a un año de la masacre

5
A un año de la masacre: ¿Realmente que se puede hacer? Quisiera empezar la siguiente prosa con una pregunta, muy personal y dirigida individualmente a todos aquellos que lean este texto: ¿Recuerdas que estabas haciendo exactamente hace un año? Sí un día como hoy, un 26 de septiembre pero del año 2014. ¿Recuerdas con exactitud lo que hacías? ¿Qué comiste? ¿Qué vestías? ¿Dónde estuviste durante el día y que hiciste durante la noche? Quizás no lo recuerdes, quizás sólo fue un día como muchos de ese año y no tengas registro exacto en tu memoria de lo que hiciste exactamente. Pero también hay la posibilidad de que haya sido un día especial. Quizás fue tu cumpleaños, y cómo hoy, estás emocionado por alcanzar un año más de vida, haciendo lo preparativos para una fiesta o para irte a festejar a un bar con los amigos. Quizás, si eres mujer, estabas en la sala de partos dando a luz a esa personita, por la que darás todo cuanto tienes en esta mundana vida. Quizás hoy, a la distancia de un año tienes la dicha de aún tener en tus brazos a un pequeñito o pequeñita de un año de edad, sorprendiéndote todos los días de lo que hace. 365 días de dicha, 365 días de sorpresas y satisfacciones. 365 días de felicidad a lado de tu hijo o de tu hija. Ahora te pregunto, a ti madre, a ti padre: qué harías si hace un año te hubieran arrebatado a tu hijo o hija. Te pregunto a ti hermano y hermana: qué harías si hace un año te hubieran arrebatado a tu hermano. Te lo pregunto, para que hagas reflexión y piensen en lo duro que debe ser para aquellas personas que han perdido un ser querido, y decir perdido es en el más estricto sentido de la palabra, puesto a que hay personas que no están con la

Upload: jero

Post on 09-Dec-2015

3 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Una breve opinión acerca de las desapariciones forzadas en México y de los 43 estudiantes de la escuenla normal Isidro Burgos

TRANSCRIPT

Page 1: A Un Año de La Masacre

A un año de la masacre: ¿Realmente que se puede hacer?

Quisiera empezar la siguiente prosa con una pregunta, muy personal y dirigida individualmente a todos aquellos que lean este texto: ¿Recuerdas que estabas haciendo exactamente hace un año? Sí un día como hoy, un 26 de septiembre pero del año 2014. ¿Recuerdas con exactitud lo que hacías? ¿Qué comiste? ¿Qué vestías? ¿Dónde estuviste durante el día y que hiciste durante la noche?

Quizás no lo recuerdes, quizás sólo fue un día como muchos de ese año y no tengas registro exacto en tu memoria de lo que hiciste exactamente. Pero también hay la posibilidad de que haya sido un día especial. Quizás fue tu cumpleaños, y cómo hoy, estás emocionado por alcanzar un año más de vida, haciendo lo preparativos para una fiesta o para irte a festejar a un bar con los amigos. Quizás, si eres mujer, estabas en la sala de partos dando a luz a esa personita, por la que darás todo cuanto tienes en esta mundana vida. Quizás hoy, a la distancia de un año tienes la dicha de aún tener en tus brazos a un pequeñito o pequeñita de un año de edad, sorprendiéndote todos los días de lo que hace. 365 días de dicha, 365 días de sorpresas y satisfacciones. 365 días de felicidad a lado de tu hijo o de tu hija. Ahora te pregunto, a ti madre, a ti padre: qué harías si hace un año te hubieran arrebatado a tu hijo o hija. Te pregunto a ti hermano y hermana: qué harías si hace un año te hubieran arrebatado a tu hermano.

Te lo pregunto, para que hagas reflexión y piensen en lo duro que debe ser para aquellas personas que han perdido un ser querido, y decir perdido es en el más estricto sentido de la palabra, puesto a que hay personas que no están con la tranquilidad de estar seguros que su familiar está en un sepulcro, hay quienes no tienen esa certidumbre de saber que su hijo o hija está enterrado porque el destino quiso que pasara de este plano existencial. Hay quienes sufren porque no saben el paradero de aquellos que perdieron. No saben si viven, si pasan hambre y frío. No saben si están muertos y de ser así, no saben cómo murieron. No saben si los torturaron, si los quemaron vivos. No saben si los violaron o qué tuvieron que pasar para finalmente encontrar el destino último que es la muerte.

365 días de dolor. 365 días de sufrimiento. 365 días de incertidumbre. 365 días de esperanza de encontrarlos vivos, aunque por cada hora que pasa esa esperanza se desvanece un poco.

Page 2: A Un Año de La Masacre

La desaparición de personas es un tema que toca muchos nervios a nivel internacional. Es un fenómeno muy común en México, para desgracia nuestra, mucho más común de lo que las autoridades quieren aceptar. Muchas de esas personas pasan a ser cifras al final del año o del sexenio. Cifras que aumentan día con día, en un país trágico cuyo paisaje esta regado con la sangre de hermanos, padres e hijos. Un país que busca a sus desaparecidos y no los encuentra, salvo en escasas excepciones. Busca a sus desaparecidos en los matorrales, en los bosques, en la sierra, en el desierto, y la inmensa mayoría de las veces sólo encuentra enterrados, en fosas clandestinas cuya podredumbre no sólo es de los cuerpos pudriéndose, sino de un estado fallido, ya no es capaz de proporcionarle seguridad a sus ciudadanos. La podredumbre de un sistema judicial que no procura encontrar la verdad de los hechos y se basa en la corrupción de las personas e instituciones. La podredumbre de una sociedad cada vez más ignorante, más conformista, más ciega ante los hechos de barbarie que le rodean.

Te invito a ti madre, a ti padre, a ti hermano, a reflexionar y pensar muy seriamente. Te invito a hacerte una pregunta:¿qué puedo yo hacer para evitar que masacres cómo la de Ayotzinapa vuelvan a pasar en mi país?

Quizás la respuesta más pronta y obvia para algunos, principalmente los y las jóvenes en la primera veintena de su vida, es el expresarse, el hacerse notar por medio de las redes sociales (ahora tan de moda y que han hecho una revolución en la manera de expresarse del hombre) poner en sus muros frases y textos de indignación o de protesta, quizás alguno por ahí de conciencia. Algunos otros, de igual manera, jóvenes quizás opten por protestar, pero de una manera más agresiva, tomando las calles e interrumpiendo el libre tránsito de los demás, boicoteando (o tratando de hacerlo) a las grandes corporaciones. Haciendo quema de banderas y otros simbolismos a las afueras de Palacio Nacional. Algunos otros van más allá haciendo cosas verdaderamente fuera de lo común, cosas que son admirables y merecen una ovación por parte del país entero. Tal es el caso de aquellos que conforman el colectivo “ Marchando con letras”, el cual está conformado por 46 reporteros y 15 fotoperiodistas, quiénes de su bolsillo y de su tiempo investigaron a fondo las vidas de los 43 desaparecidos para darle forma a un libro que se titula “ La travesía de las tortugas”. Dicho libro fue presentado en días pasados y fue puesto a la venta en librerías y puestos de revistas (aún no he comprado mi ejemplar pero estoy en vías de hacerlo). Editado por la revista Proceso, lo recaudado irá a para con los padres y madres de aquellos que hace un año se desvanecieron trágicamente, dejando tras de sí una estela de corrupción, abuso del poder y de violencia. Así es los padres y madres de los 43 se verán beneficiados gracias al colectivo “Marchando con letras”, quienes una

Page 3: A Un Año de La Masacre

vez más nos demuestran que las organizaciones civiles logran más que las podridas instituciones del país.

Ojalá todos pudiéramos hacer algo similar, pero siendo brutalmente realistas, muchos de nosotros no tenemos tiempo ni ganas de hacer algo similar. El trabajo nos absorbe, la vida familiar nos quita nuestro tiempo libre, y verdaderamente no sentimos el compromiso de hacer algo altruista. Somos víctimas de la vida capitalista y de la explotación infame del hombre por el hombre. Pero eso no es disculpa para no ayudar, no sirve de excusa. Por supuesto que todos podemos ayudar.

Tú madre, tú padre, puedes ayudar enseñándole a tus hijos que el valor del respeto es la base para toda convivencia civilizada, enseñándole que el dinero nunca vale más que el sufrimiento ajeno, o la vida de una persona. Enseñando que la avaricia y la corrupción sólo traen desgracia, violencia y desigualdad. Predicando con el ejemplo día a día para hacer que México crezca con la simiente de una sociedad sana y democrática.

Si no tienes hijos tu labor es mucho más fácil. Tan sólo debes entender que no estamos solos, que cómo mexicanos nos debemos los unos a los otros. Trata de vivir en sociedad y respeta en todos los aspectos a los demás, no permitiendo que la corrupción avance impunemente. No des “mordidas”, paga tus impuesto, no te cuelgues de la luz, no tires basura dónde no debes. Cédele el asiento a las mujeres embarazadas, a las personas discapacitadas o de la tercera edad en el transporte público. No empujes en el metro, no te pases un alto. Sólo compórtate en sociedad y respeta a los demás en la medida que quieres ser respetado. Sé un ciudadano ejemplar.

¿Suena a utopía? Quizás , pero hay sociedades que lo han logrado, por lo cual no es imposible. ¿No lo quieres hacer? No lo hagas, nadie está obligado a hacerlo literalmente, sin embargo atente a las consecuencias, porque a la hora de que te arrebaten a un hijo, a un hermano, a un padre o a una madre, no tendrás cara de reclamar o protestar. Habrás perdido ese derecho.