ABOGADOS, JUECES Y JUSTICIA(Platica para abogados j6venes y estudiantes de Derecho)

POR CARLOS FRANCO SODIProfesor de Derecho en la Universidad Nacional Autonoma

,on 1/11 VICTOR ANIMATOGRAPH,(),,e~101' D E 16m m..f'J1'" > EL UNICO PROYECTOR QUE PROTEGE LA PW(Ul.A

fian uno al otro su corazon y con lahonradez que debe proceder siempre yen toclos los actos cle su vida quiencuc-nta, entre sus mis grandes satisfac­ciones, 1:1 de oirse lIamar "IVlaestro",pOl' quienes oCllp:m hoy, en las aubs,los misl1l0s silios que nosotros oCllpa­mos en anos ya clistantes.

Todos hemos vista dibujarse L'n ll1ul­titud de rostros ulla sonrisa JlIalicius;l,wando se habla til: los abogados. Dccirde alguien que es "licenciaJo", signifi­ca para el vulgo, que ese alguien es unsujcto capacitaclo para burlar la ley, pa­ra presentar 10 blanco negro, para pro­teger tramposos y abrir, con mil sub­terfugios, las puertas de la carcd a losdelincuentes. El abogaclo asi entendido,puede hacer figurar sns hazanas entrelas mas destacaclas de la picaresca.Este "licenciado" es, pues, consiJcradoun picaro con ingenio y conocimientossuficientes para dejar malparada laJusticia 0 para sacarle avante, seglll1 e1inten~s que patrocine 0, mejor dicho,segun sus muy personales intereses. Atales "abogados" litigantes sin escru­pulos, corresponden ios abogados full.­cionarios sin conciencia, de quienes sepuede decir, can las palabras de Isaias,que han convert ida "cl templo de la

.Justicia en alcazar del homicidio y lavieja ciudad de Dios en vergonzanterarncra", [lues son "ll1agistrados des­leales que van a medias con los ladro­nes, que gustan de regaJos, corren trassu illteres, no protegen al huerfano yjamas encuentra apoyo en ellos 1a cau­sa ell' la viuda".

Esta lastimosa caricatura del aboga­do debemos afirmar que es injusta;injusta, porque exagera 1a poca 0 lllU­

cha podredumbre que en llllestra profc­sian existe, e injusta, tambicn, porql.1egeneraliza y marca can su il1famantesello 10 mismo al picaro que al houra­do, al justo que al bandido y, sobre

. todo y ante todo, porque ofrece comorasgos caracteristicos de una nobleprofesion los que son, por e1 contrario,antenticos perfiles ell' la traiciC>n a Sllesc-ncia y a sus fines.

De todas suertes, seria grave errorignorar 0 despreciar, pOl' falso, un jui­cio sobre la abogada que es posciJo, ano c1uc1arlo, por la· generalidad de laspersonas; un juicio todo 10 vulgar qnese quiera ; pero que, precisamente porser patrimonio del vnlgo, debe preo­cuparl1OS, ya que importa una conele­l1acion popular de la profesiol1 a 1a quehemos consagrado nuestra vida. Por 10.tanto, en vez de cerrar los ojos ante es­ta verdad, 0 de, indignados, rechazarla.:tenemos el imperativo de confrontarla

tador, ofreciJo por los viejos maestros,por los venerables magistrados, y losesforzados y probos litigantes que ha­cen honor a su titulo y responden, consu vida ejemplar, al e1cvaclo conceptoque Ulpiano forjo del jurista, cuandodijo de el que era "un sacerdote ell­cargado de velar por la J usticia y di­fundir c1 conocimiento de 10 bueno yde 10 justo". Mas este grupo digno deadmiracion.., y respeto, por nUl11erOSOque se Ie suponga y quiera, no repre­senta, desgraciadamente, la fie! imagende nuestro medio profesiOllal. Otro,muy distinto y lamentable, es d espec­titCul0 de la abogacia prostituicla en nopocas ocasiones por traficantes de laley y complices de la iniquidad ...

El para nosotros siempre dolorosojuicio que la mayoria de las personastiene del abogaclo, es un indice reve­lador que no podemos, lli debel110s ig­norar. De este concepto popular, cle mipersonal experiencia y de 10 que unoy otra entranan, quiero hablar a uste­des, dejanclo a un lado toda pretensiony todo afan erudito y esforzanclome,por el contrario, para decir con llanezami pensamiento, para expresarlo conla sencillez y c1aridad que emplean closamigos cuando" en la intimidad, con-

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cuidar, sin menoscabo, sin enfangar lashonras aj enas, que siempre deberemosconsiderar sagradas? ~ Como postulan­tes 0 consejeros, como juristas de ga­binete a como luchadores en los tribu­nales, como abogados particulares 0 co­mo funcionarios, hemos observado, enrealidad, como norma suprema' denuestra conducta, los canones de lamas alta J usticia y las normas de lamas pura~loral?

Para responder, senores, a tan 1n­quietantes preguntas, es necesario en­cararse can la realidad y por dolorosoque sea, mirar de £rente el panoramaprofesional, nuestro triste panoramaprofesional, pues solo de esta suertepodremos formular una respuesta quesea fiel reflejo de la vcrdad, de esa ver­dad que debe proclamarse. muy alto,con VOl fuerte y con labios puros; deesa verdad cuyo limpido y confortantealiento, como dijera Romain Rolland,"cince1a las almas eternas" y permite alos hombres bajar "a la llanura de lavida can el corazon tempiado para e1combate diario".

La contemplacion inmediata de nues­tro Foro, el solo primer vistazo lan­

.zado sabre esta Facultad y los Tribu­nales, nos brindan el espectacul0 alen-

Con solemnidad impresionante, cuyorecuerdo nos acompana toda la vida,nos comprometimos, al recibir el titu­lo de abogado empenando nuestra pa­labra de ho~or, a "tomar como normamprema de nuestra conduct~ la Justi­:ia y la Moral". Cuamlo evocamos e1momento en que de pie, frente a losmaestros que integraron nuestro juradoproiesional, teniendo a la espaldaanuestros amigos" familiares y compa-'neros y'ante -nuestros ojos ason1bradoslin inquietante porvenir, cuando, repi­to, evocamos este momenta, en que de­jamos de ser estudiantes para conver­timos en profesionistas, pan~cenos es­cuchar la voz reposada y grave del vie­jo catedra.tico que nos tomo la protes­ta y que, a traves de los anos, como unceo siempre despierto en el fondo delcorazon, nos sigue repitiendo las pala­bras'rituales, nos sigue diciendo:"". En el ejercicio de profesion detanta responsabilidad" -la abogacia­"te~ed presente, ante todo, que no de­beis emplear vuestro conocimientos si­no en servicio de las causas justas.""No olvicleis que quien pone en vues­tras manos Sl1 fortuna, su honra y talvez su vida, confia no solo en vuestrosaber, sino tambien y acaso mas, envuestra lealtad y honradez ..." y, por11ltimo, tras~~la sintesis de los deberesque el titulo impone, la pregunta finaly trascendente, a que en un principiome referi., la cuestion planteada a nues­tra conciencia y que desde 10 mas in­timo y leal de la conciencia deberiamoscontestar: "~Protestais solemnemente ybajo vuestra palabra de honor que alejercer la abogacia tomareis como nor­ma suprema, de vuestra conducta laJ lIsticia y la Moral?"

Y todos, sin excepcion, contestamosque si; pero no se si todos estemos enaptitud de afirmar que hemos cumpli­do can tan sagrado compromiso.

~I-Iemos procecliclo, en efecto, al cui~

dar los patrimonios que nos han sidotonfiados,· can lealtad para nuestrosc1ientes, con lealtad para nuestros ad­versarios, con lealtad para los juecesy con honraclez £rente a todos? ~ He- .mos sentido la angustia de responderante los padres atormentados, anfe lasmadres y esposas llorosas, ante los hi­jos azorados, por la'vida a la 'libertadde los suyos, cuando esta 0 'aquella, hasido puesta en nuestras manos y hemos,ademas, ' :respondidolealmente. cum­pliendo el deber sagrado de defenso­res? ~ Cuando 10 que esta en juego es lahonra, que vale muchas veces mas que'la existencia, hemos procedido de talsuerte que salga limpia la que debimos

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tos de Dios todos son iguales,'mas res­plandece y campea, a ~u~stro vet, elde la misericordia que el de la Justi­cia",

Hecha excepcion de quienes no de­bieran ser excepcionales, l que pasa enlos tribunales? La justicia civil y penalha dejado de satisfacer, desde haee mu­chos anos, la necesidad social de segu­ridad del Derecho y esto por diferen­tes motivos, por causas complejas yhOlldas que arraigan, unas, en nuestra 'pobreza como pueblo, otras en defectoso vicios procesales, otras mas en co­rruptelas heredadas desde la Coloniay otras, finalmente, en que no pocosfuncionarios han sucumbido a la co­rrupcion que en el mundo entero se haacentuado desde ,la primera guerra y,

,ansiosos de riqueza. han convertido suspuestos en trampolin politico ° sus ac­tuaciones en mercancia.

Frente asemejante estado de hecho,se ha despertado una poderosa reac­cion nacional, de la que son manifesta­ciones la critica sev'era de los perio­dicos, la desconfianza publica frente atoda interveneion judicial y el anunciohecho;en'sl1 ultimo informe, por el se­nor Presidente, de que se mejorara laAdministracion de Justicia, pues sabeel que un' pueblo necesita,' para sergrande, no solo bienestar material, sinotambien yprincipalmente pureza enla atmosfera que respira, bienestar, pazespiritual" bienestar y'paz que soloexisten cuando los tribunales son dig­nos, respetables y respetados. "El juez

chador del de~echo, ni tampoco ante despreocupadq, carente de responsabi- ,quien entiende, con el iIustre' maestro ~ lidad, de dignidad y decoro' p.rofesio~

uruguayo que acabo de nombrar, que nal, sera complice 0 victima del litigan­"es la abogacia una ardua fatiga pues- te tramposo y sus fallosT_sie~pre tor­ta al servicio de la justicia", ni mucho pes; permitiran decir con Stammlermenos se trata de un universitario ca- que "todas las buenas intenciones delpaz de buscar la verdad, de amarla legislador y toda la ordenacion justaapasionadamente, de nlorir por ella si del Derecho no sirve de nada a loses preciso y sin embargo capaz tambien ,miembros de la comunidad juridica,de "tolerar la verdad ajena, en la mis-' cuando la seguridad de la realizacionrna medida que quiere ver tolerada la de aquel no aparece garantizada porsuya" y que -i decalogo admirable del tribunales 'imparciales y competentes",procesalista citado!- "tiene fe en e1 0, expresado en otras palabras: que Iiderecho como el mejor instrurriento pa- ignorancia de los ser\ridores de la Jus­ra la convivencia humana; en la justi- ticia, prende en el espiritu de los ciuda­cia como destino normal del derecho; danos la garratorturante de la des­en la paz como sustitutivo bondadoso confianza.de la justicia y, sobre todo, en la liber- Pues bien, al mal que hacen a la so­tad, sin la cual no hay derecho, ni jus- ciedad estos seudo abogados, debe su­ticia, ni paz". marse el causado a nuestra profesion.

i No! Estamos contrariamente frente En efecto, tras exhibir al Licenciado ena un individuo que emplea ~us conoci- Derecho como un ignorante, 10 colocanmientos, su experiencia y su talento pa- al nivel exacto de escribientes y ra­ra lograr la satisfaccion de sus perso- bulas, pues siendo sus conocimientos

,naks intereses, casi siempre inconfe- identicos, facilitan e1 equivocado jui­sables, en no pocas ocasiones a expen- cio social que engloba dentro del con­sas del interes de Su cliente y siempre cepto "abogado" 10 mismo al magistra­empleando como medios adecuados la do respetable y sabio que al que, nomentira y la chicana, e1 soborno y el siendolo, parece tener Como norma defraude. Se trata, por 10 mismo, de al- su conducta aquella "ley del encaje", dego mas que un traidor a su profesion; la cual recomendara Don Quijote ase trata de un sujeto sin moral y sin Sancho que no se guiara por ella, puesescruptilos, consagrado a envilecer la "suele tener mucha cabida, segun Ieabogacia, a burlarse de la ley y a pros- dijo, solo con los ignorantes que pre-tituir la Justicia. sumen de agudos".

At lado de semejante individuo, fi- Flnalmente, a los torpes y a los "lis-gura otro que abunda y dana tanto co- tos" que acabo de perfilar en parrafosmo el primero. Me refiero al abogado anteriores, debemos agregar el contin­que una vez en el ejercicio profesional, gente abrumador de "tinterillos" yrecien salido de la Facultad, no es- "coyotes", cuyas actividades,de tipotudia mas y logicamente pronto olvida absolutam~nte delictuoso, las cobijanlos escasos conocimientos que tenia, bajo el manto -que asi enfangan- deconvirtiendose, a la larga, en autentico la abogada.analfabeta del Derecho. De esta clase ,Mientras tantol que hacemos quie­de profesionistas existen por desgracia nes nos preciamos de respetar nuestranumerososejemplares. Todos los co- profesion, respetar,a la ley y a la socie­nocemos y todos, por 10 tanto, estamos dad y respetarnos a nosotr,os mismos?en condiciones de describirlos. En 10 ,l Que hacen por, la defensa de nues­personal tengo de ellos una triste ex- 'tra reputacion y por la reivindicacion'periencia. Los he visto, apenas recibi- profesional, las agrupacion~s de aboga­dos, desempenar algun modesto puesto dos? En realidad,nada. Cruzarnos yjudicial. Los he visto actuar, por ejem- C.fuzarse de brazos, lamentarse, mur­plo, como secretarios de juzgado, don- murary buscar espaldasajenas quede su ineptitud los entrega a las manos puedan cargar las culpas propias y, enhabiles y no siempre limpias de sus au- ultima instancia, contribuircon nues -,xiliares. Poco a poco, la rutil1a buro- tra injuslificable inactividad,al despec­cratica les ensena a tomar dec1aracio- tivo juicio que el vulgo, posee sobrenes, redactar cuatro 0 cinco autos fun- 110sotros.damentaleS del proceso, y a lTI<lnejar' 'Por ultimo, para tener una visiondos 0 tres capitulos de sus codigos pe- cabal del cuadra contemplado, aso­nal y procesal ... pero nada mas. Ya memonos, aun euando sea rapidamente,no digamosno, estudian un libro distin- a los Campos de 'Ia judicatura. Quieroto, ni siquiera ken un articulo diferen- advertir, como antes 10 hice, que porte de los que diariamente deben aplicar, fortuna para Mexico existen jueces ydel ordenamiento con que trabajan, y magistrados ejemplares, honestos, y;claro esta! al ana olvidaron 10 que sa- ponderados funcionarios judiciales quebian, 10 poco que apren-dierori en la saben llevar con dignidad su pobreza,Universidad y su caudal de conoci- soportarcon ,alti~ez ejemplar la tris­mientos resulta identico al de su escri- te situacion en que,les ha colocado labiente que nuhca fuea la Escuela de cOndtlcta de otros, que han hecho de suDerecho; pero que, como ~llos, desde noble mision un apostoiado, y que sihace tiempo maneja, Con nionotona y acaso puede hacerseles algu.n reproche,desesperante regularidad, los mismos ,este es el de su bondad, reproche puespreceptos de su codigo. Lo que enton., , que tiene: e.n realidadvalor de alaban­ces acontece facilmente se comprende., za, ya que cabe repetir con el inmortal£1 funcionario judicial ignorante y Cervantes que I'aun 'cuando los atribu:-

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Al llegar a este punto, senores, esnecesario que inquiramos de nosotrosmismos, en cuanto hemos podido con- 'tribuir al desprestigio de la abogaciay quiza, despues de hacer este examende conciencia, nos sera posible preci­sar como es que si el vulgo se ha equi­vocado, no resulta el {mico culpable desu error, pues en mucho nos6tros 10hemos fomentado. Ademas, consegui­remos trazarnos el camino que debe se­gl1irse para la rehabilitacion social del"Iicenciado".

Voy a procurar, pues, en la formamas diafana que me sea posible; perca la vez en la mas cruda, describir aciertos tipos que como abogados ejer­cen, hayan 0 no hayan recibido el ti­tulo correspondiente; pero que actuan­do como tales, en vista de su numero yen vista tambien de la cantidad y ca­lidad de sus hazafias, han determinadoy fomentan el triste concepto que sobrenuestra profesion impera y al que aca­bo de referirse.

Nos encontramos, en primer ter­mino, con un sujeto peligroso que seconsidera a si mismo y 10 reputa lagente como un "buen licenciado". Nose trata de un estudioso jurista queconvencido de la diaria e incesantetransformacion del derecho, consagrasu vida al estudio, pues piensa que de110 hacerlo sera, como dice EduardoCourture, "cada elia menos abogado".No estamos frente a un valeroso lu-

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22 * UNIVERSIDAD DE MEXICO

.-:.escribi6 DemetJ;"ip· Sodi .en· sus co­mentarios .~ la ley procesal c~vil· queIl~S rjge~ debe sentiI' una ansia infi­nita de justicia, debe tener preseriteque juzgar no es sino pesar hombresycasas, debe saber que a su· noble em~

pleo .se encomienda la altisimamisi6nde aplicar razonadamente las leyes, quedebe estar en contacto con todas lasmiserias·y amarguras humanas y acos­tumbrarse a sentiI' que esta llamado aexperimental' en carne de hombres el·espiritu de 10 justo y que, sobre loslibros que leyo y las catedras que reci­bio, se levantan verdades que debecomprender y analizar para hacer "jus­ticia' justa" y que, solamente asi, pue­de llegar a la cima en la que el traba­jo, el honor y la probidad despertaranen los que a ellos se acerquen, ese sen­timiento de admirad6n que pone en loslqbios un punto de sil~n~ioso respeto."

EI pueblo necesita respetar a susjueces para respetar y amar a su Go­bierno y a su Patria, y ese respeto, auncl1ando a primera vista parezca extra­no, no 10 tendra a traves de la gesti6nbrillante y honorable de Ministros dela Suprema Corte, Magistrados delTribunal Superior 0 Jueces de Prime­ra Instancia; pues con ellos no tienediario y ni siquiera remoto contacto.

Los pequenos, pero para ellos gravesconflictos de nuestras gentes y quedebe resolver la autoridad conforme ala ley, son los intrascendentes pleitosde vecindad, las injurias y golpes, loshurtos de menor cuantia, los danos que,

en el'agitado'trarisito de nuestras ave- .nidas, causan a sus vehiculos el "rule­tero" y el chofer del cami6n,. quienes,pOl' este motivo, disputan y rinen. Enfin, todo ese cumulo deconflictos quedeterminan la intervenci6n del poliria,que van al conocimiento de .los fun­cionarios de las Delegaciones y que hoyse resuelven· tan desafortunadamenteque. frente a policias, delegados, jue­ces calificadores y tribunales, la ,gentese inhibe, pues no cree ni en eUos, nien la ley que aplican, ni, mucho menos,en la justicia que imparten.

POl' esta razon se ha pensado sanearel ambiente de aqueUas modestas, peroimportantes oficinasgubernamentales,llevando a su seno, dotados .de un pro­cedimiento expedito y con los elemen­tos indispensables, a nuevos tribunalesque se denominan de Paz en materiaPenal y que se pretende resuelvan, enforma definitiva y en 24 horas, los ca­sos de su competencia, mediante unproceso sencillo, rapido, carente de for­malismos y terminos dilatorios,en unjuicio que garantice la, libertad delhombre y el derecho de defensa; peroa la vez el no menos sagrado derechode las victimas, el no menos importanteinteres social que en cualquier delito-Ieve 0 grave- siempre esta en jue­go y el alto interes que todos tenemosde que el faUo se pronuncie 10 maspronto posible.

Estos jueces de 'paz, si' funcionan,porque el Congreso aprueba la ley que

los provee, estaran en diario y per­manente contacto Con el pueblo, cono­ceran de todas sus necesidades, suscongojas, sus angustias y sus miserias;pero tambien tendran en sus mano~

poder bastante para curar su carneherida, para calmar can el balsamo in­sustituible de la verdadera Justicia, sudolor secular y para prender otra vez,en su espiritu, la esperanza y la fe,esperanza en su propio manana y en elde su Patria y fe en sus leyes y en susMagistrados.

Tal es, senores, el panorama de laabogacia y de la J usticia. Debemos ha­eel' cuanto este en nuestras manos paratr~nsformarlo y no sucumbir, cerrandolos ojos a la realidad. Desgraciados denosotros y de Mexico si como "La No­che" que Miguel Angel esculpiera enroca fuera nuestra vida, y si con elgenio italiano del Renacimiento dije­ramos,· fatalistas: "Me es grato ... serde piedra mientras duren el crimen y1a vergiienza. No vel', no senti1', es pa­ra mi \lna gran ventura, pOl' eso no medespiertes, habla en voz baja."

Ya para conduir, senores, me asal­ta la .misma duda al/gustiosa que acon­goj6 a Rolland despues de escribir latd.gica historia del inolvidable artifi­ce de las tumbas de los Medicis, puescan el me pregunto: "d Si no he debidoacaso, como tantos otros, ocultar conun vela el abismo de tristeza que siem­pre existe atras de la miseria?" ...

j Pienso que no! Pienso que la ver­dad debe siempre proclamarse y que

el dolor, aun wando desgarre, purifi­ca. Pienso que entre dolores surge lavida yque, en cambio, es el nirvana lanegaci6n de la existencia.

Tenemos un deber puesto que so­mos abogados, un deber frente a la Pa­tria y frente a la Universidad; un de­bel' frente a nosot1'os miS1TIOS y frentea todos ,los nuestros. Tenemos, comoabogados, dije repitiendo a Courture, eldeber de lucha1', dia tras dia, fatigosae incesante1'nente, poria Justicia, y de­bemos tener 'ademas fe en ella "comodestino normal del derecho, en la paz,como su substitutivo bondadoso" y, so­bre todo, "tener fe, dije, en la libertad",sin la cual no son posibles "ni el dc1'e­cho, ni la justicia, ni la paz".

POl' ultimo, debcmos dignificar nues­tra profesi6n, debemos amarla y rei­vindicarla, para que manana, cuandoquienes son carne de nuestra carne ysangre de nuestra sangre, nos consul­ten el resultaclo de nuestra experenciap1'ofesional, les podamos most1'ar 01'­

gullosos el titulo que nos fue atorgaday que "nos habilit6 para cumplir la im­portante funci6n social de consejeros ydirectores de quienes no posecn la cien­cia del derecho", diciendoles satisfe­chos, al cabo de una vida, que. hemoscumplido la palabra empenada el yalejano dia de nuestro examen final;pues, en todo momenta, en todos loscasas y frente a todos los hombres,/Cal ejercer la abogacia, hemos tomadocomo norma suprema de nuestra con­ducta, la Justicia y la Moral".

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