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0707Seguime y alegrate,

mi ternura es tu esperanza

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Adviento y Navidad

Área Preadolescentes - AdolescentesVicaría de Juventud - Bs. As.

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Indice

e-mail [email protected]

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Presentación: ¡Vení Señor, qué venga tu reino! .................¿Me aman? Sí, Señor, y queremos seguirte........................Adviento - Primer encuentro ................................................Adviento - Segunto encuentro .............................................Adviento - Tercer encuentro .................................................Adviento - Anexo I (Cuento) .................................................Adviento - Anexo II (Canciones) ..........................................CAGM ......................................................................................Retiro de jóvenes y Misión de Navidad................................Responsables de jóvenes......................................................

Indice

Año 2007

Adviento y Navidad 3

Presentación

¡Vení Señor, que venga tu reino!

¡Vení Señor ¡ ¡Vení Señor!.... pedimos durante este tiempo de Adviento. Pero el Señor, que se mostró como Padre de toda la humanidad en la persona de su Hijo Jesús, no “viene” para unas simples fi estas, ni para llenarnos del “Espíritu Navideño”, ni para animarnos a repartir unos regalos caros o baratos, ni parar animarnos a comprar el “billete mágico que nos saca de la pobreza”......... viene a cumplir mejor su obra. Viene a despertarnos para que lleguemos a la luz del día, del amor, de la esperanza, de la verdad, de la justicia, del perdón, de la paz. Estos son los signos con los que nos llega el Señor.

¡Vení Señor , que venga tu reino!

Venga a nosotros tu Reino, porque no nos alegran los reinos de la tierra, los que se fundamentan en la arena del poder y se imponen con la violencia, los que producen súbditos insatisfechos, dependientes.

Venga tu Reino, que llena, que libera, que pacifi ca, que estimula y hermana. Venga tu Reino, que hace reyes. Venga tu Reino, que se fundamenta en la roca del amor.

Venga tu Reino, para que se acaben nuestros males, para que nadie llore amargamente, para que nadie muera inútilmente, para que nadie sea excluido injustamente, para que todos recobren su grandeza y dignidad.

Tu Reino no es de este mundo, pero vive, y está en el corazón del mundo.

Está en el dinamismo de la libertad, en el combate por la verdad y la justicia,

en los esfuerzos por la paz y por la vida, en las estructuras y movimientos de solidari-dad, en las revoluciones del amor.

Y está en el corazón de los hombres, en el que se abre a tu Palabra y a tu Espíritu, en el que mira las heridas del hermano, en el que pone a los pobres en su sitio, en todo el que se esfuerza por hacer realidad los sueños más bellos y los deseos más profundos.

Venga a nosotros tu Reino, hagamos nosotros que venga, hagamos que crezca y se manifi este en todos los centros y tejidos de la vida, en todas las plataformas de nuestra sociedad.

Hagamos nosotros crecer tu Reino, contagiando la fuerza expansiva de tu amor. Tu reino en plenitud es Cristo con su Espíritu:

¡Ven, Espíritu Santo!

Maranatha ¡Ven, Señor Jesús!


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¿Me aman? Sí, Señor, y queremos seguirte.

Nuestro seguimiento de Jesucristo durante 2007 …

Al comenzar el año decíamos que todos los jóvenes tienen derecho a encontrarse con Jesucristo, y durante todo este año intentamos mediante este subsidio aportar una herramienta para mostrar un Jesús que nos dice a todos los jóvenes Seguime.

Acompañando a las vicarías y decanatos para que podamos trabajar juntos, mediante este medio de comunicación y también por medio de diferentes momentos del año, donde los agentes de pastoral juvenil de Buenos Aires pudimos encontrarnos, y en torno a Jesús, seguirlo juntos.

Hicimos camino ayudándonos con los siguientes llamados que el mismo Jesús nos hizo:

Seguime, vení a compartir mi vida

Semana Santa y Pascua

En Cuaresma nos pre-pararnos para la gran fi esta de la Resurrección viviendo un itinerario espiritual con el Evangelio de San. Y un tri-duo pascual preparado para especialmente para comuni-dades juveniles nos motivó a vivir una Pascua Joven donde compartimos con el apóstol Pedro su llamado, encuentro y seguimiento de Jesús. En el gesto misionero salimos a compartir su Vida en nuestros barrios, acercándo-nos especialmente a ancianos y enfermos.

Seguime,

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mi vida

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¿Me amán?

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Adviento y Navidad

Seguime,

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Seguime,

nunca estaras solo

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Seguime, no estarás solo.Pentecostés

Nos preparamos para la venida del Espíritu Santo que rompe nuestro sentimiento de soledad y nos hace comuni-dad. La Vigilia de Pentecostés por decanato, por vicaría o su-mando dos o más parroquias, siguió siendo una excelente oportunidad para vivir un modo de ser Iglesia más abierto, más fraterno, más joven …

Seguime, buscame en tus hermanosMisiones y San Cayetano

En las misiones juveniles, salimos al encuentro de los hermanos que viven y trabajan en nuestra ciudad, y tuvimos la oportunidad de de acompañar a los peregrinos en su espera para entrar a visitar al San Cayetano, donde compartiendo un mate, cantando y hasta bailando, “como familia de San Cayetano, pedimos paz, trabajo y dignidad”.

Seguime, Esto que Soy, Esto te doyCorpus

En medio de las campañas por las elecciones en nuestra ciudad, los jóve-nes salimos a romper los esquemas: mientras algunos dormían ya estábamos en las calles anunciando que queremos vivir para servir, mientras por ahí estaban reunidos a ver cómo podían hacer para poder tener más dinero o más poder, estábamos como Iglesia joven gritando que el Amor es Servicio.

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Además este año los obispos de toda Latinoamérica se reunieron en la V Con-ferencia Episcopal que se realizó en el Santuario de Aparecida, Brasil. Allí nos pidieron ser discípulos y misioneros de Jesús, reconociendo a los jóvenes como representantes de un enorme potencial para el presente y futuro de la Iglesia y de nuestros pueblos. Gracias a todos los que nos ayudaron a motivar la participación en los encuen-tros y a difundir este material durante 2007. Les pedidos lo sigan haciendo y también le pedimos se contacten con la Vicaría de Jóvenes por cualquier inquietud o aporte que quieran compartir, para seguir trabando juntos por los todos los jóvenes de nuestra ciudad.

Seguirlo sostenidos por su madreLuján

Luego de 30 años, seguimos caminan-do. Y porque la Virgen nos anima a ser sinceros en nuestras vidas, descubrimos la importancia de la verdad sobre la mentira. Bajo el lema, Madre, ayudanos a vivir en la verdad, salimos a vivir el fenó-meno pastoral y cultural más signifi cativo de la juventud de Buenos Aires.

Seguime y Alegrate,mi ternura es tu esperanza

Navidad

Junto con toda la Iglesia diocesana, anunciaremos la ternura del Niño, con la alegría que caracteriza a los jóvenes, y con la Esperanza de que los corazones de todos nuestros hermanos encuentren en esta Navidad la Paz que nos merece-mos.

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sostenido por mi madre

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Aparecida y Lujan

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¿Me amán?

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Adviento y Navidad 7

ENCUENTRO DE ADVIENTO PARA EL 2007 (CICLO A)

“…tu nacimiento recién empieza…”

Objetivo: preparar el corazón para realizar en el nacimiento de Jesús, el proyecto de Dios en mis propios sueños. Los tres encuentros que vas a encontrar acá tienen su base en el cuento de Mamerto Menapace “el arbolito de navidad” (Mamerto Menapace, “Esperando el sol”, Ed. Patria grande, Bs. As. 1995.) . La propuesta es que puedas hacer un itinerario de adviento donde puedan ir preparándose para la llegada de navidad.

Cada uno de los encuentros va a tener la siguiente estructura:Bienvenida (recepción).1. Primer momento (motivación).2. Segundo momento (trabajo personal y/o grupal).3. Tercer momento (refl exión/iluminación).4. Cierre.5.

Para cada encuentro vas a tener una palabra eje, que sintetiza lo importante que tenés que trabajar con tus chicos.

Por las dudas... en el anexo tenés el cuento entero, por si se te ocurre otra forma de trabajar este material.

Primer encuentro: ATESORARBienvenida1. (recepción): Prepará unos mates y galletitas para recibir a los chicos. Que haya uno de los animadores que se encargue de este momento. Tienen que preguntarles el nombre y anotarlo en las hojitas de árbol (que se prepararon previamente). Después dales alfi leres para que se lo pongan en la ropa. Mientras tanto, otro animador estará hablando con ellos de cómo les fue en la semana, sus cosas, ofreciéndoles mates, cantando con una guitarra, etc. Lo importante es pasarla bien mientras esperan la hora de comenzar a trabajar todos juntos. (Acordate que, si empezamos en un buen clima, terminamos en un buen clima).

Motivación: 2. Te proponemos leer, en este encuentro lo que dice el cuento sobre el pri-a. mer arbolito. Te transcribimos acá abajo lo que tenés que leer. Es bueno que cada chico tenga una copia de lo que se lee para que lo pueda ir siguiendo atentamente (de todas formas, podés hacer menos pesada la lectura si se la reparten entre varios)

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7Primer encuentro

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Había una vez tres arbolitos. Fue allá en los tiempos viejos, y en tierras del Líbano. En la ladera de un cerro que miraba al lejano mar, tres arbolitos pequeños, crecían juntos. Habían nacido uno cerca del otro, hijos quizá de tres semillas del mismo tronco. Pero eran diferentes. Tenían sueños distintos.

El primero se quedaba por las noches mirando el cielo estrellado, y soñaba. Se imaginaba que cada estrella era simplemente una de las joyas del tesoro del Gran Rey. Y quería llegar a dar su madera, cuando fuera grande, para que el rey hiciera con ella un cofre. Quería llegar a ser una hermosa arca donde el rey pudiera guardar lo mejor que tuviera entre todos sus tesoros.

Porque todos, hasta los árboles más pequeños, sabían que el Gran Rey estaba por venir. Y cada uno quería prepararse con lo mejor de sí mismo para colaborar en su gran empresa.

Después de leído el cuento, proponeles a los chicos que hagan un trabajo b. individual en base a unas preguntas que les vas a entregar (no te olvides de darles también papel y birome para que trabajen. Las preguntas las vas a encontrar en el anexo I). Si se pueden dispersar por el lugar donde realices las actividades, mejor. (no excederse de los 15 min)

¿Cuál era el sueño del arbolito? ¿Qué estaba mirando para empezar a descubrir su sueño? ¿Cuáles son tus sueños? ¿Qué estrellas te llevaron a descubrirlos?

Trabajo grupal:3. Una vez que los chicos hayan terminado con e trabajo personal los reunís a. a todos en el lugar de encuentro, y lean juntos el desenlace de la historia del primer árbol:

Y pasaron los días, los meses y los años. Primaveras y otoños se fueron api-lando, con otros tantos veranos e inviernos.

Un buen día los leñadores subieron las laderas, y luego de talar los árboles, bajaron sus troncos hasta el mar, a fi n de llevarlos hacia el sur. Despojados de todo su follaje, los tres hicieron su viaje, terminando en el gran mercado de maderas de Jerusalén.

Al primer árbol lo compró un campesino del sur, a quien ni se le cruzó por la mente el hacer un cofre con aquella madera. Sus únicos tesoros eran los animales, que por la noche necesitaban refugiarse en un viejo establo. Y para ellos construyó un comedero. Lo mejor de aquel árbol soñador terminó siendo destinado a un pesebre para guardar el pasto que comían los animales.

Rodeado de todo lo que suele haber en un establo, el pobre arbolito convertido en algo tan distinto del cofre que se había imaginado llegar a ser, pensaba que la triste realidad convertía en ironía lo mejor de sus sueños. El Gran Rey no había llegado. Y el día que eso sucediera, él ya no tendría nada para darle. Su historia lo había destinado a ser todo lo contrario de un cofre. Rodeado de suciedades, y lleno de paja, pensaba que ni siquiera era digno de presentarse ante el Gran Rey a fi n de ofrecerse para nin-

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gún otro menester. En estos tristes pensamientos ocupaba las largas horas de sus noches de

invierno, oscuras y frías, mientras los animales se refugiaban en el establo. Y en una de esas tantas noches, sucedió lo extraordinario.

Oscurecía ya. Una joven mujer embarazada, acompañada por su esposo, pene-tró en el establo buscando un refugio donde pasar esa noche. Parecía que el parto era inminente. Y así fue. En medio de la noche, se escuchó un llanto. Y el pequeño recién nacido, envuelto en pañales, fue puesto por su madre en el pesebre lleno de paja.

Entonces se produjo el milagro. La noche mala se volvió Noche Buena. El esta-blo se pobló de ángeles, de luz y de cantos. Acudieron los pastores diciendo maravillas de aquel pequeño en el cual reconocían al Salvador.

En cada fi bra de su madera, el antiguo arbolito reconoció el cumplimiento de su viejo sueño. Realmente esa noche se había cumplido su mayor anhelo: ser el cofre para el tesoro del Gran Rey.

Nada sabemos de su historia posterior. Quizá simplemente con-tinuó en su misión de servir a los animales. Pero en cada Navidad su sueño se multiplica hasta el infi nito, y vuelve a acunar en su interior al Niño Dios.

Para pensar en grupo... (30 min.)b. ¿Creés que el arbolito cumplió su sueño? ¿Por qué? ¿Pensás que esperaba que se concretara de esta manera? ¿Cuáles son los tesoros que te gustaría guardar? Dios ya te dio tesoros ¿cuáles crees que son? ¿Crees que Dios ya te ha dado un fi n, un destino? ¿Coincide con

lo que vos querés ser?

Puesta en común. Reunilos en grupitos de tres o cuatro chicos, y pediles c. que pongan en común algunos de sus sueños. Después deben elegir uno de los sueños, alguno que los represente, un sueño que se haya realizado de manera diferente a la esperada, para hacerlo de esta manera: deben conseguir un locutor o narrador relatara el sueño elegido y el resto del grupo lo actuará sin decir ni una palabra.

Iluminación:4. 5.

Leemos todos juntos Mt. 13. 44-46. Tratá de compartir con los chicos a. este texto para reconocer, como en el cuento, que el tesoro, el Reino de Dios, es el mismo Jesús entre nosotros. Después busquen juntos qué cosas hacen falta que preparemos en nuestras vidas y en nuestra comunidad para que este Reino de Dios (que es el Señor) pueda nacer entre nosotros.

Cierre: 6. Les vas a entregar a los chicos un cartulina con forma de cofre (o puede estar dibujado) donde los chicos pondrán cuales son las cosas que esperan atesorar como signos de la presencia de Dios en sus vidas.


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7Segundo encuentro

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Segundo encuentro: NAVEGARBienvenida (recepción): 1. Prepará unos mates y galletitas para recibir a los chi-cos. Que haya uno de los animadores que se encargue de este momento. Tienen que preguntarles el nombre y anotarlo en las hojitas de árbol (que se prepararon previamente). Después dales alfi leres para que se lo pongan en la ropa.

Mientras tanto, otro animador estará hablando con ellos de cómo les fue en la semana, sus cosas, ofreciéndoles mates, cantando con una guitarra, etc. Lo importante es pasarla bien mientras esperan la hora de comenzar a trabajar todos juntos. (Acordate que, si empezamos en un buen clima, terminamos en un buen clima).

Motivación: 2. Te proponemos leer, en este encuentro lo que dice el cuento sobre el a. segundo arbolito. Te transcribimos acá abajo lo que tenés que leer. Es bueno que cada chico tenga una copia de lo que se lee para que lo pueda ir siguiendo atentamente (de todas formas, podés hacer menos pesada la lectura si se la reparten entre varios)

El segundo arbolito se quedaba largas horas mirando hacia el lejano mar. Soñaba con entregar su madera, para que con ella se hiciera una nave poderosa. Un gran barco, para que el Gran Rey se embarcara en él con sus mejores capitanes. Sería quien llevaría la buena noticia de su llegada hasta las islas lejanas en los confi nes de la tierra.


¿Cuál era el sueño del arbolito? ¿Qué estaba mirando para empezar a descubrir su sueño? ¿Tenés ganas de hacer un viaje donde Jesús sea el capitán de ese barco?¿Pensás que tu vida puede ser el mar que el Señor recorre con vos?Si es así... ¿Qué mares de tu vida (momentos) te gustaría recorrer junto a El?

Trabajo grupal:3. Una vez que los chicos hayan terminado con e trabajo personal los reunís a. a todos en el lugar de encuentro, y lean juntos el desenlace de la historia del segundo árbol:

El tronco del segundo arbolito fue adquirido por un armador del norte. Pero no se lo destinó a una nave, sino a una humilde barca de pescadores. Una de esas tan-tas que en el lago de Galilea eran usadas por los lugareños para la pesca. Pequeña,

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chata, y oliendo a pescado, nada tenía de la grandeza con la que había soñado poder servir al Gran Rey.

Una tarde bochornosa de verano, la barca estaba cabeceando su modorra en la orilla. La calma de ese día presagiaba un peligro para la noche. Un grupo de hombres, precedido por alguien que parecía su jefe o su maestro, entró en la barca, buscando llegar a la otra orilla. La lenta travesía se vio interrumpida de repente por el vendaval. El agua entraba por todos lados, y el peligro de hundirse era más que real.

Pero el maestro dormía su cansancio con su cabeza recostada sobre la popa de la barca. Lo despertaron angustiados. Se levantó, y con soberana tranquilidad ordenó al vendaval y al oleaje que se tranquilizaran. Y la calma reinó como por encanto. Un escalofrío de admiración recorrió todas las fi bras de aquel arbolito, convertido ahora en barca de pescadores. Y constató que de verdad, su sueño se había cumplido: el Gran Rey estaba utilizándolo como su nave capitana. No era su madera la que daba seguridad a los navegantes, sino el Navegante quién le aseguraba a ella contra todos los poderes de este mar embravecido que es el mundo.

Tal vez al día siguiente recuperara de nuevo su vieja función de ser una humil-de barca en aquel pequeño lago. Pero ahora sabía, que el Gran Rey había ya venido, y que ella había sido la elegida para transportarlo en una noche de tormenta. Podría, en adelante, sentirse perdurando como imagen en la Iglesia que nacería luego de la muerte del Maestro.

Para pensar en grupo... (30 min.)b. ¿Creés que el arbolito cumplió su sueño? ¿Por qué? ¿Pensás que esperaba que se concretara de esta manera? ¿Alguna vez viviste vos también la desilusión del segundo arbolito? ¿Cómo?Desde Siempre, Dios eligió tu sencillo y humilde corazón para navegar con vos ¿Vivís y sentís su presencia y compañía?¿Navegás confi ando en la fuerza del Señor o te sentís temeroso ante las distintas tormentas del mar de tu vida?¿Sabés que sos parte de la Iglesia de Cristo? ¿Vivís esto dando testimonio del amor de Dios y llevando su Buena Noticia a todos los que se cruzan en tu navegar cotidiano?

Iluminación:4. Leemos todos juntos Mc. 4. 35-41. Dios nos llama a todos a vivir el desafío a. de navegar mar adentro junto a El. Sabe que hay muchas tormentas en nuestra vida, que el miedo es una realidad que nos aplasta y que no nos deja disfrutar de su presencia. Por eso nos invita a poner toda nuestra confi anza en el poder de su amor, en sabernos seguros porque el Señor de todas las cosas está como capitán en el barco de mi corazón.

Pedile a los chicos que compartan cuáles son esas tormentas (miedos) que necesito que Jesús calmen en mi vida para poder poner toda mi fe en El.

Cierre: 5. Al lado del cofre de la vez anterior (si estás haciendo todo el itinerario), pegá una Barca hecha en papel afi che o cartulina y que los chicos pongan es-


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7Tercer encuentro

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criban en ella las tormentas que tiene que parar Jesús para que podamos vivir confi adamente nuestra vida de fe.

Tercer encuentro: SEÑALARBienvenida (recepción): 1. Prepará unos mates y galletitas para recibir a los chi-cos. Que haya uno de los animadores que se encargue de este momento. Tienen que preguntarles el nombre y anotarlo en las hojitas de árbol (que se prepararon previamente). Después dales alfi leres para que se lo pongan en la ropa.

Mientras tanto, otro animador estará hablando con ellos de cómo les fue en la semana, sus cosas, ofreciéndoles mates, cantando con una guitarra, etc. Lo importante es pasarla bien mientras esperan la hora de comenzar a trabajar todos juntos. (Acordate que, si empezamos en un buen clima, terminamos en un buen clima).

Motivación: 2. Te proponemos leer, en este encuentro lo que dice el cuento sobre el ter-a. cer arbolito. Te transcribimos acá abajo lo que tenés que leer. Es bueno que cada chico tenga una copia de lo que se lee para que lo pueda ir siguiendo atentamente (de todas formas, podés hacer menos pesada la lectura si se la reparten entre varios)

El tercer arbolito, en cambio, soñaba con que de su tronco se tomara el mástil para el estandarte de la victoria fi nal. El daría la madera para ser clavada allá en la cima de los cerros, a la vista de todos los pueblos. Cuando los hombres vieran clavado en las cumbres el estandarte del Gran Rey, sabrían de su triunfo fi nal y pleno.


¿Cuál era el sueño del arbolito? ¿Te imaginás cómo es el estandarte del Gran Rey? ¿Hay algún estandarte (logo, dibujo, etc.) con el cual te identifi cás? ¿Cómo sería tu estandarte?

Trabajo grupal:3. Una vez que los chicos hayan terminado con e trabajo personal los reunís a. a todos en el lugar de encuentro, y lean juntos el desenlace de la historia del tercer árbol:

La historia más dura le tocó al tercer arbolito. Porque resultó que para él no surgió ningún comprador. Quedó para el fi nal de todo, casi como si fuera de descarte. A pesar de que su madera era valiosa. Pero nadie lo adquirió, y terminó siendo re-quisado por el gobierno. Ahí nomás, a poca distancia, Pilatos tenía su pretorio. Y los tirantes fueron llevados por los soldados romanos a la guarnición de la torre Antonia. Pero no fueron destinados a ser el mástil de ningún estandarte. Su destino fue total-

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mente otro. Al fondo del pretorio estaba el gallinero. Y nuestro arbolito fue a parar allí. Al poco

tiempo sus tirantes estaban convertidos literalmente en “palo de gallinero”. Cualquiera se puede imaginar lo que esto signifi caría para los sueños de aquel pobre arbolito. Su madera humillada y ensuciada sentiría en cada una de sus vetas que la historia real que le tocaba vivir era la contradicción de todo lo que había esperado.

Y el tiempo fue pasando lentamente sobre su dolor. Hasta que un anochecer todo pareció entrar en el terreno de las urgencias. Un grupo de soldados había salido sigilosamente, con antorchas y palos para sorprender a algún malhechor en el corazón de la noche. Al rato había regresado, cumplida ya su misión. Pero seguramente debía tratarse de una persona muy especial. Porque toda la ciudad se había alborotado. El Sanedrín sesionó toda la noche. El gallo se había despertado más temprano que de costumbre y por tres veces había lanzado su canto hacia una madrugada que no ter-minaba de llegar. Protestas, maldiciones, preguntas y llanto. Todo se había confundido en aquel amanecer.

La mañana estuvo aún más agitada que la noche. La plaza llena. El Goberna-dor, preocupado y nervioso. Los soldados alertas y con las armas en la mano. Todo parecía presagiar uno de esos momentos claves en que la vida y la muerte juegan la apuesta fi nal sobre alguien.

Poco antes del mediodía, unos soldados entraron presurosos al gallinero, y desarmaron de prisa el andamiaje. Dos tirantes del arbolito fueron separados del resto y atados en forma de cruz. Los cargaron sobre los hombros ensangrentados de aquel mismo Maestro que calmara la tempestad en el Lago de Galilea. Y así se inició el do-loroso y largo camino hacia el Calvario.

A las tres de la tarde todo estaba consumado. El madero de la cruz servía de soporte para el cuerpo muerto del Señor de la vida. Y el arbolito de aquel cerro lejano, ahora hecho Cruz en el Gólgota, supo que su sueño se había cumplido en plenitud, mucho más allá de lo que él mismo se hubiera imaginado.

Porque los sueños profundos, esos que nos acompañan desde la infancia y a través de toda la vida, son ciertos. Quizá no se cumplan de la manera como nosotros los hubiéramos imaginado. Pero como Tata Dios está comprometido con ellos, su plenitud suele superar inmensamente todos nuestros proyectos.

A vos, mi joven arbolito, te lo digo en esta Navidad: Confi é en tu misterio: Desconfi é de tus criterios.

Para pensar en grupo... (30 min.)b.

¿Pensaste alguna vez que la cruz de Jesús es el estandarte del triunfo de la Vida Nueva de Dios?¿Tuviste la experiencia de morir a algo para dar Vida Nueva? ¿Quisieras ser vos también estandarte de este Gran Rey? ¿Por qué? Jesús nace hoy como cumplimiento de la promesa del Padre... ¿vivís la cercanía de la navidad como el cumplimiento de la promesa de Dios en tu vida?¿Cuál sería el estandarte de esta promesa para vos?


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7Anexo I - Cuento

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Iluminación:4. Leemos todos juntos Lc. 2. 1-7; 33-35. Ya desde su nacimiento, Jesús esta-ba cumpliendo el sueño del Padre, el plan que el pensó para darnos la vida nueva. La imagen de Cristo en el pesebre también es estandarte de la ter-nura y la Vida nueva que nos da el Dios de la vida. Sus bracitos en cruz nos adelantan lo que será el estandarte fi nal, pero el Niño Dios nos recuerda que hoy nacemos de nuevo, como hijos del Padre, para señalarle a los hombre y mujeres de hoy, con nuestras vidas, donde deben buscarlo.Piensen juntos como renovar nuestra manera de vivir como cristianos para que todos puedan ver en nosotros un espacio de encuentro con el Señor. Busquen maneras concretas (gesto navideño, misión, cantata, pesebre vi-viente, etc) para que Jesús esté presente en medio de su barrio para esta navidad.

Cierre: 5. Como cierre de este camino, ponemos en el pesebre todo lo trabajado anteriormente (si lo hicieron) y/o los proyectos concretos para señalar la pre-sencia de Jesús recién nacido entre nosotros.

ANEXO I - CuentoARBOLITO DE NAVIDAD

Había una vez.... ¿Cuándo? ¿Dónde?

Los niños lo saben. Está claro que debe ser cierto porque es lindo. Y todos sabemos que lo lindo tiene que ser cierto. Al menos en los cuentos. Porque estos tienen la misión de decir ciertas cosas verdaderas, muy difíciles de entender, cuando son contadas de otra forma.

Entonces.... Había una vez tres arbolitos. Fue allá en los tiempos viejos, y en tierras del Líbano. En la ladera de un cerro que miraba al lejano mar, tres arbolitos pe-queños, crecían juntos. Habían nacido uno cerca del otro, hijos quizá de tres semillas del mismo tronco. Pero eran diferentes. Tenían sueños distintos.

El primero se quedaba por las noches mirando el cielo estrellado, y soñaba. Se imaginaba que cada estrella era simplemente una de las joyas del tesoro del Gran Rey. Y quería llegar a dar su madera, cuando fuera grande, para que el rey hiciera con ella un cofre. Quería llegar a ser una hermosa arca donde el rey pudiera guardar lo mejor que tuviera entre todos sus tesoros.

Porque todos, hasta los árboles más pequeños, sabían que el Gran Rey es-taba por venir. Y cada uno quería prepararse con lo mejor de sí mismo para colaborar en su gran empresa.

El segundo arbolito se quedaba largas horas mirando hacia el lejano mal: Soñaba con entregar su madera, para que con ella se hiciera una nave poderosa. Un gran barco, para que el Gran Rey se embarcara en él con sus mejores capitanes. Sería quien llevaría la buena noticia de su llegada hasta las islas lejanas en los confi nes de la tierra.

El tercer arbolito, en cambio, soñaba con que de su tronco se tomara el mástil

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para el estandarte de la victoria fi nal. El daría la madera para ser clavada allá en la cima de los cerros, a la vista de todos los pueblos. Cuando los hombres vieran clavado en las cumbres el estandarte del Gran Rey, sabrían de su triunfo fi nal y pleno.

Y pasaron los días, los meses y los años. Primaveras y otoños se fueron apilan-do, con otros tantos veranos e inviernos. Cada ciclo le hacía vivir nuevas experiencias a nuestros tres arbolitos, que mientras tanto iban haciendo madera por dentro. Fueron creciendo y se hicieron árboles grandes y fuertes, soñando siempre con ser importantes y útiles para el Gran Rey cuando éste viniera.

Un buen día los leñadores subieron las laderas, y luego de talar los árboles, bajaron sus troncos hasta el mar, a fi n de llevarlos hacia el sur. Despojados de todo su follaje, los tres hicieron su viaje, terminando en el gran mercado de maderas de Jerusalén.

Al primer árbol lo compró un campesino del sur, a quien ni se le cruzó por la mente el hacer un cofre con aquella madera. Sus únicos tesoros eran los animales, que por la noche necesitaban refugiarse en un viejo establo. Y para ellos construyó un comedero. Lo mejor de aquel árbol soñador terminó siendo destinado a un pesebre para guardar el pasto que comían los animales.

Rodeado de todo lo que suele haber en un establo, el pobre arbolito convertido en algo tan distinto del cofre que se había imaginado llegar a ser, pensaba que la triste realidad convertía en ironía lo mejor de sus sueños. El Gran Rey no había llegado. Y el día que eso sucediera, él ya no tendría nada para darle. Su historia lo había destinado a ser todo lo contrario de un cofre. Rodeado de suciedades, y lleno de paja, pensaba que ni siquiera era digno de presentarse ante el Gran Rey a fi n de ofrecerse para nin-gún otro menester.

En estos tristes pensamientos ocupaba las largas horas de sus noches de invierno, oscuras y frías, mientras los animales se refugiaban en el establo. Y en una de esas tantas noches, sucedió lo extraordinario.

Oscurecía ya. Una joven mujer embarazada, acompañada por su esposo, pene-tró en el establo buscando un refugio donde pasar esa noche. Parecía que el parto era inminente. Y así fue. En medio de la noche, se escuchó un llanto. Y el pequeño recién nacido, envuelto en pañales, fue puesto por su madre en el pesebre lleno de paja.

Entonces se produjo el milagro. La noche mala se volvió Noche Buena. El establo se pobló de ángeles, de luz y de cantos. Acudieron los pastores diciendo ma-ravillas de aquel pequeño en el cual reconocían al Salvador.

En cada fi bra de su madera, el antiguo arbolito reconoció el cumplimiento de su viejo sueño. Realmente esa noche se había cumplido su mayor anhelo: ser el cofre para el tesoro del Gran Rey.

Nada sabemos de su historia posterior. Quizá simplemente continuó en su misión de servir a los animales. Pero en cada Navidad su sueño se multiplica hasta el infi nito, y vuelve a acunar en su interior al Niño Dios.

El tronco del segundo arbolito fue adquirido por un armador del norte. Pero no se lo destinó a una nave, sino a una humilde barca de pescadores. Una de esas tantas que en el lago de Galilea eran usadas por los lugareños para la pesca. Pequeña,


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chata, y oliendo a pescado, nada tenía de la grandeza con la que había soñado poder servir al Gran Rey.

Una tarde bochornosa de verano, la barca estaba cabeceando su modorra en la orilla. La calma de ese día presagiaba un peligro para la noche. Un grupo de hombres, precedido por alguien que parecía su jefe 0 su maestro, entró en la barca, buscando llegar a la otra orilla. La lenta travesía se vio interrumpida de repente por el vendaval. El agua entraba por todos lados, y el peligro de hundirse era más que real.

Pero el maestro dormía su cansancio con su cabeza recostada sobre la popa de la barca. Lo despertaron angustiados. Se levantó, y con soberana tranquilidad ordenó al vendaval y al oleaje que se tranquilizaran. Y la calma reinó como por encanto. Un escalofrío de admiración recorrió todas las fi bras de aquel arbolito, convertido ahora en barca de pescadores. Y constató que de verdad, su sueño se había cumplido: el Gran Rey estaba utilizándolo como su nave capitana. No era su madera la que daba seguridad a los navegantes, sino el Navegante quién le aseguraba a ella contra todos los poderes de este mar embravecido que es el mundo.

Tal vez al día siguiente recuperara de nuevo su vieja función de ser una humil-de barca en aquel pequeño lago. Pero ahora sabía, que el Gran Rey había ya venido, y que ella había sido la elegida para transportarlo en una noche de tormenta. Podría, en adelante, sentirse perdurando como imagen en la Iglesia que nacería luego de la muerte del Maestro.

Pero, quizás la historia más dura le tocó al tercer arbolito. Porque resultó que para él no surgió ningún comprador. Quedó para el fi nal de todo, casi como si fuera de descarte. A pesar de que su madera era valiosa. Pero nadie lo adquirió, y terminó siendo requisado por el gobierno. Ahí nomás, a poca distancia, Pilatos tenía su preto-rio. Y los tirantes fueron llevados por los soldados romanos a la guarnición de la torre Antonia. Pero no fueron destinados a ser el mástil de ningún estandarte. Su destino fue totalmente otro.

Al fondo del pretorio estaba el gallinero. Y nuestro arbolito fue a parar allí. Al poco tiempo sus tirantes estaban convertidos literalmente en “palo de gallinero”. Cualquiera se puede imaginar lo que esto signifi caría para los sueños de aquel pobre arbolito. Su madera humillada y ensuciada sentiría en cada una de sus vetas que la historia real que le tocaba vivir era la contradicción de todo lo que había esperado.

Y el tiempo fue pasando lentamente sobre su dolor. Hasta que un anochecer todo pareció entrar en el terreno de las urgencias. Un grupo de soldados había salido sigilosamente, con antorchas y palos para sorprender a algún malhechor en el corazón de la noche. Al rato había regresado, cumplida ya su misión. Pero seguramente debía tratarse de una persona muy especial. Porque toda la ciudad se había alborotado. El Sanedrín sesionó toda la noche. El gallo se había despertado más temprano que de costumbre y por tres veces había lanzado su canto hacia una madrugada que no ter-minaba de llegar. Protestas, maldiciones, preguntas y llanto. Todo se había confundido en aquel amanecer.

La mañana estuvo aún más agitada que la noche. La plaza llena. El Gober-nador, preocupado y nervioso. Los soldados alertas y con las armas en la mano. Todo parecía presagiar uno de esos momentos claves en que la vida y la muerte juegan la

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apuesta fi nal sobre alguien.

Poco antes del mediodía, unos soldados entraron presurosos al gallinero, y desarmaron de prisa el andamiaje. Dos tirantes del arbolito fueron separados del resto y atados en forma de cruz. Los cargaron sobre los hombros ensangrentados de aquel mismo Maestro que calmara la tempestad en el Lago de Galilea. Y así se inició el do-loroso y largo camino hacia el Calvario.

A las tres de la tarde todo estaba consumado. El madero de la cruz servía de soporte para el cuerpo muerto del Señor de la vida. Y el arbolito de aquel cerro lejano, ahora hecho Cruz en el Gólgota, supo que su sueño se había cumplido en plenitud, mucho más allá de lo que él mismo se hubiera imaginado.

Porque los sueños profundos, esos que nos acompañan desde la infancia y a través de toda la vida, son ciertos. Quizá no se cumplan de la manera como nosotros los hubiéramos imaginado. Pero como Tata Dios está comprometido

con ellos, su plenitud suele superar inmensamente todos nuestros proyec-tos.

A vos, mi joven arbolito, te lo digo en esta Navidad:

Confi é en tu misterio:

Desconfi é de tus criterios.

ANEXO II - Canciones

Aquí estoy Daniel Poli

Sol SimSeñor, aquí estoy, Do Re Mimotra vez, postrado a tus pies, Do-Re Mimpara entregarte toda mi vida, Sim Do-Relo que tengo, lo que soy, Mimlo pongo en tus manos Sim Doporque no hay lugar mejor Re Solpara mí.


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NAVEGA MAR ADENTRO.

G C D

G C GES HORA DE PARTIR MAR ADENTRO RY NO VOY A ESPERAR.

G CEL VENDRA PARA IRG D GY YO NO QUIERO HACERLO ESPERAR.

El Dios de la vida(Daniel Poli)

RE LA Si- Fa#-Somos un nuevo Pueblo, gestando un mundo distinto, SOL RE DO LA7los que en el Amor creemos, los que en el amor vivimos.Llevamos este tesoro en vasijas de barro, es un mensaje del cielo y nadie podrá callarnos. RE LA SOL LA Si- Si-7 SOL LAY proclamamos un nuevo día, porque la muerte ha sido vencida.Y anunciamos esta Buena Noticia, hemos sido salvados por el Dios de la Vida.

SOL LA RE Fa#-Si- SOL LA RE (7)En el medio de la noche, encendemos una luz en el Nombre de Jesús. (Bis)

2) Sembradores del desierto, buenas nuevas anunciamos,extranjeros en un mundo que no entiende nuestro canto.Y aunque a veces nos cansamos, nunca nos desalentamos,porque somos peregrinos y es el amor nuestro camino.Y renunciamos a la mentira, vamos trabajando por la justiciay rechazamos toda idolatría, sólo creemos en el Dios de la Vida.

3) Que nuestro mensaje llegue más allá de las fronteras,y resuene en todo el mundo, y será una nueva tierra.Es un canto de victoria, a pesar de las heridas,alzaremos nuestras voces por el triunfo de la vida.Y cantaremos por el nuevo día, corazones abiertos, nuestras manos unidas,celebraremos con alegría porque está entre nosotros el Dios de la Vida.

G CQUIERO SENTIR TU AMOR G DY VOLVER A NACER CQUIERO DECIRTE VEN DMI BARCA ES TUYA

G CES TAN INMENSO EL MAR G DPERO YO VOY CON VOS CNO TEMO NAVEGAR D GSI ESTA MI DIOS...

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CAGM

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¡¿Y vos?!

Por eso queremos ser testigos, vivir nues-tra fe en Dios, en medio de su pueblo y refl ejarlo en nuestro protagonismo siendo sensibles ante nuestra realidad.

Por eso queremos ser profetas, queriendo encontrar “el gesto y la palabra oportuna frente al solo y desamparado” de hoy.

El documento de Aparecida en el 278 nos dice: “El Discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros la alegría de ser enviado (…) a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado…” Ser testigo, profeta, discípulo y misionero de Jesús es seguir haciendo lo que Él hizo, seguir diciendo lo que Él dijo y seguir viviendo con el estilo que Él vive.

En la Iglesia nos reconocemos discípulos de Jesús Maestro que afi rma no haber amor más grande que dar la vida por los que se ama y lo ratifi co con el hecho de su muerte en la Cruz. Queremos ser también sus testigos con el ejem-plo, queremos ser y formar parte, en esta nuestra Iglesia misionera del Evangelio, de la reconcilia-ción y de la Verdad que nos hace libres.

Misioneros con la Iglesia Misionera porque Cristo

Todos queremos una Iglesia Joven con los Jóvenes

…una Iglesia que celebra la vida……una Iglesia pueblo de Dios y pueblo de hermanos……una Iglesia comunión y participación……una Iglesia pobre que opta por los pobres……una Iglesia profética y liberadora……una Iglesia solidaria……una Iglesia inculturada en el mundo Juvenil……una Iglesia Evangelizadora…

Un misionero es alguien que ha experimen-tado la presencia salvífi ca de Dios.

Lo ha escuchado y ha comprendido que Él lo está llamando a servir.

Y siempre va anunciándolo con su propia vida.


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la Envió y la dejó animada por su Espíritu. No que-remos guardar encerrada en nuestro pecho nuestra fe, sino gritarla hoy, siempre y en todas partes.

Nuestro Cardenal Bergoglio en la XVIII Marcha Juvenil de este año nos alentaba diciéndonos “(…) Quisieron decirle a la gente, con la actitud de uste-des, que Jesús que es Amor, que nos espera para darnos más Amor. Jesús nos está esperando. (…) Simplemente caminaron gratuitamente para decir que Jesús es Amor y que vale la pena seguir este camino. Pero claro, cuando seguimos el camino de Jesús se “arma”, porque era una de las cosas que ya desde el principio cuando Jesús estaba ahí con los apóstoles, que le sucedía al que seguía a Jesús, que rompía los esquemas. (…) el Amor es Servicio; y que lo único que vale en la vida es vivir para los demás. (…) el que no vive para servir no sirve para vivir (…) si ustedes ahora van a seguir a Jesús (…) sepan que su vida va a ser siempre eso. Romper los esquemas artifi ciales que nos quieren imponer, romper los esquemas artifi ciales de un mundo fácil que nos venden (…) Yo quiero seguir al Amor. Y el Amor es Servicio.”

En nuestras misiones de verano, en las misiones barriales o parroquiales y en el tiempo navideño tenemos una gran oportunidad para no desapro-vechar.

Un abrazo en Cristo Maestro siempre joven.

Y comprometerse en una Alianza de Amor.

Por eso su testimonio no descuida detalle.

Un misionero crece, madura y se transforma junto a los hermanos.

Tiene un corazón que lo hace vibrar frente a la necesidad del otro.

Que le permite comprenderlo.

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Retiro

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ResponsablesVicario de Juventud

Mons. Eduardo García 4342-2597 [email protected]

Responsables Arquidiocesanos

P. Rubén Javier Ceraci 4612-6710 [email protected] Tassitano [email protected] Torres (15) 4026-5534 [email protected]

Formación

José Guinle 4567-0336 [email protected]. Ariel Corrado 4783-8008 [email protected]

Vicaría Belgrano

P. Alejandro García Tello 4781-5886 [email protected] Ignacio Astigueta 4795-8633 [email protected]ía Inés Ramundo 4544-2219 [email protected]

Vicaría Centro

Eugenia Elisa Caruso 4931-2713 [email protected]. Martín Bourdieu 4308-0504 [email protected]

Vicaría Flores

Gabriela Parra 4631-1319 [email protected]. Javier A. Klajner 4631-9920 [email protected]

Vicaría DevotoP. Fabian Gonzalez Balsa 4572-5459 [email protected]. Lalo Lopardo 4641-1572 [email protected]

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