aguacalma. poesía (2015). daniel blanco durén
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Nuevo poemario del escritor chileno, Daniel Blanco Durén.TRANSCRIPT
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AGUACALMA | POESÍA © Daniel Blanco Durén, 2015. © HEBEL Ediciones Colección Arte-Sana | Poesía Santiago de Chile, 2015. www.benditapoesia.webs.com
Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".
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Gotas de Arena
Soy el mar
el viento que crece
no he pretendido ser más.
Soy
el que llaman mensajero
que vuela sembrando
el fondo oceánico.
Soy todo eso
Azul
Intenso
Rodeado de olas
Sin tiempo.
Vertí mi sueño más fino
en la inmensidad
de los cielos eternos.
Soy la gota
más profunda
un soplo de fuego marino.
Mis manos esconden secretos
que puedo cantar en palabras.
Si bien
fui sólo arena del mar
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un quásar de luz y sal
me hizo creer en el alba.
Luego me transformé
en un río subiendo al sol
un poema del árbol
caído.
Pero caer
ya no importa más.
Mi beso se hizo al vuelo
cogió aliento en ciertas almas.
Y pasaste un día frugal
del que no puedo olvidarme.
Caminaste como siempre
Pero pasó que me retrataste
con el pincel de tu mirada.
Una noche sentenciaste
y llovía mi expresión:
Tú eres la poesía
que Dios
hizo persona.
Se eclipsaron mis latidos.
Mis ojos hicieron olas.
Me perdí por un segundo
en el decreto de tu boca
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en tus ojos de laguna
en tus palabras
y lo que evocan.
Se evaporó el tiempo al instante
al saber que eras mi idioma.
Marqué mi libro sagrado
con la esencia de tus olas.
Desaparecí a todas las cosas.
Me monté sobre una aurora
y pinté los boreales del planeta.
Deshice fábricas
bajo cascadas
Transformé edificios
en torres de libros de colores
llenos de frases imaginarias.
Me dejaste caer
la bendición de tu bufanda.
Y ungiste mi destino
con la canción de las palabras
Esperaré el exacto minuto
cuando vengas a deshora.
Te daré
aquel día
hechizos
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que disuelvan
todas las tempestades.
Y cuando pase el temporal
te contaré que me salvaste.
Te rodearé
feliz
entre mis brazos
con sur de magia
respiro
y miel de mar.
Somos dos gotas de arena
y Dios cuida el arenal.
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Azul
Soy el mar
el viento
un ángel vestido de azul
que vuela desde el fondo del océano.
Azul
profundo
intenso
rodeado de olas
en inmensidad de caricias náuticas
Soy la insondable humedad
un hechizo marino de la creación.
Mi alma
contiene delfines
correteando las crestas blancas.
Mi alma
esconde niños azules también
corriendo entre el agua salada.
Soy la sal
un alado delfín
soy el ángel de agua y el dragón.
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Otro
Busco el océano inmenso
oculto en tus ojos de niña.
Mojas mis pies en otras olas
y dejas tu aroma en mi piel.
Es el amor el mar
vestido de seda de agua.
Hoy me convertí en otros ojos
e hice tu pecho correr.
Recuerdo haber sido otro
pero ahora eres parte de mi calma.
Mira en mis hojas
la evolución de mis latidos.
En mis helechos de agua salada.
Léelo en mis ojos nuevos
si no soy otro arribando
desembárcate de mi pecho.
Abraza a la primera nube que pase
y cuéntale a todos que vas a volver.
Mira el desorden
en la cama de tus pensamientos
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esta tormenta de amor
ya no tiene fin.
Escucha al tiempo.
El latido del reloj
ya no es el mismo.
He cambiado los espejos
nada sigue igual.
Busco quedarme desnudo
envuelto tan sólo en tus manos.
Pero no cabe mi respiro.
El sol y el mar
son quienes limpian mi fuego
y mientras intento
hacer tu pecho nacer.
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Recostada en mi esencia
Viniste al mar
a beber de mis alas
y te quedaste allí
recostada en mi esencia.
Viajé por el tiempo
directamente a tus mares
a pronunciar en secreto
el aroma de tus labios.
Y tu boca exhalaba
olas de la mía.
Reíamos juntos
por eternidades
pero te extraviaste.
Vi tus ojos
en el océano.
Desorientados
en el alcohol de las situaciones
en el escenario de mis deleites
en el horizonte lejano
de un fantasma inexistente.
Y entonces ocurrió
lo insospechado.
Una mariposa
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escapó de tus manos
y desataste todas las tormentas.
Vino la reacción volcánica
e incendiaste los bosques
en el fondo del mar.
Una pieza perdida
en el rompecabezas
y sobre la copa de agua
desatado el huracán.
Debí desaparecer
limpiándome el pecho
sacudiendo mi estadía
en la intemperie
con la lluvia evidente
que lanzabas sobre mi rostro.
Me asediaste
hasta salir del agua
sólo para hundirme
en mi propio reflejo.
Y decidiste quitarle el valor
a todo lo que no controlabas.
Me empujaste
hasta la puerta del puente
para emprender el vuelo
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de una vida prodigada
y escribir esta reseña
mordida de extravío.
Vuelvo a mi bosque urbano
en paz y sonriendo
porque ella descansaba
recostada en mi esencia.
La estela ingrávida
que selló tu abrazo
con un susurro
envuelto en silencio
Es un dejo de decepción
en la argamasa.
Se fragmenta la calma
el agua del alma.
Vaporicé los colores
y los sentidos
y desterré de mí
el perfume de tu risa.
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El silencio de tu boca
Besó tu boca
mi palabra
y la dejé anclada en silencio.
Y sin que tú supieras
me hice poesía
y me robé tu beso.
Y tus labios degustaron
el sabor de mi mirada
y guardaron el secreto
que ocultaba yo en mi pecho.
Ahora alcanzo a ver
tu húmeda expresión de ángel
y esa cálida canción
de tu boca enmudecida.
Pero no niegues a mis ojos
esa fragua de tus labios
pues si yo me hice beso
es porque tú me dabas vida.
Besó tu boca
mi pecho
más tú no te diste ni cuenta.
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Porque sé
te encerraste en tu piel
a calmar esa dulce tormenta.
Y fui rocío en tus ojos
y fui caudal en tu tierra
mientras a mí
me mataba el silencio
de tu boca
en la eterna espera.
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Poemareas
I
Dame un beso de mares,
de rojizos oleajes de fuego.
Vísteme de tu boca
y canta de nuevo a mi oído.
Déjate que mi agua
cubra tu ser por completo.
Deja que ahogue tu boca
hasta ya no poder respirar.
Busca de dónde salen
estas húmedas gotas marinas
y vístete de mis olas,
desvístete de mi sal.
Nos hicimos a la mar
simulando oleajes de seda.
El océano brotó en tu pelo
cargado de marea sagrada.
Cantó tu suspiro en la brisa,
y la lluvia cayó en mi boca
al temblor de tus labios.
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II
Le doy un beso a tu risa
vestido de adolescente.
Desnudo mis labios de hablarte
y parece que vuelvo a ser.
Dame un beso de mares
de tu universo excéntrico
y deja que el fuego abrace,
sin prisa
en el sol
sin tiempo.
Dame un beso de mares,
de rojizos oleajes de fuego.
Vístete de mi boca
y escucha mi canto de cielo.
24
III
Prometo
que me sumergí en tus ojos
en un planeta saciado de oleaje.
La barca de tu sonrisa
y tus lunas hipnóticas
anhelaban
sumergir mi nombre.
En tus aguas
siempre que fuera en tus aguas.
La oscilación en el mar
me hizo pensar en tormentas
y descifrar las partículas
de tu hambre de agua salada.
Luego
tu ondulante movimiento
y esa danza oceánica
de tu cintura enmudecida
que no paraba de llamarme.
De apretar mis manos.
Descubrí
que las mareas
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escapaban de dos lunas.
No de una
sin fortuna.
Tú querías continentes.
Tu perturbación deliciosa
de mover los océanos
de provocar tempestades
de romper la corteza
de sacudir los hemisferios
sin dejar una gota
de huella sobre la arena.
26
IV
Agitado delirio
por el sueño de tus ojos
desnudo en tu imaginación
aún conservo mi oleaje.
La ideología del océano
es una imponente cordillera.
Las olas son espejos
si detienes el tiempo
y divides el polvo
sobre cristales de auroras.
Es el mar
y sus mareas
su humedad inmaculada.
Nívea
calma
imponente
en la profundidad de sus aguas.
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Amo la Lluvia
Amo la lluvia,
mojarme la ropa.
Mirar hacia el cielo cuando la luz llora.
Sentir el hormigueo intermitente
de las gotas que chocan en mis manos.
Exhalar sobre el aire mojado,
inhalar el vapor frío de la tierra en éxtasis.
Sentir el olor limpio de la tierra humedecida,
ese aroma intenso a nube fresca,
a piedras etéreas,
a esporas de cúrcuma y sándalo.
Amo el cemento brillando en el suelo
y que la ciudad refleje al cielo
por el lugar donde mires.
Amo los círculos concéntricos que forman las
gotas
en las pozas de agua.
El sonido a chapoteo de un zapato veloz,
la percusión a destiempo sobre un metal
cercano.
Amo las gotas de lluvia
y sus espectáculos sobre los vidrios.
Amo nublar los ojos
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y ver, al otro lado de la ventana,
un cuadro nuevo de Monet
que no tendrá ningún museo.
Amo las gotas que se unen a otras,
las que caminan como escalando,
sobre el parabrisas en la carretera.
Amo las lágrimas del cielo
que se suicidan en mi ventana
como dejando una estela en el vacío.
Amo, también, las que saltan en bunjee.
Me deleitan las atrevidas.
Las que tienen la osadía
de colarse por tu cuello hasta erizar tu piel.
Amo la lluvia…
y el sonido de las piedrecillas
que aplasta tu zapato sobre las losas.
Amo el secreto ritual de la ciudad
de vestir a la gente con paraguas
y elegantes chaquetas grises.
Pero por sobre todo…
amo imaginar estar contigo bajo una sombrilla,
mientras el cielo se cae a pedazos.
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Idioma
Soy testigo del milagro
de haber conocido al destino
y ver su mano prodigiosa
moviendo cuerdas de viento
y ángeles invisibles.
Tengo la experiencia
labrada en el alma
y los ojos podados
de añejas decepciones.
Yo sé lo que era
estar insatisfecho
de no conocerte.
Había llegado
desde lejos
a todos los lugares
frecuentes necesarios.
Acicalé las ciudades
y barrí los hemisferios
enfrentando
a la humanidad.
Humecté mi discurso
y mejoré el vuelo
para que me reconociera
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el alma correcta
para hacer eco
en otro pálpito
y no te hallé.
Me escabullí
de la prensa
incontables veces
y monté el caballo brioso
de mis palabras alborotadas,
que hice llover
frente a miles
y no apareciste.
Pero bastaba
el accidente
orquestado
del tejedor del sino
para conocerte
como conocí
a tantos otros
y saber
en un latido
que eras diferente
que hablabas mi idioma
que sonreías
a la pronunciación
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de mi lenguaje
de otra época
y que cuando te escuchaba
se me crispaba el pelo
de sentir
que hablabas
de mis propias vivencias.
35
Falling
Todo comienza
con una larga caída.
Me perdí en tus ojos
en un mes llamado Noviembre.
Y cuando hablo de perderse
me refiero a
volar por los aires.
Y es un néctar
dejarse caer
en el espacio ingrávido
que hay entre nosotros.
Y caí en ti.
Me extravié
por completo
casi todas las veces
palpando tu océano.
Intuyéndome
un segundo
en el bosque iluminado
de tu mirada transparente.
Me perdí en tu sonrisa
en el aroma de tu pelo
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o debo decir con nostalgia
que caí libremente
por un universo análogo
contenido en la expresión feliz
de tu rostro mirándome.
Y me dejé caer
por entero
en el encanto de tus labios.
Me perdí tan sólo en ti
extraviado en la tormenta
en el secreto indómito
de la hoguera de tu alma.
Encontré mi camino
de retorno a casa
en el propósito feroz
de conquistar tu pecho.
Me embarqué
en la dulce empresa
de hacerte cómplice
de mi sonrisa.
De acompañarte de alguna forma
el segundo en que me necesites.
De acariciar tu alma escrita
con los pétalos de mi boca.
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De buscar la canción sabia
que me acercara a tus días.
De humectar mis ojos siempre.
De dejarte tu espacio.
De perderme contigo
hasta volverme a encontrar.
De comprender un poco
el ritmo de tus pasos
para jamás
de nuevo
volverme a apresurar.
38
Hada
No es un secreto
eres hermosa.
Al fin abriste
tu corazón en mí
tus brazos al aire
burbujeando estrellas.
Disfruto tanto
beber tus palabras
necesitaba oírte
conjurar tus hechizos
escuchar el canto amable
de tus mariposas
y el aire nocturno
de tus sílfides manos.
Eres el hada
aunque mis ojos no vean
real y tangible
palpable y entera
como el beso de tu pecho
de tus labios de agua.
39
Sol Frutal
Sol
Océano invariable
voz de oleajes.
Autorízame a conquistarte
sobre la grava de tus dunas
que voy a henchir tus pulmones
con el agua de mis mares.
Me quedo contigo...
Eternidades que hacen soles...
Microsegundos
que se marchan ajetreados...
En cada efluvio afectuoso
de tu voz de ángel
en tu sabia armónica
en tus alas de hada.
Deja de correr
entre el libro y la corte
entre el deber y los latidos
entre el campus y mi pecho.
Vuela por mis montañas
descubre la esencia benigna
de tu locura silvestre.
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Y quédate
por un segundo sabio
quieta
antes de volver.
A correr
a correr
la rutina de mil encantos.
Vestida de luz tu piel
mi mujer de mar y sol
de mis ojos sombríos.
41
Conquistarte
Conquistarte es la aurora.
Es como seguirte de lejos
y mirarte en silencio
esperando tu vuelta.
Conquistarte lentamente
atravesando tus sentidos
es vestir tu corazón
del fino terciopelo
de mis palabras al viento.
Conquistar tu entendimiento
es besar tu inteligencia
con un hechizo travieso
que te haga comprender
que admiro la visión de tu esencia.
Conquistarte cada día
será trepar cada cuanto una nube
y bajar una estrella
para enredarla en tu pelo.
Conquistarte simplemente
es caer más adentro
en tu espacio bendito.
42
Hoy voy cayendo
como una gota de rocío
que desprendes de tus labios.
Hoy se mece el cosmos
en su océano de estrellas
y me sumerjo en tu sol
pues voy cayendo en tu seda.
43
Cerca del Mar
Hoy brilla en tu mirada
la luz de mi cercano mar
y un reflejo sobre el agua
que se acerca del oriente.
En secreto y en silencio
vi tu voz que vino a hablar
y la carta trajo el Sol,
pero yo no pude verte.
Escondida de su fuego
la persigue el reloj.
Lleva prisa en el papel
y la consigna de su mente.
Más a veces a lo lejos
en su voz canta un fagot
pero vuelve hasta su almohada
sin parar ni detenerse.
Hoy estás cerca de mí
le dije a aquella estrella
y su oído despertó
floreció de nuevo el mundo.
No te cueste más creer
que esto es para ti, doncella.
44
Oleajes de mi pecho
desde el ancho mar profundo.
Qué me queda si tu boca
al besarme se hace breve.
Y me deja aquel resabio
de que no podrás quedarte.
Me pierdo en tus caricias
tus palabras por si cedes
más ocurre que mi fuego
hoy ya no podrá a tocarte.
Sólo deseo invitarte
a mi fogata enmudecida.
Ven a sentarte conmigo
mirarte es acariciarte.
Más parece que no vienes
que estuvieras escondida.
Y yo escribo en las estrellas
porque son de mi oleaje.
45
Abro mi camisa
Abro mi camisa.
Soy la nube perdida en un hombre
o tal vez un hombre perdido en la nube.
Pero soy el que agita tu playa
buscando mar.
Soy el que vuela
entre dulces presagios
batiendo alas
sobre las olas.
Abro mi camisa
mientras suspiras.
Mientras tus ojos
me devoran incontenibles.
Desato el pareo flameante
el viento que nos separa.
Besarte será más dulce.
Cortinas a las ventanas.
Desvísteme de colores
que yo veo al sol en ti.
Bebe la esencia eterna
que hay bajo mi camisa.
Abre mi camisa.
46
Más
Desviste mi aroma silvestre
de ángel caído
y susúrrame a los ojos
la risa que escondes.
Cántame una canción
con tus ojos
y bailemos sobre los árboles
bajo las hadas brillantes
pegadas al cielo.
Quédate conmigo
que aún queda mucho más.
Más palabras salvajes
en mi libro
no escrito
de hechizos
Más suspiros de paciencia
tranquilizando tu corazón.
Más detalles de romance
ocultos en los bolsillos.
Más otoños sin hojas
buscándote una canción.
Más deseo en mis manos
por tocar tu espalda desnuda.
47
Más de ése aire ígneo
que bebiste de mis pulmones.
Más de mi eterno deseo
desatándose bajo la luna
y mares sobre tu cuerpo
oleajes de fuego y flores.
Más agua limpia y mensajes
por cuanto quieras pedir.
Más silencios para oírte
y sueños que hacen volar.
Más de ése hombre ameno
que tú sacaste de mí
más de lo imaginable
siempre con aire nuevo.
Más sed incontenible
por beberte desde tus labios
más estallidos de risas
detonando en tu boca de miel.
Yo no quiero que pienses
en dosificar despacio
guardo en el mar las estrellas
que puse sobre tu piel.
48
Déjame Ahogar tu Llanto o
Canción Contra la lluvia
Déjame ahogar tu llanto
en el fuego de mi pecho
Luna Mágica.
Desviste
mi aroma salvaje
de ángel alado.
Susurra
la risa que escondes.
Canta una canción
con tus ojos
y bailemos sobre los árboles
junto a las nubes flotantes.
Hipnotízame
con tu voz tibia.
Encántame
con la vara pura
de tu pensamiento herido.
Enséñame tus mares lejanos
y descansa sobre mi pecho.
No más gris.
No.
49
No más lluvia interminable.
Soportar la novela que agota
repetir la canción indeseable.
Si es posible
apagar la tormenta
voltear la hoja y erguirse.
Déjame ahogar tu llanto
en el agua
de mi escucharte.
Hasta que la herida sane
quiero leerte
limpiarte.
Toma mi abrigo tibio
refugio
es mi hoguera
arroparte.
Bebe hasta que amanezca.
Hasta que el sol se levante.
50
Atardece
Hoy vi el mar
escondido en tus ojos
y se eclipsó la luna de envidia
al verte sonreír.
Hoy me hice a la mar
y mi oleaje lloverá
incesantemente.
Sobre tu boca
sobre tu pelo
sobre tus playas
de arena salada
y esconderé mi voz
tan blanca
a los latidos del sol
de tus arbóreas pestañas.
Podría vivir
sostenido en el brillo de tus ojos
y detener planetas
hasta ver que se apacigüe tu respiro
hasta ver cómo te alejas de la tierra
adormecida entre las nubes del rocío
mientras yo canto tu canción enamorada.
51
Anclado en tí
Me quedé anclado
en el hechizo de tus ojos
en la lluvia que escondía
tu cabellera salvaje.
Valiente primavera.
Me quedé en tu boca
y en el susurro de tu voz
que disfrazaba el deseo
de tus pechos marinos.
Me quedé en la miel
que imaginariamente
destila de tu alma
en oleaje sagrado.
Medusa enamorada.
Me quedé eternamente
en tus ojos de nube
y en el llanto que intentabas
ahogar con tu sonrisa.
El ángel del mar
se quedó contigo para siempre
52
en la brisa más cálida
que el viento soporta.
Gloriosa felicidad.
Hoy te amó la canción
y en tu ser va mi sonido.
Te haré sonreír de día
con el sol de mis olas.
Me quedo anclado
en tu danza de madreselvas
y moriré agitado
si no descifras mi ser.
Y la respuesta está en el agua.
Estoy dulcemente atrapado
en el imperio de tu esencia
inmerso en la marea deliciosa
de tu alma tatuada en mí.
55
La Lluvia de tus Ojos
Sé bien quién eres
mas escampa el sol
cuando apareces.
No quiero
que te vayas de nuevo.
Te ruego
no te vayas de nuevo.
Dejaste el misterio en mí
de saber qué te traes
de ver la magnificencia
bajo el oleaje de tu pelo.
Algo de mí
quedó en tu sonrisa
y avizora el tiempo
tu respuesta ancestral.
Es el pétalo y la lluvia
la que baja por tu cuello.
Brincaste sobre mí
con tu inocencia sobre las olas
imborrable al turno
que espera la nata de las alturas.
56
La tregua es que me buscaste
que encontraste un ángel perdido
en el momentáneo destierro.
Soñé que dormía en tus labios
y en tu pecho indomable.
Llueve el cielo
desde tus ojos
eras lágrima
y eras verano.
Llovían tus ojos
sobre un mar de tisanas
sobre el roce infinito
sobre un barco encallado.
Subió la marea
y te cubrieron mis mares.
La caricia despierta
en la penumbra tus manos.
Sin jamás comprender
el porqué de tu llanto.
57
Desaparecer
Desaparecer yo.
Como una silueta
que debe perderse
en la nube lejana.
Como aquel asteroide
y su larga blanca
y sinuosa estela de nieve
en la estrella que viene
en la estrella que viaja
y que sólo crecía
y se hacía intensa
al estar junto a ti.
Cometa vagando
que pierde su sol
en la ajena galaxia.
Desaparezco yo.
Y se extingue a lo lejos
el rastro que deja
la estrella que marcha.
Desaparece el agua
que alimenta mi piel.
Quien me hacía saborear
de atardeceres eternos.
58
Debo abstenerme
de tu deliciosa existencia.
Abstraerme de tu imagen
siempre vestida de miel
en medio del aguacero.
Debo olvidar tu aire
el dulce sabor de tus palabras
y el tesoro que escondías en tu pecho.
No me queda más que insistir al Sol
y pedir de nuevo
a ver si llueven vocablos del alba.
Para que se alimente mi pecho
de la grata sensación de tu luz
de tu mirada que me sana el alma
y de tu sobrecogimiento eterno a mis palabras.
Dónde estás ahora... desapareciste.
Porque si fuera la tristeza la causante,
la que te tuviera atrapada
yo correría a derretirla con el calor de mi boca.
A liberarte del hielo frío de su presencia en ti.
Pero no es lo que imaginamos...
imaginamos que sólo desaparecía yo.
Desapareces tú
y algo de mí se desvanece en el alba.
59
Temo no volver a ser el mismo
porque debo desaparecer.
Pagaría atardeceres
por verte reír de nuevo
por quedarme quieto
solamente observando
la delicada armonía
de tu rostro amado.
Volvería a dar mi fuego
por saborear tu aroma a calma
por enredarme por completo
con mis ojos en tu pelo
y para darle a tu soledad
un hechizo de sonrisa.
Pero no es lo que acordamos...
Imaginamos que sólo
desaparezco yo.
60
Más de Mil Días
Creo que es sabio temer
después de perder hasta el alma.
Temer amar
es un miedo sereno
y caminar bajo el puelche
con paso seguro.
Pasé años en el bosque
al borde del camino
en la silla solariega
que me dio la trova.
Grata sorpresa
fue encontrarte un día
en una ventana de luz.
Sin entender el porqué
Te acercaste con tanto misterio.
Mi retina creyó en tu mirada
y olvidaba el oscuro halo viejo.
Luego temiste hasta hablar
de abrir el cielo de flores.
Ponerle barreras al fuego
un mar de contradicciones.
Dibujé una ardiente fogata
para hablar del llamado que hacías.
61
Hubo tanto silencio en el medio
contábanse más de mil días.
Empiezo a contar.
Un día
me fui cantando susurros
y puse el rocío en mi voz.
Quise que tu oído me viera
que reconociera el sabor.
Insistí
y sobre rocas
hablaste
del secreto de tus labios.
Mas aún no encajaba al llamado
de tu maga reaparición.
Dos días
Tres días
Los cuatro
caminantes...
Heme aquí
y mi piel
vuelve a absorber
lentamente
tu presencia ausente
62
y voy suavizando
a golpes
mi pecho
al latido
de tus alas de plata.
Ahora estoy asumiendo
sentado en mi nube de cielo.
Esta dulce visión repentina
y eras tú arribando a mi puerto.
Es la calma asida en mi diestra.
No quiero que huyas en vuelo.
Cuidaré éste... tu advenimiento.
Escribiste tanto en mis pulmones
allá al interior de mi pecho
que siento como extravío
que siento como olas de fuego.
Sólo tú amaste el sol del océano
aquel de perfumes desatados
de letras anudadas sobre el oleaje
de bálsamos de seda
de espumas
de agua salvaje.
Tú acariciabas mi pecho
y brotaba poesía encantada
y mis manos sanaban tus ojos
con el tinte azul de mi calma.
63
Corren los días
dibujándose en mis ojos
y venía caminando el siguiente.
Por eso te doy
esta lluvia
esta explosión de sal
el tesoro más fino.
Eres tú quien valora los faros
las luces encendidas
las flores gritando primavera
el trino ulular del tucúquere.
Los rayos del sol en la aurora
las letradas mareas arbóreas
las viejas copas de vino
las manos nevando caricias
las alfombras de hoja en los inviernos.
¿Qué puedo querer más yo?
Dibujar en tus labios sonrisas
encontrar hipocampos perdidos.
Quiero ver cuando cierras los ojos
cuando llenas los mares floridos
atesorar en tu pecho mi elixir
los libros que escribí en el camino.
64
Nadie exacto
excepto tú...
y vienes de un tiempo dormido.
Otro día canta
en atardeceres de ámbar
mientras el océano duerme.
Sin embargo
entre nosotros
se cruzan los desconocidos.
Pues la esencia evoluciona
y el ojo afina al camino.
Es tan sabio temer
después de haberse perdido.
Allí bajo nuestros puentes
cambió el agua
corre otro río.
Se incendiaron
los sentidos
hay otra afectividad.
Se agrandaron las pupilas
de tus ojos rojos
de los grises míos.
En los pies descalzos
lloran cicatrices
65
hechas con los días
sólo al hacer camino.
Las heridas van raídas
por el suelo duro y frío.
Las heridas que se vician
cuando no logran cerrar.
Creo que nos conocemos.
Somos los desconocidos.
Que después de mil de todos
sólo se vuelven a amar.
Tan verdad
eternamente
era tu pecho
y era el mío.
Que ahora somos otros
que no se logran abrazar.
Más de mil días de estío
de sabia tormenta y de mar.
66
Herencia
Te dejo un rayo de sol
de mis ojos
directo a los tuyos.
Que ilumine tus días y noches
en que el fuego de mi alma no esté.
Dejo un suspiro en tu almohada
envuelto en un sueño sereno
para darle a tu ser
mi calor
un segundo antes
de que te duermas.
Te dejo un rayo de mi voz
para que recuerdes a mis palabras.
Mi húmedo legado de olas tibias
para que sienta el color tu mirada.
Te dejo un hechizo de calma
y mi voz serena que te estremece
que revuelve tus sabias neuronas
aunque aún no me expliques porqué.
Te dejo un escudo pequeño
para protegerte de malas palabras
de las malas miradas que acechen
y que cuide a tu sensible alma.
67
Te dejo mis lágrimas
para que jamás llores por mí
para que recuerdes lo que siento
y cómo visten mis ojos de mar,
Cuando tú te pierdas
una tarde cualquiera
Cuando todo grite
o cuando no estés de soledad.
Te dejo un rayo de Dios
para que alumbre tu nuevo camino
para que veas tesoros en ti
esos que supo ocultar el destino.
Te dejo una pluma de mi ala
para que vueles conmigo.
Para que sientas que soy contigo
junto a estas palabras que dejo.
68
Calma
Siento toda la calma.
La tormenta silenciosa
de vivir tranquilo.
La verdad me hizo libre.
Será una cálida estación
en medio de las casas que vuelan.
Ayer
el océano
soltó mi mano.
Y nadé tanto
me sumergí tanto en sus aguas
bogué tanto en sus olas
con el aire más limpio
con el agua
más inmaculada de mis ojos
con el magma
más selecto de mi pecho
que nadie nunca
hará dudar su transparencia.
Una hoja
no lucha contra el viento.
Mi sabia de ámbar
se siente agradecida
69
por haberla besado
por dormir en su templo
por beber de su pecho
que no sabía volar
ni volver a nacer.
Hoy la soledad
es la calma y mi cómplice.
Sonrío en la superficie
aunque nadie lo sepa.
Vigilo tristemente
el roble gigantesco
que emerge irreprensible
sobre mi cuerpo.
Veo sobre mí
al querube
vistiendo atavíos
y alas nuevas
con una mirada
suave que me serena.
La amé con mi mar
al son de estrellas
al latir de sonrisas
al son
de los labios apasionados
la amé
con abrasadora poesía
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y ella supo
atesorarla en su pecho.
Un ladrón de orquídeas
me susurró al oído
“uno es lo que ama
no cómo te aman”.
Y esa visión
la decidí hace tiempo.
Soy la calma ahora
por el resplandor de sus ojos
por darme su sonrisa de soles
por el sabor imborrable
que dejé
en su boca de amaneceres.
Y la amé con tormenta
y con luna del alba
con el fuego
y el viento
que abría mi piel.
La amé con pureza
con la fuerza de mi agua
con aire y rocío
humectando su ser.
71
Heme aquí
tan débil y quieto
como el tibio silencio
de una canción en espera.
Como el horizonte oceánico
sabiendo que viene el sol
a sumergirse de nuevo
en su agua milenaria.
Pasó la tormenta
de un invierno angustiante
y renacen las flores
en los campos Elíseos.
Reconozco el tesoro
la sabia fulgurante.
La entrega del océano
tan entera y disímil
a todo lo existente.
Hago venias al cielo
por beber de tu boca
por haber conocido
el devaneo de tus ojos.
Eras tú en mi sonrisa
empapando mi sal.
Quién sabrá si tú vuelvas
a encontrarte en mi boca
72
y traigas tu luz
a quedarse conmigo.
Dios sabrá si en tu pecho
tú escondes la lluvia
y el tesoro del agua
de esta tempestad.
∞