actas del encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, arqueomac 2010
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Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010TRANSCRIPT
Encuentro sobre gestióndel patrimonio arqueológico
Actas del
Azores - Madeira - Canarias
Casa de Los CoronelesLa Oliva, Fuerteventura11 y 12 de noviembre de 2010
Actas del
Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico
Casa de los CoronelesLa Oliva, Fuerteventura
11 y 12 de noviembre de 2010
Azores - Canarias - Madeira
Consejera de Educación, Universidades, Cultura y DeportesMilagros Luis Brito
Viceconsejero de Cultura y DeportesAlberto Delgado Prieto
Directora General de Cooperación y Patrimonio CulturalMaría Aránzazu Gutiérrez Ávila
EditaViceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias
Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural
Coordinación editorialEliseo G. Izquierdo
Organización del EncuentroMBA Consultores
Depósito Legal: GC 172 2011
ISBN: 978-84-7947-590-1
La Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico, adoptada
por el ICOMOS en 1990, defi ne de manera genérica el patrimonio arqueológico
como huella de la existencia del hombre y lo reconoce como riqueza cultural
frágil y no renovable. Por ello, resulta fundamental su adecuada integración en
las políticas de planifi cación a todas las escalas, así como la implicación activa
de la población, promocionando su conocimiento y el acceso y divulgación de
la información científi ca, que requiere estar sometida a frecuentes revisiones.
Como bien común, la legislación debe garantizar la conservación del patrimonio
arqueológico, atendiendo a las particularidades de cada región, pero partiendo
de la certeza de que se trata de una herencia de la humanidad entera. Una de
las condiciones para asegurar esta buena gestión del patrimonio arqueológico
–entendida dicha gestión en un sentido integral–, es la intervención de pro-
fesionales convenientemente formados y cualifi cados, siendo indispensable el
intercambio de conocimientos y experiencias a nivel internacional.
Atendiendo a ese espíritu colaborativo, el presente encuentro, incluido en el
Programa Arqueomac de formación en tendencias e innovación en la Ar-queología, se plantea como una nueva oportunidad para compartir y debatir
ideas, realidades y necesidades en torno a la gestión del patrimonio arqueoló-
gico en el particular marco geográfi co insular Azores-Madeira-Canarias; sobre
su presente y sobre su futuro, abordando cuestiones fundamentales como la
difusión y musealización de materiales y yacimientos arqueológicos, las pers-
pectivas que se plantean desde este ámbito macaronésico sobre la metodolo-
gía e investigación arqueológica, o la siempre candente problemática de las
medidas e instrumentos legales y administrativos para la defensa y control del
patrimonio arqueológico.
María Aránzazu Gutiérrez Ávila Directora General de Cooperación y Patrimonio Cultural
Presentación
PONENCIAS INAUGURALES
Arqueología industrial: el inventario del patrimonio
histórico industrial de Gran Canaria
Amara Florido Castro. Doctora en Historia del Arte
Projecto de valorização da Capela da Esperança
Daniel Gomes Rodrigues de Sousa. Arqueólogo
BLOQUE I: CONSERVAR, EXHIBIR, DIFUNDIR. PÚBLICOS Y MUSEALIZACIÓN DE MATERIALES Y YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS
Primeras intervenciones en los fondos del Museo
Arqueológico Benahoarita
Jorge Afonso Álvarez. Restaurador
Educación y acción cultural en el Museo Arqueológico del
Puerto de la Cruz
Juana Hernández Suárez. Directora-Conservadora del
Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz
Interpretar para dar empleo al Patrimonio
Luis Gortázar Díaz-Llanos. Director de Pintadera Asesores
Integrales
Mesa redonda [transcripción revisada]
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Índice
BLOQUE II: NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA GESTIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Actuaciones en el patrimonio arqueológico y etnográfi co
de La Palma: Buracas (Las Tricias. Garafía) y Barranco de
Las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso)
Jorge Pais Pais. Inspector de Patrimonio del Cabildo de La
Palma
Registro geométrico con escáner láser y fotogrametría
digital terrestre aplicada al patrimonio arqueológico
Fernando Álamo Torres. Servicios Integrales de Patrimonio
Histórico
Introducción a los SIG como herramienta de gestión y
análisis arqueológico
Marco A. Moreno Benítez / Ibán Suárez Medina / Félix
Mendoza Medina. Tibicena. Arqueología y Patrimonio SLP
Mesa redonda [transcripción revisada]
BLOQUE III: MEDIDAS E INSTRUMENTOS PARA LA DEFENSA Y CONTROL DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO. LEGISLACIÓN, INSPECCIÓN Y PLANEAMIENTO URBANÍSTICO
Patrimonio Cultural y Ordenación del Territorio de
Canarias. Refl exiones desde la práctica diaria
Miguel Febles Ramírez. Director-Gerente de GEODOS
Revitalización del Patrimonio Arqueológico: Intervención
en el Cenobio de Valerón y su entorno
Juan Carlos Hernández González. Arquitecto
Marco legal de la gestión del patrimonio arqueológico
Pilar Gómez Cortés / María Antonia Perera Betancort
Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
Mesa redonda [transcripción revisada]
CONCLUSIONES
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PONENCIASINAUGURALES
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Arqueología Industrial
La disciplina llamada Arqueología In-
dustrial nace en íntima relación con
el movimiento de revalorización del
Patrimonio Industrial. Será el interés
social y la sensibilización hacia estos
bienes lo que ha sido determinante
para el nacimiento de la misma.
En la década de los sesenta del pasa-
do siglo, a raíz de la destrucción de los
numerosos vestigios de la Revolución
Industrial por la reconversión y la pro-
pia presión urbanística en las ciudades,
surgió sobre todo en Gran Bretaña,
una relevante campaña promovida
por historiadores y científi cos en pro
de la conservación de las instalaciones
ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL: EL INVENTARIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO INDUSTRIAL DE GRAN CANARIA
Amara Florido CastroDoctora en Historia del Arte
Gran Canaria. Islas Canarias
PALABRAS CLAVE: Patrimonio industrial, inventario,
arqueología industrial, Gran Canaria.
y máquinas de las viejas fábricas. En
este país, la polémica comenzó con
la desaparición de la Euston Station
–antigua estación de ferrocarriles de
la época victoriana– que generó una
coyuntura favorable para la defi nitiva
creación como disciplina científi ca de
la Arqueología Industrial, donde se
elaboran las primeras defi niciones re-
feridas al descubrimiento, la cataloga-
ción y estudio de los bienes heredados
del pasado industrial. Así, en 1971 nace
la primera organización para la de-
fensa de la Arqueología Industrial que
tuvo su culmen en la fundación, siete
años después, del Comité Internacio-
nal para la Defensa del Patrimonio
Industrial (TICCIH), comité encargado
RESUMEN
Se realizará una semblanza sobre el signifi cado, objetivos y planteamientos de
esta disciplina a nivel general, acercándonos a la realidad de la Arqueología In-
dustrial en nuestras islas. Tras esta introducción nos centraremos en profundizar
sobre el desarrollo del Inventario del patrimonio industrial en Gran Canaria: mo-
tivos que generaron la necesidad de su realización, proceso de trabajo, caracte-
rísticas de las fi chas que integran la base de datos, conclusiones provisionales,
ofreciendo un adelanto de los prometedores resultados obtenidos hasta este
momento.
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de estudiar, inventariar, conservar y di-
fundir el patrimonio industrial, amén
de fomentar la relación entre las per-
sonas e instituciones interesadas en
esta materia a nivel internacional.
El interés por la recuperación de este
patrimonio ha ido en aumento en
las últimas décadas. A Gran Bretaña
le siguieron países como Alemania,
Francia, Canadá y, más tardíamente
España. En nuestro país ha surgido
desde hace varios años una gran pre-
ocupación por esta materia, gracias a
la creación de grupos de defensa del
patrimonio histórico industrial prácti-
camente en todas las regiones. El Mi-
nisterio de Obras Públicas, a través del
Centro de Estudios Históricos de Obras
Públicas, lleva realizando desde hace
tiempo la labor de catalogación, estu-
dio y difusión de este patrimonio, cu-
yos resultados se han visto refl ejados
en numerosas exposiciones, catálogos
y publicaciones de obras hidráulicas,
faros, fábricas, estaciones, puertos, ca-
nales, etc. De igual modo, los gobier-
nos de diversas comunidades autóno-
mas han seguido este ejemplo empe-
zando a preocuparse por el estudio y
la conservación del legado industrial.
Muchos ayuntamientos han procedi-
do, con prometedoras campañas, a
difundir la necesidad de conservación
de los restos de valor del pasado con
funciones industriales, organizando
jornadas de investigación, congresos,
exposiciones monográfi cas… Existe,
como vemos, un ambiente más que
favorable a la conservación, regenera-
ción y estudio del patrimonio que in-
tegra la Arqueología Industrial, cuyos
principales cometidos son investigar,
analizar, registrar y preservar, en últi-
ma instancia, los restos derivados del
proceso industrializador. Representa,
pues, un avance histórico en cuanto
signifi ca, de entrada, un replantea-
miento de nuestro pasado más próxi-
mo. Se trata de una ciencia eminente-
mente multidisciplinar, ya que conver-
gen en la misma no sólo la ingeniería,
la historia económica, social o la del
arte, sino donde también tienen cabi-
da la sociología, la antropología, etc.
Pero, ¿qué entendemos por Patrimo-
nio Industrial? En líneas generales
puede defi nirse como el conjunto de
elementos de explotación industrial,
generado por las actividades econó-
micas de cada sociedad. Este patrimo-
nio lo integran, por tanto, los restos
de la cultura industrial que poseen un
valor histórico, tecnológico, arquitec-
tónico, social o científi co. Incluye no
sólo edifi cios, equipamiento mecáni-
co, herramientas, molinos o talleres
sino que también tienen cabida las
fábricas, almacenes y depósitos, sin
olvidar los emplazamientos donde se
desarrollan las industrias: la vivienda,
colegios, etc. El Patrimonio Industrial,
por tanto, debe entenderse como par-
te indisoluble del patrimonio cultural
en general.
En lo que al territorio español se refi e-
re, y que refl eja el reconocimiento que
este patrimonio está adquiriendo por
parte de las instituciones ofi ciales, es
de obligación citar la puesta en mar-
cha desde el año 2000 del Plan Nacio-
nal de Patrimonio Industrial, iniciativa
que parte de la Dirección General de
Cultura a través del Patrimonio Histó-
rico Español.
Todo ello no hace más que demostrar
la voluntad de las administraciones
central y autonómica en instrumentar
las medidas oportunas para la conser-
vación, recuperación y rehabilitación
de dicho patrimonio, reafi rmando
aún más si cabe el papel protagonista
de este legado industrial como factor
de desarrollo local sostenible, contri-
buyendo al mantenimiento de la me-
moria colectiva de los pueblos y de la
comunidad que lo ha generado.
La Arqueología Industrial en Canarias
El hecho de que en las Islas Canarias
no se haya producido un importante
proceso industrializador –si lo compa-
ramos con el de otras comunidades
españolas o europeas– ha llevado a
crear una percepción generalizada
de que la industria apenas ha tenido
cabida en el archipiélago. Es necesa-
rio, pues, partir del hecho de que la
“industrialización” canaria cuenta con
unas singularidades propias determi-
nadas por sus condiciones geográfi cas
(lejanía de la Península y su carácter
isleño); naturales (diversidad del me-
dio natural, topografía abrupta); eco-
nómicas (tradición agrícola) y sociales
(movilidad poblacional y predominio
del campesinado). Todos estos factores
explican de alguna manera las limita-
ciones del sector productivo insular.
A pesar de ello no faltan en nuestra
tierra investigaciones relevantes sobre
aspectos puntuales que ponen de ma-
nifi esto el valor de nuestro olvidado y
menospreciado patrimonio industrial.
De igual modo cabe resaltar la prolife-
ración que han alcanzado en los últi-
mos tiempos las iniciativas encamina-
das a la recuperación de ingenieras e
industrias de gran tradición histórica,
en especial molinos harineros (Inge-
nio, San Mateo, Firgas…); salinas (Aru-
cas (El Bufadero), Arinaga (Tenefé)…),
Foto 1. Pozo del Pino (Arucas)
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etc. A ello se suma la creación de mu-
seos locales, ecomuseos y museos de
sitio, con participación no sólo de la
iniciativa pública sino –lo que es más
destacable– el apoyo privado, orien-
tado en su mayoría hacia la recupera-
ción y regeneración del paisaje degra-
dado, el patrimonio cultural industrial
y etnográfi co, rentabilizándolo e impli-
cando a la comunidad que lo generó.
Emplazados en su mayor parte en zo-
nas rurales de interés paisajístico, con
una arquitectura popular o tradicional
a conservar, y donde aún persisten o
se escenifi can actividades económicas
tradicionales. Entre los ejemplos más
destacados cabe citar el Ecomuseo de
La Alcogida (Tefía, Puerto del Rosario);
el Parque Cultural de Guinea (Frontera,
El Hierro); Museo de la Sal (Antigua,
Fuerteventura); Museo del Grano La Ci-
lla (La Oliva, Fuerteventura); El Museo
del Vino (San Bartolomé, Lanzarote);
Casa Museo Insular del Vino La Baran-
da (El Sauzal, Tenerife); Casa Museo del
Vino Las Manchas (Los Llanos de Ari-
dane, La Palma); Casa del Vino de Gran
Canaria El Galeón (Santa Brígida, Gran
Canaria); Museo de la Pesca Tradicio-
nal (El Cotillo, Fuerteventura); Museo
del Plátano (Tazacorte, La Palma); Casa
de la Miel (El Sauzal, Tenerife)…
Dentro del capítulo de exposiciones
recordamos las promovidas por el Co-
legio Ofi cial de Ingenieros Industriales
de Canarias en la isla de Tenerife, en
mayo de 2007, y en la capital granca-
naria, en octubre del siguiente año.
Las antiguas y obsoletas maquinarias,
herramientas y artilugios mecánicos
volvieron a ser protagonistas en estas
muestras cuando ya habían dejado
de cumplir la función para la que fue-
ron creados, transformándose así en
piezas museables, que testimonian el
mundo del trabajo, así como la acti-
vidad científi ca, económica y técnica
de un pasado no tan lejano. Invitamos
para ello a un paseo por el tiempo, ad-
mirando el sorprendente mundo de la
Arqueología Industrial en su vertiente
insular: máquinas, herramientas, pla-
nos, fotografías, instrumentos, ma-
quetas… centraron la atención del nu-
meroso público visitante, facilitando la
comprensión del fenómeno industrial
en sus múltiples vertientes.
Con ello, se pretendió colocar al pa-
trimonio industrial canario en el lugar
que le correspondía, como parte de
nuestra propia memoria e identidad
cultural.
Los propósitos pueden resumirse en
los siguientes puntos:
• RESCATAR del olvido una parte
desconocida de nuestra cultura
como son los bienes derivados de
la actividad productiva, testigos de
la evolución técnica del hombre.
• REVALORIZAR la función que an-
taño desempeñara este patrimo-
nio en la economía del territorio
insular y que el paso inexorable
del tiempo, unido a las continuas
transformaciones tecnológicas,
habían relegado al más absoluto
de los abandonos.
• SENSIBILIZAR y concienciar a la po-
blación en general y, en especial,
a los sectores juveniles de nuestra
sociedad, a cerca de la importan-
cia de este rico legado.
• DIVULGAR la importancia del pa-
trimonio industrial de las islas, en
consonancia con las tendencias
que desde hace varias décadas se
están llevando a cabo en el resto
de Europa.
Por lo que respecta a la catalogación
de este patrimonio industrial, parti-
mos de un hecho constatable como es
la dispersión de organismos con com-
petencias en materia de patrimonio.
Esto implica que las acciones encami-
nadas a la elaboración de inventarios
y catálogos se hayan diseminadas en-
tre las administraciones y los diversos
organismos competentes, careciendo
de unos criterios mínimos de homo-
geneidad.
Las Comunidades Autónomas que en
estos momentos están realizando –o
han concluido– el catálogo del patri-
monio industrial de manera sistemá-
tica son: Asturias, Aragón, Castilla y
León, Cataluña, Comunidad Autóno-
ma de Madrid, País Vasco y Valencia.
En general están promovidos desde
las direcciones generales de patrimo-
nio y los encargados de llevarlos a
cabo suelen ser equipos interdiscipli-
narios en los que tanto los historia-
dores como los historiadores del arte
tienen una destacada presencia. Los
límites cronológicos abarcan desde
mediados del siglo XIX y se prolon-
gan hasta la década de los sesenta
del siglo pasado, dependiendo de la
incidencia y desarrollo del fenómeno
industrializador en cada territorio. En
el resto de comunidades, el interés por
abordar este tipo de proyectos surge
a raíz de una iniciativa muy destaca-
Foto 2. Fábrica de tubos de Mr. Leacock (Gáldar)
Foto 3. Taladro vertical del taller de
Fundición de Enrique Sánchez, en un pozo
de Santa María de Guía
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ble como es la creación del ya citado
Plan Nacional de Patrimonio Indus-
trial, que propició el inicio de este tipo
de inventarios específi cos en Galicia,
Navarra o Extremadura. Además, este
Plan ha contribuido a fi jar el concepto
de patrimonio industrial, así como sus
límites cronológicos y los criterios de
selección y clasifi cación de los bienes
a inventariar.
En el V Congreso dedicado a la Con-
servación del Patrimonio Industrial y
de la Obra Pública (Ferrol, febrero de
2009), los expertos en esta materia se-
ñalaron como primera conclusión de
las jornadas:
Fomentar la elaboración de inventa-
rios y catálogos de Patrimonio Indus-
trial como herramientas de gestión,
con criterios de valorización de los
elementos patrimoniales, alentando a
las Comunidades Autónomas que aún
carecen de éstos para que pongan en
marcha proyectos conducentes a su
realización. Sería deseable la partici-
pación del Ministerio de Cultura, IPCE,
en esa labor, valorando la posibilidad
de unir en red los diferentes inventa-
rios y haciendo visible un Inventario
del patrimonio Industrial de España
que con criterios y metodología ho-
mogénea sea expresión de los testimo-
nios físicos que perviven de la historia
industrial del país.
Ante todo ello, es evidente que el in-
ventario se erige como la herramienta
que permite conocer la magnitud, el
valor y el estado del patrimonio histó-
rico industrial, a la vez que el instru-
mento para tomar decisiones y poner
en marcha acciones o medidas rela-
cionadas con la conservación, protec-
ción y puesta en valor de los vestigios
del pasado industrial.
El fi n último que se plantea con ello es
proporcionar un “estado de la cues-
tión” del patrimonio industrial de cada
región, es decir, cuantifi carlo, valorar-
lo y darlo a conocer, despertando la
toma de conciencia social hacia su re-
conocimiento como parte indisoluble
de nuestra memoria histórica.
El Inventario del Patrimonio Histórico Industrial de Gran Canaria (1900-1960)
La propuesta del Inventario del Patri-
monio Histórico Industrial de Gran
Canaria (1900-1960) surgió de la ne-
cesidad de salvaguardar la memoria
histórica de la industrialización de esta
isla, en consonancia con otros pro-
yectos y realidades que se han venido
acometiendo con éxito en el resto del
territorio nacional. Al tratarse de un
patrimonio en rápida transformación y
deterioro y, por lo tanto, en grave pe-
ligro de desaparición, se hacía necesa-
ria una rápida y efectiva catalogación
de los restos que aún conservamos.
La Dirección General de Cooperación
y Patrimonio Cultural del Gobierno de
Canarias, consciente de la importancia
del mismo, aprobó la realización de
dicho inventario en la isla de Gran Ca-
naria en julio del año pasado (2009) y a
cuya labor nos hemos dedicado desde
entonces.
Con este proyecto se constituirá una
base de datos objetiva que registrará
los bienes del Patrimonio Industrial
grancanario de la época antes seña-
lada, identifi cando, describiendo y
valorando los testimonios catalogados
para su protección, difusión y puesta
en valor.
De igual modo, permitirá conocer
cuantitativa y cualitativamente el ma-
pa patrimonial del legado de la in-
dustrialización de cada uno de sus 21
municipios, actualizando los registros
realizados hasta ahora.
No cabe duda de que se trata de una
tarea ardua y compleja, ya que partía-
mos casi de cero, en referencias y en
experiencia previas, a lo que se suma
la extensión de este patrimonio, su
especifi cidad y el amplio espacio geo-
gráfi co que pretendíamos abarcar.
Proceso de trabajo
Los inventarios se plantean, en ge-
neral, como un trabajo que se apoya
en fuentes bibliográfi cas, material de
archivo y trabajo de campo, impres-
cindible éste ultimo para reunir toda
la información que está dispersa, y es
poco y mal conocida, sobre los bienes
–muebles e inmuebles– que las activi-
dades industriales han legado a nues-
tro territorio.
La estructura del inventario se com-
pone de los siguientes elementos:
1. Conjunto de fi chas sobre cada ele-
mento o bien patrimonial registrado.
2. Base de datos en Access con los da-
tos esenciales, que permitirá obte-
ner diversos listados.
3. Memoria o Informe fi nal.
Para la elaboración de las fi chas se
han adoptado dos modelos diferen-
tes y personalizados, en función de la
naturaleza del bien a catalogar: Bien
Foto 4. Molino de Las Rosadas (Teror)
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Inmueble y Bien Mueble. Son bienes inmuebles de carácter patrimonial las
fábricas, las edifi caciones y las instala-
ciones que son testimonio de sistemas
y procesos vinculados a la actividad
industrial, hayan perdido o no su uti-
lidad. Son bienes muebles de carácter
industrial las máquinas, los vehículos,
los instrumentos y las herramientas
utilizados por la industria y/o en el
proceso de industrialización.
El diseño de ambas fi chas es de autoría
propia, basándonos en otros ejemplos
adoptados en inventarios acometidos
en el País Vasco, Zaragoza y Asturias.
El primer apartado es común para am-
bos elementos, haciendo constar los
Datos Generales: identifi cación y lo-calización, con lo que se consigue ca-
racterizar con precisión el elemento:
• Número de registro (correlativo)
• Denominación: nombre del bien
• Clasifi cación sectorial: se identifi ca
la actividad de los elementos patri-
moniales en base a la nueva Cla-
sifi cación Nacional de Actividades
Económicas (CNAE, 2009)
• Código de identifi cación: se ano-
tan los códigos de identifi cación
del INE para situar geográfi camen-
te todos y cada uno de los elemen-
tos del inventario: provincia, mu-
nicipio y localidad. Seguidamente
se enumera el bien, añadiendo al
fi nal las siglas PI (Patrimonio Indus-
trial)
• Provincia
• Comarca
• Municipio
• Localidad
• Código Postal
• Dirección
En el caso de las fi chas de Bienes In-
muebles, este apartado se completa
con otros parámetros que faciliten la
localización geográfi ca del mismo.
En el margen superior derecho inclui-
mos una fotografía digital (formato
bmp) general y representativa del ele-
mento inventariado.
Los siguientes campos son perfecta-
mente reconocibles, procurando apli-
car siempre un lenguaje directo y cla-
rifi cador que permita al lector obtener
una información precisa sobre el bien
patrimonial industrial. Otros paráme-
tros indicados:
Fichas Bienes Inmuebles:
- Datación cronológica
- Promotores
- Constructor-autor
- Historia, uso actual, transformacio-
nes
- Descripción de la construcción, orga-
nización del espacio, transformacio-
nes
- Tipo de energía, descripción de ma-
quinaria
- Situación actual, categoría del ele-
mento –donde se establece la po-
sibilidad de indicar una elección
jerárquica entre: excelente, singular
o abundante, en función de las pecu-
liaridades particulares del mismo, en
comparación con el montante global
analizado–; propuestas de uso
- Situación legal, documentación y bi-
bliografía cotejada, observaciones,
nombre del informante con teléfo-
no de contacto, fecha de la toma
de datos, así como reproducciones
detalladas en menor formato.
Fichas Bienes Muebles:
- Clasifi cación tipológica: tipo de ener-
gía, motor y cronología
- Descripción del mobiliario: material,
descripción sintética del bien
- Datos históricos: numero de serie,
marcas o inscripciones, placas, esta-
do de conservación, uso y situación
actual, categoría del elemento
- Situación legal: titularidad, grado
de protección, documentación y bi-
bliografía, observaciones, informan-
te y fecha de toma de datos
Llegados a este punto quisiéramos
hacer dos precisiones: por un lado,
la horquilla 1900-1960 se estableció
como referencia fl exible, que nos per-
mitía censar, fuera de estos márgenes,
instalaciones como las Salinas de Ari-
naga (1804) o la Azucarera de San Juan
de Telde o Destilerías Arehucas, am-
bas fundadas a fi nes del Ochocientos,
por citar solo algunos ejemplos que
se insertan dentro de la fi losofía que
propugna la Arqueología Industrial de
revalorización y rehabilitación de esta
clase de vestigios.
Por otro lado, junto al patrimonio que
podríamos considerar netamente in-
dustrial, el inventario se hizo también
extensivo a otros elementos derivados
del fenómeno de la industrialización,
como la infraestructura del transporte
y comunicaciones (puentes), los servi-
cios públicos (almacenes de empaque-
tado y mataderos) y los procesos de
captación, depuración y distribución
de agua (pozos y acueductos).
El trabajo de campo constituye la labor
más importante y no cabe duda que la
Foto 5. Azucarera de San Juan (Telde)
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más complicada. En este sentido, la in-
formación facilitada, entre otros, por
los alcaldes, concejales de patrimonio
histórico y de cultura o cronistas nos
llevó a localizar a una buena parte de
antiguos industriales y coleccionistas
que aún atesoran el legado material
de antiguas actividades productivas e
industriales. Las fuentes orales tienen
interés cuando no es posible disponer
de publicaciones ni de documentación
escrita (en archivos) sobre determina-
dos bienes patrimoniales. El recurso
a los testimonios orales, es decir, al
relato de las personas que conservan
la memoria de cómo era un elemen-
to, bien o ingenio industrial y saben,
además, explicar cómo se organiza-
ba la producción y el trabajo o cómo
funcionaba una máquina determina-
da tiene un valor inapreciable en este
tipo de inventario. Hay que apuntar,
no obstante, que se trata de una fuen-
te subjetiva, que puede aportar datos
e información errónea y que no siem-
pre es posible contrastar.
Se consultan los fondos de los distintos
archivos municipales, el archivo de la
Consejería de Industria del Gobierno
de Canarias, así como el Archivo Histó-
rico Provincial de Las Palmas y el que
se custodia en la Cámara de Comercio
de Las Palmas. La fase de recogida de
datos se complementa con la consulta
de un importante volumen de mate-
rial bibliográfi co, tanto de carácter ge-
neral como monográfi co.
Todo ello se acompaña de un impor-
tante volumen de material fotográfi -
co, imágenes generales y detalladas
de los distintos elementos objeto de
inventario, que ilustran y comple-
mentan la información documental y
bibliográfi ca de los mismos. Nos per-
mite conocer, además, su estado de
conservación, características físicas
y tecnológicas, así como sus peculia-
ridades arquitectónicas: distribución
interior, disposición del equipamiento
mecánico, situación actual, etc.
Sectores industriales
1.- Industria agroalimentaria y tabaco:
- Industrias derivadas de la moltura-
ción del trigo
- Tratamiento de la carne
- Preparación de leche
- Elaboración y conservación de
pescado
- Elaboración de bebidas: refrescan-
tes, cerveza, vino
- Fabricación de cacao y café
- Elaboración de helados
- Maquinaria de explotaciones agrí-
colas-ganaderas
- Establecimientos relacionados con
el procesado de frutas y hortalizas
- Industria del tabaco
- Industrias extractivas
2.- Industrias de la madera y del cor-cho. En segundo lugar en orden de
importancia, las industrias especiali-
zadas en el tratamiento de la madera
(carpinterías y ebanisterías).
3.- Metalurgia y reparación naval. Ta-
lleres de herrería y fundición, carpin-
terías de ribera, astilleros…
4.- Industrias de otros productos mi-nerales no metálicos. Integran este
módulo: fábricas de azulejos y baldo-
sas de cerámica; ladrillos, tejas y pro-
ductos de tierras cocidas; hornos de
cal y trabajos en cantería.
5.- Industria del papel: edición, artes gráfi cas y reproducción de soportes grabados. Industrias y talleres destina-
dos a la edición de periódicos, revistas,
folletos y toda clase de impresos per-
sonales y comerciales.
6.- Industria textil y de la confección. Industria del cuero y del calzado. Aglutina, entre otras, las tintorerías,
fábricas de sombreros y paraguas, cal-
zado, curtido y acabado del cuero.
7.- Reparación de vehículos de mo-tor. Talleres de reparación de coches.
8.- Industria química: elaboración de
jabones, lejías, fósforos, velas, abonos,
etc.
9.- Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua: pozos,
acueductos...
10.- Transporte y comunicaciones.
Conclusiones (provisionales)
El balance fi nal de la realización del
Inventario del Patrimonio Histórico In-
dustrial de Gran Canaria (1900-1960) es
positivo y esperanzador. Este proyecto
–hoy ya una realidad– ha supuesto un
trabajo de investigación riguroso, no
concluyente, pero cuyo alcance ha
desbordado los objetivos iniciales. Más
allá de ser una herramienta de gestión
para la Administración, se ha conver-
tido en un documento de referencia
para profundizar en el conocimien-
to de nuestra historia más reciente y
desde el cual se plantean múltiples ini-
ciativas de difusión y puesta en valor
de este patrimonio. En defi nitiva, esta
base de datos que contiene las fi chas
es de sumo interés para conocer –de
forma sintética y objetiva– el volumen
del patrimonio industrial, su estado,
así como planifi car en última instan-
cia acciones e intervenciones sobre
el mismo. En relación con este punto
no debemos olvidar la necesidad de
establecer los mecanismos necesarios
para señalar la protección legal como
primer paso para garantizar la conser-
vación de muchos de estos bienes.
Con todo ello, hemos podido demos-
trar y reafi rmar la dimensión que los
bienes industriales ofrecen como par-
te indisoluble de nuestro patrimonio
histórico cultural, en relación directa
con la importancia creciente que ha
adquirido en el contexto internacional
la protección y rehabilitación de anti-
guos elementos industriales (inmue-
bles y muebles).
Del análisis de los elementos inventa-
riados podemos discernir la existencia
de un modelo regional industrial de-
terminado por ciertas condiciones: la
existencia de una industria doméstica
urbana y rural; la repercusión que al-
canzó el esplendor de la agricultura de
exportación, por ejemplo, en la zona
del sureste (pozos y almacenes de em-
paquetado); así como las manifesta-
ciones fabriles de diversa índole de las
que aún conservamos testimonios de
extraordinario valor, especialmente en
el sector agroalimentario: molinos…
En cuarto lugar quisiera destacar la
receptividad incondicional y la espe-
cial sensibilidad mostrada por las per-
sonas contactadas: no solo por parte
de alcaldes, concejales, cronistas, sino
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PROJECTO DE VALORIZAÇÃO DA CAPELA DA ESPERANÇA
Daniel de SousaArqueólogo da DRAC – RAM
RESUMO
A intervenção arqueológica a decorrer no conjunto arquitectónico do Montado
da Esperança, com particular incidência nas ruínas da Capela da Esperança,
torre sineira, muros de contenção de terras, poios, veredas, e cercas para gado,
na freguesia de São Roque, do concelho do Funchal, na Região Autónoma da
Madeira, envolve uma estrutura arquitectónica religiosa quinhentista, que revela
grande importância científi ca, permitindo análises diacrónicas sobre a ocupação
humana do espaço físico. Paralelamente, outros campos de análise incidiram na
tentativa de reconstituição de práticas e vivências religiosas (sagradas) e pagãs
(profanas) das comunidades que usufruíram deste espaço.
Os trabalhos preliminares que decorreram neste espaço, foram executados
com alguns condicionalismos particulares ambientais, visto que a área se insere
numa zona integrada e protegida, relativa ao coberto vegetal endémico, que se
apresenta muito consistente e extenso.
principalmente por los propios indus-
triales, herederos… que han sabido
apreciar la importancia de este legado
material.
Finalmente, y dado el creciente dete-
rioro y fragilidad del patrimonio in-
dustrial es nuestro deseo y esperanza
que este trabajo no quede restringido
a la isla de Gran Canaria, de modo que
el resto de las islas recojan el testigo
de dicho inventario, con sus peculiari-
dades y especifi cidades que no harán
sino confi rmar la riqueza y diversidad
del patrimonio generado por la activi-
dad industrial en cada una de ellas.
PALAVRAS - CHAVE: Ermida, Ermo,
Capela, Torre sineira, Gótico.
Fig. 1. Vista parcial das ruínas da Ermida de Nossa Senhora da Esperança (sentido Oeste/Este)
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1.- APRESENTAÇÃO PRELIMINAR DOS TRABALHOS ARQUEOLÓGICOS A DECORRER
1.1.- Localização
A Ermida de Nossa Senhora da Espe-
rança, georeferência-se nas coordena-
das U.T.M. – N 32º 41’ 05.1’’ – W 016º 55’
33.8’’, a uma altitude absoluta de 635
m. (Fig.- 1), e situa-se no ermo “Norte”
da freguesia de São Roque, do Conce-
lho de Funchal, dentro de um vale en-
caixado, limitado pelo Pico das Pedras,
a Norte, Lombo do Galeão, a Oeste, e
pelo Lombo da Alegria, a Este, onde
se descobre, a meia encosta, a Levada
da Serra, que percorre o sentido Nor-
te/Sul. Nesta localização geográfi ca,
circunscreve-se as ruínas da Capela
de Nossa Senhora da Esperança, num
cocuruto localizado dentro de uma bi-
furcação do Ribeiro da Penteada, que
corre de montante para jusante, per-
correndo o sentido Norte/Sul.
Geologicamente esta zona encontra-
se inserida em duas diferentes áreas
de formação (Fig.- 2): a área relativa
ao vale do Ribeiro da Penteada, que
se caracteriza por uma formação de
Mugearitos do Porto da Cruz; e outra
que compreende as zonas contíguas
à estrutura religiosa, designadamente
as áreas inseridas entre os Lombos do
Galeão e da Alegria, que se inserem
dentro do complexo vulcânico com
formações pós-miocénicas da Lomba
do Meio, Cabeço da Fajã dos Vinháti-
cos e Terreiro da Luta.
1.2.- Enquadramento Histórico da Paróquia de São Roque do Funchal
Os actuais territórios de São Roque in-
tegraram primitivamente a paróquia
da Sé, passando mais tarde para a tu-
tela da freguesia de São Pedro. Poste-
riormente, houve nova reestruturação
do território eclesiástico, passando en-
tão os territórios circunscritos a Norte
(arrabaldes limítrofes) da paróquia de
São Pedro, a integrar a Paróquia de
São Roque, através de carta régia do
Cardeal-Rei D. Henrique, datada de 3
de Março de 1579.
A matriz de São Roque esteve inicial-
mente sediada numa capela quinhen-
tista de invocação a São Roque, no sí-
tio da “Igreja Paroquial” (actualmente
Sítio da Igreja Velha), construída por
quotização dos Homens da terra. Mais
tarde, pelo ano de 1588, o bispo D. Luís
de Figueiredo de Lemos, reedifi cou o
citado edifício quinhentista, que acaba
por sucumbir irrecuperavelmente nos
anos de 1790. Perante esta ocorrência
nefasta para a comunidade religiosa,
houve necessidade de se edifi car uma
nova matriz, iniciando-se os trabalhos
de construção nos princípios do século
XIX. A sua conclusão sucede por volta
de meados do século XIX, embora a
nova sede de paróquia conhece-se a
celebração do culto divino já a partir
dos anos de 1820.
Referimos ainda que a invocação a
São Roque (cognominado advogado
das chagas ruins), se deve ao facto
de ser um santo conhecido no meio
popular como padroeiro dos cirurgi-
ões, inválidos, defensor do gado e de
doenças contagiosas. Este santo, nos
primórdios da povoação da ilha da
Madeira, foi um dos padroeiros meno-
res da cidade do Funchal, sem templo
próprio. Só por volta de 1523, em con-
sequência de um surto epidémico de
peste que assolou o Funchal nos anos
de 1521, é-lhe conferido um lugar ca-
tivo na Sé Catedral do Funchal, com
altar exclusivo, festividade, procissão
solene e confraria.
Fig. 2. Extracto de Carta Militar de
Portugal (1/25 000)
Fig. 3. Extracto de Carta
Geológica de Portugal (1/50 000),
Madeira
Fig. 4. Levantamento Topográfi co
do Sítio do Montado da
Esperança, freguesia de São
Roque, Concelho do Funchal
A presente comunicação tem como objectivo apresentar resultados ainda
preliminares de uma investigação, que se visa exigente, incidindo em questões
indispensáveis e amplas, como a contextualização histórica do arqueosítio,
a metodologia científi ca implementada afecta à disciplina arqueológica
concernente a prospecções de superfície no solo, registo gráfi co das estruturas
descobertas e futuras escavações a executar no âmbito de sondagens de
diagnóstico, que se visa implementar nas zonas limítrofes (Norte, Sul, Este e
Oeste) da referida arquitectura religiosa quinhentista.
Pretende-se, deste modo, mostrar à comunidade científi ca, governativa
e população em geral, a afi rmação de um projecto plurianual de carácter
Regional.
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Fig. 5. Gravura da Capela da Esperança, in Alberto Artur Sarmento, Freguesias da Madeira
ciava abandono administrativo, entre-
gando-o à confi ança do pároco de São
Roque, que prontamente, recorreu à
boa vontade do povo, pastores e ro-
meiros, com o objectivo de angariar
fundos monetários para a benefi ciação
do templo, que manifestava debilida-
des estruturais. Entretanto, tendo-se
verifi cado que o antigo administrador
retivera todas as alfaias concernentes
ao culto religioso da Capela da Espe-
rança, designadamente a chave da
caixa de esmolas, adereços da ima-
gem de Nossa Senhora da Esperança,
lampadários em prata e pintura a óleo
sobre madeira do retábulo, foi-lhe or-
denado, sob ameaça de excomunhão
pela diocese, a consumar a entrega
dos referidos objectos.
No ano de 1677, a referência conti-
nuada a abusos supersticiosos com
recurso às alfaias religiosas da capela,
que frequentemente circulavam con-
tinuadamente pelas casas dos crentes,
na esperança de receber alívios rápi-
dos e milagrosos perante doenças e
afl ições, levaram o Bispo D. Frei Antó-
nio Teles da Silva, a encerrar a capela
à prática do culto sagrado, facto que
gerou grande descontentamento na
comunidade cristã. Paralelamente, o
mesmo pontífi ce da diocese censurou
ainda actos inconsequentes do povo,
que rabiscava de forma continuada os
alçados do templo, ameaçando com o
castigo de excomunhão todos aqueles
que usassem tais malefícios de vanda-
lismo sobre a arquitectura religiosa.
Tal advertência parece não ter sortido
qualquer efeito sobre os infractores,
que continuaram a prevaricar, ten-
do como consequência o facto de o
bispo, para acabar com esses abusos,
mandar ornamentar o interior e ex-
terior das paredes do templo sagrado
com painéis azulejares.
Os dias de festejo em honra de Nossa
Senhora da Esperança foram também
motivo de discórdia entre as confrarias
de Nossa Senhora da Guia e a de Nos-
sa Senhora da Esperança, organizadas
na capela, pelo facto dos dias de festa
coincidirem com outras festividades
vizinhas. Valeu novamente a intromis-
são do bispo D. Frei António Teles da
Silva na discórdia, defi nindo que cada
uma das citadas confrarias organizas-
se a sua festa conforme entendesse.
A capela de Nossa Senhora da Espe-
rança permaneceu ainda por mais al-
gum tempo aberta ao culto religioso,
mas sendo continuadamente alvo de
profanações e desaguisados entre os
crentes. Em 1772 é incorporada nos
domínios privados da pertença da
Quinta das Laranjeiras, perdendo-se
na memória a devoção primitiva da
comunidade cristã, e culminando no
verdadeiro estado de ruína em que se
encontra nos nossos dias.
Presentemente, a capela de Nossa
Senhora da Esperança, volta a sair do
esquecimento, com o lançamento do
pré-projecto para a valorização da Er-
mida de Nossa Senhora da Esperança
de São Roque do Funchal, apadrinhada
pela Secretaria Regional do Ambiente
e Recursos Naturais, pela Direcção Re-
gional dos Assuntos Culturais e pela
Junta de Freguesia local, com o ob-
jectivo de devolver dignidade ao que
resta da primitiva arquitectura religio-
sa quinhentista e espaços envolventes,
através da preservação do enquadra-
mento físico original, antevendo-se
uma perspectiva museológica para o
arqueosítio.
1.3.- Enquadramento Histórico da Capela de Nossa Senhora da Esperança
A Capela de Nossa Senhora da Espe-
rança é, segundo a historiografi a, uma
das mais antigas da Diocese, e a maior
de São Roque. A festividade anual a
ela associada era celebrada na primei-
ra oitava do Espírito Santo, originando
ajuntamentos de romeiros que paga-
vam as suas promessas e faziam as
suas oferendas. Nas noites de véspera
da festividade não faltavam o fogo e
luminárias, despiques e danças, vinho
tenro, e a tisnada de chibo no braseiro
que, segundo Alberto Artur Sarmento,
foi o princípio da espetada regional
madeirense.
É esta Ermida exemplo primitivo e par-
ticular de uma arquitectura religiosa
quinhentista de fazenda, construída
por quotização de pastores ligados
àquele lugarejo, onde reuniam o gado
anualmente para consumar as tos-
quias do gado velho e efectuar novas
marcações individuais nas crias ama-
mentadas.
Foi Gaspar Afonso quem concedeu
uma geira quadrada das terras do “al-
tinho” para a construção do “templo
sagrado” da Senhora da Esperança,
tendo sido a primeira arquitectura re-
ligiosa a celebrar cerimónias de culto
cristão nos territórios de São Roque,
satisfazendo desta forma a povoação
de então, que se caracterizava como
devota, crente e fi el aos princípios cris-
tãos.
A datação concernente à construção
do templo gótico é desconhecida, en-
contrando-se no entanto referências
acerca da edifi cação da pequena ca-
pela, que se encontrava em fase cons-
trutiva, por volta dos anos de 1553. No
ano de 1571, o Padre Henrique da Câ-
mara construía uma ponte de madei-
ra, sobre a Ribeira da Penteada, para
facilitar a acessibilidade ao grande nú-
mero cristãos que acorriam ao “Santu-
ário da Esperança”.
No decorrer do ano de 1613, o admi-
nistrador sesmeiro da Capela, Gaspar
Afonso Magalhães, sem meios fi nan-
ceiros para suportar obras de bene-
fi ciação no edifício religioso, senten-
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2.- A INTERVENÇÃO NA CAPELA DE NOSSA SENHORA DA ESPERANÇA. PARTICULARIDADES DA INTERVEN-ÇÃO ARQUEOLÓGICA
O estudo e interpretação dos vestí-
gios arqueológicos descobertos nesta
intervenção possibilitarão reescrever
a história deste carismático conjunto
patrimonial.
A intervenção arqueológica iniciou-se
em meados de 2007 e prolongou-se
até Agosto do mesmo ano. A orga-
nização dos trabalhos arqueológicos
são da responsabilidade da Direcção
de Serviços do Património Cultural -
DRAC visando, essencialmente, uma
avaliação do potencial científi co e pa-
trimonial do supracitado sítio arqueo-
lógico, através da recolha e registo dos
vestígios da antiga capela e da distinta
torre sineira; a análise estratigráfi ca
do solo e subsolo; e a preservação e
consolidação de eventuais descober-
tas estruturais e/ou artefactuais pré-
existentes no arquivo-terra, com vista
à identifi cação das várias cronologias
concernentes às ocupações antrópi-
cas verifi cadas in situ. Paralelamente,
preconizamos a defi nição de medidas
de protecção e valorização das ruínas
da arquitectura religiosa quinhentista
e respectivo espaço envolvente.
A prospecção arqueológica inicial veio
a determinar um conjunto de evidên-
cias arquitectónicas, num estado de
conservação surpreendente, cons-
tatando-se que, as estruturas eram
bons indícios para o conhecimento
da arquitectura quinhentista, cujos
níveis superfi ciais de derrubes encer-
ram níveis arqueológicos preservados,
de substancial interesse arqueológico.
Esta constatação impulsionou uma
nova estratégia para a intervenção
arqueológica, levando o arqueólogo
inicialmente envolvido no projecto a
instituir uma equipa interdisciplinar,
no âmbito da colaboração de espe-
cialistas e de áreas como a História de
Arte, a Antropologia, a Arquitectura, a
Botânica e a Geologia, com a fi nalida-
de de se implementar uma prática de
transversalidade nas diversas áreas da
investigação.
A fase seguinte desta intervenção
arqueológica, baseou-se no levanta-
mento topográfi co com a implanta-
ção física de uma malha (subdividida
em quadriculas de 2mX2m), que, no
seu plano gráfi co, permitisse registar
todas as acções futuras que se viessem
a realizar no âmbito da operação ar-
queológica, nomeadamente no que
diz respeito à localização de estrutu-
ras, registo de alçados e cortes, arte-
factos prospectados e/ou futuramente
exumados, etc.
Posteriormente, a terem sido detecta-
dos os primeiros indícios das estruturas
arquitectónicas pertencentes à capela
e torre sineira adjacente, iniciaram-se
os trabalhos de desmatação na área
que compreendia a arquitectura reli-
giosa e a adjacente torre sineira, dan-
do-se continuidade aos trabalhos para
Sul, que compreendia um coberto ve-
getal consistente extenso, no qual se
veio a descobrir, no patamar inferior,
a entrada monumental de acesso ao
edifício religioso. A descoberta destas
estruturas levou-nos a estender a área
da intervenção arqueológica a todo o
espaço do Montado da Esperança, de
forma a permitir a recolha exaustiva
dos dados arqueológicos, com vista ao
seu conhecimento integral.
Com o desenvolvimento dos trabalhos
relativos à continuada desmatação
em área, vieram a se detectar na parte
Sudeste do arqueosítio estruturas sob
Fig. 6 e 7. Vista geral, antes e após a desmatação (sentido Sudeste/Noroeste)
Fig. 8. Registo gráfi co do alçado principal “Oeste”
Fig. 9. Alçado exterior “Oeste”. Cap. Esp. 08 - QUAD. R’ 43/44/45/46
planta semi-circular, eventualmente
ligadas às primitivas actividades pas-
toris. Na fase fi nal da desmatação, foi
implementado um plano para a exe-
cução de sondagens de diagnóstico
em várias zonas da estação arqueoló-
gica, com a fi nalidade de se tentar es-
clarecer cronologias das “sucessivas”
ocupações antrópicas.
2.1.- Abordagem Preliminar
Todas as tentativas de interpretação
da arquitectura religiosa tiveram por
base conjecturas, visto que as mesmas
não tiveram por base o edifício na
sua integridade mas já em estado de
ruína avançado, desde o seu abando-
no, nos fi nais do século XVIII. Assim,
a intervenção arqueológica a decorrer
no referido arqueosítio, vem ajudar
a clarifi car algumas dúvidas sobre a
problemática da Ermida, nomeada-
mente a identifi cação da capela, com-
preendendo a casa do padre e a torre
sineira, bem como sobre as áreas en-
volventes, onde proliferam estruturas
ligadas a actividades agro-pastoris.
A Capela: Os trabalhos arqueológicos
desenvolvidos permitiram a observa-
Fig. 10. Registo gráfi co do alçado “Oeste” (interior da capela)
Fig. 11. Alçado “Sul” da Capela
Fig. 12. Alçado “Norte” da Capela
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ção directa, sobre a arquitectura reli-
giosa quinhentista, com uma planta
quadrangular e concernente orienta-
ção litúrgica, virada a Nascente. O edi-
fício é de construção em alvenaria de
basalto, revestida a argamassa de cal.
O vão de porta apresenta vestígios a ne-
gativo de uma moldura sob a forma de
arco em ogiva em cantaria regional.
Verifi cou-se que o interior da capela
estilizava inúmeras marcas de negati-
vos azulejares de três painéis indepen-
dentes, dois localizados nos fl ancos do
altar-mor e um terceiro junto da porta
de entrada, no alçado Noroeste.
A leste verifi cou-se a demarcação do
antigo retábulo, o qual, eventualmen-
te, integrou uma pintura a óleo sobre
madeira, de Nª Sª da Estrela e dos Na-
vegantes ou Nossa Senhora da Espe-
rança, actualmente no Museu Dioce-
sano de Arte Sacra, redescoberta por
Eduardo C. N. Pereira na sacristia da
Igreja de S. Roque, em 1971, e que a
descreveu da seguinte forma:
“A Virgem coroada, no meio de seis
cabeças de anjos alados, tendo o Me-
nino no regaço, aparece sobre nuvens,
vestida de vermelho e túnica azul, em
socorro de embarcações de alto e pe-
Fig. 13. Pormenor de
gravura estilizada em
traço fi liforme, com
motivo zoomórfi co, torre
sineira (alçado Este)
queno bordo, acompanhada de uma
estrela dourada que refulge a seus pés.
Por baixo, o mar encapelado, sob um
ambiente de tempestade (…) A tem-
pestade se confi na ao mar, o grupo de
fi guras que caminha à direita, em terra
fi rme, agrupa-se em fi la ou caravana,
levando um animal de carga, e usam
bordões e chapéus de caminhantes ou
peregrinos –(…)– e o grupo da esquer-
da, ainda que mais distante, segue
também ordenadamente em direcção
a uma cidade que se ergue ao longe
entre montanhas”1.
Isabel Santa Clara data a referida pin-
tura do 1º quartel do séc. XVII, afi r-
mando sobre a mesma:
“Embora se afi rmem diferentes invoca-
ções para esta pintura (…) parece mais
própria a invocação que encontramos
na confraria –Nossa Senhora da Espe-
rança ou Nossa Senhora da Guia– que
tanto uma como outra guiam os via-
jantes a bom porto, os caminhantes
desta vida a destino seguro”2.
Ainda, na sua análise, refere que “esti-
listicamente trata-se de uma obra que,
tem, em virtude dos modelos utiliza-
Fig. 14. Vista geral da capela sentido Sudoeste/Nordeste
Fig. 15. Pormenor do negativo do retábulo, no alçado interior “Este” da capela
Fig. 16. Demarcação da provável localização da pintura no negativo do retábulo
Fig. 17. Nossa Senhora da Pormenor da pintura Esperança ou Nossa Senhora da Estrela e dos
Navegantes
dos, ressaibos ainda do italianismo da
“bella maniera” tanto na pujança da
Senhora, cujas roupagens deixam en-
trever o recorte e volumetria do seio,
(…) como nas fi guras serpentinadas
dos anjos e numa certa abertura da
paleta. (…) Parece-nos uma obra feita
mais na senda de Diogo Teixeira, de
quem terá captado o cromatismo e a
solidez das formas (…)“3.
No exterior, acharam-se negativos de
um painel de azulejos, no fl anco nor-
te da entrada Oeste. Foram também
detectadas inscrições fi liformes e em
abrasão no alçado Norte. Contíguas
à capela, descobriram-se duas estru-
turas: uma localizada junto ao alçado
exterior Leste, com uma planta rec-
tangular esguia; e outra que se adoça
ao alçado exterior Norte sob planta
quadrangular, que, possivelmente, co-
municaria com o interior da capela a
Nordeste.
Torre Sineira: Os trabalhos realizados
junto da anexa torre sineira vieram a
caracterizar uma estrutura de constru-
ção em alvenaria de basalto, revesti-
da a argamassa de cal. Esta descreve
Fig. 18. Registo gráfi co da torre sineira, alçado “Este”
Fig. 19. Alçado “Oeste” da torre sineira, Cap. Esp. 08 - QUAD. R’ 44/45
Fig. 20. Alçado “Sul” da torre sineira, Cap. Esp. 08 - QUAD. R’ 45
Fig. 21. Alçado “Este” da torre sineira, Cap. Esp. 07 - QUAD. R’ 44/45
Fig. 22. Alçado “Norte” da torre sineira, Cap. Esp. 07 - QUAD. R’ 44
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um campanário com a forma de arco
em ogiva, com moldura em cantaria
regional. A referida estrutura estiliza
fi liformes nos alçados laterais e prin-
cipal (virado à capela), com motivos
geométricos (molduras), zoomórfi cos,
vegetalistas, cruciformes e alfaias reli-
giosas (cálices), exteriorizando pontu-
almente resquícios de pigmentação,
designadamente a óxido de ferro, com
coloração vermelha. Nestes painéis fo-
ram executados alguns registos gráfi -
cos, onde se prevê executar decalques
nocturnos com luz rasante, para uma
melhor leitura e compreensão dos ele-
mentos representados.
3.- CONCLUSÃO
Os resultados científi cos da interven-
ção arqueológica a decorrer na Capela
da Esperança de São Roque do Fun-
chal, são aqui apresentados de uma
forma genérica dado que o processo
de interpretação está longe de chegar
ao fi m, visto que a investigação foi
interrompida por razões de fi nancia-
mento do projecto plurianual.
Neste sentido, a reorganização dos
cadernos de campo, o tratamento dos
documentos gráfi cos e fotográfi cos, a
contextualização e análise do acervo
recolhido, a defi nição de uma estraté-
gia com vista à diversifi cação qualitati-
va dos estudos, a produção científi ca,
o planeamento e execução das sonda-
gens de diagnóstico e planos museo-
lógicos a elaborar para o arqueosítio,
são algumas das tarefas previstas para
breve, que possibilitarão reescrever a
história deste sítio, há tanto tempo es-
quecido…
4.- EQUIPA TÉCNICA
Entidade ResponsávelDRAC | Direcção de Serviços do
Património Cultural
CoordenaçãoDiva Freitas (Arquitecta - Directora de
serviços da DSPC)
Manuela Marques (Antropóloga)
Responsável Técnico | Científi co
Daniel Sousa (Arqueólogo)
Historiador de ArteFilipe Bettencourt
Design Gráfi coMárcio Ribeiro
Desenho TécnicoJosé Carlos Pereira (Desenhador)
Fotografi aDaniel Sousa / Roberto Pereira
Levantamento Topográfi coJosé Gomes (Topógrafo - DRF |
Direcção Regional de Florestas)
Trabalhadores indeferenciados Pedro Lopes (Operário - Junta de
Freguesia de São Roque)
Paulo Jardim (Operário - Junta de
Freguesia de São Roque)
BIBLIOGRAFÍA
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sus da Sé do Funchal», Islenha, nº 22,
Jan-Jun. 1998, pp. 5-10.
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Invisíveis: Contributos para o estudo
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NOTAS
1 Padre E. C. Nunes Pereira, As Ilhas de Zarco. Funchal, 1989 (4.ª edição), pp. 747-748.
2 M. I. da Câmara Santa Clara Gomes Pestana, Das Coisas Visíveis às Invisíveis: Contributos para o estudo da pintura maneirista na Ilha da Madeira (1540-1620). Vol I, Tese de doutoramento em História da Arte da Época Moderna, apresentada à Universidade da Madeira, Funchal, 2004, p. 274.
3 Ibídem, 2004, p. 276.
Carta Militar de Portugal, folha «9»,
Funchal (Ilha da Madeira), na Escala
de 1/25.000. Serviço Cartográfi co do
Exército, (edição 1), S.C.E.P., 1975.
CONSERVAR, EXHIBIR, DIFUNDIR. PÚBLICOS Y MUSEALIZACIÓN DE MATERIALES Y YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOSB
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PRIMERAS INTERVENCIONES DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN EN LOS FONDOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO BENAHOARITA
Jorge Afonso ÁlvarezLicenciado en Bellas Artes (Restauración y Conservación).
Universidad Politécnica de Valencia
La Palma. Islas Canarias
RESUMEN
A lo largo de las siguientes líneas pretendemos exponer los primeros pasos que
se han dado en la conservación y restauración de los fondos pertenecientes al
Museo Arqueológico Benahoarita de la isla de La Palma, persiguiendo no solo la
divulgación del esfuerzo que desde las distintas administraciones se realiza para
la conservación de nuestro patrimonio, sino también exponer una metodología
general a la hora de intervenir sobre materiales arqueológicos, que pueda resul-
tar útil al enfrentarnos a una intervención arqueológica.
Como comentábamos anteriormente, es necesario poner en evidencia el esfuer-
zo que desde las administraciones se realiza para la conservación de nuestro
patrimonio, esfuerzo que en muchas ocasiones pudiera parecer insufi ciente si no
tenemos en cuenta el gran volumen de patrimonio a conservar. Concretamente,
en el caso que nos ocupa, se ha podido llevar a cabo esta intervención mediante
un convenio entre el Área de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo Insular
de La Palma y la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del
Gobierno de Canarias, que ha aportado la fi nanciación necesaria.
Queremos incidir especialmente en la naturaleza material de los objetos arqueo-
lógicos, dejando al margen los datos y conceptos que nos puedan aportar. Así,
nos centraremos en el hecho de que de forma natural están sujetos al enveje-
cimiento y degradación de la materia que los compone, problemas acentuados
generalmente por las condiciones físico-químicas a las que se encuentran ex-
puestos, además de posibles degradaciones de tipo antrópico, siendo nuestra
misión corregir o al menos mitigar dicha degradación en la medida de nuestras
posibilidades.
Pese a que el tratamiento concreto de los restos arqueológicos presenta pro-
blemas y aborda patologías específi cas que lo diferencian de las intervenciones
sobre otros objetos artísticos, los criterios fundamentales en los que se basan las
PALABRAS CLAVE: Conservación, restauración,
arqueología, Benahoarita.
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intervenciones son comunes. De este modo los procesos a emplear en la inter-
vención responderán en todo momento a los principios básicos de la restaura-
ción recogidos en la Carta del restauro de Venecia, aprobada por el ICOMOS en
1965. Podemos resumir estos principios en tres postulados básicos:
- El respeto máximo hacia la obra, esto es, el respeto hacia la integridad de la
pieza en todos sus estratos y contenidos.
- La reversibilidad total de los materiales y procesos aplicados, con el fi n de ga-
rantizar la posibilidad de ser retirados en el futuro si por alguna razón se con-
siderara necesaria esa medida.
- La discernibilidad de la intervención frente al original, con el fi n de permitir
identifi car en todo momento las zonas intervenidas y aquellas en las que per-
manece el original.
Expondremos las líneas básicas que rigen la intervención sobre el objeto arqueo-
lógico ejemplifi cando los distintos procesos, con las intervenciones concretas lle-
vadas a cabo en los fondos del Museo Arqueológico Benahoarita.
por parte del arqueólogo, para poder
estudiar la pieza, pero en casos menos
afortunados encontramos antiguas in-
tervenciones realizadas con productos
inapropiados, que se han degradado y
no responden a los criterios actuales
en cuanto a calidad y reversibilidad.
2.- METODOLOGÍA GENERAL
2.1.- Propuesta de intervención
Los pasos iniciales previos a la realiza-
ción de cualquier intervención sobre
un objeto concreto pasan necesaria-
mente por la realización del estudio
pormenorizado del mismo, determi-
nando su estado de conservación y las
posibles causas de su degradación.
Basándonos en el diagnóstico previo,
deberemos plantear una metodolo-
gía concreta de la intervención que
consideramos necesaria, que si bien
podrá ser modifi cada por imprevistos,
marcará en líneas generales nuestro
trabajo.
La propuesta de intervención deberá
recoger una completa documenta-
ción que deje constancia del estado
inicial de la pieza, del conjunto de
operaciones realizadas y sirva como
historial del objeto en el futuro. Uno
de los pilares fundamentales es la fo-
tografía, que ilustrará el estado inicial
y fi nal de la pieza así como el conjunto
de procesos aplicados. Refl ejaremos
de igual modo la información de tipo
gráfi co y los análisis científi cos que se
le realicen.
El proceso de documentación se com-
pleta al fi nalizar la intervención, me-
diante la realización de una memoria
técnica en la que refl ejaremos tanto la
información recogida en la propuesta
de intervención como la explicación
detallada del proceso, en la que se in-
cluirán los métodos y productos apli-
cados.
2.2.- Consolidación
Procederemos a la consolidación de
los objetos, o a zonas concretas de es-
tos en las que se haya producido una
pérdida de la cohesión material, inde-
pendientemente de la naturaleza del
proceso de degradación que la haya
provocado. De este modo garantiza-
mos la integridad estructural del obje-
to, no solo frente a la degradación que
el tiempo pueda ejercer sobre él, sino
también sobre la que nosotros podría-
mos provocarle mediante nuestras
manipulaciones.
Es un proceso que produce una trans-
formación a nivel físico- químico en
el interior del objeto, rellenando las
áreas internas en las que se ha perdido
la estructura material, por lo que de-
beremos limitar su uso a las zonas con-
cretas en las que sea necesario, como
áreas disgregadas, fi suras y grietas.
Existen diferentes productos en el mer-
cado susceptibles de ser usados como
consolidantes, como pueden ser los
derivados de la celulosa, resinas viní-
licas y polivinílicas, o resinas acrílicas
y metacrilatos. Nuestra elección se ha
inclinado por una dispersión acuosa
derivada de resina polivinílica, dada
su notable resistencia al envejecimien-
to. Debemos observar especialmente
la aplicación del consolidante a baja
concentración, porque en el caso con-
trario podría acarrearnos distorsiones
visuales como brillos o zonas oscuras.
1.- CRITERIOS DE INTERVENCIÓN EN LOS FONDOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO BENAHOARITA
La primera difi cultad a la hora de
abordar una intervención, limitada
en tiempo y presupuesto, sobre los
fondos del Museo Arqueológico Bena-
hoarita consistió en el establecimiento
de un criterio de intervención que dis-
criminara las piezas a intervenir. Pese
a la reciente creación de este museo,
afortunadamente sus fondos han sido
nutridos por numerosas donaciones,
encontrándonos con un fondo volu-
minoso y heterogéneo que hacía ne-
cesaria la elección de piezas concretas
a intervenir.
Finalmente se decidió acometer, en
primer lugar, la intervención sobre las
piezas de naturaleza orgánica afecta-
das por ataques microbiológicos, fruto
de su almacenamiento en condiciones
inadecuadas previas a la adquisición
por parte del museo, y que eviden-
temente sufrían un alto riesgo de de-
gradación y precisaban tratamiento
urgente. En segundo lugar se estable-
ció la intervención sobre las cerámicas
expuestas en el museo, priorizando
aquellas piezas que presentaban peor
grado de conservación.
A grosso modo podemos subdividir
las intervenciones sobre la cerámica
en dos grupos: intervenciones sobre
piezas intervenidas anteriormente; y
las piezas no intervenidas con anterio-
ridad. La diferencia fundamental en-
tre ambos grupos, además del mayor
volumen de piezas ya intervenidas, es
la complejidad de las intervenciones
necesarias para su correcta conserva-
ción, frente al segundo grupo en el
que el nivel de intervención a realizar
es menor, con el consiguiente ahorro
de tiempo.
En la inmensa mayoría de los casos las
intervenciones previas se limitan a la
limpieza mecánica y posterior montaje
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La aplicación del consolidante selec-
cionado se realiza por impregnación,
que puede ser parcial en los casos en
los que la zona a consolidar es superfi -
cial, o integral en aquellas piezas que
así lo requieran. Siguiendo el criterio
de mínima intervención que nos guía
a lo largo de nuestras intervenciones,
en nuestro caso concreto hemos op-
tado por la aplicación mediante in-
yección en bordes y zonas concretas,
reduciendo el riesgo de posibles dis-
torsiones visuales.
2.3.- Retirada de intervenciones anteriores
Pese a que la presencia de materiales
no adecuados a los criterios actuales
comporta un daño para la pieza a
conservar, el principio de mínima in-
tervención hace que tengamos que
fl exibilizar, en cierta medida, nuestro
criterio. Debemos sopesar hasta qué
punto los benefi cios de la retirada
compensan el estrés que comporta
para la obra la intervención. Siguiendo
este planteamiento, nuestra decisión
ha sido la de limitarnos a la retirada
de las reintegraciones volumétricas
y el desmontaje únicamente parcial
de las piezas, con el fi n de proceder
a la corrección de deformaciones del
montaje anterior.
Dentro del abanico de intervencio-
nes que presentan las piezas al llegar
a nuestras manos, abordaremos en
primer lugar el montaje que realiza
el arqueólogo para poder estudiar y
documentar la pieza. Se han utiliza-
do con este fi n colas de diverso tipo y
comportamiento: orgánicas, epoxídi-
cas, vinílicas, etc, con lo que los proce-
sos para revertir estas intervenciones o
corregir deformaciones concretas de
las piezas son igualmente diversos.
Con mucha frecuencia este montaje
se realiza con cola de tipo celulósico
(caso del pegamento “Imedio”), que
podría considerarse como aceptable
siempre y cuando su aplicación se li-
mite a las zonas del interior de los bor-
des a unir. Además, se puede revertir
con cierta facilidad mediante disolven-
tes orgánicos y permite la corrección
de deformaciones, pero la aplicación
indiscriminada fuera de las zonas de
unión nos obliga a realizar limpiezas
de tipo mecánico para proceder a su
retirada.
Para proceder a la corrección de de-
formaciones cuando el adhesivo em-
pleado es de tipo celulósico, se hace
necesario desmontar la pieza median-
te la aplicación de disolventes orgáni-
cos, procediendo posteriormente a la
retirada de los restos de adhesivo de
los bordes de los fragmentos (Fotos 1 y 2).
En el caso de los adhesivos de tipo
epoxídico, al tratarse de los adhesi-
vos más duros y resistentes presentes
en el mercado, su eliminación resulta
muy complicada. Puede funcionar la
impregnación en baños de solventes
clorados, pero en el caso concreto de
la única vasija que nos presentó esta
problemática, solo obtuvimos resulta-
dos tras la aplicación de calor median-
te microsoplete (Fotos 3, 4, 5 y 6).
La retirada de reintegraciones volu-
métricas de lagunas se afrontará me-
diante la aplicación de disolventes es-
pecífi cos, en función de la naturaleza
del material del que estén compues-
tas, con el fi n de reblandecer las zonas
de contacto con el original y facilitar la
Foto 1. Vasija montada con adhesivo celulósico Foto 2. Desmontaje parcial de la pieza
Foto 6. Detalle de la retirada del adhesivo
Foto 3. Vasija montada con resina epoxídica Foto 4. Detalle del interior de la vasija
Foto 5. Desmontaje parcial
retirada mediante medios mecánicos.
Afortunadamente, en los casos pre-
sentes en los fondos de este museo,
la totalidad de las reintegraciones se
habían realizado con barro o escayola,
mimetizándola en muchos casos me-
diante policromía de color similar al de
la vasija. Como suele suceder en este
tipo de intervenciones, las reintegra-
ciones, además de haberse realizado
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con material inadecuado, producían
un falseamiento del volumen general
de las piezas.
En aquellas piezas en las que la rein-
tegración se había realizado aplicando
barro sin cocer, la retirada de añadidos
resultó muy sencilla, bastando con re-
blandecer las zonas añadidas aplican-
do agua destilada (Fotos 7 y 8).
resuelven, lógicamente, aplicando un
tratamiento específi co a cada mate-
rial, como sucedió en una de las vasijas
intervenidas, en la que los fragmentos
de vasija inconexos se habían englo-
bado dentro de una reintegración rea-
lizada en escayola, y posteriormente
se habían cubierto por una capa de
barro sin cocer que fi nalmente fue po-
licromada (Fotos 11 y 12).
Foto 8. Vasija tras la retirada de la
reintegración
Foto 7. Reintegración realizada con barro
2.4.- Limpieza
La limpieza es sin duda uno de los pro-
cesos más delicados a la hora de inter-
venir una pieza, ya que se trata de una
intervención irreversible, en la que no
podremos recuperar nada de lo que
hayamos eliminado. Este tipo de ope-
raciones deben realizarse, por tanto,
de forma controlada, seleccionando
las zonas y productos adecuados a
cada tipo de suciedad y comenzando
por los agentes más inocuos, aumen-
tando la agresividad progresivamente
si fuera necesario.
La limpieza mecánica consiste en la
eliminación de suciedad, incrusta-
ciones y excesos de adhesivo, previo
reblandecimiento de las mismas apli-
cando disolventes, para posteriormen-
te proceder a su retirada de forma me-
cánica, mediante instrumental como
bisturí, hisopos, pinceles o pequeñas
herramientas eléctricas (micro tornos
o microabrasímetro).
La limpieza química consiste en la
aplicación de agentes químicos en las
concreciones o manchas, en las que
la limpieza mecánica no consiguió la
retirada. Estos agentes actúan produ-
ciendo reacciones que transforman
los compuestos insolubles en solubles,
por lo que su aplicación debe estar
Foto 9. Perforaciones en el perímetro de la
laguna
Foto 10. Retirada parcial del añadido
En el caso de reintegraciones realiza-
das con escayola, dado el gran volu-
men de los añadidos, se optó por cor-
tarlos mediante el empleo de fresas y
microtorno, para posteriormente pro-
ceder al saneamiento de los bordes
(Fotos 9 y 10).
Pueden presentarse casos concretos
en los que se hayan reintegrado las la-
gunas mediante combinación de ma-
teriales. Este tipo de combinaciones se Foto 11. Detalle del fondo de la vasija
reintegrada
Foto 12. Interior de la vasija tras la retirada
estrictamente limitada, debido a que,
aunque a nivel superfi cial no apre-
ciemos daños, podríamos estar pro-
vocando algunos irreparables a nivel
interno, asociados a la transformación
de los componentes de la pasta o a
efectos de migración de sales.
Es frecuente la aplicación de trata-
mientos indiscriminados mediante
agentes químicos, como los ácidos
fuertes (clorhídrico, nítrico, acético,
etc), dada la rapidez y efi cacia con los
que actúan sobre cualquier incrusta-
ción, pero que con frecuencia no son
convenientemente neutralizados y
continúan actuando a nivel interno,
provocando problemas de sales solu-
bles a largo plazo.
Nuestro criterio a la hora de abordar
las limpiezas priorizó la aplicación de
procesos mecánicos, más tediosos y
que requieren mayor tiempo de apli-
cación, pero que se atienen con ma-
yor fi delidad al principio de mínima
intervención (Fotos 13, 14, 15 y 16).
Limitamos la aplicación de tratamien-
tos químicos al uso de repetidos lava-
dos en agua destilada, para la elimi-
nación de las sales solubles (cloruros,
nitratos y fosfatos) y de la papeta AB
57 para la eliminación de sales insolu-
bles (carbonatos y sulfatos).
Foto 13. Detalle de exceso de adhesivo “Imedio”
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2.5.- Montaje
Una vez aplicados los sufi cientes trata-
mientos que garanticen la integridad
de la pieza y de los fragmentos de esta,
procederemos a la parte más evidente
y estética de la intervención, con el fi n
de devolverle su integridad formal.
2.6.- Reintegración volumétrica
El debate sobre la necesidad o no de
acometer este tipo de intervención,
enfrenta a los partidarios de reintegrar
los fragmentos faltantes, con el fi n de
consolidar el conjunto y mejorar la lec-
tura de las formas y su comprensión
como documento histórico, frente a
los que opinan que no es necesaria
esta intervención reconstructora, si la
integridad estructural de la pieza no lo
requiere.
Nosotros nos inclinamos por este se-
gundo criterio, pues consideramos
que nuestras reintegraciones volumé-
tricas deben limitarse a aquellos pun-
tos imprescindibles para garantizar la
integridad estructural, ya que no pare-
ce necesaria la reconstrucción formal
para que tanto el estudioso como el
espectador general puedan interpre-
tar correctamente la pieza. Entende-
mos que evitando la incorporación de
materiales ajenos al original –y al limi-
tar nuestra propia subjetividad– segui-
remos con mayor fi delidad el principio
de mínima intervención.
Sea cual fuere el nivel de reintegra-
ción volumétrica que consideremos
aceptable, tendremos en cuenta que
Foto 14. Detalle de las juntas limpias
Foto 15. Exceso de adhesivo “Superglue”
Foto 16. Detalle del interior de la vasija
limpia
Con el fi n de facilitarnos en la medida
de lo posible la ejecución del proceso,
deberemos establecer un orden en la
zona de trabajo, situando cada pieza
en un lugar determinado que conser-
vará hasta el momento en que logre-
mos ubicarla. Buscaremos elementos
distintivos como marcas, decoracio-
nes o diferencias en el grosor para
establecer grupos, resultando muy
útil simplifi car formas, uniendo pie-
zas pequeñas para formar fragmentos
mayores. Diferenciaremos también las
roturas antiguas, en las que los bordes
presenten desgastes e incrustaciones,
de las recientes, en las que los bordes
aparecen mucho más limpios.
Previamente al montaje defi nitivo,
realizaremos uno provisional ayuda-
dos de cintas adhesivas libres de áci-
dos, montaje que nos permitirá co-
nocer la forma general del objeto y el
orden de los distintos fragmentos. En
los casos en los que el número de pie-
zas lo requiera, aplicaremos pequeñas
etiquetas numeradas, que nos servirán
de plano a la hora de ejecutar el mon-
taje defi nitivo (Fotos 17 y 18).
Podemos emplear una amplia varie-
dad de adhesivos en el montaje fi nal
de la pieza, dentro de las colas viníli-
cas, las resinas celulósicas y las acríli-
cas, pero en todos los casos el adhe-
sivo empleado debe ser fácilmente
reversible, resistente al tiempo y a los
agentes externos. Además, debe per-
mitir la máxima reducción del espesor
de la unión y que esta no resulte ex-
cesivamente fuerte, persiguiendo que
esta zona de unión sea, en cualquier
caso, más débil que el original, para
que en el caso de posibles futuras frac-
turas estas no se produzcan en zonas
sanas (Fotos 19 y 20).
Foto 18. Etiquetado de los fragmentosFoto 17. Montaje provisional de una vasija
Foto 19. Montaje defi nitivo
Foto 20. Montaje defi nitivo
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no se deben reconstruir piezas en las
que falte más del sesenta por ciento
del original. Además, no se “inventa-
rá” nada de lo que no dispongamos
referencias y seguiremos las pautas
generales de respeto al original, rever-
sibilidad y discernibilidad.
El material con el que realicemos la
reintegración debe presentar una fl e-
xibilidad y resistencia adecuadas al
original, así como la maleabilidad ne-
cesaria durante su aplicación, reversi-
bilidad garantizada y una resistencia
aceptable frente al envejecimiento y
a los ataques biológicos. En nuestro
caso concreto hemos optado por la
aplicación de una resina epoxídica,
cargada con micro esferas de vidrio,
ya que al tratarse de uniones mera-
mente estructurales, la resistencia de
estas debe estar garantizada (Fotos 21 y 22).
CONCLUSIONES
En primer lugar quisiéramos insistir
nuevamente, a modo de conclusión,
en la idea fundamental de ceñirnos
al principio de mínima intervención.
El objeto arqueológico, en la inmensa
mayoría de los casos, no está sujeto
a criterios estéticos ni devocionales, como sí ocurre con la mayoría de
creaciones artísticas, lo cual nos deja
un margen lo sufi cientemente amplio
para limitar nuestra intervención a lo
estrictamente necesario.
También quisiéramos plantear la nece-
sidad de que entre los equipos inter-
disciplinares que intervienen en una
excavación se cuente con la presencia
del restaurador. No dudamos de que
en muchos casos el arqueólogo haya
podido acercarse, de forma autodi-
dacta, al tratamiento de los materia-
les, pero intuimos que no han recibido
una formación concreta y necesaria
para ello. La presencia de personal es-
pecializado facilitaría y mejoraría, en
muchos casos, la conservación de las
piezas, especialmente si tenemos en
cuenta que desde el mismo momento
del hallazgo comenzamos a modifi car
las condiciones físico-químicas a la
que se encuentran sometidas.
Es cierto que algunas empresas del ar-
chipiélago ya han optado por incluir
restauradores en sus plantillas, fruto
de su sensibilidad hacia esta proble-
mática concreta; pero esta decisión,
más allá de la tranquilidad y la satis-
facción personal que al empresario le
aporte el hecho de saber que está tra-
tando correctamente los materiales,
no se refl eja en ningún tipo de incen-
tivo que ayude a seguir por esa senda.
Por este motivo consideramos que es
necesario que desde las administracio-
nes se incentive la incorporación de la
fi gura del restaurador a las empresas,
bien mediante la ampliación de presu-
puesto en las posibles adjudicaciones
–lo cual entendemos como poco pro-
bable en estos tiempos de crisis gene-
ralizada–, bien premiándolo genero-
samente en el apartado de “mejoras
técnicas al proyecto” en las bases de
los concursos de contratación.
Foto 21. Detalle de reintegración volumétrica
Foto 22. Detalle de reintegración volumétrica
BIBLIOGRAFÍA
CARRASCOSA MOLINER, Begoña: In-
vestigación Sobre Tratamientos de
Conservación y Restauración de Pie-
zas Cerámicas y Arqueológicas. Servi-
cio de publicaciones de la Universidad
Politécnica de Valencia, 2007.
––: Iniciación a la Conservación y Res-
tauración de Objetos Cerámicos. Servi-
cio de publicaciones de la Universidad
Politécnica de Valencia, 2009.
MAS BARBERÀ, Xavier: Conservación
y Restauración de Materiales Pétreos.
Diagnóstico y tratamiento. Servicio
de publicaciones de la Universidad Po-
litécnica de Valencia, 2010.
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EDUCACIÓN Y ACCIÓN CULTURAL EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DEL PUERTO DE LA CRUZ
Juana Hernández SuárezDirectora - Conservadora del Museo Arqueológico
del Puerto de la Cruz
Tenerife. Islas Canarias
INTRODUCCIÓN
El Museo Arqueológico del Puerto de
la Cruz fue inaugurado al principio de
la década de los noventa del siglo pa-
sado, y desde sus inicios ya vislumbró
que no iba, ni podía ser un museo al
uso en aquellas fechas, cuando aún
no se había generalizado el desarrollo
de planes a largo plazo de trascenden-
cia educativa y cultural, y mucho me-
nos de acción social, que sí formaron
parte de su quehacer diario desde su
origen. El porqué de esta diferencia
radica justo ahí, en su mismo origen,
pues, como es sabido, nuestro Museo
tiene a gala poseer en su “marca de
RESUMEN
Desde hace casi dos décadas nuestro museo viene desarrollando y promocio-
nando todo tipo de programas educativos y culturales (exposiciones tempora-
les itinerantes y actividades complementarias como talleres, concursos, cursos,
conferencias...), tendentes a promover la comunicación y el aprendizaje; no sólo
referido a la adquisición de conocimientos, sino también a cambios positivos en
el ámbito social de su infl uencia. Estos programas responden a las necesidades
y/o a las demandas que plantean los diferentes grupos poblacionales presentes
en la ciudad, por lo que las actividades se diseñan orientadas y adaptadas al perfi l
de cada cual como “grupo objetivo”. Es esta una forma de trabajo basada en la
“proximidad social”, que a la postre ha traído unas relaciones muy dinámicas y
enriquecedoras entre los y las habitantes de la ciudad y su museo.
origen” el distintivo de ser un museo
creado por auténtica “voluntad po-
pular”; hecho que se arroga como
rasgo capital de su identidad, y que va
a condicionar, desde entonces y para
siempre, su forma de ser, de hacer y
de relacionarse con la población de su
infl uencia; cuyo máximo exponente
se reconoce en el propio modelo de
trabajo “de proximidad social” que
viene desarrollando en el ámbito de
la educación y acción cultural, y que
es objeto de esta ponencia ejempli-
fi car, mediante la proyección de una
presentación multimedia que recoge
el programa de actividades que se ha
PALABRAS CLAVES: Educación patrimonial, acción cultural,
proximidad social, grupo objetivo.
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llevado a cabo durante el año 2010, a
fecha de este Encuentro.
Pero, si “ser” y “hacer” son a la vez
causa y efecto en este museo, bue-
no será empezar por el principio. Así
que, primero, se hará, siquiera some-
ramente, presentación de sus rasgos
principales, para luego poder explicar
en qué consiste ese modelo “de proxi-
midad social” al que responde el grue-
so de nuestras actividades; las que,
fi nalmente, serán expuestas mediante
imágenes comentadas.
1. EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DEL PUERTO DE LA CRUZ
En 1953, el Instituto de Estudios His-
pánicos de Canarias crea en nuestra
ciudad un pequeño museo: la Sala de
Arqueología Canaria “Luis Diego Cus-
coy”. A pesar de su corta existencia
(1953-1958), este museo es de obliga-
da referencia por haber contribuido al
estrecho vínculo que aquí se ha dado
entre la población portuense y su pa-
trimonio arqueológico. Testimonio de
ello es la denodada constancia de la
ciudadanía portuense por hacer pre-
valecer su museo1, puesto que durante
tres décadas seguidas intentó todo lo
posible para conseguir su reapertura.
Es esta, pues, la historia de un viejo
proyecto2, que se gesta en los previos
a la instauración de la democracia en
nuestro país (1973) y que fi nalmente
culmina el 29 de mayo del año 1991,
cuando el Museo Arqueológico del
Puerto de la Cruz –ahora con titulari-
dad municipal– recoge el testigo de la
vieja Sala de Arqueología, alberga sus
fondos, e inicia su propia andadura, re-
conociendo y signifi cando el valor de
su propia existencia como un logro de
la ciudadanía portuense. Claro que-
da, por consiguiente, la notoriedad
del rasgo “origen” en el carácter de
nuestro museo, circunstancia que ne-
cesariamente va a marcar, como ya se
ha dicho, su identidad y principios de
actuación.
Los fondos arqueológicos del antiguo
museo pasan por vía de donación a
formar parte de la colección estable
del museo, a la que se suman otras
cedidas por particulares en el año de
su inauguración; en total, unos 2.600
registros. De estos sobresale el grupo
de vasijas cerámicas, por constituir la
mejor y más representativa muestra
de alfarería guanche de la isla; no sólo
por su número, más de mil, y por la
variedad de tipos que presentan, sino
igualmente por el buen estado de con-
servación que presentan la mayoría de
estas piezas; tal cual puede verse en su
exposición permanente, “La Cerámica
Guanche”.
El museo se halla enclavado en uno de
los barrios más señeros de la ciudad,
La Ranilla, su viejo y popular barrio de
pescadores. Ocupa una edifi cación de
valor histórico-artístico, ejemplo de la
arquitectura tradicional de los siglos
XVIII-XIX, cuya superfi cie total ronda
en torno a los 1.000 m2, si bien menos
de la mitad de estos constituyen su-
perfi cie útil, la que a su vez ha de ser
dividida entre servicios internos y área
de exposición. Es, pues, gracias a que
dispone de espacios externos adicio-
nales y a la bien afamada benignidad
del clima portuense, que nuestro mu-
seo puede realizar actividades educa-
tivas y culturales al aire libre durante
prácticamente todo el año.
Desde el punto de vista funcional, el
museo se estructura en cuatro áreas
de trabajo: Administración; Documen-
tación, que incluye el Anexo Fondo
Documental Luis Diego Cuscoy; In-
vestigación-Conservación, y Difusión.
Esta última consta de los departamen-
tos de Exhibición y Diseño (DED) y de
Educación y Acción Cultural (DEAC).
El DED atiende a la planifi cación y el
diseño de todo tipo de muestras y ex-
posiciones producidas por el museo,
así como de los materiales de difusión
asociados. También gestiona la exhi-
bición en el museo de producciones
hechas por otras instituciones o par-
ticulares.
El DEAC, por su parte, se encarga de
planear, diseñar, ejecutar, controlar y
evaluar diferentes proyectos, progra-
mas y campañas de educación, de
acuerdo a las dos modalidades de pú-
blico a los que se dirige la acción del
museo: “Gran público”, o todo tipo
de público, cuya oferta se centra en la
práctica diaria de visitas guiadas para
grupos (estudiantes, tercera edad, tu-
ristas…) a la exposición permanente
y/o temporal, si la hubiera; incluyendo
a libre elección de los mismos la po-
sibilidad de participar en diferentes
actividades adicionales de tipo lúdico–
didáctico, generalmente talleres y jue-
gos. Y “Grupo objetivo”, que es el que
constituye la razón de ser del modelo
de proximidad social que nos ocupa.
2. “GRUPO OBJETIVO Y PROXIMIDAD SOCIAL”
El trabajo con “grupos objetivo” par-
te de la discriminación de segmentos
de la población local según un patrón
de variables dado3, para quienes se
diseña programas adaptados de ocio
cultural. Siendo esta la forma de tra-
bajo que tiene mayor repercusión
para los fi nes educativos, culturales y
de interacción social por los que viene
apostando este museo desde su crea-
ción, al permitirle trazar estrategias de
comunicación muy ajustadas al perfi l
de cada cual, lo que en la praxis fa-
cilita el alcance de los objetivos edu-
cativos–formativos, optimizando, por
ende, las posibilidades de calado de
su cometido fi nal; que no es otro más
que hacer llegar a sus destinatarios/as
los valores y benefi cios de la conserva-
ción del patrimonio arqueológico que
tiene en custodia.
Pero es que, además, a resultas del
exhaustivo conocimiento y de las es-
trechas relaciones que a lo largo de
los años se han ido estableciendo con
muchos de estos grupos, con frecuen-
cia la acción del museo se ve aboca-
da a trascender mucho más allá de lo
puramente patrimonial, tomando una
clara dimensión social.
De todo lo cual resulta una acción
educativa distintiva y propia, puesto
que aquí enseñanza y formación se
asumen como partes de un proceso
mediante el que, desde luego, se han
de transmitir conocimientos –eso es
lo primero–, pero también valores,
costumbres y formas de actuar, para
que sus destinatarios/as se formen de
acuerdo con la realidad en la que vi-
ven, capacitándolos/as para adaptarse
a ella y a su vez transformarla. Y de
ahí que sus claves de acción sean: 1)
Despertar la identidad. Dar a conocer
para poder comprender, valorar, amar
y proteger; 2) Fomentar la participa-
ción, que ha de ser activa, emotiva,
creativa, crítica y responsable.
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Para ilustrar esto, se ha creído oportu-
no recurrir al ejemplo, por lo que se ha
escogido una de esas tantas acciones,
en concreto “La noche del museo vi-
viente” (2ª edición), donde se ve cómo
se conjugan ambas claves.
“La noche del museo viviente” es un
proyecto lúdico–educativo orientado
en cada edición a distintos sectores
de la población local, que se realiza
en horario de tarde–noche durante el
mes de mayo de cada año, con oca-
sión de la celebración conjunta del Día
Internacional de los Museos y Noche
de Museo.
De la 2ª edición que ahora hablamos,
correspondiente al año 2009, cabe
mencionar que su fi n fue promover el
ocio educativo, e impulsar la comuni-
cación y la socialización entre grupos
de jóvenes con distinto perfi l; de ahí,
que lo reseñable para nuestra explica-
ción sea el hecho de que el programa
de actividades fuera monitorizado
conjuntamente por dos grupos obje-
tivo de jóvenes: uno, formado por 10
chicos/as adolescentes (14 a 16 años),
estudiantes de Secundaria; y el otro,
por 15 jóvenes (18 a 25 años) con pade-
cimiento de esquizofrenia y/o trastor-
no bipolar, que son alumnos/as de un
taller ocupacional local de cerámica
artística, con los/as que se viene traba-
jando en “vias independientes” desde
el año 2000 a través del Plan Integra4.
Los dos grupos están vinculados desde
hace años al museo como participan-
tes habituales de sus actividades, en
las que ocasionalmente habían coin-
cidido y, lo que es más importante,
congeniado. Una circunstancia que, a
los fi nes propuestos, fue aprovechada
por el museo para profundizar en las
relaciones mutuas, entre ambos y con
el propio museo, a la vez que con su
ayuda explorar nuevos ámbitos de so-
cialización con otros grupos locales de
jóvenes.
De tal manera que, para responder a
la encomienda de organización y eje-
cución del programa de actividades
de aquella tarde–noche, los/as chicos/
as habrían de realizar un trabajo co-
operativo, ayudándose mutuamente,
que les tendría que llevar a una inter-
dependencia positiva en la interacción
grupo–grupo. Y esto habría de ejem-
plifi car, de cara a los/as otros/as chicos
participantes, la debida normalización
en las relaciones sociales con personas
que padecen enfermedad o discapaci-
dad psíquica, o cualquier otro tipo de
difi cultad funcional.
En cuanto a la interacción grupos–mu-
seo se refi ere, frente al rol habitual de
receptores pasivos de la acción mu-
seal, estos/as jóvenes habrían de pasar
a sujetos activamente implicados/as
en el propio desarrollo de las activida-
des; lo que entrañaba asumir cotas de
responsabilidad hasta el momento no
exploradas5, que habrían de acentuar
tanto los sentimientos de pertenencia
colectiva, como los de autoafi rma-
ción.
Cómo se llevó a cabo todo esto y cuá-
les fueron sus resultados pasa por con-
tar qué lema propuso el ICOM para ese
año, y cuál fue el programa de activi-
dades que lo desarrolló.
En efecto, ese año el ICOM propuso
realizar actividades que mostraran a
los/as jóvenes visitantes otras formas
lúdicas e imaginativas de ver a los
museos como espacios para el ocio
alternativo, apostando, de paso, por el
uso social de sus instalaciones y activi-
dades en pro de cambios positivos en
el ámbito de las relaciones sociales de
estos/as. Y para dar respuesta a ello,
el museo empleó dos de sus activida-
des más rutinarias, como son la visita
guiada a la exposición permanente y
el taller de alfarería que normalmente
le sigue a modo de actividad didáctica
complementaria, para, por una vez,
transformarlas en nuevas realidades
aparentes, donde el juego, la magia,
la fantasía y lo insólito tomaran cuer-
po de legitimidad.
Así, la guía tradicional se vio enri-
quecida con la performance–juego
“Aquí huele a muerto”, basada en una
adaptación del famoso juego de mesa
Clue o Cluedo: a raíz del inesperado y
misterioso hallazgo del “cadáver” de
un supuesto conservador del museo,
el Dr. Gánigo (interpretado por un
colaborador habitual), los dos guías
(actores profesionales) y su grupo de
visitantes (grupos de jóvenes partici-
pantes) verían cómo la normal visita
guiada se tornaría en una trepidante
aventura plagada de intrigas y sospe-
chas, donde los/as visitantes se veían
abocados/as a la resolución del caso.
Con qué, dónde y quién cometió el
asesinato, serían las cuestiones a re-
solver; en un escenario, el del crimen,
que se circunscribía al área de exposi-
ción, por lo que cualquier pista llevaba
necesariamente al conocimiento del
contenido y de las circunstancias de
todas y cada una de sus salas. Las que,
por otro lado, se hallaban celosamente
custodiadas por unos/as muy peculia-
res “guardas de sala”, magnífi camente
interpretados/as por nuestro grupo de
colaboradores/as más jóvenes.
En lo que atañe al no menos tradicio-
nal “taller de barro”, como por aquí
popularmente se le conoce, en “La
noche del museo viviente” (2ª ed.) ya
no se dedicaría a la habitual réplica
de los modelos prehistóricos, sino a
interpretarlos libremente exprimien-
do al máximo la capacidad creativa y
expresión artística de cada cual. Este
taller corrió enteramente a cargo del
grupo de jóvenes enfermos psíquicos,
pues, son buenos/as conocedores/as
de nuestros fondos cerámicos, y al ser
alumnos/as de un taller ocupacional
de cerámica artística dominan las téc-
nicas alfareras y poseen una enorme
capacidad artística. Por otra parte, en
general cuentan con un perfi l didácti-
co idóneo, no presentando problema
de comunicación alguno, y sí la nece-
saria capacidad, ganas y paciencia que
requiere la enseñanza.
Dejando al margen los objetivos de
educación patrimonial de la expe-
riencia –por lo demás, muy satisfacto-
rios–, y evaluando exclusivamente los
de alcance social, se puede decir que:
1) El hecho de haberles confi ado la
responsabilidad de impartir conjunta-
mente el programa de actividades fue
clave a la hora de interactuar con el
resto de jóvenes participantes, puesto
que, sabiéndose parte activa y agen-
tes conscientes del objetivo social de
la actividad, fueron capaces de crear
una corriente de cooperación muy
productiva para el objetivo de socia-
lización marcado; 2) Respecto al giro
dado en las relaciones habituales de
los dos grupos de jóvenes con el mu-
seo, fue asimismo muy efi caz, ya que
ayudó al mejor conocimiento mu-
tuo, tanto en el plano afectivo, como
cognitivo, o conductual, haciéndoles
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concebir el museo más cercano y pro-
pio; 3) Cómo vio y recibió el resto de
participantes la labor desarrollada por
nuestros/as jóvenes colaboradores/as
requiere alguna puntualización: mien-
tras que el efecto logrado por los/as
chicos/as adolescentes sobre el resto
de participantes de su misma edad
fue el deseo manifi esto de que ellos/as
también querían ser colaboradores/as
del museo, en el caso del grupo de
los/as jóvenes enfermos/as psíquicos/
as, sin embargo, antes de llegar a la
normalidad fi nal en las relaciones in-
terpersonales que se produjo, hubo
cierta actitud paternalista, si bien duró
poco ante la evidencia de su maestría.
En suma, resultado de todo ello es
que nuestro museo ganó unos buenos
enteros de cara al sector joven local,
especialmente entre quienes vieron
en este proyecto una atrayente y no-
vedosa alternativa de ocio educativo,
e igualmente entre aquellos/as otros/
as que descubrieron una institución
socialmente comprometida con su
comunidad, acorde con las propias in-
quietudes solidarias.
Para fi nalizar, es preciso decir que la
planifi cación anual de actividades por
grupo objetivo que desarrolla nuestro
DEAC, se ve enriquecida por otras mu-
chas que derivan de peticiones casua-
les, realizadas a título personal o por
colectivos, y que siempre suponen un
interesante desafío. O también, como
es el caso del pasado año 2010, las que
son fruto de la cooperación entre las
distintas áreas municipales, impuesta
políticamente desde nuestro Ayunta-
miento aduciendo la necesaria opti-
mización de recursos frente a la actual
crisis económica; lo que, por otra par-
te, ha abierto una nueva e interesante
línea de acción educativa–formativa
para nuestro museo, como se verá en
adelante.
3. ACTIVIDADES EDUCATIVAS Y CULTURALES 20106
A continuación, y por orden cronoló-
gico, se describen a modo de sinopsis
las actividades más importantes desa-
rrolladas por el DEAC del museo a fe-
cha de este Encuentro7.
3.1. “Alfareras Guanches” (3ª edición)
Este proyecto fue desarrollado con
ocasión del Día Internacional de las
Mujeres y contó la colaboración del
Centro Municipal de la Mujeres, siendo
su grupo objetivo destinatario un total
de 26 mujeres vinculadas al mismo por
razones personales diversas. El progra-
ma dio comienzo el día 8 de marzo
con la charla “Ser mujer en la prehis-
toria canaria”, a la que siguió “Lectura
del Manifi esto 2010” por la Concejalía
del Área. El día 9 tuvo lugar una visi-
ta guiada a la exposición permanente
“La Cerámica Guanche”, que acabaría
con el divertido juego didáctico “¡Ay,
mi cabecita! “; dando luego comienzo
a un “Taller de Alfarería Guanche” que
duraría hasta el día 12. En este taller las
participantes tuvieron la oportunidad
de entrar en contacto con el ancestral
ofi cio alfarero, modelando piezas a
su misma usanza, que resultaron ser
de extraordinaria calidad por su se-
mejanza a las formas guanches; claro
que, en ello ayudó mucho el haber
conseguido un ambiente distendido y
relajado, mediante la entretenida pau-
sa del café diario –fundamental para
conocer las inquietudes del grupo–,
al igual que sus hijos e hijas estuvie-
ran bien atendidos en los servicios de
guardería o de estudio que les prestó
el museo (Imagen 1).
3.2. “Basurillas” (2ª edición)
Creado por el museo, a petición de su
educadora, para un grupo de alum-
nas de ASMIPUERTO (asociación local
de minusválidos físicos, psíquicos y
sensoriales), consistió en un pequeño
taller de carácter lúdico y didáctico,
de apenas un día de duración, para
enseñar útiles técnicas de reciclado y
de reutilización de desechos domésti-
cos; con el doble objetivo de ofrecer
una entretenida alternativa de ocio, a
la vez que ejercitar el principio de in-
tegración social que defi ende nuestro
museo en su Plan Integral.
3.3. “Este es un buen lugar para leer”
Con ocasión de la celebración del Día
Internacional del Libro, el museo se
sumó al programa de actos y activida-
des que con tal motivo puso en mar-
cha la Biblioteca Municipal “Tomás de
Iriarte”; lo que se podría resumir en
dos actuaciones principales: la rea-
lización de un taller de fomento a la
lectura, a través de la ilustración de
cuentos, para el alumnado del “Taller
Ocupacional de Alfarería para la Salud
Mental, Puerto de la Cruz”; y, la parti-
cipación en el bookcrossing organiza-
do por la propia Biblioteca.
Imagen 1. Alfareras Guanches, 3ª edición
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3.4. “La noche del museo viviente” (4ª edición)
Bajo el lema “museos para la armonía
social” (Conferencia General del ICOM
2010), la 4ª edición de esta actividad
tuvo como grupo objetivo destinatario
a la población de los barrios portuen-
ses, divididos en dos grupos: “Yo con
mi familia” y “Yo con mis colegas”.
Para ambos grupos, y como suele ser
habitual, el programa comenzó con
una visita guiada a nuestra exposi-
ción permanente. Continuó con el
desarrollo de cuatro enormes juegos
didácticos, cada uno de ellos en ver-
sión doble, azul y verde, para poder
ser jugados en equipos, que habrían
de competir entre sí: “Cacho puzzle”,
“Cachánfora”, “Cachito con cachito”,
y “Cachocuentas”. Todos ellos diver-
tidísimos juegos de competición, que
tenían por objetivo poner en contacto
a la gente de los distintos barrios en
un ambiente relajado; fueran fami-
lias entre sí, como grupos de jóvenes
(Imagen 2).
Para facilitar la participación de pa-
dres, madres y hermanos/as mayores,
la actividad contó con un servicio de
guardería para los pequeños/as me-
nores de cinco años. El complemento
fi nal de la actividad fue la música, con
la colaboración desinteresada de dife-
rentes grupos, desde el folclore tradi-
cional hasta las actuaciones más movi-
das de bandas de rock y heavy metal.
Sin duda, esta fue una noche inolvida-
ble, no solo por haber atraído nuevo y
variado público a nuestro museo, sino
por haberse convertido en un espacio
abierto a la comunicación, en palma-
ria y vibrante “armonía social”.
3.5. “Autorretrato: Exposición–Homenaje a Sara Cabrera García”
Este proyecto –uno de los no previstos
en el plan anual–, surge por casualidad
en el transcurso del Taller “Alfareras
Guanches”, a resultas del conocimien-
to que tuvimos sobre la personalidad
y la vida de quien fue su alumna más
aventajada: Sara Cabrera García. Una
mujer comprometida con su tierra y
su gente, especialmente empeñada
en la conservación de la alfarería tradi-
cional canaria, como así lo demuestra
su reconocido ensayo sobre la loza de
El Cercado (La Gomera)8. Además, lo
mismo escribe pequeños relatos sobre
sus vivencias personales, como mode-
la esculturas, pinta cuadros, o inmor-
taliza con su inseparable cámara ins-
tantáneas de gran valor costumbrista.
Por todo ello, doña Sara ha gozado de
merecido aprecio y gratitud, al que
nuestro museo creyó oportuno su-
marse en su actual etapa vital, ya oc-
togenaria, organizando para esta mu-
jer, residente en nuestra ciudad desde
su jubilación, una pequeña exposición
(del 18 al 30 de mayo) como muestra
de su prolijo trabajo en el ámbito de
la cerámica (réplicas aborígenes, alfa-
rería tradicional y artística), y un acto–
homenaje en su honor. Este último (27
de mayo) consistió principalmente en
la lectura de distintos relatos escritos
por la homenajeada a lo largo de su
vida, que fueron acompañados con la
proyección simultánea de imágenes
alusivas a su persona y obra, y por ac-
tuaciones musicales diversas (Imagen
3).
Imagen 2. La noche del museo viviente, 4ª edición Imagen 3. Autorretrato, exposición–homenaje a Sara Cabrera García
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3.6. “Érase una vez”
Se trata de la presentación–espectá-
culo del libro de cuentos del mismo
título, obra de la escritora infantil Ana
Arteaga. Aquí, sencillamente se dio
respuesta positiva a la solicitud de la
autora para poder utilizar los espacios
del museo9 con ese fi n, si bien el mu-
seo aprovechó la ocasión para contri-
buir al fomento del buen y necesario
hábito de la lectura, convocando al
acto a todos/as los/as que son usua-
rios/as habituales.
3.7. “De guanches: ritos, mitos y leyendas” (Proyecto Beñesmén: XI edición)
El Proyecto Beñesmén nace en el año
2000. Es una acción que se orienta a
la formación patrimonial del sector
infantil y juvenil local, mediante el de-
sarrollo de un programa de talleres de
carácter lúdico–didáctico que, siendo
diferentes según su modalidad (ma-
nualidades, teatro, arqueoréplicas…),
en cada edición se hacen aunar, sin
embargo, bajo un mismo tema de la
arqueología y la prehistoria canaria,
adaptando los contenidos formativos
a la capacidad y al nivel cognitivo de
los/as participantes (7 a 16 años). Aho-
ra bien, en el marco de la educación
integral y con el fi n de que los/as par-
ticipantes puedan extraer experiencias
útiles aplicables a su vida diaria, la
temática prehistórica de base se hace
siempre traer, de una u otra manera,
al presente. Por lo que, teniendo en
cuenta esto, los objetivos básicos del
Proyecto Beñesmén son:
1) Dar a conocer la prehistoria canaria
de una forma práctica y divertida, para
aprender a valorar y proteger nuestro
patrimonio arqueológico; 2) Contri-
buir al enriquecimiento cultural y a la
formación personal de los/as niños/as
y jóvenes portuenses, propiciando
cambios positivos en sus actitudes y
sentimientos.
En esta XI edición, como hilo conduc-
tor de los talleres se recurrió a la lectu-
ra diaria de un capítulo del cuento ori-
ginal titulado Mi amigo Beniguaro10.
En él la acción se sitúa en un espacio
temporal muy concreto y complejo,
el previo a la conquista de Tenerife,
donde los contactos europeos eran ya
frecuentes, y cuando por un tiempo
conviven las viejas creencias guanches
con el creciente empuje evangélico de
la fe católica, que es realizado, como
es sabido, mediante la intervención
ofi cial bajo el fenómeno del sincretis-
mo.
Para facilitar la comprensión del tema
en toda su complicación, el relato, es-
tructurado en catorce capítulos, contó
con la ayuda de tres personajes claves,
cuyas trepidantes aventuras entrecru-
zadas permitieron conocer a nuestros
niños y niñas cómo eran las viejas
creencias guanches y de qué manera
fueron transformándose, poco a poco,
hasta ser olvidadas para siempre. Be-
niguaro representa la resistencia; el
fraile Custodio, personifi ca la acción
ofi cial; y Daifa, a quienes sucumben a
la nueva fe (Imagen 4).
Por lo que respecta al programa de ta-
lleres en sí, los dos grupos de edad, A y
B, en que se dividen los participantes,
de 7 a 11 y de 12 a 16 años, contaron
con idéntico número y tipo de talleres:
3 de carácter rotatorio y de duración
semanal, adaptados al nivel cognitivo
de cada grupo.
De esta manera, para empezar, el
grupo de los/as pequeños/as tuvo un
taller de dramatización titulado “Beni-
guaro y C.I.A. “, en el que aprendían
a escenifi car todo tipo de leyendas y
ritos guanches. Luego vendría “Menu-
dosArqueoCómics”, que fue, como es
de suponer, un taller de cómic, donde
no solo las viejas historias guanches
cobraron cuerpo de viñeta, sino que,
además, las hubo alusivas al acon-
tecer del mismísimo Beñesmén y del
propio museo. Por último, la tríada de
talleres se completaba con el llamado
“ArqueoReciclArte”, que dio para rea-
lizar divertidos bolos con las caras de
los personajes principales del cuento,
complejas máscaras (pastores, perros,
cabras, cabritos…) que se pintaban,
recortaban y montaban para luego ser
usadas en la representación del rito
peticionario de la lluvia en los balade-
ros guanches, o, entre otros muchos
trabajos, para dedicarse a poner cara
al maligno Guayota.
Los/as chicos/as mayores tampoco
se quedaron atrás en su empeño: en
el taller de teatro titulado “TeaTrío”,
empezaron por hacer divertidos ejer-
cicios para perder la vergüenza y, una
vez conseguido, sólo quedó aprender
cada cual su papel para poder ensayar
hasta conseguir representar cómo se
relacionaban nuestros ancestros con
sus dioses supremos. Además, al igual
que el grupo de menor edad, éste
también tuvo un taller de cómic, claro
que con un contenido más complejo.
Así, el trabajo realizado en este taller
de “ArqueoArteSecuencial” fue tan
prolijo y de tan buena calidad que a
Imagen 4. De guanches: ritos, mitos y leyendas. Proyecto Beñesmén, 11ª edición
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nuestro museo no le quedó más reme-
dio que editar un fanzine con las obras
más relevante. Y si se trata de hablar
de trabajo bien hecho, de ninguna
manera se puede obviar el resultado
del taller de micro-maquetas, o “Mi-
croArteRecicArte”, que, dedicado a
representar el mundo funerario guan-
che, tuvo por materia prima la pasta
de papel. Especialmente ingenioso
fue el empleo de la carcasa de una
torre de cd’s para realizar una cueva
funeraria, con su “momia” y su ajuar
incluidos.
Después de tres intensas semanas de
trabajo en los talleres, al igual que
cada año los/as participantes fueron
recompensados/as con toda una se-
mana dedicada por entero a activida-
des lúdicas: juegos de todo tipo; un
ruidoso taller de percusión corporal;
nuestro ya tradicional concurso de
disfraces y variedades, donde se baila,
se canta y, sobre todo, se cuentan mu-
chos chistes, etc.
Mención aparte merece un divertido
aunque terrorífi co juego de pistas, lla-
mado “Terroooor en Los Agustinos”,
que fue realizado únicamente y por
razones obvias con el grupo de mayor
edad, pues estaba comandado por
una extraña familia de seres misterio-
sos, tétricos, dementes, infectos y san-
guinarios, que poblaban todas y cada
una de las estancias de la vieja casona
de Los Agustinos, quienes, una vez
pasado el susto inicial, hicieron las de-
licias de la muchachada participante;
cuyo objetivo era poder sortear todo
tipo de obstáculos pringosos a la bús-
queda de la mejor de las pistas, todas
ellas relacionadas con los contenidos
del cuento, que les llevara a la resolu-
ción del enigma fi nal.
Este juego, como el resto de activida-
des lúdicas, fue muy comentado en
nuestro particular Tagoror, un espacio
diario de encuentro para la comuni-
cación y el diálogo, que tiene lugar al
fi nal de cada jornada, donde todo el
mundo es libre de expresar inciden-
cias, sugerencias, inquietudes, etc.
La XI edición de nuestro Beñesmén
llegó a su fi n el sábado día 30 de ju-
lio, con la que también ya es tradi-
cional Fiesta de Clausura, que acogió
la representación de la obra teatral
Ritos, mitos y leyendas, a cargo de la
totalidad de niños/as y jóvenes partici-
pantes, quienes, poco a poco, fueron
desentrañando al público asistente los
misterios del complejo mundo mági-
co y religioso de nuestro antepasado
pueblo guanche: sus tabúes, creen-
cias, ceremonias, lugares sagrados,
fi estas rituales...; lo que se adivina
consiguieron a la perfección, a juzgar
por la reacción de sus padres y madres
quienes, puestos en pié, les dispensa-
ron un largo y muy sonoro aplauso.
Luego, tras la entrega de los corres-
pondientes diplomas de participación,
la “comunidad Beñesmén” posó para
la foto anual de rigor, despidiéndose
hasta el próximo año.
3.8. “Rastreo Nocturno”
Este proyecto, que en realidad era un
juego de pistas relacionado con el pa-
trimonio cultural local, fue realizado
por el Servicio Municipal de Preven-
ción de Adicciones, siendo una acti-
vidad enmarcada dentro del proyecto
global “Estudia otras alternativas”. El
museo colaboró prestando sus instala-
ciones para la organización de salida y
llegada del rastreo, así como proyec-
tando para el mismo, a modo de com-
plemento, un pequeño taller lúdico y
un concierto de cierre. De tal manera
que, una vez divididos en equipos, y
tras recibir las explicaciones pertinen-
tes, el conjunto de participantes parti-
ría del museo para iniciar el rastreo de
pistas que les iba a llevar a diferentes
lugares de la ciudad. Como la última
de ellas llevaba de vuelta al museo,
para que la espera no se hiciera tedio-
sa hasta que todos los equipos hubie-
ran acabado, fue por lo que, por orden
de llegada, se ofreció la posibilidad de
participar en el taller “¡Un subidón de
barro!”, que proponía el reto de mo-
delar con los ojos vendados una forma
dada, que una vez acabada habría de
pegarse, también a tientas, a una gran
vasija previamente modelada, hasta
conseguir hacer entre todos/as un pe-
culiar y muy onírico “constrúctor”.
Después de haber consultado a todos/
as, al museo le quedó claro que había
conseguido su objetivo: demostrar
que es factible un auténtico “subidón”
mediante alternativas de ocio sanas
para el cuerpo y la mente.
CONCLUSIÓN
Desde su apertura, este museo ha pre-
tendido conservar y proteger los bie-
nes culturales que tiene en custodia,
difundir sus conocimientos, entrete-
ner a la población, educar sobre una
conciencia patrimonial y, lo que es
más importante, dejarse educar por la
propia población, haciéndose eco de
sus inquietudes y necesidades. Des-
pués de veinte años de trabajo el mu-
seo se ha convertido en refl ejo de la
sociedad del Puerto de la Cruz, y para
la población del Puerto de la Cruz este
museo es refl ejo de su identidad; a lo
que sin duda ha contribuido su mode-
lo de trabajo de “proximidad social”.
NOTAS1 Entre otras, quizá la acción más relevante fue la campaña de recogida de fi rmas que en
1978 promovió la propia ciudadanía portuense, con casi 3.000 adhesiones, para exigir a la Corporación Municipal que emprendiera de inmediato las tareas necesarias para la creación de un nuevo museo que permitiera la “exhibición permanente a los habitantes de esta ciudad y a nuestros visitantes como muestra de nuestro acervo cultural”.
2 No por casualidad fue ese mismo el título dado a su exposición inaugural.
3 El patrón puede venir defi nido por una única variable compartida (“extranjero/a”), o bien por una combinación de ellas (“extranjero/a” + “residente habitual en invierno” + “conocimientos de español”).
4 Es el año 2000 cuando el museo se acerca por vez primera a estos/as chicos/as, dando inicio así a su “Plan Integra”. Un Plan que por entonces sólo se propone ofrecer algunas actividades de ocio educativo adaptado a ciertas minorías locales con enfermedad y/o dis-capacidad física o psíquica, que por la complejidad de su perfi l solían encontrarse fuera de su sistemática educativa. Pero, bastó sólo realizar la primera de ellas para que el museo tomara verdadera conciencia de la realidad social en la que viven estas personas, y se im-plicara activamente en el ideal de integración que comparten sus familias y educadores/as; así, de una actividad para el entretenimiento se pasa defi nitivamente al trabajo coordinado con los/as responsables del Taller.
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5 Sea porque por la condición de adolescente aún se había tenido la oportunidad, o bien porque al padecer enfermedad psíquica tal oportunidad socialmente suele negarse; mo-tivada tanto por bien intencionadas razones de (sobre)protección, como igualmente por el desconocimiento del potencial real de sus capacidades.
6 La presentación puede verse en http://www.arqueopc.museum/mediateca/memo-ria2010.
7 Para más información: [email protected]; fax: 922 374 411; tlfs. 922 371 465 ó 922 383 016.
8 Sara Cabrera García, La alfarería popular de El Cercado (Isla de la Gomera). 1996.
9 Lo que, por otra parte, sucede con bastante frecuencia en el devenir del museo, siendo, a su vez, refl ejo de su concepción pública como un espacio infl uyente en el ámbito socio-cultural local.
10 Escrito por quien suscribe y magnífi camente ilustrado por Eduardo González Rodríguez.
INTERPRETAR PARA DAR EMPLEO AL PATRIMONIO
Luis Gortázar Díaz LlanosDirector de Pintadera Asesores Integrales
La Laguna, Tenerife. Islas Canarias
RESUMEN
La interpretación del Patrimonio es el colofón de las tareas de investigación y
conservación de éste. En Canarias, el patrimonio arqueológico puede convertirse
en parte de la oferta cultural que complemente un destino turístico que necesita
cualifi carse y diversifi carse. Sin embargo, actualmente existe una situación des-
igual entre las diferentes islas en cuanto a oferta museística e interpretativa in
situ del patrimonio arqueológico. Analizada esta situación, se ofrecen ejemplos
de intervenciones en interpretación del patrimonio arqueológico canario en los
que se ha trabajado, para mostrar diferentes enfoques y soluciones.
Usar es dar empleo, o al menos esa es
una de las acepciones que ofrece el
Diccionario de la Real Academia Es-
pañola de la Lengua. El uso, la puesta
en uso del patrimonio histórico y et-
nográfi co –aquí nos centraremos más
específi camente en el arqueológico–
requiere de una serie de actividades
intelectuales y de acciones.
En primer lugar, establecer el valor de
ese elemento patrimonial: estudiarlo,
conceptuarlo, contextualizarlo y va-
lorarlo. No todo lo antiguo tiene el
mismo valor, cualquier resto arqueo-
lógico por el hecho mismo de su an-
tigüedad no tiene directamente un
valor para la interpretación, aunque
intrínsecamente sí lo tenga y sea un
aspecto que no admite discusión. Esta
actividad de investigación y creación
de conocimiento está en la base de la
interpretación.
En segundo lugar, es necesario ca-
talogar y proteger esos bienes patri-
moniales: datarlos y documentarlos,
referenciarlos geográfi camente, en
defi nitiva, fi charlos para determinar
su importancia y las estrategias nece-
sarias para garantizar su conservación.
En gran medida los catálogos son he-
rramientas para la interpretación, ya
que es una relación que permite es-
tablecer jerarquías y comparaciones,
accesibilidad, estado de conservación,
elementos todos ellos para la toma de
decisiones.
PALABRAS CLAVE: Patrimonio cultural, patrimonio arqueológico,
interpretación, musealización, gestión, uso público, turismo cultural.
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Y en tercer lugar aquellos elementos
patrimoniales que en atención a su
importancia, su accesibilidad, estado
de conservación y posibilidad de ges-
tión puedan ponerse en valor –que no
darles valor, que lo tienen por sí mis-
mos– pueden interpretarse; pueden
usarse dentro de actividades educati-
vas, culturales y/o recreativo turísticas.
Esta puesta en valor puede tener di-
versas vertientes: pueden ser elemen-
tos que son musealizados y pasan a
las salas de una institución museística;
pueden ser edifi cios, construcciones,
lugares o incluso paisajes culturales
que son protegidos y mostrados como
ejemplos; o sitios específi cos como
yacimientos arqueológicos, que son
preparados para la visita mediante di-
versas fórmulas: museos de sitio, itine-
rarios culturales/arqueológicos, cen-
tros de visitantes, etcétera. Por tanto,
para nosotros interpretar es dar uso;
poner en uso el patrimonio. Es este un
concepto que procede en gran medi-
da de la gestión ambiental de espacios
protegidos, que habla del uso público.
De hecho, la interpretación proviene
en gran medida del campo ambiental
y actualmente hablamos de interpre-
tación del medio natural y cultural. Es
importante incorporar aspectos del
uso público a la hora de planifi car y
ejecutar la interpretación, especial-
mente para tener en cuenta condicio-
nantes relacionados con la protección
del ámbito patrimonial desde el punto
de vista del medio natural y paisajís-
tico, así como arbitrar medidas para
mantener la calidad de la experiencia
de los visitantes, con conceptos como
el de capacidad de carga, relacionado
con el número máximo de personas o
tamaño de los grupos que pueden ac-
ceder al lugar visitado/interpretado.
Desde nuestro punto de vista, la in-
terpretación del patrimonio tiene una
complejidad importante en sus moti-
vaciones. Evidentemente, este arte,
como se defi ne desde la conceptua-
ción canónica de la interpretación por
el maestro norteamericano Freeman
Tilden, es importante para la conser-
vación y divulgación del patrimonio
–nos permite conocer sus valores y
trascendencia–, pero también debe
incorporarse a la actividad educativa
y cultural, y formar parte de aquellos
elementos de la oferta turística que
caracterizan y cualifi can un destino
enfocado a múltiples segmentos de
visitantes.
Interpretación y musealización del Patrimonio Arqueológico
Desde el punto de vista de la interpre-
tación del Patrimonio Arqueológico,
su puesta en valor o “darle empleo”,
la situación es muy desigual entre las
diferentes islas del Archipiélago. Nor-
mativamente, cada isla debe disponer
de un museo arqueológico insular.
Esta condición básica no se cumple
actualmente, a pesar de los avances
que se han producido en los últimos
10 años.
Actualmente, aún persisten dos islas
que no disponen de un museo ar-
queológico – Lanzarote y El Hierro.
En el caso de esta última, el edifi cio ya
existe y lleva varias etapas edifi cato-
rias realizadas, pero aún no existe una
fecha para que se convierta en reali-
dad. Aunque al menos su principal
zona arqueológica, El Julan, dispone
de un Centro de Interpretación, que
en cierta medida podemos decir que
sustituye al museo insular, con el hán-
dicap de que por sus características no
muestra ninguna pieza original, sino
reproducciones.
En el resto de las islas, la situación es
desigual. Tenerife dispone del Museo
de la Naturaleza y el Hombre, muy
moderno y con unas instalaciones de
primer nivel, en el que la arqueología
tiene un importante papel; junto al
más pequeño, pero muy interesante
Museo Arqueológico del Puerto de
la Cruz. En La Palma, el Museo Bena-
horita en Los Llanos ha supuesto un
gran avance para la isla y podemos
decir que es la institución insular que
mejor cumple con las funciones mu-
seísticas. La Gomera también dispo-
ne de un interesante museo en San
Sebastián, mientras que Gran Canaria
cuenta con la institución museística de
más solera del Archipiélago, El Museo
Canario, condenado parece que ad
eternum por su condición semipública
a una permanente lucha no tanto por
su estricta supervivencia, sino por dis-
poner de la capacidad sufi ciente para
cumplir con los objetivos de un centro
de sus características: continuar inves-
tigando sobre la sociedad prehispáni-
ca, conservar sus valiosísimos fondos
y mantener una política educativa y
cultural a la altura de su prestigio e
historia.
Precisamente, el caso de Gran Cana-
ria es paradigmático en cuanto a los
desequilibrios que encontramos en la
gestión museística y patrimonial. Las
difi cultades de El Museo Canario se
contraponen al alto número de yaci-
mientos musealizados existentes en la
isla, así como a los planes existentes
para continuar con la puesta en valor
de este legado. Además del caso de la
Cueva Pintada, cuya musealización ha
sido una de las principales inversiones
en Patrimonio de Canarias y desde
luego la mayor en el ámbito arqueo-
lógico, existe un elevado número de
yacimientos abiertos al público o con
equipamientos proyectados para ello:
el Cenobio de Valerón en Guía, el Mai-
pez de Agaete, la Fortaleza o los graba-
dos de Balos, entre otros. Y la isla aún
dispone de un enorme potencial de
yacimientos, incluso para recuperar-
los, y el caso ejemplar es el yacimiento
del llano de las Brujas, en Telde, acon-
dicionado para su visita junto a la GC-1
y que actualmente permanece en es-
tado semirruinoso, mientras a su lado
“fl orecen” centros comerciales, lo que
realmente nos indica la escala de valo-
res existente para una parte importan-
te de nuestra sociedad.
Aún con todo esto, la situación de
Gran Canaria es realmente espectacu-
lar si la comparamos con otras islas,
como pueden ser los casos de Lanza-
rote o Tenerife. La isla conejera no dis-
pone de equipamientos museísticos o
interpretativos de su patrimonio ar-
queológico; a pesar de contar con uno
de los yacimientos mas peculiares del
Archipiélago, Zonzamas. Tenerife, por
su parte, es una muestra de desequi-
librio: un excelente y potente museo
insular, un segundo museo municipal,
pero ausencia total de intervenciones
para la puesta en valor del patrimonio
arqueológico in situ.
La situación es más equilibrada en La
Palma, donde la apertura del Museo
Benahorita ha signifi cado un hito cul-
tural y donde estaban ya musealizados
dos importantes yacimientos con esta-
ciones de grabados: la Cueva de Bel-
maco y el Parque Cultural de La Zarza
y la Zarcita. Además, se mantiene un
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interés por las estaciones de grabados
de El Paso, que igualmente caminan
hacia su musealización con un centro
de visitantes y ha existido siempre sen-
sibilidad hacia uno de los yacimientos
de mayor interés de la isla, la Cueva
del Tendal.
En Fuerteventura, el pequeño Museo
Arqueológico de Betancuria, del que
hablaremos más adelante, se mantie-
ne en una vivienda tradicional en la
antigua capital insular, mientras que
está musealizado el yacimiento del
Poblado de La Atalayita y en el Mo-
lino de Antigua se muestra parte del
resultado de una de las excavaciones
más importantes realizadas en Fuerte-
ventura, la de la Cueva de Villaverde
en La Oliva. En el futuro, está previsto
construir un nuevo museo arqueológi-
co en Puerto del Rosario, para el que
ya existe proyecto y solar.
Por tanto, el panorama museístico e
interpretativo de la arqueología cana-
ria ha avanzado enormemente en los
últimos años, pero con grandes dife-
rencias entre las diversas islas, por lo
que es un campo en el que la labor
es siempre mayor que lo hecho hasta
ahora.
Tres experiencias insulares
Dentro de esas actuaciones que se
han producido en los últimos años,
nuestra empresa Pintadera Asesores
Integrales, ha realizado intervenciones
relacionadas tanto con la puesta en
marcha o acondicionamiento de mu-
seos como interpretando yacimientos
visitables. También se han generado
nuevos proyectos, que en la coyuntura
actual encuentran difícil encaje ante la
situación de las arcas públicas.
Vamos a explicar, pues, algunos de
los trabajos que hemos realizado en
diferentes islas, así como un proyec-
to nonato, al menos por ahora, con
la intención de compartir algunas re-
fl exiones sobre la praxis de una em-
presa dedicada a la interpretación del
patrimonio.
En el año 2007, el área de Museos del
Cabildo de Fuerteventura nos ofreció
la posibilidad de realizar una inter-
vención en el Museo Arqueológico de
Betancuria, con el objetivo de moder-
nizar la exposición, al tiempo que se
realizaban una serie de mejoras en el
edifi cio sede del museo.
El Museo Arqueológico de Betancu-
ria había sido pionero en las islas no
capitalinas en mostrar una colección
de objetos arqueológicos y presentar
un primer discurso sobre la sociedad
aborigen. Era un museo con mucho
encanto; el recoleto edifi cio, su ubica-
ción en la villa histórica, la gran colec-
ción de piezas que se mostraba, pero
también era una víctima del paso del
tiempo. La museografía había queda-
do obsoleta; en gran medida, porque
el avance en los medios materiales ha
sido tan impresionante en el plazo de
15 años que los contenidos de las vitri-
nas parecían contagiarse del estado de
los elementos museográfi cos, como
textos, cartelas o los propios materia-
les de fabricación.
Por tanto, nuestra intervención debía
partir, en primer lugar, del respeto por
la trayectoria del museo y de su discur-
so, que en muchos aspectos mantenía
su validez; en segundo lugar, evaluar
el estado de conservación de las piezas
y su relevancia; y en tercer lugar ac-
tualizar el diseño y los soportes exposi-
tivos para la exposición permanente.
El primer trabajo fue realizar el guión
museológico. Realizamos un cambio
de perspectiva, pasando de un discur-
so basado en las piezas musealizadas,
industria lítica, industria cerámica, et-
cétera, a un discurso basado en la pre-
sentación de la sociedad aborigen y el
conocimiento existente sobre ella, tan-
to a partir de las fuentes etnohistóricas
como de los trabajos arqueológicos de
campo. De esta forma, arbitramos una
nueva presentación con cinco grandes
tópicos sobre los que articular la expo-
sición: las fuentes históricas, el territo-
rio, la organización social, los usos del
territorio y los rituales y la vida espi-
ritual. Este enfoque suponía una evo-
lución, ya que manteniéndose gran
parte de los contenidos preexistentes,
la forma de presentarlos genera una
nueva percepción de las propias pie-
zas que se muestran.
En segundo lugar, se evaluó la situa-
ción de la colección del museo, para
seleccionar aquellas piezas que permi-
tían dar contenido al discurso museo-
lógico y mostrar de forma fi dedigna
y atractiva aquellos elementos de la
cultura material más relevante de los
majos. La situación de la colección,
como era de prever, era heterogénea,
con piezas excelentemente conserva-
das y otras que requerían con urgen-
cia intervenciones de consolidación
o de restauración. Ante esto, se optó
por realizar una selección atendien-
do a dos criterios: la relevancia de la
pieza para el discurso museístico y el
estado de conservación. Como resul-
tado de ello, la cantidad de objetos a
exponer disminuyó considerablemen-
te, aproximadamente a una cuarta
parte de la colección que se mostraba
anteriormente. Un aspecto que ade-
más suscitó en su momento una cierta
controversia en la sociedad majorera,
acostumbrada a ver una gran canti-
dad de piezas en el museo, aunque
muchas de ellas fuesen muy similares
y no aportasen rasgos diferenciado-
res. Un número importante de piezas
de cerámica debieron guardarse en
el almacén del museo, a expensas de
futuras intervenciones para su conso-
lidación, así como algunas piezas de
origen orgánico, al preferirse que en
su momento se dispusiese de insta-
laciones más adecuadas en el futuro
museo insular para garantizar su con-
servación adecuadamente.
En tercer lugar, con un nuevo guión
museológico y una selección de piezas
de la colección para incluirlas en las
nuevas vitrinas, se procedió a la actua-
lización del diseño con la realización
del proyecto museográfi co. Aquí el
trabajo consistió en replantearse tanto
los soportes expositivos como el reco-
rrido por el museo, ya que en la expo-
sición precedente el visitante entraba
a la sala principal y directamente veía
todo el contenido del museo. Nuestra
idea fue crear nuevos espacios y ge-
nerar un recorrido, que permitiese al
visitante seguir el guión museológico
de una forma ordenada.
Para ello, se estableció un eje central
que partía la sala en dos, creando una
zona de acceso con el mostrador de
recepción, un gran panel con el nom-
bre del museo y un pequeño texto
introductorio, para luego hacer un
recorrido en U, ya que ese gran panel
inicial era la cabecera de una T que se
rodeaba con contenidos tanto en el
eje central como en las paredes de la
sala. De esta forma, el visitante debe
ir recorriendo los pasillos laterales
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para ver los diferentes textos, ilustra-
ciones e imágenes, así como las vitri-
nas donde se muestran las piezas de
la colección. Además, se optó por un
diseño moderno, basado en el uso de
un código cromático que va mostran-
do el cambio de tópico, reforzado por
una imagen temática para cada uno
de estos.
El resultado ha sido un museo más mo-
derno y atractivo; consideramos que
más ameno para el visitante sin por
ello perder el rigor científi co, pero que
sigue adoleciendo de algunos defec-
tos irresolubles en su ubicación actual,
como el escaso tamaño, la necesidad
de todas las instalaciones de conser-
vación, investigación, almacenaje y
didáctica de un museo, así como de
unas instalaciones mejor preparadas
para la conservación de aquellas pie-
zas con mayor riesgo de deterioro
(que actualmente no se muestran).
Aspectos que sin duda podrán solucio-
narse cuando se lleve a cabo el museo
previsto en Puerto del Rosario, a cos-
ta de perder el encanto de su actual
ubicación. Aunque siempre quedará
la posibilidad de mantener un anejo
del museo insular en Betancuria, pues
piezas para ello existen, incorporan-
do algún elemento particular en los
contenidos como piezas vinculadas al
territorio concreto del macizo de Be-
tancuria, por poner un ejemplo.
La segunda intervención que vamos a
comentar es el yacimiento de El Julan,
en la isla de El Hierro, en el que hemos
tenido la suerte de realizar un trabajo
doble: el equipamiento del Centro de
en la que el agua ha sido siempre
un factor limitante. Además de
las condiciones de lejanía en el
contexto insular, el propio paisaje
de El Julan, exento prácticamen-
te de carga antrópica, y la abso-
luta sensación de espacio ilimita-
do que da el saber que frente al
observador se abre el océano en
toda su inmensidad, convierten
a este enclave en un lugar per se
especial; no quisiéramos deno-
minarlo mágico porque parece
trasladarnos a una interpretación
relacionada con los rituales que
ni queremos ni podemos hacer.
Si a ello unimos la presencia de
los bimbapes a través de un gran
número de restos arqueológicos,
podemos decir que El Julan es
uno de los pocos lugares de Ca-
narias en los que las huellas del
pasado perviven en el presente
de forma casi absoluta. Especial-
mente los grabados, que aparecen en
los conjuntos de Los Números y Los
Letreros, componen una de las mejo-
res representaciones de petroglifos en
Canarias, tanto por la enorme varie-
dad de motivos como por su número,
probablemente el más elevado del Ar-
chipiélago en una sola ubicación.
Nuestra actuación en El Julan, tras el
trabajo del centro de interpretación, la
iniciamos elaborando un estudio sobre
el uso público del Parque Cultural y su
interpretación. Para ello realizamos un
análisis de las condiciones ambientales
y paisajísticas, así como de los elemen-
tos patrimoniales y etnográfi cos para
realizar un diagnóstico sobre el uso de
este espacio, que además se encuen-
tra inserto en su totalidad en el Parque
Rural de Frontera. Por ello se trabajó
también con los condicionantes del
Foto 1. Museo Arqueológico de Betancuria
Interpretación y el diseño de la ruta
para las visitas guiadas a los distintos
elementos que componen este Parque
Cultural.
En este escrito vamos a centrarnos en
la realización del itinerario arqueológi-
co del Parque Cultural de El Julan. Tras
la experiencia con la realización de la
exposición permanente del Centro de
Visitantes, comenzamos a trabajar en
la elaboración de un estudio del uso
público y la interpretación del Parque
Cultural.
La ladera de El Julan es uno de los
enclaves más singulares de Canarias.
Un paisaje agreste y en gran medi-
da inhóspito, protagonizado por una
geomorfología dura y una vegetación
escasa, como corresponde a una de las
zonas más secas de El Hierro, una isla
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Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG)
del Parque, que marcaba una serie de
condicionantes y prohibiciones para
los usos permitidos o autorizables.
Este trabajo permitió establecer una
serie de criterios para defi nir la tipolo-
gía de la visita, una parte de los cuales
ya se cumplían de forma más o menos
laxa por parte de los encargados de
gestionar las visitas al yacimiento de El
Julan, a la sazón el Cabildo de El Hie-
rro a través de una empresa pública,
Meridiano.
El Plan de Uso Público nos permitió
establecer una propuesta de progra-
ma de actuaciones sobre el conjunto
ambiental y patrimonial, tanto accio-
nes para una mejor conservación de
los elementos arqueológicos como
medidas para posibilitar una adecua-
da puesta en uso de estos, atendiendo
a garantizar su conservación, permitir
una visita de calidad y satisfactoria
para los visitantes.
Una de las medidas que se proponía
en el documento de uso público e
interpretación era la defi nición del iti-
nerario para visitar el yacimiento y el
diseño y realización de la señalética
y materiales interpretativos comple-
mentarios; máxime cuando uno de
los problemas es que existe una alta
rotación en los guías que realizan la
visita y no siempre las personas que
desempeñan tal función disponen de
la formación adecuada para ello.
El itinerario arqueológico de El Julan
se ha diseñado con un triple criterio:
• Garantizar la conservación del ya-
cimiento arqueológico y la integri-
dad ambiental del Parque
• Facilitar una interpretación ade-
cuada, rigurosa y amena a los visi-
tantes
• Procurar una experiencia de la
máxima calidad, dadas las condi-
ciones de la propia visita que exi-
gen un importante esfuerzo físico
El itinerario consta de casi una vein-
tena de paradas interpretativas: 5 de
ellas disponen de bandejas interpreta-
tivas, mientras que en el resto existen
unos hitos en madera, para su recono-
cimiento por los visitantes. El conjunto
de las paradas interpretativas permite
hacerse con un conocimiento acepta-
ble de la importancia del lugar, de los
bimbapes y de la evolución de El Julan
a lo largo del tiempo.
Las bandejas interpretativas se han
realizado siguiendo la normativa exis-
tente para la señalética en Espacios
Naturales Protegidos, en cuanto a me-
didas, tipografías y organización de los
contenidos, si bien con alguna modifi -
cación ya que realmente se desarrollan
por ser un Parque Cultural con valores
arqueológicos de primer nivel.
Como complemento a la señalética,
se ha preparado igualmente un folleto
que incorpora información sobre las
distintas paradas interpretativas, que
sirve para reforzar la presentación rea-
lizada por el guía y mostrar la impor-
tancia que se da al yacimiento.
Nuestro último proyecto es una idea
que ha revoloteado por la mente de
muchos profesionales, defi nir un con-
junto de actuaciones con las estaciones
de grabados de la comarca de Abona,
concretamente de los municipios de
San Miguel y Arona en el entorno po-
demos decir ampliado del valle de San
Lorenzo, en Tenerife. Isla sobre la que Foto
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hemos comentado anteriormente el
desequilibrio entre museos e interpre-
tación in situ, inexistente actualmente
en la misma.
La propuesta que se realizó era la de
poner en valor un patrimonio que, aún
estando a la vista de todos, al tiempo
permanece escondido, tanto a la ma-
yoría de la población como de los vi-
sitantes, como a su adecuada protec-
ción por la ausencia de instrumentos
de gestión. La comarca de Abona en el
sur de Tenerife guarda hoy como uno
de sus tesoros patrimoniales más im-
portantes, y al tiempo aún desconoci-
dos para una parte mayoritaria de la
sociedad insular, un importante grupo
de estaciones de grabados, que repre-
sentan el conjunto más destacado de
esta manifestación rupestre no sólo
en la isla de Tenerife, sino incluso, ha-
ciendo una extrapolación, al conjunto
de Canarias. En los municipios de San
Miguel y Arona, existen al menos 17
estaciones de grabados rupestres, al-
gunas de ellas en buen estado de con-
servación, que muestran el conjunto
de técnicas y motivos de petroglifos
existentes en la isla. Es, por tanto, un
patrimonio de primer orden, con una
serie de características que, en nuestra
opinión, lo convierten en un conjunto
patrimonial digno de medidas de pro-
tección e interpretación.
Una parte destacada de estos elemen-
tos se encuentran dispersos en la me-
dianía baja y el llano costero, abarca-
bles todos desde el mirador de La Cen-
tinela, ubicado en la divisoria entre
los municipios de San Miguel y Arona.
Es por tanto un patrimonio excepcio-
nal, situado en el corazón mismo de
la principal zona turística de Tenerife
y con una serie de infraestructuras
preexistentes tanto de acceso roda-
do, pedestre, así como equipamientos
susceptibles de transformarse a un uso
cultural.
La propuesta que realizamos, y pre-
sentamos a los ayuntamientos de
Arona y San Miguel, la denominamos
“Parque Cultural Abierto de los Graba-
dos del Valle de San Lorenzo”. La idea
es crear un gran espacio cultural que
permitiese conectar las numerosas
estaciones de grabados en esta zona
del sur de Tenerife, utilizando como
cabecera el mirador de La Centinela,
propiedad del Cabildo de Tenerife,
donde existe espacio disponible para
crear un centro de visitantes con una
inversión baja.
Este punto ofrece, además, unas vis-
tas panorámicas que permiten con-
templar todo el territorio y reconocer
aquellos puntos donde existen graba-
dos; aparte de que al menos tres de las
estaciones tienen fácil comunicación a
pie desde el centro, lo que permitiría
ofertar un conjunto de excursiones
desde la cabecera del Parque Cultural.
La idea consiste en un programa de
actuaciones para ir procediendo en
las diferentes estaciones de grabados
y yacimientos arqueológicos, para
programar diversas rutas guiadas que
muestren este conjunto patrimonial,
inserto en un producto de cultura y na-
turaleza. No en vano, en la actualidad,
desde el punto de vista de la oferta
turística complementaria, se está pro-
mocionando precisamente este tipo
de elementos; tan solo tenemos que
fi jarnos en lo que ahora se denomina
“club de producto”, la nueva forma de
presentar los atractivos turísticos, con-
jugándolos en productos temáticos
que puedan ofertarse para segmentos
de los visitantes del Archipiélago.
Un caso como el que hemos expuesto
sería paradigmático. Testimonios pre-
hispánicos sobre rocas volcánicas, vi-
sitables mediante senderos por zonas
rurales y naturales, cerca de la princi-
pal zona turística de la isla de Tenerife,
con equipamientos de acogida e inter-
pretación.
Este último ejemplo nos lleva a una re-
fl exión sobre la gestión del patrimonio
cultural, especialmente arqueológico,
desde la perspectiva de una empresa
privada comprometida con la protec-
ción de nuestros vestigios histórico-
culturales como una forma de generar
valor no sólo económico, sino cultural
y social.
Necesitamos que la sociedad viva el
patrimonio; lo entienda y lo compren-
da, para de esa manera incorporarlo a
su identidad y a sus prioridades. Sólo
de esta manera, con una adecuada
sensibilización a través de la educación
y la formación podremos mantener
para el futuro los vestigios de nuestra
historia, de nuestra identidad.
Y en islas turísticas como las nuestras,
el patrimonio puede generar ese valor
cultural, ese valor social, si consegui-
mos que sea capaz de generar valor
económico para alentar su protección
y conservación. La puesta en uso del
patrimonio es la mejor forma de dar-
le empleo, porque es la manera más
efi caz de que se perciba que su pro-
tección y conservación es en sí mismo
un valor más que sufi ciente para su
protección. Desde luego, incorporar
este patrimonio a nuestros productos
turísticos, adecuadamente interpreta-
dos, es una fórmula para que generen
los recursos para su puesta en valor.
Conozcamos y amemos nuestro pa-
trimonio, probablemente así él sea
capaz de darnos empleo y mantener
viva parte de nuestra identidad.
Foto 4. Grabado en
San Miguel, Tenerife
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Como introducción a esta primera mesa, Teresa Delgado, técnico de El Museo
Canario, de Las Palmas de Gran Canaria, expone diversas actuaciones acome-
tidas desde esa institución para la puesta al día y mejora de sus instalaciones y
actividad museística.
MESA REDONDA
CONSERVAR, EXHIBIR, DIFUNDIR. PÚBLICOS Y MUSEALIZACIÓN DE MATERIALES Y YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOSB
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Participan: Jorge Afonso Álvarez [Restaurador], Teresa Delgado Darias [El Museo
Canario], Amara Florido Castro [Doctora en Historia del Arte]; Daniel Gomes Ro-
drigues de Sousa [Arqueólogo], Luis Gortázar Díaz-Llanos [Pintadera], Juana Her-
nández Suárez [Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz], Conrado Rodríguez
Martín [Museo Arqueológico de Tenerife]
Modera: Valentín Barroso Cruz [Arqueocanaria]
que sortear, problemas como son las
limitaciones económicas –como todos
conocerán–, problemas relacionados
también con la propia arquitectura
de la sede donde nos encontramos,
volúmenes de materiales que entran
sin ningún tipo de programación, y
además en gran cuantía. Lo cierto es
que para resolver una parte de estos
problemas, El Museo Canario ha em-
prendido un proyecto arquitectónico
que es el de rehabilitación y amplia-
ción de su actual sede.
[Tema: El Museo Canario]
Teresa Delgado: Voy a exponer bre-
vemente tres actuaciones en El Museo
Canario, que van a ser: por una parte
el proyecto arquitectónico de amplia-
ción y rehabilitación; la reforma del
sitio web; y en tercer lugar una actua-
ción de conservación preventiva, que
es un almacén orgánico.
Creo que todos sabemos que en el ejer-
cicio diario de sus funciones, El Museo
Canario tiene muchísimos problemas
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Con este proyecto arquitectónico se
intenta resolver una parte de los mu-
chos problemas que tiene la entidad.
Uno de los principales viene derivado
de cómo es la arquitectura en la que se
encuentra en la actualidad; concreta-
mente, el museo ocupa tres arquitec-
turas domésticas que se adquirieron
desde principios del siglo XX y, según
se fueron añadiendo las otras dos, se
sometieron a procesos de reformas y
de remodelación, intentando adaptar-
las al uso museístico, pero que en ab-
soluto cumplen con los requisitos mí-
nimos que exige la museología actual.
Tenemos problemas, por ejemplo, en
los espacios de uso interno, escaleras
muy estrechas, sinuosas, que generan
importantes consecuencias para la
conservación y la seguridad del ma-
terial, o cuando tenemos que realizar
traslados internos. Problemas de espa-
cio: no tenemos áreas específi cas que
podamos destinar a actividades como
por ejemplo de difusión, como los ta-
lleres, o a acciones como simplemente
es el embalaje o desembalaje de ma-
teriales para movimientos externos.
No tenemos espacios dedicados única
y exclusivamente a este tipo de fun-
ciones. Las propias salas de exposición
están distribuidas en dos niveles, dos
alturas que se salvan con escaleras y,
por tanto, no están adaptadas a per-
sonas con movilidad reducida. Hay
también problemas de circulación en
la salas de exposiciones, no podemos
tener más de dos grupos, porque si no
hay salas que se taponan, con lo cual
hay importantes defi ciencias que difi -
cultan y entorpecen el cumplimiento
diario de las funciones museísticas.
Por ello, en el año 2002 comienza a
gestarse este proyecto arquitectónico,
cuando se convoca un concurso de
ideas de ámbito nacional con el patro-
cinio del Ayuntamiento de Las Palmas
de Gran Canaria. El premio es otorga-
do a dos arquitectos madrileños, Nieto
y Sobejano, y dicho premio conlleva-
ba además que estos arquitectos sean
quienes ejecuten el proyecto.
Vemos cuáles son las principales ca-
racterísticas del nuevo proyecto ar-
quitectónico: se ocuparía toda la
manzana, salvo una de las unidades,
una casa. Uno de los elementos por
los que el proyecto ganó el primer
premio es porque ha sido concebido
como una suma de casas; como pue-
den ver, estamos ante una manzana.
El proyecto, lo que hace es intervenir
en cada una de las viviendas de ma-
nera independiente y por eso se pue-
de dividir en etapas, en fases. Ahora
mismo se está realizando la primera
fase, que empezó en el año 2008 y
que interviene en lo que antes era el
Colegio Viera y Clavijo, en la confl uen-
cia de dos calles. Esto evita tener que
trasladarnos a otros espacios mientras
se está ejecutando la obra. El espacio
se organiza en torno a un patio, tanto
funcional como espacialmente. Tiene
dos plantas, una planta baja que está
destinada a servicios, cafetería, tienda,
recepción, así como lo que sería el cen-
tro de documentación. Y una primera
planta que estaría destinada a las salas
de exposiciones. Para hacernos una
idea, después de la construcción, de
la rehabilitación y ampliación de la ac-
tual sede del museo, contaríamos con
un espacio de unos 10.000 m2, de los
cuales unos 4.900 m2 irán destinados
a uso interno. De estos, 2.130 m2 serían
áreas de almacén. La mayor parte de
las unidades que se intervienen van
a llevar sótano, salvo dos arquitectu-
ras que serán rehabilitadas y que se
conservan con su actual estructura.
La mayor parte de estos sótanos van a
ir destinados a almacenes de materia-
les. Así que de los usos internos, 2.130
m2 se van a utilizar como almacenes,
mientras que para salas de exposicio-
nes vamos a contar con 3.000 m2. En
la actualidad tenemos 923 m2 de salas
de exposiciones y 646 m2 destinadas a
áreas de almacén. En este momento
los almacenes del museo están suma-
mente limitados, se han saturado y
eso obliga a tener que alquilar espa-
cios externos al museo, con las conse-
cuencias de conservación y seguridad
que se puede tener para los materiales
arqueológicos.
El segundo proyecto que se ha lleva-
do a cabo es el de la renovación de
la página web. Esta página renovada
está accesible desde febrero del pre-
sente año [2010]. Lo que se perseguía
era enriquecer la comunicación entre
la institución y la sociedad, y entre los
objetivos que nos fi jamos estaba una
página que ofreciera una mejor y ma-
yor comunicación e interacción, que
además cumpliera con los estándares
de uso y accesibilidad, permitiendo
que personas con ciertas discapaci-
dades puedan también acceder a esta
página y que además sea dinámica.
Así, por ejemplo, es posible la consul-
ta de fondos documentales, como por
ejemplo las publicaciones periódicas,
la revista del museo; es posible el ac-
ceso a bases de datos, como por ejem-
plo el fondo fotográfi co. Se accede
también a catálogos de piezas arqueo-
lógicas, que se irán ampliando e incre-
mentando. Se puede también realizar
una pequeña visita a las salas, con una
breve explicación e invitando al usua-
rio de la página a venir al museo. En
defi nitiva, aspira el sitio web del mu-
seo a ser un recurso para socializar
tanto los fondos museográfi cos como
los documentales. Además intenta
romper también todos los límites es-
paciales y de tiempo, porque permite
a la gente interactuar con la página.
Por ejemplo, los usuarios se pueden
hacer socios del museo, pueden ges-
tionar solicitudes, pueden avanzar las
solicitudes para consultas de materia-
les documentales, consultas de mate-
riales arqueológicos y, además, es un
espacio abierto que está concebido
para estar en un continuo cambio y
crecimiento. Las bases de datos se van
a ir incrementando, se añadirán nue-
vas secciones en función de las nuevas
necesidades que vayamos detectando
entre el público que accede a esta pá-
gina. Y otro aspecto también novedo-
so es la incorporación del museo en
una red social como Facebook. Sin
duda, entramos en un nuevo espacio
de comunicación con el público. Se
trata de una nueva forma de comuni-
car, de una forma mucho más directa
y personal. Es asombroso el número
de personas que se han incorporado
al facebook del museo en muy poco
tiempo, en solo un par de meses de
funcionamiento.
El tercer proyecto, el que tiene que
ver con la conservación preventiva, es
el de un almacén orgánico. El museo
tiene un rico fondo de materiales ar-
queológicos de naturaleza orgánica.
No todos estos materiales tienen los
mismos problemas de conservación
ni requieren las mismas condiciones
ambientales. Y son concretamente los
materiales de origen orgánicos, aque-
llos que requieren unas condiciones
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más específi cas. Es por ello por lo que
se habilitó un espacio que estuviera
destinado a almacenar, a guardar ma-
teriales como las momias, industria
ósea, los trabajos de pieles, de fi bras
vegetales…
Se cuidaron dos aspectos fundamen-
tales: por una parte, todo lo que sería
aspectos relacionados con la infraes-
tructura, destinados a conseguir unas
condiciones ambientales adecuadas,
en concreto la humedad relativa y
la temperatura. Y, por otra parte,
también se trabajó sobre el sistema
de almacenamiento: estanterías, los
soportes donde van a ir ubicados los
materiales y los propios contenedores.
Se diseñó el almacén con estanterías
metálicas, y para evitar que pudiera
entrar el polvo se han cubierto con sis-
temas de cortinas de algodón. Se ha
recurrido también al empleo de ma-
peros, siempre metálicos, y también
armarios metálicos, evitando siempre
materiales como la madera. En el caso
de las fi bras vegetales, están dispues-
tas horizontalmente sobre cartón co-
rrugado de ph neutro. En los casos de
grandes piezas, lo que se hizo fue atar-
las sin presión con cintas de ph neu-
tro. En el caso de las momias, fueron
dispuestas en estanterías metálicas
apoyadas sobre cristal, al ser un mate-
rial inerte, estable, de ph neutro, con
lo cual no puede afectar en absoluto a
la pieza. Se pusieron patas de silicona
en los cristales para evitar los despla-
zamientos y, a su vez, el cristal se apo-
yó sobre policarbonato celular, que es
un material inerte, por una cuestión
de seguridad, ya que en el caso de
que las momias sean desplazadas, se
evita que el cristal pudiera golpear y
romperse. En el caso de los punzones
se han guardado en maperos metáli-
cos, con soporte de ethafoam, usados
a manera de bandejas en las que se
hacían pequeños agujeros adaptados
a la forma de la pieza. En defi nitiva,
los proyectos descritos y el resto de
actuaciones desarrolladas en El Museo
Canario van a ir dirigidos a conservar,
estudiar y dirigir un patrimonio ar-
queológico que custodia la institución
y que tiene como último fi n ofrecer un
servicio siempre público e intentando
hacerlo de calidad.
Valentín Barroso: Vamos a hacer
ahora una introducción, una serie de
apuntes de cada una de las ponencias
previas, incluidas las dos ponencias in-
augurales, para abrir luego el debate.
[Arqueología industrial]
Con respecto a la primera de todas,
debida a Amara Florido, fue una expo-
sición bastante interesante. Efectiva-
mente existe la premura de que se ha-
gan esos inventarios, pues yo creo que
es importante porque en cuestión de
10 o 15 años, si no se hacen, muchos
de estos materiales y edifi cios puede
desaparecer. Cuando se habló de que
era una conferencia sobre arqueolo-
gía industrial, yo sabía de lo que se iba
a hablar, pero a lo largo del día estaba
pensando ¿por qué se llama “arqueo-
logía industrial” a este tipo de inventa-
rio de patrimonio histórico-industrial?
Porque yo creo que la arqueología es
un método, es un método que con-
siste en un trabajo determinado. En-
tonces, yo sé que nos entendemos y
que es una cuestión que, como digo,
entendí perfectamente, pero ¿por qué
se llama así y no de otra manera? Por-
que puede inducir a error. Dejo la pre-
gunta ahí, no obstante del interés del
trabajo expuesto.
[Capilla de la Esperanza. Azores]
En cuanto a la intervención de Daniel
de Sousa, un poco por desconoci-
miento mío de lo que son los bienes
de interés patrimonial que tiene Azo-
res, no sé por qué se actúa en con-
creto en la capilla de la Esperanza; si
porque es única, si porque es un edi-
fi cio de principios del siglo XVI… No
sé cómo ese edifi cio, si se actúa por-
que es único o es porque está cerca de
Funchal y es interesante. Quería saber
un poco más, porque desconocemos
la realidad de la zona donde trabajas y
queremos saber qué es lo que se lleva
a actuar en esa capilla.
[Restauración]
En la sesión de tarde Jorge Álvarez
hizo una exposición sobre las piezas
que están restaurando en el Museo
Arqueológico de La Palma y que creo
que es algo impensable hace 10 años:
que una isla menor como La Palma tu-
viese un restaurador y esté restauran-
do piezas arqueológicas. Es un tópico
que el patrimonio histórico siempre
está mal, siempre es poco lo que se
invierte, nunca se hace lo sufi ciente
y yo le digo a la gente, sobre todo a
la gente que lleva mucho tiempo aquí
trabajando que es verdad: que siem-
pre estará mal el patrimonio históri-
co, porque siempre habrá algo que
arreglar, algo que corregir, algo que
excavar, pero que mejor que hace 30
años se está. Porque hace 30 años era
impensable que La Palma tuviese un
restaurador, un museo arqueológico
y así el resto de las islas, aunque no
todas estén haciendo lo mismo. Por
otro lado, la formación de Jorge no es
de restaurador arqueológico, sino que
es un restaurador de caballete que se
ha tenido que reciclar para acometer
este tipo de trabajos. Esta es otra de las
carencias de las Islas Canarias: la ne-
cesidad de que existan restauradores
arqueológicos, porque todos los res-
tauradores que hay son restauradores
de pintura y a veces nos vemos bus-
cando gente por todos lados. También
por ese lado me alegra este reciclado
y ojalá más gente estudie esto, porque
hace mucha falta.
[Públicos y museos]
Me encantó la exposición de Juana:
siempre supliendo esas carencias eco-
nómicas con mucha imaginación y
haciendo unas actividades que captan
a un montón de gente y que son un
referente en Puerto de la Cruz. Hay ac-
tividades que me chocaron un poco,
por ver a los chiquillos con las botellas
y te iba a decir ¿y esto qué pinta en un
museo arqueológico? Y otra también,
la de la piscina y los libros, yo decía,
no sé, está... Pero después de ver todo,
cuando acabaste, la conclusión es que
siempre es bueno que la gente vaya
al museo y si la gente va a unir bote-
llas con hilos, pues está bien, porque
la gente está allí, seguramente cami-
nará, entrarán en la sala y dirán “qué
pieza más bonita”, y es una manera
de tener a la gente allí. Así que al fi nal
de la exposición dije: pues mira, tiene
sentido este tipo de cosas, aunque no
tengan nada que ver con lo que es la
arqueología.
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[Musealización. Interpretación]
En cuanto a la exposición de Luis Gor-
tázar, fueron unos interesantes pro-
yectos los que presentaste, tanto los
de El Hierro como el primero, el de Be-
tancuria. Voy a hacer una refl exión res-
pecto al último proyecto, esa ruta de
grabados que siempre se ven y son...
Estamos aquí sentados y es interesante
pero, después, en la práctica, ese tipo
de ruta tiene muchos problemas a la
hora del mantenimiento, de que fun-
cione, porque nos imaginamos que
todo el mundo va a ir, que ahí todos
los días va a ir gente, que ese personal
necesario para que los grabados no se
estropeen va a existir y que se va a su-
fragar con los visitantes, pero después
la realidad no suele ser así.
Nosotros estamos estudiando el Ce-
nobio de Valerón en Guía, que es uno
de los yacimientos referentes en Ca-
narias. Tú mismo empezaste tu expo-
sición con unas imágenes de él. El Ce-
nobio Valerón es un yacimiento, junto
con la Cueva Pintada de Gran Cana-
ria, que aparece en las publicaciones
desde que hay guías turísticas. Estos
yacimientos arqueológicos son muy
conocidos y la media de visitantes al
Cenobio Valerón es de 100 personas al
día, que al año serán unas 30.000 per-
sonas, que es gente. Pero esa gente,
cuando llega al Cenobio Valerón y hay
que subir 200 escalones, se queja: “ay!
que no hay ascensor, ¿no se puede
subir de otra manera? “. Y en la parte
alta está el Tagoror del Gallego, al que
la gente no sube porque hay que cami-
nar 10 minutos. La gente se cansa... y
es un poco por abrir debate. Que esos
proyectos tan bonitos están muy bien,
pero que no hay que confi ar en que
se fi nancien, porque es difícil tener to-
dos los días 100 o 200 personas y ese
personal necesario pagado con esos
dineros. Y, por cierto, los más que pro-
testan siempre a la hora de pagar en el
Cenobio de Valerón son los canarios.
Cuando hablamos de difundir, la gente
dice que por qué tenemos que pagar
nosotros si esto es nuestro. Entonces
les decimos que todas las actuaciones
que se han hecho en el Cenobio de
Valerón: el aparcamiento, la señaléti-
ca, la musealización de la parte alta,
que todo se ha pagado con dinero eu-
ropeo, y le digo a los guías que están
allí que les comenten que ya está bien
de que los europeos nos paguen nues-
tro patrimonio, que nosotros tenemos
que pagarlo como también pagamos
la luz de nuestra casa.
Bueno, ya sin más le paso la palabra a
Conrado Rodríguez.
[OAMC. Tenerife]
Conrado Rodríguez: Gracias Valentín.
Yo aprovecho también para darle las
gracias al proyecto Arqueomac, en
general, por la invitación y la oportu-
nidad, porque yo pienso que es única.
Nos hemos reunido poco en todo lo
que tenga que ver con patrimonio...
Yo llegué hace muy poco a la direc-
ción del museo, cuando Rafael Gonzá-
lez Antón se jubiló en marzo, y en julio
me nombraron y yo vengo de un sitio
que reúne un poco lo que hemos ha-
blado, menos la cuestión de la musea-
lización de los lugares arqueológicos.
Evidentemente en Tenerife eso es una
asignatura pendiente. De donde yo
vengo, que es el Organismo Autóno-
mo de Museos y Centros del Cabildo,
como su nombre indica es una colec-
ción, pues está el Museo de la Natura-
leza y el Hombre, que engloba a su vez
tres centros: el original, de donde yo
vengo, es el Instituto Canario de Bio-
antropología, que está ahí pero que es
el único que no es museo; El museo
Arqueológico; el Museo de Ciencias
Naturales, cuyo director es Lázaro
Sánchez Pinto; el Museo de Historia y
Antropología, con el anexo de docu-
mentación Canarias-América; y el Mu-
seo de la Ciencia y el Cosmos. Aparte
hay una serie de departamentos que
enlazan de alguna manera todo eso,
que son el de conservación y restau-
ración, didáctica, informática, que es
el que lleva no sólo el mantenimiento
del aparataje nuestro sino de todo lo
que es difusión de tipo informático, y
por supuesto todo lo que es servicios,
pero eso es fuera de cada museo.
De donde vengo yo prácticamente
el 100% de todo es fi nanciado por el
Cabildo, y esto tiene inconvenientes
y tiene ventajas, como todo en esta
vida. ¿Cuáles son las ventajas? Obvia-
mente que tiene una institución que
es la que vela para que de alguna ma-
nera aquello funcione a través del Ca-
bildo, que es su organismo autónomo
y que fi nancia la mayor parte. Tiene
otra ventaja y es que para labores de
documentación, o relacionadas con
fauna, botánica, etc, etc, tienes el Mu-
seo de Historia por un lado, el Museo
de Ciencias Naturales por otro, con lo
cual te ahorras tener que contratar
gente de fuera o el estar haciendo las
cosas mal.
¿Problemas? Y más en tiempos de cri-
sis: que el presupuesto tiene que divi-
dirse y eso, de alguna manera, en los
últimos años, aunque a nosotros nos
han tocado pero realmente poco, el
presupuesto que tiene el Organismo
en comparación con el Cabildo es
mínimo. Pero a pesar de eso se nota.
En estos dos últimos años ha sido
muy grave en el sentido de que, por
ejemplo, oposiciones previstas no se
han podido desarrollar, etc, etc. Pero
bueno, dentro de todo, las crisis pa-
san porque por eso no son un estado
permanente, que esperemos no se
traduzca así.
[Arqueología industrial]
Retomando lo comentado sobre la
arqueología industrial, la verdad es
que yo de ese tema desconozco casi
tanto como lo que decía Valentín. Yo
sí entiendo que se llame arqueología.
Al fi n y al cabo arqueo remite al es-
tudio de lo antiguo, del pasado, pero
obviamente también se sale un poco
de lo que es el método arqueológico.
Incluso yo lo veo un poco más como
un tema de conservación, patrimo-
nial por supuesto, pero que se sale un
poco del método arqueológico.
[Didáctica. Públicos]
Por otra parte, quería incidir mucho
en lo que tú hablaste, Juana, porque
yo pienso que la verdad es que la labor
del museo del Puerto de la Cruz está
siendo muy fuerte, sobre todo a nivel
didáctico. Lo explicó muy bien por
una razón: está enfocado a con quien
se liguen, sin más. Supongo que la cri-
sis también te afecta y está muy ligado
a eso, pero incluso más que a eso, yo
veo más el tema social, unos grupos
de población digamos marginales, o
marginados, como lo quieras llamar,
y en ese sentido creo que se está ha-
ciendo la labor, en cuanto a gente en
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general. Hay unos mil, por lo menos, y
eso es importante.
[Musealización de yacimientos]
Ahora voy al punto caliente, que es lo
que yo quería hablar aquí, que no sé
de quién puede depender, que es el
tema de la musealización de los yaci-
mientos en las islas. No sé si es el Go-
bierno de Canarias, el Cabildo o quién,
pero en Tenerife es un tema que está
totalmente olvidado. No sé por qué
esto es así, pero es un tema funda-
mental en cuanto a la conexión que
establece con el turismo. Eso es básico
en unos municipios, no sólo en Adeje
o también en Guía de Isora. Yo pienso
que esto sí se debe potenciar. Desde
un punto de vista puramente prácti-
co y desde todos los puntos de vista:
científi co, académico, turístico, lo que
quieras, económico por supuesto. Re-
quiere una coordinación total, como
en cualquier otra área, didáctica por
ejemplo. Conectarse, saber lo que se
está haciendo en un museo, en el otro,
en cualquier centro de interpretación.
Y aquí es donde hace falta una política
coordinada de las administraciones,
tanto del Gobierno de Canarias, como
los cabildos, como los ayuntamientos.
Incluso, si me apuras, hasta el Minis-
terio de Cultura. Porque eso abara-
taría el costo que le supondría a un
ayuntamiento o a una administración
concreta y, por otra parte, siempre se
actuaría de modo coordinado. Vamos
a poner un ejemplo: en el caso de Te-
nerife no se ha hecho nada, por así de-
cirlo, con lo que se puede hacer en El
Hierro, o en Gran Canaria, que en ese
aspecto está más desarrollada, y ahí sí
que cojeamos. Debe solucionarse y no
sé cómo: yo no soy político, que soy
un técnico de la administración gene-
ral y punto.
[Conservación]
Por otro lado, está el tema de conser-
vación, que es un tema preocupante,
obviamente. No porque se haga mal,
sino por todo lo contrario. Es un tema
que se había abandonado literalmen-
te; bueno abandonado, no: no se
puede abandonar lo que nunca se ha
hecho. Nunca se había intentado con-
servar nada. Yo vengo del campo de la
antropología física y en el campo de
la antropología física los restos orgáni-
cos son las momias, que son patrimo-
nio de la humanidad. Es un tema muy
delicado, en el que se ha avanzado
mucho. Con buen criterio el departa-
mento de conservación del Organismo
Autónomo [OAMC], que lleva María
García, ha conectado con el Ministerio
de Cultura, donde está Nieves Valen-
tín, y tienen un convenio o acuerdo de
colaboración con la Fundación Guetty,
de forma que, afortunadamente, esto
se ha solventado. Al hilo de eso, uste-
des saben perfectamente la polémi-
ca que se trae el Cabildo de Tenerife
con el Ministerio de Cultura a cuenta
de la momia de Madrid y uno de los
argumentos que ellos nos pusieron
hace muchos años, fue que el Museo
Arqueológico no reunía entonces las
condiciones para su conservación,
y que el aire del mar la podía conta-
minar. Pero la contaminación de Ma-
drid tampoco está bien para eso, no?.
Ahora, yo no sé cuántos de aquí han
tenido la ocasión de ver esa momia
y saber dónde está, pero me gustaría
que cuando vayan a Madrid se den
un saltito a Atocha y la vean, y luego
cuando vayan para Tenerife, o los que
no sean de Tenerife, vean cómo están
expuestas aquí las momias.
Lo cierto es que el problema de la con-
servación es fundamental. Ahí sí que
tiene que haber una interconexión. Yo
no sé de conservación, pero tiene que
existir una interconexión entre todos
aquellos museos que tienen bienes
susceptibles de degradaciones, por-
que si no hay un tratamiento adecua-
do... Ahora vamos a inaugurar noso-
tros, en marzo, todo lo que es la parte
nueva, la cuarta y última fase del MNH
(Museo de la Naturaleza y el Hombre),
donde irá todo lo que son ofi cinas, la-
boratorios, sala de exposiciones, sala
de actos, etc, etc. Y uno de los depar-
tamentos más grandes es el de los al-
macenes. Ahí iría sólo lo que es museo
arqueológico y ciencia natural, y en el
TEA todo lo que son restos arqueológi-
cos y de ciencias naturales. Con lo cual
han liberado el espacio museístico,
por así decirlo, para lo que es investi-
gación, didáctica y departamento de
conservación, que es uno de los ma-
yores en estos momentos en cuanto a
volumen y a equipamiento.
Valentín Barroso: [Da paso a los otros
ponentes].
[Arqueología industrial]
Amara Florido: Cuando me dijeron
hace ya un tiempillo que tenía que ha-
blar sobre arqueología industrial. Me
inventé, y no por hacer un chiste, en
vez de patrimonio histórico español
poner patrimonio histérico industrial,
porque la verdad es que la situación
del patrimonio industrial en las islas, y
el caso que más conozco es el de Gran
Canaria, está en una situación bastan-
te preocupante. Me imagino que tarde
o temprano iba a surgir la pregunta:
¿Por qué se llama arqueología indus-
trial? Porque evidentemente parecen
dos términos contradictorios. Por un
lado la arqueología, que hace relación
a lo antiguo, y por otro lado el término
industrial, que parece la máquina, la
última tecnología, las chimeneas.
Este término surgió en el año 56; fue
Angus Buchanan el primer estudio-
so que unió arqueología e industrial.
Arqueología él lo relaciona porque se
refi ere a lo que básicamente tiene esta
fi losofía de la arqueología industrial,
que es rescatar, recuperar... Vale que
no se rescata ni se recupera del fondo
de la tierra, sino de lo que vemos. Y
por otro lado, lo que se rescata y se
recupera son los bienes industriales.
Siempre ha sido un término bastan-
te contradictorio, muy discutible, al-
gunos incluso lo llaman arqueología
contemporánea, pero el caso es que
se ha asimilado y hoy en día hay fun-
daciones de arqueología industrial,
congresos de arqueología industrial
y me imagino que siempre surgirá
entre ellos la pregunta de por qué ar-
queología industrial y no patrimonio
industrial. Pero está más que asimila-
do el término de arqueología indus-
trial, independientemente de que el
método de trabajo, como ya indiqué
anteriormente, no sea el típico de la
arqueología… Aunque les digo una
cosa, en mi bolso siempre llevo una
brocha, porque las máquinas que veo
tienen un óxido que como no use la
brochita no veo la placa ni de milagro.
Entonces, en eso sí me parezco a un
arqueólogo…
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Valentín Barroso: Pero seguro que no
recoges el polvo, que es lo que hace-
mos nosotros.
Amara Florido: No voy a entrar en
detalles. Porque yo recojo cosas peo-
res…
[Capilla de la Esperanza. Azores]
Daniel de Sousa: (Traducción) Con
respecto a la primera pregunta sobre
por qué se ha trabajado en la Capilla
de la Esperanza, debo señalar que se
trata de un proyecto único, plurianual,
que se realiza desde el inicio hasta el
fi nal, que no se trata de arqueología
de emergencias, sino un proyecto de
investigación en un sitio único, que no
hay otro igual. Y con respecto a la se-
gunda pregunta, es una actuación en
una capilla con una situación geográfi -
ca en la que ese inmueble no compar-
te espacio con construcciones de todo
tipo. Como digo, es una intervención
de investigación plurianual, que se va
a trabajar con el tiempo, aunque no
tengo nada en contra de las interven-
ciones de emergencia, yo mismo las
he trabajado en una empresa.
La capilla es muy peculiar. Tiene una
particularidad y es que ha sido cons-
truida por los pastores y no por un ar-
quitecto. Ese lugar era empleado con
la esperanza de sacar más recursos, y
luego dio lugar a un culto de Nuestra
Señora de la Esperanza. En cuanto a los
grabados, hay controversia entre las
distintas personas que los han anali-
zado, y resulta bastante difícil delinear
los motivos superpuestos. Solamente
cabe comentar que los grabados son
muy contemporáneos; el problema
que hay es que algunas personas han
hecho graffi tis y dañado esos elemen-
tos. La cultura no es sufi cientemente
difundida, sufre diariamente y son
nuestra identidad y es necesario pre-
servarla.
[Retorno de Bienes Culturales]
Maite Ruiz: Quería preguntarle a Con-
rado Rodríguez: cuando se solicita el
retorno de bienes de interés arqueoló-
gico, como la momia de Madrid, que
yo la he visto y sé que está en la sala
de los horrores, creo que el Cabildo de
Tenerife no estaría solo en esa deman-
da. El resto de los cabildos, incluso
el Gobierno de Canarias, podría apo-
yarlos en esa demanda, pero yo me
muero de curiosidad por conocer cuál
sería la postura del Cabildo de Tenerife
cuando, hipotéticamente, el Cabildo
del Hierro reclamara, una vez tuviese
su museo insular en condiciones, el
retorno de material arqueológico a su
isla de origen, o si en La Palma le han
realizado ya esa demanda.
Conrado Rodríguez: No, ninguna isla.
Bueno el 90% de las colecciones que
hay en el Museo Arqueológico de Te-
nerife son de Tenerife, son de origen
guanche. Voy a tu pregunta. El Cabil-
do de Tenerife no está reclamando la
momia de Madrid por reclamarla. Es
decir, si tú la has visto hace 20 años, la
has visto hace 10 años y la ves ahora,
ha ido sufriendo un deterioro eviden-
te. El Museo Nacional de Antropología
no es capaz, a pesar de tener el mejor
instituto de conservación de España,
de hacer ni una sola actuación, salvo
ponerle un higrómetro y apartarla de
la pared, porque la momia antes esta-
ba pegada, con lo cual la vibración era
peor todavía…
Voy a anticipar una cosa que va a apa-
recer en prensa. Hay otras 3 momias
en la Universidad Complutense de
Madrid, no en ese estado de conserva-
ción por supuesto, y que curiosamen-
te pertenecen al Museo Nacional de
Antropología. Junto con otras 40 que
están en Perú, Ecuador, norte de Chi-
le y Egipto, salieron en los años 70, sin
un sólo papel, del Museo Nacional de
Antropología a la Universidad Com-
plutense. Por el director de Medicina
Legal, que hoy es amigo mío, José An-
tonio Sánchez, un forense de Madrid,
nos enteramos de que existían estas 3
momias Fuimos a verlas y ningún pro-
blema; lo único que queremos noso-
tros es estudiar esas momias y vienen
en préstamo, en sesión temporal, por-
que les han hecho un museo, el Museo
Reverte Coma, que está dentro del Ins-
tituto de Medicina Legal, en la Facul-
tad de Medicina de la Complutense,
que ese sí tiene las condiciones para
conservarlas, a pesar de no tener nada
con el Ministerio de Cultura. Lo que
está haciendo el Cabildo de Tenerife
no es reclamar por reclamar, estamos
en una cultura global, eso ya se sabe, y
la propia Unesco ha dicho que no es la
localidad lo que se prioriza aquí, sino
que esa momia se ha deteriorado en
cuestión de 20 años porque no tiene
ningún control. Aparte de que está
absolutamente descontextualizada.
Con respecto a tu pregunta, yo no soy
político, es decir: lo que decida la au-
toridad política en este caso es lo que
se hará. Si El Hierro decide reclamar
sus materiales a El Museo Canario o al
Museo Arqueológico, ya se tendrá que
pelear por eso. Los técnicos tenemos
poco que decir. Si ustedes ofrecen las
mismas garantías de conservación a
ese material, pues pocos argumentos
puede tener otra institución para de-
cir “aquí se queda”. Pero no se trata
de “esa momia es mía porque nació
aquí”. Aunque sí, en el fondo todos
sabemos que hay una parte de eso,
pero la realidad pura… Por ejemplo,
evidentemente hay momias guanches
en otros lugares. Entonces, ¿cuál es el
tema? Mira, el Museo Arqueológico y
el Museo del Puerto de la Cruz fi rman
un convenio, hacen lo que sea para
estudiar, conservar, etc, pero esas mo-
mias están ahí y se pueden hasta inter-
cambiar en exposiciones o lo que sea,
por supuesto. ¿Cuál es el problema?
Que el Museo de Antropología se nie-
ga a cualquier tipo de cuestión sobre
esa momia, no sobre los bienes, a ellos
les da igual las vasijas, los cráneos, etc,
pero sobre esa momia dicen: “no, es
que descontextualizan las salas”, ¡pero
si no hay sala más descontextualizada
que esa! ¿Qué van a hacer? Llevan
años pensando qué van a hacer y no
han hecho nada…
Ahora con respecto a lo demás, eso
ya no es una cuestión técnica, es una
cuestión política.
Maite Ruiz: De todas formas, creo que
también la propia legislación autonó-
mica pone como función de la admi-
nistración buscar todos los medios
posibles para hacer retornar el mate-
rial arqueológico que esté fuera del
contexto de Canarias, independiente-
mente del estado de conservación que
tenga. Es una cuestión que viene por
ley, aunque esté muy bien conservado
en otro sitio.
Conrado Rodríguez: Tienes razón, en
parte, pero luego es muy ambiguo y
se presta a una serie de dimes y di-
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retes. Lo que es increíble aquí es que
Argentina haya devuelto dos momias.
Entre otras cosas es porque ellos se
veían incapaces de conservarlas y di-
jeron: “pues antes de que se pierdan,
que vuelvan a donde estaban”. Y se
ampararon en una ley, que es un poco
como la NAGPRA norteamericana, por
la que las comunidades pueden recla-
mar a sus fallecidos (no restos mate-
riales, incluso en Argentina eso no se
contempla), sólo cadáveres, y basán-
dose en eso las mandaron y ahí están,
en el Museo Arqueológico. Ya no ha-
blemos de las que están en Alemania,
Inglaterra y demás, porque eso ya... En
Inglaterra, por lo visto, también hay
posibilidad de retornar la que está en
Cambridge, porque han puesto una
ley (para ahorrarse gastos, dado lo
que hay) para que los restos humanos,
concretamente, sean devueltos a sus
orígenes. Lo otro son cuestiones que,
lo único que se puede hacer a nivel
técnico, es en unos casos justifi car en
contra y en otros casos a favor de las
devoluciones.
[Musealización de yacimientos]
Juana Hernández: Me preocupa mu-
cho el tema de la conservación y la
musealización de yacimientos. Buena
parte de mi vida profesional se dedi-
có a este tipo de historias y estoy un
poco con Daniel. Este tipo de espacios
tan grande, cuando el yacimiento es
pequeño y el uso público de ese yaci-
miento es más controlado, bien, pero
cuando son rutas, hay que tener un
cuidado extremo. Una de las mejores
soluciones que he visto es el tema de
las visitas guiadas. Tú vas con una per-
sona que te lleva y punto. Dejar que
la gente transite por esos espacios, por
mucho que señalices y pongas una ve-
redita, la realidad es que al fi nal, los ya-
cimientos terminan muy perjudicados
por el uso público. El uso público está
incontrolado. Estoy en ese sentido.
Evidentemente, El Julan es un sitio
tremendamente difícil, y si a una em-
presa que se dedica al diseño gráfi co
le resulta difícil… Yo recuerdo estar
viviendo en El Julan, coincidíamos con
Nowak y un compañero suyo que era
militar austríaco. Justamente vivían
detrás del Tagoror. No teníamos ni
motor del agua. Recuerdo al chófer
del Cabildo; cuando oías el Jeep, des-
de allá arriba, era como si viniera Dios.
Así que la vida de los arqueólogos es
dura también.
Luis Gortázar: El proyecto que yo
conté, lo conté muy por encima. Ahí
la idea es crear una cabecera, ir mu-
sealizando una serie de yacimientos
con visitas guiadas. No lo conté todo y
además es una cuestión de presupues-
to, de sitios donde haya control visual
desde la cabecera también. No todo
lo que aparecía en la diapositiva que
puse iba a ser visitable. Visitables eran
sólo dos o tres lugares, lo que pasa es
que no hice la explicación y el cálculo
que hice es de 30.000 visitantes anua-
les metidos en la principal zona turísti-
ca de Canarias, que es lo que tú decías
para el Cenobio. Ni siquiera eran unos
números espectaculares, simplemen-
te calculé un 1% de eso, más lo que
hubiera. No estábamos pensando que
fueran a aparecer por allí 30.000 per-
sonas ni en broma...
[Retorno de Bienes Culturales]
Jorge Pais: Yo quiero recordar varias
cosas. Tengo una carta de hace 8 o 10
años donde un director de patrimonio
histórico me reclamaba que los res-
tos de una excavación arqueológica
que hubiese en La Palma tenía que
mandarlos al Museo Arqueológico de
Tenerife, porque no había Museo Ar-
queológico Insular. Pero sí estaba la
Cosmológica, que es tan antigua como
El Museo Canario. En el caso de La Pal-
ma, los restos que nosotros sabemos
que hay en el Museo Arqueológico de
Tenerife no son muy importantes y,
por tanto, no supone ningún perjuicio
para lo que es la prehistoria de La Pal-
ma. Pero lo que sí quiero aprovechar,
ya que Conrado Rodríguez está aquí,
que por lo menos, ya que hasta ahora
no ha sido así, nos dejen ver esos res-
tos. Cuando en el año 99 se inauguró
el Museo Arqueológico de Belmaco,
al fi nal ni siquiera pudimos sacar una
foto. Sin embargo, acudimos al Museo
Arqueológico del Puerto de la Cruz y
gracias a eso tenemos el diario de ex-
cavaciones y sabemos lo que había.
Sabemos lo que tenemos que hacer.
No pediría tanto, sino que por lo me-
nos se permita el acceso a ver esos
materiales.
Conrado Rodríguez: Bueno, esta es la
primera noticia que yo tengo de eso,
que yo sepa y hasta el pasado mes de
marzo, que es cuando Rafael González
Antón se jubiló, que yo sepa a nadie
se le negó la visita a consultar unos
fondos y menos viniendo de otra isla.
Tampoco sé en este momento qué
fondos hay; sé lo que hay de antropo-
logía física, que es nada prácticamen-
te, no sé si llega a 5 individuos. A mí
me extraña, no sé a nivel político, pero
a nivel técnico no sé qué problema po-
dría haber en eso.
Jorge Pais: Yo tampoco, pero no sólo
fui yo: fue al Consejero de Cultura en
ese momento, al concejal de cultura
del Ayuntamiento de Mazo. Nadie nos
decía: pueden venir a verlo.
Valentín Barroso: Jorge, pero yo creo
que ahora no es al museo a quien tie-
nes que pedir esos materiales, sino a
la Dirección General de Patrimonio.
Cuando te da una autorización di-
ciendo: “deposite los materiales en
tal sitio” y están depositados, lo que
tienes que hacer es irte a la Dirección
General para que esos materiales va-
yan allá, no?
Juana Hernández: La Dirección Ge-
neral te puede autorizar pero... es el
Museo.
Valentín Barroso: Pero vamos a ver,
yo los materiales que estoy excavan-
do, los estoy depositando en El Museo
Canario, porque la Dirección General
dice: “ponga usted esto aquí”, pero
también es la Dirección General la que
tiene que decir: “esos materiales que
están depositados hasta hoy, mañana
los voy a depositar en tal sitio”, que es
quien tiene las competencias, yo creo
que es sencillo.
Teresa Delgado: El museo es quien de-
cide y tiene que permitir la consulta.
Jorge Pais: Yo hablé de dos cosas, de
depositar los materiales y de la consul-
ta.
Valentín Barroso: Pensé que decías de
llevarlos para La Palma y si la Dirección
General lo autoriza puede llevarlos.
Conrado Rodríguez: A mí me extraña,
no sé qué razones puede haber a ni-
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vel político, pero desde luego técnico
supongo que ninguna. Mira que hay
gente que ha estudiado el material
que han querido ver, no sólo de las is-
las sino también de fuera, así que me
extraña…
[Museos insulares]
José de León: Bueno yo no quiero cor-
tar este interesante y vivo debate. So-
lamente iba a apuntar, al respecto de
esto, que corre una urgencia tremen-
da resolver el problema de los museos
insulares. La creación de museos insu-
lares como institución, no como edifi -
cio. Yo recuerdo el Puerto de la Cruz y
Juana [Hernández] sabe lo que era an-
tes. En Gran Canaria está el debate de
si la Cueva Pintada, etc. Es decir, crear
la fi gura de los museos insulares, que
luego pueden estar a lo mejor descen-
tralizados físicamente en varios edifi -
cios, pero hay un único museo insular
que recibe el material. Yo lo digo por-
que con el tema de la urgencia, por lo
menos en Gran Canaria y en El Hierro
creo que también, la producción de
material que está generándose anual-
mente en estas urgencias son miles y
miles de fragmentos que tienen que ir
depositados a algunos sitios, y algunos
de los cuales tendrán que musealizar-
se algún día, eso lo dejo ahí.
[Planifi cación económica]
El otro tema que quería tratar, que tie-
ne que ver más con la cuestión econó-
mica, es que hay que planifi car. No sé
lo que va a durar la crisis, pero desde
luego hay que planifi car a medio plazo
en un contexto de crisis, porque esta-
mos embarcados en macroproyectos,
que después no sabemos bien cómo
se van a gestionar. En el caso de El
Museo Canario, que conozco un poco:
imagínate los problemas económi-
cos con el museo actual. Cuando ese
museo crezca 5 veces más el proble-
ma de gestión va a ser muy gordo, y
lo mismo nosotros lo tenemos con
los parques arqueológicos. Es decir, o
hablamos de una política de crisis que
implique, entre otras cosas, simplifi car
esfuerzo, corresponsabilizar a varias
administraciones, tener cuestiones de
oportunidad; es decir, por ejemplo, un
espacio natural protegido donde tú
estás haciendo un centro y hay otros
presupuestos complementarios que
vienen de otras administraciones. Esto
es, planifi car en un sentido integral y
en última instancia el recurso huma-
no.
NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA GESTIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO B
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ACTUACIONES EN EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y ETNOGRÁFICO DE LA PALMA: BURACAS (LAS
TRICIAS. GARAFÍA) Y BARRANCO DE LAS OVEJAS (REFUGIO DEL PILAR. EL PASO)
Felipe Jorge Pais PaisJefe de Sección de Patrimonio Histórico y
Arqueológico del Cabildo de La Palma
La Palma. Islas Canarias
RESUMEN
Las actuaciones se van a llevar a cabo en dos de los conjuntos arqueológicos y
etnográfi cos más interesantes de La Palma que, en estos momentos, están some-
tidos a una fuerte presión debido a la visita creciente e incontrolada de turistas.
Por tanto, el objetivo primordial de la propuesta va a ser garantizar la protección
y conservación de ambos yacimientos y, al mismo tiempo, ofrecer a los visitantes
una valiosa información de lo que están viendo en ambos lugares.
Este proyecto ha sido posible gracias a la cofi nanciación de dos entidades: el
Cabildo Insular de La Palma y ADER La Palma. Además, se ha establecido una
estrecha vinculación entre varios departamentos de la primera institución. Así, el
promotor de las actuaciones en Buracas ha sido la Consejería de Turismo, mien-
tras que en el caso del Barranco de Las Ovejas la ha liderado la Consejería de
Cultura, Educación y Patrimonio Histórico. La cuantía económica para el primer
conjunto ha sido de 39.732,00 euros, mientras en el otro asentamiento se ha
alcanzado la cifra de 48.644,30 euros. El período de ejecución ha sido de un año,
fi nalizando a fi nales de 2010. La empresa encargada de desarrollar ambos pro-
yectos ha sido El Alfar.
PALABRAS CLAVE: Buracas, Barranco de las Ovejas,
Barranco del Corchete, benahoaritas, caboco, petroglifos,
CICOP, ADER La Palma, El Alfar, Arqueocanaria.
1.- BURACAS
1.1.- Investigación arqueológica
La zona arqueológica de Buracas se
encuentra en el tramo inferior del
Barranco del Corchete (Las Tricias. Ga-
rafía), poco antes de su confl uencia
con el Barranco de Izcagua. El centro
neurálgico del conjunto es un enorme
caboco en el que mana la Fuente de
Buracas. Los primeros datos sobre el
yacimiento se centran en los petrogli-
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fos y fueron dados a conocer en 1941
por A. Mata y E. Serra1.
Posteriormente, en 1957, se realizaron
una serie de trabajos arqueológicos en
Buracas por parte de Luis Diego Cus-
coy2. Los trabajos consistieron, bási-
camente, en el calco de los grabados
rupestres, determinándose la relación
entre éstos y el poblado de cuevas.
En 1972, Mauro Hernández Pérez3 des-
cribe brevemente el conjunto prehis-
pánico, haciendo especial hincapié en
los dos grupos de grabados rupestres
que se sitúan a ambos extremos del
salto de agua. También da cuenta de
la existencia de cuevas naturales de
habitación con potente relleno ar-
queológico en las que se descubrieron
abundantes fragmentos de cerámica.
Además, alude a que en este mismo
barranco abundan otras cuevas en las
que don Ramón Rodríguez Martín re-
cogió numerosas muestras de la cultu-
ra material aborigen.
Entre 1983 y 1986 los arqueólogos Juan
Francisco Navarro Mederos y Ernesto
Martín Rodríguez, como directores del
Corpus de Grabados Rupestres de La
Palma, auspiciado y fi nanciado por el
Gobierno de Canarias4, realizaron un
estudio exhaustivo de los ideogramas
geométricos de Buracas.
La arqueóloga Ylaisa González Nava-
rro descubrió, en septiembre de 1998,
una serie de restos humanos en las in-
mediaciones del poblado de cuevas en
lo que, previsiblemente, sea la necró-
polis de los aborígenes que vivieron en
estos parajes.
Finalmente, durante el año 2004 se
realizó una intensiva labor de prospec-
ciones superfi ciales con motivo de la
La intensidad de la ocupación bena-
hoarita se pone claramente de relieve
ante la potencia estratigráfi ca de los
yacimientos, con gruesas capas de
cenizas, y la abundancia y variedad
de restos arqueológicos superfi ciales:
fragmentos de cerámica de todas las
fases, piezas líticas de basalto, eviden-
cias óseas machacadas de sus anima-
les domésticos y abundantes restos
malacológicos y de pescado.
Pero Buracas no sólo fue un lugar para
vivir, sino también para dar descanso
eterno a sus moradores, tal y como
parece indicarlo la presencia de una
necrópolis en su entorno más inme-
diato y en la que también se han lleva-
do a cabo varias catas estratigráfi cas.
La importancia mágico-religiosa de
un espacio natural tan valioso para los
benahoaritas se pone claramente de
manifi esto ante la presencia de tres
conjuntos de petroglifos que se con-
centran a ambos extremos del caboco
y en su parte central. Los motivos son
los ideogramas geométricos típicos de
Foto 1. Poblado de cuevas en el Caboco de Buracas (Barranco del Corchete. Garafía)
realización de la primera campaña de
la Carta Arqueológica de Garafía. Los
rastreos nos permitieron confi rmar
la extraordinaria riqueza en vestigios
prehispánicos de esta zona de la isla5.
1.2.- Buracas: espacio sagrado de vida y muerte
El conjunto arqueológico de Buracas
está formado por un gran poblado de
cuevas naturales de habitación, tres
estaciones de grabados rupestres y
una necrópolis. Un poblamiento tan
intensivo tiene su explicación en di-
ferentes circunstancias: 1) La presen-
cia de un punto de agua permanente
(Fuente de Buracas) que afl ora en una
capa de almagre dentro de un estre-
cho cejo; 2) Su situación estratégica en
las medianías, a medio camino entre la
costa, donde aprovechaban los recur-
sos alimenticios marinos, y los campos
de pastoreo estivales situados en las
cumbres; y 3) la benignidad del clima
con temperaturas suaves todo el año
y unas cavidades muy bien protegidas
contra las inclemencias del tiempo.
El poblado de cuevas, situado entre
el caboco y la fuente principal, está
constituido por 9 cavidades dispuestas
en la margen derecha del Barranco
del Corchete. El núcleo principal del
poblado se concentra en la cara sur
de un enorme risco que forma la mar-
gen derecha de un caboco. Las cuevas
habitadas forman tres pisos super-
puestos a las que se accedía a través
de estrechos andenes. En líneas gene-
rales, presentan unas magnífi cas con-
diciones de habitabilidad en cuanto a
luminosidad, exposición y protección
contra las inclemencias del tiempo. Foto 2. Petroglifos en la margen derecha
del Caboco de Buracas
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La Palma (espirales, meandriformes,
círculos y semicírculos concéntricos,
etc) ejecutados con la técnica del pi-
cado, de anchura y profundidad varia-
bles.
La limpieza de la vegetación en el en-
torno de la Fuente de Buracas ha per-
mitido descubrir, hace apenas un par
de meses, un conjunto de canalillos
y cazoletas que, hasta la fecha, había
pasado completamente desapercibido
para los investigadores.
El interés patrimonial de Buracas no
sólo es arqueológico, sino que tam-
bién incluye una extraordinaria rique-
za etnográfi ca centrada, fundamental-
mente, en la explotación de los recur-
sos hídricos suministrados por la fuen-
te homónima. Su afl oramiento tiene
lugar en el interior de un cejo natural
que ha sido acondicionado mediante
la colocación de dornajos de tea para
un mejor aprovechamiento del líquido
1.3.- El deterioro de la zona arqueológica de Buracas
El conjunto arqueológico de Buracas
ha sufrido un deterioro constante des-
de su descubrimiento, aunque se ha
incrementado considerablemente en
los últimos años, a raíz de su inclusión
en los circuitos turísticos que recorren
la isla. Esta popularización no sólo tie-
ne que ver con su riqueza prehispáni-
ca, sino que a ello hemos de añadir la
belleza natural del paisaje, destacando
los magnífi cos ejemplares de dragos.
Tal y como indicamos anteriormente,
las cuevas del Caboco de Buracas han
sido intensamente reutilizadas en la
época histórica con fi nes agrícolas y
ganaderos. No obstante, los mayores
destrozos se produjeron en la década
de los 80 del siglo XX cuando fueron
ocupadas y remodeladas para servir de
vivienda a personas llegadas de otros
lugares. Estos desperfectos afectaron,
sobre todo, a las cavidades situadas en
la base del risco. Buena parte del re-
lleno arqueológico se vació y parte de
los materiales extraídos, fundamen-
talmente fragmentos de cerámica y
lapas, se emplearon para “decorar”
el frente de una de las pocetas en las
que se recogía el agua que mana en la
margen izquierda del caboco.
En la parte media-alta del risco las cue-
vas de habitación han sufrido graves
daños debido a los expolios practica-
dos por una serie de afi cionados que,
paradójicamente, nos han mostrado
que los yacimientos cuentan con una
gran potencia estratigráfi ca muy ricas
en vestigios de todo tipo (fragmentos
de cerámica, piezas líticas, fragmentos
óseos, restos malacológicos, industria
ósea, etc).
A todo ello debemos añadir los des-
perfectos provocados por los turistas
en los petroglifos de la margen de-
recha del caboco con la única inten-
ción de que se apreciasen mejor en
las fotografías. Así, se han rellenado
con tiza, tejas o se han repasado con
objetos punzantes. Incluso, existe un
caso en el que los motivos han corrido
serio riesgo de desaparecer debido a
que el panel se ha partido intenciona-
damente con la evidente intención de
llevárselo…
1.4.- Objetivos de la actuación
El conjunto arqueológico de Buracas
es una de las zonas de la isla que ac-
tualmente recibe una mayor presión
de grupos de turistas que están provo-
cando problemas de conservación en
los bienes patrimoniales de carácter
natural, etnográfi co o arqueológico.
La ejecución de las actuaciones pre-
vistas en la zona aborigen se justifi ca
por la necesidad de garantizar su inte-
gridad. Los trabajos contribuirían a la
puesta en valor y, al mismo tiempo, a
la conservación, recuperación e inter-
pretación del legado cultural de nues-
tros antepasados.
La fi losofía de la actuación se basa en
la potenciación de los valores patrimo-
niales como atractivo turístico y didác-
tico, dotándolo de los equipamientos
adecuados para facilitar su conoci-
miento y comprensión por parte de
quienes accedan a estos parajes. Los
trabajos se harán con el máximo res-
peto al entorno natural y provocando
el menor impacto visual posible.
El proyecto consiste, básicamente, en
cuatro actuaciones bien diferenciadas: Foto 3. Cueva reutilizada en el Caboco de Buracas (Las Tricias. Garafía)
elemento, tanto por parte de las per-
sonas como por sus animales domés-
ticos.
Además, en la margen izquierda del
caboco, aprovechando la existencia
de una gran capa de almagre, se exca-
varon una serie de pocetas en las que
se recogía el agua, cuyos sobrantes se
almacenaban en un depósito provisto
de pileta y dornajo que se utilizaba
para calmar la sed de personas y bes-
tias.
Por todo ello, no debe extrañarnos que
las cuevas hayan sido intensamente
reutilizadas hasta hace escasas fechas
como vivienda, pajero de aperos de la-
branza y diferentes cultivos, corral de
cabras o de bestias de carga, vivienda
temporal de turistas, etc. A todo ello
debemos añadir el abancalamiento de
las laderas del barranco para sembrar
frutales y cultivos de secano.
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1) La habilitación de una de las cuevas
de la zona arqueológica tal y como
pudo ser en la época en que los bena-
hoaritas vivieron en ella. En su interior
se colocarán reproducciones de vasi-
jas, utensilios de piel (mochilas, odres,
zurrones, etc), objetos de madera (va-
ras, lanzas, armas, etc), sectorización
del espacio útil interno con muros de
piedra y mamparas de piel, etc.
2) La realización de catas estratigráfi -
cas en las cuevas de la parte alta del
caboco para comprobar si cuentan
con una estratigrafía lo sufi cientemen-
te interesante como para llevar a cabo
una excavación intensiva en el futuro,
tal y como parece desprenderse de los
rastreos superfi ciales que muestran
gruesas capas de cenizas y abundan-
tes desechos de las personas que habi-
taron este espacio.
3) La limpieza y restauración de las dos
estaciones de grabados rupestres si-
tuadas a ambos extremos del caboco.
Con ello se pretende eliminar todos los
rastros dejados por los visitantes (ins-
cripciones, remarcados, etc), así como
la erradicación de musgos y líquenes
en aquellos paneles más afectados por
esta invasión. Además, para conseguir
que los petroglifos puedan ser admira-
dos, sin que peligre su integridad, se
colocarán pequeños vallados perfec-
tamente camufl ados en el terreno.
4) Finalmente, se pretende colocar una
serie de paneles explicativos en los que
se ofrezca información a los visitantes
del lugar, no sólo de los yacimientos
arqueológicos, sino también de sus
valores etnográfi cos: el tema del agua
(fuentes y lavaderos), el hábitat prehis-
pánico y los grabados rupestres.
2.- BARRANCO DE LAS OVEJAS
2.1.- Historia de la investigación
Este conjunto de cabañas y abrigos ya
era conocido por algunos vecinos de
El Paso de edad avanzada. Sin embar-
go, su conocimiento era bastante vago
puesto que, incluso, no se ponían de
acuerdo ni siquiera al darle un nombre
al lugar, puesto que se hablaba de Los
Corrales o Lomo de las Casas. El úni-
co investigador que aportaba alguna
información fue el cronista ofi cial del
municipio, don Braulio Martín, para
quien este grupo de construcciones
era el lugar en el que los pasenses pa-
saban el agobiante calor de la época
estival.
Nuestro primer contacto con el yaci-
miento no se produjo hasta comienzos
de 1992, cuando don Antonio Manuel
Díaz Rodríguez nos mostró el asenta-
miento. No obstante, los primeros tra-
bajos científi cos no se llevaron a cabo
hasta el 30 de octubre de 1992, cuando
realizamos los primeros rastreos super-
fi ciales. El poblado fue incluido en la
Carta Arqueológica de La Palma, que
realizamos en 1993 por encargo de la
Viceconsejería de Cultura y Deportes
del Gobierno de Canarias y el Cabildo
Insular de La Palma.
Posteriormente, en 1998, el CICOP
(Centro Internacional para la Conser-
vación del Patrimonio), por encargo
de la Consejería de Cultura del Ca-
bildo Insular de La Palma, realiza el
Plan Insular de Patrimonio Histórico
de la Isla de La Palma. En el estudio
arqueológico se incluía el poblado de
cabañas del Refugio del Pilar. En este
informe ya se habla de la necesidad de
protección efi caz del yacimiento me-
diante un vallado perimetral y se plan-
tea la posibilidad de crear un Parque
Arqueológico.
Asimismo, también fue incluido en
el año 2000 en la Actualización de la
Carta Arqueológica de la Isla de La
Palma, auspiciado por la Dirección
General de Patrimonio Histórico de
Canarias y elaborado, igualmente, por
el CICOP. A partir de este momento es
cuando pasamos a denominar el yaci-
miento como Barranco de las Ovejas,
por tratarse del topónimo más próxi-
mo que hemos podido rescatar.
Por entonces, ya teníamos muy claro
el extraordinario interés de este asen-
tamiento y comenzamos a barruntar
la posibilidad de protegerlo con vista a
darlo a conocer al gran público. Fruto
de ello fue la visita que realizamos en
julio de 2000, acompañados por el pre-
sidente del Cabildo Insular de La Pal-
ma, don José Luis Perestelo Rodríguez,
y los apasionados por nuestra isla y su
cultura, don Antonio Manuel Díaz Ro-
dríguez y don Agustín Rodríguez Fari-
ña. Obviamente, la impresión causada
era la que esperábamos y, a partir de
ese momento, se pusieron en marcha
los mecanismos para la protección
efectiva y difusión de este interesante
yacimiento arqueo-etnográfi co.
La primera actuación consistió, en
septiembre de 2000, en la limpieza de
pinillo y vegetación arbustiva que cu-
bría todo el poblado de cabañas. Estos
trabajos fueron realizados, en varios
días, por una cuadrilla de la Unidad
Insular de Medio Ambiente bajo la
supervisión del arqueólogo del Área
de Equipamiento del Cabildo Insu-
lar de La Palma. Además, durante el
desarrollo de estas tareas uno de los
agentes forestales nos comentó que
existían otras construcciones pareci-
das al otro lado de la carretera y que,
hasta el momento, nos habían pasado
desapercibidas.
Finalmente, en el año 2002, durante la
realización de los trabajos topográfi -
cos por parte de la empresa Arqueoca-
naria SL, se llevaron a cabo intensivas
prospecciones arqueológicas en las
inmediaciones y se descubrió un pe-Foto 4. Trabajos de excavación en una cueva de habitación del Caboco de Buracas
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queño grupo de cavidades naturales
habitadas por los benahoaritas duran-
te las fases cerámicas IIId y IV, como
mínimo.
2.2.- El poblado de cabañas
El poblado de cabañas de la cabecera
del Barranco de las Ovejas se sitúa en
la cota de los 1.412 metros. El yacimien-
to se ubica en medio de un frondoso
pinar cuyo sotobosque cuenta con
altos brezos y alguna faya. Los pinos
son de una repoblación realizada a
mediados del siglo XX. Por tanto, nos
encontramos en el dominio potencial
de un fayal-brezal bastante claro. La
vegetación arbustiva está formada,
fundamentalmente, por grandes ma-
tas de amamantes, algunos poleos y
abundantes “helecheras”.
El grupo principal de las cabañas se
extiende por una hondonada que
contribuía a mitigar, en alguna mane-
ra, las condiciones extremas del clima
en estos parajes. No debemos olvidar
que nos encontramos en El Paso y a
casi 1.500 metros de altura, en la zona
de infl uencia de las brisas que se des-
parraman desde la cima de Cumbre
Nueva. La humedad ambiental es muy
acusada y constante, tal y como indi-
can los musgos que cubren las piedras
de los muros de las construcciones. No
obstante, su emplazamiento en el fon-
do de la vaguada contribuye a mitigar,
un tanto, los rigores climáticos.
Las primeras prospecciones en el ya-
cimiento apuntaban a la existencia de
unas 40 cabañas, aproximadamente.
Sin embargo, la limpieza del pinillo
llevada a cabo por la Unidad Insular de
Medio Ambiente, permitió descubrir
que en el núcleo de la hondonada exis-
tieron, como mínimo, 67 “casas” en el
núcleo principal. A raíz de la informa-
ción suministrada por un agente fores-
tal de la Unidad de Medio Ambiente,
localizamos otro conjunto situado al
sur con otras 12 construcciones.
Las cabañas del grupo principal apa-
recen muy concentradas en torno a
una colada lávica muy irregular que
desciende en altura progresivamente
desde el frente norte hacia el fondo de
la hondonada. Este roquedo natural se
aprovechó para dar estabilidad y facili-
tar el levantamiento de los abrigos.
Una buena parte de las cabañas están
adosadas unas a otras dando la im-
presión, en algunos casos, de que los
muros de una construcción, que eran
muy anchos, servían como pasillo para
acceder a otras situadas a un nivel más
elevado. Asimismo, debemos reseñar
un dato muy interesante y es que al-
gunas casas aparecen semienterradas
en el suelo, quedando a un nivel algo
más bajo que el terreno circundante.
Las cabañas son muy similares a otras
construcciones antiguas descubiertas
por toda la orografía insular. No exis-
te un patrón en cuanto a la planta de
las cabañas, con un predominio de las
circulares u ovales, aunque también
existen cuadrangulares, rectangulares
e irregulares, al adaptarse a las anfrac-
tuosidades del terreno.
De igual forma, las dimensiones son
muy dispares, desde las muy pequeñas,
de apenas 2 metros de diámetro, a otras
que pueden alcanzar los 6 metros, con
sectorización del espacio útil interno.
No obstante, hemos de precisar que
predominan las de mediano-pequeño
tamaño, entre 2,5 y 4 metros.
El sistema constructivo de los muros
tampoco es uniforme. En líneas gene-
rales, podemos añadir que las paredes
son muy gruesas, llegando a alcanzar
hasta 1,20 metros de anchura en algu-
nos casos. Además, se da la circuns-
tancia de que en varias cabañas se
aprecian una especie de añadidos ex-
ternos o contrafuertes que llegan has-
ta la mitad de la altura total de los mu-
ros. Los muros suelen ser más gruesos
en la base, donde también aparecen
las piedras más voluminosas, para ir
decreciendo en espesor hacia las hi-
ladas superiores que, en algún caso,
presentan una ligera inclinación hacia
el interior. El interior de las paredes
está relleno de granzón y arena para
conseguir un aislamiento perfecto de
las inclemencias del tiempo.
La altura de las cabañas la encontra-
mos en las que presentan un mejor
estado de conservación, situándose
en torno a los 1,60-1,70 metros. La
techumbre estaría formada por un
entramado vegetal realizado con los
árboles y arbustos de la zona: vigas de
brezo y faya y ramajes de estos mismos
árboles y amamantes. Para dotarlas de
mayor impermeabilidad se colocarían
pieles, lajas o tortas de barro.
Un dato curioso e interesante es que
la mayor parte de las cabañas tiene en
la base de las paredes una especie de
hornacina natural cuya función exac-
ta desconocemos. A veces, se trata
de pequeñas covachas u oquedades
naturales. Podría tratarse de una es-
pecie de “fresqueras” para conservar
alimentos, para dar cobijo a amuletos
o idolillos, para proteger el agua y la
comida de animales domésticos o sal-
vajes, etc.
El grupo de las 12 cabañas se concen-
tra en torno a unos resaltes rocosos
de gran envergadura que les otorga
mayor estabilidad y, al mismo tiem-
po, hace que los muros de piedra seca
sean más pequeños y de un grosor
bastante menor que los descritos en Foto 5. Cabaña del poblado del Barranco de las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso)
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el conjunto principal. Un ejemplo ca-
racterístico de este modelo podemos
destacar un abrigo que ocupa toda la
cara occidental de un morrete de poco
más de un metro de altura, aunque su
espacio interior está sectorizado en 5
pequeños habitáculos.
2.3.- Estado de conservación del conjunto arqueológico-etnográfi co
Precisamente, uno de los aspectos
más interesantes de este poblado de
cabañas es su relativo buen estado de
conservación, de tal forma que pue-
de sugerir que nos encontremos ante
construcciones realizadas en la época
histórica. Evidentemente, existen al-
gunas “casas” que han sido reutiliza-
das hasta hace escasas fechas, aunque
se distinguen perfectamente dentro
del resto de las estructuras más anti-
guas, ya que su sistema constructivo
es completamente diferente, así como
el estado de conservación general que
presentan.
Foto 7. Abrigo reutilizado por excursionistas en el Barranco de Las OvejasFoto 6. Hornacina en el interior de una de las cabañas del Barranco de las Ovejas
Un abrigo claramente reutilizado se
sitúa en el extremo occidental del gru-
po principal de cabañas, señalando su
límite por ese frente. Esta construcción
está apoyada en un resalte rocoso na-
tural de unos 2,50 metros de altura
cuyos frentes norte, oeste y sur se de-
limitaron con muros de piedra seca de
1,70 metros de altura para formar una
planta rectangular de unos 2,5 por 2
metros aproximadamente. Los muros
tienen una anchura de unos 50 cm y el
aparejo utilizado es bastante pequeño,
a diferencia de las cabañas prehispá-
nicas que tienen paredes mucho más
gruesas y piedras más voluminosas.
Además, se aprecia dentro del con-
junto principal cómo se han levantado
pequeños goros de planta semicircu-
lar que fueron utilizados como refugio
eventual de excursionistas o puesto de
vigilancia de cazadores.
Los sondeos estratigráfi cos llevados a
cabo parecen confi rmar que nos en-
contramos ante un poblado que fue
ocupado por los aborígenes y siguió
reutilizándose tras la conquista de la
isla hasta, por lo menos, mediados del
siglo XX. Las razones que, a nuestro
juicio, nos hablan de que se trata de
un poblado que, al menos en parte,
fue aborigen son de diversa índole:
1.- Las fuentes etnohistóricas nos ha-
blan de que el cantón de Tihuya, al
cual pertenecía el asentamiento, era
uno de los ricos en aguas, gente y ga-
nado. Buena parte de sus territorios
fueron arruinados por la erupción del
volcán Tacande (actual montaña Que-
mada) en 1460. El poblamiento de este
bando independiente tuvo que ser en
cabañas, puesto que no existen ba-
rrancos con cuevas debido a la juven-
tud geológica de esta parte de la isla,
de tal forma que la escorrentía apenas
si ha comenzado a actuar.
2.- El sistema constructivo de los mu-
ros, especialmente su gran grosor, es
el mismo que hemos observado en
otras cabañas prehispánicas del res-
to de la isla como en el Pico de Beje-
nado y el reborde montañoso de La
Caldera de Taburiente. Por otro lado,
una reutilización histórica continuada
hubiese dejado mayores rastros de la
techumbre, basuras, etc. de las que se
aprecian actualmente.
3.- Es muy difícil encontrar restos ar-
queológicos superfi ciales en este yaci-
miento debido a que el suelo está cu-
bierto por una capa de pinillo podrido
que puede alcanzar los 30-40 cm de
espesor, tal y como han mostrado al-
gunos agujeros practicados por expo-
liadores. A pesar de todo, hemos loca-
lizado en un pequeño claro del pinar,
en el extremo norte del poblado, un
fragmento de cerámica sin decoración
que pertenecía a una microcerámica,
así como lascas de basalto gris. Por
otro lado, también ha aparecido otro
fragmento de cerámica de los prime-
ros momentos de la fase III y don Mi-
guel Ángel Martín González descubrió,
en diciembre de 2000, un pequeño
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fragmento de cerámica de la fase IV.
En el año 2002 localizamos varias co-
vachas naturales de habitación, en las
inmediaciones del poblado de caba-
ñas, que cuentan con una potencia es-
tratigráfi ca muy signifi cativa en la que
se aprecian numerosos fragmentos de
cerámica, de diferentes fases, piezas
líticas de basalto gris y basalto vítreo,
así como fragmentos óseos machaca-
dos de ovicápridos. Por último, Casia-
no Melián Cruz nos indico la presencia
de fragmentos de cerámica en una de
las cabañas, lo cual ha sido confi rma-
do por las catas estratigráfi cas.
4.- Desde nuestro punto de vista no
existe ninguna explicación lógica
(recogedores de pinillo, carboneros,
leñadores, etc) que justifi que la cons-
trucción de un número tan elevado
de casas durante la época histórica,
aunque esta zona fuera abancalada y
cultivada, puesto que allí podían vivir
sin problemas, un mínimo de 100 per-
sonas. Sabemos que, efectivamente,
alguna de las construcciones, como
la descrita al comienzo de este apar-
tado, ha sido claramente reutilizada
en la época histórica, aunque ésta y
alguna otra se diferencian claramen-
te de las que parecen más antiguas.
Investigaciones recientes sugieren la
posibilidad de que las “casas” fuesen
utilizadas por personas que se dedica-
ban a recolectar raíces de “helechera”
en la zona conocida por El Perú, ya en
la parte de Breña Alta.
La ubicación del poblado de cabañas
en el inicio de la Ruta de los Volcanes
y la proximidad de la carretera han
provocado un incremento constante
de visitantes sin vigilancia, que están
provocando el desmoronamiento de
algunos muros y la aparición de agu-
jeros de expoliadores. A ello hemos de
añadir el uso de algunas construccio-
nes para pernoctar o como “hide” de
cazadores de palomas. Por todo ello,
hemos decidido intervenir antes de
que su deterioro sea irreversible.
2.4.- Propuesta de actuaciones en el poblado de cabañas
Las actuaciones que se llevarán a cabo
dentro de esta propuesta consistirán
en la protección efectiva y puesta en
uso del conjunto arqueológico y esta-
rán centradas en dos tipos:
1.- Sin duda, la actuación más im-
portante, tanto si el poblado tiene
carácter arqueológico como si es et-
nográfi co, consistirá en la protección
mediante un vallado metálico de toda
la zona, de tal forma que se difi culte
la visita incontrolada y sin ningún tipo
de vigilancia de las construcciones.
Este cerramiento, que pretende un
mínimo impacto, estará formado por
balizas de acero cortén, unidas entre sí
con cables de acero tensados.
2.- Todos estos esfuerzos están enfoca-
dos a la puesta en uso del conjunto.
Por tanto, y para hacer su visita lo más
didáctica posible, se emprenderán
una serie de acciones tendentes al
adecentamiento y, en algunos casos,
la reconstrucción de cómo serían las
cabañas durante su explotación. Todo
ello irá acompañado de una serie de
paneles informativos que faciliten la
comprensión del tipo de asentamien-
to en que nos encontramos y el modo
de vida que tuvieron sus habitantes.
En los paneles la información irá im-
presa, mediante un sistema resistente
al sol, en tres idiomas, colocada entre
chapas de metacrilato y sobre estruc-
tura de acero.
3.- En junio de 2010 el Dr. Juan Fran-
cisco Navarro Mederos dirigió las catas
estratigráfi cas que se llevaron a cabo
en seis puntos del asentamiento per-
mitiendo constatar una serie de datos
muy interesantes. Todo parece indicar
que el sector más antiguo del poblado
se encuentra en el lado oriental con
la aparición de algún fragmento de
cerámica aborigen, aunque las raíces
de los pinos han difi cultado llegar a la
roca madre. Por otro lado, debajo de
la superfi cie actual hay una serie de
estructuras cuya planta no se corres-
ponde con la que aparece en estos
momentos, lo cual nos habla de una
reutilización durante mucho tiempo.
Foto 8. Excavación en la cabaña de mayores dimensiones del Barranco de las Ovejas
4.- Finalmente, se reconstruirán una o
varias cabañas, aunque todavía no te-
nemos claro si la actuación se llevará
a cabo en las ya existentes o bien se
levantarán unas completamente nue-
vas en las inmediaciones del poblado,
para que los visitantes del asentamien-
to tengan una idea bastante fi able de
su estructura y sistema constructivo
en el momento de su pleno apogeo.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
DIEGO CUSCOY, L.: «Actividades ar-
queológicas en Tenerife y La Palma
durante el año 1957», Revista de Histo-
ria de Canarias, XXIII, La Laguna, 1957,
pp. 160-62.
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HERNÁNDEZ PÉREZ, M.: «Contribu-
ción a la Carta Arqueológica de la isla
de La Palma (Canarias)», Anuario de
Estudios Atlánticos, XVIII, Madrid-Las
Palmas, 1972, pp. 537-641.
MARTÍN RODRÍGUEZ, E.; NAVARRO
MEDEROS, J. F. y PAIS PAIS, F. J.: «El Cor-
pus de Grabados Rupestres de La Pal-
ma como base para la interpretación
REGISTRO GEOMÉTRICO CON ESCÁNER LÁSER Y FOTOGRAMETRÍA DIGITAL TERRESTRE APLICADA AL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Fernando Álamo TorresDirector técnico de Servicios Integrales de Patrimonio Histórico, SLU
Tenerife. Islas Canarias
RESUMEN
La presente ponencia se centra en especial en la fotogrametría como base do-
cumental del Registro arqueológico, a partir de la experiencia de una serie de
excavaciones arqueológicas en la isla de Tenerife, principalmente, y trabajos de
documentación de algunas estaciones de grabados rupestres en la isla de Gran
Canaria, Lanzarote, Tenerife y La Gomera.
La fotogrametría digital terrestre inci-
de sobre el problema del carácter irre-
versible de la excavación arqueológi-
ca, como una solución que surge para
enfrentarse al estudio de todos los da-
tos contenidos en el subsuelo, al cual
sólo el arqueólogo y su equipo tiene
acceso directo; lo que siempre es un
problema para los demás especialistas
que intervienen en la investigación,
pues no pueden valorar de manera di-
recta el alcance de los descubrimien-
tos realizados.
Ese carácter irreversible y exclusivo
de la excavación, motiva la búsque-
da de fórmulas seguras y nuevos for-
matos bajo los que poder comunicar
correctamente los datos obtenidos. La
fotografía digital convencional es una
herramienta de trabajo importante
para los arqueólogos, pero presenta el
inconveniente de guardar los datos de
manera masiva; es decir, la informa-
ción no es previamente seleccionada
o clasifi cada. Se trata de una informa-
ción acrítica, que tan sólo muestra los
objetos proyectados sobre una super-
fi cie plana que no permite la restitu-
ción de su volumen.
En cambio, una imagen obtenida con
proceso fotogramétrico refl eja en
esencia una medición de cualquier es-
cenario distante o próximo y, además,
permite una colección de información
de muy alta precisión de los objetos.
Por lo tanto, la fotogrametría digital es
1 A. Mata y E. Serra, «Nuevos grabados rupestres de la isla de La Palma», Revista de Historia Canaria, XIII y XIV, La Laguna, 1940-41, pp. 352-358.
2 L. Diego Cuscoy, «Actividades arqueológicas en Tenerife y La Palma durante el año 1957», Revista de Historia de Canarias, XXIII, La Laguna, 1957, pp. 160-62.
3 M. Hernández Pérez, «Contribución a la Carta Arqueológica de la isla de La Palma (Cana-rias)», Anuario de Estudios Atlánticos, XVIII, Madrid-Las Palmas, 1972, pp. 537-641.
4 E. Martín Rodríguez; J. F. Navarro Mederos y F. J. Pais Pais: «El Corpus de Grabados Rupes-tres de La Palma como base para la interpretación y conservación de estos yacimientos», Investigaciones Arqueológicas en Canarias II, Santa Cruz de Tenerife, 1990, pp. 157-186.
5 Estos trabajos fueron realizados en virtud del convenio de colaboración entre la Conse-jería de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico del cabildo de La Palma y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP). La dirección corrió a cargo del que suscribe y en ella participaron los arqueólogos Francisco Herrera García, Laura Bencomo, Ylaisa González Navarro y Beatriz Castañeda Brito.
NOTAS
y conservación de estos yacimientos»,
Investigaciones Arqueológicas en Ca-
narias II, Santa Cruz de Tenerife, 1990,
pp. 157-186.
MATA, A. y SERRA, E.: «Nuevos graba-
dos rupestres de la isla de La Palma»,
Revista de Historia Canaria, XIII y XIV,
La Laguna, 1940-41, pp. 352-358.
PALABRAS CLAVE: Fotogrametría digital terrestre, registro arqueológico,
excavación, interpretación, restitución, sistema de información
geográfi ca, georreferencia, escáner láser, documentación geométrica,
realidad virtual, realidad aumentada.
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una técnica que ofrece la posibilidad
de un registro arqueológico exacto y
preciso, un registro permanente de las
unidades sedimentarias y una técnica
de interpretación y reinterpretación
más estable y comprensible.
Es una técnica muy efi ciente porque
proporciona información geográfi ca
de primer orden, a cualquier escala,
desde el territorio amplio de una co-
marca arqueológica (modelo digital
de elevación) hasta los rasgos de de-
talle topográfi co de un yacimiento al
aire libre (variaciones topológicas de
las unidades sedimentarias de super-
fi cie).
La novedad, que ya no es tal, pues se
puso en práctica por primera vez en
2006 en la excavación arqueológica
del conjunto Playa de la Caletilla (Gra-
nadilla de Abona, Tenerife), estriba en
insertar la fotogrametría como forma
de registro y documentación en el
proceso de excavación. Es decir, ob-
tener registros permanentes a partir
de la aplicación de principios básicos
de fotogrametría de objetos cerca-
nos, que enlazados en un Sistema de
Información Geográfi co potencia su
capacidad gráfi ca, analítica e interpre-
tativa.
Conviene reseñar que la intervención
arqueológica en el yacimiento CMA15,
cueva natural de habitación, localiza-
da en el Complejo Medioambiental de
Arico (Tenerife), que sirve de modelo
teórico-práctico a esta presentación,
no estuvo determinada por una pla-
nifi cación ordenada de objetivos cien-
tífi cos, ni responde a la búsqueda de
respuestas o aproximación al conoci-
miento de aspectos sociales y técnicos
de la población aborigen asentada en
la zona. Al contrario, se trataba de una
campaña de intervenciones simultá-
neas de carácter netamente patrimo-
nial, pues este yacimiento y otros del
entorno (CMA12 y CMA13) estaban
condenados a desaparecer debido a
las obras proyectadas en la zona.
Aquí se aplicó la técnica de la foto-
grametría terrestre de objetos cerca-
nos, con el fi rme objetivo de obtener
un producto fi nal fi able y preciso que
tuviera la confi anza de otros inves-
tigadores que en el futuro pudieran
acercarse a la investigación de estos
yacimientos.
La idea de incorporar técnicas foto-
gramétricas en el procedimiento de
excavación surge de la necesidad de
que otros investigadores, externos
o ajenos a esta empresa, en general,
pudieran trabajar sobre una base do-
cumental gráfi ca que ellos mismos pu-
diesen interpretar, sin la mediación de
los que fuimos testigos de la destruc-
ción controlada (la excavación) del
yacimiento. Así podían seguir el curso
de la excavación, de la misma forma
que nosotros pudimos comprender y
analizar las estructuras sedimentarias,
la distribución del material y su natu-
raleza.
Una excavación arqueológica realiza-
da mediante sucesivos levantamientos
fotogramétricos exige una compren-
sión y una interpretación constante
de los fotogramas. Aquí el papel de
la interpretación fotogramétrica es
fundamental para traducir los objetos
representados en sus planos y estados
exactos, y para captar sus matices y
sus particulares sutilezas. Así es como,
en función del conocimiento secuen-
cial que se adquiere durante el pro-
ceso de excavación, se puede analizar
una imagen o un conjunto de imá-
genes (mosaico), teniendo en cuenta
no solamente los matices y colores,
sino también la forma, la textura y la
estructura de los elementos que com-
ponen los objetos, así como su distri-
bución en el espacio.
En fotogrametría una superfi cie pla-
na, aún si el fotograma es oblicuo o
inclinado respecto al plano del obje-
to, es posible obtener una fotografía
rectifi cada y puesta a escala, pasando
de una imagen oblicua a una imagen
ortogonal. Esta imagen es una foto-
grafía cuya geometría corresponde a
una ortoproyección: una imagen 2D
donde los efectos de perspectiva han
sido eliminados y tiene el valor de foto
precisa y métrica (escalable).
Para rectifi car las imágenes obtenidas
en el proceso de excavación del yaci-
miento CMA15, tuvimos que proveer-
nos de medios auxiliares de precisión,
como por ejemplo el software Rollei-
Metric MSR Versión 4.1 de RolleiMe-
tric GmbH. Se trata de un sistema de
evaluación fotogramétrico en 2D de
toda clase de objetos, que combina las
posibilidades de proceso de imágenes
digitales y de representaciones reales
de todos los planos. Permite rectifi car
los datos de una imagen digital para
transformar la perspectiva de las imá-
genes de los objetos en una proyec-
ción paralela correspondiente a una
rectifi cación real (imagen de mapa).
El software MSR (V.4.1) de Rollei ofrece
varias funciones de rectifi caciones, ya
sea por líneas paralelas, por diagona-
les (DiaVier) o bien por puntos de ob-
jetos. En nuestro caso hemos utilizado
el plano por diagonales, que ofrece la
posibilidad de crear las funciones de
una rectifi cación por información de
distancia específi ca de 2D. El módulo
DiaVier comprende seis distancias de-
fi nidas como una red de malla enlaza-
da por puntos.
La técnica básica de la fotogrametría
aplicada a la arqueología se basa en
la posibilidad de extraer de un foto-
grama orientado toda la información
geométrica que podemos normal-
mente adquirir mediante un levanta-
miento estratigráfi co (dimensiones,
talla, posición, forma…) y de utilizarla
para obtener una restitución de los
objetos en el espacio, fi able, en 3D.
La restitución de un punto en un fo-
tograma consiste en la determina-
ción de su posición relativa respecto
a otros puntos de posición conocida
que aparezcan en el fotograma. Esto
se consigue cuando se determinan sus
coordenadas respecto a un sistema de
referencia elegido previamente. El ins-
trumento capaz de obtener coordena-
das de un punto mediante la intersec-
ción de rayos homólogos es conocido
como restituidor.
En el yacimiento CMA15 hemos utili-
zado la Estación fotogramétrica Lei-
ca Photogrametric Suite 9.1 (LPS). La
estación de Leica (LPS) está diseñada
esencialmente para trabajar con la
técnica de la estereoscopia, pero ofre-
ce también herramientas adaptables a
la monoscopía, como son la creación
de mosaicos de imágenes o la genera-
ción de ortofotos a partir de un mode-
lo digital de terreno.
La toma estereoscópica, además de
exigir buenas condiciones de exposi-
ción a la luz, exige ser realizada con
sus ejes de tomas paralelos, a una
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misma distancia y deben ser perpendi-
culares al objeto, con el fi n de reducir
al mínimo los posibles paralajes. En la
excavación del yacimiento era imposi-
ble obtener todas estas condiciones.
Además, esa técnica demandaba un
número de modelos fotogramétricos
demasiado grande para ser gestiona-
do en campo en el transcurso de la
excavación arqueológica.
En consecuencia, tuvimos que recurrir
a otro método, o mejor dicho, hacer
algunas adaptaciones técnicas afi nes
a nuestras necesidades. La primera
adaptación consistía en realizar la
rectifi cación geométrica de las imá-
genes con módulos sugerentes de la
aplicación de RolleiMetric MSR, como
se ha dicho anteriormente. Este soft-
ware nos ofrecía mayor fl exibilidad y
rapidez en los trabajos de campo, sin
perjudicar la precisión. Luego, proce-
samos estas imágenes rectifi cadas en
la estación Leica (LPS), con el objetivo
de prepararlas para su integración en
el sistema de información geográfi -
ca. El proceso completo consistió en
georreferenciar las imágenes rectifi -
cadas, generar complejos mosaicos
de superfi cies excavadas y elaborar los
modelos digitales de elevación para
obtener bloques de ortoimágenes.
Además de la estereoscopia, la foto-
grametría terrestre de objetos cerca-
nos (fotogrametría no topográfi ca)
cuenta con otra técnica que reside en
la fotogrametría convergente. Para
ésta la formación y ajuste de bloques,
en general, se realiza a través del uso
de los haces de rayos producidos por
los fotogramas individuales, donde
son posibles las confi guraciones con-
vergentes producidas por una posición
múltiple de la cámara. En un ajuste por
haces de una pasada o bloque de foto-
grafías, con al menos 60% de recubri-
miento longitudinal y 20% de recubri-
miento transversal, podemos calcular
directamente las relaciones entre las
coordenadas imagen y las coordena-
das objeto, sin introducir coordenadas
modelo como paso intermedio. Por
tanto, la fotografía es la unidad ele-
mental del ajuste por haces.
Las coordenadas imagen y el centro
de proyección asociado de una foto-
grafía defi nen un haz espacial de ra-
yos. Los elementos de la orientación
externa de todos los haces de un blo-
que se calculan simultáneamente para
todas las fotografías. Los datos inicia-
les son las coordenadas imagen de los
puntos de enlace (puntos que existen
en más de una fotografía) además de
las coordenadas imagen y coordena-
das objeto de los puntos de control. El
principio de este ajuste se basa en que
los haces de rayos se desplazan (tres
traslaciones -X0, Y0, Z0-) y giran (tres
giros -_, _, _-). Por tanto, los haces in-
tersecan unos con otros en los puntos
de control menores y mayores, y pa-
san a través de los puntos de control
lo más cerca posible.
En nuestro trabajo hemos empleado
esta técnica al fi nal de la campaña para
hacer un levantamiento de la cueva.
Hemos utilizado el restituidor fotogra-
métrico de RolleiMetric, CDW 750 plus
(cálculo de un máximo de 750 incóg-
nitas en el ajuste de haces). Este resti-
tuidor aplica una serie de algoritmos
para obtener las coordenadas objeto,
a partir de coordenadas imagen de los
puntos señalados en los fotogramas.
Las técnicas de cálculo consisten en
la orientación multimagen y el ajuste
de haces mediante la detección de
errores groseros y el ajuste de errores
por mínimos cuadrados, proporcio-
nando un análisis rígido y fi able de las
medidas efectuadas. La restitución de
objeto se basa sobre líneas epipolares,
como herramienta para localizar pun-
tos homólogos en las diferentes foto-
grafías y, en consecuencia, obtener
la restitución que se realiza en base
a puntos y a polilíneas que defi nan el
elemento, generando a continuación
dibujos CAD, en formato dxf o dxb.
En un sitio arqueológico la excava-
ción es continua hasta que todos los
materiales identifi cados (artefactos y
ecofactos) son extraídos de la matriz
sedimentaria, previo registro de sus
datos contextuales y posicionales. Por
consiguiente, la fase de registro debe
ser rápida y precisa, pero la rapidez
no debe condicionar la precisión en la
localización de los objetos, ya que la
interrelación espacial de los elemen-
tos es determinante para el estudio
arqueológico consecuente.
El proceso de excavación estratigráfi ca
genera una ingente cantidad de imá-
genes, que precisa ser administrada a
diario para poder capturar la informa-
ción exacta de un estado, nivel, sedi-
mento, extensión o momento de la ex-
cavación. Esas imágenes debidamente
tratadas son ordenadas bajo forma
de mosaico coherente, que permite
el análisis de las formas geométricas
primarias (contorno, relieve, textura,
etc) y la distribución de los objetos
materiales en el espacio. Por tanto,
los vectores de la información están
en la interpretación de los fotogramas
enlazados (mosaico), información que
a su vez es contrastada con la realidad
del momento y clasifi cada desde un
soporte de información digital global
como es un Sistema de Información
Geográfi ca (SIG).
El SIG, además de contener las imáge-
nes georreferenciadas, da soporte a
la información vectorial clasifi cada y
ordenada por bases de datos temáti-
cas (vectores de datos e información
alfanumérica). Todo este proceso de
acciones escalonadas es desarrollado
a diario por el equipo de trabajo, que
en perfecta coordinación no altera el
curso ordinario de la excavación.
La aplicación de SIGs en el proceso
de excavación supone un cambio en
la forma de plantear la superfi cie de
intervención, ya que el yacimiento no
es entendido como el lugar en el que
se objetiva la posición espacial de los
restos, sino que es un entorno de acti-
vidad y relaciones históricas complejas
cuyos límites y contenido tienen que
estar georreferenciados. Esto signifi ca
que el sitio arqueológico y todos los
elementos que lo forman deben estar
ubicados espacialmente en un sistema
global de referencia geográfi ca.
Esto implica que el cuadriculado tra-
dicional de superfi cie, aparte de inne-
cesario, ya no sea entendido como tal,
sino como un sistema de puntos de
apoyo fotogramétrico que comienza
con el replanteo de la superfi cie de in-
tervención. Es decir, en lugar de aquel
incómodo mallado de cordel, elástico,
tensores, plomadas, etc, se establece
una red de puntos (puntos de control)
diseñada previamente en gabinete,
con la utilización de cartografía pre-
cisa y tecnología informática. Lo pri-
mero que se establece es la extensión
georreferenciada del yacimiento, di-
rectamente en campo con sistemas de
posicionamiento global (GPS) y luego
110
se extiende una rejilla (cuadriculado)
orientada sobre un plano base. Los
puntos de intersección de líneas ver-
ticales y horizontales imaginarias son
trasladados posteriormente a la reali-
dad del sitio arqueológico, por replan-
teo topográfi co, con la ayuda de una
estación total.
De esta manera, sobre la horizontal
del yacimiento, se señalizan los pun-
tos establecidos a equidistancia de un
metro, para facilitar la labor de regis-
tro de campo de los materiales y, por
supuesto, fi jar la unidad mínima de
intervención que permita la aplicación
de los principios básicos de la fotogra-
metría de objetos cercanos en la su-
perfi cie de intervención.
El levantamiento fotogramétrico no
está concebido para medir el bien ar-
queológico exclusivamente, sino para
documentar éste de la manera más
completa y exhaustiva, que aspira a
ser un testigo de confi anza para todos,
científi camente correcto. De aquí que
el punto de partida de la excavación,
el replanteo topográfi co (el cuadri-
culado), sea quizás una de las opera-
ciones más importantes, pues aporta
los datos funcionales que sirven para
orientar los bloques fotogramétricos.
Dicho de otra manera, la realización
de los puntos de control reviste una
importancia capital en la precisión y
posicionamiento de los objetos.
A partir de aquí, con la fotografía di-
gital convertida en imágenes métricas
georreferenciadas de cada uno de los
decapados, se procede a la retirada
controlada de objetos y sedimentos
culturales que estructura un yacimien-
to. Así, en cualquier fase o momento
de la excavación, toda la información
que pudo existir en origen, puede ser
requerida y consultada inmediatamen-
te y, si es necesario, se puede generar
un nuevo tipo de información en fun-
ción de los objetivos y estrategias de
excavación del investigador.
Por último, cabe señalar que el siste-
ma empleado reduce sensiblemente
el tiempo de ejecución de la interven-
ción arqueológica, puesto que agiliza
los trabajos de campo con la incorpo-
ración de un sistema de registro de
materiales totalmente informatizado,
con lo que se pude prescindir de todo
el instrumental de registros manuales.
En este último año hemos abierto una
línea trabajado con fotogrametría di-
gital terrestre topográfi ca centrada en
la documentación de las estaciones de
grabados rupestres de Canarias. Tam-
bién hemos explorado las posibilida-
des de la imagen métrica en la puesta
en valor y difusión del patrimonio ar-
queológico. En este último campo se
percibe con mayor claridad la evolu-
ción de nuestros trabajos con la técni-
ca de la fotogrametría digital terrestre,
hasta conseguir recientemente mode-
los de Realidad Virtual y Realidad Au-
mentada a partir de copias digitales
fi ables y contrastadas.
En 2007 abordamos con fotogrametría
digital convergente, monoscópica, el
registro de la estación arqueológica
denominada Lomo Gordo (Santa Cruz
de Tenerife), aunque también lo hici-
mos de manera extraofi cial con los po-
domorfos de Tindaya (Fuerteventura).
Pero, estas experiencias no resultaron
ser muy positivas.
A principios de 2008 decidimos des-
echar la fotogrametría de bajo coste y
emprendimos un ciclo intenso de bús-
Imagen 1. Proceso de rectifi cación de imágenes. MSR 4.1 de RolleiMetric
Imagen 2. Generación de Mosaicos. LPS. Cosido de
imágenes rectifi cadas
Imagen 3. Mosaico de
ortoimágenes georreferenciadas
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113Imagen 4. Mosaico de inserto en SIG con información ordenada y clasifi cada en bases de
datos
Imagen 5. Medición de puntos de enlace para generación de ortoimágenes
Imagen 6. Proceso de cálculo de ortoimágenes
Imagen 7. Bloque. Mosaico de ortoimágenes
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queda de otros tipos que se adaptaran
más a nuestro propósito de encardi-
nar el futuro de esta empresa hacia el
registro geométrico, en general, y las
aplicaciones museográfi cas de la ima-
gen métrica. Así desembocamos en
la fotogrametría digital terrestre este-
reoscópica, topográfi ca, y sus aplica-
ciones más comunes en arquitectura
y en arqueología.
A fi nales de 2008 ya trabajábamos con
el software ImageMaster, que contro-
la la estación total de imagen IS-03 de
Topcon, que es equivalente a un siste-
ma lógico de estación fotogramétrica
que genera modelos tridimensionales
a partir de TINs (Triangulate Irregular
Network); o sea, triángulos irregulares
cuyos vértices defi nen todos los cam-
bios signifi cativos que es preciso me-
dir para lograr una correcta defi nición
topográfi ca del terreno o superfi cie de
un objeto.
La relación de trabajos con fotogra-
metría topográfi ca, entre 2008 y 2010,
no es muy extensa, aunque sí signifi -
cativa, tanto por la tipología como por
las dimensiones de los inmuebles a re-
gistrar, a saber: estación de grabados
rupestre del Barranco de Balos (Gran
Canaria, 2008); levantamiento topo-
gráfi co y fotogramétrico del Parque
Arqueológico “Los Caserones” (Gran
Canaria, 2008); estación de grabados
rupestres del Barranco del Pilar (La
Gomera, 2008); estación de grabados
rupestres de La Toscas del Guirre (La
Gomera, 2010); estación de grabados
rupestres de Fuente de Ortiz y Car-
dona (Lanzarote, 2009); estación de
grabados rupestres líbicos de Jama-
Cabuqueros (Tenerife, 2009); edifi ca-
ción histórica La Bodega de Los Tavíos
(Tenerife, 2009); edifi cación histórica
Casa Museo de Ossuna (La Laguna,
Tenerife, 2010). Algunos de estos tra-
bajos se realizan de manera conjunta
con levantamientos mediante escáner
láser topográfi co.
Signifi cativos son los proyectos de la
Casa de Ossuna y Las Toscas del Guirre,
porque en éstos la fotogrametría tiene
un peso específi co muy diferente en la
documentación geométrica fi nal. Para
la Casa de Ossuna, una edifi cación
histórica afectada por un proyecto
de rehabilitación, la fotogrametría es
complementaria de la documentación
geométrica obtenida mediante escá-
ner láser. Sin embargo, en la estación
rupestre de Las Toscas del Guirre, ésta
es la principal fuente de información
y documentación, debido al compor-
tamiento radiométrico negativo de
algunos materiales con el sensor láser
y también a consecuencia de las con-
diciones extremas del espacio (un an-
gosto abrigo natural acondicionado),
con muchos ángulos ocluidos y con
pocas posibilidades de cruzar tomas
para cubrir los espacios vacíos de los
estacionamientos.
Nuestra experiencia con estos sensores
no es ni mucho menos para aconsejar
sobre la conveniencia de aplicar una
u otra tecnología en determinado tipo
de yacimiento. Pero sí que nos ha que-
dado claro que la fotogrametría digital
terrestre todavía tiene mucho recorri-
do por delante y es actualmente una
vía de investigación a desarrollar.
Ponemos el ejemplo de Lomo Gordo
(Tenerife) porque a nuestro entender
es el más elocuente. Aquí trabajamos
con un escáner 3D de escena (ZIMA-
GER 5006 Zoller+Forehlich GMBH Z+F)
de “óptica activa”, y resulta ocioso
decir que las ventajas son muchas; no
vamos a exponerlas todas aquí, pero
es indiscutible que sobresale la rapidez
y la instantaneidad en la captura au-
tomática de una enorme cantidad de
puntos que luego, en etapa de post-
proceso (fi ltrado de datos), concluye
en el modelado de la superfi cie del
yacimiento.
Pero, con este tipo de sensor si tra-
bajas en un sistema de referencia lo-
cal, que es lo habitual, se necesitan
tres dianas comunes entre al menos
dos tomas, lo que condiciona un tipo
de estrategia de tomas indefectible-
mente consecutivas (en el espacio),
visibles entre sí con punto de origen
común para obtener una representa-
ción tridimensional completa de todo
el yacimiento. Es decir, era imposible
establecer una estrategia de captura
de tomas independientes, de espacios
concretos, ya que una captura direc-
ta de coordenadas tridimensionales
de un espacio específi co requería la
utilización de complejos algoritmos
de fi ltrados y modelados en la fase de
post-proceso.
Ni que decir tiene que la alternativa fue
la fotogrametría digital de objetos cer-
canos, entonces convergente, porque
para ésta la determinación automáti-
ca de puntos 3D georreferenciados se
obtiene primero en campo y luego se
traslada al post-proceso. Porque en
fotogrametría, cuando trabajas en un
sistema de referencia global (UTM) de
coordenadas absolutas, a través de los
puntos de apoyo fotogramétrico, la
imagen se coloca en su posición única
de referencia. La exactitud depende
de la precisión en que se identifi can
los puntos homólogos, lo cual se rela-
ciona con una buena calidad de ima-
gen. Por otro lado, en post-proceso se
podía controlar el modelo en tiempo
real, introduciendo nuevas entidades
como puntos o polilíneas, necesarias
para una correcta interpretación de la
realidad.
Después de esta experiencia pensamos
que para obtener un registro exacto y
un único modelo digital de la super-
fi cie del yacimiento, lo idóneo sería
integrar las técnicas del escáner láser
topográfi co y la fotogrametría terres-
tre topográfi ca; es decir, aprovechar
la generación del modelo 3D para en-
garzar en las etapas siguientes de refi -
namiento la potencia y precisión de la
fotogrametría digital topográfi ca.
A partir de este momento trabajamos
sobre este objetivo y surgieron otros
proyectos para continuar desarro-
llando estás técnicas. Recientemente
hemos trabajado en el yacimiento de
Las Toscas del Guirre (La Gomera) con
estas dos técnicas topográfi cas (el es-
cáner láser y la fotogrametría digital
terrestre), con el objetivo de obtener
un modelo digital tridimensional que
sea fi el a la forma y a las características
del objeto real.
Nuevamente los resultados más im-
portantes provienen de la aplicación
de la fotogrametría digital terrestre,
no solo por la claridad de las imágenes
(textura) o precisión y profundidad de
detalles de las inscripciones, sino por
la cantidad de información de diferen-
tes tipos que es posible extraer de un
par estereoscópico, con la posibilidad
de representar uno o más elementos
de interés, por separado o de forma
conjunta, ya que toda la información
métrica de cada parte de la oquedad
está en el mismo sistema de coorde-
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nadas globales (UTM), la misma del
escáner.
La faceta museográfi ca está focalizada
en dos proyectos: La Bodega y la Casa
Ossuna, que incorporan estas técnicas
en apoyo al diseño expositivo, como
medios interpretativos destinados
a contextualizar los inmuebles o los
objetos materiales dentro del mar-
co histórico-cultural en el que se han
producido, desarrollado y empleado.
En esta extensa categoría se inscribe la
documentación geométrica (modelos
digitales 3D métricos obtenidos me-
diante escáner láser o fotogrametría
digital terrestre), la realidad virtual, la
realidad aumentada, etc.
En el equipamiento cultural de la edi-
fi cación histórica La Bodega (Arona,
Tenerife) hemos ensayado con éxi-
to dos propuestas relacionadas con
la fotogrametría digital terrestre, en
este orden: Primero, la reproducción
física (mediante impresión 3D) sobre
material sólido (polimérico) a partir
de registros digitales con cualidades
métricas (documentación geométri-
ca) de manifestaciones rupestres de la
cultura aborigen; Luego, estos mismos
datos fueron adaptados a dispositivos
de Realidad Aumentada, como se ha
demostrado en la presente ponencia
y, como se ha podido comprobar, sin
que el modelo tenga pérdida sustan-
cial de sus cualidades métricas.
A diferencia del anterior, el proyecto
de la Casa de Ossuna se caracteriza
porque persigue la captura precisa y
detallada de objetos mediante escá-
ner láser terrestre, para constituirse
en información básica del proyecto de
equipamiento museográfi co. Dicho
de otra manera, se busca represen-
tar un objeto cultural construido (el
edifi cio), mediante modelos geomé-
tricos tridimensionales, que además
aportaran información matemática,
para integrarlos en un contexto de
interpretación física y territorial (SIG),
bajo un entorno potencial de simula-
ción informática (realidad virtual). Y,
ya que la documentación es íntegra-
mente digital, es posible disponer de
otro tipo de información enfocada a
la presentación y a la didáctica de los
elementos patrimoniales existentes, a
partir de los productos que se gene-
ran con software adicionales en la fase
de post-proceso (video, vuelos virtua-
les, simulaciones históricas, imágenes
renderizadas, etc), y que hemos traído
a esta ponencia para cerrar nuestra in-
tervención.
La denostada Arqueología de Gestión
o de Urgencias, como quieran llamar-
la, con la excavación de los yacimien-
tos del Complejo Mediambiental de
Arico (Tenerife), tiene por primera vez
en Canarias un aliado fi able: la imagen
métrica. La utilización de la fotogra-
metría digital terrestre, topográfi ca,
nos ha permitido poner luz a sus po-
tencialidades e inconvenientes, más
allá de sus características y sus venta-
jas en otras disciplinas afi nes.
Por nuestra parte, no sin grandes es-
fuerzos de comprensión, esta técnica
ha sido sufi cientemente diseccionada
en su aspecto teórico y la hemos lleva-
do a la praxis con el objetivo de obte-
ner una herramienta útil que generase
documentos fi ables para la arqueo-
logía de intervención, e incluso para
aquella arqueología que investiga sin
excavación.
Imagen 8. Escenario simulado de Realidad Aumentada. Sala de Recursos Interactivos.
Centro de Interpretación del Patrimonio Histórico de Arona. La Bodega (Tenerife)
Imagen 9. Prototipo de maqueta. Modelo
3D texturizado (izquierda) y documentación
geométrica correspondiente (derecha)
Imagen 10. Impresora 3D
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Todo lo aquí expuesto de manera
sucinta demuestra las posibilidades
considerables de la fotogrametría apli-
cada a la arqueología. Podemos decir
con toda seguridad que ninguna otra
sistemática de excavación conocida
en Canarias permite obtener registros
tan homogéneos, precisos y objetivos.
Ninguna otra sistemática permite re-
ducir tanto las operaciones de exca-
vación y reunir tan rápidamente la
documentación necesaria. Documen-
tación que refl eja con imparcialidad
la excavación del yacimiento y queda
como registro permanente, disponible
en cada momento para ser explotada,
analizada e interpretada por otros in-
vestigadores.
Pero la utilización de esta técnica re-
quiere de unos conocimientos consi-
derables en fotografía, fotogrametría y
topografía, que hemos ido adquirien-
do con la experiencia de los años y su
aplicación en otras campañas de ex-
cavaciones arqueológicas y proyectos
afi nes. Y por qué no decirlo, también
hemos aprendido de nuestros errores
y hemos sabido considerar nuestros
límites.
Esta técnica está todavía en desarrollo
y francamente no ha sido nada fácil
adaptarla a la arqueología de campo,
concretamente al procedimiento de
excavación, por cuanto afecta a pun-
tos esenciales del mismo, que se con-
sideran insalvables en la arqueología
tradicional.
Somos conscientes de que en adelan-
te esta técnica será accesible para to-
dos, pero somos críticos con nosotros
mismos y no dejamos de valorar que
todavía hay mucho trabajo pendiente
de ajustes. Tal vez este trabajo no sea
el mejor ejemplo, pero es el primero,
el que abre las expectativas para otros
estudios y tipos de experiencias con
nuevas tecnologías.
En otro orden de cosas, el trabajo con
fotogrametría topográfi ca aplicada a
las estaciones de grabados rupestres
ha aportado la experiencia de generar
una documentación métrica tridimen-
sional de alta precisión y unos resul-
tados tales que puede hablarse de un
modelo capaz de reproducir el objeto
original, siempre y cuando se adopte
la técnica y la estrategia adecuada.
El uso de esta tecnología nos ha per-
mitido comprobar que para este tipo
de patrimonio es posible trabajar des-
de una perspectiva completamente
diferente y explorar alternativas dis-
tintas, tal vez de menor alcance que
el escáner láser, pero efi caces y que
pueden proporcionar una base gráfi ca
válida destinada a estudios comple-
jos de todos los aspectos técnicos de
elementos singulares del patrimonio
arqueológico, como por ejemplo las
manifestaciones rupestres. Porque
la fotogrametría (la imagen métrica
como fuente visual de información
patrimonial) ofrece la posibilidad de
extraer abundante documentación
precisa de los objetos y como técni-
ca de registro tridimensional y como
copia exacta de la realidad, permite
una aproximación métrica y visual de
la realidad del inmueble cultural o del
espacio que se analiza.
INTRODUCCIÓN A LOS SIG COMO HERRAMIENTA DE GESTIÓN Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO
Marco A. Moreno Benítez / Ibán Suárez Medina / Félix Mendoza MedinaTibicena. Arqueología y Patrimonio SLP
Gran Canaria. Islas Canarias
PALABRAS CLAVE: Sistema de información geográfi ca, gestión, análisis,
patrimonio histórico, patrimonio arqueológico, cartas de riesgo.
1.- LOS SIG: MARCO TEÓRICO
Una de las tantas defi niciones de los
SIG la proporciona, en 1990, el Nacio-
nal Center for Geographic Information
and Análisis de EEUU, defi niéndolos
como un “sistema de hardware, soft-
ware y procedimientos elaborados
para facilitar la obtención, gestión,
manipulación, análisis, modelado,
representación y salida de datos espa-
cialmente referenciados, para resolver
problemas complejos de planifi cación
y gestión” (Peña, J., 2006, p. 4)
En este sentido los SIG permiten rea-
lizar las siguientes tareas (Peña, 2006;
Moreno, A., 2005; Gutiérrez, J., Gould,
M., 2000):
1. Entrada y captura de datos: entrada
manual de datos, incorporación de
otros archivos de datos digitales,
conexión a dispositivos de captura
de información (GPS, tableta digita-
lizadora…)
2. Edición, corrección, integración y
geoprocesamiento de los datos:
modifi cación de la geometría, coor-
denadas, tablas de datos temáticos,
generación de nuevas unidades es-
paciales (píxeles, polígonos…), nor-
malización de datos dispares…
3. Consulta espacial: Qué hay en un
lugar del territorio o qué rasgos
posee el mismo: ¿qué cultivos, qué
tipo de vegetación, qué pendiente,
cuántos yacimientos...?
4. Organización de datos: Dónde hay
un hecho concreto (cuevas, vetas
de obsidiana…) o si ocurre tal o
cual fenómeno (dónde hay pen-
dientes bajas con un tipo de gra-
diente determinado)
5. Análisis espacial: Qué distribución
espacial tiene tal fenómeno (tipos
de suelos, supermercados…)
6. Previsión: Qué ruta seguir para un
desplazamiento. ¿Qué itinerario es
más efi ciente?
7. Creación de modelos: Qué pasa-
ría en el territorio si ocurriera tal
condición. ¿Qué zonas serían inun-
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dadas por una crecida del barran-
co/río? ¿Se inundarían si lloviese
torrencialmente?
8. Producción de mapas, tablas y es-
tadísticas: Creación de cartografía
analítica, sintética o simples inven-
tarios. Representaciones estadísti-
cas.
Debemos destacar que en el SIG se
genera un modelo de realidad sobre
un territorio concreto. Eso signifi ca
que hay que seleccionar aquellos da-
tos que nos interesen para el posterior
análisis, lo que conlleva, a su vez, un
periodo previo de refl exión sobre las
variables a elegir, para posteriormen-
te reproducirlas en una base de datos
geográfi ca.
En este sentido, es importante la elec-
ción de la estructura de datos, ya que
condiciona claramente la forma en la
que representaremos y manipulare-
mos dichos datos. Existen dos mode-
los de representación de la realidad o
estructuras de datos, el vectorial y el
raster.
El modelo vectorial es una represen-
tación de la realidad y se genera me-
diante la selección y la ampliación de
sus partes. Para que sea geográfi co
debe poseer un sistema de referen-
ciación. Este sistema es la base de la
cartografía analógica clásica, ya que
es muy útil para representar entidades
geográfi cas diferenciadas, como cami-
nos, edifi cios/yacimientos o cualquier
tipo de límite, por lo general cualquier
superfi cie de origen antrópico; siendo
las estructuras básicas que defi nen
este modelo el de puntos, líneas o po-
lilíneas y polígonos.
Este tipo de modelo se presenta como
el óptimo para la gestión del patrimo-
nio histórico, debido al propio origen
de los datos. Así, en el planeamiento,
las áreas de protección, incluidas las
de los yacimientos, tienen una fácil
representación bajo el formato vecto-
rial. Entre las operaciones más senci-
llas y aplicadas a elementos vectoria-
les tenemos:
1. Extraer: A partir de una cobertura,
uno o varios elementos de otra.
2. Agrupar: los elementos de un mapa
que tienen un mismo valor, simpli-
fi cando el mapa original.
3. Unir: dos mapas de regiones conti-
guas y adyacentes.
4. Intersección: Intersección de dos
mapas con la creación de un terce-
ro que reúnan los valores de los dos
primeros.
El modelo raster se basa en el principio
de reducción teselar. La realidad se ve
reducida mediante simplifi cación de
una malla de celdas regulares, deno-
minadas grid, siendo cada celdilla un
píxel (Picture, PIX; ELement).
La principal limitación es la propia re-
solución del píxel, siendo el modelo
computacional poco exacto cuando
la resolución de dicha celdilla no sea
muy detallada, teniendo el hándicap
del peso de los archivos, que aumenta
con el detalle y con el incremento de
resolución.
Esta estructura es muy útil para el
tratamiento de datos gráfi cos, tales
como imagen satelital o fotografía, o
para la representación de densidades
o gradientes. Este tipo de modelo se
optimiza con la representación y aná-
lisis de superfi cies continuas donde las
transiciones no se representen de for-
ma brusca. Destacan, por ejemplo, el
estudio de tipos de vegetación, o el de
tipos de suelo.
En lo que se refi ere a los modelos
raster, en Arqueología nos permiten
abordar una multiplicidad de análisis,
destacando, entre otros:
A. Operaciones locales: En ellas se
manipula el valor de cada píxel, sin
infl uir los píxeles próximos, para
obtener un resultado (nuevo ras-
ter). Se incluyen las operaciones de
reclasifi cación/remodifi cación y el
“álgebra de mapas”.
B. Operaciones focales o de vecin-
dad: En ella se intenta obtener de
la capa resultante un valor que es
función de los valores almacenados
en dicho píxel y en los próximos en
la capa de origen. Dentro de dichas
funciones distinguimos entre las de
vecindad inmediata y extendida.
Entre las primeras destacan los cál-
culos de pendiente, orientaciones,
iluminación/sombreado. La obten-
ción de distancias, áreas próximas
(buffers), polígonos Thiessen/Vo-
ronoi, rutas óptimas, visibilidad y
densidades, que se encuentran en
la segunda.
Un modelo intermedio entre lo raster
y lo vectorial lo representan los Mode-
los Digitales del Terreno (MDT). Estos
no son otra cosa que representacio-
nes tridimensionales de la topografía
de un territorio. Un MDT es un caso
específi co (de representación de la
topografía) de un Modelo Digital de
Elevación (MDE), donde se representa
tridimensionalmente los cambios en
el espacio de cualquier variable. En su
versión raster, los MDT se basan en una
malla cuadrangular de mediciones de
la altitud, donde a cada píxel le corres-
ponde una altitud específi ca.
En su versión vectorial se utiliza el lla-
mado modelo TIN (Triangulated Irre-
gular Network), consistente en una se-
rie de caras de triángulos conectadas,
producidas por una triangulación de
Delaunay de puntos de observación
(cotas) irregularmente distribuidos,
donde los nodos de los triángulos al-
macenan los valores altitudinales.
Los MDT además de proporcionar un
modelo intuitivo y realista de una for-
ma de paisaje, permite obtener datos
analíticos relativos a la pendiente, las
condiciones de insolación e ilumina-
ción, la visibilidad, las cuencas de dre-
naje, etc.
2.- LOS SIG: APLICACIÓN EN LA ARQUEOLOGÍA
Las técnicas de análisis espacial aplica-
das deberán ser coherentes con las es-
tructuras de comportamiento propias
del momento y el contexto analizado,
por lo que se debe buscar la coheren-
cia entre los datos arqueológicos y los
análisis posteriores. En este sentido,
existen otros problemas relacionados
tanto con el funcionamiento del pro-
pio SIG como con las limitaciones del
propio sistema. Señalamos algunos
(Baena, J., 2006, pp. 18-21):
A. Resolución, calidad, coherencia y
tipos de datos cartográfi cos: Una
escasa precisión de un modelo di-
gital del terreno (MDT), incide en
cadena sobre el resto del análisis.
B. Escalas de trabajo: La decisión de
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establecer los márgenes de trabajo
deben depender de la escala de re-
presentación y de análisis.
C. Formatos raster o vectorial.
D. Software: elección de algoritmos.
E. Naturaleza de los datos arqueológi-
cos y yuxtaposición del sistema: el
problema estriba en la defi nición
del espacio arqueológico (yaci-
miento) y su traslación al modelo
SIG, sobre todo para algunos tipos
de análisis como son la captación
de recursos o la generación de es-
pacios visibles.
Una vez conocidas las limitaciones
y problemas derivados de la propia
toma de datos, vemos como también
se produce una adaptación a los pro-
cedimientos de análisis ofertadas por
los distintos SIG; de forma que hace-
mos lo que podemos y no lo que que-
remos. Esto viene dado, además, por
la falta de formación informática de
los investigadores, empleándose en-
tonces, de forma recurrente, los mis-
mos procedimientos de análisis.
Destacaremos, a continuación, los
diferentes análisis y operaciones que
pueden ser realizados a partir de la
utilización de un SIG1, en lo que al aná-
lisis territorial y la gestión del Patrimo-
nio Histórico se refi ere:
- Análisis de Captación Económica.
- Estudios de visibilidad.
- Gestión y análisis de datos de exca-
vación arqueológica.
- Gestión y análisis del Patrimonio
Histórico (Cartas de Riesgo)
2.1.- Área de Captación Económica
Dicho concepto fue defi nido por Higgs
y Vita-Finzi (1972), aplicándolo al estu-
dio sobre las comunidades paleolíticas
y epipaleolíticas de Monte Carmelo, en
Israel. Dicho estudio pretendía recons-
truir las pautas económicas de una co-
munidad en un nicho ecológico dado,
aplicando para ello los principios del
economista alemán Johan Heinrich
von Thünen (1730-1850).
Von Thünen expone en su obra Der
isolierte Staat (El estado aislado),
cómo a partir de una ciudad aislada/
mercado, en una llanura fértil, la pro-
ducción se organizaría de tal forma
que aquella generaría los diferentes
anillos concéntricos, teniendo como
vértice la población, de forma que
los benefi cios disminuirían a medida
que nos alejamos de aquel y nos acer-
camos a los cultivos colocados en los
anillos más lejanos.
Posteriores estudios, como los de
Chisholm (1968), recogen datos em-
píricos de sociedades campesinas,
confi rmando la idea de Von Thünen
con datos que iban en relación a los
radios concéntricos de 0,3 a 6 kilóme-
tros. La base de estos estudios radica
en la existencia de una relación indi-
recta entre distancia y benefi cio de sus
miembros, pudiendo establecer, por
tanto, a partir de la ley de los rendi-
mientos decrecientes, una relación
directa entre función y localización de
los asentamientos.
Así, el territorio de explotación se de-
fi ne por la relación tiempo-distancia
para la delimitación de los territorios
de explotación. Para lo pueblos agri-
cultores se propone que el área explo-
tada se encontraba a menos de una
hora de camino del hábitat. En este
sentido, se ubica sobre el lugar una
circunferencia de 5 kilómetros de ra-
dio.
Los modelos de cálculo de delimita-
ción del área de captación han sido
modifi cados con el tiempo. Se inicia-
ron con una delimitación en torno a
los asentamientos con círculos de ra-
dio fi jo, bien en términos temporales
(1 hora) o espaciales (1, 2 y 5 kilóme-
tros), basados en la recopilación de
datos etnográfi cos. Posteriormente,
se reelabora la propuesta a partir de
las isocronas, que permiten adaptar el
tiempo de camino a la topografía cir-
cundante, a través, ya del trabajo de
campo (Fernández Martínez, V., Ruiz
Zapatero, G., 1984, p. 60), ya a través
de la aplicación del principio de Nais-
misth (Davidson y Bailey, 1984, pp. 30-
31), una fórmula utilizada por los mon-
tañeros para prever la duración de sus
desplazamientos, donde un adulto en
buen estado físico recorre en un terre-
no llano unos 5 kilómetros por hora,
lo que supone 1 kilómetro cada 12 mi-
nutos, con variaciones según el grado
de desnivel.
En la actualidad, los SIG permiten in-
tegrar gran cantidad de variables, en
otros momentos impensables, a través
del trabajo analógico.
El segundo estadio de la aplicación del
ACE lo constituye la evaluación cuanti-
tativa de los recursos contenidos den-
tro del área de captación. Esto consiste
en el cálculo del potencial agrológico
del suelo y las clases litológicas, com-
plementándose, recientemente, con
los análisis de visibilidad (Parcero,C.,
1995; Mendez, F., 1998). Las principa-
les críticas vienen dadas tanto por los
aspectos epistemológicos como meto-
dológicos (Butzer, W., 2007, Hodder, I.,
Orton, C., 1990, Fernández Martínez,
V., Ruiz Zapatero, G., 1984, Nocete, F.,
1994).
En cuanto, a los postulados teóricos, se
aplican términos de mercado y socie-
dades capitalistas en contextos preca-
pitalistas, como pueden ser mercado,
rendimientos, etc. Destaca el uso del
modelo de costes mínimos (optimiza-
ción de la ubicación del asentamiento
en términos de distancia a los recursos
críticos), que presupone la extrapola-
ción a las sociedades precapitalistas y
prehistóricas de una racionalidad eco-
nómica esencialmente capitalista.
Las críticas metodológicas a la aplica-
ción del ACE derivan de la mala utiliza-
ción de los datos ambientales presen-
tes, extrapolándolos al pasado sin críti-
ca previa. De igual forma se utilizan las
clases agrológicas sin contextualizar
aquellas en el desarrollo tecnológico
de las fuerzas de producción preté-
ritas, y se establecen críticas sobre el
uso parcial de este método, de mane-
ra que se estudian los recursos de un
yacimiento en una zona determinada,
sin atender los que hay fuera de ese lu-
gar, o la comparativa con otros asen-
tamientos.
Finalmente, y partir de las críticas plan-
teadas, surge una reformulación del
ACE, desde la Arqueografía (Vicent, J.,
1991) donde lo que se pretende es una
“Arqueología de las condiciones de
producción”, que conceptúa la tierra
como el factor de producción más de-
terminante.
No obstante, dicha herramienta no se
utiliza para la reconstrucción del es-
pacio explotado, sino para contrastar
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hipótesis a partir de los recursos que
proporciona la Geografía Prospectiva,
como es la modelización matemática
del paisaje agrario a través de las rela-
ciones determinantes entre la variabi-
lidad de los factores2 y la morfología3
de los elementos, y modifi cando la
teoría económica neoclásica del “me-
nor costo” y máximación del bene-
fi cio, por la teoría de Chanyanov del
valor (Vicent, J., 1991), es decir, desde
la productividad marginal de la tierra,
a la interpretación chayanoviana del
coste marginal de las decisiones loca-
cionales.
En este sentido, los asentamientos
prehistóricos son el único elemento
fósil del paisaje agrario primitivo. Esto
obliga a generar fórmulas alternativas
de acercamiento al paisaje primitivo,
lo que explica que el análisis locacio-
nal sea el único campo que ha intere-
sado a la Arqueología.
El propósito general del análisis loca-
cional es la explicación de los patrones
de localización de las actividades agra-
rias, mediante la especifi cación de los
factores que los determinan. Así, el
análisis locacional es en realidad un
análisis de las dimensiones espaciales
de un proceso de decisión económica,
y por lo tanto de una determinada es-
tructura social.
El ACE se contempla como un dispositi-
vo que nos suministrará los elementos
necesarios para la observación de un
patrón locacional dado, pudiendo ser
comparado con el observado/espera-
do, siendo sus diferencias y similitudes
explicadas en términos del modelo
histórico del problema. De esta forma,
no podemos deducir la dedicación
económica preferencial de un sitio a
partir de la proporción absoluta de
recursos en su entorno, sino del con-
traste entre ésta y su periferia.
2.2.- Análisis de visibilidad
La preocupación por los análisis de las
cuencas visuales o de visibilidad se han
generalizado a partir del uso intenso y
sus buenos resultados obtenidos, prin-
cipalmente, por las posturas pospro-
cesuales. Dichos estudios parten de la
base de que cada sociedad articula las
pautas de territorialidad y estructuras
visuales dependiendo tanto de los pa-
trones de asentamiento como de las
propias relaciones con el medio, gene-
rando todo ello diferentes voluntades
de visibilidad (Criado, F., 1993b). De
igual forma, conforme la articulación
y organización de la sociedad en el te-
rritorio evoluciona, también evolucio-
nan la forma, disposición, tamaño y
propiedades de los hitos o las cuencas
visuales.
Los estudios de visibilidad adquieren
su importancia a partir del recono-
cimiento de tal criterio; destacando
dos vías de análisis (García Sanjuán,
L., 2006) desde los estudios a nivel in-
tergrupal, donde se necesita un con-
trol visual para fi jar la seguridad de la
comunidad y control de los recursos
circundantes o para reforzar su jerar-
quización/estratifi cación interna; o su
importancia en cuanto a las relaciones
intragrupales, donde el control visual
puede actuar como refuerzo de la
zonifi cación que estructura el asenta-
miento en base a las relaciones de po-
der y desigualdad social: la visibilidad
como prestigio. En este sentido, se
introducen factores complejos como
son la arquitectura4.
El aumento de este tipo de análisis ha
ido parejo a la aplicación de los SIG
como herramienta para la gestión de
datos. En este sentido, los SIG actuales
incorporan diferentes algoritmos que
permiten realizar tales cálculos de for-
ma sencilla. Teniendo un buen MDT5,
dado un punto concreto podemos tra-
zar líneas imaginarias desde ese punto
hasta el primer obstáculo encontrado
en la topografía circundante. Las áreas
o celdillas a las que llega son codifi ca-
das con un número 1, y las que no les
llega ninguna línea con un número 0
(Zamora, M., 2006, p. 43).
Este algoritmo binario puede funcio-
nar de dos formas: el de línea de vi-
sibilidad y los cálculos de visibilidad,
aunque ambos se basan en el mismo
principio. Derivado de este cálculo
binario se introduce el cálculo de vi-
sibilidad múltiple, donde se incluyen
cálculos binarios de varios puntos de
observación, y se contempla como
una única superfi cie el área visible por
la totalidad de los puntos de observa-
ción, sin especifi carse si una celdilla
visible lo es por uno, por varios o por
todos ellos.
Una novedad en el cálculo lo constitu-
yó la visibilidad acumulada. Se trata de
una suma numérica de varios cálculos
de visibilidad, de modo que cada cel-
dilla resultante lleva ligado un número
informativo en su tabla de datos que
corresponde al número de puntos de
observación que la divisan, es decir,
al número de veces que es vista. Este
tipo de análisis se está aplicando al es-
tudio de paisajes sagrados, con el fi n
de valorar si determinados monumen-
tos están emplazados en lugares estra-
tégicos en los que son especialmente
visibles y donde, por tanto, adquieren
una especial prominencia paisajística
y simbólica (García Sanjuán, L., 2005).
No obstante, la obtención de cober-
tura de visibilidad no es sufi ciente; si
bien debemos intentar explicar qué
signifi ca ese patrón de visibilidad, de-
bemos asegurarnos primero que este
es estadísticamente riguroso (García
Sanjuán, L., 2006).
En este sentido, la cuencas visuales
resultantes deben ser contrastadas
con el análisis de las cuencas visuales
de una serie de puntos elegidos alea-
toriamente, de forma que mediante
pruebas de signifi cación se pueda
calcular si el tamaño y el alcance de
las cuencas visuales de los primeros es
manifi estamente diferente de los que
se puede esperar de forma general de
la unidad de paisaje en cuestión, dada
su confi guración topográfi ca.
Finalmente, entre los problemas más
habituales en la aplicación de este
tipo de análisis nos encontramos ini-
cialmente con la naturaleza y detalle
de los modelos digitales del terreno, a
partir de los cuales se elaboran dichas
cuencas de visibilidad; de igual forma,
cambios de topografía (arboledas,
construcciones…) o, la propia defi ni-
ción de los límites de la visión, ya sean
por el alcance real y efectivo del ojo
humano, ya sea por las variaciones
de las condiciones de visibilidad inte-
ranual por condiciones climáticas o
diarias pueden generar modelos muy
diferentes (Zamora, M., 2006).
2.3.- Gestión y análisis de datos de excavación arqueológicas
Los estudios microespaciales se han
confi gurado como una herramienta
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básica para conocer los procesos his-
tóricos generados en los diferentes
entornos arquelógicos. No obstante,
los sistemas tradicionales (analógicos)
de documentación y análisis conllevan
un gran gasto de tiempo, y nos referi-
mos tanto a las tareas de coordenado
de material arqueológico, como su
posterior representación gráfi ca y el
análisis estadístico-espacial.
En este sentido, algunos estudios de
“estructuración del espacio” se han
generado a partir de interpretaciones
subjetivas, caracterizadas por un “im-
presionismo visual” no contrastado
(Wünsch, G., 1996, p. 103). Por ello, la
aplicación de las tecnologías a nuestro
alcance (fotografía digital, topografía,
SIG) nos permite una integración sen-
cilla y efi caz de todos los elementos/
datos disponibles, como podrían ser:
a) Los restos materiales tridimensio-
nales obtenidos durante la excava-
ción.
b) Los restos registrados únicamente
en base a la cuadrícula de excava-
ción.
c) Datos relativos a categorías analíti-
cas surgidas de los diversos análisis
técnicos de laboratorio.
Así, con la implementación de dichos
datos, obtendríamos, casi en tiempo
real, los siguientes análisis:
I. Reconocimiento de los patrones es-
paciales.
II. Asignación de “signifi cación orga-
nizativa” a los clusters delimitados
estadísticamente.
III. Búsqueda y delimitación de las
áreas de actividad.
2.4.- Gestión y análisis del Patrimonio Histórico (Cartas de Riesgo)
Entendemos como gestión del Pa-
trimonio el conjunto de actuaciones
destinadas a hacer efectivo su conoci-
miento, su conservación y su difusión,
que incluye ordenar y facilitar las in-
tervenciones que en él se realicen. Así,
el objetivo principal de la gestión es
favorecer la investigación, la conser-
vación, difusión e impacto social (Ro-
dríguez Temiño, I., 2004).
En este sentido, la obligación a través
de las diferentes leyes de Patrimonio
primero, y la llegada y extensión de los
usos informáticos, después, permitió
elaborar los primeros catálogos patri-
moniales; en este sentido, los inven-
tarios de yacimientos constituyen la
“verdadera espina dorsal” de toda po-
lítica de tutela. Ya que lo que importa
es la localización, forma, carácter, es-
tado y condiciones mediambientales
de los sitios arqueológicos.
De esta forma, la incorporación de los
SIG a la tutela del Patrimonio Arqueo-
lógico trae consigo, además de la rapi-
dez y agilidad de tratamiento de gran-
des cantidades, las siguientes ventajas
(García Sanjuán, 2005, pp. 154-156):
1. Almacenamiento y consulta.
2. Integración de fuentes de datos:
Fotografía aérea, MDT; cartografía
antigua, capas temáticas.
3. Cualifi cación de la representación
cartográfi ca: Ha permitido generar
representaciones cartográfi cas de
calidad de tres formas diferentes:
A. Incremento de la ubicación de
las entidades arqueológicas de
acuerdo con sistemas de coor-
denadas convencionales. Esto ha
permitido corregir y racionalizar
el uso de sistemas de proyección
y designación de coordenadas.
Esto se ha benefi ciado del uso del
Sistema de Posicionamiento Glo-
bal (GPS) y la calidad de la toma
de datos.
B. Mejora de la calidad de los ma-
pas arqueológicos en cuanto a
su calidad, diseño y composición
gráfi ca.
C. Generación de representaciones
cartográfi cas novedosas, como
los MDT. Los MDT son represen-
taciones tridimensionales de la
orografía de un territorio basadas
en datos topográfi cos precisos,
procesados mediante algoritmos
de interpolación. En realidad un
MDT es un caso específi co de
un Modelo Digital de Elevación
(MDE o DEM). Tales MDT permi-
ten aprehender y evaluar a través
de la morfología del terreno da-
tos analíticos como la pendiente,
visibilidad, cuencas de drenaje…
Siendo, por lo tanto, datos rele-
vantes para evaluar las condicio-
nes de gestión, conservación o
difusión del patrimonio.
4. Análisis y planifi cación: Una de las
mayores prestaciones de los SIG ha
sido su capacidad analítica, resul-
tado de la combinación de múlti-
ples variables, mediante técnicas
de álgebra de mapas y modelos
estadísticos y matemáticos. Esto ha
permitido generar, entre otros, el
modelado predictivo de la distribu-
ción espacial de yacimientos en el
análisis del riesgo patrimonial, en el
cálculo de las cuencas de visibilidad
entre yacimientos y monumentos,
para la puesta en valor de paisajes
culturales de especial interés y para
el diseño de itinerarios culturales,
para la expresión del factor tempo-
ral...
3.- LOS MODELOS PREDICTIVOS-CARTAS DE RIESGO
Los modelos predictivos así como las
Cartas de Riesgo, están dentro de lo
que se denomina operaciones loca-
les y álgebra de mapas. En lo que se
refi ere a la Carta de Riesgo (CR), este
es un documento que nos permite
anticiparnos a las posibles alteracio-
nes y afecciones sobre el Patrimonio
Histórico, permitiéndonos, entonces,
programar con anticipación las distin-
tas obras en intervenciones sobre ese
patrimonio, tanto en lo técnico como
en términos de costes. Esto no signi-
fi ca otra cosa que invertir las formas
de actuar actuales, pudiendo prefi jar
criterios y actuaciones, y no esperar a
que suceda el daño para buscar fi nan-
ciación para “restaurar” los diferentes
destrozos. Dichas CR tienen una gran
repercusión sobre todo en ambien-
tes urbanos con una dilatado devenir
histórico, aunque para Canarias cree-
mos que se podrían aplicar no sólo en
los propios cascos históricos sino en
aquellos lugares donde la evolución
paisajística y agraria haya podido ocul-
tar/salvar restos arqueológicos, como
sucede en las localidades de Gáldar,
Arucas, Telde o Agüimes para Gran
Canaria, o las zonas ocupadas por las
erupciones volcánicas de Timanfaya,
para la isla de Lanzarote.
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Más concretamente, la CR es un con-
junto de informaciones organizadas
de forma temática e interrelacionadas,
donde se determinan las posibilidades
y las relaciones causales que pueden
incidir en el estado de conservación
del Patrimonio Histórico/Arqueológi-
co. En este sentido, se defi ne riesgo
como la posibilidad de que un aconte-
cimiento no deseado provoque daños
a alguna cosa a la que se atribuye un
valor (Baldi,P., 1992, p. 12). Dicho ries-
go depende, a su vez, de la interrela-
ción de tres factores:
A. El propio valor de ese patrimonio.
B. Su comportamiento frente a los da-
ños, es decir, su vulnerabilidad.
C. Las probabilidades de ser dañado
(factores de peligrosidad).
En lo que se refi ere a los modelos
predictivos estos pueden ser conside-
rados, como una el documento fi nal
previo a las tareas de prospección, que
nos permitiría optimizar nuestros re-
cursos. Dicho modelos se basan en los
siguientes axiomas (Cacho, S., 2004a):
1. Los seres humanos eligen lugares
para su uso y aprovechamiento en
función de unas determinadas ca-
racterísticas ambientales. Son tales
variables las que hacen más proba-
ble el desarrollo de una actividad
humana en un lugar que en otro.
2. La infl uencia de los factores medio-
ambientales es inversamente pro-
porcional a la escala de análisis.
Entonces, a menor escala espacial
mayor es su incidencia.
3. La infl uencia de los factores medio-
ambientales es mayor cuanto me-
nor es el desarrollo tecnológico.
Los avances tecnológicos han per-
mitido la domesticación del medio
y la adaptación a lugares con con-
diciones medioambientales previa-
mente insospechadas.
Se realizan los diferentes análisis fun-
damentados en tres variables (Cacho,
S., 2004b; Márquez Pérez, J., Vallejo
Villalta, I., 2004; Muñoz Reyes, A. M.,
Rodrigo Cámara, J. M., Fernández Ca-
cho, S., 2004):
1. Variables ambientales de carácter
selectivo: Este análisis se realiza
mediante la aplicación de proce-
dimientos estadístico-descriptivos,
básicos para explicar la naturaleza
de las relaciones entre algunas va-
riables ambientales (hidrografía,
litología y altimetría) y la distribu-
ción de entidades arqueológicas en
el territorio.
2. Variables de perdurabilidad: Se deli-
mitan las zonas en las que se presu-
pone un menor riesgo de deterioro.
Esto se calcula a partir del mapa de
usos y coberturas vegetales del sue-
lo y los mapas de pérdida de suelo,
elaborados a partir de los paráme-
tros de erosividad (agresividad de la
lluvia), erodibilidad (resistencia del
suelo) y pendiente y grado de pro-
tección ofrecidos por la vegetación.
En lo que se refi ere al suelo urbano,
como la causalidad es diferente, se
suele tratar aparte.
3. Variables culturales y de conoci-
miento: Los factores culturales y
de conocimiento deben ser tenidos
en cuenta; se evaluarán los patro-
nes de asentamiento conocidos en
función de los periodos históricos y
la zonas geográfi cas, las caracterís-
ticas geográfi cas más idóneas para
la localización de sitios arqueológi-
cos asociados a tipologías concre-
tas, distancia entre asentamientos,
etcétera. De igual forma, el mapa
de localizaciones también está con-
dicionado por otra variable, la del
conocimiento. Esto se debe a la
preferencia por parte de algunos
arqueólogos a contextos territoria-
les o periodos históricos concretos,
o manifestaciones arqueológicas
concretas.
1 En nuestro caso trabajamos con el software ARCGis 9.2 de ESRI
2 Se entiende por factores los componentes explicativos y estructurales del paisaje agrario, destacando los factores físicos (clima, relieve, suelos, cobertura vegetal, etc)
3 Se entiende por elementos del paisaje los componentes externos de un paisaje agrario, es decir, aquellos elementos observables que permiten describirlo (ager, saltus, hábitat).
4 Un buen ejemplo lo tenemos en la denominada Arqueología de la Arquitectura, donde se trata aquella como una parte más del registro arqueológico, de forma que a partir de los análisis del objeto físico se intenta determinar las diferentes relaciones espaciales y sociales generadas, a partir de los modelos propuestos desde la “semiótica del espacio”. Entre los análisis más habituales se encuentran los citados estudios de visibilidad, los análisis de accesos (análisis gamma), análisis formales, etc. (Sánchez, J., 1988)
5 Los MDT de base TIN son preferibles a los de base raster, ya que representan de forma más precisa crestas y cimas en las elevaciones.
NOTAS
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NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA GESTIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO B
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MESA REDONDA
Participan: Fernando Álamo Torres [Servicios Integrales de Patrimonio Históri-
co], Valentín Barroso [Arqueocanaria], Marco A. Moreno Benítez e Ibán Suárez
[Tibicena], Jorge Pais Pais [Cabildo de La Palma]
Modera: Pedro González Quintero [Departamento de Prehistoria de la ULPGC]
[Docencia. Aprendizaje. Nuevas
tecnologías]
Pedro González Quintero: [...] En sólo
unas décadas se han producido gran-
des cambios en la forma de trabajar en
arqueología, en los medios técnicos
empleados e incluso en su inciden-
cia en el aprendizaje de la disciplina.
Nosotros partimos, en su momento,
de una base bastante rudimentaria,
rudimentaria en el sentido de que
nuestro aprendizaje fue lápiz y papel y
cintas métricas, la mitad de las cuales
siempre se alargaban, nunca tenían la
misma medida. Partiendo de ese prin-
cipio, hemos llegado a una etapa en la
que prácticamente todo aquello que
aprendimos en su momento, no es
que no nos sirva, pero sí que no lo
vamos a utilizar porque prácticamen-
te lo dejamos de utilizar. Nosotros,
aquellos que tenemos ya unos años,
nos vemos en cierta forma ante un
problema, en el sentido de tener que
cambiar el chip y reestructurarnos,
adaptarnos a las nuevas concepcio-
nes que se están planteando. Eso
genera bastantes problemas porque,
desde donde nosotros estamos –por
poner el caso mío en concreto–, y
sucede igual en el caso de la Uni-
versidad de La Laguna, casi todo el
profesorado que allí está son profe-
sores con cierto número de años y
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con una formación algo no anticuada,
pero sí estabilizada a esos momentos.
Y la adaptación que vamos teniendo
es una adaptación progresiva.
Algunos de nosotros podemos ir algo
más rápido y otros pueden ir ago más
lentos. Quizás eso se pueda ir solven-
tando con el tiempo, pero yo creo que
el gran problema que tenemos es, des-
de nuestro punto de vista, que la re-
glamentación, en este caso académi-
ca, nos vaya permitiendo ir adaptando
todas estas novedades e ir metiéndo-
las dentro del sistema educativo. Eso
es un inconveniente complejo de re-
solver, porque implica por un lado una
adaptación del profesional que existe
dentro de la universidad, para poder
formar a todos estos futuros profesio-
nales, y en segundo lugar, un aumen-
to de presupuesto para adaptar las
necesidades físicas, desde espacios de
aulas hasta ordenadores y el software
a estas nuevas adaptaciones.
Personalmente, nosotros en Las Pal-
mas hemos establecido una investiga-
ción histórica, en la cual intentamos
por lo menos introducir a los alumnos
en las innovaciones tecnológicas. Te-
nemos una asignatura en la que les ha-
blamos de todo esto: desde lo que es
un SIG, lo que es el Photoshop, que es
una cosa que todos sabemos lo que es
pero no lo aplicamos concretamente
a las técnicas… Es evidente que, al ser
una sola asignatura, de 6 créditos, eso
nos da para hablar aproximadamente
unas 10 o 15 horas de cada una de esas
materias. Es decir que, prácticamente,
lo único que hacen es decir: esto se
puede hacer, esto se puede hacer, esto
se puede hacer... Y después los alum-
nos tendrán que formarse en aquellas
herramientas que les interesen. Pero
por lo menos tienen una visión y una
posible salida. Es cierto que las titula-
ciones, no sólo aquí sino a nivel del
Estado, les van a impedir profundizar
en estas materias, porque en nuestro
caso, en el caso de Arqueología o de
Prehistoria, tenemos que chocar con
la formación que corresponde tener a
un historiador de historia antigua, de
medieval, de paleografía, de archivís-
tica, de documentación, de contem-
poránea, etc, y que también tienen el
mismo derecho que todos los demás.
Y claro, la carrera tiene unos límites de
horas, unos límites de créditos y nos
podemos ampliarlos, o sea que tene-
mos que chocar.
¿Cómo se va a solucionar esto? Con
masters específi cos, que es lo que se va
a empezar a plantear a partir del curso
que viene. Yo he ido apuntando hoy,
porque realmente quizás también me
interese un poco este tema, dado que
esa asignatura la doy yo en la Facultad
y me interesa ir aprendiendo determi-
nadas cosas, ver cómo funcionan, qué
es lo que se puede hacer y me interesa
acercarme a ello.
[Uso de nuevas tecnologías]
Voy a tocar algunos otros puntos que
creo que son fundamentales, porque
como buen historiador lo que sí inte-
resa siempre es una buena documen-
tación. Creo que utilicemos SIG, utili-
cemos bases de datos anticuadas, o
utilicemos un sistema escrito normal,
de fi chas tradicionales, lo que sí inte-
resa es que eso que estamos haciendo
esté bien documentado. Si eso está
bien hecho en todas las condiciones,
con todos los datos, con todas las va-
riables posibles, con todos los elemen-
tos, eso siempre tiene solución. El gran
problema es cuando no lo hacemos
bien; ahí sí tenemos graves proble-
mas. Entonces, partiendo de ese prin-
cipio, entiendo que las herramientas
que hemos visto hoy son herramien-
tas de uso, pero la documentación es
básica. El hecho de que utilicemos un
escáner láser, fotogrametría con una
foto, con una cámara normal, utilice-
mos el SIG, cualquier herramienta, eso
no va a implicar olvidarnos de otras
cosas. ¿Por qué? Si nosotros estamos
en un yacimiento y sólo utilizamos el
procesamiento digital, o hacemos co-
pias inmediatas de lo que estamos ha-
ciendo, podemos tener un problema
si no hacemos una copia inmediata. Si
llevamos un problema con el portátil
o con el ordenador, podemos perder
esa información defi nitivamente. Esto
puede resultar un problema incluso
peor que el documentar medio mal;
por eso es que las cosas hay que ba-
rajarlas desde diferentes puntos de
vista.
Muy bien la utilización, muy bien la
aplicación de nuevas tecnologías,
pero también hay que tener mucho
cuidado con ellas. Todos hemos esta-
do trabajando en el ordenador y de
repente se ha ido la luz y perdemos
lo que no hemos grabado. Hombre,
cada vez menos, eso sí es cierto, pero
todos lo hemos hecho y eso puede su-
ceder en una excavación. Y más cuan-
do estamos trabajando en el campo y
no tenemos acceso a una fuente de
corriente continua.
Pero bueno, hay otra serie de ele-
mentos que yo sí quería plantear. En
primer lugar, quería comentar el he-
cho de que en una situación en la que
estamos de crisis, en la que todos los
presupuestos se reducen, ¿cómo po-
demos alcanzar y llegar a todos estos
desarrollos tecnológicos? Ahora em-
pezamos a plantear que necesitamos,
antes en un nivel, después pasamos a
una estación o un teodolito, después
pasamos a una estación, ahora ya
necesitamos un escáner láser; empe-
zamos a ir ampliando, y entiendo que
todo va en nuestro benefi cio y que
vamos mejorando, pero todo esto su-
pone un incremento económico que
no se corresponde con los que experi-
mentan, por ejemplo, la investigación
y supongo que tampoco los proyectos
relacionados con las administraciones,
o en lo que respecta a las diferentes
empresas. Entonces, todo eso hay que
suplirlo de alguna forma. Desde la
propia administración y desde los di-
ferentes organismos se va a tener que
ir ampliando la posibilidad. Y si yo soy
una empresa y concurso para la reali-
zación de una carta arqueológica, por
ejemplo, necesitaré el software para
trabajar con un SIG, necesitaré un or-
denador que maneje ese software, es
decir, cada vez voy a necesitar más.
Me pongo en un sentido muy básico;
yo entiendo que una empresa que
oferte algo tiene que tener los recur-
sos, pero cada vez esos recursos van a
ir en aumento. Entonces necesitamos
que el presupuesto que se haga para
un proyecto vaya en aumento. Todo
eso va un poco relacionado y la duda y
la pregunta es, partiendo de que todo
esto va muy bien, ¿quiénes vamos a
poder acceder a ese tipo de recursos?
Porque no todos los investigadores
pueden, no todas las empresas pue-
den, y no todas las empresas pueden.
Pongo el ejemplo del escáner láser.
No todas las empresas pueden com-
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prarse un escáner láser ni todos los
centros pueden comprarlos. Y ya no
sólo eso, sino que no todos tienen ca-
pacidad para manejarlo, ese es otro de
los grandes problemas. Yo veo que es
fundamental, pero también todo tie-
ne que ir paso a paso. Muy despacio
o, por lo menos mucho más despacio
de lo que realmente va. Por lo me-
nos para que yo pueda ir adaptando
mi cerebro, creo que ustedes estarán
más o menos igual que yo. Con esto
he abierto el debate y la polémica, y
creo que sí es cierto que todas estas
nuevas investigaciones tecnológicas
que vamos introduciendo en el patri-
monio histórico son fundamentales,
pero deben de ir acompañadas de un
análisis histórico. No sólo vale con fo-
tografi ar y sacar el dato, sino que ese
dato después hay que contextualizar-
lo, analizarlo, describirlo, interpretar-
lo. Es decir, que tenemos que ir mucho
más allá. Sobre todo cuando estamos
trabajando con patrimonio histórico,
que tiene un valor social, que somos
nosotros quienes lo tenemos que in-
terpretar.
Y después hay otra cuestión también, y
expongo con ello otra duda importan-
te. Estamos ya trabajando fundamen-
talmente con máquinas, y es cierto
que las máquinas “son tontas”: hacen
lo que nosotros le decimos. Después
funcionarán solas, pero ellas hacen lo
que nosotras le decimos. Entonces no-
sotros también, en esa información y
esa serie de datos, podemos tergiver-
sar la información y con eso hay que
tener mucho cuidado. Porque si yo le
digo a la máquina que las paredes son
rojas, la máquina va a entender que
las paredes son rojas. Ahora, si yo le
digo que son moradas, son moradas;
no le puedo preguntar después qué
paredes son rojas. No serán moradas.
Por tanto, hay que tener mucho cui-
dado también con la información que
se mete, cómo se introduce y para
qué la queremos, porque puedo des-
viar también todas las variables y toda
la información a aquellos desarrollos
teóricos e interpretaciones que quiero
que me saque la máquina. Si nosotros
le decimos la variable “color” y sólo le
damos 4 colores, después no le pode-
mos preguntar por un quinto, porque
no existe. Entonces hay cuestiones
que tenemos que tener muy claras.
Son cortapisas o problemas que tene-
mos que solventar. ¿Y por qué planteo
esto? Porque puedo pensar una cosa,
Fernando [Álamo] piensa otra, Jorge
[Pais] piensa otra y Marcos [Moreno]
piensa otra. Y para él hay 5 colores bá-
sicos y para mi hay 6, para Jorge hay
7 y para Marcos hay 8. Al fi nal no ten-
dremos nunca las mismas salidas, ni
las mismas hipótesis, ¿por qué? Pues
porque el ordenador reconoce colores
distintos. No son los mismos colores.
Eso son cuestiones problemáticas que
antes lo solventábamos porque hablá-
bamos mucho y escribíamos mucho, y
ahora lo solventa un ordenador y no
sabemos cómo, sino que da las con-
clusiones. Entonces, esas son las con-
clusiones, desde mi punto de vista,
que son muy buenas pero que sobran
en determinados momentos.
Fernando Álamo: Son demasiados
temas a tratar. Planteas la cuestión
desde un punto de vista que para no-
sotros, como empresa, no lo hemos
tenido en cuenta jamás. Nosotros nos
lo hemos planteado desde ese punto
de vista. Somos una empresa, noso-
tros no somos ninguna ONG. Lo digo
en el sentido de excedernos sobre
nuestro propio trabajo. Lo que hemos
traído aquí, con esfuerzo, invirtiendo
tiempo, dinero, invirtiendo en cono-
cimientos, no es un proceso miméti-
co, de que alguien lo hizo y nosotros
lo copiamos, lo colocamos y no entro
en consideraciones metodológicas de
ningún tipo. Al menos esta empresa
no lo ha hecho así, supongo que Mar-
cos [Moreno] tampoco lo habrá hecho
así y otras tantas. Es decir, esa visión
es un poco extraña. Vamos a ver, el
ArcView es como la panacea. Es la pa-
nacea si quieres que sea la panacea.
Tú puedes tener el ArcView, que es un
sistema de información geográfi ca en
tanto que es un gestor. Desde el punto
de vista de la investigación tienes una
herramienta potentísima, pero noso-
tros somos una empresa, nosotros no
investigamos, hacemos trabajos, pura
y exclusivamente. Y lo dije cuando co-
menté que hacíamos una excavación,
no para nosotros investigar, sino para
que el investigador tuviera el mejor
documento y él pudiera investigar. Eso
responde en parte a tu pregunta.
Tú hablas de la inseguridad y la inesta-
bilidad de los sistemas informáticos. A
los sistemas informáticos –y llevamos
unos cuantos años conviviendo con
ellos–, ese error que a veces queremos
achacarle, pues sí que ocurre, pero
habría que ver ya en qué porcentajes
ocurre. Por otro lado, cuando estamos
utilizando herramientas de este tipo,
no planteamos ningún proyecto don-
de no llegue un generador. Si estamos
manejando equipamientos de alta
tecnología, no podemos andar preci-
samente con cosas baratas. Sabemos
que un escáner puede fallar, son siste-
mas digitales que pueden fallar, pero
es la empresa, la calidad de la empresa
o la seguridad de la empresa, la que
tiene que disponer, que ese es el tra-
to, que llegue al punto fi nal que es el
cliente y ese cliente tiene que exigirle
a la empresa. La universidad puede
ser un proveedor nuestro en cuanto
que a lo que necesitamos es gente
que tenga conocimientos. Nosotros
ya nos encargaremos de formarnos
e incluso de mejorar estas técnicas.
Hemos llegado a probar y a probar, a
insistir y volver a insistir una y otra vez,
“hoy toca grabados, mañana toca ex-
cavación, hoy toca edifi cios, mañana
toca interior de edifi cios”. Eso es así.
Y de repente dices: “la convergente
no va”. Es lo que acabo de decir hace
un rato, el escáner no vale para la ar-
queología y expliqué por qué. Eso no
me lo dijo a mí el que me vendió el
escáner, simplemente lo sé porque lo
hemos probado de manera insistente
y también hemos probado el sentido
que tiene introducir toda esta nueva
tecnología con respecto a lo que es
la teoría arqueológica. Porque noso-
tros no estamos inventando absoluta-
mente nada cuando introducimos la
tecnología; he dicho y hemos vuelto a
insistir que nosotros seguimos el prin-
cipio de Harris. Estamos hablando de
métodos, pero no voy a teorizar sobre
esto, porque tú estás en la universidad
y es ahí don de hay que teorizar sobre
el método. Tú me tienes que explicar
a mi. Yo soy la práctica. Esas son las
empresas, las empresas tienen que ser
praxis, no tienen que cuestionar el mé-
todo. Los productos tienen la práctica.
Yo diré al fi nal: “tu método, tu sistema
está fallando en alguna parte”, o todo
lo contrario, “señores, sigan por ahí,
porque esto es válido”.
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[Empresas. Adaptación a las nuevas
tecnologías]
Quiero dejar claro que ha sido mucho
el tiempo invertido en el proceso para
poder llegar a este punto. Cuando ha-
blamos de georeferenciar, cuando ha-
blamos de utilizar fotometría aérea, es
muy complicado; ha sido un proceso
de un año y eso no se puede borrar de
un plumazo. En primer lugar y durante
un año tienes tiempo de decir –si eres
digno y te has formado correctamen-
te– si los planteamientos metodológi-
cos de la arqueología son incompati-
bles con ese tipo de tecnología. Hace
3 años éramos solo dos empresas las
que estábamos utilizando esa historia:
unos canadienses y nosotros. Y yo me
sentí francamente apabullado por de-
cir: “somos los únicos de este lado del
Atlántico que estamos haciendo esto:
vale, pues fantástico”. Pero realmente
al fi nal, y después de toda esta histo-
ria, ¿ha habido ahí alguien que nos
haya dicho a nosotros: “estáis equivo-
cados”? Nadie nos ha dicho absoluta-
mente nada, ni la universidad. Por lo
tanto, creo que estamos haciendo las
cosas de manera correcta.
Esta sistemática se la hemos gastado a
todo el mundo, nosotros no la escon-
demos, al contrario. Queremos que la
gente opine sobre ella, se la hemos
gastado a Ernesto, a Juan Francisco
[Navarro Mederos], hemos hablado
con Pepe [José de León] insistente-
mente sobre eso, pero porque noso-
tros necesitamos también nutrirnos
de esa parte teórica, que es nuestro
défi cit. Pero es en la parte práctica
en lo que quiero insistir. Esta empresa
tiene un criterio y tiene que ser ren-
table. No es una ONG. No queremos
ir trabajando para tener pérdidas. Las
empresas están para ganar dinero, no
para otra cosa. Y aunque suene mal,
es lo que hay. Luego vendrá todo lo
demás. Todo está en que tengas una
buena o mala empresa. La nuestra va
arrastrándose constantemente, pero
somos felices en el sentido de que es-
tamos aplicando algo en lo que real-
mente hemos estado trabajando du-
rante años. Y nos complace muchísi-
mo llegar al punto de decir: “señores,
esto es lo que tenemos”. Como hemos
hecho hoy con la realidad aumenta-
da, que es parte de un trabajo con-
junto con dos empresas más. Hay un
objetivo clarísimo que es compartir
lo métrico, con toda su densidad, en
algo que precisamente es así. Lo que
ustedes han visto es lo que hay.
[Docencia. Aprendizaje. Nuevas
tecnologías]
Valentín Barroso: Aclarando y un poco
respondiendo a algunas de las cosas
que han dicho Pedro [González] y Fer-
nando [Álamo], y que pueden asustar
un poco: cuando tú dices, Pedro, que
para enseñar todo esto en una univer-
sidad no hay tiempo sufi ciente y que
resulta un problema, yo realmente no
creo que se tenga que enseñar a es-
tos niveles que han estado explicando
tanto Fernando [Álamo] como Marcos
[Moreno], porque son procedimientos
complejos en los que hay que estar al
día, ya que la informática evoluciona
y hay que ser un profesional especia-
lizado en eso. La mayoría de los que
estamos aquí somos licenciados en
Geografía e Historia. En la Facultad de
Geografía e Historia se estudia geo-
grafía e historia; es decir, yo creo que
en la facultad la gente debe saber que
estas cosas existen, que se puede usar
un escáner, que existe la fotograme-
tría, que se puedan hacer estas cosas.
[Empresas]
Pero creo que tiene que quedarse ahí,
porque después, y en esto estoy con
Fernando, lo que no podemos hacer es
que todos los arqueólogos –ni siquiera
todas las empresas–, todos tengamos
escáner, porque cuesta un dineral; yo
nunca me voy a comprar un aparato.
Siempre recuerdo, hace 20 y tantos
años, cuando trabajaba en Guayade-
que, que hacía las topografías de la
escuela, con el teodolito, las cuevas y
demás, y hacía las cosas hasta que, ya
después, con la empresa, intenté se-
guir haciendo las cosas y me di cuen-
ta de que yo no era un profesional de
la topografía, que para eso hay gente
que se dedica a hacerlo. Además, la
ventaja de esa gente, como se dedi-
can a eso, es que siempre van a tener
el último aparato. Si yo me compro
un aparato de topografía, como decía
Marcos [Moreno], pues lo vas a tener
que aguantar 10 o 15 años, porque lo
tienes que amortizar, mientras que es
más lógico si tú contratas los servicios
de un topógrafo o una persona que
tenga un aparato mejor.
Entonces, estamos viendo que estos
son ya trabajos muy especializados.
Es decir, yo en la vida me voy a poner
a hacer realidad aumentada, porque
hay gente que es informática o espe-
cialista y lo saben. Sí tengo que saber
que existe, porque luego puedo usarlo
y contratarlo. Es decir, Fernando [Ála-
mo] lleva años trabajando en esto, y
esto no se aprende de un día para otro.
Entonces, el que alguien se ponga en
esto supone orientarse hacia una es-
pecialidad muy concreta. Por lo tanto,
creo que la línea está en saber que exis-
te una empresa que nos puede hacer
trabajo de láser o escáner, como por
ejemplo Fernando, que está haciendo
cosas en el Cenobio o en otro lado. Es
decir, recurrir a esa gente, porque si
nosotros, como historiadores, nos me-
temos en el mundo de la informática
–que es una cosa que absorbe, que te
metes, que te metes y que tienes que
estar al día–, si no tienes personal con-
tratado igual no te sale rentable. Pero
en la universidad la gente tiene que
saber que hay este tipo de cosas y que
se pueden usar. Así que creo que, por
lógica, se están gestando empresas
que se especializan más en una cosa
que en otra, y simplemente hay que
contratar más a esas personas.
[Administración.
Desarrollo tecnológico]
José de León: Bueno, dos cosas. Yo
creo que por un lado, y podría servir
como una continuación de estas jor-
nadas, existe la necesidad de que se
haga una reunión técnica entre los
profesionales y sobre todo entre las
administraciones. Hace casi 20 años
que se transfi rieron las competencias
a los cabildos y recuerdo las primeras
reuniones, cuando hacíamos esfuer-
zos los cabildos por reunirnos, para
poder unifi car criterios. Yo le iba a pe-
dir la carta de los Reyes Magos a Arán-
zazu [Gutiérrez Ávila]. Lo digo desde
el punto de vista de la administración.
Las empresas privadas son las que han
ido avanzando en el desarrollo tecno-
lógico; no lo hemos hecho la admi-
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nistración ni la universidad por varias
razones: porque hay que trabajar rá-
pido, hay que trabajar de manera efi -
ciente, y eso ha marcado pauta. Pero
cuando la administración encarga una
excavación arqueológica y tenemos
que exponer un pliego de condiciones
técnicas, ahí nos la jugamos. Hay muy
poco dinero, no le vamos a decir a una
empresa: “ahora me traes el levanta-
miento en escáner”, porque no tienen
los medios. Pero sí tenemos que em-
pezar a ir imponiendo ciertos criterios
mínimos en lo tecnológico.
Y no digo, igual que comentó Valen-
tín [Barroso], que todas las empresas
deban tener un escáner, sino que se
puede ofrecer un servicio externo, que
es lo que hay que hacer. Pero hay que
hacerlo, porque cuando tú haces una
delimitación de un BIC y cuesta dos
millones de pesetas el metro cuadra-
do, te la juegas. Hoy en día, las car-
tas arqueológicas (en Fuerteventura
se está haciendo bien, pero hay islas
que ni las tienen y en otras están fa-
tal) son el instrumento de gestión y
ahí hay que imponer unos mínimos
de criterios, lo mismo que para hacer
un levantamiento. Así que, dentro de
este debate, hay cosas que tendrán
que seguir haciendo empresas espe-
cializadas, porque vamos a romper
con el perfi l de los arqueólogos de la
época nuestra, Pedro [González], que
éramos de todo: éramos médicos, bió-
logos, entendíamos de teodolitos…
Hay empresas especializadas, pero sí
es verdad que hace falta establecer
unos criterios con unos mínimos para
el funcionamiento del día a día.
Y luego, lo último que voy a plantear,
es que dónde queda la evidencia con
esto. El extremo de esta tendencia,
¿dónde dejamos la evidencia? Sobre
todo porque yo luego, como técnico,
tengo que decidir si eso se carga o no,
o si se tapa; es decir, cuando ya tienes
perfectamente documentado el tema,
incluso cuando puedes reproducirlo,
y está en un casco histórico con una
licencia de obra encima, tienes que
pelearte para que queden cuatro pie-
dras, y eso es duro. Pero esa es la labor
de todos: tener la conciencia y el con-
senso de que esas piedras siguen sien-
do importantes. Y es duro trabajar con
Fernando [Álamo] y para él fue duro
trabajar conmigo, porque cuando hay
un toril, que él lo medía, para mí era el
toril de un baifo. Entonces fueron ho-
ras y horas, como decía Pedro, donde
hay que complementarse. Él sabe de
dimensiones, pero el toril y los baifos
los conozco yo, porque hablo con el
pastor. Pero trabajar juntos es duro.
[Inspecciones técnicas.
Coordinación]
Aránzazu Gutiérrez: Si me permiten
un inciso, le quiero contestar a José
[de León]. Porque parece ser que la
carta a los Reyes Magos a que aludía
la hace en cada encuentro y en cada
punto en que nos reunimos, y no estoy
dispuesta. Desde el año 85, con la Ley
de Patrimonio estatal, se crean las ins-
pecciones territoriales. Posteriormente
se crean las inspecciones insulares. Del
año 85 al 2011 ha transcurrido mucho
tiempo, y creo que ustedes no pueden
estar de golpe pidiendo todo. Han te-
nido tiempo. Parte de la culpa no la
tienen las administraciones, sino que
la tienen también los inspectores por
no demandar, y de no sentarse a nego-
ciar. Y digo esto porque, precisamente
para este Encuentro, se convocó a to-
dos los inspectores de patrimonio de
Canarias, atendiendo a una solicitud
de ustedes, pero hoy no están aquí
los siete inspectores insulares de patri-
monio. Aquí está fallando algo: se de-
manda, pero luego no se reúnen. Y el
segundo bloque, que es el que vamos
a tratar, es el de la inspección y es mo-
tivo para que lleguen a un acuerdo y
a una refl exión sobre los modelos que
están ustedes adoptando y tratando
dentro de la administración. Discul-
pen porque sé que no era el tema de
esta mesa, pero sí quería dejarlo claro,
para que refl exionen los que tienen
que refl exionar después.
[Unidad de criterios en la documen-
tación y protocolos]
Pedro González Quintero: Volviendo
a lo dicho por Fernando [Álamo] y
un poco por lo que ha expuesto Pepe
[José de León], quería abrir el debate.
No es posible que la administración A y
la administración B tengan en una ex-
cavación dos informaciones distintas,
dos datos distintos: 40 datos en una y
33 en otra. Los datos tienen que ser lo
mismo y, si yo excavo una cerámica,
es una cerámica. El dato que se extrae
de ahí tiene que ser su contexto, etc.
Tiene que haber unos datos mínimos,
me da igual que sea con láser, escáner,
con una retroexcavadora o lo que sea.
El proceso es que la información, los
datos, tienen que ser los imprescindi-
bles para que eso no se pierda nunca.
Sea con papel, sea digital, sea como
sea, y es ahí donde hay que ir, y me
da igual un proceso que otro. ¿Que va-
mos mejorando? Evidentemente.
Yo me acuerdo cuando hacíamos las
cosas con papel de calco y máquinas
de escribir. Vamos mejorando rápido,
pero no hay que olvidarse de que eso
siguen siendo evidencias, hay datos,
hay información, y que no podemos
olvidarnos de que no es posible que
en Gran Canaria esa información diga
A y en Fuerteventura diga B. Porque
al fi n y al cabo es una cerámica. ¿Que
después tenga responsabilidades dis-
tintas? Es posible. ¿Que representa
sociedades distintas? También, pero
el dato es el mismo. Luego está la in-
terpretación, que esa es otra historia
y no vamos a entrar en ella. Yo pue-
do interpretar y hablar de romanos y
de griegos y lo que queramos, pero
el dato es el dato y es a lo que yo me
refi ero. Ese dato se extrae en una exca-
vación, la extraigamos en el siglo IX, la
extraigamos en el siglo XXI. Entonces,
la información que yo tengo del siglo
XXI es distinta a la del siglo IX, eviden-
temente. Pero también estamos en el
siglo XXI y la información que yo ex-
traigo en La Gomera, es distinta de la
que extraigo en Gran Canaria y eso no
es viable.
Marco A. Moreno: En cuanto a lo
que comentaba Pepe [José de León]
de que si tenemos un modelo 3D qué
pasa con el yacimiento, está claro que
es un riesgo porque muchas veces se
insinúa y se dice: “pues si ya lo tienes
documentado, qué importa que nos
lo carguemos?” Yo creo que el sistema
de documentación, independiente-
mente de que sea el de una fotografía
analógica, se basa en obtener infor-
mación histórica de ese bien. Ese bien
se tendrá que conservar, y muchas
veces estas técnicas, ya sea fotogra-
metría o escáner, sirven como puntos
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de control hacia el futuro. Yo sé que el
yacimiento está, y ésta es la foto fi ja
del yacimiento a fecha de hoy, lo cual
va a servir para evaluar cómo avanza,
cómo se conserva en un futuro.
Un ejemplo: las fi chas de los catálo-
gos arquitectónicos, que suelen tener
2 o 3 fotos, dudo que con esas fotos
puedas evaluar si el bien sufre daños o
no. Puedes tener fotos de tabiquería,
techos y demás, y no la fachada; o lo
que pudiste coger desde arriba, y con
eso no puedes evaluar el estado de
conservación del patrimonio. Yo creo
que sí es verdad que hay que generar
protocolos de trabajos comunes, des-
de una fecha de excavación a cómo
entregar la documentación. Es algo
demasiado amplio para hablarlo aquí,
pero un ejemplo: la foto en jpg, que es
lo típico que te hace cualquier móvil,
esa foto que parece que ya es digital
maravilloso, fantástico y estupendo,
ese archivo cada vez que se abre y se
cierra se degrada, va perdiendo. Las
fotos habría que entregarlas en otro
formato, en tiff o en raw. Pero un for-
mato que te lanza las cámaras ocupa
mucho espacio, y entonces te ves en
la tesitura de que tienes el ordenador
lleno, porque tengo 100 fotos y ya no
lo muevo, o puedo meter 500 fotos y
trabajo bien. Pero claro, en un futuro
esas fotos desaparecen. Es decir, ¿a
dónde vamos?
El tema es que la Dirección General, o
en el caso de las memorias de los cabil-
dos cuando te piden los trabajos, no te
dejan libertad. Como decía Fernando
Álamo, muchas veces tenemos com-
plejo de ONG y hacemos más de lo que
nos piden, pero porque lo hemos que-
rido así. Es decir, nosotros empezamos
con los SIG porque nos dio la gana,
nadie nos obligó. De hecho nadie nos
obliga a entregar la documentación
en formato shp, lo hacemos porque
nos da la gana, porque nos interesa.
Gestionamos de buena forma la docu-
mentación. Otras veces tardamos más,
pero creo que compensa una cosa por
otra. Yo creo simplemente que hay
que estandarizar los protocolos, ya
sea el de la Dirección General o el de
los cabildos, pero lo que no podemos
es estar casi como hace 20 o 30 años
(menos los de la diapositiva, que ya no
están en los pliegos de condiciones, lo
demás sigue estando)
[Carestía y búsqueda de recursos]
Jorge Pais: Aquí me voy a poner yo
por parte de la Administración. Todos
sabemos en la época en la que esta-
mos ahora mismo –me refi ero a nivel
económico– y todo apunta a que ire-
mos todavía a peor. Es decir, que cada
vez va a haber menos dinero para este
tipo de cosas. Todos esos estudios, tan-
to Arqueocanarias, Fernando [Álamo],
Marco [Moreno], son estudios caros y
tenemos que buscar formas para com-
paginar y poder llevarlos a cabo. Yo
solamente voy a sugerir algo, por mi
experiencia en el Cabildo de La Palma.
Yo llevo trabajando diez años y en diez
años prácticamente todos o muchos
de los proyectos que hemos hecho en
arqueología y etnografía (no hablo de
proyectos grandes), proyectos de re-
habilitación, restauración, puesta en
uso, los hemos hecho en base a co-
laboraciones con otras instituciones,
que no tienen que ser públicas.
No sé si ADER, los fondos Leader Plus,
están en las islas mayores, pero en las
islas menores sí están y ahora mismo
tienen una línea para el tema de pa-
trimonio que te fi nancian este tipo de
cosas, de imagen, 3D, etc. Tampoco
tengo claro si lo puede pedir como
empresa, o si tiene que estar avalado
por una institución, pero yo creo que
en este caso, a nosotros nos interesa
como instituciones hacer cosas como
las que he visto aquí, muy interesan-
tes, que espero poder aplicarlo en un
futuro en La Palma. Vamos, que hay
vías ahí, lo que pasa es que hay que
moverse y es un lío, porque en los
fondos europeos te van a comprobar
si efectivamente has hecho lo que pe-
diste, no lo que tú luego, en medio del
proyecto, pensaste que era mejor. No:
tienes que hacer eso y gastarte el di-
nero.
[Nuevas tecnologías: fi abilidad]
Luego hay otra cosa. Un poco como
decía Pedro [González], soy de la vie-
ja escuela y he tenido la sensación
de que la arqueología, tal y como la
conocemos, va a desaparecer y no sé
hasta qué punto me gusta eso. No-
sotros, por ejemplo, en La Palma es
cierto que hace años que no hacemos
lo de los calcos de los grabados (bue-
no, en realidad sí hacemos calcos de
grabados), lo hacemos todo con fotos
digitales, pero por lo menos Fran y yo,
los paneles que nos gustan, los más
complicado, al fi nal terminamos ha-
ciendo el “plastiquito”, aunque este-
mos un día, pero lo hacemos también.
Porque yo veo un peligro muy grande,
y en esto estoy de acuerdo con Pedro
[González], que tú hagas una excava-
ción sólo con un medio y te pueda fa-
llar ¿y luego qué hacemos si se pierde
esa información?
Pedro González Quintero: Yo creo,
coincidiendo con Jorge [Pais], que es-
tamos en una línea en que avanzamos
–demasiado rápido desde mi punto de
vista– y que vamos bien. Lo único que
planteo son dudas, problemas que
van a seguir existiendo. Quizás nues-
tra formación sea distinta en muchos
aspectos, pero desde mi punto de
vista, entiendo la arqueología como
una cuestión que me aporta informa-
ción para yo interpretarla. A mí me da
miedo que esa información que me
llega, me llegue ya desvirtuada. No-
sotros hemos criticado siempre que
la información que nos llegaba de la
época franquista venía mediatizada,
y eso me da miedo: que ahora llegue
mediatizada por el ordenador. Si antes
venía mediatizada políticamente, que
ahora llegue mediatizada por otra lí-
nea. Pongo un ejemplo. Yo utilizo un
software determinado y le digo una
variable y le digo “analízame, de aquí
a aquí, si puedo hacer un camino”.
En función del tamaño del píxel y de
otras muchas variables, saldrá el ca-
mino por un lado o saldrá por otro. Si
el píxel es muy pequeño o el píxel es
muy grande, la línea que trace el or-
denador será diferente. Entonces, ahí
podemos tener un problema.
Fernando Álamo: Esto se pone intere-
sante porque cuando las viejas guar-
dias se ponen nerviosas, eso signifi ca
que vamos entrando fuerte. Intere-
sante, porque esta discusión es la que
tenía conmigo mismo hace un año.
Me lo confi rmas por así decirlo. Creo
que todos estamos dándole vueltas
a la misma cosa y no entramos en el
meollo de la cuestión. Es decir, hasta
ahora nadie ha discutido un papel mi-
limetrado hecho a mano alzada, que
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yo sepa. Pero se cuestiona la informa-
ción que yo le doy, ¿por qué?. Tu pa-
pel milimetrado, el papel milimetrado
que todos utilizamos, no deja de ser
una mera abstracción de la superfi cie
que tú tienes. Lo que yo te doy es un
registro permanente, donde tú abstrae
lo que te dé la gana. Mi información
es masiva, mi información fotogra-
métrica es masiva y tú interpretas de
ahí lo que quieras obtener, pero si yo
te doy un papel milimetrado, tú estás
abstrayendo la información. Yo estoy
intentando registrar que son dos labo-
res distintas.
Tú registras y encima interpretas,
mientras que yo no interpreto. Yo re-
gistro para que tú interpretes. Esa es
mi función, la función de las empresas.
Aquí se está discutiendo que nosotros
hagamos un análisis ¿Qué empresa
hace un análisis espacial? Nosotros
no hacemos análisis espaciales, no me
consta. Lo siento, pero a mí cuando
me dan una autorización me dicen
que haga una excavación, pero no
me piden un análisis espacial, porque
eso lo hace el investigador. Y si quiere
utilizar el ArcView, pues problema de
él; que si quiere utilizar el Surfer, pues
que utilice el Surfer. Yo no te obligo a
que los utilices, te doy los datos geore-
ferenciados y colocados en su punto,
que es como yo los vi originalmente.
El problema que tiene una excava-
ción es que se destruye y solamente
hay un momento para el registro. Por
eso, esta empresa lo que intenta hacer
lo mejor que puede, es que ese mo-
mento quede bien registrado, no hay
más. No hay ninguna historia detrás.
Lo que se intenta es que el papel, eso
que parece darnos tanta seguridad,
sea sustituido por algo diferente. Vi-
vimos en el era digital, ¿alguien tiene
alguna duda de eso? Entonces, ¿por
qué dudamos? ¿quién va a perder los
datos? ¿por qué estamos preocupados
por un formato? El problema no es el
formato, el problema es la imagen, el
problema es la información, el proble-
ma es la documentación que aparece
ahí. Y es en lo que estoy insistiendo,
le estamos dando a la administración
un registro permanente, constante. Es
decir, le estoy dando un sistema. Si son
listos, les estoy dando un sistema de
control del deterioro, porque a través
de sucesivos registros –eso que estaba
diciendo Marco [Moreno]–, lo que va a
constatar es qué se está deteriorando;
dime cómo lo haces con un papel. Es
decir, hay cosas positivas y cosas ne-
gativas, pero es la parte que tenemos
que hablar. Estamos hablando del Ar-
cView en la arqueología, “¡Dios mío,
qué horror!”.
[Arqueología y arquitectura]
En la arqueología y en la arquitectura
se está utilizando desde los años 90 e
incluso antes. El hermano pequeño de
Larkin fue el ArcView y se está utilizan-
do en arqueología y en la arquitectu-
ra. En Italia se está usando desde hace
un montón de años. Los análisis de
grietas se hacían con el ArcView, que
es bidimensional. O sea, ¿de qué no
estamos asustando? ¿En qué mundo
vivimos? Que ahora entra el mundo
digital y nos asustamos… Yo creo que
eso hay que entenderlo y cuando es-
tamos hablando de arqueología o de
la arquitectura, y quieras hacer inci-
dencia sobre esto; ayer se estaba cues-
tionando aquí el término arqueología
industrial, pero ¿alguna vez alguien
se ha acordado de la arqueología en
la arquitectura? Parece que esa la te-
nemos olvidada, la arqueología es la
gran olvidada. ¿Y la arqueología en la
arquitectura? ¿Cuál es el papel nuestro
dentro de las restauraciones arquitec-
tónicas? ¿Por qué nos colocamos ya
por fuera en la cola, en vez de buscar
ese sitio?
[Empresa y Universidad]
Por la parte que a esta empresa le co-
rresponde siempre ha intentado que
lo que hemos aprendido llegue a la
universidad. Otra cosa es la receptivi-
dad de la universidad. Y quiero hacer
hincapié en esto. Ese proyecto que es-
tábamos iniciando, que hablábamos
en la casa de Ossuna de La Laguna,
ese proyecto se planteó con el De-
partamento de Arqueología para que
formara parte de lo que nosotros que-
ríamos hacer, de la arqueología en la
arquitectura: Y si muy honestamente
nos tenían que decir: “Fernando no te-
nemos capacidad”, le decíamos: “bien,
fantástico, aprendemos todos juntos”.
Eso me parece una postura honesta.
La postura absurda sería lo contrario:
hacerte el loco y seguir con lo que te-
nemos. Vamos a por esos puestos de
arqueología de la arquitectura, del
arqueólogo profesional ¿Qué tipo de
profesional vamos a buscar? Yo tengo
un problema enorme, esta empresa
tiene un problema enorme porque lo
que necesito son profesionales de la
era digital, actual. Yo no necesito uno
de papel milimetrado.
Pedro González Quintero: Pero eso es
un problema que tienes tú, nosotros
hemos intentado solucionarlo, no de
cara a amigos ni de cara a la univer-
sidad, sino de cara a los alumnos y a
las empresas. De hecho aquí hay dos
empresas y las dos han tenido alum-
nos en prácticas. Estamos hablando de
que nosotros tenemos convenios con
las diferentes empresas en Las Palmas
y los alumnos, en el último año de
carrera, van a la empresas, los eligen
ellos. O sea que tenemos una serie de
convenios, y los alumnos van unas 200
horas, así que tienen por lo menos un
acercamiento al trabajo profesional y
tienen capacidad de elegir. Ellos tienen
capacidad de elegir, se les da una op-
ción, pueden ir a diferentes empresas:
está también la de Julio [Cuenca], que
está incluida en el convenio; las que
están aquí, Arqueocanarias y Tibicena,
El Museo Canario, está la Dirección In-
sular y creo que algo más, o sea que
nosotros les damos esa opción.
En el caso tuyo; pues tú vives en otra
provincia, ¿no? ¿Cuál es el problema
de tenerlo en la provincia de acá? Que
salen muy pocos alumnos de la Facul-
tad. Ahí tienes el ejemplo de los que
están aquí: Valentín [Barroso] y Marcos
[Moreno] o Ibán [Suárez]; salen muy
poquitos alumnos dirigidos o relacio-
nados con el mundo de la arqueolo-
gía. Hay 3, 4 al año, no creo que salgan
más. Y claro, tienen un problema, que
nosotros hemos intentado solucionar
en ese aspecto. También es cierto que
la nueva implantación de los grados en
las universidades va a obligar a estas
prácticas. Y ahí ya tienes tú una rela-
ción en la Universidad de La Laguna, a
una asignatura de 6 créditos, que son
150 horas prácticas en empresas. Esos
alumnos ya lo tienen obligado por ley
en La Laguna.
Fernando Álamo: ¿Pero están prepa-
rados para la empresa o no están pre-
parados para la empresa?
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Pedro González Quintero: No pue-
den estar preparados para la empresa
porque en la universidad no te puedes
permitir prepararlos para la empresa.
O sea, al alumno tú tienes que darle
una serie de datos, y te lo digo sincera-
mente, ahora con el Plan Bolonia nos
lo han reducido más todavía. Antes
teníamos 5 años. Salvo Arquitectura
y Medicina, que siguen teniéndolos,
el resto han pasado todos a 4 años. Si
nos han quitado horas, y además de
eso nos han puesto otras asignaturas
que antes no teníamos, que son las
que llaman ellos básicas, y tenemos
que dar ahora otra serie de cosas y te-
nemos que poner una serie de horas,
con lo cual, lo que teníamos antes lo
hemos quitado. Ahora, ¿cómo lo su-
plen? Con los master, que van a hacer-
los ahora todos obligatoriamente. Ahí
sí van a ir más o menos preparados,
aunque preparados del todo no irán
nunca, pero bueno.
[Cambios en la metodología]
Jorge Pais: Bueno, yo tengo claro, y
sigo siendo de la vieja guardia, tengo
claro que más tarde o más temprano
vamos a tener que entrar por eso,
pero seguro. Yo, particularmente, ten-
go el ordenador poco más que como
una máquina de escribir. Pero a raíz de
una diapositiva que tú [Fernando Ála-
mo] pusiste ahí de la excavación, me
surge una cuestión. Pregunto: ¿Puede
llegar un momento en el que en la
excavación con 3 personas tengan su-
fi ciente? Como el director de la exca-
vación sabe que va a tener –como tú
decías– absolutamente toda la infor-
mación que tú le puedas dar, aunque
él sea el que vaya a interpretar esa in-
formación, podría darse el caso de que
el director no aparezca por la excava-
ción. Ya sé que es su responsabilidad,
pero a la hora de interpretar esos da-
tos que tú le das, yo creo que es funda-
mental que ese inspector haya visto el
yacimiento, porque tú le puedes decir
que te aparece una mancha de ceniza,
pero no es lo mismo que lo hayas visto
en vivo y sepas en relación a qué está.
Así que pregunto –y me asusta en ese
sentido– si no llegará el momento en
que las excavaciones se conviertan en
algo mecánico, de sacar, poner…
Fernando Álamo: Ten en cuenta que
en este caso la empresa trabaja para
el otro, que es el peor de los casos que
puedas presentar. Imagínate tú, con
esta tecnología, el director de una uni-
versidad o de un proyecto excavando
directamente. Sería fantástico, ¿por
qué? Porque el control es superior
todavía. Aquí nosotros estamos con
la cautela de unos mínimos para tra-
bajar en esas condiciones, porque tie-
nes un presupuesto, evidentemente,
y lo haces todo lo mejor que puedes,
pero una universidad no tiene el con-
dicionante del tiempo. Funciona por
campañas, y las campañas todos sabe-
mos que pueden durar años y años y
años. Por lo tanto, tienes las mejores
condiciones para poder registrar. Por
eso, en este caso, el director es el que
realmente está interpretando directa-
mente en el yacimiento. Si ambas fun-
ciones están al mismo tiempo, sería ri-
zar el rizo, sería perfecto, porque estás
utilizando un sistema de información
estable, preciso, exquisito y al mismo
tiempo la interpretación se está pro-
duciendo en el mismo orden en que
aparece.
Ten en cuenta, y es lo que decía antes,
que el temor del arqueólogo es preci-
samente la brevedad en que aparece
el dato. Hablamos de textura, de co-
lor, de posición, pero en realidad no
es otra cosa que simplemente la for-
ma como vamos a documentar; ese
es nuestro problema. Siempre ha sido
el mismo, ¿cómo documentamos la
excavación? Y hemos evolucionado
poquito a poco en cómo documenta-
mos la excavación, en qué formato lo
comunicamos a los demás, no es otra
cosa. Es decir, ¿cuál es el formato en
que al fi nal lo comunicamos al públi-
co? Al fi nal acabamos una sección y lo
publicamos con todos los resultados,
tan maravillosos, pero en realidad grá-
fi camente no tenemos absolutamente
nada. ¿Cuál es la posibilidad del dato
digital? Vamos desde una excavación
en directo, vía web, hasta a movernos
en 3 dimensiones. Es decir, yo creo que
hay que intentar pensar en la seguri-
dad que tienen los sistemas digitales.
Jorge Pais: En La Palma hay un tele-
scopio que se llama Liverpool, que es
manejado íntegramente desde Lon-
dres. No tienen que venir a La Palma
para nada, desde allí lo dirigen, lo
abren, lo cierran cuando quieren…
[Trabajo interdisciplinar]
José de León: Está interesante y po-
dríamos seguir. Felicito este tipo de
encuentros, porque lo primero que
tenemos que hacer es romper un
poco el aislamiento de cada uno, y
no atrincherarnos. Lo que no conoz-
co, me abro a conocerlo, a desarrollar
trabajos interdisciplinarios y a contar
con los demás. Yo creo que hemos
funcionado de manera aislada: la uni-
versidad para allí, las empresas para
allá y la administración para acá. La
preocupación de los que estamos aquí
es producir conocimiento, gestionar
el conocimiento y difundirlo. Pero
¿cómo se produce el conocimiento?
Hemos criticado las intervenciones
de urgencia, pero es que ahora gran
parte del conocimiento está viniendo
por la vía de las empresas. Por tanto,
la administración tienen que poner
controles a la hora de producir ese co-
nocimiento por parte de las empresas.
Yo creo que ahí tiene que haber una
intervención. No es por criticar a la Di-
rección General ni a las universidades,
porque al primero que critico es a mí
mismo y al Cabildo de Gran Canaria.
Lo que es verdad es que hay una Uni-
versidad que en realidad no está tra-
bajando en proyectos estratégicos en
Gran Canaria, sino en cosas puntuales.
Sin embargo, son las empresas las que
están produciendo conocimientos. Por
lo tanto, hay que poner en contacto a
la universidad y exigirle a la empresa y
a la administración, que es la que pue-
de sentarnos a todos juntos. Porque,
claro, mi vocación no es estar con la
alta tecnología, es más, yo no tengo
empresa y sin embargo me dedico a
investigar. Que voy a Lanzarote inves-
tigar, yo que soy de la vieja guardia.
Pues llamo a Fernando [Álamo], aun-
que nos peleemos, para que el regis-
tro lo tome él, y formamos equipos in-
terdisciplinarios para ese trabajo y no
pasa nada, sino que es mejor.
[Cambios en la metodología]
Valentín Barroso: Yo creo que ni Pe-
dro [González] tiene miedo, ni Jorge
[Pais] tiene miedo. Seguiremos exca-
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vando más o menos siempre igual, la
excavación va a ser la misma y la in-
terpretación del yacimiento la vamos
a hacer excavando en el yacimiento.
Eso está bien, tener todos esos datos, y
todo se va asentando y se va adecuan-
do, porque ahora es el boom de esto y
está bien, pero todos hemos excavado
y tomado en un metro cuadrado una
cuadrícula, con el nivel, ¿quién ha ido
cuando ha estado interpretando el ya-
cimiento a ver las zetas, si era menos
98 o menos 98 y medio? Nadie, por-
que son datos para los que se hacía el
dibujo arbitral... Porque la interpreta-
ción del yacimiento la vamos a hacer
nosotros, que somos historiadores; ni
el ordenador ni nada. Es decir, que
esos datos están ahí y estarán bien y
se ajustarán. Ahora mismo puede ocu-
rrir que haya un exceso de datos, que
está bien recogeros, pero es un mon-
tón de datos y dan trabajo al meter-
los. Pero después, probablemente, al
tiempo, dentro de 2, 3, 4, o 5 años, nos
daremos cuenta –porque pasa con el
escáner láser también– que esta millo-
nada de puntos que se está cogiendo
después hay que discernirlos: que hay
quien en 1 cm2, en vez de tomar 500
puntos toma 100, porque es tanta la
abundancia de datos que llegará un
momento en que las cosas se volverán
a asentar.
Es como antes en los museos cuando
los chiquillos veían un ordenador: todo
el mundo iba al ordenador porque na-
die tenía ordenador en su casa y todo
el mundo a tocar la pantalla táctil y tal.
¿Qué niño va hoy a un museo a po-
nerse delante de un ordenador a ha-
cer nada? Nadie, porque es algo que
ya tuvo su boom y ahora está todo
el mundo en su casa, tranquilamen-
te sentados delante del ordenador, y
pueden ver recreaciones en 3D, etc.
Como decía antes Marco [Moreno], ya
no es el 3D, ahora es el 4D, y las cosas
se van a ir asentando. E insisto, igual
que antes, en que nosotros somos his-
toriadores y que cuando te vas a una
excavación ya sabes lo que es el yaci-
miento. Y lo que vas a escribir, lo vas a
interpretar. Es decir, muy poco te va a
variar; bueno hay un estudio de ma-
teriales, análisis y demás, que te com-
plementan esa información, pero no
porque recojas 10 mil millones de da-
tos, que está bien tenerlos, pero debe-
mos ser conscientes también de esas
realidades. Todo se asentará, como se
asienta todo en este mundo.
[Responsabilidad de las empresas]
Pilar Gómez: A mí me parece que toda
la exposición que se está haciendo por
parte de los que estáis interviniendo,
también debería estudiarse desde la
perspectiva de que las empresas –lo
que estaba diciendo Fernando [Ála-
mo]– trabajan intereses particulares.
Intereses privados de su cliente sobre
una materia que es de dominio públi-
co. Es decir, interés general. Entonces
confl uyen dos intereses. Hace unos
días se publicó una directriz de Bruse-
las en la que se anima y se recomienda
a que las empresas privadas inviertan
en lo público. Es decir, estamos giran-
do 180 grados el concepto que tene-
mos de administración pública. Y esto
va a llegar, además, porque la crisis
parece que va a ser larga y tendrá que
haber una confl uencia de capitales. Y
entonces las empresas privadas –y yo
estoy de acuerdo–, cogen los datos y
son los investigadores los que deben
estudiarlos. Pero también desde la
perspectiva de que trabajan sobre un
bien de dominio público, un interés
general, también tienen que contri-
buir a crear conocimiento. Es una obli-
gación de ellas.
Fernando Álamo: Bueno a eso quería
contestar una cosa, es cierto que el
futuro irá por ahí, es decir, las empre-
sas privadas acabarán invirtiendo en
lo público, pero intentar dejar caer el
peso de determinadas funciones de la
administración en lo privado, eso tam-
poco es así. Es decir, la idea es que las
empresas privadas tengan algún incen-
tivo fi scal sobre lo que está invirtiendo
en I+D+i. Eso está en España, no es
algo nuevo. Cuando hablamos de que
nosotros invertimos capital en nuevas
tecnologías, por otro lado, estamos
buscando también incentivos fi scales,
pero porque nos interesa a nosotros.
No sé si Marco [Moreno] está en eso,
pero nosotros estamos intentando
buscar la califi cación de empresa de
I+D+i, y nos cuesta, nos cuesta muchí-
simo. No te dan la califi cación de I+D+i
porque te hagas un trabajito maravi-
lloso del levantamiento de un edifi cio
con un escáner láser, te aseguro que
no, porque hay un fi ltro, y ese fi ltro es
un fi ltro de calidad. Yo es que no me
veo invirtiendo dinero en la Casa Os-
suna de La Laguna, por ejemplo, por-
que entonces mi chip se vuelve loco.
Por otro lado, sí puedo entender que
invierta en uso de nuevas tecnologías
o en la mejora de mi personal; eso sí
me parece interesante.
En cuanto a que efectivamente es-
tamos con un bien de dominio pú-
blico, te aseguro que cuando llega a
nuestras manos es porque viene de lo
público. Nosotros no entramos en la
Casa Ossuna porque nos dio la gana
de ir a la Casa de Ossuna, sino porque
una administración te llama para que
tú le hagas ese trabajo. O un privado
–puede ocurrir– pero si eso ocurre es
que tiene un Bien de Interés Cultural, u
ocurre todo lo contrario, con lo cual la
empresa no tutela nada. Ejecuta, que
es diferente. Que podamos interpre-
tar? Él me estaba diciendo que efecti-
vamente interpretamos, y en teoría sí
que interpretamos, pero no es nuestra
misión. Yo no quiero focalizarlo todo
en la arqueología; yo a donde quiero
llegar es a que estamos utilizando tec-
nología para el patrimonio en general,
y el patrimonio arqueológico está tan-
to en el horizontal como el vertical. Y
quiero insistir en el vertical, porque es
el más olvidado.
Hablamos de etnografía, patrimonio
etnográfi co edifi cado que se está ca-
yendo a pedazos y nadie pone coto
a esta historia. Estoy hablando de las
edifi caciones históricas en general,
porque ya entramos en la fase del
“fachadismo”; aquí nadie dice nada
tampoco, no se documenta el interior,
¿para qué? A eso es a lo que me re-
fi ero con el uso de las nuevas tecnolo-
gías. Nosotros no nos dedicamos pura
y exclusivamente a la arqueología, nos
dedicamos al registro geométrico, esta
empresa se dedica al registro geomé-
trico. Por ejemplo, nuestro anagra-
ma, son los 3 símbolos básicos de la
geometría: el triángulo, el círculo y el
cuadrado. No es arqueología, podría-
mos poner una pintadera o lo que no
se nos ocurriera, pero esa es nuestra
idea: patrimonio en general, y dentro
del arqueológico el edifi cado, porque
creo que en teoría tenemos que decir
mucho. Los arquitectos tienen una
parte muy importante, pero nosotros
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la tenemos en el sistema de registro
de lo que está ocurriendo, por ejem-
plo, en un proceso de rehabilitación.
Aquí nadie cuestiona qué es lo que se
está registrando cuando se derriba,
como en el caso de la Casa de Ossuna,
una pared del siglo XVIII o IX. En ese
caso de Ossuna se tiene la oportuni-
dad de que ya está registrado, pero en
otros sitios no tienes esa oportunidad
y se pierde todo el interior, y cuando
perdamos todo el interior, tú dices:
“Ahora hemos perdido todo el interior,
fíjate tú”. Pues eso es lo que hemos
hecho otras veces, hemos perdido casi
de todo. Es una posición extrema. En la
parte fi nal de mi exposición decía, pre-
cisamente, que esta tecnología lo que
nos permite no es salvar todo, porque
es imposible, pero sí que podamos sal-
var algo que al menos sea esencial o
representativo. Y eso no lo deciden las
empresas, lo decide la administración,
y lo hace creando protocolos de ac-
tuación. Es decir, diciéndonos a noso-
tros qué es lo que tenemos que hacer
y cómo tenemos que hacerlo, porque
es la administración la que tiene que
garantizar el dato, no nosotros. Para
los procedimientos se pueden generar
protocolos y de esta forma no esta él
funcionando de una manera y yo de
otra manera. Además, de esta forma
nosotros podemos entrar en Gran Ca-
naria y él puede entrar en Tenerife,
con los mismos protocolos, y tener ga-
rantías de que la administración está
funcionando y registrando en orden,
no este por un lado y aquel por el otro.
¿Qué está ocurriendo en este momen-
to? Cada uno está como quiere, y cada
uno registra como quiere. ¿Alguien ha
examinado mis excavaciones? Pues,
francamente, nadie.
Valentín Barroso: Un poco respon-
diéndole a Pilar [Gómez] sobre la im-
plicación que las empresas deben te-
ner al invertir en patrimonio, yo creo
que una empresa se crea para ganar
dinero, pero en el caso nuestro no he-
mos creado una empresa para ganar
dinero. Somos arqueólogos que, dado
como funciona la administración, nos
hemos visto obligados a crear una es-
tructura que en este caso es una socie-
dad limitada, para poder ejercer como
arqueólogos. Somos arqueólogos, his-
toriadores, nos gusta lo que hacemos
y, como decía Marco [Moreno] antes,
siempre damos más de lo que se nos
exige, porque nos gusta el trabajo que
estamos haciendo. Entonces, siempre
estás haciendo algo más. Nosotros no
somos un contratista, una empresa de
construcción que se dedica a poner
bloques y paredes. Nuestra implica-
ción es porque nos gusta, somos res-
ponsables y creemos que el trabajo se
tiene que hacer bien. En ese sentido
creo que ya estamos más que amor-
tizados en nuestra deuda con la admi-
nistración.
[Unidad de criterios]
Pedro González Quintero: Hay dos
cuestiones que yo sí quería plantear.
Una de ellas es muy importante: el
uso de las nuevas tecnologías sí nos
va a permitir hacer una reconstruc-
ción de lo que hasta ahora nunca ha-
bíamos podido hacer, y es el destrozo
que hacemos cuando excavamos un
yacimiento. Eso es muy importante.
Hasta ahora, muchos habrán estu-
diado algo de historia o arqueología,
o habrán leído algo, y lo primero que
se dice cuando se hace una excava-
ción arqueológica es que destrozas. Es
como las páginas de un libro, que si
las arrancas has dejado huella de eso,
¿no? Pues eso cierto. Una vez que ex-
cavamos, destrozamos el yacimiento.
Hasta ahora hemos tenido muy pocas
posibilidades de volverlo a remontar,
de volver a reconstruirlo, pero con las
nuevas tecnologías lo vamos a tener.
Eso sí es cierto.
Vamos a poder montar un yacimien-
to. Pongamos un caso, el de la Cueva
Pintada, por ejemplo. Ya no se puede
porque está excavado con otro pro-
cedimiento, pero si pudiéramos ex-
cavarlo ahora, se excavaría completo
y podríamos reproducirlo completo,
desde el primero pelo, hasta el último
diente en la otra esquina, eso es cierto.
Nunca hemos puesto en duda eso. Lo
que pasa es que hay una serie de pro-
cedimientos, una serie de medidas, y
creo que debemos de funcionar con
una serie de líneas mínimas en todos
lados. Lo hablemos desde la univer-
sidad, lo hablemos desde la adminis-
tración, lo hables desde las empresas
privadas. Tenemos que tener una serie
de criterios mínimos de trabajo. ¿Por
qué? Porque a partir de ahí, todos
tenemos que interpretar y todos te-
nemos que sacar nuestras informacio-
nes. Unos interpretaremos más, otros
se quedarán sólo en esa extracción
de datos y, como antes decía, si es un
dato, ese dato siempre lleva informa-
ción, y cuando tú lo plasmas en algo
siempre tiene algo tuyo, siempre va a
tener algo tuyo. Entonces, siempre vas
a estar interpretando.
José de León: Bueno, me refi ero –so-
lamente por dejarlo aquí– que hay
más cosas desde el punto de vista de
las nuevas tecnologías en las que tene-
mos que ponernos las pilas también.
Pero vamos a ver una cosa muy sen-
cilla, por lo que decía Pilar. Un poco
ha sido la política nuestra en Gran Ca-
naria. Las excavaciones de urgencia
y las actuaciones, que las hagan las
empresas privadas: primera decisión
que hemos tomado. Nosotros, como
administración, no estamos para ha-
cer excavaciones de urgencia, porque
ni tenemos equipo de arqueólogos ni
creemos que sea la función nuestra.
Esto quiere decir que hay otra respon-
sabilidad fuera. Entonces, por muy
colegas que seamos y estemos aquí
juntos, en estas jornadas, la adminis-
tración es la administración, y cuando
nos llegan las memorias de los colegas
o lo que sea, los que tenemos que de-
cidir desde el punto de vista patrimo-
nial somos nosotros, y esas cosas de-
ben quedar claras, porque igual que
sabemos qué es la presión dentro de la
Administración, sabemos lo que es la
presión del capital sobre la empresa.
Es más, en la línea de lo que dice Pilar
[Gómez], mañana cualquiera de estas
empresas constructoras puede montar
su propio equipo de arqueólogos y es-
tán facultados para hacerlo. Por tanto,
frente a la que se puede venir encima,
está el papel nuestro y podemos afl o-
jar un paso.
Pilar Gómez: Quiero aclararle a Fer-
nando [Álamo] que mi intervención
no iba en la línea de que las empresas
privadas sustituyan el ejercicio de las
competencias que tienen las adminis-
traciones públicas. Hay un marco legal
vigente, hay un reglamento de desa-
rrollo de las intervenciones arqueoló-
gicas y hay un texto legal en estado
de aprobación que igualmente marca
directrices. ¿Que después tiene que
150
haber una coordinación de políticas
entre las administraciones implicadas
y las empresas que os estáis dedicando
a esto? Es el futuro; no hay otro cami-
no. Está claro. La inversión de una em-
presa privada en lo público no tiene
por qué ser solamente económica. Yo
creo que cuando investigáis ya estáis
contribuyendo a la público.
Y luego, quería decirle a Pepe [José de
León] que yo creo que sí es función de
la administración, y de los cabildos,
realizar excavaciones de urgencia. El
problema es que los cabildos hemos
crecido mucho en competencias, pero
no tenemos ni dotación económica ni
medios personales para prospectar,
para excavar todo lo que se quisiera o
lo que se considere interesante exca-
var. Entonces el esfuerzo es de todos
y por eso las empresas privadas y las
administraciones tendrán que cami-
nar paralelamente.
Y también decirle a Fernando [Álamo]
que es verdad que los encargos te ven-
drán por la empresa pública, pero tam-
bién por la empresa privada. Porque
en la Ley los promotores privados de
una obra que afecta a un yacimiento
arqueológico, tienen que entregar un
estudio, y para eso estáis vosotros, que
sois los que nos lo entregáis a la ad-
ministración. Pero no vosotros, sino el
promotor. Supongo que será un tanto
por ciento equilibrado, no serán más
de la administración que de los pro-
motores. Y los datos que obtenéis no
solamente se ponen a disposición del
promotor para el que trabajáis, sino
que estáis contribuyendo a la investi-
gación para toda la sociedad. Así que
tenéis la vertiente empresarial, pero
tened la vertiente pública también,
porque –sigo insistiendo– trabajáis en
lo público. Contribuís al conocimien-
to. A mí me parece que caminamos
hacia algo mixto en todos los terrenos
de la administración.
MEDIDAS E INSTRUMENTOS PARA LA DEFENSA Y CONTROL DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
LEGISLACIÓN, INSPECCIÓN Y PLANEAMIENTO URBANÍSTICO
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PATRIMONIO CULTURAL Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO DE CANARIAS
Miguel Francisco Febles RamírezGeógrafo. Director-Gerente de GEODOS,
Planifi cación y Servicios, S.L.U.
Tenerife. Islas Canarias
RESUMEN
Este texto se escribe a partir de las refl exiones compartidas en el Encuentro Ar-
queomac sobre gestión del patrimonio arqueológico, organizado por la Direc-
ción General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias,
que disfrutamos los días 11 y 12 de noviembre de 2010 en la siempre impresionan-
te isla de Fuerteventura.
Dentro del programa de este Encuentro se nos invitó a refl exionar sobre la rela-
ción entre patrimonio y la ordenación del territorio, haciendo una interpretación
de las formas en que tiene la ordenación del territorio, tanto la técnica como la
política, de conservar, revalorizar y documentar el Patrimonio Cultural, siempre
desde una perspectiva del ejercicio profesional propio y sin intentar suplantar los
amplios conocimientos y las ricas refl exiones del resto de los profesionales que
intervinieron en Arqueomac. Por lo tanto, este ejercicio de análisis es muy perso-
nal e intenta insinuar algunos de los confl ictos y problemas que se han detectado
en los distintos proyectos en los que hemos participado y dejando a juicio del
lector lo adecuado de las soluciones planteadas. Con la intención de ilustrar estas
situaciones hemos recurrido a tres ejemplos concretos de intervención: el Plan
Insular de Ordenación de El Hierro, el Avance del Plan General de Ordenación del
municipio de Arico y el Plan Especial de Ordenación de la Reserva Ambiental de
San Blas (San Miguel de Abona), ambos en Tenerife.
PALABRAS CLAVE: Ordenación del territorio, patrimonio cultural,
legislación, planeamiento.
1.- RELACIÓN ENTRE PATRIMONIO Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO
Para comenzar la refl exión sobre esta
relación nos hacíamos una pregunta
directa: ¿Está realmente protegido el
patrimonio cultural, concretamente el
arqueológico, a través de la ordena-
ción territorial en Canarias?
Para contestar a esta pregunta parti-
mos de la defi nición consensuada del
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concepto de Patrimonio de la Carta
Internacional para la Gestión del Pa-
trimonio Arqueológico, del Icomos,
que en su artículo 1º lo defi ne de la
siguiente forma: El “patrimonio ar-
queológico” representa la parte de
nuestro patrimonio material para la
cual los métodos de la arqueología
nos proporcionan la información bá-
sica. Engloba todas las huellas de la
existencia del hombre y se refi ere a
los lugares donde se ha practicado
cualquier tipo de actividad humana,
a las estructuras y los vestigios aban-
donados de cualquier índole, tanto en
la superfi cie, como enterrados, o bajo
las aguas, así como al material rela-
cionado con los mismos.
Ya es en esta defi nición donde encon-
tramos los elementos de conexión
entre la ordenación del territorio y la
protección del patrimonio. El patrimo-
nio material reúne, en la mayoría de
los casos, bienes valiosos en constan-
te peligro de deterioro o destrucción
que requieren una continua atención
y protección y que se encuentran en
“lugares” donde se ha desarrollado la
actividad humana, y en muchos casos
se continúa realizando. Esta superpo-
sición nos presenta un confl icto entre
la protección de estos espacios para la
defensa de sus valores patrimoniales y
la transformación de los mismos para
albergar usos y actividades acordes a
los actuales modelos de desarrollo de
los territorios. En cualquier caso, no se
debe olvidar que son bienes que apor-
tan un enorme potencial de transfor-
mación positiva de sus entornos y que
pueden convertirse en agentes genera-
dores de riqueza y dinamizadores de te-
rritorios, como se ha comprobado con
un importante número de ejemplos a
lo largo de la geografía española.
El artículo 2º de la Carta Internacional
de protección del patrimonio arqueo-
lógico ya expresa que, al ser una rique-
za cultural frágil y no renovable, tanto
la agricultura, como gran transforma-
dora del territorio, como los planes de
utilización del suelo (ordenación del
territorio) deben ser controlados con
el fi n de reducir al mínimo la destruc-
ción de este patrimonio; planteando la
necesidad de que las políticas deben
ser integradas, incorporando en los
planes de utilización, desarrollo y pla-
nifi cación del suelo estos elementos
patrimoniales, así como en las políti-
cas relativas a cultura, medio ambien-
te y educación. Todo esto a partir de
una participación activa de la pobla-
ción, que se debe entender como ele-
mento esencial para la conservación
integrada del patrimonio, para lo que
es necesario el correcto acceso a los
conocimientos, condición necesaria
para tomar cualquier decisión.
La Constitución Española, en su ar-
tículo 46, encomienda a los poderes
públicos, entre los Principios Rectores
de la Política Social y Económica, ga-
rantizar la conservación y promover el
enriquecimiento del patrimonio histó-
rico, cultural y artístico de los pueblos
de España y de los bienes que lo inte-
gran, cualquiera que sea su régimen
jurídico y su titularidad. De acuerdo
a la distribución competencial que se
establece en los artículos 148 y 149 de
la Constitución y en el Estatuto de Au-
tonomía de Canarias, nuestra Comuni-
dad Autónoma asume competencias
legislativas plenas, en régimen de con-
currencia con el Estado, en materia de
patrimonio histórico y cultural, salvo
las materias expresamente reservadas
al Estado.
Por otro lado, la ordenación del terri-
torio es, a la vez, una disciplina cientí-
fi ca, una técnica administrativa y una
política concebida como un enfoque
multidisciplinar y global, que es la
expresión espacial de la política eco-
nómica, social, cultural y ecológica
de una sociedad. Los objetivos funda-
mentales de estas políticas deben ser
el desarrollo socioeconómico equili-
brado, la mejora de la calidad de vida,
la gestión responsable de los recursos
naturales, la protección del medio
ambiente y la utilización racional del
territorio. Añadiéndose a todo esto la
relevancia que han adquirido, en los
últimos tiempos, la participación ciu-
dadana en los procesos de ordenación
del territorio y los procesos de eva-
luación continuada, tanto ambiental
como socioeconómica, de cualquier
plan o programa.
Parece por lo tanto evidente que des-
de estas premisas deben ser dos con-
ceptos obligados a entenderse, por lo
que la legislación sobre ordenación
del territorio, en su carácter más ge-
neralista, debe establecer los mecanis-
mos adecuados para la protección y,
en su caso, puesta en valor de los ele-
mentos patrimoniales y culturales de
forma genérica, y los arqueológicos de
forma precisa y concreta. Veamos.
2.- ORDENACIÓN TERRITORIAL EN CANARIAS
El sistema de planeamiento de Cana-
rias es un sistema jerarquizado, en el
que cada uno de los instrumentos de
ordenación que lo integran tiene una
función concreta en la tarea global de
ordenación de los recursos naturales,
el territorio y el modelo urbano, sobre
un ámbito territorial y con un nivel de
concreción específi co (Fajardo, 2006).
Esto implica el desarrollo de unos con-
tenidos propios para cada uno de estos
instrumentos de ordenación defi nidos
por la legislación canaria.
Los dos pilares sobre los que se susten-
ta este modelo de regulación y orde-
nación territorial son el texto refun-
dido de las Leyes de Ordenación del
Territorio y Espacios Naturales de Ca-
narias y las Directrices de Ordenación
General y del Turismo de Canarias.
A. Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio y Espacios Naturales de Canarias.
El Texto Refundido de las Leyes de
Ordenación del Territorio y Espacios
Naturales de Canarias, aprobado por
Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de
mayo (en adelante Texto Refundido),
incide en la regulación del patrimonio
mediante el reconocimiento de los
valores culturales y su preservación
como uno de los principios básicos
que debe informar la actividad de or-
denación del territorio. Determina que
la conservación, restauración y mejora
del patrimonio histórico es uno de los
criterios de actuación de los poderes
públicos en relación con la ordena-
ción urbanística (artículo 3). Además,
y como fi n específi co de la actividad
urbanística, el artículo 6.2 e) establece
el deber de protección y conservación
del paisaje rural y urbano y del Patri-
monio Histórico canario.
Respecto al planeamiento urbanístico,
los preceptos del Texto Refundido que
contienen una regulación más directa-
mente relacionada con la materia, son
los referidos a los catálogos municipa-
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les. Estos catálogos se deben entender
de forma inequívoca como instrumen-
tos de ordenación urbanística, según
determina el artículo 28 del Texto Re-
fundido. En lo que se refi ere a la for-
mulación del catálogo, el apartado 2
del artículo 29 del Texto Refundido es-
tablece que podrán formularse como
documentos integrantes de los planes
o como instrumentos autónomos.
B. Ley 19/2003, de 14 de abril, por la que se aprueban las Directrices de Ordenación General y del Turismo de Canarias.
Las Directrices de Ordenación General
y del Turismo de Canarias, aprobadas
por Ley 19/2003, de 14 de abril, esta-
blecen una serie de determinaciones
sobre la ordenación del patrimonio
cultural que, según se expresa en la
Memoria, tienen por objeto la homo-
geneización de las políticas de ordena-
ción y gestión, y el impulso a las mis-
mas. Para ello, se plantea la necesidad
de formulación de unas Directrices de
Ordenación sectoriales, pendientes de
redacción, cuyo objeto sería el esta-
blecimiento de una política coherente
y única de conservación y rehabilita-
ción, la fi jación de criterios para la ca-
talogación del patrimonio, orientar en
el diseño y desarrollo de los necesarios
programas de protección y recupe-
ración, incluyendo la imprescindible
inversión pública, y establecer los cri-
terios generales para la ordenación
de las distintas fi guras previstas en la
legislación de protección patrimonial
de Canarias.
Estas disposiciones específi cas sobre
Patrimonio de las Directrices de Orde-
nación General están encuadradas en
el Capítulo I del Título VI de su Norma-
tiva (artículos 106 a 111) bajo el título
de “Patrimonio Cultural”. La única
disposición que tiene el carácter de
norma de aplicación directa es la Di-
rectriz 106, que establece la obligación
general de protección y tutela de los
bienes de patrimonio, reforzando los
principios básicos que ya contenía la
Ley 4/1999 de Patrimonio Histórico de
Canarias. Las restantes determinacio-
nes del citado capítulo tienen el efec-
to jurídico de normas directivas, por
lo que su alcance es el de establecer
pautas u objetivos a desarrollar por las
Administraciones destinatarias de la
norma, fundamentalmente la Admi-
nistración autonómica encargada de
formular las Directrices de Ordenación
del Patrimonio Cultural.
En defi nitiva, estos documentos plan-
tean los sistemas actuales que tienen
la ordenación del territorio para defi -
nir, valorar, proteger y/o poner en va-
lor los elementos o conjuntos de valor
patrimonial, tanto los arquitectónicos,
los etnográfi cos, los paleontológicos y,
por su puesto, los arqueológicos. Pero
¿cómo los integran de forma real en
sus propuestas de ordenación? ¿Cuá-
les son los mecanismos que tiene el
sistema de planeamiento de Canarias
para defi nir, informar, diagnosticar,
valorar y proponer intervenciones so-
bre el patrimonio arqueológico?
3.- CONTENIDO AMBIENTAL DE LA ORDENACIÓN TERRITORIAL
Como ya expresamos anteriormente,
cada uno de los instrumentos de or-
denación del territorio debe tener sus
propios contenidos, con el objeto de
que su función de ordenación sea pre-
cisa e inequívoca y complementaria
a otros instrumentos de ordenación
jerárquicamente superiores o inferio-
res. Además, estos contenidos son los
que deberían servir para la defi nición
de aspectos tan importantes como las
áreas a proteger por sus características
ambientales y/o culturales, las áreas a
desarrollar a través de usos actuales
necesarios para el correcto funciona-
miento del modelo económico acor-
dado; estando las mismas, como con-
secuencia, sujetas a transformaciones
totales o parciales.
Estos contenidos se han ido defi nien-
do de forma más o menos concreta
a través de documentos legislativos
diversos a lo largo de los últimos 20
años, pero el más signifi cativo ha sido
el Decreto 35/1995, de 24 de febrero,
por el que se aprueba el Reglamento
de contenido ambiental de los instru-
mentos de planeamiento, en adelante
Decreto 35/1995. Este Decreto no era
novedoso por la defi nición específi ca
de un conjunto de variables ambien-
tales que deberían tener en cuenta los
instrumentos de planeamiento (clima,
relieve, geología, geomorfología, hi-
drología, vegetación/fl ora, fauna, pa-
trimonio, etc.), sino por representar
un modelo de ordenación territorial
integral, donde los valores-recursos
ambientales, naturales y culturales se
encontraban al mismo nivel que los
valores potencialmente económicos.
Representaba un método de análisis
territorial que, a partir de la defi ni-
ción de unidades ambientales homo-
géneas, estudiaba las vocaciones de
cada una de las piezas del territorio
objeto del plan. Estas vocaciones se
defi nían a través de la defi nición de la
calidad ambiental, la capacidad para
acoger usos y, a partir de ahí, se es-
tablecían unas recomendaciones de
uso. Por supuesto, todo esto debería
ser contrastado después con otros
análisis paralelos relativos a las opor-
tunidades económicas de cada una de
estas piezas.
Trabajar con el Decreto 35/1995 per-
mitía, por un lado, defi nir un modelo
lógico inicial de ordenación del terri-
torio, con el que poder discutir con la
población local sobre proyectos de fu-
turo; y por otro, concretaba las áreas
de interés para la conservación por
características ambientales o cultura-
les específi cas.
Dentro de los inventarios ambientales
realizados como paso previo para la
defi nición de las unidades ambienta-
les homogéneas, siempre se ha incor-
porado un apartado sobre patrimo-
nio, que dependía de la posibilidad
de disponer de cartas y catálogos más
o menos actualizados para defi nir las
áreas de interés para la conservación.
El problema se presentaba cuando
estos documentos, ya considerados
como obligatorios por el Texto Refun-
dido, se encuentran desfasados o son
inexistentes. En estos casos, la mayoría
de las veces, se recurría a la bibliogra-
fía al uso y a estimaciones territoriales
de espacios con potencialidad de al-
bergar elementos patrimoniales a pro-
teger, dado lo limitado de los plazos y
los recursos para elaborar documen-
tos tan complejos; con la arbitrariedad
que esto suponía y la difi cultad de de-
fensa frente a otros criterios territoria-
les o económicos.
A partir de la entrada en vigor de la Ley
9/2006, de 28 abril, sobre evaluación
de los efectos de determinados planes
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y programas en el medio ambiente y
su adaptación a la legislación canaria,
los aspectos ambientales y culturales
juegan un papel ligeramente diferen-
te. Concretando, los instrumentos de
planeamiento en cualquiera de sus
escalas están sujetos a evaluación am-
biental durante su preparación y antes
de su aprobación. Esto incluye la re-
dacción de un informe medioambien-
tal en el que se identifi can los posibles
efectos signifi cativos en el medio am-
biente y las alternativas razonables,
así como la celebración de consultas
(con el público, con las autoridades
competentes en la cuestión medioam-
biental y con otros Estados miembros
en el caso de impactos transfronteri-
zos). Antes de la aprobación del plan
o el programa en cuestión se tienen
en cuenta el informe medioambien-
tal y los resultados de las consultas.
Una vez adoptado, se comunica a las
autoridades competentes en la cues-
tión medioambiental y al público, y se
pone a su disposición la información
pertinente. Los efectos signifi cativos
en el medio ambiente de estos planes
o programas deben supervisarse, con
el fi n de detectar rápidamente efectos
adversos no previstos.
En el proceso de adaptación de la le-
gislación canaria a esta ley se dero-
ga el Decreto 35/1995, quedando de
forma residual en los Documentos
de Referencia1. Esto supone, y es una
apreciación muy personal, un cambio
en la fi losofía de la integración de los
contenidos ambientales en la orde-
nación territorial, pasando de ser un
parámetro más para defi nir el modelo
territorial en igualdad de condiciones
que los económicos, a ser un elemen-
to de control sobre el desarrollo de
un modelo económico concreto, tal y
como está previsto en todos los proce-
sos de evaluación. En cualquier caso,
todo depende de la sensibilidad que
tenga sobre estos temas la adminis-
tración competente, la capacidad de
tener información y participar en los
procesos por parte de la sociedad civil,
y la constitución de equipos técnicos
realmente multidisciplinares.
Estos son los procesos en los que se
puede incorporar la información so-
bre patrimonio arqueológico, cultural
en general, y como se resuelve la con-
servación integrada del mismo.
4.- PROBLEMAS DE LA INTEGRACIÓN DE LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO EN LA ORDENACIÓN TERRITORIAL
Como comentamos en la introduc-
ción, el intento de integrar la informa-
ción sobre aspectos patrimoniales en
los instrumentos de ordenación pre-
senta algunos confl ictos y problemas.
Estos se han detectado a través del
trabajo diario en proyectos concretos,
por lo que lo expresado en los párra-
fos siguientes no debe ser entendido
como un listado cerrado, sino como
una aproximación a completar.
Uno de los principales aspectos que
nos ha llamado la atención es que el
desarrollo legislativo canario, respec-
to a la conservación integrada, está
por debajo de lo previsto. Quedan
pendientes instrumentos legislativos,
como las Directrices de Ordenación
del Patrimonio Cultural, que homoge-
nicen criterios y permitan tener catá-
logos que integren estos elementos o
conjuntos patrimoniales en propues-
tas de desarrollo territorial mucho
más elaboradas, donde la protección
de los elementos arquitectónicos y
de las áreas arqueológicas podría ser
fl exible y adaptarse a la problemática
concreta de cada territorio, sin seguir
cayendo en conservadurismos excesi-
vos, que crean enfrentamientos entre
agentes sociales y económicos y que,
en última instancia, pueden poner en
peligro los propios recursos patrimo-
niales.
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La necesidad de divulgar la informa-
ción para mejorar la percepción ciu-
dadana y, de esta forma, facilitar los
procesos de protección, es uno de los
argumentos por los que creemos que
ésta debe formar parte de los instru-
mentos de planeamiento. Dado lo
sensible de esta información, a veces
esta exposición pública puede poner
en peligro alguno de estos recursos
patrimoniales por lo que es necesario
un equilibrio que a veces es difícil de
conseguir.
También, se debe recordar que los
catálogos e inventarios no están
nunca completos. Estos deben ser
instrumentos de revisión continua.
Pero eso exige recursos económicos
y temporales que permitan acceder
a la mayor cantidad de información
posible y mantenerlos vivos. No siem-
pre estos recursos están disponibles y,
por lo tanto, desde la ordenación del
territorio, tenemos que trabajar con
la documentación existente, siendo
necesarios ejercicios de aproximación
a los valores patrimoniales de un te-
rritorio con el objeto de ayudar a su
ordenación, evitando tensiones inne-
cesarias que pueden poner en peligro
los propios valores patrimoniales.
Respecto a la protección, cabe recor-
dar que la legislación canaria prevé un
conjunto de modelos de gestión, a tra-
vés de los cuales se puede incentivar a
la iniciativa privada a buscar modelos
que potencien la protección activa de
los recursos patrimoniales y que no se
están aprovechando en todas sus po-
sibilidades.
5.- EJEMPLOS DE INTERVENCIÓN DE LA ORDENACIÓN TERRITORIAL EN EL PATRIMONIO
¿Cómo nos estamos enfrentando a
la protección y/o puesta en valor del
patrimonio cultural en los instrumen-
tos de ordenación del territorio? Pues
principalmente partiendo del princi-
pio de que la protección de los ele-
mentos arquitectónicos y de las áreas
arqueológicas tiene que ser fl exible y
adaptarse a la problemática concreta
de cada territorio. De esta adaptación
dependen las propuestas de interven-
ción, que pueden ser concretas, a tra-
vés de un inventario exhaustivo como
el que se realizó para el Plan Insular de
El Hierro, o para el Plan Especial de Or-
denación de la Reserva Ambiental de
San Blas, que recogió cada uno de los
elementos patrimoniales y en el que se
diseñó un modelo de puesta en explo-
tación turística de los mismos, donde
ellos eran los protagonistas.
Pero hay casos, en que esto no es po-
sible por escala y porque no dispone-
mos de información actualizada. En
estos casos, se ha recurrido a un mo-
delo de sensibilidad territorial en el
que se zonifi ca todo el ámbito objeto
del plan según su potencial para alber-
gar valores patrimoniales, defi niendo
determinaciones para la conservación
de los mismos en caso de que estos
sean detectados. Así lo estamos desa-
rrollando para algunos planes general
de ordenación de municipios.
A. Plan Insular de Ordenación de El Hierro2.
El Plan Insular de Ordenación de El
Hierro regula las determinaciones y
criterios específi cos para la ordenación
territorial y urbanística en materia de
Protección y desarrollo del Patrimonio
Cultural Insular y para eso propone la
ordenación de los Bienes de Interés
Cultural y de las Áreas Territoriales de
Interés Patrimonial, distinguiendo:
a) Áreas Territoriales de Interés Patri-
monial: Patrimonio Arqueológico y
Paleontológico.
b) Áreas Territoriales de Interés Patri-
monial: Patrimonio Etnográfi co.
c) Áreas Territoriales de Interés Patri-
monial: Patrimonio Arquitectónico.
Para la defi nición de estas áreas se
realizó un estudio, inventario, análisis
y diagnóstico exhaustivo de toda la
isla, recogiéndose en una fi cha, para
cada una de ellas, toda la información
necesaria para su ordenación. Todas
fueron delimitadas en planos del Plan
a una escala 1: 10.000, de forma que
los límites queden perfectamente cla-
ros de cara a licencias o califi caciones
territoriales futuras.
Estas áreas van a constituir los espa-
cios sobre los que se van a establecer
estrategias de intervención territorial,
a las que se les aplicaron medidas
cautelares y preventivas cuando fue
necesario, las establecidas por la Ley
de Patrimonio Histórico de Canarias y
las específi cas señaladas en el propio
Plan. Además, constituirán el ámbito
preferencial de programas de actua-
ción y de fórmulas de cooperación in-
teradministrativa.
B. Avance del Plan General de Orde-nación de Arico3.
En Arico se desarrolló un amplio tra-
bajo de campo, partiendo de la Car-
ta Arqueológica del municipio, que
permitió detallar espacialmente las
áreas de interés más signifi cativas del
municipio en este campo, detectando
en algunos casos nuevos yacimientos
arqueológicos.
Las recomendaciones a este Plan Ge-
neral de Ordenación en cuestiones
patrimoniales tenían la fi nalidad de
aportar información para la gestión
integral del territorio. Así, se intenta
garantizar, mediante estas recomen-
daciones, la conservación del patrimo-
nio cultural, al mismo tiempo que se
produce un ordenamiento de los usos
del territorio.
Además, en el caso de Arico, que es
un municipio con un gran potencial
arqueológico y en el que quedan mu-
chos yacimientos por descubrir, gran
parte de su suelo conlleva recomen-
daciones de carácter patrimonial. Es
por esto por lo que se han estableci-
do cinco tipos o categorías de suelos
(Suelo de Catalogación Arqueológica
o SCA), teniendo en cuenta su valor
arqueológico:
• SCA I: Suelo que contiene yaci-
mientos arqueológicos cataloga-
dos como Bien de Interés Cultural
(BIC).
• SCA II: Suelo con yacimientos ar-
queológicos inventariados o no y
que no son considerados BIC.
• SCA III: Suelo que por sus caracte-
rísticas geográfi cas o topográfi cas
y de visibilidad, etcétera, tiene una
alta probabilidad de contener yaci-
mientos arqueológicos.
• SCA IV: Suelo que por sus caracte-
rísticas no parece contener yaci-
mientos arqueológicos, sin negar
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que pudieran existir, y en el que no
se ha realizado ninguna prospec-
ción ni registro arqueológico del
que se tenga constancia.
• SCA V: Suelo que por sus caracte-
rísticas (espacios reutilizados, luga-
res inhóspitos, etcétera) no tiene
ningún valor arqueológico.
En los casos de SCA I, II y III, se reco-
mendó realizar un informe arqueológi-
co, elaborado por un profesional, para
cualquier intervención que se vaya a
realizar en la zona y tener en conside-
ración las recomendaciones que en di-
cho informe se hagan constar, ya que
el peligro de destrucción de material
arqueológico en estos espacios es alto.
Para los casos IV y V, existen determi-
nadas actuaciones sobre el suelo que
también obligan a llevar a cabo dichos
informes. La contribución al avance
de la investigación debe ser una meta
para todos los sectores sociales y no
sólo para las instituciones públicas.
El sector empresarial privado busca
nuevas formas de inversión, que en
muchos casos van vinculadas a la com-
pra y puesta en uso de nuevos suelos;
por lo que deben tener en cuenta que
todas las recomendaciones que se ha-
cen para proteger y prevenir de daños
al patrimonio cultural, son normas que
nos benefi cian a todos. En este sen-
tido, no hay que ver la cultura como
un patrimonio intangible, sino todo
lo contrario, deben ser elementos que
revaloricen nuestro pasado y que for-
men parte de los nuevos paisajes del
futuro de las sociedades, que nos ha-
gan aprender y ser conocedores de las
experiencias que otras comunidades
vivieron y de cómo evolucionaron.
C. Plan Especial de Ordenación de la Reserva Ambiental de San Blas4.
El Plan Especial de Ordenación de la
Reserva Ambiental de San Blas, en el
municipio de San Miguel de Abona, en
el sur de la isla de Tenerife, es el resul-
tado del compromiso de una iniciati-
va privada, de carácter turístico, en la
defensa de valores patrimoniales (ar-
queológicos, antropológicos, paisajís-
ticos y naturales) existentes.
Este Plan Especial de Ordenación, tie-
ne como objetivo último la puesta en
marcha de un Parque Ambiental en
el interior y aledaños de un tramo de
barranco, a través de la conservación
y, en su caso, recuperación de los re-
cursos patrimoniales existentes y la
recreación teatralizada de tradiciones
y costumbres locales relacionados con
éstos en el ámbito de desarrollo del
mismo. Y utiliza como complemen-
to una superfi cie edifi cada. El mismo
está desarrollado bajo algunas de la
premisas del desarrollo local sustenta-
ble: dar cobertura legal a una inicia-
tiva empresarial turística dentro de la
estructura jerárquica del sistema de
planeamiento en Canarias, buscando
la preservación del medio natural y su
biodiversidad, y fomentando, incluso
recuperando, las señas de identidad
cultural del Sur de Tenerife; todo esto
haciendo partícipes del diseño y pues-
ta en marcha a las distintas adminis-
traciones afectadas (Ayuntamiento,
Cabildo de Tenerife y Gobierno de
Canarias) así como a la población del
municipio de San Miguel de Abona.
BIBLIOGRAFÍA
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tión del Patrimonio Cultural. Ariel Pa-
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Montecorvo / Consejería de Medio
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Gobierno de Canarias, 2006.
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RODRÍGUEZ, J. L. (ed.), La organiza-
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España. (VII Coloquio de Desarrollo
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na, 2009.
GARCÍA RODRÍGUEZ, J. L.: “La dimen-
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GARCÍA RODRÍGUEZ, J. L. / RODRÍGUEZ
MARTÍN, J. A. (eds.), Teoría y práctica
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ración canaria de desarrollo rural, Islas
Canarias, 2007, pp. 93-117.
GÓMEZ OREA, D.: Ordenación territo-
rial. Mundi-Prensa, Madrid, 2002.
VALCARCEL-RESALT, G.: “Bases del de-
sarrollo local sustentable”, en RODRÍ-
GUEZ GUTIÉRREZ, F. (ed.), Manual de
desarrollo local. Ediciones Trea, Gijón,
1999, pp. 61-77.
NOTAS1 Los Documentos de Referencia son los documentos-guía que debe elaborar la adminis-
tración competente para la correcta realización de la Evaluación Ambiental del Plan. Gran parte de estos documentos, en lo relativo a sus contenidos, hacían mención o reproducían los contenidos del Decreto 35/1995.
2 El Plan Insular de Ordenación de El Hierro está siendo redactado por Caro & Mañoso Ar-quitectos Asociados S.L.P., formando, quien suscribe, parte del equipo de coordinación conjuntamente con Ángel Caro y Joaquín Mañoso.
3 El Avance del Plan de Ordenación del Municipio de Arico fue redactado por Justo Fernán-dez Duque S.L.P., encargándose a la empresa GEODOS, Planifi cación y Servicios S.L.U. los contenidos ambientales del plan, las propuestas de zonifi cación en el suelo rústico y la evaluación ambiental.
4 Plan Especial redactado por GEODOS, Planifi cación y Servicios S.L.U.
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LA REVITALIZACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO. PARQUE ARQUEOLÓGICO DEL CENOBIO DE VALERÓN Y TAGOROR DEL GALLEGO
Juan Carlos Hernández GonzálezArquitecto
Las Palmas de Gran Canaria. Islas Canarias
Colaboradores Pedro García Hernández, arquitecto
María Teresa Isasa Canto, arquitecta
Luis Regueira Benítez, documentalista
Castor Quevedo León, geógrafo
RESUMEN
El presente proyecto es la propuesta ganadora del concurso nacional de ideas
para la redacción del Plan Especial de Ordenación del Parque Arqueológico del
Cenobio de Valerón y Tagoror del Gallego organizado por el Excmo. Ayuntamien-
to de Santa María de Guía durante el primer semestre del 2010. El Cenobio de
Valerón es un yacimiento arqueológico que se encuentra en el municipio de San-
ta María de Guía, isla de Gran Canaria. Corresponde a un espectacular granero
prehispánico de carácter colectivo creado artifi cialmente en la toba volcánica.
Se ubica en la montaña de El Gallego y, junto con el Tagoror localizado en la
cima de la montaña y diversas cuevas y yacimientos, se agrupa en un conjunto
arqueológico de gran importancia.
Programa. Se aborda la propuesta desde diferentes frentes que, en algunos ca-
sos son impuestos desde las bases del concurso y, en otros, son el resultado de
los análisis del territorio, sus problemas y potencialidades. El ámbito de actua-
ción del concurso incluía los diferentes yacimientos arqueológicos presentes en
la zona, si bien las ideas e intervenciones se desarrollaban en torno a dichos
yacimientos y no dentro de ellos. El programa de usos planteaba nuevos accesos,
centro de visitantes, tienda-cafetería, aparcamientos y otros servicios ligados al
uso cultural-científi co. Estos aspectos, impuestos desde las bases, se asumen y se
consideran básicos para la gestión futura y la conservación del Parque Arqueoló-
PALABRAS CLAVE: Patrimonio arqueológico, revitalización,
restauración, arquitectura, paisaje, conectividad, centro de
interpretación, patrimonio etnográfi co
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gico. Cuidar el entorno de estos yacimientos, mejorar la experiencia de la visita y
potenciar el atractivo del lugar remarcará la importancia del propio yacimiento.
Facilitar el acceso y dotar de los equipamientos necesarios aumentará las visitas;
el mayor conocimiento debe llevar consigo un aumento del interés y respeto por
el Patrimonio. Por lo tanto, el primer objetivo en el caso del Cenobio y su entorno
debe ser su revitalización mediante las intervenciones en su entorno
Conectividad. El área de la intervención presenta elementos muy diferentes: la
autopista GC-2, la carretera GC-291 (poco transitada), el asentamiento rural de El
Gallego y los yacimientos arqueológicos. Dentro de las vías peatonales, destaca
el camino real que unía San Felipe con Guía, que en los años 70 fue cortado al
trazarse la autovia del norte. La propuesta plantea la recuperación de los cami-
nos perdidos y el desarrollo de elementos que se establezcan en nexos entre las
partes desconectadas. Dentro de esos caminos destaca el que se propone entre
el Cenobio y el Centro de Visitantes: una línea de cota constante y ancho variable
que conforma un paseo donde se conectan todos los equipamientos, accesos y
aparcamientos requeridos para el Parque Arqueológico.
Paisaje. La zona presenta un alto nivel de degradación paisajística. El desarro-
llo de las diferentes infraestructuras ha producido cortes en el terreno, desni-
veles y movimientos de tierra generando multitud de impactos ambientales. El
área donde se ubica el aparcamiento y el centro de visitantes es la parte donde
se acumulan más impactos y estos, a su vez, son más visibles. Se plantea en la
propuesta una recuperación paisajística de la zona. Esta intervención se limita a
trabajos de limpieza y reforestación en las zonas menos degradadas, mientras
que en la zona del centro de visitantes el edifi cio se plantea como una solución
arquitectónica al actual deterioro del lugar, donde se reconstruirá la silueta de
la montaña de El Gallego, tal como existía antes de las diferentes intervenciones
que ha sufrido. Por tanto, se diseña un centro de interpretación que toma como
prioridad la integración del volumen edifi cado en el paisaje.
El programa se agrupa en diferentes espacios que se perciben como entrantes en
la montaña y que, aun no suponiendo un intento de mímesis con ella, evitan el
impacto visual negativo adaptándose a su orografía pretérita. En adición, el dise-
ño prevé el acondicionamiento de un aparcamiento con capacidad para acoger
las visitas individuales o de grupos sin que la presencia de los vehículos impacte
visualmente al ser contemplado el conjunto desde otros puntos.
PONENCIA
La signifi cación histórica y cultural del
Cenobio de Valerón, así como su con-
dición de símbolo de identidad para
los habitantes del archipiélago canario
y para los ciudadanos de Gran Canaria
en particular, justifi ca la redacción de
un plan de ordenación de su entorno
que trate de poner en valor tan sin-
gular atractivo. El propio yacimiento
arqueológico del Cenobio de Valerón
se presenta así como el gran centro a
partir del cual se puede vertebrar todo
un complejo de instalaciones que, a
pesar de este protagonismo, no deben
limitarse a las cuestiones relacionadas
con la arqueología, sino que han de
extenderse a las singulares caracte-
rísticas naturales y etnográfi cas de la
zona y a otros atractivos culturales,
deportivos y de ocio de nueva crea-
ción. Por tanto, el criterio con el que
afrontamos el reto de la ordenación
de este parque arqueológico es un
criterio integrador de todos los ele-
mentos del entorno que de una u otra
manera puedan ser explotados como
recursos de interés cultural o de ocio,
sin despreciar a priori ninguna de las
intervenciones previas que se hayan
podido acometer en la zona.
Dentro de este criterio holístico po-
demos identifi car, no obstante, el ele-
mento integrador más relevante, que
no es otro que el propio entorno natu-
ral. La confl uencia de los barrancos de
Valerón, Porrilla y El Hormiguero en la
embocadura del de San Felipe y en la
llanura que domina la costa, conforma
un ecosistema de especial interés, pues
se extiende desde la rica y productiva
plataforma costera hasta cotas cerca-
nas a las fértiles medianías. El entorno
inmediato del Cenobio de Valerón, no
obstante, se encuentra relativamente
apartado de ambas zonas principales
de explotación de recursos. Por un
lado, su posición escarpada hace di-
fícil el acceso a los recursos marinos
a pesar de su cercanía, y por otro, los
vientos alisios no aportan en este pun-
to la fresca humedad que caracteriza
a los sectores más elevados de la ver-
tiente norte de Gran Canaria. De este
modo, la zona intermedia en la que se
enclava el cenobio se confi gura como
el lugar ideal para el almacenamiento
del cereal, pues a su situación de nexo
entre las comunidades productivas de
la costa y de las medianías se añade su
condición de limbo climático, con una
temperatura media anual suave y sin
grandes variaciones y con unos nive-
les de humedad idóneos para evitar el
deterioro de los granos.
En este contexto se enmarca la cons-
trucción del propio Cenobio de Vale-
rón como silo colectivo de las comu-
nidades prehispánicas de la zona, de
manera que las instalaciones se con-
virtieron en un punto de especialísimo
interés dentro de la estructura social
de los aborígenes de la isla, pues en él
se almacenaba su riqueza, desde él se
garantizaba la supervivencia en tiem-
pos difíciles y en él se simbolizaba la
necesidad que tienen los pueblos de
organizarse en sociedad. En los siglos
posteriores a la conquista europea del
archipiélago se fue desarrollando en
el entorno una serie de industrias y
actuaciones antrópicas que hoy con-
forman un rico patrimonio etnográ-
fi co. La propia estructura del granero
sirvió en diversas etapas como lugar
de habitación y como refugio en acti-
vidades de pastoreo y ganadería, pero
con este proceso el cenobio perdió el
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papel preponderante que había teni-
do en la organización social previa.
Aquel papel que tuvo el Cenobio de
Valerón como núcleo vertebrador de
la sociedad es un inspirador preceden-
te de lo que hoy planteamos en esta
propuesta: el enclave del yacimiento
como centro neurálgico de un entor-
no que, pese a estar conformado por
atractivos muy diversos, ha de ser vis-
to como un todo dinámico y plural.
Dentro de este entorno global, las ac-
tuaciones que planteamos se extien-
den principalmente al espacio físico
demarcado por la montaña de El Ga-
llego, que acoge el propio cenobio, el
Tagoror, las casas cuevas de El Gallego
de Atrás y el paso del antiguo cami-
no real Guía-San Felipe. Más allá de la
montaña, las actuaciones sobre otros
elementos de interés, como la reha-
bilitación de elementos de arquitec-
tura tradicional y preindustrial en San
Felipe o las posibles rutas temáticas,
deberán ser estudiadas de manera
independiente pero prevaleciendo el
criterio unitario con el que se plantean
las soluciones en el entorno inmediato
del cenobio.
Estado del enclave
Una vez que tenemos identifi cado
el ámbito de actuación para nuestra
propuesta, y una vez que hemos esta-
blecido el criterio integrador y el pro-
tagonismo del entorno natural como
líneas maestras del mismo, hemos de
evaluar las condiciones en las que se
encuentra el enclave. Un primer aná-
lisis evidencia una fuerte infl uencia de
diversas obras públicas o privadas que
afectan la integridad de la propia mon-
taña de El Gallego. La más antigua de
estas obras es el histórico camino real
que unía la ciudad de Guía con la costa
de San Felipe y que continuaba desde
aquí en dirección a la capital insular.
Se trata de una vía empedrada que
conserva prácticamente todo su tra-
zado y que en algunos tramos se en-
cuentra aún en buenas condiciones de
tránsito. El impacto sobre la montaña
es mínimo, puesto que fue construido
sobre la ladera sin interferir en su oro-
grafía, aprovechando los desniveles
de manera que se equilibrara racio-
nalmente el esfuerzo con el resultado.
Lo materiales utilizados se limitan a las
piedras de medio tamaño que propor-
ciona el entorno más cercano, por lo
que el paisaje no se ve afectado trau-
máticamente por agresivos contrastes
cromáticos.
La segunda gran obra pública que
afecta a la montaña es la carretera GC-
291, construida en 1880 por Juan León
y Castillo. Su trazado supone una inter-
vención sobre el terreno mucho más
agresiva que el camino real, y aunque
el tiempo ha acabado haciendo que
su cicatriz se integre cómodamente
en el paisaje, supone un obstáculo
para el acceso al Cenobio de Valerón
y al Tagoror. Como resultado de esta
obra queda un hito geológico conoci-
do como El Morro, que, situado frente
al cenobio, es hoy un referente de la
confi guración del paisaje. Por él pasa-
ba el desaparecido camino de acceso
al granero trazado por los antiguos ha-
bitantes de la isla.
La última vía que afecta a la monta-
ña es la carretera GC-2, que salva el
barranco de San Felipe con el puente
de Silva y se adentra en la montaña
de El Gallego a través de varios falsos
Imagen 1. Entorno de la intervención
túneles. Para la primera fase de su
construcción, que data de la década
de 1970, fue necesario intervenir en la
montaña de manera muy agresiva, y
lo mismo ocurre actualmente con las
obras de su desdoblamiento. Tales
intervenciones, independientemente
del benefi cio proporcionado por las
grandes vías de comunicación resul-
tantes, causan un impacto irreparable
en el suelo, puesto que suponen un
corte traumático de gran envergadu-
ra. Su construcción eliminó algunos
elementos antrópicos de la montaña
que tenían gran interés etnográfi co,
como algunos bancales de cultivo tra-
dicional y, sobre todo, un importante
tramo del camino real de San Felipe, de
manera que el caserío costero queda
sin conexión directa con el entorno de
El Gallego. Además, es muy reseñable
el impacto de esta intervención sobre
la naturaleza y sobre el paisaje, ya que,
por un lado, se sustituye la escarpada
ladera natural de la montaña por un
corte realizado sin criterios estéticos, y
por otro lado, se da por concluida la
obra una vez terminada la construc-
ción de la vía, sin que posteriormente
se prevea una mínima cubrición de los
falsos túneles ni una retirada de los
cascotes y escombros que permitan al
menos la recolonización natural de la
vegetación circundante.
Otra intervención pública importante
es la explanada practicada junto a la
carretera GC-291 cerca del cenobio.
Se trata de un proyecto inconcluso de
aparcamiento y mirador que ha que-
dado como yermo espacio excavado
en la roca, provocando un contrapro-
ducente impacto visual que se suma
al causado por la GC-2. También es
de destacar como obra de impacto la
confi guración protourbana del barrio
de El Gallego de Atrás. Se trata origi-
nalmente de un conjunto de casas-
cuevas, pero a lo largo del siglo XX ha
sufrido un desarrollo descontrolado
protagonizado por la autoconstruc-
ción desordenada.
Líneas de actuación
Tal y como hemos concluido, la in-
tervención que ha de acometerse en
el entorno del Cenobio de Valerón
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consiste en varias actuaciones inde-
pendientes que han de contribuir a la
conformación de un área cohesiona-
da de atractivos culturales, turísticos
y deportivos. El centro neurálgico de
esta área ha de ser el propio Cenobio
de Valerón, que por su monumenta-
lidad y signifi cación histórica se erige
en principal atractivo de la zona; sin
embargo, existen además numerosos
puntos de interés cuya importancia
debe ser puesta en valor de manera in-
dividual para que cada uno contribuya
a enriquecer el conjunto. Algunos de
estos puntos de interés se encuentran
actualmente en estado de abandono o
semiabandono, otros están defi ciente-
mente comunicados, mal señalizados
o son, simplemente, desconocidos.
En conjunto, una visión global de la
riqueza arqueológica, histórica, etno-
gráfi ca, natural y paisajística puede,
por un lado, potenciar la pujanza de
la zona como recurso turístico de ca-
lidad, contribuyendo así a un desarro-
llo socioeconómico sostenible, y por
otro, impulsar la restauración de unos
valores naturales o de uso tradicional
que se han visto alterados en demasía
por una intervención antrópica que
no siempre ha sido respetuosa.
Las principales infraestructuras viales
han causado en la zona importantes
deterioros que afectan tanto a la ca-
lidad del paisaje como a la integridad
de sus vías secundarias, por lo que la
interconexión de los diversos puntos
de interés está actualmente cercena-
da. Este problema nos aboca a plan-
tear un proyecto de intervención que
tome como terreno de actuación toda
la montaña en su conjunto, y en espe-
cial una franja de 60 m que queda en-
marcada entre el desdoblamiento del
camino real antes de cruzar la autovía
(175 m de altitud) y el mirador pro-
yectado en El Morro (235 m). En esta
franja se incluirá la mayoría de las in-
tervenciones (centro de interpretación
y servicios, pasarela de conexión con
el yacimiento, miradores y camino a
Guía), siendo la cota de 220 m la refe-
rencia que marcará la vocación de dar
la máxima accesibilidad a la propuesta
desde este punto neurálgico. A modo
de “pinchazos” sobre esta cota de re-
ferencia, diferentes elementos peri-
féricos aportarán riqueza funcional y
diversidad al conjunto (pista de para-
pente, jardines panorámicos, zona de
eventos, etc.). Según estas premisas,
la presente propuesta se centra en las
siguientes líneas de actuación:
- Construir un centro de interpreta-
ción, próximo al Cenobio de Valerón,
que ayude a los visitantes a compren-
der y contextualizar los atractivos cul-
turales de toda la zona, incluyendo
tanto los valores naturales como los
usos históricos y prehistóricos.
- Habilitar una red de caminos que
conecte los principales enclaves de
la montaña de El Gallego (cenobio,
Tagoror, camino real, barrio de El Ga-
llego de Atrás y nuevo centro de inter-
pretación).
-Habilitar el antiguo camino real de
San Felipe, que conectaba la costa del
mismo nombre con el casco urbano de
Guía, haciéndolo accesible en todo su
trazado para caminantes y senderistas.
Este camino deberá ser reconstruido
en el tramo afectado por la construc-
ción de la autovía, que lo corta a su
paso por las inmediaciones del futuro
centro de interpretación.
- Restaurar, en la medida de lo posible,
el paisaje de la montaña de El Gallego,
actualmente muy deteriorado por la ex-
planada que sirve de aparcamiento, la
construcción de los túneles de la carre-
tera GC-2 y el vertido de escombros de
la misma carretera. El principal paisaje
que hay que restaurar es el que se ob-
serva desde la cara oriental del barranco
de San Felipe y desde el puente de Silva,
pero es necesario intervenir además en
el observado desde la costa y en la vista
de pájaro sobre los falsos túneles, visi-
ble desde algunos puntos de las nuevas
instalaciones programadas.
Centro de Interpretación
La construcción de un centro de in-
terpretación se hace necesaria para
poder ofrecer a los visitantes un nú-
cleo dotado de los servicios básicos de
atención (información sobre el entor-
no y contextualización de los puntos
de interés, servicios de alimentación
y tienda, equipamientos higiénicos,
etc). El lugar adecuado para su ins-
talación es la explanada en la que se
concentran actualmente los aparca-
mientos y la proyectada zona de salida
de parapentes, ya que en ella confl u-
yen varias circunstancias que la hacen
idónea: en primer lugar, se trata de
una zona altamente deteriorada por
acciones previas de desmonte, por lo
Imagen 2. Infraestructura viaria
Imagen 3. Franja-cota de referencia
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que su aprovechamiento evitará inter-
venciones agresivas en otros puntos
cercanos. En segundo lugar, el impac-
to visual de la actual explanada, obser-
vada desde el barranco, desde San Fe-
lipe o desde cualquier otro punto, es
extremadamente negativo, por lo que
urge una recuperación de la armonía
paisajística, lo cual puede hacerse con
una construcción respetuosa con el
medio. En tercer lugar, en esa zona de
la montaña de El Gallego confl uyen las
principales vías de comunicación que
se pretende habilitar o restaurar, como
son la red de caminos del cenobio y el
camino real de San Felipe.
El centro de interpretación se plantea,
pues, como el núcleo de todo el pro-
yecto, puesto que su diseño y accesibi-
lidad infl uirán en el resto de los puntos
principales de intervención. En cuanto
al impacto visual, el edifi cio se plantea
como una solución arquitectónica al
actual deterioro del lugar. La construc-
ción no pretenderá mimetizarse con el
paisaje, puesto que cada elemento del
mismo debe tener identidad propia e
interactuar para formar un conjunto
armonioso. El centro de interpretación
reconstruirá la silueta de la montaña
de El Gallego antes de los desmontes
y de las diversas intervenciones que ha
sufrido la montaña, siendo la priori-
dad la propia integración del volumen
edifi cado en el paisaje. El programa se
agrupa en diferentes espacios que se
perciben como entrantes en la mon-
taña y que, aun no suponiendo un
intento de mímesis con ella, evitan el
impacto visual negativo adaptándose
a su orografía pretérita. En adición, el
diseño prevé el acondicionamiento
de un aparcamiento con capacidad
para acoger las visitas individuales o
de grupos sin que la presencia de los
vehículos impacte visualmente al ser
contemplado el conjunto desde otros
puntos.
Red de caminos de El Gallego
La siguiente intervención de enverga-
dura es la habilitación de una red de
caminos que permita el acceso a los
puntos de interés que se concentran
en El Gallego. Esta red, trazada con un
escrupuloso sentido del respeto por la
riqueza histórica, geológica y biológica
de la zona, se plantea como un reco-
rrido lineal, puntualmente ramifi cado,
que tendrá inicio y fi n en el centro de
interpretación.
La visita a los lugares de interés ha
de ser cómoda para todo tipo de vi-
sitantes y ha de estar planifi cada con
criterios museísticos y respetando los
valores existentes en la montaña. De
esta manera, planteamos el trazado
de un camino principal a modo de
plataforma que respete con rigor la
horizontalidad de su trazado. Este ca-
mino principal estará integrado en las
nuevas instalaciones que se proyectan
en la actual explanada de aparcamien-
tos, a una cota de 220 m, y funcionará
como vía de distribución de las visitas
proporcionando un acceso horizontal
al centro de interpretación, a las ins-
talaciones culturales y de servicios y
al nuevo espacio de estacionamien-
to de vehículos. La misma cota de la
plataforma 220 o camino principal de
distribución es respetada para trazar
el inicio de una nueva conexión con
el camino real al noroeste de la mon-
taña, en dirección al casco de Guía,
e igualmente se respeta en el nuevo
sendero que se proyecta para el acce-
so al Cenobio de Valerón.
Este acceso al cenobio se conforma
como uno de los principales atractivos
de las nuevas instalaciones. Ejemplifi ca
un modo de intervenir en el paisaje, en
el que se respeta al máximo la vulnera-
bilidad de la montaña, y marca un mo-
delo que se repite en otros caminos de
nueva planta que se incluyen en este
proyecto. Se plantea su construcción
como una transformación del terreno,
permitiendo a los paseantes acercarse
al territorio, comprobar, observar y
valorar su relieve y su composición sin
llegar a transformar su esencia. Es el
camino, pues, un símbolo del respeto
que debemos tener por la naturaleza,
y pretende despertar en el transeúnte
la idea de que es un invitado para con-
templar algo sagrado sin degradarlo.
Imagen 4. Planta general de la propuesta
Imagen 5. Degradación e impactos paisajísticos actuales
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fl uencia de los barrancos, en dirección
sur, o el reposado de la costa de San
Felipe, cruzado por el impresionante
puente de Silva, en dirección norte.
El diseño del camino, aparentemente
ligero y falsamente provisional, permi-
te la adecuación de tramos de pasillo
estrecho y vertiginoso, pero se trans-
forma en invitadoras áreas de descan-
so para reposar, contemplar el paisaje
o entretenerse en la lectura de diver-
sos paneles informativos. Queda de
esta manera integrado en un entorno
de cuyo atractivo forma parte indiso-
luble. Por otro lado, el hecho de que
esta vía se ciña a la horizontalidad en
la misma cota que la plataforma 220
permite dotarla de una accesibilidad
completa hasta la llegada al Morro,
nueva vía de acceso al Cenobio de
Valerón, donde la orografía obliga a
elevar la cota del camino por primera
vez.
Los demás caminos del complejo (a
excepción del camino real de San Fe-
lipe, que se verá a continuación), se-
guirán un planteamiento ligeramente
diferente, mucho más adheridos al te-
rreno por formar parte de superfi cies
rediseñadas sobre el suelo destruido.
En cualquier caso, seguirán un mo-
delo inspirado también en el mundo
natural y rural de la zona, y en virtud
de ello tendrán diferentes secciones y
pavimentos, como piedra o tierra, y
seguirán, siempre que sea posible, un
trazado muy sinuoso y plenamente in-
tegrado. Dispondrán también de ele-
mentos de mobiliario e iluminación,
y contarán con el balizamiento nece-
sario para facilitar el recorrido por las
diferentes instalaciones del área.
El camino real de San Felipe
Otra intervención básica del proyecto
es la rehabilitación del camino real
que comunicaba antiguamente el
casco urbano de Guía con la costa de
San Felipe. Este camino fue destruido
en los años 70 en el tramo por el que
quedó cruzado por los actuales túne-
les de la autovía, en un entorno muy
cercano al proyectado centro de in-
terpretación. No obstante, el resto del
camino es aún transitable y requiere
de una intervención mínima para su
recuperación como vía de tránsito lú-
dico y deportivo entre ambos puntos
del municipio.
Para la restauración de la parte del ca-
mino que permanece conservada, así
como para la que ha de ser redibujada
siguiendo un trazado cercano al origi-
nal, programamos la utilización de la
misma técnica de empedrado que se
observa en los tramos menos deterio-
rados. Se añadirán elementos de mo-
biliario muy integrados que seguirán
los mismos patrones constructivos,
cromáticos y materiales que el propio
camino.
El tramo destruido por la autopista sí
requiere de una intervención imagi-
nativa que permita volver a conectar
los dos extremos del camino original.
Las elevadas pendientes, la necesidad
de cruzar la propia carretera y la pro-
yectada puesta en valor del entorno
del Cenobio de Valerón, condicionan
cualquier posible solución destinada a
completar el tramo perdido.
La solución que presentamos es múl-
tiple, pues se plantea, por un lado, la
prolongación del camino real por una
vía próxima a su trazado original, si-
guiendo la ladera bajo la autopista y
Imagen 6. Imagen de la propuesta
Imagen 7. Sección tipo del Centro de Visitantes
Este camino parte del extremo sur del
camino principal de distribución, del
que surge transformado en liviana pa-
sarela que mantiene la horizontalidad
en toda su longitud hasta llegar a la
base del Cenobio. Se traza encarama-
do a la pendiente de la montaña por
debajo de la carretera GC-291, que
queda fuera del alcance de la vista; no
así el extraordinario paisaje de la con-
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cruzándola por debajo del último de
los puentes. Este trazado requiere dos
pasarelas que bordeen sendos lomos
escarpados de la montaña, las cua-
les seguirán el mismo diseño que las
planteadas para unir el centro de in-
terpretación con el Morro o el cenobio
con el barrio troglodita. Una vez cru-
zada la carretera, el nuevo tramo en-
lazaría con el otro extremo existente
del camino real, y en el mismo punto
confl uiría además el nuevo sendero
de enlace con el centro de interpreta-
ción, que llanea bordeando la ladera
norte de El Gallego.
Como alternativa a este tramo recons-
truido del camino real, se plantea una
segunda vía que permite utilizar las
instalaciones del centro de interpre-
tación como paso del camino. De esta
manera, del actual extremo este del
camino real partiría un ramal que as-
cendería hasta alcanzar la plataforma
de cubrición del primer falso túnel, y
desde aquí subiría hasta la plataforma
220, donde se encuentra el centro de
interpretación, del que parte el cita-
do sendero de enlace con el extremo
oeste.
La iluminación proyectada para los
senderos peatonales y el rehabilitado
camino real fuera de las áreas dotacio-
nales consta de luces puntuales sobre
el suelo, cada cinco metros lineales
para marcar el recorrido. Esta ilumina-
ción nocturna se combina con el siste-
ma de señalética o balizamiento, que
marca los puntos cada diez metros en
altura para situar al caminante y que
se integra con los elementos del ca-
mino, como son los muros de protec-
ción de piedra (cuando los haya) o el
propio suelo. El balizamiento seguirá
un código de colores basado en pará-
metros como la altitud, la pendiente,
la distancia a los puntos de encuentro,
etc (expresado todo de manera grá-
fi ca en los planos del proyecto). Así
mismo, en cada uno de los cruces de
caminos se instalarán los pertinentes
paneles informativos con la situación
del caminante y los equipamientos y
servicios.
El paisaje y la conectividad peatonal
Como se ha dicho, los problemas prin-
cipales que notamos en el territorio se
derivan de los cortes traumáticos que
se producen en el mismo, como en
la carretera GC-291, en la autovía GC-
2 o en la propia explanada del futuro
centro de interpretación. Estas heridas
producidas por las infraestructuras tie-
nen dos efectos signifi cativos: por un
lado el corte de las comunicaciones
tradicionales a pie y, por otro, el referi-
do impacto paisajístico.
En cuanto a la conectividad perdida, su
recuperación se plantea como el prin-
cipal objetivo de las diversas interven-
ciones sobre el territorio que propone
este proyecto. Y en lo que se refi ere al
paisaje, la reversión de su deterioro es
uno de los condicionantes más impor-
tantes a la hora de resolver el diseño
general de este proyecto, y por ello
algunos detalles relacionados con esta
recuperación han quedado esbozados
en los apartados correspondientes a
las actuaciones particulares.
Creemos que los problemas de conec-
tividad y paisaje han de ser abordados
de forma conjunta, puesto que con-
fl uyen en los mismos puntos al estar
causados por las mismas heridas en el
terreno. Por ello, se proponen varias
líneas de acción centradas al mismo
tiempo en el paisaje y en la conecti-
vidad:
- Reconstrucción-reinterpretación del
perfi l de la montaña. En los cortes de
mayor signifi cación se obtendrá una
recuperación paisajística desde el pun-
to de vista de la contemplación.
- Conexión del sistema costero de San
Felipe con el complejo del yacimiento
a través del perfi l reconstruido. Se ge-
nera así un novedoso acceso pensado
para el caminante, en contraposición
a las vías rodadas.
- Reciclaje de escombros en el camino
real de San Felipe. La citada recupe-
ración del camino real, que ha de ha-
cerse siguiendo la técnica tradicional,
utilizará como materia prima las pie-
dras extraídas del desmonte efectuado
en las obras de la carretera GC-2 y de
su desdoble, que actualmente se acu-
mulan antiestéticamente en algunas
laderas de la montaña. En las laderas
desescombradas se deberá proceder
a las acciones oportunas para que la
vegetación local pueda recolonizarlas
de manera natural.
La principal de estas actuaciones es
la intervención sobre el tramo de la
autovía que conecta con el puente
de Silva. Se pretende coser la herida
provocada en la montaña por la CG-2
mediante la generación de una estruc-
tura que combine el perfi l originario
de la montaña con otro perfi l tipo que
resuelva los problemas de conecti-
vidad y paisaje. Una transición fl uida
entre estas dos secciones nos confor-
mará una topografía diversa donde se
resuelve además el paso elevado para
la conexión peatonal del camino real
con el centro de interpretación, el cual
arrancará desde el muro de conten-
ción cercano al puente, cubriendo su
impacto visual.
Por lo que respecta al camino real,
que en algunos de sus tramos habrá
de ser reconstruido bajo los puentes
de la GC-2, se planea su ensanche en
el primero de estos puntos a modo
de plataforma panorámica. De este
modo se proporciona una visión ge-
neral de San Felipe y parte de la costa
norte de Gran Canaria, pero al mismo
tiempo se integra la estructura de la
gran obra de ingeniería de la carretera
como uno más de los atractivos de la
zona, debilitándose su papel de intru-
so en el paisaje.
Finalmente, como ya se ha indicado,
las instalaciones principales de servi-
cios, presididas por el centro de inter-
pretación, suponen también una in-
tervención paisajística: la edifi cación,
planteada con su forma, ubicación y
sistemas constructivos, permite resta-
blecer la continuidad perceptiva de la
montaña y al mismo tiempo facilita el
acceso de los visitantes al resto de las
instalaciones, ya que se sitúa al pie del
camino distribuidor.
Actuaciones complementarias
Para completar este proyecto global
es necesario abordar otras tareas que
se manifi estan imprescindibles para
la puesta en valor de la zona como
lugar de recursos lúdicos y culturales.
Estas actuaciones exceden del ámbito
estricto de este proyecto, pero están
relacionadas con él en cuanto que
contribuirían sinérgicamente al éxito
de cualquier proyecto integrador aco-
metido en el área.
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La explotación de los atractivos na-
turales de la junta de los barrancos,
tan ricos como desconocidos, podría
lograrse con el trazado de nuevos
senderos destinados a los caminantes
y excursionistas, que actualmente no
disponen de vías abiertas en esa zona
en cotas inferiores a la carretera GC-
291.
Igualmente, la afl uencia de grupos
informales de usuarios potenciales de
las instalaciones podría incentivarse
con la instalación de áreas recreati-
vas en el barranco de San Felipe, para
lo cual se proponen los espacios que
actualmente ocupan los materiales
constructivos del desdoblamiento de
la autovía bajo el puente de Silva. En
esos puntos se propone tanto la ade-
cuación de zonas de picnic y barbacoa
como el diseño de espacios para la
práctica de ejercicios físicos, incluidos
algunos deportes minoritarios como la
escalada, lo cual completaría la oferta
iniciada con la pista de parapente y las
vías para senderistas.
Por último, sería de enorme interés un
serio y completo programa de recupe-
ración del patrimonio etnográfi co de
esta zona del municipio. A la vista del
inventario existente de patrimonio ar-
quitectónico y etnográfi co, se observa
en el área de San Felipe y sus inmedia-
ciones una peculiar concentración de
inmuebles de este tipo, completados
con algunos más en el interior de los
barrancos aledaños. Entre ellos se en-
cuentran vestigios de arquitectura po-
pular, actividades industriales o prein-
dustriales, agricultura tradicional,
gestión del agua, etc, que en conjunto
podrían conformar una interesantí-
sima ruta cultural complementaria
a los atractivos programados en este
proyecto. Como parte de esta ruta se
propone la adecuación de algunas ca-
sas cuevas de El Gallego de Atrás como
pequeños museos etnográfi cos.
MARCO LEGAL DE LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Pilar Gómez CortésTécnica jurídica del Servicio de Patrimonio Histórico
del Cabildo de Lanzarote
María Antonia Perera BetancortArqueóloga. Jefa del Servicio de Patrimonio Histórico
del Cabildo de Lanzarote
RESUMEN
Las autoras han realizado un análisis comparativo del contenido en materia de
arqueología entre el texto jurídico vigente, la Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patri-
monio Histórico de Canarias y el Anteproyecto de la Ley de Patrimonio Histórico
y Cultural de Canarias, que se encuentra en fase de aprobación.
1. DEFENSA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
El patrimonio arqueológico forma par-
te del concepto general del patrimonio
histórico y cultural de Canarias (artícu-
lo 2 de la Ley de Patrimonio Histórico
de Canarias, en adelante LPHC) y del
Anteproyecto de Ley (en adelante AL).
En consecuencia, existe un deber ge-
neral de la sociedad y de los poderes
públicos de protegerlo, conservarlo,
investigarlo y difundirlo (artículo 4 de
la LPHC y del AL).
El AL simplifi ca y concretiza a la vez
tal defi nición, ya que el artículo 60
de la LPHC centra su defi nición en la
metodología arqueológica, bienes
inmuebles y muebles de carácter his-
tórico susceptibles de ser estudiados
con metodología arqueológica, hayan
sido o no extraídos, y tanto si se en-
cuentran en la superfi cie como en el
subsuelo o en el mar territorial, para
en párrafo aparte incluir la paleonto-
logía. El artículo 43 del AL establece
que lo integran los bienes muebles e
inmuebles que contengan los valores
que defi nen el patrimonio histórico y
cultural de Canarias (artículo 2 del AL)
que requieran aplicación de meto-
dología arqueológica, se encuentren
en superfi cie, subsuelo, en un medio
acuático o hayan sido extraídos de su
contexto original.
PALABRAS CLAVES: Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patrimonio
Histórico de Canarias, Anteproyecto de la Ley de Patrimonio
Histórico y Cultural de Canarias, Arqueología.
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A esta defi nición va ligada la condi-
ción de dominio público de los bienes
arqueológicos (artículo 61 de la LPHC
y 44 del AL), que no pueden ser ob-
jeto de tenencia, venta o exposición
pública por las personas particulares
o instituciones privadas. El AL elimi-
na, respecto a la LPHC, el otorgar una
condición especial de dominio público
a los bienes pertenecientes al pasado
aborigen canario.
De esta condición de dominio públi-
co se deriva la obligación general de
todas las personas físicas o jurídicas
poseedoras de bienes de dominio pú-
blico, de entregarlos a las instituciones
competentes para su custodia y con-
servación. Mientras que en la LPHC se
recoge tal obligación, en la Disposición
Transitoria Cuarta, el artículo 45 del AL
establece tal obligación como general
y permanente, no sometida a plazo, a
diferencia del año que se impone en la
citada Disposición Transitoria Cuarta.
De tal condición deriva igualmente
la persecución del saqueo y expolio,
así como la competencia estatal (Ley
16/85, de 25 de junio, de Patrimonio
Histórico Español) respecto a la expor-
tación ilegal de bienes muebles de do-
minio público.
2. GRADOS DE PROTECCIÓN
La LPHC establece dos grados de pro-
tección: la declaración de Bien de In-
terés Cultural (BIC), con la categoría
de Zona Arqueológica, y las cartas ar-
queológicas de ámbito municipal.
La declaración BIC, Zona Arqueológi-
ca, se defi ne en el artículo 18.1 e) como
el lugar o paraje donde existen bienes
muebles o inmuebles representativos
de antiguas culturas, mientras que el
artículo 23.1 e) conlleva la misma de-
fi nición pero acorde con la que realiza
sobre el patrimonio arqueológico, y
añade cuyo estudio requiera la aplica-
ción de la metodología arqueológica.
Asimismo en ambos textos legales
se dispone la categoría BIC para la
Colección de Bienes Muebles o Bien
Mueble individualmente considerado
con idénticas defi niciones, basadas en
el cumplimiento del requisito de que
ostente valores históricos o culturales
para su declaración.
El artículo 62.1 y 2 de tal ley declara
con categoría de Zona Arqueológica,
aun sin expediente incoado ni instrui-
do al efecto, todos los sitios, lugares,
cuevas, abrigos y soportes que con-
tengan manifestaciones rupestres; así
como con la categoría de Bien Mue-
ble todas las momias, fardos y mor-
tajas funerarias pertenecientes a las
poblaciones prehispánicas de las Islas
Canarias cualquiera que sea su actual
ubicación y estado de conservación.
Además, añade todas las colecciones
de cerámica, incluidos ídolos y pin-
taderas, utensilios líticos, objetos de
piel, madera, hueso, material malaco-
lógico, pecios y aquellas otras piezas
fabricadas en materia vegetal.
De conformidad con el artículo 23 de
la LPHC los BIC deberán inscribirse en
el Registro Canario de Bienes de Inte-
rés Cultural, como instrumento de pú-
blico y general conocimiento.
La LPHC, en su artículo 64, establece
la obligación de crear Cartas Arqueo-
lógicas de ámbito municipal, instru-
mento que se defi ne como de carác-
ter interno de las administraciones, y
donde se identifi carán, localizarán y
serán inventariados los yacimientos
arqueológicos de Canarias (territoria-
les y subacuáticos).
El AL (artículo 5) establece como gra-
dos de protección: los BIC y su inscrip-
ción en el Registro de Bienes de Interés
Cultural; y la Carta Insular de Bienes
Históricos y Culturales, como instru-
mento de protección de aquellos bie-
nes muebles, inmuebles e inmateriales
que, careciendo de los notorios valores
que justifi can la declaración BIC, po-
seen en cambio valores culturales de
interés insular. Desaparecen las cartas
arqueológicas como instrumentos de
carácter exclusivamente administrati-
vo, con la fi nalidad de dotar a la Carta
Insular de fuerza vinculante. Los bie-
nes incluidos en las cartas arqueológi-
cas, a la entrada en vigor de la nueva
ley, deberán incorporarse a alguno de
los instrumentos de protección que en
la misma se regula. Como novedad,
respecto a las Zonas Arqueológicas se
instará de ofi cio la inscripción de su
declaración en el Registro de la Pro-
piedad.
La LPHC establece la disposición de
Planes Especiales de Protección como
instrumentos de planeamiento ur-
banístico, y el AL impone su carácter
obligatorio introduciendo en el con-
tenido básico de los Planes Especiales
el análisis de la potencialidad arqueo-
lógica del subsuelo, así como las me-
didas protectoras en caso de afección.
3. RÉGIMEN DE INTERVENCIONES
El patrimonio arqueológico exige una
metodología específi ca no sólo para
su estudio, intervención, puesta en
uso, protección y conservación, sino
además para su localización y carac-
terización, ya que su signifi cación
histórica viene defi nida por esta na-
turaleza y por el contexto que explica
y singulariza su existencia. Por eso en
el AL se contemplan, junto a las medi-
das protectoras y correctoras, aquellas
otras de carácter preventivo, ya que
se trata de un patrimonio de amplia
implantación en el territorio, de dispar
cronología, entidad y materialidad y
de extrema fragilidad.
Tanto en la LPHC como en el AL, res-
pecto a los BIC se establece un (1) ré-
gimen de autorizaciones para ejecutar
intervenciones, obras y usos en los BIC
y en sus entornos de protección (ar-
tículo 55 y siguientes de la LPHC y 65
del AL), añadiéndose, como ya hemos
indicado, el (2) régimen de autoriza-
ciones que se establece en la Carta
Insular.
Los artículos 66 y siguientes de la LPHC
regulan el régimen de autorizaciones
con relación a las intervenciones ar-
queológicas, que en el AL recoge en
los artículos 49 al 50. Tal materia ac-
tualmente se regula en el Decreto
262/2003, de 23 de septiembre, por el
que se aprueba el Reglamento sobre
Intervenciones Arqueológicas en la
Comunidad Autónoma de Canarias,
que resultará derogado expresamen-
te a la entrada en vigor, en caso de
aprobación, del AL (Disposición De-
rogatoria Única). El AL introduce nue-
vas defi niciones de las intervenciones
arqueológicas así como de su regu-
lación e instrumentalización. Ambos
documentos recogen disposiciones
similares respecto a las cautelas y au-
torizaciones de desplazamiento de es-
tructuras de carácter arqueológico.
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Este régimen de autorizaciones se apo-
ya en órganos consultivos, tales como
la Comisión Insular de Patrimonio His-
tórico (y Cultural) y como novedad en
el AL, se establece la obligatoriedad
de creación de los Concejos Municipa-
les de Patrimonio Histórico y Cultural
(ahora de creación potestativa), y en
ambos casos con un criterio de com-
posición técnico especializado en la
materia.
4. RÉGIMEN COMPETENCIAL Y DE FUNCIONES
Respecto a los BIC, tanto en la LPHC
como en el AL, corresponde a la Ad-
ministración Pública de la Comunidad
Autónoma la declaración de los mis-
mos, y la gestión del Registro BIC. El AL
introduce la competencia de incoar e
instruir expedientes BIC en el caso de
los bienes adscritos a su Patrimonio o
a servicios públicos gestionados por
ella y, cuando habiendo requerido al
cabildo correspondiente para que in-
coe, no lo haya hecho en el plazo de
dos meses.
Ambos textos recogen las competen-
cias de autorización de intervenciones
arqueológicas, la programación de
investigaciones, la inspectora y san-
cionadora en casos legalmente deter-
minados. En el AL desaparece la Alta
Inspección establecida en la LPHC, se
impulsa la creación del Centro de Do-
cumentación del Patrimonio Histórico
(y Cultural en el AL), como medio para
conseguir unidad documental actuali-
zada de sus bienes históricos y cultura-
les, así como su informatización.
El AL recoge la competencia de autori-
zación de creación de Parques Arqueo-
lógicos, así como la constitución de la
Comisión de Valoración del Patrimo-
nio Histórico y Cultural, órgano con-
sultivo dependiente de la Comunidad
Autónoma, que entre otras funciones
ostenta la de valorar bienes descubier-
tos en virtud de hallazgos casuales.
Los Cabildos Insulares mantienen en
el AL un régimen competencial si-
milar al de la LPHC, con la novedad
de la creación de la Carta Insular y el
otorgamiento de autorizaciones fun-
damentadas en la misma. Igualmen-
te, ejercerán la función inspectora y
sancionadora como un deber inexcu-
sable.
Respecto a los museos arqueológicos
insulares se mantiene la competencia
del Título IV de la LPHC, ya que el AL
decide no incluir en su texto materia
museística, al considerar que debe
tramitarse una legislación específi ca
(Disposición Transitoria Primera del
AL). En consecuencia, la totalidad de
las islas deberá contar con su museo
insular, siendo obligación de la Comu-
nidad Autónoma su materialización.
En ambos textos se recoge la función
de todas las administraciones públicas
competentes de adoptar las medidas
tendentes al regreso a su lugar de
origen de los bienes arqueológicos.
Cabe refl exionar en este punto sobre
la polémica que surge cuando se plan-
tea que en ocasiones el patrimonio
arqueológico (Bienes Muebles o es-
tructuras desplazadas) goza de mayor
protección en un museo aunque éste
radique fuera del lugar de origen de
tal bien.
Igualmente, para ambas administra-
ciones, tanto en uno como en otro
texto se recogen funciones relativas
a la difusión, fomento y disfrute del
patrimonio histórico y cultural. De
tal forma que además de las medidas
de exención fi scal y de subvenciones,
como novedad en el AL se establece el
deber de incluir en los planes de estu-
dio de los distintos niveles del sistema
educativo obligatorio el conocimiento
del patrimonio histórico y cultural de
Canarias y el reconocimiento ofi cial a
personas que se distingan por su valor
en defensa del mismo. No es sufi ciente
conocer, sino que es fundamental ser
conscientes de que hay que proteger y
trabajar las conciencias.
5. RÉGIMEN SANCIONADOR Y CÓDIGO PENAL
La LPHC y el AL establecen un régimen
similar de infracciones y sanciones que
en el caso de AL se actualiza respecto
al Texto Refundido de la Leyes de Or-
denación del Territorio de Canarias y
Espacios Naturales de Canarias.
Los artículos 323 y 324 del Código Pe-
nal regulan el delito de daños contra
el patrimonio arqueológico. En este
caso, a diferencia del régimen sancio-
nador administrativo, que penaliza las
intervenciones realizadas sin la autori-
zación preceptiva (carácter preventi-
vo), la ley penal precisa para castigar
la producción del daño.
AGRADECIMIENTOS
Deseamos agradecer a la Dirección
General de Cooperación y Patrimonio
Cultural y a toda la organización de
Arqueomac la invitación para partici-
par en este encuentro, ya que ello nos
posibilita refl exionar y contrastar los
diferentes puntos de vista que pueden
existir entre las demás personas po-
nentes y público especialista en esta
temática.
La Consejería de Educación, Cultura y
Deportes del Gobierno de Canarias, a
través la Dirección General de Coope-
ración y Patrimonio Cultural ha insta-
do y elaborado junto con los cabildos
insulares una profunda remodelación
de la vigente Ley 4/99, de 15 de marzo,
de Patrimonio Histórico de Canarias,
que se ha materializado en el Ante-
proyecto de Ley de Patrimonio Histó-
rico y Cultural de Canarias, el cual se
encuentra en fase de aprobación por
parte del Gobierno.
Debido a este trámite de un nuevo
texto legal para enmarcar la defensa
del patrimonio arqueológico, consi-
deramos oportuno realizar un análisis
comparativo entre ambos documen-
tos sobre dicha materia. Contando con
el visto bueno de la Directora General
de Cooperación y Patrimonio Cultural
y con la prudencia que demanda un
texto legislativo en fase de aprobación,
seguiremos esta propuesta, no sin an-
tes recordar a todo el personal técnico
de los Servicios de Patrimonio Histó-
rico de los cabildos insulares que han
participado en la redacción de dicho
anteproyecto, especialmente a Santia-
go Febles, María Luisa Sintes y Ángeles
Ojeda, con quienes personalmente
aprendimos mucho y también nos di-
vertimos, a pesar de estar inmersos en
la redacción de un texto legal.
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MESA REDONDAMEDIDAS E INSTRUMENTOS PARA LA DEFENSA Y CONTROL DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
LEGISLACIÓN, INSPECCIÓN Y PLANEAMIENTO URBANÍSTICO
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E3Aránzazu Gutiérrez: Aunque no es-
taba en el programa, me va a tocar
moderar esta mesa y quería, un poco,
romper respecto a los bloques que se
han visto hasta ahora durante el en-
cuentro, que han sido más de conte-
nidos de conservación, de difusión, de
puesta en valor. Entramos en una par-
te que quizás sea la más árida y para
algunos de los que están aquí tal vez
resulte muy lejana respecto a lo que es
su ámbito de actuación. Pero de todos
Participan: Luis Bettencourt [Agencia para el Desarrollo de la Cultura en Azores
(ADCA)], Miguel Febles Ramírez [GEODOS], Pilar Gómez Cortés [Jurista del Cabil-
do de Lanzarote], Juan Carlos Hernández González [Arquitecto], José de León
Hernández [Técnico del Cabildo de Gran Canaria], Luis Lorenzo Mata [Técnico del
Cabildo de Fuerteventura], Jorge Pais Pais [Técnico del Cabildo de La Palma], Ma-
ría Antonia Perera [Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote],
Maite Ruiz González [Técnico del Cabildo de El Hierro]
Modera: Aránzazu Gutiérrez Ávila [Directora General de Cooperación y Patrimo-
nio Cultural. Gobierno de Canarias]
los bloques éste es el más necesario de
debatir. Sobre todo para los que cum-
plen labores de técnico, que trabajan
en la Administración, tanto local, in-
sular como en la autonómica, como
para los que tenemos también res-
ponsabilidades en este ámbito. Antes
de continuar y que empiece el turno
de preguntas, intervendrán aquellos
que no lo han hecho a lo largo de las
jornadas.
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[Inspecciones de Patrimonio.
Legislación]
Maite Ruiz: Quería compartir una se-
rie de apreciaciones o percepciones,
quizás personales, o de opiniones de
carácter personal, en mi condición de
ciudadana y también de inspectora
de patrimonio. En primer lugar, por-
que la inspección de patrimonio es,
conforme dice la Ley, de inexcusable
observancia para el mejor control y
vigilancia de lo que es el patrimonio
histórico. Pero también hay otra serie
de funciones de las administraciones
públicas que no son esas, como es la
de la formación, la de la difusión e
investigación. Y también una que me
parece muy importante, que es la de
la integración en los programas edu-
cativos de contenidos y valoración del
patrimonio histórico, aunque la ley no
dice que esto sea de inexcusable ob-
servancia. Entonces, de esta manera,
creo que la administración es muy
activa en materia de legislación, en
materia de planifi cación territorial, de
aprobación de instrumentos de carác-
ter normativo, de instrumentos de pro-
tección, como las cartas arqueológicas
o etnográfi cas, aunque no sea el caso
concreto de El Hierro. Sin embargo, en
el tema de la integración de estos con-
tenidos en los programas educativos,
no ha sido tanto ese el ejercicio de sus
funciones.
Me alegra ver que en la nueva Ley de
Patrimonio Cultural también se incide
en este tema, pero sólo comparando
lo que es el cuerpo legislativo con el
currículo escolar se ve que la ecua-
ción no es equivalente. Porque en
realidad legislar y aprobar todos es-
tos documentos legislativos signifi ca
–o pudiera signifi car– proteger, pero,
desde mi punto de vista, la percepción
es que se realiza de espaldas a la ciu-
dadanía. Y de espaldas a la ciudadanía
porque, pese a que como dijo Miguel
[Febles], existe toda una jerarquía de
instrumentos, desde el mayor hasta el
último, de planes generales o de desa-
rrollo, que sí son sometidos a informa-
ción pública, pero que nunca podrán
ir en contra de lo que viene impuesto
desde arriba, que son las leyes. Y aun-
que todos votamos cada cuatro años
y es la expresión de la voz del pueblo,
cuando se legisla –desde mi punto de
vista– también puede ser una expre-
sión de ese despotismo ilustrado de
“todo para el pueblo pero sin el pue-
blo”. Porque las iniciativas legislativas
populares no son muy frecuentes y
cuando prosperan difícilmente pasan
la criba de una serie de mociones que,
a lo mejor, hasta pervierten el interés,
la intención original de cuando fueron
propuestas.
Entiendo que legislar podría ser prote-
ger, pero conocer el patrimonio sería
conservar. Yo plantearía una discusión
en este sentido: si legislar podría ser
proteger y conocer es conservar. Pero
esta vinculación directa del conoci-
miento con la conservación es la que
entiendo que, de hecho, puede poner
en peligro la conservación de los bie-
nes. Porque es mi percepción personal
como ciudadana que el conocimiento
y la valoración de nuestra cultura cada
vez están más en manos de un grupo
marginal, una élite intelectual, como
decía Nona.
Pongo un ejemplo, muy cercano a mí.
Hay constituido un grupo, denomi-
nado Atlántida, que quiere implantar
en el currículo escolar la educación
por competencias básicas en la ense-
ñanza, y es un grupo pionero que va
a ser de referencia en el Ministerio de
Cultura, porque es asesor en esa mate-
ria. Llevan trabajando en El Hierro un
par de años y lo han hecho junto con
los centros, profesores y directivos, las
familias, las AMPAS, y han realizado
un diagnóstico desde todos los pun-
tos de vista de la sociedad, valorando
aspectos positivos, aspectos negativos
y lo que hay que mejorar en aspectos
socio-afectivos, socioculturales, infra-
estructuras, ciudadanía… Y el patri-
monio brilla por su ausencia. No está.
Solamente realizan una valoración po-
sitiva de la conservación, de la cultura
tradicional, que en El Hierro no podría
ser de otra manera, con las bajadas y
el fuerte arraigo que tiene el patrimo-
nio inmaterial en la isla. Pero es pre-
cisamente el que escapa al control de
la administración y depende más de la
voluntad y el empeño de las familias
y de los ciudadanos por mantener su
patrimonio.
Porque la percepción social, desde el
punto de vista de la élite intelectual,
se puede estar difuminando, pero al
mismo tiempo se puede estar también
enriqueciendo a través de aportacio-
nes foráneas, que a veces entran en
directa competencia con las locales.
Lo digo por las fechas en las que es-
tamos, que ya no sabemos si estamos
celebrando los Finados, las tafeñas o
Halloween, porque Halloween tiene
ya un arraigo social, guste o no a las
élites intelectuales. Se fomenta des-
de los centros educativos. Mi hijo ha
aprendido antes qué es Halloween que
lo que es una tafeña. Se hacen fi estas
municipales, se celebran también fi es-
tas particulares, se sale a la calle y la
celebración de Finados y tafeñas se
está convirtiendo en marginal, pese a
que se pueda legislar sobre ellas y has-
ta declararlas Bien de Interés Cultural.
La batalla, en este caso, creo que la
tiene ganada la calabaza y los demás
somos los frikis de las castañas, y es lo
que hay.
Por eso, la inspección va a tener ple-
na vigencia. Sancionando también y
actuando con un carácter paternalis-
ta, amparado en un corpus legislativo
que está en continuo cambio y que
no termina de aprobar los sucesivos
instrumentos de protección. Pero
no es una garantía de conservación,
y pongo un ejemplo, que es el de la
Ley 6/2009, que sí tiene una trascen-
dencia gordísima, desde mi punto de
vista particular, en la conservación del
patrimonio etnográfi co, en este caso,
en el suelo rústico, claro. De manera
que está abierta la puerta a que sólo
se conserve el suelo rústico y aquellos
elementos de interés etnográfi co que
no tienen valor.
Lo digo también por el inventario de la
arqueología industrial: más vale que le
pongan corriendo una normativa que
impida la demolición y sustitución de
obra nueva, porque está ya en vías de
desaparición. Entonces, vamos a vigi-
lar la legalidad. Porque es legal derruir
un inmueble conforme a esta ley, pero
también es legal el artículo 52 refe-
rente a la obligación de conservar el
patrimonio. Y el inspector ¿qué hace?
¿Establecemos una medidas cautela-
res después de haber hecho un infor-
me diciendo que sí, porque conforme
a la legalidad sí, pero como se lo van
a cargar, hacemos unas medidas cau-
telares? No sé, creo que la inspección
está ya en un laberinto.
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Yo insisto en que, por lo menos, para
lo que es la conservación del patri-
monio en todas sus manifestaciones,
es imprescindible conocer, divulgar
y, sobre todo, integrar en el currícu-
lo escolar materias relacionadas con
ello. Porque creo que no se puede ac-
tuar con paternalismo, de espaldas a
la ciudadanía y a su percepción de la
sociedad, que es la que vamos confor-
mando día a día, porque lo que va a
trascender a generaciones futuras es
lo que yo considero mi patrimonio. Y
porque los que van a legislar en el futu-
ro son los que están estudiando ahora
en el colegio. No va a ser patrimonio
lo que considere la élite intelectual.
Lo que es el patrimonio y lo que va a
trascender es lo que yo estime que es
así. La batalla está perdida a favor de
la calabaza, pero creo que es hora de
apostar por ganar una guerra que ya
estaba planteada. Por lo menos, mi
deseo particular es que la inspección
no tenga que ser de inexcusable ob-
servancia, porque no haga falta y por-
que el patrimonio no estorbe a cada
paso que se da.
[Aplicación de normativas]
Luis Lorenzo Mata: No sé cómo em-
pezar, porque cada vez que interviene
el último, quiero intervenir… Y es que
es tan complejo todo lo relativo a la
gestión y lo “cotidiano” –como decía
Nona [Perera]– de la gestión del pa-
trimonio histórico en relación a cómo
aplicar la normativa. Sobre todo des-
de el punto de vista de que a veces no
tiene nada que ver con el patrimonio,
o sí pero de forma colateral. Se sue-
le legislar sobre el territorio. ¿De qué
forma podemos hacer la gestión de
lo cotidiano con tanta normativa ur-
banística? Tenemos el desarrollo de
planes insulares, tenemos el desarrollo
de normativas de legislación turística,
tenemos muchísimas normativas que
nos obligan cotidianamente a hacer
un informe, incluso rayando lo sub-
jetivo. Porque tenemos que adaptar
normas que implican directamente al
patrimonio, pero que al mismo tiem-
po –como dice Maite [Ruiz]– quizás lo
esté poniendo en riesgo.
Por ejemplo, según la última legisla-
ción turística cualquier establecimien-
to que se quiera dedicar al turismo ru-
ral tiene que estar catalogado y hacer
un informe de sus valores históricos, y
entonces podría crecer hasta un 25%
de su volumen. Esto quiere decir que,
primero, tienes que darle su valor his-
tórico, y luego a ver si lo que quieren
incrementar lo rompe o no lo rompe. El
PIOF, por ejemplo, en el que se basa la
gestión del patrimonio de este Cabildo
insular: el PIOF recoge normativa en
cuanto a la planifi cación y protección
del patrimonio, en unos casos con un
inventario en el que también aquellos
elementos que se dedican al turismo
rural se podrían incrementar hasta un
50%. Esto queda ahora desplazado por
la reciente aprobación de la normati-
va turística. Sigue siendo vigente una
normativa del PIOF, en el que aque-
llas edifi caciones en suelo rústico que
tengan valores históricos, dedicadas
a viviendas, podrán incrementar su
volumen en 40 metros por miembro
familiar. Esto quiere decir: primero,
que todo este tipo de legislación, más
desarrollada con materia urbanística,
del territorio y con la protección del
patrimonio, nos está obligando todos
los días a ir a marchas forzadas, co-
rriendo a ver cómo podemos salvar el
patrimonio al mismo tiempo que no
incumplimos la normativa que está en
vigor por encima de todo a nivel de
Canarias. Tenemos que darles informes
favorables si estos tienen esos valores
históricos, y por otro lado ver si en ese
proyecto que incrementa el volumen
de esa edifi cación, que supuestamen-
te cuenta con sufi cientes valores como
para estar catalogada en lo que exige
la ley, si el incremento de volumen de
edifi cabilidad no está al mismo tiempo
destruyendo aquellos valores que se lo
están dando. Esto nos crea un proble-
ma en lo cotidiano al estar todos los
días haciendo un esfuerzo mental a la
hora de gestionar el patrimonio.
Por otro lado, toda esta normativa
vendría acompañada de otras exigen-
cias. Por ejemplo la creación de estos
instrumentos, de inventarios, de los
catálogos arquitectónicos municipa-
les, que podrían servirnos de gran ayu-
da, pero que no se desarrollan. Estos
instrumentos no llegan a aprobarse
defi nitivamente, y no sabemos si, al
no aprobarse porque están ligados al
desarrollo urbanístico, continúan te-
niendo valor. Al fi nal es una “papa ca-
liente” que tienen los ayuntamientos y
no saben qué hacer con ellos, porque
hay otra normativa que dice que, efec-
tivamente, una vez vinculados estos
expedientes ya tienen un valor; lógica-
mente, ya alguien les ha dado un valor
patrimonial.
No se sabe qué hacer con este patri-
monio, nosotros tampoco. Se puede
construir si tienen valor. Los catálogos
municipales son un gran instrumento
para el desarrollo de la gestión diaria;
las cartas arqueológicas serían fun-
damentales porque, y en eso quería
relacionarlo también con la primera
ponente, en los inventarios, a nosotros
nos resulta fundamental que se pon-
ga si es posible actuar; enhorabuena
también por el esfuerzo que ha hecho
[Amara Florido] con la arqueología
industrial, pero para nosotros es fun-
damental que nos expongan también
el grado de protección y los tipos de
intervención, porque el grado de in-
tervención que puede efectuarse en
un bien vuelve siempre a quedar con-
dicionado por el esfuerzo y a la sub-
jetividad de cada uno, que es quien
informa en ese momento.
El desarrollo del PIOF, aunque se aprue-
ba en 2001, se hace teniendo en cuenta
la ley de patrimonio del 85, pero antes
de la aprobación de la ley de 1999, que
sí recoge cómo deben ser las formas de
intervención, la normativa ambiental,
parcial, habitabilidad y todo esto. Así
que esto no lo desarrolla el PIOF, por lo
que tenemos un confl icto en esta ma-
teria. En el inventario del PIOF, todos
aquellos elementos que no están de-
clarados Bien de Interés Cultural y que
no se destinen a turismo rural, tienen
una protección integral. Con lo cual,
todos aquellos elementos que tienen
menos importancia, menos valor que
incluso los digitales, son intocables,
hasta tanto no se desarrollen los ca-
tálogos arquitectónicos municipales.
Si éstos no incluyeran el tipo de inter-
vención, estaríamos en las mismas.
Por tanto, imagínense ustedes una
carta de inventario insular en la que,
incluso para los bienes no inventaria-
dos, si alguien quiere presentar una
vivienda con valores históricos, previa-
mente tenemos nosotros que los que
les demos los valores e interpretemos
hasta dónde pueden crecer. No sólo, a
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lo mejor, hasta la habitabilidad sino, si
tienes 3 niños, pues hasta 80m2 más,
con lo cual, toda esta gestión de lo co-
tidiano se nos va difi cultando todos los
días por las nuevas normas, los nuevos
decretos y legislación que a veces no
tiene nada que ver con el Patrimonio.
Y a veces nos enteramos tarde, porque
nada tienen que ver con esta materia,
sino colateralmente. En efecto, se arti-
cula el territorio y todas las califi cacio-
nes territoriales del patrimonio, pero
en los informes de impacto ambiental,
cuando se refi ere a patrimonio, no es
signifi cativo: siempre es así.
Luego están las cartas ecológicas.
Igual no se molestan o igual nos faltan
todos estos instrumentos en los que
la administración debe basarse para
saber si fi nalmente en ese territorio el
impacto puede ser signifi cativo o no.
Yo lo corto aquí, sería interminable,
porque la difi cultad desde Patrimonio
surge todos los días. De hecho, a ve-
ces, cuando veo a ponentes haciendo
trabajo de campo, ya nos da envidia,
porque así empezamos nosotros hace
20 y tantos años: haciendo informes
para declarar bienes de interés cultu-
ral, haciendo gestiones de museos… Y
ahora nos hemos convertido en meros
administrativos que estamos todos los
días haciendo informes y con el pesar
de que estamos haciendo uso de la
subjetividad. No queda claro, aún con
todos estos instrumentos, cuál debe
ser la forma ni el grado de protección,
para que todo no quede a la subjetivi-
dad de cada técnico que en ese mo-
mento debe hacer el informe.
[Cabildos insulares]
José de León: Cuando vine a este En-
cuentro estuve repasando una ponen-
cia que presenté en el año 93, en las
Jornadas de Estudio sobre Lanzarote
y Fuerteventura, relacionada con el
papel que tenía la creación de las uni-
dades de patrimonio histórico en las
islas. Van a cumplirse 30 años desde
que Canarias empezó a pensar por
sí misma en el Patrimonio, desde la
transferencia del 82. Llevamos 20 años
ya desde que estas se transfi eren a su
vez a los cabildos. En aquel momento
se armó un poco de revuelo, porque
íbamos a perder un tanto la perspec-
tiva general de Canarias. Pero yo creo
que esto no necesariamente es así,
sino que ha sido positivo.
En aquella ponencia preveía que esa
política iba a contribuir a un mayor
conocimiento de las realidades insula-
res y creo que ha sido así. Creo que se
ha multiplicado muchísimo el conoci-
miento en cada una de las islas, con la
idea de tener esos instrumentos. Pero
también creo que se ha ido debilitan-
do, no por una decisión política, sino
por el papel –un poco– de la perspec-
tiva general. Por eso insisto mucho en
la idea de la necesidad (y por eso pido
las cartas a los Reyes Magos de vez en
cuando), de que no sea la Dirección
General la “salvadora”, sino que sea la
responsabilidad y el compromiso de
los cabildos la que posibilite que reto-
memos aquella política inicial de tener
reuniones técnicas de coordinación.
[Legislación. Aplicación. Reforma]
Lo digo por un tema muy importan-
te: más allá de la legislación, que es
verdad que es importante, se está ha-
blando de una modifi cación de una
ley. Me ha parecido muy interesante
la intervención de Miguel Febles, so-
bre todo el desarrollo legislativo que a
nivel de protección nos sirve como he-
rramienta y como instrumento. Pero
más importante que eso es la práctica
diaria, porque al fi nal no sabemos lo
que somos. Yo sí soy inspector, porque
saqué la plaza de inspector, pero en
islas pequeñas al fi nal a veces uno es
inspector, es responsable de difusión,
es el encargado… Es decir, que hace-
mos un poco de todo. Hay una función
específi ca que es la inspección, pero
hacemos muchas cosas más. Entonces
creo que la necesidad de intercambiar
ese conocimiento y esa experiencia es
fundamental, sobre todo ahora que
vamos a atravesar y ya estamos en una
etapa de crisis, de desmantelamiento
de lo público.
Quisiera hacer una refl exión a los que
estamos aquí de instituciones públi-
cas, que parece que somos culpables
de la crisis y que, además, por tener un
puesto de trabajo fi jo somos poco me-
nos que apestados. Que hoy en día los
funcionarios serán así o asá, pero son
personas que están cumpliendo una
función pública y tienen la obligación
de cumplirla. Y en el caso nuestro, te-
nemos una enorme responsabilidad,
que muchas veces va más allá de lo
que estrictamente dice la legislación.
Por ejemplo, a veces te dicen a nivel
político ¿esta es tu competencia o no?
Si yo me reúno con el equipo redac-
tor de un plan general, ahí, donde hay
una unidad de actuación o hay posi-
bilidad de meter un sistema general,
ahí negociamos para poder proteger
ciertos bienes, y que además nos salga
gratis a la administración. Por tanto,
hay un montón de instrumentos.
La política resulta condenatoria res-
pecto a la gente, y ya uno no es ar-
queólogo, es “arqueologista”, que es
lo peor. La gente te llega asustada;
negociemos con los particulares, va-
yamos a las poblaciones a informarles
y a facilitarles el tema. Es decir, o te ga-
nas a la población o no hay nada que
hacer aquí. Me he gastado el trabajo
de analizar los Bienes de Interés Cultu-
ral en Gran Canaria y en el 75% de los
casos hay algún tipo de iniciativa pú-
blica, social o popular para la puesta
en marcha de esos bienes. Por tanto,
eso supone un feedback fundamental
para nosotros: ganarnos un poco a
esas personas.
Por último, quería hablar también un
poco del artículo 65, pero con respec-
to a la modifi cación de la Ley, ya que
creo que va a dar una buena perspec-
tiva. Es decir, en la Ley hay una serie
de instrumentos que para la inspec-
ción son fundamentales, porque son
el pan nuestro de cada día: artículo 48,
artículo 65 y artículo 70, y en esto no
podemos dar un paso atrás. Están mal
redactados, pero es lo que nosotros
tenemos como instrumento preventi-
vo para poder parar determinadas ac-
ciones. Yo creo que en estos 20 años,
creo que se ha ido asumiendo que es
importante el Patrimonio, que hay
que cumplir la legislación, hay que ha-
cer los estudios de impacto, etc.
[Planes generales. Catálogos
arquitectónicos]
Jorge Pais: Quiero comentar un par
de cosas en relación con lo que se ha
hablado esta tarde. Hay un tema, que
creo que se ha tratado en algún otro
momento, que es el de los planes ge-
nerales de ordenación y los catálogos
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arquitectónicos municipales, ante los
que estamos totalmente vendidos.
Porque aquí intervienen dos leyes, y
esas dos leyes facultan a los ayunta-
mientos, y así pasan a la COMAC, y
luego tienes un año para hacer ese
catálogo arquitectónico municipal. La
consecuencia es que casi ninguno en-
trega dicho catálogo cuando se aprue-
ba el plan general, pero luego, al año,
tampoco lo hacen. En La Palma esto
ocurre en la mayoría de los casos, y es
un tema que para los cabildos resulta
fundamental: saber lo que el propio
municipio considera de interés, aun-
que también hay algunos que se pa-
san. Tazacorte, por ejemplo, protege
todo el casco municipal, prácticamen-
te, pero en los barrios no hacen nada,
y luego tienen un problema y nos vie-
ne a nosotros.
[Difusión y protección del
Patrimonio]
Por otro lado, comentaban antes so-
bre qué hacemos para proteger el pa-
trimonio: si no lo difundimos porque,
al hacerlo, entonces terminan destru-
yéndolo. Creo que eso no es así, esa
ecuación no se cumple siempre. Hay
muchos casos en que es al revés. El he-
cho de que tú no des a conocer un pa-
trimonio, no signifi ca que se conserve,
ni mucho menos. Yo era de los que al
principio, cuando empecé a trabajar
en esto, tenía claro que no dábamos
a conocer lo que tenemos para que no
se destruyera. Pero al cabo del tiempo
te das cuenta de que eso es una ex-
cusa que utilizan muchos para decir:
“Ah, como no sabíamos que eso esta-
ba ahí, no nos pueden echar la culpa
porque no lo sabíamos”. Y eso pasaba
con los ayuntamientos o el propio ca-
bildo, pero el patrimonio es una cosa
que nos afecta a todos.
Está claro que la administración tiene
una labor especial, y ahora mismo soy
partidario de todo lo contrario: yo creo
que hay que darlo a conocer, aunque
estableciendo unas medidas mínimas.
Me olvidé de comentar esta mañana,
por ejemplo, el vallado que vamos a
poner en el poblado de cabañas del
Barranco de las Ovejas. Es un vallado
simbólico, que no sirve de nada a ni-
vel de protección. Lo puedes pasar por
un lado, lo puedes saltar por encima.
Se trata simplemente de delimitar que
aquello tiene un interés, y lo hacemos
así porque la experiencia en La Palma,
hasta ahora, ha sido totalmente posi-
tiva. Valentín [Barroso] lo sabe por lo
que hizo en los grabados del Verde, en
El Paso, que son simplemente dos ten-
sores de acero y dos paneles explicati-
vos. Es una estación en la que no hay
absolutamente nada alrededor, ni una
raya, ni nada. Seguramente si vemos
que empieza a deteriorarse habrá que
poner otro tipo de vallado, pero hasta
ahora la experiencia ha sido esa.
[Educación]
En cuanto al tema de la educación,
creo que lo tenemos perdido y ahora
mismo más que nunca. Yo estuve dan-
do clase del 96 al 2000, y se daba algo
de contenidos canarios. Hoy no se
da prácticamente nada, y menos con
la reducción de personal actual. Casi
ningún instituto tiene en su currículo
esa materia; yo los veo cuando van al
museo arqueológico, y no tienen ni
idea. Salvo dos o tres profesores que
conozco, que van todos los años y sé
que previamente les han explicado a
los chicos de qué va aquello, los de-
más es que no tienen ni idea, es que ni
siquiera lo ven.
[Gestión del suelo rústico]
En cuanto a lo que comentaba Luis
[Lorenzo] referente al suelo rústico,
eso que comentas es un poco lo que
el PIOF ha querido. En el caso de La
Palma, lo más que se permite en una
construcción en suelo rústico es un 5%
de la superfi cie total. Tú me dices que
por cada persona o por cada hijo ¿son
40 metros? A mí me parece la verdad
un disparate. Pero eso es un poco lo
que ustedes han decidido. Con el tema
del turismo, La Palma, La Gomera y El
Hierro tienen una legislación diferen-
te. Tú planteas una rehabilitación, una
ampliación en suelo rústico, pero lo
más que puedes hacer es eso. En la
mayoría de los casos lo que te da para
hacer es un bañito, porque siempre
son construcciones muy pequeñas,
antiguas, que no tenían ni baño, ni co-
cina ni nada, y lo más que te permiten
es eso.
[Legislación y territorio]
Miguel Febles: Hay una cuestión fun-
damental en todo esto –y se ha nom-
brado varias veces de forma directa
o indirecta–, que es la profusión de
normas legales que hemos creado con
intención de proteger el territorio y
de ordenarlo. Pero las normas legales
han llegado a un punto en que nos
convierten en una especia de gran
máquina burocrática, que al fi nal, en
muchos de los casos, no sabe resolver
algunos de los casos territoriales senci-
llos. Hay elementos que evidentemen-
te se tienen que proteger o potenciar,
y que resulta una cuestión evidente
en la que muchas de las veces no hay
necesidad de discusión. Pero, en cam-
bio, con el sistema legal que hemos
creado, resulta que para poder prote-
ger algo va a llevarnos una gestión de
varios años.
Lo decía antes: en los últimos 10 años,
los ayuntamientos y los cabildos que
han querido, han intentado adaptarse
a la nueva legislación, pero es que lle-
van 10 años intentándolo. No han con-
seguido tener un documento que es el
de desarrollo y protección de su terri-
torio. La refl exión que me venía a la
cabeza con todas estas cosas es ¿hasta
dónde vamos a llegar? Podemos seguir
poniendo piezas encima del andamio,
pero el andamio un día se va a rom-
per. No sé cuál es la solución, pero en
algún momento, tanto la ciudadanía
como las administraciones que ten-
gan competencias en esto, tienen que
empezar a plantearse que el proceso
no es sostenible. Entonces, esto no es
sostenible en sí mismo. Este proceso
legal no lleva a una mejor gestión del
territorio ni del patrimonio, sino que
lleva a todo lo contrario.
[Difusión del Patrimonio]
Respecto al tema de difundir, a mí me
parece perfecto que se difunda, estoy
totalmente de acuerdo, pero es verdad
que las tensiones territoriales existen y
han ocurrido situaciones de: “ojo con
ese proyecto, que cuando pases por
ahí vas a encontrar no se qué”. Y al
día siguiente, ese no se qué ya no está,
porque el propietario, el promotor o
quien sea, se ha encargado de pasar
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una excavadora o una pala mecáni-
ca, y ese “no se qué” ha desapareci-
do. Entonces dicen “difundir”: sí, y yo
entiendo difundir en la línea en la que
ustedes han estado hablando estos
días, es decir: lo investigo, lo catalogo,
lo trabajo, lo tengo claro y después lo
difundo.
Hasta qué punto las cartas arqueo-
lógicas están sufi cientemente claras,
localizados los puntos, por lo menos
la información que nosotros recibi-
mos para después poder establecer
los niveles de ordenación. Trabajamos
sobre ellos, y damos esa información
y la hacemos pública. Los planes ge-
nerales son públicos y además uno
de los documentos más frecuentados
últimamente por los ciudadanos. En-
tonces, hasta qué punto, teniendo en
cuenta mi responsabilidad también,
puedo publicar eso y plantearlo a una
exposición pública general.
[Legislación y planeamiento]
Pilar Gómez: Son varias cuestiones las
que quiero plantear al hilo de los que
han intervenido. Primero, la Ley de
Patrimonio Histórico es una ley sec-
torial. Es verdad que ha habido una
proliferación de aprobaciones de le-
yes y de planeamientos tremenda en
la Comunidad Autónoma de Canarias.
A veces, las personas que aplicamos
la ley tenemos la sensación de que
muchos textos se han aprobado para
burlar la aplicación de la Ley de Patri-
monio, que está muy clara. No pode-
mos perder de vista la mentalidad de
que la Ley de Patrimonio protege va-
lores, por encima de los instrumentos
de protección formales que pudieran
existir, y para eso, tanto el texto que
está en vigor como el que está a pun-
to de aprobarse, articula mecanismos
para que, dentro de la administración,
si hay valores dignos de proteger y que
no han sido protegidos, se protejan.
Tenemos que convivir con los planea-
mientos territoriales, tenemos que
convivir con las leyes sectoriales de ca-
rácter medioambiental, pero no apli-
camos leyes de medioambiente ni una
ley de impacto; aplicamos una ley que
protege valores de patrimonio his-
tórico. Aunque no es el tema de este
Encuentro Arqueomac, respecto a la
Ley de Medidas Urgentes, con la que
muchos técnicos juristas no estamos
de acuerdo en algunos puntos, hay
que tener en cuenta que se va a apli-
car respecto a aquellas viviendas o in-
muebles que estén en suelo rústico, y
los más perjudicados van a ser los que
no tengan una catalogación propia.
Posiblemente todas las administra-
ciones implicadas no hemos hecho
los deberes, pero los ayuntamientos,
como bien decía Jorge [Pais], no han
aprobado sus catálogos arquitectóni-
cos. Hay algunos que están vigentes
y que no incorporan lo que la Ley de
Patrimonio viene exigiendo desde
hace 11 años, que es la catalogación
en grados de protección y los tipos de
intervención. Por encima de eso no
hay nada, no hay ni Ley de Medidas
Urgentes ni planeamiento, porque un
planeamiento es una disposición re-
glamentaria de tipo sectorial, que está
por debajo de la Ley de Patrimonio
Histórico. Entonces, hay que ponerse
las pilas, hay que hacer los catálogos,
hay que tirar de las orejas a la Conse-
jería de Política Territorial, que está
permitiendo que se aprueben planea-
mientos generales sin incorporar los
catálogos, pese a que el artículo 47 de
la ley vigente establece que no serán
aprobados bajo ningún concepto. Y se
están aprobando, y se están pasando
como aceptables y aplicándolos. Veo
que tenemos una excesiva dependen-
cia de la normativa territorial y medio-
ambiental que se está aprobando,
pero nuestra legislación es otra cosa,
es una legislación de valores.
[Informes técnicos]
Respecto a lo que decía Luis [Loren-
zo] de los informes, que resultaban
ser subjetivos: un informe técnico
especializado siempre es subjetivo,
siempre. ¿Por qué? Porque es discre-
cional; lo que nunca puede ser es arbi-
trario. Siempre tiene que ser subjetivo
porque en ese informe lo que estáis
volcando los técnicos especialistas es
vuestro estudio, vuestro conocimien-
to, vuestra sabiduría, lo mismo que
cuando acudís a una prueba pericial
en un juzgado. Es subjetivo porque es
vuestro, no es de otra persona, pero,
insisto, lo que no puede ser en ningún
caso es arbitrario.
[Difusión del Patrimonio]
Y respecto a la difusión, creo que no
hay discusión. No podemos decidir en
las administraciones, ni en este foro
ni en cualquier otro, si difundimos o
no, porque lo manda la Constitución.
El patrimonio es de toda la sociedad
y el fi n que tiene es el uso y disfrute.
Cuando estábamos trabajando en el
nuevo texto de reforma de la Ley, con-
sultamos el contenido de la asignatura
para la ciudadanía y, claro, en los con-
tenidos viene el respeto por mandato
constitucional, el respeto al Patrimo-
nio Histórico y a su conservación ¿De
la mano de quién? Del medio ambien-
te, porque en la Constitución vienen
en el mismo bloque. Este mandato de
ser respetados, conservados y guarda-
dos para generaciones futuras, bien es
cierto que no especifi ca contenidos. A
mí me da igual como se llame al asig-
natura, pero creo que es necesaria en
muchos aspectos sociales y se basa en
que los niños tengan conciencia de
que eso debe ser así. Luego en cada
Comunidad Autónoma hemos intro-
ducido la enseñanza del Patrimonio
Histórico en niveles obligatorios, y ha-
brá que ponerse también las pilas para
trabajar en este sentido.
[Inventario del Patrimonio
Industrial]
Aránzazu Gutiérrez: Quiero decir que,
con respecto al trabajo que ha hecho
Amara, no es un catálogo, sino un in-
ventario para saber y valorar qué es lo
que tenemos. Por lo tanto, esa fi cha,
que sí pone el estado de conservación,
no tiene por qué incluir el nivel de ac-
tuación permitido. El nivel de actua-
ción se tiene que indicar cuando ya
pasa a ser catálogo y a tener una nor-
mativa, pero lo que ella ha presentado
aquí ha sido un inventario, que sirve
para conocer la realidad del patrimo-
nio industrial que tenemos. A partir de
ahí comenzamos a trabajar. Antes de
hacer un catálogo siempre se hace un
inventario, tanto en el arquitectónico
como en el caso de las cartas, para las
que también hay un inventario previo,
y luego ya pasas a desarrollar la nor-
mativa. Entonces, creo que hay que
saber diferenciar.
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[Instrumentos de protección]
Con respecto a esas carencias que
se indican y que todos hemos detec-
tado, y los que hemos estado en el
administración tanto como técnicos
como con responsabilidades sabemos
que existe un incumplimiento por
parte de las administraciones locales,
yo creo que casi el 90% o el 80%
de las entidades locales no tienen
cartas etnológicas y arqueológicas.
La gran mayoría tienen catálogos
arquitectónicos, aunque también con
un porcentaje bastante bajo. Sí creo
que la nueva herramienta que se ha
puesto en la nueva Ley de Patrimonio,
con el anteproyecto que tenemos,
donde fi gura como carta insular, viene
un poco a suplir esa carencia, y esto
fue un mandato de todos los cabildos
y un acuerdo al que llegamos todos
para intentar preservar el patrimonio.
Y ahí cabe también una cosa que co-
mentaba Maite [Ruiz], respecto al pa-
trimonio inmaterial, que es otra de las
carencias que ningún cabildo ha toca-
do, a excepción de Fuerteventura, que
sí tiene un trabajo bastante adelantado
y creo que muy completo sobre el pa-
trimonio inmaterial. Se está haciendo
el atlas de patrimonio inmaterial y va
un poco en base a esa primera toma
de contacto del inventario, y luego ya
tendremos que empezar a actuar con
mecanismos de conservación y poste-
riormente de difusión.
Luis Lorenzo Mata: Estoy de acuerdo
con [Pilar Gómez] sobre la subjetividad
en cuanto a la sabiduría, etc. Eso está
bien, pero lo que pasa es que mi ex-
periencia me dice que en materia de
Patrimonio, cuanto menos le dejemos
a la subjetividad, mejor. Porque, ade-
más, toda la legislación en esta mate-
ria te está constantemente obligando
a que esto se plasme en catálogos o
en medidas “inventariables” de pro-
tección. Si realmente tuviésemos los
catálogos arquitectónicos municipales
aprobados y bien defi nidos, y estos di-
jeran el grado de protección que tiene
cada Bien y las formas y medidas de
intervención, esto debería estar hecho
por equipos multidisciplinares que ha-
cen un trabajo metódico del elemento
en sí, con lo cual deben dar más ga-
rantías a la hora de tú hacer luego un
informe. Si estuviesen hechos todos los
catálogos municipales, si tuviésemos
el instrumento de las cartas arqueoló-
gicas bien defi nidas, bien delimitadas,
al fi nal nuestro trabajo volvería a ser
el del principio, el de museos y otros
funcionarios. Viendo la carta, ante una
petición cualquiera de una reforma de
un bien, vemos si está catalogado,
qué tipo de intervención permite, si
es un yacimiento arqueológico y está
delimitado, si se puede o no se puede
efectuar, o si se puede hacer un estu-
dio de impacto ambiental. Me refi ero
a que todos estos instrumentos a los
que nos obliga la legislación tampoco
están hechos, y esto a nosotros nos
complica muchísimo todos los días a
la hora de hacer nuestro informe.
[Difusión y propiedad]
En cuanto al desconocimiento, a mí se
me da casi a diario, sobre todo desde
la inspección. El problema no es que
difundamos o no el tema del patrimo-
nio, es que hemos declarado y estamos
protegiendo yacimientos arqueológi-
cos, y hemos declarado Bienes de In-
terés Cultural en propiedades a las que
ni siquiera se lo hemos comunicado.
Ni ellos son conscientes de que tienen
yacimientos o bienes en su territorio.
Esto puede crear muchos confl ictos,
de todo tipo, y uno que se me ocurre
y que se me está dando todos los días
es que, cuando solicitas una interven-
ción para hacer un estudio, una exca-
vación, un yacimiento, la ley te obliga
a pedir permiso al propietario...
Pilar Gómez: Hay muchos yacimientos
que están en una propiedad privada, y
tú no puedes entrar en una propiedad
privada sin permiso de ese propieta-
rio. Pero este lo que no puede negar-
se es a que se excave ese yacimiento,
porque existe al respecto un mandato
constitucional. Si la administración
fundamenta que es un yacimiento ar-
queológico y que hay que excavarlo,
ahora hay que constatar que es un
yacimiento arqueológico y constatar-
lo y fundamentarlo. Incluso ha habido
órdenes judiciales para obligar a los
propietarios a permitir el paso a su
propiedad y excavar.
Aránzazu Gutiérrez: Dejamos aquí la
mesa redonda y damos paso al resto
de compañeros que están en la sala,
por si quieren participar.
[Gestión de lo privado y lo público]
Marco A. Moreno: Planteo una pre-
gunta. A raíz de lo que decía [José
de León], de acercar la gestión del
patrimonio a la población, tendría el
cabildo –y en este caso el que mejor
conozco es el de Gran Canaria– que
ser ejemplo de buena gestión. Y me
refi ero concretamente al entorno de
Vegueta, que es donde estamos me-
tidos nosotros ahora. Aparte de la vi-
vienda por la que le di la lata a [José de
León], cuando salieron los restos que
excavó Julio [Cuenca], o la acequia
que excavó aquí Valentín [Barroso], el
problema es que se excava, se queda
abierto, se llena de basura y esto es un
mal ejemplo. Y la gente nos lo decía,
la gente que pasaba por la excavación
decía: “¿Para qué excavan? Excavan
para sacar lo que apareció, todo el di-
nero que se gastan y después lo tapa-
ron”. Y después tienes un propietario a
20 metros que tiene un solar que lleva
abierto un año y medio, y yo creo que
así no nos ganamos a nadie.
Cuando se trata de la apropiación
pública, lo suyo lo hace ligerito y no
hay problema, y sin embargo para lo
privado, pague usted la excavación y
refórmeme el proyecto… Yo creo que
hay que buscar otro mecanismo, no sé
si es por la legislación o por el exceso
de trabajo, pero hay que buscar me-
canismos que agilicen las actuaciones.
A veces también somos los propios ar-
queólogos los que nos atrasamos con
nuestro trabajo. Pero hay que buscar
formas de respuesta de la administra-
ción frente a lo privado y lo público.
[Planifi cación y coordinación en las
intervenciones]
José de León: Hay un tema que es im-
portante, que es el de la planifi cación
previa. Si en este caso no es el cabil-
do sino el ayuntamiento el que piensa
levantar las calles, debería el ayunta-
miento preveer que lo está haciendo
en una zona con riesgo arqueológico,
y reservar dinero para la excavación
y para lo que pudiera ocurrir. ¿Qué
está pasando? Que al fi nal aparecen
los restos y no hay dinero para nada,
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y entonces hay que resolverlo modi-
fi cando el proyecto y buscar dinero,
que, por ejemplo, en el caso este de la
acequia en el que estaba Valentín [Ba-
rroso], creo que lo va a pagar la funda-
ción de un hotel.
Después está la coordinación interad-
ministrativa, que también falla a veces
y que podría agilizar el tema. Estoy
de acuerdo, pero también estas son
situaciones complejas, porque todos
los días te van apareciendo cosas y tie-
nes que tomar decisiones sobre ellas.
En el caso de Vegueta, lo que yo creo
es que tiene que haber una estrategia.
Si ahora existe la oportunidad de que
con tres actuaciones emblemáticas: la
acequia, la casa Marcial y la Catedral,
va a cambiar la fi sonomía del casco
histórico, ahora que se quiere declarar
Patrimonio de la Humanidad, Ciudad
Cultural y demás, éste es un momento
oportuno y podría ser un ejemplo im-
portante para actuar entre las admi-
nistraciones. Hay una crisis de lo pú-
blico y, en general, crear una plaza, un
parque o un yacimiento arqueológico
que pueda visitarse es complicado.
A raíz de los que se cargaron la Garita,
la única solución que he visto es irme
un fi n de semana con ellos de acam-
pada y hacer un acto con ellos, y al
fi nal que terminen siendo los principa-
les protectores de aquello. Porque es
difícil. Es verdad que la administración
debe ser quien dé el ejemplo, pero es
importante la conciencia social. Es de-
cir, o hay una sociedad que presiona,
que dice que eso es importante y que
hay que protegerlo, o te quedas tú
solo. Y a veces es más importante que
intercambiemos experiencias concre-
tas, de cómo lo estamos resolviendo
en cada caso, para saber cómo resol-
ver estas cosas.
[Responsabilidad de los
ayuntamientos]
Pilar Mesa González: Cambiando de
tema, mi pregunta va en relación con
la nueva Ley de Patrimonio. Con la
modifi cación de leyes –no sé si ya es
defi nitivo el texto o no–, pienso que a
los ayuntamientos se les han quitado
todas las responsabilidades y la reali-
zación de inventarios. Yo trabajo en la
inspección de Tenerife, donde somos
tres inspectores para toda la isla. Se
supone que los ayuntamientos son
los aliados, los que un poco hacen el
trabajo cercano, y nosotros estamos
un poco más arriba. Pero si los ayunta-
mientos pierden ese trabajo cercano y
ya no tienen la responsabilidad de, por
lo menos, hacer el previo y de tenerlo
controlado, y nosotros vamos siempre
corriendo detrás, no podremos hacer
nunca una administración de ofi cio,
sino siempre corriendo detrás.
[Catálogos]
La competencia directa que siguen
manteniendo los ayuntamientos es la
del catálogo arquitectónico. Y aprove-
cho para aclarar que si este no recoge
grados de protección y tipos de inter-
vención, no es catálogo jurídicamente.
No existe nada, no existe en el tráfi co
jurídico como catálogo, sino que sería
un inventario. Y también aprovecho
para aclarar, respecto a la Dirección
General y el patrimonio industrial, que
lo que está haciendo Amara [Florido]
es un inventario, porque además la
Dirección General no puede pisar esa
competencia municipal de creación
de un catálogo. Respecto al patrimo-
nio arqueológico y etnográfi co, la ex-
periencia en Tenerife, por lo que cuen-
tas, es buena con los ayuntamientos.
En otras islas no ha sido así.
Aránzazu Gutiérrez: Disculpa Pilar
[Mesa], pero a mí sí me gustaría que
nos contaras la experiencia con los
ayuntamientos en qué es positiva,
porque estamos hablando de una ca-
rencia de herramientas con las que se
ha encontrado los cabildos. Y ya que
pones por ejemplo el de Tenerife, me
gustaría un poco que nos dijeras cuál
es el nivel de colaboración, de impli-
cación de los ayuntamientos con el
cabildo. ¿Tienen todos cartas etnográ-
fi cas, cartas arqueológicas en las que
ustedes puedan apoyar su gestión de
inspección? No es el caso de Arona,
que además sé que lo tiene y además
es un ejemplo a seguir. El otro día Gra-
nadilla también me sorprendió y dije:
“Bienvenidos”.
[Respuesta sin micro]
José de León: Yo creo que es impor-
tante –porque nos lo planteamos a ve-
ces en términos más genéricos– que
el ayuntamiento está más a nivel de
colaboración. A nosotros nos ha servi-
do mucho buscar personas concretas
de contacto en determinados ayunta-
mientos, porque a lo mejor es el de la
ofi cina técnica, o hay casos como el de
La Aldea donde es, a lo mejor, hasta
un policía municipal, o hay otro que
es el de información… y esas personas
son claves para generar una red.
Aránzazu Gutiérrez: Pero eso es vo-
luntariado. Vamos a ver. ¿Todas las ofi -
cinas técnicas tienen competencia en
patrimonio? No. La Concejalía de Ur-
banismo no tiene por qué estar siem-
pre ligada a patrimonio, porque no es
así. Patrimonio lo mismo aparece en
Cultura que aparece ubicada en Turis-
mo o en Urbanismo. Muchas veces al-
guien les llama desde una ofi cina que
no tiene por qué tener las competen-
cias, sino simplemente porque hay al-
guien que voluntariamente, y porque
tiene ese amor y ese sentimiento por
el patrimonio, se preocupa. Y bienve-
nidos sean esos aliados, ya que gracias
a eso conservamos...
[Reforma de la Ley. Cartas
insulares]
Pilar Gómez: Pero, por ejemplo en
Lanzarote, se ha producido el caso
de que me han llamado de un ayun-
tamiento y me han dicho: “por favor,
que no conste que te lo he dicho yo”.
Uno de los puntos que he comentado
sobre la nueva Ley es que los conce-
jos municipales, que hasta ahora son
potestativos, tienen obligatoriamente
que ser creados. Las competencias
municipales no han variado prácti-
camente, excepto en lo relativo a las
cartas arqueológicas, cartas paleon-
tológicas y etnográfi cas, pero no hay
que olvidar que ahora tienen un mero
valor de documento administrativo,
a no ser que estén incorporados a un
planeamiento urbanístico. ¿Qué se ha
introducido como novedad y como re-
fuerzo de los cabildos? Pues también,
para las tareas no hechas por el cabil-
do o por el Gobierno, y para las que
no hacen los ayuntamientos, la Carta
Insular, que viene a ser un catálogo in-
sular con el que se intenta que no se
nos caiga ningún bien a proteger.
La Carta Insular aparecerá cuando se
apruebe la nueva Ley, y la tendremos
que desarrollar inmediatamente. Si-
gue siendo competencia municipal la
de elaborar los planes especiales de
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protección, adoptar las medidas cau-
telares que den en los cabildos y en el
Gobierno de Canarias, la vigilancia…
Son las mismas, pero luego está la vo-
luntad, y la realidad de que el técnico
propone y el político dispone, que es
el pan nuestro de cada día.
Aránzazu Gutiérrez: Yo que he estado
también al otro lado de la administra-
ción, conozco casos de compañeros
técnicos que no avisan a la unidad de
Patrimonio, y pasan la pala y después
le dicen al trabajador: “que no se ente-
re la unidad de Patrimonio”. Y los hay,
o sea que no toda la responsabilidad
es que disponga el político; el técnico
también dispone, y tenemos mucha
parte de responsabilidad. Y en esto me
incluyo, porque he estado también en
el otro lado. Hay de todo…
Pilar Gómez: En esto también no hay
que olvidarse de una categoría es-
pecial que ha surgido y que es muy
abundante: politécnicos. Todos los
días convivimos con ellos y saben de
todo…
[Difusión y educación]
Pedro González: Cualquier resto,
cualquier patrimonio histórico, el que
sea, cuanto más cercano al pueblo
esté mejor. Si a un niño de 3 años le
enseñan en el colegio lo que es la his-
toria, lo que es su historia, cómo ha
vivido, cómo ha crecido, cómo se ha
desarrollado, por qué vive allí, por qué
no vive en otro sitio, cómo viven en
otros lugares... Si eso se enseña bien
cuando tienen 3 años, cuando tengan
13, 14 ó 15 –que son los que rompen en
La Garita, como decía [José de León]–,
ya no romperían.
No todo son leyes coercitivas o pena-
les, sino que también hay que plantear
que esto hay que llevarlo a aquellos
lugares donde nos permiten incidir
directamente en la capacidad de for-
mación de esas personas, y es a los 3
años, a los 4, a los 5 o a los 6. Yo no
he dado clase en instituto, Jorge [Pais]
por ejemplo la ha dado, y no sé aquí
quién está dando clase en un instituto,
pero me consta que hoy en día, para
los niños de 12, 13 o 14 años meterse
allí es como ir a la jungla y hay que es-
tar todo el día peleando con ellos. Me
consta que todo aquello –y aquí em-
pieza lo que es darle valor a las cosas–,
todo lo que está en un instituto o den-
tro de ese colegio no tiene valor. ¿Por
qué? Porque es público, es de todos,
se rompe y no pasa nada. Lo mismo
pasa con un yacimiento, con una es-
tela, con lo que sea, con un grabado:
no tiene valor. ¿Por qué? Porque es de
todos.
Eso es lo que hay que tomar como va-
lor. Da igual el sentido de penarlo o no
penarlo, hay que buscar la forma de
enseñarles, de educarles. Ahí es don-
de hay que incidir y creo que si la ley
se reforma de alguna forma, hay que
buscar la manera de que incida direc-
tamente en la educación, no sólo en
la cultura, no sólo en el patrimonio
histórico, sino en la educación. Si una
persona está educada desde peque-
ñito en valores históricos, culturales,
sociales, los que queramos, cuando
tenga 20 años no va a destrozar una
farola.
¿Cuál es el problema? Que docentes,
padres, tutores, educadores, todos he-
mos dejado gran parte de esa tarea.
La hemos abandonado y quizás ahora
que estamos en una época más com-
plicada, de crisis, habría que incidir
más en ella. No invirtiendo más dine-
ro, porque no se trata de dinero, sino
de incentivar a los profesionales, a los
padres, a los tutores, a todos a que tra-
bajen más en ese sentido. Y yendo por
ahí se podría hacer. Y esto lo digo un
poco en relación a lo que es la reforma
de la Ley.
[Reforma de la Ley. Ayuntamientos]
No sé si será bueno que le quiten co-
sas o no al ayuntamiento, no lo sé. Sí
creo que son fundamentales. Hay co-
sas que me parecen que no mejoran
nada en la reforma de la Ley, e incluso
algunas de las que me leí creo que las
empeora. Pero hay otras que sí las me-
jora: por ejemplo, creo que hay que
obligar a todos los ayuntamientos a
que tengan una comisión, todos. Creo
que eso es bueno, porque creo que en
ese ayuntamiento los que van a estar
representados allí van a ser, eviden-
temente, algún político, algún técni-
co de ese ayuntamiento, llamémosle
aparejador, arquitecto, ingeniero o
licenciado en historia en geografía,
pero tendrá que haber alguien. Al-
guien que ejecute algo. Además, ha-
brán personajes del pueblo, de la ciu-
dad, del municipio, con cierto valor o
importancia social, cultural o literaria
dentro de ese municipio, y de esa ma-
nera se van a ver un poco implicados,
o por lo menos, se van a ver obligados
a que ese patrimonio no se destroce
tan fácilmente. Lo que pasa es que la
Ley hasta ahora no los ha obligado. No
recuerdo todo el texto de la Ley, pero
no los han obligado a que existan, y
son pocos los ayuntamientos que lo
han hecho de forma voluntaria.
[Importancia de la educación]
Juana Hernández: He aprendido en
estos 20 minutos –yo que llevo aleja-
da de la arqueología de campo y de la
gestión unos cuantos años–, he apren-
dido un montón y no sé si decirles: “mi
sentido pésame queridos compañeros
y compañeras”. Seamos sinceros. El
patrimonio es incómodo, el patrimo-
nio arqueológico especialmente es
incómodo para las administraciones,
especialmente para la administración
local. Lo sé perfectamente, y cuánto
más para el público en general, en el
sentido en que afecta a tu propiedad
privada. Por tanto, estoy con Pedro
[González]. Esto, de la única mane-
ra que se resuelve, es implicando a
la población. Educación, educación,
educación. Me refi ero a la educación
formal en los colegios, pero también
hay otras formas de hacer educación.
Ayer vieron alguna cosilla que noso-
tros hacemos [en el Museo del Puerto
de la Cruz]. El patrimonio arqueológi-
co, de por sí, es un patrimonio muerto
y si tú no le insufl as vida, de una u otra
manera, no tiene valor absoluto para
la gente. ¿Por qué? Porque no tiene
el componente necesario para que
salte el chip del valor, de la emoción.
Sentirlo dentro: si no lo sientes dentro
de alguna manera, olvídate, seguirá
siendo un trasto viejo. Y eso también
es extensible para cualquier otro patri-
monio. Educación, educación, educa-
ción.
No hay nada que más me haya satis-
fecho en la vida que una cosa tan sen-
cilla como estas actividades. Nosotros
las hacemos con niños hasta los 16
años, porque después hacemos otras
para adultos. Estos niños que acaban
a los 16 años se incorporan al trabajo
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del museo como monitores auxiliares
o colaboradores. Es decir, que el vín-
culo no se pierde nunca. Claro que hay
por ahí un lazo afectivo, pero también
hay otra razón y es que ellos, ya lo dijo
Maite [Ruiz], son los que nos van a go-
bernar dentro de 10, 15 años, y ellos
son los que van a tener que decidir
sobre el patrimonio. Y si no los edu-
camos desde pequeños, olvídense, no
va a servir para nada, ni tampoco los
museos, ni la protección de los yaci-
mientos, ni ponerlos en uso público,
ni hacer prevalecer nuestros derechos
constitucionales de conocer y disfrutar
de ellos, porque no van a existir, since-
ramente.
A ver, mi querida amiga Maite, quizás
la calabaza nos haya ganado la prime-
ra batalla, pero no la guerra. Me niego,
me niego, me niego a que la calabaza
nos gane la guerra.
Jorge Pais: Sobre esto de la educación,
yo fui profesor hasta el año 2000 y mi
mujer es profesora. El problema de la
educación es el que comentaba Pedro.
Hoy los institutos son una guardería
en la que sólo intervienen los profeso-
res, porque los padres quieren que tú
les des educación, buenas costumbres
y todo. Cambia mucho cuando un ins-
tituto o un colegio va a un museo: eso
para ellos es como un día libre. Luego
tienen que volver al aula, día a día, y
es la selva, de verdad. Por eso, cuando
yo di clase, había una asignatura que
se llamaba “Canarias, tierra sin fronte-
ra”, que era un cajón de sastre, por-
que tú dabas lo que querías. Yo, cla-
ramente, les daba arqueología, pero
si era un biólogo les daba vegetación,
si era uno de literatura, pues les daba
literatura. Entonces, la educación es
fundamental, lo tengo clarísimo, pero
es muy, muy difícil y la verdad es que
soy bastante pesimista con ese tema.
Ojalá me equivoque.
[Educación, política y
responsabilidad]
Nona Perera: Pero la lucha no es con-
tra la ciudadanía; contra ella la tene-
mos ganada si educamos. No sólo para
que la niña esa no rompa la farola, sino
para que cuando llegue al sillón de la
presidencia o de un ayuntamiento, no
esté boicoteando al servicio de patri-
monio, o de medioambiente, o de re-
serva de la biosfera, etc. Hay que dar
a conocer el patrimonio. Si nosotros
hacemos un recuento de cuáles son
las causas que van en detrimento de
la conservación del patrimonio –y en
concreto de cualquier aspecto del pa-
trimonio en Lanzarote–, vemos que en
primer lugar son las administraciones
públicas, y a la cabeza de estas está el
cabildo, quien se salta el protocolo de
actuación en cualquier caso. Cuando
paramos una obra, siempre está la
certeza de que es una obra nuestra.
La educación es el eje vertebral de
todos. Por eso, en nuestro Servicio
hay una persona responsable sólo de
divulgación, con maletas didácticas,
charlas, clases o cursos en el CEP, y
cualquier cosa que se nos pida lo ha-
cemos sin pestañear. Es una de las
prioridades de ese servicio. En esos
cursos lo que hay que potenciar es que
la ciudadanía sea más responsable,
pero por mero instinto de superviven-
cia, porque luego es la ciudadanía la
que va a demandar una política con-
secuente con la legislación del patri-
monio. La lucha nuestra no es desde
luego contra la ciudadanía. Dormimos
con el enemigo y están compartiendo
despacho. Y claro, en la isla en la que
trabajo es tan estrecho el vínculo en-
tre el empresariado y la clase política
que a veces se difumina todo...
[Agradecimientos]
Luis Bettencourt: [traducción] Quiero
agradecer a todos los participantes y
ponentes porque este Encuentro me
ha resultado muy interesante. He es-
tado en la primera fi la y no he podido
dormir ni un sólo momento, porque
toda la información que se ha dado
ha sido muy pertinente. He asumido
hace muy poco tiempo la presidencia
de ADCA. Cuando me han informado
de la celebración de este encuentro,
he tenido muy poco tiempo para po-
der preparar una intervención, pero
he asistido como un espectador más
y muy interesado por todo el conteni-
do. Me he dado cuenta en todos es-
tos días que la arqueología en Cana-
rias es muy diferente a la de Azores,
donde sobre todo lo que se trabaja es
la arqueología subacuática, y es una
ocupación diferente. Pero a pesar de
que las cuestiones que se traten sean
distintas, hay cosas que son muy pa-
recidas, muy importantes, porque los
principios son los mismos, como en
cualquier ofi cio. Por ejemplo, también
en el mundo arquitectónico: aunque
se traten de distinto modo en distintos
lugares, hay principios similares.
Hay otras cuestiones que se han abor-
dado que también son idénticas en
Azores. La legislación a veces tarda, a
veces cambia. Es necesaria, pero diga-
mos que tiene un marco temporal que
es diferente a los valores que se esta-
ban comentando. Cuando a la pobla-
ción no se le involucra o no se le edu-
ca, o no es lo sufi cientemente didác-
tica, esos valores no están presentes,
y esto ocurre también en Azores. Por
ejemplo, las cuestiones relacionadas
con la propiedad privada, con el he-
cho de que el dueño de un terreno no
permita el acceso, también ocurre allí.
En el fondo esta es la cuestión más di-
fícil, el tema de los valores, de la edu-
cación, que en caso de éxito da muy
buen sabor de boca y resulta como la
unión de todas las partes.
Para terminar, simplemente quería
reiterar la enhorabuena a todos los
presentes, porque han sido dos días
muy importantes, muy interesantes, y
espero que pronto se puedan repetir
estas jornadas y quizás, por qué no, en
Azores.
[Clausura. Agradecimientos]
Aránzazu Gutiérrez: Damos por aca-
bada la sesión y el encuentro, aunque
antes quería aprovechar y agradecer-
le a Luis [Bettencourt] y a Daniel [de
Sousa], que han venido desde Madeira
y de Azores a acompañarnos, que ha-
yan estado estos dos días aquí con no-
sotros, que sé que es complicado no
sólo el traslado, sino también la fron-
tera del idioma, que en algunos casos
nos separa, pero creo que en este caso
nos ha acercado a todos un poquito
para conocer mejor toda la Macaro-
nesia. Quiero aprovechar y darles las
gracias. Ya se las di al inicio, en la inau-
guración, y se las reitero. Y aprovecho
para decirles que habrá una publica-
ción de las actas, recogiendo las inter-
venciones y mesas redondas, porque
nos va a servir de documento base
para trabajar en un futuro.
204
Esperemos que al menos podamos
realizar este Encuentro cada dos años.
Saben que este viene encuadrado
dentro de un proyecto europeo, que
ahora mismo tiene vigencia hasta el
año 2012. Tenemos en marcha otro
proyecto, pero en otro ámbito y más
general dentro del patrimonio. No es
de arqueología, pero como a todos
nos interesa el mundo del patrimo-
nio histórico en general, pues estarán
invitados a las acciones que se hagan
dentro de ese otro proyecto.
Reitero el agradecimiento y espero
que este evento haya servido para lle-
gar a puntos de encuentro, sobretodo
para aprender y conocer lo que se está
haciendo en los diferentes ámbitos del
patrimonio cultural, y sobre todo que
nos sirva para seguir caminando hacia
el futuro, conservando el pasado, y no
sólo el pasado sino también lo más
cercano. Porque no podemos obviar
que el patrimonio también es hoy.
[Colaboración administrativa]
Quiero añadir e insistir en otra cosa,
y esto va en referencia a mi querido
amigo [José de León]. A veces se les
convoca y no participan todos los ca-
bildos. En este caso no le voy a tirar
de las orejas a los ayuntamientos, sino
a los cabildos, que son los que tienen
el gran peso de las competencias en
patrimonio cultural. Porque a veces se
les convoca a todos y no están, por di-
ferentes causas. Pero no todo se basa
en una reunión y en un punto de en-
cuentro, porque hay nuevas tecnolo-
gías que se pueden utilizar, como los
correos electrónicos, y otras formas de
intercambio. Porque hay una cosa que
creo que hemos olvidado y es funda-
mental: la colaboración administrati-
va.
Cuando surgen dudas, muchas veces
se olvidan de pedir consejo, por ejem-
plo, a la Dirección General: el otro día
Maite [Ruiz] tuvo una duda con la ley,
y se dirigió a nosotros para que los
servicios jurídicos se la aclararan. Por
eso miro hacia todos, porque a veces
se olvidan de que estamos ahí en ese
sentido. Pero de la misma forma que
se olvidan de la Dirección General,
también se olvidan de que, a lo mejor,
hay algún cabildo que pueda colabo-
rar. Así que apelo a que también cada
uno ponga de su parte y que no todo
confl uya en reuniones, porque a veces
también las reuniones se queda en ha-
blar, hablar, y poca acción por parte
nuestra.
Sólo quiero reiterar mi agradecimien-
to a todos y dar por clausurado este
Encuentro.
CONCLUSIONES
207
CON
CLU
SIO
NES
Los profesionales de diferentes ám-
bitos relacionados con el patrimonio
arqueológico que se dieron cita en la
Casa de Los Coroneles de Fuerteven-
tura, los días 11 y 12 de noviembre de
2010, dentro del encuentro de inter-
cambio de estrategias y cooperación
entre Azores, Canarias y Madeira,
incluido entre las acciones del pro-
grama Arqueomac, han resaltado la
importancia y necesidad de que las
administraciones e instituciones creen
más líneas de comunicación, coordi-
nación, planifi cación y colaboración
orientadas al buen funcionamiento de
las medidas legales y administrativas
previstas para la protección y conser-
vación del Patrimonio, así como para
lograr una mayor efi cacia y rentabili-
dad en los trabajos de documentación,
investigación, difusión y, en general,
de gestión del mismo.
En este sentido, cabe resaltar que el
nuevo texto del Proyecto de Ley del
Patrimonio Histórico y Cultural de
Canarias, en proceso de aprobación,
contempla la ampliación de los ins-
trumentos de protección, con nuevas
fi guras insulares y locales, como son
las cartas insulares y los catálogos de
protección, que han de recoger obli-
gatoriamente los grados con que se
protegen y pueden ser intervenidos
los bienes, para que puedan aprobarse
como tales catálogos.
ENCUENTRO ARQUEOMAC SOBRE GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
CASA DE LOS CORONELES. LA OLIVA
Por otro lado, la incorporación de las
nuevas tecnologías en los trabajos de
documentación del patrimonio ar-
queológico se ha convertido en una
necesidad de importancia fundamen-
tal e ineludible, como realidad del mo-
mento en que vivimos. No obstante,
siendo conscientes de que ningún sis-
tema puede plantearse como defi niti-
vo, y para poder garantizar la utilidad
y perdurabilidad de la información, es
necesario que existan y se unifi quen
criterios por parte de las administra-
ciones e instituciones implicadas en la
gestión del patrimonio arqueológico.
Además, las nuevas tecnologías, entre
las que se incluyen las de la informa-
ción y comunicación (NTIC), resultan
ser una herramienta de gran versatili-
dad de cara a la difusión. Partiendo de
que la divulgación y la educación en
torno al patrimonio cultural –que es
un bien de toda la sociedad–, son in-
dispensables y que, de hecho, se reco-
gen como mandatos constitucionales
ineludibles, las nuevas tecnologías de-
ben aprovecharse y pueden contribuir
a su mejora gracias al amplio abanico
de posibilidades y capacidad de alcan-
ce que poseen.
Teniendo en cuenta estas circunstan-
cias, las universidades han de compro-
meterse en la preparación de profesio-
nales que conozcan adecuadamente
208
estas tecnologías y herramientas, así
como las ventajas de su aplicación.
No obstante, las empresas mantienen
un papel imprescindible a la hora de
cubrir esta parcela, ya que son ellas
quienes tienen en su mano el poten-
cial de generar una documentación
fundamental para los investigadores
y la propia administración, debiendo
garantizar el desarrollo, suministro,
mejora y estabilidad de aplicaciones,
herramientas y sistemas cada vez más
efectivos y capaces de proveer un ma-
yor provecho de cara a la gestión inte-
gral del patrimonio.
El desarrollo de los actuales trabajos de
documentación, investigación y con-
servación del patrimonio, entre ellos
los del campo arqueológico, evidencia
la necesidad de crear equipos multi-
disciplinares, con especial preocupa-
ción por la integración de profesiona-
les como pueden ser, por ejemplo, y
entre otros muchos, los restauradores
y conservadores especializados, cuya
presencia es también de gran impor-
tancia en los centros museísticos.
En defi nitiva, resulta fundamental
insistir en la necesidad de la comuni-
cación, coordinación y colaboración
entre las administraciones, a todos los
niveles, para el funcionamiento de las
medidas legales y administrativas pre-
vistas para la protección del patrimo-
nio. De ahí la conveniencia de la or-
ganización de encuentros y jornadas,
así como de reuniones técnicas, orien-
tadas a la consecución de criterios
comunes en aspectos determinados,
como pueden ser los relativos a las ins-
pecciones de patrimonio, la redacción
de informes, el establecimiento de re-
quisitos y protocolos para la adecuada
documentación y gestión de la infor-
mación, la aplicación de normativas o
las estrategias para la educación y la
difusión.
Fuerteventura. Noviembre de 2010