agustina la payasa - otfried preussler

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Agustina y su marido viven con sus hijos en el circo. Él es payaso de profesión y ella se dedica a las faenas de hogar. A Agustina le gustaría trabajar, pero Agustín se ríe de ella cuando esta lo insinúa. Un día el payaso tiene un tremendo dolor de muelas y debe acudir al dentista. Promete regresar antes de que empiece la función. Sin embargo, llega la hora de abrir el circo y Agustín todavía no ha vuelto. El dueño del circo esta enfadado y Agustina se ofrece a trabajar en lugar de su marido. La payasa obtiene un gran éxito. A partir de ese momento ambos trabajarán en el circo y ambos colaborarán en la casa.

TRANSCRIPT

Agustín es payaso de profesión. Mientras él actúa, su mujer, Agustina, se dedica a lavar, planchar, limpiar el polvo y cuidar

de los ni�os. Pero lo que realmente le gustaría es trabajar como su marido.

Pr imero s l ecto res

Otfried Preussler

Agustina la payasaSer i e b l anca - 3 2 (El b arco d e vapo r)

e Pub r1.0

na l a s s s 21.07.13

Título original: Die Dumme AugustineOtfried Preussler, 1972.Traducción: Marinella TerziIlustraciones: Pablo Echevarría

Editor digital: nalasssePub base r1.0

ÉSTE es Agustín el tonto con su familia.Su mujer es Agustina la tonta. Son padres de tres hijos: Gugo, Guga y Guguelito.Además, tienen un perro, que se llama Chucho; un papagayo, llamado Lora, y la gata Semíramis.Viven en un carromato de colores detrás de la carpa del circo, entre la jaula de los monos y la de

los leones.

Todos los días, Agustín el tonto actúa en el circo. Camina con las manos, monta sobre un burro ytoca el trombón. A veces, se pelea con el domador o con el director. A veces, tropieza con suspropios pies y cae de narices. Entonces, el público se ríe y aplaude contento. La orquesta toca unredoble y la gente dice:

—¡Agustín el tonto es único! ¡Hay que verlo para creerlo!Y, mientras, ¿qué hace Agustina la tonta?

Lava, plancha, cose y amasa pasteles. Ayuda a Gugo con los deberes, peina a Guga y espanta las

moscas a Guguelito cuando duerme.

Además, tiene que cocinar para toda la familia, fregar los platos, limpiar el polvo y hacer milcosas más.

Desde la pista le llegan las carcajadas, los gritos de júbilo y los aplausos de la gente.

Y, a veces, cuando está en la cama y duerme, sueña que ella también actúa en el circo.Un día, se lo comentó a Agustín el tonto. Pero éste se burló y le dijo:—Mejor quédate con Gugo, Guga y Guguelito. Yo soy el hombre y tengo que ganar el dinero. Tú

eres la mujer y debes ocuparte de la casa, los pucheros y los niños.

Y las cosas habrían seguido igual por los siglos de los siglos si, unas semanas después, Agustín eltonto no hubiera tenido dolor de muelas. ¡Hay que ver lo que le dolían! Agustina la tonta le ató unpañuelo alrededor de la cara y el payaso se fue al dentista.

En la sala de espera había muchas personas. Tardó tres horas y treinta y siete minutos en poderentrar.

El dentista le puso una inyección y le sacó la muela enferma.—¡Aquí tenemos a la condenada, señor Agustín! —dijo el doctor.

La representación había comenzado hacía tiempo.Agustina la tonta estaba sentada junto a la puerta del carromato y limpiaba zanahorias para la

cena.

El director salió corriendo de la carpa y empezó a gritar:—¿Cómo se le ha ocurrido a su marido marcharse al dentista cuando tenía que actuar? Si no sale a

la pista, tendremos problemas.

La gente querrá que le devolvamos su dinero y tenemos que comprar carne para los monos ycacahuetes para los leones.

¡Ay, qué disparate!Los nervios me hacen decirlo todo al revés.¿O cree usted que regalan la comida para los animales?

Agustina la tonta escuchó al director con atención.

Pero, de repente, exclamó:—¡La cosa no es tan grave!Entró corriendo en el carromato y de allí salió disparada hacia la carpa.

Antes de que el director pudiera impedírselo, ya estaba en la pista.—Agustín el tonto tiene dolor de muelas —gritó—. Por eso, estimado público, hoy asistirán a la

representación de Agustina la tonta.

La payasa caminó con las manos, montó sobre un burro y tocó el trombón. Además, tropezó consus propios pies y se cayó de narices.

El público se rio y aplaudió de contento. La orquesta tocó un redoble tras otro, y el domador ledijo al director:

—¡Vaya, lo hace muy bien! ¿La creía usted capaz?

En medio de la actuación, Agustín el tonto volvió del dentista.—¡Bravo, bravo! —gritó—. Jamás lo habría imaginado. ¡Eres genial!Aquella noche, Agustín el tonto y su mujer pasaron mucho rato sentados junto a la puerta del

carromato.

La luna brillaba, los monos y los leones dormían, y los niños también.

—¿Sabes una cosa, Agustina? —dijo Agustín el tonto—. Desde ahora, haremos nuestro trabajojuntos. Yo te ayudaré en la casa y con los niños, y tú actuarás conmigo en el circo.

¡Tienes demasiado talento para pasarte el día únicamente cocinando, fregando y lavando la ropa!