ambitos de la evaluación
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Material para uso académico DRA JUDITH AGUILA MENDOZA
MAESTRIA EN PEDAGOGÍA EVALUACIÓN DE PROCESOS
Ámbitos de la Evaluación
Tomado del texto: Manual de evaluación educativa Ma. Antonia Casanova Ed. La Muralla, S. A. Pág. 31-33
Los ámbitos a los que se aplica la evaluación en el campo educativo son variados,
como es obvio: programas, métodos, centros, aprendizajes, etc. Ha quedado suficientemente
puesto de manifiesto en el capítulo anterior, ya que, desde sus comienzos, los modelos
cuantitativo y cualitativo fueron aplicados especialmente a programas educativos que
comprendan muchos elementos del quehacer docente.
No obstante ─como también hemos anticipado─, la evaluación permanentemente
aplicada dentro del sistema ha sido una tarea del profesorado dirigida casi exclusivamente al
aprendizaje de los alumnos. Por lo tanto, los resultados del sistema educativo se han
valorado de modo único en función del rendimiento que han ido alcanzando las diferentes
promociones de alumnado que han pasado por él.
Evaluar un sistema educativo mediante el indicador citado ─rendimiento del
alumnado─ es lógico y aceptable, ya que la finalidad de toda educación institucional es
conseguir un buen nivel de formación en las generaciones jóvenes. Comprobar,
puntualmente y en un momento final, este resultado resulta un dato necesario para las
Administraciones con competencias en la enseñanza. Lo que no parece tan razonable es que
sea éste el único indicador evaluado:
a) Porque esos resultados individuales ─en la mayoría de los estudios que se llevan a
cabo─ dependen de la valoración realizadas por diversidad de profesores, con
diferentes criterios y distintos referentes para emitir los juicios evaluadores, lo que
desemboca en la falta de garantía en cuanto a su equivalencia. Para que estos
resultados fueran homologables sería preciso aplicar una prueba única al final de un
determinado periodo de escolaridad, valorarla con criterios únicos, perfectamente
establecidos y, a ser posible, por un equipo de evaluadores preparados especialmente
para ello.
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Por lo tanto, un sistema evaluado exclusivamente por los rendimientos del alumnado y
en función de las calificaciones otorgadas por los profesores, no puede ser valorado
como positivo o negativo sin riesgo claro de cometer errores graves en esa valoración.
b) Porque los resultados que alcanzan los alumnos están condicionados fuertemente por
el funcionamiento de otros muchos componentes que integran el sistema educativo y,
por lo tanto, si se quiere mejorar la calidad de la enseñanza no es posible ejecutar
acciones bien fundamentadas si no se conocen las “parcelas” del sistema que
funcionan adecuadamente y las que es preciso mejorar de forma clara y urgente.
El rendimiento de un estudiante no depende exclusivamente de sus capacidades o su
esfuerzo personal, ni de la mayor o menor idoneidad del profesor. Depende también de la
organización general de la Administración y de los centros escolares, que incidirá y
repercutirá directamente en el quehacer de los claustros y departamentos de profesores y en
consecuencia, en los procesos de aprendizaje del alumnado, que mejorarán sin duda si el
resto de los elementos educativos se encuentran bien regulados y ajustados a las
necesidades específicas de cada situación. Como dice Fernández Pérez, M. ( 1988,
151):<<(…)sistemáticamente, durante cursos y cursos académicos, los docentes solemos
“leer”, en los resultados de la evaluación tradicional, los éxitos o fallos del alumno, dejando
de lado todos los restantes cúmulos de variables. Las consecuencias son obvias:
exactamente las mismas que tendrían lugar (…) si, habiéndose apagado la luz a causa de
que se han fundido los fusibles, nos empeñaríamos en que “ lo que pasa es que está fundida
la bombilla”; podemos dedicarnos a comprar lámparas nuevas, hasta centenares y
sustituirlas en nuestra escuela: la luz nunca llegará por ese camino, sólo perderemos tiempo
y dinero, a menos que nos decidamos a plantearnos el interrogante de los “porqués” de los
hechos observados>>.
Así pues, dentro del sistema educativo aparecen tres grandes ámbitos para aplicar la
evaluación:
1. La administración educativa
2. Los centros escolares
3. Los procesos de enseñanza y aprendizaje
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MAESTRIA EN PEDAGOGÍA EVALUACIÓN DE PROCESOS
En sentido estricto, los procesos de enseñanza y aprendizaje constituyen un indicador
relevante para evaluar el funcionamiento de los centros, por lo que podría no ser
consecuente reflejarlo como ámbito separado. No obstante, como son el eje en torno al cual
giran todos los demás elementos y, a la vez, están condicionados por ellos y resultan, sin
duda el momento clave en el que confluyen todas las normas legales, las peculiares
personales de los alumnos, las circunstancias del entorno, las posibilidades materiales,
funcionales y humanas del centro, el sistema de valores individual y social en el que se
ubica, etc., creo que está justificado no sólo plantearlo separadamente, sino dedicarle una
obra completa, como se hace en las páginas que siguen.
Ámbitos de la evaluación
Tomado de: Evaluación educativa y promoción escolar
Santiago Arredondo y Jesús Cabrerizo Diago. Ed. Pearson. Pág. 19-22
Tradicionalmente la evaluación en educación se ha venido aplicando casi con
exclusividad al rendimiento del alumnado y más concretamente a los conocimientos
adquiridos. Fue a partir de la década de los 70 cuando la evaluación se extendió en nuestro
país al sistema educativo: los programas escolares, los centros escolares, la eficacia del
profesorado, los materiales didácticos, las técnicas o procedimientos, los hábitos
intelectuales en el alumnado, el sistema educativo en su conjunto y hasta la propia
evaluación (metaevaluación). Esta expansión de la evaluación a otros ámbitos de la
educación ya se había iniciado en U. S. A. a finales de los años 50, debido a una serie de
circunstancias, entre ellas: la crítica a la eficacia del sistema público de enseñanza , el auge
del modelo tecnológico del curriculum y de la instrucción (enseñanza programada), la gran
cantidad de recursos destinados a educación que demandaba un rendimiento de cuentas y
una mayor responsabilización de los centros y de los profesores en la calidad de la
educación.
Realizar una evaluación de los ámbitos educativos expuestos es sumamente delicado.
Para llevarla a cabo es necesario abordar cada uno de ellos en toda su complejidad,
estableciendo con claridad los parámetros que lo definen y los criterios que van a regir la
función evaluadora en cada caso. Para Martín Ibañez (1997): <<junto a las posiciones
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clásicas que pretenden comprobar si se han cumplido las metas o si sirve para la toma de
decisiones, un criterio que ha ganado una amplia audiencia es la de identificar las
necesidades, las ideas o los valores sociales o la calidad de objetos o programas
alternativos>>, ya que, a su juicio, según sea la necesidad de la evaluación de cada ámbito,
variará la información, el tratamiento de los datos y la presentación de resultados. Ahora
bien, siendo los ámbitos a evaluar tan complejos parece necesario establecer unas normas
que rijan la evaluación para cada ámbito, aunque con las naturales diferencias. A este
respecto, el <<Joint Committe on Standard for Educational Evaluation>>, formado por 17
miembros, estableció unas normas a tal efecto. Las características que definen a dichas
normas son éticas, exactas, adecuadas, útiles, servir a las necesidades de información, ser
factibles, realistas y prudentes y que se ajusten a la normatividad legal establecida.
Ámbito del aprendizaje de los alumnos
Centrándonos en el aprendizaje de los alumnos, la evaluación educativa ejerce su
influencia en tres grandes áreas (Castillo Arredondo, 2002) extraordinariamente
interrelacionadas entre si:
Área Didáctico-Escolar
La función de la evaluación en el ámbito didáctico se ocupa de ayudar a desarrollar el
proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos en las mejores condiciones posibles
dentro del espacio escolar académico. La evaluación pasa a ser el elemento determinante de
la planificación didáctica. Afecta a todos los aspectos de la vida escolar: ambiente de aula;
proyecto educativo del centro y proyecto curricular; actividades; medios y recursos;
decisiones organizativas, etc. Aspectos todos ellos que, de una forma u otra , influyen en el
rendimiento académico de los alumnos , por lo que la evaluación ha de velar por detectar los
errores proporcionando la información necesaria para que se tomen las modificaciones que
se consideren oportunas en beneficio del funcionamiento del centro, de la función docente y
del aprendizaje del alumno.
La evaluación en el ámbito didáctico, no solo es un elemento integrante del diseño
curricular, sino que es también una ocasión más de aprendizaje para el profesor y para el
alumno. Justifica, regula y avala, según cada caso, el contenido, el proceso y los
participantes del quehacer didáctico.
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Área –sicopedagógico-Personal
La función formativa de la evaluación cobra aquí su pleno y profundo sentido. El
aprendizaje se individualiza y al alumno se le contempla también y, ante todo, como persona.
La evaluación le permite al profesor desarrollar su proceso de enseñanza-aprendizaje
personalizado y adaptado a las circunstancias de cada alumno, o al menos, de aquellos que
requieren más ayuda, adecuándose a su ritmo de aprendizaje, teniendo en cuenta sus
dificultades concretas y exigiéndole unos rendimientos acordes con sus capacidades.
La evaluación se centra en recoger información psicopedagógica relevante y útil para
la finalidad que persigue. Es preciso obtener información sobre los resultados del proceso de
aprendizaje, pero especialmente sobre el comportamiento que cada alumno tiene en el
mismo. Una evaluación formativa no puede limitarse a obtener datos sólo sobre el
rendimiento de los estudiantes. Dicha información es importante, pero debe estar
subordinada al conocimiento de otros aspectos que inciden en el proceso de aprendizaje del
alumno y que han de servir al profesor para proporcionarle las ayudas más adecuadas.
La información que aporta la evaluación sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje
facilita, por un lado, que se analicen los motivos que provocan los avances o los bloqueos del
alumno en el aprendizaje; y, por otro lado, sirve para que el estudiante tome conciencia de
las estrategias que le resultan más adecuadas para que los alumnos mejoren la calidad de
sus aprendizajes; y a la vez que permiten revisar y regular los distintos factores que
interactúan e intervienen en el proceso de aprendizaje: las características del alumno, la
especificidad de la tarea, la metodología empleada, etc.
En consecuencia, los profesores no se deben centrar sólo en la valoración de los
resultados, sino en averiguar también las causas que alteran el normal desarrollo del
aprendizaje de algunos alumnos.
La evaluación formativa en el ámbito psicopedagógico permite adoptar las actividades
de enseñanza y aprendizaje a las características personales de los alumnos, con el fin
de ajustar las tareas propuestas a lo que ellos son capaces de hacer.
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Área Administrativo –Social
La evaluación educativa también tiene repercusiones sociales que afectan tanto a la
institución escolar como a la persona del alumno. El proceso de la evaluación va ligado a
actos administrativos y puede acabar en decisiones trascendentes para la persona del
alumno como la acreditación, la promoción o la titulación, que afectan de lleno a la vida
familiar y al contexto social: acredita ante la sociedad los aprendizajes logrados por el
alumno que, en unos casos, le permite promocionar a un nuevo curso; en otros, obtener la
correspondiente titulación.
Para que la evaluación pueda hacer balance sobre el logro de un conjunto de objetivos
con fines acreditativos, interesa recoger información sobre el rendimiento de los alumnos en
momentos determinados de su trayectoria escolar. Es necesario obtener información no tanto
sobre el proceso de aprendizaje que ha seguido el alumno, cuando sobre los conocimientos
que ha adquirido al finalizar un periodo determinado respecto a un conjunto de objetivos
educativos. Para ello, será preciso haber logrado los aprendizajes más relevantes y
prioritarios, de modo que la valoración global de su adquisición fundamente las decisiones de
calificación, promoción y titulación.
Normalmente las decisiones que se derivan de la evaluación acreditativa tienen un
carácter esencialmente administrativo. Sirven para certificar los resultados obtenidos
por los alumnos y comunicar a las diferentes instancias (alumnos, familias,
administración educativa y sociedad en general) datos sobre el rendimiento escolar.