aguirre rojas la historiografia en el siglo xx
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Carlos Antonio Aguirre Rojas
LA HISTORIOGRAFIA
EN EL SIGLO XXHISTORIA E HISTORIADORES
ENTRE 1848y,,2025?
M ONTESINOS
ENSAYO
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T LUL I U IV \ LC ., J. rnunIOIU/\.)U yt:nln v n:.rnUUU..\.IU, IVnL v I ' -UI \"U' ''_ . .. ._ . .
F IN ES D E L U CR O , A L Q U E IN FR IN IA E S T A O lS P O S I0 6 N S E L E A P l IC AR AN ~
S AN Q O N E S P RE V IS TA S E N L OS A R T IC U L O S 367 368 815, 368 T E R Y D E ~
A PU C A B L ES D E L C 6 0 lG O P EN A l P A R A E l O I S T R I T O F E O E 1 W E N W , TE R IA C O M U N ;
• Y P AR A T O O A L A R E P UB L I C A E N M A T ER IA F E DE P .A L
© Carlos Antonio Aguirre Rojas, 2004
Edici6n propiedad de Edicioncs de Intervenci6n Cultural
Dlsefio: Elisa N. Cabot
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': .. v ie ja b ajo la f or ma e mb rio na ria d el r ela to , p or m uc ho tie mp o
sa turada de ficciones. y por mucbo mds tiempo atada a losa co nt ec im ie nt os m d s i nm e di at am e nt e a pr eh en si bl es , [ la b is to ri a]
sigue siendo m uy joven com o em presa razonada de andlisis.
P or que ella se e sfuerza pa ra se r ca pa z d e p en etrar m ds a IM d e lo s
b e cb o s s u pe r fi ci al es , y p a ra r e cb a za r l as s ed u cc io n es d e ia lcycnda
y d e la re tdrica , j unto a lo s uen eno s, h oy to da vla m ds pe lig roso s.
de la ru tina erudita y del empirismo disfrazado de sentido
co mtln. Y ella n o ha sup era do attn. r es p ec to d e a lg tt no s d e l os p r o-
b lemas csmciales d e su p rop io m etoda , la etap a d e lo s p rim crosintentos. "
Ma rc B lo ch . A po lo gI a p ar a la H is to ri a 11 O ji ci o d e Historindor,
(1941-1913)
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INTRODUCCION
A bordar el com plejo tern a de la historia de la historiografla del
sig lo XX , vista como una unidad global, y analizada desde un
pu nto d e v ista gen uin am en te crltico, irnplica asum ir con plena
conciencia tanto los desaflos irnportantes qu e esta empresa
c on lle va , c omo tarnbien l os n ec es ar io s lfrnires a los que deberd
s om ete rs e d ic ho abordaje enrico. Porque si de 10 q ue se trata esde intentar rnirar de manera totalizante y abarcadora 1 0 q ue ha
s id o e l p er ip lo completo de csta h is to rio gra fla d el sig lo XX , estd
clare que dicha m irada y andlisis s610 serdn posibles a partir de
esc ernplazam iento determ inado que, hace ya casi m edio siglo ,
fue definido por Fernand Braudel com o la perspectiva analltica
de la larga durac ion b istdrica.
Es decir que para ser capaces de aprehender real mente 10 que
han sido los i ti nerari es e senci al es d e esta cu rv a g en era l recorrid a
por los estudios hist6ricos del sig lo XX , habra que m irar estos
procesos de una rnanera vasta y am plia , que sea capaz de ubicar,
en primer lugar, 10 que esta historiografla del siglo XX ha
reprcscntado, en relacion a la curva m as general de 10 que ha sido
la propia historia de la disciplina historica, e incluso del cam po
del saber que ha sido ' ocupado por las m uy diuersas f lrm as de
conocimiento que, a 10 largo de los siglos y m ilenios se han de-
sig na do co n ese m ism o terrn in o d e "h isto ria n. Y en co nsecu en cia ,
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que sea capaz de explicarnos el salto especffico y la modalidad
singular que representa la historiograffa mas conternporanea
respecto de esas formas anteriores de ejercicio de la propia prdcti-
ca historica,
Porque en contra de la idea simplista de muchos manuales al
uso, 10 que ho y entendernos por historia es algo muy dist in to de 10
que Herodoto, Tuddides, San Agustin 0 aiin Vico c~mprend{an
bajo este mismo terrnino, E igualmente ha carnbiado de unmodo radical, tanto el estatuto de nuestra disciplina dentro del
universo global de los saberes human os actuales, 0 la definicion
misma del objeto general de estudio de nuestra ciencia, como los
modelos globales de explicacion, las teorfas, los conceptos, los
metodos, los paradigmas, y hasta las tecnicas y herramientas mas
elementales de nuestro oficio. Lo que enronces nos rernitc
justamente a esa explicacion del rol particular que esra misma
historiograffa del siglo XX ha jugado y juega, dentro dc dicha
historia global de esc saber humano que desde tiempos lejanos
fue bautizado con el nombre de "historia",Pero tarnbien, si hablamos de la historia de la historiografla del
"siglo XX" tenemos que comenzar por asumir muy c1ar.amente
que dicho siglo XX no coinc ide ni mucho menos con e I simple y
elemental siglo XX cronolOgico,que corre desde 1901 hasta cl afio
2000, sino que se refiere al verdadcro siglo XX historico, cs decir
a ese siglo que, como todos los siglos de los historiadorcs, define
su temporalidad espedfica a partir de los procesos escnciales que
dentro de su sene se han desplegado. Lo que, para cI caso
particular de dicha historia de la hisroriograffa, nos entrega
claramente una temporalidad que cornienza aproximadarncntchacia 1848, con el nacimiento del proyecro crltico del marxisrno
original y con los profundos efectos revolucionarios que dicho
proyecto implica para el entero universo de los cstudios
hisroricos de aquella epoca, para cerrarse solo en una fccha que
aiin n o h a a co ntec id o, en virtud de que el conjunto de llncas
evolutivas y de procesos esenciales que comenzaron con esc
10
mismo vuelco radical provocado por el marxismo dentro de la
historiograffa, siguen todavla desplegando, hasta el mismo dfa de
hoy, sus diferentes efectos y expresiones de vigencia fundamen-
tales.
Abarcando entonces un lapso temporal que ahora cubre ya mas
de 150 afios, esa historiograffa del siglo XX que aquf pretende-
mos investigar , quiza concluya hacia el afio 2025 0 hasta el 2050,
constituyendose claramente como un evidente la rg o sig lo X X
historiogrdfico, cuyas estructuras y perfiles esenciales son los. que
definen ahora mismo el paisaje general de 10 que es I a his to-
riograffa mundial mas actual. Razon adicional por la :ual rcsulta
importante acometer este esfuerzo de rcconstruccion de esa
misma historia general de la historiograffa de dicho largo siglo
XX historiografico,
Lo que nos introduce de lIeno dentro de esa ra~a f~ndament~1
de los estudios historicos que es la rama de la bistoria de la IJls-
toriografla. Una rarna que, a 10 largo y ancho del plancta se
cultiva de una manera muy dcsigual y con tambicn mlly
diferentes resultados. Pues micntras que hay parses como Italia,
que cucntan con una ya larga tradicion de trabaj~s y d? rc-
flexiones irnportantcs en torno a cstc campo de estudios, cxisten
tam bien otros en los que dicha historia de la historiografla, si
bien prcscnte, ocupa no obstante un rol mucho mas secundario 0
marginal, junto a nacioncs que simplcrncnre ignoran en general
la existencia de csra area de la historia, y otras que han dcsarro-
lIado versiones muy limitadarncnrc dcscriptivas y solo monogrd-
ficas de csra rarna de los cstudios historicos actualcs.
Porque no es extrafio cncontrar a veces, .en Mexico, en Espa~a,
en America Latina 0 en Francia, trabajos que pretenden 111-
sertarse dcntro de csta rama de la historia de la historiografCa, y
que en vcrdad constituycn solamcnte simples enumcraciones
puramen te des cr ip ti ua s de autores, de trabajos, de artCculos 0 de
supuestas corrientes, grupos, 0 tcndcncias his~oriogdficas que se
limiran a darnos unos cuantos magros datos biogrdficos del autor
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s up ue stam en te e stu di ad o , 0 ta mb ien alg un as fech as d e la ed ici6 n
de un libro 0 d e u n en sa yo im po rta nte, 0 una supuesta lista de
l o s " r epresen tan te s " 0 m iem bro s d e d ich a co rrien te 0 tendencia
histo riografica, pero sin reconstruir para nosotros, de m anera
c re ativ a e in te lig en te , lo s m ultip le s contextos e spe df ic o s, s o ci a le s,
culturales, politicos, econ6m icos y generales que enm arcan la
prod ucci6n de esas obras 0 ensayos, 1 0 m ism o qu e los diversos
i ti ne ra ri os i nte le ctu ale s d e e so s a uto r es a na li za do s.
Lo que quiere decir que tambien en el seno de esta ram a de los
estudios hist6ricos que es la historia de la histo riograHa, se ha
d es arr olla do amp lia me nte u na v ers io n posi ti vi st a de la m ism a, que
tem ero sa d e in terp reta r au da zm en te su p ro pio o bjeto d e estu dio ,
se lim ita en cam bio a solo inv en tariarlo y describirlo de m anera
m onografica y em pobrecida. Y con ello , a darnos esos recuentos
aburridos de autores, obras 0 tendencias, que ademas de no
agregar absolutam ente nada a nuestro prev io conocim iento de
ese fundamental acervo de la h istoriograHa que nos ha ante-
cedido, banalizan frecuen temente la caracterizaci6n de los
d istintos auto res y de sus obras m as im portantes, al reducirlas a
etiqu etas desgastad as y p oco explicativas, y a clasificaciones
sim plistas y esquem dticas de los en verdad com plejos periplos
h is to rio gr dfic os re co rrid os p or la s d is tin ra s h is to ri og ra fla s n ac io -
nales de todo el m undo .
M uy lejos de esta version positiv ism , este libro in tenta en'
cambio partir de una concepcion mucho mas compleja y ela-
borada de 1 0 que d eb e ser esa historia de la historiog raH a, agre-
g an do n o s ola rn en te s u n ec es aria d im en sio n crltica, s ino t ar nb ie n
los diversos aportes que la m ism a histo riog raHa del sig lo X X ha
desarrollado respecto del m odo de estudiar e interp rerar cual-quier libro u obra im presa, junto a la sofisticaci6n y teorizaci6n
en torno al genero de la b iograHa en general y de la biograHa
in telectual en particular, pero tam bien a partir de las contribu-
cion es d e la h istoria literaria respecto a, por ejem plo , la m ism a
no ci6n de "autor". Pero igualm ente, a partir de los desarrollos de
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la lingufsrlca respecto a los distintos niveles de m ensaje conte-
nid os en cada estrato 0 e le rn en to d el h ab la , 0 lo s d e la h isto ria
cu ltural en torno a la relaci6n de las cu lturas hegem 6nicas y las
c u lt ur as s uba lt er na s , 0 lo s d e la filo so fla rela tiv os a la s "ep iste-
m es" subyacentes a la producci6n cu ltural de toda una epoca, 0
los de la sociologfa de los grupos y de las redes de sociabilidad
intelectual, 0 los de la h istoria de las ciencias y de lo s saberes en
general, con su enfasis en los problemas de la transm isi6n
in te le ctu al y la g en er aci 6n d e lo s n ue vo s p ar ad ig ma s, d esd e el seno
m ismo de las tradiciones a las que niegan 0 su bv ierten , p or
m encionar solo alguno s pocos ejernplos posibles, de cste vasto
universo de coo rdenadas que sobredeterm inan y definen ahora a
esta em presa de los estud ios actuales de la historia de la histo-
r iograHa. Es d ec ir , a p artir d e to da s la s h erra m ie nta s in tele ctu alc s
que el m ismo siglo XX ha desarrollado, no solo dcntro de la
h istoria , sino tarnbien de tod as las ciencias sociales en g en eral.
Una concepcion de la h istoria de la h isroriografln, que bien
podrfa partir de la defin icion que hace ya casi cien afios fue dada
por B enedetto C roce. al afirm ar que esta historia de la histo ric- r
g rafla era precisamente el andlisis crltico de la euolucion de l
p ensamien to h is to ri co , e s d ec ir cl escudio com prehensivo d e Ia
m anera en que se van transfo rm ando las concepciones, los ho-
rizo ntes, la s p ersp ectiv as, lo s m eto do s y ta m b ien lo s resu lta do s
h isto rio gr dfi co s d e lo s p ro pio s h is to ri ad orc s. D efin ic io n a cc rra da
aunque parcial, a la que ahora pod em os agregar que dicha
investigacion de esos cam bios y pcrm ancncias que ha sufrido el
pensam iento y la obra de lo s seguidores de la M usa CH o. dcbcrfa
tarn bien ir acornpafiada de un estudio m as detcnido que ubi que
dichas obras y aportes de los h isroriadores en sus diferentcs ycorrespondientes contextos h i st or io g rd fi co s, i n tc lc ct ua lc s, s oc ia le s,
p olltic os y g en era le s, c on el o bje ti vo d e e st ab le cc r periodizaciones
referenciales de la curva de la historiograffa que se cstud ia, a la
ve z q ue d ererrn in a u na clasificacidn c omp re he ns iv a q ue e sr ab lc zc a
de modo claro y co heren te la s d iv ersa s ten den cies, escu elas y
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corrientes de esa historiograHa, junto a aquellos autores originales e
inclasif icables que componen ese universo historiografico bajo
examen. Y que tam bien sea capaz de reconstruir, cuidadosa y
pacientemente, las principales lfneas de encuentro, las filiaciones,
las influencias, los prestamos, y las redes de circulaci6n y de fun-
cionamiento que caracterizan y determinan a las diversas
dinamicas de los sucesivos periplos recorridos por esa historio-
graHa analizada.
Una historia de la historiograHa diferente, que lejos de limitarse
a la simple enunciaci6n y mal resumen de autores y de obras, in- .
tente en cambio proponer audaces y novedosas periodizaciones de
las curvas particulares de 'cada historiografia, a la vez que aco-
mete la tarea de establecer c las if icaciones comprebensiuas, que nos
expliquen de manera adecuada y convincente las filiaciones
intelectuales de los diversos auto res dentro de una deterrninada
tendencia 0 corriente, junto a las rakes internas y extern as de sus
diferentes obras, adernas de los procesos de intercambio, acli-
matacion 0 transferencia culturales de perspectivas y horizontes
que irnpactan a estas rnismas filiaciones y adscripciones diversas.Tratando enro nces de explicar, como propo nia Walter
, Benjamin, la epoca a traves de la obra y del individuo autor de
esa obra, pero tarnbien a ese individuo y su obra como ex-
presiones complejas y mediadas de su epoca, esta idea de 10 que
debe ser una verdadera historia crft ica de la historiografla trata de
reconstruir las sucesivas coyunturas intelectuales que atraviesa la
biograHa de cada historiador 0 autor, y tambien el destine a 10
largo del tiempo de la recepcion cultural de cada obra, los que
naturalmente carnbian de sentido, a veces incluso radicalrnente, a
partir de un giro importante que nos lleva de una coyunturainrelectual determinada a la subsecuente. Y es por eso que obras
que han podido pasar inadvertidas en un cierto momenta 0
clima cultural, van en cambio a tener un irnpacto profundo
veinte, 0 treinta, 0 cien afios despues, como 10 ilustran por
ejemplo los trabajos juveniles escritos por Carlos Marx, 0 tam-
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bien el bello libro de Norbert Elias sobre E / pro eeso de la civili-
zacidn.
Una historia entonces que, ademas de ser capaz de situar de
manera creativa y sistematica a esras obras, a estos auto res, y a es-
tas corrientes 0 tendencias de historiadores, dentro de los mul-
tiples y complejos contextos en que ell~s. s e despliegan, pU:da
igualmente establecer con cuidado y precision los vlnculos sutiles
de mediacion que conectan a estos varios elementos. Y que
tarnbien tenga la capacidad de identificar y discernir a aquellos
auto res inclasificables 0 excepcionales de esta historiografla, como
por ejemplo Michel Foucault, auto res que si bien han recibido
una multiplicidad enorme de influencias y de irnpactos cul-
turales especfficos, resultan imposibles de cncuadrar dentro de
las "escuelas" 0 corrientes mas generales del pcnsarniento his-
toriogdfico de su tiempo. Autores que sepadndose entonces de
los paradigmas dominances 0 de las grandcs lfneas de fuerza de la
evolucion cultural del momenta en el que viven y escriben, se
convierten as f en los verdaderos fundadores de un nuevo
sistema de pensamiento y de una cosrnovision que siendo al
principio toralmente pcrsonalcs, pueden en ocasiones transfer-
marse despues en un horizonte 0 perspect iva mas sociales y co-
lectivas.
Lo que quiere decir que es todavfa amplio el camino por re-
correr, dentro de cstc sendero particular de la consrruccion de
una historia rcalrncntc crftica de la historiografla, de una historia
que sea csa r econs trucc idn c rl ti ca , c omprebens iua y. clasijicatorla .de
los varios y complejos itincrarios que han scguido los cstudios
historicos en el mundo, 0 en China, 0 en Francia, Mexico, Espa-
Iia 0 Argentina, por mcncionar algunos cjcmplos posibles. Una
renovada historia de la historiografla, ni positivista ni puramente
enunciativa y monogrdfica, que sea capaz de claborar los diversos
modelos exp li cat iuos que requiere el abordajc de estc complejo
campo de investigacion de 10 que ha sido la historiografta de las
distintas partes del mundo en los difercntcs periodos a considerar.
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Una historiograffa novedosa y diferente de los itinerarios del
pensamiento de los historiadores y de sus principales obras,
durante ellargo siglo veinte historiografico todavla en curso, que
enmarcada desde la perspectiva braudeliana de la larga duracion
historica, y sostenida en todos los aportes mencionados de los
desarrollos de las ciencias sociales de los ulrirnos 150 afios
transcurridos, intenta proponer un diagnostico realmente crltico
de la contribucion que ha sido generada en estas ultimas quincedecadas por aquellos que, en el esfuerzo de entender el presente,
para poder participar en la consrruccion de un futuro mejor y
diferente, han decidido acudir tarnbien al estudio del pasado,
autobautizandose precisamente con el noble termino de bistoria-
dores.
1
EL ROL DE LAHISTORIOGRAFfA CONTEMPoRANEA
DENTRO DE LOS DISCURSOS HIST6RICOS Y LOS
SABERES SOCIALES DE LAMODERNIDAD
"Hace falta ver las cosas en grande, porque si no,
,para que sirve entonees la historia?"
F ER N AN D BR AU DEL, Ca rt a e nu ia d a d es de fa c iu d ad d e M agun ci a,
15de febrcro de 1941.
Antes de abordar, cl complejo tema de la caracterizacion de las
curvas esenciales de la hisroriograffa del siglo XX, parece
pertinente hacer el esfuerzo de situar a esra ultima dentro de un
horizonte mas vasto, que es el de la evolucion y el cardcter que
han tenido los discursos bistdricos dentro de la mas arnplia lineaevolutiva de 1 0 que ha sido la modernidad capiralisra todavla
vigente. Y clio, no para confortarse de manera autocornplaciente
con los "enormes progresos" que habrfa hecho nuestra disciplina
historica en el ultimo siglo y medio transcurrido, como suelcn
plantear muchos autores, sino mas bien para situar dicho periplo
y dichos desarrollos de csa historiografla del siglo XX, tanto
desde la actual crisis radical que hoy atraviesan las ciencias
sociales e incluso todos los saberes hurnanos en general, como
para ubicar con mas densidad temporal y de una rnancra
realmente crltica esos dcsarrollos y esc periplo en general.
Porque es claro que despues de 1968 y hasra la actualidad,
resulta evidente el hecho de que e I entero "sistema de los sabcrcs"
sobre los distintos ternas de 1 0 social, que tuvo su periodo de
desarrollo y vigencia entre aproxirnadamente 1870 y csa misma
fecha de 1968, ha entrado en una crisis total c irreversible. Ya
que luego de haberse constituido en el ultimo tercio del siglo
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1. AI respecto , cfr . de Immanuel Wal lers tein y otros, Abrir las ciencias sociales ,
Ed. S iglo XXI, Mexico, 1996, y rarnbien Carlos Antonio Aguirre Rojas, Immanuel
Wallmuin: Cr it ica de] s i st ema-mundo cap it a li sm , Ed. Era, Mexico, 2003.
2. Como e jemplos representatives de esras brisquedas vease Boaventura De
Sousa Santos, l nt ro du sa o a l im a c ii nc ia p os m od er na , Ed. Afrontamcnto, Porto ,
1990, Um discurso sabre as c i enc ia s , Ed. Afrontamento, Porto , 1990 y T ow ar d a
n ew c om m on s en se , Ed. Rout ledge, Nueva York. 1995, Pauline Rosenau, "Modern
and post-modern sc ience : some contrasts" enReuiao,
vol. XV, num. 1, Winter
1992, Isabelle Stengers, L 'i nu en ti on d e» s ci en c es m o de rn es , Ed. La Decouverte,
Paris, 1993 y "Les 'nouvel les sciences ', modeles ou defi?", en Review, vol . XV,
num. 1, winter 1992, Immanuel Waller ste in, Im pe ns a r l as c ie nc ia s s oc ia le s, Ed.
Siglo XXI, Mexico, 1998, "The Annales school: the war on two fronts" en
Annales o f Schola rsh ip , I, 3, summer 1980, "The challenge of maturity: whiter
social science?" en Reuieui; vol. XV, num. 1, Winter 1992 y "History in search of
science" en Review, vol. XIX, num. 1, Winter 1996, y Carlos Antonio Aguirre
Busquedas y debates que, por 1 0 demas, desbordan amplia-
mente el ambito de ese "sistema de los saberes" sobre 1 0 social,
, para a~a~car tambien el ~om~nio entero del sistema global de los
conocirnrenros y de las ciencias en general, las que tambien des-
de hace ya tres decadas han comenzado a revisar tanto las es-
trategias generales de aproximaci6n hacia el mundo, la natu-
ra~eza 0 la sociedad que las constituyeron, como la organizaci6n
rrusma de sus diferenciaciones y especificaciones sucesivas bajo
el regimen de 1 0 que se ha Ilamado las "des" y luego las "tres"
culturas diversas ',
Cri~is entonces. gl?bal de .1 0 que podrfamos Hamar la "epis-
teme del conocirmento vigente durante los ulrirnos ciento
treinra afios, que abre entonces el espacio para el debate en ramo
a.la ?ecesaria y urgente reorganizaci6n general de nuestras
ciencras y de nuestros conocimientos actuales, debate que en el
campo de las ciencias sociales se presenta entonces como la rc-
vi~i6n radic:U de ese fundamenro que se construy6 en la segunda
rnitad del siglo XIX, y que cuadriculando y autonornizando las
distinras esferas, actividades 0 espacios de 10 social-humane, fue
atr ibuyendo esas distintas partes de la cuadricula a las cntonces
ernergentes 0 renovadas ciencias de la historia, la psicologfa, la
econornfa, la ~ntropolog(a, la ciencia polftica, la geografla, el
derecho, la sociologfa 0 la lingiHstica, entre varias otras.
XIX, y de haber desplegado su vigencia durante toda la primera
mitad del siglo XX, esa "episteme" particular sobre 1 0 social -que
concibi6 este ultimo como una suma 0 agregado de espacios
segmentados, distintos y hasta autonornos entre sf, espacios que a
su vez correspondlan a las distintas e igualmente autonornas
ciencias 0 disciplinas sociales-, comenz6 a ser cuestionado
progresivamente y a mostrar sus lfrnites epistemologicos generales,
para precipitarse definitivamente en una crisis insuperable bajo losimpactos fundamentales de la revolucion cultural de 19681
•
Una crisis general del sistema de los saberes sobre 1 0 social que
se ha expresado, en los ultimos treinta afios, tanto en la pro-
liferaci6n y multiplicacion de los limitados proyectos de defender
y promover una "multi", "pluri", "trans" 0 "inter" disciplinarie-
dad -donde, sin embargo, se deja intocado el fundamento
mismo de la division del conocimiento social en "disciplinas",
fundamento que es el que realmente habrfa que impugnar y
desconstruir radicalmente-, como en las incesantes busquedas
y debates metodol6gicos que intentan preguntarse ace rca de las
rakes y la genesis historica de este peculiar sistema de saberes so-
ciales hoy todavla dominante',
Rojas, "~ larga durac!6n: in iIIo tempore er nunc" en el libro S~gttndas [omadas
Braudelianas, Ed. Institute Mora , Mexico, 1995.
3. Sobre e.ste punto vease e1. libro ya cldsico de Ilya Prigogine e Isabelle Stengers,
La nll~va alianza. M~tamor fos l s d~ la ciencia, Ed. Alianza editorial , Madrid, 1997.
Tarnbien ~ueden verse, Ilya Prigogine, E l fi n d~ las cert idumbres , Ed. Andres
Bel lo ,. Sant iago de Chi le , 199~, T~mps d deuenir. Iip rop o s d ~ l'histoire d u U mp s,
E? Fides, Quebec, 1994, y The laws of chaos" en Review, vol. XIX, mirn. I,
wmte~ 1996, Isabelle Stengers, L'inuention des sciences modernes, op. cir ., Wolf
Lepenies, L a s rr.~sculturas, Ed. Fondo de Cultura Econ6mica, Mexico, 1994 y
Georges Balandier, E l desorden , la teoria del caos y las ciencias soclales, Ed. Gedisa,
Barcelona, 1993.
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Revisi6n que por 10 demas no s610 se interroga ace rca de las
rakes y del proceso mismo de esa progresiva segmentaci6n de 10
social-humano en distintos "objetos" autonornos, correspondientes
a las diversas ciencias sociales conremporaneas, sino tambien y mas
alia, acerca de las condiciones generales y las causas mas profundas
que explican el surgimiento de esta estrategia segmentada y cua-
driculada de aproximaci6n a 10 social, dentro de la cual aiin se
encuentra aprisionada nuestra reflexi6n actual.
Debate y revisi6n radicales de las "premisas no explicitadas" de
nuestros modos de construcci6n de esas mismas ciencias sociales,
que para ser adecuados se yen entonces obligados a rernontarse al
examen de la relaci6n mas general que ha existido y existe entre
dichas ciencias sociales y su fundamento general ultimo, es decir,
el proyecto mismo de la modernidad burguesa capitalista, de esa
modernidad que se despliega desde hace cinco siglos como el
marco mas general y determinante de esa misma actividad de la
ciencia social cuyas modalidades hist6ricas sucesivas intentamos
comprender y explicar.
En esta linea, parece pertinente la idea de tratar de revisar co-
mo es que se han constituido y evolucionado los distintos dis-
cursos historicos fundamentales que ha conocido esta misma mo-
dernidad, discursos dentro de la historia que al acornpafiar y
expresar en alguna medida la curva vital misma de esa moderni-
dad burguesa nos proporcionan tambien claves mas generales
para comprender las correspondientes curvas evolutivas tanto del
sistema de los saberes sobre 10 social, como del sistema de las
ciencias y los conocimientos en general. Con 10 cual, tendremos
tarnbien algunos nuevos elementos para repensar las ciencias
sociales actuales y las posibles alternativas de su inmediara futurareorganizaci6n.
que debe ser ubicado el nacimiento mismo de la modernidad",
En nuestra opini6n, y siguiendo en esre punto la concepci6n de
Marx al respecro, podemos datar su origen en el siglo XVI,
aunque concibiendo esre ultimo, como explicara Braudel, como
un "largo siglo XVI" que se prolonga aproximadamente desde
1450 hasra 1650 5• Pues es justamenre a partir de la amplia di-
fusi6n del sistema rnanufacturero capitalista que se da en Europa
durante este largo siglo XVI, que comienza a afirmarse tam bien
en los varios pianos del tejido social general, tanto las primeras
formas caracrerfsticas del modo de producci6n capitalism como
las distintas expresiones de la moderna sociedad burguesa en los
campos de la sociedad civil, de la polftica y de la cultura en
general.
Y con todo ello, tam bien en el plano de la construcci6n de los
distinros discursos hist6ricos. Ya que si analizarnos, desde una
perspectiva mas vasta de larga duraci6n, la evoluci6n de estos
discursos historiogdficos, no nos sed dif£Cil reconocer la pro-
funda mutaci6n que ellos han sufrido precisamcnte dcspucs de
esre largo siglo XVI, y que constituye, frente a los discursos
hist6ricos medievales antcriores, la doble vertiente de indagaci6n
* * *
4. A l re spe cto M arx cs m uy c laro a l afirrna r e n su o bra EI Cap it al . qu e "la e ra
d el c apita l da ta de l sig lo X VI ". C oinc idim os c on e s ra po si c ion , qu e e s r a rnb i en
la de Im manuel W allerstein en su libro El moderno sistema mundlal, Torno I.
E d. S ig lo X XI . M exic o. 1979. Sobre esre debate. vease ta m b ie n d e I mm an ue l
W allerstein . "The W est. the Capita lism and the M odern W orld-System " en
Reuieio, v ol. X V. nurn. 4. fall 1992. P ara una po st ur e d is ri nr a, cfr. Fernand
Braudel, Ciuilizacidn material, rconomla y capitalismo, Siglos XV-XVIII. Ed .
Alianza e di to ri al . M a dr id . 1984. Her no s t ra ra do de e xp li ci ra r e st a p os tu ra
braudeliana e n C arlo s A nto nio A guirre R oja s. Braudel y las ciencias bumanas,
Ed . Montesinos, Barcelona. 1996 y en "La visio n braudelienne du capiralisme
anterieur ~ la Revolution Indusrrielle" en Reuieu/, v ol X XI . num. I.winter1999.
5. Sobre esre punto efr. Fernand Braudel, "Expansion europeenne et
capiralisme (1450-1650)" en e I libro La ecrits de F e rn a nd B r au de l. L es ambi ti on s
tk l 'histolre, E di ti on s d e Fallois, Paris, 1997.s sabido que existe un amplio debate en torno al momento en
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de la historia y de elaboraci6n de los resultados historiograficos
que va a caracterizar a la modernidad durante toda su primera
etapa de vida, desplegada desde el siglo XVII y hasta la primera
mitad del siglo XIX.
Asl, es al comenzar a afirmarse la nueva sociedad y la nueva
cultura burguesas cuando se afirman las dos modalidades princi-
pales del discurso hisroriograflco moderno burgues: en primer
lugar la vertiente de las diversas fi lo so fl as d e l a h is to ri a, que
desde Vico y hasta Hegel, y pasando por Condorcet, Herder 0
Kant entre otros, se constituira en una de las formas recurrentes
de aproximaci6n discursiva a los hechos hisroricos, Y en
segundo terrnino, la FIgura de las diferentes h is tor ias empir is ta s y
objetivistas, que desde Mabillon y hasta el positivismo de
Leopold von Ranke, va a desplegarse tarnbien de modo cons-
tante como esquema organizador de los resultados historiogrd-
ficos.
Dos variantes del discurso hist6rico, caracterfsticas de esta
primera larga etapa de la modernidad, que expresan a su vez
dos de los trazos centrales que singularizan la moderna sociedad
burguesa capitalista, distingulendola de todas las etapas histo-
ricas anteriores de la larga cadena de mundos y sociedades pre-
capitalistas. Pues es bien sabido que, frenre a todas esras "socie-
dades que preceden la existencia de la era capitalista" y que se
caracterizan por el predominio de proyectos, historias e itine-
rarios siempre locales, espectficos y particulares, el capitalismo ha
afirmado, por primera vez en la historia humana, un uniuersa-
l ismo abstrac to y homogeneizador, que corresponde en el plano
general al universalismo tambien nivelador y generico que en la
6rbita econ6mica se afirrna con la vigencia general del principiodel valor y de su autoreproduccion.
Ya que es justamente el hecho de que la moderna sociedad
capitalista se construye en torno al objetivo de la incesanre va-
lorizaci6n del valor, a traves del proceso de acumulaci6n de ca-
pital, el que hace posible y hasta necesaria la ilirnitada expan-
si6n geografica planetaria de esra sociedad capitalista". Porque
dado q~e el valor es siempre compatible con cualquier valor de
uso posible, entonces su afirmaci6n concreta no conoce lfrnites
y la misma puede extenderse a todo 1 0 largo y ancho del mun-
do, englo~ando bajo su logica abstracta y homogeneizante
todos los bienes y valores de uso producidos en las mas diversas
circunstancias, y por ende, a todas las civilizaciones, a todos los
pueblos y a todos los grupos y sociedades humanas imagina-'bles,
Con 1 0 cual, es sin duda una conquista historica de ese capi-
talisrno la construcci6n de la verdadera red del mercado mun-
?i~l. mod~rno, ~ con ella de la base material de una genuina c
inicial uniuersalizacidn organica de la propia historia hurnana,
Una universal.izaci6~ necesariamcnte antitetica y desgarrada,
que en ~a prdctica se Impone como cl inrento de nivclacion y
subsun71?~ de ~o~os los pueblos a un unico y particular pro-
y~Cto civilizatorio . -que es sin duda el proyecto europeo oc-
cidental en. su van ante n6rdica-, que sin embargo se afirrnaco~o un grgantesco paso adelanto frcnte al localisrno y limi-
tacion de todas las historias precapiralisras antecedentes, historias
~arcadas por los particularismos rcligiosos, de sangre, tcrrito-
rt.ales, de vlnculos de dcpcndcncia personal 0 de jcrarqufasdiversas.
6 . •A lg o ~ ue M a~ h a e xp li ca do clararnenre e n v ar ie s d e su s tc xto s, p or c jc mp lo
en EI Capital Crttica d( fa rconomla politica, 8 to mo s, E d. S ig lo X XI, M ex ico,
197~-1981 0 e~ sus Elementos [undamentales para /a crltica de /a rconomla
polttica. Grundrisse, 3 volurnenes, E d. S ig lo X XI M exico 1971-1976 v (bi ( . ' , . e:tser am I .c n cl I ib ro d e I mman ue l \ Va ll cr st ei n, E / cap it a li smo h i st dri co, E d. S ig lo XX I,
M a dr id , 1 98 8 y E l m o d emo s is tem a mun di al , tomo I. r c ci cn c i tado .
7 . C ardc rc r a ntiterico y lir_ nit:td o qu e h a sido m lly a gu da men re ca pra do p or
l os a uto res de la Escuela de Frankfurt. A m odo de sim ples ejem plos, cfr. el
en ~a yo d e T heo do r A do rn o, "P ro greso " ell e l lib ro Consienas, Ed . Amo rr o rr u
e d~ to re ~, B ue n.o s " :ir ~s , s.d . y e l l ib ro d e T hc od or A do rn o y M ax H or kh eim er ,
Dia lt c ti c a de l i lum in ismo , E d. S ud am e ri ca no , B u en os A ir es , 1 96 9.
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De este modo y apoyados en este cosmopolitismo y universa-
lidad abstractos propios de la modernidad capitalista, es que
van a edificarse esas distintas filosoflas de la historia antes re-
feridas, las que intentando englobar en un solo panorama a to-
do ese conjunto de historias locales previas, van a concebir por
vez primera a la historia humana como unidad, y por 10 tanto,
como organica y verdadera h is to ri a u n iv e rs al . Historia de la
humanidad que sera vista tarnbien como un proceso, y por 10tanto como un conjunto de lfneas, de desarrollos y de esfuer-
zos que aun siendo locales y diversos se encuentran sin em-
bargo, des de esta vision mencionada, como procesos interco-
nectados de una manera teleologica, procesos que marchando
de una forma que es quizd inconsciente se despliegan sin
embargo, de una manera casi obligada, hacia figuras cad a vez
mas complejas, bajo una 16gica que los ubica siempre como
partes especfficas de ese mismo proceso global del devenir hu-
mana universal.
Filosoflas de la historia igualmente universalistas, y recu-rrentemente abstractas, que en el inrenro de construir sis-
temas glob ales y coherentes para la explicaci6n de ese periplo
universal, van a establecer diferentes esquemas, esbozos 0
frescos generales del itinerario global del genero humano.
Esquemas que siempre se organizan en rorno de uno 0 de
unos cuantos principios globales integradores -lalucha entre
la raz6n y el oscurantismo, 1 a enajenaci6n y reconciliaci6n
progresiva de la idea absoluta, la lucha constante entre los
principios eternos de la libertad y del autoritarismo, la com-
binaci6n siempre cambianre de los principios religioso, mo-
narquico 0 liberal, la recurrencia repetida de los ciclos ya vi-
vidos, etc.- cuyo objetivo es el de dar sentido a esas hisrorias
precapitalistas anteriores, en funci6n de una idea particular
del progreso, que es concebido como algo lineal, siempre
ascendente, general e irrefrenable, progreso que culmina en
rodos los casos con el advenimiento y afirmaci6n de esa
misma sociedad burguesa moderna",
Y del mismo modo que el valor engloba bajo su dominio todo
el complejo y diverso mundo de los valores de uso, y que la his-
tori~ universal capitalista se construye entrecruzando y sub-
sumiendo a su logica a todas esas historias de pueblos, imperios,
razas, grupos y sociedades locales precapitalistas, as! las distintas
filosoffas de la historia de los siglos XVII, XVIII Y XIX se
presentan tambien como otros tantos esfuerzos de ordenar todas
las historias humanas previamente vividas, en funci6n de ese
celebrado y confesarnenre admirado proyecto hisrorico espedfico
de la modernidad.
Entonces, si el fundamento ultimo de los discursos hisrorio-
graficos desplegados bajo esas filosoffas de 1 a historia es el cardc-
t:r ~m iv e rs a l a b st ra c to de la 16gica del valor-capital en mo-
vim iento, el fundamento ultimo de 1 a segunda variantc de las
estrategias historico discursivas modern as 10consrituye, en cam-
bio,. una de las principales consecuencias de la propia ac -
tualizacion concreta de ese rnovirnicnto y acci6n del mismo
capital: la del dominio limitado de la naturaleza a traves del de-
sarrollo y explotaci6n productiva de la nueva c ienc ia experimen-
tal. Porque si bien el valor puede combinarse con cualquier valor
de uso, para converrir lo en su propio portador, esa potcncialidad
s610 se acrualiza si se logra romper y superar la herencia de 1 a
terrible marca de la es casez na tura l que caractcriza a todas las
sociedades precapitalistas" Pues la sociedad del capital, ccntrada
en la progresiva valorizaci6n del valor, presupone neccsariarncnte
que los producrorcs y las sociedades en su conjunro hayan
8 . U na crftica ra dica l a csa id ea sirnp lisra d el p ro gre so pu cd e v erse en W alter
B en ja min , " Tc si s d e .f il.o so fla d e la h is to ria n, e n c l lib ro Discursos ill trrrumpidos,
E d. P la ne ra D e A g os ti ni , B a rc el on a, 1 99 4.
9. Q uien m ejor lia e sr ud ia do c stc p ro bl em a Y SIIS impl ic a ci o ne s c s J ean -P au l
Sam e, en su Crltica c U l a razdn d i ll / Ie / iea , E d. L os ad a, B ue no s A ir es, 1 97 0. V c ase
r ar nb ic n C a rl os A n to ni o A g ui rr e R o ja s, " Ec on or nl a, c sc as ez y sesgo productiv is ta",
en cl Bolaln de An t ropo log t a Amer icana , r uim . 2 1, M ex ic o, 1 99 0.
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rebasado ya ampliamente el nivel de la autosubsistencia y el au-
toconsumo elemental, 10 que s610 es posible sobre la base de un
cierto desarrollo importante de la productividad del trabajo so-
cial.
Por su parte, dicha productividad s610 ha podido alcanzarse a
partir de que el hombre ha invertido la milenaria y transecular
dominaci6n de la naturaleza sobre la sociedad, domesticando a
las principales fuerzas naturales y obligdndolas a servir como
fuerzas productivas del propio capital. Y dicha domesticaci6n tie-ne precisamente como su estrategia fundamental y palanca de
apoyo esencial a la nueva ciencia experimental, que se desarrolla
tambien de modo paralelo con el crecimiento y afirmaci6n
progresivas de la modernidad.
Ciencia experimental que aproximdndose a la naturaleza de un
modo claramente instrumental", va a desarrollar el tipo de cono-
cimiento fuertemente orientado por fines esencialrnente prdcticos
que las ciencias naturales han conocido durante los iiltirnos
cuatro 0 cinco siglos de su existencia, conocimiento que intenta
construir verdades basadas en la experiencia previa y la expe-rimentaci6n, y que sometiendo siempre a la prueba de los hechos
dichas verdades, construye esa noci6n espedfica del saber como
algo objetivo, empfr ico , verificable, instrumental y util en ter-
minos pragmdticos y productivos.
Noci6n nueva del conocimiento cientlfico que no s610 ha
hecho posible conocer y dominar una porci6n cada dla crecicnte
de la naturaleza, sino tarnbien y sobre todo emancipar al mundo
de 10social de su sometimiento y subsunci6n dentro de 10 natu-
ral. Pues una vez mas, como explica Marx, la sociedad burguesa
es la primera, en toda la historia humana, en la que el elerncnrosocia l e b i sto rico es dominante sobre el elernento natural, 10 que sc
manifiesta en el hecho de que la ciudad domina por primera vez
al campo y la industria a la agricultura, pero tarnbien en el
proceso radical de desacralizaci6n del mundo, en la invenci6n de
un marco temporal de caracter basicamente social, en la ruptura
total de los lfrnites antropocentr icos de los procesos de trabajo, 0
en I~ prog~esi:a .domesticaci6n y regulaci6n de los compor-
tarruentos mstintrvos y de la expresi6n directa y brutal de las
emociones y pasiones inmediatas, entre tantos otros", Promo-
cion del elemento social-historic» al rol de elemento dominante
qu~ explica tambien la posibilidad de pensar separadamente a I~
SO~lalrc:s~~cto de 10 natural, estableciendo el espacio para la ul-
tenor division entre las dos "culturas", la del ambito de las cien-
." "" I" "d " Ira s exactas , 0 natura es , 0 uras, y a de las ciencias sociales
o humanas.
Estrategia de la ciencia experimental que, con sus diversas
consecuencias, tarnbien va a reflejarse en el plano de la historiogra-
ffa. Con 10cual, la segunda variante de los discursos historicos que
se afirman a 10 l argo de esa primera etapa de la modernidad, va a
ser la de una historia empirista y objetiuista, que intentando
re~roduci.r en. el ambito de 10 social a esc modelo propio de las
rmsrnas crcncias naturales experirnentalcs, va a tratar de elaborar
un~ hisroria tarnblen util e instrumental, que apoyada en la
crltica de las Fuentes y en la criba rigurosa de los documentos
escritos y los testimonios diversos, vaya estableciendo las verda-
des incontestables del acontecer historico, verdades datadas fina-
mente y ordenadas cronol6gicamente, que sornetidas a la prueba
10. Cfr. e I libra de Ilya Prigogine e Isabelle Srengers, La nueva alianza, antes
rnencionado.
.11: Son pocos los autores que han reorizado sobre esras consccuencias
principales de esa mutacion de larga duraci6n. Al respecto cf r. Norber t EICas.EI
promo d( : a ciuilizacidn, Ed. Fondo de Cultura Econdrnica, Mexico, 1989. y
Sobre a tumpo, Ed. Fondo de Culture Econornica, Madrid, 1989, Lewis
M.umford, T lc ni ca y c iu il iz a ci dn , Ed. Alianza edi tor ia l. Madr id. 1982, Mircea
~bade. L~ sag r ad o y 1 0 profono, Ed. Labor, Barcelona, 1992. Bolivar Echeverria,
Modernidad y capitalisrno: quince tesis" en Reoino, vol . XIV, mirn. 4, fal l. 1991,
y Car.los - :n ton i,? Aguirre Rojas, "Between Marx and Brandel: making history.
knowing history en R(vi(UJ, vol . XV. num. 2, spr ing. 1992.
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de la crftica interna y externa de los documentos, puedan ser uti-
lizadas para la reafirrnacion de los valores y la identidad nacionales,
para la forrnacion dvica de los ciudadanos y tam bien para la
justificacion y legitimacion de los poderes dominantes existentes.
Una historia objetiva y ernpirista que aproxima el trabajo del
historiador a las tareas del juez -en la medida en que ambos, a
partir de la confrontacion, de la crfrica y del trabajo sobre los
testimonios, intentan establecer la verdad objetiva e irrefutable
de los hechos-12 y que va a desembocar en la progresiva di-
solucian de las antiguas historias legendarias, rnfticas y religiosas,
historias que poco a poco van a ser cornpletamente abandonadas
en beneficio de esa historia "real", basada en verdades firmemen-
te comprobadas y empfricarnente establecidas.
Historia que al discriminar y separar las fuenres 0 los elementos
literarios 0 de ficcion, frente a las fuentes 0 elementos estricta-
mente historicos y "objetivos", va tambien a intentar superar el
anacronismo historico, prohibiendo la mixtura de elementos de
diversas epocas y afirmando la vigencia absoluta, tarnbicn dentro
de la historia, de la nueva nocion newtoniana del tiempo moderno
burgues, tiernpo de un solo senrido, unico, irreversible, continuo y
progresivo que establece la precisa cronologla, el orden, la sucesion
y la progresion de los distintos acontecimientos, fenomenos,
epocas y realidades historicas diversas",
Dos modelos entonces de elaboracion de los discursos historio-
graficos correspondientes a esta primera etapa de vida de la mo-
dernidad, -que por 1 0 dernas, muy probablemente se repro-
ducen en otros campos y dominios de la reflexion sobre 1 0 social
de estos mismos siglos XVII, XVIII y XIX-, que correspon-
diendo a su vez a dos de los fundamentos esenciales del proyecto
mismo de la modernidad, van a acompafiaria a 1 0 largo de estos
tres siglos que constituyen la rama ascendente de su espedfica
curva de vida global.
***
12. Esta interesanre linea de cornparacion ha sido desarrollada por Carlo
Ginzburg, en va ries de sus traba jos, por e jemplo en £1 [uez y r l his toriador, Ed.
Anaya-Muchnik, Barcelona, 1993, "Provas e possibilidades 11margem de 'I Iritorno de Martin Guerre' de Natalie Zemon Davis", y "0 inquisidor como
antropologo: uma ana logia e as suas implicacoes", ambos en el I ibro A Micro-
bistdria r outros rmayos, Ed. DIFEL, Lisboa, 1991 y "Ar isrore le , la stor ia, la
prova", en QUl1drrni Storici, mim, 85, afio 29, fa sdculo I, abril de 1994.
13. Para un interesante desarro llo de esros problemas , cfr . Reinhar t Kosel leck ,
F u tu ro P as ad o. P ar a u na s em d nt ic a d e l os ti em p os b is td ric os , Ed. Paidos, Barcelona,
1993.
Si analizamos ahora, desde este mismo punto de vista, la suerte
de estas dos variantes modernas del discurso sobre la historia,
podemos observar que el siglo XIX representa para arnbas,
dentro del ambito de la cultura ettropea, una clara suerte de mo-
mento de maximo auge y de culminat ion. Porque es bien sabido
que con la filosofla hegeliana de la hisroria, el pensarnienro
rnoderno-burgues llega a la mas alta, compleja y sutil elaboracion
de la que es capaz dentro de este mismo camino de cdificacion de
modclos globales y omnicomprensiuos del conjunto diverso de lamasa enorme de hechos y procesos humanos hisroricos, Con 1 0
cual, las celebres Leccio nes sobre la F ilo so fla d e la H istoria
Universal" van a representar c I mas logrado y el mas rico de esos
model os de filosofla de la historia, que concebidos siempre como
construcciones a p rior i, fruto de la gcnialidad de un gran
pensador, van a "utilizar" los hechos historicos como simple base
factual de legirimacion de su validez, y como simple "ilustracion"
de la vigencia de los principios generales que organizan dichas
filosofias, principios siempre supucstamellte univcrsales, etcrnos
y arernporales sobre los que sc organiza el correspondiente
sistema de explicacion universal.
14. Cfr. de G. W. F. Hegel, las Lecciones sabre fa j il o so f la de fa his toria universal ,
Ed. Revis ta de Occidenre, Madrid, 1974.
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FilosoHa hegeliana de la historia que estara sin duda m~y por
encima de los posteriores y ya muy limitados intentos realizados
por auto res como Oswald Spengler 0 AI:nold Toy~bee. Porque
es claro que a partir de la segunda rnirad ~el siglo XIX, l.a
filosofla de la historia entre en un proceso creciente de descredi-
to y de evidente decadencia en tanto modalid~d de explicacion
de las realidades historicas, refugidndose a parur de estas fechas,
sea como linea marginal y muy poco frecuentada del pr?p.io
campo mas vasto de la filosoHa en general, sea .c?mo remm~s-
cencia sobreviviente, con cierta extrafia perdurabilidad en algun
ambito cultural nacional especffico, como por ejemplo el am-
bito ingles,
Por otra parte, y de modo paralelo a esta maxima expansion y
luego decadencia del discurso filosofico-?istorico ~od:rno,
acontecida en el siglo XIX, se ha dado tambien la culrninacion y
luego estancamiento del genero de la historia objetivista ~ em-
pirisra antes referida. Y aqul, el rol fundamental 1 0 ha tenido la
Revolucion Francesa. Pues es justamente esta ultima la que, al
eliminar el poder real y monarquico del antiguo regimen, ha
provocado tarnbien una verdadera revol.ucio.n en cuant? al
acceso de la informacion por parte de los historiadores eruditos,
al convertir los antiguos archivos de la realeza y de las monar-
qufas en toda Europa, en archivos publicos y no privados, de.mo-
cratizando el acceso a los documentos y proveyendo a los histo-
riadores objetivistas y ernpiristas de una masa realrncnrc
monumental de nuevas Fuentes primarias disponibles para su
consulta y utilizacion, .. .
Con 1 0 cual, no es una casualidad que esta hisroria erudira
promueva, a 1 0 largo de esc siglo XIX, proyectos como el de
Agustin Thierry de cornpilar absol.utamente tod?s los ~~cu-
mentos sobre los orfgenes, la forrnacion y la evolucion del Ter-
cer esrado", 0 tam bien como el proyecto de los Monumentae
German ia e H i st or ic a e, a la vez que codifica tambien la forma
mas acabada y lograda de esta historia objetiva, rigurosa, em-
pirista y erudita con el proyecto del positivismo rankeano que se
convertira en ampliamente dominante a nivel del conjunto de
las universidades europeas justamente durante el ultimo tercio
de ese rnisrno siglo XIX.
Un proceso que, desplegado en ese siglo XIX que no ca-
sualmente fue llamado "el siglo de la historia' IS , puede consi-
derarse tarnbien para esra historia erudita y objetivista, como una
verdadera culminacion de su curva de desarrollo general. Pues es
claro que si bien esta historia erudita y positivista ha sobrevividohasta el presente, atravesando todo el siglo XX, tam bien es facil
com pro bar que durante los ultimos cien afios no ha conocido
prdcticamenre n i u n s ol o p ro gr es o c ua li ta ti uo digno de mencion,
reproduciendose casi sin cam bios bajo el mismo modelo y bajo
los mismos canones que alcanzo con ese proyecto del positivismo
germano de la segunda rnitad del siglo XIX.
Doble culrninacion, tanto del discurso fllosofico como del
discurso erudito sobre la historia, curnplida en el siglo XIX,
que a su vez expresa tam bien de modo mediado y complejo pe-
ro igualmcnre claro y sintorndtico, el subyaccnte movimientotam bien de llcgada a su punto historico de climax de la propia
modernidad capitalism, dentro de los Ilmires del pcquefio con-
tincnre europeo. Ya que recorriendo una vez mas con las botas
de siete leguas de la larga duracion la hisroria de esta moder-
nidad es posible registrar el hecho de que, d en tr o d e E u ro pa -pero
solo dentro de este espacio europeo, y no a nivel planetar io-, dicha
modernidad ha alcanzado igualmente su punto de culrninacion
y de mas alto desarrollo precisarnenre durante esc rico y com-
plejo siglo XIX de su historia.
1 5 . V ca se s ob re e stc p un to cl c :n sa yo d e H en ri P irc nn c, " Wh at a re h is to ria ns
trying to do?" en el libro M e tb od s i n S oc ia l S ci en ce , E d. U niv er sity o f C hic ag o
P re s s, C h ic a go , 1937, y rambicn C arlo s A nto nio A gu ir re R oja s, "Tesis sobre cl
itin er ar io d e la h is ro rio gr af la d el s ig lo XX . U na v is io n d cs dc la la rg a d ura cio n" , e n
E l C o rr eo (It! Maestro , num, 22, Mexico, rnarzo de 1998.
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Culminaci6n que abarca tanto el plano geografico, cuando el
mercado mundial capitalista logra envolver en su red al planeta
entero, como el plano cultural, cuando con la Enciclopedia y el
iluminismo, el sistema entero de los conocimientos, de los saberes
y de las ciencias en general, es recodif icado segun los parametres y
la logica de la raz6n burguesa moderna", y pasando sin duda por
el plano econ6mico, que consolida el modo de producci6n
capitalista con la revoluci6n industrial, por el plano social que
constituye a la estructura definitiva de las clases de la sociedadmoderna, y al mundo diverso y multifacetico de la moderna
sociedad civil, y por el plano politico, que con la Revoluci6n
Francesa crea final mente la figura acabada del Estado moderno y
el espacio global de las relaciones polfricas que le correspond en. Y
todo ello, justamente, durante ese siglo XIX, que tarnbien y no
por casualidad, sed. a su vez el siglo del nacimiento y afirmaci6n
inicial del pensamiento crft ico y de la concepcion global de Karl
Marx.
Nacimiento del marxismo en la segunda mirad del siglo XIX, y
con el de todo el horizonte de la vasra familia de expresiones delp en sam ie nt o c rl ti co c on tempo rd ne o, que como bien ha apuntado
ya Friedrich Engels 17, s610 podia surgir en el mornento en que la
modernidad burguesa y capitalists hubiese agotado su ciclo
ascendente, desplegando todo el conjunto de aportes, elementos y
contribuciones que constituycn su herencia historico-civilizatoria.
Y dicho agotamicnto se ha cumplido, con los aportes rapidarnenre
enunciados mas arriba, jusrarnenre hacia esa primera rnitad del
1 6. C fr. eI brillante ensayo de Carlo Ginzburg , "Indicios. R akes de un
p ar ad ig ma d e in fe re nc ia s in dic ia le s" e n eI libro Mi to s , em bl em a s, i nd ic io s , Ed .
G ed isa , B arcelon a, 19 94, el libro de T heodor A dorno y M ax H orkheim er,
Dlalectica de! iluminismo, antes cirado y d e M ic he l F ou ca ult. " (Q u6 es la crlrica]
Cririca y Aufkliirung" en Da imo n. R t vi st a d t F i lo so fl a, num , I I, 1995.
1 7. E n su texto celeb re Socialism» utopica y Socialismo cimtlf ieo, Ed . P r og re so ,
M o sc u, 1 97 0.
32
siglo XIX que constituye entonces el punto de climax de la curva
vital general de esa misma modernidad.
Marxismo q,ue entonces va a constituirse en la expresi6n
intelectual principal del lado "malo" 0 negativo de esa misma
modernidad, en la expresi6n de la negaci6n intdnseca y mas
profunda que esa modernidad Ileva dentro de sus propias
entrafias, y que esta llamada a desconstruirla y a disolverla desde
su propio interior, para luego superarla y trascenderla radical-
mente.Con 10 cual, y puesto que el marxismo es necesariarnente esa
crfrica desconstructora de todos los discursos positives de la
mod er nid ad b ur gu cs a, es logico que en el campo de la historia se
haya constituido tambien como una doble crftica y descons-
trucci6n frontal y radical tanto del discurso modcrno erudito
como del discurso filos6fico moderno sobre la historia que Ie han
antecedido", Doble crftica que sc cxpl ic ir a ya dcsde el temprano
texto de La Ideologla Alemana, para reivindicar frcnre a esa
h is to ri a c ru di ra y objctivista que es "s610 una colccci6n de hechos
muertos", una historia ncccsariarncnre interpretatiua y explicatiuade los complejos hcchos hurnanos, historia que se pregunta por
las causas de los hcchos historicos y por cl sent ido general mismo
del largo periplo de la historia de los hombres. Pero tarnbicn y
frente a la filosofla hegcliana de la hisroria, 0 freme a cualquicr
posible filosofla de la historia, que se constituycn como cons-
trucciones siempre a priori , y que s610 "dan ricnda suelta al potro
de la espcculacion", Marx va a defender en cambio un anal i sis
crftico y riguroso de los "hcchos empCricos cornprobablcs", andlisis
que mediante un proceso complejo de cornparacion, de gene-
ralizaci6n cpisrcmologica y de sfntcsis dialcctica vaya claborando
lB. Sobre este punro vcanse los rrabajos d e Bo li va r E c he ve rr ia , "Discurso de la
r evo luc i6n , d i scu r so crlrico" en Cuadernos Poli ticos, ruim. 1 0, M ex ic o, 1 97 6, La s
i lu s i one t d t fa modemidad, C ocd icion U NA M - E I E qu ilib rista , M ex ico , 1 995 y
V al or d e U so y Utopia, E d. S ig lo XX I, M e xi co , 199B .
33
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justarnente esas "absteaccion~s general.es" 0 r:nod:los gl.obales de
explicaci6n y de interpretacion de dicha historia social de los
hombres.
Y mientras que este discurso marxista sobre la ~istoria se ha ~e-
sarrollado, reciclado, profundizado, debarido y tam bien
deformado, vulgarizado y simplificado durante los ultimos ciento
cincuenta afios, pero manteniendose siempre vivo y presente den-
teo de los mas diversos y heterogeneos paisajes de las hisrorio-
graffas nacionales de todo el planeta hasta el dfa .de hoy, los ~ostipos de discursos hisroriogrdficos que la .modermdad creo e. im-
puls6 a partir del siglo XVII y hasta el siglo XIX, en cambio, 0
han entrado en un claro proceso de decadencia y marginaci6n,
como en el caso del discurso filos6fico, 0 simplemente se han es -
tancado, limitdndose a reproducirse sin ninguna innovaci6n 0
modificaci6n esencial, como en la variante erudita y positivista
de ese mismo discurso".
* * *
Porque 1 0 que las diversas filosoffas de la historia expresaron,
fue justamente el lado "universalista-absrracto" de la moderni-
dad, lado que apoyado en la logica y naturaleza igualmente
universales y abstractas del valor, se hizo valer como progreso
hisrorico-civilizatorio frente al localismo, particularidad y
aislamiento de las distinras hlstorias de los pueblos y sociedades
precapitalistas. Pero con el siglo XIX, la colonizaci6n y con-
quista de todo el planeta por parte del capital, cuya resultanre
principal es la creaci6n del mercado mundial capitalism lleg6 a
su fin. Y con elias, tam bien ese proceso historico-progrcsivo de
universalizaci6n hist6rica cumplido por la modernidad.
Por eso, a partir del ultimo tercio del siglo XIX ya no exisrcn
mas "Americas por descubrir" para el capital, y entonces 1 0 unico
que queda es una lucha puramente material y hasta dcscarnada
por Ia redistribucion de los cspacios ya conocidos de esc mismo y
ahora tcrriblernenre finito plancra tierra. Y es aquf donde se
acaba la "funci6n historico progresiva" de la modernidad,
cerrando el ciclo de su curva ascendente de desarrollo y abricndo
la rama descendente de su decadencia, en la cual hem os vivido
durante los ultimos ciento c in cu cn ta a fi os ,
Pero entonces, si se acaba el proceso de un iv c rs al iz ac io n h is to -
rica y fa t a rea c ivi li zato ri a de la rn od ern id ad a lc an za su punto de
culminaci6n, entonccs la burgucsfa deja de poder rcivindicar esc
"univcrsalisrno" -aun bajo su figura abstracta y anrirctica que
fue vigente durante varies siglos- que la caracrcrizo en Sll ctapa
ascendente de desarrollo, univcrsalisrno que a partir de esc mo-
mcnto se traslada, ncccsariamcntc, al campo del pcnsamicnto
negativo 0pcnsamicnto crltico de csa misrna modernidad.
Yes eso jusramente 1 0 que cxplica el nacimiento y desarrollo de
las cicncias sociales contempordncas, cicncias que rclegando a un
plano siempre secundario y a veces hasta incxistenrc ese uni-
versalisrno antiguarnentc rcivindicado, van a construirse ahora
como el simple cultivo virtuoso de la (specialization del objero de
estudio claramente acorado, de los merodos exclusivos e in-
Este proceso que hemos regisrrado claramente en el.am.bito de
los discursos historicos modernos, y que para su explicacion nos
ha remitido a la curva mas general de la propia modernidad, se
ha proyectado rambien en todo el ambito de la "cultura" 0 del
sistema de los saberes sobre 1 0 social del cual forman parte esos
mismos discursos hisroriograficos. Y es dicho proceso mas ge-
neral, el que en nuestra opinion, a bre el esp ac io ~ara la con-
figuraci6n de la "episterne" segmentada y autonoml7 ada de las
ciencias sociales conternpordneas, desarrollada a partir de la se-
gunda mitad del siglo XIX.
1 9. S ob re e st e p un to , v ea se C ar lo s A nto nio A gu ir re R oja s, " Be tw ee n M a rx a nd
B ra ud e! : m a ki ng h is to ry , k no w in g h is to ry ", y a c ir ad o, y t ar nb ie n Los Annal e s y la
h i st o ri ogra fl a f ranc esa , Ed. Quinto Sol, Mexico, 1996 y B ra ud el a D eb nte ,
C oe di ci6 n F on do E dit or ia l T ro py ko s - F on do E dito ria l B ur fa , C ar ac as . 1 99 8.
3435
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transferibles, de las tecnicas iinicas y particulares, y hasta del
lenguaje, los terminos, los conceptos y las teorlas solo corres-
pondientes a tal 0 cual ambito bien delimitado de 1 0 social.
Proceso de segmentacion, especializacion, particularizacion y
autonornizacion de las diferentes ciencias sociales, que al mismo
tiempo que vuelve la espalda a las visiones mas universalistas,
vastas y globales sobre 1 0 social, continua cultivando y repro-
duciendo el segundo trazo que caracteriza la modernidad y que
antes hemos evocado como el fundamento general del proyecto
de la ciencia experimental. Porque a diferencia del "universalis-
mo burgues" que se vincula a la tarea progresista de la mo-
dernidad, el proyecto de dominio y explotacion de la naturaleza
a traves de los resultados de la aproximacion cientffico-expe-
rim ental se conecta mas bien con la necesidad reiterada y
creciente de su propia y mas elemental autoreproduccion, Lo
que significa que este proyecto no puede ser abandonado por la
modernidad, ni siquiera durante la fase descendente de su ciclo
vital, la cual por el contrario 1 0 acennia y rcactualiza perman en-
temente.
Y entonces, es tal vez esta reactualizacion pcrrnanenre de esa
aproximacion experimental a la naturaleza y al mundo, 1 0 que
explica el hecho de que todas las "nuevas" ciencias sociales de los
ultimos ciento treinta afios hayan "sofiado", en algun memento,
con ser tan "rigurosas", "objetivas", "exactas" y "prccisas", es decir
tan "cientfficas" como las propias ciencias naturales, 0 duras, 0
exactas, cuyo modelo constituye el paradigrna mas 0 menos
confeso de todo el conjunto de nuevas disciplinas 0 ciencias
sociales hoy existcntes. Un paradigrna que nunca fue alcanzado,
ni podia serlo, y que ahora se revel a como completamenre ilu-sorio, sobre la base del replanteamiento mismo de esas ciencias
equfvocarnente llamadas "exactas":".
20. Sobre este problema veanse los trabajos de IIya Prigogine y de Isabelle
Stengers citados anreriormente,
Reordenacion entonces de la reflexion sobre 1 0 social, des a-
rrollada durante la segunda mitad del siglo XIX, que ala vez que
marginaba y reduda cada vez mas el universalismo abstracto
antes cultivado, y que acentuaba el cardcter mas "experimental" y
ernpfrico-erudito ya conocido tambien anteriorrnente, iba edi-
f icando entonces esa "episterne" segmentada y autonomizada que
fue la linea dominants dentro de las ciencias sociales de los ulti-
mos ciento treinta afios.
Linea dominante que como sabemos, coexistio sin embargo
todo el tiempo con varias y muy diversas expresiones de resis-
tencia 0 de abierta crltica y rechazo a su senti do mas general. Por
ejemplo, y en primer lugar, en los multiples auto res y en las
multiples corrientes intelectuales que, mas alld de esa "episterne
disciplinar" fragmenrada y especiallzada, defendieron, promo-
vieron e incluso implementaron visiones siempre mas globules,
mas abarcativas y mas "unidisciplinarias" de 1 0 social. Asi , desde
Freud hasta Carlo Ginzburg y desde Wittgenstein hasta Im-
manuel Wallerstein, y pasando por Claude Levi-Strauss, Norbert
Elias, Marc Bloch, Walter Benjamin, Fernand Braudel 0 Michel
Foucault, entre tantos y tantos otros pcnsadores, siempre existie-
ron autorcs -y con elIo, a veces, hasta cnteras corrientes intelec-
tuales- que no han respetado dicha episterne, transitando libre y
crft icarncnre por las diversas disciplinas de 1 0 social-historico
humane.
o tarnbien, en el doble movimiento que desplegaron esas
distintas ciencias sociales "scctorializadas", las que scgun la na-
turaleza de su particular "objcto de esrudio" configuraron acti-
tudes, 0 "imperialistas", 0 en otro caso "deterministas", respecto
de las rcstantcs cicncias sociales. A s C , las cicncias sociales sccto-
rializadas, que a pesar de csta cspccializacion y fragrnenraclon
generales se vcfan obligadas a invesrigar objetos mas "vastos"
-como la historia, la ' s ociologla 0 Ia antropologla, ocupadas
respectivamente del estudio del pasado humane, de las socic-
dades 0 del propio hombre- desplegaron siempre vocaciones
36 37
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"imperialisras" que intentaban englobar bajo su dominio 0 cam-
po el conjunro de las ciencias sociales, pero siempre sin renunciar
a su "espacio" definido de 10 social y a su 6prica "especializada'
singular, que en rodos los casos era reivindicada como articulado-
ra del conjunto y como dorninanre de rodas las dernas ciencias
sociales, concebidas necesariamente, dentro de este esquema, co-
mo simples ciencias "auxiliares".
Por otra parte, las ciencias sociales segmentadas y ocupadas de
objetos mas acorados -como la econornfa, la psicologia, el de-
recho, la ciencia polftica 0 la lingiilsrica, entre orras-, reivin-
dicaron siempre diversos y multiples "dererminismos", donde el
facror dominante, 0 moror, 0 dererminante, 0 esencial de los
procesos humanos era siempre su particular objero de esrudio. Y
asi, expresando por esras dos vias una inconsciente y muy defer-
mada vocaci6n de "globalidad" -sea imperialisra, sea deter-
minisra-, las ciencias sociales parceladas mantuvieron sin em-
bargo un mlnimo resabio de la antigua y ahora casi eliminada
vocaci6n universalisra.
Finalmente y como una rercera forma de rebeli6n contra estaepisreme parcel ada se desarrollaron las multiples y muy hetero-
geneas versiones de 10 que podrfamos llamar los varios y varia-
dos marxismos del siglo XX. Y aunque algunos de estos "marxis-
tas" 0 "marxismos" sucumbieron a la vigencia de esa episreme,
aurocali ficandose de "sociologos" 0 "hisroriadores", 0 "filoso-C"" ." "6 c" .I. " •lOS , 0 econormsras , 0 ge graws , 0 etcetera marxistas",
tam bien muchos de ellos, y desde las mas distintas posiciones,
reivindicaron la perspecriva profundamente globalizante,
uniuersalista y crltica que caracteriz6 al pensamiento y a la he-
rencia mas genuina del marxismo original .De este modo esa linea dorninante de la episteme fragmentada-
especial izada del saber sobre 10social, s610 se afirm6 en medio de
todas estas lfneas convergentes de oposici6n, a las que sin duda
logr6 subordinar y controlar, pero sin poder nunca eliminarlas
completamente. Lo que define entonces una permanente tension
dentro de este desarrollo de las ciencias sociales de las ultimas
trece decadas, tension que aflorara y se liberard con rodas sus
consecuencias, a rafz de la revoluci6n cultural de 196821•
* * *
Esramos ahora, y des de hace treinta afios, en un complejo
proceso de reorganizaci6n del entero sistema de los saberes y de
los conocimientos cientfficos, tanto de las llamadas cienciasnaturales como de las ciencias sociales y de las humanidades.
Para llevar adelante dicho proceso, ral vez sea uti! tratar de
recuperar y al mismo tiernpo de trascender en una nueva sfnresis,
y dentro de una inedira configuraci6n, tanto los aspecros posi-
tivos del universalismo abstracto como los del particularismo
experimental, realizando una verdadcra superacidn 0 aufhebungde ambas aproximaciones en el sentido hegcliano. ~Sed posible
intentar esa sfntesis, que recogiendo las visiones vasras, globales y
universalistas de los ultirnos cuatro 0 cinco siglos, tratc a la vez
de dotarlas del fundamcnro derivado de la cxperiencia concretade ese reconocimiento detail ado y minucioso de 10 multiple, de
la diferencia y la singularidad, y de la coexistencia posible de rnu-
chas 16gicas y de la diversidad, para avanzar entonces en la
construcci6n de una nueva un iuer sa li dad conc re ta de un tam bien
necesariarnentc distinro y rcnovado sistema de los sabcrcs y de
los conocimientos human os?
21. Cfr. Immanuel Wallerstein "19G8: Revolucion en e I sisrcma-rnundo. Tcsis
e inrerroganres", en Es t ud i os Soc io l dg i cos , nurn, 20, Mexico, 1989, FcrnandBraudel, "Renacirnienro, Reforma, 1968: rcvoluciones culturalcs de largo
duracion" en La [ om a da S em a na l, nurn, 226, Mexico, octubre de 1993, Francois
Dosse , "Mai 68: lcs el fe ts de l 'hisroi re sur l 'Hisroire" en Cah ie r s d r I 1 I1 TP ruirn
II, Paris, 1989 y Car los Ant~nio Aguirre Rojas, "19G8: la gran ruptura" ' en i z[ornada Semanal, nurn, 225, octubre de 1993 y "Los efccros de 1%8 sobre la
historiografla occidental" en rcvista La Vasija, num, 3, Mexico , 1998.
3 839
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En nuestra opinion es justamente esta linea de una original y
hasta ahora desconocida perspectiva de una c ie n ci a un iv e rs al
concreta la que se dibuja y esboza claramente en el acto mismo
del propio nacimiento del pensamiento crf tico conternporaneo,
en el surgimiento del marxismo original, que es al mismo tiempo
y a traves de la figura de Karl Marx, un proyecto que representa
el "ultimo de los enciclopedismos universales", pero a la vez el
mas riguroso y erudito de los esfuerzos intelectuales, para una
comprensi6n real mente matizada y concreta de la realidad.Proyecto marxista crftico que, tras la muerte de su propio ar-
tesano fundador, va a recorrer multiples y complejos caminos,
agazapado siempre en los intersticios de las lIneas no dom inant es
del pensamiento social de los iiltimos ciento cincuenta afios, y
sobreviviendo dentro de esas obras ricas, innovadoras y hereticas
de los autores genuinamente crfticos que antes hemos rnencio-
nado.
Se trata en to do caso, en nuestra opinion, de una linea de
exploracion intelectual que, mas alld de sus fiIiaciones cultu-
rales espedficas, valdrfa la pena que fuese desarrollada y pro-fundizada por aquellos investigadores y cientfflcos sociales quc,
cad a vez mas insatisfechos y descontentos con el actual sistema
de los saberes y de los conocimientos en general que cs todavfa
dominante, tratan de buscar la transformaci6n radical de
nuestra actual "episterne" del saber, para edificar en su lugar
una distinta y novedosa manera de aprehender, saber y conocer
nuestro complejo mundo humano y nuestro inmenso universo
natural.
Y es precisamente dentro de este marco general, de agota-
miento del universalismo abstracto del pensamiento burgues yde reafirmaci6n de su l6gica practica empirista y experimental,
junto al nacimiento del horizonte global todavfa vigente del
p en sam ie nt o c ri ti co actual, representado por el proyecto crftico
de Marx, eI marco dentro del cual van a desplegarse los diver-
sos periplos esenciales de la curva general de la historiografla
del siglo veinte historico, curva cuyas etapas principales vale la
pena revisar ahora con mas detenimiento.
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2atencion sobre todo en las gran des transformaciones, en las mo-
dificaciones verdaderamente profundas que han ido redefiniendo
de manera radical el quehacer hisroriografico en este mismo
perfodo de dicho siglo veinte historico.
Para introducirnos en este problema, resulta entonces perti-
nente preguntarnos que es 1 0 que ha acontecido con la historio-
graffa mundial en los ultimos ciento cincuenta afios. Y si ellapso
temporal considerado es el de un periodo de ciento cincuenta
afios y no de cien, es porque asumimos, como ya 1 0 hemos men-cionado antes, que es completamente valida la perspectiva de la
historiograffa francesa, que afirma que los siglos bistdricos no
coinciden nunca con los simples siglos cronologicos", Y asl, en
nuestra opinion, la historiograffa actual no parecerla haber
comenzado a definir sus perfiles en 1968, ni en 1945, ni tam-
poco en 1900. Mas bien, y cuando miramos con atencion ese
periplo complejo que constituye las rakes ultirnas del actual
panorama vigente de los esrudios historicos mundiales, se di-
bujan un conjunto de curvas que nos llevarlan a afirmar el hecho
de que esta historiograffa mas contemporanea cornenzo enrealidad a definir sus perfiles fundamentales, justamente en esa
coyuntura crft ica privilegiada de la historia europea que es la co-
yuntura de 1848 a 1870.
LA PERIODIZACI6N DEL ITINERARIO DE LA
HISTORIOGRAFfA CONTEMPoRANEA EN EL "LARGO
SIGLO XX HISTORIOGRAFICO":
1848-~2025?
"EI do de los t iempos corre sin interrupcion,Sin embargo, tarnbien aquf es necesario que
nuestro analisis establezca ciertos cortes ( .. . )
(c6mo fijar, dentro de esa Ilnea larga del
tiernpo, las etapas de la historia?"
MARC BLOCH, Apo log ia para fa H is to ri a u O fi ci o
de His tor iador , 1941-1943
Si intentamos explicar el enorme problema de los perfiles que
ha tenido la historia de la propia historiograffa del siglo veinte,
desde una perspectiva de larga duracion, deberemos entoncesatender, como propone Fernand Brandel", a las grandes curvas
evolutivas, a las gran des lIneas que dibujan el conjunto de los
progresos que los estudios historicos han ido concretando a 1 0
largo de esta vigesima centuria no cronologica sino estrictamente
historica. Lo cual, nos lleva tambien al hecho de centrar la
22. Sobre esta perspectiva braudel iana de la larga duraci6n his t6rica, cfr .
Fernand Braudel, "Historia y ciencias sociales. La larga duracion" en e I libro
Escritos sobre Historia, Ed. Fondo de Cultura Econ6mica , Mexico, 1991.
Tambien pueden verse nuestros ensayos y Iibros, Carlos Antonio Aguirre Rojas,
"Die 'longue duree' im Spiegel"en la revista Comparatio, afio6, num. 1,Leipzig,
erie-feb 1996, "A longa duracao: in illo tempore et nunc" en Reuista de Histdria
d a s Ideias, nurn, 18, Coimbra, 1996, y eI libro F em an d B ra ud e! y l a s c i enc i as
bumanas, Ed. Montesinos, Barcelona, 1996, capltulo 2 (hay una edici6n
alemana de esta misma obra, con bibliografla acrualizada, bajo el tftulo Femand
B r au de ! u nd d ie M o de m en S oz ia lw is se ns cb af ie n, Ed. LeipzigerUniversitaetsverlag,Leipzig, 1999). -
23. Solo algunos ejemplos de esta posrura de los historiadores franceses:
Fernand Braudel va a hablar de un "largo siglo XVI" que ida desde 1450 hasta
1650, en variosde sus textos, por ejemplo en su ensayo"European expansion and
capitalism. 1450-1650", en eIlibro C h ap te rs i n W m er n C iv il iz at io n , Columbia
University Press, Nueva York, 1961, mientras Emmanuel Le Roy Ladurle habla
de un "largo siglo XIII" en su l ibro Mon ta il la u , a ld e a o c ci ta n a de 1294 a 1 32 4.Ed. Taurus, Madrid, 1988. En esta misma perspectiva, los autores modernos han
discutido sobre la posible existenciade un "breve siglo XX", como en eIcaso de
Eric Hobsbawm, 0 de un "largo siglo XX", como en la postura de Immanuel
Wallerstein. Sobre este debate, cfr. nuestro ensayo, CarlosAntonio Aguirre Rojas,
"Balance ctitico del sigloveinte blstdrico: (breve, largo0muy largo siglo XX?"en
la revista Sociologla, ndm, 26, Medellln, Colombia, 2003.
4243
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Y no se trata, como es evidente, de fechas inocentes, ya que
1848 ha sido la fecha simb61ica representativa de toda la irnpor-
tante epoca de las grandes revoluciones europeas, mientras que
1870 es la fecha fundamental del experimento de la Com una de
Pads. Es decir, al inicio, una fecha que tarnbien simbolicamente
representa el momenta en el que el proyecto de la modernidad
burguesa capitalista alcanza su punto de climax dentro del
terri to r io de la "pequefia Europa", y al final, esa fecha de 1870
que acarrea consigo tantos reacomodos esenciales, econ6micos,geopolfticos, nacionales, culturales y por ende tarnbien histo-
riograficos, dentro del rol espedfico que cumplen cada una de las
naciones europeas dentro del concierto global de esa misma
Europa.
De modo que si nos preguntamos mas precisamente, cudndo
empez6 a construirse 1 0 que hoy podrlamos calificar, con todo
rigor, como la historiografta contempordnea, la respuesta mas
pertinente serfa a partir de ese mismo afio crucial de 1848. Por-
que es a partir de esta ultima fecha que, como ya hemos afirrna-
do, los elementos que todavfa h oy e std n u ig en te s d en tro d el paisajehistoriogrdfico, han comenzado a definirse", Entonces, obser-
vando con mas detalle la historiograffa de estos iilrimos ciento
cincuenta afios, de 1848 a la fecha, podrlamos reconocer dentro
de la linea que dibuja su itinerario global cuatro gran des mo-
mentos 0 etapas, que en su conjunto parecerfan estar claramente
asociados a los diversos elementos que hoy componen el
complejo mapa de las piezas constitutivas esenciales de 1 0 que
ahora son los estudios hist6ricos mundiales contemporaneos.
Cuatro etapas distintas que la historiograffa conternpordnea
habrla ido recorriendo a 1 0 largo de su complejo periplo reciente,y que nos darfan, vistas en su conjunto, la totalidad de las "he-
rencias", y de las tradiciones y formas de ejercer el oficio de
historiador que hoy es posible encontrar dentro de los diferentes
dmbltos de las historiograflas nacionales de todo el planeta. Es
decir, el conjunto de perspectivas, auto res, corrientes y ternas
centrales que hoy habiran todavfa dentro de los difercnres es-
paclos que la disci p i ina de la historia ocupa, a 1 0 largo y ancho
de las historiograflas de todo el mundo.
De este modo, y recorriendo con "betas de sicte leguas" ese
itinerario de la hisroriografla conrernpordnea, resulta claro quedicho recorrido ha corncnzado con una coyuntura 0 rnomento
de rupturafimdacional, la coyuntura que va de 1848 a 1870, y
que siendo una etapa tambien muy irnportanre de la propia
historia general de Europa, ha dado nacimiento al primer esbozo
o intento sistcmdtico y orgdnico de fundar, a travcs del proyecto
crftico del marx ismo o ri gi na l, una u er da de ra c ie nc ia d e l a b is to ri a.
Una prirncra crapa 0 ciclo de la historiografla contempordnea,
que sed seguido por un segundo morncnto, el que abarcando
desde 1870 hasta 1929 aproximadarnente, ha sido el momenta
de la constituci6n de una pr imera hegemonla hi storlogrd fi ca , que
24. Existen hasta d mornenro muy pocos estudios de conjunto de 1 0 que ha
sido esta compleja y muy interesante curva de la evolucion de la histor iografla del
siglo veinre, a pesar de la enorrne relevancia del tema, Sobre esta historiografra cfr .
Georg G. Iggers , Neto d ir ec ti on s i n E u r op e an h is to r io g ra phy , (version revlsada),
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f rances, con bibl iograf la actualizada, bajo el ti tulo L 'bistoire conquerante. Un
r rg a rd S II r l'bistoriographi« jra'nraisr, Ed. L'Harrnarran, Paris, 2000), Itinerarios dr
fa historiografla del siglo XX, Ed. Centro Juan Marinello, La Habana, 1999, y
A ntl ma nu al d rl m a l h is to ri ad or , Ediciones desde Abajo, Bogota, 2003.
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va a ubicar su centro de irradiaci6n fundamental en el espacio
germano parlante de la Europa occidental, para llegar a funcio-
nar como una suerte de "modele" general para el conjunto de las
restantes historiograffas de Europa y del mundo de aquellos
tiempos.
Pero con la crisis terrible desatada dentro de la cultura germana
por el rragico ascenso del nazismo, va a finalizar este segundo ci-
do 0 momenta de la historiografia reciente, dando paso a una
tercera etapa, que estard caracterizada por la emergencia de unas egunda hegemonf a b is to ri og rd fi ca , ahora ubicada, en terrninos
generales, dentro del espacio del hexdgono frances. Una segunda
hegernonfa 0 segundo modelo general historiogrdfico, que ha
servido de inspiraci6n y de referente obligado para todos los
ambitos historiograficos de aquella epoca, para terminarse a su
vez con esa profunda reuolucidn cultural, de alcance planetario y
de consecuencias civilizatorias mayores, que ha sido la revoluci6n
de 1968.
Finalmente, y coronando todo este complejo recorrido de los
estudios hist6ricos conrernporaneos, se ha desplegado una cuartay ultima etapa, hija directa de las grandes y profundus transfer-
maciones que 1968 ha trafdo en todos los mecanismos de la re -
produc ci dn c ul tu ra l de fa v ida socia l moderna y en la cual no existc
mas ninguna hegernonla historiogdfica, sino por el contrario,
una nueva e inedlta situacion de policentrismo en la innovaci6n
y en el descubrimiento de las nuevas llneas de progreso de la his-
toriografia, situacion que se prolonga hasta nuestros dfas,
Porque si definimos muy brevemente los rasgos que carne-
terizan estas cuatro etapas principales, veremos que se trata a la
vez de la definici6n de aquellos elementos[undamentales que per-
miten entender los distintos tipos de historia que hoy com partcn
el panorama historiogrdfico, los distintos tipos de hisroria que
actual mente se desarrollan no solamente en Alcmania, Italia 0
Francia, sino tarnbien y claramente en toda Europa, pero igual-
mente en Mexico, en Peru 0 en toda America Latina, e induso
tarnbien en Rusia, China 0 India, es decir en el mundo entero.
Distintos modos de ejercitar el cada vez mas complejo aunque
tarnbien cada vez mas apasionante oficio de historiador, que en
sus confrontaciones diversas pero tambien en sus complejas
imbricaciones 0 espacios de coincidencia, se disputan ~erma- •
nentemente las preferencias de todos aquellos que nos dedicarnos
a l a d if lc il empresa de la musa CHo. Intentemos entonces acer-
carnos con mas cuidado, a estos cuatro momentos funda-
mentales del itinerario contempodneo de la historiografta re-
ciente".
* * *
El punto de partida de la historiogr .aHa que genuinamente
podemos Hamar contempordnea, se ubica cntonces en esa co-
yuntura de 1848 a 1870, q~e es la coyun~ura del nacimiento y
primera afirmaci6n del marxismo. EI marxismo nace entre 1848
y 1870 Y se define, como alguna vez dijo un imporranre
marxism frances de la cpoca del auge del estructuralisrno, comoel memento del nacimiento del contincntc "Historia' dentro del,
espectro de las ciencias humanas, como el inicio d~1 m~derno
proyccto de fundaci6n y apertura de una verdadcra cicncia de la
historla". Lo que significa, respccro al problema que aquf
25. Somos concientes de que se t rata solarncntc de: una. pr imcra
csquemarizac ion mlly genera l, pero que, a pes:l r. de SlI gener~lllb.d. mtcnta no
obstante atcnder a las principalcs lfneas de evolucion de csta lustonograf la de los
ultimos cicnro cincuenra alios. considerada en su conjunto y de manera global. Para
una fimdamenracion mayor de esra periodizacion, que se id [usti ficando a 1 0 largo
de los caplrulos siguienres, cI lector puede rernitirse tam~)i~n ~ nuestros ensayos,Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Rethinking Curr~n: SOCIalSCIences: , the Case of
Historical Discourses in the History of Modcrniry en [ournal of \ ' (/or ld-Sy!um
Research, vol. VI. num. 3. f.1U-winter2000, en cl sitio: h!!p:Ilc.~f.colorado.edl1/J\~sr,
"II 1968 c la storiografia occidentale" en Storiografia, mim. 2, Roma, 1998, y L1
sroriografia occidentale nel Ducmila" en Storiografla, nurn. 4, Rorna, 2000~ .
26. Sobrc csta idea. cfr . Luis Ahhusser, La r ro o lu c io n t ed r ic a t /r Ma r x. Ed. Slglo
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abordamos, en torno a los orfgenes de los perfiles actuales de los
estudios hist6ricos del siglo veinte, que el proyecto critico de
Marx: y Engels es en verdad el momenta en el cual la historia sale
de esa largufsirna etapa dentro de la cual habfa vivido durante si-
glos y hasta milenios, y en la cual se confundfa sin demasiado con-
flicto con el mito, la leyenda y el mundo de la ficci6n y de la li-
teratura, para pasar por fin al esfuerzo de intentar constituirse en
una verdadera "empresa razonada de andlisis?".
Es decir que es de esta fecha simb6lica de 1848, y del conco-
mitante desarrollo del proyecto crftico de Marx, que data rarnbien
la constitucion de una real c ie nc ia de fa historia, cuyo objeto de
estudio sera entonces el de la reconstrucci6n crftica de las distintas
curvas evolutivas recorridas por las sociedades humanas, dentro del
vastfsimo arco temporal en el que las mismas se han desplegado.
Un momenta de fundaci6n de una nueva ciencia, 0 de apertura de
un nuevo espacio dentro del sistema de los saberes cientfficos con-
temporaneos, que inaugura al mismo tiempo esra historia parti-
cular de 1 0 que es la hisroriografla en ese "largo siglo veinte
historiografico" que corre desde 1848 hasta hoy, es decir de la his-toriograHa que de manera mas precisa y rigurosa podemos Hamar
realmente la historiograHa contempordnea",
Y no hay duda de que sin la consideraci6n del marxismo, difl-
cilmente podrfamos comprender 1 0 que son los estudios histori-
cos del siglo XX y de la actualidad. Pues a pesar de las visiones
desencantadas postmodernas, y a pesar del viraje de la sensi-
bilidad de la opinion publica, e incluso, del viraje de la sen-
sibilidad de amplios sectores de la intelectualidad antafio crftica
en todo el mundo, viraje desde las posiciones de izquierda que
tuvieron tanta fuerza y arraigo en los afios sesenta y setenta,
hacia las posiciones mas bien conservadoras y de renuncia que
fueron caracterfsticas de los afios ochenta y noventa, resulta claro
que es imposible entender los estudios hist6ricos hoy, si no
tomamos en cuenta la influencia y los ecos que tuvo el marxismo
en toda la historia de la historiograHa desde 1848 y hasta la
fecha"
Lo cual resulta evidente si pensamos, por ejemplo, en todas las
corrientes historiograficas declaradamente marxistas, que son hoy
fundamentales en los estudios hist6ricos, como la corriente de la
revista P ast a nd P re sen t de Eric Hobsbawm y todo su grupo de
marxistas tradicionales, 0 tam bien en la obra de E. P . Thompson
y de Perry Anderson, y en las contribuciones de su revista NewL tj i R e vi ew , 1 0 mismo que en la historiografla socialista y crltica
de Raphael Samuel y de su Hi st or y Work shop. Y sucede 1 0 mismo
con autores como Pierre Vilar 0 Immanuel W.'lllerstein30, que son
declaradarnente rnarxistas aunque al mismo ticmpo scan capaces
X XI , M ex ico , 1 97 5. T arnb ien el ensa yo d e R ein ha rt K oselleck , "L e con cep t
d 'h isto ir c" i nc lu id o e n s u lib ro L (xptr imer dt l'histoire, Co cd ic io n Ga ll ima r d-L e
Seuil, P ar is. 1 99 7, y "Uma historia dos concc i ro s : p roblemas rcoricos e prdticos" en
Estudos Histdricos, v ol . 5 , mim. 10 , 1 992 .
27. T al y com o la d ef in e M ar c B lo ch . e n su be llo l i bro inconc luso Apolog ia para
fa bistoria 0 e l o f ic i o dt bistoriador, C ocdicion Fondo de C ultura Econom ica _I ns ti ru to N a ci on al d e A nr ro po lo gi a e H is to ri c, M e xi co , 1 99 6.
28 . S ob rc la v ig encia d el m arx ism o a ctua lm cn rc, y so bre su hisroria d ura nte el
sig lo v ein te cfr. I mm anu el W allerstein, "E I m arxism o d esp ucs de la cafda de l
corn un ism o", en La [ornada Semanal, nurn, 294, M exico , enero de 1995 y
Bo ll va r E c he ve rr ia , Las ilusiones dt la modernidad, C oedicion U NA M-EI
E qui li br is ta , Mex ic o , 1 995 .
2 9. S ob re e sta ir np or ta nc ia d el m ar xism o p ara la h is ro ria c fr . C ar lo s A nto nio
A gu ir re R oja s, " EI p ro ble ma d e l a historia en la c on ce pc io n d e M ar x y E ng els" e n
R evis ta M ex ic an a d ( Sociologla, v ol . X LV, nurn. 4 . M ex ic o, 1 98 3. " Ec on or nla ,
escasez y se sg o productivista" en Bolt/In dt Antropologla Americana, num. 21.
M exico , 19 91, ,"F eu da lism us" en el libro Historisch-Kritisches W'orttrbllch dr sMarxismus, Band 4, Ed. Argument, 1999 y "Marx e a Hisroria" en el libro
Granda Nomes do Historia Intelectual , E d. C on te xte , S ao P au lo . 2 00 3.
30. R esulta inreresante cornprobar de que m odo ciertos autores, com o los
m e nc io na do s P ie rr e V il ar 0 I mm an ue l W llle rst ein . h an l og ra do c or nb in ar d e u na
m anera m uy creativa y singular los aportes de esta perspecriva cririca del
m a rx is rn o, c on l as c on tr ib uc io ne s e se nc ia le s d e, p or e je rn pl o, l a c or ri cn re f ra nc es a
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de incorporar, dentro de sus distintas contribuciones hist6ricas e
historiograficas, los mas interesantes aportes y desarrollos de
otras perspectivas u horizontes intelectuales. 0 tambien, es el
caso complejo pero muy interesante de ciertos historiadores que
en el origen de su formaci6n tuvieron una fuerte impronta
marxista, que despues pudo evolucionar y mezclarse con otros
elementos para producir obras y resultados historiograficos tan
originales e interesantes como en el caso de los trabajos hist6ricos
y los ensayos metodol6gicos de los principales representantes de
Ia hoy celebre microstoria italiana, es decir de los agudos e
innovadores textos de Carlo Ginzburg 0 de Giovanni Levi, entre
otros".
Y es tambien el caso de toda esa vasta gama de historias y de
corrientes hisroriograficas que alguna vez pretendieron desarro-
llarse bajo el nombre del marxismo, como fue el caso de las his-
toriograffas sovietica, 0 polaca, 0 hungara, 0 rumana, pero tam-
bien china, 0 albanesa, 0 cubana, y vietnamita, es decir de todo
ese conjunto diverso y multifacetico de las distintas historic-
graffas de todos los pafses delllamado mundo "socialista", que se
afirmaron y desplegaron a 10largo de todo ese "breve 0 pequefio
siglo veinte" hist6rico, que corre desde 1914-17 hasta 1989.
Finalmente, hay que considerar rambien dentro de este vasto
espectro de herencias y presencias del marxismo en el sen? de
la historiograffa conremporanea, los resultados que produJo.el
enorme impacto que la cosmovisi6n marxista tuvo en la his-
toriograffa de Mexico y de America Latina en los ano s setenta yochenta, y que viene a sumarse a todos los distintos micleos
que, a 10 largo y ancho del mundo capitalisra y durante todos
los periodos que hemos mencionado anteriormente, mantuvo
distintos proyectos y esfuerzos hisroriograficos igualmente
alumbrados por la perspectiva de Marx y de sus diferentes
eplgonos. Pues aunque despues de 1989 este irnpacto pareci6
debilitarse y hacerse un poco mas lejano, para comenza~ a re-
surgir de nuevo durante el ultimo lustro recien transcurrido, es
claro que hoy, en este afio de 2004, la presencia de Marx y del
marxismo dentro de los estudios hist6ricos mas con tempo-rdneos sigue siendo un cornponente fundamental e impres-
cindible del paisa]e mundial global de csta misma historiograHa
actual 32.
EI marxismo impregn6 entonces, profunda y radical mente
rambicn, toda la historiografla latinoamericana posterior a
de los Annales. Hasta el punto de que pod em os hablar de todo un grupo de
"marxistas -annal is tas" que, despues del g iro radical que vivieron dichos Annales
franceses como consecuencia de la revoluci6n de 1968, fueron los que realmente
mantuvieron viva la herencia crfrica fundamenta l de Marc Bloch, Luc ien Febvre y
Fernand Braudel . Sobre este punto , cfr . nuest ros l ibros, Carlos Antonio Aguirre
Rojas, O s A nn ale s ~ a H is to rio gr afia F ra nc es a. T ra dic oe s c ritic as d f M a rc B lo ch a
M i ch f/ F o u cau lt , Editora de la Univers idade Estadual de Maringd, Maringd, 2000,
y La E scuela de lo s Annales. A Yfr . H oy . M a na na , antes citado y nuest ro arr lculo
"Annalii i Marksism. Diesir Tesisov a metodologuicheskij paradigma]" en ellibro
Sp orii a g la vn om . D isk usii a nactoyasbiem u budusb i em i s to r ic h rsko i nauk] vokmg
f ra n ts u sk o i s h ko li i " A nna lo u ", Ed. Nauka, Moscii , 1993.
31. Esta fuerte vinculacion inrelecrual de la microhistoria italiana con el
marxismo nos recuerda de inmediato la interesante tes is defend ida por Jean-Paul
Same , quien ha def inido al marxismo como "el hor izonte insupe rable de nuestra
propia epoca" en su ensayo de "Cuestiones de Merodo", in cluido en su C r lt ic a d e
La ra zd n d ia le c ti ca , Ed. Losada , Buenos Aires, 1970. Sob re ese fundamental
v inculo de la microhis toria i ta li ana con el marxismo, cfr . nuest ro ensayo, Carlos
Antonio Aguirre Rojas, "Cont ribuci6n a la his toria de la microhistor ia i ta li ana" ,
en la revista Contrahistorias, mirn, I, Mexico, 2003.
32. Vale la pena insistir en el hecho de que varias de la corrie.ntes
histor iogrdficas mas impor rante s hoy en dla son, 0 declaradarnente marxistas,
como es el caso de los his toriadores marxistas bridnicos tanto de P a st a nd P re se nt
como de la NfW L if t R e v iew , 0 de un claro origen marxista, como en cl caso de la
microhistoria italiana 0 de la his toria radical norteamericana. Y es tambien cl caso
de perspectivas que, provenientes de otras disciplinas ~oci~les, como la s?ciologla,
t ienen una presencia e irnpacto centrales dentro de la historiografla mundial actual,
como es el caso de la perspecriva del "world-system analysis" de Immanuel
Wal lers tein . Sobre esra ult ima, cfr . nuestro l ibro , Carlos Antonio Aguirre Rojas ,
I mmanu el Wa lk rs u in . Critica del s i s tema-mundo cnpitalista, Ed. Era, Mexico, 2003.
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196833 , Y es por ello que sin una consideraci6n de ese componente
rnarxista y de las multiples tradiciones y escuelas que el mismo
ayudo a crear, y que derivan codas de ese momen ta fondac iona l del
moderno proyecto de construcci6n de una ciencia en la historia,
no es posible entender adecuadamente el rostro complejo del
panorama historiografico mas conternporaneo.
Por 1 0 demas, es claro que la fecha de este arranque del
moderno proyecto de constituci6n de una ciencia hist6rica, y en
consecuencia de los perfiles de la historiografla hoy vigente, fechaasociada a las revoluciones europeas de 1848 y al nacimiento del
marxismo no tiene nada de casual. Porque, como ya hemos
referido anteriormente, 1848 es la fecha que simboliza ese punto
bistdrico crucial en el que c am bia e l s en tid o de la curva global y
secular de la modernidad, el momenta en que se agota la larga fase
ascendente de esa modernidad, comenzada en el siglo XVI, para dar
paso a la rama descendente de esa misma modernidad, que se
despliega desde esa coyuntura de 1848/70 hasta hoy. Lo que
significa, entonces, que toda la hlsroriografla conternpordnea se ha
desarrollado en sus distintos momentos dentro del horizonte deesa rama descendente de la modernidad, y en consecuencia, dentro
de un espacio marcado por la posibilidad de avanzar en un sentido
critico, en una direcci6n opuesta a la concepci6n tradicional que
fue dorninante durante la fase ascendente de esa misma mode-
rnidad burguesa y capitalista",
Y es precisamente este viraje fundamental del largo ciclo vital
de la modernidad, que alcanza su punto de climax en esa coyun-
tura de 1848-1870, el que va explicar doblemente, tanto ese pro-
ceso complejo del nacimiento del marxismo -a expresi6n
negativo-crltica de esa misma modernidad-, como tarnbien el
proyecto de superaci6n cdtica de los discursos hist6ricos
anteriorrnente dominantes, que ya hemos caracterizado antes,
junto a las correspondientes formas de concebir la historia que a
esos discursos acompafian. Y a partir de todo esto, el esfuerzo de
la edificaci6n inicial y simultdnea de ese proyecto hoy todavfa
vigente y todavla en curso de construcci6n de una verdaderaperspectiva cientljica para los estudios hist6ricos.
Y es en esre exacto sentido que debe entenderse la crftica siste-
matica de las principales variantes del antiguo modo de abordaje
sobre la historia; es decir, tanto de toda posible filosoffa de la
historia, crfrica que encontro su primer exponente sisterndtico, y
no casualmente, en el propio marxismo, como de todos los dis-
cursos hist6ricos antes ampliarnenre difundidos, sea como
discursos narratives y ernpiristas, 0 tambien como discursos ml-
ticos 0 legendarios sobre la historia, igualmente desconstruidos y
trascendidos por esc mismo marxisrno. Porque es justarnentedesde este punto de vista, que el marxismo pone los cimientos de
t od os l os u lte ri or es p ro ye ct os modernos de construcci6n de una
ciencia de la historia.
Lo que explica, en nuestra opini6n, eI hecho claro pero que no
se subraya siempre suficientemente, de que rnuchas de las
contribuciones esenciales de esc marxismo original de la segunda
mitad del siglo XIX se hayan convertido hoy en una suertc de
"lugares comunes" arnpliarnente aceprados por casi redo cI gre-
mio de los seguidores y cultores de Clio, pasando a formar parte
de una especie de consenso impltcito asumido por la inmensamayorla de las corr ientes historiogrdficas actualcs, con la iinica
excepci6n, quizd, de la vieja y atrasada historia posit iuista. Porque
afirmar que la historia es una ciencia y no solo un simple arte, y
distinguir netamcnte su estatuto como ciencia social frente a las
muy diversas ciencias naturales, son dos contribuciones mayo res
33. Sobre este punto cfr. nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "EI
'largo siglo XX' de la historiografla latinoamericana conternpordnea: 1870 _(2025?" en nuestro Iibro A m /r ic a L at in a: H is to ri a y Presente, Ed. jitanjdfora,Morelia, 2001.
34. Hemos desarrollado mas ampliamente esta idea en nuestro ensayo, Carlos
Antonio Aguirre Rojas, "Convergencies y divergenciesentre losAnnales de 1929
a 1968 y el Marxismo. Ensayo de balance global" en la revista His to r ia Soc ia l ,
num. 16, Valencia, 1993.
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que nos remiten directamente a esos aportes de Karl Marx.
Como tambien la idea de que la historia debe dar primada a
los hechos reales sobre las concepciones y fantasfas de sus actores
y protagonistas, es decir que debe ser una historia materialista,
junto a la tesis de que la historia la hacen los grandes grupos y
clases sociales, y no los grandes caudillos y "heroes" por impor-
tantes que estos ultimos sean, es decir que la historia es siempre
una historia profundamente social, son dos horizontes que
igualmente derivan de esa contribuci6n original del marxismofundador 0 inicial.
Pero tarnbien la idea de que la historia debe ser un ejercicio
permanente de la conciencia crltica, 0 la centralidad que en la
vida social en general tienen los distintos hechos y dimensiones
economicos, junto a la reivindicaci6n de la historia como hisroria
total 0 global, vista adernas como un proceso generado a partir de
las contradicciones del proceso humano, y en consecuencia
tam bien de una manera dialectica, son todas perspectivas que
han sido original mente desarrolladas y postuladas por Marx hace
mas de cien afios, y que ahora son ampliamente aceptadas,aplicadas, asumidas y hasta reivindicadas por las mas diferentes y
hasta heterogeneas posturas y corr ientes de la historiografla mas
conrernporanea,
Y del mismo modo que el marxismo en general, como cos-
movisi6n del mundo y como doctrina que ha alumbrado
diversos movimientos politicos y sociales, pero tarnbien distintas
corrientes y tendencias intelectuales en todo el vasto campo de
las ciencias sociales, ha sufrido un complejo proceso de plura-
l izacion y de readaptacion a las mas heterogeneas y disfrniles
experiencias y circunstancias ----que van desde su conversi6n enideologla dominante y su reducci6n a un conjunto de apotegmas
sirnplificados, hasta su real recuperaci6n crftica y su profundi-
zaci6n creativa e innovadora, as! tambien las historiograflas que
se han reclamado como "rnarxistas" a 1 0 largo de este periplo de
la historiograHa del siglo veinte, han cubierto igualmente un
muy variado y diversificado abanico de posibilidades, que cubren
desde ejercicios muy sofisticados e intelectualrnente muy ela-
borados (como por ejemplo en el caso de la Escuela de Frank-
furt) 0 esfuerzos de muy buen nivel que alimentan siempre las
lfneas y las perspectivas crft icas y marginales de la hisroriografla
(como en los trabajos ya mencionados de Immanuel Wallers-
tein), hasta muy elementales aplicaciones de un marxismo m~
bien simplificado y hasta "vulgar", que reduciend? la cO~'pleJa
visi6n del marxismo a un conjunto de f6rmulas de manual han
producido mas bien trabajos muy esquerndticos y poco origi-
nales".
Pasemos ahora al segundo momento, a ese momenta que se
constituye despues de 1870, en torno a la progresiva afirmaci6n
de una prirnera hegemon!a historiografica, la h.ege~on!a del
universo germano parlante. Una hegemon!a que sintetizando en
una propuesta hisroriogdfica coherente todos los progresos ~ue
los estudios hist6ricos hablan realizado, entre la revol ucion
francesa de 1789 y esa coyuntura de 1848-1870, va a representar ,
en una cierta medida, una especie de clara regmiOn rcspecto del
momento fundador explicado hasta ahora.
* * *
Con la derrota de la Cornuna de Pads, en 1871, se ha cerrado
esa coyuntura revolucionaria que habra dado nacimiento al
marxismo inicidndose dentro de la historia europca una nueva, .etapa que estard marcada P?r la exace~baci~,n de los na~IO,~
nalismos y por la emergencia de una cierra contraofensiva
35. Sobre cstos multiples rnarxismos del siglo veintc efr:, Imma~ud .Walle,rstein.
"Braudel, los Annales y la historiografla conrempordnea en Historias, num ..3 .
Mexico. 1983. y Carlos Antonio Aguirre Rojas. "Marxismo.Jiberalismo y expansion
de la econornfa-rnundo europea", en el l ibro P ar a r om pr en de r e l m un do a ct ua l U na
gramdtica ck l arga durac idn , Ed. Centro Juan Marinelo, La Habana, 2003.
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36. Una buena sCntesis de los rasgos de este modelo germano de hisroriograf ia
puede verse en el libro de Francisco Vazquez Garda, E stu dio s d e T eo rla y
M( to dol og la d ([ s ab er b is td ri co , antes citado, Vease tambien Julian Casanova, La
h i st ori a soci a l y los his toriadores , Ed. Crftica, Barcelona, 1997, Gonzalo Pasamar,
La historia contempordnea, Aspectos tedricos e his toriogrdf icos , Ed. SCntesis, Madrid,
2000, y Carlos Antonio Aguirre Rojas, I ti ne ra ri es d e fa H is to ri og ra fl a d el s ig lo X X ,
antes citado.
considerar como la historiografla de van guardia, durante estas
ultirnas decadas del siglo XIX cronol6gico y los comienzos del
siglo XX. Ya que es en el seno de estas culturas alemana 0 aus-
trfaca de estas mismas epocas mencionadas, que van a formarse,
a desarrollarse, y a producir sus aportes principales aquellos que
seran los auto res mas importantes de la hisroriografla mundial en
vlsperas de la primera guerra mundial, e inmediatamente des-
pues de el la.Por eso, es completamente 16gico que sea en el interior de esta
historiografia germano parlante, que va a detentar la hegemonia
o dominio historiogdficos dentro de los estudios hist6ricos entre
1870 y 1930, donde va a desarrollarse Ia conocida e irnportante
polemica sobre la Methodenstreit y en la cual se va a escenificar
tambicn toda la discusi6n sobre las diferencias entre las ciencias
naturales y las ciencias del cspfritu. Y es tambien en este universo
cultural de matriz germana en donde va a prosperar el proyecto
de la Kulturgescbichte y de otras diversas lineas de la entonces
innovadora hisroria social alernana y austrlaca". Pero tambien es
en el seno de esta historiografia de Alemania y de Austria donde
va a afirmarse y a convertirse en el m ode le h is to riog rdfic o d o-
minante la historiografla que ha sido caractcrizada con cl terrnino
de historia positiuista, historia que dcsplcgdndose como la forma
entonces mas difundida de ejercer los mencstercs de Clio, va a
imponerse progresivarnenrc desde esc universo germano, primero
hacia toda Europa y despues hacia todo el mundo.
Y aunque rcsulra ahora claro que este termino de hisroriografla
posit ivisra no es completamente adecuado, en virtud del arnplio
abuso que se ha hecho del mismo, y dada la muy diversa
cantidad de heterogcneas signif icaciones que se han hecho pasar
bajo esra denominaci6n, es sin embargo cierto que dicha conno-
intelectual en contra de los movimientos crfticos y de las postu-
ras intelectuales de impugnaci6n. Y a tono con todo esto, la
nueva hegernonfa historiografica que va a constituirse dentro del
espacio de la cultura germana, va a alimentar una ;.isi~n .d~ I?,s
hechos historicos que pretende ser exageradamente objetivista",
a la vez que se vuelca hacia funciones de educaci6n dvica y na-
cionalista, y se olvida un poco de los aportes principales que
habfan sido descubierros y conquistados durante la coyuntura
anterior". Y ello, junto al hecho de que el marxismo, durante
estas epocas, no ha penetrado jarnds dentro de la academia ni
dentro de los ambitos universitarios, permaneciendo mas bien
vinculado a los movimientos sociales y politicos revolucionarios
de la Europa de aquellos tiempos.
Y entonces, y dentro de este clima intelectual, de signa inverso
al de la coyuntura anterior de 1848-1870, es que va a prosperar
ese segundo cicIo de la historiografla conrernpordnea, ahora
marcado por la emergencia de un sistema en e I que una naci6n, 0
un espacio, 0 un area intelectual funciona como centro principal
de la innovaci6n historiografica, y el resto de las historiograffas 10
imitan 0 10siguen de mas cerca 0 de mas lejos, para constituirse
como distintas periferias 0 semiperiferias de ese mismo centro, Ya
que cuando observamos desde una perspectiva mas arnplia,
resulta claro que entre 1870 y 1930, aproximadarnente, ha sido
casi siempre e I mundo germano parlante e I que ha jugado ese rol
de dominio hegem6nico dentro de la historiograffa europea y
mundial. Porque es claro que es este espacio intelectual de habla
alemana el que nueve de cada diez veces va a generar las investi-
37. Sobre este punto cf r. cl artfculo de Gerhard Oestreich, "Lc origini della storia
sociale in Germanic" en Anali da lstituto Storlco-trdesco di Trento, mirn. 1, 1977.
57
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taci6n de historiograHa positivista ha adquirido en rodo el mun:
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do un senti do importante que podemos y debemos conservar, SI
asumimos claramente que ese sentido alude a ese tipo de his-
toriograHa originalmente alemana que se convirtio ~n la forma
dominante de fa prdctica bistorica dentro de las Universidades
europeas y de to do el planeta del periodo ya referido de 1870
a 1930 aproximadamente. Forma dominante que, ignorando
los avances y aportes que habfa representado el marxismo para
la posible construcci6n de u~a verdad~ra ~iencia his~6ri:a,
volvi6 a la absurda idea de eqUlparar la historia con las crencias
naturales, para buscar una imposible "objetividad" absoluta de
sus resultados cognoscitivos, mediante la reducci6n de su
practica a la simple dimensi6n erudita del trabajo del historia-
dor",Esta historiograHa germana dominante, que bien podemos
denominar entonces como rankeana 0 positivisra -aunque
reconociendo que el mismo Ranke, que formul6 su "lema de ba-
calla' de "narrar las cosas tal y como han acontecido", no se
ajusta totalmente en su obra a 1 0 que esta denominaci6n im-
plica-, y que se despliega esencialrnente entre 1870 y 1929, era
de alguna manera el resultado condensado 0 la slntesis de ciertos
procesos irnportantes que acontecieron en la hisroriografla
europea entre 1789 y 1870. Porque es bien sabido que fue por
primera vez en 1789 cuando la revoluci6n francesa democratize
de una manera sorprendente el acceso a una enorme cantidad de
informaci6n que antes era considerada como "secretes de
Estado', y que en cambio a partir de esta fecha, va a constituirse
en una de las Fuentes principales y habituales de los historia-
dores, en una de las materias primas bdsicas en las que se apoya
una parte de los trabajos de la historiograHa conternporanea,
Pues si antes de 1789, los Archivos de rodos los Estados euro-
peos son practicamenre inaccesibles a los historiadores y a todos
los ciudadanos, despues de esta misma fecha los practicantes de
la historia tienen a su disposici6n casi todo 1 0 que tiene que ver
con la evoluci6n y la informacion relativa a esos Estados, y
tambien con los departamentos y hasta con las parroquias. La
revoluci6n francesa de 1789, entre sus muchas y beneficas
consecuencias, implic6 tarnbien la apertura inmensa de uncaudal realmente importante de nueva informaci6n, ahora
accesible a la mirada y sobre todo al trabajo de los historiadores,
hecho que explica que sea precisamente en el siglo XIX cuando
se desarrolla, en ese mundo germano parlante que antes hemos
referido, el interesante proyecto de las Monumenta Germaniae
Historicae, a la vez que en Francia prospera una empresa histo-
riogrdfica como la de Augustin Thierry, quien dedic6 su vida
entera a com pilar los documentos y a hacer la historia del Tercer
Estado,
La historiografla positivista, que va a caracterizarse como esbien sabido, entre otros de sus rasgos importantes, por un cuIto
fetichista y exagerado respecto al texro", es una historia empo-
38. Para una caracterizaclon de los l imites enormes de esta histo ria posit ivisra
a lernana y de las confrontac iones que tuvo con el proyecto de la Kulturgrschichu.
cfr. el interesante articulo de Henri Pirenne, "Una polernica historica en
Alernania", en Ia revisra Contrabistorias, mim. 2. Mexico. 2004.
39. Como bien ha serialado Lucien Febvre en sus C omba ts p o ur l 'h is to ir r, Ed.
Armand Colin. Paris. 1992. Y por ello, no es una casualidad que todas las
corrienres importanres de la hisroriografla de los ultirnos cien alios hayan
cri ricado, desde muy diversos dngulos y hor izonres, a esta l irni rada historic
positivisra, y tarnbien a su variante especfficamente historicisra, crltica que
tambien encontrarnos en Walter Benjamin . Norbert El ias 0 Michel Foucault. en
los diversos representantes de la corriente de los Annales, en las multiplesversiones del marxismo crfrico, 0 en las perspectives rnds recientes de la
microhistoria iraliana, el "andlisis de los sistemas-rnundo" 0 la historia de los
conceptos alernana, entre muchos orros, Sobre esra crlrica de esos diversos autores
y cor rientes , cf r. nuestro l ibro, Car los Antonio Aguirre Rojas. Co r ri en ta , t em a s y
a ut or es d r fa h is ro ri og ra fl a d e! s ig lo X X . Ed. Universidad Juarez Aut6noma de
Tabasco, Villaherrnosa, 2002.
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brecida y que reduce el trabajo del historiador a la simple labor
del erudito 0 del anticuario, al considerar dichos documentos
escritos como la unica y exclusiva Fuente legltima del trabajo
hist6rico, proyectando de este modo como definici6n y concep-
ci6n de 1 0 que es y de 1 0 que debe ser la disciplina hist6rica, esa
visi6n resultante, efectivarnente, de un siglo entero de com-
pilaci6n de documentos, de un siglo de clasificaci6n, verificaci6n
de la autenticidad, y puesta al df a de esa informaci6n que antes
no era accesible para los historiadores.Yes claro que esta historiograHa positivista, que condensa a la
vez los grandes progresos que la e rud ic ion b is to r ica alcanz6 en ese
siglo XIX posterior a la revoluci6n francesa, pero que retrocede
respecto de la enorme revoluci6n que habla implicado el
marxismo dentro del campo de la historia, va a poseer ciertas
virtudes importantes, vinculadas al hecho de que insiste en la
importancia de aprender el trabajo paciente de la busqueda de
fuentes, y la distinci6n entre Fuente hist6rica y Fuente literaria,
ensefiandonos tambien los procedimientos habituales de la
crftica externa y la crltica interna de los documentos y de los rex-tos, y rnostrandonos c6mo distinguir un documento verdadero
de uno falso. Alecciondndonos, en suma, en torno a todo 10 que
tiene que ver con la dimensi6n erudita de la historia, esta historia
positivista rankeana ha alimentado tambien, a veces en exceso y
con una fuerza y tenacidad sorprendentes, el conjunto de los
ambitos historiogdficos y de las hisroriograflas nacionales de las
mas diversas partes del mundo"
40. EI manual que va a condensar estos aportes, dentro del hor izonte frances,
sera el l ibro de C. V. Langlo is y C. Seignobos, l nt ro d uc c io n a l as e s tu d io s b is td r ic o s,Ed. La Pleyade , Buenos Aires, 1972. Sin duda alguna, una de las razones i rnpor-
tantes de la larga sobrevivencia y de la tenaz difusi6n mediante los aparatos
escolares de todo el mundo, de este tipo de historia positivista decimononica ,
estriba en su claro cardcter inofensivo y acrfrico frenre a los poderes dominantes,
que la ha hecho funcionar sicmpre como la gcneradora princ ipal de las histor ias
afidalts, siempre gloriosas y siernpre mentirosas y falsas . Un ejemplo de cr ft ica de
Pero, como ha sido sefialado ya por multiples auto res, el lfrn ite ,
de esta historiografla positivista, que fue dominante en terminos
generales en el periodo de 1870-1930, estriba en el hecho de que
es una historiograHa que se basa en un solo tipo de Fuente. Y
tarnbien, en el hecho de que, en el fondo, ella es mas una expre-
si6n resumida de los principales progresos que la historia logro
conquistar durante ese siglo XIX que fue llamado el "siglo de la
historia", yen consecuencia, que es mas un tipo de historiograHa
es tr ic tamen te dec imondnica, que sin embargo se ha sobrevivido as! misma para integrarse como un componente absolutarnenre
anacr6nico pero aun presente dentro de la historiograHa del siglo
veinte.
Y as! como el rnarxisrno, desarrollado en cl siglo XIX crono-
16gico, es en verdad una anticipacidn clara de much os de los ras-
gos mas profundos de csra historiografla del siglo veinte, as! la
historia positivista va a funcionar como esa especie de "anacro-
nismo" aiin viviente a 10 largo de toda esta ultima centuria cro-
nol6gica de vida de los estudios hisroricos contcmpordncos. Lo
cual explica tam bien que esa historia positivism, en su afanosabusqucda de una muy estricta y finalmente imposible "objcti-
vidad" absoluta frente a los hechos hist6ricos, haya descmbocado
en una clara renuncia a toda la dimensi6n interpresatiua y
explicatiua de la ciencia hist6rica, dimensi6n que en cambio
habra sido subrayada como central por cl proyecto rnarxista de la
coyuntura anterior ya analizada, para convertirse despues en uno
de los trazos mas caracterfsticos de todas las diversas corrientes
hisroriograficas del ultimo siglo vivido.
Y fueron esras, entre muchas otras, las limiraciones que ya
dentro de la misma erapa de 1870-1930 suscitaron las mas ra-
los mites fa lsos y de los "olvidos estraregicos" que construyc y alimenm esra
historia positivista, luego transfigurada en hisroria oficial, puede verse en nuestro
libro, Carlos Antonio Aguirre Rojas, Mitos y o l u idos d t fa b is to r ia o fi ci al d t M l xi ca ,
Ed. Quinto Sol , Mexico, 2004.
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plantearse seriamente la cuesti6n de saber que va a pasar cuando
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dicales crlticas a esa version positivista de la historia, tanto dentro
del mismo universo germano parlante, como fuera de el . Pues es
bien conocida, por ejemplo, la dura crftica que Lucien Febvre, y
con el todo el grupo de los "primeros Annales", van a realizar en
contra de la celebre afirmaci6n que aparece dentro del tan
difundido manual frances de Langlois y Seignobos, publicado en
1898 y titulado In tro du ccio n a lo s E stu dio s Histdricos, cuando
enuncia lapidariamente: "La historia se hace s610 con textos, y un
historiador serio jamas se atreverfa a afirmar aquello que nopueda respaldar con un documento escrito". Y esta sentencia, y la
Idea que ella resume, y que hoy nos parece bastante infundada y
absurda, fue sin embargo tomada tan seriamente durante la
segunda mitad del siglo XIX, que la misma se encuentra en el
origen de una distincion que hoy cualquiera puede reconocer
como compleramente obsoleta, pero que continua aiin siendo
vigente y aplicada dentro de nuestras habituales concepciones y
ensefianzas historicas, y que es la tradicional distincion entre la
historia y la prebistoria.
Porque es bien sabido que el hecho que distingue a la historiade la prehistoria, y que marca el inicio de la primera, es justa-
mente el de la invenci6n de la escritura. Lo que implica que, al
carecer de la escritura, y por ende de esos textos y documentos
escritos que segun esta atrasada concepcion positivista son la
materia imprescindible del historiador, entonces esas sociedades
anteriores a dicha invenci6n de 10 escrito no pruden ser inves-
tigadas solidarnente por estos seguidores de CICo, quedando
reservado su estudio para los antropologos, los arqueologos 0 los
etnologos. Y por ello, esas sociedades no sedan parte de la
verdadera historia, sino solo de esa etapa previa y aun poco desa-rrollada que de manera despreciativa y condescendiente se ha
calificado entonces como la de la "prehistoria" humana.
Y nuestros autores franceses positivistas antes men cion ados
asumen tan radicalmente el valor de esta afirmaci6n de que la
historia se hace exclusivamente con textos, que han llegado a
los historiadores hayan agotado e interpretado todos los do-
cumentos escritos que hay disponibles, para responder enfa-
ticamente y sin titubeos que entonces se deberia acabar por
completo el oficio del historiador. Aunque para tranquilizar
inmediatamente a sus lectores y a los historiadores, afirmando
que, felizmente, aiin quedan todavla miles de documentos y de
textos y rnateriales en los archivos de todo el mundo, como para
sosrener durante algunos cienros de afios mas ese trabajo
historico paciente y meticuloso en torno a dichos documentos.
E igualmente, sed esta historia positivism la que consagrard esa
absurda y ridfcula idea, t od avf a a rnp li amen te difundida dentro
de la corporacion de historiadores, de que el objeto de estudio de
nuestra disciplina es "el estudio del pasado humano". Una idea
que hoy nos parece completamente carente de sentido, pero que
en su mornento fue tenazmente defendida por esos historiadores
posit ivisras, que en la busqucda de una supuesta objctividad
absoluta del conocimiento hisrorico rechazaban total mente el
estudio del "presente", dado que por su ineludible cercanfa con
todos nosotros, impedirCa a dichos historiadores una vision serena,
reposada, alejada, neutral, y en consecuencia "frCay objetiva' de
los hechos sociales y humanos bajo cstudio, Vision que ya el
mismo Marx habfa criticado, y que criticardn tambien prdc-
ticamente rodas las corrientes irnporrantcs de la historiografCa del
siglo veinte, y que sin embargo todavfa sigue siendo en ocasiones
defendida por algunos de los modernos cultores de nuestro oficio
de historiadores.
Esta historiografCa positivista es cntonccs la historia que, basdn-
dose en una sola fuente, va tam bien a concentrarse, lirnitada-
mente, en el estudio y examen de solo cicrtas dimensiones del
tejido social, en los hechos biogdficos, politicos, diplomdticos y
milirares del aconrecer hisrorico humane. Y tam bien va a scr, co-
mo ha sido varias veces sefialado, una historia que va a tener una
funci6n muy rncrnorfstica, muy nacionalista y hasta chovinista,
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compleja dialectica entre realidad e interpretacion, entre el tra-vinculandose muy de cerca con los intereses del Estado y con su s
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41. Es decir , esa his toria pos it iv is ra , luego converr ida en la his roria oficial , que
es siempre "gloriosa" Y autocelebratorla, y que ha sido criticada por todos los
autores importances que se inscriben denrro de las multiples tradiciones de la
historiografla genuinarnenre crltica del siglo XX. Mencionemos en esre senr ido , a
tftulo de s imples ejemplos pos ib les, la crftica de Miche l Foucault a esta hisroria
falsarnente heroica, grandiosa y monumental, a la que el Ie opondrd la "con-
trahisroria" y la "contramernoria" crlricas, derivadas de su enfoque arqueol6gico-
genea logico, por e jemplo en su libro GmMlogia d e! Ra cl smo , Ediciones de La
Piquera, Madrid , 1992, 0 la crlt ica radical de Wal ter Benjamin a este pos itivi smo
e historicisrno historiogrdficos contenida en su brillanres "Tesis sobre la Filosofla
de la Hisroria", en su libro La d ia ll ct ic a e n S II spm so . F r a gmmt os s o br e fa bistoria,
Ed. LOM-Univer sidad Arcis, Santiago de Chile , 1996 0 r arnb ien la c rltica de
Norbert Elfas, en su "Introduccion" a su libro La Soc iedad Cor te sana , Ed. Fondo
de Cul tura Econornica, Mexico, 1982.
bajo de establecimiento de los hechos reales y verdaderos y la
imprescindible necesidad de su explicacion coherente y razonada
a partir de s6lidos modelos interpretativos de esos mismos
hechos.
Lo que sin embargo no elimina el hecho de que serfa imposible
entender el paisaje de los estudios historicos actuales, sin tornar
rarnbien en cuenta el pequefio pero decisivo aporte de csta
historiografla positivista, Porque es claro que no puede haberhistoria sin erudicion, aunque tarnbien sea evidente que la his-
toria no Sf reduce nunca a su sola condici6n erudira, y que para
acceder a ella es necesario trascender la sim ple condici6n de
"anticuario" 0 de amante y coleccionista de las "curiosidades del
pasado", tal y como nos 10 han sefialado reiteradamentc rodos
los historiadores crlricos y mas avanzados que han exisrido des-
de principios del siglo XX cronol6gico y hasta hoy",
Pero debe quedar claro que al caractcrizar esta hisroria positi-
vista nos referimos cxclusivamcntc a 10 que ha sido la linen do -
minante dentro de esta historiogrnffn germano parlante. Porque
es tarnbicn bien conocido cl hecho de que, entre 1870 y 1930, se
dcsplcgo igualmente dcntro de cstc mismo universo de marriz
cultural gerrnana, todo un conjunro complejo y diverse de otras
posturas hisroriogrdficas y de otras rradicioncs intclcctualcs
dentro de la hisroria, como es cl caso de la historiografia marxism
de auto res como Karl Kautsky, Heinrich Cunow, Otto Bauer,
etc., 0 en otra vcrticntc, cl caso de la hiscoriograffa acadcmica crl-
rica de Max Weber, de Alfred Weber, 0 de Karl Lamprecht, entre
otros,
Y tarnbicn cl caso de esos intercsanrcs debates y agudas pole-
micas sobre cuestiones tan ccntrales como la de la "cornprcnsion"
visiones y objetivos generales, para apuntalar la funci6n de las
historias oficiales de preparar "buenos ciudadanos" y de reforzar
en elios la conciencia nacional y patriotica.
Finalmente, esta misma historia que ha dominado la ensefianza
de la disciplina hisrorica en las principales Universidades
europeas y del mundo entero, durante esas ultimas decadas del
siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX, ha sido tambien una
historia muy descriptiva, narrativa, erudita, y encerrada dentro
de sus propias y limitadas visiones de los problemas sociales e
historicos". Un hecho que explica las s610 aparentemente extra-
f ias transiciones que, en los ultirnos tiempos, hemos presenciado
dentro del gremio de los historiadores, y en las que ciertos
defensores a ultranza de esta historiografla positivista pasan, en
una suerte de transite brutal y radical, hacia la defensa de los
puntos de vista del posmodernismo en historia. Pero en el fondo
se trata de una transici6n bastante logica, pues tanto el ernpi-
rismo y objetivismo desmesurados de los positivistas, como el 10-
gocentrismo absurdo de los posmodernos en torno a la dimension
discursiva del trabajo historico, se apoyan ambos en la misma
incapacidad de reconocer y reconstruir de manera equilibrada la
42. Cfr. Henri Pirenne, "(Que es 1 0 que los his toriadorcs estamos t rarando de
hacer!" , en la revis ta Eslabones, nurn. 7 , Mexico , 1994 y t ambicn Henri Bcrr, La
s l nt r sl s e n b i st o ri a , Ed. UTEHA, Mexico, 1961.
6 4 65
en historia (e l tema de la Verstehen), 0 sobre la especificidad y intelectualmente 1 0 que represento ese fen6meno del nazismo
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estatuto especial de las "ciencias de la cultura" de W. Dilthey, de
G. Simmel, de Rickert, etc. Y aunque en todos estos casos se tra-
ta siempre de lIneas marginates frenre a la tendencia dominante y
hegem6nica, frente a esta variante positivista de matriz justamen-
te rankeana, es claro que no es posible comprender adecuada-
mente esa misma hegemonfa germano parlante, sin considerar
tambien estas ricas y estimulantes contribuciones historiografi-
cas, provenientes de esas lfneas marginales y crfricas del universoaleman y austrfaco de aquellas epocas",
Sin embargo, y a pesar de haber logrado afirmar durante
aproximadamente seis decadas esta hegemonfa historiografica
sobre Europa y sobre Occidente, entre 1870 y 1930, Alernania
va a perder la guerra de 1914-1918, para despues padecer la mas
diffcil tragedia de su historia, que fue el duro y terrible proceso
del ascenso y del gobierno nazis. Y este tdgico capitulo de la
historia reciente de Alernania, nos muestra de mancra evidence
todo 1 0 que las d ic ta dur as po lf ti ca s de l a d er ec ha en eI poder son
capaces de hacer por ejemplo con el ambito de l a cu lt u ra , Pues
esta historiograffa hegem6nica del mundo germano parlante se
acab6 derrumbando y disolviendo bajo los golpes sucesivos de la
derrota alemana en l a p ri rn c ra guerra mundial, pero sobre todo
bajo el clima racista, anti-intelcctual e irracional creado por e I
ascenso del nazismo al poder.
Despues, con el rernate de la s eg un da guerra rnundial, la
cultura alemana sufri6 un golpe del cual no se ha rcpucsto del to-
do ni siquiera en la actualidad. Pues los historiadores y los
cientfficos sociales alernanes todavfa no logran procesar y asirnilar
dentro de la historia global de la nacion y del pueblo alemanes,
discutiendo hasta el momento presente si dicho fen6meno es
simplemente una "anornalfa" 0 "excepcion perversa" de su
desarrollo hist6rico, 0 si se conecta de alguna manera con los ele-
mentos mas durables 0 definitorios de ese mismo grupo humano
que ha habitado durante siglos 1 0 que hoy conocemos como di-
cha Alemania.
Y vale la pena sefialar que esta hegemonla que el mundogermano parlanre ejerci6 durante lustros en el ambito de la
historia parece ser mucho mas amplia, para proycctarse mas en
general hacia todo e I universo de l as c ic nc ia s s o ci al es e incluso de
las humanidades y de la artes de aquellos mismos tiempos. Una
hcgernonfa dentro de la cntera cultura del estudio de 1 0 social
humano, que cxplicarla cntonces e I hecho del surgirnicnro e
i rr ad ia c io n f ue rr es , siempre dentro de estc mundo de l a c ul tu ra
germana, del complejo proyccto del psicoandlisis impulsado por
Sigmund Freud, pero tarnbicn de los desarrollos y descubrimien-
tos del Cfrculo de Viena y de la o bra de Ludwig Wittgenstein,
junto a todos los aportes contenidos en los trabajos de ln irn -
portante Escuela de Frankfurt, y a los dcsarrollos de l a socio log fa
crftica que incluyc un abanico tan vasto como e I que abarca a
Ferdinand Tunnies, Max Weber, Georg Simmel, Karl Mannhcirn
o Norbert Elias, entre t an ro s o tr os . Y ello a l la do de l a l ir c ra t ur a
de Robert Musil y de Thomas Mann, 0 tarnbicn del tcatro de
Bertold Brecht, es decir de tcda cs a riqueza enorme de l a cu lt u ra
alcmana y austrlaca que todavla nos sorprende hasta eI db de
hoy.
. .. . .. .. .
43 . P ien sese, p or rn encio na r so lo un ejernp lo q ue y a h em os rcferid o a ntes, en
l os i nr er es an te s t ra ba jo s d e N o rb er t E li as , E l promo d( fa civiliZllcion y La socirdad
cortesana, A I respecto, cfr. nuestro ensayo, C arlos A ntonio A guirre R ojas,
" No rb er t E lia s, h isto ri ad or y c rlr ic o d e la m od er ni da d" e n e l li br o Aproximaciones
a fa modernidad, E d. UAM X oc him ilc o, M ex ic o, 1 99 7.
Una terccra etapa clara. dcntro de cstc pcriplo global de la histo-
riografia del siglo XX va a dcrivar dirccramcntc de la mcncionada
crisis del segundo momento de cstc itincrario. Ya que despues de
66 67
ye como el c o nt ra pu n to p e rf ec to de la historiografla positivistaesos golpes sucesivos que han sufrido la cultura y la historiografCa
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4 4. S ob re la h isro ria d e esta co rrien te d e lo s A nn ales, cfr. F ra nco is D osse, La
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F r an c is co V az qu e z Ga r da , E s tu d io s d e t eo rl a y metodol og l a de l saber h i st dr ico , antes
c ir ad o y C ar lo s A nt on io A gu ir re R oja s, a s A n na le s e a H is fo ri og ra jl a f an m a, y
L 'h is t o ire conqueran te . Un rrga rd su r l 'bi s to r i og raphi«fan ra i s r, r a rnb i en ya re fe r ido s .
dominante antes referida. Y no s610 porque los Annales van a
criticar frontalmente esa historia rankeana, sino tarnbien porque
frente a esa historia concentrada solo en 10 milirar , 10 biografico,
10 politico y 10 diplornatico, la nueva perspectiva annalista va a
proponer la construcci6n de una historia rotalizante que abarque
claramente a todo el tejido social en s u c o nj un to . Y entonces, en
vez de estudiar solo a los grandes hombres y las grandes batallas y
tratados que constituyen los hechos "resonantes" de la historia,los historiadores annalistas van a comenzar a estudiar las civi-
lizaciones, las estructuras econ6micas y las clases sociales, las
creencias colectivas populares 0 el moderno capitalismo, y to do
ello desde varios nuevos emplazamientos anallticos y epis-
temol6gicos, radicalmente distintos a los l imitados horizontes
de esa historia tradicional, positivista y oficial.
Porque frente a la historia posirivista, que afirma que cl objcto
de estudio de los seguidores de Cllo es solo el pasado, y adernds,
solo el pasado rcgistrado en fuentes escriras, los autores de la
corrienteannalista
van a reivindicarla
celebre definici6n de que
el objeto del historiador es "roda huella humana cxistcnte en
cualquier r iernpo", y por 10 tanto, que la h isto ria e s una historia
global, cuyas dimensiones abarcan desdc la mas l e jana p r ch i sto ri a
hasta el mas actual presenre, adernds de incluir en sus vastos
dominios todas las distintas manifestaciones de 10humane social y
de 10humano en toda la compleja gama de r cal idades gcogrd fi cas ,
t er ri to ri al es , e rn ic a s, antropol6gicas, tecnol6gicas, econ6micas,
soc ia l es , po l ft ic as , cu lt u ra l cs , r e lig io sas, a r tf s ti c as , e tc . , etc.
Es decir, una historia que no puede verse cnronccs limirada a
las solas Fuentes cscritas para construirse, sino que tienc nccesa-
r iarncnte que proponer como su punto de apoyo una muy vasta
y diversificada rnultiplicidad de fucntcs, que incluye tambien las
especCficas tecnicas de la dendrocronologCa 0 cl uso crftico de
todas las formas y figuras de la iconografCa, cl andlisis del polen 0
a la tecnica del Carbo no 14, entre tanras otras, Una historia
de matriz germana, se va a constituir una s eg un da h eg em o n/ a h is -
t o riogrd ft ca fu er t e dentro del espacio europeo y occidental. Y si
tratamos de determinar cual es la naci6n 0 espacio inrelectual que
domina el paisaje historiografico en 1950, entonces veremos que,
una vez mas, nueve de cada diez veces, los auto res mas innovadores
y mas relevantes de la historiografCa de estos tiempos son ahora
historiadores francoparlantes. Pues es justamente Francia la que
ahora se ha vuelto hegemonica en terrninos de la cultura de las cien-cias sociales, y con ello tarnbien de la historia que se escribe y
ensefia mayoritariamente en las Universidades de Europa y de gran
parte del mundo.
Y esa nueva hegemonCa historiografica va a constituirse a traves
del complejo proyecto de una verdadera "revoluci6n en la teo rCay
en la pracrica de la historia" llevado a cabo por la entonces todavCa
joven corriente de los Annales. Porque son los Annales franceses
los que van a dominar el paisaje historiografico entre 1929 y 1968
aproximadamente", Yello, a partir de un proyecto que se constitu-
68 69
entonces audaz en cuanto al uso de sus posibles fuentes, que incluso a veces hasta de revision total y radical.
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tambien intenta proponer otra lectura y otra mirada de los
mismos documentos y textos escritos, que "lee" e "inrerprera" a
contrapelo de sf mismos, rornandolos como testimonios
involuntarios de los hechos que investiga, y leyendolos de manera
densa, exhaustiva e intensiva, para "forzarlos" a "decir" mucho
mas de 1 0 que ellos pretenden contarnos.
Y frente a esta historia predominantemente narrativa, mono-
grafica y descriptiva a la que estd confrontando el proyecto de losA nnales d 'H istoire E conom ique et Sociale, va a proponer en
cambio una historia fundamental mente interpretativa, problema-
tica, comparatista y crftica. Es decir, una historia que jugando
sistematicamente con los beneficios de la aplicacion del metoda
comparativo dentro de la historia, sea capaz de establecer perma-
nentemente, tanto la singularidad y especif icidad de los fcnorne-
nos que estudia como sus elementos comunes y universales,
entretejiendo as f la dialectica compleja de 1 0 particular y 1 0
general dentro de las grandes curvas evolutivas de los procesos
humanos analizados.Y tarnbien, una historia que esforzdndose conscientemente en
la construccion de modclos generales de explicacion, y en la forja
de conceptos, teorfas e hipotesis igualmente generales, renuncie
al mismo tiernpo a la ingenua c imposible biisqueda de una
objetividad "absoluta" por parte del hisroriador, Pues en lugar de
esta empresa ilusoria, los Annales van a explicitar el paradigrna
de la h is to r ia p rob lema , que por el contrario afirrna que toda
investigacion historica seria cornienza justarnentc por la dclimi-
tacion del "cuestionario" 0 de la encuesta a resolver, la cual
determina en alguna medida el propio trabajo de erudicion. Pues
dado que "solo se encuentra 1 0 que se busca" y dado que "los
textos hablan segun se los inrerroga", entonces tcda verdad
historica es forzosa y necesariamente una verdad relatiua, 1 0 que
implica entonces que tambicn todo resultado historiogdfico es
siempre susceptible de profundizacion, de enriquecimiento e
E igualrnenre, una historia que asume de manera crltica la tern-
poralidad lineal y simplista de la anterior historia positivista para
proponer en su lugar una d e scompo si ci on a rt ic u la da d e l os d is ti nt os
t iempos y du ra c io n es h is to r ic o s, rcivindicado la pcrspcctiva del
andlisis de los problemas historicos desde el punto de vista de la
larga duracion, y desde la explfcita clasificacion de su duracion y
ternporalidad correspondientes. Pero tarnbien una historia que
desconHa por principio de las versiones oficiales impcrantcs, yque construycndose siempre "a contracorricnrc" de esas misrnas
visiones dominantes, scgun el decir del mismo Fcrnand Braudel,
accede entonces a los espacios de la genuina hisroria crltica,
siempre dcslocalizada y diferente, y siempre capaz de rcscatar
esos pasados vencidos 0 subtcrrancos, pero igualmcntc prcscnrcs,
que siempre ignora y dcsdciia dicha historia oficial".
Renovando cntonccs la historiografla de csas dccadas de los
afios trcinra, cuarcnta, cincucnra y scscnta del siglo XX, la co-
rricntc frnnccsa de los Annales va a modificar, como hem os
mcncionado, tanto la definicion rnisma del objcro de cstudio dedicha ciencia de la hisroria, como la idea de sus fucnrcs per-
tincntcs, pero rambicn la de los paradigrnas mctodologicos en
que debe apoyarse el trabajo del historiador, la de las tccnicas
y mctodos que constituyen sus hcrrarnicntas mas habitualcs, y
hasta los tcmas 0 campos de estudio susceptibles de investiga-
cion por parte de cstos mismos pracricantes del oficio de histo-
riador,
Yes a partir de estes horizontcs espedficos que va a desarrollarse
en Francia, entre 1929 y 1968, esc claro rclevo de la hegemonfa
hisroriogrdfica germano parlanrc, y la constitucion de una segundahcgcmonta dcntro de los csrudios historicos europeos y mundiales,
45 . H cm os d csa rro llad o m as a mplia mcn rc c stc arg um cnto en nu estro c nS 3Y O,
C 3r1 0S A nto nio A guirre R Oj3S , " Betw een M arx and B raude]: m ak ing h isto ry,
k no win g h is to ry " e n Rt'IJit'Il1, vo l, X V, m im , 2, B ing ham to n, 1992.
70 71
precisamente en torno de ese proyecto de los Anna le s d e H i st or ia promovida por la tercera generaci6n de esos mismos Annales, hoy
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Economica y Social y luego de los Annales . Economlas. Soc iedades.
Civilizaciones, que seran dirigidos e impulsados durante estos
afios, sucesiva 0 combinadamente y segun los diversos mornen-
tos, por Marc Bloch, Lucien Febvre y Fernand Braudel.
Un interesante y radical proyecto de revoluci6n de los estudios
hist6ricos entonces vigentes, que al mismo tiempo que establecfa
y difundfa la historiograHa francesa como la historiograHa domi-
nante dentro de Europa y dentro de Occidente, iba tambienabriendo y/ o revolucionando los nuevos campos de la historia
cuantitativa y serial, de la historia de las creencias colectivas y de
la sensibilidad popular, de la historia econornica de los precios,
de la tecnologla 0 de las formas del paisaje rural, de la historia
demografica 0 de la antropologfa historica, 10 mismo que la
historia de la civilizaci6n material, de la geograffa historica y
hasta de la "geohistoria", 0 de la historia de la vida cotidiana 0 de
la entera estructura social, entre otras,
Y entonces, desarrollando tanto esos nuevos paradigmas de la
historia com parada, global, problerndtica y de larga duracion quehemos referido brevemente como su s originales modclos de
interpretacion sobre la sociedad feudal, el siglo XVI, las Rcforrnas ,
o el capitalismo, esta historiografla de matriz francesa y me-
diterdnea pudo dererrninar, entre 1929 y 1968, las linens
principales de la innovacion historiogrdfica, as! como los grandes
debates, temas, desarrollos y campos principales de los historia-
dores de Europa y del mundo occidental.
Por 10 cual, en nuestra opinion resulta evidenre el hecho de que
tampoco serfa posible en tender los perfiles actualcs de los
estudios historicos contempodneos sin considerar todo cste con-
junto vasto de aportes de esta corriente francesa de los Annalcs
durante sus dos primeras etapas de vida, durante los afios de la
direcci6n colectiva de Marc Bloch y Lucien Febvre, y lucgo bajo
la conducci6n de Fernand Brandel, aportes que, a diferencia de
la ambigua y hoy ya superada "historia de las mentalidadcs"
son moneda corriente de toda historiografia seria y a la altura de
nuestros propios tiernpos",
Finalmente, la cuarta etapa del mas amplio periplo de la his-
toriograHa del siglo XX va a abarcar el periodo que corre desde la
revoluci6n cultural de 1968 hasta la actualidad. Porque los
efectos profundos de esta fundamental revoluci6n cultural
planetaria de 1968 seran tan fuertes que van a transforrnar ra-
dicalmente todas las forrnas y los modos de generacion y de re-producci6n de la pro pia cultura en todas las sociedades con-
46 . Lo que exp li c a, de sde nuestro punto de vista, e I hecho irnportante de que, a
pesar del t iempo y conforme pasan los a lios, se acrec iente cada vel mas e I interes
de los historiadores de todo e I mundo por obras como la de Marc Bloch 0 la de
Fernand Brandel, que conr inuan traduciendose a los rnds divcrsos id iornas, y que
siguen arraycndo y manteniendo la arencion de todo d gremio mundial de los
histor iadores, Lo que se i lust ra, por ejernplo, en el hecho de que existe desde haec
mas de diez al ios una "Asociac ion Marc Bloch" que cuenta con miernbros en rnds
de diez parses, y que csrd por lamar muy pronto una p:lgina en Internet. 0
tam bien, en el hecho de que la figura de Fernand Brandel ha suscirado en los
ul timos 15 alios var ies Coloquios Intcrnacionalcs, entre los cuales destacan las
cinco rcunioncs de las varias jornadas Braudelianas, celebradas en la c iudad de
Mexico, Mexico (Primeras jornadas Brnudelianas), Pads, Francia (Segundas
jornadas Braudclianas), Savona, Iralia (Tcrccras Jornadas Braudelianas),
Waassenar , Holanda (Cuarras jornadas Braudel ianas) y Binghamton, Estados
Unidos (Quintus [ornadas Braudelianas), Cfr. sobre la Asociac ion Marc Bloch, la
serie de la revisra C ah ir rs M a rc B lo ch , Paris, Ed. La Boutique de l 'Hisro ire, que
public65 mimeros entre 1993 y 1997, Y tarnhien las aetas publicadas de esas
jornadas Braudelianas: Primeras [ornadas Braudrlianas, Ed. lnstituro Mora,
Mexico, 1993, SrgllnrlltS [ornadas Braudrlianas, Ed. Insti tuto Mora , Mexico,
1 9 9 5, Me di te rr dn eo e c ap lt al ism o. [ o ur n er s B r a ud r li rn n rs I II , Ed. Societ~ Savoncse
di Sroria Parr ia, Savona, 1997 y "Braude! and the U.S. : Intrrlocutrurs mlllbl,s? 5thjournces Braudeliennes", en Rrvirw, vol. XXIV, nurn. I, 2001. Vease rambien
nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Synchronisation et desynchro-
n isarlon des mouvements histor iques: un essai d'expl ica tion braudelienne de la
rupture historique de 1989" in S oc ia l S cie nc e In fo rm atio n/ In fo rm atio n s ur Irs
Scimces Socia les , vol. 35, num. 4, Paris, 1996, y cl libro Ensayos Braudel ianos, Ed.
Manuel Sudrez Editor, Rosario, 2000.
72 73
ternpordneas del orbe. Y al cambiar de rafz todas las configura- del oficio de historiador y de la practica historica que 1 0 acom-
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ciones culturales van a modificarse igualmente todas las estruc-
turas de los saberes y de las ciencias modernas, tanto naturales
como sociales, 1 0 mismo que el entero sistema de las artes y de
las humanidades hasta entonces vigente. Y con rodo esto, logi-
camente, va a modificarse tambien toda la disciplina 0 ciencia de
la historia, dan do fin a esa hegemonla francesa de la corriente de
los Annales, e inaugurando una nueva situacion para la historia y
la hisroriografla que se ha desplegado entonces durante los ulti-mos siete lustros recien vividos.
* * *
pafia. Pues lejos de haber sido una simple y recurrente rebel ion 0
movimiento estudiantil eflmero, 0 una reedici6n mas del eterno
conflicto generacional, 1968 se constituye como una verdadera
reuolucion cultural y hasta civilizatoria de los principales meca-
nismos y estructuras de la reproducci6n cultural de toda la mo-
dernidad actual, tal y como 1 0 han diagnosticado hace ya un
buen tiempo, autores como Fernand Braudel 0 Immanuel Wa-
llerstein".Enronces, despues de este "acontccirniento-ruptura' de 1968,
se ha creado una nueva e inedita situacion, en la que lejos de
constituirse una nueva hegemonia historiogrdfica planetaria, va
mas bien a desarrollarse un modo nuevo de articulaci6n y de
interrelacion entre las diversas historiograflas nacionales de todo
el mundo. Un modo nuevo que ya no reproduce el esquema de
un centro hegem6nico y de multiples sarclites que irniran 0
siguen, con mas 0menos independencia pero claramcnte a dicho
centro, sino que ahora se conforma como un esquema poli-
centrico mucho menos jerarquizado y mucho mas plural ydivcrsificado en cuanto a los espacios de generaci6n y de de-
sarrollo de las innovaciones historiograficas en curso. Un es-
quema 0 situacion multiccntrica radical mente diferente a las
etapas antcriores de esra hlstoriografla del siglo veinte, que im-
plica que ya no cxistc una sola historiografla dorninante en el
mundo, sino mas bien toda una serie de po los fuer tes de esa
Despues de 1968 se cierra entonces el capitulo de la hegemo-
nf a historiografica francesa, y la corriente francesa de los Annales
entra en una regresi6n importante, abandonando los campos de
la historia econornica y social. para sumergirse en la confesa-
mente ambigua y muy limitada "historia de las mcnralidades". Y
aunque durante un breve lapso, esa historia de las mcnralidadcsse convertira en una eflmera moda historiogrdfica que alcanzard
cierto exito y difusi6n fuera de Francia y de Europa. rdpidamcnrc
cornenzard tam bien a ser criticada y supcrada por la inmensa
mayorfa de los historiadores serios y crfticos de todo c 1 rnundo,
para dejar de ser practicada en la misma Francia ya desde finales
de los ail os ochenta y claramente durante los afios novcnta del
siglo XX cronol6gico.
Adcmds, es precisamente esta fecha de 1968 la que va gestar de
manera directa la situacion que hoy domina el paisaje historic-
grafico actual. Porquc es durante los ultimos sictc lustros que va
a conformarse el rostro que hoy. en 2004, presentan esos mismos
estudios historicos mundiales. Ya que 1968 es cfectivamcnrc una
fractura definitiva en todas las formas de la reproduction cultural
de fa v id a moderna , y con clio una transformaci6n de largo al-
cance tarnbien de 1 0 que es y debe ser todo el universo complejo
47. Sobre la profunda signif icac lon de esra rcvoluci6n cultura l de 1968, cf r.
Immanue l Waller stcin, "1968 : Tesis e Inre rroganres", en Estudios Socioldgicos,
mim. 20, Mexico, 1989, Fernand Braude], "Renacirnienro, Reforrna, 1968:
revoluciones culru rale s de la rge duraci6n" en La [ornada Semanal, num. 226,
Mexico, ocrubre de 1993, Francois Dosse, "Mai 68: les effets de I'hisroire sur
l 'Histoirc" en Cahirrsdr I1H!P, num, I I, Par is , 1989, y Carlos Antonio Aguirre
Rojas, "1968: la gran ruprura" en La [ornadn Semanal, nurn. 225, Mexico,
oc rubre de 1993 y "Repensando los movirnientos de 1968", en ell ibro Corrientes,
Temas y Alllom dr fa Hisforiografia de l siglo XX , antes citado,
74 75
misma historiografla mundial, junto a varios polos emergente s. Y como a la nueva historia social y conceptual alemanas y a la his-
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todo ello dentro de un contexto general en el que las mas impor-
tantes obras de historia de esta epoca, 0 los nuevos paradigmas
metodologicos de nuestra disciplina, 0 los nuevos campos, tee-
nicas, rnetodos, conceptos 0 teorfas de la historia se descubren,
inventan, generan y reproducen un poco a todo 1 0 largo y ancho
del vasto espacio de esa misma historiografla mundial actual.
As! , en estos comienzos cronologicos del siglo XXI, no existe ya
una sola historiografla hegernonica, y dentro de ese panorama delos estudios historicos mas conrernporaneos, resulta ser tan
importante la creativa e innovadora tendencia de la microstoria
italiana -con sus diversas variantes en el campo de la historia
cultural desarrollada por Carlo Ginzburg, 0 en sus vertientes
como historia social, dernogrdfica, econornica 0 de la familia
promovidas por Edoardo Grendi 0 por Giovanni Levi-, como el
proyecto esbozado de una cuarta generacion de la corriente de los
Annales, junto a los varios desarrollos de las tres subramas 0 llneas
que comprende la historiograffa socialista brirdnica -nucleadas en
torno a las tres revistas que son Past and Pr es en t,New Lef t Re vi ew yHis tory Workshop-, 0 a los trabajos de Immanuel Wallerstein y
mas en general en torno a la perspectiva del "world-system ana-
lysis", por mencionar solamente los cuatro "poles fuertes" de la
historiografla mundial antes evocados.
Pero igualmente irnportanrcs son ahora, dentro del mapa
general de la historiografla planetaria, los proyectos de varies
posibles "poles ernergentes" de esra misma historiografla, que si
bien no tienen aun una presencia tan difundida y tan fuerre
como los polos fuertes antes mencionados, sCparecen contener
una riqueza potencial y una dimension de validez mas generalque, en el futuro, podr ia llegar a convertirlos, posiblemente, en
los eventuales sucesores de esos actuales polos fuertes de los
estudios historicos actuales. Polos emergenres 0 potenciales de la
historiograffa mundial que incluyen tanto a la antropologCa
historica rusa y a los Ilamados "estudios subalternos" hindiies
toria regionallatinoamericana48• Y todo esto, en un contexto mas
global en donde estan tambien presentes proyectos como el de
la psicohistoria anglosajona, la historia institucional portugue-
sa, la nueva historiograffa china, etc., etc.
De modo que a partir de 1968 se acaba el regimen que tuvo
vigen cia entre 1870 y 1968 aproximadamente, de conforrnacion
con una cierta hegemon!a historiogdfica dentro de un deterrni-
nado espacio cultural 0 nacional, para crearse esta nueva y mu-
cho mas igualitaria modalidad de funcionamiento de la historio-
graHa, a cuyo despliegue asistimos dentro de la situacion actual.
Y dado que hoy nadie es ya exclusivamente hcgernonico dentro
de la historiograffa contempodnea, eso nos convoca a todos por
igual a participar en la construcci6n y afirrnacion de las distintas
formas y figuras de la innovacion historiogrdfica. Lo que, ade-
mas, se ve facilitado por el hecho de que este policentrismo den-
tro de la historiograHa parcce, sin duda, estar acompafiado y
apoyado en un mucho mas vasto e igualmente irnportante
proceso de policentrismo que se dada tarnbien dcntro de todo elambito de la innovacion cultural en general. Uno de cuyos rene-
jos indirectos actuales es la fuerza que ha ganado en los ultimos
tiempos todo el discurso y todas las discusiones en torno al Ila-
mado multiculturalismo, en todas sus expresiones posiblcs.
Por 1 0 dernds, este policenrrisrno historiogdfico y tarnbicn
cultural, parece ser solo la proycccion, dentro del ambito de los
espacios de la cultura contcmpordnen, de un proceso todavla mas
amplio y general, que parcce remitirnos a otra mas de las
significaciones profundas de esc corte sirnbolico represcnrado por
los afios de 1968 y 1972-73. Porque despues de 1968-1973, sc
48. Sobre esta histor iograf la la tinoa rner icana reciente , ef r. nuestro ens:lYo,
Carlos Antonio Aguirre Rojas, "M~rier d'Hisrorien en Amerique Larine.
Ass imilar ion er rerenti ssernent d 'un texte majeur" en C a bi en M a rc B lo ch , mirn , 5 ,Paris, 1997.
7677
acabo tambien casi t od o t ip o d e c en tr al id ad e xc lu si va y dominante mientos sociales de contestacion antisisternica.
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en e l seno de las sociedades contemporaneas actuales. Y se acabo
de una manera global, que puso en crisis tambien a muchas de
las estructuras y las formas de funcionar de la economfa, la polf-
t ica, y la sociedad de las ul timas tres decades.
Pues no es por casualidad que si antes de 1968 era una suerre de
consenso incuestionado la idea de que el sujeto social revolucio-
nario por excelencia era la clase obrera, despues de 1968, en cam-
bio, florezcan ampliamente los debates acerca del rol de los nuevosmovimientos sociales y de los nuevos sujetos y actores sociales, que
hoy para nada aceptarfan el papel de simples "aliados subor-
dinados" de esa clase obrera, y que incluso reclaman muchas veces
un protagonismo y un papel de vanguardia que hubiese sido
inimaginable antes de esa ruptura radical de 1968. Y si hace to-
davfa cuarenta afios, rodo el mundo pensaba que era esa clase
obrera la que "iba al parafso", ahora rodos los nuevos movimientos
antisisternicos 1 0 que discuten es como organizar de una rnancra
unificada y coherente el vastfsimo abanico de grupos, sujetos y
movimientos que se orientan clararncnte en un senti do antica-pitalista y revolucionario del orden actual.
Ya que tarnbien es claro que antes de 1968 las demandas de
tipo econornico 0 politico eran predominantes para la organi-
zacion de las protesras y las luchas diversas enarboladas por los
movimientos sociales contestatarios, mientras que ahora esas
demandas se han diversificado enormemente, para abarcar
tarnbien cuestiones de genero, de la ecologfa, de la discrimin-
acion etnica y racial, de la paz y de la guerra, de la situacion
estudiantil y de la educacion, 1 0 mismo que de la diversidad
sexual0
cultural, de los derechos humanos, de los problemasurbanos 0 territoriales 0 de las cuestiones de la autonornfa y
del autogobierno, entre much as otras. Pues hoy todos los
niveles de la vida social y de las relaciones humanas han sido
revisados y criticados, y todos se han politizado para convertir-
se en demandas y exigencias de los mas diferentes movi-
Tambierr antes de 1968 sabfamos que habfa una economfa que
era dominante en el seno de la economfa occidental y en parte
mundial, que era la economfa norteamericana, pero despues de
la crucial crisis econornica mundial de 1972-73 y de la derrota
de Esrados Unidos en Vietnam, dicha dorninacion norteame-
ricana ha comenzado a decl inar, lcnra pero irrefrenablemente,
para pasar tambien en este ambito a una nueva situacion mas
policenrrica de feroz cornpetcncia entre Japan, Europa occidentaly Estados Unidos, por los mercados de todo cl mundo y por cl
dominio geopolftico mundial. Lo que, despucs del 11 de
sepriembre de 200 1, sc ha exaccrbado de una mancra drarndtica
y evidente para todos.
Parecerfamos entonces, a partir de todos estos elementos
setialados, cstar entrando a una situacion policentrica en todos los
dmbitos. Lo que Immanuel Wallerstein ha caracterizado como
una situacion de crisis terminal del actual sistema hisrorico
capitalista, como una clara situacion de "bifurcacion historica?"
que la humanidad cntera cstarfa ahora atravcsando y que scrfa laanresala de un cambio social e hisrorico tan monumental que
esrarla provocando por 1 0 tanto la forrnacion de multiples nueuos
patrones de [uncionamiento, que cvidentcrncnre no se darfan solo
en ln historiograffa, y ni siquicra cxclusivarnenrc en to d o e l
cspacio de la cultura, sino en e I del funcionamiento social en su
totalidad,
Situacion de bifurcacion hisrorica 0 de fin historico global del
actual capiralismo rnundial, que sed cntonccs e I contexte general
en cI que habrdn de desarrollarse en e I inrncdiato futuro los
estudios hisroricos contcrnpor.incos. Y ello a partir de lashcrcncias todavla vigentes del rnarxisrno original y de las Ifneas
4 9. S ob re e sr e p un to c fr . I mm an ue l W a lle rste in , D fs P li tS d el l ibrralismo, Ed .
S iglo X XI , M exico , 1 99 6 y tambien C arlo s A nto nio A gu ir re R oja s, Immanuel
Wal/muin. Crlticadel s l st ema-mundo cap it a li s ta , antes referido,
78 79
del marxismo genuinamente crltico, de los aportes de la primera 3
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y de la segunda generaciones de la corriente frances a de los
Annales, en la confronracion radical y todavfa necesaria en
contra de la limitada y empobrecida historia positivista, pero
tambien a partir de los descubrimientos e invenciones cientfficas
intelectuales que, ahora mismo, y en todos los rincones de
nuestro cada vez mas pequefio planeta, estan desarrollando y
gestando los mas serios, creativos y audaces historiadores criticos
que, por verdadera vocaci6n y de una manera cornpletamentelibre y desinteresada, han decidido consagrar parte de sus coti-
dianos esfuerzos a l cultivo y al enriquecimiento de esa inmensa y
cada vez mas compleja casa gobernada por la Musa CHo.
LOS APORTES DEL MARXISMO A LA HISTORIOGRAFfA
CRfTICA DEL SIGLO XX
"Por primera vez se er igfa la historia sobre su verdadera base; cI
hecho palpable, pero rotalmente desapercibido hasta entonces, de queel hombre necesita en primer terrnino comer, beber, tener un techo y
vestirse, y por 1 0 tanto, rrabajar ..."
F R IE D RI CH EN GELS , "Karl Marx", 1877
Mas alld de los reiterados discursos, siempre renovados y
siempre falsos, sobre la muerte del marxismo, 0 sobre la crisis del
pensamiento crfrico, 0 en torno al fin del socialismo y de las
utopias, que han vuelto a ser relanzados con cicrta fuerza dcspuesde la cafda del Muro del Berlin en 1989, sigue sicndo un hecho
incontestable la neccsaria y cad a vez mas urgente presencia,
actualizacion y desarrollo de perspect ivas cr lt icas , en cl plano de la
teorfa y de los diversos anal isis sobre las socicdadcs contcrn-
pordneas de todo e I mundo, que scan capaces de abrir carninos y
de proponer salidas alternatiuas a cstc mundo capitalism que
continua aun desarrollandosc, y que cada dla que pasa se
presenta mas y mas evidentcmcntc como un mundo cxplorador,
opresivo, injusto y discriminador en una cscala cada vez mas
insoporrable e intolerable para toda la genre,Adernds, y al rcvisar eI paisaje general de las cicncias sociales
mas conternpordneas, siempre resulta claro que, mas alia de csras
repetidas declaraciones sobre d fin del marxismo -que ha sido
enterrado decenas de veces para reaparecer y rcsucitar con mas
fuerza otras tantas ocasiones-, dicho paisaje sc cncucntra
80 81
totalrnente influenciado, en 1 0 que se refiere a estas manifesta- Porque cuando rechazamos tambien abiertamente volver a
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novadoras y de vanguardia en todos los campos de este analisis
multiple de 1 0 social, por dicha herencia e impronta del marxis-
mo original, y despues de las diversas tradiciones de los multiples
marxismos del siglo XX50•
Algo que siendo evidente en todas las ciencias sociales actuales,
se halla igualmente presente dentro del campo de la historiogra-
ffa contemporanea, es decir de la historiograffa que, en sus muydiversas modalidades, se practica hoy en df a a 1 0 largo y ancho de
todo el planeta. Porque cuando intentamos, de una manera
consciente, l levar a cabo un analisis historico que sea realmente
cientljico y verdaderamente e x pl ic at iu o y c ompr eh e ns iv o de las rea-
lidades que investigamos, nos vemos entonces obligados a ins-
cribirnos dentro del horizonte global del pensamiento crfrico
actual, y con ello denrro de una lfnea de filiacion intelectual que
es simplemente incomprensible sin esa rafz fundadora y es-
tructurante que es la perspectiva crft ica del marxismo original.
hacer la historia aburrida, complaciente, cornoda y esteril que
todavfa hoy practican los historiadores positivistas de todo el
planeta, entonces se nos impone de inmediato la necesidad de
intentar construir y elaborar una historia nueva y diferente, que
sed tambien sin duda una historiografla crltica. Una historia
genuinamente crltica, que, en consecuencia, nos remite direc-
tamente a esos fundamentos mismos de la historia conternpordnea
que antes hemos referido, fundamentos que como hablamosestablecido antes, se ubican claramente en esas versiones primeras
del marxismo original, las cuales al romper con los discursos
historiogdficos que fueron dominantes durante los tres primeros
siglos de la historia de la modernidad c a pi ra li sr a s en ra ro n las
bases de toda h is to ri a c rf ri ca posible en la acrual idad.
Ya que la historia crfrica no es un proyecto reciente, ni una
preocupacion que h ay a a p ar cc id o solo en los iilrirnos tiempos,
sino que es, en las mo da li da de s e sp ec ifi ca s q ue h oy p re se nt a, un
proyecto que p rd cti ca rn cn rc a co rn pa fi a, desde su propio naci-
miento, a los discursos y las formas de hacer historia que hoy
podemos Hamar cstrictamcnte contempordneas. Forrnas que
habiendo comenzado su desarrollo singular, como ya hemos
apunrado, desdc la segunda rnitad del siglo XIX cronologico, se
han dcsarrollado y complejizado de diferentes rnaneras, para
manrenersc hasta eI dla de hoy como las espectficas formas
vigentes de ha cc r h is to r ia en la actualidad.
Pues cuando remontamos hacia atras eI hilo del tiempo, a la
busqucda de los origcnes historicos de los tipos de historia que hoy
son todavla vigentes en eI mundo entero, resulta claro que dichos
odgenes sc encucnrran en csa segunda rnitad del siglo XIX cro-
nologico. Ya que es en esras ultimas dccadas de ese siglo XIX
cuando se afirrna, como ya 1 0 hcmos scfialado, por un lado eI
modclo de la historia positivism que antes rncncionamos, y que
intenra "copiar" la "exactirud" de las ciencias naturales, promo-
viendo una historia puramente descripriva, facrica, ernpirisra,
50. Una corriente que ha subrayado con especial cnfasis esta dimension del
marxisrno como hor izonte general del pensarnienro crfrico conrernpordneo,
t ra tando de apl icar lo adernds de una rnanera muy creativa y muy rad ical . ha sido
la importan te Escuela de Frankfurt . De ahf la extraordinaria actualidad y vigmcil1
de muchos de sus planteamienros princ ipales . AI respecto. y por rnencionar solo
algunos de los texros mas importanres, cfr . Theodor Adorno. Minima Moralia,
Ed. Taurus. Madrid. 1987. y Dia lec ti cn negat iua , Ed. Taurus. Madrid. 1975.
Tarnbien eI texto de Theodor Adorno y Max Horkheirner, Dialectica del
iluminismo, Ed. Sudarnericana, Buenos Aires. 1969. y de Max Horkheirner,
Critica de fa razdn instrumental, Ed. Sur. Buenos Aires. 1969 . Teoria crltica, Ed.
Arnor ror tu , Buenos Aires. 1974. Historia, M(faflsiea y esceptisimo, Ed. Alianza
editorial, Madrid. 1982. Ocaso, Ed. Anthropos, Barcelona. 1986. y T(orla
traditional y teoria crltica, Ed. Paidos, Barcelona. 2000. Finalrnen te , tam bien los
brillantes trabajos de Walter Benjamin. EI eonupto d( crltica de arte en el
Romanticismo alemdn, Ed. Peninsula, Barcelona. 1988, EI origen de! drama
barroco alemdn, Ed. Taurus. Madrid. 1990, La dialletiea en suspmso. Fragmentos
sobre la historia, Ed. LOM-Universidad Arcis, Santiago de Chile, 1996 e
Iluminaciones, vols. I. II, I II , IV, Ed. Taurus, Madrid. 1998.
82 83
especializada y reducida a "narrar los hechos tal y como han lftico, y en 1 0 cultural, para intentar edificar sociedades no ca-
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acontecido", mientras que del otro lado se va configurando y di-
fundiendo, tam bien progresivamente, la primera versi6n de la
historia crltica contempordnea, que es justamente la historia que se
encuentra incluida dentro del complejo y mas vasto proyecto
crftico de Karl Marx.
Asl, es claro que ha sido Marx el que ha sentado los funda-
mentos de la historia crltica, tal y como ahora es posible con-
cebirla, y tal y como ella se ha ido desarrollando a 1 0 largo de losultimos ciento cincuenta afios, Ya que no existe duda respecto al
hecho de que, despues de Marx y apoyandose en mayor 0menor
medida en el tipo de historia crftica y cientffica que el ha
promovido y establecido, se han ido afirmando, a 1 0 largo de
todo el siglo XX y hasta hoy, distintas corrientes, auto res y tra-
bajos que, reclarnandose abiertamente "marxistas", han
alimentado de manera considerable el acervo de los progresos y
de los desarrollos de toda la historiograffa del siglo XX . Y en-
tonces, 1 0 mismo los auto res de la Escuela de Frankfurt que los
del llarnado austromarxismo, y hasta los autores de la actualhistoria socialista britanica 0 de la historiograffa crltica neo-
marxista del "world-system analysis" (del anal isis de los sistemas-
rnundo), y pasando por los trabajos hist6ricos de las escuelas
marxistas polaca, 0 alemana, 0 italiana, 0 latinoarnericana, entre
muchas otras, son todas distintas manifestaciones y proyectos
intelectuales que es necesario inscribir, como ya 1 0 hablarnos
anotado antes, dentro de esa vasta presencia global y dentro de
esa herencia todavfa viva y poderosa, de esa primera version de la
historiografla crftica, que ha sido la historia defendida y propues-
ta por el propio Marx.
Y si bien la cafda del Muro de Berlin en 1989 ha significado sin
duda la muerte de todos esos proyectos de construir mundos
"socialistas" dentro de sociedades esencialmente escasas-esdecir, de sociedades que carecfan de las condiciones y del grade
de desarrollo necesarios, en 10econ6mico, en 10 social, en 10 po-
pitalistas-, tambien es claro que eso no significa, para nada, el
fin del discurso crftico y de la historiograffa tambien crftica
marxista, que encuentran en cambio su fundamento, no en
esas sociedades del socialismo realrnente existente que hoy
estan en proceso de cambios profundos, sino en las contra-
dicciones esenciales mismas del capitalismo, hoy mas vivas y
apremiantes que nunca, as! como en la necesidad todavfa vi-
gente y urgente de la necesaria superaci6n hist6rica de esemismo capitalismo".
Puesto que si es claro que en donde hay exploracion habra
lucha en contra de esa misma explotaci6n y donde hay opre-
si6n habra siempre resistencia, y si es una experiencia reiterada
de la historia que la injusticia y la discriminaci6n sociales
engendran tarnbien ineludiblemente la rebeldia y la subleva-
ci6n contra dicha discriminaci6n e injust icia, cntonces tarnbicn
es evidente que rnientras exista capiralisrno habra un pmsa-
miento crltico, destin ad o a ex plica r su naturaleza destructiva y
desp6tica, y a orienrar la reflexi6n que ilumine la lucha contraesc capitalismo y la busqueda de las vias concreras de su supera-
ci6n real. Por eso, y en contra de las visiones sirnplistas y siem-
pre aprcsuradas de cicrros periodisras y de ciertos politologos
actuales, el pensamiento crltico sigue mds vigmte que nunca,
junto a I a necesidad y posibilidad de una hisroria igualmcnre
crftica.
(Cuales son, cntonccs, las lecciones rodavla vigentes para una
historia min crltica, derivadas de su versi6n marxism fundadora y
51. Sobre esta natura leza espec lfica del fundamenro de l discur so de Marx. cf r.
el l ibro de Bolivar Echeverrla, EI discurso crltico d~Marx. Ed. Era. Mexico. 1986 y
rarnbien D~finicion d~ la eultura, Ed. ltaca.UNAM. Mexico. 2001. Sobre la
vigencia del rnarxisrno en el pensamienro actual. cfr. nuestro libro, Carlos
Antonio Aguirre Rojas. Para comprrnder~Imundo actual Unagramdtica d~ larga
duracidn, Ed. Centro Juan Marinello. La Habana, 2003.
84 85
originaria? La primera de ellas, en nuestra opinion, se refiere al
estatuto mismo de la hisroria, es decir, a la necesidad de concebir
nes postmodernas, que quieren reducir la historia a la condi-
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que toda la actividad que desarrollamos, y todos los resultados
que vamos concretando, estan claramente encaminados hacia la
consolidaci6n de un proyecto de construcci6n de una c ienc ia de
fa h istoria . Una ciencia de la historia que, de acuerdo con la
noci6n del mismo Marx, deberia abarcar absolutamente todos los
territorios que hoy estan ocupados por las llamadas "ciencias
sociales", y que en la medida en que hacen referencia a los dis-tintos aspectos, actividades, manifestaciones 0 relaciones sociales
construidas por los hombres, en el pasado 0 en el presente, se
engloban igualmente dentro de esa "historia de los hombres"
cuyo estudio corresponde justamente a dicha ciencia hist6rica.
Ciencia de la historia que entonces, y concebida en esta vasta
dimension, es para Marx una historia necesariamente global, una
historia que posee la amplitud misma de 10 s ocial-humane en el
tiempo, considerado en todas sus expresiones y manifestaciones
posibles".
Estatuto cientifico de nuestra disciplina, concebida en esta
vasta y englobante definicion, que se haec necesario rcitcrar
ahora de nueva cuenta, tanto frenre a las minoritarias posicio-
discursivo, como tambien frente a las posiciones que preten-
diendo "defender" una fantasmal "identidad" dura de la
historia, distinta de las "identidades" de la sociologla, la antro-
pologfa, la econornfa, la psicologfa, etc. , terrninan reduciendola
tambien al simple trabajo del coleccionista de antiguedades y
del anticuario, del arnante de las "cos as del pasado", erudito y
positivista,Pero si, como Marc Bloch ha repetido, la historia es la ciencia
que cstudia "la obra de los hombres en el tiernpo", s610 puede
hacerlo dentro de esta declarada vocaci6n de constituirse en un
dctcrrninado y claro proyecto cientlfico. Y por 10 tanto, asu-
miendo todo 10 que este concepto de "ciencia" implica. Porque
una simple descripci6n 0 relato no es todavia ciencia, como no
10 es tam poco cualquier tipo de discurso, 0 cualquier actividad
de mcra recolecci6n y clasificaci6n de documentos, de datos y.
de fechas. En carnbio, la idea de ciencia conlleva ncccsariamcn-
tc la de la cxistcncia de todo un aparato carcgorial y conceptualcspcclfico, organizado de una deterrninada mancra, a traves de
modclos y de tcorfas de orden general, y que busca y rccolccra
dichos hechos y acontccimicnros historicos, para cnsarnblarlos
e inscrtarlos dentro de cxplicacioncs cientlficas cornprchcnsi-
vas, y dcntro de modclos de distinto orden de gcncralidad, que
definen tcndcncias de comportarnicnro de los procesos socialcs,
y regularidades de las llncas cvolutivas de las socicdadcs, a la
vez que doran de scntido y de significaci6n esos mismos succ-
sos y fen6menos hist6ricos particulares.
Noci6n fucrrc de la historia como vcrdadcra cicncia, que im-
plica cntonces que la historia, como cualquicr ciencia, se haya
ido configurando a partir de diferentes y complejas tradiciones
inrclcctualcs, csrando: atravesada por debates te6ricos, cpistc-
mol6gicos y metodol6gicos, y apcyada en un amplio conjunto
de tcorfas, de paradigrnas, de modelos te6ricos y de arrnazones
52. Marx sera muy enfdrlco en afirmar que no c ono c e mas que "una sola cien-
cia" y que esa c ienc ia unica es la c iencia de la h isroria. Cfr. su libro La Idro l og l a
Alemana, Ed. Pueblos Unidos, Buenos Aires, 1973. De ahf, e I irnportantlsimo
papel que ocupa en su formaci6n el esrudio de la historia y de las obras de los
historiadores, que hemos trarado de desarrollar en nuestro ensayo, Carlos
Antonio Aguirre Rojas, "EI problema de la historic en la concepcion de marx y
Engels" en R e ui st a M e xi ca na d e S oc io lo gt a, vol. 45, num. 3, 1983. Y no es por
casualidad que, por ejemplo Marc Bloch, coincide en este punto con Marx, al
definir la historia como "la ciencia que esrudia la obra de los hombres en el
r iernpo", en su celebre l ibro Apol og Ia p a ra fa Historia 0 e l O fl ci o d ( H i st or ia d or ,
Ed. Fondo de Cultura Econ6mica , Mexico, 1996. Sobre estas coinc idenc ia s,
puede verse tambien nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Entre
Marx y Braudel: hacer la historia , saber la historian en la revista C ua de rn os P o-
liticos, mim, 48, Mexico, 1986 .
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conceptuales diversas". Lo que desmiente entonces la repetida
Frase de que "el buen historiador se hace en los archivos". Porque
ni a discurso, ni tampoco a la practica del erudito en los archi-
vos, entonces la investigaci6n hist6rica misma deberfa tarnbien
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nunca sera dentro de los archivos en donde el historiador se
pondra al tanto de esas tradiciones, debates y teorfas que
conforman el verdadero edificio de su ciencia. Y del mismo modo
que el fisico va allaboratorio, 0 el biologo a la practica de campo,
solo despues de haber aprendido 1 0 que es, 1 0 que investiga, 1 0 que
quiere comprender y resolver la ffsica 0 la biologfa, asf el buen
historiador solo va al archivo d e s p u e : de que ha asimilado 1 0 que esy 1 0 que debe ser la historia, y tras haber definido con claridad una
problernatica historiografica determinada, desde y con las teorfas,
la metodologfa y los conceptos y categodas de su propio oficio.
Y tambien es claro que, aunque la historia incluye sin duda una
cierta dimensi6n artfstica y otra dimensi6n narrativo-discursiva,
dimensiones que cuando son conocidas y bien manejadas
enriquecen enormemente el trabajo y los resultados del histo-
riador, sin embargo la historia no se reduce a ninguna de esas dos
dimensiones, que si bien estdn siempre presentes, no son nunca
el elemento 0mornento determinante de la disci piina 0ciencia de
la historia en su conjunto", Y si la historia no se reduce ni a artc,
ajusrarse a su condici6n de verdadera ciencia, rernontdndose
mas alia de la mera busqueda y del establecirniento de cro-
nologfas y de series de datos, y superando su condici6n de
simple cr6nica de fechas, lugares y sucesos, que es a 1 0 que la han
reducido sisterndticamente esas visiones de la historia positivista
que rodavfa hace falta criticar y superar.
Una segunda lecci6n importance de esta historia cientffica
promovida por Marx, y que sigue manteniendo toda su
vigencia hasta e I dfa de hoy, es la de concebir la historia, en
todas sus dimensiones, terndticas y problemas abordados, como
una historia profundamente social. Es decir, que adcrnds de
estudiar a los individuos, a los grandes personajes de todo tipo
y a las elites y clascs dominantcs, la hisroria debe invcstigar
tambien a los grandes grupos sociales, a las masas populares, a
las c1ases sociales mayorirarias y a todo el conjunto de los pro-
tagonisras hasta haec muy poco "anonimos", proragonistas y
clascs y grupos que sin embargo son las vcrdaderas [uerzas
sociales, los vcrdadcros actores co lec tivos, que haccn y construyen
la mayor parte del cntrarnado de 1 0 que const ituye precisa-
mente la hisroria".
53. Y vale la pena insisrir en cl hecho de que una de las tarcas csencialcs de la
rama de la historia que es la h is to r ia d f In blstoriografla, es prec is:unente la de
estudiar, anal izar y reconstrui r esas multiples rradiciones intelecrualcs, junto a
esos debates, teorfas, conceptos, parad igmas y modelos utilizados por los distinros
historiadores en el e jerc icio cot id iano de Sll oficio. Taren que frecuentcmentc
olvidan quienes solo conciben a esta hisroriografla como simple recuenro de
aurores y de obras, Sobre este punto cfr. Massimo Masrrogregor i, "II prob lerni
della storia della storiografia", en R i ui st a d i s to r ia d e ll a s to r lo g ra fi a mod ema , afio 8,
num, 2 -3, 1987, "Storiografia e rradizione storica" en Passaro f Presente, afio 12,
nurn. 32. 1994, "S ro r iog r af ia , A .D. 2062" en Br/firgor, afio 54, mlm. 323, 1999 Y
"Libera tion f rom the Past" , en T / J rE uropean Lrgary, vol. 6, ruim. l , 200 I.
54. Sobre esra dimension narratiua del rraba]o del hisroriador vale la pen a
rev isar el rrabajo de Paul Riceeur, Tiempo y narracidn, 3 tomes, Ed. Siglo XXI,
Mexico, 1995-1996. Sin embargo, es clare que estarnos en contra de las
derivaciones e interpreraciones posmodernas de este libro, y mas en general de la
exagerac ion desmesurada y de la hiposratizacion de esa dimension nar rat ive del
t ra ba jo h is ro ri co l le v ad a :t cabo por esas r n ismas posturas del posmodcrn ismo en
historic. Para una crftica muy a[juda de estos puntos de vista posmodernos, cf r. la
obra de Carlo Ginzburg, por ejernplo Tentativas, Ed. Unlversidad Michoacana,
Morella, 2003, II microhlstdria t outros ensalos, Ed. Difel, Lisboa, 1989, Ningllna
Isla es u na Isla, Ed. Uni ve rs id ad [ ud re z Au ro nom a de Tabasco, V i ll ah ermosa, 2003
y R a pp or ri t li J o rz a. S to rl a, r et or lc a tprao«, Ed. Fe lr rine ll i, Mi la n, 2000. Vease
ta rub ien d en sa yo de Immanuel \Vlllerstein, "La cscrirura de l a h i st o ri a " en larevista Contrabistorias, num. 2, Mexico, 2004.
55. Vale la pen a insistir en d hecho de que prdcticarncnre todas las corrienres
hisroricgraficas imporrantcs ad siglo XX cronologico, con la unica excepcion del
anacronico posirivisrno y de su varianre hisroricisra, podrlan muy bien scr
clasificadas como diversas verticntcs 0 caminos de exploracion de este vasto
8889
Ya que es justamente a Marx, a quien debemos la incorporacion
sistemdtica de las clases populares como verdaderos protagonistas
los gran des rnovimientos sociales, las expresiones de la lucha de
clases 0 los gran des intereses econornicos colectivos, 1 0 mismo
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de la historia, a l habernos ilustrado como han sido los esclavos y
las comunidades arcaicas, 1 0 mismo que los siervos, los obreros,
los campesinos y los grupos sociales explotados y sometidos, los
que en gran medida "han hecho la historia", Clases sociales
sometidas, que involucradas dentro de un conflicto social 0 lucha
de clases que atraviesa una gran parte de la historia humana, -y
en particular, aquella que ha comenzado tras los multiples pro-
cesos de disolucion de las muy diversas y variadas formas de la
comunidad, que esran en el punto de partida de todas las so-
ciedades humanas's=-, han ido tejiendo con su trabajo cotidiano
y con su acrividad social permanente, pero rambien con sus
luchas y con sus acciones de resistencia y de rransforrnacion, el
especffico tejido de 1 0 que en terrninos concretos ha sido y es
justamente la historia humana.
Yes claro que no hay historia ciendfica 0 crftica posible, que no
tome en cuenta, por ejemplo, las formas de la cultura popular, 0
que a las gran des corrientes de las creencias colectivas 0 a los
diversos contextos y condicionamientos sociales generales de
cualquier proceso, fenorneno 0 hecho historico analizado.
Lo que no implica, ni mucho menos, que dejemos de estudiar
a los individuos, a los grandes personajes, 0 a las elites, pero sf en
cambio modifica de rafz el enfoque tradicional desde el cual han
sido, y son atin a veces abordados, estos grupos 0 clases
minoritarias y estos individuos. Porque todo individuo es fruto
de sus condiciones sociales, y son estas ultirnas las que detcrmi-
nan siempre los llmites generales de sus accioncs diversas. Y si
bien su propia accion es un vector que puede influir en el
cambio de cstas mismas circunstancias, 1 0 es solo dentro de los
mdrgenes que fijan las tendencies, una vez mas socialcs, de la
evolucion espedfica que vive esa sociedad determinada en esa
epoca 0momenta tarnbien particular".
Con 1 0 cual, I a historia crftica es social en un doble senti do:
en primer lugar en tanto que, para I a cxplicacion de cualquier
hecho 0 fcnorncno historico, ticnc que involucrar y hacer in-
tervenir a los grandes acto res colcctivos que antes eran omi-
tidos c ignorados, y que son siempre cl cnrorno inmediato
obligado, tanto de la forrnacion como de las acciones de cual-
quier personaje individual. Y en segundo lugar, en cI scntido en
que rarnbicn cualquier suceso 0 situacion hisrorica, se de-
senvuclve dcntro de un determinado y multiple contexte social
u ni ve rs o d e l a h is to ria social. H is ro ri a s oc ia l q ue s c h a p lu ra li za do y divcrsificado
ta nto e n lo s u ltim os c ie n afios, que e l t erm ino m is mo ha re rrn in ado p or pc rdc r un
sentido mfnimamente p re ci so . C on 10 c ua l, e l p ro bl em a n o e st d en saber que tal
c or rie nr e p rom ue ve 0 d efie nd e la h is ro ria s oc ia l -1 0 q ue h ac cn 10 m ism o lo s
An na le s , q u e l a h is ro ri og r af la s o ci al is ta britdnica, q ue l a m i cr oh is to r ia i ta li an a , 0 casi
c ua lq uie r h is to rio gra fla s er ia d el p la ne ta -, s in o e n s ab er como concibe c a da a u to r 0
corrienre 0 tendencia dicho rerm ino de esa histarla social. A rftulo de m ero s
e je mp lo s d e e sta p ro ble rn dric a, e fr . R ap ah el S am ue l, ( Ed ito r) Hi st ori n popul ar yt e or ia soc ia l ism , E d. C ritica , B arc elo na, 1984, L uc ien F ebv rc , Combates po r la
historia, E d. A rie l, B arc elo na , E du ard o G re nd i, " Mic ro an alis i c s ro ria s oc ia le " e n
Qua tkm i Storici, num . 35, 1975 Y to do el m im ero especial de la rcvista Historia
Social, n um . 1 0, V a le nc ia , 1 99 1, r ir ul ad o " Do s d ec ad as d e h is to ri a s oc ia l" .
56. So bre e ste pro blem a efr. el te xro de K arl M arx , Formns qu e prccrdcn a la
produc c idn cap it a li s ta , E d. P as ad o y P re se nte , M ex ic o, 1 97 6 y £1 poruenir de fa
c om un a r ur al r os a, Ed . P a sa do y P re se nt e, M e xi co , 1 98 0. T am bi en C ar lo s A nt on io
A g ui rr e R o ja s, "La com una rural de tipo germ dnico" en Boletln de Antropologla
Americana, n um . 1 7, M ex ic o, 1 98 8.
5 7. L o q ue n os r cr nite a l c o mp le jo p ro ble ma d e la b io gr af la h is to ric a y d e l p a pc l
d e lo s in div id uo s d en tr o d e la h is to ria . S ob re e ste p ro ble ma , c fr. J or ge P le ja no v,E l p ape l fir! in diu id uo e n fa bistoria, E d. R oc a, M ex ic o, 1 97 8, M ax im ilie n R ub el,
K ar l M a rx . E ns ay o r ic b io gr afla i nt el rc tu al , E d. P aido s, B ueno s A ire s, 19 70, y
C arlo s A nto nio A gu ir re R oja s, "La b io gra fla c om o g en ero h is to rio grd fic o" , e n e l
libro I ti ne ra ri os d e l a h is to ri og ra fl a d el s ~' 1, loX X , E d. C en tro J ua n M arin ello , La
H ab an a, 1 99 9.
909 1
general, que 1 0 condiciona y envuelve, fijandole tanto sus
lfrnites como sus posibilidades de repercusi6n determinada. Y
nes materiales de producci6n y de efectivizaci6n, sea un pro-
blema abierto y por establecer , y que puede abarcar desde la forma
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parece estar claro que una de las tendencias mas marcadas de
practicamente todas las corrientes hisroriograficas que se han
desarrollado durante el siglo XX, con la unica y obvia excepci6n
de la tendencia positivista de los malos historiadores, ha sido
esta de incorporar a los grandes grupos sociales, a las sensibili-
dades colectivas, a las masas populares, a las formas de con-
ciencia mayoritarias, y a las clases y movimientos sociales en
todas sus expresiones, dentro de los terrenos y de las perspecti-
vas habituales de la historia. Lo que, necesariamente, ha sido
acompafiado tambien de esa introducci6n sistematica de los di-
versos contextos sociales -poHticos, intelectuales, econ6micos,
civilizatorios, etc.- dentro de las explicaciones hist6ricas coti-
dianas.
Otra lecci6n importante de la historia que Marx ha construido,
la tercera, es su dimension como historia materialista. Y no en el
senti do vulgar, aunque muchas veces repetido, de que 1 0 "espiri-
tual" sea un simple "reflejo" directo 0 dependiente de 10material,
sino mas bien e~ la linea de que, en general, resulra imposible ex-
plicar adecuadarnente los procesos culturales, las formas de con-
ciencia, los elementos del irnaginario social , las f iguras de la sen-
sibilidad colectiva, etc., sin considerar tarnbien las condiciones
materiales en que se desenvuelven y apoyan todos esos productos,
y rodas esas rnanifestaciones diversas de los fen6menos inrelcc-
tuales, y de la sensibilidad hurnana en general.
Porque las ideas no Horan en el airc, separadas de los hombres y
de los grupos sociales que las producen, y los productos de la
cultura, de la conciencia 0 de la sensibilidad, solo se haccn vi-
gentes en la rnedida en que se encarnan y "rnarerializan" endeterrninadas prdcticas, en instituciones, en comporramientos y
en realidades totalrnente rnateriales. Lo que, sin embargo, no
elimina el hecho de que el tipo de relacion espccffica y concrera
que se establece, entre esa dimension intelectual y sus condicio-
de la condensaci6n 0 la transposici6n sublimada que a veces se
expresa en el arte, hasta la forma del "re£lejo invertido" que en
ocasiones descubrimos en la religion, y pasando por diversas y
complejas variantes como la de la "traduccion", la negaci6n, la
simbolizaci6n, la construccion de fetiches 0 las multiples figuras
de una cierta reconstrucci6n diferente de ese mundo material en
el nivel cultural".
Por 1 0 tanto, afirmar que la buena historia crftica debe ser
rambien materialista, solo implica que no es posible hacer una
historia, por ejcrnplo, de las Bamadas "mentalidades", sin consi-
derar los contextos sociales, politicos, econ6micos y generales de
esas mismas "menralidadcs", Es decir , que deb emos cvitar una his-
toria ideal ista de los fen6menos culturales e intelectuales, como la
que ha escrito por ejemplo Philippe Aries. 0 tarnbicn una historia
puramente logoccntrica, y puramcnte ocupada del plano dis-
cursivo 0 conceptual, como la que proponel1 Hyden White y los
dernds auto res que deficnden el posmodernismo dentro de los
cstudios hist6ricos actualcs,
En carnbio, la buena hisroria debe estar siemprc atenta, cuando
se ocupa de esos hechos, fen6menos y procesos del llamado "es-
pfritu humane" -y que nosotros llarnarfamos mas bien fen6-
58 . Esrd clare que csta re lacion que cxiste entre los productos y los fen6menos
culrurales y las condiciones materiales en que dichos fen6menos 0 producros se
gesran, se encuentra en el centro mismo de redo posible proyecro de una hisror ia
cultural seria y genuinamente crfrica. Lo que explica los llmites y la pobreza
enorme de la hisroria francesa de las menralidades, la cual nunca fue capaz de
resolver adecuadamente este problema crucial . Prente a esto, vease en carnbio c Iinreresanre proyecto de una hisroria cultural, natural mente marerialista y rarnbien
crftica, desarrol lado en genera l por Carlo Ginzburg en obras como E I '111(SO y los
gusanos 0 H i st or ia N o ct um a , ~ntre otras , Sobre este punto, cf r. Car los Antonio
Aguirre Rojas, "EI queso y los gusanos: un modele de hisroria crftica para el
analisis de las culturas subalrcrnas" en Prohistoria, num. G , Rosario, 2002.
92 93
menos de la conciencia y de la sensibilidad sociales-, de las con-
diciones materiales que acompaiian y se imbrican con dichos
condido de todo 1 0 social, sino simplemente -jsimplemente!-
que, en la historia que los hombres han recorrido y construido
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fenomenos intelectuales, conscientes de que el tipo de relacion que
se establece entre ambas esferas, la material y la "espiritual", es un
problema abierto y por investigar y redefinir en cada caso concreto,
pero seguros a la VeL de que sin esas condiciones materiales, no es
real mente comprehensible la naturaleza profunda y e l sentido
esencial de todos esos fenornenos de la mente y de la econornfa
psfquica de los individuos y de las sociedades.
Yes precisamente este error, el de ignorar la importancia de esa
base material y de ese conjunto de condiciones reales, el que
reencontramos no solo en muchas de las versiones de la historia
de las "mentalidades" antes referida, sino tam bien en multiples
historias de la religion, del arte, de la literatura, de la cultura y de
las ideas, que prosperan dentro del gremio de los seguidores de
CHo. E incluso, y muy frecuentemente, en muchas de las histo-
rias predominantemente polfticas que han escrito los historia-
dores positivistas de America Latina y de Europa, historias donde
tarnbien ese nivel de 1 0 politico parece "cerrarse sobre sf mismo"
y ser toralmente autosuficiente, y en donde se ignoran por com-pleto tarnbien las condiciones sociales reales y las condiciones
materiales de esos procesos politicos que se esrudian.
La cuarta posible leccion derivada de los trabajos de Karl Marx,
para una historia genuinamente crftica, es la relevancia fun-
damental que tienen, dentro de los procesos sociales globales, los
hecbo s economico s. Una leccion rnarxista que quizd sea la mas
vulgarizada y la mas mal interpretada de todas, por parte tanto
de los historiadores, como incluso de una gran mayorla de los
cientfficos sociales. Y clio, debido a la arnplia difusion c in-
fluencia importante del marxismo vulgar en prdcticamente todoel mundo, y a 1 0 largo de casi todo el siglo XX cronologico, Por-
que esta leccion no implica, ni mucho menos, que todos los fe-
nornenos sociales deb an "reducirse" a la base econornica, ni que
la econornfa sea la "esencia' oculta 0 el "esplriru profundo" es-
desde su origen como especie y hasta el dfa de hoy, los hecbos y las
e st ruc tu ras e condm icas han ocupado y ocupan todavfa un rol que
posee una centralidad y una relevancia fundamentales innegables.
Lo que significa que dichos procesos sociales g lobales son incom-
prensibles sin la consideracion de las evoluciones y la naturaleza
determinada de esa dimension econornica, pero no significa, en
cambio, que deb amos buscar cual es, por ejemplo, "la base
econornica de la pintura de Picasso", 0 la "estructura econornica en
que se apoya esa 'superestructura' que ha sido el arte surrealista", 1 0
que es a todas luces una empresa ridfcula y sin senti do, a pesar
de haber sido alguna vez planteada por los rnarxistas vulgares
de Francia en la primera rnitad del siglo XX59•
Reconociendo entonces esta centralidad de 1 0 econornico para
la interpretacion de los procesos sociales historicos globales, cl
buen historiador crltico sabe tarnbien que la relacion espedfica
que esos fenornenos cconornicos pueden tener, 0 pueden 110
tener con otros hechos y realidades sociales, es igualmente un
problema abierto y por definir en cada caso concreto, y cuyo
59. Felizmenre, y en contra de esas sirnplificaciones de esre apone imporranre
de Marx, siernpre ha habido autores inreligenres que, rnanrenicndo su perspectiva
marxism crl rica , han desar rol lado muy inrercsantes anal is is de los muy diversos
problemas de la culrura humans y del arre, del fencrneno de la ciudad, del
estudio de la vida cot idiana , de l papel de la t radiciones 0 del rol de la rel igion,
entre muchos orros, Nos referimos, por ejemplo, y solo para aludir a aqucllos
marxisras pererenecienres a las tradiciones del rnejor marxismo crltico del siglo XX
que han abordado estes ternas enl is tados, a las obras y rrabajos de Georg Lukacs
en el campo de la esretica y de fa historic literaria, de Henri Lefebvre sabre 1 0
rura l y 1 0 urbane 0 sobre fa coridianeidad, 0 de Edward Palmer Thompson , sobrela formacicn de la clase obrera inglesa. Un ensayo de rcconsrruccion de la
complejo vision de Marx sobre, por e jcrnplo, la socicdad europe:t medieval, que
esrd lejos de reducir todo a esas visiones cconomicisras mcncionadas, 1 0 hemos
in tentado en nuestro artfculo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "EI modo de
produccion feudal" en Revisra Mexicans dr Sodologla, vol. 48, mim. I, 1986.
94 95
abanico de respuestas abarca, 10mismo la opci6n de que no e x is te
ningun vinculo, 0 de que no existe un vinculo directo, y por 10
das del marxismo vulgar 0 del marxismo reducido a ideologfa
oficial , en muchos Manuales de la anrigua Union Sovietica 0 de
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tanto la conexi6n se da s610 a traves de complejas e indirectas
mediaciones de otros niveles y relaciones, hasta la posibilidad de
relaciones c1aras y evidentes de determinacion directa de ese
mismo nivel econornico, y pasando nuevamente por vlnculos de
dependencia, 0 de condicionamiento s610 general, de encua-
dramiento, de limitacion indirecta, 0 de muy diversos matices de
influencias de mayor 0 de menor peso espedfico.
Y puesto que ha sido Marx el primero en rescatar de manera
sistematica esta centralidad de 10 econ6mico dentro del proceso
hist6rico global, es logico que sea tarnbien cl el fondador de la
rama de los estudios de h is to ri a e conomi ca dentro del tronco
mayor de la h isto rio gr afia c on te rn po rd ne a, R arn a que, desde el
autor de E l c ap it al y hasta hoy, ha tenido una buena parte de su s
mas irnportantes representantes, precisamente dentro de las
distintas corrientes y expresiones de los multiples "rnarxismos"
que lIenan la historia y tarnbien la hisroriografla del siglo XX, y
que una vez mas, abarcan desde las finas y elaboradas versiones
del marxismo de Marx y de algunos de los rnarxismos crfricos
posteriores -como es el caso de algunos de los rrabajos que, con
cierta flexibilidad, pod dam os calificar de obras de "historia
econornica", escritos por Lenin, por Rosa Luxemburg 0 por
Henry Grossman, enrre otros's=-, hasra las variantcs simplifica-
60. Nos referimos a los trabajos de Vladimir Ilich Lenin. E I desarro ll o tid
capitalismo en Rusia, Ed. Estudio, Buenos Aires. 1973. Rosa Luxemburg,
lntroduccidn a fa historia econdmica, Ed. Pasado y Presenre, Mexico. 1976. y
Henryk Grossman, La fry dr fa acumulacidn y d e l d e rr umbe d e ! s is tema c api ta li st a,
Ed. Siglo XXI, Mexico. 1979 . Pa ra un planteamiento adecuado de em cornplejarelacion ent re los hechos economicos y orras dirnensiones de fa vida social. cfr.
Boliva r Echeve rria . "La forma na tural de la reproducc ion soc ia l" en Cuadernos
Politicos. num, 41. 1984. Y Carlos Antonio Aguirre Rojas. "Econornfa, escasez y
sesgo product iv ista. Desde los epigramas de Marx has ta los aporegmas rnarxis tas"
en Bolettn d r A n tr o po lo g la Ame ri ca na, mim, 21. Mexico, 1990. Para un desarro llo
96
los pafses deillamado " bl oque s oc ia li sm" .
Una quinta leccion irnportante para el buen historiador es la
exigencia de Marx de ser capaces de observar , y luego de explicar,
todos los fen6menos invesrigados "desde el punto de vista de la
totalidad", Lo que qui ere decir que debemos cultivar y desarro-
liar la capacidad de detectar y de descubrir, sisterndticamente y
en todo examen de los problemas historicos que abordamos, los
diversos vfnculos y conexiones que existen entre dicho problema
y las sucesivas "totalidades" que 10enmarcan, y que de diferenres
modos 1 0 condicionan y has ta sobrede re r rn inan .
Porque no existe problema social 0 historico que este aislado y
encerrado entre ciertos muros infranqueables, sino que, por el
contrario, todo problema historico y social csni siempre inserto
en determinadas coordenadas cspaciales, tcrnporalcs y contex-
tuales, que influyen sobre el en disrintos grades y mcdidas, pero
siernpre de modo cficaz y fundamental. Y cnronces, al buen
hisroriador Ie corresponde ir rcconstruyendo, cuidadosamente y
de modo articulado, csa inscrcion de su terna de estudio dentro
de las sucesivas roralidadcs cspaciales, tcmporales y contcxtuales
que 10 envuclven y que 10 sobrcdetcrminan. Ya que cs siempre
una prcgunta pcrtincntc y csclarccedora, la que plantca por que
tal fenomcno ocurri6 en cl lugar y en cl ticrnpo espedfico en cl
que aconrecio y no en ningun otro, d csa rr olld nd ose a dc rn ds
dentro de las particularcs circunstancias en que ha acontccido, y
en ningunas orras, 10 que nos abrc jusrarncntc al andlisis de las
diversas influcncias y de las conexiones cspcctficas que se csta-
mas amplio del punto de l papel de Karl Marx como f imdador de fa rnoderna ram ade los estudios de historia econornica, cfr. nuestro ensayo, Carlos Antonio
Aguirre Rojas. "L a corricnre de los Annales y s u c on rrib uc io n a l desarrollo de la
historic econornica en Francia", en cl libro Co r ri en te s , t rm a t y a uto re s d r la
hisroriograjla contempordnra, Ed. U niv cr sid ad ju dre z A uto no ma de Tabasco,
Villaherrnosa, 2002.
97
blecen entre esas dimensiones del espacio, del contexto y de la
epoca sobre el singular fen6meno del cual tratamos de dar cuen-crftica de Marx se instala entonces dentro del terreno de una
historia global 0 globalizante, tal y como la han defendido y
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tao
Pues aunque parezca y quiza sea una obviedad, -que frecuen-
temente olvidan no obstante los historiadores positivisras=-, es
claro que no es 1 0 mismo una sociedad capitalista del siglo XX
que una del siglo XVI, 0 que la sociedad china del siglo XIII y la
sociedad europea de esa misma epoca, como tam poco es 1 0
mismo un hecho historico acontecido en America Latina que
otro que sucede en Europa, 0 en Rusia, 0 en el sur de Africa, por
mencionar solo algunos ejemplos posibles.
Y si estas coordenadas 0 "totalidades" mas generales que son las
del tiempo y el espacio correspondientes a un cierro hecho
historico cualquiera, son siempre relevantes y fundamentales para
su adecuada comprensi6n, tarnbien 1 0 son las "roralidades" diver-
sas que constituyen los difcrentes contextos que cnrnarcan e in-
fluyen sobre ese hecho hist6rico. Pues es claro que dichos con-
textos geograficos, econornicos, tecnol6gicos, etnicos, sociales,
politicos, culturales, artfsticos, psicol6gicos, ctc., adernds de
especificar y volver mas coneretas esas totalidades 0 coordenadas
espaciales y temporales -acotando el espacio como area, regi6n,
lugar, pals 0 entorno geografico determinado, y al ticmpo como
una epoca, momento, coyuntura, era 0 pcriodo igualmente
particularizado- van rambien a csrablccer de manera igualmente
concreta todo el nudo de espedficas conexiones que tendrd esc
hecho 0 fen6meno hist6rico invcstigado con esos difercntcs y su-
cesivos medios contextuales en los que cl se dcsplicga,
Por 1 0 cual, como 1 0 ha explicado Jean-Paul Sartre, se impone
siempre un proceso de "rotalizacion progresiva" del problema
que abordamos, proceso que reconstruye esa inserci6n dada deltern a en esas multiples y diversas rotalidades, que son las que le
otorgan su significaci6n y su sentido globales. Reconstruyendo
asi, una historia "desde el punto de vista de la totalidad'', el his-
toriador que adopta esta lecci6n central de la historiograffa
promovido tambien, despues del propio Marx, los autores de la
primera y la segunda generaci6n de la mal Hamada "Escuela delos Annales?",
La sexta lecci6n que es posible extraer del pensamiento
historico de Marx es la necesidad de enfocar los problemas de la
historia desde una perspectiva dialectica. Una perspectiva que los
historiadores del siglo XX han cultivado muy poco en general, apesar de las ricas y profundas contribuciones que podrfa implicar
el desarrollo, el ejercicio sistematico y la aplicacion creativa de
este pcnsamienro y de esra vision dialecticas de la historia, Vision
dialecrica que nos invita a dejar de ver los hechos hist6ricos co-
mo "cosas", y a la historia misrna como un conjunto de rea-
lidades muertas, rcrrninadas y disecadas, realidades que adcmds,
estarfan determinadas en tin solo scntido, siempre claro y siern-
pre bien cstablccido. En lugar de esra ultima vision, tan exten-
dida entre los historiadores positivistas y tradicionales, csta pers-
pcctiva dialecrizante afirma, por el contrario, que rodos los
hechos hist6ricos son realidades uiuas y e n d eu en ir , a la vez que
elementos de procesos dindmicos y dialecticos en los que el rc-
sulrado csrd siempre abierto y en redifinici6n constante, a partir
de las contradicciones inhcrcnrcs y cscncialcs que se cncucntran
61. jean Paul Sar tr e ha definido csra estr ategia como un proccso de "toraliza -
cion progrcsiva" en su libro Crlticad~ la razdn diallclicIl, Ed. Losada, Buenos
Aires, 1 96 3. L a tcsis que:posrula scr capaz de analizar los dis tinros problemas que
abordamos "dcsde cl punto de vista de la roralidad" fue dcsarrollada por Karl
Marx en su celebre: texto de la lntroduccidn gm~rala la crltlca d~ la economta
polttira. 1851, Ed. Pasado y Prescnte, Mexico, 1980. Para un desarro llo agudo de
las implicaciones de csta tcsis, cfr. Georg Lukacs, Historin y conciencla d~ c 1 1 t J ~ ,Ed.
Grijalbo, 1969. Y para Ia concxi6n entre: csta hisroria asumida desde c I punto de
vista de la totalidad y l a pcrspccriva de la his roria global de: la escucla de Annab,
cfr . nuest ros l ibros, Carlos Antonio Aguirre Rojas , L a e sc ue l« d ~ l os Annnles. Aya,
Hoy, Manana , Ed. Monrcsinos, Barcelona, 1999 y Femand B r a ll rl tl y l a s c i enc i ns
bumanas, Ed. Monresinos, Barcelona, 1996.
9899
tanto en esos mismos procesos como en el conjunto de los he-
chos antes mencionados62•
la que es la madre del triunfo, yes la guerra la que engendra la
paz y a la inversa, y es por eso que "el triunfo de una idea crea
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As! , junto a la positividad de cualquier situacion 0 f:n6meno
de la historia, es necesario rambien captar su correlauva neg~-
t ividad, mostrando, por ejemplo, junto al cardcter hoy domi-
nante del capitalismo, su naturaleza irremediablemente eff-
mera, y junto a la modernidad burguesa que hoy se ens~norea
rodavla en el planeta entero, a las multiples moderntdades
al ternat ivas que la cornbaten y que se le resisten, negdndola per-
manentemente. Porque para este enfoque dialectico la realidad
hist6rica es como una manzana que s610 existe si lleva adentro
el gusano que la corroe, 0 como un. dulce que al c.huparlo tu-
viese tarnbien un sabor amargo y agno. Lo que explica entonces
que, para este punto de vista, todo progreso es al rnismo tiempo
un cierto retroceso hist6rico, y todo "documento de cultura es al
mismo tiempo un documento de barbaric", com.o 10.h:3afirm~do
y explicado tan brillantemente Walter Benjamin '. Y Sl la
historia es una ciencia que se interesa de manera especial en el
estudio del cambio historico no puede captar adecuadamente a
este ultimo si no 10 "atrapa" y 10 percibe desde su misma cuna,
des de las contradicciones y tensiones esenciales que caracterizan
cualquier sociedad historica de las que han existido hasta hoy,
rensiones y contradicciones que se reproducen y .proye.ctan de
distintas maneras en los diferentes hechos, srruaciories y
acontecimientos que se suceden en esas mismas sociedades.
Por eso, en la historia humana que hasta hoy conocemos, los
hechos n o son nunca de un solo sentido, y entonces es la derrota
62. Sobre este punto. cfr. el ensayo de Leo Kofler. Hist~ria y dia!k~ira. Ed.
Amorror tu , Buenos Aires . 1974 y K arl Korsch, La concepcion materiali sm dt fa
historia y otros ensayos, Ed. Ariel. Barcelona. 1980. por mencionar solo dos
ejemplos de entre muchos otros posibles. ., " ., .
63. En su agudo ensayo, "Sobre el concepto de historia mclUld? e~ el 1.lbro.
Walter Benjamin. La d la lt ct ic a e n s us pm so . F r ag mm to s s ob re It t hlStona. citado
anteriormente.
100
esra la raz6n que explica que las sociedades perezcan no por no
haber tenido exito, sino mas bien por haberlo tenido en dernasla.
Por ello, sin ninguna duda, frenre a la explotaci6n, la opresi6n, el
despotismo y la discriminaci6n, que han estado siempre tan
presentes dentro de los procesos de la historia de las sociedades
humanas, han existido rambien, con la misma persistencia y
regularidad, la rebeldla, la insubordinaci6n, la resistencia y la
lucha de las clases y de los grupos sometidos y explotados, en un
acontecer que nos demuestra, con la fuerza de casi una ley, que
los vencedores de hoy son sin fallo los derrotados del manana.
Lo que por 10dernds es una leccion importanre, y tarnbien muy
util para alirnentar las esperanzas de carnbio que hoy se afianzan
y difunden con tanta fuerza en todo el planeta. Porque es solo al
mas genuino pensamiento dialectico al que se le revelan, de
rnanera clara y necesaria, la obligada caducidad de todo 10 exis-
rente y los lfrnitcs y la naturaleza siempre eflmera de cualquier
realidad por el analizada,
Finalrncntc, una septirna leccion del marxismo para la his-
roriografta contcmpordnca es la de la necesidad de construir
siemprc una historia profundamcnte c r lt ica " • . Una historia que,
como 10 ha desarrollado tambien Walter Benjamin, se construye
siempre "a contrapclo" de los discursos dominantes, a contra-
corriente de los lugarcs comuncs aceptados y de las interpre-
tacioncs sirnplisras, inrcrprctaciones consagradas s610 a fuerza de
rcpctirsc y rnachacarse rcnazrncntc en todos los niveles de la
enscfianza escolar , y por todas las vias de la difusi6n de la historia
hoy existcntc,Una "contrahistoria" y una "contramcrnoria", como las llarno
64. Sobre cste punto cfr. el ensayo de Bolivar Echeverria, "Definicion del
discurso crfrico" en c:Ilibro E I d is cu r so c rl ti co d t Ma r x. antes cirado,
101
Michel Foucault, que descolocdndose de los emplazamientos ha-
bituales de la mala historia y de la historia positivista, rescate todo elpara hacer saltar siempre e l cardcter contradictorio y dialectico delos problemas que aborda.
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haz de los pasados vencidos y silenciados de la historia, d~ec~ando
las explicaciones lineales y simplistas, y elaborando ~na hlst?na que
sea realmente una historia profunda, compleja y sutil. Una
perspectiva crfrico-historica, que sea tambien capaz de dar c~enta
de todos esos fen6menos hist6ricos desde explicaciones multicau-
sales y combinadas, que sumando y articulando l~s varios ele-
mentos y dimensiones de dichos fen6menos, terrrunen por dar
cuenta de eUos en toda su espedfica complej idad".
Historia real mente crftica que, por 10 dernas, s610 puede
construirse desde los criterios que antes hemos enumerado y
esbozado. Ya que s610 des de una noci6n fuerte de ciencia de la
historia y de sus implicaciones, es que puede constituirse este
discurso crltico historiogrdfico, el cual tam poco podrd ser mas
que la ya referida historia social, en la doble ~cepci6n t~nto de
historia de los fen6menos y procesos colectivos y sociales en
sentido estricto, como tarnbien de historia siempre contextuada
socialmente, aun cuando se ocupe de la elites, los individuos 0 los
personajes singulares. Adernds, sed tambien,. n.ecesariamen.te, una
historia materialista, que reconozca las condiciones mareriales de
todo fen6meno intelectual, de conciencia 0 de la sensibilidad, y a
la que no escapara nunca la central!d~d general. de los h.ech~s
econ6micos de la historia. Y sed por ultimo, tambien una historia
vista desde el punto de vista de la toralidad, y con perspectiva
dialectica, que recorrerd agilmente los niveles de la toralizacion su-
cesiva del tema investigado, a la vez que disuclve toda positividad 0
afirmaci6n hist6rica en su caducidad negativa y en su "lado malo",
65. Hemos intentado desarrol lar el modo en que esta tradicion de la hisror ia
genuinarnente crltica se hace presence en va rie s autores de.la historiografla
francesa del siglo XX, como Marc Bloch, Fernand Braude! y MIchel Foucault, en
los ensayos inclu idos en nuest ro l ibro , Carlos Antonio Aguirre Rojas, Los Annales
y fa hisroriografla francesa, Ed. Quinto Sol, Mexico , 1996.
10 2
Una historia cuyos resultados habrdn de oponerse, necesaria-
~ent~, a los de la historia oficial y positivista hoy dominante,
historia ~ue promovid~ y divulgada desde el poder, se regodea
tod~ el nernpo colecclOnando falsos orfgenes gloriosos de las
nacrories, y construyendo gestas heroicas que son siempre
deformadoras y hasra falsificadoras de la verdad hist6rica, cuando
no son de plano totalrnenre mentirosas e inexistentes. Historiaoficial y positivista que, en la medida en que "normaliza", de-
forma y elimina todos aquellos hechos hist6ricos diflciles
inexplicables, 0 abiertamcnre subversivos, que por su propia
naturaleza van en Contra de sus versiones tersas, lineales, siempre
ascendentes y £1talmente legitimadoras del s ta tu s quo actual, se
encucnrra claramcnte en las verdaderas antfpodas de fa hisroria
crlti:a ~as recicnrc, esa h~storia cuya rafz ultima y csencial nos
remlt.e sin d~da,. en las circunstancins mas contempodneas, a
esos irnprescindtbl-, aporres contenidos originalmente en elproyecro te6rico de Karl Marx.
* * *
Est~s son los rasgos que, dcscubicrros y rcorizados por Marx,
constltuyen prcmisas todavla hoy indi spensables de toda historia
critica posible, mas alia de las deformaciones y de los excesos de
los much os marxismos vulgares del siglo XX, y mas aiM de f a
crisis irreversible de los proycctos del "socialismo real", colapsn-
dos dcspucs de la cafda del Muro de Berlln y de fa reconvcrsi6n de
la Uni6n Sovictica en f a angusriadn y complicada Rusin de la
~ltim~ decada, Lccci~nes aiin vigcnrcs del marxismo original, del
.ma rx r smo de Marx, para los cstudios hist6ricos acrualcs, que
Junto a las otras diversas contribucioncs que para csa misma histo-
riografin crltica han desarrollado otras tradiciones intclcctualcs del
siglo XX -como I a corriente francesa de los Annales 0 la
10 3
moderna microhistoria italiana, entre otras varias-. ' co.nfig~ran el
moderno paisaje global de 1 0 que son hoy los estudios historicos en
4
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todo el planeta. .. .Un paisaje cuyos perfiles mas inrnediatos se han d.efimdo cla-
ramente a partir de esa revoluci6n cultural m~ndlal d7 larga
duraci6n que fue la revoluci6n de 19_68,revOI~C16? que impac-
tando entre muchas otras cosas, tarnbien a la hlSt~nograf{a mun-
dial de aquellos tiempos, desencaden6 toda una sene de ~ro.fundas
mutaciones que vale la pena revisar ahora con mas derenimiento ycuidado.
104
OCCIDENTAL
Treinta y cinco afios despues de ese gran "acontecimiento-
ruptura" que ha sido el simb6lico afio de 1968, resulta mucho
mas facil tratar de medir y de comprender adecuadarnente su
verdadera y profunda significaci6n. Porque con la distancia de
estos siete lustros transcurridos, es ahora mas claro que 1968 es
solarnenre el punto de conccntracion, y el reRejo mas evidente y
cspcctacular, de un momenta mas arnplio de profundos carnbios
revolucionarios, que recorren prdcticarnente todo e I planeta y
que abarcan 1 0 mismo a la gran revoluci6n cultural china
desatada en 1966 que al otofio caliente italiano de 1969, pa-
sando obviamcnte por el celebre mayo frances, la primavera de
Praga chccoslovaca, la tdgica masacre de los cstudiantes y de la
poblaci6n mexicana en octubre de 1968, el breve ensayo de
insurrecci6n del "cordobazo" argentino 0 los distintos movirnien-
tos de ocupaci6n de instalacioncs en Nueva York 0Berkley en los
Estados Unidos, entre tantos y tantos otros".
6 6. S ob re la c ar ac te riz ac io n gmrral de esre m ov im iento cfr. I mm anuel
Wallerstein, M 1 96 8: r ev olu ci6 n e n e l s is te ma -rn un do , T es is e in re rr og an te s" , e n
revisra Euudlos Socio lOg icos, num . 20 , M exic o, 1 989 y t ar nb ie n G i ov a nn i A r ri g hi ,
T ere nc e H opk in s e I mm anu el W alle rstein , "19 89, the c ontin ua tio n o f 1 968 " en
105
Porque hoy resulta claro que el parteaguas fundamental de
1968 se ha desplegado en escala mundial . Y tambien es claro
ahora que mas alla de sus multiples y muy diversas formas de
mente, a las peculiaridades de los contextos de los parses del
tercer mundo y subdesarrollados, como la experiencia del mo-
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manifestaci6n en los distintos puntos del globo, asociadas ob-
viamente a las particularidades hist6ricas de cada region, na-
cion 0 espacio respectivo, el movimiento de 1968 es, en el fon-
do, una verdadera reuolucidn cultural. Y asl, 1 0 mismo es sus
epicentros mas representativos y caracterfsticos que en to do el
conjunto de los lugares y espacios de su multiple irrupcion, la
fractura hist6rica de 1968 se manifiesta siempre doblemente,
como un proceso cuya explicaci6n nunca se agota solamente a
partir de los datos de la situaci6n local correspondiente -re-
mitiendonos entonces a su dimension universal y planetaria-,
y tam bien como una transformaci6n que, sea cual sea la
suerte poHtica 0 el destino inmediato y mediate de sus prota-
gonistas directos, tanto individuales como colectivos, termina
siempre por trastocar radicalmente y sin vuelra atrds posible
los modos de funcionamiento y de reproducci6n de las
estructuras culturales principales a las que impugna y cuestio-
na"
Readaptdndose entonces a las condiciones del mundo capi-
talista desarrollado, como en el movimiento del mayo frances,
o a las encrucijadas principales de los distintos proyectos de las
sociedades del socialismo real, como en el caso de la revoluci6n
cultural china y luego de la trdgica prirnavera de Praga, 0 final-
Reuieu); vol . XV, ruim. 2 , Binghamton, 1992.
67. AI respec to c fr . Immanue l Walle rstein, "1968: rcvoluc ion en el sistema-
mundo. Tes is e interrogantes" recien citado, Fcmand Brandel, "Rcnacimicnro ,
Reforms, 1968: revoluciones cul turales de larga duracion" en La fomada Semnnal,
num. 226, Mexico, 10 de ocrubre de 1993, y"La troi sieme partie de l 'identi re de
la France: La France dans sa plus haute e t plus br illanre histolre " en La ecrl ts de
F em an d B rau del. L es ambitions de l 'hl s to l re , Editions de Fallois, Pads, 1997, y
Carlos Antonio Aguir re Rojas, "1968: la gran ruptura" en ellibro Breves ( nsayos
criticos, Ed. Universidad Michoacana, Morelia, 2000.
"recorre verdaderamente el mundo", para anticipar la crisis
econ6mica mundial desatada en 1972-1973, para generar el
nacimiento 0 el relanzamiento de los nuevos movimientos so-
dales desplegados en los ultimos treinra afios, para construir
las condiciones de emergencia de las "nuevas izquierdas" re-
volucionarias y para hacer posible, finalmente, la renovaci6n
total y cornplera de la esfera cultural de las sociedades moder-nas del mundo entero.
Ya que si nos preguntarnos acerca de los trazos comunes que
com patten todos esos movimientos y revueltas que en todo
el planera han proragonizado y represcntado el espfritu de la
prorcsra y de la oposici6n al sistema durante los afios de
1966 a 1969, scrd facil reconocer que en todos ellos, y mas
alia de la diversidad de sus circunstancias concretas, 1 0 que
se pone en cuesti6n y se inrcnra carnbiar es sobre todo la
logica del funcionamicnto y el modo mismo de cxpresion de
las fo rm as dom inantes de fa culrura entonccs vigcntc. Con 1 0
cual, parece haber una cspecie de trarna unica y secreta que
vincula y co necta a traves de sus multiples hilos la irn-
pugnaci6n radical de la cultura antidcmocrdrica, auroritaria,
jerdrquica y sorda a los rcclamos de la sociedad civil de todos
los parses del llarnado "tercer mundo", y a la cdtica tarnbien
demolcdora y total dc la cultura consurnista, alienante,
estandarizada, superficial y tarnbien exrremadamenre rlgida
del mundo capiralista dcsarrollado, con la cdtica vigorosa y
energica dc la "falsa cultura socialista" 0 de la cultura oficial
anquilosada del cntonces llamado mundo socialism. Unatriple vertiente de esta rcvoluci6n cultural dc 1968, que si
bien se ha focalizado 'en los cpicentros evidentes de la ciudad
de Mexico, dc Pads, de Pekin y de Praga, se ha manifestado
igualmente a 1 0 largo y ancho de los distintos pafses y de los
106 107
distintos continentes de todo el globe".Y en todos ellos, poniendo en el centro de su impugnaci6n ese
plano ya mencionado de la cultura contemporanea. Pues si 1968
tambien todos los efectos, a veces mas sutiles e indirectos pero
no menos efectivos, de la difusi6n del psicoanalisis y de la antip-siquiatrfa conternpordneas.
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no es un simple cambio menor 0 una simple mutacion, sino una
uerdadera reoolucidn, y si dicha revoluci6n es sobre todo de orden
cultural, entonces es 16gico que 10que ha cambiado despues de
1968 sea sobre todo la naturaleza y la funci6n esencial de las tres
instituciones principales dentro de las cuales se produce, genera,
mantiene y reproduce dicha cultura moderna, es decir las
instituciones de la familia, de la escuela y de los medios de
comunicaci6n. Y es justamente aqul, en el seno de estos tres
aparatos de la reproducci6n cultural contempordnea, en donde la
huella del paso de la revoluci6n de 1968 se ha impreso de
manera definitiva, marcando en la historia de estos tres espacios
un claro antes y un despues,
Pues viendo una vez mas el problema desde una perspectiva
mundial y de largo aliento temporal, es claro que la familia que
existi6 en todo el mundo hasta los afios cincuenta del siglo
veinte tiene poco que ver con la familia que hoy conocemos. Y
no solo porque con la revoluci6n creada por la invenci6n de laplldora anticonceptiva se descubri6 un metodo de control y de
planificaci6n del tamafio de la familia y del momenta deseado de
su construcci6n, sino tarnbien por el hecho de que entre la familia
de hace treinta y cinco afiosy la actual, estdn de por medio todas
las conquistas y los avances del moderno movimiento feminism, y
Progresos radicales de la celula familiar, desencadenados por el
auge de esosmovimientos sociales post-68 que son el feminismo
Y.la antipsiquiatrla, .que se han expresado tanto en las explora-
Clones de la generacion de los afios setenta de nuevas formas de
organizaci6n de la familia -desde las celebres "cornunas" de los
movirnientos hippies hasra los experirnentos ferninisras de 1.1maternidad exclusiva sin padres varones-, como en el aurncnto
espectacular de 1.1rasa de divorcios en todo el mundo, igual que
en la ahora cotidiana evocaci6n de 1.1"crisis de 1.1pareja", pero
tambien en el desarrollo generalizado de los "derechos y deberes de
los nifios", en el cambio total del rol socialy familiar de las rnuje-
res, y hasta en f a distinta percepci6n y papel de las generacionesmas viejasdentro de csemismo cspacio familiar"
AI mismo tiernpo, y secundando esra revoluci6n total del modo
de funcionamiento del ruiclco familiar, tambien van a mutar
completamentc las cstrucruras intcrnas del aparato escolar, Pues
los estudianres que escriblan sobre los muros 1.1consigna:
:'Profesorcs, usredes son viejos... y su cultura tarnbicn" 10que
irnpugnabnn central mente era un claro e sq uem a d e t ra ns m is io n
68. Sobre esta difusi6n y solo para eI caso de Francia vease eI mapa repro-
ducido en eI num. 264 de los Dossiers tt Documents de L e M o nd «; de abril de
1998, pag. 5. Tambien eI capitulo primero de l libro de Christine Faure, M ai
68. Jour et nuit, Ed. Gallimard, Paris, 1998. Aunque los mejores trabajosrecientes sobre el 68 comienzan haciendo casi siempre eI repaso de los
princ ipa le s puntos de l e sr allido del movimiento en eI mundo, muy pocos se
preguntan acerca de las causas profundas de esa simultaneidad planetaria. Y es
esa la idea que aqul inrentarnos subraya r, y que ha sido especial mente abordada
por Immanuel Wallerstein en sus ensayos ya citados.
69. Sobre este punto c fr. Eric Hobsbawrn, Historin drl siglo XX , Ed. Crftica,
Barcelona, 1996. Sin embargo. aunque Hobshawm refiere varies de estes
cam bios , su evaluaci6n del movi rn ienro de 1968 es cornplerarnenre disr in ta de la
que aqui desarrollamos. En cua lquier caso, en nuesr ra opinion, la "revolucion
cultural" ~ue el intenta explicar como un proceso mas lento y gradual,
correspondienre a redo eI pcrlodo 19·15-1990, proceso que serla para le lo a la
" revolucion social" de estes mismos alios, dndiblljrt final mente el senrido radical
de la nI,rtura de 19G8, la cual en este andlisis es reducida casi al r:lIlgo de algo
anecdorico 0 poco relevanre, Para otr a evaluacion de esre mismo periodo 1945-
1990, que al conrrar io , subraya especialmenre y con fuerza esc punro de quiebre
funda.mental de los alios 1967-1973, cfr. el libro coordinado por Terence
Hopkins e Immanuel Wallerstein, T il t A gl ! o f tr an sit io n. T ra jr rto ry o f th e w or ld -
system 1945-2025, Ed. Zed Books, Londres , 1996.
10810 9
d el s ab er , esquema de relaciones jerarquicas y completamente
verticales en donde el maestro se asume como el unico depo-
dad. Porque despues de 1968, es evidente que dichos medios de
cornunicacion van a pasar de una situacion de presencia mas
bien marginal y limirada a las clases altas y medias de la sociedad,
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sitario del saber, recreando la supuesta verdad de la sentencia
Mag is te r d ix i t, mientras que los esrudiantes son considerados
solo receptores pasivos, que escuchan, reciben y aprenden, sin
reaccionar 0 Interactuar de manera mas act iva con dichos
maestros. Una escuela que funciona entonces reproduciendo un
esquema disciplinario mucho mas extendido dentro de todo el
cuerpo social, y desde las Iogicas mas tradicionales de ejerciciodel saber-poder, cuyo modelo no sobrevivira al choque brutal de
19687°. Porque no es casual que despues de 1968 Horezcan en
todo el mundo los grandes debates pedagogicos. que intentan
crear nueuos modelos de transrnision del saber, que scan capaces
[ustamente de incorporar, de rnanera activa, participativa, crftica
y creativa a los alumnos,haciendo mas horizontal su relacion
con los profesores y renovando las forrnas tanto de generacion
como de rransmision de los nuevos conocimientos.
Una revolucion de la insdrucion escolar que es simultdnca-
mente un cambio de la "escucla capitalism" y que en los parses
"socialistas" va a expresarse tanto a traves de la impugnaclcn
espedfica de la vieja division entre trabajo manual y trabajo
intelecrual, y tam bien como crltica y rcdiscusion del rol social
y de la funcion particular del estrato de los "inteleetuales" den-
tro de la sociedad, como en cl doble movimiento de acercar el
taller a la escuela y la escuela a la fabrica y al campo.
Modificaciones esenciales en la funcion y cardctcr de la escucla
y de la familia, que se aeompafian final mente tarnbicn de un
cambio significative en cl papel que a partir de esta feeha van a
jugar los medios de cornunicacion de masas dentro de la socic-
a una condicion en la cual van a convertirse en artlculos de con-
sumo ampliamente popular, cornenzando a jugar el rol de verda-
deros fo rm a do re s d e o pi nio n p ub lic a, y desarrollando nuevas
funciones informativas, educativas y generativas de una cultura
que eran cornpletamenre inexistentes antes del fin de esos afios
sesenta.
Multiplicando de manera significativa el tiraje de los perio-
dicos y de las revistas de gran circulacion, as f como la audiencia
y capacidad de dlfusion de la radio, la television y eI cine, estos
medios de cornunicacion empiezan a competir con la escuela y
con la familia en el proceso de transmision y circulacion de
todo tipo de informacion, pero tarnbien y mas alia en el pro-
ceso mismo de formacion de las conciencias, de difusion de
ciertos modelos de vida y de comportamiento y de definicion y
estnblecimiento de complejos patrones culturales de reciente
creacion y elaboracion".
Incidiendo de csta manera en esos tres cspacios privilegiados
de gestacion y de reproducclon de la cultura que son las es-
cuelas y universidades, los medios de comunicacion rnasiva y
la familia, la revolucion de 1968 dcscstructuro al eonjunto de
las formas vigcntes de esa misma cultura conrcmpordnca, ce-
rrando un capitulo irnportanre de dicha hisroria cultural e
inaugurando las formas de organizacion y de crcacion de la
cultura que se han desarrollado durante los ultimos trcinra afios y
hasta la actualidad".
70. Quien mejor ha desmontado, crtt icamente, esta esrructura discipl inar ia de
la escuela -presente igualmente en la fdbrica, los hospi rales, las pri siones, el
ejercito, etc.- es sin duda Michel Foucault, en su libro Vigilar y casrigar, Ed.
Siglo XXI, Mexico 1993.
71. Con 1 .0 cual, so lo van a desplegar has ta cl f inal muchas de las funciones que
ya hablan sido agudamenre analizadas, pa ra los medics de comunicac ion de su
~poc~, por Walter Benjamin, de quicn vale la pena consulrar var ies de sus cnsayos
incluidos en sus Oeuorcs, 3 tornos, Ed. Gallirnard, Paris, 2000.
72. Solo para cl caso fr ances, y a nivc l puramenre descr iptive, c fr. d libro de
jean-Pierre Le Goff, Ma i 68. L '!J rr i ragt ' imposib le , Ed. La Decouverte, Paris,
110III
Y a tono con estos cambios esenciales, se han modificado tanto
la configuraci6n de todo el conjunto de los saberes modernos y la
totalidad de los distinros paisajes culturales del orbe, como tam-
pectiva, resulta claro que es a raiz de esta revoluci6n cultural
del segundo lustro de los afios sesenta, que elpresente va a ma-
nifestarse con mucha mas fuerza dentro de la hisroriografla,
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bien los procesos de conformaci6n de nuevos sujetos, de nuevos
movimientos sociales y de una nueva izquierda. Y todo ello,
obviamente, ha terminado por impactar de una manera pro-
funda a los propios perfiles generales de la historiograHa contem-
poranea posterior a 1968, de un modo que vale la pena intentar
reconstruir con mas detenimiento y atenci6n.
* * *
rompiendo con la rigida division entre presente y pasado que
antes era aiin dominante, e instalando de pleno derecho y en
multiples formas la actualidad dentro de los objetos y ternas
pertinentes y habituales de estudio de la investigaci6n historio-
grdfica. Porque en contra de una vision tradicional y reductora
de la historia, que hab!a sobrevivido hasta 1968, y que afir-maba que la historia era solo la ciencia "del pasado", los ulti-
mos treinta y cinco afios van a presenciar en cambio la afirrna-
ci6n de una postura que, cada vez mas difundida y aceptada,
afirma que la historia es la ciencia "de los hombres en eI tiern-
po", y por 1 0 tanto. ciencia del mas absoluto y candente pre-
sente, 1 0 mismo que de los muchos y muy diversos pasados yaacontecidos" .
Una vision que va a reivindicar tambien al presente como
objero de estudio de la historia, que no ha sido inventada
despues de 1968. sino que remonta sus filiaciones mas antiguas a
toda una tradici6n cr!tica y marginal que arranca desde Marx y
que se prolonga hasta el d!a de hoy. pasando por autorcs como
Marc Bloch. Walter Benjamin. Norbert Elias 0 Fcrnand Braude],
entre rantos otros. Tradici6n que ha sido y continua siendo
minoritaria, y que sin embargo va a ganar una batalla importante
en torno a esre punto. como fruto de los efectos de 1968: pues si
ya Marx. 0 la corrienre francesa de los Annales 0 la irnportanre
Escuela de Frankfurt, entre muchos otros, hab!an "reivindicado"
al presente como historia, 1968 va en cambio a legitimarlo de
maner a de fi ni ti va dentro de la actividad historiogrdfica, vol-
viendolo uno de los campos ineludibles de investigaci6n de esamisma actividad,
Dado el enorme anhelo de cambio que se expres6 en 1968. y
dada la radicalidad de sus formas de manifestaci6n a 1 0 largo y
ancho del mundo, no hay duda alguna de que este mismo
movimiento signific6, para todas las sociedades de aquellos
tiempos, una definitiva irrupcidn de l presente y d e s u v ig en cia t ot al ,
en el conjunto de las conciencias que 1 0 protagonizaron y que 1 0
presenciaron de cerca. Y dado que en todos los cases, 1 0 que los
movimientos del 68 quer!an transformar era su propio presente,
subvirtiendo la realidad alienada 0 falsificada0 autoritaria en que
vivian. entonces su despliegue desernboco, nccesariamente, en eI
hecho de poner en el centro de la atencion a la experiencia v iv ida
inmediata, a los hechos candentes y esenciales de la mas viva
actualidad,
"Vivir sin tiernpo muerto y gozar sin trabas" es otra de las
consignas del 68, consigna que expresa de modo enfdtico esa
reasunci6n y actualizacion radical del presente, que es propia de
todo tiempo de revoluci6n, y que de manera significativa va a
impactar a los estudios hist6ricos post-68. Pues desde esta pers-
1998. Tambien los art lculos de Michelle Zancarini -Fournel, "Changer lavie . Une
histoire sociale des annees 68" y el de Francois Dosse "Lcs mots pour Ie dire",
ambos incluidos en la revista Pag( des l ib rai re s , num, 50, Paris, feb-rnzo. de 1998.
73. Sobre este punto cfr . F rancois Dosse, "Mal 68: les effers de l 'His to ire sur
l'hisroire" en Cab ie r s d e / 'lHTP , num. II, Par is , abr il de 1989.
112 11 3
Legitimaci6n e incorporaci6n irreversible del presente en la
historiografla que va ha manifestarse de multiples formas, en los
distintos espacios historiograficos nacionales. Por ejemplo, y en
difundido en gran escala, luego de la ruptura de 196875•
Pero tambien, esta "presentificacion" de la historia va a rna-
nifestarse dentro de los ambientes academicos de las ciencias
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primer lugar, en el enorme auge que desde hace siete lustros va a
tener la rama y el metodo de l a h is to r ia o r al, de esta historia
apoyada en los testimonios directos de los hombres todavla
vivos, que es por fuerza una historia del pasado mas inmediato y
del presente, y en consecuencia de hechos y procesos todavla
frescos, recientes, cercanos y muchas veces todavfa actuantes y
vigentes".
Una historia oral que ademas, no se reduce simplemente a
recabar y utilizar el testimonio directo de los testigos 0 protago-
nistas todavla vivos de una cierta realidad hist6rica cercana 0
inmediata, sino que rambien incluye, en sus versiones mas ra-
dicales, a la intenci6n expllcita de "darle voz" a los propios
agentes hist6ricos, incorporandolos ahora rarnbien como crea-
dores de la propia historia escrita de sus experiencias y acciones
hist6ricas diversas. Pues dado que, segun estas posturas radica-
les, son las masas y las clases populares las que realmcntc hacen
las historia, es entonces logico y necesario que sean ellastarnbien los que escriban su propia historia, participando
activamente en la investigaci6n historiografica de sus propias
experiencias y construyendo directamente, junto a los historia-
dores, las obras y los resultados principales del quehacer his-
toriografico. Historia radical del presente y del pasado in-
mediato, que incorpora y reivindica entonces a una hisroria
oral que va mucho mas alla de la simple entrcvista 0del cldsico
relato de vida, tecnicas que igualmente se han popularizado y
sociales, provocando una importante "migraci6n" de los espe-
cialistas del presente hacia la historia. Yasl, despues de 1968,
sera cormin que los sociologos y los cientistas politicos, 1 0
mismo que los economistas comiencen a incursionar en la
historia, aportando una vez mas sus enfoques a la disciplina
hist6rica y ocupandose sobre todo de esos mismos periodos del
pasado reciente y del presente, que ahora son legitimados e
incorporados por la historiograffa de manera mas vasra y
popular. Igualmente y en esta misma lfnea, es que se explica la
multiplicaci6n de nuevas instituciones acadernicas que ahora
van a ocuparse de esa historia inrnediata, instituciones como el
I ns titu t d 'H is to ir e d u T em p s P r es en t en Francia, que relanzaran
de rnanera irnportanre el rol de la historia mas conternporanea
dentro de los estudios hist6ricos, y que se dedicaran de rnanera
irnporranrc al roseate de archivos y a la recolecci6n de res-
timonios y documentos de todos los proragonisras y personajes
del propio siglo XX.
* * *
1968 es sobretodo una profunda y estructural revoluci6n
cultural. Entonces, al irrumpir con fuerza en el plano de la
"cultura" conternpordnea y de sus principales mecanisrnos de
reproducci6n, el movirniento del 68 desestructuro a esta esfera
de la totalidad social, movilizando todos los reflectores del drama
historico hacia dichas dimensiones culturales, y abriendo e l
74. Nos referimos a los t rabajos cldsicos y bien conocidos de Paul Thompson y
de Phi lippe Joutard. En Mexico, esta l inea se ha desar rol lado por par te del equipo
de Historia Oral del Institute Mora, coordinado por Graciela de Garay. Exisre
tambien ya una Asociaci6n Internacional de Histor ia Oral , con su propia revista
particular.
75. Cfr. por cirar solo un ejemplo, los trabajos del Grupo de la revista History
Workshop, por ejemplo los libros colecrivos Vi ll ag ( l if t and Labour. Ed. Routledge
and Kcgan Paul, Londres, 1975 e His tor ia papi llar y t eoria soc ia l ism, Ed. Crltica
Grijalbo, Barcelona, 1984.
1 14 liS
espacio para el auge evidente que el estudio de la historia de to-
dos estos temas va a tener durante los ultimos treinta y cinco
afios transcurridos.
to y del mito del Aquelarre 0 de la evolucion de las costumbres,
de la historia de las mujeres y de la imagen del nifio en el anti guo
regimen, de la cultura popular en la edad moderna y de la cos-
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Con 1 0 cual, no es una casualidad que pracricamente todas las
historiograflas del mundo occidental -y posiblemente mas
alIa- comiencen, despues de 1968, a ocuparse de todo el con-
junto de nueuos temas cuyo denominador cormin es el de ser
te ma s d e h is to ria c ultu ra l, los que adernas van a provocar para su
estudio, tambien una multiplicaci6n importante de nuevos en-
foques, conceptos y aproximaciones. Pues es claro que es siempreel espfritu del 68 y de sus multiples efectos, el que se hace
presente tanto en los estudios de la psicobistory inglesa como en
los multiples y hererogeneos modelos de la confesamente
ambigua b is to ir e d es men ta li te s francesa, pero tambien e igual-
mente en la n ew i nt el le ct ua l h is to ry norteamericana, en la rama de
historia cultural de la microstoria italiana, en la historia britdnica
de la p op ul ar c ul tu re , 0 en la Altagsgeschichte alemana, entre tantas
otras expresiones".
Creando entonces un movimiento internacional que aflora
simultaneamente en los afios setenta en multiples puntos delplaneta, es que los historiadores post-68, se han puesto a in-
vestigar los nuevos y hasta entonces casi inexplorados temas de la
historia de la familia y de la sexualidad, de la historia de las ac-
titudes ante la muerte 0 ante la locura, del desciframiento del ri-
76. Nos refer imos a todo ese conjunto de obras y de aproximaciones que, desde
1968, han intentado problernat izar desde muy diversos angulos el rengl6n de la
cultura. A tftulo solo de rnuesrra, veanse por ejemplo las reflexiones metodol6gicas
que este movimiento ha sucitado en los rexros de Jacques Le Goff, "Las
mentalidades: una historia ambigua" en ellibro Hacer fa historia, vol . 3, Ed. Laia,
Barcelona, 1980, Carlo Ginzburg, Mitos, emblemas, indicios, Ed. Gedisa,Barcelona, 1994, Peter Gay, F r eu d f or h is to ri an s, Oxford Universi ty Press,
Oxford, 1985, Edward P. Thompson, T ht p ov my o ft ht or y, Ed. Merlin, Londres,
1978, Robert Darnton, T he k is s o f L am ou re tt e. R tf tt et io ns i n c ul tu ra l h is to ry , Ed.
W. W. Norton & Company, Nueva York, 1990, 0 Alf LUdtke, Histoire du
quotidien, Ed. Maison des Sciences de !'Homme, Par is , 1994.
movisi6n de los oprimidos en el siglo XVI, de las tradiciones y el
folklore de una clase obrera en formaci6n 0 de los imaginarios
populares en el antiguo regimen frances, entre tantos y tantos de
los temas de historia cultural que desde entonces han sido abor-
dados.
AI mismo tiempo, y junto a esta apertura de temas antes poco
tratados 0 simplemente ignorados por la historiografla", va a de-
sarrollarse paralelamente un intenso y rarnbien plurifacerico
trabajo de re jlex iOn metodolOgica , que 1 0 mismo intcnta construir
las categorfas mas adecuadas para el estudio y explicaci6n de esas
realidades culturales, que crear ambiciosos modelos globales para
la interpretacion de estos mismos fen6menos del orden cultural. Y
entonces, criticando 1 0 mismo las insuficiencias y ambigiiedades
del concepto frances de las "rnentalidades" que c I rfgido esquema
de difuminaci6n siempre en un solo scntido desde la cultura de la
elite hacia la cultura popular, que adentrdndose en el debate de las
complejas relaciones entre folklore, tradici6n y cultura, 0 en las po-sibilidades del merodo isom6rfico en la rcconstruccion de afi-
nidades hist6ricas culturales, los practicantes de Clfo han pasado,
despues de 1968, desde la anacr6nica y limirada historia de las
ideas hacia una nueva y mas elaborada historia social de las dis-
tintas prdcticas culturales, 0 hacia las mas recientes versiones de csa
nueva historia de la cultura".
77. La que resal ta e l valor del rraba]o p ionero de Norber t El ias , en sus obras E I
p ro ce so d e fa civilizacion 0 La sociedad cartrsana. Sobre csre punto, cfr. Carlos
Antonio Aguirre Rojas, "Norbert Elias, historiador y crlrico de la modernidad" en ellibro Apr ox ima ci on e s a fa modernldad, Ed. UAM Xochimilco, Mexico, 1997.
78. Dentro del panorama gl~bal y mas contempodneo de esra nueva hisror ia
cul tural destacan por su agudeza y por su audaz cardcter innovador las obras de
Carlo Ginzburg, por ejemplo, E I q ur so y los gusanos, Ed. Oceano, Mexico, 1998,
H is to ri a n o ct ur na , Ed. Muchnick, Barcelona, 1991, R ap po rt; d i fo rz a. S to rla ,
1 16 117
Sirnultaneamente, y como un complemento casi espontaneo de
esta renovaci6n de la agenda de temas de los historiadores, que
ahora incorpora de pleno derecho a estos ternas culturales, y
***
Tarnbien despues de 1968 se ha colapsado el "sistema de
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gracias al desarrollo ya mencionado de esos nuevos enfoques y
modelos para su tratamiento y abordaje, seha dado tambien una
profunda renouacion en el modo de acercarse a los viejos temas
historiograficos, los que desde estas perspectivas post-68, van a
ser aprehendidos de una manera radicalmente distinta. Por
ejemplo, las viejas y tradicionales historias del movimiento obre-
ro, que concentraban siempre su atenci6n en la historia de los
Hderesy de las elites obreras, y en el destino politico de los mo-
vimientos estudiados, y que desde hace tres decadas van a
abordar mas bien la transformaciones de las costumbres y de la
vida cotidiana de las masas obreras a rafz de esos mismos movi-
mientos, preguntandose adernas sobre los efectos de dichos
movimientos sobre la conciencia obrera y sobre sus formas de
organizaci6n y de trabajo mas cotidianas y elementales. 0
tambien, en el caso del estudio de los procesos econ6micos y
sociales, como por ejemplo el de la formaci6n de un mercado
interno 0 el del transire del mundo feudal al mundo modernocapitalista, procesos que van a dejar de estudiarse como si fuesen
solo grandes movimientos impersonales y an6nimos, para ser
ahora investigados en sus efectos y consecuencias reales sobre las
poblaciones campesinas y sobre los estratos urbanos, vistos
ademas en sus singularidades concretas y en el complejo entra-
mado de cambios de valores, actitudes, percepciones y cosmo-
visiones de todo orden que ellos entrafian",
saberes" que se fue construyendo durante la segunda mitad del
siglo XIX, y que al ir multiplicando constanternente y afianzan-
do progresivamente a nuevas y nuevas "disciplinas" 0 ciencias
sociales, termin6 por establecer como estrategia de aprehensi6n
epistemol6gica de "1 0 social", a ese curnulo de dmbitos es-
pecializados entre sf y supuestamente autonornos, que fueron
las diversas ciencias sociales del siglo XX. Distintas ciencias
sociales que recortaban a esa compleja unidad de 1 0 social,
postulando que dicho recorte correspondla eftctivamente a la
propia realidad, la que entonces nos daba, segun esta vision, un
objeto econ6mico junto a un campo psicol6gico, una esfera
puramente polfrica y una dimensi6n exclusivamente social, un
ambito solo gcogrdfico y un espacio reservado para la antro-
pologla, y en consecuencia el fundamenro necesario para que
cada una de cstas "ciencias" 0 "disciplinas" elaborase y reivindi-
case para sf su propio objeto de estudio, sus recnicas espedficas,
sus conceptos particulares y sus metodos completamente sin-gulares".
Sin embargo, ya pesar de haberse afirmado como la "episrerne"
dorninante dcntro del conocimiento sobre 1 0 social durante el
ultimo tercio del siglo XIX y los dos primeros tercios del siglo XX,
estc sistema de sabcrcs parcclado, auronomizado y basado en la
retorica.proua, Ed. Felt rinel li, Milan . 2000. O ja zo s d e M a de ra , Ed. Peninsula.
Barcelona. 2000. Tentatiuas, Ed Unive rsidad Michoacana , Morella, 2003. yNinguna Is la es una Isla. Ed. Universidad Juarez Aut6noma de Tabasco,
Villaherrnosa, 2003 .
79. En esta linea. son interesanres todos los trabajos producidos por los
distintos representante s de la mlcrostoria ita liana, A titulo solo de e jemplo c fr.
Giovanni Levi. La berencia inmaterlal, Ed. Nerea, Barce lona. 1990 . Maurizio
Gribaudi, I ti ne ra ir a o u vr ir rs . E s p nc e« (I grollp(S soclaux a T ur in a u dlbllt d u X X( m(
s i i c l « ; Ed. EHESS, Pari s, 1987. S imona Cerutt i. La v i l l e (I Ir s metiers, Ed. EHESS.
P~ris. 1990. Carl~ Ginzburg. £1 q"(SO Y l osgusanos . recien citado, y Pesquisa sabre
Pirro, Ed. Muchnick. Barcelona, 1984 y Carlo Ginzburg y Adriano Prosperi, Giocbi
di Pazienza, Ed. Einaudi , Turin . 1975. Para contextuar adccuadarnente a toda csta
corrienre de la microhistoria italiana, cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas.
C ont ri bu c id n a la bistoria dr la microbis toria i taliana, Ed. Prohisroria, Rosario, 2003.
80. Cfr, al rcspecto Immanuel Wallerstein y otros, Abrir la s ciencias sociales , Ed.
Siglo XXI. Mexico. 1996.
118 11 9
espedfico ambito de la historiograffa a redefinido la relacion de
alianzas y de vfnculos de esta ultima con todas las restantes
ciencias sociales. Asi, en los ultirnos siete lustros, hemos pasado
especializaci6n mostro rdpidarnente sus lfrnites episternologicos,
siendo criticado y cuestionado practicamente por todas las co-
rrientes innovadoras y por todos los pensadores crlticos de estos
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81. Cfr. por citar solo un ejernplo, el caso de la corriente de los Annales y su
defensa permanente del paradigma de la his tor ia global. Al respecro vease Carlos
Antonio Aguirr e Rojas, Los Anna le s y /4 his toriografla franwa, Ed. Quinto Sol,
Mexico, 1996, Fernand Braudel y la s ciencias humanns, Ed. Monresinos,
Barce lona , 1996 y B ra ud e! a d eb ate , Coedici6n Fondo Editorial Tropykos/Fondo
Editorial Buria, Caracas, 1998.
82. La obra que sin duda expresa mejor esta c risis del sistema de los sabcres,
derivando incluso en algunos de sus aplicaciones hacia la hisroria es la obra de
Michel Foucault, de quien puedc ver se Las pa l abras y l as c a sa s , Ed. Siglo XXI ,
Mexico, 1986 y L a a rq ll to la g la d e l s a be r, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1985.
83. Sobre este problema cfr . los t rabajos de Immanuel Wal lers tein , Boavenrura
de Sousa Santos, Pauline Rosenau e Isabelle S tengcrs, as f como la bibliografCa de
Richard Lee, incluidos en el mimero especial de Review, vol XV, num, 1,
Binghamton, 1992.
claramente de una situacion de vfnculos acotados y ge-
neralrnente biunivocos que la historia iba estableciendo en sus
diferentes momentos, con la econornfa, la sociologfa, la geogra-
ffa 0 la demograffa, a una nueva situacion en que la historia se
abre permanentemente y sin excepcion a todas las restanres
ciencias sociales, con las que se mezcla y fecunda redproca-
mente, en un dialogo multiple que legitima y concretiza el
viejo paradigma de la historia global. Paradigma defendido por
Marx y por los marxistas, igual que por los Annales y por toda
corriente historiogdfica innovadora, que en el fondo apunta,
en su sentido ultimo y mas radical, hacia la supresi6n de esas
barreras disciplinarias y hacia la constitucion de la nueva
epistcme 0 sistema de los saberes ya aludida.
Nuevo concierto de rnuchas voces, de la historia con todas
las disciplinas sociales, que se ejemplifica paradigrndticamenre
con la apertura hacia la antropologta, respecto de la cual la
historia va a recuperar , dcspues de 1968, practicarnente el con-junto global de sus aporracioncs. Pues 1 0 mismo los tcmas
cldsicos de la antropologfa, ocupada tradicionalmente en cl es-
tudio de las costumbres, de la vida cotidiana, de las relaciones
de parentesco 0 de los mitos, que sus tecnicas mas caracte-
rfsticas como la cncuesta y la observacion participanre, van a
ser retornadas por la historia, la que en los tiltimos trcinta y
cinco afios se ha convertido 1 0 mismo en historia de la vida
cotidiana, que en historia de la familia y de I a sexualidad, pero
tarnbien en historia de la civilizaci6n material y de los arqueti-
pos culturales, anexando a sus territories de investigaci6n atodas esas dimensiones y problemas antes reservadas al examen
de los anrropologos, L o - que igualrncnrc se rcpite en el caso de
las tecnicas anrropologicas antes mencionadas, las que desde el
lado de la historia van a reproducirse, como ya hemos referido,
cien afios que corren entre 1870 y 1968, aproximadarnente".
Una crfrica reiterada a las limitaciones de este modo de aproxi-
maci6n hacia 1 0 social, que estara tarnbien en el centro de las im-
pugnaciones de 1968, ejerciendo sus efectos, sobre todo el
conjunto de esas disciplinas sociales y tambien sobre la propia
hisroriografia".
Pues no es simplemente por azar que despues de 1968, van a
prosperar y a ponerse de moda en el mundo entero, los pro-
yectos, institutos, perspectivas, centros y enfoques, multi/plu-
riltrans/intersdisciplinarios, los que en su conjunto solo ex-
presan, aun de modo incipiente y l imitado el verdadero proceso
desencadenado desde hace mas de tres decadas, proceso que en
el fondo marcha hacia la construccion de una nueva confi-
guraci6n del sistema de saberes, hacia una nueva "episteme"
dominante para el estudio y aprehensi6n de la realidad, tanto
social como en general",
Nueva situacion del saber sobre 1 0 social en proceso de ges-tacion y maduracion, que en terrninos inrnediatos y para el
120 121
so en cuesti6n la validez absoluta de los gran des modelos ge-
nerales que habfan sido elaborados muchos afios atras, y cuya
vigencia total habla sido considerada como Iegftima e incues-
tionable durante un largo periodo de decadas,
bajo las formas de la historia oral y de la historia construida
con las mismas clases populares, desde la inrnersion absoluta en
sus luchas y en su practica cotidiana y regular.
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* * *
Pero al colocar en to do el mundo, en el centro de los movi-
mientos del 68, a ese nuevo sujeto estudiantil, 1968 ponla a
prueba los viejos esquemas del cambio social, desencadenando la
crisis universal de las viejas izquierdas, y abriendo el desarrollo
multiple y plural de todos los movimientos sociales y de todas las
nuevas izquierdas que llenan el paisaje del mundo de la oposi-cion y de la resistencia anticapitalista de los ultirnos treinta y
cinco afios.
De este modo, 1968 es tambien una ruptura con esos modelos
generales, abstractos, rlgidos y casi siempre uaclos que eran
defendidos por esa vieja izquierda y que proclamaban que solo la
cIase obrera era revolucionaria, que solo las demandas eco-
n6micas y pollticas eran legftimas, y que la historia marchaba de
manera forzosa y casi automdtica hacia el social ismo. Pero los
distintos movimientos de finales de los sesenta 1 0 que jusramente
demostraban era que no hay automatismo alguno en la historia yque esta ultima la haem los hombres, 1 0 que implica que con la
complejizaci6n del capitallsmo tarnbien se hacen mas complejos
y diversos los frentes de cornbate anticapiralisra, y que con la
expansion y difusi6n tanto extensivas como intensivas de la
explotacion y la opresi6n capiralistas, deben tarnbien multipli-
carsc y diversif icarse los movimientos y los acto res de oposici6n
al mismo.
Entonces, con la crisis de la vieja izquierda vino la crisis de
esos modelos generales incapaces de aprchender la realidad", a
antropologfa al intenrar copiar sus rnetodos principales,
inreresandose en el analisis directo y minucioso de las expe-
riencias vividas por los distintos personajes historicos y en un
acercamiento mas estrecho a la dimension concreta de sus ob-
jetos analizados, 1 0 mismo que en la aprehensi6n de las pers-
pectivas y de las "miradas" espedficas que hacen posible cap tar
esos problemas del folklore, de la tradicion, de las creencias y
de las cosomovisiones, a las que esrd habituada esa misma an-
tropologla. Finalmente, readaptando dentro de la historia con-
ceptos y model os desarrollados dentro de la antropologla, co-
mo el de la dialectica macro/micro, el del andlisis de las redes
sociales, el del estudio de los fen6menos "en siruacion", 0 el de
la reconstruccion global de una "descri pci6n densa", los prac-
ticantes de Clio Ie han dado vida a esa historia antropologica 0
antropologla historica que tanto exito y desarrollo han tenido
en las ultimas decadas recien vividas".
AI apoyarse de manera central en un nuevo sujeto social con-
testatar io, en el sector de los estudiantes, hasta entonces poco
protag6nico, y que desde la fecha de 1968 se ha manifestado
como un sujeto particularmente activo dentro de los movi-
mientos antisistemicos, el movimiento de hace tres decadas pu-
84. Dos claros ejemplos de esre acercamiento intenso de la historic con laantropologfa se rf an tanto el de la h isroria rnarxista de E. P. Thompson, como el
de la mayoria de los auto res de la microhistor ia ita liana. Sobre el punto c fr. E. P.
Thompson, His to ri a s oc ia l y antropologla, Ed. Instituto Mora, Mexico, 1994 y
Jacques Revel, (editor), [ eu x d 'e cb e ll es . La micro-analyse a [(xptrimer, Coedici6n
Gallimard/Le Seuil , Paris, 1996.
85. Una crftica pioncra y anticiparoria de este rrazo post-68 de las ciencias
socialcs, es la crftica a los model os vados y rfgidos dcfendidos por la varianre
corr espondiente a l rna rxismo vulga r, rnanuale sco y simplificado que ha sido
cul tivado por la mayorta de los partidos cornunistas en el mundo, y que esd
122 123
1a vez que una exigencia explfcita de reintroducir en el andlisis el
elemento vivo de la historia, 1a dimension rea1mente vivida por
los acto res, y mas en general la reivindicaci6n de la necesidad de
rescatar, en las ciencias socia1es, todo el conjunto de esos elemen-
lidades econ6micas y sociales a 1a historia de 1a subjetividad y de
las percepciones culturales, de 1ahistoria del poder a 1ahistoria de
las resistencias y de la insubordinaci6n, de las historias generales
a las historias locales y regionales, de los procesos rnacrohis-
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tos histdrico-concretos que poco a poco habfan sido progresiva-
mente evacuados por los analistas sociales, y que habfan term i-
nado por convertir dichos modelos en simples ensamblajes de
estructuras abstractas, rfgidas y compleramente vadas de con-
tenido.
La que en el campo de la historiografla fue asumido de dos rna-
neras diametralmente opuestas. De un lado, y siguiendo la linea
mas c6moda pero tam bien mas esteril, a traves de la posicion
posmoderna, que frente a esa crisis real de los modelos generales,
simplernente opt6 por negar todo modelo general, af irmando que
habfa llegado la epoca del fin de los "metarrelatos" y de las
"gran des construcciones" y desembocando en posturas relativistas
y logocenrricas que de plano niegan el cardcter cientffico de la
historia, que la reducen a su sola condici6n discursiva y que re-
presentan en el fondo un callej6n sin salida para esta misma his-
toriografla",Del otro lado y en una vision mucho mas compleja y diflcil,
pero tambien mas frucdfera, esta crisis de los modelos generales y
la concornirante demanda de restituir sus derechos a las di-
mensiones historico-concretas, dio nacimiento a todos esos mul-
tiples esfuerzos que, despues de 1968, pasaron de la historia de las
estructuras a la historia de los acto res, de la historia de las rea-
t6ricos a los universos microhistoricos, de la historia de las leyes y
las normas a la historia de los casos individuales atlpicos y de las
desviaciones, y de la historia de los grupos establecidos y centra-
les a la historia de las minorlas, de los marginales y de los pe-
quefios grupos.
Un movimiento plurifacetico y complejo de muchas y muy
distintas aristas cuyo senti do general no es el de renunciar a los
modelos generales y a la macrohistoria, sino mas bien el de volver
a nivelar la balanza del andlisis hist6rico, reintroduciendo junto a
estas coordenadas estructurales y mas universales de la historia,
tambien a todo ese conjunto de dimensiones historico-concretas, y
de niveles y realidades complementarias de dichas coordenadas,
fuf, restituyendo las distintas dialecticas de 1 0 general/particular,
macro/ micro, estructuras/actores, economla/ cultura, poder/ rcsis-
tencias, global/regional-local, normas/casos y centros/rndrgcnes,
los historiadores post-68 han recornplcjizado una vcz mas el oficiode historiador, reintroduciendo de nueva cucnta cl rol activo y
creador de los sujetos historicos en 1.1construcci6n de su propia
historia. Con 1 0 cual se hacen eco y dan otra vez senrido a esa con-
signa del 68, aparcntemcnte paradojica, pero completarncnre
realizable que recornendaba sabiamente: "seamos realistas, exiga-
mos 1 0 irnposiblc".
* * *contenida en la ohra de Jean-Paul Same, C r lt ie a d e fa razdn dialletiea, Ed. Losada,
Buenos Aires, 1963.
86. Es el caso de obras que, mas ali i de una rebuscada y art if ic ial complejidad
argurnenral, asurnen finalmente esta pos icion posmoderna en his toria como en cI
trabajo de Paul Veyne, C o mm en t o n lerit l 'histoire, Edi tions du Seuil , Par is . 1978 y
de Michel de Cerrau , La escr it u ra de fa historia, Ed. Universidad Iberoamericana,
Mexico, 1985.
Junto a estos cam bios mencionados y de una manera masgeneral, 1968 ha carnbiado tambien el m od o m ism o d e j un cio na r
y d e i nt er co ne ct ar se e nt re sl del conjunto de las historiograffas
nacionales, incorporadas mas global mente denrro del cosmos de
1 0 que podrlamos Hamar la historiografla occidental. Pues si
124 125
analizamos desde una perspectiva de larga duraci6n el entero
periplo de la curva de la hisroriografla contemporanea, de esa
historiograffa que arranca claramente con Marx en la segunda
mitad del siglo XIX y que se despliega hasta el dla de hoy, nos
e invenci6n de los nuevos paradigmas, conceptos, problemas, y
desarrollos de la historiograffa de esas cuatro decadas intermedias
del siglo XX cronol6gico. Modo asirnetrico de funcionar del
conjunto de las historiograffas nacionales del mundo occidental,
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llamara de inmediato la atencion el cambio producido una vez
mas por la ruptura profunda de 196887•
Porque antes de 1968, los estudios historicos han funcionado
claramente bajo el esquema de constituir siempre un centro
hegemonico histor iogrdfico, un espacio nacional 0 regional en el
que nueve de cada diez veces se generan y se producen las masirnporrantes innovaciones hisrorlograflcas en curso, escenifi-
candose los grandes debates historicos de la epoca y escribiendose
las que mas adelante serdn las obras "clasicas" de la historiografla
en ese mismo periodo. Yasl, es claro que entre 1870 y 1930 ha
sido la historiograffa germanoparlante, alemana y austdaca, la
que ha jugado ese rol de lfder dentro del paisaje hisroriografico
del mundo occidental, construyendo el "modelo dorninante a
imitar" por parte de las restantes historiograHas de Europa y del
mundo, e instituyendo el entonces celebre "viaje a Alemania"
como una actividad obligada en la formaci6n de todo historiadorque pretendiera estar a la altura real de las exigencias del oficio en
esos afios de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Un claro modelo de funcionamiento de un centro hegem6nico
en la historiografIa, rodeado de multiples espacios histo-
riograficos que giran en torno a el, y que legitiman y reproducen
dicha hegemon!a al reconstruir a su manera las propuestas
merodologicas, los modelos de investigaci6n y los nuevos campos
problematicos que ese centro genera. Un modelo que entre 1930
y 1968 ha ubicado dicha dominaci6n dentro del hexagono
frances, ddndole a Francia el cuasimonopolio en el descubrimiento
87. Cfr . sobre este punto Carlos Antonio Aguirre Rojas. "Tesis sobre el
itinerario dela historiografla del sigloXX. Una vision desde la larga duracion", en
E l C o rr ea d e l Mae st ro , mirn. 22. Mexico. mana de 1998.
126
que se rompe igualmente a consecuencia de los profundos cambios
aportados por la revoluci6n cultural de 1968.
Pues si, siguiendo ese recorrido de la curva entera de histo-
riograffa conternporanea, nos preguntamos quien ha sucedido a
Francia, despues de 1968, en ese puesto de comando y de
dominaci6n de los estudios historicos occidentales, nos daremoscuenta de que no existe dicho sucesor, pues tambien ha cambiado
en estos iilrimos treinta y cinco afios el modo de interconectarse
de las historiograffas nacionales. Y entonces ahora, n o e xiste m ds
u n c en tr o h eg em o ni co dentro del panorama occidental y mundial,
pues la innovaci6n historiogrdfica se genera y se procesa hoy en
dfa, y desde haec ya seis lustros, a todo 1 0 largo y ancho del tejido
de esa misma historiograffa planetaria. Con 1 0 cual, en las mas de
tres decades posteriores a 1968, van a ser tan importanres los
terceros y los cuartos Annales franceses 0 las varias ramas de la
microhistoria iraliana, como los representantes de la nueva histo-ria radical nortearncricana 0 la nueva historia social alemana, pa-
sando entre muchas otras, por la reciente historia institucional
portuguesa, la renovada historia regional latinoamericana, la an-
tropologfa historica rusa 0 las varias corrientes de la historia marxis-
ta brirdnica.
Multiples expresiones de la renovaci6n historiogdfica post-68,
ahora presente en todas partes, que solo atestiguan ace rca de la
constitucion de una novedosa e inedita si tuacion, caractcrizada
por cl po li ce nt ri smo en fa innouacion his tor iogrdfica y por la plu-
r al idad de a lt er na ti ua s de des ar ro ll o de la investigaci6n hist6rica,
trazos ambos que definen centralmente a la nueva modalidad de
funcionamiento y al nuevo modo de interconexi6n entre las
historiograflas locales y nacionales del mundo entero.
Situacion policenrrica y plural que, por 1 0 dernds, no parece ser
127
exclusiva de la historiograffa, y ni siquiera de las ciencias sociales
o incluso de la cultura en general de los ultirnos treinta afios, si-
no que parecerfa exrenderse mucho mas alld, para presentarse
como uno de los trazos tal vez generales de la situaci6n global del
primidas que afloran a la palestra de las luchas sociales despues
de 1968. 0 tarnbien en el claro movimiento del conjunto de la
esfera cultural, en donde la antigua situacion de dominaci6n
de ciertos patrones culturales 0 de ciertas culturas dorninantes,
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capitalismo mundial poster ior a 1968.
Pues si abrimos nuevamente nuestra perspectiva de analisis, y
desde la historiograffa nos remontamos hacia la cultura en ge-
neral, y mas alia a la sociedad en su conjunto, observaremos que
esa crisis del modelo construido en torno a una clara centralidad
de uno de sus elementos es una crisis mucho mas extend ida yuniversal, que abarca 1 0 mismo a los movimientos sociales que a
sus demandas mas tradicionales y consagradas, pero tambien al
modo de articulaci6n de las relaciones econ6micas internacio-
nales 0 a las formas de reproducci6n sociales en su conjunto. Y
as!, despues de los cambios fundamentales de 1968-1972/73 Es-
tados Unidos ha dejado de ser el centro hegem6nico de la
econornfa y de la geopolltica mundiales, perdiendo su antigua
centralidad para dar paso a una nueva situacion mas bien poli-
centrica, en la que ahora se enfrentan y combaten por el dominio
los distintos bloques econ6micos transnacionales en proceso deconstrucci6n. 0 tambien el caso de la clase obrera, que ha dejado
de ser el tinico agente revolucionario y centro indisputado de los
movimientos sociales antisistemicos, para ser sustituido por una
nueva y compleja constelacion de nuevos sujetos y movimientos
sociales anticapitalistas, tan policentrica y plural como la
multiplicaci6n de los frentes y los espacios de la explotacion y de
la opresi6n capitalistas.
Un proceso de paso desde una situaci6n concentrica hasta
una nueva situacion de pluralidad policentrica que se registra
tam bien en el nivel de las demandas de esos nuevos movi-mientos sociales, demandas que han dejado de ser central mente
econ6micas 0 polfticas para diversificarse y pluralizarse en las
distintas demandas feministas, pacifistas, ecologistas, urbanas,
antirracistas, etnicas, comunitarias 0 de las muchas minorfas re-
por ejemplo, en el ambito ardstico, ha terminado para dar
paso al florecimiento de expresiones culturales diversas, que
coexisten y dialogan por todo el mundo sin claras jerarqulas
establecidas y sin ningun tipo de exclusion. Y entonces, Eu-
ropa deja de ser el centro irradiador de la cultura dominante
en todo el mundo occidental, en el mismo momenta en que larmisica, la escultura, la pinrura y las artcs de rodas las regiones
del mundo se universalizan y difunden por doquicr, afirrndn-
dose como otras tantas cosmovisiones culrurales, altcrnarivas y
posibles, dentro de la nueva situacion de policentrismo cultu-
ral y social.
Movimiento donde los centros dccacn, y donde eI rol mis-
mo de la centralidad como mecanisme global de funciona-
rniento social es deslcgitirnado en sus propios fundamentos,
que tal vez estd cxpresando en cI fondo la apcrrura de una
nueva y r adica lm en re d istin ta s itu ac io n del ca piralisr no m un -dial, que despues de 1968-73 habrla corncnzado a cntrar en
una clara siruacion de bifurcaci6n historica", Situacion de
bifurcaci6n en la que dejarfan de funcionar los mccanismos
de esrabilizacion y reproducci6n del sistema c ap ira lis ra m un-
dial en su c on ju nr o, a nu nc ia nd o tanto su inevitable fin como
la im perio sa n cc cs id ad de su muracion y transforrnacicn pro-
fundas,
Con 1 0 cual, y siguiendo csra aguda hiporcsis de Immanuel
Wallerstein, podrfamos prcgunrarnos si 1968 no tcndrla en ton-
88 . Es esta la h ip 6te sis p la nte ad a p or I mm an ue l W a lle rst~ in e n a lg un os d e s us
en sa yo s rn ds recien tes. A dem ~s de lo s rcxro s a ntes m en cion ado s d cnrro de esre
capfrulo, efr. rambien s u l ib ro Drspl ii s de l l ib r ral ismo , E d. S ig lo X X I. M ex ic o,
1996.
128 129
ces, ademas de su profundo caracter como revoluci6n cultural de
alcance planetario y de consecuencias civilizatorias, todavfa una
nueva y adicional significaci6n suplementaria: es decir, la de
haber inaugurado con su propia irrupci6n esa fase claramente
delinear varios de los elementos esenciales del mapa global de los
estudios hist6ricos mundiales mas contemporaneos,
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terminal de la vida del capitalismo moderno iniciada hace mas 0
menos cinco siglos.
Pero como bien nos 1 0 ha recordado la generaci6n "soixante-
huitard" en el mundo entero, la historia no es un proceso auto-
matico y de un solo sentido ineluctable, sino que es un proceso
que hacemos los propios hombres, quienes con nuestra acci6ncolectiva y nuestras reflexiones ayudamos a decidir sus posibles
destinos, de acuerdo a las condiciones de posibilidad de cada
momento historico espedfico.
Entonces, depende justamente de esas acciones colectivas y de
ese trabajo de comprensi6n intelectual, el que 1968 pueda ser
recordado, tal vez en el afio de 2068, cien afios despues de su
saludable y benefica irrupcion, como ese momento de umbral
que inaugur6 con su desarrollo, la etapa final del sistema
hist6rico capitalista mundial, y la clara transici6n hacia un
mundo no capitalists en el que la explotacion econ6mica, laopresi6n politica, y toda forma de discriminaci6n social pa-
saron a ser solo malos recuerdos de un pasado finalrnente su-
perado. Y tal vez ni siquiera haya que esperar hasta ese afio
2068 para que esta ultima y mas profunda significaci6n de
1968 pueda ser reconocida por tcdos. En cualquier caso, 1968
sigue ah f con sus lecciones y efectos principales, para continuar
incitandonos, dia a dia, a que trabajemos activarnente para que
este sea el caso.
Mientras tanto, es en este contexte de dicha situacion excep-
cional de una bifurcaci6n hist6rica en curso, en el que se handesplegado yafirmado las mas importantes corrienres de la his-
toriografla mundial que hoy tienen presencia y vigencia dentro
de la vasta y universal corporaci6n de los historiadores. Corrien-
tes historiograficas actuales, que en su conjunto nos permiten
130131
5
L A H IS TO RI OG RA FfA O CC ID EN TA L H OY .
E LE ME NT OS P AR A U N B AL AN CE G LO BA L
n6stico y analisis del presente, coherente con su definici6n de
"ciencia de los hombres en el tiempo'?", es claro que un balance
del estado general que guarda esta herramienta, en la situaci6n
actual, deberfa formar parte de la necesaria y obligada revisi6n
del arsenal cultural con el que cuentan las sociedades actuales
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" . . .los intelectuales socialistas deben ocupar un terri torio que sea,
sin condiciones, suyo: sus propias revistas, sus propios centros
teoricos y practices; lugares donde nadie trabaje para que Ie
concedan dtulos 0 cdtedras, sino para la transformaci6n de la
sociedad."
EDWARD P . THOMPSON, "Entrevista", 1976.
Situados en estos inicios del tercer milenio cronol6gico, y
dentro del cambiante y conflictivo panorama que presenta la
situacion global del mundo hoy, puede resultar oportuno pre-
guntarse cual podrfa ser la pertinencia y la utilidad general de
realizar un intento de balance global de 1 0 que hoy, en el afio
2004, son los estudios hisroricos dentro del vasto espacio del
mundo occidental.Una pregunta compleja que, como toda interrogaci6n com-
plicada, convoca inmediatarnente para su soluci6n un conjunto
diverso de posibles y multiples respuestas. Asl, en primer lugar,
resulta importante reivindicar de nueva cuenta que la historia
no es ya, ni sera nunca mas, la "ciencia que estudia el pasado",
alejada y hasta atemorizada preventivamente frente a los hechos
y procesos del prescnte, sino que, por el contrario, csa ciencia
hist6rica se encuentra siempre totalrnente atravesada y sub-
sumida en dicho presente, que le dicta tanto sus problemas a
investigar y los modos y enfoques para hacerlo, como tambieny de manera esencial, la rcclama para que ella 1 0 ayude a au-
tocomprenderse y a autodiagnosticarse con una perspectiva de
una mayor y una mas rica densidad temporal.
Entonces, si la historia es tam bien una herrarnienta de diag-
132
para su propia autocomprensi6n y explicaci6n.
Tambien, en segundo lugar, es pertinente recordar y retomar
sobre nuevas bases, radicalmente diferentes, la vieja senten cia de
que la historia es "maestra de la vida" ( hi st or ia ma gi st ra v it ae ), 1 0
que conectado al punto antes sefialado, que intenta reconstruir y
asumir integralmente la conexi6n profunda e indisociable entre
pasado y presente, nos conduce a considerar el p un to e sp ec lf ic o en
el que actualrnente se encuentra este ejercicio pract ice del oficio
de historiador, oficio que habicndo mutado cornplcramcnre en
los ultimos ciento cincuenta afios, ha llegado a constituirse hoy
en una actividad que da lugar a los mas divcrsos y cncontrados
89 . En estc punta, r cs ul ra o b li ga do r cc o rd ar las profundos rcflexioncs de M arc
Bloch, no solo respecto a cstc objcto de la cicncia hisrorica, sino rarnbicn sus
a g ud as c rf ri ca s a es a imposible disrincion entre el presente y cI pasado, qu e
intenran cortar b rutalrncnte la conexion cscncial entre am bo s, :I la vet: q ue a le ja r,
falsa y fallidamenre, a los historiadores, de e sa s m ul ti pl es c on cx io nc s co n su
p re se nt e, f re nt e a l c ua l d cb cn d ef in ir sc , y al qu e d cb cn i nv c st ig a r y examiner can
los m ismos ojos can los que cstudian cI "pasado", rcconocicndo ademds la total
inrnersion y determinacion de sus prdcticas, por parte de c sa m i sm a r ca li da d social
que los circunda, Sabre este PUrHO cfr, M arc B lo ch , A po lo gIa p ara la b is to rla a e l
ojicio dt historiador, Ed. Fonda de C ulrura Econom ica, M exico, 1996 (sc trara de
la nueva version d e la Apolog it pO l lr l 'h i st o ir e , publicada par Etienne Bloch en
1993 y que cs mas expltcita en 10 que toea al tratarnicnto de estes puntas que la
antigun version publicada por Lucien Fcbvre en 19~9). Cfr. tambicu Massimo
Mastrogrcgori , EI manuscrlto intrrrumpido dt M a rc B lo ch , Ed. Pando de Culrura
Econornica, Mexico, 1998 y t am b ie n cI nurn. 26 de la rcvisra Argumentot,
Mexico, 1 99 7, de dic ad o a l anal isis de divcrsos aspectos de la obra de M arc 13I 0ch.
Veanse rarnbien los libros de Etienne Bloch, M arc B loc h /886-/944. Un e
b i ographi t impos s ib l e, Ed . Culture & Patrirnoinc en L im o us in , L im o us in , 1 99 7 y
M ar c B lo ch . £/ historiador (II !II l ab o rn to r io . T es ti m on io s t i nt rr p re ta c io n cs , Ed .
U niv ersid ad J uare z A uto no rn a d e T ab asc o, V illa hcrrn os a, 2003.
133
u sos social e s, cumpliendo por 1 0 tanto las mas contradictorias
funciones y roles sociales posibles".
Entonces, si la historia se ha usado para criticar el poder 0 para
legitimarlo, y si la memoria se ha recuperado tanto para fines
mas bien en el sentido de la caducidad evidente de toda una epis-
feme organizadora del completo sistema de los saberes humanos,
caducidad que al imponer la tarea de la necesaria reorganizaci6n
y reestructuracion total de una nueva episreme para los modos
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conservadores como para afirmar y apoyar la transformaci6n
social, tambien resulta uti! tratar de preguntarse sobre las lee-
ciones que esta misma ciencia historica ha obtenido de estas
contradictorias y diferentes experiencias, haciendo entonces el
balance de cuales de elIas son las que realmente corresponden a
su naturaleza mas esencial como proyecto global realmentecientifico. Y por 1 0 tanto, cuales de esos "usos" y funciones deben
continuar practicandose hoy, y defendiendose y cultivdndose
tarnbien en el futuro por venir.
En tercer lugar, parece claro que tanto la ciencia historica,
como mas en general el conjunto de las ciencias sociales actuales,
se encuentran en un claro proceso de redefinici6n radical. Y e llo
no en el senti do de la tantas veces convocada, pero nunca bien
i!ustrada ni fundamentada "crisis de la di sc ipl ina h i sro ri c a" , sino
9 0. A sC , la hisroria se ha usado en el s ig lo X X ta nto p ar a ju stif ic ar lo s n ac io -nalisrnos m ds im perialism s, belicosos y reaccionarios, com o para criricar y
denuncia r los horrores del holocausto y de la exrerrninacion de los judCos,
pasando po r l a l egi ti rn ac icn de los p ode rc s d o rn in a nr cs 0 po r la [ust if icacion
id eolog ica de ta l 0 cual sector social, pero tarnbien sirv icndo com o arrna de
crea cion d e la iden tid ad d e movirnienros obreros, indigenas 0 populates, 0 como
i ns tr ur ne nr o i nr el ec tu al d e d es le gi ti ma ci 6n c rf ti ca d e l a c ul tu ra d or ni na nt c, d e l as
clases exploradoras, 0 de las distintas elites politicas, militates. intclcctunles,
e tc ete ra . D e la a bu nd an te b ib lio gr af la so bre e ste te ma , r ela ti ve a l as f un cio nc s y
u so s d iv er so s d e l a h i sr o ri a , mencionemos s o lam cn tc , R e in ha rt K o s el lc c k, Futuro
p a s a d o , Ed . Paidos, B ar ce lo na , 1 99 3; P ie rr e Vidal-Naquer, Lo s jud los, fa memoria
y e] pr(smu, Ed. Fondo de C ulrura Econornica, Buenos A ires, 1996; Carlo
G inzburg , "S610 un resrigo", en Historins, nurn. 32, M exico, 1994; Jean
Chesneaux, (H aC (m os ta bla ra sa del pasado?, Ed. S ig lo X XI , M exico , 1985;
Mass imo Masrrogregori, "Sroriografia e t r ad i zi one storica", en Pas sa ro r praent«,
afio 1 2, n ur n. 3 2, 1 99 4; Y l os d os m ate ria le s c olc ct iv os H is to ri a ( pa ra q ll l? , Ed .
Sig lo X XI , M exico, 1986, yel m im . 32 de la revista Ayrr , "M emo ri a e h is to ri an ,
E d. M ar cia l P on s, M ad rid , 1 99 8.
134
del conocimiento humano, imp a cta tambi en de modo central al
campo tradicionalmente asociado a nuestra propia disciplina 0
ciencia de la historia",
Redefinici6n global de los saberes, de las ciencias, de las ciencias
sociales y de la historia cienrffica que, en consecuencia, nos
conduce tambien a la necesidad de esre balance general de lasiruacion actual y de las tendencias evolutivas principales de dicha
c ie nc ia h is to ri ca , la c ua l de man era obvia se e ncue nt ra i gu a lmcn tc
dererrninada por este contexte de la actual rcnovacion en curso.
En cuarto lugar , esre balance del csrado de los estudios histori-
cos hoy cs pcrtinentc porque, lejos de ceder a las f.1ciles rcnta-
ciones de los balances "finiscculares" y "finimilcnarios" hoy tan a
la m od a, p crrn itc mas bien r civ in dic ar la n cc esa ria p rd ctic a de
c st os e st ud io s de autoexarncn de ln historia como una prdctica
cotidiana y permanente, prdcrica que siendo una de las tarcas
cscncialcs de la ra rn a d cn orn in ad a " his to ria de la historiograffn"ha sido muy poco y muy dcsigualmcnre cultivada dcntro de las
hisroriografias latinoamcricanas y europeas, dcsarrolldndosc de
mancra solo marginal a cpisodica, y casi sicmprc solo par al-
9 1. S ob rc c sta c ad uc id ad y r cn ov ac io n d el sis te ma d e l os sa bc rc s c fr . I mm an ue l
Wallerstein, Ab ri r l as c ie n ci as s o ci al cs , E d. S ig le X XI , M ex ic o, 1 99 6; [mpe n sa r I ,r s
ciencias sociales , Ed . Siglo XXI , Mexico, 1998 y T/J r r nd o f thr ioo rld a s w r k no w
it. Social sc ience for th r t ll ' rn t y -j ir s t ( (m IlT ,] , E d. U niv er sity o f M in es so ra P re ss ,
Mineapolis, 1999. T am bicn v ea sc cI libro de Hoavcntura d e S ou sa S an to s,
T ow ar d a n eto c om m on sr nse , E d. R ou tle dg e, N ue va Y or k, 1 99 5, y C ar lo s A nto nio
A g ui rr e R o ja s, "L a l a rga du rac ion : i n i ll o t em p or e ct n un c", en c l l ib ro Ensayosbraudclianos, M an uel S ua rez Ed itor, R osa rio , 2000, cI capitulo IV del libro
Fernand Braudel y l as c ie nc ia s h um a na s, Ed. M ontesinos, Barcelona, 1996 y
"Rcpensando la s cicncias socialcs actualcs: el caso d e los discursos hisroricos en la
historia de l a rnodcrnidad" en e I lihro I ti ne r ar io s r /r l a h is to r io g ra J la r /r ! s ig lo KY ,
E d. C en tr o J ua n M a ri ne ll o, La Habana, 2000.
13 5
gunos notables personajes, que hacen figura de claras excepciones
dentro de los diversos paisajes culturales e historiograficos de
Europa y de America Latina.
Enfatizando entonces la importancia de instaurar, como
dentro del cual se desarrolla hoy esa realidad compleja que es la
historiograffa occidental, nos tendremos que remitir de inmediato
a los impactos profundos que, en todo el espacio de la dimension
cultural, ha provocado la revolucion cultural mundial de 1968. Y
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ejercicio cotidiano y reiterado, este cultivo sistematico de la
historia de la evolucion y los contextos espedficos del propio
decurso del pensamiento historico, este balance intenta tambien
Hamar la atencion de los historiadores europeos y latinoame-
ricanos sobre la necesidad de colmar esta laguna persistente de
nuestros estudios historicos, que es el vado que hemos padecido,
de la ausencia de una seria lfnea de reflexion de historia crltica de
la propia historiograffa mundial mas contemporanea".
Concibiendo entonces este balance sobre la historiograffa
actual como una simultanea reivindicacion de la historia como
herramienta de andlisis del presente, como revision y toma de
partido respecto de los distintos us os y funciones que le han si-
do asignados a la ciencia historica, como esfuerzo de ubicacion
de su posible contribucion a la redefinicion en curso del entero
sistema de saberes, y tarnbien como clara reivindicacion y
ejemplificacion de la importancia del campo de la historia de lahistoriograffa, es posible proponer algunas hipotesis sobre la con-
figuracion espedfica actual que presenta ese vasto y complejo
universo que son los estudios historicos occidentales, en estos
primeros afios del tercer milenio cronologico que estamos vi-
viendo hoy.
* * *
Si queremos comprender adecuadamente el contexto general
92. Sobre este problema de la his toria de la his toriografla cfr . Benedetto Croce,
Theone e t b is to ir e d e l 'h is to ri og raphi e, Ed. Librair ie Droz, Genova, 1968 y rarnbien
el l ibro de Arnaldo Mornigliano, Ensayo s de h is to ri og r af ta an ti gua y moderna, Ed.
Fondo de Cul tura Econornica, Mexico, 1993.
136
clio no solo porque los principales protagonistas y acrores de esta
historiograffa actual son en su rnayorfa hijos de la coyuntura in-
telectual creada justamente por esa revolucion de finales de los
afios sescnta, sino tambien y sobre todo porque es en ese nuevo
espacio cultural e hisroriografico desplegado en los iilrimos treinra
y cinco afios donde se han ido conformando y definiendo las ca-
racterfsticas necesarias que hoy presenta esta historiograHa en el
mundo occidental. Caracrerfsticas generales que, expresando en
el plano de la hisroriografla esas muraciones profundus que son
el rnicleo de la revolucion cultural del 68, van a determinar el
conjunto de los proyectos y de las corrientes historiograficas que
hoy se encuentran a la vanguardia de los estudios historicos mas
contern pordneos",
Asl, resulta claro que todas las historiograffas de uanguardia que
hoy existen en el mundo occidental van a reproducir ciertos tra-
zos comunes, trazos que, mas alia de sus obligadas espccificidadesy matizacioncs nacionalcs, regionales 0 de ciertos cspacios ci-
vilizarorios, podran ser claramcnrc dctcctados en todas las co-
rrientes y autorcs principales de csta rnisrna historiograffa actual.
Trazos cornpartidos que, dentro del.horizonrc de los cfccros
que la revolucion cultural de 1968 tuvo sobre todas las hiscorio-
93. Sobre csre punto c fr . Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Los cfccros de 1968
sobre la his toriografla occidental" , en el l ibro [ ti ne ra ri os d e I II h is ro ri og ra fl a d el
s ig lo XX , cit ., y tarnbien Francois Dossc "Mayo 68: los cfecros de la his roria sobre
la his toric" , en la revis ta Sociolo..rr,ica,afio 13, mirn. 38, Mexico, 1998. Sobre losefectos y la caracterizacion mds general de la revolucidn de 1968 como revolucion
cultural cfr . Immanuel Wallerstein , "1968: revolucion en cl s is rema-mundo", en
la revisra Estudios socio lOgicol , ruirn. 20, 1989, Y tam bien el texro de Fcrnand
Brandel "Rcnacimicnro, Reforma, 1968: rcvoluciones culrurales de larga
duracion" en La f or n ada S emannl , nurn. 226, Mexico, octubre de 1993.
137
grafias del planeta, y que hemos analizado ya antes, especifican
todavfa mas algunas de las caracterfsticas y de los contornos que
singularizan 1a que hoy es la historiograffa mas avanzada en el
mundo occidental, frente a los espacios de las meras supervi-
trazos que solo corresponden a la historiografla realrnente viva,
concretizada en los multiples proyectos que hoy desarrollan la
innovaci6n historiograflca en el mundo occidental, y que son
siempre crfticos y opuestos a ese "rnuerto en vida" que es la
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vencias 0 inercias historiograficas, hoy todavfa vivas pero ya
vaciadas de todo contenido 0 posibilidad de innovaci6n historio-
grafica hacia el futuro.
Pues hoy, en este afio 2004, es ya muy claro que la vieja his-
toriograffa positivista decimon6nica, no es otra cosa que un ca -
ddver viviente, que si bien sigue estando presente en muchas
universidades y centros de investigaci6n de redo el mundo, 10
hace s610 porque sigue siendo alimentada y promovida desde las
esferas de los poderes politicos aun dominantes. Pues dado que
esta historia positivista puramente erudita y descriptiva se ha
vuelto consciente y perezosamente neutra, acrftica y compla-
ciente con los poderes y las jerarqufas dominantes en todo el pla-
neta, proveyendo adernas a estos ultimos de las necesarias ver-
siones legitimadoras de la historia oficial, ella sigue siendo
promovida y sostenida en todo el mundo, segura de su supervi-
vencia y persistencia, a pesar de su cada vez mas escandaloso y
evidente anacronismo y vacuidad",
Pero es claro que, si bien aiin presente, esta historiograffa esta
muerta desde hace ya muchas decadas, habiendo sido incapaz en
todo el siglo XX de aportar ni una sola innovaci6n historio-
grafica, ningun rnetodo 0 teorfa nueva, y ni siquiera alguna
nueva tecnica 0 procedimiento importante para el analisis his-
roriografico contemporaneo.
Entonces, es claro que los trazos comunes antes referidos son
94. Para la cr frica de esta historiogra fCa positivista y de su papel como
legitimadora del s ta tu s q uo imperante, efr. nuestros libros, Carlos Antonio Aguirre
Rojas, A n tl ma nu al d el m a l h is to ri ad or , Ediciones Desde Abajo , Bogota, 2003 y
Corri en te s , T emas y A ut or es d e la h i st ori ogra f la de l s i gl oXX , Ed. Universidad J u a r e zAut6noma de Tabaseo, Villahermosa, 2002.
138
historiograffa positivista.
Un primer trazo cormin, ya mencionado anteriorrnente, es el
que se refiere a la incorporaci6n total, por multiples vias, del pre-
sente dentro de la historia, Incorporaci6n que avanza tanto en el
senti do de establecer la legitimaci6n definitiva del presente como
objeto de estudio pleno de la ciencia hist6rica, como en el sen-
tido de afirmar tarnbien la historia como ciencia de anal isis de
ese mismo presente. Disolviendo entonccs esa ya insostenible di-
vision entre el "pasado" y el "prcsenre", y haciendo de este ultimo
objeto de pleno derecho del examcn historico, los historiadores
conternpordneos mas avanzados c1iminan a la vez la artificial
barrera epistemol6gica que el siglo XIX cstablccio entre la historia
y las restantes ciencias sociales. Con clio, y de manera sencilla y
direcra, abren simplcmente ln puerta al movimicnto libre y al
trdnsiro cornpleramcnte fluido de toda la corporaci6n gobernada
por CICo, dentro y a craves de los vastos cspacios de todas las dis-ciplinas que hoy se ocupan de invcstigar 10 social humano en c I
tiempo.
Por eso no es una casualidad que todas las principalcs corricn-
tes hisroriogrdficas actuales postcriores a 1968 recupercn con
toda libertad y reivindiquen con plena legitimidad mctodos,
conceptos, teorlas, tccnicas y problemas que antes cran habi-
tualmente asociados s610 a la geografla, a la antropologta, a la
econornfa 0 a la sociologfa, 10 mismo que a otras tantas diferen-
tes "ciencias sociales",
Y asl, tanto cuando los microhistoriadores iralianos recuperanla escuela de Frankfurt 0 la antropologCa anglosajona como
cuando la cuarta generacion de Annales se vuelve hacia la socio-
10gCade la acci6n 0 hacia la economCa de las convenciones, e
igualmente cuando la pcrspectiva del "world-system analysis" se
13 9
aproxima a la teorfa del caos y a los estudios de la complejidad y
cuando la historia socialista britanica trata de reelaborar 0 de
proponer los conceptos de "conciencia de clase" 0 de "economfa
moral", en todos estos casos vuelve a hacerse presente esa migra-
resultados. Y entonces, y congruentes con esta asunci6n radical,
veremos que todas las corrientes historiograficas de van guardia
van a declarar explfcitarnente y sin problema que intentan hacer,
por ejemplo, una historia cultural "desde el punto de vista de las
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ci6n sin trabas a traves de las ciencias sociales, a la vez que esa
plena conciencia de la ineludible interacci6n entre la historia y el
presente.
Un segundo trazo repetido en las nuevas corrientes y auto res de
la historiograffa de hoy, es el de la asunci6n radical de las tam-
bien multiples implicaciones que conlleva la naturaleza de lahistoria como ciencia que es susceptible de i fe c to s so cial es fun-
damentales. Yello no solo en el sentido mas obvio de que ha de-
jado de ser la cr6nica y el relato de las vidas y peripecias de
heroes, reyes, caudillos, Estados, elites y hombres ilustres, para
convertirse en el estudio y explicaci6n de los procesos sociales,
colectivos, de las masas, de las clases sociales, de la cultura po-
pular y de los grandes grupos sociales, sino tarnbien en el sentido
de asumir integralmente la responsabilidad social de la historia,
siempre cargada de profundos significados ideol6gicos, y siempre
sujeta a las exigencias de sus posibles usos sociales y politicos. Poreso, no es casual que sea una vez mas despues de 1968, que va a
debatirse intensamente sobre las significaciones y los sesgos
ideol6gicos que conlleva necesariamente la practica del his-
toriador, colo cando en el centro de esa discusi6n el tern a de las
responsabilidades sociales de la historia, junto a la evidenciaci6n
de los distintos usos tarnbien sociales que se han hecho siempre
de los diferentes discursos hist6ricos.
Lo que, como consecuencia inmediata, ha provocado que
nunca mas sera posible pretender la supuesta "neutralidad" 0
"imparcialidad" absoluta de los resultados historiograficos, asu-miendo, por el contrario, que todo ejercicio del oficio de histo-
riador es a la vez una necesaria toma de posici6n ideol6gica 0
social, toma de posici6n que en buena medida deterrnina el
margen de los posibles usos y funciones sociales de esos mismos
vfctimas", 0 que defienden una historia abiertamente crftica, 0
que se sinian en posiciones declaradamente antiposmodernas y
racionalistas, 0 tambien que construyen discursos hist6ricos que
intentan ser discursos para la liberaci6n, 1 0 mismo que reivin-
dican la concepci6n de la historia como contramemoria, como
discurso construido a contracorriente 0 como ejercicio intelec-tual que marcha a contrapelo de las ideas dominantes y esta-
blecidas".
Declaraciones expllcitas que atestiguan que no es posible ya
construir una historia que se pretenda inocente 0 aseptica res-
pecto a su funci6n social, y que corroboran tam bien el hecho
de que, en practicamenre el conjunto total de sus diferentes
versiones, esta historiograffa occidental contempordnea se halla
siempre ubicada en posiciones progresistas y de izquierda,
marchando a contracorriente de la historia oficial, tradicional,
positivista y legitimadora del poder, a la vez que se distancia talvez de las faciles aunque esterilcs posturas posmodernas e irra-
95. Por el lo, no es una casualidad que varias de estas cor ricntcs hayan recupe-
rado y reivindiquen a autores como Marc Bloch, Walter Benjamin, Fernand
Braudel 0 Norber t El ias , cuyo potencia l crfrico y desconstruc to r de nucstras
nociones habituales de, por ejemplo, la noci6n de documento y de hecho
hist6rico, de la noci6n de progreso, de nuestra concepcion del tiernpo, 0 del tema
de la econornfa psfquica de los individuos, entre tantos otros :tportcs conrcnidos
en sus obras, esta lejos de haber sido agorado. Nos referimos, obviarncnte, a los
trabajos de Marc Bloch, Apol og ia p a ra fa bistoria 0 e l o fi ci o d e b is to r ia d or , cit.,
Walter Benjamin, "Sobre e I concepto de historia" en el libro L a d ia le ctic a e nsuspmso. Fragmentos s ab re l a h is to ri a, Coedici6n Univcrsidad Arcis y LOM
Ediciones, Santiago de Chile, .1996, Fernand Brandel "Historic y cicncias sociales.
La larga duracion" en el libro E s cr it os s a br e b is to r la , Ed. Fondo de Culrura
Econ6mica, Mexico , 1991 y Norber t EICasE I prom o dt fa ciuilizacidn, Ed. Fondo
de Cultura Econ6mica, Mexico, 1987.
14 0 14 1
cionalistas que existen en algunos reducidos ambiros historiogra-
ficos del panorama global de la historiograffa mundial.
Y si la historia ha sido tanto un arma 0 instrumento de domina-
cion, como de resistenciay rebeldfa, y sila memoria seha utilizado
Pero en 1968, y como otro de los tantos efectos de la revolu-
ci6n cultural de estas fechas, comenz6 a disolverse rdpidamente
el fundamento y la legitimidad de esta episteme parcelada, a la
vez que se iniciaba un claro proceso de reorganizaci6n de todo el
sistema de las ciencias sociales, e incluso del entero sistema de las
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abrumadora mayorfa de los autores importantes y genuinamente
innovadores de la historiografia actual en el mundo occidental se
encuentran sin duda dellado de una historia crltica, emancipadora
y progresista, y por un uso abierto de la memoria como contrame-
moria igualmente liberadora y radical.Algo que, en nuestra opinion, deriva del hecho claro de que
estamos viviendo hoy en una evidente situaci6n de transici6n
hist6rica en escala planetaria, transici6n determinada por el fin
de la era capitalista de la evoluci6n humana y por la hoy
urgente y acuciante busqueda de un nuevo modelo para la
reorganizaci6n global de las sociedades de todo el planeta, mo-
delo basado en una sociedad sin explotacion econ6mica, sin
dominio y despotismo politico y sin las multiples formas de la
desigualdad y la discriminaci6n sociales hoy imperantes. Y
entonces, y a tono con esta situaci6n de magno trans ito hist6-rico, la inmensa mayorfa de los auto res y de las corrientes his-
toriograficas principales se ha ubicado hoy en claras posiciones
de izquierda, progresistas 0 dentro del pensamiento crfrico
contemporaneo.
Un tercer trazo importante, que se encuentra presente en
todas las corrientes de la historiograffa actual, es el de asumir
cada vez con mas plena conciencia la evidente crisis y cadu-
cidad de la episteme parcelada para el conocimiento de 1 0
social, episteme que se constituyo solo en el ultimo tercio del
siglo XIX y que habiendo parcelado y autonomizado distintosespacios de 1 0 social-humano en el tiempo, termin6 por cons-
tituir el espectro de las diferentes ciencias sociales que tuvo su
desarrollo y vigencia a 1 0 largo de una buena parte del siglo XX
cronologico.
diferentes "culturas" y de todo el sistema de los saberes humanos,
proceso dentro del cual estamos rodavla inmersos".
Y a tono con esta reorganizaci6n total del sistema de las "cien-
cias" y de los saberes humanos, que ha revalorado I a importancia
y centralidad de la historia al reintroducir las implicacionesesenciales de la variable del tiempo, tanto en la ffsica y la termo-
dindmica 0en la estetica conternpordnea, como en la sociologfa, la
economfa, la ciencia polftica 0 los estudios de la cultura y la lite-
ratura mas actuales, I a historiografia contempodnea ha comen-
zado a moverse cada vez mas en la linea de superar las limiradas
visiones de defender 0 promover las tan rnencionadas "inter-
disciplinariedad", "rnultidisciplinaricdad", "transdisciplinariedad"
o "pluridisciplinnriedad" -todas elias simples parches que no
atacan el fundamento real a superar, al respetar terncrosamcnrc la
existencia rnisma de las diferentes "disciplinas"-, para acccder a Iareivindicaci6n de la necesidad de una nueva vision, otra vez
unidisciplinaria, de 1 0 social-historico, vision que se rccnlaza
directarnenre con las perspectivas de autores como Fcrnand
Braudel 0aun mas atrds con elhorizontc del propio Marx".
96. Adernds de algunos de los tcxtos rclarivos a cste prob lema, c itados en una
nota anterior de csre mismo capi tulo, puedcn verse rambien sobre cste punto, los
trabajos de Wolf Lepenies, Las tres culturas. La sociologla entre la literatura y III
ciencia, Ed. Fondo de Cultura Economica, Mexico, 1994, Isabelle Stcngers,
L'invention drs sciences modernes, Ed. La Decouverte, Pads, 1993, e Ilya
Prigogine c Isabelle Srengcrs, La nueua alianza. Metamorfosis dr la c iencia, Ed.
Alianza Editor ial , Madr id, 1997 e l ira Prigogine , Elfin dr las certidumbres, Ed.
Andres Bello, Sant iago de Chi le, 1996.
97. Sobre d punto m a s especffico de la conexi6n con d tern a de la historia global,
cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas, L 'histoire conquerante. Un regard sur
142 143
Por ultimo, un cuarto trazo tambien cormin a los diversos pro-
yectos historiograficos hoy vivos y actuantes en el panorama glo-
bal de la historiograHa occidental es el del claro florecimiento y
expansion en su seno de la espedfica rama de la historia de la his-
toriograHa. Retomando entonces una tradici6n que ha tenido, en
tuguesa His to ri a d as i de ia s, la revista norteamericana Review, 0
las revistas inglesas de la N ew L eft R ev ie w y la Histor y Workshop .
Prol iferaci6n y mult iplicaci6n de las presencias de la historia de
la historiograHa dentro de los estudios historicos conternporaneos
que, adernas de haber permitido ya la elaboraci6n de los primeros
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este siglo, su primer desarrollo fuerte en Italia, aunque tambien
se ha hecho presente en los Annales de Marc Bloch, de Lucien
Febvre y de Fernand Braudel, todas las corrientes y los espacios
de la historiograHa actual han comenzado a otorgar, en los ul-
timos cinco 0 seis lustros, mucha mas importancia a este ejerciciode la historia historiografica, fundando revistas consagradas a este
campo, incrementando las secciones a el destinadas, 0 tambien
organizando coloquios, encuentros y mesas redondas claramente
ubicables dentro de esta rama mencionada.
Asi, y frente a esra situacion de transicion historica, algunos de
cuyos rasgos hemos evocado antes, la historia parece verse obli-
gada a mirarse al espejo, aplicando para su propio autoexamen y
estudio todas las herramientas que ha ido desarrollando y perfec-
cionando en los ultimos ciento treinta afios. Y entonces, y abo-
cdndose mas seriamente en el cultivo de esta historia de la histo-riograHa, es que prosperan revistas que, total 0 parcial mente,
acogen los resultados de dicho trabajo historiografico, como es el
caso de las revistas Espaces'Iemps 0 los C ah ie rs M a rc B lo ch , en
Francia, las revistas italianas Stor ia de lla s tor iograf ia 0 la Riuista
d i storia della storiog rafia m ode rn a (hoy rebautizada sirn-
plemente con el titulo de Storiografia), la revista Manuscrits de
Barcelona 0 la valenciana Histor ia soc ia l. Y es tarnbicn c I caso
de las revistas Entrepasados y Probistoria de Argentina, Didlogos
de Brasil, Nueva s ln te si s en el Peru, 0 Deba tes amer icanos en Cu-
ba, 10 mismo que de las revistas mexicanas Contrah is tor ias , Es la -bones 0 Secuencia, la revista alemana Comparatiu , la revista por-
mapas generales de 10 que ha sido la curva de vida de la histo-
riograffa del siglo XX98, ha promovido yapoyado tambien la mas
clara autoconciencia de 10 que hoy significa ser historiador y
dedi carse a la practica de la historia, autoconciencia desplegada
justamente, entre otras lfneas, dentro de las tres vias 0 los tresrasgos antes resumidos aqul.
Una autoconciencia clara de la propia historia, que no es s610
su perdida definitiva de la "inocencia", sino y sobre todo la base
para que ella pueda ahora proyectarse tarnbien con plena con-
ciencia, en los campos antes marginados de la vasta y masiva
divulgaci6n hist6rica, en cl terreno de la ensefianza y la pedago-
gia de la historia, en e I trabajo de construcci6n rnuseografica y de
rescate y conservaci6n de los vestigios del pasado, y en el espacio
de la tarea de transmisi6n y conservaci6n de los recuerdos, de
construcci6n de la memoria historica y de restitucion del nexovivo entre los multiples "pasados" con nuestro presente.
Cuatro trazos que, si bien son compartidos por todas las co-
rrientes de la historiografla actual, van a especificarse y a mati-
zarse diferencialmente en cada uno de los muchos espacios del
complejo mapa de la historiograffa occidental. Mapa cuya con-
l 'historiographie francaisf, Ed. L'Harmarran, ParCs,2000 y tambien "Making history,
knowing history: between Marx and Braudel" en Revieto, vol. 15, mim. 2,1992.
98. No existen demasiados trabajos sobre este mapa gmmrl de 1 0 que ha sido en
su conjunro la hisror iografla del siglo XX, un terna que ameri tar la desarrol los y
rrabajos mucho mas sisterndticos y de mayor envergadura . Sobre este punto vease
de Georg G. Iggers, LA c ie n ci a histdrica e n e l s ig lo x x . LAs t rndenc ias ac t ua l e s, Ed.
Idea Books, Barcelona, 1998 y tambien Nao d ir e ct io n s i n ( II ro p ra n h is to r io g ra ph y,
Ed. Wesleyan Universiry Press, Hannover , 1984; vease tarnbien de Francisco
Vazquez Garda, E stud ios dr teorla y metadologta del saba bist drico, Ed.
Universidad de Cadiz, Cadiz, 1989 y de Car los Antonio Aguirre Rojas, ltinerarios
de fa h is to n og r af la d r l s ig lo X X , antes citado,
144 145
figuraci6n general es pertinente abordar ahora con un poco mas
de detalle.
* * *
damento material y social de la existencia de ese modelo de un
centro y multiples satelites, modelo que en los estudios histori-
cos otorg6 al mundo germano parlante la hegemonfa histo-
riografica en el mundo occidental entre 1870 y 1930, para luego
crear la sucesiva hegemonfa francesa en este mismo campo
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historiografico, entre aproximadamente 1930 y 1968. Afloja-
miento y perdida de legitimidad que se explican, en nuestra
opinion, por la entrada del capitalismo mundial en una situacion
de transici6n historica que es a la vez el momento final de su lar-
ga vida hist6rica y la etapa de gestacion del nuevo sistema his-t6rico que habra de sustituirlo", Con 10 cual, y sobre la diso-
lucien de dicho fundamento, es que se hace cada vez mas posible
y mas real una situaci6n en donde, eliminando to do colo-
nialismo inrelecrual y toda acrirud de "rninorfa de edad" respecto
de las culturas antes hegem6nicas, comienzan a crearse las bases
reales de un verdadero intercambio cultural mas plural, equi-
tativo y simetrico, en donde no s610 Europa considera que puede
aportar elementos 0 perspectivas culturales interesantes y vdlidas,
sino en donde todas las culturas del planeta son interlocutores
legltimos e igualmente capaces de contribuir a la construcci6n deesa nueva cultura universal, mas dernocratica, mas rica y
plurifacetica, mas diversa e igualitaria hacia la que apunran todas
las tendencias mas profundos de la transformaci6n hoy en curso.
Transformaci6n cultural que cs exprcsion de la transici6n
historica que vivimos, y que en cl plano de la historiograffa se ha
AI intentar delimitar con mas precision cual es la configuraci6n
espedfica que hoy presentan los estudios historicos occidentales,
debemos nuevamente remitirnos al cambio provocado en este
sentido por la gran revoluci6n cultural de 1968. Yello porque es
cada vez mas claro que, despues de esta fecha sirnbolica de finalesde los afios sesenra, hemos entrado a una nueva situacion,
radicalmente inedita, en 10 que respecta al modo de intcrrelacio-
narse y de retroalimentarse, del conjunto de las diferentes his-
toriograffas nacionales de este mismo occidente, y quid del pla-
neta en su conjumo.
Porque si entre 1870 y 1968 aproximadamente, la histo-
riograffa en el mundo occidental se configur6 claramente bajo el
modelo de conformar un centro hegem6nico historiografico, ge-
neralmente coincidente con un espacio nacional 0 con una zona
lingufstica hornogenea, rodeado de multiples satelites historio-graficos que imitaban, reprodudan 0 copiaban en mayor 0 me-
nor medida dicho centro, despues de 1968 hemos entrado, en
cambio, en una nueva situacion multipolar 0 policentrica en 10
que corresponde a la generaci6n de la innovaci6n historiogrdfica,
situacion que configura un nuevo paisajc en la historiograffa, en
el que ahora compiten abiertamente varios polos fucrtes, e incluso
algunos polos emergentes importantes, en la rarea de esccnif icar
los grandes debates, escribir las obras mas imporrantcs, 0 abrir los
nuevos campos problematicos y las nuevas [Incas de investigaci6n
de la mas actual y vanguardista historiografa.Con 10 cual ha cambiado tambien la propia dindmica general
de funcionamiento de esta historiograffa, e incluso de la cultura
occidental misma, Porque hoy es claro que hace mas de tres de -
cadas que ha comenzado a aflojarse y a perder vigencia el fun-
99. S obre este punto cfr. cl libro de Im ma nuel W allerstein y T erence K .
Hopkins . T h~ a g~ of t ra n si ti o n. T r aj ec to r y o / t" ~ wo r ld - sy s tem /915-2025, E d. Z ed
Books, Londres, 1996. T am bien de Im manuel W allerstein. Utoptstica 0 la s
o pc io ne s b is td ri ca s d el s ig lo X X I, Ed. Sig lo X XI . M exico . 1998. de BolivarEcheverria, Va lo r d ~ IISO Y u to p la , E d. S ig lo X XI . M ex ico , 1 99 8 y La mod er n id a d
de 1 0 barroco, Ed. Era. M exico, 1998 y de C arlos A ntonio A guirre R ojas.
Immanuel W a l/ as uin . C rlt lc a del sistema-mundo capltalista, E d. E ra , M ex ic o.
2003 y P ar a c om pr en de r e l m un do a ctu al . U na g ra md tic a d ~ la rg a d ur ac id n, Ed .
Centro juan Marinello . La Habana , 2003.
146 147
proyectado como ese nuevo policentrismo 0multicentralidad ya
referidos. Lo que implica que hoy, en la historiografia rnundial, es
perfectamente posible que en c ua lq uie r e sp ac io n ac io na l h is to -
riogrdjico surjan las nuevas lfneas de investigaci6n innovadoras, a la
vez que autores de cualquier punto del planeta pueden estar hoy
occidental, como por otra serie de polos emergentes, que co-
menzando a consolidarse como posibles alternativas hisroriogra-
ficas futuras se hallan todavfa sin embargo en una etapa mas bien
inicial de su desarrollo general. .Una configuraci6n de polos fuertes y polos emergentes de la
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escribiendo 1 0 que en algunos lustros 0 decadas seran consideradas
las obras "clasicas"de la historiograffa de este inicio del milenio
cronol6gico que ahora vivimos. Una situacion que convoca a todos
los historiadores del mundo por igual, a participar en esta reno-
vaci6n historiografica en curso, y que se hace ya evidente si pa-samos revista rapidamente a 1 0 que hoy es el paisaje historiogrdfico
actual.
Yaque bajo los saludables efecros de 1 0 que ha sido llamada la
defensa de perspectivas y posiciones "rnulticulturalisras", es cada
vez mas cornun ver tanto en coloquios de historia como de cual-
quier otra ciencia social, colegas latinoamericanos, africanos, chi-
nos, hindues, etc., que debaten en condiciones de igualdad con
sus hornologos europeos, al mismo tiempo que asistimos a un
notable incremento de la cantidad de trabajos que, habiendo sido
escritos en Asia, Africa 0 America Latina, son traducidos y co-menrados cada vez mas ampliamente dentro de las ciencias
sociales y la historiograffa en cualquier otra parte del mundo. Un
movimiento fuerte e indetenible, que en nuestra opini6n avanza,
lenta pero firmernente, hacia esa conformaci6n de un verdadero
dialogo multicultural, igualitario, respetuoso y multiplemente
enriquecedor.
Pero si la situaci6n de la historiograffa occidental, y muy posible-
mente de toda la historiograffa mundial, presenta ya esta situaci6n
estructural policentrica, y esta posibilidad que abre el espacio
potencial para la generaci6n de la innovaci6n historiografica encualquier parte del mundo, no deja sin embargo de tener una cier-
ta configuraci6n bien determinada, constituida tanto por un claro
conjunto de "polos fuertes" que hoy se afirman como los prora-
gonistas principales ubicados en la vanguardia de esahistoriograffa
historiograffa occidental, que en el marco ya descrito de la multi-
centralidad historiogrdfica actual, y en las cambiantes condiciones
de la transici6n hist6rica que hoy vivimos, podrfa modificarse,
alterarse, complementarse 0 enriquecerse de manera sustancial en
solo unos pocos lustros. Configuraci6n sujeta pues a posiblesmutaciones profundas, a la que no obstante vale la pena rratar de
aproximarse con mas cuidado ahora.
* * *
Cuando observamos el conjunto de 1 0 que actualrnenre
constituye el paisaje global de los estudios historicos en el rnun-
do occidental, nos es facil ubicar casi inmediatamente a aquellas
corrientes hisroriograficas y a aquellos autores a elias vinculados,
que en la actualidad se han convertido en los referentes ineludi-bles mas importantes dentro de este mismo campo de la historio-
graffa presente.Un conjunto de auto res y corrientes cuya proyecci6n se ha
vuelto cada vez mas de escala internacional, y que al ser los
constructores de las perspectivas historiogdficas mas difundidas
y mas debatidas en toda la gcograffa del mundo occidental y
muchas veces incluso en la geograffa de redo el planeta, nos
ofrecen entonces losdiversosmodclos, procedimientos, conceptos,
paradigmas y prdcticas que hoy es indispensable conocer y manejar
para ser capaces de ejercer e l oficio de historiador en su s modali-
dades mas desarrolladas.Corricntes y auto res que, en todos los casos, han vinculado sus
proyectos intelectuales e historiogdficos a la publicaci6n regular
de una revista, que entonces ha funcionado 0 aiin funciona
148149
como claro espacio de concentraci6n y como estructura orga-
nizativa visible de esas mismas perspectivas 0 tendencias historio-
graficas.
Afirmando entonces, mediante esas revistas de publicacion
periodica, una visibilidad internacional y una presencia regular
Un primer polo fuerte historiografico, asociado a la celebre
revista que hoy se titula Ann al es . H is to ir e, s ci en ce s s oc ia le s, que
se ha definido en primer lugar como claro inrento de supera-
cion y de trascendencia frenre a la hoy ya anacr6nica historia
de las mentalidades, que habfa sido el tema estructurador del
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dentro del campo, esas corrientes y perspectivas se han constituido
en los "poles fuertes" de la historiografla actual, en los protagonis-
tas que es imposible ignorar si se desea ser un historiador bien for-
mado y a la altura de las exigencias de la corporacion en esta epoca
actual.Dado que, como sabemos bien, no es posible hacer tabla rasa del
pasado, va a resultar claro que todos esos "polos fuerres" de la his-
toriograffa mas conternpordnea se han construido entonces en
directa conexi6n con diversas tradiciones historiogrdficas ante-
cedentes, frente a las cuales se han definido de multiples maneras,
sea criticandolas y estableciendose en situacion de abierta ruptura
frente a elIas, sea recuperdndolas y actualizdndolas de modo crfrico
y creativo, pero tarnbien a veces mezclando perspectivas 0
elementos antes separados, 0 inventando y replanreando de otra
forma viejos paradigmas 0 antiguos procedimientos analfticos.De este modo, un primer "polo fuerte" de la historiograffa
occidental 1 0 constituye la marta generaci6n de la mal lIamada
"Escuela de los Annales", cuarta generaci6n que habiendo co-
menzado desde 1985 los esfuerzos de elaboraci6n de un nuevo
proyec to in te lec tua l annalista, se ha afirmado mas cxplfcitamcnre
a partir de 1989, en especial con la publicaci6n del mimero-
manifiesto de noviernbre-diciembre de 1989, y luego con todas
las modificaciones tanto organizativas e institucionales como
sobre todo intelectuales que se han ido sucediendo en su scno
desde esa misma fecha'?",
100. Lamentablemente, existen muy pocos csrudios sisrerndticos sobre esta cuarta
generaci6n de los Annales. AI respecto puede verse por ejemplo el artlculo de
Christian Delacroix, "La falaise et le rivage, Histoire du ' tournant critique" en la
150
amorfo y ambiguo proyecto de los Annales del periodo de
1969 a 1989. Ambigua historia de las mentalidades, frente a la
cual estos cuartos Annales van a oponer Y a defender la historia
social de las practicas culturales, en una lfnea que ha estado
siendo desarrollada hasta hoy por auto res como Roger Char-tier!".
AI mismo tiempo, y tarnbien en abicrta ruptura con la tercera
gcneraci6n annalista, estos Annales de la ultima decada han in-
tentado renovar profundamcntc los campos de la historia eco-
nornica y de la historia social. Recupcrando y rcdiscutiendo en-
tonces los problemas que hoy cnfrcnran las mas nuevas vcrticnrcs
de la historia econornica, de la hisroria cuantitativa y de la his-
rcvisra Espaca'Temps, rulm, 59/60161, P a rf s, 1 99 5 . Tambicn en c l l ib r o de Christian
Dclacroix, Francois Dosse y Patrick Garda, L es c ou ra nt s b is to ri qu rs e n F r an a. 1 9 (-2 0 r s ii cl e, Ed. Armand Colin, Par is , 1999, en especial e I capitulo 6. Tambien e I
debate entre Youry Bessmerrny, Bernard Lepetit y Jean-Yves Grenier "A proposiro
del le nuove 'Annales '" en la R i vi st a d i s to r ia d e ll a s to r io g ra ji a mod ( r na , mirn. 1-3,
1995. Tarnbien puede verse nuestro libro, Carlos Antonio Aguirre Rojas, La e scuel a
dr l os A nna le s. A ) ·f r. h o y. m a ii an a ., Ed. Montcsinos, Barcelona, 1999, en especial el
capitulo 7, en donde desarrollamos mucho mas ampliamente la caracterizacion de
csros "cuarros Annales" que aquf solo rcsurnimos muy brevernenre. (Exisre ahora
version en frances de este mismo libro, bajo cI titulo L 'bistoire conquerante. Un
rrgard SIIr l'hi storiographir fancaiS( , que ya hemos cirado antes.)
101 . Para la crfrica de esta historia de las menral idades cf r. G. E. R . Lloyd, Las
mcntal idadrs y !II desmmascararniento, Ed. Siglo XXI, Madrid. 1996, 0 r ar nb ie n e l
prcfacio del libro de Carlo Ginzburg, £ 1 qrlrSo y 1 0 1gwanol , Ed. Muchnik Edirores,
Barcelona, 1981. Vease tarnbicn Carlos Antonio Aguirre Rojas, "(Que es la historia
de las mental idadcs] Auge y declinacion de un tcrna historiogrdfico" en el l ibro
Itinerarios d( fa historiograjla drl s~'?,!oX, ya citado, Sobre la nueva historic social de
las prdcticas culturales, cfr . de Roger Chartier, EI mundo como repre sen t ac i dn , Ed.
Gcdisa , Barcelona, 1992 y Au bord d( fa [alais«, Ed. Albin Michel, Paris, 1998.
151
toria serial, 0 incursionando en una nueva versi6n de la antro-
pologfa hist6rica, estos cuartos Annales actuales van tambien a
abrir el dialogo con la sociologfa de la acci6n y con la econornfa
de las convenciones, para incorporar sus aportes a la historia, y
para redefinir desde allf nuevas y muy diferentes formas de la
Asociado entonces a la revista Anna le s. H is to ir e, s ci en ce s s oc ia le s,
que sigue siendo hoy la revista especializada de historia mds d i fon -
dida en todo el mundo occidental -10 que no forzosamente irn-
plica que sea ni la mas innovadora ni la mas importante-, este
polo frances fuerte de la historiograffa occidental se encuentra hoy
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historia social. E intentando integrar explfcirarnente en sus
investigaciones y debates cotidianos tarnbien todos los complejos
resultados y lecciones derivadas del procedimiento de "cambio de
escala" y de las propuestas especfficas de la microhistoria ita-
liana'", estos historiadores de la cuarta generaci6n annalista van adefinir otro de los trazos importantes de su proyecto intelectual.
Trabajando entonces en todas estas lIneas de renovaci6n de la
historia social, antropo16gica y econ6mica, a la vez que reivin-
dican esa "asimilaci6n francesa" del aporte italiano de la mi-
crohistoria, esos Annales post 89 han relanzado tambien el debate
metodologico fuerte que los terceros Annales habfan abandonado,
defendiendo tanto una interdisciplinariedad "dura", como una
transferencia regulada de conceptos, modelos y problemas de una
disciplina a otra, a la vez que rediscuten la pertinencia actual de la
larga duraci6n 0 de la historia global, en un claro y conscienteretorno a los horizontes braudelianos'",
102. En esta llnea, las obras principales a considerar son las de Bernard Leperir ,
Les o il le s d a ns fa F ra nc e mo de rn s 1 7 40 -1 8 40 . Ed. Albin Michel. Pads. 1988. La s
c iu d ad es e n fa F ra nc ia m o dema, Ed. Institute Mora. Mexico. 1996. y ellibro por
el coordinado y titulado L es f or m~ s d e l 'e xp er ie nc e. U n e a ut re b is to ir e s oc ia le , Ed.
Albin Michel. Pads. 1995. Tambien de Jean-Yves Grenier. L 'economic d'anclen
regime, Ed. Albin Michel. Pads. 1996. Jocelyne Dakhl la, L~d iv an d es rois, Ed.
Aubier, Pads. 1998 y Jacques Revel (coordinador ) [eux d'ecbelles, coedici6n
EHESS-Gallimard-Le Seuil, Pads. 1996.
103.Sobre este punto cfr. Bernard Lepetit "Propuestas para un ejercicio
limitado de la interdisc ipl ina" , en revista Iztapalapa, mim, 26. Mexico , 1992,
"La larga duraci6n en el presenre", en el libro S~gundas Jo rnadas Braude l iana s,
Ed. Institute Mora. Mexico. 1995 y "Les Annales aujourd'hui", en Reuieto, vol.
XVIII. mirn, 2. 1995. Tambien de Bernard Leperit y Jean-Yves Grenier el
articulo "L'experience hisrorique a propos de C.E.Labrousse" en Annales.
152
en una verdadera encrucijada, de cuya salida puede depender, en
parte, no s610 el futuro de toda la corriente de los Annales que se
inici6 en 1929, sino rambien el papel que la historiograffa francesa
puede jugar en el panorama mundial de los estudios hist6ricos de
las pr6ximas decadas por venir.Un segundo polo fuerte en la historiograffa actual 10constituye el
conjunto de perspectivas 0 lfneas de investigaci6n que sc agrupan
genericamenre bajo el nombre de la hisroriografia socialista bri-
tdnica. Conjunto de perspectivas que, sucediendose en el ricmpo en
cuanto al momenta de su origen, y coexistiendo despues hasta el
momento actual, com parten en su conjunto el hecho de defender
una historia profimdarnenrc social, concenrrada en revalorar y res-
tablecer el papel de las clases populares y de los oprimidos dentro
de la historia, siempre desde posiciones de izquicrda, sea abierta-
mente deudoras de diferentes versiones e interpretaciones delmarxismo, sea declaradamenre socialistas 0 ferninisras'",
Econom ie s. Soci e te s . C i v il isa ti ons . afio 44 . mlrn. 6. 1989. Tambien de jean-Yves
Grenier el articulo "L'histoire quantitative est-elle encore necessaire]", en el
libro Passls Recomposes, Ed. Aurrernenr, Parts, 1995. Tambien puede verse la
compilaci6n de artfculos metodol6gicos de Bernard Lepetir , Camet d~ Croquis,
S ti r f a c o nn a is sa n ce h is to ri qu e, Ed. Albin Michel . Paris. 1999. Bernard Leperi r
muri6 de manera absurda y tdgica en rnarzo de 1996. Esra rnuerre ha sido una
perdida fundamental par3 esre proyecto inrelectual de los posibles cuarros
Annales, un proyecto (Ille todavla no logra consolidarse definitivarnenre hasra el
dfa de hoy.
104. Para tener una prirnera visi6n general de esra historiografCa socialista
britdnica, aunque a vcces con algunas lagunas que son en ocasiones irnportanres,
cfr . H. J . Kaye, Los historiadores marxlstas britdnicos, Ed. PrenS3S Universitarias de
Z~ragoza. Zaragoza, 1989 y T be e du ca tio n o f d es ir e. M ar xis t a nd th e w ritin g o f
history, Ed. Rout ledge. Nueva York . 1992 (vcasc nuest ro cornenrar io crCt ico de
este segundo libro en la revista Anna le s . H i s to i rr , sc imce s soc ia l es , rnirn. 2, 1998).
153
Remontando entonces sus ongenes, en alguna de sus vertien-
tes, al periodo posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial, es-
te polo britanico de la historiografla conternpordnea se ha ido
construyendo sucesivamente en torno a la edificaci6n, lanza-
miento y luego publicaci6n regular de tres revistas que hoy son
Revoluci6n Inglesa, de la Revoluci6n Industrial 0 de la etapa final
del feudalismo. Una historia social marxista, plasmada en los
trabajos de auto res como Eric Hobsbawm, Christopher Hill,
Rodney Hilton, erc., que apoyada en los conceptos mas habituales
del marxismo, trato de utilizarlos para hacer avanzar en Inglaterra
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importantes en los estudios historicos del mundo occidental, y
que son las revistas de P ast a nd P re se nt, N ew L eft R ev ie w y History
Workshop. Tres revistas britdnicas que hoy figuran entre las mas
importantes publicaciones peri6dicas del gremio de los his-
toriadores, y que en sus especificidades y diferencias definen tam-bien las tres tendencias principales que conforman este segundo
polo fuerte de la innovaci6n historiogdfica. Y aunque esras
diversas tendencias 0 ramas de la historia socialista brirdnica se
han consolidado y afirrnado en tres mementos sucesivos y dife-
rentes, rodas elIas sobreviven hasta hoy, compartiendo los es-
pacios de la historiograffa inglesa actual, y aportando todavla ca-
da una su peculiar contribuci6n a la renovaci6n historiogrdfica
en curso.
Asf, el grupo de la revista P as t a nd P re se nt , revista que ha sido
fundada ya en 1952, es el mas antiguo de estas tres rarnas, nu-
cleando a su alrededor a los que podrfamos considerar los rnarxis-
tas mas tradicionales de todo cste polo brirdnico. Un marxisrno
mas cortado de acuerdo a los patrones de 1 0 que fueron muchos de
los marxismos anteriores a la revoluci6n cul tural de 1968, que tuvo
el inmenso meriro de abrir, dentro del ambiente inrclcctual de la
Gran Bretafia de los afios cincucnta y scsenra, todo cl cspacio de
una verdadera historia social, atcnta al andlisis de las clascs sociales
y de sus luchas, estudiosa de los carnpesinos y los obreros,
preocupada de invesrigar Ia historia de los movimientos socialcs y
tarnbien interesada en el examen de los procesos econ6micos de Ia
Tambicn p ued en v erse lo s mlrneros de la revista Hi st ori a soci al , consagrados a
E.P . T hom pson, nurn. 18, 1994 Y el consagrado a la obra de E . J . Hobsbawrn,
mim. 2 5, 1 99 6.
154
una historia antipositivista, que se concentr6 sobre todo en los
gran des temas de la historia econ6mica y social. Pero que sin
embargo, y mas alld de esos indudables meritos, no problematizo a
fondo la enorme densidad y complejidad de las categorlas
marxistas que utilizaba, ni inrento tampoco rescatar conceptos
presentes en la obra de Marx muy poco rescatados por la mayorfa
de los marxismos de esta epoca, abordando mas bien escasamcnre,
por ejemplo, ciertos temas de la historia cultural, y desplegando
un marxismo que, si frente a la historia positivista era un enorme
paso adclanre, frente a la renovacion cultural provocada por Ia
revoluci6n de 1968, comenz6 a resulrar un marxismo mucho mas
problcmdtico y limirado para encarar los desaflos hisroriogrdficos
post 68.
Sin embargo, y dada csa funci6n pionera en Inglaterra, de
apertura cstricta de la historia social, y gracias al prestigio acurnu-
lado por varios de sus representantes mas imporrantcs, csta primcra
rama de la hisroria socialista britdnica sigue siendo aun hoy un
rcfcrcnte importantc de la hlstoriografia occidental actual!".
1 05 . S ob re lo s o ri ge ne s y so bre el p ap el q ue e n la s p rim era s e ta p as ju g6 cstc
p rim er su bg ru po d e l a h i sr o ri og ra f la b r ir dni ca y sobre su s vlnculos c on l os Annalrs
d i ri gi do s p o r F er na nd B ra nd el , c f r. l os artfculos y [ a cn t rev i sr a d e E ric Hobsbawm
" EI g ru po d e h is ro ri ad or es d el p ar ti do c omu ni sr a" y l a e nt rc vi sr a " C or np re nd er l a
roralidad de l a e v o lu c io n h is to r ic a . C onv e rs a ci o n c on E ri c Hobsbawrn", a m bo s e n
la r cv is t a Hi st ori a soci a l, n um . 2 5, V ale nc ia . 1 99 6. D e] rn ism o H ob sb aw rn vease
r am bie n s u a rt ic ul o " Co mm en ts" in clu id o e n Revia», v ol. I , n urn . 3 -4 , 1 97 8. P or
otro lado, cI c a rd c te r r nd s r ra di ci on a l y pre-68 d e l m a rx ism o de cste g rup o de la
rcvista P as t a nd P re se nt s e r cf lc ja p or e je m pl o, indirccra perc claramenre, en la
c v al ua c io n n e ga t iv e y h as ta u n p oc o d cs pr cc ia tiv a q ue e l p ro pio H ob sb aw rn h ae c
de la revolucion cultural de 19G 8. Para cl. no sc trata de tal rcvolucion, que cl
reduce y m in im iza co rn ple ta men te, su bsu rn ien do la e n u n pro ceso m uc ho rn ds
155
Y del mismo modo que esta revoluci6n cultural de 1968 ha
provocado la escisi6n entre las viejas izquierdas mas tradicionales
y las nuevas izquierdas sesentayocheras, tambien los importantes
y agitados afios sesenta en Inglaterra han creado una segunda
tendencia de este polo britanico que ha fundado justamente una
Intentando entonces actualizar sus referentes teoricos yempa-
tar a la historia socialista britdnica con el debate europeo, esre
segundo grupo ha lIegado incluso a coquetear, por ejemplo, con
las posiciones althusserianas, a las que ha promovido y ha ayuda-
do a difundirse dentro del espacio intelectual de la Gran Bretafia.
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revista titulada la revista de la nueva izquierda, la New Left Re-
view. Nueva tendencia historiografica, que agrupando a gentes
como Perry Anderson, Robin Blackburn 0 Benedict Anderson,
junto a gentes de avanzada como Edward P . Thompson -que
pasan del grupo de Past and Present a este nuevo grupo, hijo de
esa ruptura profunda de finales de los afios sesenta-, va a tratar
de impulsar una renovada forma de historia, a la vez deudora pe-
ro tarnbien diferente de la promovida por el primer grupo 0 llnea
antes mencionados.
Una historia que manteniendo el horizonte de ser una historia
social, econ6mica y atenta al andlisis de clases sociales, va sin em-
bargo a tratar de incursionar en algunos temas nuevos, como el de
la caracterizacion de los Estados absolutistas, e I de las transiciones
de la antigiiedad al feudalismo, 0 incluso el de Ia propia historia
del marxismo occidental. As! y en un movimiento de bascula-
miento curio so pero muy evidente, esta corriente de la nueva iz-
quierda va a defender, sobre nuevas bases y con argumentos mas
elaborados, viejas tesis defendidas hace mucho tiempo por la
historiograffa sovierica oficial, tesis que habfan sido criticadas por
los marxistas del grupo de Past and Present, y que algunos
protagonistas de la New Left Review van a rehabilirar de nuevo en
los afios setenra y ochenta recien vividos'",
vasto y menos prec iso que serla una revolucion socia l, demogrdf lca y cultura l,
desplegada desde 1945 has ta 1990. Cfr . su I ibro H i st or ia d r l s ig lo xx . 1914 - 1991 ,
Ed. CrCtica, Barcelona, 1995. Para una evaluacion diferente de esra mismarevolucion cultura l veanse los tr aba jos re latives a este terna, citados en una nota
anterior de este mismo capitulo.
106. Nos referimos, obviarnenre, a varias de las tesis defendidas por Perry
Anderson, tanto en su libro £1 Es tado ab so lu ti st a, Ed. Siglo XXI , Madrid, 1979,
15 6
Lo que, mas alla de las implicaciones que tiene respecto a la
caracterizacion de las posturas te6ricas de esta segunda rama, ha
generado un debate muy interesante que ha mostrado 1 0 que era
la riqueza y vitali dad de este polo britanico en los afios setenta y
ochenta del siglo XX cronologico'".
Nacida al calor de las gran des transformaciones de los afios
sesenta, y afirmandose precisarnente a 1 0 largo de toda esta de-
cada, esra segunda tendencia de Ia New Left Review, ha repetido
en alguna medida la curva vivida por esa propia generaci6n del
68 en el mundo, habiendo tenido un brilIo, una fuerza y una
presencia muy llamativas en los afios setenta y ochenta, y ha-
bien do comenzado a disminuir un poco su visibilidad y su pre-
sencia social en la ultima decada del siglo XX y en los primeros
afios de este milenio cronol6gico que recien hemos comenzado a
vivir. Y asl, aunque su papel en la historiograffa inglesa y en los
estudios hist6ricos del mundo occidental actual no es ya tan
fuerte como 1 0 fue haec algunos lustres, eso no imp ide e I hccho
de que esta segunda rarna 0 linea del polo britdnico, se haya
mantenido, no obstante, y hasra cl db de hoy, como un foro
siempre abierto a los mas nuevos y difercntcs dcsarrollos histo-
riogdficos producidos en la historiografla occidental, mantc-
como en su Iibro T ra ns ic io ne s d r la a nr ig il (( /a d a l f ill da li sm o , Ed. Siglo XXI ,
Madrid, 1980.
107. AI respecto vease el celebre debate ent re Perry Anderson y E.P. Thompson
que se ha plasmado en los rexros de E. P. Thompson, T Il ( p o vr rt y o f t br or y, Ed.
Mer lin Press, Londres, 1995 (I .ap rirne ra edicion es de 1978) y el libra de Perry
Anderson, T eor ia , p o lt ti ca r bistoria. Un debnr« c on E P . T ho mp so n, Ed. Siglo XXI,
Madrid, 1985 y "Diario de una relacion", en la revista £1 c ie lo po r a s al to , afio 3 ,
num.6,1993-1994.
15 7
niendose entonces tambien como referente imprescindible de
estos mismos estudios hist6ricos mas conternporaneos.
El tercer elemento 0 componente de este polo historiografico
fuerte existente en Gran Bretafia es el del grupo de la revista
His to ry Work shop, grupo que habiendose consolidado despues de
tambien crea el perfil espedfico de esta tercera corriente del polo
historiografico ingles, que sera un perfil de una historia muy
crftica del academicismo, de vocaci6n muy popular y que
desconHa de los marxismos precisamente acadernicos -10 que la
lleva a declararse mas "socialista"que propiamente marxista-, a
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de que la historia debe ser escrita por sus propios constructores y
protagonistas principales, es decir por las propias clases explo-
tadas y oprimidas que dla a df a reproducen a las sociedades. Ya
que si tambien y dentro de esta reproducci6n global de 10social,son elIos los que producen la riqueza social, mientras organizan
huelgas y movimientos sociales de protesta, los que rehacen y
manti enen al mundo cada dfa, igual que luchan contra el capi-
talismo y sufren sus embates, siendo adernds los que edifican
ciudades a la vez que tejen conciencias rebeldes y nuevas formas
de resistencia social, entonces son ellos los que estrictarnenre
hacen fa historia real a 10largo del tiempo. Y entonces, es logico
pedirles que si ellos hacen la verdadera historia sean tambien
elIos los que la reconstruyan intelectualmente, dodndola del
apoyo de su experiencia cotidiana y dirccta, y contdndola,
explicandola e interprerandola para nosotros desde esa misma
conexi6n que s610elios poseen con dicha historia real.
De ah f los celebres "talleres de historia" que dan nombre a la
revista, nacidos en parte de las experiencias inglesas de las escuc-
las de educaci6n para adultos, y en donde los historiadores "de
oficio", 0 acadernicos, 0 formados en las escuclas de historia, po-
nen su saber al servicio de los propios oprimidos, aporrdndolcs
sus herramientas intelectuales, para darles la voz y cl canal de
expresi6n que ellos nunca han tenido. Una experiencia inedira de
colaboraci6n entre hisroriadores "profesionales" y los propios
sujetos sociales e hisroricos, que no s610abre el espacio para cl
desarrollo amplio y masivo de la actual historia oral'", sino que
108. Va le la pena insistir en tonces en este origen, politico y de naturaleza muy
158
la vez que muy abierta y receptiva a todo posible movimiento so-
cial antisisternico, sea este feminista 0 ecologista, campesino,
local 0 urbano territorial, 10mismo que antinuclear, antirracista
o expresi6n de cualquier oposicion a determinada forma de dis-
criminaci6n social!",Una linea, entonces, que reivindica sobre todo la construcci6n
de la historia desde abajo hacia arriba (to b otto m u p) como dirdn
sus defensores, es decir desde las clases populares y los grandes
grupos sociales hacia la toralidad de 10 social, que sed la mas
sensible de todas, dentro de este polo britdnico, al sentido social
y politico de la propia prdcrica historica, funcionando a la vez co-
mo espacio de confrontaci6n y de difusi6n de toda historiograHa
vinculada a las luchas sociales anticapitalistas desplegadas en
cualquier pumo del plancta.
Tercera linea 0 rendcncia de esta hisroriografla britanica de
r adical. de los metodos y las pe rspectivas de la hisroria ora l. r cscatada en esta, su
primera ver tienre, como ese ensayo de darle l'OZ a los que nunca la han tcnido, y
de recupera r para la historia de l periodo mas contempodneo esos testimonios de
los propios proragonis ras, miernbros de las clases oprimidas , que han const ru ido
dir ec ta rncntc los hechos y los proceso s historicos funda rnentales, Rasgos que ,
coma cs bien sabido, se iran borrando y difuminando conforme esra rarna de la
hisroria oral gane difu sion y ex tension en d sena de la corporac ion de CIro. Pa ra
una primera vision panordrnica de las diversas corrienres presentes en esta historia
oral. cfr . d l ibra colcctivo La b i st ori a ora l. Ed. Centro Edi tor de America Lat ina.
Buenos Aires. 1991.
109. Hablarnos de los r rabajos de rodo d grupo lidereado por Raphae l Samue l.que lamcnrablemcnre no han sido suficientemenre traducidos al espafiol. Al
rc spcc ro cf r. los dos libros coordinados por Raphael Samue l. Hi st ori a popul ar y
t rorla social i sm, Ed. Crftica Gri jalbo, Barcelona. 1984. y V il la g ( l if t a n d l ab o r. Ed.
Routledge &Kegan Paul. Londrcs, 1982.
159
izquierda, a la cual tarnbien se ha incorporado, en un cierto mo-
mento, el historiador E. P . Thompson, quien muy probable-
mente sea el mas bri llante historiador ingles de todo el siglo XX.
Y ello no s610 porque en su biograHa personal y en su itinerario
intelectual el va a condensar esta sucesiva construcci6n de las tres
Hneas de este segundo polo fuerte de la historiografia, sino tam-
Criticando entonces los lIrnires de los modelos "macrohist6-
r icos", que tanta fuerza tuvieron en los afios cincuenta y sesenta,
y mostrando como fueron u ac id nd os e d e c on te ni do al abandonar
su Fuente nutricia que era el andlisis de 10 particular, los micro-
historiadores italianos van a defender este cambio de escala y re-
torno al nivel microhist6rico, pero no para renunciar al nivel de
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bien y sobre todo por la novedad y profundidad de su contribu-
ci6n historiografica especlfica'",
Un tercer polo fuerte de la historiografla conternpordnea es el
que conforma la compleja y elaborada perspectiva de la micro-
historia italiana, Una perspectiva que, alimentandose de los ricos
debates de la naciente historia social italiana desarrollada despues
del fin de la Segunda Guerra Mundial, y generada dentro de los
medios de la hisroriografia marxista y de izquierda de los afios se-
senta, va a irse consolidando y afirmando en los afios screnra, en
torno del equipo dirigente y constructor de la hoy celebre revista
Qua de rn i S to ri ci .
Perspectiva historiogrdfica microhist6rica, que sed entonces siem-
pre agudamente crftica, progresisra y atenta .11scnrido social y po-
lltico de la propia pdctica del historiador, cuyo miclco u horizonte
metodol6gico fundamental sed sin duda el de Ia promoci6n y de-
fensa del procedimiento del "cambio de cscala' como recurso de Ia
renovaci6n hisroriogrdfica, y en consecuencia, Ia recuperaci6n de la
dimension 0 "escala" microhisrorica como verdadero "Iugar de ex-
perimenracion" del trabajo historiogrdfico misrno'".
1 10 . S er fa d er na si ad o a m p lio en tr ar aquf en el e xa rn en d e e st a o br a f un da me nt al,
po r 1 0 cual rem itim os m ejor al lector a su lectura directa, Adernds de su obra mas
difundida y sin duda alguna m as irnportante, La fonnacion de la c la se o b re ra e n
Ing/aurra, Ed . Crfrica, Barcelona, 1989 (edicion en dos vohirnenes) puedc verse
rambien una lisra de sus principa les rrabajos en "E.P. Thompson: una selecci6n
b ib li og rd fic a" in clu id a en la r ev ista Historia social, num. 18, Valencia, 1994. Vease
tam bien el ensayo de Carlos I llades, "E . P. Thom pson 0924-1993)" en Esmdios
s ab re r l a r te sa na do u rb an a e n a s iglo XIX, E d. E I A ra ]o , M exi co , 1997.
Ill. Pa ra com pren der to da s las co mp lejas im plicacion es d e este p ro ced im ien to
1 60
10 general y la microhistoria, sino justarnente para enriquecerlo y
renovarlo, replantedndolo de nuevo desde esa experimentaci6n y
pasaje por los universos de la dimension microhist6rica. Con 10
cual, no s610 van a renovar radicalmente el modo de abordar la
vieja dialcctica entre 10general (que en un cierto scntido y en es-
te nivel abstracto podr famos cquiparar a 10macro) y 10particular
(en ese mismo senti do cquiparable a 10 micro), sino mas global-
mente todo un conjunto de prricticas y de perspectivas mctodo-
16gicas del cnrcro oficio de historiador,
Distancidndose cnronccs de la simple historia local 0 incluso
regional'!', y rccupcrando para la historia una cnorme y asorn-
m ic ro hist6 rico v ale la p en :l a cc rc ar se :I lo s p ri nc ip ale s tcx to s rnerodologicos de la
corricnre, D e e llo s ch em os solarncntc, Carlo Ginzburg, "Microhistorin: dos 0 tresCO S:lS que se de ella", en la revista Entrrpasados, mlm. 8, B uen os A ir es, 1995;
Giovanni Levi , "Sobr e m i croh is t or i a" , en el l ibro F o rm n s d r l ut cr r b is to ri a, Ed .
A lia nz n E dito ria l, M adrid , 1993; Y Edua rdo Grendi , " Mic ro ana lisi c sro ria
s o c i a l c " , ell 1 : 1 r c v is r a Ql l ar /r rn i S to ri ci , num, 35, 1977 Y "cRepel1S:lr 1 :1 micro-
historia!", ell rcvism Entrrpnsndos, nU11l. 10, Buenos Aires, 1996. Tarnbien
pucdcn verse algunas de las difercntcs inrcrprctncioncs que sc han hccho de esta
microhisroria e ll l os tcx l OS d e Anaclct PO llS y JUSIO Serna "EI o jo de la : lgU j3 : c de
que hablarnos cunndo hablam os de m icrohistoria?", en la rev isra Ayrr, nurn, 12,
Madrid, 1993 y rarnbien su libro Cdmo S( r sc ri be l a m ic ro bi st or ia . E n sa yo s ob re
Carl o Gi nz bu rg, E d. F ro nesi s, V ale nci a, 2000; jacques Revel "M icroandlisis y
co nstrucci6 n de 1 0 s oc ia l" , e n r cv is ta Emrr/,tlSar/os, num, 10, c it. y C 3r 10 S A nto ni o
A gu irre R ojas, Contribucldn a la bistoria r/r la microbistoria itnliana, Ed .
P ro hi sr or ia , R os ar io , 2003 c " I nvi r ac i on :I otra r ni cr oh is ro rla : l a m ic ro hi sr or la
i ra li an a" , e n r ev is ra Prohistoria, nU11l. 3, Rosario, 1999. Vale 1 :1 p en a v cr ta mb icn
rodo d dossier dcdicado jusram cnrc al tcm a de "La m icrohlsto ria ita liana" en estc
m ism o n ur ner o 3 de Probistorin.
112. Es por cso que consti ruye un erase error confimdir c st a c or np lc ja P OS IU r: l
16 1
brosa variedad de inspiraciones intelectuales, que abarcan entre
muchas otras, tanto los aportes de la antropologfa anglosajona
como las lecciones de la Escuela de Frankfurt, las ensefianzas de
Marc Bloch 0 Fernand Braudel, 0 los planteamientos del Institu-
to Warburg, esta microhistoria i taliana se opondra radical mente
a todas las variantes del postmodernismo dentro de la historia,
Junto a esta primera vertiente microhistorica, existe una segun-
da, representada sobre todo por los brillantes trabajos de Carlo
Ginzburg, y concentrada en el ambito de la historia cultural. Un
nuevo y muy original modelo para la historia cultural, que no solo
reivindica y asume radicalmente su intencion de construir dicha
historia de 1 0 cultural "desde el punto de vista de las vfctimas", es
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criticando tanto a Hayden White como a Michel de Certau,
entre otros, y confronrandolos a traves de las repetidas y agudas
crfticas realizadas por Carlo Ginzburg, Giovanni Levi 0 Eduardo
Grendi, entre otros,
Microhistoria italiana 0 tercer polo fuerte de la historiograffa
occidental actual, que desde su origen y sobre el horizonte
com partido del ya mencionado procedimiento del cambio de
escala y del descenso al nivel microhistorico, se ha desdoblado en
dos vertientes 0 ramas diversas, que a su vez se han concentrado
en campos terndticos tambien diferentes. Asl, una primera rama,
que incluye los trabajos de Eduardo Grendi, de Giovanni Levi,
de Simona Cerruti, 0 de Mauricio Gribaudi entre otros, se ha
desplegado mas en los terrenos de la historia econornica y social,
poniendo enfasis en el analisis exhaustivo e intensivo del universo
microhistorico, y recuperando para ello, por ejemplo, tanto la
"descripcion densa" de Clifford Geertz como el "network analysis"
de Frederik Barth'".
de la microhistoria italiana con la microhistoria mexicana de Luis Gonzalez, 0 con
la local his tory inglesa, 0 con la historia local espanola, 0 erc., erc., error sin embar-
go todavCa muy frecueme en cier tos medios histor iogri ficos poco inform ados de
los desarrollos de la historiografCa actual.
113. En este senrido, vale la pena consultar los libros de Eduardo Grendi, Storia
d i u na s to ri a lo ca le . L ' es pe ri en za li gu r( 1792-1992, Ed. Marsilio Edltori, Venecia,
1996 e Ibalbi. U na flm iglia gm ovm fta Spagna ( Im pero, Ed. Giulio Einaudi,Turln, 1997; Giovanni Levi, La berenc ia inmateria l , Ed. Nerea, Barcelona, 1990;
Simona Cerutti, La ville (f les metiers, Ed. EHESS, Pads, 1990 y Maurizio
Gribaudi, ltineraires ouuriers, Ed. EHESS, Pads, 1987, aunque la lisra podrla
a1argarse facilmente con los trabajos de Oswaldo Raggio, Franco Ramella, etc.
162
decir desde el punto de vista de las clases populares, oprimidas y
casi siempre silenciadas y marginadas, sino que tarnbien ha
explicitado el importante y hoy celebre "paradigma indiciario" que
subyace no solo al trabajo de los historiadores, sino tarnbien a la
labor de otras ciencias sociales e incluso de las ciencias medicas,
c?n todas sus complejas y enormes consecuencias episternolo-
glcas.
A la vez y para completar esta peculiar aproximacion micro-
historica al campo de la historia cultural, la misma ha desarrollado
tambien el metodo combinado morfologico-hisrorico, para de-
sembocar, mas recientemente, en la indagacion mas general de los
supuestos mismos de toda construccion cultural posible, y en
consecuencia, de los lfrnites y las implicaciones de los didlogos e
intercambios transculturales y multiculturales'".
Dos ramas 0 vertientes del trabajo microhisrorico Italiano, que
aunque sc han ido separando cada vez mas entre sf e incluso, en
el caso de sus representantes prlncipales, alejando un poco de la
propia revista men cion ada de los Qwtdern i S to r ic i, no dejan sin
embargo de ganar cada vez mas presencia e influencia en una
114. Estamos pensando, en este punto, en los agudos libros escri ros por Carlo
Ginzburg, entre los cuales podemos cirar E l q lw o y lo s gr ua no s, antes citado: Mitos,
emblemas, indicios, Ed. Gedisa, Barcelona, 1994 (libro en e I que se incluye su
excepcional ensayo sobre el paradigma indiciario): His to r ia noc tuma , Ed. Muchnik,
Barcelona, 1991; Occb ia c ci d i I (g n o, Ed. Felrrinelli, Milan, 1998 y Hi st ory . r e tbor ica n d p r oo f, Ed. Brandeis University Press. Hannover, 1999. Vease rarnbien nuestro
ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "EI queso y los gusanos: un modele de
andlisis crlrico para e I esrudio de las culruras subalternas", en la revisra Probistoria,
nurn. 6, Rosario, 2002.
163
buena cantidad de espacios de la historiograHa del mundo occi-
dental, espacios que todavfa hoy multiplican las traducciones de
sus principales obras, a la vez que incorporan cada vez mas sus
diversas lecciones y ensefianzas.
Finalmente, un cuarto polo fuerte de la historiograffa occiden-
tal actual 1 0 constituye el grupo del Fe rnand B raudel Cent er , de
Asf, y desde esta triple exigencia, toralizante, radicalmente his-
torica y profundamente crftica, cormin al marxismo y al "braude-
lianismo", la perspectiva del "analisis del sisterna-mundo" ha
comenzado por criticar frontalmente la implicira "unidad de
analisis" abrumadoramente asumida por la inmensa mayor!a de los
cientfficos sociales de todo el siglo XX, y que es la unidad de la
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la Sta te U niversity of N ew Y ork a t B ingh am ton, grupo liderado
por Immanuel Wallerstein y que ha desarrollado en los ultimos
seis lustros la hoy difundida perspectiva metodologica del "World-
System Analysis ': Un grupo cosmopolita y muy abierto, que haencontrado su foro de expresion fundamental, a la vez que su
mecanismo y lugar 0 espacio de concentracion principal en la
hoy importante revista titulada simplemente Review, una revista
que no es solo una revista de historia sino tarnbien muy decla-
rada y conscientemente una revista crltica de ciencias sociales en
general.Perspectiva rica y polernica, que habiendose inspirado doble-
mente en varias de las tradiciones tanto del marxismo original
como de ciertos marxismos del siglo XX, y tambien en las lee-
ciones esenciales del aporte contenido en las obras de Fernand
Braudel, ha reivindicado permanentemente la centralidad e
imprescindibilidad de construir analisis, desde perspectivas glo-
balizantes, con una clara densidad h istorica y desde la vision de
la la rga durac idn , y siempre ubicados en el horizonte de una
postura radicalmente crftica'".
115. Para una primera aproximaci6n a esta perspective del World-System
Analysis, cfr. el ensayo de Walter L. Goldf rank "Intellec tua l background of
Immanuel Wallerstein and his world-system" , en la revis ta M od em P ra xis , rnim,
7, Seul, 1988, texto que sin embargo ha quedado un poco rebasado dada su fecha
de e1aboraci6n original. Para una sCntesis predominantemente descriptiua delitine ra rio intelec tua l de Immanue l Walle rstein puede ver se e l Iibro de Orlando
Lentini, La scienza sociale storica di I mm a nu el W a ll er te in , Ed. FrancoAngcli,
Milan, 1998. Tarnbien puede verse el cornentario a su Iibro mas importante
escriro por Harriet Friedmann, titulado "Promethean Sociology" en el Iibro
164
"sociedad" 0 el "Estado" 0 "e l marco" nacionales,postulando que el
capitalismo es un sistema historico de vocacion planetaria, y que
en consecuencia la unica unidad de andlisis pertinente es y debe
ser la del sistema-rnundo capitalista concebido como entidad
unica y global'",
Requi re d r ea d in g . S oc io lo g y' s m o st i nj lu e nc ia l b o ok s, edir ado por Dan Clawson, Ed.
University of Massachuse tts Press, Amherts, 1998 y nuestro libro y ardculo,
Carlos Antonio Aguirre Rojas, I mmanue l Wa ll er st ei n. C r lt ic a d e l s is tema-mundo
capitallsta, Ed. Era, Mexico, 2003, y "Chiapas, America Latina y eI sistema-
mundo capiral isra' ', en e1libro colect ivo C h ia pas e n p e rs p ec ti va h ls td r ic a , Ed. EI
Viejo Topo, Barcelona, 2002. Igualmente y para una aproximaci6n mas directa es
recomendable ver los libros del propio Immanuel Wallerstein, E I modemo sistema-
mundial, tomos I, II, YI II, Ed. Siglo XXI , Mexico, 1979, 1984, Y 1998; tambien
D u pu is d el l ib er ali sm a, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1996 y tarnbien I mp en sa r l as
c ienc ias soc ia les, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1998.
116. Sobre este punto, que es quiza la contribuci6n mas importanre y original
de esra per spectiva de l andlisis de l sisr ema- rnundo, Immanuel Waller ste in ha
ins is tido reireradamenre. Veanse por ejemplo sus rextos "Hold the ti ll er f irm: on
method and the unit of analysis" en la revista C ompa r at iv e C iv il iz a ti on s R e vi ew ,
nurn. 30, Spring 1994; "World-System" en eI libro A d ic tio na ry of m arx ist
thought, 2a• edicion , Ed. Blackwel l, Oxford, 1991, "An agenda for world-sys tem
analysis", en eIlibro C ont en d in g A ppr oa c he s t o Wo rl d- Sy st em A nal ys is , Ed. Sage,
Beverly Hills, 1983, "World-System Analysis", en e1libro Encycl oped i a o f Po l it ica l
Economy, Ed. Routledge, Londres , 1999,0 los art fculos " (Desarro llo de la socie-
dad 0 desarrollo del sistema-rnundo]", "Sistemas hist6ricos como sistemas com-
plejos" y "Llarnado a un debate sobre el paradigma", esros t res ulr irnos inclu idos
en e1libro Impensar la s c ienc ias soc ia les, antes clrado, Las dos obras que mejor i lus-rran las implicaciones y la novedad derivada de esta tes is central de la perspectiva
del "world-sys tem analysi s" , son la obra de Immanuel Wallerstein, E I m od er n»
slstema-mundo, ya mencionado, y de Giovanni Arr ighi, E I la rg o s ig lo X X, Ed.
Akal, Madrid , 1999.
165
Criticando entonces ese "encerramiento" de las investigaciones
sobre 10 social, en los limitados horizontes de las fronteras nacio-
nales, esta perspectiva del andlisis del sisterna-mundo, va a sub-
rayar el hecho de que existe por encim~ y ~or debajo de cual-
quier dinamica nacional posible, una dman:uca glo~al y ~ucho
mas universal del sistema-mundo en su conjunto, dindmica que
posible sucesion en ese puesto hegemonico del sistema-mundo
actual. Decadencia hegemonies indetenible de los Estados Unidos,
que explica tarnbien el desesperado y terrible maccartismo plane-
tar io que hemos padecido en todo el mundo, despues de la tragedia
del 11 de septiembre de 2001.
Introduciendo entonces en sus analisis esra dimension mas uni-
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si es ignorada, va a falsear y a limitar necesariamente nuestros
analisis e interpretaciones.Con 10 cual, Immanuel Wallerstein, Giovanni Arrighi y todo
el grupo de los defensores de esta perspectiva, van a exi~irnosresituar siempre nuestras problernaticas dentro de un horizonte
planetario 0 serniplanetario, inrerrogandonos acerca de las cau-
sas y los elementos que, des de esa dinamica universal y global
del sistema-mundo en su toralidad, han influido de manera
decisiva para la generaci6n y modalidades de los ~en6menos mas
locales, 0 regionales, 0 nacionales que nosotros mtentamos ex-
plicar. .As! , Y entre muchos otros ejemplos que poddamos citar, sera
posible comprender los multiples movimientos de 1968 --es de-
cir todos esos movimientos de los afios de 1966 a 1969-, como
otras tantas expresiones de una verdadera y pro~nda "revoluc~6n
cultural" dentro del sistema-mundo en su conjunto, revolucion
que entonces y no casualmente va a repetir en prdcricamente
todo el planeta ciertos rasgos 0 trazos comunes, m.as alia. de las
evidentes diferencias y especificidades de su manifestacion en
cada lugar. .o rarnbien, y gracias a este enfoque planetario y global desde el
sistema-mundo como unidad de analisls, sera posible entender que
los Estados Unidos se encuentran ya en la fase de claro declive de su
poder hegem6nico planetario, repitiendo desde la crisis de 1972-73
la misma decadencia hegem6nica que vivio Holanda despues de
1689,0 Inglaterra despues de 1870, y que explica par que cada vez
mas los norteamericanos se baten en retirada en todo el mundo,
mientras Jap6n y Europa Occidental comienzan ya a disputarse su
166
versal de la dinarnica global del sistema-mundo, este cuarto polo
fuerte de la historiograHa occidental ha sido capaz de proponer
tanto una nueva explicacion de la historia entera del capitalisrno
moderno como tarnbien de los principales fen6menos y procesoshistoricos del siglo XX, desde elleninismo, la historia de la Union
Sovietica y el proyecto del "socialismo en un solo pats" hasta el ci-
clo de la hegernonfa estadounidense, la revolucion de 1968, el rol
de la OPEp, la cafda del muro de Berlin, las recientes guerras del
Golfo Persico y de Kosovo, 0 los sucesos del 11 de septiembre y de
la injusta invasion a Afganistan y a Irak, entre muchos otros te-
mas'",
Adernas, y llevando hasta el plano epistemologico dicho
cuestionamiento ya aludido de las "premisas no explicitadas"
de nuestras propias ciencias sociales contemporaneas, esta
perspectiva va a desmontar y criticar tam bien los supuestos de
la construcci6n de los actuales sistemas de los sabcres, de las
"culturas" y de las ciencias sociales, impugnando el modo
117. Para la explicaci6n mas detallada de todos estos imporrantes fenomenos ,
desde esta perspective de l wor ld-system ana lysis. el lector puede remitirse a los
l ibros de Immanuel Wal lers tein . T I lt c a pi ta li st w o rl d- ec o nom y, coedic i6n de
Cambr idge Univer sity Press y Editions de la Maison des Sciences de l'Hornme ,
Cambridge. 1979: The p oliti cs o f th r ioorld-economy, coedici6n Cambridge
Univers ity Press y Edi tions de la Maison des Sciences de l 'Hornrne, Cambridge.
1984 ; Geopo l it ic s and g rocu l tu rr . coedici6n Cambridge University Press y Editions
de la Maison des Sciences de l'Hornrne, Cambridge. 1991: Drsp li l s d e l l i be ra li smo,op. cit .; Utoplstica 0 la s opciones bistdricas d e! s ig / o XX I . Ed. Siglo XXI. Mexico.
1998: The end of thr world as wr know it. antes cirado, y el l ibro de Immanuel
Wallerstein y Terence K. Hopkins. T he a gr o f t ra ns it io n. T ra je ct or y o f t Il t w or ld -
systrm J 945-2025. tarnbien ya mencionado.
167
parcelado, cuadriculado y auton~m .izado ?e explic.aci6n de 1 0
social, creado y afirm ado en los ultirnos ciento trernta ~fios, y
frente al cual, esta perspectiva del w orld-system ana~ysis ;,a . a
defender la construcci6n de una nueva y m as cornpleja unidis-
ciplinariedadll8• • • • •
Cuarto polo fu erre de los estudios histo ricos d el m undo OCCI-
la p lu ra li da d y la d iv er si da d intrfnsecas d e n uestro p ro pio o ficio d e
historiador,
Adernds, y como hemos apunrado ya en parte, cuando nos
acercam os con m as cuidado al exam en de los cuarro polos fuer-
res q ue hem os resefiado, resulta claro que prdcticam enre rodos
e ll os e nfre nta n, c on s us p ec uli ar id ad es y d ife ren ci as e sp ed fic as, e l
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dental que cornpleta esta prim era parte del m apa global de esra
m ism a historiograHa actual. M apa que, sin em bargo, no puede
explicarse cabalm ente sin la consideraci6 n de su segunda parte,
constituida por lo s tres "poles ernergentes" qu e hoy desp untanta m b ie n en s u in te rio r.
***
Junto a los cuatro p olos fuertes q~e com pit~n hoy en el s en o .d e
la historiograH a occidental, rarnbien es posible dcrcctar vanes
polos "em erg en tes" que, si bien no poseen aun ni la fuerza, la
p res en cia , e l im p ac to y la d if us i6 n d e d ic ho s p olo ~ fu cr tc s, s { r:p re -
se nta n e n c am bio p ers pe ctiv as in rer esa ntc s q ue , Sl e n lo s p ro xi rn os
veinte 0 trein ta afio s co ntin ua n a firm dn do se y consoliddndose en
la m ism a lin ea q ue a ho ra h an esb oza do podrlan cn ro nccs, en el fu -
tu ro m ed ia te, terrn in ar co nv irticn do se q uizd en lo s n uev os p oles
fuertes 0 re fe re nte s o blig ad os d en tro d e lo s e stu dio s h isto ric os d el
mundo o c ci d en ta l.Y ello n o so lo p orq ue la v id a d e to da s la s co rrien tes y tcn dcn cia s
h is to rio gra fic as e s n ec esa ria me nte fin ita , s ~n o t~ mb ic n p or~ ue c on
la nueva situaci6n policentrica de la h istoriog rafla occidental
p osterio r a 1 96 8 se h a in ten sifica do y m ultip lica do en orm em en te
118. Sobre cste punto vease los I ibros de Immanuel Wallers tein Abrir la s rim-cias sociales e [mpe n sa r l as c ie n ci as s o ci nl es , ambos citados anteriormcnre. Se abre
aqul, una l inea de invest igaci6n que se encuent ra todav~a en proce~o. de dC~3rrollo
por par te de los propios representantcs de esta perspecnva del andlisis del sistema-
mundo.
16 8
en orm e y u rg en te p ro blem a d el relev o g en era cio na l. Y a lI {, y an a-
liza nd o co n seren id ad la s d istin ta s situ acio nes d e eso s v ario s p o-
lo s fu ertes , r esu lta c la ro q ue no son evidentes, ni m ucho m enos,
las figuras que habrd n de suceder a las personalid ad es q ue cons-truyeron y que dieron fuerza y brillo a esos m ism os polos histo-
rio grd fico s, q ue h oy sc exp resa n en la s m as im po rta ntcs rev ista s d e
historia del m undo occiden tal. (D6nde esrdn, claram cnre
u bic ab le s, lo s su ce so re s d e B er na rd L cp cti t, d e E ric Hobsbawm, de
Pe rr y Ander so n 0 de E . P . Tho mpson? (Y don de los heredero s
in relccrualcs de Eduardo G rendi, de G iovanni Levi, de Carlo
G in zb urg, de Im manu el W allerstein 0 de G iovanni A rrighi?
P orque si, en algun os cases, pero que son la minor ia , p od rl a a vc n-
turarsc una posible respuesra, tambicn es cicrto que dichos
hered eros y su cesores estrin lejos de haber ganado ya la legitim i-
dad in tclcctual y la fucrza instituclonal que les aseguren d icha
sucesi6n.
Y aunque es cicrro en general que c I p ro blem a n un ca a pa rece
m ds que alll dondc csrdn ya dadas las condiciones de su soluci6n
rarnbicn cs v crdad que una de las solucioncs posibles a cstas pre-
g un ta s sea , sirn plcm cn rc, la d e q ue ta l 0 cual polo fucrte de la h is-
tcrio gra fin a ctu al cn tra rd en d cca dcn cia y se a pa ga rd tra s la d csa -
p ar ic io n d e a lg un a 0 a lg u na s d e s us f ig u ra s m a s p rom in en ce s.
P or clio , rcsu lta irn po rta nrc tn mb icn rrara r d e u bica r eso s p ol o s
"erncrgcnrcs" de la actual hisroriografla occidental, que even-
tu alm cn re p od rlan to rn ar cl rclcvo de dichos polos fucrtcs en el
m em en to d e su d ec li ve p ar tic ula r.
A sl, un prim er polo im portance en vias de afirrnacion 1 0 cons-
tituye el polo de la n ueva h istoriografla rusa, que alim cntad a por
16 9
las ensenanzas de Marx, pero en ruptura con las simplificaciones
y vulgarizaciones del "marxismo sovietico" de los manuale~, se
ha desplegado sobre todo en el campo de la antropologla histo-
rica. Una historiografla que desde los afios cincuenta, yen po-
sici6n entonces heretica y marginal, se mantuvo siempre atenta a
los desarrollos de, entre otras, la corriente de los Annales -tradu-
matica a otras lenguas de dichos resultados historiograficos, este
polo ruso emergente de los estudios hist6ricos occidentales se
encuentra adem as sometido a los vaivenes de su propio contexto
inrnediato, es decir a los cambios todavfa hoy imprevisibles del
desrino inmediato y mediato de la propia Rusia.
Un segundo polo emergente de la historiograffa occidental 10
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ciendo al ruso, por ejemplo y ya en 1957, ellibro de Marc
Bloch, Ca ra ct er es o ri gi na le s d e l a b is to ri a r ur al f ra n c es a119_ y
que recuperando tambien entre otras las leccio~es d: lo~ tra-
bajos de Mijail Bajtin, se ha desarrolla~o con las l~V~~tlgaclOnesy los trabajos de auto res como Yuri Bessrnertinij 0 Aaron
Gurevich.Polo emergente de la historiografla actual, que s~ ha organi-
zado en torno a la publicaci6n regular del anuano Odysseus,
desde el cual se trata de promover tanto la actualizaci6n y reno-
vaci6n de la historiograffa rusa contemporanea como tarnbien
la consolidaci6n de una perspectiva propia y original dentro de
los estudios hist6ricos del mundo occidental!".Enfrentando entonces el problema de las dificulrades que im-
plica el hecho de que sus principales trabajos y su propia revisramas importante s610 son accesibles en ruso, y aun sin l~ fuer_zay
presencia necesarias para forzar 0 provocar la rraduccion siste-
119. Sobre esta temprana traducci6n rusa del libro de Marc Bloch, cfr. eI
ardculo de Fernand Braudel "Marc Bloch a l 'honneur", en la revisra Anna le s. E S C ,
a fio 14, mirn. I, Pads, 1959. En este mismo mirnero estd reproduc ida ra rnbien la
version en frances del prefacio que la profesora D. Lublinskaya hizo para esta
edici6n en ruso de llibro de Marc Bloch.120. Lo que explica, por ejernplo , su interesanre crlt ica y debate amistoso con
los "cuartos" Annales a los que antes hernos aludido. Sobre este punto, cfr. los
textos de Youri Bessmertn ij "Les Annales vues de Moscou" , en Anna le s. E S C , afio
47, num. 1, Pads, 1992 y rambien el deba te entre Your,i Bessm~~tnij, ~erna rd
Lepetit, y Jean Yves Grenier, "A proposito delle nuove Annales ,ya Clta~o y
rambien el texto de Aaron Gurievich, "Invitation au dia logue . Lettre aux histo-
riens francais", en la revista MS H . I nf on nat io n s, num. 64, Pads, 1990.
170
constituyen los representantes de la Neu e S oz ia l G es cb ic ht e ale-
mana. Porque es claro que aun ahora, en el afio 2004, la cultura
alemana, y con ella su hisroriografla, no ha terminado aiin de asi-
milar y procesar, supedndolos completarnente, los terriblesefectos del nazisrno, del holocausto y de la Segunda Guerra
Mundial. Yello no s610 en el sentido de explicar y de autoexpli-
carse c6mo un pals con la cultura, con el desarrollo y con la
fuerza de la Alemania de principios de siglo pudo engendrar tales
elementos de barbaric, sino tam bien en el senti do de reconsrruir,
dentro de la propia Alemania, esas ricas, profundas y muy ela-
boradas rradiciones intelecruales que tanto en 1..1historiografta
como en las ciencias sociales tuvieron todavfa vida hasra los mis-
mos alios trcinta de cstc siglo.
Inrnersa entonces, todavla, en esc forcejeo intelectual, y auncon la asignatura pcndicnrc de su superacion dcfinitiva, la hisro-
riografla alernana recicntc ha crnpczado, no obstante, a producir
intercsanres rrabajos, como por ejemplo los de 1..1dcnorninada
"historia conceptual", incursionando tarnblen desde sus propias
perspectivas en el vasto espacio de la historia social, y concre-
tando obras como las de Reinhart Kosclleck 0 Jurgen Kocka, en-
tre otros'".
121. Larnenrablernenre, -es hace muy poco tiernpo que han cornenzado a
traducirse mds sisrerndticamente los trabajos de esta nueva hisroria social alernana,sobre la cual pueden verse, Jurgen Kocka, Hi st ori a soci a ly conciencia hls tdrica, Ed.
Marcial Pons, Madrid, 2002 e H i st or ia S oc ia l C onc e pt », D e sa r ro ll o, P ro b lemas ,
Ed. Alfa, Barcelona. 1989, y de Reinhart Kosel leck, Fu tu r o pa sa do, Ed. Paidos,
Barcelona, 1993. L 'experience df lbistoire, Ed. EHESS-Gallimard-Le Seuil , Paris,
171
Una renovada historia germana, que al mismo tiempo que se
reenlaza con sus propias perspectivas filos6ficas nacionales y con
esa rica herencia anterior al nazismo que abarca a la Escuela de
Frankfurt, a Georg Simmel, a Max y Alfred Weber 0 a Norbert
Elfas, entre muchos otros, se ha abierto tambien al debate y a la re-
cuperaci6n crfrica de los aportes de la corriente de los Annales, de
occidentales mas contemporaneos, esta conformado por la cada
vez mas fuerte y difundida historia regional latinoamericana.
Una historiograHa que, igual que la civilizacion de America Lati-
na, es todavfa joven y pujante, y que reflejando la excepcional re-
levancia que la dimensi6n regional tiene en nuestro semi-
continente -en donde la formaci6n de naciones es mucho mas
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la microhistoria italiana, de la historia de la vida cotidiana 0 de la
historiograHa socialista britdnica, entre otras'".
Asl, si esta historiografla alemana lIeva a buen terrnino este
aggiornamento historiografico que ahora realiza, y si logra con-solidar la propuesta original que parece apuntar en algunos de
los trabajos antes mencionados, ella podrfa ser, en el futuro me-
diato, uno de los futuros polos fuertes de la historiografCa por
venir.
Finalmente, un tercer polo emergente de los estudios hist6ricos
tardfa que en Europa y en donde el peso y las rafces de las iden-
tidades regionales se han mantenido durante siglos-, ha sido
capaz de desarrollar de una manera muy creativa y original esta
misn:a rama de la historiograffa regional, que se refleja en lostrabajos que dentro de este campo se han ido concretando en
Mexico, en Brasil, en Cuba, en Peru 0 en Argentina durante los
ultimos siete lustros recien transcurridos.
Multiplicando cntonces una abundante producci6n, de alta
calidad, de estudios, monograffas y andlisis de casos regionales,
1 0 que le ha faltado a esta rica hisroriografla regional de Ame-
rica Latina ha sido teorizar y explicitar mas, en rerminos epis-
temolOgieos, cl conjunro de lecc iones genera les que se derivan de
esos multiples cstudios crnpfricos. A s C , y al no haber atin cons-
truido los modclos generales que dccantaran esas lecciones deorden mas global, impllciras en dicha producci6n monogdfica
y cmpfrica, In hisroriografla Iatinoamericana rccicnte no ha
podido aun franquear esc paso irnportanre que quizd podrta
hacerla pasar de polo "cmergcnte" a polo fuerte de la historio-
grafla actual, insertdndola de lIeno, y con su contribuci6n pro-
pia y original, en el debate historiogdfico mundial hoy en
curso de desarrollo.
Haciendo cntonccs gala de un cosmopclirismo rambien ex-
cepcional, que la ha mantcnido sicmpre abierra a la recupera-
ci6n de todos los aportes historiogdficos posibles, indcpen-dientemente de su lugar de origen, del idioma en que se
rransmirieran, 0 de Iiposicion 0 postura historiogdfica que
represenraran, csta historiograf(a de America Latina esboza ya en
este rasgo suyo de anrafio, uno de los trazos que deberdn
1 99 7, L os estratos d e l t iempa : e st ud io s s o br e fa historia, Ed Paid6s , Barcelona, 200 I ,
Aceleracldn, prognosis y secularizacidn, Ed. Pre- textos, Valencia , 2003, y junto con
Hans-Georg Gadamer, Historia y hermen/utica, Ed. Pa id6s, Barce lona , 1997.
Sobre esta hisroriografla alemana reciente vease rambien el articulo de Walther L.
Bernecker, "La his roriografla alemana recienre", en la revis ta Historia contem-
pordnea, nurn. 7 , 1992.
122. Por esta razon, no es pa ra nada una casua lidad la creciente traducc ion a l
aleman de los dife rente s trabajos de todas estas cor rienres, desde la corr iente
francesa de los Annales hasta los t rabajos de la his toriografla sociali sta bri rdnica,
pasando rarnbien por los de la microhistoria italiana y la historia radical
norteamericana. Y es ello 1 0 que explica, rambien , la difus i6n y acli rnaracion de
terminos que se han vuelto corrientes en el discurso historiogrdfico aleman reciente,
tales como los de Mtnta l it li t, Mi k rog ts ch ich tt , A l lt agrg t sch ichu 0 Gachichteswerk-
stdtten, AI respec to c fr. el libra de Marthla s Middell y Stef fen Samrnler, Alles
G no ord en e h at G es ch lc ht« . D ie s cb ul« d er A nn ale s in ih re n te xte n, antes c itado, y
tambien el l ibra de Alf LUdtke, H l st oi re d u quo ti di en , Ed. Maison des Sciences de
l 'Hornme, Pads , 1994 (yen especial, e l ardculo de Hans Medick "Miss ionaires enbateau? Les modes de connaissance ethnologiques: un defi 11l 'h is to ire sociale") y
rarnbien el ar ticulo de Michae l Wildt, "Los ta lle re s de historia en Alemania : un
andlisis al f inal de la posguerra alernana" , en la revis ra Tal ler d'hist l lr ia, nurn. 4,
Valencia, 1994.
172173
caracterizar toda la historiograHa occidental y mundial de este
tercer milenio cronologico que acaba de comenzar!".
* * *
Como 10 han recordado repetidamente, tanto Henri Pirenne
arriesgar nuestras herramientas y nuestros esfuerzos de historiador,
en esta tarea generadora e inventiva de edificaci6n de "nuestro mas
actual presente" y de nuestro mas anhelado futuro.
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como Fernand Braudel, la historia mas contempordnea plantea la
enorme dificultad de que, para el historiador del presente, resulta
muy complejo evaluar y discriminar cuales son los hechos, fe-
n6menos y procesos verdaderamente historicos -es decir car-gados de consecuencias e implicaciones relevantes hacia el fu-
turo-, separandolos de aquellos menos significativos y menos
importantes. Pero se trata s610 de una dificultad suplementaria,
que se agrega a todas aquellas que enfrenta el historiador en
cualquier otra epoca que estudie, y que por 10 t anto no dis culpa
ni justifica la muy difundida evasion de los seguidores de CHo
frente a ese presente candente.
Entonces, si bien resulta un poco mas diflcil diagnosticar y ex-
plicar al presente en terminos hist6ricos que interpretar y exa-
minar el pasado, tambien es cierto que, en compensaci6n, cuan-
do trabajamos sobre el presente trabajamos de manera mas viva y
directa con las Hneas de fuerza de una realidad que se despliega
frente a nuestros ojos, y sobre la que podemos incluso intervenir
de manera activa y creadora.
Por eso, si con Michelet, "creemos en el futuro porque nosotros
mismos participamos en su propia construcci6n", bien vale la pena
123. Para ahondar un poco en los rasgos gmrra/rs de esta historiografla
lat inoamericana reciente, vease el art lculo de Alan Knight "Lar inoamerica: un
balance hisroriografico", en la revista Historla y grafla, ruim, 10, 1998. Veanse
rarnbien nuestros art lculos, Carlos Anton io Aguirre Rojas, "La recepci6n de la
historiograffa francesa en America Latina. 1870-1968", "La recepcion del Metier
d'Historien de Marc Bloch en America Latina" y "Fernand Braude! y la historia de la
civilizacion latinoamericana", todos incluidos en ellibro Itinerarios dr fa historiografla
dr/ siglo x x . antes citado.
174 175
6 Lecciones episternologicas y rnetodologicas fundamentales de
la historiografla de los ult imos treinta y cinco afios, que tam bien
son ol lrnpicamente ignoradas por la mala historia positivista to-
davla dorninante en vastos espacios de las historiograffas nacio-
nales de todo el mundo, pero que, junto a los aportes y las lee-
ciones aun vivas de la historia marxista, y unidas tambien a las
LAS LECCIONES DE METODO DE LA
HISTORIOGRAFfA OCCIDENTAL MAsCONTEMPoRANEA
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contribuciones desarrolladas por la corriente frances a de los
Annales del periodo de 1929 a 1968, constituyen la plataforma
imprescindible de los elementos formativos esenciales que, en la
situacion actual, debe poseer to do buen historiador genui-
namente crfrico, y que desee verdaderamente estar a la altura de
nuestra propia cpoca. Veamos entonces, brevemente, cuales son
estas lecciones de la historiografla de los ultimos siete lustros,
impulsadas y propuestas por esas corrientes nuevas 0 renovadas
que son los cuatro polos fuerres de la hisroriografia occidental y
tal vez mundial mas contcrnpordnea.
" .. .la contrahistoria ( ... ) sera el discurso de los que no poseen la
gloria 0 -habiendola perdido- se encuentran ahora en la
oscuridad y en cl silencio."
MICHEL FOUCAULT, Gen ea lo gl a d el r ac ismo, 1 9 76 .
Una vez que hemos esbozado, en grandes llncas, Ia configuracion
del mapa general de 1 0 que es la historiografla occidental actual,
definiendo tanto sus trazos comunes mas sobresalientes, como
tambien sus "poles fuertes" y sus posibles "polos ernergcntes", pue-
de ser uti l retornar a la consideracion de cudles han sido los aportes
espedficamente metodologicos que han sido desarrollados por esos
cuatro polos fuertes de la hisroriografla occidental, durante los
treinta y cinco afios posteriores a esa fundamental rcvolucioncultural mundial de 1968.
Y ello no solo para tener una idea mas cercaria de los perfiles
esenciales de estas corrientes hisroriogrdficas que, en tanto here-
deras directas de esa gran ruptura cultural de 1968, van a ser
tam bien las que elaboren y propongan los n ue uo s mod os de ejcr-
cer y de practicar la hisroria y la investigacion historica que son
hoy los mo do s d e u an gu ar dla todavfa vigentes dentro de los cstu-
dios historicos rnundiales, sino tarnbicn para precisar un poco
mas cudles son las principales formas, los model os y los horizontcs
de la manera en que hoy, en cl afio de 2004, se estudia, se investi-ga y se ensefia la hisroria por parte de los mejores y los mas
avanzados defensores de la historia gcnuinamcntc crltica de una
buena parte de todo cl plan eta.
* * *
Una primcra leccion que cs posible derivar de esta historiograHa
post-68 cstd asociada a los desarrollos mas recientes de la corriente
franccsa de los Annales, y en especial a 1 0 que podrfarnos
considerar su "cuarta gcneracion" 0 cuarto proyecto intelectual
fuerte, dcsplcgado desde 1989 y hasta hoy'". Porque es sabido que
dcspues de 1968, la corricnte de los Annales tuvo un viraje radical
respecto del tipo de historia que habfa impulsado entre 1929 y
1968, historia csta ultima cuyos perfiles y ensefianzas hemos de-
1 24. S obre csta cu arra gcn era cid n d e lo s A nna les, cfr. B ern ard L ep erir, " Les
A nn al es A u jo ur d'h ui ", e n Reuiao, vol, X VI II , n um . 2, B in gh am to n, 1 995 y CarlosA nton io A guirre R oja s, La escuela dt los A nnates. A ytr. hoy. m anana, Ed .
M on rc sin os, B ar ce lo na , 1 99 9: (D e c ste u lti mo lib ro c it ad o e xiste r am bie n u na v er-
s io n c n f ra nc es , L 'h is t oi re conqueran te . Un rrgard su r l 'h i s/ o r iog raph i t f ranca ise , Ed .
L 'H a rm a tt an , P a ri s, 2 00 0, q ue i nc lu yc u na a cr ua li za ci on d e l a B ib li og ra fl a f in al .)
176 177
sarrollado en otra parte'". Y entonces, entre 1968 y 1989, 1 0 que
los Annales hicieron fue dedicarse a la amorfa, ambigua y poco
consistente "historia de las mentalidades", historia que abord6
tanto problematicas y temas historicos bastante banales e inesen-
ciales, como unos pocos estudios dedicados a temas mas serios y
relevantes, pero que en conjunto se autodeclaro una historia
tantivisrno aurosuficienre de los estudios hist6ricos de las menta-
lidades -que en ocasiones ha llegado hasra cl idealisrno abierto
y confeso, como en la obra de Philippe Aries-, va en carnbio a
representar un verdadero esfuerzo de una historia otra vez mate-
rialista, y otra vez profundarnenre social de los fen6menos
culrurales'".
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historia sin linea directriz ni principios te6ricos, que aceptaba
absolutamente cualquier enfoque historico posible, con la unica
condicion de que abordara ese indefinido campo de las "mentali-
dades"!", Y resulta claro que desde el punto de vista de la historia
crftica muy poco puede ser rescatado del conjunto que abarca esa
historia de las mentalidades, desarrollada por la tercera genera-
cion de la corriente annalista.
En cambio, y es esta la primera lecci6n de esa historiografCa
francesa de los ultimos quince afios, resulta inrercsantc el nuevo
modelo de historia cultural que esta cuarra generaci6n de
Annales ha promovido, y que es c I modclo de una historia social
de las practicas culturales, tarnbien caractcrizado como una nue-
va historia cultural de 10 social. Una historia que, frente al subs-
125. A I r es pe ct o, a de rn ds d e n ue st ro l ib ro c it ad o e n l a n or a a nte ri or , c f r, r amb idn
C ar lo s A nt on io A g uir re R oj as , OsAn n al es ( a h is to ri og ra fl a f anma. T ra d ir or s c ri ti ca s
de Marc B lo ch a Michel Foucault , E d. U niv er sid ad d e M aring a, M aring », 2000,
Fernand Braudel un d die modernen SozialwimnJchajirn, Ed . L e ip zi g Un iv e rs it ae t
V e rl ag , L e ip z ig , 1999, T empo , Du ra s ao , Civiliza(ao. Percursos Braudrl ianos, Ed .
C orte z Ediro ra , Sa o P aulo . 2001 Y Braude! 0 Mundo t 0 Brasil, E d. C or te z
E di to ra , S ao P au lo . 2003.
126. Para fa c rftic a de csta histo ric de las m entalidadcs pucde v erse Ferna nd
B raudel, "A rnanera de co nclusio n" e n [a rev ista Cuadernos Politicos, num , 18,
Mexico, 1986, G. E. R. Lloyd. L a s mrntalidades y SII desenmascaramiento, Ed. S ig lo
XX I, M a dr id , 1996, Ca rl o G i nzbu rg , E l 1 ' 1 ( 1 0 Y l os g us an os , Ed . Mu ch ni ck ,
Barcelona, 1981. F ra nco is D o ss e, La bistoria en m~r;ajas, Ed . A l fo n s cI Magnanim,
Valencia, 1988, y Carlos Antonio Aguirre Rojas, "(Que es fa hisro ria de las
m en ra lid ad es ? A ug e y d cc li na ci on d e l in t cm a h is to ri og rd fi co ", e n c l l ib ro Itinrrarios
dt fa historiograjla de l siglo XX . E d. C en tr o J ua n M ar in ell o, L 1 H ab an a, 1999.
178
A s C , y asociada muy de ccrca a los rrabajos de Roger Chartier,
esta historia social de las pdcticas culturales nos propone ana-
lizar todo producto cultural como "prdctica", y por cnde, a partir
de las cond icione s ma ter ia l es espedficas de su producci6n, de suforma de existcncia, y dcspucs de su propia difusi6n y circula-
ci6n rcalcs. Por ejemplo, como en cI caso de l a h i sto ri a del libro,
que no s610 cstudia los co nt cn id o s i nr cl cc tu a lc s y los mensajes
culturalcs del mismo, sino tambicn sus modos de fabricacion, los
procesos de rrabajo de los cdiro rcs, la composici6n material
misrna de los rcxtos y su forma de p rc sc nra cio u d cn rro del
"objcro libra", igual que las difercnrcs formas de su lcctura y de
su rcccpcion, por parte de los muy diversos "ptiblicos" que 10
consumen y 10 utilizan en una cpoca dada. Es dccir, una hisroria
cultural que vista como cs a s lnr csi s de d ivc r sa s "p r. ic t ica s" es una
historia mil/tria/isla en c l rnc jo r scnrido de c src t crm ino .
Y r ar nb ic n una historia de l a c ul tu re que es profundamcnre
social, en l a r ncd id a en que rcstituyc Y r ca fi rm a c sa c on di ci on de
los producros y de las p r. ic ri ca s cul tu ra lc s, como resultados
s icmp rc d ir cc to s de l a p ro pi a ac tiuidar l so cia l. Es dccir, que tanto
una prdctica de lcctura dctcrminada como cicrto conjunto de
rcprcscnracioncs asurnidas, dctcrrninado comportamicnto cul-
tural de una clasc 0 grupo social, que una dctcrrninada rnoda-
127. S obre e stc pllnro cfr. R og er C harrier, E I m un do como rrprrsrntncidn,
Ed it or ia l Gedi sa , B a rc el on a. 1992: L ibros , l rc t uras y l rc t orr s en la rd,ld moderns,
A li an z« e di to ri al . M a dr id , 1993: Socirr/,f(l y r sc ri tu ra r n 1 1 1 r dar ! modrr na, Ed .
ln stitu ro M or a. M ex ic o, 1995: y Al l bon] tit lit fl!'1iu. E di to ri al A lh in M ic he l,
Paris, 1998.
179
lida d d e co nstru cci6n d el d iscu rso , so n to da s d istin ta s m an ifesta-
ciones cu ltu ra les qu e so n siem pre p ro du cid as, aco gid as y repro-
ducidas por una espedfica sociedad y en un cierto contexto
hist6rico , 10 que nos obliga entonces a partir siempre de ese
referen te so cial e h ist6 rico , p ara la exp lica cio n d e toda p rd ctic a 0
fen6meno cultural posible. Un nuevo modclo de historia cul-
d e c ie rt os mdrgenes d e lib erta d en su a cci6 n co tid ia na, elig ien do
constanternente entre diversas altcrnativas y m od ifica nd o co n su s
p ro pia s p rd cti ca s, a v ece s m en os y en otras ocasiones m ucho m as,
esas misrnas cstructuras socialcs q ue, sin duda, estableccn en cada
m om enta los lfmitcs co ncreto s de su accion.
De csra form a se restituyc un cnfoquc m ucho m as dindm ico y
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tu ra l, q ue si b ien se encu en tra t od av la e n p ro ce so d e c on str uc cio n,
y m as precisam ente en la via de desprenderse de su rnatriz ori-
g in aria , qu e fue esta h istoria d el lib ro y d e la lcctu ra, pa ra in tcn -
ta r co nv ertirse en u n m od elo mds general d e h is to ria c ultu ra l, p o-
drla ev en tu al m en te en el fu turo llcgar a p ro du ci r y a p ro po ne r
a lg un as p er sp ec ti va s i nte re sa nte s y u ti lc s p ar a l os h is to ri ad or es
crfticos conternpordneos.
Una segunda lecci6n, m ucho m as ccrcanam cntc vinculada a la
histo rio gra ffa d e esa cu arta g en era ci6 n d e lo s A nn alcs q ue h cm os
r ef er id o, e s la de la reiv in dicaci6 n d e u na historia social difercnrc,
focalizada en particular en rcconstruir, de nueva cucnta, la
c omp le ja d ia le cti ca e ntr e i nd iv id uo y c str uc tu ra s, 0 entre agences
so ciales, sca n ln div id ua lcs 0 colcctiv os, y lo s cntrarnndos 0
conrextos sociales mas globules dcntro de los cualcs elIos
d es plic ga n su a cc io n!". A sl, tratando de ir rnds a li a d e la s v is io ne s
esqucm dricas que, durance decadas, rcdujcron la accion de los
individuos y su rol social al d e sim ple s "ma ri on cra s" , u nil ar c-
ra lm en te d eterm in ad as en sus p osicio nes y en sus prdcticas po r
dichas cstructuras socialcs, estes cuartos A nnalcs proponen
v olv er a re va lo ra r cI papcl activo y constructiuo de eso s ag cn ccs
sociales, que no s610 crcan y dan cucrpo total a dichos cntra-
mados y estru ctu ras socia lcs co mo fru to d e su s a ccio ncs y de sus
in ter re la cio ne s, s in o q ue ra rn bic n d isf ru ra n, p erm an cn cc men ce ,
12 8. P ara e sre pro yec to de u na nu ev a h lsro ria so cia l, c fr. de B erna rd L ep ctir,
"La h is to ri a p re n e ls a ct or s s er lo sa rn en t] ", e n Man us c rl ts , n ur n. 1 4, B ar ce lo na ,
19 96 y e l l ib ro q ue c l c o ord in6 L e s fo rm r s d r l 'e x pr ri m ce . Un e au tr e h is to ir « s o ci al e,
E d. A lb in M ic he l, P ar is , 1 99 5.
180
mucho mas complejo de los agentes como crcadorcs y repro-
d ucto res de la s cstru ctu ra s, y de las cstructuras como marco
envolvcnte y como llmire de la acci6n de los agentcs, que sin
em ba rg o sc in tcrrcla cion an c in ccrin flu yen rcclp ro cam cn tc to do
el tic mp o; p ara tra ns fo rm arsc rnutuarncnrc, e so s c ua rto s Anna te s
son capaces de mostrar , no s610 c l c ar dc rc r c amb ia n tc y m6vil de
lo s d cterm in is mo s q ue la s cs tru ctu ra s cje rc cn s ob rc lo s a gcn ce s - y
qu e lcjo s de se r omniprc scn t cs , fatales y de un solo scntido clare,
so n rnds bien dctcrrninismos generales, tcndcncialcs y en ocasioncs
de v ar ie s s cn ti do s posibles-, sino tambien c l papcl sicm prc ac-
tiv o, d in .im ico y crcad or d e csos ag en res sob re la s cstru ctu ra s, a la s
quc no solo han c on stru id o c llo s m ism os en c l o ri gcn, sino a las
que rcproduccn todo cl ricmpo con su accion, y a las quc por 10
tanto pucdcn tambicn modiflcar, incluso radical y cornplc-
tarncntc, en cicrras co ndicio nes y en cicrtos mementos hisroricos
dctcrm inados 11'.
Se trara de otra historin s oc ia l, q ue supcrando tanto la vision
d e la csrru ctu ra o mniprcscn rc y todopodcrosa sobrc cl agcnre
pasivo Y purnrncnrc receptive, como tam bien la vcrricnrc
opucsca del agcncc c:tp:tz de todo y dcm iurgo de la cstructura y
del mundo, que concibe a dicha cstructura como rcducida a
m cro "rclon de fondo" subsidiario y m arginal, intcnra m as bien
rcconstituir esc com plejo va y vicnc, dcsdc c I individuo 0 dcsdc
cl grupo hacia cl contexte, y dcsdc cstc ultimo hacia los pri-
129. A I r es pe cto e fr. lle rn ard L ep er ir , emuf dr croqult, Sur /a connalsance
historique, E d. A lbin M ic he l. P aris, 1 999 , y "La I l r r ,: l duracion en e l p r esen te" en
d libro S rgl lndas [omadns l lraudr l iana t, E d. ln sr iu uo M o ra , M ex ic o, 1 99 5.
181
meros. Restitucion de esa compleja dialectica entre los sujetos
sociales y las situaciones 0medios de su acci6n, que ha permiti-
do corregir ciertas versiones deformadas de una historia objetivista
y estructuralista, que habfa reducido el papeI de los individuos, 0
de los agentes, 0 de los sujetos sociales, al de simples "portadores
de su condici6n de clase", 0 tam bien al de mera expresion de la
de dichas clases y grupos populares en relaci6n a su verdadera
condici6n de agentes de la dindmica social y del cambio social,
mientras que en otro caso avanza, mas bien, como el proyecto de
reintegrar la vo z y fa memoria de esos sectores populares en tanto
que Fuentes esenciales para la construccion del saber historico.
Pero rarnbien, en una tercera vertiente, respccto a fa eleccion de
fa situacion de esras clases mayorirarias como obseruatorio 0
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estructura, historia que prosper6 tanto dentro del marxismo
vulgar como fuera de el , antes de la importanre revoluci6n
cultural de 1968. Pero que, al replantearse en rerrninos de esta
dialectica de interinfluencias redprocas, permite abonar el desa-rrollo de una historia realmente crftica, que puede desarrollarse
dentro de todos los diversos campos de 1 0 hist6rico, para apli-
carse tanto ala historia cultural 0 ala historia econornica como a
la historia dernografica, polftica 0 social, entre otras,
* * *
La tercera lecci6n post-68 para una historiograffa crftica se
encuentra en cambio asociada a los desarrollos de las varias ten-
denciasysubgrupos que han sido g en er ic am e nr c c al if ic ad os
como la "historia marxista y socialista brirdnicas conternpo-
raneas"!", Y se trata de la propuesta, una vei mas, de reivindi-
caci6n de la historia social, pero aquf entcndida, en particular,
como el proceso multiple de recuperacidn del conjunto de las
clasespopulates y de los grupos oprimidos dcntro de l a h i sto ri a .
Recuperacion concebida en muy diferentes llncas y nivcles, que
en un caso se despliega, espedficamente, en el senti do del rescatc
130. Para un primer acercarnienro a esta historiografia socialisra bridnica puede
verse H.}. Kaye . Los his toriadom marxistas bri tdnicos, Ed. P r en s as Un i ve r si ra r ia s de
Zaragoza. Zaragoza. 1989 y The education of desire.Marxist and the writing of
history. Ed. Routledge. Nueva York . 1992. ade rnds de los mimeros 18 y 25 d'e la
revista Hi st ori a Soci a l. de Valencia . consagrados a Edward P. Thompson y a Eric
Hob sb aw rn , r es p ec t iv amen t e,
182
punto de partida del andlisis de la toralidad de 1 0 social, al defen-
der una historia construida to b otto m tip (desde abajo hacia
arriba), en la que el criterio de cstos sectorcs que son "los de aba-
jo", es el que define las formas de pcrccpcion y de andlisis del
grado, la in rcnsidad , las formas y cl curso concreto mismo de la
confrontaci6n y de fa lucha de clascs, en sus multiples desenlaces
y resultados posibles.
De cstc modo, una primcra variantc de cstc proceso multi-
facerico de rccupcracion de las clascs popularcs dcntro de la
h is to ri a, a va nz a en cl scntido de rcvalorar profundamente, una
vez mas, cl verdadero papel que han rc nid o c sa s c la sc s p op ula -
res y esos grupos oprimidos como rcalcs protagonistas y cons-
tructorcs del d ram a h is to ri co , Algo que, como es bien sabido,
ha sido originalmente planrcado y dcsarrollado por Marx, y
que estes h i stor iador cs bridnicos, ju sr am c nr c m ar xi sta s, van a
volver a rccordar y a rcplantcar con f uc rz a, f rc nr c a l a h is ro ri a
pos it iv ism i ng lc sa que ellos co rn barc n c in tc nta n superar. Y en-
tonccs, tendremos nucvarncntc, y a po ya da c in sp ira da en parte
en csra historia so cia lis m in glc sa , t od a una nueva y vigorosa ola
de trabajos concenrrados en rcconstruir las hisrorias de la clasc
obrcra, los itineraries y e I papcl de los movimientos cam pe-
sinos, las cxpericncias y las luchas de los rrabajadorcs, los cstu-
dios y los anal isis de los grupos marginalcs mds diversos, igual
que fa popularizacion de obras y ensayos sobre fa cultura po-
pular y la concicncia olircra, sobre las cosmovisiones carnpcsi-
nas y sobrc las forrnas de vcr y de concebir el mundo carne-
tcrfsticas de esos divcrsos grupos y scctorcs sociales rnarginalcs
183
y marginados ya mencionados, entre muchas otras'".
Vasto conjunto de perspectivas y de historias de todas las clases
sociales, y de los innumerables movimientos sociales, que
habiendo cobrado nuevo auge despues de 1968, se prolongan
hasta el df a de hoy como uno de los campos mas fertiles para el
ulterior desarrollo de las historiograflas crlticas de todo el pla-
neta.
Siguiendo entonces la idea de que la ciencia de la historia debe
"dar voz" a los oprimidos, y de que debe conseguir que todo el
mundo escuche dicha voz, al recupcrarla sistemdticamcnte den-
tro de los elementos del propio saber historico, esta historia
so cia lisra b rird nic a h a tratado de implernenrar los mecanismos
para rcscatar y reincorporar csa memoria de los verdadcros pro-
t ag on is ta s e scnc ia lc s de l a h i stor ia real, recurriendo para clio a la
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Una segunda variedad importante dentro de estos enfoques de
la historia socialista britdnica es la que se ha concentrado en pro-
poner el rescate directo de la voz y de la memoria de e sa s c la se s
populares como instrumento y Fuente para la construcci6n
misma del saber hist6rico. Pues si esta perspectiva afirrna que son
esas clases populares las que hacen la historia real, cntonccs 10
mas 16gico es que sean tarnbien elias las que escriban l a h i sto ri a y
las que elaboren los propios discursos historicos que intenran dar
cuenta de sus obras, de sus luchas, de sus acrividadcs y de sus pa-
peles y roles especfficos, dentro de los procesos so ci a les h i stor ico s
globales'",
131. N os rcferirnos a las obras de hisroriadores com o Rodney Hilton,
C hr is to ph er H il l 0 Eric H obsbaw rn, por m cncionar solo a algunos de los nilsconocidos. AI respecto, cfr. cl ensayo de Eric Hobsbawm, "EI grupo de
h isto ria do rc s d el P ar ti do C orn un isr a" , e n e l n um cr o y a re fe rid o d e: Hi st ori c Soci a l,
nurn, 2 5, V al en ci a, 1 99 6, e n d on de : se n ar ra n lo s o rlg e:n cs y p rim er as a cr iv id ad es
de los aurores de esta prim era variantc de: la hisroriograffa ma rx is ta q ue : aqu]
esramos refiriendo,
1 32 . H ab la rn os d e lo s t ra ba jo s d el g ru po lid er ad o p or R ap ha el S am ue l, e I grupo
d e l a r ev is ta Hi st ory Workshop. A I r es pe ct o c fr . l os l ib ro s c oo rd in ad os p or R a ph ae l
Samuel, Hi st ori a pop i ll a r y t eoria social i sm, Ed . Crfrica Gr i ja lbo, Barce lona , 1981,
y V il la g( l if t a nd la bo r, Ed . Ro u tl ed g e & Kc ga n P a ul , L on dr es , 1982. Tambien
su s artfculos, "V ei nt ic in co a li os d e r al lc re s d e h is to ri c e n G ra n B rc ta fi a" , e n Taller
d'historia, m ir n. 4 , V a le nc ia , 1 99 4, "D cs pr of es io na li za r l a h is ro ri a" (Entrevisra a
R . S am ue l), e nHi st ori a ora l,
E d. C en tr o E dito r d e A m er ic a L atin a, B ue no s A ir es,1 99 1, " (Q ue e s la h isr ori a so cia l? " e n Hi st ori a Soci a l, num, 1 0, V alen cia , 1 991 y
"La lectura de los signos" en Historia contempordnra, nu m. 7, B ilb ao , 1992.
T am bien e1libro del m ism o S am uel, T br at re s o f M r m or y, E d. V er so , L on dr cs -
N ue va Y or k, 1 99 6.
184
construccion y a la revalorizacion de las tecnicas de la historia
oral, a la vez que fundaba los celebres H is to ry Wo rk sh op s 0 "ra-
lIeres de historia" en los que, juntos y combinando sus habilida-
des y sus sabcrcs espedficos, los propios obreros, 0 los hnhitanrcs
de un barrio, 0 los proragonisras de un cicrto movimiento social,
o los campcsinos de una localidad, rrabajaban con los historia-
dorcs "profcsionales" 0 de oficio, para haccr y escribir, 0 para
rchaccr y para reescribir l a h i sr o ri a , de c sa c la sc , de es c barrio, de
esc movimiento 0 localidad particulates.
Una historia radical que, en ln m cd id a en que cst .i i nco rpo -
rando a los p ro p io s t ra b aj ad o rc s y s cc to rc s p o pu la rc s COIllO gene-
radorcs y consrructorcs del propio saber historico, sc lin abierro
cntonccs, de m anc ra a mp lia y muy r cc cp ti va , a l s cg ui rn ic nr o,
csrudio y rcgistro de pr.icticarncnrc todos los movimi cn ro s a nt is is -
rcmicos conrcmporancos, hacicndosc ceo sin cxccpcion tanto del
m ovim ic nro fc miu ista como del m ov im ic nto ob rcro , de los
movi rn ic nt os p ac if is ta s y antinuclcarcs 0 de los m ovim icruos cs-
tudiantilcs, de los movi rn ic nt os c ampcs in os 0 de los movimicn-
cos antirracistas, :tsi como de los movimientos indlgcnus, urba-
nos, tcrr itorialcs 0 locales rnds divcrsos.
Una t cr cc ra v e rs io n de c st a h isr oria , d cr iv ad a de la s do s ante-
riorcs, cs la de c on stru ir ro da h isro ria p osib lc como una "historia
d csd c a ba jo ", c s d cc ir como un a h is to ri a que aunt}uc se ocupe del
andlisis de las clascs dom inanrcs, () en o tr as o ca si on cs de la cu l-turn de l as e li te s, 0 dd papcl del Esrado 0 del mcrcado, 0 de la
nacion, 10 had s icmprc d csd e e st « obse rua to r io e spe cf ji co que es cl
del cmplazarnlcnto y la pcrspccriva de andlisis de csas mismas
185
clases populares , viendo a los Hderes desde el punto de vista de las
masas, 0 al Estado desde la sociedad civil, a la ve z que diagnostica a
la cultura dominante desde la cultura popular, y a los explotadores
y dominadores desde el punto de vista de sus vfctimas, desentra-
fiando los mecanismos del mercado desde la producci6n 0
construyendo la explicaci6n del fen6meno de la "nacion" desde el
punto de vista del ciudadano ordinario y com iin.
sujetos sociales cuyas visiones y percepciones especfficas han sido
c~si siempre ignoradas y ornitidas por los historiadores ante-
nores,
Por ultimo, una cuarta lfnea de dcrivacion importante de esta
perspectiva historiogrdfica es la de la reivindicaci6n del original
concepto de "cconornfa moral de la multirud". Concepro cste
ultimo que habiendo sido acufiado por eI historiador Edward P .
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Proponiendo entonces estudiar todo fen6meno hist6rico "des-
de abajo hacia arr iba" ( to b ott om tip ), esta historiografla socialista
britanica quiere descentrar sisterndticamente la tradicional
historia positivista tarnbien inglesa, siernpre estatoldtrica 0 ado-
radora del Estado, politicista, concentrada en los heroes y en
los grandes hombres, e ignorante de esas c1ases populares antes
mencionadas. Con 1 0 cual, tendremos por primera vez dcnrro
de los estudios hisroricos una pcrspectiva historiogdfica que
intenta construirse desde el propio pun to de vista de las claus
populares, desde los modos en que dichas clases somctidas han
sentido, vivido y percibido, de mancra concrcta, todo el conjunto
de los hechos y procesos hisroricos, desde los mas coridianos y
aparenternente triviales, hasta los mas cspccracularcs y llama-
tivos'".Lo que, evidentemente, se opone de mancra frontal a la an-
tigua concepcion positivism tradicional, que siernprc ha repro-
ducido sin crftica solo el punto de vista de los vcnccdorcs y de las
clases dominantes, Mientras que, en csta variantc de la historia
britdnica socialism, prccisarncnte de 1 0 que sc trata es de rccxarni-
nar todos los hechos, situacioncs y procesos de la hisroria desde
las cosmovisiones de los carnpesinos y de los obreros, de los
marginados y de los trabajadorcs, cs dccir, de todos aquellos
1 33 . N ue vo tip o d e h is ro ria c uy o p rin cip al re pre se nta nte e s, sin d ud a, E dw ar d
P . T ho mpso n. So bre sus trabajo s principales pue de v erse I:t l i sta b ib liogr ff ica
"E.P. Thompson: una seleccion bibliogdfica" en H i st or ic S oc ia l, l 1l ir ~. 1 8,
V a le nc ia , 1 99 4.
186
Thompson, nos proporciona una hcrrarnienta muy intercsanrc y
muy fecunda para la historia crftica de la lucha de clases y de los
movimientos populares'". Pues recorddndonos que csa lucha de
c1ases no existe solo en los momentos culrninantes 0 espectacu-lares de una rcvolucion, de una rcvuclra popular 0 de la Toma de
la Bastilla 0 del Palacio de Invierno, sino s iempre y permanen-
temente, cstc concepto se nos ofrece como cl esfuerzo de dar
cucnra 0 de captar de modo mas preciso cl mecanismo 0 ba-
r6metro que, en la scnsibilidad popular y dcsdc cl punto de vista
de las propias masas populates, regula y esrablccc en cada mo-
rncnro 1 0 que es tolerable y 1 0 que es intolerable, 1 0 que cs jusro c
injusto, 1 0 que aun pucdc accprarsc frcnrc a aqucllo que en
carnbio dcscncadcna la ira popular Y la indignacion y la sublcva-
cion general, mecanisme que en cada situacion histories par-ticular sc ha construido sicmprc dcsdc las tradicioncs, la historia,
las costurnbrcs y los singulares modos de vcr de cada grupo 0
clasc popular, en cada circunstancia y ticmpo hist6rico espc-
cfficos,
Una "cconornfa moral" de las clascs popularcs, que solo cs cap-
134. Sobrc estc imporrante y original concepro de "economla moral de la
m ultirud" puede verse de Edw ard P. Thompson, su libro rnds imporrante, La
[ omra ci J n , ,~ I, t c la s «o b r rr a e n [ n gt ur r ra , E d. C rf ti ca , B ar ce lo na , 1 91 19 ( 2 v ol s.) , y
ta mbitn su em lyo "L a e co no rnla 'm ora l' de la m ultirud en la I ng latc rrn del sig lo
X VI II " en e I libro Trad i ci dn, r ruur lra y c o nc ir nc ia d e r la sr , Ed. C rf ti ca , B a rc e lo n a,
1979. I gualm enre, v ale 1 :1 rena ver rarnblen su ensayo "La cconomfa moral
r ev is ad a" i nc lu id o e n e l l ih ro Co st um b r rs e n Com il n, E d. C rf ti ca , B ar ce lo na , 1 99 5,
junto a su libro T homp son . Ob ra E s rn ci al , E d. C rf ri ca , B ar ce lo na , 2 00 2.
187
tad a por su s lfderes mas autenticos y por sus portavoces mas
g en uin os, p ero q ue d eb e ser estu dia da , a na liza da y reco nstru id a
con cuidado por el buen h is to r ia dor enrico, si es que este desea
rea lm en te co mp ren der, d e rnanera concreta, fina y detallada, esa
lucha de clases y ese decurso social de la historia q ue intenta ex -
plicar. Y a que sin esa radio graffa cuidado sa de dich a "econornfa
moral de la multitud", sera muy diflcil entender por que un
y en com pren der los g randes y siem pre fundarnentales procesos
globales macrohistoricos!".
D e esre m odo, ya la vez qu e critican los lfrnites de los disrinros
m o de lo s " rn ac ro his to ric os " p re ce de nte s, q ue a l h ab er se a fir ma do
dentro de las ciencias sociales y la hisroriografla del sig lo X X,
fueron s imult dneamente uacidndose de contenido, al abandonar su
Fuente nutricia o rig in aria , q ue era y ha s ido s iemp re eI andlisis de
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rn otfn , u na rev uelta, u na in su rrecci6 n, 0 h as ta u na re vo lu ci6 n,
e st al la p re ci sam en te e n el momenta en que 1 0 hace y no antes ni
desp ues, y adem as p or que lo s desen laces de tod as esas rnanifes-
taciones populares y de la lucha de clases, han sido en parti-cu la r lo s q ue h an a co ntecid o y n o cu alesq uiera o tro s d iferen tes.
* * *
U na cu arta lecci6 n m eto do l6 gica im po rta nte d criv a en ca mb io
de las contribucio nes y desarrollos d e la corrientc italiana de la
microhistoria. U na p ersp ecriv a h isto rio grd fica n acid a d irccta -
mente de los im pactos de la revoluci6n cultu ral de 1968. qu e
recogiendo y superando a la vez todo cI conjunto de las tra-
dicio nes de la hisroria social iralian a posterior a 1945, va a irseestructurando durante los afios setcnta y ochenra alrededor de la
publicacion de la hoy conocida rcvista Q u ad ern i S to ric i. Asi,
m an ten ien do u na p osicio n cla ra y d efin id arn cn tc p ro gresisra y d e
i zq uie rd a, e ste g ru po d e h isto ria do re s c rf tic os d e o rig en ira li an o v a
a elaborar, en primer lugar y como una prirnera herram icnra
h eu rf st ic a d e la n u ev a h is to ri a c rf ti ca , cI proc edim ien to me todo ldg ic o
de l "cambia de e scala" , procedim icnto q ue al posrular la posibi-
lidad de m odificar la "escala" cspecffica en la qu e un pro blem a d e
historia es analizad o y resu elto , va en general a descm bocar en la
reiv indicaci6n de la recu peracion rccurrentc de la e sca la m i cr o-historica, 0 d el u niv erso d e d im en sio nes h isto rica s "m icro " co mo
el po sib le nuevo "lugar de expcrirn en racion" y de trabajo de los
h isto ria do res q ue, n o o bsta nte, co ntin ua n em pefia do s en exp lica r
188
lo s ca so s p ar tic ula re s y d e la s e xp cri cn ci as h isto ric as s in gu la re s,
los rn icrohisto riadores italian os van en carnbio a defender cste
carnbio de cscala y este retorn o sistcrndtico al nivcl m icrohis-
t6 rico , p ero n o p ara ren un cia r al nivel de 1 0 general y de lar na cr oh is to ri a - como sl h accn la m ayo rla d e lo s h isto riad ores
locales 0 regionales tradicionalcs y posirivisras-s-, si no ju sta -
m ente para rcnovarlo y enriquece rl o , rcplantcdndolo de m odo
m as complejo y elaborado, a partir de los resultados de csa ex -
pcrimcntacion y d e esc tra ba ]o rea liza do d en tro d e lo s u niv erso s
de l a c sc a la m i cr o hi sr or ic a .
Porque cI m iclco de csre procedim ien to m icroh isrorico y de
carnbio de cscala consiste prccisarncnrc en csta recuperacion
integral de esc drcu lo de v a y viene que constituyc a la dialcctica
c orn plc ja d e 10 rnacrohistorico 0 g en er al c on 10 microhisrorico 0
particular. R ccupcrncion que avanza to rnando una 0 algunas
h ip otcsis ccn tra lcs d e u n m od elo d e exp licaci6 n general 0 macro-
135 . P ara tcn cr u na p rim cra ide a grnmrl s ob rc e sr e p ro ye cto d e la microhistoria
iraliana cf r. n u est r o libro, Ca rl os An to n io Aguirre Rojas, Contribucidn 11111 bistoria
rtf la microl iistoria i ta liana, Ed . Pr oh i st o rin , Ro sar io , 2003. T amh ic n p uc dc n verse
Anaclct Pons y Justo Serna, "E I o jo de fa a g uj a: , de qlle hablamos cunndo hahlamos
de microhistorin!", en Ayrr, num, 12, M adrid , 1993, y Como J( r sc ri be I II
m i cr o bi st or la . E n sa y o s o br e C a rl o G in :: !J II% Ed . F r on c si s, V a le n ci a, 2 0 00 , jacques
Revel "Microandlisis y consrruccion de 1 0 social", en Entrrpllslldof, n um , 1 0, Buenos
A ire s, 19 96, B erna rd L cp erir, "A rch itec ture , g eo gra phic , his ro ire : u sag es de
I 'c ch cl lc " e n GrnrSt'S, nurn. 13, Puis, 1993, y C arlo s A nto nio A gu irre R oja s,
"I nv ira cio n a OITII mic ro hi sr or ia : l a m ic ro hi sr or ia i ta li an a" , en Transuerso, mim . I ,
M exic o, 2 001 . V ale la pe n a rc visa r rarnbicn c l d ossie r de dic ad o al tc ma de "La
m i cr o hi sr o ri a i ta li an a " e n Probistoria, mim, 3 , R o sa ri o, 1 99 9.
189
histdrico ya establecido 0 aceptado, para entonces "hacer descen-der" esta 0 estas hipotesis a una nueva escala, que es precisamente
la escala microhist6rica. Escala 0 universo micro, en el cual di-
chas hip6tesis generales seran puestas a prueba y verificadas,
sometiendo su capacidad explicativa a la prueba del caso singular
microhist6rico e1egido, el que a I servir de "test" 0 de "Iugar de
experirnentacion" de esas mismas hipotesis, va a terrninar siern-
puntual, acumulativa y finalmente intrascendente de hechos y
anecdotas locales 0 regionales correspondientes a esos diversos
microuniversos historicos, que aquf son considerados solo de
manera aislada y e n sl m ism os, descripciones que son tan comu-
nes y tan utilizadas por parte de la mala h i sto ri a po si ri vi st a ,
Una quinta lecci6n, r ambi en a so cia da a la r ni cr oh is ro ri a i ta li a-
na, y directarnente conecrada con eI procedimiento micro-
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pre modificdndolas, enriqueciendolas, complejizdndolas, y a
veces hasta refutandolas totalmente, para reforrnularlas de una
manera muy distinta, Y por 1 0 tanto abriendo siempre la posibi-
lidad y hasta la necesidad de retornar de nuevo a los niveles rna-crohistoricos 0 generales, desde los resultados del "cxperimcnto
microhistorico", para reproponer entonces nuevas hipotcsis
generales y nueuos modelos macrohistoricos, mas surilcs, mas
complejos y mas capaces de dar cucnta real de las distinras
. . hi 6' I II I d Dr.situaciones rst nco concretas a as que e os a u en .
Procedimiento microhist6rico del cambio de cscala que,
entonces, no es solo radical mente difercnte de l a t rad ic ional y
muy frecuentada historia local, 0 tambien de la propia historia
regional -y por ende, igualmente diuerso de la difundida
"rnicrohisroria rnexicana" de Luis Gonzalez y Gonzalcz-s-, sinotam bien de cualquier historia purarncnre anccdotica, de las
"cosas pequefias" 0 de los "espacios" 0 "problemas rcducidos"
dentro de la historia. E incluso, es un procedirnicnro que podrla,
precisamente, explotarse en el futuro para tratar de renouar csas
historias locales, regionales, 0 anccdoticas, que en su inmensa
mayorfa terrninan derivando justamcnte en la pura descripci6n
1 36. P ara p od er m ed ir la s c orn ple ja s im plica cio ne s d e e sre p ro ccd im ien ro
m ic ro his t6 ric o v ale l a p en a a ce rc ar se a lo s p ri nc ip ale s te xto s m eto do l6 gic os d e la
c or ri en te . D e e ll os , c ir er no s s ol am c nt e C a rl o G in zb ur g. "M ic ro hi st or ia : d os 0 rres
cosas q ue se d e ella ". a ntes cirado, G io va nn i L ev i. "Sobre microhisroria", en cI
libro Format dt hac er h l st o ri a , Ed . Alianza E di to ria l. M a dr id . 1 99 3. y Edoardo
Grendi, "Microanal is i e s toria sociale", en Q l l ad r rn i S t or ic i, nurn. 35, 1977 Y
" (Re p en s ar l a m i cr o hi st or ia ? ", e n Entrepasados, m i rn . 1 0, B u en os A ir es , 1 99 6.
19 0
historico que acabamos de explicar, es la de las posibilidadcs que
abrc, para c I buen hisroriador, c I andl is is e x bau st iu o e int en s iu o
de dicho universo microhistorico, Es decir, que al reducir la
cscala de andlisis y rornar como objcto de cstudio esc "Iugar de
cxpcrirncntacidn" que cs In localidad, 0 c l c as o, 0 eI individuo,
o la o bra 0 cl sector de c la sc c lcg ido , se haec posible llevar a ca-
bo un andl is is p r. ic ri camcnr c total. tanto de todos los docu-
rncnros, las fucnres, los rcsrirnonios y los elementos disponibles
dcnrro de esc microuniverso, como tambicn de los divcrsos y
multiples sentidos involucrados en las accioncs, las prdcticas, las
rclaciones y los proccsos dcsarrollados por csos pcrsonajcs, 0
comunidades, 0 situacioncs rnicrohisroricas invcstigadas,
Pucs a difcrcncia de los cstudios puramellte macrohistorlcos,
q u c n cc cs ar ia rn cn tc s cl cc ci on an uno 0unos pocos elementos de latotalidnd, a los que invcsrigan y analizan a traves de cases 0
ejemplos, 0 de situ ac io nc s rn ds 0 menos ilustrarivas y/ o rcprc-
scnrativas de las tcndcncias gmmrles. 1 0 cual cs toralrncntc perti-
nence, uril y ncccsario, -sicmpre Y cuando 110 se caiga en cI vicio
ya rncncionado de "vaciar" c I modclo general de sus references
cmpfricos y de tcrrninar irnponicndolo como mol de rCgidoy obli-
garorio de la cxpl icacion de las multiples rcalidadcs concretas-. c I
nndlisis de u n c aso m ic ro histo ric o p crm itc , en cambio, manrcncr
cl horlzontc exhaustive de agotflr prricricamcnre todos los
nivcles de la rcalidad, y todas las dimensiones y arisras de unasituacion, de una comunidad, 0 de un personaje hisrorico
cualquicra, rcconsriruycndo por cjcrnplo, la cntcra r et! { Ie r e-
laciones de un individuo a 1 0 largo de coda su vida. 0 tarnbicn el
19 1
mapa d e u in cu lo s, alianzas, m atrim onios y disputas de todas las
fam ilias de un pequefio pueblo, 0 tambien las form as de vida,
los espacios de ocupacion, la s expectativas fam iliares y los
cornportamientos culturales y politicos de una cierta clase
o b re ra d ete rm i na da , 0 tarnbien todos los contextos sociales
m ultiples de la redaccion y de la recepcion social de una ciertaobra inrelecrual, etc.!".
d ia to a lo s h isto ria do re s h ac ia el h orizo nte d e la h isto ria g lo ba l, y
ta mb ien h aci a el punto de vista de la totalidad, los que hem os ya
m e nc io na do y d es ar ro lla do anteriorrnente.
La u ltim a leccio n h asta a ho ra a po rta da p or la m icro histo ria ita -
liana, y que es la sexta leccion de la h isto rio gra fla p osterio r a
1968, es la de la im po rta ncia d e reco no cer, cu ltiv ar y aplicar cl
parad igma indiciario dentro de la historia'". Y ello , en g en era l.
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Al mismo tiernpo, y junto a este e stu dio q ue agora to da s la s di -
mensiones de la realidad m icro bajo examen, se hace posible
tarnbien un analisis m as intensiuo de los testimonies y de las
Fuentes diversas. U n andlisis que ubidndose ahora desde e Ipunto de vista del sentido d e los h echos historicos, intenta tam -
bien ago tar todos los sentidos im bricados dentro de cada pro-
b le ma h isr oric o, m u ltip li ca nd o la s p er sp ec tiv as d e in tc rro ga cio n
de dicho problema y los puntos de observacion d e lo s m ism os,
p ara trata r d e co nstru ir, tam bien dentro d e la h is to ri a, 1 0 qu e cl
a nrro po lo go C liffo rd G eerrz h a lla rn ad o "d cscrip cio nes d cn sas"
de los problem as. E s dccir , d es cr ip ci on es q ue sinretizan y combi-
nan en un solo esquem a explicative la s m uy divcrsas rnancras en
q ue la s itu ac io n 0 e l p r ob lema analizado h a s id o v is to , p cr ci bi do ,
y procesado, po r todos y cada uno de los actorcs y agcntcs so -ciales en el involucrados, Un a nd li si s e xh au st iv e y al m ismo
tiem po denso del "lugar rnicrohisrorico", que ace rca de inrnc-
137. L os e jc mplo s re fe rid os e n e l rc xto s on . ju nto a a lg un os tra ba jo s r nd s, lo s d e
Edoardo Grendi, S to ria d i u n a s to r ia l oc a le . L ' es pe r ie n za l igu r« /792-/992. Ed .
Marsilio Editor], Venecia, 1996 e Ib al bi . U n a f om ~ r, li a genoves« fra Spagna e
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Espaces , Temporalius, Stratifications. E d. E HE SS . P ar is . 19 98 .
192
pero tarnbien y m uy especialm cnte cuando nuestro objcto de
estudio es el conjunto de elementos y de rcalidadcs que
co rresp on den a l a h is to r ia d e la s clases populates, d e lo s g ru po s
sornetidos, de los "derrorados" succsivos en las difercntcs barallas
h isto rica s, y m as en g en era l d e to da s csas "v lctim as" d cn tro d e lo s
procesos historicos, cuya historia ha sido siempre silencinda,
om ir id a, r na rg in ad a, reprimida 0 h as ta c limi na da y borrada de
d i fe re n te s maner as .
Porque ha sido prccisamcnte en cl intcnto de rcconsrruir lo s
elem en to s q ue co mp on en l a c ul tu ra popular italiana y curopca
de l s ig lo XVI . pero no v ista y a na li za da d cs de e I punto de vista de
la s closes d om in an ce s. s in o viendo la dcsdc cl propio punro d e v is-
ta de c sa s m is rn as c la sc s p op ul arc s, c om o C arlo G ill7 .h urg ha ex-
plicitado es c p ar ad igms in dic ia rio . P ar ad ig rn a basado en cI des-c ifra mic nto d e c ic rto s indicios historicos, cuya c scnc ia c on si st c
en qu e c 1 h ls to ri ad or s c c ap ac itc y cntrcnc para se r C:1P;\7, de leer (
interpretar IOJ mtlltiples indicios quc. habimdo sob reu iu id o :1 lo s
p ro ceso s d e rcco difica cio u, filtro , d cfo rm aclo n, co uscrv acio n
1 3R . No s r cf er im o s :11importanre a rt fc ul o d e Ca rl o G imh ur g. " ln di ci os , I bC ct ·s
d e un p ar adig ma d e l nf cr en ci as i nd ic ia lc s" , en cI libro Mi to t, rm bl rmn s, in diciot,
Ed. G cdisa, Barcelona, 1994. articulo qlle es eI Illas irnpurraute texto de
m ero do lo gfa h is to ric a e sc rito e n lo s \\ltirn m trc in ra a no s. D e 1 m 1 1lI 'I lc iple sc co s
( Iu e s us cit o e st e a rt ic ul o, m cn ci on cm os s ol am en te cI d eb at e, e n c I ( lue plr tkip :l cIp ro pio C arlo G in zb urg . pu blic ado e n I: t revista Q l ll td (r n i d i Storla, nums. II . 12
Y 14. de los afios 19RO y 1991, 1 . :1 inrerv enclo n del m ism o G in7.huq: en cse
debate. esrd hora incluida bajo el titulo "lnrervencion sohrc e] plr:ldil~ma
i nd ic ia ri o" e n e1l ib ro Tentativas, E d. U ni ve rs id ad M ic ho ac an a, M o rc lia . 2003.
193
sesgada,. y reescritura de la historia por parte de las clases dorninan-
tes, permiten todavfa hoy acceder de manera directa a esos puntos
de vista y a esas cosmovisiones de la culrura popular, al modo de
huellas, sfntornas 0 trazos que, adecuadamente leldos e interpre-
tados, logran aun revelarnos esas realidades silenciadas y rnargina-
das sistematicamente que conforman esa misma cultura popular.
Y es que si partimos del hecho de que las c1ases populares no
la autorfa de un cuadro supuestamente an6nimo, entre otros.
Pues en todos estos casos se trata de saberes indiciarios, que a
partir de esos elementos s610 aparenternente secundarios 0 in-
significantes, que son los rastros dejados involuntariamente por
el culpable, 0 los actos fallidos del paciente, 0 las contradic-
ciones 0 lagunas presentes en la deposici6n de los tesrigos, 0 los
sfnrornas diversos de un enfermo, 0 tarnbien los modos re-
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saben leer ni escribir sino hasra fechas muy recientes, entonces
es comprensible que los testimonios y documentos sobre su
cultura sean en general escasos, y a veces hasta inexistentes. Y si
a ello afiadimos que la historia la hacen siempre los vencedores,entonces resulta evidente que 10 que ha llegado hasra nosotros,
cuando ha llegado, sobre esa cultura popular, son s610 y sobre
todo las visiones de las c1ases dominantes sobre dicha cultura
de las c1ases que ellos mismos han sornerido y explorado,
visiones que ademas de no comprender adecuadarnente dicha
cultura, la banalizan, deforman, y distorsionan, a traves de los
ineludibles filtros, interesados y nada imparciales, de su propia
posicion de c1ase hegem6nica. Por ello, 10 unico que ha llegado
hasta nosotros de esa cultura popular, eminenternente oral y
siempre negada y expulsada de la historia oficial, es ese con-junto de pequefios indicios, 0 rasgos y elementos aparentemente
insignificantes para cualquier mirada ordinaria, pero en realidad
profundamente reueladores y esclarecedores para la mirada aguda y
para el olfato especial mente entrenados del historiador crftico,
que ha cultivado esta busqueda de los indicios, y esta capacidad
de leerlos e interpretarlos adecuadamente,
Por eso, Carlo Ginzburg juega, para explicar este paradigma
indiciario, con la comparaci6n metaforica entre la actividad del
historiador, por un lado, y por el otro con toda una serie de
actividades que incluyen, por ejernplo, el trabajo del detective,o tarnbien la labor del psicoanalista, 0 la pesquisa de un juez,
as! como el diagn6stico de un buen medico, 0 la investigaci6n
del especialista de arte que es capaz de atribuir acertadamente
19 4
currentes y totalmente singulares de pintar una una, una oreja,
una zona del cabello 0 un pliegue del vestido, logran descubrir y
establecer esa realidad oculta y de d if lc il a cc eso, pero final mente
"atrapable" y descifrable por eI buen invcstigador 0 pcsquisa-
dor!"
Un saber indiciario que cs , tam bien, uno de los modos perma-
n en te s y m il en ar io s d el s ab er p op ul ar , del saber de e sa s m ism as
masas y clases populates, que aprchcndcn cl mundo por la vla
de la cxpericncia cotidiana y de la observacion atenta del cntor-
no circundante, Y por 10 tanto, tambi/n a partir de csa ca-
pacidad de leer los indicios y de i nt cr pr ct ar lo s a d ccu ad a rn cnt c,
como en el caso del saber de los cazadorcs, de los marincros, de
los carpinteros 0 de los curanderos y medicos populares.
Un saber apoyado en indicios que,. bien aprcndido y bien
aplicado, cs una herrarnicnta prcciosa tanto para el roseate de
todos csos temas dif!ciles y que sc "rcsistcn'' a darse f.1cilmente al
historiador -10 que haec que cl mal h is ro ri ad or p os it iv is ta ,
s implcmcnre los ignore, y pase de largo ollmpicarncnte frcntc a
ellos-, como, mds en general, para cl desarrollo rnds rico y
complejo de csa buena historia crftica, que reCllpera esos clcrnen-
1 39 . P ar a estas cornparacioncs rc aliz ad as p or C arlo G in zb ur g. c fr . El jll(Z Y (/
historindor, E d. M uc hn ik , B arc elo na . 1 99 3. Rnpport i di [ a rz a . S to r la , r et or ic a ,prOM. E d. P elrrin elli, M ilan , 200 0. W E I inquisidor co mo antropolog o", en
Trntatiuas, rec ie n c ira do , "R ev ise r la e vide ncia : el jue z y el his to ria do r" , en
Historias, nu m, 3 8. M exic o, 199 7 y Ca rl o G i nzb ur g y Ad ri an o P r os p er i. Gio ch ! d i
Pazienza, E d. E in au di, T ur (n . 1 97 5.
19 5
tos de la historia popular, pero siempre desde el propio punto de
vista de las vfctimas,
***
Una septirna lecci6n importante de la historiografla posterior
a la revoluci6n cultural de 1968 esta vinculada con el desarrollo
de la cada vez mas difundida perspectiva del "world-systems
durante los ultimos cinco siglos, es la un idad p lanetaria de l s is tema-
mundo cap it al is ta . Es decir, una propuesta metodo16gica que
afirma que, para poder explicar cualquier fen6meno social de la
his t ori a capitalista del ultimo medio milenio, es imperativo y
forzoso mostrar sus conexiones y vinculaciones con esa unidad de
referencia, siempre presente y siempre esencial e imprescindible en
terminos de una expIicaci6n adecuada, que es justamente el
5/10/2018 Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX - slidepdf.com
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analysis" (del analisis de los sisremas-rnundo). Perspectiva que
habiendose desarrollado tambien a rafz de la ruptura de finales
de los afios sesenta en Estados Unidos ha ido difundiendose yganando popularidad en todo el mundo a 1 0 largo de los ulti-
mos seis lustros. Perspectiva crltica, que se reivindica tarnbien
como directamente inspirada en los trabajos de Marx, y cuyo
representante principal es Immanuel Wallerstein, que hoy es,
entre muchas otras cosas, director del conocido F er na nd B ra u-
d el C en te r de la Universidad de Binghamton. Centro Fernand
Braudel, que igualmente podrlamos considerar el espacio de
concentraci6n mas importante para la reproducci6n e irradia-
ci6n mundial de este mismo enfoque'",
As{, esa septirna lecci6n referida, es la que alude al paradigmaque afirma que la unidad de andlisis obligada para el exam en y
explicaci6n de cualquier fen6meno, hecho, 0 proceso acontecido
1 40 . P ara u n p rim er a ce rc am ie nt o a e sta p ers pe ctiv e d el W 'or ld - Sp um Ana ly s is ,
cfr. el ensayo de W alter L. Goldfrank "Paradigm Regained? The Rules O f
W a ll er st ei n' s W o rl d- Sy st em M e th od " e n l a r ev is ra e le cr ro ni ca J ou rn al o f W 'o rld -
Sy st ems Re sear ch , vol. X I, num . 2, 2000, en e I sitio http://csf.colorado.edu/jwsr,
H arriet F riedm ann, "Prom ethean Socio logy" en el I ibro Rrqllirrd reading,
S o ci ol og y 's m o s t i nf lum c ia l b o ok s , E d. U n iv er si ty o f M a ss ac hu se tt s P re ss , A rn he rt s,
1998, y nuestro Iibro , C arlos A ntonio A guirre R ojas, Immanuel W'allmuin:
Crltica dr l sistema-mundo capitalista, Ed. Era, M exico , 2003. Para una sfntesis
predominanremenre descriptiua d el i ti ne ra ri o i nt el ec tu al d e I mma nu el W a ll er st ei n
pu ed e v erse ta rn bie n el Iib ro d e O rla nd o L en tin i, La t ci en za s oc ia le s to ri ca d i
I mm a nu el W 'a /l md n, E d. F ra nc oA n ge li , M il an , 1 99 8.
19 6
\
.
sisterna-mundo capitalista en su totalidad.
Lo que implica entonces que, para esta perspectiva sean siem-
pre inadecuados y hasta encubridores de la realidad los .marcos
conceptuales que intentan encuadrar y explicar esos mismos fe-
n6menos sociales, desde el marco de la "naci6n", 0 del "Esrado",
o de la "sociedad", 0 de cualquiera de las combinaciones que deri-
van del acoplamiento de estos terrninos, como son el Estado-na-
ci6n, la sociedad nacional 0 la sociedad cstatal, Porque al afirmar
que e l v e rdadero marco en el que se desenvuclven todos los pro-
cesos capitalistas es el marco del s is re rna -r nundo sc rn ip lnnc ta r io 0
p la ne ta ri o, s cg un las epocas, 1 0 que se reivindica c s l a exi sr en ci a de
una dindmica global igualmente planetaria, que cstarfa siempre
actuante y siempre prcsente durante el ultimo medio milenio
transcurrido, y que serla la dindrnica tlltima y determinants del
conjunto de realidadcs, siruacioncs, sucesos y aconrccimicnros des-
plegados dentro de los lfrnircs de cstc mismo sistcma-rnundo ca-
pitalista'",{ . I dc" "d" "entonces, no se tratar a sImp cmcntc c surnar 0 c agregar
1 41 . S ob re e st e p un to , v ea ns e I mm an ue l W all ers te in , " Ho ld th e til le r f ir m: o n
m ethod and the unit of analysis" en Comparat ive C iv il iz a ti ons Rr l li r lv . num . 30,
S pr in g 1 99 4; "Wo rld -S yst em ", e n A d i ct io n ar y o f ma r xi st t ho u ,r .h t, 2 ". e di ci on , E d.
B la ck we ll, O xf or d, 1 99 1, " An a ge nd a f or w or ld -s ys te m a na ly sis ", e n Conunding
Approacbe« t o \ ,( ! o rl d -S ysum Ana ly s is , Ed . S age , B e ve rl y H i ll s, 1 983 . "Wo rl d-S ys temAna ly si s" , e n Encyclopedia of Political Economy, E d. R ou tled ge. L ond res, 1 99 9, e
Impensar la s ciencias sociales, an te s c it a do . P a ra a lg u na s impl ic a ci on e s d e e st a a s un c io n
d e l a u ni da d d e a na l i si s, e fr . n ue st ro l ib ro , C ar lo s A n to ni o A g ui rr e R o ja s. Immanuel
W 'a / kn t ri n : C r i ti ca dr l s i st rma-mundo capitalism, r ec ie n men c i on ad o .
19 7
lo s " fa cto r es e xte rn o s" , 0 e xtr an ac io na le s, a lo s " fa cto r es i nte rn os ",
nacionales 0 estatales, d e u na "so cied ad " d eterm in ada , 1 0 qu e
siem pre se hace tom ando a dichos facto res externos com o un m ero
com plem ento , m arginal y secundario , de esos factores internos,
sino m as bien de 1 0 que se trata es d e inuertir y de transformar radi-
calm ente nuestros m odos de explicacion y de interpretacion
ha bitu ales, reu bica nd o ta rn bien en el centro d e n ue stra s h ip 6te sis y
U na o cta va lec ci6 n, ta mb ien lig ad a a e sta p er sp ecti va d el a na lisi s
del sistem a-m undo, es la que se refiere a la n ec es id ad d e r ep en sa r
n uev am en te, d e m an er a crftica, la f orma de o rgan izac id n d el s is tema
de lo s sab er es bumano s en g en eral, y en p articu la r, la ep is teme hoy
vigente d en tro d el c on ju nto 0 u niv erso d e la s llarnadas ciencias so -
ciales. P orq ue r ec up era nd o e n es re p un to la ex ig en cia a nte s r ef er id a
de una historia verdaderarnenre globalizante 0 to ta liza nre, y
5/10/2018 Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX - slidepdf.com
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d e n uestro s m od elos esa d in am ica su pra na cion al d e la s ten den cias
glob ales del sistem a-m undo, dindrnica que, solo en un segundo
m om en to , v a a esp ecifica rse y a concretarse en las diversas dindrni-
c as r eg io nal es , n a ci ona le s y l oc al es p a rt ic u la re s.R eubicaci6n de ese marco global del sisterna-rnundo, como
r ef er en te m as g en era l d e n ue stra s explicaciones, que entonces nos
o blig a a co rn en zar p or p reg un ra r si el p ro blem a 0 t ema i nv es ti gado
se ha d esp le ga do en u na z on a c en tra l, semipcriferica 0 pcrifdrica de
ese sisterna-m undo, y tam bien si ha aconrecido dentro de una fuse
ascendente 0 descendente, en p rim er lug ar, d el cid o K on dra ticv ,
pero tam bien y en segundo lugar, de los cidos hegem 6nicos de las
p ote nc ia s d el sisterna-mundo, yen tercer lugar, dcntro de que fasc,
etapa 0 m om enta tem poral dentro de la curva integral de vida del
sisterna-m undo en su conjunto . Preguntas que al se r r c spondidasnos dan ya, s eg un e st a p er sp ec ti va de l andlisis de l sisrcrna-mundo,
la s primeras coordenadas esenciales p ara la exp lica cio n co ncrcra d e
e se p ro blem a h is t6 ri co a na li za do !" .
1 42 . P ar a Ia e xp li ca ci on m :! s d et al la da d e e st es f en 6m e no s m en cl on ad os y de
otros conecrados co n ellos, desde esta perspectiva de l world-system analysis, el
lector puede rernitirse a lo s lib ro s d e I mm an ue l W a lle rs te in . The ( il p il ll ii sl wor ld -
economy, Coedicion C am bridg e U niv ers ity P res s/E ditio ns de fa M aison des
Sciences de l'H ornrne, Cam bridg e. 1979. The politic» of thr world-economy,
C oe dici6 n C am bridg e U niv ersity P res s/E ditio ns d e la M aiso n de s S cie nc es d el'H orn me , C am brid ge . 1 984 . Gropolili(s and grocultllrr, C o ed ic i6 n C am b ri dg e
U niv ersity P re ss/E ditio ns de la M aiso n de s S cie nc es de l'H orn rn e, C am bridg e,
1 9 9 1. T hr e ss en ti al W a ll rr rt ri n. E d. T he N ew P re ss. N ue va Y ork , 2 000 , E11".~'ldodr
la soclologla, la p ro mrs a d r la c i enc ia soc ia l , E d. N ue va S ocie dad , C ara ca s, 199 9,
198
j
proyecrdndola en particular hacia cl problem a de la historia de la
c on str uc ci 6n d e la s d iv er sa s d is ci pli na s 0 ciencias que hoy abordan
lo s d iferen tes ren glo nes d e 1 0 social hum ane en el tiem po , csrc
paradigrna d el w o rld -s ys tem a na ly si s va a c ritic ar ra dic alm en te la
actual conjiguracion discipl inar del estudio de 1 0 so cia l, q ue sig uc
en cerra ndo n uestra s rcflexio nes c in vestig acio nes d cn tro d e Ia ya
arcaica d iv isio n d e e sa s s up ue st as c ic nc ia s a ut on or na s y scparadas
que son la econom la, la antropologla, la ciencia polftica, la his-
to ria , la g eo gra fla , la so cio lo gfa , la p sic olo gf a 0 Ia lingtlfstica, en -
tre otras. En contra de cs ra pa rcc la c ion d el sab er so bre 1 0 social ,
cada v ez m as paralizante y cada vez mas l im i ta da , c st a p er sp cc ti va
va en carnbio a pugnar abicrtamcntc por "abrir las cicncias so-
ciales", para rcconsrruir una nueva y abarcariva "unidiscipli-
naricdad" para e l c st ud io de 1 0 s oc ia l, q ue fundada y apoyada en
una sola epjsremologfa global, sea capaz de cd if lca r 1 .1 " c icnci a
social-hisrorica" qu e d cb er d s us ti tu ir a e sa s a ct ua le s disciplinas
mcncionadas de 1 .1a nt ro po lo gfa , l a c co no rn fa , la c ie nc ia p ol lti ca ,
1.1historia 0 l a s oc io lo g la , e rc .! ".
Drspr ll s dr l l ibe ra l ismo , E d. S ig lo X XI . Mexico, 1996. Utopistica 0 l a s opci ones
h l st dri ras dr l s~ '{ l oXX I . E d. S ig lo X XI . M ~x ic o. 1 99 8, y C ono ce r r l mundo, s ab er r l
mundo: r lfi n t lr 1 0 aprrndido, E d. S ig le XX I . M e xi co , 2 00 1.
1 43 . S ob re e ste p un to . a de m:! s d e lo s lib ro s d e I mm an ue l W a lle rs te in Abrir la s
t ie n ci as s oc ia le s, I m pe n sa r l as c ie n ci as s o ci al et , y Conocer rl m u nd o, s ab " rl mundo:rl f in dr 1 0 aprendido, c ira do s a nte rio rm ente p ue de n v ers e ta mb ie n s us c nsa yo s
"La historia de las cienclas sociales", Ed. CI ICH - UN AM . M exico, 1997.
~(Hay que 'im pennr' las ciencias sociales del siglo X IX?" en Revista
lnternacional dr Ciencias Soda/no B ar ce lo na , 1 98 8. - EI fin d e la s c er rid ur nb re s
199
Revisando y cuestionando entonces de rafz las especfficas di-
visiones epistemol6gicas que fundan este esquema parcelado y
cuadriculado de las distintas disciplinas 0 ciencias sociales con-
temporaneas, esta perspectiva desarrollada en parte por Immanuel
Wallerstein, va a demostrar 1 0 esteril e insostenible de seguir in-
tentando separar el pasado del presente, 1 0 politico de 1 0 social y 1 0
social de 1 0 econ6mico, a s f como el estudio de las civilizaciones
mismo fundamento. Mientras que, por el contrario, desde la
perspectiva del anal isis del sisrema-mundo, de 1 0 que se trata es
justamente de deslegitimar y de e1iminar por completo dicho
fundamento de la division disciplinar, reconstruyendo desde la
base o tr o modo 0 episteme diferente para ese mismo estudio de 1 0
social, una episteme precisarnente unidisciplinaria para la com-
prensi6n y exam en de 1 0 social-humane en eI tiempo.
5/10/2018 Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX - slidepdf.com
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europeas del de las supuestas culturas 0 civilizaciones no europeas.
Divisiones y separaciones que hoy se revelan como insostenibles y
como puramente artificiales, y que cada vez resultan mas pa-
ralizantes y restrictivas para la adecuada comprensi6n de 1 0 social,
siendo sin embargo el verdadero fundamento ultimo de la
justificaci6n de esta configuraci6n disciplinar actual mente vigente.
Divisiones que urge entonces criticar y eliminar, para abrir el paso
a la construcci6n de ese nuevo horizonte unidisciplinar en el ana-
lisis de 1 0 social, hacia el cual tienden de manera esponrdnea todas
las perspectivas y todas las corrientes mas innovadoras desarrolla-
das recientemente dentro de esas mismas ciencias sociales actua-
les.
Invitandonos entonces a repensar con seriedad estas premisas
no explicitadas de nuestro actual sistema de construccion de la
ciencia sobre 1 0 social, Immanuel Wallerstein explica cntonces
la actual crisis que vive esta episteme rodavla dorninantc, crisis
que no se resolved nunca, ni con la interdisciplinaricdad, ni con
la multidisciplinariedad, pero tampoco con la transdisciplina-
riedad 0 con la pluridisciplinariedad, las cuales siempre patten
finalmente del dato de respetar, sin criticarlo, ese mismo funda-
mento de la division en diferentes disciplinas, al que en c l fondo
consideran vdlido y legltimo, y del cual solo quieten paliar 0mo-
dificar sus "malas" consecuencias, pero sin transformar de rafz cse
Con 1 0 cual, la actual crisis que viven las ciencias sociales actuales
solo puede ser superada si abolimos cornplerarnente dicha
parcelacion en disciplinas, y si volvcmos a esas visiones unitarias y
unidisciplinares sobre 1 0 social que existieron, todavla, hasra la
primera mitad del siglo XIX, por ejernplo en el propio caso de
Karl Marx. Nueva visi6n unldisciplinaria en la que, por 1 0 dernds,
habrd que recuperar todo c l conjunto de las contribuciones irn-
portantes dcsarrolladas por cstas misrnas cicncias socialcs parccla-
das, en sus cicnto cincucnta afios de desarrollo en general. Una rc-
cuperacion compleja y sutil, en la que los aportes hasta hoy
desarrol lados, en particular por la historia, debcrdn ocupar un rol
central y de prirncra magnitud, al contribuir a esclarccer los
mecanisrnos tcmporalcs de la continuidad y del cambio, y mas en
general. todas las implicaciones y concxioncs de csos fcn6menos
sociales con csta dimension profunda y omniprcscnrc de la
tcmporalidad'".
•• •
en ciencias sociales", Ed. CI IC H - U NA M, M exico , 1999 y " So ci al S ci en ce s i n
the T wenty-first Century" en el sitio del C entro F ernand B randel, Seccion
' Pa pe rs ' e n http://fbc.bingh:lmton.edu.
144. En torno a esre com plejo d esa flo a ctu al p ara los cientlflcos so cia les
conrernpordneos, c fr . p o r ejemplo d libro de Boaventura d e So us a S ant os . T ow ar d a
new common tense, Ed . Routledge. Nueva Yor k. 1 99 5. y C a rl os A n to ni o A gu ir re
Rojas M La larga d ur ac i6 n: i n i ll o t em p or e et n un c" , e n d libro Ensayos Braudellanos,
M an ue l S u~ re z E di to r. R osa rio , 2 00 0. e l c ap ltu lo I V d el l ib ro F e ma nd B ra ud el yla s cimclas bumanas, E d. M on re sin os, B ar ce lo na , 1 99 6 (c uy a v er sio n e n a le ma n,
l ig er am e nt e r no di fi ca da , h er no s c it ad o a nt es ), y "Re pe n san do l a s c ie n ci as s oc ia l es
a c tu a le s: e l C:lSO d e lo s discu rsos hist6 rico s en la hisroria de la m od ern id ad " en el
libro ltinerariot dr 14 / , is lo r iograf la dr l s~~ /oXX . an tes menc ionado.
20 0 20 1
Estas son, brevemente resumidas, las principales lecciones que
nos aportan las mas importantes corrientes historiograficas hoy
vigentes y fundamentales dentro del panorama universal de los
estudios hist6ricos mas conternpordneos. Lecciones que consti-
tuyen, sin duda, las herramientas mas cotidianas y los referenres
mas usuales de los historiadores crlticos conternpordneos. Y es claro
que resulta abusivo, y finalmente hasta mentiroso, autodeno-
fNDICE
5/10/2018 Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX - slidepdf.com
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minarse "historiador" si uno no conoce y domina, por 10men os, a
esta serie de autores, paradigmas y propuestas que, en su conjunto,
son ellegado mas reciente, y tambien las perspectivas todavla vivas
y vigentes, correspondientes a los modos mas actuales en que se
ejerce hoy ese apasionante oficio de la historia, dentro del cual
continua resonando con fuerza la pregunta acuciosa que Marc
Bloch se planteara a sf mismo hace ya mas de sesenta afios, y que
no ha perdido hoy nada de su vigencia y urgencia: <para que sirve
la historia? Cual nueva esfinge moderna, la diosa Cllo nos inte-
rroga aun con este diflcil enigma, al que sin duda s610 son capaces
de responder aquellos que conocen seriamente y que cultivan
sistematicamente la rama de la historia de la hisroriografla, y can
ella el estudio enrico de ese horizonte problemdtico fundamental
que es la historiografla del siglo veinte hist6rico.
20 2
• I
Introduccion 9
1. EI rol de la historiografla contcmpordnea
d cn tr o d e l os d is cu rs os h is rc ric os y l o s s a be r cs
s oc ia le s d e l a m o dc rn id ad 17
2 . L 1 p cr io diz ac io n d el itinerario de la
h isr or io gra fla c on te mp or dn ea e n c l
" la rg o s ig lo XX h is (( )r io g df ic o ": 1 8- i8 -( 20 25 ? 42
3. Los aponcs del marxismo a la hisroriografln
c rf ri ca d el siglo XX 81
4. Lo s cfecto s de 1968 so brc
l a h is to ri og ra fl a o c ci de nt al 10 5
5 . L 1 h is ro ri og r af la o c ci de nt al hoy.
E le rn cn ro s p ara u n b ala nc e g lo ba l 13 2
6. L 1s l ec cio ne s d el m e to do d e la h is to rio gr al la
occidcnral mds contemporanea 176