98678554 chamanismo deleuziano japhet carpio

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    Terceras Jornadas Debates Actuales de la Teora Poltica Contempornea. Buenos Aires, 10 y

    11 de Agosto, Buenos Aires, Argentina

    Japhet Torreblanca del Carpio

    Eje Temtico: Identidades Polticas

    CHAMANISMO DELEUZIANO i

    (Variaciones polticas de una filosofa del acontecimiento)

    En que lugar de los cinco continentes del mundo quien deambula por el espacio de la

    muerte podr encontrarse a si mismo?(M. Taussig-Chamanismo, colonialismo y elhombre salvaje)

    INTRODUCCIN: (UN HORIZONTE APOLITICO)

    En el momento actual del capitalismo tardo y de su ideologa dominante, el liberalismo,

    se nos plantea como fundamental problema la produccin cada vez ms urgente, de

    apuestas polticas que, sin caer presas de la re-apropiacin que este lleva sobre sus

    detractores (en la que, como sostiene Luc Boltanski, aquel se vale de las criticas mismas

    para fortalecerse), puedan resistir al peso y la violencia de un realidad encaminada en

    un sentido univoco e inevitable, es decir a la clausura de la poltica1misma.

    No esta dems recordar la afirmacin de Slavoj Zizek que -aunque tomando cierta

    distancia de sus presupuestos-, sostiene que el mximo horizonte de posibilidad del

    sujeto de la era pos-ideolgica es el capitalismo: es posible pensar cualquier cosa, una

    1 Sobre la nocin de lo poltico dentro de lo que se ha venido a llamar Pensamiento Post-

    fundacional-, pueden remitirse al interesante libro de Olivert Marchart, Post-Fundational Poltical

    Thought (Political diference in Nancy, Lefort, Badiou and Laclau) , Edinburgh University Press, 2007,

    donde el autor hace una sesuda lectura a travs de los derroteros que han acompaado al pensamiento

    de la diferencia y a sus representantes ms importantes, a los que seala como nacidos de lo que l

    denomina la izquierda Heideggeriana. Partiendo de la problematizacin del concepto de lo poltico

    nos remite a la inevitabilidad de una ontologa-polticaque, aunque necesaria no termina de zanjar elproblema de lo infundado de toda prctica poltica, paradoja que hace parte de su esencia misma y que

    la clausura se empea en negar.

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    catstrofe ecolgica o nuclear, hasta el fin del mundo, pero no un otro del capitalismo2.

    Como lo han notado diferentes tericos contemporneos, el efecto de mistificacin que

    envuelve el capital se ha apropiado de toda produccin humana, ya sea esta material o

    inmaterial y aun de la humanidad misma3.

    Es en el carcter inmanente donde radica su poder de apropiacin, el mismo que se

    fortaleci al momento de darse, lo que se ha querido entender como el arribo de la

    posmodernidad (denotacin que guarda mucho aun de la dialctica de superacin y

    apropiacin de la que cree separarse), pues como se sabe, al capitalismo le ha sido fcil

    someter bajo sus coordenadas de movimiento esquizoide un mundo que se entenda

    como la ltima superacin de si mismo. Un poco parafraseando a Nietzsche, dira, que

    la muerte de Dios resulto siendo la interiorizacin de un Dios ms tirnico aun.

    Estos cambios se pueden notar a nivel de la gubernamentalidad, en la poltica

    internacional y la estructura y funcin misma de los estados: El nacimiento de lo que

    2Retomando nociones lacanianas como fantasa, plus del goce y lo real, Zizek da una explicacin del

    sentido que pudo tener en Marx la idea de fetichismo de la mercanca, lo que le parece a l lo ms

    apropiado a su vez para explicar las paradojas del permisivo capitalismo tardo, donde lejos de imponer

    en nosotros una firme coleccin de estandares para la conformidad, el maestro totalitario suspende el

    castigo (moral). Su mandato secreto es: T puedes (LRB, Vol.21 N 6, 18 de marzo de 1999, N.Y., 2000).As el sujeto va en la bsqueda de siempre nuevos deseos perversos a los que no slo puedes tener

    acceso sino que estas obligado a realizar. La fetichizacin implicara un tipo de axiomtica que supone

    una teora trascendental del valor(es decir de la mercanca y por ende del consumo), una naturalizacin

    y/o generalizacin tal, que permite al hombre imaginar hasta el fin del mundo por cualquier catstrofe

    natural, etc., antes que un ms modesto cambio radical en el capitalismo.3W. Benjamin haba sido uno de los primeros en notar que: Contribuye al conocimiento del capitalismo

    como una religin el hacer presente que originalmente los infieles consideraron la religin no como un

    elevado inters moral, sino como el ms inmediatamente prctico. En otras palabras: fueron tan poco

    conscientes, como el capitalismo actual, de su naturaleza ideal o trascendente, que vieron ms bien

    en el individuo irreligioso o heterodoxo de su comunidad, precisamente, a un miembro inconfundible de

    ella, igual que la burguesa actual los ve en sus miembros no productivos. Benjamin Walter, El

    capitalismo como religin, http://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.html.Y en un comentario ms reciente, Deleuze ha dicho que: si los flujos descodificados han

    sido el terror de todas las otras formaciones sociales, el capitalismo se ha constituido histricamente

    sobre algo increble, a saber, lo que era el terror de las otras sociedades, la existencia y la realidad de

    flujos descodificados () esto explicara porque el capitalismo es lo universal de toda sociedad en un

    sentido muy preciso: en un sentido negativo, sera lo que todas las sociedades han temido por encima de

    todo; y tenemos la impresin de que, histricamente, el capitalismo... es lo que, de cierta manera, toda

    formacin social intenta conjurar, intenta constantemente evitar, por qu? Porque es la ruina de todas

    las otras formaciones sociales. Y la paradoja del capitalismo, es que es una formacin social que est

    constituida sobre la base de lo que era lo negativo de todas las otras. Eso quiere decir que el capitalismo

    slo ha podido constituirse por una conjuncin, un encuentro entre flujos descodifcados de cualquier

    naturaleza. Lo ms temible de todas las formaciones sociales, ser la base de una formacin social que

    deber engullir a todas las otras. Lo que era lo negativo de todas las formaciones ha devenido lapositividad misma de nuestra formacin (En

    Gilles Deleuze, Anti oedipe et mille plateux-conferencias, Le

    cours de Gilles Deleuze,http://www.webdeleuze.com).

    http://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.htmlhttp://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.htmlhttp://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.htmlhttp://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.htmlhttp://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.html
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    Deleuze llamo sociedades de control4, se explica como una suerte de bio-poltica del

    sinptico5 que ejerce su dominio junto a los aun existentes modelos disciplinarios,

    cuando hablamos del gobierno de los hombres. Tenemos por otro lado la prdida

    efectiva del poder de decisin de los estados-nacin, secuestrada por los grandes

    mercados (Se sabe que el 53.8% del PBI mundial esta concentrado en manos de 500

    transnacionales)6frente a los que se han visto forzados a declinar, desatendiendo lo que

    formalmente justifica su propia existencia, el bienestar social.

    El asunto es, como hacer frente a estos cambios en las formas de dominacin, como

    responder a la complejidad y el refinamiento cada vez ms creciente de sus

    mecanismos. Hasta ahora algunas respuestas parecen ser insuficientes: consideremos

    por ejemplo la particular importancia que le ha sido dada al otro, en la perspectiva delos llamados estudios culturales, la que ha desplazado, segn tericos como Slavoj

    Zizek, el importante papel critico que jugaba la economa poltica7y que nos lleva a

    verificar un tipo de actualizacin del otro, que es sin embargo ms una asimilacin

    de la alteridad8 que un activo abrirse a la intrusin de aquel extrao que objeta mis

    4Deleuze Gilles, Posdata sobre las sociedades de control, El lenguaje literario, T2, Ed Norma,

    Montevideo, 1991.5

    El sinptico, posibilita que haya muchos mirando a unos pocos, los cuales devienen, mediante laseduccin, en modelos de privacidad. stos proveen de normas para el comportamiento y fomentan unadeterminada imagen de lo que se entiende por mbito privado. Imaginad los muchos miles de sinpticosque podemos encontrar en los medios de comunicacin: talk shows en los que los invitados son gente, enprincipio comn, que cuenta su excepcional caso al gran pblico; reality shows como Gran Hermanoen todas sus variaciones... programas de prensa rosa y programas que son extraas combinaciones detodos ellos... Todos ellos son mecanismos que generan normas de comportamiento, que nos proporcionaninformacin sobre lo que es importante y lo que no socialmente, y sobre todo, que nos muestran,construyen y reducen el mbito privado a la gestin de impresiones y al simulacro. Eva Gil Rodriguez,Simulacro, subjetividad y Biopoltica: De Foucault a Baudrillard, enhttp://www.observacionesfilosoficas.net/simulacrosubjetividad.html6Ziegler Jean, Entrevista: El odio a occidente.http://www.ambitocultural.es/ambitocultural/cargarFichaEntrevista.do?paginaActual=83

    7Aun as, el acercamiento de S. Zizek, constituye a su vez un reduccionismo, que trae de por si otra seriede problemas. Como bien sealaba Jacques Derrida acerca de la fenomenologa y esto esta en estrecharelacin con los presupuestos esenciales de la critica de la economa-poltica, sta:corresponde a unaeconoma restringida; restringida a los valores mercantiles, cabria decir retomando los trminos de ladefinicin, ciencia que trata del uso de las riquezas limitadaal sentido y al valor constituido de losobjetos, a su circulacin. La circularidad del saber absoluto no dominara, no comprendera ms queesta circulacin, el circuito del consumo reproductor. La produccin y la destruccin absolutas delvalor, la energa excedente en cuanto tal, aquella que no puede hacer otra cosa que perderse sin lamenor finalidad, en consecuencia sin ningn sentido, todo eso escapa a la fenomenologa comoeconoma restringida. Jacques Derrida, La escritura y la diferencia,De la economa restringida a laeconoma general (Un Hegelianismo sin reserva), Anthropos, Barcelona, 1989. Ver tambin, JeanFrancois Lyotard,Economa libidinal, Editorial Saltes, 1979, Madrid.

    8Sobre este punto especfico, el del papel de lo negativo, se ha generado un debate con importantesresonancias polticas alrededor del libro sobre Deleuze publicado por Zizek bajo el titulo de rganos

    http://www.ambitocultural.es/ambitocultural/cargarFichaEntrevista.do?paginaActual=83http://www.ambitocultural.es/ambitocultural/cargarFichaEntrevista.do?paginaActual=83http://www.ambitocultural.es/ambitocultural/cargarFichaEntrevista.do?paginaActual=83
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    presupuestos de sentido: el otro es aceptado siempre y cuando se someta a la objetividad

    inmanente del valor capitalista y a la racionalidad que la sostiene. Hay aqu una

    supuesta apertura que se afirma sobre una evidencia de sentido que clausura la poltica

    misma9.

    Y aunque sus aportaciones resultan sumamente ricas al debate sobre la poltica, veo por

    otra parte, que apuestas como la de Imperio10, entre las ms importantes, se encuentran

    aun dentro de lo que puede llamarse un pensamiento molar, completamente distinto de

    la poltica molecular que es a la que supuestamente apuntan siguiendo a Deleuze,

    diferencia en la que me detendr un momento para permitirme explicar primero la idea

    sin cuerpo (Sobre Deleuze y consecuencias), donde el escritor Eslovenio trata de dibujar un Deleuze-Lacaniano, que adems est atrapado, por su ingenuidad, en el movimiento de la dialcticaHegeliana. En esta lnea de interpretacin, la de un Deleuze-Hegeliano propuesta por Zizek, puedencontarse Judith Butler (VaseSubjects of Desire: Hegelian Reflections in Twentieth-Century France.New York: Columbia University Press, 1988) y Catherine Malabou (Whos afraid of Hegelianwolves? En Deleuze: a critical reader, Ed Paul Patton, Blackwell publishers Ltd USA, 1996),opuestas a lo que de otro lado Robert Sinnerbrink ha llamado la postura de la separacin radical(Nomadology or ideology, Zizeks critic of Deleuze, Parreshia: Journal of critical PhilosophyN 1,Open Humanities Press, Australia, 2006), la que sostiene que no es posible un compromiso entreHegel y Deleuze, que ms aun el pensamiento de Deleuze marca un radical quiebre con elhegelianismo tout court, posicin asumida por Michael Hardt, Brian Massumi y otros comentadores

    Deleuzianos a los que seguimos en este punto especifico:

    Zizek parte de una confusin entre los conceptos de virtual y actual en Deleuze que le permiteequiparar la diferencia Deleuziana al universal concreto Hegeliano. Siguiendo la forzada lectura quehace Badiou en el Clamor del ser llega al punto de usar como equivalente de la diferencia enDeleuze la nocin de antagonismo de Ernesto Laclau que reduce las posibilidades de su novedosaaportacin (concepto de diferencia) a la ya desgastada moneda de la oposicin totalizadora hegeliana.La inmanencia hegeliana esta marcada por un irreductible desajuste o ruptura, que podemos llamarnegatividad inherente o inconsistenciay que marca la inmanencia del fenmeno que da lugar a lainevitable ilusin de trascendencia, pero lo que Zizek debera notar es el hecho de que los paraleloscon la argumentacin de Deleuze, -lo que las fuerzas reactivas definen como conocimiento- sondestellos de la ilusin de trascendencia, precisamente porque la dinmica del flujo(Inconsciente) o lainherente inconsistencia de las fuerzas activas comprende ya el plano de inmanencia. A diferencia deHegel la ms perfecta repeticin revela por tanto la diferencia en si misma, la cual es, noprecisamente, una diferencia relacional entre identidades articuladas sino proceso de diferenciacin(acontecimiento). (Considero imposible tratar en este trabajo un tema tan complejo de un modo losuficientemente serio, as que hasta aqu, me resigno a sealar el problema que buscar desarrollarcomo es debido en otro lugar).

    Sobre el asunto de la recepcin anglfona de Deleuze y sus diversas interpretaciones omalinterpretaciones pueden verse tambin el interesante libro de Gregg Lambert, Whos afraid ofDeleuze and Guattari?,Continuum International Publishing group, London, 2006.

    9 Puede verse: Slavoj Zizek, Multiculturalismo o lgica cultural del capitalismo multinacional, enEstudios culturales, Reflexiones sobre el Multiculturalismo, 1998, pp137-188. Tambin del mismo autor,

    De la sujecin a la destitucin subjetiva, en El espinoso sujeto (El centro ausente de la ontologapoltica), Paidos, Argentina, 2001, pp 263-421.10

    Michel Hardt- Antonio Negri,Empire, Harvard University Press, Cambridge, Massachusstes, 2000.

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    de poltica en Deleuze (Nocin que como el titulo lo sugiere hace parte fundamental de

    este trabajo).

    Como seala Francois Zourabichvili al hacer referencia al concepto de multitudes y su

    diferencia con el pensamiento deleuziano: El potencial poltico () reside en esas

    rupturas que desconocen sistemticamente las actitudes prospectivas y retrospectivas,

    son ellas las () fuentes de derecho y de agenciamientos econmicos, sociales o

    polticos nuevos, es decir de instituciones en sentido amplio (Que tratan de nuevos

    derechos, de nuevos vnculos en el trabajo o en la escuela o de nuevas formas de

    convivencia, etc)11.

    Hardt y Negri no escapan a un modo retrospectivo y/o prospectivo de situarse frente alacontecimiento, lo que los hace tambin susceptibles de una reapropiacin clausurante,

    en la confirmacin del modo de efectuacin del poder: Trascendente, absoluto,

    dominante, etc. En la apuesta de Imperio vemos un voluntarismo preso de la

    descripcin de lo real en el modo de la clsica interpretacin marxista que prescribe lo

    inevitable de ciertos hechos, como la deduccin a priori de un gran xodo de la

    multituddel mundo capitalista. Cabe notar la diferencia esencial entre los migrantes

    de Imperio y los nmadas deleuzianos: En la primera, que estara supuestamente

    inspirada en la filosofa poltica de Deleuze, el concepto de multitudesta dotado de

    un carcter de subjetividad bajo la consigna de una empresa global de la subversin a

    diferencia del nomadismo deleuziano que acta por desestabilizacin local.

    Podramos decir, que de un lado tenemos un voluntarismo poltico de las multitudes y

    del otro un involuntarismo poltico, de lo que sigue a la vez, como dice Zourabichvili,

    que hay una diferencia entre el entusiasmo desencantado de Negri y el pesimismo

    alegre de Deleuze.

    POLITICA DEL INVOLUNTARISMO

    La poltica entonces, no se efecta sino en una relacin radical de fidelidad con el

    acontecimiento, lo que paradjicamente significa la ausencia de modelo antecedente y

    11Francois Zourabichvili, Entrevista publicada enMultitudes, Revue artistique, politique, philosophique.,Les deux penses de Deleuze et Negri Une richesse et une chance, Multitudes (Traduccin propia) ,

    2002/2 n9, pp. 137-141. DOI : 10.3917/mult.009.0137

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    de compromiso, como sostiene Deleuze. Esto quiere decir, que la actualizacin de una

    potencialidad revolucionaria se explica menos por el estado de causalidad pre-

    consciente en el cual esta atrapada, que por la efectividad de un corte libidinal en un

    momento preciso, corte esquizo, del que la nica causa es el deseo, es decir, la ruptura

    de causalidad que fuerza a reescribir la historia en lo real mismo, produciendo a la vez

    un momento extraamente polvoco en el que todo es posible: He ah donde se abre lo

    nuevo, donde deviene la poltica. Por el contrario, realizar un proyecto no trae ninguna

    novedad al mundo, puesto que no hay diferencia conceptual entre lo posible como

    proyecto y su realizacin. Los que pretenden transformar lo real a imagen de lo que

    primero han concebido, desestiman la transformacin misma.

    La poltica del involuntarismo slo puede entenderse si reparamos primero en lafilosofa del acontecimiento desplegada a lo largo de la obra de Deleuze, en donde la

    produccin del sujeto es parte de una relacin de exterioridad radical y efecto de un

    juego de fuerzas, lo que nos remite a su vez a la lectura que ste hace de la teora del

    modo finito en Spinoza,que propone una teora modal del individuo como composicin

    de partes intensivas: un cuerpo no se define por su unidad final ni por su forma o sus

    rganos, sino por la relacin concreta y variable que l instituye entre sus materiales

    constituyentes, y esto es valido para todos los individuos corporales, orgnicos yculturales. El mtodo se explica en consecuencia, la cartografa geogrfica de los

    modos remplaza entonces, a la gnesis histrica de los individuos12.

    La poltica en s, es la que asume la exterioridad radical en el modo de produccin del

    mundo, que hace de la apuesta (Etico-politica) un acto involuntario, donde no queda

    ms que la actualizacin forzosa y constante de una circunstancia que me trasciende y

    que me deja entonces sin el abrigo de cualquier justificacin trascendente. La

    subjetividad aqu no seria ms que un efecto de superficie forzado a una actualizacin

    permanente. Muy a la manera de La Comunidad inoperante (2000) en J. L. Nancy

    que no llega sino averindose, mal-funcionando, donde es ms el modo del vnculo

    entre el hombre y el mundo lo que importa.

    Si nos esta permitido hablar de una utopa poltica deleuziana, seria la de la emergencia

    de una conciencia universal minoritaria en esta relacin inoperante con un afuera

    12Gilles Deleuze, Diffrence et rptition, p 331, citado por Anne Sauvarnagues, Deleuze (Del animal alarte) , Amorrortu, Argentina, 2006, p 118.

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    interior, de multiplicacin de los modos, donde el acontecimiento es el potencial

    revolucionario mismo:

    Uno no se funda sobre una imagen pre-concebida del pensamiento sin privar, en ese

    mismo momento, al pensamiento de su necesidad, condenndolo a moverse

    indefinidamente en una insuperable posibilidad. Preformar lo trascendental, abatirlo

    sobre una forma originaria, volver a desarrollar las condiciones de una experiencia

    posible, y no real. Calcar lo trascendental sobre lo emprico, concebirlo a imagen de lo

    actual y de la representacin, evacua de entrada lo nuevo o el acontecimiento del

    campo del pensamiento: de entrada se sabe que nada suceder en el pensamiento, slo

    una seudo experiencia de la que poseemos la forma, y que no pone en cuestin la

    imagen que el pensamiento tenia de si mismo. Todo lo que pensamos confirma quetenemos la posibilidad de pensar, sin testimoniar, sin embargo, un acto efectivo de

    pensar. Una experiencia real implica al contrario la afirmacin de una relacin

    radical con eso que todava no se piensa () No es distinto en poltica, donde el

    pueblo est en situacin de no existir nunca todava: en los dos casos se trata de

    afirmar una relacin de exterioridad o de encuentro entre el pensamiento y lo que

    piensa, entre el pueblo y el mismo13.

    Hasta ah la constitucin del problema: La reapropiacin de las fuerzas y la

    inevitabilidad de un nico mundo por existir, esa evidencia de lo real mismo que

    entiendo aqu como la clausura de lo poltico . Lo que esencialmente esta en juego

    aqu es la posibilidad de un sujeto poltico y de la poltica misma hoy, nociones que veo

    imposible tratar por separado14. Estos puntos, marcan el contexto del que quiero partir

    para desarrollar el presente trabajo.

    13Francois Zourabichvili,Deleuze y lo posible (Sobre el involuntarismo en poltica), en: Gilles Deleuze,Una vida filosfica (Encuentro internacional Gilles Deleuze, Rio de janeiro-Sao Paulo, 1996) , editadocon colaboracin de la sub-direccin de poltica del libro y las bibliotecas del Ministerio de asuntosextranjeros de Francia, Institut Sinthelabo-Paris, revista Se cauto, revista Euphorion, Colombia,2002, pp 137-150.14 Hay una interesante referencia metodolgica en Michel Foucault que considero necesario destacardados los objetivos que se plantea, aunque de reducido alcance, este trabajo: Sustituir la historia de losconocimientos por el anlisis histrico de las formas de veridiccin; sustituir la historia de lasdominaciones por el anlisis histrico de los procedimientos de la gubernamentalidad, y sustituir lateora del sujeto o la historia de la subjetividad por el anlisis histrico de la pragm-tica de s y lasformas adoptadas por ella: sas eran las diferentes vas de acceso mediante las cuales intent

    circunscribir un poco la posibilidad de una historia de lo que podramos llamar "experiencias". Y en unanota que no lleg a pronunciar en el mismo curso, encontramos este comentario, apropiado pararesponder a las objeciones/simplificaciones que se han querido oponer a esta necesaria critica:

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    Intento entonces, siguiendo la obra de Deleuze y la lectura que sobre el aspecto poltico

    de la misma hace Francois Zourabichvili, definir lo que entiendo por efectuacin de lo

    poltico, para enganchar esta idea con las bsquedas del ltimo Foucault, en que la

    apuesta poltica, valga la redundancia, pasaba primero por una cuidadosa mirada sobre

    los procesos de subjetivacin en el mundo antiguo y las distintas actualizaciones del

    precepto de cuidado de sientre griegos, romanos y el catolicismo monstico.

    Apostar a sumar, usando la figura del chamn, a la creacin(infinita) de un sujeto

    poltico, que como seala Frederic Gros15, podra en las bsquedas de Foucault haber

    naufragado en costas escpticas; aunque este no desarroll explcitamente en sus

    ltimos cursos nada sobre esta importante escuela filosfica de la antigedad -lo que

    pone en condicin de fragilidad extrema cualquier interpretacin-, dej algunos signosque podran ayudarnos a emprender por nuestra cuenta el viaje a esas tierras

    desconocidas.

    FOUCAULT SPINOZISTA

    En este punto, me gustara trazar una lnea hasta Spinoza y para ello seguir algunos

    comentarios del filsofo brasilero Claudio Ulpiano sobre la articulacin Spinoza-

    Foucault16, que permiten en cierta manera, explicar el giro de sus investigaciones hacia

    la prctica de produccin de la subjetividad en el mundo antiguo. Como seala

    C.Ulpiano, lo que busca Foucault al dar este giro, es entender como el sujeto emerge en

    un campo de relaciones de fuerzas (donde la originalidad de los procesos de produccin

    A las objeciones que postulan la descalificacin del nihilismo/nominalismo/historicismo, habra quetratar de responder con un anlisis historicista nominalista nihilista de esa corriente. Y con ello quiero

    decir: no edificar en su sistematicidad universal esa forma de pensamiento y justificarla en trminos deverdad o de valor moral, sino procurar saber cmo pudo constituirse y desarrollarse ese juego crtico,esa forma de pensamiento." M. Foucault, El gobierno de si y de los otros-Curso en el Collge de France(1982-1983) Clase del 5 de Enero del 83-Primera hora, FCE, Bs Aires, 2009, 17-40pp.15

    Michel Foucault, Le retour de la morale, Mayo de 1984, entrevista citada por Frederic Gross en elanexo Situacin del curso enHermenutica del sujeto, p 502, tomada de Dit et ecrits, Tomo IV, N354, pp 697, 1954-1988, Gallimard, Paris, 1994.

    16 Claudio Ulpiano Santos Nogueira, Aula sobre Spinoza en:http://www.youtube.com/results?search_query=Aula+de+Claudio+Ulpiano+sobre+Spinoza&aq=f,Outono de 1988, Rio de Janeiro. Puede verse del mismo autor: O pensamiento de Deleuze ou agrandeaventura do espirto, Campinas, SP, 1998. G. Agamben hace tambin un interesante comentario en

    relacin al giro que Foucault diera al final de su obra en The process of the subject in Michel Foucaulty The Problem of subjetivity, las dos conferencias dictadas en el European Graduate School en el 2009(http://www.youtube.com/user/egsvideo?ob=0&feature=results_main ).

    http://www.youtube.com/results?search_query=Aula+de+Claudio+Ulpiano+sobre+Spinoza&aq=fhttp://www.youtube.com/results?search_query=Aula+de+Claudio+Ulpiano+sobre+Spinoza&aq=fhttp://www.youtube.com/user/egsvideo?ob=0&feature=results_mainhttp://www.youtube.com/user/egsvideo?ob=0&feature=results_mainhttp://www.youtube.com/user/egsvideo?ob=0&feature=results_mainhttp://www.youtube.com/user/egsvideo?ob=0&feature=results_mainhttp://www.youtube.com/results?search_query=Aula+de+Claudio+Ulpiano+sobre+Spinoza&aq=f
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    de la subjetividad entre los antiguos tiene un inters central), algo tambin presente en

    Spinoza.

    Es ah donde se explica tambin la familiaridad Foucault-Spinoza-Deleuze17, en el

    inters sobre los modos de produccin de vida. Puede verse que no se trata de un

    acercamiento que busca oponer la poca de opresin cristiana a la mas libertaria de la

    antigedad, o de entender solamente el surgimiento de los campos de verdad, sino

    adems los procesos de subjetivacin considerados en y por si mismos, los que a su vez

    debern pensarse en su mutua interaccin con otros campos no claramente delimitables.

    En un punto Foucault llegar a desembocar en lo que l entendi entre los antiguos

    como una tica de la inmanencia, la vigilancia y la distancia

    18

    , hecho que le permitiplantearse la cuestin, -inters que repara esencialmente en la diferencia de los modos

    de efectuacin- sobre a partir de que tekhnaise formo el sujeto occidental y se iniciaron

    los juegos de verdad y error, libertad y coaccin que lo caracterizan. Sin duda un

    replanteamiento radical.

    Para Foucault y he aqu ms de su familiaridad con Spinoza y Deleuze, las nuevas

    luchas pasaban por liberar al individuo del estado y el tipo de individuacin que se

    asocia a l, antes que liberarlo de sus instituciones. Lo que implicaba que la apuesta

    girara en torno a la urgencia de crear nuevas y distintas formas de subjetividad, tomadas

    en la dimensin relacional que haba descrito con referencia a los antiguos. Surge aqu

    17 Deleuze escribi un libro sobre Foucault (Deleuze, Foucault, Paidos, Barcelona, 1987) y era muy

    consciente de esta proximidad: Acaso tuvimos tambin una concepcin comn de la filosofa. No noscomplacamos en las abstracciones: el uno, el todo, la razn, el sujeto. Nuestra labor consista enanalizar estados mixtos, lo que Foucault llamaba dispositivos. Lo que necesitbamos no era establecerpuntos sino recorrer y desenmaraar lneas: una cartografa que comporta un micro-anlisis (Lo que

    Foucault llamaba micro-fsica del poder y Guattari micro-poltica del deseo). Slo en estascomposiciones pueden encontrarse focos de unificacin, nudos de totalizacin, procesos de subjetivacinsiempre relativos, siempre susceptibles de desanudarse para continuar aun ms una lnea mvil. No setrata de buscar los orgenes perdidos o borrados, sino de tomar las cosas all donde nacen, en el medio,hender las cosas, hender las palabras. Entrevista aparecida en Conversaciones (1972-1990) Deleuze,Pretextos, Valencia, 1995, pp135ss.18Lo que no significa que Foucault idealizara a los antiguos, tan es as, que en un momento llego a decirque toda la antigedad le pareca un profundo error.Esta afirmacin puede explicarse, aunque conuna reduccin abusiva, porque aunque en la Grecia estaba sin duda presente la bsqueda de una ticacomo estilo de existencia y no como normatividad moral, esta se mantena en trminos de una afirmacinde superioridad estatuaria permitida solamente a una elite social. Del mismo modo su rechazo de lafilosofa estoica se explicara al ver que esta en un momento deviene norma universal o moral

    obligatoria, situacin que evidencia que lo que se conoce como moral cristiana estaba prefigurado ya enesta moral antigua.

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    el problema que da paso a la idea que quisiera enlazar para completar esta intuicin,

    pues como ya lo he mencionado, Foucault afirmara su decepcin sobre estas formas al

    estar todava atrapadas en el juego autoritario, pero dejando entrever de modo silencioso

    una mayor aproximacin hacia el pensamiento escptico, que aunque nunca trato en sus

    cursos de modo explicito, refiri indirectamente calificndose a si mismo como un

    pensador escptico19.

    Es cierto que no queda claro lo que el escepticismo Foucaultiano haya podido significar

    y que el acercamiento aqu se muestra un poco forzado, pero no es mi intencin hacer

    una critica de este punto tan oscuro sino trazar desde ah una lnea que pueda aportar a

    la creacin de un sujeto poltico que las circunstancias que he mencionado hacen

    parecer urgente.

    Si bien puede decirse que en los escpticos encontramos tambin los ejercicios y la

    reflexin propios de la prctica del cuidado de si, hay que notar que a diferencia de

    Platon, los estoicos y el cristianismo monastico, ellos estn consagrados a una aparente

    prctica de desubjetivacin, lo que hace ver un pequeo ndice de aquella especulacin

    sobre su adhesin escptica. Pero de otro lado, se mantiene sumamente ambiguo el

    estado en el que queda el sujeto, pues da la impresin de que una subjetividad dura

    termina siendo recuperada al oponer todas las representaciones, aunque falsas, a una

    conciencia ltima que se mantiene inclume.

    HOMBRE-JAGUAR, HOMBRE-PAJARO, CHAMN

    Aqu me gustara traer a escena a un personaje familiar, dedicado a una empresa con el

    mismo objetivo, la desubjetivacin, pero que pienso asume de forma ms radical la

    tarea que tambin el escptico se propone, una apuesta poltica: el chamn amerindio

    20

    .

    19En Le retour de la morale, ltima entrevista dada por M. Foucault, realizada G. Barbedette y A.Scala el 29 de mayo de 1984, la que fue transcrita mientras el autor estaba hospitalizado y aparecidapocos das despus de su muerte en Les Nouvelles Littraires, N 2937, 28 junio-5 de julio de 1984, pp36-41. En espaol, M. Foucault, El retorno de la Moral en Michel Foucault. Esttica, tica yHermenutica,Obras Esenciales-Vol III, Ed. Paids, Barcelona, 1994, p 381..20En la clase del 17 de Marzo de 1982 dictada en el Collge de France, Michel Foucault hace referencia auna antigua controversia entre E. Doods y P. Hadot, a la que se sumaron J. P. Vernant y Joly del lado de

    Doods, sobre el origen chamnico de las tcnicas de si, sosteniendo que al entrar los griegos en el sigloVII en contacto con las civilizaciones del nordeste europeo encontraron ellos una cantidad de practicas,de tcnicas propias de esa cultura, entre las cuales haba: regmenes de abstinencia como prueba y como

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    Habra que empezar hablando sobre la forma en que un chamn se hace tal: El

    chamanismo toma su valor de la brutal exigencia que hace al sujeto, del sacrificio, de la

    propia muerte que implica, siendo una experiencia de soledad extrema.El sentido de la

    curacin consiste en recordar que ni el cielo ni el infierno son para nosotros.

    Habitamos su conexin, la franja desde donde ambos son posibles21.

    La posibilidad de esta ruptura tiene a su vez como presupuesto ontolgico el

    perspectivismo propio de los amerindios, una reivindicacin de la carne que puede decir

    a la manera que sealbamos en Deleuze (En el sentido relacional en el que tambin

    incluamos a Foucault), que no hay puntos sobre las cosas, que son las cosas y los

    seres los que son puntos de vista.

    El cuerpo y el alma no pertenecen a sustantivos independientes o provincias

    ontolgicas claras, pertenecen antes que nada a las perspectivas fenomenolgicas

    consecuencia de la actualizacin mltiple de lo virtual, pues, no hay formas

    (preexistentes), sino relaciones cinemticas entre elementos no formados, no hay

    sujetos sino individualizaciones dinmicas sin sujeto.22

    Asunto de gran complejidad, en estrecha relacin con las metamorfosis del chamn,

    pues si entre los amerindios el cuerpo debe ser pensado a la luz de un perspectivismo

    somtico y es slo el chaman quien es capaz de transitar entre las perspectivas, esto

    plantea entonces otra serie de problemas respecto a la produccin del individuo, al

    parentesco, la intoxicacin y la comunicacin (Que ser necesario pensar en otro

    momento con mayor cuidado):Es importante observar que esos cuerpos amerindios no

    son pensados bajo el modo del hecho, sino de lo hecho. De ah, el nfasis en los

    mtodos de fabricacin continua de los cuerpos, la concepcin del parentesco como

    proeza, concentracin del pensamiento, meditacin de la muerte, etc., a las que poda atriburseles unorigen chamnico. Lamentablemente Foucault no desarrolla ms este punto. Ver Michel Foucault, Lahermenutica del sujeto-Curso en el College de France (1981-1982), clase del 17 de Marzo-Primerahora, FCE, 2000, Argentina, p 395.

    21Sergio Espinoza Proa, Dos aproximaciones al chamanismo, Revista Aparte Rei, N 22.22

    Anne Sauvarnagues,Deleuze (Del animal al arte) ,Amorrortu, Argentina, 2006. Cercano al abordaje deeste libro, es tambin el de B. Buchanan, Onto-Ethologies (The animal environments of Uexkull,Heidegger, Merleau-Ponty and Deleuze), State University of New York Press, EEUU, 2008.

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    proceso de asemejamiento activo de los individuos, debido al hecho de compartir los

    fluidos sexuales corporales y alimenticios. Y no como herencia positiva.23.

    Hay en todo ello una/otra condicin, que se pliega y hace posible la ruptura, la que al

    intentar ser rastreada se confunde como en una cinta de moebius, pues a la vez esta

    depende de lo que la ruptura misma muestra: El chamanismo es posible gracias a este

    perspectivismo, que no debe ser reducido a los relativismos corrientes que tal idea

    podra evocar, y a la inversa el perspectivismo no podra ser sin el chamanismo que abre

    la comunicacin con lo no humano.

    PERSPECTIVAS E INDEMNIDAD: LA APUESTA

    El antroplogo brasilero Viveiros Castro, usa el trmino multinaturalismo para sealar

    un rasgo fundamental que diferencia a los amerindios de las perspectivas

    multiculturalistas modernas, lo que nos lleva a la base ontolgica de uno de los dos

    puntos que seal al inicio (Sobre la asimilacin dentro de la lgica multiculturalista en

    el capitalismo), y lo explica diciendo: que estas(las del multiculturalismo)se basan en

    la implicacin mutua entre la unicidad de la naturaleza y la multiplicidad de las

    culturas la primera garantizada por la universalidad objetiva de los cuerpos y de la

    sustancia, la segunda por la particularidad subjetiva de los espritus y del significado-,

    la concepcin amerindia supondra por el contrario, una unidad del espritu y una

    diversidad de los cuerpos24

    Esto quiere decir que el relativismo (multi)cultural supone una diversidad de

    representaciones subjetivas-parciales de una realidad externa a la que denomina

    naturaleza. A diferencia de este el pensamiento amerindio postula una unidad

    representativa o fenomenolgica pronominal.

    Podemos decir entonces que si hay una nocin virtualmente universal (Nocin poltica

    tambin) entre los amerindios, es la de un estado original de indiferenciacin entre

    humanos y animales, el que se ejemplifica claramente en sus mitos. No una animalidad

    generalizada sino una humanidad universal que se efecta en la perspectiva que lo hace

    23Eduardo Viveiros de Castro, Perspectivismo y multinaturalismo en la Amrica indgena , traduccin

    del portugus realizada por Rosa Alvarez y Roger Sansi del capitulo 7 del libro del mismo autor Ainconstancia da alma salvagem (Sao Paulo, Cosac y Naify, 2002, pp 345-400).24Ob cit, pp 345-400.

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    a uno y a la inversa, pues a su vez es el traje o la composicin material la que produce la

    perspectiva. Habra que decir entonces: que es sujeto quien tiene un alma y tiene un

    alma quien es capaz de tener un punto de vista25.

    Cruzar las barreras corporales y adoptar la perspectiva de subjetividades aloespecificas,

    con miras a mediar entre estas y los humanos, es una de sus capacidades, estrechamente

    relacionada, como ya lo dije, a la vestimenta y a la intoxicacin en el chamn. Como un

    escptico el brujo apuesta por la desubjetivacin pero sin recapturarse en la tierra firme

    de la subjetividad que duda, eso es imposible entendiendo el presupuesto esencial de lo

    amerindio, su nomadismo constitutivo, el mismo que permite el abordaje molecular, la

    cartografa inacabada.

    Hasta aqu he querido dar alcance a una pequea intuicin que espero pueda contribuir a

    la urgencia poltica de la produccin de nuevas subjetividades. Es en este desierto que

    se abre sobre la nada, en esta media noche que deja en situacin de no tener seguridad

    dada, donde ni la historia, ni la trans-historia, ni dios, ni el ser humano, ni el

    conocimiento pueden acudir a nuestro rescate, que se efecta la apertura hacia la

    poltica misma, apertura de lo posible que consiste en captar la situacin actual en su

    potencialidad, como campos de posibles, donde lo virtual efectivo (real) toma el

    relevo de lo posible (imaginario) por realizar.

    i Una versin preliminar de este trabajo fue presentada en las Jornadas de filosofa moderna-2011

    organizadas por la U.N.M.P. y publicada en Discusiones en torno a la naturaleza humana (Homenaje a

    David Hume), bajo el nombre de Sociologa csmica o el chamn como modelo poltico, compilado

    por Romina Pulley y Nahuel Charri. - 1a ed. - Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata,

    2011, pp439-452. E-Book.

    25

    Eduardo Viveiros de Castro,Los pronombres cosmolgicos y el perspectivismo amerindio, Encuentrointernacionales Gilles Deleuze, Rio de Janeiro, Sao Paulo, Edicin: Institut Synthelabo, RevistaEuphorion, Revista Scauto, 1996, pp176-193.