actitud de los pájaros

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AL FINAL DEL CAMINO Cuando todos los pájaros hubieron oído el discurso de la abubilla, bajaron la cabeza y tuvieron el corazón ensangrentado. Comprendieron que este arco difícil de tensar no convenía a su puño impotente. Se sobresaltaron mucho, pues, a causa del discurso de la abubilla, un buen número entre ellos murieron en el mismo lugar de la reunión. En cuanto a los otros, se decidieron en ese momento, sin haber vuelto de su estupefacción, a ponerse en camino. Años enteros viajaron por montes y valles y una gran parte de su vida se pasó en este viaje. ¿Cómo poder desarrollar convenientemente lo que les ocurrió durante el camino? Uno mismo tendría que seguir un día este camino para poder echar una ojeada por él y ver sus sinuosidades. Entonces se sabría lo que hicieron estos pájaros; nos enteraríamos de lo que sufrieron. Al final, solamente un pequeño número de esa tropa llegó al sublime lugar al que se dirigía. Estos millares de pájaros desaparecieron casi todos; solamente algunos llegaron a la meta. Unos se sumergieron en el océano, otros fueron aniquilados y desaparecieron. Otros perecieron en la cima de las altas montañas, devorados por la sed, presas de toda clase de males; a otros, a causa del calor del sol, se les quemaron las plumas y se les calcinó el corazón como carne asada; otros fueron tristemente devorados en un instante por los tigres y panteras del camino; otros murieron de fatiga en el desierto, con los labios secos, abrumados como estaban por el calor. Otros se mataron locamente entre sí por una semilla; otros experimentaron toda clase de penas y fatigas y acabaron quedándose en el camino sin poder alcanzar su meta. Otros, estupefactos por la vista de los fenómenos del camino, se detuvieron juntos en el mismo lugar; otros, ocupados solamente en la curiosidad y el placer, perecieron sin pensar en el objeto de su búsqueda. Apenas sí llegaron a la meta algunos de esos miles de pájaros. Los pájaros que se habían puesto en camino ocupaban el mundo entero y sólo llegaron treinta de ellos, y estaban todos pasmados, sin plumas

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Page 1: Actitud de Los Pájaros

AL FINAL DEL CAMINO

     Cuando todos los pájaros hubieron oído el discurso de la abubilla, bajaron la cabeza y tuvieron el corazón ensangrentado. Comprendieron que este arco difícil de tensar no convenía a su puño impotente. Se sobresaltaron mucho, pues, a causa del discurso de la abubilla, un buen número entre ellos murieron en el mismo lugar de la reunión. En cuanto a los otros, se decidieron en ese momento, sin haber vuelto de su estupefacción, a ponerse en camino. Años enteros viajaron por montes y valles y una gran parte de su vida se pasó en este viaje. ¿Cómo poder desarrollar convenientemente lo que les ocurrió durante el camino? Uno mismo tendría que seguir un día este camino para poder echar una ojeada por él y ver sus sinuosidades. Entonces se sabría lo que hicieron estos pájaros; nos enteraríamos de lo que sufrieron.

     Al final, solamente un pequeño número de esa tropa llegó al sublime lugar al que se dirigía. Estos millares de pájaros desaparecieron casi todos; solamente algunos llegaron a la meta. Unos se sumergieron en el océano, otros fueron aniquilados y desaparecieron. Otros perecieron en la cima de las altas montañas, devorados por la sed, presas de toda clase de males; a otros, a causa del calor del sol, se les quemaron las plumas y se les calcinó el corazón como carne asada; otros fueron tristemente devorados en un instante por los tigres y panteras del camino; otros murieron de fatiga en el desierto, con los labios secos, abrumados como estaban por el calor. Otros se mataron locamente entre sí por una semilla; otros experimentaron toda clase de penas y fatigas y acabaron quedándose en el camino sin poder alcanzar su meta. Otros, estupefactos por la vista de los fenómenos del camino, se detuvieron juntos en el mismo lugar; otros, ocupados solamente en la curiosidad y el placer, perecieron sin pensar en el objeto de su búsqueda.

     Apenas sí llegaron a la meta algunos de esos miles de pájaros. Los pájaros que se habían puesto en camino ocupaban el mundo entero y sólo llegaron treinta de ellos, y estaban todos pasmados, sin plumas ni alas, fatigados y abatidos, con el corazón roto, el alma agobiada, el cuerpo estropeado: pero vieron a esta majestad que no se sabría describir y cuya esencia es incomprensible, este ser que está por encima del alcance de la inteligencia humana y de la ciencia. Entonces brilló el rayo de la satisfacción y cien mundos fueron quemados en un instante. Vieron reunidos a miles de soles a cual más resplandeciente; miles de lunas y de estrellas todas igualmente hermosas; vieron todo esto y se admiraron, se agitaron como el vacilante átomo y se dijeron: "¡Oh tú, que eres maravilloso como el sol! tú, cuya majestad lo anula como un simple átomo, ¿cómo podemos mostrarnos aquí? ¡Ah! ¿Por qué hemos sufrido inútilmente tantas penas por el camino? Hemos renunciado por completo a nosotros mismos y ahora no podemos obtener lo que esperábamos. Aquí cien esferas son un átomo de polvo, poco importa aquí que existamos o dejemos de existir".

     Entonces todos estos pájaros que estaban ya abatidos y parecidos al gallo matado a medias, fueron aniquilados y reducidos a la nada, hasta que llegara un tiempo oportuno. Al final, en el momento propicio, un noble chambelán de entre los grandes oficiales de la suprema majestad

Page 2: Actitud de Los Pájaros

vino de repente. Vio que, del gran numero de pájaros que habían emprendido el viaje, sólo quedaban treinta, envejecidos, sin plumas ni alas, abatidos y con el cuerpo en el estado más horroroso, sin cabeza ni patas, qué digo, sin cuerpo.

     -Veamos, ¡oh pájaros! -les dijo-, ¿de dónde venís y por qué os habéis parado aquí? ¿Cuál es vuestro nombre? ¡Oh vosotros que estáis destituidos de todo! ¿Cómo os llaman en el mundo y qué se puede hacer de un impotente puñado de tierra como vosotros?     "Hemos venido aquí -respondieron-, a fin de reconocer al Simorg como vuestro rey. El amor que sentimos hacia él ha turbado nuestra razón. Por él, hemos perdido nuestro espíritu y nuestro reposo. Hace tiempo que hemos emprendido nuestro viaje. Entonces éramos miles y solamente treinta de nosotros hemos llegado a esta sublime corte. Hemos venido desde muy lejos, esperando penetrar cerca de esta suprema majestad. ¿Cómo podría desdeñar este rey el dolor que hemos experimentado? ¡Ah no! no dejará de mirarnos al final con un ojo benevolente."     "¡Oh vosotros que tenéis la cabeza confusa! -les respondió el chambelán-, vosotros que os habéis bañado en la sangre de vuestro corazón como la rosa, ya estéis vosotros o no en el universo, el rey no va a existir menos eternamente. Miles de mundos llenos de criaturas son como una hormiga a la puerta de este rey. Sólo dejáis oír gemidos. ¡Volveos pues atrás! ¡Oh vil puñado de tierra!"

     Todos estos pájaros se quedaron tan desesperados por este discurso que se volvieron inmóviles de estupor. No obstante dijeron: "¿Nos echará ignominiosamente este gran rey al camino? Pero, ¿puede ocurrir la ignominia de su parte con respecto a alguien y, si tiene lugar, no se transforma en honor?"

aportado por Farid Uddin Attar (el perfumero)Carlos de la Garza P.