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AGNOTOLOGÍA: SOCIOLOGÍA DE LOS CAMPOS DE IGNORANCIA Y DE LOS SUJE- TOS DE SU PRODUCCIÓN SOCIAL Agustín Galán Machío [email protected] Resumen: La ignorancia tiene un carácter profundamente subjetivo y complejo. Ello lleva a Smithson a re- alizar una definición "referencial" de la misma, que nos servirá para una metodología en el estudio empírico de los objetos y los sujetos de la ignorancia basada en lo que denominamos “triángulo de la ignorancia”. Toda ignorancia tiene un sujeto que la observa en sí mismo o en otros, un sujeto que la padece y un tercero que la produce. Tiene también un contenido informativo tanto desde el punto de vista de quien observa su carencia y define la existencia de una ignorancia concreta al respecto (un campo de ignorancia) como desde el punto de vista de quienes padecen de manera consciente o incon- sciente la ausencia de ese contenido informativo. Ignorar significa «no saber algo determinado», determinar un “campo de ignorancia”. Teniendo en cuenta estos conceptos se propone una metodología para el estudio de la producción social de la ignorancia que incluye el estudio de las relaciones entre tres sujetos (ignorante, obser- vante y productor) y se delimitan sus posibles objetos (campos de ignorancia y contenidos informa- tivos) así como su posible aplicación a las acciones sociales productoras de ignorancia ( el olvido, la perdida, el prejuicio cultural, la incompetencia o negligencia, la privacidad, la manipulación, la censura ,el secreto, el uso del tabú) . Palabras clave: Agnotología, Ignorancia, Incertidumbre, Confianza, Comunicación 1

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AGNOTOLOGÍA: SOCIOLOGÍA DE LOS CAMPOS DE IGNORANCIA Y DE LOS SUJE-TOS DE SU PRODUCCIÓN SOCIAL

Agustín Galán Machío

[email protected]

Resumen:

La ignorancia tiene un carácter profundamente subjetivo y complejo. Ello lleva a Smithson a re-

alizar una definición "referencial" de la misma, que nos servirá para una metodología en el estudio

empírico de los objetos y los sujetos de la ignorancia basada en lo que denominamos “triángulo de

la ignorancia”.

Toda ignorancia tiene un sujeto que la observa en sí mismo o en otros, un sujeto que la padece y un

tercero que la produce. Tiene también un contenido informativo tanto desde el punto de vista de

quien observa su carencia y define la existencia de una ignorancia concreta al respecto (un campo

de ignorancia) como desde el punto de vista de quienes padecen de manera consciente o incon-

sciente la ausencia de ese contenido informativo. Ignorar significa «no saber algo determinado»,

determinar un “campo de ignorancia”.

Teniendo en cuenta estos conceptos se propone una metodología para el estudio de la producción

social de la ignorancia que incluye el estudio de las relaciones entre tres sujetos (ignorante, obser-

vante y productor) y se delimitan sus posibles objetos (campos de ignorancia y contenidos informa-

tivos) así como su posible aplicación a las acciones sociales productoras de ignorancia ( el olvido,

la perdida, el prejuicio cultural, la incompetencia o negligencia, la privacidad, la manipulación, la

censura ,el secreto, el uso del tabú)

.

Palabras clave: Agnotología, Ignorancia, Incertidumbre, Confianza, Comunicación

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Agnotología

Smithson, Proctor y otros sociólogos y psicólogos sociales se han preguntado qué es lo que una

sociología de la ignorancia requeriría y qué ideas podrían obtenerse de tal disciplina. La soci-

ología del conocimiento se basa en que todo lo que pasa por conocimiento es una construcción

negociada socialmente, una realidad inter-subjetiva que como la ignorancia admite ser estudiada

desde una multiplicidad de disciplinas complementarias. ¿Podría, no obstante, estudiarse el

comportamiento social relacionado con la ignorancia desde una única perspectiva? Existe una

relación y un ámbito para la colaboración interdisciplinaria, pero el estudio de la ignorancia y la

indeterminación en las conductas humanas requiere enfoques propios. Se hace necesario más

bien un enfoque interdisciplinario que multidisciplinario, relacionado con los esfuerzos de los

matemáticos, los científicos cognitivos, los ingenieros, los psicólogos, los sociólogos y el resto

de profesionales en los campos pertinentes; pero estos diálogos entre las diferentes perspectivas

normativas y descriptivas sobre la ignorancia no pueden tener éxito sin que tal trabajo atraviese

sus fronteras, pues “la especialización, después de todo, es una forma de ignorancia sistemática”

(Smithson, 1989, pág. 307).

En matemáticas y en física la teoría de probabilidades y la incertidumbre ocupan un lugar pri-

mordial; el estudio de la ignorancia es fundamental también en el psicoanálisis de la personali-

dad y de la propia sociedad, pues el conflicto ya sea entre las pulsiones y el ego (y/o el súper-

ego) ,como sucede en la teoría freudiana ,o a causa de la incongruencia de nuestra experiencia

con el concepto que tenemos de nosotros mismos constituye una importante fuente de ansiedad

(Smithson, 1989, pág. 154). En las dos últimas décadas se ha producido un aumento en la con-

ciencia pública de la incertidumbre y de los métodos para hacerle frente y se han desarrollado

estudios de psicología de la evaluación y de la decisión bajo entornos de incertidumbre y de ig-

norancia. Al mismo tiempo, los expertos en matemáticas aplicadas, los científicos, los inge-

nieros y los filósofos han cuestionado la teoría de probabilidades como único formalismo domi-

nante para el análisis de la incertidumbre. Smithson (1989, págs. 92-93)subraya que la teoría de

probabilidades sólo se ocupa de ciertos tipos de incertidumbre, dejando a un lado la vaguedad,

la ambigüedad, la ausencia de información, la distorsión o la irrelevancia. Para Smithson (2008,

pág. 237) la ignorancia es una construcción social; un componente esencial en las relaciones

sociales y en las organizaciones y tiene un carácter cultural. La gente está motivada para crear y

mantener la ignorancia, a menudo de manera sistemática, pero de formas diversas que podemos

clasificar mediante una taxonomía adecuada que acote el contenido de lo que socialmente

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podemos entender como ignorancia, pues no es propio el uso de términos como "ambigüedad",

"incertidumbre" e "ignorancia" como si fueran sinónimos.

El análisis y la gestión de la ignorancia se han convertido, en cualquier caso, en una preocupa-

ción central en las principales disciplinas de las ciencias sociales como la psicología cognitiva,

la economía, la ciencia de la administración, y la sociología de las organizaciones. Este es un

tema candente también en los nuevos campos de especialización constituidos por el estudio de

los sistemas expertos, la inteligencia artificial, o la evaluación de riesgos. Todo apunta a la

emergencia de nuevos paradigmas normativos y explicativos de la incertidumbre y de la igno-

rancia en respuesta a la creciente complejidad e incertidumbre del medio ambiente. La indeter-

minación forma hoy parte de la física cuántica más sofisticada y para la sociología el estudio de

“las ignorancias” puede ser fructífero tanto para la teoría como para la práctica.

¿Cuáles son las perspectivas de colaboración e integración de estas disciplinas?-se pregunta M.J

Smithson (2008, pág. 218). Todo conocimiento humano tiene su respectivo campo de ignorancia

y sucede lo mismo con las disciplinas que la estudian de forma que se puede producir también

una sinergia y una colaboración en cuanto a los métodos para identificar y gestionar las igno-

rancias respectivas. Smithson (2008, pág. 207) ha puesto de relieve, por ejemplo que “el mate-

rial de la psicología cognitiva, la etnología, los estudios de comunicación, y la economía del

comportamiento pueden ayudar a establecer conexiones entre la ignorancia y fenómenos rele-

vantes, tales como la atención selectiva, la negación, el olvido, la falta de comunicación, la in-

timidad y la confianza. Proctor ha subrayado que “los eruditos en el ámbito de las comunicacio-

nes tienen un largo y mantenido interés por la incomprensión y la falta de comunicación, dos

temas claramente relacionados con la ignorancia (Smithson, 2008, pág. 211).

Smithson (2008, pág. 209), distingue entre cuatro diferentes tipos de relatos que se centran en la

ignorancia. Uno es la ignorancia tal y como se encuentra en el mundo externo (los relatos cientí-

ficos de los límites de la ciencia), así como los marcos epistemológicos y religiosos que suelen

explican la ignorancia en términos exógenos (no sociales). Otro es el que se refiere a la gestión

en entornos de ignorancia que ponen un mayor énfasis en una agencia individual de los hechos

que se analizan en el nivel micro y se centra en cómo la gente conceptualiza, representa, nego-

cia, y responde a la ignorancia pero no constituye necesariamente una teoría social (gran parte

de la reciente literatura sociológica sobre el riesgo). Tanto Beck (2006) como Giddens (1990)

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afirman que un aumento de la ignorancia, indicado por la imprevisibilidad, la falta de control y

los resultados no deseados, es una importante fuerza impulsora de las sociedades modernas con-

temporáneas. "Pero sus relatos -subraya Smithson (2008, pág. 209)- descuidan las cuestiones

que deberían ser abordadas por una teoría social de la ignorancia y no nos dice qué tipo de igno-

rancia piensa la gente que ha aumentado o cómo conceptualiza las ignorancias propias y ajenas.

Tan sólo dos teorías sobre la ignorancia; una que la ve como una realidad emergente, construida

e impuesta socialmente, y otra que se ocupa de la gestión de la misma, del análisis de cómo la

gente piensa acerca de la ignorancia o la incertidumbre desde el punto de vista de las relaciones

de poder constituyen, en opinión Smithson, teorías sociales de pleno derecho sobre la ignoran-

cia. “Estos relatos tratan a la ignorancia como, al menos en parte, construida socialmente. En

algunos casos, la ignorancia es deliberadamente o intencionalmente construida, mientras que en

otros se presenta como un subproducto de un proceso social. De cualquier manera, estas pueden

ser teorías genuinamente sociales de la ignorancia” (Smithson, 2008, pág. 219). El estudio so-

ciológico de los comportamientos de los sujetos implicados es, por tanto, fundamental desde

esta perspectiva. Se trata de un intento de reflexividad que hace que nos formulemos preguntas

prescriptivas acerca de cómo la gente "debería" hacer frente a la ignorancia que no tienen por-

que limitarse a lo "racional" sino que debe abarcar también a la filosofía moral. ¿Cuándo es la

ignorancia "virtuosa" y por qué? (Smithson, 2008, pág. 219).

La ignorancia es una influencia intrínseca y fundamental en la cognición, emoción y acción hu-

manas; por ello la percepción de las ignorancias tal como se encuentran en el mundo, la doctrina

de las cosas de las que somos necesariamente ignorantes, nuestras ignorancias cosmológicas o

metafísicas, son determinantes para la configuración de las estructuras de poder y las relaciones

que se establecen en cualquier sociedad como atestigua la propia sociología de la Religión. Lo

que se ha denominado sociología de la ignorancia o Agnotología abarca estos campos difusos

de ignorancia, pero es algo más, es el estudio de los relatos acerca de cómo se construyen la ig-

norancia y la incertidumbre (impuestas y manipuladas por agentes) y de cómo las personas ob-

servan o determinan y producen las ignorancias, es decir, de cómo las personas conceptualizan

la ignorancia, piensan acerca de la misma (los relatos de la gente); se comunican respecto a ella

( transmiten a otros sus campos de ignorancia); la utilizan (conviven con su propia ignorancia o

gestionan en su interés la ajena); y ,por último, de cómo la gente "debería" hacer frente a la ig-

norancia y de cuáles podrían ser las recetas para hacerlo.

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Lo que la sociología puede aportar al estudio de la ignorancia tiene que ver con las cuatro carac-

terísticas que Smithson (2008, pág. 203) ha atribuido a la misma. A saber, 1. Que es una cons-

trucción social, (lo que no implica necesariamente relativismo ni negación de las influencias del

"mundo real"); 2. Que no es siempre algo negativo sino un componente esencial en las relacio-

nes sociales, en las organizaciones y en la cultura (la gente, a menudo de manera sistemática,

está motivada para crear y mantener la ignorancia); 3. Que no es siempre una desventaja para el

ignorante; y 4.Que no es ni marginal ni aberrante en su impacto (es una influencia intrínseca en

la cognición, emoción y acción humanas, en las relaciones sociales y en la cultura).

En cualquier caso, nos interesa retener aquí que la posmodernidad ha adoptado un enfoque dis-

tinto a la actitud negacionista de la primera modernidad al considerar que se puede vivir sin sa-

ber, que existen y debemos contemplar continuos ámbitos de ignorancia e incertidumbre tanto

en la vida social como en la vida del hombre; y nos ha mostrado que la ignorancia igual que el

conocimiento es un constructo social. “Lo que pasa por conocimiento en una cultura puede no

serlo en otra, y el ignorante de hoy bien podría ser un genio visionario del mañana” (Smithson,

1989, pág. 216). Se trata de un constructo complejo y diverso. “Hay un montón de maneras de

pensar acerca de la ignorancia- ha subrayado Proctor (2008, pág. 24)-, como tragedia, como de-

lito, como provocación, como estrategia, como estímulo, como un exceso o una privación, como

incapacitación, como mecanismo de defensa u obstrucción, como oportunidad, como garante de

la neutralidad judicial, como un mal pernicioso, como una inocencia maravillosa, como inge-

nuidad o alivio, como la mejor defensa de los débiles como la excusa común de los poderosos; y

así sucesivamente. Seguramente hay tantas maneras de pensar acerca de la ignorancia como del

conocimiento, y la sociología de todos es igualmente intrincada.”. Establecer un esquema de los

posibles sujetos, los campos de ignorancias y sus tipologías básicas, puede, por tanto, contribuir

a sistematizar los análisis sociales en este ámbito.

Smithson (1985) ha propuesto una "teoría social de la ignorancia" y con anterioridad se han

hecho propuestas para una "sociología del no saber" (Weinstein & Westein, 1978 ).Otros han

preferido hablar de una “sociología de la ignorancia” o de una "sociología del "no -conocimien-

to" (Böschen & Wehling, 2010),de nescencia como estado ignorancia absoluta (Zubiri),de cono-

cimiento negativo (Knorr-Cetina, 1981) o de ignorancia cerrada (Proops & Faber) , es decir,

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del “conocimiento de los límites del saber, de los errores en los intentos de saber, de las cosas

que interfieren con el conocimiento y de lo que la gente simplemente no quiere conocer”; pero,

sobre todo, al margen de las ciencias sociales, aunque también dentro de la propia sociología, el

término más popular parece ser el de incertidumbre. El análisis de la Incertidumbre, el riesgo y

la ignorancia van de la mano hoy en la sociología, y, sin embargo, no debemos confundirlos.

Tras la década de los sesenta del siglo XVII, en que surgió la teoría de probabilidades, actual-

mente estamos asistiendo a la mayor eclosión de obras creativas sobre la ignorancia y la incerti-

dumbre que se haya producido nunca en temas como los relacionados con las interacciones

entre las personas y las tecnologías modernas y complejas ( la economía, las tecnologías de la

energía , los procesos a gran escala , la ingeniería de sistemas, la gestión de la ciencia, la infor-

mática y la inteligencia artificial ). Detrás de este esfuerzo teórico se encuentra la emergencia de

una sociedad cuyo grado de complejidad se ha multiplicado desde la Segunda Guerra Mundial

dando lugar a la aparición de nuevos campos de especialidad como la evaluación de riesgos y la

teoría de la decisión como instrumentos para intentar hacer frente a las nuevas incertidumbres

(Smithson, 1989, pág. 3).

La ausencia de conocimiento (la ignorancia) ha sido también, con anterioridad a esta eclosión

teórica, un clásico en el pensamiento filosófico y sociológico. Ya en el kantiano atrévete a saber

(sapere aude) estaba implícita la consideración de la ignorancia como un estado del que se pue-

de salir ","un vacío que se puede llenar con conocimiento" (Ramos Torre, 2014) ,una noción de

la ignorancia o de la opacidad como simplemente carencias, adoptada después por el grueso de

la tradición sociológica (Marx y Durkheim) .Los marcos normativos y explicativos, herederos

de la Ilustración y predominantes aún en gran parte en nuestros días, no han tomado nota tam-

poco ( en la medida en que sería necesario) de que no se puede tratar la ignorancia como una

ausencia o distorsión de la "verdad", pues ello nos llevaría inmediatamente a requerir de forma

indubitable que se nos presente el marco epistemológico de un conocimiento absoluto en el que

se pretende fundamentar esta pretensión, marco del que, obviamente ,carecemos. La ignorancia

es un vacío de “contenido informativo” y no un vacío de “verdad”.

Smithson (1989, pág. viii) ha subrayado como el estilo de nuestras respuestas ante la ignorancia

parece estar cambiando desde esta óptica a una que convive con la ignorancia como una reali-

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dad con la que siempre deberemos contar. “Lo social -escribe también R. Ramos - es bifronte y,

por lo tanto, a la hora de abordarlo y explicarlo hemos de atender tanto a lo que se presenta

como conocimiento mutuo, como a las zonas de ignorancia. Una sociología que se redujera a lo

uno o a lo otro, que pusiera como dilema (conocimiento o ignorancia) lo que es sin más ambiva-

lencia (conocimiento e ignorancia), sería una sociología errónea e insuficiente". La conclusión

parece clara: “La opacidad y su correlato, la ignorancia constituyen características inerradica-

bles” (Ramos Torre, 2014). La epistemología que justifica esta posición la podemos encontrar,

entre otros, en Popper (1980) y su concepto de la verdad científica como un resultado provisio-

nal de un consenso sobre ideas que se tienen por ciertas en la medida en que no puedan ser fal-

sadas. Smithson (1989, pág. 221) ha subrayado que, de hecho, las comunidades científicas de la

posmodernidad súper-especializadas y organizadas negocian continuamente, como lo hace la

misma sociedad, los criterios para establecer lo que es válido y lo que no. Si tanto el conoci-

miento como la ignorancia son productos sociales, la conclusión es la de que su producción es

impulsada por motivaciones humanas, valores, objetivos e intereses, que pueden ser objeto de

estudio, clasificación y sistematización.

Nace así una nueva “ciencia social” el conocimiento de la ignorancia, bautizada con el término

Agnotología, una denominación acuñada por Robert Proctor gracias a una sugerencia del lin-

güista Lain Boal, a quien- a petición de este filósofo e historiador de la ciencia norteamericano-

se le ocurrió tal expresión en la primavera de 1992. El término Agnotología es una mezcla de las

palabras agnosia (no saber) y logos (razonamiento, habla o discurso) y, como reconoce el propio

Proctor (2008), es “oscuro y algo inarmónico” y —añadimos nosotros— mantiene algún paren-

tesco con el termino medieval de teología, pues se trata nuevamente de estudiar o conocer lo

que se predica como lo ignorado o lo impensable, aunque ahora no se trate del Absoluto. En su

defensa Proctor (2008, pág. 27) nos aclara precisamente que, aunque a menudo se ha tomado el

término Agnotología para significar "la doctrina de las cosas de las que somos necesariamente

ignorantes" en algún profundo sentido metafísico, su esperanza al crearlo era “la de sugerir lo

contrario, a saber, la historicidad y artificialidad del no-saber y del no- conocimiento y la fecun-

didad potencial de estudiar estas cosas”, en otras palabras, el origen, la producción, las varian-

tes, y las consecuencias de la ignorancia en una sociedad. “La idea es que una gran parte de la

atención se ha centrado en la epistemología (el estudio de cómo conocemos) y no en "cómo o

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por qué no sabemos" que es a menudo tan importante y por lo general mucho más escandaloso y

muy insuficientemente estudiado" (Proctor, 2008 b). Una cosa es no saber algo y otra muy dis-

tinta saber que no lo sabemos e indagar en las posibles causas de esa ignorancia, en cómo se ha

producido y en cuales sean sus consecuencias para la conducta del hombre y de las sociedades

en las que éste vive. Esto es así no solo en la sociología de la religión sino en escenarios racio-

nales como el de la inteligencia artificial o la física cuántica.

Para Smithson (2008, pág. 209) el principal problema con esta “nueva ciencia”, la agnotología,

es “que cualquier persona en referencia a la ignorancia no puede evitar hacer afirmaciones di-

ciendo saber algo acerca de quién es ignorante y sobre qué”. La ignorancia tiene, sin duda, este

carácter profundamente subjetivo, pues mientras no se demuestre lo contrario todos creemos

estar en la verdad. Ello lleva a Smithson a realizar la siguiente definición “referencial” de igno-

rancia: "A es ignorante desde el punto de vista de B si A no está de acuerdo con o muestra con-

ciencia de las ideas que B define como reales o potencialmente válidas. Esta definición permite

a B definir lo que quiere decir con la ignorancia. También permite la ignorancia auto-atribuida,

ya que A y B pueden ser la misma persona. Lo más importante, incorpora cualquier cosa que B

piense que A podría o debería saber (pero no lo hace) y cualquier cosa que B piense que A no

debe saber (y sabe). Las nociones de B sobre la ignorancia pueden ser tan dependientes del con-

texto y tan subjetivas como sea necesario " (Smithson, 2008, pág. 211) .

Tenemos, pues, siguiendo esta definición, que toda ignorancia tiene un sujeto que la observa en

sí mismo o en otros, un sujeto que la padece y un contenido informativo, tanto desde el punto de

vista de quien observa su carencia y define la existencia de una ignorancia concreta al respecto

(un campo de ignorancia) como desde el punto de vista de quienes padecen de manera cons-

ciente o inconsciente la ausencia de ese contenido informativo. La ignorancia es la ausencia de

conocimiento que un hombre en una sociedad afirma que otro u otros tienen sobre un determi-

nado contenido informativo. Completando el esquema de Smithson podríamos entonces hablar

de un tercer sujeto del proceso de ignorancia, aquel que la produce y la difunde (tanto si lo hace

a sabiendas como inconscientemente, igual que el que transmite un virus), pues este sujeto no

tiene porqué coincidir con el que la observa y la define en un campo determinado. En este es-

quema definimos contenido informativo como un conocimiento de la correspondencia de dos o

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más elementos de una realidad dada y de las reglas por las que se combinan los mismos de una

manera determinada (lo que Smithson denomina como algo real o potencialmente valido)

creando un significado presuntamente verdadero para un determinado sujeto. Un contenido in-

formativo define siempre un campo de ignorancia, como en la técnica del huecograbado, mar-

cando un vacío y un contorno o definición de lo que está ausente (un problema o una interroga-

ción es siempre una acotación de un campo de la realidad que se pretende conocer). Tendríamos

entonces un esquema triangular de combinaciones posibles entre campos de ignorancia y sujetos

activos o pasivos de la misma que constituye un instrumento de análisis de la producción social

de la ignorancia (ver gráficos).

Contenidos informativos, sujetos y campos de ignorancia

La finalidad de nuestro análisis debe ser -como han subrayado, entre otros, Robert N. Proctor y

M.Smithson - el de entender como las personas conceptualizan la ignorancia, se comunican re-

specto a la misma, se enfrentan con ella o la utilizan; en definitiva cómo se produce o se

mantiene la ignorancia en diversos entornos en la sociedad a través de mecanismos como la de-

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liberada o inadvertida negligencia, el secreto y la supresión, la destrucción de documentos, la

tradición incuestionable y múltiples formas inherentes (o evitables) de selectividad político cul-

tural y como hemos llegado a vivir en este tipo de sociedad de la ignorancia, por qué y qué con-

secuencias tiene esto (Proctor, 2008 b) . En el análisis de la producción social de ignorancia se

debe distinguir también entre los sujetos de la ignorancia y las características de los “campos de

ignorancia "y, siguiendo las categorías analíticas del esquema propuesto (el triángulo de la igno-

rancia), establecer una metodología para su análisis.

En todo este proceso los contenidos informativos pueden estar ausentes creando campos de igno-

rancia que se pueden organizar sistemáticamente desde el punto de vista de los sujetos quienes

pueden estar en la posición de poseer Conocimiento (saben) , Ignorancia (no saben); Meta-

conocimiento (saben que saben) , Meta-ignorancia (no saben que no saben, es decir, ignoran que

ignoran); y ,por último, Intra-conocimiento (no saben que intuitivamente saben), pero nunca Intra-

ignorancia, pues la misma es indistinguible de la meta-ignorancia. A su vez, los posibles sujetos del

proceso de producción social de estos diferentes tipos de conocimientos e ignorancias serían los que

componen el triángulo de la ignorancia, que proponemos como esquema analítico: ignorante, ob-

servante y productor de la ignorancia.

En primer lugar está el sujeto, al que, siguiendo a Smithson, llamaremos Observante (O), que ob-

serva y define la existencia de un contenido informativo y la ausencia de conocimiento sobre el

mismo, es decir, la existencia de un campo de ignorancia correlativo; y lo hace respecto a otro suje-

to, al que llamaremos Ignorante (I), que puede ser tanto el mismo como otra persona. En segundo

lugar hay un sujeto, al que llamaremos Productor (P) que es el causante de que I carezca del con-

tenido informativo definido por O. El sujeto O no tiene por qué coincidir con P. Alguien puede ob-

servar un campo de ignorancia en sí mismo o en otro sin ser responsable de su creación. El sujeto P

puede ser un cognoscente del contenido informativo cuya ausencia define el campo de ignorancia o

simplemente un ignorante consciente de la existencia de ese campo de ignorancia .P puede ser un

productor de ignorancia tanto en potenciales cognoscentes y observantes como en ignorantes. En el

gráfico se puede visualizar como las relaciones entre los sujetos de la producción de la ignorancia

pueden combinarse de forma que P, I y O coincidan en la misma persona (produzco o reproduzco

con mi actitud el campo de ignorancia que observo y que poseo como ignorante y del que por algu-

na razón no deseo salir); que se dé la coincidencia del par "I y O" (observo algo que ignoro), del par

"P y O"( produzco o reproduzco con mi actitud el campo de ignorancia que observo) y del par "P e

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I" (produzco o reproduzco con mi actitud mi propio campo de ignorancia, aquello que ignoro). En

la consideración de estas relaciones hay que tener en cuenta que el proceso de producción de igno-

rancia es de carácter psicológico (intra-individual), pero también social. Mi vecino me ve fumar y

observa que ignoro los efectos fatales de la nicotina, pero una organización como la Compañía de

tabacos se encarga de producir en mí esa ignorancia. En un proceso de ignorancia siempre hay un

marco de referencia de tipo social aunque la casuística de las relaciones entre los sujetos sociales o

institucionales de la misma puede ser muy variada, difícil de captar, y diferente de las relaciones

posibles de los sujetos individuales.

El grado de conciencia de los sujetos al actuar en el proceso de producción de una ignorancia es

muy relevante. Los sujetos P e I (productor e ignorante) pueden conocer o ignorar la ignorancia que

ellos mismos u otros padecen o producen (ser meta-ignorantes), es decir, actuar de manera con-

sciente o inconsciente; y, en el caso de que se trate de una actuación consciente, pueden hacerlo de

forma interesada (malévolamente o benévolamente) o desinteresada. También pueden conocer o

desconocer el contenido informativo, cuya ausencia crea el campo de ignorancia. Yo desconozco

qué es Dios, pero conozco el campo de ignorancia al que me estoy refiriendo al usar esa palabra, y

puedo observar la existencia de esa ignorancia tanto en mí mismo como en otros sujetos (ser un ag-

nóstico). También puede darse el conocimiento tanto del campo de ignorancia como de su correlati-

vo contenido informativo: Yo sé inglés y reconozco tanto su contenido informativo (las palabras y

las reglas del idioma) como el campo de ignorancia (la ausencia de este conocimiento) en otros su-

jetos.

El ignorante I siempre ignora y puede ser un meta-ignorante (ignorar que ignora) o un ignorante

consciente de su ignorancia, un ignorante que la observa (I y O coinciden en este caso en un mismo

sujeto). Su ignorancia puede referirse tanto al contenido informativo —las palabras y las reglas del

idioma inglés— como a un campo de ignorancia— el inglés es un idioma—.El par observante-igno-

rante pueden coincidir en una sola persona en algunos casos y en otros no. Cada uno puede observar

en sí mismo, tanto como en otros, la ausencia de un determinado contenido informativo sobre el

cual se da cuenta que no tiene ninguna información o conocimiento (se puede saber que otro no

sabe inglés tanto dominando este idioma como sin conocerlo). Un científico suele pasarse la vida

observando su propia ignorancia e ignorando las cosas que investiga y que desearía conocer. En la

meta-ignorancia (ignorar que se ignora) observante e ignorante no pueden coincidir por definición

en la misma persona. Si yo ignoro que ignoro los efectos fatales de la nicotina solo mi vecino puede

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observar en mí esa ignorancia. El Ignorante puede ser también un productor-reproductor de la igno-

rancia tanto si ésta es consciente como si se trata de meta-ignorancia (P e I coinciden en un mismo

sujeto). En ambos casos puede reproducir su ignorancia, aunque sin duda lo hará con mayor eficacia

en el segundo, del mismo modo que el poseedor de un virus que desconoce que está infectado

puede expandir más fácilmente la enfermedad. El meta-ignorante solo puede actuar de manera in-

consciente y desinteresada. El simple ignorante, en cambio, si coincide con el Observante, puede

actuar también de manera interesada (aunque sé que no sé si la nicotina es mala, hablo de ello con

los demás propagando su consumo).

El Observante (O) por definición es siempre consciente de la ignorancia que define, (no se puede

definir una ignorancia sin ser consciente del campo de ignorancia al que nos estamos refiriendo,

aunque no seamos conscientes de su contenido informativo (sea este el de los perjuicios de la

nicotina, el idioma inglés o la existencia de Dios); por eso a este sujeto le podríamos denominar

también Cognoscente-Observante. El Cognoscente-observante posee generalmente un meta-

conocimiento (sabe que tiene el conocimiento del contenido informativo o que posee un campo de

ignorancia al respecto, que puede detectar tanto en sí mismo como en otros). Aunque puede ser o no

consciente del contenido informativo de ese campo de ignorancia no puede ser nunca un meta-igno-

rante (ignorar que ignora, desconocer el "campo de ignorancia"). Mi vecino es consciente de que

tanto él como yo mismo ignoramos en profundidad las causas de los efectos fatales de la nicotina,

pero al menos no ignora como yo la existencia de ese campo de ignorancia. Mi vecino también

puede ser más listo y conocer, al contrario que yo, incluso el contenido informativo de ese campo

de ignorancia, es decir, conocer en detalle las razones por las que la nicotina es fatal para el cuerpo

humano. En el proceso de producción de ignorancia el Observante es el sujeto fundamental. Smith-

son (1989, pág. 261) señala a este respecto como el científico que es capaz de establecer una

"reivindicación de ignorancia", que convence a sus colegas de que hay un espacio para la investi-

gación y la necesidad de hacerlo y de construir nuevas teorías es aquel que precisamente puede

crear la posibilidad de nuevos conocimientos, ideas, o incluso teorías.

El Productor de una ignorancia (P) puede ser él mismo tanto un ignorante como un meta-ignorante

(reproducir la ignorancia sabiéndolo o ignorándolo).Yo puedo ignorar los efectos fatales de la

nicotina, e incluso ignorar que lo ignoro y hablar de ello con otros extendiendo el virus de la igno-

rancia sobre el carácter letal de esta droga. El productor puede ser también el sujeto que la observa

(P y O coinciden en un mismo sujeto), pero solo en el caso de la propia ignorancia no de la propia

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meta-ignorancia. Si ignoro los efectos nocivos de la nicotina, puedo extender mi ignorancia (ser un

productor), pero si incluso ignoro que existe el campo de ignorancia de los efectos nocivos de la

nicotina es imposible que pueda observarlo, detectarlo en mí mismo o en otros. Finalmente el pro-

ductor puede actuar de manera inconsciente (el fumador que produce ignorancia en otros fumadores

al transmitirle su desconocimiento de los efectos fatales de la nicotina) o consciente y deliberada-

mente (la compañía de tabacos que hace propaganda de su producto); y puede hacerlo tanto intere-

sada como desinteresadamente al definir un campo de ignorancia. En cambio el observante solo

puede actuar de manera consciente (al menos del campo de ignorancia), pues es el definidor del

mismo. En principio, el observante que dispone de un meta-conocimiento de un campo de ignoran-

cia (posee un campo de ignorancia y sabe que lo tiene), puede disponer de mayor libertad que el

simple ignorante para producir o reproducir de acuerdo con sus intereses ese campo de ignorancia

en otras personas, pero lo hará de forma menos convincente y, por esa razón, probablemente con

menor eficacia. Los ignorantes suelen retroalimentarse con su ignorancia, pero si aparece la con-

ciencia del contenido informativo y no solo del campo de ignorancia la cosa cambia, ya que si como

productor soy consciente de un contenido informativo no puedo ser ignorante para mí mismo de ese

contenido (excluyendo episodios que caen en el análisis psicológico de los estados de conciencia o

de la función del olvido) .En este caso solo puedo ser productor de ignorancia para otros sujetos que

no soy yo; y ,aún así, para hacerlo debo actuar malévolamente o benévolamente persiguiendo de-

terminados intereses de manera consciente. Mi producción de ignorancia será entonces siempre in-

teresada y malintencionada (un productor de tabaco que aconseja a alguien: "fuma que no te va a

pasar nada, los filtros eliminan las sustancias nocivas ") o bienintencionada (un doctor ante un pa-

ciente terminal de cáncer al que le queda una semana de vida y a quien dice: "fuma que no te va a

pasar nada").

En cualquiera de los casos tanto el engaño como la producción inconsciente de ignorancia, siempre

tiene que descansar en un contenido informativo previo compartido entre el ignorante y el productor

de la ignorancia como se sugiere en la siguiente paradoja expresada por Joe Penner y citada por

Smithson (1989, pág. 216) : "usted no me puede engañar, soy demasiado ignorante". Hay que tener

en cuenta además que los procesos sociales por los que se crea intencionalmente la ignorancia se

observan experimentalmente mucho más fácilmente que los que resultan de la ignorancia involun-

taria (Smithson, 1989, pág. 238).

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Finalmente hay que señalar que determinados contenidos informativos, debido a su indetermi-

nación, pueden producir ignorancia por sí mismos y crear dinámicas diferentes en la relación entre

los sujetos del proceso de producción y observación de una ignorancia. No es lo mismo el campo de

ignorancia que constituye el idioma inglés que el que determina la creencia en Dios; mientras el

primer contenido informativo tiene un contorno bastante claro, que puede caber para mis propósitos

en un disco de ordenador (la enseñanza del inglés), el segundo contenido (Dios) es indefinido como

reclama el ignosticismo. La indeterminación no se reduce, sin embargo, a los contenidos informa1 -

tivos metafísicos. Hay también contenidos más o menos indeterminados en la experiencia práctica

del mundo y en la producción social de la ignorancia. El funcionamiento del sistema financiero in-

ternacional es un campo de ignorancia complejo, pero razonablemente determinado, en cambio las

causas de un conflicto bélico o del calentamiento global del planeta pueden no serlo tanto. Todo

campo de ignorancia posee un determinado grado de determinación—indeterminación. En el análi-

El ignosticismo mantiene que antes de afirmar o negar algo sobre Dios debería definirse el mismo por sus sujetos-observantes: si 1

no me dices antes y con precisión qué es lo que tu entiendes por Dios -si no determinas su contenido informativo - yo no puedo de-cirte si conozco o no tal cosa.

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sis social de la ignorancia hay que tener en cuenta tanto esta tipología de los sujetos del proceso

como de sus objetos, los contenidos informativos y los campos de ignorancia, pero también las car-

acterísticas del mismo mediante la realización de una adecuada taxonomía .

Taxonomía de las ignorancias.

Entre las distinciones que han servido para realizar las diversas taxonomías de la ignorancia o,

como dice Proctor (2008, pág. 3), "las diversas posibles particiones de este pastel", se encuentra en

primer lugar una que opera “en un meta-nivel en lugar de describir la naturaleza de los diferentes

tipos de ignorancia en sí”. Se trata -como señala Smithson (2008, pág. 204)- de “la distinción más

popular”, “la que se da entre saber que no sabemos y no saber que no sabemos. Hay ignorancia y

meta ignorancia igual que hay conocimiento y meta-conocimiento (simplemente gente que sabe y

meta-sabios, los que saben que saben), siendo el segundo tipo de saber propio del ser humano, que,

en rigor, es el único animal que sabe que sabe. Smithson (1989, pág. 6), siguiendo la distinción rea-

lizada por Sócrates en su diálogo con Menón entre error e ignorancia diferencia entre ignorancia y

meta-ignorancia: “La persona que está en el error cree que él sabe lo que no sabe, mientras que el

ignorante es consciente de su falta de conocimiento”. Aquí utilizaremos el término meta—ignoran-

cia para referirnos únicamente a quien no sabe que no sabe (al que ignora que ignora), pero llama-

remos al no saber simplemente ignorancia, pues creer saber algo y no saberlo es estar en el error, lo

que aunque, sin duda, es una disposición consciente, si añadimos este adjetivo puede dar la falsa

impresión de que el sujeto posee un conocimiento, lo que solo sucede en el caso de que sea un ob-

servador de su propia ignorancia. Desde el punto de vista cognitivo el error es mucho peor que la

ignorancia y no podemos confundir al que "sabe que ignora" con el que "cree saber que sabe algo" y

no sabe nada.

Dependiendo de que se dé o no esta conciencia en el sujeto ignorante, el productor o el observante

podemos distinguir entre:

1. Ignorancia consciente. Sabemos que ignoramos algo. Los ciudadanos de un país son

conscientes (lo dicen las encuestas y se habla de ello en la televisión) de que su nivel

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educativo medio es muy bajo. La ignorancia consciente suele ser beneficiosa y produc-

tiva. Es probable, por tanto, que se movilicen y busquen soluciones prácticas. Nos per-

mite encontrar soluciones, pero incluso en sí misma puede considerarse beneficiosa.

Soy consciente de que no sé el día de mi muerte, y no quiero saberlo pues considero

que viviré mejor así.

2. Meta-ignorancia No sabemos que ignoramos, es decir ignoramos que ignoramos. La

meta-ignorancia, tanto a nivel individual como social, conduce normalmente a la im-

productividad. La sociedad medieval no sabía que no conocía la existencia de un conti-

nente, América. Si no sabían que no sabían de su existencia, no podían plantearse llegar

allí. Si lo hubieran ignorado y no meta-ignorado habrían dispuesto de un campo de ig-

norancia susceptible de ser observado (más allá del mar conocido pueden existir otras

tierras). La ignorancia es siempre una forma de conocimiento, mientras que la meta-

ignorancia no puede serlo. La meta-ignorancia, lo que no sabemos que no sabemos,

impide que nos planteemos las preguntas adecuadas, que es siempre el primer paso de

todo conocimiento .Estos “unknown unknowns” promueven hoy, por ejemplo, la con-

troversia social en torno a las nuevas investigaciones y tecnologías (Innerarity, 2009,

pág. 44)

En función del tipo de conocimiento—ignorancia del contenido informativo Smithson distingue

también entre:

1. Ignorancia informativa. Cuando el ignorante ignora los hechos o datos (no dispone

de los mismos). No tengo todos los datos de la encuesta de población.

2. Ignorancia epistemológica. Se produce por un inapropiado procesamiento de los da-

tos. Interpreto erróneamente los datos de la encuesta de población.

El error, al igual que la simple ignorancia, pueden derivarse, efectivamente, tanto de percepciones

incompletas o distorsionadas (ignorancias informativas o epistemológicas) o de ambas a la vez.

Una distorsión del campo informativo puede referirse a la existencia de un "sesgo" o “prejuicio” y

también a una "imprecisión", una "incompletitud" o una “indeterminación” (un nivel o grado de

ignorancia) o deberse a una "confusión" sobre el conjunto de ese campo informativo (la sustitu-

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ción de unos elementos por otros). De estas dos deficiencias cognitivas la incompletitud ha recibi-

do considerable atención por parte de los filósofos, muy posiblemente-señala Smithson (1989,

pág. 8)- porque parece más corregible que la distorsión. Smithson nos propone diferenciar a su vez

la incompletitud en especie (ausencia) de la de nivel o grado (incertidumbre), que incluye a su vez

conceptos como los de probabilidad, vaguedad y ambigüedad.

Según la actitud de los sujetos en la creación de la ignorancia hay:

1. Ignorancia involuntaria. Lo que la gente desconoce sin desearlo o que conscientemente de-

sea conocer y no conoce. Las preguntas del examen. El electorado que preferiría ir a las ur-

nas conociendo las encuestas electorales del día anterior. .

2. La ignorancia pasiva como estado nativo o ignorancia original (como recurso y como

ausencia). Se trata de una variedad de la anterior, por su carácter original e inevitable. Nadie

nace sabiendo matemáticas ni español. El mito del buen salvaje. Las generaciones que en la

primera mitad del siglo XX comenzaron a fumar sin conocer los riesgos. Los sujetos, al con-

trario que en otros casos de ignorancia involuntaria, aquí no han hecho ni han podido hacer

nada para evitarla.

3. La ignorancia activa o ignorancia selectiva. El foco de la ciencia. El estudiante que decide

estudiar aritmética y dejar el álgebra para después es activamente ignorante respecto al álge-

bra de la cual posee, sin embargo, el conocimiento de un campo de ignorancia determinado

(sabe que existe). Una secta religiosa, que trabaja por apartar a sus seguidores de conoci-

mientos que pudieran poner en riesgo su fe. Esta diferenciación es la que hace Smithson

(2008, pág. 204)distinguiendo entre la voz activa (ignorar) y la pasiva (ser ignorante).” Ig-

norar connota una falta de atención hacia algún objeto que puede ser deliberada. En cambio

ser ignorante de algo connota un conocimiento distorsionado o incompleto del que no so-

mos conscientes. La primera de estas actitudes constituye el corazón del método científico.

Conocer es siempre poner el foco en aquello que queremos saber cómo enseñaba irónica-

mente Popper a sus alumnos al principio de sus clases al decirles simplemente !Observen!,

¿observar qué? ¿cómo? ¿cuándo? ¿por cuánto tiempo? se preguntaban los discípulos.

5) Ignorancia voluntaria. Lo que la gente no quiere saber. Se trata de nuevo de una variante de la

anterior. Mientras que en la ignorancia selectiva se basa en la imposibilidad de conocerlo todo al

mismo tiempo y no en un deseo de ignorar, aquí lo que prevalece es precisamente ese deseo. Un

enfermo terminal que no quiere saber el día de su muerte, los padres que no quieren saber el

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sexo de su hijo. La prohibición de que se publiquen encuestas electorales la semana anterior a

las elecciones para no interferir en el voto.

6) La Ignorancia deliberada, la ignorancia como una estratagema diseñada y estratégica o con-

structo activo del productor de la misma. Presento a mi amante como una alumna aventajada.

Manipulo las estadísticas para presentar una realidad social distorsionada. Ignoro lo que me in-

teresa ignorar. Desde el punto de vista de la responsabilidad puede ser:

a) Ignorancia culpable. Aunque no sepa una cosa e incluso llegue a ser un meta-ignorante de la

misma (no sabía ni siquiera que tenía que saberlo), el observante externo de este campo de

ignorancia, que puede ser tanto un sujeto individual como social, puede establecer que yo si

debería saber tal cosa, y, por lo tanto, soy culpable de no saberlo. La ignorancia de la ley en

un Estado de Derecho (la ignorancia no exime del cumplimiento de la ley). Un electorado

que se deja arrastrar por la demagogia.

b) Ignorancia inocente sería, por ejemplo, la del periodista que por respeto al derecho a la pri-

vacidad no quiere saber algo (caso bastante raro).

7) La Ignorancia inadvertida. La ignorancia producida desde la meta-ignorancia. Un bromista me

ha convencido de que casa se dice en ingles “hot” y reproduzco esta ignorancia en otros. El

cuerpo electoral que recibe una información estadística equivocada. Puede ser inocente o cul-

pable igual que la anterior.

Según la amplitud y el grado de definición del campo de ignorancia existe:

1. Ignorancia absoluta o total. Ejemplo: La ciudad de Lisboa, antes del terremoto que la des-

truyó en 1755, tenía una ignorancia absoluta de que podía producirse. El marqués de Pombal

ordenó después una encuesta en las parroquias y estudiando los informes de los sacerdotes,

se pudo reconstruir el acontecimiento desde una perspectiva científica. La ignorancia abso-

luta es en sí misma una contradicción, un gran oxymoron, pues al afirmar que solo sé que no

sé nada ya estoy confirmando algún tipo de conocimiento. Utilizamos pues los términos de

ignorancia absoluta o total e ignorancia relativa o parcial para referirnos siempre a campos

de ignorancia concretos y previamente determinados y delimitados (como el idioma inglés o

los terremotos) y no a campos como la existencia en general.

2. Ignorancia relativa o parcial. Los japoneses de hoy, gracias al desarrollo de la ciencia sis-

mológica pueden tener un conocimiento solo relativo o parcial (como se puso de manifiesto

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en el maremoto que puso recientemente en peligro la seguridad de las centrales nucleares en

Japón) de la extensión y posible duración de futuros terremotos.

En función de la delimitación o determinación del campo de ignorancia y del contenido infor-

mativo la ignorancia relativa o parcial admite las siguientes variantes:

1. Ignorancia indiciaria o sospechosa. Hay contenidos informativos de los que solo tenemos

sospechas indicios o pistas de que se encuentran dentro de un campo de ignorancia. Sabe-

mos algo más de ellos que el mero contorno o el vacío de conocimiento que hemos detecta-

do. En un asesinato sabemos que hay un culpable pero desconocemos quien es. Tras unas

elecciones sabemos que habrá un ganador pero desconocemos quien.

2. Ignorancia difusa o borrosa El contenido informativo correspondiente a nuestro campo de

ignorancia no aparece con claridad, tenemos solo una cierta idea confusa, borrosa o difusa de

que es lo que se encuentra en su interior. No me acuerdo de las preguntas del examen, pero

todas fueron de geografía. Todos los creyentes creen saber que existe Dios, pero no pueden

concretar su contenido informativo. En ambos casos hay tan solo un conocimiento que tiende

a la abstracción (la geografía en general o la naturaleza de Dios).

3. Ignorancia ambigua. Si creemos reconocer en el campo de ignorancia dos posibilidades al-

ternativas de contenido informativo. La moneda que se lanza al aire. El resultado electoral en

un sistema bipartidista. La ambigüedad puede subsistir en el tiempo como en el caso de las

elecciones Bush-Clinton y las disputas por los votos.

Según la duración en el tiempo del campo de ignorancia y nuestra posibilidad de salir del mismo:

1. Ignorancia permanente o irreductible: Un estado definitivo de ignorancia sobre un campo

determinado de la que no se puede escapar. Todas las cosas que están más allá del alcance de

las facultades cognoscitivas del hombre como, por ejemplo, la naturaleza del infinito. Un

hombre que ha quemado una complicada clave que no había memorizado y que solo él

tenía. Toda ignorancia irreductible es por definición permanente. El desconocimiento de un

pasado del que no ha quedado registro alguno, ya sea porque no se hizo en su momento o

porque se ha destruido (la destrucción de un archivo histórico que jamás ha sido analizado

por nadie, algunos contenidos de la biblioteca de Alejandría).

2. Ignorancia provisional o reductible - Aquella de la que se puede salir mediante un esfuerzo

individual o social y cuyo contenido informativo, aunque oculto para nosotros, se encuentra

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disponible para otros en el momento en que se observa la ignorancia. Un estudiante que no

se ha estudiado todavía la lección, pero que lo hará más tarde para superar el examen. El es-

fuerzo de una sociedad bajo un régimen autocrático por informarse de lo que realmente

sucede. No se debe confundir la ignorancia provisional-reductible con la temporal que anal-

izamos en el siguiente apartado.

3. Ignorancia temporal.-Aquella de la que siempre, sin ninguna duda, se puede salir en el fu-

turo. La ignorancia de los forofos de un equipo de futbol que, tras la celebración del partido

conocen el resultado. Un estudiante que el día fijado para su publicación conoce las califica-

ciones. Son ignorancias que se deshacen necesariamente con el tiempo, pero respecto a las

que no hay, en principio, que hacer ningún esfuerzo para superarlas. Los ciudadanos de una

dictadura pueden obtener de alguna manera la información censurada, pero los resultados de

un partido de futbol jamás podrán saberlos hasta que el encuentro no finalice.

En función del tipo de consecuencias para la sociedad o para otros individuos hay:

1. Ignorancia inocua. Si, en principio, no tiene ningún tipo de efecto secundario ni para el sujeto

ignorante ni para otros. No sé cuantas veces se ha posado una mosca en la mesa mientras escri-

bo esta comunicación para el Congreso de Sociología de Gijón. Un país que vota por un presi-

dente y desconoce que tiene un lunar. Esta información es, en principio, irrelevante para el elec-

torado.

2. Ignorancia con efectos. Si tiene consecuencias positivas o negativas para el sujeto ignorante o

para otros. Aunque no se conducir me arriesgo a llevar a mis amigos en un coche y me estrello.

El país que vota por un presidente del que desconoce que tiene una mancha en algún lugar de su

cuerpo que luego deriva en un cáncer de piel.

Tanto la ignorancia que tiene consecuencias como la inocua lo son siempre de forma potencial, pues

lo que, en principio, nos parece irrelevante puede tornarse relevante. El lunar del candidato a Presi-

dente puede originar un cáncer, y la mosca transmitirme la enfermedad del sueño si estoy redactan-

do esta ponencia en el corazón de África.

De acuerdo con el potencial grado de peligrosidad—inocuidad que el Observante le otorgue a una

ignorancia y con su materialización positiva o negativa hay:

1. Ignorancia potencialmente peligrosa cuyas consecuencias pueden ser negativas para el sujeto

ignorante o para otros. No he visto la señal y conduzco en dirección prohibida. Un país cuyo

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electorado ignora el programa oculto del partido que llevan al poder con su voto. Si esta poten-

cialidad se realiza la ignorancia se convierte en Ignorancia perjudicial (es siempre el observante

de la ignorancia el que decide si la misma es perjudicial y para quien). El desconocimiento por

el gran público de que fumar es fatal para la salud. Este tipo de ignorancia puede ser además im-

productiva o inútil, o tratarse de una ignorancia inocua. Su consecuencia es que no tiene ningu-

na consecuencia, que da igual ignorar o no su contenido informativo. La elección de un traje

azul o gris o que los madrileños desconozcan el nombre y la afiliación política del alcalde de

Logroño. Tanto el carácter inofensivo como la peligrosidad son siempre potenciales (no puedo

saber nunca si me estrellaré, ni si me regalaran al mes siguiente otro traje del mismo color y el

alcalde de Logroño podría reclamar en el futuro a Madrid un patrimonio histórico).

2. Ignorancia potencialmente inofensiva que, en principio, es irrelevante tanto para el sujeto igno-

rante como para otros. El caso del color del traje o del madrileño que ignora quién gobierna la

ciudad de Logroño.

3. Ignorancia productiva y/o beneficiosa Cuando el observante de la misma la considera producti-

va y/o beneficiosa para el ignorante que la padece o para otros sujetos (como en los casos ante-

riores se trata siempre de una positividad potencial y subjetiva). El doctor que no comunica a

un paciente que padece una enfermedad terminal porque éste así se lo ha pedido. Puede ser

bueno para una sociedad no conocer todos los datos que la policía tiene de posibles atentados

terroristas cuando se trata de indicios muy escasos y si las fuerzas de seguridad han puesto ya

en marcha las medidas necesarias. Smithson (2008, pág. 213) nos ofrece diversos ejemplos

que ponen de relieve el background cultural y de motivación existente en las decisiones de la

gente al plantearse cuando conocer y cuándo no. La mayoría de los padres que no quieren sa-

ber el sexo de su futuro hijo, arreglos sociales como la entrega de regalos sorpresa, al entrete-

nimiento (por ejemplo, echar a perder el final de una novela o una película), y los juegos. La

productividad de una ignorancia y el beneficio o perjuicio derivados de la misma no tienen

porqué coincidir. El mantenimiento de la privacidad de los ciudadanos, la ignorancia colectiva

sobre su vida privada, es un mecanismo útil y productivo para la estabilidad social y el progre-

so, pero puede ser también un obstáculo para la persecución del delito o la transparencia polí-

tica

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En cualquier caso es un hecho que la ignorancia - como subraya Proctor (2008, pág. 1)- "no es

siempre una desventaja o algo negativo. La ignorancia es más que un vacío —y ni siquiera

siempre es una mala cosa. Nadie necesita o quiere saber todo, todo el tiempo; y seguramente

todos sabemos cosas que preferimos que otros no sepan. Un principio fundamental de los esta-

dos liberales es que la omnisciencia puede ser peligrosa, y que algunas cosas deben mantener-

se privadas. El derecho a la privacidad es esencialmente una forma de ignorancia sancionada:

A los gobiernos liberales (se supone que) les está prohibido saberlo todo; los inquisidores de-

ben estar sometidos a la ley. Se supone también que los miembros de los Jurados deben man-

tenerse ignorantes ya que el conocimiento puede ser una forma de prejuicio. Hay ignorancia

virtuosa, en forma de resistencia a (o límites colocado a) los conocimientos peligrosos". Pero

¿Cuándo es la ignorancia "virtuosa"? y ¿por qué? ¿Quién define o determina que una ignoran-

cia es virtuosa y otra no? ¿Para quién es virtuosa y para quien perjudicial? Todas estas pregun-

tas requieren un análisis social. Además la ignorancia puede ser virtuosa y/o productiva, lo

que, como ya hemos visto, no es lo mismo, en muchos contextos ¿Cuáles son estos contextos?

Pensemos en Colón-nos sugiere Proctor (2008, pág. 25)- "¿Qué otros ejemplos hay de igno-

rancia fértil? ¿Cuándo es por otra parte la ignorancia "perjudicial" y por qué? ¿Hay una cosa

tal como el conocimiento peligroso, lo que no necesitamos saber?

Proctor (2008, pág. 23) nos propone las interrogaciones anteriores y nos pone como ejemplo de

un conocimiento inútil y perjudicial lo que ocurrió en EE.UU. tras el atentado de las Torres

Gemelas."El noticiero de la noche durante meses estaba lleno de revelaciones de cómo este o

ese puente o granero podrían ser bombardeados o envenenados". Smithson (2008, pág. 209) nos

da otros ejemplos de posibles ignorancias deliberadas como los esfuerzos de la industria taba-

calera para oscurecer el vínculo entre fumar y el cáncer de pulmón o la estrategia mediante la

cual los opositores a las regulaciones sanitarias y de medio ambiente fabrican incertidumbre al

poner en duda la validez de la ciencia en la que estas regulaciones están basadas.

¿Quién conoce con total seguridad los efectos que puede tener el que yo no dijera que el traje

que me compré era azul y no gris? En 1778, la Real Academia de Ciencias y Letras de Berlín a

petición de Federico de Prusia convocó un concurso para responder a esta pregunta: « ¿Puede

ser útil para el pueblo algún tipo de engaño, ya sea que consista en inducir a nuevos errores o

bien en mantenerlo en los antiguos?››. Cuando en 1780 se falla el doble premio, recayendo so-

bre Rudolf Zacharias Becker y Frédéric de Castillon, todo el mundo sabe que se ha querido con-

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tentar a Federico y que por eso se ha premiado también al segundo, a pesar de haber gustado

más el primero. Éste había respondido negativamente, pero el otro había desgranado argumen-

tos para mostrar cuán útil puede resultar engañar al pueblo” (Aramayo, 2013, pág. 43) . La igno-

rancia presenta siempre dos caras, dos posibilidades, pues incluso el caso de la histeria desatada

en EE.UU, que para Proctor resulta un ejemplo claro de conocimiento peligroso o de ignorancia

beneficiosa para la sociedad, puede ser también uno de ignorancia deliberada y malintenciona-

da, ya que pudo ocurrir que la creación de la histeria ,que siguió al ataque de las torres gemelas,

fuera creada conscientemente con el fin de desatar un clima de guerra justificativo de la poste-

rior invasión de Irak, ordenada por el Presidente Bush como un acto de defensa nacional.

La ignorancia es siempre una acción social susceptible de análisis. Los sujetos (Productor,Igno-

rante, y Observante) pueden ser tanto individuos como grupos sociales y sus herramientas para

la construcción de ignorancias muy diversas: la perdida (de objetos que contengan campos in-

formativos que jamás se recuperarán con posterioridad), lo olvidado (que induce a la pérdida de

memoria histórica en una sociedad); el uso del tabú (una ignorancia primaria o heredada causa-

da, por ejemplo, por una tradición incuestionable que se da obligatoriamente por cierta o por

inevitablemente desconocida); la incompetencia o negligencia (se quema un papel donde hemos

apuntado una clave);el secreto ( lo que otros quieren que nosotros no sepamos) la censura ( la

supresión de información bajo el supuesto de que la ignorancia creada con estos métodos facili-

ta el ejercicio del poder); la manipulación ( la distorsión de la información), la privacidad ( las

cosas que preferimos que otros no sepan) y el prejuicio cultural ( la predisposición de nuestra

cultura a pensar de una manera determinada) . Cualquier realidad social ,desde la situación en

las cárceles a la negociación del Tratado de Libre Comercio entre la UE y EE.UU. ,puede ser

objeto de análisis ,utilizando la perspectiva de la agnotología. Para ello deberemos hacer un re-

lato analítico de los contenidos informativos y los campos de ignorancia en presencia así como

de los sujetos que los observan,los producen, o los ignoran . Deberemos estudiar también las

herramientas de que se sirven para ello y las causas y consecuencias estructurales que el proce-

so de producción de ignorancia tiene para la realidad social sometida a estudio. El sociólogo se

convierte así en el fotógrafo que ,encerrado en el cuarto oscuro, revela iluminado por una luz

especial, los negativos de la película social.

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