94 entrega
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LIBROS Y NOMBRES
DE CASTILLA-LA MANCHA
NONAGÉSIMOCUARTA ENTREGA
94 Año III/ 30 de noviembre de 2012
El Don de la batalla
María Luisa Mora Alameda
X Premio Nacional de Poesía „Ciega de
Manzanares‟. Ayuntamiento de
Manzanares-Ediciones Vitrubio, 2012.
82 páginas
Lucha, esperanza y salvación
Los elementos temáticos de la poesía
del último libro de poemas de María
Luisa Mora El don de la batalla se
hallan muy acotados en este nuevo
contorno poético: «Siempre son esos
mismos: / aquellos que dirigen / la ruta
de los pájaros celestes». La poesía que
contiene esta reciente colección poética
luce como una góndola, elegante y
esbelta, amarrada en el muelle,
cabeceando y esbozando, leve, su danza
mesurada: «Irremediable sombra / que
azota, con su sed, nuestros anhelos».
Góndola meditabunda sumida en esas
horas de la madrugada discurriendo
muy turbia el agua del Canal y
dominando un gran helor en el
ambiente: «Equivocarse es habitual. /
La gente se equivoca / al levantarse de
la cama. / Pone el pie en el suelo / y cae
/ rodando cuesta abajo / de su angustia».
Amanece y a pesar de que los palacios,
que lame el agua, ya refulgen, esa
góndola, «en lugar de la luz / que
ilumina la tierra prometida / encuentra
una tristeza / que enlaza al infinito». En
la jornada, como traguetto, cruza el
Canal una y otra vez sin pasar bajo los
bellos y altos puentes esa góndola
esperanzada: «Pero, al fin, lograremos /
avanzar por la tierra que habitamos, /
aún heridos, confusos. / Y, algún día, /
no sabemos dónde ni cuándo, /
podremos conquistar / el invisible reino
del mañana». Bajo el peso del pasaje y
los cantos del gondolero, esa góndola
estilizada y sufriente oculta, en el flanco
de su quilla que trilla el agua, la pura
esencia de su resignación: «A cavar, sin
descanso, una trinchera / tras la que
guarecernos / de la desesperación y del
olvido».
Bregando en su monótona faena esa
pequeña embarcación se consuela con
alzar un poco la vista y contemplar las
cúpulas, el radiante firmamento
cobijándolo todo, la fondamenta
repleta de la espontánea simpatía de los
viandantes que, a su modo, también
batallan como ella. En la cercanía de las
aves que sorben pequeños buches,
«albergaba su pecho / la jubilosa fuerza
/ que algunos pájaros transportan en sus
ojos». A veces, esos versos que
discurren por el poema como una
góndola sinuosa, desfallecen, el
consuelo se desvanece, y aceptan que lo
único que persiste «es el recuerdo gris
de lo imborrable». La gente se dispersa
a cenar en los alrededores de la
anchurosa plaza, compran últimas
bagatelas en las tiendecitas instaladas en
el pasamanos del puente. Es el atardecer
y la góndola, de nuevo amarrada,
digiere un trago amargo soñando un
mañana espléndido que
desdichadamente augura lo imposible:
«¿Cómo volverás a ver la Aurora con
tus ojos asombrados?», «sigues /
condenada a caminar sobre la Tierra»,
«para qué tanta lucha».
Sin embargo, esa mañana incierta ya
ha llegado. La sentencia de la
pequeñita, negra y bruñida nave ha dado
su fruto: «Tienes una misión difícil. /
Eres el espía de las madrugadas / y
guardas el secreto de tu oficio». La
salvación se cumple, se conforma la
remisión de esa pertinaz góndola
poética. Se desata de sus amarras,
abandona la fermata y se burla del
gondolero y de los pasajeros que
aguardan. Ya no cruza el Canal, sino
que continúa por su dinámica corriente.
La poesía de El don de la batalla de
María Luisa Mora, que comparamos a
una sutil y silenciosa góndola, ha
tomado plena conciencia de su estatuto
poemático y es libre navegando por el
agua azul y espumosa del Canal
Grande. Una poesía que, naturalmente,
cae «sobre el cuaderno / igual que caen
las gotas de la lluvia / sobre el campo.»
Nuestra góndola, camino, sin saberlo,
del mar, se aproxima a la anchura del
Bacino y no puede sino exclamar:
«Quiero alcanzar la luz, / que el verso
sea / toda una pradera iluminada /
dándome / la fe que necesito / para
mirar el mundo de una forma / más
nítida». Radiante y liberada discurre
nuestra góndola hacia las esferas
lucientes que, ya por siempre, la nutren.
La pobre góndola ha probado, por fin, el
jubiloso día de la victoria, logrando, «al
fin / alcanzar la verdad, la luz / y la
alegría», siguiendo una «andadura gris
hacia lo alto», a punto de arribar,
religiosamente, al verdadero día «en que
toda la belleza me fecunde».
Amador Palacios @abc_toledo
/22/11/2012
JAVIER LORENZO
Territorio frontera
Ed. Visor, Madrid, 2012. Premio de
poesía Jaime Gil de Biedma
Javier Lorenzo (Albacete, 1967) ve
cómo un gato callejero se le cuela en el
patio, en busca del frescor de las
azaleas, y constata que el intruso se
siente más cómodo en su casa que él
mismo. O eso le parece. Los poemas de
Javier tienen este punto de partida, una
imagen, una fotografía de la infancia, un
flautista interpretando un tema de
Thakemitsu, un pie desnudo en la
esterilla de la mezquita de Ortaköy. Y a
partir de ahí el poema sigue en el
interior del poeta, que se hace preguntas
y reflexiona y saca conclusiones. Es un
esquema habitual en la poesía moderna;
lo utilizaba, por ejemplo, Cernuda. La
diferencia está en los matices. En el
caso de Javier Lorenzo, el punto de
partida es una vivencia, pero puede ser
mínima. Se convierte enseguida en un
símbolo, en un escenario intelectual que
da pie a la esencia del poema, sus
cavilaciones.
La diferencia entre Territorio frontera,
flamante ganador del premio Jaime Gil
de Biedma, y los libros anteriores de
Lorenzo, es que cuenta una crisis, la
crisis de los cuarenta. Porque hay
muchos libros de poemas que cuentan
cosas, aunque poema a poema vayan
acumulando emociones. Los poemarios,
cuando pertenecen a un periodo de
tiempo más o menos abarcable, como es
el caso, están escritos con la vida de su
autor, y tienen unidad, un clima, un
tema recurrente. Ya sé que muchos
poetas afirman que el que habla en sus
poemas es un personaje de ficción, una
voz que no son ellos. Pero la poesía o es
verdad o no es. Y, si es verdad, su hilo
conductor es la vida. Así, cuando Javier
Lorenzo dice: “Ser yo tal como soy es la
promesa, / mi trabajo diario, la única
solución, / aquello que atesoro, el
desenlace”, nos está confesando que lo
que leemos es literatura pero está
firmada con su sangre.
Así, gracias al gato intruso en el patio,
sabemos que el poeta no termina de
asentarse anímicamente ni en su propia
casa, de la fotografía de la infancia
concluimos que cualquiera tiempo
pasado no fue mejor, las ruinas de una
torre son insuficientes “para darte el
secreto de la inmortalidad”, y así
sucesivamente. Estoy haciendo un
resumen, porque lo que caracteriza la
escritura de Javier Lorenzo, su rasgo
diferenciador, es que sus meditaciones
poéticas no siguen una línea recta, sino
que forman meandros, se alambican,
desde una elegancia formal impecable.
Introduce de pronto términos
inesperados para generar extrañamiento,
avanza dos pasos y retrocede uno, duda
o formula conclusiones enigmáticas: “Y
cada vez más débil será la certidumbre /
hasta un punto en que todo sea
silencio”.
Como buen libro sobre la crisis de los
40, el tema central es la muerte o, lo que
es lo mismo, la constatación de que la
inmortalidad no existe y que el final ya
tiene un plazo: “si pudiera ofrecerte / la
eternidad, lo haría”. De un modo u otro,
esta es la emoción que predomina,
aunque teñida en ocasiones con otras,
como la culpa o la necesidad de
abstraerse en las conversaciones
intrascendentes de los amigos para
mitigar el dolor. De pronto hay un
insecto que choca y vuelve a chocar
contra la luz nocturna, y se convierte en
protagonista absoluto de su atención,
hasta que lo encuentra convertido en
pavesa contra la superficie de la
lámpara: “en su perseverancia –te dije a
mi regreso- / estaba contenido todo el
triunfo.” Y a esa perseverancia fía su
salvación este poeta simbolista,
meditativo y barroco, una vez que
acepta que sus esfuerzos por entender
son inútiles: “¿Miras la realidad / o
intentas entenderla?”
La observación como consuelo y como
redención: “Me duele lo que tengo, lo
que observo me salva / del dolor y la
duda”. Perseverar en el vivir y observar,
aunque sea para constatar que el gato se
siente más cómodo en tu casa que tú
mismo. Son las puertas de salida a la
crisis, expresadas sobre todo en el
último poema, uno de los mejores del
libro: “Y busca lo que fuiste sabiendo
que has llegado a lo que eres” dice el
último verso. Arturo Tendero
Joaquín Copeiro
El caz de la avenida
Descrito Ediciones, Toledo. 2012
«La crispación y el odio son
ingredientes lamentables de nuestra
convivencia política, asentados casi
siempre sobre la mentira histórica, la
desmemoria colectiva, la intolerancia
ideológica, el miedo, la resignación, el
sometimiento o el silencio. Frente a la
realidad que así se configura, tan solo
algunas pocas voces doloridas se
atreven a trazar sus pequeñas grandes
utopías, y el amor también».
Joaquín Copeiro es de origen
extremeño y vive en Toledo, donde
participó en la fundación de Focusa y
del grupo literario Hermes, y donde ha
ejercido muchos años como profesor de
Lengua y Literatura Castellana.
Ha publicado seis novelas (David y
Goliat, ¡Ajajá, Lyonés, por una niña
me muero en Castaj!, I Premio
Nostromo, En el país de los ciegos,
Libertarios del Mediterráneo, El
laberinto de la luz, La puerta de las
Meninas) y cuatro poemarios
(Gramática del blanco, Materia
oscura, Desde tierra adentro, La
memoria escandida. Ejercicios de
métrica, -e-book-).
Se recogen obras suyas en las revistas
Hermes, Aquí y En Cultura, así como
en Mar interior, poetas de Castilla-La
Mancha, en A cielo abierto, narradores
de Castilla-La Mancha, en Alberto.
Encuentro en Toledo 1895-1995, en el
cuaderno del Círculo de Arte de Toledo
Gatos y Palomas, en las antologías
Cuentos para Toledo y Zocodoversos.
Poetas en Toledo, se le reseña en La
tierra iluminada, un diccionario
literario de Castilla-La Mancha, y
colabora en el libro Patrimonio
Natural. Ciudades Patrimonio Natural
de España. Participa con texto propio
en la exposición Descrito, celebrada en
la Sala de Exposiciones de la Biblioteca
de la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad Complutense de Madrid.
Página web de Descrito ediciones
Fiestas de toros en el coso del
Huécar
Edición de José Luis Muñoz.
Ilustraciones de Vitejo de la Vega.
Editorial Olcades. Cuenca, 2012.
La editorial Olcades ha puesto
recientemente en las librerías un curioso
libro titulado Fiestas de toros en
Cuenca en el que, en edición de José
Luis Muñoz y con ilustraciones de
Vitejo de la Vega, se recogen dos
relaciones taurinas del siglo XVII
referidas ambas a festejos celebrados en
el singular coso del Huécar, escenario
durante varias centurias de los
espectáculos de este tipo que se
desarrollaban en la capital conquense.
Se trata de la Relación verdadera en la
cual se da cuenta de la manera que en
el río de Huécar de la ciudad de la
Estrella, por otro nombre llamada
Cuenca, se corren los toros fuertes de la
sierra y de las desgracias que en ellos
muchas veces suceden, obra del
presbítero Juan Bautista Justiniano
publicada en los talleres de Domingo de
la Iglesia en 1625, y de un texto
anónimo compuesto por “un sujeto muy
erudito” y titulado Romance a la fiesta
de toros que la Nobilísima Ciudad de
Cuenca celebró el día 5 de septiembre
de este año de 1685 en la traslación de
su Glorioso Patrón San Julián Obispo,
en un certamen de toros que el día 6 se
corrieron en el río Huécar, fiesta
celebrada por el sitio y concurso.
Afirma José María de Cossío en el
capítulo XVI de su obra Los toros en la
poesía castellana que este género de las
relaciones taurinas abundó sobremanera
durante los siglos XVII y XVIII, y
añade que por lo general fue cultivado
por autores anónimos de los que no
sabemos nada y por escritores más o
menos conocidos, pero adscritos casi
siempre a un estilo “de extrema
decadencia”, muy común a la peor
poesía de aquel tiempo. A decir verdad,
ninguno de los dos poemas recogidos en
Fiestas de toros en Cuenca desmiente
esta valoración estética, pues ni el uno
ni el otro destacan por sus cualidades
literarias, y en ambos encontramos un
lenguaje decadente y artificioso de
escaso atractivo para el lector de
nuestros días. Ello no significa, sin
embargo, que no tengan otra clase de
interés, pues cada uno de ellos nos da, a
su manera, un testimonio excepcional e
impagable de unas costumbres
difícilmente imaginables hoy, por más
que constituyeran durante siglos
arraigado motivo de diversión y
esparcimiento para los habitantes de la
ciudad.
Léase a este respecto la ajustada
introducción del libro, en la que, a partir
de los datos que aporta Heliodoro
Cordente en su Historia de la
tauromaquia en Cuenca, y con la
sobriedad y el buen hacer que
caracterizan sus trabajos, José Luis
Muñoz nos ofrece un ameno recorrido
histórico por el modo en que durante
varios siglos se celebró la fiesta de toros
en la capital conquense y, en particular,
en el sorprendente y hoy casi
inimaginable coso del Huécar. La
peculiar configuración de este espacio
festivo, los sucesivos avatares que en el
desarrollo de los festejos se sucedieron
con el paso del tiempo, las
circunstancias en que se corrían los
toros o el ambiente bullicioso y
colorista (no exento de crueldad y de
barbarie para la sensibilidad de nuestros
días) son, entre otros, algunos de los
aspectos sobre los que el lector recibe
cumplida información antes de
adentrarse en unos textos que, si bien no
recordará por su calidad literaria, como
ya hemos dicho, sí le producirán, en
cambio, una viva impresión y le
transmitirán –son palabras del propio
editor– “la emoción y las vivencias de
un tiempo ido y de unas costumbres
difícilmente imaginables”.
José Antonio Silva Herranz
Arquitectura residencial y
religiosa: Toledo ss X a XVIII
Arturo Ruiz Taboada
Ed. La Ergástula, 2012
El arqueólogo presenta un trabajo que reúne
el resultado de 10 años de investigación con el
fin de ser “guía para comprender la historia
de Toledo a través de sus arquitecturas”.
Al contrario de lo que pudiera parecer
siendo Toledo una ciudad única en lo
que a conservación de patrimonio se
refiere, no existe nada parecido a un
manual actualizado de su arquitectura,
realidad que ha pasado a mejor vida con
la publicación del último libro de Arturo
Ruiz Taboada „Arquitectura residencial
y religiosa: Toledo (siglos X a XVIII)‟.
Esta edición, que fue presentada en el
salón de actos de la Facultad de
Humanidades de Toledo (UCLM), está
abordada desde una perspectiva
divulgativa didáctica y cercana en la
que el autor evita usar la terminología
propia del oficio.
Por eso, y al ser este trabajo la reunión
de 10 años de investigación
arqueológica, Ruiz Taboada pretende
dotar al lector de las herramientas
necesarias -sustentadas en los datos
arqueológicos recogidos en las distintas
intervenciones desarrolladas, en las
documentaciones consultadas y en las
distintas lecturas emitidas- para «que
cada persona pueda interpretar los
distintos tipos de arquitecturas
analizadas».
No hay que olvidar, recuerda, que «el
principal agente modificador del paisaje
urbano es el habitante de Toledo, al
incorporar en sus arquitecturas las
diferentes influencias y modas externas
que recibe a lo largo de los siglos». Una
huella, explica, que se percibe tanto en
las construcciones públicas y religiosas,
como a nivel doméstico.
En este punto, Ruiz Taboada analiza la
arquitectura civil y religiosa de Toledo
aportando los conocimientos que sobre
inmuebles emblemáticos -como el
conjunto arqueológico del Cristo de la
Luz, los baños árabes de Toledo, o las
iglesias de San Bartolomé, San Andrés
o La Estrella- ha ido cosechando en sus
muchas actuaciones arqueológicas. Así,
la publicación recoge hallazgos inéditos
que no han sido publicados o que no
han tenido la adecuada difusión.
Descubrimientos que como las dos
puertas monumentales islámicas -
halladas en las obras de reforma del bar
Trébol- o los dos documentos únicos
encontrados en contexto arqueológico
(un fragmento de una Torá en hebreo y
un documento notarial relacionado con
la sociedad conversa toledana), son
dignos de mención. Sobre el trabajo
realizado por el arqueólogo en el
complejo del Cristo de la Luz, el libro
amplía la documentación emitida en los
distintos años de investigación y, lo
mejor, recrea en un dibujo «los alzados
de la mezquita con el complejo
hidráulico en su fachada norte». Es
imposible no destacar el plano de la
restitución del trazado hipodámico
documentado en el sector más elevado
del peñón toledano según los últimos
datos arqueológicos publicados. Una
asignatura pendiente y, ahora, saldada.
Concluye en esta publicación, Arturo
Ruiz Taboada, que «pese a los cambios,
el ritmo y la ordenación de las
edificaciones estudiadas entre los siglos
X y XVIII son similares». Lo que
confirma la máxima de que «aquello
que ha funcionado
No obvia analizar Arturo Ruiz Taboada,
la gestión del patrimonio en los últimos
años destacando la necesidad de
actualizar una norma «ineficaz» tanto
por la «gran ambigüedad del reglamento
que rige las intervenciones
arqueológicas, como por la falta de
criterio de la administración a la hora de
aplicar modelos de actuación en las
obras de rehabilitación. Por tanto, y
reclamando «sentido común» en torno a
estas intervenciones, este arqueólogo
denota que la entrada en vigor del Plan
Especial del Conjunto Histórico, lejos
de servir como referente para la
conservación de edificios, ha resultado
ser una de las principales causas de su
degradación», entre otros aspectos por
«centrarse únicamente en aspectos
urbanísticos y arquitectónicos,
relegando a un segundo plano el
contexto histórico en el que se
desarrollan.
Así, y aportando algunos ejemplos
desafortunados «en los que el
monumento se tiene que adaptar al
proyecto de arquitectura» cuando la
«lógica sugiere lo contrario», Ruiz
Taboada considera que la solución pasa
por «humanizar la intervención
arqueológica y por comprender el
entorno y su contexto urbanístico»
diferenciando las competencias de las
distintas disciplinas profesionales.
Porque «existen proyectos de
arquitectura que asumen competencias
arqueológicas y plantean áreas de
intervención sin el concurso de
arqueólogos».
Estas situaciones, unidas a que «los
nuevos diseños de ciudad, lejos de
convivir con su arquitectura medieval y
moderna, parecen competir con ella»,
propician la «progresiva pérdida de
identidad de muchos de los
monumentos que habían sobrevivido».
Con este panorama y «ante la falta de
coordinación entre administraciones»,
concluye el autor que, al final, es el
arqueólogo el que debe «documentar
correctamente toda la información que
maneja».
C. M. latribunadetoledo.es - martes, 20
de noviembre de 2012
100 años por el progreso de
Ciudad Real. PSOE 1912-2012
Diego Peris Sánchez, coordinador
Edita: Agrupación Socialista de Ciudad
Real; 160 pags.; noviembre 2012
Es indudable que los estudios locales son
importantes y necesarios para poder ir
obteniendo una imagen de conjunto. A falta
de un libro riguroso sobre la historia del
socialismo en las hoy tierras castellano-
manchegas, vamos ya contando con algunas
aportaciones parciales que nos van
aproximando a esa meta, que -espero- algún
día no muy lejano llegará.
Partiendo del libro inicial del malogrado
Luis Enrique Esteban Barahona (La
Primera Internacional en CLM, Biblioteca
Añil nº 2; 1998), algunos estudios de
ámbito territorial más limitado han ido
apareciendo posteriormente. Es muy
relevante el de Julián López García y Luis
Pizarro sobre 100 años para la libertad.
Historia y memoria del socialismo en
Puertollano (2011); así como los trabajos
de Ángel Luis Lopez Villaverde, Francisco
Page y José Luis Muñoz sobre Cuenca, o
los de Juan Pablo Calero, Sergio Higuera y
Enrique Alejandre sobre Guadalajara. En la
provincia de Toledo, podemos anunciar ya
que pronto contaremos con una historia del
movimiento obrero y socialista toledano,
hasta la Guerra Civil centrada en la figura
de uno de sus principales dirigentes,
Domingo Alonso, que acaba de concluir
Enrique Sánchez Lubián.
Como se puede apreciar en los últimos 15
años se ha desarrollado este sector de la
historiografía que buscar poner en su lugar
el papel que los dirigentes, militantes y las
organizaciones socialistas (políticas y
sindicales) han tenido en la historia
contemporánea de nuestras ciudades y de
nuestros territorios.
A ese panorama viene a sumarse ahora la
recopilación de materiales que ha preparado
Diego Peris Sánchez para la Agrupación
Socialista de Ciudad Real, que cumple
ahora un siglo de vida y trabajos “por el
progreso” de esta ciudad.
En el libro que ahora comentamos va
situando sobre el devenir de la historia
nacional y local los avatares del
movimiento obrero y socialista en esta
ciudad; sus principales impulsores y
dirigentes, sus cargos orgánicos, su prensa,
su participación electoral y las
correspondientes oscilaciones en los
resultados, su presencia en las instituciones
(Cortes generales, Diputación,
Ayuntamiento y ya en la etapa actual en la
Junta de Comunidades de CLM).
En las dos primeras décadas del siglo (entre
1912 y 1931, aproximadamente) el texto
recoge con precisión los dos bloques
sociales que configuran el movimiento
socialista: en la primera etapa, con una
componente netamente obrera,
reivindicativa y societaria, con la figura
destacada de Manuel Novés; mientras que
en la segunda aparecen una serie de
profesionales e intelectuales que tendrían
gran protagonismo durante el sexenio
republicano (el primer alcalde José
Maestro, el profesor Fernando Piñuela, el
médico Francisco Colás, el periodista
Antonio Cano, etc.).
El relato recoge también el incremento de la
afiliación socialista que pasa de 350
miembros en los años 20 a 1.700 a finales
de 1930.
El libro cuenta luego con detalle las
vicisitudes de la Agrupación en la compleja
etapa republicana y de la Guerra Civil. En
la primera destaca la labor del que fue
alcalde durante 20 meses, José Maestro
Sanjosé, al frente una corporación que
aborda obras importantes para la ciudad:
abastecimiento de aguas, alcantarillado,
pavimentación de calles, Casa de Socorro,
cárcel, Parque de Gasset, etc. etc. Maestro
moriría asesinado por los franquistas en
Valladolid, al poco de comenzar la Guerra
Civil.
Tras los dolorosos y críticos episodios de la
Guerra Civil, llega la represión franquista
sobre el movimiento obrero y socialista en
Ciudad Real, al igual que en el resto del
país. Y tras la represión, ya en los finales de
los años 60 y comienzos de los 70 la
reaparición de signos de protesta y rebeldía
contra la Dictadura y la reorganización del
movimiento socialista con la llegada de las
libertades democráticas, nada más
producirse la muerte de Franco.
Ya en la etapa de legalidad democrática, el
libro destaca -además del crecimiento
organizativo y político de la Agrupación- la
figura del alcalde Lorenzo Selas, que si bien
lo había sido antes (desde 1979) como
independiente, a partir de 1991 lo será
dentro de las filas socialistas. Poco antes de
esa fecha, en 1988 José María Barreda, que
ocupaba importantes cargos en la Junta de
Comunidades, se hace cargo de la secretaría
provincial del PSOE. A Lorenzo Selas le
sustituye en la alcaldía, en (1993) el
también socialista Nicolás Clavero.
En esos años, destacados militantes de la
Agrupación ciudadrrealeña ocupan
importantes cargos en la política regional y
nacional (Charo Tapia, José Cano de
Mateo, Diego Peris, Rafael López Martín
de la Vega, Antonio Salinas, Enrique Díez
Barra, Nicolás Clavero, Pedro Aránguez,
Javier Naharro, Esteban Esquinas, Antonio
Salinas o Ángel López entre otros muchos.
El libro detalla los planes de renovación
urbana de mejora de los servicios, e
infraestructuras llevados a cabo por el
Ayuntamiento en esos años, hasta 1993 en
que la alcaldía pasa a estar gobernada por
dirigentes del Partido Popular.
Como colofón el libro recuerda que “la
Agrupación Socialista de CR, al celebrar un
siglo de historia, sabe reconocer los errores
de su trabajo, pero junto a ello valora las
aportaciones que ha realizado en la vida de
la ciudad en los logros sociales y en la
mejora y progreso de la misma”.
Esta podría ser la mejor conclusión de este
trabajo. El libro viene acompañando de
abundante material gráfico, cuadros
estadísticos y bibliografía, lo que
incrementa su valor.
Alfonso González-Calero
FRANCISCO HERNÁNDEZ
Un naturalista del siglo XVI
La Puebla de Montalbán rendirá un
homenaje al director de la primera
gran expedición científica a América
La Puebla de Montalbán, a través de la
Asociación Cultural «Cumbres de
Montalbán» y junto al Ayuntamiento,
rendirá un merecido homenaje a un
ilustre pueblano, Francisco Hernández
(1517-1587), considerado como uno de
los más grandes naturalistas hispanos.
Fue el director de la primera gran
expedición científica al Nueva Mundo
por deseo de Felipe II. Estudió
Medicina en Alcalá de Henares y
cultivó amistad con las más señeras
personalidades renacentistas de la
época: Andrés Vesalio, Juanelo
Turriano, Juan de Herrera o Benito
Arias Montano.
El homenaje se celebrará el domingo 2
de diciembre, a las 11 horas en el
Museo La Celestina y contará con la
asistencia del diputado provincial de
Cultura, Fernando J. Cabanes; el alcalde
de La Puebla de Montalbán, Juan Carlos
Camacho y diferentes miembros de la
asociación cultural organizadora del
evento.
En colaboración con el Archivo de la
Diputación de Toledo y sus medios
técnicos se han digitalizado todos los
volúmenes de la obra para que tenga
una mayor y mejor difusión.
Intervendrán como ponentes la
catedrática de Historia de la
Universidad de Extremadura, Victoria
Cuevas Fernández; el médico y
catedrático de fisiología de la misma
Universidad, José Enrique Campillo
Álvarez; el catedrático de Historia José
Pardo Tomás y miembros del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas
con sede en Barcelona, Miguel
Figueroa-Saavedra Ruiz, licenciado en
Antropología de América y Doctor en
Antropología Social por la Universidad
Complutense de Madrid. En la
actualidad ejerce de profesor de la
Universidad de Veracruzana (México),
todos ellos colaboradores de la Revista
«Crónicas»
En este acto también se va a difundir la
digitalización de las Obras Completas
de Francisco Hernández, por parte de la
Diputación Provincial de Toledo.
La monumental obra de Hernández sólo
ha sido recopilada y publicada para el
gran público en el siglo XX, gracias a
los esfuerzos de un grupo de
académicos, médicos e historiadores de
la Universidad Nacional Autónoma de
México en los siete volúmenes de las
Obras Completas de Francisco
Hernández (1960-1984).
Las obras fueron compiladas por
Germán Somolinos D‟Ardois (Madrid,
1911) a partir de 1959 y editada por la
Universidad Nacional Autónoma de
México.
Estas Obras Completas incluyen
«Historia Natural de la Nueva España»,
escrita después de haber realizado la
primera exploración en territorio
mexicano de 1571 a 1576. Bajo el
nombramiento de Protomédico del
Nuevo Mundo y con la encomienda del
rey Felipe II de describir las plantas,
animales y minerales útiles a la corona
Española, Francisco Hernández recorrió
parte del territorio nacional,
describiendo más de 3.000 especies de
plantas y 500 de animales.
Un ejemplar de las obras editadas en
México (agotadas y con escasos
ejemplares) fue adquirida por el
Ayuntamiento de La Puebla de
Montalbán en 2009 a sugerencia de la
Asociación las Cumbres de Montalbán.
ABC / Toledo 25/11/2012
Textos Médicos Grecolatinos
Antiguos y Medievales. Estudios
Sobre Composición y Fuentes
Edición de Mª Teresa Santamaría
Hernández
EDICIONES DE LA UNIVERSIDAD
DE CASTILLA-LA MANCHA
18 €; año 2012 288 PAGINAS
▽ Índice
El presente volumen recoge diez
estudios sobre textos médicos de la
Antigüedad y la Edad Media escritos en
griego o en latín. La atención se centra
especialmente en los procedimientos y
las técnicas de composición de dichos
textos (compilación, segmentación,
traducción, uso lingüístico, léxico
técnico, géneros literarios), y en el
empleo de fuentes anteriores, aspectos
ambos fundamentales que hay que tener
en cuenta a la hora de emprender la
reconstrucción, el estudio y la edición
de los mismos. Esta perspectiva se
aplica a escritos antiguos y medievales
dedicados a la enseñanza y la práctica
de la Medicina, a traducciones de obras
médicas griegas al latín, así como a
escritos relativos al pulso, la
ginecología, la medicina mágica y la
preparación de medicamentos con
sustancias procedentes de animales. En
relación con ello, en el conjunto de los
estudios se presta también atención a la
edición y la enmienda de textos, a la vez
que se obtienen conclusiones sobre su
transmisión manuscrita, y sobre la
doctrina expuesta en ellos y su
pervivencia. Estos son algunos de los
trabajos incluidos en el libro:
-ARQUEOLOGÍA DEL ARS MEDICINALIS DE
ANIMALIBUS, UN BESTIARIO
ALTOMEDIEVAL TODAVÍA INÉDITO
ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
-HOCHMITTELALTERLICHE REDAKTIONELLE
EINGRIFFE IN MEDIZINISCHEN TEXTEN
KLAUS-DIETRICH FISCHER
-IL DE PULSIBUS DI PHILARETUS E IL ΠΕΡὶ
ΦΥΓΜῶΝ DI PHILARETOS (CON IN
APPENDICE L’EDIZIONE DEL DE PULSIBUS)
IVAN GAROFALO
-PUBBLICO, VOLONTÀ DIDATTICA E
ORGANIZZAZIONE DELLA MATERIA NEL DE
MEDICINA DI A. CORNELIO CELSO
INNOCENZO MAZZINI
-MÉTODOS DE FORMACIÓN DE OBRAS
MÉDICAS LATINAS MEDIEVALES: A
PROPÓSITO DE LOS REMEDIA CONTRA
MALEFICIA ENRIQUE MONTERO CARTELLE
-LAS PROPIEDADES TERAPÉUTICAS DEL
EQUIFERUS DESDE PLINIO HASTA EL SIGLO
XV
JOAQUÍN PASCUAL BAREA
-ESTABLECIMIENTO DE FUENTES Y
ENMIENDAS TEXTUALES EN EL LIBER
MEDICINAE EX ANIMALIBUS DE SEXTO
PLÁCIDO MARÍA TERESA SANTAMARÍA
HERNÁNDEZ
-ORGANIZACIÓN Y FUENTES DEL
RECETARIO DE ZOOTERAPIA CONSERVADO
EN EL MANUSCRITO BODLEY 130 JOSÉ
CARLOS SANTOS PAZ
-IL LIBER GENECIAE AD SOTERIS OBSETRIX E
LA TRADIZIONE DI SORANO
ANNA MARIA URSO
MECANISMOS DE ADAPTACIÓN DE
ALGUNAS ADICIONES EN LA VERSIÓN AA
DEL ORIBASIO LATINO MANUEL ENRIQUE
VÁZQUEZ BUJÁN
PÁGINA WEB DE EDICIONES DE LA
UCLM
Cuentos del mundo
Guadalajara, Ayuntamiento de El Casar.
Concejalía de Mediación Intercultural,
2012, 76 pags.
El libro, breve pero libro, que hoy
presentamos es el resultado de una
gratificante experiencia llevada a cabo por
los escolares de El Casar gracias al interés
de su ayuntamiento, -a través de su
concejalía de Mediación Intercultural (algo
que hace años ni nos imaginábamos)-, hacia
la cada día más numerosa población
extranjera con la que convive
cotidianamente.
Dado el elevado número de niños y adultos
de otras nacionalidades a que nos hemos
referido, la concejalía citada -Mediación
Intercultural a cargo de Mónica Ferariu-, en
colaboración con algunos colegios de la
zona: “Maestros de El Casar”, “El Coto” y
“Montealbir”, convocaron en el mes de
diciembre del pasado año 2011, el Primer
Concurso de Cuentos Multiculturales de El
Casar.
El resultado fue abrumador, especialmente
por el importante número de participantes;
de modo que se hace necesario seguir
convocando nuevas ediciones de este
premio, cuyos fines primordiales son la
“transmisión de los valores interculturales y
la integración en la diversidad cultural”, al
tiempo que hacer por un momento que los
niños sean los protagonistas de ese mundo
mágico, de sueños e ilusiones, que tan
bellamente suele estar representado en la
mente y en el mundo infantil.
El libro viene a ser el sencillo, más
ilusionado, premio o galardón a modo de
recuerdo, que recoge los cuentos que
optaron a la categoría infantil. Se trata de
cuentos en los que puede apreciarse un alto
grado de madurez y una notable
sensibilidad, a pesar de tratarse, como
decimos, de cuentos presentados por niños
que, además, suelen responder a historias
reales, a experiencias personales, muchas
veces narradas en primera persona.
Experiencia como esta ya la habíamos visto
y leído anteriormente a través de un
interesantísimo libro de cuentos, que
aprovechamos para recomendar al lector,
relatados por estudiantes de distintos puntos
de la geografía provincial alcarreña, titulado
La mujer del pez (Eulalia CASTELLOTE, y
José Manuel PEDROSA: La mujer del pez
y otros cuentos tradicionales de la
provincia de Guadalajara, Palabras del
Candil (col. Tierra Oral, n.º 1), 2008.
Cuentos del mundo, a tamaño de bolsillo,
recoge entre sus páginas un total de
cuarenta y siete narraciones situadas en
todos los continentes, que comienzan por el
único Premio especial, titulado “El
Congreso de los ratones”, ganado por Laura
García Andrés, y los tres primeros premios:
“Un viaje de idas y vuelta”, “La temida
hora del recreo” y “Unión Multicultural”,
logrados por Lidia Izquierdo Goly, Patricia
Talavera Sánchez y Andrea Fernández
Martínez, respectivamente.
Y como para muestra basta un botón,
vamos a dar idea de cómo es uno de los
cuentos y de qué trata: evidentemente del
Premio especial que ganó Laura García
Andrés, que para eso es el ganador.
“El congreso de los ratones” trata de un país
llamado Raticolandia en el que convivían,
con grandes dificultades entre ellos, ratones
de todos los colores: negros, amarillos y
blancos. Para buscar una solución al
problema de su relación social decidieron
tener una reunión y exponer cada uno de
sus representantes las necesidades más
acuciantes y sus puntos de vista.
Los negros pensaron en construir una pared
que separara a cada uno por su color; los
amarillos, solicitaron además la gestión de
sus propios recursos, y los blancos, que
aplaudieron las ideas de los anteriores,
quisieron que cada uno hablase un idioma
diferente, por lo que al no hablar con los
demás, no discutirían. Así las cosas y todos
contentos, aprobaron las correspondientes
medidas adoptadas. Pero de buenas a
primeras, a lo lejos se oyeron unos gritos
pidiendo auxilio, por lo que todos salieron
corriendo hacia el lugar de donde
procedían. Por el camino se encontraron
con una ratita amarilla que lloraba
desconsoladamente porque su pequeño
ratoncito blanco se había caído a un pozo.
Y, en marcha: los negros fueron a por
cuerdas, los amarillos llamaron al médico y
uno de los blancos se ató una cuerda, de la
que tiraban todos, para rescatar al ratoncito,
cosa que lograron felizmente. Todos se
pusieron muy contentos y decidieron hacer
una fiesta para celebrarlo. “Ese día
pensaron que debían estar unidos y llevarse
bien para solucionar los problemas y
ayudarse.” Moraleja: quien quiera entender
el cuento, que lo entienda, que como se dice
ahora, la niña ¡lo ha clavado! (vamos, que
ha dado en el clavo).
José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS