adoracion eucaristica

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AGRUPACION ARCIPRESTAL DE COFRADÍAS Y HERMANDADES DE BAEZA VIGILIA EUCARÍSTICA ADORACIÓN EUCARÍSTICA PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA Exposición del Santísimo. Canto: No adoréis a nadie mas que a El Señor Jesús, estás aquí. Y nosotros, estamos aquí, ante Él. Hemos aceptado dejarnos atraer por Él. Lo contemplamos, lo adoramos, lo amamos. Buscamos amarlo todavía más. Contemplamos a Aquel que, durante la cena pascual, ha entregado su Cuerpo y su Sangre a sus discípulos, para estar con ellos “todos los días, hasta el fin del mundo” ( Mt 28,20). Adoramos a Aquel que está al inicio y al final de nuestra fe, sin el que no estaríamos aquí esta tarde, sin el que no seríamos nada, sin el que no existiría nada. Aquel, por medio de quien “se hizo todo” ( Jn 1,3); por quien hemos sido creados, para la eternidad; el que nos ha dado su propio Cuerpo y su propia Sangre, Él está aquí, esta tarde, ante nosotros, ofreciéndose a nuestras miradas. Amamos, y buscamos amar todavía más, a Quien está aquí, ante nosotros, abierto a nuestras miradas, tal vez a nuestras preguntas, a nuestro amor. Aceptad, ofreceros a Quien nos lo ha dado todo, que vino no para juzgar al mundo, sino para salvarlo (cf. Jn 3,17), aceptad reconocer en vuestras vidas la presencia activa de Quien está aquí presente, ante nuestras miradas. Aceptad ofrecerle vuestras propias vidas. Silencio

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tEXTOS DE LA CELEBRACION DE LA VIGILIA EUCARISTICA ORGANIZADA POR LA AGRUPACION DE COFRADIAS DE BAEZA EL 19 DE NOVIEMBRE DE 2011

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AGRUPACION ARCIPRESTAL DE COFRADÍAS Y HERMANDADES DE BAEZA

VIGILIA EUCARÍSTICA

ADORACIÓN EUCARÍSTICA

PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA

Exposición del Santísimo. Canto: No adoréis a nadie mas que a El

Señor Jesús, estás aquí.

Y nosotros, estamos aquí, ante Él. Hemos aceptado dejarnos atraer por Él.

Lo contemplamos, lo adoramos, lo amamos. Buscamos amarlo todavía más.

Contemplamos a Aquel que, durante la cena pascual, ha entregado su Cuerpo y su Sangre a sus discípulos, para estar con ellos “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

Adoramos a Aquel que está al inicio y al final de nuestra fe, sin el que no estaríamos aquí esta tarde, sin el que no seríamos nada, sin el que no existiría nada. Aquel, por medio de quien “se hizo todo” (Jn 1,3); por quien hemos sido creados, para la eternidad; el que nos ha dado su propio Cuerpo y su propia Sangre, Él está aquí, esta tarde, ante nosotros, ofreciéndose a nuestras miradas. Amamos, y buscamos amar todavía más, a Quien está aquí, ante nosotros, abierto a nuestras miradas, tal vez a nuestras preguntas, a nuestro amor.

Aceptad, ofreceros a Quien nos lo ha dado todo, que vino no para juzgar al mundo, sino para salvarlo (cf. Jn 3,17), aceptad reconocer en vuestras vidas la presencia activa de Quien está aquí presente, ante nuestras miradas. Aceptad ofrecerle vuestras propias vidas.

Silencio

AGRUPACION ARCIPRESTAL DE COFRADÍAS Y HERMANDADES DE BAEZA

VIGILIA EUCARÍSTICA

Canto: Majestad

Esta tarde, no lo vemos, pero lo oímos aquí, diciéndonos a cada uno de nosotros: “Ven, déjate llamar por el Maestro. Él está aquí y te llama (cf. Jn 11,28). Él quiere tomar tu vida y unirla a la suya. Déjate atraer por Él. No mires ya tus heridas, mira las suyas. En estas heridas, te toma; en estas heridas, te esconde. No rechaces su amor”.

“Si Cristo permanece en nosotros, ¿de qué tenemos necesidad? ¿Qué nos falta? Si permanecemos en Cristo, ¿qué más podemos desear? Es nuestro huésped y nuestra morada. ¡Dichosos nosotros que estamos en su casa! ¡Qué gozo ser nosotros mismos la morada de tal huésped!”.

Permaneced en silencio y adorad a vuestro Señor, nuestro Maestro y Señor Jesucristo. Permaneced en silencio, después hablad y decid al mundo: no podemos callar lo que sabemos. Id y proclamad al mundo entero las maravillas de Dios, presente en cada momento de nuestras vidas, en toda la tierra.

(Meditación de Benedicto XVI, Lourdes, domingo 14 de septiembre de 2008)

Silencio

Canto

Texto bíblico

“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que han tocado nuestras manos acerca de la palabra de la vida, pues la vida se ha manifestado, la hemos visto, damos testimonio de ella y os anunciamos la vida eterna, que estaba junto al Padre y se nos ha manifestado, eso que hemos visto y oído, os lo anunciamos”. (1Jn 1, 1-3a)

« Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él ». Esta afirmación asume una mayor intensidad si pensamos en el Misterio eucarístico. En efecto, no podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento. Éste exige por su

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VIGILIA EUCARÍSTICA

naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él. Por eso la Eucaristía no es sólo fuente y culmen de la vida de la Iglesia; lo es también de su misión: « Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera ». También nosotros podemos decir a nuestros hermanos con convicción: « Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos para que estéis unidos con nosotros » (1 Jn 1,3). Verdaderamente, nada hay más hermoso que encontrar a Cristo y comunicarlo a todos. Además, la institución misma de la Eucaristía anticipa lo que es el centro de la misión de Jesús: Él es el enviado del Padre para la redención del mundo (cf. Jn 3,16-17; Rm 8,32). No podemos acercarnos a la Mesa eucarística sin dejarnos llevar por ese movimiento de la misión que, partiendo del corazón mismo de Dios, tiende a llegar a todos los hombres. Así pues, el impulso misionero es parte constitutiva de la forma eucarística de la vida cristiana.

(Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, 84)

Silencio

Canto

Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos o indiferentes ante la suerte de los hermanos, sino entrar en la misma lógica de amor y de donación del sacrificio de la cruz. Quien sabe arrodillarse ante la Eucaristía, quien recibe el cuerpo del Señor no puede no estar atento, en el entramado ordinario de los días, a las situaciones indignas del hombre, y sabe inclinarse en primera persona hacia el necesitado, sabe partir el propio pan con el hambriento, compartir el agua con el sediento, vestir a quien está desnudo, visitar al enfermo y al preso (cf. Mt 25, 34-36). En cada persona sabrá ver al mismo Señor que no ha dudado en darse a sí mismo por nosotros y por nuestra salvación. Una espiritualidad eucarística, entonces, es un auténtico antídoto ante el individualismo y el egoísmo que a menudo caracterizan la vida cotidiana, lleva al redescubrimiento de la gratuidad, de la centralidad de las relaciones, a partir de la familia, con particular atención en aliviar las heridas de aquellas desintegradas. Una espiritualidad eucarística es el alma de una comunidad eclesial que supera divisiones y contraposiciones y valora la diversidad de carismas y ministerios poniéndolos al servicio de la unidad de la Iglesia, de su vitalidad y de su misión. Una espiritualidad eucarística es el camino para restituir dignidad a las jornadas del hombre y, por lo

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VIGILIA EUCARÍSTICA

tanto, a su trabajo, en la búsqueda de conciliación de los tiempos dedicados a la fiesta y a la familia y en el compromiso por superar la incertidumbre de la precariedad y el problema del paro. Una espiritualidad eucarística nos ayudará también a acercarnos a las diversas formas de fragilidad humana, conscientes de que ello no ofusca el valor de la persona, pero requiere cercanía, acogida y ayuda.

(Benedicto XVI, Astillero de Ancona, Domingo 11 de septiembre de 2011)

Silencio

Canto

María, la Virgen Santa, aceptó, hace dos mil años, entregarle todo, ofrecer su cuerpo para acoger el Cuerpo del Creador. Todo ha venido de Cristo, incluso María; todo ha venido por María, incluso Cristo.

(Meditación de Benedicto XVI, Lourdes, domingo 14 de septiembre de 2008)

Como la Virgen María, seamos también nosotros «regazo» disponible que done a Jesús al hombre de nuestro tiempo, despertando el deseo profundo de aquella salvación que sólo viene de él.

(Benedicto XVI, Astillero de Ancona, Domingo 11 de septiembre de 2011)

Virgen Santa, ayúdanos a contemplar, ayúdanos a adorar, ayúdanos a amar, a amar más todavía a Quien nos amó tanto, para vivir eternamente con Él.

(Meditación de Benedicto XVI, Lourdes, domingo 14 de septiembre de 2008)

ORACIÓN Y RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

SALUTACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.

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VIGILIA EUCARÍSTICA

IGLESIA DE EL SALVADOR

BAEZA 19 DE NOVIEMBRE DE 2011

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