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ACUSTiN UBIETO ARTETA

APLICACT6N nTnACTICA DE LAS CIENCIASAUXILIARES QUE ESTUDIAN AL HOMBRE

Y A LA SOCIEDAD

ApLrcACr6N nmAcrrcA DE LAs crENcrAsAUXILIARES QUE ESTUDIAN AL,HOMBRE

Y A LA SOCIEDAD

ecusriN uBrETo ARTETACatedrdtico de Esc. Univ, Form. Prof.EGB, de Bachillerato e InspectorNumerario de Bachillerato.

1. APROXIMACIdN AL TEMA

a) El papel de las mal llamadas 'ciencias auxiliares'.

La Historia no camina sola en el concierto de las ciencias tantohumanas como experimentales o exactas. Diffcilmente podriahacerlo. De ahi que siempre haya ido asociada a una serie de disci-plinas que, a fuer de prestarle ayudas eficaces, han sido denomi-nadas, mal denominadas, 'ciencias auxiliares' de esa Historia.

La realidad, no obstante, es bien distinta. Como escribiriaRobert DELORT, <<la notion de 'sciences auxiliaires' de I'histoiren'est donc pas claire, et il convient de Io cerner plus prdcisdmententre ces bornes, D'une part, il s'agit de sciences entidrement suto-nomes, travaillant avec des mCthodes qui leur son propes (gdnia-logie, archiologie) et des matdrioux de type porticalier: sceaux (sigi-

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lographie), blason (hdraldique), pidces de monnaie (numismatique)'noms d'hommes (antroponymie) ou de lieux (toponymie), Ccritures(patdogrophie), forme des actes (diplomatique), dotes (chrono-

logie)...; mais, d'autre part, elles ont toules une dimension histo-rique fondamentale, etles ddbouchent toutes sur I'histoire qu'elles

contribuent d construire et en qui elles trouvent le but principal(parfois unique) de leur existence>>t.

Cuando el concepto de la ciencia hist6rica se despoj6 de remi-niscencias filos6ficas pericli"adas para desembocar en la denominada'Historia total', el papel de las, hasta entonces, 'ciencias auxiliares'subi6 muchos enteros. De pronto, la Historia busc6 y hall6 ayudaen ciencias como la sociologia, la fisica at6mica, la astronomia, lademografia o la matemdtica, entre otras, y no por ello se conver-tian en nuevas 'ciencias auxiliares' de aqu6lla, como no lo es lacibern6tica en el momento actual. El concepto de 'ciencias colabo-radoras' comenz6 a sustituir al de 'auxiliares'.

Pero si, desde el punto de vista de la reconstrucci6n hist6rica,las mal denominadas 'ciencias auxiliares' de la Historia han venidoocupando un lugar subsidiario, desde una perspectiva diddctica suconcurso ha sido casi nulo para la mayor parte de los docentes,absortos en la explicaci6n de unos programas extensos y nada moti-vadores, alejados cada dfa mds de la realidad circundante.

Muy pocos son quienes han recurrido a la numismdtica para

razonar el porqud de las alteraciones monetarias como causa oefecto de crisis econ6micas dificilmente explicables por otras vias;pocos recurren a la toponimia para tratar de hallar sentido plausibleal ritmo del proceso reconquistador hispano o indagar por qu€, porejemplo -en Arag6n al menos-, las ermitas, oratorios e iglesiasdedicados a san Esteban se agrupan, sobre todo, en comarcas colin-dantes con determinadas 'extremaduras' de los siglos XI y XII;pocos recurren a la herdldica para hallar sentido a tantos y tantosblasones grabados en piedras sillares de castillos, palacios y casassefloriales de nuestros pueblos para delimitar los seflorios de los quese habla de manera tan te6rica casi siempre; escasos son quienesacuden a las fuentes escritas originales, una vez ya transcritas eincluso traducidas, para aplicar las t6cnicas con las que opera ladiplomdtica y rehacer asf, junto al alumno, la historia que nos es

I DELORT, R., Introduction aux sciences auxiliaires de I'histoire. A. Colin.Paris, 1969, pAg. 10.

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dada en manuales mds o menos asequibles, sin intentar, por otraparte, que aqu6l aprenda a dudar, a contrastar y a comprobar; y

iquidn recurre, a trav6s de unos simples y asequibles 'libros parro-quiales', ala cronologia para inculcar en el alumno la noci6n de'gcneraci6n'?, por ejemplo.

A pesar de inconvenientes estructurales ciertos (como el nfmeroclevado de alumnos por grupo o curso, el alto nfmero de horasdocentes del profesor, los programas extensos y abigarrados, elhorario recargado de los alumnos, etc.), siempre existe una ocasi6npara incentivar, para tramar una clase distinta, para motivar, paraque un dia hablen los escudos de piedra o las cartas del bisabueloque fue a la'guerra de Africa' y est6n arrinconadas en el zaguinde la casa. Rezumar historia pueden tanto el retablo de la iglesiacomo el exvoto de la ermita; s6lo hay que ensefrar a exprimirlos.Tal vez ese dia se perdi6 una clase convencional, pero se gan6 unpuflado de curiosos y hombres de preguntas constantes, que quizdsconfunden cafladas y veredas de 'mestas', 'ligallos', 'casas de gana-deros' o 'cofradias de pastores' con simples caminos de herradura,pero a quienes, al menos, se les habrd introducido la duda vividaen su entorno y no s6lo la certeza te6rica del libro de texto quepronto se olvidard.

Los recursos para desarrollar, de cuando en cuando -si biendebiera ser siempre- una clase motivadora de Historia son mrilti-ples. De algunos de ellos se habla en otras ponencias de estosmismos 'encuentros' diddcticos, como la prensa, el video, elentorno, los textos, los archivos o las obras artisticas. Pue6 bien,las mal denominadas 'ciencias auxiliares' de la Historia constituyenuna fuente inagotable de posibilidades docentes para la aplicaci6ndiddctica de esa Historia, con una particularidad esencial: el objetode su estudio se halla casi siempre entre nosotros, en la propia loca-lidad, la comarca o la regi6n. Se ve y se pisa.

b) Aplicaci6n didictica de las 'ciencias colaboradoras' que estudianel tiempo y el espacio.

Aun cuando las'ciencias colaboradoras', o mal llamadas auxi-liarcs, que estudian el tiempo y el espacio no constituyen el obje-tivo principal de este trabajo, no quisiera silenciarlas. Su posibleaportaci6n diddctica es considerable y ofrecen mfltiples atractivospara cl lo.

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lo) Dejando aparte la geohistoria, si tomamos como ejemplo lacronologio, dentro de las ciencias que estudian el tiempo, no se tratade enseflar a nuestros alumnos a datar segrin los distintos tipos de'eras', calendarios o estilos; tampoco de aplicar o hallar la indic-ci6n, las epactas o los concurrentes; ni de apelar a la astronomia,glaciologia, dendrocronologia o termorremanencia. Podemos,simplemente, hacerles valorar los distintos ritmos de tiempo-tiempo eclesidstico, tiempo seflorial o tiempo urbano- que hanservido para organizar la vida de la comunidad europea occidentaldurante siglos. Quizds asi comprendan qu6 es la siesta, la partida

de la hueste, el toque de queda, la sanmiguelada de nuestrospueblos, la hora del td o el dicho de que cada cerdo tiene su 'san

Martin'. Entenderfn o dardn sentido asi a muchos fendmenossociales, militares, econ6micos o religiosos que son incomprensiblesdesde nuestra 6ptica actual.

Por otra parte, previo conocimiento cronol6gico de determi-nados hechos de indole diversa (sociales, t6cnicos, institucionales,etc.), podremos enseflar a nuestros alumnos a datar un texto o unmapa hist6rico dado hallando los tdrminos 'ante quem' y 'post

quem', ejercicio que, cuando se elige un ejemplo adecuado, seconvierte en una autdntica y atractiva labor policiacaz-

20) Las ciencias que estudian el espacio poseen asimismopreciadas facetas didicticas. Algunos m6todos de la geografia,-convertida ocasionalmente en ciencia colaboradora de la

Historia-, como la fotografia a6rea, el plano o el mapa, sonimprescindibles no s6lo para el estudio del marco fisico sino tambi6ndel hist6rico.

- Tampoco se trata de especializar al alumno en la lectura de'fotografias a6reas', pero si se poseen €stas, una simple excursi6npuede servir de pretexto tanto para proporcionarle variedad cuantopara inculcar en el alumno algunas de las tecnicas de las que se sirveel historiador para reconstruir la Historia. Un castillo -cual es el

caso de Loarre- o una ciudad abandonada -como Bilbilis- no

fueron s6lo lo que hoy nos muestran sus ruinas- El primero, por

ejemplo, avanzado y solitario al sur de las sierras del Prepirineo

2 Un ejercicio de esta indole puede encontrarse en mi libro Cdmo se comentaun texto histdrico. Anubar, Valencia, 1976, pdgs. 134-141, aunque en el ejemplopriman sobremanera los aspectos politicos, militares y religiosos.

l 5para dominar el llano de la h<iya de Huesca, es dificilmentecomprensible sin conocer -_como lo conocieron sus custodios- elterrero montafloso que le resguarda sin estudiarlo mediante foto-grafias adreas. La clave se encuentra en las vaguadas que desde lafortaleza conducen a la relativamente lejana .foz, de ps"aet., po.la que, hasta tiempos modernos, atravei6 el camino que aet itinoconducia a las tierras de Jaca. Los contrastes de coloi de la foto-grafia a5rea permiten descubrir fosos posteriormente reilenados,muros perdidos, torres de seflales abatidas, caminos de seguridady aljibes abandonados. La avena es mds verde en los fosoi mien_tras que el trigo madura antes en las ruinas escondidas bajo elmanto actu'al3.

' - Con miras diddcticas, la contemplaci6n del ,plano, morfo_l6gico actual de una ciudad constituye una aut6ntica lecci6n hist6_rica, sobre todo si lo relacionamos con su gufa monumental.Profundizando un poco en 61, rdpidamente obte-ndremo, .p.y;r;plula,t suficientes para seguir tanto su evoluci6n urbanistica (",i"r"oinicial, etapas romana y visigoda, el enclave musulmdn, la amplia_ci6n cristiana de los siglos XI al XIII, los ,ghetos, judio y -uaij*,las ampliaciones sucesivas de €poca moderna y ros ensanchesactuales) como las funciones desempefladas por la urbe a lo largode su historia (agricola, comercial, ganadera, artesanal, religioi,juridico-administrativa, militar, etc.j. Las propuestas de estudiosdidiicticos en este terreno comienzan a ser abund"nr"r, puJi.nJoservir de pauta la ofrecida por C. LLOPIS y C. CARRIL4.

Por otra parte, contados son los aspectos socioecon6micos, mili_tares, culturales o religiosos, entre otros, que no se puedan carto-grafiar para una mejor exposici6n did6cti.i. eunqui no abundan,tampoco son ins6litos los ejercicios did6cticos en este campos. Enrealidad, la cartografia hist6rica (aparte de los mapas tOpico, a.todos conocidos) se ha convertido in mdtodo usuai incluso .n

"iterreno de Ia investigaci6n. De ahf que los ejemplos disponibles for

3 CHEVAL,LIER, Raymond, L'avion d la dCcouverte du passC. paris, 1964.4 LLoPls' carmen y cARRAL, cremente, Las ciencias sociares en er aulo.

Narcea, Madrid, 1982, pdgs. 270-297.5 NouscHI' Andr6 (en Iz commentaire de lextes et de documents historiques.

F. Nathan, Paris, 1969, pdgs. 36{0) propone el comentario de sendos pranos de dosgranjas del siglo XVIII.

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el profesor de Historia son cada vez m6s abundantes y asequibles.

Pero el estudio del espacio hist6rico no s6lo se basa en la cola-

boraci6n de la geografia y sus t€cnicas lectoras o en la consolidada

cartografia hist6rica sino tambien enla toponimla. Los nombres de

lugaitienen una directisima relaci6n con los hombres que les han

dado carta de naturaleza. Esos nombres reflejan la forma del

terreno, la naturaleza y el color de las rocas, el tipo de vegetaci6n

y la e*istencia o no de agua, la actividad agricola o ganadera;

iecuerdan a personas o etnias concretas, 4 hechos b6licos y reli-

giosos, a las vias de comunicaci6n, etc.6. En definitiva, los top6-

ni-o, constituyen un documento de la relaci6n entablada entre el

hombreyelmedio,conlapart icular idadimportantedelalonge-vidad que suelen alcanzar. La colaboraci6n de la toponimia y, en

definitiva, de la Historia con la filologia, la lingtiistica, la dialec-

tologia y la fondtica nos conduce' aunque no sin dificultad, del

top6nimopresentealdelpasado,delatandolasuperposici6ndepueblos y culturas distintos.

La ditacidn precisa y la interpretaci6n correcta del top6nimo

supone una ayuda incalcutrable para la Historia. Ahora bien, desde

el punto de vista didactico que aqui nos interesa, los ejercicios a

,"ulir* son mriltiples y cada uno de elos permite enfoques globales

e interdisciplinares motivadores. Aunque de manera somera' nos

detendremos en algunos ejemPlos:

- Con un simple mapa de carreteras, los alumnos pueden

realizar otro en el que consignen nfcleos actuales de poblaci6n que

denotan un origen debido a la repoblaci6n del pais: a) de grupos

de gente de procedencia determinada (Narros de Salduefla, Narros

del-castillo, Navarrete, Naharrillos, Herrera y villar de los Nava-

rros, Zorraquin, Zalduendo, Gallegos, Villagallegos, Valdegallegos'

Galleguillos, Berrocalejo de Aragona, Aragoneses, Aragoncillo'

Castellanos, etc.); b) a las 6rdenes Militares (Alc6zar de San Juan'

Villarta de San Jdarr, Santiago de Calatrava, San Vicente de Alc6n-

tara, Cervera y Puebla del Maestre, etc'); c) al Camino de Santiago

(Hitero del Camino, Santo Domingo de la Calzada, etc'); d) a la

iglesia (Torralba de los Frailes, Albalate del Arzobispo, Alcal6 del

Obirpo, etc.); e) a pobladores concretos (Nuflo G6mez' Domingo

6Uncur iosoe jemplode lavar iedadyor igenesde la topon imia locons t i tuyeelcortometrajecl idActicoti tuladoLosnombresdenuestrospueb/os,nrimeroT6dela serie .c-omprender Arag6n" producido por el tcE de la Universidad de Tatagozz'

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P€rez, Garfa Hortrin, Blasco Mill6n, Muflo Sancho, Sanchidri6n,Don Jimeno, Herndn Sancho, La Almunia de Dofla Godina, etc.);f) a puntos fonificados tanto musulmanes Oos muchos Alcald exis-tentes o los Calasanz, Calatayud, Calatorao, etc.) como cristianos(Castiilonroy, Castej6n de las Armas, Castelflorite, Castrogeriz,etc.); g) a las zonas fronterizas de fricci6n (Arcos, Jerez o Mor6nde la Frontera); h) a la creaci6n de nuevos nfcleos debidos alamparo real (Villarreal, Monreal, Caminreal, Villanueva, Aldea-nueva, El Burgo, Villafranca, etc.). Esta lista de modalidades, quees rncompleta, y el subsiguiente mapa pueden servir de base parauna magnifir:a y motivadora leccidn de Historia.

- Como ejercicio extraescolar, cabe acometerse el estudio topo-nimico de una comarca cercana a los alumnos. A falta de trabajoslexicologicos y fiiol6gicos -que cada vez son m6s abundantes paratoda Espaf,a-, el mapa l:50.000 y algunas encuestas realizadas porios propios alumnos, de acuerdo con el Seminario de Lengua Espa-flola, son suficrentes para la actividad. Tengo en mis manos, entreoiros, un trabajo de J.A. FRAGO?, que puede servir de base yelemplo para un ejercicio de esta indole. De su lectura se extraenmultlples top6nimos menores de los que sacar una enseflanza hist6-rica bien cercana a los alumnos, en este caso a los de la comarcade Borja-Tarazona"

En el estudio de FRAGO; se hallan t€rminos relacionados conel poblamiento (Galiana, Barranco y Val de los Moros, etc.), a suscostumbres y condici6n (Francos, pola, Realengo), a su religi6n yprdcticas m:igicas (Dusmeo, Fosal. G6lgota, Luco, Maga, Monje);a delimrtacirin de t6rminos (Hueda, Linderas, Moj6n, Muga) y viasde comunicaci6n (Quintana, Calzada); a roturaciones medievales(Noval, Novillas); a la agricultura (Ador, Adula, Almunia, Azud,Brazal, Carriza), Hortal, Linares, Torre, Villa, etc.); a la ganaderia(Berbegal, Oaflada, Coladero, Corte, Galiana, Majada, Mesta, etc.);a la geologia (Aguasal, Ceniles, Marga, Salado, etc.); a oficios yactividades (Barquineros, Calera, Cantareria, Cordonero, Fornillo.F6rnoles, Molino, Nevera, Trullar, Venta, etc.); a?untos fortifi_cados (Almazfin, Atalaya. Borja, Bureta, Furuchdn de los Moros.Poyo, etc.).

7 FRAGO GARCIA, Juan A., Toponimia del Campo de Borja. ktudio lexi_col6gico. Instituci6n 'Fernando el Cat6iico', Z,aragoza, l9g}.

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- Como rlltimo ejemplo, de entre otros muchos posibles' que

la investigaci6n toponimica ofrece al profesor de Historia para

motivarsuacci6ndocentepodriaservireldelostop6nimosnume-rales existentes en tantas zonas espaflolas, cuyos problemas tuve

ocasi6n de estudiar en torno a Taragoza y HuescaE' La existencia

;"trrat; aocumentaOa deTierz (Zy HII), cuarte (Z y HU)' Q"iry"gi HW,Sexto (Z y HLD, Sdptimo v Si6tamo (Zv HID' Utebo (Z)'

i.l".no (tiLD v Quinzano lutl puede constituir una culta, y alavez

u-"no,'"f*" a. Historia, que nos puede llevar a hablar de

i*pu"rtot y gravdmenes pretaritos, de patronimicos romanos' de

divisiones ie car6cter temporal, de asentamientos militares y de

metrologia romana' te-"t iodot ellos que, alejados de una reali{f

concreti, pueden resultar no s6lo improcedentes sino tambidn

tediosos. Considerados de esta forma, confieren a la toponimia-como disciplina que estudia el espacio- y a la Historia -como

ciencia globalizadora- un cardcter utilitario y pragmdtico' Enseflar

" "otnpi.nO"r la realidad de cada dia, el porqud de los pueblos que

se atraniesan en cualquier viaje, no es cuesti6n baladi'

2. LA UTILIDAD DIDACTICA DE LAS CIENCTAS

AUXILIARES QUE ESTUDIAN AL HOMBRE

El estudio del tiempo y del espacio' como acabamos de ver'

convoca a la geohistoria, a la geografia y a la toponimia' Si todas

ellas suponen una ayrda considerable para Ia Historia' su concurso

no es pequeflo tampoco a la hora de su aplicaci6n diddctica una vez

descargadas de erudici6n y tecnicismos'Co_nsideremosahoralasposibilidadesquenosbrindanlasdeno.

minadas ,ciencias auxiliares-' de la Historia que tienen como obje-

tivo fundamental el estudio del hombre: la antroponimia y la genea-

logia.

s) Posibilidades did6cticas de la antroponimia'

Realmente es dificil saltar del plano de la mera y profunda inves-

tigaci6n de la tingiiistica hist6rica, base de la antroponimia' a su

uiii"u.iOn did6ctica en el aula como instrumento o recurso del

8 UBIETO ARTETA, Agustin' Tophnim,os numerales en torno a Huesca y

Zaragozt.'C".r"rurrgu,t";', lino Q'ataioza' 191 5-7 6\' 147 -16l'

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aprendizaje, pero no es imposible.'Laposibilidad existente se funda-menta tanto en el ciclo vital propio de cada antropdnimo (naci-miento, evoluci6n y ocaso) como en las modas, a las que la natu-raleza humana no ha renunciado nunca.

Como dice SANCHEZ ADELL, <frcnte o Ia costumbre romanode designar a los penonas con un triple nombre, en algunas regionesdel imperio (entre ellos Espoflo) se impso despuds de las invasionesla denominocidn con un solo nombre, bien de procedencia latina,griega, cristiana o germdnica. Ldgicamente, los nombres cristianosfueron los mds numerosos, pero tombidn los germdnicos lograronuna gran ddusidn popular. Con todo, los nombres de persona eronpoco numeiosos, y con el fin de aclarar los frecaentes homonimias,se introdujo Ia costumbre de afladir un segundo nombre, tomadodel nombre del podre (patronimico), de la madre (maironimico), dellugar de origen, residencia o propiedad, de una cualidud o csrac-teristica personal (apodo), del oficio o profesidn, etc. A finales delsiglo XII y principios del XIII se gencrolizo el uso del segundonombre, que se convierte en una designoci6n hereditaria y pesa aconstituir el nombre de familia, de linaje o apellido.

Hay, pues, que distinguir dentro de la ontroponimio dosospectos diferenciados ounque relacionodos entre si: el que se refierea los nombres de pila y el que se refiere a los apellidos. Nuestrosusos actuales en uno y otro aspecto se hallan comprendidos en unatradici6n que empezd a definirse, como se ha dicho, en los primerostiempos de la Edad Mediq>>e.

La posibilidad de realizar ejercicios didiicticos en este sentido esinmensa. Sin entrar en actividades que exigen una cierta especiali-zaci6n (como, por ejemplo, la fijaci6n cronol6gica de un documentoen funcion de los nombres aparecidos), los alumnos preuniversita-rios pueden, bajo los auspicios de sus profesores de Historia yLengua, dedicar alguna sesi6n a escarbar en los simples, quizdss6rdidos y, desde luego, poco utilizados 'fndices onomdsticos' queacompaflan a cualquier investigaci6n que incluya documentos delpasado, ya sea una colecci6n diplomdtica, libro de actas, obituario,censo, libro parroquial, proceso de desamortizaci6n o proceso inqui-sitorial, entre otros muchos. Se trata de una actividad que se puedeprogramar con tiempo y para la que la variedad de fuentes editadases enorme.

9 SANCHEZ ADELL, Jost, Didtictica de Ia Historio. Anubar, Valencia, 197?.pAs. 192.

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Con el solo hecho de analizar intencionadamente ese 'indice

onomdstico', se pueden detectar creencias, mentalidades, hibitos ycostumbres, trabajos y dedicaciones de sus hombres, puesto quecada 6poca hist6rica se caracteriza por una antroponimta concretay particular que los refleja" En definitiva, el alumno puede inclusodar sentido a algo que le es tan propio y cercano, a su nombre yapellidos. Una vez m6s, la Historia, a trav€s de un conducto insos-pechado, deja de ser para ese alumno algo desligado de la realidadtangible de cada dia. 56lo tiene que aprender a preguntar intencio-nadamente. Veamos algunos ejemplos.

- Lalucha armada entre musulmanes y cristian'.rs nos aportardnombres de pila alusivos, generalmente entresacados del santoralpaleocristiano: en Esteban, protomdrtir del cristianit;mo, se podianconvertir quienes vivian en peligrosas 'extremaduras'; el hijollamado Miguel se intuia como defensor de los valores religiosos,como lo fuera el Arcdngel; muchos padres, por influencia ultrapi-renaica, impusieron a sus hijos el nombre de Martin, cautivados por

la caridad del santo franco; la inseguridad de los cam:nos difundi6,sin duda, el nombre de Crist6bal, asi como la corriente espiritualque dio origen al monacato y a las 6rdenes mendicanles extendtdpor doquier los nombre de Benito, Francisco, Domingo, Bernardo,Clara.. .

Pero ;por qu€, por ejemplo, faltan los nombres de Pilar o Jorgeen los 'indices onomdsticos' de las colecciones documentales arago-nesas de la Edad Media?. ;Por qu€ apenas aparecen los de Carloso Felipe hasta bien entrada ia 6poca moderna?. i.Qud nombres depila impuso la contrarreforma, cuyas huellas son tan visibies enotros aspectos de la vida hispana?. La aparici6n.de lr,s nombresmodernos tiene lugar entre los siglos XI y XVI, pero cada uno ensu momento y por una causa religiosa, social o politica diferente y

determinada. La pequefla historia de los nombres est6 intimamenteunida a la gran historia de los estados peninsulares y de Espafla.

- Ahora bien, si relacionar los nombres de pila con hechossocioculturales concretos constituye un ejercicio prfctico realmentemotivador y altamente formativo, asistir al alumbramiento de losapellidos espafloles no es menos excitante' En cualquier documentode los siglos XII-XIII se puede observar el salto que existe entre'Petrus, carnicero' o 'Petrus, tavernarius' y 'Pedro Carnicer' o'Pedro Taberner'. Toda la gama de oficios y profesiones se digni-

2 l

l'ica e individualiza, primero, y. se transmite hereditariamente,despu6s.

El resurgir de la vida occidental en el periodo bajomedieval yla dilatacidn de las fronteras dan origen a la primera gran avalanchade gentes hacia las ciudades, que ahora renacen. Se hace necesarioindividualizar a todos y cada uno de los ciudadanos llamados Pedro,Juan, Miguel... Y surgen, segin su procedencia, los pedro de Bolea,Pedro de Labata, Pedro de Aguas, de Peralta, de Lanaja, lo mismoque Pedro Franco, Pedro Francds, Pedro Matal6n, Pedro Bayona,Pedro Narbona, Pedro Tolosa, Pedro Navarro, pedro Castellano...

Todavia cabe individualizar con mayor profundidad a trav€s deconductos m6s o menos di6fanos. La malicia popular atribuyeapodos que luego ser6n apellidos, como algunos pretendidos paren-t'escos o presumidas posiciones sociales: Pedro Rey, Pedro Conde,Pedro Marquds, Pedro Abad, Pedro Caballero, pedro Vispe, etc.Otros pueden ser reflejo de cualidades humanas (pedro Cort6s) oparticularidades de indole fisica (Pedro Royo, pedro Calvo, pedroBarba, Pedro Negro, Pedro Gordo, Pedro Ezquerra, Pedro Bello,etc6tera).

Sin duda alguna, la apertura a Europa y a Amdrica acab6 defijar la amplia gama de apellidos hispanos, cuya localizaci6ntemporal y geogr6fica puede suponer una apasionante brisquedahist6rica. La 'antroponimia', pues, no s6lo es una ciencia colabo-radora de la Historia, sino que permite asimismo la realizaci6n deactividades motivadoras desde el punto de vista didictico, a realizarde cuando en cuando.

b) La genealogia y sus posibles aportaciones al aula.

Desde el momento mismo en que cualquier persona se considerapunto de arranque, resultado o simple elemento de una familia, suestudio entra de lleno en el campo de la genealogia. El an6lisis desu cuadro de descendencia o de ascendencia (en este caso surge el'drbol geneal6gico') puede dar sentido a aspectos variados que, sinel concurso de esta ciencia colaboradora, permanecerian ignotos odeficientemente explicados.

Sin irrumpir en cirmpos excesivamente especllizados a los quela genealogia presta su ayuda, como el de la gen&ica, el eugenismoo la medicina; o sin entrar siquiera en las sofisticadas t6cnicas dela ciencia geneal6gica, el profesor de Historia necesita echar manode ella a travds de sus logros, proporcionados por los investigadoresy divulgados en publicaciones diversas.

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Quisiera aclarar que jam6s he concebido una explicaci6n siste-m6tica de la Historia en clase sobre una base eminentemente genea-l6gica o biogr6fica. Los 'trozos selectos', las 'lfneas de desarrollo'o lo 'circulos concdntricos' proporcionan, sin ningrin g6nero dedudas, una mayor riqueza de enfoques. Pero hecha esta salvedad,conviene decir que es preciso convocar a la genealogia de cuandoen cuando. Como dice el precitado DELORT, <las filiaciones y losmodos de transmisi6n del poder, y particalarmente del poder reol,exigen ser conocidos para la simple comprehensidn de la historia:conoaer la descendencia de Carlomagno hasta Io quinta generacidnes indispensable para comprender lo crisis del siglo IX o la de Felipeel Atrevido hasta la cuarta generaci6n paro entender los comienzosde Io guerra de los Cien Aflos>>to.

No obstante, sin salir del pais vecino, arin afladiria m6s. Sinconocer y enfrentar entre si los cuadros geneal6gicos coet6neos delos reyes merovingios y de sus mayordomos de palacio pipinidas esdificil comprender el drama politico que ensombreci6 a los primerosy condujo a los segundos a buscar a toda costa f6rmulas legitima-doras de su cada vez mayor poder real, hasta desembocar en elPontifice, por un lado, y, por otro, en una f6rmula 'quasi' mdgica,acorde con la mentalidad de lb €poca, que, no obstante su anti-giiedad, ha llegado a monedas que todavia circulan en nuestrosbolsillos: rey, emperador, caudillo... 'por la gracia de Dios'.

Pero no s6lo interesa conocer por qu6 canales de un cuadrogeneal6gico se transmite el poder como si fuera sangre. Importadeterminar asimismo las derivaciones y desvios de parte de esepoder, los caminos muertos y su porqu6, es decir,los matrimonios,las dedicaciones a la lglesia, el fallecimiento prematuro..' Asipueden llegar a verse, de manera gr6fica, repentinos ceses de hosti-lidades enconadas, el nacimiento de ramas familiares secundariasque, en un momento determinado, reivindican derechos adorme-cidos: los infantes de la Cerda, los de Arag6n, los distintos brotesde la casa de TraStdmara, los testamentos de Carlos II y el adveni-miento sangriento de los Borbones, los episodios b6licos de lasguerras carlistas, etc.

- No abundan los comentarios geneal6gicos de car6cter didic-tico. Por eso mismo no cabe silenciar uno de los pocos existentes,el realizado por Antonio UBIETO cuando trata de dar sentido, enversi6n y visi6n particular y sugestiva, al problema planteado a la

l0 DELORT, R., Intoduction... (op.cit.)' pig' 219"

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muerte de Martin I el Humano (1395-1410), a travds del Compro-miso de Casperr. La obligada esquematizaci6n del cuadro geneal6-gico, que presenta a la mayor parte de los aspirantes al tronoaragon6s, va cobrando vida cuando se concita a la Historia y, sobretodo, al Derecbo vigente en Arag6n.

- Pero dejando aparte la genealogia regia o real, en regioneso zonas del pais en las que se han iniciado o desarrollado trabajosal efecto, como ocurre en cierta medida en Arag6nr2, bastarfnunas simples fotocopias de algunos drboles geneal6gicos de lanobleza para seguir el proceso evolutivo de las principales casasnobiliarias y sus interrelaciones.

- Por riltimo, los alumnos que residen habitualmente en loca-lidades pequeflas, o que pasan simplemente las €pocas de vacacionescn alguna de ellas, tienen la oportunidad rinica de reconstruir suspropios drboles geneal6gicos. Si se conservan, los .libros parro-quiales' pueden proporcionarles sin grandes problemas de lectura,los datos necesarios para seguir la pista a sus ancestros hasta el sigloXVII I y aun XVII .

La experiencia, perfectamente asequible a su formaci6n inci-piente, les mostrard una serie de realidades aleccionadoras: el aleja-rniento de ramas familiares colaterales, el grado de fecundidad, lacsperanza media de vida, la mortatdad infantil, los periodos epid6-micos, el cardcter ex6geno o end6geno; indirectamente, tal vez, lasmigraciones, etc.

La existencia o no de tierras ligadas a una parte de la familialc aportar6 datos para comprender el sistema hereditario transmisor:

I I UBIETO, Antonio, El Compromiso ae Cospe..Alcorces', no ll. Anubar,Taragoza 1980,22 pdgs. En su momento tuve ocasidn de redactar un gui6n cine-rnatogr{fico sobre el mismo, para la serie did{ctica 'comprender Arag6n', no 17,con el tftulo de 'Alcaf,iz y caspe, soluci6n aragonesa a una crisis,, pubiicado en milibrito Lecturos para comprender Arag6n, I. Zaragoza,19g4, pdgs. 4l_50.

12 Se encontrar{ abundante bibliografia general en UBIETO ARTETA.Agustin, Historia de Aragdn en k Hod Mdia. Bibliogrqfts pora su qrudio. Anubar,/'aragoza, 1980' pdgs. 97-98 y r7r-r13, asi como ejemplos concretos en mi Aproxi-mocidn al estudio del nacimiento de la nobleza arogonna (siglo xI y XII): Aiputossenealdgicos, en 'Homenaje a J.Maria Lacarra', ll (Zaragoza t9ll1, l_Si; y

"nl'EDRo GARCES DE cARIfrIEN A, Nobitiario de Aragdn, con estudio preliminar,cdici6n critica e indices de Maria Isabel UBIETo ARTUR, .Textos Medievales' 60.An ubar, Taragoza, 1983.

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a la vista de las distintas ramificaciones, tal vez comprenda el

porqu6 de realidades concretas: enojos, pleitos, procesos, etc'

3. APLICACIoX UTOACTICA DE LAS CIENCIASAUXILIARES QUE ESTUDIAN A LA SOCIEDAD

Si antroponimia y genealogia son las principales 'ciencias auxi-

liares' aplicables al estudio directo del hombre individualmente

considerado, sigilografia y her6ldica, en intima relaci6n con aqu6-

llas, permiten profundizar en el conocimiento de la sociedad, pero

a trav6s de signos, simbolos y colores, plasmados en sellos y en

escudos, respectivamente. Es decir, ambas afladen, a la dificultad

propia de toia ciencia, el inconveniente de la abstracci6n y la simbo-

iogL. No es de extraflar, por lo tanto, que su aplicaci6n en el aula

co]no instrumento didactico sea problemiitica. No obstante, caben

algunos ejercicios no desdeflables.

a) La sigilografia en el auls.

La sigilografiatiene como finalidad el estudio de los sellos o de

las imprlntas realizadas en una materia pldstica, que han sido

previamente grabadas en otra dura llamada matriz, sellos que tenian

como finalidad primordial garantizar la autenticidad de un docu-

mento, generalmente surgido de una autoridad individual o corpo-

rativa.Cua lqu ie r l ib roh is t6 r icoes t i ip lagadodereproducc ionesde

sellos suyos motivos expresivos son asimismo muy variados'

Aparecenen ellos distintos personajes y en actitudes diversas. Entre

los de carfcter laico destacan los tipos sedente, ecuestre y pedestre;

entre los eclesiasticos, el sacerdotal y el hagiografico; entre los

urbanos sobresalen los que representan el plano ciudadano o algun

monumento.Hoy en dia, cuando el fotocopiado'es asequible tanto por su

economia como por su difusi6n, resulta f6cil para cualquier Semi-

nario de Historia, en colaboraci6n con los alumnos, iniciar e'ir

ampliando en cursos sucesivos una buena colecci6n de improntas

de iellos. Cualquier profesor se vale de textos escritos o de liiminas

de arte para Ia reaiizaci6n de comentarios; pocos abordan' sin

embargo, el comentario de la multiplicidad iconogrdfica proporcio-

nada por los sellos.

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[,os motivos sigilogr6ficos son tan abundantes y variados, sobretodo cuando se cuenta con ejemplares fotocopiados de series nume-rosas, que pocos temas hist6ricos se sustraen a nuestra considera-ci6n, con la ventaja sobre los textos de que los sellos nos propor-cionan representaciones o instant6neas de unos momentos para losque se carece de fotograffas o de cualquier otro tipo de plasmaci6ngrdfica. Si a los sellos c6reos o metdlicos antiguos se unen lossurgidos con la difusi6n y proliferaci6n del de caucho o de laimprenta, la variedad temdtica cubre cualquier exigencia.

La multiplicidad de temas es enorme para estudiar facetasdiversas de quienes detentaron normalmente el poder (reyes,scflores, nobles, caballeros, etc.), pero tambidn para profundizar enruna gran variedad de instituciones de cardcter social (hospitales,lazaretos, sociedades econ6micas y culturales, hermandades,grcmios, universidades, tribunales de justicia, etc.). A falta de textosdcscriptivos y, naturalmente, de la fotografia, el sello suple muchasvcccs tales carencias. Con su concurso se pueden seguir distintaslacetas del trabajo diario durante siglos, tanto agricolas como arte-sanales e intelectuales: sistemas de reproducci6n de c6dices, proce-climientos de riego, dindmica del mercado, policfa de la ciudad, lalccirSn diddctica de distintas universidades y estudios, t6cnicasrltrirf rgicas, etc6tera.

Si a la variedad, ya de por si enorme, de los sellos se une lariqucza iconogrdfica de la miniatura (para la Edad Media) y de losgrabados (Edades Moderna y Contempor6nea), el profesor dellistoria se puede considerar privilegiadq a Ia hora de ilustrar sulurca docentel3.

A la sigilografia -esa gran desconocida de entre las ,cienciascolaboradoras' de la Historia- no se le ha sacado, ni muchonrcllos, el partido que su potencial iconogrifico encierra. Realmentecs todavfa un tesoro a descubrir por los didactas de las cienciassociales, por los profesores.

h) Herdldica y didictica de la Historia

Pocos, muy pocos muchachos espafioles dejarian de identificar

l.l la importancia y nqueza de sus iemas es tal, que nos ha movido a prepartu,r';rra su aplicaci6n didactica, varios volfmenes monograficos, incluso atguna serierlc diap<rsitivas, sobre aspectos concretos del pasado der hombre. Apareceran suce-\rv;lnlclrtc en la serie ,Materiales para la clase, del ICE cesaraugustano.

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hoy a cualquier equipo de fiitbol por su escudo respectivo. Luceescudo el ayuntamiento de su pueblo o ciudad, su regi6n, su pais.Emblema tiene su colegio, la casa de electrodom6sticos de laesquina, el hotel de la calle Mayor, la cofradia del Entierro, elvecino'snob'del piso de arriba... Todo un c6digo de signos, casidesapercibidos, se reparte por toda la ciudad o pueblo. Se trata designos de identificaci6n y de diferenciaci6n de unas personas o unasinstituciones respecto a otras.

Esta realidad, con ser corriente en nuestros dias, no es mds queun reflejo del pasado, de un pasado que nos ha legado escudos yemblemas por doquier, en infinidad de lugares y soportes. Hallamosescudos en pergamino, papel, tela, cuero, hueso, metales, piedra,barro, ladrillo, cristal, alabastro, mdrmol, madera... Destacanescudos en iglesias y castillos, en palacios y viviendas, en caballe-rizas y cementerios, en tfneles y norias, en hornos y molinos... Hay '

un escudo en la vajilla y la vidriera, en la tumba y el libro, en lab6veda y el tapiz, en la chimenea y el cofre, en el atril y la bandera,en el anillo, sobre la puerta. No cabe duda que el pasado nos hablaa todas horas a trav6s de miles de escudos que tienen formas,colores y simbolos diferentes, un pasado que se comunica con noso-tros con un lenguaje propio que muchas veces nos es ininteligible,con un vocabulario que s6lo la herdldica puede ayudarnos adescifrar.

Al adentrarnos en este mundo entre real y fant6stico, una vezm6s vamos a huir de los aspectos tCcnicos propios de la ciencia queestudia tal crimulo de datos. Silenciaremos, pues, las formas,colores, compartimentaciones y combinaciones geom€tricas de talesescudos. Nos interesan fundamentalmente la intencionalidad con laque se diseflaron y, en cierto modo, su localizaci6n. Tomaremos elescudo tanto en cuanto nos pueda servir para ilustrar nuestra propiaclase de Historia, para dar sentido a una excursi6n por pueblos m6so menos ignorados, para estudiar determinados fen6menos socio-politicos.

En la actualidad, como consecuencia de acontecimientos poli-ticos recientes bien conocidos por todos, rzua es la regi6n aut6nomahispana que no ha visto multiplicar estudios de toda indole: histo-ricos, musicales, literarios, econ6micos, etc. Pues bien, rara estambi€n la regi6n que no se ha dotado de una enciclopedia temii-tica generalra. Donde la haya, no faltar6n escudos de todo tipo,

14 En Arag6n, por ejemplo, desmcan los doce tomos y un ap€ndce de la 'Gran

EnciclopediaAragonesa',dirigidaporEloyFERNANDEZCLEMENTEyeditadapor Unali, entre 1980 Y 1983'

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dcsde los correspondicnl.es a las antiguas casas nobles hasta losdcportivos, pasando por los concejiles e institucionales. Esta riquezainl'ormativa se halla hoy al alcance de cualquier profesor.

Un simple aficionado a la historia social y de las mentalidadesidcntifica el rojo y el negro con giielfos y gibelinos, respectivamente;o la flor de 'lis' con la realezz francesa; las barras rojigualdas signi-I'ican y distinguen a la monarquia aragonesa como el castillo y ellcr5n a la castellanoJeonesa, las cadenas a la navarra o el 'toison der)ro' a la dinastia borb6nica. Son simbolos; constituyen todo unlcnguaje que nos hemos acostumbrado a leer sin dificultad. Perocualquiera de nuestras regiones se halla plagada de mriltiples escudosrluc generalmente ignoramos; son los emblemas de una nobleza-laica o eclesidstica- que ha monopolizado, en gran parte, elpoder hasta la Revoluci6n Francesa y cuyas secuelas, cual es el casodc bastantes latifundios, llegan hasta hoy.

Con motivo de la realizaci6n de un cortometraje sobre E/lenguaje de los castillosts, tuve ocasi6n de escribir para su gui6nrrnas ideas simples, pero ilustrativas para el caso que nos ocupa) queno me resisto a repetir en este momento por lo que pueden tenerde incitadoras para quienes estiman que nada se puede hacer en estetcrrcno, porque la situaci6n es perfectamente extrapolable a cual-rlricr regidn espaflola. Tras hablar de los castillos de origenrnrrsulmdn, de los cristianos de 'extremadura', de los castillos de las()rdcnes Militares y de los fronterizos (generalmente en manos delu rnonarquia) se pasa a hablar de los que la nobleza levant6 en sussr:rlorios territoriales y jurisdiccionales.

<Desde el siglo XIII, los nobles oragoneses, ol quedar finalizadoli reconquista del Reino, no tuvieron mds tierras que ganar. Lastt rt I cr iores estaban repartidas.'fumpoco

les interesaron las aventuros comerciales que podfaJtrttJxtrcionar lo expansidn meditentinea de la Corona. Se ence-rruron en si mismos, en sus cortes fortificadas, en medio de sutt'17orio, en el que ejercfan autinticas funciones pilblicas.

El rey no les podfo conceder mds tierras, pero s{ mtis privilegiosI tnuyor poder. Duronte el resto de la Edad Media y parte de Io,\ltilternq esto actitud es constante. Llegaron a organizarse en

I 5 ('onstituye el nfmero l4l de la ya citada serie 'Comprender Arag6n', reali-r;rtfrr prrr el ICE de la Universidad de T.aragoza, y cuyo gui6n, como todos losrc\riilrlcs, apareci6 editadO en Lecturas paro comprender Aragdn, pdgs. 5l-60.

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Uniones y se levantaron incluso en armas contro su rey. Perotambiin lucharon entre ellos mismos. Y ellos eran los Alogdn,Hijar, Luna, Ferndndez de Heredia, Gurreo, Urreo, Antill6n,Cornel, Azagra, etcdtera.

Sus castillos, aparte de reductos de seguridod, son asimismostmbolo del poder onte sus vasallos. Desde sus dependencias, todauna pldyade de oficiales, merinos y sayones organiza la vida socialy econ6mica del sefiorio. El seflor administra justicia, percibetributos, mantiene el orden, exige servicios de indole militar,etcdtera.

Los Reyes Catdlicos luchoron por convertir en palatina s estanobleza enraizads en el campo, llegando a confiscar determinadosseflortos, como los de las drdenes Militsres, e incluso a hacer derruirvarios de sus castillos. Desde el siglo XVI, en definitiva, las atri-buciones de los seflores se vieron mermadas, pero no fue hasta losCortes de Cddiz, en I8ll, cuando quedaron abolidos los sefloriosjurisdiccionales, aunque no loq latifundios. La nobleza siguid pose-yendo gran parte de la tierra, de modo que, durante la II Repiblica,bien cercana, entre los diez mayores propietarios nisticos aragonesesse contabon siete representantes de este estamento.

Los sef,orios, desde el punto de vista de la organizaci6n del terri-torio, se mostraron insustituibles durante srg/os. Hoy los delatanparte de los castillos que rasgan los horizontes de Arag6n>>.

A pesar de los cada vez mds abundantes estudios sobre tema tanimportante como 6ste, queda mucha tarea por desarrollar, y cabeir a su encuentro con el apoyo de la her6ldica.

- El profesor de Historia y sus alumnos pueden acometer unapaciente y sistemitica labor de localizaci6n y recogida de escudosde la comarca que rodea a su centro de estudio e incluso de laregi6n. La excursi6n, la correspondencia escolar, las encuestas a lapoblaci6n y el cotejo con los emblemas publicados en libros y enci-clopedias son imprescindibles para la ejecuci6n de un trabajo de estaindole.

Viene luego la segunda pate: la sistematizaci6n de los datos yla confrontaci6n con otros estudios y documentos asequibles. Sinduda se llegarfn a cartografiar determinados seflorios; se advertir6la movilidad de los bienes raices e inmuebles; entenderdn losalumnos la diniirnica del reparto de las tierras del Reino entre el rey,la nobleza y la iglesia; quizAs se propogdr6n profundizar en elporqud de algunos latifundios o de la mezcla de casas seiloriales y

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\us razones; comprender6n rodeos innecesarios de caminos, carre-r('nrs y vias f6rreas; advertird.n el paso de cafladas hoy vacias; dar6nscnt ido a determinadas tradiciones y leyendas; descubrirdn vestigiosIolkklricos de tributos y gravdmenes pasados; de quidnes son losnr()ntes en la actualidad; por qu€ un t6rmino municipal se incrustacn ()tro; por qu6 naci6 una ermita justo en el limite entre dos comu-rritlrrclcs distintas; qu6 intereses defendia el castillo del altozano...l;l proceso s6lo requiere sensibilidad, imaginaci6n y preparaci6nprcvia por rarte del profesor, pero es un proceso que ensefla a vivirl ; r I l i s lo r ia .

Por otra parte, frente a los escudos nobiliarios, los conce-lrlcs pueden delatar tanto su sumisi6n a un sefrorio laico o eclesids-rr('() como su dependencia de la corona, dentro de las tierrasllrrrrradas de realengo. Un repaso por los distintos cuarteles de unc'scrrdo municipal mostrard, sin duda alguna, fragmentos seflaladosrlc su historia: su papel en el proceso reconquistador; la importanciatlc srr pasado mud€jar o morisco; la actitud de sus gentes en lar'()rrticnda que introdujo en Espafla al primer Borb6n, a comienzostlcl siglo XVIII; los agradecimientos y recompensas de la corona atlctcrnrinados servicios; la vinculaci6n a linajes laicos o institucionesctlcsiales (monasterios, 6rdenes religiosas y sedes episcopales),r't r' i 't cra.

Recopilando escudos y profundizando en su misterioso lenguajer sinrbolos, se pueden aplicar buena parte de los conocimientos;rtltlrriridos te6ricamente. El escudo solicita ayuda a la Historia para\u c()nlprensi6n, a la vez que 6sta convoca al emblema de la puertarlc lu casa o del castillo, de la vajilla o de la vidriera para acercarserr ll realidad de un dia mds o menos remoto.

.I. CONCL{.JSION

Antes de concluir, volvamos al principio. Al escribir estas notasrro he olvidado afn los inconvenientes estructurales que limitan yr inculan de manera negativa la enseflanza no s6lo de la Historia,rirro de tantas otras disciplinas importantes. Tampoco he ignoradovrr los enciclop6dicos cuestionarios que obligan al profesor a utilizartlt' nlrr€r& sistem6tica el simbolo oral -la palabra-, convertidorro stilo en el 'recurso didiictico' m6s alejado de la experiencia real,:rrro tambi€n en el 'modo de presentaci6n' mds ahorrador de tiempo

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para que quepa todo. Parece como si se obligara a los alumnos aestudiar Historia para olvidarla.

Conocimientos, claro que si; pero conocimientos s6lo no. Noshallamos ante un nivel educativo que conduce directarnente a la vidaa multitud de nuestros j6venes y el pais no necesita doctores de 18aflos, logro que, por otra parte, es imposible naturalmente. Ideasy sintesis bisicas generales con el soporte de los conocimientos nece-sarios, sin duda alguna; pero tambi6n es preciso el asidero de lotangible y de lo que nos es cercano. Para comprender la dindmicade las tensiones sociales y de los caminos que conducen al poder noes necesario marchar fuera de casa. Quienes lo precisen ya se har6nuniversitarios.

En las p6gnas precedentes se describen s6lo unos cuantos ejem-plos, de los muchos posibles, que ponen en contacto al alumno conla Historia que pisan y tocan, pero que talvez no entienden porquenadie les hizo reparar en ello. i,Por qu6 para entrar en el castillohe tenido que pedir la llave al.cura y no al alcalde? ;Por qu6 da lacarretera ese rodeo absurdo en terreno tan llano?. De cuando encuando, no les ser6 perjudicial a nuestros alumnos de Bachilleratoque, de la mano de las mal denominadas 'ciencias auxiliares' dg laHistoria (con mayiscula), que estudian al hombre y a la sociedad,aprendan a descubrir las claves pr6ximas de la pequefla historia desu entorno, de su comunidad, de su familia y de su persona.