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12/12/2015 Álvaro Sarco http://alvarosarco.blogspot.com.co/2012/12/macedoniopresidente1.html 1/7 Macedonio, ¿Presidente?[1] Por Carlos García (Hamburg) [[email protected]] Según quiere la leyenda, Macedonio se propuso alguna vez ser presidente de la república. Mucho se ha cavilado acerca del género de su proyecto, y se ha afirmado o puesto en duda, con idéntico fervor, que la sonada "campaña presidencial" fuera seria. Asimismo, se confunden, a mi manera de ver, sucesos de hacia 19201922 con otros de 19261928. La siguiente glosa desea aportar algo de luz al asunto. Por lo pronto, se plantea la pregunta acerca de cuándo tuvo lugar la campaña – si es que lo tuvo. Todos los testimonios que se ocupan de la supuesta campaña presidencial de Macedonio adolecen de vaguedad; algunos pretenden evadir esta mácula esencial, y adosan las fechas 1926 y/o 1927. En el origen de la más difundida versión de la leyenda, según la cual Macedonio se propuso ser votado presidente en las elecciones de 1928, están, aunque en muy diversa medida, Borges y Enrique Fernández Latour. El confuso artículo Fernández Latour, surgido en 1966 (y reeditado en 1980 y en 1999; mis citas refieren a la edición de 1980), re clama, sin embargo, numerosas precisiones. El primer testimonio de la infausta serie es un texto redactado por Borges en 1960, que Fernández Latour tomará más tarde como fuente, no sin cometer algún error de interpretación, según mostraré más abajo. Dice Borges: El mecanismo de la fama le interesaba [a MF], no su obtención. Durante un año o dos jugó con el vasto y vago propósito de ser presidente de la República. [...] Lo más necesario (nos repetía) era la difusión del nom bre.[2] [...] Macedonio optó por aprovechar su curioso nombre de pila; mi hermana y algunas amigas suyas escribían el nombre de Macedonio en tiras de papel o en tarjetas, que cuidadosamente olvidaban en las confiterías, en los tranvías, en las veredas, en los zaguanes de las casas y en los cinematógrafos. [...] De estas maniobras más o menos imaginarias y cuya ejecución no había que apresurar, porque debíamos proceder con suma cautela, surgió el proyecto de una gran novela fantástica, situada en Buenos Aires, y que empezamos a escribir entre todos.[3] [...] La obra se intitulaba El hombre que será presidente; los personajes de la fábula eran los amigos de Macedonio y en la última página el lector reci biría la revelación que el libro había sido escrito por Macedonio Fer nández, el protagonista, y por los hermanos Dabove y por Jorge Luis Borges, que se mató a fines del capítulo noveno, y por Carlos Pérez Ruiz, que tuvo aquella singular aventura con el arco iris, y así de lo demás. En la obra se entretejían dos argumentos: uno, visible, las curiosas gestiones de Macedonio para ser presidente de la República; otro, se creto, la conspiración urdida por una secta de millonarios neurasténicos

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Macedonio, ¿Presidente?[1]Por Carlos García (Hamburg)

[carlos.garcia­hh@t­online.de]

Según quiere la leyenda, Macedonio se propuso alguna vez ser presidente de la república.Mucho se ha cavilado acerca del género de su proyecto, y se ha afirmado o puesto en duda,con idéntico fervor, que la sonada "campaña presidencial" fuera seria. Asimismo, seconfunden, a mi manera de ver, sucesos de hacia 1920­1922 con otros de 1926­1928. Lasiguiente glosa desea aportar algo de luz al asunto.

Por lo pronto, se plantea la pregunta acerca de cuándo tuvo lugar la campaña – si es que lotuvo.

Todos los testimonios que se ocupan de la supuesta campaña presidencial de Macedonioadolecen de vaguedad; algunos pretenden evadir esta mácula esencial, y adosan las fechas1926 y/o 1927.

En el origen de la más difundida versión de la leyenda, según la cual Macedonio sepropuso ser votado presidente en las elecciones de 1928, están, aunque en muy diversamedida, Borges y Enrique Fernández Latour. El confuso artículo Fernández Latour,surgido en 1966 (y reeditado en 1980 y en 1999; mis citas refieren a la edición de 1980), re­clama, sin embargo, numerosas precisiones.

El primer testimonio de la infausta serie es un texto redactado por Borges en 1960, queFernández Latour tomará más tarde como fuente, no sin cometer algún error deinterpretación, según mostraré más abajo. Dice Borges:

El mecanismo de la fama le interesaba [a MF], no su obtención. Duranteun año o dos jugó con el vasto y vago propósito de ser presidente de laRepública. [...] Lo más necesario (nos repetía) era la difusión del nom­bre.[2] [...] Macedonio optó por aprovechar su curioso nombre de pila;mi hermana y algunas amigas suyas escribían el nombre de Macedonioen tiras de papel o en tarjetas, que cuidadosamente olvidaban en lasconfiterías, en los tranvías, en las veredas, en los zaguanes de las casas yen los cinematógrafos. [...] De estas maniobras más o menos imaginariasy cuya ejecución no había que apresurar, porque debíamos proceder consuma cautela, surgió el proyecto de una gran novela fantástica, situadaen Buenos Aires, y que empezamos a escribir entre todos.[3] [...] Laobra se intitulaba El hombre que será presidente; los personajes de lafábula eran los amigos de Macedonio y en la última página el lector reci­biría la revelación que el libro había sido escrito por Macedonio Fer­nández, el protagonista, y por los hermanos Dabove y por Jorge LuisBorges, que se mató a fines del capítulo noveno, y por Carlos Pérez Ruiz,que tuvo aquella singular aventura con el arco iris, y así de lo demás. Enla obra se entretejían dos argumentos: uno, visible, las curiosasgestiones de Macedonio para ser presidente de la República; otro, se­creto, la conspiración urdida por una secta de millonarios neurasténicos

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y tal vez locos, para lograr el mismo fin. Éstos resuelven socavar y minarla resistencia de la gente mediante una serie gradual de invenciones in­cómodas. La primera (la que nos sugirió la novela) es la de los azucare­ros automáticos, que, de hecho, impiden endulzar el café. A ésta la si­guen otras: la doble lapicera, con una pluma en cada punta, que ame­naza pinchar los ojos; las empinadas escaleras en las que no hay dos es­calones de la misma altura; el tan recomendado peine­navaja, que noscorta los dedos; los enseres elaborados con dos nuevas materias an­tagónicas, de suerte que las cosas grandes sean muy livianas y las muychicas pesadísimas, para burlar nuestra expectativa;[4] la mul­tiplicación de párrafos empastelados en las novelas policiales; la poesíaenigmática y la pintura dadaísta o cubista. En el primer capítulo, dedi­cado casi por entero a la perplejidad y al temor de un joven provincianoante la doctrina de que no hay yo, y él, por consiguiente, no existe,figura un solo artefacto, el azucarero automático. En el segundo figurandos, pero de un modo lateral y fugaz; nuestro propósito era presentarlosen proporción creciente. Queríamos también que a medida que se enlo­quecieran los hechos, el estilo se enloqueciera; para el primer capítuloelegimos el tono conversado de Pío Baroja; el último hubiera correspon­dido a las páginas más barrocas de Quevedo. Al final el gobierno se vie­ne abajo; Macedonio y Fernández Latour entran en la Casa Rosada, peroya nada significa nada en ese mundo anárquico. En esta novela in­conclusa bien puede haber algún involuntario reflejo del Hombre quefue Jueves.[5] (Borges 1961; 1975: 58­59)

A pesar de su vaguedad cronológica (casi todo lo que Borges relata sobre Macedonio parecehaber sucedido in illo tempore), del pasaje anterior surge nítidamente que la campañapresidencial, la difusión del nombre mediante papeluchos y el surgimiento de la in­conclusa e inédita novela El Hombre que será Presidente fueron sucesos contemporáneosentre sí.

En efecto, Macedonio planeaba, ya antes del regreso de Borges a la Argentina en marzo de1921 (a más tardar desde comienzos de 1920, según muestra su correspondencia conMarcelo del Mazo, y según sugieren los pocos rastros de su correspondencia con el padrede Borges), "una serie de publicaciones de exposición de [su] idea" política (OC 2, 163),cuyo fin era acceder al poder.

Las únicas publicaciones de Macedonio en el periodo 1907­1921 (es decir, anteriores al re­encuentro con Borges) son, precisamente, de 1920 (OC 3, 142­146), y se dejan relacionarcon ese proyecto de publicación, que sólo se concretó de manera fragmentaria.

Tanto las actividades desplegadas por Macedonio a partir de 1920 como el texto de la si­guiente carta de Borges al poeta y pintor mallorquín Jacobo Sureda, del 22­VI­21 (Borges1999, N° 27; cf. allí mis notas en pp. 312­313), ponen las cosas en claro:

No sé si te hablé en mi última carta de un tal Macedonio Fernández y deun muchacho Dabove con los cuales proyecto urdir una novela fantásticaen colaboración. El argumento, ideado por mí[6] y todavía muy esque­mático y fragmentario, trata de los medios empleados por los maxima­listas para provocar una neurastenia general en todos los habitantes de

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Buenos Aires y abrir así camino al bolchevikismo [sic].[7] El título –ele­gido no por su problemática belleza, sino en vista del público– es: "ElHombre que será Presidente". El medio empleado por los maximalistases la multiplicación de muchas pequeñas molestias que, insignificantescada una en sí, carcomerían combinadas los ánimos de todos. Porejemplo: que los pianos de manubrio no tocasen nunca entera una piezasinó la cortasen por la mitad; que se llenase la ciudad de objetos inúti­les, como barómetros, que se aflojasen las varillas de los tranvías dondese agarra la gente, etc... No hay gran peligro de que escribamos jamásesa novela, pero es un útil campo de batalla para las luchas verbales. Aveces me parece irrealizable, otras creo que con tal argumento po­dríamos arquitectar un lindo desatino, estilo Ramón Gómez de la Serna.[8] ¿Y tú qué opinas? Contesta con "libertad marginal" como me dices entu última carta. ¿Te parece un disparate máximo, absoluto, sin reden­ción posible?

De la misiva se desprende claramente que la novela El Hombre que será Presidente es unproyecto de 1921, y no de hacia 1926­1927, como erróneamente supone Fernández Latour(1980, 18) – quien, sin embargo, y para confusión del lector desatento, cree estar en líneacon los recuerdos de Borges cuando los parafrasea (p. 22).

Borges vuelve a aludir a Macedonio y a la novela en otra carta a Sureda, enviada de BuenosAires a St. Blasien (Selva Negra, Alemania), el 29­V­22 (Borges 1999, N° 36):

Esta tarde al volver a casa después de una larguísima conversación conMacedonio Fernández [...] el Hombre que aún quiere ser Presidente[...]

En la misma línea, y hacia fines de 1922, bajo los efectos de la asunción al poder de Alvear("article de Paris"), Santiago Dabove alude en una carta remitida a Macedonio (OC 2, 362)[9] a que éste, luego de haber “macedonizado” la ciudad, renuncia al sillón más grande dela Casa Rosada, en obvia relación con el final planeado para la novela escrita en conjunto.(“Macedonizar” significa aquí, imagino, que el nombre de Macedonio fue exitosamentedifundido mediante el subterfugio de los papeles, o bien que Macedonio ha tenido éxito ensu campaña des­realizadora, en su afán por suscitar extrañamiento ante las realidadesmás banales.)

Cuando Borges remite la arriba citada carta a Sureda, las elecciones ya habían tenidolugar. Al asumir Alvear el 12­X­22 el cargo de presidente, se desmorona definitivamente elprosaico plan de Macedonio para acceder al poder, siquiera como consejero secreto delpresidente (OC 2, 163­164; IX: 34; Fernández Latour 1980, 18). A partir de allí, la ideaoriginal dará paso a varios proyectos literarios.[10] Por cierto, he mostrado hasta aquí, apenas, que Macedonio consideró en 1920­1921 sercandidato a presidente hacia 1922; nada he dicho aún acerca de 1926­1927, fecha en la quepodría haber tenido lugar una segunda campaña con vista a las elecciones de 1928.

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Al respecto, puede aducirse, por un lado, que Macedonio figura en la lista que Crí­ticapublicara el 20­XII­27, según la cual él y otros jóvenes radicales apoyaban la candi­datura de Yrigoyen – intención que no se compadece con los planes que se le endilgan.

Pero puesto que su nombre ya no figura en textos similares, publicados a comienzos de1928, podría suponerse que la “adhesión” a la candidatura de Yrigoyen que se le atribuyeen el anuncio de Crítica ocurriera, como a menudo en la época, sin su consentimiento.

Nótese, sin embargo, que elnombre de Macedonio figura enla lista que firma el texto deapoyo del “Comité Irigoyenistade intelectuales jóvenes”(presidido por Borges) al“Informe in voce” pronunciadopor Horacio B. Oyhanarte “antela Cámara Federal con motivode la falsificación de libretas deenrolamiento perpetrada por eloficialismo de Córdoba”, folletoque apareció pocas semanasantes de las elecciones (cf.Horacio Salas: “Borges Irigo­yenista”: Desmemoria 3,Buenos Aires, mayo­junio de1994, 50­51).

Considérese, también, queUlyses Petit de Murat contaba aún en marzo de 1928 con una colaboración de Macedoniopara un libro en apoyo del “Peludo” (OC 2, 357 y 459), en el cual también debía colaborarBorges (cf. la carta de éste a los hermanos Raúl y Enrique González Tuñón, sin fecha, perode hacia marzo de 1928, reproducida en Clarín, Buenos Aires, 16­VIII­79).

Fuerza es reconocer, asimismo, que ninguno de los textos de la época 1926­1928 invocadospor otros comentadores, relacionados con el proyecto de “difusión del nombre”, estableceuna conexión expresa con el tema “campaña presidencial”.

Esa conexión ha sido más bien inferida (a mi modo de ver, erróneamente) ante el escena­rio desplegado por Borges en la indirecta versión de Fernández Latour, aunque las mi­sivas de 1926­1927 de Macedonio al peruano Alberto Hidalgo o al mismo Fernández La­tour que refieren al proyecto de difusión del nombre no dicen a qué fin, o mencionan expre­samente el tema propaganda para su Novela (cuya aparición Macedonio suponía inmi­nente), cuando no lo elogian como fin artístico en sí mismo (así Hidalgo; cf. OC 2, 90; lacarta, sin fecha, es del 27­IV­27).

El malentendido se ve propiciado por el hecho de que Macedonio incluye en su “novelabuena”, el Museo de la Novela de la Eterna, no sólo la figura del Presidente, sino variosmotivos de la obra elaborada años antes en colaboración con Borges, los hermanos San­tiago y Julio César Dabove, Fernández Latour y Carlos Pérez Ruiz. (En el recuerdo,Fernández Latour confunde ambas novelas, dando así un involuntario testimonio acerca

Macedonio Fernández

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de la plausible transformación de un proyecto en otro.)

Gracias a la afable generosidad del entretanto fallecido Adolfo de Obieta he accedido aalgunos de los sobres y papeles que Macedonio repartiera o hiciera repartir por susallegados. También Fernández Latour cita alguno de esos volantes (1980, 18­19). Si bienel corpus es bastante exiguo, el material permite hacer algunas reflexiones.

Su contenido permite inferir, por ejemplo, que son de 1926­1927, lo cual parecería ser des­favorable a mi tesis. Es cierto que varios hablan del Presidente o de la Presidencia, pero,¿en qué contexto y de qué forma?

Dos de los textos aluden al presidente Alvear y a su afán inauguracionista. Otros dosrelatan que el futuro Presidente decretará una prohibición de abandonar Buenos Aires.Varios prometen dar a quien coleccione los sobres “el número de la próxima Presidencia”.Y eso es todo. Es decir: nada. Nada en esa hilarante hojarasca (cuya edición comentadapreparo) permite discernir que Macedonio aludiera a sí mismo como candidato a lapresidencia. En ningún momento pide votos, sino apenas da consejos más o menos abs­trusos, se queja de haber sido un “otario”, de que le fuera mal con “Isolina”, y pide ayuda enla búsqueda de “Casilda la Cubana”...

Precisamente el nombre de Isolina remonta el contenido primigenio de los sobres a la épo­ca 1921­1922 y al proyecto de las novelas gemelas (Adriana Buenos Aires, originalmentellamada Isolina Buenos Aires, y la que se convertiría en Museo...).[11]

Para finalizar, y aunque creo prescindible y hasta de mal gusto apelar a fuentes tan prosai­cas, acoto que en ninguna de las dos elecciones en cuestión (1922 y 1928) hubo en lospadrones electorales un candidato oficial llamado Macedonio Fernández.[12]

Ello aboga a fortiori por la hipótesis de que éste, hacia 1921­1922, había abandonadodefinitivamente la idea de 1920 de acceder al poder (siquiera como consejero), pero quedescubrió las ventajas y posibilidades literarias de denotar algo hablando de sí como can­didato o como Presidente. Pero esto es ya materia para otro trabajo.

Carlos García(Hamburg, 1998­2003 / 2012)

Bibliografía

Borges, Jorge Luis (1961): Macedonio Fernández. Selección y prólogo: J. L. Borges.Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 1961.

Borges, Jorge Luis (1975): Prólogos; con un prólogo de prólogos. Buenos Aires: TorresAgüero, 1975.

Borges, Jorge Luis (1999): Cartas del fervor. Correspondencia con Maurice Abramowiczy Jacobo Sureda (1919­1928). Prólogo: Joaquín Marco. Datación y Notas: CarlosGarcía (pp. 243­343). Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores / Emecé,1999.

Fernández Latour, Enrique (1966): "Macedonio Fernández, candidato a presidente": La

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Prensa, 9­I­66; Macedonio Fernández, candidato a presidente y otros escritos. Carta­prólogo: Jorge Luis Borges. Buenos Aires: Agón, 1980 (pp. 17­23). Reimpresión: 1999.

Fernández, Macedonio: Museo de la Novela de la Eterna. Ed. crítica: Ana Camblong.Madrid: FCE, 1993 (Archivos, 25).

Fernández, Macedonio: Obras completas, II (Epistolario), III (Teorías), IX (Todo yNada). Buenos Aires: Corregidor, 1976, 1974, 1995.

García, Carlos (1999a): "Borges y Macedonio: Un incidente de 1928": Cuadernos Hispca­noamericanos 585, Madrid, mar. 1999, 59­66.

García, Carlos (1999b): (Notas a Borges 1999, pp. 243­343).García, Carlos (2000a): El joven Borges, poeta (1919­1930). Buenos Aires: Corregidor,

2000.García, Carlos (2000b): "Crónica de una amistad": Macedonio Fernández / Jorge Luis

Borges: Correspondencia 1922­1939. Edición y notas: Carlos García. Buenos Aires: Co­rregidor, 2000.

Isaacson, José: Macedonio Fernández, sus ideas políticas y estéticas. Buenos Aires: Edi­torial de Belgrano, 1981.

NOTAS[1] La primer versión de este texto comenzado en 1998 fue publicada en la entretanto

fenecida website [www.macedonio­net] el 27­VI­2004. Sin mi permiso fue reproducida en

otras dos websites en el año 2007: [www.revistadigitalmacedonio3.blogspot.com] y

[www.bibliotecaignoria.blogspot.de/2007/06/macedonio­presidente.html]. Esta versión,que apenas agrega unas pocas precisiones de lenguaje, es de noviembre de 2012.

[2] Ya en el cuarto punto de un “Programa” contenido en un cuaderno inédito de de 1905,Macedonio anota (p. 21): “Propaganda y fama de nombre: actitud correspondiente dehombre conocido: 10.000 postales y 10.000 libros pequeños para regalar.” (Informaciónque agradezco a Ana Camblong.)

[3] Nótese que Borges no se atribuye aquí la invención del argumento de la novela, como lohiciera en una carta de juventud al pintor mallorquín Jacobo Sureda (reproducida másabajo). El joven Borges tendía, de vez en cuando, a magnificar su papel, según muestranvarias cartas de la época. Por lo demás, no se sabrá, a menos que aparezca el manuscrito,qué quiere decir “entre todos”. Imagino que el tema de la novela fue recurrente motivo decharlas y discusiones, y que Macedonio o alguno de los Dabove fue poniendo por escritolas evoluciones que el tema iba tomando.

[4] Compárese con algunos de los objetos de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, relato quecontiene, por lo demás, varios paralelos con la novela planeada a comienzos de los 20(extraña, por ello, que Borges no mencione allí a Macedonio, aunque sí figuran otrasamistades suyas, como Bioy Casares, Alfonso Reyes y Xul Solar). Creo advertir en el relato,dicho sea de paso, también dardos contra el mito fundacional erigido por la generación delCentenario.

[5] El párrafo cierra con una alusión a la novela de Gilbert Keith Chesterton, uno de losautores preferidos de Borges.

[6] Es posible que Borges propusiera a Macedonio y a los Dabove escribir la “novelafantástica”, pero la campaña electoral fue concebida por Macedonio ya en 1920, comomencioné más arriba, e inicialmente, según sugiere su correspondencia con del Mazo, no

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como broma.

[7] Ni Borges ni Macedonio sienten aprecio, en esta época, por el bolchevismo. Macedoniolo dice y lo explica en la carta ya citada a Marcelo del Mazo, del 4­IV­20 (OC 2, 163), o entextos contemporáneos sobre el “maximalismo”, recogidos en el volumen Teorías (OC 3).Borges, por su parte, lo manifiesta claramente en una carta a Maurice Abramowicz del 12­I­20 (Borges 1999, N° 4): “je suis de ton avis en ce qui concerne le bolchevisme. C'est unesale racaille d'arrivistes – qui arriveront et feront une saleté morale et monotone de lavie... » (Trad. CG: “Comparto tu opinión acerca del bolchevismo. Es una sucia canallescade arribistas – que llegará y hará de la vida una inmundicia moral y monótona...”). Lacrítica de Borges no debe ser malinterpretada en el sentido de que adjudique inmoralidad alos bolchevistas, sino, según el contexto, precisamente lo contrario: moralina. De tenorsemejante es la crítica que Borges hace en la misma correspondencia sobre Romain Rol­land. Por lo demás, ante el trasfondo de la precaria situación política argentina en 1919­1922 (la Semana Trágica, las actividades de la Liga Patriótica Argentina y del ejército, laGran Colecta Nacional hecha por la Iglesia Católica para debilitar las ideologías deizquierda que estaban asentándose entre los trabajadores, las huelgas de mayo­junio de1921...), no carecía de riesgo escribir una novela donde aparecieran bolcheviques omaximalistas como figuras principales. (Nótese, por lo demás, que los “maximalistas” de1921 se convierten, en el recuerdo del Borges de 1960, en “millonarios neurasténicos”. Lasemejanza entre algunas de sus invenciones y ciertos objetos de "Tlön" no es pequeña.)

[8] En efecto, la influencia de Ramón en este proyecto de novela es grande. El pocosrenglones antes mencionado incidente de “las varillas de los tranvías donde se agarra lagente”, por ejemplo, procede en línea directa de su pluma: cf. “Disparates: La varilla deltranvía”: Ultra 5, Madrid, 17­III­21.

[9] La misiva carece de fecha, pero menciona al final una dirección de Macedonio: Riva­davia 2748. Se trata de una pensión en la cual éste vivió entre marzo de 1922 y febrero de1923 (teléfono: UT 2125 Mitre), según surge de un cuaderno inédito de 1922­1925.

[10] Merecería un estudio aparte la concepción carnavalesca de la política que Macedonioprofesa y practica entre 1920 y 1928 aproximadamente. En este sentido, son insuficienteslos únicos dos trabajos que se ocupan (a pesar de los títulos, de manera muy periférica ydefectuosa) del tema: Enrique Fernández Latour (1966; 1980; 1999) y José Isaacson(1981). Si bien debe pensarse el riesgoso contexto político en que ambos libros aparecie­ron, no todos sus defectos pueden imputarse a ello.

[11] Según mostré en mi edición de la correspondencia Macedonio / Borges (García 2000,53), la persona real detrás de la figura de Isolina se llamaba Celina Cantreva o Kantreva.

[12] No imagino, por lo demás, quién habría sido su candidato a la vicepresidencia. Encuanto a las elecciones de ambos años, cf. La Nación 22­IV­89, sección 4ª, 10: "Las elec­ciones presidenciales. Votación de los colegios electorales 1854­1983". En 1922, los candi­datos eran M. T. de Alvear, N. Piñero, N. Repetto, C. Ibarguren, M. Laurencena, R. Núñezy J. A. Correa; en 1928: Yrigoyen, L. Melo, N. Matienzo