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Trabajo Final de Grado para optar al Título de
Magister Scientiarum en Diseño Arquitectónico
Universidad Central de VenezuelaFacultad de Arquitectura y Urbanismo
Comisión de Estudios de PostgradoMaestría en Diseño Arquitectónico
A u t o r :A r q . F a b i o M a s s i m o C a p r a R i b e i r o
T u t o r :A r q . F r a n k M a r c a n o R e q u e n a
Fecha:noviembre 2012
AMBOS LADOS DEL LINDEROLa transgresión del límite: estrategia para reconectar la arquitectura y la ciudad.
a Andrea Erika Mercedes Joselyn Ailed Javier Daniel
y sobre todo a mis padres y a quienes me acompañan sin estar...
Gracias
Índice Resumen 001
Introducción 003
Capítulo 01 Planteamiento de la Investigación Piedra sobre piedra 007 Una problemática compuesta - Definición del problema 009 Dibujar un norte - Hipótesis 011 Eldóndedelareflexión-Alcances y objeto de estudio 013 Pesoespecífico-Justificación 017 Propósitos concretos - Objetivos 021
Capítulo 02 Estructura Metodológica Engranando procesos 023 Valor del trazado en las estructuras y procesos 025 La metodología, del diseño a la investigación 027 Compleja red de procesos 032
Capítulo 03 Cuerpo Teórico El entendimiento de lo simple 043 Conocernos 045 Atenciónalcontextofísicoatravésdeladualidaddelpaisajecaraqueño 046 Los distintos gradientes de propiedad 053 Elverdenodistingueentreparqueociudad 063 Relacionesentreelindividuoysucontextofísico 068 Connotación del límite 075 Ellímiteysusconexiones,conceptos 076 Delasmurallasalmuro 087 Las condiciones y operaciones reconocibles en el límite 093 El lindero como herida en el tejido urbano 115 El retiro como espacio intersticial 129 De la Ciudad Jardín a los retiros 130 El intersticio no hace lugar 135 Elretiro,espaciodetodosydenadie 142 Elretirodefrente,espaciodelaciudad 146 Buscando la calle 151 Lacallecomoplataformadeflujosyactividades 152 Diversificacióndelacalle 156 Algunasparticularidadesdelaaceracaraqueña 161
Capítulo 04 Estudio de casos y reflexiones finales Pronunciación en lenguaje arquitectónico 165 Síntesisdecriterios 166 Una calle para abrir camino 170 Del borde hacia adentro 199 Abordandolosgradientesdelopúblico 204 Reflexiones finales 215
Notas 225
Bibliografía 227
Los linderos negándose a la ciudad. Santa Mónica-Caracas. Esquemaenplantadelasituaciónantesydespuésdelamaterializacióndeloslinderos.Retiros en completo anonimato. Santa Mónica-Caracas. Ocupación anárquica de los retiros. Santa Mónica-Caracas. Acerasafectadasnegativamenteporeldeterioro, la infraestructura, laarborizacióny losusosnoplanificados.LosChaguaramos-Caracas. Ejemplo que resume la problemática planteada. Los Chaguaramos-Caracas. El programa como punto de contacto entre el ámbito público y el privado. Boston-EEUU.Esquema representativo de la idea del solape.“Marco06”abstracciónquebuscarepresentarlaideadelsolape.Montajesquemuestranlainclusióndelverdeenformadepaseosoparquessobrelosespaciosderetiro.Esquemaquerepresentaelengranajeatravésdellímite.Ubicación de la Parroquia San Pedro en la ciudad de Caracas.Ubicación de la Calle Codazzi en la Parroquia San Pedro.Prácticas en preparación para el Concurso de Oposición.Parque Galipán. Lomas del Ávila-Caracas.Elarquitectocomointérpretedeungrupodevariablesensuprocesodediseño.Esquemadelarepresentacióndelprocesodeproyecto“Ideogram”deX-Architects.(Duran&Eguaras,2009).EsquemaquerepresentaelcírculohermenéuticodeDilthey.EsquemaquerepresentaelcírculohermenéuticoasociadoalasideasdeMarcAugésobrelanecesidaddeestudiarlarelaciónentrelos elementos.Esquemadedesarrollodelaestructurametodológicaqueespecificalasetapasfundamentalesdelproceso.Evolución del proceso metodológico I.Evolución del proceso metodológico II.Esquema metodológico lineal.Esquema metodológico circular.Esquema metodológico en espiral.Las dos escalas del paisaje caraqueño. Chulavista-Caracas.Paisaje-Urbano desde lejos. 1- Venecia-Italia. 2- Cartagena-Colombia.Paisaje-Urbano desde cerca. 1 y 2- Budapest-Hungría.Paisaje. Gran Cañón-EEUU.El Paisaje como concepto no dependiente de la escala.Elespaciourbanomodeladoyactivadopositivamenteporlasedificaciones.1-Madrid-España.2-Ávila-España.Extensióndelaactividadprivadasobreelespaciopúblico.Boston-EEUU.Ocupación anárquica sobre el retiro. Valle Abajo-Caracas.Alcabala que muestra un desarrollo progresivo hasta cerrarse por completo. Caurimare-Caracas.Calle pública que atraviesa el espacio privado, propuesta por los proyectistas del C.C. San Ignacio la cual, junto al desarrollo de una plaza, hicieron que la alcaldía permitiera mayor metraje de construcción. C.C. San Ignacio-Caracas.Lindero que mantiene la esquina abierta gracias a la presencia del comercio. Los Chaguaramos-Caracas.1- Imagen que representa los espacios públicos dispersos. 2- Imagen que representa los espacios públicos continuos.La naturaleza surgiendo por sí sola.1- Ejemplo de una calle con baja presencia de árboles. 2- Ejemplo de una con alta presencia de árboles. Santa Mónica-Caracas.Viviendasproducidasenseriequedificultanlalegibilidad.Madrid-España.Muestra del estado de deterioro de las calles. Santa Mónica-Caracas.Comparación entre dos calles de Municipios distintos. 1- Calle de Chacao, Municipio Chacao-Caracas. 2- Calle de Santa Mónica, Municpio Libertador-Caracas.Ejemplosdelaafectaciónindividualdelpaisajeurbano.SantaMónica-Caracas.Representación del concepto de barrera.Representacióndelconceptodefrontera.Representación del concepto de umbral.Representacióndelconceptodeinterfaz.Obratitulada““Laconnotacióndellímite”.2011.Parte1/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodebarrera.Parte2/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodefrontera.Obratitulada““Laconnotacióndellímite”.2011.Parte3/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodeumbral.Parte4/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodeinterfaz.Parte5/5delaobra““Laconnotacióndellímite”referidaalconceptodeorilla.1-“SerieOrillas66”.2-“SerieOrillas11”.3-“SerieOrillas14”.Conjuntodefotografíasquebuscascapturasyenfatizarelcaráctercam-biantedelaorillacomorepresentaciónmetafóricadelconceptodelímite.La disposición de la vegetación en conjunción con el muro. Parque La Estancia-Caracas.BordemarítimodeBarcelonacomoejemploderecuperacióndeunfrentedeaguaenañosrecientes.Barcelona-España.Cuadro comparativo de los elementos del límite y sus condiciones.Leyendadelasimbologíacreadaparaidentificarcadaposibilidaddeelemento-condiciónenellímiteLeyendadelasimbologíacreadapararepresentarlasrelacionesgradualesexistentesentrecadaunadelasposiblescombinaciones,y como estas pueden mezclarse dependiendo de la situación.Ejemplosde límitesconcomportamientosmúltiples:1-Diferenciadepavimentocomobarreraprogramáticayumbralespacial.2-Murocaladocomobarreraespacialyumbralsensorial.3-Elevadocomointerfazespacialenelsentidolongitudinalybarrerasensorialen el sentido transversal.A la izquierda el muro como barrera sensorial en primer lugar, luego programática y sensorial. A la derecha la reja como barrera pro-gramática y además espacial. Santa Mónica-Caracas.Alaizquierdaelmurobajocomofronteraespacialylasescalerascomointerfazespacial.Alcentroyalaizquierdaelpavimentocomoumbralespacialylostuboscomofronterasensorial.BelloMote-Caracas.Pavimentocomoumbralespacialydivisióndelmismocomofronterasensorial.ElRosal-Caracas.Alaizquierdaunainterfazprogramática,espacialysensorial.Alcentroelumbralespacialylafronterasensorial.Aladerechalainter-fazprogramática.SantaMónica-Caracas.Muro como barrera sensorial, programática y espacial. Los Chaguaramos-Caracas.Alcentroelumbralprogramático.Aladerechaelinterfazespacialysensorial.SantaMónica-Caracas.
Índice de figuras
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Fig. Pág. Contenido
Alaizquierdainterfacesprogramáticos,espacialesysensoriales.Alcentroelinterfazylafronteraespacial.Aladerechalafronteraprogramática y espacial. Santa Mónica-Caracas.A la izquierda arriba la barrera sensorial, programática y espacial. A la izquierda abajo el umbral espacial, sensorial y programático. Al centroyladerechainterfacesprogramáticos,espacialesysensoriales.SantaMónica-Caracas.EjemplosdelasintervencionessobrelímitesdeloshermanosLöbbertpublicadasenellibro“Intermezzo”.1-Bodenarbeit,987.2-Me-hrteiligeRaumskulptur,1993.3-Gartenarbeit,1994.“serie-b&n_100”.Conjuntode100piezasproducidasaraízdelaexperimentaciónabstractaentornoallímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondesequiebraellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondesesobrepasaellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondeseenfatizaellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondeseopacaellímite.Casosdela“serie-b&n_100”dondesedeformaellímite.Leyenda de las operaciones. Resumendelasoperacionesrepresentadasenla“serie-b&n_100”.Ejemplosdeelementostipofronterapresentesenla“serie-b&n_100”.Ejemplosdeelementostipointerfazpresentesenla“serie-b&n_100”.Ejemplosdeelementostipoumbralpresentesenla“serie-b&n_100”.Ejemplos de linderos actuando como barreras. Santa Mónica-Caracas.El lindero de la unidad al conjunto.Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos; en el tejido de cascos.Planosdellenos,estructuraparcelaria,vacíos,vacíosinternosalaparcelaylinderosconstruidos;eneltejidodeextensión.Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos; en el tejido de polígonos.Planos de llenos, estructura parcelaria, vacíos, vacíos internos a la parcela y linderos construidos; en el tejido de barrios.Cuadrocomparativodelostiposdetejidosenfunciónde:llenos,estructuraparcelaria,vacíos,vacíosinternosalaparcelaylinderosconstruidos.Ejemplos de los linderos en crecimiento dentro de la zona de estudio. Valle Abajo-Caracas.Situaciónactualdesubutilizacióndelosretirosdefrente.SantaMónica-Caracas.Calledesconectadaentodoslossentidosdelasedificaciones.LosChorros-Caracas.Desarrolloperiféricoqueevidencialasviviendasaisladasylascallesciegas.LasVegas-EEUU.Ejemplo de espacios intersticiales. 1- Valle Abajo-Caracas. 2- Santa Mónica- Caracas.Situaciónexistente#1.Propuesta#1.Situaciónexistente#2.Propuesta#2.Situaciónexistente#3.Corredor de dos niveles.Gradería de dos niveles / corredor cubierto.Diferenciasespacialesentreelpatiocomopuntocentralyelretirocomoáreaperimetral.Situaciónactualdelosretirosdefrenteenlazonaestudiada.Sepuedenevidenciarconstruccionesanárquicas,estacionamientosfueradenorma,yretiroscompletamentevacíosyanónimos.ParroquiaSanPedro-Caracas.Esquema que representa al retiro como un espacio ignorado generalmente.Esquemaquerepresentaalretirocomounespacionegadoporellinderoyporeledificio.Esquema que caricaturiza las condiciones de aislamiento impuestas por el lindero y el retiro.Esquemaquerepresentalaubicacióndelretirodefrente.Imagenquehabladeunposiblefuturoendondelaocupacióndelosretirosdefrentepermitaextenderáreapeatonal.La calle como el resultado de las acciones adyacentes. 1- Florencia-Italia. 2- Venecia-Italia.1- Av. Libertador - Caracas. 2- Bulevar Sabana Grande - Caracas.Imagenilustrativadelconcepto“completestreets”.www.tacomatomorrow.comSeries“heridas”.Recopilacióndelaformasdeafectacióndelainfraestructuraenlaacera,evidencianeldeterioroproducidoporsudescontrolada ejecución.Lasacerassiendoocupadasporactividadesnoplanificadas.Renovación de la Av. Francisco de Miranda contemplando múltiples actividades sobre la acera.Ubicación de la Calle Codazzi.Situación actual de la Calle Codazzi, donde se puede observar los síntomas del problema planteado.Planode“llenosyvacíos”delaCalleCodazzi.Planode“alturas”delaCalleCodazzi.Planode“usos”delaCalleCodazzi.Planode“linderosconstruidos”delaCalleCodazzi.Planode“retirosvacíosyocupados”delaCalleCodazzi.Planode“espaciovehicular”delaCalleCodazzi.Planode“espaciopeatonal”delaCalleCodazzi.Planode“obstáculos”delaCalleCodazzi.Planode“árbolesyáreasverdes”delaCalleCodazzi.Planode“tiposdepropiedad”delaCalleCodazzi.Leyenda de los elementos y condiciones reconocibles en el límite.Leyenda de las operaciones aplicables sobre la barrera.Planteamiento general.Diagnóstico, operaciones y propuesta del sector 1.Diagnóstico, operaciones y propuesta del sector 2.Diagnóstico, operaciones y propuesta del sector 3.Diagnóstico,operacionesypropuestadelsector4.PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#01PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#02PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#03PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#04PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#05PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#06PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#07PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#08PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#09
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Fig. Pág. Contenido
Nota: Todas las fotografías y obras presentadas en este trabajo son producto del autor a menos que se especifique lo contrario.
PerspectivadelapropuestaparalaCalleCodazzi#10Planos comparativos del espacio peatonal.Planos comparativos del espaciovehicular.Planode“ciclovíapropuesta”delaCalleCodazzi.Planos comparativos de las áreas verdes.Planos comparativos del tipo de propiedad.Muestra del tejido en la zona de intervención.Criteriosconrespectoalbordedelaintervención:1-Pasolibreenlaplantabaja.2-Extensióndelespaciopúblicohaciaadentrodeledificio.Fachada que resalta su permeabilidad tanto espacial como sensorial. Perspectivaquemuestralaterrazaqueconstruyeumbralesentrelaciudadylaedificación.Muestradeltratamientodelasplantasbajasdondeseevidencialostratamientosdelasuperficiedepavimento.BocetosquerelacionanlasideasdeGordonCullenconlasdecisionestomadasenlosproyectos,haciendoénfasisenlapermeabi-lidad.Cortequemuestraelespaciopúblicoyprivadorelacionándoseatravésdelaedificación.Fotografíadelaentregafinalconteniendotodalainformaciónpresentada.SituaciónexistenteenelbulevardePaloVerde.Esquemasdedesarrollodelaidea.1-Situaciónexistente.2-Trazosperpendiculares,umbrales.3-Deformacióndelasfranjaspropues-tas.4-Fragmentacióndelasfranjaspropuestas,umbrales.Plantadelapropuestaquepermitenobservareltratamientodelsueloamaneradefranjas.Imágenes que muestran la manera en que se percibe la propuesta desde la mirada de quien habita el espacio.Situación previa a la intervención en el Parque Galipán I.Esquemasdedesarrollodelaidea.1-Situaciónexistente.2-Extensióndelespaciopúblico,umbraldeacceso.3-Interfazdeaccesoyfronterasensorial.4-Fronterasespaciales.Planosdepropuestaquepermitenobservarlostratamientosdelpavimentoylasfronterasyumbralesespacilesconstruidosentreellos.1-Planosdelmuraldelparque.2-Monolitodeidentificacióndelparque.1- Parque construido, umbral de acceso. 2- Imagen del proyecto con los colores originales. 3- Parque construido, relación de los pavi-mentosyelmural.4-Parqueconstruido,espaciosinternos.SituaciónexistenteenelterrenodeGalipánII.1-Plantadelapropuestasinlosárboles.2-Plantadelapropuestaconlosárboles.3-RelaciónentreGalipánIyII.4-Áreadeaccesoa Galipán II.1-Umbralentrelosparques.2-Interfaces.3-Fronteras.1-Gradería,fronteraentrelacanchayelparque.2-Mirador,interfazsensorialdelparqueconlaciudad.
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Resumen
En Caracas, el límite entre las parcelas privadas y el es-pacio público ha tenido un crecimiento vertical ace-lerado sobre todo en años recientes. La búsqueda por aislarse de la ciudad ha propiciado que estas líneas legalesdedefinicióndepropiedad,llamadaslinderos,se materialicen en rejas y muros cada vez más impo-nentes trayendo consigo una serie de complicaciones que suelen deteriorar los espacios a su alrededor.Entrelosprincipalesespaciosafectadosporellinderoseencuentrael retiro,el vacíoentre laedificaciónyla ciudad, el cual adquiere características residuales en la mayoría de los casos al verse ahogado entre el edificio y el lindero. Mientras, externamente la calleve cortado el componente de actividad que le suele brindar la propiedad privada, especialmente la plan-tabaja,loqueacentúalaindiferenciaqueseasientasobre ella. El conjunto de estas circunstancias se han ido engranando para deteriorar el paisaje urbano de laciudad,enunafórmulaqueseextiendeatravésdegran parte de esta metrópoli.Los pasos para avanzar en el abordaje de estos temas giran en torno a una metodología cualitativa, que se apoyafundamentalmenteenmétodoshermenéuticoslos cuales se han asociado a otros procesos propios del proyecto arquitectónico para construir un andamiaje específicoparaestetrabajo.Precisamenteatravésdeesaestructurasehadesen-trañado un análisis que permite reconocer los elemen-tos del problema, para ahondar sobre cada uno de ellos y evidenciar las circunstancias que los han hecho amalgamar este deterioro en las relaciones de la ciu-dad. Igualmente propone un conjunto de categorías y operaciones necesarias para intervenir sobre el límite, las cuales desencadenan una serie de intervenciones quepermitenmostraratravésdelaarquitecturaalgu-nas de las posibles vías para abordar este escenario. Las propuestas sobre esta intrincada situación limítro-fe,nosolopermitenmostrarunfuturoparalelodistintoal que dirige actualmente a la ciudad, sino que ade-más registran algunas de las posibilidades que brinda el intercambio como medio de enriquecimiento mu-tuo. Demostrando así que lo caminos más interesantes, productivos y positivos para la ciudad, se encuentran en la interacción entre los gradientes de lo público y lo privado.
Abstract
InCaracasthelimitbetweentheprivatepropertyandthepublic spacehashada fast verticalgrowinges-pecially in recent years. The search for isolation fromthecityhasmadeafavorableatmosphereforthema-terializationoftheseboundaries,calledpropertylines,turningtheminrailingsandwallseachtimemorepro-minentthathavebroughtseriesofcomplicationsdete-riorating the spaces around them.Amongthemainspacesaffectedforthisboundarywecanfindthesetback, theemptyspacebetweenthebuildingandthecity,whichacquireresidualcharacte-risticsinmostcaseswhenitfinditselftrapedbetweenthebuildingandthewall.Ontheothersidethestreetisunplugfromtheactivitiesthatcomefromtheprivateproperty,especiallyon thegroundfloor,whatmakesevenstrongerthedetachmentwithit.Additionally,thisgroupofcircumstanceshavebeenworking togethertodeterioratetheurbanimage,inaformulathanex-tendthroughanimmensepartofthemetropolis.Thestepstowalkthroughthediscussionofthesethe-mes go around a qualitative methodology, which issupported basically in hermeneutic methods that have been associated with the process of the architectu-ralprojecttobuildaspecificstructureforthispieceofwork.Precisely through this methods an analysis have been madetorecognizetheelementsoftheproblem,togodeeponeachofthemandtoshowthecircumstancesthat made them built this detriment on the relations-hipsofthecity.Inthesamewayagroupofcategoriesand operations is proposed to mediate on the limits, strategiesthataregoingtoboostaseriesofinterven-tionsthatshowpossiblewaystoreconcilethisproblemthrough architecture. The proposals on this complicated situation allowshowingaparallelfuturedifferenttothecurrentcourseofthecity,andalsomakeitpossibletoregistersomeoftheoptions thatare thinkable through theexchangeasabridgeformutualgrowing.Showingthiswaythatsomeofthemostinteresting,productiveandpositiveswaystodevelopthecity,canbefoundintheinterac-tionbetweenthedifferentgradientsofthepublicandprivate entity.
Key words: limit, property line, setback, interstice, si-dewalk,street,overlap,relation.
Palabras clave: límite, lindero, espacio de retiro, inters-ticio, acera, calle, solape, relación.
0 0 3
Introducción
ElpresentetrabajoseiniciaatravésdeunareflexiónsobrelaciudaddeCaracas,
formalizadaa travésde laMaestríaenDiseñoArquitectónico. Lacualnaceen
mis trabajos de pregrado que brindaron la oportunidad de estudiar los espacios
intersticiales de la ciudad, haciendo evidente que mucho más que residuos, son
incógnitasquepodríansignificaroportunidadesparasubsanaralgunasdelasne-
cesidades que presenta la urbe actualmente.
Laatenciónsobreuntematanextensoyprometedorcomolos intersticiosurba-
nos, seconvirtióenelmotivo fundamentalparadesarrollaruna investigaciónal
respecto. Centrando la mirada en el contacto entre el espacio público y privado,
específicamenteenloslinderosyretirosdefrente,queparecenhaberseconverti-
doenunaincógnitaextendidaalolargodelaciudad.Unasituacióndecarácter
residualdonde:elarquitectohacepredominaraledificiodejando superímetro
olvidado entre gramados y muros, y el diseñador urbano no lo interviene por ser
depropiedadprivada.Evidenciandodeprimeramanoquelareflexiónsobreestos
espacios intermedios debe hacerse apoyando un pie en cada disciplina.
Lainseguridadparecesereldetonantedeunlinderoquecreceysedensificaprác-
ticamente sin control legal alguno. Una búsqueda personalizada por el aislamiento
que sehaconvertidoen laherramienta fundamentalpara separarsede laciu-
dad,afectandonosolamentealaslíneasparcelariassinotambiénalosespacios
adyacentes. Desde un punto de vista arquitectónico más asociado a la parcela,
elretiroseveencerradoentreel linderoylaedificación,resultandoenunvacío
intersticial que no encuentra su vocación. Mientras que para la ciudad las conse-
cuencias se traducen en calles y espacios públicos dislocados de las actividades
presentesenlasedificaciones,fomentandoasísuestadodesoledadyabandono.
Sumadas, estas circunstancias representan un desperdicio de oportunidades, que
promuevenintervencionesanárquicasqueaceleranlafragmentacióndeltejido
urbanodesdeesarelaciónbásicaentreeledificioylaciudad.
Paraporabordaruntemaintrincadocomoeste,sequerequieredelaaproxima-
cióndesdevariosfrentes;paraloquesehaestablecidounaestructurafundamen-
tada en cuatro capítulos.
Elcapítulo1serefierealplanteamientodelainvestigación.Enélseconstruyela
0 0 4I n t r o d u c c i ó n
definicióndelproblemacentrándoloenlareflexiónsobreellindero,entendiendo
quesudensificaciónhacecadavezmásprofundaladivisiónentreelespaciopú-
blico y privado. Situación que participa de un círculo vicioso donde los retiros de
frentesevenabandonadosoanárquicamenteintervenidosylacalleacrecienta
su estado de soledad. Circunstancias que además son capaces de alterar negati-
vamente el espacio urbano, deteriorando su imagen y debilitando la apreciación
que el habitante tiene de la ciudad. Seguidamente, las hipótesis y los objetivos se
planteanlaposibilidaddeabordareltemaatravésdeldebilitamientodelcarác-
termetafóricamenteimpermeabledellindero,parafomentarelintercambioentre
eledificioy laciudadatravésdeunacategorizaciónde lasposibles formasde
relación.
El capítulo 2 establece la estructura metodológica. La cual se ha relacionado a
métodosdelprocesoarquitectónicoenfuncióndeaproximarlaaladisciplinapro-
pia del presente trabajo. Se parte desde el análisis del propio objeto de estudio
paratrazarunaconfiguracióncualitativaqueseleeatravésdelosojosdelautor;
desarrollandobásicamentetresfrentesencadacapítulo:lasemántica,lahistoria
y la situación actual. Abordando cada uno de los temas en un marco herme-
néutico,quepretendeextraerlainformaciónnecesariaparalaposteriorsíntesisy
comprobación.
El capítulo 3 contiene el cuerpo teórico que se ha divido a su vez en los tres compo-
nentesfundamentalesdelproblema:ellindero,elretiroylacalle;precedidospor
laconstruccióndeunmarcocontextualqueubicalareflexiónenlascondiciones
particularesdellugar.Así,partiendodeesecontexto,seestudialacontraposición
queexisteentrelascapasprincipalesquecomponenleciudad:unanaturalque
semanifiestadesde lo lejosyunaartificialque seha idodensificandodesdeel
centro del valle.
Habiendoreconocidoelcontexto,elsegundosegmentoestudiaellinderoymás
en general el límite, como eje central de la presente investigación. Donde se hace
énfasisenlaposibilidaddereconocerlocomomedioparalaseparaciónuopor-
tunidad para la relación, dependiendo del punto de vista, abriendo paso para
clasificarlasformasenquesepresentaylasposiblesoperacionesparaintervenirlo.
Posteriormente se inicia el estudio del espacio de retiro donde la discusión se cen-
tra en las posibilidades que dicho espacio representa para la ciudad, en contra-
posición a la condición residual que lo abraza y le impide alcanzar un sentido de
0 0 5
lugar. El cuarto y último ámbito de este cuerpo teórico tiene que ver con la calle,
comoadyacenciaexternadellindero,sobrelaquesetiendeunestadogenera-
lizadodesoledadqueafectaparticularmentea lasaceras.Lascuales,porotro
lado,sehanvistoinvadidasporunavariedaddeusoseinfraestructuraquetermina
por violentar su integridad y disuadir al peatón. En conjunto, estas circunstancias
se suman y entrelazan para debilitar el paisaje urbano y dirigir negativamente el
comportamiento de los habitantes.
Unavezconstruidasyentendidas las relacionesentre lospuntosqueconforman
esta problemática en torno al lindero, se sintetizan conceptos, categorías y estra-
tegiascomoalgunosdelosaportesdelainvestigación.Atravésdeloscualesse
formulanloscriteriosquedebenseguirlasintervencionesqueatiendanlasepara-
ción entre el espacio público y privado; criterios que guiarán las comprobaciones
que se han desarrollado sobre el tema.
Elcapítulo4concentraprocesosdecaráctermáspráctico,asociadosalasexplo-
racionessobrelascualesseviertenlostemasestudiados.Divididoentresexperien-
cias distintas, este capítulo pone a prueba los conceptos, categorías y criterios de-
sarrollados anteriormente. Además se vislumbran algunas de las direcciones que
podría tomar la investigación.
Comocierre,lamiradaenretrospectivapermitiráexponerlosaportesgenerados
atravésdeltrabajo,asuvezseñalarloshilossueltosquedeberánserretomadosa
futuro.Enestepuntoseharáevidentequeladivisiónyelaislamientoseencuen-
tran muy lejos de convertirse en la solución, y es precisamente en el límite entre el
espacio público y privado donde se encuentra una gran oportunidad de brindarle
a la ciudad una mayor cohesión e integridad.
Deestamanera,atravésdeentenderyproponersobreestacolchaderetazos
que es nuestra ciudad, queda preguntarnos ¿estarán los trapos tan cortados y el
hilo tan enredado que no será posible coser un verdadero tapiz?
0 0 7
Capítulo 1 – Planteamiento de la Investigación
Piedra sobre piedra
EL presente capítulo inicia la investigación a partir de revisar el problema que ac-
tualmenterodeaaloslinderos,yapartirdeélconstruirunplanteamientoparaenri-
quecerlasrelacionesentreelámbitopúblicoyprivadoatravésdeestoslímites.Se
buscaademásexponerloscomponentesnecesariosparaconstruireltrabajoque
se desarrolla a posterior y se encuentra dividido en cinco partes:
Una problemática compuestaexplicacomoapartirdeunconjuntodecircuns-
tanciassehadefinidounasituaciónquerequiereatención, lacualseentrelaza
apartirdetrescircunstanciasfundamentales:ellinderocomoobstruccióndelas
relaciones,elretirodefrentecomoespaciointersticialylacallecomoespacioque
tiendeaintensificarsuestadodesoledad.
Dibujar un norte señala las hipótesis de la investigación, las cuales pretenden servir
deguíahaciadondedirigirlosesfuerzos.Enestepuntoseplantealatransgresión
dellinderocomoinstrumentopararecuperarlosespaciosyfomentarelintercam-
bioentrelaciudadylaedificación;loqueserviríacomopasofundamentalpara
que el retiro y la acera se complementen.
El dónde de la reflexióneselpuntoquedefineloscasosdeestudioaabarcaryse
identificanlasrazonesparasuelección.Aquíseubicatambiéngeográficamente
elcontextoquedarálugaralareflexión.
Peso específicosedaalatareadeexplicarqueladesconexiónesunproblemare-
levante,reconocidoatravésdeunamiradacualitativaycuantitativa,quepermi-
teentendersuvaloryporconsiguiente,elesfuerzodehaberrealizadoestetrabajo.
Propósitos concretosexponeelobjetivogeneralylosobjetivosespecíficosquese
han trazado.
0 0 9Una problemática compuesta
Una problemática compuesta - Definición del problema
Motivados por un deteriorado espacio público y una cre-
ciente inseguridad urbana, las intervenciones privadas tien-
den a encerrarse cada vez más, especialmente en el límite
entre el espacio público y el privado; el lindero de frente.
Ya que es ahí donde se separa la parcela de la ciudad, a
diferencia del resto del perímetro cuyas adyacencias son
otros espacios privados (Fig. 001). Dicha situación se hace
sentir particularmente en los sectores de la ciudad de Cara-
cas donde, por normativa, las edificaciones se separan del
perímetro por espacios vacíos llamados retiros. Siendo parti-
cularmente en estos casos donde se ha acelerado e inten-
sificado el crecimiento en altura y densidad de los linderos,
generalmente a manera de muros y rejas (Fig. 002).
En esta búsqueda desenfrenada por el aislamiento se ge-
neran consecuencias especialmente marcadas en el con-
tacto entre la parcela y la ciudad, tanto interna como ex-
ternamente. En el interior, los retiros se transforman en anillos
aislados construidos en torno a las edificaciones, los cuales,
al verse desconectados de la ciudad e ignorados por las
edificaciones se convierten en espacios de nadie, anóni-
mos, incluso residuales (Fig. 003). Situación que a su vez abre
la oportunidad para que se desarrollen intervenciones anár-
quicas que crecen obviando las legislaciones y en un total
desentendimiento de la ciudad (Fig. 004). Mientras que ex-
ternamente el espacio público, y particularmente la calle,
se desconecta de la energía y actividad que le brindan las Fi
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0 10 1 0
P i e d r a s o b r e P i e d r a
edificaciones. Fomentando los índices de inseguridad pro-
ducto del abandono y aislamiento de los espacios públicos,
lo que sin duda desencadena en una ciudad menos desea-
ble para vivir.
Adicionalmente se evidencia un desperdicio de oportuni-
dades al ver que situaciones como la basura, los anuncios,
inclusive la propia arborización y el mobiliario urbano con-
vierten a la actividad peatonal de las aceras en una expe-
dición más que en un paseo (Fig. 005). Cuando contradicto-
riamente pareciera que el único futuro planteado en nuestra
ciudad para el retiro de frente es el de convertirse en nuevos
canales de circulación vehicular. Situación que se encierra
en un avanzado estado de deterioro, sometido al desinterés
generalizado de las autoridades e inclusive de muchos de
sus habitantes.
En síntesis, como se puede observar en la imagen (Fig. 006),
es posible reconocer que un problema se construye en tor-
no al lindero que se materializa justo en el contacto entre
la parcela y la ciudad, generando consecuencias a ambos
lados. Adentro, los retiros se ven encerrados convirtiéndose
en espacios residuales que admiten la ocupación azarosa y
anárquica. Afuera, los espacios públicos resultan anulados
y la acera se ve ocupada por una cantidad de situaciones
que perjudican el espacio del peatón. Lo que en definitiva
deteriora la imagen de la ciudad y el arraigo que siente el
habitante por ella.
Fig.
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0 1 1Dibujar un norte
Dibujar un norte - Hipótesis
La hipótesis del presente trabajo comienza por exponer que la problemática antes
expuesta debe ser atacada desde una plataforma compleja, que contemple los
ámbitos relacionados en torno al límite. Ya que intentar abordar el problema a
través de un planteamiento simplista que comprenda únicamente al lindero o uno
de los lados afectados, no será suficiente para atender las situaciones involucradas
y así mismo resultaría incapaz de lograr la integración. Dicha plataforma compleja
se construirá a través de una necesaria reflexión sobre el tema, que permita, por
una parte, conocer los aspectos teóricos relevantes para explicar el fenómeno es-
tudiado y, por la otra, identificar caminos u oportunidades de intervención. Opor-
tunidades a través de las cuales se puedan desarrollar propuestas que avizoren
salidas y horizontes distintos a los que anárquicamente se han generado.
Inicialmente resulta indispensable enfocar el límite como tema central de la inves-
tigación, para ahondar a través de él en el entendimiento de los contactos donde
interactúan una inmensa variedad de circunstancias. Para posteriormente embar-
carse en un estudio del lindero orientado en la búsqueda por debilitar su carácter
impermeable como primer paso para re-conectar la ciudad. Dicha exploración re-
querirá de la inyección de una variedad de relaciones ligadas al ámbito espacial
y morfológico, pero también al perceptivo y programático;
todas pertenecientes a un recinto dual arquitectónico y ur-
bano (Fig. 007).
Para lograr tales interacciones será necesario construir un
solape entre las partes que desdibuje la línea que separa
espacios públicos y privados, de manera de asegurar un
intercambio profundo sobre todo en las áreas aledañas al
límite (Fig. 008 y 009). Dicho solape podría lograrse a través
de la añadidura, pero más probablemente se hará posible
por medio de la sustracción. Asimismo es posible llevar a
cabo acciones de organización, en donde no se altere la
cantidad o calidad de los elementos que hacen contacto a
través del límite pero sí su disposición, con lo cual se podría
incluso potenciar algunas lógicas existentes que se conside-
ren valiosas.
Fig.
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0 10 1 2
P i e d r a s o b r e P i e d r a
Por otro lado las reflexiones y propuestas desarrolladas en
torno al límite deberán cumplir con reconocer, por un lado,
el valor de la naturaleza dentro de la arquitectura realizada
en el trópico, y por el otro, la gran deficiencia de espacios
públicos que existe en la ciudad. De esta forma los espacios
de retiro, hoy en día intersticiales, que se extienden en gran
parte de la ciudad, podrían ser una oportunidad para mul-
tiplicar los espacios públicos y las áreas verdes equipadas
como detonantes de la congregación y el intercambio de
los habitantes (Fig. 010).
Todas las acciones deben verse centradas en la planeación
en conjunto de espacios y actividades, es decir, no se trata
de un desarrollo meramente formal sino que incluya además
los usos encontrados en las áreas limítrofes que puedan con-
tribuir a extender la permeabilidad y fomentar la relación
público-privado.
En pocas palabras, el planteamiento requiere de reflexionar
sobre el límite entre la parcela y la ciudad, desde una plata-
forma compleja que tenga en cuenta las condiciones fun-
damentales identificadas en torno al problema: el lindero, el
retiro y la calle. Donde se reconozca la importancia del límite
como eslabón necesario para lograr el intercambio. Imple-
mentando un programa de vínculos que permita la descom-
posición de las barreras mediante diversos formatos de rela-
ción, promoviendo a su vez el vacío como plataforma para
el espacio público y la intensiva incorporación del verde;
apoyados por actividades de iniciativa pública y privada.
Todo en virtud de incentivar la relación entre la ciudad y la
arquitectura (Fig. 011).
Fig.
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0 1 3El dónde de la ref lexión
El dónde de la reflexión - Objeto de estudio
Dentro de los mismos horizontes del trabajo es necesario tener en cuenta que el
definir, como acción fundamental que se realiza a través de un límite, no es una
acción negativa, por el contrario, conocer los alcances propios es un medio fun-
damental para conseguir los objetivos y focalizar los esfuerzos. Así, teniendo en
cuenta los puntos anteriores, se ha permitido definir el lindero como límite entre
el espacio público y privado mientras que, en torno a él, se estudia el espacio de
retiro de frente y la calle, haciendo énfasis especialmente en la acera; todo para
construir una unidad que va más allá del límite como línea bidimensional. Por lo
tanto es ahora necesario aclarar la ubicación donde se estudiará el tema.
La investigación se ubica en la ciudad de Caracas, capital de Venezuela. Metró-
poli que se caracteriza por encontrarse dentro de un valle que se extiende longitu-
dinalmente de este a oeste, en la región centro-norte del país, cerca de la costa,
pero que a su vez posee una altitud promedio de 900 metros sobre el nivel del mar.
Condiciones que le han brindado a la ciudad un clima tropical realmente benevo-
lente que facilita la posibilidad de generar condiciones de confort prácticamente
sin acondicionamiento artificial, e igualmente se nota prosperar fácilmente la di-
versidad de flora y fauna de la región.
Aunque el trabajo tiene una noción de la ciudad en general, estudiarla a profun-
didad sería una tarea titánica que se aleja de las posibilidades, por lo tanto se de-
cide tomar una fracción para ser analizada más en detalle. Asociado a esta visión
fragmentada existen elementos positivos y negativos que es necesario resaltar en
este momento. Por un lado, cualquier visión que no comprenda la totalidad va a
correr siempre el riesgo de dejar cosas por fuera, circunstancias distintas que no
aparecen en la muestra que se estudia. Pero por el otro, abarcar la totalidad es
una tarea prácticamente imposible en cualquier estudio.
Al tener en cuenta lo extensa que podría tornarse la revisión de casos de estudio,
se ha optado por la dirección contraria, seleccionar un espacio acotado que brin-
de el beneficio de poder profundizar en los análisis y reflexiones, donde elegir a
su vez un espacio reducido y claramente definido donde poder llevar a cabo las
comprobaciones. Entendiendo además que siendo una problemática que se repi-
te, las categorías desarrolladas respecto al tema de seguro podrán implementar-
se en otros lugares aunque requieran de ciertas adaptaciones. En otras palabras,
0 10 1 4
P i e d r a s o b r e P i e d r a
centrarse en el estudio de una parte teniendo en cuenta la posible intervención
de otros lugares a futuro, pasa por reconocer que en las partes constitutivas de los
elementos se encuentran los componentes básicos del todo. Aunque existan dife-
rencias, también existirán similitudes que los hacen pertenecer al mismo ente, en
este caso particular, a la misma ciudad.
Es así que, y reconociendo que el problema a estudiar es una situación presente
en gran parte de la ciudad, se ha seleccionado un sector de estudio que parte de
su división política. Caracas está dividida en 5 Municipios, los cuales se componen
a su vez por 32 Parroquias en total, unidad político territorial de menor rango en el
país, dentro de las cuales se selecciona la Parroquia San Pedro (Fig. 012). Encon-
trándose cerca del centro geográfico del valle, esta área presenta en casi toda su
extensión circunstancias características del problema antes planteado. Además, y
como razón fundamental para su selección, esta zona fue objeto de intervención
en algunas propuestas de pregrado que se expondrán más adelante. Por lo tanto
existe un conocimiento ya forjado del área, y fueron precisamente esas interven-
ciones dirigidas a espacios intersticiales, las que detonaron la exploración del linde-
ro como objeto de múltiples problemáticas en la ciudad.
Partiendo entonces de una observación general de la ciudad, se hace énfasis en
la Parroquia San Pedro para enlazar las experiencias previas al presente trabajo.
Donde, y continuando con esa misma línea de aproximación, se selecciona una
calle central del sector que recoge varias de las circunstancias que lo caracteri-
zan, para utilizarlo como marco de acción de las comprobaciones. Dicha selec-
ción se ha definido a través del propio hacer teórico y pro-
yectual, es decir, los análisis, las observaciones y las primeras
exploraciones, arrojaron pistas sobre cuales podrían ser las si-
tuaciones a indagar en profundidad. Esta escogencia debía
mantener una escala de intervención más cercana al hacer
arquitectónico que a los planes a gran escala propios del di-
seño urbano, ya que los horizontes de este trabajo plantean
la intervención de la ciudad a través de la pequeña esca-
la. Configurando espacios desde la perspectiva del peatón
que se sirven de las particularidades de cada lugar.
La selección agrupa un sector de cuatro cuadras del área
central de la Parroquia, las cuales se encuentran divididas
Fig.
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0 1 5El dónde de la ref lexión
en la mitad por la Autopista Valle-Coche y el Río Valle. Lo que quiere decir que
formalmente son dos calles, una ubicada en la Urbanización Valle Abajo y la otra
en la Urbanización Los Chaguaramos pero donde ambas responden al nombre de
Calle Codazzi y se encuentran perfectamente alineadas (Fig. 013). A simple vista
parece uno de esos casos recurrentes en la ciudad en donde las calles a ambos
lados del río se dejaron listas para comunicarse en un futuro pero nunca se llevó a
cabo dicha conexión. Aunque este es un tema importante relacionado al límite,
se aleja del interés por profundizar en la comprensión del lindero, así que se suma
a otras ramas de la investigación que quedan abiertas para futuras oportunidades.
La selección de este sector se debe a que recoge varios puntos clave para el
estudio del problema que se ha planteado: presencia de edificios unifamiliares y
multifamiliares; comercios en la planta baja o casas que han cambio su uso a co-
mercial; el liceo o colegio, como uso recurrente en este sector; calles arboladas y
sin arbolar; escasa presencia de espacio público; retiros de
frente invadidos, aislados o en completo abandono; aceras
obstruidas o en avanzado deterioro; presencia de usos no
planificados. Finalmente y como punto más relevante para
su escogencia como objeto de estudio, es la calle del sector
que más ha presentado crecimiento de linderos en forma
de rejas o muros. Un total de 12 linderos materializados en los
últimos 5 años.
Posteriormente y con intención de abrir el camino para que
las reflexiones aquí alcanzadas sean probadas en otras cir-
cunstancias, se incluyen dos experiencias adicionales. Una
en el campo académico del Concurso de Oposición para
profesor instructor de la Facultad de Arquitectura de la UCV
del 2011, y una en el campo profesional que comprende
los proyectos para el Bulevar de Palo Verde y los parques
Galipán I y II en Lomas del Ávila. Elegidos precisamente por
su coincidencia temporal con este segmento de la investi-
gación, y que muestran como se han aplicado en otras cir-
cunstancias los conocimientos desarrollados a partir de este
trabajo. Permitiendo además exponer la relación entre estos
campos del ejercicio del arquitecto.
Fig.
013
. Ubi
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0 10 1 6
P i e d r a s o b r e P i e d r a
Primero, los proyectos realizados en el Concurso de Oposi-
ción abierto por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de
la Universidad Central de Venezuela en marzo 2011, concur-
so en el cual participé como aspirante y me permitió entrar
como profesor Instructor de la UCV. El programa que rigió
este concurso incidió en gran medida en el tema desarro-
llado. Para el cual se plantearon propuestas a nivel de an-
teproyecto capaces de establecer un vínculo claro entre el
desarrollo teórico y la representación gráfica (Fig. 014).
Segundo, experiencias realizadas en un contexto netamen-
te profesional en las cuales aparece el tema de los espacios
públicos y específicamente cobra importancia la incidencia
del lindero dentro de la intervención. El Bulevar de Palo Ver-
de y los parques Galipán I y II, situados al este de Caracas y
contratados por la Alcaldía del Municipio Sucre, dentro del
marco del Programa Espacio Sucre donde se busca incentivar la recuperación
del espacio público. Lo que trajo consigo la necesidad de completar proyectos
con el fin de ser ejecutados, convirtiéndose en una experiencia importante en la
cual se exploró la relación entre lo proyectual y la investigación implicada. Esta ex-
periencia de diseño constituye la primera pieza de arquitectura construida por el
autor en la ciudad sobre la que se han considerado las temáticas aquí planteadas
(Fig. 015). Tanto los planteamientos del Concurso de Oposición como el programa
Espacio Sucre serán explicados con mayor profundidad en la segunda y tercera
parte del Capítulo 4 referentes a los estudios de casos.
En síntesis, a través del presente trabajo, se desea desarrollar una reflexión teóri-
co-práctica en torno al límite que permita mostrar nuevas posibilidades para este
ámbito arquitectónico. Entendiendo la amplitud de este tema, se hace una refe-
rencia específicamente a los espacios solapados entre lo público y lo privado en
el contexto de la ciudad de Caracas, en él, el lindero se convierte en espacio de
tensión en el cual aparecerán con mayor nitidez los efectos de esta conjunción.
En ningún momento se pretende abordar la totalidad del problema, ni llegar a
conclusiones categóricas, ya que este trabajo se constituye como un segmento
de lo que se empieza a construir como una línea de investigación. Se pretende
conformar una base sólida para el estudio de esta compleja problemática.
Fig.
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0 1 7Peso específ ico
Peso específico - Justificación
En este punto se especifican algunos de los elementos que evidencian la importan-
cia del problema construido para la presente investigación, sobre todo teniendo
en cuenta que muchos de los elementos involucrados, empezando por el lindero
y el retiro de frente, parecen existir en el punto ciego del observador donde no se
toma consciencia de la situación real.
El valor del objeto de estudio puede reconocerse en dos frentes: cuantitativo y
cualitativo. En primer lugar, puede medirse un valor que tiene que ver con las di-
mensiones, que puede ilustrarse de la siguiente manera:
El lindero de frente para una parcela de 15 m de ancho, considerando 3 m de
altura, formaría un plano de fachada de 45 m2, alcanzando los 90 m2 con 6 m de
altura. Un edificio de unos 5 pisos que podría ocupar dicha parcela contaría con
una fachada frontal de unos 270 m2, es decir, que el plano del lindero equivaldría a
la cuarta parte del frente de la edificación. Un muro o reja para este caso, podría
costar alrededor de Bs 33.000 contando con un precio por metro lineal de Bs 2.200.
En la Parroquia San Pedro si consideramos que posee un longitud total de lindero
de frente de unos 228.700 m, y la mitad de ellos se materializa estaríamos hablando
de una inversión de Bs 503.140.000; suficiente para formalizar 710.650 m2 de espa-
cio público, según el monto calculado por el Programa Espacio Sucre de 708 Bs/
m2 para acondicionar un terreno disponible y convertirlo en espacio público. Una
superficie como esta significaría alrededor de 11 m2 por habitante de la Parroquia.
Todos estos montos han sido calculados para el primer trimestre del 2012.
Para la calle Codazzi, los 12 linderos materializados recientemente pudieron haber
significado más de 800 m2 de espacio público acondicionado.
En cuanto al espacio de retiro es interesante considerar varias cosas. Un espacio
de retiro de 4 metros de profundidad y 15 metros de ancho, se traducen en 60 m2
de superficie, el equivalente a un apartamento promedio de 2 o 3 habitaciones.
Imaginando que la edificación a la que sirve cuenta con 6 pisos de altura, el vacío
alcanzaría los 1080 m3. Una edificación como esta podría alojar unas 48 personas,
lo que significa que el vacío construido por el retiro de frente representaría para
cada uno de esos habitantes 1.25 m2 de espacio público si se destinara para tal fin,
0 10 1 8
P i e d r a s o b r e P i e d r a
considerando únicamente este pequeño universo. El ejemplo no busca contabili-
zar el volumen como espacio vacío que debe ser construido para poderse apro-
vechar, por el contrario, permite dejar en evidencia la magnitud del vacío que
puede formar un retiro como este. El cual, como se ha reconocido anteriormente,
puede ser comúnmente subutilizado u ocupado anárquicamente.
Volviendo al ejemplo de la inversión, tomando en cuenta este ejemplo hipotético,
el monto que costaría construir el lindero de frente representa 3/4 partes de la in-
versión necesaria para formalizar el retiro de frente de esa misma parcela como
espacio público.
En un nuevo acercamiento a la realidad, la Parroquia San Pedro posee una po-
blación de 62.833 habitantes según el censo realizado en Venezuela en el 2011,
y se ha podido establecer a través de un levantamiento por imágenes satelitales
que cuenta con unos 58.499,64 m2 de espacio público. Esto se traduce en 0,93 m2
de espacio público por habitante, una cifra muy cercana a los 0,9 m2/hab. que se
ha calculado para la ciudad de Caracas. Si tomamos en cuenta que la UNESCO
recomienda entre 10 y 15 m2, es evidente que la ciudad y la parroquia se ubican
muy por debajo de ese margen. Ahora, si se considera que existen en la parroquia
un total estimado de 201.199 m2 (prácticamente 30 campos de fútbol) de retiro de
frente, esta cifra triplica el total de espacio público existente actualmente. Si tan
solo la mitad del área de esos retiros se convirtiera en espacio público equipado,
el índice en la Parroquia podría pasar de 0,93 m2 a 2,53 m2 por habitante.
Si se considera el caso de estudio de la Calle Codazzi, se pueden hacer estima-
ciones semejantes. Esta calle tiene una población estimada de 987 habitantes
(producto de multiplicar el número de unidades de vivienda por el índice de 3.9
habitantes por unidad de vivienda publicado en el mismo censo) y posee un único
parque de 422 m2, este le brinda un índice de 0,42m2 de espacio público por habi-
tante. Teniendo en cuenta que posee 5.622,34 m2 de retiro de frente, el coeficiente
podría alcanzar los 3,27 m2 si tan solo la mitad de esos retiros se destinaran para el
espacio público.
En cuanto a su importancia cualitativa, reconocerla parece un tema más delica-
do. Empezando por el lindero, este se ha convertido en muchos casos en la nueva
fachada de las edificaciones, alcanzando un indiscutible protagonismo, acom-
pañando al peatón durante su recorrido y participando vigorosamente sobre el
0 1 9Peso específ ico
paisaje urbano de la ciudad. Lo que resulta sumamente interesante sobre todo
tomando en cuenta que en la mayoría de los casos observados el lindero se mate-
rializa años después de terminado el edificio, no siendo considerado en el proyec-
to original y mucho menos consultado a un arquitecto para su diseño o ejecución.
Por otro lado, es también importante acotar que a través del lindero se puede con-
trolar el grado de relación física y visual con la ciudad, por lo que su crecimiento
significa muy probablemente el detrimento de esa relación. Lo que incluso podría
terminar por dejar al espacio de la calle literalmente encerrado entre muros.
Respecto al retiro de frente, su principal importancia viene dada por la reserva de
espacio no construido que significa para la ciudad. Aunque hoy en día parece re-
presentar un desperdicio, es sin duda una oportunidad sustancial para reflexionar
sobre él y establecer posibles caminos para su transformación. Ya que podría con-
tribuir a la imagen de la ciudad y por consiguiente a lo que sus habitantes sienten
por ella, de manera sustancial. Igualmente podría significar el emplazamiento que
se necesita para reorganizar la estructura caótica existente en los márgenes entre
el espacio público y el espacio privado, incluyendo la disposición de los servicios
o la inclusión de nuevos medios de transporte. Mientras que contradictoriamente
existe la posibilidad latente de que se convierta en extensión de la calzada, lo que
en lugar de mitigar la utilización del automóvil particular, fomentaría su uso; y pon-
dría a la capital en dirección contraria a la tendencia que sigue el planeta. Por lo
tanto no puede ser dejado en la incógnita que le hace correr ese riesgo.
A todo esto se añade el hecho de que el tema de linderos, retiros y sus relaciones;
son temas relativamente recientes y poco estudiados.
En el último aspecto que aborda el trabajo referido al espacio público, enfática-
mente a las aceras, puede resultar hasta redundante el exponer su importancia.
Siendo la ciudad una entidad que vive y se alimenta de flujos, redes y relaciones, el
espacio público es de atención central. Además particularmente en la ciudad de
Caracas donde los espacios públicos son escasos, la calle redobla su valor como
lugar de encuentro, sin olvidar su carácter como principal conector de todos los
tipos de desplazamiento, medios de transporte e infraestructura.
Aunque el espacio público en general sea un tema profusamente estudiado, don-
de existen múltiples propuestas, estas suelen enfocarse únicamente en él. Pocas
0 10 2 0
P i e d r a s o b r e P i e d r a
veces se extienden a afectar los límites o el propio espacio privado, limitando la
potencialidad de las reflexiones y propuestas. Lo que mantiene un campo de ex-
ploración aún abierto a la reflexión y a nuevas vías para colaborar en el desarrollo
de la ciudad.
Debido a estas condiciones resulta necesario abordar estos temas en conjunto, ya
que el hecho a estudiar no comprende solo el lindero, el retiro o la acera. Incorpo-
ra la investigación de los grados y tipos de relaciones y discordancias, así como las
posibilidades de intervención que existen entre ellos.
Para cerrar, es necesario reiterar la importancia de este conjunto de espacios,
tanto por lo que representan en dimensiones como en posición estratégica. Pero
es aún más importante que el estudio sobre ellos sirva para hacer evidente dicho
valor, que se reconozcan estas joyas en bruto y su envergadura sea tomada en
cuenta como piezas clave en el desarrollo por venir de la ciudad.
0 2 1Propósitos concretos
Propósitos concretos - Objetivos
El objetivo general de este trabajo es el de profundizar en la comprensión del límite
y las relaciones que existen entre el espacio público y privado. Particularmente las
situaciones que abarcan: el lindero de la parcela con la ciudad, el retiro de frente
y la calle con énfasis en la acera.
Adicionalmente se proponen otros objetivos específicos:
- Desarrollar una estructura metodológica que permita estudiar el problema plan-
teado a través del análisis de sus diferentes componentes y las relaciones que se
establecen entre ellos.
- Desarrollar un planteamiento que explique el papel que juega el factor medioam-
biental en las intervenciones del límite entre la ciudad y la edificación.
- Conocer los elementos que forman parte del límite y que se pueden identificar en
los linderos delanteros.
- Identificar y definir acciones a través de las cuales se pueda transformar el carác-
ter estanco del lindero, buscando la permeabilidad y su interacción con el espacio
público.
- Comprender las características actuales que rodean al retiro de frente como es-
pacio intermedio entre la ciudad y la edificación.
- Comprender las características actuales que rodean a la calle como espacio
negado por las intervenciones privadas.
- Constatar a través de casos de estudio: las variables relevantes en la intervención
de los límites, el rol de lo ambiental en la reformación de estos espacios, la per-
meabilidad como norte del intermedio entre la edificación y la calle, y por último,
identificar posibilidades de aplicación de las reflexiones aquí logradas en futuros
proyectos arquitectónicos.
0 2 3
Capítulo 2 - Estructura metodológica
Engranando procesos
En este capítulo se presenta la metodología del trabajo, la cual se ha construido a
través de analizar y extrapolar procesos propios del autor en su hacer proyectual
para luego utilizarlos en la investigación. Esta particularidad ha permitido asirse de
conocimiento sobre los que se tiene un manejo previo. Adicionalmente se ha podi-
do establecer similitudes entre el ámbito profesional y académico que asoman la
posibilidad de recurrir a métodos o herramientas análogas en ambos casos.
En Valor del trazado en las estructuras y procesos se enfatiza inicialmente la impor-
tancia propia de la metodología, ya que aunque pudiera considerarse obvia, mi
experiencia personal en el campo arquitectónico ha mostrado como esta suele,
en algunos casos, dejarse de lado o considerarse una atadura o limitante.
La metodología, del diseño a la investigación presenta y justifica la selección de la
metodología cualitativa y del método denominado círculo hermenéutico. Ambos
seleccionados, en este caso, a partir de los procesos asociados al hacer proyec-
tual para ser adaptados y aplicados a esta investigación.
Finalmente, en el punto titulado Compleja red de procesos, se exponen específi-
camente cada uno de los pasos ensamblados para ser utilizados como estructura
metodológica del presente trabajo.
0 2 5Valor del t razado de las estructuras y procesos
Valor del trazado en las estructuras y procesos
A través de experiencias personales, tanto en el ámbito profesional como acadé-
mico, he podido observar como algunos profesionales del campo arquitectónico
suelen restarle valor a la metodología privilegiando la inspiración para eclipsarla. Es
por eso que el presente punto persigue reforzar la importancia de contar con una
estructura de procesos conscientes que sirva de puente para alcanzar los objetivos
trazados, esfuerzo que constituye en sí mismo la base de la construcción metodo-
lógica de este trabajo.
El debilitamiento de dicho valor comienza cuando la llamada creatividad se utiliza
como abanderada de los procesos de diseño para prescindir de un orden estruc-
turado, lo que afecta en principio al instrumento proyectual al anular la posibilidad
de que creatividad y metodología estén sanamente asociadas. Pero como el ar-
quitecto no cambia de sombrero para asumir labores profesionales o académicas,
el desinterés por la metodología comienza a permear, en algunos casos, hacia el
campo investigativo.
En relación a esta idea, y para ilustrar que la creatividad no debilita el valor de la
metodología, se confronta la siguiente afirmación: “No lloremos, por lo tanto, tras
el triste destino que la metodología le depararía a cosas tan hermosas como la
imaginación, la intuición, el talento, etc. Tratemos en cambio de entender como
de todos los procesos críticos y antagónicos de confrontación entre lo nuevo y lo
viejo brotan nuevos y más importantes valores que en seguida comenzarán una
renovada dialéctica de maduración” (Gasparini & Posani, 1969, pág. 571). Enten-
diéndolo de este modo, se puede afirmar que los procesos iniciados consciente-
mente permitirán andar por los caminos propuestos, en lugar de avanzar sobre un
recorrido sinuoso que poco control puede tener sobre los objetivos que se desean
alcanzar. Por lo tanto las fases del diseño arquitectónico, en lugar de coartar sus
posibilidades, son capaces de brindarle un nuevo impulso en la medida en que
exista consciencia sobre ellas.
“Hay que admitir que el arte de la arquitectura o se convierte en la ciencia del
diseño o dejará de ser tal y la historia social, que actúa siempre sin piedad, lo subs-
tituirá por lo que la necesidad (y también el azar) acabarán por determinar. Com-
prendemos entonces la urgencia con que deben ser aprestados los instrumentos
metodológicos de la nueva arquitectura” (Gasparini & Posani, 1969, pág. 566). Re-
0 20 2 6
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
salta así nuevamente la importancia de aclarar los instrumentos metodológicos en
el campo arquitectónico, ya que conociéndolos se podría dirigir la autocrítica no
solo a los productos sino también a los procesos. Lo que fomentaría un mayor con-
trol sobre los resultados, mejorando la eficiencia de cada fase y evitando así que la
arquitectura sea sustituida por las decisiones de la necesidad y el azar.
Considerando el gran valor de la metodología y al ubicarse en el desenlace de
una Maestría de Diseño Arquitectónico, se propone establecer relaciones entre
dos ámbitos de la arquitectura para los cuales el proceso metodológico resulta
fundamental: el diseño y la investigación; para que de esta manera se alimenten y
fortalezcan mutuamente. Así, se propone en este trabajo una estructura que parte
de los procesos de diseño para adaptar su uso a la investigación, permitiendo tra-
bajar con herramientas que resultan, de una manera u otra, conocidas.
0 2 7La metodología, del diseño a la invest igación
La metodología, del diseño a la investigación
En este punto se busca presentar las razones para la utilización de la metodología
propuesta, a través de mostrar las coincidencias entre diseño e investigación que
han permitido extrapolar estrategias de un lado a otro y que han sido extraídas de
la propia experiencia.
“La cuestión está en avanzar del puro método científico expuesto en el libro a un
método propio de la arquitectura y el diseño” (Gasparini & Posani, 1969, pág. 567).
La elección de las estrategias utilizadas en el trabajo no parten por considerar cua-
les podrían ser las mejores alternativas metodológicas, sino de la observación de
los procesos personales presentes tanto en el ámbito académico como profesio-
nal para formalizarlos y estructurarlos. Es decir, no se trata de traer al juego sistemas
ajenos que requieran modificar los propios, sino de definir cuáles son las estructuras
que ya se han puesto en práctica para reutilizarlas a través de su adaptación.
El primer aspecto para la conformación de la metodología, pasa por reconocer al
arquitecto como punto central de cualquiera de sus propuestas, sin importar cuan-
tas condicionantes existan o cuantos profesionales estén involucrados en el diseño,
generalmente todo esos elementos van a pasar por el filtro del arquitecto y se ve-
rán influenciados por su visión. De esta manera los resultados que se obtengan en
los proyectos dependerán siempre del arquitecto que ocupe ese lugar, pudiendo
variar radicalmente dependiendo de sus motivaciones particulares.
Con esta idea en mente, el presente trabajo se enmarca dentro de la metodolo-
gía cualitativa, ya que esta reconoce la presencia del factor humano el cual tiñe
con su perspectiva todos los procesos. Por lo tanto, la metodología cualitativa, a
diferencia de la cuantitativa, no garantiza el alcance de las mismas conclusio-
nes aunque se repita la misma investigación con todos los elementos, ya que la
condicionante humana es altamente efímera en el sentido de que se encuentra
en constante cambio durante el tiempo. Aunque podría entenderse como una
debilidad esta es, desde otro punto de vista, una fortaleza. En primer lugar porque
al tener consciencia de la presencia del sujeto como intermediario de la investiga-
ción, se reconoce que los resultados son los objetos mirados a través de su lente.
La importancia de incorporar la mirada personal asegura que en una investigación
no se deja fuera una variable de gran peso en el desarrollo del trabajo. En segun-
do lugar permite al investigador cobrar un papel más predominante, aportando
0 20 2 8
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
no solo sus conocimientos sino además sus opiniones, situación que fomenta el
debate y así el avance sobre determinados temas que de otra forma tendrían un
desarrollo más lento.
La investigación cualitativa no hace énfasis en la asepsia del desarrollo, por el con-
trario, le interesa particularmente esa visión del autor. Partiendo de este ámbito
se emprende un camino dentro del campo de la hermenéutica, la cual se refiere
específicamente a la interpretación, entendiéndola como una conjunción de pro-
cesos donde se ordena, expresa, concibe y sobre todo se explica aquello que se
desea dar a entender. De esta manera la hermenéutica necesita obligatoriamen-
te de un intérprete, que trae consigo un cúmulo de conocimientos y experiencias
que le confieren una mirada particular. Entendiendo que esta mirada se encierra
dentro de toda su individualidad, donde cada quién ve algo distinto en una misma
imagen, la asocia con cosas distintas y concluye por lo tanto en ideas diferentes.
En el caso preciso del arquitecto, él debe comúnmente interpretar una cantidad
de factores que serán luego procesados y sintetizados en propuestas. Por lo tanto
ese momento de la labor arquitectónica en que la información es digerida a tra-
vés de una perspectiva propia, se encuentra sin duda asociada a las característi-
cas de la metodología cualitativa. Pero además, se basa en procesos claramente
hermenéuticos. Dicha condición hermenéutica como instrumento de diseño del
arquitecto se entiende fácilmente cuando se consideran los factores que deben
ser digeridos para la elaboración de propuestas como el habitante, el contexto, el
lugar, entre otros (Fig. 16).
Se hace evidente que la visión personal es inseparable de
cualquier proceso para asir una idea, además de su espe-
cial importancia para la interpretación y subsecuente expre-
sión de dicha idea. Así se define el desarrollo de este trabajo
dentro de la metodología cualitativa a través de una visión
hermenéutica. Lo que requiere como siguiente paso definir
un método para actuar dentro de estos ámbitos ya engra-
nados.
Para este momento se hace referencia de nuevo a dos cir-
cunstancias propias y resaltantes en el proceso de diseño:
la recurrencia de procesos cíclicos y la importancia de las
Fig.
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0 2 9La metodología, del diseño a la invest igación
relaciones entre las partes y la totalidad.
El primer punto entiende que el diseño en cualquiera de sus etapas se desarrolla
en un proceso cíclico en el cual se avanza para volver sobre los pasos y poder así
ir confrontando los resultados parciales con las reflexiones que les dieron lugar. En
este recorrido se involucran constantes momentos de análisis y síntesis para con-
seguir productos que serán nuevamente revisados y así sucesivamente, hasta al-
canzar resultados satisfactorios. Esta idea es claramente expresada en el gráfico
de la oficina X-Architects sobre su labor proyectual (Fig. 17), el cual representa el
proceso de diseño a través de un ciclo. El diagrama inicia con la búsqueda de
información para pasar luego a organizarla y establecer relaciones que permitan
sintetizar ideas y traducirlas en propuestas. El último paso se conecta nuevamente
con la etapa inicial del proceso, recolectando nueva información a partir de los
resultados obtenidos para poner en marcha las etapas de relación, síntesis y así
sucesivamente.
Entendiendo esta condición cíclica inscrita dentro de un proceso de constante in-
terpretación, se produce una asociación directa con el círculo hermenéutico pro-
puesto por Dilthey el cual a su vez es definido por Pablo Rico Gallegos como: “[...]
un recurso explicativo a través del cual se establece, desde una óptica evidente-
mente dialéctica, que el todo siempre es más que la suma de sus partes, pues los
elementos solo resultan comprensibles dentro de todo el contexto, pero también
el contexto se explica en función de sus partes y de las relaciones existentes entre
las mismas: la palabra, dentro de la frase; la frase, dentro del capítulo; el capítulo,
dentro de todo el texto; el texto, inscrito en su tiempo, etc., y viceversa” (Gallegos,
Fig.
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0 20 3 0
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
2001). De esta forma, el proceso inicia desde la totalidad para aproximarse a cada
una de las partes del hecho a estudiar, extrayendo de ellas nueva información que
permite alimentar el entendimiento del todo (Fig. 18). Dicho esfuerzo constituye un
avance en cada revolución, el cual Miguel Martínez estudioso de las estructuras
metodológicas compara a una escalera de caracol, donde manteniendo la cer-
canía al eje cada paso representa un ascenso, un avance en el entendimiento
(Miguélez, 2010).
Estructuras metodológicas de este tipo han sido también aplicadas muy reciente-
mente en el contexto local en la investigación de la arquitecto Carolina Bencomo
en su calidad de aspirante al Doctorado de Urbanismo del Instituto de Urbanismo
de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV . La revisión de este trabajo
y las conversaciones con la autora han permitido concordar y reconocer la im-
portancia que estos procesos podrían llegar a tener en el ámbito arquitectónico y
además han allanado el camino para que sean aplicados en este trabajo.
El segundo punto que se anunciaba anteriormente tiene que
ver precisamente con esa relación entre el todo y las partes,
circunstancia propia del diseño donde se revisan constante-
mente los eslabones de la propuesta, para hacerlos engra-
nar y que se entiendan coherentemente las relaciones entre
ellos. Adicionalmente se puede notar la presencia de esta
relación también en la crítica, es decir, cada momento del
diseño que involucra proponer se ve inmediatamente con-
trapuesto a una autocrítica la cual se asiste de todos esos
elementos que se han estudiado para confrontarlos con los
resultados obtenidos y emitir un juicio.
La atención a cada parte manteniendo especial cuidado
de las relaciones existentes entre las mismas tiene que ver
con el momento que estamos viviendo actualmente, ex-
plica Marc Augé: “Es evidente que en el período histórico
que atravesamos hoy en día, ya no resulta tan necesario di-
vidir el espacio, el mundo o al ser vivo para poder llegar a
comprenderlos. Asimismo, el pensamiento científico ya no se
basa en oposiciones binarias, sino que se esfuerza en actua-
lizar la continuidad que existe bajo la aparente discontinui-
Fig.
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0 3 1La metodología, del diseño a la invest igación
dad” (Augé, 2007, pág. 17 y 18). Actualmente no dividimos todo hasta su mínima
expresión para estudiarlo creyendo que dicha acción por sí sola permitirá el en-
tendimiento, reconocemos por el contrario que al separar una parte ella cambia
y todas las variables que proceden de la relación de dicha parte con el resto se
alteran o pierden. Por lo tanto el estudio aislado de los fragmentos separándolos
de una gran cantidad de variables, permite hacer énfasis en su entendimiento
particular, pero es igualmente necesario analizarlo en su contexto y ser testigos de
las interacciones para facilitar su comprensión (Fig. 19).
En este punto se puede complementar el círculo hermenéutico al reconocer que
la interpretación se aplica sobre los fragmentos y su relación con el todo, pero
igualmente esta acción debe atender a las interacciones entre cada una de las
partes que en su conjunto puedan mejorar el entendimiento del objeto estudiado.
Repasando, se seleccionarán puntos clave de la metodología como instrumento
del diseño asociada a la labor del arquitecto para reconocer similitudes entre es-
tos y procesos propios de la investigación, permitiendo así establecer relaciones
dialécticas que constituyan una estructura próxima al intérprete. Este esfuerzo sub-
raya el valor de la metodología dentro del hacer del arquitecto, quien, en caso de
mantenerse conectado a la academia, suele alimentarse del ámbito académico
y profesional paralelamente.
A través de estos puntos se busca sacar el mayor provecho de la participación
activa del investigador, quien aporta con su punto de vista una perspectiva úni-
ca para abordar el tema. Esta estructura cualitativa se explota a través de una
orientación hermenéutica que pretende ser capaz de interpretar cada uno de los
factores involucrados, extrayendo de ellos los conocimientos necesarios para su
entendimiento, siempre a través de una fórmula cíclica que permita volver sobre
los pasos para corroborar la información obtenida y poder así ir complementando
aquellos puntos que se consideren faltantes. Otra bondad de un planteamiento
cíclico como este es que no posee un número finito de repeticiones, permitiendo
transitarlo hasta que se satisfagan los objetivos planteados.
El presente trabajo se basa entonces en un método cíclico de interpretación que
aborda el estudio de las partes sin perder de vista el todo. Dicha interpretación se
lleva a cabo desde el punto de vista específico del autor, buscando mantener la
coherencia a lo largo del desarrollo.
0 20 3 2
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
Compleja red de procesos
A continuación a través de este segmento del trabajo se descomponen cada uno
de los eslabones que engranan dentro del proceso hermenéutico antes selec-
cionado, permitiendo explorar e ir reconociendo como se han personalizado los
elementos que lo conforman. Este esfuerzo se inicia a través de entender que la
hermenéutica se basa en cuatro conceptos básicos: explicar, ordenar, concebir
y expresar.
Empezando por la explicación, la cual se apoya en la intención de dar a conocer,
para lo que es necesario seleccionar aquello que se quiere aprehender y fomentar
su comprensión a través de un proceso inicial de análisis. Fase que requerirá de
un ordenamiento de la información en el cual las tablas y diagramas son de gran
ayuda y forman parte de los primeros resultados prácticos de la investigación. Con
esta información ya organizada, se desarrolla un proceso de relaciones y compa-
raciones que permitirá extraer información e incluso las primeras reflexiones sobre
los puntos estudiados. Son estas reflexiones las que se formalizan en un proceso de
síntesis que permita identificar los elementos clave y aproximarse a los aspectos
propositivos.
En otras palabras se han organizado como puntos clave del
plan hermenéutico a aplicar los siguientes: la explicación uti-
lizando el análisis en primer lugar, el ordenamiento a través
de redes que permitan explicitar las relaciones seguidas de
una síntesis, y por último las reflexiones de carácter proposi-
tivo; todo enmarcado dentro de la necesidad de hacer en-
tendible la investigación bajo una estructura escrita y gráfica
que permita representar claramente las ideas (Fig. 20).
Para formalizar estos puntos en la estructura a ser aplicada,
se ha establecido una estrecha relación entre el círculo her-
menéutico, seleccionado a partir de la metodología de dise-
ño del autor, y el ideograma de la oficina X-Architects, mos-
trado anteriormente. Dicha búsqueda ha llevado por varios
intentos de generar un planteamiento que contenga todas
las variables del caso, absorbiendo nuevos componentes
que buscan atacar las particularidades del presente estudio.
Fig.
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0 3 3Compleja red de procesos
De estos primeros intentos se muestran dos imágenes: En la primera (Fig. 21), se
complementa el título de cada momento de la investigación con una representa-
ción gráfica abstracta, desde las primeras formas alabeadas que señalan un cono-
cimiento general y poco entendido, las cuales se van dividiendo como resultado
de su análisis, para posteriormente recomponerlos en formas geometrizadas que
hacen referencia a unas ideas conscientemente organizadas. Además de esta
Fig.
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I.
0 20 3 4
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
secuencia que va de arriba a abajo, resaltan también las flechas que conectan
cada uno de los estados del proceso con el inicio, alimentándolo en un ciclo con
múltiples caminos. En la segunda (Fig. 22), las herramientas han hecho su aparición
acompañando, mientras que por otro lado las figuras abstractas se acompañan
con colores que van desde los primarios, pasando por los secundarios, hasta llegar
a una combinación que pretende representar como cada una de las propuestas
tienen en cuenta todos los elementos analizados y sus relaciones.
Fig.
022
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II.
0 3 5Compleja red de procesos
Aunque el ideograma de la oficina X-Archi-
tects que sirvió de detonante para estos es-
quemas estaba planteado únicamente para
la labor proyectual, aquí se ha hibridado con
los aspectos metodológicos ya tratados en
los planteamientos y diagramas anteriores,
para construir la estructura final de procedi-
mientos que consta de los siguientes puntos
(Fig. 23):
1.- Definición del problema a estudiar y de las
partes que lo componen.
En la investigación se ha definido como pro-
blema a explorar la marcada división existen-
te entre el espacio público y privado en la
ciudad de Caracas a través de los espacios
limítrofes que lo separan. Dentro de este pun-
to central se han seleccionado cuatro com-
ponentes a desarrollar: las particularidades
del contexto físico, el lindero como límite, el
espacio de retiro como adyacencia interna y
la calle como adyacencia externa.
2.- Búsqueda y registro de información. Tan-
to en bibliografía y referencias, como en el
trabajo de campo y experiencias personales.
La búsqueda de información contempla dos
actividades fundamentales: la recolección
y registro de datos en sitio y la documenta-
ción bibliográfica sobre el tema. El registro
conlleva un levantamiento fotográfico y pla-
nimétrico de una variedad de situaciones en
múltiples contextos, haciendo énfasis en el
caso de estudio. Mientras que la bibliografía
contempla temas referidos específicamente
Fig.
023
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0 20 3 6
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
al límite y los espacios intermedios, paralelamente a algunos autores dedicados a
entender la ciudad, referencias metodológicas, legislaciones urbanas y recientes
trabajos de investigación relacionados al tema.
3.- Análisis de la información obtenida. Descomposición de las temas de estudio.
La explicación y análisis aborda cada una de las áreas del problema especifica-
das anteriormente: el contexto, el límite, el retiro y la calle. En cada punto se hace
especial énfasis en los conceptos, paso fundamental para lograr el entendimiento
y establecer las posibles relaciones a través de una mirada que contrasta ciertos
momentos de la historia con la situación actual. A partir de ellos se establece una
relación entre el texto y las imágenes abstractas y figurativas, que se convertirán a
su vez en campo de exploración para formar puentes entre las ideas teóricas y su
posible materialización arquitectónica.
4.- Construcción de relaciones entre los puntos resultantes del análisis. Disposición
de una estructura que permita organizar y comparar la información desarrollada.
Aquí es fundamental llevar a cabo la estructuración de la información recolectada
y producida, principalmente a través de redes o gráficos que permitan presentarla
de forma condensada. A partir de dichas representaciones se podrán establecer
comparaciones que enriquezcan la información obtenida. Las relaciones se trazan
no únicamente entre elementos de la misma índole, sino también entre elementos
distintos: conceptos, fotografías y abstracciones; para completar una visión inte-
gral de los temas estudiados.
5.- Síntesis de la información obtenida a través de la correlación anterior.
En la síntesis de las áreas estudiadas se ha tenido en cuenta su desarrollo histórico
en contraposición a la situación actual, la representación gráfica de los conceptos
y las posibilidades expuestas a través de las experimentaciones; obteniendo los pri-
meros resultados sobre cada tema, es decir, esta etapa representa la generación
de un producto resultado de esta investigación. La síntesis establece conceptos
definitivos para el presente trabajo, como resultado de las exploraciones previas.
0 3 7Compleja red de procesos
6.- Construcción de un primer nivel propositivo teórico.
Las primeras formulaciones se hacen sobre cada tema a partir de las síntesis ante-
riores, las cuales suelen tener aún una cierta connotación conceptual o abstracta
que permite abordar un mayor abanico de posibilidades sin confrontarlo aún con
los casos de estudio. Se proponen nuevos conceptos, clasificaciones, íconos y abs-
tracciones; adicionalmente se determinan variables y circunstancias importantes a
ser consideradas más adelante con un carácter netamente experimental.
7.- Construcción de un segundo grado de relación que permite contrastar las for-
mulaciones generadas previamente.
En este segundo nivel de relaciones se traman los planteamientos que se habían
generado por separado para cada uno de los temas abordados. Dicha operación
apunta a la multiplicación de posibilidades como una herramienta para ampliar el
marco de acción, en donde seleccionar las ideas más pertinentes y desarrollarlas.
En este segundo grado ya los casos de estudio tienen una presencia importante y
los procesos buscan generar una herramienta de aplicación más directa.
8.- Experimentación sobre los casos de estudio, denominada también propuesta
de segundo grado.
A partir de las tramas anteriores y de la identificación de una variedad de ideas, se
establecen inevitablemente reflexiones que se vuelcan sobre la formalización de
imágenes, es decir, formulaciones con un carácter más práctico que pretenden
conjugar una muestra que pueda ser confrontada y criticada. En este punto se
busca abarcar integralmente el problema planteado inicialmente pero no con un
carácter conclusivo sino, por el contrario, con la intención de detonar la confronta-
ción, revisión y enriquecimiento de las etapas anteriores y así del ciclo en general.
Desde este último punto iniciaría una reconexión con las primeras etapas ya que,
sin importar los resultados obtenidos, de seguro incitan una nueva búsqueda. Se
inicia así el proceso cíclico por el que se pasa varias veces hasta cumplir los obje-
tivos planteados.
0 20 3 8
E n g r a n a n d o p r o c e s o s
A partir del gráfico anterior y luego de haberse especificado la estructura metodo-
lógica, resalta a la vista que esta primera imagen no representa certeramente un
proceso cíclico, parece estarse hablando de un proceso lineal el cual llega a un
final que reconecta por alguna vía secundaria con el inicio. Adicionalmente a esta
observación es necesario añadir que la ejecución no siempre es tan ordenada, ni
siquiera lineal, en lugar de eso es común encontrar un enriquecimiento recíproco
entre cada una de las partes inclusive sin haber llegado a la última. Es decir, entre
cada uno de los estados de la investigación puede haber relaciones e información
fluyendo desde y hacia otro punto, por lo tanto se genera una suerte de red se-
cundaria que se desarrolla paralelamente a la línea central del proceso. Así que,
teniendo en cuenta estas reflexiones se presenta un segundo gráfico que busca
tener una representación más cónsona con la realidad y donde además se señala
esa red de conexiones entre las distintas etapas (Fig. 24).
En este caso es cierto que desde los últimos pasos se conecta nuevamente a los
iniciales, pero es igualmente cierto que el nivel de evolución del trabajo luego de
haber dado un giro en este círculo no es el mismo a cuando se iniciaba. Por lo tan-
to y en semejanza a la metáfora que describe Miguel Martínez sobre la escalera de
caracol, cada vez que completa un giro sobre esta estructura cíclica se produce
un avance que lleva a la investigación a un nuevo nivel. De esta manera se cons-
truye el gráfico definitivo que pretende ilustrar el proceso metodológico empleado
en el presente trabajo, reconociendo un proceso de tramas complejas, en el cual
se produce un desarrollo asociado a la repetición de un ciclo que representa los
avances y la búsqueda de los objetivos (Fig. 25).
En todo este proceso, como se ha intentado representar hasta ahora, no hay quie-
bres claramente establecidos en los cuales se termina una etapa para pasar a la
siguiente, sino que se produce un solape entre ellas en el que se comienza con la
nueva fase sin haber concluido la anterior, debido principalmente a la imbricación
tan intensa que existe entre una etapa y otra: la búsqueda involucra en sí misma
cierto análisis, así como las relaciones comienzan a ser síntesis, las síntesis tienen
cierto carácter propositivo, etc. Por otro lado, la reconexión de la última etapa con
el inicio del ciclo plantea en primer lugar una confrontación de los resultados ob-
tenidos a los largo del camino con el problema, hipótesis y objetivos. Reiniciando
también una nueva indagación que contribuya con elementos faltantes o permita
revisar y ajustar otros ya ejecutados, lo cual desencadenará inevitablemente un
nuevo proceso de análisis, relación, síntesis, etc. Dicho proceso cíclico tiene como
0 3 9Compleja red de procesos
ventaja que no requiere cumplir a cabalidad una etapa para pasar a la siguiente,
sino que se vale de retornar sobre sus propios pasos para completar o desarrollar
particularmente situaciones que se reconocieron faltantes.
Sin embargo, como se explicaba anteriormente, esta corriente lineal en espiral no
es la única vía para avanzar en la investigación. Existe una red que podría enten-
derse como secundaria y que establece relaciones en múltiples direcciones, don-
Fig.
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E n g r a n a n d o p r o c e s o s
de el análisis puede alimentar directamente las propuestas, estas complementar
las relaciones o cual sea otra posible combinación.
Retomando los puntos iniciales de este capítulo, vale aclarar que la adopción de
una determinada metodología en ningún momento coarta la creatividad, aun-
que sin duda representa un esfuerzo para quien no posee la práctica de trabajar
con cierta rigurosidad. Hacer conscientes los propios procesos permite además
indagar en otras líneas semejantes de aproximación a los problemas y así comple-
mentarse al reconocer debilidades y fortalezas.
Fig.
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0 4 1Compleja red de procesos
Al final, siempre están presentes los métodos en la manera de trabajar de cada
quien, independientemente del área y dirección explorada. La arquitectura no
escapa de esa afirmación, y es en su delicado balance entre arte y ciencia que
ser conscientes y rigurosos con sus propios procesos mantendrá estable su recono-
cimiento como disciplina independiente.
En síntesis, se ha planteado la construcción de una metodología basada en los
procesos del diseño arquitectónico para ser adaptada a la investigación. Dicha
adecuación se basa en una dirección cualitativa dentro de la cual se ha definido
el círculo hermenéutico como guía para construir un proceso cíclico, en donde
cada etapa se solapa con aquellas que le son adyacentes a la vez que se relacio-
na con las demás.
0 4 3
Capítulo 3 – Cuerpo Teórico
El entendimiento de lo simple
Una vez definido el problema y la metodológica con que es tratado, se inicia el
presente y más extenso capítulo que comprende todo el desarrollo teórico. En este
se abordan los cuatro temas que se han considerado resaltantes: el contexto físico,
el lindero, el retiro y la calle; todos a través de una estructura que puede presen-
tar ciertas variaciones pero que de una u otra forma toca los siguientes puntos: el
abordaje de los conceptos, una breve revisión de ciertos momentos históricos y la
confrontación con la situación actual. Posteriormente cada sección de este capí-
tulo se cierra con unas reflexiones que permitan ser retomadas más adelante en el
estudio de casos.
Conocernos pretende exponer algunas de las particularidades de la ciudad que
da lugar a esta investigación. En este punto se hace énfasis en el contexto físico y
se busca hacer evidente una marcada relación entre los límites y la imagen de la
ciudad.
Posteriormente se desarrolla el tema central de este trabajo denominado Con-
notación del límite, dirigido a profundizar sobre el entendimiento del límite como
hecho abstracto y del lindero como objeto específico de estudio.
A continuación se abordan las dos adyacencias del lindero que se han considera-
do necesarias para reflexionar sobre el problema planteado: primero El retiro como
espacio intersticial y segundo Buscando la calle. En ambos casos se contrastan
algunos de los puntos clave que los han llevado hasta su situación actual, al mismo
tiempo que se exploran las oportunidades que pueden estar presentando y no han
sido aprovechadas.
0 4 5
Conocernos
El presente capítulo tiene como norte construir un marco contextual que permita
tener una idea del lugar donde se desarrolla la investigación. Comprende un es-
fuerzo por el reconocimiento del contexto físico, permitiendo hacernos conscien-
tes de las dificultades y oportunidades de la urbe caraqueña. Con relación a este
tema Federico Vegas afirma que “A una ciudad tan frágil y confundida le hace
falta, primero que todo, conocerse a sí misma, entender qué diablos le sucede,
hacerse consciente de sus posibilidades y de su belleza innata e indestructible.”
(Vegas, 2007, p. 11); de esta manera, además de repasar algunas de las caracte-
rísticas de la capital, también se ha optado por hacer énfasis en ciertos puntos que
se consideran de particular importancia. Estas particularidades se abordan a tra-
vés de una estrecha relación con el tema de los límites, divididas en las secciones
que se presentan a continuación:
El primer texto se denomina Atención al contexto físico a través de la dualidad del
paisaje caraqueño y expone una diferencia marcada entre la percepción de Ca-
racas desde lo lejos, donde predomina el verde y en especial el Ávila; y la aprecia-
ción de quien camina la ciudad y la vive de cerca, donde la compartimentación
protagonizada por rejas y muros domina el paisaje.
Los distintos gradientes de propiedad expone un matiz de valores existentes entre
el espacio público y privado. Adicionalmente subraya la riqueza intrínseca en sus
momentos compartidos o intermedios, lo que dejará en evidencia el protagonismo
de los límites en cualquiera de esos niveles de interacción.
El tercero es un punto clave que se ha especificado en los objetivos del trabajo El
verde no distingue entre parque o ciudad, donde se subrayan las bondades del
clima tropical y se hace especial énfasis en motivar la inclusión del verde dentro
del diseño arquitectónico como un elemento favorable para alcanzar el confort
en los espacios.
Por último, Relaciones entre el individuo y su contexto físico explica la relación
que existe entre la imagen de la ciudad y el comportamiento de sus habitantes,
y como estos dos componentes pueden engranarse y alimentarse mutuamente.
Adicionalmente se cierra este capítulo con algunas reflexiones generales de los
puntos más importantes.
0 30 4 6
C o n o c e r n o s
Atención al contexto físico a través de la dualidad del paisaje cara-queño
En el abordaje del contexto físico que precede a las intervenciones, se procura
reflexionar sobre el construir la imagen de la ciudad a través del paisaje urbano,
entendiendo la importancia que tienen los límites y espacios intermedios en este
tema. Para ello se abordan a continuación los siguientes puntos: contrastar la per-
cepción que se tiene de Caracas viéndola de lejos o cerca, debatir la definición
de paisaje urbano y su relación con la escala, exponer la importancia de abordar
esa escala de intervención próxima al habitante y resaltar la importancia del espa-
cio vacío entre las edificaciones como plataforma de relación para los habitantes
de la ciudad.
Para iniciar el acercamiento a la imagen de la ciudad, es necesario partir pre-
cisamente del tema central de este trabajo, el límite. Existe todo tipo de límites
definiéndose a través de la ciudad con una lógica que tiende hacia la vertical:
muros, edificaciones, topografía; que se hacen predominantes en la escena dia-
ria. Dentro de estas variedades resalta la crecida de los linderos como respuesta
poco fructífera a la inseguridad, ya que se han ido extendiendo a través de toda
la capital tomando cada vez mayor importancia y peso en la imagen que ella
transmite. El aislamiento provocado por la densificación de estos bordes de par-
cela ha contribuido al estado de abandono que suelen presentar los espacios de
retiro, condición que a su vez favorece el deterioro del paisaje urbano. Es decir, el
problema de intensa división entre el espacio público y privado, también actúa en
detrimento de la imagen de la urbe caraqueña.
En un punto relacionado a este problema y denominado específicamente “El pai-
saje de la ciudad de Caracas” Ana Lasala expone una realidad contradictoria.
Por un lado describe como se percibe la ciudad desde una visual lejana: “Desde
lo lejos y desde lo alto se podría decir que la calidad del paisaje caraqueño está
garantizada. El atractivo de la geografía de la ciudad y la importante presencia
de la gran montaña al norte, el Ávila, conforman un seductor panorama en que
los elementos protagónicos que lo constituyen actúan como una serie de eventos
que ubican y sitúan a los habitantes a lo largo del valle.” (Lasala Hernandez, 2007,
p. 67). Dejando en evidencia que desde lejos lo que predomina es la naturaleza,
mientras que por otro lado la experiencia diaria brinda un panorama distinto: “Es
a una distancia más corta desde donde se observa la continua aparición de mu-
0 4 7Atención al contexto f ís ico a través de la dual idad del paisaje caraqueño
ros, rejas, vallas publicitarias, automóviles, construcciones temporales y multitud de
obstáculos físicos y visuales. Es aquí donde se puede percibir el mayor conflicto en
relación con la imagen de nuestra ciudad” (Lasala Hernandez, 2007, pág. 67). La
división, el aislamiento y el deterioro suelen ser protagonistas. Esta característica
deja un mal sabor de boca cuando nos encontramos con la ciudad que hemos
construido ahogada por elementos producto de una solución temporal e insufi-
ciente, de dificultades que nosotros mismos hemos generado (Fig. 026). Se dibuja
así una situación en donde el paisaje general está garantizado por el propio con-
texto geográfico, produciendo un marco maravilloso que no siempre es aprove-
chado para las intervenciones realizadas por el hombre.
Es por eso que el paisaje que se trata en este trabajo tiene que ver con la experien-
cia cercana al habitante, que disfruta y padece la ciudad calle a calle, edificio
a edificio. Crear los paisajes que alimenten sus recorridos diarios, que enriquezcan
pieza a pieza los eslabones de la ciudad. Convertir a los espacios en invitaciones
a la vida en comunidad, contribuyendo a una verdadera construcción de lugar.
En el desarrollo de este capítulo es necesario, luego de haber sido introducido el
término, ahondar sobre el paisaje urbano. Por un lado para entender como su sig-
nificado es utilizado en el trabajo y también para explorar como podría convertirse
en una herramienta para construir ciudad a medida que se intervienen los límites.
En el abordaje de este tema y para aproximarse a la construcción de su definición,
es necesario acercarnos a los elementos que componen el término por separado:
paisaje y urbano. La incorporación de lo urbano hace básicamente referencia a
aquel paisaje que se construye en las ciudades (Fig. 027 y 28). Aunque el propio
Fig.
026
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0 30 4 8
C o n o c e r n o s
término ciudad parece no asentarse sobre cimientos rígidos
y encontrarse en una permanente discusión, es posible tener
presente imágenes claras de lo que podríamos considerar
paisaje de ciudad. Ahora, para aproximarse al paisaje:
Paisaje: Extensión de terreno que se ve desde un sitio. Exten-
sión de terreno considerada en su aspecto artístico. Pintura
o dibujo que representa cierta extensión de terreno. (DRAE)
El paisaje se relaciona en principio con extensiones indefini-
das de terreno aunque su concepción cotidiana lo acerca a
las grandes dimensiones (Fig. 029), con vistas generales sobre
determinado espacio, pensamos en una visual de los llanos
o tepuyes como un paisaje, y complementariamente una
vista del valle caraqueño podría entenderse como un paisa-
je urbano. Pero en el enfoque que se maneja en la presente
investigación el paisaje no tiene relación con la escala de
la observación, el paisaje hace referencia a un término más
general.
Se enfatiza entonces una mayor relación con la poética del
término que con las dimensiones físicas que abarca, es decir,
aproximándonos más al segundo término de la definición de
la RAE y a la utilización digamos cotidiana de la palabra, la
imagen que se considera un paisaje es aquella que tiene un
valor que establece cierta relación de afinidad con el sujeto
que lo experimenta. Desde este punto de vista las dimensio-
nes del paisaje pasan a un segundo plano (Fig. 030), hacien-
do referencia al concepto de paisajes operativos en la publi-
cación “Metápolis”, cita a su vez extraída del texto “Nuevos
paisajes, nuevos territorios” de Eduard Bru, quién se aproxima
al concepto de paisaje desde una perspectiva similar:
“El paisaje, tal como lo queremos ver aquí, no tiene relación
con la escala, no es necesariamente la arquitectura de los
espacios grandes o vacíos, o abiertos, o «verdes», ni tam-
poco el control cientificista de los posibles estropicios que
Fig.
027
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0 4 9Atención al contexto f ís ico a través de la dual idad del paisaje caraqueño
pueden causar las grandes construcciones. Pudo definirse
en un principio aproximadamente así, pero ha cristalizado
en arquitectura. Una arquitectura que se caracteriza por:
Atender tanto a lo que está entre las cosas como a las cosas
en sí mismas: el espacio público –un salón doméstico, una
plaza, una terraza– es, por tanto, con frecuencia su obje-
to” (Gausa, Guallart, Morales, Müller, Porras, & Sorano, 2001,
pág. 451).
La aproximación que aquí se hace a la que podríamos lla-
mar arquitectura del paisaje deja en evidencia a través de
sus objetos que no tiene que ver con la escala, sino con la
manera en que es tratado. A lo que podríamos sumar una
condicionante muy importante, esas vistas largas sobre la
ciudad o segmentos de ella, que es tal vez la primera ima-
gen que se nos viene a la mente del paisaje urbano, son una
situación eventual. Probablemente más común en postales
o libros que en la experiencia propia de la ciudad. La aproxi-
mación a la imagen de la ciudad suele tener otro punto de
vista totalmente distinto, mucho más imbuido dentro de ella,
perspectivas internas de calles, parques y edificios, en com-
posiciones dinámicas que forman nuestros paisajes. Cerca-
nos a la segunda escala a la que se refiere Ana Lasala, esa
que precisamente se encuentra más comprometida por la
intervención del hombre, por la arquitectura.
Es precisamente ese “entre las cosas”, ese habitar las calles de la ciudad, donde se
encuentran importantes semejanzas con un término que otros autores han deno-
minado “espacio urbano”, el cual se aborda a continuación para ampliar el rango
de aproximación a este tema.
El sociólogo venezolano Silverio González, establece sobre el espacio urbano: “El
espacio urbano está en el medio de los objetos; como la metáfora, se nutre de la
diversidad de los objetos con los que tercia en la aparición de sentido. […] Es cierto
que constituye un centro, pero ese centro no es objeto, ciudad, monumento, pla-
za, cuarto, templo, sino un «hueco vacío». El sentido de la comunicación politiza-
da, lo urbano, no es definible por nada objetivo, porque su misma definición remite
Fig.
030
. El p
aisa
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conc
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0 30 5 0
C o n o c e r n o s
a otros significados en un movimiento particular, en sucesivos saltos de apertura.
Por eso el encuentro comunicativo de la polis simbólica es un hueco, un espacio,
por donde se mueve la relación, se desplazan los sujetos en sus interpretaciones
y acciones entre los objetos.” (González, 2005, p. 210). Más allá de alejar el con-
cepto de espacio urbano de una existencia física, en relación probablemente a
la disciplina del autor, es interesante observar que este es entendido como vacío,
como espacio que se relaciona con los objetos y se enriquece precisamente de
este intercambio con su derredor.
El espacio urbano tiene una importancia específica como escenario de la convi-
vencia y de la civilización, es a través de él que se establece un plano compartido
sin el cual los ocupantes, objetos y personas, no podrían tener convivencia. Siendo
además el espacio para relacionarse es por naturaleza permeable y exige de los
intercambios dinámicos para poder existir, impulsando sin duda el desarrollo de la
humanidad a través del ir y venir de la comunicación y el diálogo.
La imposibilidad de definirlo objetivamente, como afirma González previamente,
es precisamente uno de sus mayores valores. Ya que su realidad cambiante a
cada segundo con todos los aspectos naturales y humanos lo enriquece, desde el
paso de las nubes y el cambio de la luz a cielo abierto o tamizado por los árboles
que crecen lenta pero frondosamente, el cambio de la temperatura y la multipli-
cidad de sonidos, acompañados por el paso de la gente
todos con rumbos distintos, que buscan a alguien o inten-
tan estar solos. El entre en la ciudad es materialmente vacío
pero está lleno de urbanidad, de civilización, es el manto del
progreso y construye la imagen que leemos de cada una de
nuestras urbes (Fig. 031).
Dicho cuerpo vacío se construye o limita a su vez por las
piezas que entran en juego, y en la medida en que estas
lo favorezcan el espacio urbano se torna más interesante y
dinámico. “La calidad del espacio urbano depende, primor-
dialmente, de la manera como las edificaciones se relacio-
nan con la calle y la constituyen y, si incluimos la caracteriza-
ción aportada por Silverio González también por los sucesos
que en ella se desarrollan. En este sentido, el tratamiento de
los niveles inferiores de las construcciones resulta de suma
Fig.
031
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2- Á
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0 5 1Atención al contexto f ís ico a través de la dual idad del paisaje caraqueño
importancia.” (Von der Heyde, 2007, p. 26) Es así como el es-
pacio urbano no puede hacerse a sí mismo, y la manera en
que los edificios lo moldean y lo activan es fundamental. En
este sentido los linderos y espacios de retiro cobran un valor
resaltante ya que, sin importar como sean tratados los nive-
les inferiores de las edificaciones, estos pueden verse com-
pletamente desconectados del espacio urbano a través de
la intervención de un lindero denso o un retiro residual.
Para que la inyección de actividades, flujos y dinámicas desde y hacia los edificios
sea fructífera, los linderos entre el espacio público y privado deben constituirse
como la transición que transgreda las lógicas ortodoxas del límite (Fig. 032). Lo
realmente importante está del otro lado, porque el espacio urbano requiere de las
edificaciones para activarse y estas a su vez se alimentan de él como condición
sine qua non para su existencia. El único futuro posible es a través de la relación.
Anteriormente se comentaba las ventajas que tienen los programas relacionados
con el comercio para fomentar el intercambio, pero por otro lado cabría pregun-
tarse si será solo esa la excusa para promover la ocupación del espacio urbano.
En los comentarios de Ana Lasala sobre la obra del arquitecto danés Jan Gehl,
expresa que la ciudad “[…] es mejor en la medida en que sus calles ocurran más
actividades no indispensables. Propone la idea del espacio urbano como la vida
entre edificios, entendiendo este territorio como una dimensión que la arquitectura
debería atacar con especial cuidado y no como el espacio casual, producto de
la sumatoria de los distintos y ensimismados objetos arquitectónicos.” (Lasala Her-
nandez, 2007, p. 25) Reconoce la importancia de pensar y proponer sobre el espa-
cio urbano, evitando así que se convierta en una sumatoria de espacios residuales.
Además afirma que las actividades que convierten a las calles en espacios más
deseables están en asociación no a la obligación sino al placer, el placer de estar
afuera, el placer de vivir la ciudad y hacernos parte activa de ella; fundamental-
mente a través de la recreación asociada al espacio público.
Por lo tanto, cuando hablamos de paisaje urbano no nos referimos solamente a la
imagen de la ciudad como el marco de la mirada sobre un área edificada, el pai-
saje urbano está ligado a escalas más íntimas del espacio urbano. Es el espacio de
la ciudad para la convivencia, el intercambio y las relaciones, el escenario para el
desarrollo de la urbanidad, una motivación para los sentidos. El cual se construye a
Fig.
032
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0 30 5 2
C o n o c e r n o s
múltiples escalas y atiende especialmente a lo que ocurre entre las edificaciones,
estrechamente ligado al vacío y al espacio público que se supone es de todos,
pero que en muchos casos terminan por ser de nadie. El espacio urbano se con-
vierte en paisaje cuando se reafirma con valores positivos que no solo promueven
el intercambio sino que además invitan al habitante a hacerse participe de la ciu-
dad y formar parte de ella.
Es importante reconocer que los edificios juegan un papel fundamental en la cons-
trucción del paisaje urbano, pero estos han sido en muchos casos concebidos
independientemente. Por lo tanto se hace énfasis en la necesidad de: afectar la
pequeña escala que se vive dentro de la ciudad, apropiarse de lo que está entre
las edificaciones, constituir espacios para el placer y que sirvan en definitiva como
plataforma para el desarrollo de la urbanidad.
Es necesario reconstruir ese paisaje urbano y tejerlo momento a momento en la
ciudad para afianzar su afinidad con el sujeto que la recorre. Entendiendo que
en rasgos generales el paisaje de la ciudad de Caracas está garantizado por la
naturaleza, se requiere entonces de propiciar la activación de cada uno de los
espacios en esa escala que se vive día a día, más cercana al habitante y a la
arquitectura.
Para la afectación de dicha escala será fundamental, en estrecha relación con las
competencias de este trabajo, afectar las divisiones entre el espacio público y pri-
vado en función de construir el vacío que impulse las tan necesarias interacciones
entre los edificios y la ciudad.
0 5 3Los dist intos gradientes de propiedad
Los distintos gradientes de propiedad
Retomando la posibilidad de construir el paisaje urbano a través de afectar lo que
está entre las cosas, resulta entonces indispensable atender a los límites como he-
rramientas fundamentales para la relación. Es en los límites donde se encuentran
los territorios para fomentar el intercambio entre entes privado y el espacio público
ya que, no importa la actitud que pueda tener una edificación frente a la ciudad
si sus espacios limítrofes con él se constituyen en barreras que la aíslan.
Para abordar este punto se desarrollan a continuación: un planteamiento de los
valores de espacio de propiedad existente entre lo público y lo privado, la cons-
tante presión a la que se ven sometidos los límites entre estos sectores, la tendencia
a dejar los espacios limítrofes literalmente al margen si la división se materializa, y
una breve reflexión sobre el los posibles valores intermedios haciendo un especial
énfasis en el centro comercial como modelo que se repite a través de la ciudad.
Para comenzar es necesario llevar a cabo un acercamiento a las divisiones de
pertenencia que conllevan a la aparición de los linderos. Al fin y al cabo este tipo
de límite surge de la división entre espacio público y privado, y ha sido en la cons-
tante lucha y negociación entre estas tipologías que el límite se ha transformado,
ocupado, olvidado y repensado.
De esta forma se hace necesario definir a que nos referimos al hablar de espacios
públicos, privados o sus intermedios. Construidos en base a los conceptos compar-
tidos por la profesora María Elena Hernández y relacionados al concepto de pro-
piedad en su actividad docente dedicada a las propuestas en barrios, se destilan
las siguientes definiciones; las cuales no buscan ser contundentes sino servir de pla-
taforma para el abordaje de los capítulos siguientes y la investigación en general.
Espacio público: el espacio público es aquel que no le pertenece a nadie, o le
pertenece a todos, dependiendo del punto de vista. El hecho está en que no tiene
un propietario, sino que todos somos accionistas de él. El mejor ejemplo es la calle,
también las plazas; además de que estos espacios permanecen abiertos las 24 ho-
ras del día durante todo el año, es decir, no hay restricciones horarias con respecto
a su accesibilidad y cualquiera puede ocuparlo siempre y cuando cumpla con las
leyes. Se habla de que en el espacio público se puede hacer “lo que se quiere”
pero eso es relativo, como ya vimos, a cumplir las normativas de convivencia.
0 30 5 4
C o n o c e r n o s
Espacio semi-público: el espacio semi-público es en esencia un espacio público
en el sentido de que en principio cualquiera puede formar parte de él. La diferen-
cia radica es que este tiene limitaciones con respecto al horario y también cuenta
con normas adicionales específicas del lugar, trazadas por un gobierno local, la
comunidad o inclusive el propietario del espacio. Aunque esto suene contradic-
torio, los ejemplos nos ayudan en esta clasificación, considerando como espacios
semi-públicos los parques, los centros comerciales y los edificios gubernamentales.
Donde en principio cualquier persona puede entrar pero que cuentan con ciertas
restricciones: una hora de apertura y de cierre, normas mínimas de etiqueta, es-
pecificaciones con respecto a la edad entre otros. Uno de los puntos más contro-
versiales es el centro comercial, por ser en sentido estricto una propiedad privada,
pero interesa resaltar como se comporta. Además de que es sin duda uno de los
principales espacios de reunión hoy en día en el contexto caraqueño. Otro ejem-
plo de esta situación es el parque, su comportamiento es semejante al del centro
comercial, limita las horas de acceso y tiene normas propias condicionantes para
su utilización.
Espacio privado: el espacio privado es aquel que pertenece a un solo ente, sea
una persona, familia o compañía, y solo ellos tienen acceso. Donde la única ma-
nera de incorporarse a este espacio es por invitación directa del propietario.
Espacio semi-privado: la diferencia de este espacio es que pertenece a un grupo,
no a una unidad. Como por ejemplo los espacios de condominio de un edificio de
apartamentos o áreas comunes de zonas multifamiliares. Así como en el espacio
privado estos tienen completamente vetado el acceso con la salvedad de aque-
llos que son invitados por algún miembro de grupo, siempre y cuando se cumpla
las normas establecidas por el conjunto de propietarios.
Esta aproximación a la clasificación de dichos espacios es relativa, se consideran
más como una plataforma para el entendimiento de ciertas situaciones que como
una sentencia definitiva. Si consideráramos que el espacio público es aquel donde
se puede hacer lo que se quiere como decíamos al principio, entonces el perfecto
ejemplo de espacio público podría ser la última habitación de nuestra casa. En
donde realmente somos libres de hacer lo que nos plazca. Es por esta reflexión,
que resulta por demás contradictoria, que se presta especial atención a otras ca-
racterísticas de los espacios más allá que sus protocolos para actuar.
0 5 5Los dist intos gradientes de propiedad
“¿Dónde termina el dominio de lo privado en el momento en que calles, vecin-
darios, zonas enteras empiezan a estar bajo el control de intereses particulares?
¿Cómo entendemos lo público cuando nos encontramos los unos a los otros mayo-
ritariamente mientras estamos comprando algo?” (Caraballo, 2004, p. 48). Dichos
cuestionamientos perfectamente válidos hacen reflexionar sobre los conceptos
antes planteados. En definitiva ha existido siempre una presión importante sobre
el límite que separa lo público de lo privado: por parte del sector privado están los
intereses particulares que buscan controlar y poseer a través de innumerables for-
matos de participación; por parte del sector público está la intención de atender
puntos álgidos de la ciudad para desarrollar infraestructura o construir espacios
que se consideran del bien común. “Los intereses de la comunidad no son sinóni-
mo de los intereses de los promotores y corporaciones” (Kostoff, The city shaped,
1993, pág. 335)1, es precisamente dicha diferencia en el interés de cada sector
que produce el enfrentamiento. Cuando de alguna manera el ente público se ha
debilitado, la ocupación del sector privado se extiende, como podemos observar
en la ocupación anárquica de retiros y espacios públicos a lo largo de la ciudad
hoy en día (Fig. 033).
Una de las situaciones más comunes, resultado del avance del dominio privado
es el cierre de calles: “[…] una calle privada es aquella en la cual las autoridades
públicas no asumen responsabilidades. Esto se debe a que los espacios abiertos
sirven únicamente a los propietarios que involucra directamente” (Kostoff, The city
assembled, 1999, pág. 192)2. Afirmación que de aplicarla a las calles privatizadas
actualmente en la ciudad no podemos considerar cierta, ya que bomberos, ambu-
lancias, recolección de basura, entre otros servicios; deben
atender igualmente a estos sectores. El hecho de establecer
un control de paso en ningún caso las hace autosuficientes.
Son calles, urbanizaciones y edificios, que se alimentan de
los recursos de la ciudad, sin darle nada a cambio, man-
teniéndose herméticos en una situación de unidirecciona-
lidad. Constituyen una circunstancia en la que los sectores
privados de una manera u otra aprovechan recursos de la
ciudad sin ofrecerle algo a cambio y han sido denomina-
dos metafóricamente por la profesora Ana Lasala como
“urbanizaciones y edificios sanguijuela”. Adicionalmente ex-
plica, con respecto a las formas comunes de privatización
en nuestra ciudad, que existe un avance progresivo “En al-
Fig.
033
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0 30 5 6
C o n o c e r n o s
gunas urbanizaciones de Caracas, esta especie de islamización ha traspasado
las barreras de los hogares, alcanzando las pequeñas calles que nos llevan hacia
ellos, hasta llegar a tomar, poco a poco, la urbanización entera. La extensión de
los muros de las viviendas hacia el espacio de la calle y la aparición de alcabalas
cada vez más frecuentes, son una muestra clara de la invasión física y visual del
espacio público” (Lasala Hernandez, 2007, pág. 83) (Fig. 034).
Si el avance es progresivo y envuelve cada vez a más vecinos, más territorio y
situaciones más complejas, se podría decir que para darle otra dirección a estas
circunstancias sería importante afrontar el problema desde su inicio. El primer paso
que se da es precisamente dentro del espacio privado, la invasión de los retiros y
el crecimiento desenfrenado de los linderos. De mantenerse cierto nivel de vacío o
transparencia entre la edificación y la calle, aunque no exista una conexión impor-
tante y entendiendo que en muchos casos son inmuebles de carácter residencial,
se mantendría un nivel de relación perceptual que impediría el aislamiento del
objeto arquitectónico y la completa anulación de la calle.
Cuando el límite actúa como un elemento de separación, es precisamente el te-
rritorio limítrofe el primero en ser dejado de lado por ambos sectores. Aquello que
parece alejarse de la competencia clara de un sector, cuando la propiedad o
responsabilidad de un espacio resultan difusas, suele caer en el olvido sin un res-
ponsable que lo atienda.
Por otro lado, también existe hoy en día una tendencia a explotar cada vez con
más fuerza las relaciones ganar-ganar entre entes públicos y privados para ocupar
espacios de una manera conjunta en la búsqueda del beneficio común. Asocia-
dos generalmente al ámbito comercial o de grandes empresas, donde se le dan
beneficios al desarrollo privado para que solvente alguna problemática del sector
público o que le brinde algún valor agregado (Fig. 035).
Fig.
034
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0 5 7Los dist intos gradientes de propiedad
En esta misma línea, sería necesario activar dichas relacio-
nes en ámbitos menores de intervención, es decir, no son
únicamente las intervenciones de miles de metros cuadra-
dos sobre la ciudad las que pueden ofrecerle algún cambio,
también la propuesta de una pequeña edificación puede
venir acompaña del rescate de una pequeña plaza o la
consideración de un nuevo parque de bolsillo para la ciu-
dad. Las posibilidades de establecer negociaciones con el
ente público existen, pero mientras dicha modalidad no se
convierta en una norma, la iniciativa debe venir por parte
del arquitecto encargado del proyecto.
Las mayores posibilidades se encuentran particularmente
en los ámbitos de transición. La presión por ocupar más se
contrapone a la necesidad de intercambio asociada princi-
palmente al comercio. Inclusive en las situaciones más dra-
máticas de intento de aislamiento, la actividad comercial
termina por arrojarse de una manera u otra sobre la calle, el
café y la panadería van ocupando sectores del espacio pú-
blico ofreciendo otras atmósferas, próximas al aire libre, tan
apreciadas en nuestro clima (Fig. 036). Mientras que por otro
lado desde la planta baja, el espacio público se va filtrando
en forma de prestación de servicios, ocupando inicialmente
los rincones menos deseados para luego formalizarse poco
a poco: oficinas, estudios, talleres, consultorios, depósitos,
son casos típicos. Combinados, estos elementos producen
dinámicas muy activas de relación cambiante con el paso
del tiempo.
Aunque considerando por un lado las bondades de estas formas de ocupación, es
necesario decir también que en muchos casos son desorganizadas e ilegales, ade-
más la calidad de la intervención arquitectónica suele ser muy baja. Por lo tanto la
reflexión busca entender las posibilidades de estos intercambios y considerar bajo
que formatos podrían ser formalizados e inclusive potenciados. El aprovechamien-
to de los programas de intercambio como excusa para establecer relaciones.
En cualquier caso los ámbitos de relación no son solo programáticos. Las relaciones
Fig.
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0 30 5 8
C o n o c e r n o s
espaciales son tal vez más conocidas y evidentes, el reconocimiento del espacio
intermedio desde el patio frontal, pasando por el atrio o zaguán, la existencia de
ámbitos que sirven de filtros entre la ciudad y la casa o el afuera y el adentro, son
bien conocidos y sobre todo en climas amables como el caraqueño que permite
una relación franca con el exterior.
“Incluso hasta 1952 una revista popular podía expresar: “El porche es una institu-
ción de gran valor cívico y moral. Es una señal de que las personas que se sientan
en él están listas y deseosas de compartir la vida comunal de su cuadra con sus
vecinos. Es una señal de que las personas que están sentadas en él están deseo-
sas de compartir la vida de la comunidad.”” (Kostoff, The city assembled, 1999, p.
218)3. Estos espacios han constituido siempre el punto de reunión más público de
la vivienda, donde se recibe al invitado. Además su valor de espacio intermedio
está en contar con las comodidades del interior sin perder la experiencia de estar
afuera.
Aunque estos espacios se han debilitado en los ámbitos más urbanos en aras de
la densificación, otros intermedios han surgido para alimentar la necesidad de co-
nectarnos con el afuera, la terraza, la balcón e inclusive las ventanas panorámi-
cas, como herramientas para olvidar la sensación de estar contenidos. La jardinera
de la cocina es el huerto de las hierbas aromáticas y en la sala flores exóticas
acentúan el paisaje.
Entre otras posibilidades, no valdrá solo quedarse con la necesidad comercial para
activar el intercambio cuando la típica “sala de fiestas” deje de ahogarse hacia el
retiro posterior y comience a considerar posibilidades de apertura o comunicación
hacia el frente. Operaciones como estas pueden dar un primer paso en conec-
tar el espacio más público de un edificio residencial y tal vez en convertirlo en la
primera antesala a su acceso. Podría considerarse como una interpretación del
zaguán, ahora como un espacio que se equilibra entre semipúblico y semiprivado
orientado a la vivienda multifamiliar.
Otras expresiones claras de interacciones entre lo público y lo privado son los tan
criticados centros comerciales. Adoptando una tipología de caja aislada del ex-
terior en sus inicios, su necesidad de reproducir la calle en un ambiente más con-
trolado expresa claramente el valor de ambos mundos y crea en su integración,
los espacios más amenos e inclusive más deseados si tenemos en cuenta el éxito
0 5 9Los dist intos gradientes de propiedad
de estas tipologías de desarrollo comercial. El centro comercial no es más que el
reconocimiento de la calle como lugar de encuentro por excelencia, al intentar
reproducir todos sus elementos fervientemente, con el beneficio de que se con-
vierte en un filtro para la realidad del afuera. En otras palabras, se intenta reprodu-
cir todos los elementos de la calle dejando por fuera aquellos negativos, en otras
latitudes es el clima el principal factor a controlar, pero en el contexto local este no
es un punto predominante teniendo en cuenta que ningún microclima resulta más
ameno que el de una calle sombreada naturalmente. Evidencia de estos también
lo son los nuevos formatos que han adquirido algunas intervenciones recientes que
aprovechan el clima para prescindir del aire acondicionado y así reducir el gasto
energético.
El verdadero factor que se busca filtrar en los centros comerciales venezolanos es
la inseguridad, el ciudadano se encierra en esta sensación de seguridad privada
como única posibilidad de encontrarse. Condición que se suma a la falta de ca-
lles comerciales en nuestras ciudades que permitan congregar gran cantidad de
servicios. Esquemas como el de Sabana Grande no se han multiplicado a la misma
velocidad que el de los centros comerciales, así que no se puede culpar al habi-
tante por preferir uno sobre el otro si no se le han brindado ambas opciones.
El centro comercial es otro ejemplo de que las situaciones más interesantes están
en la interacción de ambos mundos. Acompañados de otra situación particular
donde las propias plazas, que suelen recrearse de una u otra manera cerca de
estos centros de interés, son las que antes ocupaban el frente de las iglesias, ahora
hacen reverencia a los centros comerciales como hitos principales y puntos de
reunión de nuestras ciudades. Dicho vacío busca, además de crear un espacio de
acceso, el de darle valor a ese objeto arquitectónico. El hecho de estar precedido
por un vacío construye una atmósfera de importancia.
Así como anteriormente en este capítulo se planteaba llevar las relaciones ganar-
ganar a intervenciones de menor escala, igualmente se podría llevar a menor es-
cala la materialización del vacío como antesala de la edificación a través del
retiro de frente, incrementando su valor no solo simbólico sino también económico.
Condición que sería posible si se tornaran en un espacio de encuentro, en lugar de
tratarse como el espacio residual consecuencia de promotores desinteresados y
profesionales despreocupados por el tema.
0 30 6 0
C o n o c e r n o s
Sin importar cuanto se preparen los hogares para asumir
todas las responsabilidades espaciales y programáticas, la
necesidad de involucrarse con el espacio público estará
siempre presente. El asunto está en promover sobre el espa-
cio urbano actividades no obligatorias que motiven al ha-
bitante a formar parte de él y de esa manera fomentar el
intercambio. La multiplicación de estos vacíos motivadores
del encuentro no son más que una propuesta para hacer
frente al gran déficit de espacio público que se enfrenta ac-
tualmente. Cultivando así el tema desde la pequeña escala
que, siguiendo una lógica común, puedan entrelazarse para
construir una red de espacios que activen el recorrido (Fig.
037).
“La ausencia de lugares públicos que reconozcan y acojan
la auténtica vida colectiva de una ciudad real, paralela a
la ciudad formal, ha creado un acontecer cotidiano que va
orillando una arquitectura que nace despegada, indiferente e insensible a esta,
también, aparentemente incierta existencia intersticial.” (Von der Heyde, 2007, pp.
14,15) Dichos espacios, propuestos anteriormente, no apuntarán a convertirse en
netamente públicos, las direcciones más contemporáneas apuntan a nuevas ti-
pologías de ocupación, relacionadas a lo que varios autores han denominado
espacios colectivos. Los cuales pretenden sacar el máximo provecho de ambos
mundos, entendiendo que en el espacio público es tan importante su diseño y
construcción como las actividades que lo activarán luego de terminado.
“Los lugares que llamamos colectivos se desenvuelven entre distintas intensidades
de lo público o lo privado. Esto no quiere decir que el espacio público en toda su
cabalidad haya perdido importancia, por el contrario, las nuevas formas de espa-
cio colectivo que han ido emergiendo en las ciudades, aunque sin duda ayudan
a la activación del espacio de la calle, apuntan hacia la extinción del espacio
absolutamente público entendido en el sentido más amplio de la palabra.” (La-
sala Hernandez, 2007, p. 18) Es dentro de este concepto que parecen alojarse los
centros comerciales y sin duda que en su ecuación se manejan los factores que
podrían mantener vivos a los espacios. Sin apartar todas las críticas que podamos
hacerle a este objeto arquitectónico, sobre todo en sus versiones más cerradas,
hay mucho que podemos aprender de ellos.
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0 6 1Los dist intos gradientes de propiedad
Tal vez decir que el espacio absolutamente público está en extinción es una afir-
mación un tanto riesgosa, pero sin duda parecen reducirse con el paso del tiempo
las expresiones puras de espacio público como una plaza, con frondosos árboles,
bancos cautelosamente organizados y alfombras de grama invitando al sol. En
esta plaza se podrían dar las condiciones idóneas: la plataforma para que la gen-
te se encuentre, incluso habrá quien aproveche los tiernos rayos de sol de las pri-
meras horas de la mañana; y los niños que no pueden faltar, encontrando estadios
y copas mundiales entre fragmentos de lugares. Luego un pequeño café al borde
de la plaza abre sus puertas, sirven desayunos que se pueden disfrutar sentado en
la grama; al poco tiempo se mantendrá incluso de noche, las mesas empezarán a
extenderse sobre la plaza y bajo los árboles, ya podemos ver más gente ocupando
el lugar. En la otra esquina una pequeña tienda de artesanías cuelga su mercan-
cía hacia afuera y ya hay quien viene desde lejos a buscarlas; al poco tiempo tres
y cuatro locales seguidos que le hacen la competencia, la plaza se llena de colo-
res. Con la acumulación de gente aparece el que vende helado, periódico, do-
nas, globos y hasta el amolador, quienes hacen resonar la plaza con sus llamados.
La tienda de instrumentos ha visto la oportunidad y decide organizar un pequeño
concierto en la plaza para llamar la atención, la entrada es libre, las ganancias
vendrán luego; así que el sábado en la tarde algunos instrumentos salen a tomar el
aire fresco y la plaza suena a música con tanta energía que es capaz de aplacar
el murmullo de la gente. Una de las casas patio abre sus puertas, un restaurant que
invita a degustar sabores de otros países hace extender el espacio público hasta
el corazón de la vivienda. Pasado el tiempo ya las tiendas de artesanías ocupan
durante el día un importante sector de la plaza, un pequeño mercado ha nacido.
Seguramente el espacio netamente público nunca se extinga, pero sin duda existe
en sus complejas interacciones con el mundo privado un cúmulo de posibilidades
de activación de la ciudad que invitan a formar parte de ella. Aunque en primer
momento el detonante pueda ser el comercio, como bien defiende Alfredo Cara-
ballo en su trabajo de grado “Genérico + Local”, sin duda alguna que las activida-
des culturales, deportivas, incluso políticas, lo acompañan. El norte está en proyec-
tar estrategias que permitan hacer dialogar a los múltiples ámbitos, evitando que
se convierta en un círculo guiado únicamente por intereses privados.
Dichas estrategias consisten en fomentar la ocupación de los límites por valores
de propiedad intermedios, ya que los extremos público y privado son los que sue-
len oponerse con más fuerza al contacto. Sobre estas tipologías de interacción se
0 30 6 2
C o n o c e r n o s
podría reflexionar con respecto al centro comercial, el cual busca rescatar los ma-
yores valores de la calle brindándoles ciertos servicios y comodidades particulares.
De esta misma forma la ocupación de los límites debería reconocer los valores de
cada sector e integrarlos en espacios que se convirtieran en detonantes de la ocu-
pación por parte de sus habitantes; evitando así situaciones residuales.
Por otro lado, las intervenciones no se pueden convertir en acciones débiles o
aisladas sino que deben componerse en una red capaz de alterar la situación
actual que tiende a la privatización y el aislamiento. Proceso que podría llevarse
a través de acuerdos ganar-ganar donde tanto el ente privado como el público
se beneficien de las decisiones tomadas sobre sus límites, como por ejemplo la
reformulación del retiro en un espacio de recreación que revalorice la propiedad
privada adyacente además de confrontar la carencia de este tipo de espacios
en la ciudad.
El espacio colectivo y los límites difusos permiten que no exista un abandono del
área limítrofe, además de producir responsabilidades compartidas que en lugar
de cortarse por una línea, podrían solaparse relacionando a los interesados y fo-
mentando un sentido de pertenencia. En la medida en que se establezcan relacio-
nes o solapes de espacios o actividades, en esa misma medida se irá fortaleciendo
el vínculo, que una vez establecido opondría resistencia a cortarse considerando
que tiene a múltiples interesados.
0 6 3El verde no dist ingue entre parque o ciudad
El verde no distingue entre parque o ciudad
La naturaleza, entendida en toda su complejidad, conforma el estrato básico so-
bre el cual se asienta cualquier intervención humana y su cuidado es fundamental
para minimizar la afectación del ambiente además de que tiene la capacidad de
potenciar la obra arquitectónica. Su atención es punto de especial importancia
en cualquier contexto.
De esta forma el presente punto se desarrolla a través de una breve estructura que
busca enfatizar la gran oportunidad que representa la inclusión del verde dentro
de las intervenciones arquitectónicas en la ciudad, como ayuda para alcanzar
el confort climático y apoyo para el manejo de aguas de lluvia. Además de que
forma parte importante del paisaje urbano y del espacio público sobre el cual
Caracas se encuentra en déficit; todo enmarcado en la convivencia con un clima
tropical que favorece el intenso desarrollo de la vegetación.
Si tenemos en cuenta que la ciudad es nuestro nuevo paisaje, entonces por qué
no hacemos cada una de sus perspectivas tan imponentes y resaltantes como las
naturales que las precedieron. Si hemos sido tan eficientes en la alteración del pai-
saje natural, entonces tendríamos que proponernos que aquello que reformemos
o construyamos sea al menos igualmente imponente.
A estas preocupaciones generales es necesario agregar el momento y lugar que
ocupa la ciudad de Caracas actualmente, sobre este punto afirma Posani: “No
es el peso de la cultura arquitectónica lo que predomina entre nosotros. No es la
historia milenaria, la de las pirámides abstractas, del blanco mármol de Grecia,
del perfecto estetismo japonés o la de las aspiraciones intelectuales universales
del Renacimiento lo que define nuestro horizonte arquitectónico. Son las inmensas
dimensiones de una vegetación opulenta, de calores avasallantes y de lluvias que
son torrentes, de una atmósfera cuyos elementos combaten una lucha sin piedad
contra el tiempo, las que perfilan los caracteres de las empalizadas arquitectóni-
cas que los hombres cuerdos han levantado en este enclave geográfico determi-
nante y primordial.” (Posani, ¿Dónde está el norte?, 2000, p. 54). Aunque esta visión
resulta en cierto modo radical, ya que Caracas también cuenta con un importan-
te patrimonio arquitectónico, lo que se desea subrayar aquí es la gran fuerza que
tiene la naturaleza en el contexto de la ciudad. Desde cierto punto de vista suele
convertirse en la gran protagonista.
0 30 6 4
C o n o c e r n o s
La comparación entre estos dos ámbitos se lleva de la mano con el énfasis que se
hizo anteriormente sobre las dos escalas del paisaje urbano en la ciudad, el cua-
dro general nos habla predominantemente de la naturaleza, mientras que es la
experiencia cercana la que nos conecta con los elementos artificiales. Es así que
los elementos naturales no pueden ser dejados de lado en ninguna intervención
humana.
Es fundamental el manejo e incorporación de estos elementos para la construc-
ción del paisaje urbano, ya que “los principales aspectos felices de Caracas que
señalan sus habitantes preceden a su fundador Diego de Losada”, como afirma
repetidamente el arquitecto Federico Vegas. Son esas mismas características fa-
vorables las que impulsan a la población a habitar en zonas en las que puedan
sentirse cerca de la condición natural; sea de una manera meramente visual en
la constante búsqueda de la vista al Ávila o en la ocupación de urbanizaciones
menos densificadas que han dejado colar al verde.
Esa búsqueda de la naturaleza como utopía de bienestar dice mucho, se desea
por un lado las comodidades y servicios de la ciudad a la par que se habita en las
condiciones de bienestar que produce la cercanía a la naturaleza. Lo importante
es que estos puntos no son opuestos ni contradictorios, pueden existir y alimentar-
se mutuamente. En la medida en que se cambie la imposición por la ocupación
de la geografía y se incorpore el manejo constante de la naturaleza dentro de
la producción arquitectónica, en esa medida serán posibles intervenciones más
próximas a los deseos de sus habitantes.
En la nobleza del clima tropical donde cualquier planta se da y surge de todos los
rincones con la furia de la vida (Fig. 038), el esfuerzo necesario para utilizar esta
variable no es más que el de canalizar sus energías a través de mínimos controles.
Pero es importante tener en cuenta lo dicho para llegar más allá, no solo aprove-
char el paisajismo como un elemento contemplativo, por el contrario, uno diná-
mico que participe activamente de la realidad urbana. Componentes naturales
que ayuden a disminuir las temperaturas, colaboren con las visuales, controlen y
aprovechen las aguas de lluvia, etc.
Por otro lado, el tema no se basa en la multiplicación de áreas verdes únicamente,
la situación es mucho más compleja y sin importar todos los diseños de alta tec-
nología, la incorporación de la naturaleza a la arquitectura también pasa por la
0 6 5El verde no dist ingue entre parque o ciudad
atención a las particularidades del clima y diseñar para aprovecharlas. “¿Dónde
está el norte? Esta era la primera pregunta que Carlos Raúl Villanueva, con ese
tono de voz suyo, entre ingenuo y burlón, le planteaba a sus estudiantes. Quienes
lo acompañábamos en las correcciones de la Facultad de Arquitectura conocían
muy bien el significado de esa pregunta. Era la pregunta por el contexto, por el
clima, por la inclinación del sol, por las brisas y las lluvias, por la orientación y por
las vistas, por la temperatura, por la geografía y la cosmografía.” (Posani, ¿Dónde
está el norte?, 2000, p. 53) Sabiduría que deja poco lugar a la duda, la arquitectura
que crece distanciada de esta cúpula tropical está condenada a convertirse en
esclava de la propia tecnología que la hizo posible. Las recientes crisis energéticas
del país han puesto en evidencia cuanto dependemos del acondicionamiento
artificial de aire, en un ciudad donde el punto de confort en fácilmente alcanzable
a través del diseño bioclimático. El propio Villanueva nos lo recuerda, no solo cuan-
do esta sencilla pregunta tan llena de contenido nos hace eco en la cabeza, sino
cada vez que nos convertimos en ocupantes de una edificación como el edificio
de la Facultad de Arquitectura de la UCV.
Existe otro factor fundamental para manejar con sabiduría la inclusión de la natu-
raleza dentro de la intervención humana que tiene ver con las alteraciones en el
planeta, de las que sabemos, somos culpables. “La renovada preocupación por
el ambiente, por los problemas ecológicos, por el reciclaje a distintas escalas, ha
promovido la aparición de una actitud hacia lo natural más preocupada por su
funcionamiento como sistema engranado con lo urbano” (Caraballo, 2004, pág.
80). El hecho de pensar verde o del diseño sustentable ya no es una opción entre
varias, al ritmo del deterioro del planeta, el aumento en los índices de degradación
Fig.
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0 30 6 6
C o n o c e r n o s
y contaminación, la sustentabilidad es la única opción. Más
allá de la complejidad del término y todo lo que ella implica,
la incorporación activa de la naturaleza es un factor funda-
mental en el trato ecológico con el ambiente.
Así como no existe contención de taludes más sustentable
que un árbol, tampoco existe mejor acondicionador de aire
(Fig. 039). “Caminante no hay camino, hace calor al andar;
tanto, que el aire se convierte en margarina, las alcantarillas
en parrillas, las fachadas en espejos, las aceras en sartenes.”
(Vegas, 2007, p. 37) Luego de hacer referencia a la bondad
general que presenta nuestra naturaleza, es necesario ha-
cer énfasis en este punto, el calor y las lluvias son los dos prin-
cipales factores del contexto natural caraqueño a los que es
necesario enfrentar; siendo el manejo de la propia naturale-
za la mejor herramienta para hacerlo.
Dentro de estas consideraciones de inclusión del verde, el vacío del espacio públi-
co juega un papel fundamental, porque es precisamente su condición desocupa-
da y en contacto con la tierra un medio fundamental para propiciar el desarrollo
de la naturaleza. Dentro de esta particularidad resaltan los espacio limítrofes aquí
estudiados precisamente como una oportunidad para inyectar a la ciudad con
una importante infusión de verde, lo que contribuiría a mejorar las condiciones de
confort de estos espacios.
Tal vez sea la propia bondad de la ubicación de la ciudad una de las causas prin-
cipales para que se nos olvide cuidarla, pero igualmente las situaciones recientes
producto de las alteraciones que estamos provocando sobre el medio ambien-
te, tanto a nivel mundial como local, parecen constituir un llamado a recobrar la
consciencia.
En definitiva podemos resumir que la naturaleza además de ser la capa base para
cualquier intervención, es un elemento predominante en la ciudad de Caracas. El
planteamiento propone intensificar la incorporación del verde a esa segunda es-
cala del paisaje más cercana al habitar diario que presenta mayores carencias, y
apoyar así el desarrollo del paisaje urbano y el espacio público de la ciudad. Todo
esto teniendo en cuenta que aunque no es una garantía, su utilización mejora las
Fig.
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0 6 7El verde no dist ingue entre parque o ciudad
posibilidades de elaborar proyectos más confortables, sustentables y que además
se encuentran más próximos a los deseos de sus ocupantes. Dejar de imponernos
sobre el verde del valle para pasar a ocuparlo en una relación más simbiótica,
sobre todo donde se haga presente el vacío entre volúmenes arquitectónicos que
propicia la intensiva aparición del verde.
0 30 6 8
C o n o c e r n o s
Relaciones entre el individuo y su contexto físico
El último punto de este capítulo relacionado al estudio del contexto caraqueño,
aborda las posibilidades de afectación que pueden existir entre la ciudad y sus
habitantes haciendo énfasis en dos temas importantes: el valor que tiene la gran
heterogeneidad de una Caracas que facilita la ubicación y motiva el arraigo de
quien la vive, y el círculo de afectación que se establece entre la ciudad como
órgano capaz de modelar el comportamiento de sus habitantes a la vez que ellos
mismos son los que la construyen.
Fundamentalmente el paisaje urbano se hace transmisible por medio de una ima-
gen que aprehendemos a través de los sentidos. Esa imagen de ciudad involucra
múltiples niveles de percepción y es siempre dinámica, ya que se construye con la
actuación de factores que se encuentran en un constante cambio. Los árboles no
permanecerán nunca estáticos, las tiendas no tendrán nunca el mismo color y los
caminantes no serán nunca los mismos.
Esa imagen de la ciudad se compone de la sumatoria entre la naturaleza y la inter-
vención del hombre y, además de ser la expresión primera de la ciudad, también
crea memoria y nos relaciona con el lugar donde vivimos. A través de la imagen es
que un individuo es capaz de asir la ciudad e intercambiar información con ella.
Inicia por ubicarse, reconociendo una posición e incluso trazando recorridos, para
luego comenzar a identificarse con ciertos fragmentos de ese contexto a través de
sus propias experiencias. Más adelante se reconoce a esa imagen de la ciudad
como reflejo de aquellos que la hicieron posible, por lo tanto su habitante se ve
reflejado en las condiciones que su ciudad le muestra; de la misma manera que
toma una ciudad extranjera como representación de sus ocupantes. Le damos
forma a Caracas a la vez que se convierte en representación de nosotros mismos
y nos modela.
Esa imagen de la ciudad está atada a un concepto importantísimo de relación
con el entorno, definido por Kevin Lynch como legibilidad diciendo lo siguiente:
“Con esta expresión indicamos la facilidad con que pueden reconocerse y organi-
zarse las partes en una pauta coherente. Del mismo modo que esta página impre-
sa, si es legible, puede ser aprehendida visualmente como una pauta conexa de
símbolos reconocibles, una ciudad legible sería aquella cuyos distritos, sitios sobre-
salientes o sendas son identificables fácilmente y se agrupan, también fácilmente,
0 6 9Relaciones entre el individuo y su contexto f ís ico
en una pauta global” (Lynch, 2008, pág. 11). Por tanto todos los elementos de di-
seño juegan un papel importante en la construcción de una imagen asible con la
cual poderse ubicar, donde se identifican claramente cada uno de los elementos
que forman parte de esa imagen: edificaciones, calles, ríos, montañas, etc.
Con el paso del tiempo y a través de la experiencia se produce la vinculación con
partes de la ciudad, mientras se crean recuerdos y los rincones adquieren significa-
dos, se desarrolla un proceso en el que el habitante se identifica con el contexto.
Una calle indeterminada pasa a ser la calle, una escuela será la escuela, el árbol,
mi casa. Cada una de las experiencias no está atada solo a un hecho, también a
un lugar específico.
Relaciones como estas con determinados puntos de la ciu-
dad, se establecen con marcada nitidez en urbes como la
caraqueña, ya que su fragmentación y marcada diferen-
cia fomenta el rápido reconocimiento de sus partes. Preci-
samente esta realidad dividida y heterogénea se entiende
como una condición negativa, pero también es cierto que
desde cierto punto de vista puede convertirse en un fac-
tor favorable que fomenta la relación entre el individuo y
su contexto. Lo que dirige los planteamientos del presente
trabajo no a crear un amalgamiento indiferenciado, sino a
fomentar los lazos y el intercambio sin que esto conlleve un
deterioro de las particularidades de la ciudad. De esta ma-
nera evitar circunstancias similares a las acarreadas hoy en
día por la intensa globalización, que ha conllevado a que se
debiliten algunas características de ciertas culturas y comu-
nidades (Fig. 040).
Las diferencias de la urbe caraqueña comienzan desde sus
calles, cuyas particularidades se representan en sus nombres
de personajes, árboles e incluso de anécdotas o fragmentos
de la historia de la ciudad. A eso se le suman las edificacio-
nes, cada una testigo de su época, que se manejan ade-
más entre las múltiples posibilidades que permiten las orde-
nanzas y la propia diversidad de las parcelas, topografías y
condicionantes que dificultan la repetición de un modelo.
Fig.
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C o n o c e r n o s
En pocas palabras la diversidad de Caracas está presente
en muchos de sus componentes.
Lamentablemente dicha heterogeneidad suele estar sumer-
gida en un mar de quebranto, una ciudad residual en de-
terioro y donde cada quien apuesta a sí mismo (Fig. 041).
Es inevitable que eso nos afecte negativamente, haciendo
decrecer nuestro propio bienestar, desentendiéndonos del
otro y defendiendo un pedazo que creemos poseer. Es una
actitud resultante de la imagen de ciudad que fomenta un
determinado comportamiento. No es difícil de creer cuan-
do es notable como un instrumento tan pequeño como un
celular o un reproductor de música puede alterar el com-
portamiento de una persona. Por lo tanto un objeto arqui-
tectónico tendría, por relación, la capacidad de afectar el
comportamiento de muchos. Con este respecto resuenan
las palabras: “se puede matar a un hombre con un edificio
tan fácilmente como con un hacha” (Gasparini & Posani,
1969, pág. 521), entonces con una acera o una plaza ¿A
muchos?
La capacidad de afectación del individuo por parte del
contexto se hace evidente cuando se recuerda hace algu-
nos años a la ciudad de Caracas que se mantenía más o
menos en el mismo estado anárquico a todo lo largo, hasta
que Irene Sáez inició un cambio. Impulsó medidas como el
correcto rayado de las calles, la dotación de nuevos unifor-
mes a los policías y fiscales, la colocación de parquímetros,
entre otros; lo cual era considerado por un sector como algo
insignificante. Pero con el paso del tiempo el cambio de ac-
titud se despertó en el habitante del Municipio Chacao. Su-
mándose a otras buenas decisiones, el municipio comenzó a
cambiar, diferenciándose y dejando en evidencia el estado
de desorden del resto de la ciudad. Ahora se puede ver a
las personas afectadas por la correcta señalética, presencia
contundente de la autoridad y por espacios bien construi-
dos, fue un aprendizaje increíble. El perfecto antecedente
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0 7 1Relaciones entre el individuo y su contexto f ís ico
que demuestra que los caminos para mejorar la ciudad son
transitables y pueden iniciar por el espacio y no necesaria-
mente por la gente (Fig. 042).
Esa construcción del paisaje urbano no solo viene dada por
los organismo gubernamentales y las grandes intervencio-
nes, la ciudad es el objeto resultante de la actuación de
todos; por pequeña que sea (Fig. 043). De alguna mane-
ra cada uno de los habitantes se convierte en autor de la
ciudad que habita. Todo aquel que la ocupa actúa sobre
la ciudad “[…] dejando huella en cada rincón, a cada
momento. Tal vez no sea siempre la impresión de nuestros
dedos o zapatos, pero sí de nuestras palabras y acciones.
La ciudad es como ese anillo que hemos heredado y que
las siguientes generaciones disfrutarán y padecerán, con el
acento de ser un objeto colectivo, en el cual nuestras hue-
llas son mucho más permanentes y palpables” (Belandria &
Capra, 2011). Bajo ninguna circunstancia se debe permitir
un accionar pasivo bajo la crédula impresión de que la ciu-
dad no se verá afectada por la ocupación del habitante. La
ciudad es un objeto colectivo resultante de la intervención
de todos y a todos representa.
La arquitectura no puede actuar aislada, debe acompañar-
se del individuo y el colectivo para modelar la ciudad, pero
por si sola es sin duda es un elemento clave para promover
un cambio de actitud en la sociedad. “La arquitectura, y
por consiguiente la ciudad, no deben sobrestimarse: con el
diseño no se salva a la gente. Tan solo se la obstaculiza o se
le estimula. Pero, por lo que valga, no hay que dejar pasar
esta ocasión que nos depara los sobresaltos de la historia,
para probar, quizás por vez primera, o ser lo que nosotros
queramos ser” (Posani, 2000, pág. 18). No se trata entonces
de una solución universal, pero siendo el área que nos com-
pete como arquitectos, lo importante es no aguardar a que
la estructura político-social comience a andar para sumar-
nos al movimiento sino convertir a la arquitectura en la ini-
Fig.
043
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0 30 7 2
C o n o c e r n o s
ciativa que ponga a andar ese ciclo.
En síntesis es necesario resaltar dos puntos fundamentales: Primero, la heteroge-
neidad de la ciudad de Caracas resulta una de sus características principales, y
colabora en cierta medida con la aprehensión del contexto por parte de los indivi-
duos. Por lo tanto, es necesario valorizar esta condición a través de intervenciones
que tengan en cuenta la variedad y eviten soluciones universales o estándares,
atendiendo por el contrario, las particularidades de cada sector. Precisamente
sus diferencias representan uno de los motivos principales para propiciar el inter-
cambio, y lograr así el enriquecimiento de los involucrados. Segundo, se puede
reconocer la existencia de un ciclo de afectación en donde la imagen de la ciu-
dad modela el comportamiento de sus habitantes a la vez que son ellos mismos
los que la construyen. Si se comparte esta afirmación, es posible hacer rotar este
círculo en una dirección favorable, donde los espacios arquitectónicos dispongan
un comportamiento que anime y active a sus ocupantes; de igual forma que un
tratamiento conveniente de los espacios limítrofes podría fomentar diversos grados
de relación. Intervenciones que no necesariamente tienen que ser de gran esca-
la o envergadura, ya que como hemos visto, inclusive las pequeñas alteraciones
producidas por cada uno de los autores de la ciudad es capaz de contribuir en su
imagen final.
Con relación a los demás aspectos abordados en este capítulo, se puede com-
poner un breve resumen comenzando por la visión confrontada que existe en la
ciudad de Caracas. En donde el atrayente paisaje lejano no se corresponde con
la vivencia de sus calles, con la visual del peatón, y por lo tanto esta investigación
propone hacer énfasis en esa escala más desatendida. Para dirigir dichas inter-
venciones será necesario tener en cuenta varios aspectos: incorporar con fuerza el
verde que tanto favorece la imagen lejana de la ciudad, no solo como un elemen-
to contemplativo sino como un componente activo de la cadena urbana; fomen-
tar múltiples gradientes de propiedad como valores intermedios entre espacios
públicos y privados que permitan establecer estrechas relaciones ganar-ganar y
favorezcan a todos los involucrados; por último, favorecer la gran diversidad que
compone a nuestra ciudad capital, a través de intervenciones ordenadas pero
asociadas a las particularidades de cada intervención.
En pocas palabras y aunque sean incontables los temas que serían necesarios tra-
tar sobre el contexto caraqueño, este capítulo reflexiona brevemente sobre aque-
0 7 3Relaciones entre el individuo y su contexto f ís ico
llos que han resultado de especial interés para el autor, siempre considerando una
estrecha relación entre la ciudad y las causas y consecuencias de los límites aquí
estudiados.
0 7 5
Connotación del límite
El capítulo anterior permitió llamar la atención sobre algunas de las situaciones
resaltantes en el contexto caraqueño, haciendo énfasis en un marco predomi-
nantemente verde que resalta a la distancia pero que contrasta con muchas de
las intervenciones emplazadas en sus entrañas que son protagonizadas por ele-
mentos divisorios. De esta manera se abre paso al tema del límite como uno de los
principales causantes de dicho contraste y donde se pondrá en evidencia que el
lindero es uno de los grandes protagonistas.
En este capítulo se busca profundizar en el entendimiento del límite para así mul-
tiplicar los medios a través de los cuales afrontar la desconexión entre el espacio
público y el privado. Se abordarán cuatro puntos principales:
El primero se denomina El límite, concepto y componentes, aquí se explora su sig-
nificado para avanzar hacia un análisis crítico a través del cual se plantean los
componentes que forman parte de él y condicionan su comportamiento.
Posteriormente en De las murallas al muro se abordan dos situaciones limítrofes
particulares de las ciudades: las murallas y los frentes de agua; esto en función de
establecer comparaciones con los linderos que brinden pistas sobre los posibles
caminos que podrían tomarse.
El segmento de Las condiciones y operaciones reconocibles en el límite se centra
fundamentalmente en establecer las operaciones que permitirían superar el ca-
rácter impermeable del lindero.
Por último El lindero como herida en el tejido urbano es un punto clave donde se
presentan las particularidades de este límite según el tejido en que se encuentra.
Adicionalmente se sintetiza un resumen de todos los puntos más importantes del
capítulo aplicados directamente al lindero.
0 30 7 6
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
El límite, concepto y componentes
El límite es uno de los temas centrales de este trabajo por encontrarse precisamen-
te entre la parcela y la ciudad en forma de lindero, sirviendo en muchos casos
como divisor y generador de gran parte del problema planteado. Partiendo de
esta afirmación, el análisis presentado a continuación aborda el tema del límite a
partir de dos ideas fundamentales: primero, es cierto que el límite tiene la capaci-
dad de separar pero es igualmente cierto que es un componente indispensable en
cualquier intento de relación; y segundo, por encontrarse este en una condición
de intermedio, es especialmente dinámico al verse constantemente afectado por
los cambios en las situaciones que le son adyacentes.
Para abordar el primer punto referente al contraste entre la capacidad del límite
para dividir y relacionar se parte del propio concepto:
Límite: (Del lat. limes) Línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países,
dos territorios. Fin, término. Usado en aposición en casos como dimensiones límite,
situación límite. Extremo a que llega un determinado tiempo. Extremo que pueden
alcanzar lo físico y lo anímico. (DRAE)
Límite: línea o punto, real o no, que marca la separación entre dos cosas, en es-
pecial dos territorios. Grado máximo, punto o momento en que termina una cosa.
Nivel o punto que indica hasta dónde llega una cosa sin que se sobrepase. (La-
rousse. Gran diccionario de la lengua española, 2007)
En pocas palabras se podría decir que el límite es entonces aquel punto o línea,
real o imaginario que separa dos cosas, principalmente. Afirmación que trae en sí
misma consecuencias importantes si se toma en cuenta que la separación condu-
ce necesariamente a desligarse de lo demás. El aquí es donde me encuentro, por
lo tanto si lo que está más allá se encuentra separado comienza a perder valor.
Precisamente esta faceta del límite, la más aceptada y extendida como lo mues-
tran los conceptos citados, es la que se desea debilitar a través de los plantea-
mientos del presente trabajo, en función de fomentar gradientes de relación que
permitan acercar los diferentes espacios de la ciudad para que ninguno pierda
importancia sino que, por el contrario, se vean valorizados en la interacción.
La característica del límite que le brinda la posibilidad de relacionar se ve expre-
0 7 7El l ímite y sus conexiones, conceptos
sada en esta afirmación también asociada a su concepto: "Lo que determina un
cuerpo es su límite, el cual es a su vez el límite del cuerpo contiguo. En este sentido
la noción de límite está relacionada con las ideas de continuidad, contigüidad
y lugar" (Ferrater Mora, 1999). Es así que el límite en su capacidad de definir ele-
mentos distintos, también se encuentra irremediablemente entre ellos, ya que es el
punto de encuentro y posee una posición privilegiada para establecer relaciones.
Precisamente esa capacidad de relación es la que resulta de vital interés para el
presente trabajo, el cual desea explotar la condición intermedia del límite en virtud
de fomentar relaciones entre diferentes espacios.
El segundo aspecto a resaltar sobre el límite, que se introdujo al principio del ca-
pítulo, tiene que ver con su condición dinámica. Ya que, luego de mostrarse dos
facetas casi contrarias del mismo concepto, es más que probable que existan en-
tre ellos un conjunto de valores intermedios o condiciones cambiantes a lo largo
del tiempo, por ejemplo: el río caudaloso que divide se convierte en paso al bajar
la marea, la puerta que bloquea el cuarto se convierte luego en su único punto
de conexión, las parcelas alguna vez indistintas son separadas ahora por un muro.
Para profundizar en el entendimiento de dichas variaciones se han definido ver-
tientes que buscan representar los diferentes momentos del límite asociados a su
comportamiento. Adicionalmente estas esperan constituirse en una cartilla que
permita reconocer la manera es que actúa determinado punto del límite según las
características que se puedan observar.
La clasificación se divide en cuatro elementos sobre los cuales se plantea una
descripción partiendo propiamente de sus conceptos, estos son: barrera, frontera,
umbral e interfaz.
La barrera es la primera vertiente considerada sobre límite. La barrera es la forma
más estática de las anteriormente nombradas, e intenta permanentemente dividir,
separar.
Barrera: Valla, compuerta, madero, cadena u otro obstáculo semejante con que
se cierra un paso o se cerca un lugar. (DRAE)
La barrera, al menos en principio, busca ser infranqueable al bloquear el intercam-
bio de los elementos involucrados. Aunque la definición arriba señalada haga re-
0 30 7 8
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
ferencia a piezas móviles que podrían temporalmente cam-
biar su condición, esta busca constantemente establecer la
división y dejarla en claro (Fig. 044).
La barrera suele surgir en medios inseguros en donde se bus-
ca aislamiento en una u otra dirección, es decir, se aísla a
aquel que se quiere separar del resto y se auto-aísla el que
decide hacerlo por cuenta propia. La barrera no suele ser
una solución ya que cualquier circunstancia que se desea alejar seguirá presente
del otro lado; como el dique que intenta contener el mar pero no puede hacerlo
desaparecer.
Cuando existe un límite reconocible para ambas partes, pero que a diferencia de
la barrera permite cierto grado de intercambio o relación, nos aproximamos a lo
que se ha definido aquí como frontera.
Frontera: Confín de un Estado. (DRAE)
La frontera señala la separación entre países, estados u otras formas de designa-
ción política. Lo que resulta interesante para este trabajo es que esta existe inde-
pendientemente de que se materialice o no, es decir, sus reglas y controles están
de igual manera presentes indistintamente de donde se cruce la frontera. Aunque
se puede tornar invisible no deja de existir y establece claramente el fin de uno y el
inicio del otro, con la bondad adicional de permitir la relación y el intercambio. Por
lo tanto, las conexiones que se establecen a través de la frontera en ningún caso
debilitan su determinación (Fig. 045).
Volviendo al ejemplo de los países, cuando se produce un desacuerdo este suele
traducirse en aumento de filtros y controles así como en obstrucciones tempora-
les de las relaciones. Las partes involucradas rara vez se benefician de estas cir-
cunstancias y suelen fomentar el diálogo para recobrar la
reciprocidad. Tan importante son dichas relaciones, que solo
bajo condiciones de extrema gravedad se produce el cierre
de fronteras. Consideraciones como estas pueden ser igual-
mente aplicadas de forma más general, ya que a todas las
escalas, es el encuentro y el intercambio lo que enriquece a
ambas partes.
Fig.
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0 7 9El l ímite y sus conexiones, conceptos
Marc Augé afirma que aunque se puede dar por una determinación específica,
la definición de frontera “[…] ha consistido en oponer las diferentes categorías
-como lo masculino y lo femenino, lo caliente y lo frio, la tierra y el cielo, lo seco y lo
húmedo- y, de esta manera, dividir el espacio en secciones a las que se concede
el carácter de símbolos.” (Augé, 2007, pág. 17). A través de estas palabras se intro-
duce un punto fundamental, la diferencia. Mientras mayor es la diferencia mayor
es la separación, y el esfuerzo por establecer relaciones es también mayor; mien-
tras que al ser similares se facilita el entendimiento y la relación. Aquí la disertación
sobre el concepto de frontera permite introducir este punto que anuncia que las
relaciones en la ciudad también se ven afectadas según la similitud o diferencia
de los espacios, por ejemplo: las relaciones son más fáciles de lograr entre un es-
pacio público y otro que entre un espacio público y uno privado, así como es más
fácil relacionar una acera con otra que una acera con una calzada.
Mediante estas ideas se entiende el límite no solo como una línea, sino como la
inflexión que reconoce la diferencia entre dos condiciones distintas. Desde este
punto de vista nos alejamos de la designación de un límite de connotaciones uni-
dimensionales, para empezar a entenderlo como un espacio en sí mismo, en el
que puede resultar difícil reconocer el punto específico donde se ha pasado al
otro lado.
En la aproximación a estas variantes del límite, donde este no se designa sino que
más bien existe como un área borrosa que separa dos situaciones, nos estamos
alejando del concepto de frontera para aproximarnos al de umbral. En él las dife-
rencias que se comentaban previamente no se encuentran en un punto, ni en una
línea, sino en un espacio difuso como los colores en una paleta que se van degra-
dando progresivamente. El umbral salva las diferencias a través de una suerte de
amalgamiento en el que difícilmente se distingue el momento de inflexión.
Umbral: (De lumbral) Paso primero y principal o entrada de cualquier cosa. (DRAE)
Umbral: Principio de una actividad o proceso. Límite o término de una cosa. Ele-
vación suave que separa dos valles o cuencas en el fondo oceánico (geografía).
Parte poco profunda en el lecho de un curso de agua situada entre dos sectores
que sí lo son (geografía). (Larousse. Gran diccionario de la lengua española, 2007)
El umbral por definición está más ligado a la acción de pasar de un lado a otro que
0 30 8 0
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
con una configuración física. Lo fascinante de este concep-
to viene dado al involucrar a la cuarta dimensión en el pro-
ceso de transición. El límite, visto desde su comportamiento
como umbral, va más allá de la separación o conformación
de un algo para convertirse en el espacio de contacto que
puede poseer gradientes de permeabilidad. No es nece-
sariamente un paso libre, constituye un tamiz que negocia
entre los elementos que lo transgreden. Posee naturaleza
espacial, implica paso, acceso, inicio, fin o conexión. Desde el umbral se pueden
percibir múltiples realidades, por su capacidad para hacer que estas se mezclen
en distintas proporciones (Fig. 046).
Si la relación puede establecerse a través de un paso difuso, habría que pregun-
tarse qué ocurre cuando se establece por medio de un elemento claramente
definido. Cuando el paso se da a través de un punto que formaliza el contacto
y además es legible. Es aquí cuando el concepto de interfaz se hace presente,
extrapolado de la informática, el interfaz es el hilo conector.
Interfaz: (Del ingl. interface, superficie de contacto). Conexión física o funcional
entre dos aparatos o sistemas independientes. (DRAE)
Interfaz: Características y elementos que un programa de ordenador presenta en
pantalla para facilitar la interacción entre el usuario y el programa. (Larousse. Gran
diccionario de la lengua española, 2007)
Con el término interfaz se define el punto de conexión entre dos entes distintos.
Posee la gran responsabilidad de hablar los dos idiomas al traducir información en
ambos sentidos, además de que sus acciones son en tiempo real, permitiendo así
el diálogo entre las partes involucradas. Donde se tiene en cuenta también que
estas dinámicas están sujeta a un constante cambio: “Las situaciones de interfa-
ce evocan también discontinuidades dinámicas referidas al
tipo de movimiento, a la velocidad en cada una de las fases
en contacto y a las posiciones cambiantes en el tiempo de
ambas fases.” (Conxita & Bru, 2002, p. 9). Son capaces de
variar, producir nuevos puntos de contacto o desconexio-
nes temporales; incluso aumento o disminución de los flujos o
cambios de dirección (Fig. 047).
Fig.
047
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0 8 1El l ímite y sus conexiones, conceptos
A partir de estos cuatro términos: barrera, frontera, interfaz y umbral, se presenta
a continuación una obra producto del autor culminada en el año 2011 y denomi-
nada “La connotación del límite”. Una incursión en el ámbito de las artes plásticas
desde la arquitectura y la investigación que busca estudiar los fenómenos más allá
del registro figurativo de los objetos, y poder así diversificar los medios de explora-
ción y análisis que complementan el proceso de reflexión.
A través de esta representación abstracta se busca facilitar la comprensión de los
conceptos al alejarse de la imagen del muro, la puerta, etc.; para concentrarse
en las implicaciones de cada uno sin importar el ámbito específico en el que se
inserten. En otras palabras, esta obra es la respuesta a una dificultad: cuando se
intentaba de alguna manera graficar las ideas aquí desarrolladas era difícil pasar
de ver la figura “ventana” a ver el concepto “interfaz”. Es así que surge la abstrac-
ción como un medio para acercarse a las ideas dejando temporalmente de lado
los objetos.
La obra ha sido pensada, diseñada y construida durante el desarrollo de este tra-
bajo convirtiéndose en un escalón importantísimo dentro de la investigación, ya
que ha servido para concretar los términos antes señalados y también como base
para la construcción de las leyendas y mapas que más adelante permitirán diag-
nosticar y proponer sobre los casos de estudio. Adicionalmente, las exploraciones
plásticas surgidas a partir de esta obra y las reflexiones aledañas han ido mate-
rializando una de las ramas más importantes de la línea de investigación, la cual
avanza paralelamente y espera ser presentada en próximas oportunidades.
En síntesis, se expone a continuación un registro fotográfico de una de las piezas
clave de esta investigación, la obra “La connotación del límite” (Fig. 048 y 051);
que acompaña y complementa la síntesis de los términos propuestos hasta ahora:
0 30 8 2
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
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La barrera es un elemento definidor por excelen-
cia y se presenta como un segmento rígido que
divide, que separa. Es fácilmente reconocible y
busca ser infranqueable (Fig. 049).
La frontera se hace visible a través de la disposi-
ción de objetos en serie o por las diferencias entre
las situaciones que define, pero cuando estos se
hacen similares no es necesariamente reconoci-
ble. La interacción está siempre presente a través
de diversos medios de relación y así como el terre-
no de una embajada, el intercambio puede tras-
plantar sectores de un lado a otro del límite. Busca
ser un elemento definidor sin cortar las relaciones
(Fig. 050).
0 8 3El l ímite y sus conexiones, conceptos
Fig.
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011.
El umbral representa la fusión donde los elemen-
tos en contacto se solapan. Se hace difuso y no
es capaz de controlar el flujo. Puede entenderse
cuando hay un umbral más no donde comienza
o termina, ya que es una transición generalmente
gradual. El umbral integra, suele ser difícil de reco-
nocer (Fig. 052).
El interfaz es un punto de contacto, los flujos e in-
tercambios pasan a través de él, generalmente
porque existe algún control de las relaciones en los
límites aledaños. Suele tener un comportamiento
de embudo y a veces de filtro, donde no todo se
deja pasar libremente o incluso se pueden cortar
las relaciones temporalmente. El interfaz conecta,
es fácilmente reconocible y busca establecer una
relación puntual y controlable (Fig. 053).
0 30 8 4
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Observando con detenimiento las recientes definiciones,
puede decirse que estos elementos no representan el com-
portamiento del límite en su conjunto, es decir, ninguno de
estos conceptos constituye la totalidad, el límite general-
mente está compuesto por varios de ellos interactuando al
unísono. Son secciones, momentos, en donde este adquiere
ciertas características, por ejemplo: el límite de una habita-
ción puede estar compuesto por la barrera representada
por las paredes, mientras los interfaces se ven encarnados
por ventanas y puertas; o un río puede entenderse como
una frontera que define el límite pero a la vez permite los
intercambios mientras los puentes que pasan sobre él fun-
cionan como interfaces. Barrera, frontera, umbral e interfaz
son entonces las categorías planteadas en este trabajo para
clasificar la composición del límite.
La manera en que estos conceptos se unen e interactúan
entre sí enfatiza la condición cambiante a partir de la cual
surge la última parte del cuadro “La connotación del límite”, denominada “Orilla”
(Fig. 054). La imagen de la orilla es una figura metafórica que se utiliza en este tra-
bajo para asociar las divergencias provenientes de los elementos que componen
el límite, con el dinamismo producto de las alteraciones en el tiempo; ya que la
orilla no es solo cambiante a lo largo de su recorrido sino que también se transfor-
ma a cada instante.
Para apoyar esta analogía, se acompaña con una serie de fotografías que bus-
can ejemplificar el carácter cambiante del límite (Fig 055). Así como la obra abs-
tracta presentada anteriormente, estas imágenes se han convertido en un apoyo
del desarrollo teórico, complementando las ideas de manera dialéctica. En cada
experiencia se mantiene el mismo punto de vista, haciendo las tomas con pocos
segundos de diferencia, y generando así secuencias en las cuales se evidencia la
transformación en posición, dimensiones y circunstancias, de la línea que pretende
señalar el límite.
Aunque en principio las fotografías y obras abstractas fueron pensadas como es-
calones intermedios de la investigación, hoy parecen formar parte de sus produc-
tos más llamativos.
Fig.
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0 8 5El l ímite y sus conexiones, conceptos
Fig.
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0 30 8 6
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
El análisis de los elementos que forman parte del límite y de su constante mutabi-
lidad permiten sintetizar ahora los conceptos que se introducían al inicio del ca-
pítulo: límite cuando busca la división y cuando busca la relación. Las primeras
aproximaciones al concepto mostraron que la idea más aceptada de límite tiene
como protagonista a la separación y se podría sintetizar así:
El límite como objeto de separación, se entiende como el final. El límite, material
o no, busca establecer una división, la cual puede ir asociada a un sentido de
posesión, donde lo valioso se encuentra de este lado y se pierde interés por lo que
está más allá. Cuidar el aquí mientras se aísla del allá y este se torna ajeno. Si a esta
situación se le suma un allá que no representa un atractivo, la división se asienta y
aquel territorio se torna distante.
Por otro lado se plantea, por medio de esta investigación, el fomentar relaciones
entre el espacio público y privado a través del lindero, para lo cual el límite debe
pasar de la definición anterior a entenderse como un puente de diálogo:
El límite como objeto de relación, se entiende como el intermedio. El límite se utiliza
como ámbito para la relación o herramienta para alcanzar el otro lado, general-
mente en la búsqueda de un beneficio mutuo. Aunque el contacto no es nunca
absoluto, el intercambio acelera la transformación de los involucrados. Adicional-
mente, para que el límite adquiera esta condición deseada de intermedio debe-
rán fomentarse dentro de su estructura los elementos tipo fronteras, umbrales e
interfaces, ya que son estos los que promueven la interacción.
En síntesis, el límite es un punto fundamental a tomarse en cuenta en la exploración
del contacto entre la parcela y la ciudad, ya que posee una posición ventajosa
para establecer relaciones. Adicionalmente se ha planteado una clasificación de
los elementos que lo componen que servirán de herramienta para el diagnóstico
de los casos estudiados.
0 8 7De las mural las al muro
De las murallas al muro
En este punto del trabajo, como paso intermedio entre el estudio de los elementos
presenten en el límite y su posible aplicación, se revisan algunas particularidades
que resultan resaltantes de su comportamiento en diferentes contextos espaciales
y temporales. Dicho esfuerzo busca evidenciar, a través de algunos ejemplos, que
los límites en su condición dinámica cambian según la situación por la que atravie-
sa la ciudad, por lo tanto es más que factible pensar que los linderos cambien su
condición predominante de barrera en el momento en que las circunstancias de
la ciudad lo permitan. Al fin y al cabo, si algo nos enseña la historia, es su condición
cíclica, donde se pueden utilizar referencias del pasado para prepararnos para el
futuro.
A continuación el énfasis se ha puesto en comparar los linderos con las murallas y
los frentes de agua de las ciudades, para buscar en dicha relación puntos de simi-
litud o diferencia que arrojen pistas sobre como pueden ser tratados.
Desde la construcción de los perímetros de las ciudades en forma de estructuras
defensivas, como todos los producidos por el hombre, se han visto forzados a cam-
biar, a evolucionar. En su momento fueron símbolo imponente de supremacía mi-
litar mientras que hoy, de seguir en pie, son la principal atracción de turistas y una
fuente cotidiana de ingresos para sus habitantes. Dichas construcciones tenían
como objetivo fundamental mantener una clara separación con el exterior, sin
embargo representaban una importantísima inversión de recursos, tiempo y mano
de obra. Si una ciudad en tiempos de guerra no se encontraba amurallada, ge-
neralmente estaba defendida por un poder no-físico, como un gobierno mayor
que la respaldaba. Mientras que aquellas con fuertes defensas, probablemente
sentirían amenazado su futuro cercano.
Lo mismo sucede hoy en día en la ciudad con la aparición de muros como pro-
tección, este fenómeno no es más que la clara expresión de que sus habitantes
no se sienten protegidos por las autoridades y por lo tanto deben protegerse a sí
mismos. Podría decirse que vivimos en una época de paz en la cual se construyen
ciudades de guerra.
Hay otras semejanzas interesantes entre las murallas medievales y los muros que aís-
lan nuestra ciudad hoy en día. Aunque a primera vista pueden considerarse como
0 30 8 8
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
un plano alzado sobre el terreno, hay que tener en cuenta
la superficie horizontal que ocupan las murallas, márgenes
realmente imponentes que una vez demolidas han servido
como espacio propicio para la incorporación de nuevas in-
fraestructuras o áreas verdes. De igual manera es necesario
ver los muros actuales como volúmenes en lugar de planos,
los cuales al momento de desaparecer dejan abiertas las
posibilidades para nuevas intervenciones.
En torno a la construcción de las murallas también era de considerarse el trata-
miento de los espacios colindantes, los cuales solían componerse de un importante
vacío, es decir, que la afectación ocasionada por estos límites era mayor al espa-
cio ocupado propiamente por la masa vertical. De la misma manera hoy en día
el hecho de levantar un muro implica importantes alteraciones que van más allá
de la obstrucción, ya que todos los elementos cercanos incluyendo el paisajismo,
deben responder al nuevo objeto. Como se muestra en la fotografía a partir del
muro se organizan otros elementos del espacio (Fig. 056), lo que quiere decir igual-
mente que cualquier intervención posterior debe ir más allá de intervenir el límite
propiamente dicho.
Continuando con esta connotación negativa, encontrarse del lado externo de la
muralla era considerado uno de los peores lugares, ya que implicaba estar des-
conectado o alejado de la mayoría de los servicios y se consideraban espacios
sacrificables en cualquier asedio. En estas zonas se solían ubicar las edificaciones
que produjeran molestias a sus vecinos, fuentes de ruidos o malos olores, inclusive
instituciones relacionadas a la salud sobre todo con presencia de enfermedades
contagiosas. Es evidente que todo lo que estaba fuera del borde perdía valor e
interés, lo que precisamente refuerza esa concepción del límite como término o fin.
Hoy en día es también común colocar aquellas actividades consideradas molestas
hacia las afueras de las ciudades u ocupando sectores cercanos a barreras, ya
que estas suelen producir espacios residuales. Dicha tendencia se explica funda-
mentalmente porque las barreras están pensadas para cortar relaciones y por lo
tanto tienen poco interés en tomar en cuenta sus adyacencias.
Las zonas de la ciudad amuralladas que se encontraban hacia el perímetro interno
también veían reducido su valor, ya que las propias murallas se consideraban un
elemento negativo que afeaba el paisaje y nadie quería tener cerca. Esta capa-
Fig.
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0 8 9De las mural las al muro
cidad de afectar la imagen de la ciudad está igualmente presente en los muros
de hoy en día, a lo que se le suma su tendencia a compartimentar y por lo tanto
reducir las dimensiones de los espacios; ya que no se encuentran únicamente en
el perímetro sino que se extienden como una red a lo largo de la ciudad.
De divisiones internas también la historia de las ciudades conoce bastante, se pue-
de ver en el siguiente ejemplo: “Heijo-kyo, ahora Nara (Japón), se construía a partir
del modelo Chino del siglo VIII: […] La ciudad como un todo estaba dividida en
más de mil unidades amuralladas. Habían nueve “zonas” en sentido este-oeste;
cada una dividida en ocho “cuartos” por las calles que corrían en sentido norte-
sur; cada uno de esos cuartos estaba subdividido en dieciséis bloques; y cada uno
de ellos estaba dividido en sub-unidades” (Kostoff, The city assembled, 1999, p.
104)4. La ciudad era construida por todo un sistema de divisiones físicas entre sec-
tores, lo que producía una serie de puntos de control, los cuales podían servir para
cortar los flujos en determinados momentos como en la capital de la Dinastía Wei
(495-534), donde las puertas se cerraban al atardecer y se abrían en la mañana, e
inclusive se prohibía la entrada a los no residentes.
Volviendo al contexto local, así como Heijo-kyo, en Caracas tenemos un grano
mucho más fino de fragmentación y de puntos de control, específicamente de
alcabalas, calles cerradas y subdivisiones que cortan los flujos naturales de la ciu-
dad. Inclusive algunos mantienen un control semejante a la Dinastía Wei donde
los no residentes no son bienvenidos y es solo bajo el cumplimiento de ciertas con-
diciones que se puede pasar. Por otro lado, es interesante contrastar estos límites
provenientes principalmente del sector público con otras divisiones internas de la
ciudad también de origen público como los municipios y las parroquias. Acuerdos
políticos trazados en tinta que se apoyan en la imagen de los edificios públicos, los
uniformes de sus empleados, los materiales utilizados, etc. Lo interesante de este
tipo de divisiones es que actúan como fronteras que existen claramente identifica-
das pero en ningún caso privan el intercambio.
Si las barreras ya se han establecido existen circunstancias que pueden forzar a su
desaparición, como el fin de los muros entre las Dinastías T´ang y Sung que se le
atribuye al florecimiento del comercio. El mismo que mantuvo los frentes marítimos
en movimiento, el mismo que detonó millones de viajes, el que hizo latir los merca-
dos al centro de las ciudades. Lo cierto es que el comercio ha sido y sigue siendo
uno de los principales garantes de la conectividad, sea entre ciudades o dentro
0 30 9 0
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
de ellas, el comercio se opone al aislamiento y las divisiones.
Si el comercio forzó a estos muros a desaparecer y la pólvora hizo obsoletas a las
murallas, es factible que los linderos actuales se vean impactados por las circuns-
tancias que cuestionen su existencia. Si las cosas cambian, como lo harán inevi-
tablemente en algún momento, se podrían plantear dos horizontes: uno donde
la situación mejora y los muros se hacen obsoletos por no ser necesarios, o por el
contrario, un panorama donde la violencia y delincuencia alcanza un punto en el
que el muro es completamente inservible. En cualquiera de los dos enfoques será
necesario repensar estos objetos y los espacios relacionados.
Como segunda referencia a abordar en esta sección del trabajo están los frentes
de agua, los cuales han tenido siempre la necesidad de combinar sabiamente las
dos circunstancias más tratadas hasta ahora: la seguridad y el comercio.
Frentes marítimos y fluviales han contado siempre con especial atención por ser
principalmente el punto de llegada de las rutas comerciales. Dicha condición los
fortalece como puntos de enlace con otras ciudades pero, como hemos visto en
años recientes, estos pueden convertirse en un estorbo para la estructura interna
de la ciudad. En estos frentes se ubicaban, y en algunos casos aún se ubican, situa-
ciones que perturban la relación a través de ellos: zonas de depósito, transporte e
inclusive industrias ligeras. Un ejemplo actual y muy cercano
es el puerto de La Guaira, el cual impide que un gran sector
de la ciudad se relacione directamente con el mar, quedan-
do solo el aire salado como recordatorio de su cercanía.
Situaciones como estas han ido cambiando en el último si-
glo, especialmente en aquellos puertos que han perdido esa
intensidad comercial que los alimentaba. “[…] no era realis-
ta revivir los viejos rituales del mercadeo marítimo, la única
opción era encontrar un nuevo propósito para estos frentes
de agua” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 45)5. Entre las
ciudades que se han embarcado en la aventura de remo-
delar estos puntos álgidos está Barcelona (España) (Fig. 057),
la cual además lo ha dedicado al espacio público, a los par-
ques y áreas verdes en general; un buen ejemplo que brinda
un nuevo conjunto de espacios para compartir. En términos
Fig.
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0 9 1De las mural las al muro
específicos de relacionarse con el mar, esta franja de uso público constituye el
umbral entre la ciudad y el mar. Un elemento que suaviza el contacto y fomenta
el vínculo a la vez que se distingue como lugar en sí mismo.
Actuaciones sobre un límite tan importante como este, podrían servir de referente
conceptual al entenderse su capacidad invaluable para relacionar situaciones
distintas. Adicionalmente el éxito de las transformaciones urbanas de gran escala
como la de un frente marítimo, acercan inmediatamente la posibilidad de lograr
intervenciones mucho más sutiles como lo sería la recuperación de los linderos.
Por otro lado, resumiendo algunas de las ideas planteadas hasta ahora, los frentes
de agua son un excelente ejemplo para subrayar que el volumen afectado por el
límite va más allá de su masa o línea divisoria, ya que alcanza áreas adyacentes
que se suman a su condición limítrofe. Lo que conlleva también a entender que
cualquier intervención sobre el límite deba, probablemente, afectar un área que
va más allá de la propia línea.
En cuanto a la manera en que puede verse intervenido, se han hecho presente
dos fuerzas modeladoras importantes:
En primer lugar, la búsqueda por seguridad tiende a hacer impermeable cualquier
límite. En el pasado materializaba grandes murallas perimetrales y ahora construye
pequeños ejércitos de rejas y muros. Pero su condición efímera plantea su latente
desaparición, lo que quiere decir que la reflexión sobre los linderos puede darse
ahora que sus consecuencias negativas se han hecho evidentes o esperar que
ya no sean necesarios y se conviertan en ruinas que podrían traer incluso nuevos
problemas.
En segundo lugar, el comercio que tiende a traspasar los límites. Como uno de
los grandes motores de la humanidad, el intercambio comercial ha traído gene-
ralmente beneficios a todos los involucrados, motivando, por lo tanto, el esfuerzo
de las personas para lograr dicho intercambio. Es precisamente este esfuerzo por
mantener las relaciones el que se puede explotar como una herramienta funda-
mental en la fórmula para reconectar los edificios con la ciudad.
Adicionalmente, a manera de reflexión, se puede afirmar que los límites han exis-
tido desde siempre en una infinita gama de situaciones. Por lo tanto la posición
0 30 9 2
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
y crítica aquí planteada no cuestiona su necesidad, sino al contrario, objeta la
manera en que muchos de ellos se han materializado cortando flujos y relaciones
vitales. Se trata entonces de reconocerlos, entender sus capacidades y ponerlos a
funcionar como catalizadores de las relaciones, el diálogo y el intercambio siem-
pre que sea posible.
0 9 3Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
Las condiciones y operaciones reconocibles en el límite
En la continuación de la indagación sobre el límite se desarrollan en esta oportu-
nidad dos puntos que de una manera u otra han sido introducidos anteriormente:
primero, su ámbito de afectación va más allá de una línea ya que alcanza los es-
pacios adyacentes haciéndolos partícipes del espacio limítrofe; y segundo, su ca-
rácter dinámico que difícilmente adquiere condiciones permanentes en el tiempo.
Adicionalmente, se plantea para la estructura de clasificación de los componen-
tes del límite desarrollados en la primera parte de este capítulo, tres posibles condi-
ciones sobre las cuales sus características de relación u obstrucción pueden inter-
venir: espaciales, programáticas y sensoriales.
Sumando el ámbito de acción del límite, con el entendimiento de su capacidad
mutable y la clasificación de condiciones y operaciones de las que puede ser
protagonista; se busca establecer las herramientas con las cuales afectar y operar
sobre el límite, para ser luego puestas a prueba en los casos de estudio.
Inicialmente es ineludible hacer explícita la necesidad de que el límite se convier-
ta en un espacio habitable, como único camino para que se considere como un
paso en lugar de un fin. En otras palabras, recordando las murallas y los frentes de
agua, el accionar sobre el límite debe entenderse como un espacio por el cual es
posible transitar para fomentar su condición de intermedio y no de final. Sobre este
punto se señalan a continuación dos conceptos de Kevin Lynch, que no están
dirigidos explícitamente al límite, pero abordan de lleno el tema:
“Sendas. Las sendas son los conductos que siguen el observador normalmente,
ocasionalmente o potencialmente. Pueden estar representadas por calles, sen-
deros, líneas de tránsito, canales o vías férreas. Para muchas personas son estos
los elementos preponderantes en su imagen. La gente observa la ciudad mientras
va a través de ella y conforme a estas sendas se organizan y conectan los demás
elementos ambientales.
Bordes. Los bordes son los elementos lineales que el observador no usa o considera
sendas. Son los límites entre dos fases, rupturas lineales de la continuidad, como
playas, cruces de ferrocarril, bordes de desarrollo, muros. Constituyen referencias
laterales y no ejes coordinados. Estos bordes pueden ser vallas, más o menos pe-
0 30 9 4
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
netrables, que separan una región de otra o bien pueden ser suturas, líneas según
las cuales se relacionan y unen dos regiones.” (Lynch, 2008, p. 62)
Tomando en cuenta estos dos conceptos se puede observar una clara oposición
entre la senda como un espacio habitable y el borde como uno no habitable. En
términos generales, si un elemento de la ciudad no es habitable, quiere decir que
no se puede pasar a través de él y de esta forma se configura como una barrera.
Así que este trabajo busca partir del lindero como un borde para transformarlo en
un lugar habitable. Para eso es necesario recordar que los límites tienen un área de
afectación sobre sus adyacencias que será necesaria atender en cualquier plan-
teamiento; en el caso del lindero esas adyacencias son el retiro y la calle.
Los límites considerados como objetos netamente bidimensionales, como lo hacen
muchas de las exploraciones contemporáneas sobre las fachadas que se basan
en nuevos materiales y tecnologías, no son objeto de este trabajo; su exploración
como membrana queda abierta para próximas oportunidades. Si el límite se trata
como una línea, cualquier operación que sobre él se desee realizar no saldrá de
esa tangencia y verá restringida su capacidad de alterar lo existente.
El clasificar un determinado límite como senda o borde también es una circuns-
tancia cámbiate, por ejemplo: un río o quebrada abandonado y contaminado
se formaliza como un borde, mientras que el mismo río cuidado y visitable, o inclu-
sive embaulado, podría convertirse en una senda. Así se reafirma nuevamente la
condición mutable del límite, que se asocia en esta oportunidad con las ideas de
Josep Lluís Mateo cuando afirma: “El límite es un finis terrae, final de algo e inicio
de lo desconocido. Esta es una idea arcaica de límites, una idea que, claramente,
no es operativa en el espacio contemporáneo” (Mateo, 2007, págs. 28, 29). No es
operativa precisamente por su carácter metafórico de orilla que se comentaba
anteriormente y se expresa con énfasis en sus formas más efímeras y temporales
de límite.
En la referencia a situaciones temporales como estas se pueden nombrar: las
marchas o protestas que pueden reorganizar el mapa de la ciudad construyendo
nuevos límites que además se desplazan, densifican o esparcen, con la multitud,
cortando algunos flujos de la ciudad y redirigiendo otros; la lluvia que suele hacer
visibles límites virtuales creados por techumbres a través de la materialización de
paredes de agua; mercados completos que pueden instalarse antes del amane-
0 9 5Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
cer cambiando la manera en que se recorre o entiende una calle o plaza, hacien-
do surgir nuevos límites que materializan a su vez otros recorridos; la música de un
local nocturno que puede hacer desaparecer por horas las múltiples barreras que
lo separan de las viviendas aledañas, haciéndolos sentir inevitablemente unidos.
Son precisamente situaciones temporales las que se valen de la ubicación estra-
tégica del límite para fortalecer sus posibilidades, es decir, la intervención de los
linderos además de buscar convertirlos en un lugar, puede valerse de actividades
cambiantes que dependen de uno u otro de los espacios relacionados para vol-
verse protagonista de nuevos escenarios. El mercado o la música pueden apa-
recer en el espacio intermedio entre lo público y lo privado, funcionando como
puntos de sutura que no se formalizan como estructuras permanentes, sino como
actividades que cambian con el paso del tiempo que pero sirven para relacionar
los espacios adyacentes.
La condición estática del lindero como barrera no solo imposibilita la existencia de
actividades cambiantes, sino que además establece una compartimentación que
parece ir asociado a las lógicas del espacio privado a la vez se opone a los flujos
propios de la ciudad. Es decir, se encuentra en el medio de dos circunstancias
distintas pero responde únicamente a una de ellas, afectando indudablemente a
los demás involucrados.
A primera vista, la menor cantidad de divisiones parece corresponder al espacio
público, ya que en él viven usos que presentan en general características más
compatibles y existe una importante estructura de flujos que requiere de las co-
nexiones, mientras que el espacio privado parece componerse de una sumatoria
de espacios con una variedad más grande de usos que alojan grupos pequeños
de personas. De esta manera, trabajar en el punto de contacto entre circunstan-
cias disímiles significa en sí una interrogante. Pero tomando nuevamente en cuen-
ta el objetivo del trabajo, la reconexión de estas dos realidades parece inclinarse
más a una estructura pública, más fluida, que se oponga a la división que en cierta
medida es causante del problema.
Las actuaciones sobre el límite deben buscar entonces establecer diferencias pero
sin cortar las relaciones, variaciones que pueden señalar un cambio pero que ma-
nipulan circunstancias más complejas que colocar un muro y seccionar por com-
pleto los espacios.
0 30 9 6
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
En este punto es posible conectar con el tercer y más denso eslabón de esta sec-
ción el trabajo, que tiene que ver con esos diferenciales que se pueden establecer
a través del límite. Ya que es cierto que el muro funciona como una barrera pero
la reja también, la diferencia está en que ambos pueden señalar espacios distintos
pero solo el muro corta las relaciones visuales. Por lo tanto el efecto producido por
los componentes del límite depende entonces de aquello que se percibe durante
la experimentación del espacio, donde los sentidos y el sujeto juegan un papel
fundamental.
Para hacer más explícito las posibilidades de afectación de los componentes del
límite es mejor referenciar algunos ejemplos: Una puerta y una ventana aunque
ambos sean interfaces, entendiéndolos como elementos puntuales que sirven de
conexión, se diferencian cuando la puerta permite el tránsito, una conexión física;
mientras que la ventana produce una relación visual sin permitir el paso. Cuando
un escalón construye el cambio de nivel en una plaza, el programa es el mismo y
el límite es eminentemente espacial, pero cuando un escalón separa la sala del
comedor la diferencia es también de usos. La barra que controla el acceso a un
estacionamiento es percibida como un límite por quien conduce, pero la calle la
traspasa manteniendo el mismo espacio y programa de ambos lados, es un inter-
faz únicamente para quien se acerca en vehículo. Las diferencias establecidas por
el límite no son siempre ni únicamente espaciales.
De esta manera, partiendo de los elementos que componen el límite (barrera,
frontera, interfaz y umbral) se crea un nuevo nivel en la clasificación que los divide
en tres condiciones:
Espacial: cuando el elemento del límite afecta primordialmente la manera en que
se configuran los espacios.
Programática: cuando el elemento del límite afecta primordialmente la manera
en que se configuran los usos.
Sensorial: cuando el elemento del límite afecta primordialmente la manera en que
se establecen las relaciones sensoriales. Entre los sentidos que podría afectar se
considera fundamentalmente la vista y el oído, ya que son los sentidos que más
involucran la distancia es su percepción.
0 9 7Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
Dicha clasificación se expresa en el siguiente cuadro comparativo, que señala al-
gunos ejemplos representativos de las posibles combinaciones entre los elementos
y condición (Fig 058):
Fig.
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0 30 9 8
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Barrera-espacial: una reja que separa dos espacios, pero que mantiene las relacio-
nes sensoriales y posiblemente las programáticas.
Barrera-programática: la doble línea de una calle con sentidos opuestos, se man-
tiene el mismo espacio y no se obstaculizan las relaciones sensoriales.
Barrera-sensorial: un grupo vegetal que bloquea la vista y atenúa los sonidos pero
que no construyen espacios ni programas distintos.
Frontera-espacial: un escalón que señala dos espacios distintos pero que mantiene
la relación entre ellos.
Frontera-programática: dos sembradíos que se reconocen de diferentes usos pero
que podrían en cualquier momento combinarse.
Frontera-sensorial: una línea de banderas que construyen una división pero permi-
ten las relaciones sensoriales.
Interfaz-espacial: una puerta a través de la cual se conectan espacios distintos.
Interfaz-programática: la recepción que sirve de puente entre programas distintos.
Interfaz-sensorial: una ventana a través de la cual se establece conexión visual.
Umbral-espacial: un techo que señala una relación gradual entre espacios distin-
tos.
Umbral-programática: un restaurante que extiende sus mesas como área de rela-
ción con un programa distinto.
Umbral-sensorial: una terraza como gradiente de relación sensorial entre ámbitos
distintos.
Como primer paso para poder codificar todas estas posibles circunstancias se
plantea la siguiente leyenda, la cual permitirá además las labores de mapeo que
se llevan a cabo más adelante sobre los casos de estudio (Fig. 059):
0 9 9Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
De esta manera el entendimiento del límite como orilla cobra un nuevo significado.
Sus posibilidades y dinamismos se tornan más complejos ya que conviven en él,
paralelamente, condiciones distintas. Dicha convivencia de posibilidades múltiples
alcanza el punto en que difícilmente cada uno de estos componentes de la clasi-
ficación anterior pueden sentirse en su estado puro, es decir, que estas ocasiones
suelen mezclarse e interactuar manteniendo más de una posibilidad a la vez. Por
lo tanto, se presenta la siguiente imagen conceptual que representa los límites di-
fusos que pueden existir entre una condición y otra (Fig 060):
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0 31 0 0
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Para evidenciar esta situación se consideran los siguientes ejemplos: un puente
puede ser un interfaz espacial y una barrera sensorial, un muro calado puede ser
una barrera espacial al mismo tiempo que un umbral sensorial, una diferencia de
pavimento puede ser una barrera programática y un umbral espacial. En términos
generales, las posibilidades parecen solo restringirse por el número de combinacio-
nes posibles (Fig. 061).
Una vez generadas estas categorías, se aplican a continuación sobre algunos
linderos como primera muestra del diagnóstico que se puede plantear. Para la
cual se han intervenido directamente sobre las imágenes señalando con el color
amarillo situaciones espaciales, naranja sensoriales y rojo programáticas (colores
correspondientes a la leyenda anterior). Dichas intervenciones pretenden servir de
muestra de las múltiples condiciones que se pueden solapar en un solo elemento
(Fig. 062 a 069):
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1 0 1Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
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1 0 3Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
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1 0 5Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
Una vez expuestas y ejemplificadas las variables establecidas hasta ahora, es po-
sible reafirmar que la barrera tiende a impedir la relación, mientras que la frontera,
el umbral y el interfaz la permiten de una u otra manera. Si el norte del trabajo
es fomentar el intercambio, se puede afirmar que los tres últimos elementos son
los que se desean aplicar. Adicionalmente habría que preguntarse sobre aquellos
casos en los que no se puede sustituir un elemento por otro, es decir, cuando la
barrera ya existe y sobre ella se debe trabajar, cuáles podrían ser los medios para
transformarla.
En este campo resulta útil revisar el trabajo de Maik y Dirk Löbbert registrado en su
libro “Intermezzo”, cuya línea plástica aborda posibilidades para traspasar el límite
alterando la manera en que es entendido (en el marco del presente trabajo, el lí-
mite que ellos intentan salvar tiene condiciones de barrera generalmente). En este
libro afirman que existen dos operaciones básicas para superar el límite: quebrarlo
y sobrepasarlo; y lo demuestran con varios ejemplos interesantes de los cuales aquí
se muestras tres (Fig 070): una alfombra que insinúa su continuación a través de tres
espacios distintos, un segmento de viga negra que ha sido
agregada insinuando su continuación, y por último, un área
de grama que se ha dejado crecer y de ambos lados de
una cerca para configurar un nuevo espacio que ignora la
presencia de dicho límite.
Al perforar una barrera, sin importar el porcentaje de la su-
perficie que la perforación represente, sin duda se da un pri-
mer paso para conectar los elementos que se encuentran
de cada lado. Por otra parte, al tener una intervención que
continúa a través de ella, le otorga una sensación de per-
meabilidad aunque no la posea realmente.
Sobre estas reflexiones y cuestionamientos el autor retoma las
exploraciones plásticas con la obra titulada “serie-b&n_100”
culminada en el 2010 (Fig. 071). La pieza se construye a partir
de una retícula de diez por diez espacios cuadrados sobre
cada uno de los cuales se dibuja inicialmente una línea ne-
gra vertical que los divide en dos partes iguales; este seg-
mento se puede ver claramente en la esquina superior iz-
quierda representando una situación de barrera. A partir de
Fig.
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0 31 0 6
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
esa línea divisoria se inicia un proceso en donde cada cuadro es una oportunidad
de experimentar con las operaciones planteadas por Maik y Dirk Löbbert, además
de emprender la búsqueda de otras acciones que no se hayan tratado hasta aho-
ra y que permitan debilitar el carácter impermeable de este límite.
En el abordaje de los ensayos se ha implementado nuevamente un lenguaje abs-
tracto que pretende concentrar la reflexión en el tema evitando distraerse con
situaciones u objetos como lo sería pensar en rampas, paredes, etc.
Fig.
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1 0 7Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
La obra se aprovecha como pla-
taforma para ahondar en el en-
tendimiento y representación de
las posibles operaciones aplica-
bles al límite; a su vez que sirve
como paso intermedio entre el
desarrollo teórico y la comproba-
ción de los casos de estudio abor-
dados más adelante.
A manera de facilitar la explica-
ción se agrega una retícula en
color rojo que permite visualizar
con mayor facilidad cada uno de
los cuadros, para posteriormente
seleccionar y mostrar únicamente
aquellos que hacen referencia a
una determinada operación.
Las dos primeras operaciones es-
tudiadas son precisamente aque-
llas propuestas por los hermanos
Löbbert. En la primera imagen (Fig.
072) se han dejado únicamente
aquellos casos en los que, de una
u otra manera se ha quebrado el
límite, es decir, se ha afectado la
solidez de la línea que señala la
separación al fracturar su conti-
nuidad; en algunos casos por sus-
tracción y en otros por interven-
ción de un segundo elemento.
En la siguiente imagen (Fig. 073) se
han seleccionado todas las oca-
siones en que se ha sobrepasado
la barrera, haciendo que la inter-
Fig.
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0 31 0 8
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
vención tenga presencia a ambos
lados de la división. Puede obser-
varse como en algunos casos la
acción de pasar al otro lado se lle-
va a cabo por una figura continua,
así como la alfombra, la viga o el
gramado al que se hizo referencia
anteriormente. Pero también se
pueden identificar otras ocasio-
nes donde una intervención dis-
continua, a manera de una línea
segmentada, puede pasar de un
lado a otro aunque no entre en
contacto directo con el límite.
Mediante este proceso netamen-
te gráfico, se abren las posibilida-
des y se reconocen otro tipo de
operaciones. Además de quebrar
y sobrepasar se evidencian nue-
vas posibilidades que no se habían
tomado en cuenta hasta ahora:
enfatizar, opacar y deformar.
El límite se enfatiza cuando se au-
menta el contraste entre las partes
u otorgándole mayor presencia
a la división, en otras palabras
evidenciando el punto de sepa-
ración a través de la dilatación
de la brecha o produciendo una
importante disparidad entre los
lados involucrados (Fig. 074). Esta
operación resulta especialmente
resaltante ya que puede tener un
efecto opuesto al que se busca
a través de esta investigación así
Fig.
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1 0 9Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
que es necesario prestarle espe-
cial atención.
En el caso contrario la barrera
puede opacarse, cuando la divi-
sión de una manera u otra pier-
de protagonismo. Puede que la
intervención adquiera mayor im-
portancia que la barrera, o que
las condiciones o espacios a su
alrededor se tornen más homo-
géneos; lo que podría trasladar el
límite a un segundo plano o debi-
litar su carácter divisorio (Fig. 075).
De esta forma las acciones de
opacar y enfatizar son opuestas, y
por lo tanto incompatibles.
Finalmente, aunque es cierto que
cualquiera de estas modificacio-
nes produce una redefinición del límite, también es cierto que en algunos casos
puede verse redefinido por transformaciones que no involucran ninguna de las
operaciones previas; se produce entonces una deformación del límite (Fig. 076).
De alguna manera se altera la forma inicial del límite en lo que podría entenderse
como una aplicación de fuerzas que terminaría por alterar su recorrido, cambiar
su posición, la organización de sus componentes o la extensión de su ámbito de
ocupación.
A través de estas reflexiones y ejercicios se puede afirmar que considerando un ele-
mento de barrera, se han reconocido cinco formas primordiales de afectarlo: que-
brarlo, sobrepasarlo, enfatizarlo, opacarlo, deformarlo. Dichas operaciones tienen
orientaciones distintas: enfatizar refuerza la barrera; quebrar, sobrepasar u opacar,
la debilitan de alguna manera; y deformar parece encontrarse en un punto medio
que puede tender hacia ambos lados. Por lo tanto, en la búsqueda por reconec-
tar la ciudad debilitando el carácter de barrera del lindero, se han de utilizar las
operaciones de quebrar, sobrepasar y opacar, pudiendo considerarse también la
de deformar.
Fig.
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0 31 1 0
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Adicionalmente, y como es de esperarse, las operaciones también pueden com-
binarse. Por medio de la revisión de los gráficos, es posible notar la recurrencia
de ciertos cuadrantes en más de un caso, es decir, que se evidencia como las
intervenciones pueden involucrar varias operaciones: quebrar el límite al mismo
momento que se sobrepasa, deformarlo y además opacarlo, etc. Lo más impor-
tante de estas posibilidades es que en la medida en que se suman operaciones
que tiendan a diluir la barrera, el efecto resulta cada vez más eficaz.
A manera de síntesis y como uno de los resultados parciales producto de esta re-
flexión, se ha formulado una nueva leyenda cuyos símbolos surgen precisamente
de los casos más representativos anteriormente presentados (Fig. 077). En ella es
posible reconocer cada una de las operaciones aquí planteadas en función de
poder implementarse como herramienta de mapeo y diagnóstico para los casos
de estudio.
Para acompañar esta leyenda, se ha agregado una designación de colores que
permite señalar directamente sobre la obra las operaciones que están presentes
en cada una de las cien exploraciones (Fig. 078). A través de este ejercicio es
posible complementar las reflexiones anteriores y leer donde se presenta cada
situación.
Durante la experimentación anterior, es posible reconocer que partiendo de una
barrera, en este caso representada por una línea vertical, se pueden aplicar una
serie de operaciones capaces de debilitar su carácter impermeable. Teniendo en
cuenta la búsqueda del trabajo por relacionar el espacio público con el espacio
privado separados por una línea, este punto de la exploración cobra especial im-
portancia. Adicionalmente que los sistemas de representación conectan los plan-
teamientos teóricos con imágenes que facilitarán el abordaje y puesta a prueba
de los planteamientos sobre los casos de estudios.
A manera de inmediata reflexión sobre esta experimentación surge la duda de en
qué se convierte la barrera una vez que sus condiciones se han visto alteradas. Es
decir, es evidente que ciertas acciones pueden cambiar el estado original de la
barrera, lo cual debilita su estanques y permite producir y fomentar relaciones en-
tre los lados involucrados. Entonces es de esperarse que este segmento del límite
haya cambiado al verse afectado por ciertas operaciones, pasando a compor-
tarse distinto.
1 1 1Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
Fig.
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0 31 1 2
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Volviendo a las exploraciones anteriores se pueden identificar varias imágenes
congruentes con la clasificación de componentes construida anteriormente en
este capítulo. Específicamente, y según las operaciones que se hayan utilizado, se
pueden observar:
- Elementos tipo frontera (Fig. 079): en este caso la línea del límite sigue siendo
reconocible o inclusive no ha sido afectada, pero igualmente existen relaciones
o intercambios entre los espacios. Se puede observar la organización tipo “em-
bajada”, en donde ciertos gráficos con el mismo lenguaje se hacen presentes de
ambos lados o insinúan la continuidad aunque no sea física. Este producto es resul-
tado principalmente de una operación de sobrepasar, para que precisamente los
objetos alcancen a transgredir el límite, transmitiendo la idea de que existe algún
grado de permeabilidad aunque no sea visible. Mantiene la definición pero no
corta las relaciones.
- Elementos tipo interfaz (Fig. 080): se evidencia como la intervención afecta al
límite en puntos precisos y mesurables, creando contactos a través de los cuales
pueden establecerse las relaciones. En este caso las operaciones que lo produ-
cen parecen ser principalmente dos: quebrar y sobrepasar. Las cuales funcionan
para producir interfaces siempre y cuando se haga de una manera controlada en
cuanto al porcentaje del límite que se está afectando, ya que en la medida en
que se empieza a afectar un importante segmento de la barrera empieza a leerse
más como un umbral.
- Elementos tipo umbral (Fig. 081): aquí la línea se desdibuja casi por completo y
se ve forzada a comportarse como una superficie difusa que sirve de intermedio o
gradiente entre un espacio y otro. Puede generarse por el solape de un lado sobre
el otro o por la aparición de un tercer elemento que los amalgama. Los umbrales
aparecen cuando se operan mediante quiebres muy fuertes, cuando se sobrepa-
sa gran parte del límite incluso cuando llega a opacarse. Este caso es el que altera
con mayor fuerza la condición original de la barrera.
Sin importar en que variedad se le clasifique, el concepto de límite va revelando
su complejidad a través de los ojos del autor. Una perspectiva sobre la cual se han
desarrollado tres puntos: la tendencia a considerar el límite como un área en lugar
de una línea; la posibilidad latente de incorporar en el límite actividades de índole
temporal; y una clasificación de las condiciones y operaciones a utilizar.
1 1 3Las condiciones y operaciones reconocibles en el l ímite
El primer punto se puede sintetizar en la afirmación de Alfredo Caraballo cuando
dice: “Más que entender entonces el límite en su sentido moderno, como línea
divisoria entre dos condiciones distintas y contrapuestas, nos aproximamos a una
noción del límite como campo, como “entrezona”, como un espacio de negocia-
ción en el que dichas condiciones se encuentran, se mezclan” (Caraballo, 2004,
pág. 7). Proceso a través del cual es necesario considerar el problema del límite
como una composición de las circunstancias que le son adyacentes, para lograr
una exploración que pueda abarcar toda la estructura del problema.
El segundo punto representa fundamentalmente una oportunidad. En pocas pa-
labras, si se ha definido al límite como cambiante, asociado a lo que sucede a su
Fig.
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C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
alrededor, el lindero podría servir de campo de incorporación de actividades que
se dan generalmente de uno u otro lado pero que no requieren ser permanentes;
tal vez con carácter eventual o periódico.
Como tercer punto, reflexión final y tal vez más importante, se ha producido una
sumatoria de los elementos establecidos: barrera, frontera, umbral e interfaz; con
las condiciones que estos pueden afectar: espaciales, programáticas y sensoria-
les; para generar una estructura taxonómica que contribuye al entendimiento del
límite dentro de toda su complejidad. Adicionalmente se cuenta ahora con un
grupo de operaciones que permiten afectar la barrera para propiciar algún tipo
de relación, y así avanzar un paso más hacia el objetivo general de este trabajo,
ensañado en la reconexión de los edificios con la ciudad a través de la explora-
ción sobre el lindero.
1 1 5El l indero como her ida en el tej ido urbano
El lindero como herida en el tejido urbano
En este punto se presentan algunas particularidades específicas del lindero. La ma-
yoría de ellas ya han sido tratadas anteriormente mientras que otras serán introdu-
cidas a continuación. Se desarrollarán en una estructura de tres puntos principales:
énfasis en algunas particularidades del concepto de lindero, su comportamiento
en los diferentes tejidos urbanos, y una síntesis que conecta los puntos más im-
portantes de las reflexiones logradas a lo largo de este capítulo denominado “La
connotación del límite”.
Para iniciar se presenta la definición de lindero y de otro concepto que parece ser
necesario para entenderlo:
Lindero: (De linde).Que linda con algo. Linde o lindes de dos terrenos. Linde, o con-
junto de los lindes de un terreno. (DRAE)
Linde: (Del lat. limes). Límite de un reino o de una provincia. Término o fin de algo.
Término o línea que separa unas heredades de otras. (DRAE)
Son protagonistas las nociones de término o fin como la conclusión de un espacio,
con lo que se menosprecia tácitamente aquello que viene después; situación se-
mejante a la detectada en las definiciones de límite. Cuando se habla del fin de
la propiedad, de esta zona o de mi casa, etc.; se está restando valor a aquello
que viene después. Al definirse en estos términos es evidente que el lindero no es
considerado como un estado intermedio o siquiera el comienzo de algo distinto
sino como el fin, el fin de lo propio, el fin de las responsabilidades, el fin de aquello
que interesa.
La posibilidad de separar ha sido precisamente el punto más explotado en el lin-
dero, una separación no solo física sino también visual. El acto de definir por medio
del lindero se ha convertido en un ejercicio de aislamiento, con la intención no solo
de implantar pertenencia sobre el terreno sino de intentar controlarlo a cabalidad
(Fig. 082). El traspasar el lindero, tal como se está viviendo actualmente implica un
cambio instantáneo de realidad, es decir, los espacios externo e interno presentan
marcadas diferencias debido a que esta barrera tiende a presentar una división
casi absoluta.
0 31 1 6
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
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Dicho paso, abrupto e inconexo, olvida que el lindero no solo tiene capacida-
des divisorias sino que, como se ha podido observar en el estudio del límite, este
puede incentivar determinadas relaciones sin desaparecer. Entendiendo que los
límites son y serán siempre necesarios y juegan un papel protagónico dentro de la
ciudad, la cuestión está en equilibrar la balanza alejándose
de los extremos y considerando relaciones de condiciones
espaciales, programáticas y/o sensoriales.
La existencia de los linderos está atada a una cultura que
entiende la tierra como una propiedad, la cual requiere
por lo tanto de límites claramente establecidos para su de-
limitación, distribución y el ejercicio de los controles corres-
pondientes. Visto desde la parcela como unidad, el lindero
ejerce una acción de perímetro, pero en un contexto más
1 1 7El l indero como her ida en el tej ido urbano
amplio se puede reconocer que su trazado es medianamente continuo (Fig. 083).
Para los horizontes del presente trabajo es fundamental reconocer esa trama cons-
truida por la sumatoria de los linderos, ya que es precisamente su extensión a través
del tejido urbano lo que permitirá que las acciones sobre este vean multiplicado su
ámbito de afectación.
En pocas palabras, el lindero es el límite capaz de definir, separar o dividir estable-
ciendo tamices o veladuras, y más importante aún para las intenciones de este tra-
bajo, a través del lindero pueden relacionarse espacios distintos y crear contactos
que produzcan un intercambio favorable para todos los involucrados.
El lindero separa dos espacios privados, dos espacios públicos, o el espacio priva-
do del público; y entre sus representaciones o fórmulas para materializarse es co-
mún encontrar: diferencias de texturas, superficies o brocales, cambios en la topo-
grafía, intervenciones paisajísticas, rejas y muros de diversas alturas, construcción
de planos virtuales, señalamiento de hitos, o combinaciones de estos métodos. Su
comportamiento depende primordialmente del tipo de tejido en que se encuen-
tra, el cual afecta la manera es que se ocupa y limita la parcela. Por lo tanto, antes
de continuar, se presenta a continuación una cita que resume la clasificación de
los tipos de tejidos propuestos por Frank Marcano, los cuales se ha tomado como
base del presente trabajo:
“Área de cascos: son todas aquellas áreas de las ciudades venezolanas que con-
forman el núcleo original de fundación, bien sea de tiempos de la colonia o de
tiempos republicanos. En todas su desarrollo urbano se realizó mediante la utiliza-
ción de la cuadricula como estructura urbana de base […].
Áreas de crecimiento por extensión: en este caso se encuentran todas las áreas
que han ido aumentando el perímetro urbano. El crecimiento por extensión que
se presentó hasta principios de este siglo, en la mayoría de los casos se utilizó las
posibilidades que le brindaba la cuadricula como estructura de crecimiento urba-
no: prolongación de sus calles en todas direcciones y construcción de las edifica-
ciones en los bordes de las manzanas conformando manzanas cerradas. Después
de los años cuarenta el crecimiento por extensión de nuestras ciudades incorporó
predominantemente el esquema de la urbanización, aislada de la trama tradi-
cional, las manzanas no son cerradas y las vías no necesariamente son trazadas
continuando las viejas calles.
0 31 1 8
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Áreas de polígonos vacíos: son todas aquellas áreas ubicadas dentro del períme-
tro de la ciudad y rodeadas por ella, que se caracterizan por estar no construidas o
en un proceso de cambio de uso que hará necesario redefinir su vocación urbana
[…].
Áreas de barrios o de ranchos: estas áreas caracterizan las ciudades venezolanas
y latinoamericanas en general. Llegan a ocupar en algunos casos el cincuenta
por ciento de nuestras ciudades y constituyen el más grave problema urbano que
tenemos. Su crecimiento ha sido espontáneo y sin ningún tipo de control. La es-
tructura urbana que aportan a la ciudad se caracteriza por su discontinuidad con
el tejido tradicional o regulado, su difícil incorporación a la trama de servicios y en
muchos casos está signada por su accidentada topografía […].” (Marcano, 1994).
Complementariamente, y en función de profundizar en el entendimiento del linde-
ro, se han dispuesto en cada caso los siguientes elementos:
1- Una breve descripción general del comportamiento del lindero en ese teji-
do
2- Una imagen satelital
3- Plano: un plano general
4- Llenos: un plano de las áreas construidas
5- Estructura parcelaria: un plano de la estructura parcelaria
6- Vacíos: un plano que engloba los espacio no construidos
7- Vacíos internos: los espacios no construidos dentro de las parcelas
8- Linderos construidos: los linderos materializados separados del edificio
A través de estos puntos se busca alcanzar reflexiones en la comparación de las
características de cada tejido, fundamentalmente con relación a los linderos y al
próximo capítulo que se centra en los espacios de retiro.
1 1 9El l indero como her ida en el tej ido urbano
Área de cascos: en este primer caso, tomando en cuenta los planos de “llenos”
y “estructura parcelaria” es posible observar que las construcciones apareadas
suelen coincidir con los linderos, fomentando así los patios internos que se pueden
apreciar en “vacíos internos”. Esta coincidencia entre el edificio y el borde de la
parcela hace que los “linderos construidos” sean apenas unos pocos (Fig. 084).
Fig.
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0 31 2 0
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Áreas de crecimiento por extensión: aquí los linderos se separan de las edificacio-
nes a través de los espacios de retiro en al menos una de sus fachadas (aquella
que enfrenta el espacio público); este hecho se puede observar con mayor facili-
dad en “vacíos internos”. Particularidad que deriva en una estructura discontinua
de edificaciones, apreciable en el plano de “llenos”. En consecuencia los “linderos
construidos” son muchísimo más comunes que en el resto de los tejidos estudiados.
Sumando la alta presencia de linderos construidos con la existencia de los espa-
cios de retiro, se comprende que el tejido por extensión sea el sector central de
estudio en esta investigación (Fig. 085).
Fig.
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1 2 1El l indero como her ida en el tej ido urbano
Áreas de polígonos vacíos: suelen estar formados por una sola parcela, por lo tan-
to el único lindero presente es el que divide este tejido del resto de la ciudad. El
límite presenta condiciones particulares que más tienen que ver con grandes es-
calas que involucran múltiples circunstancias, que con una relación bilateral entre
el espacio público y privado (Fig. 086).
Fig.
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C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Áreas de barrios: aquí es donde resulta más difícil distinguir los límites de propiedad
siendo áreas que en general se encuentran pobremente urbanizadas. Los vacíos
son el resultado de la disposición de las viviendas muchas veces guiadas por la to-
pografía lo que puede apreciarse en los planos de “llenos” y “vacíos”. Por otro lado
los “vacíos internos” suelen ser escasos también definido por el espacio que resta
entre las edificaciones. De cualquier forma las particularidades de estos sectores
representan un problema en sí mismo, el cual queda abierto para ser tratado en
futuras ocasiones ya que se escapa de los alcances del presente trabajo (Fig. 087).
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1 2 3El l indero como her ida en el tej ido urbano
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0 31 2 4
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Repasando, a través de este cuadro comparativo (Fig. 088) las características pre-
sentadas sobre cada uno de los tejidos permite concretar algunas reflexiones: los
tejidos de barrios y de polígonos escapan a los alcances de este trabajo debido
a particularidades inherentes a cada uno; el tejido de extensión es el que permite
reconocer la problemática expuesta al inicio convirtiéndolo en el centro de la in-
vestigación ya que es el único que incluye el espacio de retiro y una alta densidad
de linderos construidos sobre el borde la parcela; el tejido de cascos, aunque no
posee retiro, servirá de base para mostrar una exploración del autor en el casco
de la ciudad de Caracas, que permite estudiar la factibilidad de aplicación de los
criterios desarrollados en este trabajo sobre circunstancias distintas a la de los teji-
dos de extensión. En pocas palabras, es a través del estudio y análisis de estas re-
ferencias a los tejidos en la ciudad de Caracas, que se seleccionan como campo
de exploración el tejido de cascos y el de extensión, ya que presentan las variables
de límite que interesan para el trabajo; donde resulta particularmente importante
el tejido de extensión ya que presenta el espacio de retiro que se ha considerado
como un punto álgido del problema estudiado.
Dentro del tejido de extensión se puede observar que el lindero suele dejarse en
un segundo plano, debido no solo a la distancia entre la edificación y el borde
de la parcela, sino también a que muchos de estos límites se materializan tiempo
después a que el edifico está listo. Por lo tanto el diseño del lindero en muchos
casos no se considera dentro de la concepción original del proyecto y terminan
dándosele soluciones estandarizadas que no tienen consideraciones con las parti-
cularidades de cada uno.
Por otro lado también es posible ver como el lindero se modifica con el paso del
tiempo, en búsqueda de una sensación de seguridad ya perdida hace mucho
tiempo. Las rejas brotan del suelo para convertirse en muros que intensifican su
capacidad de división, negando a la ciudad y aislándose de ella (Fig. 089). “El en-
simismamiento de los nuevos desarrollos de edificios privados generalmente niega
la presencia de la calle y asimismo la franca y saludable comunicación entre el
espacio público y privado. Desde el interior de las edificaciones, el espacio exterior
pareciera ser algo indeseado. Es como si hubiésemos entrado en una especie de
círculo vicioso en que las edificaciones privadas, mientras más niegan el espacio
público este se vuelve cada vez más peligroso e insalubre y, así, cada vez menos
deseado.” (Lasala Hernandez, 2007, pág. 67) Es precisamente esta saludable co-
municación que nombra Ana Lasala la que se pretende potenciar a través del pre-
1 2 5El l indero como her ida en el tej ido urbano
sente trabajo, planteándose la necesidad de revertir el curso de ese círculo vicioso
que parece intensificarse con el paso del tiempo, para que la búsqueda sea por
alcanzar el diálogo y no la división.
Fig.
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0 31 2 6
C o n n o t a c i ó n d e l l í m i t e
Cuando el lindero se involucra en este círculo y logra una separación abrupta,
difícilmente se puede pensar en entablar relaciones a través de él: “el frente de a
calle debería presentar algo que hiciera intimar una relación con la sociedad en
la que vives; un muro de veinte o treinta pies (6-9 m) de alto, que crece en la cara
de tus vecinos, solo puede inspirar terror y disgusto” (Kostoff, The city assembled,
1999, p. 98)6. Sensaciones como estas son las que terminan por intensificar los pro-
blemas iniciales, porque los linderos a través de su capacidad de aislar aumentan
los índices de inseguridad y así disminuyen la ocupación de la calle. Es decir, los
linderos no son más que una medida de sosiego personal que va en contra del
bien común.
Para alterar la concepción actual del lindero y revertir en cierta medida el aisla-
miento que su densificación ha provocado, es necesario dejar de someter nuestra
urbanidad a la inseguridad. Situación que pasa por dejar de ver el lindero como
el fin para empezarlo a considerarlo como el intermedio, ya que en esa medida
se podrán brindar soluciones que contemplen a todos los espacios involucrados.
Las posibilidades de mejorar están siempre presentes, gracias a su carácter diná-
mico, donde el mismo crecimiento acelerado en estos últimos años demuestra lo
fácil que puede cambiar.
Para lograr estas alteraciones en función de hacer dialogar al ámbito público y pri-
vado, existen de primera mano dos posibilidades: incorporar componentes como
fronteras, umbrales e interfaces que permitan algún tipo de relación; o afectar con
operaciones de quebrar, sobrepasar, opacar y deformar, las barreras existentes
para que estas puedan mutar a un estado distinto. Sumado a que la combinación
de las operaciones puede intensificar el efecto.
Combinándose con estas acciones, deben tomarse en cuenta las condiciones de
los componentes del límite: espaciales, programáticas y sensoriales; ya que son las
que pueden diversificar las relaciones o saldar aquellas que presenten dificultades,
por ejemplo: tal vez dos programas incompatibles hacen contacto en el lindero,
pero eso no impide que a través de él se establezcan relaciones espaciales o sen-
soriales que contribuyan al resultado final.
Repasar el carácter intermedio del lindero, sus componentes y condiciones posi-
bles, obliga a subrayar la necesidad de superar su carácter inicialmente bidimen-
1 2 7El l indero como her ida en el tej ido urbano
sional para pasar a contener a los espacios adyacentes. Ya
que solo de esa manera se puede ser coherente con la pro-
blemática total establecida y apoyarse en las tendencias
más contemporáneas que abordan el tema interviniendo
áreas limítrofes.
En el caso del lindero en necesario incorporar el espacio de
retiro de frente y calle, los cuales se han visto aislados por
medio de la barrera que crece entre ellos. Esta situación ha
traído como consecuencia que los retiros se han convertido en espacios intersti-
ciales abandonados o sin uso aparente (Fig. 090), y la calle ha resultado anulada
al desconectarse de las actividades presentes en los edificios (Fig. 091). Así, calle y
retiro, como los dos afectados directamente por el lindero, deben ser envueltos en
la comprensión de este límite entre espacio público y espacio privado; es por eso
que serán los puntos analizados en los capítulos siguientes.
Los linderos serán siempre necesarios, el asunto es reconocerlos no como el fin sino
el intermedio, el punto de relación. Sus diferenciales planteados entre un espacio
y otro deben existir, condición que forma parte de la valorización de cada lugar. El
asunto está en reconocer los niveles y tipos de diálogo que se deben aprovechar.
Fig.
090
. Situ
ació
n ac
tual
de
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1 2 9
El retiro como espacio intersticial
El espacio de retiro entra al trabajo como la adyacencia interna del lindero, pero
se configura como un tema en sí mismo con particularidades que lo han conver-
tido en una interrogante para la ciudad. Son precisamente esas particularidades
las que se buscan desentrañar a través de este capítulo que se divide en cuatro
puntos.
El primero, denominado De la Ciudad Jardín a los retiros, busca mostrar a los es-
pacios de retiro como el vestigio de un planteamiento urbano que comprendía
mucho más elementos que fueron dejados de lado. Asimismo intenta detectar
cuales son las características del retiro que se deben conservar y de cuales se
puede prescindir.
El intersticio no hace lugar introduce el concepto de espacio intersticial el cual será
necesario para seguir la perspectiva del autor donde se clasifica a los retiros dentro
de esta condición residual. Posteriormente se muestran sus experiencias sobre es-
pacios intersticiales previas a este trabajo, que además de servir de antecedente
directo y detonante de la investigación, exponen una primera aplicación intuitiva
de algunas de las categorías establecidas en el capítulo anterior.
El retiro, espacio de todos y de nadie pone en evidencia las semejanzas que exis-
ten entre las condiciones actuales de los retiros y las de los llamados espacios in-
tersticiales, haciendo énfasis en la capacidad que han tenido estos para apoyar
la condición de barrera de los linderos.
Por último en El retiro de frente, espacio de la ciudad se hace énfasis en este tipo
de retiro en particular, para identificarlo específicamente como el intermedio entre
la ciudad y la edificación. Adicionalmente se aprovecha el cierre para recoger
algunas reflexiones.
0 31 3 0
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
De la Ciudad Jardín a los retiros
La ciudad de Caracas existe en una situación de parches inconexos en donde
cada fracción parece poseer lógicas distintas como se pudo observar en la clasi-
ficación de los tejidos estudiados anteriormente. Entendiendo que el espacio de
retiro se hace presente exclusivamente en el “Tejido de Extensión”, se presenta a
continuación una breve revisión de la evolución de las concepciones aplicadas
en este tipo de tejido partiendo desde la “Ciudad Jardín” como un precedente
fundamental. Dicho esfuerzo pretende, además de brindar un marco histórico, de-
finir cuales son las características de los espacios de retiro que deben ser conserva-
das y cuales pueden ser transformadas por medio de su intervención.
“La retícula con dos ejes principales intersectándose, y la gran plaza pública en
la intersección, eran estándar. Esta plaza es clave para todo el asentamiento; su
tamaño regulaba la apariencia de la retícula. Las cuadras que rodeaban la plaza
estaban divididas en cuatro partes (solares) y se asignaban a los líderes colonos”
(Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 115)7. Estas condiciones básicas eran las que
se fundaban los pueblos de las colonias españolas y Caracas no fue la excepción.
Una elección que nace del sentido común, si se tiene en cuenta que las ciudades
de origen de estos viajeros tenían graves problemas de salubridad por pequeñas
calles contorsionadas con difícil drenaje, escasa iluminación y ventilación. Apren-
dizaje que los llevó a implantar un estado de orden extremo, aprovechando que
estas nuevas ciudades no surgirían de la acumulación sino que serían pensadas
desde antes de hacer el primer trazo.
Para Caracas la aplicación de este sistema funcionó bien, al menos al principio,
pero no pasó mucho antes de que la geografía comenzara a dificultar su creci-
miento. Las quebradas fueron el primer obstáculo, obligando a que la ciudad se
extendiera hacia donde le era más fácil, aunque irremediablemente la estructura
reticular se vería alterada.
En cuanto a los límites internos entre los espacios públicos y privados, estos solían
ser sumamente claros, representados por un muro de cal o de tierra que llegaba
al borde del solar donde las edificaciones solían vivir hacia adentro, hacia el patio.
La separación con el exterior era evidente y quedaba poco lugar para valores
intermedios.
1 3 1De la Ciudad Jardín a los ret i ros
La siguiente fuerza modeladora de la ciudad, precedente del tejido de extensión,
nace a finales del siglo XIX con publicaciones como la de “Ebenezer Howard –el
libro del mañana de 1898– Un Camino Pacifico a la Reforma Social, re-titulado
en la segunda edición de 1902 como Ciudades Jardín del Mañana” (Kostoff, The
city shaped, 1993, pág. 75)8. Aquí Howard propone, después de haber vivido la
agresiva competencia por el centro de las ciudades de Londres y Boston, núcleos
urbanos autosuficientes con agricultura e industrias, cuya extensión estaría contro-
lada por un cinturón verde. Anunciaba tener todas las ventajas del campo y de la
ciudad en un solo sitio. Lo que diferenciaba las ideas de Howard de otras iniciativas
semejantes de la época es que su propuesta no dependía de una ciudad matriz.
Los primeros en aplicar sus ideas fueron Raymond Urwin y Barry Parker, los respon-
sables del lenguaje de calles curvas y calles ciegas que relacionamos con este
tipo de ocupación. La primera ciudad jardín denominada Letchworth, al norte de
Londres, tenía una densidad mucho mayor a la permitida actualmente para legis-
laciones semejantes de casas aisladas. De cualquier manera aunque las primeras
intervenciones mantuvieron el espíritu de Letchworth, pronto las casas comenza-
ron a cambiar por edificios de tres y cuatro plantas.
“La principal invención desde mi punto de vista era la Independencia del edificio
del borde de la calle. El sistema que dividía el territorio en cuadras fue rechazado.
Las casas giraron sobre su parcela, para atrapar el sol y la vista. Las cuadras eran
irregulares, y las casas se agruparon alrededor de calles ciegas, frecuentemente
en forma de T” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 76)9. Se pueden reconocer en
este formato un punto positivo y uno negativo asociado al problema planteado en
este trabajo: la operación de separar la edificación del borde de la calle permitió
fachadas más abiertas y espacios verdes particulares; mientras que su disposición
en calles ciegas impulsó el aislamiento que hoy afecta a este tipo de agrupacio-
nes netamente residenciales.
La ideología de la Ciudad Jardín se transmitió luego a los Estados Unidos aunque
fue difícil de asimilar, ya que se manejaban ciertas fórmulas de propiedad comu-
nitaria que eran percibidas como amenazas provenientes de sistemas socialistas
o comunistas. Por otro lado, también les resultada difícil pensar en desarrollos ur-
banos que no se centraran en el tráfico vehicular encontrándose en plenos años
veinte, por lo que los norteamericanos adaptaron este urbanismo a sus propias
ideas. El cinturón verde y la independencia de usos fueron obviadas, el formato
0 31 3 2
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
más próximo se convirtió en suburbios que se alimentaban
de la ciudad, de sus recursos, servicios, fuentes de trabajo,
etc. Los cuales después de la Segunda Guerra Mundial, a fal-
ta de controles, derivaron en intervenciones completamente
independientes entre sí.
Impulsados por intereses económicos, los parques, plazas y
cualquier intervención del espacio público era vista como
una pérdida de dinero, “cuando exista la posibilidad de ha-
cer dinero de la tierra urbanizada, los reclamos por el bien
común serán puestos de lado” (Kostoff, The city shaped, 1993,
pág. 121)10. Situación por la cual muchos de los formatos de
urbanización carecen de espacios de reunión (Fig. 092), lo que se ha convertido
en una de las principales debilidades también de nuestra ciudad, donde uno de
los vacíos más importantes que pudieran pasar a formar parte de la estructura de
espacios públicos es precisamente el retiro.
Tramas urbanas de este tipo se hicieron cada vez más populares en los Estados
Unidos, alcanzando un formato donde las ciudades requerían de una alta utiliza-
ción del automóvil, a diferencia de los formatos europeos más compactos y de
usos mixtos, los cuales se podían ver apoyados por medios de transporte públicos,
las bicicletas y los peatones. Fue esta forma de suburbio norteamericano la que
se importó a nuestras latitudes, como ha sucedido en otros momentos históricos e
inclusive sigue sucediendo. “Marx decía: «La comedia es una tragedia que suce-
de dos veces». Según esta «máxima», casi todo en Caracas es comedia, porque
en esta ciudad lo construido ocurre, cada vez con más descaro, como tercera
versión de algún mito ajeno y distante.” (Vegas, 2007, p. 47). Por lo tanto resulta
necesario ajustar los modelos importados a nuestras particularidades, no puede ser
sencillamente una copia. La propia geografía de la capital venezolana ha forzado
un formato más denso que inclusive nos coloca en un valor intermedio entre el mo-
delo europeo y norteamericano en donde la utilización de medios de transporte
alternativos es perfectamente posible.
El lindero y espacio de retiro podrían convertirse precisamente en los protagonistas
de esos medios de transporte alternativos ya que conforman una red casi continua
que se extiende a lo largo de la ciudad. Adicionalmente, en la interacción con
las edificaciones, estos desplazamientos podrían llegar a ser algo más que eso, es
Fig.
092
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EEUU
.
1 3 3De la Ciudad Jardín a los ret i ros
decir, dejar de ver el movimiento como una pérdida de tiempo para entenderse
como un recorrido en el cual la interacción con un conjunto de actividades permi-
te completar los movimientos obligatorios o de esparcimiento del día a día.
Independientemente de estas posibilidades, el modelo norteamericano se convir-
tió en la norma para la urbanización caraqueña desde el 1900 cuando se cruza
el río Guaire y se establece la urbanización de El Paraíso. “Las ostentosas nuevas
quintas, de estilos rebuscados, vinieron a sustituir a las anteriores casas coloniales.”
(González, 2005, pág. 89). Se inicia un cambio de la congregación a la disgrega-
ción, tanto a escala urbana con el cambio de densidad y tipos de ocupación,
como a escala arquitectónica cuando el vacío pasa de estar en el centro como
espacio de reunión para llevarlo al perímetro como margen de aislamiento.
Desde los inicios de esta disposición, y hasta la actualidad, el que conocemos
como retiro de frente presentaba poca o ninguna actividad, materializando la
separación entre la edificación y la ciudad. Las actividades protagonizadas por los
habitantes de una parcela se dan en el retiro posterior donde se siente una mayor
intimidad. Lo que refuerza la posibilidad de contar con el retiro de frente como
un espacio intermedio entre lo público y lo privado en lugar de pensarse como el
desahogo individualizado de las edificaciones.
El abandono del retiro de frente aumentó cuando las viviendas unifamiliares se
convirtieron en edificaciones de varios pisos, desconectando estos espacios de la
mayoría de sus propietarios. Aunque la organización vertical coloca más habitan-
tes por metro cuadrado, irónicamente intensifica su disgregación; efecto explica-
do por Federico Vegas cuando comenta: “Para describir el tope de la pirámide re-
visemos un lujoso conjunto en Sebucán, al borde del Ávila; se trata de cinco torres
donde viven unas cien familias. Esta agrupación de nietos equivale a unas cuatro
cuadras de la ciudad donde antes vivían los abuelos de quienes heredaron, o a un
pequeño pueblo con reina de carnaval, cura los domingos, equipo de bolas crio-
llas, fantasma, bar, bodega y una sola puta. Tanto la opción del poblado como las
cuadras de ciudad tiene una urdimbre de contactos e instituciones más arraigada
y múltiple que las torres de Sebucán” (Vegas, 2007, págs. 92, 93).
Disponer viviendas en forma vertical inmediatamente las desconecta de la calle,
por lo tanto debilita de una manera u otra su relación con la ciudad. Si esta condi-
ción se suma a unas edificaciones en estado de aislamiento, el efecto se intensifica
0 31 3 4
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
exponencialmente. Es por eso que las edificaciones de varios pisos requieren de
una planta baja que dialogue con el espacio público para fomentar los lazos entre
sus habitantes y la ciudad en que viven. Parque Central sirve de ejemplo al mostrar
un gran desarrollo vertical acompañado de espacios colectivos que a su vez están
estrechamente relacionados con lógicas metropolitanas.
En resumidas cuentas, muchas de las características que presenta actualmente el
tejido de extensión están asociadas a los primeros planteamientos de la Ciudad
Jardín, donde resaltan las calles sin salida y obviamente el espacio de retiro. Su
aplicación estaba asociada a otros factores que referían a un funcionamiento en
conjunto, una comunidad autosuficiente y de crecimiento controlado. De esta for-
ma, cuando el formato de Ciudad Jardín se ve debilitado a través de las diversas
adaptaciones, el retiro pasa a ser solo un vestigio del diseño urbano que se había
planteado.
Actualmente este espacio requiere ser objeto de una reflexión que tenga en cuen-
ta dos consecuencias fundamentales: por un lado, poseen la debilidad de acen-
tuar la separación entre la edificación y la ciudad; por el otro, la conservación de
estos márgenes garantiza edificaciones aisladas que se nutren de una iluminación
y ventilación natural que no sería posible por ningún medio mecánico. Por lo tanto,
cualquier exploración sobre el espacio de retiro debe abogar por la conservación
del vacío mientras se fomentan interacciones entre la edificación y la calle.
1 3 5El interst ic io no hace lugar
El intersticio no hace lugar
Desde el planteamiento de esta investigación se establecía que el retiro presenta-
ba características intersticiales, lo que en cierta manera se ha podido entrever en
el punto anterior. Ahora, para profundizar en este tema, se aborda a continuación
una breve explicación de lo que significa un espacio intersticial y así comprobar
más adelante si sus características son aplicables al retiro.
Posteriormente se presenta una breve revisión de las experiencias del autor sobre
espacios intersticiales previas a este trabajo. Principalmente porque fueron deto-
nantes y antecedentes directos de la investigación, pero adicionalmente porque
pueden brindar pistas sobre como podrían ser intervenidos los espacios de retiro,
asociado a su condición de intermedio y a las reflexiones del capítulo anterior.
En las últimas décadas se han identificado algunos fragmentos dentro de la ciu-
dad que han sido de difícil integración, quedando marginados o en una suerte de
abandono como los lechos de las quebradas y las áreas de pendientes pronuncia-
das. Otros son producto de las propias lógicas que pretenden dar coherencia a la
ciudad como autopistas e islas vehiculares. Espacios de este tipo suelen recibir la
denominación de intersticiales (Fig. 093).
Intersticio: (Del lat. interstitĭum) Hendidura o espacio, por lo
común pequeño, que media entre dos cuerpos o entre dos
partes de un mismo cuerpo. Intervalo (espacio o distancia
entre dos tiempos o dos lugares). (DRAE)
Un término traído de las ciencias médicas que ha encontra-
do su lugar en la arquitectura para designar espacios que
por sus características suelen resultar de difícil ocupación.
Dichos espacios han sido definidos por Cristina Von der He-
yde como: “Territorios que carecen del elemento simbólico,
carentes de la noción de lugar. Espacios donde su morfo-
logía es producto del residuo. Territorios que establecen in-
certidumbre en el sujeto que los recorre. Territorios en donde
la trama urbana de ciudad crea discontinuidades. Espa-
cios residuales, indefinidos, tienen a ser anárquicos, pueden
ser ocupados desde lo anárquico” (Von der Heyde, 2007).
Fig.
093
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1- V
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0 31 3 6
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
Como se puede observar, el intersticio no necesariamente se mantiene vacío, ya
que este puede ser intervenido generalmente de manera anárquica por la propia
dificultad de verse ocupado por medios formales.
Se pueden empezar a reconocer algunas características presentes en los espacios
de retiro, pero adicional y complementariamente llama la atención en esta defini-
ción que los términos de territorio y espacio son utilizados como sinónimos, mientras
que el de lugar se mantiene como un opuesto. Es decir, un espacio intersticial no
puede convertirse en un lugar.
Para aclarar esta disyuntiva y complementar la referencia a los espacios intersticia-
les, se presentan a continuación las definiciones de espacio y lugar:
Espacio: (Del lat. spatĭum). Extensión que contiene toda la materia existente. Parte
que ocupa cada objeto sensible. Capacidad de terreno, sitio o lugar. Distancia
entre dos cuerpos. Separación entre las líneas o entre letras o palabras de una
misma línea de un texto impreso (DRAE). Spatium tiene significado de intervalo,
tiempo, extensión, período, término, duración, distancia, área.
Lugar: (Del lat. locus). Espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo
cualquiera. Sitio o paraje. Ciudad, villa o aldea. Población pequeña, menor que
villa y mayor que aldea. Pasaje, texto, autoridad o sentencia; expresión o conjunto
de expresiones de un autor, o de un libro escrito. Tiempo, ocasión, oportunidad
(DRAE). Locus tiene significado de territorio, localidad, vecindario, región.
El espacio es el contenedor, aquel que brinda la extensión a ser ocupada. El es-
pacio hace referencia al hecho físico, al vacío donde se ubica la materia. En la
arquitectura podría entenderse como el escenario donde se desarrolla la vida de
los habitantes. Tomando el término escenario como un fondo que por sí mismo no
construye la obra y que debe ser ocupado para activarse. Cuando se produce
dicha activación se pasa más allá del simple contener para acercarnos al ocupar.
Cualquier objeto puede ser contenido, mientras que ocupar significa literalmente
tomar posesión, hacer propio.
Cada individuo aprecia y hace suyo un determinado espacio de una manera dis-
tinta, bañado por sus propias experiencias, por su propio ser. A través de esta ocu-
pación es que pasamos de conceptos más abstractos presentes en la definición
1 3 7El interst ic io no hace lugar
de espacio como: período, intervalo y extensión; a otros asociados al habitantes
que se pueden leer en el concepto de lugar: localidad, población, ciudad, vecin-
dario, casa, cuarto. Es el habitante quien cambia dicha connotación dotando a
los espacios de significados y cristalizando así lugares.
Cualquier sitio es primero espacio y si es utilizado y apropiado por la gente, se con-
vierte en un lugar. La denominación de intersticio y lugar son por tanto incompati-
bles. Es así como el espacio que permanece anónimo puede llegar a convertirse
en intersticial, y por esa misma razón se habla de espacios intersticiales y no de
lugares intersticiales.
Para evitar que los espacios de retiro adquirieran condiciones intersticiales es ne-
cesario transformarlos en lugares ocupados por sus habitantes. Para lograrlo se re-
quiere, en primer lugar, evitar las características típicas de los intersticios plantea-
das anteriormente: condiciones residuales, desconexión de la trama urbana y las
intervenciones anárquicas. En segundo lugar se debería pensar en algún tipo de
ocupación, que de ninguna forma significa densificarlos o multiplicar la superficie,
ya que como se hizo evidente en el punto anterior, el mayor beneficio que brindan
los retiros es la iluminación y ventilación natural.
Se muestran a continuación las experiencias sobre espacio intersticiales del autor
durante el último ciclo de la carrera de arquitectura, bajo la tutoría de la profesora
Cristina Van Der Heyde. Dichas exploraciones detonaron el inicio de esta línea de
investigación, y atestiguan algunas exploraciones con respecto a espacios resi-
duales que podrían dar pistas sobre como intervenir en las áreas relacionadas con
el retiro.
0 31 3 8
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
Antecedente #1 – reforma de islas vehiculares; plaza aérea:
La primera intervención afecta un conjunto de espacios in-
tersticiales, conformados por islas vehiculares resultantes del
cruce entre la Avenida Los Ilustres, el túnel de la Avenida Vic-
toria que pasa por debajo, y otras calles que forman ángulos
no ortogonales. Además de una parcela que ha quedado
inutilizable debido a su pequeña dimensión en la cual no se
puede intervenir manteniendo los espacios de retiro corres-
pondientes (Fig. 094).
El proyecto aprovecha actividades presentes en el lugar,
como el mercado ocasional y la parada de autobús, a las
que se formaliza a través de la obra arquitectónica; aña-
diendo un pequeño café y baños públicos. Elementos en tor-
no a los cuales se construye un hito urbano para este impor-
tante cruce de vías, visible desde varios puntos de la zona y
en diálogo con la Iglesia San Pedro a trescientos metros del
lugar (Fig. 095).
La operación más resaltante es la construcción de un nuevo
espacio público a través de la operación que se ha definido
como sobrepasar, permitiendo enlazar físicamente espacios
que se encontraban desconectados; superando así los lími-
tes impuestos por la topografía y los pasos vehiculares.
Fig.
094
. Situ
ació
n ex
isten
te #
1.Fi
g. 0
95. P
ropu
esta
#1.
1 3 9El interst ic io no hace lugar
Antecedente #2 – edificios de apoyo a la comunidad sobre
estaciones de metro:
Para esta propuesta se seleccionan las áreas en torno y so-
bre dos de las salidas de Metro de la estación de Ciudad
Universitaria que presentan menor actividad, donde las jar-
dineras y los pavimentos inconclusos conforman el acceso
(Fig. 096).
Se propusieron dos edificaciones, una en la salida adyacen-
te a la Universidad Central con un programa de pasantías
que involucran a la ciudad y la universidad, produciendo
vínculos a manera fronteras programáticas que fomentan
relaciones que van más allá de la conexión física. La otra en
la salida frente a la Plaza Las Tres Gracias para trasladar a
la Asociación de Vecinos de los Chaguaramos que actual-
mente se encuentra en las adyacencias del Río Guaire en
un terreno insalubre y de alto riesgo (Fig. 097).
Los resultados muestran como las barreras se quiebran para
facilitar el flujo y fomentar la condición de espacio público.
Por otro lado, se puede reconocer una configuración de
frontera sensorial, que permite asociar los dos edificios de
la propuesta aunque no están directamente conectados,
gracias a su disposición y forma.
Fig.
096
. Situ
ació
n ex
isten
te #
2.Fi
g. 0
97. P
ropu
esta
#2.
0 31 4 0
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
Antecedente #3 – corredor habitable en el límite entre la UCV y Los Ilustres:
Para el planteamiento del trabajo final de carrera, el tema del límite se hace pre-
sente con más fuerza, seleccionando como caso de estudio los bordes de la UCV
con especial énfasis en el contacto con el Paseo Los Ilustres el cual se define úni-
camente por una reja. Dos realidades adyacentes que se dan la espalda ignorán-
dose mutuamente.
El lindero se toma como el límite a intervenir, incorporando los espacios adyacen-
tes que carecen de una solución arquitectónica pertinente. Aunque se mantiene
la relación visual, de cualquier otra forma se anulan ambos mundos mientras se
ven afectados por la incertidumbre de dicho borde. Canchas, edificaciones, áreas
verdes, paradas de autobús, buhoneros, estaciones de metro, plazas y puertas;
todo conviviendo como una sumatoria de factores inconexos. Haciendo evidente
que el tratamiento del límite y sus relaciones abarca a los espacios y actividades
adyacentes, no solo aquella reja (Fig. 098).
Al interpretar este conjunto de variables se propone un corredor cubierto que se
encuentra en estrecha relación formal y espacial con aquellos presentes dentro de
la ciudad universitaria, pero que posee dos niveles asociados a dos velocidades:
quien va de paso a nivel del suelo y quien sube a servirse de todas las actividades
presentes en el recorrido. Reformulando este espacio que
varía a lo largo de su trazado respondiendo a las actividades
presentes previo a la intervención (Fig. 099).
De esta propuesta, y rumbo a las reflexiones que darían lugar
al presente trabajo, resalta una pieza de gradería para ver
los partidos que se desarrollan en las canchas de la universi-
dad. Estructura a la que se le accede desde la calle de for-
ma totalmente pública hacia su nivel superior estableciendo
un importante umbral sensorial, pero manteniendo a su vez
la separación espacial y programática (Fig. 100).
En síntesis, estas primeras exploraciones impulsaron sin duda
la reflexión sobre el límite y su estrecha relación con los es-
pacios adyacentes. Además, en las propuestas, se ha po-
dido observar lo que fue una primera aplicación intuitiva
Fig.
098
. Situ
ació
n ex
isten
te #
3.
1 4 1El interst ic io no hace lugar
de algunas de las categorías establecidas en este trabajo,
formuladas a través de espacios y formas netamente arqui-
tectónicas. Por otro lado, permiten también vincular más es-
trechamente las condiciones de límite con las intersticiales,
es decir, los ejemplos que aquí se han abordado evidencian
que puede existir una estrecha relación entre los espacios li-
mítrofes y aquellos que presentan condiciones residuales. Si-
tuación que se debe fundamentalmente al estado de mar-
ginalidad que se vive en torno al límite. Como se pudo ver en
el capítulo anterior, el entender el límite como un fin tiende a
hacer que las circunstancias no deseadas sean empujadas
hacia él, y al mismo tiempo que sus áreas adyacentes ven
debilitado su valor.
Finalmente, y retomando el punto inicial de este subcapítu-
lo, se puede recordar que los espacios intersticiales poseen
generalmente características residuales, anárquicas y que
representan además discontinuidades en la ciudad; dificul-
tando su ocupación. Por lo tanto las intervenciones arqui-
tectónicas sobre este tipo de espacios deben oponerse a
estas dificultades. Asociado al tema del límite, esto se tra-
duce en proponer condiciones espaciales, programáticas y
sensoriales que fomenten las relaciones a través de él.
Fig.
100
. Gra
der
ía d
e d
os n
ivel
es /
cor
red
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rto.
Fig.
099
. Cor
red
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ivel
es.
0 31 4 2
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
El retiro, espacio de todos y de nadie
Una vez entendidas las características de los espacios intersticiales, a continuación
se presenta una comparación con aquellas del retiro. Con el fin de demostrar que
muchas de las particularidades que muestra el retiro actualmente lo colocan en
circunstancias residuales que fomentan la desconexión y su ocupación anárquica.
En la aproximación al retiro y su designación como espacio intersticial, es necesa-
rio situarse en el “tejido de extensión” siendo el único que dispone de este tipo de
espacio. Recordando la definición se lee lo siguiente: “Áreas de crecimiento por
extensión: en este caso se encuentran todas las áreas que han ido aumentando el
perímetro urbano [...]. Después de los años cuarenta el crecimiento por extensión
de nuestra ciudades incorporó predominantemente el esquema de la urbaniza-
ción, aislada de la trama tradicional, las manzanas no son cerradas y las vías no
necesariamente son trazadas continuando las viejas calles” (Marcano, 1994). A
través de esta tipología de ocupación de la ciudad se construye una red de espa-
cios de retiro que ocupan un porcentaje importante del territorio y son de natura-
leza privada o semiprivada.
El retiro precisamente hace referencia a la acción de retirarse, retirarse del borde,
condición que produce edificios aislados que mejoran su ventilación e iluminación.
No obstante las visuales hacia los retiros laterales o de fondo suelen ser menospre-
ciadas por la proximidad de los demás edificios, aunque la distancia entre ellos
puede ser igual o mayor a la brindada por la calle. Este borde permite también
ciertas libertades formales difíciles de lograr en la disposición de edificaciones pa-
readas y es además una estructura preventiva de la propagación de incendios y
derrumbes en cadena en caso de terremotos u otros desastres.
El vacío en torno a las edificaciones es también el nuevo contacto al cielo, ya que
ahora la vivienda ocupa el espacio central y el vacío construido por el patio ha
sido desplazado al perímetro. Este borde suele aprovecharse cuando las casas
presentan espacios internos que viven hacia él, sin embargo es muy distinto a los
patios que permitían la convivencia en un solo lugar y eran en muchos casos el
punto de reunión. Ahora este anillo es más difícil de asir, generalmente desde el
interior no se puede abrir a más de dos retiros a la vez, mientras que frente a ellos
crece el muro de lindero en lugar de la otra sección de la casa (Fig. 101).
1 4 3El ret i ro, espacio de todos y de nadie
Cuando la vivienda es multifamiliar de varios pisos la situa-
ción cambia nuevamente, ya que uno solo de sus niveles tie-
ne posibilidades de abrir hacia el retiro. Los pisos superiores
solo pueden asomarse y, teniendo en cuenta que las vivien-
das no suelen construirse en la planta baja, los espacios más
cercanos a los retiros son las áreas comunes y de servicio. En
otras palabras, el retiro en estas circunstancias pertenece
a muchos pero no es del disfrute directo de nadie, lo que
comienza a brindarles características de espacio anónimo
si se le suma que los espacios comunes suelen ver actividad
eventualmente. En el caso de edificaciones no residenciales,
los retiros terminan generalmente siendo estacionamientos o
depósitos. Solamente el retiro de frente puede tener un final
distinto, ya que a veces se condiciona como espacio de
transición. Sin embargo cuando son ocupados suele ser de
forma anárquica, ya que las ordenanzas no lo permiten, so-
bre todo retiros laterales y de fondo que se consideran propi-
cios para la construcción de un garaje o un local comercial.
Cualquiera de estos anexos termina en espacios de forma
alargada que ventilan por una sola fachada (Fig. 102).
Dentro de estas circunstancias intersticiales resalta la condición de barrera adop-
tada por el retiro de frente, produciendo un distanciamiento entre dos realidades
que no parecen estar dispuestas a dialogar. Se favorece así su estado intersticial,
ya que ni constituye en sí mismo un lugar ni se convierte en un verdadero interme-
dio. Para graficar el traspaso de la calle al edificio se puede hablar de una percep-
ción que en lugar de ir de (A) la ciudad a (B) el espacio de retiro a (C) el edificio,
esta se aproxima más a pasar de (A) la ciudad a (C) el edificio (Fig. 103).
El retiro se reconoce entonces como un vacío, pero un vacío en la memoria, pasar
por un puente que no podemos recordar. Dicha circunstancia deja en evidencia
la carencia de significado de este espacio, consecuencia de la incertidumbre que
presenta para los proyectistas y habitantes. Asimismo las edificaciones viven hacia
adentro dejando al retiro en una doble negación, atrás de la ciudad y atrás del
edificio (Fig. 104).
Una doble negación en donde nadie lo ve, nadie lo vive y se propicia su abando-
Fig.
101
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0 31 4 4
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
no. Aunque sean espacios privados, el anonimato que han
adquirido y lo alejado que están de la vida de los edificios los
ha trasladado a un estado incierto de pertenencia.
Estrechando este punto con el capítulo anterior, el retiro se
materializa como lo que está más allá, después del límite, un
espacio al que la ciudad no alcanza.
En la situación actual lindero y retiro trabajan en conjunto
en el fortalecimiento de una barrera que separa contun-
dentemente el espacio público del privado. Se suman con-
formando un recuerdo medieval de muralla elevada y fosa
hundida (Fig. 105) para creer que la ciudad no nos afecta,
para pensar que nos alejamos de sus problemas y que no
tenemos nada que ver con lo que le sucede; cuando en
realidad propiciamos su estado de abandono e índices de
inseguridad.
Dicho en pocas palabras, aunque los espacios de retiro son
concebidos formalmente desde la ordenanza, actualmente
Fig.
102
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.
1 4 5El ret i ro, espacio de todos y de nadie
presentan condiciones residuales, acentúan la separación
existente y suelen ser intervenidos de forma anárquica, es
decir, características propias de los espacios intersticiales.
Así el espacio de retiro debe convertirse en objeto de re-
flexión, donde tomar en cuenta dos puntos importantes que
se han podido evidenciar hasta ahora: por un lado, el retiro
como margen vacío de propiedad privada suele terminar
en un estado residual y de abandono; mientras que por el
otro lado, representa uno de los vacíos más importantes de
una ciudad que carece de espacio público. Por lo tanto,
este podría aprovechar su condición de intermedio para
constituir un ámbito de encuentro y relación, donde se pue-
dan plantear gradientes de interacción entre el ámbito pú-
blico y privado. Ser la plataforma en donde los usos de la
edificación se extiendan y la calle pueda ampliar sus espa-
cios peatonales actualmente oprimidos.
Fig.
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0 31 4 6
E l r e t i r o c o m o e s p a c i o i n t e r s t i c i a l
El retiro de frente, espacio de la ciudad
Luego de comprender la situación actual que acontece sobre el espacio de re-
tiro, se presenta esta sección dedicada a sintetizar algunas particularidades del
retiro de frente. Donde además se aprovecha la oportunidad para condensar las
reflexiones alcanzadas hasta ahora.
Los retiros se dividen en retiros de frente, laterales y de fondo. Clasificación en la
que se puede observar que los laterales y de fondo presentan una separación
entre parcelas, mientras que el retiro de frente resalta por su condición única de
hacerle frente a la ciudad (Fig. 106).
Gracias a su proximidad a la calle, los retiros de frente suelen tener las mayores pro-
hibiciones de construcción y ser los más estrictos en cuanto a su utilización, prohi-
biendo inclusive cualquier tipo de sótano o tanque enterrado; debido a que estos
márgenes son reservados por la ciudad para poder dilatar sus espacios públicos
en caso de ser necesario.
Lo delicado de esta medida es que pudiera utilizarse para ensanchar la calzada,
lo que probablemente ayudaría poco a los problemas de tráfico de la ciudad,
e inclusive podría atraer aún más gente deseosa de trasladarse en automóvil en
lugar de buscar otras alternativas. Sería además una medida incoherente cuando
las ciudades contemporáneas apuntan, cada vez con más fuerza, a la creación
de medios de transporte más eficientes y sustentables. La posible extensión de los
espacios públicos en apoyo al vehículo automotor es sin duda perder una oportu-
nidad única en su tipo dentro de la ciudad como lo es el retiro.
De cualquier manera lo que llama la atención es que el reti-
ro de frente está pensado para ser incorporado a la ciudad,
por lo tanto su condición de propiedad privada es transito-
ria. Si se suma esta circunstancia a la condición intersticial
que lo abraza y la fuerte brecha que se ha establecido con
la ciudad a través de este vacío; el momento de que sea
intervenido parece haber llegado (Fig. 107).
De igual forma la ocupación por construcción o densifica-
ción es también inviable. En primer lugar, porque la ciudad
Fig.
106
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1 4 7El ret i ro de frente, espacio de la ciudad
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.
no está preparada para absorber esta masificación, y en segundo, por el gran dé-
ficit de espacio público. El planteamiento de este trabajo propone darle un mejor
uso al vacío existente sin generar más superficie.
Resumiendo las reflexiones, los espacios de retiro de la Caracas actual suelen con-
vertirse en intersticiales, lo que los convierte en grandes territorios subutilizados y
anárquicos inmersos en el corazón del tejido urbano. Dentro de esta condición re-
salta el retiro de frente, porque junto al lindero materializan una barrera que obstru-
ye las relaciones entre la ciudad y la edificación. Por lo tanto es necesario explorar
vías para cambiar esta condición.
El retiro de frente además tiene la particularidad de ser un reservorio de espacio
para la ciudad, y sumado a la necesidad que tiene esta por espacio público, pa-
rece evidente que podría convertirse en unos de los principales medios para saldar
esa deuda. Adicionalmente, cualquier intervención debe fomentar la conserva-
ción del vacío como garantía de la iluminación y ventilación natural a la vez que
formaliza esta franja como un intermedio; de manera de incorporar situaciones
que le sean atractivas a ambos lados del límite.
Las actividades que podrían activar estas relaciones pueden surgir de las propias
particularidades de cada sector, como se pudo observar en las intervenciones de
espacios intersticiales precedentes. Esto sin olvidar que el comercio es una de las
principales herramientas para fomentar el intercambio y el interés mutuo. Siguien-
do en el tema de los usos, y teniendo en cuenta la red que tejen estos espacios en
la ciudad, otro elemento a considerar son los medios de transporte, comentados
también en el capítulo anterior, podrían considerar alternativas como la bicicleta
o el tranvía para acompañar el desplazamiento a pie.
0 31 4 8
B u s c a n d o l a c a l l e
Por último, y relacionando los puntos sintetizados hasta ahora en el trabajo, se re-
conoce que el lindero y retiro de frente son un punto álgido dentro de la trama
urbana. La intención de incentivar su condición de intermedio parece asociarse
con los planteamientos del Movimiento Moderno sobre el espacio fluido, pero su
aplicación en el ámbito urbano espera no caer en esa suerte de anonimato en
el que parecen encontrarse muchos de los espacios públicos producto esta eta-
pa del pensamiento arquitectónico, sino que busca explotar estrechas relaciones
con los edificios en virtud de garantizar su activación. También la escala de inter-
vención propuesta plantea aprovechar las particularidades de cada sector e ir
construyendo lugares en la medida en la que se materialicen las oportunidades.
En este sentido las gradientes de lo público parecen ser un paso fundamental para
mejorar la relación entre la edificación y la ciudad, mientras que el retiro el lugar
de ser un problema, representa una de esas grandes oportunidades.
1 4 9
Buscando la calle
Luego de establecer las causas y consecuencias que rodean a la problemática del
lindero, se ha podido determinar que no son solo intrínsecas de él sino que afectan
a los espacios adyacentes. A partir de ahí se abordó el retiro de frente como el
margen interno de la división entre espacio público y privado. Así que ahora toca
el turno de reflexionar sobre el margen externo que, a diferencia del retiro, no re-
presenta intereses particulares sino colectivos, la calle. Completando así la tríada
de componentes centrales que integran el problema de esta investigación.
El primer punto se denomina La calle como plataforma de flujos y actividades, y
en él se abordan dos temas centrales, la virtud de mantener el espacio público
al nivel de la calle y la necesidad por propiciar medios de transporte diferentes al
automóvil.
Luego en Diversificación de la calle se estudian los conceptos de calle, avenida,
bulevar y el más reciente de calle completa; los cuales se relacionan para extraer
características que puedan ser incorporadas a la vía pública en virtud de hacerla
más atractiva para las edificaciones.
Para cerrar el marco teórico, se comentan Algunas particularidades de la acera
caraqueña en donde se podrá observar como esta ha tenido que absorber de
manera casi accidental una gran cantidad de usos para la que no fue pensada y
que han ido en detrimento del flujo peatonal. Posteriormente se concluye con una
breve recopilación de los puntos más importantes de este capítulo.
0 31 5 0
B u s c a n d o l a c a l l e
La calle como plataforma de flujos y actividades
Se inicia el presente capítulo construyendo un marco general sobre la calle como
tema, en el cual se hace un llamado a ciertos momentos del pasado para abordar
dos puntos particulares: la tendencia a sectorizar la calle y la confrontación entre
el tráfico automotor y el peatón. Estas reflexiones permitirán exponer la directriz de
este trabajo que fomenta el uso peatonal de la calle y la incorporación a ella de
actividades que motoricen su ocupación, haciéndola más atractiva para el sector
privado e impulsando así que este se abra para consolidar relaciones.
La primera disyuntiva se refiere a la mezcla o separación de los usos y flujos de
la calle. Situación que en términos generales parece plantear dos horizontes: pri-
mero, la ocupación espontánea de las calles parece proponer un cúmulo de si-
tuaciones que precisamente carecen de orden, las cuales suelen acumular gran
diversidad; segundo, cuando la calle es planificada la tendencia parece ser por
señalar ordenadamente en ella la disposición de cada una de las actividades.
Irónicamente la experiencia personal atestigua que aquellas calles donde la mez-
cla de situaciones es mayor suelen ser las más activas, esto precisamente por una
razón lógica, mientras mayor número de oportunidades existan, más gente tendrá
o querrá ir a ese lugar.
Uno de los espacios que se han intentado activar paralelamente a la calle, es el
centro de manzana. Cuando se plantean espacios como estos, lo más importante
es garantizar su firme conexión con los flujos de la ciudad, ya que en la medida en
que puedan cerrarse dejarán de ser un eslabón de la cadena pública para pasar
a ser el patio de unos pocos. Esta situación se puede evidenciar en un tema ya
comentado anteriormente que tiene que ver el con cierre de las calles.
En este sentido Londres siembra nuevamente un precedente interesante: “Obs-
trucciones de tráfico en forma de puertas y barras fueron introducidas en West
End en Londers en el siglo XVIII. El objetivo era prevenir que las calles de propiedad
privada alineadas con elegantes casas Georgianas fueron utilizadas como lugares
de paso” (Kostoff, The city assembled, 1999, pág. 93)11. Tendencias por controlar el
paso como estas se pueden contrastar con otras que parecen ser menos dañinas
para las dinámicas urbanas, como por ejemplo los filtros sobre los centros históricos
de las ciudades para reducir el tráfico automotor y así colaborar con su conserva-
ción. La bondad que tienen este tipo de controles es que a diferencia de los de
1 5 1La cal le como plataforma de f lu jos y act iv idades
West End, mantienen el carácter público de los espacios, es decir, la regulación se
establece sobre las cosas y no sobre la gente; permitiendo que cualquiera pueda
circular y disfrutar de estos espacios.
El cierre de calles para controlar el paso de las personas, se incrementa en situa-
ciones de alta inseguridad como sucede actualmente en Caracas. Inicialmente
representados por situaciones puntuales de pequeñas calles ciegas, se ha ido ma-
sificando y extendiendo al punto de ocupar urbanizaciones enteras. Decisiones
como estas han llegado incluso a cortar vías conectoras que literalmente significan
cambiar el dudoso beneficio de unos pocos por una gran privación para muchos.
Otros intentos de segregación de la calle tienen que ver con la separación por
niveles, principalmente al elevarlos. Desde eventos puntuales como la conexión
de edificios o superación de puntos coyunturales hasta plazas elevadas y pasajes
aéreos. Pero el propio día a día de la ciudad parece anular los espacios de mane-
ra directamente proporcional a su distancia del suelo. Esta condición se enfatiza
cuando son sistemas paralelos como una pasarela, que aunque puede presentar
un escenario más cómodo que pasar por debajo, el solo hecho de tener que subir
ya desanima a muchos.
Propuestas sobre el espacio público que busquen multiplicar su superficie por me-
dio de la vertical, igualmente siguen siendo vigentes. Dos buenos ejemplos son los
trabajos de Alfredo Caraballo y Cristina Von der Heyde quienes proponen ocupar
ciertos puntos del espacio público a través de actividades en múltiples niveles.
Pero, paralelamente, es necesario tener en cuenta que cualquiera de ellas sobre
o bajo el nivel del suelo será siempre más demandante en recursos y esfuerzos que
su equivalente a cota cero.
Por lo tanto, considerando la dificultad de éxito que presentan los espacios públi-
cos estratificados, y la exigencia de recursos con relación a la extensión ocupada
por los límites estudiados en este trabajo, se busca la explotación máxima del nivel
de la calle en lugar de producir cualquier tipo de separación. Alimentando ade-
más sus flujos, actividades, diversidad, etc; para que la apropiación masiva de los
habitantes dificulte su privatización.
Teniendo en cuenta estas observaciones, resulta aún más interesante la posibilidad
de incorporar el retiro a la ecuación, aumentando la superficie y permitiendo así
0 31 5 2
B u s c a n d o l a c a l l e
mantener la intervención al nivel de la calle. Evitando la construcción de gran-
des estructuras y garantizando que las actividades propuestas estén asociadas a
los canales de flujo. Por lo tanto, las intervenciones a nivel de calle se consideran
prioridad siempre y cuando sean suficientes para solventar y reactivar el espacio
urbano.
El segundo tema de este punto tiene que ver con la intensiva presencia del au-
tomóvil, ya que posee la particularidad de que en la medida en que este es ca-
paz de alcanzar mayores velocidades parece hacerse más incompatible con el
tránsito peatonal. Sobre esta disyuntiva, se introduce la siguiente cita: “Reporte
Buchanan de Inglaterra de 1963, Tráfico en las Ciudades. El reporte reconoció el
vehículo de motor como una invención beneficiosa, y predijo un incremento as-
tronómico en sus números. Pero acomodar este número en una situación ya tensa
podría frustrar la accesibilidad puerta-a-puerta y dañar el espacio urbano –peligro
a los peatones, ansiedad, ruido, contaminación del aire, e intromisión visual serían
probablemente los resultados. ¿La solución? Crear áreas dentro de pueblos y ciu-
dades donde las consideraciones del ambiente peatonal tomen prioridad sobre
el movimiento y estacionamiento de los vehículos” (Kostoff, The city assembled,
1999, pág. 239)12. Como bien se señala en esta profética afirmación, no se trata de
prescindir del vehículo sino de darle al peatón la importancia que se merece. Si la
persona tiene la posibilidad de elegir, irá siempre por la opción que le brinde ma-
yor comodidad y beneficios. Es por eso que desde la planificación urbana hasta el
diseño de la calle se debería fomentar el tráfico a pie como la solución más sana
y sustentable que presentan nuestras ciudades.
Durante el Movimiento Moderno se hicieron varias críticas a las estructuras mixtas
de la calle, ya que en función de las posibilidades de desplazamiento presentadas
por los vehículos, se les pretendía brindar canales de libre flujo, con la menor inte-
rrupción posible. Ideas como estas propiciaron la multiplicación de las autopistas,
donde el peatón no participa. Lo que actualmente ha derivado en un problema
constante en las ciudades contemporáneas, asociado a todos los espacios resi-
duales en torno a estas vías de comunicación y, adicionalmente, la dificultad de
atravesarlas transversalmente ha generado barreras importantes de gran escala.
En Caracas se puede evidenciar en la presencia de la autopista que la recorre de
este a oeste, la cual sumada al paso del río, obstaculiza las relaciones norte-sur.
Teniendo en cuenta que esta solución vial posee debilidades importantes, los plan-
1 5 3La cal le como plataforma de f lu jos y act iv idades
teamientos de la investigación abogan por una calle de usos y flujos mixtos que
fomenten su activación. No se trata de un eterno desplazamiento a pie sino de es-
timular el desplazamiento peatonal que alimente a los espacios públicos así como
a los comercios y otras actividades que se nutren de la calle, en un círculo donde
retroactivamente estos usos periféricos la mantengan activa. Convertir la visita a la
calle no en un hecho conmemorativo y esporádico, sino en una acción cotidiana
que motive los procesos de relación que se pueden dar a través de ella.
El estado actual, casi colapsado, del tráfico automotor en la ciudad de Caracas,
plantea una clara oportunidad para explorar otros tipos de desplazamiento, ya
que sus habitantes se encuentran atentos a nuevas soluciones. Se puede así mate-
rializar una red de espacio público peatonal que promueva su ocupación y evite
estados de soledad que propicien la inseguridad; contribuyendo a combatir los
problemas estudiados en este trabajo.
A través de la breve revisión planteada hasta ahora se pueden sintetizar varios
puntos importantes: en primer lugar, la calle como espacio de libre tránsito puede
ver gravemente entorpecida esta cualidad si se produce alguna alteración en
su condición de espacio público; en segundo lugar, su ocupación se dificulta en
la medida en que se produce un distanciamiento del nivel del suelo y requiere
además de una mayor inversión de recursos; por último, el énfasis en el tránsito
peatonal plantea una solución saludable para la ciudad y sus habitantes que difí-
cilmente produce divisiones en su trama.
De esta forma, en virtud de invitar a las edificaciones a relacionarse con la calle,
esta debe proponer una conjunción organizada de flujos y actividades que pro-
muevan su ocupación y disminuyan así los índices de violencia que han causado
en gran medida la desconexión que existe actualmente.
0 31 5 4
B u s c a n d o l a c a l l e
Diversificación de la calle
A continuación, y siguiendo con la metodología planteada, se lleva a cabo un
análisis de la calle desde su contexto semántico, el cual permite abordar una cla-
sificación que abarca los conceptos de: calle, avenida, bulevar y calle completa;
en función de buscar entre sus diferencias las cualidades que permitan hacer de
este espacio público un lugar que anime las relaciones con el ámbito privado.
Es cierto que ninguna calle es exactamente igual a otra, pero también es cierto
que existen una suerte de patrones que se repiten, los cuales les confieren a estas
ciertos nombres específicos; comenzando por el más general:
Calle: En una población, vía entre edificios o solares. Exterior urbano de los edificios.
(DRAE)
En un sentido simple, la calle es el restante de las construcciones dispuestas en la
ciudad, por lo tanto tiene estrecha relación con el vacío en el espacio urbano.
Resulta interesante resaltar esta condición porque si el vacío se define a través
de las edificaciones que lo contienen, entonces se puede afirmar que la calle en
cualquiera de sus variantes será, en principio, resultado de
los elementos a su alrededor. Teniendo en cuenta que el ma-
yor porcentaje de edificaciones en la ciudad son de natura-
leza privada, se podría también decir que la calle es en gran
medida construida por la sumatoria de voluntades privadas.
La calle podría considerarse entonces como el resultado de
las acciones de todos (Fig. 108).
Por otro lado la idea contraria también es una posibilidad,
la calle como modeladora del espacio y los edificios a los
que sirve. Desde este punto de vista una determinada calle
podría funcionar como referencia para determinar las densi-
dades en su perímetro, contribuyendo así a modelar el perfil
urbano.
En este par de condiciones contrapuestas se establece tam-
bién un círculo de afectación en donde la calle y los edificios
infieren mutuamente en la formación del otro. Una vía parti-
Fig.
108
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1 5 5Divers i f icación de la cal le
cular donde se concentre un alto tráfico peatonal invitaría la aparición de comer-
cios en la planta baja de las edificaciones, pudiendo estos a su vez estimular ese
flujo y terminar por propiciar la formalización de un bulevar, por ejemplo.
Partiendo del entendimiento de que la calle presenta variables que contribuyen a
construir ciertos modelos, se presentan a continuación dos de los más comunes en
las ciudades contemporáneas:
Avenida: Camino que conduce a un pueblo o paraje determinado. Vía ancha, a
veces con árboles a los lados. (DRAE)
Bulevar: Calle generalmente ancha y con árboles. Paseo central arbolado de una
avenida o calle ancha. (DRAE)
En principio estos conceptos no parecen ser de especial ayuda para aclarar las
ideas, ya que se entrelazan entre sí. Para complementar estos conceptos se pro-
pone revisar los antecedentes de cada uno de estos modelos.
El origen del bulevar está especialmente ligado al límite, ya que surge a partir de
las murallas que rodeaban las ciudades, las cuales al volverse obsoletas o inmersas
dentro de la trama urbana eran demolidas. De esta manera se revelaba un anillo
vacío que recorría la ciudad, este solía alimentarse de un flujo eminentemente
peatonal y acompañarse con árboles. Con lo cual se constituían paseos públicos
que tomaron el nombre de bulevares en París con la autorización de Luis XIV. Lo
que dio paso a que muchas ciudades siguieran la iniciativa, popularizando este
formato a través de Europa.
Por otro lado las avenidas comenzaron como caminos presentes en los campos,
donde se sembraban líneas de árboles a ambos lados de la vía para designar la
llegada a un determinado lugar. Como es habitual, muchas de estas quedaron
sumergidas en la trama urbana gracias a la expansión de las ciudades, y se con-
vertían en puntos de referencia.
De esta forma se puede relacionar al bulevar principalmente con una actividad
peatonal, mientras que la avenida hace más énfasis en el flujo sin discriminar su
medio. Para complementar esta afirmación y contextualizar los conceptos es pre-
ciso tener en mente algunos ejemplos: cuando pensamos en el término avenida
0 31 5 6
B u s c a n d o l a c a l l e
surgen casos como la Avenida Libertador y la Avenida Ró-
mulo Gallegos; mientras que al pensar en bulevar se pueden
citar el Bulevar de Sabana Grande y el Bulevar el Carmen
(Fig. 109).
Al menos en el contexto caraqueño y en concordancia con
las observaciones anteriores, la avenida tiene una connota-
ción más vehicular, de vía colectora de flujos importantes,
mientras que el bulevar refiere al paseo peatonal. Estas ob-
servaciones se aproximan nuevamente al modelo norteame-
ricano: “En los Estados Unidos de Norteamérica, “avenida” y
“bulevar” tenían sus propias connotaciones. Las “Avenidas”
eran principalmente vías vehiculares […]. Los “Bulevares”
eran conectores verdes de parques en la periferia […] di-
señados para peatones y vehículos lentos” (Kostoff, The city
shaped, 1993, pág. 254)5. Cualquiera de estas circunstancias
representan únicamente una tendencia, ya que en ambos
casos pueden hacerse presentes el peatón y el automóvil.
Siguiendo esta reflexión es importante señalar una tipología que ha sido denomi-
nada recientemente como “calles completas”, las cuales, parafraseando a Robin-
son & Gyorgyfalvy en su conferencia titulada “Complete Streets - Shaping Public
Space” en 2010 ASLA Meeting and EXPO, fueron definidas como las calles que
presentan espacios importantes para el cómodo recorrido peatonal, a la vez que
incorporan otros medios de transporte como la bicicleta o el tranvía; tienen ade-
más un importante porcentaje de áreas verdes e incluyen el manejo de aguas de
lluvia y la incorporación consciente de toda la infraestructura requerida (Fig. 110).
Llaman especialmente la atención no solo por lo que proponen, que en un sentido
crítico no es nada nuevo, sino en que han sido un formato a través del cual se han
reformado vías existentes.
Muchos de estos componentes no son tomados en cuenta
en la mayoría de las calles caraqueñas, las cuales suelen
constituirse por no más que la calzada y una acera cons-
treñida. Siendo esta última el único espacio para el peatón,
comúnmente obstaculizado por usos dispuestos precaria-
mente. Generalmente esta incorporación descontrolada de
Fig.
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1 5 7Divers i f icación de la cal le
bienes y servicios es una de las principales razones para su deterioro.
En síntesis, se pueden agrupar las características de cada una de estas tipologías
de la siguiente manera:
Avenida: se caracteriza por un importante flujo vehicular, beneficiando en general
al transporte automotor. Puede estar arbolada aunque no es una característica
esencial.
Bulevar: está asociado a un desplazamiento automotor lento, llegando inclusive a
excluirlo por completo; favorece al peatón y frecuentemente se hace presente el
verde. Circunstancias que pueden consolidarlo como un lugar de encuentro y no
únicamente de paso.
Calle completa: más que una condición separada podría verse como una evolu-
ción del bulevar. Hace énfasis en el peatón, pero adaptándose a las circunstan-
cias que actualmente nos competen más que nunca como el correcto manejo
de las aguas de lluvia, la intensa inclusión de la vegetación, la incorporación de
sistemas de transporte alternativos, etc.; en función de colaborar con la conserva-
ción de nuestro planeta.
Partiendo de estos rasgos característicos, y considerando que la calle como ele-
mento genérico se extiende a lo largo de la ciudad y carece de muchos de ellos,
se propone que le sean incorporados algunos valores que promuevan el interés
del habitante y del sector privado. Las particularidades que podrían motivar esta
condición y que van de la mano con las hipótesis de este trabajo y los puntos estu-
diados hasta ahora son: reducir la velocidad o incidencia del automóvil para be-
neficiar otros medios de transporte y en especial los recorridos peatonales; incluir
elementos vegetales que mejoren las condiciones ambientales y jueguen un papel
positivo en el paisaje urbano; y desarrollar espacios que además de permitir el flujo
puedan consolidarse como lugares de encuentro.
Con la aplicación en conjunto, estas circunstancias podrían construir un ambiente
propicio para que la edificación se interese en dialogar francamente con la calle;
rompiendo así el círculo vicioso en el que el espacio público se vuelve anónimo, el
edificio lo desprecia y se encierra, deteriorando condiciones de la ciudad.
0 31 5 8
B u s c a n d o l a c a l l e
Sumando estas reflexiones con las alcanzadas a lo largo del trabajo, podría pen-
sarse en la calle como un componente asociado al lindero y al retiro para enfren-
tar el actual déficit de espacio público. Afrontarlo no a partir de la intervención de
espacios concretos que se encuentran en apenas algunos puntos, sino por medio
de la preparación y equipamiento de esa calle que se extiende a través de la ciu-
dad y que todos tienen cerca.
1 5 9Algunas part icular idades de la cal le caraqueña
Algunas particularidades de la acera caraqueña
Como último componente de este capítulo, se aborda un punto en el cual re-
flexionar sobre la situación de la acera en la ciudad de Caracas, la cual resulta de
especial valor para este trabajo por ser el sector de la calle que puede establecer
relaciones más directas con el lindero y retiro por encontrarse adyacente a ellos.
La revisión permitirá evidenciar que la acera se encuentra cargada por una can-
tidad de usos y circunstancias poco planificadas que la deterioran y desmotivan
su utilización.
Luego, para cerrar este último capítulo del marco teórico, se resumen las reflexio-
nes más importantes que se han alcanzado en torno a la calle y papel que pueden
jugar en las relaciones entre el edificio y la ciudad.
Desde las primeras apariciones de la acera en la Caracas colonial, esta parecía
encontrarse ya en desventaja. Apenas permitía el paso de una persona a la vez y
no contemplaba espacio para ningún uso, además era vista meramente como un
espacio de paso y no de reunión. Inclusive posteriormente la situación general no
cambiaba mucho, un ancho predominantemente vehicular y una acera donde
las intervenciones eran pocas veces planificadas.
A medida que la calle comenzaba poco a poco a absorber distintas situaciones
para las que no estaba planeada, como alumbrado, agua corriente, mobiliario,
vehículos, etc.; comenzaría a diversificar su comportamiento como sistema circu-
latorio de la ciudad ya que pasaría de controlar los desplazamientos a ser también
la plataforma para la distribución de energía y materiales.
La acera, sin mayor margen de expansión, será las encargada de ceder su lugar
a todo lo que requiriera de apoyarse en la superficie, al igual que se convertirá en
el medio predilecto para conectar con la infraestructura subterránea (Fig. 111).
Situación que se irá intensificando con el paso de los años: papeleras, buzones,
bancos, teléfonos, arborización y un sinfín de rejillas y cajas; encontrarán su lugar
en la acera. Como resultado la ciudad posee hoy una estructura de espacios pea-
tonales obstaculizados por todos estos elementos que la van ocupando casi acci-
dentalmente (Fig. 112).
No puede aumentar sus dimensiones pero constantemente crecen sus requeri-
0 31 6 0
B u s c a n d o l a c a l l e
Fig.
111
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1 6 1Algunas part icular idades de la cal le caraqueña
Fig.
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mientos y usos, irónicamente sirviendo de apoyo inclusive a
los instrumentos propios del tráfico vehicular como señales,
semáforos, postes, etc.
Considerando este nuevo componente de la ecuación, sir-
ve retomar el concepto de calles completas, en donde pre-
ver la disposición de los elementos de servicio sin que estos
le resten espacio al peatón. Para lograrlo, la integración de
la acera y el retiro resulta una salida atrayente ya que todos
estos requerimientos ocupan espacio, que es precisamente
lo que la acera no tiene. De igual forma podría estudiarse
la posibilidad de reducir el ancho de la calzada, donde sea
posible, para que pueda ampliarse la sección correspon-
diente al peatón.
Actualmente algunas iniciativas como la remodelación par-
cial de la Av. Francisco de Miranda dejan entrever una luz al
final del túnel. La acera se convierte en un concienzudo ob-
jeto de diseño que contempla múltiples situaciones. Pero, la-
mentablemente, estos casos representan la excepción y no
la regla. De cualquier forma son un ejemplo para las reflexio-
nes aquí planteadas y representan posibles salidas para la
incorporación de actividades sin afectar el flujo (Fig. 113),
Aunque es cierto que las generalidades solo aplanan un contingente inmenso de
situaciones heterogéneas, la calle caraqueña vive una anarquía al fin y al cabo no
muy distinta a la situación general del país; convirtiéndose en testigo de la degra-
dación en la intensidad y calidad de la vida pública.
Pero hasta en la peor de las circunstancias, la gente insiste en habitarla. Cada
mañana de sábado se forma el mercado en la esquina, los jóvenes del colegio
se sientan en las aceras rotas a descubrir que están creciendo y cada atardecer
la señora pasea a su perro; aquel que recogió de esa misma calle hace ya unos
años. Aunque la inseguridad o el deterioro parezcan contener a la gente en sus
casas, estos siempre encuentran una razón para salir. Solo falta que se reconozca
el inmenso valor de los espacios públicos y se les atienda con el esmero que me-
recen. Que cada rincón de la ciudad se convierta en una razón para salir a vivirla.
0 31 6 2
B u s c a n d o l a c a l l e
En resumen la acera se ha visto invadida por una cantidad de circunstancias que
le dificultan su función principal, la de alojar el desplazamiento peatonal. Para
contrarrestar esta situación una de las principales necesidades es el espacio, se-
guido de la planificación. Es por eso que casos como el de la Av. Francisco de Mi-
randa han podido tener éxito, pero el común de las calles no cuenta con espacios
peatonales tan dilatados, y es aquí donde las superficies adyacentes del retiro y la
calzada representan una oportunidad.
De esta forma la calle y en especial la acera, han demostrado ser un eslabón
importante dentro de la propuesta que intenta debilitar las barreras establecidas
sobre el lindero. Ya que, aunque no son el tema central de estudio, son igualmente
necesarias para abordar la totalidad del problema y llegar a planteamientos co-
herentes.
Siguiendo las reflexiones alcanzadas hasta ahora, se puede decir que las interven-
ciones sobre la calle habrán de mantenerse a nivel de suelo, ya que es ahí donde
se garantiza la ocupación por medio de los flujos, los cuales a su vez deben ser
complementados por otras actividades. De igual forma es necesario hacer én-
fasis en desplazamientos que no dependan del vehículo automotor y reducir así
Fig.
113
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.
1 6 3Algunas part icular idades de la cal le caraqueña
el deterioro de la ciudad y el ambiente. En conjunto, medidas como estas lo que
buscan es hacer más atractivo el espacio público, para que así las intervenciones
privadas se interesen en promover un diálogo, brindándole nuevos recursos y po-
niendo en marcha relaciones de interés mutuo que permitan debilitar el carácter
impermeable del lindero.
Este tema, así como los anteriores del cuerpo teórico, se han abordado a través
de una estrategia que busca profundizar su entendimiento a través de un análi-
sis semántico y una breve revisión histórica. La cual se ha acompañado de una
estructura constante de categorizaciones y comparaciones que han permitido
sintetizar los elementos más importantes de cada componente del intrincado pro-
blema planteado en esta investigación. Permitiendo así formalizar unas reflexiones
que serán a continuación puestas a prueba sobre los casos de estudio.
1 6 5
Capítulo 4 – Estudio de casos y reflexiones finales
Pronunciación en lenguaje arquitectónico
Con el marco metodológico y teórico ya construidos, este capítulo presenta las
comprobaciones que se han producido a partir de las reflexiones alcanzadas has-
ta ahora. Su desarrollo comprende cuatro puntos:
Síntesis de criterios enlaza y evidencia la continuidad existente entre las etapas
previas del trabajo y esta que sigue, a través de la estructuración de los criterios
que han de aplicarse sobre los casos de estudio; sirviendo además como un primer
cuerpo de reflexiones generales sobre la investigación en torno al lindero.
El primero de los tres casos de estudio se titula Una calle para abrir camino, en el
cual se ha elegido como campo directo de experimentación la Calle Codazzi
donde se mapean los elementos y operaciones presentes en el lindero y en su pos-
terior intervención; además se involucra al espacio de retiro y a la calle.
El segundo Del borde hacia adentro es un resumen de las propuestas desarrolladas
para el Concurso de Oposición para la cátedra de diseño realizado en la Facultad
de Arquitectura de la UCV en el año 2011, donde se muestra como la búsqueda
por hacer al lindero permeable podría conducir las decisiones tomadas en la pieza
arquitectónica en un tejido de cascos.
Por último, en Abordando los gradientes de lo público se presentan las propues-
tas para dos espacios públicos desarrollados en el campo profesional dentro del
programa Espacio Sucre, en donde se puede observar un proyecto ya construido
en el cual se han tenido en cuenta las reflexiones de esta investigación. Adicional-
mente, tanto estas como las propuestas para el Concurso de Oposición, permiten
asomar otros caminos de aplicación y desarrollo de la presente investigación.
Aunque se aborda como uno de los últimos puntos, es necesario recalcar que este
capítulo ha alimentado los anteriores, como se explicó en los procesos metodoló-
gicos. El trazado de los procesos no es lineal ya que, además de cíclico, presenta
importantes conexiones transversales.
0 41 6 6
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Síntesis de criterios
En los capítulos del Marco Teórico se han ido sintetizando las reflexiones particu-
lares de cada componente del problema, a la vez que se han conectado uno
con otro. Ahora, toca el turno de repasar esas conclusiones parciales asociadas a
las diferentes partes de cada capítulo para sintetizarlas en este texto, a través de
un listado de puntos a tratar que se presentan a continuación. Una serie de crite-
rios que recopilan las ideas más importantes de toda la información tratada hasta
ahora, que permitirán llevar a cabo las comprobaciones sobre los casos de estu-
dio y además evidenciar las relaciones entre la teoría y su aplicación. Esta síntesis
también permitirá contar con una herramienta de trabajo que concentre las ideas
centrales para que puedan ser estudiadas en otros ámbitos de atención; como
por ejemplo las propuestas de espacio público que se muestran más adelante.
A continuación se enumeran las pautas, las cuales no pretenden en ningún caso
ser absolutas, pero sin duda son una referencia clara con la cual trabajar y re-
presentan además el segundo grado de relaciones establecido en la estructura
metodológica:
1. Las propuestas deben orientarse en promover múltiples niveles de relación entre
los involucrados en torno al límite. No se trata de establecer conexiones francas
e indiscriminadas, sino de fomentar el intercambio a la vez que se mantiene la se-
paración donde y cuando sea necesario. Esto significa entender el límite no como
un fin, sino como un intermedio entre circunstancias que pueden enriquecerse por
medio del diálogo.
2. Los límites, para fomentar la relación, deben tratarse con las operaciones y ele-
mentos que permitan el intercambio. Los elementos que se han probado valiosos
para tal fin son: fronteras, umbrales e interfaces; los cuales pueden considerar gra-
dientes entre condiciones espaciales, programáticas y sensoriales; mientras que las
operaciones que pueden debilitar un elemento de barrera son: quebrar, sobrepa-
sar, opacar e inclusive deformar.
3. Para realizar cualquier propuesta arquitectónica es necesario esforzarse por en-
tender las particularidades del contexto y especialmente el clima. Particularmente
en Caracas se traduce en aprovechar las temperaturas favorables y el eterno ve-
rano. Tener en cuenta la importancia de la sombra y el manejo del agua de lluvia.
1 6 7Síntes is de cr i ter ios
4. Diseñar el paisaje urbano para que fomente el apego del habitante por su ciu-
dad. Para la construcción de un paisaje urbano que enaltezca los sentimientos de
quien se ve reflejado en él, será necesario una intervención que se preocupe por
cuidar la relación con las particularidades del lugar. Entendiendo dicho paisaje
como un abanico que va desde los grandes planes que ocupan la totalidad, has-
ta la fina tejedura de espacios de pequeña escala que pueden establecer afini-
dad con el sujeto que los recorre.
5. Explotar la amplitud de posibilidades que existen en los distintos tipos de propie-
dad, para promover la relación entre los múltiples interesados sea desde el ámbito
público o privado. Dichas relaciones deben establecerse precisamente a través
de la intervención de los límites, es decir, fomentar a partir del intermedio la crea-
ción de espacios colectivos o que interesen tanto al sector público como privado,
aumentando la adhesión entre estos componentes de la ciudad.
6. Promover la inclusión del verde sin importar la escala de los proyectos. La inser-
ción del verde es una herramienta fundamental, sobre todo en las intervenciones
más próximas al habitante donde se presentan las mayores carencias en la ciudad
de Caracas. No solo en formas contemplativas, sino también como medios a ser
ocupados y dispositivos dinámicos que colaboren con el buen funcionamiento del
tejido urbano.
7. Enfrentar la inseguridad con presencia y transparencia. Las posturas sobre la
inseguridad deben ser redirigidas, ya que la división y el aislamiento solo vuelven
más inseguros a los espacios. En la medida en que todos puedan ver a través de la
ciudad, en esa medida podrán hacerse conscientes de la presencia del otro; por
lo tanto el alumbrado es también fundamental. Es igualmente necesario impulsar
la ocupación de los espacios públicos para evitar los crímenes asociados a vícti-
mas solitarias.
8. La intervención sobre los márgenes entre espacios públicos y privados manten-
drá como norte la valorización y multiplicación del vacío. Generando así espa-
cios de baja densidad construida que promuevan una relación más fluida. Dicha
decisión no descarta la construcción de volúmenes siempre y cuando no sea en
detrimento del diálogo entre los espacios.
0 41 6 8
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
9. La intervención debe multiplicar y extender los espacios públicos. Reconocien-
do el bajo porcentaje de espacio público en la ciudad de Caracas, es menester
que los límites y espacios intersticiales sean utilizados para atacar este déficit. Poner
los espacios públicos al alcance de todos sin tener que recorrer grandes distancias.
Transformar la calle cotidiana en un eslabón de la ciudad más consciente de sus
necesidades.
10. Planear los espacios públicos conectados a alguna actividad que los manten-
ga vivos. La configuración de espacios públicos y colectivos es tan necesaria para
la ciudad como delicado es su estado de conservación. Entendiendo dicha con-
servación como su perdurabilidad física en el tiempo y su capacidad de atraer al
habitante que lo ocupa. Una de las medidas fundamentales para fomentar dicha
ocupación es la inserción espacial, programática o legal, del ente privado; espe-
cialmente del comercio.
11. Incluir en las propuestas medios de transporte no contaminantes. Tomando en
cuenta la necesidad de diversificar los medios de transporte, sobre todo la utiliza-
ción de aquellos no contaminantes, es fundamental que las propuestas los incor-
poren siempre que sea posible. Teniendo en cuenta que los espacios limítrofes aquí
tratados son un lugar óptimo para su implementación, por encontrarse sobre los
canales de flujo de la ciudad y tejer además una red casi continua a través de la
misma.
12. Considerar siempre las actividades ya presentes en el lugar. No debe menos-
preciarse aquello que naturalmente activa el lugar previo a ser intervenido, es de-
cir, las propuestas deben tomar en cuenta lo que sucede momento a momento en
el espacio a afectar. Entendiendo el “momento” como el momento en distancia
y tiempo, las actividades que ocupan el espacio y las que se hacen presentes de
manera temporal o cíclica.
13. Mantener las intervenciones a nivel de suelo mientras sea posible. De esta for-
ma pueden existir ciertas garantías de que los espacios sean ocupados, ya que se
asocian a los flujos que se dan en la calle; evitando la dificultad que representa
atraer a las personas a otros espacios que se encuentren fuera de su línea de trán-
sito. Es cierto que esta decisión puede limitar las dimensiones de la superficie pero
también requiere de una menor inversión.
1 6 9Síntes is de cr i ter ios
14. Las acciones que tengan como objeto a la a acera deben orientarse a ampliar
y condicionar los espacios del peatón. En función de alimentar los lugares que
puedan desarrollarse en los espacios intermedios e impulsar las interacciones con
el ámbito privado, es fundamental que el peatón cuente con un espacio propicio
para su circulación, no solo en dimensiones sino de condiciones que promuevan
este tipo de desplazamiento.
15. Atender las conexiones con la infraestructura de la ciudad, tanto en el presente
como a futuro. Aunque la ciudad hace mayor presencia de la cota cero hacia
arriba, no es posible olvidar todo lo que sucede debajo. Donde se desarrolla una
red increíblemente compleja que la mantiene con vida, la cual suele anudarse
precisamente en los espacios limítrofes. Por lo que se deben prever los contactos
y relaciones con dicha red de infraestructura para evitar que se convierta en un
problema para la vida superficial. Esta prevención fundamentalmente requiere de
disponer de los espacios para conectar ambas redes a través del manto pavimen-
tado de la ciudad.
Por medio de la agrupación de estas líneas de acción, se hace evidente su es-
trecha conexión con los objetivos propuestos para este trabajo, además permi-
ten contar con un puente entre los planteamientos teóricos hechos hasta ahora y
aquellos por venir; es decir, conforman una herramienta franca para llevar a cabo
las comprobaciones sobre los objetos de estudio que se presentan a continuación.
0 41 7 0
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Una calle para abrir camino
Es el momento de abordar las comprobaciones sobre el caso central de estudio
de este trabajo, la Calle Codazzi. Su intervención se expone a través de varios
puntos: reconocer el problema de la investigación en este sector específico de la
ciudad; mapear los elementos existentes en sus linderos; presentación de la pro-
puesta incluyendo operaciones y nuevos elementos logrados; y por último, una
revisión de los resultados obtenidos.
La Calle Codazzi son en realidad dos calles alineadas, una ubicada en la Urbaniza-
ción Valle Abajo y otra en la Urbanización Los Chaguaramos, separadas por la Au-
topista Valle-Coche y el paso del Río Valle pero que responden al mismo nombre
(dicha división es un límite importantísimo pero se aleja de los intereses particulares
de este trabajo y espera ser abordado a profundidad en futuras oportunidades).
Se encuentra a su vez dentro de la Parroquia San Pedro en el Municipio Libertador
en Caracas, formando parte del “Tejido de crecimiento por extensión”. A lo largo
Fig.
114
. Ubi
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Cal
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zi.
1 7 1Una cal le para abr i r camino
de esta calle se presentan una variedad de circunstancias que representan una
gran oportunidad de experimentación y se irán desentrañando a los largo de este
capítulo. En función de facilitar su explicación y hacer referencia a sus partes, las
cuatro cuadras se han denominado como: Sector 1, Sector 2, Sector 3 y Sector 4
(Fig. 114).
La elección de esta calle radica fundamentalmente en que en ella se puede ver
con claridad la compleja problemática expuesta al inicio del trabajo. Los linderos
han crecido y se han densificado notoriamente en un corto período de tiempo,
haciéndose evidente en los últimos años donde han llegado a convertirse en un
plano prácticamente continuo que amuralla la calle. Los retiros han quedado se-
parados de la ciudad y por consiguiente se han vuelto anónimos e intersticiales, lo
que también ha detonado las intervenciones anárquicas sobre estos espacios. La
calle, por consiguiente, se siente negada por las edificaciones que se han aislado
de ella. Mientras que las aceras se ven agobiadas por una sumatoria de obstá-
culos para el peatón, entre árboles, kioscos, alcantarillas, vehículos y todo tipo de
cajas y compuertas de servicio (Fig. 115).
Para graficar las condiciones actuales de esta calle y poder evidenciar los pro-
blemas planteados, se han elaborado una serie de planos. Empezando por los de
“llenos y vacíos” (Fig. 116) y “alturas” (Fig. 117) que muestran la diferencia en el gra-
no y densidad, donde los sectores 1 y 2 tienen una presencia más importante de
edificaciones altas y multifamiliares, mientras que el 3 y 4 son mayormente casas,
apareciendo edificios únicamente en la esquinas ya que se produce el cruce con
las avenidas del sector. La variedad permite explorar las condiciones del límite con
respecto a diversas tipologías de edificación.
Posteriormente, el plano de “usos” (Fig. 118) fue realizado específica y exclusiva-
mete con respecto a la planta baja, ya que casi todos los edificios son principal-
mente residenciales y es justo este nivel el que juega el papel más importante en
relación a los retiros y la calle. El plano muestra que aunque el sector tiene una
zonificación residencial, posee un importante desarrollo del comercio debido a
su ubicación y al alto tráfico que presenta. Adicionalmente resalta el espacio que
ocupa el colegio como uso educativo en las adyacencias de la autopista.
Luego de reconocer la diversidad presente en estas cuadras, el plano de “linderos
construidos” (Fig. 119) deja en evidencia que la materialización del borde de la
0 41 7 2
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
parcela es un acción casi homogénea que deja abiertas únicamente las esquinas
que sirven a la Av. Las Ciencias (avenida principal y más activa del sector), esto
debido a la presencia del comercio. Este plano funciona a manera de acerca-
miento, mostrando un comportamiento que ya se había manifestado en el estudio
del lindero en este tejido. En dicho estudio también se comentaba sobre la ocu-
pación ilegal de espacio del retiro, situación que ahora se puede ver con mayor
Fig.
115
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1 7 3Una cal le para abr i r camino
claridad en el plano “retiros vacíos y ocupados” (Fig. 120). Dicha ocupación suele
comenzar por el fondo de la parcela ya que es el espacio más alejado y a su
vez más susceptible, para luego observar un avance progresivo en la conquista a
través de los retiros laterales, llegando en pocos casos a establecerse incluso en
el retiro de frente. Situaciones como estas son mucho más frecuentes donde los
linderos son más densos y bloquean la visión desde la calle.
Fig.
116
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Fig.
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Fig.
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Fig.
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Fig.
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C
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Llenos y vacíos
Alturas
Usos
Linderos construidos
retiros vacíos y ocupados
0 41 7 4
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Tomando esta sección de la ciudad como ejemplo, y apoyado en las observacio-
nes de los recorridos, se puede dejar dicho también que la ocupación ilegal de los
retiros es muchísimo más común en edificaciones unifamiliares que en las multifa-
miliares. Al parecer la presión del condominio permite ejercer una suerte de control
interno que disuade la construcción en estos espacios.
Los próximos planos muestran el “espacio vehicular” (Fig. 121) y el “espacio pea-
tonal” (Fig. 122), permitiendo comparar las superficies dedicadas a cada uno. En
muchos casos resalta la esbeltez del espacio peatonal y como este suele ampliar-
se hacia las esquinas asociado al uso comercial de las plantas bajas que favorece
la condición pública del retiro de frente. Por otro lado, aunque puede ser difícil de
percibir en la imagen, se ha reconocido también que el ancho de las aceras no
está en relación con la densidad de población de las edificaciones aledañas, es
decir, este no cambia con relación a la cantidad de personas a las que sirve (al
menos en este pequeño sector). La calzada, perfectamente continua, si presenta
distintos anchos dependiendo del flujo y velocidades de los vehículos que se supo-
ne maneja.
El siguiente ejercicio de mapeo corresponde a todos los elementos producto de la
infraestructura de la ciudad que repercuten sobre la acera de una manera u otra:
alcantarillas, cajas, medidores, etc. en un plano titulado “obstáculos” (Fig. 123).
Estos se ubican en las aceras estorbando el paso y afectando su integridad, a la
vez que parecen acumularse en ciertos lugares álgidos. Por medio de esta imagen
se puede evidenciar la gravedad del problema, la distancia más larga medida
sin estorbos es de quince metros. Existe una altísima necesidad por integrar estos
servicios al diseño de la acera, para evitar que se conviertan en estorbos y que su
mantenimiento afecte la integridad de este espacio.
En cuanto a la presencia del verde en “árboles y áreas verdes” (Fig. 124), se puede
observar que el único espacio de carácter público (aunque actualmente se en-
cuentra cerrado) es el parque adyacente al río. De resto la naturaleza se muestra
únicamente en algunos jardines privados (que no han sido señalados en este pla-
no) y a través de la arborización; lo que sirve de testimonio de la situación general
de la ciudad.
Como último punto estudiado en el análisis de este sector, se presentan los espa-
cios entre públicos y privados en “tipos de propiedad” (Fig. 125), plano que respon-
1 7 5Una cal le para abr i r camino
de a la clasificación establecida anteriormente en el cuerpo teórico del trabajo
que especificaba cuatro tipologías de espacio: público, semipúblico, semiprivado
y privado. En el plano saltan fundamentalmente a la vista dos situaciones: En pri-
mer lugar se puede observar como los espacios aledaños a la autopista y al río
Guaire son los únicos que no tiene un propietario específico ni son espacio público;
dedicados a un colegio público, un pequeño parque y un restante espacio inters-
Fig.
123
. Pl
ano
de
“obs
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Cal
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Fig.
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Fig.
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Cal
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Fig.
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. Pl
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Fig.
122
. Pl
ano
de
“esp
acio
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de
la C
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Co-
daz
zi.
Espacio vehicular
Espacio peatonal
Obstáculos
Árboles y áreas verdes
Tipos de propiedad
0 41 7 6
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
ticial que está asociado a una estación de bomberos. Aunque estos usos deberían
contar con espacios jerárquicos dentro de la ciudad, han sido literal y lamenta-
blemente dejados al margen. En segundo lugar es llamativa la manera en que el
límite como línea abstracta se hace visible a través de la diferencia marcada entre
el espacio público y el privado. El cambio de una condición a otra se produce a
través de un corte absoluto que los separa a través de una diferencia claramente
definida, sin puntos intermedios ni gradientes en dicho contraste.
Luego de entendidas las circunstancias en las que se encuentra la Calle Codazzi,
se presentan las leyendas referidas al estudio del tema del límite (Fig. 126 y 127) y
una imagen general del planteamiento (Fig. 128), estos con la finalidad de poder
ubicarse e interpretar los mapas de cada uno de los sectores que se muestran
posteriormente (Fig. 129 - 132). Después se hace un nuevo acercamiento para ob-
servar en tres dimensiones cual sería la imagen que producirían dichos plantea-
mientos (Fig. 133 - 142), lo que finalizará con una comparación entre lo que existe
actualmente y lo que se busca lograr sobre los temas que se analizaron hasta
ahora: áreas verdes, espacios peatonales, etc. (Fig. 143 - 147).
Fig.
127
. Ley
end
a d
e la
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Fig.
126
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.
1 7 7Una cal le para abr i r camino
Fig.
128
. Pla
ntea
mie
nto
gene
ral.
Caso de estudio: Boceto del planteamiento: Intervención propuesta:
0 41 7 8
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
En la observación de la calle se ha hecho evidente una predominancia de los
elementos tipo barrera, acompañados de los interfaces necesarios para permitir el
tránsito a través del lindero. Los otros elementos son sencillamente excepcionales,
asociados a las esquinas y a la presencia del comercio. Las barreras son en su ma-
yoría rejas que separan el ámbito privado del público, conformando programas y
espacios distintos. Su característica permeable permite que no se conviertan en
una barrera sensorial, lo que si hacen los muros, los cuales se han designado como
elementos divisorios en los tres grados: espacial, programático y sensorial.
Entendiendo que los linderos construidos son uno de los principales obstáculos para
la relación entre el espacio público y privado, se han empleado las operaciones
antes establecidas para cambiar su condición. Se ha obviado la de enfatizar, ya
que los linderos son dominantes en el paisaje y la búsqueda por lograr mejores
relaciones a través de ellos hace necesario atenuar su presencia. Las operaciones
de quebrar, sobrepasar, opacar y deformar son las que se han combinado para
establecer múltiples niveles de relación, entendiendo que en la medida en que se
combinen estos medidos su efecto puede verse multiplicado.
Básicamente la intervención sobre la Calle Codazzi inicia por quebrar aquellos lin-
deros que estorban en la posible relación con la ciudad, específicamente donde
el comercio se hace presente y es posible crear continuidad asociada a las activi-
dades de planta baja. En muchos casos la acción de sobrepasar opera también
en este ámbito, en forma generalmente de superficies de pisos o techos que sur-
gen del edificio y ocupan parcialmente la acera.
Por otro lado existen muchos edificios residenciales de treinta años o más, e incluso
varias viviendas unifamiliares, cuya fachada a la calle a nivel de planta baja lo
constituye un espacio eminentemente residencial. Por lo tanto no se plantea sobre
ellos relaciones francas como en los casos anteriores, ya que no se busca hacer
desaparecer el límite sino que se plantean relaciones que sean beneficiosas para
ambos lados sin deteriorar la privacidad de las viviendas. En estas circunstancias
la operación más común es la deformación, para lograr alteraciones en el linde-
ro que permitan reconfigurar el espacio público sin perder la privacidad de las
viviendas que no fueron pensadas para asomarse directamente sobre la calle;
para lograrlo se acompaña esta acción con la incorporación de masas verdes y
cambios de nivel.
1 7 9Una cal le para abr i r camino
Como resultado de la aplicación de dichas operaciones se producen importan-
tes alteraciones de las condiciones del lindero y de los elementos presentes en
él, dichas resultantes pueden presentar ciertas recurrencias. Cuando se quiebra
y sobrepasa se producen dos resultados principales: si la acción de sobrepasar
se produce por intervenciones transversalmente continuas se generan umbrales;
mientras que si se produce de manera discontinua se generan fronteras principal-
mente. Es decir, si un pavimento de naturaleza privada se extiende de adentro
hacia afuera, produce un espacio de umbral; mientras que si un pavimento de
naturaleza privada aparece sobre el espacio público sin estar físicamente conec-
tado a la parcela, se constituye una frontera gracias la relación discontinua.
Por otro lado, bajo la acción de la deformación se pueden producir multiplicidad
de nuevos elementos, dependiendo esencialmente de la manera en que se lleve
a cabo dicha acción. Cuando se produce un mero desplazamiento de la barrera
esta se mantiene, aunque puede cambiar su carácter entre espacial, programá-
tica o sensorial. Cuando la deformación afecta también la altura de la barrera, se
puede alterar su carácter hasta transformarlo en frontera ya que permite cierto
tipo de relaciones visuales. En último caso, cuando la deformación se enfatiza en
ciertos puntos de la barrera, estos pueden transformarse en algún tipo de umbral,
generalmente sensorial.
Además de las operaciones ya explicadas, opacar se hace presente para atender
o producir situaciones particulares, o como la combinación de segmentos que-
brados y sobrepasados. Estas operaciones están asociadas a oportunidades reco-
nocidas en el estudio detallado del contexto, permitiendo que ciertos espacios o
actividades puedan brindar niveles más complejos de diálogo.
A través de la combinación de estas operaciones, los elementos que se pueden
producir no son del todo predecibles. Las posibilidades son muchas dependiendo
de la manera en que se utilicen. Pero en general según la presencia que tengan,
los elementos van desde la barrera como expresión más clara del límite, pasando
por la frontera y el interfaz, hasta llegar al umbral como situación en la que el límite
se hace menos evidente.
A continuación se muestran estas acciones a través de los planos referentes a los
cuatro sectores de la calle, para luego pasar a las perspectivas de ciertos puntos
particulares.
0 41 8 0
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
129
. Dia
gnós
tico,
ope
raci
ones
y p
ropu
esta
del
sect
or 1
.
1 8 1Una cal le para abr i r camino
Fig.
130
. Dia
gnós
tico,
ope
raci
ones
y p
ropu
esta
del
sect
or 2
.
0 41 8 2
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
131
. Dia
gnós
tico,
ope
raci
ones
y p
ropu
esta
del
sect
or 3
.
1 8 3Una cal le para abr i r camino
Fig.
132
. Dia
gnós
tico,
ope
raci
ones
y p
ropu
esta
del
sect
or 4
.
0 41 8 4
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
133
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
01
Actualmente:
Propuesta:
Sector 1 / caso 1
Restaurante
Se aprovecha la esquina hacia el Pa-
seo Los Ilustres para proponer una ac-
tividad comercial con terrazas como
fronteras programáticas, acompaña-
das por el techo que define el umbral
espacial. Acciones como estas se ha-
rán recurrentes siempre que una activi-
dad asociada al comer se presente en
la planta baja de las edificaciones, per-
mitiendo que esta se extiendan hasta el
espacio público y generando sombra
para el peatón.
Ubicación:
1 8 5Una cal le para abr i r camino
Fig.
134
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
02
Sector 1 / caso 2
Espacio de reunión
En la única parcela vacía dentro de la
propuesta se aprovecha para mostrar
lo que podría ser una planta baja más
relacionada con la ciudad que se con-
cibe desde el diseño de la edificación,
donde el área social se extiende ha-
cia afuera. Así se logra un espacio de
encuentro que puede funcionar tanto
para sus propietarios como también
podría alquilarse para eventos. Ade-
más del uso, las superficies de piso y los
murales apoyan las relaciones creando
un espacio que disuelve el lindero casi
por completo. Un umbral en todos los
sentidos.
Actualmente:
Propuesta:
Ubicación:
0 41 8 6
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
135
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
03
Actualmente:
Propuesta:
Sector 2 / caso 3
Galería comercial
En este caso se abre de nuevo a la ciu-
dad una planta baja completamente
comercial que se encontraba ahoga-
da por las rejas. La cual se apoya por
una nueva galería como umbral espa-
cial que además puede servir de terra-
za para los habitantes del primer nivel,
representando un importante espacio
de relación tanto arriba como abajo.
También se incluye el espacio para la
bicicleta y algunos puestos para vehí-
culos que no afectan la integridad de
la acera.
Ubicación:
1 8 7Una cal le para abr i r camino
Fig.
136
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
04
Sector 2 / caso 4
Espacio de descanso
Un pequeño parque de bolsillo como
podría configurarse en muchas otras
oportunidades, a manera de umbral
que relaciona transversalmente la
acera. Su presencia quiebra el lindero
y extiende el espacio público, permi-
tiendo que el verde y los pavimentos
sobrepasen el lindero hasta alcanzar el
vacío entre edificaciones. Acción que
además se ve acompañada por los
murales que continúan hasta los espa-
cios netamente privados a manera de
umbrales sensoriales.
Actualmente:
Propuesta:
Ubicación:
0 41 8 8
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
137
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
05
Actualmente:
Propuesta:
Sector 2 / caso 5
Plaza
La esquina más importante del área in-
tervenida es esta, donde el colegio se
hace prensente. Aquí se unen esfuerzos
para crear una plaza a través del pavi-
mento que sobrepasa incluso la calle,
opacándola y produciendo espacios
donde el peatón es protagonista. Por
otro lado se extiende el área de acce-
so a dicho colegio y se complementa
con un anfiteatro que sirve de ascenso
para alcanzar el puente para el pea-
tón y las bibicletas que conecta con el
parque en el lado sur de la autopista.
Ubicación:
1 8 9Una cal le para abr i r camino
Fig.
138
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
06
Sector 3 / caso 6
Corredor comercial
En este sector de la intervención se dan
dos de las oportunidades más intere-
santes, ambas a la derecha de la ima-
gen, donde se puede observar la terra-
za como campo de experimentación
para la escuela de cocina; además, las
flores que ya no se venden únicamente
dentro de la casa sino que se extienden
sobre la alfombra pública. Oportunida-
des como estas son precisamente las
particularidades asociadas al contexto
inmediato que pueden detonar intere-
santes relaciones entre el público y el
privado en un formato de frontera para
que dialoguen el adentro y el afuera.
Actualmente:
Propuesta:
Ubicación:
0 41 9 0
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
139
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
07
Actualmente:
Propuesta:
Sector 3 / caso 7
Anfiteátrica
Además de formalizar el espacio para
comer como extensión de la panadería
de la esquina, resalta en esta imagen
la gradería que crece bajo los árboles
y apunta precisamente al espacio en-
tre las edificaciones donde la tarima la
completa, permitiendo la presentación
de obras sobre el límite entre el espa-
cio público y el privado. Convirtiéndose
así en un eslabón clave en esta cuadra
que presenta una situación eventual a
la diferencia de aquellas que se repiten
a los largo del recorrido.
Ubicación:
1 9 1Una cal le para abr i r camino
Fig.
140
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
08
Sector 4 / caso 8
Mercado
De esta esquina en particular no solo
se aprovecha su carácter comercial
diario, sino que además se formaliza
un umbral a través del pavimento y las
terrazas que genera el lugar propicio
para el mercado que aquí se estable-
ce los fines se semana. Esta es una de
las operaciones que opaca el lindero
para brindar continuidades a la ciu-
dad y abre el espacio para situaciones
eventuales. Adicionalmente puede ob-
servarse como la techumbre del espa-
cio público se traduce en una posible
terraza para los habitantes del primer
piso.
Actualmente:
Propuesta:
Ubicación:
0 41 9 2
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Fig.
141
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
09
Actualmente:
Propuesta:
Sector 4 / caso 9
Espacio de juego
Se demuestra en esta acción en par-
ticular lo abrupto que pueden ser los
cambios en la apreciación de la ciu-
dad con tal solo cambiar la condición
amurallada de los linderos. También es
una buena oportunidad para obser-
var el verde actuando como agente
activo de infiltración de agua de lluvia
al terreno y así minimizar el porcenta-
je que llega a los drenajes; una razón
más para la intensa presencia de verde
acompañando la calle en la propuesta
en general.
Ubicación:
1 9 3Una cal le para abr i r camino
Fig.
142
. Per
spec
tiva
de
la p
ropu
esta
par
a la
Cal
le C
odaz
zi #
10
Sector 4 / caso 10
Panadería
Además de tener una mejor visión de
la integración de la infraestructura sub-
terránea al diseño del espacio público,
en esta imagen se pueden resumir tres
puntos importantes: el verde haciendo
una fuerte presencia para dar som-
bra y colaborar en el manejo de las
aguas; sobrepasar como operación
fundamental para extender el privado
hacia la ciudad; y los umbrales como
elementos base para la conformación
de un límite dinámico que relaciona las
actividades comerciales presentes en
la edificación con su desdoblamiento
sobre la acera.
Actualmente:
Propuesta:
Ubicación:
0 41 9 4
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
Luego de haber revisado el planteamiento para este caso de estudio, se procede
ahora a realizar una comparación entre la situación existente y la propuesta, a
través de los mismos ámbitos de análisis que se abordaron al principio.
El primer punto a contrastar tiene que ver con la relación de espacios para el
peatón y vehículo (Fig. 143 y 144). A través del plano se hace evidente el aumento
exponencial en el espacio dedicado al peatón, gracias a la inclusión del retiro
pero también a la reducción del ancho de la calzada la cual suele ser demasiado
holgada para las velocidades de la zona; además se han respetado y reubicado
los puestos que habían en los retiros previa intervención. En este nuevo y dilatado
espacio para el peatón se disponen no solo lugares para el desplazamiento, sino
también momentos en los cuales detenerse a formar parte de diversas actividades.
Desde el banco como punto central de intercambio bajo la sombra en el espacio
público, hasta plazoletas y espacios verdes que incorporan distintas actividades
dirigidas a población de diferentes edades. Se proponen también espacios de
galerías y terrazas asociadas al detonante comercial, como el café y la panadería
que se extienden sobre la acera, a la vez que las ventas al detal se aprovechan de
la sombra artificial para desacelerar el ritmo del peatón.
Espacio peatonalSituación existente:
Espacio peatonal 3.990 m2.
Espacio peatonalSituación propuesta:
Espacio peatonal 10.187 m2
Espacio peatonal que se propone agregar 6.197 m2
Fig.
143
. Pla
nos c
ompa
rativ
os d
el e
spac
io p
eato
nal.
1 9 5Una cal le para abr i r camino
En la distribución del espacio del peatón, la configuración del suelo juega un papel
central. El concreto señala espacios de tránsito que requieren de superficies dura-
deras, el ladrillo con sus tonos más cálidos refiere a lugares de permanencia y con-
gregación, la madera construye las terrazas más amables a ser activadas por el
comercio, y las áreas verdes se asocian con espacios de juegos o entrenamiento
a menos que sean destinadas a la contemplación o el manejo del agua de lluvia.
Por otro lado, la calzada también se ha clasificado a través de la forma de los es-
pacios y el cambio de material, dejando ver sectores dedicados al tránsito y otros
al estacionamiento. Además se ha incluido una franja específica para la bicicleta
(Fig. 145), como una medida sencilla de establecer un espacio para otro medio de
transporte. Saludable y no contaminante, este aprovecha las nuevas dimensiones
con que cuenta la acera para hacerse con una franja exclusiva que podría em-
pezar a tejerse a los largo de la ciudad, haciendo especial énfasis en las rutas que
llevan a otros medios de transporte y estaciones intermodales.
Con relación a los espacios verdes, la comparación muestra como se han extendi-
do a lo largo del sector intervenido (Fig. 146). Entendiendo que no todos son transi-
tables, el verde cumple con los tres papeles fundamentales que se han estudiado
Fig.
144
. Pla
nos c
ompa
rativ
os d
el e
spac
io v
ehic
ular
.
Espacio vehicularSituación existente:Vialidad 8.437 m2.
Espacio vehicularSituación propuesta:Vialidad 7.945 m2
Espacio vehicular que se propone eliminar 492 m2
0 41 9 6
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
en el texto dedicado al componente natural en la ciudad: construye espacios
tipo parque y áreas de juego; se utiliza activamente para mejorar la canalización
e infiltración de agua así como hacer descender las temperaturas en el espacio
público; y por último, cumple un papel contemplativo que anima el recorrido y
enriquece el paisaje urbano.
La última comparación entre el antes y el posible después es con relación a los
espacios públicos y privados (Fig. 147). En la situación existente la marcada di-
ferencia entre un valor y el otro se traza radicalmente a través del lindero. En la
propuesta tienden a multiplicar los espacios públicos y colectivos en sus múltiples
formas, los cuales se extienden principalmente en la toma del retiro y en el espacio
ganado a la calzada. Adicionalmente la hipótesis del solape se comienza a hacer
evidente. Los espacios intermedios se ven salpicados por diferentes gradientes de
propiedad, cambiando un límite que era absolutamente lineal a uno mucho más
tridimensional y complejo. El plano muestra como un simple contacto entre dos
realidades pasa a ser un engranaje que intenta trabar los intereses de las partes
involucradas. Fomentando el diálogo y la activación de este espacio intermedio.
La propuesta sobre la Calle Codazzi sirve como campo de experimentación para
los planteamientos revisados hasta ahora, además encierra las ideas e interrogan-
tes que rondan montones de cuadernos de notas y que tuvieron como escenario
otras tantas locaciones. Es cierto que muchos de los conceptos, gráficos e incluso
piezas de arte generados hasta ahora tienen en sí mismos connotaciones propo-
sitivas, pero es igualmente cierto que dentro de la disciplina arquitectónica los
resultados del presente capítulo son los que más se acercan a ver la aplicación
de las teorías planteadas. Asimismo, es necesario resaltar que esto no pretende ser
una “solución” para un pequeño sector; en realidad busca construir una muestra
de algunas posibilidades con las cuales abordar esta red de problemas que se ha
desencadenado en la ciudad.
A través de estas imágenes se ha podido observar como el lindero ha pasado de
estar al margen para convertirse en el eje central de la cruzada por la reconexión
de la ciudad. La construcción del vacío a través de la participación de todos los
frentes asociados a esta situación de intermedio mantiene la transparencia como
condición promotora del encuentro y la seguridad, mientras que las operaciones y
elementos que componen la reforma de los espacios mantienen estrecha relación
con las particularidades de cada sector. Se ha mantenido una constante prioriza-
1 9 7Una cal le para abr i r camino
ción del verde y de diferentes formatos de propiedad que establecen gradientes
en el contacto. En pocas palabras se impulsa la transformación de una entidad
divisoria en una compleja red de intereses solapados, que han generado una se-
rie de intervenciones que sirven de comprobación de los planteamientos teóricos
expuestos hasta ahora.
Fig.
146
. Pla
nos c
ompa
rativ
os d
e la
s áre
as v
erd
es.
Fig.
147
. Pla
nos c
ompa
rativ
os d
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g. 1
45.
Plan
o d
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iclo
vía
prop
uest
a” d
e la
Cal
le C
o-d
azzi.
Ciclovía propuesta
Árboles y áreas verdesSituación existente:58 árboles y 401 m2
Árboles y áreas verdesSituación propuesta:92 árboles y 2.804 m2
Tipos de propiedadSituación existente:
Tipos de propiedadSituación propuesta:
1 9 9Del borde hacia adentro
Del borde hacia adentro
La segunda experiencia de comprobación de este trabajo, se enmarca en las ex-
ploraciones para el Concurso de Oposición del 2011. Para exponerla se presenta
primero una pequeña introducción sobre sus alcances y los requerimientos, luego
los criterios establecidos para abordarla, y por último una selección del material
producido a raíz de sus reflexiones. La inclusión de esta vivencia busca mostrar
como las reflexiones sobre los linderos generadas en el tejido de extensión, se han
aplicado sobre el tejido de cascos para la consideración de ciertas edificaciones;
aprovechando fundamentalmente la oportunidad de su coincidencia temporal.
La forma del “Concurso de Oposición” es la metodología mediante la cual se
ingresa como profesor de escalafón en la Universidad Central de Venezuela, es
decir, una evaluación para iniciar la carrera como docente dentro de esta casa
de estudios. En la mayoría de los casos, consta de una prueba oral y una escrita
donde se expone un tema sorteado al azar de una lista prestablecida, pero parti-
cularmente para la cátedra de diseño de la Facultad de Arquitectura, existe una
tercera evaluación que consta de la presentación de un proyecto elaborado en
una jornada de ocho horas.
El objeto a diseñar, en aquella edición, era un edificio de orden cultural y educa-
tivo en el área fundacional de la ciudad de Caracas (Fig. 148), en pleno tejido de
casco. Se dispusieron cinco terrenos y cinco programas, entre los cuales se sorteó
el día de la prueba la combinación a ser desarrollada. Dicha particularidad hizo
plantearme la necesidad de especificar cuales serían los criterios de diseño a apli-
carse sin importar la combinación que pudiera surgir. Dichos criterios, transcritos
literalmente de los cuadernos de notas, muestran grandes semejanzas con los ex-
puestos al inicio de este capítulo y se presentan a continuación los más resaltantes:
1. Motivar la integración del edificio con la ciudad.
2. Fachadas permeables: física, programática y sensorial-
mente.
3. Enriquecimiento del paisaje urbano.
4. Explotación de los espacios intermedios.
Fig.
148
. M
uest
ra d
el t
ejid
o en
la
zona
de
inte
rven
ción
.
0 42 0 0
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
5. Inclusión del verde.
6. Diseño bioclimático consciente de las condiciones tropicales.
7. Reconocimiento y desarrollo de las posibilidades del contexto inmediato.
8. Valorar y potenciar el vacío.
Precisamente por las similitudes de estos criterios con los desarrollados en el pre-
sente trabajo es que se muestra un resumen de la información producida durante
la preparación para el concurso. Desarrolladas en paralelo, ambas experiencias
se inscriben en la misma línea de investigación. Asimismo este hecho se convierte
en una oportunidad para mostrar edificaciones resultantes de considerar enfática-
mente el diálogo con la ciudad.
Las primeras decisiones tuvieron que ver específicamente con el perímetro del edi-
ficio. La fachada sería completamente abierta en el nivel de planta baja para per-
mitir la relación franca desde afuera hacia los comercios y
la plaza interna; aprovechando el comercio como ese gran
detonante de los desplazamientos y ocupaciones. En decir,
se busca la creación de un umbral no solo espacial sino tam-
bién programático que atraiga a la ciudad hacia adentro
del edificio, aprovechando además la naturaleza peatonal
del lugar. Esta atracción se extiende a través de un sistema
de rampas de fácil acceso para evitar que los espacios de
índole pública se produzcan en la planta baja únicamente.
Estas interfaces permiten relacionar todos los lugares abier-
tos a los visitantes como talleres, aulas, anfiteatros; mientras
que un sistema paralelo y más íntimo sirve para desplazar al
personal por las áreas administrativas y de servicio (Fig. 149).
También sobre los niveles superiores de la fachada se toman
otras decisiones importantes asociadas al aprovechamien-
to de las bondades del clima tropical y a las reflexiones del
análisis del contexto en el primer capítulo del marco teórico.
Para lograrlo los niveles intermedios son permeables a la vista
y al paso de la brisa, a la vez que funcionan como parasoles
Fig.
149
. Crit
erio
s con
resp
ecto
al b
ord
e d
e la
inte
rven
ción
: 1- P
aso
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ja. 2
- Ex-
tens
ión
del
esp
acio
púb
lico
haci
a ad
entro
del
ed
ifici
o.
2 0 1Del borde hacia adentro
que combaten la radiación directa. Se mantienen en franco intercambio con la
ciudad, permitiendo observarla desde dentro a la vez que convierten al transeúnte
en espectador de las actividades culturales que suceden en los talleres. De esta
manera, aunque no existe un contacto físico, igualmente se trazan las relaciones
a través de los sentidos; aprovechando las condiciones sensoriales de relación a
través del límite (Fig. 150).
Se puede notar también la presencia de una terraza predominante, que enfatiza
el umbral espacial debajo de ella, a la vez que produce un importante espacio de
umbral sensorial cuando su ocupante se ve desplazado sobre la ciudad por en-
cima de los otros peatones. Esta terraza supera incluso el perímetro de la parcela
para engranar relaciones más interesantes con el afuera (Fig. 151).
La operación de sobrepasar, llevada a cabo por la terra-
za, se utiliza también en los pavimentos de planta baja (Fig.
152). El diseño del piso se propone igualmente para exten-
derse por encima de la línea de lindero y formar parte de los
bulevares aledaños. Asimismo se complementa la interven-
ción con la inclusión del verde que reverbera dentro y fuera
estableciendo una frontera sensorial. Logrando finalmente
opacar la línea que separa este lote de la ciudad al aprove-
char algunas de las operaciones y elementos más propicios
para el diálogo que se han definido hasta ahora.
Una vez desarrollado el perímetro de la propuesta, es nece-
sario prestar atención al centro protagonizado por el vacío y
la presencia del auditorio, donde muchas de las decisiones
tienen un precedente directo en las ideas de Gordon Cu-
llen sobre el “aquí y el allí” resaltando la siguiente línea: “[…]
como un mástil que sobresale detrás de unos edificios nos
sugiere, inmediatamente, la idea de mar” (Gordon, 1974,
pág. 183). Es de notar entonces que el vacío no es el úni-
co medio para lograr la relación, también la conexión vi-
sual con un elemento que pertenece a un espacio contiguo
puede anunciar la presencia del allá. El papel del mástil que
se nombra en la cita es representado por el auditorio pieza
que, girada y de color, anuncia incluso al más desprevenido
Fig.
150
. Fa
chad
a qu
e re
salta
su
perm
eabi
lidad
ta
nto
espa
cial
co
mo
sens
oria
l.
Fig.
151
. Per
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tiva
que
mue
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ruye
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la
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.
Fig.
152
. Mue
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de
las
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los
trata
mie
ntos
de
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ficie
d
e pa
vim
ento
.
0 42 0 2
P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
peatón la existencia de un algo más allá del
borde urbano. En términos sensoriales, este
volumen representa la conexión más direc-
ta de afuera hacia adentro. Por otro lado,
la decisión de crear un patio obedece a
dos razones fundamentales: primero ejerce
un papel importantísimo en la ventilación e
iluminación de los espacios, segundo cons-
truye en el espacio central una condición
de apertura que lo relaciona con la calle y
le brinda un carácter colectivo; contrario a
la intimidad que podría producir una cons-
trucción más cerrada o compartimentada.
Al contar con un perímetro tan permeable, el centro vacío delata la similitud entre
las condiciones del adentro y el afuera (Fig. 153).
Todas estas afirmaciones pueden entenderse no solo desde visuales externas sino
también a través del estudio de las secciones (Fig. 154). En ellas se puede apreciar
paralelamente el adentro y el afuera mantenidos constantemente en contacto
por medio del edificio que actúa literalmente como intermediario al establecer
distintos niveles de relación a través de sus niveles.
En una visión más general (Fig. 155) se puede observar como esta experiencia
sirve de laboratorio de experimentación para los criterios decantados durante la
investigación. Mostrando que las reflexiones surgidas a partir de un determinado
objeto pueden ser aplicadas en otros, siempre y cuando se interpreten de manera
conceptual y no meramente formal.
El límite se vuelve dinámico, vibrante; un
elemento jerárquico dentro de las explora-
ciones. Se aprovechan las operaciones y
elementos que cuentan con mayores capa-
cidades para permitir el intercambio, mien-
tras se toman en cuenta las condiciones es-
paciales, programáticas y sensoriales para
multiplicar los gradientes de diálogo. Deci-
siones que además tienen en cuenta otras
Fig.
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2 0 3Del borde hacia adentro
reflexiones importantes como el aprovechamiento del clima y la multiplicación de
los espacios públicos.
El límite se entiende entonces como el entre y no el final. Pasando a tener verda-
dera presencia dentro de la propuesta que le permite explotar todas sus capaci-
dades para relacionar dos ámbitos distintos. Brindar a la ciudad la vida que solo los
edificios le pueden dar al considerar el lindero como la orilla que presenta múltiples
posibilidades para la relación entre la tierra y el mar.
Fig.
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Abordando los gradientes de los público
El último espacio de comprobación a mostrar tiene que ver con proyectos de es-
pacios públicos en donde se implementaron los criterios desarrollados en esta in-
vestigación adaptándolos a las circunstancias específicas. Fundamentalmente, al
incorporar esta sección al trabajo, se desea mostrar como las reflexiones no solo
han colado en el ámbito profesional sino que se han visto materializadas, es decir,
que las ideas que aquí se han discutido pueden llegar y han llegado más allá de
la teoría para aplicarse en proyectos que comprenden toda la gama de particu-
laridades propias de la arquitectura, desde la composición hasta el presupuesto
para la obra.
La exposición de estas experiencias comienza por una introducción del ámbito
en el que se sucedieron, para luego pasar a abordar los dos casos donde resalta
especialmente el segundo que ya cuenta con una etapa ejecutada. Hacia el final
de este texto también se concentran algunas de las reflexiones resultantes de este
álgido capítulo de comprobaciones.
El programa “Espacio Sucre” se inicia en el 2008 con la intención de recuperar y
proponer espacios públicos en el Municipio Sucre de Caracas, implementando el
mismo esfuerzo en barrio que en zonas formalmente urbanizadas. El desarrollo de
estos de espacios tuvo la particularidad de contar con reuniones entre la alcaldía,
los representantes de la comunidad y el proyectista; donde se exponían las ideas
de proyecto y se confrontaban con los requerimientos de sus habitantes.
Con la oportunidad de formar parte de esta iniciativa como asesor y proyectista,
tuve la tarea de concebir el diseño para dos espacios: un bulevar en la urbaniza-
ción Palo Verde en la Av. Central que no se construyó; y el Parque Galipán en la
urbanización Lomas del Ávila en la Calle 15 que se construyó y actualmente cuen-
ta con una segunda etapa que espera a ser ejecutada.
El primer proyecto fue el de Palo Verde, que se ubica en una zona céntrica de la
urbanización y cuenta con bastante actividad de personas de todas las edades.
Está conformado por un piso indiferenciado de concreto, el talud rematado por un
muro bajo, la presencia de los árboles como cobertura natural y la avenida de tres
canales. De esta manera aunque cuenta con unos cuatrocientos metros cuadra-
dos, el espacio parece estar disociado de los alrededores (Fig. 156).
2 0 5Abordando los gradientes de lo públ ico
Al momento de abordar la propuesta las primeras ideas
plantean bajar el bulevar para nivelarlo con la acera pero,
tomando en cuenta lo cuantioso de una demolición tan ex-
tensa, se consideran otras ideas para mejorar las relaciones
de este espacio con su contexto. Es así como, en una se-
gunda mirada, se reconoce la proporción longitudinal de
las aceras, la calle y el bulevar, como una de las circunstan-
cias principales que obstaculiza las relaciones entre estos es-
pacios, es decir, están adosadas pero no interactúan como
se puede ver en la primera parte de la imagen arriba a la
izquierda (Fig. 157). Dicha observación conlleva a proponer
una intervención basada en ejes transversales que permitan
romper con esta condición y enlazar el bulevar al resto de la
trama. Lo que comienza siendo una propuesta para el bule-
var, termina por involucrar a la calle y las dos aceras.
Posteriormente, la idea de proponer un paso a nivel atra-
vesando la calle se deja de lado, debido a dificultades de
competencia entre la alcaldía y la gobernación sobre la
afectación de la calzada. Pero, teniendo en cuenta otros
ámbitos de la investigación, esta situación no evita la inclu-
sión en el proyecto de la acera que se encuentra del otro
lado de la calle para lograr que el bulevar repercuta más allá de su perímetro. De
esta forma se toman las superficies planteadas en el bulevar y se extienden hasta
la otra acera, conformando una frontera sensorial que permite al peatón recono-
cer que algo diferente sucede en ese tramo de la calle. Dichas superficies se repre-
sentan fundamentalmente por franjas de ladrillos, y otras combinadas de concreto
y arena. Las primeras representan los umbrales espaciales que cuentan además Fi
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P r o n u n c i a c i ó n e n l e n g u a j e a r q u i t e c t ó n i c o
con los interfaces de conexión, mientras que los sectores de
arena señalan espacios de permanencia y afectan inclusive
hasta el talud, disolviendo el muro de contención y dejando
que este metafóricamente se derrame sobre el espacio pú-
blico (Fig. 158).
Para completar la propuesta, estas nuevas franjas transver-
sales se solapan por medio de un degradado que evita que
se entiendan como elementos divisorios. Así el paso longitu-
dinal a través de ellas, sobre todo en el caso de las aceras,
no se ve obstaculizado sino enriquecido (Fig. 159).
Por último, es imporante notar que aunque se producen algunas divisiones nece-
sarias, en todo momento se favorece la transparencia en busca de la seguridad,
mientras que se respeta e intensifica el vacío y la presencia del verde; mantenien-
do como norte el objetivo fundamental de integrar este espacio con la ciudad.
El segundo proyecto fue el Parque Galipán, cuya primera etapa contaba con una
extensión de casi cuatro mil metros cuadrados y se encontraba azarosa y densa-
mente ocupada por árboles (Fig. 160). Para la elaboración de este proyecto una
de las discusiones más intensas con la comunidad tenía que ver con la construc-
ción o no de una reja en torno al parque. Los habitantes del lugar consideraban
que el espacio debía resguardarse ya que resultaría poco seguro, así que se les
propuso tres meses de prueba sin reja, al confrontar la inseguridad con transparen-
cia y buena iluminación, pero sobre todo con la ocupación por parte de la comu-
nidad de dicho espacio; ya que solo con su presencia podrían evitarse situaciones
Fig.
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2 0 7Abordando los gradientes de lo públ ico
lamentables. La comunidad aceptó, el parque no tiene reja, no ha sido vandaliza-
do y se mantiene como un espacio completamente público.
Sus dimensiones se convirtieron en un obstáculo presupuestario, por lo que uno de
los objetivos principales de la propuesta era el de desarrollar una estrategia para
construir diferentes ámbitos en el parque sin poder dotarlos de muchos elementos
construidos. Era evidente que esta situación había también sido un problema en
el intento anterior de adecuar el parque, ya que se había hecho énfasis en el es-
pacio central dejando un perímetro verde de carácter intersticial en una situación
semejante a las de los retiros de las edificaciones.
La estrategia general para la intervención consiste en una red de líneas rectas que
se trazaron a lo largo del parque, sorteando los árboles para evitar su remoción.
Sobre dicha red resalta un circuito cerrado de caminería que recorre todo el es-
pacio para garantizar que esta sola actividad mantenga toda la superficie activa,
cuidando de que esta línea no coincida con el perímetro del parque para evitar
enfatizar su límite. Además el contacto de este circuito con la calle es la interfaz
principal del parque, la rampa, que invita a gran parte de la población a entrar al
parque por el final de la calle ciega, evitando que las áreas más alejadas resulten
desocupadas. Otro gesto importante de esta caminería tiene que ver con su se-
Fig.
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paración de la acera, donde se genera un espacio de plaza
(identificable por la superficie de ladrillo), que funge como
espacio intermedio entre el parque y la calle. Dejando a la
población infantil más resguardada a través de este umbral
espacial y sensorial que sirve de punto de reunión para la
comunidad (Fig. 161).
En el resto de los sectores se ubican diferentes superficies que
tienen que ver con los usos que se proponen. El pavimento
blando como arena o canto rodado designa las áreas de
juego permanente que en lugar de concentrarse, se distribu-
yen a lo largo del parque. Mientras que las superficies vege-
tales son áreas de paso, juego esporádico o contemplación
según sea el caso. Las áreas de contemplación se dan prin-
cipalmente en los bordes norte y sur del parque, ya que con
la vegetación alta y evitando el paso, se refuerza la barrera
contra el muro de estacionamiento de dos edificios (borde
sur) y hacia un terrero gubernamental completamente ocio-
so (borde norte). Como también se ha comentado, no se
trata de disolver indiscriminadamente los límites sino de bus-
car las relaciones que contribuyan al enriquecimiento.
Por otro lado, es importante resaltar el espacio para la pi-
ñata como el otro punto jerárquico, y que se reconoce por
tener también superficie de ladrillo. Este se desarrolla en la
parte más interna del parque y sobrepasa la línea creada
por la caminería, para que la plaza haga eco hacia el es-
pacio interno y no se recree una barrera sensorial. Es decir,
se sobrepasa la línea creada por la caminería construyendo
entre estos dos espacios un triángulo virtual que se traduce
en una frontera sensorial (Fig. 162).
La propuesta se cierra con dos piezas importantes: el mural
en el borde sur y el monolito de identificación del parque
(Fig. 163). El mural titulado “La reverberación de lo oculto”
pone en evidencia las trazas del suelo (generadoras de la
propuesta) que se continúan en forma líneas negras. Meta-
Fig.
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2 0 9Abordando los gradientes de lo públ ico
fóricamente estas caen sobre el paisaje verde, produciendo
ondas que lo distorsionan como si se tratara de una superfi-
cie acuosa. Su trama, visible desde todo el parque, señala al
ocupante la continuidad de los diferentes espacios, aunque
sus pavimentos señalen actividades distintas. El monolito, por
su parte, también lleva a la vertical la existencia de las líneas
del piso, pero esta vez en forma de vacío, construyendo el
negativo con la presencia de las dos piezas de concreto.
Estos elementos verticales juegan un papel importantísimo
en la construcción del vacío del espacio público, ya que
son las únicas piezas que se diferencian del plano horizontal
y acentúan la ausencia de volúmenes.
En las fotografías de la obra ejecutada se puede observar
un cambio importante en las superficies del suelo con res-
pecto al proyecto. El pavimento originalmente de adoqui-
nes de ladrillo fue cambiado por otros de concreto, debido
a problemas de presupuesto, debilitando la idea de la rela-
ción entre la plaza y el área de la piñata. Pero por otro lado,
el color gris parece funcionar mejor como punto intermedio
entre el color de la calzada, la acera y aquellos presentes en
el parque. De igual forma los tonos de la vegetación toman
mayor importancia, acentuando sus formas (Fig. 164).
En pocas palabras, la propuesta para el Parque Galipán busca siempre activar un
espacio que se encontraba en condiciones de abandono, por medio de la gene-
ración de dinámicas interesantes entre sus distintos ámbitos y la ciudad, producto
de las reflexiones alcanzadas en la presente investigación. Se ha mantenido una
completa transparencia entre sus espacios evitando inclusive vegetación alta en
sus áreas centrales, también se ha hecho especial uso de los umbrales y fronteras
para establecer relaciones espaciales, programáticas y sensoriales entre sus par-
tes, y entre el parque y la ciudad. Salvando las dificultades propias de la ejecución
arquitectónica se han podido plasmar varios de los criterios aquí desarrollados.
Posteriormente a la ejecución del parque, se presentó la tarea de proponer so-
bre el espacio que se encuentra del otro lado de la calle, igualmente extenso
pero casi todo expuesto al sol, presenta árboles únicamente en el perímetro (Fig.
Fig.
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165). Esta condición permitió abrir la posibilidad una gran área deportiva gramada
que se convertiría en el punto central del espacio, como imán programático para
atraer a los habitantes a dicho espacio. Esta actividad se acompañó a su vez con
acciones complementarias como el parque de perros y un área de reunión techa-
da, los cuales no se habían podido incluir en Galipán I.
Las principales decisiones de diseño se aproximan a las tomadas en el bulevar
de Palo Verde con respecto a la superación de la calle en la búsqueda por la
configuración de nuevos espacios y la integración del tejido urbano. Tanto el tra-
zado irregular, como la plaza y la rampa de acceso se ven complementados en
la segunda etapa de la propuesta, permitiendo atar lazos entre estos dos espacios
para fortalecer su entendimiento como un único parque (Fig. 166).
Fig.
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2 1 1Abordando los gradientes de lo públ ico
La plaza y el espacio de la rampa ahora se relacionan compositiva y material-
mente con sus reflejos al frente, construyendo fronteras espaciales y sensoriales
atadas sobre la calle. Igualmente las superficies de pavimento blando se hacen
nuevamente presentes en la segunda etapa para señalar las actividades de per-
manencia (Fig. 167).
Fig.
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La propuesta para esta segunda etapa se completa con acciones igualmente
ligadas a la compresión de los límites. En primer lugar se encuentra la cancha que
requiere de un cerco perimetral por lógicas del deporte, convirtiéndose en una
caja cerrada en medio del espacio vacío. Esta situación siempre representó una
incomodidad para el proyecto, ya que al intentar hacer fluir las relaciones espa-
ciales entre los distintos ámbitos, el volumen de malla metálica representaba un
inconveniente. Es así como se tomó la decisión de dejar al descubierto el lado de
la cancha que da frente a la calle y mitigar las posibles escapadas de los balones
con una pieza de gradería con carácter de escultura. La cual transforma lo que
podría haber sido una barrera, en una frontera, que cambia a lo largo de su reco-
rrido y remata en un hito vertical que entra en diálogo con el mural, el monolito y
la chimenea del espacio techado. La segunda acción fue la de crear, en el único
punto techado del parque, una pérgola que se extiende sobre la pendiente a
manera de mirador, para abrirse hacia el oeste de la ciudad, como el espacio de
umbral que desea ser arrojado al atardecer (Fig. 168).
La adición de una segunda etapa del parque, aunque no ha sido ejecutada aún,
permitió especular sobre llevar las reflexiones del límite un paso más allá. Se reco-
noce la calle como una posible barrera, derivando en una serie de propuestas de
relaciones tangibles e intangibles a través de ella. Dando como resultado dos sec-
tores de una propuesta que presentan importantes diálogos entre ellos y sus partes.
Los elementos y operaciones decantados en el trabajo se han aplicado en los
linderos entre los parques y la calle, ya que aunque los dos son espacios públicos,
estos igualmente suelen verse separados en muchos casos de la urbe caraqueña.
Del mismo modo la búsqueda por la intervención de sus áreas limítrofes ha busca-
do que los parques y la calle se integren activando los flujos y actividades que se
dan lugar en cada espacio.
Fig.
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2 1 3Abordando los gradientes de lo públ ico
En términos más generales, se ha evidenciado a lo largo de la revisión de estos
tres grupos de propuestas, que las herramientas definidas como elementos y ope-
raciones sobre el límite pueden ser aplicadas en el lindero y en otras condiciones
limítrofes como en la calzada o la división entre diferentes espacios. Asimismo el
entendimiento del límite como un espacio intermedio en lugar del final, ha permi-
tido reordenar la configuración de los espacios entre el edificio y la ciudad para
pensar en zonas de intercambio en donde se den lugar actividades asociadas a
ámbito privado y público.
En cuanto al espacio de retiro, las comprobaciones atestiguan que su incorpora-
ción de tendencia pública a la ciudad podría permitir la generación de nuevos
espacios equipados para la recreación y el encuentro. Dicho margen también po-
dría colaborar al ordenamiento de la acera como espacio peatonal, generando
una zona que propicie el desplazamiento a pie que a su vez pueda activar los usos
que se dan en las adyacencias de la calle.
Por otro lado estas breves experiencias han permitido mostrar la factibilidad de
proyectos que tengan en cuenta interacciones dinámicas con la ciudad en nues-
tro contexto actual. En realidad, las intervenciones que comprendan a la ciudad
como una red de relaciones y busquen el intercambio, pueden ser capaces de
obtener lo mejor de ella y darle lo mejor de sí en mutuo beneficio.
Finalmente, es posible afirmar que tener en cuenta los criterios antes planteados
podría servir como primer paso para afrontar esta problemática compleja sobre el
lindero, orientando las intervenciones a transgredir el límite en función de potenciar
las relaciones entre el espacio público y privado.
2 1 5
Reflexiones finales
El título de reflexiones tiene exactamente las dos connotaciones que por significa-
do se le atribuyen. Como último capítulo de una investigación tiene que ver con la
acción de considerar algo nuevamente, es decir, detenerse un momento para re-
visar lo construido en lugar de formular algo nuevo. En segundo término la reflexión
también se da sobre el espejo, reflejarse sobre algo y hacerse testigo de sí mismo.
Cuando nos miramos sobre el espejo no vemos lo que somos sino lo que fuimos.
Luego de vernos ya todo cambió, somos distintos a cuando apenas dirigíamos la
mirada hacia el reflejo. Cambiamos en el momento en que nos hacemos cons-
cientes de nuestra situación actual. Las ideas que aquí se plasman no son más que
un observar el espejo para convertir al autor en testigo. No se alcanzan finales,
sino que se filtran las ideas y se generan interrogantes como consecuencia de los
caminos transitados.
Repasar lo alcanzado y recordar los tropiezos, pone inmediatamente en evidencia
el valor de observar, como base para despertar los cuestionamientos que aquí
se presentan. En donde la labor del paseante atento a su entorno, identifica y
construye a través de su disciplina, un problema que gira en torno al lindero y que
embiste contra la misma sociedad que lo construye; aísla a las edificaciones y des-
precia a la ciudad.
A partir de aquí es necesario resaltar la condición hermenéutica como principal
puente para alcanzar los objetivos logrados. Por medio de este proceso interpreta-
tivo se ha llevado a cabo el acercamiento a cada uno de los puntos estudiados en
estructura que se personaliza específicamente para el presente trabajo, pero que
pueda desarrollarse para ser aplicada más adelante. La construcción de esta me-
todología se ha basado en procesos familiares al arquitecto, de ahí que se apela
a etapas como análisis, relación, síntesis y propuesta; las cuales se han constituido
en una estrategia cíclica que ha permitido reconocer una similitud importantísima
entre la investigación y el proyecto: ninguno tiene un verdadero fin. El proyecto
parece terminar cuando se agotan los plazos, pero durante la obra e inclusive
después de su inauguración los cambios serán necesarios, lo que requerirá retomar
el proceso proyectual. Por otro lado, la investigación parece encontrarse en cons-
tante avance y mutación, logrando diversos productos que de ninguna manera
detienen su eterno desarrollo.
0 42 1 6
R e f l e x i o n e s f i n a l e s
Otra situación importante de resaltar, luego de revisados los procesos metodoló-
gicos, es que nada termina exactamente como se planea. Para no generalizar,
ha sido evidente durante la línea de tiempo en la que ha trascurrido este trabajo,
que importantes cambios surgen en la medida en que se avanza desde los plan-
teamientos iniciales y los métodos seleccionados. Mientras nueva información es
incorporada, debe ajustarse el curso como cuando se conduce un velero en mal
tiempo, con nociones claras de hacia donde se quiere ir, pero con una ruta bas-
tante incierta.
El mayor ejemplo de esta afirmación la representa precisamente el eje central del
trabajo, el lindero. Aunque se consideró inicialmente como objeto único de estu-
dio, el desarrollo del método cíclico permitió alcanzar las primeros planteamientos
e intervenciones que no tardaron en mostrar más denso el problema; lo que trajo
consigo la inclusión de varios temas importantes uno a uno. El retiro se incorporó
en primer lugar, luego de comprender que la problemática en torno al límite su-
peraba la condición bidimensional para configurarse como un espacio intermedio
entre lo público y lo privado. Después se mostró también necesaria la revisión de
la cara externa del lindero, la calle; como representante de ese ámbito público y
componente necesario para equilibrar la balanza. Creando por último el requeri-
miento de establecer un marco contextual que introdujera las particularidades de
la ciudad como escenario de las divisiones que se dan lugar en ella.
Posterior a la consolidación de los elementos que tienen presencia en el contac-
to entre el espacio público y el privado, es que se re-compone la estructura de
presentación que finalmente tiene este documento. El cual, como todos, posee
la debilidad de leerse de forma lineal, con lo cual ha sido necesario reforzar las
relaciones transversales que existen entre sus diversos momentos y componentes.
Lo más importante con respecto al papel de la estructura metodológica, es com-
prender que el reconocimiento de los métodos involucrados dentro del hacer aca-
démico y profesional solo pueden ser útiles para alcanzar los objetivos planteados,
y en ningún caso deben considerarse como una práctica negativa ni restrictiva de
la creatividad. No pueden entenderse como una camisa de fuerza, es decir, di-
bujar una determinada estructura de procesos no quiere decir que deba seguirse
ciegamente, porque como toda mirada al futuro, de seguro requerirá adaptarse
cuando la alcance el presente. Además, luego de que esos pasos andados se
conviertan en pasado, dejarán muchas enseñanzas y sobre todo pistas para los
2 1 7
nuevos caminos por recorrer.
En mi caso en particular, el proceso de construir la metodología ha sido práctica-
mente una investigación en sí mismo, con sus propias conclusiones representadas
a manera de gráficos que solo se hicieron evidentes solo después de terminados.
Todos estos procesos sirvieron para acercarse a un problema pero también a una
ciudad, Caracas. Lo que ha significado sin duda una ventaja, ya que es precisa-
mente en esas márgenes gaseosas entre la arquitectura y el diseño urbano es don-
de se pueden escenificar las intervenciones pertinentes. Es necesario comprender
la importancia de evitar que los edificios crezcan obviando al contexto en que
nacieron o que los planes generales no tengan en consideración la importancia
de la pieza dentro del rompecabezas; con particular énfasis en los espacios limí-
trofes que son del interés y responsabilidad de todos los que se encuentran en sus
adyacencias.
Precisamente la actuación sobre el espacio público y la ciudad no tiene porque
venir únicamente del plan maestro. Dentro del acertijo urbano, cada una de las
piezas involucradas tiene el mismo peso sobre la imagen final. Cada nuevo objeto
arquitectónico planteado dentro de la ciudad produce consecuencias, una rever-
beración semejante a las ondas sobre el agua al perturbarse su superficie; nuevas
dinámicas, flujos, nuevas memorias son creadas a partir de cada gesto. Donde
precisamente los límites han cobrado especial valor al entenderse como perturba-
dores por excelencia de la imagen de la ciudad.
El acercamiento intensivo al contexto se debe a que sencillamente la tabula rasa
se ha convertido en un sueño a la misma velocidad que la anti-ciudad se constru-
ye en los suburbios de Caracas, pero no solo dentro del valle, sino afuera donde la
Gran Caracas comenzó a existir antes de llevar dicho nombre. Se debe reconocer
entonces que la aprehensión del contexto es una obligación de los arquitectos
contemporáneos, quienes vamos siempre a operar sobre la preexistencia. Es nece-
sario digerir quienes somos, la verdad nos hará libres de malas decisiones.
Así, quien ha visto a través del lente del autor, ha sido testigo de una ciudad a
retazos, que se corta y descose en pequeños fragmentos como efecto de la inse-
guridad y la falta de ideas. Atender a las debilidades y potencialidades que esta
ciudad posee, es la única forma en que se podrá allanar el camino hacia el reco-
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nocimiento del problema y las posibilidades de afrontarlo. Comenzar a pensar en
lo que podemos ser, porque de seguro tenemos más en el futuro de lo que existe
en el pasado.
Por otro lado, a todas las intervenciones les hacen falta menos líneas rectas y más
curvas, curvas de tallos y hojas, curvas de naturaleza que permitan asociarnos en
simbiosis con ella. Arquitecturas tropicales, cuyo adjetivo no hable de la localidad
en la que se encuentran sino de las bondades que de dicho contexto aprove-
chan. Posibilidad planteada para la Calle Codazzi donde la comparación antes
y después permite evidenciar que casi se duplican el número original de árboles,
mientras que las áreas verdes se han hecho participes de todo el recorrido en for-
matos contemplativos y habitables. Como un iglú que se hace con hielo, la arqui-
tectura venezolana ha de hacerse con árboles y brisas.
Un iglú de brisas capaz de alojar a una sociedad caracterizada por la mezcla
y la hibridación. La cual se entrelaza naturalmente y requiere de la arquitectura
como escenario de su novela. Donde la concepción de cada intervención debe
preocuparse por la construcción de un paisaje urbano favorable que permita re-
vertir el ciclo de deterioro para impulsar la intensiva ocupación de los espacios.
Planteamiento que se trata firmemente en el Parque Galipán, el cual pasó de ser
un espacio abandonado a un parque público donde las fiestas infantiles y los no-
viazgos de juventud son la excusa para relacionarse. Lugar sobre el cual se puede
decir con orgullo que a un año de su inauguración, sin rejas que lo aíslen, no ha
sido víctima del primer acto de vandalismo. Lo que se podría considerar como
una pequeña prueba de que los espacios tratados con esmero promueven una
conducta positiva.
Intervenciones de escala controlada pueden orientarnos hacia alteraciones pro-
fundas de la imagen de la ciudad. Claro que se siente lejano pensar en modificar
uno a uno cada edificio que compone dicho paisaje; es sin duda más factible re-
formular el espacio urbano que se encuentra entre ellos para motivar un cambio,
y convertirnos luego en testigos del progreso.
Es una invitación a la convivencia a través de una trama de espacios públicos de
primera calidad, que atienda a cada puntada como si de un bordado se tratase.
Esta ciudad cuyas esquinas son todas distintas y esconde en sus diferencias los prin-
cipales atractivos, no puede esperar ser intervenida con planes estándares, sino
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que debe concebir espacios a través de criterios generales que a su vez dejen la
puerta abierta para la exaltación de sus particularidades.
De igual forma es también cierto que aunque se formalicen las calles como espa-
cios públicos equipados, no se logra solventar las carencias; ya que siguen siendo
igualmente necesarias otras escalas de ocupación. Espacios públicos que hablen
de la vida metropolitana que no se pueden resolver en segmentos lineales, ya
que se requiere espacios para la congregación. La afectación de los retiros lo que
hace es entenderlos como un reservorio de espacio para la ciudad, con la posi-
bilidad de materializar lugares de reunión local al alcance inmediato de la gran
mayoría de los ciudadanos; estos podrían funcionar igualmente como la tejedura
que permita enlazar los puntos inconexos.
Observar a Caracas es precisamente hacerse testigos de una constelación de pun-
tos inconexos, donde las líneas se cortan, sobre todo la peatonal. De esta manera
la intervención sobre los límites del Tejido de Extensión, dilatado a través del valle,
abre la posibilidad para configurar los enlaces entre espacios aislados. Porque es
cierto que intervenciones como la de la Calle Codazzi podrían establecer francas
conexiones peatonales entre el colegio, el comercio local y otros puntos de interés
de esa comunidad, pero es igualmente necesario pensar en una afectación masi-
va que permita relacionar a través de la ciudad parques, centros religiosos, plazas,
etc.; lo que podría tener efectos verdaderamente contundentes en la forma de
vida de sus habitantes. Serían estos espacios el escenario para un digno recorrer
del peatón en su reconquista.
La conexión de los espacios públicos diseminados por la ciudad busca multiplicar
su alcance a través de intervenciones que haga al recorrido lo suficientemente
nutrido como para dejar de sentirse como un esfuerzo por llegar a, y entenderse
como un momento tan enriquecedor como el propio estar. De esta manera tiem-
po y distancia cobrarían sentido al convertirse en parte positiva de la experiencia.
Razón fundamental por la cual, empezando por la acera, los desplazamientos de-
ben ser pensados como algo más que eso.
Enfatizando la reflexión, es igualmente necesario resaltar que los espacios de retiro
no son intersticiales per sé y que dicha condición se hace presente con la con-
jugación de ciertas características: el amurallamiento del lindero, la ocupación
anárquica por parte del vehículo, la construcción no controlada, el poco interés
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por las áreas verdes, el desorden en la instalación de las maquinarias, entre otras.
Notándose cada vez mayor el número de espacios que abrazan esta condición
que los mantiene en un estado indeterminado de usos o posibilidades, afectando
inclusive a los espacios de retiro laterales y de fondo. Los cuales, por los alcances
planteados, no han sido tratados directamente en este trabajo y pasan a formar
parte de la lista de pendientes.
Dentro de esos puntos que no se han alcanzado a cubrir, se pueden observar
importantes ramas que comienzan a crecer pero que no forman parte del tronco
central de este segmento de la investigación: las fuertes divisiones producto de los
ríos y autopistas, la revisión crítica de las ordenanzas y la profundización en otros
tejidos urbanos; son una muestra de que son tantos los temas tratados como los
que están aún por tratarse.
En cuanto a las propuestas, se evidencia que estas buscan hacer frente a esa
condición fragmentaria que ha adquirido el retiro, a través de un planteamiento
de espacio fluido que recuerda a las teorías del Movimiento Moderno. Pero incor-
porando además esa condición dinámica que suele verse en los centros de las
ciudades donde la espontaneidad ha pintado distinto cada rincón. Es decir, las
propuestas se han constituido en una amalgama entre dos posiciones distintas con
la intención de extraer virtudes de cada una.
Los esfuerzos se dirigen a debilitar la división existente, hacer desaparecer el límite
podría considerarse en este caso, un logro. Sin embargo se espera que el principal
aporte de este trabajo sea el de hacer consciente la marcada separación que
existe actualmente. La cual ha derivado en consecuencias como: el debilitamien-
to en la relación entre el espacio público y privado, la condición intersticial de los
retiros, la devaluación de los comercios asociados a las plantas bajas, el estado de
soledad y abandono de los espacios públicos, deterioro del paisaje urbano, de-
trimento de los espacios del peatón, entre otras. A lo que adicionalmente se han
propuesto algunas pistas que podrían ayudar a confrontar esta situación: debilitar
el llamado carácter impermeable del lindero, fomentar actividades asociadas al
comercio que relacionen ambos lados, incorporar intensivamente el verde, mejo-
rar los espacios del peatón, incluir espacio públicos equipados de pequeña esca-
la, considerar las particularidades de cada sector, etc.
La división afecta intensamente a la ciudad en múltiples escalas, donde los linderos
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parecen representar pequeñas cortaduras superficiales agrupadas en cientos de
heridas semejantes que le han cambiado la cara a la ciudad. Una extrapolación
del limes griego donde se pierde el interés por lo que está más allá. Una visión ar-
caica que lo considera como la excusa perfecta para materializar la separación,
cuando su lugar podría entenderse como el paso obligatorio para lograr cualquier
intercambio, donde los involucrados se envuelvan en una acción de enriqueci-
miento mutuo.
El límite físico, representado por muros y cercas, ha tenido una gran variedad de
connotaciones a lo largo de la historia. Por un lado, ciertas nociones de intimidad y
resguardo, de sentirse cobijado a través de la separación de aquello que normal-
mente resulta ajeno. Por otro lado el muro ha tomado importantes valores negati-
vos, en algunos casos, asociados a ideas de recesión. Desde los amurallamientos
de las ciudades medievales hasta el muro de Berlín, estos han sido un sinónimo de
privación, de restricciones de libertad. En el intento por alejar a las personas de
determinados deseos, la aparición del primer límite se acompañó por el primer
intento de traspasarlo.
De esta manera las concepciones más recientes han ido evolucionando, particu-
larmente en la arquitectura contemporánea, donde han alcanzado connotacio-
nes de conexión, de solape. El límite ha pasado de ser el final de uno y el comien-
zo de otro, para entenderse como el intermedio; lo que trae consigo un cambio
importantísimo en su concepción. A través de esta alteración se revaloriza inme-
diatamente no solo el límite sino también lo que sucede detrás de él. Nos hace
conscientes del otro lado, de aquel que ocupa un espacio distinto, es el reconoci-
miento de la otredad, sin la cual no pueden existir relaciones. Por consecuencia el
rasgo más importante es el de encuentro entre los dos, el que pertenece a ambos.
Para la comprensión de estas afirmaciones es cierto que ha sido fundamental la re-
visión semántica de los conceptos referentes a cada uno de los temas, en especial
el límite, pero también han cobrado un inmenso valor las exploraciones plásticas
desarrolladas a raíz de esta investigación. Las cuales han brindado la oportunidad
de enfocarse en los contenidos de cada idea por medio de la abstracción. Hacer
un esfuerzo por expresarse a través de imágenes nuevas es reconocer que las figu-
ras del día a día pueden estar tan cargadas o gastadas de significado que no nos
permiten ver más allá. Cuando se recomponen en manchas, colores, densidades
y texturas, la reflexión gráfica cobra nueva vida y complementa las interrogantes
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que las vieron nacer.
Por medio de este ejercicio ha llegado a considerarse al límite como punto de
articulación, objeto moldeable que permite hacer encajar piezas distintas. Es el
elemento que dialoga entre los espacios involucrados, adquiriendo en sí mismo la
connotación de espacio, convirtiéndose en objeto de reflexión y abriendo espacio
para las propuestas. Es vibrante, se agita ante el roce de las acciones que se suce-
den en los cuerpos en torno a él, lo que lo mantiene en constante transformación.
Al fin y al cabo, una orilla.
Con estas consideraciones en mente, los arquitectos contemporáneos tienen la
responsabilidad de pensar y proponer sobre esos límites, los cuales se han converti-
do en interrogantes constantes los últimos años. Fomentar su capacidad de comu-
nicación a través de la creación de tamices, brumas y penumbras que dinamicen
la relación entre espacios distintos.
Como primeros pasos para llevar estas ideas al mundo físico, se han podido ob-
servar dos esfuerzos importantes, uno en el ámbito académico y uno en el campo
profesional. Los cuales han permitido estrechar relaciones transversales entre dis-
tintos campos del ejercicio del arquitecto, alimentando la investigación con cada
una de esas experiencias.
Como primer punto está la confrontación de una línea de investigación en un con-
curso de oposición, lo que busca no solo incentivar las opiniones de otros sino que
también tiene la intención de transmitir ciertas inquietudes. Asimismo, y apoyado
en mi labor como docente, la mejor oportunidad que brinda el ámbito académi-
co para cualquier investigación es poder debatir con los estudiantes. Ellos siempre
brindan una mirada fresca, que permitirá además contribuir en la formación de
profesionales conscientes del problema y con posturas claras al respecto.
Paralelamente, y como segundo punto, la presencia de los proyectos arquitectó-
nicos brinda la oportunidad de ver como los planteamientos desarrollados pueden
tener cabida en este espacio a veces alejado de la academia. Además permite
mostrar que las reflexiones se han enriquecido desde varios ámbitos y esperan ex-
presarse en todos ellos, especialmente en los escenarios más duros del ejercicio
profesional.
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Para concluir solo me queda decir que el límite entre el espacio público y el espa-
cio privado requiere sin duda de una intervención. El retiro debe derramarse hacia
la ciudad y la calle inflarse de vida, todo a través de un lindero permeable. Los
muros y las rejas de obsolescencia habrán de morir, desangrados por una insegu-
ridad extrema o demolidos por una sociedad que comenzó a creer... la pregunta
es ¿estaremos listos?
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Notas
Las citas que se consultaron en inglés fueron traducidas por el autor. Es así que se
transcriben a continuación las notas originales previa traducción:
1. Pág. 055: “The interests of the community are not synonymous with the interests of deve-lopers and corporations” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 335).
2. Pág. 055: “[…] a private street is one for witch public authorities assume no responsibility. This is because the open spaces servers only the property owners directly involved” (Kostoff, The city assembled, 1999, pág. 192).
3. Pág. 058: “As late as 1952 a popular magazine could rhapsodize: “The front porch is an American institution high civic and moral value. It is a sign that the people who sit on it are ready and willing to share the community life on their block with their neighbors.”” (Kostoff, The city as-sembled, 1999, p. 218).
4. Pág. 089 “Heijo-kyo, now Nara (Japan), laid out on the Chinese model in the 8th century: […] There were nine “zones” running east-west; each of these was divided into eight “quarters” by street running north-south; each of those quarters was in turn subdivided into sixteen blocks; and each of those was divided into sub-units” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 104).
5. Pág. 090: “Since it was not realistic to revive the old rituals of sea trade, the only option was to find some new purpose for the waterfront” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 45).
6. Pág. 126: “the front to the street should still present something that intimates a relation to the society in which you live; a dead wall of twenty or thirty feet (6-9 m) high, run up in the face of your neighbors, can only inspire horror an dislike” (Kostoff, The city assembled, 1999, p. 98).
7. Pág. 130: “The grid with two main axes intersecting, and the large public square at the intersection, were standard. This plaza is the key to the entire settlement; its size regulated the makeup of the grid. The block immediately surrounding the plaza were divided into four equal sections (solares) and assigned to the leading settlers. (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 115).
8. Pág. 131: “Ebenezer Howard –the author of the 1898 book To-Morrow, A Peaceful Path to Social Reform, retitled in the second edition of 1902 Garden Cities of To-Morrow” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 75).
9. Pág. 131: “The main invention from my point of view was the Independence of the buil-ding line from the street line. The blocks system of land division was rejected. The houses turned on their lots, to catch the sun and view. The blocks were irregular, and the houses were grouped around blind alleys, frequently T-shaped” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 76).
10. Pág. 132: “when there is the chance of making money from urban land, the claims of the public good will be set aside.” (Kostoff, The city shaped, 1993, pág. 121).
11. Pág. 150: “Obstructions to traffic in the form of gates and bars were introduced to London’s West End estates in the 18th century. The goal was to prevent the privately-owned streets lined with elegant Georgian townhouses from being used as cross-town” (Kostoff, The city assem-bled, 1999, pág. 93).
12. Pág. 152: “England´s Buchanan Report of 1963, Traffic in Towns. The report recognized the motor vehicle as a beneficial invention, and predicted an astronomical rise in its numbers. But accommodating these numbers in already strained setting would frustrate door-to-door accessi-bility and damage the urban environment –danger to pedestrian, anxiety, noise, air pollution, and visual intrusion when likely outcomes. The solution? Create areas within towns and cities where considerations of the pedestrian environment took precedence over the movement and parking of automobiles” (Kostoff, The city assembled, 1999, pág. 239).
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