a spanish coffee te está esperando, cristina tamarit (primeras páginas)

ISBN: 978-84-16848-22-5

Nigeria, Ghana, amor, infidelidades e interés económico. Una relación en la que Lisa vive engañada por Emeka, un hombre de origen

nigeriano con ambición económica. Con supuestos negocios en Europa.

La doble vida de Emeka se verá unida por un punto en común entre Lisa y Julia Molina, dos mujeres enamoradas de una falsa realidad.

Cristina Tamarit, natural de Albalat dels Sorells, es una profesora de Inglés que ha dedicado gran parte de su vida a la educación. Amante de las letras, Cristina publica ahora su segunda novela A spanish coffee te está esperando tras su estreno como escritora con Bajo la sombrilla de Lola.

A spanish coffeete está esperando

CRISTINA TAMARIT SÁEZ

A span

ish coff

ee te e

stá esp

erando

A SPANISH COFFEE TE

ESTÁ ESPERANDO

A SPANISH COFFEE TE

ESTÁ ESPERANDO

EXLIBRIC

ANTEQUERA 2016


A SPANISH COFFEE TE ESTÁ ESPERANDO© Cristina Tamarit Sáez© de la imagen de cubiertas: Fran MolinaDiseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric

Iª edición

© ExLibric, 2016.

Editado por: ExLibricc/ Cueva de Viera, 2, Local 3Centro Negocios CADI29200 Antequera (Málaga)Teléfono: 952 70 60 04Fax: 952 84 55 03Correo electrónico: [email protected]: www.exlibric.com

Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma.

Según el Código Penal vigente ninguna parte de este ocualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en algunode los sistemas de almacenamiento existentes o transmitidapor cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico,reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorizaciónprevia y por escrito de EXLIBRIC;su contenido está protegido por la Ley vigente que establecepenas de prisión y/o multas a quienes intencionadamentereprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,artística o científica.

ISBN: 978-84-16848-22-5Depósito Legal: MA-1379-2016

Impresión: PODiPrintImpreso en Andalucía – España

Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.

A SPANISH COFFEE TE

ESTÁ ESPERANDO


A todas nuestras raícesque nos atan y liberan,

a ellas que nos dan viday matan.

Agradecimientos

Me gustaría mencionar un agradecimiento a Mireia LLansol por todo su apoyo y revisión de la obra.

A mi amiga Amparo Blasco por su apoyo incondicional.

A mi hija Sonia para que cambie lo que nos ata y mata.

13

CAPÍTULO 1

Marzo 2011, Nigeria

Lisa se movía por la habitación al ritmo de la música que se oía de fondo desde la tableta de su amiga Zara. Compartían apartamento desde hace cuatro años. El cual se encontraba en la isla de Sara, una de las islas más caras de Lagos, en Nigeria.

Lagos, es una de las ciudades más pobladas de toda África, situada en la costa del golfo de Guinea, en la bahía de Benín. Ciudad de turistas y negocios. Rica y pobre a la vez.

Todo un disfrute para la vista por la mezcla de colores, gente yendo de un lugar a otro con los móviles en mano, grandes coches compitiendo para abrirse paso entre daufos (taxis), okadas (moto taxis) y bicicletas. Lagos era una ciudad que vibraba vida.

A Zara y Lisa les gustaba ir de compras a los grandes alma-cenes, con productos de todo el mundo. Igualmente, disfrutaban de los mercados de la ciudad llenos de adires1, cerámicas, cuero, máscaras de oveng2, frutas, hierbas y un sinfín más de cosas. Todo era negociable y nada importaba su procedencia.

1 Telas de diferentes colores.2 Madera especial para esculpir.


14

Les encantaba pasar los fines de semana por las playas de moda. Conduciendo el Toyota Infinity que el padre de Lisa le había regalado para su cumpleaños.

Ambas eran de Ghana, pero se habían instalado en la ciudad para cursar los estudios de medicina en la Universidad de Lagos. Esta universidad tenía gran prestigio en toda África. Estaba llena de estudiantes de familias adineradas: enriquecidos por el petróleo, gas natural, oro y negocios de toda clase.

Zara y Lisa eran muy afortunadas por tener unos padres que les costeasen todos los gastos de universidad, manutención y alojamiento. Incluso la dueña de los apartamentos recibía una gran suma de dinero por encargarse de las tareas del hogar y del control de las jóvenes.

Las dos eran preciosas, con piel de chocolate y con ojos grandes, oscuros y rasgados. Lisa era más esbelta que Zara, ha-ciéndola siempre parecer más elegante. Sus pequeñas discusiones de jóvenes constantemente empezaban porque a Lisa le hubiera gustado tener un poco más de pecho, tanto como Zara, y a Zara le hubiera gustado ser un poco más alta, pero verdaderamente a pesar de sus complejos resultaban ser las dos muy atractivas.

Lisa no dejaba de bailar, estaba feliz, realmente feliz. Ha-cía apenas un año había conocido a un hombre del que estaba perdidamente enamorada. Era diez años mayor que ella, pero a Lisa esas cosas no le habían importado nunca, siempre había pensado que el amor no tenía edad.

Danzaba y danzaba porque Emeka, su enamorado, le había pedido en matrimonio. Para ella era el amor de su vida, aunque no es que hubiera conocido a muchos hombres, algún que otro

A SPANISH COFFEE TE ESTÁ ESPERANDO

15

novio pasajero en la época del instituto y en los primeros años de universidad. Pero en definitiva, nada serio.

Solo Emeka se había adentrado en el mundo interior de Lisa, solo a Emeka le había mostrado su alma desnuda. Únicamente por él se sentía con fuerzas para luchar contra todo y todos. Incluida su familia, quienes ya habían demostrado su primer desacuerdo, aún sin conocerlo, simplemente por el hecho de pensar que era demasiado mayor para su única hija.

—Mamá, cuando lo conozcas sé que te va encantar —le decía Lisa por el móvil.

Emeka, realmente, era encantador. Un hombre alto, de espalda ancha y cuerpo atlético, siempre impecablemente bien vestido, educado, de voz varonil y seductora.

—Zara, soy tan feliz… —dijo Lisa sonriendo mientras ple-gaba una de sus camisetas para guardarla en el armario.

—Lo sé Lisa, pero eres joven ¿y tu carrera? —dijo Zara sin casi mirarla porque andaba perdida mirando un video de Jessy en la tableta.

—Lo tengo clarísimo, puedo seguir estudiando aunque me vaya a vivir con él, tener hijos… Zara, es el hombre perfecto, el hombre que siempre he estado esperando. Además él quiere cursar algún tipo de estudios superiores, cuando las cosas estén más establecidas —continuó Lisa todavía con la camiseta des-plegada en la mano.

Zara la miraba. Aunque por una parte estaba feliz de ver a su amiga tan entusiasmada, por otra, no podía dejar de pensar que era demasiado pronto para todo aquello. Sentía algo, pero realmente no sabía definir esa inquietud que se albergaba en su corazón.


16

—Tendremos que ir a que conozca a mis padres y hacerlo oficial, ¿me ayudarás Zara?

—Sabes que sí, aunque no creo que quieran que te cases. Y cuando le contemos toda la verdad, puede que tengáis incluso más problemas.

—Zara, contaremos la verdad, pero evitaremos los detalles —añadió Lisa preocupada.

—De acuerdo, pero tus padres tienen que saber que ha estado casado y que tiene dos hijas, eso es lo más importante. Tarde o temprano se van a enterar, y tú eres consciente que para poder casarse contigo, él tiene que estar libre del todo, o no será aceptado en tu familia —dijo Zara con firmeza.

—Ya, vale, no me amargues el día Zara —dijo Lisa un poco triste y cansada de los sermones casi diarios de su amiga.

Para los padres de Lisa esto iba a ser un golpe muy fuerte, ya que solamente la tenían a ella.

Su madre no había podido tener más hijos. Varios abortos habían sido los causantes de que no pudiera concebir de nuevo. Así que Lisa lo era todo para ellos, la habían educado en los me-jores colegios. Había pasado temporadas en Inglaterra y Francia para perfeccionar los idiomas. Le habían estado asegurando un gran futuro. Le deseaban lo mejor, y según ellos, lo mejor para Lisa era un chico con buena educación, estudios y dinero.

Lisa dejó de bailar y se tumbó en la cama pensando en cómo lo iba a hacer para convencer a sus padres de que Emeka era el hombre perfecto para ella.

—Venga Lisa, no te preocupes, ya verás cómo se soluciona, ¡el amor mueve montañas! —le dijo Zara animándola con una


17

sonrisa, dándole a entender que no todo iban a ser sermones por parte de ella.

—Es tan guapo… Zara… me siento tan bien cuando estoy con él… —dijo sonriendo de nuevo.

Emeka apareció un día por la Facultad de Medicina, acom-pañando a su amigo Robinson a hacerle una visita a la novia de este, que trabajaba en Administración.

Mientras Robinson hablaba con su novia, Emeka fue a dar un paseo por los pasillos. En uno de esos pasillos estaba Lisa, colgando unos carteles en la pared para una fiesta que iban a organizar el próximo fin de semana en un disco club.

—Hola ¿me puedes ayudar, por favor? —le preguntó Lisa mirándole con sus preciosos ojos.

Emeka no pudo resistirse a su mirada. Se acercó con su mejor sonrisa y la ayudó a pegar todos y cada uno de los carteles por toda la universidad. Realmente no hablaron de nada importante, Emeka preguntaba y Lisa respondía a todo.

—¿Por qué no te vienes a la fiesta? ¡Te debo una copa! —le dijo Lisa esperando un sí como respuesta.

—Una copa, más un baile y allí me tienes —dijo Emeka sonriendo.

Lisa se quedó cautivada por aquella sonrisa, que mostraba unos dientes extremadamente blancos y perfectamente alinea-dos. Tenía unos ojos rasgados de un color negro intenso, que al cruzarse con los suyos mostraron todavía más intensidad.

Emeka apareció aquel viernes en la discoteca una hora y media más tarde. Lisa ya había dado por sentado que no iba a aparecer. Se encontraba un poco decepcionada y triste ya que estaba acostumbrada a tener todos los caprichos. Sus padres


18

siempre la habían colmado con todo, haciéndole creer que era una princesa.

Aunque todo ello no había hecho de Lisa un ser egoista, al contrario, ella era más bien una persona generosa y aventurera. Tampoco le gustaba sentirse por encima de los demás, por tener el privilegio de poseer dinero en un lugar donde la diferencia de clases sociales y pobreza reinaban por doquier.

Pero que Emeka no hubiera aparecido de inmediato, le estaba haciendo sentir mal y vulnerable. Su mirada había sido tan ardiente y sus palabras tan firmes…

—Hombres Lisa, simplemente hombres… —le dijo Zara.Zara había tenido muchas más experiencias que Lisa, y

este hecho hacía que fuera ella quien llevara la voz cantante en cuanto a hablar de hombres se refería. No tenía novio, aun-que le sobraban pretendientes. Zara tenía otros planes para su vida, de momento, cosa que no le impedía tener alguna que otra aventura. Sin embargo, su corazón sentía preferencia por un chico, no obstante, cuando Lisa la pinchaba diciéndole que estaba enamorada de aquel chico y no lo quería reconocer, ella siempre lo desmentía con una gran sonrisa.

Esa noche, Emeka estaba guapísimo, llevaba unos vaqueros, zapatillas y una camiseta blanca de tirantes bien ajustada, que no dejaba asomar ni un michelín, sino que dejaba ver sus torneados brazos y hombros. Se había trenzado el pelo desde la frente hasta la nuca, lo cual le daba un aire muy juvenil. Ciertamente estaba irresistible.

Iba acompañado de su amigo Robinson y algunos más. Ambos habían cruzado miradas, pero Emeka no fue inme-diatamente hacia Lisa. Lisa fingió no verlo, ni siquiera lo mi-


19

raba mientras bailaba junto a sus amigas. Pero cuando sintió que Emeka se acercaba a ella, su corazón empezó a acelerarse provocando que perdiera el ritmo de la música. Apenas faltaba medio metro para llegar junto a ella, pero Lisa podía ya sentir su perfume y el frescor de su piel.

Emeka agarró a Lisa por un brazo, acercándola hacia él para darle dos besos en la mejilla, cosa que hizo que la piel de todo el cuerpo de Lisa se erizara. Se dijeron alguna que otra tontería y bailaron dos canciones juntos, mientras se miraban y se sonreían.

—¿Te vienes a otra discoteca a la que van mis amigos? —le propuso Emeka.

—No sé si debo, estoy aquí con mis amigas y tengo que volver con mi compañera de piso. Hemos venido en mi coche —dijo Lisa dudando, pero deseando que Emeka no se fuera.

—No te preocupes, podemos vernos otro día… —le susurró al oido de un modo sugerente, sabiendo que Lisa iba a sentir toda esa provocación.

Lisa le sonreía mientras bailaba. Emeka de momento seguía allí delante de ella, sin irse.

—Ahora vuelvo, espera un momento. —le dijo Lisa de repente. Y fue a buscar a su amiga Zara.

—Pero Lisa no le conoces de nada. Sí, a mí me da igual llevarme tu coche y lo sabes. Pero esto no está bien Lisa y también lo sabes. No le conocemos de nada —le dijo Zara con preocupación.

—Estoy segura de que todo va a salir bien. Zara, me gusta, me da confianza. No va a pasar nada, te lo prometo —añadió Lisa poniendo esa carita a la que Zara le era muy difícil resistirse.


20

—Vale está bien, pero llámame si me necesitas ¿Y qué le digo a Star si está despierta?

—No lo sé, no te preocupes, estará durmiendo. —añadió Lisa con rapidez.

Star era la casera que vivía justo en el apartamento de al lado. No solía despertarse cuando ellas regresaban tarde, pero era la primera vez que se separaban y Zara estaba un poco preocupada.

—Ok, ya inventaré alguna cosa. Ten mucho cuidado.—De acuerdo, además también va la mujer que trabaja en

la recepción de la universidad —añadió Lisa. —Pues menuda garantía Lisa, a mí eso no me da ninguna

seguridad, por favor, ándate con mucho ojo… —dijo Zara muy seria, dándole un beso acompañado de un abrazo.

Lisa volvió junto a Emeka, le sonrió y él le devolvió la son-risa, moviendo su cuerpo como solo la gente que lleva el ritmo en la sangre sabe hacer.

—¡Me voy contigo! —dijo, sintiendo que con él se iría al fin del mundo. Apenas lo conocía pero sentía una atracción hacia él, que le hacía olvidar todos los buenos consejos de sus padres y también por supuesto los sermones de su querida amiga.

Emeka la cogió fuertemente de la mano y salieron los dos juntos por la puerta de la discoteca. Su amigo Robinson y los demás los seguían unos metros más atrás.

OOOOHHH!!!!Sentimos no poder mostrarte más páginas de muestra,

si te has quedado con ganas de más, entra en

tienda.exlibric.com

a spanish coffee te está esperando, cristina tamarit (primeras páginas)

Art & Photos