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LIBROS Y NOMBRES DE CASTILLA-LA MANCHA NONAGÉSIMOCUARTA ENTREGA 94 Año III/ 30 de noviembre de 2012 El Don de la batalla María Luisa Mora Alameda X Premio Nacional de Poesía „Ciega de Manzanares‟. Ayuntamiento de Manzanares-Ediciones Vitrubio, 2012. 82 páginas Lucha, esperanza y salvación Los elementos temáticos de la poesía del último libro de poemas de María Luisa Mora El don de la batalla se hallan muy acotados en este nuevo contorno poético: «Siempre son esos mismos: / aquellos que dirigen / la ruta de los pájaros celestes». La poesía que contiene esta reciente colección poética luce como una góndola, elegante y esbelta, amarrada en el muelle, cabeceando y esbozando, leve, su danza mesurada: «Irremediable sombra / que azota, con su sed, nuestros anhelos». Góndola meditabunda sumida en esas horas de la madrugada discurriendo muy turbia el agua del Canal y dominando un gran helor en el ambiente: «Equivocarse es habitual. / La gente se equivoca / al levantarse de la cama. / Pone el pie en el suelo / y cae / rodando cuesta abajo / de su angustia». Amanece y a pesar de que los palacios, que lame el agua, ya refulgen, esa góndola, «en lugar de la luz / que ilumina la tierra prometida / encuentra una tristeza / que enlaza al infinito». En la jornada, como traguetto, cruza el Canal una y otra vez sin pasar bajo los bellos y altos puentes esa góndola esperanzada: «Pero, al fin, lograremos / avanzar por la tierra que habitamos, / aún heridos, confusos. / Y, algún día, / no sabemos dónde ni cuándo, / podremos conquistar / el invisible reino del mañana». Bajo el peso del pasaje y los cantos del gondolero, esa góndola estilizada y sufriente oculta, en el flanco de su quilla que trilla el agua, la pura esencia de su resignación: «A cavar, sin descanso, una trinchera / tras la que guarecernos / de la desesperación y del olvido». Bregando en su monótona faena esa pequeña embarcación se consuela con alzar un poco la vista y contemplar las cúpulas, el radiante firmamento cobijándolo todo, la fondamenta repleta de la espontánea simpatía de los viandantes que, a su modo, también batallan como ella. En la cercanía de las aves que sorben pequeños buches, «albergaba su pecho / la jubilosa fuerza

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LIBROS Y NOMBRES

DE CASTILLA-LA MANCHA

NONAGÉSIMOCUARTA ENTREGA

94 Año III/ 30 de noviembre de 2012

El Don de la batalla

María Luisa Mora Alameda

X Premio Nacional de Poesía „Ciega de

Manzanares‟. Ayuntamiento de

Manzanares-Ediciones Vitrubio, 2012.

82 páginas

Lucha, esperanza y salvación

Los elementos temáticos de la poesía

del último libro de poemas de María

Luisa Mora El don de la batalla se

hallan muy acotados en este nuevo

contorno poético: «Siempre son esos

mismos: / aquellos que dirigen / la ruta

de los pájaros celestes». La poesía que

contiene esta reciente colección poética

luce como una góndola, elegante y

esbelta, amarrada en el muelle,

cabeceando y esbozando, leve, su danza

mesurada: «Irremediable sombra / que

azota, con su sed, nuestros anhelos».

Góndola meditabunda sumida en esas

horas de la madrugada discurriendo

muy turbia el agua del Canal y

dominando un gran helor en el

ambiente: «Equivocarse es habitual. /

La gente se equivoca / al levantarse de

la cama. / Pone el pie en el suelo / y cae

/ rodando cuesta abajo / de su angustia».

Amanece y a pesar de que los palacios,

que lame el agua, ya refulgen, esa

góndola, «en lugar de la luz / que

ilumina la tierra prometida / encuentra

una tristeza / que enlaza al infinito». En

la jornada, como traguetto, cruza el

Canal una y otra vez sin pasar bajo los

bellos y altos puentes esa góndola

esperanzada: «Pero, al fin, lograremos /

avanzar por la tierra que habitamos, /

aún heridos, confusos. / Y, algún día, /

no sabemos dónde ni cuándo, /

podremos conquistar / el invisible reino

del mañana». Bajo el peso del pasaje y

los cantos del gondolero, esa góndola

estilizada y sufriente oculta, en el flanco

de su quilla que trilla el agua, la pura

esencia de su resignación: «A cavar, sin

descanso, una trinchera / tras la que

guarecernos / de la desesperación y del

olvido».

Bregando en su monótona faena esa

pequeña embarcación se consuela con

alzar un poco la vista y contemplar las

cúpulas, el radiante firmamento

cobijándolo todo, la fondamenta

repleta de la espontánea simpatía de los

viandantes que, a su modo, también

batallan como ella. En la cercanía de las

aves que sorben pequeños buches,

«albergaba su pecho / la jubilosa fuerza

/ que algunos pájaros transportan en sus

ojos». A veces, esos versos que

discurren por el poema como una

góndola sinuosa, desfallecen, el

consuelo se desvanece, y aceptan que lo

único que persiste «es el recuerdo gris

de lo imborrable». La gente se dispersa

a cenar en los alrededores de la

anchurosa plaza, compran últimas

bagatelas en las tiendecitas instaladas en

el pasamanos del puente. Es el atardecer

y la góndola, de nuevo amarrada,

digiere un trago amargo soñando un

mañana espléndido que

desdichadamente augura lo imposible:

«¿Cómo volverás a ver la Aurora con

tus ojos asombrados?», «sigues /

condenada a caminar sobre la Tierra»,

«para qué tanta lucha».

Sin embargo, esa mañana incierta ya

ha llegado. La sentencia de la

pequeñita, negra y bruñida nave ha dado

su fruto: «Tienes una misión difícil. /

Eres el espía de las madrugadas / y

guardas el secreto de tu oficio». La

salvación se cumple, se conforma la

remisión de esa pertinaz góndola

poética. Se desata de sus amarras,

abandona la fermata y se burla del

gondolero y de los pasajeros que

aguardan. Ya no cruza el Canal, sino

que continúa por su dinámica corriente.

La poesía de El don de la batalla de

María Luisa Mora, que comparamos a

una sutil y silenciosa góndola, ha

tomado plena conciencia de su estatuto

poemático y es libre navegando por el

agua azul y espumosa del Canal

Grande. Una poesía que, naturalmente,

cae «sobre el cuaderno / igual que caen

las gotas de la lluvia / sobre el campo.»

Nuestra góndola, camino, sin saberlo,

del mar, se aproxima a la anchura del

Bacino y no puede sino exclamar:

«Quiero alcanzar la luz, / que el verso

sea / toda una pradera iluminada /

dándome / la fe que necesito / para

mirar el mundo de una forma / más

nítida». Radiante y liberada discurre

nuestra góndola hacia las esferas

lucientes que, ya por siempre, la nutren.

La pobre góndola ha probado, por fin, el

jubiloso día de la victoria, logrando, «al

fin / alcanzar la verdad, la luz / y la

alegría», siguiendo una «andadura gris

hacia lo alto», a punto de arribar,

religiosamente, al verdadero día «en que

toda la belleza me fecunde».

Amador Palacios @abc_toledo

/22/11/2012

JAVIER LORENZO

Territorio frontera

Ed. Visor, Madrid, 2012. Premio de

poesía Jaime Gil de Biedma

Javier Lorenzo (Albacete, 1967) ve

cómo un gato callejero se le cuela en el

patio, en busca del frescor de las

azaleas, y constata que el intruso se

siente más cómodo en su casa que él

mismo. O eso le parece. Los poemas de

Javier tienen este punto de partida, una

imagen, una fotografía de la infancia, un

flautista interpretando un tema de

Thakemitsu, un pie desnudo en la

esterilla de la mezquita de Ortaköy. Y a

partir de ahí el poema sigue en el

interior del poeta, que se hace preguntas

y reflexiona y saca conclusiones. Es un

esquema habitual en la poesía moderna;

lo utilizaba, por ejemplo, Cernuda. La

diferencia está en los matices. En el

caso de Javier Lorenzo, el punto de

partida es una vivencia, pero puede ser

mínima. Se convierte enseguida en un

símbolo, en un escenario intelectual que

da pie a la esencia del poema, sus

cavilaciones.

La diferencia entre Territorio frontera,

flamante ganador del premio Jaime Gil

de Biedma, y los libros anteriores de

Lorenzo, es que cuenta una crisis, la

crisis de los cuarenta. Porque hay

muchos libros de poemas que cuentan

cosas, aunque poema a poema vayan

acumulando emociones. Los poemarios,

cuando pertenecen a un periodo de

tiempo más o menos abarcable, como es

el caso, están escritos con la vida de su

autor, y tienen unidad, un clima, un

tema recurrente. Ya sé que muchos

poetas afirman que el que habla en sus

poemas es un personaje de ficción, una

voz que no son ellos. Pero la poesía o es

verdad o no es. Y, si es verdad, su hilo

conductor es la vida. Así, cuando Javier

Lorenzo dice: “Ser yo tal como soy es la

promesa, / mi trabajo diario, la única

solución, / aquello que atesoro, el

desenlace”, nos está confesando que lo

que leemos es literatura pero está

firmada con su sangre.

Así, gracias al gato intruso en el patio,

sabemos que el poeta no termina de

asentarse anímicamente ni en su propia

casa, de la fotografía de la infancia

concluimos que cualquiera tiempo

pasado no fue mejor, las ruinas de una

torre son insuficientes “para darte el

secreto de la inmortalidad”, y así

sucesivamente. Estoy haciendo un

resumen, porque lo que caracteriza la

escritura de Javier Lorenzo, su rasgo

diferenciador, es que sus meditaciones

poéticas no siguen una línea recta, sino

que forman meandros, se alambican,

desde una elegancia formal impecable.

Introduce de pronto términos

inesperados para generar extrañamiento,

avanza dos pasos y retrocede uno, duda

o formula conclusiones enigmáticas: “Y

cada vez más débil será la certidumbre /

hasta un punto en que todo sea

silencio”.

Como buen libro sobre la crisis de los

40, el tema central es la muerte o, lo que

es lo mismo, la constatación de que la

inmortalidad no existe y que el final ya

tiene un plazo: “si pudiera ofrecerte / la

eternidad, lo haría”. De un modo u otro,

esta es la emoción que predomina,

aunque teñida en ocasiones con otras,

como la culpa o la necesidad de

abstraerse en las conversaciones

intrascendentes de los amigos para

mitigar el dolor. De pronto hay un

insecto que choca y vuelve a chocar

contra la luz nocturna, y se convierte en

protagonista absoluto de su atención,

hasta que lo encuentra convertido en

pavesa contra la superficie de la

lámpara: “en su perseverancia –te dije a

mi regreso- / estaba contenido todo el

triunfo.” Y a esa perseverancia fía su

salvación este poeta simbolista,

meditativo y barroco, una vez que

acepta que sus esfuerzos por entender

son inútiles: “¿Miras la realidad / o

intentas entenderla?”

La observación como consuelo y como

redención: “Me duele lo que tengo, lo

que observo me salva / del dolor y la

duda”. Perseverar en el vivir y observar,

aunque sea para constatar que el gato se

siente más cómodo en tu casa que tú

mismo. Son las puertas de salida a la

crisis, expresadas sobre todo en el

último poema, uno de los mejores del

libro: “Y busca lo que fuiste sabiendo

que has llegado a lo que eres” dice el

último verso. Arturo Tendero

Joaquín Copeiro

El caz de la avenida

Descrito Ediciones, Toledo. 2012

«La crispación y el odio son

ingredientes lamentables de nuestra

convivencia política, asentados casi

siempre sobre la mentira histórica, la

desmemoria colectiva, la intolerancia

ideológica, el miedo, la resignación, el

sometimiento o el silencio. Frente a la

realidad que así se configura, tan solo

algunas pocas voces doloridas se

atreven a trazar sus pequeñas grandes

utopías, y el amor también».

Joaquín Copeiro es de origen

extremeño y vive en Toledo, donde

participó en la fundación de Focusa y

del grupo literario Hermes, y donde ha

ejercido muchos años como profesor de

Lengua y Literatura Castellana.

Ha publicado seis novelas (David y

Goliat, ¡Ajajá, Lyonés, por una niña

me muero en Castaj!, I Premio

Nostromo, En el país de los ciegos,

Libertarios del Mediterráneo, El

laberinto de la luz, La puerta de las

Meninas) y cuatro poemarios

(Gramática del blanco, Materia

oscura, Desde tierra adentro, La

memoria escandida. Ejercicios de

métrica, -e-book-).

Se recogen obras suyas en las revistas

Hermes, Aquí y En Cultura, así como

en Mar interior, poetas de Castilla-La

Mancha, en A cielo abierto, narradores

de Castilla-La Mancha, en Alberto.

Encuentro en Toledo 1895-1995, en el

cuaderno del Círculo de Arte de Toledo

Gatos y Palomas, en las antologías

Cuentos para Toledo y Zocodoversos.

Poetas en Toledo, se le reseña en La

tierra iluminada, un diccionario

literario de Castilla-La Mancha, y

colabora en el libro Patrimonio

Natural. Ciudades Patrimonio Natural

de España. Participa con texto propio

en la exposición Descrito, celebrada en

la Sala de Exposiciones de la Biblioteca

de la Facultad de Bellas Artes de la

Universidad Complutense de Madrid.

Página web de Descrito ediciones

Fiestas de toros en el coso del

Huécar

Edición de José Luis Muñoz.

Ilustraciones de Vitejo de la Vega.

Editorial Olcades. Cuenca, 2012.

La editorial Olcades ha puesto

recientemente en las librerías un curioso

libro titulado Fiestas de toros en

Cuenca en el que, en edición de José

Luis Muñoz y con ilustraciones de

Vitejo de la Vega, se recogen dos

relaciones taurinas del siglo XVII

referidas ambas a festejos celebrados en

el singular coso del Huécar, escenario

durante varias centurias de los

espectáculos de este tipo que se

desarrollaban en la capital conquense.

Se trata de la Relación verdadera en la

cual se da cuenta de la manera que en

el río de Huécar de la ciudad de la

Estrella, por otro nombre llamada

Cuenca, se corren los toros fuertes de la

sierra y de las desgracias que en ellos

muchas veces suceden, obra del

presbítero Juan Bautista Justiniano

publicada en los talleres de Domingo de

la Iglesia en 1625, y de un texto

anónimo compuesto por “un sujeto muy

erudito” y titulado Romance a la fiesta

de toros que la Nobilísima Ciudad de

Cuenca celebró el día 5 de septiembre

de este año de 1685 en la traslación de

su Glorioso Patrón San Julián Obispo,

en un certamen de toros que el día 6 se

corrieron en el río Huécar, fiesta

celebrada por el sitio y concurso.

Afirma José María de Cossío en el

capítulo XVI de su obra Los toros en la

poesía castellana que este género de las

relaciones taurinas abundó sobremanera

durante los siglos XVII y XVIII, y

añade que por lo general fue cultivado

por autores anónimos de los que no

sabemos nada y por escritores más o

menos conocidos, pero adscritos casi

siempre a un estilo “de extrema

decadencia”, muy común a la peor

poesía de aquel tiempo. A decir verdad,

ninguno de los dos poemas recogidos en

Fiestas de toros en Cuenca desmiente

esta valoración estética, pues ni el uno

ni el otro destacan por sus cualidades

literarias, y en ambos encontramos un

lenguaje decadente y artificioso de

escaso atractivo para el lector de

nuestros días. Ello no significa, sin

embargo, que no tengan otra clase de

interés, pues cada uno de ellos nos da, a

su manera, un testimonio excepcional e

impagable de unas costumbres

difícilmente imaginables hoy, por más

que constituyeran durante siglos

arraigado motivo de diversión y

esparcimiento para los habitantes de la

ciudad.

Léase a este respecto la ajustada

introducción del libro, en la que, a partir

de los datos que aporta Heliodoro

Cordente en su Historia de la

tauromaquia en Cuenca, y con la

sobriedad y el buen hacer que

caracterizan sus trabajos, José Luis

Muñoz nos ofrece un ameno recorrido

histórico por el modo en que durante

varios siglos se celebró la fiesta de toros

en la capital conquense y, en particular,

en el sorprendente y hoy casi

inimaginable coso del Huécar. La

peculiar configuración de este espacio

festivo, los sucesivos avatares que en el

desarrollo de los festejos se sucedieron

con el paso del tiempo, las

circunstancias en que se corrían los

toros o el ambiente bullicioso y

colorista (no exento de crueldad y de

barbarie para la sensibilidad de nuestros

días) son, entre otros, algunos de los

aspectos sobre los que el lector recibe

cumplida información antes de

adentrarse en unos textos que, si bien no

recordará por su calidad literaria, como

ya hemos dicho, sí le producirán, en

cambio, una viva impresión y le

transmitirán –son palabras del propio

editor– “la emoción y las vivencias de

un tiempo ido y de unas costumbres

difícilmente imaginables”.

José Antonio Silva Herranz

Arquitectura residencial y

religiosa: Toledo ss X a XVIII

Arturo Ruiz Taboada

Ed. La Ergástula, 2012

El arqueólogo presenta un trabajo que reúne

el resultado de 10 años de investigación con el

fin de ser “guía para comprender la historia

de Toledo a través de sus arquitecturas”.

Al contrario de lo que pudiera parecer

siendo Toledo una ciudad única en lo

que a conservación de patrimonio se

refiere, no existe nada parecido a un

manual actualizado de su arquitectura,

realidad que ha pasado a mejor vida con

la publicación del último libro de Arturo

Ruiz Taboada „Arquitectura residencial

y religiosa: Toledo (siglos X a XVIII)‟.

Esta edición, que fue presentada en el

salón de actos de la Facultad de

Humanidades de Toledo (UCLM), está

abordada desde una perspectiva

divulgativa didáctica y cercana en la

que el autor evita usar la terminología

propia del oficio.

Por eso, y al ser este trabajo la reunión

de 10 años de investigación

arqueológica, Ruiz Taboada pretende

dotar al lector de las herramientas

necesarias -sustentadas en los datos

arqueológicos recogidos en las distintas

intervenciones desarrolladas, en las

documentaciones consultadas y en las

distintas lecturas emitidas- para «que

cada persona pueda interpretar los

distintos tipos de arquitecturas

analizadas».

No hay que olvidar, recuerda, que «el

principal agente modificador del paisaje

urbano es el habitante de Toledo, al

incorporar en sus arquitecturas las

diferentes influencias y modas externas

que recibe a lo largo de los siglos». Una

huella, explica, que se percibe tanto en

las construcciones públicas y religiosas,

como a nivel doméstico.

En este punto, Ruiz Taboada analiza la

arquitectura civil y religiosa de Toledo

aportando los conocimientos que sobre

inmuebles emblemáticos -como el

conjunto arqueológico del Cristo de la

Luz, los baños árabes de Toledo, o las

iglesias de San Bartolomé, San Andrés

o La Estrella- ha ido cosechando en sus

muchas actuaciones arqueológicas. Así,

la publicación recoge hallazgos inéditos

que no han sido publicados o que no

han tenido la adecuada difusión.

Descubrimientos que como las dos

puertas monumentales islámicas -

halladas en las obras de reforma del bar

Trébol- o los dos documentos únicos

encontrados en contexto arqueológico

(un fragmento de una Torá en hebreo y

un documento notarial relacionado con

la sociedad conversa toledana), son

dignos de mención. Sobre el trabajo

realizado por el arqueólogo en el

complejo del Cristo de la Luz, el libro

amplía la documentación emitida en los

distintos años de investigación y, lo

mejor, recrea en un dibujo «los alzados

de la mezquita con el complejo

hidráulico en su fachada norte». Es

imposible no destacar el plano de la

restitución del trazado hipodámico

documentado en el sector más elevado

del peñón toledano según los últimos

datos arqueológicos publicados. Una

asignatura pendiente y, ahora, saldada.

Concluye en esta publicación, Arturo

Ruiz Taboada, que «pese a los cambios,

el ritmo y la ordenación de las

edificaciones estudiadas entre los siglos

X y XVIII son similares». Lo que

confirma la máxima de que «aquello

que ha funcionado

No obvia analizar Arturo Ruiz Taboada,

la gestión del patrimonio en los últimos

años destacando la necesidad de

actualizar una norma «ineficaz» tanto

por la «gran ambigüedad del reglamento

que rige las intervenciones

arqueológicas, como por la falta de

criterio de la administración a la hora de

aplicar modelos de actuación en las

obras de rehabilitación. Por tanto, y

reclamando «sentido común» en torno a

estas intervenciones, este arqueólogo

denota que la entrada en vigor del Plan

Especial del Conjunto Histórico, lejos

de servir como referente para la

conservación de edificios, ha resultado

ser una de las principales causas de su

degradación», entre otros aspectos por

«centrarse únicamente en aspectos

urbanísticos y arquitectónicos,

relegando a un segundo plano el

contexto histórico en el que se

desarrollan.

Así, y aportando algunos ejemplos

desafortunados «en los que el

monumento se tiene que adaptar al

proyecto de arquitectura» cuando la

«lógica sugiere lo contrario», Ruiz

Taboada considera que la solución pasa

por «humanizar la intervención

arqueológica y por comprender el

entorno y su contexto urbanístico»

diferenciando las competencias de las

distintas disciplinas profesionales.

Porque «existen proyectos de

arquitectura que asumen competencias

arqueológicas y plantean áreas de

intervención sin el concurso de

arqueólogos».

Estas situaciones, unidas a que «los

nuevos diseños de ciudad, lejos de

convivir con su arquitectura medieval y

moderna, parecen competir con ella»,

propician la «progresiva pérdida de

identidad de muchos de los

monumentos que habían sobrevivido».

Con este panorama y «ante la falta de

coordinación entre administraciones»,

concluye el autor que, al final, es el

arqueólogo el que debe «documentar

correctamente toda la información que

maneja».

C. M. latribunadetoledo.es - martes, 20

de noviembre de 2012

100 años por el progreso de

Ciudad Real. PSOE 1912-2012

Diego Peris Sánchez, coordinador

Edita: Agrupación Socialista de Ciudad

Real; 160 pags.; noviembre 2012

Es indudable que los estudios locales son

importantes y necesarios para poder ir

obteniendo una imagen de conjunto. A falta

de un libro riguroso sobre la historia del

socialismo en las hoy tierras castellano-

manchegas, vamos ya contando con algunas

aportaciones parciales que nos van

aproximando a esa meta, que -espero- algún

día no muy lejano llegará.

Partiendo del libro inicial del malogrado

Luis Enrique Esteban Barahona (La

Primera Internacional en CLM, Biblioteca

Añil nº 2; 1998), algunos estudios de

ámbito territorial más limitado han ido

apareciendo posteriormente. Es muy

relevante el de Julián López García y Luis

Pizarro sobre 100 años para la libertad.

Historia y memoria del socialismo en

Puertollano (2011); así como los trabajos

de Ángel Luis Lopez Villaverde, Francisco

Page y José Luis Muñoz sobre Cuenca, o

los de Juan Pablo Calero, Sergio Higuera y

Enrique Alejandre sobre Guadalajara. En la

provincia de Toledo, podemos anunciar ya

que pronto contaremos con una historia del

movimiento obrero y socialista toledano,

hasta la Guerra Civil centrada en la figura

de uno de sus principales dirigentes,

Domingo Alonso, que acaba de concluir

Enrique Sánchez Lubián.

Como se puede apreciar en los últimos 15

años se ha desarrollado este sector de la

historiografía que buscar poner en su lugar

el papel que los dirigentes, militantes y las

organizaciones socialistas (políticas y

sindicales) han tenido en la historia

contemporánea de nuestras ciudades y de

nuestros territorios.

A ese panorama viene a sumarse ahora la

recopilación de materiales que ha preparado

Diego Peris Sánchez para la Agrupación

Socialista de Ciudad Real, que cumple

ahora un siglo de vida y trabajos “por el

progreso” de esta ciudad.

En el libro que ahora comentamos va

situando sobre el devenir de la historia

nacional y local los avatares del

movimiento obrero y socialista en esta

ciudad; sus principales impulsores y

dirigentes, sus cargos orgánicos, su prensa,

su participación electoral y las

correspondientes oscilaciones en los

resultados, su presencia en las instituciones

(Cortes generales, Diputación,

Ayuntamiento y ya en la etapa actual en la

Junta de Comunidades de CLM).

En las dos primeras décadas del siglo (entre

1912 y 1931, aproximadamente) el texto

recoge con precisión los dos bloques

sociales que configuran el movimiento

socialista: en la primera etapa, con una

componente netamente obrera,

reivindicativa y societaria, con la figura

destacada de Manuel Novés; mientras que

en la segunda aparecen una serie de

profesionales e intelectuales que tendrían

gran protagonismo durante el sexenio

republicano (el primer alcalde José

Maestro, el profesor Fernando Piñuela, el

médico Francisco Colás, el periodista

Antonio Cano, etc.).

El relato recoge también el incremento de la

afiliación socialista que pasa de 350

miembros en los años 20 a 1.700 a finales

de 1930.

El libro cuenta luego con detalle las

vicisitudes de la Agrupación en la compleja

etapa republicana y de la Guerra Civil. En

la primera destaca la labor del que fue

alcalde durante 20 meses, José Maestro

Sanjosé, al frente una corporación que

aborda obras importantes para la ciudad:

abastecimiento de aguas, alcantarillado,

pavimentación de calles, Casa de Socorro,

cárcel, Parque de Gasset, etc. etc. Maestro

moriría asesinado por los franquistas en

Valladolid, al poco de comenzar la Guerra

Civil.

Tras los dolorosos y críticos episodios de la

Guerra Civil, llega la represión franquista

sobre el movimiento obrero y socialista en

Ciudad Real, al igual que en el resto del

país. Y tras la represión, ya en los finales de

los años 60 y comienzos de los 70 la

reaparición de signos de protesta y rebeldía

contra la Dictadura y la reorganización del

movimiento socialista con la llegada de las

libertades democráticas, nada más

producirse la muerte de Franco.

Ya en la etapa de legalidad democrática, el

libro destaca -además del crecimiento

organizativo y político de la Agrupación- la

figura del alcalde Lorenzo Selas, que si bien

lo había sido antes (desde 1979) como

independiente, a partir de 1991 lo será

dentro de las filas socialistas. Poco antes de

esa fecha, en 1988 José María Barreda, que

ocupaba importantes cargos en la Junta de

Comunidades, se hace cargo de la secretaría

provincial del PSOE. A Lorenzo Selas le

sustituye en la alcaldía, en (1993) el

también socialista Nicolás Clavero.

En esos años, destacados militantes de la

Agrupación ciudadrrealeña ocupan

importantes cargos en la política regional y

nacional (Charo Tapia, José Cano de

Mateo, Diego Peris, Rafael López Martín

de la Vega, Antonio Salinas, Enrique Díez

Barra, Nicolás Clavero, Pedro Aránguez,

Javier Naharro, Esteban Esquinas, Antonio

Salinas o Ángel López entre otros muchos.

El libro detalla los planes de renovación

urbana de mejora de los servicios, e

infraestructuras llevados a cabo por el

Ayuntamiento en esos años, hasta 1993 en

que la alcaldía pasa a estar gobernada por

dirigentes del Partido Popular.

Como colofón el libro recuerda que “la

Agrupación Socialista de CR, al celebrar un

siglo de historia, sabe reconocer los errores

de su trabajo, pero junto a ello valora las

aportaciones que ha realizado en la vida de

la ciudad en los logros sociales y en la

mejora y progreso de la misma”.

Esta podría ser la mejor conclusión de este

trabajo. El libro viene acompañando de

abundante material gráfico, cuadros

estadísticos y bibliografía, lo que

incrementa su valor.

Alfonso González-Calero

FRANCISCO HERNÁNDEZ

Un naturalista del siglo XVI

La Puebla de Montalbán rendirá un

homenaje al director de la primera

gran expedición científica a América

La Puebla de Montalbán, a través de la

Asociación Cultural «Cumbres de

Montalbán» y junto al Ayuntamiento,

rendirá un merecido homenaje a un

ilustre pueblano, Francisco Hernández

(1517-1587), considerado como uno de

los más grandes naturalistas hispanos.

Fue el director de la primera gran

expedición científica al Nueva Mundo

por deseo de Felipe II. Estudió

Medicina en Alcalá de Henares y

cultivó amistad con las más señeras

personalidades renacentistas de la

época: Andrés Vesalio, Juanelo

Turriano, Juan de Herrera o Benito

Arias Montano.

El homenaje se celebrará el domingo 2

de diciembre, a las 11 horas en el

Museo La Celestina y contará con la

asistencia del diputado provincial de

Cultura, Fernando J. Cabanes; el alcalde

de La Puebla de Montalbán, Juan Carlos

Camacho y diferentes miembros de la

asociación cultural organizadora del

evento.

En colaboración con el Archivo de la

Diputación de Toledo y sus medios

técnicos se han digitalizado todos los

volúmenes de la obra para que tenga

una mayor y mejor difusión.

Intervendrán como ponentes la

catedrática de Historia de la

Universidad de Extremadura, Victoria

Cuevas Fernández; el médico y

catedrático de fisiología de la misma

Universidad, José Enrique Campillo

Álvarez; el catedrático de Historia José

Pardo Tomás y miembros del Consejo

Superior de Investigaciones Científicas

con sede en Barcelona, Miguel

Figueroa-Saavedra Ruiz, licenciado en

Antropología de América y Doctor en

Antropología Social por la Universidad

Complutense de Madrid. En la

actualidad ejerce de profesor de la

Universidad de Veracruzana (México),

todos ellos colaboradores de la Revista

«Crónicas»

En este acto también se va a difundir la

digitalización de las Obras Completas

de Francisco Hernández, por parte de la

Diputación Provincial de Toledo.

La monumental obra de Hernández sólo

ha sido recopilada y publicada para el

gran público en el siglo XX, gracias a

los esfuerzos de un grupo de

académicos, médicos e historiadores de

la Universidad Nacional Autónoma de

México en los siete volúmenes de las

Obras Completas de Francisco

Hernández (1960-1984).

Las obras fueron compiladas por

Germán Somolinos D‟Ardois (Madrid,

1911) a partir de 1959 y editada por la

Universidad Nacional Autónoma de

México.

Estas Obras Completas incluyen

«Historia Natural de la Nueva España»,

escrita después de haber realizado la

primera exploración en territorio

mexicano de 1571 a 1576. Bajo el

nombramiento de Protomédico del

Nuevo Mundo y con la encomienda del

rey Felipe II de describir las plantas,

animales y minerales útiles a la corona

Española, Francisco Hernández recorrió

parte del territorio nacional,

describiendo más de 3.000 especies de

plantas y 500 de animales.

Un ejemplar de las obras editadas en

México (agotadas y con escasos

ejemplares) fue adquirida por el

Ayuntamiento de La Puebla de

Montalbán en 2009 a sugerencia de la

Asociación las Cumbres de Montalbán.

ABC / Toledo 25/11/2012

Textos Médicos Grecolatinos

Antiguos y Medievales. Estudios

Sobre Composición y Fuentes

Edición de Mª Teresa Santamaría

Hernández

EDICIONES DE LA UNIVERSIDAD

DE CASTILLA-LA MANCHA

18 €; año 2012 288 PAGINAS

▽ Índice

El presente volumen recoge diez

estudios sobre textos médicos de la

Antigüedad y la Edad Media escritos en

griego o en latín. La atención se centra

especialmente en los procedimientos y

las técnicas de composición de dichos

textos (compilación, segmentación,

traducción, uso lingüístico, léxico

técnico, géneros literarios), y en el

empleo de fuentes anteriores, aspectos

ambos fundamentales que hay que tener

en cuenta a la hora de emprender la

reconstrucción, el estudio y la edición

de los mismos. Esta perspectiva se

aplica a escritos antiguos y medievales

dedicados a la enseñanza y la práctica

de la Medicina, a traducciones de obras

médicas griegas al latín, así como a

escritos relativos al pulso, la

ginecología, la medicina mágica y la

preparación de medicamentos con

sustancias procedentes de animales. En

relación con ello, en el conjunto de los

estudios se presta también atención a la

edición y la enmienda de textos, a la vez

que se obtienen conclusiones sobre su

transmisión manuscrita, y sobre la

doctrina expuesta en ellos y su

pervivencia. Estos son algunos de los

trabajos incluidos en el libro:

-ARQUEOLOGÍA DEL ARS MEDICINALIS DE

ANIMALIBUS, UN BESTIARIO

ALTOMEDIEVAL TODAVÍA INÉDITO

ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ

-HOCHMITTELALTERLICHE REDAKTIONELLE

EINGRIFFE IN MEDIZINISCHEN TEXTEN

KLAUS-DIETRICH FISCHER

-IL DE PULSIBUS DI PHILARETUS E IL ΠΕΡὶ

ΦΥΓΜῶΝ DI PHILARETOS (CON IN

APPENDICE L’EDIZIONE DEL DE PULSIBUS)

IVAN GAROFALO

-PUBBLICO, VOLONTÀ DIDATTICA E

ORGANIZZAZIONE DELLA MATERIA NEL DE

MEDICINA DI A. CORNELIO CELSO

INNOCENZO MAZZINI

-MÉTODOS DE FORMACIÓN DE OBRAS

MÉDICAS LATINAS MEDIEVALES: A

PROPÓSITO DE LOS REMEDIA CONTRA

MALEFICIA ENRIQUE MONTERO CARTELLE

-LAS PROPIEDADES TERAPÉUTICAS DEL

EQUIFERUS DESDE PLINIO HASTA EL SIGLO

XV

JOAQUÍN PASCUAL BAREA

-ESTABLECIMIENTO DE FUENTES Y

ENMIENDAS TEXTUALES EN EL LIBER

MEDICINAE EX ANIMALIBUS DE SEXTO

PLÁCIDO MARÍA TERESA SANTAMARÍA

HERNÁNDEZ

-ORGANIZACIÓN Y FUENTES DEL

RECETARIO DE ZOOTERAPIA CONSERVADO

EN EL MANUSCRITO BODLEY 130 JOSÉ

CARLOS SANTOS PAZ

-IL LIBER GENECIAE AD SOTERIS OBSETRIX E

LA TRADIZIONE DI SORANO

ANNA MARIA URSO

MECANISMOS DE ADAPTACIÓN DE

ALGUNAS ADICIONES EN LA VERSIÓN AA

DEL ORIBASIO LATINO MANUEL ENRIQUE

VÁZQUEZ BUJÁN

PÁGINA WEB DE EDICIONES DE LA

UCLM

Cuentos del mundo

Guadalajara, Ayuntamiento de El Casar.

Concejalía de Mediación Intercultural,

2012, 76 pags.

El libro, breve pero libro, que hoy

presentamos es el resultado de una

gratificante experiencia llevada a cabo por

los escolares de El Casar gracias al interés

de su ayuntamiento, -a través de su

concejalía de Mediación Intercultural (algo

que hace años ni nos imaginábamos)-, hacia

la cada día más numerosa población

extranjera con la que convive

cotidianamente.

Dado el elevado número de niños y adultos

de otras nacionalidades a que nos hemos

referido, la concejalía citada -Mediación

Intercultural a cargo de Mónica Ferariu-, en

colaboración con algunos colegios de la

zona: “Maestros de El Casar”, “El Coto” y

“Montealbir”, convocaron en el mes de

diciembre del pasado año 2011, el Primer

Concurso de Cuentos Multiculturales de El

Casar.

El resultado fue abrumador, especialmente

por el importante número de participantes;

de modo que se hace necesario seguir

convocando nuevas ediciones de este

premio, cuyos fines primordiales son la

“transmisión de los valores interculturales y

la integración en la diversidad cultural”, al

tiempo que hacer por un momento que los

niños sean los protagonistas de ese mundo

mágico, de sueños e ilusiones, que tan

bellamente suele estar representado en la

mente y en el mundo infantil.

El libro viene a ser el sencillo, más

ilusionado, premio o galardón a modo de

recuerdo, que recoge los cuentos que

optaron a la categoría infantil. Se trata de

cuentos en los que puede apreciarse un alto

grado de madurez y una notable

sensibilidad, a pesar de tratarse, como

decimos, de cuentos presentados por niños

que, además, suelen responder a historias

reales, a experiencias personales, muchas

veces narradas en primera persona.

Experiencia como esta ya la habíamos visto

y leído anteriormente a través de un

interesantísimo libro de cuentos, que

aprovechamos para recomendar al lector,

relatados por estudiantes de distintos puntos

de la geografía provincial alcarreña, titulado

La mujer del pez (Eulalia CASTELLOTE, y

José Manuel PEDROSA: La mujer del pez

y otros cuentos tradicionales de la

provincia de Guadalajara, Palabras del

Candil (col. Tierra Oral, n.º 1), 2008.

Cuentos del mundo, a tamaño de bolsillo,

recoge entre sus páginas un total de

cuarenta y siete narraciones situadas en

todos los continentes, que comienzan por el

único Premio especial, titulado “El

Congreso de los ratones”, ganado por Laura

García Andrés, y los tres primeros premios:

“Un viaje de idas y vuelta”, “La temida

hora del recreo” y “Unión Multicultural”,

logrados por Lidia Izquierdo Goly, Patricia

Talavera Sánchez y Andrea Fernández

Martínez, respectivamente.

Y como para muestra basta un botón,

vamos a dar idea de cómo es uno de los

cuentos y de qué trata: evidentemente del

Premio especial que ganó Laura García

Andrés, que para eso es el ganador.

“El congreso de los ratones” trata de un país

llamado Raticolandia en el que convivían,

con grandes dificultades entre ellos, ratones

de todos los colores: negros, amarillos y

blancos. Para buscar una solución al

problema de su relación social decidieron

tener una reunión y exponer cada uno de

sus representantes las necesidades más

acuciantes y sus puntos de vista.

Los negros pensaron en construir una pared

que separara a cada uno por su color; los

amarillos, solicitaron además la gestión de

sus propios recursos, y los blancos, que

aplaudieron las ideas de los anteriores,

quisieron que cada uno hablase un idioma

diferente, por lo que al no hablar con los

demás, no discutirían. Así las cosas y todos

contentos, aprobaron las correspondientes

medidas adoptadas. Pero de buenas a

primeras, a lo lejos se oyeron unos gritos

pidiendo auxilio, por lo que todos salieron

corriendo hacia el lugar de donde

procedían. Por el camino se encontraron

con una ratita amarilla que lloraba

desconsoladamente porque su pequeño

ratoncito blanco se había caído a un pozo.

Y, en marcha: los negros fueron a por

cuerdas, los amarillos llamaron al médico y

uno de los blancos se ató una cuerda, de la

que tiraban todos, para rescatar al ratoncito,

cosa que lograron felizmente. Todos se

pusieron muy contentos y decidieron hacer

una fiesta para celebrarlo. “Ese día

pensaron que debían estar unidos y llevarse

bien para solucionar los problemas y

ayudarse.” Moraleja: quien quiera entender

el cuento, que lo entienda, que como se dice

ahora, la niña ¡lo ha clavado! (vamos, que

ha dado en el clavo).

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS