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En la localidad de Selingué, Malí (África occi-dental), del 23 al 27 de febrero de 2007 sellevó a cabo el Foro por la SoberaníaAlimentaria -Nyéléni 2007- con la participa-ción de organizaciones de campesinos y cam-pesinas, agricultores familiares, pescadores,pastores, pueblos indígenas, comunidadesforestales, mujeres, consumidores, ambienta-listas y algunos sectores urbanos, para forta-lecer el movimiento global comprometido conesa causa.

Especialmente para albergar al Foro y sus 600participantes, cerca de Selingué, se construyóel espacio comunitario de Nyéléni, un puebli-to simbólico de la soberanía alimentaria, edi-ficado con diseño, materiales y mano de obraautóctonos. En adelante permanecerá al ser-vicio de los movimientos sociales africanos ydel mundo. Este resultado tangible da cuen-ta de la visión integral de sustentabilidad,subyacente a una propuesta de amplio alcan-ce, acuñada inicialmente por la VíaCampesina, y ahora compartida, asumida ydebatida por una amplia gama de otros secto-res, cuyo involucramiento en el proceso deconstrucción y desarrollo del Foro, precisa-mente, permitió que se perfile un nuevomovimiento de propuesta y acción por lasoberanía alimentaria.

La soberanía alimentaria, concebida como elderecho de los pueblos a contar con alimentosnutritivos y culturalmente adecuados, accesi-bles, producidos de forma sostenible y ecoló-gica, y su derecho a definir sus propias políti-cas agrícolas, pesqueras, etc., y de gestióntanto de la tierra como de los recursos hídri-cos, semillas y biodiversidad, constituye elmás amplio marco para la vigencia del dere-cho a la alimentación. A la vez, la interrela-ción con modos de vida, opciones de desarro-

llo, miradas geopolíticas y visiones del futuro,abarca un espectro del reordenamiento socio-económico que, además del asunto alimenti-cio, alude al futuro de las sociedades y la pro-pia supervivencia planetaria.

La agenda común adoptada en el Foro deNyéléni, además de las definiciones y conteni-dos sociopolíticos de la soberanía alimentaria,señala las prácticas que permitirán su conse-cución: la soberanía de los pueblos; la autosu-ficiencia alimentaria; la producción agro-eco-lógica y local; la pesca y ganadería artesana-les; los intercambios económicos igualitarios;el respeto de la biodiversidad; la igualdadentre los géneros; el consumo conciente yotras.

Identifica también al capitalismo y la apropia-ción comercial del proceso alimenticio comolos principales obstáculos para la soberaníaalimentaria, y más aún, señala que éstos fac-tores constituyen las principales causas delhambre mundial y del empobrecimiento cre-ciente del conjunto de colectividades -por logeneral centradas en la pequeña producciónlocal- que intervienen en la producción y enlas cadenas alimenticias autónomas del mer-cado transnacional.

La transnacionalización del proceso alimenta-rio, la búsqueda de lucro y el desarrollo denormativas internacionales para legitimarlos,especialmente las de la Organización Mundialde Comercio, aparecen, entonces, como laantitesis de la propuesta de sustentabilidadvislumbrada por la tesis de la soberanía ali-mentaria, que reserva a los pueblos el dere-cho a proteger y regular la producción y elcomercio interno y externo; impedir el dum-ping de alimentos; resistir ante la arremetidade la biopiratería; defender las semillas nati-

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Soberanía alimentaria: por un futuro sin hambre

Irene León

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vas que producen alimentos sanos y rechazarlas genéticamente modificadas.

Entre las singularidades del principio de sobe-ranía alimentaria, destaca la existencia efec-tiva de un enorme acervo mundial de conoci-mientos y prácticas, que ha permitido alimen-tar a la humanidad por generaciones. En estoradica su viabilidad, pues la realidad indicaque el mundo entero, pero sobre todo los paí-ses pobres, son alimentados por la pequeñaagricultura, la pesca y ganadería artesanales,contribuyendo decisivamente para ello lascadenas de abastecimiento alimenticio sensi-bles a las necesidades humanas.

No obstante, la conocida sinrazón subyacentea las reglas del mercado, que nutre las políti-cas internacionales sobre la alimentación,argumenta que la producción transnacional esla única salida para la erradicación del ham-

bre. Además de delinear políticas, se afanaen multiplicar las condiciones para fortalecer-la, en desmedro de la producción local. Másaún, las reglas mercantiles aplicadas al proce-so alimentario, colocan a la pequeña produc-ción autónoma ante el imperativo de su des-aparición, pues la perspectiva corporativaimpone no sólo la competencia desigual sinovisiones que colocan los intereses corporati-vos y el lucro como parámetros centrales yúnicos del desarrollo.

Líneas de acción

Las propuestas de acciones comunes adopta-das en el Foro de Nyéléni, subrayan la necesi-dad de la movilización y la resistencia frentea la omnipresencia de las corporaciones trans-nacionales en la alimentación, incluyendo ladesobediencia a las reglas del neoliberalismo,sus políticas y expresiones, entre ellas las

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Campesinos/as

Las decisiones sobre el modelo de agriculturatienen que ver con la disputa por las orien-taciones de la humanidad. La propuestacampesina apunta al desarrollo de una eco-nomía diferente basada en la solidaridad yla soberanía, a una nueva manera de hacerpolítica, y a la construcción de un nuevomodelo.

Es necesario desarrollar una campaña masivapara fomentar la comprensión amplia de lasoberanía alimentaria, de la importanciade la producción local para el mercadolocal, y los riesgos de la importación de ali-mentos.

Indígenas

Visibilizar la trascendencia de la producciónde alimentos de manera tradicional ydifundir los conocimientos de los pueblosindígenas.

Promover los principios de la soberanía ali-mentaria en todos los países del mundo.

Fortalecer las alianzas entre los movimientoscampesino e indígena.

Que los gobiernos incorporen los derechos ehistoria de pueblos indígenas en el currícu-lo educativo.

Pescadores/as

Luchar contra la acuacultura comercial, la pri-vatización de las costas; y por el derecho ala pesca artesanal.

Fortalecer la coordinación interna y la comu-nicación del movimiento mundial de lapesca.

Pastores/as

Compartir territorios, construir alianzas, for-talecer el movimiento pastoril.

Desarrollar canales de comunicación intra yentre movimientos.

Defender los conocimientos tradicionales.

Defender los derechos de las comunidades deculturas migratorias y/o nómadas.

Foro Nyéléni 2007: Algunas conclusiones y acciones sectoriales

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políticas y acuerdos de libre comercio.

Las luchas por la tierra, el agua y las semillas,figuran como ejes de la propuesta, señalándo-se que, para el efecto, cuentan las accionesdirectas y demandas de moratorias sobre lostransgénicos; la reforma agraria integral; laprotección de las semillas como patrimonio delos pueblos; el rechazo a los agro-combusti-bles y a la privatización del agua, la tierra, elmar y los recursos naturales. En esa mismalínea, abundante en iniciativas, están las degenerar territorios libres de transgénicos yresistir a la multiplicación de desiertos ver-des; recuperar los recursos naturales acapara-dos por distintas corporaciones; y crear tribu-nales y observatorios de las transnacionales ylos efectos de las políticas neoliberales en laalimentación.

También están en el orden del día iniciativas

que propugnan reformar la Política AgrícolaComún europea y la política Farm Bill deEstados Unidos; la inclusión de la soberaníaalimentaria en las Constituciones de los paí-ses, como ya sucedió en Nepal; y demandasde reparaciones por los daños causados por elagro-negocio, la privatización del mar y laproducción ganadera y pecuaria mercantiliza-das. Está, asimismo, fundamentada la denun-cia de la responsabilidad de los organismosmultilaterales en la destrucción de las socie-dades y el pillaje de recursos.

De otro lado, se destaca la urgencia de forta-lecer los mercados locales y el enlace entreproductores/as y consumidores/as; el des-arrollo de nuevas propuestas de integraciónpensadas desde los pueblos y su autodetermi-nación, y basadas en la soberanía alimentaria.Y, como los responsables de la crisis alimenti-cia mundial son también nacionales, se acor-

Consumidores/as

Defender los mercados locales.

Abogar por un sistema de certificación que décuenta exacta del origen y procesamientode los productos alimenticios.

Solidarizarse con los pueblos en situaciones deocupación y su derecho a acceder a merca-dos.

Migrantes

La migración es una cuestión compleja y mul-tifactorial, su relación con la soberanía ali-mentaria es directa.

Fortalecer las propuestas y acciones de defen-sa de los derechos económicos, sociales,culturales y de libre asociación de los y lasmigrantes.

Abogar por la adopción de la Carta de losDerechos Humanos de las y los migrantes.

Apoyar la legalización de las personas indocu-mentadas.

Realizar acciones directas de oposición a laspolíticas multinacionales; participar en lalucha contra los muros y en el paro de losmigrantes convocado para el próximo pri-mero de mayo.

Mujeres

Colocar el cambio del modelo capitalista ypatriarcal y la eliminación del sexismo,como principio rector de la propuesta desoberanía alimentaria.

Luchar porque la agricultura se mantengafuera de la OMC y de los acuerdos de librecomercio.

Rechazar las instituciones capitalistas ypatriarcales que consideran los alimentos,el agua, la tierra, los conocimientos de lospueblos y los cuerpos de las mujeres comosimples mercancías.

Luchar por la igualdad entre los géneros y porla erradicación de la discriminación tantode las sociedades tradicionales como de lassociedades modernas y del mercado.

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La realización del Foro Mundial por la SoberaníaAlimentaria, que tuvo lugar en Malí, África, consti-tuyó un hito importante tanto para la articulaciónentre redes internacionales y movimientos socialesque comparten el objetivo común de esa reivindica-ción, como para establecer un concepto colectivomucho más amplio que el que teníamos hasta ahora.

Los problemas del hambre y de la pobreza en elcampo, la falta de mercados para productos agríco-las de los campesinos, han quedado más en eviden-cia y se han multiplicado en los últimos 30 años,como consecuencia de la revolución verde y delcapitalismo en su fase neoliberal. En el Foro dimosun gran paso adelante, bajo el punto de vista teóri-co y político.

En efecto, este proceso de unidad contribuyó paraconstruir un concepto más amplio sobre este tema.Antes existía una concepción genérica de la sobera-nía alimentaria como derecho de los pueblos a pro-ducir sus propios alimentos. Ahora añadimos que estambién un deber, porque toda población que deseaser libre y autónoma tiene la obligación de producirsus propios alimentos. Por lo tanto, es más que underecho, es una determinación, una condición polí-tica. Por ello, nosotros pasamos a aplicar este con-cepto a todos los espacios territoriales: países,regiones, ciudades y comunidades rurales.

Otro avance fue el entendimiento de que la sobera-nía alimentaria solamente será posible si se produ-ce en paralelo con la soberanía política de los pue-blos. Éstos necesitan tener condiciones políticaspara ejercer la autonomía en sus territorios y fren-te al Estado, para que éste pueda aplicar políticasque permitan la autonomía en la producción de ali-mentos.

Foro de Malí

Construyendoconsensos

João Pedro Stedile

dó igualmente combatir alos gobiernos neoliberales,la militarización del campoy la criminalización de lasluchas sociales.

Delgados de África y dedistintos grupos temáticosque abordan aspectoscomo el de la tecnología yel conocimiento, enfatizanen el derecho a la informa-ción y la comunicación,como aspecto nodal nosólo para la construccióndel movimiento por lasoberanía alimentaria, sinotambién como estrategianecesaria para fortalecerlos análisis y acciones desensibilización que seacordaron en el Foro. Seseñala, asimismo, laimportancia de la defensade los conocimientos de lospueblos y la urgencia deuna moratoria de las tec-nologías que experimentancon los seres vivos, ponien-do en riesgo la biodiversi-dad y la propia superviven-cia humana.

En suma, las conclusionesdel Foro de Nyéléni enfati-zan sobre la importanciade forjar una soberanía ali-mentaria bajo el controlde los pueblos; crear unaeconomía y política basa-das en la solidaridad; cam-biar el mundo y sus rela-ciones, y hacer todo esto,dando prioridad a la igual-dad entre los géneros y lalucha contra el patriarca-do. El reto y la agendacomún están trazados.

Irene León, sociólogaecuatoriana, es miem-

bro de ALAI.

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Por último, avanzamos en el concepto de lanecesidad de utilizar técnicas agrícolas querespeten el medioambiente, que sean agro-ecológicas; es decir, que aumenten la produc-tividad y autonomía de la agricultura alimen-taria pero de una forma sostenible, preser-vando la naturaleza para las futuras genera-ciones y produciendo alimentos saludables.

Nuestros adversarios

En el plano político, aún cuando no hubo con-sensos en ciertos temas, avanzamos en eldebate para caracterizar a los enemigos queimpiden la soberanía alimentaria.Identificamos que, dentro del neoliberalismo,unas 20 empresas transnacionales son las quecontrolan toda la cadena de producción ali-menticia: semillas, herbicidas, comercio agrí-cola, agroindustrias y comercio internacional.En Malí hubo acuerdo de que estas empresasson nuestras principales adversarias. Eso noestaba presente en los debates de nuestrasreuniones anteriores.

Asimismo, se estableció que también losgobiernos neoliberales son un obstáculo, por-que buscan promover y aplicar políticas queinteresan sólo al capital internacional, con elconsiguiente abandono de las políticas públi-cas de protección a la agricultura, dejandotodo para el mercado, o sea, bajo control delas empresas transnacionales.

Pero si bien llegamos a un consenso y avanza-mos mucho en esta caracterización, no suce-dió lo mismo respecto a las tácticas políticas.Entre los movimientos campesinos, de pasto-res, de pescadores hay una opinión mayorita-ria de que tenemos que combatir este siste-ma; pero algunas redes ambientalistas y ONGsidentifican como solución al problema de lasoberanía alimentaria, sólo las pequeñas ini-ciativas localizadas, asistencialistas, o un talcomercio justo. Eso puede resolver el proble-ma de comunidades o de pequeños producto-res, pero no permite combatir el sistema ensí, que genera tanta injusticia y desigualdad.Felizmente la amplia mayoría de las redes deambientalistas y científicos que estuvieron enMalí, también piensa como los movimientoscampesinos.

Por otra parte, vimos que es necesario incor-porar como un principio de nuestra lucha ladefinición de que los alimentos no pueden seruna mercancía; los alimentos deben ser underecho de todas las personas. Un segundoprincipio es la lucha contra la privatizacióndel agua en tanto un bien de la naturalezaque no puede ser propiedad privada de nadie.En este sentido, alentamos a que los movi-mientos campesinos y los movimientos queresisten a la privatización del agua en diver-sos lugares del mundo comiencen a coordinarsus respectivas luchas con una definicióncomún: el cuestionamiento a que todo seamercancía u objeto de lucro en el sistemacapitalista.

Esto no quiere decir que nos oponemos alcomercio de productos agrícolas, sino queéste no puede basarse en la ganancia sino enla necesidad de los pueblos. En ese sentido,por ejemplo, se enmarca la lucha campesinacontra las negociaciones de la OrganizaciónMundial del Comercio (OMC) y, en generalcontra el Fondo Monetario Internacional,Banco Mundial y organismos afines, porque norepresentan los intereses de los pueblos.Nosotros tenemos que luchar por un nuevoorden internacional.

Nuevos temas

Durante el Foro también estuvieron presentes,aunque no se les trató en profundidad, temasnuevos que van a marcar la agenda de los pró-ximos años, tal el caso de los desastres ambien-tales que se están produciendo cada vez conmayor frecuencia, como consecuencia delcalentamiento global y el cambio climático.

Otro tema considerado fue el de los biocom-bustibles y el impacto sobre nuestros países,particularmente de aquellos que estarán amerced de las acciones de las transnaciona-les, como es el caso de México, Argentina yBrasil; en estos países, las transnacionales tie-nen la capacidad operativa de transformargrandes áreas productivas para la producciónde biocombustibles. De hecho consideramosque es más apropiado hablar de "agrocombus-tibles" o agroenergía para referirnos a los

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combustibles energéticos hechos a partir devegetales y de productos agrícolas.

En esta materia, se reconoció además la nece-sidad de promover el debate sobre una nuevamatriz energética para los transportes, queson los mayores consumidores de petróleo y,consecuentemente, los mayores causantes dela contaminación. Esta discusión es funda-mental, pues de nada sirve discutir cómo pro-ducir alcohol más barato, si la industria auto-movilística continúa fabricando esa gran can-tidad de coches, aunque sean movidos poralcohol: en el fondo, la cuestión pasa porencarar ese sistema de transporte individualactualmente prevaleciente. Entonces, acoge-mos favorablemente la producción de energíaa partir de productos agrícolas, pero con lacondición de que eso no sustituya la produc-ción de alimentos y que no utilice productosalimentarios como, por ejemplo, la soya o elmaíz.

Si bien es importante tener energía renova-ble, como el agrocombustible, que puede sercultivada todos los años, es igualmente funda-mental que esta producción sea sostenible. Elagronegocio puede producir soya, caña, maní,algodón para energía, pero lo hará de formainsostenible, basada en el herbicida y en elmonocultivo. Aspectos que traen consecuen-cias perversas para el medio ambiente, parala migración, para el mundo campesino eincluso para el calentamiento global.

Participación latinoamericana

Las organizaciones de América Latina tuvieronuna presencia importante en el Foro. A ellocontribuyó el hecho de que tenemos una uni-dad muy importante entre movimientos socia-les, y entre estos y otros sectores y redes; porejemplo, existe una buena articulación entrelos movimientos que integran la VíaCampesina y los de la Marcha Mundial deMujeres y otros sectores. En Asia también seregistra un nivel de unidad muy bueno.

El gran reto que tenemos es África, porque esun continente que ha sido tan despojado,robado, criminalizado y explotado, que sufretodas las maldiciones del capitalismo y del

imperialismo. En ese continente, casi no exis-te organización popular y las que existen sonde carácter localizado, en parte por la tradi-ción tribal y también por la influencia de cier-tas ONGs europeas que surgen con ideas colo-nizadoras, que poco contribuyen a la auto-organización de los movimientos africanos.

Esa gran presencia latinoamericana en Malírepercutió en los debates y reflexiones, y demanera general, todos aprendimos con elintercambio, ya que salimos con conocimien-tos que no teníamos, y con compromisos paraimpulsar acciones comunes.

Proyecto político común

El tema de la soberanía alimentaria, a pesarde estar presente en el pensamiento filosófi-co de casi todas las corrientes políticas e ide-ológicas (por ejemplo en la obra de José Martíy de Mariátegui), por lo general no ha logradoencontrar piso en la izquierda; que sigue sinasumirla como una bandera política importan-te. Es una tarea pendiente.

Cabe acotar que en nuestro continente esta-mos viviendo un nuevo período cuya caracte-rización todavía resulta muy compleja, perose ve la necesidad de la unión de todas lasfuerzas populares y los sectores representa-dos en los gobiernos progresistas y de izquier-da para construir un proyecto político común,de liberación del pueblo. La izquierda socialcontemporánea desarrolló la idea de que losmovimientos sociales deben mantenerse autó-nomos de los partidos y de los gobiernos.Creo que esa autonomía debe ser preservaday que es una condición de supervivencia de lasorganizaciones sociales. La autonomía permi-te que los movimientos tengan una relaciónindependiente con gobiernos, sea de presión ode diálogo, dependiendo de la situación decada país; pero esto no niega la necesidad deimpulsar la unidad.

João Pedro Stedile es dirigente delMovimientos de los Trabajadores sin Tierra de

Brasil -MST- y de la Vía Campesina.

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La soberanía alimentaria es el derecho decada pueblo a definir sus propias políticasagropecuarias y en materia de alimenta-ción, a proteger y reglamentar la produc-ción agropecuaria nacional y el mercadodoméstico a fin de alcanzar metas de des-arrollo sustentable, a decidir en qué medi-da quieren ser auto-suficientes, a impedirque sus mercados se vean inundados porproductos excedentarios de otros paísesque los vuelcan al mercado internacionalmediante la práctica del 'dumping'…. Lasoberanía alimentaria no niega el comer-cio internacional, más bien defiende laopción de formular aquellas políticas yprácticas comerciales que mejor sirvan alos derechos de la población a disponer demétodos y productos alimentarios inocuos,nutritivos y ecológicamente sustentables.

Declaración sobre la SoberaníaAlimentaria de los Pueblos, por Vía

Campesina y otros

A medida que la globalización económicaguiada por las grandes corporaciones multina-cionales, y las políticas desmedidas de librecomercio devastan las comunidades rurales yel medio ambiente en todo el mundo, lasorganizaciones campesinas se están uniendoen un clamor conjunto por la soberanía ali-mentaria.

La soberanía alimentaria afirma que la ali-mentación de un pueblo es un tema de segu-ridad nacional, de soberanía nacional. Si unanación depende de los caprichos del mercadointernacional para alimentar a su población, o

de la voluntad de una super-potencia al utili-zar los alimentos como instrumentos de pre-sión internacional, ese país no está seguro, yasea con respecto a la seguridad nacional o a laseguridad alimentaria.

La soberanía alimentaria va más allá del con-cepto de seguridad alimentaria, el cual esta-blece que cada niño, cada mujer y cada hom-bre deben tener la certeza de contar con el.alimento suficiente cada día. Pero el conceptono dice nada sobre la procedencia del alimentoo la forma en que se produce. De ese modo, elconcepto ha perdido su significado original yaque ahora se argumenta, en los debates inter-nacionales, que la importación de alimentosbaratos desde Estados Unidos (u otro país granproductor) es la manera que tienen los paísespobres de lograr su seguridad alimentaria,mejor aun que si ellos produjeran sus propiosalimentos. Al no especificar la forma en que seproducen los alimentos, se promueven alimen-tos producidos con tecnologías altamente dañi-nas para el medio ambiente, para los trabaja-dores del campo y los consumidores, benefi-ciando la producción a gran escala.

La soberanía alimentaria, pone énfasis en quelos mercados y economías locales son esencia-les para luchar contra el hambre y la pobreza.Si lo que los agricultores producen es exporta-do a precios del mercado internacional (pre-cios bajos), y si la mayor parte de lo que com-pran es importado (a precios altos), todas lasganancias del sistema son extraídos de la eco-nomía local y contribuyen sólo al desarrollode economías lejanas. Además, la importa-ción masiva de alimentos baratos arruina a los

Soberanía alimentaria:

Propuesta de las organizaciones

campesinas del mundoPeter Rosset y María Elena Martínez

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agricultores locales, ya que baja los preciosde sus productos tanto que su trabajo ya no esredituable y muchos abandonan sus tierras ymigran a las ciudades temporal o permanen-temente. La única solución duradera para eli-minar el hambre y reducir la pobreza es a tra-vés del desarrollo económico local/regional.Una forma de lograr dicho desarrollo en lasáreas rurales es crear circuitos locales/regio-nales de producción y consumo, donde lasfamilias de agricultores vendan sus productosy compren lo indispensable en poblacioneslocales. El dinero circula varias veces dentrode la economía local/regional, generandoempleo en los pueblos y permitiendo a losagricultores ganarse la vida. Esto se planteapara zonas rurales tanto en países del Surcomo en países del Norte.

Dos modelos en disputa

De acuerdo con la Vía Campesina, el movi-miento internacional de agricultores y agricul-toras familiares y campesinas, "la soberaníaalimentaria da prioridad de acceso al merca-do a los productores locales. El comercioagrícola liberalizado, que brinda acceso a losmercados sobre la base del poder en el mer-cado y a bajos, a menudo subsidiados, pre-cios, niega a los productores el acceso a suspropios mercados" (2002). Lo que la VíaCampesina y otros dicen es que enfrentamosuna verdadera confrontación entre modeloseconómicos en el mundo rural. El contrasteentre el modelo dominante, basado en laagroexportaciones, las políticas neoliberales yel libre comercio, versus el modelo de sobera-nía alimentaria.

Donde un modelo ve a los agricultores familia-res como un anacronismo ineficiente quedebería desaparecer, el otro los ve como labase de las economías locales y del desarrolloeconómico nacional, tal como lo fueron parael mercado interno que originalmente permi-tió desarrollar a los actuales poderes econó-micos de los Estados Unidos, Japón, China yCorea del Sur.

Con respecto al hambre, el modelo dominanteve la estimulación a las exportaciones como laforma de generar las divisas necesarias para

importar alimentos baratos que evitaran elhambre. Sus adherentes dicen que los cultivosde exportación también generan empleo. Elmodelo alternativo ve la conversión de las tie-rras a grandes monocultivos para la exporta-ción como la fuerza principal que impulsa elcrecimiento del hambre y la miseria en lasáreas rurales. Los adherentes a la soberaníaalimentaria señalan que la agroexportación engran escala genera mucho menos empleos quela agricultura familiar, y los generados son tra-bajos mal pagados y precarios.

Y mientras el modelo dominante se basa enmonocultivos a gran escala que requieren degran cantidad de insumos químicos, y que uti-lizan semillas genéticamente modificadas(OGMs), el modelo de soberanía alimentariave estas prácticas agrícolas industriales comolas que destruyen la tierra para las generacio-nes futuras, y propone una reforma agrariagenuina, y una tecnología de producción quecombina el conocimiento tradicional con nue-vas prácticas basadas en la agroecología.

La Vía Campesina y otros adherentes a losprincipios de la soberanía alimentaria exigenla exclusión de los alimentos y la agriculturade los acuerdos comerciales como laOrganización Mundial del Comercio (OMC), elTratado de Libre Comercio de América delNorte (TLCAN), el Área de Libre Comercio delas Américas (ALCA) y otros acuerdos regiona-les y bilaterales. Ellos ven a la liberalizacióndescontrolada del comercio, como una fuerzaque conduce a los agricultores a abandonarsus tierras, y como un principal obstáculopara el desarrollo económico local y a la sobe-ranía alimentaria.

Sin embargo, los gobiernos de los grandes paí-ses agroexportadores, tanto del Norte como delSur, continúan su puja por lograr tales acuer-dos, aunque entre ellos puedan discutir losdetalles que determinan la distribución de losbeneficios entre estos relativamente pocos paí-ses. Los gobiernos a menudo son rehenes desus grandes exportadores y de las corporacio-nes transnacionales. Estas corporaciones ven alos alimentos como meras mercancías paracomprar y vender. No obstante, los alimentosimplican la administración de los recursos natu-

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rales productivos: son cultura, agricultura, ysalud. Los alimentos son la vida misma.

Los gobiernos de las grandes naciones agroex-portadoras del Tercer Mundo correctamenteseñalan una grave desigualdad en la economíamundial: que los subsidios y protección departe de Estados Unidos y la Unión Europeadificultan que las elites del Tercer Mundo pue-den competir con las elites del Primer Mundoen la extracción de riquezas. Pero la posiciónde estos gobiernos no desafía al modelo total.Más bien ellos buscan incrementar ligeramen-te el número de aquellos que se benefician deél, los que aún así serían una pequeña frac-ción de la humanidad.

Subsidios y precios

Mientras los agroexportadores del TercerMundo demandan mayor acceso para susexportaciones a los mercados del Norte, lasorganizaciones de agricultores familiares ycampesinos replican: "¿Acceso a los merca-dos?. ¡Si! Acceso a los mercados locales"- loque significa "no" a la apertura de los merca-dos locales a la inundación con alimentosbaratos importados (Vía Campesina, 2002).Esta postura con respecto a la soberanía ali-mentaria también dice que los subsidios perse no son el enemigo. Su mérito depende decuanto sea su valor, quienes los reciben, ypara que son. De ese modo, los subsidiosotorgados sólo a los grandes productores ycorporaciones del Norte, que conducen aldumping y a la destrucción de los modos devida rurales en el Tercer Mundo, son malos.Pero los subsidios otorgados a agricultoresfamiliares para mantenerlos en sus tierras, ypara generar economías rurales pujantes, ylos subsidios para la conservación del suelo, latransición a prácticas agrícolas sostenibles yla venta directa a los consumidores locales,son buenos.

El enemigo real de los agricultores son losprecios bajos. Y los precios de las cosechassiguen cayendo aún cuando los precios al con-sumidor suben y suben. Esto es porque lasfuerzas principales que dictan los bajos pre-cios para los agricultores son las mismas quedictan los precios altos para los consumidores:

el control monopólico que corporacionescomo. Cargill, Archer Daniels Midland,Dreyfuss, Bunge, Nestlé, y otras ejercen sobreel sistema alimentario. Eso significa que pro-hibir estos monopolios, decretando y aplican-do leyes anti-monopolio a nivel nacional einternacional, es un paso clave hacia la segu-ridad de que todos los agricultores, a lo anchodel mundo, puedan ganarse la vida con sustierras, y que los consumidores puedan teneracceso a alimentos nutritivos a precios ase-quibles.

La soberanía alimentaria es un concepto quedebería tener sentido para los agricultores ypara los consumidores, tanto en los países delNorte como en los del Sur. Todos enfrentamoscrisis rurales y la falta de alimentos asequi-bles, nutritivos y producidos localmente.Debemos luchar de manera conjunta contralas políticas actuales del comercio internacio-nal, y en favor de la reforma agraria verdade-ra y los sistemas alimentarios más participati-vos, sustentables y controlados de maneralocal. Debemos recuperar nuestros alimentosy nuestras tierras.

Bibliografía"Declaración Final del Foro Mundial sobre Soberanía

Alimentaria" Habada, Cuba, Septiembre 7, 2001.http://www.movimientos.org/cloc/show_text.php3?key=1178

Food First/Institute for Food and Development Policy.2002. "Policy think tank reports find agriculturaltrade agreements hurt family farmers and the poor"http://www.foodfirst.org/media/press/2003/aoare-lease.html

Via Campesina. 2002. "Food Sovereignty" Panfleto dis-tribuido en la Cumbre Mundial de la Alimentación+5, Roma, Italia.

Via Campesina, et al. Sin fecha. "Declaración sobre laSoberanía Alimentaria. de los Pueblos".http://www.peoplesfoodsovereignty.org

Peter Rosset es investigador del Centro deEstudios para el Cambio en el Campo

Mexicano (CECCAM), y co-coordinador de laRed de Investigación-Acción sobre la Tierra

(http://www.acciontierra.org). María ElenaMartínez es investigadora y profesora del

Centro de Investigaciones y EstudiosSuperiores en Antropologia Social (CIESAS,

Unidad Sureste). Ambos residen en Chiapas,México.

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Ante la sobredeterminación absoluta del con-texto del calentamiento global y de los impac-tos del cambio climático sobre todas las for-mas de vida en el planeta, y el agotamientopaulatino de las reservas de petróleo (ademásdel alto costo que significa mantener el apa-rato militar para controlar las existentes), lanecesidad y la urgencia de promover energías"limpias" para alimentar el crecimiento y eldesarrollo económico ocupa un lugar centralen los debates públicos en todo el mundo,como si se tratara de un problema nuevo.

En este escenario de crisis energética y tran-sición hacia fuentes de energía "sostenibles yrenovables" (como las energías eólica y solar),"es la promoción de la agroenergía a nivelmundial la que de lejos constituye la estrate-gia mediática más agresiva", recibiendomayor inversión privada y contando con elapoyo de programas públicos estructurados yde las agencias internacionales en todos lospaíses (Tokar 2007).

Sin embargo, no conocemos aún cuáles son lasposibilidades reales y las limitaciones de latransición de la matriz energética e industrialdel petróleo (incluyendo los combustibles,pero también los plásticos, la industria quími-ca, los textiles, etc.) hacia las energías reno-vables como la agroenergía y los biocombusti-bles, entre otras. Sabemos que estas nuevasmatrices y tecnologías serán adoptadas pro-gresivamente, a lo largo de las próximas déca-das, y lo que será "el fin de la civilización delpetróleo", es, por ahora, un proceso de tran-sición, búsqueda y experimentación de alter-nativas, que se inicia apostando fuertementepor la agroenergía, sea ésta o no factible yviable a largo plazo.

Este movimiento agrícola global para atenderla demanda mundial de energía significadesde ya una ofensiva, todavía poco dimen-sionada en sus efectos, sobre las áreas rura-les, a pesar de que las evaluaciones de estosimpactos en América Latina y en Brasil yaindican que la asociación entre el agronegocioy los biocombustibles amenaza con intensifi-car el modelo de agricultura industrial y lapropagación de los transgénicos, afectando labiodiversidad, los territorios indígenas, laspoblaciones y los modos de vida tradicionales(Bravo 2006, Schlesinger 2006la).

Esta lectura de este fenómeno ha ganadoespacio y ha motivado declaraciones de orga-nizaciones y coaliciones ambientalistas devarios países (RALLT 2007, GRR 2007 2006,GFC 2006) que denuncian la amenaza querepresenta la fiebre de los biocombustibles eincentiva a otros sectores de la sociedad,como los movimientos campesinos y la peque-ña agricultura, a tomar parte en este debatepolítico que urge acciones coordinadas entreel Norte y el Sur.

Sintonizando con esta coyuntura, proponemosuna lectura parte de que la apuesta por laagroenergía y los biocombustibles es unaestrategia global para la reproducción delcapitalismo, que viabiliza la continuidad delproceso de producción y circulación de mer-cancías, y que tiende a concentrar todavíamás las empresas que ya detentan el controlsobre las cadenas del sistema agroalimentariomundial.

En esta etapa de acumulación, la expansióndel agronegocio de la energía y sus efectos secaracterizan por ser un nuevo vector de con-flictos socio-ambientales, en especial por sus

Agroenergía: la encrucijadaagraria del siglo XXI

Camila Moreno

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implicaciones en la soberanía alimentaria, enla medida que, entre las contradicciones queencierra este modelo global, se destaca elesfuerzo por integrar la agricultura familiar ycampesina al modelo de agricultura de ener-gía como solución para la generación deempleo, renta y permanencia de la poblaciónen el campo.

Sin embargo, esta integración alterará sustan-cialmente la correlación de fuerzas, la rele-vancia y el sentido de la lucha por la reformaagraria, ya que la cuestión más relevante enestos tiempos de agroenergía estará determi-nada -incluso para los partidarios entusiastasdel modelo- por "los términos en los cuales sedefinirá la competencia por tierra agroculti-vable (y agua) entre los cultivos de energía ylos de alimentos en el mundo" (Brown 2006).Esta competencia define los términos de lacuestión agraria en el siglo XXI.

Antes de asumir apresuradamente la tarea deproducir el combustible que el mundo necesi-ta, en el ritmo que este patrón de producción,consumo industrial y acumulación del capitalnos impone, es fundamental reflexionar pro-fundamente sobre lo que queremos y estamosplantando para el futuro. De hecho, es impor-tante considera si estamos rompiendo connuestra matriz colonial y de dependencia osólo actualizando los términos de la explota-ción y reiterando antiguas ecuaciones desumisión. En esta lógica, cabe considerar, crí-ticamente, hasta qué punto el discurso depromoción de la soberanía energética se plan-tea a expensas de hipotecar las premisas de lasoberanía alimentaria.

Agroenergia: el nuevo frente delagronegocio

Como podemos comprobar en Brasil, a diariola población es alertada de que está viviendoun momento histórico de cambio de paradig-ma: de la era del petróleo, a la era de los bio-combustibles y de la agroenergía, en la que la"energía se siembra".

En esta era, la tendencia es que el rol de laagricultura, en la definición de la economíaglobal y del capitalismo, se vea claramente

fortalecido, en la medida en que tendrá unvasto y virtualmente ilimitado mercado parala producción de combustibles para automóvi-les. "Países tropicales y subtropicales quepueden producir caña de azúcar o aceite depalma africana serán capaces de explotarcompletamente sus condiciones naturales quepermitirán condiciones de crecimiento a lolargo de todo el año, confiriéndoles una fuer-te ventaja comparativa en el mercado mun-dial". Los productos agrícolas ahora serán dis-putados por las cadenas de la agroindustria,pero también por las biorefinarías y petroquí-micas, es decir, visto como algo "positivo", elprecio de la comida será determinado por lacompetencia entre el supermercado y la gaso-linera, hecho que, para los entusiastas delmodelo, "deberá favorecer los precios paga-dos a los productores rurales, además deresolver la presión social para crear oportuni-dades de trabajo y desarrollo en el campo"(Brown 2006).

Para tener una idea de la importancia delnuevo papel atribuido a la agricultura y alcampo en el marco de la economía mundial,para sembrar cultivos destinados a produciragrocombustibles, especialmente líquidospara automotores, y de cómo esta tendenciadebe crecer en el corto plazo, la FAO estimaque "en los próximos 15-20 años veremos a losbiocombustibles generando el 25% del totalde la demanda mundial de energía". Sinembargo, esta previsión no es acompañadapor ninguna previsión oficial de la FAO sobrela extensión o localización de las tierras queserán ocupadas para la producción de estosnuevos cultivos.

No obstante, como cualquier otra actividadagrícola, el futuro y la posibilidad de expan-sión de la agroenergía en el mundo dependede dos factores indisociables: tierra agrícola yagua. En Brasil, estimaciones oficiales indi-can que hay 100 millones de hectáreas dispo-nibles para el desarrollo de los cultivos ener-géticos (sobre todo de la soja, caña de azúcar,palma africana y bosques energéticos). Deeste dato, se excluyen las áreas protegidas,los parques nacionales y las tierras ya ocupa-das con cultivos agrícolas alimenticios yfibras.

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Soberanía alimentaria Vs.agronegocios

Al radicalizar el modelo de integración de laagricultura en los moldes del sistema quetenemos hoy, optar por la agroenergía -y conesto, una radical disputa para asegurar el con-trol estratégico de la Tierra- amenaza conhipotecar definitivamente las premisas de lasoberanía alimentaria, tanto práctica comopolíticamente.

La relación con la soberanía alimentaria comobandera política evoca hoy la trayectoria deuna década de defensa del derecho de lospueblos a autodeterminar su producción y laspolíticas agrícolas, de acuerdo a sus necesida-des internas, antes que suplir las exportacio-nes. En este principio central también sebasa el protagonismo de los movimientossociales del campo, aglutinados en la VíaCampesina, en el contexto de la resistencia ala globalización y la reorganización de laizquierda mundial, en el movimiento "por otromundo posible".

Pensar cómo se articulan las contradiccionesentre la agroenergía y la soberanía alimenta-ria tiene como objetivo promover la coordina-ción y la coherencia entre el discurso y lasprácticas de los movimientos campesino yambientalista, desde una visión ya indisocia-ble de reforma agraria, aliada a la defensa dela biodiversidad, y de un proyecto integral detransformación de la sociedad y redefiniciónde la izquierda, sobre bases ecológicas

Así como la necesidad de ecologizar la política,la politización de las graves amenazas ecológi-cas (además del ecologismo de mercado)refuerza el sentido de abrir un diálogo con sec-tores amplios de la sociedad sobre la urgenciade reducir drásticamente el patrón de produc-ción y consumo de mercancías, y con esto, dela demanda de energía que deberá recaersobre el campo. Estas cuestiones se relacionandirectamente con los grandes temas que afec-tan el conjunto de la sociedad, tales como elcambio climático y el calentamiento global,pero también el modelo económico y el papelque tienen hoy los agronegocios.

En América Latina, y en especial en los paísesdel Cono Sur, el modelo de los agronegocios -emblematizado en la expansión de la soja- eshoy el gran proyecto político que domina loscriterios de inserción de nuestra región en elmercado global. El proceso de territorializa-ción productiva del agronegocio (Moreno2005), como eje de integración de la región,concretada y visibilizada en el mega plan delos proyectos del IIRSA (Iniciativa para laIntegración de la Infraestructura Regional deSur América), determina el sometimiento delos ecosistemas y de los recursos naturalespara la producción de materias primas deexportación, impuesta como la única vía dedesarrollo y de progreso de nuestros países.

En esta perspectiva, más allá de la evaluaciónpragmática de los programas de agroenergía ysus impactos locales en los arreglos producti-vos, generación de empleo, renta, permanen-cia del hombre en el campo, autoabasteci-miento energético, etc., es crucial tomarcierta distancia, utilizando una analogía, paramirar el bosque y no sólo el árbol. Esta críti-ca resulta una tarea inmediata, sobre todo enel contexto nacional, puesto que Brasil es elmayor promotor de este modelo en el mundo,además de incentivar los biocombustiblescomo vector central para la integración ener-gética y económica del MERCOSUR.

La implementación del modelo de produccióny exportación de biocombustibles de los paí-ses del Sur para atender las necesidades deconsumo de los países del Norte puede, por lotanto, caracterizar la forma más reciente delegitimar la ocupación de nuestros territorios,dominados por los agronegocios y por lastransnacionales, perpetuando el proyectocolonial, de sumisión de los ecosistemas y delos pueblos al servicio de la producción y elmantenimiento de la forma de vida de otrassociedades.

Retos para la agenda política

Los desafíos, mucho más que las oportunida-des que surgen con la apuesta por la agroe-nergía y por los (agro) biocombustibles, debe-rían ser asumidos urgentemente en la agendapolítica de aquellos que defienden la sobera-

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nía alimentaria, principio que corre el riesgode volverse obsoleto e ineficaz para dar cuen-ta de la coyuntura que se presenta y queimpone una reflexión consecuente sobre loque representa la arremetida y la estrategiaglobal de la agroenergía.

Sin solucionar la situación de desnutrición yde hambre en que viven millones de habitan-tes del planeta, y aún más, con la distorsiónvigente de los precios agrícolas en el comer-cio mundial, en función de las políticas dedumping y de la concentración de poder enunas pocas empresas que controlan el sistemaagroalimentario mundial (lo que es señaladocomo causa principal de la destrucción de laagricultura campesina y familiar y del conse-cuente éxodo rural en todo el mundo), laexpansión y la utilización masiva de cultivosalimentarios industriales para abastecer laproducción y exportación de combustible parael transporte y circulación de mercancías ypara sustentar el modo de vida de la sociedadurbano-moderna-industrial de los países delNorte, deberá constituir una cuestión centralno sólo para las poblaciones del campo sinopara el conjunto de la sociedad.

Este es el proyecto en curso y, se puede supo-ner, como ocurre hoy con las reservas depetróleo, que la transición hacia los biocom-bustibles introducirá una nueva geopolíticapara asegurar el control de estos territorios,concentrando todavía más el poder en lasempresas transnacionales que, en el marco dela biotecnología, del paquete tecnológico delos transgénicos y del régimen internacionalde comercio y protección de la propiedadintelectual (TRIPS/OMC), les garantizará elcontrol estructural sobre la producción mun-dial de alimentos.

El proceso que llevó a la formulación y nego-ciación del Protocolo de Kyoto (1997) es resul-tado del reconocimiento de la comunidadinternacional de que el "calentamiento global"es producto de dos siglos de actividad indus-trial alimentada por la quema del carbón y loscombustibles fósiles, y de la creencia en eldesarrollo y en el progreso de la forma decivilización urbana-moderna, en concretomaterializada en aquello que comemos, con

qué nos vestimos, en qué habitaciones vivi-mos, cómo nos transportamos, cuánta agua yenergía consumimos en función de nuestroideal de comodidad y bienestar, cómo y quétipo de mercancías producimos.

Para resolver la crisis de energía que consumea este modelo de sociedad, viabilizada a tra-vés de la agroenergía, las bases de reproduc-ción del capitalismo están siendo redefinidaspara su mantenimiento. La centralidad de lacrisis energética para el proceso de acumula-ción del capital -con el término de las reser-vas de petróleo- tiene la capacidad de impul-sar un debate global sobre otros modos deproducción de vida con un proyecto radical-mente distinto. En el centro de la discusiónestá el papel fundamental de los biocombus-tibles para mantener esta misma forma desociedad o transformarla.

Referencias citadas:Bravo, E. (2006), Biocombustibles: encendiendo el deba-

te en América Latina, Ed. Red por una AméricaLatina Libre de Transgénicos/RALLT, Quito.

Brown, L. (2006), How food and Fuel Compete for Land,in Globalist, 01/02/2006.

Moreno, C. (2006) Soberania energética X SoberaniaAlimentar: caso do Brasil, Boletim WRM, especialsobre Biocombustibles, n. 112

RALLT (Red por una América Latina Libre deTransgénicos), WRM (Movimento Mundial por losBosques Tropicales, Rede Alerta contra o DesertoVerde, OilWatch Sudamérica (2007) QueremosSoberania Alimentaria, No Biocombustibles!

Schlesinger, S. Ed. (2006a) Agronegócio e biocombustí-veis: uma mistura explosiva - Impactos da expansãodas monoculturas para a produção da bioenergia.Núcleo Amigos da Terra/Brasil, Rio de Janeiro

(2006b) Soja: o grão que cresceu demais FASE e ActionAid, Rio de Janeiro

Tokar, B. (2007) The New Energy Debates. Z Magazineonline, Volume 20, n. 1 Available at http://zmagsi-te.zmag.org/Jan2007/tokar0107.html

Camila Moreno es becaria semi-senior CLAC-SO, cursa estudios de doctorado en

Agricultura, Desarrollo y Sociedad en laUniversidad Federal Rural de Río de Janeiro.

Es investigadora asociada de Terra deDerechos, Brasil. Una versión más larga de

este artículo, en portugués, se encuentra en:http://alainet.org/active/16472, con el títu-

lo: Agroenergia X Soberania Alimentar.

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"Podríamos construir proyectos para paísespobres, donde no vean en los países ricos sólopaíses explotadores". Esa propuesta plantea-da por el presidente Lula durante la visita deGeorge W. Bush a Brasil, el 9 de marzo de esteaño, sintetiza el objetivo principal de eseencuentro: mejorar la imagen del Gobiernoestadounidense en América Latina.

Para ello, la agenda oficial del viaje de Bush aBrasil utilizó la agroenergía como tema cen-tral. "Todos nosotros nos sentimos en la obli-gación de ser buenos cuidadores del medioambiente", afirmó Bush en su discurso oficial.Y Lula añadió: "Queremos ver las biomasasgenerando desarrollo sostenible en Américadel Sur, en Centroamérica, en el Caribe y enÁfrica". Brasil y Estados Unidos son responsa-bles del 70 por ciento de la producción de eta-nol en el mercado mundial.

Bajo el pretexto de contribuir al "bien de laHumanidad" (frase utilizada por Lula en su dis-curso), el encuentro representó, en realidad,una estrategia de marketing para Bush, paralas transnacionales que pretenden lucrar conla agroenergía y para los dueños de ingeniosazucareros en Brasil, acusados históricamentede violar derechos laborales y destruir elmedioambiente. Días después, Lula afirmóque los dueños de los ingenios son "héroesnacionales y mundiales".

El resultado principal del encuentro entre losdos Presidentes fue la firma de un memoran-do de intenciones para estimular la produc-ción de etanol en diversos países. Según elSubsecretario de Asuntos Políticos delDepartamento de Estado de EE.UU., NicholasBurns, esta asociación puede significar una"revolución mundial".

A pesar del esfuerzo de los dos Gobiernos portransformar el encuentro en un éxito, no fueatendida la medida considerada la más impor-tante por Lula y por los dueños de ingenios enla visita de Bush: la suspensión de la sobreta-

sa de importación al etanol brasileño aEstados Unidos. La idea es llevar este tema alámbito de la OMC (Organización Mundial deComercio). En ese sentido, Lula propuso queBrasil y Estados Unidos llegasen a un acuerdopara reanudar las negociaciones de la Rondade Doha en la OMC. Hay especulaciones deque Brasil estaría negociando un acuerdo acualquier precio, inclusive para influenciar aotros países con el fin de que hagan lo mismo.

Para Bush, los objetivos son claros: mejorar suimagen frente a la opinión pública internacio-nal, ya que los Estados Unidos son responsablesdel 25 por ciento de la contaminación atmosfé-rica del mundo, y sobre todo, contrarrestar lainfluencia de países latinoamericanos en dondeexiste un fuerte sentimiento antiimperialista,como Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador.

Sin embargo, además de enfrentar protestas yhaber montado operativos de seguridad jamásvistos en la historia (en la ciudad de São Paulose prohibió el acceso a 35 km de distanciadurante la visita), el viaje de Bush a AméricaLatina fue ensombrecido por la gira simultá-nea de Hugo Chávez en la región. Por dondepasó, el presidente Chávez fue recibido congrandes mítines y manifestaciones de apoyo.En Argentina, hablando para un público decerca de 40 mil personas, afirmó que "es unalocura utilizar las buenas tierras y las aguasdulces que nos quedan para alimentar a losvehículos del Norte".

El Gobierno de Estados Unidos ofrece incenti-vos fiscales para que sus industrias aumentenel porcentaje de aceite vegetal en el dieselcomún. Sin embargo, sería necesario utilizarel 121 por ciento de toda el área agrícola deEE.UU. para sustituir la demanda actual decombustibles fósiles en este país.

En este contexto, el papel de Brasil seríasuministrar energía barata a los países ricos,lo que representa una nueva fase de la colo-nización. Las políticas actuales para el sector

Colonialismo y agroenergíaMaria Luisa Mendonça y Marluce Melo

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son sustentadas en los mismos elementos quehabían marcado la colonización brasileña:apropiación de territorio, de los bienes natu-rales y del trabajo, lo cual representa mayorconcentración de tierra, agua, renta y poder.

El falso concepto de energía "limpia y renovable"

Hay que desmitificar la propaganda sobre lossupuestos beneficios de los agrocombustibles.El concepto de energía "limpia y renovable"debe ser discutido a partir de una visión másamplia que considere los efectos negativos deestas fuentes. En el caso del etanol, el culti-vo y el procesamiento de la caña contaminanel suelo y las fuentes de agua potable, puesutilizan gran cantidad de productos químicos.Cada litro de etanol producido consume cercade 12 litros del agua, lo que representa unriesgo de mayor escasez de fuentes naturalesy acuíferos.

La quema de la caña sirve para facilitar lacosecha; sin embargo, esta práctica destruyegran parte de los microorganismos del suelo,contamina el aire y causa enfermedades respi-ratorias. El procesamiento de la caña en lasfábricas también contamina el aire a través dela quema del bagazo, que produce hollín yhumo. El Instituto Nacional de InvestigacionesEspaciales ha decretado el estado de alerta enla región de los cañaverales en São Paulo(mayor productor de caña del país) porque lasquemas han llevado la humedad relativa delaire a alcanzar niveles extremadamentebajos, entre un 13 y 15 por ciento.

En el caso de la soya, las estimaciones másoptimistas indican que el saldo de energíarenovable producido para cada unidad deenergía fósil gastado en el cultivo es de 0,4unidades. Eso se debe al alto consumo depetróleo utilizado en fertilizantes y en máqui-nas agrícolas. Además, la expansión de lasoya está causando una enorme devastaciónde los bosques y del cerrado* en Brasil.

Aun así, la soya ha sido presentada por elGobierno brasileño como el principal cultivopara el agrodiesel, por el hecho de que Brasiles uno de los mayores productores del mundo.

El Gobierno estima que más de 90 millones dehectáreas de tierras brasileñas podrían serutilizadas para producir agrocombustibles.Solamente en la Amazonia, la propuesta escultivar 70 millones de hectáreas de palmaafricana. Este producto es conocido como el"diesel de la deforestación", su producción yacausó la devastación de grandes extensionesde bosques en Colombia, Ecuador e Indonesia.En Malasia, el mayor productor mundial deaceite de palma, el 87 por ciento de los bos-ques han sido devastados.

Además de la destrucción de tierras agrícolasy de bosques, hay otros efectos contaminan-tes en este proceso, como la construcción deinfraestructura de transporte y almacena-miento que demanda gran cantidad de ener-gía. Asimismo, será necesario aumentar eluso de máquinas agrícolas, de insumos (ferti-lizantes y herbicidas) y de irrigación paragarantizar el aumento de la producción.

En Brasil, la expansión de monocultivos parala producción de agrocombustibles tenderá aampliar la usurpación de grandes áreas de tie-rras públicas por parte de las empresas pro-ductoras de soya, además de "legalizar" lausurpación de tierras ya existente. El ciclo dedicha usurpación suele empezar con la defo-restación, utilizando el trabajo esclavo; des-pués viene la cría de ganado y la producciónde soya. Actualmente, con la expansión de laproducción de etanol, este ciclo se completacon el monocultivo de la caña. Estas tierraspodrían ser utilizadas en la reforma agraria,para la producción de alimentos y para aten-der la demanda histórica de cerca de cincomillones de familias sin tierra.

En muchas regiones del país, el aumento de laproducción de etanol está causando la expul-sión de campesinos de sus tierras y generandodependencia de la llamada "economía de lacaña", en la cual existen solamente empleosprecarios en los cañaverales. El monopolio dela tierra por los ingenios genera paro en otros

* NDT: El cerrado es la segunda mayor formaciónvegetal brasileña. Se extendía originalmente por unárea de 2 millones de km², abarcando diez estadosde Brasil Central. Hoy, resta sólo el 20 por cientode ese total.

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sectores económicos, estimulando la migra-ción y el sometimiento de los y las trabajado-res a condiciones degradantes.

A pesar de la propaganda de "eficiencia", laindustria de la agroenergía está basada en laexplotación de mano de obra barata e inclusoesclava. Así, los trabajadores son remunera-dos por cantidad de caña cortada y no porhoras trabajadas. En el estado de São Paulo,el mayor productor del país, la meta por cadatrabajador es cortar entre 10 y 15 toneladasde caña por día. Entre 2005 y 2006, se regis-traron 17 muertes de trabajadores por agota-miento en el corte de la caña. Ese patrón deexplotación está presente en la industria de lacaña en toda América Latina y ahora debeexpandirse bajo el falso argumento de querepresenta una fuente de energía "renovable".

Durante la llamada "crisis del petróleo", en ladécada del 70, Brasil pasó a desarrollar tecno-logía para la producción de etanol. En aquelperiodo, el proyecto denominado "Pro-Alcohol"fue combatido por las empresas petroleras,inclusive por Petrobras. Actualmente, lasituación se invirtió, pues empresas petrolerasven con gran interés la posibilidad de lucrarcon la distribución de agrocombustibles. Esmás, las empresas automotrices participan enel sector, ya que prevén el aumento de lasventas de vehículos "flex", propulsados tantopor gasolina como por etanol.

La expansión de la producción de agroenergíaes también de gran interés para empresas deorganismos genéticamente modificados comoMonsanto, Syngenta, Dupont, Dow, Basf yBayer, que esperan obtener mayor aceptacióndel público si promocionan los productostransgénicos como fuentes de energía "lim-pia". En Brasil, la empresa Votorantin estádesarrollando tecnología para la producciónde caña transgénica para la producción deetanol. Muchas de esas empresas han empeza-do a desarrollar tipos de cultivos no comesti-bles, destinados solamente a la producción deagroenergía. Como no hay mecanismos paraevitar la contaminación de los transgénicos encultivos nativos, esa práctica pone en peligrola producción de alimentos.

Por otra parte, la expansión de la producción

de agrocombustibles pone en peligro la sobe-ranía alimentaria y puede agravar el problemadel hambre en el mundo.

Experiencias de producción de materia primapara agroenergía por parte de pequeños agri-cultores demostraron el riesgo de dependen-cia de las grandes empresas agrícolas que con-trolan los precios, el procesamiento y la dis-tribución de la producción. Los campesinosson utilizados para dar legitimidad al agrone-gocio, a través de la distribución de certifica-dos de "combustible social".

Este modelo causa impactos negativos encomunidades campesinas, ribereñas, indíge-nas y de los quilombos, cuyos territorios estánamenazados por la constante expansión delcapital. Además, la falta de una política deapoyo a la producción de alimentos puede lle-var a sectores campesinos a sustituir sus cul-tivos por agrocombustibles y, con eso, com-prometer la soberanía alimentaria. En Brasil,los pequeños y medianos agricultores produ-cen el 70 por ciento de los alimentos para elmercado interno.

Históricamente, la rebeldía campesina contrael avance del capital en el medio rural estágarantizando la alimentación de nuestros pue-blos. Grandes multinacionales se disputan elcontrol de recursos naturales como la tierra,el agua y la biodiversidad, lo que pone en peli-gro la identidad campesina y hasta la propiasupervivencia de nuestras sociedades. Por lotanto, lo que está en juego es la confrontacióncon un modelo colonial, con todas las caracte-rísticas propias de la colonización: depredado-ra, destructiva, explotadora y violenta.

Esta es la verdadera cara de la industria de laagroenergía, controlada por las mismasempresas petroleras, automotrices y agrícolasque destruyen los bosques y contaminan elmedioambiente. Bajo el pretexto de crear lanueva "civilización de la fotosíntesis" o de lossupuestos beneficios de una nueva matrizbasada en la agroenergía, grandes transnacio-nales y élites locales buscan expandir sumonopolio en nuestros territorios.

Maria Luisa Mendonça, Red Social deJusticia y Derechos Humanos. Marluce Melo,

Comisión Pastoral de Terra (CPT)

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Los transgénicos son un verdadero asalto delas corporaciones globales de agronegocios ala soberanía alimentaria de todos los países.Un puñado de trasnacionales controla el mer-cado mundial de semillas transgénicas y suspatentes, tornando ilegales los derechosancestrales de los campesinos y campesinas aguardar y replantar semillas. A esto se suma lapresión creciente para adoptar tecnologías"Terminator" para hacer semillas suicidas; eluso de cultivos alimentarios para producir sus-tancias no comestibles -farmacéuticas, indus-triales, agrocombustibles- contaminando ydisputando la tierra a la producción de ali-mentos; la amenaza de peces y ganado trans-génicos. Los experimentos con árboles mani-pulados genéticamente prometen un infiernorenovado, ya que además de invadir grandesextensiones con monocultivos y aumentar ladevastación de áreas ricas en biodiversidad,provocarían contaminación durante décadas ya grandes distancias.

Pese a las enormes cantidades de dinero quelas transnacionales dedican a la propagandaengañosa y a comprar funcionarios y gobiernospara establecer leyes a su favor, los diez pri-meros años de la comercialización de los trans-génicos en el mundo muestran que el avanceha sido lento y les ha costado más de lo que lasempresas nunca imaginaron. Aunque han logra-do hacer mucho daño, entre otras cosas, con lacontaminación de variedades campesinas, losjuicios a agricultores contaminados, experi-mentos hasta con bebés y el gran experimentogeneral con la mayoría de nosotros como con-sumidores involuntarios de transgénicos; lastransnacionales han perdido estrepitosamentela batalla moral y de la opinión pública: nadie

en todo el planeta -incluyendo los funcionariosde las empresas y los gobiernos que los legali-zan - contestaría honestamente que prefierecomer transgénicos.

Más dependencia, menos productivi-dad, más agrotóxicos

Seis empresas controlan el negocio de lassemillas transgénicas: Monsanto, Dupont,Syngenta, Bayer, Dow, Basf. Son también lasseis mayores en el mercado mundial de agro-tóxicos. No sorprende, por tanto, que luegode diez años de que comenzara la comerciali-zación de transgénicos (en Estados Unidosen1996) solamente haya dos tipos de cultivosen el campo: los que resisten los agrotóxicosde las propias empresas, -68 por ciento de lassemillas cultivadas en 2006- y los cultivosinsecticidas, manipulados para expresar latoxina de la bacteria Bacillus Thuringiensis(Bt) -19 por ciento de las semillas transgéni-cas en el campo en el mismo año. El restante13 por ciento, fueron cultivos que teníanambas características en la misma planta.

Aunque en Estados Unidos hay más de 70variedades de cultivos aprobadas para comer-cialización, las siembras de escala en ese paísy a nivel global durante estos diez años fueronsoja, maíz, canola y algodón, principalmentepara engordar ganado en los países ricos.Según fuentes de la propia industria biotecno-lógica, hay 22 países que han aprobado cul-tivos comerciales de transgénicos, pero sólo14 de éstos plantan más de 50,000 hectáreasy en realidad siguen siendo apenas 4 países -Estados Unidos, Argentina, Canadá y Brasil-que cubren el 90 por ciento del área mundialcultivada con transgénicos. A contrapelo delos datos alegres de la industria, las estadísti-cas del Departamento de Agricultura deEstados Unidos (abril 2006), muestran que los

Transgénicos: asalto a lasoberanía alimentaria

Silvia Ribeiro

Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETCwww.etcgroup.org

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transgénicos producen menos o igual que loscultivos convencionales, y que el uso de agro-tóxicos aumentó considerablemente en losdiez años pasados.

Semillas: llave de la cadena alimentaria

En ningún otro rubro industrial se registra unaconcentración corporativa tan marcada comoen el caso de las semillas transgénicas, dondeuna sola empresa transnacional -Monsanto-controla casi el 90 por ciento de estas semillassembradas a nivel mundial. Con la adquisiciónde la empresa mexicana Seminis en el 2005 yde la mayor algodonera del mundo -Delta &Pine Land- en el 2006, Monsanto se convirtióen la empresa más grande de semillas engeneral, no solamente transgénicas. Destronóasí a Dupont-Pioneer, que desde hacía añosera la mayor empresa semillera del globo,pero además, pasó a dominar el mercado glo-bal de semillas de algodón y consiguió meter-se en rubros donde no tenía presencia o eramuy débil, como el de las frutas y hortalizas.Con la compra de Seminis, Monsanto accedióal suministro de 3 mil 500 variedades de semi-llas a productores de frutas y hortalizas en150 países, controlando, entre otras, el 34 porciento de la venta de semillas para produc-ción de chile, 31 por ciento de los frijoles, 38por ciento de los pepinos, 29 por ciento de lospimientos, 23 por ciento de los jitomates y 25por ciento de las cebollas.

El control de las semillas es un objetivo clarode las transnacionales, porque quien las con-trola, tiene la llave de toda la cadena alimen-taria. Las semillas transgénicas son el paradig-ma de este control corporativo, ya que ade-más de la fuerte concentración de mercado,también están patentadas, lo que vuelve ile-gal el derecho ancestral de los campesinos ycampesinas a guardar semillas y volverlas aplantar en la próxima cosecha. Monsanto yotras empresas ya han ejercido legalmenteesta violación contra decenas de agricultorescontaminados en Estados Unidos y Canadá, alos que han demandado por "uso ilegal" de susgenes patentados. Según un informe delCenter for Food Safety de Estados Unidos, al2005 Monsanto ya había cobrado más de 15

millones de dólares en 90 juicios de este tipo.

Terminator y sus clones

Aún así, las empresas de agronegocios van pormás, ya que aunque las patentes sean unaherramienta para su monopolio, les implicadetectar el supuesto uso "ilegal" y emprenderjuicios. Por eso idearon la tecnología"Terminator", para hacer semillas estériles ensegunda generación y automáticamente obli-gar a que todos deban comprar semillas nue-vas de las empresas para cada siembra. Estefenómeno ya sucede mayoritariamente enEstados Unidos y otros países de Norte (sinusar Terminator, solamente por haber impues-to híbridos que no mantienen el nivel de pro-ducción después de la primer cosecha). Estadependencia con las semillas comerciales eslo que obligó a los agricultores de ese país aseguir comprando semillas transgénicas aun-que rinden menos, son más caras y usan másquímicos: sencillamente no podían hacer otracosa. En el Sur en cambio, existen 1400 millo-nes de campesinos y campesinas que usan suspropias semillas para producir alimentos yforrajes. Con la pinza de nuevas leyes desemillas, introducción de transgénicos y comogolpe final, Terminator, se amenazan las for-mas de vida de esos campesinos y campesinas,para que nadie más, ni en el Norte ni el Sur,pueda guardar sus propias semillas.

Luego de la primera versión de Terminator,que fue patentada en 1998 en conjunto por elDepartamento de Agricultura de los EstadosUnidos con la empresa Delta & Pine (ahora envías de convertirse en propiedad deMonsanto), surgieron muchas otras versionesde esta tecnología suicida-homicida, desdecasi todas las empresas que producen agro-transgénicos, ya que ese es el futuro que avi-zoran para aplicar a todos los transgénicos.Una de las más recientes es producto de unainvestigación patrocinada por la UniónEuropea llamada "Transcontainer", que afir-man no será para producir esterilidad enforma permanente sino solamente para conte-ner la contaminación transgénica, ya que lafertilidad de la semilla puede ser restitutidaposteriormente por las empresas que la ven-den. Pero Transcontainer o Terminator, tanto

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muerte como contaminación y cualquiera desus versiones apuntan de fondo a lo mismo: aque el oligopolio de empresas estadouniden-ses y europeas pueda seguir esparciendo sussemillas manipuladas en los campos, congarantías de mantener su monopolio, y quetodos los agricultores y campesinos tenganque ir a comprar semillas o pagarle a lasempresas para que les restituya la fertilidad.

Nos usan como conejillos de Indias

Al contrario de lo que afirma la industria bio-tecnológica de que no existen pruebas de lostransgénicos son malos para la salud, se vanacumulando evidencias que muestran lo con-trario. Según detalla una reciente compila-ción de la coordinación de la Red por unaAmérica Latina Libre de Transgénicos , dife-rentes tipos de transgénicos probados en rato-nes de laboratorio, producen desde alergiashasta reacciones inmunológicas más serias,como mal funcionamiento o atrofia de órga-nos internos, aumento de nivel de glóbulosblancos, hemorragias, cambios genéticos ybioquímicos que los hacen más susceptibles aenfermedades, en animales y plantas. Unestudio ruso realizado por la Dra. IrinaErmakova de la Academia Rusa de Ciencias,alimentando a grupos de ratas preñadas conharina de soya (unas de forma convencional yotros de forma transgénica) mostró que másde la mitad de las crías de madres que ingerí-an transgénicos murieron rápidamente y lassobrevivientes pesaban considerablementemenos. La lista ya es bastante extensa, perosi no se conocen más evidencias de los dañosque puede provocar el consumo de transgéni-cos es porque ni la industria ni los gobiernoslos están buscando y tratan de ocultar lospocos estudios independientes que logransalir a la luz.

Por otra parte, el uso intensivo de agrotóxicospara los cultivos resistentes a éstos, como enArgentina, Paraguay y Brasil, produce dañosgraves -y hasta muertes, como el niño SilvinoTalavera en Paraguay-a quienes están expues-tos en los campos, y a sus vecinos y zonas ale-dañas a través de la contaminación área, deaguas y suelos.

Latifundios y agrocombustiblestransgénicos

En Argentina, el segundo país productor detransgénicos en el mundo, estos cultivos, consu demanda de inversiones para insumos ysemillas más caras, así como de superficiescada vez más grandes para la exportación,han contribuido notablemente a consolidaruna verdadera reforma agraria a favor de loslatifundistas, al provocar la desaparición deun porcentaje importante de pequeños pro-ductores.

Recientemente el complejo industrial de losagronegocios lanzó un nuevo embate que vaen el mismo sentido, ahora con la explosiónde la promoción industrial de los agrocombus-tibles, o sea cultivos como caña de azúcar,soya y maíz para producir etanol y biodiesel.Para las industrias es un golpe propagandísti-co, porque lo presentan como solución"ambientalmente amigable" al cambio climá-tico, pero lo que buscan es un jugoso negocio,tanto por las subvenciones que prometen losgobiernos, como porque la destrucciónambiental por extensión de la frontera agríco-la y la erosión de suelos, la sufrirán los paísesdel Sur, no las empresas ni sus países sede. Lasempresas que producen agro-transgénicos sehan aliado a empresas automovilísticas y agrandes distribuidores de granos que monopo-lizan ese mercado, como Cargill, Bunge,Dreyfuss y Archer Daniel Midland, para mani-pular genéticamente cultivos para la produc-ción de agrocombustibles, argumentando quesolamente así serán eficientes en la siembra yel procesado. No tienen bases reales para pro-clamar tal cosa, pero eso no será óbice paraque los arrojen al mercado, disputando lastierras campesinas y que deberían ser usadaspara alimentos. De paso, esto aumentará enforma exponencial los riesgos de la contami-nación transgénica, porque las nuevas mani-pulaciones vuelven los cultivos no comesti-bles.

La próxima etapa sobre la que ya están avan-zando las empresas, con el argumento de laproducción de nuevos combustibles y otros, va

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Las historias de desplazamiento y migración,pérdida del sustento y del hogar, hambre ymiseria, son realidades cotidianas paramuchos pueblos y comunidades asiáticos. Suscapacidades para ejercer su derecho a la libredeterminación y a la soberanía alimentaria, ala riqueza medioambiental y a los recursosnaturales se encuentran amenazadas por lasfuerzas del mercado.

Mediante una estrategia global y multifacéti-ca, las corporaciones transnacionales y lasinstituciones financieras internacionales (IFIs)han reconocido las enormes ganancias que sepueden obtener con el control de los recursosnaturales del mundo. La tierra y el agua sonconsideradas como activos clave para la mine-ría, la industria, la agricultura de exportacióny los agronegocios de gran escala, todos ellosinversiones lucrativas que significan, además,ingresos muy requeridos por las arcas públicascon fondos escasos. Las oligarquías naciona-les y los gobiernos poco transparentes sonaliados naturales de las corporaciones trans-nacionales y de las IFIs, ambas utilizadascomo un pretexto para implementar leyes quealteran drásticamente el panorama de laabundancia natural.

A nombre del desarrollo, de la disminución dela pobreza y de la eficiencia económica, losgrandes proyectos de infraestructura y losprogramas de privatización están transfor-mando los recursos naturales en oportunida-des de inversión y en commodities comercia-lizables, con lo cual socavan las posibilidadesde la gente de acceder a y controlar la tierra,los bosques, el agua, los minerales, la biodi-versidad, los recursos genéticos y el conoci-miento indígena tradicional.

Para citar un ejemplo, a partir de diciembrede 2006, el Banco Mundial (BM) ha asignadoUS$ 1,64 mil millones para sus proyectos derecursos naturales, agricultura y agua en Asia,que representan el 23 por ciento del total desus préstamos en la región. El alcance de laintervención del BM en la agricultura y elentorno natural se extiende desde proyectosde administración y gerencia de la tierra,hasta proyectos de infraestructura, como, porejemplo, los caminos que conectan la granjay el mercado.

En el mismo período, el Banco de DesarrolloAsiático (ADB) ha desembolsado cerca de US$1,5 mil millones para proyectos de agricultu-ra, recursos naturales y abastecimiento deagua, que representan el 18 por ciento deltotal de sus préstamos. Muchos de estos pro-yectos incluyen paquetes de privatización quesupuestamente beneficiarían a la gente pobrey marginada.

No obstante, contrariamente a lo que preten-den las IFIs, muchos de estos proyectos hanfracasado notoriamente en sus objetivosanunciados de reducción de la pobreza, mejo-ría en la provisión de servicios y desarrolloeconómico. Un caso patente son los progra-mas del BM de reforma agraria basada en elmercado o negociada, que se han aplicado enunos 30 países en desarrollo. Éstos facilitan lacreación de mercados de tierras al establecercréditos y bancos de tierras, como mecanismopara privatizar los servicios de apoyo. Así, lasfamilias pobres de las zonas rurales puedencomprar tierras y luego venderlas en un mer-cado compuesto supuestamente de "vendedo-res y compradores voluntarios". El resultadode estas políticas agrarias no es sólo quebran-tar la demanda perenne por una reforma

Políticas de las IFIs en Asia:

Desplazamiento y resistenciapor la tierra y el agua

Mary Ann Manahan

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agraria amplia y verdadera, sino agudizar laproblemática de los sin tierra y de la concen-tración de tierras, cuando numerosas familiascampesinas se ven obligadas a revenderlas -muchas de estas tierras tienen suelos pobres ymarginales y un escaso acceso a los mercados-aunque para su compra se hayan endeudadocon altas tasas de interés.

Esta situación genera más hambre y pobrezaen el campo, aumenta el éxodo del campo ala ciudad y agudiza el malestar rural. EnTailandia, los campesinos del noreste seencuentran amenazados con expulsión de sustierras y con la restricción obligada de susprácticas agrícolas. Esta situación ha sidopatrocinada por el Banco Mundial y el gobier-no tailandés a través de un programa de "titu-lación de tierras" o de "reforma agraria basa-da en el mercado", que convierte a la tierraen una mercancía a ser comprada e intercam-biada en mercados de tierras. Todo estoresulta aún más problemático en un paísdonde la titulación formal de tierras esreciente.

La política de desarrollo rural de las IFIs exigela transformación de la agricultura de subsis-tencia en un modelo agro-exportador. El cam-pesinado y los aldeanos en Indonesia estánsufriendo violencia, hostigamiento y desahu-cios forzados por parte de la policía y losgobiernos locales, cuando sus tierras son asig-nadas al cultivo de plantaciones de palma deaceite. En el vecino Laos, con el Proyecto deDesarrollo de Plantaciones de Bosques, finan-ciado por el Banco Asiático del Desarrollo,cerca de 150.000 hectáreas de plantacionesde eucalipto están substituyendo los cultivos ybosques tradicionales. Si bien la pretensiónes reducir la pobreza e incrementar los ingre-sos estatales, los campesinos y aldeanostemen que eso traiga mayor pobreza y pérdi-da creciente de acceso a sus tierras. Del otrolado del Océano Índico, miles de granjeros enel estado de Andhra Pradesh se han suicidadodebido al incremento de las deudas que con-trajeron para cambiar sus propias formas deproducción por la agricultura mecanizada ybasada en el mercado.

Otras formas de privatización incluyen las

áreas comunales de pesca, como es el caso dela cuenca del Lago Tonle Sap, que amenaza laseguridad alimentaria de Camboya, ademásde su economía y su identidad cultural.

Inversiones en el recurso agua

Las IFIs también han dirigido sus recursoshacia la privatización del agua y de los dere-chos del agua. En 2005, el BM invirtió un totalde US$ 1,8 mil millones para el abastecimien-to de agua y saneamiento (no incluyendo lairrigación, la energía y el ambiente), repre-sentando el ocho por ciento del total de prés-tamos. En cuanto a la ADB, ha invertido untotal de US$ 15 mil millones entre 1968 y1999, o sea el 19 por ciento del total de prés-tamos en operaciones relacionadas con elagua. En 2006, este mismo total destinado alabastecimiento de agua y al saneamientosumaba US $ 648 millones.

La promesa de introducir "servicios mejoradosa bajo precio" con estos proyectos no se hacumplido. Muchos de los problemas (deudas,sub-financiamiento y falta de inversión, tari-fas de agua que están en las nubes, tuberíasrotas y robo del agua) que caracterizaban laépoca pre-privatización han vuelto a aparecere incluso se han empeorado. En la ciudad deManila, las mujeres pobres tienen que com-prar agua a un carro-cisterna privado a unprecio que supera los US$ 3 por metro cúbico,lo cual representa más de la mitad de suingreso diario. Estos hogares pobres hanadoptado "estrategias de ahorro del agua",como son la reutilización del agua para lalavandería, limpieza de baños y riego de lasplantas. Entre tanto, siguen aguardando elcumplimiento de la promesa de agua entuba-da, hecha hace diez años por la compañía pri-vada Maynilad Water Services Inc. En la veci-na Tailandia, el proyecto de tratamiento deaguas residuales de Samut-Prakarn, de la ADB,que apuntaba a minimizar la contaminaciónpor las aguas residuales, ha hecho todo locontrario, afectando directamente a lascomunidades costeras y matando mangles.

De hecho, las pretendidas respuestas a lasnecesidades de energía y control de inunda-ciones de países en desarrollo están exacer-

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bando el desplazamiento y el empobrecimien-to de comunidades rurales. En la India, lapolémica represa de Sardar Sarovar ha despla-zado y dejado en la miseria a millones de indí-genas de comunidades pesqueras y agrícolas.Asimismo, en Nepal está vigente la amenazade desastre ambiental, ecológico y social entorno al Proyecto de Abastecimiento de Aguade Melamchi, un proyecto inter-cuencas quedesviará el agua del Río Melamchi al valle deKatmandú mediante la construcción de untúnel.

Queda claro que se ha ocultado información alas comunidades, a los granjeros, a los pesca-dores, a los pueblos indígenas, a los consumi-dores y al público en general, y no se les haconsultado sobre el manejo de su tierra y desu agua. Cuando los mecanismos de mercadoy la capacidad de pago de las personas se con-vierten en los medios para la redistribución dela riqueza y el poder, el resultado deriva enuna mayor exclusión de la gente pobre y yamarginada.

Toda esta situación genera una crecienteresistencia y la consecuente defensa de enfo-ques innovadores para la gestión de la tierra ydel agua. Las comunidades afectadas por lasrepresas, ecologistas, ONGs, académicos yotros sectores en la región de Mekong hanresistido repetidamente y, con toda legitimi-dad, han defendido sus vidas y hogares contrala ofensiva de los proyectos de mega-infraes-tructura. También existe un movimiento acti-vo y dinámico anti-IFI en Asia del Sur y Asia delSur-Este que denuncia los impactos verdade-ros de los programas de privatización en suscomunidades y propugna que estas institucio-nes salgan de Asia. En Tailandia, la Asambleade los Pobres, la Red de Reforma de Tailandiay otros movimientos han emprendido ocupa-ciones de tierras como alternativa a la incapa-cidad del mercado y del gobierno para ejecu-tar la redistribución de la misma. De estamanera, 4.000 comunidades rurales en elNorte han accedido a cerca de 2.300 hectáre-as de tierra a través de un movimiento comu-nitario de reforma agraria. Lo mismo estásucediendo en Bangladesh, Filipinas eIndonesia. Los modelos alternativos, talescomo las asociaciones para el agua de tipo

público-público (PUPs), hacen un contrapesoa la privatización y a las asociaciones de tipopúblico-privado. En Malasia e Indonesia, laempresa de agua más eficiente cobra las tari-fas más bajas para el líquido y, sin embargo,tiene ingresos de millones de dólares, siendouna empresa pública. En Taguig, Filipinas, lascomunidades urbanas pobres han formadoasociaciones vecinales para invertir en tuberí-as y se están organizando desde sus basespara manejar sus sistemas de agua y recursosde agua subterránea.

Hoy, esta resistencia se está aglutinando bajoel modelo alternativo de la soberanía alimen-taria de los pueblos. Existen numerosos movi-mientos rurales y urbanos en Asia que estánluchando por él: los Pueblos y Trabajadores delos Bosques en la India, la Federación deUniones Campesinas de Indonesia, laAsociación de Mujeres Campesinas de Korea,la Red Asia-Pacífico por la SoberaníaAlimentaria, la Coalición Nacional de MujeresCampesinas de Filipinas, y muchos otros. Lasoberanía alimentaria de los pueblos, enten-dida como el derecho de los pueblos y de lascomunidades a tener los medios seguros, sufi-cientes, saludables y ecológicamente sosteni-bles para producir, recolectar, consumir,almacenar y distribuir alimentos, sencilla-mente no será posible si los pueblos no tienenacceso y control sobre los recursos naturales.

Más de 500 agricultores, pescadores/as,mujeres, pueblos indígenas, jóvenes, pastoresy consumidores/as de 98 países, que se con-gregaron en Selingué, Malí, el pasado mes defebrero, para consolidar un movimiento globalpor la soberanía alimentaria, atestiguaron laurgencia y la importancia de que la gentetenga potestad sobre los recursos. Es más,Nyéléni significa ímpetu, inspiración y espe-ranza de que ya llegó la hora de que el mode-lo de soberanía alimentaria sea implementa-do. Los movimientos asiáticos están dispues-tos a seguir enfrentando el desafío.

Mary Ann Manahan, de Filipinas, es investi-gadora de Focus on the Global South, del

área de recursos comunes compartidos (tierray agua), y miembro de la Land Research

Action Network.

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El próximo enero de 2008 se liberará total-mente el comercio agropecuario entre Méxicoy Estados Unidos, como un compromiso delTratado de Libre Comercio de Norteamérica(TLCAN). Todos los productos provenientes deEstados Unidos podrán entrar al país sin nin-gún tipo de protección ni condicionamiento.

Al terminar el periodo de transición tambiéntermina el plazo para establecer salvaguardasbilaterales que operarían cuando el gobiernomexicano quisiera y pudiera probar que lasimportaciones de Estados Unidos o Canadácausan un perjuicio a la industria nacional1.

Además, en política interna tendrán lugardefiniciones muy importantes para los produc-tores, como son la política de precios y subsi-dios, mientras que el comité de cupos queexistía para asignar las cuotas de importaciónde maíz, no tendrá más razón de ser.

El Tratado de Libre Comercio de Norteaméricafirmado entre Estados Unidos, Canadá yMéxico, inició su operación el 1º de enero de1994. El acuerdo agrícola Capítulo VII pro-mueve la liberalización total del comercio delsector agropecuario y forestal en la región.

De todos los acuerdos comerciales internacio-nales, los compromisos establecidos en elTLCAN para la agricultura entre México yEstados Unidos son los más radicales, puesincluyen la liberalización de todo el comercioagrícola y agroalimentario.

Desde el año 2003, el 93 por ciento del comer-cio agropecuario de México con EstadosUnidos quedó abierto. México no puede impo-ner ninguna restricción a las importacionesagropecuarias que provienen del mayorexportador mundial. Únicamente el maíz, elfrijol y la leche en polvo, podrían mantener

aranceles hasta el año 2007, ya que por serproductos extremadamente sensibles a lasimportaciones, cuentan con una protección"extraordinaria". Pero como se verá posterior-mente, el gobierno mexicano decidió favore-cer a los importadores y no utilizar la protec-ción a la que tienen derecho estos tres pro-ductos que se encuentran en el mercadoabierto. El azúcar tuvo una negociación finala partir de los acuerdos paralelos, que haimpedido aprovechar las ventajas que favore-cían las exportaciones de México. El comerciode azúcar entre México y Estados Unidos que-dará liberado a partir de octubre de 2007. Enel 2008, Estados Unidos eliminará sus últimasprotecciones al jugo de naranja congelado yconcentrado, a los vegetales de invierno y alos cacahuates.

Canadá, en el acuerdo con Estados Unidos y enel acuerdo posterior con México, dejó fuera losproductos que mantienen sistemas de adminis-tración de la oferta, como son los productosavícolas y lácteos. México tampoco tiene com-promisos con Canadá en estos productos.

El 1 de enero de 2003, México y EstadosUnidos completaron el periodo de transiciónde diez años para la liberalización total de lamayoría de los productos agropecuarios. Enese mismo año también se venció la posibili-dad de utilizar salvaguardas especiales con lasque contaban algunos productos agropecua-rios. Las salvaguardas operaban cuando lasimportaciones rebasaban las cuotas definidasy permitían aplicar el arancel existente antesdel TLCAN2. México tenía salvaguardas espe-ciales para las importaciones de cerdos vivos,carne de puerco, jamones, manteca, tocinos,aves, pastas de pavo y pollo, huevo, produc-

El TLCAN en la economía campesina

UNORCA

1 Secofi, TLCAN, texto oficial, Capítulo VIII2 Secofi, TLCAN, texto oficial, Artículo 703

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tos de papa, manzanas frescas, extracto decafé y jugo de naranja. Estados Unidos podíaaplicar salvaguardas especiales para produc-tos hortícolas sobre bases estacionales.

El TLCAN es el primer Tratado que asociacomo iguales a dos países desarrollados y auno subdesarrollado. El sector agrícola deMéxico presenta grandes asimetrías económi-cas, tecnológicas, de factores de producción,de políticas agrícolas y de recursos de apoyo ala agricultura, frente a sus homólogos deEstados Unidos y Canadá.

Los compromisos del capítulo agrícola en elTLCAN son determinantes para México, puesantes de su firma se destinaban el 75.4 porciento de las exportaciones sectoriales aEstados Unidos y provenían de este país el 69por ciento de las importaciones3. En contrapar-te, México proveía sólo el 12 por ciento de lasimportaciones agrícolas de Estados Unidos ycompraba el equivalente al 7 por ciento de susexportaciones. Las exportaciones agrícolas deCanadá a México representan el 28 por cientode sus exportaciones totales y las exportacio-nes de México a Canadá representan el 8 porciento de las importaciones canadienses.

México había iniciado una liberalización unila-teral del sector agropecuario desde 1989,como parte de un ambicioso programa de"modernización del campo", inscrito en unproyecto general de cambio estructural. Laapertura comercial, el retiro del Estado de lamayoría de las actividades económicas, lareducción de los subsidios, la desincorpora-ción y privatización de la mayoría de lasempresas estatales, fueron los objetivos queorientaron la política agrícola. El Tratado ins-titucionaliza el modelo económico neoliberaly pretende darle un carácter definitivo e irre-versible. Separar el efecto de las reformas delos efectos del Tratado es prácticamenteimposible.

A partir de 1994 el TLCAN entró en operaciónpara constituirse en "el candado que cierra lapuerta e impide dar marcha atrás a las refor-mas"4. El Tratado garantizó que las drásticasreformas estructurales impulsadas en la agri-cultura se mantuvieran durante los trece años

de su vigencia, a pesar de sus efectos devas-tadores para los productores, principalmentepara los campesinos.

Estados Unidos y Canadá son dos de los mayo-res y más eficientes exportadores de granosen el mundo, mientras México no tiene venta-jas comparativas con la producción de granosbásicos y olegainosas, con la producción gana-dera y con la producción forestal de EstadosUnidos. México es un exportador competitivode productos hortofrutícolas.

El comercio agroalimentario de México conEstados Unidos se fundamenta en la importa-ción de alimentos básicos -maíz, soya, trigo,sorgo, oleaginosas, lácteos, aceites vegetales,carnes frescas y refrigeradas- a cambio de laexportación de jitomate, pimiento, legum-bres y hortalizas, ganado vacuno para engor-da, cerveza y tequila.

Así, mientras las exportaciones agropecuariasy alimentarias de México se concentran en unreducido número de productos suntuarios paralas élites de Estados Unidos, México ha perdi-do capacidad para garantizar la soberanía ali-mentaria del país y ha aumentado su depen-dencia de las importaciones de productos bási-cos para la alimentación de la población.

El aumento de las importaciones de los pro-ductos básicos ha provocado la reducción delos precios a los productores en una bandacercana al 50 por ciento, además de la faltade mercados para sus cosechas, sin que ellohaya retribuido mejores precios a los consu-midores. La ganadería ejidal casi ha desapa-recido a merced de la competencia con laproducción de Estados Unidos y la producciónganadera doméstica se encuentra cada vezmás concentrada en sistemas pecuarios inten-sivos. A la par se han reducido los subsidios yprogramas de apoyo para los campesinos ypequeños productores, mientras varios pro-

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3 Shwedel, Kenneth, "El TLC y el cambio estructural"en: Encinas, A, J. de la Fuente y H. Mackinlay,(coords.), La disputa por los mercados. TLC y sectoragropecuario, México, Editorial Diana, 1992.

4 Luis Hernández, "TLC, Corte de caja", en Cuadernosdel Ceccam No.7, México, 1996.

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gramas se han concebido para subsidiar a losgrandes productores y a las comercializadorase industrias procesadoras de alimentos,muchas de ellas transnacionales.

Actualmente el campo absorbe una importan-te proporción de las remesas que envían losmigrantes desde Estados Unidos. Durante laadministración de Vicente Fox, según datosoficiales, dejaron el país cerca de 3.5 millo-nes de personas más de 570 mil personas poraño. El 56 por ciento de la migración tiene suorigen en localidades rurales.

En el año 2005 ingresaron al país 20 mil 035millones de dólares por concepto de remesasfamiliares. En las comunidades rurales elingreso proveniente de remesas equivale enpromedio al 43.6 por ciento del ingreso de lasfamilias.

La UNORCA demanda sacar a la agricultura y la alimentación delTLCAN

Las organizaciones que integramos la UNORCAtenemos una demanda fundamental: eliminarel capítulo agrícola del TLCAN. Durante doceaños hemos constatado que la negociación deeste capítulo se dio en contra de los interesesnacionales, en contra de la soberanía alimen-taria, en contra de los productores campesi-nos - que son la gran mayoría de los producto-res del país- y a favor únicamente de lasempresas transnacionales, algunos grandesempresarios y un reducido número de cultivosde exportación.

Los compromisos del capítulo agrícola delTLCAN impiden reformar las políticas agríco-las neoliberales que han provocado que la cri-sis del sector se profundice.

El TLCAN expresa el fracaso del modelo deintegración de América del Norte, lidereado afavor de los intereses de Estados Unidos, en elque no se plantea una integración comple-mentaria, sino subordinada. Estados Unidos no ha cumplido varios de loscompromisos del TLCAN (por ejemplo, la libe-ralización del servicio de transporte dentro de

Estados Unidos) México no tiene por qué man-tener compromisos que afectan negativamen-te las posibilidades de desarrollo de la agri-cultura y del 25 por ciento de la poblaciónque vive en el campo. Estados Unidos no hacumplido tampoco con la reducción de subsi-dios internos y de subsidios a la exportación,comprometidos en la OMC, sino que, por elcontrario, los aumentó a partir de su LeyAgrícola 2002-2007 y también durante los añosde crisis de los precios agrícolas.

El TLCAN fue negociado bajo supuestos ideo-lógicos que han demostrado ser falsos: el libremercado no garantiza el desarrollo, ni tampo-co todos los participantes ganan con el comer-cio internacional, pues únicamente ganan lospaíses más fuertes que controlan el comercioagrícola mundial.

La sobrevivencia de los campesinos y peque-ños productores está amenazada por lasreglas del libre mercado que los sacrifican enaras de la productividad de la agriculturaindustrial.

UNORCA, Unión Nacional de OrganizacionesRegionales Campesinas Autónomas, forma

parte de la CLOC/Vía Campesina.

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mucho más allá de los transgénicos, paracrear organismos vivos artificiales desdecero. Le llaman "biología sintética" y susimpactos son potencialmente muchopeores que los que ya han provocado lostransgénicos.

Sin embargo, pese a los constantes ycambiantes ataques de las transnaciona-les para controlar las aspectos básicos dela vida de todos, los campesinos y cam-pesinas, indígenas, pescadores artesana-les, pastores y otras comunidades localesdel mundo, siguen teniendo en sus manoslas semillas y conocimientos para poderseguir produciendo alimentos sanos y cui-dando las bases del sustento de todos. Estarea de todos y todas que así siga.

Transgénicos: asalto...viene de la página 19

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En la década de los '90, el capital internacio-nal concentró esfuerzos para apoderarse delas grandes empresas estatales, tanto del sec-tor productivo cuanto de servicios públicos, yde empresas nacionales. En un corto espaciode tiempo, menos de una década, el gobiernobrasileño, connivente con los intereses delcapital internacional, privatizó y desnaciona-lizó la economía brasileña.

Cumplida esa primera etapa, ya al final deaquella década, todavía bajo el gobiernoFernando Henrique Cardoso, los intereses delgran capital, bajo hegemonía del sector finan-ciero, colocaron en la mira el control de terri-torios y de la agricultura brasileña. Es decir,el capitalismo trató de reproducir en el campolo que ya había hecho en el espacio urbano.

Así, el capital financiero promovió un procesode concentración de diversos sectores produc-tivos vinculados a la economía agrícola, for-mando grandes conglomerados agro-industria-les. También, siempre bajo el dominio delcapital financiero, se promovió la centraliza-ción de varias ramas de la producción agrope-cuaria en una única empresa. El tercer movi-miento del capital financiero fue en la direc-ción de promover la internacionalización de laagricultura, a través de la desnacionalizaciónde las empresas agro-industriales y de lainternacionalización de los precios de los insu-mos y productos agrícolas. Por último, com-plementariamente a esos cuatros movimien-tos iniciales, el capital financiero trató deasegurar el dominio de grandes extensionesde tierras, promoviendo todavía más la con-centración agraria en nuestro país.

A partir de esos movimientos, se consolidó unmodelo agrícola que tiene como principalescaracterísticas: la utilización de grandesextensiones de tierras -grandes caseríos; pro-

piedades especializadas en un monocultivo;control completo de la cadena productiva,desde la producción hasta la distribución;superexplotación de los recursos naturales yde la mano de obra agrícola; uso intensivo defertilizantes e insumos químicos; mecaniza-ción pesada; utilización de poca mano de obra("una agricultura sin agricultores"); y, la sub-ordinación de la agricultura a las empresasindustriales y al capital financiero.

El agronegocio

Esa reestructuración económica de la agricul-tura promovió, consecuentemente, una rede-finición del perfil de la clase dominante en elcampo y opuesta a la lucha por la reformaagraria. Los movimientos campesinos noenfrentan más al latifundista atrasado, pro-pietario de grandes extensiones de tierrasimproductivas. Este tradicional enemigo de lareforma agraria fue sustituido por una alianzade clase que involucra a los capitalistas agrí-colas (grandes propietarios), las transnaciona-les que monopolizan la agro-industria y elcapital financiero. Con el apoyo del Estado,este segmento social, denominado como agro-negocio, logró implementar un modelo agríco-la altamente lucrativo, una vez que se espe-cializó en ocupar algunos espacios específicosdel mercado internacional, como el de lacelulosa, de la soja, del zumo de naranja y delalcohol de la caña de azúcar. Lucrativo paracerca de 30 mil propietarios rurales que estáninsertados en ese modelo, en un universototal de 4,9 millones de propietarios rurales.Un modelo eficiente para generar saldo en labalanza comercial y recaudar los dólaresnecesarios para que el gobierno continúepagando los estratosféricos intereses de la

Reforma agraria en Brasil:

Por justicia social y soberanía popular*

Egídio Brunetto

* Lema del 5to. Congreso Nacional del MST que se lleva-rá a cabo del 11 al 15 de junio 2007 en Brasilia.

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deuda pública y posibilitar que las transnacio-nales envíen a sus matrices los fabulososlucros que obtiene con las empresas privatiza-das y desnacionalizadas en la década de. '90.

Ese modelo de agricultura de la clase dominan-te, orientado exclusivamente al lucro y a losintereses del mercado externo, es incompati-ble con el fortalecimiento de la agriculturacampesina y disputa con los trabajadores rura-les sin tierras, las tierras aptas para la reformaagraria. Así, hoy el agro-negocio es el princi-pal enemigo de la agricultura campesina y dela lucha por la reforma agraria en nuestro país.

Teníamos la expectativa de que victoria elec-toral de 2002, con Luis Inácio Lula da Silva,pudiese alterar la correlación de fuerzas yfrenar el proyecto de la clase dominante paraagricultura brasileña. Pasado el primer man-dato del gobierno Lula, esa expectativa fuefrustrada. El actual gobierno se mostró rehénde las políticas neoliberales, dio continuidada la política económica del gobierno anterior,en ningún momento demostró disposiciónpara enfrentar al latifundio y atendió casitodas las demandas del agro-negocio. Para losmovimientos sociales del campo, su actuaciónse ha limitado a medidas asistenciales y decompensaciones sociales. Y como todos losgobiernos anteriores, Lula se vanagloria dehacer la mayor reforma agraria de la historiadel país. Sin embargo, las familias permane-cen en campamentos y el latifundio se sienteintocable, siendo que se trata tan sólo de unareforma agraria virtual.

Nuestro proyecto

Esa ofensiva del gran capital en la agriculturabrasileña elevó la lucha por la reforma agrariaa un nivel superior del que existía hastaentonces. Fue superada la fase de la luchacorporativa por la reforma agraria dentro delos marcos de las reformas burguesas. Ahora,la reforma agraria ha adquirido la dimensiónde una lucha por cambiar el modelo económi-co y, consecuentemente, del modelo de agri-cultura implantado en el país por la clasedominante y sus gobiernos.

Continuaremos con nuestra lucha, concentra-

remos esfuerzos para que en nuestro país se déla democratización de la posesión de la tierra,la democratización de la renta y riqueza pro-ducida, la democratización del acceso a laeducación e información y que la población delcampo sea beneficiada con políticas públicasque le garanticen condiciones de vida digna yperspectivas de desarrollo social y económico.

Pero, de modo más objetivo y concreto, hoyluchar contra el modelo del agro-negocio sig-nifica enfrentar a las transnacionales quemonopolizan las actividades económicas de laagricultura, derrotar el latifundio retrasado eimproductivo que sirve como instrumento dedominación política sobre poblaciones ente-ras; derrotar el monocultivo y la injerencia dela Organización Mundial de Comercio (OMC)que trata a los alimentos como simple fuentede lucro y explotación económica.

Al derrotar el modelo de la clase dominante,será nuestro desafío presentar a la sociedad loque queremos con la agricultura brasileña.Queremos un proyecto popular para la agri-cultura que asegure acceso y control del terri-torio a la población que vive en el campo; queposibilite e incentive el uso de tecnologíasque aseguran la preservación del suelo, de lasaguas y de la biodiversidad; que garantice lapreservación de la identidad social y culturalde las poblaciones rurales, sea de los campe-sinos, indígenas y "quilombolas"; que hayapolíticas de Estado orientadas al fortaleci-miento de la agricultura campesina y de laproducción de alimentos; que promueva laimplementación de nuevas matrices energéti-cas, adecuadas a las condiciones y preserva-ción ambiental y que rompan con la depen-dencia del monocultivo como es hoy la alter-nativa del agro-combustible defendido por lasclase dominantes. Y, por último, un proyectopopular para la agricultura que asegure elconcepto de soberanía alimentaria -garanti-zando que todos los pueblos tienen el derechode alimentarse y de producir su alimento- yque las semillas sean un patrimonio de lahumanidad y no propiedad de los laboratoriosde algunas transnacionales.

Egídio Brunetto, Coordinación nacional delMovimiento Sin Tierra (MST) Brasil

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La Campaña de la Semilla es una de las formasconcretas de resistencia, acción y organiza-ción, que da sustento a nuestra lucha por lasoberanía alimentaria de los pueblos. Duranteestos años se ha traducido en un sinnúmero deactividades impulsadas principalmente pormujeres y a nivel local, pertenecientes aorganizaciones campesinas e indígenas, tantode la Vía Campesina (VC) como fuera de ella.La expresión "semillas, patrimonio de los pue-blos al servicio de la humanidad" es hoy cono-cida y adoptada a nivel internacional pormuchos movimientos sociales.

Las semillas son obra campesina e indígena,una creación colectiva que refleja la historiade los pueblos y especialmente de sus muje-res, quienes fueron sus creadoras iniciales yse han mantenido a través de la historia comosus principales guardianas y mejoradoras. Sonmuchísimo más que un recurso productivo.Las semillas son simultáneamente fundamen-to y producto de culturas y sociedades a tra-vés de la historia. En ellas se incorporan valo-res, afectos, visiones y formas de vida que lasligan al ámbito de lo sagrado.

Sin las semillas es imposible el sustento y lasoberanía de los pueblos. Al desaparecer lassemillas desparecen las culturas y pueblosrurales y comunidades; la desaparición de lasculturas, a su vez, lleva a la desaparición delas semillas. La diversidad y existencia desemillas campesinas permite asegurar laabundancia y la diversidad alimentaria encada localidad, sirviendo de base para unanutrición adecuada y permitiendo el desarro-llo de las formas culinarias culturalmenteadecuadas y deseadas. Por tanto, las semillasy el conocimiento asociado a ellas son partefundamental e insustituible de la soberaníaalimentaria de los pueblos.

La Campaña es una iniciativa simultáneamen-te coordinada y descentralizada, que realzapor sobre todo la acción local y en base asaberes y semillas locales, fomentando elintercambio, la cooperación y la solidaridad.Construimos miles de acciones de creación yresistencia, en las que nuestra comunicaciónes la palabra y la conversación.

El efecto más fuerte de la campaña se hadado sobre quienes la implementan. Es unaCampaña que entusiasma, despierta y fortale-ce la esperanza, y por sobre todo, reconoce yrealza la dignidad y el valor de las formas devida campesina e indígena y de los saberesque las sustentan. Es, por lo mismo, una cam-paña de vida, donde las mujeres juegan unpapel central.

Las organizaciones que adoptan la campaña sehan fortalecido, han crecido y se han proyec-tado a la comunidad, ampliando su alcance.Igualmente, ésta ha permitido procesos demayor concientización política de sus miem-bros, ya que los contenidos de la Campañapermiten vincular y comprender mejormuchos de los grandes temas que hoy enfren-tan las organizaciones: globalización, privati-zación, propiedad intelectual, acuerdoscomerciales, etc.

La campaña también ha servido para dar unaforma más concreta y cercana a las accionespor la soberanía alimentaria. Defensa de lassemillas y soberanía alimentaria son procesosque van totalmente unidos. Se sustenta en unconjunto de principios y ha adoptado unaserie de valores presentes en las culturas indí-genas y campesinas. Tales valores y principiosse identificaron tomando como base la elabo-ración política que la misma VC ha hechosobre las semillas. Estos son:

Semillas: resistencia, acción,organización

Francisca Rodríguez

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* La Campaña se basa en las múltiples formasde conocimiento indígena y campesino entorno a las semillas, la agricultura y la biodi-versidad; se parte del convencimiento queestas formas de conocimiento son válidas porsi mismas y no requieren de validación exter-na, científica o de otra índole.

* La Campaña busca formas efectivas de invo-lucrar y comprometer al conjunto de la socie-dad, aunque el liderazgo y la toma final dedecisiones está en las organizaciones de loscampesinos y campesinas, de los indígenas ylas comunidades.

* La Campaña es parte de las luchas pordefender, reforzar y/o recuperar la soberaníapolítica, cultural, económica y alimentaria delos pueblos, y se encuadra en una lucha másamplia contra el sistema capitalista y su faseneoliberal. Por lo mismo, es parte de la bús-queda de proyectos populares alternativos.

Igualmente, las semillas no pueden ser defen-didas si no se defiende las condiciones nece-sarias para la continuidad de las culturas quelas mantienen y les dieron origen. LaCampaña, por lo tanto, está íntimamenteligada a la defensa de la tierra y los territoriosy a las culturas campesinas e indígenas, y ade-más promueve, dentro de los principios iden-tificados, la aplicación de enfoques quefomentan la toma de decisiones y el desarro-llo de iniciativas, conocimientos y tecnologíasde manera local y descentralizada.

Las estrategias de la Campaña apuntan a:

* Definir los contenidos, metodologías e ini-ciativas de la misma desde una perspectivacampesina e indígena, asegurando en todomomento que el liderazgo se ejerce desde laVC y las organizaciones campesinas e indíge-nas.

* Garantizar que los y las expertos y especia-listas indígenas y campesinos sean los actoresfundamentales de esta Campaña, especial-mente las expertas y especialistas mujeres.

* Reactivar el conocimiento y la diversidad deuso de los cultivos y las semillas.

Fomentar/reactivar las culturas culinarias, lasartesanías y otros usos. Valorar y reforzar usosrituales. Promover la diversidad de cultivos ytecnologías. Ligar agricultura y reforestación.Apoyar y dinamizar todas las formas de inter-cambio de semillas y conocimientos entrecomunidades indígenas y campesinas.

* Fomentar/defender/reactivar los procesos ymecanismos de creación y socialización deconocimiento en las comunidades indígenas ycampesinas. Desarrollar formas de investiga-ción local en base a principios, preocupacio-nes y enfoques campesinos. Impulsar luchasmás amplias que permitan asegurar las condi-ciones necesarias para el mantenimiento delos sistemas de conocimiento campesinos eindígenas.

* Promover y socializar un marco ético acordecon los principios de la Campaña y que aportea las futuras iniciativas y orientaciones dentrode ella. Impulsar encuentros e intercambioscampesinos que vayan definiendo principiosde conducta en torno a las semillas.

* Destacar como motivo de orgullo y confian-za en las propias fuerzas el aporte invaluablee irremplazable de las semillas campesinas ala humanidad. Resaltar que esta Campaña sebasa en recursos, capacidades y conocimien-tos propios, por lo que es un ejercicio desoberanía que no requiere el beneplácito delas autoridades ni de sectores poderosos.Resaltar en todo momento su carácter espe-ranzador. Involucrar al conjunto de la socie-dad a través de actividades culturales, deeducación y festivas que creen conciencia ymística en torno a las semillas y al papel delos pueblos indígenas y campesinos.

* Vincular la Campaña a las demás campañasde Vía Campesina, así como a la lucha contralos tratados internacionales de libre comer-cio, las diversas formas de globalización,homogenización cultural y privatización, y encontra de los organismos financieros interna-cionales.

Francisca Rodríguez es dirigenta de laAsociación Nacional de Mujeres Rurales e

Indígenas -ANAMURI- Chile.

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La alimentación, que es indisociable con lasupervivencia humana, ha evolucionadomediante un largo proceso de investigación ycreación, históricamente encabezado por lasmujeres. Ellas han experimentado; hibridadosemillas; seleccionado lo comestible y lo nocomestible; preservado alimentos; inventadoy refinado la dietética, la culinaria y sus ins-trumentos. A través de esto han generado unode los más importantes referentes de cadauna de las culturas y sociedades. Y no es pocodecir: ellas alimentan al mundo.

La visión que hombres y mujeres han ido cons-truyendo de la agricultura no es la misma. Ladesigual distribución de poder de gestión y depropiedad de la tierra favorable a los hombresrespecto a las mujeres, fruto de las desigualda-des de género, no naturales, sino sociales, con-tribuye a esta visión y posición que adoptan.

Las mujeres (en general) han venido conside-rando la actividad agraria fundamentalmentecomo fuente de alimentación. Y de hecho, lascampesinas abastecen entre el 60 y el 80% dela producción alimenticia de los países máspobres y alrededor del 50% a nivel mundial.

Según datos de la Organización de lasNaciones Unidas para la Agricultura y laAlimentación (FAO), en el mundo hay más demil 600 millones de mujeres rurales, la mayo-ría agricultoras, que representan más de lacuarta parte de la población mundial:

- Las mujeres campesinas son las producto-ras de los principales cultivos básicos detodo el mundo: arroz, trigo y maíz, queproporcionan hasta el 90% de los alimentosque consume la población empobrecida delas zonas rurales.

- En el África Subsahariana, las mujeres pro-ducen hasta el 80% de los alimentos básicos

para el consumo familiar y la venta, ellascultivan hasta 120 especies vegetales dife-rentes en los espacios libres junto a los cul-tivos comerciales de los hombres.

- Las mujeres realizan del 25 al 45% de lasfaenas agrícolas en Colombia y Perú. Enalgunas zonas andinas, las mujeres esta-blecen y mantienen los bancos de semillasde los que depende la producción de ali-mentos.

Los huertos domésticos que las mujeres man-tienen "...son, muchas veces, verdaderoslaboratorios experimentales informales, alinterior de los cuales ellas transfieren, favo-recen y cuidan las especies autóctonas, expe-rimentándolas a fondo y adoptándolas paralograr productos específicos y si es posiblevariados, que ellas están en capacidad de pro-ducir. Un estudio reciente realizado en Asiaha mostrado que 60 huertos de un mismo pue-blo contenían unas 230 especies vegetalesdiferentes. La diversidad de cada huerto erade 15 a 60 especies"1.

Gracias a la acumulación de conocimientosrelativos a la práctica agrícola, a la previsiónproductiva, al procesamiento y distribución,las mujeres, aún en contextos de pobrezaextrema, no solo alimentan a la humanidadsino que mantienen patrones de consumo con-gruentes con el cuidado de la tierra y la colec-tividad. Sin embargo, al momento de definirlas políticas agrícolas y alimenticias esta esuna consideración de último rango, pues en elmundo del rey mercado, ellas apenas mantie-nen el dominio del 1% de las tierras agrícolas.

Mujeres: gestoras de la soberanía alimentaria

Irene León y Lidia Senra

1 Sally Bunning and Catherine Hill, Farmers' Rights inthe Conservation and Use of Plant GeneticResources: Who are the Farmers?, Women inDevelopment Service (SDWW) FAO Women andPopulation Division, www.fao.org

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La FAO registra que menos del 10% de las agri-cultoras de India, Nepal y Tailandia poseentierras. Según este organismo, el análisis delos sistemas de crédito en cinco países africa-nos reveló que las mujeres recibían menos del10% del crédito concedido a los pequeñosagricultores. Es más, desde 1970, el total demujeres rurales que viven en condiciones depobreza se ha duplicado, incrementando la"feminización de la pobreza".

Las desigualdades de género en el mundorural se ubican entre las más crudas de lasrelaciones sociales que afectan a la sociedady en especial a las mujeres, cuya invisibilidadhistórica llevó a que su propia existenciacomo sujetos tan solo empezara a ser recono-cida en el último cuarto del siglo pasado.Hasta ahora, aunque han sido adoptadas signi-ficativas políticas en distintas esferas, en lapráctica, la discriminación en el mundo cam-pesino y en el de la alimentación se mantienecasi intacta, especialmente porque las muje-res no son consideradas aún ni actoras econó-micas, ni productoras de conocimientos, nisujetos sociopolíticos integrales.

Enfoques opuestos

Para las mujeres campesinas, la propuesta dela soberanía alimentaria es consubstancial asu propia existencia y definición social, puessu universo ha sido históricamente construido,en gran parte, en torno al proceso creativo dela producción alimentaria. Su reto actual, eshacer que al construir esta propuesta, quedenatrás los prejuicios sexistas y que esta nuevavisión del mundo incluya a las mujeres, lasreivindique, y les permita la opción de sercampesinas en pie de igualdad.

No obstante, la ideología patriarcal es lacolumna vertebral de las tendencias capitalis-tas que apuntan a la premisa de que hay queproducir más, lo que equivale a depredarmás, y desarrollar tecnologías, como las resul-tantes de la biogenética, para maximizar larentabilidad. Las lógicas que subyacen enesta visión de la producción para el comercioy la exportación, son diametralmente opues-tas a aquellas que nutren las propuestas yprácticas de autosustento, desarrolladas a

través de los tiempos por las mujeres; sontambién la antítesis del concepto de sobera-nía alimentaria, pues cuando el mercado deci-de sobre las políticas agrícolas y las prácticasalimentarias que resultan de ellas, los pueblosapenas tienen el papel de consumidores y, enalgunos casos, de empleados, no de tomado-res de decisiones.

Desde hace decenios, las organizaciones cam-pesinas y ecologistas han sustentado y com-probado que la actual producción de alimen-tos es más que suficiente para alimentar atodas y todos. Insisten en que hay que cam-biar los patrones de producción y consumo delos países ricos y establecer una distribuciónigualitaria de los bienes alimenticios, desta-cando, además, la ligazón entre buena ali-mentación y salud. Pero las políticas interna-cionales -basadas en las consecuencias y no enlas causas- continúan enfocando problemas ysoluciones aisladas.

De hecho, todo indica que resolver el proble-ma del hambre y la alimentación a través delos mecanismos mercantiles es imposible. Almantener las diferencias estructurales y lamala distribución intactas, nada indica quelos ingresos potenciales de las personas con-sumidoras vayan a mejorar. Más bien las ten-dencias apuntan hacia una mayor polarizaciónde las desigualdades.

Formular una perspectiva de género

El reto que plantea la Comisión de Mujeres dela Vía Campesina, de formular de una pers-pectiva de género para la soberanía alimenta-ria, es muy grande, pues está ineludiblemen-te asociada a la vindicación de una de lasáreas de producción y conocimientos másdevaluadas socialmente, e incluso asociada alconfinamiento de las mujeres: la producciónde alimentos.

Desconociendo los siglos de investigación,creación, y producción de conocimientos queellas han realizado, la división patriarcal deltrabajo ha rescindido el valor de estas crea-ciones, haciendo de ellas un terreno de exclu-sión. El reivindicarlas implica una ampliaagenda de reparaciones que aluden directa-

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mente a la transformación de las rela-ciones de desigualdad entre los génerosen todas las esferas. Por tanto, susdemandas no se restringen a las dinámi-cas productivas sino que abarcan elconjunto de relaciones sociales inhe-rentes, precisamente, a la soberanía, laautodeterminación y la justicia degénero.

Las mujeres campesinas consideran quehan de estar atentas y muy vigilantessobre como se implementan las políti-cas para asegurar la soberanía alimen-taria, pues si estas políticas avanzan sinla presencia de las mujeres campesinasen los lugares de toma de decisión,tanto en las organizaciones como en lasinstituciones, se corre el peligro de quelas campesinas sigan estando discrimi-nadas respecto a la soberanía alimenta-ria. Ello implica analizar los contenidosy los instrumentos de las políticas quehan de desarrollarse, así como profun-dizar en las alianzas con las organiza-ciones de mujeres, como por ejemplocon la Marcha Mundial de las Mujeres.

Al colocar al centro de sus reivindica-ciones el derecho humano a la alimen-tación, las campesinas abogan por lareorientación de las políticas alimenta-rias en función de los intereses de lospueblos, lo que apela a la refundaciónde valores colectivos y la revalorizaciónde cosmovisiones integrales. Paraencaminar este propósito, ellas enfati-zan en la reivindicación de la igualdadde género en el conjunto del planea-miento y toma de decisiones relaciona-das con el agro y la alimentación. Ellose expresa, entre otros, en la lucha quellevan por establecer la paridad entodas sus organizaciones, y propiciarlaen otras instancias de decisión.

Irene León, socióloga ecuatoriana, esmiembro de ALAI. Lidia Senra es

Secretaria General del SindicatoCampesino Gallego y miembro del

Comisión Internacional de la VíaCampesina.

Más información:

Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria:http://www.nyeleni2007.orghttp://www.movimientos.org/cloc/fmsa/

Vía Campesina: http://www.viacampesina.org

Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones delCampo (CLOC): http://www.movimientos.org/cloc/

Movimiento Sin Tierra -Brasil:http://www.mst.org.br/mst/

Marcha Mundial de Mujeres:http://www.marchemondiale.org

Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca:http://www.foro-pescadores.com/

Red de Investigación-Acción sobre la Tierra:http://www.landaction.org

Jornal Brasil de Fato: http://www.brasildefato.com.br/

América Latina en Movimiento:http://www.alainet.org/

Acción por la Biodiversidad: http://www.biodiversidadla.org

Amigos de la Tierra Internacional:http://www.foei.org

Comisión Internacional NGO/CSO para la Soberanía:Alimentaria: http://www.foodsovereignty.org

GRAIN: http://www.grain.org

Greenpeace Internacional: http://www.greenpeace.org/

Grupo ETC: http://www.etcgroup.org/es/

La Soberanía Alimentaria de los Pueblos: La Red deComercio Agrícola:http://www.peoplesfoodsovereignty.org/

Red por una América Libre de Transgénicos: http://www.rallt.org/

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