¡al chile! con... el albur

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albur

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Page 1: ¡Al chile! con... el albur
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Hoy martes 11 de noviembre siendo las __:___, yo Miriam Mejia, les

vengo a dar una versión resumida a quien guste escucharme de lo

que para mí, es el albur.

Haciendo una investigación minuciosa como siempre debe ser de

una mujer precavida, he encontrado que el albur siempre ha esta-

do en la lengua de todos los mexicanos, y si no me cree nada más

siéntese a pensar en lo que ha tenido en la puntita, ese sabor que

tenemos de entradas y salidas al comunicarnos, pero que siempre

disfrutamos.

A veces tan salado como el pescado, tan dulce como el camote o tan

picoso como a los mexicanos nos gusta ¡el chile!, y si no me cree no

más pregunten quién en este mundo lo digiere con la presteza que

se necesita de los hombres en éste país, y miren que no es cualquier

cosa, pues desde los mamarrachos hasta los más acomodados lo jue-

gan, y es que a la larga... cualquiera se acostumbra.

Pero definitivamente el albur es un juego que se debe mamar

generalmente desde chiquito para digerirlo bien. (no es mi caso pero

no lo niego, la verdad me hubiera gustado, para que no me agarran

de bajada, imagínense los paros que me hubiera hecho... pero bueno,

nunca es tarde para empezar)

Page 3: ¡Al chile! con... el albur

Sin embargo, retomando el grueso de este tema hay que reconocer

que cuando se comienza este juego no hay quien pueda cerrar el pico

¡claro!, siempre y cuando se haga con frecuencia y relajado, pero todo

es cuestíon de gustos y de dejarse llevar por el deseo y el calor del

momento.

Porque definitivamente calienta que se lo echen a uno, y que lo agar-

ren desprevenido o lo que es peor sin poderle responder de la mane-

ra que se merece, o de menos ensartarlo que sería lo más correcto

en el folclore alburero. Pero al no saberlo, lo mejor es como quieren

los hombres a las mujeres cuando les dicen: ¡más callada te ves más

bonita!, ya que cabe la posibilidad de que al no entender se le llene la

boca de sumo poder al que te lo dijo.

Y es que el que sabe, siempre anda como debe ser una pistola con

mucho parque para descargar a la hora de la hora y en el lugar que

se necesite, porque de ahí se viene un estire y afloja con su oponente,

en espera que éste sepa recibir la vara con que es medido y hasta en

doble o triple proyección se lo anda echando.

Es por eso que para masticarlo bien y no quedarme como siempre

desde la trinchera viendo sin poder entrar a la batalla, me metí con

sumo gusto al Diplomado de albures, porque definitivamente es me-

jor entrarle al ruedo; ya que no es lo mismo verla desde arriba que

Page 4: ¡Al chile! con... el albur

tenerla a un costado o lo que es lo mismo sumergirse en la emoción

y empaparse de placer al poder degustar los más exquisitos albures

dándose el lujo de ver como los oídos del contrincante son

penetrados de manera brutal por mi respuesta, pero no con el fin de

dañarlo ya que el chiste es que aguante hasta el final y cuando me-

nos lo piense se quede con la boca abierta, de preferencia babeando

al no poder contestar, digo yo, pero como para todo hay gustos es

como ver llover a unas les gusta ver gotitas a otras ver gototas y

otras de plano lo que caiga es bueno.

Ahora que para tener ese placer tiene uno que echarle los kilos ya

que hay cosas que no son tan fáciles pero, si uno busca en el lugar in-

dicado como lo hice yo al dejarme llevar en este grupo de la manera

más sutil y satisfactoria que se pueda, donde por fortuna todo salió

solo, sin quejas ni complicaciones, ¡ya gane y con pruebas repito!.

Principalmente cuando todo, se los debo a mis managers por un lado

la experta en albures nunca derrotada y jamás igualada laVerdo-

laga Enmascarada y por el otro el más notable del barrio bravo, el

Hojalatero Social, quienes se tomaron espero no la molestia, sino

por ferviente convencimiento de que somos capaces si en cifras lo

estimamos, de metro y medio y más de conocimiento que nos dieron,

aunque si debo quejarme en cuatro raquiticas pero eso sí, sustancio-

sas partes en que nos echaron al ruedo del albur.

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Ya para ir acabando me queda compenetrarlos en mi tesoro que aqui

encontre y guardo con esmero, espero no por mucho tiempo ya que

me anda por dejárselas caer sobre todo para el que lo necesite; y es

compartirles que para alburear no se necesita decir groserías o sacar

de sus adentros soeces, solo ingenio como si hicieran un batido con

tus respectivos huevos para sacar a relucir la bomba de creatividad

que llevas dentro, si no me crees no más échate éste diplomado que

despertará lo mejor de ti y verás que saldrás como el torero, triun-

fante ante cualquier cogida que te quieran dar.

Así que ahora te toca acomodarte aquí en estas cuatro paredes que te

esperan para que te lleves el galardón de máximo en el uso de la len-

gua de masas que para todos hay, incluso para la pantalla chica tan

temida por todo aquel que se le pone de frente.

Solo recuerda si crees que no puedes, te ayudo, tu solo flojito y

cooperando. al fin que como dicen, el chile del albur es buen alimen-

to, engorda. (aunque no a todos)

¡Vá...monos!

Su bien ponderada

Miriam Mejia

Page 6: ¡Al chile! con... el albur

El albur es como jugar pirinola, para dis-

frutarla no hay que pararla hasta que ter-

mine, al fin lo unico que puede pasar es

que te ensarten poniendo 1 ó 2, te lo en-

sartes con toma 1 ó 2, de plano jalándote

a otros en todos ponen, o salir victorioso

tomando todo.

¡Decídete a disfrutar!