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  • 7/27/2019 Agenda de campaa y agenda de gobierno: silencios cmodos para el candidato, problemas incmodos para el g

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    Agenda de campaa y agenda de gobierno: silencios cmodos

    para el candidato, problemas incmodos para el gobernanteDr. Norberto Emmerich

    Centro Argentino de Estudios Internacionales / Universidad de Belgrano

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    Abstract

    En el proceso electoral se apela a la comunicacin poltica, la imagen y el discurso pararesaltar los aspectos positivos del candidato. Pasada la eleccin, el ahora gobernante, quedebe disear e implementar polticas pblicas, apelar a la comunicacin, la imagen y eldiscurso para resaltar la atencin sobre los xitos de su mandato. En ambos casos, en las

    campaas y en el gobierno, si los votos previos y la legitimidad posterior se conquistan porlo que se dice y lo que se hace, tambin el silencio sobre determinados temas es uncomponente vital del triunfo electoral y de la gobernabilidad futura. Los silencios de lacampaa electoral son cmodos para el candidato, porque hablar de determinados temasresta votos y dificulta la amabilidad meditica. Los silencios del gobernante, en cambio,son incmodos porque representan una opcin deliberada por no hacer poltica.

    Palabras clave

    Espiral de silencio, medios de comunicacin, agenda electoral, candidato, gobernante

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    La importancia de los medios en la formacin del yo

    Hay dos distintas concepciones respecto a cmo las personas tomamos conciencia denosotros mismos, cmo llegamos a la autoconciencia, al yo. En el proceso demaduracin la persona se identifica con los otros significantes en una variedad de formasemocionales; pero ms all de cules sean stas, slo se produce la internalizacin cuando

    se produce tambin la identificacin. Para Berger y Luckmann el yo acepta los roles yactitudes de los otros significantes, los internaliza y se apropia de ellos. Mediante estaidentificacin con los otros significantes se vuelve capaz de identificarse l mismo, deadquirir una identidad subjetivamente coherente y plausible. En otras palabras, el yo es unaentidad en gran parte reflejada, porque reproduce las actitudes que primeramente adoptaronpara con l los otros significantes; el individuo llega a ser lo que los otros significantesconsideran que es (Berger y Luckmann, 2001: 167).Por el contrario, en la concepcin que Hegel expone en la dialctica del amo y el esclavo, elyo / autoconciencia se forma y adquiere por oposicin, buscando reconocimiento. Sea como

    fuere un ser humano solo es realmente humano cuando es reconocido por los otros. Slohablando de una realidad humana reconocida es que se puede enunciar una verdadhumana en el sentido propio del trmino. Berger y Luckmann, enLa construccin socialde la realidad, afirman que el yo es una identidad reflejada, que llega a ser sumisa ypasivamente lo que los otros significantes lo consideran. Ambas concepciones difierenprofundamente. Mientras el yo hegeliano se produce, el yo de Berger y Luckmann apenas

    se re-produce, sin tiempo y sin memoria.Abonando esta lnea de pensamiento, Scheller analiz con mucho detalle la manera cmo elconocimiento humano es ordenado por la sociedad. Destac que el conocimiento humanose da en la sociedad como un a priori de la experiencia individual, proporcionando a esta

    ltima su ordenacin de significado. Esta ordenacin, si bien es relativa respecto a unadeterminada situacin histrico-social especfica, asume para el individuo la apariencia deuna manera natural de contemplar el mundo (citado por Berger y Luckmann, 2001: 22). Encierto modo, el individuo nace con un esquema prediseado para comprender la realidad.La dialctica que se establece entre el individuo y sus significantes consiste en la

    particularizacin en la vida individual de la dialctica general de la sociedad (Berger y

    Luckmann, 2001: 168). El yo resultante slo se identifica con sus otros significantes y su

    nico aporte es la particularizacin en la vida individual de la dialctica general de la

    sociedad, afirmacin que pareciera eliminar toda posibilidad de existencia de una

    dialctica. Este recipiente vaco llamado yo, que se llena pau latinamente con la adopcinde las pautas generales de la vida social, no se opone, no lucha a muerte , al estilohegeliano, por ser yo. Simplemente se construye como un dibujo ms o menos cargado degenialidad en manos de un artista supra-humano llamado sociedad. El hombre que nace esapenas un hombre, todava est muy cargado de animalidad, su deseo y su accin son

    deseos y acciones an volcados sobre cosas, no sobre deseos.Entre la autoconciencia hegeliana y la particularizacin de Berger y Luckmann parecehaber un abismo, aunque en realidad la inclusin de una dimensin temporal vuelve

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    volverlas entidades complementarias. Si optamos por transitar un camino que conecteambas posiciones podramos argumentar que en un comienzo los medios de comunicacin(entre otros pocos significantes primarios adicionales -escuela y familia-) vacan elpotencial opositor del yo original (sin darle oportunidad de desarrollarseindependientemente) y lo llenan de contenido significante. En su rol de socializador

    primario, de significante primordial en los primeros aos de vida, cuando la socializacinse da por identificacin, la actuacin de los medios permite comprobar la afirmacin inicialde que el nio se identifica con los otros significantes en una variedad de formasemocionales; pero sean stas cuales fueren, la internalizacin se produce slo cuando seproduce la identificacin (Berger y Luckmann, 2001: 167).

    El yo primordial ha sido derrotado en una batalla tan desigual que ni siquiera se haemprendido, una batalla que se repetir durante toda la vida pero cuyos primeros escarceosencuentran al yo sin armas, totalmente entregado a la contemplacin del oponente. La

    transformacin del yo en esclavo y del emisor en amo es la dialctica originaria de la

    realidad imaginada, dialctica que se ir modificando con muchas dificultades en eltranscurso del tiempo histrico individual. Esta dialctica originaria, ms cargada desilencio que de sonidos efectivamente pronunciados, est impregnada de pocas voces,unidireccionalmente emitidas y unvocamente significantes. El hecho de que el silencio seaun componente central de la primera socializacin tambin da una clara seal respecto alimportante sentido locucionario que tiene la ausencia de datos constatables en la emisin.Si los datos, como los sueos, son realizaciones de deseos, la falta de proposiciones no

    impide el acto locucionario. Hablar y callar son parte del mismo proceso de decir.El proceso de socializacin es continuo y generalmente pasa en forma inadvertida. Ni elcontenido ni los mtodos de socializacin son inmunes a la influencia de los medios. Sera

    muy sorprendente que ellos no desempearan un cierto papel en la modelacin de nuestrasactitudes respecto a la vida, a nosotros mismos y a los dems.Los medios en general se han convertido en la primera escuela, tanto para la creacin y lalegitimacin de normas de conducta, como de la visin que el hombre tenga de s mismo,de la sociedad y de sus relaciones. La importancia hoy asignada a los medios es tal quecada vez se incrementa ms la tendencia a asignarle el papel de institucin hegemnica enel proceso de socializacin.Son los directores de radio, televisin y diarios, y tambin tienen responsabilidad losanunciantes, los que transmiten influjos culturales, a veces buenos, a veces malos, queinfluyen en el futuro del pas y en la formacin individual de los nios (Magaa Contreras,2011: 3-4).Este componente infantil permanecer latiendo durante toda la vida adulta, justificando

    en gran medida las descripciones apocalpticas sobre la relacin entre los medios y laaudiencia, aquellas en que se habla de la dictadura de los medios.Si tomamos a la televisin como el medio de comunicacin por excelencia, la mayor partede las investigaciones psicolgicas sobre la visin ante la pantalla tienden a definirla comoun particular tipo de recepcin en la intimidad donde se adopta el aspecto de una entrega

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    pasiva, de una forma de hipnosis. En este tipo de reaccin pasiva el espectador estrelajado, acepta sin reservas aquello que le es ofrecido (Eco, 1965: 354).

    La televisin tiene la capacidad de permanecer relativamente inmune a esta terapia demanipulacin, sabe que puede determinar los gustos del pblico sin necesidad de

    adecuarse excesivamente a l. Se adapta a la ley de oferta y demanda pero no respecto al

    pblico sino respecto a los empresarios. Educa al pblico segn los intereses de las firmasanunciantes. Este rgimen de monopolio se adapta a la ley de oferta y demanda segn lasconveniencias del partido en el poder (Eco, 1965: 361). La inmutabilidad de la televisinrespecto a la audiencia se ampara y sostiene en su total adecuacin al emisor de poder, lossistemas econmico y poltico.Sin embargo las elites que elige la televisin como modelos a partir de los cuales moldearlos gustos del pblico son lites irresponsables. En una sociedad de tipo industrial, junto

    al poder efectivo de las elites religiosas, polticas y econmicas se ha ido perfilando unalite irresponsable, de personas que carecen de poder institucional, y que no deben

    responder por su conducta ante la comunidad y que sin embargo se postulan como modelosa seguir influyendo deliberada y consecuentemente en el comportamiento social y sobretodo en la construccin de los imaginarios sociales. Se trata de las stars o los divos, queaparecen dotados de propiedades carismticas y cuyo comportamiento, al pasar a sermodelo de accin para las masas, puede modificar profundamente el sentido de los valoresy las decisiones ticas del pblico/audiencia.Se establece una rutina de comportamiento por la que el divo, por un lado adivina ciertasexigencias no especificadas y por otro las amplifica, las promueve y as vemos a latelevisin operando como escuela de gusto, de costumbres, de cultura (Eco, 1965: 370-371).

    Este modelo de relacin medios-audiencia tiene como principal razn de ser el incentivo alconsumo de bienes innecesarios y la construccin de una cultura afn al desarrollocapitalista. Sin embargo, junto con esta visin utilitarista de la relacin medios-audiencia,nace y se fortalece al mismo tiempo y basado en ella un imaginario poltico cargado devalores conservadores, individualistas y a favor del mantenimiento delstatu quo.Hasta ahora las posturas condenatorias, a las que Umberto Eco llam apocalpticas, y lasidealizadoras, llamadas tambin integradas, aparecen como las nicas posibilidadesdicotmicas para pensar los vnculos de la infancia con los medios de comunicacin.Mientras los apocalpticos hablan exclusivamente de los efectos nocivos de los medios decomunicacin, los integrados hablan de la oportunidad que dan los medios parademocratizar el acceso a la cultura. Sin embargo aparece una tercera postura, aspticamenteanclada en el rescate de la riqueza tcnica de los medios de comunicacin. Morduchovicz(2006: 9) sostiene que ambas posiciones fueron superadas con el tiempo, porque no

    definen la complejidad del vnculo con claridad y porque ambas parten de la valoracin delos medios y no de su conocimiento e investigacin.

    Esta postura tcnica y a-valorativa, que en trminos de imaginario poltico est cargada deingenuidad, dice que Internet no asla a los chicos sino que los ayuda a socializarse, la

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    televisin puede alentar el inters por los libros y los jvenes todava prefieren salir conamigos antes que encerrarse en su cuarto frente a la pantalla. En esta visin los medios

    generan nuevas formas de sociabilidad juvenil y no anulan su vida social. El 90% de losjvenes usa regularmente Internet y el mayor uso es el chat. El uso que hace el chico con lacomputadora es el ms solitario (lo hace solo), sin embargo la funcin que ms elige es

    social y comunicativa. Adems, cuando les preguntamos a los chicos cul es su actividadfavorita, la primera opcin que elegan era siempre salir con amigos. Es decir, aunquepasan ms tiempo con los medios, los chicos eligen estar con amigos fuera de la casa. Porqu pasan ms tiempo con los medios? Por el crecimiento urbano, por la inseguridad,porque los padres no quieren que salgan tanto. Esas son decisiones de los adultos y no delos adolescentes (Morduchowicz, 2008).No hay estudios que demuestren una relacin lineal de causa -efecto entre lo que ve unadolescente en televisin y su comportamiento. No puedo responsabilizar a la televisin porel acto violento de un joven si no tengo en cuenta su contexto social: puede ser un chico

    que vive en un barrio muy inseguro, que en su casa tienen un arma o que sus padres sonviolentos. Su contexto de vida es mucho ms importante que el programa que pueda habervisto la noche anterior (Morduchowicz, 2008). Es muy probable que no haya correlacindirecta entre medios de comunicacin y comportamiento individual, pero s es msprobable que los medios de comunicacin nos entreguen digerido el lenguaje, los valores

    y la agenda de temas con los que comprenderemos y explicaremos esa conducta individual.En la visin tcnica de los medios de comunicacin la vinculacin entre los nios en laescuela y los medios de comunicacin queda reducida a las respuestas de socializacinprimaria entendida como una relacin significante / identificacin y no al proceso ycaractersticas de la conformacin del imaginario infantil. La socializacin es definida

    como la integracin al contexto, evidentemente facilitada por los medios, pero sin acentuarque esa integracin es pautada ex profeso por los medios como un mecanismo decooptacin acrtico que entrega a la sociedad adulta un individuo despojado de casi todaindividualidad, incapaz de discernir entre forma y contenido.Nios y jvenes -aunque ciertamente no son receptores pasivos- aprenden de los mediospautas culturales, formas de vida, comportamientos, acciones, maneras de relacionarse conlos otros y modos de conocer el mundo. Los programas de televisin, las emisiones

    radiales, los filmes, los informes en los diarios, las pginas en Internet, construyen laidentidad de grupos sociales, y dan visiones de hechos, que aunque se presentan comonicas y naturales, son slo una entre las mltiples maneras de ver la realidad. Hay tantasvisiones de la realidad como los medios que las construyen (Morduchowicz: 2006, 9 -10).Dando una respuesta inocente a una cuestin preocupante se afirma que los medios decomunicacin tienen distintas intenciones. Algunos buscan informar, otros formar opinin,entretener, educar, vender o brindar un servicio. Una vez que sabemos que existendiferentes propsitos estamos en mejores condiciones de comprender los mensajes(Morduchowicz: 2006, 18). Una evidente desconexin entre texto y contexto sobrevuelaestas afirmaciones.

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    Los medios de comunicacin hablan del mundo en que vivimos. Dan cuenta de nuestras

    costumbres, preocupaciones y conflictos. Una nota del diario o un programa de televisinpueden dar muchas pistas acerca de qu ocurre y cmo piensa una sociedad en un momentodeterminado. Y por hablar de nuestra sociedad, decimos que los medios son tambin textossociales (Morduchowicz: 2006, 20).

    En este nivel de construccin primordial del yo la batalla entre las visiones apocalpticasy las visiones integradas es muy desigual. El nio es un recipiente que no sabe (ni puedesaber) decir que no. Pero tampoco sabe decir nosotros, solo est aprendiendo a decir YO.Un yo esclavo, sumiso y obediente, defensor del statu quo y vidente de medios, un yo queno desea ni construye, que solo aprende a actuar dos sinnimos: destruccin y consumo. Ensntesis, un yo que no conquista el uso de la palabra, cuyo decir est lleno de silencio, quetodava no aprende la palabra ms importante que le permitir ser l mismo: NO.

    Los imaginarios en los procesos electorales. Cuando los medios no tienen poder

    Los procesos electorales pueden ser descriptos como luchas entre distintos imaginarios.Ganar la eleccin quien mejor se posicione en el imaginario de los votantes. Los mediosde comunicacin son los instrumentos ms eficaces para esta tarea de inoculacin. Eneste imaginario mediatizado que adems mediatiza todo lo que toca, se libran lasprincipales batallas en los procesos electorales, porque los actores tratan de apoderarse opactar con los medios al saberse en cierta forma dominados por ellos, en tanto actoresestratgicos, que instilan imaginarios que se ligan con los imaginarios creados en eldesarrollo sociohistrico de los grupos que forman las sociedades democrticas modernas.La mediatizacin altera los espacios mentales de la poltica, generando nuevasconectividades: la mirada se vuelve entonces un operador necesario de transicin entre los

    espacios mentales de la poltica y los espacios mentales del receptor, bajo la gestin de losperiodistas (Vern, 2001: 107-108).De todos modos en esta realidad imaginada no hay todava datos suficientes para que elobservador piense que la distincin realidad / ficcin ha sido abolida en el discurso de losmedios. Esta ltima posibilidad se plasmar en desarrollos posteriores de la relacin entremedios y audiencia, relacionada con aspectos ms puntuales del mbito poltico mselevado, sobre todo con la poltica exterior de las grandes potencias. Quien afirme ladilucin de la frontera realidad / ficcin tendr que probar el inters de semejanteafirmacin: no parece, en todo caso, permitirle comprender mejor los mecanismoscognitivos de los consumidores de los medios (Vern, 2001: 102). Lo cierto es que la

    mayor parte de los espectadores de la televisin reciben de forma muy pasiva lo que sta lesofrece: los patronos de los grandes grupos televisivos deciden por ellos qu deben pensarpara muchos de hecho, las noticias del da son la nica va para conocer algo del mundo

    (Kapuscinski: 2002, 60).Es cierto que los medios de comunicacin tienen poder para engaar y dotar de significadoa realidades in-significantes siempre y cuando respeten las reglas del juego poltico, lasambivalencias de entrada y salida del espacio poltico que rodea a los medios. La

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    preeminencia e importancia que stos han adquirido en las ltimas dcadas parece inducirla idea (equivocada) de que en ellos radica el poder y que el ancient-rgime donde seasentaba el poder poltico carece ahora de la vieja y declamada capacidad de decisin yresolucin de problemas.En primer lugar debe aclararse que el poder no es un locus ni una cosa que habite en un

    sitio determinado o sea posedo por alguien. El poder es una relacin social dereconocimiento entre partes diversas, diferentes y opuestas. Porque la sola palabra, lasimple imagen, el discurso desnudo, no pueden conciliar la separacin objetiva entre elsujeto y el objeto, la no identidad entre el pensamiento y la realidad que este pensamientobusca aprehender. Esto slo puede hacerlo la prctica social, la unin de la teora con laaccin. La verdad de cualquier proposicin debe ser determinada por la prctica, el resto esespeculacin.Si los medios parecieran en determinada poca histrica ser omniexplicativos y poderososes porque la prctica social les ha delegado la capacidad de ser significantes primarios,

    delegacin que gira y se retira intempestiva y abruptamente de acuerdo a las necesidades ycontingencias de la movilizacin social. Las candidaturas polticas que se disean con baseen marketing y publicidad meditica olvidan rpidamente que la poltica transcurremayormente fuera de los estudios de televisin. Enrique Pea Nieto, cuando era candidato apresidente por el PRI de Mxico, forj su figura pblica con base en una intensa yprolongada campaa fogoneada por Televisa y sucumbi repentinamente ante una ingenuapregunta de un periodista en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, en noviembrede 2011. Frecuentemente la realidad tiene un lenguaje demasiado directo y despiadado paradarse a conocer. Quien crea que el poder y la poltica han quedado totalmente subsumidosen la dialctica de los medios de comunicacin puede cometer graves errores en una

    campaa electoral siempre decisiva. Olvidar que los deseos volcados sobre la realidad ytransformados en accin negatriz siguen siendo el ncleo de la vida humana, puede inducirla creencia de que el discurso sobre la realidad y la realidad son la misma cosa. Como biendijo Magritte, esto no es una pipa.

    El voto y la poltica de los medios

    Si el proceso electoral es un choque de imaginarios, la eleccin es el momento de lairrupcin del ciudadano, del voto. Pero es el ciudadano quien decide la eleccin?Para poder responder es importante conocer cul es la poltica que defienden los medios.Todo parece indicar que los medios se anclan en una invocacin del pasado, de lo fijo, loseguro, los smbolos y valores de un tiempo inmemorial en que la vida era sencilla ybuclica, una mezcla confusa de alta tecnologa y atraso social. La periodicidad es no fija(ocasional), las normas son de costumbre, tradicin. El sitio de la escena ocurre en calles,naves de iglesia o itinerarios urbanos, sus antagonistas son los rituales contra la realidad ylas personas frente a los smbolos. Las probabilidades son contra el ritual y el drama se basaen: saldr bien el ritual? se merece el protagonista esos smbolos sacros? puedemantenerse a raya a la realidad? El papel del protagonista est basado en la encarnacin de

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    normas y la continuidad simblica. El papel del presentador de televisin es reverente ysacerdotal. El papel del pblico es de la renovacin del contrato con el centro y el voto delealtad. El mensaje transmite que las normas estn vinculadas a la tradicin. La forma de

    autoridad es tradicional, la relacin con la gestin del conflicto ofrece intermisin delconflicto invocando valores bsicos de la sociedad. La orientacin temporal es en tiempopasado (Dayan y Katz, 1995).Si el engao es exitoso las opciones polticas resultantes prometern un futuro cargado depasado: tradicin (religiosa), familia (nuclear) y propiedad (privada). Quien prometaromper el statu quo no ser el candidato de los medios y tendr muchas dificultades encontar con el beneplcito de los votantes.Y si a pesar de todo el statu quo es desafiado exitosamente, los sistemas electorales y susdiversos mecanismos cuantitativos se encargan de que la nica creencia comn, la que diceque las elecciones eligen, desestime esa ilusin democrtica con las realidades derepresentacin proporcional, pisos electorales, listas sbanas, conformacin de

    circunscripciones, ley de lemas, etc. Quien crea que las elecciones se ganan con votospuede tener razn, pero est equivocado.En una campaa electoral los candidatos compiten por conquistar el voto de loselectores. Dado que las elecciones son los mecanismos modernos que reemplazan a lasviejas guerras de sucesin, toda descripcin del proceso electoral incluye palabras dellxico militar. Si en un enfrentamiento o guerra la victoria de uno supone la derrota deladversario, en una campaa electoral no importa cunto dao se le produzca al otrocandidato porque finalmente los electores son los que decidirn el resultado.Ahora que los enfrentamientos blicos fueron reemplazados por batallas de comunicacin,el candidato es una de las figuras centrales del proceso electoral, en el cual se transformar

    en gobernante, aunque llamativamente ser gobernante gracias a los votos, pero nogobernar sobre esa base democrtica sino sobre bases polticas.La gobernabilidad y la democracia estn basadas en principios antagnicos y por lo tantoconflictivos. Mientras la gobernabilidad adjudica representacin a los grupos en proporcina supoder, la democracia adjudica representacin en proporcin a la cantidadde personas.La gobernabilidad se mueve por la lgica del poder, la democracia se gua por la lgica dela igualdad poltica.En el proceso electoral se apela a la comunicacin poltica, la imagen y el discurso pararesaltar los aspectos positivos del candidato. Pasada la eleccin, el ahora gobernante, quedebe disear e implementar polticas pblicas, apelar a la comunicacin, la imagen y eldiscurso para resaltar la atencin sobre los xitos de su mandato. En ambos casos, en lascampaas y en el gobierno, si los votos previos y la legitimidad posterior se conquistan porlo que se dice y lo que se hace, tambin el silencio sobre determinados temas es uncomponente vital del triunfo electoral y de la gobernabilidad futura. Los silencios de lacampaa electoral son cmodos para el candidato, porque hablar de determinados temasresta votos y dificulta la amabilidad meditica. Los silencios del gobernante, en cambio,son incmodos porque representan una opcin deliberada por no hacer poltica.

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    La eleccin es el momento de la irrupcin del ciudadano. El voto produce lo real,entendido como un quiebre en una situacin que de otro modo sera slo un enfrentamientoentre imaginarios, en el cual los medios de comunicacin dominan la capacidad decisionaldel ciudadano. El momento real del proceso electoral es un lapsus de debilidad, elprecio que la civilizacin paga por abandonar el lenguaje comunicativo de la violencia

    como forma de dirimir las sucesiones polticas. Esta intervencin cuantitativa de la reglaelectoral es arbitraria, ya que solo con esta condicin se puede asegurar que el lugar de laLey quede vaco, e intente ser ocupado por la poltica. Este lugar vaco de la Ley no puedeser ocupado por ninguna creencia o imaginario porque la nacin no tiene y no sabra tenerlo real para todos ya que la nica creencia del demos (la democracia como poder comn)no es deseable. Sin ley y sin creencia, la irrupcin no logra romper ese silencio mejorguardado, no logra transformar la debilidad poltica del momento electoral en una victoriareal, democrtica. Si el ciudadano decide con su voto, se supone que nunca decidir retenerel poder en sus manos.

    Eliseo Vern sostiene que el pasaje del candidato a presidente es efectivamente unatransmutacin radical de registro significante: se pasa del rgimen de la creencia al rgimende la distancia (Vern, 1987: 293-294). Si hasta ayer se trataba de un candidatopresentndose en una campaa electoral donde competan imaginarios, ahora se trata de unfuncionario que toma decisiones autoritativas; si antes el silencio era conveniente, ahora elsilencio es imprescindible. Antes el ciudadano crea, ahora obedece; antes la comunicacinse impona al poder, ahora el poder se impone a la comunicacin. El equilibrio es inestable,pero no se rompe.El establecimiento de la agenda poltica facilita la exclusin de temas que han sido objetode conflictos o respecto de los cuales existe un consenso apenas temporal. El papel de los

    medios es fundamental en este establecimiento, tanto en la campaa como en el gobierno.Un estilo construccionista puede ser til para la produccin de mensajes compartidos por laciudadana. El silencio es parte de toda narrativa coherente que haga posible la transmisinde sentimientos que construyan lazos de confianza. Porque el pblico no desarrolla unatotal comprensin de muchos asuntos o situaciones y tiende a reaccionar negativamente,por lo tanto hay que evitar ofenderlo. La comunicacin poltica debe realizar un trabajo deinoculacin, fomentando la construccin temprana de una imagen slida para evitarataques posteriores. Y debe hacer hincapi en los valores ms enraizados en el contextosocial en el cual el mensaje social es diseminado.

    Del silencio impuesto al silencio autoimpuesto

    Noelle Neumann (1995) habla de la espiral del silencio. Los medios operan en un entornodonde el individuo experimenta un doble temor al aislamiento: no se trata slo del temor aque lo aparten sino tambin la duda sobre su propia capacidad de juicio. Los mediospresionan por una explicacin unvoca y universal del entorno social y tienden alestablecimiento unilateral de la agenda poltica, imponiendo un silencio de respuestas o

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    preguntas alternativas. Por su parte el individuo guarda silencio para no extraarse delrebao, presionado por la opinin pblica y por sus propios temores personales.Este temor forma parte integrante de los procesos de opinin pblica y all reside el puntovulnerable del individuo, donde los grupos sociales pueden castigarlo por no haber sabidoadaptarse. Hay un vnculo estrecho entre los conceptos de opinin pblica, sancin y

    castigo.Descubrir en qu momento se encuentra aislado es lo que el individuo intenta saber alobservar su entorno social. Busca estimar la distribucin de las opiniones a favor o encontra de sus ideas y evala la fuerza y el carcter movilizador y apremiante, as como lasposibilidades de xito, de ciertos puntos de vista o de ciertas propuestas. En el proceso decomunicacin que conforma la opinin pblica, la respuesta del individuo es el temor y suinstrumento son los clculos de probabilidad.Esto es especialmente importante cuando, en una situacin de inestabilidad, el individuo estestigo de una lucha entre posiciones opuestas y debe tomar partido. Puede estar de acuerdo

    con el punto de vista dominante, lo cual refuerza su confianza en s mismo y le permiteexpresarse sin reticencias y sin correr el riesgo de quedar aislado frente a los que sostienenpuntos de vista diferentes. O por el contrario, puede advertir que sus convicciones pierdenterreno. Cuanto ms suceda esto, menos seguro estar de s y menos propenso estar aexpresar sus opiniones. El silencio ser su respuesta adaptativa, su mecanismo de defensa.En este contexto solo se escucharn las opiniones reproductoras y las negaciones callarn.El individuo tender a decir que s, aprobar la realidad tal cual es y se acoplar a larepeticin de lo dado.En congruencia con esta espiral, los medios reproducen aquellas noticias o personas que sesupone que sern aceptadas, reforzando lo que se presenta como una tendencia natural de

    la realidad. Baudrillard (1978) denomina hiperrealidad a esta tendencia a reforzar lasinclinaciones y valores ms convencionales, mediante la cual uno cree que la realidad escomo se ve en los medios, un mecanismo de engao donde no se distingue entre fantasa yrealidad.Los medios difunden mensajes que van de un emisor a un sinnmero de destinatarios. Estetipo de comunicacin implica, a diferencia de lo que ocurre cara a cara, limitadasposibilidades de responder al mensaje recibido.La importancia de la comunicacin en las democracias se basa en que:

    Los gobernantes necesitan persuadir a los gobernados de la legitimidad y eficacia desu actuacin con el fin de conseguir apoyo

    Los gobernados buscan canales y procedimientos adecuados para transmitir susdemandas a quienes tienen el poder de decisin

    El tipo de comunicacin que se establece entre gobernantes y gobernados nos dar una ideaacertada de la distribucin y caractersticas del poder poltico dentro de cada sociedad. Unesquema de comunicacin vertical y autoritario dar cuenta de un poder polticoautorreferencial y distanciado mientras que un tipo de comunicacin distributivo ymultivocal expresar una concepcin ms democrtica del poder. Lo habitual es una mezcla

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    heterognea donde ms abunda la bsqueda performativa de crear confusin deliberada(desinformacin) que los modelos de eclecticismo acadmico o fracasos de informacin.Toda la poltica puede, hay quienes piensan que tiene que, ser pensada en trminos decomunicacin, prestando atencin a los factores que producen mensajes y determinan suimpacto.

    Identidad y desinformacin

    La fuerte presencia de los medios de comunicacin est incidiendo con mayor importanciaque en el pasado en los modos a partir de los cuales las personas reciben datos yexperiencias que utilizan para modelar sus identidades.La identidad es la fuente de sentido y experiencia de los individuos. Craig Calhoun afirmaque no conocemos gente sin nombre, ni lenguas o culturas en las que no se establezcan dealguna manera distinciones entre el yo y el otro, nosotros y ellos. El conocimiento de unomismo nunca es completamente separable de las exigencias de ser conocido por los otros de

    modo especfico (citado por Castells, 1999: 28).Por identidad puede entenderse el proceso de construccin del sentido atendiendo a unatributo cultural o a un conjunto relacionado de atributos culturales, al que se da prioridadsobre el resto de las fuentes de sentido. Aunque para un individuo determinado o para unactor colectivo puede haber una pluralidad de identidades, tal pluralidad es una fuente detensin y contradiccin tanto en la representacin de uno mismo como en la accin social.Los roles (trabajadora, madre, vecina, militante socialista, sindicalista, jugadora debsquet) se definen por normas estructuradas por las instituciones y organizaciones de lasociedad, que los seleccionan, ordenan y jerarquizan en la bsqueda del buen orden social.Un individuo dotado de una identidad culturalmente coherente acatar las reglas de juego

    de la reproduccin social, que no estn exentas de tensin, pero sin ser un vehculo portadorde ellas.Las identidades son fuentes de sentido para los propios actores y son construidas medianteun proceso de individualizacin. Aunque las identidades pueden originarse en institucionesdominantes, stas slo sern factores de identidad si los actores sociales las interiorizan yconstruyen su sentido en torno a esta interiorizacin.Si bien puede ser desigualitario, el proceso de construccin de la identidad individual no esinmvil ni pasivo. Es desigualitario porque los factores que conformarn la percepcin delmundo son parte de las instituciones dominantes de la sociedad, frente a las que no existenalternativas institucionales ni discursivas con entidad suficiente para comenzar el dobleproceso de respuesta: responder negativamente en primera instancia y alternativamente ensegunda instancia. Y no es pasivo porque los contenidos institucionales requieren serprocesados e internalizados voluntariamente, para que los mecanismos de control socialqueden incorporados al ethos individual.Esta incentivacin de la anomia de los receptores, donde no se distingue informacin dedesinformacin, convierte a los medios de comunicacin en un aliado natural de las elites.En un entorno de construccin asimtrica de identidades, el mbito poltico apela, lo sepa o

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    no, a esa particular capacidad llamada hiperrealidad, por la cual la realidad y la fantasa seconfunden en una sola y misma cosa. La adquisicin, preservacin y desarrollo de esacapacidad necesita de mecanismos reiterados de desinformacin. All es donde laconstruccin de identidad se politiza.A la hora de informar, de construir identidad, de adjudicar roles y de fortalecer los

    mecanismos de control, los medios de comunicacin dominantes utilizan muchas palabrasy expresiones elegidas especficamente para tergiversar o distorsionar los contextos sobrelos que se aplican.La desinformacin constituye un tipo particular de comunicacin que surgi en los crculosmilitares franceses a principios de los aos 70s con el objetivo de engaar al adversario. Esun concepto de gran complejidad puesto que constituye un factor comn entre la

    propaganda, la persuasin y la guerra psicolgica (Fraguas, 1985: 66, citada por De la

    Tajada, 1996: 7).Para Fraguas (1985: 11) la desinformacin es definida como la accin del emisor que

    procede al ensamblaje de los signos con la intencin de disminuir, suprimir o imposibilitarla relacin entre la representacin del receptor y la realidad del original.Ms an, la condicin fundamental para que se d la desinformacin es la intencionalidad,porque mientras no haya intencin no hay desinformacin y tal intencin desinformativadel emisor est determinada por los objetivos del conflicto. Puenteando entre la emisin deinformacin y la bsqueda intencionada de resultados, la comprensin del fenmeno de ladesinformacin necesita acudir tanto a la teora de la comunicacin como a la teorapoltica.Esta consideracin centra la desinformacin en la intencionalidad consciente de equivocaral otro y no contempla como desinformacin el resultado equivocado en la informacin

    producida de manera inconsciente, no intencionada. En los procesos de politizacin de lainformacin, los datos siempre son encauzados, la consecucin del error ajeno implica laconsagracin del acierto propio. Por eso la desinformacin trasciende la tica, ya que sunica norma es la efectividad y el xito del engao.No puede hablarse de un proceso limpio u objetivo al servicio de la imagen cuando laempresa, institucin o partido se empea en asociar consigo mismo atributos que nocorresponden a su identidad y que por lo tanto no existen en su realidad objetiva. El emisorestara adoptando un proceso de desinformacin al servicio de su objetivo de imagen que,aunque pudiera sostener resultados satisfactorios a corto plazo, no sera capaz de soportar elpaso del tiempo, haciendo fracasar los objetivos engaosos a largo plazo.Un enfoque positivo y noble del proceso de comunicacin al servicio de la imagenconcentra el esfuerzo en la comunicacin objetiva y veraz de los atributos de identidad dela empresa, institucin o gobierno. Pero la realidad est llena de casos en los que laconformacin de la imagen institucional est fuertemente afectada por procesosdesinformativos de varios de los agentes del sistema. En tal situacin, slo se puedecontrarrestar la desinformacin ajena mediante la potenciacin de la propia informacin,

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    reforzando los atributos de identidad real y adoptando estrategias y procesos decomunicacin limpios, ticos y veraces (Sanz de la Tajada, 1996: 8).En trminos polticos, los procesos de desinformacin son armas eficaces en laconstruccin de liderazgos electorales, especficamente de imaginarios socialmenteexitosos. La imagen de un candidato, posicionada desinformativamente en los medios de

    comunicacin, sobre todo en la televisin, en horarios de alta audiencia, crea, sostiene ymantiene un imaginario de cualidades y valores positivos hacia determinado candidato. Porestos mecanismos de engao, las elecciones slo son la consagracin procedimental de unproceso poltico que ha sido realizado previamente fuera del escrutinio democrtico.Habr que ver cmo, en las especficas circunstancias polticas sudamericanas, el rolpoltico de los medios y el rol meditico de la poltica juegan dialcticamente entre scomplejizando an la dinmica desinformadora entre medios y poltica.Pareciera que un modo habitual de enfrentar la desinformacin de los medios es montar unacontra-desinformacin de los gobiernos. La realidad como objeto y la audiencia como

    sujeto desaparecen de la escena y la pugna por el control de los imaginarios se vuelvebipolarmente meditica. La realidad es simplemente un instrumento y la audiencia unrecipiente vaco.La comunicacin es ante todo y sobre todo, poltica. O mejor dicho, si algo distingue a lacomunicacin masiva actual es su dimensin poltica. El prncipe moderno, que quiereadquirir, conservar o ganar poder necesariamente desea y debe controlar los medios. Enrealidad as es como se ejerce el poder, con la ayuda de esta fbrica de imaginarios. Laeconoma de los medios incide en la economa de toda la sociedad. No en el sentidofinanciero, aunque por supuesto tambin participa en ello, sino en el sentido de que elcapital privado tiene capacidad de conformar y controlar las conciencias, aunque no fuera

    originariamente pensado para ello ni mucho menos para que siguiera esa misma lgicaaxiolgica en el mbito poltico.Los imaginarios sobre la libertad de expresin son en este caso utilizados de maneratramposa por los medios, ya que el derecho a la palabra y a decidir quin tiene el uso de lapalabra, est ms que acotado. En eso se amparan los propios medios, abrogndose casiexclusivamente para ellos, ese derecho y eso es poltica: poltica de las lites hegemnicas atravs de actores estratgicos en quienes delegan el derecho a definir, medianteimaginarios, qu es la realidad y cmo son quienes la conforman o representan.Los que pierden la posibilidad de definirse a s mismos, no pueden describirse ante el granimaginario colectivo y tienen que adoptar las etiquetas imaginarias que les imponen losdominantes. Describimos la vida, nuestro entorno inmediato, nuestra vivencia personal ynuestra experiencia histrica con palabras prestadas que asumimos como vocabulariopropio en un discurso extrao. En este desempeo in-humano, donde vivimos mudos, losmedios nos ensearon qu es el mundo antes de que alguien nos enseara qu son losmedios.La poltica y lo poltico se encuentran en todo acto comunicativo, principalmente encontextos sociales donde se despliegan imaginarios altamente multitudinarios a travs de

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    los medios masivos y en las redes sociales. Los medios, al convencernos de que se handeshecho del cors de control social al que estaban sometidos, quedan formateados en lavisin hegemnica de las lites que se apropiaron de ellos hace mucho con una serie decandados que van de lo tecnolgico a lo legal, creando monopolios y contrapesos sinrestricciones (Trejo Delarbre, 1995). Pero lo ms grave para la democracia es que los

    medios son exitosos en expandir el miedo como escenario y el sacrificio como instrumentoporque tienen capacidad de proyectar y definir a la sociedad en su conjunto, desde el sujetoindividual hasta los conglomerados globalizados que suman cientos de millones deindividuos.Qu es lo que no podr decirse, de qu temas no se va a hablar, quin no podr expresarse ycmo se limitar la participacin de la audiencia son los cuatro ejercicios rutinarios de laselites que buscan fortalecer los mecanismos de silencio en la comunicacin poltica.

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