abordando la muerte en el siglo xxi - alfonso garcia

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  • 7/31/2019 Abordando la muerte en el siglo XXI - Alfonso Garcia

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    Abordando la muerte en el Siglo XXI. La importancia de la

    imagen en el duelo

    Alfonso M. Garca Hernndez1

    1er Simposio Internacional sobre Tanatopraxia.

    Barcelona, 16 de noviembre de 2009

    Lo nico permanente en la vida social es el cambio, y laverdadera realidad no es ms, por inmutable que sea, de hechoimita porque es real. Pensar en el cuerpo, en los cuidados almismo, en la muerte y el morir y los procesos relacionados,implica pensar acerca del pensar mismo. Pero el ser mortalcorporeizado resta patetismos otorgando cercana, donde lasociedad y la cultura de la muerte intentan recrear una realidadque recale en nuestra propia condicin, con nuestra vida,nuestra salud y nuestra muerte.

    Alfonso Garca.

    Introduccin

    La importancia histrica y actual del concepto de "cuerpo", tiene implicaciones en muy

    distintos niveles; todos ellos han sido merecedores de estudios sistemticos,

    categorizados desde la variabilidad, de modo que aluden a los cambios que se

    producen durante el proceso ontogentico de los individuos (es decir, desde las

    transformaciones sufridas por el individuo desde que es fecundado hasta que se

    convierte en un ser completo) y tambin durante la filogenia (cada uno de nosotros

    somos parte de la historia de nuestras poblaciones y nuestra especie), as como los

    problemas terico-metodolgicos que se enfrentan al abordar la interaccin biolgica-

    social, han sido motivo de anlisis recurrentes. La corporalidad ha sido vista desde

    diversos estatus, desde las presencias y variaciones que el cuerpo adopta en las

    obras literarias, pasando por las artes plsticas y escnicas, para continuar su

    reafirmacin en las performances conceptuales, en las que la diversidad del mismo, se

    abre a la multiplicidad y pluralidad que en ocasiones se niega a ser reconocida desde

    un discurso nico. Desde esa pluralidad irreductible, que eclosiona en una plyade de

    sentidos, fragmentada, que procede a reconstruirse una y otra vez hasta el infinito.

    1Licenciado en enfermera y DEA en antropologa. Profesor titular de fundamentos de

    enfermera. Director acadmico del Mster U. en cuidados al final de la vida, Universidad de laLaguna, Tenerife. Espaa, y Presidente de la Sociedad Espaola e Internacional deTanatologa (SEIT); email: [email protected]

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    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]
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    Definir el cuerpo conlleva algunas dificultades que se suman a las del concepto de

    muerte, el cual resulta mucho ms difcil de lo que uno se imagina, ya que implica

    diversos mbitos: biolgico, mdico, legal, social, religioso etc. los cuales se

    encuentran entrelazados de una forma compleja, no obstante cada cual intenta darle

    un sentido. (Flor Hernndez, 2006).

    Corporalidad: inspiracin y soporte de los acontecimientos de nuestra vida

    Todas las sociedades organizan un determinado uso-prcticas del cuerpo, los ideales,

    tratamiento y respeto al mismo son regulados. Mientras en la nuestra se da una

    alineacin-separacin del cuerpo, pues somos cuerpo, tenemos cuerpo, pero tambin

    miramos el cuerpo como algo separado: separacin mente-cuerpo, trabajos manuales-

    intelectuales o mentales, teniendo disciplinas que se encargan de domesticar los

    cuerpos con la escuela, la poltica, el orden, la sanidad etc., y donde la sociedad se

    encarga de criticar a aquellos que se salen de los entendimientos establecidos.

    En la mayora de las culturas y los tiempos histricos, as como en todas las clases

    sociales, el cuerpo ha sido una superficie que sirve de inspiracin o soporte, que

    imprime los acontecimientos de nuestra vida, incluso trascendiendo al cuerpo vivo y

    asentndose en el cuerpo muerto. Cuando la experiencia es fluida, hay impresiones

    que se desarrollan en forma de emociones, y de hecho respondemos con nuestrocuerpo que es como la pelcula que registra los dramas y las alegras de nuestra vida,

    un pastiche en el que todo tiene cabida. Cada lenguaje es rico en metforas

    corporales para describir la gama de reacciones posibles, las expresiones no similares

    de una cultura2 a otras en ocasiones, de manera que es imposible entender

    traducciones literales de estados emocionales. Seguimos las huellas del cuerpo en

    diversos mbitos privilegiados como las imgenes y las palabras, las construcciones,

    templos, monumentos, metforas del cuerpo en cuerpos mviles y diversos a modo de

    esculturas y un ro continuo de una performance urbanitas.

    Decimos que "tenemos el corazn en la garganta" para comunicar angustia, o que

    "nos sentimos bien en nuestra piel" cuando nos identificamos con nosotros mismos; o

    que tenemos un malestar psicolgico al expresar "me siento como fuera del cuerpo", y

    2Son muchas las definiciones que se han dado de la cultura desde que Tylor lo hiciera por

    primera vez en 1871, cada una de ellas, de las definiciones, incide en algn aspecto concretode la misma. No obstante la cultura es algo que trasciende al hombre y lo comprende, la culturadebe ser entendida como un todo integrado, que abarca desde el sistema de creencias alsistema tecnolgico pasando por los conocimientos, costumbres, leyes, artes, etc. y quepermite al hombre, al ser humano, vivir en sociedad, o como dice Pedro Gmez (2000): "es lacultura lo que confiere sentido a nuestras vidas".

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    si estamos angustiados o temerosos expresamos que "se nos pusieron los pelos de

    punta". En palabras de G. Deleuze (1987: 287): El cuerpo es lenguaje porque es

    esencialmente "flexin", y en la reflexin, la flexin corporal queda como desdoblada,

    escindida, opuesta a s, reflejada sobre s; aparece en fin, por s misma, liberada de

    todo lo que ordinariamente la oculta. [...] Si el lenguaje imita a los cuerpos, no lo hace

    mediante la onomatopeya, sino mediante la flexin. Y si el cuerpo imita al lenguaje, no

    es por los rganos sino por las flexiones.

    Socializacin y cuerpo

    La socializacin cultural no slo modela pues la razn, el intelecto, la emocin y el

    afecto, sino tambin al cuerpo, se hace cuerpo, como elemento constructor y

    metaforizante, y no lo digo pensando en la fcil asociacin con el maquillaje, el fitness,

    el peeling, la silicona y la que ahora se llama "lipoescultura", sino ms bien lo hago

    pensando en aspectos ms profundos como el dolor, el deterioro y el asco, sin

    olvidarme de los modelamientos corporales, el embodiment3 y los movimientos

    corporales no simblicos, que normalmente ubicamos en los territorios de la fisiologa,

    de la enfermedad, y el morir. Sera por tanto, necesario proceder al descubrimiento de

    las articulaciones lingsticas del cuerpo del lenguaje tanto como del lenguaje del

    cuerpo y dar nombre a los signos del cuerpo y sus significados; una autntica

    hermenutica del cuerpo, desnuda, no slo lo que oculta el carcter flexional de la

    lengua, sino tambin lo que oculta el carcter flexional del cuerpo en las flexiones de la

    lengua. En palabras de Gins Navarro (2002:81) el cuerpo se mueve entre la metfora

    y la parodia, entre la imagen noble, idealizante, y la burla grotesca, entre Dios y el

    animal.

    Funciones corporales y muerte en un nuevo escenario ritual

    La muerte como experiencia de un lmite, como misterio ltimo, que tras la dimensin

    de finitud impuesta al ser, busca la necesidad de sentido, el anhelo de la perpetuacin,

    el deseo de reencontrarse con la naturaleza o reconciliarse con lo sagrado (Eduardo

    Subirats, 2001:123) no es ajena a maximizar el cuerpo, minimizando sus funciones por

    otra parte debilitadas. Frente al lmite de la vida nuestra conciencia se apercibe de las

    3Entendido como un proceso a partir del cual lo socialentra en el individuo. El cuerpo es como

    el mediador, y se est uniendo a la nocin de persona. Es un proceso de corporizacin /encarnacin a partir del cual lo social entra en el individuo, y el cuerpo es el mediador denuestra socializacin.

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    cualidades que la trascienden, y que estn ms all de la relatividad de sus empresas,

    sus vnculos sociales, y su propio conocimiento del mundo y de s mismo, y el cuerpo

    pasa al papel de actor secundario.

    En el sentido ms radical de la palabra, es la vida pasada. Una vida que ha perdido

    todas las certidumbres de la trascendencia (U. Beck y E. Beck-Gernsheim, 2003: 267)

    y la corporalidad emergente de otras pocas se banaliza. Donde las experiencias de

    muerte estn sujetas a nuestra cultura, a un peculiar proceso de transformacin, y

    donde los ceremoniales empleados en torno a la misma, sean tradicionales o

    contemporneos, semejan una proteccin, funcional y asptica en ocasiones. Patentes

    en las fras arquitecturas y diseos de los tanatorios y hospitales actuales, y en sus

    espacios y unidades supersofisticadas, llenas de alta tecnologa, de estandartes de

    avances mdicos, en los que se exime al humano del misterio de su existencia y de laexperiencia de su lmite, pues ha perdido los bordes o quiz ha transformado los

    mismos, en el universo agresivo de la tecnologa clnica como teln de fondo, donde

    los ritos enmudecidos se han reconvertido en ritos de profilaxis. Una profilaxis

    higienizadora que fuerza al ser humano presente a la ms brutal soledad y

    vaciamiento de valores extracientficos y tecnolgicos, "precio que se paga por el

    progreso". Donde la experiencia de muerte es suplantada por su simulacro tcnico,

    siendo redefinida como un fallo funcional-orgnico (cuerpo-mquina), crendose la

    imagen de una supresin virtual de este lmite, la muerte, como muerte parcial, nuevamuerte ms cercana que incorpora artefactos inteligentes en el organismo, un nuevo

    cuerpo o la posibilidad del mismo: prtesis sutiles, sustitucin de humores orgnicos

    por rplicas bioqumicas, vlvulas sintticas, etc., donde la clonacin parcial anticipa

    una vida marcada por sistemas orgnicos a modo de pastiche humano, cual collage

    tecno-orgnico prcticamente inmortal. En un mundo en el que la muerte clnica no es

    una experiencia-existencia sino una decisin de categora jurdica, que define la

    frontera de las tecnologas biolgicas, ms que del lmite natural o espiritual de la

    existencia, del que el ser humano ya no forma parte, y donde el cuerpo es una excusa

    emergente para la ayuda al otro.

    El hombre construye y simboliza su territorio corporal, una imagen incompleta ante el

    sujeto, que necesita de la mirada del otro, para llenar esos espacios vacos, como un

    espejo en el que mirarse para sentir restituida su unidad, su imagen completa:

    moribundo y cuidador. Es un territorio en construccin y deconstruccin permanente,

    que es simbolizado por s mismo, de modo que determina y establece la concepcin

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    del mismo y de los procesos de salud - enfermedad4 y muerte, ligada a un imaginario

    especfico que armamos, resultado de nuestras vivencias y creencias, as como del

    influjo de otros imaginarios que en nuestro entorno se concentran 5. Las

    representaciones que los sujetos elaboran de s a travs de las miradas de los otros,

    quedan fijadas y elevadas a su mxima intensidad en el arte, mediante sus

    representaciones artsticas y en los cuidados enfermeros.

    Es posible que hayamos renunciado a conocer el cuerpo y fruto de ello, lo nico que

    podamos hacer es desvelar la naturaleza de las miradas, de las imgenes que de l

    tenemos, lo cual nos revelar ms sobre la mirada que sobre el cuerpo mismo. O tal

    vez no, porque tambin podemos pensar que cada mirada es una perspectiva, una

    dimensin de la proteica realidad del cuerpo presentada como emisario y testimonio

    del cuerpo, relato de un ser inaprensible, rebelde a todo orden definido, eternamenteinquieto, puesto que se niega a permanecer encerrado dentro de sus lmites y

    articulado de ese modo, en su ciega sucesin, una historia del cuerpo, una historia de

    la mirada en palabras de Gins Navarro (2002: 108).

    El cuerpo como espacio y discurso artstico

    El cuerpo se ha convertido en un espacio recurrente, en las distintas pocas histrico-

    culturales, nada neutral ni pasivo, sino ms bien obsesivo en el que convergen y seproyectan prcticas artsticas y discursos crticos, un site (lugar) en palabras de Hal

    Foster (1993:13)6, por tanto, ambiguo, a la vez construido y natural, semitico y

    referencial. Donde desde la mirada, se encuentra localizado en el plano de los objetos

    4 La enfermedad constituye uno de los fenmenos socioculturales ms antiguos de lahumanidad y cada cultura ha tendido a cristalizar ese enfrentamiento en formas deorganizacin social peculiares, organizando en torno al mismo distintas respuestas y diferentesconceptualizaciones. Alrededor del pilar la salud-enfermedad-atencin se cristalizan muchas delas creencias y prcticas sociales que son diferentes segn las culturas y sistemas

    organizacionales, pudiendo incluso dentro de una cultura, convivir diferentes sistemassanitarios con sus consiguientes concepciones sobre la enfermedad, salud y atencin y el serhumano en general.

    5Existen muchos tpicos relacionados con la imagen corporal y el gnero a travs de los

    medios de comunicacin, las mujeres estn siendo convertidas en objetos sexuales para lasociedad. Las mujeres son ms cuerpo que los hombres y tiene una mayor manipulacin sobreeste. Pero hay ms teora de la prctica. Se plantea que por una parte se han estudiado losdiscursos sobre el cuerpo y analizado poco las prcticas corporales de la gente, por grupossociales, viendo esa diversidad, ese mundo complejo, se ver como acta la gente. Losmodelos sobre el cuerpo son duales, de pertenencia (buscamos el modelo perfecto, modeloideal que cumplen las top-model) y modelo de disidencia (siguen esos modelos pero contestana esos modelos.) Los procesos corporales y personales van unidos.

    6 Trascripcin de una mesa redonda convocada por Hal Foster, Benjamn H. D. Buchloh,Rosalind Krauss, Yves-Alain Bois, Denis Hollier y Helen Molesworth.

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    y goza, como estos, de una cierta exterioridad para quien lo contempla. Al espectador,

    la visin del objeto es completa y se constituye mediante una suma de mltiples

    perspectivas, escapando a la observacin algunas de sus partes, pues nuestra visin

    siempre es fragmentaria, y el cuerpo irreductible y rebelde ante la mirada. Siempre

    habr, en la imagen del cuerpo, una zona oscura y sombra a la cual no hay ningn

    acceso, zonas calladas, donde el cuerpo no es el cuerpo, o deja de serlo para pasar a

    ser desmembrado u usado como piezas de recambio, donde el cuerpo es el otro, un

    extrao a s mismo. Donde cuerpo y todo establecen sus confusos e inestables lmites.

    El arte no ha estado al margen de discursos centrados en el gnero del cuerpo, su

    masculinidad y feminidad, en el cuerpo artificial o cyborg y en el cuerpo asexuado; en

    el cuerpo mutilado o desmembrado; donde el cuerpo se ha entendido como una

    nocin abstracta, ms que desde la realidad del mismo - aunque lo real tambin estpresente -, lo que importa son sus apariencias, lo externo, la imagen virtual del mismo,

    pero tambin su capacidad de ser objeto real, y a la vez simblico, de feroz

    devastacin. De un cuerpo como ltimo refugio de la autenticidad, tal como se

    planteaba en las prcticas de los aos setenta hemos pasado a un cuerpo como

    sostn privilegiado de lo falso, lo artificial, lo simulado y agresivo. En cierta medida,

    hemos creado una imagen cautiva de la sociedad, rehn de la industria y del sistema

    econmico occidentalista imperante. El cuerpo no ha podido ni querido mantenerse al

    margen de ser espectador y actor de una industria de las imgenes, de la informtica,de la tanatologa e incluso de la gentica.

    El cuerpo en las artes ha trado y aportado distintos discursos, desde el tratamiento del

    cuerpo desde la visin clsica del mismo (como presentaciones, representaciones o

    reproducciones), en sus diferentes pocas, hasta el abordaje de las nociones de sexo

    y de gnero explcita y voluntariamente, pasando por las de identidad sexual, mediante

    diferentes tcnicas y tratamientos: Pintura, escultura, performance. A la vez que se le

    ha presentado desde discursos diferentes: como soporte, como objeto (fetiche), como

    sujeto, como instrumento de medida del mundo, como centro de un mundo

    fenomenolgico, pero tambin como cuerpo social, religioso y moral (Guasch 2000:

    502). Las voces de las nuevas y viejas religiones nos dictan que nacemos a un "nuevo

    cuerpo", desde la fe, y establecen el cuerpo en el que renace el iniciado,

    elocuentemente y fielmente reflejado desde los abordajes religiocntricos que a lo

    largo de la historia subyacen dicha idea.

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    Para un buen nmero de artistas plsticos, la representacin o presentacin del

    cuerpo humano, ha supuesto un proceso de fragmentacin7 que puede entenderse

    como cuerpo distorsionado, entendido desde un enfoque fsico, psicolgico y/o

    simblico, y resuelto a travs de los distintos medios8, que en definitiva propician un

    encuentro crudo con la realidad, sin velos encubridores, sin marcos de representacin,

    desde lo real por s mismo, hacia un encuentro con la esencia hecha imagen como si

    de un eidolnse tratase. Donde lo explicito llega a volverse en ocasiones ambiguo o

    un elemento de denuncia fsica o espiritual, de denuncia ante el dolor, o la tragedia (de

    la prosperidad al sufrimiento y el caos) de los dems, desde la visin que entra en la

    privacidad de personajes de distintas procedencias. Donde rebelin y tradicin se

    mezclan ante los ojos atnitos y la mirada impasible del espectador.

    Cuerpo-muerto, duelo incierto?

    Tal como refiere Robert Hertz, El hecho brutal de la muerte fsica no basta para

    consumar la muerte en las conciencias; la imagen del que acaba de morir forma aun

    parte del sistema de cosas, identidades y sentimientos ligados a este mundo, y solo

    se separa de el poco a poco, a travs de una serie de desgarros interiores. Se impone

    la creencia de que el alma rompe progresivamente los vnculos que le atan a este

    mundo y que solo podr encontrar una existencia estable cuando la representacin del

    muerto haya tomado en la conciencia de los sobrevivientes un carcter definitivo y

    apaciguado.

    As pues, si se precisa un estadio intermedio, cierto tiempo para desterrar al muerto

    del pas de los vivos es porque la sociedad, sacudida por el choque, ha de recuperar

    poco a poco su equilibrio y porque el doble trabajo de desagregacin y sntesis que

    supone la integracin del individuo en un mundo nuevo, se cumple de una forma en

    cierto modo molecular, y exige tiempo.

    La destruccin gradual del antiguo cuerpo terrestre, que prolonga y consuma el

    atentado inicial, expresa concretamente el estado de turbacin y desgarro en que se

    halla la comunidad en tanto la exclusin del muerto no haya concluido. Tambin la

    reduccin del cadver a osamentas ms o menos inmutables, sobre las que el muerto

    7 Tal como refiere Guasch, 2000:503. Jos Miguel G. Corts 1996. El cuerpo mutilado (laangustia de muerte en el arte). Valencia. Conselleria de Cultura, Educaci y Ciencia, ColeccinArte, Esttica y Pensamiento, n 2, pp. 53-102. Alude a que las "obras fragmentarias, parcialesy mutiladas concentran sus esfuerzos sobre aquello que les queda o que les falta. La rutina, elfragmento, puede significar el fin, la muerte. Sin embrago, los fragmentos no son frgiles, pues

    cuanto ms disminuyen mejor resisten".8

    El fotogrfico, el escultrico objetual, la videoperformance, etc.

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    ya no podr rehacerse, aparece como condicin y signo de la liberacin final. Una vez

    que el cuerpo del difunto se asemeja al de sus ancestros, parece que ya no hay

    obstculos para la entrada del alma en su comunin.

    Las metforas conducen a una imagen, y subrayamos las imgenes no son afectadas

    por la muerte, as como tampoco es posible ocasionar la muerte del sistema simblico

    o de unos de sus elementos. El cuerpo afectado por la muerte era el sostn de una

    imagen especular9, de hecho en los primeros estadios del proceso del duelo existe

    una preocupacin de los dolientes por la imagen del fallecido, llegando incluso la

    preocupacin a tomar la forma de pensamientos intrusivos o imgenes del fallecido

    sufriendo o muriendo, o desfigurado. Caracterstica se muestra en la clnica

    acompaada de otro hecho singular: la muerte de un ser querido afecta, durante largo

    o corto tiempo, el cuerpo de aquel que resulta afectado por esa muerte. El afectodesplegado en el curso de un duelo no est reprimido, ese afecto se asienta en el

    cuerpo en forma directa.

    Dar sentido a la prdida es un camino en el que beneficia ms no intentar quitarnos de

    la cabeza cualquier pensamiento sobre la prdida, es mejor que nos permitamos

    obsesionarnos con ella. Intentar desterrar las imgenes dolorosas, tal como refiere

    Robert A. Neimeyer slo nos hace conseguir darles ms poder. A medida que vamos

    elaborando una historia coherente de nuestra experiencia, vamos logrando una mayor

    perspectiva.

    Esta modificacin de los funerales y del trat dado al cuerpo del muerto, introduce en

    el horizonte del duelo en la actualidad una escisin entre el cuerpo del ser querido que

    ha fallecido y el cadver que es un objeto del sistema empresarial que se ocupa del

    mismo. Esa escisin rompe la articulacin anterior que ofreca al doliente un rito

    funerario que daba lugar a la muerte como un elemento ms de la vida; mientras la

    empresa funeraria se inscribe en el horizonte actual dibujado por la ciencia: postergar

    e incluso terminar con la muerte.

    9En el estudio de Jacques Lacan del estadio del espejo en la constitucin del Yo qued claro

    un hecho: el cuerpo tiene una imagen, pero la imagen no es el cuerpo; el cuerpo es el objetoopaco que permite al estar ubicado ante el cmo especular mostrar una imagen pero no seconfunde con ella; el cuerpo y la imagen de l son dos elementos distintos; en el llamadoestadio del espejo - en sus sucesivas elaboraciones- Lacan insiste, quizs siguiendo a Bolk,en que el cuerpo no est en la imagen, es aquello que no est en ella. Cfr.: Alberto Sladogna,Eplogo. El Estadio del espejo de Lacan: dilogos con el Espejo, el Surrealismo, la Fotografa

    y la Locura en Dany- Robert Dufour en Dany-Robert Dufour, Lacan y el espejo sofinico deBoehme, con eplogo de Alberto Sladogna, Funda, Universidad Autnoma de Quertaro,Quertaro, Mxico, 2005, pp.47-85.

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