* Este viernes, día 1, fiesta de “Todos los Santos”, tendre-

mos el siguiente HORARIO de MISAS:

☺ 10 de la mañana: En la iglesia de Santa María del

Burgo.

☺ 12,30 de la mañana: En la iglesia de Santa María

del Burgo.

☺ 4,30 de la tarde: En el CEMENTERIO MUNICI-

PAL (si no llueve)

☺ 8 de la tarde: En la iglesia de Santa María del

Burgo.

¡¡¡ AVISOS, COMUNICACIONES,…!!!

Email: alfaro@iglesiaenlarioja.org

Web: www.parroquiasdealfaro.es

Teléfonos: 646245693 / 696699406

Mañana lunes día 28 a las 21:00 h tendremos reunión del

Consejo Parroquial.

El martes día 29 a las 20:15 h se reunirá el grupo de Bi-

blia en la Sala Parroquial de Caritas.

Viernes día 1 festividad de Todos los Santos no tendre-

mos exposición del Santísimo

El sábado día 2 a Festividad de los Fieles Difuntos en la

Misa pediremos por todos los difuntos fallecidos en 2019.

A partir del lunes día 4 realizaremos la novena por los di-

funtos en la misa de la tarde. En la hoja del próximo do-

mingo aparecerán las misas y por quien serán aplicadas.

“Si tienes problemas con el Alcohol, quizá, podamos ayudarte”

www.alcoholicos-anonimos.org Teléfono: 639030542

Horarios de Acompañamiento y Confesión en la sala habilitado para ello en la

Iglesia de Santa María del Burgo. Los horarios serán:

Martes de 11:00 a 12:20

Viernes de 11:00 a 13:30

Sábados de 18:00 a 19:30

(Y TODOS LOS DIAS MEDIA HORA ANTES DE CADA MISA)

CAMINO DE SANTIDAD

PARROQUIAS DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Y SANTA MARÍA DEL BURGO. ALFARO

Domingo, 27 de OCTUBRE de 2019

Nº 719

.¿Qué es la santidad, en qué

consiste, dónde se la reconoce,

cómo se vive?

A estas preguntas responde el Papa

en la exhortación Gaudete et exsul-

tate (alegraos y regocijaos”).

El Papa trata de la “santidad

común”, de la “santidad de la puerta

de al lado. No una santidad medio-

cre, pues esa santidad no existe. Se trata, de la santidad de la vida corrien-

te, en el trabajo, en la amistad, en la familia y en las relaciones sociales. A

todos, sin excepción, dijo el Señor: Sed perfectos, como mi Padre Celestial

es perfecto”.

No es nunca una santidad “de tintorería” (impecable) o “de fingimiento”;

tampoco es perfeccionista; sino la de aquellos que “aun en medio de imper-

fecciones y caídas, siguieron adelante y agradaron al Señor” (GE 3).

La santidad no es individualista: “Nadie se salva solo” (GE 6). La llamada

universal a la santidad se enmarca en la santidad de la Iglesia; es vocación-

misión en Cristo, en la gran misión de los santos. Y a la vez, es un camino

propio y personal. “Cada santo es una misión” (GE 19). “Yo soy una mi-

sión en esta tierra, llamado a dar, a Dios y a los demás, “lo mejor de

mí” . El santo no es ni un superman ni una superwoman, sino alguien que

se deja llevar y transformar poco a poco por la gracia de Dios.

La santidad nos abre a Dios y a los demás. En ella encontramos nuestra

verdadera felicidad.

Nos dice el Papa a cada uno: “No tengas miedo de apuntar más alto, de de-

jarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte guiar por el Espíri-

tu Santo.

A LA ESCUCHA DE LA PALABRA….

Lectura del libro del ECLESIÁSTICO 35, 12-14. 16-18 El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial

contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los

gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas

consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del po-

bre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no

ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia.

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a TIMOTEO (4,

6-8. 16-18 Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi par-

tida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he

mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor,

juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino

a todos los que tienen amor a su venida. La primera vez que me defendí, todos

me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me

ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oye-

ran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librán-

dome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria

por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN LUCAS 18, 9-14 En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de si

mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres

subieron al templo a orar.

Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su inter-

ior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injus-

tos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el

diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se

atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh

Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que éste bajó a su casa justifi-

cado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se

humilla será enaltecido».

SALMO 33: Si el afligido invoca al

Señor, él lo escucha.

CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN PARA ADULTOS.

Las personas mayores de 18 años, que por cualquier circunstancia no

estén confirmados y quieran recibir este SACRAMENTO deben

apuntarse a lo largo de este mes de octubre.

Pueden hacerlo pasándose por las parroquias o el despacho parro-

quial. O llamando a los teléfonos 646245693 / 696699406

Esta Parábola de Jesús es desconcertante. Y lo es porque Jesús indica

que el recaudador es el único que se va justificado. Sólo porque abre su co-

razón y muestra su miseria. La clave está en cómo se acercan los dos perso-

najes a Dios. El fariseo se presenta buscando la aprobación del Señor. El re-

caudador se acerca confiando en su compasión.

¿Cómo acudimos nosotros a presentarnos ante Dios? Podemos ir rebo-

sando autoconfianza, satisfacción, incluso gratitud por no ser como los otros.

Solo que plantarnos ante Dios para jactarnos de nuestro buen comportamien-

to resulta ridículo. Y aprovechar ese momento para justificar nuestro despre-

cio al prójimo, o nuestra superioridad moral, es no saber de qué va esto. La

experiencia de Dios, su presencia, nuestra relación con Él, deben llevarnos

junto a nuestro hermano desfavorecido. Debemos ser presencia del amor de

Dios por donde vayamos. No hay otra. Y la presencia de Dios se saborea

desde la conciencia de la propia pequeñez. Y nuestra oración será un ajuste

de cuentas o será acogida del perdón y la misericordia, según nos acerque-

mos como fariseo o publicano. Para qué vamos a ponernos delante del Se-

ñor, si no es para decirle Padre.