alcances de la doctrina social de la iglesia

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Alcance de la doctrina social de la Iglesia FLORENCIO JOSE ARNAUDO Este artículo tiene un doble propósito: se- ñalar las diferencias de categoría entre la Doctrina Social de la Iglesia y las doctrinas li- beral y socialista e indicar hasta qué grado de concreción puede avanzar la D.S.I., tanto en profundidad como en extensión, en las pro- puestas que realiza. Diferencias de categoría En la encíclica "Sollicitudo Rei Socialis" Juan Pablo II dice: "La doctrina social de la Iglesia no es una tercera vía entre el capitalis- mo liberal y el colectivismo marxista y ni si- quiera una posible alternativa a otras solucio- nes menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia..." "No perte- nece al ámbito de la ideología sino al de la teología y especialmente de la teología moral". (SRS,41) La palabra ideología ha sido utilizada con muy diversas connotaciones y no parece legí- timo elegir arbitrariamente una de ellas para interpretar la afirmación del Papa. Es, pues, preferible tomar la definición de la Real Aca- demia: "conjunto de ideas fundamentales que ca- racteriza el pensamiento de una persona, colectivi- dad o época... ". A partir de allí, puede afirmarse que la doctrina liberal caracteriza el pensamiento de la burguesía que desaloyó del poder político a la monarquía, a fines del siglo XVIII. Ella gira en torno a la tesis de que el hombre es naturalmente bueno y por ello merecedor de la libertad absoluta. La doctrina marxista procura colocarse en la perspectiva de la clase proletaria. Cree en- contrarse frente a un ser humano desposeí- do a causa de no ser dueño del fruto de su trabajo por culpa de la propiedad privada de los medios de producción. Pretende eliminar esta situación. La D.S.I. expresa el sentir cristiano. Parte de la convicción de que el hombre posee una dignidad excepcional pero sufre, a la vez, de cierta inclinación al mal. Procura crear una sociedad donde el ser humano sea debidamente considerado, pero donde se proteja-a los demás del posible desvío de cualquiera de sus miembros. Pero, entre las doctrinas liberal y marxista y la D.S.I. hay una diferencia esencial, porque en la formulación de los enunciados de la D.S.I. inter- vienen verdades de fe que le imprimen otro carácter. No se trata sólo de ideas sino de creencias. La reve- lación cristiana es una fuente irremplazable de la D.S.I. Por eso dice el Papa que ella no pertenece al ámbito de la ideología sino al de la teología moral. En tal sentido no está en el mismo plano que aquellas doctrinas y no puede considerársela una simple tercera vía. Sin embargo, debe reconocerse que pres- cindiendo de su fuente y concretándose a sus enunciados, la D.S.I. abarca la misma temática que la liberal o la marxista. Las tres se refieren a la familia, la sociedad, el derecho, el traba-jo, la propiedad y el Estado. Las tres acentúan el carácter ético de su mensaje. Las tres ofrecen sus propias soluciones al problema social y las tres tienen las mismas posibilidades de dar origen a sistemas concretos. 1

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Doctrina Social de la Iglesia

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  • Alcance de la doctrina social de la Iglesia FLORENCIO JOSE ARNAUDO

    Este artculo tiene un doble propsito: se-alar las diferencias de categora entre la Doctrina Social de la Iglesia y las doctrinas li-beral y socialista e indicar hasta qu grado de concrecin puede avanzar la D.S.I., tanto en profundidad como en extensin, en las pro-puestas que realiza. Diferencias de categora

    En la encclica "Sollicitudo Rei Socialis" Juan Pablo II dice: "La doctrina social de la Iglesia no es una tercera va entre el capitalis-mo liberal y el colectivismo marxista y ni si-quiera una posible alternativa a otras solucio-nes menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categora propia..." "No perte-nece al mbito de la ideologa sino al de la teologa y especialmente de la teologa moral". (SRS,41)

    La palabra ideologa ha sido utilizada con muy diversas connotaciones y no parece leg-timo elegir arbitrariamente una de ellas para interpretar la afirmacin del Papa. Es, pues, preferible tomar la definicin de la Real Aca-demia: "conjunto de ideas fundamentales que ca-racteriza el pensamiento de una persona, colectivi-dad o poca... ".

    A partir de all, puede afirmarse que la doctrina liberal caracteriza el pensamiento de la burguesa que desaloy del poder poltico a la monarqua, a fines del siglo XVIII. Ella gira en torno a la tesis de que el hombre es naturalmente bueno y por ello merecedor de la libertad absoluta.

    La doctrina marxista procura colocarse en la perspectiva de la clase proletaria. Cree en-contrarse frente a un ser humano despose-do a causa de no ser dueo del fruto de su trabajo por culpa de la propiedad privada de los medios de produccin. Pretende eliminar esta situacin.

    La D.S.I. expresa el sentir cristiano. Parte de la conviccin de que el hombre posee una dignidad excepcional pero sufre, a la vez, de cierta inclinacin al mal. Procura crear una sociedad donde el ser humano sea debidamente considerado, pero donde se proteja-a los dems del posible desvo de cualquiera de sus miembros.

    Pero, entre las doctrinas liberal y marxista y la D.S.I. hay una diferencia esencial, porque en la formulacin de los enunciados de la D.S.I. inter-vienen verdades de fe que le imprimen otro carcter. No se trata slo de ideas sino de creencias. La reve-lacin cristiana es una fuente irremplazable de la D.S.I. Por eso dice el Papa que ella no pertenece al mbito de la ideologa sino al de la teologa moral. En tal sentido no est en el mismo plano que aquellas doctrinas y no puede considerrsela una simple tercera va.

    Sin embargo, debe reconocerse que pres-cindiendo de su fuente y concretndose a sus enunciados, la D.S.I. abarca la misma temtica que la liberal o la marxista. Las tres se refieren a la familia, la sociedad, el derecho, el traba-jo, la propiedad y el Estado. Las tres acentan el carcter tico de su mensaje. Las tres ofrecen sus propias soluciones al problema social y las tres tienen las mismas posibilidades de dar origen a sistemas concretos.

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    Grado de concrecin

    Cuando una doctrina se pone en prctica da lugar a uno o varios sistemas. Pero, al materializarse en un sistema, la doctrina pierde su carcter de tal. La puesta en prctica de una doctrina exige opciones concretas que restringen el marco doctrinario. Veamos un fcil ejemplo:

    Supongamos una escuela de pintura cuya doctrina establece el uso exclusivo de los colores clidos. Si algn seguidor de esa doctrina privilegia en sus pinturas al amarillo (frente al rojo y el anaranjado) su obra es una aplicacin de la doctrina pero ya no es doctrina ella misma: es un "sistema". Su opcin no compromete a futuros discpulos. Si algn otro decide privilegiar al rojo o al anaranjado o aplicar los tres colores por partes iguales, est en todo su derecho de hacerlo dentro de la misma escuela.

    El magisterio eclesistico limita el alcance de la D.S.I. y se rehusa a identificarla con un sistema:

    "La Iglesia... no propone sistemas o pro-gramas econmicos y polticos no manifiesta preferencias por unos o por otros, con tal que la dignidad del hombre sea debidamente respetada y promovida". (SRS,41)

    "No pretende alentar un sistema socio-econmico y poltico alternativo, ni formular un proyecto suyo bien definido de sociedad, por cuanto esta tarea corresponde a los grupos y a las comunidades que tienen fines sociales y polticos". (Orientaciones para el estudio y enseanza de la Doctrina social de la Iglesia) (CPEC,51)

    Pero, por otra parte, los Papas insisten en que la D.S.I. debe aplicarse, lo que, forzosa-mente, va a dar origen a sistemas: "Debe ser llevada a la prctica." (Mater et Magistra) (221)

    "Los grandes retos de nuestra poca constituyen una llamada urgente a practicar esta doctrina de la accin". (Libertatis consciencia) (71)

    Cmo puede resolverse esta contradic-cin? Pues, simplemente, recalcando que to-do sistema elaborado sobre la base de la D.S.I. no puede pretender ser impuesto como el representativo de esta doctrina.

    La D.S.I. debe ser llevada a la prctica, pe-ro el valor de cada una de las posibles opciones concretas depende del acierto de sus propulsores, no compromete al magisterio. Ampliacin de la D.S.I.

    Sin embargo puede ocurrir que una deter-minada propuesta pueda parecer definitiva-mente acertaba al magisterio y en ese caso la haga suya y la incorpore a la Doctrina. Eso es lo que pasa con lo que escriben los mejores asesores del Papa en esta materia. De ellos se dice que son la fuente cientfica de la Doctrina. Pese a ello, el magisterio es precavido al respecto:

    "Estas orientaciones y aplicaciones concretas no gozan de la misma autoridad que los principios generales surgidos de la tradicin de la Iglesia". (Comisin Social del Episcopado Francs. Creer y compartir) (Set.1988). "Hay que procurar que la verdadera y genuina D.S.I. no se confunda con las diversas opiniones propias de cada escuela". (Po XII: Discurso al 42 Congreso de la Universidad Gregoriana de Roma, 17-10-53). Profundizacin de la D.S.I.

    Es sabido que la D.S.I. se enriquece dando respuestas cada vez ms concretas a partir de los principios generales. Pero es evidente que no puede descender a todos los grados de aplicacin prctica. Partiendo del principio bsico de la D.S.I., que afirma la excepcional dignidad del ser humano veamos un par de ejemplos:

    19) Del citado principio se deriva el respeto por los derechos humanos, el que pregonan las encclicas "Non abbiamo bisogno", "Mit brennender sorge" y "Divinis redemptoris" de Po XI y la "Pacem in terris" Juan XXIII.

    De aqu puede concluirse que debe propi-ciarse el sistema democrtico para garanta de tales derechos, como lo hace Po XII en "Benignitas et humanitas".

    Podra la D.S.I. aconsejar el sistema elec-toral de doble vuelta por considerarlo el ms prctico?.

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    Creo indudable que una propuesta de este tipo no podra incluirse en el campo doctri-nario.

    22) Tambin se deduce, del principio bsico de la D.S.I., que debe procurarse que ca-da hombre se realice a travs del trabajo, como lo sostienen las encclicas "Rerum novarum" de Len XIII y "Quadragesimo anno" de Po XI.

    De aqu se deduce el derecho al trabajo y se concluye que debe procurarse que haya ocupacin plena, como se desprende de la "Laborem exercens", de Juan Pablo II.

    Podra la D.S.I. sealar un lmite mximo admisible para la tasa de desempleo?

    Creo que una apreciacin de ese tipo no puede hacerse dentro del marco doctrinario. Propuestas Tcnicas

    "La Iglesia no tiene soluciones tcnicas que ofrecer", afirma la "Sollicitudo rei socialis" (41).

    Sin embargo, que la Iglesia se rehuse a propiciar un determinado sistema y se inhiba de dar soluciones tcnicas, no significa negar que puede juzgar moralmente los sistemas existen-tes y sus diversas soluciones tcnicas:

    "Se ha constituido esta doctrina recurrien-do a la teologa y a la filosofa que le dan

    fundamento, y a las ciencias humanas socia-les que la completan. Ella se proyecta sobre los aspectos ticos de la vida sin descuidar los aspectos tcnicos de los problemas para juz-garlos desde el punto de vista moral". (LC,72)

    Se comprende fcilmente que un sistema que procurara promover el desarrollo econ-mico sobre la base de crear una situacin de desempleo crnico en vastos sectores u otro que aconsejara el aborto como medio para controlar el crecimiento demogrfico seran ticamente condensables. Accin de los laicos

    Dice el magisterio eclesistico: "El paso de lo doctrinal a lo prctico supo-

    ne elementos de tipo cultural, social, econ-mico y poltico para los cuales son particular-mente competentes, aunque no exclusiva-mente, los laicos a los que incumbe desarro-llar las actividades temporales por iniciativa propia y bajo su personal responsabilidad". (CPEC,48)

    En definitiva, es a los laicos catlicos a quienes compete construir los sistemas inspirados en la D.S.I., aunque se sepa de antemano que la Iglesia nunca llegar a oficializar ninguno, de ellos.