
nuestra vida para vencer al enemigo sin resistirlo, sino siguiendo
plantando semillas de vida nueva: el perdón, la reconciliación, la
amistad, el amor, la tolerancia, la verdad…”
DÍA DIECIOCHO
Decirnos la verdad acerca de nosotros mismos sin máscaras ni resistencias, es duro. Pero
es la única manera de salir airosos del círculo vicioso en el que tramposamente nos
metemos una y mil veces. Vivir desde la verdad de lo que somos nos hace libres, aunque
por un momento nos parezca estar agonizando.
Confesar quién soy es el primer paso para comenzar a cambiar mi forma de pensar. Al
cambiar mi forma de pensar comienzo a elaborar una nueva percepción de mí mismo
basada en la bondad que me habita. Como consecuencia se va operando, gradualmente
la transformación del ser.
Esta transformación puede convertirse en un momento trascendental en la vida de una
persona en el que se da un antes y un después. Desde esta experiencias de auto
observación y auto exploración, vamos descubriendo posibilidades dormidas que nos
estaban esperando desde el mismo día de nuestra concepción en el vientre materno, y
no sabíamos que existían.
Decirnos la verdad acerca de lo que somos, es aprender a valorarnos incluso cuando
otros piensen lo contrario. Decirnos la verdad, confesar la verdad de nuestra esencia es
aprender a no permitir que nadie pisotee nuestra valía, y a comprometernos en levantar
la valía de los demás.
Confesando la verdad de nuestra identidad, a pesar de nuestros fallos, incongruencias y
pecados, es aprender a amarnos y a amar. Pues descubrimos que hay un reducto, un
~ 25 ~
océano inmenso de belleza que nada ni nadie puede destruir. Es la imagen de Dios dentro
de nosotros mismos.
En esta confesión se da una liberación emocional por la que aprendemos una nueva
sabiduría, una especie de intuición por la que el pensamiento meramente racional se
queda corto para definir la esencia de las personas y de las cosas. Aprendemos a abrir la
ventana del espíritu que nos hace libres.
Practicando constantemente esta autoconciencia y auto-observación progresamos en
nuestro crecimiento personal de autonomía, pues llegamos asimilar existencialmente
que nuestro pasado no representa lo que de verdad somos, nos liberamos de la
culpabilidad malsana, y aprendemos que lo que de verdad nos define es la esperanza de
lo que está por venir.
¿Cómo vivo todo esto? ¿Me dejo estrangular por la culpa malsana? ¿Ofrezco resistencias
a la verdad absoluta de lo que soy auténticamente? ¿Soy fiel a los deseos más hondos
que puedo escuchar al nivel de mis tripas?
EL PRISIONERO
“Señor, te estoy llamando
Pues eres tú mi único rescate.
A ti te llamo, Iahvé, Alá,
Dios, God, Brahma, Nwie-ngong…!
Devuélveme la identidad
Tú que siempre usas mi nombre
Con amor infinito.
Que pueda mirar al cielo
Y libremente llamarte ‘Abba, Padre’.”
DÍA DIECINUEVE
“No podemos transformar nuestras vidas a no ser que nos dejemos tocar por
la gracia. Y eso no sucederá mientras estemos forzando la situación, y
tampoco sucederá si, en nuestra autocomplacencia, pensamos que no la
necesitamos. La gracia nos toca sobre todo cuando estamos profundamente
apenados y nos sentimos ansiosos; nos toca cuando, año tras año, pareciera
que el ideal de perfección no aparece, cuando la desesperación destruye
nuestra alegría y entusiasmo. A veces, en esas situaciones, una luz irrumpe
~ 26 ~
en nuestra oscuridad y escuchamos algo parecido a una voz que nos dice: ‘tú
vales, eres amado… No trates de hacer nada ahora… no hace falta que
hagas nada... Simplemente acepta el hecho de que de verdad eres aceptado
y amado”. Eso es la experiencia de la gracia. Sentimos a veces el poder de
decir ‘sí’ a nosotros mismos, y la paz entra dentro de nosotros y sentimos la
plenitud, y desaparece la auto condena y la autodestrucción; nos sentimos
reconectados nuevamente con nuestro verdadero ser.”10
Cuando nos decimos la verdad aparecemos vulnerables, muy vulnerables. Pero es
entonces como aprendemos a ser fuertes; ya no vivimos desde las máscaras, sino desde
la verdad. Esto puede resultar ser muy duro. El texto que encabeza la dinámica de hoy
nos da las pistas de cómo podemos vivir seguros de que para valer no hay que hacer,
sino ser.
La gracia, entendida como la fuerza de Dios que actúa en mí, es la que me ayuda a
reconocer mi valía, incluso en momentos en que pareciera que no encuentro nada
valioso dentro de mí. Es precisamente entonces cuando puedo escuchar el susurro de
esa “gracia” (fuerza de Dios que actúa gratuitamente en mí) que me dice: ‘vales más que
tus errores, mucho más que tus miserias. Eres precioso a mis ojos y te amo.11
Quien ha sentido alguna vez algo parecido, ya ha tenido una experiencia del cielo aquí
en la tierra. Experiencias como ésas, aunque duren un segundo, pueden transformar
para siempre el curso de una vida.
¿He sentido alguna vez algo parecido a lo que Paul Tillich expresa en su texto? ¿De qué
manera ha afectado a mi manera de verme a mí mismo, de relacionarme con los demás
Y con Dios? ¿Soy tan voluntarista que no me permito tener experiencias de gracia?
¿Debería cambiar en algo mi actitud existencial?
“Conforme vamos creciendo en la presencia de Dios nos vamos
dando cuenta de que no sabemos dar dos pasos sin caer al suelo,
cuando dejamos a mirar a Dios, nuestro Padre… Por eso debemos
aprender a comportarnos como niños de dos años que sin guía caen
una y otra vez. Hemos de aprender a desconfiar de nuestras solas
10 Paul Tillich (1886-1965) fue un teólogo y filósofo existencialista alemán-americano 11 Is 43, 1-5
~ 27 ~
fuerzas mientras invocamos el nombre de Dios para que venga a
auxiliarnos.” (José de Calasanz)
DIA VEINTE
Desde nuestra concepción en el vientre materno, se nos han dado tres herramientas que
son parte de nuestro ser humano: una brújula, una antena parabólica y una linterna. Las
tres herramientas nos ayudan nos solamente a descubrir quiénes somos de verdad, sino
la dirección que estamos llamados a seguir si de verdad queremos ser felices.
La brújula es ese sentido por el que buscamos incansablemente la verdad de todo, en
todas partes. Es como un fuego interior que no nos deja descansar hasta que poco a
poco se va haciendo claridad la verdad de lo que somos y de lo que estamos llamados a
ser.
Agustín de Hipona pasó la primera parte de su vida en una búsqueda constante de esa
verdad, pero la buscaba fuera de sí mismo y se equivocaba constantemente. Hasta que
finalmente se dio cuenta de que esa verdad coincidía con su ser real, donde habitaba la
Verdad que le estaba esperando.
La brújula interior marca impertérritamente la dirección de la felicidad auténtica incluso
cuando nos empeñamos en seguir una dirección distinta. Esa brújula despierta en
nosotros una pasión por un sueño que es siempre más grande que nosotros mismos. Por
eso Agustín exclamaba: “Señor, nos has hecho para Ti, y mi corazón ya nunca reposará
hasta que descanse en Ti”.
La antena parabólica es la capacidad de recibir los mensajes secretos que
constantemente nos dirige la vida, desde la realidad, para conectarnos con lo que nos
rodea y con las personas. La antena parabólica es, en el corazón humano, la capacidad
de discernir en las situaciones concretas, aquello que más nos conviene, evitando o
abandonando lo que nos hace daño.
Así que la antena parabólica interior nos ayuda a salir de nuestras adicciones malignas,
de nuestros hábitos y pensamientos autodestructivos, a reconocer los dones que
llevamos dentro y que quizás todavía no habíamos explorado ni descubierto. La antena
parabólica aparentemente es un elemento pasivo, pero cuando está conectada con
nuestro ser “despierto” y “atento” nos señala el camino que nos llevará a la cima de que
podemos ser.
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La linterna sirve para alumbrar en la oscuridad a corta distancia. Haciendo un traspaso
simbólico al mundo de nuestra interioridad, la linterna interior es ese mundo de
convicciones profundas que vamos descubriendo a base de errores cometidos, de
intuiciones regaladas gratuitamente, de conclusiones a las que llegamos, en un proceso
de elaboración racional y existencial, a construir el tejido de nuestra existencia.
La linterna interior no puede llevarnos a contemplar el final feliz de nuestra vida, aunque
lo intuye. Nuestra tarea fundamental es fiarnos de esa luz tenue pero real que nos
alumbra por dentro y nos hace transparentes hacia afuera. Vamos caminando en medio
de las sombras, guiados por las luces que en la noche recibimos, mientras éstas son el
augurio de un hermoso amanecer.
La brújula, la antena parabólica y la linterna nos hablan simbólicamente de la
profundidad de las cosas y de nosotros mismos, sabedores de que a fin de cuentas “las
cosas importantes sólo se ven con los ojos del corazón”.
“Buscarte, Señor, buscarte
Entre la sombra y el viento;
Y finalmente encontrarte
En el Amor de tu Cielo.”12
“-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple :
“sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con
ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para
recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes
olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres
responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.”13
DÍA VEINTIUNO
12 Poema que e3scrubí a la muerte de mi hermana Maria de los Ángeles, el 24 de mayo de 2013 13 Tomado del libro “El Principito”de Antoine de Saint-Exupéry (Junio de 1900-Julio de 1944)
~ 29 ~
En nuestro proceso de crecimiento interior no es de extrañar que sintamos, de vez en
cuando, lo que llamaremos “auto-dudas”. Las auto-dudas provienen de nuestra
inseguridad, o de nuestra prudencia, cuando ponemos un interrogante a la validez de
nuestras opciones o cuando otros las cuestionan.
No debemos extrañarnos. Por el contrario, hemos de ponernos alerta, ya que tarde o
temprano tendremos que revisar la dirección de nuestra trayectoria vital a través de
cuestionamientos que nacen de dentro de nosotros, de las circunstancias que nos
rodean, e incluso de las actitudes que otras personas toman hacia nosotros.
Cuando las auto-dudas lleguen, deberemos enfrentarlas sin miedo. Así es como llegamos
a convicciones sólidas sobre las que cimentamos nuestro futuro. Veamos qué puede
suceder cuando tomamos la actitud de enfrentamiento valiente de estas auto-dudas, o
cuando nuestra opción es la evasión compensatoria.
Cuando las enfrentamos, aprendemos:
- A madurar, pues el cuestionamiento de la dirección vital que sostiene nuestra
vida nos lleva a conectarnos con el ser auténtico y real, desenmascarado. Puede
que nos sintamos muy vulnerables. Pero, curiosamente, nuestra fortaleza se
construye sobre la conciencia de nuestra vulnerabilidad.
- A ser más flexibles, ya que todo cuestionamiento nos invita a ponernos en
relación con la vida y con los demás. Aprendemos que, sin necesidad de claudicar
de nuestras ideas, otros tienen el derecho de pensar diferente. Siempre teniendo
en cuenta que nadie tiene el derecho de traspasar la frontera invisible pero real
de mi dignidad.
- A enmendar lo que haga falta, pues el conocimiento propio me ayuda a practicar
el arte de la humildad por el que aprendo que la obra de arte que soy yo,
comenzada por Dios sin mi colaboración desde mi engendramiento, no llegará a
su perfección más que con Él, ayudado de mi colaboración libre y decidida.
- A confrontar asertivamente a quien nos acecha para amenazar o minar nuestro
mundo personal de convicciones.
Cuando elegimos la vía de la evasión, en realidad estamos compensando, por el atajo de
la evasión, nuestra falta de responsabilidad asertiva. Entonces ocurre que:
- Nos evadimos de la responsabilidad que supone encontrar las raíces sólidas de
nuestra vida. De esa forma perdemos capacidad de solidez personal y de
credibilidad ante los demás.
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- Nos exponemos a la búsqueda de subterfugios, a manera de compensaciones y
adicciones, que nos esclavizan. Hacemos depender nuestra seguridad de
circunstancias externas a nosotros mismos.
- Paralizamos nuestra capacidad de crecer en autoestima y en convicciones.
- Nos ponemos a merced de las expectativas que otros tienen sobre nosotros.
Vivimos para agradar a los demás, en lugar de buscar el ser fieles a lo que
realmente somos y a lo que podemos ser.
- Aumentan nuestras auto-dudas y vamos construyendo una personalidad
inseguridad con un patrón de comportamiento dubitativo, incapaz de tomar
decisiones transcendentales.
Podemos preguntarnos acerca de qué tipo de personalidad concreta vamos
construyendo cuando aceptamos o evadimos confrontar las auto-dudas que de vez en
cuando nos visitan.
“Dios es una Madre que disfruta viendo a sus hijos felices.
Cada acontecimiento de mi vida es parte del juego de Dios
conmigo, es un juego de amor.
‘Como un niño en las manos de su madre…’ Sí, así es el
corazón y el rostro de Dios, como el de una Madre que abraza
y acaricia a su hijo con ternura infinita.
¡Y que el mundo entero se desplome si quiere! El Señor está
de nuestra parte, ¿Quién estará contra nosotros? Estamos
para siempre ‘condenados’ a la felicidad por el Dios que nos
ama de una manera loca; Él ha venido a nuestra ribera y ha
muerto de amor por nosotros. ¿Alguien da más por otro dios?
¡Imposible! Alegrémonos siempre en el Señor, sí,
¡alegrémonos!”
DÍA VEINTIDÓS
Si es importante escuchar la voz de nuestras auto-dudas para llegar a profundizar la
realidad de lo que de verdad somos, más importante aún es la escucha de nuestras
convicciones y certezas, es decir, de aquellas seguridades que poco a poco hemos ido
construyendo no tanto a nivel intelectual, sino a nivel de experiencia.
La madurez no es un estado al que se llega por la mera reflexión o clarificación
intelectual, sino sobre todo por la integración de las experiencias vitales que forman
parte de la intrahistoria personal.
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Una persona sin convicciones es un edificio construido sobre arena; tarde o temprano
caerá por su propio peso, incapaz de sostenerse, incapaz de ser autónomo, incapaz de
encontrar el sentido de su vida.
Las convicciones nos dan seguridad, ya que la experiencia de haber confiado en ellas nos
lleva a nuevos horizontes de búsqueda, a nuevas certezas que, a su vez, nos llevan a
nuevas preguntas, y así sucesivamente
Toda persona necesita de una zona de confort dentro de la cual pueda sentir la
autonomía y la libertad de ser ella misma.
El problema es cuando esas zonas de confort se convierten en muros de defensa contra
los demás, para consolidar nuestros fundamentalismos, o para atacar a quienes no
piensan igual que nosotros. Contra toda esta problemática sólo hay una salida: la de
ampliar nuestras zonas de confort, abriéndonos a otras miradas, otras culturas, otras
posiciones, otras opiniones, etc
No se trata de absorber acríticamente todo, sino de ser capaces de contrastar lo que
somos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que decimos, para ponerlo en perspectiva
y así enriquecernos con la pluralidad, y contribuir a la misma con nuestra singularidad, a
cambiar cuando haga falta, y a relativizar lo que, pareciéndome tan ‘fundamental’,
finalmente descubro que es verdaderamente ‘relativo’.
Podemos preguntarnos acerca de:
cuáles son las tres prioridades esenciales de mi vida en estos momentos
Por qué valor estaría dispuesto a morir
Qué convicciones que antes tenía han cambiado en los últimos meses
Qué aspectos creo ( si se da el caso) que los vivo de forma fundamentalista
“¡Todos a por agua! El agua es la vida. Por eso, Señor, Tú elegiste el
agua para simbolizar la fuerza de tu gracia dentro del alma. Todos
vamos a por agua a la fuente o al pozo. Y es de ti, fuente de agua viva,
de donde sacamos la fuerza para seguir creyendo, para seguir
amando. Y tú llenas el alma con el agua de tu gracia. Y nos
convertimos en pozos, en auténticos aljibes que ofrecen agua a otros.
Y así nos hacemos solidarios y cómplices contigo. Así es la vida que de
ti recibimos y que con todos compartimos. Amén.”
~ 32 ~
DÍA VEINTITRÉS
La vida es un proceso de auto-conquista autodominio, en el que aprendemos a ser felices
siendo cada día más conscientes de nuestra valía, de los regalos con que cada uno hemos
nacido y de los cuales muchas veces no somos conscientes, pues otros (o nosotros
mismos) nos han metido en la mente que no valemos, que no podemos, que no somos
dignos…
Hay que decir “basta” a la basura que hemos permitido acumular en nuestro
subconsciente con la que construimos un futuro si esperanza. Para ello hemos de
liberarnos de las personas que, como decía Gandhi, quieren pasearse por nuestra mente
con los zapatos sucios. Somos esencialmente buenos, gente maravillosa.
Si queremos liberarnos de las voces negativas que nos han instalado semejante ‘virus
mental’, deberemos guardar una cierta distancia mental, para trabajar la asertividad. Es
decir, deberemos trabajar nuestra valía para no dejar que habiten en la ‘tierra santa’ que
es nuestra interioridad, en la que habita nada menos que la imagen divina.
Desde ahí –sin ninguna duda- nacerá el perdón hacia ellos. ¿Sabes por qué nacerá el
perdón? Porque cuando nos conectamos con esa ‘tierra santa’ aprendemos a vivir desde
la bondad y el amor. Y así – sin perder para nada nuestra fidelidad a la verdad- hasta nos
compadecemos de esas personas porque las vemos como lo que realmente son:
personas equivocadas que viven dirigidas por un mapa y una brújula equivocados, que
les lleva a la tierra de la nada.
Hoy nos preguntamos acerca de nuestra valía. Acerca del proyecto vital que realmente
queremos vivir para sentirnos ‘vivos’. Solamente quien sueña vive de verdad. Los sueños
despiertan en nosotros cosas grandes que nos hacen vibrar con una energía que nos
libera del odio, instalan en nosotros actitudes constructivas que nos liberan del odio,
armonizan nuestro interior, y nos disponen a cosas cada vez más grandes y nobles.
Lo más importante es que aprendamos a perder el miedo a ser nosotros mismos, pues
así diremos nuestra verdad sin pedir permiso, sin pedir perdón. Simplemente, estaremos
aprendiendo a ser lo que Dios soñó que podemos y estamos llamados a ser, desde antes
de la creación del mundo. Esto es lo que Él soñó para ti y para mí:
~ 33 ~
“Pues nosotros somos su obra de arte, creados en Cristo Jesús
para hacer las obras buenas que Dios había dispuesto que
hiciéramos desde antes de la creación del mundo.”14
DÍA VEINTICUATRO
Asentar nuestro crecimiento personal sobre las bases de convicciones profundas,
requiere de nosotros dos cosas importantes: poner a trabajar nuestra voluntad en la
dirección de las mismas y conectarnos con personas que viven los mismos valores y
semejantes convicciones.
Somos débiles, enseguida nos llega el desánimo, y podemos claudicar fácilmente de la
dirección vital que da sentido a nuestra vida. En momentos de oscuridad y de desánimo
existencial es importante ser coherentes con aquello que un día se nos manifestó como
luz y guía. Tarde o temprano volverá la luz a la mente, se calentará el motor del corazón
y saldrá robustecido nuestro convencimiento.
Ser fieles a la luz del ayer, aún viviendo hoy en la oscuridad aparente, nos traerá un nuevo
grado de madurez y afianzamiento existencial. Pero si tiramos la toalla, iremos de
desánimo en desánimo, y correremos el peligro de caer en el cinismo por el que
acabamos no creyendo en nada ni en nadie; ni siquiera en nosotros mismos.
Debemos además unirnos a otras personas, conectarnos con aquellos que viven valores
parecidos a los nuestros, para compartir con ellos esperanzas, luchas, fracasos, deseos
de superación, y así salir, una vez más, confirmados en la validez de un estilo de vida que
hemos asumido y que nos lleva a la felicidad entendida como trabajo de dentro afuera.
No cansarnos nunca cuando nos veamos derrotados por los fracasos o por la falta de
resultados evidentes. Caminamos entre la bruma y el viento, apenas divisando el
horizonte vago del sentido vital. Nos guía la luz que ilumina nuestro ser profundo y que
nos certifica y asegura que no nos equivocamos.
Es bueno que nos preguntemos hoy acerca de las luces ‘sabias’ que vamos recibiendo a
lo largo de nuestra vida. ¿Somos capaces de hacer una lista de todas las cosas bellas,
buenas y verdaderas que la vida nos ha enseñando? Podríamos hacer esa lista
comenzando por este encabezamiento: “Esto es lo que la vida me ha enseñado, y esto
14 Efesios 2, 10
~ 34 ~
es lo que guardo como un tesoro precioso del que nunca estoy dispuesto a
desentenderme…”
Otro ejercicio que podemos hacer es éste: preguntémonos quiénes son esas personas
concretas con quienes puedo ser yo mismo, personas o grupo de personas que son
referencia de apoyo y que me ayudan a crecer en autonomía, libertad y verdad en el
amor.
“Las semillas del Reino de los Cielos están plantadas aquí, en
la Tierra. Son semillas cristianas pero no necesariamente
cuidadas sólo por los seguidores explícitos del Señor
Resucitado. Hombres como Gandhi supieron también cuidar
bien del ‘jardín’ de las semillas del Reino aunque no hubieran
confesado abiertamente al Señor del Jardín, al Resucitado.
Pero su palabra y su vida confesaron, incluso con el martirio,
que ‘no estaban lejos del Reino de los Cielos’.”
DÍA VEINTICINCO
“¿Lo presientes? Lucha y contemplación tienen una sola y única
fuente: Cuando muchos cristianos han perdido la alegría,
la llamada a reconciliarnos nos interpela más que nunca.
Solos, separados, ¿cómo podríamos avanzar durante toda la vida
en una espera contemplativa? ¿Cómo perseverar en las
responsabilidades que hemos asumido por los demás? ¿Nos
olvidaríamos de que nunca estamos solos? En el Cuerpo de Cristo
hay una comunión en constante devenir que se llama la Iglesia.
Una libertad interior puede crecer en nosotros cuando la Iglesia
mantiene abiertas las puertas a una alegría y a una gran sencillez.
Incluso con casi nada, se hace acogedora, cercana a las penas
humanas, presentes en la historia, atenta a los más necesitados.
Cuanto más nos acercamos a la alegría y a la sencillez del
Evangelio, más se transmite la confianza de la fe. Elegir la sencillez
sostienen en el mundo una comunión universal en Cristo. Y lo
asombroso es que Cristo, el resucitado, no excluye a nadie, ni de su
perdón ni de su amor. Entonces pedimos la mayor alegría: "una
misma espera, un mismo amor, una sola alma". Es ante todo con un
testimonio de vida como podemos hacer creíble esta comunión de
~ 35 ~
amor con el Espíritu Santo. Y si Cristo nos preguntara: "¿Quién decís
que soy yo?" Quisiéramos responderle: Cristo, tu no has venido al
mundo para condenarlo, sino para que todo ser humano encuentre
un camino abierto por tu compasión. Tú eres quien me ama hasta en
la vida que no tienen fin. Tú lo sabes todo de mí, mi deseo de
comprender y ser comprendido, de amar y ser amado. Tú me abres el
camino del riesgo. El "no" en mí lo transfiguras, poco a poco, en un
"sí" de eternidad.
Cristo, presencia Misteriosa, tu rezas en mí, de día y de noche, sin
que yo sepa cómo. Encomendando mi espíritu a tus manos, no me
inquieto si mi oración es a menudo tan torpe. Tú me has buscado
incansablemente. Tú me sugieres: Vive lo que has comprendido del
Evangelio. Ven y sígueme" ¿Por qué he estado indeciso tanto
tiempo? No obstante, sin haberte visto, te amaba. Y, un día, me di
cuenta: tú me llamas a una decisión sin retorno. Quisiera ser
transparente contigo, no ocultarte nada de mi corazón, darte no
solamente una etapa, sino toda mi vida. El Evangelio nunca mira con
pesimismo al ser humano. Jamás invita a la melancolía. Al contrario,
despierta a una apacible alegría. Y cuando hay un sufrimiento, el
corazón puede estar roto, pero no endurecido.” (Hermano Roger de Taizé)
El autor de este bello texto es el hermano Roger Schutz, fundador de la comunidad
ecuménica en Taizé, Francia. Durante la guerra mundial, cansado de las divisiones
nacionalistas y confesionales, se asentó en un pueblecito no lejos de Lyon, en Taizé,
adonde iba acogiendo a personas que venían heridas no sólo físicamente, sino
moralmente.
En ese contexto, gradualmente, fue surgiendo un grupo de personas que, como él,
buscaban la reconciliación más allá de toda frontera marcada por el prejuicio, la cultura,
la nacionalidad, o la confesión religiosa. Así surgió la hoy llamada “Comunidad ecuménica
de Taizé”, donde monjes de diferentes confesiones cristianas experimentan la parábola
de la unidad.
Releyendo el texto del hermano Roger, analicemos qué es lo que más nos llama la
atención. ¿Por qué? ¿Cuáles son mis resistencias ante los retos que el texto nos propone?
¿Sentimos la llamada a vivir con un estilo parecido al que el hermano Roger apunta para
el mundo contemporáneo?
~ 36 ~
“Llévame al Desierto y háblame al corazón. Dime la verdad
acerca de mí mismo y dime quién eres Tú, Dios de todos los
nombres y sin nombre.
Y en diálogo de amor dime cuáles son mis errores y mis
pecados y también mis compulsiones; sedúceme una vez más
y para siempre. Que toda mi vida experimente la fragancia de
tu amor.
Sácame al Desierto de mi corazón y, en silencio, fijaré toda mi
atención sólo en ti y así aprenderé a volar por encima de mis
miras estrechas y conoceré la Belleza desde arriba.
Y en el encuentro amoroso y amistoso contigo aprenderé a
luchar contra la maldad dentro y fuera de mí, y me alegraré
para siempre en la Victoria que Tú ya has ganado para mí.”
DÍA VEINTISÉIS
Dime lo que lees y te diré quién eres. Somos aquello de lo que alimentamos nuestra
mente y nuestro corazón. Si alimentamos la mente de basura que nos autodestruye no
culpemos de ello a nadie más que a nosotros mismos. No hemos nacido para vivir presos
de nuestra negatividad, sino para gozar de la vida disfrutándola desde dentro. Nadie ni
nada puede arrebatarnos la libertad de escoger ser felices, a no ser que les demos
permiso a los pensamientos autodestructivos.
Les damos permiso cuando emocionalmente nos sometemos a ellos porque
inconscientemente hemos aprendido que pueden dominarnos. Pero eso es pura ilusión.
Dentro de nosotros habita la energía del yo real que clama constantemente por ser lo
que podemos ser.
Por eso hay que leer mucho, incansablemente; pero que nuestras lecturas nos ayuden a
clarificar las zonas oscuras que nos habitan, que nos abran creativamente a nuestra
posición en el mundo; lecturas que nos ayuden a encontrar paz y a ser responsables de
nuestro crecimiento y del de los demás.
Hoy pues nos atrevemos a preguntarnos cosas concretas, como por ejemplo: ¿Qué libro
estoy leyendo?, ¿qué estoy aprendiendo a través de mis lecturas?, ¿Leo algo que me esté
haciendo daño?, ¿qué es lo que me gustaría leer que todavía no he leído?, ¿de qué manera
conecto con mi vida los conceptos que retengo de mis lecturas?
~ 37 ~
Éstas y otras preguntas nos ayudan a darnos cuenta de que la mente es como un jardín
en el que puedo plantar flores hermosas y árboles que llenen de belleza mi interior, o por
el contrario puedo llenar ese jardín de abrojos y cardos secos que me llevan a la inercia
intelectual, a la pasividad, a un mundo ilusorio de vanidades, etc.
La mente y el corazón están en constante sintonía, de modo que lo que habita en mi
mente desata en mi mundo emocional sentimientos y afectos diversos, de acuerdo lo
que hay en mi atalaya mental. La verdad es que somos lo que pensamos. Si pensamos
limitadamente, creamos un ser, una vida limitada por efecto de nuestras convicciones
enanas. Pero si pensamos alto, ancho y profundo acabaremos siendo águilas que se
elevan a las alturas.
Leer, pensar, sentir y, finalmente, actuar. Quien no actúa con coherencia, según sus
convicciones, termina siendo a lo sumo un teórico, y nada más. Por eso hay que poner a
trabajar, de manera consistente e interconectada, lo tres elementos constitutivos de
nuestro proceso de crecimiento: pensar (inteligencia), sentir (emocionalidad) y decidir o
actuar (la voluntad).
¿Soy una persona integrada? ¿Domino mis emociones cuando paso por momentos de
desbalance o de cierta depresión? ¿Me dejo llevar de los meros sentimientos y actúo de
manera desbocada, sin contar con la razón? ¿Soy coherente en mis decisiones de vivir de
una cierta manera, de acuerdo a mis convicciones?
“Quiero ser, mi Dios, el perfecto danzarín de tu música. Así
pues ábreme el oído a tu sinfonía y prepara todo mi ser
(cuerpo, mente, corazón y espíritu) para actuar en la Danza
Divina de la Vida. Y los espectadores (aquellos con quienes
entraré en contacto) se alegrarán y te aplaudirán. Y entonces,
cuando mi actuación haya terminado, me retiraré en silencio
mientras el público (tuyo y mío, mi Dios) continua
aplaudiendo para ti, maestro de la sinfonía del mundo y
director de mi danza. Amén”
DÍA VEINTISIETE
Hace unos días entré en el Metro de Nueva York, de regreso a nuestra comunidad en el
barrio de Harlem. Me senté cerca de una persona de unos 40 años de edad. En mi
espontaneidad, pensando que era hispano, lo saludé en español y enseguida me
~ 38 ~
respondió en un inglés con acento asiático y me dijo que era de Siria, país en medio de
una guerra sangrienta.
Tomando ese hecho como punto de partida me presté a seguir la conversación y me di
cuenta de que había dejado su país hacía un año; un país, según él, muy bello y lleno de
riqueza de todas clases. Finalmente me confesó que era un actor de cine, que salió
huyendo de su país, y que ahora estaba establecido en los USA, donde de momento
trabaja como cocinero.
A punto de despedirme de él al llegar a la estación de la calle 125, me escribió su nombre
por si quería saber de é en internet. Efectivamente lo chequeé y allí estaba él como actor;
su nombre: ADHAM. Adham me dijo en los últimos segundos de nuestra conversación:
“hace un año dejé todo en mi país, incluidos mis seres queridos; pero soy fuerte y sé que
triunfaré en este país.”
¿De dónde brotaba la energía de Adham? Me confesó que seguía siendo musulmán, pero
de una corriente que respeta la libertad y sobre todo la igualdad de los seres humanos.
Se le notaba triste pues acababa de divorciarse en los USA de la mujer con quien estaba
casado; mujer siria con nacionalidad estadounidense. Me enseñó en su i-pad unos platos
árabes que había cocinado hacía poco. Se le notaba orgulloso de lo que hacía, y miraba
al futuro con esperanza.
Ahí está la lección: valorar lo que somos y lo que hacemos, no lamentarnos por lo que
hemos dejado de hacer ni por lo que otros han hecho o dejado de hacer por nosotros, e
incluso en contra de nosotros.
Por eso nos preguntamos acerca de las cosas que hemos hecho en la vida de las que nos
sentimos bien, orgullosos y satisfechos; acerca de los logros que hemos realizado y de
los que todavía están al alcance de ser realizados. Para ello alimentaremos nuestra
mente con pensamientos positivos; nuestra ascesis será no permitir nunca ni el mínimo
pensamiento negativo acerca de nuestra valía.
Y desde ahí, debemos poner a trabajar nuestra voluntad en aquellas cosas, grandes o
pequeñas que la vida nos vaya deparando, como posibilidad de crecimiento personal. En
definitiva, cuando encontramos el sentido de nuestra vida, todos los elementos de la
misma, incluso nuestros fracasos, frustraciones, caídas y desasosiegos, se convierten en
plataforma para recrearnos y levantarnos como las águilas en el cielo.
~ 39 ~
“Crecer y ser capaz de mirar al futuro con esperanza,
convencido de que no cualquier tiempo pasado fue mejor…
Haber perdonado todo y haber quemado el resentimiento y la
venganza… Aproximarme a la meta, ser capaz de verme
rodeado de niños que ríen y gozan conmigo... Ser un poco
aquel Nelson Mandela que consiguió el Premio Nobel de la Paz
y sin embargo reconoció que había fracasado como esposo y
como padre… ¡Todos somos tan grandes y tan débiles…!
Cada uno de nosotros somos hijos de un sueño imposible en
el que estamos condenados a ser fieles. Estamos llamados a
ser profetas de nuestro tiempo.”
DÍA VEINTIOCHO
Llevamos dentro una fortaleza inmensa que nos levanta una y mil veces de nuestras
propias cenizas. Generalmente descubrimos que está ahí, no por razonamientos
intelectuales, sino por experiencias límites por las que de vez en cuando pasamos. Son
experiencias amalgamadas por el dolor que creíamos insuperable. Pero ha sido ahí
precisamente donde descubrimos lo mejor de nosotros mismos.
Las personas que admiramos y a las que llamamos “grandes”, porque han contribuido al
ennoblecimiento de la humanidad (Juan de la Cruz, Gandhi, Martin Luther King, Nelson
Mandela, Oscar Romero, Helder Camara, etc.), no nacieron héroes o santos en el vientre
de sus madres. Las experiencias de pobreza, de rechazo y opresión, de tortura y
encarcelamiento, les sirvieron de plataforma para transformarse como las orugas en
mariposas que ayudaron y siguen ayudando a muchos en el mismo proceso.
El mayor enemigo de nuestro crecimiento lo llevamos dentro: es el miedo a ser lo que
podemos ser; es la trampa del victimismo por el que nos auto-limitamos y nos reducimos,
creando esquemas mentales que nos oprimen y nos arrinconan como bolsas llenas de
basura, cuando en realidad somos gente maravillosa.
Hemos de poner a trabajar la fuerza de la voluntad para no permitirnos el lujo del auto-
victimismo narcisista que busca llamar la atención de los demás hacia nosotros, quizás
como compensación emocional a nuestra falta de criterio, de autoestima y de fe en la
fuerza ilimitada que Dios ha puesto en nosotros para que la trabajemos en dirección de
la belleza, la verdad y la bondad que está dentro de nosotros.
~ 40 ~
Los mensajes de la sociedad postmoderna y narcisista nos quieren convencer de que lo
importante es triunfar a toda costa, aunque sea pisoteando al que vive con nosotros.
Quieren convencernos de que lo inmediato es lo que vale, de que el sufrimiento no es
necesario para el triunfo. Eso no es más que una ilusión.
Sin embargo la realidad es muy distinta: “si quieres ser feliz, vive desde dentro,
conectado con el yo real, destruye las máscaras que te oprimen, no tengas miedo de ser
lo que eres, pero sobre todo orienta tus energías profundas en dirección de lo que
puedes y quieres ser.”
Cuando nos tomamos en serio este estilo de vida, surge de dentro la energía del amor
que transfigura nuestro ser, inteligencia, emocionalidad y voluntad. Incluso el estado
físico y fisiológico comienza a mejorar. Llevamos dentro de nuestras venas el ADN del
heroísmo y de la santidad. Sin embargo no lo sabemos, porque vivimos la mayor parte
de nuestra existencia adormilados.
Me pregunto: ¿cuál es el aspecto más sólido de mi manera de ser, de mi carácter, de mi
personalidad?, ¿Lo activo o lo dejo aparcado, especialmente en momentos difíciles? ¿qué
experiencias concretas de sufrimiento he tenido a lo largo de la vida por las que hoy doy
gracias a Dios, al ver cómo he aprendido con ellas aspectos importantísimos para
conocerme y para vivir mejor?
“Me he bañado, Señor, en el río de tu amor. Me he atrevido a
sumergirme en las aguas de tu misterio y me he convertido en
una ‘nueva creación’. Has destruido mis resistencias a tu
acción y, sellado por tu Espíritu, me has hecho tu hijo querido.
Sé que mis miedos ya no tienen sentido; son solamente una
sombra que se derrite bajo el Océano de tu amor. He vuelto
mis ojos hacia el Este y, ya para siempre, avanzaré hacia ese
lugar donde Tú siempre amaneces… ¡Un viaje sin retorno!”
DÍA VEINTINUEVE
Tomar responsabilidad de uno mismo es transcendental para el crecimiento personal.
Cuando tomamos responsabilidad, a pesar de lo que otros hayan hecho o dejado de
hacer, estamos creciendo en asertividad. Podemos analizar las circunstancias del pasado
sabiendo que no podemos alterarlas, mientras a la vez aprendemos a sacar de nuestra
~ 41 ~
fuente nuevos modos de pensar que ayudan a nacer nuevas actitudes y, por ende,
nuevas maneras de actuar en beneficio de nuestro propio crecimiento.
La vida es lo que es y tal y como es. El pasado hay que revisitarlo no para quedarnos
anclados emocionalmente a él ni a las personas o circunstancias con lo vivimos.
Revisitamos el pasado para comprenderlo y, sobre todo, para comprendernos a
nosotros mismos, abrazar nuestras heridas, y mirar al futuro con esperanza. Sabemos
que lo que realmente somos no viene definido por lo que hicimos o dejamos de hacer,
sino sobre todo por lo que podemos ser. Y eso viene escrito en el ADN espiritual con el
que fuimos creados, como marca divina de facturación.
Vivir anclados en el resentimiento hacia las circunstancias, personas, acontecimientos,
etc., denota falta de madurez e integración personal. La gran andadura de la vida
consiste en vencerse a sí mismo demostrándonos a nosotros mismos y a los demás que
nuestra valía profunda nace de dentro y no nos viene regalada desde fuera por nada ni
nadie.
¿Cómo sanamos el pasado? Fundamentalmente observándolo tal y como es, diciéndonos
la verdad de lo vivido, abrazándolo como algo muy particularmente nuestro,
integrándolo en el aquí y ahora del momento presente. Ello requiere mucha valentía y un
grado enorme de compasión hacia uno mismo.
Hace falta compasión para perdonarse y para perdonar; para tocar las heridas con
dulzura y aplicarles el bálsamo de la comprensión; para aceptar que hay siempre un duelo
irreparable por la mala gestión de nuestra vida o por lo que otros nos impidieron ser o
hacer.
Cuando tomamos responsabilidad damos el mensaje de que la dignidad con la que
fuimos creados, no se debe a lo que hayamos hecho como fruto de nuestro esfuerzo, ni
regalo a causa de nuestros logros. Estamos proclamando con la vida que existe el yo real,
esa parte sagrada de ADN espiritual que llamamos ‘imagen divina’ que nada ni nadie
podrá jamás vulnerar.
Tomando responsabilidad aparcamos la excesiva emocionalidad y aprendemos a ver las
cosas, las personas y las circunstancias tal y como son. Ésta es la puerta para aprender a
verlo todo, principalmente nuestro propio ser, con los ojos misericordiosos con que Dios
nos ve.
Desde ahí nace la esperanza de lo que podemos y debemos ser. Llorar nuestras pérdidas
mientras abrazamos nuestras posibilidades. Mientras hay vida, la esperanza tiene la
última palabra.
~ 42 ~
“Tú eres el Creador de todo lo que existe y, por efecto de tu
gracia permanente, haces que la sinfonía de tu Creación se
convierta en Perfección Cósmica. Miles de años se precisan
para que las aguas esculpan sobre la roca los caprichos de las
olas fluviales… Tu gracia, persistentemente acariciando mi
corazón, me enseña igualmente el arte de amar.
Y así Tú creas en mí una personalidad nueva cuyo corazón se
hace capaz de irradiar la imagen divina que me habita. Y así tu
belleza se expande y derrama la belleza alrededor. Señor,
continúa haciendo tu trabajo en mí, y en todas tus criaturas,
Tú que eres el Artista Supremo del Universo.”
DÍA TREINTA
Aprender a confrontarse con uno mismo antes de confrontar a los demás es lo que
realmente ayuda a la hora de solucionar conflictos. Cuando no nos hemos confrontado
y perdonado a nosotros mismos, cuando la impaciencia nos carcome por dentro de
manera puramente emocional, los miedos toman la delantera, y desatan en el enfado
que presentamos como escaparate que oculta nuestro auténtico ser.
Como consecuencia no logramos conectarnos con los demás, pues nuestras palabras
despiden agresividad impositiva que crea en nuestro interlocutor miedo y
distanciamiento.
Antes de confrontar deberíamos hacer un acto de fe en que lo que queremos decir tiene
validez no solamente emotiva (digna de ser acompañada de nuestras emociones
profundas) sino razonable, que se puede defender con argumentos que apelan a la
dignidad personal, tanto nuestra, como de la persona que confrontamos. Desde ahí
seremos consistentes en nuestro razonamiento, más allá de los miedos, defendiendo
nuestra postura y abriéndonos a la del otro.
No hay nada más feo e hiriente que dejar la conversación a medias y, más aún, responder
con el silencio, que ofende a quien honestamente busca el acercamiento mutuo y la
verdad. En todo conflicto y confrontación, lo que realmente vale es la capacidad
empática para acompañar incluso al enemigo, en el camino hacia la verdad.
~ 43 ~
No es tarea fácil; solamente quienes se trabajan a fondo pueden comprender que se
trata del arte de ser puentes, de establecer lazos que sanan y refrigeran el alma de
quienes sufren a causa de la soledad, el rechazo, la injusticia y la incomprensión.
¿Cómo suelo afrontar los conflictos? ¿Me dejo llevar por el miedo que se manifiesta en
agresividad hacia el otro? ¿Creo en mí mismo y en los argumentos que tengo a la hora de
defender lo que creo y pienso?
Hay una regla de oro: dejemos de tener miedo a nosotros mismos, dejemos de tener
miedo al mismo miedo. Entonces surgirá de dentro de nosotros un manantial de paz en
el que se dará el acercamiento profundo con el otro, corazón a corazón.
“Y cuando Tú acabaste el trabajo fantástico de la creación,
Dios, dijiste: ‘Ahora vamos a crear las familias para que sean
capaces de irradiar amor por todos lados’. Y así sucedió que
insuflaste en cada ser humano -hombre o mujer- la capacidad
inmensa de amar. Y así, la atracción amorosa de un hombre y
una mujer hace posible el milagro de dos que se hacen uno. Y
su amor se convierte en fuerte de vida nueva… Y porque Tú
quieres que todos y cada uno vivamos felices, dijiste una vez
más al final de la creación: ‘Todo está bien hecho’.”
DÍA TREINTAIUNO
Somos seres compuestos de un alma que coincide con lo que en la Biblia se denomina el
corazón. Por tanto llevamos un componente “divino” que es constitutivo de nuestro ser
ontológico, de nuestra esencia.
Cuando lo negamos o lo reprimimos, dejándonos guiar de un prejuicio muy común en
nuestra cultura postmoderna, caemos en la fragmentación de nuestra propia
autoconsciencia, y nos perdemos la posibilidad del sentido existencial de nuestra vida.
Sin embargo hay que afinar bien qué significa eso del componente divino que nos habita
y cuál es la imagen esencial que tenemos de Dios. El componente divino deriva
precisamente de la narrativa que encontramos en las primeras páginas del Génesis
donde se nos dice que Dios creó al hombre hecho de barro, le insufló su espíritu y así
salió un ser –hombre y mujer- hecho a su imagen y semejanza. Ése es el componente
divino de nuestro ser real: la imagen divina dentro de nosotros.
~ 44 ~
Ahora bien, ¿en qué Dios creemos? Porque si el Dios en el que creemos es un policía,
nuestra conducta y nuestra actitud esencial estará basada el cumplimiento de un orden
establecido; si ese Dios es un espía, nos pasaremos todo el día temblorosos al
imaginarnos ese ojo tremendo y dictatorial que nos observa metido en un triángulo que
flota sobre las nubes. ¡Hay tantas imágenes distorsionadas de Dios!
Nos quedamos sin embargo con el Dios bueno y misericordioso, lento a la ira y leal; el
Dios que por definición es sólo amor. El Dios que nos da la libertad absoluta para que
aprendamos la voluntad obsoletísima que consiste en sólo querer el bien que Él quiere.
Guiados de esta verdad concluimos que la imagen divina que nos habita está compuesta
de los elementos del Dios en el que creemos: libertad, verdad, bondad, misericordia,
compasión y, sobre todo, AMOR.
Cada vez que desatamos de dentro de nosotros energías que fluyen de esas realidades,
estamos viviendo desde la esencia de lo que somos, sin dejarnos llevar por las máscaras
ni los prejuicios, las conveniencias ni las apariencias. Es así como se desarrolla el tejido
de nuestra personalidad en una integración armoniosa de lo humano con lo divino.
Me pregunto cómo estoy viviendo toda esta realidad. Me cuestiono mi concepto de lo
que significa ser ‘humano’, de manera que por nada en el mundo excluya de mi vida el
elemento espiritual. Me examino para ver si cuando me relaciono con los demás soy
demasiado materialista o reduccionista.
EL RUIDO EN LA CIUDAD
“¿Cuál es mi nombre? ¿Cómo me llamo? En medio de las prisas
y los ruidos quiero saber quién soy yo. Yo no soy un juguete
automático, soy mucho más que un número. Mi mente quiere
encontrar el sentido de mi vida, mi corazón ansía el amor.
¿Quién soy yo? ¡Dímelo, hermano, dime quién soy yo! Yo sé
que ‘tú eres tú’. Juntos buscaremos y encontraremos nuestro
nombre en medio del caos de la ciudad impersonal.
Pararemos los motores y saldremos de los autobuses y de los
taxis… y chocaremos nuestras manos y, mirándonos a los
ojos, celebraremos la vida.”
DÍA TREINTAIDÓS
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El silencio por parte de quienes tienen una posición de autoridad hacia personas que
quieren ser escuchadas, causa desasosiego y se convierte a lo largo del tiempo en una
auténtica tortura psíquica que afecta la moral del agredido.
Por eso jamás deberíamos tomar actitudes de arrogancia y de poder por medio de las
cuales podríamos ocultar el miedo a la verdad y a la fragilidad, a la vulnerabilidad y al
riesgo de perder autoridad y prestigio.
Las personas más débiles e inseguras son en muchas ocasiones impositivas y autoritarias,
precisamente porque se esconde dentro de ellas alguien inseguro y falto de un mapa
interior que les lleve a la verdad razonadamente acertada.
Hay silencios que construyen relación; por ejemplo el silencio de quien se regocija en la
experiencia de estar junto al amigo; otro ejemplo de silencio constructivo es cuando uno
deja que el otro se equivoque para aprender de la experiencia un principio nuevo de
sabiduría, etc.
Pero hay silencios, sin embargo, que suenan a condena, a rechazo del otro, a no querer
complicarse demasiado, a no querer ser transparente. Esta clase de silencios
torturadores crean en las otras personas que reclaman la justicia de sentirse escuchadas
y aceptadas una rabia contenida que a la larga es una auténtica bomba de relojería que
tarde o temprano estallará.
Por eso podemos preguntarnos acerca de nuestra experiencia al respecto: ¿soy causa de
desasosiego por mis silencios sistemáticos cuando hay personas que piden de mí
explicaciones por mi conducta injusta o poco convincente? ¿vivo resentido hacia esas
otras personas que se expresan con silencios que dañan mis derechos a saber, que dañan
mi dignidad personal?
En el fondo todo silencio intencionado y sistemático se convierte en una auténtica
mentira existencial que perpetúa la injusticia y victimiza a muchos inocentes, llegando a
concebirlos como culpables y reos de castigo, cuando la realidad es totalmente
diferente.
Por otro lado hay ciertos silencios que, gestionados desde el autoritarismo de quienes
ostentan un cierto poder, crean cortocircuitos mentales que desvirtúan la verdad pues
en el fondo llenan de culpabilidad a las víctimas con presiones y amenazas simplemente
por pensar diferente.
Nosotros hemos de comprometernos en ser abiertos, transparentes, buscadores de la
verdad, aunque ésta sea a veces una píldora de tragar para nosotros mismos.
~ 46 ~
Recordemos que todo proceso guiado por la sed de verdad nos llevará siempre por el
camino de la libertad, que coincide siempre con el mismo camino de Dios.
“Me he bañado, Señor, en el río de tu amor. Me he atrevido a
sumergirme en las aguas de tu misterio y me he convertido en
una ‘nueva creación’. Has destruido mis resistencias a tu
acción y, sellado por tu Espíritu, me has hecho tu hijo querido.
Y sé que todos mis miedos ya no tienen sentido; son
solamente una sombra que se derrite bajo el Océano de tu
amor. He vuelto mis ojos hacia el Este y, ya para siempre,
avanzaré hacia el lugar donde Tú siempre amaneces… Un
viaje sin retorno.”
DÍA TREINTAITRÉS
El secreto del crecimiento personal radica fundamentalmente en la toma de
responsabilidad sobre la propia vida. Tomar responsabilidad implica la autoconciencia y
la auto-aceptación. Si no llegamos a estos dos niveles básicos, viviremos en una mentira
permanente acerca de lo que realmente somos, o estaremos toda la vida acusando a
otros por las cosas que nos han podido suceder.
Aceptarse es observarse, darse cuenta de lo que realmente somos, sin máscaras, sin
adiciones ni substracciones. Es simplemente decirse a sí mismo: ‘ésta persona soy yo,
con mis zonas de luz y de oscuridad, con estas experiencias que me han ayudado y las
otras que me han dañado; esta persona soy yo, que he llegado a lo que aquí y ahora soy,
y estoy abierto a lo que puedo llegar a ser’.
Es desde ahí desde donde uno toma responsabilidad y decide caminar hacia la luz. Nadie
camina hacia las tinieblas, a no ser que, guiado por una cultura ambiental de muerte, por
una mentalidad auto-víctimista y auto-destructiva, decide caminar por un camino
erróneo abocado a la nada.
La vida está siempre abierta a la esperanza. Si no fuera así no se llamaría ‘vida’ sino
‘muerte’. La vida es siempre proceso que nos lleva al crecimiento permanente e
ilimitado, abierto al infinito.
Me pregunto acerca de mí mismo, acerca de la manera que confronto mi experiencia
pasada, mis relaciones con los demás, mis zonas oscuras, incluso aquellas experiencias
traumáticas por las que he podido pasar. ¿Qué voy a hacer con ellas? ¿Me dejaré llevar
~ 47 ~
por el negativismo y la desesperación? ¿Decidiré ser como el ave fénix que se levanta de
sus cenizas?
Todo depende de unos poco sí o no. Cada uno de ellos va en caminando la aguja de mi
brújula en dirección a la luz o en dirección a la oscuridad. El libro del Éxodo, nos habla de
cómo Yahvé habló al pueblo de Israel en esta diatriba, camino de la Tierra Prometida, en
el desierto: “Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto
ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas,
tú y tu descendencia, 20amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a Él;
porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró
dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”15
Hemos nacido para la VIDA, una vida abundante, una manera de experimentarnos a
nosotros mismos con una dignidad que nadie nos regala, sino que viene de Dios mismo,
pues somos ante Él reflejo de su amor para siempre. Juliana de Norwich, mística inglesa
del siglo XIV, dice al respecto estas bellas palabras: “Debemos alegrarnos inmensamente
pues Dios mismo vive dentro de nosotros; sobre todo deberíamos alegrarnos porque
vivimos dentro de Él. Nuestro espíritu es la morada donde descansa Dios; y nuestro ser
profundo descansa en Dios. ¡Qué grande es saber que Dios, el que nos hizo, descansa en
nuestro espíritu.”
“He nacido para darme totalmente al servicio de la bondad y
de la belleza. He sido llamado a reflejar en mí y a través de mí
la gloria del Dios que es pura transparencia de amor eterno.
Pero si me enredo en la mediocridad, la mentalidad
calculadora o la autocomplacencia, yo sé muy bien que
entonces no seré feliz ni ayudaré a abrir un canal de gracia a
través del cual Dios vuelva al mundo que tanto anhela y
suspira por Él.
He nacido con un fin y quiero llevarlo a cabo aunque me cueste
la vida. Y el fin de mi vida es la plenitud de la vida en el amor.
Señor, soy un mero aprendiz
Pero con tu Espíritu,
Artista Supremo de la Creación,
Alcanzaré el más alto grado
Del Arte de Amar.”
15 Ex 30, 19
~ 48 ~
DÍA TREINTAICUATRO
Vivimos solos siempre, aunque acompañados por una multitud de personas que pueden
ser significativas y cruciales para nuestro crecimiento personal, mientras que hay otras
que nos resultan simplemente indiferentes y, a veces, podemos encontrar personas que
se convierten en detrimento para nuestro crecimiento.
Hemos de aprender a lo largo del tiempo a descubrir los tesoros de nuestro crecimiento
que son las personas amigas, mientras a su vez identificamos la hojarasca de quienes no
nos ayudan en el proceso.
Pero para llegar ahí hemos de trabajarnos hacia adentro, hacia la conquista de nuestro
ser real. Esto implica un proceso permanente de ascensión que, en el fondo, es un
descenso al interior, desbrozando nuestra falsa identidad que nos hace funcionar como
marionetas, como seres encorsetados, como figurines al servicio de las expectativas de
los demás, como retratos de lo que otros quieren que seamos.
Cuando nos descubrimos a nosotros mismos, nos abrimos a la libertad de ser lo que
somos, aprendemos el sano orgullo de ser lo que Dios ha soñado que seamos, y
recobramos la pasión por lo que podemos ser. Así vamos descubriendo que la vida es en
verdad una apasionante aventura hacia la bondad, la belleza y la verdad que nos habita.
Solamente desde ahí, nada ni nadie nos tocará en negativo, pues aunque lo intenten,
habremos aprendido la lección del Maestro, Jesús de Nazaret: “ser sencillos como
palomas y astutos como serpientes”16 La libertad de ser lo que somos y de manifestarlo
asertivamente es un arte que se aprende con el correr de los años y con mucho
entrenamiento.
Un buen día, después de meses y años, nos levantamos y nos damos cuenta de que el
miedo desaparece, de que las personas que resultaban enemigas las vemos como
pequeños enanos que a quienes ya no tememos; más bien despiertan en nosotros
conmiseración y pena, pues las vemos necesitadas incluso de nuestro amor.
Éste es la cima del amor que estamos llamados a conquistar. Éste es el largo pero
gratificante camino hacia adentro. Éste es el camino en el que cada paso dado en
confianza, se convierte en meta de llegada. Y a este proceso estamos todos llamados. Se
16 Mt 10, 16
~ 49 ~
trata de vivir a fondo, según los criterios del Buen Pastor, Jesús de Nazaret, que dice:
“He venido para que tengáis vida, y la tengáis en abundancia.”17
Señor, tu gracia se derrama
como lluvia torrencial
Siempre y sobre todos,
buenos y malos.
Tu gracia da vida
Y nos despierta a la esperanza
Sacándonos de la rutina,
Del miedo, de la somnolencia, y del hastió.
Tu gracia vale más que la vida.
¡Te alabarán mis labios!
DÍA TREINTAICINCO
La persistencia de la verdad18 es esencial para la liberación interior. Una liberación que
irremediablemente afectará positivamente nuestro ámbito exterior. Por eso, cuando
sintamos que alguien se está metiendo en la zona sagrada de confort, tendremos que
hacerle a saber que hay un límite y que dentro de esa zona sólo se entra con los pies
descalzos, pues es “tierra sagrada”19
Ser persistentes en la verdad requiere un entrenamiento y un dominio especiales, pues
se trata de ser conscientes de la emocionalidad que muchas ocasiones nos llena de
miedos, ansiedad y parálisis. Poco a poco, atreviéndonos a ser lo que de verdad somos,
aprendemos a liberarnos del temor, y así contribuimos a no solamente a defendernos,
sino a contribuir con nuestros dones y regalos.
Hemos de aprender a pensar diferente acerca de la persona que tenemos delante y que
creemos que es más fuerte o que nos puede hacer daño. De esa forma, a través de la
persistencia de la verdad, le haremos entender que si viene a nosotros con las armas del
desprecio, no tiene nada que hacer ya, pues no nos afectará.
17 Jn 10, 10 18 Gandhi usaba como método no violento para el cambio social en la India, el método de la “satya graha” o
método de la “persistencia de la verdad”, que consistía en no redrar ante las amenazas ni los miedos,
defendiendo no violentamente, pero persistentemente, lo que defiende la dignidad humana. 19 Alusión al encuentro de Moisés con Iahveh alrededor de la zarza ardiendo. Dios le ordenó que entrase en
ese reciento con los pies descalzos, pues era lugar sagrado. (Ex 3,5)
~ 50 ~
De esa forma, además, desarrollaremos la táctica no violenta de hacer entender que ellos
están equivocados, que se equivocan de persona, pues ya no somos los mismos que
antes dejábamos palpitar de miedo nuestro corazón delante de ellos. Estamos
cimentados en adelante sobre la roca del ser, donde en lo más profundo, brota el agua
limpia y serena que erosiona toda violencia áspera que otros quisieran infligirnos.
Jesús de Nazaret nos invita a la libertad de lo que encuentran la verdad te es la que va
más allá del fundamentalismo, que libera el corazón hasta hacerlo capaz de amar en un
proceso de permanente ensanchamiento donde el límite es precisamente la ausencia de
límites.
Si esperamos de los demás que respeten esa zona sacra, también nosotros haremos lo
mismo; no precisamente guiados de normas morales, pues el amor no es una “obligación
moral”, sino impulsados por el deseo genuino de pasar haciendo el bien.20
Como vemos, vivir es un arte, pues nadie actúa de la misma manera. No somos robots
creados para la uniformidad, sino personas libres de donde nace la bondad. Para eso nos
diseño Dios antes incluso de la formación de todo lo creado.21
“Por todo el mundo huele a Mundo Nuevo. Por eso hemos de
escuchar y hacer caso al grito de los jóvenes. Por lo menos
que, escuchándoles, ellos nos enseñen a dudar. Aprender a
dudar requiere una gran dosis de humildad y es el principio de
la sabiduría en la que se sostendrá el Mundo Nuevo.
Lo nuevo se mide con lo nuevo. Por eso el Señor Jesús no tiene
compasión con el viejo Nicodemo: ‘Nicodemo, tienes que
nacer de nuevo’.
Nuestro Mundo en cuanto tal está sustentado sobre bases
políticas y estructurales envejecidas: globalización al servicio
de los más ricos, dictaduras al servicio del prestigio
personalista y de la ambición, monarquías obsoletas…
¡Que los jóvenes tengan su palabra en el fórum de un futuro
con esperanza! Los jóvenes no son solamente un proyecto de
futuro, sino la garantía y el avance que Dios nos da del futuro
que debe ser construido en el amor.”
20 Hech 10, 38 21 Ef 2, 10
~ 51 ~
DÍA TREINTAISEIS
Cuando nos miramos a nosotros en el fondo del ser, ¿qué es lo que vemos? Dos cosas: el
estiércol que nos hemos echado o hemos recibido de otros a lo largo de la vida y, más en
el fondo, un mar inmenso de belleza, de verdad y de bondad.
Es verdad que hay basura y estiércol, pero no nos pertenecen. Hay basura configurada
en baja autoestima, complejos de culpa malsana, complejos de inferioridad, elementos
que alimentan nuestra disfuncionalidad para relacionarnos sanamente con los demás,
heridas todavía no curadas, represiones, etc.
También es verdad que ahí adentro podemos ver y aceptar como nuestro la
configuración del yo real. Ahí está el ADN o tarjeta de identidad existencial con la que
fuimos traídos a la vida. Jamás deberíamos dudar de éste que tendría que convertirse en
el dogma básico de nuestra fe en un Dios Bueno.
La tarea humanamente más noble consiste en comenzar el viaje más apasionante y más
largo, que consiste en conectarnos con el yo real en el que descubrimos que somos no
solamente polvo de estrellas, sino creación divina dentro de la cual transportamos
nuestra dignidad de seres buenos, bellos, libres, creativos, transparentes, amorosos,
pacíficos y pacificadores.22
Conectados con esa realidad, llegamos a ser fuertes y atrevidos, imaginativos y
pacientes. En este estado de consciencia somos como las águilas: el águila no se escapa
de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por
medio de los vientos que trae la tormenta. De igual modo, cuando las tormentas de la
vida nos vienen –y todos nosotros vamos a pasar por ello- podemos levantarnos por
encima, poniendo nuestras mentes, nuestros corazones y nuestra fe en Dios. Dios, a su
vez, inyecta en nosotros la fe en nosotros mismos.
Quien llega a hacer esta experiencia, a pesar de sus inadecuaciones y fragmentaciones
interiores, llega a ser dueño de su vida, solamente sometida a al Dueño Supremo que no
nos quiere humillados ni abatidos, sino plenamente vivos.23
Quien llega a esa experiencia no permite que nadie denigre su valía ni su sentido ético y
estético, no busca hacer daño a otros, se respeta por lo que es y abre la puerta a lo que
22 “Una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será
semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia.” Papa Francisco, “Evangelii Gaudium”, 219 23 Jn. 10, 10; San Ireneo de Lyon (del II al III siglo d.C.) escribió que “La gloria de Dios consiste en que el
hombre viva en abundancia y la vida del hombre consiste en la visión de Dios.”
~ 52 ~
puede ser. Esa persona se ha auto anestesiado contra el rencor, el narcisismo, y la
revancha. En adelante hondeará por doquier la bandera de la paz y trabajará por la paz.
A veces sentirá el miedo, claro está, pero lo mismo que águila confronta la tormenta para
ganar altura, también él confrontará los miedos que quieren paralizarle y, exorcizándolos
con el agua de su dignidad divina, se demostrará y demostrará a los demás que él está
siempre por encima. Se trata de una experiencia psico-espiritual al alcance de todos y
cada uno de los seres humanos.
Puedo observarme a mí mismo para ver si de verdad soy águila o reptil, si soy mariposa
o gusano. La llama vital escrita en nuestro DNA espiritual dice que estamos llamados a
grandes aventuras, a ser lo que podemos ser.
“Tú eres el Creador de todo lo que existe y, por efecto de tu
gracia permanente, haces que la sinfonía de tu Creación se
convierta en Perfección Cósmica.
Miles de años se precisan para que las aguas esculpan sobre la
roca los caprichos de las olas fluviales… Tu gracia,
persistentemente acariciando mi corazón me enseña,
igualmente ,el arte de amar.
Y así Tú creas en mí una personalidad nueva cuyo corazón se
hace capaz de irradiar la imagen divina que me habita. Y así tu
belleza se expande y derrama la belleza alrededor.
Señor, continúa haciendo tu trabajo en mí, y en todas tus
criaturas, Tú que eres el Artista Supremo del Universo.”
DÍA TREINTAISIETE
Hay momentos en la vida en los que nos llega la duda no solamente acerca de nuestra
valía personal, sino acerca del camino emprendido. Es entonces cuando miles de
preguntas nos asaltan y nos vemos en una crisis. Crisis es un elemento vital al que no
deberíamos tener miedo. Toda crisis se da en momentos en los que somos invitados a
dejar ciertas seguridades del pasado para embarcarnos en algo nuevo, en una respuesta
a una voz que nace de dentro y no nos deja tranquilos, ni nos dejará, a no ser que
respondamos a ella.
~ 53 ~
Para los chinos la palabra crisis tiene un doble significado: peligro y oportunidad. Peligro,
pues si no la gestionamos ben puede que acabemos rotos o perdidos en la maraña de la
vida. Oportunidad, porque si la gestionamos adecuadamente, escuchando la voz
interior, conectándonos con la verdadera dirección de nuestra vida, saldremos no
solamente airosos, sino crecidos, madurados y fortalecidos.
Dudar es de sabios, poner en cuestión lo que hasta la fecha nos parecía obvio, es
necesario; sólo así avanzaremos seguros por la senda que sólo nosotros podemos
transitar. El poeta León Felipe (1884-1968) lo expresa bellamente en este poema:
“Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.”
Es importante que aprendamos a despejar paulatinamente la niebla acerca de lo que
queremos y deseamos ser y hacer, para liberarnos de todo aquello que de manera
consciente o inconsciente dirige nuestra vida por derroteros de los cuales no acabamos
de tomar control ni autonomía.
Para esta tarea tan importante necesitamos tomar riesgos, hemos de confiarnos a la voz
que nos dicta lo que de verdad somos y, hemos de conectarnos a su vez con la voz divina
que nos define no solamente por lo que hemos sido sino, sobre todo, por lo que estamos
llamados y podemos ser.
¿Soy yo quien va tomando poco a poco control de la dirección de mi vida, o dejo que las
circunstancias o la sumisión a personas o a voces negativas que me destruyen sean mis
guías? Dependiendo de nuestra respuesta a estas preguntas, podríamos comenzar a
pensar de forma diferente, recargando la batería de nuestra autoestima, y decir de una
vez: ‘¡Éste soy yo, y en adelante voy a tomar las riendas de mi vida con autonomía,
confiado en que Dios tiene un plan único para mí, que ningún otro puede cumplir en mi
lugar! ¡Nada ni nadie podrá interrumpirlo!’
~ 54 ~
“Compro y vendo sueños para un mundo mejor. En el
mercado de la vida disfruto mirando al futuro sin olvidarme
del presente. Pero me gusta siempre apretar el detonador de
esos sueños que me transportan a una nueva dimensión.
Mis sueños, hechura humana, me revisten de divinidad, me
divinizan, no me engañan. Son sueños basados en una
hermosa realidad: la Resurrección de Aquel a quien amo con
todo mi ser.
Cada mañana salgo con mi cesta repleta de sueños y los vendo
a precio de trueque: cada sueño vale por otro sueño, por otra
fantasía amasada en el amor creativo.
Todo sueño requiere compromiso. No basta con soñar los
sueños; hay que vivirlos, hacerlos carne de la propia carne. Y
cuando me comprometo enteramente con mis sueños, me
siento realmente ‘humano’, en permanente ascensión hacia lo
‘divino’.
Vivimos una vez, y nuestra vida vale el precio de lo que nos
atrevemos a soñar.”
DÍA TREINTAIOCHO
La resolución de conflictos implica búsqueda de la verdad. Sin verdad no hay sanación
de las heridas del pasado. Para ello deberemos salir de nuestras zonas de confort, zonas
que nos domestican cuando cerramos filas y nos parapetamos en la mediocridad
existencial.
¿Qué es mediocridad existencial? Básicamente es esa actitud por la que aceptamos sin
más que soy lo que soy como producto de factores que han rozado mi vida: traumas,
relaciones mal gestionadas, enganches afectivos, negación de la realidad, etc. Cuando
decidimos consciente o inconscientemente vivir parapetados de esta forma, estamos
negando la vida en plenitud. Negamos que el yo real viva con la dignidad de la libertad.
¿Qué hacer entonces? Revisitar todo aquello aún no resuelto con la valentía de los santos,
que supieron bajar a los infiernos para salir luego victoriosos y transfigurados,
resucitados. Mientras sucede esta transformación, que consiste en una lenta
metamorfosis, aprendemos a integrar los contrarios, a hacer emerger nuestros dones
escondidos, y a ponerlos finalmente al servicio de los demás. En el fondo, este proceso
~ 55 ~
se puede resumir como un “ser sanadores heridos”. Mientras nos conectamos con la
pena y el dolor del otro, mi pena y mi dolor quedan sanados también.
En nuestras relaciones personales sucede lo mismo: es preferible revisitar el pasado para
que todo quede bien planchado y dialogado, de manera que podamos restablecer una
relación no basada en el miedo, en la distancia desconfiada, o en el silencio torturador
que excita la imaginación hacia la consciencia trágica del desamor.
Sobre todo habremos de cuidar nuestra salud mental y emocional. Cultivar la salud
mental implica no barrenarnos con pensamientos irracionales y fantasiosos acerca de lo
que no está a nuestro alcance controlar. Cultivar nuestra salud emocional implica dar
cauce a nuestras emociones de manera que no sean como agua a la deriva que nos
destruye. Las emociones –por el contrario- pueden ser energía que alimente nuestra
creatividad.
Resumiendo, podemos decir que la Verdad es lo único que nos libera. Esa Verdad hay
que buscarla a toda costa, aunque no obsesivamente. Una vez encontrada, o mientras la
descubrimos, deberemos exponerla sin miedos ni agresión. Para llegar a este estadio
tendremos que trabajarnos la asertividad y la comunicación no violenta. Así llegaremos
a ser dueños y señores de nuestra vida, conectada con los demás desde la bondad. Sólo
en libertad es posible el amor.
Deberíamos trabajarnos permanentemente a nosotros mismos, de manera que todo lo
que es bueno, bello, honrado, agradable, noble y justo, vaya emergiendo, a nivel de la
consciencia, con transparencia, sinceridad y claridad. Viviendo así es como damos gloria
a Dios, pues la gloria de Dios es que las personas, cada persona, vivamos en la plenitud
que nuestra dignidad reclama.
“Un día, más allá de la luna,
Más allá de los planetas y las estrellas,
Mucho más allá de las galaxias…
Yo te veré, Dios mío, cara a cara.
Y para que esto sea verdad
Me despojaré de máscaras y disfraces
De botellas de oxígeno…
Y te veré cara a cara.
Te veré corazón a corazón,
A Ti, Dios de mi vida.
~ 56 ~
Mientras tanto permíteme
Tener ansia de ti como tierra reseca.
Ya estás dentro de mí
Y sin embargo aún tan lejano…
Tú eres como una luz que me impregna
Y a la vez como la noche…
Tú eres todo para mí.
Y sin embargo sigo tan vacío…
Pero sé que un día te veré
Y para siempre estaré contigo…
¡Para siempre!”
DÍA TREINTAINUEVE
Según los autores Travis Bradberry y Jean Greaves24, la inteligencia emocional es un
factor no solamente importante sino esencial en la vida de quienes se abren camino en
medio de los avatares de la vida y de la profesionalidad. La inteligencia racional, la
experiencia, e incluso la educación recibida, son factores necesarios, pero si no van
acompañados de la capacidad de empatizar y conectar con el corazón, la persona
quedará al descubierto en su inadecuación para seguir adelante.
Emociones y pensamientos deben conectarse de tal manera que uno de ellos llene de
energía al otro, en permanente retroalimentación mutua. Naturalmente, la voluntad
debe ponerse a trabajar asimismo para que los procesos vayan adelante y no se queden
estancados en el barranco de los buenos deseos y de las visiones o pensamientos más o
menos nobles.
La inteligencia emocional es un componente de nuestra personalidad que está siempre
llamado a crecer –y de hecho tiene el potencial de crecer- a niveles y posibilidades
ilimitadas. Todo tipo de personalidades tienen esa capacidad. El primer paso en esta
dirección de crecimiento es la autoconsciencia.
La autoconsciencia se va adquiriendo poco a poco a base de ejercicios de auto
observación, dándose uno cuenta de sus pensamientos, emociones, reacciones o
movimientos internos que se dan cita en el interior de modo espontáneo.
24 Travis Bradberry & Jean Greaves, Emotional Intelligence, Jean Smart, San Diego, CA, 2009
~ 57 ~
A través de la autoconsciencia nos damos cuenta de que las emociones no viene del aire,
sino que tienen sus raíces profundas de dentro de nosotros, pues son movimientos
espontáneos producidos por instancias de las que muchas veces no somos conscientes
porque simplemente no les ponemos la atención que requieren.
Junto a la autoconsciencia hemos de trabajarnos el automanejo. Este automanejo
consiste en tratar de canalizar todas nuestras energías de cara a unas conductas que
sean positivas tanto para nosotros como para aquellos con quienes nos relacionamos
pues son parte de nuestra vida o de nuestro trabajo.
El automanejo es mucho más que evitar reacciones explosivas que incitan a conductas
problemáticas. Para ello deberemos en muchas ocasiones poner nuestras necesidades
momentáneas a un lado (sin reprimirlas) de manera que obtengamos beneficios más
abundantes en aras a objetivos nobles que fomenten el diálogo, la colaboración, la
verdad dicha asertivamente, la comunicación no violenta, y el crecimiento personal y
relacional.
¿Qué tipo de relaciones establezco a través de mi trabajo, mis diálogos o mis conexiones
personales con los demás? ¿Qué áreas necesitan mejorar, y cómo? Nadie puede decir
haber llegado a la meta. Pero estar en camino hacia ella es señal de madurez.
“Lo que importa en la vida no son los triunfos, las riquezas, los
amigos, la fama… No estamos aquí para ser siempre trepas
triunfadores. Hemos nacido para amar y ser amados.
No importa haber conocido el fracaso, el dolor, la soledad, la
frustración, el aislamiento o las noches oscuras. Sobre todo y
por encima de todo, lo que importa es amar.
Cuando tenemos esta clara visión y actuamos en
consecuencia, sin compromisos, es como si hubiéramos
encontrado ‘el tesoro’ por el que vendemos todo. Porque el
amor es la fuente de la vida bajo cuya luz vemos la luz.”
DIA CUARENTA
Otro aspecto importante en nuestro crecimiento relacional con otros es el de la
consciencia social. Se trata de hacernos conscientes del mundo emocional de las
personas con quienes interactuamos. Ello requiere o presupone la autoconciencia del
~ 58 ~
mundo emocional nuestro. De hecho podemos decir que solamente puedo encontrarme
con un tú si previamente me he encontrado con el yo que todos llevamos dentro
No se trata de mimetizarse con el mundo de sentimientos y pensamientos de la otra
persona, sino de percibirlo intuitivamente, aunque mi mundo personal para nada
coincida con el suyo. Ello requiere una gran dosis de observación de las reacciones y las
interacciones que otros tienen con sus semejantes.
Cuando aprendemos el arte de la consciencia social, podemos desarticular el mundo de
nuestras dependencias adictivas hacia personas que, creyendo que nos ayudan, en el
fondo obstruyen nuestro campo de autonomía. Además aumenta en nosotros la
capacidad de comprender a quienes sufren, de animarlos y de motivarlos para que, s su
vez, crezcan en autonomía y asertividad emocional.
A través de la consciencia social valoramos más hondamente al otro y somos más
capaces de escuchar con el corazón, dándoles no solamente más cantidad de nuestro
tiempo cuando lo necesitan, sino también más calidad en la percepción de su mundo.
Hay mucha gente que se siente frustrada al experimentar que generalmente no son
escuchadas ni honradas por aquellos que deberían prestarles más atención. Es el caso de
doctores que caen en la rutina, de sacerdotes que son más administradores que
pastores, de líderes que han caído en la mediocridad de la maquinaria burocrática, de los
amigos que han desgastado su capacidad de conectarse corazón con corazón, etc.
Es bueno que nos examinemos acerca de la capacidad de simpatía y empatía en la vida
ordinaria. ¿Qué suelen decir otros acerca de la calidad de nuestra escucha? ¿Me involucro
realmente en la narrativa de aquellos que vienen a contarme sus historias de vida? La
respuesta a estas y otras preguntas revelan mi capacidad o incapacidad para la
consciencia social.
Jesús de Nazaret fue la persona por antonomasia capaz de meterse en los otros hasta el
punto de marcar un antes y un después en sus vidas. Haberse encontrado implicaba una
nueva revelación de la valía personal. Esa revelación originaba la revolución de una auto
percepción personal desde el amor incondicional, y así se desataba el milagro que en
muchas ocasiones iba acompañado de una sanación física o fisiológica.
PALOMA DE LA PAZ
~ 59 ~
“Aquí estoy, una pobre paloma de la paz, enviada a la tierra
para una misión imposible. Pero no tengo miedo de posar
para las cámaras, cerca de donde posan los desfiles militares.
Sé muy bien que un día las armas serán silenciadas con el
poder del amor. Mi nombre es ‘Libertad’… ‘Libertad’ es mi
estilo de vivir. Busco el ramo de olivo olvidado en algún lugar.
Quiero devolverlo al Arca de cada corazón humano. Esta es mi
‘misión imposible’. Posando cerca de los soldados quiero decir
al mundo entero que es posible ‘un mundo nuevo’ si de
verdad nos atrevemos con el sueño imposible”.
DÍA CUARENTAIUNO
No basta con la consciencia social. Hay que dar un paso más, el del manejo de las
relaciones personales. Este manejo es acerca de cómo usar nuestra consciencia de las
emociones y pensamientos del otro en aras a crear unas relaciones sanas que ayuden a
todos a integrarse más y más, sin nunca perder la identidad personal, es decir, sin caer
en el gregarismo.
Hay dos polos negativos en los que podemos caer con cierta facilidad cuando no somos
capaces de gestionar bien nuestras relaciones: el gregarismo y el legalismo. El
gregarismo es la tendencia a quedar absorbido por la masa, mientras poco desaparece
la identidad original. En el gregarismo el liderazgo lo lleva el grupo amorfo que, tarde o
temprano tiene como meta la mediocridad dictada por los menos cualificados. El
legalismo se impone por medio de la ley que busca la uniformidad a costa de vender la
propia identidad al perfeccionismo en un corazón de piedra.
Las personas que saben gestionar apropiadamente las relaciones sociales sacan de
dentro de sí mismas una autoridad carismática que no se impone ni apabulla, sino que
propone y libera. Y a ese liderazgo todos se acogen como los polluelos debajo de las alas
de la madre águila.
En medio de los conflictos, la persona que sabe manejar bien las relaciones personales,
gestiona bien los asaltos de ansiedad que puedan visitarle, consciente de que el
autodominio acarrea una gran dosis de sentido común y de buen hacer que crean el
bienestar ambiental.
~ 60 ~
Por el contrario, la persona que no gestiona bien la interrelación y que carece de
capacidad empática, se deja llevar de los impulsos de la ansiedad causada por el estrés,
y desata conexiones personales afectadas por la disfuncionalidad. Esta disfuncionalidad
puede darse de diferentes formas: la sospecha sistemática, el complejo de persecución,
la falta de confianza, etc.
Mientras que las personas bien capacitadas para la gestión de relaciones humanas crea
unidad y desarrolla motivaciones de liderazgo y autonomía en los demás, aquellos que
son disfuncionales en sus relaciones, se fijan en lo negativo, condenan, y son incapaces
de aceptar con paz las críticas de los demás. Este tipo de personas no responden
creativamente, sino que reaccionan a la defensiva, generalmente contraatacando.
Tratar de ver con honestidad dónde estamos cada uno de nosotros en este punto,
aceptar nuestras debilidades, asumirlas e integrarlas, es el punto de partida para nuestro
crecimiento al servicio de quienes entran en contacto con nosotros.
“Ayúdame, mi Dios,
A amarlo todo,
A amar a todos.
Y cuando la realidad
Aparezca fea,
Limpia el ojo de mi corazón
Para apreciar la belleza interior
En cada persona
Y en cada circunstancia.
Que nada en el mundo
Me quite la paz
Ni la serenidad de tu presencia.
El camino puede aparecer
Solitario e interminable…
¡Acompáñame, Buen Dios
Y camina dentro
De mis mocasines!
Entonces mi viaje
Me hará tan divino como Tú
Y tan humano como debo ser.”
~ 61 ~
DÍA CUARENTAIDÓS
Para que todo lo que venimos diciendo se dé en la vida de una persona, ésta deberá ir
cimentando bien su personalidad sobre valores que le construyan y le guíen en la
dirección del sentido de la vida. La persona que no ha descubierto desde sí misma el ‘para
qué’ está aquí y el ‘hacia dónde’ encamina sus pasos existenciales, será como un barco a
la deriva de sus emociones y le resultará difícil, por no decir imposible, armonizar los tres
ámbitos esenciales de su raciocinio, emocionalidad y voluntad.
Quien ha encontrado la razón de vivir, ha encontrado a su vez la causa por la que se es
capaz de morir. Ha encontrado la pasión que le hará vivir hasta los más pequeños detalles
de la vida, dirigidos hacia esa dirección existencial.
Entonces, ¿por qué la inmensa mayoría de la gente vive sin dirección y sin pasión por lo
que hace? La respuesta es simple: porque no han buscado; y, lo que es más triste, porque
les da miedo meterse dentro de sí mismos. Temen conocerse a sí mismos, pues
consideran que lo que van a encontrar es basura, y un mundo desarticulado que les
complicaría la vida.
La verdad es bien diferente, pues ahí adentro, a pesar de la desarticulación y de la basura
acumulada por una vida no reflexionada e integrada, hay un océano de bondad, de
belleza y de verdad que está esperándonos. Muchos tratan de reprimirlo con
autoengaños y conductas que enmascaran sus complejos de culpa, de superioridad, de
incapacidad, de superman, etc. y así deciden vivir día a día en la mediocridad y el
anonimato, aunque lleven dentro de sí mismos un héroe, un santo, un artista, una
estrella, o cielo que nunca brillará.
El enemigo número uno de nuestro crecimiento, ya lo hemos dicho de una u otra forma,
somos nosotros mismos cuando tenemos miedo a aceptar la corrección que nos dicta
nuestra propia conciencia, o cuando nos viene de los demás. Nos falta humildad para
entender que no se trata de ser perfectos, sino de crecer gradualmente, paso a paso, día
tras día.
Interferimos nuestro crecimiento así mismo cuando tenemos miedo a lo que de verdad
somos –una obra de arte salida de la mano de Artista Supremo- y a lo que podemos ser
si de verdad nos conectamos con nuestro océano interior. En el fondo, no somos mejores
porque nos falta asumir responsabilidad de nosotros mismos y dejamos que las
~ 62 ~
circunstancias, los otros, nuestra emocionalidad, los miedos, complejos, etc. tomen el
volante del coche de nuestras vidas.
“Lo contrario del miedo es el amor. Si poco a poco nos vamos
liberando del temor, entonces emergerá de dentro de
nosotros la capacidad infinita que Dios nos ha dado para amar
y ser amados. El Evangelio está lleno de frases como éstas:
“No tengáis miedo..., no os aflijáis..., no os preocupéis...” Pero
si lo que hacemos con Evangelio es teorizarlo y llevarlo a nivel
de pensamiento, entonces, el miedo es nuestro ídolo, y
hacemos un Dios a imagen del ídolo del miedo. Así, el Dios en
que acabamos creyendo, se llama temor y castigo.”
DÍA CUARENTAITRÉS
En nuestras relaciones humanas hemos de observar cuales son los ‘botones’ que nos
hacen saltar emocionalmente por encima de la razón y del respeto hacia nosotros
mismos y los demás. Esto es esencial para evolucionar y crecer en la inteligencia
emocional, que es la que nos lanza a una vida integral e integrada.
Hay personas que conocen precisamente esos ‘botones’ que nos hacen perder el control
y, consciente o inconscientemente, dominan nuestra personalidad a base de ‘tocar’ esas
teclas, pues saben que ahí no tenemos nada que hacer, ya que actuamos desde la ira y la
ausencia de control emocional y racional.
Por eso es tan importante que observemos quienes son las personas, los
acontecimientos y situaciones que nos enervan, nos sacan de nuestras casillas, y nos
llevan a ciertas actuaciones irracionales e irascibles. Solamente desde ahí podremos
comenzar a tomar control de nosotros mismos y a controlar esas situaciones que nos
juegan malas pasadas.
Los ‘botones’ emocionales pueden ser causados por elementos externos como por
ejemplo: los comentarios de ciertas personas dirigido a nosotros sabiendo que nos
molestan, las actuaciones o tics de otras personas que espontáneamente nos sacan de
nuestras casillas, ciertos ruidos que nos desconciertan precisamente cuando más
atención necesitamos, ciertos miedos o fobias que experimentamos, etc.
~ 63 ~
Siendo conscientes de estos ‘botones’ o ‘detonadores’ emocionales, aprendemos a
manejarlos adecuadamente, de manera que no nos destruyan. Mira lo que dice la Palabra
de Dios al respecto: “No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro
enojo. No dejéis lugar al diablo.”25
El enojo, la ira o el enfado son generalmente emociones originadas por conexiones
personales, o de recuerdos, acontecimientos, etc, que tocan nuestros ‘botones’ o
emocionalmente débiles y nos llevan a la explosión o la pérdida de control. Hemos de
estar en guardia para que cuando veamos que esto va a suceder, pongamos como
defensa el autocontrol.
No entendemos por autocontrol la represión de nuestras emociones, sino la canalización
de las mismas por medio del raciocinio que, buscando la verdad, la defiende desde la
asertividad y la persistencia, tratando de no herir ni herirnos a nosotros mismos. Esto es
un verdadero arte por medio del cual hacemos crecer a nuestra inteligencia emocional
(IE).
FRANCISCO DE ASÍS Y LA PAZ
“Asís… bañado
Por el sol hermano
Como novia desposada
Con su amado.
Late la serena caricia
De una tierra en gozoso parto
Tejida de pájaros en vuelo.
Y la voz mística del “poverello”
Se esconde por las callejuelas.
“Alabado seas mi Señor
Con todas las criatura
Especialmente con el hermano sol”.
… Y aquel sentimiento inefable
Que atrapó a Francisco en torrentera
Late todavía en el seno
Del que a Asís se acerca.
Es el canto enamorado:
Alegría gozosa y vibrante,
Sabor del Cristo desnudo
25 Ef 4,26-27
~ 64 ~
Pobreza niña de lirios,
Nostalgia, libertad,
Canto de amor hilvanado… ¡Paz!
Asís, tu serena claridad
Me enseña a abrir las manos
Como dos alas de paloma
En la espesura del mundo.
…Intento de acercar
la tierra al cielo.
Y un grito resuena
En la rueda de la Historia
Atravesando mentes
Y conquistando infiernos:
“Hazme instrumento de tu Paz.
Que yo sea del perdón manantial
Y que busque siempre la Verdad”.
Francisco… amigo de los lirios,
Soñador entre amapolas,
Hermano de la brisa y el viento.
Todavía sigues modelando
Los versos que cantaban tu vida.
Todavía sigues clamando
Que lo esencial de las cosas
Se deriva del verbo “amar”.
Clara y serena vaga la tarde
Bañada por los últimos
Rayos sumisos del sol.
Y enseguida madrugarán las estrellas
Y la luna saldrá como novia
A jugar en el telar
Oscuro del Universo.
Y el Lobo de Gubbio
Aullará derrochando lágrimas,
Aquellas lágrimas que le negaron
Quienes le condenaban a la maldad.
Y con el sueño del gorrión
Y el arrullo último de la tortolica…
¡Amanecerá la Paz!
~ 65 ~
Francisco… ¡Vuelve!,
Danos un poco de tu poesía
Para el agobio de tanta pena;
Un poco de tu fiesta
Y de tu mirada serena
Para nuestra guerra.
¡Vuelve, Francisco! Mira
Que todavía el campo
Se viste de fantasía;
Todavía resuena
el chasquido de la lumbre
En el fuego del hogar;
Todavía, Francisco, sueñan los hombres
Con un Mundo en Paz;
Todavía es tiempo de Libertad.
La valentía de tu “tugurio”
Contiene más fuerza oculta
Que el Rockefeller Centre.
Asís… la tarde va muriendo
Empolvando la serena caricia
De un sol en plena fiesta.
Y el coro franciscano de la humanidad renovada
Repite desde el corazón:
“Sólo dando se recibe,
Perdonando se es perdonado.
Y aquel que muere mientras vive
Amanecerá transformado”
Asís… ¡Luz de luna!…
Océanos de trigo… ¡Tierra gestando la Paz!
Y nuestra hermana Clara,
Mirada azul sin límites ni fronteras,
Cabellos de oro y ternura femenina
Se mece al viento del Espíritu
Junto a Francisco
Acariciando la nostalgia
De una Paz maltratada y negada…
Pero el futuro ya está en marcha
Y nadie lo detendrá.
~ 66 ~
El futuro se llama Evangelio-Francisco- Noticia Buena.
¿Recuerdas?
Ya está entrada la noche…
Asís duerme sobre los grillos
Que cantan invisibles
Al son de la brisa
Al ritmo del agua
Que gorjea entre las peñas.”
DÍA CUARENTAICUATRO
“Una vida que no sea auto-examinada no merece ser vivida”, decía Aristóteles.
Observarse a sí mismo a vista de águila, en perspectiva, es un ejercicio que nos ayuda a
conocernos para moldear nuestras acciones y reacciones.
También nos ayuda a crecer el dejarnos criticar por los demás, ya que hay aspectos de
nosotros mismos que damos por hecho y otros de los que todavía no nos damos cuenta
que están ahí. Por eso tener un amigo, un confidente que nos ayude es un verdadero
tesoro.
Pero lo que de verdad nos moldea es la consciencia personal y el convencimiento
adquirido acerca de los valores que queremos que configuren nuestra vida. Los valores
son esos pilares invisibles que potencian nuestro ser para que seamos en plenitud lo que
realmente estanos llamados a ser.
Por eso, hacernos conscientes de este mundo de valores nos ayuda a tomar posesión y
a hacernos responsables de nuestra vida y de la dirección hacia la que queremos dirigirla.
De lo contrario somos marionetas en manos de las circunstancias o de personas que nos
manejan a su arbitrio.
Los valores son como las flores que crecen, porque las alimentamos, en el jardín de esa
tierra sagrada que somos cada uno de nosotros. En esa tierra sagrada no todo vale. Por
eso no debemos aceptar aquellos pensamientos que nos destruyen, tampoco esas voces
negativas que otros quieren meternos en nuestro cerebro, ni esos abrojos ocultos que
nacen de dentro de nosotros y nos dicen persistentemente que ‘no podemos’, que ‘no
valemos’.
~ 67 ~
Para hacernos conscientes de los valores que sostienen el engranaje de nuestra vida
camino de la felicidad, es bueno que tengamos un diario donde plasmemos la lista de los
mismos. Esta lista nos es cerrada en sí misma, ya que, según las circunstancias, podremos
reelaborarla y nos sorprenderemos al ver que, ante nuevos retos, deberemos asumir la
vivencia de nuevos valores.
Una persona sin valores camina a la deriva. Para un creyente, la fuente de los valores es
Cristo mismo. Él nos invita a vivir un sinfín de estos valores que llamamos “evangélicos”.
Éstos nunca niegan nuestra humanidad sino que –a pesar de que a veces resultan difíciles
de practicar- la elevan y la dignifican hasta el infinito. Alguno de esos valores son el
perdón, la verdad a toda costa, la libertad como fruto de la verdad, la amistad, la belleza
que nace dentro, la misericordia, el amor incondicional y universal, la paciencia, etc.
La vida es un viaje más o menos largo; no se mide por los años vividos sino por lo vivido
a lo largo de los años. Pasan los días y lo que realmente va quedando como poso es la
calidad esencial que nos da la vivencia de valores. Y a fin de cuentas uno llega a la
conclusión de que, parafraseando a San Juan de la Cruz, “al final de la vida seremos
examinados en el amor”.
Por eso es bueno que hoy haga una evaluación acerca de la calidad de los años vividos
hasta el día de hoy. Con la mirada puesta en los años, es bueno que me adentre en el
cómo los voy viviendo desde los valores que sostienen mi engranaje vital. Quizás sienta
una llamada de dentro que me invita al cambio, al crecimiento, a la acción de gracias, al
perdón, a la reconciliación… quizás a todo eso, un poco.
Trato de ver las motivaciones más hondas que han guiado mi vida hasta hoy:
1. Intento descubrir en mis “evidencias”, en el “pozo” de mis cualidades, lo que
ha desatado mi manera de actuar y de comportarme
2. También hago presentes mis heridas y el dolor que ha consolidado en mí una
línea concreta de actuación
3. Y finalmente trato de ver de qué manera han influido en mi vida las falsas
imágenes que he tenido de Dios
Comparo mis discursos con la realidad de mi vida:
1. ¿Quién digo que soy y quién soy de verdad?
2. ¿Qué digo que quiero y qué deseo y anhelo de verdad?
3. ¿Qué digo que me mueve y qué es lo que acciona realmente, mi vida?
~ 68 ~
4. La historia de mis justificaciones, racionalizaciones y autoideologías. ¿Cómo
he podido sobrevivir con mi disfraz o máscara?
5. Así como soy, me dejo ver, abrazar y amar por el Señor
Recapitulación de la historia de mi libertad y de mi compromiso y amor:
1. Mis deseos de querer, de amar y de ser amado
2. Mis batallas por ser libre, por ser mejor, por cambiar
3. Verme en mis incongruencias, en mis luchas, en mis derrotas
4. Cómo todo ello ha hecho huella en mi proceder
5. Colocarme así, humildemente ante el señor que me conoce y me llama
Definición y formulación del principio y fundamento de mi existencia:
1. ¿Qué es lo que rige mi vida?
2. ¿Cuál ha sido el principio y fundamento de mi vida?
3. ¿Cómo he justificado y dado razón de ello?
4. Todo ello como preparación para que el señor me deje contemplarme con
sus propios ojos, ojos de verdad, sí, pero sobre todo de cariño.
DÍA CUARENTAICINCO
Las imágenes y los símbolos son importantes para comprendernos a nosotros mismos y
a los demás. La imágenes son conceptos plásticos que todos llevamos dentro.
Dependiendo de la calidad positiva o negativa de los mismos, la dirección de nuestras
vidas tomará un rumbo determinado que, a su vez, será positivo o negativo.
Por ejemplo, si considero que el matrimonio es una casa en llamas adonde todos quieren
entrar antes de casarse y todos desean salir tras la noche de boda, estoy construyendo
un concepto del matrimonio y de la familia que me hará daño si llego a casarme. Pero si
asumo el matrimonio como el jardín que juntos plantamos y cuidamos a pesar de las
tormentas, entonces aseguro una vida muy feliz si llegara a casarme.
Lo mismo sucede en las relaciones interpersonales. Hay quienes piensan que cada uno
de nosotros somos individualidades difíciles de conectarse con los otros. Así que hay
quien asimila las relaciones humanas al conjunto de erizos llenos de púas y que deben
guardar una distancia prudencial para no molestarse ni dañarse.
~ 69 ~
Quienes tienen este concepto simbólico de las relaciones humanas, obviamente parten
de un prejuicio en el que queda descartada la empatía, el cobijo humano, la misericordia,
el acompañamiento amistoso, el abrazo amoroso cuando la vida se hace cuesta arriba.
Personas con esta concepción de lo que son las personas y la comunidad humana, serán
incapaces de crear sentido de grupo, de fiesta y reconciliación.
La Palabra de Dios por el contrario nos habla de la comunidad en términos del águila que
cuida de los polluelos. Dios fue para su pueblo el águila que los protegía y les hacía
sentirse seguros:
“como un águila que revolotea sobre el nido
y anima a sus polluelos a emprender el vuelo,
así el Señor extendió sus alas,
lo tomó y lo llevó sobre sus plumas.”26
Las personas que perciben el mundo simbólico de la comunidad desde esta imagen son
aquellas capaces de empatía, personas que dan más importancia a la relación que a la
acción. Quizás no estén conectados con muchos, pero saben crear relación con aquellos
con quienes vive y a quienes sirve. Estas personas crean confianza y despiertan en los
otros un deseo secreto de ser mejores y de progresar en el camino del amor.
¿Dónde nos situamos?, ¿en el lado de los erizos o en el de las águilas? Quizás nos situemos
en una zona ambigua, dependiendo de las circunstancias en que nos toca vivir. Una cosa
es cierta: la VIDA auténtica está del lado de las águilas. Ser como ellas debería ser nuestro
empeños existencial permanente.
Los pasos para el perdón:
a. Reconocer la equivocación. Nadie que esté enfermo podrá curarse a no ser
que previamente acepte que en efecto está enfermo. El salmo 50 lo dice claro: “pues
yo reconozco mi culpa, tengo siempre mi pecado, contra ti yo pequé...”
b. Querer perdonar. El perdón es un acto de la voluntad a través del cual yo
salgo de mis zonas o límites de confort para acercarme al otro
c. Pensar en la persona a quien quieres perdonar. Es un ejercicio de
misericordia, de compasión. Pensando en esa persona tan necesitada de “vida”, yo
me convierto en su “re-creador” a través del perdón que le ofrezco.
26 Deut 32, 11
~ 70 ~
d. La sanación interior: cuando el perdón es absoluto y sin condiciones es como
decirle a la otra persona: “no te preocupes. Todo ha pasado. La vida sigue adelante.
Lo que sucedió entre nosotros ya ha pasado y voy a intentar que para nada mediatice
emocionalmente nuestro presente”
Hay ocasiones en las que la persona no acepta el perdón. Solamente queda en
semejantes situaciones poner esa persona delante del Señor en oración, ya que
quien se niega a aceptar ser perdonado seguramente se siente anclado en la falta de
libertad a causa de su orgullo personal. Necesitaría una auténtica “conversión” para
sentirse amado.
De la misma manera que nos herimos a veces por lo que decimos o hacemos,
también podemos administrarnos la sanación interna por medio del perdón. A veces
las heridas sufridas en la vida nos hacen anclarnos en el pasado, en cuanto que su
recuerdo nos llevan al resentimiento y muchas veces a una falta de libertad para vivir
el presente con libertad y amando. Podemos decir que sólo vivimos realmente
cuando amamos. Y sólo amamos cuando estamos reconciliados. Hasta físicamente
podemos curarnos unos a otros por medio del perdón. Algunos problemas
fisiológicos provienen de resentimientos o falta de misericordia con nosotros
mismos o con Dios y los demás.
DÍA CUARENTAISEIS
Hay personas que se montan fácilmente un guion desde la ignorancia y, a veces, desde
la mentira. Intentan vivirlo como si fuera verdad, pero la vida misma les va demostrando
que esa ficción de nada sirve. El guion preestablecido sirve para las películas, pero la vida
no tiene otro guion más que el del día a día, vivido en momentos consecutivamente
‘presentes’.
Por eso Jesús de Nazaret dice que a cada día le basta su afán, que basta con vivir un día
a la vez, sin tratar de apoderarse de lo que será mañana, ni de tergiversar lo que fue ayer.
La verdad y sólo la verdad, nos hace libres.
Intentar ser ‘reales’, de carne y hueso, aunque a veces perdamos el control emocional,
es más bellamente humano que el querer guardar las formas y obligar a otros a callar,
cuando en realidad son víctimas de guiones preestablecidos.
~ 71 ~
Por eso atreverse a ser lo que uno realmente es, a ser ‘real’, lleva en sí mismo un
componente de liberación no solamente personal, sino social. Lo que soy afecta a
quienes me rodean, para bien o para mal.
Los componentes de ese ser ‘real’ son: la sinceridad, la transparencia, la sencillez, la
espontaneidad, la verdad. Sin ellos el amor se convierte en ideología desencarnada, o en
verborrea aprendida que cansa a quien la escucha y engaña a quien la proclama.
Todos de alguna manera ‘nos montamos la película’ de alguna manera. ¿Qué películas
me he montado y cómo puedo bajarme de ese guión que tanto daño me hace a mí y a
quienes me rodean? Responder a estas preguntas requiere un grado enorme de valentía
y humildad. Pero solamente desde ahí puedo ayudar a que la libertad de ser yo mismo,
mi ‘yo real’, vaya poco a poco amaneciendo como un regalo de Dios para el mundo.
No somos actores pasivos al servicio de un guión preestablecido, sino artistas que,
basados en las vivencias cotidianas, ayudamos a Dios a hacer de nosotros esa obra de
arte que ya somos pero que no será perfecta sin nuestra colaboración. ¡Todo es gracia,
sí, también la ayuda que yo brindo a la misma gracia!
“¿Quiénes son mis enemigos?
No, no son soldados con metralletas,
Ni terroristas con explosivos de alto calibre.
Los auténticos enemigos
Los llevo dentro.
Son mis prejuicios heredados
Que me hacen ver
El rostro de mi hermano borrosamente;
Son mis miedos que me hacen vivir a la defensiva;
Son mis impertinencias infantiles
Que me hacen patalear
Cuando no consigo mis deseos inmediatos;
Son mis fobias a todo lo que desestabiliza
Mis seguridades.
Mis auténticos enemigos son
Mis tapaderas ocultando la verdad y la belleza.
La raíz de todo ello es mi “incompetencia original”
Para disfrutar del amor recibido,
Para crecer compartiéndolo.
¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí!”
~ 72 ~
DÍA CUARENTAISIETE
Es un hecho que el crecimiento personal no se da solamente por medio de la auto-
observación o la auto-reflexión. Necesitamos además dejarnos mirar, como en un
espejo, por otras personas de confianza, para que nos ayuden a vernos en perspectiva.
Ello requiere que seamos abiertos y humildes para acoger y practicar las
recomendaciones que nos den, aunque a veces nos cueste aceptarlas.
Las impresiones externas que pueden darnos amigos, familiares, colaboradores, etc. son
importantes para ver cómo otras personas nos perciben y nos experimentan. Así
aprendemos el arte de ser pulidos como los cantos rodados por el agua de los ríos.
Hay personas que cuando son advertidas de errores o de formas incorrectas de actuar –
no digamos de formas inmorales- en lugar de aceptar la advertencia como posibilidad,
arremeten contra la persona, y se toman el asunto como ‘personal’, pues no tienen la
capacidad para el auto-análisis y la auto-crítica.
Esas personas no crecerán, sino que se quedarán anidadas en el rincón de sus
seguridades narcisistas, resentidos contra aquellos que intentaron ayudarles a ser más
humanos.
Por el contrario, las personas abiertas al cambio y al crecimiento progresivo, no
solamente aceptarán los consejos e incluso la corrección cuando sea necesaria, sino que
la buscarán, pues saben que hay un área de sí mismos que queda siempre cerrada para
la autoconsciencia, a no ser que alguien de afuera abra la puerta para entrar en ella.
Es bueno reflexionar acerca de este tema y ver dónde nos situamos a este respecto. El
rechazo y la negación ante la tentativa de otros para ayudarnos a crecer seguramente
nos habla de una incapacidad existencial alimentada desde el ego entendido como
soberbia y orgullo. Deberemos pues hacer algo al respecto. De lo contrario, con los
mismos métodos, daremos frutos semejantes o aún peores.
“Mientras no aceptemos lúcidamente lo que somos, con nuestras
debilidades y limitaciones, estamos abocados a la frustración. Dios se
acuerda de que somos barro. Conoce nuestra masa. No se trata de pactar con
la flaqueza, sino de conocerla, aceptarla, compartirla y comunicarla. Sólo así
se cura. La herida cura muy bien cuando está abierta, limpia y oreada. No se
trata de cerrarla en falso y menos aún de luchar desesperadamente por no
~ 73 ~
tenerla; entonces nunca seremos sanadores en el seguimiento de Jesús, sino
hombres y mujeres que luchan patéticamente contra su propia condición
humana.
Podríamos evitarnos mucho sufrimiento inútil si aceptáramos con calma que
lo de la perfección nos ha hecho mucho daño. Nuestra precariedad y
vulnerabilidad no es “debilidad” psicológica sino capacidad para mirar la
propia vida desde dentro, sin autoengaños, y asumir de entrada que vivimos
humanos entre humanos. La experiencia del Crucificado es sanadora, porque
la salud no consiste en la lucha por no tener ninguna herida sino en EL
CONVIVIR RECONCILIADOS CON LAS PROPIAS HERIDAS.
Cuando Pedro experimenta su precariedad delante del Señor (“apártate de
mí, que soy un pecador” – Lc 5,1-11) es cuando acepta sin temores el encargo
de ser pescador de hombres. No se trata de andar a vueltas con el propio yo,
sino qué hago con lo que soy; qué hago por Cristo y qué debo hacer por
Cristo.
Sólo analizando procesos podemos llegar a conocer nuestros límites y
errores sin autoengaños. Y para esto hemos de atender a lo cotidiano, a la
expresión relacional de mi yo, a mi modo de estar en la realidad, en el modo
de realizar mi trabajo en el sentido de complicación y modificación de la
realidad.”
DÍA CUARENTAIOCHO
A lo largo de una jornada cualquiera, una persona cualquiera establece un diálogo
invisible y permanente consigo mismo a través de los pensamientos espontáneos que se
dan cita en nuestro cerebro. Se calcula que esos pensamientos vienen a ser como unos
50.000 al día.
Sabemos que somos lo que pensamos, es decir, que son nuestros pensamientos los que
inician el proceso de lo que seré. Si pienso en negativo permanentemente, esos 50.000
pensamientos diarios harán de mí una persona limitada, temerosa, incapaz de afrontar
la vida con esperanza. Si pienso en positivo, la construcción de lo que puedo llegar a ser
queda bien fundamentada sobre el ADN de la esperanza, y seguramente, aún a pesar de
los sufrimientos, llegaré a ser la persona que Dios soñó que fuera antes de la creación
del mundo.
Lo peor de los pensamientos negativos infiltrados permanentemente en nuestro
cerebro es que arraigan una personalidad autodestructiva que arrasa no sólo consigo
~ 74 ~
misma, sino con todo lo que le afecta de una manera más o menos indirecta. Por eso es
importante pararse muy de vez en cuando para analizarse y ver qué tipos de
pensamiento van dirigiendo la barca de nuestra vida sobre las aguas más o menos
turbulentas de nuestro viaje existencial.
Los pensamientos negativos nacen de estar obsesionados con la cizaña en lugar de
poner toda nuestra atención en el trigo, es decir en la belleza, la bondad y la verdad en
la que fuimos creados por el Dios bueno y misericordioso. Nuestros pensamientos
negativos nos devoran y saltan las barreras de la racionalidad y la ecuanimidad.
Los pensamientos negativos quieren hacer nos creer que somos basura, y para ello
actúan de la siguiente manera:
- Tienden a ser absolutistas, presentándonos los vocablos del siempre, nunca,
todos: “siempre caigo en lo mismo”, “Nunca voy a mejorar”, “Todos están en
contra mía”…
- Sacan una conclusión totalitaria de una simple experiencia: cuando he cometido
un error, me digo “soy un idiota”, cuando en realidad simplemente “he cometido
un error”.
- Tiende a culpar a otros de mis desgracias, y así nunca tomo responsabilidad de mi
vida; acabo siempre en la victimización de mi “pobre yo”.
Por eso vamos a cambiar la manera de mirarnos y de mirar la vida. Deberemos asumir
que la vida no es tan perfecta como la imaginamos en nuestra mente. Aprenderemos el
arte de ser personas no tanto ‘perfectas’, cuanto ‘completas’, es decir, personas que
saben integrar todos los aspectos, incluso las zonas oscuras y los pecados, para que
nazca el hombre nuevo, libre desde la verdad, al servicio del amor.
“Dios Amado,
enséñame a encarnar los ideales
que quisiera transmitir a mis hijos.
Ayúdame a encontrar palabras sabias
para comunicarme con ellos,
a fin de que su corazón se llene
de bondad, de honradez y de verdadera sabiduría.
Dios Amado,
haz que no transmita a mis hijos
más que el bien;
haz que encuentren en mí
~ 75 ~
los valores y la conducta
que yo espero ver en ellos.”
(Rabí Nachman de Breslau)
DÍA CUARENTAINUEVE
En nuestras relaciones humanas, lo que realmente cuenta es la presencia no interesada,
sino generosa, por medio de la cual transmitimos si palabras que la otra persona vale, es
apreciada y querida. Para llegar a este objetivo, por medio del cual potenciamos el valor
propio y el de los demás, se requieren tres valores fundamentales: la transparencia, la
presencia y la gratuidad.
Por medio de la transparencia le ofrezco a la otra persona el regalo de la libertad por
medio del cual le permito ser ella misma, sin agendas preconcebidas ni protocolos
preestablecidos. Le estoy diciendo de alguna manera: “he venido a encontrarme contigo
y tú conmigo tal y como eres; no necesitas aparentar otra cosa distinta a lo que ya
realmente eres.
La presencia es el factor por medio del cual expreso mi generosidad por el encuentro
interpersonal. En esta presencia quiero hacer saber a la otra persona que mis móviles no
son para nada utilitaristas; en el fondo, por medio de mis gestos y mis palabras, transmito
este mensaje: “he venido a encontrarme contigo no porque yo te necesito, sino porque
tú me necesitas.”
La gratuidad es el factor por medio del cual rompo mis límites meramente calculadores
de ganancias, y me centro en la acción de gracias por el regalo que eres tú para mi vida
en este momento. Es como si le dijera al otro: “No quiero que me des nada a cambio de
lo que yo te doy o te transmito.”
Así pues transparencia, presencia y gratuidad son ejes transversales que hacen de
nuestras relaciones momentos de identidad transpersonal po la que llego a comprender
que el ser en relación es más importante que el hacer cosas juntos. No somos islas, sino
seres en relación que complementariamente, caminamos hacia la nueva humanidad.
¿Vivo mis relaciones desde esta perspectiva? Puede darse el caso de que tenga muchas
conexiones y muy pocas relaciones. ¿Es éste mi caso? Estar conectados es muy fácil, basta
con estar yuxtapuestos física o virtualmente uno junto a otro. Estar relacionados implica
~ 76 ~
poner en funcionamiento activo los tres factores que venimos explicando: la
transparencia, la presencia y la gratuidad.
“Sólo voy a pasar una vez por este mundo
Todo el bien que pueda hacer,
Toda la realidad que pueda cargar,
Toda la amabilidad que pueda mostrar
A cualquier ser humano,
He de hacerla ahora
Y no dejarla pasar para más tarde.
Porque no voy a pasar otra vez por aquí.”
(Stephen Gullet)
DÍA CINCUENTA
Todos en la vida hemos sido de alguna forma maltratados, criticados injustamente, e
incluso condenados o abusados. En definitiva, todos hemos sido –quizás todavía lo
seamos- víctimas de personas que nos han hecho sentir inferiores e incluso rechazados
y olvidados.
En circunstancias semejantes deberemos saber sacar fuerzas de nuestra debilidad para
levantarnos, agarrados de la verdad, a la altura de nuestra dignidad; una dignidad que
nadie nos concede a modo de conmiseración. Dios nos la ha dado desde el principio y
para siempre.
Indaga en la verdad, busca la verdad y construye sobre ella la más bella aventura: eres
una persona buena y bella; habita en ti la presencia de la imagen divina en la que fuiste
creado para hacer cosas bellas y hermosas.
En este proceso ascendente seguirás sintiendo a veces el odio y la rabia hacia quienes
truncaron parte de tu historia sagrada de crecimiento. Te voy a contar un secreto:
desactiva la rabia con la verdad y añádele la bondad que está dentro de ti. No te tengas
miedo y, por favor, no respondas a tus verdugos con la misma moneda con que ellos te
trataron.
~ 77 ~
Quizás te escandalizan mis palabras e instintivamente las rechazas, pero recuerda que
quienes hacen avanzar la historia son aquellos que han decidido romper la cadena de la
violencia, el ciclo de la retaliación.
Las grandes personas supieron hacer de su sufrimiento el laboratorio existencial para un
mundo nuevo. Te hablo de Jesús de Nazaret sobre todo, pero en este grupo puedes
encontrar también a Juan de la Cruz, José de Calasanz, Gandhi, Martin Luther King, Oscar
Romero, Nelson Mandela, y muchas otras personas que supieron dar a su vida un sentido
nuevo desde la persecución, la tortura o la muerte.
Inténtalo, amigo. Te lo prometo en nombre del Dios de la vida: la verdad te hace libre, sí.
Pero que la libertad conquistada esté al sólo servicio del amor. Ésta es la piedra filosofal
que convierte el pedernal en pepitas de oro, el corazón de roca en uno lleno de energía
amorosa y misericordiosa. La energía que de verdad hace cambiar al mundo.
“Eterno Señor de todas las cosas,
yo hago mi oblación con tu favor y ayuda,
delante de tu infinita bondad,
y delante de tu Madre gloriosa
y de todos los santos y santas del cielo,
para imitarte y pasar por todas las injurias,
todo vituperio y toda pobreza,
actual o espiritual,
con la sola condición de que sea para tu gloria
y tu servicio; y de acuerdo
a la elección o modo de vida
que tú has elegido para mí.”27
DÍA CINCUENTAIUNO
El título inicial de este proceso es “El Tesoro lo Llevo Dentro”. Es importante que una
vez más reenfoquemos todo nuestro trabajo pues es una verdad absoluta el
convencimiento de que he nacido con todo lo que necesito para ser feliz. Ese equipaje
con las herramientas para la felicidad y la libertad de ser lo que Dios quiere que seas, está
dentro de nosotros. El problema es que o no las conocemos o no sabemos cómo
utilizarlas. ¿Cuáles serían esas herramientas? Veamos algunas de ellas:
27 Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales, No. 98
~ 78 ~
- La herramienta de la autoestima: partir siempre del convencimiento de que soy
una persona buena y de que tengo el derecho de estar aquí por una razón
superior a la que a veces me dictan ciertas voces negativas que vienen de fuera
de mí, pues otros o yo mismo, las he introyectado y me las he creído. Pero no me
pertenecen; por eso he de desecharlas fuera de mí.
- La herramienta del sentido de la vida: estoy aquí para algo hermoso, para un
proyecto mucho más grande que mí mismo. No estoy aquí por casualidad ni por
accidente. Lo sé porque hay dentro de mí una voz que despierta en todo
momento el deseo de algo más grande y mejor.
- La herramienta de mi capacidad de conectarme con los demás desde la decisión
de amar. El amor no es una obligación moral, sino la respuesta a un amor
previamente recibido. Sin embargo es una constatación universal el ver que, casi
en todos los casos, hemos sido amados menos de lo que realmente
necesitábamos y merecíamos. Pero, aún en esos casos, sigue siendo verdad la
frase convencida del místico Juan de la Cruz: “Donde no hay amor, pon amor y
encontrarás amor.”
- La herramienta de la asertividad: Porque valemos más de lo que podemos
imaginar y concebir, tenemos el derecho e incluso el deber de aportar nuestro
grano de arena diciendo lo que pensamos con claridad meridiana, obrando con
transparencia y libertad, sin pedir permiso para existir y decirles a lo demás
quiénes somos de verdad: personas buenas y bellas que buscan la verdad.
- La herramienta del deseo: Los deseos son energías profundas que nos llevan a
crear imaginarios acerca de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea. El deseo
mueve la imaginación, pero sobre todo energiza la voluntad para ponerla al
servicio de nuestros más nobles sueños, sobre todo cuando éstos se conectan
con el gran sueño de Dios para nosotros y para el mundo.
- La herramienta del discernimiento: Discernir es cribar, aprender a separar la paja
del grano; en términos de experiencia personal, discernir es aprender a situarse
limpio ante el mundo, con la claridad que nos da la sabiduría del Espíritu, para
aprender lo que es bueno o malo para nuestro crecimiento, lo que nos conviene
o nos hace daño, lo que nos recrea y unifica o nos destruye y fragmenta. Una vez
~ 79 ~
discernido (proceso permanentemente en marcha) el discernimiento nos lleva a
la acción a favor de la gracia que actúa dentro de nosotros.
Este tesoro tiene una capacidad ilimitada, aliada de nuestro crecimiento global; es similar
al poder que tienen las raíces ocultas que dan vida y sostienen la vida de esos árboles
centenarios que se levantan erguidos como testigos de la vida en constante proceso de
ascensión hacia la luz.
Deberíamos acostumbrarnos a mirarnos por dentro si miedos ni aprehensiones,
sabedores de que lo que vamos a encontrar es mucho mejor y más valioso que lo que
podemos imaginar. ¿Cómo utilizo la herramienta de la autoestima? ¿Cómo me sirvo del
sentido de la vida cuando me siento desorientado? ¿Tengo capacidad de conectarme con
los demás desde el amor incondicional? ¿Soy claro y asertivo en mis relaciones? ¿Cuáles
son mis motivaciones (deseos) para salir de la mediocridad ambiental? ¿Imploro la
sabiduría de lo alto para encontrar luz antes de tomar una decisión?
“El pequeño espacio dentro del corazón
es tan grande como el inmenso universo.
Allí están los cielos y la tierra,
el sol, la luna y las estrellas;
allí están el fuego, el relámpago y el viento;
y todo lo que ahora es y todo lo que no es;
pues el universo entero está en Dios
y Dios habita en nuestro corazón.”28
DÍA CINCUENTAIDÓS
Mirar hacia atrás para hacer memoria que sana las heridas y motiva para seguir haciendo
lo que de verdad comenzó siendo bueno, es parte del proceso de crecimiento. La
memoria no solamente recuerda el pasado, sino que lo presenta delante de nuestros
ojos en toda su profundidad para que, dejándola expuesta ante la mirada amorosa de
Dios, que es sólo amor, pueda ser curada, purificada, moldeada en algo nuevo, bello y
hermoso.29
28 Chandogya Upanashad, 8, 1 29 F. Roosevelt dejó escrito “Los hombres no son prisioneros del destino, sino tan solo de su propia mente.”
~ 80 ~
Así pues esta actitud no tiene nada que ver con la nostalgia del que se deja llevar del
complejo de Peter Pan para no crecer o para regodearse en el dolor del pasado, haciendo
las heridas aún mayores de lo que en realidad son. No se trata de pasar factura contra
uno mismo ni contra nadie. Lo que fue es. Y lo que sucedió, marcado por el dolor que
otros nos infligieron, hay que aceptarlo, ser comprensivo con uno mismo y con los otros,
y así seguir adelante liberados y sanados.
Muchas veces la mirada obsesiva al pasado está teñida de culpa malsana, de rencor y de
deseo de revancha contra uno mismo o contra los que nos hicieron sufrir, aunque ellos
no lo advirtieran en su momento.
Mirar hacia adelante como un profeta que proclama buenas noticias acerca de uno
mismo y de su crecimiento global y espiritual es parte de la vida de una persona que se
precie de estar ‘viva’. Pero mirara hacia adelante cargados de ansiedad por lo que será o
pueda ser, forma parte de una manera disfuncional de verse uno a sí mismo, a los demás
y a la vida misma en general.
Cuando miramos positivamente el futuro estamos invocando al Espíritu del Dios Bueno
que nos dice que todo está bien y que todo estará bien, aunque nos empeñemos en lo
contrario. Esta actitud conecta perfectamente con la fe y la confianza en el Dios de
Jesucristo, quien nos dice en el evangelio hablando sobre la oración: “Si crees en tu
corazón, le dirás a este árbol que se arranque de cuajo y se transporte en el mar, y te
obedecerá.”
Quienes más han creído y se han fiado del Dios Bueno, los santos, han acabado haciendo
cosas que desde el punto de vista humano eran imposibles y utópicas. Pero pusieron
toda su persona al servicio de Aquel que les inspiraba, y así lograron empresas mucho
más grandes que ellos mismos. Consideraban siempre que no eran más que ‘siervos
inútiles’.
Mirar al presente aprisionados por la culpa malsana del pasado y la ansiedad por el
futuro, es no vivir. Es la negación de la vida. Culpa y ansiedad, obsesivamente vividas,
cristalizan en lo profundo de una persona en forma de culpa.
Por eso deberemos siempre meternos en cada minuto, en cada segundo de nuestra vida
a fondo, con el coraje de quien ha encontrado una pasión que da sentido total a su vida.
Es ahí donde de verdad aprendemos a experimentar la razón de ser todo el evangelio y
de la vida de Jesús: “que tengamos vida y la tengamos en abundancia.” (Jn 10,10)
~ 81 ~
“El mundo de la cosmética, de la moda, de las tendencias, de
las pasarelas, de los fans y de las estrellas nos deslumbra. Se
cotiza más la cáscara que el corazón... Tenía razón Ortega y
Gasset cuando decía: “la vida humana es en su propia
sustancia y en todas sus irradiaciones creadora de modas, o,
dicho en otro giro, es esencialmente “modi-ficación”. ¿La vida
humana?... Acaso toda vida”.30 Algo huele a trivial en el
ambiente. Nuestro mundo está en seria necesidad de una
alternativa que nazca del corazón. Debemos decirle al hombre
agitado: “no te engañes, la bombilla es importante pero lo
que necesitas es la luz”. ¡Reconstruyamos desde dentro este
puzle en el que vivimos! “No se ve bien si no es con los ojos del
corazón”. Para ver bien con el corazón debes verte tal y como
eres, limitado, sí, pero con un universo de posibilidades
infinitas que te invitan a crecer.
Ahora que el hombre ha llegado a Marte, también debe llegar
a su corazón... ¡el viaje más largo!”
DÍA CINCUENTAITRÉS
Solamente somos fuertes cuando tocamos el más profundo centro del ser y
constatamos que somos indigentes, que somos personas necesitadas de un nuevo
renacer y de personas que nos ayuden en el proceso.
Quien no experimenta la indigencia existencial jamás crecerá desenmascarado. Porque,
repetimos lo que ya hemos dicho en alguna ocasión, nuestra fortaleza reside
precisamente en nuestra fragilidad existencial.
A veces aparentamos controlar nuestra vida, y manifestamos esta ilusión por medio de
sub-personalidades, patrones de comportamiento aprendidos, y máscaras; pero tarde o
temprano se derrumba el ensamblaje artificial y comprendemos que vale la pena ser
auténtico, ser ‘real’.
30 Ortega y Gasset, “Estudios sobre el amos”, Alianza Editorial, Madrod, 2002, p. 164
~ 82 ~
Nos dice la parábola del hijo pródigo que, habiendo gastado toda la fortuna del padre,
habiendo experimentado lo que significa vivir hacia afuera, cuando ni siquiera podía
llevarse a la boca lo que los cerdos comían, “entró en sí mismo”. Ese ‘entrar en uno
mismo’ es esencial para comenzar el viaje de la autenticidad.
La misma parábola nos indica el camino a seguir desde esta experiencia de indigencia:
“Me levantaré e iré a mi padre…” En otras palabras, es volver a la fuente de la vida que
es el amor recibido y amor compartido.
Por eso sentirse indigente, desenmascarado, es elemento esencial. Quienes se sienten
autosuficientes y autocomplacientes jamás darán el salto bello y hermoso del
crecimiento hacia lo que pueden llegar a ser. Su vida parapetada les impide formular el
verdadero sueño, el ideal para el que fueron creados. Se quedan para siempre anclados
en el quedar bien, en las apariencias, el arribismo y un sinfín de trampas que se
encuentran por doquier.
Todo esto lo podemos aplicar a nuestra relación con el Misterio al que llamamos Dios.
Recuerda que estanos haciendo un proceso de integración y armonización del ser, en el
que contamos como esencial que somos espíritu encarnado, huella de Dios trazada en
nuestra humanidad.
Quien nunca se ha sentido pecador, sanamente culpable, necesitado de un salvador,
jamás podrá experimentar la alegría profunda de saberse y sentirse amado a pesar de
uno mismo o, mejor, precisamente por ser uno mismo, perfectamente humano,
perfectamente imperfecto. Es el amor quien nos embellece. Y Dios es solamente amor.
EL ESCONDITE
“Yo no sé si te conozco
Lo suficiente para quererte
Pero sí sé que te amo
Y apasionadamente te busco
Escondido entre la vida
Caminando hacia la muerte.
Y muy a menudo te encuentro
Y, como por arte de magia,
De pronto desapareces.
Es como un simple juego
De niños al escondite:
~ 83 ~
Yo te busco, tú me encuentras
Para yo buscarte de nuevo.
Y así voy descubriendo, Señor,
Que no eres Tú el ausente
Sino yo quien desaparece.”
(Fernando’ 08. New Delhi, Enero de 2008)
DÍA CINCUENTAICINCO
Cuando aprendemos a pensar diferente acerca de nosotros mismos, en otras palabras,
cuando aprendemos a tener una nueva percepción de lo que somos y valemos, es
entonces y solamente entonces, cuando comenzamos a cambiar en dirección de
crecimiento hacia lo que podemos ser.
En el camino, como decíamos en otra ocasión, vendrán las ‘noches oscuras’ que nos
comunicarán con voces de sirenas que es tiempo de desistir del empeño, que no vale la
pena complicarse la vida. Es precisamente en esos momentos cuando, si somos fieles al
camino de transformación emprendido, se asentarán de verdad las raíces de nuestro
nuevo nacimiento.
El ejemplo del águila, reina de todas las aves, puede ser una inspiración en momentos de
duda y tiniebla: “El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para
levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta. Cuando las tormentas
de la vida nos vienen -Y todos nosotros vamos a pasar por ello- podemos levantarnos por
encima, poniendo nuestras mentes, nuestros corazones y nuestra fe en Dios.”
Es en el dolor donde de verdad se forja nuestro carácter. No el dolor masoquista infligido
para calmar oscuros y escondidos sentimientos de culpa malsana, sino el dolor necesario
mientras se va forjando la novedad de lo que de verdad somos. Las dificultades de la vida
pueden convertirse en elementos, trabajados en el laboratorio de la vida, den como
resultado una belleza nueva que nace del interior.
Teresa de Calcuta sufrió una “noche oscura” atroz, de nada menos que 50 años; junto a
esta experiencia de sentirse lejos y abandonada de Dios, Madre Teresa sufrió de
interpretaciones y críticas malignas. Escribió en su diario íntimo: “Me parece que hay
quienes dicen que no tiene sentido que trabajemos entre los más abandonados, que los
grandes, los intelectuales y los ricos están dispuestos a todo y que es mejor estar con ellos…
~ 84 ~
Me llaman la monja de los suburbios, y me siento feliz de serlo por amor suyo y para su
gloria”. Desgranemos algunas de las expresiones salidas del corazón mismo de Teresa
de Calcuta en las que presenta su estado interno de desolación:
- “¡Qué tortura y qué soledad tan intensa he sentido hoy! Me pregunto por
cuánto tiempo podrá mi corazón sufrir todo esto (año 1949)
- “Por favor, monseñor, rece por mí especialmente para que yo no destruya
el trabajo del Señor y para que Él se me manifieste, porque tengo dentro de mí una
oscuridad terrible, como si todo a mi alrededor estuviera muerto. Más o menos esta
situación ha sido permanente desde el comienzo de “la obra”. Pida al Señor que me de
fuerza (año 1953)
- Mi alma está en una profunda noche y desolación. No, no me quejo. Que Él
haga lo que le parezca mejor (año 1954)
- No entiendo nada, pero es que hay una soledad tan grande en mi corazón
que no puedo ni describirla… ¿Hasta cuándo estará ausente Nuestro Señor? (año 1955)
- Rece por mí pues lo que llevo dentro es puro frío congelado. Sólo la fe ciega
me conduce ya que todo en mí es oscuridad. En realidad hasta que el Señor quiera yo no
cuento para nada (año 1955)
- Por favor, rece por mí que ojalá Dios levante esta oscuridad de mi alma
aunque sea por unos pocos días. Porque a veces siento una agonía de desolación tan grande
y a la vez un deseo tan profundo del Ausente que la única oración que puedo hacer es ésta:
“Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Quiero saciar tu sed de almas” (año 1956)
- En “la llamada” Tú me dijiste que iba a sufrir mucho. Han pasado diez años,
mi Jesús, y se ha cumplido en mí tu deseo” (año 1959)
- Si supiera cómo ansío encender el fuego de amor y paz en todo el mundo.
Pida por mí para que Él me use a fondo (año 1969)
- No es la tuberculosis ni el cáncer las auténticas enfermedades. Creo que el
mayor mal es el no ser deseado ni amado. La pena que esta gente sufre es muy difícil de
comprender y penetrar (Madre Teresa al Sínodo de los Obispos en octubre de 1980)
DÍA CINCUENTAISÉIS
Ayúdame, Señor,
A no tomarme demasiado en serio
Las vicisitudes de la vida.
Que aprenda a mirarme en perspectiva
De manera que, mi mirada panorámica interior
Comprenda que soy esencialmente bueno
~ 85 ~
Y que las zonas salpicadas de oscuridad
Son producto de mi ignorancia
Más que de mi maldad.
No permitas que el huésped de la desesperación
Anide en la torre de mi alma.
Alivia mi culpabilidad malsana y la ansiedad que me oprime.
Pero sobre todo, Señor,
Dame sentido del humor
Para reírme de mí mismo y de mis ocurrencias.
Sólo así saltaré de gozo en tu presencia
Y en la de los que me rodean.
La verdad acerca de mí mismo
Es más hermosa que yo imagino ser.
Mirando dentro de mí, con tus mismos ojos,
Con la misma mirada infinita sobe mí,
Descubro el océano de tu Belleza
Que ocupa los espacios interiores
De mi corazón.
Ése soy yo, Señor.
Y, con tu ayuda, ¡ése siempre quiero ser!
Leyendo este poema acerca de la Belleza que nos habita, trata de memorizarlo todo
entero, o al menos parte del mismo; quizás las frases que más te han tocado. Luego
llévalo a la vida y trata de vivir de acuerdo a ese mensaje. Te aseguro que te sorprenderás
al ver que, efectivamente, al limpiar el ojo interior la vida es más bonita, incluso en medio
del dolor. Te darás cuenta de que, además de la belleza que te habita, “estamos
rodeados de belleza” por todos los lados.
“¡Es formidable este amor entre Dios y el hombre! Es realmente
maravilloso lo que Dios ha hecho al crear al hombre. Es verdad que
tenemos mucho en común con los minerales, con las piedras...
También con los vegetales: los árboles respiran, se alimentan,
crecen... Y nosotros también. Y no puede negarse que somos, por así
decirlo, “hermanos” de los animales. Pero además, a un nivel
superior a nosotros, participamos de la naturaleza de los ángeles y
del propio Dios... ¡Qué aventura, qué audacia, reunir en una misma
criatura tantos y tan diferentes caracteres! Por eso le es tan difícil al
hombre conservar tal equilibrio: hay tantos mundos que nos atraen
~ 86 ~
desde dentro de nosotros... Y es Cristo quien nos proporciona la
unidad. Es Cristo quien unifica todos esos mundos que hay en
nosotros... Me parece que sería tan ridículo pensar que únicamente
hay vida en la tierra, habiendo como hay miles de millones de
planetas... El día en que el hombre llegue a Saturno –y llegará algún
día- verá que aún no ha llegado al final del universo, sino tan sólo al
final del comienzo.”31
DÍA CINCUENTAISIETE
Hay personas que viven atormentadas por el concepto que otros tienen de ellas. Viven
el drama interno de los dimes y diretes que otros han dicho o han podido decir, y así
experimentan el presente bajo la mancha del otro, y no desde la claridad de sí mismos.
¿Cómo actuar entonces? Es muy simple: el ser real y auténtico, la esencia de lo más
profundo del corazón humano, está siempre lleno de luz. Es la luz con la que fuimos
creados, una luz que nada ni nadie, ni siquiera el mismo Dios, jamás opacará. Estamos
hablando en términos de ‘la imagen divina’ en la que fuimos creados.
Por tanto, conectarse con ella, actuar desde ella, llena nuestro espacio vital de una paz y
una esperanza que nos ayuda a relativizar todo lo demás. ¿Quién no ha sido víctima de
chismes y habladurías? Pero la solución no está en quedarse obsesivamente anclados en
esos conceptos negativos que otros han vertido acerca de nosotros mismos y de nuestra
valía.
Por el contrario, la solución estriba en ganar espacios para la libertad. ¿Qué hubieran
hecho, si no, personas como Jesús de Nazaret, José de Calasanz, Gandhi, Teresa de
Calcuta, Nelson Mandela, y un sinfín de personas que han aportado un plus enorme de
calidad humana al mundo? Sin ninguna duda, si se hubieran dejado intimidar por el
concepto ajeno acerca de sus personas y proyectos, a este mundo le faltaría un poco del
sabor de la sal que ellos fueron, un poco de la luz que ellos llevaban dentro.
Crecer hacia dentro, para luego crecer desde dentro, es el arte de conectarse con lo
mejor de nosotros mismos, fomentando no solamente el consciente que nos dicta lo que
somos, sino sobre todo haciendo florecer el supra-consciente, que es el nivel de
componente humano que nos dicta lo que podemos ser, la ruta más noble de nuestra
31 Dom Helder Camara, “El Evangelio Según Dom Helder”, Sal Terrae, Santander, 1985, pp. 16-17
~ 87 ~
vida, la que muchos dejan de transitar por dos razones: por pura ignorancia de la misma,
o por miedo a transitarla, pues podría complicarles la vida.
¡Qué bueno si hacemos un examen acerca de nuestras fijaciones negativas creadas al
asumir el concepto limitado y distorsionado que otros tienen acerca de nuestras
motivaciones y acciones! Haciendo este ejercicio desarrollaremos un mayor grado de
asertividad que nos lanzará hacia arriba, buscando desde dentro las mayores cotas de
excelencia vital.
“La piedra filosofal para transformar nuestras vidas en el oro del Resucitado
está dentro de nosotros. Hay personas que ya la han descubierto. Y ésta es la
prueba de que la descubrieron:
- Son personas corrientes y normales que se empeñan en vivir la
“universalidad”
- Personas que generan vida, esperanza, ganas de vivir
- Personas entusiasmadas, que no es lo mismo que “fanáticas”
- Personas que se han perdonado a sí mismas porque el Resucitado les
perdonó antes. Por eso perdonan siempre
- Personas que saben escuchar, que ‘pierden’ el tiempo con los otros
pues saben que la relación vale más que la acción
- Personas que mientras crecen en amistad con Dios, se van liberando
del miedo, principal enemigo del amor. Cristo Resucitado nos dice: “No
tengáis miedo, soy yo”
- Personas que crean comunidad, no atrayendo a los demás hacia su
persona o su proyecto sino hacia el Resucitado y su causa
- Personas que no se escandalizan ni critican. No necesitan demostrar
nada para que los demás les valoren. Se sienten amados por Dios y por ciertas
personas significativas
- Ponen su afán en el amor desinteresado e incondicional.”
DÍA CINCUENTAIOCHO
En las relaciones humanas, lo que realmente nos bloquea y separa son los miedos que
merman nuestra capacidad de confiar en el otro. Tememos ser rechazados e
incomprendidos. Por eso mismo se pueden dar al menos tres reacciones disfuncionales
en nuestras relaciones humanas:
~ 88 ~
- La del silencio. Permanecemos a distancia sin hablarnos, mientras se va llenando
de pensamientos de frustración y de ira nuestro subconsciente que, tarde o
temprano requerirá una reacción explosiva.
- La del diálogo a la defensiva. Nos acercamos a la otra persona con el monólogo
de nuestra convicción que no se deja criticar ni moldear por el punto de vista del
otro. Nos convertimos en víctimas que desean a toda costa vencer.
- La de la falsificación. Consiste en aparecer con el miedo en el centro del
estómago; un miedo que nos lleva a la derrota antes de la pelea; es decir, nos
atenaza la libertad de expresión y sólo buscamos, una vez más, asentir
externamente para luego volver a nuestro rincón existencial con las pilas
recargadas de ira.
No cabe duda de que, una vez más, la solución está dentro de nosotros mismos. Consiste
en continuar creciendo en grados de asertividad personal y de convencimientos sólidos
por medio de los cuales nos decimos a nosotros mismos y a los demás que efectivamente
tenemos derecho a decir nuestra verdad, asintiendo cuando haga falta y disintiendo
cuando sea necesario. Y todo ello con mucha paz.
Porque no tiene razón el que más grita, sino el que demuestra más capacidad de
coherencia mientras respeta al interlocutor, asegurándose a su vez de que también él
merece todo el respeto del mundo.
Cuando alguien nos saca de nuestras casillas al sacar ciertos puntos que nos ponen al
límite de la emocionalidad, hemos de aprender a nunca victimizarnos, sino a decirnos a
nosotros mismos: “no permitiré que nada ni nadie me quite la paz. Simplemente trataré
de ser yo mismo, abierto a la relación antes que al querer a toda costa tener la razón.”
¿Y cuándo al terminar el diálogo yo considero que tengo la razón? Me quedaré con ella,
pues es mi derecho ser fiel a la verdad que descubro como camino cierto. Pero lo haré
con paz y con la satisfacción de saber que el otro sabe exactamente como pienso.
Vivir así implica una vivencia plena en la alegría de ser quien soy y manifestándolo no
tanto como una imposición hacia los otros, sino como un don.
“Uno de los aspectos que debemos trabajarnos es el de la autoestima. Un
problema en la estructura personal desintegrada, es la carencia de una firme
~ 89 ~
y saludable autoestima. De ahí que la persona baja en autoestima esté
tratando de compararse y competir con los demás, balanceando así su auto-
percepción de “poca-cosa” que le lleva a cerrarse en sí misma y a criticar y
rumorear acerca de los demás, pues sólo así pueden demostrar su valía. Pero
al final se encuentran solos con su propia soledad y aislamiento. Cuando dejo
de compararme con otros, mi auténtico yo comienza a emerger en toda su
fragilidad y belleza a la vez.
En el campo de la autoestima, somos nosotros quienes la obstruimos si
admitimos en nuestro subconsciente palabras y mensajes negativos que nos
destruyen, por ejemplo: ‘soy un fracaso’, ‘nunca haré nada bien’, ‘jamás
saldré de este problema’, ‘Siempre estoy me encuentro cansado’… Mucha
gente vive en una prisión interior creada por ellos mismos. Es la prisión de los
auto-límites. Ignoran que ellos mismos tienen la llave para liberarse. La
mayor limitación humana está en la mente. No hay limitación para la mente,
excepto aquella que nosotros mismos queremos imponerle. Cada cual decide
vivir a la medida de sus pensamientos y decisiones.”
DIA CINCUENTAINUEVE
Las zonas oscuras de nuestra vida, sobre todo las heridas, dirigen nuestras vidas de
manera inconsciente a no ser que las confrontemos desde la compasión y la misericordia,
como elementos esenciales para llegar a la verdad. Ambos elementos deben estar
siempre presentes como peldaños para llegar a la luz sobre nosotros mismos y los
demás. Leamos atentamente el siguiente texto, y lo comprenderemos mejor:
‘Llegar a ser uno mismo plenamente y auténticamente consiste en que a través de las
diferentes etapas de la vida vamos integrando la capacidad de relacionarnos con los otros,
fijando nuestros propios límites y nuestra propia autoestima, actuando de forma creativa,
desarrollando nuestra propia aceptación personal, una visión holística de la sexualidad, en
apertura y diálogo, dejando aflorar el inconsciente. Estamos continuamente metidos en
este viaje y cada etapa nos ofrece una oportunidad para desprendernos de nuestra
identidad falsa o parcial que hemos ido creando a lo largo de nuestra vida.
Asumimos nuestras sombras, nuestro yo no vivido, integrándolas conscientemente en cada
elección que tomados y aceptando humildemente nuestras limitaciones y nuestra
necesidad de Dios y de los otros. La fe nos recuerda que la encarnación de Cristo se completó
en el sufrimiento humano. Las heridas sicológicas nos empujan pues no sólo a la búsqueda
de sanación, sino a la búsqueda de Dios mismo. Pareciera, como si fuera una paradoja, que
~ 90 ~
Dios se revelara más nítidamente en nuestras propias heridas.’ (Don Visón, Hermano
Marista).
Alguien ha escrito, tomado de la sabiduría china, algo muy hermoso: ‘Dios te dice cada día:
con tus propias heridas te sanaré.’
Lo hemos dicho antes y lo volvemos a repetir: el auténtico terapeuta lo llevamos dentro.
Gastar energías afuera, culpabilizando a la mala suerte o a otras personas, es una trampa
que nos vacuna contra la responsabilidad que estamos llamados a asumir. Quedamos así
estancados en el mar alborotado de la frustración y la ira.
Estamos invitados a salir del estancamiento a base de vivir centrados en el aquí y ahora
que nos dicta una nueva sabiduría de comprendernos, mirando al futuro con esperanza
y desde la esperanza.
“Para Sócrates toda vida que no se reflexiona es una vida que no merece ser vivida.
Debemos tener esto en cuenta para reflexionar constantemente acerca de nuestra
identidad y nuestro proceso de integración personal, de manera que nuestra vida
no caiga en la rutina que es como la sal a la que se le ha quitado el sabor.”
“Es importante que vayamos poco a poco moviéndonos del punto de apoyo de lo
que hacemos hacia el del por qué lo hacemos. Para ello tenemos que preguntarnos:
“¿Quién soy yo?”. Y aquí topamos con la exhortación socrática del “conócete a ti
mismo”.
“El libro de la mística inglesa del siglo XIV, “La nube del no saber”, hace una curiosa
definición de lo que es la humildad en relación al autoconocimiento: “Una persona
es humilde cuando camina en la verdad conociéndose y apreciándose realmente por
lo que es. Y de hecho cualquiera que se vea y se aprecie de sí mismo tal cual es, no
tendrá dificultad alguna en ser humilde, ya que dos cosas resultarán evidentes para
él: en primer lugar se hará patente la degradación, miseria y debilidad de la
naturaleza humana como resultado del pecado original. De los efectos del pecado
original nadie quedará completamente libre en esta vida por muy santo que llegue
a ser. En segundo lugar esta persona descubrirá la inmensa grandeza del amor de
Dios tal y como Él es y su superabundante amor por cada persona. Frente a
semejante amor y bondad los sabios se quedan balbucientes como locos, y los
ángeles y los santos se quedan ciegos de gloria. Así de poderosa es esta revelación
de la naturaleza de Dios.”
~ 91 ~
DÍA SESENTA
El estado normal de la persona debería ser el de la felicidad, pues para eso hemos sido
creados. Lo cual no significa que debamos oponer sufrimiento a la alegría de vivir. La
experiencia concreta de nuestras vidas y de la totalidad de seres humanos nos manifiesta
que el sufrimiento es parte del paquete que se nos dio desde el comienzo de nuestra
concepción en el seno materno.
Cuando alguien ha descubierto el sentido fundamental de su vida (y esta tarea implica
acción movida por la voluntad de encontrarlo) sabrá a su vez encontrar el sentido que su
sufrimiento tiene.
Analiza cuáles son tus sufrimientos y examina si son de verdad parte del paquete de tu
vida o fruto de tus obsesiones, adicciones, tendencias de auto-victimismo, o de auto-
destrucción.
En caso de que tus sufrimientos tengas ahí su fuente y su recarga energética malsana,
tendrás que desalojar de tu mente tus obsesiones, adicciones, victimismos, y actitudes
auto-destructivas. No hay otro camino para tu liberación interior y para la libertad que
de verdad te mereces.
Nombra tus adicciones y/u obsesiones. Nómbralas sin miedo, confróntalas y recíbelas
como parte de esa sub-personalidad que van creando en ti y que en realidad no te
pertenece, pues nunca te perteneció. El problema es que un día, sin saber cuándo ni
cómo esa sub-personalidad o planta parásita que devora tu ser real, se quedó inyectada
en tu subconsciente. Es hora de exorcizarla, sacarla afuera y decirle: ¡basta!
Nombra de qué maneras concretas te auto-victimizas y te autodestruyes con
pensamientos negativos, pesimistas y desesperanzados. Sabes que no te hacen bien,
pero persistes en ellos, quizás para así llamar la tención de los demás y llenar de manera
disfuncional tus necesidades emocionales de afecto y cariño. Obrando así no dejas que
nadie te conozca tal y como eres. Además siembras ansiedad en tu corazón y en el de
todos aquellos que te quieren bien. En el fondo te has convertido en un ‘manipulador’.
Es hora de ser tú mismo, de cantar tu propia canción, de conducir tu coche, de
experimentar la autonomía y la alegría de ser lo que eres mientras avanzas
comprometido con lo que debes ser.
Sufrirás al principio, es verdad. Pero vale la pena subir a la montaña de tu propio ser, que
se encuentra dentro de ti. No temas. Verás cómo renace en ti una alegría profunda y
~ 92 ~
genuina que brota de ti mismo, y no de afuera. Es la alegría espontánea y genuina del
niño que llevas dentro, que clama y grita ‘libertad’.
Ser feliz... ¡Qué amplio y abstracto parece ser este término! La felicidad no se compra en
el mercado, nadie puede venderla. La felicidad está dentro. Somos seres llamados a la
felicidad, que siempre es menor de lo que de verdad merecemos, siempre más pequeña
de lo que soñamos. Feliz es aquel que se goza en lo que es y tiene, aquel que incluso en
el dolor encuentra constantemente razones para la confianza, la bondad, la verdad...
¿Crees en la felicidad? ¿Qué clase de felicidad?
¿Cómo definirías esa felicidad a la que tú aspiras incesantemente?
A la felicidad se llega en un vehículo llamado “valores”... Trata de identificar los tres
valores fundamentales que están rigiendo tu vida en el actuar concreto... ¿Te llevan
realmente a la felicidad?
¿Es comprensible para ti el que cada persona ya estamos predestinados para un final
feliz o desgraciado de nuestra vida? A esto lo llamamos “fatalismo”. ¿En qué medida
concreta tú te ves atado al fatalismo?
Describe los rasgos que, según tu parecer, caracterizan a una persona feliz
¿Cuál es tu reacción y cómo te sientes ante la pregunta, aquí y ahora: “Eres feliz?
Mira, de parte de Dios, aquí te presento una manera muy concreta de ser feliz a lo divino:
Mt 5,3-12
Escribe una carta que se podría titular: ¡BIENVENIDA, FELICIDAD!
DÍA SESENTAIUNO
La verdad nos hace libres. Pero no cualquier tipo de verdad, sino la Verdad que nace d
una experiencia pura que libera de nosotros lo mejor que llevamos dentro. Es la misma
verdad que deberemos pedir, incluso exigir, de los demás.
Si nos dejamos manipular por la mentira, nos hacemos cómplices de la mentira. Y aunque
no seamos los autores de la misma, llevamos la carga de la culpa por no ser valientes de
~ 93 ~
denunciarla. Solamente quien denuncia la mentira, del tipo que sea, puede erigirse en
profeta que anuncia la luz de la verdad.
Será bueno pues que ‘planchemos’ nuestro pasado para ver qué pliegues llevamos
dentro que no nos dejan ser libres en plenitud. Ni la apariencia de verdad es auténtica
‘verdad’, pues esa apariencia es mera fachada para ocultar algo de lo que un día se llegará
a saber. Pues la luz no se oculta, por mucho que nos empeñemos en ello.
Dentro de nosotros llevamos un tesoro por el que, una vez descubierto, no lo daríamos
‘todo’, como nos dice Jesús en el Evangelio. Ese tesoro es el Reino, la perla preciosa que
brilla resplandeciente con sus tres bellas facetas con las que Jesús se define a sí mismo:
la verdad, la belleza y la bondad.
De la verdad dice Jesús que Él es la Verdad, y que si la buscamos la encontraremos; y una
vez encontrada, esa Verdad nos hará plenamente libres. No es la libertad del que se
escapa de su centro, sino la libertad del que encuentra en su interior la fuerza para se
feliz en plenitud.
Jesús es el Pastor Bueno (agathós), que en griego se identifica como Bello (kalós). Así
pues Jesús en bello y hermoso, bueno por excelencia. ¿Por qué? Porque ama hasta el
final, hasta ser capaz de dar su vida por aquellos a quienes ama. La belleza cambiará al
mundo; pero en verdad la Belleza (el amor incondicional del Pastor Bello) ya lo cambió y
lo sigue cambiando en mí y en ti si decidimos hacer lo mismo que Él hizo.
La verdad inyecta en nosotros el deseo siempre insatisfecho de entrar más a fondo en la
espesura de la sabiduría ante la que nuestra mente se queda chiquita. La belleza nos hace
vivir henchidos de la luz que brilla desde dentro de nosotros mismos, iluminando el
camino hacia la verdad no sólo para nosotros mismos, sino para aquellos que se
conectan con nosotros. La belleza es el imán que atrae a otros hacia nosotros aunque
más exactamente no es hacia nosotros, sino, desde nosotros, hacia Él, fuente de de toda
belleza.
Podemos decir que la persona que se llena de estas tres tonalidades, ha descubierto el
tesoro de su vida, la auténtica brecha mágica desde donde renace como el ave Fénix y
ayuda a otros a hacer lo mismo.
radiografía de la persona “tocada” por el Resucitado y sus expresiones
principales:
. Hay un crecimiento de confianza ilimitada en la vida, porque sabe que es en
Él en quien vivimos, nos movemos y existimos
~ 94 ~
. Se ve invadido por esa presencia gozosa del resucitado que le ama tal y
como es y ahí donde se encuentra
. Se despierta en él un dinamismo entusiasta que le lanza a ser testigo de la
alegría, del perdón sin límites y de la paz
. Poco a poco esta persona se va integrando en todas sus capacidades,
limitaciones, errores y pecados, de tal manera que su vida entera adquiere
un nuevo sentido que se manifiesta en la armonía y la paz con todo y con
todos
. Se opera un deseo por la contemplación, la alabanza, la gratitud y la fiesta,
entendida ésta última como “celebración” cotidiana de todo lo sencillo
. La mente se simplifica al constatar que lo más esencial de la vida consiste
en amar y ser amado. Y por eso él hace de su vida un proyecto de amor que
renueva cada mañana
. El hombre nuevo resucitado sabe perder de sí mismo porque ha aprendido
a relativizar toda ideología, toda concepción meramente cultural y toda
percepción del mundo y del otro, basada únicamente en prejuicios.
. No trata de vencer a nadie, pero su convencimiento se impone por la
claridad, la transparencia y la asertividad que proceden de la presencia del
Resucitado que constantemente le lanza este mensaje: “No temas, soy yo”
. Confronta todos los miedos, dialoga con ellos y los vence a base de
confianza ilimitada en Dios y en los demás
. Desata una extraña creatividad interior desde la pobreza de medios, de tal
manera que para él sólo el testimonio de la vida cualifica toda acción y todo
apostolado.
. Relativiza la salud y la enfermedad, porque sabe que Dios ama la realidad ya
sea en momentos eufóricos y triunfales, como en momentos de decadencia.
DÍA SESENTAIDOS
YO DECLARO…
~ 95 ~
Declaro que la vida está a mi favor, que todo lo que he vivido desde mi concepción en el
seno materno es como agua de un río que se va abriendo cauce hacia la única dirección
para la que fui creado: La Felicidad.
Declaro que llevo dentro un tesoro por el que, una vez descubierto, seré capaz de dejarlo
todo. La capacidad de ser feliz no está en las circunstancias externas, tampoco en otras
personas. Esa capacidad es el ADN espiritual con el que fui creado.
Declaro que, habiéndome dado cuenta de mis imperfecciones, mis meteduras de pata, y
de mi pecado, y habiendo confesado ante Dios y aquellos a quienes herí, consciente o
inconscientemente, sé que Dios me declara inocente.
Por eso declaro hoy que no tengo enemigos. Si alguien quisiera hacerme daño, también
a él lo declaro inocente. Jamás podrá dañar la profundidad de mi ser real.
Declaro que mi vida tiene un sentido, una dirección definida de amor, por medio de la
cual todo cobra valor, incluso el sufrimiento y la muerte. En esta condición de sentido
vital me libero del miedo, de la frustración existencial y del odio hacia mí mismo y hacia
los demás.
Declaro que la vida es una obra de arte en la que aprendo a usar la materia prima de mis
errores e imperfecciones para que la imagen divina que me habita vaya haciéndose
progresivamente más transparente.
Declaro que estamos rodeados de belleza, aunque muchos no se dan cuenta. Así pues
también declaro que la belleza sólo se descubre afuera, cuando me conecto con ella
dentro de mí.
Declaro que el Dios que me sostiene es Bueno y Misericordioso, exuberante de Belleza,
Bondad y Verdad. Declaro que, hasta que un día lo vea cara a cara, ahora lo busco y lo
encuentro entre la niebla y el viento.32
Declaro que hoy vuelvo a nacer. Ayer ya pasó, y mañana vendrá con sus afanes y
ansiedades. Hoy es el primer día del resto de mi vida. También declaro pues que, en mis
relaciones interpersonales, dejo atrás todo prejuicio o preconcepto, pues también el
otro tiene derecho a cumplir ‘hoy’ su aniversario de nacimiento.
Declaro que solamente la fuerza y la belleza del amor pueden cambiar el mundo. De
hecho ya está cambiado cuando me abro al Resucitado que libera de dentro de mí la
32 El 24 de Mayor de 2013, un día después de la muerte de mi hermana María de los Ángeles, escribí este
poema-oración para su recordatorio: “Buscarte, Señor, buscarte/ entre la niebla y el viento/ y finalmente
encontrarte/ en el Amor de tu Cielo.”
~ 96 ~
Belleza del Padre, la Verdad del Espíritu, y la Bondad sin fronteras nacida en la Pascua del
día de mi bautismo.
Quiero, Señor, tener tu mente y
Pensar como Tú piensas;
Llegar a saber lo que Tú quieres.
Quiero tener tu corazón
Y sentir lo que Tú sientes,
Y amar lo que Tú amas.
Deseo, Señor, nacer de nuevo.
Quiero mirar y ver las cosas como Tú las ves.
… Pero me asusta contemplar la inmensa distancia,
El inabarcable abismo que me separa de ti.
Eres Tú quien me llama a este ‘sueño imposible’.
Por eso me dejaré hacer por Ti,
Abandonándome confiado
En los brazos de tu misericordia.
Tú me darás lo que necesite y cuando lo necesite. Amén.
DÍA SESENTAITRÉS
Sólo desde la experiencia de nuestra indigencia podemos llegar con toda certeza a la
auténtica excelencia escrita en el ADN existencial acerca de lo que de verdad somos y
podemos ser.
Experimentar nuestra indigencia es sentirnos tal y como somos, sin máscaras ni poses
postizas que nos hacen entrar en el mundo narcisista de la mentira. Sentirnos indigentes
es estar en contacto con todo aquello que forma parte de nuestra fractura y
fragmentación que constantemente necesita ser redimida.
Cuando tocamos esa parte esencial de nosotros mismos, paradójicamente entramos en
la experiencia bella y liberadora de nuestra transformación por obra y gracia de la
GRACIA. En esa experiencia no tenemos nada de qué enorgullecernos, pues sentimos
que desde nuestra impotencia e incapacidad, surge una “energía divina” que desde toda
la eternidad nos ha estado esperando.
~ 97 ~
Una muchacha judía, Etty Hillesum (1914-1943) que durante el nazismo experimentó un
proceso hermoso de transformación desde su más completa indigencia y desorientación
existencial, dejó plasmado en su Diario, antes de morir en la cámara de gas, el efecto de
la GRACIA en ella de manera profunda y transparente:
- “En el fondo, todas esa aventuras y relaciones me hicieron muy desgraciada y me
desgarraron. Pero yo no hacía ningún esfuerzo consciente por resistir; la
curiosidad terminaba siempre apoderándose de mí. Ahora que mis fuerzas se han
organizado, empiezan a luchar contra mi deseo de aventuras y mi curiosidad
erótica, que me hace sentirme atraída por muchos hombres”33
- “En sus esporádicas visitas, la gracia ha de encontrar una técnica muy
preparada.”34
- “Hay en mí un pozo muy profundo. Y en ese pozo está Dios.”35
- “He tenido que recorrer un camino difícil para encontrar este gesto de intimidad
con Dios y para decir por la noche en la ventana: ‘Te doy gracias, Señor’”.36
- “Voy a quedarme todo el día en un rincón de esa enorme sala de silencio que hay
en mí… Permanezco inmóvil, ligeramente cansada, en un rincón de mi silencio,
sentada y con las piernas cruzadas como un Buda, y con la misma sonrisa, una
sonrisa interior, por supuesto.”37
- “La ausencia de odio no implica necesariamente la ausencia de una elemental
indignación moral. Yo sé que quienes odian tienen buenas razones para ello. Pero
¿por qué vamos a escoger siempre el camino más fácil y más trillado? En el campo
he sentido con todo mi ser que el más pequeño átomo de odio que se añada a
este mundo lo hace aún más inhóspito.”38
Hemos de tener en cuenta que quien escribe todo esto es una muchacha que había vivido
despistada, fuera de sí misma y del sentido vital que, poco a poco fue recuperando en
medio de la dureza de la persecución nazi. Es ahí donde llega experimentar la gran misión
de su vida: “ser el corazón pensante del barracón”, de todos los barracones; el corazón
atento, a la vez libre de la menor ilusión e insumiso a la desesperanza reinante.39
33 Sylvie Germain, “Etty Hillesum, Una Vida”, Sal Terrae, Santander, 2004, p. 23 34 Idem, p. 22 35 Idem, p. 34 36 Idem, p. 35 37 Idem, p. 51 38 Idem, p. 68-69 39 Idem, p. 90-91
~ 98 ~
Si de verdad queremos crecer, hemos de hacerlo usando en barro de nuestra indigencia
para con ella continuar la obra de arte que Dios ha iniciado en nosotros y a través de
nosotros desde el mismo día en que fuimos concebido en el vientre de nuestra madre.
“El diamante Kohinor es uno de los más espectaculares del mundo.
Pasó a formar parte de la Joya de la Corona de Inglaterra cuando fue
presentado como un regalo a la Reina Victoria por uno de los Rajás de
la India cuando éste era solamente un muchacho.
Unos años más tarde, el mismo Rajá, ya adulto, visitó a la Reina
Victoria de Inglaterra. En presencia de la Reina pidió que le trajeran
inmediatamente aquella perla preciosa que estaba ahora en la Torre
de Londres. La Reina accedió a la petición.
Tomando el diamante en sus manos, el Rajá se arrodilló ante la Reina
y le presentó el diamante con estas palabras: ‘Majestad, le ofrecí esta
joya cuando era solamente un niño, demasiado joven para saber lo
que estaba haciendo. Hoy se lo vuelvo a dar en la plenitud de mis
fuerzas, de todo corazón, con afecto y gratitud, y para siempre,
plenamente consciente de lo que hago.’”
DÍA SESENTAICUATRO
Todos hemos sido heridos de una u otro forma en la vida; todos hemos tenido la
experiencia del rechazo del mal trato, de la separación abrupta del grupo que nutría
nuestra seguridad familiar, laboral, etc.
Cada podría escribir su historia de herido en la batalla de la vida ordinaria. Las heridas
que llevamos grabadas no deberían, sin embargo, ser los dueños y conductores de la
carreta de nuestra vida.
Volviendo a la enseñanza existencial de Hetty Sillesum, de la que hablamos ayer, ella dejó
escrito en su Diario, una noche de junio de 1942: “Para humillar hacen falta dos: el que
humilla y aquel a quien se quiere humillar; pero sobre todo aquel que quiere dejarse
humillar. Si falta éste o, en otras palabras, si la parte pasiva está inmunizada contra toda
forma de humillación, las humillaciones se desvanecen como el humo… De vez en
cuando tenemos derecho a estar tristes o abatidos por aquello que nos hace sufrir; ello
~ 99 ~
es perfectamente humano y posible. Sin embargo el verdadero expolio nos lo infligimos
nosotros mismos. A mí la vida me resulta bella, y me siento libre.”40
¿De dónde le nacía esa mirada que sintonizaba con la belleza de la vida, en medio de la
destrucción que suponía vivir en un campo de concentración? Etty Hillesum estaba
conectada consigo misma, con el ‘núcleo de su ser, como ella decía, donde descubría la
presencia del Otro. Ese Otro, Dios, al que San Agustín definía como “El Afuera que está
dentro”.
Con esa misma Lógica agustiniana, escribía Etty en su Diario: “Hay en mí un pozo
profundo. Y en ese pozo está Dios.”41
Si queremos ser personas bien estructuradas, personas armoniosas y armonizadas desde
dentro, hemos de conectarnos con ese océano de autoestima que consiste en sabernos
amados por lo que somos, incluso en medio de nuestras fracturas y heridas. Nadie puede
dañarnos si nosotros no nos dejamos. La belleza de la vida consiste en conectarnos con
el pozo profundo del ser de donde mana la fuerza contra la que nada ni nadie puede
hacer nada.
Nos han podido intimidar, adoctrinar, desacreditar, degradar, aislar, marcar. Aislar,
ignorar, olvidar, explotar, insultar, atacar, gritar, etc. Es el momento de recibir esas
experiencias como9 parte de nuestra vida, pero no para quedarnos en el trauma y el
dolor que nos hayan podido infligir esas experiencias, sino para liberar desde dentro la
bondad que nos espera para sanar y aprender a ser felices.
Recordemos que aquella persona que nos hizo daño no deja de ser un pobre hombre, o
una pobre mujer que no es más fuerte que nosotros. Simone Weil (1909-1943), filósofa y
mística francesa con una gran capacidad de empatía con el sufrimiento ajeno, lo decía de
esta forma: “El inocente que sufre sabe la verdad de su verdugo; el verdugo en cambio
no la sabe. El mal que el inocente siente en sí mismo está en el verdugo, pero el verdugo
no es sensible a ello. El inocente sólo puede conocer el mal como sufrimiento, A lo que
el criminal no es sensible es al crimen.”42
Vamos pues a mirarnos con ojos de misericordia, recordando que las heridas que otros
nos hayan infligido, son en el fondo las heridas que ellos llevan por dentro y no lo saben.
Que descubramos la verdad de aquel trozo de sabiduría china que dice: “Dios me dice
cada día: ‘con tus propias heridas yo te sanaré.’”
40 Sylvie Germain, “Etty Hillesum, Una Vida”, Sal Terrae, Santander, 2004, p. 88 41 Idem, p. 34 42 Simone Weil, « La pesanteur et la Grâce », Presses-Pocket, Plon, Paris 1988, p. 85
~ 100 ~
ASÍ HABLA UN SANADOR HERIDO: “Tengo la firme convicción de que
somos muy sensibles y muy sanos a nivel mental y espiritual; pero las
relaciones alteradas, de desconfianza y de falta de sensibilidad de
unos y otros, han creado lo que la sociedad actual llama
“enfermedades” de la mente. Es el gran negocio de nuestro mundo
occidental a través de una psiquiatría que hace su negocio con
píldoras que nos hacen vivir encarcelados en una auto-percepción
denigrante de nosotros mism0s.
Pero en realidad nuestra conducta en solamente disfuncional.
Alterada por las circunstancias externas que crean un alboroto
mental y emocional. Llego a la conclusión de que la auténtica
sanación de esta disfuncionalidad es el decidir sanarnos mutuamente
con nuestras propias heridas, mirándonos a los ojos desde el corazón
y sentir que cada uno de nosotros somos héroes que hemos tratado
de hacer lo mejor, aunque hayamos errado la forma.
Quiero deciros que contéis conmigo en la empresa de construir
puentes para que sobre mí todos podáis encontrar la seguridad de un
camino de paz y de acogida. Perdonar y pedir perdón, ésa es la gran
tarea de la vida.”
DIA SESENTAICINCO
El largo camino de la libertad interior necesita de un valor enorme para saber estar a
solas con uno mismo, con el ser interior donde se procesan la verdad, la belleza y la
bondad que constantemente bullen y claman salir al intemperie de la vida.
La libertad interior requiere de un entrenamiento a prueba de noches oscuras en las que
aprendemos a domesticar el silencio y la soledad para hacerlas amigas nuestras,
especialmente cuando somos víctimas rechazadas, usadas o incomprendidas.
Es la soledad el laboratorio para procesar nuestro crecimiento personal. Aprender a estar
solo cuando hay que defender la verdad, o cuando hay que darle voz y vida a quien no la
tiene o se la arrebataron, es el grado más noble de nuestro ser personas únicas e
irrepetibles.
Es el caso del teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) que bajo el régimen
nazi aprendió el arte de la soledad en medio de una sociedad cegada por un líder nefasto
~ 101 ~
que llevó a Alemania a la más absurda de las ideologías que pretendía crear una
soberanía mesiánica, basada en la supremacía de la raza aria. Encarcelado y finalmente
ejecutado la horca, tuvo en la cárcel la fuerza para escribir cartas y poemas que han
quedado como legado de su valentía ante la soledad sonora de una ‘presencia’ –Dios-
que la llenaba de un susurro de paz y armonía interior. He aquí este poema que habla de
su experiencia:
¿Quién soy?
–me preguntan a menudo–,
que salgo de mi celda,
sereno, risueño y firme,
como un noble en su palacio.
¿Quién soy?
–me preguntan a menudo–,
que hablo con los carceleros,
libre, amistosa y francamente,
como si mandase yo.
¿Quién soy? –me preguntan también–
que soporto los días de infortunio
con indiferencia, sonrisa y orgullo,
como alguien acostumbrado a vencer.
¿Soy realmente lo que otros dicen de mí?
¿O bien sólo soy lo que yo mismo sé de mí?
Intranquilo, ansioso, enfermo,
cual pajarillo enjaulado,
pugnando por poder respirar,
como si alguien me oprimiese la garganta,
hambriento de olores, de flores,
de cantos de aves,
sediento de buenas palabras
y de proximidad humana,
temblando de cólera ante la arbitrariedad
y el menor agravio,
agitado por la espera de grandes cosas,
impotente y temeroso por los amigos
en la infinita lejanía,
cansado y vacío para orar, pensar y crear,
~ 102 ~
agotado y dispuesto a despedirme de todo.
¿Quién soy? ¿Éste o aquel?
¿Seré hoy éste, mañana otro?
¿Seré los dos a la vez?
¿Ante los hombres, un hipócrita,
y ante mí mismo, un despreciable
y quejumbroso debilucho?
¿O bien, lo que aún queda en mí
se asemeja al ejército batido
que se retira desordenado
ante la victoria que creía segura?
¿Quién soy?
Las preguntas solitarias se burlan de mí.
Sea quien sea, tú me conoces,
tuyo soy, ¡oh, Dios!43
La enfermedad más profunda de nuestra sociedad postmoderna es el tedio a la soledad,
a la confrontación desenmascarada con uno mismo, a la responsabilidad de tomar las
riendas de la propia vida encaminada a la VIDA.
EL ESCONDITE
“Yo no sé si te conozco
Lo suficiente para quererte
Pero sí sé que te amo
Y apasionadamente te busco
Escondido entre la vida
Caminando hacia la muerte.
Muy a menudo te encuentro
Y, como por arte de magia,
De pronto desapareces.
Es como un simple juego
De niños al escondite:
Yo te busco, tú me encuentras
Para yo buscarte de nuevo.
43 Michael Van Dyke, Radical Integrity, “The Story of Dietrich Bonhoeffer”, Barbour Publishing,
Uhrichsville, 2001, pp. 194-196
~ 103 ~
Así voy descubriendo
Que no eres Tú el ausente
Sino yo quien desaparece.”
DIA SESENTAISEIS
Entrando en el mundo del silencio interior, lo primero que descubrimos es que ahí
adentro hay mucho ruido. Es el ruido de las heridas no sanadas, de las voces reprimidas,
del niño que todos llevamos dentro y que ha sido condenado a ser mayor antes de
tiempo, etc.
Ante semejante ruido interior, uno se pregunta si será posible encontrar la paz y la
serenidad, la armonía y la consolidación del ser real que grita libertad. La Biblia habla de
corazón roto o corazón literalmente hecho añicos. Es la experiencia del dolor del alma
que tarde o temprano, con mayor o menos intensidad todos hemos sentido o seguimos
sintiendo.
Declaramos abiertamente que el corazón roto y abatido puede ser sanado, pero se
requiere un acto noble de valentía para descender a los infiernos y dejarlos liberados no
solamente por medio de nuestro esfuerzo, sino sobre todo por acción de la gracia dentro
de nosotros.
Muchos nunca se curarán porque sistemáticamente evitan confrontarse con el dolor y la
pena. Lo hacen a través de la negación, de la represión de la memoria y del bloqueo
emocional y racional. De esa forma crean en su inconsciente un fango de dolor oscuro
que les hace ver la vida desde la derrota y la frustración.
Bajar a los infiernos del dolor es un acto sanador que nos libera y desata la verdad, la
bondad y la belleza que están esperándonos como tesoros ocultos por los que
vendemos todo para ganarlo todo. En ese proceso descendente-ascendente deberemos
trabajarnos las siguientes actitudes:
- Dejar a Dios y a la acción de su gracia, el campo libre para que hagan en nosotros
lo que, por nuestras solas fuerzas, es imposible.
- No dramatizar nuestro sufrimiento, sino ser conscientes de que es parte del
sendero de la vida.
- Buscar la verdad acerca de las causas de nuestros sufrimientos y de las soluciones
que nos vienen de la sabiduría que viene de lo Alto.
- Darse cuenta de las necesidades emocionales básicas (sentirse amado, ser
significativo y sentirse seguro) y tratar de darles solución.
~ 104 ~
- Recordar que la auténtica autoestima procede de verse a sí mismo con los
mismos ojos compasivos con los que nos mira Dios.
- Conectarse con nuestros propios sentimientos y la auto-percepción que nuestros
sufrimientos originan dentro de nosotros.
- Dar a nuestros sentimientos palabra y expresión verbal, mientras los exponemos
delante de un Dios que nos ama tal y como somos.
- Si nos sentimos víctimas de abusos, darnos cuenta de que somos “víctimas” y no
permitir que la culpa malsana se instale dentro de nosotros.
- Hacer una lista de los abusos de los que somos víctimas y decidir perdonar a quien
nos hizo daño, analizando los elementos de la lista, uno a uno.
- Permitirse llorar por todo lo que nos ha hecho daño, escribiendo por cada una de
nuestras penas la palabra: “se acabó”.
- Recordar que toda sanación es un proceso, no un acontecimiento puntual. Lo
importante es haber tomado la decisión de perdonar incondicionalmente.
- Prepararse adecuadamente para convertirse en agentes de perdón y sanación
para los demás. Ser sanadores heridos nosotros mismos.44
No hemos nacido para la frustración ni para la infelicidad crónica. Nuestra vida ha estado
concebida por el Creador para ser vivida en plenitud45 y para disfrutarla en al ámbito de
la libertad y la felicidad. Es verdad que el dolor nos visita con frecuencia. Pero una cosa
es el dolor como parte de nuestra naturaleza efímera y limitada, y otra l sufrimiento que
nos infligimos a nosotros mismos de manera cruel y autodestructiva.
“Nos deslumbra el mundo de la cosmética, la moda, las tendencias en
las pasarelas, de los fans y de las estrellas. Se cotiza más la cáscara
que el corazón... Tenía razón Ortega y Gasset cuando decía: “la vida
humana es en su propia sustancia y en todas sus irradiaciones
creadora de modas, o, dicho en otro giro, es esencialmente “modi-
ficación”. ¿La vida humana?... Acaso toda vida.”46 Algo huele a trivial
en el ambiente. Nuestro mundo está en seria necesidad de una
alternativa que nazca del corazón. Debemos decirle al hombre
agitado: “no te engañes, la bombilla es importante pero lo que
necesitas es la luz”. ¡Reconstruyamos desde dentro el puzle en el que
vivimos! “No se ve bien si no es con los ojos del corazón”. Para ver
bien con el corazón debes verte tal y como eres: limitado, sí, pero con
44 June Hunt, “Verbal and Emotional Abuse, Victory Over Verbal and Emotional Abuse”, Rose Publishing,
Torrance (California), 1984, pp. 71 & 75-79 45 “He venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia.” (Jn 10, 10 46 Ortega y Gasset, “Estudios sobre el Amor”, Alianza Editorial, Madrid, 2002, p.164
~ 105 ~
un universo de posibilidades infinitas que te invitan a crecer. Ahora
que el hombre ha llegado a Marte, debería aspirar a llegar al
corazón... ¡el viaje más largo!”
DÍA SESENTAISIETE
Desde un abismo te invoco,
Desde el acantilado de mi soledad.
Busco en la noche tu luz
Y no diviso más que las tinieblas.
Mis certezas parecen árboles
Escondidos entre la niebla.
No sé adónde encontrar refugio
Cuando todo a mi alrededor
Parece tambalearse al ritmo de un terremoto.
Quisiera incluso maldecir mi persona.
Pero desde dentro me visita un susurro
De ángeles que se pasean por doquier
Y dejan escrito el mensaje
De que ya todo está bien,
Aunque mi impertinencia
Se empeñe en negarlo.
Un armonía invisible flota
Anunciando la paz en mi cacofonía
Y en mi desorden fragmentado.
¡Ven y sálvame, Dios mío,
Y tiéndeme tu mano!
Que yo me acerque a tu altar,
Al altar de tu señorío,
Al altar del Dios vivo
Que alegra y renueva mi juventud.
Acepta el sacrificio de mi densa noche
Y abraza con tu ternura
El regalo total de mi alma desnuda.
Al leer y releer este poema-oración, pensemos en la realidad que expresan esas palabras.
Porque antes o después, tarde o temprano, todos pasamos por ciertas pruebas y crisis a
~ 106 ~
través de las cuales nuestras certezas se desvanecen, y las dudas se posan sobre el
horizonte de nuestra esperanza.
En momentos así debemos redoblar, a base de voluntad activada por la fe, el deseo que
en el pasado dio sentido a nuestra vida. Crecer no es dejar de sufrir, sino darle sentido al
sufrimiento, tomarlo como la materia prima con la que ayudamos a Dios a hacer de
nosotros la obra de arte que Él soñó que podemos ser desde la creación del mundo.47
Para salir del atolladero hay que nombrar el dolor, la crisis, sus causas, las dudas, las
razones que tengo para seguir creyendo y esperando, y las certezas que en otro tiempo
alimentaron mis ganas de vivir. Todo esto es parte de nuestra experiencia existencial con
la que ayudamos a Dios a desarrollar en nosotros y a través nuestro lo que de Él recibimos
en cada momento de nuestra vida. Solamente así seremos de verdad personas bien
integradas, totalmente humanas y totalmente ‘divinas’.
“La filosofía griega estaba guiada por el mito del “ciclo de eterno
retorno” por el que todo, en la naturaleza y la historia humana y
personal, está sometido a la repetición. Sorpresivamente también el
Qohelet parece hablar en esos términos: “nada hay nuevo bajo el
sol... lo que fue eso será, lo que se hizo, se hará. Nada nuevo hay bajo
el sol.” (1, 9) Pero este autor quiere decirnos que no nos sometamos
a un fatalismo que nos lleve a la pasividad, sino que confiemos en el
Dios que es el único que nos sacará de esa rutina fatalista: “Basta ya
de palabras. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus
mandamientos, que eso es ser hombre cabal. Porque toda obra la
emplazará Dios a juicio, también todo lo oculto, a ver si es bueno o
malo.” (12, 13)
Contrariamente al Dios fatalista de los griegos y de muchos pueblos
paganos, el Dios de la Biblia revelado en Jesucristo, es el Dios de las
sorpresas, no de las repeticiones pasivas, fatalistas y rutinarias.
Siempre manifiesta un más allá, un horizonte nuevo, un nuevo nivel
de conocimiento, de capacidad de amar y de generosa entrega.
Jesús nos presenta a un Dios Padre de todos que nos anima a estar
siempre confiados en su Providencia.48 El Dios de Jesucristo da
47 Cfr. Ef. 2, 10 48 Mc 6,25; Lc 12, 22-34
~ 107 ~
respuesta al deseo humano, enraizado en el corazón, de vencer el
mal. De hecho ya ha sido vencido en nuestro Bautismo.49 El Dios de
Jesucristo da respuesta a ese deseo humano de vencer a la misma
muerte, y ya la hemos vencido.” 50
DÍA SESENTAIOCHO
Alguien escribió este texto: “He vivido siempre buscando la perfección en mí y en los
demás. Jamás lo he logrado, a pesar de los esfuerzos realizados. Al querer ser yo
perfecto, sólo consigo estar disgustado conmigo mismo. Al buscar la perfección en
otros, creyendo que es por su bien, sólo logro que se vuelvan contra mí, ya que no
aceptan críticas. Y cuando lo hago me creo que es por su bien que lo hago, pero es muy
posible que l0o haga por mi propia comodidad en mis relaciones con los otros.”
“No he aprendido todavía a vivir con las imperfecciones y limitaciones que habitan
dentro de mí y en los demás. Señor, dame claridad de pensamiento para comprender
esto, tenerlo siempre presente en mi vida, para no exigirme a mí mismo ni al resto del
mundo perfección; porque sólo Tú, Señor, eres perfecto.”51
El perfeccionismo es la trampa de los inseguros que viven intranquilos por
experimentarse a sí mismos y al resto de las personas y de las circunstancias, desde el
ángulo de lo finito, limitado, inacabado, imperfecto.
Desafortunadamente la moral cristiana ha hecho mucho daño al inyectar en el corazón
humano la perfección como categoría moral, requerimiento esencial para se amado por
el Dios Perfecto, que pide perfección.
Pero la perfección no es un estado, sino una tarea. No es una obsesión, sino una meta
que coincide con el proceso mismo de crecer.
Cuando Jesús habla de que debemos ser perfectos, lo hace en el contexto de la
misericordia y la bondad del Dios Bueno que hace bajar la lluvia y los rayos del sol sobre
todos, buenos y malos. Por tanto, el concepto de perfección no tanto moral, cuanto de
actitud esencial por la que llegamos a armonizar y unir los contrarios por medio de la
bondad.
49 Rm 6, 11 50 Rm 6, 4 51 Memo de Goerge Busse, 1975
~ 108 ~
Muchos problemas de ira, resentimiento, incapacidad de perdonar, etc., provienen del
pensamiento irracional según el cual solamente es digno de ser amado lo que es perfecto
y cabalmente acabado. Obviamente semejante concepción se chocará persistentemente
contra la realidad evidente de la imperfección.
Por eso deberemos aprender a gozar de la vida tal y como es, anclados en cada
momento, viviendo la rutina con grados elevados de capacidad de soñar, disfrutando de
las cosas sencillas, de la amistad, de la alegría de vivir simplemente porque estanos vivos
y podemos seguir caminando abiertos a la esperanza.
Los perfeccionistas deben tomarse en serio las palabras del Maestro que nos invita a ser
sencillos, espontáneos y confiados, como niños en brazos de sus padres y madres. En
definitiva, hemos de identificar el perfeccionismo como idolatría que nos impide adorar
al Dios Vivo que nos ama no porque seamos perfectos, sino porque somos sus hijos. Es
su amor, persistentemente ofrecido y permanentemente recibido, el de verdad nos va
acercando a la perfección.
“Un discípulo se dirigió al Abba Josafat: Padre, yo acostumbro a ayunar,
rezo y medito frecuentemente, intento vivir en paz con los demás, trabajo
para purificar mi pensamiento, ahora dime, ¿qué más puedo hacer?
Entonces Josafat se puso en pie, levantó sus manos al cielo y sus dedos se
convirtieron en diez llamas y dijo: ‘Si tú quieres, puedes prenderte fuego’”
“Dios no es un concepto filosófico, ni una idea teórica, ni un sistema de
pensamiento. Dios no es esa fuerza cuasi-mágica a la que puedo domesticar
a mi capricho. Dios es ante todo una experiencia vital que remueve en mí
todo mi ser transformando mi humanidad en su luz. Es el fuego
incandescente por el que prendemos fuego a nuestro ser, matamos lo que es
hojarasca, y resurgimos como criaturas nuevas, como el ave Fénix que renace
de sus cenizas.”
DÍA SESENTAINUEVE
Estamos en medio de un cambio de época; no solamente en medio de ciertos cambios
de una época llamada postmoderna. En la postmodernidad se han perdido los grandes
relatos que nos dieron consistencia y sentido de continuidad en los diferentes eslabones
de la historia tanto social como personal.
~ 109 ~
Por eso asistimos a la fragmentación como manera de percibir la realidad y de
percibirnos a nosotros mismos. Nos quedamos con trocitos de la realidad y no acabamos
de conectarlos con la gran narrativa que los llena de sentido y dirección.
Ante semejante análisis, no podemos quedarnos en la fragmentación desarmonizada
como si se tratase del punto de llegada a ningún lugar, que es lo mismo que abogar por
el nihilismo. Por el contrario, el proceso de crecimiento, sobre todo el personal, deberá
tener como guía y meta el de la armonización integral, fluyendo desde el yo real,
desenmascarado y vulnerable.
Una de las máscaras más herméticamente aferrada a las personas contemporáneas es la
del narcisismo tenaz que vive en la “con-centración” absoluta en la ilusión de una imagen
que hay que alimentar a toda costa, aunque sea el precio de vivir de cara a la galería,
escondiendo lo que realmente somos.
El narcisismo acaba finalmente haciendo un ídolo de la ilusión del ser a base de
pensamientos megalómanos, irreales y desconectados de la realidad personal, social o
cultural.
Algunos signos de narcisismo más o menos enraizado en la persona pueden ser:
- Negación a toda costa de la realidad personal o circundante
- Negación de la necesidad de ayuda, de consejo, de dirección
- Negación de los defectos personales y de los fracasos personales
- Echar la culpa a de los males y fracasos a las circunstancias o a otras personas
- Necesidad casi compulsiva de exhibirse ante los demás
- Aparentar tener amigos por todas partes, aunque uno se sienta solo
- Necesidad de estar conectado, aunque no necesariamente “relacionado”
- Necesidad de obnubilar a otros a base de contar la realidad de modo exagerado
- Rechazo casi compulsivo de cualquier llamada de atención o corrección
- Desconexión irresponsable de lo que es realmente nuestra responsabilidad
Obviamente hay muchos otros signos de narcisismo que cada uno de nosotros podría
añadir a la lista. Lo que importa es aprender a autoevaluarse, a ponerse en perspectiva
para examinar nuestras acciones y actitudes, nuestros hábitos y patrones de conducta,
de manera que amanezca desde dentro el yo real y desenmascarado.
~ 110 ~
La autentica verdad – por paradójico que parezca- es que nuestra fortaleza radica en la
vulnerabilidad. Es ahí donde aprendemos a conquistar el narcisismo y todo lo que, dentro
y fuera de nosotros mismos, llamamos “el mal”.
Analizarse, observarse, tener la valentía de tomar decisiones dolorosas, desaprender los
hábitos y actitudes viciadas por el tiempo y la rutina aprendida, atreverse a confrontar
las tinieblas con la luz de la sabiduría… Eso es vivir de verdad, tner vida en abundancia.
“Aunque existe en mí el deseo de hacer el bien, no puedo;
Hago lo que no deseo y omito aquello que realmente deseo
hacer. Así que no soy yo quien actúa sino el mal que habita en
mí. Así que encuentro esta regla: que siempre que quiero
hacer el bien, es el mal quien me somete. Dentro de mi
corazón amo intensamente la ley de Dios, pero me doy cuenta
de que actúa en mí otra ley opuesta. Y ambas están en lucha.
Y así me siento dentro de la ley que me somete porque está
dentro de mi naturaleza. ¡Qué desgraciado soy! ¿Quién me
librará de esta naturaleza inclinada a la muerte? Dios, gracias
sean dadas a Él por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. Así
que con mi mente obedezco la ley de Dios pero en mi
naturaleza desordenada obedezco a la ley del pecado.” 52
DÍA SETENTA
Comenzamos co0n esta experiencia: “El divorcio de mis padres concluyó el fin de semana
que me gradué en la universidad. Traté de pasar la siguiente década de mi vida tratando de
comprender lo que había perdido, y sintiendo como si tuviera que comenzar cada encuentro
personal con un descargo de responsabilidades: estoy herida, estoy destruida, no puedo
más. Gradualmente descubrí mi verdadera identidad a través de las enseñanzas de la Iglesia
Católica y el amor de Dios, que generosamente Él me compartió a través de otros. Aprendí
que después de todo no son mis heridas las que me definen, sino el amor.”53
Todos hemos sido heridos. Posiblemente todos hemos herido a otros. Es parte de la
dinámica del encuentro personal que, tarde o temprano, se ve salpicado por los
conflictos.
52 Rm 7, 18-25 53 Revista COLUMBIA de los Caballeros de Colón, Agosto 2014. Artículo de Shaina Tanguay-Colucci,
“Curar las Heridas”.
~ 111 ~
En todo conflicto hay siempre un aspecto doloroso que debemos confrontar con el
bálsamo de la comprensión. La huida del conflicto, en lugar de solucionarlo, lo que hace
es aumentarlo y hacer que las heridas sean cada vez mayores. Tan grande pueden llegar
a ser que podemos llegar a percibir que soy lo que las heridas me dictan: una mala
persona, alguien rechazado, basura abandonada en un rincón del universo,. Etc.
Sólo el “des-centramiento” de nosotros mismos y la experiencia de ser amados sin
ningún mérito personal, solamente por lo que somos, nos devuelve la alegría de ser lo
que de verdad somos y, más importante aún, de lo que podemos y estamos llamados a
ser.
Hoy asistimos a la elaboración ambiental, en nuestra sociedad postmoderna, de una mal
llamada “terapia del silencio”. Según esta terapia, el silencio acerca de problemas,
conflictos, etc. elimina el dolor y sana las heridas en el transcurso del tiempo. Pero eso
es una quimera, una actitud cobarde ante la vida, pues nos repliega sobre nosotros
mismos y nos lleva a aumentar la herida y el dolor que ella produce por efecto de la
imaginación que se vuelve enfermiza.
Sólo la seguridad de saberse amado incondicionalmente, y de dar ese amor a los demás,
nos lleva a la vida plena.
Alguien puede objetar con toda razón: ‘yo no he sido amado lo que de verdad hubiera
necesitado’. Es una objeción justa si partimos de la convicción de que el amor no es teoría
sino una experiencia. Sin embargo tenemos una convicción aún más profunda: ‘la
decisión continuada y persistente, produce amor’. Juan de la Cruz lo decía de forma
poética: “Allí donde no hay amor por amor y encontrarás amor”.
“Un sacerdote predicaba a una asamblea. Era domingo. La lectura del
evangelio hablaba de la invitación de Jesús a estar reconciliados con
todos antes de venir a la Iglesia para ofrecer un sacrificio. El
sacerdote, con voz segura y firme decía: “Hay que perdonar hoy
porque mañana puede ser tarde”. Mientras repetía con todo el
énfasis eso de “hoy, hoy”, vio que uno de los feligreses, conocido
suyo y que frecuentaba cada domingo la Eucaristía, dejó su asiento y
sin hacer siquiera la genuflexión ,salió de la Iglesia avanzando por el
pasillo desde los primeros bancos hasta la puerta. El sacerdote quedó
perplejo, pensando qué podría haber dicho que molestara a este
~ 112 ~
hombre. Al día siguiente decidió llamarle personalmente y
preguntarle acerca de lo ocurrido. Entonces el feligrés, llamado
Francisco le dijo: “Lo que ocurrió fue que cuando usted gritaba con
fuerza aquello de “hoy, porque mañana puede ser tarde”, me vino a
la mente un hermano mío con quien he estado enemistado desde
hace 15 años a causa de un conflicto. Así que decidí salir de la Iglesia,
me acerqué a la primera cabina telefónica, hablé con él y quedé en
viajar aquella misma tarde 200Kms para vernos. Cenamos juntos,
hablamos de nuestras cosas y hoy me siento feliz. Nos hemos
reconciliado”.
DÍA SETENTAIUNO
Para que una persona esté bien integrada a nivel psico-espiritual es necesario que esté
en búsqueda de su centro y de su dirección existencial. Quien ha encontrado su centro y
su dirección, podemos decir que ha encontrado la piedra filosofal con la que hará posible
la obra de arte de su transformación gradual en aquello que está llamado a ser, aquello
que puede llegar a ser.
La persona sin conexión vital con su centro está abocado a la inseguridad, la indecisión y
una serie de inconsistencias que tarde o temprano le pagarán malas pasadas. La persona
sin sentido vital será un vagabundo sin destino. Pero si llega al menos a vislumbrarlo se
convertirá en un peregrino con clara visión de su destino.
Cuando nos fallan los recursos interiores, nuestra espiritualidad queda anestesiada e
inmovilizada. Es entonces cuando “es grande el riesgo de ceder a la tentación más radical
del odio, del deseo de venganza o de la desesperación más radical; el riesgo de
transformar el sufrimiento en violencia y, por tanto, de reproducir indefinidamente el
mal, de entrar en su juego sin darse cuenta.”54
Solamente quien está bien asentado en el yo real saca las fuerzas y la sabiduría necesarias
para vencer el mal a fuerza del bien. Etty Hillesum, la muchacha que supo convertir el
sufrimiento del campo de concentración de Auschwitz en obra maestra de belleza y
bondad, escribía en su diario: “Tendré que hacer mucho bien a mi alrededor para
compensar todos estos atropellos.” (I, p. 173) Es así como ella iba buscando el sentido
de su vida y ayudando a otros a encontrar el suyo, en medio de aquel caos de noche
oscura.
54 Sylvie Germain, “Etty Hillesum”, Sal Terrae, Santander, 2004, p. 120
~ 113 ~
Para Etty Hillesum aquella experiencia de aparente sinsentido se fue convirtiendo en una
auténtica experiencia espiritual y mística por medio de la cual dedujo que su vocación
era ayudar a Dios a ser Dios: Adoptaré como principio ayudar a Dios en lo posible, y si lo
consigo, pues entonces también estaré disponible para los demás.” (I, p. 161) Ella lo
transformó todo de arriba abajo, transmutando el sufrimiento en alegría, transfigurando
el mal en bondad, en amor, en esperanza.55
Es bueno que reflexionemos acerca de hasta qué punto estamos bien consolidados en
nuestro mundo interior de convicciones que sostienen nuestra vida. Y también es bueno
reflexionar acerca de cuál es la dirección que está tomando nuestra existencia, para ver
si realmente está bien acompasada con la vocación o llamada interior por la cual
estaríamos dispuestos a venderlo todo para ganarlo todo
“Necesitamos la concentración y la disposición para hacer lo
pequeño de manera sublime, poniendo mucho amor, al estilo de
Teresa de Lisieux. Un discípulo preguntaba a su Maestro: “Maestro,
¿qué es el zen?” Y el Maestro respondió: “¡limpia el jardín!” A veces
nos perdemos en palabras y disquisiciones bonitas, pero no
acabamos de aterrizar y empezar a “limpiar el jardín”.
Los japoneses tienen el arte floral llamado “ikebana”, que consiste en
disponer armoniosamente flores en un jarrón y mantenerlas bellas y
con vida. Esto debería ser imagen de nuestra ascesis entendida como
superación del egoísmo, dando muerte al hombre viejo para que
nazca la belleza interior. Hemos de estar atentos a las oportunidades
de la vida sencilla y ordinaria.
Deja de lamentarte, vive el presente, desenchúfate emocionalmente
del pasado, vive el “age quod agis” el “aquí y ahora”. Éste es el
camino de la madurez. Dios habita en la realidad. Dejemos pues de
soñar despiertos. El gesto de contraer los labios y sonreír es también
un hermoso gesto ascético si lo hacemos con amor.”
DÍA SETENTAIDOS
Uno de los enemigos de nuestro crecimiento personal es la negación de la realidad, la
negación de la verdad. Es interesante ver cómo personas hechas y derechas, a veces
incluso personas de representatividad religiosa, se esconden en la mentira tratando de
55 Sylvie Germain, “Etty Hillesum”, o.c. p. 125
~ 114 ~
ocultar la verdad a base de máscaras y pseudo-personalidades aprendidas a lo largo de
su desarrollo humano.
La verdad nos hace libres, y sólo crecemos hacia la verdad cuando somos humildes. Por
eso Teresa de Jesús tenía toda la razón cuando definía la humildad como “caminar en la
verdad”. La verdad es siempre amiga de nuestro crecimiento, aunque el aceptarla resulte
doloroso.
La humildad nos devuelve siempre al realismo, a la realidad de lo que somos, para ir
integrando cada aspecto de nuestra personalidad. La humildad se convierte así en
plataforma para nuestro proceso de crecimiento, de vuelta a casa, al centro del yo real.
Ello requiere simplificar las actitudes, ser más humanos, llegar a ser tan simples como un
niño en las manos de su madre.56
Para negar la realidad usamos ciertos mecanismos de defensa tales como:
- La racionalización de lo que sabemos no es correcto. De esa manera aparentamos
calmar nuestra conciencia, aunque tarde o temprano debemos confrontar la
mentira que nos habita.
- La idealización de la realidad, intentando convencernos de que efectivamente
todo está bien y no hay nada que cambiar. Esta idealización es una forma de
narcisismo megalómano que construye una pantalla de supermán frente a
aquellos que cuestionan ciertos aspectos de nuestra vida o de la realidad que nos
afecta.
- La negación por medio de la cual tapamos el ojo del corazón para no ver
realidades que nos condenan o ponen en entredicho nuestras convicciones
equivocadas.
- La persecución de aquellos que intentan descubrir la verdad, sea cual sea el
ámbito en que ésta se encuentre.
- La evasión a base de consumir drogas, alcohol, adicciones variadas y maneras de
compensar la inseguridad que nos causa la verdad en sí misma.
- La penalización y victimización de los que creemos culpables de la verdad que nos
hace sufrir. De esa manera nos convertimos en verdugos insensibles a dolor
ajeno, con tal de que nuestro “ego” quede a salvo.
La triste realidad es que las apariencias y las máscaras queman la vitalidad de las
personas; nada de ser humanos como los demás. Por eso deberíamos volver una y otra
vez al punto de partida socrático: “gnosce te ipsum” (“conócete a ti mismo”). Para
56 Salmo 130
~ 115 ~
Sócrates la Verdad está dentro de cada persona. El educador sería pues una especie de
partera o comadrona que ayuda a dar a luz la verdad. Cada persona estaría como preñada
de verdad. Lo que podemos aprender de él es que, en efecto, la verdad acerca de quién
soy yo está dentro y no fuera de mí mismo. Solamente con mirada profunda y amorosa
podré encontrarla. Una vez encontrada, como dice Jesús en el Evangelio, conoceré la
verdad y la verdad me hará libre.
Una santa de nuestros días habla de la humildad en esto términos: “El conocimiento de
Dios produce el amor y el conocimiento de sí mismo produce la humildad. La humildad es la
verdad. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Si estamos convencidos de ello nunca
alzaremos la cabeza con orgullo. Si sois humildes nada os alterará; ni la alabanza ni el
oprobio ya que sabéis lo que sois. Si os censuran no os desanimaréis por ello. Si dicen que
sois santos, no os pondréis sobre el pedestal. El conocimiento de ti mismo te lleva a
arrodillarte.” 57
“Una persona es humilde cuando camina en la verdad conociéndose
y apreciándose realmente por lo que es. Y de hecho cualquiera que se
vea y se aprecie de sí mismo tal cual es, no tendrá dificultad alguna
en ser humilde, ya que dos cosas resultarán evidentes para él: en
primer lugar se hará patente la degradación, miseria y debilidad de la
naturaleza humana como resultado del pecado original. De los
efectos del pecado original nadie quedará completamente libre en
esta vida por muy santo que llegue a ser. En segundo lugar esta
persona descubrirá la inmensa grandeza del amor de Dios tal y como
Él es y su superabundante amor por cada persona. Frente a
semejante amor y bondad los sabios se quedan balbucientes como
locos, y los ángeles y los santos se quedan ciegos de gloria. Así de
poderosa es esta revelación de la naturaleza de Dios”. (Tomado de “La
nube del no saber”)
DÍA SETENTAITRES
Gabriel García Márquez escribió esta bella historia que nos habla de la urgente tarea que
cada uno de nosotros tenemos en la vida: la de salir de nuestra fragmentación y ruptura
interior para llegar a la reconstrucción armónica de lo que somos, comenzando por lo
más profundo del ser. Solamente desde la sencillez de un niño que se empeña en buscar
las conexiones aparentemente desconectadas, podemos llegar a la meta final de brillar
57 Teresa de Calcuta y Roger de Taizé, “La Oración, Frescor de una Fuente”, PPC, Madrid, 1992, p.84
~ 116 ~
desde la esencia más pura para que todo a nuestro alrededor sea también armónico y
bien estructurado. Leamos y saquemos las consecuencias
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a
encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de
respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a
ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a
jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo
de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa
con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y
junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: "como te gustan los
rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie".
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así.
Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.
- "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".
¡Al principio el padre no creyó en el niño! Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera
conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico
levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.
Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus
debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el
padre preguntó con asombro a su hijo:
- Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?
- Papá, respondió el niño; yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el
mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un
hombre. Así que di vuelta A los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí
sabía cómo era. "Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que
había arreglado al mundo".
MORALEJA: “para arreglar el mundo, hay que arreglar al hombre”. ¿Qué áreas de mí
mismo necesitan ser revisitadas y redimidas? Cuáles son los miedos que me impiden
hacer ese viaje hacia adentro? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para que mi ser real se ponga
de pie y reclame ante el mundo su dignidad a veces perdida o avasallada por los demás
o por mí mismo?
~ 117 ~
DÍA SETENTAICUATRO
Hoy nos regalamos esta bella mediación acerca de la integración de nuestro ser esencial,
guiados por el gran maestro de almas que fue Gandhi a quien se le llamaba Mahatma,
que significa “Alma Grande”. ¡Aprendamos a tener un alma grande!
Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.
Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo,
y todo lo que es tuyo vendrá a tus manos en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.
Espera con paciencia a que maduren los frutos para apreciar debidamente su dulzura.
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida cicatrizada.
No rememores dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!
De ahora en adelante procura construir una vida nueva,
dirigida hacia lo alto, y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.
Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene. Recuerda que “cada día tiene su propio afán”.
Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad;
una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.
Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona,
despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de los que te rodean.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido,
iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.
Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría,
todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.
Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida.
~ 118 ~
El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.
No existen trabajos humildes; sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.
Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo.
Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos,
quizás necesitemos hacer un alto en el camino y un cambio radical en nuestras vidas.
Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos.
No te des por vencido. Si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.
Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros,
y esas decisiones son de lo que se trata la vida.
Que este día sea el mejor de tu vida. (Mahatma Gandhi)
DIA SETENTAICINCO
En medio de la alegría de vivir y de crecer, experimentamos el dolor de las heridas y de
esa “ausencia” inmensa del Otro con letras mayúsculas, al que llamamos Dios.
La ausencia de Dios en nuestra vida es un dato que, de forma más o menos continuada,
todos experimentamos. No es que Dios juegue al escondite para hacernos sentir mal,
pues Él es el “siempre presente” cuya morada principal está en cada persona, pues
somos su obra de arte por excelencia. ¿En qué consiste pues la ausencia de Dios?
Los místicos nos hablan de la noche oscura, de la ausencia, de ese aparente vacío
existencial en el que pareciera que se difuminan las grandes convicciones y se tambalean
los cimientos del ser. La experiencia de abandono que tuvo Jesús en la Cruz, es
significativa en este sentido, pues era a la vez ser humano e Hijo del mismo Dios.
Hablar de ausencia de Dios no es lo mismo que hablar de su desaparición. Se trata más
bien de nuestra incapacidad de entender sus senderos, de descifrar el sueño que tiene
para cada uno de nosotros desde antes de la creación del mundo.
La ausencia de Dios, la noche oscura, son conceptos que nos hablan de la cercanía de
Aquel que es por antonomasia ‘presencia infinita’. San Agustín define a Dios como ‘El
Afuera que está dentro’. Por tanto la ausencia o la noche no son más que categorías de
nuestra percepción limitada del que es siempre mayor, el Misterio al que llamamos Dios.
~ 119 ~
El libro bíblico de Ester, del siglo II a.C., habla de la noche profunda del pueblo de Israel
en un momento dado, cuando el rey Asuero de Persia estaba dispuesto no solamente a
perseguir sino a exterminar al pueblo judío, lo cual supone un precedente de lo que en
la primera parte del siglo XX ocurriría con el Nazismo. Ester significa ‘la escondida’, en
clara referencia al Dios escondido en aquellos momentos cruciales.
El libro de Ester en ningún momento nombra a Dios, es el gran ausente nominal; y sin
embargo todo el relato está como abrazado por la presencia luminosa pero oscurecida
en medio de los avatares histórico; y al final vence el Bien.
Algo parecido sucedió con los judíos en tiempos de Hitler. La resistencia de quienes se
opusieron al mal, en medio de la aparente noche oscura de la humanidad y de la ausencia
de Dios, hizo que finalmente se demostrara que el Bien, el Amor y la Verdad son las que
tienen la última palabra, que es la Palabra del Dios de Jesucristo.
Esta experiencia de ausencia divina se da también en nosotros, no precisamente como
castigo, sino como incapacidad de adecuar nuestra fragilidad con su fortaleza, nuestra
vista con su luz infinita, nuestra ignorancia con su sabiduría sin límites, nuestro pecado
con su misericordia sin ocaso.
En esos momentos de ausencia, lejos de tirar la toalla y apartarnos del primer amor, lo
que estamos llamados a hacer es alimentar la llama de fuego que ardió en el pasado
como claridad, e invocar en la noche la fuerza del aparentemente Ausente. Porque al
final brillará su luz.
Ésta fue la experiencia de un judío anónimo que pasó la guerra escondido en una cueva
de Colonia y que escribió en una de las paredes de su escondite: “Creo en el sol aunque
no brille. Creo en el amor aunque no me rodee. Creo es Dios aunque esté callado.”58
Una cosa es experimentar el silencio de Dios, y otra tratar de silenciarlo
sistemáticamente. La sociedad occidental ha caído precisamente en la trampa de querer
silenciarlo, intentando apagar su voz que nos habla en la conciencia. Pero esa voz, tarde
o temprano, será más fuerte que la represión infligida a su nombre. La última palabra le
corresponde a su Amor.
“Pocos días después de los atentados del 11 de Marzo de 2004 en
Madrid, aparecía en los medios de comunicación un padre de origen
58 Citado en el libro de Sylvie Germain, o.c., p. 160
~ 120 ~
ecuatoriano, apenado y lloroso. Le habían matado a su hijo todavía
muy joven. Me impresionó la actitud del padre ante las cámaras,
abrazando en su pecho una cartera azul con los enseres de su hijito
en el momento del atentado, el reloj, unos cuadernos... como si ella
personalizara el abrazo que ya no podrá dar aquí en la tierra al hijo de
sus entrañas. En medio de ese escenario, el padre decía: “Mi hijito era
todo lo que yo tenía, él quería ser un artista y por eso nos vinimos a
España; quería ayudarle, le estaba dando mi propia vida... pero me lo
han matado esos asesinos”. Y mientras decía eso la emoción le subía
del corazón hasta la boca.
Pensé que esa escena es perfecta imagen del amor de nuestro Dios
para nosotros en su Hijo Jesucristo. Dios se hubiera gozado en que no
hubieran matado a su Hijo. Lo envió no para morir en la cruz, sino
para que fuera la manifestación perfecta de su amor por cada uno de
nosotros, pero el final fue dramático: murió en la Cruz. Ahí estaba el
Padre amándonos en el Hijo... La cruz fue consecuencia del amor sin
límites; y el amor venció a la muerte. Por eso ocurrió lo inevitable: la
Resurrección. Si Jesús hubiera muerto con odio y rencor hacia sus
adversarios, la resurrección no hubiera sucedido. La resurrección nos
habla del triunfo final del amor.”
DÍA SETENTAISEIS
Llenamos la mente de pensamientos irreales y fantasiosos que se convierten en
obsesiones autodestructivas. No todo vale, ya que hay pensamientos que son como los
virus dentro del disco duro de una computadora: nos dejan la mente dañada y todo lo
que de ella sale es disfuncional, distorsionado y fragmentado.
Depende de nosotros mismos pensar de una manera positiva o negativa. La vida nos
regala a diario experiencias, acontecimientos, personas, alegrías y penas, como la
materia prima para una obra de arte que consiste en ser la persona que estoy llamado a
ser. Y para ello hay que tener visión, hay que dejarse llevar de un paradigma que enfoque
la mirada de mi ojo interior para descubrir y ser fiel al sentido de mi vida, pase lo que
pase.
“Un paradigma no es más que un modo de ver una circunstancia o la vida en general.
Algunas personas ven el vaso de la vida medio vacío. Lo optimistas lo ven medio lleno.
~ 121 ~
Interpretan la misma circunstancia de manera distinta porque han adoptado un
paradigma distinto. Un paradigma es, básicamente, la lente a través de la cual ves los
acontecimientos de la vida, tanto internos como externos… Para mejorar drásticamente
la calidad de tu vida debes cultivar una nueva interpretación de por qué estás aquí en la
tierra.”59
Lo hemos repetido hasta la saciedad: no habrá cambio, transformación o conversión,
mientras siga pensando de la misma forma, mientras siga anquilosado, anclado en mis
miedos, mis resentimientos del ayer o mis ansiedades por una mañana que no está en
mis manos controlar.
Jesús de Nazaret es bien claro en su discurso, cuando los judíos se ponían nerviosos ante
su postura de libertad interior ante las leyes y las tradiciones: “Nadie pone un remiendo
de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo al encogerse tira de él,
lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor. Y nadie echa vino nuevo en odres
viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino y también los odres;
sino que se echa vino nuevo en odres nuevos.”60
Para crear un paradigma nuevo acerca de nosotros mismos hemos de descentrarnos
imaginariamente de lo que somos, como si nos estuviéramos viendo desde fuera, y tratar
de ser amablemente críticos acerca de nuestros pensamientos, nuestras actitudes,
nuestras reacciones, nuestras acciones y hábitos.
Desde ahí, hemos de pedir la luz del Espíritu para que nos dé una mente y una actitud
nueva que nos conecte con lo que podemos ser, con lo que de verdad Dios quiere que
seamos. En otros palabras, se trata de conectarnos con el sueño que Dios ha trazado
para cada uno de nosotros desde antes de la creación del mundo. Ese sueño divino será
nuestro paradigma, guiados por estas palabras: “Porque yo sé los planes que tengo para
vosotros--declara el Señor-- `planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro
de esperanza.” 61
Una vez centrados en el nuevo paradigma, hemos de ponernos manos a la obra por
medio de la voluntad y la autodisciplina, que son regalos del Espíritu santo para quienes
creen, según lo que dice San Pablo: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz,
59 Robin Sharma, “El Monje que Vendió Su Ferrari, Una Fábula Espiritual”, Harper Collins Publisher,
Barcelona, 2014, p. 188 60 Mc 2, 21-22 61 Jer 29, 11
~ 122 ~
paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que
condene estas cosas.”62
Hablando de la disciplina y el dominio de sí mismo, podemos aprender algo importante
de este texto: “Mediante el acero de la disciplina, forjarás un carácter colmado de coraje
y de paz. Mediante la virtud de la voluntad, estás destinado a alcanzar el más alto ideal
de la vida y a vivir en una mansión celestial llena de cosas buenas, de vitalidad y alegría.
Sin ello, estás perdido como un marino sin brújula, ese marino que al final se hunde con
su barco.”63
Vivir en plenitud es una decisión que tomamos cada vez que examinamos nuestro ser
profundo y decidimos encaminarlo hacia la luz.
“Cuando me siento feliz y contento, reconciliado conmigo mismo,
puedo decir que mi batería existencial está bien recargada. Entonces
me siento a gusto con mi trabajo y mis relaciones humanas derrochan
vitalidad, alegría, comprensión y amor. Incluso mi aspecto externo
cambia y tiendo a mostrarme transfigurado con una luz que nace de
dentro.
Las personas a las que llamamos “felices” raramente tienen que
demostrar nada a nadie, ni defenderse de nada, justificarse o
competir, ni tendrán la más ligera inclinación al suicidio.
No se trata de buscar que la vida nos sonría siempre, ignorando que
el dolor o la dificultad existen. Pero cuando dejamos en libertad la
alegría de ser lo que realmente somos, entonces llegamos a
comprender que Dios puede pedirnos cosas difíciles; pero jamás
quiere de mí la depresión, la ansiedad, o el negativismo.”
DÍA SETENTAISIETE
Aprender a agradecer es comenzar a sanar las heridas del pasado. Dar gracias no es un
sentimiento, sino una decisión que se convierte en un sentimiento cósmico de gratitud
por todo y en todo momento.
Ser agradecido no se improvisa. Hay palabras huecas de acción de gracias que en realidad
no son sino expresiones de cortesía por medio de las cuales podemos salir al paso para
62 Gal 5, 22-23 63 Robin Sharma, o.c. p. 160
~ 123 ~
quedar bien, pero nada más. Pero ¿cómo aprendemos a ser agradecidos? Y la respuesta
es tan simple como ésta: desarrollando la memoria histórica por todo aquello que forma
parte de lo mejor que somos hoy, gracias a lo que, doloroso o agradable, fuimos ayer.
Hacer una lista de las cosas bellas, tratando de ir lejos, muy lejos en el tiempo, desde el
momento de nuestro nacimiento, e incluso desde nuestra concepción, nos abre a una
sensibilidad nueva que conecta con la belleza que nos habita y nos rodea por doquier.
El Salmo 139 está cargado de la gratitud por lo que somos como producto de lo que
fuimos en el seno de nuestra madre:
“Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
y me entretejiste en el vientre de mi madre.
¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
Me viste antes de que naciera.
Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara.
Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[b] oh Dios.
¡No se pueden enumerar!
Ni siquiera puedo contarlos;
¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
¡todavía estás conmigo!
Si de verdad limpiamos el ojo del corazón para verlo todo, empezando por nosotros
mismos, desde la gratitud, podremos avanzar a la sanación profunda de todo nuestro
ser.
El enemigo de la acción de gracias es el orgullo y el narcisismo prometeico. El orgullo nos
centra en un yo demasiado pesado que hace depender el valor de la vida en el triunfo a
toda costa, aún a costa de sacrificar la propia felicidad en aras al dios de la egolatría
absoluta.
~ 124 ~
El narcisismo nos centra en la idolatría de nuestra imagen como el absoluto que hay que
defender a toda costa. La persona narcisista no permite que nada ni nadie se atreva a
hacer observaciones que puedan implicar un cambio de actitud, la búsqueda de un nuevo
paradigma o percepción de sí misma.
Por eso, tanto el orgulloso como el narcisista no se arrodillan ante la gratitud, pues todo
le parece poco para saciar su egolatría. La falta de vulnerabilidad les anestesia contra lo
que significa humanidad revestida del sentido de indigencia. Sólo quien ha tocado el
fondo de su indignidad puede derrochar gratitud, pues percibe que en realidad “todo es
gracia”.
Tanto los narcisistas como los orgullosos se mueven a golpe de sus ambiciones. Una
ambición es una obsesión de grandeza desconectada del yo real. Ambición y deseo se
diferencian en algo esencial: mientras la ambición nos lleva a una ilusión, por nos estar
cimentada en la estructura del ser real, el deseo arde desde el ADN personal como llama
de amor viva que no cesa de invitarnos a la excelencia de lo que podemos ser, siempre
basada en la experiencia de lo que somos en el aquí y ahora.
Las grandes personas, por supuesto los santos, lo fueron desde la experiencia de su
limitación desde el aprendizaje del ritual de la reflexión personal para conocerse a fondo
y aprender a renacer de sus propias cenizas. “La fortaleza presupone la vulnerabilidad;
sin vulnerabilidad no hay posibilidad de fortaleza. Un ángel no puede ser valiente, porque
no es vulnerable. Ser vulnerable significa, en efecto, ser capaces de sufrir heridas.”64
Aristóteles decía que “Una vida no reflexionada no es digna de ser vivida.” Y todo
autoconocimiento comienza con un acto de humildad y vulnerabilidad.
Es precisamente desde esta experiencia de la fragilidad como aprendemos a ser fuertes
y sólidamente fundamentados en lo que somos y hacemos. “Todos estamos aquí por una
razón especial. Medita sobre tu propia vocación y sobre cómo puedes darte a los demás.
Hoy mismo prende la chispa de la vida y déjala arder. Sé todo lo que puedas ser. Llegará
un momento en que también tú probarás los frutos del nirvana.65 Empezarás a notar la
santidad en todo lo que te rodea: la divinidad de un rayo de luna, el encanto de un
64 J. Pieper, “The Four Cardinal Virtues: Prudence, Justice, Fortitude, Temperance”, Notre Dame Press, Ind.
1966, p. 117 65 “En realidad el Nirvana, más que un lugar físico, es un estado que transciende todo lo conocido. En el
nirvana todo es posible. No hay sufrimiento y la danza de la vida se ejecuta con perfección divina. Alcanzar el
nirvana es para los sabios es entrar en el cielo sin abandonar la tierra. Ésta es la meta de la vida.” (Robin
Sharma, o.c., p. 207)
~ 125 ~
deslumbrante cielo azul en pleno verano, el fragante capullo de una margarita o la risa
de un niño travieso.”66
“Si quiero ser auténtico conmigo mismo he de reconocer mi patrón de
comportamiento aprendido, mis máscaras con las que busco ser aceptado y
venderme a los demás. Máscaras como las siguientes:
a) El sabe-lo-todo que no admite las limitaciones de su saber
b) El supermán que no admite sus propios límites existenciales
c) El salvador, siempre disponible a salvar los casos perdidos
d) El imprescindible sin el cual este mundo estaría perdido
e) El víctimista que siempre culpa a los demás de sus desgracias
f) El activista para quien descanso y fiesta son materia de confesión
g) El payaso, que oculta su tristeza tras su máscara alegre
h) El piadoso y espiritualista para evitar la auto-confrontación
i) El altavoz o hablador locuaz para huir de la soledad y el silencio
j) El perfeccionista, insatisfecho y culpable por no ser perfecto
Podemos seguir la lista de máscaras que hemos usado o usamos en nuestras
relaciones interpersonales e incluso con Dios. Las máscaras son expresión de
un patrón de comportamiento de auto-protección para ser aceptados. Pero
en el fondo nos dejan insatisfechos y vacíos pues no permiten el auténtico
encuentro de tú a tú, el que nos permite establecer relaciones de calidad que
llenen nuestras vidas con la energía del amor.”
DIA SETENTAIOCHO
A veces el optimismo tiene mala prensa, pues se le califica de falta de profundidad vital,
de escapismo y frivolidad. Sin embargo la persona optimista sabe que el optimismo nace
de una actitud que hay que trabajar a diario, muchas veces a costa de actos de fe en la
pequeña y tenue lámpara de diminutas intuiciones que, como las estrellas en la noche,
anuncian el claro amanecer.
El optimismo va de la mano con el sentido del humor, del buen humor, queremos decir.
Hay quienes piensan que optimismo y buen humor es un derroche de tiempo que podría
ser invertido en negocios y tareas que produzcan algo sustancioso. Por eso la tendencia
de algunos es a concebir que optimismo sea igual a “vivir en la luna”, desconectado de
la realidad.
66 Idem, pp. 207-208
~ 126 ~
Pero la verdad es otra: el auténtico optimista capitaliza lo bueno, e incluso lo malo, del
pasado “para fortificar su presente y proyectarse con esperanza hacia el futuro.”67 Pero,
claro está, su mundo de valores no coincide exactamente con lo puramentre material. El
siguiente relato del libro de “El Principito”68 no da la clave:
El cuarto planeta estaba ocupado por un hombre de negocios. Este hombre
estaba tan abstraído que ni siquiera levantó la cabeza a la llegada del
Principito.
− ¡Buenos días! −le dijo éste−. Su cigarro se ha apagado.
− Tres y dos cinco. Cinco y siete doce. Doce y tres quince. ¡Buenos días! Quince y siete
veintidós. Veintidós y seis veintiocho. No tengo tiempo de encenderlo. Veintiocho y tres
treinta y uno. ¡Uf! Esto suma quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos
treinta y uno.
− ¿Quinientos millones de qué?
− ¿Eh? ¿Estás ahí todavía? Quinientos millones de... ya no sé... ¡He trabajado tanto! ¡Yo soy
un hombre serio y no me entretengo en tonterías! Dos y cinco siete...
− ¿Quinientos millones de qué? −Volvió a preguntar el Principito, que nunca en su vida había
renunciado a una pregunta una vez que la había formulado.
El hombre de negocios levantó la cabeza:
− Desde hace cincuenta y cuatro años que habito este planeta, sólo me han molestado tres
veces. La primera, hace veintidós años, fue por un abejorro que había caído aquí de Dios
sabe dónde. Hacía un ruido insoportable y me hizo cometer cuatro errores en una suma. La
segunda vez por una crisis de reumatismo, hace once años. Yo no hago ningún ejercicio,
pues no tengo tiempo de callejear. Soy un hombre serio. Y la tercera vez... ¡la tercera vez es
ésta! Decía, pues, quinientos un millones...
− ¿Millones de qué?
El hombre de negocios comprendió que no tenía ninguna esperanza de que lo dejaran en
paz.
− Millones de esas pequeñas cosas que algunas veces se ven en el cielo.
− ¿Moscas?
− ¡No, cositas que brillan!
− ¿Abejas?
− No. Unas cositas doradas que hacen desvariar a los holgazanes. ¡Yo soy un hombre serio y
no tengo tiempo de desvariar!
67 Bernabé Tierno , “Hoy, Aquí y Ahora. Tu única Misión: Ser Feliz”, Booklet, Barcelona, 2013, p. 143 68 Antoine de Saint-Exupéry, « El Principito », Salamandra, Madrid, 2008
~ 127 ~
− ¡Ah! ¿Estrellas?
− Eso es. Estrellas.
− ¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas?
− Quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno. Yo soy un
hombre serio y exacto.
− ¿Y qué haces con esas estrellas? - ¿Que qué hago con ellas?
− Sí
− Nada. Las poseo.
− ¿Que las estrellas son tuyas?
− Sí.
− Yo he visto un rey que...
− Los reyes no poseen nada... Reinan. Es muy diferente.
− ¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?
− Me sirve para ser rico.
− ¿Y de qué te sirve ser rico?
− Me sirve para comprar más estrellas si alguien las descubre
− ¿Y cómo es posible poseer estrellas?
− ¿De quién son las estrellas? −contestó punzante el hombre de negocios.
− No sé. . . De nadie.
− Entonces son mías, puesto que he sido el primero a quien se le ha ocurrido la idea.
-¿Y eso basta?
-Naturalmente. Si te encuentras un diamante que nadie reclama, el diamante es tuyo. Si
encontraras una isla que a nadie pertenece, la isla es tuya. Si eres el primero en tener una
idea y la haces patentar, nadie puede aprovecharla: es tuya. Las estrellas son mías, puesto
que nadie, antes que yo, ha pensado en poseerlas.
− Eso es verdad –dijo el Principito− ¿y qué haces con ellas?
− Las administro. Las cuento y las recuento una y otra vez
−contestó el hombre de negocios. Es algo difícil. ¡Pero yo soy un hombre serio!
El Principito no quedó del todo satisfecho.
− Si yo tengo una bufanda, puedo ponérmela al cuello y llevármela. Si soy dueño de una flor,
puedo cortarla y llevármela también. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas!
− Pero puedo colocarlas en un banco.
− ¿Qué quiere decir eso?
− Quiere decir que escribo en un papel el número de estrellas que tengo y guardo bajo llave
en un cajón ese papel.
− ¿Y eso es todo?
− ¡Es suficiente!
"Es divertido", pensó el Principito. "Es incluso bastante poético. Pero no es muy serio".
~ 128 ~
El Principito tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de l0s mayores.
− Yo −dijo aún− tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que
deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se
sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea.
Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas...
El hombre de negocios abrió la boca, pero no encontró respuesta. El Principito abandonó
aquel planeta.
"Las personas mayores, decididamente, son extraordinarias", se decía a sí mismo con
sencillez durante el viaje.
Saquemos las conclusiones pertinentes a través de la lectura de esta sencilla parábola;
pero sobre todo aprendamos de la realidad del Evangelio que nos dice: “Por tanto, no os
preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo.
Bástele a cada día sus propios problemas.”69
DÍA SETENTAINUEVE
Para orientarnos bien en la vida y conseguir el máximo rendimiento del tesoro escondido
dentro de nosotros mismos, necesitamos elaborar a conciencia las prioridades que van
a regir nuestro caminar diario. Jesús de Nazaret dice que allí donde está nuestro tesoro
estará también nuestro corazón.70
Las personas que no han elaborado bien sus prioridades por falta de orden interior, o
que las tienen invertidas, cuando están a cargo de alguna institución o grupo humano,
son un factor de conflicto permanente, pues tienden a vivir desgajados de los objetivos
fundamentales de la organización o del grupo y tienden a vivir las fantasías propias de
sus prioridades narcisistas que hacen que en lugar de servir, se sirvan a sí mismos.
Proponemos un ejercicio muy simple a través de una anécdota más o menos imaginaria
que puede darnos luz acerca de las prioridades actuales que rigen el rumbo de nuestra
existencia.
UN DILEMA: Estás conduciendo tu carro en una noche de tormenta terrible. Pasas por una
parada y ves a 3 personas esperando el bus
1.- Una anciana que está a punto de morir.
2.- Un viejo amigo que te salvo la vida una vez.
69 Mt 6, 34 70 Mt 6, 21
~ 129 ~
3.- El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.
¿A cuál llevarías, sabiendo que solo puedes llevar a un pasajero en tu automóvil?
Piensa antes de seguir leyendo...Este es un problema ético-moral que una vez se utilizó en
una entrevista de trabajo. Podrías llevar a la anciana porque va a morir y por tanto deberías
salvarle primero; o podrías transportar primero al amigo ya que el te salvo la vida una vez y
ésta sería la oportunidad perfecta de devolverle el favor. Sin embargo tal vez nunca vuelvas
a encontrar al hombre o la mujer de tus sueños...Piensa antes de seguir leyendo...
Piensa...Piensa.
El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta. Me
encantó y espero poder utilizarlo después en alguna entrevista. ¿Qué dijo? Simplemente
contestó: “Le daría las llaves del coche a mi amigo y le dejaría que llevara a la anciana al
hospital. Yo me quedaría y esperaría el autobús con la mujer de mis sueños”.
Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas y aprender a
pensar creativamente.
¿Cuáles son las conclusiones que podemos sacar de esta historia? ¿Cuáles son las cinco
prioridades que, dispuestas en orden de jerarquía, rigen hoy mi vida? ¿De qué manera
concreta han afectado los la manera de vivir los acontecimientos que he vivido hoy?
DÍA OCHENTA
“Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando los que te rodean
la han perdido y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptar que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no dejas lugar al odio
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.
Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
~ 130 ~
Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.
Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con su deber mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
excepto la Voluntad, que les dice: "¡Resistid!".
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a Reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con diligente labor por valor de sesenta segundos
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más: ¡serás un Hombre, hijo mío!”71
Leamos de nuevo atentamente este texto y saquemos las conclusiones pertinentes.
Dejemos que lo que nos reta se clave dentro de nosotros en forma de pasión hacia lo que
aspiramos llegar a ser; que lo que nos define se asiente como raíz que se clava en lo más
hondo de nuestro ser, que lo que nos acusa nos invite al cambio y a la transformación.
DÍA OCHENTAIUNO
LOS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES NOS ENFERMAN Y NOS PUEDEN LLEVAR HASTA LA
MUERTE. RELATO DEL PADRE IGNACIO LARRAÑAGA.72
71 Colección de poemas y relatos de Rudyard Kipling (1910) 72 http://brigittebibisi.files.wordpress.com/2011/04/043_ignaciolarranaga.jpg
~ 131 ~
Ceci tiene 2 hijos varones, el mayor de 10 años y el menor Facundo de 7. El menor comenzó
hace unos años con una patología neurológica que no puedo definir, pero por la que tenía
frecuentes convulsiones. Me llamó la atención que cuando yo atendía a Ceci, ella nunca se
desprendía de su celular, estaba siempre atenta por si la llamaban del colegio por alguna
convulsión del nene, motivo por el cual salía corriendo de donde ella estuviese.
El neurólogo les dijo que lo que tenía su hijo solamente podía ser operado en Canadá,
previos estudios también en Canadá. Los estudios eran de por sí complicados porque eran
a cerebro abierto y dependía de los resultados de los mismo para ver si podía ser operado o
no. Viajó toda la familia a Canadá, estuvieron 1 mes, se hizo todo lo que se debía y pusieron
fecha para la operación: septiembre /octubre de 2010.
Costo de la operación: U$S 190,000.
Alguien le habló a Ceci del Padre Ignacio de Rosario, y llevada por la desesperación (cada
día convulsiones más seguidas) y en búsqueda por lo menos de algún consuelo viajó a
Rosario. El padre le dijo que le relatara algo de la vida del nene, cómo fue la circunstancia de
su nacimiento, su vida, etc. Ceci comienza diciéndole que cuando ella quedó embarazada
no fue una alegría, en realidad no quería tener ese bebé, pero al final decidió seguir adelante
con el embarazo y que ahora lo adoraba, que lo mejor que hizo en su vida fue seguir
adelante.
El Padre le dijo que esa noche se acostara con su hijo y le contara todo esto que le relató a
él. Ella espantada le dice: "¡¡Pero Padre, sólo tiene 7 años!!" y el Padre insistió: "Cuéntale" y
después le vas reduciendo la medicación.
Así lo hizo, se acostaron juntos y Ceci poco a poco fue dirigiendo el tema a ese punto.
Comenzó contándole desde que se conoció con su papá, que se amaron mucho, que nació
el primer nene y que todo era felicidad, pero que cuando quedó embarazada de él no estaba
muy contenta porque la circunstancia era distinta, ella era muy joven y no podía con 2
chicos, etc., pero que ahora estaba muy feliz de tenerlo y que lo amaba más que a nada en
su vida, que estaba muy arrepentida de haber tenido ese sentimiento. El chiquito la
escuchaba muy atentamente sin decir palabra y cuando Ceci terminó sólo dijo: “¡Gracias
mami, volví a nacer!"
Facundo nunca más tuvo convulsiones. Ni una sola. Fueron a la visita programada con
anterioridad al neurólogo y sólo le dijeron que Facu ya no tenía convulsiones. Como el
médico no salía de su asombro, entonces Ceci le confesó que fue a ver al Padre Ignacio y que
~ 132 ~
ella por su cuenta se había atrevido a quitarle la medicación a la mitad de la dosis. Como ya
estaba todo contratado en Canadá y hasta los pasajes sacados, el médico les dijo:
"Devuelvan los pasajes. Estas cosas ocurren".
No sé qué decirles, más allá de este milagro maravilloso y puntual esto me lleva a pensar en
las enfermedades. Las enfermedades son absolutamente del alma, no de otra cosa.
Los síntomas son físicos pero el origen es espiritual.
El padre Ignacio no hace milagros ni cura, sólo (y no es poco) ayudó a ver el origen.
Es un ser maravilloso con una sensibilidad y percepción especial.
También resalto lo que hizo Ceci, no es fácil hablar así con un hijo. Me la imagino, ya que
la conozco, con su voz temblorosa pero segura de que era el bien para Facu.
"Sonríe siempre para no dar a los que te odian el placer de verte triste..." (Padre Ignacio)
Somos seres espirituales viviendo la realidad humana de nuestro ser. Por tanto el centro
profundo de cada uno de nosotros es el espíritu que, conectados con él por medio del
silencio, la oración, la toma de conciencia o la liberación interior de su energía por medio
del amor, puede transformarnos y convertirnos en personas nuevas que, a modo de la
mariposa que es el producto de la metamorfosis gradual de un mero gusano que se
arrastra, lleguen a ser lo que realmente estamos llamados a ser.
Lo que llamamos enfermedades de la mente, suelen tener el origen en algunas
disfuncionalidades originadas por no estar conectados, desde el yo real, con la fuente de
la vida que es el espíritu.73 Es curioso que la mentalidad postmoderna lleva a las personas
a los psiquiatras y a las consultas de psicólogos, que a los maestros o acompañantes
espirituales.
La mentalidad postmoderna concibe además a la persona, la historia, la concepción de
la realidad, etc, desde la fragmentación y, de manera acrítica, asume que debe ser así.
Sin embargo dicha concepción acaba destruyendo la identidad personal e inyecta en el
alma el sentido trágico de la desesperanza e incluso de la desesperación.
73 ‘Quien no tiene el hábito de superar las dificultades vive constantemente en una situación de tedio, de
fragilidad interior, y cuando se presenta un obstáculo, un contratiempo o un fracaso, la situación puede
fácilmente degenerar, con resultados dramáticos: en ese momento, el fracaso se convierte en un desastre tan
terrible que parece imposible seguir viviendo.” (Gionanni Cucci, SJ, “La Fuerza que Nace de la Debilidad,
Aspectos Psicológicos de la Vida Espiritual”, Sal Terrae, Santander, 2010, p. 368)
~ 133 ~
Será bueno que hagamos un examen sincero de conciencia para ver en qué medida esto
es así en mi vida concreta. Y mejor aún será el ver con claridad cómo reorientar nuestra
vida desde la nueva consciencia espiritual, y ponernos a trabajar en todo ello. La
auténtica sanación de la persona comienza desde dentro y, a la manera de círculos
concéntricos, abarca todo el ser.
DÍA OCHENTAIDÓS
Devolverle a la persona la claridad de su destino en el marco del amor incondicional: éste
es el gran trabajo que cada uno de nosotros estamos llamados a realizar a lo largo de
nuestra existencia. Es ahí donde la espiritualidad juega su papel importante e
imprescindible. La espiritualidad no solamente me pone en contacto con mi realidad
física y psíquica, sino con la realidad supra personal que me dicta quién soy realmente
desde lo que puedo ser.
Pero para caminar hacia ese “poder ser”, la persona necesita de una condición
imprescindible: la de saberse y sentirse plenamente amada por ser ella misma, más que
por lo que hace o realiza. La persona que se siente plenamente, incondicionalmente
amada se convierte en águila del universo a la que le salen las alas del espíritu y vuela en
libertad.
Liberar a las personas de la culpa malsana es una tarea tan hermosa o más que la de
limpiar un terreno minado de explosivos peligrosos. El amor incondicional nos hace libres
para amar. Y sólo el amor vale la pena. Pues al final nada nos llevamos, más que el amor
recibido y el amor compartido.
Somos nosotros los responsables, en cierto modo, de la felicidad de los demás. No es
que la fabriquemos, pues la felicidad es un trabajo desde dentro de cada uno, sino que
la favorecemos y la motivamos cuando a nuestro alrededor compartimos confianza,
apertura, aceptación inc0ondicional del otro.
Hay personas que, consciente o inconscientemente, se pasan la vida culpabilizando a los
demás de las causas que han sido creadas por ellas mismas de modo que a su alrededor
exista el conflicto y la infelicidad.
Solamente una mente clara y abierta, capaz de criticar situaciones ambiguas por medio
del uso de la inteligencia emocional y de la inteligencia espiritual, será capaz de
~ 134 ~
desenmascarar a semejantes agentes de dolor, no para castigarlos, sino para ayudarles
a encontrar la luz de la verdad que comienza a abrirse camino por medio de la culpa sana
y liberadora.
Quien nunca ha sentido esa clase de culpa jamás, podrá ser capaz de sentir la pena y el
dolor de quienes sufren, víctimas de su narcisismo. El narcisista no siente el dolor ajeno,
porque está totalmente reconcentrado en sí mismo, en su propia ganacia, en el cálculo
obsesivo de su publicidad.
El narcisista solamente se libera de su máscara y de su pseudo-personalidad, desde la
conversión, es decir, desde el cambio radical de visión de sí mismo y de la realidad
circundante. El narcisista se redime a sí mismo a base de des-centrarse para ir a las
periferias del sufrimiento ajeno y, en cierto modo, atreverse a compartirlo hasta
personalizarlo y hacer suyo.
Para ello se necesita no solamente capacidad intelectual racional, sino un grado elevado
de inteligencia emocional. Pero, ante todo, se necesita que actúe la gracia, la que pone
en marcha la inteligencia espiritual por medio de la cual nuestro espíritu se eleva a la
altura del mismo Espíritu de Dios. Es Él quien nos enseña a mirar en el silencio, a
contemplarnos tal y como somos, a ver las cosas con los mismos ojos de Dios.
TERESA DE JESÚS (1515-1582): “Nada te turbe, nada te espante, todo
se pasa, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta,
sólo Dios basta.”
IGNACIO DE LOYOLA (1491-1556): “Señor, toma y recibe toda mi
libertad, mi memoria, mi inteligencia y toda mi voluntad, todo lo que
tengo y llamo “mío”. Todo me lo has dado Tú. A Ti, Señor, te lo
devuelvo. Haz con ello lo que quieras. Me conformo con tu amor y tu
gracia. Con eso me basta.”
CARLOS DE FOUCAULD (1858-1916): “Padre, me abandono en tus
manos. Haz de mí lo que quieras. Por todo te doy gracias. Estoy
dispuesto a todo y lo acepto todo. Que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. En tus manos
encomiendo mi alma. Te la doy con todo el amor de que soy capaz.
Porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida.
Porque Tú eres mi Padre.”
~ 135 ~
PEDRO CASALDALIGA (1928-): “No tener nada, no llevar nada, no
poder nada, no pedir nada. Y de pasada no matar nada, no callar
nada. Solamente el Evangelio como una faca afilada. Y el llanto y la
risa en la mirada. Y la mano extendida y apretada, Y la vida, a caballo,
dad. Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, para testigos de la
revolución ya estallada. ¡Y mais nada!
LA NUBE DEL NO SABER (s. XIV): “Todo lo que soy, con todos mis
dones de naturaleza y de gracia, Tú me lo has dado. Señor, Tú eres
todo eso. A Ti te lo ofrezco, sobre todo para alabarte, para ayudar a
mis hermanos y para ayudarme a mí mismo.”
DÍA OCHENTAITRES
No permitas que la basura mental guíe tus pasos en la vida.
Aliméntate cada mañana de pensamientos bellos, buenos y verdaderos.
Acepta tus errores, y toma responsabilidad sobre ellos.
Recuerda que el enemigo de tu crecimiento eres tú mismo:
Porque estás de lleno del orgullo que te impide aceptar tu fragilidad
O porque no llegas a creerte lo que realmente eres: una maravilla divina.
Aunque el pasado es hermano y compañero de tu camino,
Quédate con lo mejor que de él recibes cada día.
Empéñate en vivir el aquí y ahora, anclado en el presente.
No te define lo que otros dicen acerca de ti,
Ni lo que tú introyectas basado en creencias erróneas.
Quien de verdad te define es el Aquel que te creó, Dios.
Él tiene guardado para ti un futuro lleno de esperanza.
Busca la paz, no como ausencia de conflictos y contradicciones,
Sino la que implica serenidad absoluta desde el más profundo centro de tu ser.
No tomes decisiones en medio de la tormenta que agita tu corazón,
Ni del torbellino que llena de ansiedad tus días desde fuera.
Mantente sereno y no des la bienvenida a pensamientos autodestructivos.
Que ninguna acción personal, por pequeña que sea, destruya la menor de tus células.
Di tu verdad con valentía delante de los fuertes.
~ 136 ~
Sin la verdad, ellos son siempre más débiles que tú,
Aunque aparenten ser invencibles.
Conserva la calma y el buen humor.
No tomes demasiado en serio tus asuntos.
Recuerda que hay un tiempo para cada cosa
Y que cada cosa requiere tu atención y tu presencia.
Invita en tu presente a la ‘Presencia’ de quien rige tus designios:
Dios que te creó por amor,
te sostiene en su amor,
mientras caminas hacia su Amor.
Que el fracaso de ayer no sea un paréntesis que intentas reprimir,
Sino una lección de la que aprendes a vivir.
Cuando a causa de tus convicciones la gente te deje solo,
Considera que tu soledad te redime y te hace aún más libre.
Tu libertad ayudará a otros a buscar su camino original e irrepetible.
Quien ha encontrado el sentido de su vida,
Aquello por lo que vale la pena darlo todo, incluso la vida,
Ha encontrado el tesoro escondido del que habla el Evangelio
Mira adelante, no te detengas, que nada te quite la paz,
Que todo lo que tocas, gustas, ves, sientes, oyes y experimentas,
Llegue a ser el mejor aliado de tu crecimiento.
Camina sereno entre la multitud sacando de tu centro
La melodía que añade ese algo único e irrepetible
Que hace que la sinfonía del universo sea más bella y armoniosa.
Confía en ti y ámate a ti mismo.
No desesperes nunca y busca razones para la esperanza
Aunque sea debajo del colchón de tu cama,
O en la repisa donde guardas los boletos de la lotería.
Recuerda que hay Alguien que te conoce, que te ama locamente,
Y te ayuda a ser cada día lo que mejor que puedes ser.
¡Vive, ama, danza, juega, llora, esfuérzate, confía, apasiónate, canta, grita…!
~ 137 ~
Porque tú eres de Cristo, y Cristo es de Dios.
Una oración
“Te doy gracias, Señor, Dios de la Vida,
por toda mi existencia.
Porque todo lo he recibido de tu mano y de tu ternura.
Gracias por toda mi historia personal,
por lo que me has ayudado a crecer.
Gracias por tu cercanía en el dolor.
Gracias porque te has fiado de mí,
porque me has amado y he podido sentir tu amor
a través de personas concretas.
Gracias por cada miembro de mi familia,
por los amigos y amigas, por toda la gente
que encuentro en el camino de la vida.
Gracias por hacerme responsable de mis hermanos.
Te pido por aquellos cuya existencia
resulta dura y dolorosa,
por los pobres y los maltratados.
Dame un corazón cercano y generoso
para no ser indiferente a la dureza de la vida ajena.
Transforma mi vida en principio de Vida en abundancia.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén”.
DÍA OCHENTAICUATRO
A veces caminamos en las tinieblas, avanzando a tientas hacia la luz. En momentos de
oscuridad es bueno pensar que gracias a la noche percibimos la existencia de las
estrellas, que nos hablan de un espacio infinito por descubrir. Los astrónomos trabajan
en la noche porque es precisamente en la oscuridad donde aprecian con mayor precisión
la posición de los satélites, los planetas, los sistemas solares y las galaxias.
A nivel espiritual podemos decir que nuestras experiencias de finitud, de fragilidad, de
fracaso y de pecado, son la mejor plataforma para descubrir que la espiritualidad es la
respuesta a nuestros anhelos infinitos de plenitud. El Dios que es luz sin resquicio de
oscuridad, nos atrae irremediablemente, y rompe nuestros miedos, para que
aprendamos a confiar en Él.
~ 138 ~
El proceso personal de crecimiento desde dentro en el que estamos inmersos desde hace
cerca de tres meses, nos invita a dejarnos llevar por la intuición esencial de que somos
más que lo que creemos, y de que, pase lo que pase, hay siempre un anhelo insaciable
de felicidad infinita que será colmado cuando estemos con Él en el abrazo defintivo de
su Amor.
Por el hecho de ser humanos, estamos marcados por el Misterio de una presencia divina
que nos hiere y cuya dolencia es dolencia de amor, o mejor, herida de amor que anhela
ser sanada. Juan de la Cruz (1542-1591) lo expresa bellamente en esta estrofa de su obra
“Llama de Amor Viva”:
¡ Oh cauterio suave !
¡ Oh regalada llaga !
¡ Oh mano blanda !
¡ Oh toque delicado !
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga ;
matando, muerte en vida la has trocado.74
Y lo vuelve a repetir con tonos lingüísticamente diferentes pero igualmente profundos,
en su “Cántico Espiritual”:
Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.75
No debemos temer pus a vernos pecadores, vulnerables, heridos e indigentes. Cuando
abrazamos nuestra realidad finita e inacabada estamos en cierto modo haciéndonos
dignos de recibir el regalo divino de un Amor sin condiciones que nos hace libres para
amar. Así lo entendió Agustín de Hipona (354-430), y así lo explica bellamente el Papa
Benedicto XVI, en su Audiencia General del 30 de enero de 2008:
“De niño había aprendido de su madre, santa Mónica, la fe católica. Pero siendo adolescente
había abandonado esta fe porque ya no lograba ver su racionalidad y no quería una religión
que no fuera también para él expresión de la razón, es decir, de la verdad. Su sed de verdad
74 Juan de la Cruz, “Lama de Amor Viva”, Canción 2 75 Juan de la Cruz, “Cántico Espiritual”, Canción 11
~ 139 ~
era radical y lo llevó a alejarse de la fe católica. Pero era tan radical que no podía contentarse
con filosofías que no llegaran a la verdad misma, que no llegaran hasta Dios. Y a un Dios que
no fuera sólo una hipótesis cosmológica última, sino que fuera el verdadero Dios, el Dios
que da la vida y que entra en nuestra misma vida. De este modo, todo el itinerario intelectual
y espiritual de san Agustín constituye un modelo válido también hoy en la relación entre fe
y razón, tema no sólo para hombres creyentes, sino también para todo hombre que busca
la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano.
San Agustín experimentó con extraordinaria intensidad esta cercanía de Dios al hombre. La
presencia de Dios en el hombre es profunda y al mismo tiempo, misteriosa, pero puede
reconocerse y descubrirse en la propia intimidad: no hay que salir fuera —afirma el
convertido—; "vuelve a ti mismo. La verdad habita en lo más íntimo del hombre. Y si
encuentras que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo. Pero, al hacerlo,
recuerda que trasciendes un alma que razona. Así pues, dirígete adonde se enciende la luz
misma de la razón" (De vera religione, 39, 72). Con una afirmación famosísima del inicio de
las Confesiones, autobiografía espiritual escrita en alabanza de Dios, él mismo subraya:
“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti"
La lejanía de Dios equivale, por tanto, a la lejanía de sí mismos. "Porque tú —reconoce san
Agustín (Confesiones, III, 6, 11)— estabas más dentro de mí que lo más íntimo de mí, y más
alto que lo supremo de mi ser" ("interior intimo meo et superior summo meo"), hasta el
punto de que, como añade en otro pasaje recordando el tiempo precedente a su conversión,
"tú estabas, ciertamente, delante de mí, mas yo me había alejado también de mí, y no
acertaba a hallarme, ¡cuánto menos a ti!" (Confesiones, V, 2, 2).
«¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas
dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas
cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y
clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; exhalaste
tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y
abraséme en tu paz».
¿Cómo resuena todo esto en mi interior? ¿Soy capaz de hacerme preguntas que buscan
más allá de lo puramente racional? ¿Cómo respondo de manera existencial a las mismas?
DÍA OCHENTAICINCO
~ 140 ~
No hay nada más destructivo que el ‘autoengaño’. El autoengaño es el juego mental por
medio del cual llegamos a justificar nuestras actitudes y acciones mediante un proceso
intelectual, bien elaborado, intentando dejar claro que lo malo es bueno, lo trial como
imprescindible, lo oscuro como claro, lo inauténtico como verdadero.
Hay personas que parecen estar siempre trabajando mentalmente para preparar su
autodefensa, incluso cuando nadie le pide explicaciones. Implícitamente demuestran su
sentimiento de culpabilidad. La antigua sabiduría, escrita en latín, lo manifiesta así:
“excusatio non petita, accusatio manifesta”, es decir, que cuando sin razón alguna pido
excusas y perdón, será porque llevo dentro de mí la caga de una acusación, de una culpa.
Vivir con la conciencia bien descargada, reconciliado con uno mismo, habiendo sacado
fuera el virus letal de la culpa malsana, eleva la calidad de nuestra vida a un potencial
ilimitado. La reecinciliación con uno mismo trae como consecuencia la paz entendida
como armonía a integración de polos opuestos.
Integrar los polos opuestos de nuestra interioridad es el arte del crecimiento psico-
espiritual en el que estanos embarcados. Se trata de un proceso siempre inacabado, que
requiere del deseo de llegar a ser lo realmente podemos ser.
Para ello hemos de integrar el instinto y el autodominio, la seriedad de nuestras
responsabilidades con el sentido del humor y de la fiesta, el trabajo con el ocio, la
interioridad con la afabilidad y al amistad, la introversión con la extraversión, el silencio
con la palabra, los momentos de oscuridad con el deseo de la claridad, el conocimiento
con la sabiduría, la intuición con la elaboración racional, nuestro cuerpo con nuestro
espíritu, etc.
En este proceso hemos de dejar que el potencial que nos construye en nuestra totalidad
esté alimentado por actitudes positivas. A veces nos dejamos llevar por ciertas
tendencias autodestructivas de las que no nos damos cuenta, pero que actúan en
nuestro inconsciente de maneras eficientes. Por ejemplo:
- Alimentamos pensamientos negativos y autodestructivos
- Aparecemos como víctimas ante los demás, sin razón ninguna
- Mostramos espontáneamente que los demás son más y mejores que nosotros
- Nos mordemos las uñas, fumamos, bebemos alcohol, etc. sabiendo que todo eso
nos hace daño
- Ponemos en peligro nuestra vida o nuestra salud sin necesidad ninguna
~ 141 ~
- Pasamos horas en actividades que sabemos nos degradan o nos desconectan de
nuestro ser real (el ordenador, la TV, el chateo.etc.)
¡Qué bueno si al comienzo de cada año hiciéramos nuestro proyecto de vida! Un
proyecto de vida es una manera concreta de enfocar y dirigir todo nuestro potencial
hacia aquello que es nuestro sentido vital, aquello que da sentido a lo que somos y
hacemos.
Propongo un método muy sencillo para hacer este proyecto de vida:
1. En un momento de silencio, a solas contigo mismo, piensa y escribe hacia dónde
quieres que se dirija tu vida.
2. Busca un pasaje de la Escritura que refuerce tu deseo profundo.
3. Escribe brevemente, bajo la luz de ese texto, cuál es el credo de tu vida en este
momento de tu desarrollo humano.
4. Escribe cuáles son tus DEBILIDADES internas.
5. Escribe cuáles son tus FORTALEZAS internas.
6. Escribe cuáles son las AMENAZAS externas que puedes encontrar en este
momento de tu proceso.
7. Escribe cuáles son las POSIBILIDADES externas que te pueden facilitar el camino
en este año.
8. Escribe ahora, concretamente, las decisiones que vas a tomar para que tus
objetico lleguen a realizarse. Que sean decisiones concretas, evaluables, y con
capacidad de ser reelaboradas y perfeccionadas a lo largo del año.
Los impulsos de la gracia
- Todos, al nacer, llevamos con nosotros un mapa de ruta interior que nos
facilitará el conocer y el poner en práctica la dirección de nuestra existencia.
Cuanto más conozcamos y transitemos nuestra, por así decirlo, “hoja de
ruta” personal, más y mejor llagaremos a ser imagen acabada de Dios, un
Dios que es por definición Amor.
- Llegamos a conocer esta hoja de ruta cuando percibimos los “signos de
Dios”, es decir, cuando somos tocados por su gracia.
- La gracia de Dios es el poder de su amor, que se me manifiesta a través de
atracciones (hacia valores, personas, proyectos, modelos de identificación,
etc.), tendencias (a ser mejores, Más justos, más comunitarios, más amables,
etc.) y poderes (carismas especiales y dones que revitalizan y renuevan mis
opciones por la vida)
~ 142 ~
- Concluimos diciendo que así como sabemos que alguien ha pasado por la
arena de la playa por las huellas que dejó, también descubrimos la huella de
Dios por sus manifestaciones en nosotros, por sus atracciones, tendencias y
poderes.
- Estamos habitados por el Espíritu Santo. Su presencia desata en nosotros
un movimiento de gracia que, si lo identificamos y lo seguimos, nos lleva a
tener los mismos impulsos de Jesús, a ser más como Él es, a vivir en plenitud
como Él lo hizo (Él, que fue una persona humana) disfrutando de nuestra
identidad, creciendo, sirviendo, compartiendo con los demás.
DÍA OCHENTAISEIS
Vamos a repasar brevemente algunos aspectos importantes a tener en cuenta en el
proceso de nuestra integración psico-espiritual. Son conceptos que seguramente han ido
apareciendo como semillas esparcidas en todo lo que venimos diciendo, que buscan
germinar para dar frutos de vida en abundancia desde nuestro interior.
La ruta de la excelencia, no el camino de la mediocridad: la mayoría de las personas
morirán sin haberse dado cuenta de la belleza, la verdad y la bondad que llevan dentro.
Muchas veces por temor y otras por la inercia de la vida, nunca se atrevieron ni se
atreverán a descubrir el jardín existencial que llevan dentro. A este jardín se llega por
medio de la observación, la reflexión, la oración y el deseo hecho fuerza de voluntad.
Vivir, no sobrevivir: cuando los jugadores de fútbol salen a la hierba para vérselas con su
contrincante, lo hacen pensando en que la vitoria es posible. Hay personas que en la
mayoría de las ocasiones, se declaran derrotadas sin haber comenzado a luchar. Quien
se programa para la derrota acabará derrotado.
Vivir en la alegría: No hemos nacido para la insensatez, para el sufrimiento y el
sinsentido. Estamos aquí como parte de un proyecto cósmico que comenzó en la mente
de Dios antes de la creación del mundo. Por muy minúscula que parezca nuestra vida,
podemos contribuir a la realización de este proyecto de felicidad, si dejamos que el
Espíritu de Cristo Resucitado actúe en nosotros.
Guiados por lo esencial: Muchas veces nos fijamos en el árbol y así perdemos la vista de
la hermosura del bosque. A fuerza de preocupaciones, de ansiedades y desasosiegos por
lo accidental, perdemos de vista lo más importante: AMAR. Sí,. Amar de corazón a las
personas, las circunstancias, los acontecimientos, y sobre todo amar a Dios.
~ 143 ~
Decisiones: Solamente cuando ponemos a trabajar la voluntad en la dirección de
nuesTros mejores sueños, aprendemos a crecer. Las buenas voluntades so solamente,
eso, deseos no madurados en el árbol de la voluntad que nos hace persistentes en el
bien, la verdad y la bondad. Quien no decide, no crece.
La mirada: Se dice, y con toda la razón, que los ojos son el espejo del alma, que cuando
miramos a través de ellos, descubrimos la profundidad del corazón del otro. Para que la
mirada esté sana, hay que limpiar primero el cristal del corazón propio, hasta que se
convierta en puro amor. Decía Juan de la Cruz que ‘el mirar de Dios es amar’; cuando nos
dejamos mirar por Dios, quedamos bañados en su amor, y aprendemos a amar como Él
nos ama.
La familia: La familia es el elemento primero y esencial para aprender a vivir amando. Es
en medio de ella como aprendemos a relacionarnos los unos con los otros y con Dios.
Somos por lo general piedras con muchas aristas que se van suavizando con el roce
permanente que supone hacernos cargo de las diferencias de caracteres, de
pensamiento, diferencias generacionales, etc. Podemos perderlo todo, pero no hay duda
de que al final queda el resultado de que somos familia y lo seguiremos siendo para
siempre, a pesar de todos los pesares.
La amistad con A mayúscula: Amistad es una palabra derivada de ‘amor’. Tener un amigo
es haber encontrado ese lugar sin límites ni fronteras en el que puedes ser tú mismo
delante del amigo o de la amiga sin tener que recubrir tu propio ser con máscaras o
patrones de comportamiento aprendidos. Por eso haber encontrado a un amigo es
haber encontrado el mayor de los tesoros.
Ser héroes de la claridad: No dejes que tu cerebro sea un basurero donde se acumulan
pensamientos mediocres, auto limitadores, oscuros y destructivos. Aprende a ser una
persona de mente pura, clara y transparente; una persona con una intención clara en tus
propósitos, como la flecha que vuela en libertad hacia la diana. Sé un héroe de la pureza
que te ennoblece y alimenta tus sueños de verdad, de bondad y de belleza.
Restablecer una relación rota: En el proceso de las relaciones humanas aparecen
siempre las crisis y las meteduras de pata. ¿Quién no ha experimentado esa sensación de
haber roto una relación y sentirse culpable de que ello haya pasado? Proponerse
restaurar las relaciones familiares, de amistad, de trabajo, etc. es una tarea hermosa que
requiere de mucha humildad para comenzar; de mucha paciencia y de una gran dosis de
~ 144 ~
espiritualidad. Lo que no podemos hacer por nuestras propias fuerzas, Dios los hará en
nosotros y a través de nosotros con su gracia, si le dejamos actuar.
El secreto de la santidad: Ser santos no es una ilusión ni una aventura inalcanzable. La
santidad tiene mucho que ver con la humanidad. Santidad en definitiva no es más que
dejar que Dios sea Dios en uno mismo, aceptarnos tal y como somos, y dejarnos hacer
por el Espíritu santo. El resultado de este proceso debería ser una humanidad transida
desde dentro por la fuerza del amor. El santo no se escapa de la realidad, sino que la
transforma mientras él mismo va quedando transformado en el proceso.
Programa de santidad: Claro que la santidad es un proyecto, más que una acción puntual
o una programación bien calculada. El programa de la santidad consiste en tener claro el
punto de salida, nuestra realidad vulnerable y fragmentada, y nuestro punto de llegada:
revestirse de Cristo y tener su misma mente. Todo lo demás será cuestión de apertura
permanente a la voz del Espíritu que susurra por doquier lo que más nos conviene según
el plan de Dios para nuestra vida concreta.
Ser testigos: El testigo anuncia una sabiduría que da sentido a su vida, proclama aún sin
palabras una verdad y una experiencia arraigada en sus entrañas. El testigo no intenta
vencer en sus argumentaciones, sino que convence con su manera de ser. Hay maestros
que enseñan los conceptos intelectuales o mecánicos de la vida, pero los que de verdad
ayudan a que el mundo cambie y sea mejor son los testigos que aparecen como el más
claro y convincente argumento de lo que enseñan a los demás. El ideal es que el maestro
sea un testigo, y que el testigo aprenda el arte didáctico de los valores que vive.
Vencer la tentación: Las tentaciones no son solamente movimientos que ponen en
peligro la integridad de lo que somos y queremos vivir como ideal de vida en relación a
la sexualidad. Hay tentaciones o movimientos internos que ponen en peligro nuestra
identidad, llevándonos a los acantilados del narcisismo, de la egolatría, el deseo de
amontonar, de que todos hablen bien de nosotros, del qué dirán, de quedar dominados
por los miedos, etc. Deberemos estar atentos para no caer en la tentación, pidiendo a
Dios que permanezcamos de una pieza, sin vender nuestra alma al diablo de las
apariencias.
La confesión: Confesarse entra dentro de la dinámica de la transformación. El
sacramento de la confesión nos devuelve la alegría de vivir, rompe nuestros sentimientos
malsanos de culpabilidad, nos asegura de que Dios nos ha perdonado y ha olvidado para
siempre nuestro pecado. Cuando nos confesamos sacramentalmente recobramos una
~ 145 ~
vez más la consciencia de un amor que nunca se fue de nosotros; fuimos nosotros
quienes nos apartamos de él. Es la experiencia de volver a casa y sentirse seguro en el
cobijo del Padre y el abrazo de los hermanos en la Iglesia.
El orgullo espiritual: El orgullo espiritual consiste en la autoconciencia de perfección
ganada a base del trabajo personal. El orgulloso espiritual cae en el pelagianismo,
doctrina errónea de los primeros tiempos del cristianismo, según la cual la persona tiene
poder para redimirse a sí misma sin necesidad de un salvador. Naturalmente, quienes
caen en esta forma desfigurada de pensar caen en considerarlo todo como blanco o
negro, bueno o malo. Se olvidan que lo que realmente me salva es la gracia que actúa en
mi debilidad. Es la gracia la que me libera para que pueda salir de las tinieblas y siga
avanzando soin descanso hacia la libertad del amor.
La oración constante: Orar es más que ‘hacer oraciones’. Quien se conecta con la
realidad asombrosa que llamamos Misterio o Divinidad. La oración cristiana tiene un
componente hermoso de gratuidad: antes de que desee encontrarme con Él, Él ya me ha
encontrado. Es Él quien siempre toma la iniciativa y yo quien le responde. En la oración
cristiana no soy yo quien ora, sino Cristo que ora en mí, desde mí, al Padre. Cristo vive en
mí por el Espíritu que recibí en el bautismo y que jamás se retirará de dentro de mí.
DÍA OCHENTAISIETE
En un mundo donde todo se mide desde el valor material, donde las personas son
tratadas según el concepto del usar y tirar, hay que levantarse y declarar que la persona
es el centro y la medida de todas las cosas, que su valor absoluto reside en su naturaleza
que lleva el sello indeleble de su Autor. Y su Autor es el Amor.
La nueva mentalidad que debemos introducir en los corazones es la de que Dios ama la
vida de las personas tanto en la juventud como en la vejez. De hecho la vejez no es de
ninguna manera el naufragio de la vida, sino la llamada a testimoniar el don de la fidelidad
a pesar de las heridas de las batallas de la vida.
Nunca deberemos dejar que nuestra autoestima sea pisoteada por nadie. Somos hijos
de la vida y en ella estamos llamados a sentirnos como en nuestra casa, libres y liberados
de todo temor.
~ 146 ~
En la vida social, cuanto más las precauciones para la seguridad externa, tanto más
aumenta el miedo y la ansiedad, que manifiestan la fragilidad y la inseguridad en que se
vive. De igual modo, cuando necesitamos revestirnos de máscaras y alimentar ciertas
sub-personalidades parásitas, es que nos sentimos amenazados y no hemos superado la
fuerza que supone, aunque parezca una aparente contradicción, permanecer en la roca
firme de nuestras debilidades y fragilidades.
Teresa de Jesús exorcizó de alguna manera sus miedos con aquel célebre poema que se
encontró entre las páginas de su breviario:
Nada te turbe,
nada te espante;
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
Cuando nos sentimos pecadores e inadecuados en la presencia de un Dios que es Luz y
Claridad sin ocaso, es bueno abandonarse a Él sabiendo que para Él siempre somos
importantes y especiales. Cuando sentimos que los demás nos dejan en la estacada, o
sentimos el atisbo de una traición, ¡qué bueno abandonarse a Él sabiendo que Él es
nuestro refugio!
El aliado número uno de nuestro crecimiento psico-espiritual es Aquel que nos diseñó
para la vida y la felicidad, no para la miseria ni la muerte. Habrá momentos en que
sintamos que desde dentro hay una herida que supura mientras es sanada. Se trata de la
intervención quirúrgica espiritual que Él hace a través de su Espíritu Santo.
Todo esto no es un cuento de ciencia ficción, sino la manera explícita de cómo actúa Él a
través de la fe que, a su vez, activa nuestras capacidades para amar como somos amados
por Él. La belleza inigualable de su presencia está dentro de nosotros. Buscarla fuera es
perder el tiempo y andar despistados, como vagabundos errantes. No somos
vagabundos sino peregrinos que saben de dónde vienen y adonde van.
“Aunque existe en mí el deseo de hacer el bien, no puedo; Hago lo
que no deseo y omito aquello que realmente deseo hacer. Así que no
soy yo quien actúa sino el mal que habita en mí. Así que encuentro
~ 147 ~
esta regla: que siempre que quiero hacer el bien, es el mal quien me
somete. Dentro de mi corazón amo intensamente la ley de Dios, pero
me doy cuenta de que actúa en mí otra ley opuesta. Y ambas están en
lucha. Y así me siento dentro de la ley que me somete porque está
dentro de mi naturaleza. ¡Qué desgraciado soy! ¿Quién me librará de
esta naturaleza inclinada a la muerte? Dios, gracias sean dadas a Él
por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. Así que con mi mente
obedezco la ley de Dios pero en mi naturaleza desordenada obedezco
a la ley del pecado.”76
DÍA OCHENTAIOCHO
Hay un tiempo para cada cosa en el proceso de crecimiento personal. Las diferentes
etapas de la vida traen consigo aspectos diferentes que henos de saber gestionar para
la maduración ascendente. El problema está en que a veces nos agarramos emocional y
obsesivamente a uno de esos tiempos vividos y la rémora del sentimiento nos impide
vivir en libertad el presente. Hay un texto en la Sagrada Escritura que describe el
desenlace de la vida en sus diferentes etapas:
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
un tiempo para nacer,
y un tiempo para morir;
un tiempo para plantar,
y un tiempo para cosechar;
un tiempo para matar,
y un tiempo para sanar;
un tiempo para destruir,
y un tiempo para construir;
un tiempo para llorar,
y un tiempo para reír;
un tiempo para estar de luto,
y un tiempo para saltar de gusto;
un tiempo para esparcir piedras,
y un tiempo para recogerlas;
un tiempo para abrazarse,
y un tiempo para despedirse;
76 Rm 7, 18-21
68 Eclesiastés, 3, 2-8
~ 148 ~
un tiempo para intentar,
y un tiempo para desistir;
un tiempo para guardar,
y un tiempo para desechar;
un tiempo para rasgar,
y un tiempo para coser;
un tiempo para callar,
y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar,
y un tiempo para odiar;
un tiempo para la guerra,
y un tiempo para la paz.
Hay ocasiones en que vendemos el presente a la añoranza de lo que pasó, a la
culpabilidad por lo que hicimos mal, a la frustración por lo que dejó de suceder, a la
ansiedad por lo pudiera ocurrir, a la tristeza por lo que podría haber sido y no fue… Así
nos perdemos la vida, mientras vemos pasar delante de nosotros las oportunidades que
nos regala Dios en la vida cotidiana.
¿Cómo libertarnos de la esclavitud emocional a este apego en desarrollo humano?
Solamente lo lograremos si entendemos que la vida es una danza armónica que requiere
constante movimiento. Pararse mientras suena la música, simplemente porque hice un
paso mal, es lo mismo que negarse a aprender a danzar.
Lo importante no es no haberse equivocado nunca, sino haber aprendido de las caídas y
las equivocaciones las grandes lecciones de las que aprendemos una sabiduría nueva que
no se esconde escrita en los libros de texto ni en las grandes enciclopedias.
“Yo conozco mis designios para vosotros: designios de prosperidad, no de
desgracia, pues les daré un porvenir y una esperanza. Me invocaréis,
vendréis a rezarme y yo os escucharé; me buscaréis y me encontraréis, si
me buscais de todo corazón; me dejaré encontrar y cambiaré vuestra
suerte –dice el Señor–. Os reuniré en todas las naciones y lugares adonde os
arrojé –dice el Señor– y os volveré a traer al lugar de donde os desterré.”
(Jer 29, 11-14)
~ 149 ~
“Y ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob; el que te formó, Israel: No
temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres
mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo, la corriente no te anegará;
cuando pases por el fuego, no te quemarás, la llama no te abrasará. Porque
yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. Como rescate tuyo
entregué a Egipto, a Etiopía y Sabá a cambio de ti; porque te aprecio y eres
valioso y yo te quiero, entregaré hombres a cambio de ti, pueblos a cambio
de tu vida: no temas, que contigo estoy yo; desde oriente traeré a tu
descendencia, desde occidente te reuniré.” (Is 43, 1-5)
“No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo
nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto,
ríos en el arenal” Is 43, 18-19).
DÍA OCHENTAINUEVE
Hemos dicho repetidamente que Dios es el mejor aliado de nuestro crecimiento. Si esto es así,
entonces ¿por qué reside una aversión casi visceral en la mente de tantas personas en relación a
la idea o la imagen de Dios? La respuesta es simple: porque la imagen divina que han introyectado
a lo largo de las etapas de su vida ha creado en ellos una percepción de Dios distorsionada y
dañina, como si fuera su enemigo y contrincante. Por eso hay que comenzar por identificar las
falsas imágenes que todos hayamos podido almacenar en el inconsciente, desactivarla y
sustituirla por la auténtica imagen que se nos revela en Jesús Resucitado, el Salvador.
Herederos de la falsa imagen de Dios son los miedos, los sentimientos de culpa, los escrúpulos,
el masoquismo destructivo, las obsesiones pseudo espirituales, el espiritismo, las creencias
fetichistas, y un sinnúmero de otras tergiversaciones que influyen en los comportamientos
disfuncionales de mucha gente. En el trasfondo de esas variaciones se esconde el denominador
común llamado ‘miedo’. El miedo es un componente espiritual o una dimensión que toca la
naturaleza espiritual del hombre. Y sólo desde ahí, desde una experiencia espiritual, podremos
liberarlo.
~ 150 ~
“El efecto principal del miedo consiste en levantar una barricada contra el poder del amor y de
la fe en Dios. El miedo y la desconfianza en Dios eran para Jesús los grandes enemigos del
hombre; Baste recordar el episodio de la tempestad calmada, donde Jesús no reprocha a los
discípulos su escasa virtud, sino su miedo, para caer en la cuenta de hasta qué punto pretendía
con su enseñanza, desde el punto de vista psicológico, alejar al hombre precisamente del
miedo.”77
Solamente la imagen amable del Dios de Jesucristo que es Padre Amoroso puede liberar al
hombre del miedo a Dios.78 La frase más repetida en la Biblia de parte de Dios es “No tengáis
miedo”. Aparece 365 veces, tantas como los días del año. Porque Dios nos lo susurra siempre al
oído: “No tengas miedo”. Jesús lo repite constantemente directa o indirectamente, para que
poco a poco nos vayamos conectando con la imagen divina que llevamos dentro. Dios no es sólo
amor. El miedo nos enjaula. Jesús ha venido a librarnos del temor absurdo que en lugar de
ayudarnos a centrarnos en la gratuidad y la espontaneidad, nos conduce a la sospecha y la
condena sistemática de nosotros mismos y de los demás. Por eso el mensaje de Jesús nos parece
demasiado hermoso para ser verdad. Él quiere que vivamos despiertos. Desea que vivamos para
amar, que nos demos cuenta de que del amor salimos, en el amor caminamos y hacia la plenitud
del amor nos dirigimos.
La imagen que tengo de Dios y de mí mismo alimenta y nutre las opciones fundamentales que
tomo en la vida. No es lo mismo, por ejemplo, ser un religioso enseñando en una escuela con la
imagen distorsionada de Dios como juez, y de sí mismo como reo, que ser un religioso con una
alta autoestima, que confía en la misericordia de Dios como Padre. En el segundo supuesto la
acción educativa será agradable y positiva, generadora de amor y vitalidad. He aquí algunas de
las imágenes distorsionadas de Dios que pueden habernos influido:
• El dios perfeccionista: implacable con aquellos que no son perfectos.
77 P. Ionata, “I guai del perfezionismo religioso”, Cittá Nuova 2 (1990) pp. 44-45. Citado por Giovanni Cucci,
SJ, “La Fuerza que Nace de la Debilidad, Aspectos Psicológicos de la Vida Espiritual”, Sal Terrae,
Santander,2, pp. 359-360 78 “¿Qué decir del concepto Dios? Los cristianos hemos de apearnos de los conceptos de Dios, como los
ateos, que en eso nos llevan ventaja. Conceptos, todos podemos tenerlos, con tal de que no los confundamos
con la realidad. El concepto de Dios no deja de ser un concepto de una realidad inefable, y si tienes ese
concepto, por lo menos, que sea un concepto de un Dios bueno, generoso, magnánimo y llenos de verdadero
amor. Pero, por favor, que no sea un concepto tan raquítico que lo convierta en un Dios justiciero, poderoso
y vengador. Hagamos por lo menos un Dios más grande y generoso que nosotros.” ( Tony de Mello, “Auto-
liberación interior”, Ed. Lumen, Argentina, 1999, pp. 209-210)
~ 151 ~
• El dios sádico: cuya presencia nos aplasta, exigente hasta la sangre
• El dios negociante: exige obras, guardar la imagen. Mercantilista: doy para que me des.
• El dios intimista: hecho a mi pobre medida, de mi propiedad, a mi semejanza
• El dios manipulable: a través de los ritos, oraciones, conocimientos esotéricos…
• El dios juez implacable: listo para juzgarnos y condenarnos
• El dios todopoderoso: lo hacemos responsable de todas las potencias del mal y de los desastres que ocurren
• El dios de la falsa paz: aunque sea sin justicia. No exige radicalidad. Es el dios del “estado del bienestar”
La gran revolución sobre el concepto cristiano de Dios consiste en atrevernos a llamarle Abbá,
Padre, igual que el niño que se dirige con confianza ilimitada a su padre. Esta enseñanza la hemos
recibido de nuestro Salvador Jesucristo. La enseñanza quedó tan firmemente arraigada en las
primeras comunidades que Pablo fundó. Él no conoció físicamente al Señor, y sin embargo
escribe: en la carta a los Romanos: “En efecto, todos los que son guiados por el espíritu de Dios,
son Hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavitud para recaer en el temor; antes bien,
recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El espíritu mismo
se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con Él para ser también
glorificados con Él.”79
DÍA NOVENTA
Llegamos por fin a la meta prometida. Hoy acabamos nuestra andadura de crecimiento según las
pautas almacenadas en este escrito, pero la verdad es que la vida de cada persona es una
peregrinación sagrada que nunca acaba, hasta el día en que por fin nos encontramos abrazados
por el Amor que no tiene límites.
Es hora de salir afuera desde el centro de nuestro ser; salir a las periferias con la intención de ser
sanadores a pesar de nuestras heridas. Es hora de compartir lo mucho que hemos recibido
aunque nos sintamos eternos mendigos de amor y cercanía. Todo lo que compartimos no se
79 Rm 8, 14-17
~ 152 ~
agota ni se extingue. Como la energía física, el amor se transforma, se multiplica y nos
transforma.
Es verdad que la pobra de arte que somos cada uno de nosotros no está terminada. La fuerza del
Espíritu sigue su trabajo creador desde dentro de nosotros mismos. Una cosa es cierta:
ayudamos al Espíritu en su trabajo cada vez que nos hacemos disponibles para que otros se
beneficien de lo que nosotros ya estamos gozando.
Un gran hombre, bien integrado, –Francisco de Asís- nos enseña cómo hacerlo de manera
admirable, en el siguiente texto:
“Pero, Dónde comenzar, padre. Dímelo. Preguntó Tancredo.
- La cosa más urgente, dijo Francisco, es desear tener el espíritu del Señor. Él solo
puede hacernos buenos, profundamente buenos, con la bondad que es una sola cosa
con nuestro ser más profundo.
-
Se calló un instante y después volvió a decir:
- que les haga sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo’.
‘El Señor nos ha enviado a evangelizar a los hombres. Pero piensa por un momento lo que
es evangelizar. Mira, evangelizar a un hombre es decirle: ‘Tú también eres amado en el
Señor Jesús. Y no sólo decírselo sino pensarlo realmente. Y no sólo pensarlo sino portarse
con este hombre de tal manera que sienta y descubra que hay en él algo de salvado, algo
más grande y más noble de lo que él pensaba y que se despierte así una nueva consciencia
de sí. Eso es anunciarle la buena nueva y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole
nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de confianza
y estima profundas. Es preciso ir hacia los hombres. La tarea es delicada. El mundo de los
hombres es un inmenso campo de lucha por la riqueza y el poder, y demasiados sufrimientos
y atrocidades les ocultan el rostro de Dios. Es preciso, sobre todo, que al ir hacia ellos no
aparezcamos como una nueva especie de competidores. Debemos ser medio de ellos
testigos pacíficos del Todopoderoso, hombres sin avaricias ni desprecios, capaces de hacerse
realmente sus amigos. Es nuestra amistad lo que ellos esperan, una amistad que les haga
sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo.”
~ 153 ~
… El sol había caído detrás de los montes y bruscamente había refrescado el aire, el viento
se había levantado y sacudía los árboles, era ya casi de noche y se oía subir de todas partes
el canto ininterrumpido de las cigarras”.80
Fernando Negro Marco, Sch. P.
80 Eloi Leclerq, ‘Sabiduría de un pobre’, ed. Morova, Madrid, 1987, pp. 163-164
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