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Alicia

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Alicia

Silvia BastidasAndrea Hernndez Oriana Pazos Crisbely AbreuMartin Torres Vctor Jimnez Anna VirgilioNstor Velazco

Alicia

Para aquellos que a pesar de soportar el dolor del pasado,afrontan con valenta el presente.

No es bueno soar, si olvidas vivir.

CAPTULO I

Los rayos de la luz del sol reflejaban en el blanco vestido de novia hecho de Raso, con encajes en las mangas y pequeos cristales alrededor de la cintura; siendo descubierto en la espalda dejaba ver la plida piel de la muchacha que respiraba agitadamente. Su cabello se encontraba amarrado en un moo, del cual colgaba un velo atado con una diadema de manera que le cubra el rostro y llegaba hasta su cintura. Una gota de sudor fro resbal por su mejilla un segundo antes de que las puertas de la Iglesia se abrieran de par en par. Dio un paso tembloroso y forz una sonrisa, ms de nerviosismo que de felicidad. El segundo paso, y pudo escuchar los latidos de su corazn resonando en sus odos.Recorri con la vista las bancas, y para su sorpresa, los invitados la miraban estupefactos. Ni una sonrisa, ni un aplauso, nadie se puso de pie. Ninguna de las personas que se encontraban ah era invitados suyos, no tena ningn pariente vivo, y tampoco conoca a nadie en Roma, pero esperaba que al menos los amigos de Marco sonrieran al ver a la mujer, con la que haba decidido pasar el resto de su vida, vestida de blanco para unirse en matrimonio.Horrorizada, alz su vista al altar y se derrumb instantneamente, sollozando. Marco no se encontraba ah. Su prometido, el que le haba prometido amor eterno, la haba dejado plantada. Alicia!, escuch que alguien exclamaba cuando, destrozada, solt el ramo y cay al suelo sobre sus rodillas, mientras las lgrimas surcaban su rostro. Un segundo despus estaba rodeada de personas que intentaban ayudarla a ponerse de pie, pero ella no quera ni necesitaba su ayuda.Despus de unos minutos de sollozar en voz alta, separ una rosa blanca de las dems y la sostuvo entre sus manos, tom una bocanada de aire y se puso en pie, se quit el fino calzado que llevaba puesto, lo hizo a un lado y corri fuera de la Iglesia, lejos de todo. Atraves la calle y avanz en lnea recta, empujando y pasando a travs de las personas que la miraban trgicamente. Se derrumb de nuevo y cay al piso, sollozando. Maldijo en voz alta, alz la vista y se encontr en el centro de un crculo de gente que intentaba ayudarla, como antes, y esta vez, se dej ayudar.Cuando estuvo de pie, suspir y apart el velo de su rostro. Sin decir palabra alguna sigui caminando, mirando a su alrededor. No saba dnde estaba, pero era lo ltimo que le preocupaba. Senta que el mundo ya no tena sentido. Miraba las calles y las senta vacas, como si las personas y los autos fueran fantasmas, que la miraban con compasin y a los que envidiaba por estar muertos, por no sentir el dolor que ella estaba sintiendo en ese momento. Baj la mirada de nuevo y sigui caminando. Se pas una mano por la mejilla para limpiar una lgrima que se mezclaba con el sudor y la mugre en su rostro. Escuch el sonido de una ambulancia pasar, y se imagin que tal vez, si ella estuviera muerta, una de esas la recogera en su departamento cuando muriera. Tal vez su madre dira a los dems que muri asfixiada por una fuga de gas para evitar la vergenza y apartar el hecho de que su hija se suicidara, y por qu no? Estaba completamente segura de poder dejar abierta la llave antes de irse a dormir.Sin darse cuenta lleg a una multitud que hablaba agitadamente y se aglomeraba alrededor de una cinta amarilla que prohiba al paso. Est muerto., Un golpe en la cabeza, Su prometida debe estar destrozada, El da de su boda, murmuraba la gente, con una chispa de tragedia en su voz.Avanz entre la gente a empujones y al llegar al frente solt un grito desgarrador. Una Limosina Cadillac Fleetwood del ao 1954, negra con detalles plateados, haba chocado con otro auto. La trompa del auto le recordaba a Alicia a un acorden, pues tal fue el golpe que el metal se retorci hacia atrs. A unos pocos metros del auto, reposando sobre una camilla que se encontraba en el suelo se encontraba Marco, su prometido. Arranc la silla y corri hacia donde se encontraba el hombre, se tumb a su lado y lo mir fijamente mientras sollozaba. Vas a estar bien, susurr mientras besaba su mejilla. Marco tena un golpe en la frente, del que brotaba abundante sangre escarlata, del mismo modo brotaba de su garganta y resbalaba por su hombro hasta el piso, formando un gran charco rojo. Dos oficiales de polica insistieron en que deba retirarse de la escena, pero ella se reusaba, aferrndose al pecho del amor de su vida. ste la miraba con tristeza, sin poder moverse o decir nada, mientras ella mantena la vista en la suya y segua susurrndole que todo estara bien. Observ cmo una lgrima resbalaba por su rostro, limpiando en su camino la suciedad y la sangre. El chico alz la mano usando todas las fuerzas que tena en el momento y acarici el cabello de su prometida, que intentaba no sollozar para darle fuerzas, y articul con los labios un Te amo. Despus de esto desvi la mirada, y la luz se escap de sus ojos, su pulso se detuvo y su mano cay, golpeando con el suelo. Alicia se derrumb sobre el pecho del hombre, que segua clido, y solloz sin consolacin. Por qu el destino era tan cruel con ella?, cmo poda seguir viviendo ahora, si no tena razones para hacerlo? Llor unos minutos, hasta que dos oficiales de polica la tomaron de los brazos y la alzaron forzadamente y le pidieron que se calmar, pero ella no poda. Cmo poda estar calmada cuando se haba quedado completamente sola en el mundo? Dese estar muerta de nuevo, as el sufrimiento se acabara, dejara de existir, a pesar de que ya se senta como si no lo hiciera porque, si no hay personaalguna en el mundo a quien le importes, realmente existes? Agobiada por la tristeza, la desesperacin y el sufrimiento, se desplom, inconsciente, en los brazos de uno de los hombres que la sostena con dureza para impedirle que volviera junto al cadver de su prometido, soltando la rosa que an llevaba en su manos, pero ya que ya no era totalmente blanca, sino roja, manchada con sangre.

CAPITULO II

Alicia despert, parpadeando repetidamente antes de poder abrir por completo los ojos. Al hacerlo, sinti un punzante dolor en la sien, estaba agotada, el aire se senta pesado y fro en sus pulmones, y la luz del sol maltrataba sus ojos. Junt todas las fuerzas que tena para sentarse, y cuando lo hizo descubri que se encontraba en su habitacin, pero cmo haba llegado hasta all? Cerr los ojos e intent recordar, pero por ms que forzaba su mente el transcurso del da anterior se desvaneca luego de que la imagen de las puertas de la Iglesia abrindose pasaba por su mente.Abri de nuevo los ojos y observ a su alrededor, todo estaba tal cual lo haba dejado la maana anterior. Su chaqueta de blue-jean colgada en la silla del escritorio, sus zapatillas al lado de la puerta, el armario entre abierto, por el cual se asomaba un oso de peluche que tena desde los diez aos, y que se haba rehusado a tirar a la basura, excepto por una cosa. Una rosa blanca, manchada con algo que pareca ser sangre, resplandeca con la luz, mientras reposaba en un delgado jarrn sobre su mesa de noche, reemplazando la lmpara de lectura que antes se encontraba all. Estir su brazo y tom la flor en sus manos, se la llev hasta la punta de la nariz y la olfate. El olor a sangre segua fresco y se mezclaba con el perfume natural de sta. Dej la rosa en el jarrn nuevamente y puso sus descalzos pies en el piso, sintiendo cmo el fro recorra cada parte de su cuerpo, y se estremeci. Escuch un ruido proveniente de afuera de la habitacin y dirigi la mirada hasta la puerta de la misma, que se encontraba abierta y dejaba ver el camino desde el corredor hasta la sala. A simple vista el departamento pareca vaco, pero evidentemente no lo estaba, ya que otro estruendo reson, causando que Alicia se pusiera en pie y se dirigiera apresuradamente hasta la habitacin en la que se originaba el mismo.Al llegar a la cocina se detuvo agitadamente en la entrada, apoyndose en la pared y respirando agitadamente. Mir al interior y se encontr con Marco, que la observaba sonriente. Su cabello rubio resplandeca, y una chispa de felicidad era notoria en sus ojos verde esmeralda. Cruz los brazos, haciendo que los msculos de su ancha espalda se tensaran e hicieran que la camisa del pijama que llevaba puesto luciera pequea. Despus de unos segundos el chico se dirigi hasta ella, sin borrar la sonrisa de su rostro, y se detuvo delante s. Coloc un mechn de cabello castao claro de la muchacha detrs de su oreja y acarici suavemente su mejilla.Buenos das, Viteli susurr y dio un clido beso en su frente, dejando desconcertada a la muchacha.Alicia baj la mirada hasta sus manos y pudo observar un anillo dorada en el dedo anular de su mano derecha. Al hacerlo, todos los recuerdos volvieron a su mente. Haba entrado a la Iglesia y haba caminado al altar, su madre estaba ah y sollozaba en voz baja, mientras sonrea orgullosamente; haba jurado amar a Marco frente a un sacerdote y l haba hecho lo mismo por ella. Lo haba besado al finalizar la ceremonia y antes de salir de la Iglesia tir el ramo, que atrap Isabella, su cuada. Cuando estuvo afuera con Marco, subi a la limusina que los llev a casa, y al llegar, su esposo la haba cargado y llevado hasta la habitacin, entre risas. Luego todo se puso oscuro y confuso, pero no le import. Alz la vista al chico y le dedic una amplia sonrisa, para despus rodear su cuello con sus manos y acariciar suavemente su nuca.Buenos das murmur, sindole imposible controlar sus impulsos y lo abraz fuertemente, aferrndose a l y aspirando su olor.El chico correspondi el abrazo, acurrucndola entre sus brazos, recarg su frente en la de ella y suspir.Te amo susurr, rozando sus labios con los de la chica y relamiendo los suyos.Yo tambin te amo respondi ella, cerrando los ojos al sentir, por momentos, los suaves labios de Marco sobre los suyos, y disfrutando la sensacin que provocaba en ella.Siendo incapaz de contenerse otro segundo junt sus labios con los de l y lo bes lentamente. Sinti cmo el chico sonrea fugazmente y subi una de sus manos a su cabello, enredando los dedos en el mismo.Se separ lentamente y le dedic una amplia sonrisa a Marco, que volvi a su posicin inicial y cruz los brazos mientras se apoyaba en el fino mesn de mrmol.Ests lista? Pregunt el chico distradamente mientras se diriga a la nevera por un vaso de jugo.Lista para qu? Pregunt, extraada, observando detenidamente cada detalle de su esposo. Los marcados msculos en los brazos, lo hoyuelos en sus mejillas, las delicadas ondas de su cabello dorado como el sol, que lo hacan lucir mucho ms joven de lo que realmente era; su labios de color rosa plido, y sus ojos. Nunca antes haba visto ojos tan hermosos como los de aquel hombre, de colores verde esmeralda, tan profundos como el ocano, y en los que se perda inmediatamente al mirarlos.El chico le dirigi una mirada y ri levemente. Cmo que para qu? Debemos estar a las 7:30 a.m. en el aeropuerto dijo mientras pasaba a su lado, dirigindose a la habitacin.Se mordi el labio inferior pensativamente. Marco no le haba dicho a dnde iran en la luna de miel, quizs la llevara a Londres, a conocer el Big Ben, o el Ojo de Londres, o quizs a Nueva York, al Times Squad Garden. Viniendo de l, saba que deba esperar algo grande. En su primer aniversario como novios la haba llevado a Venecia y haban paseado en gndola por toda la ciudad, y en el segundo aniversario la llev a Sicilia. Siempre buscaba motivos para sorprenderla, era un romntico empedernido y detallista. Se alej de sus pensamientos y fue tras Marco hasta la habitacin. Se sent en la cama y cruz sus manos sobre sus rodillas. De pronto volvi a su mente la imagen de la rosa blanca manchada con sangre que reposaba sobre su mesa de noche cuando despert y dirigi la vista a esta, pero ya no se encontraba ah, haba desaparecido. Se puso en pie y la busc en los alrededores de la mesa y tambin debajo de la cama, mir el cesto de basura que se encontraba al lado del escritorio, pero tampoco estaba ah, no haba rastro alguno de dicha flor.Qu haces? Pregunt el muchacho con exasperacin al ver cmo revolva las gavetas y sacaba los libros de literatura clsica que guardaba en las mismas.Dnde est la rosa? Respondi al segundo Alicia, guardando de nuevo los libros y cerrando los cajones, para despus sentarse de nuevo en la cama.Marco mir intrigado a la chica, frunciendo el ceo. Cul rosa? Se acerc a ella y sent a su lado.La que estaba en la mesa de noche cuando despert. Deb quedrmela cuando lanc el ramo y traerla aqu despus de la boda lo mir y acarici su cabello, enredando los dedos en l.Cario, no haba nada en la mesa de noche. Ha estado vaca desde que se rompi la lmpara hace una semana se dibuj una pequea sonrisa en su rostro, al tiempo que la miraba desconcertado.Se rompi la lmpara? Espet ella, abriendo los ojos como platos. Aquella lmpara haba sido un obsequio de su abuela cuando tena quince aos, y la haba conservado desde entonces.De qu hablas? Ya te lo haba dicho respondi el chico estupefactoOlvdalo. Supongo que no haba nada, deb imaginrmelo, an estaba somnolienta cuando me levant solt un suspiro y apoy el mentn en el hombro de su esposo, oliendo el suave olor a jabn que brotaba del cuello del mismo. Era evidente que se haba despertado mucho ms temprano que ella y ya se haba duchado.Est bien murmuro el chico y bes su frente. Por qu no te baas mientras yo termino de empacar? La tom delicadamente del mentn y dio un corto beso en sus labios, para despus levantarse y abrir las puertas del armario.De acuerdo acept la joven y se puso en pie. Dio un ltimo vistazo a la mesa de noche y not una pequea y redonda mancha oscura en ella, de la cual estaba segura de que no estaba all antes.Decidi olvidar el tema de la rosa y entr al bao. Cerr la puerta tras s y se quit el pijama, quedando completamente desnuda. Entr a la ducha y abri la llave, estremecindose cuando el agua fra cay sobre ella. Cerr los ojos y se pas una de las manos por el castao cabello que le llagaba a la cintura, ech la cabeza hacia atrs y dej que el agua le cayera en el rostro, despertndose por completo. Record de nuevo los acontecimientos del da anterior, curvando la comisura de los labios en una pequea sonrisa al recordar el momento en el que los finos labios de Marco haban pronunciado S, acepto. en voz alta. Pudo sentir de nuevo las manos de l sobre las suyas y el suave tacto de sus labios sobre los suyos. Record cada paso que dio por el altar, tomada del brazo del chico, al finalizar la ceremonia. Mientras se enjabonaba, sus pensamientos se enfocaron de nuevo en la flor blanca manchada de color rojo escarlata que haba visto al despertarse. Por qu habra de estar una rosa en su habitacin?, especialmente teida de rojo en partes. Al recordar el rojo de la rosa lleg a su mente la imagen de un charco de sangre en el piso, brotando de la garganta de un hombre que agonizaba, pero del que no distingua el rostro.Abri precipitadamente los ojos sintiendo como su pulso se aceleraba. Cerr la llave y sali de la ducha, enroll su cuerpo en una toalla blanca y se apoy en el lavamanos de porcelana, respirando profundo para intentar borrar de su mente aquella terrorfica imagen. Parpade varias veces y suspir, justo cuando la puerta se abri y Marco entr. Se detuvo y la mir fijamente. Ests bien? Se acerc a ella rpidamente y acaricio su espalda. Ya no llevaba puesto el pijama, lo haba sustituido por unos pantalones negros, ridculamente ajustados para un hombre, pero que le sentaban estupendamente, y una camisa del mismo color, con cuello en v.S, estoy bien, no te preocupes Alicia sonri espontneamente y se gir sobre los talones para quedar frente a frente con l. Seguidamente salieron del bao, algo apresurados por falta de tiempo. En media hora Alicia se visti, tom un desayuno ligero y termin de empacar.Cuando el reloj marcaba las 7:00 a.m. decidieron encaminarse al aeropuerto. Con un poco de suerte y si se daban prisa llegaran a tiempo. Tomaron un taxi en la entrada del edificio y al llegar a su destino, relativamente, tuvieron que correr para no perder el vuelo.

CAPTULO III

Estando en sus cmodos asientos de primera clase en el vuelo 031 a Pars, Alicia abri su bolso de mano para alcanzar su telfono celular, y al meter la mano en este sin prestar mucha atencin, sinti un pinchazo agudo en su dedo pulgar. Se mordi con fuerza el labio inferior y sinti el picor en sus ojos al llenarse de lgrimas. Rpidamente sac la mano del bolso y observ cmo lo sangre corra por su dedo hasta su antebrazo. Se apresur a hacer presin con la manga del suter que llevaba amarrado a la cintura y se gir hacia Marco, pero este se encontraba sumido en un profundo sueo. Enroll la tela sobre la herida y escudri el interior del bolso para identificar el objeto con el que se haba pinchado. Para su sorpresa, haba sido una espina. La misma rosa de antes, de alguna manera, haba llegado hasta all. Con cuidado, la tom entre sus dedos y la observ fijamente, ahora se haba manchado an ms con sangre, pero sta vez era la suya.Asustada, dej la rosa a un lado y mir por la ventana, intentando calmarse. Respir profundamente y cerr los ojos, intent pensar en otra cosa, pero no ayud en lo absoluto, puesto que a su mente volvi la imagen del hombre desangrndose. Despus de un rato, cuando por fin logr despejar su mente, cay en un profundo sueo con su cabeza recostada en el hombro de su esposo y su mano derecha entrelazada con la izquierda de l.Una hora despus Alicia abri los ojos, mir el reloj de mueca color crema con detalles dorados que llevaba puesto, este indicaba que eran las 8:45 a.m. Todava faltaba una hora para que el avin aterrizara. Se acomod en su asiento, puesto que se senta exasperada, encontraba repugnante el hecho de tener que pasar tanto tiempo sentada sin hacer nada. Dirigi su mirada a Marco, que se encontraba sumido en un profundo sueo, apret con delicadeza su mano, y por un momento record lo afortunada que era por tenerlo. Record la primera vez que lo haba visto: era un da nublado y templado, y llova por ratos, ella cruzaba distradamente la calle, preocupndose por no tirar los importantes papeles del trabajo que llevaba en diferentes carpetas marrones; de pronto choco con algo, o ms bien con alguien, y las carpetas cayeron de sus brazos y fueron a parar en un charco; estaba completamente segura de que su jefe la matara, se arrodill rpidamente y las sac del charco, pero ahora estas eran solo una mezcla de papel mojado y tinta corrida. Se puso en pie, apresurndose a terminar de cruzar la calle, y se encontr con los ms bellos ojos que haba visto nunca, de un color verde penetrante, que la miraban con una chispa de preocupacin. Ests bien? De verdad lo siento, no fue mi intencin, haba dicho en cuanto terminaron de cruzar la calle. Despus de disculparse unas tres veces la invit a tomar un caf, y ella, cautivada por la belleza del chico, haba aceptado inmediatamente.Le tom unos segundos salir de sus pensamientos, cuando la azafata le preguntaba si deseaba ordenar algo. Como no haba desayunado se decidi por tostadas con tocino y huevo, y un jugo de naranja. Despus de todo viajar en primera clase no estaba tan mal, siempre haba pensado que Marco gastaba su dinero en lujos innecesarios, pero cuando supo que viajaban a Pars le agradeci por no haber comprado boletos de tren. Si le resultaba bastante difcil pasar dos horas sentada en el avin no quera ni imaginarse cmo sera pasar doce horas en un asiento de tren.Ella nunca haba estado en Pars, pero siempre haba querido ir, conocer la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, el Arco del Triunfo, la Catedral de Notre Dame, la Sainte Chapelle, y muchas otras maravillas de aquella ciudad. Se pregunt si tendra el tiempo suficiente para conocerlas todas, y en ese instante la emocin que no la haba invadido antes, se apoder de s. Era increble el hecho de que se encontrara en un vuelo de primera clase a Pars, recin casada. Sonri amplio y mir por la ventana, observando con detalle cmo el sol se colaba entre las nubes.Por alguna razn, dirigi la mirada a sus pies, a donde una hora antes haba arrojado la misteriosa rosa, pero una vez ms esta haba desaparecido. Estaba completamente segura de que haba estado all antes, incluso se haba cortado con una de sus espinas, pero al mirar su dedo anular not que la herida ya no estaba all, el dedo estaba completamente sano y sin ningn rastro de sangre o cicatriz. Perpleja, parpade rpidamente intentando enfocar mejor y encontrar algn indicio de que haba sufrido algn dao, pero no, el dedo se encontraba ileso.La azafata lleg con el desayuno de Alicia, y notando la confusin en el rostro de la muchacha dirigi gentilmente la palabra hacia ella.Se encuentra usted bien, seorita? Pregunt la morena de ojos verdes, que aparentaba no menos de veinticinco aos, mientras le pasaba cuidadosamente la bandeja de comida.Alicia dud unos segundos de contestar. Quiso preguntarle si haba visto la rosa, pero saba que sera intil, qu tan seguido se ve una rosa blanca llena de sangre en el piso de un avin? S, gracias por preguntar, respondi dedicndole una sonrisa a la joven, que despus de un momento se alej por el pasillo.Saba que en algn momento deba resolver el misterio de la rosa, pero decidi dejarlo para ms tarde, y soltando cuidadosamente la mano de su esposo, comenz a devorar las tostadas y el tocino desesperadamente. Al salir de casa no haba sentido hambre alguna, pero estaba segura de que minutos antes pudo sentir cmo los jugos gstricos arremetan en contra de sus paredes estomacales buscando algo que procesar.Cuando termin de comer se mantuvo en silencio, mirando distradamente por la ventana. Sinti cmo sus prpados comenzaban a cerrarse lentamente justo en el momento en el que anunciaba el aterrizaje. Se coloc el cinturn de seguridad e intent, fallidamente, colocrselo a Marco sin despertarlo, que abri los ojos apenas sinti que la mano de la chica alzaba su brazo. El muchacho le sonri somnolientamente y frot sus ojos con sus manos, igual a como lo hacen los bebs, ella le devolvi la sonrisa y tom de nuevo su mano, cerrando los ojos cuando sinti descender el avin.

CAPTULO IV

El camino desde el aeropuerto hasta el hotel haba sido silencioso. Marco segua somnoliento y Alicia poda notar cmo se le cerraban solos los prpados de los ojos, por lo que decidi no sacar a colacin ningn tema de conversacin y se limit a sonrerle por momentos y recostar la cabeza en su pecho.Cuando pudo visualizar su destino qued boquiabierta, nunca haba visto algo tan impresionante en su vida, claro que Roma poesa numerosos hoteles lujosos y dems, pero ya se haba acostumbrado a estos. El Hotel Plaza Athne Paris era algo espectacular. La estructura blanca, con numerosas ventanas y balcones en el frente, en cada uno colgaba un ramo de flores rojas, que Alicia no pudo identificar, slo saba que lucan hermosas donde estaban. La entrada era pequea, con una puerta giratoria de fina madera negra, y estaba iluminada por una esplendorosa luz amarilla. El color rojo de los toldos que colgaban sobre los balcones reluca con la luz blanca del sol, que reflejaba en ellos.Es hermoso susurr la chica, aun contemplando la fachada del hotel.Lo s dijo Marco y sonri, apretando levemente la mano de Alicia.El chofer estacion en la parada de taxis, y Alicia se apresur a bajar del auto, sin dejar que Marco bajara primero, y le pas por encima. La emocin la embargaba, era hermoso el hotel, segua anonadada. Marco la observ, sonriente, y se dedic a bajar el equipaje. Cuando todo estuvo fuera el chico se acerc a ella y la abraz por detrs, rodeando su cintura con sus manos. La chica, al sentir el tacto, cerr suavemente los ojos y recost su cabeza en el hombro del muchacho para despus entrelazar sus manos con las de l, que reposaban en su vientre.Ests disfrutando del viaje? Murmur el chico en su odo, haciendo que Alicia se estremeciera y se le erizara la piel.Slo han pasado tres horas desde que salimos de casa, y he disfrutado ms en este plazo de tiempo que lo que disfrut durante los primeros veintids aos de mi vida dijo la chica, sonriendo, y gir un poco su cabeza para conectar su mirada con la de l.Marco sonri amplio y solt a la muchacha de su agarre, llam a uno de los botones que esperaban en la entrada y tom de la mano a Alicia, dirigindose a la puerta. Cuando estuvieron dentro,la chica sonri amplio, observando todo. El piso era de porcelanato color crema, era el piso ms reluciente que haba visto nunca; de las columnas de mrmol colgaban ramos de flores atadas con una fina tela dorada; en el centro del saln haba una gran alfombra circular con estampados de color rojo y beige, y sobre la misma colgaba una gran lmpara de cristal. A los lados de la sala haba bancas de terciopelo rojo, con las patas curvadas de color dorado. En un santiamn Marco ya haba ido por la llave y se encontraban en el elevador, ella se encontraba impaciente y brincaba sobre las puntas de sus pies, sonriendo, mientras l recostaba su cabeza en la pared de porcelanato. Ella lo notaba algo cansado desde que se haban montado en el avin, pero no hizo ningn comentario al respecto. Cuando las puertas del elevador se abrieron se dejaron guiar por el botn que llevaba su maletas, el mismo que los haba ayudado en la entrada. Marco introdujo la fina tarjeta que funcionaba como llave en la ranura y la puerta se abri.La habitacin era ms grande de lo que haba imaginado. En el centro de esta haba una mesa negra con detalles dorados en los costados, en la que reposaba un pequeo florero con algunas flores rosadas dentro; esta se encontraba rodeada por dos grandes sofs de terciopelo negro, uno a cada lado; dos sillas de terciopelo rojo a los lados de los sofs, y dos bancos del mismo material de las sillas al otro lado de los sofs. Cada tipo de silla tena una mesa de noche a su lado, respectivamente, en la que reposaba una lmpara de noche y un ramo de flores de las mismas que se encontraban en el centro de la mesa. Lo primero que se poda visualizar en la sala siguiente era un piano de cola negro, y seguidamente una mesa de comedor que se situaba frente a un espejo de marcos ornamentados de color dorado. En esta sala haba una puerta, que probablemente iba a la habitacin, se dirigi a sta, atravesando la salita y pasando junto al piano de cola, y tom el cerrojo entre sus manos, lo gir y abri la puerta, y un momento antes de que entrara Marco la carg, pasando el brazo por sus piernas y colocando una mano en su espalda, para entrar al cuarto. El cuarto era impresionante, una gran cama matrimonial destacaba en el medio, cubierta con edredones color crema y tres tipos de almohadones, cada uno ms grande que el otro. A cada lado de dicha cama haba una mesa de noche, con dos gavetas y un jarrn vaco a modo de decoracin. Frente a la ventana haba un escritorio del mismo color de los edredones. El televisor, que sala de un escaparate situado frente a la cama, era un plasma de cincuenta pulgadas, y a su lado colgaba una lista con ms de doscientas pelculas disponibles. Haba una puerta a la derecha de la cama que pudo suponer que era el bao, y en la pared frente a la ventana haba dos puertas blancas que cerraban el armario. Del techo colgaba una lmpara de cristal, que probablemente vala ms que su cabeza.Marco avanz por la habitacin hasta la cama, donde dej suavemente a Alicia. Esta se acomod entre los almohadones y le dedic una esplendorosa sonrisa. El muchacho se quit los zapatos y los dej al pie de la cama, subi a la misma, gate hasta donde estaba la muchacha y se tumb a su lado, sonrindole. Ella le devolvi la sonrisa y acarici tiernamente su mejilla. El muchacho coloc su mano en la cintura de la chica, y sta se acerc ms a l. Poda sentir su respiracin calmada en el rostro, y los latidos de su corazn chocando con su brazo, el mismo que alzaba para acariciar su mejilla. La piel del chico se senta suave al tacto, y poda notar la sensacin que causaba en l cada vez que mova su dedo pulgar para tocarlo. Lentamente movi su dedo hasta sus labios, y los deline lentamente. Seguidamente los llev hasta sus cejas, y las recorri pausadamente, al tiempo que Marco cerraba los prpados, lo que hizo que la chica bajara las caricias a sus prpados cerrados y los acariciara. El chico esboz una sonrisa y relami sus labios, abri los ojos y centr su mirada en la de Alicia, que sonrea levemente.Marco hizo un movimiento rpido y qued sobre ella, tom delicadamente sus manos y entrelaz sus dedos, y las coloc a cada lado de su cabeza. Acerc su rostro al de la chica, que pudo sentir sus narices rozando y cerr los ojos al tacto y entreabri los labios, respirando calmadamente. Seguidamente el muchacho bes sus labios suavemente, mientras jugaba con sus nudillos; inmediatamente ella respondi al beso, delineando los labios del chico con su lengua y mordisqueando su labio inferior. De un momento a otro el beso se intensific, ya no era un beso suave en el que se juntaban sus labios, sino un salvaje juego de lenguas. El corazn de ambos palpitaba rpidamente y ambos respiraban de manera agitada entre besos. Ella se solt del agarre del muchacho y rode su cuello con los brazos, y sigui el beso acariciando la espalda de este lentamente. El chico se acomod mejor entre las piernas de Alicia y meti las manos bajo su camisa, dibujando crculos sobre su piel, que arda.De pronto los nervios invadieron a la muchacha, que separ su boca de la de Marco y lo mir fijamente.Ests bien? Pregunt l, intrigado. Sus labios se encontraban rojos e hinchados, y en sus mejillas reluca un claro rubor.S, yo Estoy bien, slo estoy nerviosa susurr ella, ruborizndose instantneamente. Cerr los ojos para evitar encontrarse con la mirada de su esposo y se mordi con impaciencia el labio inferior.A pesar de que llevaba 3 aos de relacin con Marco, ahora su esposo, nunca haba sido capaz de llegar hasta aqul punto tan importante como lo era hacer el amor. Siempre haba sido una chica religiosa, y en sus creencias estaba llegar virgen al matrimonio, y quera hacerse creer que durante todo ese tiempo no lo haba hecho por esta razn, a pesar de que saba muy bien que no era as. El muchacho haba respetado su decisin, pero ahora ya estaban casados. Est bien que ests nerviosasusurr l, te entiendo. Slo necesito que confes en m, de acuerdo? Acaricio suavemente su mejilla y ella abri los ojos, asinti tmidamente y l le sonri, juntando de nuevo sus labios con los de ella.Comenz a besarla lentamente para hacerla sentir cmoda, y a medida que la chica se dejaba llevar por el beso, lo intensific. Mordisqueaba seguidamente sus labios y jugaba con su lengua, mientras ella acariciaba su espalda y su cuello y segua los besos de la misma manera.De nuevo, el chico meti las manos bajo la camisa de su esposa y comenz a dibujar crculos en su piel con los dedos. La piel de la muchacha se eriz al sentir las caricias y jade sobre los labios de Marco, que tom los bordes de la camisa y la subi lentamente, hasta quitrsela y la arroj a un lado. Volvi a besar los labios de Alicia sin mirar con mucho detalle su abdomen desnudo, y despus de algunos minutos ella tambin le quit la camisa. Poco a poco sus nervios disminuan y se dejaba llevar por el momento, deseando que no se acabara nunca. Delicadamente el muchacho baj los besos por su cuello, y comenz a morder y succionar al mismo tiempo, dejando marcas por todo el. Sigui el mismo camino hasta llegar a sus pechos y enterr su cara en ellos, besando lentamente donde la piel quedaba descubierta de la tela del sostn negro de encaje que llevaba puesto ella. La chica cerr los ojos, disfrutando de la sensacin y se mordi el labio inferior. Marco coloc las manos bajo su espalda y desabroch el sostn, desprendindolo de ella lentamente, que se ruboriz an ms al sentir su abdomen completamente desnudo ante l. El chico continu besando sus senos y continu camino abajo, besando todo su abdomen.Unos minutos despus ambos se encontraban completamente desnudos, y se besaban apasionadamente, fusionando sus cuerpos en una mezcla de deseo y amor.

Alicia abri los ojos lentamente, mir por la ventana y observ el atardecer. Sinti los brazos de Marco rodeando su cuerpo desnudo y mir el reloj de mueca que an llevaba puesto y haba olvidado quitarse, marcaba las 6:30 p.m. Se haban quedado dormidos despus de aquella maana tan agitada. Haba sido perfecto, justo como siempre lo haba imaginado, Marco haba sido muy cuidadoso y considerado, gentil, haba pensado en ella en todo momento y se haba asegurado de que fuera especial. Sonri, somnolienta, y sinti sus prpados cerrarse nuevamente. Lo ltimo que vio antes de quedarse dormida fue la mesa de noche que se encontraba al lado de la cama, en la que antes reposaba un jarrn vaco, pero ahora la rosa se encontraba ah. Justo antes de que sus ojos se cerraran por completo un ptalo se desprendi de los dems y cay al suelo, marcando el final del da de Alicia, que durmi profundamente hasta la maana siguiente.

CAPTULO VI

Haban transcurrido veinticinco das desde que Alicia y Marco haban llegado a Pars. En ese lapso de tiempo haban visitado la Torre Eiffel, que sorprendentemente quedaba a quince minutos a pie del hotel, la Catedral de Notre Dame, el Arco del Triunfo, el Panten, el Palacio Nacional de los Invlidos, la pera de Garnier, la Baslica del Sagrado Corazn, el Museo del Louvre, la Sainte Chapelle, las Catacumbas, la Baslica de Saint Denis, la Iglesia de la Madeleine, la Iglesia de Saint Suplice, sin contar los numerosos puentes que haban visitado, y los centros comerciales y calles de la ciudad por las que haban caminado, incluso haban ido al Palacio de Versalles, que se encontraba a unos pocos minutos de la ciudad.Durante stos veinticinco das, la rosa haba reposado en el mismo jarrn el que apareci la primera noche que pasaron en el hotel, y a medida que las noches transcurran un ptalo se desprenda de los dems y caa al suelo. Para entonces, la flor estaba casi marchita y slo un ptalo segua sujeto al tallo. Despus de tres das Alicia haba desistido en preguntarle a Marco respecto a la rosa, puesto que este deca que le era imposible verla, incluso cuando esta se encontraba sobre la mesa de noche. Tampoco poda visualizar los ptalos en el piso, y aparentemente no era el nico, ya que cada noche, cuando llegaban a la habitacin, le cama estaba tendida, el piso barrido, los cojines acomodados, y la mesa reluciente, las toallas del bao dobladas a la perfeccin y los vidrios de las ventanas sin una mancha, pero los ptalos seguan en el piso, lo que indicaba que, o no poda verlos, o la mucama crea que tenan alguna importancia. La respuesta ms probable era la primera, puesto que, qu importancia le dara una mujer a unos ptalos marchitos en el suelo? Pero, aun as, Alicia decidi que eso no arruinara su luna de miel y le rest importancia al asunto.Marco termin de cerrar la ltima maleta y dirigi su mirada a la muchacha, que se encontraba recostada en uno de los sofs de la sala. La chica mir nuevamente el reloj en su mano, en los ltimos diez minutos lo haba hecho tres veces, marcaba las 7:30 p.m. El hecho de que el vuelo de retorno fuera de noche le causaba pnico, estaba impaciente y quera irse ya, mientras ms rpido terminara esa tortura ms rpido se calmara. Se levant y se dirigi al muchacho.Todo listo? Pregunt y solt un suspiro, guardando las manos en los bolsillos traseros del pantaln que vesta.Todo listo afirm el muchacho y le sonri calmadamente, intentando tranquilizarla.Salieron de la habitacin, cargando las maletas y entraron en el elevador. Alicia saba que algo no andaba bien, senta el pecho apretado y su corazn lata a mil por segundo, pero no saba qu. Cuando las puertas del elevador se abrieron nuevamente en el lobby, baj apresuradamente y se encamin a la salida, dejando atrs a Marco, necesitaba aire fresco. Le indic al botones que la siguiera mientras el muchacho entregaba las llaves la habitacin. Sali y detuvo un taxi, del cual se abri la maletera para guardar las valijas dentro. Tom una bocanada de aire y llen sus pulmones con el fro aire de Pars, intentando calmarse, pero no poda.Cuando Marco sali, subi apresuradamente al taxi. El camino al aeropuerto fue silencioso, y de igual manera la subida al avin. Alicia senta que le faltaba el aliento, y presenta que si intentaba pronunciar palabra alguna le fallara la voz.Estando sentados en los asientos de primera clase dentro del avin, nuevamente, apret la mano de su esposo, buscando reconfortarse. Se coloc el cinturn y el avin despeg. Cerr los ojos por lo que pareci un siglo, y cuando por fin indicaron a los pasajeros que podan librarse del cinturn, se lo quit.Mir por la ventana a la fra noche y perdi su mirada en ella. No quera saber cuntos minutos haban transcurrido ya del vuelo, porque esto slo la pondra ms impaciente. Se llev los dedos a la boca y se mordi, una por una, las uas hasta la cutcula, incluso algunas sangraron, pero Marco no pudo presenciar nada de esto, pues haba cado en un profundo sueo a penas al sentarse. Se levant y camin apresuradamente al bao. Puesto que de pronto las nauseas la invadieron y le era casi imposible contener las ganas de vomitar.Entr apresuradamente al bao y se hinc frente al inodoro, alz la tapa y con una mano ensangrentada hizo su cabello en un moo y lo at con una liga que llevaba en la mueca. Inclin su cuerpo hacia delante y form una o con los labios, mientras el vomito recorra su esfago y sala de su boca. Vomit unas tres veces ms, asqueada, y antes del salir del bao se enjuag la boca y se lav el rostro. Respir profundo nuevamente y abri la puerta. Dio un paso tembloroso hacia el frente, y cuando se sinti segura de que su cuerpo no se desplomara si caminaba volvi a su asiento.Sac su iPod y se coloc los auriculares, subi todo el volumen y eligi la pista: Called Out In The Dark, de su banda favorita, Snow Patrol. De pronto, el avin se tambale por unos segundos, y se estabiliz de nuevo. Alicia volte a observar a los dems pasajeros, pero todos se encontraban en perfecta calma. El piloto habl por el altavoz y les asegur que habra algo de turbulencia durante el vuelo debido a la tormenta que se aproximaba, pero que todo estara bien. Asustada, la muchacha cerr los ojos y pudo visualizar la habitacin del hotel donde se hospedaron, la mesa de noche y la rosa en el jarrn, entonces pudo observar cmo el ltimo ptalo se desprenda del tallo y caa al suelo, los ptalos se convirtieron en un charco de sangre, inundaron la habitacin y derramaron por la ventana.Entonces, se tambale de nuevo el avin y un ruido fuerte reson dentro del avin. Solt un grito ahogado y mir por la ventana nuevamente, poda distinguir una nube de humo, pero no poda identificar su procedencia. En ese preciso momento el avin comenz a caer en picada, sin control. An mirando por la ventana, pudo observar cmo un ala del avin explotaba. Volte a mirar a Marco, que ahora se encontraba despierto y con los ojos abiertos como platos, pudo notar el pnico en su rostro y apret con fuerza su mano. Las lgrimas comenzaron a brotar de sus ojos y el rostro de su esposo se hizo borroso. No quera morir, todo estaba de maravilla ahora, estaba felizmente casada, tena un trabajo estable, y casi segura de que la razn de las nuseas era porque estaba en cinta.Te amo susurr entonces Alicia, sabiendo que stas seran las ltimas palabras que Marco escuchara.Te amo respondi l, con lgrimas en los ojos.El avin se estrell con algo, produciendo un gran estruendo, la chica visualiz cmo las llamas se aproximaban hasta ella, viniendo de la parte delantera del avin, y justo cuando stas iban a llegar hasta ella, todo se puso blanco.El ruido ces, el humo se esfum y todo estaba en calma, las llaman no ardan sobre su piel, sino, al contrario, se sentan fras y le cosquilleaban de pies a cabeza. Apret de nuevo la mano de su esposo, pero ya no estaba, se haba esfumando junto con el humo, y los dems pasajeros. Entonces, la claridad comenz a cerrarse en un crculo negro, y a medida que esto ocurra senta que avanzaba hacia la pequea fuente de luz que lograba escaparse de entre las sombras. Esta cerca, casi llegaba, quizs entonces podra visualizar a Marco. Extendi la mano hacia la luz, casi pudo tocarla con sus dedos, y entonces, se extingui.

CAPTULO VI

Alicia sinti el aire llegar a sus pulmones y tosi estruendosamente, senta un punzante dolor de cabeza y le era imposible abrir los ojos, le dolan el pecho y los msculos y a penas poda sentir sus extremidades. Intent nuevamente abrir los ojos, pero sus esfuerzos eran en vano. Escuch las bocinas de los autos y las ruedas sobre la carretera. Escuch tambin voces agitadas que gritaban cosas y pasos yendo y viniendo. Cuando por fin logr hacerlo la luz lastim sus ojos, alz sus manos para frotrselos, pero algo interrumpi su camino: una mscara de oxgeno. Se sent en la camilla y observ a su alrededor, el caos reinaba en el ambiente. Dirigi la vista hacia el piso y observ cmo la sangre corra por la calle, brotando de un cuerpo tirado en el piso, desangrado.Se arranc la mascarilla, a pesar de las objeciones de los paramdicos de que la necesitaba para respirar, y que si no se la dejaba puesta era probable que se desmayase de nuevo. No pudo identificar el cuerpo desde lejos, por lo que corri hasta donde estaba. Cuanto ms se acercaba ms familiar le pareca, pero sin embargo no pudo reconocerlo hasta que estuvo justo en frente, era Marco. Rpidamente los recuerdos volvieron a su mente, el altar vaco, las calles que haba recorrido y la rosa que llevaba en la mano al desmayarse. Rompi en llanto, sin poder contenerse, y dese, entonces, haber muerto con su esposo como en el sueo. Se tumb junto al cuerpo, desconsoladamente, y grit. Liber toda la presin en su pecho y por fin, sinti que pudo respirar.Se aferr al pecho de su esposo sin vida cuando los paramdicos llegaron a llevrselo, pues no quera que lo hicieran, slo quera quedarse as y envejecer junto a l. Cuando se llevaron el cuerpo, los paramdicos insistieron en que volviera a su casa. Atnita, volvi a casa en taxi. Entonces, cuando estuvo en su habitacin, sola, y sin nadie que le pidiera que se calmara, llor. Llor sin cesar hasta que atardeci, anocheci y amaneci de nuevo, senta su rostro hinchado por el trasnocho y las lgrimas, y los ojos hundidos. Entonces, se quit el vestido de novia, tom una ducha y al salir se visti de negro, cubri su rostro con un velo, nuevamente, pero esta vez era negro, y corto, hasta el mentn.Haba accedido a que la funeraria se encargara del entierro, no tena ganas de hacerlo ella, no poda. Despus un rato de llorar otra vez sobre la cama vaca, se encamin al cementerio, en donde todos aguardaban su llegada. Sus ojos hinchados no eran capaces de mirar a nadie al rostro, as que se limit a pasar entre las personas hasta la tumba. All, se derrumb y llor de nuevo. Haba llorando tanto en las ltimas doce horas, que se senta seca, la garganta le dola al igual que su cabeza, y estaba congestionada, lo que le impeda hablar, cosa que tampoco hara por decisin propia.No haba asistido al entierro, no pudo hacer ni siquiera eso. No haba visto por ltima vez el rostro de su esposo antes de que la urna se cerrara, ni haba presenciado cmo esta descenda hasta enterrarse en la tierra, cmo la cubran con la misma ni cmo colocaban la lpida, que rezaba Marco Mazzerati. 1986-2015. Senta, una vez ms que le mundo se le vena encima. Entonces se pregunt por qu el mundo era tan cruel con ella, ella que haba amado tanto a aqul hombre, y haba sentido que lo mereca, y quizs, por amar se encontraba en esas condiciones. El amor tiene la capacidad tanto de hacernos felices, como de destruirnos. En ese momento, ella estaba destruida. Tom una bocanada de aire y suspir, entre sollozos, poda sentir las miradas de todos los presentes sobre ella, y no le importaba. Dej una rosa blanca sobre la lpida, y una lgrima surc su mejilla y se desliz hasta su cuello. Entonces, levant la vista al cielo y observ las nubes. Lo hizo durante unos minutos, recordando cmo, en su sueo, haban atravesado el cielo mientras viajaban a Pars, y como se caan en picada de regreso, y dese una vez ms estar muerta. Seguidamente, se levant y sali del cementerio, sin dirigirle palabra a nadie. Haba dejado atrs a su esposo, al hombre con el que haba decidido pasar el resto de su vida, el hombre con el que haba compartido alegras, tristezas, sueos Se haba ido, y ya no poda cambiar nada. Se haba ido para siempre. Y jams volvera a verlo.