amanecer republicano

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AMANECER REPUBLICANO José Manuel Castells Arteche Dakizuna zabaldu José Manuel Castells Arteche Amanecer republicano Haran 6

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Amanece buen tiempo. La Historia tiene fases y, esta vez, está preparada para volver a tiempos crecientes. La madurez popular exige el final de los populismos que acaban reduciendo la gobernanza a espectáculo.

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Page 1: Amanecer republicano

AMANECERREPUBLICANO

José Manuel Castells Arteche

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Haran 6

Jose Manuel Castells Arteche

es catedrático de Derecho Ad-

ministrativo en la Facultad de

Derecho de Donostia. Ocupó la

secretaria general de la Univer-

sidad del País Vasco, decano

durante ocho años de su Facul-

tad de Derecho y director de de-

partamento. Durante veintiocho años es director de la

Revista Vasca de Administración Pública y es miembro

de Jakiunde.

Amanece buen tiempo. La Historia tiene fases y, esta vez,está preparada para volver a tiempos crecientes. La ma-durez popular exige el final de los populismos que acabareduciendo la gobernanza a espectáculo.

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AMANECER REPUBLICANO

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Director de la colección:Antxon Lafont Mendizabal

Maquetación:Erein

© José Manuel Castells Arteche© Erein. Donostia 2012

ISBN.: 978-84-9746-777-3D.L.: SS-1328/2012

Erein Argitaletxea. Tolosa Etorbidea 10720018 Donostia

T 943 218 300 F 943 218 311e-mail: [email protected]

www.erein.comImprime: Martínez Inprimategia

Juan XXIII auzunea, 16. 20730 AzpeitiaT 943 815 555

e-mail: [email protected]

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obrasolo puede ser realizado con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org.),si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

1ª. edición: Septiembre del 2012

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AMANECER REPUBLICANO

José Manuel Castells Arteche

Haran 6

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La colección Haran quiere plantear temas de interéspopular tratándolos de manera que fomente “la lecturade una sentada”. Contenidos actuales escritos porautores de reconocido prestigio.

El director de la colección, ANTXON LAFONT MENDIZABAL.

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A Gregorio Monreal, maestro y mejor amigo.

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Sumario

PRÓLOGO DE GURUTZ JÁUREGUI . . . . . . . . . . . . . . . 9

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

I. LOS VALORES REPUBLICANOS . . . . . . . . . . . . . . 15

II. LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN:EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO PI Y MARGALL 19

III. LA AVENTURA REFORMISTA DELA SEGUNDA REPÚBLICA:LA INSPIRACIÓN DE MANUELAZAÑA . . . . . . . . 24

IV. LAS AUSENCIAS Y DEFICIENCIAS DELA CONSTITUCIÓN DE 1978:LA TAREA DE LOS “PODERES FÁCTICOS” . . . . . . 32

V. LA GRAN CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

NOTAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

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PRÓLOGO

Uno de los elementos que mejor definen la autentici-dad de los sistemas democráticos es la ausencia decortapisas, reservas o limitaciones de carácter generala la libertad de opinión o expresión. El conjunto dederechos que integran la libertad de expresión tienenun significado que va más allá de su condición de de-rechos fundamentales para convertirse en el arco debóveda del entramado institucional de todo Estado dederecho. Por eso, su relevancia institucional otorga aesta libertad un carácter preferencial con respecto aotros derechos. Sin opinión pública libre no hay so-ciedad libre ni, por tanto, soberanía popular. Así lo re-conocieron con toda solemnidad, y desde épocas muytempranas, las declaraciones revolucionarias del sigloXVIII, y así lo reconocen todas las constituciones con-temporáneas, entre ellas la nuestra.

Ahora bien, una cosa es el reconocimiento jurí-dico de la libertad de expresión y otra, muy diferente,su aplicación práctica. En no pocas ocasiones son laspropias élites dirigentes (políticos, líderes de opi-nión, medios de comunicación, etc.) las que generanlimitaciones u obstáculos que por ningún lado apa-recen recogidos ni en la Constitución ni en el restodel ordenamiento jurídico. La fórmula es muy sim-ple. Consiste en evitar hablar de ciertos asuntos con-virtiéndolos así en temas tabú. Se crea así un estado

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de opinión, una especie de ley no escrita, que elevaesos asuntos a la categoría de sagrados y, por lotanto, de intocables. De este modo se considera in-conveniente y objeto de reproche cualquier alusióncrítica a los mismos, por banal y tangencial que re-sulte. Así ocurre en España con el tema de la Mo-narquía.

El proceso de sacralización de la Monarquía haconvertido durante estos años en auténtico anatemacualquier referencia, por mínima que fuese, a la posi-ble instauración de una República. Cada vez que al-guien mentaba la bicha, inmediatamente se le tapabala boca calificándole de insensato, cuando no de anti-demócrata. Si hay alguna institución que a lo largo deestos años se ha convertido en auténtico objeto deculto, esa ha sido la Corona y, por extensión, la figuradel Monarca y de la familia real en general.

Los últimos acontecimientos relativos a la familiareal vienen a dar la razón a quienes a lo largo de estosaños han criticado la mitificación de la Corona exi-giendo un mayor control de sus actividades y hanpuesto de manifiesto las necesidad de abrir un debatesin tapujos sobre la alternativa Monarquía/República,debate que, por las razones que explica muy bien JoséManuel Castells, no se pudo llevar a cabo en el pro-ceso de transición.

La buena democracia no necesita de guardianes nide tutores. Una sociedad democrática será tanto mas

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madura cuanto mayor sea su capacidad para cuestionarhasta los fundamentos más sagrados de la misma. Yello por una razón muy sencilla. Si esa crítica es ver-dadera, nos permitirá cambiar el error por la verdad.Si es equivocada, reforzará y afianzará a la institu-ción criticada. Por ello resultan muy oportunas refle-xiones como la planteada aquí por José ManuelCastells en torno a una previsible alternativa republi-cana.

GURUTZ JÁUREGUI

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INTRODUCCIÓN

Estos que siguen son una serie de retazos, más omenos conexos, que expresan cierta amargura poraquello que pudiendo ser no fue; así como también laesperanza respecto un porvenir en el que determinadosvalores democráticos, reprimidos sangrientamentecomo consecuencia de la insurrección militar de 1936y subrepticiamente, con el acceso a una democraciacoronada, puedan tener su propio lugar en el interiordel estado español. No se pretende igualmente, conestas páginas, sumirse en la formal enjundia acadé-mica –también las citas se reducen al mínimo– quetampoco están precisamente cerca de lo políticamentecorrecto, al menos desde la perspectiva analítica utili-zada y la cuestión de fondo planteada.

Y sin embargo, se debe hablar, en mi opinión, delas insuficiencias y deficiencias del presente, tratandode avizorar un futuro más halagüeño, siempre desdeuna visión democrática. Pues bien, tengo para mí queuna de esas realidades premeditadamente soslayadaspor la constante alegación, entre otras, de razones deprudencia política, es y será la tercera República es-pañola, como posible exponente de un sistema aco-gedor en su seno de pueblos diferentes, propiciadorde las libertades democráticas, honesto con la gestiónde los dineros públicos. Ni más, pero también nimenos.

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Parece que ha llegado el momento de su plantea-miento, que es ciertamente inaplazable. Opinión queseguramente comparten amplias capas de la sociedadde este país, especialmente del pueblo vasco, que hacereferencia a una determinada forma de Estado, la re-publicana, que se configuró en una cuestión esencialen la vida de nuestros padres y que nos fue hurtada alos de nuestra generación, precisamente por razón dela fuerza. Tal vez una nueva hornada pueda librementeplantearse tal debate y encontrar la mejor respuesta.

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