agricultura de las américas: innovar o fracasar l · en síntesis, la crisis de múltiples caras...

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AMÉRICAS 53 L os ministros de agricultura de las Américas, reunidos en San José de Costa Rica, acaban de confirmar su compromiso con la innovación para hacer frente a los enormes desafíos que hoy ocupan y preocupan al mundo entero, como la seguridad alimentaria y el cambio climático, pero también para lograr objeti- vos de desarrollo como lo es una agricultu- ra competitiva, sostenible e inclusiva en nuestras naciones. El lema: «Sembrando innovación para cosechar prosperidad» cobijó el Encuentro de Ministros de Agricultura de las Américas 2011, que organizamos conjunta- mente con el gobierno de Costa Rica, a tra- vés de su Ministerio de Agricultura y Ganadería y con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores. ¿Por qué elegimos el tema de la innova- ción? Lo cierto es que tenemos un manda- to emanado de nuestros propios Estados miembros. En el Plan Estratégico 2010–2020 del IICA se establece la obliga- ción de promover la innovación en la agri- cultura para que ésta sea más competitiva y sostenible, así como para lograr la exten- sión de los beneficios a un mayor número de personas. La innovación: una fuerza impulsora Entendemos por innovación, el desarrollo y puesta en práctica de nuevas ideas para mejorar la producción, la productividad y la sostenibilidad ambiental, económica y social de la agricultura. Vivimos la Era de la Innovación. La velo- cidad de los cambios tecnológicos y su casi inmediata aplicación son hoy cotidianas; tanto que mantenerse al día constituye un reto no solo para los especialistas sino para el ser humano común, que ha incorporado muchas de ellas a su diario vivir, sobre todo las tecnologías de la información y la comunicación. Agricultura de las Américas: innovar o fracasar por Víctor M. Villalobos Fotografías cortesía de IICA

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Page 1: Agricultura de las Américas: innovar o fracasar L · En síntesis, la crisis de múltiples caras que vive hoy la humanidad ha creado para la agricultura un nuevo escenario y una

AMÉRICAS 53

Los ministros de agricultura de lasAméricas, reunidos en San José deCosta Rica, acaban de confirmar sucompromiso con la innovación para

hacer frente a los enormes desafíos quehoy ocupan y preocupan al mundo entero,como la seguridad alimentaria y el cambioclimático, pero también para lograr objeti-vos de desarrollo como lo es una agricultu-ra competitiva, sostenible e inclusiva ennuestras naciones.El lema: «Sembrando innovación para

cosechar prosperidad» cobijó el Encuentrode Ministros de Agricultura de lasAméricas 2011, que organizamos conjunta-mente con el gobierno de Costa Rica, a tra-vés de su Ministerio de Agricultura yGanadería y con el apoyo del Ministerio deRelaciones Exteriores.¿Por qué elegimos el tema de la innova-

ción? Lo cierto es que tenemos un manda-to emanado de nuestros propios Estadosmiembros. En el Plan Estratégico2010–2020 del IICA se establece la obliga-ción de promover la innovación en la agri-

cultura para que ésta sea más competitivay sostenible, así como para lograr la exten-sión de los beneficios a un mayor númerode personas.

La innovación: una fuerza

impulsora

Entendemos por innovación, el desarrolloy puesta en práctica de nuevas ideas paramejorar la producción, la productividad yla sostenibilidad ambiental, económica ysocial de la agricultura.Vivimos la Era de la Innovación. La velo-

cidad de los cambios tecnológicos y su casiinmediata aplicación son hoy cotidianas;tanto que mantenerse al día constituye unreto no solo para los especialistas sino parael ser humano común, que ha incorporadomuchas de ellas a su diario vivir, sobretodo las tecnologías de la información y lacomunicación.

Agricultura

de las Américas:

innovar o fracasarpor Víctor M. VillalobosFotografías cortesía de IICA

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Incluso más importante: la innovaciónestá asociada al cambio, a la creación y lagestión de oportunidades, porque, al serun proceso transformador, amplía la fron-tera de posibilidades de un país, un sectorproductivo, una empresa o una comuni-dad. En este caso, el agrícola.Si coincidimos en que la innovación es la

fuerza que impulsa el crecimiento de lospaíses en el largo plazo, tendremos queemprender el fortalecimiento de los mar-cos institucionales para su promoción; par-ticularmente de los sistemas sectoriales ynacionales de innovación, pues es a travésde ellos que desarrolla mejor su potencialde transformación.Las políticas públicas y el esfuerzo que

cada país despliegue en este tema son lasque le ubicarán con mayor posibilidad deéxito en el mundo globalizado y competiti-vo de hoy. Y estos esfuerzos pueden serapuntalados por la cooperación técnicainternacional que, además, hace posible lacreación de sistemas regionales y hemisfé-ricos de innovación.Estos sistemas de innovación son, por

un lado, el conjunto de actores e interac-ciones y, por el otro, las normas y las polí-ticas para su apoyo; y para hacerlos funcio-nar se precisa la canalización de recursos,mediante la inversión pública y la privada.Estamos convencidos de que la innova-

ción es fundamental para el logro de unaagricultura competitiva, inclusiva y soste-nible; para satisfacer las presentes y nue-vas exigencias de los distintos grupos de lasociedad; para encontrar nuevas formas deproducir que sean socialmente incluyentesy ambientalmente sostenibles; para benefi-ciarse de los mercados globales y fortale-cer los de carácter local; para garantizar laseguridad alimentaria de todas la personas;para atenuar la contribución de la agricul-tura al calentamiento global y para adap-tarla a las nuevas condiciones climáticas.Las revoluciones tecnológicas están

cambiando la forma de «hacer» agricultu-

ra, de promover la modernización sectorialy de medir el desempeño agropecuario. Laagricultura requiere una nueva revolucióntecnológica y organizacional basada en unparadigma tecnológico innovador.Si la frontera de bienestar de los países

se desplaza en función de su capacidadpara innovar, tendríamos que decir que lasagriculturas de la región son parte de esteproceso en grados muy distintos. Por ello,el IICA puede tener un papel fundamentalpara desencadenar y/o fortalecer procesosde innovación. Nuestro instituto es el mejor aliado de

sus países miembros en el desarrollo agrí-cola y rural con una visión innovadora;tiene un enorme potencial porque poseeagilidad y flexibilidad para responder deforma eficaz y pertinente a la demanda de apoyo por parte de sus Estados miem-bros y cuenta con una infraestructura pri-vilegiada para difundir los resultados eninnovación.La generación de bienes públicos que

puedan ser aprovechados por diferentespaíses, de acuerdo con sus necesidades, esmás fácil a través de organismos guberna-mentales multilaterales como el IICA; por-que además tienen la virtud de lograr unadifusión amplia de resultados, gracias a laacción conjunta, y donde los países conmayores recursos pueden apoyar losesfuerzos de innovación de países conrecursos limitados.

La hora de la agricultura

Desde mi cargo como Director General delInstituto Interamericano de Cooperaciónpara la Agricultura vengo insistiendo endiferentes foros, y en las visitas que realizoa nuestros países miembros, en que éste esel momento de la agricultura. Ésta es lahora de la agricultura y mal haríamos en noaprovechar la crisis para transformarla enoportunidad.

A partir de 2008, que fue sin duda unaño de quiebre, los líderes del mundo vol-caron de nuevo sus ojos hacia el sector,luego de décadas en que la agricultura setornó si no en un sector invisible, sí en unomuy desdibujado en las prioridades de lasagendas nacionales de desarrollo. Hace tres años los precios de los alimen-

tos llegaron a niveles insospechados, y elalza y la volatilidad en los precios siguenafectándonos y perjudicando sobre todo aquienes dedican la mayor parte de suingreso a la compra de alimentos: los máspobres y vulnerables. Añadamos a eso elcrecimiento demográfico: dentro de menosde cuarenta años nuestro planeta estaráhabitado por más de 9.000 millones deseres humanos, cuya alimentación debeempezar a «sembrarse» hoy, pues paraentonces habrá que producir entre 50 y 70por ciento más que lo que producimosactualmente.Junto con el desafío alimentario, el

mundo enfrenta otros retos: el abasteci-miento energético, la inestabilidad finan-ciera, la seguridad y la conservaciónambiental, para mencionar solo algunos delos más apremiantes. Estoy convencido de que la agricultura de las Américas tiene una contribución en la búsqueda desoluciones:• Si bien en algunos países la frontera

agrícola está agotada, en nuestro hemisfe-rio aún hay tierras disponibles y mediantela innovación se puede aumentar la eficien-cia de los cultivos.• La innovación en la agricultura

puede llevar al procesamiento de cultivosorientados a la generación de energía, enforma limpia y sostenible, sin que estoscultivos compitan con los dedicados a laalimentación.• La agricultura es sensible a la espe-

culación financiera, sobre todo en términosde precios de los alimentos básicos y losinsumos agropecuarios. Ante esto, serequieren mercados más sólidos y conmayor disponibilidad de información, asícomo políticas e instituciones agrícolasmodernas.• El impulso a la creación de agrone-

gocios y al fortalecimiento de cadenas pro-ductivas, así como la vinculación de jóve-nes en la agricultura apoyándose en lainnovación, puede contribuir a generarmás opciones de empleo que permitansalir de la pobreza y reducir las migracio-nes internas y externas.• La agricultura es una de las activida-

des económicas que más cantidad de gasesde efecto invernadero emite, pero tambiénes un medio idóneo para aplicar metodolo-gías y mejoras tecnológicas que permitan

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reducir dichas emisiones y aprovechar sos-teniblemente los recursos. Éstas son medi-das de mitigación y adaptación que no solobeneficiarán al sector agrícola, sino almundo.

Nuevas voces a favor de la

agricultura

Durante años, los líderes de la agriculturade nuestro hemisferio han reclamadomayor atención (mayor inversión, para sersinceros) para nuestro sector. Siento queesa atención se está logrando pero urgeque se traduzca, precisamente, en mayoresinversiones.La crisis que arrancó en 2008 desenca-

denó una serie de reuniones del más altonivel político para atender el tema alimen-tario: en julio de 2009 en la ciudad italianade L’Aquila, con un importante grupo depaíses —incluido el G20— y varias organi-zaciones internacionales; en Roma, conJefes de Estado y de Gobierno la CumbreMundial sobre Seguridad Alimentaria; y enParís, en junio de 2011, la cita de los minis-tros de agricultura del G20.

Pero además de esos significativosencuentros —en los que, entre otrosaspectos, se recomienda aumentar lainvestigación para la innovación agrícola—se destacan los realizados por los ministrosde finanzas y presidentes de bancos cen-trales del G20, uno en Washington en abril,y otro en París en junio, ambas en 2011.Ellos, que deciden sobre la economía delas naciones más poderosas, luego de reco-nocer que la seguridad alimentaria es críti-ca para la comunidad internacional, subra-yan la necesidad de inversión de largoplazo en la agricultura de los países endesarrollo. ¡Enhorabuena!Y desde el sector privado ha surgido otra

poderosa voz a favor de la agricultura y delpapel que cumple como sector estratégicode la economía y para el desarrollo. ¡BillGates, uno de los hombres más influyentesdel mundo y que forjó su capital en la inno-vación y el desarrollo tecnológico, recono-ce que la inversión en agricultura es dos acuatro veces más efectiva para reducir lapobreza y el hambre que invertir en cual-quier otro sector!La Estrategia para el Desarrollo Agrícola

iniciada en agosto de este año por laFundación Bill y Melinda Gates y cuyameta es reducir el hambre y la pobreza de

millones de familias pobres del África alsur del Sahara y el sur de Asia, tiene enfo-ques que quizá no distan tanto de las queexisten o debieran existir en los países deAmérica Latina y el Caribe. Para ayudar alas familias pobres en el marco de estaestrategia, los Gates deciden enfocar susinversiones en tres áreas estratégicas:investigación y desarrollo, políticas agríco-las y acceso a mercados. Evidentemente y teniendo en cuenta las urgencias de nuestras naciones, coincidimos con esasprioridades.En síntesis, la crisis de múltiples caras

que vive hoy la humanidad ha creado parala agricultura un nuevo escenario y unanueva oportunidad. Aprovechémoslo yatendamos el clamor de los ministros deagricultura de las Américas ante los Jefesde Estado y de Gobierno, las institucionesinternacionales de financiamiento y decooperación, las instituciones públicas y elsector privado, de incrementar la inversióny el financiamiento de los sistemas deinnovación para la agricultura de manerarobusta y sostenida. 1

Víctor M. Villalobos es Director Generaldel Instituto Interamericano deCooperación para la Agricultura (IICA).

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