aguilar, rafael - madero sin máscara

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L L'ECTOR: .

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IIsted los IIeclles pre-

en este tra como rl-gurosomente clertos; consldere IIS-

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-

La verdad ha de decit se a tiempo para que provechoso decirla, y cuan­do se tiene la. conviccion de hacer un bien debe d.e- . . ,. cIrse, pese a q Ulen pese.

El 3 de Febrero de 1909 apareci6 en cl Gil Blas, .Il' la ciu~

l\hl~tar en el que combatia con ruda franqueza los defect08 ~ar:ltales de que adolece ·-el ~ ejé:rcito ~ mexicano. Siempre be creIdo, y en aquella época estaba dispuesto a demostrarJo. que la masa directora militar de ~Iéxico deja mucho que desrar.

:Esta convicci6n es IDaS generaI de lo que pue<.la imagi­narse. Un respetahle numero de oficiales. parti~ularJJlt!Iltc , t'n- ' t:é l~s elemeutos j6venes reconoce con toda claridad lati defi .. ) e~encias del ejército y desearia, con deseo sinl'pro, Jlt'ro d~-. bI!, que esas deficiencias desaparecieran .. AdeJll{ls dt' las trao88 q:ue la elastica interpretaci6n de la Ol'll<.>nanza y la existt~n('ia de f

{,lrculares concretas, impone A los oticiales ('ohioi":llùolt'S CD .

expresi6n franca de sus ideas, existen eomo ('ausa 'l'W justi­fica la inercia de 10s niilitares para haeer prosjJt'ral' :m J Il~titu- . ri6n, el interés propio y la estahilidaù de la t'amil in: int~réa y estabilidad que se perjudican llOndalUt:'Ilte ~on la aplil·lll'it.u . de prescripciones susceptibles ùe ser reton,ida."1 al arbit rio de asesores gue' someten sus juieios il consigna, illlpidit.'IHLo la li­hre exposicion de ideas que no vayau pertedalUt'Ilte dt' al'u~r- . do con ciertos canones ùe pt>l1SUmiellto. d('sgr(h·iad~lUt·llt~ ni rectos ni avanzados. Dc dondl' rt'sulta qUt~ ,UhHlJ<ls d" tt'lIt'!r 10s dones de pensar hondo y unalizar daro, ft'quit.>re UII lIlilitar para ser ùtil y colaborar al progrl~so de l'\ll Jllstitlltll, Ulla do­sis iIiusitada de valor civil para afrontar prOl..'t~SOS. arr~~t08 . y la canda consiguientc de illtrigas nùnt.' . .., ('on qu,' liUt'!t· ro-- . dE'P..rse al "caldo."

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- ' ... 4 - .-, .

Consecuencia de esto fué que se procediera contra mi y Be me impusiera un arresto de cuatro meses,. qlIe a causa d~ la eficacia administrativa, fueron cinco y n;:tedlO', arresto curIOSO porque el Agente del Ministerio PubIico afirmaba que yo no era reaponsable del delito que se me imputaba; pero el Comandante Militar, GeneraI Rascon, atendiendo a la decision draconiana del asesor de la Comandancia, me impuso 6 meses de arresto, sentencia que fué luego revocada por la Suprema qorte, que sin embargo, por no justificar pIenamente mi conducta, q.ue ha­bria sido en el criterio ofiGiaI, 11D mal precedente, me Impuso. . .

por fin cuatro meses de arresto. l\1i artlculo tenia como fin hacer un bien al Colegio ~Iì­

litar y por ende al ejército todo, de la misma manera que al denunciar las faltas de la Practica de Artilleria, en pIeno examen profesionaI, a ' despecho de mi posicion ulterior, no. perseguia otro fin tampoco.

Sufriendo 'mi arresto en uno de 10s cllarteles de México, comenzo a desarrollarse ' el movimiento politico que ha origi­IIAdo la crisis por . què atraviesa la Republica en estos mo­mentOs. Prometi dèsde' entonces ser util li mi pais y este tra­bajo es el primer paso practico en . l~ realizacion de mi pro-

• OSITO . •

La personalidad de Don Francisco ' I.~{adero se déstaea de modo vigoroso en el movimient6politico. Tuve la'. idea ~ ' de eeiloeerlo a fondo, ' de saher si ' er'a . 6' no un hombre smcero y presentarlo despnés a la ' Naèion, . tal ' como .10 j'tizgara mi ce~ciencia completamente desinteresad~ y completament~ pa-'

Las razones que me impulsarori .3. obrar en est a forma, las siguientes: Un principio conocido de historia afirlD.a

que no se puede juzgar a un hombre publico sino hasta mucho tiempo después que han cesado las ' influencias de todos SUS

partidari08 y dc sus enemigos, y qué solo puede conocerse obra ~uando todas Iaa pasiones han desaparecido.

Al Jmpone:me yo el trabajo de juzgar li Don Francisco I. }.·~ader.o, advIerto. ante todo que nunca he sido, ni su parti­dan?, !lI su en~mlgo: .una ambicion mas noble que la de 8erv~r ! n~ part~do me Impulsa a escribir este trabajo: la de IIeI"V1r a m l Pa tr18..

Por I~ demas, 108 hechos que constituyen el . cuerpo de cste trahaJo, RO~ para mi de tal modo claros, que se puede ll~r con s~gurlda~ y solo teniendo . un criterio récto y des­.pa&IODad?~ a conc.lulr lo .que forma mi conviccion, sobre la pro­bable ge8twn admlDstratIva de Don Francisco I. }.{adero.

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.EI senor. Don Francisco Bulnes escribio, por cl mcs ùc A?rll.del presente ano, un articulo en el que prometla la pu­bhcaClon de un estudio financiero, politico, ecoll<>mico, admi­nistrativo, y judicial de los treitna anos de la adminis'traciùn d~l GeneraI Dia~. En ese estudio presentaria todos 10s nego­ClOS que han tenldo lugar, "de manera que el pais conocera la verdad, " dice el senor Bulnes.

Yo creo, sin que ni por asomos tenga la pretensi6n de comparar. mi labor intelectual con la del senor Bulnes, CJue ese estudlO habria sido mucho mas liti l a la sociedad, si en vèz de presentarlo como una defensa de un amor propio per­sonal, ~as o · menos ofendido, lo hubiera dividi do en oportunas aCusaClones fundadas que habrian tenido como consecuencia, dada ·la potente mentalidad del senor Bulnes y su posici6n como representante del pueblo, evitar quiza la actnal Revo-lucion que enluta nuestro suelo. .

Ahora bien, mi trabajo tiende a decir las cosas ci tiempo, para quela Nacion, teniendo bases ciertas en qué apoyarse, dé al Caudillo de la Revolucion el lugar que realmente merece y no , pretenda exigir de él un trabajo que esta muy lejos de poder llevar ,3, cabo. . .' En · este trabajo . pueden distinguirse dos partes: Hechoa

Y . conclusiones. De 10s hechos respondo, porque los he visto. Nadie . ponga en duda la veracidad . de mi palabra, inspirada ~el interés .mas puroporel porvenir de México, porque eiì

una · palabra libre de adulaciones y libre de compromisos. . La segunda parte es una consecuencia de mi educacion y

de mi caracter; adolecera evidentemente de mis defectos per.-. . ., . sonales; pero téngase en cuenta que emlto una opmlOn lDg~-nua y queel objeto principal que persigo, es invitar ~ la menta­lidad vigorosa y honrada de los hombres promlnentes ~~ l\Iéxico, sin distincion de partidos, asi como a la clase medIa en generaI a qne considere los hechos que presento y se es­merce en 'conciliar las aspiraciones nacionales, para que se llegu~ de un modo efectivo a constituir fuertemente la indi­vidualidad de buestra Patria· para que se Begue il hacer al-, , go digno de las valiosas energias con que. cuenta el palS; par}~ que la era de Iuto, que como justo castIgo de las maquu~.v~­licas combinaciones del Parti do Cientifico r de nnestra ~.rmu­nai indolencia eierra la administracion porfiriana, sea un ' be­néfico . ejempl~ que ponga coto ti las alll,bi~iollèS personales de los directores politieos y para que, por UltImo y sobre todo, noa preocupemos ' de elevar el niveI inteleetuai y mora I de nuestro pueblo. , . . ..'

Antes de entrar en materia Yoy a permitIrme enutlf mI opinion . personal sobre e80S ,sacudil?ien.tos . de 10s pue blos que se llanlan revolueiones; . aSI podran JustlficArse muchos de mis actos.

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6 .' •

IDEAS REVOLUCIONARIAS DEL AUTO

. ' Consideré el movimiento politico iniciado en 1909 romo ~fructuoso, porque nunca crei que se tuviera como fiocn sus d1rectore8, la revoluci6n, dado 'el caso que todo el mu'ndo pre­veia, del fraude electoral.

: Poe,o antes de que se iniciara la rcvoluci6n en la Repu­hhca., lela yo en l'vlonterrey la obra de Gustavo Leb6n: "Psico-16gia del Socialismo," eri la que condena todos los movimien­t08 revolucionarios de la AméricaLatina, considerandolos co­nw sintomas ·del fallecimiento de nnestra raza. Grandemente impresionado por las ideas: de Leb6n, me afilié sin embargo al partido revolucio~rio porque creia, y creo, que hay cit'rtos ' estados de 108 puellios que· necesitan de conmociones . hruscas y grandes para poder resolverse, ·

; . El secreto del ' éxito esta, a mi manera · de vi~r las cosas, en 'que los iniciadores de una revoluci6n seanhombres de hon­r~dez acrisolada, de ciertas aptitudes organizadoras, de- cier­ta; jen~rgla de caracter que asegure la conducci6n de unaoon­tecimiento irregular, por los senderos mas regulares' que sea 1Josible. Pasa. ' en -108 pueblos 10 que pasaeu· el hombre,;·l hay eiertos momento8 de -la vida en que fatalmente se vé uno arras­t,f'ado .hacia abismos, .. imposibles de salvarse sin la coopera­ei6nd-e medios 'extranosde sup.remaenergia, .y de muy· difieil, si no imposible analisi s, A uno de estos .momerttos nos h.abia conducido, 6 mejor dicho, nos habiamos dejado conducir' por t+ tristemente célebre ",Grnp0 Oientifico, ~~. Era nece8ario : sal­Yal' . (>1 : arn.smo, . sin preoeupaciones mezquinas; : eon, toda, 1& virilidad 'de que es susceptible nuestra ' ra~, ~ ' podemos. enor­g\o\Hl~erno~ de habe-r · triu.P,fado . . ,Estamos . ahora -en· un terre-110'-nuevo, ·que · si bien tiene muc'has: grietàs · ligadas, : dolorosa:. m'cn te (,Oll' el pasad'O, no constituyen, no de he:n constituir, . un obstReulo que impida el prog~so de una nacion que se precia dc: eontar C'OD una elase lhédia illteligente y .honrada y con: un puébl0 sufrido y ' trabajador. · . . . .' . ' .

Puede eonsiderarse la revoluci6n tomo ùn medio: para ·con­sc'gnÌr que se realiccn ' las altas aspiraciones de un puehlo. No como un pretexto para cambiar un òrden de eosas malo, en otto igual, o maR 'malo todavia, sino C~UlO el c,ustigo. que un pueblo impone li BUS detractores y se Impone a SI mlsmo. A los primeros, como jUBta recompcn~a de, sus falt,as; y ,a él como pstimulò poderoso que lo obhgut-' et · eorreglr Hll 19no-

,

ranCla. . . ASI considerada la revolucion, no puede en ella tolcrar-

se nunca ' la fO'Tlllaci6n de una elase nuC\'a al amparo de la adulaci6n y de la intriga; monos · puede tolera~se aun la in­fluencia dc medios extraiios daiiados (cxtranJeros amantes

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de aventuras), que desconociendo las aspiraciones y tenden­cia~ de un pueblo, ' pretendan ocupar puestos que no mereceD, 6 dirigir asuntos que no les incumbe dirigir.

El trabajo, en consecuencia, de los directores de la revo­luci6n, no debe ser un trabajo ciego, sino inteligente, y esw" a pesar de los que, defienden la idea de que todas las revolu­ciones estan ate~tadas de actos reprobados. Si asi ha pasado no debe seguir ocurriendo; y nunca' sera una disculpa satis­factoria, ,conformarse con que asi tenia que ser. No, sefiores; 10s directòres de una revolnci6n estan obligados a poner de su parte todo el esfuerzo posible en bien del orden, é incurren en una-responsabilidad tremenda cuando dejan que 10s aCOD­tecimientos se desarrollen brutalmente.

Las medidas de disciplina y organizaci6n, no de ben figu­rar s610 · en las columrias de los ped6dicos para engafiar a ]a opini6n publica, ~uando en los teatros de operaciones reina el mas absoluto desorden. Esto es; en mi " concepto, senciI1a-menté crim~naL (1) .," " - ' '

Seamos desde ahora sinceros y n-q.estra obra sera buena; seamos' honrad()s y trabajemos con 'inteligencia, y nuestra obra sera ' duradera. ASI lo exigen la sahid de la Patria y el honor · nacional. ' , ' . " " "

Haruna tendència. generai para considerar 'como hedw final 'de las a~pir'aciorles populares, ]as ventajas obtenidas èn el campo de batalla, y siguiendo esta linea de apreciacion, se còncedé a los en'cuerltros habidos entte rebeldes y federa­,leS u'na importaneiaexager~da~ Si ' se ti'abira de una lucha ',n-·ternacional; se ' estariae,:ft 'lo 'justo,porque ' entoIÌ'èes el dominio 'de la:fuel"za se impone 'en absoluto. Trat'andose de una lucha civil, la cuesti6n cambia de aspecto' completamente. El go­biernò sera incompetente para acallarla voz popula-r, que se impone ' s6berana, ann ' en el caso ' de' que ,sus fuerzas ' dia-ciplinadas 'obteng8.n victoria': trasvictori'a. · 'Las furzas ' fe­derales debian estar en àptitud de batir ' a los ' rebeldes en t~ dos' ' los . casos en que no hubiera una superioridad numérica apla:stante, y sÌ" no lo han hecho · en nuestra actual ' revolu­ci6n es debido unica y exclusivam~nte a ,la defÌcieneia ' direc-

. tora: . El gO'bierno 'que' no se preocup6 'hòtlradamente del des­I arrollo armonico del pals,' no se 'preoeupo tampoco de la im­'portantisima arteria militar, sin comprender que al hacerlo, minaba ·él mismo la bàse de su· grarideza. . . : La Insurrecci6n Nacional tom6 incremento cuando los re-

" • ~ .

(1) En el peri6dico México Nu,evo que se publicaba en San Ahtonj~ , Texa:s, vferon la luz varios decretos como eJIlana­dos del senor l\ladero; pero ni el tiempo, ni las '~jrcunstancias , ni naùa, podian I hRcer ('reer que esos docli'rnenfos vinieran del J efe de la Rc\'oluei6n.' '. ' , . -

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8 , •

,

beldes de Chihuahua lograron evadir la accion de Ias fuerzas federales; haciéndoles sufrir golpes que tenian ,bastante reso­

~ ~ancia; sé con toda évidencia que el moviiniento iniciado en · el Distrito de Guerl'ero del Estado de Chihuahua, .carecia de )~lportancia en su origen y habria sido .aplacado bajo una :dlrecci6n militar enérgica é inteligente. El fracaso de este mo-

iento hab'ria sido. el fracaso de la revoluci6n. . . . Es natural que · se piense . en organizar las · fuerzas rcbel­

cles 111 ilitarùlente, plles. que se desea hacer la .guerra. Apenas · p.uede concebirs'e que haya defensores del estado . chusmatico en que el senor l\Iadero conservo siempre sus fuerzas, . no obstante sus ideas expJ;'esadas antes de que tOnlara la direcci6n de las operaciones. (1) . . . .. . . ,

Pues bien, lt\ introducci6n de los principios militares en , fàs illas. rebeldes tieneentre o.tros, · et nobillsimo fin de . cimen­tal" so b~e bases de 6rde~ el edificio sp.cial; como c~>nsecue~cia d~ esos pripcipios las fu~rzas . · rebeldes · .optendri~n· mayores Y· mas rapidas ventajas, pero · esas ventajas UQ son sino· un :media para llegar . a conseguir los deseos . populares. · Podra h~ber en la lUGha, h~ch6s de. ~rmasnotaQles, . dig.no~ de . figu­rar eii lllgar pre+er~Dt~· : e;u .l~ . Hi~toria l\lilitar .,de l México,

. ';pCl<'O 'no es· et desarrollo de UDO, ni de todos > ~os .0Qmbates , ~ .que no.~ inter~a, y m.i~ntras: :ll~ dftfin~~o;:; .CBU ,darid,ad me-T~d~~~a : la ; çlife~~ncia, J~a.erenlO~. ~uevawen~. :en .. ar~.s . de ! otra

.' .. t)·r ~p-l~, .. .. : : . . : ." . j :" -: ~. " . " . I : ._" : ~ ( . " " I. 1 " . : . " ; . " '1 • t " '

" , :. ;' Hay" que repetirlo: .. el' :empl~Q . d~)~ ~ fuenza armada, es ,. :~p.. ~e<liò; ~xtremo , d~ .. qu~ ~sevale? ~~ . pueblos en.stl~ gIiandes ,:R\1BlS; ' ,mrentra:s . UI).a: . naG~on .. pI~tOl:ncaJ;Uf31l!te .se ., con,fp.I:~~ ; . cop.

. dèi-~Ì1m.bar un pr,den. ,de · CO~S qu~ odia ; jT.. , ~ustitu~rlo. . pOll : ;ot)!O ,, ·qil.e ~l1{)' cplloce, . . ir~. de . nH~~ . ell- .. peo.r. " ;' .: :-.' .: .:.. i . , .. .

~j. ' ~B.g.u~r!;1 c~yil es ~el sac.ucliIp.ientp, lll.as .tra8~eD:de.nte ; qu~ ''P~3de~p.frlr up. pq.e,blo,; de. ~~(lda ser:vlr~ ! .es~~ ; s~cudlmle~to, SI '~l ven.cer e!pueblqi·4 sugob.ierno~· lo que ; f~r~o~ament!3 · teJ).dra

· 'Il\le suc~4~r; .ilO ~s/e yigi~a , estricta~llente . la conducta de. los :nue­.. ~OS· goberq~nt~s, IM . ~e P9ne : el nemedip n~cesario .. a 10s .males q~e .aqueja.;n a hl, .. socie<:lad. :entonces la reyoluci6Q. ~s · inutil.;

· esm.as: perjudicial. .· ' . . : ' . . . '! : ' .

. .. Nuestro ,Qbjeto , no debe seI' cambia.r .al GeneraI Diaz por .. el simpie deseo de cambiarlo; poner como sustituto a otro hombre y dormirnos en nuestros laureles militares. No. Es preeiso lleyar a la pra(;tica las reformas encaminadas a sa­tisfacer nuestras necesidades; es indispensable no dejarnos seducir por discursos halaguefios que prometcll justicia, igual-

~1) En carta fechada cl 12 dc Diciembre dc 1910, que recibl en San Antonio, Texa.s, me decia cl senor Madero: "A Ias fuerzas, que hagan ejercicios militares diariamente, !o menos 6 horas, pero 8 si es posible." .....

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dad, fraternidad, reparto de terrenos, etc., ete ...... Debemos conocer a tiempo a nuestros hombres y conocerlos bien, po­nerlos donde puedan estar y no donde creamos flue deban estar, por consideraciones de gratitud <> cualesquicra otras.

Entiéndase bien, que antes que el mas grande de todos los hombres, esta el porvenir de la Patria y trabajemos, des­pués de la revolucion armada, mas que durante e1la por el solido progreso y bienestar de :México.

La revolucion es pues en resumen, 'para mi, un sacudi­mento necesario, pero ha de llenar ciertos requisitos para ser benéfico. Y condensando mi opinion: es neces:uio, que a pesar de seI' un sacudimiento esencialmcnte irl'egula.r, los directores de él sean hombres de orden y de amplia conccp­cion para poder dirigir los destinos de su pueblo hacia el progreso. Que se V'ea claramente demostrado que si hay he: chos malos, se verifican porque es verdaderamente imposible evitarlos y no porque nos conformcmos con que en todns ]as revoluciones se han registrado iguales o peores atentados.

Es indispensable que la sociedad se penetrc profnndaIuen­te, de que es ella misma la que debe preocuparse por AU

bienestar. Si desconociendo esta gran verdad se espera que un hombre solo haga milagros, nunca conseguiremos dal' un paso en firme por el camino de la perfectibilidad humana.

Debe convenirse desde luego en que seria imposible en-: contrar a cada paso mesias, salvadores de situaciones ano1'­males; que generalmente los hombres, encubriendo sus pa­siones en protestas de fidelidad y de honradez, no desdefian hasta el sacrificio de la integridad nacional por la conq uista de sus absurdos propositos. '.

Dia ii dia, la complicacion de las funciones sociales va haciendo mas dificil la influencia de energias dired.rices tIl

el orden material. Vamos ascendiendo, con lentitud, 1)\,,' 1'0 ~itl recurso y los grandes hombres guerreros de la antigucdad, conductores de pueblos, ceden su puesto ii los pensadores, il 108 intelectua1es de gran talla a quienes hoy estii encomen­dada la orientaci6n de la humanidad, en sus nuevos y mas amplios derroteros. .

Para que podamos nosotros resolver sa tisfactoriameate los grandes problemas que tenemos delante, necesitamos con­vencernos de nuestros defectos; defectos generales ii la raza latina, y corregirlos con energia. Quizii en medio de lo peli­gl'osa que se presenta la situacion actual, sea una suerte para la Republica, que sus directores se hayan manifestado tan incompetentes y tan falsos. Este convencimiento los elimina-l'a de la cosa publica. '

Si llega il. verificarse asi, como consecuencia inmediata del convencimiento generaI, creo que habremos dado un gran

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-lO - . • •

paso y _ .las ventajas de la re,volucion seran,; ,e<VlideBtes. I y éfeeti vn s ' : - ~ ' , r ' • '. , ", f,

,. I • , ,_ . , ' . , • . ' • , • •

. l Esta cn' eT iiiterés de :·todqs i cadi UU9 de ,10& ,mexicanos. velar por q l C cst.e beJlo . ,ideaI se cony.ierta en · pasmosa realidad." "- ' , ,"

"; Gustayo Lehon, dèc~ara terniinf1,ntem~~te , : " , , ,I Psychologie du Soèialisme1 pir Gustave Le Bon. eha-

pitre VIT. L'ét.at actuel des. peuples lati ns. 2. Las r epùblie,Bs ~atinas de ,!mérica, : Ios reinos de Es-

pana y Portugal. ' . , Consid ~ r C' ll1OS desde Iucgo Ia~ ;naciones ' que se encuentran

a 'infimo ni\'el en ' la escala de la c'ivilizaci6n latina, es .decir, Ias veintidos l'epubllcas espaiiolas de América. Con frecuencia las' he tomado como ejem{)lo 'para demostrar la poca infiuen­eÌa de las instituciones cn' la vi da dè los pueblos y seria inutil Y~lvèr' a est'udia '1as con extensi6n~ ,Han ' realizado desde h,a­ce mucho el porvenir que ti nosotros amenaza. Todas, sin una éxeepci6n, han llegado a cse grado en que la decadencia se manifiesta por la anarquia illas completa, y en que 110s pue­bl,os no tienen ya que ganar sino el ser l ~onquistado~ por una nac: i6n bastante fuerte para dirigidos. "

,

. : Poblados por razas gastad~s, sin energia y sin iniciativa; ~in 1Il0r~lidad y sin voluntad, las veintidos republicas latinas dc la América) aunque situadas eD las comarcas mas , :ricas del globo, son ine~paces de , sa'car ,algun p~rti~o de sus in­nWI1sos rccursos. Viven de , emprésitos europeos distribu~dos eh'tre bandas de : forbantes po~iticos !asociadò~ a ,piratas de la nnanza europea, encargados de ,explotar ré'l ignoranbia del pu-, tJtieo, y tanto lllas culpables (manto , que " 'c ,~enta)1 con infor­maciones suficientes para saber que tales 'préstamos no seran reembolsados jamas. En esn,s desgracia'df,ls republicas el pi­lIage es genéral, y corno cada quién qui~re , tornar sn part~, las gnerrtis civiles san permanentes, 109 'presidentes ln~èren a1tes-inados' con regularidad 'a fin de' permitfr a un: nuevo par­tido lIègar ' al poder 'Y enriqnecerse a su' véz. E~to ',dura:ra sin dada aSI hast.a que un àventnrero de 'talerlto, a la cabeza de a fgullos -rhillal'es de ' ~ hombre~ ,disciplinados," intente la tacil ('Olllluista de esos tl'istes paises, sujetandolos a un r Sgiinen de fiè1-ro ,l unitO que merec n 108 pùéblos desprovis~os de virili­dAdo de moralidid é inéapacé8 de gobernal"se. . . Si ' al"unos ('xtranjeros~ ' ingleses y alemanes, aha'idos 'por

laR' Fiqu('?:~s natnral'es, del 'auelo, no estuviéran 'esta:bleéidos en las tapitales, todos eS'os palses degener~dos , : habri~t; ,~elto h'&'~e ya mucho tiC'tnpo cl 1a completa barbarIe. La unica. de CRtrs r cpublicas qne se' man~iene un POC?, la ' Re~ubli~~. ' Ar-gcntifta no esca l>u de la ruma generaI smo porquc cs lllva-, . ,,)

dTda cada vr.z mas por 10's inglescs. . I.

\. : . ·Antes '(l e' hahcrse' 'constituido ' eu" 'repliblicas ' t.d'as esal

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provincias estaban bajo la dominaci6n espaiiola. Han lo grado sustraerse a ella por medio de revoluciones contra el sombr1o gobiernode sus monjes y sus codiciosos gobernantes; pero era demasiado tarde, el habito estaha adquirido, cl alma 'es­taba formada, lasalvaci6n era imposible. Lo~ monjes se ha­bian encargado, desde hacia mucho tiempo, de matar todo espiri tu independiente 6 capaz d e alguna inteligencia. " .'

A pesar de est a abrumadora sentencia, juzgo que es po~ sible hacer una excepci6n de nuestra patria y creo quc tampo­

. co me guia aqui, ninguna conveniencia personalista. ,Tenemos mucbos caractéres que asemejan nuestra vida

de naci6n, con la vida similar de las republicas latino-arneri-•

canas; pero tenemos también en nuestro desarrollo , hecl10s que se apartan por completo, de lo que pudicra tomitl'se co­mo regIa generaI. El ultimo que se presenta a nuestro exa~.eh

, '

es la rcvoluci6n que se iniciara en Noviembre de 1910, 'eD

las abrupt'as serrariias del Estado ' de Chihuahua. Este hecbo lla venido a poner ' pateIitè la fuerza poderosa dc la opini6n publica, porque és ella la que triunf6, valiéndose d e auxiliares valiosos, pero no indispensables.

' El estudio de los hombres y de las cosas; estudio sereno éimparcial, 'debe 'conducirnos à modificar de modo favorabl e nuestras condiciones de vida.

Ojala y se interpreten bien 108 deseos de 108 hombl'es ,qne se preocupan en serio del porvenit de :,México y no se COD-

fundasu labor, desvirtuandola ' con intrigas y con pasiones bajas. ." .

Asi lo esperoy' creo cumplircon un deber sagrado , .al hacerpublico el presente trabajo, que alguna inftuen cia (' j~r-cera, en lns nuevàs ori'entaciones de la opini6n pùblica.

. '

, ,

• • •

. ,

Se inici6 el movimiento revolucionario con cl sjg-uil)rLte ~

rnanifiesto dirigidO a la Naci6n por el senor Francisco ~ 'J. l\fàdero :" ' .

"Los 'pueblos, en su esfuerzo constante por flue triunf~n los idealcs de libertad y justicia, se ven precisados en de·tey.­minadosmomentoshist6ricos a realizar los mayores sacrl-ficios. ' " '.-,:: ; . , ' . ' Nùestra ' querida' patfialta' llegado ' a uno de esos ' rnomè'rì­tos: una tiraniaque 10s mexicanos no esta bamos acostumbra­dQS .8, sufrir, d~sde que ' conquistamos nuestrain\lependencia, nos oprirne de tal "manera, que ha llegado cl. ha<:erse ' into'le­rable. 'En cambio ' de esa tirania se nos ofrere la paz, pero es un.a paz vergonzosa' para el Pueblol\1exicano, porque no tiene por' 'base el . derecho, sino la fuerza; 'por(lue ' no tiene p"br -o'b-

, , '

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jeto el engl'andecimiento y prosperidad de la patria, sIno enriquecer à un pequeno grupo que, abusando de su influen­eia, ha convertido los puestos publicos en fuente de beneficios ex:clusivamente personales, explotando sin escrùpulos todas las concesiones v contratos lucrat.ivos.

~

. "ranto el poder Legislativo como el Judicial estan com-pletamente supeditados al Ejecutiyo ila division de los po­deres, la sohel'ania de 10s Estados, la libertad de los Ayunta­mientos y los derechos del ciudadano, solo existen escritos en nuestra Carta :Magna; pero de hecho, en México casi puede decirsè que l'cina constantemente la Ley :Marcial; la justicia en vez de impartir su proteccion al débil, solo sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte; los jueces, en vez de SCI' los representantes de la Justicia, son agcntes del Eje­C'-ItÌVO, cuyos in~reses sirven fielmente; las Camaras de la Union no tienen otra yoluntad que la del Dictador; Los Go­'hcrnadorcs de los Estados son designados por él y ellos ci su "cz designan é imponen de igual mancra las autoridadcs mu­nicipaics.

De esto resulta que todo el engranaje administrativo, ju­diciai y legislativo obedece ci una sola voluntad, al capricho del GeneraI Porfirio Diaz. quien en su larga administracion l,a dcmostrado que el principai movil que lo guia es mante­ncrse en ('l poder a toda costa.

Rarc muchos anos se siente en toda la Republica pro­fundo malestar,debido li tal régimen de Gobierno, pero et GeneraI Diaz, con gran astucia y perseverancia, habia logrn­do aniquilar todos los cIcl1lcntos independientes, de manera ql.le no era posibie organizar ninguna clase de movimient& para quitade el poder de que tan mal uso hacia. El mal S~ agra \'aba constantemente, y el decidido cmpeiio del Generaì Diaz de imponer a la Na~i6n un sucesor y siendo este el seno!' Ramon Gorral, llevo ese mal a su colmo y determino qtl~ muehos mexicanos. aunque carentes de reconocida personali. dad politica, puesto que habia si do imposible labrarsela du­rante treinta y scis anos de dictadura, nos lanzasemos a la lucha intentando reconquistar la soberania del pueblo y sus derechos en el terreno netamente democratico.

Entre otros partidos que tendian al mismo fin, se orga-ni:r:{, ('] Partido Nacional Antirreeleccionista proclamando lo,; principios de SUFRAGIO EFECTIVO y NO REELECCION, como uniCOfi capacea de sal val' a lo. Republica del inminent<: peligro con qne lo. amenaza la prolongacion de una dictadura cada dia mas onerosa, Inas despotica y maB inmoral.

El pueblo mexicano secundo eficazmente a ese partido y reBpondiendo al llamado que Re le hizo, mando sus rcprcsen­t3ntcs a una Convencion, en la que también eRtuvo represen­tado el Partido Nacionalista Democratico, que asi mismo Ìn-

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terpretaba 108 anheios populares. Dicha Convenci6n design~ BUS candidatos para la Presidencia y Vice-Presidencia de :1& Repùblica, recayendo esos nombramientos en el senor doetor Francisco Vazquez G6mez y en mi, para los cargos respecu­vamente de Vice-Presidente y Presidente de la Republica.

Aunque nnestra situaci6n era sumamente desventaj porque nuestros adversarios contaban con todo el elemento oficial, en el que se apoyaban sin escrupulos, creimos de nuestro deber, para mejor servir la causa del pueblo, ace tan honrosa designaci6n. Imitando las sabias costumbres de 108 paises republicanos, record parte de la Republica haciendo un Hamamiento a mis compatri()tas. :Mis giras fueron verdaderas marchas triunfales; pues doquiera el pueblo, electrizado por las palabras magicas de Sufragio Efectivo y No Reelecci6~ daba pruebas evidenteJS de su inquebrantable resolucion de obtener el triunfode taJ;l salvadores prineipios. Al fin, llego un momento en que el GeneraI Diaz se di6 cuenta de la v€'r­dadera situacion en la Republica ' y comprendi o que no podria, luchar ventajosamente conmigo en el campo de la Democracia y me· mando reducir a prision antes de las elcciones, las qne se llevaron a cabo excluyendo aJ pueblo de los comicios por medio de la violencia, llenando las prisiones de ciudadanos independientes y cometiéndose los fraudes mas desvergon­zados.

En :México, como Republica democratica, el poder publièCl no puede tener origen ni otra base que la voluntad nacional y ésta no puede seI' supeditada a f6rmulas llevadas a cabo de un modo tan fraudolento.

Por este motivo el ' Pueblo l\1exicano ha protestado eon­tra la ilegalidad de las ultimas elecciones, y queriendo eUl­plear sucesivamente todos 108 rccursos que ofrecen las leyes de la Republca, en la debida forma pidio la nulidad de las .elecciones ante la Camara de Diputados, a pesar de que Iio reconocia en -dicho cuerpo un origen legitimo y de que sabla. de antemano queno siendo sus miembros reprcsentantesdel pueblo, s610 acatarian la voluntad del GeneraI Diaz, a Ci • ,exclusivamente deben su investidura.

En tal estado las cosas, el Pueblo, que es cl unico sobera­no, también protesto de . un modo enérgico contra las elec­.ciones, en imponentes manifestaciones llevadasa cabo en di­v,ersos puntos de la Republica, y si . éstas no se generalizaron .en todo el territorio nacional, fué debido a la terrible presi6n ejercida por elGobierno, que siempre ahoga en sangre eu.L­quier manifestacion democratica, como paso en Puebla, Ve­raeruz, Tlaxcala, México y otras partes.

Pero esta situac.i6n . violenta é ilegal no puede su , mas.

Yo he ·. eomprendido muy bien que si el Pueblo me

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, .designado como su candidato para la Presidencia, no e~ por­i que haya , tenido oportunidad de descubrir en mi las dotes ._ .~el estadista o del go.bernante, sino la ' virilidad del patriota _ resllelto a sacrificarse, si es preciso, con tal de conquistar la

libertad y ayudar al pueblo a librarse de la odiosa tiranfa' ,.q"e ,.,lo oprIrne.

, ,

.> Desde ql1e me lancé :3. ,la lucha democr-atica,sabfa inuy : OJen que el GeneraI Diazno acataria la voluntad de la Nacion, -:-y:. ~l Noble Pueblo l\{exicano, al sèguirrne a 10s comicios, sa­. ~1a, también perfectamente el ultraje qne le esperaba; pero a ~ p:esar de ello, el pueblo" dio para la causa de la Libertad un ~ n·~meroso contingente de martires cuando ' éstos eran necesa­~ ,-lQS, y con admirable estoicismo concurrio-' a las :casillas a re-.. . ~ibir, toda clase de vejaciones. " '. , , ,, ' Per~ tal c~ducta era , indispensable para ' demostrar al n?-UIldo ' entero qùe elPueblo Mexioano ' 'esta apto para la de­

, ~ocracia., que est a "sediento de libei'tad ' y que sus actuales .,gobernantes no responden a sus aspiraciones. " : . Ademas, la actitud del pueblo antes y durante las elec­.ciones, asi- como después ' de eUas, demuestra: claramente que ~rechazacon energia al gobierno del GeneraI Diàz y que si

, .

. ,se : hubieran respetado sas ' derechos electorales, hubiese sido

. yo .electo pa,r'a Presidente de la Republica. En t.al virtud y haciéndome eco de la voluntad naciona1.

declaro ' ilegales las' pasadas 'elecciones ' y quedando por tal 'motivo la Republiéa sin gobernantes legitimos, asumo provi­Bionalmente la Prcsidencia de la Republica. inienhas el pue­bIo designa, conforme a la ley, sus gobernantes. Para lograr ,

este ohjeto es preciso arrojar del poder il 10s audaces usurpa-dorcs qne por todo titulo de legalidad ostentan un fraude

daloso é inrnoral. ' ') , ,Con: toda honradez 'declaro ' que ·consideraria una debili­'dad de mi parte y- una traici6n al pueblo 'que ell mi ha' depo­.sltado su confianza,no ponBrme' al frente de mis concindada­nòs, ' quien:es- ansìosainente me llaman, de todas partes del .pais; parà o1)ligar al GeneraI Diaz, por medio de las 3rrIuls, ft que rcspetc la voluntad naciona1. ' , '. El Gobicrno actual, aunqne tiene por ' origen la yiolencia .y -el fraude ', desde el ' momento que ha sido tolerado por cl ·pueblo, puede tener para las nacìones extranjeras ciertos ' tl­"ulos ' de legalidad IlaRta ' el 30 del mes :entrante- en , qne cxpi­.ran 8U~ podere!;;; pero como es neeesariò ' que el nuevo gobierno dimana'do del· ultimo frauùB, no Tlueda: r'ccihirse ya ' del poder, -O por lo menos se- encuentre con lamayor parte ùe ~aNacion protest.ando ('on las armas en ]a mano', , contra esa usurr~cion, be'designado el DOl\lINGO 20 del entrante Noviemhre, ' para que de las scis de la tarde en adelante, todas las pob]acione~

la : ReptIblica' se ]evauh .... n 'en armas ·bajo el · siguiènte

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' A ' . .

- .1/j:-· -.. __ , - .. -

De ·SA LUIS .porosi • • • ,l

• , • . .

l°. Se declaran, nulas las elecciones para Presidente' y Vicepresidente de la Republica, Magistrados a la Suprema Corte de Justicia de la Naci6n y Diputados y Senadores, ce-lebradas en Junio del corriente ano. .

2°. Se desconoce al actual gobierno del GeneraI Diaz, aSI como a todas las autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular, porque ademas de no haber sido electas por eI pueblo,. han perdido lo~ poco~ tltulos que podian tener de legalidad, . cometiendo y apoyando con los elementos que el pueblò puso a su disposici6n para la defensa de sus intereses, el fraude electoral mas escandaloso que registra la historia de l\1:éxico. . .

3°. Para evitar hasta donde sea posible 10s trastornos in­herentes a todo movimiento revolucionario, se declaran vi­gentes, a reserva . de reformar oportunamente por los medios constitucionales, aquéllas que requieren reforma, todas las leyes promulgadas por la actual administraci6n y sus regIa... mentos respectivos, a ex:cepci6n de aquéllas que manifiesta­mente se hallen en pugna con los principios proclamados en este pIan. Igualmente se exceptuan las leyes, fallos ' de tribu­nales y decretos que hayan sancionado las cuenta8 y manejoa de fondos ,de , todos 108 funcionarios de la administraci6n por~ firista en todos sus · ramos ; pues tan pronto como la revolucion triunfe, se , iniciara la formaci6n : de comisiones de inves.tiga ... ciones paradictaminar acerca de las responsabilidades . en que hayan podido incurrir los funcionarios de la Federaeion de los Estados y de los l\iunicipios. . .

. En todo .Gaso seran respetados los · compromisos. contrai­dos p()r la administraci6n porfirista con gobiernos y . corpora-.. ciones extranjeros antes del 20 del -entrante. ,

" ' Abusando de la ley de terrenos baldios, numerosos peque: nos propietarios, ' en su mayori~ indigena8, .han sido despoja7 dos de ' sus terrenos, y~ por acuerdos de la Secretaria de Fo-­mento, () por fallos d,e 10s tribnnales de la Repub~1ca . .sienq~ de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores 108 terre.: nos de,. que se les despoj6 de un modo tanarbitTario, se de­claran sujetas iL revision talesdisposiciones y fallos y se ex~ gir,a a los que 108 adquirieron de un modo tan inrnoral, o ii. sus herederos, que los restituyan a sus primitivos . propietax:ios; iL quiéQes, pagaran tampién una indemnizacion por ]os pe~jui­,cios suf:ddos. Solo en el caso de que esos : terrenos hayanpa.­saao . a tercefu personaantes de la promulgacion dc est,e p~an~ l()s, antiguos p~opieta,dos recibiran indemnizacion de . aq~~ 110s eo . cuyo beneficio se verificO. el d,e~pojo. '. . . ~.'" __ ,

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4°. Ademas de la Constituci6n y leyes vigentes, se doolara ley suprem~ de l<LRepublica el principio de No del Presidente y Vice-Presidente de la Republièa, Gobernadores de los Estados y Presidentes Municipales, mientras se hagan las reformas constitucionales respectivas.

5°. Asumo el caracter de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos, con Ias facultadesnecesarias para hacer la guerr~aI Gobierno usurpador del GeneraI Diaz.

Tan pronto como la capitaI de la Republica y mas de la mitad de Ios Estados de la Federaci6n estén en poder de Ias fuerzas del Pueblo, el Presidente Provisional convocaraa elec­ciones generales extraordinarias para un mes después y en­tregaré el poder al Presidente que resulte electo, tan pront() como sea conocido el resultado de la elecci6n. : : 6°. El Presidente Provisional antes de entregar el poder, dara cuenta al Congreso de la Dni6n del uso que baya becho de Ias facultades que le connere el presente pIan.

7°. El dia 20 del mes de Noviembre, de Ias seis de la; tarde en adelante, todos los ciudadanos de la Republica toma­l'an Ias armas para arrojar del poder a Ias autoridades que aetualmente la gobiernan. (Los pueblos que . estén retirados de -Ias vias de comunicaci6n lo baran desde la vispera.)

8°. Cùando Ias autoridades presenten resistencia armada, se les obligara por la fuerza de las armas a respetar la volun­tad popular: pero en éste caso las leyes de la guerra seran rigurosamente observadas, llamandose especialmente la aten­eion sobre las probibieiones relativas a usar balas expansivas ni fnsilar a los prisioneros. También se llama la atenci6n res~ pectoal deberde todo mexicano de respetar a Ios extranjeros eli 8US personas é intereses.

9°. Las autoridades que opongan resistencia a la realiza­~iOn de este pIan, seran reducidas a prisi6n para que se Ies . e por Ios tribunales de la Republica cuando la revolu­ci6n baya terminado. Tan pronto como cada ciudad 6 pueblo­recobre su libertad, se reconocera como autoridad Iegltima provisionaI, al principal J efe de Ias armas, con facultad para delegar sus funciones en algùn otro ciudadano caracterizado, quien sera confirmado en su cargo 6 removido por el Gober­nador Provisional.

Una de Ias primeras medidas del gobierno provisional, se­ra poner en lib€rtad a todos los presos politicos.

100. El nombramiento de Gobernador Provisional de cada Estado que baya sido ocupado por Ias fuerz~s de la revolu­cion, sera hecho por ei Presidente Provisional. Este Gober­nador tendra la estricta obligaci6n de convocar a elecciones para Gobernador Constitucional del Estado tan pronto com() sea posible, a juicio del Presidente Provisional. Se exceptuan de esta regia los Estados que de dos afios a esta parte haD

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sostenido campaiias democraticas para cambiar de gobierno, pues en éstos se considerara como Gobernador · Provisional al que fué candidato del pueblo, siempre que se adhiera activa-mente a este pIan. · . . .

En caso de que elPresidente Provisionalno haya hecho nombramiento de Gobernador, que este nombramiento no hu­biera Uegado a su destino o bien que el agraciado no aceptare por cualquiera circunstancia, entonces el Gohernador sera de­signado por votacion entre todos los J efes de las Armas que operen en el territorio del Estado respectivo, a reserva de que su nombramiento sea ratificado por el Presidente Provisio-nal tan pronto como sea posible. .

11°. Las nuevas autol'idades dispondl'an de todos los fon­dos que se encuentren en las oficinas pllblicas para 10s gastos ordinarios de la administracion y para 108 gastos de la gue­rra, llevando cuentas con toda escrupulosidad. En caso de que esos fondos no sean suficientes .para los gastos de la guerra, contrataran emprésitos, ya sean voluntarios o forzosos. Estos ultimos solo con ciùdadanos o instituciones nacionales. De estos emprésitos · se llevara tambiéri cuenta escrupulosa y se otorgaran recibos en debida forma a los interesados, a fin de que al triunfar la revolucion se les restituya lo prestado.

Transitorio: A. Los jefes de fuerzas voluntarias toma­l'an el grado qu_e corresponda al numero de fuerzRs a su man­do. En caso" de opera-r fuerzas niilitares voluntarias l1nidas, tendra el IIll:1ndo de ellas el jefe de mayor graduacion, pero en caso--de · que ambos jefes tengan el mismo grado, el "mando sera el del jefe militar.

Los jefes civiles disf~utal'an de dicho grado mientras dure la guerra, y una vez terminada, esos nombramientos, a soli­citud de los interesados, se revisaran por la Secretaria de Gue­rra que los ra tifi cara en su grado o los rechazara, segun sus méritos. · "

B. Todos los jefes, tanto civiles como militares, haran •

guardar a sus tropas la mas estricta disciplina, pues eTIos seran responsables ante el Gobierno Provisional de 10s desma­nes que cometan las fuerzas a su mando, salvo que justifiquen no haberle sido posible contener a sus soldados y haber im­puesto a los culpables el castigo merecido.

Las penas mas severas seran aplicadas a los soldados que saqueen alguna poblacion o que maten a prisioneros inde­fensos.

C. Si las fuerzas y las autoridades que sostienen al Ge­neraI Diaz fusilan a los prisioneros de guerra, no por eso y como represalias se hara lo mismo con los de ellos que caigan en poder nuestro; pero en cambio, seran fusilados dentro de las veinticuatro horas y después · de un juicio S'lunario, las autvrida"des civiles 6 militares al servicio del General Diaz",

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-l8.-, , ___ _ ~ .ii •• -;, ..... '

{lue una ve~ esta)lada l,a r~voluciqn, :l1ay'~n ordenado,dispuesto 'en; 'é~alquìeJ; ; fdrma,. trasriiitido 1~ ,orden q! 'fusllado a :&gunos de: nuestros' ,S'oldados. " , :' " ' ' : ' ' " '" "

. , - Deesta 'pena no' se eximiran ' r;,i Ìos ma:s alt~s fun,cionari~s' la .uniea excepcion sera BI GeneraI. ,Dlaz y sus ministros, ~

'qu'lenes en caso de ordenar dichos fusilamientos o permitirlos se, les' aplicarala misma pena, ,pero 'después de haberlos juz~ gàdo por ~os ~r;i~nales de la Republica, cuando haya termina-do la revoluclOn. .. ' ,

, En el caso de que el GeneraI Dlaz disponga que ,sean res­petadas las ' leyes de la guerra, y que se tra te con humanidad a 10s prisioneros que caigan en BUS manos" tendra la vida sal­va, pero de todos modos deberaresponder ante lo's tribunales de como ha manejado 10s caudales de la Nacion y de como ha cumplido con la LeY. , /

D. Como es requisito indispensable ' en las leyes de la guerra que 'las tropas beligerantes lleven algun uniforme 6 distintivo y corno es muy di'flcil uniformar a las numerosas fuerzas del puebJo que van a tomar part~ en la contienda, se adoptara como distintivo de todas las fuerzas libertadoras, ya sean voluntarias o militares, un liston tricolor, en el tocado, <> en el brazo. '

,

DESARROLLO DE LAS OPERACIONES , ,

, ,

REVOLUCIONARIAS EN LOS ESTADOS UNIDo.S , ,

,

A mèdiados del mes de Noviembre de 1910 el sellor don FraQcisco L 11adero organizaba los trabajos de Ja revo.luci6n mexicana, en su residencia de San Antonio, Texas. Un grupo de jovencs ex-oficiales del ejército rnexicano, todos ellos bas. tante inexpertos, habla si do invi,~ado .para que se afiliara en las filas revoluciona,rias. Antes , del 20 de Noviembre, fecha fijada p::t~a el l1l0vlmiento, segun el ,PIan de San Lu,is Potosi, p,odla nQtarse., tanto en el Hotel Plaza como , en el Hutchins ' el primc'ro residencia dc los oficiales, ' el segundo del senor l\1adero ' una exitacion ,propia de personas que no sabep el asunto que traen entre manos y reveladora de grandes fra­casos. ~'Ii ' imaginaci6n no podla dar cabiùa ,il la idea de que aSl, con infantil descuido, se preparara el acontecimiento ,mas trascendental que la I;Iistoria de nuestra Patria consignara en las alboradas del siglo XX: tllve pues la ~rcericia ù~ que en 10s teatros de oper~Giones, ya cn el territorio ,nacional, hupie­l'a personas serias y se aprovec,haran 108 elementos cn dehida forma. Crei que. dcbido a la in,experiencia del grupo de ~ficia­les, no se tu vicra eonfianza cn cllos para entcrarlos: de ,CICI't9s

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asuntos y que sus servicios se aprovecharian ya en ei terreno bajo direcciones id6neas. No sucedi6 asi. Enla CapitaI de l~ Republica fueron descubiertos todos los planes y se aprehen­di6 a un gran nùmero de correligionarios. En la frontera con 10s Estados UÌlidos fracasaron todos los movimientos ' proyec­tados: unos por la mala fé y otros por la inexperieIicia y de­sidia de 108 orga:nizadores. El senOr M-aùero se vi6 obligado a permanecer en territorio americànonohabienc1o podido efectuar su entra da, porque de trescientos hombres que se le habian prometido en Coahuila, solo acudieron a là cita DIEZ, de 108 cuales cuatro 6cinco ihan armados con: carabina, 108 demas con pistola, y todoscon una escasa dotaci6n de car-tuchos~ "

Para dar una idea de la caJidad de 10s elementos direc­tores quedisfrutaban de toda la coitfianza de la casa 1fadero en 10s preliminares de la revoluci6n, voy a 'referir a grande~ razgos los hechos que , se verifiéaroh e:nEagle-Pass, hèchos ciue eran consecuencia ' deloS' element6s i aIilbienfe de que estaba­mos rodeados.

Abundan en la frontera, como en todas las fronteras, ha­bitantes caracterizados por su carencia de' patria; hombres que en Estados Unidos se dicen mexicanos y en l\féxico se titulan amerìcanos, y en ambos paises son extranjeros. Probablemen­te noson peores en nuestras fronteras que eri las demas; pero eontribuyen a presentarlos mas , odiosos y mas despreciables para ambos paises los antecedentes hist6ricos y raciales que separan a pesar de las constantes y formales protestas de mutuo' afecto ayankes ' y mexicanos. En el Norte se ' les 'lla­ma "half-breds" algo asi como hibridos 6 gentes 'de media raza, y hablando mal el inglés y mal el espanol, vistos con despr6cio por los anglo-sajones y con recelo por los mexic~­nos, no se sienten bien ni en l\féxico ni en rrexas y, hajo el trato humillante de los primeros, gozand6 de eierto bienestar "economico ' que las gentes ' de su elase jamas han disfrutado en: nuestÌ'o pais, im:posibilitados de conservar , orgullds deraza y obligados a vilezas y ac(jmodamiento~:L serviles, son , en ge'1i~e­:ral, 'cobardes, a.stutos, mentirosos, desconfiados é indignos de coIifianza. ' , . , -' ,

Unodeestos individuo s, de· apellido Bustamante;: :residen­te en Eagle-Pass,era el hombre de c:Onfianza a quien S'e nos dirigi6 desde Sàn Antonio, y que debi'a ponernos -en C{)nta;cto con la ' gente que , eri. C. Pornrio Dia'zdebiera haber él hlisnio rec1utado, pa.ra dar principio al movimfento revolucionario. ;El @gafio y la ' falta ; de cumplimiento a 108 compromisos, que es sietnpre eensurable, era en aquellos momentos solemiles una , fhlta que revistieh-do los ' caractéres de criminal no dè'bia perdonarse y ' debia 'causar indignaci6-n a, cualqùi~ra . que tra­bajara-,con 'verdadera honra4'ezo 'al menos cOilpenecto dis;'

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lCemimiento de las consecuencias. Estas legitimas irnpresiones mlas me indujeron a proponer que se fusilara ci Bustamante, en · el caso de que llegararnos alguna vez a tornar C. Porfirio Diaz. No ,opinaban como yo algunos · de los principales direc­tores de la revolucion, entre los que figuraba él senor licen­:ciado dQ;n Federico Gonzalez Garza.

POC0 alltes 1Ìel 20 de Noviembre, hizo el senor ~Iadero la distribucion de los oficiales. Entraba en el pIan generaI, .discutido en familia, como primer hecho notable de las opera­.ciones la torna de C. Porfirio Diaz, que debia verificarse el dia 20 de N oviern bre en las primeras horas de la rnanana.

Yo debia encargarrnede las operaciones rnilitares. Lleva­ha a mis ordenes a los senores oficiales: Arturo Lazo de la Vega, OE.ésimo Espinosa y Francisco Flores. Las personas en­.cargadas de ' ha:c.er la propaganda revolucionaria a quienes de­biarnos dirigirn08 tenian bastante tiernpo de estar radicadas en los Estados Unid<>s y como consecuencia natural conocian 6 debian conocer Ias dificultades de trabajo en territorio arne-

• rIcano. Esto 'll.G 'Q:lli;tante era visiblemente rnanifiesta su vacilaci6n

'que ellos. explicaban, pretendiendo que tenian sobre si, una infinidadde esp.fas tanto americanos como mexicanos. Al en­terarse de la rnisi6n que, llevabamos, la primera medida que uos hicieron tornar fué la de que eambiararnos de hotel, pues n~s asegur.aron que en 108 bajos del en que nos encontrabamos, habia un empleado americano que tenia bastante empeiio en perjudicarnos. Nosotros, desconociendo en absoluto la reali­dad de las cosas y contando con que las personas a quienes ibamos recomendados eran de absoluta confianza, como mas de una vez nos lo aseguraron los senores Gonzalez Garza, Sanche.z Azc.ona y ~Iadero, no tuvimos el menor re celo y nos .entr.eg81FOS :abiertamenteen brazos de ellos.

!Ouando yi» dictaba las liltimas disposiciones para el a18-que del ·dia 20, me contestO Bustamante que no podian bacer 10 que yo ordenaba., porque si bien era. cierto que 108 300 maes-1ranceros eslaban dispuestos, y tanto que habian estado reci­biendo djnero para su sostenimiento, no podian salir de BUS casas, sino qn:e una vez que entraramos nosotros a la Ciudad, ellos fu ego desde sus respectivas habitaciones.

En vista de este incidente que me dio la medida de la elase de individuos con quienes se nos habia recomendado, decidi que _ mis compafieros quedaran en libertad de entrar 6 no a Porfirio Diaz. Yo estaba resuelto a entrar. El asalto de la plaza seria favorecido por la entrada del senor ~'Iadero, quien con las fuerzai que se le habian ofrecido de Coahuila, 300 hombres, mai 6 meno1il llegaria por el SE. rio abajo del Br,vo.

A lai ,OOM ~ la Doche del 19 de N oviem bre, mi alt\ja. de Eagle-Pus se veia animado de modo extraord;L'~-

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ri~: ya nos preparabamos para seguir al guia que debip, en­senarnos . el paso, cuando llegan 108 hermanos lvlorales SUIDa­

mente fatigados y nos avisan que el sellor Madero. 'anrl.'\ba ,perdido en las desiertas llanuras del Estado americano de Texas; poco después se present6 don Paulino l\lartlnez, cono­cido periodista, quien llevaba cl poderoso contingente de quin­ce pelados, que a juzgar por las alabanzas que de ellos hacia, eran sufidentes para la toma de C. Porfirio Diaz. Se convino, en vista de lo critico de la situaci6n, en salir al encuentro del senor l\fadero yenterarle de lo ocurrido y ponernos a BUS

6rdenes. A las diez de la noche salimos en dos coches, 108 hermanos l\Iorales, los senores Lazo de la Vega, Flores y yo, con direcci6n al Rancho del Indio, por donde se suponia que el senor l\ladero podia andar. Don Paulino l\fartlnez qued6 de incorporarse con sus valientes, y Onésimo Espinosa se qued6 en el Hotel de Eagle-Pass, obedeciendo a una orden verbal mia. La noche cstaba obscura y hacia un fdo intenso, nuestros con­ductores iban diametralmente impresionados, pues al mismo tiempo que uno se mostraba indiferente, el otro estaba muy temeroso; sin que la indiferencia de uno ni el temor del otro fueran motivo suficiente que los privara de pedir a Lazo de la Vega con alguna frecuencia su anfora de Whiskey.

A e80 de la una de la maiiana del 20 de N oviembre, ya para llegar al Rancho de "El Indio" tropezamos en nuestro camino con una caravana, que al pronto no reconocimos. La luna habia salido ya pero era bastante ténue su luz para que pudiéramos distinguir claramente con qué personas nos cru­zabamos; el conductor del coche en que iba yo hizo advertir que las personas que formaban el grupo, que marchaba en direcci6n contraria li la nuestra, debia ser de extranjeros. Es­to me hizo ordenar que pararan el coche y me bajé a reco­nocer al grupo de referencia.

Conmigo se bajaron mis companeros y con gusto pudimos cQnvencernos de que no era otro que el Sell()r Madero, dos de sus hermanos y dos mozos, 10s que formaban la misteriosa expedici6n. Iba también el sellor J osé Diaz, parieilte del senor ~Iadero y encargado en Eagle-Pass de algunos asuntos revo­lucionarios. Al encontrar a don Francisco, mis compafieros Lazo de la Vega y Flores recibieron orden de regresarse li Eagle-Pass, a fin de estar a la espectativa de cualquier movi­miento que se desarrollara en Porfirio Diaz. Los demas con­tinuamos la marcha hacia el punto que se habia escogido para pasar el Rio Bravo; del Iado mexicano deblan esperarnos tres­cientos hombres que habia reclutado don Catarino Benabides; "mi tio Catarino," como dijera el senor Madero.

A las 8 de la mafiana del dia 20 l1egabamos a las riberas del Bravo frente a unos islotes que hacen que a este lugar se le denomine "Las Islas." Era ya tiempo de que la gente de

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Coahuila nos esperara, pues que estaban entendidos, por conducto del "tio Catarino, " de que su contrngente se utili­zaria paramarchar sobre C. Porfirio Diaz y asaltarla en la madrugada de este dia. Unatranquìlidad absoluta reinaba en la , l'ibera mexicana '; a,penas se distinguian de vez en cuan,do

, alghnas -reses que bajaban lì saciar su 'sed en las cristalinas ondas del Rio Grande. IIicimos ' una humareda que denuncjara filiestra presencfa; con ' la esperanza de ser èorrespondidos por senal analoga ennuestrO' patrio ' suelo, pero todo fué iriutiL Las fatigas de la noche anterior obligar.on' al caudillo a dormÌr un poco. 'Su mozo Julio Pena le arreglo 'utia cama teridiendo vàrios cobèrtores sòbre el 'suelo y nosotros nos quedamos a la espectativa. Uno de ' losindividuos 'que ribs acorrrpanaban, • que

,vivia en lin ' rancho proximo fué ' eri busca de algun alimént'o, pues nadie,habia comido desde la noche anterior, ni sehab'ia pensado en' queéramos' seresde este mundo. ' ' " Hàsta ' cerca de ' làs cua:trò y media de la tarde llego el senor don Catarino Bènavides acompanad() de diez hombres, magnificos ejemplarès' de la' pobhtèion Jronterjza; todos iban regularniente montados; euatro llevabarr carabina y "los de­màs solamente pistola; todos con: una escasa dotaci6n dé car­tuchos. El senor Benavides explÌc'oa ' su manera la falta de cumplimiento de la 'gente ;se convino en deshacer la pequena expedici6n y en retirarnos, ' pues era una temeridad aventu­l'arse a entrar a la Republica contando solo con aque1l08 es­casos elementos. A las cinco y media de la tarde cada quien tomaba su camino independientemente de los demas; el senor

' l\{adero se quedo escondido en un rancho proximo y nosotros : continuamos con direccion a Eagle-Pass. A eso de las nueve de la noche alcanzamos, los hermanosl\'Iorales y yo, que .iba­mos en un buggy, a algunos ·hombres de 108 que habia llevado don Catarino; nos invitaron a tornar carne asada y café; du­rante la frugaI comida. aquellos hombres, que tenian todo ei aspecto ' de' sinceros" a.cusaban al " .tio Catarino" como , res­ponsable del fracaso que acababamos , de preseuciar.

. El dia 21 de Noviembrca las seis de la illanana, después de una segunda noche . de insomnio, y soportando 10s rigores de la fda estaci6n, nuestro buggy se detenia frente al Hotel Rio .Grande, donde es.tabamos alojados. Con .gran sorpresa vi­mos . que no estaba ninguno de nucstros companeros, Laz-o de

·la Vega, Espinosa y Flor.es. Los cu.ar,tos denota'ban que habian ·sali{.lo pretipitadamente: por el desorden en que 10s encontra­mQs. En van,o queriamos adivinar qué habia s.ido dc nuestros

. cotnpaiieros; era necesario es,perar. En la nochB dc este ,mismo dia 108 tres des;aparecidos nos relataban su aventura. Busta­mante Ics habia dicho. que el · senor Mad~ro, por medio de un ~elegrama los mandaha' llamar; que. cuatrocicntQs-,hombrcs l~s ~sper~ban. en las ribera~ del .Bravo, . en " t~rritorio lUe?tic~n,Q,

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li~tos para atacar Porfirio Diaz; ,ataque q'-le se, llevaria a cabo cuando el propio seoor }\{adero regresara de C. Guerrero Ooa-hùila', il donde habia id6 a traer mas gente. ' . " Sin imagjnar que laperversidad de Bustamante llegara haJta.el _gl'a~,o d,e ~ngafiarlos con peligro de sus vidas, los senores Lazo de la V ega, Espino,~;a y , Flores, se dejaron con­ducirpor el guia que el , mismo Bnstamante proporcionara y pasaron el Rio Bravo del N orte, llegando a l\Iéxico, donde fueron abandonados por el guia. No encontraron ninguna persona que fuera partidaria nuestra, por lo que tuvieron que guardar sus distintivos tricolores que ya se habian colocado en sus sombreros como insignia del Ejército Libertador, de­cretada por el PIan de San Luis PotoSl. Estuvieron a punto de seI' atrapados por los guardas que hacen e1 servicio de vi­gilancia de la frontera y escaparon milagrosamente cruzando el Bravo , por un lugar poco a prop6sito para el paso, lo que dio lugar a que Lazo de la -Vega se pusiera en peligro de ahogarse. Por fin llegaron a territorio americano y alli s610 tenian como dificultad la orientaci6n en un terreno que ha­bian pisado por pdmera y unica vez de noche. El instinto de Espinosa los salv6 esta vez de andar errando por lugares des­conocidos. ,

,

Todavia después de estos hechos justificados por el testimonio de sus protagonistas, se continuo teniendo cOÌl­fianza en Bustamante y hasta muchotiempo después' se le pidieron las armas que debia tener en su poder ,entregando solamente cuarenta y tantas de trescientas quehabia recibido. El .licenciado GonzaIez Garza me contestaba con una sonrisa despectiva cuando yo con justa indignacion le relataba estos acontecimientos. Tal parecia que nnestro sacrificio no ' tenia ningun valor para los principales directores de la revolucion.

, Después de estos, incidentes de doloroso recuerdo, que abarcaron la segunda quincena de Noviembre y la primera de Diciembre, hu:bo un momento de vacilaci6n generaI y se crey6 que el ffiovimiento revòlucionario habia fracasado. Con este motivo ' el senor l\ladero sali6 de su escondite de Eagle-Pass, para unirse asu familia en_ San Antonio_Fui llamado para hablarcon él. Yo tomé el tren eri Eagle-Pass; el senor 1"1a­dero, acompaiiado de su he'rmano Rau!', snbi6 algurias esta­eiones después. A pesar de haber sacrlficado sU 'barba y de llèvar uIi sombrero viejo no habia logrado don' Francisco 'un cambio radic'al Bn ' su fisonomia. Si ' a esto se agrega la torpe adhesion de su mozo Julio Pefia~ que se inmuto al verlo su­bir al tren y apresuradainente le llevo algunos periodic-os, no era nada remoto que se hubiera realizado la captura del lea­dè:r revolucionario. Felizmente IiO sucedi6 aSI y pudimos conti­ntuiJ; a 'bòrdo' 'ael :l~fòuth ' WesterÌi, '--s'in nihguna diticultad, Iitre5~ tra marcha hasta llegar a San Antonio. Al dia siguiente' se

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verifico nueitra entrevista. Rn ella, el seiior Madero suma­mente agobiado por el curso que habian tornado Ios a~onteci­mientos, me dijo que no tenia recnrsos y que siendo todos nosotros los oficiales muchachos fuertes é :in:teligentes nos iba a. dar veinte dollars para que viviéramos algunos dfas y busca.ramos trabajo; que yo en particular procurara estar en comunicacion con su esposa, dando mi direcci6n para nti,;, l~zar mis servic~s en caso de ser necesarios; qne pensaba sa­hl' para la Habana, para entrar a l\féxico en la primera opor­tunidad, si se verificaba algun movimiento serio.

De este modo se daba fin a lo que pudiera llamarse la primera faz de las operaciones de organizaci6n; abandonando al gl'UpO de oficiales que con lealtad no desmentida habian eomenzado ya a sacrificarse por Ios bellos ideales que la re­voluci6n prometiera hacer practicos.

Poco tiempo después, el éxito que 108 rebeldes del Es­tado de Chihuahua obtuvieron sobre las tropas federales, Ile­go il. tener eco bastante para que se pensara en la casa Madero -a pesar de la· falta de recursos en seguir fomentando la insurreccion y entonces se volvi6 a recurrir a t.odos nosotros.

Es dificil encontrar las causas que influyeron eD los di­rectores de la revolucion para no utilizar nuestros servicios en deuida forma, pues siempre se nos coloco en condiciones casi imposibles de trabajo, y se prefiri6 emplear a individnos re­conocidamente ineptos y', dispuestos al servilismo. Es este un rasgo muy digno de tellerse en cuenta y que se vera compro­bado en las paginas siguientes .

.IJlama todavia ma.s la atencion que no hayan sabido uti­lizarse nU~itros servicios, si se tiene en cuenta, que el sefior Madero crcc tener el don de conocer a los hombres y de co­nocerlos desde luego, a. primera vista, sin necesidad de trato alguno. (1) S610 se puede conciliar este absurdo, reconociendo que en el seiior l\Iadero pasa lo que ha venido a. seI' casi ley generaI de cxtravlo en aptitudes o en tendencias: me refiero a. la creencia que suelen tener Ias gentes de que son aptas para aquéllo en que precisamente son mRs ineptas. La facul­tad que el senor ~radero cree tener, de conocimiento inmedia­to de los hombres y de las cosas, que es cabalmente el lado tlaco y mRs peligroso de su caracter, ademas de seI' perjudicial para él mismo y sus empresas, impone a. los que le rodean la injw,ticia de no seI' tratados como merecen, siempre que se tenga como norma la conservacion de la dignidad personal,

.

(1) Carta del seiior ~Iadero, de San Pedro a C. Lerdo, Il Febrero de 1910. "Respecto R la veracidad de usted, no la pondré en duda ni l' un momento, pues tengo bastante expe­riencia para el e&ra.cter àe 1as penonas en pooe tiempo.' ,

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pues cuando se esta dispuesto li servirle incondicionalmentc, o bien cuando se toma su personalidad como una panacea 8al­vadora, se obtiene todo lo que se quierc. Nosotros que fuimos llanu'J,dos para secundarlo en su. ardua labor, fuimos siempre tratados con desconfianz& incxplicable, en tanto que otros de la calana Elizondo, Bustaniante, etc." por razones igualmente inexplicables, tuvieron de su parte desde el principio to<;la la fé de la casal\Iadero, hasta que las circunstancias se encar­garon de exhibirlos en toda su infidencia..

En esta: segund'a fase de las operaciones de organizacion, la mÌ.8ma insuficiencia ' directol~a ' fué la caracterlstica de la casa lVladero, y Como consecuericia natural y logica, 'el fra­caso corono 10s esfuerzos de los directores de la revolucion.

El sentimiénto de la diffcil situaci6ri porque atravezaba­mos, me deeidi6 aescribir aJ senor don Juan Sanchez A~cona, indicandole las princip'ales irregularidades que secometlan en [a casa l\Iadero, con el fili 'de 'que. él, que se el,lcontraba , en 'una situaei6ri bien distinta, en cuarttba que podlau'oirlo mejor ;que a nosotros, influyera para ponel~ reme'dio ' a 'una sitriaçi6n que te'nia ' mucho de aèsesperada~' El. senor ' AZèonà, en ca~ta fechada el 2de Enero del presente ano, me decia: "Mlly es­timado ·amigtt Y ' correligionario: ~cibi' sus observaciones y en. todo ,opino como usted, estando suniamente contrariado 'por lo que ha pasado: y pasa 'enesa.El 'hecho deestar 'pl~eso me impide in,terv.-enir :.inmediata y . directamente; es() no obstante ya qQY Jos: ',Pf;l,SOS , [que inie"parecen conduoentes, Y' 'quiza maiia­.u~ , puedlt· .co,Ullltnical\le\ .algo ,de provechù y si es ' neeesario · haré u,&Q del : t~l~grafo. ~uy suyo amigo y eoIT~ligionariu. J uain ,8 , h A , " ' ' , I , ·a,~c . ez! ;~e.o,na." , I .~ ; , ~ : .; , ~ , : ~. ' : . • • ' •• ' . . ; .' ' '.

"'~; 'gestWnes ... del · seilior. ·Azcona ,no , tuvieron ' nin'gUIÌ' re-sultado.· :, .' . :. ' : ; ", . .' , ,

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,

, . La; ,primera expedicion militar que me hizo darme cuenta exacta de ,ll1S favorab1es condiciones que permitian el ' desa­t'rollo de la causa dc la Libertad en nléxico, de un , modo se-,

guro, se verifico en Coahuila. Ibamos a las 6rdenes del jefe d~ la guerrilla, mi compaiiero don Onésimo Espinosa, ex-Sub­teniente de Artilleria, salido de la Escuela :Militar de Aspi­rantes, y yo. La expedici6n que se iniciaba en condiciones verdaderamente brillante s, rracas6 por completo, debido a la mala direcci6n.

El dia 7 de Enero de 1911 a las 9 p. m. se internaban a territorio mexicano dieciocho individuos montados y armados, dirigiéndose rumbo a la Sierra del Burro, y pasando antes

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por todas las rancherias interrnedias con el fin de iniciar en el Estado de Coahuila la Insurrecci6n Nacional. En c,uatro dias la guerrilla habia hecho rapidos progresos, recogiendo en cada rancho todos 108 elementos ' que necesitaba, y aumentan­do de modo con~derable con 108 hombres que voluntariamente {lUerian servir a--la Causa, al grado de que al regresar a las margenes del Bravo, habia mas de ciucuenta hombres.

,

. El dia Il de Enero a las 4 p. m., una fuerza d~ Caba-lleria, a la que venian agregados algunos rurales, se aproxi­maba a nuestra guerrilla, que ese mismo dia a las 3 a. m., después de una marcha pesadisima, est~bleci6 su vivac en la. Vega de las Huérfanas. El esquicio topografico adjunto acla­rara mas las situaciones de las dos fuerzas, contendientes.

A, es un liger:o contrafuerte rocalloso, que divide en dos zonas bien distintas el terreno, qpe, a partir de dicho contra-. ' .. ' , . 'fuerte, hacHl: el · Este, es 411ro, completamente de.s(mbierto y con una pendiente ligè~l$ima, terminal}do ,en la ribera de­re'ch~ , dèl Bravo en peque'n:ò~ acantiladQs. Este terreno: esta

-co~tado ad'emas .. eu v,aria;s ' por:'cion,e~ por una serie de barran-cas peq uefi3:~, paralelas y roçallQs~s. , " . ,

,

' / . De 4. hacia el O~ste hay un ,tram,o ,descubierio que apenas ,lleg~ra a .UDQS 60Q metros y eomienza en se guida: un , bosque ,espeso; la ribera del 'Br~vo : es baja y muy 81'e1lO8&.' .. ' . l. I En el ltancho de San Gregorio; ' el dia ' àbterioI' se ' tu\10 conocimiento de que , una · merza federaI , nOR 'perseguia. 'Al llegar 8. la8 riberas del .Br&vo~ IOB l'ebeldes oClll:)8roIi la; Vega .de , las Huérfa~as mB8 () men08 en , el 'lug;ar (\ue·· maréa el er6-quis; pusieron un centinel~ ~n e, punto que ' ~or'~ila bien r", zona : qlle reoorrieron, las merzas ' federales/ . E8t&8 'fuerzas se estacionaron en F como a las 4.30p. m.; el jefe de la fnerza rural, que lo era de toda la columna, acompafiado del oficial que traia el mando de la Caballeria y d~ ~na escolta de sei8 hombres, hizo un :iec ~ ~ ìinto1fpÒI' .I1&-~ber8 del Bravo. To­das las personas que efectuaban el reconocimiento, permane­cieron por espacio de diez minutos con el frente par,a 108 Eatados Unidos, en el escarpado A, mientras el resto de la ,fuerza peJmanecia en F, con los caballos del -diestro ' y ' sin tornar ningunà ' medida .de seguridad. " ,

,

La guerrilla establl debilitad'a por ' haber salido 'uno de los hombres j que il toda èostk preten,dian' mandal", con cerca de vèlntc com p ilil eroSI. A pesar de esto cl exameÌl de la 'pòsi"ci6n

' Iu\~ c ver qué Bun quedando tr'einta y tantoR honlbres, erl;i po-sihl c ha<:l-r una .resisten cia eÌ1érgj ~a ' y 'aun ocasionar a )os fedl'l'ales una d r rrota, dado su torrc dispositi\'o. Sc 8.~e_gura-'lJU flu e ... 1 nlllnpl"O de ft ~dcralcs era d e iO. ' " Los l'ehcld cs podiao disponc t- i'(]c' la vercda marca~a en el

"t ruquis , qnl~ esta compl c ta!'n e nt~ oeulta de las vistas del ene-

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migo; e~taban perfeetamente armado~ , con earabinl'1, 3°1 30, y tenian aproximadamente 20,000 cartucho~.

El fuego comenzo a las 5.30 p. m. y termino ii. las 7 p. m.; 10s rebeldes se dispersaron, entrando muchos a territorio americano, y 10s federales aeamparon en el propio terreno.

Con mot.ivo de esta rapidisima jornada, rendi al senor }rladero el informe siguiente:

C. Presidente Provisional de la Republica: Obedeciendo la orden verbal , de usted, sali el dia 30 de

Diciembre del ano proximo pasado rumbo a Comstok, toman­do el tten que sale de csta Ciudan a las 7 p. m. No hahiéndo­mc si do posibleencontrar al senor Salvador Alvarado, quien ten'la que ponerme en contacto con don Calixto Guerra, con­tinué mi marcha hasta Sanderson, donde se epcontraha mi compaiiero Onésimo Espinosa, qUIen antes por correo me ha­bia dado aviso, de estar listos en Sanderson lO hombres y que solo nccesitaban fondos para trasladarse al punto de 'reunion. En ,contacto ya con Espinosa:, salimos de Sanderson la noche del 31 de Diciembre, acompaii~dos de seis hombres, rumbo a CQmstok, punto en que habian quedado de ver:se don Calixto . Guerra y Francisco Zamora" que venia de Sanderson con nos­otros. Llegamos li Comstok li las 3 a. m' r 1 de Enero de

, '

1911, 'vivaqueamos cerca de la estacion esperando hablar con el ~enòr Guerra luego ,que fuera oportuno. ~l ,senor Guerra no se encontraba en , Cornstok, ,y , ep e~te concepto salimos en

. .' " ' ,i 1 - ' .

un guayinrumbo a 1as_ rnargenes del Bravo. Aprovechando la btiena, acogida ,que da ci la causa que defendemos el Senor Còsme , V. ' ;Hin()jo,sa" estab1ecimqs nues,tro vivac en el rancho de est e senor.Como 'aCsaJir de ; ~s.ta ciudad qued,é eptendido de que se irièqrpo,rarian m~s ,-ot1'08 co~paiieros,MoJ;ales y , L,az\) de la Vega,pus~ , de ,Sançlerson ,una , carta al senor, Alvarado suplicandole tuvier,a la bond:;td de esperar a dichos compane­roso Al Uegar , ;a1 , rancho del senor Hipojosa, me encontré al · senor, Alvarado, qui~n dij,o ,ha ber recibid() mi carta y no dio expIicaci6n satisfactori~ , qne justificara el no dar cUqlplimien-

'. • I

to a mi peticion. En el rancho era ,n~cesario mantener li todos 10s individuos que llevabamos; . no hal?la fondos, ,ademas el senor Alvarado que debla indicarme donde podria hablar con el ~efior Guerra., . me dijo que no sabia ,nada de él. Por estas razones envié' 3: , Onésimo Espinosa ci esta Ciudad, para C0mu­nicar las noyedades ocurridas y pedir fondos. Esta comision

, ,

la desemp~no el Tenien te Espinosa con el . celo que le es ca-racteristico: . Estuvimos vivaqueando en las margenes del Bra­vo sei~ ,dias" y dllrante este tiempo fué llegando la gente de C. Gu,èrra , què por total s610 dio el numero . de 8, incluso el mismo ,senor Gue'rra. La permanencia e,n el vivac era insos­tenible dada la ' indiscIplina de la gente y su temor de un de,. nuncio a las ,autoridades americanas. Tuve que convenir e11

. . . . , .

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que se enviara uno de nuestrOfi mejares: hombres en busca de· D. C. Guerra para saber de él, pues se terrian noticias de que en estado dé ebriedad, habia amenazado al Cons1l1 mcxicane en Del Rio, diciéndole: "Avise il su ...... Gobierno que el dia l°. me paso." El individuo que fué cn busca del senor Guerra lo trajo a) dia siguiente, dicicndo qlle lo habia sacado de la casa de uIrt> dG sus parientes, donde se encontraba es­condido. Llcgo el senar Guerra al vivac el dia G à eso dc las 2 p. m. Se recibieron 12 monturas, algunas incompletas. El senor Guerra sabiendo nncstra presencia en l'l vivae, no· tuvo la deferenci-a ni siquiera dc saludarnos. Mando [t 108 in­dividuos elel grupo a que escogieran sus monturas, quedando para Espinosa y para mi solo dos fnstes sin aciones, sin ein­eha, sin ma~zana, sin bridas, sin sudaderos. Tuve que iniciar mi saludo al senor Guerra y me dijo que usted le habia en­viado ya un l'ecado con un senor Trcjo, que hahla recibido las 70 carabinas y cl parque y que no era posible organizar 70 ii 80 hombres como lo esperaba cl Nucleo dc la Rcvolucion, que era indispensable pasar el Rio, porque ya las antoridaeles americanas tenian conocimiento de nuestra presencia. Insisti en lo conveniente de avisar por telégrafo, como usted con vi-

En vista de ésto avisé por correo. Pregunté si tenia a gunas instrucciones de nosotros y me dijo que no. Entonces le su­pliqué me permitiera que lo acompanaramos si no le éramos muy estorhosos y tuvo que admitir nuestra prcsencia. El dia 7 de Enero se efectuo el paso del Rio, quedando establecidos Espinosa y yo casi todo el dia dc centinelas en una eminencia eercana. El senor Guerra con 4 hombres y un guia fué eH husca· de remuda y rcgreso a las 8 y media dc la nochc, sa­liendo poco después todos para el interior de la Republica. Se hizo una excllrsion muy rapida, quedando asegurada la rapielez de la maniobra por la remuda de caballos qne se ha­da eH cada uno de 108 raneh08 porque lbamos atravezando. La historia de la expedici6n se puede ver cn la copia elel ho­rrador de campo que acompano.

1\Ie permito hacer la siguiente critica: 1.0 :EI armamento que se encontl'aha en Comstok, se dej(,

oculto (' n una cueva del lado americano, pudiéndqse haber . , , ,

efeetuado el cambIO a alguna de las muehas cueva~ que hay en la frontera de l\féxico, lo que 11l1hiel'a permitido disponer dc él con mHs seguridad. IIay la circunstancia. · de seI' menos accesible la frontera de México que la de 108 Estados Unidos, y se debfa haber contado con que cl Gobierno Americano pu­di l'ra enviar fll( ~ I'zas , como mand() , que euidaran la neutralidad.

2.0 El seiior Guerra ahandona completamente BUS cl e­mentos como lo prueba cl hecho de habel'se extraviado dO:1 illdi\"id~os inm ediatamente después de haber emprendido nue,,-

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tra mal'eha y 108 C' \latro desertores d (·l Ran(~ ho de San An­tonio.

3.0 No torna ninguna de las medidas mas elemcntales qu~ aseguren cl orden al ent.rar t'n un rantho ('ualf]uiera, ]0 flue daria por r esultado un éXlto del ('nemigo ('n ('aso d<: tornar el contado. ASI también se demuestra esto con el consenti­miento dc que se repartiera sotol en San Antonio a todos los soldados.

4.0 No se prcocupa en absoluto de la movilidad de su fuerza, pues hace jornadas pesadisimas, la ùltima en que lo acompaiiamos fué de 80 millas, en las que se agota la en ergia dc los soldados, m!ts cuando se trata de gent.e qu I" nnnr a ha montado y que acaban de ingresar al nlovimiento.

5.0 No se torna el tiempo necesario para instrnir ii. todos los hombres cn el manejo de la carabina, ni para limpiar ]as armas, lo que hubiera originado una derrota, encontrandosc con una fuerza ignal a la mitad de la nnestra , pues cuando menos el 50 por ciento de las carabinas no hubiera flIDcionado.

6.0 En el Bancho de San Antonio mc encomed6 arengar a los trabajadores y desempefié esta comision inspirandame en los principios mas puros de moral y de justicia. Terminada mi arenga permitio que Francisco Zamora, con lenguage obceno hablara mal de las antoridades que hoy por hoy sostienen el

actual estado de cosas. El rnismo después de haber prometido que se obrada con entera libertad, arnenazo ii 108 quc no qui­sieran incorporarsenos con colgarlos. Esta amenaza no la juz­go buena ni como broma. Y estaba yo por mi parte resuelto a impedir por la fuerza de mis armas cualquier atentado.

7.0 En las tienda .. de 108 diferentes ranchos, se tomaron efectos por 10s valores que indican mis apuntes, -sin encomen· darse est a operacion a ningun individuo en particular. sino pidendo todos lo que necesitaban, en el mas eompleto des­orden.

8°. Siempre que pude hablar con el sellor Guerra me indi· caba la imposibilidad de proceder en otra forma y yo C'onvengo en que se tiene que comenzar con muchas dificultades y ha­ciendo una organizacion tosca y lenta; pero nunca podr~ ad mitir que se olviden 10s medios mas elrml'nta les de seguridad: comprometiendo, por torpeza o por vall'ntla mal (,-'ntedida, las vidas de nuestros hermanos.

g". El sellor Guerra emplea al Rppresrntande 18 Pren­sa Asociada, en algunas comisiones del ser\'icio, lo que a todas luces me parece improcrndente.

Para terminar con lo relativo il mi informe generaI. agre· garé que simpre que se vé a algun indiyiduo l'n el camino, se desprenden del grupo para aprehenderlo , 3, 4 o mas homhres sin previa orden de nadie, sino por iniciativa propia , que a al"unos de estos individuos se Ies permite continuar au (jami-

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, .

no y a'ìtr05 no, ~in que hasta hoy me ha.ya percatado de cua-les son las razones que impongan tal diferencia tratandose de 1?erson~: todd.s igualmente desconocidas. :Me permito, pues, funda, ° en las razones anteriores asegurar que el senor Guerra C;l-rece de las aptitudes que requiere la comisi6n que se le ha tonfiado l y como tengo motivos para suponer que en igual condici6n, aunqu~ mas 6 menos patri6ticamente, proceden mu­chos de los actuales cabecillas de la Revoluci6n, juzgo impro­pio darles una jerarquia militar superior a la de Teniente, has­ta que no se depure por completo su conducta y se justifiquen su~ procedimientos y aptitudes conentera seguridad.

Obrar en otra forma, es . fomentar en el Ejército de la Re­voluci6n los gérmenes morbosos quenulifican por ahora la fuer­za militar que sostiene al GeneraI Diaz en el Poder, lo que origina un enorme gasto . para el Erario de la N aci6n y una inseguridad completa para las instituciones. No de otro modo puede explicarse, haciendo punto omiso de otras causas, el hecho de que las fuerzas de la Revoluci6n, con armas cuyo alcance maximo es 200 yardas, obtengan ventajas sobre fuerzas . . .

que cuentan con el mejor armamento del mundo, que les asegu-l'a su tiro en magnificas condiciones, entre 300 y 600 metros y cnyo alane e maximo es de DOS KILO.METROS,lo cp.al permi­te una trayectoria casi horizontal. Asimismoparece increible que la Artilleria de lViontana no pueda obtener ventajas en la Sierra de Chihuahua, siendo, como su nombre lo indica, el te­rreno apropiado para su uso.

En los diferentes ranchos que tocamos se incorporaban hombres con.todo gusto, dispuestos a someterse cl la disciplina militar, abandonando sus hogares, . Bevando muchos à sus pro· pios hijos 6 h~rmanos. Las familias lloraban. DoHa el coraz6n al ver aquel desprendimiento de gente humildc que sacrifica lo mas grande que el hombrepuede sacrificar: su mujer y su~ pequeiios hijos, para il' a conquistar la libertad del ciudadano y el imperio de la Ley, quiza, quiza paracaer muy pronto in­rnolados en aras de otra tirania IDas criminal y mas hip6crita .

. Senor Presidente de la Republica: 1\1ucho he insistido eu que se proceda en 108 asuntos de la Patria con lUas eordura y con mas energia. Esta es tal vez .la ultima quc insista sobre cl asunto, y reclamo de ustcd, con toda la sineeridad dc mi alma, que haga un esfucrzo pOl'q\l(~ se eumpla J'ealm(~nte lo promdido. ~alga ustcd de la atmosfera que le rodea; oiga la voz de 108 que sentimos hondamente las desgracias de l\léxil~o y no oIvide, quc si el senor GeneraI Diaz tiene lllUtho la culpa de nuestro ?'l'tual ('staJo y pagad eara . su indif(~renl!ia, sobre u8teù ,pesa una respollsabiliJad màs grande: l\léxico, gohernado por cl Pa rtido Cicntlfieo, eon todas sus ahcrraeÌoncs y In iserias, es preferible al ~ll'XÌt : () dominado por bandadas de aSf.!sinos y

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Dada nuestra actitud sumisa hasta lo inimaginable y nues­tro fervi ente de.seo de hacer posible una organizaci6n 16gica y fuerte, por estar inspirada en la esencia de los principios del arte militar, nos extran6 mucho la actitud netamente ofensiva del jefe de la guerrilla para con nosotros y s610 encuentro una explicaci6n satisfactoria: la ambici6n personal, ni siquiera pa­tri6ticamente intencionada, sino perversa, de los que han hecho el papel de cabecilla. Estuve a punto, sellor, de desafiar al se­llor C. Guerra; pero el interés de conservar la cohesi6n de nuestros elementos y el anhelo ferviente d'SI triunfo de nues-­tra causa, me oblig6 a hacer uso de los restos de mi energia y paciencia, y he venido, sellor, trayendo a mi compallero Onésimo Espinosa 'a informar &, usted de la situaci6n, a -ente­rarle de nuestros defectos, de nuestras ,necesidades, asi como

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tambiéri de la bonda:d de la ,causa que defendemQs, demostrada pIenamente por los hombres humildesde l~s rancherias, que sin vacilaciones se haIi lanzado con nosotros a defender a su Patria,

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fiados ,eii riuestras p'romesas y en nuestras palabras. Vengo a exigìr de usted que imitemos la conducta de eso~; nuestros her­manos~ los mas escarnecidos pero no los in.eno~ nobl,es.Entre 108 soldadosque partiE?ron con nQsotros va el ,sellor Pedro G. U gal-, de~homhre de ma's 'de 40 afios que d.eja asu :fa~ilia aqui y su­plica 'por mi ' conduçto se le dé una ' ayuda ,pecuniaria cada 15 dias, cada 'mes, o bi':m çuando se pueda. Me permito recomen­dar a "este sèfiqr y tèndria gusto en que se atendiera a .su fa­milia. Como he indicaào ' ya, tomamos la resoluci6n de ~pan-;­donar al Sr. Calistoo-uerr.a y al ~legar a l~~ margelles del. Bra­voel dia Il; a ' las 3 ';a. m.~ pasam~,s .3. territorio americano,. de­jaildò ',nuestros cabal~òs y ' morituras ocultos ,en un , carriz'al que"existe eri 1as m~rgenes del rlo del lado americano. Dormi-

• • \ .. • f • • • •

mos 'unas cuantas horas y al buspar nuestros caballos y mon-· turas, no 10s encontra;mos, loq~e' nos hace c.r~er que el senor Guerra -.mando por: ellos; aunque .de esto no tenernos seguridad pIena. ConsiderO malo ' el hecho , de haqernos pasado de este la do y ' de haber dejado nuestros , caballos y monutras; pero creo ' que 'sé nos pue4e di~p~nsar esta falbi teniendo en cuenta nuestros fiIies. ' , Nòs' : p~oponiarnos salir del ra'ncho del sellor Hinojosa a.

los 2p. m. para tornar. el tren en Comstok a las 3 a. rn. de hoy. Reta.rdal1los nuestra marcha y esto nos perrn,iti6 ver, eomo a 12S 5 de la tarde, a un grupo como de 30 hombres, rurales y sol­dados de caballeri~, que se encontraban establecidos en la fal­da de una colina, rna's o menos a tres ki16metros de la posici6n de nuestras fuerzas, cuyo numero ~ra de 50. Como no veiamos ningun 'servicio ' estàblecido en nuestro campamento y como la formaci6n de laE; fuerzas federales era en orden cerrado, supusimos que nuestra$ fuerzas ya s,~ habian retirado y creimos , y ahora estamos seguros: de que éramos yistos de las fuerza s fe-

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derales. Rada un reconocimiento en la frontera del Bravo el je­t' d e la columna que , yo me imagino, era el Coron l Fructuoso Garda, el Comandante de la fuerza de Caballeria y una. es­('olta d e cinco draO'on es; atras venIa un piquete d c ocho rurs­INI, ('om~e rvando una distancia de 20 m etros; el resto de la fner- . za esta ha ft mas 1.1 c ;)00 m etros, cuidando 10s caballos. Supo­niendo nosotros capace il las fucrzas f cde1'ales d haccr nues­t ra persel' ucion en territorio americano, orJené a. Espinosa quc dejm·a las maletas en el ranl'ho, y partimo inru ecliatamentc con direcc i6n ii Comstok. Eran las 5.15 p. lu. Aval1zamos unos 500 metros y ntonces 01010s las primeras d escargas efcctl\adas en­tre laR dos fu erzas. Esto nos hizo conccbir la idea de prescn· <, iar la lucha en una cm in cncia pr6xima para \' r si era posi­hle ser porhidores d el r esultado. Me dctuve yo en un punto y rnRndé il Espil'losa a que hiciera una expIoraci6n, ad virti' ndolc que estòv icra pendiente de mis ordenes. Habria avanzado EST pinosa unos 60 m etros, l'nando oi a mi 'd cre ha l silbido ara '. teristil'o d e una baIa de Mausser, y entonte~ ordené a Es.pinosa qu 8 r ' gresara para seguir nuestro 'camIno il Comstok ya sin dilaciones, toda vez que Duestra presencia era conocida del

trae sospechas y ra 'DO t9viinos ningun trastQrno ~ast~ legar a omstok a las 1'1 p, m. ·Nuestra. 'ms'rcha la, IUprendirpqs CQO

toda )entitud y putliritos èOrtiprob'~r ' <l~e ,er i uego, qlJ~ l,en un ' principio fué mu)" lento, tuvo su Imayo,r r~pì9 cz ~ un "Cfi acio como oe 20 'mirttos, y "en 8eg~ida ~6ntinu6, le~~p durapte Ul ~ un8 hora. I ' , " . ,

. N'O' lsabèbl'os cu81 haya ·sido ·el .r sul,taào, ' lÌunque Re n ,ip: fOl'tn6'" o onl'Rtok, ' po'r ' un ' si~p~Ùlz~d.or, 4ué ',r ;~i~<? ' ~~u,yo de 'DU' f}tra -part'e, y y6 DO lo' dndo ,por ocupa~ Pl\ tra ~uc,rz~ una"pb' ici( n io làtivame1lte' lmiena' y protrar J~s fu 'rzas l (}o'bi~rn Mi ord il ' 'ce'rrado. Es' posibl " qu ),ulyan ID U . io 1.0 .. lo. 'j f R 'drr'aP 'si los' ' npestro8 Iograron ha ' rRC ~ t\nH' a ,'anznda l5i l>'n siahl cida. D s am vivament l ~,it ùu nu" trnR fu e Zrf ; pC'ro l hl (l 'O d n hab r id s ' tidà la tropa f d('ral sin , l ~ill\S 'uaptas J10ras nnt 8 d·1 , o u r}tr~"d -mu('stra la '/"onfiania d nu stra g ot . La mar 11a d la n 11 antt'f"i r huhi 'r6 Riò dc DR 'u ·ia fataI R, tuo fatal l; qu n h n h ri a t n 1 , 7. q u i h II cl i ra r t R t i g d >1 n' u n t r El i l Il

tr pn d l (1 bic rn f tuao su ataqu n 14- h ra d anti­f'ipa r ion l flu e no O u tro improhabl dada la lan ra qUt la itada fu rza f d ral n 11 vahan.

L 'a 'nalidnd t la ,J ti ia ivina h o hah r brnd n nu . tr trillnfo, i r nlm nt l hub.

D t III <1 R, Run n la rl !'r ta d nu tra fu ' rzu I

juz , t'l m v im i 'nt lih ral ~ ptibl d a] r.an1.llr un triunf d -fini ti\' y r (, dI ra m{i qu n un ea , iodisp n. ab l ' la pr . S ' o eia cl , u. J 'o l a mp d p ra·j n para ntr 1 r 1 .

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bidamente 10s diferentes elementos y para hacer efectiva la unidad de mando .

Termino mi informe, senor Presidente, asegurando a us-ted la sinceridad de mis afirmaciones y suplicandole de corazon que les dé la atencion que merezcan, resarvandome el derecho .de publicarlas cuando lo juzgue oportuno.

San Antonio, Tex., Enero 12 de 1911.

• Rafael A aro •

Capitan Técnico de Artilleria .

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Ademas de fnndar mi deseo vehemente de que entrara ~uanto antes el senor Madero a México, en las razones ex­puestas en mi informe, invoqué las razones siguientes, expresa- ' das de palabra:

l°. Evitar que 108 jefes de guerrillas cometan abusos o que permitan que 108 cometan sus soldad08, porque a pesar de las favorable8 noticias que la prensa americana hace· cir­cular 80bre el manejo de 108 rebeldes, por conductos de mas' crédito se sabe que se han cometido ya acciones bastante re-procbables. ' .

2°. , La N acion entera sufre grandes tro~tornos con el mo..: vjmiento. El establecimiento del Gobierno Provisional, pudien­do violentar la finalizacion de las operaciones, contribuirla a disminuir nuestros males.

3°. Tiende a producirse un sentimiénto de animadver..: . sion bacia el Ejército l\fexicano, y juzgo este sentimiento per­nicioso y fuera de razon. El soldado mexicano, Bosteniendo a la

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Dictaaura con el celo y valor que justifican IiiS iiltimas noti-­cias y que yo he tenido oportunidad de comprobar 'en el cam­po de batalla, es digno de torlo elogio y da una prueba eviden­t,e de lo que podra esperarse de él, bajo otra direccion y en con­diciones distintas de vida. No puede seI' responsable 'de su fidelidad hacia ti Gobierno del GeneraI Diaz, porque no SQ­

le ha. demostrado nunca la ventaja del movimiento, y aun sien­do conocedor de esta ventaja, creo que cumple con su deber.

Los directores de la Revolucion deben esforzarse porque­cese la mala voluntad hacia el Ejél"'Cito, y muy en particular hacia el soldado raso. No debe perderse de vista, que la Pa­tria mexicana la constituyen todos 108 elementos buenos o malos que en la actualidad luchan; apoyando al Gobierno del GeneraI Diaz, sirviendo a la Revolucion, o permaneciendo co­mo simples espectadores, y que si se quiere hacer una obra buena y c1uradera, no debe ser el odio quien condenc al Ge­neraI Dia y a sus Ministros, sino la J usticia N acional, fria é inflexible, eomo aparece en el Cerro de las Campanas, segan­do las vidas de l\:laximiliano, }\1:iramon y }\iejia. No deben oI­vidar 108 directores de la Revolucion, tampoco, que su tra­bajo no termina con el ultimo cartucho quemado, sino qUf- alli' . . " , , .. empleza; y que se necesltaran mas energlas y mas patr1(\tIs-mo para, realizar la segunda parte de nnestra obra que la pri­roera. Qnèdan en pié 108 mismos problemas cie qll<:- se ha.~i} 1'('8-

ponsable al GeneraI Diaz y a iU Gobierno t(l'G.o. Los diJ·.~cll)res de la Revolucion s610 podran Ievantar la frente ~atisfechos de su obra, cuando hayan entregado a là nueva generacion, con la paz de la Republica, 108 medios de poder conservar esa paz por tiempo indefinido.

La fracasada expedicion de Coahuila me puso en eondicio­nes muy ventajosas 'para conoeer a fondo a los hombres de la Revolucion. Pude convencerme de que no me habla equivocado en mis juicios anteriores y estaba en posicion mas solida para aconsej~r al senor Don Francisco L l\-fadero, ciertas medidas que en el fondo tendian a cimentar firmemente nuestra futura nacionalidad.

Las medidas de referencia fueron las siguientes: Admisi6n de americanos. Agradeciendo en todo su valor

la visible simpatia que el pueblo americ~no ha - demostrado desde un principio hacia nuestro movimiento revolucionario, he creido siempre incon-yeniente la admisio~ de americanos en nuestras filas, y asi lo a-consejé de modo terminante, no solo al senor Madel'o, sino a las diferentes personas que fun­gian como directoras.

En primer lugar, se trata de un asunto netamente civil, que debe seI' deslindado por la fuerza intrinseca exclusiva de cada Partido. En segundo lngar, teniendo en cuenta las l'eIa­ciones ulteriores de M éxico y Estados U nidos, no puede negar-

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• , ,

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se que ' por ley natural ambos paises estan e:s:pues'tos a te­ner ?hoq~es, y la admisi6n de americanos como soldados, 'pro­porclO~a a los Estados Unidos un medio de gran valor para sus operaclOnes, desde el momento que todos estos individuos se V'an compenetrando de nuestras costumbl'es y van conociendo palmo a palmonuestro ~erritorio. Debo 'agregar, como dato muy satisfactorio" que' la presencia de americanos èn nuestras filas fué siempre vista ' c9n bastante d-esconfianza 'por la ' ma­yoi1a de lluestros soldados. Por ultimo, el mismo Gobierno Provisional, comienza creandose dificultades, toda vez que tiene que recompensar los servicios de los americanos y recoffi­pensarlos bien, no "obstante las protestas de quc entran sin eondiciones, lo que dara por l'esulta do un principio de di6gus­to en el pue bIo mexicano.

Grados que deben darse 2, 108 jefes,de guerrilla. El aetual Ejército Mexicano esta dirigido: por militares, viejos, que ob­tuvieron su posici6n en las revoluciones pasadas, y por miE­tares técnicos, salidos del eolegio :Militar.

Los militares -viejos, por el medio especial de que salieron, carecen de las aptitudes, actividad é iniciativa que necesita un organismo para progresar vigorosamente; los militares j6-vene s, los técnicos salidos del eolegio lVIilitar, s610 han desarro­llado sus aptitudes financieras, 6 la adulaci6n y el servilismo;. son elementos que ven en el Ejército su salvaci6n, porque estan muy mal preparados para la lucha por ·la vida, incapaces tam­bién 'de producir nada bueno. (Ya lo han demostrado prMtiea­mente en la actual revoluci6n, como se vera después ) .

A la :sombra de €stos dos elementos se ha desarrollado uno tercero, que constituye la gran mayoria de 108 J efes de Cuerpo y oficiales, que, como se comprendera, es igualmente malo. El Ejército lVlexicano, bajo direccion tan torpe, ha formado unà' 'èaiitiaad èx'traorLlìnària ' de ofic:ia1es :superlorcs y tod'avia vemos, que, sin previa averiguaci6n exacta dc 10s acontecimien­tos, sigue formandolòS[' Pùes' :-bieti, ' si ~ fi] movimiento liberaI triunfa, como todas las probabilidades parecen indicarlo, y nosotros sin discreci6n, hacemos capitanes, mayores, coroneles y genel'ales, tendremos que habérnoslas con una infinidad de ambiciones, . quC' quiza sean dificiles de aplacar, si queremos ilO introducir- en el ,futuro ejército, elementos iL tudas luces per-

• • n1ClOSOS~ .

Creo, y asi hice saberlo al senor Don Francisco I.lVIadero, que los, grados de Ios jefes revolucionarios; deben seI' con­eedidos con : gran discreci6n y previo conocimiento exacto de' s11s' méritos. . '. ' , ,',

, . . .. - . . . . ' . . ~ ,. . . . ' _ ~ Organi?:aèion! , CQll!;leCuente , c,on la .idea de ar;qlonizar 10s priIÌcipios.':qlil,it'3.fes~ , con, el C,aracter "il gén~rò d,e yida ' ~e 108 gue,­rrilleros, 'propuse al senor lVladero' la siguiénte divisi6n: ' . '

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Batallon. 3 Compafiias.

Compania. 3 Secciones.

Seccion. 3 Pelotones.

El peloton et la unidad minima y lo considero formado por 30 hombres; dos gUlas cabos, y UD sargento que sera su comandante. Considero al peloton como uDidad independiente, porque las guerrillas estan de tal manera formadas, que es di­ficil de primera intencion fraccionarlas y mi objeto era armo­nizar, como he dicho, mis ' aspiraciones como soldado, con las costumbres de la gente.

El numero de individuos que tiene, por regIa generaI uDa guerrilla, no pasa de 50, casi siempre es inferior a 30. Este nu­mero me parece mas conveniente, teniendo en cuenta las uni­dades superiores, (Seccion, Batallon).

Considero la Seccion dividi da en 3 pelotones y el Batallon en 3 secciones, para introducir desde luego 10s tres elementos de combate: Linea de tiradores, Sostén y Reserva, y grabar en la ruda imaginacion de nuestros soldados, la imperiosa ne­cesidad de no comprometer desde un principio todo lo que uno tiene. .

&ta organizacion se iria haciendo efectiva conforme lo permitieran las circunstancias, y tiene también como fundamen­to las condiciones especiales de vida en el territorio nacional.

Como complemento de la organizacion militar y como auxiliar poderoso del importantisimo servicio de exploraci6n, propuse la compra de buenos gemelos.

Intentaba después iniciar un rudimentario sistema de se, nales.

CONDUCCION DE LOS TRABAJOS EN LOS C •

DE OPERACIONES.

Mi opini6n sobre este particular fué bien precisa y comple­tamente clara. Antes de tomar la ofensiva, considero indi8pen­sable, concentraI: nuestros elementos, organizarlos, discipli­narlos y después, ya en el terreno, pensaremos en un pian de

-campana. Los planes de campana, dije muchas veces, siempre 80n

buenos, cuando pueden realizarse; pero DingUn pIan de campa­na dara resultados, por brillante que se le suponga, 8i la gente no obedece a sus jefes en los momentos de peligro, y presen­ta la espalda al enemigo. Siempre fui contrario Il considerar al soldado federaI como cobarde y al rebelde como hombre su-

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perior; creo estar en condiciones de dar a cada quien. lo que se merece, porque siendo militar, conozco al Ejército de cerca y siendo también revolucionario y habiendo pasado ya algun tiempo en el campo de operaciones, conozco 108 elementos de. la Revoluci6n y soy de ella partidario por principio. . :

Adema8 de estas indicaciones de orden generaI, hice otras varias de detalle, siendo las principales de ellas, la atencion qne~ ·merecian los j6venes oficiales, que junto conmigo, estaban dis- : puestos a sacrificarse y habian ya comenzado a hacerlo por el bienestar de nuestra Patria. Con gran pena tengo que" co~sig­nar aqui, que no fUI atendido nunca. Podra verse en la conti-: nuaci6n de este trabajo, que las medidaS de organizaci6n no' se -aceptaron y est aria bueno que no se hubieran aceptado si se hubieran aceptado otras cualesquiera; pero no h~biéndo~e' hecho nada en este sentido, creo que mis proposiciones, aun siendo malas, debian haberse apoyado.

Cuando propuse que se compraran anteojos para comple­tar el servicio de exploraci6n, que nun ca me cansaré de decir que es esencial para la buena cORducci6n de las operaciones mi­litares, y la clave del éxito en la mayoria de los casos, se me contest6 que los campesinos no necesitan anteojo, que veian' mejor a simple ' vista. Proponiendo la compra de relojes para normalizar el servicio, se me dijo que los campesilios calcula­ban mejor el tiempo por Ias estrellas. Y lo que es mas sensible, mi esfuerzo fué mutil para conseguir que a mis compafieros se les guardaran las consideraciones que rperecian y se les pro­corcionara lo necesario para cubrir BUS necesidades personales, llegando al grado de que un oficial tuviera que desempefiar un trabajo rudo en Eagle-Pass, para proporcionarse la subsis­tencia. Entro en detalles de este género, porque creo daran luz completa para juzgar una faz de la cuesti6n; me abstengo de hacer comentarios en lo que se refiere nada mas a nuestras per­sonas, y si s610 se tratara de mi, no me atreveria: ni a sefialar el punto.

Terminada mi comisi6n en Coahuila, sali de San Antonio para El Paso, con objeto de indicar al sefior Don Abraham Gonzalez, que procurara arreglar la entrada del senor Madero ti territorio nacional, lo mas pronto posible. Yo debla esperar en El Paso hasta que entrara el sefior ~iadero, para incorporarme a él formando parte de su Estado Mayor.

El deseo siempre bien manifiesto que tuve porque el senor Madero se pusiera al frente de la Insurrecci6n Nacional en te­rritorio mexicano; deseo fundado en razones que para mi eran evidente s, y que no s610 podian tomarse . como exclusivas del bien generaI de ~1éxico, sino aun como personales para Don Francisco, pues que tendian a darle el relieve a que debe aspi~ rar como jefe del movimiento, sin tener en cuenta razones mez­quinas de conservaci6n propia, aument6 mi empeiio cerca de D.

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Abraham G onalez, para arreg lar la en trada cl ~Iéxico del senor :M'adero.

'El senor Gonzalez, guiado tal vez por consideraciones de amistad hacia Don Francisco, no se perocup6 O'ran cosa del asunto, y se necesit6 que la Casualidad lumin:ra a Pascual Orozco, haciendo~na brillante marcha sobre C. Juarez, para que Don Abl'aham Gonzalez, mas con el fin de deslumbrar aI seno l' l\Iadero, que por otra causa, lo mandara llamar. El dia 28 de Enero se sabe, por la prensa americana de El Paso, que h~ sido descubierto por la policia secreta de C. JWlrez nn envio de cuatro cajas dc municiones Mausser, que los revolucionarios de El Paso hacian para las fuerzas de Chihuahua. Como con­secuencia de, este hecho, son detenidos en Juarez, varias perso­nati y entre ellas, Bartolo Orozco, pariente del jefe insurrecto P&8cual Orozco.

El dia 30 de ,Enero se tienen noticias de la destrucci6n de lID tramo bastante grande del F. C. C. 1\1., lo que deja a C. Jua­rez incomunieado del resto de la Republica. P. Orozco logra in­terceptar dos trenes de pasajeros y uno de carga; permite la salida de un tren que llego a C. Juarez el dia l°. de Febrel'o, a las 12 p. 111., con pasajeros, y usa los trencs sobrantes para efectuar una marcha por ferroearril, avanzando sobre JU[l­rez, a cuyas inmediaciones llèga cl dia 2, sufriendo la pérdida ' dé varios hombrcs por haberle vola do un tren, un escuadron de Caballeria que sali6 de Juarez con e:o;c fin. Este accidente no es de tal trascendencia que impida el éxito de la ruaniobra que se esperaba con ansiedad por Ios pueblos americano y me­xicano: la toma.de C. Jwirez.

Tres dias consecutivos se ruantuvo el intcré:o; crccicntc de todos los simpatizadorcs del movimicnto. Paseual Orozco llcgo a: ser el hombre del dia en los Estaùos rnidos. Este favorab le aspetto de la causa liberaI , grandemcnt e aumcntado ìJor la variable imaginaci6n de las lllasmi, hizo que Don Abraham Gon­za){ ~ 7. :o;e rcsolviera a llamar a Don l,-'raneisco 1. l\Iaùcro, pre­tendicndo que entrara a U. Juarez luego que eayera csta po­blacion en manoa de Orozco. Se dijo en la prensa que Ios anti­rt~c'leccionistas esperaban celebrar el aniversario de la pro­Juulgacion de nuestra Carta ,Magna, en cl mislio lugar que protcgio al gran patrie io de la RepuLlica, en mejores ticmpos, haei endo del 5 dc Febrero un dia solemnemente glorioso

Por desgracia, la notable marcha de Orozco no dio cl rc­sultado que dc ella se esperaba. El dia 5 de Febrero, cl yalien· te Jcfe del Ejército ,Mexicano, Coronel Antonio :r.1. Rabago, Jlego por ,el F. ~fex. NW., basta Bauche, punto situaùo al SUl' de Juarez, y alli fué atacado por 1as fuerzus de Orozco. El Co­ronel Rabago se sostuvo todo el dia 5 heroicamente y logr6 lilir1.al' a las fuerzas de Orozco. entrando a C. Juarez, cl mismo dra, il las lO p. m., con maa de cien hombres, lo que eambi6

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por completo la situacion de las fuerzas federales, que un mo­mento. se creyeron completamente a merced de la InsurreccI6n. Se supo,. al ava:r:zar ~rozco sol?re ~ua~ez, que venia solo a po­~er. en hbertad a su tlO y que nabIa hecho la amenaza de que:

SI un cabello de la cabeza de su tio era tocado, tendrlan flue componérselas las autoridades de Juarez." Al dia ~iguiente de haber entrado el Coronel Rabago a C. Juarez, las fuerzas de Orozco no sabian nada de su jefe; horas mas tarde se supo de él.

Las fuerzas dc Orozco estaban a inmediaciones de .J ufirez en situaci6n precaria, sin elementos de boca de ninguna clase~ Era necesario tornar alguna determinacion, y no siendo ya posiLle el ataque a la ciudad, se imponia la retirada.

La ~Junta Revolucionaria de El Paso, que t enia (lomo ca­beza visiLle a Don Abraham Gonzalez, estaba obliogada ti to­rnar medidas salvadoras vara la columna de Orozco. Habfa fracasado ya la risuena situacion que un momento eoncibieran cabezas ilusas, se estaba delante de un peligro inminente y €ra preciso entonces, mas que nunca, dar pruebas de serenidad y de cordura. lVluchos de los hombres de Orozco lo abandona1'on internandose a terirtorio americano; era indispensable no des­perdiciar los elementos bastante valiosos de la Insurrecci6n, tanto Ror el beneficio que la causa reportaria, como, y princj­palmente por el bienestar que reportaban sus prineipales 1308-

tenedores. lVlas Que nunca. entonces, me afirmé en la Ilecesidad de que Don Francisco L l\'1adero entrara a la Republiea sln vu­cilaciones, con una dosi! enorme de valor y de abnegaci6n, para ponerse al frente de esos elementos desorganizados y ham­brientos, y organizarlos y conducirlos con firmeza a la conse­cuci6n de los fines que perseguian; demostrando el Candidato a la Presidencia de la Republica que era precisamente eD la hora de prueba, en la que tomaba las riendas de la parte DI'ac­tica de la Revoluci6n. Consideraciones de amor propio mal entendido a juzgar por las disculpas expuestas, indujeron li, , . Don Francisco I. }\t[adero, sugestionado por varlas personas (Licenciado GonziLlez Garza, senor Abr~ham. G0.n~alez~ Dr. Vazquez G6mez), a · retardar su entrada a terrItorIO naclOJ)31.

La noche del 19 de Febrero del cOl'riente ano, en la residen­eia de El Paso, Tex., del senor Don Bl'aulio Hernandez, RcmaI Secretario del Despacho del Gobierno Provisional del Estado de Chihuahua nos reunimos para despedirnos del l'Jefior :M a­dero que ~staba oculto en la casa del senor Hernandez, 108 se­nore~ Ingeniero Eduardo Hay; Salvador Go~ez, Roque ~on­zalez Garza Octavio }\Iorales y yo. Tal pareCla que el obJeto de la reuni6n no era otro que convencerme de la neeesidad que tenia el senor l\ladero de quedarse en territorio americano. Inutiles fueron los esfuerzos de todos los presentes, pues yo no admiti ning-una eAcusa, y del modo ffias elocuente posible les

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manifesté mi oposici6n. El senor I.Jicenciado Gonzalez Garza ne­go li decir que yo sentla que el senor .1Iadero no entrara, por­que querla tener el hono1' de for1llar parte de su Estado l\fa­yor, a lo que contesté: cc No es para mi un honor formar par­te del Estado lHayor del senor Madero. Creo que su presencia en l\tIéxÌco es necesaria por razones de conveniencia nacional y lo aconsejo porque he estado en México y he visto las desgra­cias que aquejan a nuestra Patria; por lo demas, he demostrado que acato todas las disposiciones y entraré con cualquiera per­sona que manden."

J uzgo necesario hacer aqui un paréntesis: En la entrEwista que public6 El Ahuizote, fecha 5 de Agosto, el senor l\1adero, con visible disgusto, afirma · casi, que yo n l )

llegue a estar en campana, pues dice: ....... "y esto de "l\[a-dero· sin J\fascara," diga usted que este senor no fué jefe de mi ·Estado Mayor. YO NUNCA TUVE ESTADO MAYOR. AGUlLAl~ FU~ DESTINADO ATJ ESTADO l\fAYOR DE SO­TO Y NO ESTUVO TAMPOCO ALLI PORQUE NO PASO EL RIO A TIEMPO. Y \) también publicaré mis apreciaciones y el 'pnblico juzgara"..... En carta posterior, dirigida al senor ~iigue l Ordorica, Director del peri6dico de referep.cia, rectifica Don Fl'aricisco su afirmaci6n anterior, con la postdata: "Ayer, mientras conversaba con su representante, vi A LA LIGERA, un i'ubro con que encabeza sus memorias el Capntan Rafael Aguila·r, y :ME p AREClO que decia que habia si do J efe de mi Estado lVIayor, y le dije li su representante que no era cierto; pero ahora Ile visto que dice: "Oficial del Estado Mayor" y IC8 manifi csto QUE REALMENTE PUDO CONSIDERARSE COl\IO TAL." · .

. .' No creo que se necesite comentar mucho este incidente, que po.ne d e manificsto la poca sangre fria del senor l\fadero, que se inrnuta solamente al considerar que voy li publicar mis me-

. . . .' .

morias, y ni siquiera: tiene la calma necesaria para ver que no nw Hamo J efe~ sino oficial de su Estado :Mayor.

La postdata de su carta me basta para que se defina ~i .la­bor y el publico comenzara a juzgar, de parte de quién estan, la yerdad y la justicia. . . . Por lo demas, tal parece que el senor l\.fadero cree que yo tengo algùri empeno en considerarme como oficial de su Estado Mayor, y es preciso que se sepa bien, que yo nunca he consi­derado como un honor el formar pa rte de una comisi6n r evolu­cionaria : puse mis servicios incondiciemales del Iado de la cau­sa delpueblo; por eso fui a la Revoluci6n, y por eso también, ~r(mquc me cueste muy caro, desenmascararé iL 108 falsos ap6s­wles de la Democracia, y con la conciencia tranquila espero, que si el mérito de mi labor no puede r econocerse luego, dia llegara en que se r econozca, y ent~nces aparecera, con clari-

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dad meridiana, la pureza de mi caracter, del cual si me en-orgullezco. .

Continuo la relacion de 108 acontecimientos. . . Se me dijo también que f, como era posible que entrara el

senor Madero a ponerse al frente de las fuerzas de Orozco y comen.oora por retirarse 1 El mismo senor Madero, que siem­pre se habia manifesta do entusiasta por entrar a México, me dijo que consideraba la situacion de las fuerzas de Orozco muy critica. Por ultimo, cuando no habia mas que contestarme, se me obligo a callar con lo siguiente: "Razones de alta politica que usted no puede saber, obligan al senor Madero a quedarse en 108 ~stados Unidos."

Bien comprendia yo la inutilidad de mi esfuerzo, asi es que no quedaba otro recurso que obedecer y sujetarme a la.s determinaciones que el senorMadero tomaba como salvadoras.

Tanto el senor Madero como Don Abraham Gonzlllez se vieron obligados a entrar a México algunos dias después, por la orden de aprehension que las autoridades americanas dicta­ron en su contra.

El senor Madero determino mandar al senor Coronel J osé de la Luz Soto con el caracter de 2° jefe de la 28 zona militar, a encargarse de las fuerzas de Orozco y hacer la concentra­cion de todos los elementos dispersos que se encontraran en el Estado de Chihuahua. El Coronel Soto seria ayudado por un Estado l\Iayor compuesto de las siguientes personas:

Ingeniero Rafael Aguilar, Ingeniero Eduardo E. Hay, Jo­sé Garibaldi, Raul Madero y Roque Gonzalez Garza. ESIto se­gun la orden escrita que el senor Don Abraham Gonzaléz dio al Coronel Soto.

Deseando Don Francisco L Madero conocer mi opini6n sobre las medidas adoptadas, me pregunto: ,( ~ Qué le parece a usted Don J osé de la Luz Soto 1

Opino que el senor Soto no esta a la altura de la situaci6n. Para juzgarlo tenemos como seguro el hecho de que lo hayan desconocido las fuerzas de Ojinaga, obligandolo a interllarse a territorio americano. No tuvo éxito esta concisa y sincera con­testacion mIa.

En El Paso me encontraba yo acompanado por el senor Octavio 1\110rales, joven que abandono su carrera en el Colegio Militar para servir en las filas rebeldes. Acatando la orden -vel'­baI del senor l\fadero, debiamos salir para incorporarnos a Oroz­co, el 9 de Febrero. Mi companero 1\10rales y yo no pudimos salir ese dia. El senor Coronel Soto, acompanado de las otras personas que formaban su Estado :r.layor, sali6 a las lO p: m.

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.

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Al Uegar al punto de paso, solo el senor Soto se quedo en terri­torio americano, alegando que era muy feo comenzar mojan­dose 10s piés. El Coronel Soto paso al dia siguiente en automo­viI. De 108 acontecimientos ocurridos en el campo de operaeio­n($ ]08 diRS lO Y Il, no puedo dar detalles por haberme incor­porado cl dia 12.

Fué un hecho que al presentarse el Estado :Mayor que Don Francisco mandaba a Orozeo, enterado éste del objeto de di­eRO Estado Mayor, no quiso obedeeer las ordenes del senor Ma­dera, sino que emprendio la marcha por su euenta y habria de­jado al fiamante Estado :ll'Iayor solo en las eereanias de J Ull­rer;J si algunos de los comandantes de guerrillas no hnbieran teoido la ideH de obedeeer las ordenes que venian de El Paso, lo que les permitia separase de Orozco, con quien no estaban conformes. Este incidente origino la segregacion de las fuer= ZRS de Orozco. Cerca de 100 hombres se quedaron para acom­p.anar al Estado l\1ayor y Orozco con el resto de su gente; se dirig'i6 al SUI' de C. Juarez. El Estado lVlayor, con su volunta­ria escolta, estableci6 su aeantonamiento en la Congregacion de Zaragoza, pasando muy cerca de C. JuUrez a la vista del

• enemlgo. 12 de Febrero. A las 3 a. m. llegamos al acantonamiento

d.e ~aragoza mi compaiiero Octavio l\10rales y yo, cruzando el Rio Bravo del Norte, enfrente del poblado americano llamado ls\eta. Nuestra marcha pudo verificarse sin que nadie nps la im.pidicra hasta cl mismo lugar en que dormia tranqujJamente el senor Ooronel Soto con todos sus ayudantes, a 25 kilomctros de C. JWlrez, donde habia una guarnicion de mas de 300 fede­ral.es. L:a posicion de Zaragoza tenia un fianco inatacable, el Rio Bravo, limite con los Estados Unidos; al Este se extiende una serie de colinas que podrian proporcionar una buena de­fensa; al SUI' y al Oeste el t erreno es bastante abierto, casi pIa­llO hasta alcanzar las inmediacÌones de C. Jmlrez. El sefior Co­ronel Soto hahlo conmigo y me mostro la orden e8crita, nom­br1todo 108 miembros del Estado l\1ayor en la forma que ya se indleO. anteriormente. Desde luego extrafié en dicho nombra.· micnto la falta de mi compafiero Octayio l\Iorales, y no querien. do lwrir RU susceptibilidad, no hice ninguna observaci6n; pero SI es cxt.rano que aparecieran formando pal'te del Estado ~fa­Tor personas que no tenian ningunos conocimientos militares, como los senorcs Hay, R. ~Iadero y Roque Gonzalez Garza ., a(ln cl propio senor Garibaldi, quien s610 traia de conocido el ilustrc nomhre de su abuelo, y no se eonsiderara al sefior Moralcs, que si bien acahaba de abandonar las aulas sin ter­minar sus estudios, era muy superior, militarmente hablando, a dichos senores.

T ndi(IUé al senor Coronel Soto la convenieneia de iniciar dOHde luego la organiz2cion de la gente; pero se manifestO.

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contrario radical de mis ideas, pretextando que ann no el'a tiemno . .

4 ,

13 de Febrero. Se present6 en el acantonamiento de 2a­ragoza el senor Don Abraham GonzaJez" acompafiado de ltn nuevo. ,ele~ento militar: pon l\'fanuel Garda Vigil, extenient~ del EJerclto. Don Abraham GonzaJez, de acuerdo con el sej.or Coronel Soto y con los sefiores Hay, · Garibaldi y R. Made:ro, despreciando la orden escrita que obraba en poder del Coronel Soto, constitriy6 el Estado l\fayor en la forma siguiete:

Ingeniero Eduaro E. Hay, J efe de Estado :Mayor.

J osé Garibaldi, J efe de la Vanguardia, (a petici6n del m-teresado. ) ,

Ingeniero Rafael Aguilar, l\-fanuel G. Vigil y Octavio Mo­rales, oficiales de organizaci6n.

Roque GonzaJez Garza, Juan Figueroa y Eleuterio : lIer­mosillo, Proveduria.

Raull\Iadero, Secretario y Tesorero. Salvador G6mez, Ayudante del Secretario.

~)!:

• * *

,

'Es notorio en la divisi6n anterior el deseo marcado de ID8-

nospreciar la personalidad de los unicos elementos milita1l'~s conque se contaba; menosprecio que no podia justificarse por ningun hecho' concreto y que revela a las claras una ambieilm hip6critamente encubierta y un desconocimiento absoluto d~l

,trabajo que se pretendia llevar a cabo. Se vé también inicim.se el germen de la adulaci6n en el cargo especialisimo que [Ile 00 al hermano de Don Francisco 1. l\1adero. El senor Garibaldi ,se presentaba de improviso, hablando de operaciones militares en gran escala llevadas a cabo por él en el viejo mundo, preteli­diendo que habia organizado ejércitos de mas de 100,000 hom­b~es y que habia estado ya en muchas campafias. :Mi . en particular era bien dificil. Por los servicios que ya habia yo prestado a la Causa, por mi despacho de oficial téeni~o de Artilleria y por mi independencia de caracter en mas de una vez puesta a prueba~ se podia pensar que mientras no huòiera elementos definitivamente superiores, a mi me correspondia y en mi se iba a depositar el cargo de J efe de Estado Mayor.

Se comprendera que por delicadeza, no podia yo l'eelamar ese puesto aunque mc considerara capaz de desempen.a .. lo. Comprendia yo perfectamente que la divisi6n aceptada eIa mala; me senti lastimado desde luego cuando todolS eran jete8 y a mi humildemente se me consideraba como oficial dè ·o:r­ganizaci6n. Debo decir que el sefior Garibaldi, dandose CUenl3.

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de la diferencia establecida, indico que se cambiara la palabra oficial por la de jefe. Dada la brillante aureola que a toda costa s~ pretendia que adornara al senor Garibaldi, me extrano que no protestara contra la division establecida, toda vez que pue­den encontrarse a primera vista cargos incompatibles, como sou: J efe de Estado Mayor y J efe de Organizacion. Estos in­cidentes solo sirvieron para comenzar a orientar mi opinion, acerca de los nuevos elementos que se introduclan en las filas rebeldes y con el fin de no poner ninglin obstaculo a las opera­ciones y para no lastimar a ninguna de las personas que conmi­go constituian el Estado l\1ayor, personas todas desconocidas para mi, acaté de buen grado y sin observaci6n de ninguna clase la distribuci6n de funciones. Se reunio a los individuos que fungian como comandantes de los diferentes grupos, para dàrlès a conocer las determinaciones tomadas por el senor Don Abraham GonzaIez. Los referidos comandantes eran: Maria­no Hernandez, 32 hombres; José F. Delgado, 30 hombres; For­tunato Casavantes, 22 hombres; l\1aximo Castillo, 22 hombres; Emiliano Triana, 7; Manuel R. Andana, 4 hombres. Iba con un grupo de americanos el senor R. Marrington, que no asisti6 a la junta.

En medio del entusiasmo caracterlstico de la raza latina, se aprob6 la divisi6n de trabajo y hubo promesas muy forma­les de cumplir todos eon su deber y esperanzas de triun[os decisivos para la Causa Antirreeleccionista. La base de la. .divisi'on siendo falsa, muy pronto el Estado Mayor, fué el pri­mero en dar pruebas evidentes de desequilibrio. Inmerliata­mente. después de ·verificada la presentaci6n del Estado ~[ayor, inicié el establecimiento del servicio de seguridad. ERA BIEN PERCEPTIBLE EL DESEO DE LOS COMANDAN'rES DE GRUPO DE ACATAR Y SEGUIR NUESTRAS DISPOSI­CIONES.

14 de Febrero. A las 3 a. m., con una escolta de 20 hom­bres fui a recibir al senor don Francisco I. ~Iadero , quien se present6 inesperadamente y, segun supe después, obligado por nna orden de aprehensi6n que en su contra habian dictado las ,3,Rtoridades americanas. A laa 10.30 a. m. se emprendio la marcha hacia la Hacienda de San Agustln. La columna fué or­ganizada por mi y su marcha se hizo obedeciendo mis 6rdenes. El senor Garibaldi emprendio su marcha con una hora -de anticipaci6n para desempenar' sus servicios como cxplorador y aposcntador. Después de una hora y media aproximada de marcha, noté que los exploradores del senor Garibaldi habian hecho alto; extraiiando este incidente, puesto que tenia enten­dido el senor Garibaldi por mi conducto que no se detuviera, mandé hacer a lto ii la columna y me adelanté para inquirir lo Que ·pasaba. El senor Garibaldi entonces me explico que Don 1~Tancisco 1. Madero le habia ordenado buscara un lugar al

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proposito para dirigir la palabra a las fuerzas. Hicieron uso de la palabra los senores Don Francis·co I. Madero v Don

• Abraham Gonzalez, continuandose la marcha después sin inte-rrupcion hasta la hacienda de San Agustin, donde las diferen­tes fracciones se acomodaron en un solo lugar, conforme iban

.llegando, porque el senor Garibaldi no habia preparado nin­gun alojamiento, disculpandose con que él creia que la marcha se iba a emprender hasta Guadalupe.

Para progresar en mi trabajo de organizacion, inicié la ,formacion de laorden del dia y de la orden de marcha, som,e­tiendo ambas ordenes al senor Hay para que las aprobara, hecho lo cual se reunio a los oficiales del Estado Mayor, para que tuvieran conocimiento de ellas. Bice la advertencia de que esas ordenes no debian considerarse sino como un prin­cipio del trabajo de organizaci6n yque eran defectuosas, sobre todo en la forma. Las mencionadas ordenes eran como sigue: "Orden del dia 14-15 de Febrero, 1911. De dia para hoy, se­nores J osé Garibaldi y Salvador Gomez; de guardia, la frac­cion necesaria, que proporcionara el grupo del Coma:r;tdante J osé Delgado. El servicio de avanzadas lo dara el grupo del Comandante Maximo Castillo. El J efe de E. M., secundando las . miras del senor Presidente Provisional de la Republica, re­«merda a todos y a cada uno de los elementos constitutivos de aa columna, la necesidad de unir al hermoso incentivo de la palabra el resultado practico de la accion, y excita muy en particular a los senores jefes y oficiales, para que penetrados .8, fondo de sus aribudones no invadan las correspondientes il -sus demas companeros .......... Orden de Marcha. Num. 1. La columna emprendera la marcha a las. 8 a. m., quedando ,constituida en la forma siguiente :

l°. Servicio de exploracion y aposentamiento. Senor J osé -Garibaldi, con dos hombres de cada grupo que proporciona­:ran los comandantes respectivos y que se presentaran al senor 'Garibaldi una hora antes de la fijada para la marcha de la -columna. 2°. Vanguardia, constituida por la infanteria a las .ordenes del Teniente Octavio Morales. 3°. Centro. Lo cons­tituira la impedimenta y el grueso de la caballeria. Los co­·mandantes de grupo mandaran tres hombres montados para -eonstituir la escolta de los carros. 4°. Retaguardia. Grupo del -Comandante Castillo. El senor Presidente de la Republica .acompanado de los senores Gobernador del Estado, J efe de la ·columna y J efe de Estado lVlayor marcharan elitre la van­guardia y el centro." Estas ordenes fueron obj eto de una primera critica, después de aprobadas, que hizo el scnor Raul Madero, quien desistio con las explicaciones del s.:;nor Hay. En seguida el senor Garda Vigil, ex-teniente del Ejército, cri­tico ampliamente la orden de marcha, . dando lugar desde lue­go a sembrar vacilaciones en los miembros del naciente Es-

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tado }ìayor, integrado en su gra.n mayoria por personas ca­r entes en absoluto d-e educaci6n militar. Pasando por alto la inconveniencia de criticar una orden ya aprobada, juzgo ne­cesario hacer algunas explicaciones que aclararan mi proce­der. Los elementos todos que constituian nuestra columna eran no solo ignorantes de la ciencia militar, sino enemigos de ella~ aunque parezca raro que sean enemigos de la ciencia militar hombres que se proponen hacer la guerra. La llegada de lo~ miembros del Estado rvIayor era un acontecimiento nuevo; por lo pronto manteniamos en tension, siquiera por curiosidad, el animo de la gente; debiamos aprovechar ese interés para poner en practica las medidas de organizacion y disciplina, pero de modo que no se fastidiara a nuestros exigentes reclu­tas. Yo, en la mision que se me habia confiado me habia hecho el firme proposito de separarme lo mas posible de las formas militares que aun en el ejército regular considero pernicio­sas, pero que mas lo eran tratandose de instruir a hombres rudos y con un sentimiento muy suyo de la libertad indivi­duaI. ~ii fin era solamente dictar aquéllas medidas cuya rea­lizacion inmediata fuera palpada por la gente, cuyo cumpli­miento pudiera exigirseles, dadas sus especiales condiciones. El trabajo de organizacion, tal como yo lo habia concebido t

solo yo podia llevarlo a cabo, y si se me hacia "Jefe de Or­ganizacion" era indispensable que se tuviera confianza en mi, y no pretendieran todos organizar. Como consecuencia de la critica del senor Garda Vigil, el senor Hay se sintio ya con fuerzas para entrar al mismo terreno y manifesto que éI nG estaba dispuesto li ocupar un lugar determinado en la co­lumna. En la discusion el senor Hay hablo de la conveniencia de quc en el primer encuentro con el enemigo, dejaremos a 10s comandantes de grupo, libertad completa para combatir y que nosotros entraramos con ellos para demostrarles que tam~ bién éramos valientes. Yo manifesté al senor Hay 18. inGon­veniencia de tales medidas que nulificaban nuestra verdadera mision, y le dij e que él como J efe del Estado :Mayor, no debia separarse del J efe de la columna. El senor Hay t enia arrai­gada la idea de que los rebeldes estaban muy por cncima del Boldado de linea, y consideraba las medidas de organizacion y los conocimientos adquiridos en ocho anos de estudios en el Colegio ~Iilitar, como superfluos. Queria, y asi lo dijo va­rias veces a los mismos soldados, que se organizaran pero sin someterse a ninguna disciplina. Apenas en verdad es conce­bible que hombres de amplios estudios, 6 que se dedan con gran experiencia de la vida, pretendieran condueir indis­ciplinadamente las operaciones revolucionarias; apenas 8e COD­

cibe que se prefiera la chusma al cuerpo regular. 'fendrla qua admitirse tal conducta si se tratara de un movimiento instan­timeo y grandioso en que la fuerza se impusiera de modo in-

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'di~cutible, pero no en un movimiento que ,Fa de8arrollandose (ton lentitud y del que . se espera nada menos que la Naci6n ordenàda y pacIfica del futuro.

15 de Febrero. A las siete en punto de la manana esta­ban a las 6rdenes del senor Garibaldi 108 soldados que los 'diferentes grupos mandaban para el servicio de exploraci6n .y .aposentamiento. El senor Garibaldi no pudo marchar luego porque aun no se desayunaba; habia invitado para que lo aeompanara, a Raul Madero y éste senor no estaba listo tam­poco. Esto origin6 un atraso de diez minuto s, que debe re­probarse enérgicamente por implicar una falta cometida por oficiales del Estado Mayor en los precisos momentos en que se comenza ba a influir en el animo de nuestra gente. La co­lumna emprendi6 su marcha a las 8.30 a. m., habiendo sufrido nn retraso de 30 minutos, lo que es bien poco si se tiene en auenta . que es la primera marcha que se efectua y que los comandantes de grupo no habian tenido antes oportunidad de calcular su tiempo. A pesar de haberse fijado en la arden lugar determinado para los senores Presidente, Gobernador, J efe de la Columna y J efe de Estado Mayor, solo el senor Presidente y el Go bernador marcharon en sus puestos, hasta unos 4 kilometros antes del Rancho de las Arenas, en donde :su separaci6n del camino produJo el desorden consiguiente en la columna. Después del Rancho de las Arenas, la marcha se prosiguio en regulares condiciones hasta Guadalupe. El senor Garibaldi no habia podic1o arreglar alojamiento y ésto produjo nuevos desordenes y descontento de la gente. Antes de llegar . .3. Gqadalupe, nuestra columna Iué recibida por las fuerzas rebeldes que con anterioridad se habian aduenado de la po­blacién. La incorporacion de estas fuerzas, duplico nuestro

.efectivo haciéndolo llegar a 300 hombres. En la tarde de este ·dia me acerqué al scfior Hay para que se redactara la orden, y no se pudo hacer est3 trabajo porque al senor Hay le dolia la cabeza y ordeno que se suspendiera. El .senor don Francisco I. :J\.ladero reuni6 a los comandantes de grupo y junto con 108 ~senores Abraham Gonzalez, J osé Garibaldi, Raul :M adero y yo, propuso que se discutiera el pIan de campana que debia ;seguirse. :1\1 i accio!l fué la de simple expectador. Después de 'mas de una Ilora d~ cliscusion desordenada, se convino que al dia; siguiente en la tàrde saliera la impedimenta con la infan­teria y una fraccion de caballeria rum.bo ~ Charcos de Grado. 'Hice notar al senor ~Iadero la c.onvenlenCla de establecer una . , :avanza da en el raneho de las Arenas; se me contesto que ya se habia establecido.

16 de Febrerb. El dia se presentaba nublado y frio. Co-mo a las - diez de la mafiana llegaron 108 individuos que file eneontraban en el Rancho de las Arenas sin otro motivo que el de su vo]nntad. !lice notar ~ 9.QIl Francieco la inconvenien-

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eia de tal proceder y la necesidad de establecer dicha avan­zada no con cuatro hombres, sino con una fraccion respeta­ble. El senor Coronel Soto quedo encargado de este servicio. Se me ordeno a mi que condujera la marcha del convoy que debia salir a las 5 p. m. y que tomara las medidas de prepa­racion necesarias. Ordené al empenoso Comandante Benjamln Vazquez, que diera forraje a las mulas, que engrasara los· earros, etc., etc., para marchar a la hora fijada. Cerca de Ias· 4 p. m. Ile go en automovil del Iado americano una familia amiga del senor Hay y dijo a este senor que habian salido de C. Juarez 500 hombres a las ordenes del GeneraI Navarro, y que en una hora y media estarian en Guadalupe. Inmediata­mente el senor Madero Ilamo a los comandantes del grupo· para ver qué se hacia, y la gente ensillo y se dispuso para salir al encuentro del enemigo o retirarse. La avanzada de· Ias Arenas no estando establecida, no se tenia mas dato para Ias operaciones que el aviso de los americanos. Se mando la fuerza del Comandante Mariano Hernandez a efectuar un reconocimiento hasta el Rancho de las Arenas. El senor Ma­dero convino en que era necesario retirarse. Mando llamar a un senor Silva, J efe de unos rebeldes que se llamaban "libe­rales" y que pertenecian al movimiento que dirigen los Flo­res Magon. El senor Silva se presento y fué requerido por don Francisco para que acatara sus disposiciones. El senor Silva se nego a obedecer la justa demanda que se le hiciera y en lenguage y tono nada correctos insulto delante de todos los alli presentes al senor Madero, quien se vio obligado a orde­nar que se desarmara al senor Silva incomunicandolo en uno de Ios cuartos proximos. No se cumplio la disposicion del se­fior Madero sino en parte, pues que el senor Silva se nego li entrar il ningun cuarto y no hubo quien pudiera someterlo.­Don Francisco, sin hacer que sus ordenes se cumplieran exac­tamente, se dirigio a la gente de Silva en una arenga larga y quiza impropia, invitandolos a pasarse a sus filas; con ex­eepci6n de seis u oeho hombres, los demas accedieron. Pocos momentos después, en medio de un barullo generaI se dijo que al Sur se presentaba el enemigo. Esta noticia fué de efecto moral grave para el senor Madero, pues perdio toda su se­renidad y contribuyo con su actitud a hacer mas grande el desordcn. En medio de la confusion generaI, Bamo al senor Garibaldi y le dijo, con voz facilmente perceptible para todoB, "Garibaldi, disponga la bataBa." El senor Garibaldi, quc co­rda por toc.los lados, se limito a mandar en inglés a un grupo de amerieanos, quienes se extendieron cn tiradores. AlguDos individuos montados de propia iniciativa., hicieron un reco-, - . nocimiento en la direocion que traia el supuesto enemlgo y pudicron eomprohar que, se trataba solo de una ~anada de borrego~. Esto mismo podia eomprobarse con anteoJos de cam ,

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po .. Convencidos de que no habia ningun enemigo al Sur, y temlendo que el GeneraI Navarro pudiera darnosalcance se ordeno " la marcha de toda la columna. A 11nos 3 kilometro~ de Guadalupe, como el terreno se presentara demasiado arenoso y eli consecuencia muy pesaào para" el convoy, regresé a pedir la fracci6n de caballeria que facilitara la marcha de los ca­rros; al regresar pude convencerme de que solo habian em­prendido la marcha, el convoy y la infanteria. l\1:andé hacer alto y volvi hast.a Guadalupe para pedir la fuerza de caba­lleria necesaria. Vi entonces que el senor don Abraham Gon­zalez, que no supo quiza la desorganizacion de la columna, iba en uno de los carros; quedo este senor entonces con e1 mando de la columna. Al llegar a Guadalupe me encontré con que ya se disponian al descanso los senores lVIadero, Garibal­di y Hay; al senor Silva se le habia puesto en libertad. Pedi la escolta necesaria y marché con ella hasta entregarla al senor don Abr.aham Gonzalez, quien la distribuyo. La noche era fria y estaba lloviendo. El senor Gonzalez Garza dio aviso de que el enemigo se presentaba al frente; entonces don Abraham Gonzalez me llamo y me dijo: "Gonzalez Garza avisa que el enemigo esta al frente, tome usted las disposiciones necesarias y conduzca la marcha." l\fandé hacer alto, guardar silencio, prohibi ".encender cerillos y yo con dos exploradores, a pié, fuimos a reconocer el terreno. Cerciorado de que no ha­bia peligro, regresé ordenando la continuacion de la marcha y que un grupo de caballeria hiciera el servicio de exploracion, conservando se a una distancia de 500 metros, aproximada­mente de la infanteria. Estos hechos se verificabàn después de las nueve de la noche. La marcha se hizo con bastante lentitud, pero en condiciones perfectas de cohesion. '

17 de Febrero. A la una de la manana, por orden de don Abraham Gonzalez se hizo un gran alto para que la tropa hiciera café. A las 2.30 a. m. se prosiguio la marcha también en perfecto orden y cohesion hasta las seis a. m. en quP. obli­gado yo a quedarme en un sitio di~içil para el paso de los carros, y después de haber ordenado que las fracciones de

"vanguardia se detuvieran a determinada distancia, no fui obe­decido por haberse vuelto a encargar de la columna don Abraham GonzaJez, quien ordeno la continuacion de la mar­cha sin preocuparse de las fracciones de retaguardia. Esto me obligo a desentenderme ya de la conduccion de la columna. Llegamos al Rancho de Tinajas a las 3 p. m. incorporandose en este lugar, poco después, la caballeria que se habia quedado en Guadalupe. Como a las cinco p. m., don Francisco me dijo que habia acordado nombrarme su secretario particular. Aunque no comprendia yo todo el alcance de esta disposicion, comprendi que se trataba de quitarme la ingerencia en la organizacion, dada la actitud que habian tornado 108 senores

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l'taul Madero, Hay y Garibaldi. Como el puesto de secretario e~a incomp~tible con el de jefe de organizaci6n, dejé este ul~ ,tImo trabaJo comenzando a presentir males muy graves. Mi caracter independiente, aunque sumiso, me oblig6 a acatar la .orden del s;nor Madero, sin constituirme en un adulador suyo.

18 de F ebrero. 7.30 a. m., orden de marcha' minutos des-, , pues contraorden. 8. 8.. m., orden de marcha; poco mas tar--de, contra6rden. Por fin a las 9 a. m. se di6 otra vez la orden de marcha y ésta se emprendi6 a las 10.30 a. m.

El tiempo se presentaba amenazador. Al salir la colum­na se vieron varios hombres montados en la direcci6n N. W.; como se hicieran sospechosos, se pens6 mandar perseguirlos. El senor Hay pidi6 y obtuvo permiso para encargarse de la maniobra y parti6 acompanado de unos seis hombres.

Cerca de' las 2 p. m. comenz6 a nevar, cesando el tempo­l'al una hora después; el terreno' iba. haciéndose cada vez mas blando hasta que antes de llegar a Charcos de Grado, impedia el ' trafico de carros. Las dificultades aumentaban con la obs-, -curidad de la noche. El senor Madero con el Coronel Soto y 'BI senor Garibaldi se adelantaron y estaban cenando con toda tranquilidad, mientras la columna estaba atascada a unos 2 y medio ki16metros del rancho. Algunos carros pudieron 11e­gar hasta el acantonamiento, otros lo hicieron hasta el dia si­guiente. El senor Hay se incorpor6 trayendo a los hombres que se habian visto en la manana, que no eran ot1'08 que el senor Ricardo Alvarez y algunos de sus hombres, pertenecien­tes antes a la gente de Silva, a quien decian haber puesto en territorio americano, disgustados de su comportamiento.- El senor Hay cometi6 la imprudencia de ofrecer al senor Alvarez, bajo su palabra de honor, que cuando quisiera separarse de nosotros lo haria 11evandose sus armas.

19 de Febrero. Se pas6 este dia en Charcos de Grado. El senor Madero me habl6 para decirme que habia reRuelto nombrar 'l'eniente Coronel de la columna a Garibaldi y l\iayor a Hay; que estaba muy disgustado conrnigo porque creyendo que yo iba a ser su bràzo derecho, result6 que no 11ahia yo hecho nada. N o esperaba yo esta brusca salida del senor lVIa­dero ni que obrara con tanta ligereza. l\fi contestaci6n cate­g6rica respecto al nombramiento de Garihaldi, fué: "N o debe usted hacerlo eniente CoroneI." b Por qué? Por que es ex­tranjero y porque es incompetente. Pues lo hago porque quiero. Hara usted muy maL" Asi termin6 nuestra conver­~aci6n. Poco después se me pidi6 el esquema para dividir li la gente; est e esquema ya lo habia yo presentado con bastante ... ll terioridad al senor 1Iadero.

Los senores Garibaldi y Raul ~fadero, sin entrar en consi­del'aciones de llinguna clase, propufiieron la siguiente divÌsi6n que fué aprobadçt por don Francisco:

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, "La forma('~o~ de las distintas .fraceiones del Ejército sera compuesta unlcamente de partidas, que seran conocidas con el nombre de compafiias, que tendran como base de uni­dad tactica la escuadra que sera formada de (9) nueve hom­bres y un eabo, cada dos escuadras estaran bajo las ordenes de un sa::gento. Cada cuatro escuadras tendran dos sargentos y un tenlente. Cada oeho escuadras tendd.n euatro sargentos, dos t enientes y un capitan que limita el tamafio de las com­panias. Los capitanes tendran la bondad de entregar la lista de los oficiales nombrados en sus euerpOi, lo mas pronto po­sible." (TEXTUAL.)

Nunca he tenido la intencion de criticar la division ante­rior, solo me permito decir que quedo escrita unicamente y no se hizo efectiva, lo que revela bien a las claras, en el senor Garibaldi un espiritu liviano.

El senor Hay sali o con varios hombres a desempefiar una . ., comlSlOn seereta.

20 d e Febrero. Se emprendio la mareha a las 9.30 a. m., rum bo al Rancho de Papalotes, muy cerca de la via del Cen­traI. El senor 1\1adero en persona continuaba ocupandose de la ejecucion de sus ordenes, hasta en sus menores detalles, sea por caracter propio o por timidez en definir la situacion y atribuciones de sus ayudantes, pues a pesar de haberme dicho que iùa a nomùrar a Garibaldi Teniente Coronel, no lo habia hecho, y est e senor infiuia cada vez mas en su animo, de modo pernicioso. A las doce del dia mas o menos, se observo una humareda destacandose con claridad en el fondo azul de la Sierra. El senor don Abraham Gonzalez, hablando con el sen.or 1\Iadero dijo: "Esa es la obra de Hay," y luego en voz alta r epitio alegremente la misma frase, para que se enterara la gente, dando a comprender que se trataba de un puente quemado. Avanzando m3s pudimos convencernos de que la tal humareda no era sino el penacho de un largo trcn qne venia vert.iginioso hacia nosotros. Esto hizo concebir a muchos, que se trataba de un tren militar y la alegria anterior se troco en un silencio muy significativo.

Se mandaron algunos exploradores a reconocer el tren y al mismo tiempo la columna llegaba al Rancho de Papalotes.

Los senores 1\Iadero, Garibaldi y Soto, se apearon frente a la casa del l'anello, sin dietar ningllna medida. La gente, de iniciatiya, echo pié a tiei'ra y comenzo a haeer su almu erzo. 1\1e acercaùa yo con algun companero a la casa del Bancho y el sellor Coronel Soto, con aire que desdice mucho de su caraGter y de su puesto, nos dijo: "Aqui solo llay de corner para nosotros." (El senor ~ladero, Garibaldi, R. :\fadero, el senor Gonzalez y el propio Coronel Soto. ) Este incidente me hizo separarme mas de las personas que conmigo constituian el Estado }rlayor.

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Se tuvieron noticias del sellor Hay, que se encontraba al Sur, en San José, en vez de estar destruyendo puentes al Nor­te de Rancheria; nadie conocia pues su mision. Una hora des­pués de haber llegado a Papalotes se supo que el tren que \Tenia era de carga y que habia sido capturado por los explo­radores que se habian mandado. Don Abraham Gonzalez se '€ncargo de nuevo de comunicar la grata noticia grandemente ìmpresionando. Un viva a Madero y se determino vivaquear eri Papalotes. El sellor Madero me propuso para su estudio la 'siguiente divisi6n:J efe de Estado Mayòr; Eduardo Hay, J efe -de Vanguardia, Raul Madero; J efe de Instruccion, Rafael Aguilar; encargado de las armas, Octavio Morales; Encargado de listas, Eleuterio Hermosillo; Proveedor y Tesorero, Roque

--Gonzalez Garza; Viveres, Juan Figueroa; Secretario, Salvador 'Gomez. La primera y unica objecion que hìce fué, gue mala­men te podia ser el sellor Hay J efe de Estado Mayor, cuando -desconocia en absoluto las funciones de su puesto. N o desean­do el sellor Madero continuar oyéndome, suspendi mi juicio.

21 de Febrero. Nuevamente me encargo don Francisco 'conducir la marcha que se emprendio a las 9 a. m. Las difi­cultades de trabajo eran cada dIa mayores por la infiuencia ,del senor Garibaldi en el animo de don Francisco. Esta vez, noobstante ser yo, sin solicitarlo, el director de la marcha, no -se espero mi orden para emprenderla, lo que origino una di­vision de la fuerza, que pudo corregirse una hora después de baber salido de Papalotes. Encargué del servicio de explora­-cion al Teniente Octavio Morales, quien iba ayudado por Raul Madero. Llegamos al Rancho de San J osé, donde estaba dete­nido el tren de carga capturado el dia anterior. El :sellor Hay propuso que se hiciera una marcha en fe­rrocarril para atacar Chihuahua, sin tener en cuenta que solo teniamos 300 hombres y que en Gallego habia fuerzas federa­les. Esta proposicion no tuvo eco. Se emprendio la marcha -en ferrocarril de San J osé a Ahumada.

22 de Febrero. Acantonamiento en Villa Ahumada. Acompallé al senor Roque Gonzalez Garza, para que pidiera ~n el comercio todo lo necesario para nuestra fuerza. Al llegar a la primera tienda encontramos al senor _ Lazaro Gutierrez de Lara, que estaba sacando por su cuenta los elementos que 'segun él necesitaba su grupo. Le hicimos desistir indicandole que el Proveedor GeneraI era quien debia encargarse de ese trabajo. En otras tiendas nos encontramos con que ya algunos 'Comandantes de grupo habian dado recibos por mercancias y ropa. Entre estos recibos estaba uno firmado por IvIanuel R. Andana, quien al preguntarsele por qUé lo habian -hecho, dijo que tenia autorizacion del sellor Hay. Vimos al senor Hay para indicarle la torpeza que habia cometido, y le suplicamos fuera mas cauto en lo de adelante.

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El seiior Madero cito a la fuerza · a las 12.30 p. m. para hablar ~l pueblo. Se reunio la fu erza y entonces dijo que se transferla la ceremonia para la3 4 p. m. por no haber lugar convenientemente adornado para hablar. A las 4 p. m. se ve­rifico la ceremonia, sin que hubiera ningun lugar adornado. Momentos antes el soldado Juan Coronado mato a un indi­viduo de apellido Oaxaca. En la noche r ep'arti los elementos que se habian obtenido en el comercio a nuestra fuerza. Formé las ordenes de marcha y del dia, sometiéndolas a la aproba­cion del seiior l\1adero. Orden del dia: 22-23 de Febrero. Ofi­cial de dia para hoy Fortunato J. Casavantes ; de guardia la fraccion que s~ nombre. Dispone el C. Presidente Provisional de la Republica se haga saber a los Comandantes de grupo, 'que con el fin de poder . disponer de todos los elementos de combate en un momento dado y utilizar todo su valor indivi­duaI, procuren concentrar a sus soldados en el sitio que les sir­va de campamento y esperar alli, listos ya para el combate, las ordenes superiores. Asi mismo se previene a los citados Co­mandantes exijan de sus' soldados la conservacion del orden sobre la marcha y en 103 acantonamientos, campamentos o vivacs, prohibiendo cualquier grito que pueda denunciar nues­tras posiciones al enemigo y bajo las penas mas severas evitar que los soldados cometan cualquier acto que desdiga de la dignidad y decoro que deben ser el distintivo caracteristico del Ejército Libertador.

Orden de marcha 22 de Febrero. La marcha se empren­dera maiiana rumbo al Sur a las 8.30 a. m. , en la siguiente forma: Punta de vanguardia, encargada de la exploracion y aposentamiento, a las ordenes del Teniente l\1anuel Garda Vi­gil, llevando como ayudante al seiior Raul ]\IIadero y un grupo de soldados formados, con dos hombres de cada compaiiia que proporcionaran con 1"a oportnnidad dehida, los Comandantes respectivos. Compaiiia del Comandante J osé Delgado, C. Pre­sidente de la Republica, Gobernador del Estado, J efe de la Columna y J efe de Estado :Mayor, Escolta del Presidente de la Republica. Centro. Compaiiias 1\1:. H ernandez, F. Casavan-· tes, 1\1. R. Andana. Carro del parque. Retaguardia. Compa­iiias E. Triana, P. Acosta, C. Arreola, L. G. de Lara, J. R. Alvarez, R. F. Harrington. Convoy de carros a Ias ordenes del Comandante Benjamin V€lzquez. Extrema retaguardia, lO hombres de la Compania F. Casavantes.

23 de Febrero. A Ias 6 a. m. fui llamado para conducir el consejo de guerra que de bia juzgar a J uan Coronado. Se inicio el juicio sllspendiéndose a las 8 a. m. para emprender la marcha. Al comunicar al seiior Raul 1\1adero que iba el seiior Garda a enseiiarle el servicio de exploracion, se mani­festo conforme, pero poco después me dijo: "Dice mi hermano que yo no neeesito de ayudantes para hacer el servicio de ex-

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~10raci6n. " E:r;t ésto se present6 don Francisco, y Raul le dijo: Yo me consIdero· bastante competente para 'desempenar el

servicio. " Con motivo de est~ incidente manifesté a don Fran­cisco que me era imposible continuar encargado de la orga­niza?i6n. Por fin don Francisco convencio a su hermano y yo le luce la advertencia de que 108 oficiales iban como jefes y no como ayudantes de su hermano; que si no se les conside­raba asi, preferia yo que los oficiales no hicieran ningun ser­vicio. En esta inteligencia se emprendi6 la marcha habiéndose retardado una hora. El tiempo era. muy frio. Sin consignarlo en la orden habia yo convenido con don Francisco en que se adelantaran los senores Palomino y Gonz~Uez Garza y una es­colta para hacer requis'iciones y preparar alojamientos. La jornada result6 muy larga; la infanteria se canso. Llegamos a Alamo de Pena a las 5.15 p. m. El senor Raul Madero no quiso acatar las disposiciones del Teniente Garda. El senor Garibaldi al llegar a Alamo de Pena nulificq el trabajo de 10i

senores Palomino y Gonzalez Garza, alegando que yo trataba de tomarme atribuciones que no me correspondian. Se con­tinu6 el proceso de Coronado y dadas nuestras especiales con­diciones, se le conden6 a ser desarmado delante de las Com­panias y a trabajar 'en el servicio de carros hasta que su con­ducta lo hiciera digno de volver a las filas.

24 de Febrero. Se establecio una nueva divisi6n de fun­ciones, quedando yo completamente separado de la organiza­ci6n, y en la inteligencia de que no admitia la autoridad del seno l' Garibaldi, a quien se afirmo en el puesto de Teniente Coronel del cuerpo, siendo en realidad el J efe de la columna, después del senor J\<Iadero, porque el senor Coronel Soto es­taba practicamente llulificado. El senor Garibaldi nombro al Teniente Garda jefe de organizaci6n y di6 al joven Morales el cargo de instructor. Comenz6 el . nuev-o grupo directivo con el entusiasmo acostumbrado, para 01 vidarse a los pocos dias de su deber. El senor lVladero, quiza comprendiendo la injus­ticia de sus determinaciones, no despreciaba oportunidad para

· alhagarme; pero como esta conducta no tenia mas origen que el remordimiento, tenia que ir cediendo con el transcurso del tiempo. En una conversaci6n que tuvimos la noche de este dia, me dijo: "Lo he no mb rado a usted mi secretario parti­cuI aI' para demostrarle el aprecio que le tengo, y luego que haya alguna oportunidad, en la pr6xima ba talla, le daré el mando de algunas columnas para que ocupe usted el puesto que merece." Deseando yo corresponder cl. don Prancisco, le contesté: Agradezco mucho su buena voluntad, y me voy iL permitir, como una prueba de mi reconocirniento, hacer a usted una indicaci6n importante: Creo conveniente que exima usted ti su hermano Raul dc toda ingerencia en Ias operaciones mi­litares porque es ahorita un elemento pernicioso, y Inas tarde

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se le criticara a usted mucho que haya protegido de modo tan abierto a miembros de su familia. El senor 1\1:adero me contes­to que él no veia esa necesidad por estar convencido de obrar siempre con justicia.

25, 26 y 27 de F ebrero. No hubo detalles dignos de men­eionarse. Las marchas se hicieron monotonas, sin lograr que en ninguna, la hora fijada en la orden para emprender la lIlarcha correspondiera con la en que se emprendia.

,

28 de Febrero. Descanso en San Lorenzo. Después de la. comida permanecieron en el comedor los senores 1\1anuel Garda Vigil, Octavio 1tlorales, Antoni! Ruiz, Roque Gonzalez Garza y yo. El senor GonzaJez Garza indico la conveniencia de hacer una manifestacion de protesta contra el nombramren­to que se habia hecho en favor del senor Garibaldi. Yo con­testé que habia ya protestado de palabra y que no tenia in­oonveniente en secundar al senor Garza si deseaba hacerlo por escrito. Con su caracter nervioso peculiar, el senor Garza cle­fendio su idea acaloradamente, manifestando que era indis­pensable y patriotico hacer la protesta. Convenimos todos Ios presentes en hacerla, é invitamos a los senores Eleuterio H er­mosillo y Juan Figueroa, quienes se rehusaron. La protesta redactada por el senor Garcia Vigil y por mi, estaba conce­bida en Ios siguientes términos:

Los suscritos, en pIeno uso de nuestros derechos, é ins­pirados en un sentimiento de justicia, ante usted con el debido respeto, protestamos con toda la energia que el caso demanda, contra la autoridad de que ta.citamente ha sido investido el subdito italiano, senor J osé Garibaldi, bas{mdonos en lo si­guiente:

PRIMERO: Es extranjero.

SEGUNDO: es incompetente.

El primer punto es obvio. El sp~undo nv necesita seI' de­mostra do porque en buena logica, las proposiciones negativas no se prueban; ésto es, si el senor Garibaldi es competente, él esta obligado il demostrarlo; nosotros t cnemos derecho a exigir esta demostracion.

Los medios dc prueba qua puedc emplear el senor Ga­ribaldi, son: testimonio de conocimientos militares adquiridos por el estudio o la experiencia, o por ambas cosas. Segun no­ticias fidedignas (confesi6n propia del senor Garibaldi ) , él no ha adquirido ningunos conocimientos por el estudio. Por tan­to carece en absoluto del primer medio de pl'ueha.

En cua.nto al segundo, unico que puede em'plear el Sel101' Garibaldi, para juzgar de su fuerza probatoria hay que con-siderar:

l0. Si los medios de experimentaci6n àe que nos habla

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el senor Garibaldi son cicrtos; es decir, si en verdad se ha encontrado en campana en el tiempo y lugares que indica.

2°. Si habiendo probado lo primero, qué capacidad de observaci6n, discernimiento, anaJisis, etc., posée para haber aprovechado 10s medios de experimentaci6n que se le hayan ofrecido.

3°. Si las acciones en que haya tomado parte tuvieron éxito y si se llevaron a cabo contra ejércitos regu1ares 6 irre­gu1ares. Es decir, el grado de analogia entre aquéllas y las probables en que se encontrara en la presente campana nues­tra y también en qué calidad ha tornado parte.

Aun habiendo demostrado todo lo anterior, se impone la necesidad de demostrar que no hay algunos 6 algnno tan com­petente 6 mas que él, pues solamente asi podriamos discutir la conveniencia 6 inconveniencia de que un extranjero coman­dara falanges de mexicanos que luchan contra un gobierno mexicano también, pues hay que distinguir el aspecto de una lucha internacional del de una lucha civil.

Por otra parte el senor Garibaldi no ha acreditado entre nosotros ningun nombramiento militar hecho en su favor por cuelquier gobierno extranjero, 6 reconocida autoridad mili­tar. Ademas, en caso de tener alguno, éste deberia ser por lo menos confiriéndole la categoria militar que entre nosotros di­ce merecer y tener.

Es para nosotros altamente sensible hacer esta manifes­taci6n, que en el fondo entrana una censura de los actos del probable futuro Presidente Constitucional de los Estados Uni­dos 1\1cxicélnos, pero la hacemos a pesar de todo, porque al lanzarnos a la lucha, lo hemos hecho defendiendo intereses generaI es y no particulares de nadie. Usted al atacar al Ge­neraI Diaz , ha defendido la conducta de la prensa libre y de los hombres independientes. Al pretender ocupar el puesto del Presidente Diaz, entendemos que no pensara seguir la misma polltica que tanto mal ha causado a nuestra patria y que ha costado ya y costara todavia un sinnumero de desgracias para cambiarse.

Protestamos cl usted con toda sinceridad que la posici6n del subdito italiano Garibaldi, lastima hondamente nuestro amor patrio y nuestro amor propio, sin provecho alguno para nuestra Causa, que es en beneficio de nuestra patria.

lIacienda de San Lorenzo, Febrero 28 de 1911. . Rafael Aguilar, Roque Gomalez Garza, Antonio Ruiz, Ma-

nuei Garcia Vigil, Octavio Moraies. Rubricas. Al C. Fran­cisco I. Madero, Presidente Provisional de la Republica. Pre­sente.

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lo ' de Marzo. La marcha se emprendi6 a las 9.10 a. m. en vez de las" 8 a. m. que fijaba la orden; las distancias se alargaron demasiado no conservando ninguna cohesi6n entre los diferentes elementos de la columna. A las 11.45 a. m. se hizo alto y el senor Garibaldi di6 la orden de" que la caba­lleria marchara toda delante de los carros, modificando la disposici6n de la orden 'de marcha y diciendo ademas que marcharan los carros como Pudieran. Cerca de las 4.30 p. m. atravesabamos el desfiladero de la Cantera don'de eran nota­bles todavia las huellas del reciente ~ncuentro que habian té­nido las fuerzas r'ebeldes' con las federales; ' desde · el higar que ~irvi6 de posici6n a, las fuerza!S federales se ' distingue el pue­bIo de San Buena Ventura, uno de 108 lugares de inas ' impor­tancia que los rebeldes han quitado a las ' fuerzas del GeneraI Diaz; lugar que ' cuenta con grandes extensiones de terreno, muy favorables para el desarrollo de ' la agricùltura y que haran de esta regi6n una , de las mas pr6speras del Estado de Chihuahua, siempre que los elementos intelectuales de acci6n se preocupen por hacer las obras necesarias para la explo­taci6n practica de toda la comarca. A cerca de tres kil6rrietros de San' Buena Ventura, riuestra cQlumna fué recibida por las fuerza8 rebeldes que se encontraban duenas de la plaza y que llegaban a doscientos y tantos hombres. , En medio de gran entusiasmo hicimos nuestra entr~a al pueblo de San Buen~ Ventura, conocido también con' el nombre' de El Valle. Serian las 6 p. m. cnando cruzabamos -el arco ' triunfal que se habia levantado en u,n0 de 108 ang\l108 de la plaza principal del pueblo. Alli fué recibidù el senor Madero por una comisi6n de senoritas vestidas todas de bIanco, quienes le pusieron una banda de se da bIanca con un ramo de flores naturales en uno

, "

de los extremos. ' El senor 1\1adero se emocion6 profundamente; s,e dirigi6 acompanado de su escolta femenil, hasta el ' kiosco de la plaza, que iba a servir de tribuna momentos después. Cuando la emoci6n hubo pasado un tanto en: el senor' 1Iadero, mand6 llamar al senor don ' Abraham Gonzalez. Las fuerzas

, '

fç>rmaron a los euatrò costad'Os de la plaza para escuchar, en unì6~ dé 'los habitantes del ' pueblo a su Presidente Provi-sionaI. . , , De la perorata de don Francisco recog~ la frase siguiente:

"Vosotros, valientes hij-os de ,Chihuahu'a, que habéis , heeho morder el polvo a los cosacos de la ' dictadura, etc." 'Despttés ~el senor lVladero', hablaron e1' Gòbern~dor don , ~braham Gòn­zalez y algnnas personas de la localidad', lo ' que hizo' la cere­nionia un 'tanto 'fastidiosa, sobte todo para ' las' fuerzas que ' ha­biendo salido desde San Lorenzo, habian hecho unà jornada conio ' de diez leguas: ' Là , obseuridad de là noché contribuyo pò,r- s\l .. parte -a ' dìfieultçtr ,eI ' sèr:Vièio de" apbs~ntamj"D.to, intro­duciéndosè b-astarte' des6rden, pùes 'nadie sabia i1~nde dèbia

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alojarse. Los jefes brillaban por su ausencia no preocupando­se como muchas otras veces la habliin · hecho de las fuerzas que tenlan a sus ordenes. '

2 de Marzo. Descanso en San Buena Ventura. Circulaba la version generaI de que el Comandante J osé Flores Alato­rre, que fungla como J efe de Armas, habla cometido un sin­numero de atentados y atropellos con las familias de la 10-calidad, valiéndose de la fuerza que le daba su posicion como J efe de Armas. El senor Madero recibio varias quejas defini­das en contra del Comandante Flores, pero en todo este dia se le dejo en absoluta libertad. El comandante Flores fué eI organizador del recibimiento que se habla hecho a don Fran­cisco. Recibimos orden de marcha para el Distrito de Guerrero, Roque Gonzalez Garza, Octavio Morales Garza y yo. Esto como consecuencia de la protesta que poco antes ha­blamos hecho en contra del puesto del senor Garibaldi. Se mando reparar una lInea telefonica.

El senor Eduardo Hay, J efe del Estado Mayor salio con una fraccion de 100 hombres a ocupar el Puerto del Chocolate, situado sobre el camino mas corto que conduce de San Buena Ventura a Casas Grandes. Llevaba también el senor Hay la comision de inspeccionar el establecimiento de la lInea tele­fonica, que no llego a funcionar nunca.

3 de Marzo. El senor don Francisco L Madero, en vista: de las insistentes acusacione: que sobre el Comandante Flores Alatorre se haclan por los vecinos de San Buena Ventura,. ordeno que se le sometiera a un consejo de guerra y se le juz­gara por aparecer responsable del homicidio del doctor Ibarra,. perpetrado, segun corria la version generaI por el Comandan­te Flores en persona, y sin que hubiera mas causa que el ca­pricho del referido Comandante Flores. Se me mando llamar para que formara parte del consejo de guerra y consultando­seme quien seria la persona propia para desempenar el puesto de Agente del Ministerio Publico, propuse al senor Manue} Garda Vigil. Fué aceptada esta proposicion. Los miembros del consejo eran: José Maria Esteves, Fortunato Casavantes, José Delgado, Felipe Caraveo y yo. Antes de que se iniciara el jui­cio, don Francisco hablo con todos nosotros y trataba de in­ducirnos a ser benévolos con el Comandante Flores Alatorre. Indiqué al senor Madero que tuviera fé en la honorabilidad! y rectitud de los miembros del consejo, quienes obrarian con entera sujecion a su conciencia, sin tener en cuenta ni laa. influencias del mismo Presidente de la Republica. Pocos mo­mentos después se mando llamar al Comandante Flores, y con marcado temor se le comunico por el senor Madero en persona que se le iba a someter a un consejo de guerra por las ver­siones que en su contra circulaban; que diera sus armas al senor Coronel Soto y quedara arrestado en la Compania del

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Comandante Mariano Hernandez. A las .11.30 a. m. comenz6 el consejo s~s funciones. Se suspendi6 el consejo a la 1 p. m., para contInuar a las 3:30 p. m. Se suspendi6 de nuevo a las 6.20 p. m., continuandose a las 9 p. m. y terminandose el ma 4 de Marzo. a las 3 a. m., resultando condenado el Comandante ~lore~ a sufrir once meses de arresto con perjuicio del servi­CIO y amonestacion publica por la orden. Como la inserci6n del proceso no creo que sea de interés publico, me permit() hacer sobre este hecho las siguientes consideraciones gene­rales: .El consejo obr6 perfectamente de acuerdo con su con­ciencia y era marcado el deseo de no dejarse seducir por in­fluencias extrafias. Las circunstancias especiales de las fuerzas rebeldes, de cuya . desorganizaci6n estabamos intimamente con­vencidos, nos hizo buscar una pena que pudiera llevarse a la practica de modo efectivo. Como de la instrucci6n del pro­ceso result6 que al Comandante Flores no se le debia aplicar la pena de muerte, la que habriamos impuesto sin lugar a nin­guna clase de consideraciones extranas a la justicia, se le impuso la pena de once meses de arresto, en la inteligencia de que se cumpliria estrictamente con ella, dada su evidente justificaci6n. El estudio de las paginas subsiguientes, demos­tra l'a el error en que incurrimos.

4 de l\iarzo. Se tuvieron noticias de que en Casas Gran-· des babia una guarnici6n de doscientos y tantos federales. Estas noticias las enviaba el senor Hay, que habia salido a establecerse en el Puerto del Chacolate con unos 100 hombres: como puesto avanzado. Modificando la idea generaI anterior,. se resolvi6 el senor Madero a dirigirse con sus fuerzas sobre· Casas Grandes. Ya se ba\>ian recibido informes de que el Ge­neraI Navarro marcbaba sobre la misma plaza de Casas Gran­des, pero no se daba importancia a este hecbo, porque se decia que apenas tendria tiempo de llegar. · El senor Madero me lla­m6 para explicarme lo que pensaba hacer, y como me pre­guntara mi opini6n sobre el particular, le dije que la fuerza de Casas Grandes era suficiente para la defensa de la Plaza, y mas contando con el oportuno auxilio que el GeneraI Nava­rro podia prestarle. Que era problematico el resultado y que yo consideraba imposible tomar la plaza. :Me dijo el senor Ma­dero que en la poblaci6n podia haber gente simpatizadora de la causa que podrian prestarnos una valiosa ayuda, a lo que yo contesté que ese factor era s610 probable y que con él no deobia contarse. No tuvieron mis objeciones ningun peso; se di6 la orden de marcba a las Il a. m. y salimos de San Buena Ventura a las 2 p. m., llegando a Galeana a las 8 p. m., sin. que bubiera en el camino nada digno de mencionarse. Al lle­gar a Galeana el Comandante Flores Alatorre andaba armado y pretendi endo dirigir a su gente. Notado este hecbo por e1

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senor don Abrahani GonzaIez, bajo cuya responsabilidad habia quedado el reo, ordeno que se corrigiera la irregularidad.

Supimos en Galeana 'que el senor Hay habia mandado un reconocimiento a Cas~s Grandes con el fin de informarse del numero de defensores de la plaza; los individuos que se ha­bian mandado a hacer el reconocimiento fueron atacados por una fraccion de rur111es que habia salido de Casas Grandes, resultando del ataque, uno de nuestros hombres muerto. El

,

senor Hay mando también una fraccion compuesta de lO hom-bres paraque explorara la region por la que sabia que venian las fuerzas del GeneraI Navarro. El individuo encargado de este reconocimiento era sumamente rudo. Llevaba ordenes de regresar al Puerto del Chocolate, pues sus noticias serYÌrian para decidirnos a asaltar o no Casas Grandes.

En Galeana se confirmo la noticia de que el GeneraI Na­varro con 600 hombres se encontraba a 24 leguas de Casas Grandes; nosotros estabamos a 12 leguas; ibamos en conse..: cuencia a hacer un prodigio de fuerza y de velocidad para salir avantes en nuestras operaciones. Todavia no se resolvia en definitiva nada y se vacilaba entre tornar primero la plaza de Casas Grandes y después dispersar a N a varro, o reali zar primero esta operacion y luego acabar con la fuerza de de~ fensa de Casas Grandes. .

5 de :Marzo. lVIarcha al frente del enemigo. Segun la orden verbal dada el dia anterior, la marcha debia empren­derse a las 8 a. m., pero conforme a nnestro habitual descui­do, se inicio una hora mas tarde. Las ultimas easas de Galeana eran rebasadas ya por nuestra columna, euando el senor Oc­tavio ~lorales me indico que en nuestras filas marchaba , ves­tida de hombre, una mujer.

Iba en efecto formando la. primera hilera de la compania del ex-comandante F lores Alatorre, la senora Patrocinio Vaz­quez; el senor Garda Vigil se encargo de comunicar este hecho al senor l\ladero, pero no se dio importancia a su aviso.

La marcha de este dia puede ' considerarse bien, dividida on dos partes : la pr.imer!1 ,a cubierto de las vistas del, enemi­go, tanto por las eondiciones topograficas del terreno, euanto por la avanzada del Puerto del Chocolate, que a las ordcnes del senor Hay, cuhria ese punto, admirablemcnte acondicio­nado por la naturaleza, para la defensiva. La segund~ parte dobia efectuarse en pIena presencia del enemigo y bajo la posible accion de sus fuegos, una vez que se rebasara el Puer­to del Chocolate.

La primera parte de la marcha se ' llevo a cabo sin que ningun incidente notable pudiera anotarse. En el rancho "Ei Charco," que se encuentra poco ,antes de llegat al Puerto del Chocolate, se reunieron nuestras fuerzas 'c'q'Il , el destacainento. que tenia a sus ordenes el senor Hay.Ya' teunidos : toli O's ''1os ,

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l' l m. ntos 1!e ma:ch{) s b r e Ca as Grande . in Jmar ninguna m e<llcla d e s gurldad. En (' l orden ('('rr rtdo. de il ]os al fl' nt e, <tu e la man l'a hab itu a l d e rnar c: har dc 108 l' helde, , Il van­do [I la retaguardia 21 ea l' ros que forma han 11IH'. fra impcd i­menta, atravrZ<l.mos (\1 Pl1l~ rto ch·l Cho('o latp v to<la la l'pcri6n q ue dcsde est.: punto h asta ll egar al Hio d p (;asèls (~randc , se pxtiende t'n un a plani c- i <.:o mplctamf'nt c dC'scuhi ert a, d(\ modo <Il\(\ 10s drfenso l'cs (l e Casas Ol'a ndes con anteojo de e:l.rnpa na, S e' daban cu enta cl la aprox im ac i6n d e nu estros lr mentos ù una distan cia d e m~ls de (·i m·o lecru as. Para 113(;('1' lll as clifi~ ciI nuestra marcha , ex istla un a c;C' r ca d c alarnhrl' . C'n una g ran C'xtcn s i6n , y nosotros m archamos jllnto à clic:ha ('('r a como si quisiéramos que nos s il'yiera dc e to rh o n · ~so dr Sl' r ata­C'ados por el en emigo. Cer ca n e la 4.;·W p. m . . r cf ct l1 a ha e1 paso d el rio d e Casas Grandes en c l mayor d e ùrdcn po ibl , y sin tomar la m enor precauci{Jn: alli se d csorganiz () h. co lum­na, quedando a cp fal •. pues el senor Madrro , a compai1ado dtt sus consej e ros , Hay, Raul , Garibaldi y a lg11n o hombre d~ su escolta , se adelantaron para pfectuar un l'e 'onoc imi ento en el lomerio pr6ximo, fl'ente a la ' indad d e Casas Grand . don­de podian v rse li los oficial es de la g ual'nl c: i6n, traoqu illl­mente oJlservando nueitros moYimicnto con antco jo dr r am­po. A la8 cinro de la tarde es tablec iamo nue tro acantona ­miento vivac en el rancllo de Anchondo y efectuabamos todas las opel'aciones de fin de jornada, como s i en lugar d e t ener al enemigo a cuatro kil6metros, estuviéramos n un dia de campo. A las 6 p. m. , l'l senor "Madero mando o upar Ias po­~i cion ~8 de !\10ctezuma, que al dia sigui ente debian apoyarnoi en l asalto de la plaza.

En cl acantonamiento vivac de Anchondo se acrllltina han 10s ,eintiun carros de nueitra illlpedimeota, sin orden alguno, sin comprender que eitabamo al al can e d la art ill eria n\. la plaza. A eso de las 7 p. m .. e l !te nOI' l\{ad l'O m e llamu para r eda tar el documento en que e p ediria la r endiQion d la ciudad al J efe Militar de ella: la. pr sl'n'ia de l g-rupo qUi"

iiempre monopolizaba la aten ion del serlOr )Iad ro fa lt8ndo­muchas vecell alai reglas mas elemental es d urbtmidad im­pidi6 esta Tez, como otra8 mllchas que mi indica cion s fu eraD. atendidas. Con un individug d sconocido, s mand6 una arta.

que don Francisco pedia al jefe militar de 'asa 'rande la rendici6n de la plaz. . e individuo regreso dici ndo qUI no lo habian dejado entrar en la ciudad y n on eu n ia nQ .Mabia podido entregar el documento. A pesar de qu e sta con­ducta iugeril. al ma inocente. <.1 que el individuo en 'uesti'n t enIa miedo, 6 que era un ~pia el nor ~Iadel'o y u grUPQ de oDsejerol dio crédito a u palabra al grado de con fi arle al dia ii"u;ente la deIi ada misi6n de guia d la, olumnas. de Rialto.

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Se resolvio iniciar el asalto de la plaza en la madrngada del d~~ 6. Se o,lvi~aron todos los detalles necesarios de pre­p~r.aclOn,. 9.ue aun a personas completamente ajenas a 108 prin­ClplOS mlhtares se les hubieran ocurrido, y se partla de la base ùe la superioridad absoluta de nuestros soldados sobre 10s federaI es.

Hice al sellor Madero una ultima pregunta: ,ya tomo Ui­ted en consideracion la columna de Navarro? SI, ya manda­mos fuerzas a que lo detengano

• • • • ,

Las operaciones llevadas a cabo durante este dia ponen de manifiesto con toda claridad la incompetencia militar del sellor Garibaldi. Me refiero especialmente a él porque pre­tendiendo tener una gran experiencia en la conduccion de asun tos de guerra, y habiendo llegado al Puerto del Chocolate un dia antes, habria podido aconsejar al sellor Hay y no ex­poner cl. nuestras fuerzas a un fracaso, que si no fué fatalmente desgraciado, no deja de arrojar tremendas responsabilidades sobre el sellor Garibaldi que comprometia las vidas de 500 lnexicanos, en nombre de la libertad.

La responsabilidad se define tam biél) de modo directo so­bre el senor Hay, que con tres dias de anticipacion habia Ile­gado al Puerto del Chocolate, que habla mandado una patrulla de reconocimiento hasta muy cerca de Casas Gran­de , quc debia haber cstudiado el terreno, y con la sagacidad é inteligencia que se le suponen, preveer Ias consecuencias y evitar que nuestras fuerzas se expusieran d~ modo ta.n torpe. Es ·ierto que el s fior Hay no poseia una educacion milita.r, pero habia admitido sin reservas un puesto de gran responsa­lJilidad y d be, en consecuencia, admitir asi misffio, Ios cargos que le r e ult n. Hasta este momento no se puede ha er ningnn carg c ncreto il Ias fu rzas que guarne ian Casas Grandes, a p sar de que habrian pollido estorbar Duestra marcha o pre­pararnos una embos ada en el paso dcI rio. Todavia qu da ba l r ur o de los aeontecimientos que se dc arrollarian el dia siguiente ; i xtraiia que Ias fu rzas federaI hayan per­mitid c n tranquilidad suma el stabl cimi nto de l re bel­d 8 n l ran ho dc Anchondo, y I nvan e de Ias columnas q ue o 'upar n 188 posi ·ion 8 d Mo t zuma.

Par • ha ta up jrttuo r ecurrir al auxilio d )a Taetica para criti ar una uc sion de he h 8 ue el simple tid

mu n ~eiiala om I\hsurdos., m "n feto, iha il. exp ner-e ' una o)umna d l G homhr' indisciplinad08 y c n ar-

ma n o r econo 'idarnente inf ri r, para dar l a to de una plaza que contaba con mai de 300 d fen80res organizadoa y

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que seria auxiliada con toda oportunidad por una colnmna de 600 hombres? b Eri qué cabeza cabe que en esas condicio­nes pudiera triunfarse? .. Y sinembargo hubo quienes pen­saron que era posible asaltar Oasas Grandes en esas ~ondi­ciones y posible, sin tomar ningnna precauci6n, desafiando 108

elementos 'contrarios, como si fuéramos nosotros inmensamen-te superiorès.- '.'

Oon là pIena seguridad del triunfose tomaron Ias dispo­siciones para . ei asalto del dia ,.siguiente, haciendo caso omiso de nuestr~.s observaciones, al grado de ,contestarsenQs .-èon des-dén" en muchos casos. · . ' .' . . .

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6 DE MARZO.-,ASALTO DE CASAS GRANDES ' . •

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Era la u~a de ,la manana; el cielo, alumbrado solo por la luz de sus estreIlas, anunciaba un dia expléndido. La tem­peratura ligeramente fria. El acantonamiento vivac comenza­b,a éi aniin'arse con el murmullo de 500 hombres que se prepa­r,31ban para realizar la prime l'a empresa seria que se verificara d-esqe que el senor l\'Iadero estaba al frente de las fuer7,~o. S~ . to,mo la acostumbrada bebiùa caliente para poner el ' es~ t<5mago en tension. Poco después sé , reunian todos los elemen­tos para proce~~r a su division y escuchar la arenga flue el seno~ lVIadero dirigi,a a sus soldados" exitandolos a comportarse co~o siempre lo ~bie.n he.cho. La arenga termino con la ya legendaria ,frase: "Soldados, acordaos que me habéis proijle-tido seguirme hasta vencer o morir. ') ,

El senor l\Iadero es~aba seguro del triunfo, como que sa­bia que el soldado-ciudadano, corno él llamara al rebelde, cons­ciente de defender una causa noble y' émulo de valor y sangre fria, era invencible, y como lo habia dicho ya en San Buena Ventura, "habia hecho morder el polvo a los cosacos dc la Dictadura." Tenia 500 hombres; , estando convencido, con 10s demas jefes no militares, de que cada uno de esos hombres valla por dj,ez pelones, contaba con un ejército de CINCO MIL ~oldados, ,mas que suficientes para tomar tres veces CasaR Grandes y derrotar ci otr08 tantos Navarros, quc pretendieran ponérsenos enfrente.

La fuerza ie dividio en t1'es columnas, que serian manda­das por 10s tres jefes de confianza: Ga'ribaldi, el gran guerrj­ll~ro europ~o, por anadidura de ilustre nombrt>, el Coronel Soto, que si bien andaba un tanto cuanto postergado, todavia contaba como timbre glorioso, con, las her6icas hazafias de "El l\Iulato," en las que su figura fuera delineada con razgos ollmpicos por la mano maestra del Secretario del Gobièrno Provisional del Estado de Chihuahua; y por ultimo, cl intré­pido ingeniero Eduardo Hay, quien tenia un gran ascendiente sobre el senor ~radero. '

, El Comanda.nte Flores Alatorre pidi6 y obtuvo permiso •

para conducir il. su gente al asalto: de, este modo nulificaba el seuor Madero la decision del Consejo que habia juzgado ci Flo-

,

l'es Alatorrè. ' • •

.EI senor GarGia Vigil propuso al senor ~Iadero que le permitiera ir solo al asalto, Ilevando bombas de mano y ' su

, pistola; don Francisco no dio ninguna contestacion. A mi m.e propuso il' a las ordenes dr l 90ronel Soto, contra su ofrecl~ miento hecho en Alamo dé Pena el 24 de Febrero, ' pero com'O

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m~ pidiera .mi parecer, le contesté que no consideraba yo liti l mI r:res~nCla en la columr:a qe. Soto; es<? no obstante, si él querla mandarme, obedecerla · con gusto sus ordenes.

Las columnas de asalto emprendian su marcha a las 3.30 a. m.; el seilo.r lVIadero con su escolta (20 hombres) a las o~d~pes de lVIaximo Castillo, permaneceria en la posicion de l\1:octezuma, atacando desde ella con Mausser a los defensores de la plaza; el Mausser iba· a seI' nuestra artilleria. Al llegar a la altura de las posiciones de lVloctezuma, se produjo el primer desorden, quedando là fuerza del Comandante Palo­nttnO separada de su jefe. El senor Madero acompanado de dU esc~lta y de los senores l\fanud Garda Vigil, Octavio Mo­rales Y yo, se dirigio a ocupar los viejos paredones que se conocen' con · el nombre de Ruinas de l\foctezuma, rriientras. el grueso · de las fuérzas tomaba el camino que conduce a la po- -blacion de Casas Grandes. Todas las· fuerzas se · habian eomp·rometido; no se · habia pensado en dejar reserva; no era necesario; los revolucionarios no peleaban como los "pelones." Tampoco se habia pensado en la retirada: se estaba seguro del éxito. El senor Madero Qrdeno que el carro del ' parque se es­tableciera detras de l\1:octezuma, descargando su contenido­A las 4.50 a. m. estabamos instalados en nuestras posiciones de l\ioctezuma. A las 5 a. m. un nutrido tiroteo nos anunci6 el principio del asalto; las balas silvaban muy cerca de nues­tras cabezas; pero nada podia aclararse en la densa obscu­ridad que nos rodeaba: era preciso esperar.

Ceso el fuego rapido; de tiempo en tieinpo, la descarga ile un 44, nos hacia saber que estabamos comprometidos con las fuerzas federa los. A la media hora llego precipitadamente d Coronel Soto, acompaiiado de varios de sus soldados f COL!

lfI areada exitaci6n dio cucnta de que su columna habla que­dado dispcrsa, siendo sorprendida en una emboscada de los fedel'ales. Los soldados que llegaron con Soto se quejaban· de que no habia habido ordon en su conducci6n, pues emprendie­ron su marcha hablando todos en voz alta y fumando, hacien­do alarde de su superioridad sobre los federales. La llegada del senor Coronel Soto era la primera senal de la derrota; poco ii. poco se iban incorporando mas hombres, aumentando la escolta del senor l\Iadero considerablemente.

Don Francisco se encontraba muy n ervioso, preguntando con gran ansiedad a todo cl que llegaba cl. nuestras posiciones qué era lo que haoia visto; de donde venia; por qué se habia retirado, etc., etc., en tanto que don J osé de la Luz Soto per­manecia completamente indolente, al grado de no querer ya volver a entrar cn accion. Extrané mucho esta conducta, pues habia oido decir que cl Coroncl Soto era un le6n para cl com­bate. Dandome cuenta )'0 dc quc ere muy p 9ligrosa la posi­cion del seilor :Madero, que rodeado de varios soldados y del

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s~fior Soto, hacian un ver.da~er~ escandalo, discutiendo el par­tldo que debla tomarse; mdlque la necesidad de suspender la discusion y obligar li la gente li ocupar determinadas posicio­nes, lo que fué de8aprobado de modo t erminante por Soto diciendo: "No, los federales no salen de la plaza." '

Con la claridad del dia el fuego se r egulariz6. Los solda­doa de Moctezuma comenzaron a hacer uso de sus armas y hubo incidentes curiosos que ponen bien de manifiesto la can­didez de algunos rebeldes y la facilidad de sus jefes para dar­Ies crédito. Dos soldados se cambiaban un .Mausser después de haber hecho cinco disparos, pues habian convenido en "tumbar" cada uno, dos "pelones," .90n 10s cinco cartuchos que Ies correspondian. El primer soldado di sparo sus cinco tiros, li una distancia de mas de 800 metros y. con aire de gran satisfaccion dijo a su compaiiero de 'apuesta: "Ya, ora t u. Ya tumbé mis dos." Oido esto por el senor l\f adero, pregunt') ron aire de profundo interés: " i, Dos qué Y b Dos qué 1" Y (l I Co­mandante de la escolta presidencial explico con la seri cdaù d i caso el pacto que aquellos individuos babian celebrado. El seiior Madero, muy satisfecho: "Bueno, bueno, si gan." A 108 pocos momentos, un buen tirador de lHoctezuma muere at ra­vezado por una baIa enemiga. Fué la primera baja. El s ' I1or 1\ladero, considerando la situaci6n muy desesperada, me on­sult6 si seria conveniente mandar una columnR de 40 hom­bres y me proponia el mando; p ero se tropezaba de de lu go eon la dificultad de que la gente ya estaba acobardada y no si ndo n080tros sus ~efes natos, no se hallabr. n di spu sto. a ob decernos; yo consideré poeo 6 nada pro\' ello. a la ::t I i :l de di cha columna y asi lo manif sté cl seuor ~radero , a O' r D'ando qu si él lo ordenaba, la conduciria yo; el senor Ga l' ia ViO'il p ro pu o ir con la columna siempr que le dier an el man 10. E l s noI' ~1ad ero no contest6 nada.

1\13s tarde, on la luz del sol, r efi jada en la vel ta de un molino de viento, la ardiente imaginaci6n de los revoluciona­rios pretende ver una bandera bIanca, y don Francisco, con su docilidad acostumbrada, se imagina ya en Casas Grandes, dueno de la plaza; subo yo con un anteojo a la cima de la emi­nencia que nos servia de parapeto y aclaro el error, lo que no , fné bastante para convencer a _ muchos que todavia li la fe­eha aseguran haber visto la famosa ' bandera de r endicion."

El fueO'o continua. Llegan a carrera abierta varios ame­ricanos algunos de ellos heridos, y Don Francisco comien­za .Q. in'terrogarlos. No podian explicar por qué habian corri­do' el hecho era que estaban alli y que no volverian a entrar.

, ", Pero por qué no se les echaron encima'" decia el senor l\fadero, creyendo ann de buena fé que sus ~oldados valian por .diez "pelones."

De pronto comienza a verse gente que corre al otro lado

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de la l'ibera derecha del I.'io; se, penso haoerles fuego, pero su­poniendo que fueran compaiieros, se .vacila. Se usa' el anteojo y en~onces puede comprobarse que una nueva fuerza ha , en­trado ' en accion: era la .caballeria de Garda Cuéllar.

La' acciori estaba perdida. Se imponia la retirada. Eran las 9.30 a. m. , , , .

Nuestra posici6n de 1vloc~ezuma comenzaba a , ser atAcada por la artilleria, con m.uy buen éxito. Todos los individuos que por aquella zona se retiraban, poseidos de panico, ante el inesperado ataque para ellos, de la columna del Coronel Gar­eia Cu~llar, reconoclan como punto de reunion el puestò en que se encontraba et senor l\ladero. La e~colta que en las pri­meras horas de la' manana solo contaba con unos 20 h o m...; bres, llegaba a eso de las 9.30 a. m. a cerca de 100; pero como no se habia tenido cuidado de disciplinarlos, l'esulto que en aquellos momentos no hubo poder humano capaz de dirigirlos, y constituian una masa desordenada que era un magnifico bIanco para la artilleria enemiga, que al tercer disparo logro srreglar su tiro. Dadas estas dificiles condiciones, aconsejé al seiior ::\ladero la necesidad de retirarnos también nosotros. El seiior Coronel Soto habia contribuido mas al desaliento de nuestra gente, porque al ver que cQmenzahan a hacernos fuego de artilleria, dijo con voz q ue todos pudieron oir: "V a­monos, muchachos," y se subio en un carro de dos mulas re­tirandose con toda la rapidez que permitia lo accidentado del terreno. Don Francisco I. l\Iadero se rctiro acompaiiado de l\Iciximo Castillo, Comandante de la escolta Presidencial ; del Te­niente Terrazas, perteneciente ci la misllla, y de Octa vio .:\o10ra­les, yo y algunos soldados. El seilor Garela Vigil habia sido mandaclo momentos antes cl desempeiiar una comisi6n al ran­eho de Anchondo.

Cuanclo nos retinibamos con cl sellor ~[adero, \'imos al sellor Corollel Soto en su carro y alguien le indie{) qW! se (le­tu viel'a para que Don Francisco se ret irCll'a con él. El sellor Soto, sin parar su C'arro, dijo: . , S6.base usted, seilor; s6.base usted." El scilor ~ladero continuu ci pié eon nosotros. Al cn­contrar la primera barranquilla me detu ve para contener a la gente, pretendiendo ohligarlos ci 4,ue uefendieran la reti-

• rada; pero no consegui mi intento, pues naclie hacia taso m{ls que de llegar lo lllas pronto posible al l'anehO d e Ancbondo, para salvarse. El sellor Antonio Huiz hacia tamhjén esfuerzos inauditos con el mismo fin, sin SeI' atendido . .Eu este primer tralllo dc nuestra retirada iba yo ci la ùereeha del senor ~la­d ero y me ensellu una herida que acababa de recibir en la parte media del antehrazo derecho; hcrida 4UC afortunadamente no era ùe consecuencias. Poco antes d e llq~ar al l'anello de An­ehondo llevaI'on a Don Francisco un eaJ Jttllo pudiendo retirarse dcsde cst c momento en mejort's condieiones. Contiuamos jun-

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t08 mi (;ompa1Ìero l\ior(l ll~ s y yo, continuan do a l paso vcloz corto hasta llegar al acantonamiento, donde nos s~paramos. Hahia en el Rancho de Anchondo un desorden espantoso. VoI vi a aconsejar la r etirada inmediata l'n vista de que era muy probable que la arti11eria enemiga nos atacara, estando como estaba, a solo cuatro kil6metr08 de n080t1'08. Cada indivi­duo quedo a merced de su pro pio esfue1'zo; nadie podia seI' oido ni podia dominar la situacion. l\Iontal'on los que pudie­ron y se r etiraron ci la sierra inmedia ta. La derrota no fué completa por la debilidad de la p"ersecucion. Como no se hahia pensado en la r etirada y yo no conoda el terreno, supuse que la situacion de nuestras diezmadas fuerzas, era sumamente dificil, y tomé la direccion del puerto del Chocolate, con el fin de reunir a todos los dispers08 que tomaran aquel camino, y con e110s defender el punto para que se aprovechara en la no­cile, como linea de retirada que nos conduciria a terrenos ya eonocidos por nosotros y que se encontraban en nuestro po­del'. (Galeana, San Buenaventura). Mandé decir al senor l\Ia­dero mi intencion con Francisco Gonzalez, individuo que me ha­bia substituido como secretario particular y que era, al mismo tiempo, un hombre sumamente adicto del senor l\'Iadero, al grado de servirle de asistente.

Los hechos que aqui presento corresponden al desarrollo de la acci6n solaménte en el espacio comprendido entre las Ruinas de Moctezuma y el Rancho de Anchondo, y todo lo que desde esta zona era perfectamente apreciable a simpl€' vista. Tengo la seguridad de que se ajusta a lo verdadero por­"que son impresiones muy personal es mfas. N o he querido hacer una des'cripci6l ngeneral, recogiendo informes de diversas fuen-tes, porque juzgo" que la imagi~àci6n de nuestros soldados es eri generaI muy ' elastica y abulta de tal modo los hechos, que es imposible considerarlos ciertos por un criterio militar y mnchas veces aun1 por el senti do comun. Asi, por ejemplo, al­guno de nuesttos comandantes pretendio haber oido el toque dé "demolicion" y lue'go '" ataque de artilleria;" alguD otro dijo que se capoteaban las balas del ~Iausser, tendiéndose en el suelo; otro llevaba la cuenta de los muertos que habia he­-cho, alcanzando el numero de SESENT A, etc. Y esto es, por desgracia, cierto, aun tratandose de personas de bastante ins-. , trucClOn.

La retirada del senor :Madero senala la pérdida comple­ta de la accion, porque dicha retirada se llevo a cabo, cuando la mayor' parte de los asaltantes eran rechazados y se disper­saban en todas direcciones. Esta retÌrada era necesaria, impe­riosa; ' siendo de lamentarse que la gente no obedeciera, lo que contribuyo a perder, una buena parte del convoy, que se habria salvado defendiendo las diferentes lineas naturales de defensa, lo que nos habria permitido proceder con algun

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orden. A los ojos de la persona mas ruda, quedaba demostrado,. de modo muy doloroso por cierto, que era indispensable la disciplina. Después de este fracaso, originado por causas bien definidas de antemano, era de esperarse que el senor ~1a­dero modificara por completo su linea de conducta y siguiera las indicaciones de los militares que le acompanabamos.

F'ué, pues, para mi una sorpresa desconsoladora, ver que a toda costa se pretendia sostener el mismo perjuicial régi:­men directivo, anteponiéndolo al interés de la Causa y a las: vidas de nuestros soldados, razones de amor propio c,omple­tamente mezquinas.

Aparecen como responsables del fra caso de Casas Gran­des, en primer lugar, don Francisco L ~fadero, como director de las operaciones y en segundo lugar sus conseje~os, inge­niero Eduardo Ray y J osé Garibaldi.

R e visto r elatada la escena de Casas Grandes por el re-, ,

porter de "El Imparcial, ". de la cÌudad de México, y con una audacia aterradora afirm~ , este seno l' que don Francisco L J\{adero no entro er;t acci6n, sino que en un carricoche s;.t li o , de San Diego, amedl~entado por las balas enemigas. Es de justicia aclarar' que' el senor ~iadero, en lo qu~ ci val6r per­sonal , se refiere, se manifesto a.la altu'ra de su puesto y se, retiro de l'as. posici,onés de Moctezum,a ci pié, cuando todos sus soldados lo abandonaban' y nadie consideraba un honor estal' a su lado. En la retirada fué herido en el antebrazo derecho· • •

por una baIa de Mausser, 'comp ya lo he dicho en .otro lugar; ~uy cerca del rancho de Achondo le llevaron un cab allo y entonces se re tiro ci la cordillera mas proxima donde se con­c~pt!.ar6n inuchos dè nue~tros s'oldados, emprendiéndose des­pués la marcha para la Hacienda de San Diego. Respecto al: botln tomado por el enemigo, el reporter refiere que era tan precipita da la fuga, que h~sta una bandera de seda se qued6· olvidada. La retirada se hizo en bastante desorden, es cierto,. pero carece de importancia el hecho de haber abandonado 131 bande l'a, porque aun no se habia prèstado la protesta, ha­biéndose diferido en vista de que no se consideraba a la gente' con la suficiente preparaeion · para comprender la importan­eia de semejan te acto.

En mi concepto, para juzgar correctamente 10s hechos: ocuridos el 6de ~farzo, deben tenerse presentes muchas cir­cunstancias: Era la primera vez que las fuerzas rebelde!i to­maban decididamcnte la ofensiva i t enian en frentc un ene­migo mejor al'maùo y en buenas condiciones de organizacion y di sciplina; fu eron sorprendidas por la columna de Garda Cnéll ar, cuya ll egada, no obstunte habersc previsto con an­ticipaci6n , no se impidio ni podia hat>erse impedido, en vista' del efedivo ùe las fu erzas rebeldes i estas fuerzas carcclan. por ultimo de organizaci6n y disciplina.

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Las fuerzas de deJensa de Casas Grandes eran suficientes 'para salvar la plaza, y solo la absoluta ignorancia del jefe militar pudo hacer que los rebeldes atravesaran primero una ·extensa planicie de cerca de cinco leguas d e desarrollo, te­~niendo a su fianco izquierdo una cerca de alambl'e; que pasa­ran d espués el rio de Casas Grandes en absoluto desorden, habiendo quedado la columna acéfala, y por ult imo, qu e es­tablecieran su campamento iL solo tres kilometros de la p laza :sin ser molestados en lo mas minimo por las fuerzas f edera­leso El ataque de nuestra columna en cualqui er punto situado entre Casas Grandes y un08 t r es kilometr08 fuer a del Puerto ·del Chocolate, hubiera si do d e fa tales consecu encias para nos­otros.

La entra da en accion de las fuerzas de Garda Cuéllar, ,decidia ventajosamente y sin discusion el triunfo de las fuer­zas federales. Por desgracia para el buen nombre del Ejél'cito, .el Coronel Garda Cuéllar entro con suma torpeza, precipi­tadamente y la victoria que tan caro habia de costarle, es :un triunfo a medias; necesario, porque se imponia, ademas de la calidad del armament o, la superioridad numérica y las _ ventajas de posici6n. -Entraroli en accion en - Casas Grandes 500 rebeldes. La plaza estaba guernecida por 300 soldados y una ametralladora; solo est a fuerza bastaba, como he dicho r para su· defensa. Después llega una columna de 600 hombres.y --artilleria. Facil ' es comprender entonces, que no -hicieron los jefes militares ninguna gracia, ni siquiera verificando una per­:secucion vigorosa, como podrian y debian haberlo kecho, da-do el notable desconcier to, y la innegable inferioridad en todos sentidos de la columna rebelde ~ Creo pues, fundado en todas las anteriores razones, que la fuerza r ebelde no podia hacer mas; si hubo faltas, las cometieron solo 108 jefes; el Tesultado fué malo, bastante malo, pero no se podia esperar ·que sucediera otra cosa. Las responsabilidades se definen mas ·claras cada vez sobre los directores y consej eros; ellos pre­--cipitaron los acontecimientos sin ser necesario; ellos creian tener soldados superiores basandose solo en noticias de pe-riodico, y pretendiendo denigrar a toda costa al soldado de linea; ellos se echaron en brazos de un espia; y ciegamente

:se dejaron conducir por el camino real de entrada li la plaza, y ellos fueron los que sabiendo la aproximacion d e la colum­-na de Garda Cuéllar, no solo no tomaron en cuenta que eran incompetentes para hacerle frente , sino que la d ejaron llegar :òin trabas, para producir el panico de nuestras fuerzas.

No quiero aventurarme li decir que obraron con dolo 'por lo que a los intereses 'generales de la Clçl.usa se r efier e ; pe­:1'0 si obraron con extremada pretension y quiza con el delibe­a-ado proposito de demostrarnos que la Ciencia :Militar, para .ellos y para BUS soldados salla sobrando. Triste impresiOn

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-causa considerar que por pasiones lll ezquina~ se sacrifiCju ell de modo tan torpe tantas vidas, manchando asi criminalmente el desarrollo de las mas nobles aspiraciones de un pueblo. Y si después del hecho consumado, si ante la memoria sagrada del grupo innominado que desaparece se reconociera con toda lealtad y franqueza la falta com.etida y se procurara r emediar­la, en hora buena. Pero no; ante la evidencia de la falta, sur­ge obstinado el deseo de la disculpa y comienza a firmarse el pacto del casiquismo futuro. i Ah, como no han de decirse estas cosas! Si, deben decirse para que se haga justicia. De­ben decirse para que la Naci6n sepa a tiempo quiénes son sus hombres y lo que de ellos puede esperar. Con conocimiento de causa, ella sera después la unica responsable de sus des-

• graClas. Después de la derrota sufrida en Casas Grandes, derrota

cuyas consecuencias no pudieron definirse oficialmente por nos­otros, en vista de que no habia ningun orden establecido y ni aun los mismos "capitanes" sabian con exactitud la gente que llevaban, establecimos nuestro acantonamiento en la Hacienda de San Diego, que se encuentra bien defendida na­turalmente. (1 ) Alli permanecimos seis dias completos sin que nadie nos molestara. Dos o tres veces alguien dio la noti­eia de que se acercaban fuerzas federales, y en todas dimos pruebas del mayor desorden, resultando el servicio estable­-cido completamente inutil para la seguridad d e nuestras fuerzas. Durante estos seis dias se incorporaban varios de 10s soldados que se habian dispersado después d e nuestra fuga de Casas Grandes. El senor l\iadero permanecia indife­rente por el resultad~, habiendo querido nada mas que se instruyera un proceso contra los exploradores que el senor Hay habia mandado del Puerto del Chocolate li informarse por la columna del GeneraI Navarro, y que habian r ecibido orden de r endir su informe en el mismo Puerto, donde fueron recibidos por mi el dia 7 de :Marzo; el consejo de gu erra en­eargado de juzga r ci los exploradores, estando integrado por p ersonas de r eeto criterio y no dispuestas a la adu lacion, ahsolvieron por unanimidad a los r eos, à d especho del dis­gusto que esta detel'minaci6n produjo en el senor ::\Iadero. Entre 10s individuos que faltaban de incorporarse, estaban Raul ::\Iadero y José Garibaldi, por quicnes manifesto ùon Franc isco una exitaci6n marcadisima, sobre toc1o por su her­IDanO; hahiendo quedado completamente tranquilo luego qu e estas personas llegaron al acantonamiento d e ::;an Diego. En

(1) En un cuaderno d e mcmoL'ias de un sar gento de ar­tilleria, en contrado en C. JWlrez por el senor G. VigiI, as­eiende ei numero de muertos r eheldes en Casas Grandes il mas de 100.

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el Puertodel Chocolate re cibi orden escrita de don Abraham GonzaJez, concebida en los siguientes términos: "Para el desempeno de una comisi6n sumamente delicada, en la que nos pueden seI' de gran utilidad, sus conocimientos técnicos, le suplico se venga inmediatamente con el portador. Su ami­go que mucho lo aprecia, Abraham GonzaJez." El asunto que me encomendaron ami llegada a San Diego, fué la construc­ci6n de unas granadas para un canoncito de bronce que tenia Pascual Orozco en Galeana. Como Orozco opinara que las granadas debian seI' de plomo en vez de fundici6n de fierro, don Francisco me dijo: "Aguilar, dice Orozco que las gra­nadas quedan mejores de plomo que de fierro." Al fin se hi­cieron las granadas de fierro para ponerles después una eapa de plomo, a manera de camisa, y de este modo se conciliaban las dos opiniones. -

Como se recordara, ~n Alamo de Pena, al hacerse la ter­cera divisi6n de funciones, habia yo quedado en la intdigen­cia de que no admitiria la autoridad del seno l' Garibaldi, por cuyo motivo no volvi a cruzar una palabra con el mencionado senor Garibaldi, fuera del saludo indispensable cuando nos encontrabamos; saludo que yo iniciaba siempre y que el se­noI' Garibaldi apenas se dignaba contestar. En San Diego ha­bia un joven que a toda costa pretendia entrar en relaciones muy estrechas con nosotros. Pedi autorizaci6n para il' en bo­gue a Pearson, acompanado de mis compaiieros l\Iorales y Garda Vigil, para dar las instrucciones relativas a la cons-

o o

trucci6n de las granadas, y el joven de referencia pretendi6 il' con nosotros subiéndoseél primero al bogue. Como, en prime l' lugar el mencionado seno l' era un desconocido pa.ra mi; como no sabia yo que fuera en comisi6n del servicio y como en el bogue apenas cabiamos las cuatro personas para quienes habia yo pedido permiso, inclusive el cochero, no admiti la ' presencia del joven a que aludo. Entonces él se di­rigi6 al senor Garibaldi, y éste ultimo 01 vidando que yo no estaba obligado a obedecerlo, por autorizaci6n directa de don Francisco, y sin investigar las razones que me asistian para proceder en determinada forma, quiso que snbiera el joven aludido, ù lo que yo me opuse. Este incidente bastO. para que el senor ~fadero, l'n el comedor y delante de 108

senores Abraham Gonzalez, ~T osé de la Luz Soto, J osé Gari­baldi, lVIanuel Garda Vigil y Octavio nlorales me reprendie-1';1 de modo bastante duro. Después de reprenderme iL mi, se dirigi6 a mi companero Garda Vigil y de modo completa­mente inesperado é intempestivo le dijo: "Encuanto il nsted, senor, no mas que llegnémos cl algun lugar pr6ximo a la fron- ­tera y se pasa ci 108 Estados 'Cnidos; ni diga usted (Jue es de mi Estatio ~Iayor. b qui~n ·10 llam6 a ustecl]" En seguida,

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dirigiéndose a 10S-sefiores Abraham Gonzalez y J osé d€ la Ltiz Soto les pregunto:. "j, ustedes conocian al senor?" Los preguntados respondierori que no. Garda Vigil contesto con bastante juicio y seguridad. Este incidente, inesperado para mi, y que hasta hoy no puedo menos que considerar como in­justo, me hizo solicitar del senor 1\1:adero mi separacion de la columna, suplicandole que me mandara a los Estados Uni­dos en la primera oportunidad que se presentara. La contes­taci6n favorable de don Francisco me desligo por completo de todo servicio, y continué de aqui en adelante como un simple agregado. Salimos de la Hacienda de San Diego, em­prendiendo una marcha noct:urna, que hice la mayOr parte del tiempo a pié.Esta marcha es un modelo de desorden. Tenia­nios que atravesar un desfiladero sumamente peligroso. Como consecuencia natural se alargaron considerable­mente las distancias, al grado de quedar la columna completamente dispersa. La fraccion " que iba a .pié, como " no pudiera continuar su marcha por haberse fatigado mucho, vi­vaqueo en pIena sierra. El senor l\ladero en un momento de des.esperaci6n gritaba: "Garibaldi, Raul, por el amor de Dios no se vayan tan adelante." Pero ni estas ' exclamaciones sir­vieron para modificar nuestra pésima marcha. Al dia siguien­te fueron llegando €t, Galeana por pequenos grupos 108 ele­mentos de nuestra columna, llegando muchos de ellos hasta después de medio dia. A eso de las once de la mafiana se iba a probar el cafi6n de Orozco; yo no asisti a las pruebas por­que no fui invitado, y estaba, como he dicho ya, completa­mente separa do de todo asunto oficial. Momentos después se oyo una detonaci6n muy fuerte: el cafi6n habia explotado, lastimando de gravedad a algunos hombres del pueblo que se encontraban como espectadores. Todavia hubo quien consi. derara muy bueno ei canon, pues dedan que no obstante que hapia hecho explosion, habia hecho bIanco en una loma proxima que se escogi6 coma bIanco. El dia 14 de 1\1:arzo que­dé separa do materialmente de las fuerzas que acompafiaban al senor l\ladero, por haber sali do una fraccion dc 20 hom­hres para desempefiar una comision en la frontera y aprove­char este movimiento para conseguir mi deseo de internarme a Estados Unidos.

l'vfe acompafiaban el senor Garda Vigil, que por deIi­cadeza se separaba también del senor M"adero y Octavio Mo­rales, quien pidi6 también su separaci6n, diciendo a don Francisco que por razones de compafierismo se vela obligado­a seguirnos. Yo indiqué al joven Morales que pensara muy bien su decisi6n para que mas tarde no se arrepintiera. El senor Madero insisti6 bastante en que yo me quedara, pero no quiso reconocer nunca que habia cometido una injusticia conrnigo; como quiera que yo comprendia que mi situacion.

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era cada dia mas dificil, y que no servia mi presencia· pa.ra nada, mas que para originar disgustos por no estar de acuer.:. do con muchas disposiciones, no quise hacer caso de las iil~ sinuaciones del senor l\ladero. Creo interesante transcribir Iaa ultimas frases cruzadas entre el senor Madero y yo. Don Francisco comprendia que alguna vez daria yo a conorer aI publico todos los hechos que tuvieron lugar, y me suplico, ba­jo mi palabra dé_ caballero, que no escribiera yo luego~ ' por.:. que se podria alterar la negociacion de un emprésito que estaban arreglando en los Estados Unidos.' Yo no quise com­promet.er mi palabra, pero si aseguré al senor l\1adero que en caso de decir algo, seria con entera justificacion y después de meditarlo mucho. Creo que después del triunfo de la re.: voluci6n" en una medid~ que nunca imagino el Caudillo de ella, doy satisfaccion a lòs d~seos del senor, }'Iadero, aunque no haya empefiado mi palabra. Después me dijo don Pran­cisco: "Yo se que es usted U'n hombre honrado, que es usteèl un hombre bueno y litil; siempre que usted quiera volver il. prestar sus servicios, sea que llegue yo a ser Presidente o no, tendré mucho gusto en que usted vuelva. Sepa usted qu:e soy su a!p.igo, y que las diferencias que han surgido no dismjnuj­ran en nada mi estimacion." Agradeci profundamente estas confesiones que yo juzgué completamente sinceras en ,vista de lo emocionado del senor lVIadero, y contesté: "Por lo que se refiere a su persona, siempre me ha merecido especial carino, y tampoco me voy con resentimientos personales de usted. S610 siento que esté rodeado de un circulo de indivi­duos que lo aconsejan mal y que usted no pueda desprender­se de ellos porque tarde é temprano lo arruinaran. Mucho ten­.dra usted que lamentar estas faltas mas tarde, senor." Un estrecho abrazo y nos despedimos. Todavia tuvo el senor lVla­dero la deferencia de explicarme lo que él llamaba su pIan de campana, que en esta v8z consistla en marchar sobre la linèa del ferrocarril CentraI; en caso de que se encontrarap -trenes suficientes, avanzar sobre Ciudad Juarez, y en el caso contrario, tomar Chihuahua; tornar, porque nunca eIl_trab~ en la imaginacion de nuestros rev?lucionarios, a pesar de la reciente derrota de Casas Grandes, la probabilidad de uri fra­caso: siempre hablaban con toda seguridad.

A partir de nli sepal~aciojj de las fuerzas que opreban bajo las ordenes de ' don Francisco, no V'olvI a tener · m~ in­formaciones de él que las que daba la prensa. El hecho, sin embargo de conocer' a fondo la manera de proceder del Je,fe revolucionario y el alcance de sus consejeros, me permitfan sacar de esas informaciones mayor provecho. Ya sabfa yo, y conmigo el senor Garcia Vigil, que el famoso pIan tenia que fracasar como habfan fracasado todos los anteriores; y aSI vemos que las fuerzas de lVI'adero gastaron su ticmpo muy

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cerca de Chihuahua, sin resolverse a atacar, y qlie tuvieron q llC retirarse después, pasando por Casas Grandes, que to­maron ahora con gran facilidad, por no haber fuerza federaI, dirigiéndose en seguida sobre Ciudad Juarez, donde comen-7.ar011 ci iniciarse las negociaciones de paz. Las fuerzas de l\l[adero venia n ahora con artilleria: dos canones; uno de ma­nufactura netamente nacional y otro con sus pretensiones de extranjero. Segun confesi6n de los senores Benjamin Aranda y Rafael Rembao, que trabajaron en el primer canon, ellos tuvieron la idea de construirlo marchando il, los talleres de :rvr--adera, con la autorizacion respectiva. Una vez que iniciaron sus trabajos, el senor Garibaldi llego con una legion de ame­ricanos y con Raul l\1adero, comenzando il, construir otro ca-non y siguiendo el mismo camino que antes indicara el me­canic:o Aranda. Aun suponiendo que el senor Garibaldi no huhiera seguido en la construccion del canon el camino que a,ntes hubiera marcado el maestro Aranda, el hecho de ha­berse construido dicha pieza bajo un pIan enteramente distin­to, prueba que don J osé Garibaldi desconoce el arma en la que dice seI' perito, pues era complicar demasiado el servicio de la artilleria tener dos piezas que diferian tanto en sus con­diciones baHsticas. La obra del modesto mecanico Aranda es digna. de todo elogio, porque revela el empeno . que cste senor tuvo siempre por el trÌlmfo de la causa, aunque su trahajo no estuviera ajustado cl las reglas técnicas de constrnccion, que por otra parte no tenia por qué conocer el senor Aranda, pncs su tl'abajo siempre habia sido bien distinto.

Conocedor yo de las dificultades que siempre tuvieron los senores Aranda y Remhao, iL pesar de su reconocida laborio-• •

sidad y buenas intenciones, me complaee dedicarles en estas Hneas una felicitacion cordial por sus trabajos. La artilleria revolueionaria solo podia considerarse como un cstorbo, pues aderruis de su mala constrnccion, no se hahian preocupado por hacer las pruebas indispensables para poder usar las pie-7.a~ con relativa seguridad. Por mas (lue cl senor Aranda se empeiiara ·en (lue su caiion diera todo cl rcndimiento posible, las prudms que yo lc indiqué para hal:(~ l' unas toseas tahlas dc tiro, no pudiel'on llcvarse a caho por la desidia de 10s jc­fcs sUlwriores l'n proporeionar los elcmen tos necesarios. El ] Il gal' C'scogido por el senor :\Iadel'o para estalJleeer su \' lyac flJé l'l lllislllO l'n q ue estu viera OrOL~co <.108 meses antes. Sitio bafitantp ùrido, tarcnte J(~ tOL1a e1asc d(· delllcntos; lo que im.pli <.: aha un gasto ('nOl'llle para la Jllè\nuten<.:it'm dc las tro­pas, <.tue S,è consllllllclll alli l'afii sin llt'cesidad de cmpcùar nin-gUll enclE~ntl'O ('(Hl el encllligo. El i.ll'luistitio tdebrado entre don· Fran(:iseo 1. Jlad(~ !'o y el Upneral Na \'arro, permitela entrada liGre d(~ 108 ,dVlIlClltOS nCl: esurios para d sostenimien­to de lafi fW.·I·7.a~ T'l'hpldps. Las I1L·gol'ia<.'iones d e paz Sf~ lleyan

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ii cabo en la intimidad de la fami lia .Jladero, de los represen­tantes. oficiales y on.ciosos de amhas partes, y clcalgunos je­fes r evolucionarios, cl, pesar de la impaciente ansiedad publi­ca por conocer de modo on.cial las exigencias del senor Ma­dero, que debian seI' las mismas que la Nacian deseara. Entre tanto las fuerzas rebeldes vivaqueaban en el arido lomer},o ~lue se extiende al Oeste de Ciudad J uarez, cl, orillas del l'io Bravo, presentandose li la curiosidad y critica del Pueblo Ame­ricano, avido de escudriiiarlo todo. El vivac, que constituia para el soldado rebelde un motivo de desesperacian y de fas­tidio, dada la alternabilidad climatérica y la inaccian en que se encontraba, era un sitio de solaz para las familias ame­ricans de El Paso, al grado de parecer, mejor quc un campo de operaciones militares, una romeria de algun santo mila­gl'Oso. Durante esta romeria se tomaron vistas de diferentes grupos de rebeldes; trabajo que constituy6 un negocio para el insaciable mercantilismo yanqui; no hay para qué agregar que las postales mas abundantes eran las que contenian ]p efigie de 10s leadcrs revolucionarios. No faltaron ni siquiera fotografias de la fiamante artilleria rebelde, y aun se llego a exhibir en 108 aparadores de las tiendas de comercio de el Paso las granadas del canan, que segul1 se afirmaba, hablan construido un grupo de americarios dirigidos por el "Nieto del gran Garibaldi." La pieza del mecanico mexicano Benja­ruin Aranda también fué fotografiada, pero no hizo tanto fu­ror como la primera.

=li< *

El tiempo necesario para las negociaciones de paz se alargaba con gran descontento pUblico. El senor l\Iadero es­trech6 la solaridad que entre él y sus segundos debia existir, afiruulndolos en sus posiciones militares. Con este fin se ve­rifico una ceremonia en la que fueron ascendidos Pascual Orozco ii GeneraI Brigadier, sin méritos que justificaran este ascenso, después de habérsele hecho Coronel al retirarse de Ciudad Juarez, desohedeciendo la orden del mismo senor !vla­dero, para que reconociera como jefe al senor de la Luz Soto; J osé Garibaldi aCoronel por la parte que · le correspondia en la derrota de Casas Grandes; Eduardo Hay ii Teniente Corop.el, por la mismo causa; a ~Iayores, sin mas tramites, Raul Mad~ro y Roque Gonzalez Garza. Hubo ot1'os nombra­mientos que, dadas las conclicioncs de los que se acaban de sefial~.r, aparecen con U1<lS fundamellto. El dia 6 de Mayo a las 12 m. expira el plazo del prolongado armisticio que cele~ braron don Francisco 1. l\Iadero y el , GeneraI Navarro. El representante oficial del Gobierllo de ~Iéxico, senor Carvajal, contesta al senor VazquE'z Gamez que no es posible acceder

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a las demandas del partido rebelde. Los delegados oficiosos de la comision de paz, insisten en que se llegue a un acuerdo, indueiendo a 10s revolucionarios a que la renuncia del Presi­dente Diaz, se deje para las negociaciones finales; los rebel­des no ceden. En la noche de este dia ei ex-capitan Carcamo, del Ejército FederaI, propone atacar Ciudad JWlrez, mani-

. festando estar de acuerdo ' con su primo Donaciano Gonzalez, oficiai del 20 Batallon; quien se pasaria con su gen.te a las filas maderistas, siendo este hecho el inicial del asalto. El senor Madero accede a los deseos del Capitan Carcamo, pero el senor Paseual -Orozco se opone, y el pIan fracasa. El dia 7 de 1'Iayo se sucede en aparente absoluta calma; el senor Ma­dero convencido de la inutilidad del ataque a Ciudad Juarez, decide hacer una- marcha triunfal al interior de la Republica -hasta llegar a laciudad de México, pero esta vez su palabra no logra convencer a sus valientes soldados, quienes preocu­pados con -el fracaso que su retirada implica ba, y sintiendo un principio de honor militar, manifiestansu : intencion de · efectuar el ataque aun sin la orden del senor !\fadero. A tal grado llego la insistencia de la tropa, que don Francisco ac­cedi6 a sus deseos y a las lO p. m. se tomaban en el campo rebelde las medidas necesarias para efectuar el asalto. Una edicion del "l\forning I Times" anunciando que el Presidente Diaz estaba dispuesto a retirarse, tan pronto como la paz ilè restableciera, hizo que el senor 1VIadero ordenara la BUS­

pcnsi6n del ataque sobre Ciudad Juarez, y entro de nuevo en negociaciones de paz, manifestando su acuerdo en celebrar lln nuevo armisticio con el GeneraI Navarro. Inesperadamente se l'ompi6 el fuego entre pequenos grupos de rebeldes que avanzaban sobre Ciudad JWlrez, y 108 defensorcs de la plaza, la manana del 8 de Mayo. El senor lVIadero telefone6 al Ge­neraI Navarro para que no hiciera fuego sobre esos pequenos grup'os que sin su orden iniciaban el asalto de la ciudad, pero cada vez aumentaban los asaltantes, y no hubo fuerza CRpaz de contenerlos. Quiza, quiza los comandantes de la àefensa de Juarez comprendieron que cl asa1to no se conti­nuaria, suponiendo que el senor Madero era capaz dc someter a su gente. Se equivocaron: mas de 300 hombres se ava1an­zàron sobre la ciudad, justamente sorprendida, y tomaron po­sesion de algunas casas. Entonces comenzo la fuerza federaI li rechazar el ataque. El senor Madero no pudo contener a su gente, a pesar de haber ordenado que fusilaran a 10s que no lo obedecieran. Vacil6 varias veces antes de decidirse 8. hacer un ataque generaI. Sus principales ayudantes le acon­sejaban que atacara, en vista de estar comprometidos muchos de sus hombres, y el ataque generaI se inicio en la madrugada del dia 9 de l\fayo. Entre tanto la situacion de la defeDS& {tra critica; un capitan, faltando al honor militar, abandona.

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su puesto y queda una entra da libre para 10s rebeldes. El Coro.nelTamborrel hace esfuerzos heroicos para rechazar el .asalto, pero las condiciones son cada vez peores. El ilustre fortificador mexicano, fiado quiza en la fidelidad de la tropa, no hace sino una defensa, que en verdad era suficiente con­tando con ese factor. Por desgracia 10s soldados y aun algu­nos oficiales, descontentos con su jefe el GeneraI Navarro, no estaban dispuestos a combatir. I,a sentida muerte del maes­tro Tamborrel quita a la defensa lo que pudiera llamarse su .alma, y el GeneraI Navarro se muestra incompetente para continuar las operaciones. Aglomera a sus soldados en el ,cuartel; desoye la suplica de sus ofÌciales qu e le aconsejaban -evacuar la plaza ante la insistencia de la tropa de no ' hacer fuego. El dIa se pasa en espectaci6n. Por fortuna para la defensa, la artilleria rebelde no es temible. El notable canon que construyera Garibaldi, se inutiliza volando el cierre cles­pués de unos cuantos disparos, y el del mecanico Aranda, aun· que funciono bien, no estaba en condiciones ballsticas que .aseguraran su tiro.

Con gran sorpresa se sabe el miércoles lO a la 1.52, que el GeneraI Navarro se ha renelido con su Estaelo l\Iayor y 400 'Soldados, entregando al enemigo el armamento intacto y una -enorme cantielael de cartuchos. Apenas pueele creerse la noticia de la calda de Juarez, y la unica causa que l'esalta evidente es la ineptitud completa del GeneraI Navarro: ahI esta co-

-mo preci oso testimonio, e1 grupo de oficiales, que con la,gri­mas de sangre; le pedlan a su jefe que no se rindiera, que se rétii'aran 24 ho1'as antes. '

La calda de Ciudad ' Juarez no puede considerarse sino como' un triunfo moral y material para~a revolucion; bajo

. ningun concepto puede seI' un triurifo militar. :Muchos fac­tores deben tenerse en cuenta para poder juzgar y compren­der un hecho, que en verdad llama la atencion, pues nadie,

' excepto los ignorantes, crela que pudiera tomarse con una fuerza de 1,500 hombres indisciplinados, una plaza defendida por una guarnicion de mas de 700 hombres, contando con 1m perito en defensa de plazas, el ex tinto Coronel Tamborrel, y con artillerla y teniendo una vasta existencia de parque.

Al dIa siguiente de la toma de Ciudad Juarez, los apa­radores de las casas de comercio de el Paso, lUclan como ador­no, lo que nunca debio haber permitido el senor l\Iaderb que

. saliera del territorio naeional: armas, insignias, keples, etc., etc., objetos todos pertenecientes al Ejército de la Republica, propiedad de la Nacion, que deblan conservarse como reli­quias sagradas, 6 en ultimo caso destruirse, si en algo se estima a nuestro glorioso Ejército, y no , cubrir con eSOB des­,pojos del vencido, las desvencijadas mesas de 108 vendedores

ambulantes, permitiendo que sirviera de pasatiempo al Pue-

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bIo Americano. Triste, muy triste impresi6n me ha causado este hecho, y no alcanzo a definir por qué no se impidi6; lle­g{mdose hasta ,el grado de que una gorra de Teniente Coronel se exhibia con esta inscripci6n: DEBIDO A LA GALANTE­RIA DEL SENOR .DON FRANCISCO L J'vIADERO.

Después de la caida de Ciudad J uarez, el Presidente Pro­visional de la Republica, nombr6 su Gabinete, quedando cons-tituido 'en la siguiente forma: ,

Doctor don Francisco Vazquez G6mez, :Ministro de Re-laciones Exteriores.

Sellor don Gustavo Madero, J'vIinistro de Hacienda. Sellor don Venustiano Carranza, Ministro qe Guerra. Sellor licenciado don Federico GonzaIez Garza, Ministro

de Gobernaci6n. Sellor licenciado don J osé :l\faria Pino Su~rez, Ministro

de J usticia. Seuor don Juan Sanchez Azcona, Secretario del Presi-

dente. , Pocas palabras puedo decir sobre la elecci6n del senol

l\Iadero; creo que el hecho de haber nombrado a su hermano don Gustavo, Ministro de Hacienda, es muy significativo, y desdice bastante de la honradez que en publico se suponti al J efe de la revoluci6n. .

La elecci6n recaida en las demas personas, si por lo pron· to no puede censurarse en detalle, pone de manifiesto, a mi entender, una docilidad de caracter que estabamos muy lejos de esperar en los prohombres del Partido. Y si se considera que hoy es precisamente cuando estos elementos debian interesarse en obligar a su jefe a que diera a sus actos un sello bien marca­do de honradez, supuesto que el mundo entero es testigo de los acontecimientos, pocas esperanzas debe tener el Pueblo Me­xicano de la buena conducci6n de sus asuntos en manos tan débiles.

• . . .. . - . . .' • . , I : , • · . - ' . , . I . : : . o" , :-.. ... . , .' • . r • •.• ' ''" . · ' "

• • • • . ' .. r J l ' . . '

A los tres dias de haber caido Ciudad Juarez, el senor Paseual Orozco, hijo, llamado GeneraI de las fuerzas rebel­des, tuvo una diferencia con el senor Madero, que di6 lugar a criticas bien fundadas de la gente sensata imparcial.

La noticia apareci6 con caractéres alarmantes cn "El Pa­so Herald," pero como muchas personas creen quiza sin fun­damento que est e peri6dico es muy exagerado, y consideran al "~Iorning Times" como eco mas fiel de los acontecimientos l'eyolucionarios, al grado de haber merecido su reporter, el

. grado de C~PIT AN PRI.MERO A YUDANTE del sellor 00-bernador del Estado d~ Cbihuahua, tr,aduzco aq\li lo ·esencial

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que aparecio en este periodico en su numero correspondiente al 14 de l\Iayo del corriente ano:

"Ayer en la manana temprano el generaI Orozco hablo eon el Presidente Provisional lVIadero en la Comandancia, y 108dos hombres hablaron sol08 por algùn tiempo. Repentina­mente sus voces se levantaron y los otros jefes civiles rebel­des se introdujeron dentro de la oficina, solo para encontrar­se, agarrados por detras por hombres de Orozco." ....

"Respecto a los acontecimientos de ayer el senor don Francisco I. Madero hizo al Times, ano che la siguiente afir­macion: " . "Muy poco tengo que decir aeerca de 108 acontecimien­t08 de esta manana. Orozco, exitado por la victoria, tal vez debido a la adulacion y mal consejo de personas interesadas er.. producir nuestra desunion, cometio una falta que afortu­nadamente no tuvo consecuencias."

"Se queja de que sus tropas no tienen suficientes pro­vi8iones y quiere hacer responsables de esta falta ti las per­sonas que yo he designado para proveer al ejército; pero la verdad es que en los almacenes tenem08 mas que suficientes provisiones, de modo que la falta es del proveedor de su cuerpo, quien no se ha preocupado del cmnplimiento de su deber.

"lVle dijo también que no le gustaban las personas que yo habia desÌgnado para formar mi Gabinete, pero yo le con­testé que no era él quien debia decirme il quiénes debia yo nombrar. "

"Habiendo alli presentes un considerable numero de sol­dados en el lugar donde nos encontrabamos, me parecio opor­tuno dirigirme a ellos explicandoles de lo que se trataba. To-

dos manifestaron su disposicion il la concordia, y a fin de terminar el pequefio y desagradable incidente, delante de ellos, Orozco y yo cRocamos las manos y olvidamos todo, pues aunque yo tomé en cuenta que si bien era cierto qne acaba ba de cometer una falta, por otra parte 11abia presta do grandes servicios al pals."

"En consecuencia, no es cierto que ni por un momento haya yo pensado Ù ofrecido pedir la l'enuncia de los miem­bros de mi Gabinete, a quienes he désignado hace algnnos dias; tampoco es cierto que algtlnO de e1108 haya corrido al Paso, como se afirmo en algùn periodico, pues todos han COl1-

tinùado con sus labores ordinarias, y alguno de e110s oeupado en su respectiva oficina, ni se percato de lo que pasaba."

,. Este incidente desagradable en si mismo, me ha propor­cionado una oportunidad mas de asegurarme de que cuento con mis soldados en cualquier caso, y que los oficiales aunque

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rr- 84 -

descarriados un momento, nunea intentan contravenir mia ordenes. " , .

, 'Co:rp.o yo te;r:ni~:ra que alg;unos soldados m.aI aconsejados pudieran cometer alguna . falta contrael Ge,ne.r,al Nayarro, le llevé desde . el prin~ipio a mi · casa, pero no podia estar a su lado constantemente, .:y por lo que · pasaba com~ncé a, te­mer que, pudiera ;ser mQlestado en , mi , aus.~ncia., a fin ~ de evi­tarlo lo. llevé personalm~nte , a la ribe.pa d~l · rio" a'. fin de que pudiera pasar .,al territqrio ,americano" donde continua como mi prisi,onero de guerra bajo su palabra de. honor." "

"En honor de Orozco <Ìebo decir què ' éf ffiismo me· pr,o-• • • •

puso que, obrar~mos ep. esta forma ,d~sde , un princip~Q, y que aun Villa mismo, euando le dije · mi · intencion ,de garal;ltiz&r

,

la vida de ~ a va;rTO, m~ dìjo _ ,con ; toda, s~p1isipD: q-qe GU~,lquie:ç cosa que ,yo hiciera estab~ bie~ , h.~~ha. E~ . , consecuencia, ~o es clerto .que ninguno de los . oficiales me haya pedido ,su vid,a;r ni los 8oldados han inten'tado hac·erlo, a pesar de haber òido que aql11 y ani, hay individuos que expresan esa opini6n; pero no es el deseo genera.I, pues mis soldados, que son va­lientes en la batalla, son magnanimos eh la victol·ia. Firma-do. Francisco I. l\ladero." ' , Yo siento no haher presenciado estos incidentes, Y' me

limito a hacer 'una narr!},ci6n sucinta de ellos bon los' datos que pude recoger inmediatamente después de que tuvieron lu-

,

gar; datos que recogi de personas 'que para m,i son dignas de la mayor confianza. ., .

El senor don Pascual"Orozco, hijo, pidi6 a don Francisco L l\'ladero algunos elementos para sus hombres; el ' senor ' l\t111':' dero no pudo acceder a la peticion de su generaI; ésto- ori­gino el primer acto de insubordinaci6n de Orozco; después exigio éste la renuncia de Ios miembros del Gabinete, mani­festando su descontento con ellos, parece que co~ especiali­dad ,contra don Venustiano Carranza; el senor ,Madero le contesto en forma seria, y Orozco ,amenazo a don FrancisGo, poniéndole su pistola en el pecho. Los miembros del Gabinete entre tanto, est;,tban sujetos, codo con codo por horpbres de la compania de Orozco. La intervenci6n de varias pers,onas resolvio el conflicto, y cl scnor l\-ladero que a pesar de haber dado la orden de que SG fusilara a Villa, ' quien intervino también, pidiendo la vida del GeneraI Navarro, y que no pudo hacer que sus 6rdcnes se obedecieran termino abra­zando a Orozco, y demostrando con este hecho, que en la prueba a que acababa de someterse él, el Presidente Provisio­nal de la Republica, habia sido vencido. Con motivo de este asunto, se mand6 publicar en una hoja suelta y en 10s peri6-dicos de El Paso, una carta de don Francisco para Orozco y la contestaci6n de éste. La hoja suelta decia ~ "Dos cartas interesantes, cambiadas entre el Presidente Provision~l Fran-

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. 85-•

• .

cisco I. ~fadero y el GeneraI Pascua~ Orozco, hijo. Al mar­gen un sello que ,dice: Gobierno Provisional de -la Republica Mexicana. Secretarfa Particular de la Presidencia. Ciudad Jmirez, 15 .de lVlayo de 1911. Senor GeneraI Pascual Orcrzco hijo. Presente. J\lIuy apreciable amigo: Refiriéndome a 108 acontecimientos que tuvieron 'lugar en ésta el dia 13 del ac­tual y a los cuales la fantasia popular y nuéstro8 adversarios han dado proporciones que no tienen, con objeto de propalar la especie de que estamos desunidos,. me es muy grato hacer constar por la presente, que si bien es cierto que por cuestio­nes administrativas ,tuvimos una discuci6n relativamente aca­lorada,> muy .lejos est1:livimos de abrigar ' la idea ·de desunirnos y ! dejar' de . dir.igir · todos nuestros esfuevzos hacia . cl triunfo de la santa causa por la cuai hemos luchado con tan buen éxito }.}Jasta ahora. Quiero asi :mismo hacer . constar que nun­ca he pucsto en duda su lealtad a mi Gobierno, ni . su amistad personal hacia ml( lo c'ual s'e' demuestra en el estrecho abrazo que nos dimos / en' publico, y . qùe aun' en el caso de que · algo hubiere pasado, fu:é mas· que suficiente para borrarlo y haeer que desapareeiese, tanto deleorazon de usted como del mio, el mas ligero resentimiento, pues tanto usted como yo lucha­mos pOi[' ideales y nunea seremos desviados dc nuestros pro­positos por' ningun sentim:iento persona"l, tanto mas euanto que en l{)s actuales momentos no lo existe, porque, lo repito, ni p0r .un solo . momento dudo de su amistad hacia mi y sabe usted que corno siémpre lo aprecia de veras y lo estima su afmo., amigo y atto. S. S. Francisco I. ·l\iadero. CONTES­TACION:, Ciud&d; ' J\lIayo 15 de 191L Senor Fr.ancisco L Ma­dero, Presidente , Provisional de la Republica. Presente.­l\fuy respetable ainigo: Me compIace . hacer referencia il. la estimable de usted de esta 'misma fecha. Como usted jui­eiosamente lo indica, nuestros adversarios politicos y la fan­tasia popular hiRn dado pr<>porciones que no poseen a 108 acon­tecimientos que · tuvieron hlgar el 13 del actuàl. La fantaSIa popular agigantandolos, y nuestros adversarios politicos ral­seandolos; pues mefistofé1icamente han propalado la especie de que nos hemos -desnnido en la noble empresa de luchar para derribar a la tirania. Nada mas inexacto. Nuestra nnion es indestructible, porque arriba de la sinipaUa, del carino y de la amistad que se puede tener a un hombre, fiota el senti­miento heroico <iue en este momento historico debe unir a todo mexicano honrado: El amor a nuestra querida patria. -Senor Presidente: Cuando conmigo se levantaron en armas los hijos del Distrito de Guer~ero el 20 de Noviembre de 1910, secllndando el pIan expedido por usted en 8an Luis PotosI, lo aceptamos como el mensajero luminoso de los constituyen­tes del · 57, presentimos en usted un vidente de la redencion del pueblo mexicano, y juramos en aquélla época derramar

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nuestra sangre por el triuruo de tan noble empresa. Este ju­ramento ,lo recordamos, ' y hoy palpita y vibra con mas vigor en mi corazon y en el de todos mis denodados companeros de' armas; créalo usted, senor Presidente, y abrigue siempre la seguridad de nuestro respeto, de nuestra lealtad y de nues­tra constancia. De usted respetuosamente, afmo., atento y S. S. Pascual OrozcQ, hijo."

Después de este incidente, la calma reinoen Ciudad Jml­rez. Las exigencias de la revolucion, o mejor, las exigencias del senor Madero tenlan cada dIa mas amplia satisfaccion de parte del Gobierno del GeneraI Dlaz; ha sta que, la calda de este gran Diétador, coloco al J efe de la Revolucion en condi­ciones de seI' el director efectivo, salvo las formulas diplo­maticas, de los asuntos de la Republica. El senor Madero or­deno que, alrededor de la estatua que en Ciudad Juarez se le:'anta al gran Patricio de la Republica, se reunieran todos los soldados del ejército lihp.rtador que hablan tornado parte en la toma de la plaza, con el fin de despedirse de sus valien­tes soldados. En una arenga muy poco feliz, dijo en concreto don Francisco, que daba las gracias a los valientes defenso­res de la causa de la libertad; que quedaban en libertad de irse a sus casas 108 que quisieran hacerlo, pudiendo permane­cer en el servicio si aSI les convenla; que la paz estaba ya firmada. En seguida hizo uso de la palabra don Juan Sanchez Azcona y produjo una hermosa arenga. '

El resultado de las palabrasdel senor l\fadero fué des­alentador para la tropa, que esperaba, como se . comprendera con facilidad, que de alguna manera se recompensaran sus servicios que hasta entonces hablan prestado con abnegacion y desinterés absolutos; al grado de haher muchos soldados, que desde su salida de Chihuahua el 20 de Noviembre, no hablan podido cambial'se su ropa interior. Despl1és d e la sa­li da del senor GeneraI Diaz de la Republica, el senor l\fadero lanzo un manifiesto a la N acion en que hacia renuncia del puesto de Presidente Provisional. Este documento es a la letra: .

TO A LA NACION . ... . . ~ '1 " ~: ' ~ - I Il '- , " - . ,

Conciudadanos: . ,' . . " . -. -. " . .... r.

, . 1 ', 1 ; , •

. -

Cuando, segun el pIan de San Luis Potosl de 5 de Octuhre pasado, 08 invité a tornar las armas para r/~conqui8tar nues­tras Iibertades y der echos politicos, todos aéudisteis a mi Ila-

mado y CB seis mescs, d ehido il \'nE'stro her6ico esfllerzo, he-1ll0S d erroéado rI l'Pg imen didatoria! que por ce rea d ( ~ ;15 aiiuli oprillli6 à nuestra Patria.

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El trjunfo ha sido completo y en lo sucesivo la justicia sera igual para el. rico y pa,ra el pobre, para el · poderosoy para el humilde; la Libertad cobijar~ con sus anchos pliegues a todos 108 mexicanos, y todos, unidos fraternalmente, traba­jaremos por el engrandecimiento de nueatra Patria.

De haberse continuado la revoluci6n hasta el fin, seria yo quien gobernara el pafs, en calidad de Presidente Provi~ sional y quien convocarla a elecciones generale s, segun lo es­tipulado en el PIan de San Luis Potosi; pero la guerra frati­cida que nos vimos obligados a llevar a cabo no era por el triunfo de determinadas personalidades, sino por el triunfo de nuestros principios. Desde el momento en que éstos han triunfado y hemos visto asegurado el porvenir de la Repu-

. blica bajo el régimen de absoluta libertad, puesto que el Ge­neraI Diaz y el Sr. Ram6n Corral resolvieron hacer sus re­nuncias dejando el poder en manos del senor Francisco L. de la Barra; desde ese momento, digo, me ' pareci6 obrar de acuer­do con los altos intereses de la patria, suspendiendo las hos­tilidades; y poriiendo punto , final a la sangrienta guerra fra­ticida que tenia por campo de 'batalla el territorio entero de la Republica. Pero al reconoGer como legitima la autoridad del senor Francisco L. de la Barra, puesto que lleg6 al poder por acuerdo mutuo entre ambos partidos contendientes, me esimposible seguir asumiendo el cargo de Presidente Provi­sional de la Repub!ica, por cuyo motivo ha go formaI renun­cia de él ante la Naci6n.

Asi -com todos mis compatriotas me secundaron euando los invité a ir a 108 'comicios en Junio del ano pasado y des­pués me siguieron con l~s armas en la mano para reconquis-

,

tar nuestras libertades, asi espero que ahora todos secunden 'mis esfuerzos para restablecer prontamente la paz y la tran­quilidad en toda la ' Republica, a fin de que muy pronto el ,Pueblo Mexicano disfrute del bienestar que debe proporcio­narle el nuevo régimen de gobierno que hoy se inaugura con la presi-dencia del senor Francisco L. de la Barra, quien ha ad:mitido tan alto y honr080 puesto unicamente con la mira de 3ervir a 'su Patria, sirviendo de intermediario entre el Gobierno delp6tico del GeneraI Diaz y el Gobierno eminenté­mente popular que resultara de lai pr6ximas elecciones gene­ral'es.

El senor Francisco L. de la Barra, no tiene mas apoyo en el poder que el de la opini6n publica y como ésta unanime­Inente proclama los principios de la revoluci6n, podemos de­cir que el actual Presidente de la Republica esta enterament€ c'on nosotros, porque a , elIo ,lo llevan sus sentimientos ,de jus­ticia y su alto patriotismo. Ha dado · pruebas de elIo en su

. ~'açtò 'para ~ormar el adual Gabill~te; en el cua! .estan am­pliamente represent,a:dos 108 ~lementos que I han lley~do a c a.-

,

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·. 88--

bo la actual revolucion, y los cuales han sido designados de mutuo acuerdo entre el senor de la Barra y los principales jefes de la revolucion, que pudeconsulta;r.

Por lo tanto, espero que asi como publicamente reconoz­-co al senor Francisco L. de la Ba:rra, ~omo Presidente inte­l'in o de la Republica . ~fexicana, todos mls conciudadanos que han defendido los · prinCipios de la revolucion y me reconocen -como Presidente Provisional, reconozcan al mismo Senor ,Fran­cisco L. de la Barra con el car'acter ya indicado y procuren 'secundarlo eficazmente en su 'tar'ea de i'e'st'ablecer el orden , .

y la · tranq'uìlidad' de -la Repp,blica. " ' A ~os ' que por tantos anos hàn sido victlmas de la tirania

y que puedan temei' aiguila .celada de sus antiguosopresor;es, Ies diré que no debn temer riadà . . ' ': " , .

El pueblo ha demostrado ya su omnipotencia y yo, antes de reIllinciar a la Presidencia Provis'ional, he concertado con el senor de l,a Barr a ' las medidas ;ne6esarias q:ue aseguren 'la satisfaccion 'de las aspiraciones ÌUlc:tbna1es y que en Ìas proxi­mas eleéciones gEmer:He~ la volunta:d ' del plI'ebl'ò sera respebìda.

Entre ' estas "medidas estari ' las de hace~" lqùe 'renùUclen 10s Go'bernadores de 10s Estadç>sjr' sul)stituirÌos 'por ciudada­nosque constituyan '~un'a gara'ntla para 'el nuevo régimen que se iÌlaùgu~a. Puede obj~tarse ' ' qu~~st~ : es un at~q~~ ,3. la so­berania de los' Estad'Os; pero hablando con ,,la fI,'anqueza que

~siempre me ha caractèrizad6, d'ebo ' 'dcclarar ',que si he çò'nve­nido en que el senor de la Barra oéùpe ' la Pres~~encia · de la Republica, es porque lo' considero un hombre honoi'able, por­que hasta aliora nunca ' h1a servi do de instrumento para burlar

'~l voto popùlar; pero n'o puedo decii' Ìo fuismo· de njnguno de los Gobernadores ni de 'las Legislaturas de 10s Estados, asi -como tampoco lo he dicho del s~fior GeneraI Por~rio Diaz ni del senor Ramon Corral; y si, contrariando el .plan de San Luis ' P6tosf he ac'eptado, ' en nombre de la revoluCion que si­gan funcionando las CaUlaras lde la Uni6n y las Legislaturas de 108 Estados; es por evi~arnos' mayores trasto~;nos Y ,dificul­tades, y siempre que de un mo'do' franco acepten esas caI?-aras el nuevo régimen. ', . '

Considero muy amplias las concesÌones que el 'partido re­volucioIÌario ha hech'o 'al r 'égimen antiguo, y si en ' este docu-

. . ~

mento lo hago constar asi, . es por que es conYe,:~llente que el 'nuevo gobierno, 'apoyaq.o ef,ìcazmente por cl partido emanado de la' revoluci6n, pueda obrar coIi libertad cl fip. de qar cuPl-plimiento a his a'spiraciones naCion,ales .. , ..

Estos Gobernadores: ' UilOS ya designados' pqr el pl).eblo; otro~ que han sido sus çandidatos en diversa~ oportunidaqes y otros que se p'rocurara s,ean nombrados de acuerdo con las aspiraciones populares, seran una garantia de nuestras liber­tades fu'turas, tanto mas, cuanto que podran, segun los faculta

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- 89 ~(-

la Constituci6n, dejar en pié de guerra, en calidad de mili­cias del Estaào, la parte d~ fuerzas insurgentes que estimen conveniente.

AlglillOS sacrificios reportara la N aci6n porque no se pue­dan satisfacer en toda su amplitud las aspiraciones conteni­das en la clausula tercera del pIan de San Luis Potosi; pero las pérdidas por este capitulo seran muy · inferiores a las que hubiese ocasionado la prolDngaci6n de .la guerra, ademas de que, por los medios constituciQnales, procuramos satisfacer los legitimos derechos ·. ~Qnculcados : a que 3e refìer~ dicha clausula. . . . . . . . ' . .

.Eli' ,cuanto a l,Os .gil'ados militar es que .. corresponden a los, jefes de . .la revoluci6n" se :les .. :r;econoceran segun el pIan de San Lui;; fQtosir, por los Gohexn~dores·. d~ 108 ' Estados, . Y' se norubrar.a .~:p.a Gomisi6n p~ra· gue., determine cuàle8 han . de ' ser ratifieados p.or .. e1 Gobier·no FederaI. ' .. .

, . . Mexicanos : , . . . .'. . . . ' . . .

. Cu~ndo o~ .invité a. tQm~r. las armas, OR dije que. flléseis invencibles eri la guerra y ma.gwinimos e11 ),p,. victori~~ Habéis cumplido fielmente mi recomendaci6n, causando la admira­ci6n del mundo entero. Pues bien, ahora os recomiendo, que

,<.

asi como habéis sabido empunar las armas, para defender vuestros derechos; los que sigais con ellas, en calidad de guar~ias naciop~les;. os") p.ongais a · L-a, :altura de ; vuestros. nue­vas deb;~r:e~q:ne copsisten . ·en .; gu,a~~.ar . el ·'Orden y constituir : un~ ·ga.r~.I)#~ .. ,paJ;;t la . so~iedad .. y ; p~ra el · nueYQ : régimen .. de cp~as; 1(\S que os .retiréi.s .a .la v.ida. privada, esgriro~d.la nue..va · a;:rma :que . hab.éis : con.qli.istado.: :el · voto . . psad Jibrément~ esta poderosi~ima . ;ar~& y . Dluy ,propto .. v.~ré~ -:que ~lla., ps propor.":, ciona v~c:tQria~ . mas ~mp,Qrtap.t.es y ! du.raderas . que las que OS : h~ . prop.ol(cionfldo yue,stro. ::tif\e. ... .. . . . . ". . :

. Al ;retir:~rme a .lfl.: vida pr:i v~da y en mi calid~d: . d.e siro pIe ciudaq.ano; seguiré con~içlerandom~como . jefe del actual pa.r­tido rEwòludonario, Y coÙl:boraré. :con el gobierno del sen.or de 1

la. B.a:r.ra poniendo a su servicio toqas mis energia~-" .pues COIU­

we~do que, ~esde el momento que fui quien promovi6 la re­v.oWci6n y- que me considero co~o el jefe del partido de~lla . e~anadQ, t.engo e~ sagrado' :deber ,de contribuir al r~stableci.; . l1!i~,nto del. orden Y. :qe ~a . paz .publica ,y tambi.én el de seguir v:elalildo por 108 interes.es del partido}.politic.o que .ha deposi-ta.do . enmi su confianza. . .. ..

Lo Unico que pido a' todos mis conciudadéìnos es que co­laberen conmig9' y con el actual gobierno, a fin de que todos nnidos dediquemos nu,estros esfuerzos a trabajar por el en--grandeGimiento y, g,loria de nuestra patria. .

RUFRAGIO EFECTIVO ... , NO REELECCION. . - . .

Ciudad Juarez, 26 de JYIayo de 1911. : . . Francisco I. Ma.dero.

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., • •

Resalta en el manifiesto anterior la habilidad del senor ]VIadero como politico, pues no creo que sea dificil comprender que la renuncia a la Presidencia Provisional no es 1l1as que una simple formula, desde el momento que el senor l\fadero sabia que como consecuencia del triunfo de la revoluci6n, tenia ya un 90 por ciento de probabilidades de salir electo Presidente Constitucional en las proximas elecciones; era

ademas de hecho el Presidente de la Republica pues que im­ponia su voluntad al senor de la Barra, nombrandole hasta su Gabinete. La efervescencia que las pasiones han sufrido y la infinidad de defensores con que cuenta el senor Madero ha hecho que todas sus disposiciones no se juzguen sino con una benignidad decidida y franca; al grado de que las censuras muy justificadas que el senor licenciado don J orge Vera Es­tanol ha hecho publicas, recibieran una oposicion trem p-nda tratando de desviar el curso real de los hechos, con razona­mientos mas o menos forzados.

• • • •

El 2 de J unio de 1911, salimos de El Paso, Texas, en tren especial para hacer nuestra entrada a la Republica, pa­sando por Ciudad Porfirio Diaz. Conocida la marcha del se­nor l\Iadero, los mexicanos residentes en Sanderson, pequeiia poblaci6n americana, avisaron por telégrafo, a bordo del tren especial, con unas seis horas de anticipaci6n, que esperaban saludar al senor Madero. El tren pasa por Sanderson a la! Il p. m.; a esta hora se encontraban en la estaci6n mas de 500 personas, acompanadas de una banda de musica y de hachones; estaban representadas algllnas sociedades por me­dio de estandartes. La persona que hacia c·abeza de la mani­festaci6n pidi6 a nombre de todos que saliera el senor Ma .. dero; que habian conseguido del jefe de estaci6n que el tren se detuviera unos minutos mas, con el fin de tener el gusto de ver al J efe de la Revoluci6n. El senor Madero, que tuvo conocimiento oportuno de la manifestaci6n, se neg6 a salir desde un principio, es decir, desde que se recibi6 el tele grama, pretextando que la hora era ya muy avanzada y que él es­taria ya descansando.

En Spofford, estaci6n de cambio para dirigirse a Eagle­Pass, se acerc6 al senor Madero una comisi6n que representa­ba cl Club Antirreeleccionista de Ciudad Porfirio Diaz; dea­pués de laa aalutacionea de estilo, el senor Madero dijo a los r cprcsentantes del Club que hicieran una repreaentaci6n ante la Legislatura local para que se cambiara el nombre de Por­firio Diaz, por el de Piedras N egrR.s.

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-})l-

,

Entramos a Porfirio Diaz a eso de las 9 a. m., y desde este lugar hasta la capitaI de la Republica, el senor lV[adero fué ach~.mado ha~ta en las rancherias m.as insignificantes.

En el trayecto no anoté ningun hecho significativo mas quc la orden que se dio a los reporters, de que todas las no­ticias les serian dadas por el senor Arturo Lazo de la Vega" quien seria el unico que estaria cerca del senor Madero, en las manifestaciones que se organizaron en los diferentes pun­tos del trayecto. De este modo, a mi manera de ver las cosas" se coartab'a, quiza inconscientemente la libertad de imprenta,. toda vez ' que èl senor Lazo dc la Vega, ' aunque persona de muchos 'méritos ' persoruih~s y ' de alguna ' independencia, era , elemento que podia considerarse conio adicto al jefe de la r~vohlcion, y se comprende que los ,hechos, como el anotado, en Sanderson por ejemplo, que algo tiene de desagradable, . no se dieron à conocer c'on 'la claridad debida. Este incidente de Sanderson no pasa ' de ser un ejemplo nada mas, pues a nuestro paso por dicho poblado, todavia no se daba la orden_ de referencia.

.'

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Razgos psieo16gicos del revolucionario de Chihu,ahua , ' , , , '

,

.' .

, Par~ disculpar }~n ~ , p;ilrte ,la ' $ègrega~i6i,i 'que de nuestros servicioS como milità~es , se ha' hech'ò, : alguien ,ha pret.èndiilo q~eJ ~6s .'Jlabit~htes. d~ ,Chi~?~hua , so~, r:efr)açtariQ~ ,~r régim€m mll.Itar, porql1e , od~an , ,~, los soldado~ . a ,q\uenes consIderan 808-tenédores de la Dicta'dur'a dèlGeneral Diaz. Es, necesario acIa-

(' l' " ' • i'I'·rOI', ' !\ ·. , · ~ ". l ' C

rar dè una vé~, Por tod3:'s. ;est~ "p:rin~~,. par:;;t- defip.ir , respons~bi-lidàdes 'Y' no . bu~c'ar ~lsc~lp~s 'que 'no, 'por s~rmuy bellas, idealmente,' corislder~d'as :' 'deja,ri ' de ~er. iniagID~rias y ; absurdas. EI;lpr~mèr ' h?-gar, ' s~ . bi~i;t i es, ciért<? q"e, el malestar e,s ,general en la Repul?I~é'a y la ) tevol1J.c~on cue:tita c,on un ap,oyo d~cidido , de la; otHniori. publ~c;a;, ' e~' , rfguros~m,~p.te . e~acto eJ.ue la mayor parte' 'dé ' los ihdividuos que ' .han tomado las armas en el Esta­do de Qhihtiahua : no' ~tlcànzan' a 4efinir las . ~aus~s ' d~i; mov.i- , mientò. "Esto se extiende auIi a los jefes de guerrillas.Es frecuente oir a individuos que dicen: "yo estoy aqui, no mas porque viene mi tio fulano de tal, y el tio ha tomado las armas porque le gusta la boIa." Es curioso observar que don Francisco I. 1\{adero, tiene menos simpatias que cualquie­ra de los comandantes de una guerrilla, aun tratandose de individuos que tienen a sus ordenes solo unos veinte o menos hombres. No solo se limita la accion de don Francisco I. Ma­dero en el orden moral, sino que en el material puede decir[t que es incapaz de ordenar directamente (1.1 ultimo de sus sol­dados. Este especialisimo estado de cosas, no esperado nunca por el Caudillo revolucionario, le ha conducido a crear entre é1 y sus mas conspicuos ayudantes una 1iga artificial, conce­diendo honores inmerecidos ydispensando faltas graves, ha­ciendo caso omiso de 10s nobilisimos y grandes principios que en sus peroratas pub1icas protesta seguir y defender.

De aqui resulta que el senor Madero teme al rebelde y fo­menta al bandido.

I

Luego que la revolucion, por la extrema impericia de los jefes militares, adquirio cierta consistencia, los ranchos se quedaban acéfalos y las poblaciones pequefias sin aut.orida­des y sin medios de trabajo. Esto obligo a la mayoria de 10s varones a ver un medio de subsistencia en el movimiento, y su ingreso determino la continuacion de la lucha. Podria casi asegurarse que los individuos verdaderamente amantes de la revolucion por principio, tomaron parte en pequenisima es-

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.

cala. Y si esto es posible indicarlo tratandose de los habitan­tes mismos del Estado de Chihuahua, con mas razon puede afirmarse de las partidas mixtas de mexicanos radicados o quiza nacidos en Texas, y americanos netos, que como algunos de éstos lo han dicho ya, solo toman las armas por espiritu de aventura. Es indispensable fijarse bien en estos hechos concretos para no achacar faltas, que ·tienen su origen en ambiciones personales hipocritamente encubiertas, a causaa que no existen.

Si existe alguna causa .' para que el rebelde no quiera so­meterse debuen grado a la 'disciplina militar, debe buscarse en la heterogeneidad del contingente y en la ninguna firmeza de : 108 principios que ; pretende defender. .-

No . creo yo que e~ista un odio generaI de los revolucio­narios de,. Chihuahua hacia el Ejército, por mas 'que en Chi­'hllahua misUlo' y en varias poblaciones del Estado, ' la soci e­dad, especialmente femenina, dé marcadas muestras de anti­patia para los defensores ·del .gobierno del GeneraI Diaz. Co­mo tampoco puede afirinarse que exista un odio ·manifiesto generaI del soldado de linea hacia el rebelde, por , mas que en el momento del combate unos y otros den pruebas de cruel­<Iad, cuando se encuentran en condiciones de hacerlo. Hay que descender un poco y considerar los acontecimientns en su aspecto grosero real y no. pretendamos idealIz'ar un asunto que puede tener graves consecuencias ' futuras. Hablando con se­renidad y de modo completamente imparcial, puede afirmarse que lns · rebeldes, a pesar de lns defectos organicos seiialados anteriormente, estan de acuerdo en snmeterse a una ' discipli­na justa y a una organizacion militar ' que sirviera solo como medio mas rapido para la finalizacion de las nperaciones. ASI he pndido. escucharlo de varios de sus mas caracterizados re­presentantes, y para mencionar uno citaré el nnmbre bien co­nocido de dnn Castulo Herrera, que dicho sea de paso, lucha pur los principios fundamentales de la causa antirreeleccio­nista con una hnnradez y pureza dignas de elogio. En el redu­cidisimo espacio de tiempo que pude tratar el asunto de la introduccion. de los prineipies militares en las filas rebeldes, pude convencerme cnn gran beneplacito, de que trabajaba en terreno fértil. Se necesita solo una gran delicadeza para el trabajo; se necesita saber tratar a 108 educandos y hacerles ver nbjetivam,ente, mejor dicho, causalmente, las ventajas de la ciencia militar. Car eceria por otra parte de fundamento el hecho de que el soldado rebelde . sintiera antipatia, por in­dividuos que sacrificando mas que la generalidad, defienden una caus.a comun y se esfuerzan por darle mayor impulso con los conocimientos especiales que poseen. A mi modo de ver las cosas, no hay mas causa aqui que la envidia; pero no la en­vidia de las masas, que siempre son susceptibles de dirigirse,

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- IJ-l -

sino la envidia de las medianias que pretenden dirigir las • operaClOnes.

>

Hay un fenomeno al go mas complejo y es el cambio su-frido por don Francisco L lVIadero, quien antes de entrar a l\Iéxico aseguraba que organizaria militarmente sus tropas y que en su presentacion a las fuerzas de Zaragoza, sobre' el camino de la Hacienda de San Agustin, decia: "yo quiero soldados-ciudadanos, soldados libres, que estén organizados­pero sin disciplina;" y que habiendo hecho resaltar la perso­nalidad de los diferentes elementos, hasta la del subdito ita­liano Garibaldi, no haya tenido una frase de recuerdo para el glorioso ejército de la Republica, que estaba representadÙ' por tres oficiales del Colegio Militar de Chapultepec; uno de­ellos que habia ahandonado las aulas para afiliarse en la re­voluci6n. Desde alli empieza nuestro calvario, es decir, a la8: siete horas de haber pisado el :ienor 1\1ao.ero territorio nacio-­nal, habiendo sidoyo el unico que mantuve firme hasta el' ùltimo momento, la necesidad de que hiciera su entrada, con­tra la opinion de los senores Francisco Vazquez Gomez, Abraham GonzaJez, GonzaJez Garza y otras personas. No eran' pues 108 soldados r ebeldes rehacios a la disciplina militar;> era el mismo senor don Francisco L Madero, quien comcnzaba por despreciar al :Ejército, sin pensar que al hacerlo, minaba' por su base la grande obra de la Republica, que él pretendia r ealizar. Era el mismo senor l\ladero (luien debilitaba sus­fuerzas, a las pocas horas de estar en contacto con ellas, sem­brando en las ilTegulares filas rebeldes, gérmenes de anar­fiuia. Las causas q1.le originaron esta condl1cta me son descono­I.' idas: tcngo una explicacion muy personal, pero me r escrvo\ {l cmit.irla mùs tarde, cuando tenga dat.os <]ue m(~ permitan HsegUl'ar su exactit.nd. Dcjo li la eonsideraciùn pùhlica (~l antl­lisis de 10s hechos. Por otra part.e se comprende con facilidad qnc aun hahiendo ci erta reticC'n eia para que cl soldado r ehelde admitiera la educaci(m militar, (~ra un deber en los diredores intdectuales del movimiento, interponer su intluJo ft fin de que cesara toda indisposici6n, supuesto que al pret.endpr 11a­cersc la gu(~rra, no s~'riamos nosotros, los mexicanos, q uienes ' l'n plp,l1o siglo XX, descubriéramos 1m nuevo sistema de con­dnecinn de operacioncs, que fuera ajeno H los> inmutahles prin-­<:ipios qu e rigen las ciencias militares. Dche hahcr infiujos­extraiios, (1.111.' se encnhren con razones torpcs, insostenihles, toda "t'Z que el mismlsimo senor Garibaldi, en caso de que algunos eonoeimi<'>lltos militares poseyera, no podia dirigir las ojH'l'acioTI('s (l(~ modo t'ontl'ario à lRs c10ctrinas técnicas ad­qniridas (-'n el Colr gio ;\Iilital' de ?\Ièxico.

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,

-,-., . - ~ . , , . - " .",- --.,..... - . '. ~'f"! ... -..... ., , • Cuando he visto en la pr'ensa americana que el senor

~Iadero pretende conservar al senor Garibaldi para que asis­ta a la reorganizacion del Ejército , Mexicano, me he pen­sado que tal vez el senor Madero esta perdiendo la razon, por­que, sin contar con que es problematico su acceso a la Presi­dencia de la Republica, no puede el senor .Madero sinceramen­te confesar que el subdito italiano posea conocimientos mi­litares, y si los posee, ha tenido la mallsima suerte de no po­derlos lucir en tierra mexicana. Ha Ilegado el cinismo de 108

que se empenan en hacerle reclaJ;Ilo al hijo del Gran Garibal­di, hasta anunciar que ocupara Ùn puesto en el Colegio Militar de México . .A.fortunadamente ese caso no Ile gara a presentar­se; pero si tal se pretendiera, lanzo desde estas llneas mi primera fundada protesta y estoy dispuesto a combatir enér­gicamente la eleva~iori de elementos ineptos extranjeros, pues ya tenemos bastante con los del pais.

Han pasado ya mesés enteros y el estado en que se con­servaron las fuerzas de ' Don Francisco I. Madero, aSI como 10$ movimientos· realizados, probarAn hasta la ' evid~nc,ia, mejor quecualquier estudio : critico, la ' idoneid"ad del " personal que se escogio, como directivo. · . . ' .

, Las consecuencias 'iIidispensables de la falta de orden y disciplina,. han sido eviden~ìaGas ya con dOs hec'hos de dominio universal: el ataque de Cludaù" ;J 11:1rel'~ contraviniendo la òr­den expresa del senor Madero, ' y después el ' golpe de Estado que el Jefe Pascual Orozco, dio en 'la propia Ciudad Juà­rez el . dia 13 de Mayo. " '. _ Es digno de Uamar poderosamen.te la atencion también,

que a pesar de que : se pretende" justificar la noingerencia de 10s militares en la direcei6n. 'de los asuntos deguètra, todos 10s civiles que accidentalmente han tornado a su cargo dis­tintos aSlmtos, se apresuran a admitir grados militares -é in­vocan enfaticamente ' el rigorismo de la disciplina en todos los casos, bastante frecuentes, ' en que su autoridaq. se siente fiaquear, resultando muchas vecei mas despotico. que 10i mi· litares de profesion. . .

N ò puede negarse, en consecuencia, que existe el deseo generaI, hijo de la ostentacion, de distinguirse con algun gra­do militar, y por Inas que se diga que 10s altivos hijos del Es­tado de Chihuahua, son, por naturaleza, indomables, y que su nivei intelectual les impide someterse a los rigores del servicio militar, testimonian lo contrario el hecho' de que reconozcan autoridad en el jefe de guerrilla y le Ilaman su capitan, habiendo si do ésta la unir.a razon que el senor Madero tuvo

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en la mayoria de los casos para fabricar capitanes. Si los soldados estan dispuestos a reconocer la autoridad de su capi­tan y los capitanes, como mas de una vez pude comprobarlo, estan dispuestos a reconocer una jerarquia di~ctora mas ele­vada, se concluye que la introducci6n de la disciplina militar por militares en las filas -rebeldes, fué :una obra posible, y si no se llev6 'a cabo, fué debido a la constante é inexplicable oposici6n, que hacian los elementos civiles que a toda costa pretendieron acaparar los pu~stos ,directives. -

- ,

., . • - ,

Podl,'a objet.a1;'se, como yase ha, \hecho" pretendiendo .de­f~nder los actos del Jefe de la ~evQluci6n, que . conmoei~nes de la n,atUl,'ale,za de la Revolu,ciQll M~xicana tienen que ado­lèéer irremisiblelll:erite d:e glifl.lldes irreg,ularidades. Esto, ami modode.ver las cosas, ~6.10 ,qui~re d,ecir que se .proceda en-. asuD~ tos de , esta indole con métodos , toscos de : organizaci6n, que' sin e~ig!r ' .de los ele~ento~ ,disponib.les" un trabajo ,exageradot se les haga paulatinamente, sin sentirlo, irse acostumbrando a las practicfls de orden', ' uDic~s, q~e podran ,hacer ' de un sacu\,-

• ~ , 0 ,0 ~ • . ' •

dimiento sOCIal de la naturaJeza ~el - que estudiamos, un sacu;.-dimienjo so.cial util; asentado ·en pascs , s61idas que"garanticen 1!0 s610 la ~ p'~ir,e~a. de mir3:~ p.~ · los directores intelectuales; sinO' la :f~tur~ , ,~st~~ilidad ~~, ,la ~~p-Q.blica. No hay. qua: e'ludir , reS'..; ponsabilid~ò:~s,~i , Q.ej~:r; ~ d~ · recono c,erlas, tampoco~ ' Yo ' siem.:-, pré h~ comprendido la necesidad de proce.der -en , lo , sasl1nt08 de la rev~luç!i~n c~n , 'gran, i faAiLiò,ad ; de discul pa, ' ,pero ' estÙ' sÌem.pre que no se h~gan intervenir ;. factores de conv:enieneia personal, ,porque desde que 'estos, , f~etores intervienen; · se ' 01-vida el com promiso gue s~, tiene con ~l pueblo" a quien ' se ' hri. prometido velar p,or su bienestar, en cambio de ' la retribuci6n' que de eÌ se espera, 'tanto para el sostenimien,to material, que hara triunfar nuest:ras aspiraciO:l,l.es, cuanto por ·las 'pruebas queese mismo pueblo da, retribuye:ado con creces a 108 que se han vestido con el habito de reformadores. " , , - ,

. . . -

La Revoluci6n Mexicana, notable entre tod'as las revo­hiciohes por ~as difere,ntes fases 4e sù desarrollo, ès digna de­estudiats~ con'tododetenimiento, en, cuanto se refi era a la ac-' titud que 'eI pueblo, nuestropueblo ~u'frido y docil, ha a su.,: mido. El pueblo que fué quien hizo triunfar la revoluci6n, eSi

acreedor a toda nuestra admiraç~6n y respeto.; es ,acreedor a qué se consideren sus , destinos, de hoy en adelante, con mas honradez; con mas inteligencia '; con mas energia. Los direc­tores politicos de la actual 'Revoluci6n ~1exicana han procedi­do con vacilaciones gue te!idran que reducir mas tarde, ante­el CTitei'io sereno de la Historia, sus merecimientos que hoy se pretende exagerar. '

En cambio, los hombres rudos de las diferentes partes

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de la Republica que con sinceridad hayan tomado las armas para sostener los principios encarnados en el estandarte revo­lucionario, son d,ignòs\ de elogio; ' pU6S ~· a·: Ile~ar de que hayan cpmetido desatinos y arbitrariedades, casi siempre estos erro­reg :sé d~berali asu :ruda educaeion; .después" qlliz3. t s6 .1es ha p:étjudicado : c9IÌ. . tos superiores ' a. sus aleances" lQ, qlié ha -t-èni~o como ·'co:ns'ecuencia · ~u , ensoberbeeimiento.iE.s'~' ~s' !eli 'c'a:s'o de: Fascua,l; :Orozco ·; de Castulo Herrera ·y, Qtras figp-r. ~ijs; 'm~s Q iIretlos' simpatieas=. .. . .' , '.' '. .. ' .

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FRANCISCO I. MADERO. "

Para hacer un juicio critico de este hombre excepcional, es necesario recurrir a las fuentes profundas de la PsicologiaJ

donde quiza pueda uno explicarse, el por qué de toda la mi­seria humana; hasta donde es posible confiar en las promesas de un hombre, qué moviles le impulsan a prometer una obra buena y cuales lo desvian de la realizacion practica de BUS prom:esa.

Es seguro, de toda evidencia, ' que Don Francisco I. Ma­dero ha sido atacado dolosamente por BUS enemigos, y seguro también y también evidente, que sus incondicionales lo de­tienden il toda costa, concediéndole cualidades ultraterrenas.

Se conoce cWln dificil es emitir una juicio critico; se Ba­De cuales son las cualidades esenciales del individuo que se ~cha a cuestas emejante trabajo y se ha dicho ya que los hom­bres no podran juzgarse en su labor inmediata, sino que ha­bra que esperar a que el tiempo borre las explosiones de la pasi6n, para que la imparcialidad se abra paso franco en el terreno de la sinceridad.

N o seré yo, pues, quien pretenda hacer un juicio comple­to del senor Madero; juzgo, si, que estoy en mejores condi­ciones que muchos para hablar claro y pq.ra hablar con hon­radez; claridad y honradez que se inspiran en mi grande am­bici~n de servir bien a mi Patria; claridad que se apoya en mis relaciones intimas con el J efe de la Revolucion en los tiempos de peligro, y honradez que se justifica con mi linea de conducta, an tes de la Revolucion y durante la Revolu-. , ClOno

:Mi trabajo en estos actuales momentos de excitacion pa­sjpnal; en estos actuales momentos en que la ambicion se en­cubre hipocritamente con la tunica del patriotismo; con el falso deber de gratitud, va dirigido especialmente a la gente Berena y il la gente sensata, y lo he escrito para bien efectivo del pueblo mexicano.

En el informe que en San Antonio, Texas, rendi al senor Madero con motivo de la expedicion que hice al Estado de Chi­huahua, hablo de la impresion dolorosa que me causaba ver el desprendimiento de gente humilde de las rancherias, que sacrifican, decia yo, lo mas grande que el hombre pue­de sacrificar: su mujer y sus pequéfios hijos, para il' a con­quistar la libertad del ciudadano y el imperio de la Ley, qui­za, quiza para caer muy pronto inmolados en aras de otra ti­rania mas criminal y mas hipocrita. Estas palabras, que sa­lieron del f.Jndo de mi corazon, las dije para excitar al se­npr ~fadero, que entonces se encontraba en Estados Unidos,

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.

para que violent&ra su entrada al territorio nacional y para. que pusiera en pié las doctrinas con qUé habia sugestionado al pueblo. Yo, desde entonces, contraje un compromiso con esos hombres humildes que a mi palabra se afiliaron a la Revolucion; algunos de ellos murieron a los pocos dias y los demas quedaron expuestos il. mendigar en nuestro territorio

.. o a inmigrar a los Estados U nidos, sufriendo las consecuen­. cias tristemente fatales a que se vé uno expuesto en la inhos­

pitalaria tierra americana, donde el mexicano, a pesar de la8 protestas diplomaticas, es visto con marcadas muestras de' desprecio.

Si mi trabajo no tuviera otras consecuencias benéficas, cuando menos sera la demostracion de que he hecho lo que ha estado a mi alcance para defender a esos humildes soste­nedores de los principios democraticos, inconscientes mucho!iJ de ellos, pero no responsables y siempre dignos de mejor suerte.

Con la misma franqueza con que hablé al senor lVIadero después de la expedicion de Coahuila, le hablé siempre, hasta el momento en que · me despedi de él en Galeana. Con esa misma franqueza, que supongo todavia me reconocera, a pe­sar de la distancia que hoy nos separa, voy a delinear su personalidad para que sea conocida algo mejor por los habi­tantes de la Republica, y ojala ' y mi trabajo sirva para que se corrijan 108 grandes males que hoy se bosquejan en el cielo [Izul de nuestro caro México.

MADERO FISICO, INTELECTUAL Y MORAL .

. !\Iadero, fisicamente hablando, es un hombre de gran re­sistencia, a pesar de su aparente delicada constitucion; le agrada bastante caminar a pié; es sumamente nervioso; tiene un movimiento especial del hombrel derecho que lo denuncia a gran distancia; se preocupa bastante por su persona, ann­que no busque comodidades para el descanso; no se preocupa absolutamente del bienestar de los demas, ni aun de los en­fermos y heridos. Después de la derrota que sufrimos en Ca­sas Grandes, se manifesto impasible, haciendo solo aparente su 'preocupacion por su hermano Raul y por Garibaldi; cuan­do estas personas llegaron al acantonamiento de San Diego, quedo tranquilo. Intelectualmente, l\ladero es un hombre de mediana instruccion y también de mediano talento. 1\10ral­mente, solo puede decirse que es afecto a rodearse de gente adicta incondicional, aunque haga alarde de que le gusta qu~ le hablen con franqueza, y de que tiene una gran facul­tad para hacer justicia a todos los hombres.

. . .

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- , 100 - " ,

, . ' . . . - . ; En lo que respecta ' a~u c91l1~ervaci6n per~mnal, dio siem­

prepruebas de una gran ' iri,diférència, manifes'tandose muy nervioso por el éxito de una àccioIi; pero no porque su per­BOlla corriera algun peligro ;esta cualidad, que aparece con­tr~dicha con lo que me . contesto cuando yo rnsistia en 'que

, . ,

entrara a :Uéxico, cùando las fuerzas de ' Orozco se hall~ban en __ situacion precaria, yo in.'e la explico considerando que en­top.ces él creia ponerse eti rid~c.ulo ef~çtuando maniobras mi­lita-res inconvenientes, e,~ décir, ' creyo que entranno en aque­llas ' condiciones dificiles, no ' podria 'aspirar ' a ser ém:ulo de

,t -Napoleon. ' , . ' , .

, Lo que menos deseo es que se crea que trato de des­prestigiar al senor Madero; mis palabras tienen el fundamen­to -de hech08 que, aunque no puedan relatarse muchos de ellos, ti~en su infiuencia en la apreciacion interna; por esta cir­cunstancia creo que ah ora sera dificil que me comprendan muchos de mis conciudadanos i pero como quiera que esa di­ficultad se limita,ra s610 a hechos de caracter muy especial,

,

quedan en pié los cargos concretosque en ~eguida paso a hacer y que, si no tienen toda la importancia. qu'e yo les atri­buyo, si podran contribuir a formar el criterio de la gene­ralidad.

RESPONSABILIDADES.

l°. Dej6 abandQnados en 108 Estados J]nidos a 108 ofi­cialcs que se habian llamado para que tomaran parte en la Revoluci6n.

2°. Ha permitido que los extranjeros tengan decidida in­fluencia en nuestros asuntos, como lo prueba el hecho de admi­tir una fracci6n completa de americanos en las fuerzas que estaban a sus 6rdenes inmediatas; la elevaci6n del senor J osé Garibaldi a pesar de su notoria incompetencia como soldado; las misiones especiales que desmpeii6 el senor Craighton, la adrnisi6n de oficiales americanos y la del senor Vi1jocn en su Estado :Mayor.

3°. Contraviniendo el PLAN DE SAN LUIS PO'rOSI, que él proclamara como Ley Suprema de la Revoluci6n, conccdi6 nornbramientos de generales, coroncles, tenientes coroneles, mayorcs y capitanes sin ninguna justificaci6n; guiandose por imprcsiones de la prensa americana 6 pDr simpatias muy per-80riales.

4°. Ha desatendido de plano la impartici6n de justicia, permitiendo que individuos condenados por un consejo de gue­rra absolutamente imparcial, qucdaran cximidos de todo cal-

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tigo y en libertad completa después de unos cuantos dias de haber si do juzgados.

SalvO la vi da del GeneraI Navarro. Este hecho, que sus :admiradores incondicionales quieren hacer aparecer como un acto de magnanimidad suprema, debe considerarse bajo pnn­tos de vista bien distintos. El pIan de San Luis Potosi sufrio la mas burda de las violaciones, salvandose a hombre que aparecia como responsable de la muerte de personas indefen­'sas y prirueras sostenedoras de la Causa Antirreeleccionista. Yo creo que la suerte del GeneraI Navarro debio haberse de­cidido en un consejo de guerra competente que obrara con absoluta energia é imparcialidad; el hecho de haber obrado el senor lVladero con sujecion a su capricho, tendra todo lo no­ble que sus defensores apasionados o interesados quieran con­cederle; pero no es una garantia para la N acion, de la r ecti­tud de sus actos.

5°. Ha favorecido abiertamente a su familia. Nombro ii su hermano Don Gustavo, Ministro de Hacienda en Ciudad .Juarez y creo que sera éste el primer caso analogo que regis­-tre la historia en ]os tiempos modernos. Por mas que se quie­ra defender tal nombramiento, yo lo condeno; condeno al autor de él porque revela mU)r poca honradez administrativa y ninguna fé puede tener la Nacion en un hombre que asi comienza a gobernarla. Condeno también, la conducta de 108

.senores Doctor Francisco Vazquez Gomez, senores Venustia­no Carranza, J osé :Maria Pino Suarez y J uan Sanchez Azco­na, porque no cabe duda que estos senores tienen una gran influencia sobre el senor Madero, y al acatar sin protestas, determinaciones a todas luces inmorales, dan una evidente prueba, de que solo aspiran a medrar en un medio nuevo, a. despecho de las verdaderas aspiraciones y necesidades na­cionales. I, Es aSI como demuestran su independencia de ca­racter 1 I, Es a hombres de esta talla a quienes van a confiar­

~se 108 destinos de la patria?

Ralil Madero, herinano de Don Francisco, obtuvo de pla­no su ascenso de Mayor, y a los pocos dias el Teniente Co­ronel; Don Catarino Benavides, tlo de Don "Francisco, obtuvo el nombramientode Coronel antes de que entrara a la Repu-"blica. Ha permitido, èn suma, que su familia toda tome cartas en los grand es problemas nacionales, como si se tratara de un asunto personal. Creo que no se pretendera disculpar al senor Madero en esta parte de su obra, pretendiendo que las personas de su familia eran las mas adictas a su persona y que -en -consecuencia, podia confiarse en su capacidad.

6°. Los elementos introducidos como Ministros del ae­·;tQ.al , Presidente de la Repliblica,no se han distingui do siquie­.ra por sus ideas revolucionarias; muchos de ellos hicieron pii-

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-102 . ,

, blicas sus tendencias netamente contraias a la Revoluci6n durante el Gobierno del GeneraI Diaz . .

Las condiciones especiales ·en que se ha desarrolhtdo ' la Revolucion, impiden que se pueda juzgar con conocimien­to de causa la personalidad de Don Francisco I. Madero en lugares alejados de los en que él se encont~o.

La que tiene, entre otras, la noble misi6n de ilus-trar la opini6n publica, no ha servido en este caso, por las mismas especiales condiciones a que antes hice referencia. Es por esto por lo que mas me he empenado en presentar este trabajo, desafiando abiertamente cualquier oposici6n, seguro de que hago un bien a mi pais. Y considérese el problema bajo

. todos los puntos de vista que se quiera, y se vera que tengo, , . ,

razon. Bs harto diflcil llegara ser comprendirto en nuestros fi­

nes por la gran mayorla de los hombres. Inmed'iatamente sur­gen suposiciones :mas o menos descabelladas para explicar­

. se una accion que en vano aseguramosemprender .con sobra. . de patriotismo y con sobra de honradez; es por est o por lo ,que

no insistiré mas en asegurar la pureza de mi . intencion. ,Sé que v·a €t decirse que 'el despecho me ' ha ' inspirado; no faltara

' quien llegue a suponerse que- se trata de 'una traicion, etc., etc ....... Todo eso no quita que loshechos que yo presento-a la consideraci6n publica, no se ah ciertos; podré haberme equivoca do en la apreciacion de ellos,. pero han sucedido no diré : tales como los refiero, porque, facil es comprender que mucho se escapa a la observacion individuaI, pero también eB logico con­cluir que si yo aseguro que mi informe es una p8.lida descripcion de lo sucedido, no he de estar muy errado' cuando considero que Caudillo de la Revolucion, cuya personalidad en esta primera parte de su trabajo sera definida mas tarde con tQda ampli­tud por el fallo de la Historia, es un, elemento peligroso, para conducir a nuestra patria por 108 caminos seguros del pro­greso. Las dos grandes clases de trabajo que cl senor Madero tiene que llevar a cabo son de tal manera diferentes, que se comprende con facildad que es muy 'difioil , que haya' un hom­bre capaz de. realizarlas con eficacia~ Si ' del estudio qu~ tengo' el honor de presentar al pubJico" se desprende, que el senor l'Iadero ha llenado de~ciente~ente Ja" part~ d,es.tructiya d~ la Revoluci6n; si de la consideracion iniparcial ' y serena de 108-

hechos somos copducidos a creer que el 'sefio,r Mad,cro ' ca­l'ecc e~ absoluto de dotes ge gdbierIio,; si ' lo hemos vi.stp' ro­dearse prc~erentemente d.e ~ombres in,condi~ionales r a, ,SU , per-80na, muchas veces hasta se~~i~es;, ,si, : ~? ùnflo p~labr~, l 've~os qu~ el Apostol }\fadero no responde a nuestras' necesidàdes ten-ellas, afinque ~e le sfip6nga. un ' cot'Rzon in fa ntil , y precisa­tDente pòr 'suponérs'el<;'- aSI', creo YQ :!tue es necesario' ! pensar 'en' resolver' er inrnenso pl"Obl'éma :!qne ' 'tenerhrnr '8, l~ J/'Vi~g , y '" bo-

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-103-,

. encubrir nuestra responsabilidad, mareandorios en una ' at­mosfera de adulacion y de homenaje aun hombre, a quien ha­remos' despu,és re.sponsable de todas las desgraciàs que aquejan al pais, y de las que somos desde hoy culpables conscientes. Yo, que amo a mi Patria con mas fuerza tal vez de la que tengan todos mis enmigos para atacarme, no vacilo en hac~r publicas mis observaciones, aun adoleciendo de defectos capi­tales de estilo, de forma, etc., etc., y no vacilo porque obro con absoluto desinterés. Yo no aspiro a ninguna recompensa; cl ningun beneficio; sé que detras de mi trabajo se encontrara la . critica mordaz, quiza el desprecio; pero tengo la firme con-viccion de hacer un trabjo honrado. '

Al imponerme la misi6n dè denunciar ' defctos, sé que estoy obligado también a indicar los remedios geIierales que 10s corrijan, y esto, .justificara mi labor.

Don Francisc,o I. Madero goza de una popularidad enorme, como tal vez _ no, la haya adquirido nunca en México hombre publico , aIguno; · ~sta popularidad es una ventaja en <manto sirve para normar la labor electoral, y si se èonsidera que como consecuencia de esa labor uniformada, el senoi' l\Iadé­ro sera el Presidente de los Estados Unidos l\1exicanos, no se comprenQe a primera vista cual es el objeto de un trabaj.o que tiende a demostrar la inconveniencia del ~efior J\1adero para el primer puesto de la Adminstracion. Pero avanzando un -poco mas, habra ' què convenir en que cualquiera que sea el

: result'ado de mi,trabajo,: es bueno, porque si bien es casi impo­sible . que por su si;mple aparicion se consiga 'arrancar . el mal de raiz, ,eri cambio, a poco que el senor Madero tome las rieR-

l " . _ .

:da~i 'del Gobierno, todo ' èl mundo se convencera de la raz6n . que me asiste, y ' entonces podran tomarse · otras medidas ' que, · si bien menos radicales, no' dejaran de' ser eficaces. Es también

,

evide.nte' que al presentar yo mi trabajo al publico, lo hago . con el fin de' que se consid'erecon imparcialidad por hombres in-:

· ,dependie_ntes . que . pued-en ' desde luego meditar en la soIuci6n .,aeJos ' grandes . problemas que nos afligen, y de este modo ~ la · Iabor combinada de elementos sanos, de gran entereza de ani­mo, de gran valor civil y de gran independencia, sera de; in­calculable provecho para nuestra Patria.

* * , - ' . La ' s01uci6n: .ideai para mi, seria que el Pue bIo Me~icano, compre:r:idiendo <me de, Dòn Francisco . L Made;ro no puede e~ 'rar-se mas' 'etl (la' segunda parte del 'trabajo (}.ue tenemos delan-. - . . . . tè; ' l~ \ ~retir'al'a !· de'~ la. cosa publica, fijandose en atro homb-.re

' qà.~ tuvÌei'a " J~diaBas' capaeidades para el .alto· ;J>uestoque: ~e diseuté.: Las 'cualidades" que: el ,seiioi M-aderQ- ' recom:~,nq~.ba para los funcionarioB publicos en su libro "La Sucesi6n Pre-

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-10'{ ,

sidencjal,," seran ~iempre l~s .que pueden servir de norma pa.­ra. que elijaJIlOs a nuestros mandatarios. Esas cualidades, por 'de~gr~cia, si las ha reunido el actual J efè de 1& Revolucion, le haJl esfumado qu.iza con 10s humos de la adulacion y del servi­Hsm,o. Pero tengamos en cuenta q\le 10s intereses generales de la Republica ' estan muy por encima de las conveniencias p,ersonales del mas grande de nuestros hombres; consideremos .eon entereza que la gratitud no debe anteponerse al bienestar

, ,

generai; y, si salimos vencidos por la gran masa de la opinion, no desmayemos en nuestra tarea de vigilar constantemente lbs actos de nuestros futuro~ mandatarios y preocupémonos en grado sumo de la eleccion de los representantes del pueblo, para que no volvamos a tener ' diputados que, como 108 que se sucedieron en la época de la Administracion porfirista, so­lo iban a las Camaras para obedecer consignas. Dejem09 8. un lado, ahora que se vé claro el peligro que amenaza a 108 destinos de México toda consideracion de oropel; todo senti­miento que tienda a ofuscar nuestras capacidades y distin­gamos nuestra verdadera mision en el camino efectivo del por­"fenir de México .

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De las clases sociales que contribuyen al desenvolvimien­to de una nacion, hay q~e distinguir a las clases directoras de las clases dirigidas. Las segundas son siempre notablemen-

. te mas numerosas; poseen el don rUERZA BRUTA; son facil­'mente sugestionables y de aqul la dific~tad del prqblema ac­tual, porque nos encontramos en el caso de que las clases dirigi­das, conscientes ahora de una libertad que no saben usar, creen tener una libertad de accion que puede ser muy danosa para 10s destinos de la Republica. La~ fuerzas &ocialel pan lido del­encadenas por la palabra del seiior Madero y por la aCcl6n de la Prensa. Se han desencadenado esas fuerzas Y ahora 8e

-tiene telnor de sus consecuencias ante nuestra deibilidad para pO,der reprimirlas. '

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,

Veamos si el senor Madero se ha mostrado a la altura que las circunstancias lo exigian. Tod08 108 movimientos ve­rificados en 10s Estad08 Unidos revelan una ab801uta torpe-­la en la direcion y una confianza extrem& en 108 individuo!, lamayor parte completamente desconocid()8, .jb~D a Qfre-w ' ~s servieios_ Se llego 8. tener mal c'onfianza eato~

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mentos que ell los mismos oficiales que se habian llamado de México para que prestaran BUS servicios en la Revolucion. Recién iIiiciadas la8 operaciones revolucionarias, fracaso el moviruiento en la CapitaI de la Republica y este incidente modifico profundamente las miras de la familia · Madero, li­cenciando a los oficiales, sin considerar que en tierra extrana no contaban con elementos de vida. El senor !\'Iadero dio 'prue­bas de vacilacion. Luego que los movimientos del Estado de Chihuahua hicieron . concebir esperanzas de que el movimiento generaI triunfaria, se volvio a recurrir a los oficiales abando-

nados y no se pudieron utilizar los servicios de todos, por las mismas deficiencias directora~ que en un principio hicieron que fracasaran 108 movimientosfronterizos. La Revoluci6n si­gui6 su curso natural sostenida por 108 hijos del Estado de Chihuahua y por la incompétnencia de los jefes militares del Gobierno del GeneraI Diaz para conducir las operaciones mili­tares. Este fué siempre un factor principallsimo que ayud6 mucho a la Revoluci6n .

Don Francisco L J\Iadero ha inducido 8.1 pueblo a la Re­voluci6n. Debem03 convenir en que a pesar de seI' él quien en­carno la idea, ha habido un circulo de amigos 6 partidarios que ejerciendo presion en su animo, coadyuvaron a realizar la misma obra. Don Francisco I. Madero no midi6 la magnitud de la empresa que iniciara. Su ilusa imaginaci6n concibio algo grandioso; creyo que a su palabra, el 20 de Noviembre, se le­vantarfan en masa las poblaciones; se rebelaria el Ejército; él llegaria a la CapitaI de la Republica y constituiria una nueva

.:Patria como se haee un castino ' de naipe8. Tan era ésta la con· cepci6n del senor l\fadero, que antes de iniciarse la revolu­~ion se decia entre los admiradores incondicionales, que su eS· posa1 ayudada de' sus hermanas, constituirian la Cruz Roja, entrando con ' nosotros después que cayera C. Porfirio Diaz. Por el 18 de Noviembre habia una excitacion inusitada en la pequena poblacin americana de Eagle-Pass; algunas leno­ritas se acercarOn a preguntar si no sabia yo donde podia hablarse con la senora de Madero para inscribirse en la CnlZ }«)ja. El fra caso de nuestros esfuerzos apago todo movimiento y ni la· senora Madero, ni las seiioritas hermanas de Don Fran­cisco, ingresaron nl1Dca a la Cruz Roja, ni prestaron su ayuda eomo enfermeras. La senora de l\fadero visito el Hospital In­surrecto en El Paso, ante a de la torna · de C. Jnarez; pero : ya · en calidad de visita de honor; cuando todaa las miserias

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procuran engalanarse y se ven las cosas con el aire especia­Hsimo que produce la elevacion del podere La primera par­te de la Revolucion no debe al scnor 1Yladero nada de sU! energias ni de sus aptitudes. De otro modo, el senor Ma­dero en esta primera parte demostro que era incompetente para llevar a cabo la empresa que se hubiera propuesto reali· zar ·al firmar el mnifiesto de San Luis PotoSl.

La chispa revolucionaria que estallo en el Estado de Chi­huahua en Noviembre de 1910, podia haber sido apagada. Unos cuantos hombres, pésimamente armados, sin grandes elementos materiales, sin ninguna organizacion se lanzaban a la Iuclia. Temerosos de medir ' su fuerza con Ios ftamantes batallones del Gobierno FederaI, buscaron la defensa que la naturaleza Ics ofrecla y una casualidad hizo que un atra­vaneado se atreviera à romper el fuego contra el enemigo, obtcniendo la primera relativa ventaja. Técnicamente habIan­do, en el orden militar, los r ebeldes de Chihuahna dcblan habrr sic10 yencidos y la reyoluci6n habrla muedo. La casua­l i<.ln,d qne cn este caso implica torpcza directiva en el Ejérci­to, contribuy6 principalmente para que se mantuviera y des­anollara el movimiento insurreceional en Chihuahua y solo mas tarde se dcfinio con lincamientos precisos la grandcza de la r evolucion actua!.

Fué poco antes de quc esto sucedicra cuando don Fran­cisco I. l\Iadero renetro, también por casualidad, a territorio mexicano. Todos 10s esfuerzos que antes se habian hecho para que el senor Madero hiciera su entrada a l\Iéxico, babian re­sultado inùtiles .por la decidida impericia de 108 elementos directores de la revolucion 6 por su deseo encubierto eD ra­zones de interés personal propio, de que el senor lvladero con­tinuara en ]a inestable posicion que guardaba en 108 Estados Unidos. La entrada del seiior Madero a territorio nacional debia aeabar de definir su personalidad. Los errores basta en­tonces cometidos so olvidarfan Beguramente, ante un trabajo inteligente, nérgico, honrado y de orden. En cambio, la labor por él realizada, coartando lo. iniciativa de 108 elemen­t08 utiles; matando IU independencia; conservando y aUD fo­mentando la anarquia de SUI tropas; nulificando la justicia; favoreciendo a 108 extranjero8 con perjuicio de 10s nacionales; imponiendo cn suma, su voluntad y revelando un caraeter cOml)Ietamente débil con individUos que eran en verdad peli­gros08 para la 80ciedad y para cl buen nombre de la causa, hacen ver qu.e el senor MBdero. 'carece en absoluto . de la8 cualida.des nccesarias il un · hombre de .gobierno y no se me

,vaya a salir con que mientras menOi capacidad tel1ga para gobernar sera mejor, ;como ha 'dicho ! un oonocido é iD.,teligante ~ritor, porque no estamo, 108 mexie81L08 en condiciones to-

,

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davia de saber utilizar esa debilidad extrema, unida al mis­mo tiempo con una ambicion de mando desmedida~ . , , ..

"" ..

A grandes rasgos, pero rasgos bien definidos, queda de­lineada la personalidad del Caudillo de la revolucion. Todos los cargos que dejo senalados, en vano trataran de desvir­

. tuarlos sus partidarios y amigm;; el mismo senor ~fadero con­. vendra, conociéndome como me conoce, y recordando sus famosas palabras de despedida en Galeana: "Reconozco que es usted hombre honrado y de gran valor civ il ; pero es usted como Caton, intransigente," tendra que rendirse a la evi­dencia y reconocer una vez mas lo intransigente de mi ma­nera de ser, pero al mismo tiempo, tendra que reconocer, de­masiado tarde por cierto, que mis 'observaciones algo tenian de verdadéras; alguna razon tenIa el' pesimista de Aguilar,

,cuando la Republic,a atraviesa en estos momentos por situa­'cion tan difIcil y cuando apenas al mes de haber hecho su

" entrada triunfal el senor 1vladéro a la capitaI de la Republi­' ca, ya comienza a seI' atacado con dureza, y no por mi, que , he tenido que retardar mi trabajo por razones bien ajenas a . mi yolllntad, sino por personas de mas valer que yo.

, Repito al senor Madero que sigo siendo su amigo per­sonal, el amigo que siempre ledijo lo que sentIa, para bien de él y de la Republica; como también c'reo que no habra olvidado que le contesté en Galeana. Lo que sucede es que

, ahora 'nuestros pùntos de vista se han apartado demasiado; el amigo l\ladero, se ha alejado de la causa de la Republica, y yo prometl defender a la Republica antes que a Madero, y de­fender a Màdero siempre que se 'identificara con mi mayor aspi-. , , raClOn .

. Pa.ra terminar mi estud'io, voy a hacer el cargo mas tremendo que nadie se haya atrevido a lanzar: Madero no ama al pue­

i bIo. Como ' es ' costllwbre mia, voy a fundar la veracidad de .' ,mi 'aserto :' . ' : , Si. Ios ' hechos que se pueden entresacar de este estudio - bo bastan a probàr lo anterior, senalaré otros: El senor Ma­.: dero, excepcion hecha de ,Pascual Orozco, ' a quien le habla de , UBted pa.ra confirmar el grado que le dio en las cercanias de , Ciudad Jmirez, a todos los demas jefes revolucionarios les ; habla de . tu, como se acostumbra hacerlo con individuos a I quiénes: uno ·considera, servidore,s 8UyOS. , : , Las tropag;' revolucionarias que operaron bajo sus orde­: nes' directas~ nunca recibieron un ,solo éentavo, viviendo ,co­- mo sé dice mHitartnente, "':sobre el pais." S610 recibieron di­. 'nero . Ias -personas-rque le eran muy 'allegadas ,6 que lé 8er--(viai) , 'inc.ondieionalmente: ',' ' . , .: , .'

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Nunca se preocupo por atender a las necesidades de sus soldados, ni aun en casos de enfermedad, manifestando· siem­pre una gran preocupacion por el resultado de un aconteci­miento que podria traer menoscabo de sus intereses muy per­sonaI es. Asi solo se explica que lVladero, que permanece im­pasible cuando se trata de algun incidente que ponga en pe­ligro su vida, y que mantiene la misma impasibilidad cuando se trata del dolor sufrido por nuestros soldados después de un incidente como el de Casas . Grandes, sufre una exitaci6n nerviosa terrible cuando ve comprometida una accion que po­dria acarrear la pérdida de sus mas grandes aspiraciones.

En resumen:

MADERO ES FALSO. MADERO ES AMBICIOSO. MADERO ES EXTREMADAMENTE DEBIL.

La falsedad de Madero producira el desaliento nacional. La ambicion de Madero nos conducira al despotismo; des­

potismo sin igual en el ml1ndo, porque hemos visto y vemos todos los dias que Madero no admite enemigos: para estar bien con él es preciso serle incondicional, y como su familia tiene una gran influencia sobre su animo, resulta que no solo es preciso ser incondiconal de él, sino que debe llegarse hasta la incondicionalidad de una familia numerosisima y de los . , 8mlgos mas cercanos.

La extrema debilidad de lVladero producira indefectible­mellte, en concomitancia con los defectos anteriores, la , anarqula.

Es diflcil encontrar en un hombre reunidas todas estas •

peligrosas pasiones; digo en un .hombre que, como Madero, debe someterse a U:r;l criterio · especial de juicio, desde el m.o­mento en que 1a posici6n en que pretende colocar8e es abso­lutamente singular, y la Nacion mexicana tiene . derecho . a exigir que el hombre que aspire a regirla sea medido no ,por el ra8ero vulgar con que pueden medirse la mayori~ de los hombres, entre los cuaies es com ' encontrarse defectos ,in­contable8, sino por un criterio mas elevado, 8upue8to que la misi6n que ese hombre va a desempeiiar no es la . a que desempeiian 108 hombres en el uso diario de 8US facultades.

De e$ta manera 8e desvanecen laa razone8 que aducen 10s aduladgres de Madero, que li cada paso gritan que no 8epued~ 8e~' perfecto en est a vida, que todos 10s hombres te­nem08, nue8tr~s gràndes defecto8. Muy bien, yo no quiero que el seiior ~l!d~ro 8e . tra~sforme en hombre ideal; puede que­darae tau defectu089 como lo conocem08, pero es indi8pen­.sable para bien de lA Republica que ,Sus defeetos ejerzan in-

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fluencia solo en su familia y no en nuestros destinos futuroB. Estas 80n las conclusiones generales a que me ha condu­

cido el conocimiento intimo del leader revolucionario. Estas conclusiones forman mi mas intima y sincera conviccion, que en vano pretenderan contrariar 10s defensores del senor Ma­dero. Yo sé que alrededor del senor Madero se agrupan mu­chas personas, que conociendo como yo 108 defectos de su jefe, no tienen la honradez de denunciarlos para encaminar solidamen te hacia el progreso nuestra vi da nacional. Yo sé que los moviles que guian a. ese grupo no son otros que 109 de la conveniencia propia, y desgraciadamente sé también que Bera muy dificil, quiza imposible evitar la influencia de ese grupo nefasto, que mereciendo recriminaciònes mas enér­gicas y mas fundadas que las a que se hizo acreedor el ' Par­tido Cientifico, sera el baldon ignominioso que manchara las paginas de nuestra historia, siendo éste el menos triste de sus frutos, pues que comprometen a cada paso nuestra vida de nacion libre, 8in preocuparles en lo mas minimo que sobre sus hijos y sobre sus reputaciones, pese mas tarde la maldi­cion y el desprecio supremo de un pueblo que se ve burlado en sus ideales de justicia y de libertad.

No quisiera entristecer con lugubres presagios las ulti­mas paginas de mi libro, pero es tal la impresion que en mi ser produce el desplante de los que se dicen salvadores de la patria; de los que se suponen 10s elementos indispensables del movimiento revolucionario; de los que amedrentan a la sociedad con amenazas, que son incapaces de cumplir; de 10s que, en nna palabra, recurren a todos 108 medios por inmora­les que parezcan, para la consecucion de sus criminales am­biciones, que no puedo menos que hablar con el corazon en la mano, y exitar a todos los hombres de valer de la RepubL ca, para que nniendo su esfuerzo, procuren salvar a la socie­dad de la ruina que la amenaza si dejamos que sigan tomando curso las maquinaciones de nuestros falsos apostoles de la libertad que yo llamaria: 10s fariseos de la Republica .