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  • EDIC. NACIONALSEMANARIO CATLICO DE INFORMACIN N 334-26-XII-2002

    Yo juego,t juegas...

    Yo juego,t juegas...

  • Sumario

    T tambinT tambinhaces realidadhaces realidad

    nuestronuestrosemanariosemanario

    Colabora con

    PUEDES DIRIGIRTU APORTACIN

    A LA FUNDACINSAN AGUSTN,

    A TRAVS DE

    CUALQUIERA DE ESTAS

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    CajaSur:2024-0801-18-3300023515

    Etapa II - Nmero 334Edicin Madrid

    Delegado episcopal: Alfonso Simn Muoz

    Redaccin: Pza. del Conde Barajas,1.

    28005 Madrid. Tls: 913651813/913667864

    Fax: 913651188

    Direccin de Internet:http://www.alfayomega.es

    E-Mail: [email protected]

    Director: Miguel ngel Velasco Puente

    Redactor Jefe: Jos Francisco Serrano Oceja

    Director de Arte: Francisco Flores Domnguez

    Redactores: Benjamn R. Manzanares,Anabel Llamas Palacios,Ricardo Benjumea Vega,

    Carmen Mara Imbert Paredes,Jess Colina Dez (Roma)

    Secretara de Redaccin:Elena de la Cueva Terrer

    Documentacin:Mara Pazos Carretero

    Internet: Beatriz Jaso Ollo

    -Imprime y Distribuye: Prensa Espaola, S.A. -

    Depsito legal: M-41.048-1995.

    Edita:Fundacin San Agustn.Arzobispado de Madrid

    8 La foto

    9 Criterios

    10 Cartas

    Aqu y ahora

    11 Ver, or y contarlo.

    12 El valor de un esfuerzo pastoral.

    13 Iglesia y nacionalismo

    Iglesia en Madrid

    12 Diez aos de Cristoteca.Campaa de Navidad: Critas 2002.

    13 La voz del cardenal arzobispo

    14 Testimonio

    15 El Da del Seor

    16-17 Races

    Valladolid: La Capilla Sixtinadel arte castellano

    19 Espaa

    Lectura del Decretode canonizacin de la Beatasor ngela de la Cruz

    22-23 La vida

    Desde la fe

    24-25 El pequealfa

    26-27 Sobre la candidatura turcaa la Unin Europea:Una mirada a la Historia

    28-29 Libros.

    30 Con ojos de mujer.31 No es verdad.

    Msica

    32 Contraportada

    3/7La felicidad slo

    la da el amor;el juquete ayuda.

    Cuando los padresse la juegan...

    Los medios debensumar,

    nunca restar.La televisin,

    en familia

    18Domingo 29 de noviembre,Jornada de Familia y Vida:

    Dejen a la familiaser lo que es.Tratarcomo iguallo desiguales unainjusticia

    20/21Mensajede Juan Pablo IIpara la JornadaMundialde la Paz del 1 de enerode 2003:Carta de deberes

  • Ricardo Benjumea

    El juego del nio puede tomar rumbos insos-pechados y acabar en alguna trastada, ad-vierte la doctora Auerbach, autora de diversaspublicaciones sobre el juguete infantil. Tambinpuede resultar muy ruidoso y molesto para los adul-tos. Gajes del oficio: sta es la manera en que losnios van adquiriendo conocimientos. No se hadescubierto otra.

    Los expertos en educacin infantil coinciden enque el juego tiene una importancia crtica para el

    aprendizaje en los primeros ocho aos de vida; losnuevos programas escolares insisten en que es vi-tal incorporar el juego en las aulas; se repite por ac-tiva y por pasiva que el juego es el mecanismo mseficaz, cuando no el nico, para el desarrollo de cier-tas habilidades fsicas y mentales, para evitar queel nio crezca y se convierta en un adulto asocial ylleno de frustraciones Lo que a menudo se olvidaes que juego no casa con pasividad. Jugar significatocar, hablar, oler, poner a prueba las capacidadespropias y descubrir nuevos lmites... En otras pa-labras: una cosa es un juguete, y otra, muy distinta,

    una niera electrnica que entretenga al nio paraque as no moleste a los mayores.

    El primer consejo que dan los educadores a lospadres es que jueguen con sus hijos. Por encima detodo, aprendern una leccin que no puede sustituirel juguete ms caro: saberse queridos. Se aconseja,desde las primeras edades, aprovechar el rato de jue-go para hablar con ellos, para interesarse por susgustos, aficiones, preocupaciones Y, a la inversa,saber echar siempre mano de la creatividad paratransmitir valores y normas de disciplina, inclusoen cuestiones tan ingratas como el orden en el dor-mitorio. Es igualmente necesario que el nio apren-da a jugar solo, como medio de autoafirmar su per-sonalidad, pero antes necesitar que alguien se sien-te un rato a su lado, coloree con l y le muestre las po-sibilidades de un trozo de cartulina y un par derotuladores. Por cierto, al nio le interesar mucho sa-ber a qu jugaban sus padres cuando eran pequeos.

    Cierto: juego no es sinnimo de juguete. Cuandoun adulto vuelve la mirada hacia atrs, hacia susjuegos de nio, recordar probablemente con el ma-yor cario ratos que pas jugando a cualquiera delas mil y una variantes del escondite, o cuando, a lahora del recreo, equipados con botas de agua, loscompaeros de clase se metan en el charco y setransformaban en experimentados ingenieros hi-

    En portada Alfa y Omega 26-XII-2002 3

    La felicidad slo la dael amor; el juguete ayuda

    Si se siente desbordado ante tanta oferta de juguetes, por qu no prueba conaquellos con los que usted disfrut cuando era nio? Tambin sus hijos disfrutarn conellos: es el consejo que da la doctora Stevanne Auerbach, directora del Instituto deRecursos para la Infancia, de San Francisco. Se compra demasiados juguetes quejuegan solos. Y se olvida lo ms importante: que el juguete puede encauzar y fomentar,pero nunca sustituir a la imaginacin del nio. Adems, el problema de los nios de hoyno suele ser la falta de juguetes, sino de compaeros de juego. Si para los mayores valela frase: Un regalo no es ms que la disculpa por no haberse regalado uno a s mismo ,cuando se trata de nios el mejor regalo que les pueden hacer sus padres es tiempopara estar con ellos. Lo dems es por aadidura

  • drulicos, abriendo canales y cerrando presas. Tam-bin es cierto que el mejor juguete rara vez es, al fi-nal, el ms caro. De hecho, los ingenios que todo lohacen acaban olvidados en un rincn a los pocosdas, segn advierte Stevanne Auerbach, mientrasque los juguetes bsicos, los de toda la vida, pasanpor lo general la prueba, aunque no resulten tanatractivos el da de Reyes al lado del zapato.

    La asociacin estadounidense TRUCE (Tea-chers Resisting Unhealthy Childrens EntertaimentProfesores en contra del entretenimiento infantilinsano) insiste, en su pgina web, en el gran valoreducativo que puede tener el juguete, siempre quese escoja el adecuado, y se tenga de entrada claroqu es un nio ante un juguete: Los juguetes sonlas herramientas del juego infantil. Los valores decalidad fomentan la habilidad natural de los niospara involucrarse en juegos imaginativos y llenos desentido, permitindoles llevar a la prctica sus pro-pias ideas y resolver sus propios problemas. Mu-chos de los juguetes en el mercado de hoy estnaltamente estructurados y vinculados a la televi-sin y los vdeos. Estos juguetes canalizan a losnios al juego imitativo, sustrayndoles su propiaimaginacin, la solucin de problemas y respon-sabilidad.

    Ludotecas

    Entre otras cualidades, esta asociacin de profe-sores aconseja que los juguetes puedan ser utili-zados de varias maneras, esto es, que permitan alos nios determinar el juego. Ser bueno tambinque puedan ser utilizados con otros juguetes parajuegos nuevos y ms complejos. Por el contrario, re-comienda evitar juguetes con los que la tecnolo-ga electrnica sea el centro del juego; que incitena imitar guiones que ven en la televisin o en las pe-lculas, o conduzcan a ver algn programa televi-sivo; que apelen a la inseguridad de los padres yal deseo de preparar bien a los nios para el cole-gio, ofreciendo apoyo extraescolar, para el que, se-gn quieren hacer ver, no estn cualificados los pa-dres, y que, en realidad, no consiguen otra cosa quedistanciar a los padres de la educacin de sus hijos,a cambio de ofrecer materias y mtodos de apren-dizaje inapropiados para nios; que sirvan slo pa-ra una edad o un nivel de desarrollo; que exalten decualquier forma la violencia o promuevan compor-tamientos sexistas y estereotipados, cultivando enlas nias la idea de que el cuerpo es el nico centrode atencin...

    Una alternativa til para elegir el juguete ade-cuado es acercarse a una ludoteca, a centros de jue-go para nios y adolescentes, cada vez ms im-plantados en Espaa. Las hay de todo tipo. Algunas,por ejemplo, establecen la condicin de que los mspequeos vayan a jugar en compaa de sus padres.Las hay vinculadas a Administraciones pblicas, aorganizaciones catlicas, a ONG... Como rasgo co-mn, promueven el juego como actividad educati-va, y priman su dimensin social, ya que all se vaa jugar con otros nios. Tampoco es raro que pro-curen hacer del tiempo de juego una actividad tilpara la comunidad, pintando, por ejemplo, alguna fa-chada de un edificio pblico, o promoviendo algu-na campaa en favor de otros nios pobres o enfer-mos.

    Pero hay un aspecto que sorprende especialmenteen estos das de compras navideas. Los juguetesque all se ven y que entusiasman a los nios sonmuchas veces juguetes reciclados, juguetes que otrosnios han desechado, y que alguien se ha tomadola molestia de arreglar, o de, simplemente, pasar unabayeta por encima. Mucho ms importante an: sehan tomado la molestia de jugar un rato con el nioy hacerle ver lo divertido que puede ser ese juguete,cuando uno es capaz de ponerle un poco de imagi-nacin.

    En portadaAlfa y Omega4 26-XII-2002

    Soluciones para cada edad

    La clasificacin que ms frecuentementehace un pedagogo o un psiclogo infantilde los distintos tipos de juguetes suele ser suvinculacin a un tipo u otro de desarrollo:sensorial, motor, del lenguaje, social, del de-sarrollo cognitivo..., cada uno de los cualestiene su momento, o sus caractersticas es-pecficas en cada edad, si bien es cierto quecada nio es nico y tiene unas necesida-des y un ritmo de crecimiento propios, yadesde las ms tempranas edades.

    Stevanne Auerbach escribe sobre los tiposde juguetes ms adecuados para cada edad,siguiendo este tipo de pautas: Los bebsnecesitan estmulos, entretenimiento y se-guridad. Los padres son su primer gran ju-guete: hblale, canta, pasadlo muy bien jun-tos. Cuando estn preparados para ellos, esbueno aadir objetos, que deben ser selec-cionados con especial cuidado. Cita, entreotros, los sonajeros, los patos para el bao,juguetes que permitan pequeos ejercicios f-sicos.... Y aconseja ponerles msica de vezen cuando.

    A medida que van creciendo los nios pe-queos, exploran activamente el mundo yquieren tocar, oler y probarlo todo. Por esoes conveniente comprobar el espacio de jue-go y la seguridad de los juguetes, que en es-ta etapa son especialmente importantes pa-ra el desarrollo de nociones como el color,el tamao y el peso, segn van compren-diendo la separacin entre ellos y las perso-nas y objetos que les rodean. El problemaes que cualquier cosa a tiro puede acabardentro de su boca, por lo que se imponenciertas precauciones. Adems, sta es laedad en que empiezan a jugar con otros ni-os, o, al menos, cerca los unos de los otros.Observar cmo interacta con la gente y conlos objetos puede decir mucho a los padressobre el nio, e incluso advertir anticipada-mente sobre algn problema.

    Cuando el nio est en edad de Prees-colar, su inters por lo que le rodea se mul-tiplica, igual que su energa. Conviene teneren cuenta que los productos demasiado

    complejos son frustrantes, y los demasiadofciles son aburridos. Lo mejor es ensearal nio a utilizar el producto slo si necesitaayuda, y, si no, permitir que lo descubrapor su cuenta. Sea para interiores o paraexteriores, el juego es un medio para esti-mular la creatividad, la coordinacin mano-ojo, el desarrollo de capacidad de asumirresponsabilidades y habilidades sociales...

    Despus, cuando acceden a cursos dePrimaria, el crecimiento se acelera. Los jue-gos de exteriores y, sobre todo, la amistadcon otros nios es fundamental. Los juguetescon los que jueguen sus amigos influenciarnsus gustos, aunque no sean los ms ade-cuados. Es bueno estimular la reprocidad,el dar y el recibir. Tambin los juguetes cre-ativos que desarrollen la imaginacin. Sepuede incluso probar con instrumentos mu-sicales. Y, para desarrollar las habilidadesmentales, son tiles el ajedrez, los juegosde mesa, los de ciencia..., y no est de msplantearle retos que, adems de divertirle,le pongan a prueba.

    La eleccin se complica para nios de en-tre 9 y 11 aos. Ya no son tan pequeos,maduran rpidamente. Pero no por ello hayque olvidar que an necesitan tener un buenequilibrio entre las actividades de casa, delcolegio y el juego. Los nios expandirn sustalentos e intereses si se les anima a ello. Laseleccin debe ser, por tanto, mucho mspersonalizada. La cuestin, en todo caso,es que, cuando los nios estn ocupadosde forma constructiva, estn ms contentosy son ms productivos en casa y en el cole-gio. Leer, jugar, hacer volar una cometa, prac-ticar un hobby... ayudar al nio a ser ms in-genioso, ms sociable y tener ms confian-za en s mismo. Si los amigos y las activida-des individuales son importantes, tambinlo es la relacin con los padres. La doctoraAuerbach les anima por eso a buscar acti-vidades divertidas para jugar juntos. Si esposible, juegos donde todos puedan ga-nar.

  • La llegada de la Navidad supone,entre otras cosas, enfrentarse alcclico debate sobre los acier-tos y errores que comete la publicidadinfantil. Esta discusin se alimenta deposturas polticas, sociales, econmi-cas; en sus extremos se encuentranlos partidarios de la supresin de estetipo de mensajes, y los que abogan porla libertad de expresin publicitaria.Sin obviar la importancia que tiene lavoz de los progenitores en este pol-mico foro, la cercana de las fiestas na-videas supone otro problema real pa-ra muchos padres: tomar decisiones decompra sobre los regalos que se me-recen sus hijos, ya sea de motu pro-prio o en representacin de fantsti-cos bienhechores.

    Si se aborda este problema desdeun realismo positivo, el tener que de-cidir puede ser una gran ocasin paraensear y guiar a los hijos en un pro-ceso de compra de peculiares carac-tersticas: mezcla de ilusin y deseopor parte de los pequeos, gran pre-sin publicitaria por parte de anun-ciantes y medios, sentimiento de obli-gacin magnnima por parte del com-prador paterno Pero cmo atinaren estas condiciones?

    En primer lugar, es un momentointeresante para averiguar qu tipo deinformacin persuasiva manejan lospequeos. Esto supone aislar sus pre-ferencias de las fuentes que las hanprovocado. Podemos comprobar la in-fluencia de sus semejantes e insistiren que la pertenencia a un grupo nose da slo por la posesin de determi-nados objetos. Podemos ensear a ma-nejar la informacin publicitaria delos folletos que caen en nuestro bu-zn, o de los anuncios que aparecenen televisin. En este caso, es impor-tante que el nio discrimine entre elcontenido fantstico de los anuncios,las posibilidades reales del juguete y loque l mismo debe aportar con su ima-ginacin. En definitiva, aunque ten-gamos la impresin de que los creati-vos no conocen bien a nuestros hijos,nosotros s podemos controlar sus re-acciones y llenar las lagunas que lapublicidad provoca. Por ltimo, tam-bin ser ocasin de que aprendan elvalor de las cosas y las limitacionesdel presupuesto familiar o el de losReyes Magos

    En lo relativo a la eleccin mismadel juguete, puede ser interesante to-mar en consideracin las siguientesrecomendaciones:

    l El juguete debe ser seguro. Ensu envoltorio deben aparecer las ho-mologaciones que establece la UninEuropea sobre este particular.

    l Que sea un juguete que dure.Aunque se lo regalemos en Navidad,

    el nio juega todo el ao. Valorar suresistencia, la calidad de los materia-les, etc.

    l Tener en cuenta las condicionesmnimas para que el juego sea posi-ble. Valorar si necesita a otras personas

    para jugar y si normalmente las tiene;si necesita salir de casa y puede; si sonnecesarios materiales o pilas que,cuando se agoten, nosotros debere-mos reponer.

    l Dedicar un tiempo prudencial acomparar precios. Segn se acercanestas fechas, las diferencias entre co-mercios se disparan. Asimismo, esaconsejable no retrasar la compra. Asse evita la precipitacin del ltimo mo-mento y que las prisas impidan unadecisin acertada.

    l Debemos preocuparnos por queel juego sea constructivo. El mismoacto de jugar ya es una actividad po-sitiva. No es necesario que se con-viertan en genios mientras juegan, nitampoco optar slo por juguetes queson una extensin de lo que el nioaprende en la escuela.

    l El juguete debe estar adaptado,sobre todo, a la edad. Por ejemplo, siun juguete necesita montaje para ju-gar y el nio no es capaz de realizarlo,seguramente nosotros tendremos quemontarlo y su juego consistir en des-montarlo. Nosotros somos sus padresy conocemos bien sus capacidades.

    l No intentar que tengan el jugue-te que nosotros nunca tuvimos. Ellos ynosotros son realidades distintas.

    l No dejarse influir demasiado porel precio. Aunque para los padres eldinero desembolsado sea indicativode generosidad, los nios no aprecianlos juguetes por su valor. Fundamen-

    talmente, lo hacen desde el cumpli-miento de sus expectativas ldicas. Encualquier caso, si el precio implica lodicho anteriormente, adelante.

    Xavier Bringu

    En portada Alfa y Omega 26-XII-2002 5

    Cuando los padresse la juegan

    El autor de este artculo es pedagogo y doctor en Comunicacin. Profesor en la Licenciatura de Publicidad y Relaciones Pblicas, en la Universidad de Navarra, imparte las asignaturas de Comportamiento del Consumidor e Investigacin de Mercados.

    Actualmente, trabaja en el GRICE (Grupo de Investigacin en Comunicacin Efectiva), donde lidera varios proyectos relacionados con el consumo y la publicidad infantil

  • R. B.

    Hay cosas que, en realidad, s-lo cambian en forma y apa-riencia. Don Fernando Garca-Fernndez invita a parar y reflexionarun momento, antes de caer en el p-nico, al padre que huele el peligro enInternet, donde su hijo pasa las horasconectado, pero que se siente abru-mado porque desconoce el medio, obien porque, simplemente, l tuvo queaprenderlo solo, y no ve claro cmose puede educar en su uso. Darle laespalda sin ms? Contraproductivo:evitaremos, quiz, algn mal, pero es-taremos cerrando las puertas a las in-mensas posibilidades que, bien utili-zado, puede aportar el medio, y de-jando al nio en franca desventaja enesta sociedad, no en vano llamada delconocimiento. La cuestin es que, unavez que el padre se ha familiarizadocon el medio, puede empezar a enfocarla cuestin desde un punto de vistadistinto, y as darse cuenta de que el t-tulo de padre es todo lo que realmen-te necesita, siempre, naturalmente, queese ttulo no sea papel mojado.

    Hay pginas web con material no-civo para nios y para adultos. Peroeso es algo que ya exista antes di-ce. Lo que ocurre es que ya no es ne-cesario acceder a l a hurtadillas.Otro ejemplo: Con los chats, unopuede engaar fcilmente, proyectaruna imagen de s mismo falsa y enga-ar a otros. Pero timos de la estam-pita ha habido siempre, y hemos te-nido altos cargos que presuman decurrculos falsos. No son para bro-ma, en ningn caso, episodios que sehan dado de manipulacin de menorespara fines delictivos a travs de Inter-net, o de sectas que han captado a me-nores en chats, recurriendo a suciasestratagemas psicolgicas. No esbueno exagerar, pero hay que estaralerta. Hay que explicar a los niosque pueden ser engaados: Caperu-cita y el lobo feroz, en versin digi-tal. Y as volvemos a lo mismo: maloser que el nio vea lobos por todaspartes, y tambin que, cuando algunose cruce en su camino, no tenga la con-fianza necesaria para hablar de ellocon sus padres.

    El mito de que lo escrito, o lo pu-blicado, es automticamente veraz esotro de los aspectos esenciales a teneren cuenta en la educacin para Inter-net, como para cualquier medio de co-

    municacin. En varios libros y artcu-los recuerda Garca-Fernndez, sedice que a Galileo le quemaron en lahoguera. El problema es que, si eladulto renuncia a ver televisin, a le-er peridicos... de forma crtica, pres-cindiendo incluso de elementales va-loraciones morales, y asumiendo queno son ms que formas de desconectarde la realidad, de pasar un rato deocio, difcilmente podr inculcar a suhijo un espritu crtico. Recurrir a al-gn tipo de filtro de los que existen enel mercado para Internet dice esaconsejable. Pero ser slo un parche.Nunca podr suplantar a una buenaeducacin.

    Muchos sntomas encontramos, sinembargo, hoy, de que padres y educa-dores estn fallando en la educacinpara los nuevos medios de comunica-cin, igual que ocurri ya con la tele-visin, una batalla dada por muchosya por perdida. El doctor Castellsconstat que la adiccin meditica denios y adolescentes es un hecho, alque deben enfrentarse cada vez ms

    los psiclogos y psiquiatras. Pasan ho-ras viendo televisin, enviando men-sajes por el telfono mvil, estn no-ches enteras conectados a Internet...Y los padres, en la inopia, tranqui-los porque piensan que, como sus hi-jos estn metidos en su habitacin sinmolestar a nadie, no pueden estar ha-ciendo nada malo. Hay un remediofcil: pasar ms tiempo con ellos, in-teresarse por sus problemas (lo que

    suele ocurrir cuando ya es demasia-do tarde, y se enfrentan a que el chicosufre alguna patologa)...

    S, estamos ante un empacho digi-tal, segn Castells. La realidad se haconvertido en una ventana ms, y unaventana, adems, menos atractiva queel mundo virtual. Pero no es cosa s-lo de nios: entre los adultos, dicenmucho anctotas como la de quien veun paisaje y piensa inmeditamente:Qu maravilla!, si parece una pos-tal! O la imagen de los usuarios delMetro de Madrid, absortos frente laspantallas de vdeo recientemente ins-taladas en las estaciones, usuarios que,en muchos casos, cuando lleguen asus casas, lo primero que harn serencender el televisor.

    Pero todo esto, preocupante paracualquier edad, tiene un impacto es-pecialmente perjudicial en el nio, queest desarrollando su personalidad,advierte Castells. Por eso, a quienespiensan que lo mejor que pueden haceres dar a sus hijos todo aquello queellos no pudieron tener, les aconsejaque, de entrada, prueben a darles aque-llo que s les dieron a ellos: afecto,cario, esa jaculatoria de su madre...

    Hay ciertas cosas que son insusti-tuibles: la comunicacin interperso-nal, con su lenguaje no verbal; el con-tacto con la naturaleza; el recogi-miento interno... Pues bien: para tratarciertas adicciones, ya sea a la televi-sin o a las drogas de diseo, un re-curso frecuente es llevar a un parque alenfermo y animarle a redescubrir (odescubrir) esos pequeos placeres dela vida. Pero no resulta nada fcil.

    En portadaAlfa y Omega6 26-XII-2002

    Los medios deben sumar,nunca restar

    Telfonos mviles, Internet, videojuegos, televisin... Sufren de empacho digital los nios y adolescentes? Esta pregunta trataron de esclarecerla en la escuela de negocios IESE, de la Universidad de Navarra, don Fernando Garca-Fernndez, experto en

    Psicologa infantil y nuevas tecnologas, y el psiquiatra don Paulino Castells. Muchos y graves peligros se presentan ante padres y educadores. Pero en su mano est ensearles a utilizarlos adecuadamente y a sacar de ellos todo el provecho que sea posible

  • Los hijos deben ser educados por sus padres,tanto a ver espacios televisivos gratificantes yenriquecedores, como a no ver aquellos que lepuedan degradar en su dignidad humana. Si los pa-dres no enseamos a ver televisin a nuestros hijos,quien lo har?

    l Tenemos que ensear a los hijos a que no hayque ver televisin, sino que hay que ver programasde televisin. As podremos desarrollar la capaci-dad de seleccin y discriminacin, que nos habilitarpara ver aquello que nos conviene, y nomirar aquello que no nos conviene ver.Debemos preguntar a nuestros hijos ququieren ver, ms que si quieren ver tele-visin.

    l Para crear un criterio de seleccin a lahora de ver televisin, debemos evitar tenerencendida la televisin, cuando no hay na-die viendo un programa determinado.

    l Un buen ejemplo de afirmar las ide-as anteriores es no tener a mano el man-do a distancia. El zapping, o lacostumbre de cambiar per-manentemente de canalde televisin, es con-trario al criterio de se-leccin que debemosdesarrollar en nuestros hijos pa-ra ver la televisin.

    l Nuestros hijos no deben tener un aparato detelevisin en su habitacin. Esta costumbre incenti-va el aislamiento, provoca una adiccin a la televisiny es contraria a la vida de familia. Debemos tenerpresente que una adiccin desordenada a la televisinimpide el juego de nuestros hijos, su creatividad y laconvivencia familiar.

    l Es conveniente tener un horario preestableci-do para ver programas de televisin. Como todaslas cosas, la televisin tiene su lugar en la vida fa-miliar, junto a otras actividades.

    l No use la televisin como una niera electr-nica, dado que ella no cuida verdaderamente anuestros hijos, especialmente si los deja-mos ver lo que estn dando. Cuando ambospadres trabajan, este criterio es especial-mente importante.

    l La capacidad de imitacin que tie-ne el nio debe ser orientada hacia elconocimiento de personajes reales yejemplares (por ejemplo, deportistas,hroes de nuestra Historia, poetas des-tacados, etc.), y no hacia hroes ima-ginarios e inexistentes.

    l Echarle la culpa a la televisines la salida fcil. Los padres no de-bemos abdicar en la lucha paraque en casa se vea buena televi-sin, teniendo siempre presente quenos corresponde a nosotros el deber yla responsabilidad de formar de nuestros hijos.

    l Si puede es muy conveniente, que los padresacompaen a sus hijos a la hora de ver televisin.De esta forma, podremos conocer directamente losefectos que los programas que ven producen en nues-tros hijos.

    l No todos los programas dan lo mismo. Debe-mos preferir que nuestros hijos vean aquellos espa-

    cios que tengan que ver con el desarrollo de valoresfamiliares, amor a la naturaleza, ocupacin positivadel tiempo de ocio, estudio y cultivo de la cultura ydel espritu, etc., a aquellos programas insustancia-les o superficiales.

    l No es conveniente que el nio vea el programaque se le antoje, ya sea

    con la complicidad desus padres o a es-

    condi-

    das deellos. Noconviene dar por sen-tado que todos los programas lla-mados infantiles tienen un contenido adecuado. Lospadres debemos orientar a nuestros hijos en estesentido. Esto nos obliga a informarnos adecuada-mente al respecto.

    l Los padres debemos informarnos del conte-nido de los programas de televisin. Cualquier es-pacio que incluya erotismo, sexualidad, violencia,maldad, permisividad, delincuencia, racismo, etc., noes apto para nios. Y los padres deben saberlo, yevitar que sus hijos los vean. Para lograr esto, sepueden consultar las guas de calificacin de la pro-gramacin televisiva que se publican a instanciasde diversos organismos y en diversas revistas.

    l Los padres de familia deben esforzarse porbuscar alternativas a la televisin: deporte, visitas amuseos y parques naturales, sesiones de teatro, pro-yeccin de videos, fomento de conversaciones fa-miliares, prcticas de acciones solidarias a favor delos dems, etc.

    l Inevitablemente, y no obstante nuestros es-fuerzos, habr contenidos televisivos contrarios alos valores familiares. Los padres debemos fomen-tar que los programas sean analizados y conversadosen reuniones de familia, por ejemplo en las comi-das. Esto no slo enriquece la comunicacin fami-

    liar, sino que es una manera muy buena de dar unapoyo concreto a la educacin de nuestros hijos,

    evitando que arraiguen malos contenidos televisivosen ellos.

    l Las familias, poco a poco, pueden crear unavideoteca con pelculas y documentales de inters pa-ra los nios.

    l Los anuncios pueden ser tan peligrosos comolos malos programas de televisin. Los padresdebemos estar muy atentos para que la televi-

    sin no convierta a nuestros hijos en personas su-perficiales o consumidoras de todo lo que se anun-

    cia. Nunca hay que hacer caso de la publicidad de ju-guetes que incite a la violencia, a la discriminacin,y al racismo.

    l Ver o no ver televisin no debe convertirse pa-ra los nios en un premio o castigo.

    l Los padres de familia deben iniciar a sus hijos,segn su edad y desarrollo, en una positiva yprudente educacin sexual, que evite que unaimagen distorsionada de la mujer y del sexoles sea trasmitida, poco a poco, por mediode la televisin.l No debemos dejar que nuestros hijos ve-an televisin basura. Si estos programas detelevisin son vistos por nuestros hijos, con-

    fundirn la realidad con la ficcin, se desorien-tarn y equivocarn al comprender y valorar el sen-tido de la vida, e irn deformando su propia con-ciencia. Transigir con la mala calidad de aquellosprogramas de televisin inadecuados para los nios,dejndolos que los vean, equivale a transigir y hacerse cmplice de loque distorsiona los valores y los derechos de la in-fancia.

    l Los padres de familia debemos organizarnospara exigir un tipo de televisin para los horariosinfantiles. Las actitudes groseras, los hbitos y com-portamientos antisociales, las obscenidades del len-

    guaje, la prdida del sentido de la autoridad, lavulgaridad y la frivolidad, la apologa sublimi-nal o directa de conductas reprochables, cual-

    quier menosprecio a la vida humana, etc. debenser erradicados, especialmente de los espacios quetengan a los nios como destinatarios.

    l Los padres de familia y educadores deben ha-cer comprender a los nios que la televisin no es niimprescindible ni el nico medio par llenar su tiem-po libre.

    l El ejemplo resulta una terapia eficaz. Si lospadres ven mucha televisin, o televisin de malacalidad, con qu criterio van a evitar que sus hijosvean aquellos programas negativos para ellos?

    En portada Alfa y Omega 26-XII-2002 7

    La televisin, en familiaReproducimos el artculo publicado en la pgina web de la archidicesis de Morelia(Mxico) sobre cmo utilizar la televisin dentro del mbito familiar. Especialistas eneducacin familiar brindan en este artculo una serie de tiles y prcticos consejos para aprender a utilizar la televisin como un medio eficaz para la educacin de los hijos

  • Antonio Molina,el joven guardiacivil, hijo y nietode guardia civil,asesinado porETA en la carre-tera de La Coru-a, faltar esta

    Navidad en casa. El sacrificio de su vida hahecho posible que muchos otros hijos, pa-dres y madres no se sabe cuntos no fal-ten en la mesa familiar de esta Navidad.Vienen espontneamente a la mente laspalabras del Evangelio: No hay mayoramor que el de quien da la vida por los de-ms. Su madre, destrozada, le acaricia(en la foto de Efe pool), dicindole: Quvaliente eres y qu bueno! para ella si-gue y seguir viviendo siempre, y as lo ase-gura el Nio Dios que ha nacido precisa-mente para darnos la vida eterna; en laotra foto, una compaera guardia civil besala Medalla de Oro al Mrito, junto al ministrodel Interior, antes de colocarla sobre los res-tos mortales del muchacho asesinado. Laslgrimas de la madre y las lgrimas de sucompaera son las de todos los hombresy mujeres bien nacidos. El etarra asesinoque escap hasta San Sebastin le dijo altaxista que le llev de Valladolid a Burgosque tena prisa porque su madre estabaenferma. En la noche santa de esta Navi-dad sera bueno que cada familia tuviese

    un recuerdo para Antonio Molina y para sumadre; sus seres queridos, para Juan Mo-lina, el guardia civil herido y su familia; ytambin una oracin para que deje de haberseres humanos sin corazn que matan, ytodava se manchan ms con excusas sobresu madre: una oracin por la conversin delos asesinos. La Conferencia Episcopal, ensu nota de condena de este nuevo atentado,invita a las comunidades cristianas a ro-gar por la conversin de los corazones co-mo el nico camino para la verdadera paz,a acompaar y a atender a las vctimas delterrorismo y a mantener la esperanza en lamisericordia de Dios, nico capaz de tocar

    el corazn de los hombres infundindolessentimientos de paz. Lo mismo han hechoel cardenal arzobispo de Madrid y sus obis-pos auxiliares. Todo ello, sin detrimento dela justicia (uno de los etarras asesinos es-taba en la calle tras haber cumplido slo lamitad de su condena, y el otro sali a la ca-lle gracias a la tregua-trampa); y sin detri-mento de la conviccin de que, como ha re-cordado monseor Garca-Gasco, arzobis-po de Valencia, quien calla ante el terro-rismo, acribilla nuestra dignidad depersonas. El amor, meollo de la Navidad,que no es un da, sino todos y cada uno delos das, es ms fuerte que la muerte.

    La fotoAlfa y Omega8 26-XII-2002

    Ms fuerte que la muerte

  • Qu habis pensado hacer cuan-do seis mayores? les dice asus padres uno de sus peque-os hijos, porque yo de mayor voy aser astronauta, y entre ir y venir deMarte no voy a tener tiempo para cui-daros. Bueno, est Nico, pero no sa-be ni atarse los zapatos!: as marti-llea en la tele y en la radio un anun-cio de planes de pensiones, el no vams del progreso del Estado delbienestar! En aras del dios dinero, seest llegando a sacrificar hasta ese pe-queo resquicio de humanidad, quegracias a Dios an sigue vivo, del ni-o que, antes que cosas quiere que suspaps jueguen con l, o del que quie-re un hermanito antes que juguetes.

    Se trata de asegurar el futuro, heah el gran logro de la modernidad!Pero qu futuro puede esperar a laHumanidad, por muchos millones deeuros que se tengan en los planes depensiones, ms que esa muerte en vi-da que es la terrible soledad de un serhumano sin el calor de las personasamadas? Ese calor, a base de la gelidezdel dios dinero, llmese tener de to-do para los pequeos, o fabulosos pla-nes de pensiones para los mayores, seest ya minando desde la ms tiernainfancia. Yo tambin tengo uno solocomenta una madre a otra a la puer-ta del colegio esperando a su hijo ni-co. Por cierto, que no para de decir-me que quiere un hermanito. Ya vest qu capricho. Si tiene de todo!No es caricatura. Es lo que sucedecuando se prima el tener sobre el ser,y la triste consecuencia, al final, esque no se tiene nada. Ni los pequeos,ni los mayores.

    En Beln al nacer, como en el Cal-vario al morir, qu tena Jess? Aca-so el cerrojo de la posada, o la intem-perie de la cruz, le impeda ser el Se-or de todos y de todo? Y de qu po-da servirle a Herodes su palacio, o aPilatos su poder, dando la espalda a laVerdad y la Vida? El signo ms ex-presivo, sin duda, de la galopante des-cristianizacin del mundo contempo-

    rneo es precisamente esa ausenciadel calor humano que se llama fami-lia!, el nico lugar donde cada ser hu-mano, como nos dijo el Papa Juan Pa-blo II durante su primer viaje a Espa-a, hace ahora veinte aos, pero cu-yas palabras resuenan hoy con mayoractualidad si cabe, es amado por smismo! Es amado como todos deseamos verdaderamente ser ama-dos, desde el nio que tiene de todo,pero ni padres ni, por ende, un her-manito, hasta el abuelo que podr dis-frutar de pensiones millonarias, peroque se muere de pena sin hijos y sin

    nietos a los que llenar de esperanza ycon quienes jugar y gozar.

    Adorando al dios dinero, el hom-bre se ha quedado solo. Y no es bue-no que el hombre est solo, como yanos dice la Palabra de Dios desde suprimera pgina. No es bueno, ni be-llo, porque no responde a la verdaddel ser humano, estar solo, vivir so-lo Y, sin embargo, la cultura domi-nante no deja de imponer a toda costalo que est en las antpodas de la es-peranza: esa soledad esclavizante quees la antesala de la muerte, por mu-cho que se crea estar viviendo a tope ydisfrutando de la mxima libertad.Triste ceguera!

    Fijando la atencin en la encclicadel Papa Juan XXIII Pacem in terris,que cumple su cuarenta aniversario,proclama Juan Pablo II su Mensajepara la Jornada Mundial de la Paz del

    prximo 1 de enero. En l ha de cons-tatar con dolor que la visin precur-sora del Papa proponiendo una au-toridad pblica internacional al servi-cio de los derechos humanos, de la li-bertad y de la paz, no slo no se halogrado an, sino que, en su lugar, loque existe es la frecuente indecisinde la comunidad internacional sobreel deber de respetar y aplicar los de-rechos humanos. Y pone el dedo enuna llaga especialmente significativa,al sealar la flagrante contradiccinde unas sociedades tecnolgicamen-te avanzadas cuyos derechos hu-manos elementales no son respeta-dos. Y no lo son porque la comu-nidad internacional, que desde 1948posee una carta de los derechos de lapersona humana, ha dejado de insistiradecuadamente sobre los deberes quese derivan de la misma. Y no es elprimer deber el respeto de su sagradadignidad, llamada a ser antes que a te-ner? Olvidarlo ha llenado al hombrede cosas vacindolo de s mismo y,al final, hasta de las mismas cosas.

    Resulta ms que llamativo ver portodas partes a personas aisladas en lacalle cada una con su mvil, o en casacada una con su televisor o con las re-alidades virtuales de su ordenadorse es el resultado de dar la espaldaa la verdad: unos medios de comuni-cacin para, en realidad, estar inco-municados. Las cosas, efectivamen-te, no pueden comunicarse. Slo secomunican las personas.

    Los cuatro pilares de la paz diceJuan Pablo II en este Mensaje sonla verdad, la justicia, el amor y la li-bertad, pero no virtuales, reales! Eserealismo es justamente la esencia delhecho cristiano, que es eso, un hecho,vivo y presente, aqu y ahora, un Nioque llora y que re, y que juega, y queama y es amado, mostrando as la be-lleza, el bien y la verdad de la vida;no es un mundo de robots, llenos dejuguetes o de planes de pensiones, si-no personas, con alma y corazn!

    Criterios Alfa y Omega 9

    El perdndesenmascara

    Desde el primer momento, el te-rrorismo fue condenado porlos obispos. En 1986 hubo ya unacondena colectiva de parte de laConferencia Episcopal. Despusha habido multitud de comunica-dos condenatorios de distintos or-ganismos eclesiales con ocasin delos numerosos y crueles atentadosde ETA. Ocurre que estos docu-mentos no tienen una buena divul-gacin, mientras que los golpes delterrorismo son muy duros y pro-vocan precipitaciones y nerviosis-mos. En algunos momentos dabala impresin de que hubiera ciertatendencia a acusar a la Iglesia detibieza frente al terrorismo, como sialgunos quisieran empujarnos haciasus mismas posiciones. En con-junto, la postura oficial de la Igle-sia en Espaa ha sido siempre cla-ra y firme, pero los obispos somosmuy conscientes de la necesidadde mantener la actuacin de la Igle-sia al margen de los intereses decualquier grupo poltico.

    Es evidente que ETA, entre otrascosas, pretende provocar el odio yenfrentar a los ciudadanos en blo-ques irreconciliables. Aunque susactuaciones sean terriblemente do-lorosas, no es justo ni tampoco fa-vorable el dejarse llevar de senti-mientos indiscriminados de odio yde rechazo. Con nuestra conductatenemos que demostrar que pode-mos vivir juntos unos y otros. Esamadurez de una sociedad pacfica ybien integrada es la mejor victoriacontra las pretensiones de ETA. Elperdn, como ha dicho tantas ve-ces el Papa Juan Pablo II, es un ele-mento indispensable de la justicia yde la paz. Perdonar a quien nos hahecho dao es la mejor forma dedenunciar su injusticia y de invi-tarle a salir de ella. Puede resultardifcil perdonar, pero la Iglesia, co-mo no puede dejar de proclamar elNo matars del Declogo, tampo-co puede callar el Perdonad y se-ris perdonados o el Amad a vues-tros enemigos del Sermn de laMontaa. El perdn es fruto delamor, y el amor abierto y univer-sal es el nico fundamento slidode la paz. De hecho, hay muchasfamilias cristianas que han sufridolos crmenes de ETA en su propiacarne y nos estn dando ejemplosconmovedores de generosidad y deserenidad.

    Fernando Sebastin Aguilar,Zenit Espaa

    26-XII-2002

    Personas, no robotsPersonas, no robots

  • Un partido para la familia

    He ledo el artculo de su redactorjefe, seor Serrano, sobre el Con-greso de Familias numerosas que, es-tos das pasados, se celebr en el Pa-lacio de Congresos de Madrid, y a suvez la desinformacin a la que esta-mos acostumbrados en la casi totali-dad de los medios de comunicacin.No sera posible que, en vez de tan-to lamentarnos de los polticos, se fun-dara o creara un partido para las pr-ximas elecciones municipales? Estoyseguro que tendra concejales en elAyuntamiento y sera ms fcil de or-ganizar que un congreso. La gente lla-na y sencilla en esta capital y su Co-munidad est asqueada de que a cual-quier cosa le llamen familia. Pnganleel nombre ms oportuno, que todos loentiendan, y, con muy poco esfuerzo,obtendra una importante cantidad devotos que, por supuesto, se les resta-ra a los que hemos votado confiandoen su cartel y en las promesas que ha-cen siempre respecto a este asunto.Adems, no engaamos a nadie, de-fendemos simple y llanamente la fa-milia y no la familia que se han sacadode la manga algunos polticos que se ladan de cristianos catlicos y se cam-bian la chaqueta cuando pisan el Con-greso, y se vuelven a enfundar la otracuando salen asistiendo a procesio-nes.

    Diego Fernndez RomeroMadrid

    Teora de latransferencia

    He ledo con verdadero inters laInstruccin pastoral de la Confe-rencia Episcopal Espaola, que con-sidero un documento insustituible, es-perado, conveniente y esclarecedorpara romper, de una vez por todas,las constantes suspicacias y la mala

    fe que se ha vertido, casi siempre in-justamente, contra la difana conde-na del terrorismo de ETA por los obis-pos espaoles. Lo que ms me ha lla-mado la atencin es la teora de latransferencia de culpa, que se arro-gan los terroristas y el terrorismo engeneral para justificar sus acciones.Dicen que la violencia como mtodode accin es una respuesta al otro te-rrorismo que ejerce el Estado espa-ol opresor de sus derechos. Claro,y los pobrecitos terroristas no puedenpor menos que matar a seres huma-nos; pero, eso s, la culpa es de losotros. ste es un planteamiento que,si no fuera por la gravedad de sus ac-tos, habra que tratar como una teorapsicolgica de preescolar. Pero esuna especie de maquiavelismo deguerrilla, que ojal estuviese ya su-perado. Pero ni el Muro de Berln, nilos fanatismos extremos tienen encuenta el reloj de la Historia.

    Jess Espinosa CarrascalMadrid

    Perversin del lenguaje

    Ser vctimas de la mentira y la ma-nipulacin est a la orden del da.En ocasiones cuesta verlo por su su-til envoltura, pero se encuentra en de-masiadas situaciones.Muchas vecesse echa de menos la honradez paracumplir la palabra dada y los compro-misos libremente adquiridos. En cual-quier conversacin surgen la infideli-dad y la manipulacin gentica, liga-das al egosmo de la persona que dis-culpa la situacin, y es que utilizamosla moral a conveniencia de nuestrobolsillo y bienestar. Las medias ver-dades se convierte en trminos per-versos del lenguaje, lo cual no deja deconfundir. No podemos olvidar lasfuentes de donde venimos: el hombrees ms que un cuerpo, tiene alma, ypor lo tanto depende en su naturalezade Dios.

    Ana Mara Gmez SorocaAndjar (Jan)

    CartasAlfa y Omega10 26-XII-2002

    Las cartas dirigidas a esta seccin debern ir firmadas y con DNI, y tener una extensin mxima de 20 lneas. Alfa y Omega se reserva el derecho de resumir su contenido

    Recuperar el belnComo sabis, mucha gente, incluso llamados cristianos, han sustituido el beln por elrbol de Noel. Nosotros, la Asociacin de Belenistas de Madrid, no estamos en con-tra del rbol, como elemento decorativo, pero s pensamos que, en su pie, debidamenteambientado e iluminado, debiera haber un Misterio formado por las figuras bases del be-ln: el Nio Jess, la Virgen Mara y san Jos. Los belenistas decimos que una Navidadsin Nacimiento, beln o pesebre no es Navidad. Pensamos que lo ms importante de laNavidad es el beln, pues con l representamos plsticamente el hecho ms importantesucedido en este mundo, el nacimiento del Hijo de Dios en Beln, hace poco ms de dosmil aos. Nuestra asociacin es una entidad religiosa, pero tambin cultural y artstica, ysu principal finalidad es que en las fiestas de Navidad se conmemore el nacimiento de Cris-to en Beln. Nuestro arzobispo emrito, el cardenal ngel Suqua, deca que el beln esuna de las formas ms bonitas de hacer apostolado.

    Jos Manuel Snchez-MolinaMadrid

    El secreto de la felicidad

    Nunca el hombre se ha encontrado tan solo comoen la actualidad. La soledad viene a constituir unsndrome patolgico cargado de sntomas de la msvariada especie. Siniestra compaera del hombre mo-derno es la soledad. Desde elprincipio de la Creacin, Diosvio que no era bueno que lehombre estuviese solo, y deuna costilla de Adn cre aEva. Adn y Eva hablaban conDios hasta la dichosa manza-na que nos apart de l.

    Dios ha dotado al hombrede facultades para tender a lafelicidad. La felicidad es algontimo, secreto, que se mani-fiesta en su componente psi-co-somtico. La belleza, lobueno es estmulo para la fe-licidad. Quieren que nada mssea dinero y amor, y otros es-criben trabajo. Por muy felizque se sea, siempre queda unhueco en el cerebro. En el co-razn queda una insatisfac-cin que yo llamo el pellizcode Dios que deja esa felici-dad incompleta, hasta des-cansar en Dios. Muchos sa-ben de lo que les hablo. Co-nozco a un jubilado en el sa-natorio donde trabajo, que reconoce ese menos en sucorazn, que goza de una puesta de sol, y ms de unavez me ha parado para contemplar la belleza de unarosa. Su conversacin es sabia, sus consejos acertadosy la muerte la considera como un trnsito a un lugarmejor. La vida cambia pero no desaparece. Firm sucertificado de defuncin a los pocos das, su aspecto se-reno pareca sonrer a nuestros afanes.

    Pablo de Lucas EstremeraMadrid

    Fe de erratasEn el nmero pasado se public, por error involuntario, unailustracin del volumen El nio que naci en Beln, indi-cando una editorial errnea, siendo la correcta Edelvives.

  • Jos Francisco [email protected]

    Es Navidad. Escribi Goethe que, cuando sehabla de un nio, nunca se habla de un objeto;slo y siempre de esperanzas. Muidores depalabras, de ruidos, de mensajes, los periodistas, so-metidos a la tirana de la comunicacin, cuando con-templamos el silencio de la Noticia por excelencia, delmayor Watergate del espritu en la historia de la Hu-manidad, las palabras se nos vuelven silencios. Algoas intuy K. Rahner en un famoso artculo tituladoPara una teologa de la Encarnacin: Vamos a in-tentar reflexionar un poco sobre el misterio que lla-mamos misterio de la encarnacin del Verbo de Dios.Y es que aqu est el centro de la realidad de la que loscristianos vivimos, de la realidad que creemos (...)Deberamos, por lo tanto, reflexionar en la teologa yen la vida cristiana sobre esa realidad central. Y aveces hablar menos sobre tantsimas cosas. Pues talmisterio es inagotable y, comparado con l, la mayorade las otras cosas sobre las que hablamos carecen deimportancia. Es un signo sombro de la teologa yde la predicacin eclesistica el hecho de que sobreel misterio abarcador casi slo se repita y un pocoaburridamente lo que siempre se dijo. Sin embargo,la verdad de la fe slo puede conservarse preocu-pndose, siempre de nuevo, de ella. Pues tambinaqu vale aquello de que slo posee el pasado quienconquista el propio presente. Y de este fallo de la te-ologa slo puede consolarnos el hecho de que hayhombres que, en la vida y en la muerte, estn uni-dos al Seor en fe, esperanza y amor.

    Don Quijote le dijo a su fiel escudero: Al buencallar llaman Sancho. Josep Mara Ruz Simnnos recordaba en el diario La Vanguardia, el pasado18 de diciembre, mircoles, los Usos del silencio. Es-criba: Es ms que probable que Chamfort conocie-ra El arte de callar (1771) del abate Joseph AntoineToussaint Dinouart. Entre los principios necesariospara callar recogidos en este tratado, se encuentra elcitado versculo del Eclesiasts. Pero tambin unamxima que lo llena de contenido y que, en caso de seratendida, pondra en crisis, adems de no pocas re-laciones personales, todas las industrias que merca-dean con las palabras: Slo se debe dejar de callarcuando se tiene algo que decir ms valioso que el si-lencio. El abate Dinouart distingue entre diversos ti-pos de silencio, entre ellos el silencio del prudente, quees una leccin para los impertinentes y una correccinpara los culpables. Lo ms interesante de su obra esque pone de manifiesto que el silencio tambin cae ba-jo el dominio de la retrica, que el silencio tambinpuede usarse para persuadir y para disuadir.

    Hablamos de silencios para acallar las voces de unmundo ahto de ruidos y rumores. Es Navidad. Y,tambin, es Navidad para los nios asesinados enel vientre de su madre. El diario El Pas recoga, elpasado 15 del presente mes, domingo, una infor-macin, firmada por Soledad Alcaide, y tituladaLos inmigrantes que no nacen, en la que se lea: ElInstituto Nacional de Estadstica sealaba esta se-mana que las madres inmigrantes han triplicado enlos ltimos seis aos su aportacin al nmero de na-cimientos en Espaa, de tal forma que ocho de cadacien bebs tienen madre extranjera. Sin embargo,tambin han aumentado los casos de interrupcin

    del embarazo entre las inmigrantes, segn apuntandesde las clnicas privadas que han comenzado a es-tudiar estos casos (...) Este peridico ha consultadoesta semana a una decena de instituciones, especia-lizadas de Catalua, Madrid y Andaluca, aunqueslo un par de ellas pudo ofrecer datos estadsticos.El resto, o no ha cerrado sus cifras del ao, o prefi-ri no dar a conocer sus datos. Pero la percepcin ge-neral es que existe un incremento del aborto entre lasinmigrantes, un grupo de poblacin que ha aumen-tado notablemente. En la clnica Centro Mdico2002, de Mlaga, una de las ciudades espaolas conmayor inmigracin, esos casos supusieron un 26,4%de las intervenciones que practicaron entre enero yseptiembre de este ao.

    Y, tambin, es Navidad para las cerca de dosmillones de mujeres vctimas de la violencia do-mstica, segn nos informa el diario de PRISA, elpasado da 18 de este mes, mircoles. Tambin esNavidad para las familias gallegas que han palpa-do los efectos del lucro desenfrenado y de la es-tructura insolidaria que atenta contra las inevita-bles relaciones hombre-mundo y naturaleza. Tam-bin es Navidad para los nios iraques, para losargentinos, para los etopes. La Navidad es siempreuniversal, y nosotros la hemos particularizado connuestros titulares y nuestras crnicas. Es Navidadpara el hombre.

    Es Navidad cuando hacemos silencio contem-plativo ante lo esencial.

    Aqu y ahora Alfa y Omega 26-XII-2002 11

    y contarloor...Ver

    Silencio ante lo esencial

  • El prximo 31 de diciembre secumplen diez aos de la ado-racin, la noche de los viernes,al Santsimo Sacramento (la Cristo-teca), en el templo de la RenovacinCarismtica (calle Fomento, 13). Lacelebracin de este dcimo aniversa-rio, abierta a todos, comenzar a las17 h. con la Misa y exposicin delSantsimo; a las 22 h., las personasque lo deseen llevarn algo de cenarpara compartirlo en los salones; a las24 h. recibirn el ao nuevo cantandoal Seor y rezando el primer Rosa-rio de 2003, y a la 1,30 h., ya da 1 deenero, tendr lugar la Eucarista, con-tinuando la Adoracin el resto de lanoche, hasta las 7 de la maana, con-cluyendo con la Misa y el rezo de Lau-des. Con tal motivo preguntamos aCarmen Rubio, una de los que inicia-ron esta Adoracin:

    Qu es y cmo comenz la Cris-toteca?

    La noche del 31 de diciembre de1992, inicio del primer viernes de mes,comenzaba el Ao Santo Composte-lano y Eucarstico 1993. Yo era en-tonces responsable de las actividadesen el templo de Mara Reparadora, ce-dido a la Renovacin Carismtica, ehice una llamada a los grupos de Re-novacin para pasar esa noche en ado-racin. Estuvimos cuatro personas.Con una pobreza extrema y muchofro comenz nuestra querida Cristo-teca. Haca fro en el cuerpo, pero elalma nos arda y las horas de la nochese convirtieron en un minuto. Senta-mos un profundo gozo, y percib enmi interior que el Seor quera esaadoracin todos los primeros viernesde mes. Me pareca una empresa di-ficil, pero al mes siguiente llam a unsacerdote de Toledo, y aquella noche,

    ya del primer viernes de febrero, vi-no mucha gente de los grupos de laRenovacin; el sacerdote nos dijo queel Seor y la Virgen queran esa ado-racin todos los viernes: eso ya mepareci punto menos que imposible,mxime conociendo nuestras caren-cias. Hoy digo: Para Dios nada hayimposible! Celebramos 10 aos! Al-gunos de aquellos primeros adorado-res integramos despus la Confrater-nidad Carcelaria, y las noches de losviernes junto al Seor han sido fuentede muchas gracias en nuestro aposto-lado en la crcel; y no es infrecuente lapresencia en esta Adoracin de presoscon permisos, acogidos el fin de se-mana en nuestras casas.

    Consiste en estar con Jess. Yo veoesta adoracin como si l se pusiera elbatn y las zapatillas, sentado con no-sotros, sin protocolos, amndonos. No

    hay ninguna comodidad. Hasta hacepocas semanas no hemos tenido cale-faccin. El cuerpo se resiente, pero elalma tiene ese calor del amor de Cris-to. Nunca es igual: se rezan las 4 par-tes del Rosario, se intercede por todoel mundo, cantamos y alabamos al Se-or. Todo segn el Espritu Santo nosmueve. Al amanecer, se reserva el San-tsimo y se celebra la Misa, con el re-zo de Laudes. Al salir a la calle, yaabierta alguna Cafetera, desayuna-mos juntos.

    Qu dones y qu frutos desta-cara en estos diez aos ininte-rrumpidos de la Cristoteca?

    Sabidura, fortaleza, perseveran-cia, piedad, fidelidad, amor a la Iglesia.Frutos? Mucho amor a los pobres yde manera especial a los presos. Ellosfueron quienes le dieron el nombre de

    Cristoteca. El viernes noche, no vala gente a la discoteca? Pues bien, unode ellos dijo una noche: He cambia-do la discoteca por la Cristoteca.

    Qu ha significado en su vida?Yo lo llamara, remar mar aden-

    tro, como dice el Papa Juan Pablo II.Hace 25 aos, mi vida cambi en losgrupos de la Renovacin Carismti-ca. Tuve un encuentro personal conCristo. Estaba muerta y resucit. Du-rante estos aos el Seor me ha lle-vado a evangelizar a muchos sitios.De una manera especial a la crcel, atravs de Confraternidad Carcelaria.Pero siento que lo ms importantede mi vida son las horas de la nochede los viernes, medio dormida, mediodespierta, sentada en el suelo, a vecesechada. Ah, siento cmo puedo es-tar con todo el mundo y ayudar a to-dos. Todas las personas que vienenson muy sencillas. El Seor las vatrayendo como l quiere, sin ordenestablecido de preferencia. Cuandoel entonces obispo auxiliar de Ma-drid, monseor Javier Martnez, vinoa presidir la Eucarista del primeraniversario, nos dijo en la homilia:sta es la gracia ms grande queDios ha dado a la Iglesia en Madrideste ao (1993), no dejis que se apa-gue, pero tampoco lo forcis cren-doos obligaciones, que sea l quienla sostenga. As ha sido. Duranteestos 10 aos, la noche del 31 de di-ciembre ha habido Cristoteca, ade-ms de todos los viernes del ao, eninvierno y en verano, unas 500 ho-ras anuales de adoracin, sin faltar-nos un sacerdote para tener siemprela Eucarista y la predicacin de laPalabra, y todo como gracia, no co-mo mrito de nadie.

    Quizs, querido lector, has odo decir mu-chas veces que el 20% de la poblacinmundial camina al ritmo de la opulencia y eldespilfarro, mientras el 80% vive en condicionesprecarias; que existen 24 millones de despla-zados; que ms cerca de ti, aqu en Europa, lapobreza afecta a 52 millones de personas, quemucho ms cerca, en Madrid, los sin techo ron-dan ya los 8.000.

    Todos estos datos nos hablan, una vez ms,de exclusin, pero Critas, con su Campaa pa-ra este curso 2002-2003, quiere sealar que Laexclusin nos incluye a todos. Por eso, quiere in-vitar a todos a profundizar en la responsabilidadque tienen en los procesos de empobrecimien-to y marginacin. Todas las personas que inte-gramos el conjunto de la sociedad, ya sea a ttuloindividual o colectivo, por opcin o por omisin,contribuimos, a travs de un dficit de solidaridady de compromiso, a que se mantengan situa-

    ciones de desigualdad social. Cada ciudadano,dentro de sus posibilidades, puede generar in-justicias, y tambin transformarlas, excluir o in-cluir; de esa decisin depende el futuro de mu-chas personas. Tenemos que ser capaces deabrir los ojos a los problemas cotidianos, e in-tentar formar una sociedad donde nadie se que-de fuera. Los pequeos cambios son genera-dores de transformaciones ms globales a ni-vel poltico o econmico. Cristo revolucion elcurso de la Historia, encarnndose en un tiem-po y un lugar concreto.

    Como nos recuerda el lema de la Campa-a de Navidad, 2.002 aos despus, seguimosexcluyendo; ya en el vientre de su madre Jesssinti la exclusin. Nadie quiso dejarle un sitiopara que viniera a este mundo. Hoy seguimoshaciendo lo mismo con muchas personas queson relegadas. A diario vemos situaciones in-justas y no nos implicamos. Pasamos junto a los

    sin techo sin ni siquiera mirarlos, dejamos quelos ancianos mueran de soledad en sus casas,desconfiamos de las personas con problemaspara darles una oportunidad laboral, relega-mos a los jvenes con fracaso escolar, recha-zamos a quien es diferente, primamos lo ma-terial a lo espiritual...

    Todas estas actitudes nos hacen excluidoresy nos alejan del sentido de la Navidad, que nosinvita a acoger, en el Nio de Beln, a los msnecesitados. l naci para liberar a todos, ycuenta ahora con nuestras manos, entusias-mo y esperanza para seguir llevando a cabosu misin. Por eso, pese a todo, hay alegraen Navidad, porque Dios vuelve a nacer, porquesomos portadores de esta Buena Nueva quepuede, si todos contribuimos a ello, hacer feli-ces a todos los hombres.

    Begoa Rodrguez

    Iglesia en MadridAlfa y Omega12 26-XII-2002

    Diez aos de Cristoteca

    Campaa de Navidad de Critas: 2.002 aos despus...

    ...seguimos excluyendo

  • Terrorismo: Hemos de reconocer la verdad delo que, desde el punto de vista moral, ocurrecon el terrorismo; y la verdad es tremenda.Es la verdad de una violacin radical y sistemtica dela Ley de Dios en un punto central de la misma, quees el del respeto incondicional a la dignidad del serhumano. El terrorismo de ETA se manifiesta comouna forma organizada y sistemtica de atentar con-tra la vida, desde una ideologa al servicio de unos fi-nes polticamente pensados, con una visin del hom-bre y del mundo, que no reconoce la dignidad de lapersona humana ni sus derechos fundamentales, y enla que el bien comn es sacrificado en aras de obje-tivos de poder poltico y de ideologas polticas, con-trarias incluso a la dignidad y al bien del hombre.Difundir y testimoniar la verdad con la palabra, conla aportacin a la formacin de la opinin pblica, esuna gran respuesta cristiana al problema, por su-puesto, y decisiva para la vida de la Iglesia y para laaportacin de la Iglesia a la sociedad.

    Ya han transcurrido dos aos desde mi exhorta-cin, e incluso mandato, de que en todas las igle-sias de Madrid, en las celebraciones de la Eucarista,se incluyese una plegaria para pedir al Seor quetermine la plaga del terrorismo. Cuanto ms nosabramos a la gracia de Dios cada cristiano, y loscristianos en comunidad y en comunin, ms va aempapar esa gracia la realidad de la vida de todos. Elvalor de la oracin a veces se cuestiona porque sepiensa de ella, o se la vive, como si fuese un talismncasi matemtico y automtico que produce efectos ybienes que los hombres, con nuestras capacidadeshumanas, del tipo que sean, no somos capaces dealcanzar. Pero se olvida que la comunicacin de loshombres entre s y con Dios funciona y se vertebraa travs de cauces muy profundos tiene que vercon la libertad, con el corazn y con el alma y que,al final, es decisivo a la hora de que los frutos de lagracia de Dios y de la buena conciencia se mani-fiesten en frutos tambin en esta vida, de paz, de so-lidaridad, de libertad, de amor, e incluso de progre-so tcnico y material. Es muy difcil que, a la lar-ga, se mantenga un ritmo de progreso humano, sino va alentado, sostenido por un progreso en la con-ciencia moral, religiosa y espiritual del hombre.

    l Documento de los obispos sobre terrorismoy nacionalismo: Creo que se ha recibido muy po-sitivamente. Al usar este adverbio, incluyo, en primerlugar, la sintona de lo que se ensea en el docu-mento con lo que llama el Concilio Vaticano II laconciencia de la fe por parte del pueblo de Dios, esaespecie de intuicin bsica, de sensus fidei, del sen-tido de la fe del pueblo de Dios. Esa sintona del sen-tido de la fe del pueblo con la enseanza de la fe desus pastores ha llegado prcticamente a toda Espaa.Quiz a algn sector no, pero la unanimidad de lasintona creo que es el primer elemento que obliga a

    decir que la acogida del documento ha sido positiva.El documento explica la relacin entre la concien-

    cia ciudadana y las responsabilidades de un cristiano,cuando se ve en la tesitura de definir su vida en relacincon la nacin y con la comunidad poltica a la quepertenece, a la luz de las exigencias de una justiciasolidariamente vivida con el espritu de la caridad cris-tiana. Esa problemtica se ha iluminado desde el pun-to de vista de la doctrina social, haciendo ver cmoel Estado, la comunidad poltica, incluye valores quetienen que ver con la entidad nacional: culturales, delengua, de idioma, de tradiciones religiosas, familiares;tiene que ver, decisiva y primariamente, con la defen-sa y la promocin de los derechos de la persona hu-mana, y tambin con la posibilidad de ejercer los de-beres en relacin con esos derechos por parte de todos;y tiene que ver con el bien comn. Absolutizar losllamados valores nacionales y colocarlos por encimadel bien de la persona, del bien comn de todos, escristianamente no aceptable, incluso rechazable; y mu-cho ms cuando se absolutiza de tal modo ese valor, queprcticamente viene a sustituir a Dios.

    Ser justo en la plenitud de lo cristiano quiere de-cir vivir los compromisos sociales con actitud de ser-vicio y de solidaridad. Haberlo puesto de manifiestoha sido una buena aportacin para iluminar el pro-blema del nacionalismo en Espaa. En el documen-to se dice que Espaa es una comunidad poltica, unEstado, fruto de un complejo y largo, multisecularproceso histrico, en el que hemos intervenido to-dos, hemos puesto la aportacin que viene del senti-do cristiano de la vida, experiencia de la justa y so-lidaria convivencia, que responde a una exigenciadel bien comn que nos vincula a todos, y que, por lotanto, no puede ser puesta en tela de juicio unilate-ralmente por parte de nadie, de ningn grupo, de nin-guna entidad nacional que puede considerarse asdentro de la comunidad histrica y nacional de Es-paa. Por lo tanto, ser cristiano y vivir cristianamentelas obligaciones nuestras, en relacin con la nacin,las entidades nacionales, sus nacionalidades, con lacomunidad poltica, obliga a tener en cuenta esa doc-trina del respeto a las exigencias de la justicia soli-dariamente vivida, y de la caridad.

    l La tragedia en Galicia: En ese hecho hayresponsabilidades humanas que tienen que ver con lalibertad, con el ejercicio de la responsabilidad per-sonal y social. Despus se han producido una seriede hechos que, de algn modo, escapan al controldel hombre, y donde la culpabilidad personal deagente directo de la desgracia no se puede atribuir anadie. Estamos ante un hecho donde el poder delmal se manifiesta en una combinacin de elementos,sobre los que la responsabilidad personal y colec-tiva es impotente. Vamos a tratar de ayudar a losque estn sufriendo las consecuencias tan tremendasde este siniestro; ayudar de una forma solidaria, sin

    enredarse en conflictos, en disputas intiles, y ayu-dar a la recuperacin de la naturaleza. Conviene pre-guntarse si no es bueno promover un proceso deconversin personal, colectiva; si el xito econmi-co a toda costa es lo que debe mandar en la vida; siel negocio vale por encima de cualquier otra consi-deracin; si esto no tiene que llevarnos a reformas delDerecho y del ordenamiento tanto espaol, sobretodo, como europeo e internacional, para evitar fu-turas desgracias que nunca se pueden evitar al cienpor cien. El hombre no tiene el seguro de la absolu-ta eficacia en nada de lo que tiene que ver con suvida. La nica absoluta eficacia que tiene el hombrees la oracin: sa nunca falla.

    l La vida humana: Los catlicos, ante la men-talidad abortista y los procesos sociales de relativi-zacin del matrimonio y de la vida familiar, deben,en primer lugar, vivir consecuentemente los valo-res de la fe y de la vida cristiana en el mbito per-sonal y social: en su propio matrimonio, en la propiafamilia: hacerlos presentes y operantes en la vidade las comunidades eclesiales. Es la mayor contri-bucin que podemos prestar. No somos tan pocoslos que estimamos y vivimos el valor de la familiacristiana en una sociedad como la espaola, y en lagran sociedad europea tenemos que empezar a ha-blar de ella. Eso nos obliga a hacer valer esta con-viccin con los instrumentos del discurso intelec-tual, cultural y poltico, y tambin de la accin socialy cultural pblicamente articulada en el mbito po-ltico. No podemos mostrarnos indiferentes ante lafrmula final de ordenacin jurdica de estas reali-dades.

    l La prxima visita del Papa a Espaa: Serun encuentro de rica sntesis de lo que ha significa-do y significa el magisterio y ministerio de Juan Pa-blo II para la Iglesia en Espaa y para Espaa mis-ma. Han transcurrido 20 aos desde el primer viajelargo, bellsimo e inolvidable de un Papa que vie-ne como testigo de la esperanza. Luego tuvo un con-tacto directo de conocimiento personalsimo en otrasvisitas. Todo ello constituye un cuerpo de doctrina,de inspiracin espiritual, pastoral, social y cultural deprimer orden para nosotros; quisiramos que encon-trase una expresin de plenitud actualizada y quenos sirviera para vivir el momento actual de la vidade la Iglesia en Espaa en una perspectiva de futuro.

    l Mensaje de Navidad: Desear una Feliz Na-vidad, la desea todo el mundo; pero decir una San-ta y Feliz Navidad eso ya es otra cosa. En realidad,por qu es infeliz del hombre? Porque no tiene lallave de la vida en sus manos. Cundo el hombre tie-ne certeza definitiva? Cuando sabe que la vida se leda para siempre y en plenitud, si l quiere. Si se vive elmayor acontecimiento de la Humanidad sacndole ju-go, se trabaja a favor de la felicidad; y si no, en contra.Por ello, Santa y Feliz Navidad para todos!

    Iglesia en Madrid Alfa y Omega 26-XII-2002 13

    En un programa especial, en el canal diocesano de televisin TMT,nuestro cardenal arzobispo ha hecho balance de los acontecimientos

    fundamentales para la sociedad espaola a los que la Iglesia ha aportado la luz del Evangelio durante este ao. Respondi as

    a las preguntas de Jos Francisco Serrano, Redactor Jefede Alfa y Omega

    La voz del cardenal arzobispo, en entrevista a TMT

    Un ao, a la luzdel Evangelio

  • Ante una opinin pblica y una clase polti-ca expectantes, la Conferencia EpiscopalEspaola acaba de aprobar una Instruccinpastoral sobre la Valoracin moral del terrorismoen Espaa, de sus causas y de sus consecuencias. Esun documento que merece, desde la lectura de la fe,la consideracin del espritu de magisterio catlicoque anima todos sus prrafos: ser un instrumentopara la paz y la concordia.

    Una vez ms los obispos espaoles, tratando deevitar el escndalo y la duda, se han comprometidoexplcitamente con el bien comn. Ya en la intro-duccin hay una condena clara del silencio ante el te-rrorismo: Cuando la dignidad de la persona que-da ultrajada porque se atenta contra su vida, contrasu libertad o contra su capacidad para conocer laverdad, los cristianos no pueden callar. En conse-cuencia, el terrorismo se considera una lacra sociala eliminar, que impide la consolidacin de la con-vivencia en libertad, fin ltimo de la doctrina socialde la Iglesia en su aplicacin al orden poltico.

    La Instruccin pastoral, sin confundir la voz denuestros pastores con la de los partidos o fuerzaspolticas, trata de ayudar a la formacin de la con-ciencia de los cristianos, apelando al amor evan-glico y condenando todo sistema totalitario inma-nentista, preso del odio y del autismo excluyente.

    La peor manifestacin de esta exclusin derivadel terrorismo, acertadamente calificado como es-tructura de pecado que busca debilitar el orden po-ltico legtimo para imponer sus criterios por lafuerza, atropellando los derechos humanos msfundamentales, como la vida y la libertad; dere-chos personales que son siempre el lmite moral yjurdico infranqueable de cualquier afirmacin deuna identidad colectiva. Porque nunca un pueblopuede pretender su reconocimiento permitiendoque se desconozcan, y violen flagrantemente, ladignidad y la libertad de todos y cada uno de susciudadanos.

    La inmoralidad del fenmeno terrorista aade eldocumento se extiende, en la debida proporcin,a las acciones u omisiones de todos aquellos que,sin intervenir directamente en la comisin de aten-tados, los hacen posibles. Rechazo que alcanza aquien trate de obtener del terrorismo rditos polti-cos. En suma, el fin no justifica los medios.

    La Conferencia Episcopal rechaza la violenciaterrorista, no slo por ser un fruto de la cultura de lamuerte, tan denunciada por el actual Pontfice, si-no tambin por condenar a los pueblos que la su-fren al odio, al miedo y al silencio.

    Los obispos recuerdan a los poderes pblicos,frente a toda pusilanimidad o permisividad suicida,que la autoridad legtima debe emplear todos losmedios justos y adecuados para la defensa de la con-vivencia pacfica frente al terrorismo. Una reac-cin, aaden, que no debe verse nunca marcada porel odio indiscriminado que, al confundir el trigo y lacizaa, acaba dividiendo a la sociedad.

    La Iglesia respeta la actuacin legtima del Esta-do al imponer una pena, poniendo el acento en elolvido injusto que a veces sufren las vctimas delterrorismo, sin olvidar tampoco el respeto de la dig-nidad personal de los condenados por esa causa.

    Los obispos reconocen el carcter marxista, an-clado en un nacionalismo totalitario, de la ideolo-ga de ETA. Frente a este totalitarismo distinguen

    la soberana espiritual de las nacionalidades hist-ricas, entendidas como mbitos culturales del de-sarrollo de las personas, de la soberana poltica,que no puede configurarse como el corolario o de-recho absoluto de aquellas.

    Desde una perspectiva de solidaridad, la Ins-truccin, fiel siempre a la doctrina social de la Igle-sia, reconoce un derecho real y originario de au-todeterminacin poltica en el caso de una coloni-zacin o de una invasin injusta, pero no en el deuna secesin. Ms claro, imposible.

    Frente a la idolatra de la independencia poltica,alimentada por el nihilismo y el desprecio a otrasrealidades nacionales o estatales, la ConferenciaEpiscopal admite la legitimidad del nacionalismo,entendido como una opcin poltica dentro de lamoral y la justicia.

    Los obispos, en vsperas del vigsimo cuarto ani-versario de la Constitucin espaola, la considerancomo el fruto maduro de una voluntad sincera deentendimiento, y como instrumento y primicia deun futuro de convivencia armnica entre todos. Sucarcter obvio de norma modificable no excluye ellgico rechazo de cualquier alteracin unilateral almargen del ordenamiento jurdico, un rechazo que vaacompaado de la afirmacin inequvoca de que es

    necesario respetar y tutelar el bien comn de unasociedad pluricentenaria. Es decir, de Espaa, lanacin comn.

    La Conferencia Episcopal invita al compro-miso de todos, sobre todo los educadores, en la cons-truccin de la paz a travs del dilogo social y pol-tico en el que, como afirman ntidamente, ETA nopuede ser nunca un interlocutor del Estado.

    El documento concluye invocando el perdn, laesperanza y la oracin por ofendidos y ofensores.

    Ante este esfuerzo pastoral, los catlicos espa-oles no podemos permanecer insensibles, ni caer enla simplificacin de aquellos que habitualmente cri-tican a la Iglesia cuando sta no usa su propio len-guaje o se aparta de su estrategia partidaria.

    La voz de los obispos, una voz libre entre ciuda-danos libres, ayuda al cristiano, una vez ms, a nocaer en las redes del mal o del escndalo y a servir activamente a la comunin fraterna. En este caso,es una voz colegiada mayoritaria de la que se handesvinculado algunos pastores locales. Que Dios,Padre de unos y de otros, Seor del tiempo y porello de la Historia, ilumine los corazones de todos.

    Claro J. Fernndez-CarniceroPresidente de la Fundacin Toms Moro

    Aqu y ahoraAlfa y Omega12 26-XII-2002

    El valor de un esfuerzopastoral

    Arriba, enfrentamientos deaberztales contra miem-bros de la ertainzta duran-te una manifestacin.Abajo, imgenes del aten-tado ocurridoen la plaza de Ramales,de Madrid

  • Ya en el Concilio Vaticano II, se encuentran re-servas de la doctrina social de la Iglesia an-te ciertas modalidades de nacionalismo, con-firmatorias de las declaraciones del ltimo apartadode la Instruccin pastoral de la Conferencia Epis-copal Espaola Valoracin moral del terrorismo enEspaa, de sus causas y de sus consecuencias.

    En el Decreto Ad gentes divinitus, sobre la acti-vidad misionera de la Iglesia, se declara (n.15, 6)que los cristianos, congregados de entre todas lasgentes en la Iglesia, no son distintos de los demshombres ni por el rgimen, ni por la lengua, ni por lasinstituciones polticas de la vida, y por ello, deben vi-vir para Dios y para Cristo segn las costumbres ho-nestas de su nacin; cultiven como buenos ciuda-danos, real y eficazmente, el amor a la patria; evitencompletamente, sin embargo, el desprecio a otras,razas y el nacionalismo exacerbado.

    Y en la Constitucin pastoral Gaudium et spes,sobre la Iglesia en el mundo actual, se afirma (n. 85,3) que, para establecer un verdadero orden eco-nmico universal, hay que abolir las ambicionesnacionalistas

    Existen en la doctrina social de la Iglesia otrasdeclaraciones similares. He aqu algunas de ellas:

    Pablo VI, en la encclica Popolorum progressio,sobre la necesidad de promover el desarrollo de lospueblos, indica (n. 62, 1) que otros obstculos seoponen a la formacin de un mundo ms justo yms estructurado dentro de una solidaridad uni-versal: nos referimos al nacionalismo y el racis-mo. Y aade que el nacionalismo aisla los pue-blos, en contra de lo que es su verdadero bien.

    En su Mensaje para la Jornada Mundial de laPaz de 1976 (prrafo 4), Pablo VI explicaba querenace con el sentido nacional, legtima y deseableexpresin de la polivalente comunin de un pueblo,el nacionalismo, que al acentuar dicha expresinhasta formas de egosmo colectivo y de antagonismoexclusivista, hace renacer en la conciencia grme-nes peligrosos y hasta formidables de rivalidad yde luchas muy probables.

    Juan Pablo II, en la encclica Redemptor hominis,se pregunta (n. 15, 5) si crece de veras el amor so-cial, el respeto de los derechos de los dems, o, porel contrario, crecen los egosmos de varias dimen-siones, los nacionalismos exagerados

    En su Discurso al Cuerpo Diplomtico(15.1.1994), Juan Pablo II afirm que, si reflexio-namos sobre lo que constituye el fundamento de loscomportamientos colectivos (de inestabilidad pol-tica) en frica o en Europa, descubrimos fcilmen-te la presencia de nacionalismos exacerbados.No se trata de amor legtimo a la propia patria o deestima de su identidad, sino de un rechazo del otro ensu diferencia para imponerse mejor a l. Todos losmedios son buenos: la exaltacin de la raza, que lle-ga a identificar nacin y etnia

    En la encclica Redemptoris missio, Juan Pablo II,bajo el epgrafe Dios prepara una nueva primaveradel Evangelio, afirma (n. 86) que hoy se manifies-ta una nueva convergencia de los pueblos hacia es-tos valores: el rechazo de la violencia y de la guerra;el respeto de la persona humana y de sus derechos;el deseo de libertad, de justicia y de fraternidad; latendencia a superar los racismos y nacionalismos;el afianzamiento de la dignidad y la valoracin de lamujer.

    En la encclica Centesimus annus, Juan PabloII,refirindose (n. 17, 2) a las guerras que sacudierona Europa y al mundo entre 1914 y 1945, indica quefueron guerras originadas, entre otras causas, porel nacionalismo exasperado.

    A travs de la exposicin anterior conocemos al-

    gunas de las declaraciones que la dostrina social dela Iglesia ha revelado con explcitas reservas res-pecto de determinadas modalidades del nacionalis-mo.

    Slo resta aadir que la doctrina social de la Igle-sia encuentra en la encclica Centesimus annus unaconsagracin definitiva de la democracia (el n. 47afirma que la Iglesia aprecia el sistema de la de-mocracia); que esa consagracin nos determina aconsiderar que la Constitucin espaola, aprobadacon todos los atributos democrticos, mediante re-ferendum de 6 de octubre de 1978, es, efectivamente,el marco jurdico de referencia para la convivencia,

    y que,aunque indudablemente podra ser reforma-da en un futuro, tendra que serlo con los requisitosprevistos en la misma (Ttulo X, De la reforma cons-titucional, artculos 166 y siguientes), en base a losprincipios de libertad, verdad y buena fe a que serefiere la encclica citada. Nunca sin la consulta na-cional y nunca sin el debido respeto a grupos im-portantes, aunque no fueran mayoritarios, que pue-dan existir en las regiones que pretendan una op-cin nacionalista.

    Esteban Garca-Morencos

    Aqu y ahora Alfa y Omega 26-XII-2002 13

    Iglesia y nacionalismo

  • Querida Esther: desde muchoantes de ser engendrada yaeras muy querida. Incluso an-tes de saber que estabas en camino,ya te desebamos. Antes de tomar ladecisin de tenerte a ti y a tu hermanaMara, sopesamos nuestros deseos detener un hijo frente al miedo a que es-te hijo no naciera sano. En las dos oca-siones en que optamos por teneros aMara y a ti, dejamos a un lado nues-tros temores y preocupaciones, yen-do ms all de la comodidad o la co-barda. Elegimos confiar en Dios y ennuestra capacidad de amaros tal cualfuerais.

    Nuevamente nos sentimos emo-cionados ante la noticia del embara-zo tuyo, Esther. Sentimos que Diosnos regalaba lo ms grande para no-sotros, tu nueva vida. Qu alegra! Elmilagro de engendrar un nuevo ser, senos haba vuelto a conceder. Estba-mos, si cabe, ms ilusionados que en elotro embarazo o, mejor dicho, senta-mos una ilusin ms profunda, msserena.

    Pero esto dur poco, pues en unode los anlisis que nos hicimos detec-taron una posibilidad alta de malfor-maciones. Al margen de la tristeza y ladecepcin que esto nos produca, lamayor angustia la sentimos cuandonos recomendaron hacernos otra prue-ba, la famosa amniocentesis, para con-firmar la sospecha.

    A partir de ese momento, pasamosuna etapa oscura de desencanto, de

    ansiedad, de miedo e incluso de re-chazo. Esta prueba la hacen con el ob-jetivo de saber a qu te enfrentas sillevas el embarazo a trmino, o bienpara interrumpirlo si se confirma unriesgo elevado de malformaciones. Pe-ro, Esther, como tenamos muy claroque no queramos abortar, slo habaque decidir si hacamos o no la amniopara, en caso de confirmarse el riesgo,podernos preparar lo mejor posible pa-ra recibirte. Aun as, la decisin no erasencilla, pues la prueba tambin pue-de inducir malformaciones por s mis-ma, incluso la posibilidad de un aborto.

    Finalmente decidimos que no que-ramos arriesgar tu preciosa vida pornada del mundo. Que nos ponamosen manos de Dios para lo que l nostuviese, y te tuviera, reservado. S, lepedimos en aquel momento que nosdiera fuerza, serenidad y mucho amorpara darte. Le pedimos que no nos per-mitiera hacernos una imagen de ti,pues nadie puede valorar la perfecciny, aun en la imperfeccin, a veces, hayuna gran belleza. Slo depende de no-sotros poder descubrirla.

    Todas las noches rezbamos por ti,y por nosotros, para estar preparadospara tu nacimiento, que nos parecaque no llegaba nunca. Lo cierto es que,en el parto, lo que menos nos importes cmo eras. Slo nos importaba queya habas nacido y que ah estbamosnosotros, deseando aceptarte y que-rerte tal como fueras.

    Cuando te conocimos, comproba-

    mos que la ciencia se haba vuelto aequivocar y que era Dios el que habavelado por ti. Eras, y sigues siendo,preciosa y sana. Tan slo el hecho demirarte nos produce un gran placer, ytu temprana sonrisa ya nos ha dadomuchas alegras. Eres tan bella y tanalegre! Y aqu estamos hoy contn-dote cmo nos sentimos, compartin-dote que nos da igual cmo eres o c-mo vayas a ser, porque nosotros que-remos estar junto a ti, acompando-te mientras creces y descubres elmundo. Queremos ayudarte a formar-te por dentro y por fuera, ser tu apoyocuando nos necesites, dndote nues-tro cario y nuestro tiempo para que thagas el resto.

    Ojal seamos capaces de transmi-tirte con nuestro ejemplo los valoresque tratamos de vivir nosotros cadada: el respeto a la vida, el amor a losdems y el misterio de Dios. A l lepedimos que nos ayude en la tarea deensearte a valorar los sentimientos,el silencio, el perdn, la oracin, laamistad, la gratitud, por encima deotros valores materiales que no sonlos que dan el verdadero sentido a lavida. Le pedimos a nuestro Padre, aligual que se lo pedimos en su da pa-ra Mara, que te mime y cuide de ti,Esther, que ponga un ngel a tu ladopara que el Bien, la paz y la bendicinte acompaen todos los das de tu vi-da.

    Mariano y Ana Beln

    TestimonioAlfa y Omega14 26-XII-2002

    Elegimos confiar en DiosCada vez se generaliza ms eldiagnstico prenatal, que pue-de contribuir grandemente albien y a la salud del embrin hu-mano, pero que es gravemen-te inmoral cuando se solicita orealiza con una finalidad abor-tiva. Y sta es la triste realidad:el diagnstico prenatal se rea-liza no tanto para buscar el biendel embrin, cuanto para pro-poner el aborto, por parte delmdico, o reclamar el aborto co-mo un derecho, por parte de lamadre. Juan Pablo II escribe ensu encclica Evangelium vitae:Los diagnsticos, que no pre-sentan dificultades morales sise realizan para determinareventuales cuidados necesariospara el nio aun no nacido, conmucha frecuencia son ocasinpara proponer o practicar elaborto. Es el aborto eugensi-co, cuya legitimacin en la opi-nin pblica procede de unamentalidad equivocadamenteconsiderada acorde con las exi-gencias teraputicas que aco-ge la vida slo en determinadascondiciones, rechazando la li-mitacin, la minusvalidez, la en-fermedad.Hace unos das aade quienestas lneas escribe, don Ino-cente Garca Andrs bautica la hija de unos amigos. Al fi-nal de la celebracin, los padresleyeron esta carta a su hija Est-her. Su lectura me impresionfuertemente, ya que mis amigosno me haban hablado anterior-mente del tema. Tambin fuecausa de mucha alegra, puesmostraban su calidad moral ycristiana. Con su permiso, ofrez-co a los lectores de Alfa y Ome-ga este bello testimonio de amory acogida a la vida:

  • El Da del Seor Alfa y Omega 26-XII-2002 15

    Jos y Mara se manifiestan como perfectos cum-plidores de la Ley del Seor, en la purificacin dela madre y en la presentacin del Hijo en el tem-plo. En esta ocasin se llenan de admiracin por lascosas que les dicen del Nio. Mara ha dado su con-sentimiento para la concepcin del hijo; Jos, aunqueno ha participado biolgicamente en su nacimiento,ha aceptado tambin en su caso la paternidad legal,con implicaciones religiosas muy profundas, del Hi-jo de su esposa; pero el protagonista es el Nio. Poreso ya se empieza a dibujar en miniatura el misteriopascual en su destino, el de toda la familia, porque Je-ss va a ser signo de contradiccin, bandera discutida.Humillacin y exaltacin, incomprensin pero sal-vacin y luz para alumbrar a las naciones. Es el Me-sas el Seor. La familia de Nazaret est fundada so-bre la voluntad del Seor: el fiat de Mara, la decisin

    de Jos de llevrsela a casa, la actitud de Jess al en-trar en el mundo para recorrer ese itinerario pascual;todos a una, cada cual por su parte, para hacer la vo-luntad de Dios que nos salva.

    La estimacin de los valores vigentes ponen ba-jo sospecha la Ley, el templo y la institucin. Sinembargo, para darnos el Espritu de la libertad, en-vi Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido ba-jo la Ley, dice san Pablo, y para cumplir la Ley delSeor fue presentado en el templo. La Humanidadencuentra al Salvador en el templo, en la Iglesia,tambin signo de contradiccin.

    El Nio iba creciendo en las dimensiones huma-nas como todos los nios, incluso en la conciencia desu propia identidad en su relacin con el Padre, a lamanera como despierta y se desarrolla progresiva-mente una conciencia humana ayudada por la gracia.

    Y todo esto suceda en el seno de la familia de Na-zaret, a la que el Papa propone como modelo de la fa-milia cristiana en todo tiempo, porque Jess est enel centro y nos invita a compartir con l alegras ydolores, necesidades y proyectos; as se reciben la es-peranza y la fuerza para el camino. Por eso es nece-sario tambin confiar a la oracin con Mara el pro-ceso del crecimiento de los hijos, y fomentar la co-municacin interpersonal en el amor, porque ac-tualmente crecen las dificultades para lacomunicacin en el seno de las familias. Cobrar con-ciencia de que la familia est llamada por Dios paraparticipar en su alianza salvadora, y que todos susmiembros tienen esa vocacin fundamental, es loque permite crear el clima propicio para el creci-miento de todos, la felicidad y la paz. Familia que re-za unida, permanece unida.

    + Jos Delicadoarzobispo emrito de Valladolid

    Fiesta de la Sagrada Familia

    El Nio iba creciendo

    La formacin para el apostolado debe comenzar desde la primera educacin de los nios, y deben irlacompletando durante toda la vida. A los padres corresponde el preparar en el seno de la familia a sushijos desde los primeros aos para conocer el amor de Dios hacia todos los hombres, el ensearles gra-dualmente, sobre todo con el ejemplo, a preocuparse por las necesidades del prjimo, tanto materiales co-mo espirituales. Toda la familia y su vida comn sean, pues, como iniciacin al apostolado. Hay que edu-car, adems, a los nios para que, superando los lmites de la propia familia, abran su espritu a la idea dela comunidad, tanto eclesistica como temporal. Incorpreseles a la comunidad local de la parroquia, detal forma que en ella adquieran conciencia de que son miembros vivos y activos del pueblo de Dios. Lossacerdotes en la catequesis y en el ministerio de la palabra, en la direccin de las almas y en los demsministerios pastorales, tengan presente la formacin para el apostolado. Es deber tambin de las escue-las, de los colegios y de las restantes instituciones catlicas dedicadas a la educacin el fomentar en losjvenes el sentido catlico y la accin apostlica. Si falta esta formacin porque los jvenes no asisten adichas escuelas o por otra causa, son los padres, los pastores de almas y las asociaciones apostlicas losque con mayor razn han de procurarla. Los maestros y los educadores que por vocacin y oficio ejercenuna excelente forma de apostolado seglar, han de estar bien penetrados de la doctrina y de la pedagoganecesarias para poder comunicar eficazmente esta formacin.

    Decreto Apostolicam actuositatem, 30

    Esto ha dicho el ConcilioEsto ha dicho el Concilio

    Evangelio

    Cuando lleg el tiempo de la purificacin de Mara, segn la Ley de Moiss, llevaron a Jess aJerusaln, para presentarlo al Seor (de acuerdo con lo escrito en la Ley del Seor: Todo pri-mognito varn ser consagrado al Seor, y para entregar la oblacin (como dice la Ley del Seor:Un par de trtolas o dos pichones). Viva entonces en Jerusaln un hombre llamado Simen,hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espritu Santo moraba en l.Haba recibido un orculo del Espritu Santo: que no vera la muerte antes de ver al Mesas del Se-or. Impulsado por el Espritu Santo, fue al templo. Cuando entraban con el nio Jess sus padres(para cumplir con l lo previsto por la ley), Simen lo tom en brazos y bendijo a Dios diciendo:Ahora, Seor, segn tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto atu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones, y glo-ria de tu pueblo, Israel. Jos y Mara, la madre de Jess, estaban admirados por lo que se deca delnio. Simen los bendijo diciendo a Mara, su madre: Mira: ste est puesto para que muchos enIsrael caigan y se levanten; ser como una bandera discutida; as quedar clara la actitud de muchoscorazones. Y a ti, una espada te traspasar el alma. Haba tambin una profetisa, Ana, hija de Fa-nuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana: de jovencita haba vivido siete aos casada,y llevaba ochenta y cuatro de viuda; no se apartaba del templo da y noche, sirviendo a Dios con ayu-nos y oraciones. Acercndose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del nio a todos losque aguardaban la liberacin de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescriba la Ley del Se-or, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El nio iba creciendo y robustecindose, y se lle-naba de sabidura; y la gracia de Dios lo acompaaba.

    Lucas 2, 22-40

    La presentacin en el templo. Esmalte de Georgia (siglo XII)

  • Carmen Mara Imbert

    De la Capilla funararia de don l-varo de Benavente se hace men-cin en diferentes escritos de dis-tintas pocas. Ya el cronista deRioseco, Ventura Garca Escobar,en 1849 resaltaba, en un artculopublicado en el Seminario Pintoresco Espaol, eldetalle de las formas