algo se ha perdido irremediablemente en nuestras tradiciones

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Algo se ha perdido irremediablemente en nuestras tradiciones. A la larga lista donde aparece la botella de leche de vidrio, el teléfono público negro, los fósforos de cera y los adoquines de madera, hace poco más de una década se agregó el boleto de colectivo. Y no por haber desaparecido, sino más bien por haber sido reemplazado por esos asépticos papelitos que se borran en poco tiempo y donde la búsqueda del capicúa es casi imposible. Más allá de toda consideración, la frase del título está incorporada a la cotidianeidad porteña. Puede cambiar la cifra y el tipo de boleto, pero el resto sigue igual. Este trabajo pretende acercar al lector una pequeña historia del boleto en nuestro medio, y las características de algunos personajes vinculados al mentado papelito, desde el tranvía a caballo hasta el ómnibus actual. Se omite con total premeditación al boleto ferroviario, por dos razones: Primero, porque hay especialistas que están en mejores condiciones que nosotros para contar su historia; segundo, porque se duplicaría la extensión de esta nota. No obstante, agregamos a la lista de pérdidas al boleto tipo Edmondson, aquel tradicional cartoncito, también fugado por las vías del progreso. El boleto no ferroviario más antiguo del que tenemos noticias pertenece a La Bella Ensenadera, servicio de galera entre Ensenada y Buenos Aires. La fecha de expedición es el 12 de agosto de 1867; figuran además el importe y los datos de la pasajera. Boletos sobre rieles En febrero de 1870 se inauguraron los primeros servicios urbanos de tranvía a caballo en Buenos Aires: El Tramway 11 de Septiembre, de los hermanos Méndez, y el Tramway Central, de Julio y Federico Lacroze. Se cuenta que el primero no expedía boletos inicialmente y para recibir el importe de los viajes colocó alcancías en sus coches. Más adelante hablaremos de algunas pequeñas estafas, pero convengamos que las "avivadas" ya existían: aparte de monedas, se depositaban chapitas, botones y diversos objetos que completaban una recaudación heterogénea. Por su parte, la empresa de los Lacroze tuvo boletos desde su inauguración. Poco después utilizaba fichas metálicas, pero este sistema tampoco aseguró un control efectivo. Pronto se adoptó el boleto de talonario, sistema que también usaron las empresas que se fueron creando durante los siguientes 25 años. Algunos de estos boletos se imprimían en el país en forma muy elemental, en papel blanco con tinta negra. Pero mayormente las

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Algo se ha perdido irremediablemente en nuestras tradiciones. A la larga lista donde aparece la botella de leche de vidrio, el telfono pblico negro, los fsforos de cera y los adoquines de madera, hace poco ms de una dcada se agreg el boleto de colectivo.

Y no por haber desaparecido, sino ms bien por haber sido reemplazado por esos aspticos papelitos que se borran en poco tiempo y donde la bsqueda del capica es casi imposible.

Ms all de toda consideracin, la frase del ttulo est incorporada a la cotidianeidad portea. Puede cambiar la cifra y el tipo de boleto, pero el resto sigue igual. Este trabajo pretende acercar al lector una pequea historia del boleto en nuestro medio, y las caractersticas de algunos personajes vinculados al mentado papelito, desde el tranva a caballo hasta el mnibus actual.

Se omite con total premeditacin al boleto ferroviario, por dos razones:Primero, porque hay especialistas que estn en mejores condiciones que nosotros para contar su historia; segundo, porque se duplicara la extensin de esta nota. No obstante, agregamos a la lista de prdidas al boleto tipo Edmondson, aquel tradicional cartoncito, tambin fugado por las vas del progreso.

El boleto no ferroviario ms antiguo del que tenemos noticias pertenece a La Bella Ensenadera, servicio de galera entre Ensenada y Buenos Aires. La fecha de expedicin es el 12 de agosto de 1867; figuran adems el importe y los datos de la pasajera.

Boletos sobre rieles

En febrero de 1870 se inauguraron los primeros servicios urbanos de tranva a caballo en Buenos Aires: El Tramway 11 de Septiembre, de los hermanos Mndez, y el Tramway Central, de Julio y Federico Lacroze. Se cuenta que el primero no expeda boletos inicialmente y para recibir el importe de los viajes coloc alcancas en sus coches. Ms adelante hablaremos de algunas pequeas estafas, pero convengamos que las "avivadas" ya existan: aparte de monedas, se depositaban chapitas, botones y diversos objetos que completaban una recaudacin heterognea.

Por su parte, la empresa de los Lacroze tuvo boletos desde su inauguracin. Poco despus utilizaba fichas metlicas, pero este sistema tampoco asegur un control efectivo.

Pronto se adopt el boleto de talonario, sistema que tambin usaron las empresas que se fueron creando durante los siguientes 25 aos. Algunos de estos boletos se impriman en el pas en forma muy elemental, en papel blanco con tinta negra. Pero mayormente las empresas encargaban los talonarios a imprentas de Europa, sobre todo Blgica e Inglaterra. Estaban impresos en papel barrilete, casi siempre a color y con esmerado diseo artesanal. En la segunda dcada del siglo XX ya se impriman boletos en el pas.

El 17 de febrero de 1882, por decreto presidencial, se prohibi la impresin y circulacin de los boletos que la Compaa Lacroze utilizaba por el equivalente a dos pesos de moneda corriente, por tratarse de una emisin privada de moneda (2).

Mayorales, Guardas Y Boletero Argentino

El auxiliar del cochero en los tranvas a caballo era el mayoral. Este personaje singular se ocup de la venta de boletos hasta la llegada del tranva elctrico. Con la electrificacin, el cochero pas a ser motorman y el mayoral se transform en guarda.

Era la autoridad en el tranva. Daba las rdenes de partida y detencin del vehculo, entregaba los boletos y cobraba el pasaje. Adems, era un tratado viviente sobre viajes en la ciudad: Si alguna persona le consultaba siempre estaba dispuesto a desglosar minuciosamente todas las posibilidades que ofreca la red de transportes para que el viajero llegara a destino.

Tena, adems, otras funciones, como ayudar a subir a las seoras mayores, bajar ante un paso a nivel para autorizar el cruce luego de una inspeccin ocular, y cuidar que los pungas no se hicieran el agosto en "su" tranva. Un poeta lunfa por excelencia pinta en dos versos esta caracterstica:"Era un bondi de lnea requemada y guarda batidor, cara de rope"

Con los primeros talonarios, el mayoral se humedeca los dedos con saliva para cortar el boleto. En una poca en que la tuberculosis haca estragos y luego de la epidemia de fiebre amarilla que diezm a la ciudad en 1871, este procedimiento haca sospechoso al empleado de transmitir enfermedades. Comenzando el siglo XX se implement la utilizacin de mquinas especiales para evitar el poco higinico sistema. Haba nacido el boleto de rollo.

"Los seores Pedemonte y Ca., inventores de un aparato denominado Boletero Argentino, para expender boletos de tranva, se presentaron a la Intendencia pidiendo que el uso de aquel se hiciera obligatorio. La Direccin Sanitaria () se ha manifestado en sentido favorable al invento, que, a su juicio, rene las condiciones de profilaxis que prescribe la ordenanza relativa a la tuberculosis."

En 1906 la Municipalidad dispuso la utilizacin de mquinas boleteras, en las que el rollo dejaba asomar como una lengeta el boleto, que se apoyaba en una planchuela delgada de borde filoso para cortarlo. En un extremo tenan adosada una correa en forma de lazo, por donde el guarda pasaba una mano, quedando el artefacto colgado de su mueca.

No obstante, los boletos complementarios en los tranvas suburbanos del Ferrocarril Central Buenos Aires de Lacroze (hoy Metrovas, ex lnea Urquiza) continuaron siendo de talonario.

En los antiguos mnibus de la dcada del veinte, el guarda sola ser un chico o un adolescente, parado sobre el estribo de la nica puerta, atrs, sostenido de los pasamanos. Estos muchachitos daban la orden de partida o parada golpeando la carrocera o silbando.

Mientras los guardas de tranva iban prolijamente uniformados, los de los mnibus no tenan ningn aditamento que los identificara, salvo el silbato que comenzaron a usar tiempo despus, con el que aturdan a los pasajeros. Ms adelante vestan uniforme, o simplemente una gorra.

No sabemos si los primeros mnibus expedan boletos, pero en la dcada de 1930 ya usaban boleteras similares a las de los tranvas. Algunas tenan un sistema para sujetar los rollos en sus compartimientos, que se liberaban apretando un botn. Eran mquinas pesadas y, segn la crnica de la poca, se transformaban en armas que los guardas utilizaban con destreza.

A fines de la dcada del '50, Cortzar aporta un breve apunte sobre el guarda en su cuento mnibus: "Buscando las monedas en el bolso lleno de cosas, se demor en pagar el boleto. El guarda esperaba con cara de pocos amigos, retacn y compadre sobre sus piernas combadas, canchero para aguantar los virajes y las frenadas."

El chancho degella al chivo

El inspector, ese seor con fama de ogro que ambula entre los asientos controlando los boletos, fue descripto en la poca de los tranvas por Baldomero Fernndez Moreno: "Cuando los guardas presienten alguno de ellos, se azoran por completo y palidecen en el valle movedizo de la plataforma. Por lo general, toman el tranva al vuelo, en mitad de la cuadra, y empiezan a exigir al boletero una cuenta minuciosa de moneditas, con una contabilidad de casilleros y rayas, que hay que hacer en el aire, con los dedos rgidos de fro, con unos lpices enanos, mientras el tranva trota torpemente por los adoquines. La mayora de ellos son fornidos, pletricos, saludables."

Ahora bien: De dnde proviene este temor en los guardas? La funcin del inspector surgi de una necesidad: salir al cruce de la conducta manifestada por algunos mayorales de tranva, que recogan los boletos usados y los revendan para beneficio propio, llegando a veces a superar con esta actividad lo percibido por su propio salario. Esta maniobra se denominaba degello.

Antes de la llegada de los inspectores, las empresas tranviarias ensayaron varias medidas tendientes a evitar estas estafas. Se dise una boletera con timbre, que sonaba al tirar del rollo. El pasajero no deba aceptar ningn boleto que no hubiese "sonado" al ser cortado. Pero, en una ciudad por entonces ms aldeana, la continuidad de los viajes creaba cierta relacin de complicidad entre pasajeros y mayorales que esterilizaba estos intentos empresarios.

Como la idea era que el pasajero retuviera su boleto sin entregarlo al bajar, una de las soluciones fue organizar sorteos con el nmero del boleto.Con el tiempo, el "degello" tendra su eco en el "chiveo", que permita tambin una ganancia extra para algunos colectiveros inescrupulosos. Cortado con habilidad, el boleto chivo quedaba con la mitad del nmero, mientras la otra mitad se venda al siguiente pasajero e iba a parar al bolsillo del conductor.

Pero los pasajeros tambin tienen lo suyo. Cunta gente viajaba (y viaja) sin boleto a la salida de la cancha, y cuntos estudiantes secundarios, para cuidar las monedas, han recurrido al boleto de valor mnimo aunque recorrieran toda la ciudad.

El inspector se constituy entonces en el eslabn fundamental entre el vehculo y la administracin de la empresa. Fue el encargado de controlar a empleados y pasajeros. Esa incmoda funcin le adjudic el mote de chancho en la jerga colectivera.

Mucha agua pas bajo el puente desde Baldomero. Hoy los inspectores estn en las paradas de cambio de seccin, donde reciben un informe de la mquina expendedora que el conductor entrega con solo apretar un botn, y se ve poco el control de boletos a bordo. Algunas empresas incluso han contratado seoritas para hacer ms simptica esta funcin.

El boleto proletario

En 1897, con la aparicin del tranva elctrico, el concesionario Charles Bright incorpor el coche obrero, destinado a reducir los costos de transporte de buena parte de la poblacin, que en horarios determinados poda viajar por la mitad de la tarifa. La electrificacin dej inactivos a los coches de caballos, que eran utilizados para obreros, acoplados a los elctricos.

El 21 de noviembre de 1903 se acord la implementacin oficial de este beneficio. En la Compaa Lacroze parece que el trmite iba lento, ya que el 15 de noviembre de 1907 se la emplazaba en un ao para expender dichos pasajes.

En pampa y la va

El boleto de ida y vuelta ofrece, en los trenes, la ventaja de evitar al pasajero pasar dos veces por boletera. En otros sistemas tambin se ha utilizado, en algunos casos por "necesidad".

La empresa de tranvas Buenos Ayres y Belgrano tena un servicio desde Barrancas de Belgrano a Blandengues (hoy Libertador) y Pampa, utilizado por los asistentes a las reuniones en el Hipdromo Nacional. ste ocupaba los terrenos del actual Barrio General Belgrano, ms conocido como "Barrio River", frente al estadio Monumental, que no exista por entonces. Los "burreros" que de vuelta se encontraban sin un peso en la salida del tranva, sin poder viajar, acuaron la conocida frase: "me qued en Pampa y la va". Para evitar esto la empresa venda el boleto de ida y vuelta (11). Otra versin traslada la geografa de la frase a Pampa y la va del ferrocarril, en Barrancas de Belgrano, donde los que bajaban del Expreso Hipdromo, una vez utilizado el boleto de ida y vuelta, ya no tenan metlico para combinar con otros servicios.

Mucho tiempo despus, el Expreso La Costa implement un boleto de ida y vuelta para los chicos que asisten a las escuelas del Dock Sud, en Avellaneda.En esta modesta lnea de colectivos que sale de Crucecita viajan muchos alumnos de familias humildes, con las monedas contadas. Para esos alumnos se destinaron servicios especiales, que modifican el recorrido en horarios de entrada y salida de las escuelas del barrio. Cuando los chicos se gastaban el dinero para el regreso en golosinas o figuritas, al colectivero le daba lstima dejarlos de a pie y los traa gratis. Para evitar esta prdida, la empresa comenz a cobrarles el regreso al subir. Actualmente, mediante una actitud solidaria de la empresa, los chicos con guardapolvo viajan gratis.

En colectivo, sin boletoLos primeros colectivos, aparecidos en 1928, no expedan boleto y el viaje se pagaba al descender. Esta tradicin provena del taxi, padre del nuevo sistema. En las lneas que tenan secciones el pago correcto dependa mucho de la honestidad del pasajero y la memoria del conductor, ya que el primero, al llegar a destino, deca donde haba subido y se le cobraba en consecuencia. A fines de los aos '30, los colectivos carrozados ya traan en su interior un gran espejo ubicado sobre el parabrisas, que ayudaba al colectivero a "controlar" el pasaje del coche.

La lnea pionera en utilizar boletos fue la 31 (hoy 60), que el 2 de marzo de1932, a poco de iniciar sus servicios, coloc boleteras de 8 rollos en sus taxis-colectivos. Pero los choferes resistieron la medida y al poco tiempo fueron retiradas.

Una ordenanza municipal de 1934 pretenda reimplantarlo masivamente, pero no lleg a efectivizarse. Durante la primera huelga de colectiveros en protesta por la sancin de la Ley de Coordinacin de Transportes, la Municipalidad incaut algunos coches para prestar un servicio de emergencia. En estos vehculos se expedan boletos.

Recin en 1942 la Corporacin de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires (CTCBA) comenz a usar boletos en los colectivos. El 3 de enero de ese ao, en la lneas 212 y 263, los llamados desde entonces chferes-guardas comenzaron a encargarse de cortar y cobrar boletos. En esta nueva funcin, los colectiveros permanecan en la parada hasta terminar la operacin de entrega de boletos, y recin entonces arrancaban. El pasajero reciba el boleto al ascender, y cuando bajaba deba pagar y devolverlo. Este boleto usado iba a parar a una urna de vidrio ubicada junto a la boletera, que ms adelante fue reemplazada por una bolsa. Llegado el coche al control, la bolsa se vaciaba en una lata, una suerte de fosa comn de todos los boletos del da. Imaginamos los dolores de cabeza de los encargados de la fiscalizacin. Aunque en la dcada de 1960 la devolucin del boleto al descender cay en desuso, durante muchos aos la frase "devulvase al descender" continu apareciendo al dorso.

Mientras en los tranvas se poda recorrer toda la Capital con 10 centavos, los colectivos tenan tarifa por secciones. Las mquinas portaban 4 rollos (dos de 10 centavos, uno de 20 y uno de 30).

La Corporacin de Transportes tena tres categoras de inspectores, quienes, segn su investidura, realizaban diferentes tareas. Rescatamos algunos prrafos del Manual del Inspector de micromnibus, donde se especifica el trabajo del inspector recorredor de lneas, de tercera categora:

"Deber iniciar sus tareas dirigindose a distintos puntos del itinerario de la lnea en que se desempea, a efectos de evitar que el chfer-guarda reciba la impresin de una rutina () Al subir al coche saludar cortsmente al chfer-guarda y le solicitar la hora por la cual se rige, cotejando si la misma es la oficial. ()

Estando en condiciones (la planilla), proceder a anotar la numeracin de los boletos de mquina, extrayendo el primer boleto de cada tipo y precio, a efectos de cerciorarse si estn cortados y sorprender as al chfer en una tentativa de dolo. Seguidamente pasar a picar los boletos en poder de los pasajeros () observando si pertenecen a la mquina del coche. Si hubiera pases, constatar si estn en vigor y si llevan el sello "MICROS" o la leyenda de la estacin respectiva. ()

Si durante el control encontrase un pasajero fuera de seccin, le preguntar -siempre en forma amable- el lugar donde subi y de qu precio solicit el pasaje; de acuerdo a la respuesta proceder a retirarle el boleto y le har abonar el importe, hacindole expender uno nuevo."

Al encontrar un pasajero sin boleto, el inspector deba "observar al chfer, sin perjuicio de elevar el correspondiente informe". Tambin estaba obligado a intervenir ante cualquier incidencia entre el conductor y un pasajero, hacer cumplir las prohibiciones de fumar, transportar paquetes de grandes dimensiones y viajar con ropa "en evidente estado de suciedad".

Una vez cumplida su misin principal, el inspector deba ubicarse en el pozo y controlar el estado del colectivo (pasamanos, luces, levantavidrios, avisos al pblico, etc.) y el correcto desempeo del conductor. Luego de un lapso mximo de 15 minutos deba descender del vehculo dando por terminada la inspeccin.

En las lneas privadas de colectivos el boleto apareci el 1 de noviembre de 1943. La lnea 25 tom la iniciativa, con boleteras de dos pisos y diez bocas. Se usaban nueve boletos, uno para cada seccin.

Por esos tiempos no se formaba fila ni haba postes indicadores de parada, con el consiguiente caos al momento de abordar un mnibus o un colectivo. La Comisin de Control de Transportes implant un sistema de boletas numeradas con el fin de organizar el ascenso por turno a estos vehculos en puntos neurlgicos. Comenz a ensayarse en Plaza de Mayo, el 19 de julio de 1944, mediante la colocacin de tableros con el nmero de las lneas y talonarios de boletas numeradas correlativamente. El pasajero deba solicitar una boleta y la entregaba a un inspector, quien le indicaba el momento de ascenso al vehculo. Este sistema dur poco tiempo.

De a poco, las lneas particulares comenzaron a incorporar el boleto, aunque en algunas se pagaba al subir y en otras al bajar. Finalmente, el 2 de enero de 1945 la Comisin de Control de Transportes dispuso el pago al ascender.

Cuando la Corporacin de Transportes comenz a incautar colectivos particulares, estas lneas promocionaron una rebaja de tarifa, que en realidad era la anulacin de la ltima seccin (40 centavos).

Con la implementacin del boleto en los colectivos, el borde de corte de las mquinas boleteras apareci dentado. Por qu? Sencillamente porque los colectivos no tenan guarda, que cortaba el boleto usando sus dos manos: con una sostena el boleto siguiente y con la otra presionaba para abajo. El colectivero deba solucionar el corte de boletos con una sola mano, ya que la otra estaba ocupada en el volante. El borde dentado resolvi el problema.

En micro, con boleto

En las lneas de media y larga distancia se utiliz el boleto desde el principio. Era habitual ver boletos de rollo an para trayectos largos. No olvidemos que en aquellos tiempos los micros paraban para levantar pasajeros en medio de la ruta. Al dorso, estos boletos solan llevar impresos los destinos, que el guarda picaba para validar el trayecto.

Combinaciones y trasbordos

El 31 de diciembre de 1903 se autoriz la combinacin de servicios entre el Tramway Metropolitano y los Elctricos de Buenos Aires, con un descuento de 5 centavos sobre la suma de los cobrados por ambas empresas en el mismo trayecto.

El primer boleto de trasbordo del tranva Anglo-Argentino fue utilizado entre el 15 de octubre de 1928 y el 15 de enero del ao siguiente. Era para la lnea 43, cuyo trazado haba sido interrumpido por trabajos de Obras Sanitarias en la Boca, a lo largo de dos cuadras de la calle Olavarra, entre Irala y Moussy. Ms adelante el Anglo emiti boletos sin especificar la combinacin, para otras lneas.

Cuando la Compaa Anglo-Argentina se hizo cargo del tranva a Quilmes, firm un convenio con la empresa Tramways River Plate, de los hermanos Fiorito, que una el centro de Quilmes con el balneario. De esta forma los pasajeros podan acceder desde el centro de Buenos Aires al balneario de Quilmes con un boleto de combinacin que constaba de tres cupones troquelados. Este boleto poda adquirirse en Plaza Mayo o en Avellaneda.

El guarda marcaba da y mes en el cuerpo principal del boleto. En la plaza de Quilmes se realizaba el trasbordo al coche de la River Plate, donde el guarda cortaba el primer cupn. En el regreso balneario - plaza de Quilmes se troquelaba el cupn II y al trasbordar al tranva del Anglo para volver a Plaza Mayo se quitaba el tercer cupn.La Corporacin usaba boletos de talonario para sus combinaciones, salvo en los colectivos, que no expedan combinacin.

Reprivatizados los transportes a comienzos de la dcada de 1960, se abandon el sistema de combinaciones en el rea metropolitana. Se ha dado ocasionalmente entre servicios de una misma empresa (un troncal y un rondn, por ejemplo), pero como casos aislados.

Las lneas 61 y 62, nicas de Buenos Aires con recorrido en circuito, han implementado el boleto de traspaso, desde el 2 de enero de 2003, para trasbordo en Plaza Constitucin, cabecera de ambos servicios.

PASES LIBRES Y DESCUENTOS

El 1 de enero de 1889, luego de arduas gestiones con las empresas tranviarias, la Direccin de Correos y Telgrafos consigui que se permitiera viajar gratuitamente a los carteros en horario de servicio (9). Ignoramos si se trata del primer pase libre oficialmente asignado, pero histricamente las empresas de transporte han emitido carnets o credenciales para que determinados grupos sociales puedan viajar gratis u obtengan descuentos.La concesin del tranva Lacroze a Campo de Mayo, por ejemplo, inclua un boleto especial para militares.Primero por ley y luego por tradicin, los servidores pblicos viajan sin abonar el pasaje, con el solo requerimiento de vestir uniforme. Estudiantes de escuelas primarias y secundarias obtienen boletos diferenciados. A estas prerrogativas se agregan los pases libres para personal jerrquico, funcionarios, discapacitados y otros beneficiarios.

Segn la franja horaria, las tarifas pueden sufrir variaciones, desde el boleto obrero antes mencionado, ms barato, hasta el boleto nocturno, ms caro y destinado a solventar el servicio en horas de poco movimiento de pasajeros. Estas modalidades son propias de cada jurisdiccin y tienen variantes en distintas ciudades del pas.

El gobierno de la provincia de Buenos Aires decret el 15 de setiembre de 1988 la implementacin del boleto para estudiantes secundarios, y al ao siguiente entr en vigencia en la Capital.

Las tarifas diferenciadas para estudiantes tienen validez en determinados horarios. Los chicos de escuela primaria deben presentar la constancia de alumno regular para viajar, aunque generalmente, con su tpico guardapolvo blanco, no requieren mayor identificacin. En cambio, estudiantes secundarios y docentes deben tramitar credenciales en la administracin de la lnea en la que viajan cotidianamente. Estas credenciales caducan anualmente.

En la ciudad de Buenos Aires, el boleto escolar beneficia a los alumnos de escuelas pblicas primarias, extendindose al preescolar en la provincia de Buenos Aires. El secundario incluye a estudiantes secundarios y terciarios no universitarios de establecimientos pblicos y privados sin subvencin estatal.

En las ltimas dos dcadas hubo algunos intentos empresarios para conseguir el boleto nocturno en Buenos Aires, que no tuvieron eco.

En marzo de 2001 se propuso la implementacin de un sistema por el que las empresas pagaran parte de los sueldos de sus empleados con vales para utilizar en los medios de transporte. No pas del anuncio. Tres aos despus el gobierno lanz el Abono Social, con descuentos en trenes y subterrneos para beneficiarios de determinados planes sociales.BOLETOS BAJO TIERRADesde su inauguracin en 1913, el subterrneo de la Compaa Anglo-Argentina (hoy lnea A) us mquinas elctricas que impriman el boleto en el momento de su compra (5).En 1946, bajo la administracin de la Corporacin, los subterrneos dejaron de vender boletos y se instalaron molinetes en las estaciones. Para traspasarlos se colocaba una moneda de 10 centavos. Solo quedaron los boletos de combinacin.Hasta 1956, la combinacin entre lneas de subterrneos no era gratuita, sino que tena un adicional del 50% sobre la tarifa simple. El boleto de combinacin se compraba en la estacin de origen del viaje, o bien se consegua en los controles de paso entre lneas, donde haba expendedoras automticas que entregaban boletos sin descuento. Estos boletos eran de cartulina o de cartn, similares a los ferroviarios tipo Edmondson.

Los sucesivos aumentos de tarifa, desde 1949, obligaban a realizar la engorrosa tarea de adaptacin de los molinetes para aceptar monedas de distintos valores. Por eso, el 6 de enero de 1962 se adopt el sistema de fichas (mal llamadas cospeles, ya que cospel es la matriz sin acuar) (5). Ante la especulacin de los pasajeros, que poco antes de un aumento compraban fichas en cantidad, stas sufrieron algunos cambios de medidas.

Para agilizar el expendio, desde la dcada de 1980 se vendan blisters de 10 fichas, que en la primera poca de Metrovas, tras la privatizacin del servicio, fueron bautizados "de diez" por la nueva concesionaria. En 1995 tambin se comercializaron expendedores rgidos de plstico con 10 unidades.

En noviembre de 1988 comenz a ensayarse el sistema de tarjeta magntica, como prueba piloto, en la estacin Ministro Carranza de la lnea D, pero recin el 16 de setiembre de 2000, en la lnea E, debut la tarjeta Subtepass, que radi progresivamente a las fichas. Originalmente grises, las tarjetas sirvieron de soporte para publicidad, descuentos y promociones desde 2001, dndole un valor agregado al pasajero y un ingreso extra a la empresa.

El 21 de setiembre de 1999 Metrovas, que tambin explotaba la lnea de mnibus 52 entre Once y Lujn, y su fraccionamiento provincial 422, lanz un sistema prepago de combinacin mnibus/subte, a travs de la tarjeta magntica Metrolneas, con cinco boleteras de recarga.

Con otro criterio comercial y buscando optimizar la operativa, Subtepass se expendi conteniendo 1, 2, 5, 10, 20 y 30 viajes, y en diciembre de 2001 apareci Subtecard, tarjeta recargable con el mismo formato pero de plstico.

El sistema de subterrneos tambin implement boletos de rollo para el premetro, desde su inauguracin en 1987 hasta que se instalaron las expendedoras automticas, y en los casos de interrupcin del servicio como devolucin del importe del pasaje, para ser canjeados en otro momento.

Tambin se expedan para el Subte bus, servicio automotor combinado con el subte, que en 1988 una la estacin Palermo con Ciudad Universitaria. El boleto de vuelta se venda con una ficha de subte.

MOLINETES SIN FUTURO

El uso de molinetes en los colectivos, para ordenar el cobro de pasajes y evitar los colados, fue ensayado sin xito ms de una vez.

En 1945, la Corporacin de Transportes coloc molinete en un prototipo Ford Mercury y lo puso a circular en la lnea 13 (actual 53), que una Flores, Monte Castro y Floresta, con tarifa nica, lo que facilitaba el cobro por no haber pase de seccin (5, 15). El artefacto estaba situado de forma tal que permita la ubicacin de los pasajeros que esperaban para pagar dentro de la unidad. De esta forma, aunque se sacrificaba espacio, se mejoraba la seguridad y la velocidad comercial, ya que el coche no arrancaba con gente colgada ni haba aglomeraciones de pasajeros al ascender. El ensayo dur poco ms de un ao.

Ms cerca en el tiempo, en la dcada de 1980, la Empresa Vercelli Hermanos de San Nicols y el Expreso Merlo Norte, en el Gran Buenos Aires, colocaron molinetes experimentalmente en algunas unidades. Estaban ubicados entre la puerta y el conductor. El pasajero traspona el molinete y luego pagaba el boleto.

En San Nicols, donde funcionaron desde el primer da de 1980, fueron apodados "los bobos". La experiencia se extendi y para setiembre de ese ao los molinetes estaban a prueba en dos empresas rosarinas, en las lneas interprovinciales que cruzan el puente Corrientes - Chaco y en la ciudad de Resistencia. Mientras tanto, Paran planeaba instalarlos en 150 unidades y otro tanto ocurra en Posadas y Pergamino.

Como ventaja, el molinete impeda la evasin y ordenaba el ingreso al vehculo. Pero las desventajas eran mayores: en horas pico demoraba a los coches en las paradas, perjudicando la velocidad comercial; los pasajeros con pase libre deban pasar por arriba; mujeres embarazadas, discapacitados o personas excedidas de peso tenan problemas para pasar, y no aliviaba en nada las tareas del conductor. En poco tiempo pasaron al olvido.A mediados de 1987 la Subsecretara de Transportes de la Nacin evaluaba la implementacin de molinetes accionados por tarjetas magnticas, que el usuario adquirira en puestos de venta en la va pblica. El sistema prevea eliminar la "evasin gris", cuando el pasajero saca un boleto por valor inferior al del trayecto que realiza.

BOLETERAS PARA TODOS LOS GUSTOS

Los sucesivos aumentos de tarifa, sumados a las prolongaciones de recorridos y a la subdivisin de las secciones, provocaron el incremento en la cantidad de rollos usados por las lneas de colectivos del rea Metropolitana.

Las mquinas para boletos de rollo no haban experimentado muchos cambios tcnicos a travs del tiempo, pero ofrecan variedad de tamaos, en relacin con la cantidad de secciones de las lneas que las usaban. Para las que tenan un cuadro tarifario amplio, comenzaron a fabricarse boleteras con receptculos individuales, que facilitaban la reposicin de los rollos.

Muchas empresas de media y larga distancia usaron estos artefactos, hasta que se generaliz el boleto de talonario para dichas prestaciones. La empresa santafesina Los Ranqueles lleg a llevar dos boleteras de dos pisos, con un total de 48 rollos (5). En otros casos, como el Expreso Cauelas, se sumaban boletos para llegar a la tarifa de los recorridos ms largos.

Hubo boletos casi inservibles, como el directo de la lnea 338 (San Isidro a La Plata por Camino de Cintura). Esta travesa, reservada para antroplogos urbanos, es desalentada por los propios choferes, ya que se cumple ms rpidamente combinando, por ejemplo, tren (San Isidro - Retiro), subte (Retiro - Constitucin) y nuevamente tren (Constitucin - La Plata).

El boleto de rollo tradicional mide 25 mm de ancho, con un alto variable entre 60 y 90 aproximadamente. Algunos servicios diferenciales, implementados en Buenos Aires desde fines de 1980 (lneas 60, 93, 106, entre otras), usaban boletos ms anchos (33 mm). Pero mucho tiempo atrs ya existan boletos anchos, que vendan algunas lneas de media distancia en sus cabeceras (5).

En otros sistemas de transporte tambin se han utilizado boletos de rollo.

Sin embargo, en los tranvas de las ciudades entrerrianas de Concordia y Paran no hubo guarda ni boleto. Los vehculos tenan una alcanca, controlada por el motorman, donde se depositaba el importe del pasaje en moneda de uso corriente (17). Tampoco se utiliz boleto de ningn tipo en los botes que cruzan el Riachuelo, en la Boca, que an subsisten y donde el importe se abona en efectivo, ni en los vecinos puentes transbordadores, que cumplan el mismo trayecto, de uso gratuito (5).

BORGES VIAJA EN COLECTIVO

El boleto fue utilizado muchas veces como difusor de diversos mensajes, desde polticos hasta publicitarios.

En 1990, un ejecutivo de la firma Sucesores de Juan Fusero y Ca. tuvo la idea de colocar frases de pensadores famosos en el dorso de los boletos. La empresa, con una trayectoria de 60 aos en la impresin de boletos, debi renovar su maquinaria para producir boletos de mayor calidad. Esta revolucin en el boleto inclua, por ejemplo, colores fluorescentes, diseos novedosos y una marca punteada con tijerita para el correcto corte. Se reprodujeron 462 frases.

Estos boletos encontraron una clida recepcin en los usuarios. Emilio Eigenmann, padre de la idea, comentaba en un reportaje (18) "Los pasajeros de la lnea 12 reclaman al colectivero que les corte bien el boleto, para coleccionarlo. Inclusive s de gente que va a las terminales de las lneas para buscar boletos en el piso."

Entre las primeras lneas porteas en usar "boletos cultos", se cuentan las 4, 12, 36, 45, 101 y 107.

Eigenmann tambin tuvo la idea de colocar una adivinanza en el dorso de los boletos, que se contestara en el boleto posterior, "de manera que para enterarse -de la solucin- el pasajero tendra que preguntarle a quien sube despus que l. La gente se comunicara durante el viaje a travs del boleto."

Aunque esta variante no se cristaliz, ms adelante se incluyeron mensajes para optimizar el servicio ("paguemos con el importe exacto", por ejemplo) y otros tendientes a la prevencin de enfermedades como el SIDA y el clera.

DNDE HAY 5 CENTAVOS, VIEJO GMEZ?

La escasez de monedas en las grandes ciudades es un problema cclico, y la tarifa del transporte tiene mucho que ver con el tema. En consecuencia, la gente suele guardar las moneditas para que no falten a la hora de viajar.

Con la tarifa a $ 0,90 y ante la falta de la moneda de 10 centavos, era habitual en el chofer la frase "cuando baja me lo pide". Llegando el pasajero a destino, poda pasar que el conductor siguiera sin cambio, que directamente el interesado olvidara el reclamo o bien se resignara, si estaba en el fondo de un coche lleno en medio de la hora pico. La moneda no devuelta significaba al final del da una diferencia a favor del colectivero, y algunos choferes especulaban con esta situacin. Vaya a saber por qu, pero esa moneda que a veces uno no reclamaba en el vuelto del supermercado, arriba del colectivo se converta en algo ms codiciado que el anillo de la novela de Tolkien.

En 1992, un aumento de tarifa en el rea Metropolitana de Buenos Aires gener serios problemas. Ya se haba tomado la decisin de cambiar el sistema tradicional de expendio de boletos y los protagonistas del cambio -funcionarios, empresarios, conductores y pblico- estaban en medio de una gran polmica sobre lo que vendra, con los nimos caldeados. La falta de monedas produjo entonces protestas de usuarios, llegando a encrespadas discusiones. El Estado reaccion implementando el boleto de cambio.

Este boleto, de 5 centavos, entr en vigencia el 22 de octubre. El conductor lo daba si no tena monedas y el pasajero poda usarlo como medio de pago equivalente a ese valor exclusivamente en la lnea que lo haba entregado. Dado lo expeditivo de la medida, algunas imprentas no llegaron a cumplir con las entregas, autorizndose a las empresas a poner en circulacin viejos boletos en desuso. Mgicamente, junto con los boletos de cambio reaparecieron las esquivas moneditas de 5. El 18 de diciembre se suspendi la entrega de boletos de cambio, aunque los choferes siguieron recibindolos durante un tiempo.

El boleto de cambio se adopt en otras ciudades del pas. En Crdoba recibi el apodo de "Fetap", sigla de la Federacin de Empresarios del Transporte Automotor de Pasajeros local.

BOLETERAS: NUNCA MS

Con los trolebuses y los mnibus ex tranva desaparecieron los guardas en Buenos Aires. Posiblemente los ltimos trabajaron en las lneas 30 y 31, de Transportes Saavedra, en la segunda mitad de la dcada de 1960.El crecimiento del colectivo y del aquelarre urbano a su alrededor fue convirtiendo al trabajo del conductor en un verdadero caos. La multiplicidad de tareas (manejar, cortar boletos, recibir dinero y dar vuelto, controlar planillas de secciones, cumplir horarios, etc.) en vehculos de cada vez mayor capacidad, daba como resultado problemas de salud en los choferes, conflictos con los usuarios y alta tasa de accidentes, con el consiguiente costo social y econmico para toda la comunidad. Un informe conjunto elaborado a comienzos de 1989 por la Universidad de Buenos Aires y la Unin Tranviarios Automotor (el gremio que nuclea a los conductores) expresaba que "el 40% de los choferes est bajo tratamiento por trastornos neuropsiquitricos, con reacciones de depresin y excitabilidad".

Las expendedoras automticas de boletos existan en el mundo desde mucho tiempo atrs, y eran utilizadas en nuestro medio por el ferrocarril, en estaciones de gran movimiento. Tmidamente comenz a vislumbrarse un cambio.

A mediados de 1981 se ensay una boletera computada finlandesa en unos 35 coches de la lnea 51. Se trataba de una consola con visor, alimentada por un mdulo removible, donde se insertaba un cdigo, fecha y ruta. En viaje, solo haba que informarle del pase de seccin y del valor del boleto solicitado, mediante distintas teclas, para que la maquinita expidiera el boleto: papelito rectangular, como de mquina registradora, donde figuraba nmero de lnea e interno, fecha, hora, seccin y valor del viaje. Otra tecla informaba, al finalizar el turno, el monto de la recaudacin. Luego se descargaba el mdulo en una terminal concentradora, para la estadstica (19). Si bien aliviaba la parte administrativa, el colectivero segua manejando dinero a bordo. Poco despus el sistema fue probado en las lneas 162 y 194, sin xito.

Fig. 54: Boletera computada DYC Tronic, ensayada en el Expreso Cauelas. Foto del folleto promocional.

Fig. 55: Ubicacin de la boletera experimental en un coche de la lnea 51 y boleto correspondiente, servicio diferencial (72 x 20 mm). Foto Motor y Camino 463/464; La Plata, 1/1983; boleto col. AFT, 1983.

Mquinas similares, fabricadas por la firma sueca Almex y por Microbs, fueron presentadas por esos aos.

Fig. 56: Boletos de mquinas computadas en etapa experimental: Microbs (lnea 194 Chevallier, 1983) expedido en boletera, y de la lnea 60 sacado a bordo (1981) donde figuran fecha, hora, lnea, interno, secciones y precio. Col. AFT.

Fig. 57: Modelo Almex para servicios urbanos. El Auto Colectivo 468, 9/1980.

Trataremos de simplificar la cronologa que culmin con el ansiado cambio de sistema de expendio de pasajes, un verdadero via crucis que se extendi por ms de un lustro.

Durante ese lapso, los principales actores responsables (Estado, empresas y gremio) se mantuvieron entre la inercia y la discrepancia. Las empresas consideraban que la inversin para modificar el sistema era demasiado elevada, y pretendan compartir gastos con el Estado. Por su parte, el Estado no decida qu sistema era el mejor. La UTA impulsaba la contratacin de guardas (como en aquellos tiempos), en parte para solucionar el problema de la multiplicidad de tareas, en parte para crear fuentes de trabajo, y en parte para duplicar los afiliados. Las empresas tambin resistan esta opcin: ms personal implicaba ms gastos.

Fig. 58: Boletos de lneas del rea Metropolitana de Buenos Aires (col. AFT):

A) Lneas 407 (hoy 47), 208 (hoy 28), 164 (hoy 64), 165 (hoy 65), 223 provincial (luego 54) y 37 provincial (hoy 237), todos de la dcada de 1960. Lneas 68 (con leyenda "ex 268", 1970), 89 (ca. 1973), 82 (ca. 1976), 133 (dc. 1970), 118 (ca. 1976), 630 comunal de Morn (dc. 1970), 38 (ca. 1976), 13 (luego 426, 1983), 175 (1982) y 169 (ca. 1980).

B) Lneas 190 (dc. 1970), 60 (dc. 1980), 187 (1982), 23 (ca. 1978), Empresa del Oeste (Morn, 1983), 77 (1983), 269 provincial (1984), 174 (1982), 106 (1985), 86 (1986), La Independencia (provinciales 203 y 365, 1985), 50 (1986), 706 de San isidro (1985), 23 (1987), 343 provincial (1987) y 136 (1990).

C) Lneas 304 provincial (1990), 723 de Tigre (1990), 102 (1991), 181 (1991), 204 provincial (boleto preembarque, ms ancho, 1992), 60 (directo Constitucin - Escobar, cabeceras ilustradas con una locomotora y una flor, 1993), 500 de Florencio Varela (1993), 64 (ilustrado con la clsica estampa del transbordador de la boca, terminal de la lnea, ca. 1993), 146 (servicio semi-rpido, 1993), 12 (1994), 98 (diferencial, ca. 1994), 96 (ca. 1994), 36 (1993) y 629 de La Matanza (fines dc. 1990).

La Subsecretara de Transportes, en 1987, decidi optar por la tarjeta magntica. El mayor obstculo esgrimido contra esta propuesta era la dificultad para la compensacin de la recaudacin entre empresas y los ajustes debidos a la amplitud del cuadro tarifario. Mientras las opiniones iban y venan, el factor seguridad impona una decisin. Los asaltos a colectivos eran cada vez ms frecuentes y haba que tomar medidas inmediatamente.

A mediados de 1988, las partes interesadas integraron una comisin para intentar arribar a un consenso. La propuesta gremial de los guardas fue desestimada rpidamente, porque si bien mejoraba la calidad de vida del conductor no cumpla un requisito apremiante: eliminar el manejo de dinero arriba de los vehculos. La autoridad concedente insista con la tarjeta magntica y las empresas bregaban por un sistema de fichas o cospeles, amparadas en los "excelentes resultados" obtenidos en Crdoba. Los usuarios asistan a estos cabildeos como convidados de piedra.

La realidad indicaba que modificar radicalmente un sistema tan arraigado demandara un proceso de adaptacin de toda la comunidad (20). El potencial mercado de nuevas tecnologas estaba en la vidriera de varias empresas nacionales y extranjeras, que acudieron con sus propuestas: tarjeta magntica sistemas Alcatel-Camp (francs), Prodata (belga, ensayada en el subte) y la local Radio Victoria, asociada a Hitachi; boleto ptico (Informtica S.A.); cospelera automtica (Servicop y Controles Automatizados). (21)

En la madrugada del 26 de octubre de 1990, el Concejo Deliberante de Buenos Aires aprob la vuelta de los guardas a los colectivos, medida a cumplirse en los siguientes 60 das. Entre el entusiasmo de los choferes, la negativa de las empresas y el desconcierto de los pasajeros (que intuan aumentos de tarifa para solventar el gasto) haba un escollo insalvable: la ciudad no tena -y no tiene- poder legislativo sobre las lneas de transporte, que dependen de la Nacin.

La Cmara Empresaria del Autotransporte de Pasajeros (CEAP) present, promediando 1991, un estudio en el que se evaluaban varios sistemas de percepcin de pasajes: pago con importe exacto, cospelera, boleto ptico, tarjeta magntica y guarda. Obviamente, a corto plazo la primera opcin -habitual en otros pases- apareca como la ms rentable y la de ms fcil implementacin, ya que no requera ms trmite que la instalacin de puestos de cambio para que los pasajeros obtuvieran las monedas para pagar el boleto (22). Esta modalidad se propuso como paso previo a la utilizacin, a mediano plazo, de un sistema inteligente de tarjeta ptica o magntica (23). Las otras tres cmaras que agrupaban a los transportistas, en cambio, rechazaban las monederas y ahora bregaban por la tarjeta magntica.

Fig. 59: Adhesivo que colocaba CEAP en sus unidades, promoviendo el pago con importe exacto. El Auto Colectivo.

En la Ley Nacional de Trnsito, promulgada en 1991, se estableci que los choferes de transporte urbano de pasajeros deberan dejar de cortar y cobrar boletos. Por fin, en 1992 el decreto 1149 del Poder Ejecutivo, con fecha 8 de Julio, fij la modalidad de pago con importe exacto con moneda de curso legal en una primera etapa. (24)

A mediados de ao se haban presentado cuatro modelos de mquinas validadoras: La G.F.I. Cents a Bill, de fabricacin y uso extendido en los Estados Unidos, la Fast Fare, del mismo origen, la Autopass, fabricada en el pas por E.D.S.A. y la A.S.A. - Jofemar espaola. Los equipos expendan un boleto impreso con sistema trmico. El conductor operaba una consola con teclas para habilitar cada tarifa, y tambin poda imprimir resmenes de turno, informes para el inspector, etc. El nuevo sistema blanqueaba los ingresos ante la posible evasin.

Por resolucin 422 de la Secretara de Transportes, el 21 de setiembre de 1992 se aprobaron las especificaciones tcnicas de las lectoras de monedas y su cronograma de implementacin, fijndose el 30 de junio de 1993 como lmite del perodo de experimentacin. Hasta ese momento, el modo de pago tradicional convivira con el nuevo sistema, y a partir de entonces sera obligatorio el pago con importe exacto, hubiera o no mquina instalada.

La primera expendedora fue presentada en la lnea 62, el 23 de diciembre de 1992. Durante ese verano comenzaron las pruebas piloto en otras lneas, como las 61, 64, 140 y 168.

Las empresas que colocaran lectoras que no dieran vuelto estaban obligadas a tener puestos de cambio de monedas, en cada parada, como mnimo de 8 a 21 horas. Desde el primer da de 1994, todas las unidades deberan contar con las mquinas o, en su defecto, con personal auxiliar a bordo que se encargara del expendio y cobro de boletos. Sorprendentemente, algunas lneas de media distancia (52, 57, 88, 129 y 194, en las que el precio de los boletos "no justificaba el pago con monedas"), no estaban obligadas a cumplir con los plazos de instalacin de la nueva tecnologa.

Entretanto, la provincia de Buenos Aires resolvi adoptar el mismo sistema para las lneas de su jurisdiccin, por resolucin del 23 de setiembre de 1993. Cuatro firmas se perfilaban en el mercado de las nuevas mquinas, cuyo horizonte se ampliaba: Blatel, representante de Klussendorf, BRD (Monebus), con patente Kienzle alemana para el sistema de monedas y estadounidense Cubil para el de tarjetas, y las mencionadas Autopass y ASA. El costo de cada equipo iba de 4.000 a 7.000 dlares.

Fig. 60: Tres lectoras de monedas que se instalaron en Buenos Aires: TCS-IBM (izquierda), Klussendorf (centro) y Monebus (derecha); todas de industria nacional. Avisos publicados en Microbs y El Auto Colectivo, 1995.

Llegado el 1 de enero de 1994 funcionaban apenas unas 500 lectoras. Hubo una nueva prrroga (la tercera), de cuatro meses, y el 1 de mayo de 1994 debutaron oficialmente las mentadas expendedoras automticas, no sin problemas, pese al feriado: los choferes apelaban a toda su paciencia para instruir al pasajero: dnde poner las monedas, dnde sala el boleto; las mquinas se trababan y las empresas no autorizaban a viajar sin boleto ante esta eventualidad. No hubo ninguna campaa educativa previa para que el pblico se familiarizara con las nuevas expendedoras, y se present otro problema: muchas estaban colocadas a una altura tal que las personas de baja estatura y los chicos no llegaban a las ranuras para insertar las monedas.

El primer da hubo menos unidades en la calle, ya que no todas estaban equipadas. Se estimaba oficialmente en un 30% la cantidad de coches en regla. Algunas lneas casi no funcionaron por temor a las sanciones. La normativa era muy clara: los choferes no cortaran ms boletos; la unidad que no tuviera mquina o guarda no poda circular.

Con respecto a los guardas, en algunas empresas eran choferes, en horas extra, y hasta los propios accionistas quienes oficiaban de cobradores. Sin espacio previsto para esta actividad, el improvisado guarda sola sentarse en el primer asiento individual, detrs del conductor. Otros hacan equilibrio mal acomodados en cualquier lado, a la derecha del colectivero. En la lnea 86 hasta llevaban un balde lleno de monedas para dar vuelto. El Ministerio de Trabajo convoc a 13.000 desempleados para cumplir esta funcin, pero el vitico era irrisorio y la mayora prefera quedarse en sus casas.

Fig. 61: En algunas lneas hubo mujeres trabajando de guarda. Foto Archivo La Prensa.

Como las fallas de las expendedoras eran bastante habituales en los primeros das, la mayora de las unidades llevaba la vieja boletera, por si acaso, para no tener que parar el coche si la mquina no funcionaba. La situacin no era auspiciosa: arreciaban las quejas de usuarios, choferes y empresarios, y las sanciones a las empresas. Estas decan que los fabricantes se atrasaban en las entregas, mientras del otro lado argumentaban que los empresarios se atrasaban en los pagos. No obstante, algunas lneas, como las 79 y 132, debutaron con todas las unidades equipadas.

Los proveedores de equipos tuvieron que trabajar a destajo, no solo para llegar con los plazos sino para resolver problemas sobre la marcha. Cada mquina instalada representaba un banco de pruebas sobre el que haba que optimizar y corregir. Algunas de las que estn hoy en el mercado son completamente diferentes de sus prototipos.

Fig. 62: Boletos de expendedora automtica: Lneas 62 (1993), 5 (con la sigla E.D.S.A. del fabricante,1993), 98 (1994), 324 (papel amarillo, 1997), 39 (estudiante secundario, 1998), 99 (2002), 24 (2005), 42 (2006) y 141 (2007). Col. AFT.

Para facilitar el cambio haba "bancos ambulantes", camiones de caudales que se instalaban en sitios estratgicos. Tambin reaparecieron los arbolitos, que cerca de las paradas vendan disimuladamente 90 centavos en monedas de 10 por un billete de 1 peso. De todas formas, los choferes tenan la obligacin de llevar cambio para los pasajeros que no subieran con monedas.

Tres das despus del debut del nuevo sistema, 28 lneas no contaban con ninguna mquina. Cuando caduc el plazo para la utilizacin de boleteras manuales, el 16 de setiembre de 1994, el 95% de las unidades ya estaban equipadas mientras que el 5% restante segua trabajando con guardas. La mayora de los vehculos incluidos en este porcentaje pertenecan a las lneas 25, 108 y 133, cuyos permisos fueron caducados.

El gobierno advirti que los colectivos que no tuvieran expendedoras deban permitir a los pasajeros viajar gratis, pero al da siguiente lleg la contraorden: si la mquina no funciona, no se levantan pasajeros. El coche sigue su ruta hasta que baje el ltimo y all se corta. No poda haber pasajeros sin boleto porque no estaban cubiertos por el seguro. Como se puede apreciar, se marchaba a los ponchazos, todo era ensayo-error.

Mientras tanto, en abril se haba dispuesto que en los lugares de gran concentracin de pasajeros las empresas pudieran implementar la modalidad de venta de boletos en la va pblica, en forma manual, para agilizar el ascenso a las unidades (24). Esta tarea estuvo a cargo de los inspectores o de personal auxiliar. En lugares como Constitucin, Once o Liniers, algunas empresas instalaron casetas que funcionaban como boleteras. Tambin se vendan boletos en algunas cabeceras. Lleg a haber un centenar de puestos para venta fuera de la unidad, que despachaban unos 400.000 pasajes diarios (25).

Para optimizar el control y la fiscalizacin de este sistema, la Secretara de Transportes encarg a la Comisin Nacional de Transporte Automotor (CoNTA) la confeccin y provisin de boletos a las empresas, a cargo de stas. Se imprimieron en talonarios numerados, troquelados en dos cuerpos y con resguardo de seguridad para evitar su falsificacin. Se estableci tambin que cada empresa deba informar sobre los puntos de expendio (24). Los boletos fiscales comenzaron a utilizarse el 10 de noviembre de 1994 (25).

Fig. 63: Izq.: Boleto de preembarque previo a los fiscales de dos cuerpos, de rollo (50 x 60 mm, lnea 45, 1994).Der., arriba: Boletos fiscales de la CoNTA, taln para el pasajero. El sistema de seguridad permita que en caso de fotocopiarlo, apareciera la palabra "falso" (56 x 50 mm, 1994). A cada valor corresponda un color y originalmente no tenan identificacin de lnea. Luego cada empresa los sellaba (centro, derecha).Abajo: Primeros boletos de preembarque de la lnea 168 (47 x 71 mm, 1994). Col. AFT.

Pese a los anuncios, nunca se instalaron en la va pblica expendedoras automticas para comprar boletos de preembarque. Con el tiempo, los fiscales dieron paso a otros boletos impresos por las propias empresas, que hasta hoy siguen vendindose manualmente. Pueden ser de talonario o de rollo y en general tienen dos cuerpos, uno para el pasajero y otro que retira el conductor o queda en el talonario. Cada empresa opera acorde a su criterio, llegando a venderse, por ejemplo, boletos "adelantados", para usar a la vuelta o al da siguiente, en puestos que no son permanentes.

Fig. 64: Boletos de preembarque posteriores a los boletos fiscales, de rollo y de talonario: lneas 106, 129 y 95 (taln pasajero), 39 (completo, anverso y reverso), 1, 71, 160, 15, 4 y 136 (pasajero), 128 (completo) y 188 (pasajero). Col. AFT.

Algunas lneas colocaron molinetes a continuacin de la expendedora, que duraron, como deca la abuela, "lo que un lirio", por carecer de sentido, ocupar espacio y no permitir el descenso de personas con movilidad reducida por la puerta delantera.

Las expendedoras realimentaron la famosa viveza criolla, como en tiempos de los primeros tranvas. Las monedas de 10 pesos, acuadas en 1977 y ahora en desuso, "engaaban" a las mquinas, que las confundan con las de 50 centavos en vigor. Pero del otro lado tambin hubo irregularidades: boletos con datos errneos, como la fecha, echaban una sombra de sospecha sobre posibles maniobras de evasin.

Fig. 65: Izq.: Boleto de expendedora con datos errneos o faltantes: No consigna nmero de lnea ni interno y son incorrectas la fecha y la hora (lnea 99, 1994). De Par en Par 39, 5/1994. Der.: Fecha y hora incorrectas (lnea 103, 1993). Col. AFT.

Aunque las 170 mquinas de cambio automtico prometidas para entregar monedas a los usuarios jams aparecieron, el 1 de julio de 1995 los conductores dejaron de cambiar dinero a bordo. Los servicios diferenciales y de media distancia (con tarifas ms caras) estaban eximidos. Los nicos diez puestos existentes para cambiar monedas estaban en estaciones de subte. En la capital provincial, donde se instalaron 12 puestos fijos de cambio, los choferes cambiaron monedas hasta el 22 de julio de 1996.

Alguien descubri que el dorso blanco de los nuevos boletos era un espacio desaprovechado y, actualmente, todo espacio desaprovechado se llena con publicidad. As fue como la firma Lactona comenz a promocionar su marca Gndara desde marzo de 1996 (26). Los primeros boletos de este tipo aparecieron en las lneas 29, 60, 64 y 168, entre otras. Fue el disparador para que muchas firmas comerciales se sumaran, dndole colorido a los aburridos papelitos.

Fig. 66: Boleto con publicidad al dorso, impreso en continuo a 3 colores (lnea 168, 3/1996); col. AFT.

Algunas lneas, como la 85 y la 159, optaron por poner su propio logotipo. Tambin se agregaron algunas leyendas al frente, aparte de los datos propios del boleto, como el nombre de la empresa, "Gracias por elegirnos" o similares.

Fig. 67: Boletos de expendedora del rea Metropolitana de Buenos Aires con diversas leyendas: Lnea 159, con logotipo de la empresa y consejos en el frente (1996); lnea 162, "Welcome to Bartolom Mitre S.A." (1997); Empresa El Puente (dorso con logotipo, 1998); lnea 114, "Gracias por viajar con Plaza" (2003); lnea 29, "Prohibido fumar" (2006); lnea 106 con publicidad de Banco Galicia al frente (2005) y lnea 293 provincial con el nombre de la empresa en el anverso y logo en el reverso (2006). Col. AFT.

Las mquinas ms difundidas, pasada una dcada del cambio, son TCS (Trainmet - Ciccone Sistemas) fabricadas por IBM Argentina, Klussendorf y Monebus. Algunas, como A.S.A., se vendieron muy poco tiempo, mientras aparecieron otras, como Blue Coin (Coin Control), lanzada al mercado en 2005 y comercializada en todo el pas, S.E.A.C. (Servicios y Equipamientos de Automatizacin y Control), en las lneas del grupo DOTA, y Expenbus, en lneas de la provincia, que recaudan las monedas en una caja ubicada en el piso del vehculo.

EFECTIVO O TARJETA?

Mientras algunas lneas, por falta de equipamiento, mantuvieron los guardas hasta setiembre de 1994, otras incorporaron la tarjeta magntica, que comenz a utilizarse oficialmente el 30 de noviembre de ese ao en unos 600 coches. Esta modalidad de pago se usaba indistintamente con las monedas, en mquinas duales TCS, instaladas por las empresas El Puente, Atlntida y Expreso Quilmes, entre otras. De las 15.000 lectoras instaladas, 7000 eran TCS, preparadas de origen para las tarjetas. Entre Capital y Gran Buenos Aires haba un millar de estos equipos aceptando tarjetas. La organizacin estaba a cargo de Distribuidora Buenos Aires y las tarjetas eran fabricadas por la firma japonesa Sankyo.

Fig. 68: Tarjeta magntica en la lnea 57 Atlntida (12/1994) y boleto de expendedora adquirido con tarjeta en la 158 El Puente (8/1998). Col. AFT.

En mayo de 1995, las 350 expendedoras instaladas en los coches del Expreso Cauelas reciban tarjetas. Pese a no haber red de distribucin, diariamente se vendan entre 800 y 900 tarjetas. Podan adquirirse en la administracin y en las cabeceras, pero tambin las vendan los inspectores.

Al ao del cambio de sistema, el balance indicaba que las lectoras provocaron la disminucin de los asaltos pero no los eliminaron. Antes los ladrones se llevaban la recaudacin y ahora directamente se llevaban el colectivo, para violentar la mquina. La tarjeta magntica apareca como una solucin para este problema. Para mediados de 1996 unos 2000 mnibus ya aceptaban tarjetas, y se apuntaba al boleto multimodal. El sistema se iba acomodando: las denuncias presentadas por mal funcionamiento de las mquinas se reducan al 10% del total de los reclamos de usuarios de transporte pblico.

UN SOLO BOLETO PARA TODO, QUE NUNCA LLEGA

El 11 de diciembre de 1990 se cre una comisin mixta integrada por la FATAP y la Municipalidad de Buenos Aires, entre cuyos objetivos estaba la complementacin intermodal del expendio de pasajes, para unificar los sistemas de pago en mnibus, trenes y subterrneos.

Este proyecto tuvo varias reincidencias pero jams lleg a concretarse. Primero en 1987, luego en 1995 y 1996. Dos aos ms tarde haba consenso para implementar el ahora llamado Medio de Pago nico. El gobierno pretenda activarlo a pleno antes de finalizar 1999. Tomando en cuenta una facturacin de U$S 1.800 millones al ao en los colectivos, haba una docena de entidades bancarias interesadas en el nuevo negocio, pero

Aunque en 2001 se volvi sobre el tema, la crisis de fin de ao sepult toda propuesta.

Fig. 69: La crisis econmica tambin le apret el cinturn al boleto, que se comprimi en tamao para ahorrar papel. Lneas 99 (2003) y 110 (2006). Col. AFT.

BOLETOS DE TIERRA ADENTRO

En el resto del pas se us histricamente el tradicional boleto de rollo para servicios urbanos y suburbanos en distancias variables pero generalmente cortas. Para lneas provinciales y de larga distancia hubo, como en Buenos Aires, boletos de talonario de diversas medidas y aspectos.

Fig.70: Boletos de rollo del interior del pas. Col. AFT.

A) Provincia de Buenos Aires: M. O. Gral. Necochea (500 y 502 de Necochea, 1973); Coronel Ramn Estomba (con la estampa ecuestre del coronel en el frente; lneas 503 y 518 de Baha Blanca, 1984); Sol de Mayo (363 provincial, con el precio sellado, para no tener que reimprimir ante aumentos de tarifa, dc. 1980); La Ideal (servicio San Pedro a Vuelta de Obligado, 1987); La Islea (276 provincial, 1985); C. O. La Accin (279 provincial, de Baha Blanca a Punta Alta, 1984); T. A. Costa Atlntica, diseo comn a muchas empresas, que solo impriman su nombre al dorso (Mun. Urbano de la Costa, 1986); La Huella de Junn (502 de Junn, 1992); San Jos (350 provincial, 1994); 25 de Mayo (506 de Olavarra, 1992); El Rpido Argentino (servicio La Plata a General Belgrano, boleto ms ancho vendido en boletera, con taln de asiento adjunto, 1991); lnea 503 municipal (Lujn, 2000, con leyendas en el dorso referentes al cuidado de la salud y la convivencia) y Montemar (lnea 1 de Pinamar, 2003).

B) Arriba: Provincia de Santa Fe: Empresa 9 de Julio (ca. 1950), Empresa Villa Diego (1983, corte en "S"), Ente Regulador de Empresas Coordinadas Sanlorencinas (1992) y lnea 14 El Triunfo (Capital, 1989).Abajo: Provincia de Crdoba: Capillense (hacia 1980), Ciudad de Crdoba (1989), COTIL (1989) y Pampa de Achala (1994).

C) Estrella del Litoral (Entre Ros, con publicidad al dorso, 1986); El Expreso Ciudad de Posadas (Corrientes Capital, 1986); Chaco S.R.L. (Resistencia, 1989); El Sol (Formosa capital, 1996) y Transportes Cataratas (Puerto Iguaz, Misiones, 1992).

D) Salta Capital, 1998; Expreso Lalo (Lib. Gral. San Martn, Jujuy, escolar ca. 1990); Transp. San Nicols (La Rioja Capital, 1994); Guido Mogueta (San Fernando del Valle de Catamarca, 1994); 5 de Julio (Santiago del Estero Capital, 1996) y Coop. Tucumn (San Miguel de Tucumn, 1987).

E) Villa Mercedes (San Luis, 1984); lnea 33 (Mendoza capital, 1950); EPTM (trolebs Mendoza, 1983), Grupo 50 (Mendoza, 2005) y La Nueva Sarmiento (San Juan Capital, escolar, 1986).

F) Gonzomar (Neuqun Capital, 1984); Ko-Ko (Bariloche, interprovincial, 1994); Empresa Baha (Rawson, Chubut, abono 1996); Vercelli Hnos. (empresa de San Nicols que tuvo servicios especiales en Santa Cruz, boleto expedido en Ro Gallegos, 1989) y Dos Santos (Ushuaia, Tierra del Fuego, 1983).

Con el eco de la ley de trnsito que inhiba a los choferes de cortar boletos, en las grandes urbes se fueron adoptando gradualmente nuevas modalidades de pago. Sigue una resea parcial de los cambios en algunas ciudades.

Crdoba

La capital mediterrnea fue pionera, aun antes que Buenos Aires, en cambiar el sistema de expendio de pasajes. Se adoptaron fichas similares a las del subterrneo porteo, desde mediados de la dcada de 1970. Su uso era muy limitado, estaba reservado a policas de civil y algunos funcionarios.

Por pedido del gremio de choferes, para evitar los asaltos, desde el 18 de abril de 1988 se extendi el uso de fichas para todos los usuarios. Eran de metal blanco, aleacin liviana, de dos categoras: una seccin, vlida para viajes diurnos en las lneas urbanas, y dos secciones, para las lneas de circunvalacin y viajes nocturnos, de 0 a 6 horas, con tarifa ms cara. Las fichas (popularmente llamadas cospeles) se entregan directamente al chofer, a cambio del boleto.

Fig. 71: Boletos urbanos de Crdoba, primera y segunda seccin, y fichas correspondientes (18 y 20 mm de dimetro), con el escudo de Crdoba al reverso (1988/1990). Col. AFT.

Para distribuir los 2,5 millones de fichas en circulacin se cuenta con ms de 1000 puestos de venta, sumando bocas de expendio exclusivas y quioscos. Pero siempre conviene tener una reserva, sobre todo para los casos de usuarios que viven en los suburbios o viajan de noche.

Despus aparecieron las tarjetas. Las primeras, cuadradas de color verde, eran personalizadas. Tenan un chip y llevaban el nmero de documento del usuario. En 1998 se intent, sin xito, implementar el pago exclusivamente con tarjeta en horario nocturno.

En febrero de 1991 se adopt la tarjeta magntica recargable, que fue adjudicada a la firma Red Electrnica (Redbus). Se implement en los trolebuses y algunas lneas de mnibus, pero sin eco favorable en el pblico ni en los choferes. La empresa Coniferal est experimentando un sistema de lector ptico para reemplazar la tarjeta, que a 16 aos de su debut, es utilizada por un mnimo porcentaje de usuarios.

Tucumn y provincias del Norte

En la capital del Jardn de la Repblica se dispuso el uso de fichas (aqu tambin llamadas cospeles) en 1986, pero recin se implement dos aos ms tarde.

En 1994 comenz a ensayarse con expendedoras TCS, inclusive en servicios suburbanos, como los de El Ranchilleo. Estaban adaptadas para recibir fichas y tarjetas. Se acu una ficha especial en metal dorado, ms pesada, para que las mquinas pudieran leerla. En la lnea 18 incluso se instalaron algunos molinetes, sin pena ni gloria.

El nuevo sistema no fue bien recibido por las empresas ni por el pblico, y nunca lleg a instrumentarse la red informtica para el control. En pocos meses se desisti. Por lo tanto, el boleto de rollo y las fichas siguen en vigencia. Llegaron a utilizarse tres series de fichas blancas, que se ponan en circulacin alternadamente con los aumentos de tarifa. Se venden en puestos ubicados en va pblica. El pasajero entrega la ficha al conductor, que corta el boleto manualmente y -en algunas lneas- deposita la ficha en una especie de alcanca de lata.

Fig. 72: Puesto de conduccin de una de las nuevas unidades de la lnea 12. A la derecha se observa la alcanca para las fichas y la boletera de rollo. Foto Carlos Wallberg, 2007.

Nuestro colega Carlos Wallberg detalla las variantes tarifarias en la provincia: las lneas urbanas tienen tarifa plana, mientras que las metropolitanas y rurales son por secciones con pago en efectivo. En las lneas municipales, los abonos escolares pueden ser cartones o boletos de talonario troquelados. Hay cuatro valores de tarifa estudiantil, ms una para docentes; pocas lneas ofrecen abono universitario. Hay pase libre para los discapacitados que renan ciertos requisitos y sus acompaantes, cuando corresponda. Viajan gratis los bomberos, los policas (hasta dos por coche) y el personal de fiscalizacin del transporte, con su correspondiente credencial. En cambio, conscriptos y carteros perdieron este beneficio desde que se suprimi el servicio militar obligatorio y se privatiz el correo. Tambin existen el abono social o solidario, ms econmico, que se vende por $ 22,44 (!) y por 88 viajes. Por su parte, el boleto estadstico sirve para control de quienes tienen pases. En una poca hubo tambin boleto de cambio para reemplazar la falta de monedas, hasta la introduccin del cospel.

En Salta se instalaron lectoras de monedas y actualmente se est implementando la tarjeta Redbus. En San Salvador de Jujuy se hicieron pruebas con tarjeta magntica y en Santiago del Estero no llegaron a instalarse. En Jujuy, adems, hay abonos, que se venden en talonario.

Fig. 73: Tarjeta magntica sistema Transmag y boleto correspondiente, en etapa experimental (San Salvador de Jujuy, 1994).Abajo, der.: boleto de expendedora, lnea 3A (Salta, 2003), que prev un recargo por pago sin monedas. Col. AFT.

Fig. 74: Tarjetas magnticas de Resistencia (Chaco), tarifa comn y estudiante secundario. 1996. Col. AFT.

Mar del Plata

En 1993 la comuna aprob la tarjeta magntica, cuya operacin fue adjudicada a la firma Boltec, representante de la danesa Scanpoint Technology. A fines de 1994, la empresa 25 de Mayo instal algunas canceladoras, pero no se usaban.

Durante el perodo de prueba y adecuacin, las empresas Micro mnibus La Marplatense y 9 de Julio ensayaron en algunos coches un sistema de expendedoras con monedas. Peralta Ramos, por su parte, instal mquinas TCS duales para tarjetas y monedas. Las otras empresas adoptaron el sistema Boltec directamente, que se generaliz a mediados de 1995.

Como en otras ciudades, las idas y vueltas previas fueron dilatando el momento en que los choferes marplatenses vieran aliviada su tarea. Finalmente, cuando los empresarios alentaban otra prrroga, el municipio fij como ltimo da de corte de boleto el 5 de noviembre de 1995. Al otro da, solo la empresa El Libertador tena la totalidad de la flota equipada con mquinas validadoras. Un tercio de los coches de la ciudad estaba en regla, en tanto que otro tercio tuvo que trabajar con guarda y el tercio restante sigui contra viento y marea con el sistema tradicional. En esta porcin haba cuatro empresas "rebeldes", que se oponan a la utilizacin de la tarjeta (27). Para la administracin empresaria del sistema, las lneas se agruparon en la UTE El Libertador.

Fig. 75: Boletos urbanos de Mar del Plata. Izq., arriba: lneas 523 y 582 (dc. '70); abajo: servicio a estacin Camet lnea 542 -la 540 no existe- (1987) y 531 (1993). Der., arriba: Tarjeta recargable (anverso y reverso); abajo: boleto de expendedora automtica, lnea 595 (1999). Col. AFT.

El uso exclusivo de la tarjeta sigui demorndose, tanto as que a fines del verano de 1996 muchas unidades aun no tenan expendedora. La condicin turstica de la ciudad, con un gran incremento de poblacin en verano, alimentaba el argumento de mantener el viejo sistema, principalmente por dos razones: la escasez de bocas de expendio de tarjetas en primer lugar, y adems porque el turista, en su despreocupada informalidad, se resista a comprarlas. En algunas lneas se emitan boletos con las expendedoras, pero el chofer cobraba en efectivo. Tambin estaba a cargo del conductor la venta y carga de las tarjetas. O sea, ms trabajo que antes.

El 21 de mayo de 1996 se relanz oficialmente el sistema de tarjetas. Todas las unidades deban estar equipadas. Pero los plsticos siguieron cargndose a bordo hasta que, pocos meses despus, se instalaron puestos de expendio y recarga en supermercados, quioscos y otros comercios minoristas. En julio de 1997 la Municipalidad se comprometi a conseguir la apertura de 100 nuevas bocas de venta, aunque se lleg a unas 60.

La obligatoriedad de poseer tarjeta para obtener el beneficio de estudiante, as como otros pases con descuento, cre un pequeo pblico cautivo de la tarjeta, pero no se erradic el pago manual. En consecuencia, para incentivar el uso de la tarjeta se elev el boleto mnimo de 65 a 80 centavos para quienes no la tuvieran cargada al abordar el mnibus. As y todo, a fines de 2005 se estimaba que el 60% de los usuarios prefera pagar con recargo, pero en efectivo.

El 28 de marzo de 2006, por fin, se termin con el pago en efectivo. Se habilitaron ms puestos de venta y recarga en puntos neurlgicos, y a las 150.000 tarjetas en circulacin se agregaron otras tantas. Desde entonces se puede adquirir la tarjeta precargada con montos fijos, en puestos de venta que no tienen terminales de recarga (28).

Si bien se habl de varias ventajas que se obtendran a partir de la tarjeta (combinaciones, abonos, etc.), estos beneficios nunca se implementaron. Por otra parte, las tarjetas sufren fallas tcnicas con frecuencia. En estos casos el conductor permite viajar al pasajero, pero anula la tarjeta, con la oprobiosa consecuencia de tener que cambiarla, para lo cual hay nicamente dos lugares en toda la ciudad.

Actualmente la nica lnea que cobra en efectivo es la 221 provincial, que al cumplir un recorrido parcialmente superpuesto con algunas lneas urbanas de la ciudad (sobre todo las 511 y 581), provoca el descontento de stas, ya que la gente que viaja por la costa prefiere la comodidad de no depender de la tarjeta en la 221 pese a que la tarifa es un poco ms cara.

Fig. 76: Otras tarjetas descartables en la provincia de Buenos Aires: Tarjebus, en Baha Blanca, que no tiene problemas de expendio, ya que se consigue en cualquier quiosco (tarifa plana, 1996); TCS (Ca. La Islea, lnea 276, ca. 2000). Col. AFT.

Rosario (29)

Los ltimos guardas de Rosario trabajaron en los trolebuses municipales, hasta que en 1979 este servicio fue privatizado. Posteriormente, como en el resto del pas, permaneci el conductor multifuncin.

Siguiendo una tendencia que se perfilaba a comienzo de los '80, se instalaron molinetes experimentalmente en algunas unidades. A su vez, la empresa Martn Fierro, operadora de los trolebuses, coloc modernas canceladoras de pasajes sistema Almex, con tarjetas por uno y seis viajes, sin xito.

Pese a los proyectos que se estudiaron en los aos siguientes, hubo que esperar hasta 1990 para que se pensara seriamente en cambiar el tradicional sistema. El 4 de octubre de ese ao se present un estudio de factibilidad y el 29 de noviembre se aprob la ordenanza que creaba el Sistema Prepago de Admisin, Control e Informacin (SPACI) en el transporte urbano.

Martn Fierro, protagonista otra vez, implement en 1992 un sistema de tarjeta magntica para sus lneas, alternativamente con el boleto habitual, pero con descuentos para los pasajeros que adquirieran tarjetas. stas, de tecnologa Wayfarer, se ofrecan por varios viajes.

Buscando un sistema equiparable para todo el mbito urbano, la Municipalidad opt por dar un paso atrs y prohibi a la empresa el uso de tarjeta. No obstante, sigui vigente en los servicios interurbanos a Villa Gobernador Glvez.

Durante un tiempo se utiliz la modalidad de pago con importe exacto. Los coches tenan caja de seguridad pero los choferes cobraban y daban vuelto. Despus, en los vehculos de Martn Fierro hubo una especie de alcanca donde se depositaban las monedas y el conductor entregaba el boleto.

En un penoso proceso, similar al que hubo en Buenos Aires, la puja de intereses polticos y empresariales retras el cambio de sistema, hasta que se decidi a nivel nacional que los choferes no cortaran ms boletos. En consecuencia y para salvar la coyuntura, a comienzos de 1994 volvi el guarda a los transportes rosarinos, inclusive en lneas interurbanas, como medida de emergencia por 4 meses. El 15 de abril, por medio de una ordenanza, la comuna estableci que la decisin del sistema a adoptar recaera en las prestadoras, a la sazn divididas en tres grupos empresarios por disidencias internas.

Entretanto, segn estimaciones, la inclusin de los guardas disminuy la tasa de accidentes en un 70%, aunque tambin trajo aparejado un aumento de tarifa. La puja por mantener los guardas o instalar lectoras de tarjetas continuaba y ante la demora de la automatizacin del sistema de expendio de pasajes, en octubre de 1995 la comuna incorpor este auxiliar como personal permanente. En desacuerdo, las empresas retiraron los guardas de los colectivos y la municipalidad reaccion con sanciones, llegando a caducar dos permisos. (30, 31)

Promediando 1995, los tres grupos empresarios decidieron adoptar cada uno su propio sistema de tarjeta: AETUP eligi Magnebus, de Prodata, CETUP instal Multipase (TCS) y Martn Fierro opt por Bonobs, de la britnica Wayfarer Transit System. Lo desprolijo de este proceso, en cuya discusin el usuario no haba participado, lo dejaba ahora desamparado ante la multiplicidad de opciones: El 25 de noviembre comenz oficialmente la etapa experimental, de 90 das, en la que se probaran los tres sistemas junto con el boleto de rollo y los guardas.

Tras prrrogas y ms discusiones, en abril de 1996 la eleccin se volc a favor de Bonobs. El sistema deba estar funcionando a pleno en octubre, pero el plazo se prolong y, como suele ocurrir en nuestro pas, la decisin se tom como derivacin de una desgracia: la muerte de un chofer durante un asalto. Consecuentemente, desde el 12 de mayo de 1997 la tarjeta pas a ser el nico medio de pago en Rosario.

La distribucin y venta de tarjetas estuvo a cargo del Correo Argentino y un proveedor mayorista de kioscos. Como en otras ciudades, en das no laborables o en horario nocturno era difcil conseguir donde comprar una tarjeta. Como aliciente, los usuarios participaban en sorteos mensuales, de acuerdo al monto de la tarjeta adquirida, que equivala a 2, 6 12 viajes. Como el escaso margen de ganancia desalentaba a los comercios para la venta, se instalaron puestos de venta exclusivos, que fueron reemplazados luego por cabinas del Banco Municipal de Rosario. Tambin se ampli la oferta de puntos de venta a centros comerciales, hospitales y oficinas pblicas.

Con cambios tendientes a optimizar el sistema y a evitar fallas, la tarjeta fue mutando hasta su versin actual. Incluso se confeccion una interesante serie con imgenes de distintos medios de transporte de la ciudad a travs del tiempo.

Hoy los vehculos operan con dos dispositivos de cobro. Adems de la tarjeta, existe el boleto ocasional, til para quienes no tienen tarjeta, porque no viajan habitualmente o no residen en la ciudad. Para esta modalidad los coches tienen expendedoras de importe exacto, que no dan vuelto.

Fig. 77: Arriba: boletos rosarinos de rollo, con la clsica leyenda "Rosario - Cuna de la Bandera": Expreso Alberdi (lnea A, 1984), Martn Fierro (K, M y 301, 1984), Fisherton (303, 1984), T.A.G.A. (120, 1995) y Lnea E (1996).Centro: boleto de expendedora TCS: Las Delicias (lnea 139, 1996), Expreso Serodino (interurbano, frente y dorso, 2002); tarjeta magntica descartable (frente y dorso, 2002).Abajo: boletos de expendedora: Rosario Bus (2002) y ocasional (2003). Col. AFT.

Santa Fe

La capital provincial adopt el sistema de tarjeta magntica, que se comercializaba por distinta cantidad de viajes para las cuatro variantes del cuadro tarifario: plano (10 y 20 viajes), centro (10), escolar (20) y jubilado (20). El boleto centro es una variante ms econmica para el radio cntrico de la ciudad (32). A partir del 8 de enero de 2007, para mayor comodidad de los usuarios, se puso en circulacin una tarjeta universal, con monto fijo ($ 10 $ 15), que sirve para cualquiera de las opciones tarifarias. (33)

Paran

A mediados de 1994 la capital entrerriana introduca la tarjeta para todas las empresas. En abril del ao siguiente ya estaba en operacin el "primer sistema integrado de pago con tarjeta magntica". Haba entonces 190 vehculos equipados con canceladoras TCS.

Adems de los 165 puestos de venta, las tarjetas podan adquirirse a bordo de los vehculos, hasta que a mediados de 2003 los choferes dejaron de venderlas (34).

Fig. 78: Canceladora TCS 4000 AD y tarjeta magntica de Paran. Microbs 1995.

Mendoza

Se adopt la tarjeta magntica Mendobs, administrada por la Asociacin Unida de Transporte Automotor de Mendoza (AUTAM) desde 1997.

Aparentemente por dificultades en la fiscalizacin, el gobierno provincial decidi tomar personalmente la administracin del sistema. La renovacin estuvo a cargo de la firma Siemens, y desde el 1 de enero de 2007 se denomina Redbus. Durante la transicin, a fines de 2006, convivieron las mquinas verdes de Mendobs con las amarillas nuevas de Redbus. El pasajero que suba sin tarjeta poda adquirir a bordo la llamada tarjeta castigo, que inclua recargo en la tarifa. Actualmente Redbus se consigue en diversos puntos de venta, que todava aparecen insuficientes, y se puede recargar en los mnibus. Tambin se puede pagar en monedas, con importe exacto, ya que las expendedoras no dan vuelto.

Fig. 79: Tarjeta magntica Mendobs (2005), anverso y reverso. Gentileza Guillermo Escartn.

CAPICUAS Y OTROS BERRETINES

No sabemos cuando empez la cosa, pero el boleto capica fue durante dcadas una obsesin para buena parte de los pasajeros. Digamos, por si hace falta, que capica es aquel nmero de varias cifras que se lee igual al derecho y al revs.

Todos hemos guardado alguna vez algn un boleto capica, tal vez porque el dicho popular sentencia que "trae suerte". Pero los coleccionistas de capicas entran en la misma clasificacin que quienes atesoran estampillas, autitos a escala o pinturas del Renacimiento (todo depende del bolsillo). En el Crculo Coleccionistas Capicas (CCC), no obstante, la pasin tiene sus cdigos: No est bien visto vender boletos, aunque s intercambiarlos cual figuritas.

En una nota periodstica de veinte aos atrs (35), Armando Vera, presidente por entonces de los apasionados coleccionistas, comentaba que luego de pasar cuatro dcadas juntando capicas decidi publicar un aviso en el diario para poder completar su coleccin. As se institucionaliz la cosa, y en dos aos pudo concluirla.

Fig. 80: Boletos capicas. Izq.: Los nicos dos nmeros correlativos, que se dan al final de la serie (lnea 51, Rosario, 1950; 25 x 45 mm. Col. SRD). A continuacin: Ca. Buenos Aires de mnibus (dc. 1930, col. SRD); lneas 39 y 92 (Bs. As., dc. 1970), lneas 110 y 45 (Bs. As., dc. 1980), lnea 551 (Mar del Plata, dc. 1980) y COTAP (Crdoba, dc. 1980). Col. AFT.

La pasin del coleccionista, la adrenalina, se manifiesta ms en la bsqueda que en la conclusin. En el caso de los capicas, es difcil pero no imposible alcanzar la meta. Los nmeros en los boletos de rollo han sido siempre de cinco cifras, salvo excepciones extraordinarias, como la Empresa Municipal Mixta de Transportes de Rosario, en la que eran de seis. La serie completa es de 100.000 nmeros, donde entran 1.003 capicas.

Qu hace entonces el coleccionista si se enfrenta al vaco de la tarea terminada? Muchos empiezan a recolectar los "qu lstima", o sea los nmeros que no son capicas por uno, ya sea el anterior o el siguiente. Un ejemplo: para el capica 03930, corresponden los "qu lstima" 03929 y 03931. Y all se hace ms difcil. Otras colecciones aprobadas por el Crculo son las escaleras (12345), pquer (00007, 22223), reversibles (06090) y el Pi (31416).

Cuando llegaron los aspticos boletos de las expendedoras automticas, conseguir un capica se convirti en una tarea casi imposible. Aunque al principio algunas mquinas impriman boletos de 5 cifras, la mayora de los nuevos papelitos elevaban la cantidad de dgitos, entre 6 y 8.

Fig. 81: Capicas de expendedora: lneas 109 (1994) y 5 (1998). Col. AFT.

Por generaciones, mucha gente ha juntado boletos alimentando un aparente mito urbano: si se consegua reunir un milln, podan canjearse por una silla de ruedas, que se donara a un hospital o institucin de salud. Tamaa tarea quedaba a cargo de toda la familia. En las aulas de los colegios haba cajas para juntar los papelitos y uno andaba mirando el piso y buscando por todos lados para conseguirlos. Pero quin era el samaritano que convertira esos esfuerzos en una buena accin?

No es fcil dar testimonios de tales prodigios, como tampoco es tarea menuda reunir esa cantidad de boletos. Hemos encontrado una sola constancia sobre quin se haca cargo del costo de la famosa silla. Eduardo Edser Wheeler escribi al diario Clarn en 1984, en respuesta a una carta de lectores del 2 de mayo. Adjuntaba dos recortes del diario La Capital de Rosario (4 y 15 de setiembre de 1981) donde se consigna el canje de dos sillas de ruedas, a cargo de la Secretara de Promocin Social de la Municipalidad de Rosario (36).

En sus ficciones urbanas, Alejandro Dolina se ha ocupado de los boletos (37):

"Los colectiveros de Flores dicen que entre los miles de boletos que venden hay uno -solo uno- cuya cifra expresa el misterio del Universo. Quien conozca esa cifra, sera sabio.

No se sabe si el boleto ha sido vendido ya o si permanece todava oculto en las hermticas mquinas que usan para despacharlos.

Es posible que en este momento algn pasajero ya conozca el secreto del Cosmos. Tambin puede haber ocurrido que la persona favorecida haya tirado el boleto sin consultar la cifra, o que la haya visto sin saber interpretarla."

() En general, puede afirmarse que todos los boletos influyen de algn modo en nuestra vida. Los inspectores son -ante todo- funcionarios del destino que impiden gambetear a la suerte."

Al dorso de los boletos se informaba: "El pasajero est asegurado". Ciertamente el boleto es, ante un accidente, el comprobante con el cual el usuario debe reclamar. Pues bien, qu hace el pasajero con su pliza de seguro? Hay quienes lo pliegan cuidadosamente en forma de acorden y lo pasan bajo la alianza, otros lo olvidan sujeto en el respaldo del asiento de adelante del que ocupan. Algunos boletos se han perdido en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero y, en estos casos, se han documentado bsquedas infructuosas ante la paciencia del ocasional inspector.

En otros tiempos, sobre todo entre los adolescentes, se usaba sumar los nmeros del boleto obtenido. El resultado generalmente tena correspondencia con una letra del abecedario y la esperanza era encontrar en esa letra la inicial del nombre de algn amor existente o posible.

Fig. 82: Algunos boletos singulares constituyen hoy ejemplares de coleccin, como el expedido conmemorando el 46 aniversario de la lnea 60 (arriba izq., 17 de octubre de 1977, col. SRD) o el de exclusivo diseo a lunares para la lnea 19, actual 161 (ca. dcada de 1950). A continuacin, boletos de mutuales con servicios de transporte para sus afiliados: "bono contribucin" Mutual Santa Marta (Lomas de Zamora, 1982) y El Colmenar (Moreno, ca. 2003) con las secciones marcadas con letras y promocionando la farmacia mutual al dorso (col. AFT). Abajo, servicio rural de la desaparecida lnea 288, entre las estaciones Moreno y Marcos Paz (dc. de 1980), col. SRD; boletos de multa (lnea 107), adicionales (lneas 142 y 92) y pase de seccin (lnea 15) dc. 1980, col. AFT.

En determinadas circunstancias se han utilizado boletos fuera de circulacin. Ya se mencion lo ocurrido durante la emergencia creada por el boleto de canje, pero existe un antecedente mucho tiempo atrs. Las empresas tranviarias Anglo Argentina y Lacroze fijaron aumentos de tarifa, de 10 a 12 centavos, para los gastos demandados por la construccin de sus respectivas lneas subterrneas. Estos aumentos fueron desaprobados y hubo que volver atrs. Sin embargo, durante la dcada de 1930 las lneas del Lacroze con domicilio en estacin Castro Barros los usaban, aunque cobrando el importe correcto (38). Ms cerca en el tiempo, durante los procesos de fuerte inflacin vividos en el pas, los boletos aparecan con valores anteriores a la tarifa en vigencia, hasta que se agotaba el stock.

Tambin se dan casos de lneas que expenden boletos correspondientes a otras empresas. Aos atrs, el autor de este informe descubri con sorpresa que en un recorrido comunal de Almirante Brown se vendan boletos de una lnea de Misiones.

En servicios privados, especiales o recreativos, se utiliza mayormente el boleto de talonario, de diversos formatos.

Fig. 83: Boleto conmemorativo de la inauguracin del primer coche de la Asociacin Amigos del Tranva, 11/1980 (101 x 54 mm). Col. AFT.

Fig. 84: Los servicios charter, segn su regularidad, van desde el cobro directo sin ningn tipo de boleto hasta la utilizacin de talonarios correctamente impresos.Izq.: Boleto del sindicato SMATA, charter ocasional, impreso en cartulina (50 x 28 mm), dcada de 1990. Der.: Boleto de Minibs Ezeiza, charter oficial (86 x 49 mm), 2001. Col. AFT.

Algunas empresas utilizaron y an utilizan boletos de distintos formatos para trayectos similares, segn se vendan en boleteras o a bordo de las unidades.

Fig. 85: Boletos de la lnea 212 El Rpido del Sud, de talonario (1975) y de rollo (1991), ambos vendidos a bordo.Boletos de la lnea 233 vendidos en boletera: de talonario (Costamar, 1982) y de impresora en papel continuo (El Rpido del Sud, 2002). Col. AFT.

Fig. 86: Cuatro boletos distintos para la misma lnea. Ro de la Plata utiliz boletos tipo ticket, de rollo (anchos y angostos) y de talonario, para sus servicios entre Buenos Aires y La Plata, segn se adquirieran en boletera o a bordo (1986 - 1990). Col. AFT.

El diseo del boleto tradicional sirvi como inspiracin para diversas piezas impresas.

Fig. 87: Invitacin para cumpleaos infantiles con diseo de boleto de colectivo. 45 x 120 mm (1985). Col. AFT.

Fig. 88: Detalle de tarjeta de salutacin diseada por el arquitecto Roberto Milesi para las fiestas, que juega con el nmero capica del nuevo ao 2002 como factor de suerte. Col. AFT.

Fig. 89: Aviso publicado en programas de teatro del Paseo La Plaza, 2006.

Fig. 90: Invitacin al acto recordatorio del 30 aniversario de la "Noche de los Lpices". Durante esa jornada, estudiantes secundarios de La Plata, que militaban para conseguir el boleto estudiantil, fueron secuestrados por la dictadura militar. Pgina 12, 15/9/2006.

Con la llegada de las mquinas lectoras de monedas, el universo de los boletos coloridos qued marginado fuera de la General Paz, con la honrosa excepcin de los emitidos en los coches histricos de la Asociacin Amigos del Tranva (AAT).

Fig. 91: Izq.: Boleto de socio de la AAT (1983). Der: Boleto de la Agrupacin Amigos del Tranva Marplatense, que operaba un servicio de similares caractersticas (1999); col. AFT.

Los chicos porteos (y de varias otras ciudades) ya no jugarn, ordenando las sillas, para armar un improvisado colectivo en medio del comedor. Ya no desaparecern de su lugar la tapa de la olla y el plumero, convincentemente transformados en volante y palanca de cambios. Y sobre todo, mam ya no encontrar en el especiero, convertido a la sazn en boletera, los papelitos multicolores cuidadosamente alisados para "vendrselos" a todos los integrantes de la familia.

No obstante, por mucho tiempo seguirn fabricndose boletos tradicionales para lneas del interior del pas y, por supuesto, para calesitas.