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ABEL FARINA(ANTONIO MARA RESTREPO R. )

OBRAS COMPLETAS1894 1911

PGINAS LOCAS (1894 1900) FLAUTAS DE PAN (1902 1904) MODERNAS (ENERO DE 1904) CRSALDAS (1901 1910) EVANGELIOS Y OTROS POEMAS (1902 1911)

PGINAS LOCAS (1894 1900)

PLAIDERA Desierto miro el campo; esclavas son las fuentes del Dios de las heladas, y callan y obedecen, y el tibio mes esperan en su prisin de nieve que con la lanza de oro a socorrerlas vuele. El pajarillo mudo en su palacio agreste esconde entumecido la pluma refulgente; y absorben el boscaje amotinados duendes que entre la niebla allan y en el verano duermen. Doquier silencio impone, reina doquier la nieve; los cielos muy obscuros estn, la tierra inerte. la Musa del invierno tristsima aparece; en funerarias ropas su languidez envuelve; y caen de sus ojos innobles y dolientes, en argentado ro partculas de nieve. Es Ella quien inspira mis cntigas de muerte, mis sueos de sepulcros bordados de cipreses! En vano me resisto, en vano hartarse quiere mi espritu de goces: su brazo me retira del juvenil banquete, y adis! clamando, torno

el muladar silente de la pasin eterna y la aridez perenne

ORGULLO En este desamparo de las grandezas, con indomables odios a lo mezquino, clavo hambrientas miradas en mis tristezas y en las agrias revueltas de mi camino. Sabes por qu las clavo? Los muladares ms rojas, ms gallardas rosas producen, y en los antros inmundos de mis pesares ms frescas, ms lozanas, mis rosas lucen! S que al postrer asilo de la demencia preciso confesarlo! me ir bien pronto; ms tengo sed de gloria y hambre de ciencia! feliz vivir no quiero, vulgar ni tonto! La dicha es insegura. Yo no la anhelo! Djosela a quien hace labor de un da: yo maldigo la tierra, y adoro el cielo; la suerte de los grandes, esa es la ma!

Poe, llanto encarnado, luto viviente, ngel de nveas plumas que asfixi el barro, Csar de los dolores en cuya frente estrell la Desgracia en su frreo carro; Musset, himno de angustias, el canto enfermo, faro de viva lumbre que raj un soplo; Byron, que vio en el mundo slo un gran yermo y sinti de los males el recio escoplo; Esas cumbres altivas de las grandezas, esos odios sublimes de los mezquino, esas simas profundas de las tristezas, esas burlas sangrientas de atroz Destino; Ms all de la esfera que ignora el sabio, oculta a las miradas del telescopio, an ms all fulguran y al triste labio deben sus resplandores, y al llanto propio!

NTIMA Yo quisiera los rpidos vuelos de la idea, y del tiempo, y del guila, y lanzarme al espacio sin lmites, y de un golpe saltar las montaas. Y al umbral de mi madre, en la noche cuando todo se arropa en la calma, como un rayo de luna sentarme de la aurora a esperar la llegada. Y a las flores decir: El perfume que en las puras corolas se guarda, difundid sobre el lecho en que duerme la que tiene un altar en ni alma. Y a las aves rogar: Cuando arribe el trineo de luces del alaba, con arrullo de clicas notas compasivas llegad, despertadla; Que yo ir, mensajeras del da, de rodillas y juntas las palmas a pagar a sus labios amantes de mil besos la deuda sagrada!

RESURRECCIN Abramos la leyenda; deshojemos como un lirio sus pginas: vertamos el perfume de lo antiguo sobre nuestras difuntas esperanzas Media noche. Las brisas suspirando mansamente retozan en las ramas. Gime el lago. Palpita en la altura, como abejas doradas, con sus alas de vvidos matices mil estrellas plidas. Jess, en tanto el pensamiento rige dcil corcel que a su seor acata y, cados los prpados, medita. Elvanse las aguas, y a su vaivn constante se asemeja a la barca, sobre un tallo que flota a una rosa inclinada. Duerme Jess? a Pedro con tristeza una mujer de cabellera blanca le interroga dicindole, y suspira con el gemir de las errantes auras. Duerme Jess? Y an otra vez pregunta sta con nuevo afn la pobre anciana; ms sbito a las aguas descendiendo que Tiberiades en su concha guarda: Tierna mujer (bello ngel de tal modo rompe a decir) no llores; tent en calma: nubes la tempestad cuaja en la altura, rayos la nube con fragor desgarran; y sobre tus tristezas y tu llanto, sobre tus desventuras y tus lgrimas,

dulce como el primero fugitivo esplendor de la maana, el hijo caro que en tus ansias lloras no ir otra vez a compartir tus ansias? Pvido en su tumba despertando, vino el hijo a los pies de la cuitada.

BROTE Adis a los amorosos devaneos; adis, y para siempre! La copa del amor est vaca, el entusiasmo juvenil, ausente. Convidado al festn, yo no he trado sobre los labios la sonrisa alegre, y una voz de ternura me reclama muy lejos del banquete! Al apagado ardor la calma sigue; el escondido albergue, a la ruidosa calle; al frenes, la postracin inerte! Quedad dentro la sala, afortunados; bebed hasta las heces! Yo he bebido tambin acerbas lgrimas que en mi copa rodaron solamente!

EL PRNCIPE A L. Pineda U. Los que habitan alegres la montaa al mirarles aquel da errar por los desiertos como un loco, por valles y campias: Qu tienes? Por qu vagas sin destino? Por qu, por qu no admiras como toso el arco en que revuelven los astros sus pupilas? Mira! De nuestras chozas en el fondo, donde el placer anida, hay menos pan que en el palacio tuyo, y blasfemas de ira! Leve seda tus miembros aprisiona; larga mesa exquisita, empapada en aromas como el aura al regalo te brinda; Sobre el lomo corceles voladores te llevan donde pidas; con prpura tus sueos deliciosos, oh Prncipe! cobijas; En los labios en flor de la hermosura en sus tiernas caricias, bebe tu juventud la ansiada copa de clica ambrosa Dijronle; y volviendo de repente hacia ellos la marchita faz, que sec por siempre en infortunio, hablles en seguida;

Ay de los que ambicionan y ambicionan en la tierra una dicha! ay de los que suspiran en sus tardes, y en sus noches se agitan! Maldito el sol, que alumbra mi desgracia y sin descanso gira! Malditos el manjar que se me sirve y la seda que brilla! Y el perfume que ondea sobre el ala sonora de la brisa! Y el corcel y el instante en que pensaron en traerme a la vida!

NOCTURNO Como en las sombras que en la montaa, al sol, arrojan las nubes difanas; Como los trinos que en la enramada al muerto da las aves alzan; Como los sueos de dichas vagas que en el espritu cantando pasan: En estas horas en que las lagrimas siento que hierven, mas no se arrancan, Ante mis ojos que el duelo opaca en un cortejo siniestro avanzas, Msera prole desamparada; y te contemplo como una blanca Visin de noche que al rayo vaga de melanclica luna de plata.

El rayo dibuja la undvaga tnica que flota; y obscura, su sombra mi espritu inquieto conturba Tintas estn tus manos de rojos besos que el labio de la herida dejar impresos; tinto al plido circulo de tus hmedos ojos, que all tambin el duelo grab sus besos rojos. Corona de flores de esencias no aejas tu frente cubran; all las abejas zumbando beban; y hoy triste! las dejas ajarse en la frente que negros recuerdos enfran! El rayo dibuja la undviga tnica que flota; y, obscura, su sombra en ese cortejo de sombras confusas, mi espritu empapa en hielo de tumbas Quin te hace compaa, doliente hurfana?

Al rayo de la luna, Plida enferma, de lgrimas los ojos, los ojos que te amaron y que te aman llenas! Eras la virgen blanca de ensueos de oro, eras la tierna alondra de la alborada; y baan tus mejillas gotas de lloro! y son tus cantos tristes, y es triste tu mirada! Te contempl no ha mucho alegre y sola, en rientes pensiles cogiendo flores; cantabas con los cantos con que la ola dice a la flor que besa versos de amores. Quin te hace compaa, doliente hurfana? Al rayo de la luna, Plida enferma, de lgrimas los ojos, los ojos que te amaron y te aman llenas! El rayo dibuja la undviga tnica que flota; y, obscura, su sombra que hiela las almas se mezcla a las sombras que el pecho torturan

Espectros deliciosos de helada boca: Decid lo que en la Noche saber anso. La sed que me devora calmar os toca; soltad vuestros cantares en el vaco!

NICA VOZ Yo soy la Duda que obscurece el Cielo y muerde el corazn; mi diente es fro; derroc los altares; cort el vuelo de las almas y el Mundo es todo mo! Al que llora de nubes le rodeo, porque no mire un Dios en las alturas: como ancha inundacin es su deseo y estn abandonadas las criaturas Siglo tras siglo pasa, de su destino incierta, la Humanidad, que llanto desesperado vierte, y es, para entrar, la cuna su sonrosada puerta; mas, quin, decidme, sabe puerta de qu es la muerte? .. Los seres que se adoran, los amantes, separados por siempre! Madre ma! Calla, obscura visin! seguid errantes, ttricos hijos de la Fantasa! El rayo dibuja la undviga tnica que flota; y, obscura, su sombra que hiela las almas se mezcla a las sombras que el pecho torturan

BODAS NEGRAS Sentados a la mesa ebrios de amor y de dicha, al comps de la msica sonora que resbalaba en ondas infinitas del nfora de cuero el lquido vertan, y llevaban las copas a los labios inflamados como ascua enrojecida. Las manos en la sienes, la mirada intranquila, con fatigado aliento suspirando bajo las pieles de Tibet y Siria, un hombre No! un espectro que importuno y con rostro de agona asomaba las crdenas ojeras en el recinto de la fiesta olmpica; sobre el divn sentado, desdeoso a tamaas alegras, a las doradas joyas que oscilaban y en las flamantes ropas relucan, a los menudos tallos vibradores y a los redondos senos que palpitan, un espectro en el ngulo aguardaba con impaciencia viva la plida hermosura, en cuyo elogio templ mil veces la sonante lira. ya en el remoto cielo lento su disco hunda, como un artista guarda su paleta, el astro bello genitor del da; y con la noche entraba, en las sombras arrollado por las brisas, un enjambre de sueos agitando las mltiples alitas. Ven exclam la Plida al regazo

en que duermen las almas escogidas; Ven, que en mi seno puedes Hallar la paz hermana de la dicha! Tu del festn en la soberbia estancia sientes caer la lgrima furtiva. y aunque la enjuagues, en la rida mejilla como un hilo de perlas quemadoras de los hinchados ojos depositas. Mira como sonren los convidados Mira! llevan una aureola de rosas en la sien. Y tu, mi vida, un Cristo me pareces, y te veo, con diadema de espinas, en la temblosa diestra puesta la caa do sangr la herida. Cundo podr gozar de tus favores, Novia de las ternuras beatficas, y agotar en el cliz de tu labio la embriagadora miel de tus caricias? Yo soy el bardo triste, y en tu prez encord la rota lira. En mis odos zumban con el rumor perlado de la rima, lricas risotadas que pueblan del festn la sala emprea; Y mis prpados brotan en largo arroyo quemadoras linfas, y llevo, como el Cristo, la cabeza taladrada, y la frente pensativa!

FRAGMENTO Ah, los supremos goces de la pasin vencida! ay, el voraz cansancio de la virtud perdida! Cuando a tu puerta llame con porfiada mano el Mal, arroja, insulta, desecha al vil Tirano. Yo s muchas historias de inolvidables das, de prfidos halagos, de recias agonas. En ellas, como un hroe de bblicos cantares, cruz el Placer lloviendo diluvios de pesares, Y, envueltos en las mallas de trgicos arreos, ardientes y sudosos volaron los deseos All las blancas vrgenes de lbricos contornos, de areos, sutiles y difanos adornos; All la fiebre loca, el beso eterno y rudo de la impoluta esclava sobre el marfil desnudo; Y, en mareante vrtigo, cien danzas peregrinas mecindose al acorde de suaves mandolinas Y aquella larga fiesta, aquel carnal desvo, de AbdulHasn no pudo matar el fiero hasto!

SOANDO A R. Zea Uribe. No son para menos las fantasas que en los rboles y piedras del del campo bosqueja noche tan vaga y medrosa. Salvador Rueda Y vi que mi pupila limpio cristal que enturbia la borrasca al repentino soplo de la muerte hmeda y tenebrosa se mostraba. Sent que de mi labio fresco otro tiempo cual gentil guirnalda caros espantosos en confusos tropeles resbalaban. Not que sobre el pecho en las manos enlazadas fra inscripcin de un tmulo reciente o escultural labor en mustia lpida de una ilusin ya muerta, de ya muerta esperanza, de un corazn ya roto pareca sellar la tumba helada. Y vi, soando, cirios de agonizante llama; y olor de incienso y lgubres salmodias las olas del espacio desgarraban. Cun terrible era el sueo en esas noches de encendidas lgrimas! Qu tristes y que lentos sus arrullos! Qu negros y qu extraos sus fantasmas!

Y sin embargo, escucha: lo que acaso ms rudamente sacudi mi alma, y al despertar con infinita angustia puso en mi boca la blasfemia airada; eso que los que duermen nunca suean y los que velan a idear no alcanzan, fue sentir que, ya muerto, era un sombra que en las neblinas hmedas vagaba de un obscuro pas mitad salvaje, en que cien sombras temulentas pasan.

NOTAS DISPERSAS Tiene el ao sus horas Tristes, fnebres, yertas, en que bajo el sudario que la cubre ya no se siente palpitar la Tierra. Tiene tambin la noche Sus colgaduras negras, en que por los espacios infinitos vago hlito de muerte flota y hiela. Mas tras aquellas sombras de indmita tristeza, tras aquellos pesares que en el alma al fin hundieron sus agudas flechas; Tras el crespn sombro y tras la angustia eterna, pasa un rastro de amor que vivifica, vaga un soplo de fe que regenera

MERIDIEM A F. Trujillo Villa I Queman aqu los besos de las estivas llamas, serpean los lagartos en bochornosas vallas, y crujen errabundas en la pradera clida calenturientas hojas y cristalinas rfagas. II All, sosiego todo respira: entre las salas de la fecunda selva Naturaleza canta. Bajo el dosel riqusimo, bajo la extensa arcada de las soberbias frondas, resurge la esperanza. III Oh salve, de zafiro con vario tul veladas viejas y angustias bvedas, matrices de esmeraldas! Siempre en las horas negras de languidez nostlgica, vuestro retiro un blsamo verti sobre mis ansias! IV Triste como en los das

en que pose la planta sobre el ardiente polvo en las ajenas playas, huyendo la presencia de las mezquinas almas quin ay! en su regazo fuera a verter sus lagrimas! V Pasiones que no duermen y rugen alteradas en el inmenso bosque do el temporal se arrastra, con sus horribles gritos y sus robustas zarpas el nimo me roban y el corazn me rasgan

FUTURO Mis sueos, mi quimeras, la fe del alma ma, Todo lo hermoso y puro que aun vive entre las ruinas del corazn desierto y aun arde entre las brumas del horizonte obscuro; Flores que polvo yerto del mundanal combate ni aj ni ajar podra; antorchas solitarias del pavoroso ocano a cuyas negras olas jams se acerca el da; Todo lo excelso, todo lo que fecunda y brilla sobre el planeta obscuro, mis sueos, mis quimeras, mis alegras todas, aguardan en sus sombras las voces del Futuro.

VSPERAS A veces en la noche se turba la honda calma, y el blasfemar de congojoso sueo como un aroma entre las sombras vaga. Quin ay! all devora tristezas tan amargas, y aun el imperio del olvido lleva el grave fardo de quemantes lgrimas? No sabes? Cuando luzca amaneciendo el alba, ente la luz, y el esplendor del campo, y el infinito azul, y frescas auras, cados bajo el hacha del verdugo, sangrientos como un ascua, a un obscuro rincn del cementerio entre las yerbas altas, la espantosa cabeza, el tronco horrible del triste criminal irn maana!

ELEGA Abrigue el seno la gentil doncella del alba luna a la creciente huella: por entre el bosque de erizados pinos loca en su amor el breve pi desate, y a un manso lago que el azul retrate encamine su afn Suspire el viento, Y el ruiseor module entre las hojas. Ay! Cun largas noches, y cun lento el giro de mis ansias y congojas! Abro al jardn la puerta, donde escucho como el aura su voz arrulladora, impaciente robando a mi sentido el sosiego y la paz que le enamora; y se que lejos, en su casto nido cabe la nieve del marmreo lecho, feliz aguarda el ngel adormido los toques del amor bajo su pecho! .. Qu Numen puede atemperar ardores con que en sus ojos, palpitantes, veo del placer los ensueos seductores alargarle la fiebre del deseo? No existe ya! y en vano a las estrellas mis quejas van y en vano, silencioso, torno a mi estancia, entre quimeras bellas ansiando al fin reposo Y clamo luego sin quietud ni calma, Mirando al vasto resplandor del cielo: Tierna mitad de mi alma! Flor de mis flores! Norte de mi anhelo!

EL ENIGMA A Guillermo Valencia Es una historia de tristezas en consorcio con lo fatal, pues llora y suplica un mancebo con extraa tenacidad. Largo tiempo desatendido, miraba iracundo al azul en que la nota alegre hera por el contraste de su luz. Una bella adorable y muda, con sortilegio abrumador en red ensueos desbordantes aprision su corazn. Y era de verse los ahncos y la rara y absurda fe con que, tras recios desengaos, esperaba al cabo vencer. Y pasaba noches enteras en la contemplacin sutil de miserias que nos abaten y doblegan nuestra cerviz. Necia contradiccin funesta! como nunca su acento oy, la msica de sus palabras sonaba en su imaginacin. Con un taido de promesa muy vaga cual de ser feliz y clamorosa resonancia de apocalptico clarn Porque en las azules miradas

haba atracciones de imn, con un poder jams vencido, absoluto en la inmensidad. La adorable u muda hechicera, cuando rendase ms l pidiendo el voto de su pecho la extincin de su padecer. Por el irremediable edicto de la dcil Fatalidad, callaba, abriendo las pupilas como ordenando interrogar. Y senta l su pecho roto que amenazaba sofocar, al acercarse a la pupilas de la enigmtica deidad Y segua noches enteras en la contemplacin sutil de miserias que nos abaten y doblegan nuestra cerviz Y languideciendo al ahnco y la rara y absurda fe con que, tras recios desengaos, mrtir del Destino cruel La eterna esfinge de la Vida, con su inmensa desolacin y con sus halagos traidores, aborda el humano dolor. (Walt Whitman re: la armona fndelo todo en el Azur y Salomn llora en su trono Spritus flat ubi vult)

MENSAJE Prefiere el gran dolor que purifica al mezquino sosiego que cuerpo y alma prfido emponzoa. Acoge reverente la memoria de un mrtir generoso, y escupe tu desdn sobre la prpura del muelle lecho de Popea infame. Odia el placer estril el dolo brutal del Sibarita y ama el Dolor, que es Nilo que horada el valle al desbordar, ms crea.

DE A. DE MUSSET I LUCA Caros amigos: cuando sucumba plantad un sauce junto a mi tumba. triste es su aspecto su cabellera dar a mi lecho sombra ligera. Una tarde sentme junto a ella; solos los dos estabamos. Ella inclin la frente, y como en sueos dej flotar sus dedos sobre el piano. Era un murmullo apenas aleteo de cfiro apartado que dbilmente rueda entre las caas, como temiendo despertar los pjaros. El dulce encanto de las tibias noches, de las noches de Mayo, del cliz de las flores entreabiertas surga a nuestro lado. Del viejo bosque los antiguos robles, del parque los castaos, mecanse al comps y blandamente bajos sus tristes y llorosos ramos. Oamos las noche. La ventana dejaba, entrelazados, llegar hasta nosotros los perfumes del ms gracioso de los meses plcidos. El viento estaba mudo; la llanura,

desierta; solo, el campo; nosotros, pensativos, casi nios, tenamos quince aos. Yo miraba a Luca, rubia y plida. Jams ojos ms mansos del cielo ms hermoso lo profundo vieron, ni el azul bello reflejaron. Ebrio de su belleza, a ella tan slo amaba yo en lo vasto del Universo, y con amor tan puro como el fraterno amor cario santo! Callamos largo tiempo; entre las mas tena yo su mano; y miraba soar su frente triste, de virginal encanto; y, a cada movimiento, en lo secreto de mi pecho, senta el soberano poder con que aliviar nuestros dolores saben de juventud los dulces aos. La Luna, levantndose de Oriente por el secreto espacio, en ancha red de plateadas hebras su rostro esclareci con tibios rayos. Y ella, su imagen viva en mi pupila resplandecer mirando, cual con sonrisa de ngel en la boca, empez luego a derramar su canto: Hija de los pesares, Harmona! Lengua que para Amor invent el genio, que nos vino de Italia, y a la bella regin de Italia depar el Eterno! Lengua del corazn, como miel suave;

nica en que se muestra el pensamiento despojado del velo pudoroso que lo oculta a los ojos indiscretos! Quin sabe, dime, lo que puede un nio escuchar y decir en tus ligeros, castos suspiros, cual su voz amables y tristes a la vez como su pecho? Se sorprende un lgrima que corre, una mirada; es lo dems misterio que ignora el vulgo, como el hondo arcano que Noche y Mar encierran en su seno! Pensativos y solos, a Luca, miraba yo. de su romanza el eco pareca temblar en nuestras almas como en las hojas el nocturno cfiro. En mi hombro con gravosa pesadumbre apoy su cabeza el desaliento. Pobre nia! sentas de Desdmona gemidos y sollozos en el pecho? Llorabas; en tu labio idolatrado dejaste tristemente el fro beso de mis labios caer, y fue tu pena quien recibi aquel sculo primero. As yo te abrac, plida y fra; Tal, dos meses despus, al cementerio fuiste llevada; as desapareciste; casta flor de mis crmenes risueos! Tu muerte fue la plcida sonrisa con que en la cuna despertaste un tiempo; y, envuelta en los aromas de infancia, rasgando el aire te elevaste al cielo.

Dulce misterio del hogar que habita y embalsama la pdica inocencia; risa, sueos de amor, cnticos tiernos, palabras de feliz arborescencia; y t, que en el umbral de Margarita refrenaste de Fausto la impaciencia; t, prstino candor, t, embriagadora pasin celeste ah! dnde estis ahora? Paz profunda a tu ser! Duerme, bien mo! Adis, adis! Sobre el ebrneo piano ya nunca ms revolar tu mano en la apacible noche el Esto Caros amigos: cuando sucumba plantad un sauce junto a mi tumba. triste es su aspecto su cabellera dar a mi lecho sombra ligera. II A MADAMA B. Amndote, yo hubiera dado por ti la vida; t, empero, me arrancaste de amarte ansia infinita. Superfluos son ahora tu llanto y tus sonrisas; ya nunca prisionero ser de tus perfidias! As, cuando la sala catica y antigua del pobre nio en vela

los sueos resucita, A descolgar, desnudo, la espada enmohecida corre, y, de horror temblando, se encierra, vuelve y gira En la tartrea alcoba, entre sbanas fras. Luego, cuando ya el alba entreabre sus pupilas, Mira el nio sereno, las plidas cortinas, y, viendo el arma intil, con triunfal sonrisa: Ay! Cunto, cunto miedo! Qu nio soy an grita! III ACURDATE DE M Acurdate de mi cuando el palacio de oro abra Aurora al renaciente sol; acurdate de m cuando en su velo azul, la noche surja en la extensin. Cuando al placer que llama tu corazn palpite cuando la noche a sueos tiernos de amor te invite, en los callados bosques oye elevarse a ti aquella dulce cntiga Acurdate de m! Acurdate de m cuando apartado de tu seno feliz por siempre est, y haya pena y destierro aridecido el pobre corazn con que te am.

Piensa en m triste afecto y en el supremo adis! Qu son ausencia y tiempo, amndonos los dos? Mientras mi pecho lata siempre de amor por ti dir a tu odo Acurdate, oh! Acurdate de m! Acurdate de m cuando en la fra tierra duerma mi roto corazn, y abra en su dulce cliz en el mo la del sepulcro solitaria flor. Jams volver a verte; mas, como fiel hermana, mi alma eterna a tu lado descender maana. Escucha como gime de noche y vuela a ti La voz de los ausentes: Acurdate de m!

PRLOGO Para, escuchaDetn un momento la grcil pisada, y al Amor que solloza el odo un momento sus prticos abra. Pobre pjaro errante en la nieve, en la nieve que rompe sus alas; vago son de nostlgico arpegio, como nota de vieja campana: un abrigo en la plida Noche, en la Noche de brumas opacas, a tus puertas, Amor, de fatiga, de angustia y fatiga temblando reclama. Pensativo saluda la area nebulosa lejana, que al travs de los hondos espacios misteriosos fulgores derrama; y en aquel idioma que solos, que solos y tristes los nufragos hablan, al astro perdido de glorias y sueos jadeante murmura cadencias extraas. .. Para, escuchaDetn un momento la grcil pisada, y al Amor que solloza el odo un momento sus prticos abra. Largas horas ha ya que te espero; caricias y besos y flores te aguardan! en triunfo se yergue la dulce Esperanza, el aire recoge las hmedas gasas, y mstica alondra, despierta a los rayos del sol que se alza, en sus mgicos trinos envuelve las trmulas ramas

FLOR DE PASIN La ancha sombre esparcida en el aire soforcarnos tremenda amenaza; el murcilago ronda su hueco y sacude las hmedas palmas; tristes, lgubres silbos errantes atrevidos la atmsfera rasgan; y en su manto de prpura envuelto como un rey al final de la pampa, descansando en los brazos de un ngel el dios rubio se sume y apaga. Cual la chispa del sol moribundo de la noche que llega en la falda, as a veces palpita una estrofa en el caos saliente del alma! Pero Dime: comprendes, hermosa? De mis versos que lloran y cantan mal penetras velado sentido, que as vives haciendo la ingrata? Las purpreas rosas murieron al contacto glaciar de la escarcha; y tu, Reina gentil, que las viste desprenderse, hacia el antro impulsadas, con un soplo de vida quisieras a la luz otra vez despertarlas? Tuyas son, Creadora de ensueos; t les diste color y fragancia, y al sentirlas crecer, cuanta dicha en tu regia pupila irradiaba! Hoy es todo tristezas el huerto: ya su alegre verdor de esmeralda en opacos matices cambiaron del Olvido las lbregas alas.

Ven, y sigue mi paso seguro; a la ma tu mano entrelaza: visitemos las simas ignotas en que ha mucho se hundi la esperanza. Por tu bien, all cerca uno de otro, haz que roce mi brazo en tu falda: si me dejas el Monstruo est dentro! Morirs si un segundo te apartas: cuanto rica de hechizos, Frinea, eres pobre de ingenio y de armas! Ya dejamos atrs los umbrales; tibia flota la luz a distancia en el seno de Abril que roca con sus ureos efluvios las ramas. Un rugido medroso a los lejos se desprende con ira y avanza por la negra caverna en que huimos Tienes miedo? Salgamos! Te espantas? Es el vrtigo alado que rueda en el crculo inmenso del alma! As vivo no tiembles! la vida De la idea: en perpetua borrasca!

FLAUTAS DE PAN (1902 1904)

SANTIAGO A su hijo, Isaac Ochoa Los que en la urna de la memoria guardis alguna trgica historia de un padre muerto, ved la leyenda que o una tarde bajo mi tienda bajo mi tienda de peregrino, situada a orillas del gran Camino. Era un valiente de nimo noble; su talla, altiva cual la del roble, barbas de plata, cabello cano, y ojos marchitos, como de anciano. Lector: quin era? de do vena? fue un visionario de profeca? acaso un mago, juez de Caldea? gran sacerdote de la Judea? o rey cado? Tal semejaba a paso lento cuando marchaba, entre las sombras, bajo el Misterio, combado el dorso y el porte serio. Cruzando el Valle toc la altura, Gan su cima, y en la llanura Vio que a lo lejos, sobre un caballo de negras crines y frreo callo, la vieja Muerte la eterna amante borraba el disco de un sol distante. Y l dijo, fiero: M sol concluye, se aparta el astro, todo me huye, llueven tinieblas sobre mi da Feliz un alma como la ma, que al disiparse sus horizontes, tras tantas sombras hallar espera rojas auroras cabe los montes, frescos retoos de primavera! .

Lector: quin era? de do vena? No s. La noche precede al da; seca la espiga, madura el grano; y en el espritu de aquel anciano, de aquel valiente de nimo noble y talla altiva cual la del roble, a fe de bardo yo te lo juro, mancha no hubo ni toque obscuro. Todo fue claro, todo fue noble; Fue noble y claro, fue claro y puro.

CROQUIS La madre de su estancia, de amor torturada; Insomne la nia tras la reja oyendo Qu dicen las auras, gentil nia hermosa? Por qu estremecido palpita tu seno? Cuan tarda la aurora despierta en el cerro! Y escuchas Qu escuchas? las aves perecen mover en la ramas orquestas de besos. II La madre en su estancia; La nia en acecho Por qu entre los dedos gallarda aprisiona la flor en sus labios henchida de anhelos? Quince aos! Buen da. Los ojos muy bellos, un nfora el alma, la vida un deseo III La madre es hermosa; la alcoba est obscura. Cansado el esposo deja el aposento. Livia a su retrete torna pensativa, y sonriente y muda mirase al espejo.

EN EL LBUM Dbora, Salom, Bilikis divina, con su ctara y crtalos, su danza y gibosos camellos de mirar do perece que culmina el enigma sutil de la Esperanza, envidiaran acaso tus cabellos. Tu labio purpurina flor de miel, abrilea guirnalda es un Himeto en donde suea la abeja del placer idilios vanos. En tu cabello de lbicos marfiles, en tu rostro, y en tus manos, y tu boca, y tus risas, hacen coro al albor de los aos juveniles. Y un enjambre sonoro, bajo etreos cristales suelta dardos de oro tu pupila sedea Quin al verte, en su mente no disea el cariz de la Peris inmortales?

RAPTO DE LAS QUIMERAS Al artista y filsofo indiscutido al apreciable colega y amigo de verdad, Efe Gmez I EN EL VESTBULO Medioda. En las ramas duerme el nido, el sol en tersas frondas espejea, zumba ufano el enjambre que negrea, y el pensamiento calla adormecido. Flora en los pliegues de ideal vestido mis ojos cautos con amor recrea, y, muerto el corazn para la Idea, brese a las delicias de Cupido. Tras el boscaje un Trmino barbudo grave defiende la heredad y finge lascivamente acariciar un sueo. Todo en la varia soledad es mudo, y ante la ambigua mueca de la Esfinge el tiempo pasa aligero y risueo. II ENUNCIACIN Escultrico grupo los jardines ornado ver en mi interior deseo, y al dardo occiduo del arpn febeo al ruido percibir de los festines. Stiros, diosas, ninfas, paladines victoriosos: Corts, Hastings, Teseo falanges de inmortales en que veo

trasgos, gigantes, monstruos, serafines Amo la fiesta olmpica y pagana, cuando al rayar del vspero se aduerma el orbe en lechos de zafiro y grana; Y en las Tebaidas de mi vida yerma, soando las auroras del maana, sentir la carne de placer enferma. III LA SPLICA Pleg la tarde sus joyantes galas y muere el astro en el confn sediento; como marea se alza el pensamiento y quiere al fin desperezar sus alas. Msticas notas de las cumbres ralas en haces baja sonoro el viento; mcese el bosque al vespertino aliento, que aroma esparce en la etreas salas. Ya ests aqu, te oprimo entre mis brazos, dichas por luengos aos consentida, gloria nupcial de plticas y abrazos. Horas, tened la planta estremecida; que pudierais tornrmele en pedazos, , primer regocijo de mi vida! IV EL DESENCANTO Mas ya la sombra inescrutable y muda tercio veloz con desusado empeo, y el ave blanca de mi blanco ensueo sus mustios remos en silencio anuda.

Bajo la arcana realidad desnuda frunce mi altiva exquisitez su ceo, y al recio golpe del tirano dueo viril y estoica en su desdn se escucha. Nimia ilusin de mgico espejismo en glaucos pozos dibuj el paisaje de un mundo ms que el exterior sonriente. Pero cay la noche del abismo, cruz mi rostro con severo ultraje, y hubo un negror de Trtaro en mi frente!

PANAM ELEGA Para J. Escobar Proscrito, errante y solo, de un polo a otro polo, el viento, que embalsama ya un lirio, ya una rama, con libres aleteos sus mbares consume, y ahoga en su perfume alczares deseos. Ronco, mudable, humano, turbando el Ocano con gritos que no acalla se secular batalla, en tomos la presa de su furor divide, y el mar inmenso mide que lo infinito expresa. La tierra a sus antojos postergase de hinojos; palpita estremecida la entraa que dio vida; erzase el folla je como tonante ola, y pliega su corola la anmona salvaje. Oh, smbolo viviente de libertad ingente, que en el Azul sereno emula a rayo y trueno; eterna cifra, emblema de lo sublime y grande

do el Invisible escande y aclara su problema! De aladas profecas Colmronle en los das, Sagrados para el mundo Del Ideal fecundo; prestando en los abriles risueos de la Historia heraldo a la victoria de troncos juveniles. Ora, tal vez, resuena gimiendo en la almena de un templo, de un castillo, bajo el sidreo brillo; mas ya en su voz no escucha la humanidad insana promesas del maana ni exclsiores de lucha. Rod la plebe al fango con el eximio rango; doquier, la vista inquieta, interrog el poeta; y en su demanda intil, call Natura fra, y el Pueblo responda con un sarcasmo ftil. Quin el vigor restaura: cicln, rfaga, aura? El norte ser acaso, cuando con bronco paso a toda queja mudo y a ajena mira inerte, los campos de la muerte oprima con su escudo? Temblad, envilecidos

siervos del mal; ruidos percibo desde el suelo do me postr mi anhelo. Al arma tocan; deja su estepa Atila osado, y es fiemo cuando ha hollado las horda que se aleja Latina raza ma! despirtate, que el da se anuncia en que el Coloso perturbe tu reposo. Al yanqui! al yanqui! Fuera flote la ensea roja, o el llanto que la moja consuma tu bandera!

CANTO DE ODIO No seguir tus huellas, fugitiva gata monts; mi prado esmaltan flores, y el dulce caramillo los pastores taen en torno de la danza viva. Sombra al anhelo de la de mano esquiva, sombra no ms y mticos colores fue tu ilusin: ajaron mis amores nieve y granizos y tormenta altiva. Mas siempre erguido rebat tus males Ni he de seguirte, oh blanca Stella amada, Luz y fanal de luz entre fanales! Yo, el varn, casi un dios, hembra menguada, No asesto a cieno o roa mis puales, Y aun, en ti, fuese honor mi carcajada.

EL MONLOGO DE TODOS LOS DAS Te ama tal vez? Oh, ingenuo: no la creas! Vio el esplendor de tu imperial carroza, la piel de tus soberbias hacaneas, y el oro de tus ocios alboroza. Y dijo: En la balanza del destino cunto pesan los dones del magnate! Luz y amor sobre un rido camino brndale Dios. Su mesa regalada, do el beso triunfa y resplandece el vino, fue con dorados paos recamada. Al vspero oscilante, con discreto placer, paso, muy paso, sorprendiera el enigma vigilante del cielo y del Ocaso. Y en la noche encendida De rumores algeros y estrellas, cmo a sus pies, temblando enfiebrecida, asise en el naufragio de su vida una cohorte innmera de bellas! Puedo yo altiva resistir ahora? Por qu mi pecho es sonoro estruendo oir el clarn de la riente aurora, para otra vez agonizar gimiendo? Mi planta vacilante el rudo peso de mi cuerpo apenas sostiene ya: soy sombre de un instante. onda fugaz, aroma de azucenas! Veinte abriles me vieron unir al seno, intiles, los brazos: para gozar, mis labios no tuvieron sculos ay! ni brazos mis abrazos! Pas las horas triste cual una errante trtola, en la roca

de un deber que mis mpetus resiste, sola, impaciente, atormentada y loca. Empero, he aqu que llega mas propicia estacin. Tendr mi mano bajo las hoces de la impura siega rubio manojo de vendido grano. Ir al amor en engaoso alarde, por fcil senda de alfombrado verde, a ver morir el astro que en la tarde sobre un sitial de prpura se pierde. De lbrico festn en la delicia ajonjar con lnguido abandono, como una reina amable que acaricia dbil vasallo de opulento trono. Y al comenzar de las paganas fiestas en un lecho de nveos almohadones, repetirn las clsicas orquestas de mis besos, el mirlo en las florestas, y el aura en los dormidos paredones!

SEIS DE MAYO Todo dorma en este execrable planeta; todo menos t y yo. Poe. To Helen EL AMIGO Muy paso, al odo, dirs tu tristeza: los hombre prefieren las risas por frescas. Yo se que en el alma se ocultan las negras vorgines hondas de deudas y penas. Ms ves? Cun agudas las mofas resuenan de seres que cruzan, cantando, la Tierra! Tu sueos un mundo sin luchas ni nieblas, un mundo en que todo respire pureza; Y lodo que forja tiranas cadenas gravita en tus alas con ira siniestra. Un ao que pasa, una fe que rueda, un vapor que sopla pobre alma! recuerdas? Cun manso era el vuelo de las horas bellas en las avenidas y en las arboledas! Ms, toc a su ocaso la fulgente estrella, y una a una fueron tus glorias deshechas.

Tu soaste un mundo de ignotas quimeras, ocult a tus ojos la feliz vereda! An sueas? An luchas? no suees, ni sueas, si lucha, no luches; todo se alza, y vuela! Ella de otro amante oir las promesas que tu labio ha poco acendr por ella; Mas si en torno todo cual lleg se aleja, rompe en mil pedazos tu primer creencia. Ti anhelaste un mundo de floridas vegas, de azulados montes y corrientes frescas; Y en cerrada noche sepult la ausencia vegas y corrientes, montes y florestas Qu! lloras? Pobre alma! la vida esa senda de goces y llanto cual antes, te espera. Cavar una fosa no s si debieras, ms, cvala, y hunde tu imagen en ella: La imagen querida que el alma venera, cual todo se barra, se borra y se ausenta! T anhelas un mundo de extraas quimeras, un mundo en que todo respire pureza;

Y el lodo que forja Tiranas cadenas Gravita en tus alas con ira siniestra! EL POETA Muy paso, al odo, dir mi tristeza: los hombres prefieren las risas por frescas Doquier en mi seno su amor se alimenta: qu vale el olvido? Qu puede la ausencia? Digo adis al valle do la brisa juega; dijo adis al soto do el saurio serpea. Y murmura el eco de las hojas secas; al placer que bulle en la ardiente fiesta, Y al seuelo vano de ambiciones muertas. Mas, llegar al borde de la amada huesa, De mi amor primero cuando vive Ella, y secando el llanto que en el alma quema Repetir la triste palabra postrera de mujer nacido, ni aun podr una queja proferir a solas de mi lucha interna! Yo he soado un mundo de ignotas quimeras. De sonrisas dulces y caricias tiernas; y el olvido ingrato con calladas nieblas

Ocult a mis ojos la feliz vereda! doquier en mi seno su amor alimenta: Qu vale el olvido? Qu puede la ausencia? Oh luchas! Oh sombras! Oh noches! Oh nieblas!

BALADA A CLEM En la tarde de rosas florecida, cuando el incienso de los perfumes arde, por contemplar los lirios de tu vida corr a tu lado, oh Maga de la tarde! Oh Maga de la tarde florecida! en el rspido erial de los martirios, han brotado los lirios de mi vida; jntales con tus lirios, con tus lirios

MUTISMO A Manuel D. Navarro Cierra tu huerto a las inmundas cras de indmitos rebaos; sella tu fuente, y guarda en nuevos das tu dios de los extraos. Todo conspira contra ti: el insulto sube a azotar a los Dantes. Haya al calor de tu retiro el culto de nmenes distantes. Eres fuerte, en tu faz semidivina mal velado anda el sello. Te odia el vil: toda alteza de incrimina; tu amas solo lo bello Call la voz. Al eco y su mandato, mudo corri el poeta; y hubo un silencio en el oasis grato de la montaa escueta.

NOTAS ROMNTICAS Llorar , decs y adormecer mi cuita? Ser que divaga entre el enjambre humano, sellar su queja en veces necesita por sabias leyes del orgullo insano. Rer? sabis si vuestra risa alegra, cuando en la lucha que el vivir entraa a su vislumbre la intencin ms negra puede alentar al mismo a quien engaa? Ped al saber su mgico tesoro, mostr a la gloria mi naciente palma, abr las puertas al placer y al oro Yertos estn mi espritu y mi alma! Do, en la celeste bveda, palpita el astro bello que mir de nio? Do la infamada y tierna Margarita me volver su virginal cario? Todo en el mundo mi desdn conoce y s una vez enloquecer me veo del torpe nctar con que aturde el goce, otro, muy otro, ha sido mi deseo. Que slo aspiro, por mi bien acaso, para calmar la sed con que me irrito, a tener cerca de la boca el vaso en que bulle el licor de lo infinito. Dolor! En vano a tus altares llego, trayendo en expiacin un holocausto; tantas cosas he visto, y estoy ciego! tenaz me angustia el torcedor de Fausto

EVOCACIN Prietas ondos en lo alto recogidas de una frente serena como el cielo por las tersas maanas y en las noches radiantes de luceros; blancas, patricias manos que ambiciono sin esperanza, en doloroso ensueo; talle gentil de Diana Cazadora; gil, mrbido cuello; tibia boca ceida en que el pudor ahoga los deseos; elstica pisada que las flores hollar debiera en babilonios huertos; castos ojos de paz que alumbran vivos la cntara interior de los recuerdos, con rpidos conjuros otra vez a mi lado tornen prestos, y despierten calladas alegras de los aos que huyeron.

LAXITUD DEL POETA De un serafn en el colmado lecho otro la frente luminosa y blonda arda con beso de placer que esconda todo el sabor a las caricias hecho. Yo en el vivir de mi tormento estrecho cifro mi afn, y la esperanza honda que entre nocturna funeraria ronda bate con ala inaquietable el pecho. De la Pasin las velas triunfadoras plegronse ante m: precoz sapiencia mordi mis miembros al dolor no esquivos. Y pienso, herido, en las caducas horas de incauto amor de tornadiza esencia, y el dardo cruel, y los flecheros Divos.

EXORDIO Oh, Numen de mis ansias peregrinas que en las fugaces horas matutinas con tu carro de luz el Bosque alegras: boga surcando las favonias salas y bajo el ampo de tus tibias alas un iris vierte en mis estrofas negras! Sueas? Si sueas, y al morir el da oyes entre la sombra espesa y fra como un casto rumor que trina y vuela piensa que en solitario arrobamiento lleg hasta ti mi triste pensamiento que el fuego santo de tu amor deshiela.

EUMETRIA I Odio la regla primitiva y lacia que copia en vasos frgiles la Vida, y el fcil ritmo en msica aprendida que con desmayo y languidez se espacia. Dadme la Forma en actitud de gracia como el heleno apareci, ceida de tierna vid, o mvil y homicida cual la Medea que en su horror se sacia. As: mi mente al abarcarlo todo, posterga al vil, al mximo la escuda en bronce o en mrmol, nices o lodo. Y a la caduca rima que se muda, de tosco alio y aborigen modo, con gesto breve de piedad saluda. II A Tienes para los versos que ilustra el oro aplausos, sahumerios, triunfo sonoro; para mis versos, el odio y el vejamen de los perversos. Y he aqu mi gran pecado: juzgu tus fueros, espurios vi tus leyes y derroteros bastme solo,

y anduve errante y libre de uno a otro polo. Ms augusta que el trbol y batatilla vi el gran Moctezuma la augusta silla; por eso hicieron mis encantos glorias de los que fueron. Y a plebeyos cantores de tus escenas encomendado altivo rudas faenas, desvi los ojos de monarcas grandes tras los despojos. Ms que el arriero inculto de tus montaas me cautiv el recuento de las hazaas del espaol guerreo, con su casco y su lanza de aventurero. Y un da que bajando curiosamente al cinago de tu alma med tu mente, por dicha ma tuve horror de aquella alma todo el da. Y vi que, tras la prpura con que te emboza el rebao de siervos que te desbroza,

clera slo guardas para el que pulse lira de Apolo. Para indianas mezquinas fraguas tu fiesta, de atambores y pitos formas tu orquesta; yo, noble y bardo, amo las sinfnicas del Rey Ricardo. Cndidas ilusiones de adolescencia que despert el sol vivo de mi inocencia, dichas pasadas al abrigo de intrigas y mascaradas! No ms vi mi retiro, sombras distantes, el plumn agitando volis cual antes: ceudo y fiero, vigila un hosco bho desde mi alero. Esa es mi centinela de mis amores; con ella aprend el canto de los dolores cierta maana, tanto por mi querida cuanto lejana. Prncipe de tinieblas, el mago artero dijo a mi odo cosas

que olvidar quiero; slo aquella ave decir verdad en medio de engaos sabe. Triste como sus ojos mi pensamiento va del Orto al Poniente surcando el viento; y en vano busca, que la creacin es lmpara que le ofusca. Reneg de lo mismo que un tiempo ansiaba; maldijo del hermano que le espiaba Can atento en su hasto del hombre mi pensamiento. Y una tarde borrosa que de improviso mir abiertas las puertas del Paraso, supo que abiertas slo para lacayos eran las puertas. De entonces vagueando como azorado, abre extraas pupilas de lo Increado y mira atento en su hasto el mundo mi pensamiento. Baudelaire el cado de un alma felina prestle un arpa, y canta

con fe divina la cruel tortura a los lentos compases de su amargura. Por eso en los festines, zambras, jaleos, suenan lgubremente sus bordoneos; por eso, hurao, decora un hosco bho mi hogar extrao.

LAMENTO DE LULL I Pjaros que en las copas verdecidas, al murmullo de eufnicos cristales, en medio de las nieblas matinales holgis entre las ramas adormidas; Vosotros, que ignoris de nuestras vidas la ruin congoja, y los secretos males y en perennes deliquios forestales a olvido dais las esperanzas idas: Parad el himno, y con dolientes voces gemid, en salmos que el vivir arranca, la msera inquietud de los humanos. Ay! Cmo en ansia de hechizados goces, sucio tropel de hidrpicos gusanos en torno miro el pecho de mi Blanca! II Oh, Blanca! Fue nuestra ilusin castigo; mas cuando a solas meditando pienso que no ha de ser vuestro cario inmenso, tambin, a solas meditando, digo: Dios de bondad, tu santa ley bendigo! Quin, si no T merecer mi incienso? Para este fro aterrador e intenso con pa mano alargars tu abrigo. Cien pueblos recorr. Doquier enojos tras vanas sombras de placer he hallado; Quin, si no T, consolars mi duelo? Ni humana luz recree ya mis ojos,

ni en cuanto llevo de camino andado torne a ver mi Blanca de Castello.

BALADA DE LO IRREPARABLE (Sobre a Jos A. Asuncin) PARAFRASTICA En la hmedas noches del reino de Plutn de los pesares, vi la sombre de uno que pas; las edades azotaban su alma, y como rotos mstiles en los mares muy ms all, las manos levantaba (Qui zs un agresivo y delirante domador de infinitos!) Sus canciones fueron por el dolor abominables, y cant entre la turba desdichada, con sombro cantar, lo Irreparable. Y una noche en que ardan la estrellas (chillaban en recnditos parajes los grillo, o tal vez entre las sombras venan desde lejos los cantares de tonos vagabundos?) vi la blanca sonmbula del cielo levantarse encima de los altos paredones de la torre de aspectos fantasmales del espacio vetusto y por la negra cornisa de los montes deleznable, caminar al abismo paso a paso, Era en marcha segura tal vez e irreparable? Y vi pasar a alguno que llevaba intranquila el alma amante y triste; ante sus ojos desfilaban las proezas sangrientas y fatales de todo lo que olvidan los hombres: miserables

venturas que no llegan, quimeras ideales, el dolor de las cosas que ni son, ni sern, ni fueron antes; cuento so el poeta de ms sutil o efmero y mudable. Y esconda las manos esquivas y temblantes Y ms tarde una herida, como una boca que sangrando se abre, por los ensueos locos impulsada tragse al fin sus dichas y pesares vida en el tormento y el delirio bajo los golpes de lo irreparable. Y unas plidas manos (De nieve acaso cual sus sienes mates?) con espantados ojos descubrimos rojas y empurpuradas por la sangre de las pasiones con el bardo muertas! Y una sonriente boca (Con su enjambre de cantos ay! por qu ya nunca viene a nuestros gratos centros?) detestable verti, injuriosa, la palabra llena de mentiras inicuas y maldades, de protestas en contra de la vida, de quejas sollozantes y sordas maldiciones, con el acento de lo Irreparable.

ENVO Oh excepcional suicida, Prncipe en los alczares del Arte! Tus manos inocentes estn; tus manos quietas, criminales tan slo para el valgo; dulce cual una blanca flor exnime, te yergues hoy, cansado, solitario, nico, ante el futuro! Soplen graves las rfagas del verso sentido de los vates, y rieguen el perfume de un incensario en tu loor. Oh, de Arte Prncipe! ya tranquilas tus manos puras en la cripta yacen; deja a tu noble espritu que hable, por tus cantos, divinos como coros de ngeles, del terror de las cosas obscuras, tenebrosas, insondables: del terror misterioso que encarna este vocablo: Irreparable!

BALADA Elige msero Altivo el Genio presentse un da del mundo en los estrados y un pan para los suyos, indolentes, los hombres le negaron. Llor Luch (Sus ruedas la Fortuna movi con gil mano y la voluble mquina en sus giros ningn alivio trajo). Despus, bajo el silencio de los cielos, las brumas del sudario, por toque funeral un Austro horrsono, indescriptible y trgico, sobre la vasta soledad yacente informe resto hallaron, que ostentaba en las sienes carcomidas un manojo de lauros.

EL CANTO DE LOS SUICIDAS Estaba triste el corazn. La hora de albergarse tal vez sonado haba; y ni un refugio por la agreste va, ni una luz, ni un asomo de la aurora. Me sent como el nio que a deshora para volver a su hogar, vaga sin gua. Faltbame tu amor, Princesa ma. Eran mis ojos cual los del que llora. En la distancia pronto alborotado, inmenso y negro, redobl sus gritos. Sacudise mi cuerpo horrorizado, y pens en los senderos infinitos que cortan tierra y pilago, en el hado vuestro, oh suicidas, de afrentosos ritos: lvida procesin hacia el remoto templo de Jaggernat, donde pasea su triunfo el dios a cuyos pies humea la sangre del fantico devoto; rebaos de culpables que en el soto la horca aguarda, lgubre tarea de este supremo vengador. Gotea savia de los proscritos de lo ignoto! Ya a mirarte me he vuelto compasivo, y, por verte humear, que ms no vea mi propio dao, arroyo rojo y vivo; arroyo rojo y vivo, roja tea que, en vez de fecundarlo, al campo talas, del Vivir, del Honor y de la Idea!

POETAS EN MARCHA Somos nosotros como vasos finos que de un cnife el ala rompera. Conocen nuestra faz la faz del da, nuestras pisadas todos los caminos. Vamos como alelados peregrinos, sonmbulos, inciertos de la va, y en cada albergue y rstica alquera nos paran los amores o los vinos. Ya he gustado el amor, todo he gustado. Mi cuerpo, de viajar hoy fatigado! la paz codicia por descanso y premio. Y, hrrida, cual un grito que surgiera de una fragua infernal, la tierra entera Qu tardas? me responde. Anda, bohemio.

EL ASNO El bruto colosal vibr la esquila Que anuncia en su trnsito el afn. Vedle! una alforja denegrida lleva sujeta al hombro el bruto colosal; odle! ya est cerca: en su rebuzno mienten frases de ciencia y caridad. Cuelgan de los bolsones gigantescos ramos de atocha y briznas de laurel, libros de antiguos smbolos ornados, compases que han medido lo que fue, doctrinales litrgicos que ordenan ritos de Osiris, prxis de Moiss. Lento en su andar, el asno apenas marcha; grave es la carga, el portador senil. Otra vez de sus flancos se ha escapado, bronco y bestial, un eco de clarn Dice el clamor de todas las Edades, mas no la voz que truena al porvenir. Oh Pueblo, con desvelos milenarios, de un bronce raro al llamativo son vas trazando una senda en los breales, nunca el progreso de una ley mejor! Tus gritos conmovido escucho apenas: viejo estribillo de las fanfarrias de hoy. Al harto, incienso; al indigente, espinas; al sabio, mofa; al redentor, la cruz; templos, al mito; a la verdad, destierro; cetro, al tirano; al Bien, esclavitud eso en tu alforja y en tu canto llevas! pesa en tus lomos la barbarie aun.

TEDIO REAL En los humanos cuerpos mis fuerzas he medido; en las sedientas bocas mis labios repos; ninguna fiebre, goce ninguno del sentido, falt en sus verdes horas al nieto de Jess. De tanto nudo frgil Como mi diestra a urdido, qu resta al cabo? Un nombre y el ansia de un por qu? Ruinas del bien que el tiempo desmoron, y el olvido y el insaciable espritu lanzndose a Iahvh Tal, Salomn, exclamas. La Reina ya ha partido. Con sus camellos ricos atravesando va la pampa levantisca de dombo enardecido, y hacia el vergel sabeo su marcha ondula ya. Es hora de que entone tu pecho dolorido los msticos consejos que el pueblo escuchar; el arpa pulsa, oh Sabio de plenitudes nido! No calmarn tu hasto Solyma ni Sab!

EN EL ESTUDIO DE ALICIA Para E. C. J. La amortiguada lumbre de la estancia Con suave atmsfera ilumina La amorosa cabeza, que se inclina, Como tallo tronchado, en la distancia. Sopla al redor el sueo, y la fragancia, toda miel, de la carne se adivina; cual una adelfa roja y peregrina, besos la boca virginal escancia. Rara visin que marcha hacia el Ocaso, Deja, al trazar las huellas de su paso, Mundos de luz disueltos en la sombra. Y quien, buscando una beldad, al verla Clama; He aqu el lirio, la torcaz, la perla, En perla, en lirio y en torcaz la nombra.

PAISAJE TRISTE Retarda la aurora, sobre el ro nada brilla. Los montes estn quietos, y riman sus nostalgias de esqueletos con las desolaciones del boho. Sutil manto de lluvia, so el hasto indolente, se aduerme entre los setos. Oraciona en los rboles escuetos Un viento, a la sordina. El aire es fro. Lejos, apercibido al vasto duelo, un astro corre a iluminar el velo gris de la noche. Y pienso con ternura Que para presidir la clama obscura Surges oh Luna! en el nativo cielo Como un cirio ante una ancha sepultura

DE HUMILIS AMOR Amad al viejo amor de tiempo de Saturno, al dios oculto, al Numen que candoroso y tierno, como una mariposa nocturna suspenda de los labios de Psiquis un invisible beso. Es l quien de la Vida la llama aun enciende, l, quien la caravana mortal arrastra en sueos, y, de errar melanclico, buscando siempre un alma, en la lira ha gemido y llorado en el viento. He aqu que el dios retorna; cerca est su reinado. Amad al dios! red! Amad al dios! los ecos del bosque se despiertan, dentro de la hendida roca, con el acento dulce de los cantares vuestros! Amor en las ciudades! Amor en los desiertos! Amor en las colinas! Amor en los ocanos! En los lirios que se alzan sobre el valle florido! En las brisas templadas, amor! y en nuestros pechos! Ciudadelas, abros! De rodillas, obreros! Angeles, blancas alas Batid en los conventos! Amor! Amor! Amor en las prisiones! Derrumbaos por siempre, muros negros! La vida es nuestra amante; tiene sus castas horas de embeleso, sculos en la brisa y sobre el musgo, lechos; jardines demasiado tarde ay! conocidos, y senderos presto borrados, do Virgilio entraba y el buen Jess perdase en silencio. Todo nos ama, todo nos sonre; Las venas mismas del guijarro escueto!

Hablar solemos del guijarro como El sordo fuera, pero errar solemos Errar solemos, porque vive y canta, Y cuando canta, se ilumina el cielo!

AL LLEGAR ELLA De mi rosal en flor arrancar estas flores, para que su fragancia tu camarn arome. Viajero de las playas del Tiempo, tristemente me asomo a tu ventana, Y con el vago estimulo de tu sonrisa leve, esparzo uno tras otro los ptalos tan tenues, tan tristes Es que acaso lloraron por la ausente? Lvidas flores mas, de mi rosal en flor acoge las que brota sin fe mi corazn. Ya es tarde, y nadie acude; noche casi, y quin viene, de tierra, o ponto, o nube, A enverdecer mis sueos y confortar mis sienes? Murieron ya las otras, las compaeras: duermen mis ilusiones blancas de los dorados meses. Y es lo incierto, el crepsculo. Sobre los campanarios flota el son espectral de un agnico canto. Mis dichas, mis recuerdos, mis esperanzas, vierten por el Ocaso lento, Una desolacin de negrura y de fiebre Hermosa Virgen, toma: flores de mis vergeles, plidas como un cirio que acompa la Muerte.

CANCIN DE INVIERNO El viejo bohemio ha viajado. Qu dicen sus ojos? Suspiran el tedio de largos caminos los ojos cansados del viejo bohemio. En su cabellera, que visti de plata la araa del tedio, hay besos difuntos y flores ajadas en la cabellera del viejo bohemio. Sus labios no guardan el brillo de estrellas y soles, de mares y cielos Ajenjo resudan los labios marchitos del viejo bohemio. Buen viaje, buen viejo! Tambin he viajado con el pensamiento. Y vi muchos soles y mares y estrellas y cielos; y mis ojos dicen la inquietud suprema del tedio de largos caminos mis ojos cansados de viejo bohemio; y en mi cabellera ya tal vez muy pronto la araa del tedio enrede sus hilos de plata y silencio, y mis secos labios no muestren el brillo de estrellas y soles, de mares y cielos, fatdicos, yertos Tristes los que viajan sobre sus sandalias o su pensamiento!

EPICEDIO Si en el blanco pas de los ensueos no pudiste morar, cual pretendas, y suscito el enojo de tus das la srdida avidez de los pequeos; Si en tus carmenes rojos y halageos ceb el insecto sus punzadas fras, y por premio a tu esfuerzo descubras hoscos semblantes y espantables ceos; Yo que engaado mendigue en la tierra el pan del alma que buscaste ansioso, rompo a cantar los triunfos de tu muerte. Y ante la grey que por mezquina aterra, dir tu eterna e xcelsitud, coloso! Har tus burlas revibrar, oh fuerte!

MODERNAS (ENERO DE 1904)

TROVA Fuente que en las horas de mi cuita espi con los celos ricos de las ciervas rpidas, que en el los cenitales fuegos se apresuran a saciar sus lenguas entre rocas speras; Cumbre a do mis pasos con temor caminan por el gran misterio de tus lneas arduas, y por tus eternas soledades ltimas, y por el creciente vrtigo en las faldas: Yo, poeta esquivo, forjador de Mundos que a las percepciones del comn escapan; lampadario incgnito que con sus antorchas traza algn sendero en ideales playas A tus pies de hinojos, hoy tu gracia canto, de mis sueos de sueos de oro, Princesita amada: por tus dulces manos como lirios bellos, por tus tiernos ojos como estrellas plidas.

ELEGA Era en fiesta de tirsos y de bacantes: Helos dio sus efebos y caneforas, sus pmpanos, las vias, y sus auroras, Apolo de guedejas vivificantes. Todo fue gala y dones en los amantes, risa en la boca, espuma junto a las proas; celebraron poetas, con sus canoras liras, lascivamente, luengos instantes Dnde has ido, burlando nuestro horizonte, sabio padre del verso, zagal jocundo, dolo de mis altares, Anacreonte? Ya tus cantos perecen dolor profundo! Moriah proyecta sombras en nuestro Monte, y el rbol de dos brazos arropa un Mundo!

LPIDA Rieron sobre tus dolores, cuando postrado te vieron, los bhos asalariados del misterio. Hubo en tu sepulcro risas, que cual funerarios vientos dieron la ms baja nota de sus trmolos. Silencio Gozas hoy? En que pases divagan tus ojos bellos, mientras riendo, asalariados, van los bhos del Misterio? Brill en tu mente un zodaco de soles ricos u nuevos; tus manos peinaron ninfas de albos cuellos; Amaste la flor de Gnido con el sereno amor griego, y las danzas y los cisnes ladaescos. Noble empeo! Tu implacable labio aun liba? Qu licor apura, enceso? Lejos pusieron tus manos de las ninfas de albos cuellos!

MADRE ARCANA, OH! NATURA: tu follaje suelto y desparramado en el obscuro bosque, simula el tierno vasallaje de un mortuorio crespn cerca de un tmulo. Y la vivaz y loca pedrera que el ter vibr reflejos nicos, los cambiantes estrofas, la poesa de una Oriental de Hugo. Grandes espanto, oh Natura! y gran clemencia: dame que rememoren hasta el ltimo momento: tu follaje, mi conciencia; y tu enjambre de soles, mi coturno!

ENSUEO Una tarde que el viejo castillo arda de rojas luminarias y el sol poniente entre cinta de grana se adormeca con su olmpico gesto de combatiente En el fresco arbolado, cayendo el da, doa Alahor su paje busc impaciente; al pronto le ensearon junto a la ra un infecto cadver de hendida frente. Pajecillo atrevido: pasin impura, Raro engarce en tu senda moviendo el paso, Prepar a tus despojos real sepultura. Cul tu suerte envidiara yo, que me abraso, de mi ideal corriendo tras el albura, en estas soledades y ante el Ocaso!

EL SACRLEGO Raya Slene el pice de las colinas, en cohorte de estrellas surge un lucero, con chal de bruma envuelta las sabias ruinas hospedan el andante coro agorero. Tiemblan sobre las aguas adamantinas los gajos siderales del limonero, y, en mesnada rabiosa, con damasquinas armas rguese el joven abad guerrero. T, que viste su hazaa, discreta luna, sabes si fue por blanca, por negra o bruna, por la que el fraile indcil se debata. Yo en la fcil leyenda que apenas narro, contar que a la margen que cie el Darro tuvo el buen monje oh Cipris! su eucarista.

INERME Prncipe que en los lises de tus blasones ver reflejarse el brillo de los pasados, y, orgulloso de timbres vaporizados, a la plebe amenazas con voz de histriones. Sus! a ellos! Levanta bravas legiones; tu cimera de fuego crear soldados; mrchate a Palestina con los cruzados nuevos, y Sin acoja tus oraciones. A tu vuelta, de brazo con Godofredo hecho en carne ms de uno de tus leales, sembrars en los viles pavura o miedo. Mas, ay! que hoy ya otros los ideales, y as habrs de agostarte quedo, muy quedo, envidiando a tus nobles osos feudales.

DESTIERRO Fue en el siglo heroico, lleno de msculos y arterias: pastores, del collado bajando presurosos, las lanzas aprestaron, y escudos sonoros, y mazas duras, y anchas espadas, y almas serias. A olvido dio el vetusto gitano sus laceras, sus mustias carne vieron sin ira los leprosos, los altos sacerdotes, mitrados y gloriosos, Pax vobis a las turbas cantaron en cien ferias Fue el siglo heroico, lleno de Cides y pasiones: un culto, cada anhelo; cada tropel, leones, tigres, chacales fieros, giles leopardos Hoy, el clculo, el nmero, la doblez, los mezquinos mviles; todo vil Trasegad los caminos con la lira a la espalda, taciturnos, oh bardos!

RITONELOS Ya no quiere en los jardines del amor probar su vuelo mi alma atnita y cansada, mi alma triste; larga, inmvil, encantada, densa sombra como un velo troncos, eras, copas viste. Y, no obstante, peregrina Diosa joven, Diosa extraa, pa ofrenda en homenaje mi mensaje lleva alado a la gruta silenciosas que florece en la Montaa, por tu regio sortilegio como un prado? Seis palomas venusinas, mirto y flores, lauro y rosa, mi alma atnita y cansada te llevar mi alma triste que, insegura, en los jardines del amor su vuelo posa cuando troncos, eras, copas, plutoniana gasa viste. Mas, sacrlega, a tus puertas, Diosa Joven, Diosa extraa, su llamado dar no quiere mi alma mrtir, mi alma triste, pobre enferma que se muere bajo el sculo sangriento del Dolor y del Pecado! Duerme oh Virgen! Duerme oh Diosa! (Diosa joven! Diosa extraa!) sin cuidado, que en la gruta silenciosa que florece en la Montaa, por tu regio sortilegio como un prado, mi alma mrtir, mi alma triste, mi alma enferma que se muere, dar no quiere dar ni quiere,

dar no quiere su llamado. with Psyche, my Soul

E. A. P. Ven, Ligeia! tu belleza me seduce, me cautiva, pues a forma antigua aade nuevo encanto y esplendores; tu de Grecia artista tienes la serena gracia y, viva, luce en ti la inquieta gracia de los mustios amadores. Si a mi vienes, si a mi tocas, si en mi amor tu labio liba, cul habr que osada aspire al edn de mis amores? Gimo y sufro: todo en torno disculpndose me esquiva; sola tu guiarme puedes con tus ojos protectores. Cedo al sueo, tiemblo al fro, languidezco e n mi almohada; la deidades que adoraba como el alba teora, ya se fueron con las brumas que visti la madrugada. Lentamente, cual un prpado flojo, exhausto, se abre el da; Psyque est en los rigores de tu ausencia atormentada; ven! Perfuma nuestra instancia; ven! confrtame, Alma ma!

BALADA ANTIGUA La Princesa amada del Pas de oro, que verti en mis penas una gota calma, y colm de flores mi floral tesoro en los cuasi extintos carmenes del alma Con sus dulces manos de lilial blancura, con sus tiernos ojos que el ensueo espacia, djome en un gesto la viril ventura de sus dobles dones y su triple gracia. Djome los dones de la entraa tierna y el aspecto egregio; la sutil maraa de su mente rica, de su vena eterna y el sentido oculto de su oculta saa. Y, al venir la tarde, dijo en mudas voces, con el mudo signo de inturbables calmas, los silencios msticos porque en los adioses traban luchas ntimas las dispersas almas

ENVO Princesita amada, dime an la pura queja de los dones y la triple gracia, con tus dulces manos de lilial blancura, con tus tiernos ojos que el ensueo espacia!

AETERNAE CAUSAE Enano nibelungo que el arduo amor maldices: tus nieblas y tus rocas, tus selvas milenarias, no fueron parte, acaso, para matar plegarias de amor, de tu alma triste y herida en las races. Las brumas de tus cielos, sin ncar ni matices, la slice que ostentas tus grutas solitarias, tus rboles, desnudos de mirto y pasionarias, no aspiran las palabras terrficas que dices. El torpe engao, el rudo desdn de la hembra, el fro que sigue a los volcnicos contactos, como un ro de escarcha sobre un resto de incendios forestales; La dbil forma exange que el bravo ardor sofoca; tal vez esos pusieron sus lenguas en tu boca, tal vez esos dictaron tus stiras mortales.

EL HORSCOPO Ya el horscopo lo fija: perder las diez ciudades, e ir, en busca de un mendrugo, por doquier vertiendo espanto; fue a los siervos de la gleba duro; un da vio sin llanto como ardieron y en cenizas Dios troc las heredades. Expiar con sus mendigos su codicia y sus maldades (todo en nmero de ciento); son sus cuitas hasta tanto que haga un burgo desvalido con la gama de su canto percutir las viejas voces de floridas mocedades Mas el Rey a esta sentencia de endiablada hechicera, firme y bronco como un tronco de sus bosques, se rea, se rea se rea sin curara el porvenir. Por qu el Rey a esta sentencia tremebunda, firme y bronco como un tronco, se rea firme y bronco, como un tronco de sus bosques? Porque un sueo tal, es cosa de rer.

SINO Amo el Cnsul, pero amando fuese recto a la Druidesa; todo el bosque de las Galias est en pie para el castigo; la Druidesa es inmolada, mas aguarda al enemigo cruel tormento, si le cogen por cansancio o por sorpresa. Dulces noches platicables, area zona que embelesa a los frvidos de una hora, riba espesa, soto amigo! Si es valiente, habladle a solas; si cobarde, dadle abrigo, soto amigo, area zona, dulces noches, riba espesa! .. Fue la lid reida; el guila con su pico abri un torrente en las venas de los Brbaros, que, cautivos, gimen frente a ebrneo carro excelso del Romano triunfador. Por vengar a una doncella, mil doncellas has perdido; de un ultraje que la hicieron, mil ultrajes han sufrido; de un amor hurtado, a muchas fue preciso dar su amor!

EN VANO Dama gtica, esclava de taimados amores: no ha salido al torneo tu gentil caballero y al rival dado en tierra con un bote de acero, cuando trema el sol claro sobre un peplo de flores? Qu te han dicho la Maga, los rientes alcores donde Abril va volando con un vuelo ligero, y la ermita, y el Hombre del nudoso madero que con siete Palabras descarg sus dolores? Dama gtica: en vanos tus pecados apuras, y tus preces risueas, y tus francas ternuras al garrido trovero del perlado rondel. Hace muerto el esposo que tu afn prefera! Yo le he visto; era el punto que la bruja deca, como en celos fatales, sus rencores de hiel.

PLAYAS MSTICAS Prior hurao, Prior esquivo, que amarrado a tu convento con el nexo de tres votos, ves pasar ao tras ao, noche a noche, da a da, y no cejas ni un momento: quin te puso all, si el crimen, o la fe, o el desengao? Fuiste un lirio de Gonzaga? Fuiste un Borgia turbulento? Un Jernimo? Un Loyola? Juan, el virgen? O de un bao de cautivos en Argelia redimido, con un viento favorable, a Dios volaste, Prior esquivo, Prior hurao? Quienquiera seas, en tu claustro mis fatigas, mis temores, las eternas ansiedades de mi espritu, las flores de mis locas ambiciones y mi lucha a tu conjuro Sern muertos Y el severo religioso meditaba; que tal vez en estas horas, como a Antonio le asaltaba Satans, en bellas formas destacndose en el muro.

CRSALDAS (1901 1910)

HIMNO PASCUAL Va por la grama del sendero con un sol matinal que canta. Aleluya! En la Pascual santa degollaremos el cordero. Entre las rosas del otero su paso dbil adelanta. Aleluya! En la Pascua santa degollaremos al cordero Y como en el fasto primero, Cuando de Egipto alz la planta, Aleluya! En la Pascua santa degollaremos al cordero.

PARA TUS DESPOJOS Cual para banquetes familiares ddivas largas y presentes, para tus despojos inocentes hicimos dones de azahares. Venan lises crepusculares sobre tu faz de ortos rientes, cual para banquetes familiares ddivas largas y presentes. Serfica hada de los mares Do van sin tregua los Ausentes: Para tus despojos inocentes Hicimos dones de azahares cual para banquetes familiares ddivas largas y presentes.

POR LOS ALIADOS (Rondel) Prncipes malditos de terrible mano, los corales vivos de la sangre van en el lienzo escritos con horror humano y el desdn potente de los que vendrn. Prncipe malditos vuestro orgullo en vano los obscuros siglos apaciguarn: que en las muertas noches anima Satn. Braman las cuchillas vidas de grano! Pasa el crudo Noto como el Huracn! (Los emperadores canten canto llano: sobre sus Vendimias hacin el verano una Plaga hambrienta de justicia y pan.)

EUCARISTA Para R. Jaramillo A. Descansan, descansan mis ojos en las dulces policromas de las vetustas sacristas ocres parlantes, ostros rojos. Por los vitrales los sonrojos de alba fluyen; tersas, fras, las desoladas galeras las brisas rasan sin enojos. Deprecan cirios que consume un fervor mstico; el perfume de los jarrones bajo tierra Danos, Padre, en tu cliz de oro de la vid en sangre el tesoro, y el pan anatema de la guerra.

RIMA ANTIGUA Cielo azul! Cual un manto de princesas te miro oro, seda, escarlata, vago crisoberilo. Arrogantes se empinan en hercleas moles las cimeras de nubes sobre el ara del monte. Van los hlitos blandos de las grrulas brisas, del crepsculo en brazos entre calmas tranquilas. Y la noche que visten gasas tenues y negras, llueven el polen divino de incontables estrellas. Ante el ojo cansado de los seres que lloran, frente al prpado exhausto de las msticas Sombras No las aves modulan ni el florido plumaje dan al viento: un rumor de Silencios se esparce. Y cenizas y hullas ves doquier: Negra hulla Negra y plida, plida y ceniza,

en la profusa lividez nocturna

EXTICA En su manto de princesa un rojizo brillo muestra el pual que me lacera: Y en la hora tenebrosa, como caudal de congojas un fulgor mi pecho ahoga. Los vampiros van volando por los campos anegados de tristezas y de llantos: Con un fnebre aleteo en las torres de los cielos desbandaron mis ensueos. Oh! las noches sepulcrales del olvido, y los amantes que siguieron implacables Por sus sendas tan extraas, tan cuajadas por las lgrimas, tan sin dichas, tan exhaustas! Ella dijo: Te he de amar como un hlito lunar al espejo azul del mar! Dijo l: De mi pasin por la tuya el aquiln hablar en tremendo son. Y ella: He aqu mi cabellera que tu fuerte mano espera desplegar como bandera!

Y l: Mis dedos como un lino trenzarn el peplo fino de tu crneo divino. Ella: Est mi frente blanca siempre abierta, siempre franca, al delirio que se estanca. El: Mi espritu gozoso buscar el lago frondoso donde anida el reposo. Ella: He aqu mis ojos claros donde fulgen astros raros como mrmoles de Paros! El: Guiarn tus dos gemelos el corcel de mis anhelos bajo el dombo de los cielos! Ella: He aqu mi nariz fina hecha de raso y muselina voluptuosa, encarnadina! El: Traer desde las lomas frutos, tallos, flores, pomas enervantes como aromas. Ella: Rosa es mi mejilla tembladora y bermejilla por el ansia que se humilla! El: En premio de besarte la mejilla con buen arte. mira, bajo a suplicarte! Y doblaron el camino

de su vida, al ureo brillo de un terrible compromiso: l, contento con su amada ella, viendo en la distancia de un recuerdo que la mata, Un paisaje que no muere, la visin muda y solemne del amor y del ausente. Que all lejos, en las playas sin solaz de la desgracia, sola, sola, espera un alma: La de un cndido poeta que ta su guzla tierna en la noche y en la reja. Lobos cercan como ronda de malsines y Gorgonas los contornos de su roca; Y herir, si ella no acude, la ululante muchedumbre los apriscos de su numen.

POEMA TRISTE Para J. V. Latorre: tributo. La lluvia desolada, las brumas desde el cerro velando en cortinajes el hmedo horizonte, la pampa y el Ocano Oh amargo y amargo da del Alma y del Secreto! Entre lamos frondosos zurrados por el viento, como un santuario en ruinas la gruta apareca, perdida bajo el suelo Oh negra paz, oh negra gruta de los Misterios! Entre lamos frondosos zurrados por el viento, como un santuario en ruinas la gruta apareca perdida bajo el suelo Oh negra paz, oh negra gruta de los Misterios! All en agreste olvido brindando al albo seno cual un pomar de Engaddi, tendi su nvea mano, dobl su frgil cuello Oh triste, oh triste, oh triste guarida de un ensueo! Son bice era bella; y, amndola, el mancebo triunfa! de ardientes brazos, ansi para sus glorias y hercleos portentos los gneos contactos de aquel florido cuerpo. Marc los ojos dulces, marc los labios tiernos, marc los crasos hombros, la vasta frente intacta

como un divino lienzo con sombreado estigma de lujuriosos besos; Y luego sordo al llanto, despus, ya esquivo al ruego, al po instinto, al nombre, viol la flor de sangre, de sangre, y carne, y nervios Oh amargo, amargo da del Alma y del Secreto! Las hojas como enjambres de lvidos espectros, cayendo de las ramas volaban lentamente, sin vagos rumoreos, sin quejas ni suspiros, sollozos ni lamentos. La araa, suspendida de un rbol en lo inmenso, urda en tenues tramas de vaporosos hilos con que apresara insectos, su red de brillos grseos, errticos y trmulos. Ni un pjaro cantante, ni un corzo en el otero, Ni un hlito en las brisas, viajeros de la aurora, ni cntico, ni eco Oh negra paz, oh negra gruta de los misterios! Y fue la amable nia, y fue el amante dueo; fueron las horas blancas como las blancas rosas del buen jardn oflico; fueron las dulces risas, los besos dulces fueron. Mas la onda que se arrastra quebrndose a lo lejos en agrio acantilado, tornar a sus orgenes de musgos y de helechos en vano pretendiera,

discpulos de Heros. El campo yace mudo; la gruta en un silencio glacial; y muy distante (como un recuerdo), el da cercano en los recuerdos Oh triste, oh triste, oh triste Guarida de un ensueo!

ENVO: A Ti que fuiste grata bajo temprano besos, en la maana enferma de trbido oleaje y vagos cenicientos, y en la maana dulce del Alma y del Secreto. A Ti que bajo el spero silicio del Invierno plegabas las alitas rendida mariposa sobre el Misterio negro: a Ti mis pasos buscan, mis pasos buscan tristes, Guarida del ensueo.

REGRESO Un pas he visto donde el fro aterra y en las almas tristes los sueos se van; cuando por los cerros triscan las neblinas lo amortajan todo con su opacidad. Fue corta esa gira. Mi espritu en vano debati entre brumas de senil color; es joven y ardiente: solicita un valle de cascadas frescas e irisado sol. Mujeres lozanas de tintas mejillas, de flexibles dedos y ducales pies, miraron mis ojos con retina enferma, sin internas luchas, fiebres de avidez. Y al fin, al brasero de una madrugada que incendi lo arcano del remoto azul, puestas las sandalias, el hatijo al flanco pensativo y mudo cual un marab,

Part. Las campanas timbraban su hora en el viejo nido de arcilla y de cal, y, acodado el da sobre las montaas, como un nio al campo sonrea ya.

BALADA DE LA NOCHE PERPETUA A Alejandro Vsquez B., Dr. Eusebio Robledo y Toms Palacio Uribe Los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan. Los nios duermen, duermen y su vivir agstase cual una brizna plcida. Oh sueos de los nios como un licor sagrado en cuyas ondas spidas los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan! Los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan. El joven Rey en lechos de sndalo y de prpura sus horas trunca rpidas. Oh lechos en el fondo de la opulenta alcoba, de la odorante cmara! Los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan Los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan. En tanto los mineros en las canteras duras sus juventudes gastan. Oh, bellas juventudes de los mineros tristes en cuya marcha trgica los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan!

Los aos a los aos sucdense, y los das sobre los das pasan. Tejen su tela en tanto las sutiles arcnidas, gime el stiro adusto desamparado y muere con una muerte larga. Oh, tela en que aprisionan insectos las araas! Oh, muerte entre las sombras sin arrebol de auroras, con lividez que aplasta! Sus horas burlan sueos; sus horas son las horas que roban esperanzas! Las horas a las horas sucdense; las horas pasan en caravanas. Por tierra ya el obrero de fatigados miembros, en Noche eterna calla. Oh, Noche, augusta Noche, que con beleo hermano prestas alivio al nima! Oh, deleitoso olvido de la cerril mandrgora! Premio al valor, al mrito, sobre que en vanos das, y aos, y siglos marchan!

APARICIN Cabe un templo solemne y al morir de la tarde, entre el oro y el mbar de un opparo sol, he mirado una virgen casta y dulce rendida a los msticos goces que dispensa el Amor. La he mirado y mis ojos que anhelaban su huella al sentirla saciaron sus nostalgias de luz, como el pjaro esquivo desolado en las barras alza, y mira, y se embriaga con un mosto de azul. Salve a ti que deslumbras ms que el rayo del da! Salve aura divina de tu rostro sin par! A tu paso vacila mi orgullosa cabeza: tu en las lamas imperas, oh, cristiana vestal!

EL PADRE DE RASELLAS (Samuel Johnson) Johnson! sublime enfermo de una pasin divina cuando la diestra alzabas a fustigar el dolo, ebrio de la tristeza de tu orfandad mezquina, tan fuerte, tan altivo, cuanto implacable y solo: Llovi sobre tus mieses la helada montesina el flagelante riego del desolado polo; sud sangre de mrtir tu corazn; la espina hincse en tu alma fiera de la traicin del Golo Y fuiste excelso. Un da la turbamulta pudo Volver tu cetro aicos, pudo abollar tu escudo; el lienzo arder quin puede que tu perfil conserva? Y va la musa joven do el porvenir se ensancha, como una pitonisa sobre la trpode ancha mostrando al ojo atnito las glorias de Minerva.

RONDEL Al comps de las mgicas evocaciones con que, herida, la cuerda sonora vibra, van cubriendo a miradas mis emociones el jardn sooliento de honda fibra. Oh, Msica! tu genio de los histriones que son los hombres llanto, risa equilibra, con que, herida, la cuerda sonora vibra. Florescencias sutiles de las pasiones de un alma que hostigada batallas libra: surgid, pues, en las mgicas evocaciones con que, al tacto, espacindose van los bordones, con que, herida, la cuerda sonora vibra!

OCASO La caricia lejana de una tarde muriente en los vrtices vagos de mi ensueo se posa con los tenues fulgores que destila el Poniente, como un vvido insecto sobre un cliz de rosa. Cul alivia mi espritu solitario y doliente, cuando alarga su beso por la cima radiosa, la lejana caricia de una tarde muriente que en los vrtices vagos de mi ensueo se posa! Y descifr entre sombras que con mano afanosa va sembrando el Cansancio labrador impaciente una pdica lumbre, pensativa y gloriosa cual la blanda caricia de la tarde muriente que en los vrtices vagos de mi ensueo se posa.

? Clam con voz tonante que percuda el viento: Cre ver una hermana en la Circe mudable, y mi alma que era un vaso de odio saludable, mansamente doblse ante el mgico acento. Por nico horizonte, desplegu el pensamiento de un amor candoroso de frescor inefable; so divinas cosas en lo prfido instable, y comprend el hechizo de un balsmico aliento. Despus amortiguada la llama de aquel da al claustro, de mis brazos huy la Egeria ma Bajo el dogal de acero mis esperanzas gimen. Vuela de mis jardines, Mnade presurosa: descoloraste el halo que empurpur mi rosa, busca, busca el silencio donde expiar tu crimen.

MODERNA (Antioquia liberal en 1899 1902) En mi pas de Getia, cuando abord la hora de redencin que en lauros nimba la sien serena, sobre marcial cuchilla del ocio vencedora ley un infausto smbolo la casta nazarena. Oh, brbara progenie que Assur el viejo honora, predestinada estirpe del bao y la cadena para quien ya la Madre, la Libertad, no enflora el arrecido yermo de la voraz faena! De a tus guerreras huestes, que aman de amor la gloria, los cantos de la muerte, los himnos de la escoria, que como el oso escalen la turbidez del hielo. Y bajo el grumo denso de inmaculada altura, con la fornida zarpa desgarren la blancura que reflej en su triste comparidad el cielo.

SNTESIS Para el Amor yo tengo una palabra que sin piedad el corazn desangra. Como acerada garra que en el pecho hiere y aun logra entorpecer los miembros, A suscitar la Vanidad llevaron acres esencias de funestos hados Que dilatando sus cansadas ondas al lauro eterno del no ser provocan. Siervo del lodo, que en vestir la afrenta del bajo instinto tu pasin esfuerzas, Ve cual se posa y alza fugitiva la liblula roja entre las lilas. Para el Dolor dos voces como arrullos en las templadas calmas del crepsculo. Ungidas tengo ya: Sapiencia y bro; guila enorme en torren altivo. Tardo gusano, que al abrirse el da con la alta pompa el esplendor codicias: Huye el ensueo, si al gemir prefieres la tibia paz de los caducos bienes: Guay, que de abrojos marcar tu senda y el ruin palacio aventar en pavesas La diestra aquella, para el triste avara, de la desnuda realidad humana!

LOS ARTISTAS Nosotros habitamos un Mundo sin frontera; la bveda infinita tenemos por dosel; bogamos en el pilago azul de la Quimera, por remos, lira, orquesta, buriles y pincel. Somos los domadores de la Barbarie fiera; volamos a la lucha cual vido tropel; por cntiga vibramos la cntiga severa, por armas, el guijarro del Fuerte de Israel. Maana al filo agudo del vengador tajante la frrea testa en ondas de prpura licuante al pueblo entre sonrisas de gozo haremos ver. Qu importan hoy la saa, los puos, los clamores? De aquel Goliat inmenso que ruge sus furores el Santo de los Santos marc la suerte ayer!

A UN POETA Cubierta con un lienzo la nueva Forma espera, y ansiosa al Orbe tiende las suplicantes manos. Ven t, gran sacerdote de la gloriosa Era, y oficia junto al ara que violan los profanos. Tu mente adora el signo y el smbolo venera; t en los obscuros limos trazas perfiles vanos, y sbito la noche del antro reverbera como en rojiza aurora los lmites lejanos. Ven t, gran sacerdote de la gloriosa Era, y oficia junto al ara que violan los profanos: cubierta con un lienzo la nueva Forma espera, y ansiosa al Orbe tiende las suplicantes manos.

LPIDA Amigo: desde el fro mont n de obscura tierra que envuelve para siempre tus glidos despojos, oye el clamor inslito de la agitada guerra, abre al festn de muerte los atediados ojos. Sangre doquier: la sangre con su matiz que aterra, que cuenta la leyenda de los penachos rojos, y en el abierto crculo de su cantar encierra la estrofa de la clera, la voz de los enojos. Mas, para ti, ya en torno vel su faz el duelo: tu duermes bajo el fro montn de tierra obscura como bajo sudario de removido hielo. Y en tu manida santa, inhabitable y dura, donde la Maga ha roto su temeroso velo, calla asordado el eco de la feral locura.

EL CENTAURO DICE A Rubn Daro Un da ya en mi mano tu gran copa de plata tuve para calmar la roja sed ardiente, la roja sed ardiente que envenena y que mata. Y descend a los bordes sagrados de la fuente, Y vi la onda de cieno y de cristal, ingrata, que provoca y enerva en la gruta viviente donde la eterna Vbora del sacro Edn desata su ponzoosa sutil sobre el alma que se siente. Y huyendo al fascinante amor de su murmullo, volv la faz. Los riscos speros del orgullo taj mi casco. Al punto desapareci el abismo De letales perfumes y de fieras panteras. (Son los Siete Pecados siete panteras fieras?) Y ardi la copa, y vi seca el agua de mi mismo.

RESPONSORIO DE AMOR Yo que fui el amante husped de tus penas y alegras, y pas contigo noches, dulces noches, tristes das, melanclico a tus puertas ora envo este cantar. Di: no sabes que aun te imploro, que aun te busco, que aun te llamo? Ven: y atenta a los acentos de la voz con que reclamo, logra al cabo la tristeza de mi alma consolar. Bien recuerdo cuando absorto por mi bien en tu regazo, bajo el suave arco luciente que formabas con tu abrazo, sonreas, sonreas, y guiabas junto a m. Bien me acuerdo y aun te imploro, y aun te busco, y aun te llamo; Ven: y atenta a los acentos de la voz con que reclamo, deja, deja que repose mi cabeza sobre ti. Bien recuerdo cuando en lechos que ofrendaran los juncales olvid en tus garzos ojos viejas dichas y hondos males, las ternuras exquisitas que acendraban por libar. Bien me acuerdo y aun te imploro, y aun te busco, y aun te llamo. Ven: y atenta a los acentos de la voz con que reclamo, logra al cabo la tristeza de mi alma consolar. Bien me acuerdo cuando a solas en los sitios de la espera divis tu blanca forma, gil, mgica y ligera, con su talle de odalisca y presteza cual de hur. Bien me acuerdo y aun te imploro, y aun te busco, y aun te llamo. Ven: y atenta a los acentos de la voz que te reclamo, deja, deja, que repose mi cabeza en ti. ..

Y el crepsculo que vierte vaga tinta perla y roja, y la tarde que se inclina ante el cruel que la despoja, y el silencio estremecido de las sombras de mi hogar, te dirn, quedo, muy quedo, que aun te imploro, que aun te amo, pues atenta a los acentos de la voz con que reclamo, logras, nia, la tristeza de mi alma consolar.

DE MALLARM. LAS FLORES De las cascadas ureas del viejo Azur, el da primero, y de las nieves de siderales rastros, cubrir la tierra joven y virgen todava de manchas y de lgrimas eflorescencia de astros ! Los rseos gladiolos, rannculos, jazmines, que van magnificando por surcos y jardines, la universal delicia; los la uros de las almas excelsas semejantes a las bruidas palmas que entre tus manos llevan los blancos serafines. El jacinto, y el mirto de adorables fulgores, y, como de la carne de la mujer hermana, la rosa cruel y roja, Princesa de las flores Heriodas que enciende los livianos amores y una sangre feroz y lumnica mana E hiciste de los lirios la albura sollozante, que sobre el mar del ter palidecido errante, y a travs del incienso azul del horizonte, para besar la luna que llora en los distante arranca desde el pice fantstico del monte Hosanna sobre el sistro, sobre los incensarios! Hosanna en los jardines de nuestros negros Limbos, y el eco sacro extngase de preces y de himnarios en esas noches msticas, bellas como santuarios, xtasis de los ojos y resplandor de los nimbos Oh Padre, que creaste con justa diestra fuerte los clices que auguran tu poderosa gida, y, entre todas balsmica, una gran flor: la Muerte, para el poeta enfermo que se exil en la Vida, para el cansado a quien acuchill la Suerte!

SALUTACIN A MALLARME Oh, Prncipe invicto! cantamos la antigua virtud, que sordo al creciente murmullo de la multitud, ciego a las coronas, retador impasible y cruel Dejaste los aos correr como linfa entre abrojos, esquivo a las glorias y aplausos como a los sonrojos, por igual despreciando martirios, olvido y laurel. No as quien sus jvenes palmas tributa al Tirano, no as quien te niega y espera, rendida la mano, la ofrenda del vulgo a la par insensible y feroz. Tu eterna victoria consagren con pompas y mitos, bajo el mrmol sacro tocado de luz a tus ritos, graves sacerdotes de mgica y lrica voz. Homrida ardiendo en el fuego inmortal y divino, en tu honor se eleven los clices rojos de vino, deshoje sus ptalos blancos el casto azahar. Al ara encaminen los bueyes ceidos de albura, y un coro de nbiles diosas en tu sepultura, riente acompae en la fiesta tu tiorba y tu altar.

CUANDO LOS BRBAROS Al General Rafael Uribe Uribe Oh, Captain, Oh, my Captain! Walt Whitman La rebelin es signo de un gran dolor agudo. Bajo tu gesto grave, resplandeciente y mudo, bate un llagado corazn. Tus sienes, que el lauro del pensador decoran, como doncellas hurfanas el desamparo lloran de una cruel desolacin. Tu expresas la agona de sorprendidas fieras en el mortal desangre de pas carniceras y tormentoso forcejar; Tus ojos vuelan tristes a las celestes llamas, cual los del bruto hurao que en asesinas tramas perdido, un da alz a mirar. Qu crimen? Basta. El pueblo de rudos cazadores, mirando de hito en hito, sus dardos matadores cerner hicieron sobre ti. Dnde a las fuertes nimas los necios respetaron? Cundo en polares criptas los haces culminaron que daban Sirios de rub? No en las horas de gloria, al redoble sonoro de aquel clido verbo que entre chispas de oro se eriga recto al azul; Amo el halo que nimba tus severos frontales, al cruzarse en un choque los aleves puales de esa fatdica Estambul. Loor al Mal! Loor, gloria de los asesinos

que buscan tus pisadas por todos los caminos en la conquista de su pan! Cuerdas de bronce y hierro prestan as a mi lira, la Musa de Walt Whitman su gran fervor me inspira: Oh, Capitn! Mi Capitn!

LA CANCIN NUEVA Yo te saludara, poeta de mi patria que con nuevas canciones cantaron nuestras dichas hondas, nuestras tristezas hondas, y nuestra honda fatiga de la vida. Yo te saludara, poeta de mi patria que bajando al obscuro socavn de las minas de nuestro pobre espritu, descubrieras el oro de ideal fuga hegrica De una hgira ideal hacia una tierra extica, llena de encantamientos y de perennes linfas, libre de las torturas que nos afligen, y libre de la fatiga. De eterno esperar sin esperanzas, de este cansancio que aniquila nuestros pobres espritus ansiosos de la dicha En vano (As cantaras las vulgares delicias de sensuales amores, tristes como la carne dolorida; Cantaras la imposible voluptuosidad que engaa, y, fra, devora la ilusin; cantaras luego la horrible queja misma De laxitud, el mismo acabamiento, y la misma fatiga, y los mismos sollozos, y el anhelo de la ideal hergica De una hgira ideal hacia una tierra extica, llena de encantamientos y de perennes linfas,

libre de las torturas que nos afligen, y libre de la fatiga. De eterno esperar sin esperanzas, de este cansancio que aniquila nuestros pobres espritus ansiosos de la dicha) Oh poeta, oh poeta de mi patria! Di la nueva cancin, la Cancin de la Risa de los Desesperados: la macabra y ltima transfiguracin de la Irona.

EPIFANIO MEJA Ti alma enferma resuena. En su canto adivina el odo una nota de amargura serena; con el trmulo arrullo de su voz vespertina, tu alma enferma resuena. Tu alma enferma se queja como un agua de olvido; como el agua que omos sollozar, y se aleja, como el agua que rueda bajo un suelo dormido, tu alma enferma se queja. Tu alma enferma espera: la luz de un medioda, el mbar de una tarde, y en tu noche postrera, volar con los cucuyos, perdindose en la umbra. Tu alma enferma espera.

DIEZ DE FEBRERO He all los fieros galgos que la codicia rige; esos, portaestandartes son de la rebelin. Famlicos, no acechan bolsa, collar, ni dije; sus manos fingen garras de cruel devastacin. En sus pupilas yurtas de crmenes erige sus triunfos la venganza, y diablico don robustamente aleve la insania los aflige, y e