adviento

30
ADVIENTO Esperando al Salvador

Upload: oscar-esau

Post on 06-Apr-2016

212 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

ADVIENTO Esperando al Salvador

El tiempo del Adviento es un tiempo especial.

Fuera de toda clase social, estatus económico, ideología política, o incluso

credo religioso, en Adviento todo mundo parece estar mejor, ser más feliz, se siente más hermano del prójimo, hay

más colorido en las calles y en los hogares, se escucha música, etc.

Esto es importante, pero debemos rescatar el auténtico

sentido del tiempo que prepara el Nacimiento de Nuestro Redentor:

Mucha gente celebra la Navidad, y la

espera, a su modo, con mucho entusiasmo… pero ajeno, totalmente, al sentido religioso de dicha solemnidad.

Regalos

Cenas

Posadas

Adornos

La palabra “Adviento” (del latín adventus),

significa: Venida, advenimiento.

Proviene del verbo «venir».

Entre los pueblos paganos, esta palabra solía utilizarse para indicar el advenimiento de la divinidad:

Su venida periódica, y su presencia representativa en el recinto sagrado

del templo.

En este sentido, la palabra adventus venía a significar «retorno», y también

«aniversario».

En el lenguaje cristiano primitivo, con la expresión adventus se hacía referencia a

la última venida del Señor, a su vuelta gloriosa y definitiva.

Pero en seguida, al aparecer las fiestas de la navidad y epifanía

(manifestación del Señor a todos los pueblos),

adventus sirvió para significar la venida del Señor en la humildad

de nuestra carne.

De este modo, la venida del Señor en Belén, y su última venida,

se contemplan dentro de una visión unitaria, no como dos venidas distintas, sino como una sola y única, desdoblada

en etapas distintas.

Aun cuando la expresión haga referencia directa a la venida del Señor, con la

palabra adventus la liturgia se refiere a un tiempo de preparación que precede

a las fiestas de navidad y epifanía.

La historia de este período de tiempo es sencilla: Parece fuera de discusión el

origen occidental del adviento.

A medida que las fiestas de navidad y epifanía iban cobrando, en el marco del año litúrgico, una mayor relevancia, en esa misma medida fue configurándose como una necesidad vital la existencia de un breve periodo de preparación…

Una preparación que evocara, al mismo tiempo, la larga espera

que entre los judíos representaba la espera del Mesías prometido.

A pesar de las evidentes afinidades que hay entre la cuaresma (preparación a la Pascua)

y el adviento (preparación a la Navidad), sería un error interpretar

ambos períodos de tiempo con el mismo patrón.

En Adviento la práctica penitencial del ayuno no tuvo jamás la relevancia que

tenía en la Cuaresma.

Adviento, más bien, se consideraba como un tiempo consagrado a una vida cristiana más intensa y más consciente,

con una asistencia más asidua a las celebraciones litúrgicas que ofrecían un marco adecuado a la piedad cristiana.

La institución del adviento no aparece en Roma sino

hasta mediados del siglo VI.

Los primeros testimonios los encontramos en los libros litúrgicos.

Precisamente en el Sacramentario gelasiano.

En una primera fase, el adviento romano incluía seis domingos.

Posteriormente, a partir de san Gregorio Magno, quedará reducido a cuatro. Y así

ha llegado a nosotros.

Originariamente, el adviento romano aparece solo como una preparación

a la fiesta de navidad.

En ese sentido se expresan los textos litúrgicos más antiguos.

Sin embargo, a partir del siglo VII, al convertirse la navidad en una fiesta

más importante, en aparente competencia incluso con la fiesta

de la pascua, el Adviento adquirirá una dimensión y un enfoque nuevos.

Más que un período de preparación, polarizado en el acontecimiento

natalicio, el Adviento se perfilará como un «tiempo de espera», como una

celebración solemne de la esperanza cristiana, abierta escatológicamente

hacia el adventus último y definitivo del Señor al final de los tiempos.

Así, el adviento que hoy celebra la Iglesia mantiene esta

doble perspectiva:

Preparación a la Navidad

Espera gozosa de la Segunda Venida de Nuestro Señor.

MODELOS de espera

Durante el Adviento, la Iglesia pone en nuestros labios las palabras ardientes y

los gritos de ansiedad de los grandes personajes que a lo largo de la historia

santa han protagonizado más intensamente la esperanza mesiánica.

Claro que no se trata de remedar artificialmente la actitud interior de

estos hombres, como quien representara un personaje

en una obra de teatro…

La salvación mesiánica no es, todavía, una realidad plena.

Por ello, estos grandes hombres

y mujeres siguen siendo hoy día como los portavoces en cuyos gritos

de ansiedad se encarna todo el ardor de la esperanza humana.

Nadie mejor que él ha encarnado tan al vivo el ansia impaciente del mesianismo veterotestamentario a la espera del rey mesías (Ver Is 7: El libro del Emmanuel).

1

Isaías

El precursor, cuyas palabras de invitación a la penitencia, dirigidas

también a nosotros, cobran una vigorosa actualidad durante las semanas

de adviento (Ver Mt 3, 2).

2

Juan Bautista

La Madre del Señor. En ella culmina y adquiere una

dimensión maravillosa toda la esperanza del mesianismo hebreo

(Ver Lc 1, 26 – ss).

3

María

La espera continúa. Continuará hasta el final de los tiempos.

Hasta entonces, Isaías, Juan Bautista y

María seguirán siendo los grandes modelos de la esperanza, y en sus

palabras seguirá expresándose el clamor angustioso de la Iglesia y de la humanidad entera, ansiosa de

redención…

MARANATHÁ