acción colectiva y diseño urbano. francisco baez urbina

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17 Acción colectiva y diseño urbano. Notas sobre las oposiciones a la provisión de bienes de uso colectivo * Francisco Báez Urbina Universidad Arcis, Santiago, Chile. Email: [email protected] Resumen: Los estudios de acción colectiva y de cooperación en la provi- sión de bienes públicos hechos desde la sociología analítica son instrumentos de gran utilidad y relevancia tanto para la reflexión sociopolítica como para el diseño de políticas públicas democráticas. En ese sentido, pensar la acción colectiva -en sentido amplio como el terreno de la constitución de lo social y de la configuración de resultados sociales relevantes desde los intereses de los diversos grupos que componen lo social- es y debiera ser de gran provecho para los cientistas sociales interesados en definir y diseñar entornos sociales más horizontales y justos territorialmente. El presente artículo recoge algunas notas de estudio emanadas de una investigación realizada en algunas ciudades hispanoamericanas respecto de los temas citados. Palabras clave: Acción colectiva, cooperación social, bienes públicos, di- seño institucional, política urbana. Collective action and urban design. Notes on the oppositions to the provision of goods for collective use Abstract: Studies of collective action and cooperation in the provision of public goods made from a sociological analytical instrument are useful and relevant to both social and political analysis and democratic public policy making. In that sense, thinking on collective action in a broad sense -as the grounds for the constitution of “the social” and the making of relevant social results Cumming from the interests of various social groups that form “the social”- is and should be of great use to social scientists interested in defining and designing social environments more horizontal and territorially fair. This article recovers some study notes from an investigation that was carried on in some Spanish-American cities, on the aforementioned topics. Key words: Collective action, social cooperation, public goods, institutional design, urban policy. A ação coletiva e urbanismo. Notas sobre a oposição ao fornecimento de bens de uso coletivo Resumo: Estudos da ação coletiva e cooperação na provisão de bens pú- blicos feitos a partir de uma análise sociológica são instrumentos úteis e relevan- tes tanto para a reflexão social e política como para a formulação de políticas públicas democráticas. Nesse sentido, pensar em uma ação coletiva em sentido Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Volumen 10, Nº 28, 2011, p. 17-32

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El sociólogo chileno Francisco Baez realiza un recorrido por algunas de las principales urbes de L.A. para analizar la acción colectiva en el contexto urbano.

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    Accin colectiva y diseo urbano.Notas sobre las oposiciones a la

    provisin de bienes de uso colectivo*

    Francisco Bez UrbinaUniversidad Arcis, Santiago, Chile. Email: [email protected]

    Resumen: Los estudios de accin colectiva y de cooperacin en la provi-sin de bienes pblicos hechos desde la sociologa analtica son instrumentos degran utilidad y relevancia tanto para la reflexin sociopoltica como para el diseode polticas pblicas democrticas. En ese sentido, pensar la accin colectiva -ensentido amplio como el terreno de la constitucin de lo social y de la configuracinde resultados sociales relevantes desde los intereses de los diversos grupos quecomponen lo social- es y debiera ser de gran provecho para los cientistas socialesinteresados en definir y disear entornos sociales ms horizontales y justosterritorialmente. El presente artculo recoge algunas notas de estudio emanadas deuna investigacin realizada en algunas ciudades hispanoamericanas respecto delos temas citados.

    Palabras clave: Accin colectiva, cooperacin social, bienes pblicos, di-seo institucional, poltica urbana.

    Collective action and urban design. Notes on theoppositions to the provision of goods for collective use

    Abstract: Studies of collective action and cooperation in the provision ofpublic goods made from a sociological analytical instrument are useful and relevantto both social and political analysis and democratic public policy making. In thatsense, thinking on collective action in a broad sense -as the grounds for theconstitution of the social and the making of relevant social results Cummingfrom the interests of various social groups that form the social- is and should beof great use to social scientists interested in defining and designing socialenvironments more horizontal and territorially fair. This article recovers some studynotes from an investigation that was carried on in some Spanish-American cities,on the aforementioned topics.

    Key words: Collective action, social cooperation, public goods, institutionaldesign, urban policy.

    A ao coletiva e urbanismo. Notas sobre a oposio aofornecimento de bens de uso coletivo

    Resumo: Estudos da ao coletiva e cooperao na proviso de bens p-blicos feitos a partir de uma anlise sociolgica so instrumentos teis e relevan-tes tanto para a reflexo social e poltica como para a formulao de polticaspblicas democrticas. Nesse sentido, pensar em uma ao coletiva em sentido

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    amplo como a terra da constituio das configuraes sociais e sociais relevantesresultados dos interesses dos diversos grupos sociais que compem o que e deveser de grande utilidade para os cientistas sociais interessados na definio econcepo de ambientes sociais mais horizontais e territorialmente justo. Este artigopresenta alguns notas de pesquisa producto da uma investigao sobre algumascidades hispano-americana sobre os temas mencionados.

    Palavras-chave: ao coletiva, cooperao social, bens pblicos, desenhoinstitucional, poltica urbana.

    * * *

    Introduccin

    Uno de los presupuestos bsicos del ajuste neoliberal de las ltimastres dcadas al capitalismo reformado (Welfare State europeo o EstadosNacional Populares o modelo de Industrializacin Sustitutiva de Importa-ciones en A. L.) involucra la promocin y legitimacin del imperativo tc-nico por sobre consideraciones de tipo poltico en la constitucin de lapoltica pblica. En ese tenor, suponer que el instrumental tcnico est encondiciones de proporcionar la nica, mejor y, por tanto, indiscutida vaposible para la produccin de bienes pblicos (o bienes privados suminis-trados por el Estado), es por menos, interesado e ingenuo. Las polticaspblicas (preferentemente las econmicas aunque tambin las sociales) fa-vorecen a unos intereses por sobre otros y, en la mayora de los casos, loscostes de las soluciones de poltica dadas se reparten inequitativamenteentre los distintos grupos o estratos de la poblacin (a nivel nacional, regio-nal, etc.). En ese sentido, si se parte de la base de que la clase poltica sequeja de los movimientos sociales urbanos que actualmente se levantancontra de sus decisiones, acusndolos de insolidaridad y de egosmo por noquerer un bien de uso colectivo de utilidad general (cualquier equipamientourbano universalmente til pero localmente no deseable), es preciso sea-lar: a) que ello demuestra que viven aislados del mundo de sus representa-dos (la soberana popular), b) que la ciudadana reacciona movilizndosecuando desconfa de sus decisiones, y c) que ello se agrava cuando parecenser decisiones inducidas por lobbies econmicos asociados a especulativosy mezquinos intereses de clase (expresados territorialmente). Respecto deello, y considerando por ejemplo- que hay barrios urbanos, municipios ypueblos que la clase poltica slo recuerda para poner en ellas lo que nadiequiere cerca de sus casas (lo que genera estigmatismo y malestar sociallocalizado), no sera mejor, por ejemplo, transparentar los procedimientosde decisiones y de asignacin, haciendo mapas de equipamientos a nivelpas, y viendo cules tocan a tal o a cual territorio? Pedir solidaridad alcolectivo (comunidad de implantacin) para un colectivo mayor de refe-rencia (la ciudad) es estar dispuestos a compartir cargas y beneficios; estoes, por ejemplo, no enviar siempre los equipamientos indeseables a losbarrios populares, y/o enviar siempre las instalaciones deseables a barriosms ricos, lo que claramente afectara a la estructura global de coste - bene-ficio existente detrs de la conformacin de lo urbano.

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    En lo que sigue, entregamos algunas notas de estudio obtenidas so-bre una investigacin realizada en algunas ciudades hispanoamericanas sobrecooperacin y bienes pblicos. Intentaremos argumentar acerca de la ideade que los procesos de diseo de polticas pblicas territoriales son proce-sos de carcter esencialmente poltico (y no tcnico, como el neoliberalismopretende sealar), donde (1) los actores involucrados representan interesescorporados orientados fundamentalmente al beneficio propio, y (2) dondedichos intereses pueden y deben ser considerados como insumos de proce-sos de decisin y accin colectiva generales, esto es, la accin colectivaentendida en su sentido amplio: la constitucin propia de lo social.

    Los movimientos de oposicin ciudadanacontra la provisin de bienes pblicos

    Proponemos definir tentativamente los movimientos de oposicinciudadana (MOC) como movimientos sociales (normalmente de carcterurbano) que reaccionan oponindose a aceptar un equipamiento que serde utilidad a la poblacin en general. Si se tuviera que catalogrseles den-tro de las categoras de la ciencia social estndar deberan ser ubicadosdentro de lo que se debera dar en llamar novsimos movimientos socia-les (normalmente se les asocia con territorios donde existe una larga expe-riencia en desarrollo democrtico y movilizacin colectiva, aunque a vecesno sea tan as). La razn?, no son movimientos que estn plenamente an-clados en las problemticas socioeconmicas de carcter estructural (comoel movimiento obrero de base industrial) o en las problemticas identitariasde menor poder de convocatoria denominados desde los aos 70 nuevosmovimientos sociales (el movimiento pacifista, las identidades sexuales,las minoras tnicas, etc.). Ms bien, se tratara de reacciones mucho masheterodoxas, mucho ms actuales, mucho menos masivas y mucho menoscomprendidas que me atrevera a enmarcar dentro de la esfera de lo que sepodra denominar como lo social no poltico, es decir, el conjunto desocialidades que escapan a los anclajes estructurales econmico parti-distas del capitalismo industrial (donde lo econmico muchas veces coin-cide con lo poltico), y que, no demostrando vocacin por el poder ni porlevantar programticas de carcter reivindicativo sectoriales, centran suaccionar, o bien para oponerse (desde intereses puramente individuales pro-movidos por el liberalismo extremo de estos ltimos 30 aos) a pagar indi-vidualmente costes laterales de decisiones gubernamentales que beneficia-ran al colectivo (la ciudad), o bien (desde una actitud altruista de carctercvico y denunciante) para oponerse a decisiones, que segn ellos, afecta-rn o bien a generaciones futuras o bien a un colectivo slo configurable enel presente pero dentro de una escala mayor (el pas, la regin, etc.).

    En otras palabras, entenderemos los MOC como parte de las diver-sas reacciones observables en el espacio de lo pblico y que reflejan lasdiscrepancias existentes en lo social sobre las asimetras de la estructurageneral de coste - beneficio que hay detrs de la provisin de bienes pbli-

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    cos (BP) (proceso de cooperacin o de accin colectiva general o ensentido amplio -a escala nacional).1 En trminos concretos, la existenciade MOC en operacin reflejar el desacuerdo existente en lo social sobrelos trminos de la accin colectiva general (a escala nacional o internacio-nal, dependiendo del bien de que se trate), es decir, sobre la distribucinequitativa de la carga (los costes y/o las externalidades negativas) en laconstruccin de lo pblico. As, que haya accin colectiva opositora en laciudad significar que no hay acuerdo social (en trminos sectoriales o te-rritoriales) sobre la estructura general de costes presente en la provisin deBP de carcter urbano.

    Pero revisemos algunas categoras tericas de apoyo. Los BP sonbienes caracterizados por la no rivalidad y la no exclusin. En otras pala-bras, bienes que pueden ser consumidos paralelamente por un nmero in-definido de agentes, y que una vez provistos, producen, disfrute universaldel cual, por definicin, no se puede excluir a nadie. Adems de ello, gene-ran externalidades en su entorno prximo difciles de controlar desde me-canismos institucionales. El problema es que en ausencia de derechos depropiedad, este tipo de bienes, adems de que comportan una alta comple-jidad en cuando a sus impactos y a los inter juegos de las externalidadesque provocan, bajo los supuestos de la Teora de la Eleccin Racional (TER),no generan incentivos para sostener sus propios procesos de provisin. Eneste contexto, el problema de los BP alude a una estructura perversa depreferencias que caracteriza el intercambio entre agentes, y que indivi-dualmente- tiende a generar no cooperacin, propiciando resultadosineficientes o sub ptimos. Sin la existencia de incentivos necesarios parala cooperacin, se dar el comportamiento free rider. Que no haya coope-racin significar entonces la inexistencia de acuerdos de partida para com-partir los costes. As, ningn barrio de la ciudad estar dispuesto a financiarparte de los costes de la implementacin de bienes que sern de utilidadcolectiva (bienes de utilidad para todos como vas urbanas, servicios pbli-cos o territoriales en general), y el bien no se producir.

    Un mercado competitivo el arquetipo de las instituciones pri-vadas es en si mismo un BP. Una vez que se genera un mercadocompetitivo los individuos pueden entrar y salir libremente, yasea que contribuyan o no con el costo de generarlo y mantenerlo.Ningn mercado puede existir por mucho tiempo sin institucio-nes subyacentes que lo mantengan. En escenarios de campo, msque existir en mundos aislados, las instituciones pblicas y privadascon frecuencia estn entretejidas y dependen una de la otra (Ostrom,2000: 43)

    Por su parte, una accin colectiva es una accin emprendida por doso ms agentes que, bajo el nimo de procurarse beneficios compartidos,logran establecer y coordinar esfuerzos comunes. Por el contrario, un pro-blema de accin colectiva se dar cuando, debido a que los agentes racio-nales carecen de incentivos para procurar la consecucin de un bien colec-tivo, actan en beneficio propio y en detrimento de resultados sociales de-

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    seables (Elster, 1991, 2006; Olson, 1992; Ostrom, 2000). Consistir en unasituacin de intercambio en la que es mejor para todos que algunos coope-ren en la consecucin de los objetivos comunes trazados -sean estos cualessean- a que nadie lo haga. Pero, aunque pueda ser mejor para todos quetodos o algunos lo hagan a que nadie lo haga, desde la perspectiva de cadauno de los involucrados, siempre ser mejor o ms rentable no hacerlo, esdecir, abstenerse de cooperar y que lo que haya que hacer para el bien detodos lo hagan otros. En escenarios descentralizados, dicho problema sueleresolverse mediante una secuencia virtuosa de motivaciones individuales ala accin colectiva: utilitaristas, altruistas psicolgicas, altruistas morales,etc. (Elster, 1996). En escenarios centralizados, slo se resolver mediantela accin de algn agente externo o principio de autoridad supra individualque decide por el colectivo de forma vinculante. Si la primera puede enten-derse dentro de un orden ideal espontneo, la segunda slo podr ser enten-dida desde una nocin de necesidad de orden instituido que presupongaalgn tipo de diseo institucional (Bowles, 2004).

    Las notas entregadas a continuacin provienen del estudio de doscasos puntuales. El primero de ellos refiere a las oposiciones de gruposorganizados en Mxico, DF. (los de la Delegacin de Tlhuac a los planesde desarrollo urbano destinados a incorporar sector sur de la ciudad a lacapital metropolitana mediante la construccin de la Lnea 12 del metro ylos del sector poniente de la capital opuestos a la construccin de vas detransporte que conectarn el Estado de Mxico con el DF), y el segundoconsiste en la oposicin a las obras del paso del tren de alta velocidad porel centro de Barcelona y por debajo de monumentos patrimonialesemblemticos para la ciudad como es el Templo de la Sagrada Familia.

    Algunas notas sobre los dilemas de accin colectiva yproblemas involucrados: los espacios urbanos en disputa

    A continuacin presentamos algunas notas de estudio sobre los dile-mas de accin colectiva y sobre los problemas de interpretacin y gestininvolucrados.

    Los conflictos de intereses puestos en juego y la cuestin del poder

    En ausencia de derechos de propiedad, teniendo en cuenta los com-plejos efectos e impactos de sus externalidades (positivas o negativas), yconsiderando el problema de no cooperacin generado, este tipo de bienesinvolucra la puesta en escena de una serie de conflictos entre los interesesde los diversos agentes involucrados. En las propias palabras de Olson(1992:25):

    No es preciso que un BP que interesa a un grupo de una sociedadbeneficie necesariamente a la sociedad en conjunto. As como unatarifa podra ser un BP para la industria que la busc, la anulacin

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    de la tarifa podra ser un BP para quienes consumen el producto dela industria. Esto es igualmente cierto cuando el concepto de BP seaplica nicamente a los gobiernos. En el caso de un gasto militar, deuna tarifa o de una restriccin a la inmigracin, que son un BP paraun slo pas, tambin podran ser un para otro pas yperjudiciales para la sociedad en conjunto (M. Olson, 1992:25).

    Y dentro de ello, el tema o la cuestin del tratamiento del poder esbastante complicada. Respecto de ello: un conjunto de individuos puedeser lo bastante poderoso como para imponer el equilibrio que los favorece() sobre otras personas (). Un equilibrio puede ser impuesto por aque-llos que tienen ms probabilidades de beneficiarse con l. Para hacerlonecesitan poder sobre los que prefieren otro equilibrio (Elster, 1996: 112).En ese sentido, el anlisis poltico de los problemas de BP se contemplams adecuadamente no como un anlisis del intercambio de bienes sinocomo un anlisis del intercambio de autoridad entre actores (Snidal enColomer, 1991: 212). As, en escenarios centralizados, es el Estado el que,por definicin y bajo representacin fiduciaria, decide por la ciudadanadefiniendo qu bienes son los necesarios y en qu condiciones se debenimplementar. Esto es particularmente importante pues tiene que vrselascon los intereses corporativos de diversos grupos de inters formales o in-formales repartidos por los territorios, lo que hace que la correcta elucida-cin del enmaraado y enredado entramado de relaciones de intereses ymotivos a la accin colectiva apreciable en la provisin de BP sea difcil-mente desentraable y extremadamente complicada.

    a diferencia de lo que ocurre en el intercambio de bienes priva-dos, las decisiones (en la provisin de BP) forman siempre parte deun proceso de decisin colectiva, que cabe considerar que es de tipopoltico, por el cual se seleccionan las preferencias de algunas per-sonas, se imponen las elecciones reveladas por las mismas comodecisin de la sociedad y se producen los fines o resultados queaquellas decisiones comportan () o la libertad para que las em-presas contaminen en perjuicio de los deseos de algunos ciuda-danos de respirar aire limpio, o regulacin de la contaminacinen prejuicio de las ganancias de los empresarios y en beneficiode quienes dan prioridad a las condiciones de la respiracin ()hay siempre en la poltica un elemento de consenso y uno de coer-cin (Colomer, 1991: 19)

    La dificultad de la interpretacin:Los motivos y las razones de los opositores

    En trminos genricos y como patrones de comportamiento agrega-do estableceremos analticamente dos tipos de movimientos: el NIMBY(not in my back yard) que es un conjunto de individuos que reaccionanoponindose (no cooperan) por razones de carcter egosta a una inversinen infraestructuras pblicas, y el NIABY (not in anyones back yard) queconjunta una serie de individuos que por razones de carcter altruista

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    igualmente se oponen a la implantacin de dichos tipos de bienes. En elprimer caso, se movilizan pues no se quieren pagar costes laterales indirec-tos de la provisin de un BP. La retrica utilizada?: el autoritarismo, lafalta de participacin, el dficit democrtico, etc. Es decir, pese a enarbolarmuchas veces argumentos de carcter no estrictamente egosta, la raznpura que mueve a los NIMBY puros es el perjuicio econmico personaldirecto (la cada del precio del suelo, por ejemplo). Aunque hay interscolectivo en la superficie de los argumentos, apelando, por ejemplo, a ra-zones de proteccin ambiental, el inters propio de los agentes opositoreslocales es claramente observable.

    El segundo caso es ms complejo e interesante pues apela al intersaltruista o egosta de segundo orden. En efecto, independientemente de losmovimientos definidos como estrictamente egostas como los NIMBY pu-ros y que se oponen por definicin al pago individual de costes, tambinpodemos observar otros tipos de movimientos o componentes de movi-mientos (grupos coaligados con otros), como los ambientalistas, por ejem-plo, quienes considerarn (como el poltico profesional) que es de interspropio trabajar para proveer beneficios colectivos; y en ese sentido, se opon-drn sin temor a la hipoteca trans- generacional de un BP, pues sealaranque normalmente estn asociadas a oscuros y acotados intereses econmi-cos de corto plazo (colusin de gobiernos con empresas privadas muchasveces de carcter transnacional). Estos, como sealamos en el cuerpo de lainvestigacin nodal mencionada (Bez Urbina, 2009), presentan interesesno estrictamente egostas que se encuentran apoyados en normas cvicas oen intereses de carcter ms bien universal. Como veremos ms adelante, ypara analizar el tema de la naturaleza egosta o no egosta de los motivos dela no cooperacin, particularmente importante y paradojal puede resultar eltema de la escala. En dicho sentido, en algunos casos, la no cooperacinentendida como no participacin, si es redefinida como abstencin activa,podra adquirir significados diferentes y de contenidos progresistas y crti-cos ante tal o cual proyecto considerado como nefasto para el colectivo.

    Para los movimientos tipo NIMBY (inters egosta de primer or-den), y en el primer sub caso mexicano, por ejemplo, las razones de estetipo de oposicin que se mencionan son el congestionamiento, lasobreexplotacin de los recursos y su consecuente futura escasez, la inva-sin de tierras ejidales para transformarlas en colonias, la inmigracin (quetraera muchos ms problemas y demandas que serian difciles de cumplir),el fin de las antiguas formas de agricultura tradicional, la contaminacin (lacreacin de zonas industriales traer consecuencias tanto para el acuferocomo para la calidad del aire), problemas del transporte y vialidad (la crea-cin de las vialidades no son una salida porque todas llegaran a las zonasde Perifrico, Ermita y Zaragoza y no daran salida), el argumento de que elcambio de uso de suelo traer graves consecuencias ambientales, etc. Seseala con ahnco que la autorizacin de nuevos asentamientos humanosgenerar la llegada de ms personas y un medio social ms inhumano (uni-dades habitacionales, industria y la lnea del metro como incentivos). Seseala que es un proyecto contra las costumbres chinamperas y los usos y

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    costumbres histricas de la gente pobladora de Tlahuac. Se considera comoun proyecto con intereses generales (particulares?) sin tomar en cuenta elpunto de vista de los pobladores originarios. De esta manera, se seala quela ciudad no quiere convivir con los recursos naturales, sino slo explo-tarlos desconociendo instituciones ancestrales de produccin econmicalocal, por ejemplo. Con ello, se menciona la depredacin de los recursosnaturales, la violacin de las leyes protectoras de las zonas de conserva-cin, el desincentivo a la produccin agropecuaria, la falta de cultura y deganas de transmitirla en cuanto para la conservacin de los recursos natura-les. Se seala tambin la falta de informacin lo que provoca el problemadel rumor.

    Como ya sealramos, aunque hay inters colectivo en la superficiede los argumentos, apelando -por ejemplo- a razones de proteccin am-biental, el inters propio de los agentes opositores locales es claramenteobservable: quieren mantener su industria local de carcter histrico y esovisiblemente choca con el desbocado desarrollo de la megaurbe. No obs-tante ello, el argumento tambin es atendible desde el punto de vista de lasostenibilidad annima del colectivo. En el caso de las oposiciones en elsector poniente de la ciudad es ms claro an. Por ser grupos sociales cla-se medieros de carcter tradicional (no populares o de base agraria indge-na como en el primer caso) se defienden como cuerpo de la supuesta ambi-cin y del voraz apetito de los gestores de la ciudad por seguir intentandohacer de ella un bloque annimo desarrollista sin lmites que engulle a lossectores urbanstica y socialmente ya consolidados por la ciudad en los 70.Ahora, en el sentido de las motivaciones egostas que hay detrs (centradasen el propio inters como la defensa de sus barrios y del precio del suelo deellos), si bien stos se encuentran en la base de las argumentaciones, tam-bin son acompaados y reforzados por discursos de organizaciones am-bientales que apelan a la mala gestin del agua y de las cuencas acuferasde la ciudad (se seala con claridad, por ejemplo, que el crecimientoexorbitante de la ciudad est destruyendo las bases de reproduccin de suspropios recursos hdricos lo que es cierto. De hecho, en estos momentos laciudad tiene serios problemas de reproduccin y acceso al agua, un recursohistrico de carcter altamente simblico de los habitantes de la Ciudad deMxico). Como vemos, el problema de la identificacin de motivacioneses bastante complejo pues pese a que el auto inters -que marca los supues-tos de la TER- sin duda se encuentra presente, tambin uno podra razonaren sentido contrario. Es decir, se podra sealar sin mayores problemasque, en su actuar, ellos defienden al colectivo y a las generaciones futuras(la ciudad sustentable) contra los que hipotecan su futuro (el gobierno y losempresarios). Volveremos sobre esto ms adelante. En el caso cataln, porejemplo, el MOC contra el paso del AVE por el centro de Barcelona, apartede ser un movimiento smbolo del cuidado patrimonialista en la ciudad,incluye claramente el inters propio de los vecinos que viven en el eje pordonde se construye el tnel subterrneo, pues creen (y de hecho es as) quedicha construccin redundar directamente en la cada del precio del sueloperjudicndolos directamente. Ello, no obstante otros tipos de interesesmenos egocentrados que junto a ellos han ido conformando una bola no

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    cooperativa que incluyendo organizaciones con intereses ms universalescomo los que ahora revisaremos, dan la imagen de un movimiento homog-neo pero que tiene una composicin interna variada que es preciso analizar.De esta manera, muchas veces en este tipo de movimientos las motivacio-nes se encuentran mezcladas o superpuestas lo que indica, en trminos ana-lticos, que son coaliciones motivadas por intereses distintos (y a vecescontrapuestos) que de manera conjunta logran establecer ruido masivo contradecisiones gubernamentales de carcter territorial que la opinin pblicapercibe como un todo.

    Para los movimientos NIABY (inters altruista o egosta de se-gundo orden), anotaremos separadamente algunos tpicos importantes.

    La cooperacin inter generacional. Independientemente del inte-rs egosta de primer orden que mueve a algunos MOC o a algunos de susintegrantes individuales (la dirigencias, por ejemplo) o corporados (coali-ciones o coaliciones de coaliciones), hay algunos de ellos que se movilizanpor otros tipos de motivos (genuinos o cuasi genuinos).2 Entre ellos, los noestrictamente egostas (egosmo de segundo orden o altruismo psicolgicono moral que modera el auto inters).3 Ello se ve reflejado, por ejemplo, enel nimo conservacionista del patrimonio ambiental, arquitectnico oidentitario. En los casos mexicanos este animo conservacionista es clarsi-mo, en declaraciones como las que siguen: el desarrollo no debe estarpeleado con la conservacin del territorio, el desarrollo no tiene que serdaino forzosamente, la tecnologa tiene que usarse el beneficio del hom-bre pero se debe buscar no daarla, la poblacin pretende reflexionar atravs de la informacin obtenida y del conocimiento de la importancia delos recursos naturales, por lo que deben ser conservados y respetados,claramente vemos este tipo de argumentacin no estrictamente egosta quemuchas veces es utilizado como arma de doble filo pues en ciertas o variasocasiones tambin esconden el auto inters de grupos que claramente seven afectados por planes de ampliacin del radio urbano que los afectarndirectamente. A este respecto, el caso cataln tambin es claro. El patrona-to de la Sagrada Familia, organizacin civil asociada a la derecha poltica yque gestiona la construccin del templo, se arroga indiscutiblemente el de-recho a cumplir con la defensa del patrimonio arquitectnico y de la comu-nidad eclesial de la ciudad oponindose a que el tnel pase por debajo de lamega construccin arguyendo el inters de todos No obstante ello, detrsde dicha retrica se esconden intereses dirigenciales egocentrados o veci-nos que simplemente reclaman porque su departamento se ver resquebra-jado en sus cimientos.

    La norma cvica y la universalidad de los intereses. Como ve-mos, independientemente de los movimientos definidos como estrictamen-te egostas como los NIMBY puros (no cooperativos por definicin) y quese oponen (deciden no cooperar) por definicin al pago individual de cos-tes, tambin podemos observar otros tipos de movimientos o componentesde movimientos (grupos coaligados con otros), como los ambientalistas,que consideran que es de inters propio trabajar para proveer beneficios

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    colectivos y que se oponen (no cooperan) a la hipoteca trans-generacionalde un BP en pos de oscuros y acotados intereses econmicos de cortoplazo (colusin de gobiernos con empresas privadas muchas veces de ca-rcter transnacional). Estos, como sealamos en el cuerpo de la investiga-cin nodal mencionada (Bez Urbina, 2009), presentan intereses no estric-tamente egostas que se encuentran apoyados en normas cvicas o en intere-ses de carcter ms bien universal. Ahora bien, desde otra lnea de argu-mentacin, desde los estudios ambientales, y partiendo del supuesto de queel movimiento ambientalista utiliz originalmente el formato NIMBY con-tra la industria qumica, ste debera ser considerado como de carcter pri-mario y embrionario y el NIABY como de carcter ms afiatado y maduro;es decir, desde el punto de vista de la complejidad poltica y desde la pers-pectiva de los movimientos ciudadanos entendidos como agentes colecti-vos controladores de los decisores pblicos, el NIABY debera ser entendi-do como una versin polticamente ms compleja, ms reflexiva y ms avan-zada que el NIMBY. No obstante ello, pasando por alto dicha lnea de argu-mentacin, pues no creemos que sea de vital importancia para nuestro an-lisis, desde el punto de vista de la racionalidad estndar y para efectos deeste escrito, el NIMBY representa -para nosotros- el inters individual es-tricto y el NIABY el inters egosta de segundo orden o altruismo psicol-gico (no moral). (Ambos tipos se orientan en funcin de sus interesesegocentrados pero los alcances de la accin y la argumentacin seran dis-tintos: uno es estrictamente egosta y el otro no estrictamente egosta). Noobstante ello, este segundo tipo representara un patrn de actitud muchoms interesante desde el punto de vista sociopoltico que el primero (Elster,1991, 1996).

    El tema de la escala. Para analizar el tema de la naturaleza egostao no egosta de los motivos de la no cooperacin, particularmente impor-tante y paradojal es el tema de la escala. Como seala Elster (en Aguiar,1991), en algunos casos, la no cooperacin entendida como no partici-pacin, si es redefinida como abstencin activa adquiere significadosdiferentes y de contenidos progresistas y crticos ante tal o cual proyectoconsiderado como nefasto para los intereses generales. As, si la lealtadde un grupo pequeo (un barrio) se traslada a uno ms grande (la ciudad oel pas), la cooperacin puede adquirir nuevos o distintos significados. Efec-tivamente, en el caso de un movimiento de oposicin medioambiental, porejemplo, si un agente colectivo se opone a una determinada decisin guber-namental pues cree que este representa intereses sectarios al estar coludidocon intereses empresariales, al oponerse (decide no cooperar), y aunque avista de la opinin pblica o de los medios represente la estrategia no co-operadora (diferentes casos NIABY donde la oposicin es la de una ciuda-dana activa, consciente y, de algn modo, altruista), concretamente esta-r contribuyendo a prevenir o a bloquear actividades corruptas que vayantericamente en contra del inters general. De esta manera, la oposicinde ciertos colectivos a proyectos de provisin centralizada de BP que re-presentan a veces la estrategia no cooperativa ante el inters general (comolos casos NIMBY que, siendo guiados por intereses principalmenteegocentrados y de carcter excluyente, impiden la localizacin de una in-

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    fraestructura de uso pblico, por ejemplo), en un marco de intereses mayo-res como los intereses nacionales, los supranacionales o los intergeneracionales (cooperacin con las generaciones futuras), por ejemplo,pueden representar la estrategia opuesta, es decir, la cooperativa, en dondeorganizaciones de carcter altruista se oponen a la destruccin de recursospblicos (infraestructuras), comunes (pastizales) o gratuitos (aire). En esesentido, desde el punto de vista de la obtencin de transparencia en losprocesos de toma de decisiones y de claridad en la rendicin de cuentaspblicas, a veces los MOC (NIABY) pueden lograr impactos positivospara el colectivo: frenar la especulacin inmobiliaria, procesos de co-rrupcin urbanstica o de clientelismo poltico alentados por parte deiniciativas gubernamentales de dudosa reputacin. En tal sentido, pue-den considerarse instrumentos ciudadanos de control de decisiones gu-bernamentales espurias.

    Algunas notas desde la perspectiva del agente gubernamental

    Desde la perspectiva del agente gubernamental, las oposiciones so-ciales representan un freno importante a las agendas de inversin y a lanecesidad de cumplimiento de las promesas de campaa. As, en trminosde impacto, y pese a que en ambas variantes la actividad opositora repre-senta un freno ciudadano de alto impacto meditico a la agenda de inver-siones urbanas, los resultados esperados por los opositores tienen dimen-siones y alcances diferentes. En ese sentido, si en situacin NIMBY lo quela no cooperacin ciudadana pretende es la re-colocacin del proyecto, enuna situacin NIABY lo que se busca es la paralizacin del mismo. Losincentivos selectivos (IS) son instrumentos de modificacin de estructurasde preferencias (orientadas preferentemente -segn la TER- a lamaximizacin de utilidad egosta de primer orden y que tienen por estrate-gia dominante no cooperar) mediante la compensacin por bienes privadostangibles o intangibles y con los cuales resolver el problema de la no co-operacin en la provisin de BP. En el plano de la poltica pblica, y en elcampo de los IS econmicos, podremos contar con indemnizaciones, reba-ja de impuestos territoriales, compensacin mediante la inversin de bie-nes alternativos; en definitiva, cualquier tipo de iniciativa que entraeexternalidades positivas para la localidad de implantacin. Por otro lado,tambin se ha de pensar en una interesante oferta de incentivos de carcterpoltico, transfiriendo informacin a la ciudadana afectada a modo de com-pensacin ex ante. Se tratara, por ejemplo, de mecanismos de incorpora-cin formal de la parte afectada a espacios de dilogo o espacios orienta-dos a promocionar la circulacin de informacin y, con ello, el aumento dela confianza como elemento clave dentro del campo de la cooperacin.Para el neo institucionalismo, las instituciones procuran el bienestar colec-tivo prescribiendo universalmente la opcin no preferida. Como con elloaun pueden generarse asimetras (forced rider), la funcin del gestor pbli-co ser la de promover un diseo global que contemple estrategias eficien-tes de re-equilibramiento que vayan en la direccin de inhibir cualquierposible respuesta colectiva opositora de aquellos sectores comparativamenteperjudicados con la implementacin del bien. Si el contrato es una estrate-

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    gia correctora de la tensin entre racionalidad individual e irracionalidadcolectiva, bajo las condicionantes que ste impone no todo el mundo sacaigual provecho ni obtiene el mismo retorno en utilidad. En efecto, bajo elobjeto de proveer bienes de uso colectivo, la implementacin de restriccio-nes externas a la comunidad (obligaciones estatales) o internas a ella (obli-gaciones provenientes de liderazgos internos) provoca, por un lado, el pro-blema de la asimetra en la estructura de costes y beneficios entre agentes,y por otro, al consumo forzado (forced riding). La labor del poltico serentonces la de gestionar y poner en funcionamiento el contrato para inten-tar disolver la situacin de DP de partida. En trminos de poltica pblica,esto implicar un diseo urbano equitativo en el que la estructura de costes(el peso de la carga) y beneficios puede resultar ms igualitaria (planes dedesarrollo urbano equitativos en los que todos pagan proporcionalmente ytodos se benefician por igual).

    A modo de conclusiones

    Hemos partido del supuesto de que el estilo de poltica de carcterasociable a un tipo de razn de carcter legalista (razn burocrtica), estcediendo y est dando paso a espacios de gobernanza de carcter ms bienrelacional y a estilos de coordinacin ms deliberativos y menos autorita-rios. Dentro de ello, hemos intentado acercarnos a una caracterizacin delos MOC. Creemos que las redes crticas de base territorial conservado-ras (NIMBY) o progresistas (NIABY) no estn ancladas ni en los parti-dos polticos ni en los grupos de presin tradicionales de carcter econmi-co tpicos de la sociedad industrial fordista (obreros o patronales), sinoque tienen un tipo de base de carcter territorial no partidista de cuo obien egosta o bien cvico de nuevo tipo. En este sentido, lo social no pol-tico egosta (NIMBY) apelara a la no interferencia de la poltica en la vidade los particulares (expresados territorialmente), en tanto, lo social no po-ltico de carcter cvico (NIABY) apelara a un control ms exhaustivo delas decisiones polticas siempre amenazadas por el descrdito y la sospe-cha (el inters egocentrado puro v/s el inters altruista actuante contra losintereses supuestamente cortoplacistas de la inversin nacional -transnacional en materia medioambiental, por ejemplo).

    En tal sentido, coincidimos con el neo republicanismo cvico cuan-do seala que la vida colectiva debe ser el producto de acuerdos colecti-vos entre iguales, y no el resultado de las preferencias de algunos(Gargarella en Hernndez, 2002: 97). De ah que por fuera de las conside-raciones de la libertad negativa del liberalismo, el republicanismo se pre-ocupe por fortalecer el poder pblico para hacerlo permeable a la voluntadciudadana, esto es, multiplicar los espacios para la reflexin colectiva y ladeliberacin conjunta acerca de lo que es la comunidad en general. (Esnecesario generar ms instancias de deliberacin pblica respecto de inten-tar responder qu es lo que se necesita y cul debe ser la estructura decostes necesaria y equitativa para dar soporte a las necesidades de inver-sin requeridas para el bien general). En este sentido, el Estado ausente

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    del liberalismo debe ser reemplazado por un Estado ms activo en la pro-mocin de espacios de socialidad ms horizontales e inclusivos. La neutra-lidad liberal, debe dar paso al compromiso con una concepcin del bienpblico y la custodia de la privacidad propia del libertarismo (Nozick) debecomplementarse con tipos sociales ms cercanos a motivaciones no pura-mente egocentradas como la virtud cvica, por ejemplo (neo republicanismocvico).

    Por ltimo, quisiramos sealar que, en conjetura de confianza, esdecir, bajo el supuesto de que el gestor pblico no est en situacin decolusin con intereses particulares especficos, creemos que mientras losMOC de carcter cvico son y representan una demanda por la deliberacinpblica en la conformacin participativa de la agenda pblica, los de carc-ter puramente egosta son slo agregacin de intereses individuales. Porello, y apelando al inters pblico y al inters del colectivo, mientras losNIABY deben ser escuchados, los NIMBY deben ser bloqueados medianteun contrato vinculante de entrada (diseo urbano equitativo y democrtico)que subsuma intereses particulares en pos del logro de equilibrios socialesms justos e igualitarios.

    En definitiva, las dificultades en la interpretacin dicen relacin conla multiplicidad de motivaciones a la accin (racionales o irracionales des-de el punto de vista de la racionalidad estndar de la teora econmica) ycon las diferentes razones esgrimidas por los actores en el campo de lopblico, campo, por definicin, de alta complejidad tanto en relacin a suproduccin como a su gestin. No obstante ello, dichas dificultades de in-terpretacin se pueden lograr transparentar (al menos en cierto grado) in-yectando informacin al proceso de toma de decisiones sobre las necesida-des de inversin y la estructura general (agregada) de costes involucrada,situacin que acarrear, adems, y como externalidad positiva tanto laincentivacin de la participacin social y poltica (la informacin diluye eldilema del prisionero), como la produccin de una sensacin ambiente depertenencia (econmica) a la comunidad / pas.

    Es preciso la produccin de instrumentos de planificacin, coordi-nacin y negociacin entre todas las partes involucradas tendiendo en vis-tas la utilizacin permanente de procedimientos ms horizontales ydeliberativos (instrumentos que pueden contribuir a crear una nueva cultu-ra decisional y un nuevo tipo de proceso de decisiones en materia deinfraestructuras y medio ambiente, por ejemplo) que transparenten y quevuelvan a evidenciar despus de 30 aos de neoliberalismo extremo quetodo proceso de constitucin social o urbano (y ac lo urbano slo sirve depretexto) no es ms que el producto del conjunto de los intereses corpora-tivos puestos en el juego poltico y econmico general. El modelo autorita-rio no funciona en sociedades democrticas que ponen en prctica sus de-rechos y visibilizan sus intereses. Una ciudadana empoderada exige i) laexistencia de procesos deliberativos que ofrezcan buena informacin sobrelas diferentes alternativas y sus costes, y ii) que se oigan todas las voces ytodos los intereses involucrados (transparentacin de intereses).

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    Ntese con ello que consideramos que (1) la participacin social(los nimos de del o de los procesos) est ntimamenteligada a la participacin econmica (el ser y sentirse desde el punto devista territorial parte de una unidad econmica llamada EstadoNacin);y (2) que ambas junto a la participacin poltica deben considerarse comoindicadores potentes desde el punto de vista de la necesidad del anlisis dela accin colectiva global (en sentido amplio y de carcter nacional) y de supromocin en un sentido virtuoso, horizontal y equitativo; esto es, no otracosa que la construccin ms igualitaria de la propia comunidad / pas.Postulo aqu que as debe entenderse y que hacia ello nos debemos enfocar.

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    Notas* Preparado como notas de investigacin a partir de Bez Urbina, 2009. Dicha investiga-cin obtuvo el financiamiento de diversas fuentes de apoyo tanto en Espaa como en Chile.Nos referimos a la Fundacin Jaume Bofill y la agencia AGAUR de la Generalitat deCatalunya en Espaa, y -en Chile- a uno de los programas de financiamiento predoctoralescoordinados por CONICYT para la realizacin de estudios de postgrado en el extranjero.

    1 Donde lo social est necesariamente incrustado en la esfera de lo econmico y al revs. Vercomentarios sobre diseo institucional y teora de la eleccin racional de Pettit en Goodin, 2003.

    2 Esta argumentacin es una simplificacin hecha a propsito de lo ofrecido en esta peque-a presentacin. El problema es de una complejidad mayor. Ver Bez Urbina, 2009 y 2006.

    3 Ello independiente de muchos otros tipos de motivos que por razones de espacio ac no seincluyen ni trabajan. Ver Bez Urbina, 2009.

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    * * *

    Recibido: 24.01.2011 Aceptado: 03.03.2011