alcances y responsabilidades en educación

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Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 24 de mayo de 2006 A todo el personal docente del Instituto Estimados colegas: La presente tiene por objeto compartir algunas reflexiones personales acerca de los Alcances y Responsabilidades en la Educación Contemporánea. El artículo pone en relieve algunos conceptos que actualmente se están debatiendo en la mayoría de las plazas pedagógicas internacionales. Sin otro particular y deseándoles los mejores augurios para este 25 de mayo, saludo a ustedes muy cordialmente. Inmersos en las actividades diarias, muchas veces los profesionales de la ecuación olvidan los alcances de su labor y las responsabilidades que implica. En educación entran en juego dos entendimientos: el del docente que conoce algo y el del alumno que debe aprender de la ciencia del profesional y debe darlo a entender. Pero el punto de partida es que el maestro tiene que dominar algo primero, para luego tratar de que el alumno también lo conozca. Cuando se analizan los móviles de la educación, se define al maestro como la causa eficiente - ejemplar. Este concepto encierra fuertes compromisos para el docente, ya que si es causa debe estar en acto de lo que está en potencia en el alumno. Esto supone que debe tener en sí mismo los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que debe comunicar, conociendo su disciplina en acto y no sólo en potencia. Nadie da lo que no tiene, y ese “tener” debe ser real, de hecho. Las frases del tipo “yo aprendo de mis alumnos” o “juntos aprenderemos esta materia” son riesgosas y deben entenderse más bien en sentido metafórico. Por definición, el proceso educativo es intencionado, persigue fines, y el maestro es el guía y el responsable de alcanzar esos fines. El conocimiento no puede ser definido en términos del resultado del consenso del grupo, sino por el apego a la verdad, a la realidad de las cosas. Toda acción educativa es una conducción de un punto a otro. Ese punto al que se quiere llegar constituye el fin. Educar es ayudar al educando a pasar de la potencia al acto, y ese paso es el camino de la perfección. Y no hay perfección, sino en la línea de la propia naturaleza, es necesario conocer la naturaleza de a quien se enseña y qué se enseña.

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La educación en el siglo XXI.

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Page 1: Alcances y Responsabilidades en Educación

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 24 de mayo de 2006

A todo el personal docente del Instituto

Estimados colegas:

La presente tiene por objeto compartir algunas reflexiones personales acerca de los Alcances y Responsabilidades en la Educación Contemporánea. El artículo pone en relieve algunos conceptos que actualmente se están debatiendo en la mayoría de las plazas pedagógicas internacionales.

Sin otro particular y deseándoles los mejores augurios para este 25 de mayo, saludo a ustedes muy cordialmente.

Inmersos en las actividades diarias, muchas veces los profesionales de la ecuación olvidan los alcances de su labor y las responsabilidades que implica. En educación entran en juego dos entendimientos: el del docente que conoce algo y el del alumno que debe aprender de la ciencia del profesional y debe darlo a entender. Pero el punto de partida es que el maestro tiene que dominar algo primero, para luego tratar de que el alumno también lo conozca.

Cuando se analizan los móviles de la educación, se define al maestro como la causa eficiente - ejemplar. Este concepto encierra fuertes compromisos para el docente, ya que si es causa debe estar en acto de lo que está en potencia en el alumno. Esto supone que debe tener en sí mismo los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que debe comunicar, conociendo su disciplina en acto y no sólo en potencia. Nadie da lo que no tiene, y ese “tener” debe ser real, de hecho. Las frases del tipo “yo aprendo de mis alumnos” o “juntos aprenderemos esta materia” son riesgosas y deben entenderse más bien en sentido metafórico.

Por definición, el proceso educativo es intencionado, persigue fines, y el maestro es el guía y el responsable de alcanzar esos fines. El conocimiento no puede ser definido en términos del resultado del consenso del grupo, sino por el apego a la verdad, a la realidad de las cosas.

Toda acción educativa es una conducción de un punto a otro. Ese punto al que se quiere llegar constituye el fin. Educar es ayudar al educando a pasar de la potencia al acto, y ese paso es el camino de la perfección. Y no hay perfección, sino en la línea de la propia naturaleza, es necesario conocer la naturaleza de a quien se enseña y qué se enseña.

Profesor es equivalente a profesar. Profesar un saber, es ser causa eficiente y ejemplar. Ser maestro o profesor es mucho más que pararse al frente de un grupo de alumnos y dar una clase; es un compromiso y una responsabilidad consigo mismo, con el alumno y con la verdad.

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