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Arquitectura 51 / 11 de septiembre de 2010 Arquitectura 50 / 11 de septiembre de 2010 CENTENARIO DE LA SEDE DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS: un modelo de preservación histórica Fotografía de la familia González Cuyar tomada en 1916. De izquierda a derecha, en primer plano: Teodoro, Carlos y Guillermo; segunda fila: Luisa, Julio, Luis, Ángel y Matilde. Detrás: José María, Luisa Cuyar de González, Rafael M. González y Rafael. Texto provisto por José E. González Casalduc 1990 Familia Suárez García en el balcón de la residencia. La familia vivió en la casa en la década de 1930. A la izquierda, la Casa. A la derecha: los balaustres en condición previa a su restauración. La sede del Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico en todo su esplendor. Por José L. Bolívar / ESPECIAL PARA CONSTRUCCIÓN ¿ Preservar o demoler? Esta pregunta se ha hecho múltiples veces a través de la historia. En algunos casos, la consecuencia de una demolición produce una gran obra que supera la estructura que suplantó. Nos viene a la mente la demolición del templo en Roma que fue eventualmente sustituido por la iglesia de San Pedro en el Vaticano. Por otro lado, tenemos en Puerto Rico el ejemplo de la demolición de la mansión del empresario Eduardo Georgetti en 1971 que fue sustituida por un estacionamiento de vehículos. Cuando el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas decidió adquirir la vivienda en la Calle del Parque #225 para hacerla su sede, estaba consciente de que rehabilitarla traería un gran beneficio a Santurce y serviría de ejemplo. Esta edificación, construida a principios del Siglo XX y diseñada por el in- geniero-arquitecto Rafael del Valle Zeno, se encontraba en un estado de gran deterioro. Hoy celebramos los 100 años de esta importante obra arquitectónica, hecho que se debe en gran medida al diseño de la misma, el cual trabajaba en función del clima tropical. Su alta elevación sobre el terreno, sus amplios balcones frontales y galerías techadas proveían protección contra la humedad. La escala de su patio interior además de la gran cantidad de puertas y ventanas apersianadas la mantenía siempre bien ventilada y seca. Los materiales innovadores que se utilizaron, como los bloques de cemento con textura de piedra, las columnas exteriores de madera, las losetas de hormigón hidráulicas y los plafones repujados de latón, con diseños distintos por espacio, todos fueron comprados de los catálogos técnicos disponibles en la época en que fue construida. Estos materiales innovadores le dieron la forma a la casa y Rafael Del Valle Zeno aprovechó los recursos contemporáneos a su época para darle resalte a un excelente diseño. Quizás motivados por la indiscriminada demolición de la Mansión Georgetti, el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas tomó la decisión de preservar la casa González Cuyar -conocida así en reconocimiento a quienes la construyeron y fueron sus primeros habitantes- de modo que funcionara como sede para sus miembros. Para ese momento, el proyecto para la revitalización de Santurce era apenas un sueño. La calle del Parque, por donde pasaba el “trolley”, estaba en estado de abandono y esta residencia, de frente a ella, seguía por el mismo camino. El Colegio tomó la iniciativa de preservar este ícono citadino para dar el ejemplo que la protección de edificaciones con valor arquitectónico e histórico también contribuye al desarrollo económico. Hoy en día, a pesar de que el plan de revitalización de Santurce quedó inconcluso, la casa González Cuyar y el Colegio profesional que alberga, celebra su centenario y sirve como modelo de un proyecto de preservación y rehabilitación exitoso para Puerto Rico. ¿Qué elementos hacen que esta edificación sea digna de preservarse? Precisamente su supervivencia a través del tiempo, con o sin mantenimiento apropiado debido a materiales y tecnologías bien utilizadas en un momento que se construía para que durara para siempre. Hoy en día, este hito histórico de Puerto Rico, del cual se puede derivar ingreso a través del alquiler de sus facilidades que la hace atractiva precisamente por sus características únicas y, por supuesto, por su valor ar- quitectónico derivado a través de las soluciones de su diseñador el ingeniero-arquitecto del Valle Zeno. Entre el 1910, fecha en que la familia González Cuyar se mudó a la casa, y el 1940, la casa tuvo varios residentes, siendo los últimos los descendientes de José S. Alegría, quienes vivieron la casa hasta la década de 1970. La misma se convirtió en propiedad del Colegio de Arquitectos de Puerto Rico en 1990. Los trabajos de rehabilitación de la sede del Colegio de Arquitectos de Puerto Rico cayeron bajo las presidencias de los arquitectos Samuel Corchado, Edward Underwood y José Caro. Bajo la supervisión de la arquitecta Beatriz del Cueto, FAIA, la casa fue rehabilitada entre 1992 y 1994. Los consultores técnicos fueron los ingenieros César Corretjer, Osvaldo Marcano y Andrés Sánchez. Los contratistas generales fueron The ESCO Group, liderados por el ingeniero Ángel Colón y el arquitecto Esperemos que las nuevas generaciones entiendan estos esfuerzos “verdes” liderados por el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico, y consideren que la historia también puede y debe ser parte integral de un plan de desarrollo económico, aprendiendo así de los logros de sus antepasados. Eliezer Escobar con la colaboración de Roberto García, AIT. En representación de la Junta de Gobierno del Colegio de Ar- quitectos como clientes, estuvo a cargo de la coordinación del proyecto el arquitecto Otto Reyes Casanova y el arquitecto Rafael Prieto sirvió como supervisor. El proyecto, que contó con innume- rables donaciones y auspicios de com- pañías locales e internacionales, fue re- conocido por la compañía American Ex- press al otorgarle $10,000 y el premio de “Preservación Histórica del Caribe” en 1994. Este fue seleccionado entre 24 pro- yectos que participaron representando a 10 países del Caribe. Además, se le otor- garon las siguientes distinciones a este proyecto de preservación y rehabilitación: Premio de Diseño en Preservación His- tórica de la III Bienal de Arquitectura de Puerto Rico, Premio de Diseño de la American Institute of Architects PR Chap- ter, Premio URBE por Excelencia en Ar- quitectura. ¿Logró este esfuerzo del Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de- tener la indiscriminada destrucción de edificaciones y contornos históricos con su ejemplo? ¿Logró crear una atmósfera de reconciliación entre la preservación y la integración de estos íconos con el de- sarrollo económico del país? Luego de casi dos décadas de la re- habilitación de la casa durante la década de 1990, el reto continúa. Sin embargo, hay esperanzas, como la propuesta para la restauración de los jardines de Casa Blanca en el Viejo San Juan a cargo de los arquitectos paisajistas Vilma Blanco y Gus- tavo Barba, junto al Programa Graduado de Arquitectura Paisajista de la Univer- sidad Politécnica. Por otro lado, hay áreas y edificaciones que peligran, como el entorno donde está ubicada la Casa Piñero en Canóvanas, el polvorín de Miraflores y las edificaciones militares de la Base Naval de Isla Grande, entre otros. Esperemos que las nuevas generaciones entiendan estos esfuerzos “verdes” lide- rados por el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico, y consideren que la historia también puede y debe ser parte integral de un plan de desarrollo económico, aprendiendo así de los logros de sus antepasados.

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A rquitectura 51/ 11 de s e p t i e m b re de 2010A rquitectura50

/ 11 de s e p t i e m b re de 2010

CENTENARIO DE LA SEDE DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS:

un modelo de preservación histórica

Fotografía de la familia González Cuyar tomada en 1916. De izquierda a derecha, en primerplano: Teodoro, Carlos y Guillermo; segunda fila: Luisa, Julio, Luis, Ángel y Matilde. Detrás:José María, Luisa Cuyar de González, Rafael M. González y Rafael.Texto provisto por José E. González Casalduc 1990

Familia Suárez García en el balcón de la residencia. Lafamilia vivió en la casa en la década de 1930.

A la izquierda, la Casa. A la derecha: losbalaustres en condición previa a sure st a u ra c i ó n .

La sede del Colegio de Arquitectos yArquitectos Paisajistas de Puerto Rico en todo su esplendor.

Por José L. Bolívar /ESPECIAL PARA CONSTRUCCIÓN

¿Preservar o demoler? Esta pregunta se ha hecho múltiplesveces a través de la historia. En algunos casos, laconsecuencia de una demolición produce una gran obraque supera la estructura que suplantó. Nos viene a la

mente la demolición del templo en Roma que fue eventualmentesustituido por la iglesia de San Pedro en el Vaticano.

Por otro lado, tenemos en Puerto Rico el ejemplo de lademolición de la mansión del empresario Eduardo Georgetti en1971 que fue sustituida por un estacionamiento de vehículos.Cuando el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistasdecidió adquirir la vivienda en la Calle del Parque #225 parahacerla su sede, estaba consciente de que rehabilitarla traería ungran beneficio a Santurce y serviría de ejemplo. Esta edificación,construida a principios del Siglo XX y diseñada por el in-geniero-arquitecto Rafael del Valle Zeno, se encontraba en unestado de gran deterioro.

Hoy celebramos los 100 años de esta importante obraarquitectónica, hecho que se debe en gran medida al diseño dela misma, el cual trabajaba en función del clima tropical. Su altaelevación sobre el terreno, sus amplios balcones frontales ygalerías techadas proveían protección contra la humedad. Laescala de su patio interior además de la gran cantidad de puertasy ventanas apersianadas la mantenía siempre bien ventilada y

seca. Los materiales innovadores que se utilizaron, como losbloques de cemento con textura de piedra, las columnasexteriores de madera, las losetas de hormigón hidráulicas y losplafones repujados de latón, con diseños distintos por espacio,todos fueron comprados de los catálogos técnicos disponibles enla época en que fue construida. Estos materiales innovadores ledieron la forma a la casa y Rafael Del Valle Zeno aprovechó losrecursos contemporáneos a su época para darle resalte a unexcelente diseño.

Quizás motivados por la indiscriminada demolición de laMansión Georgetti, el Colegio de Arquitectos y ArquitectosPaisajistas tomó la decisión de preservar la casa González Cuyar-conocida así en reconocimiento a quienes la construyeron yfueron sus primeros habitantes- de modo que funcionara comosede para sus miembros. Para ese momento, el proyecto para larevitalización de Santurce era apenas un sueño. La calle delParque, por donde pasaba el “t ro l l e y ”, estaba en estado deabandono y esta residencia, de frente a ella, seguía por el mismocamino. El Colegio tomó la iniciativa de preservar este íconocitadino para dar el ejemplo que la protección de edificacionescon valor arquitectónico e histórico también contribuye aldesarrollo económico.

Hoy en día, a pesar de que el plan de revitalización deSanturce quedó inconcluso, la casa González Cuyar y el Colegioprofesional que alberga, celebra su centenario y sirve como

modelo de un proyecto de preservación y rehabilitación exitosopara Puerto Rico.

¿Qué elementos hacen que esta edificación sea digna depreservarse? Precisamente su supervivencia a través del tiempo,con o sin mantenimiento apropiado debido a materiales ytecnologías bien utilizadas en un momento que se construía paraque durara para siempre. Hoy en día, este hito histórico dePuerto Rico, del cual se puede derivar ingreso a través delalquiler de sus facilidades que la hace atractiva precisamente porsus características únicas y, por supuesto, por su valor ar-quitectónico derivado a través de las soluciones de su diseñadorel ingeniero-arquitecto del Valle Zeno.

Entre el 1910, fecha en que la familia González Cuyar se mudóa la casa, y el 1940, la casa tuvo varios residentes, siendo losúltimos los descendientes de José S. Alegría, quienes vivieron lacasa hasta la década de 1970. La misma se convirtió en propiedaddel Colegio de Arquitectos de Puerto Rico en 1990.

Los trabajos de rehabilitación de la sede del Colegio deArquitectos de Puerto Rico cayeron bajo las presidencias de losarquitectos Samuel Corchado, Edward Underwood y José Caro.Bajo la supervisión de la arquitecta Beatriz del Cueto, FAIA, lacasa fue rehabilitada entre 1992 y 1994. Los consultores técnicosfueron los ingenieros César Corretjer, Osvaldo Marcano yAndrés Sánchez. Los contratistas generales fueron The ESCOGroup, liderados por el ingeniero Ángel Colón y el arquitecto

Esperemos que las nuevasgeneraciones entiendanestos esfuerzos “v e rd e s ”liderados por el Colegiode Arquitectos yArquitectos Paisajistas dePuerto Rico, y considerenque la historia tambiénpuede y debe ser parteintegral de un plan dedesarrollo económico,aprendiendo así de loslogros de sus antepasados.

Eliezer Escobar con la colaboración deRoberto García, AIT. En representación dela Junta de Gobierno del Colegio de Ar-quitectos como clientes, estuvo a cargo dela coordinación del proyecto el arquitectoOtto Reyes Casanova y el arquitecto RafaelPrieto sirvió como supervisor.

El proyecto, que contó con innume-rables donaciones y auspicios de com-pañías locales e internacionales, fue re-conocido por la compañía American Ex-press al otorgarle $10,000 y el premio de“Preservación Histórica del Caribe” en1994. Este fue seleccionado entre 24 pro-yectos que participaron representando a10 países del Caribe. Además, se le otor-garon las siguientes distinciones a esteproyecto de preservación y rehabilitación:Premio de Diseño en Preservación His-tórica de la III Bienal de Arquitectura dePuerto Rico, Premio de Diseño de laAmerican Institute of Architects PR Chap-ter, Premio URBE por Excelencia en Ar-q u i t e c t u ra .

¿Logró este esfuerzo del Colegio deArquitectos y Arquitectos Paisajistas de-tener la indiscriminada destrucción deedificaciones y contornos históricos con su

ejemplo? ¿Logró crear una atmósfera dereconciliación entre la preservación y laintegración de estos íconos con el de-sarrollo económico del país?

Luego de casi dos décadas de la re-habilitación de la casa durante la década de1990, el reto continúa. Sin embargo, hayesperanzas, como la propuesta para larestauración de los jardines de Casa Blancaen el Viejo San Juan a cargo de losarquitectos paisajistas Vilma Blanco y Gus-tavo Barba, junto al Programa Graduadode Arquitectura Paisajista de la Univer-sidad Politécnica.

Por otro lado, hay áreas y edificacionesque peligran, como el entorno donde estáubicada la Casa Piñero en Canóvanas, elpolvorín de Miraflores y las edificacionesmilitares de la Base Naval de Isla Grande,entre otros.

Esperemos que las nuevas generacionesentiendan estos esfuerzos “ve rd e s ” lide-rados por el Colegio de Arquitectos yArquitectos Paisajistas de Puerto Rico, yconsideren que la historia también puede ydebe ser parte integral de un plan dedesarrollo económico, aprendiendo así delos logros de sus antepasados.