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Apropósitodelaborto Francoise Dolto H aymoralistas,inclusoenlaprofesiónmédica,incapacesdeso- portarlaideadequelasmujerespuedanlibrementeiraveraun médicoparahablarledesudeseodeabortarPareceríaqueéstos sesintierancómplicesdeunactoquerepruebansisontestigosdeély másaúnsienrazóndesuoficiodebencolaborarenlarealizacióndeeste acto.Ysinembargo,ésteeselactoquesalvaráalaquepideayuda ;si nolarecibe,seexpondráaunmayorpeligro,alcometerunactomásin- moral . Estosmédicospiensanenprimerlugarensuconciencia :noaprue- banaestamujerquequiereabortarPeronoreflexionanenqueesta mismaconcienciaprofesionaldeberíaexhortarlostambiénadefender lavida,sinoladelbebé,porlomenosladelamadre .Estasensaciónde complicidadfantasmeadaesunodelosmayoresenemigosdelaaccesi- bilidaddelmédico .Tenemostodosquedesenmascararaestefantasma decomplicidad,regidopornuestracomplicidad,regidopornuestrapre- ocupación,enelfondo,demantenerinmaculadanuestrabellaalmade médico . Ahorabien,ahíresidejustamenteelobstáculoparalacomprensión deldramaqueviveunamujerquepidequelahaganabortar,obstáculo quenosimpideactuarconella,conunafraternidadhumanaquela ayudeeficazmente,sosteniendoelsentidodesulibertad .Esimposible conservarestasensacióndebuenaconcienciasindejardeladoloque haydemásauténticoydemásesencialenlaprofesiónmédica .Este sentimientodecomplicidadimaginaria,quenosotrosrechazamos,nos impideoírconcompasión a aqueloaquellaquesufren,cualquieraque sealarazóndesudolory de lasituaciónenqueseencuentra,debidoa angustiasqueprovienendefantasmasocondicionesdesuvidareal . Enelcasodeunamujerencintaquenopuedesoportarsuestado, quedeseainterrumpirelprocesovivientecuyodesarrollonaturalde- 183

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A propósito del aborto

Francoise Dolto

Hay moralistas, incluso en la profesión médica, incapaces de so-portar la idea de que las mujeres puedan libremente ir a ver a unmédico para hablarle de su deseo de abortar Parecería que éstos

se sintieran cómplices de un acto que reprueban si son testigos de él ymás aún si en razón de su oficio deben colaborar en la realización de esteacto. Y sin embargo, éste es el acto que salvará a la que pide ayuda ; sino la recibe, se expondrá a un mayor peligro, al cometer un acto más in-moral .

Estos médicos piensan en primer lugar en su conciencia : no aprue-ban a esta mujer que quiere abortar Pero no reflexionan en que estamisma conciencia profesional debería exhortarlos también a defenderla vida, sino la del bebé, por lo menos la de la madre . Esta sensación decomplicidad fantasmeada es uno de los mayores enemigos de la accesi-bilidad del médico. Tenemos todos que desenmascarar a este fantasmade complicidad, regido por nuestra complicidad, regido por nuestra pre-ocupación, en el fondo, de mantener inmaculada nuestra bella alma demédico .

Ahora bien, ahí reside justamente el obstáculo para la comprensióndel drama que vive una mujer que pide que la hagan abortar, obstáculoque nos impide actuar con ella, con una fraternidad humana que laayude eficazmente, sosteniendo el sentido de su libertad . Es imposibleconservar esta sensación de buena conciencia sin dejar de lado lo quehay de más auténtico y de más esencial en la profesión médica . Estesentimiento de complicidad imaginaria, que nosotros rechazamos, nosimpide oír con compasión a aquel o aquella que sufren, cualquiera quesea la razón de su dolor y de la situación en que se encuentra, debido aangustias que provienen de fantasmas o condiciones de su vida real .

En el caso de una mujer encinta que no puede soportar su estado,que desea interrumpir el proceso viviente cuyo desarrollo natural de-

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sembocaría en el nacimiento de un bebé, hay un rechazo de las leyesbiológicas naturales, pero hay también un sentimiento profundo, cons-ciente o inconsciente, de culpabilidad, que se agrega a un sentimientode responsabilidad confusa ante su impotencia social . La mujer tienevergüenza de haber sido deseada por el genitor de ese feto, cuyo cuerpoha traicionado su confianza; también ante los demás tiene vergüenza deinfringir ella misma la ley natural, de ir contra la corriente de las leyes so-ciales en general, que hacen mérito de cualquier tipo de maternidad .

Lo que hay que saber es que por detrás de su requerimiento ex-plícito hay siempre un sentimiento muy grande de culpabilidad, tantode estar encinta como de rechazar su embarazo, culpabilidad respectode los otros hijos, que resulta difícil criar ; una culpabilidad arcaica quese remonta a su infancia, a los fantasmas incestuosos del tiempo en queestaba sometida a la autoridad de sus padres (en el caso de una mujermuy joven); o una culpabilidad presente de haber cedido a un hombreirresponsable.

¿No hay también, en muchos casos, una culpabilidad mayor aún,pero consciente, de no abortar? Esta culpabilidad queda cancelada, bo-rrada, cuando hay leyes que prohíben el aborto . Muchas madres queno pueden asumir esa culpabilidad apuntalada por las leyes, pierden susentido de responsabilidad.

Habría que dar pruebas de pusilanimidad masoquista para dejarque las cosas sigan adelante, aunque esta mujer encinta se sienta inca-paz de asumir a su hijo en las condiciones psíquicas y materiales enque se encuentra; no sólo incapaz de proseguir su embarazo hasta elnacimiento del bebé, sino más aún, incapaz de criar a ese bebé en loscinco o seis primeros años, que requieren tanta atención ; disponibili-dad psíquica y maternal de parte de la madre y del padre, de todo elgrupo social circundante . Es así como, por pusilanimidad acompañadapor una buena conciencia superficial, madres rechazadas o apoyadaspor un médico que quiere salvar su bella alma profesional están embar-cadas en la gestación de un bebé que desde el comienzo de su vida seráfrustrado del derecho de todo ser humano a la alegría. Sufrido comosu falta, soportado y ya negado simbólicamente, ese ser humano seráparido por una madre que no lo ha deseado, que no tuvo fe en su vida,que soportó la maternidad como la víctima vergonzosa de una necesi-dad física de su partícipe irresponsable .

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Ese niño, negado por ella y por su cómplice,el padre del niño, ya es, como embrión viviente,

huérfano de padres simbólicos .

Esta mujer que pide abortar debe ser escuchada y entendida, pues es un"otro" que no está solo; es un "otro" en un grupo, cuyo personaje más im-portante -para el ser en gestación y para ella- es su amigo, el que de-bería sentirse y quererse, por amor a ella, corresponsable con ella de estanueva vida. Si la gestación se sufre para obedecer a la ley, pero con unprofundo, doloroso y reivindicador rechazo de la progenitora y del pro-genitor del niño, ese embrión, ese feto, se desarrollará carnalmente, enel corazón a razón con su madre y su entorno inmediato, como un ter-cero excluido, simbólicamente rechazado . Y la madre genitora será el primerhuésped que lo rechace, sin lenguaje de amor, y que lo inicie en su es-tatus de huésped enemigo. Una madre sólo es madre, en el sentido deiniciación al amor, si el germen que gesta tiene para ella el sentido de re-ferencia a aquel que con ella asume la humanización del niño, por susdeseos parentales asumidos y concordados, en una esperanza conjunta,que ese niño sostiene y enriquece cada día .

No se habla lo suficiente del papel de padre, papel que es como fil-trado por la madre, más cercana al niño, pero que es extremadamenteimportante. El amor maternal, en toda cultura, es función de imágenes .En nuestra civilización cristiana, la maternidad se refiere a las imágenesde la Virgen que tantos pintores célebres han representado. Quien con-temple estos cuadros, no debe olvidar que mirando con amor a su hijoy siendo mirada por él, es Dios quien se encuentra entre ellos . No unDios abstracto, sino un Dios viviente. "El niño Jesús y su madre" no for-man una díada, sino una relación simbólica a la vez humana y sobre-humana, una relación triangular, como ocurre, por otra parte, con todaconcepción, toda gestación, todo nacimiento, toda educación .

Ninguna teoría biológica puede explicar enteramente la fecundi-dad que da al mundo un ser humano, inteligente, sensible y dotado depalabra . Lo saben bien los ginecólogos, cuyas investigaciones se orien-tan hacia el estudio de la esterilidad de las parejas cuyo amor no puedeencarnarse en un niño de carne . Una madre sin cónyuge, o que la aban-dona aunque esté presente, puede apegarse fetichísticamente a su hijo,constituyendo entonces con él una especia de díada patógena . Si estamadre, fijada a su nió encerrado en su seno, luego puesto a su seno, se

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siente justificada por una supuesta ley moral que dice: "estás encinta,conságrate a ese niño", o bien "estás encinta, el hombre que te fecundóno quiere al niño, qué importa, debes saber que es tuyo, es tuyo inclusocontra su padre", entonces esta madre, cómplice de una ley desnaturali-zada, desarrolla un amor fetichístico por ese niño, amor fetichístico quedebilitará su vida simbólica .

Un hombre, o una mujer, sólo puede desarrollarse en el orden sim-bólico, si ama a una madre que ama en él al hijo de un hombre ; de unhombre que en su realidad actual focaliza su deseo y no el de un hombredel pasado -su padre, su hermano-, ni de un hombre imaginario ; unhombre que la ame realmente, un hombre al que ese niño conozca y porel cual se sienta amado paternalmente . Es en esta pareja donde se cons-truye -por procesos sutiles que el psicoanálisis ha elucidado en la vidainconsciente-, como figura de humanización de las pulsiones del de-seo del niño, el complejo de Edipo y su corolario -el inevitable renun-ciamiento al primer objeto de amor y de deseo genital conjunto . Estarenuncia, impuesta por una triangulación sana, entrega al ser humanosu condición de mujer o de varón, y le significa su valor creativo y fe-cundo, por la encarnación en el corazón de su ser de la prohibición delincesto.

La encarnación cotidiana de esta ley de las sociedades humanas esla única garantía de una estructura capaz de abrirlas vías de la transfigu-ración de las pulsiones, en la creatividad, en la cultura, en el amor y en laternura por el otro, en un movimiento de "desinteresamiento"; palabraimpropia sin duda, pero que significa el interés verdadero de la libertadde su deseo, fuera de la situación incestuosa. Es indispensable tambiénque los adultos tutelares estén ubicados, por su deseo genital, fuera dellugar del niño, para que puedan soportar su desapego a su respecto ydejarle acceder, en la medida de su deseo, a su autonomía en la vida so-cial extrafamiliar; acceder a su desarrollo, sin que las potencias atracti-vas de uno u otro adulto tutelar (que el niño percibe como frustrado)dominen sobre sus propias potencias de cohesión psicosomática y dedeseo en los intercambios . En la vida social, el niño debe iniciarse en lasleyes de éstos, para que pueda estar pronto a sostener el nivel de sim-bolización del deseo de vivir, de crear y de procrear, en compañía de sussemejantes, atrapados como están entre fantasmas y realidad.

En cuanto a ciertos nibs, sean precozmente fetiches de su madre,sean--lo que equivale a lo mismo- afectivamente rechazados al mismo

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tiempo que soportados por ésta, se desarrollan contradiciendo las leyesde la humanización; serán mamíferos humanos, apenas aceptados, osi no, aceptados como lo son los animales domésticos. Ellos mismos seconducen como animales domésticos, atemorizados de desagradar a sudueño del que depende la pitanza, no se sienten en derecho de ocuparun lugar bajo el sol, un lugar en la familia, si es que todavía la tienen .

Como dependen de un abrigo para sus necesidades, estos niñosse vuelven "inadaptados", como se los denomina, cuya vasta galería vadesde el lactante triste y enteco, hasta el niño incapaz de lenguaje motor,de lenguaje verbal, hasta el débil profundo o el psicótico, pasando porlos niños inestables, angustiados, caracteriales o perversos, que a la edadllamada de la razón y luego en la pubertad, se transforman en delin-cuentes. Muchos de ellos son saludables desde un punto de vista "vete-rinario", y los exámenes biológicos demuestran que no hay nada en sucuerpo ni en su cerebro que explique su estado. Y sin embargo, este es-tado, testimonio de un desorden simbólico, será siempre, para la mayorparte de ellos, el de parias dentro de la sociedad .

Lo que sabemos los psicoanalistas es que estos inadaptados sufren,que están ahogados por el conflicto de sus deseos, del que sólo vemos losresultados, que permanecen inaccesibles aun a la más humana y la másesclarecida de las educaciones .

Las angustias que acosan a estos niños inadaptadosson mal conocidas fuera del análisis,

aunque resulte evidente la devastación que producen.

Estos deseos conflictuales inconscientes pueden expresarse en un aná-lisis, mostrando así que estos niños son el teatro, la presa del deseo demuerte.

El deseo de muerte produce muchos efectos diferentes : deseo demuerte simbólica, deseo de muerte afectiva, deseo de muerte psíquica,deseo de muerte fisiológica, por odio de sí mismo en este cuerpo aquípresente. Lamentablemente (o felizmente) -el futuro de nuestra civi-lización lo dirá-, a un feto, a un lactante cuyos padres, que no se ama-ban y tampoco deseaban su vida, pero que no tuvieron el coraje de nodarla al mundo, le es casi imposible realizar ese deseo de muerte. La

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medicina se ha vuelto tan sabia que se cura hoy el cuerpo enfermo de to-dos los niños que antes morían en tierna edad, que morían cuando susfuerzas se agotaban sólo en su fisiología, cuando la falta de las fuerzasdadas por padres amantes o proporcionadas por la alimentación simbó-lica de los intercambios culturales con el entorno, les impedían resistir alas potencias de muerte.

Un niño psicótico ya no sufre, quizás, pero antes, en el estado defeto, de lactante, es una bola de angustia, hasta el día en que, incapazde alegrías intercambiadas, entre los 3 y los 7 años, demasiado inadap-tado al código de comportamiento y de lenguaje, desprovisto para él desentido, abandona. Se lo nutre, se lo envuelve, se lo viste, se tiene lástimade él, se decide por él y él sufre, en su angustia, por no haber tenido laposibilidad de amarse a sí mismo . Si este momento de aislamiento es pre-cocísimo o simplemente precoz, su estado es casi irreversible . Un niñopsicótico, inadaptado, sólo lo es porque ha encontrado condiciones devida, en su primera infancia, que lo hicieron desesperar de sí mismo yde los otros, al quedar arrinconado en su soledad, mortífera en el casode un niño .

La ruptura del vínculo de amor con su propio ser proviene del he-cho de que ese lazo de cohesión se ubica como eco del lazo de amortriangular. Su indispensabilidad no le ha sido significada en el lenguajede las palabras y de los gestos, y menos aún en ese lenguaje mudo deldeseo que se origina en la acogida que le dan sus padres, en nombre dela pareja que forman . Este es por cierto el caso de esos niños que sin-tieron durante todo el tiempo de su gestación y de su primera infancia,que estaban de más . La indiferencia hacia su persona se disfraza a ve-ces de amor fetichístico, pero el niño siente ese amor, ya lo he dicho,como algo profundamente descreativo : ser una muñeca viviente que seexhibe en sociedad, o un sustituto de "conejo de felpa", de una madre in-fantil que se ocupa de ocuparse de su hijo, o de una mercenaria que vive deél; o si no, ser el objeto de una fijación rapaz de cada uno de sus geni-tores, cuyo único motivo de permanecer juntos es ese niño, que se dis-putan el derecho de posesión sobre su progenitura con odio recíproco,o con odio mutuo de las respectivas líneas genéticas .

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Todo esto es lo que hace que un niño sea inadaptado .

Sufre por no tener una existencia simbólica humana . Esta existenciasimbólica sólo le es entregada en su plenitud si él tiene su lugar de alegríay de esperanza en la vida imaginaria de cada uno de sus padres, su lugaren la vida afectiva de éstos, manifestada en ternura y en palabras inter-cambiadas con cada uno de ellos, sus lugares de derecho en su vida ma-terial. Entonces puede vivir, crecer, en la seguridad de la fe de sus padresen él y en su porvenir; en ese clima del hogar familiar, puede encontrarla fuerza para desear, para luchar contra las agresiones de los demás,para superar las pruebas de adaptación a la realidad, para hablar de susdificultades y para construir su salud espontánea y natural, cotidiana-mente, y con la ayuda de los cuidados maternales y sostenido por el in-terés de los demás-médicos, pedagogos-, que concurren a la eclosiónde su persona.

La existencia humana comienza y continúa durante toda la vidapor un hecho particular, el de ser acogido en el lenguaje . Toda mujerque busca el medio de abortar el niño del que se supone o se encuentraencinta, se plantea esta pregunta : "¿Tengo que dejarlo venir al mundo,en la miseria en que me encuentro, moral o material, y en una situaciónen que, con este niño, estaría aún más desprotegida? ¿Tengo que dejarvenir esta vida al mundo, tengo derecho de hacerlo en tanto sea respon-sable de mis actos?" Una mujer cuyo cuerpo es adulto (y éste es a veces elcaso a la edad de 13 o 14 años) y que, en un impulso hacia otro se ha en-tregado a él, poco consciente de las consecuencias, o que debido a unadebilidad se dejó ir a un abrazo sensual o se vio sometida a él por in-timidación, y que descubre que está encinta, si no quiere a ese niño, hayque escucharla. Hay que escucharla porque no es natural que una mu-jer no esté feliz y alegre de gestar a su hijo .

Hablar a otro ser humano que la escuche, puede ser el único medioque tiene de descubrir o de reencontrar el sentido de una dignidad demujer, que cree haber perdido en este trance su fecundidad que no pre-vió y que la desespera . La idea de haber perdido su dignidad sólo puedetraerle angustia . Sería un verdadero crimen rechazar sin más ni más elpedido de una mujer que viene para abortar con frases de este tipo : "iAh,que mala acción, señorita o señora, etcétera!", y luego enviarla a buscarpor otro lado . El resultado es que o bien estas mujeres abortan igual, y

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entonces lo hacen corriendo peligro, luego de este ensayo que por pru-dencia habían intentado con un médico, o bien, por desesperación o es-tupidez no se atreven a decir nada más y conservan a ese feto que es paraellas como un cuerpo extraño. No osan ni arriesgarse a destruirse en unaborto clandestino, ni suicidarse, pero sus pensamientos sólo giran entorno de estas soluciones de desesperación frente a sí misma, frente alos hombres, frente a la sociedad .

El feto que gestan, si llega a ver la luz del día, será marcado porello como por el primer sentido de la relación con los otros : morir, morir,sobre todo no llegar a ser un hombre a imagen de ese miserable irrespon-sable, ni una mujer, a imagen de esa víctima, sustraerse a vivir . Su deseoy a veces sus necesidades estarán de acuerdo con el deseo en el que loiniciaron sus nueve meses. Estos niños se transforman así en esponjas denegativismo y de angustia .

Lo que hay de peor en el caso del rechazo del médicoque no quiere escuchar el pedido, es que esta experiencia-aborten las mujeres o no- no les servird de nada

para su propia maduración psíquica.

Si no tienen la suerte de encontrar en su marido o en otra parte, unconsuelo o una ayuda compasiva, alguien con quién hablar para com-prender el sentido de la vida carnal, hayan abortado o no, no podránadquirir ese nivel de conciencia en que la vida carnal es medio y tram-polín de acceso a una vida humana en su totalidad. Además, no puedenhacer el más mínimo trabajo de elucidación de su persona responsabley adulta; si han conservado al niño, como se dice, no se sienten en abso-luto responsables por él, lo soportan, se sienten culpables por él y a surespecto,'lo que es incompatible con la responsabilidad .

Son madres que, a justo título, dicen que se sacrifican por sus hi-jos. Todo lo que hacen por ellos es "para que no se les pueda reprocharnada". En cuanto a su deseo de ese partícipe que han sentido como"sádico" por haberles impuesto la preñez, el deseo y el amor hacia élestán definiti amente arruinados, y quizás también su deseo sexual engeneral.

Una mujer que desea abortar y se ve impedida de hacerlo, no sóloacogerá a su bebé con tristeza o rechazo, sino que los otros hijos que ya

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tiene no presenciarán el ejemplo de una madre en evolución, de unamadre y de un padre confiados en sí mismos y en la vida que tienenque vivir juntos. En esta familia se ha encarnado algo del tipo del sinsentido o del contrasentido, al mismo tiempo que este niño concebidoa contratiempo; si es que se trata de una inversión del sentido, tantodel que tiene el deseo sexual (que es de fecundidad feliz), como del delas relaciones humanas (que es de justo comercio de amor y de ayudarecíproca) .

La mayoría de las personas, y también la mayoría de los médicos,creen que con el aborto, una vez efectuado ybien hecho, todo está termi-nado. Muchas mujeres creen lo mismo, ¡qué falso es! Un aborto es siem-pre -lo sepa la mujer o no, lo sepa su cónyuge o no, lo sepa el médico ono- un acontecimiento muy importante para una mujer, un suceso quetiene un efecto dinámico inconsciente estructurante o desestructurantede la vida simbólica de la mujer y del hombre responsable con ella deesta preñez interrumpida; y esto, según la manera en que se integre,como algo importante o no en la vida de ambos, en tanto constituyeuna experiencia plenamente responsable . No quiero decir que el abortodebe sentirse como algo culpable . Pero más que todos los otros aconte-cimientos de la vida, más que todo otro acto en el sentido dinámico deltérmino, la concepción de un ser viviente es fuente de una potenciali-dad: ésta, tanto para los individuos que engendran como para el queinaugura su existencia, desencadenará tendencias evolutivas o involuti-vas, según la manera en que la mujer considere este acto al cual ha sidoobligada a llegar, con ligereza o después de una madura reflexión .

¿Quién no ha visto en los casos más corrientes a mujeres de su en-torno que sabe que han abortado, quién no ha visto, con sólo poner unpoco de atención, a estas mujeres, alrededor de nueve meses despuésde un embarazo interrumpido a las pocas semanas, merodear por lasplazas y mirar con nostalgia a los nibs y a sus madres? Quien nuncaprestó atención a estos detalles no sabe hasta qué punto un comienzode embarazo desencadena siempre en una mujer potencias de futuro ;potencias que, con alivio o con pena han marcado de una manera u otrasu afectividad, su vida inconsciente, si no consciente. Estas potencias, siel embarazo ha sido interrumpido, las posee aún la mujer . Son ellas lasque le han permitido ser fecunda . ¿Por qué entonces este niño sacrifi-cado no serviría para desarrollar más el sentido de la responsabilidad ypara profundizar en ella el sentido de su feminidad, para hacerla más

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consciente de la significación de este acto importante al cual se ha deci-dido?

Este acto que, en todos los casos, le hace vivir de una manera in-consciente un duelo, debe transfigurarse en potencia de amor que puedeenriquecer su vida, al incorporar esta experiencia que le ha permitidoenfrentarse con las cuestiones de la vida y de la muerte. Su cuerpo era eldepositario viviente de una nueva vida, pero estas condiciones morales,psicológicas o sociales no permitieron que esa vida eclosionara. He aquí,respecto del deseo humano, una cuestión planteada al sentido de la res-ponsabilidad, y quizás más que una maternidad nueva, un medio deacceder a la propia madurez .

¡Cuántas mujeres abortan sin reflexión, con facilidad!

Si el aborto se declara legal, nunca habría que practicarlo sin una ovarias entrevistas tendientes a hacer surgir del inconsciente de esa mu-jer todo lo que ese acto puede tener de enriquecedor para ella, para sucompañero y para su grupo, en lugar de vivirlo como un borramientotécnico, de un incidente de trámite técnico, de una vida genital técnica .¡Cuántas mujeres vemos que han abortado numerosas veces, sin quejamás se les haya planteado el sentido desordenado, autodestructor oirrisorio, de sus abrazos sexuales irresponsables!

Este hecho me parece inadmisible. Se produce sin duda por faltade encuentros verdaderamente humanos en ocasión de esos abortos .Quizás los hombres no saben la sensación de abandono de sí mismaque puede experimentar una mujer, y qué drama interior se desarrollaen ella, a veces sin que lo sepa, cada vez que se siente deseada o que ellamisma desea, cada vez que siente nacer en ella el deseo de un hombre,deseo que sabe que debe bloquear las eventuales consecuencias de lafecundidad .

Recuerdo a una mujer, entre otras, que vino a consultarme por an-gustias diversas que ella no vinculaba para nada con sus abortos ante-riores, y que hablaba del extraño malestar que experimentaba cuandosentía que la deseaban, y que, más fuerte que ella, le hacía vivir su pro-pio narcisismo de mujer como si fuera un animal cogido en una trampa-la trampa sublevante y atractiva del hombre que despertaba cada vezsus decepciones pasadas . Su deseo negado la sorprendía sin defensa,

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caía en la trampa, que buscaba sin saberlo por actos fallidos referentes alos medios anticonceptivos que ella conocía . Esta mujer se comportabacomo un animal acorralado, sin comprender el sentido de sus compor-tamientos. Se hacía echar de los lugares donde trabajaba, o despistabaa sus amigos desapareciendo repentinamente . Nadie, y tampoco ellamisma, podía comprender ni impedir este proceso mórbido .

Esto se aclaró en el curso del análisis; esta mujer es ahora unamadre de familia que se desempeña perfectamente bien en su oficio,y se transformó en una excelente esposa . ¡Pero qué angustias tuvo quesuperar! Había venido al análisis porque quería suicidarse, iba de unpsiquiatra a otro desde hacía años por un estado depresivo casi con-tinuo, del que sólo salía cuando comenzaba a sentir pasiones psíquicas,que luego resultaban sin fundamento y algunas de las cuales sólo habíandurado el tiempo necesario para embarazarse, seguido esto de compli-caciones pecuniarias y sociales en su trabajo. Luego, solitaria y a escon-didas, cada vez se hacía practicar un aborto .

Mi primera pregunta, al escuchar lo que ella traducía de su de-seo de suicidio, fue la siguiente : "¿Pero por qué no se suicida entonces?¿Puede decirme por qué no lo hace?" Se quedó muy sorprendida, puescomúnmente le bastaba hablar de su depresión para que el colega alque se dirigía le hiciera en seguida una receta de calmantes o le prescri-biera suspender el trabajo y guardar reposo, sin ir más lejos en la eluci-dación de este pico de depresión sobre un fondo latente que se percibíamuy bien. Esta pregunta que le hice -según me dijo varias veces- ladespertó. Fue esta pregunta lo que abrió el diálogo, mientras que si lahubiera compadecido, como cómplice de este estado neurótico, habríatapado inmediatamente con palabras reconfortantes lo que tenía que de-cirme. Pienso que cuando parejas, o mujeres solas, vienen a consultarpor un aborto, lo primero es preguntarle : "¿Por qué viene a consultar-me? Si vienen a consultarme es porque algo en ustedes tiene necesi-dad de la ayuda de otro, ayuda que quizás no sea sólo material . ¿Y sihabláramos un poco?"

Querría exponer un caso que mostrará qué cosa importante es unaborto. Por mi parte, estoy del lado de quienes piensan que no hay a prio-ri falta ni virtud, coraje ni cobardía, en el hecho de querer abortar, comono los hay en el hecho de desear la continuación de un embarazo confir-mado, haya sido o no conscientemente deseado antes de la concepción .

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No sé en nombre de qué diría que alguien,que se encuentra en una situación que no puedo juzgar,

hace bien o mal al imaginar, fantasmear, desear un abortoo un nacimiento futuro, pues en ese momento,

antes del acto, es siempre un fantasma o un proyecto.

Sé que un embarazo es algo importante cuando se lo piensa, reflexiona,sueña, espera, aguarda, tanto para una mujer como para su partícipeen amor o para su cónyuge en la vida social, lo sepa éste o no, pues losseres están en comunicación por una intuición que no siempre alcanzael nivel de su conciencia clara .

Un día llegan al hospital un padre y una madre con un niño de 7años que presenta reacciones graves de carácter paranoico, totalmentenegativista y retraído desde hace alrededor de 18 meses, estado caracte-rial que se complicó con una regresión escolar casi total, que le habíahecho perder las adquisiciones absolutamente normales de las clasespreparatorias . Se trata de un niño emotivo, levantisco . Lo expulsaron dela escuela al final del trimestre. Llamaron a la madre, que es docente, y leaconsejaron ponerlo en un internado especializado para caracteriales . Elmédico general no le encontró ningún órgano afectado y desde el puntode vista físico tiene, en efecto, buen aspecto, aunque es pálido y de ojosy rostro inexpresivos. El padre es un empleado de mediana categoríay la madre es maestra de escuela . Hay un hermano, tres años mayor,que anda bien, y por otra parte con este hermano el carácter del niño enconsulta siguió siendo más o menos el mismo, marcado quizás por unacierta indiferencia. Veo al niño, le digo que es él el que me importa des-pués que sus padres me contaron lo que yo le refiero, y le digo lo queresulta evidente, es decir, que me parece visiblemente desdichado, quesus padres lo encuentran difícil, que pone obstáculos para todo, que loecharon de la escuela, pero que todo eso, si él no fuera desdichado porello no me incitaría a hablarle, porque no todo el mundo puede tener unbuen carácter y lograr éxito en la clase . Es así como lo abordo . Y estable-cemos entre nosotros el contrato de dos visitas al mes, en el curso de lascuales trataremos de ver juntos por qué es desdichado ; para esto, podráexpresarse con palabras, dibujos, modelado, o bien sólo venir y ver loque podrá decirme y que yo escucharé . El niño, delante de mí, acepta,pero ni bien se presenta la madre, en el momento de despedirse retomasu aire de oposición y enfurruñamiento . Al irse, se niega agresivamente

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a seguir a su madre y parte como un animal acosado, siguiéndola delejos y diciendo : "No vengo más, no vengo más", porque veía que sumadre se había tranquilizado con la idea de que yo quisiera ocuparmede él. Dije delante de él a su madre: "Si Georges no quiere venir, vengausted por él, y trataremos, usted y yo, de ver cómo usted y su padrepodrán ayudarlo".

El niño vino regularmente, cada quince días . Desde la segunda en-trevista, me dijo que estaba constantemente despierto de noche, porquetenía pesadillas espantosas de las que no se acordaba, pero que le pro-ducían un miedo terrible de dormirse, y de eso quería curarse . Apartede esto, me dijo que no quería ir más a la escuela, que no quería traba-jar, que no quería que nunca más su papá y su mamá estuvieran con-tentos con él, que no amaba a nadie, que nadie lo amaba y que todossus compañeros eran imbéciles, y las maestras todavía más. Se tratabade un niño inteligente, escolar y socialmente adaptado hasta hace máso menos 18 meses, y que bruscamente se había vuelto contradictor, endos o tres semanas. Georges era un lindo chico, de ojos negros, piel matey pálida debida a vasoconstricción, podríamos decir, pues su color detez fue cambiando a lo largo del tratamiento hasta volverse totalmenterosada y su mirada negra recuperó su brillo luminoso . Me hizo dibu-jos de quincena en quincena . Me sorprendió mucho ver dibujos negros,que siempre representaban, desde el punto de vista simbólico, despuésde una agresividad violenta, una depresión latente manifiesta; luegofueron apareciendo el simbolismo de la madre y de la muerte en par-ticular: en una sesión, luego en la siguiente, barcos en un mar negro conaviones que bajaban porque estaban descompuestos, paracaidistas quecaían, que se mataban al caer sobre el barco, pues los paracaídas no seabrían, o que se ahogaban en un amarizaje fallido -se veían, por lo queexplicaba, ahogados en el mar ennegrecido .

Los paracaidistas se asocian, en la simbólicadel dibujo en los niños pequeños,con el alumbramiento y el parto .

La madre, al cabo de la segunda o la tercera sesión, me llamó la atenciónpor su rostro congestionado, de tinte violáceo, y como me inquietó su es-tado circulatorio, le dije : "¿Se siente bien? ¿Siempre tuvo ese color y el

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rostro congestionado? ¿Usted sabe que muy a menudo los niños se vuel-ven difíciles y tienen perturbaciones del carácter en relación con difi-cultades, espirituales o de salud, que le inquietan en sus padres?" Merespondió: "No, este color me vino progresivamente, sobre todo desdehace un año, siempre tuve la cara rosada, practiqué deportes, pero ahorano tengo tiempo de hacerlo; mi clase me es muy pesada, querría salir losdomingos, la escuela está muy cerca de mi casa y nunca tengo ocasiónde hacer ejercicio, y el domingo tengo quehaceres en mi casa y ya casino salimos" . Le sugerí que viera a su médico .

Quince días después me dijo : "Vi a mi médico y me encontró 25 depresión, es mucho para mí, me dijo" (tenía 32 años) ; "no quiere darmenada ahora, primero me va a hacer exámenes y luego se verá, pero medijo que usted había tenido razón al sugerirme que lo viera" .

Después de estas dos o tres sesiones en que el tema de la muerteen relación con la madre y los niños pequeños me parecía particular-mente significativo, pregunté al niño, explicándole que sus dibujos melo hacían pensar, si no había habido niós muertos que tuvieran que vercon él. Me miró, como lo hacía siempre, con sus grandes ojos abiertossin expresión. Siempre ocurría así cuando le hablaba directamente ; sino le hablaba, estaba atareado con sus dibujos, bastante animado, perocon una mímica muy pobre al explicar las historias inventadas que susdibujos representaban. Viendo su expresión particularmente aturdida,le digo: "¿Me permites que pida a tu madre que venga, para que sepa-mos si hubo algo como eso en relación con ustedes?" El niño asiente yla madre vuelve al consultorio . Le pregunto, entonces, delante del niño :"¿Hubo por casualidad un nib muerto relacionado con ustedes?" "No,no, no lo veo" . "¿No?, bueno, me parecía que su hijo estaba preocupadopor la muerte".

A la quincena siguiente vuelve la madre, entra con su hijo y dicedelante de Georges: "Usted sabe, volví a pensar en su pregunta del otrodía, ¿no podría ser mi mal parto? Hice un mal parto hace mas o menos18 meses, pero no pensé en eso el otro día; pero en fin, Georges no losabía" . El pequeño me mira con ojos aturdidos, y le digo : "¿Sabes lo quees un parto, ya que tu mamá habla de un mal parto?" "No" . "Bueno, tumamá no te lo explicó, creía que eras demasiado pequeño". Y le explicó,mientras su madre está ahí junto a él, qué es un buen parto : "Es un bebéque está en la barriga de su mamá y que después de nueve meses estálisto para nacer, ya es capaz de vivir separado del cuerpo de su mamá .

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La madre tiene el parto, que es el nacimiento, y cuando el bebé nace,respira, grita, es un bebé vivo". Luego le explicó que si su mamá diceque hizo un mal parto : "Eso significa que el bebé estaba muerto en subarriga antes de nacer, eso a veces sucede, hay bebés que no llegan alnacimiento".

El niño tenía más de 7 años y la madre estaba totalmente de acuer-do con la educación moderna, ya que si no lo hubiera estado, no habríahablado como lo hizo delante de su hijo; en breves palabras al comienzodel tratamiento del niño, me había dicho que sus hijos estaban al corrien-te de todo y que nunca les ocultaba nada, que ella y su marido teníanprincipios de educación moderna y liberal. En realidad, el niño no estabaal corriente de nada. Mientras yo le explicaba ese mal parto y la historiade un bebé que muere así antes de ser capaz de respirar y de nacer, elniño, bruscamente, con una voz cavernosa, totalmente, distinta de suvoz habitual, y como sin darse cuenta, pronuncia con violencia estas pa-labras : "no, ella lo mató. El quería vivir. Ella lo mató" .

Explico de nuevo al niño la impotencia de los médicosante estos fenómenos de la vida y de la muerte .

El niño, mudo, con ojos sombríos, no quiere quedarse más tiempo, lamadre y el hijo se van. La enfermera que los vio partir me dijo : "¡Peroqué trastornada estaba la señora Fulana, estaba en un estado! ¡Nunca lavi con esa expresión!" Le contesté: "Si, pasó una cosa, a mi también meafectó, seguramente va a volver".

En efecto, una hora después la madres telefonea : "¿Puedo volver aver a la señora Dolto?, pero querría verla sin Georges" . "Sí, de acuerdo,venga dentro de 8 días, y él, como de costumbre, dentro de 15 días".Cuando llega, me dice: "Usted no puede imaginarse lo que me ha tras-tornado oírle decir a Georges : 'no es cierto, tú lo mataste, él quería vivir,tú lo mataste'. ¿Cómo podía saber eso?" Yo le pregunto : "¿Por qué? ¿Nofue un mal parto espontáneo?" Me respondió : "No, yo aborté, me hicehacer un aborto, incluso ya no me acordaba, quedé encinta y le dije ami marido: 'mira, estoy embarazada', y me sorprendió su respuesta : 'ybueno, está muy bien, podemos muy bien tener tres hijos' . Y yo le res-pondí: 'pero no tienes cabeza, mira tenemos una casa chiquita, hay justolugar para nosotros cuatro y además voy a tener que pedir licencia, no

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hay guardería cerca de la escuela donde trabajo, qué complicaciones va-mos a tener'. Y él me dijo: 'Pero no, no te aflijas, estaremos ajustados,pero puede bastar y está muy bien tener tres hijos' . Yo reflexioné y medije: 'no es posible', y sin decir nada a mi marido pedí permiso en la es-cuela, un sábado en la mañana, una de mis compañeras se encargó de miclase, y a las 4 de la tarde todo había terminado, volví a mi casa y, comousted ve, me olvidé por completo ; la prueba es que cuando usted mepreguntó si no había habido un bebé muerto relacionado con nosotros,no, realmente no lo veía, busqué, y luego recordé ese mal parto. Perodiciéndome no es posible, Georges nunca lo supo, en fin, igual por ho-nestidad quería hablarle del asunto. Nunca me habría dado cuenta dela importancia de un malparto si ese pequeño no me hubiera habladocomo lo hizo. Eso me trastornó, usted no se imagina lo que me hizo; ydespués, en la noche, hablé con mi marido, no podía esperar 8 días parahablarle, estaba demasiado trastornada. Es curioso decirlo, pero desdeese mal parto con mi marido ya no nos sentíamos bien, mi marido ya noencontraba gusto en nada, en fin, usted comprende lo que quiero de-cir. Un día me dijo : '¿Entonces, está, prendió?' y yo le contesté : 'Perono, ilusiones'; él no me contestó, creí que había pensado eso, que era unatraso de la regla y que yo me había equivocado . Me dijo : 'Sí, me llamó laatención que no me dieras más detalles'; eso lo molestó un poco, pero lacosa quedó ahí, no me dijo más nada y yo tampoco . Y cosa curiosa, unanoche, hace ocho días, le hablé del asunto . Conversamos hasta tarde;después de esa visita que yo le hice con Georges, me dijo : 'Ves, yo ya nocomprendía lo que pasaba, ya no te deseaba' . Y para decirlo todo, ustedsabe, desde hace 18 meses casi no teníamos relaciones, y eso no era asíantes; y después, esa noche me hizo reproches, me dijo : '¿Por qué nome dijiste que para ti era un problema tan grave?, habríamos hablado .Ah, no es nada lindo lo que hiciste' . En fin lloramos, nos reconciliamos,y usted sabe, eso me hizo tanto bien, poder hablar con mi marido delasunto. Pero yo incluso no creía que eso tuviera importancia . Mi maridollegó a decirme : 'Sabes, me estaba preguntando cómo íbamos a poder or-ganizarnos para divorciarnos, me parecía imposible seguir viviendo así,no teniendo ya deseos de ti—.

En síntesis, el padre y la madre de Georges, la tarde de esta con-sulta hablaron mucho, lloraron mucho y se reconciliaron. Todo lo queno habían podido decirse debido a que el marido había aceptado de en-trada la idea del embrazo, contrariamente a lo que ella esperaba, había

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impedido a la mujer hablar de su inquietud, todo lo que había quedadocallado entre ellos provocó esta escisión . No hubo intercambio de pa-labras. Ella, demasiado inquieta por el porvenir, reducida a su angus-tia solitaria, había ido a ver a la primera "hacedora de ángeles" que en-contró, recomendada por una amiga . Todo había pasado muy bien, yquedó totalmente olvidado . Sin las reacciones neuróticas de Georgesque, sinn tratamiento psicoterapéutico se habría transformado en un ca-racterial definitivo, la pareja se habría divorciado .

Lo más importante es que el niño, que volvió a verme, no hablónunca más del asunto, sus padres tampoco le hablaron nunca más deeste "mal parto", y sin embargo se verificó una total curación . En la quin-cena que siguió, recuperó su capacidad de hacer cuentas y de escribir, elniño se transformó, desapareció el negativismo, todo volvió a estar enorden. En cuanto a la mujer, luego de ese trastorno y las palabras inter-cambiadas de nuevo con su marido, los reproches, las lágrimas, las re-conciliaciones y los reencuentros de la pareja, fue a ver a su médico, quele dijo: "Nunca vi una cosa así, iba a comenzar un tratamiento y pedirleque guardara un reposo de un mes, y ahora tiene 13/14 de máxima, noentiendo nada, por suerte no hice nada": su hipertensión había desa-parecido .

He aquí una historia que muestra las repercusiones en profundi-dad en alguien que no tenía ningún sentimiento consciente de culpa-bilidad, todo fue vivido en el inconsciente, tanto por parte del padre,que se volvió impotente con su mujer, como del lado de la madre, afec-tada de hipertensión peligrosa pero totalmente inconsciente, incluso desu malestar fisiológico, e inconsciente de un drama conyugal profundoque se agravaba cada día. Es el niño el que lo había sentido todo in-conscientemente y el que se había vuelto anti-vida, anti-palabras, anti-sociedad, porque no podía explicar ese negativismo que lo espantaba, ysólo sus pesadillas podían traducir su angustia . En verdad, las pesadillasquizás no provinieran directamente del mal parto de la madre, sino se-guramente de que ya no había más unión entre los padres : este niño es-taba en el momento del Edipo y un niño en tal período de su evolucióndebe sentir ese entendimiento para vivirlo .

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El entendimiento se vive profundamente en las relaciones sexuales,que son en realidad una conversación

que continúa en el silencio de la vida concordante de dos seres .

Pero ese entendimiento había desaparecido debido a que no se puedehablar claro, en una concertación común, de su fecundidad, o de su nofecundidad, esa unión que tenían antes de este hecho se había quebradode golpe. Como dijo su marido: "Si me hubieras hablado del asunto,quizás habríamos tenido ese niño, quizás no, yo habría decidido comotú, pero habrías debido decírmelo" . Y bien, para un niño en pleno Edipquna ruptura de la pareja es un acontecimiento que, para el inconsciente,resulta traumatizante y eso era, más que el mal parto, lo que había ori-ginado la situación, había bloqueado a toda esta familia, y, en particular,al niño, porque éste se encontraba en ese período sensible de su propiodesarrollo.

Lo que interesa comprender en este caso es que la madre no habíaexperimentado ningún sentimiento de culpabilidad, no era cristiana,quizás hubiera sido bautizada, no lo sé, pero en fin, no era practicante.Todo la justificaba, desde el punto de vista razonable, desde el puntode vista de ciudadana, desde el punto de vista materno, desde el puntode vista conyugal, todo lo justificaba para abortar, y era una mujer va-liente; esa actuación a escondidas, esa actuación sin palabras intercam-biadas, ni con su cónyuge, ni con un médico, ni siquiera con su colegade trabajo, había acarreado una regresión de toda la familia .

Es indispensable que la ley del aborto cambie, para que casos simi-lares no se repitan. La ley debe cambiar para que ninguna mujer deci-dida a abortar pueda hacerlo antes de haber conversado sensatamenteacerca de la decisión que va a tomar Es necesario que un médico escuchea una mujer que quiere abortar, a fin de que ésta pueda verbalizar su an-gustia, su temor, su abandono ante la fecundidad, esa hostilidad quesiente a veces contra el hombre, que no se da cuenta de la prueba que leimpone. En muchos casos, no se trata de un cónyuge, sino de un hom-bre de paso que obtuvo su placer y la ha abandonado o decepcionado;hombre al que ella amaba, y por el que se creía amada, y que desde elmomento en que está encinta, "la planta" o le revela que es casado, cosaque siempre le había ocultado .

Éste es un ejemplo de una pareja que se amaba con anterioridad,que se entendía bien y que gracias al tratamiento de este niño que cayó

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enfermo y que había soportado toda la angustia de la madre y del con-tragolpe de la recuperación sin verbalización alguna de la seguridad porparte de ésta, se encontró mucho más unida que antes . Recuerdo el lla-mado telefónico del padre que, como no podía concurrir en el horariodel hospital, me telefoneaba de cuando en cuando comunicándome elestado de su hijo, a medida que avanzaban las sesiones de tratamiento .Por otra parte, no lo volví a ver. En su último llamado telefónico meexpresaba su reconocimiento : "Mi mujer me lo contó todo, en fin, gra-cias al niño nos hemos reencontrado. Es formidable, doctora, vivíamosun drama y ninguno de los dos habría podido hablar del asunto, nisiquiera sabíamos que podíamos hablar de lo que vivíamos los dos ; nadafuncionaba ya y creíamos que Georges era la única preocupación queteníamos" .

El acto sexual es un decir entre dos seres que se abrazan; la con-cepción es la expresión de ese decir en un resultado que signa el sentidode su abrazo por la colusión viviente de dos células germinales salidasde los cuerpos genitores; la concepción humana es más que un encuen-tro biológico, es un lenguaje; todo lo que en el ser humano es específicode su especie, es lenguaje . ¿Un embarazo es un modo verbal de amorausente o presente con el estilo de los fantasmas intercambiados entredos seres hablantes, dos seres afectivos, dos seres simbólicos, o se trata deun lenguaje de necesidad que se expresa sin imaginación, sin ternura?¿Se trata de un lenguaje de los cuerpos bajo tensión genésica, o bien delencuentro de dos personas? ¿Se trata para la mujer de sufrir el asaltode un hombre, víctima o cómplice del celo que calmará su violencia o,para él, del deseo físico por un instante de una mujer que podría bien serigualmente cualquier otra, siempre que él pueda descargar, aliviándoloasí un apetito sexual no diferenciado, sin consideración por su compa-ñera? ¿Deseo físico que no expresa un anhelo de paternidad eventual?

Muchas personas dicen: 'Ah, si los niños vinieranporque uno los desea, no nacerían muchos"

No es cierto, quizás no nacieran los mismos, pero por lo menos los quenacieran serían concebidos en el pleno sentido del término y naceríansimbólicamente en buenas condiciones, por el llamado a nacer de un

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orgasmo o con esperanza de tener un lugar, deseado consciente o in-conscientemente. Y además, se piensa a menudo en la mujer encinta, sepiensa a veces en un partícipe imprudente, que no tomó en considera-ción su responsabilidad, pero se olvida que un ser humano es el frutodel encuentro de dos líneas genéticas a través de sus progenitores, y quea falta de progenitores, debería ser acogido con alegría por una u otrade las dos familias de las que él es la continuación . Acogido así por lossuyos, el niño no se encontrará en las mismas condiciones que un hijode madre rechazada, vergonzosa, o que un hijo de "padre soltero", cuyapareja efímera se quiebra ya antes de haberse constituido .

Es el caso de padres que se rehúsan a hacer abortar a una mu-jer cargada de su fruto, que ella no deseó, y por la cual el hombre nosabe hacerse amar, ni saber valorizarla como mujer y madre una vezalumbrado el hijo que él le ha impuesto. Esta mujer atrapada prefiere,como célibe de corazón, dejar ese niño a su padre y a su familia paterna,más que alinearse toda la vida ocupándose de un niño en la soledad delcorazón y las dificultades de la vida sin ninguna compensación de feli-cidad. Separándose de antemano de su hijo, reprimiendo su amor ma-ternal que ella teme como una trampa, previene el chantaje de arrebatodel hijo por el padre, que quiere conservarlo para sí o para hacerlo edu-car por su propia madre, de la que siguió siendo el hijo ambiguo .

Un infante humano es el fruto de tres deseos ; hace falta por lomenos el deseo consciente de un acto sexual completo del padre, hacefalta por lo menos un deseo inconsciente de la madre, pero lo que seolvida es que también hace falta el deseo inconsciente de superviven-cia para ese embrión en el que se origina una vida humana . En efecto, seorigina una vida marcada ya en la oscuridad de su desarrollo fisiológicopor las condiciones simbólicas en las que se lo inicia ; una plenitud po-tencial de vida simbólica o, por el contrario, una vida simbólica ya enparte perturbada, desordenada o aniquilada . Se trata, por supuesto, paraeste embrión, de un deseo de vivir en el sentido de la vida del cuerpo,pero cuando el embarazo se verifica, todo se vuelve diferente en casode que la madre, sorprendida al comienzo, llegue a decirse : "Pero, des-pués de todo, ¿por que no? Podremos asumirlo, y yo doy garantías pormi marido, seremos muy felices de asumir a este niño, prepararé a loshermanitos y todo andará bien" . Sin duda, no todos los niños son conce-bidos conscientemente, pero la aceptación, me atrevería a decir la adop-ción desde la vida intrauterina por su madre y por su padre, y luego de

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su nacimiento por el grupo familiar, es lo que va a humanizar y sostenersu deseo de alcanzar un nivel simbólico de humanización total .

Es necesario que pensemos seriamente que hay mucho que haceren el caso de un niño que nace así carenciado -pues siempre nace-rán-, quiero decir carenciado de acogida por sus propios padres ; esnecesario que lleguemos a crear grupos cohesivos de ayuda recíproca,que haya un entendimiento que se desarrolle para que estas mujeresdemasiado cargadas de hijos, que sin embargo estuvieron de acuerdoen tenerlos, sientan que están rodeadas no sólo de una manera mate-rial, sino, más aún, de una manera espiritual . Es necesario que el niñodisponga "del tiempo" de personas atentas a él, necesita un espacio delibertad sonoro y gestual, necesita la frecuentación de niños de su edad .Un bebé muy pequeño, a los pocos meses, a las pocas semanas ya, nece-sita oír las voces de sus semejantes y participar de la vida social, sin serpor ello separado de su madre y de su padre, sus instancias tutelares dederecho.

Es necesario que se formen grupos de acogida, que el padre seaayudado por sus compañeros y no solamente por asignaciones familia-res (ayuda material), para poder enfrentar las cargas de la familia . Esnecesario que las parejas se sientan sostenidas unas por las otras, quehaya posibilidades de que tomen a su cargo a los niños pequeños un .día, dos o tres días por semana, algunas horas incluso para aliviar a lamadre, para que ella pueda atender sus tareas domésticas y tenga indis-pensables momentos de distensión con su marido, momentos en que lapareja revive su opción de amor.

Ésta es una cuestión de ayuda recíproca y de organización, perocreo que estos logros son posibles . Veríamos entonces muchos menosniños débiles y psicóticos. En efecto, hay que decir también que es el fas-tidio, palabra que traduce la angustia bajo tensión en una familia, cuandolos padres no se ven con amigos de su edad, cuando los niños tam-poco frecuentan nunca a sus pares, es el fastidio y la monotonía lo queprovoca una especie de retardamiento de la vida psíquica y de la vidaafectiva, tanto de los niños como de los padres .

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Es muy lindo decir que no hay que abortar "porque es un crimen ",pero ¿qué se hace para ayudar a las mujeres?

Se espera que las leyes de la sociedad cambien, pero la sociedad estáhecha por cada uno de nosotros y no vale la pena esperar a que haya ins-tituciones, sabemos lo que valen las instituciones : se transforman en unanonimato burocrático . Se trata, en primer lugar, de un entendimiento,de una ayuda recíproca en el nivel del corazón a corazón y de la frater-nidad humana. Acoger a un niño en la comunidad, es hacer un lugar,un lugar en grupo y es dar a estos padres una acogida que se renuevepara cada uno de sus hijos . Los niños débiles, psicóticos y asociales sonniños que han sufrido de un rechazo precoz por el que quedaron mar-cados, en su primera infancia, o que sintieron el abandono, no sólo desus padres sino, a través de sus padres, el abandono o el rechazo delgrupo social, del entorno que es el suyo. Sin duda, ya no se ve, son ca-sos gravísimos y raros, a niños que mueren de hambre o a niños muertospor la crueldad de sus padres; esto es raro, pero se ven demasiados niñosnutridos como perritos o gatitos, con tal de que se calle y no molesten,que oyen gritar a la televisión o la radio más fuerte que ellos para que notengan ni siquiera deseos de hacer otra cosa, hasta tal punto están em-brutecidos. ¿Y qué ocurre con el llamado específico del deseo humanode comunicación?

Esto es lo que nosotros los médicos debemos comprender muybien, que no se trata de dejar que venga al mundo carne humana viva .Todavía es una suerte que César nos obligara a dar un estado civil a cadaa niño, un nombre que sea suyo, pero ¿cuántas veces lo oye éste pro-nunciar con amor,, con alegría? Es necesario que haya lenguaje, que lamadre y el padre se relacionen en lenguaje con los otros, junto a sus hi-jos pequeños; es necesario que los hermanos y hermanas mayores seanayudados por el grupo familiar a soportar este nacimiento, sintiéndosetanto más festejados por tener ahora un hermano o una hermana ; puesmuy a menudo estos niños mayores que ven llegar a un intruso, nosólo no soportan a ese bebé, sino,que a escondidas de sus padres leprovocan graves traumatismos y, en su propio corazón, rechazan estenacimiento. Cuántos niños mayores de familias numerosas son sacri-ficados y se prometen no tener jamás hijos cuando sean adultos. Paraellos, los niños son sinónimo de carga sin alegría . El grupo puede hacermuchos por los hermanos y las hermanas mayores . ¡Cuántas neurosis

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y psicosis se desarrollan a partir de unos celos, de una agudeza inso-portable por el nacimiento de un bebé que desorganizó por completo elequilibrio familiar que se mantenía en una vivienda demasiado exigua,en una vivienda y con un presupuesto que no podían soportar un serhumano suplementario! La vida toma sentido de muerte simbólica, deconflictos en cadena entre hijos, cuando los padres, ya agotados por sutrabajo, tienen que asumir sin ayuda su vida familiar. Ya es difícil acep-tar a un recién venido que toma el lugar en los brazos de una madre,pero es peor cuando esa madre no tiene ni siquiera tiempo para expre-sar amor a sus hijos mayores, para hablarles, escucharlos, jugar con ellossi son pequeños ; cuando el padre no tiene deseo y tiempo para ocuparsede ninguno de ellos, pues está abrumado por el peso de sus tareas . El re-sultado de la función simbólica del ser humano es este efecto desestruc-turante de la ausencia de intercambios felices para compensar los ma-los trances. Justamente porque se trata de seres humanos, esos recha-zos provocan en ellos, en la infancia, la evolución de un negativismo enrelación con su propia persona . No sólo de pan vive el hombre. El amorde sí mismo y de los otros, o el odio hacia sí mismo y hacia los otros, es elresultado de la función simbólica humana y es, durante toda la vida, re-sultado de las primeras relaciones en el triángulo edípico : lo experimen-tado acerca del sentido que su vida tuvo, desde su concepción, para suspadres y para el grupo .

Mi opinión coincide totalmente con la liberalización del aborto,pues vale más que no nazca un cuerpo si ese cuerpo está marcado porel deseo de muerte y no de vida, de no-amor, de no-llamado a su exis-tencia por sus padres; vale más que ese embrión no llegue a la madurez,más bien que llegar sin esa acogida que lo integre con pleno derecho ala alegría en el grupo en que va a nacer, pues semejante niño está des-tinado al rechazo de los seres vivientes que lo rodearán, rechazo que élprovocará inconscientemente por su actitud, puesto que el rechazo haacompañado su encarnación . Su ética inconsciente estd hecha de odio o de in-diferencia .

Sostener a una mujer en la decisión de conservar al niño cuandoquiere abortar puede ser una mala acción, y es muy a menudo una muymala acción; un aborto, aunque siempre constituya un expedientedeplorable, sería mucho menos grave . Pero para que un aborto puedaproducir frutos fecundos, afectivos, espirituales para su progenitora, es

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necesario apelar a todos los medios para que el sacrificio de una vida po-tencial sirva a sus padres, a la inteligencia del corazón, y por qué no, ala inteligencia de la vida espiritual.

Me pregunto si nosotros, los médicos, no tenemos tendencia a darun matiz terapéutico al embarazo. ¿Pero terapéutico de qué? ¿No sabe-mos que hay médicos que aconsejan el matrimonio como medio tera-péutico a homosexuales de los dos sexos, a caracteriales? ¿No somos tes-tigos de embarazos aconsejados como terapéutica por ciertos médicos,para levantar el espíritu de una mujer que no sabe a qué dedicarse, opara arreglar a una pareja que anda mal? Como si un feto y un niño quenace debieran sostener el peso de apuntalar a sus padres incluso antesde llegar al mundo, mientras que en cambio necesitarán durante losprimeros años de su vida del más pleno amor que les pueda dedicar unapareja. Si un niño es concebido como el sostén de sus padres, equivalea darle un lugar de abuelo y no de hijo a hija . Hay también muchos cas-tigos que se aplican a los niños y que se considera que son terapéuticos,porque se dice que es por su bien ; en efecto, muchas correcciones aplicadasa los niños son terapéuticas, pero sobre todo para sus padres, que alivian así susnervios.

Impedir por todos los medios que una mujer aborte sólo es tera-péutico para el médico. ¿Por qué? Porque el aborto, pensar en él, prac-ticarlo, angustia al médico: ¿la función del médico es hacer morir o per-mitir que se viva mejor? He aquí lo que piensa en el fondo un médicoque oye hablar de aborto. La cuestión reside justamente en eso, peroplanteada de otra manera : ¿que viva quién? ¿que muera qué? Dar vidacarnal, mantenerla materialmente sin intercambios de lenguaje, sin laalegría y sin el amor, no es dar ni mantener la vida, o más bien es dar lavida a un prisionero confinado .

El papel de cualquier persona que reciba la confidencia de una mu-jer que está decidida a rechazar a su feto es, en primer lugar, oír lo quedice, comprender su angustia, devolverle confianza en sí misma y quizásen ese "otro" futuro, que ella gesta como si fuera un tumor Si una mu-jer decide libremente conservar un embarazo, aunque había venido conel propósito de abortar, quizás sólo se deba a que ha descubierto al ex-presarse -tan contradictorio es el ser humano- una lumbre de espe-ranza, una promesa de alegría para ella, una promesa para su línea fa-miliar, si el niño que ella gesta es hijo de su amor por quien lo engendró .

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Esto es lo único que puede decidirla personalmente a no abortar En-tonces sí que habremos hecho un trabajo de verdadero médico, media-dor de una buena nueva revelada .

Pero declarar a una mujer encinta que es un crimen para ella abortar,sin ir más allá, en mi opinión sólo es un acto terapéutico

para el médico mismo, que conserva asíla sensación de buena consciencia .

No se complica en un asesinato inmediato, pero no ha hecho nada paracomprender el drama humano en que se debate esta mujer, y que ya estásufriendo ese futuro niño. Ahora bien, la medicina humana no es eso,no es ni una medicina veterinaria ni una medicina de almas cándidas ; setrata de sostener en todo ser humano que acude a confiarse a nosotros,su fe en sí mismo, cualesquiera sean sus debilidades, sus cobardías, y sufe en los otros, aunque en el incidente actual haya sido horriblemente de-cepcionado, horriblemente explotado o envilecido en su dignidad . Sólohabremos realizado nuestro trabajo si devolvemos una total dignidadhumana al ser que viene a hablarnos y si por nuestra parte reconforta-mos y devolvemos la esperanza a la mujer encinta. Y también si le hemosdado los medios materiales actuales y futuros para enfrentar su decisión,sea esa decisión la de conservar su embarazo hasta el nacimiento, o la delaborto en el curso de ese embarazo, cuando la mujer opta por esta úni-ca salida considerada por ella como un mal menor. Si toma la decisiónde abortar, sepamos que a esta mujer hay que volverla a ver, reconfor-tarla, sostenerla después del aborto, cuando la situación de peligro in-minente ya esté resuelta y superada la inquietud material y espiritualinmediata.

Queda aún un trabajo por hacer con esta mujer, para que reen-cuentre su camino y aproveche para su desarrollo ulterior psíquico ysocial la experiencia que ha vivido. Sólo puede hacerlo hablando conconfianza a aquel o aquella que supo oírla en el momento de la másaguda desazón, y con cuya estima puede contar El sentido del narci-sismo, del amor de sí mismo, tiene su fuente y sostén en el deseo; el de-seo es también la fuente del impulso hacia los encuentros con los demás .Es por ello que después de un embarazo, como después de un aborto,

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el más grande apoyo que un médico puede proporcionar es el de de-volverle confianza en su deseo de encuentros sexuales, de enseñarlelos medios técnicos para enfrentar las consecuencias, sin recaer en unaprueba parecida mientras no pueda asumir una fecundación .Ése es elinterés de las consultas después del embarazo, después de los abortos,aparte por supuesto de la vigilancia de las consecuencias fisiológicastanto de un embarazo y de un parto como de un aborto . Los mediostécnicos actuales, que están a disposición de la medicina, obligan a losmédicos a desarrollar mucho también el sentido del deseo sexual, lanoción vivida del valor humano, de existencia y de amor mutuo, puesla satisfacción de los sentidos por sí sola no constituye todo el placer hu-mano.

El aborto, si se lo liberaliza, no debe transformarse en un comienzode regresión del nivel de simbolización del deseo, sino, por el contrario,en una mayor responsabilidad de sí mismo y del otro ; para los partícipessexuales en una mayor confianza en el deseo y no en su desconfianza,pues el deseo es la sal de la vida humana .

Velemos para que la sal no se insipidice, pero velemos tambiénpara que el corazón desprovisto de sal no corrompa los lazos de cuerpoa cuerpo de los humanos que, al volverse dueños de su no-fecundidad,ya no accederían al sentido simbólico del fruto, que sigue a los encuen-tros humanos valederos .

Cuando hablo de educación para el deseo, y para la relación par-ticular que se dan uno a otro los jóvenes y muchachas que aprendena conocerse, quiero referirme tanto a los varones como a las chicas . Elhombre sometido a la mujer a la que desea no está por ello deseoso dedarle la alegría de una maternidad . Es muy a menudo por inconscien-cia, si no es por incapacidad de dominarse sexualmente, que el hombreda la carga de un hijo a una mujer a la que considera por la ley natu-ral, justificada a menudo según su modo de ver por la ley civil del ma-trimonio, como un objeto físico de su celo o de su placer pasajero . Unhombre tiene que confiar en sus capacidades de asumir a tal mujer y de-sear que ella le dé descendencia . Un hombre necesita entonces, tantocomo una mujer, tener la certeza de que la pareja que forma ha dado yapruebas de estabilidad y viabilidad material y psíquica, para que puedaasumir eventualmente su responsabilidad paternal .

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Todo esto es un problema de educación sexual de los muchachos,de su experiencia adquirida en eventuales errores del deseo y de la des-culpabilización de los actos sexuales que sólo el placer justifica . Todo de-pende del acceso del hombre al deseo y al sentido de la responsabilidadparental, que no funciona si no cuenta con las posibilidades que ofreceuna unión estable, sea natural o legal. La ley que ya ha permitido a unhombre, por lo demás casado, reconocer a su hijo adulterino, así comolo autoriza también a una mujer, hace ya mucho para abrir el camino ha-cia la verdad de la responsabilidad de los dos genitores respecto de suhijo, y, más tarde, de la de éste respecto de sus ancianos padres ; peroesa ley debe ir acompañada por una educación de los jóvenes, desdela edad de su nubilidad, para que comprendan el valor del deseo sexual,la importancia de la experiencia de sí mismos y de las elecciones departícipes. La conciencia total de lo que se actúa en el abrazo, el ero-tismo y el goce, son formadores del hombre por la mujer y de ésta poraquél, si tienen plena consciencia de sus valores recíprocos . Los progre-sos de los conocimientos biológicos, la existencia de medios anticoncep-tivos, son ayudas nuevas aportadas a la educación de los partícipes se-xuales.

Poner en juego la existencia de un embrión es ahora un acto deli-berado que exige entonces un acceso mayor de los individuos a la con-ciencia de su responsabilidad personal .

Proposiciones a fin de hacer que el aborto voluntariosea lo más raro posible y a la vez autorizado.

Puesto que toda vida humana forma por derecho propio parte de nues-tra comunidad, aunque se trate de una vida enferma o disminuida tantoen el plano físico como en el plano psicológico, ¿no resulta contradicto-rio alegar a favor del aborto, es decir, estar de acuerdo con que se impi-da nacer a un niño, aun sabiendo que formará parte de los disminuidoso enfermos físicos o psíquicos? Pues bien, son sin embargo los mismosmédicos que se oponen al aborto libre, los que suscriben el aborto delos fetos con enfermedad actual verificada, y de aquellos que, de seguirel embarazo, provocarían la muerte física de la madre . En efecto, estoparece contradictorio. Si la sociedad se ingenia para poner en juego to-dos sus medios para salvar la vida de un ser humano enfermo, herido,

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para ayudarlo a sobrevivir en una existencia que será seguramente lade un enfermo físico, mental o social, ¿por qué entonces no actúa igual-mente respecto de un embrión o de un feto? Y el hecho de que se hayanencontrado justificaciones, cualesquiera sean, a ciertos abortos, demues-tra que en toda conciencia de médico y de hombre de leyes hay con-tradicción y mala conciencia. En realidad, éste es el problema, y es elúnico problema. El legista y el médico se ponen en el lugar de los geni-tores que son, ellos dos solos, los responsables de la existencia de ese em-brión. Es en eso que debemos pensar Es sin duda por eso también que seha desarrollado todo un movimiento en la población, y que se han publi-cado esas listas firmantes para oponerse a la liberalización del aborto, esemovimiento cuyos afiches hemos visto por todas partes : "Déjelos vivir".

Hemos estudiado las situaciones de pruebas insoportabales para lamujer y para el niño que ella gesta, si éste llega al nacimiento, esas situa-ciones desesperadas, mórbidas o mortíferas de vida simbólica, y que ale-gan a favor del aborta Pero no hay que olvidar que lo que cuenta parala evolución de un ser humano no es sólo la madre, sino también elpadrey la fratría, las disoluciones de las parejasy las neurosis de los hijosmayores, cuando la situación de responsabilidad asumida en un abortoprovocado no ha sido esclarecida psicológicamente y adoptada con li-bertad como un acto importante para el padre y la madre, que son losúnicos que pueden tomar esta decisión frente a sus sentimientos de res-ponsabilidad hacia los hijos que ya tienen a su cargo y a los que debensostener hasta la edad en que éstos estén preparados para valerse por sísolos dentro de la sociedad .

¿Qué quieren decir esas listas de firmas, que no proponen ningúnmedio clave para corregir las condiciones que alegan por humanidad afavor del aborto de un embrión cuya existencia y educación nadie puedeasumir? No hay ninguna duda de que la necesidad de la "píldora", sím-bolo de la libertad anticonceptiva, se hace sentir ante los peligros de lademografía creciente. Es por otra parte inadmisible que la ley no enseñeni autorice su uso a todas las jóvenes desde la edad núbil, indepen-dientemente de todo permiso de sus padres, a fin de precaverlas con-tra los abusos. Los abortos espontáneos serían también mucho menosfrecuentes si las mujeres esperaran para embarazarse la edad de su ma-durez fisiológica, o el momento en que su estado de salud, si ya sonmadres, les permita un nuevo embarazo .

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Se sabe también el peligro que implican para el porvenir de la vidaginecológica de una mujer los abortos espontáneos o provocados, sobretodo en condiciones clandestinas . Si el aborto se ha transformado en unacuestión tan crucial para todas las sociedades del mundo civilizado, esporque la demografía ha tomado un ritmo galopante debido a una canti-dad de factores, el principal de los cuales es el progreso de la biología, dela medicina, de la cirugía, de la higiene social, que han modificado to-talmente el porcentaje de morti-natalidad y de mortalidad infantil. Esinútil complacerse en formular votos piadosos por una parte, mientrasse sabe, por otra, que el aumento de la natalidad, aun admitiendo que to-dos los niños así nacidos sean sanos física y espiritualmente, constituyeun grave peligro . Es pues la sociedad entera la que debe tomar en con-sideración esta situación nueva y, lo repito, las listas de firmantes conmiras a la prohibición del.aborto no son hasta el presente sino votos pia-dosos o hipócritas, y hasta diría que ladridos de angustia .

¿Hay soluciones? ¿Soluciones inmediatas y de orden institucionallegislativo? Sí, hay soluciones; yo propongo dos que modificarían total-mente el pronóstico social de los niños cuyos progenitores no tienen ac-tualmente otra solución humana respecto de ese embrión, que abortarlo .Estas soluciones, al ayudar a las mujeres a asumir su embarazo con ladignidad de la ayuda mutua humana, permitirían que el feto creciera enla confianza de su progenitora . Desde su nacimiento, esos neonatos noafectados durante su vida simbiótica con su madre por condiciones psi-coafectivas de angustia, estarían también marcados al nacer y durantesu primera infancia por las condiciones de rechazo y de abandono quedeshumanizan y deterioran por toda la vida el sentido de su valor y desu dignidad.

Primera solución : la toma pecuniaria a su cargopor todos los que se oponen al aborto .

La primera de las soluciones consiste en que todo adulto, firmante ac-tual o futuro del petitorio a favor de la lucha contra el aborto, debaacompañar su firma con una donación pecuniaria de algunos millones,que represente la carga material de una vida humana hasta su accesoal trabajo. Esos donativos se depositarían en un banco de natalidad,

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que administraría exclusivamente los donativos voluntarios de los opo-nentes al aborto. El servicio social de este banco tomaría a su cargo atoda madre deseosa de llegar a parir su niño, pero sin poder o querercriarlo; éste, desde el día de su nacimiento y durante toda su educación,quedaría entonces confiado a parejas voluntarias que se ocupen de lacrianza, y llevaría el nombre de estos padres sustitutos asociados conel del banco que les pagaría las mensualidades. Estos padres sustitu-tos no tendrían nunca temor de que ese niño pueda, por una u otrarazón, serles retirado, serían como padres naturales hasta la edad en queel niño mismo deseara abandonar a esa primera familia tutelar Esta fa-milia sustituta no sufriría entonces carga económica alguna en lo refe-rente a la educación y crianza del niño . Cuando éste tuviera de ocho anueve años de edad mental, la familia sustituta y un funcionario ad hocdel Estado le explicarían su calidad de niño asumido por un donanteanónimo; a la edad de dieciséis años a más tardar, ese niño o niña de-berá decidir por sí mismo si como patronímico definitivo adoptará unoelegido por él, o el de sus padres sustitutos . Su deseo en cuanto a sumanera de inscribirse en la sociedad sería la compensación de su esta-tus de hijo "natural" ; ese deseo sería sostenido en sus modalidades pe-cuniarias por ese banco, quede o no en contacto con su familia sustitutaen lo que respecta a los lazos afectivos . Podría entonces, según su deseoy sus capacidades, orientarse hacia los estudios y la formación profe-sional de su elección, y a los dieciocho años quedaría totalmente eman-cipado. Ese día, la suma asignada hasta entonces a sus padres sustitu-tos se acreditaría en su cuenta personal, en su "libreta de caja de aho-rros". Sus padres sustitutos recibirían hasta la edad de veintiún años deese joven una suma anual que representaría el reconocimiento de la so-ciedad y la suma compensatoria por haber asumido la tutela, la edu-cación de un niño que no tenía padres simbólicos por asumir su es-tructura social . Ese niño, transformado en adolescente, a partir de losdieciséis años, haya quedado o no vinculado afectivamente con su fa-milia de acogida, llevarla el patronímico de su elección a menos que hayaquerido, de acuerdo con ellos, conservar el de sus padres sustitutos, elnombre bajo el cual se lo ha conocido en la escuela; o conservar ese pa-tronímico agregándole el patronímico que él mismo elija a fin de distin-guirlo de sus hermanos y hermanas de crianza .

De este modo ya no veríamos niños de la Casa Cuna que sólotienen primer nombre, mientras que llevan en el corazón el amor de

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los padres sustitutos, de una fratría sustituta, que marcaron su estruc-tura y crearon lazos simbólicos. El hecho de que agreguen a su estadocivil hasta los dieciséis años el patronímico del banco nacional que losasume pecuniariamente, permitiría que si los padres sustitutos muerenantes de terminada la educación de esos niños, éstos puedan continuarsu vida como hijos de esos padres, no separados de su fratria sustituta,o ser confiados a otros padres sustitutos, sea a los que les correspon-dería recibir al niño por estar inscritos en el banco, o si lo desean porpadres adoptivos luego de un padrinazgo de prueba .

Sólo añadiendo medios pecuniarios a su firma de declaraciones, losoponentes al aborto podrían hacer efectiva su oposición a esa práctica .En cuanto a los padres sustitutos, sólo podrían ser adoptantes de losniños que se les confiaran para crianza si aceptaran no seguir recibien-do ya ayuda pecuniaria del banco . Se podría facilitar también el dona-tivo de los oponentes al aborto haciéndolo anual, en lugar de pedir unafuerte suma de golpe, pues un donativo masivo de varios millones im-posibilitaría la firma de muchas personas deseosas de hacer vivir fetoscuyas madres no pueden o no desean llegar a término . Los firmantes secomprometerían entoces a pagar lo que representa el costo de una edu-cación, costo que aumenta a medida que el niño crece hasta que puedaasumirse a sí mismo .

Segunda solución : la adopción

Las leyes actuales de adopción son, por una parte, engorrosas para lospadres adoptivos, y por otra dañinas para el niño, que no puede seradoptado hasta que tiene varios meses . Sabemos que muchas madresa las que se reprocha porque desean abandonar a su hijo reciben asig-naciones familiares, pero la experiencia demuestra que abandonan alniño en varios tiempos. Pagan al comienzo a una nodriza, lo va a ver detiempo en tiempo, luego poco a poco van espaciando sus visitas y conello lo ponen legalmente en la incapacidad de que lo adopten, lo que esel trágico resultado actual en muchos casos de estos abortos evitados .

Yo propongo algo totalmente diferente . Los padres que quisieranadoptar tendrían que pagar, durante tres años, una suma córrespon-diente a la mantención anual de una mujer encinta ; digo anual, porque

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una mujer que asume el embarazo de un niño necesita también restable-cerse después de ciertos procesos difíciles, y sabemos que ciertas preñe-ces obligan a la gestante a dejar de trabajar en el curso de la gestaciónpara llevar el niño a término . Estas sumas, pagadas por esos padres quedesean adoptar, se depositarían en el mismo banco de la natalidad, unavez por año. En ocasión de ese depósito, los futuros padres adoptivostendrían una conversación con un psicólogo que estudiaría con ellos susmotivaciones para adoptar, sean ya éstos o no padres de hijos legítimos oadoptados. Tales conversaciones tenderían a hacerles encarar la acogidaesperada de un hijo como algo que debe ser no sólo de la madre y de ladel padre sino también la de la fratría y la de los parientes colaterales,los tíos y tías futuros, los abuelos, si los hay, del niño aún desconocidopor ellos y que desean adoptar

Las madres estériles hasta entonces, deseosas de adoptar, tendríanque hacer obligatoriamente un período como cuidadoras voluntarias debebitos, un mes por año, durante sus vacaciones ; por ejemplo, si son mu-jeres que trabajan, sea en una guardería permanente o diurna de bebés,para prepararse a recibir a un neonato . Este período tendría por finali-dad poner a prueba la realidad de su deseo y asegurarse de que podránasumir la carga el día en que se le confíe un bebé . A este período anual dela futura madre adoptiva se añadiría un período de pareja, durante porlo menos una semana, en una casa familiar de vacaciones, para que el fu-turo padre adoptivo experimente junto con su mujer su deseo de pater-nidad. Después de estos tres años probatorios consecutivos, cualquierasea su edad y existan o no hijos legítimos, se avisaría a la pareja que es-tuviera pronta a acoger para adoptarlo, a su hijo que está por nacer . Eldía mismo del nacimiento de un niño sin padre o cuya madre murióde parto, o bien nacido de una madre asistida por el banco durante eltiempo de su embarazo y que decidió entregar a su hijo en adopción, sellamará a los padres junto a la cuna del reción nacido dándoles la posi-bilidad de aceptar o rechazar al niño que se les propone . Si lo aceptan, seles entrega inmediatamente, cualquiera sea su sexo y su estado de saludal nacimiento. Se lo incribiría en el Registro Civil bajo de nombre de es-tos padres, a los que se les confiaría el día mismo de su nacimiento, comosu propio hijo a sus padres adoptivos. Estaría entonces en las mismascondiciones que los hijos criados por sus progenitores. Sabemos muybien que todos los padres tienen que "adoptar" simbólicamente, en su

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sexo y en su apariencia, al niño que la naturaleza les envía y que no coin-cide siempre con sus deseos conscientes. Este niño estaría entonces enlas mismas condiciones de acogida que un niño nacido con la esperan-za y la alegría de sus progenitores legítimos . Este hijo adoptivo, inme-diatamente legitimado, esperado, aceptado y amado desde meses antesde su llegada, sería inscrito en el Registro Civil, sin que puedan quedarrastros de la adopción, sin perjuicio de apoyar por la prensa o la tele-visión o todos los medios masivos, el hecho de que los hijos adoptivos,de padres adoptivos, están exactamente en las mismas condiciones afec-tivas y simbólicas (si no en condiciones mejores que éstos, porque se lesdeseó durante largo tiempo), que los hijos engendrados por sus padres,pero sólo en el caso de que sean adoptados en el momento mismo desu nacimiento . Aquéllos tendrían la misma certeza de haber sido acep-tados desde la concepción, gestados por una madre que con el apoyoindirecto de sus padres adoptivos había sido capaz de amar a su hijo yde donarlo a una pareja que había asumido la ayuda pecuniaria que ellahabía recibido; padres que ella sabía de antemano que estaban prestosa acogerlo y eran capaces de criarlo, que tomaban respecto del niño laresponsabilidad que ella no podía asumir. Los padres adoptivos que de-searan y fueran capaces de decir su calidad de hijo adoptivo a ese niño,cuando esté en edad de comprenderlo, serían advertidos por esos mis-mos medios a que me he referido, de que le hablaran entonces del amorde su madre gestante y del reconocimiento que ellos sienten hacia ellapor haberles dado la alegría de ser padres, cosa que la naturaleza no leshacía posible .

Me parece que esta adopción, por padres que se prepararían asídurante tres años para sostener su deseo y su espera de un niño a acoger,pondría a éste en las mejores condiciones en que se hallan los niñoscriados por sus padres genéticos. Para el padre adoptivo serían mejorescondiciones que las que le ofrecería un hijo nacido de fecundación ar-tificial; en efecto, él es el padre simbólico con los mismos títulos que sucompañera, la madre adoptiva de ese niño . Para la madre, cuyo cónyugeal que está apegada es estéril, las condiciones de amor maternal son porcierto, desde el punto de vista simbólico, aún mejores si adopta a un hijoconcebido por amor, relevando a la madre el día mismo del nacimiento,que las condiciones psicológicas en que estaría en el caso de tener unhijo por fecundación artificial. Así, la parte fisiológica de la necesidad ydel deseo de un hijo en el amor de su esposo, lamentablemente estéril

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con ella, se cambiaría en una maternidad de amor simbólico auténtico,cruzado con el amor simbólico de la paternidad adoptiva de su esposo .

¿Qué sabemos, en efecto, de la paternidad original, en el caso de lafecundación artificial en que se trata de un donador de esperma en pro-beta, para el cual no ocupa ningún lugar el deseo por su compañera?Se objetará quizás que algunas madres gestantes con estas modalidadesde asignaciones de embarazo con miras a la adopción podrían comerciarcon su gestación : quizás, pero cuántas esposas legítimas no lo hacen consu hijo legítimo, cuando logran que un hombre se case con ellas por com-pasión, o por posesividad del hijo que él engendró y no por amor ha-cia la mujer con la que tuvo un abrazo sexual ocasional fecundo . ¡Quédecir tambien de las mujeres legítimas que hacen nacer en el hogar desu esposo, al que no aman, un hijo adulterino que hacen adoptar legal-mente por su esposo, por temor de perder las ventajas materiales desu situación social! No creo que la cuestión del dinero deba ni siquieraplantearse, sobre todo si se considera que tales adopciones tendrían laventaja de evitar numerosos abortos a quienes son consecuentes con-sigo mismos, y que al firmar peticiones contra el aborto no lo hacen a laligera, sino porque consideran que un aborto es un crimen que quierencontribuir eficazmente a impedir .

Estas adopciones al nacimiento no serian excluyentes de otras mo-dalidades, tardías, de adopción de niños que quedaron huérfanos o fue-ron criados desde su nacimiento por padres sostenidos en esa funciónpor el banco de natalidad, en el caso de que estos niños, una vez puestosal corriente de su condición legal, a partir de los seis a siete años, pidanser adoptados.

Las proposiciones que formulo tendrían como efecto, si el legis-lador las aceptara, proporcionar a todos los niños los medios de una es-tructura simbólica sana, desde su concepción y durante todo el curso desu elaboración, a lo largo de los seis primeros años de su vida .

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