agua repoblaciones forestales

20
La calidad de las repoblaciones forestales: una aproximación desde la selvicultura y la ecofisiología R. Serrada Hierro 1 *, R. M.ª Navarro Cerrillo 2 y J. Pemán García 3 1 Departamento de Silvopascicultura. EUIT Forestal. Universidad Politécnica de Madrid. Ciudad Universitaria, s/n. 28040 Madrid 2 Departamento de Ingeniería Forestal-Universidad de Córdoba. Apartado de correos 3048 (14080 Córdoba-España) 3 Departamento de Producción Vegetal y Ciencia Forestal. Universidad de Lleida Resumen El proceso de repoblación forestal es bastante complejo, ya que implica numerosos factores, cada uno de los cuales debe ser comprendido de forma individual, y conocidas sus relaciones con otros factores con los cuales interactúa. La forma de evaluar de manera integral el resultado de estos factores es mediante el control de calidad. La respuesta de la planta en una estación particular va a depender de la capacidad de respuesta a unas condiciones ambientales limitantes, y de la forma en como esas condiciones limitan su supervivencia y crecimiento, o bien pueden ser modificadas para mejorar su arraigo. Las actividades culturales propias de las repoblaciones (ej. procedimiento de preparación, control de la vegetación, cuidados culturales, etc.) van a influir de manera directa en el éxito de la misma. La adecuada ejecución y el control de las mismas van a permitir mejorar el éxito de las repoblaciones, pero también ayudan a identificar las causas de las perdidas producidas y, por tanto, corregir defectos que condicionan su éxito final. Palabras clave: Selvicultura, ecofisiología, repoblaciones, control de calidad. Abstract Quality in reforestation: an approach from silviculture and ecophysiology The forest regeneration process is complex because successful regeneration requires combining an understanding of physiological performance and morphological development characteristics of Mediterranean species with proper silvicultural practices. Ultimately, seedling performance on a reforestation site depends on the inherent growth potential of the seedlings and the degree to which field site environment conditions limit or enhance this potential. Nursery cultural and pre planting silvicultural practices have a strong influence on seedling performance immediately after planting. The effects of these practices on seedling performance need to be understood to make sound forest regeneration decision. The intent is to try and define factors that can enhance as well as limit the development of seedlings on reforestation sites. Seedling performance is examined in relation to possible site limiting environmental conditions and silvicultural practices (e.g. site preparation, vegetation management, pos-planting practices, etc.) that can possibly mitigate these environmental constraints and improve seedling performance. Key words: Silviculture, ecophysiology, reforestation, quality control. Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481 * Autor para la correspondencia: [email protected] Recibido: 11-08-05; Aceptado: 06-09-05.

Upload: jorgewillyriosvelasquez

Post on 26-Nov-2015

13 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • La calidad de las repoblaciones forestales: una aproximacindesde la selvicultura y la ecofisiologa

    R. Serrada Hierro1*, R. M. Navarro Cerrillo2 y J. Pemn Garca31 Departamento de Silvopascicultura. EUIT Forestal. Universidad Politcnica de Madrid.

    Ciudad Universitaria, s/n. 28040 Madrid2 Departamento de Ingeniera Forestal-Universidad de Crdoba. Apartado de correos 3048

    (14080 Crdoba-Espaa)3 Departamento de Produccin Vegetal y Ciencia Forestal. Universidad de Lleida

    Resumen

    El proceso de repoblacin forestal es bastante complejo, ya que implica numerosos factores, cada uno de los cualesdebe ser comprendido de forma individual, y conocidas sus relaciones con otros factores con los cuales interacta. Laforma de evaluar de manera integral el resultado de estos factores es mediante el control de calidad. La respuesta de laplanta en una estacin particular va a depender de la capacidad de respuesta a unas condiciones ambientales limitantes, yde la forma en como esas condiciones limitan su supervivencia y crecimiento, o bien pueden ser modificadas para mejorarsu arraigo.

    Las actividades culturales propias de las repoblaciones (ej. procedimiento de preparacin, control de la vegetacin,cuidados culturales, etc.) van a influir de manera directa en el xito de la misma. La adecuada ejecucin y el control de lasmismas van a permitir mejorar el xito de las repoblaciones, pero tambin ayudan a identificar las causas de las perdidasproducidas y, por tanto, corregir defectos que condicionan su xito final.

    Palabras clave: Selvicultura, ecofisiologa, repoblaciones, control de calidad.

    Abstract

    Quality in reforestation: an approach from silviculture and ecophysiology

    The forest regeneration process is complex because successful regeneration requires combining an understanding ofphysiological performance and morphological development characteristics of Mediterranean species with propersilvicultural practices. Ultimately, seedling performance on a reforestation site depends on the inherent growth potentialof the seedlings and the degree to which field site environment conditions limit or enhance this potential.

    Nursery cultural and pre planting silvicultural practices have a strong influence on seedling performance immediatelyafter planting. The effects of these practices on seedling performance need to be understood to make sound forestregeneration decision. The intent is to try and define factors that can enhance as well as limit the development of seedlingson reforestation sites. Seedling performance is examined in relation to possible site limiting environmental conditions andsilvicultural practices (e.g. site preparation, vegetation management, pos-planting practices, etc.) that can possiblymitigate these environmental constraints and improve seedling performance.

    Key words: Silviculture, ecophysiology, reforestation, quality control.

    Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    * Autor para la correspondencia: [email protected]: 11-08-05; Aceptado: 06-09-05.

  • Introduccin

    El Diccionario de la Lengua Espaola define el tr-mino calidad como: propiedad o conjunto de propieda-des inherentes a algo, que permitan juzgar su valor. Asu vez, el trmino valor queda definido como: grado deutilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las ne-cesidades o proporcionar bienestar o deleite. En la vi-gente Ley de Montes, y a los efectos de la misma, sedefinen los siguientes trminos: repoblacin como in-troduccin de especies forestales en un terreno median-te siembra o plantacin, puede ser forestacin o refo-restacin; forestacin como repoblacin, mediantesiembra o plantacin, de un terreno que era agrcola oestaba dedicado a otros usos no forestales; reforesta-cin como reintroduccin de especies forestales, me-diante siembra o plantacin, en terrenos que estuvieronpoblados forestalmente hasta pocas recientes, peroque quedaron rasos a causa de talas, incendios, venda-vales, plagas o enfermedades.

    Hablar de calidad de las repoblaciones forestales im-plica, por tanto, identificar las propiedades inherentes alas masas forestales artificiales, independientementedel uso anterior del suelo donde se instalan, que permi-tan juzgar su grado de utilidad o aptitud para satisfacerlas necesidades de la sociedad. Es conocido que lasociedad demanda de las masas forestales el suminis-tro de bienes y servicios de modo multifuncional y sos-tenible.

    La oportunidad de tratar este tema se basa, por unaparte, en que en todos los campos se ha extendido elconcepto y la prctica de comprobar la calidad total,aplicados tanto a productos como a procesos u organi-zaciones. Por otra parte, los procesos de elaboracin delproyecto y ejecucin de una repoblacin forestal com-prenden un nmero elevado de variables, de muy disparsigno y contenido, que es oportuno tratar de sistemati-zar y enumerar para comprender la dificultad y el ca-rcter multidisciplinar de la cuestin.

    El xito de una repoblacin viene determinado, enprimera instancia, por las condiciones de estacin y porla capacidad de la planta de vivero de expresar su po-tencial de crecimiento en unas condiciones ambientalesparticulares (Grossnickle, 2000). South (2000) indicaque los factores que influyen en el establecimiento deuna planta en el monte, son, en orden de importancia:las condiciones ambientales del lugar de establecimien-to (adecuacin de la especie, preparacin del terreno ycuidados culturales); el manejo de la planta (planta-

    cin), y su morfologa y su fisiologa (material forestalde reproduccin y calidad de la planta), a los que habraque aadir los factores genticos (Figura 1).

    Cada uno de estos factores conlleva multitud deotros implicados e interrelacionados, por lo que el estu-dio del establecimiento de la planta en el monte debehacerse en un contexto que considere las posibles inte-racciones entre ellos. El proceso de arraigo de un brin-zal propuesto por Burdett (1990) y Margolis y Brand(1990) es uno de los ms aceptados y referidos en la li-teratura, e indica que una vez plantado, el brinzal deberecuperarse del posible estrs sufrido durante su mane-jo y establecer un contacto entre sus races y el sueloque le permita retomar las funciones vitales de absor-cin de agua y nutrientes en el nuevo ambiente (Haasey Rose, 1993).

    El estudio de la respuesta de la planta y su posteriordesarrollo debe hacerse en un contexto que considerelas posibles interacciones entre todos los factores im-plicados (Navarro y Palacios, 2004).

    Lo anterior llev a Burdett (1990) a considerar quelos factores que afectan al estado hdrico de la planta enel momento del establecimiento tienen una influenciadecisiva en la supervivencia inicial. Se asume que el fi-nal de un estrs de trasplante tiene lugar cuando los atri-butos fisiolgicos retornan a un nivel normal. El es-trs de plantacin puede definirse a travs del estrshdrico que limita los procesos fisiolgicos principales,aunque puede no causar la muerte de forma inmediata(Grossnickle, 2000), de forma que la planta se ha mos-trado capaz de ajustar su morfologa y fisiologa, lo quesupone un importante paso en su establecimiento encampo. Sin embargo, en ambientes con una acusada se-qua estival, como el mediterrneo, esta fase, y no la in-mediatamente posterior al transplante, es la que nor-malmente provoca una mayor mortalidad (Maestre etal., 2003a). Las caractersticas e importancia de estafase probablemente dependen de la estrategia de cadaespecie y de las condiciones ambientales; por ejemplo,del tipo de sistema radical, de la profundidad del sueloo de la distribucin de los recursos limitantes. Pero ac-tualmente disponemos de poca informacin sobre cules la estrategia de muchas especies mediterrneas enesta fase, hasta qu punto dependen de la misma para suestablecimiento, y cmo podemos potenciarla, de ma-nera eficiente, mediante tcnicas de vivero o de campo.

    El objetivo de este trabajo de revisin es repasar losfactores que, en los procesos de diseo o elaboracindel proyecto y ejecucin de una repoblacin forestal en

    Calidad de las repoblaciones forestales 463

  • mbito mediterrneo, pueden tener una mayor impor-tancia en el xito de la misma. Esta enumeracin puedeservir de base para fijar lneas de I+D+i en este campo,en la medida en que se puedan detectar carencias.

    El proceso de control de calidaden repoblaciones

    Rodales de repoblacin y procesode eleccin de especies

    La elaboracin del proyecto de repoblacin suponeuna serie de decisiones estratgicas que configuran di-cho proyecto de obra, una vez que se haya realizado undetallado estudio del medio fsico, en particular un ade-cuado estudio edafolgico, y una determinacin clarade los objetivos que se pretenden cumplir con el pro-yecto (Figura 2).

    Divisin en rodales de repoblacin

    El estudio de la repoblacin en un monte requiere,como primera medida, la divisin de esta amplia super-ficie en rodales de repoblacin. Un rodal de repobla-cin es una superficie en que las condiciones climticasy edficas, ayudando a su definicin la fisiografa, convegetacin homognea, y que es susceptible de tener unnico objetivo preferente para su repoblacin y que ten-dr una nica tcnica de ejecucin. La base cientficapara realizar este estudio se encuentra en la EcologaForestal, y formando parte ineludible de este estudiodebe aparecer un completo estudio del medio fsico ybitico, sin que falte el estudio edfico, de todos y cadauno de los rodales.

    En una primera fase, este estudio permite indicar losrodales que no pueden ser repoblados por algn motivoestacional. Hay mayor error que pretender instalar unbosque donde es imposible su existencia o desarrollo?

    464 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    Figura 1. Fases, en el desarrollo y manejo de la planta hasta su plantacin en el monte, que influyen en el arraigo y crecimiento.

    MonteVivero

    Factores que influyen en la supervivencia y crecimiento:

    Valoracin calidad (potencialde arraigo y crecimiento)

    - Identidad MFR:Genotipo

    - Peso semilla

    Caractersticas morfolgicas y fisiolgicasque determinan una capacidad de respuestaen campo

    Tratamientos dedesbroce y del suelo

    - Procedimiento de plantacin, poca.

    - Condiciones ambientales antes y despus dela plantacin. En ambientes meditarrneos elmayor condicionante es la falta de agua.

    - Ambiente de cultivoLuz y temperatura

    - Medio de cultivo: sustratos,contenedores, densidad, riegofertilizacin

    - Alzado, Transportemanejo en monte

  • Es posible identificar esta imposibilidad, sin datosanalticos, de variables excluyentes del medio comopueden ser la salinidad o impermeabilidad edficas? Lasegunda fase de este estudio debe permitir identificaraquellos rodales en los que no se debe repoblar por al-gn motivo: existen singularidades de variada naturale-za (geolgica, edfica, botnica, faunstica, paisajstica,cultural, social, arqueolgica,...); la vegetacin presen-te cumple un fin social que es perfectamente sosteniblecon tratamientos selvcolas; o el cese de actividades an-ticulturales y la dinmica natural de colonizacin per-miten, con la ayuda de tratamientos de mejora, esperaruna recuperacin a corto plazo. La tercera y ltima fasees identificar los rodales susceptibles de ser repoblados,contestando as a la doble pregunta: dnde y cuntorepoblar?, que es la base para abordar el segundo atri-buto. Cabe preguntarse en este momento si la CienciaForestal y sus disciplinas auxiliares presentan lagunas odeficiencias en este sentido. La respuesta es negativa, eldesarrollo de los estudios en Climatologa y Meteorolo-ga; Geologa y Edafologa; Botnica y Corologa, sepueden considerar como suficientes para este fin, ascomo las metodologas de informacin geogrfica, fo-tointerpretacin y elaboracin de cartografas temti-

    cas. Se ha superado con creces lo expuesto por Cotta(1816) para no identificar con precisin las estacionesforestales: Tres causas explican principalmente elgran atraso que ha todava en materia de montes: ...2. La gran diversidad de localidades en que crece elmonte...

    El apeo de rodales de repoblacin requiere, por tan-to, de algn sistema que permita integrar informacinde carcter ecolgico a diferentes escalas, interpre-tndola posteriormente en trminos de objetivos y eje-cucin de repoblacin forestal. Los antecedentes quepueden encontrarse en Espaa sobre el estudio de esta-ciones forestales aplicados a la repoblacin forestalpueden clasificarse en:

    1. Estudios de autoecologa paramtrica, que defi-nen de una manera cuantitativa los hbitats o biotoposde las principales especies arbreas espaolas, ba-sndose en una serie de 32 parmetros de carcter cli-mtico, fisiogrfico y edfico. Como aplicacin de estametodologa para la identificacin de especies compati-bles en repoblaciones forestales se ha desarrollado elprograma informtico PINARES (Gandullo y SnchezPalomares, 1994).

    Calidad de las repoblaciones forestales 465

    Figura 2. Esquema para la toma de decisiones estratgicas en la elaboracin del proyecto de repoblacin.

    DEFINICINDE OBJETIVOS

    CARACTERIZACIN DEL MEDIO(Clima, Suelo, Fisiografa, Vegetacin,

    Fauna, Paisaje)

    APEO PREVIO DE RODALES DE REPOBLACIN

    ELECCIN DE ESPECIES

    Principales y subordinadas

    Eleccin categora de MFR

    Eleccin de Reginde Procedencia

    DECISIONES ESTRATGICAS DEL PROYECTO DE REPOBLACIN

    ELECCIN DEPROCEDIMIENTO DE

    PREPARACIN DEL SUELO

    ELECCINDEL PROCEDIMIENTO

    DE DESBROCE

    ELECCIN DEL MTODODE REPOBLACIN

    Tipo de plantapoca de plantacino siembra

    ELECCIN DE LA DENSIDADY FORMA DE DISTRIBUCIN

    ELECCIN DE LOSCUIDADOS CULTURALES

    ProteccinControl de la vegetacinRiegosPodasFertilizacin

  • 2. Comarcalizaciones forestales, dirigidas funda-mentalmente a los programas de forestacin de tierrasagrarias. Entre los diferentes trabajos existentes cabedestacar los realizados en Castilla y Len (Junta deCastilla y Len, 1993), Andaluca (Navarro y Martnez,1995). Todos estos estudios parten del concepto de es-tacin forestal, realizando una aproximacin territorialbasada en la caracterizacin de zonas por observacio-nes de carcter litolgico, fisiogrfico y de vegetacin(Castilla y Len, y Andaluca) de vegetacin estricta-mente (Extremadura).

    3. Clasificaciones biogeoclimticas, como la Cla-sificacin Biogeoclimtica Territorial de Espaa (CLA-TERES), que pretende aportar un modelo del territorioespaol basado en la consideracin integral de mlti-ples caractersticas fsicas, para facilitar la estratifica-cin del muestreo en trabajos de evaluacin e investiga-cin forestal (Elena Rosell, 1997). Se trata de unaclasificacin multifactorial en la que el territorio se zo-nifica en base a la variacin conjunta de un gran nme-ro de variables climticas, litolgicas y fisiogrficas,que permiten determinar recintos ecolgicamente ho-mogneos desde el punto de vista fsico y que permitiel desarrollo de herramientas informticas de apoyo a laidentificacin de especies compatibles con el rodalcomo el programa SIGREFOR (Castejn et al., 1998).

    En los ltimos aos los mayores progresos en los es-tudios aplicados al apeo de rodales de repoblacin pro-ceden de la aplicacin de programas de anlisis territo-rial (Sistemas de Informacin Geogrfica, SIG), apartir de los conceptos clsicos de rodal de repoblacin,lo que facilita notablemente la descripcin y caracteri-zacin de la calidad de estacin para repoblaciones fo-restales (Navarro y Senra, 1999) (Tabla 1) y la interpre-tacin de la heterogeneidad espacial de la vegetacin(Tongway et al., 2004). La variabilidad espacial da lu-gar a cambios en la cobertura de la vegetacin, tanto ensu composicin especfica como en el grado de cober-tura y biomasa acumulada, que contribuyen al funcio-namiento de los ecosistemas, que determinan los objeti-vos y tipo de repoblacin (Ruiz de la Torre, 1990). Elresultado de estos dos conceptos supone entender losrodales de repoblacin como unidades de paisaje hete-rogneo que interactan entre ellas, siendo funcionalesa varias escalas.

    Los trabajos de repoblacin forestal orientados a larestauracin deben incorporar en el futuro estas nuevasherramientas, as como los conceptos de estacin y ro-dal de repoblacin en escalas de detalle. En algunasocasiones los proyectos de repoblacin forestal han te-nido un alto grado de homogeneidad, aplicando diseosy tcnicas de restauracin que simplificaban al mximo

    466 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    Tabla 1. Fuentes de informacin disponibles en funcin de los distintos niveles jerrquicos o de escala para la planificacin dela repoblacin forestal en Espaa (Navarro y Senra, 1999)

    NivelJerrquico

    ContextoEcolgico

    Fuentes de Informacin Escala

    Ecorregin Bioclimtico Atlas Fitoclimtico de Espaa (ALLU, 1990) 1:1.000.0001:1.000.000

    CLATERES (ELENA ROSELL et al. 1990-93)Caracterizaciones Agroclimticas Provinciales (MAPA)

    Estaciones meteorolgicas del I.N.M.

    Cuenca Geomorfolgico Mapa Geolgico (I.G.M.) 1:50.000Mapas topogrficos provinciales (I.G.N.) 1:50.000

    VegetacinPotencial

    Mapa de Series de Vegetacin de Espaa (RIVAS, 1987) 1:400.000

    Mapa Forestal de Espaa (RUIZ DE LA TORRE, 1990)

    Estacin VegetacinActual

    Mapa Forestal de Espaa (RUIZ DE LA TORRE, 1990) 1:50.000

    Trabajo de campo 1:10.000Edfico Factores edficos importantes para la Repoblacin Forestal (BONFILS, 1978) 1:10.000

    Trabajo de campoTopogrfico Mapas topogrficos (I.G.N.) 1:10.000

    Trabajo de campo 1:10.000

  • la ejecucin. Sin embargo, la heterogeneidad espacialdebe ser considerada un elemento que permita aumen-tar la calidad ambiental de la repoblacin (Tongway etal., 2004), conservando una adecuada relacin entre laescala del estudio del medio fsico y la viabilidad tcni-ca de los trabajos de restauracin. Es evidente, no obs-tante, la dificultad que esto supone, por lo que se debeevitar pasar de una excesiva simplificacin a una com-plejidad inoperante.

    Propuesta de un objetivo preferente para larepoblacin forestal de un rodal

    Cuando en la prctica selvcola se aborda la propues-ta de tratamiento de una masa forestal existente, lo pri-mero a conocer, adems del estado esttico y del anli-sis dinmico del conjunto del rodal, es la funcinpreferente que debe cumplir dicha masa. Es lgico,pues la composicin especfica y la estructura debernser las que maximicen la funcin propuesta y a las queservir el tratamiento, garantizando en todo caso la sos-tenibilidad y dando oportunidad a otras posibles fun-ciones (multifuncionalidad, no exclusivismo). Del mis-mo modo, para una masa que no existe, lo primero aabordar antes de pensar en su restauracin, es proponerpara que ha de servir preferentemente. La eleccin deobjetivos se encuentra en un doble mbito: estudiosacerca de la calidad y condicin (estados erosivos, di-nmica evolutiva, etc.) del rodal a repoblar, por unaparte; y anlisis de demandas sociales establecidas atravs de instrumentos de planificacin forestal.

    Hay mayor indeterminacin y ausencia de criteriosde calidad sobre lo actuado si no se sabe para qu se ha-cen las cosas? Es posible, a posteriori, comprobar laeficacia de lo realizado si no se dice o conoce el objeti-vo? Se contesta, fijando la funcin preferente, a la pre-gunta: para qu repoblar?, que es la respuesta comple-mentaria a la del primer atributo. Algunos pasadoserrores puntuales y reales de ejecucin en este aspectohan contribuido a la leyenda negra de la repoblacin fo-restal en Espaa, junto con muy frecuentes y falsas in-terpretaciones de la actividad repobladora realizada.

    Los objetivos preferentes para las repoblaciones fo-restales en Espaa pueden, y deben, ser tan variadoscomo las funciones que las masas forestales actualesprestan. Sin embargo, los ms trascendentes por exten-sin territorial y por importancia social y econmica enEspaa, son: la proteccin hidrolgica, que a la larga es

    una funcin de produccin directa de una de las mate-rias primas ms importantes para la sociedad, el aguaen cantidad y calidad adecuadas; y la produccin demadera, de la que somos deficitarios en un tercio delconsumo.

    Hoy en da, los objetivos como la mejora de la cali-dad del paisaje, la restauracin del hbitat de diferentesespecies sensibles o la fijacin de carbono atmosfrico,han adquirido gran protagonismo, aunque hay que teneren cuenta que son objetivos que habitualmente tienecualquier repoblacin aunque su objetivo preferentesea otro. A efectos de valorar la calidad de estacin atravs de factores ecolgicos (climticos y/o edficos),y poder, en su caso, proponer como funcin preferentela productora de madera, se recomiendan la propuestasde Gandullo y Serrada (1977), la aplicacin de los dia-gramas bioclimticos (Montero de Burgos y GonzlezRebollar, 1974; Garca Salmern, 1980), las ecuacionesde pronstico de calidad por especies propuestas porGandullo y Snchez Palomares (1994) o trabajos msrecientes como los de Bravo-Oviedo y Montero (2005).

    A efectos de valorar la necesidad y urgencia de unarepoblacin cuyo objetivo deba ser la proteccin y re-gulacin hidrolgico-forestal, el proyectista tiene a sudisposicin, tras comprobar sobre el terreno los fen-menos erosivos, todo un amplio cuerpo de doctrina so-bre hidrologa forestal (Lpez Cadenas, 2003).

    Identificacin de especies, incluso ecotipos,compatibles con la estacin

    Se trata ahora de realizar un ejercicio de ecologa fo-restal aplicada. Antes de realizar la eleccin definitivahay que contar con la lista de especies que pueden viviry desarrollarse con normalidad en el rodal a repoblar.

    Para realizar este ejercicio con suficiente garanta nobasta la intuicin, hay que disponer de dos informacio-nes: las caractersticas ecolgicas de rodal definido, loque debe haber suministrado el estudio del medio fsi-co; y el conocimiento suficiente de la autoecologa delas especies forestales. En relacin con las bases cient-ficas para este punto, se ha producido un notable desa-rrollo en los ltimos aos. Algunas obras citadas al tra-tar la divisin de rodales, usadas frecuentemente en elcontexto forestal espaol, sirven simultneamente aeste propsito: Gandullo y Snchez Palomares (1994),Elena Rosell (1997); o Snchez Palomares et al.(2004). Sin embargo, dado lo complejo y lento de estos

    Calidad de las repoblaciones forestales 467

  • trabajos, todava quedan especies forestales importan-tes pendientes de ver publicados sus estudios sobre au-toecologa. Por otro lado, la situacin actual de un pre-visible cambio en las condiciones climticas, hacenecesario incorporar esta nueva situacin en los estu-dios de autoecologa. Se apunta aqu un lnea iniciada yno concluida de trabajo en I+D+i.

    Eleccin de la composicin especficade la repoblacin

    Sin un suficiente acierto en el punto anterior y un co-nocimiento de la funcin preferente de la nueva masano es posible formular la propuesta de composicin es-pecfica. La masa se compondr de aquellas especiesque mejor cumplan la funcin preferente asignada, pen-sando en su desarrollo y espesura a la edad del turno yen edades intermedias, contando con sus procedimien-tos de regeneracin y resistencia a agentes nocivos ex-ternos.Hay que servir a la funcin preferente y no es co-rrecto pensar en una composicin polivalente tilpara todo, lo que producir notables sacrificios en lafuncin que justifica la inversin. Se responde a la ter-cera pregunta bsica de la planificacin de las repobla-ciones: con qu repoblar?, cuestin de gran trascen-dencia, si se tiene en cuenta que las rectificacionessobre la composicin especfica resultan muy comple-jas de abordar.

    Contestar a esta pregunta, en cada uno de los rodalesde repoblacin identificados, implica resolver, a su vezotras cuestiones. La primera sera: cul es la especieprincipal o dominante? Hay especies que tienen un ca-rcter claramente principal o que son dominantes ex-clusivas en sus representaciones; sin embargo, otrasejercen el papel de especies acompaantes por aparecersubordinadas o intercaladas en las masas que formanlas primeras (Ruiz de la Torre, 1981). Un error que debeevitarse es elegir como principal alguna especie quetenga el carcter de acompaante, salvo que la repobla-cin persiga el enriquecimiento de una masa ya consti-tuida.

    Una segunda cuestin a plantear sera: los rodalesdeben ser monoespecficos o pluriespecficos? Esta de-cisin viene marcada por los objetivos de la repobla-cin nuevamente. La monoespecificidad de los rodalesno esta justificada salvo por una finalidad productiva,por lo que si la aptitud del medio lo permite es conve-niente la realizacin de rodales mixtos combinando va-

    rias especies principales o una principal con varias sub-ordinadas. Ahora bien, no debemos pretender introdu-cir con una sola intervencin en el tiempo todos loscomponentes de una agrupacin vegetal. Hay que haceruna llamada a la capacidad de acogida de las especies,que ha sido base en los modelos de restauracin fores-tal, y a la que hoy se refieren los textos de ecologa conel concepto de facilitacin (Breshears et al., 1998;Maestre et al., 2003b). Adems de todo ello, hay que te-ner presente que la ejecucin de una repoblacin con unnmero excesivo de especies es claramente inaborda-ble, exigiendo un replanteo de los mdulos de plan-tacin.

    Por ltimo, cmo distribuir las especies, en el casode rodales pluriespecficos? La realizacin de masasmixtas exige valorar la diferencia de los caracteres cul-turales, como el temperamento o el crecimiento, de lasdiferentes especies que la integran en una misma esta-cin, lo cual ha sido poco estudiado por la Selvicultura.En la medida que estos caracteres difieran, la combina-cin deber variar de pie a pie, cuando sean similares, auna combinacin por golpes o bosquetes en el caso deque sean muy diferentes, creando as una masa mixta enmosaico (lo cual puede reconsiderar la definicin de losrodales), muy caracterstica en los ambientes medite-rrneos.

    Una vez seleccionados los taxones a emplear debequedar claro que la decisin de eleccin de especies, noes suficiente. Hay que llevar esta decisin un paso msadelante y elegir la categora del Material Forestal deReproduccin (MFR). Para llevar a cabo esta eleccin,nuevamente hay que tener presente el objetivo prefe-rente propuesto. En concreto para facilitar la eleccindel MFR se dispone ya de trabajos tcnicos que permi-ten realizar recomendaciones para la seleccin msapropiada del mismo, partiendo de las llamadas Regio-nes de Identificacin y Utilizacin del MFR (RIUs) ylas homologaciones climticas establecidas de estas re-giones entre s mismas y entre las regiones de proce-dencia de las diferentes especies (Garca del Barrio,2001).

    Diseo de la repoblacin

    Decisin sobre la densidad y marco iniciales

    Una vez conocida la funcin preferente y la compo-sicin especfica de la nueva masa es preciso proponer

    468 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

  • la densidad y marco iniciales, ltima y muy trascenden-te decisin de la planificacin en la repoblacin fores-tal. En general, la selvicultura ha propuesto un marco loms homogneo o regular posible (Serrada, 2000), aun-que en la actualidad, y en funcin del tipo y objetivo dela repoblacin este criterio puede ser reconsiderado.

    La trascendencia de esta decisin se deriva de lo si-guiente: toda la evolucin futura de la espesura de lamasa, y sus correspondientes tratamientos de mejora,dependen de esta decisin. La funcin preferente, al fi-nal del turno, se consigue si la espesura inicial resultser la adecuada; la geometra de las labores de desbrocey de preparacin del suelo dependen del marco adopta-do; los costos de ejecucin y el mantenimiento de lamasa dependen de la densidad y del marco inicial.

    Se trata de considerar, con equilibrio y justificacinsuficiente, los criterios selvcolas, que tienden a orien-tar hacia altas densidades, para lograr espesuras mol-deables con los tratamientos, con los objetivos propues-tos para la masa que pueden recomendar reducir lasdensidades en determinadas circunstancias (por ejem-plo, forestacin de tierras agrarias). Es muy importanteuna adecuada concordancia entre el objetivo repobla-dor y la densidad para no condenar a una masa a desa-rrollarse con una densidad insuficiente durante toda suvida, sabiendo que este error no tiene reparacin fcil.La densidad inicial y la funcin preferente deben ser

    concordantes y no es razonable, al igual que con lacomposicin especfica, plantear soluciones poliva-lentes. La herramienta tcnico-cientfica para decidiren este punto la suministra el conocimiento de la Selvi-cultura para el fin preferente propuesto (Serrada, 2004).En trminos generales, hay suficiente informacincomo para orientar la decisin en cada caso, aunque elestudio de masas mixtas pueden aportar informacinlas densidades, los marcos y la forma de mezcla msconveniente en repoblaciones mixtas.

    Establecimiento

    Mtodo de repoblacin

    Por motivos de eficacia para asegurar la superviven-cia y la regularidad en la repoblacin, y por motivos delogstica y, frecuentemente, de economa, el mtodo derepoblacin ordinario y habitual es la plantacin. Sinembargo, en algunos casos muy concretos puede re-sultar indicado repoblar por siembra, como es el casode los lugares de difcil acceso, cuando se persiguenelevadas densidades o cuando la plantacin no est re-comendada. Merece la pena detenerse en el ltimo deellos, al que correspondera el uso de la encina en am-bientes xricos (Figura 3 y Figura 4). Aunque a nivel de

    Calidad de las repoblaciones forestales 469

    Figura 3. Evolucin del porcentaje de supervivencia (y germinacin en el caso de las bellotas) de los individuos plantados ysembrados (media y error tpico) (Sev et al., 2004).

    Sup

    ervi

    venc

    ia(%

    )

    Meses desde febrero 19970 10 20 30 40 50 60 70

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    BellotaBellota + TPPregerminadaPregerminada + TP

    Meses desde febrero 19970 10 20 30 40 50 60 70

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    HidrogelControlProtector

    1997 1998 1999 2000 2001 2002 1997 1998 1999 2000 2001 2002

  • supervivencia los resultados son contradictorios, s seobserva un notable descenso del crecimiento en lasplantas de encina procedentes de plantacin. La raznpuede encontrarse en la alteracin en el sistema radicu-lar que producen los contenedores forestales reducien-do la longitud de la raz pivotante a menos de 20 cm,circunstancia que podra limitar enormemente su arrai-go y crecimiento en el monte, si la planta no es capaz derecomponer su sistema axonoformo con relativa rapi-dez antes del perodo estival (Peman et al., 2005).

    Otro caso de posible empleo de las siembras se pue-de concretar cuando, como tras un incendio, es muy ur-gente instalar y favorecer a la poblacin arbrea enreas extensas, especialmente con especies como pinopionero, rodeno o carrasco (Castel y Castell, 1996,Domnguez et al., 2000).

    Tratamiento previo de la vegetacin

    Tambin se puede describir este punto de la ejecu-cin como tratamiento de la vegetacin preexistente,pues no siempre sern formaciones de matorral a lasque es necesario y conveniente sustituir. Sin embargo,casi siempre en Espaa se repuebla sobre matorraleshelifilos y pirfitos.

    La justificacin de aplicar este tratamiento, que pu-diera no ser necesario, est en la valoracin del gradode competencia actual y futura que el matorral presen-te, favorecido por el acotado al pastoreo y por la prepa-racin del suelo, puede implicar. No existen recetas ni

    recomendaciones generales en este sentido. En cadacaso hay que diagnosticar lo adecuado, es sastrera amedida. Comprobada la necesidad del desbroce, debeser definido en funcin de sus cuatro atributos: exten-sin superficial; selectividad respecto de algunas espe-cies; forma de afectar al matorral (roza o arranque); ymodo de ejecucin (Serrada, 2000). En cada atributohay que razonar, y acertar, de acuerdo con las condicio-nes particulares del rodal.

    Por supuesto, el desbroce resultar concordante conla preparacin del suelo y deber responder a las nece-sidades de reduccin de competencia en el tiempo, porlo que hay que tener presente el efecto temporal que elmismo producir en la comunidad vegetal. El desbrocediseado no reforzar o inducir fenmenos erosivos ypermitir que se incorporen a la nueva masa ejemplaresde especies preexistentes de inters.

    Los desbroces en fajas, segn curvas de nivel, resul-tan muy aconsejables en muchos casos para evitar ero-sin, favorecer el desarrollo de la masa introducida,mantener presencia suficiente de vegetacin inicial aefectos de alimentacin y cobijo de la fauna, entre otrosmotivos, aunque presentan influencia paisajstica nega-tiva transitoria y reversible.

    La correcta decisin sobre el procedimiento de des-broce se basa en variadas informaciones, con variadosorgenes: mecanismos de reproduccin de los matorra-les (botnica); efectos sobre los suelos (edafologa);causas e intensidad de la competencia (ecologa fo-restal); costes y rendimientos (mecanizacin) (Serra-da, 2000).

    470 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    Figura 4. Evolucin de la altura total (media y error tpico) de los individuos en funcin de diferentes tratamientos de siembra.Letras distintas indican diferencias significativas (p

  • Preparacin del suelo

    Esta actividad siempre es necesaria en la repoblacinforestal, aunque su justificacin resultara ser, nica-mente, acoger la semilla o la planta. Sin embargo, exis-te una justificacin casi constante en las repoblacionesespaolas que es la posibilidad y necesidad de mejoraralguna propiedad edfica de tipo fsico, que mejore lacalidad del rodal y posibilite el arraigo de las nuevasplantas y su desarrollo posterior.

    En este sentido, en mbitos semiridos, aumentar ladisponibilidad hdrica para la planta, es uno de los prin-cipales objetivos de la preparacin, circunstancia por lacual las preparaciones deben ser intensas en estos am-bientes, respondiendo al famoso principio de de De-montzeny (Jordana 1896): de que cuanto ms seco seael clima y ms expuesto est el terreno a desecarse porsu propia naturaleza por su exposicin, tanto msprofunda debe ser la labor; nico medio de combatireficazmente los efectos de la sequa.

    Si el rodal, independientemente del objetivo prefe-rente, tiene que ser repoblado pues se comprueba que ladinmica natural no permite que se instalen los rboles,hay que pensar que la causa de este impedimento se en-cuentre, en la mayor parte de los casos, en el suelo. Portanto, los pasos incluyen un estudio edfico completodel rodal; la identificacin de disfunciones y las posibi-lidades de mejora; la propuesta de objetivos para la pre-

    paracin del suelo; y la decisin sobre el procedimientoadecuado. Este procedimiento queda definido en fun-cin de sus cuatro atributos: la extensin superficial; laaccin sobre el perfil, con o sin inversin de horizontes;el modo de ejecucin; y la profundidad (Serrada, 2000).En cada atributo hay que razonar, y acertar, de acuerdocon las condiciones particulares del rodal. La prepara-cin del suelo diseada cumplir, en la medida de loposible, los objetivos de mejora de la profundidad efec-tiva del suelo, la mejora de la permeabilidad y la anula-cin de escorrentas, y no resultar inconveniente res-pecto de ninguna de sus propiedades. La preparacindel suelo influye en la supervivencia de las plantas ins-taladas, en particular en climas mediterrneos (Quere-jeta et al., 2001, Castillo et al., 2001) (Figura 5). En untrabajo de revisin, South et al. (2001) proponen unaserie de modelos tericos del efecto combinado de lacalidad de planta y el tipo de preparacin.

    El bajo rendimiento y eficacia de las preparacionesmanuales, aparte de su imposibilidad para superar im-portantes defectos edficos, descartan prcticamenteestas propuestas en la actualidad en Espaa (Peman yNavarro, 1998; Sev et al., 2004). Las preparacionessuperficiales, como los ahoyados manuales remuevenpoco volumen de suelo y ello puede obstaculizar el de-sarrollo radical (Serrada, 2000). Por otra parte, algu-nos autores (Bocio et al., 2001) sealan que el laboreoagrcola remueve una superficie muy elevada de terre-

    Calidad de las repoblaciones forestales 471

    Figura 5. Relacin entre los valores de humedad edfica (primeros 20 cm) en una banqueta conmicrocuenca y la superficie de recoleccin (S2) para los muestreos del primer otoo tras la planta-cin y 25 meses despus de sta (Fuentes et al., 2004).

    Superficie recoleccin S2 (m )22 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22

    5

    10

    15

    20

    Hum

    edad

    Volu

    mt

    rica

    (%) 25

    30

    19 sept 200129 sept 200110 oct 200119 may 2003

    R : 0.14602C. Pearson: 0.383

    R : 0.54132C. Pearson: 0.737**

    R : 0.49482C.Pearson: 0.703*

    R : 0.50822C. Pearson: 0.711**

  • no, lo que provocara un aumento de la evaporacin delagua del suelo, favoreciendo su desecacin en un inter-valo muy corto de tiempo. Por otra parte, el desarrolloreciente de mecanizaciones de gran eficacia y nulos in-convenientes, como el TTAE y las retroaraas, permi-ten resolver casos de gran dificultad a costes asumibles.

    Las bases tcnico-cientficas de este campo estn enla edafologa (Gandullo y Serrada, 1993), cuyas basesconceptuales y metodologas analticas permiten resol-ver con acierto suficiente; en la mecanizacin, con nue-vas aportaciones cientficas; y en la hidrologa, con eldesarrollo de modelos tericos que permiten estimar lamejora en la disponibilidad hdrica de los diferentesprocedimientos de preparacin (Martnez de Azagra,1996) y con ensayos que pretenden la estimacin direc-ta de algunas parmetros hidrolgicos (Vivar et al.,1994; Serrada et al., 1997; Castillo et al., 2001). Uncomplemento importante a estos trabajos seria el estu-dio de la morfologa radical como respuesta a diferen-tes procedimientos de preparacin del terreno.

    La interaccin entre la fecha de plantacin y elprocedimiento de preparacin parece indicar que las li-mitaciones impuestas por la irregularidad de la precipi-tacin despus de la plantacin pueden verse compen-sadas por la intensidad de la labor (Navarro y Palacios,

    2004) (Figura 6). En todas las fechas de plantacin es-tudiadas, estos autores encontraron que el subsoladoobtuvo valores de supervivencia muy superiores al aho-yado manual. En esas condiciones, parece que la escasamodificacin de las variables ambientales que inducenlos ahoyados manuales (Peman y Navarro, 1998), y elefecto positivo de las preparaciones de cierta intensidad(Querejeta et al., 2001), influyen positivamente y deforma significativa en la supervivencia.

    Eleccin del tipo de planta

    La primera decisin es optar por el tipo de cultivo: araz desnuda; o en contenedor. Sobre este tema decidela especie, la estacin y la economa, aunque cada vezms se tiende al empleo de planta cultivada en contene-dor (Peuelas y Ocaa, 1996).

    La segunda decisin es poner requisitos a los cuatrotipos de calidad de la planta forestal: la gentica, lamorfolgica; la fisiolgica; y la biolgica, entendidoeste ltimo concepto en el doble sentido de ausencia deparsitos y presencia de simbiontes. Esta decisin esclave, porque cual es la planta ideal? o cuales son losestndares de calidad de planta? Como en todo ser vivo,

    472 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    Figura 6. Supervivencia de pino pionero en funcin del procedimiento de preparacin, lote de planta GE (a) y GR (b), y fe-cha de plantacin (1.-noviembre, 2.-enero y 3.-marzo). Los valores representan la media error estndar (Navarro y Palacios,2004).

    Pino pionero ( L.)Pinus pinea

    0,00

    10,00

    20,00

    30,00

    40,00

    50,00

    60,00

    70,00

    80,00

    90,00

    100,00

    PP 4,00 76,00 40,00 86,00 2,00 39,00 19,00 94,00 80,00 94,00 5,00 38,00

    Ahoyado Ahoyado Ahoyado Ahoyado Ahoyado AhoyadoSubsolado Subsolado Subsolado Subsolado Subsolado Subsolado

    1 2 3 1 2 3GE GN

    a b

  • es difcil determinar mediante un ndice su grado de ca-lidad o bondad, ya que la calidad de la planta forestal noes un concepto absoluto, producto de unos atributos de-terminados, sino que es relativo y se valora por el gradocon que la planta cumple los objetivos de su utilizacin.Por tanto, la calidad es un concepto variable con el uso,por ejemplo en funcin de las caractersticas de la esta-cin a repoblar, y con el usuario, necesidades y objeti-vos de la repoblacin (Navarro y Peman, 1997a). Elpropsito de cualquier lote de planta cultivado en vive-ro y destinado a repoblacin es responder satisfactoria-mente al establecimiento. Esta capacidad es el reflejode unas condiciones morfolgicas y fisiolgicas de laplanta que le permiten una mejor respuesta frente a losfactores propios del lugar de establecimiento (Gross-nickle, 2000), y que van a manifestarse a travs de sucapacidad para superar el estrs de plantacin y creceraprovechando todo el potencial que ofrece una esta-cin. Sobre esta idea tan sencilla de adecuacin al usose ha desarrollado el concepto de calidad de planta du-rante las ltimas dcadas (Mattsson, 1997).

    Teniendo en cuenta el carcter relativo del conceptode calidad y el hecho de que una multitud de caracters-ticas morfolgicas y fisiolgicas de la planta influyenen el potencial de arraigo, supervivencia y crecimiento,se comprende la dificultad de establecer los estndaresde calidad de la planta forestal. Aunque sera deseablecontar con un nico test para evaluar la calidad de unlote de planta, el viverismo actual y la investigacin noparecen capaces de encontrar ese atributo (Puttonen,1997). Los parmetros morfolgicos no predicen sufi-

    cientemente la capacidad de un lote de planta desobrevivir y crecer en una estacin particular (Mexal yLandis, 1990), pero, por otro lado, los atributos fisiol-gicos tampoco tienen la capacidad individualmente depredecir dicha respuesta (Lavander, 1988). Por otrolado, las condiciones en que se produce la planta en lamayor parte de los viveros, unido a la dificultad de mu-chos de los ensayos de calidad, hace que deban reconsi-derarse los sistemas y atributos de calidad propuestos(Puttonen, 1997). Esta situacin ha llevado a algunosautores a proponer, en lugar de parmetros con valoresptimos o rangos, el desarrollo de buenas prcticas devivero que eviten unas caractersticas morfolgicas ofisiolgicas de la planta claramente inadecuadas en elmomento de su establecimiento (Cortina et al., 2005).

    Sobre este campo la investigacin de los ltimosaos en Espaa ha sido de una gran amplitud y eficacia.Se han resuelto notables problemas, y se sigue trabajan-do sobre procedimientos y procesos de cultivo, sobreatributos de calidad y sobre tcnicas de cultivo paramejorar la morfologa y el estado fisiolgico de la plan-ta de vivero (Villar-Salvador, 2003) (Figura 7). La in-vestigacin realizada con especies mediterrneas hanexperimentado un importante impulso en los ltimosaos (Villar-Salvador, 2003, Cortina et al., 2005).

    La tercera cuestin es mantener una adecuada mani-pulacin desde el vivero al rodal, proceso que muchasveces es poco vigilado y puede ser origen de diferentescausas de estrs en la planta (Stjernberg, 1997; McKay,1997). Una vez la planta ha sufrido un estrs severo du-rante el manejo previo a la plantacin, la capacidad de

    Calidad de las repoblaciones forestales 473

    Figura 7. Relacin entre los valores medios de biomasa area para diferentes lotes de Pinus halepensis durante dos aos y a)el peso de la parte area antes de plantar estimado y b) el contenido en nitrgeno antes de plantar estimado (Puertolas et al.,2003).

    0

    4

    Cre

    cim

    ient

    ode

    lpes

    ode

    lapa

    rte

    are

    aes

    timad

    o(g

    )

    12

    16

    0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5Peso de parte area estimado (g)

    a0

    4

    88

    12

    16

    0 10 20 30 40 50Contenido de nitrgeno en parte area estimado (mg)

    b

    R = 0,3912p = 0,13

    2

    R = 0,5395p = 0,06

    2

    R = 0,5873p = 0,04

    2

    R = 0,7713p = 0,01

    2

  • supervivencia se ve notablemente limitada (Tabbush,1987). Los errores en este punto se manifiestan, muyfrecuentemente, en el fracaso de la repoblacin porcausa de una alta mortalidad inicial. Sin embargo, tam-bin se manifiestan en inadecuado desarrollo por ina-daptacin de la calidad interior de la planta al rodal.

    Plantacin

    Esta tercera y definitiva fase de la ejecucin de la re-poblacin concluye con la instalacin de la masa artifi-cial. Habiendo tratado lo relativo a la planta en el puntoanterior, queda pendiente analizar la poca y el procedi-miento de plantacin.

    La poca o campaa de plantacin debe ser fijadaatendiendo al clima del lugar, marcando un inicio trasla paralizacin vegetativa o, en su caso, tras superar in-tensas heladas invernales si existen, y un final antes dela recuperacin de la actividad. La fecha de plantacinha sido considerado uno de los factores de mayor im-portancia en la supervivencia al final del primer ao(Royo et al., 2000; Navarro y Palacios, 2004). En traba-jos realizados con especies mediterrneas se ha encon-trado que las plantaciones durante el periodo noviem-bre-enero, parecen asegurar el xito de la repoblacin,pero un retraso excesivo en la fecha de plantacin,compromete la supervivencia final, independientemen-

    te de la calidad del resto de las labores, en particular delprocedimiento de preparacin (Navarro y Palacios,2004). Los resultados coinciden parcialmente con losobtenidos por Royo et al. (2000), que encontraron quela poca de plantacin con elevadas posibilidades desupervivencia (>90%) para pino carrasco, se extiendedesde primeros de noviembre a primeros de marzo encondiciones mediterrneas. La ausencia de intensas he-ladas invernales y la sequa primaveral de estos climasexplican el proceso.

    Cuidados culturales posterioresal establecimiento

    Una repoblacin requiere de cuidados culturalesposteriores, entre los cuales pueden considerarse comoms relevantes en el xito de la repoblacin la reposi-cin de marras, la instalacin de protectores, el riego,las binas y escardas, el control de la vegetacin y elacotamiento al pastoreo (Tabla 2).

    La reposicin de marras

    El estudio de las causas de marras es un aspecto quecada vez tiene ms importancia en el control de calidadde las repoblaciones (Gmez y Elena Rossell, 1997),

    474 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    Tabla 2. Resumen de los criterios de valoracin de una buena actuacin en la toma de decisiones de un proyecto de repoblacin

    Decisiones estratgicas para elproyecto de repoblacin

    Criterios de valoracin de la calidad

    Divisin en rodales de repo-blacin

    Estudio fisiogrfico, climtico y edfico con interpretacin de sus resultados analticos.Estudio de la vegetacin actual.

    Propuesta de un objetivo prefe-rente para la repoblacin forestalde un rodal

    Planificacin forestal del entorno.Estudios de calidad de estacin y de estados erosivos.Formulacin de objetivos concretos, manteniendo la idea de multifuncionalidad.

    Identificacin de especies, inclusoecotipos, compatibles con la es-tacin

    Estudio climtico.Estudio edfico e interpretacin de resultados analticos.Conocimiento suficiente de la autoecologa de las especies forestales.

    Eleccin de la composicin espe-cfica de la repoblacin

    Evolucin de la composicin, segn tratamientos, hasta el turno y en etapas intermedias,Selvicultura.Definicin de los porcentajes de mezcla y del modelo de distribucin en masas mixtas.Diferenciacin entre especies con carcter de principal o dominante y de las acompaan-tes o subordinadas.Definicin del origen y procedencia de MFR.

  • aunque el anlisis de las causas a escala regional escomplejo (Alloza y Vallejo, 1996).

    Una vez analizada las causas, o en muchas ocasionessin ello, la reposicin de marras estar bien definidacuando se fija un porcentaje admisible de planta perdi-da en cada caso, que ser funcin de la densidad real enrelacin con la densidad ideal; se realiza un inventarioque considere por separado marras con y sin crecimien-to en altura y con intensidad de muestreo suficiente

    como para detectar partes del rodal con defectos; y seestablece un procedimiento claro de las labores necesa-rias para esta actividad (Serrada, 2000).

    Instalacin de protectores

    La razn ms comn de su utilizacin fue inicial-mente la proteccin de la planta frente a los daos oca-

    Calidad de las repoblaciones forestales 475

    Decisiones estratgicas para elproyecto de repoblacin

    Criterios de valoracin de la calidad

    Densidad y marco iniciales Atender, con preferencia, a criterios selvcolas.Espesura suficiente al servicio de la diversidad gentica.

    Mtodo de repoblacin Comprobar la oportunidad de ambos mtodos.En caso de elegir la siembra, definir proteccin por la predacin de la semilla.

    Desbroce Justificacin de que es necesario. Definicin segn extensin, selectividad, modo de eje-cucin y forma de afectar al matorral.

    Preparacin del suelo Estudio edafolgico completo.Definicin de objetivos para esta tarea. Definicin segn extensin, accin sobre el perfil,modo de ejecucin y profundidad.En ambientes mediterrneos valorar el efecto hidrolgico.

    Eleccin del tipo de planta Tcnica de cultivo: raz desnuda o envase.Calidad: gentica; morfolgica; fisiolgica; y biolgica.Definir actuaciones para el mantenimiento de la calidad en la manipulacin.

    Plantacin Determinar campaa y controlar condiciones temporales de ejecucin.Ejecucin manual: atender a rectitud de races y profundidad del cuello de la raz.Procedimiento mecanizado: nunca con impermeabilidad y pedregosidad en horizonte su-perior.

    Reposicin de marras Fijar porcentaje admisible. Inventariar por separado marras con y sin crecimiento en altu-ra. No reponer exactamente donde estaba la planta. No reponer pasado un plazo tal queconvierta a las reposiciones en pies dominados.

    Instalacin de protectores Justificar en todo caso su necesidad. Eleccin del tipo adecuado (mallas cinegticas, ma-llas de sombreo, tubos invernadero). Determinar las caractersticas del material (altura,color, seccin, perforaciones, etc...).Retirar en plazo adecuado.

    Riegos Aplicacin de riegos de establecimiento justificada.Riegos de mantenimiento en poca y lugar oportunos.

    Escardas, binas y desbroces Ejecucin en casos necesarios.Reduccin al mnimo de los gradeos.

    Podas de guiado Justificar objetivos y eficacia en la morfologa de las plantas.

    Acotado al pastoreo Normas e instalaciones eficaces.

    Tratamientos de mejora en desa-rrollo

    Prevencin de incendios.Claras, desbroces y podas en tiempo y con modo oportunos.

  • sionados por el ganado domstico y cinegtico, perotena otros beneficios que hizo que su uso se extendie-ra rpidamente, como era la disminucin del coste deaplicacin de herbicidas, la reduccin del tiempo inver-tido en la inspeccin y mantenimiento de la repoblaciny la disminucin del estrs asociado a la plantacin(Potter, 1991).

    Los tubos invernadero crean un efecto microclimti-co que, debido a la presencia de un volumen de aire li-mitado dentro del tubo, inducen un incremento de latemperatura, de la humedad relativa y de la concentra-cin de anhdrido carbnico, unido a una reduccin dela radiacin y de la accin fsica (incluso temporal de-saparicin) del viento (Kjelgren y Rupp, 1997; Berger yDupraz, 2000; Navarro et al., 2001 a). La consecuenciafisiolgica inmediata de estas alteraciones es la varia-cin de las relaciones hdricas y del intercambio gaseo-so alrededor de la hoja, creando una compleja interac-cin entre todos estos factores; aunque parece evidenteel efecto positivo sobre el crecimiento (Berger y Du-praz, 2000). No obstante, los estudios microclimticosrealizados hasta la fecha en mbitos mediterrneosmuestran que en el tubo protector se incrementa la de-manda hdrica sobre la planta (Nicols et al., 1997; Na-varro et al., 2001 a; Navarro et al., 2005 a). Estas consi-deraciones han llevado, desde el plano terico, apredecir efectos negativos del empleo de los tubos pro-tectores en nuestros montes, o a considerar que era con-veniente atenuar el estrs hdrico mediante el empleode tubos perforados. Sin embargo, los resultados en-contrados hasta la fecha ponen de manifiesto que, in-cluso en zonas clidas y secas, el tubo protector, perfo-rado o no, ha mejorado o ha mantenido los valores desupervivencia en especies de temperamento delicado(Nicols et al., 1997; Oliet et al., 2000; Carreras et al.,2001; Navarro et al., 2001b, Bellot et al., 2002, Nava-rro et al., 2005a), siendo menos numerosos los casos enlos que los efectos de su empleo hayan sido negativos(Costelo et al., 1996).

    La modificacin de todas estas variables microclim-ticas altera tambin la morfologa de la planta. El efectoms conocido del tubo es el incremento de la planta enaltura (Potter, 1991). Por otra parte, el crecimiento endimetro se comporta, a menudo, de forma diferente alcrecimiento en altura; por lo general, el tubo no afectasignificativamente a este parmetro, o lo hace negativa-mente, debido al estmulo de crecimiento en altura (au-mento de la esbeltez) y a la ausencia del movimiento debalanceo que sufre la planta sin proteccin. Una vez la

    planta ha superado la altura del tubo, el balanceo del r-bol, junto con la insolacin directa, tiende a reducir elefecto inicial del tubo sobre la morfologa de la planta(Navarro et al., 2001b; Oliet et al., 2000).

    Riego en repoblaciones forestales

    Esta prctica puede tener su justificacin en las fuer-tes dificultades para el establecimiento de repoblacio-nes forestales en clima rido y semirido, en especialpor la escasez de precipitaciones. Esto es particular-mente grave cuando hay una necesidad perentoria, se-gn el objetivo de la repoblacin, de lograr un porcen-taje mnimo de xito, como por ejemplo en proteccinde infraestructuras, control de procesos erosivos, etc...En estas condiciones se puede proceder al uso de riego.Los riegos son una prctica frecuente en repoblacionesforestales en clima rido (Gupta, 1991), y se ha utiliza-do en Espaa histricamente en plantaciones en condi-ciones de fuertes limitaciones hdricas (repoblacionescon bibern).

    En los ltimos aos, y en particular dentro de los tra-bajos de forestacin de tierras agrarias, ha aumentado eluso de riego en repoblaciones, bien mediante riego amanta (Navarro y Martnez, 1996), bien mediante microriego (Snchez et al., 2004), existiendo ejemplos en laprovincia de Cdiz, Granada y Almera. Los resultadosobtenidos y otros trabajos en condiciones de clima algoms atenuado, sugieren que el micro riego puede ser unaalternativa tcnicamente recomendable y econmica-mente viable (Figura 8), aunque su generalizacin siguesiendo discutible en repoblaciones forestales.

    Control de la vegetacin herbcea

    Las plantaciones forestales en terrenos agrcolas tie-nen una distribucin espacial y una periodicidad de laslabores que favorece la colonizacin de vegetacin her-bcea. La competencia ejercida por esta vegetacinsuele ser la primera causa de prdida de planta en terre-nos agrcolas, con el consiguiente gasto en reposicinde marras, y el deficiente desarrollo vegetativo de lasque sobreviven (Navarro et al., 2005b). Los procedi-mientos bsicos que pueden utilizarse para controlar lavegetacin en plantaciones forestales son el laboreo (oescardas manuales), la aplicacin de herbicidas y el usode protectores horizontales (mulchs). Todos ellos per-

    476 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

  • miten, en mayor o menor medida, manejar la vegeta-cin seleccionando y favorecer el desarrollo de las es-pecies ms interesantes para defender el suelo de la ero-sin, o reducir las poblaciones de las especies mscompetitivas, agresivas o de escaso valor. Actualmenteel laboreo es el mtodo ms utilizado en forestacin deexplotaciones agrarias, lo cual no supone ms que unageneralizacin de lo que ocurre en los terrenos agrco-las (Navarro y Saavedra., 1997b).

    El uso de herbicidas, localizado y/o combinado conotras tcnicas se ofrece como una alternativa de notableinters, ya que en la mayor parte de las repoblacionesforestales no es necesario ni conveniente eliminar to-talmente la vegetacin espontnea. La experiencia enEspaa en el uso de herbicidas en plantaciones foresta-les es relativamente reducida en comparacin con laque existe para cultivos agrcolas (Fernndez-Cavadaet al., 1995; Jimnez y Cabezuelo, 1995; Peuelas etal., 1997; Ortega et al., 1999; Jimnez y Saavedra,1999; Navarro et al., 2005a).

    Finalmente, los protectores horizontales (mulchs) re-presentan tcnicas alternativas para el establecimientode repoblaciones. Los mulchs pueden producir efectosbeneficiosos por la mejora de las condiciones de hume-dad del suelo, derivados de la reduccin de la competen-cia por vegetacin arvense, disminucin de las prdidasde agua del suelo, debido a que restringen la transpira-cin vegetal y la evaporacin atmosfrica, as como una

    regulacin de la temperatura del suelo (Gupta, 1991).Sin embargo, no est muy claro su efecto en todos los ca-sos, presentando algunas limitaciones en suelos pesados,y en climas con fuertes restricciones hdricas (Navarro etal., 2005b). En trminos de supervivencia los resultadosno son concluyentes, en algunos casos se logra una me-jora considerable (Haywood, 1999), mientras que enotros la supervivencia no se diferenci del testigo (Olietet al., 1997; Navarro et al., 2005a), debido posiblementea que en condiciones climticas con tendencia a la aridezse reduce considerablemente el efecto beneficioso deltratamiento por la escasa competencia y la evolucin dela humedad del suelo.

    Las podas de guiado

    Como tratamiento complementario para estimular elcrecimiento de los pies introducidos o mejorar su porte,no siempre son necesarias. En algunas especies (pinopionero, salgareo y carrasco) que en algunas estacio-nes pueden presentar escasa dominancia apical se pue-de corregir este defecto suprimiendo los verticilos ba-sales y no superando nunca la poda un tercio de laaltura de la planta o no afectando nunca a las ramas quedefinen el dimetro mximo de la copa (Serrada, 2004).La determinacin de la necesidad de poda o la identifi-cacin del achaparramiento se puede comprobar pordos vas: cuando la esbeltez de la copa es inferior a launidad (esbeltez = cociente entre altura total de la plan-ta y dimetro medio de copa); cuando la longitud de laltima metida de la gua principal es inferior o igual alcociente entre la altura total y la edad, significa esta si-tuacin que ha habido crecimientos longitudinales an-teriores de valor superior al ltimo. Otro caso de podaprecoz de guiado es la que se aplica en choperas y otrasfrondosas para asegurar una nica gua que evite bifur-caciones del fuste que perjudican a la calidad de la ma-dera, y que para el chopo se puede realizar en plena ac-tividad vegetativa.

    Tratamientos de mejora a lo largo del desarrollo

    La repoblacin forestal se proyecta y ejecuta demodo que tiene que servir a una funcin preferente ycon una densidad inicial concordante a esa funcin. Apartir de este momento, la masa evoluciona aumentan-do su espesura, incorporando nuevos elementos por re-

    Calidad de las repoblaciones forestales 477

    Figura 8. Supervivencia especfica (en tanto por uno) deplantones regados (microrriego) (blanco) y los no regados(negro) en una restauracin experimental. Los datos repre-sentados son medias 1 error estndard. Asteriscos sobre lasbarras de supervivencia de cada especie indican diferenciasaltamente significativas entre microrriego y sin l (t-Test;*** = p < 0.001; n = 30) (Sanchez et al., 2004).

    Sup

    ervi

    venc

    ia

    Olea europaeasylvestris

    Pinushalepensis

    0.0

    0.2

    0.4

    0.6

    0.8

    1.0 No RiegoRiego

    *** ***

  • generacin natural, y adquiriendo una cada vez mayorcombustibilidad por razn de la inevitable, y a vecesnecesaria, continuidad vertical y horizontal de combus-tibles finos.

    Aunque este punto se puede considerar fuera dela tcnica repobladora, es necesario tratar la masa para

    evitar su desaparicin con tratamientos preventivos deincendios, claras, desbroces y podas, ejecutando estasoperaciones en el momento adecuado y con procedi-mientos justificados. El abandono en este sentido hadado numerosos ejemplos de cmo se han malogradolos esfuerzos de las generaciones anteriores.

    478 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

    Tabla 3. Control de calidad de las operaciones y materiales en la ejecucin de los trabajos de repoblacin

    PARMETRO LUGAR

    Operaciones

    Desbroces Dimensiones MonteEspaciamientoAltura de corte

    Eliminacin de los residuos (desbrozadoras)Grado de afeccin (quemas)

    Profundidad (decapado)Carcter selectivo

    Preparacin delsuelo

    Dimensiones MonteProfundidad

    EspaciamientoPendiente longitudinal (preparaciones lineales)Contrapendiente (banquetas, hoyos, terrazas)ngulos de desmonte y terrapln (terrazas)

    Siembra Nmero de semillas MonteProfundidad

    Espaciamiento

    Transportede planta

    Duracin MonteCondiciones

    Plantacin Profundidad MonteEspaciamiento

    PosicinCompactacin

    Instalacin tubosprotectores

    Profundidad MonteColocacin

    Materiales

    Semillas Identidad y procedencia Previo transporteal monte, tras

    almacenamientoPureza y potencia germinativa

    Analtica de peso

    Plantas Identidad y procedencia (Etiqueta y documento de acompaamiento) ViveroCalidad exterior

    Estado fitosanitario (Pasaporte fitosanitario)

    Tubos protectores Caractersticas determinadas en Pliego Previo transporteal monte

  • Conclusiones

    La ejecucin de las labores de repoblacin exige deun control de las operaciones que garantice que estas sehan realizado conforme a lo determinado en el proyec-to. Este control es imprescindible para una correcta cer-tificacin posterior de los trabajos (Tabla 3). Sustituireste control sistemtico de todos los trabajos, por la va-loracin de las marras de las parcelas de contraste y delmonte, limita la certificacin de los trabajos antesenunciada e impide prevenir que se produzca un nme-ro elevado de marras.

    El proceso de diseo y ejecucin de una repoblacines complejo y tiene que analizar multitud de variables.Las generalizaciones conducen, por tanto, al error. Lasposibilidades de mortalidad son algunas veces incon-trolables, por lo que a ellas se les asigna frecuentementela mortalidad real, sin investigacin detallada de cau-sas. Una repoblacin forestal de calidad es aquella queinstalada en el lugar adecuado y con la superficie ade-cuada, tiene asignada una funcin preferente y, pasadoel tiempo y tras haber sobrevivido y haberse desarrolla-do adecuadamente con los tratamientos de mejora ne-cesarios, cumple los fines que se le asignaron y contri-buye a la multifuncionalidad y al bienestar del conjuntode la sociedad y al desarrollo rural.

    Bibliografa

    ALLOZA J.A., VALLEJO R., 1999. Relacin entre las carac-tersticas meteorolgicas del ao de plantacin y los resul-tados de las repoblaciones. Ecologa 13, 173-187.

    BELLOT J., ORTIZ DE URBINA J.M., BONET A.,SNCHEZ J.R., 2002. The effect of tree shelters on thegrowth of Quercus coccifera L. seedlings in a semiarid en-vironment. Forestry, 75, 89-106.

    BERGER J.E.; DURPAZ C., 2000. Effect of ventilation ongrowth of Prunus avium seedlings in tree shelters. Agri-cultural and Forest Meteorology vol 104 (3), 199-214.

    BOCIO PERALTA I., DE SIMN NAVARRETE E.,NAVARRO REYES F. B., RIPOLL MORALES M. A.,2001. Efectos de diferentes procedimientos de prepara-cin del suelo en la forestacin de tierras agrarias. III Con-greso Forestal Espaol. Mesa 3, 317-322.

    BRAVO-OVIEDO A., MONTERO G., 2005. Site index inrelation to edaphic variables in stone pine (Pinus pinea)stands in soputh west Spain. Ann. For. Sci. 62, 61-72.

    BRESHEARS D.D., NYHAN J.W., HEIL C.E., WILCOXB.P., 1998. Effects of woody plants on microclimate in asemiarid woodland: Soil temperature and evaporation incanopy and intercanopy patches. International Journal ofPlant Sciences 159, 1010-1017.

    BURDETT A.N., 1990. Physiological processes in plantationestablishment and the development of specifications forforest planting stock. Canadian Jounal of Forest Research,20, 415-427.

    CARRERAS EGAA C., SNCHEZ HOYOS J., 2001. Re-sultados de ensayos de repoblacin con especies de mato-rral en Vlez-Rubio (Almera). III Congreso Forestal Na-cional. Tomo 3, 626-632.

    CASTEJN M.A., SNCHEZ F., ELENA R., 1998.SIGREFOR Sistema de Informacin Geogrfica para laReforestacin. Fundacin del Conde del Valle de Salazar.

    CASTELL C., CASTELL J.I., 1996. Metodologa y resul-tados de la siembra area efectuada en el Parque Naturaldel Garraf. Montes 46, 51-57.

    CASTILLO V., QUEREJETA J., ALBADALEJO J., 2001.Disponibilidad hdrica en repoblaciones de Pinus halepen-sis Mill. en medios semiridos: efectos de los mtodos depreparacin del suelo. III Congreso Forestal Espaol.Mesa 3, 94-99.

    CORTINA J., 2005 (Coord.). Grupo de discusin de calidadde planta. Red Virepa. Documento no publicado.

    COSTELO L., PETERS A., GIUSTI G., 1996. An evaluationof tree shelter effects on plant survival and growth in aMediterranean climate. Journal of Arboriculture 22 (1),1-9.

    COTTA H., 1816. En HERBELLA E., 1912. Traduccin deEl prlogo de la Selvicultura de Cotta [Anweisung zumWaldbau (Consejos de Selvicultura)]. Revista de Montes.Ao XXXVI, pg. 317-320. Asociacin de Ingenieros deMontes. Madrid.

    DOMNGUEZ-LERENA S., PEUELA RUBIRA J.L,HERRERO SIERRA N., NICOLAS PERAGON J.L.,COSTA J.C., RODRGUEZ A., SNCHEZ M., 2000.Siembras directas en zonas degradadas de Andaluca. Jun-ta de Andaluca. Consejera de Medio Ambiente.

    ELENA ROSSELL R., 1997. Clasificacin Biogeoclimti-ca Territorial de Espaa Peninsular y Balear. Ministerio deAgricultura, Pesca y Alimentacin. Madrid.

    FERNNDEZ-CAVADA S., COSCULLUELA J., SOPEAJ.M., ZARAGOZA C., 1995. Primeros resultados de unensayo de herbicidas en vivero de Pinus halepensis y P. pi-naster. Actas Congreso Sociedad Espaola de Malherbo-loga. Huesca. Pp. 297-301.

    FUENTES D., VALDECANTOS A., VALLEJO V.R., 2004.Plantacin de Pinus halepensis Mill. y Quercus ilex Subs.ballota (Desf.) Samp. en condiciones mediterrneas secasutilizando micro cuencas. Cuadernos de la SECF, 17,157-163.

    GANDULLO J.M., SNCHEZ PALOMARES O., 1994.Estaciones ecolgicas de los pinares espaoles. ColeccinTcnica. ICONA. Madrid.

    GANDULLO J.M., SERRADA R., 1977. Mapa de producti-vidad potencial forestal de la Espaa Peninsular. INIA.Mon. nm. 16. Madrid.

    GANDULLO J.M., SERRADA R., 1993. Problemtica delos suelos agrcolas de cara a su reforestacin. Tcnicas depreparacin del suelo. Revista Montes. n. 33, 3. trimestre

    Calidad de las repoblaciones forestales 479

  • de 1993. pg. 122 a 127. Asociacin de Ingenieros deMontes. Madrid.

    GARCA DEL BARRIO J.M. [coordinador]. 2001. Regionesde identificacin y utilizacin de material forestal de re-produccin. Organismo Autnomo Parques Nacionales.Madrid.

    GARCA SALMERN J., 1980. Los diagramas bioclimti-cos y su utilizacin forestal. Rev. Fret mditerranenne.t. I, n. 2, 1980. Paris.

    GMEZ V., ELENA-ROSSEL R., 1997. Investigacin delas marras causadas por factores ecolgicos de naturalezameteorolgica. Cuadernos de la SECF 4, 13-25.

    GROSSNICKLE S.C., 2000. Ecophysiology of northernspruce species. The performance of planted seedlings.NCR Research Press, Ottawa, Notario, Canada, 409 pp.

    GUPTA G.N., 1991. Effects of mulching and fertilizer appli-cation on initial development of some tree species. For.Ecol. Manage. 44, 211-221.

    HAASE D.L., ROSE R., 1993. Soil moisture stress inducestransplant shock in stored and unstored 2 + 0 Douglas-Firseedlings of varying root volumes. Forest Science, 39(2),275-294.

    HAYWOOD J.D., 1999. Durability of selected mulches, theirability to control weeds, and influence growth of loblollypine seedlings. New Forests, 18, 263-277.

    JIMNEZ M., CABEZUELO P., 1995. Evaluacin de la fito-toxicidad de herbicidas sobre plantones de Quercus rotun-difolia Lam. (Encina). Actas Congreso 1995 de la Socie-dad Espaola de Malherbologa. Huesca. Pp. 225-228.

    JIMNEZ M., SAAVEDRA M., 1999. Selectividad de herbi-cidas en nuevas plantaciones de Quercus ilex y Pinus ha-lepensis. Actas Congreso Sociedad Espaola de Malher-bologa. Logroo. Pp. 347-352.

    JORDANA R., 1896. Estadstica de las siembras y plantacio-nes verificadas en montes pblicos y cabeceras de cuencashidrolgicas desde la publicacin de la ley de 11 de juliode 1877 hasta el ao forestal de 1894-95. Ministerio deFomento. Imprenta R. Rojas. Madrid.

    JUNTA DE CASTILLA Y LEN, 1993. Programa regionalde forestacin en tierras agrarias y mejora de los bosquesen zonas rurales. Cuadernos de zona. Consejera de MedioAmbiente y Ordenacin del Territorio. Valladolid.

    KJELGREN R., RUPP L., 1997. Establishment in tree shel-ters I: shelters reduce growth, water use, and hardiness,but not drought avoidance. HortScience 32(7), 1281-1283.

    LAVANDER D.P., 1988. Characterization and manipulationof the physiological quality of planting stock. En Procee-ding 10th North American Forest Biology WorkshopPhysiology and Genetics of Restoration. WORRAL J.,LOO-DINKINS J., LESTER D. (Eds.). University of Bri-tish Columbia Press, Vancouver, Canada, pp. 32-57.

    LPEZ-CADENAS DE LLANO F. (coordinador), 2003. Laingeniera en los procesos de desertificacin.1045 pp.Mundi-Prensa y Grupo Tragsa. Madrid.

    MAESTRE F.T., CORTINA J., BAUTISTA S., BELLOT J.,VALLEJO V.R., 2003 a. Small-scale environmental hete-rogeneity and spatial-temporal dynamics of seedling esta-

    blishment in a semiarid degraded ecosystem. Ecosystems6, 630-643.

    MAESTRE F. T., CORTINA J., BAUTISTA S., BELLOT J.,2003 b. Does Pinus halepensis facilitate the establishmentof shrubs under semi-arid climate? Forest Ecology andManagement 176: 147-160.

    MARGOLIS H.A., BRAND D.G., 1990. An ecophysiologi-cal basis for understanding plantation establishment. Ca-nadian Journal of Forest Research, 20, 375-390.

    MATTSSON A., 1997. Predicting field performance usingseedling quality assessment. New Forests, 13, 227-252.

    MARTNEZ DE AZAGRA A., 1996. Diseo de sistemas derecoleccin de agua para la repoblacin forestal. Mun-di-Prensa.

    McKAY H.M., 1996. A review of the effect of stresses bet-ween lifting and planting on nursery stock quality and per-formance. New Forests 13, 363-393.

    MEXAL J.G., LANDIS T.D., 1990. Target seedling con-cepts: height and diameter. En Proceedings meeting of theWestern Forest Nursery Association Target Seedling Sym-posium. Roserburg Oregon USDA Tech. Rep. RM 200,Fort Collins, Colorado pp. 17-36.

    MONTERO DE BURGOS J.L., GONZLEZ REBOLLARJ.L., 1974. Diagramas bioclimticos. ICONA. Madrid.

    NAVARRO R.M., MARTINEZ A., 1996. Las marras produ-cidas por ausencia de cuidados culturales. Cuadernos de laS.E.C.F. 4, 43-57.

    NAVARRO R.M., MARTNEZ A., 1995. Comarcalizacinde Andaluca para la eleccin de especie en la forestacinde explotaciones agrcolas. Consejera de Agricultura yPesca. Junta de Andaluca.

    NAVARRO R.M., PEMAN J., 1997a. Apuntes de viveros fo-restales. Universidad de Crdoba.

    NAVARRO R.M., SAVEEDRA M., 1997b. El laboreo deconservacin en la forestacin de tierras agrarias. En: Gar-ca Torres L. y Gonzlez Fernndez P. (Eds.). Agriculturade Conservacin. Fundamentos agronmicos, medioam-bientales y econmicos. Proyecto Life. AELC/SV.327-346 pp.

    NAVARRO CERRILLO R.M., SENRA F., 1999. Aplicacinde un sistema de informacin geogrfica para el apeo deestaciones forestales en el monte de suerte Lentisco (Cr-doba). Montes 56, 13-22.

    NAVARRO R.M., OLIET J., CONTRERAS O., 2001 a. Eluso de tubos protectores con cuatro especies forestales enAndaluca occidental: estudio microclimtico. III Congre-so Forestal Nacional, Granada. Tomo III, 839-845.

    NAVARRO R.M., OLIET J., CONTRERAS O., 2001 b. Eluso de tubos protectores con cuatro especies forestales enAndaluca occidental: supervivencia y crecimiento. IIICongreso Forestal Nacional, Granada. Tomo III: 916-922.

    NAVARRO R. M., PALACIOS G., 2004. Efecto de la calidadde planta, el procedimiento de preparacin y la fecha deplantacin en la supervivencia de una repoblacin de Pi-nus pinea L. Cuadernos de la SECF, 17, 199-204.

    NAVARRO R.M., FRAGERO B., CEACEROS C., DELCAMPO A., DE PRADO R., 2005 a. Establishment ofQuercus ilex L. subsp. ballota [Desf.] Samp. using diffe-

    480 R. Serrada Hierro et al. / Invest Agrar: Sist Recur For (2005) 14(3), 462-481

  • rent weed control strategies in Southern Spain. EcologicalEngineering (en prensa).

    NAVARRO R.M., FRAGERO B., DE PRADO R., DIAZ J.L.GUZMAN R., 2005 b. Tcnicas de conservacin del sueloen forestacin de terrenos agrcolas. En Fernndez, p.;Gonzlez, E., Martnez, A., Navarro, R.M. (Eds.) Mante-nimiento y conservacin del suelo en forestaciones agra-rias. Asociacin Espaola de Agricultura de Conserva-cin-Consejera de Agricultura y Pesca. Junta deAndaluca. 41-74 pp.

    NICOLS J.L., DOMINGUEZ LERENA S., HERRERO N.,VILLAR P., 1997. Plantacin y siembra de Quercus ilexL.: efectos de la preparacin del terreno y de la utilizacinde protectores en la supervivencia de las plantas. Actas IICongreso Forestal Espaol. Mesa 3, 449-454.

    OLIET J., PLANELLES R., LPEZ M., ARTERO F.,GONZLEZ M., 1997. Influencia de los sistemas de pro-teccin en la humedad del suelo y en la respuesta en plan-tacin de pino carrasco en el semirido almeriense. IICongreso Forestal Nacional, Tomo III, 467-472.

    OLIET J., PLANELLES R., LPEZ M., ARTERO F., 2000.Efecto de la fertilizacin en vivero y del uso de protectoresdurante seis aos en una repoblacin de Pinus halepensis.Cuadernos de la SECF 10, 69-78.

    ORTEGA J.C., PEUELAS J., MONTERO G., GAR-CA-BAUDIN J.M., 1999. Respuesta de Pinus halepen-sis, Pinus nigra, Pinus pinaster y Pinus pinea, a herbici-das: resultados preliminares. Montes 53, 83-87.

    PEMAN J., NAVARRO R.M., 1998. Repoblaciones Foresta-les. Universidad de Lleida-Universidad de Crdoba.

    PEMAN J., VOLTAS J., GIL E., 2005. Morphological andfunctional variability in the root system of Quercus ilex L.subject to root confinement: consequences for afforesta-tion. Annals of Forest Science (en revisin).

    PEUELAS J.L., OCAA L., 1996. El cultivo de planta encontenedor. Mundi-Prensa. Madrid.

    PEUELAS J., OCAA L., DOMNGUEZ S., RENILLESI., 1997. Experiencias sobre el control de la competenciaherbcea en repoblaciones en terrenos agrcolas abando-nados. Resultados de tres aos de campo. Cuadernos de laSECF 4, 113-118.

    POTTER M.J., 1991. Treeshelters. Forestry CommissionHandbook n. 7. M.S.O. London.

    PURTOLAS J., GIL L., PARDOS J.A., 2003. Effects of nu-tritional status and seedling size on field performance ofPinus halepensis planted on former arable land in the Me-diterranean basin. Forestry 76, 159-168.

    PUTTONEN P., 1997. Looking for the silver bullet- canone test do it all? New Forests, 13, 9-27.

    QUEREJETA J., ROLDN A., ALBALADEJO J., CAS-TILLO V., 2001. Soil water availability improved by sitepreparation in a Pinus halepensis afforestation under semia-rid climate. Forest Ecology and Management 149, 115-128.

    ROYO A., GIL L., PARDOS J.A., 2000. Efecto de la fechade plantacin sobre la supervivencia y el crecimiento delpino carrasco. Cuad. Soc. Esp. Cien. For. 10, 57-62.

    RUIZ DE LA TORRE J., 1981. Vegetacin Natural. En: Ra-mos Figueras JL. (Direccin), Tratado del Medio Natural.

    Universidad Politcnica de Madrid con la colaboracindel CEOTMA, INIA, ICONA. Madrid.

    RUIZ DE LA TORRE J., 1990. Mapa Forestal de Espaa.Memoria General. ICONA. Ministerio de Agricultura,Pesca y Alimentacin. Madrid.

    SNCHEZ J., ORTEGA R., MERVS M., PADILLA F.M.,PUIGNAIRE F.I., 2004. El micro riego, una tcnica derestauracin de la cubierta vegetal para ambientes semiri-dos. Cuadernos de la SECF, 17, 109-112.

    SNCHEZ PALOMARES O., RUBIO A., BLANCO A.,2004. Definicin y cartografa de las reas potenciales fi-siogrfico-climticas de hayedo en Espaa. Invest. Agrar:Sist Recur For. Fuera de Serie, 13-62.

    SERRADA R., 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales.Fundacin Conde Valle de Salazar. Escuela Universitariade Ingeniera Tcnica Forestal. Madrid.

    SERRADA R., 2004. Apuntes de Selvicultura. Servicio dePublicaciones. Escuela Universitaria de Ingeniera Tcni-ca Forestal. Madrid.

    SERRADA R., MINTEGUI J.A., ROBREDO J.C., GARCAJ.L., GMEZ V., ZAZO J., NAVARRO R., 1997. Forma-cin de escorrentas con lluvias torrenciales simuladas, enparcelas con diferentes cubiertas vegetales y distintas pre-paraciones del suelo para las repoblaciones forestales.Actas del II Congreso Forestal Espaol, Mesa 2, 605-610.Sociedad Espaola de Ciencias Forestales. Pamplona.

    SEV J.P., VALDECANTOS A., CORTINA J., VALLEJOV.R., 2004. Diferentes tcnicas de introduccin de Quer-cus ilex ballota en zonas degradadas de la Comunidad Va-lenciana. Cuadernos de la SECF, 17, 233-239.

    SOUTH D.B., 2000. Planting morphologically improvedpine seedlings to increase survival and growth. Forestryand Wildlife Research Series N. 1. Alabama AgriculturalExperiment Station. Auburn University, Alabama. 12pp.

    SOUTH D.B., ROSE R.W., MCNABB K.L., 2001. Nurseryand site preparation interaction research in the United Sta-tes. New Forests 22, 43-58.

    STJERNBERG E.I., 1997. Mechanical shock during trans-portation: effects on seedling performance. New Forests13, 401-420.

    TABBUSH P.M., 1987. Effect of desiccation and water statuson forest performance of bare rooted Sitka spruce andDouglas-fir transplants. Forestry 60, 31-43.

    TONGWAY D. J., CORTINA J., MAESTRE F. T., 2004. He-terogeneidad espacial y gestin de medios semiridos.Ecosistemas 2004/1 (URL: http//www.aeet.org/ecosiste-mas/041/revision5.htm).

    VILLAR SALVADOR P., 2003. Importancia de la calidad dela planta en los proyectos de revegetacin. En: Restaura-cin de Ecosistemas en Ambientes Mediterrneos.Rey-Benayas J.M., Espigares Pinilla T., Nicolau IbarraJ.M. (editores), Universidad de Alcal /Asociacin Espa-ola de Ecologa Terrestre. pp. 65-86.

    VIVAR J.A., FERNNDEZ YUSTE A., ROLDN M.,1994. Efectos sobre la infiltracin de las labores de prepa-racin del suelo para la repoblacin. Geomorfologa enEspaa. Eds.: Arnaz et al. Logroo. pp. 173-185.

    Calidad de las repoblaciones forestales 481