9 educar en el pensamiento crítico
TRANSCRIPT
![Page 1: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/1.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
EDUCAR EN EL PENSAMIENTO CRÍTICO
Rodrigo Jesús Ocampo Giraldo Departamento de Humanidades
Universidad Autónoma de Occidente
Resumen: el desarrollo de competencias interpretativas, argumentativas y propositivas, implica promover escenarios de aprendizaje donde se promueva el pensamiento crítico. A este respecto, el pensamiento de Lipman brinda un marco de referencia inicial, a la hora de entender este pensamiento como la capacidad para generar buenos juicios, en tanto que basados en claros criterios y con un contenido de responsabilidad. A partir del debate como estrategia pedagógica, es posible afianzar estas capacidades, junto con cierta actitud que bien puede denominarse filosófica, a la hora de promover en el aula, una comunidad de indagación, que surge del cuestionarse, problematizar, asombrase, y replantearse diversos supuestos sobre la realidad.
Palabras clave: pensamiento crítico, actitud filosófica, debate en el aula, aprendizaje.
Introducción
En este trabajo se analizan algunos aportes de Matthew Lipman para
comprender la importancia del pensamiento crítico en los procesos de
formación humanista. En este sentido, se considera el capítulo 6, titulado una
definición funcional del pensamiento crítico, de la obra Pensamiento complejo y
educación, el cual permite establecer algunas relaciones del pensamiento
crítico con el ejercicio de la actitud filosófica y el papel del debate, en el aula.
Lo anterior permite a su vez, apreciar la relevancia de estos enfoques
educativos, en el desarrollo de competencias interpretativas, argumentativas y
propositivas.
1. El pensamiento crítico.
Para iniciar cabe preguntarse cuál es el propósito de promover el pensamiento
crítico en los estudiantes bachilleres y universitarios. Para responder esta
cuestión, es necesario empezar por examinar que para Lipman el pensamiento
critico produce juicios, específicamente, buenos juicios. Estos permiten adquirir
sabiduría, y de ahí que promover dicha forma de pensamiento en el aula, es la
base para llegar a este fin de la educación. Los juicios se revelan en todo
momento en la adquisición de conocimientos y en la obtención de experiencias,
ellos por lo tanto, son indispensables en toda práctica, como es el caso del
![Page 2: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/2.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
ejercicio profesional de cualquier campo. En efecto, en todo campo de acción
se requiere constantemente emitir juicios, y cuando ello se hace bien, hay una
actitud y proceder sabio en lo que se hace. El juicio es una determinación del
pensamiento, del habla, de la acción, o de la creación, (Lipman 2001, 173), que
implica procesos de diversa índole. Así, sólo son buenos juicios aquellas
determinaciones cuya ejecución es hábil y que resultan de un procedimiento
apropiado. Lipman considera por esto, que el pensamiento crítico es hábil,
conlleva responsabilidad, y en general, posibilita el buen juicio por tres razones:
se apoya en criterios, es autocorrectivo, y es sensible al contexto (Lipman
2001, 174).
A la cuestión de que el pensamiento crítico se apoya sobre criterios, Lipman le
dedica la mayor indagación por estar allí los principios del pensar
estructuradamente. Él nos dice que al ser el pensamiento crítico un
pensamiento responsable, tiene como base, criterios, que son en últimas, los
que posibilitan un buen juicio. Un criterio es definido como "una regla o
principio utilizado en la realización de juicios” (Lipman 2001, 174), es un
instrumento usado para juzgar de manera apropiada. Se tiene por ello una
interacción entre criterios, juicios y pensamiento crítico. El pensamiento crítico
se apoya sobre juicios, y de esta forma, también sobre criterios, todo lo cual
permite el que esté bien fundado y estructurado. Una vez se llega a este punto,
Lipman se pregunta ¿cuál puede ser la relación entre razones y criterios?, y la
responde de una manera muy simple: "los criterios son razones; son un tipo de
razón, en particular, razones valiosas.” (Lipman 2001, 175), en otras palabras,
son confiables. Al respecto también comenta que las construcciones
intelectuales que suelen hacerse, están apoyadas sobre bases poco sólidas, y
por eso la importancia de aprender a razonar correctamente a partir de firmes
criterios con los cuales se pueda sustentar y dar razón de los propios puntos de
vista. Para Descartes, por ejemplo, los firmes criterios son las verdades claras
y evidentes intuidas por la luz de la razón, ya que ellas son a manera de
fundamentos a partir de los cuales se puede empezar a construir el edificio del
conocimiento de una manera sólida y confiable. Pero tal como aquí lo presenta
Lipman, no se trata de llegar al rigor racionalista cartesiano, ya que para que
haya una estructuración confiable del pensamiento, sólo basta el apoyarse en
![Page 3: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/3.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
criterios de fuerza, coherentes, que permitan dar razones definidas de una
posición.
Al tener claro lo anterior, Lipman pasa a hablar de los metacriterios y los
megacriterios. Los primeros son criterios sobre los cuales nos apoyamos para
seleccionar otros criterios, entre ellos se encuentran la coherencia, la
consistencia, y la relevancia. Los segundos son criterios de más vasto alcance
que llegan a ser presupuestos tales como verdad, justo, bueno, y bello, y que
están a su vez, dentro del gran criterio del significado. Lipman dice además,
que los criterios sirven de base para hacer comparaciones, de tal manera que
no resultan confusiones al hacerlas; con respecto a esto es que se puede
hablar de criterios informales, que son los que se introducen informalmente, y
de criterios formales, que son los establecidos por una autoridad o por
consentimiento general. Surge de esta manera la cuestión de que no es lo
mismo comparar una cosa con otra, y comparar con un estándar o patrón
ideal, dándose esto último usando un criterio formal. Así, al entrar en juego los
estándares, Lipman muestra que ellos vienen a ser una subclase de los
criterios, y que son diversos porque hay estándares de perfección, de niveles
mínimos de desempeño, de convenciones de conducta, de unidades de
medida, (Lipman 2001, 179), entre otros. Esto lleva a afirmar al autor que
mientras los criterios especifican requisitos generales, los estándares
representan el grado en el cual esos requisitos necesitan ser satisfechos en
casos particulares. Con base en esto, se forma a su vez, otra configuración
trina entre los estándares como subclase de los criterios, y estos como
subclase de las razones.
Ahora, el pensamiento crítico también es autocorrectivo. Con referencia a esto
afirma el filósofo que la autocorrección es una característica fundamental de la
investigación porque es propio de ella, la rectificación en caso de que haya
errores en el procedimiento utilizado, y el estar alerta ante posibles debilidades.
Un hecho que hay que destacar aquí, es que el impresionismo parece ser el
factor más predominante en la aprehensión de las cosas por parte del hombre,
y por ello nos dice Lipman que el desenvolvimiento del pensamiento
generalmente se da por el irse de asociación en asociación, y sin mayor interés
![Page 4: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/4.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
por la certeza de las cosas y la aceptación de nuestros errores. Esto último,
parece ser algo a lo que se tiende por lo general, y de ahí que sea difícil el
acostumbrarse a la autocorrección. Aquí, en fin, también valdría la aclaración
de Lipman de que se puede reflexionar sobre nuestro propio pensamiento, y sin
embargo, ser acrítico. Con todo, falta conocer cómo saber que verdaderamente
se está siendo crítico y autocorrectivo de una manera imparcial y objetiva, ya
que esto no lo enseña Lipman expresamente, aunque sí da pistas. En efecto,
como su objetivo es el de fomentar estas cualidades reflexivas entre los
estudiantes, ya ha mostrado en primer lugar, que el uso de criterios y
estándares es determinante para pensar de manera crítica, y además, señala
que todo esto conlleva a transformar el salón de clase, en una comunidad de
investigación. Bajo estos parámetros de trabajo en el aula, hay una
observación y corrección mutua en el proceso formativo, lo cual lleva a su
tiempo, a que el estudiante logre ser lo más objetivo posible en sus análisis, ya
sea de manera autocrítica, o hacia los juicios de sus compañeros.
Finalmente, el pensamiento crítico es sensible al contexto. Esta característica
da a entender que hay una sensibilidad en el pensar crítico que permite el
percatar las situaciones de un contexto determinado, para así saber si son
viables para responder a otras situaciones distintas, con lo que en últimas, no
se limita a una uniformidad intercontextual. Para mostrar como funciona tal
factor, Lipman considera que un pensamiento sensible al contexto tiene en
cuenta varios aspectos: las circunstancias excepcionales, las limitaciones
especiales o contingencias; las configuraciones globales; las evidencias
insuficientes; y la posibilidad de que algunos significados no se puedan traducir
de un contexto a otro (Lipman 2001, 181-182). Ellos nos muestran que dentro
del rigor crítico debe haber un manejo del ámbito en que se trabaja, y la
posibilidad de no exclusión de otros puntos de vista propios de otros contextos
y condiciones, ya que estos podrían ser aplicados benéficamente, o por lo
menos, bien delineados, para que no se filtren y tergiversen el asunto
estudiado. Después de lo expuesto, Lipman presenta un ejercicio tomado del
manual de instrucciones que acompaña a su novela Kio y Gus, que tiene que
ver con el desarrollo del pensamiento con base en criterios, y sensible al
contexto. Los estudiantes, entre nueve y diez años, se encuentran ante varias
![Page 5: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/5.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
situaciones y deben elegir cuando es apropiado esperar el turno, con lo que
tendrán que plantearse acerca de cuál seria el procedimiento más adecuado a
seguir, permitiéndoles esto ir sembrando la semilla de la imparcialidad y el
pensar critico.
Lipman habla por último, de la promesa de la potenciación intelectual, que
viene a ser una parte fundamental de su texto por centrarse en el aspecto
práctico de todo lo visto. Ante la pregunta ¿cuál es la relevancia del
pensamiento crítico, para mejorar la educación primaria, secundaria, y
universitaria?, él considera que primeramente hay que tener en cuenta que el
enfoque de la educación está pasando del mero aprendizaje al pensamiento,
esto es, que se buscan estudiantes que aprendan a pensar por sí mismos y no
se limiten a lo que otros han pensado. Pero además de esto, también se quiere
que los estudiantes ejerciten el buen juicio, por ser ello en últimas, lo que
permite interpretar aceptablemente un escrito, argumentar eficazmente,
comprender lo que se nos dice, y escribir de manera coherente. Tal como dice
Lipman, el buen juicio opera apoyado sobre variadas habilidades de
razonamiento, y así, la educación es mejorada por medio del pensamiento
critico gracias a que este aumenta la cantidad y calidad del significado que los
estudiantes deducen de lo que leen y perciben, y de lo que expresan en lo que
dicen y escriben (Lipman 2001, 183). Esto se logra al reunir una serie de
destrezas cognitivas, tales como las de razonamiento, las de formación de
conceptos, las de indagación y las de traducción, por lo que de faltar una de
estas dentro del pensamiento crítico, se daría una insuficiencia del proceso, de
la aprehensión. De ahí la necesidad de enseñar a pensar correctamente y de
manera crítica, pero como un todo que requiere varias destrezas y
competencias de investigación. En fin, lo que Lipman plantea para que esto se
de, es que se requiere "empezar a tratar con los amplios campos de la
comunicación, de la investigación, de la lectura, de la escucha, del habla, de la
escritura y del razonamiento" (Lipman 2001, 184). Por ello la importancia de las
disciplinas filosóficas en el currículo, ya que estas aportan precisamente las
destrezas y los criterios necesarios para que haya una formación del
pensamiento crítico. Al analizar lo que constituye el pensamiento filosófico, es
claro que éste reúne los requisitos exigidos para desarrollar el buen pensar:
![Page 6: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/6.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
juicio, indagación., criterios, planteamientos, investigación, objetividad,
imparcialidad, y raciocinio, entre otros.
2. Pensamiento crítico y actitud filosófica.
Se puede pasar ahora a considerar si puede o no hablarse de algo llamado
actitud filosófica, y así, en caso de que tenga sentido, considerar lo que ella
es y lo que puede representar para el estudiante en formación. Al consultar el
diccionario, se descubre que la palabra actitud hace referencia a una
"disposición de ánimo manifestada exteriormente”. Esta definición es
suficiente y apropiada para llevar a cabo una indagación inicial, y, por lo tanto,
se asume como punto de partida. Una actitud representa una disposición, la
cual necesariamente se revela al exterior por el hecho de que resulta ser el
producto de un estado interno de ánimo. La persona con disposición mental
positiva y optimista, refleja en su conducta y palabras tal estado, y, por el
contrario, cuando no hay una muy buena disposición de ánimo, se dice que la
persona tal, presenta una actitud de prudencia, frialdad o agresividad, según
las circunstancias y su temperamento.
Ahora, como la actitud que aquí interesa es la filosófica, es importante
reflexionar un poco sobre esta expresión. Aquí bien vale la pena retomar
aquél sentido que en un principio se le daba a la filosofía, es decir, el de Amor
a la Sabiduría, tal como lo consideraba Pitágoras y Platón. Además hay que
tener en cuenta el principio según el cual no se puede llegar al conocimiento
de algo a menos de que nos aproximemos a él, y no podemos aproximarnos a
menos que lo amemos y nuestro amor nos lleve a él. Igualmente, para llegar a
ser sabios, hay que amar la sabiduría, ya que es la única forma de acercarnos
a ella y poder alcanzarla. Esto tiene que ver, de igual manera, con que no se
puede amar algo sin sentirlo, y para sentirlo necesariamente tiene que existir
en nosotros mismos. Para amar la sabiduría debe haber una inquietud interior
hacia ella, y aunque esto parezca que lo tienen pocos, lo cierto es que es
natural que todo hombre busque el conocer, como bien lo decía Aristóteles.
Todo esto lleva a considerar que lo filosófico está relacionado con buscar
conocer, y, por consiguiente, con cuestionarse, observar, y discernir. Una
búsqueda filosófica, una actitud filosófica, un esfuerzo filosófico, son
![Page 7: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/7.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
expresiones que hacen referencia a experiencias que emergen desde la
actividad del pensamiento, entendido como facultad que posibilita la
indagación por la verdad.
Así, al apreciar el término actitud filosófica, es claro que da a significar una
disposición especial en la que la mente está abierta y lista para hacer lo propio
de un quehacer filosófico de interrogación, indagación y observación de
fenómenos, con miras a ver el trasfondo de las cosas y conocer de su realidad.
Se puede afirmar desde esta perspectiva, que cuando se está en la actitud
filosófica adecuada, el investigador está apto para realizar un trabajo filosófico.
Esto también da a entender que a veces se puede correr el riesgo de pretender
adoptar una actitud filosófica, cuando en realidad no se está en una disposición
conveniente, tal como es el caso de tener arraigados de manera inconsciente,
prejuicios o ideas distorsionadas, que limitan un debido procedimiento de
asimilación cognitiva, adopción de posiciones, y expresión argumentada de las
mismas. Una actitud verdaderamente filosófica, tiene que ver así, como se
anotó, con el tener una mentalidad siempre abierta y dispuesta a aprender, en
otras palabras, con el aprender a volverse como niño, pues ello es fundamental
para avanzar en el conocimiento en general. En fin, se puede afirmar que sí es
lícito hablar de actitud filosófica, porque ella es característica y requisito
esencial, del que desea desenvolverse a partir de líneas de indagación
filosófica e investigación.
2.1. La mente filosófica.
Con lo anterior en claro, se puede considerar cierta relación entre la mente
filosófica y la actitud filosófica, antes de pasar a abordar el otro punto
anunciado, que se relaciona con la formación de la actitud filosófica en el
estudiante. Así, cabe decir en primer lugar, que cuando el ser humano llega al
mundo para hacerle frente a la vida, es introducido de forma gradual en
actividades y en desempeños que lo van ubicando dentro de la sociedad. En
efecto, las primeras relaciones son con la familia, luego con amigos y
conocidos, y así, poco a poco, se va ampliando los horizontes de acción e
interacción, hasta que el individuo se convierte en un habitante más del mundo,
con ciertos deberes, roles, y responsabilidades que cumplir. Durante todo este
![Page 8: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/8.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
proceso, cada sujeto se ha apropiado de una forma de vida, de pensar, de ser,
y ha adoptado un particular punto de vista de lo que le rodea. Se puede decir
que una pequeña parte es lo propiamente constitutivo de él, es decir, su
expresión espontánea en cuanto individuo autónomo. La otra parte, aún mayor,
es producto de lo que hereda de sus tutores, de su cultura y educación, y lo
cual ha asimilado casi sin darse cuenta, por el vivir diario en relación con otras
personas, y en el encuentro con fenómenos ya reconocidos de cierta manera.
Siendo así las cosas, el ser humano se ve inmerso en la vida social,
conduciéndose por lo que comúnmente condiciona sus juicios y actos, y con
poca preocupación de hacer un alto en el camino para pensar y buscar un
sentido y significado de lo que hace y de su entorno, es decir, asumir el mundo
desde otras representaciones y valores. Es por esto, que solo algunos son los
que pueden decir que tienen una mente filosófica, o sea una mente sin
prejuicios, humilde, atenta, abierta, amplia, que observa y reflexiona, que se
cuestiona y profundiza para alcanzar explicaciones sobre las cosas, de una
manera clara, coherente, racional, y, valdría decir, hasta inocente, en el sentido
de ser producto de un asombro hacia un mundo que por lo común no es
observado con atención y detalle.
Todo esto recuerda la obra de Matthews Gareth, El niño y la filosofía, en la
que precisamente se hace referencia a la importancia y necesidad de cultivar
la ingenuidad, para reelaborar nuestra percepción del mundo y ser más
conscientes de los hechos espectaculares y maravillosos que nos rodean, lo
que sería como un segundo nacimiento, un renacer, análogo a nuestro primer
nacimiento, durante la infancia, cuando se era "todo ojos y oídos". Ello es lo
propio de la filosofía, no el entramparse en complejos laberintos intelectuales
en los cuales a lo mejor hasta las inteligencias más brillantes se pueden
perder, sino el hacer frente a lo inmediato y de sentido común, y esto con el
objeto de lograr una comprensión que permita un mejor desenvolverse en el
mundo.
Ahora, aunque tal como se dijo antes, parece ser propio del ser humano, una
inclinación hacia el conocimiento, el buscar saber, también se puede apreciar
que hay una resistencia hacia el esfuerzo que implica salirse de lo usual y
![Page 9: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/9.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
descubrir, a lo mejor, que lo que se había estado contemplando como "negro",
era en realidad "blanco". En otras palabras, al deseo de comprender se
contrapone cierta resistencia al cambio de perspectivas, a superar prejuicios,
lo cual significa un esfuerzo de la voluntad para transformar modelos de
pensamiento, actitudes y estilos de vida. Si bien muchos se formulan
interrogantes y tratan de dar respuestas a ellos, esto se suele hacer de forma
superficial y con poco interés por ver la coherencia de lo establecido o
sentado, y si con ello, se llega al meollo, al fondo del asunto. Es importante
tener en cuenta que esto no significa que la persona que despliega una mente
filosófica, sea aquella que vive de manera azarosa, sin nada en claro, y con
un desempeño de pobre utilidad a la sociedad, a causa de no tener "los pies
sobre la tierra”. Lo cierto es que alguien de mentalidad abierta y observadora,
suele estar más dispuesto a responderle a su entorno, y a ser un pilar
edificante para la sociedad en la cual se desenvuelve. En efecto, contar con
una mente filosófica, significa tener la posibilidad de adoptar una actitud
juiciosa y a la vez osada, ante los retos de la vida. Por supuesto, desarrollar
una actitud de esta naturaleza, no sólo depende de la actividad del
pensamiento, sino además, de convicciones profundas y sentimientos, pero lo
claro es que cultivar una disposición interna que apuesta por asumir una
mentalidad abierta y crítica, conduce a acciones creativas, razonadas y
responsables, que pueden contribuir al logro del mejor mundo posible. Esto es
así porque una mente filosófica implica desplegar, de igual manera, una
mente ética:
Los educadores pueden facilitar la consecución de la mente ética destacando las otras acepciones de la palabra “bueno”. Los estudiantes deben entender por qué aprenden lo que aprenden y cómo se puede aplicar este conocimiento de una
forma positiva. Una de las tareas de quien estudia una disciplina es entender el mundo. Pero otra es usar esta comprensión para mejorar la calidad de vida y procurar que esta comprensión no se use de una forma destructiva. (Gardner 2005, 101)
3. La formación de la actitud filosófica desde el debate en el aula.
Es importante centrar ahora la reflexión en lo que significa promover el
desarrollo de una actitud filosófica en el estudiante, en este caso, en el bachiller
y el universitario. Es claro que asumir esta cuestión no se limita a las
instituciones educativas, ya que educar en pensamiento crítico es condición de
![Page 10: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/10.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
posibilidad para un ejercicio autónomo y responsable de la ciudadanía, con lo
que resulta que a todos compete generar condiciones que promuevan dicho
ejercicio.
Así, como punto de partida se puede considerar la divisa de la Ilustración:
¡Aprende a hacer uso de tu propia razón! Es evidente que a medida que pasa
el tiempo, adquiere mayor relevancia la necesidad de que cada individuo
aprenda a pensar por sí mismo, y este pensar, no es un pensar cualquiera, sino
un aprender a pensar correctamente. Esta necesidad, producto del desarrollo
socio-histórico de la humanidad, implica a su vez, un cambio en el enfoque de
la educación, ya que resulta esencial enriquecer las posibilidades de cada
persona, promoviendo el despliegue de las potencialidades que fortalecen la
actividad del espíritu, y hacen del individuo un ser responsable consigo mismo,
con la sociedad y con el entorno natural. Algunas facultades y potencialidades
que pueden ser fomentadas son el discernimiento, el raciocinio, la intuición, la
imaginación y la voluntad, lo cual lleva a que el sujeto educable desenvuelva
cada vez, un mayor estado de consciencia, es decir, un horizonte mental más
amplio y comprensivo del mundo donde despliega su ser. Quizá uno de los
medios para lograr estos objetivos de formación integral, es fomentar desde el
aula de clase, la actitud filosófica por medio del debate. A partir de este
enfoque, el rol del profesor cobra sentido en relación con su preparación para
orientar a sus estudiantes en el desarrollo de potencialidades y competencias
que pasan por el aprender a pensar, esto es, pensar de manera crítica y
argumentativa, a partir de buenos juicios. Desde esta perspectiva, se puede
afirmar que:
La crítica representa el crisol del conocimiento como el conocimiento representa el crisol de la crítica. La clave del asunto reside en la capacidad de análisis. Ahora bien, esta capacidad no se podrá potenciar si nosotros pensamos en lugar de nuestros alumnos: únicamente será posible si nosotros les invitamos a pensar por sí mismos. Por consiguiente, la crítica forma parte de la esencia del proceso de aprendizaje. Vayamos un poco más lejos, pues es la identidad del alumno la que está en cuestión. ¿Quién es él? ¿Qué se le pide? Dos preguntas íntimamente ligadas […] Además, no se puede prescindir de la ignorancia en tanto que exigencia de pensamiento. Incluso debería fomentarse para que fuésemos más conscientes de ella. Del mismo modo que el conocimiento, la ignorancia es el fundamento del espíritu crítico. La base del espíritu crítico puede ser concebida como una ignorancia que es consciente de su estatus de
![Page 11: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/11.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
ignorancia. La ignorancia implica el asombro, la sorpresa, la interrogación. Es un estado de la mente que crea una petición, una llamada al pensamiento. (Brenifier 2005, 65)
Generar un ambiente de aprendizaje que promueva pensamiento crítico desde
una actitud filosófica, implica hacer uso de estrategias como el debate, ya que
por medio de él, se motiva a la interpretación de diversos problemas, y al
desarrollo de argumentos que den cuenta de cierta lectura de la realidad. En
este sentido, el trabajo investigativo a nivel individual y colectivo, es una
herramienta fundamental, de tal modo que el profesor tiene la función de servir
de guía y consejero, pero sin arrogarse el papel de dictador o mero trasmisor
de información. En esta forma es que se puede lograr que el estudiante
adquiera de manera gradual, una cualidad esencial para todo individuo, esto
es, la confianza en sí mismo. De igual forma, el estudiante nutre su vida por
medio de las capacidades de conceptualización y comprensión que va
aprendiendo, lo que le permite darle una mayor significación a lo que observa y
manifiesta en su diario vivir. Lo esencial es que el debate se convierta en una
herramienta o estrategia pedagógica para el adecuado uso del pensamiento. El
debate se puede propiciar teniendo como base la lectura de un texto
especializado, o una historia. También puede partir del simple diálogo sobre un
tema o proposición especialmente llamativo, que invite al ejercicio del juicio y la
reflexión crítica. A partir de estos factores detonantes, se puede pedir que los
estudiantes trabajen en parejas o en grupos, de tal manera que se puedan
asignar roles argumentativos que conlleven a asumir posiciones a favor o en
contra, de determinado problema u objeto de estudio. Lo claro aquí, es que el
papel del profesor deja de adoptar un papel protagónico.
Existe un principio básico de la discusión en clase: el profesor debe trabajar más como un animador que como un profesor. Lo que significa que su función debe
limitarse a conseguir que sus alumnos trabajen, no a trabajar él en su lugar. El debate no debe mantenerse entre el profesor y sus alumnos, puesto que en este caso nos encontraríamos más bien ante una clase magistral en la que el profesor siempre tiene la última palabra, pues sus opiniones provienen de su posición de autoridad. (Brenifier 2005, 73)
Por otro lado, también se requiere partir de identificar las necesidades y
capacidades de cada estudiante, así como las características de la edad de la
población que será afectada por la mediación pedagógica del debate. En este
![Page 12: 9 Educar en El Pensamiento Crítico](https://reader035.vdocumento.com/reader035/viewer/2022072116/55cf94eb550346f57ba55355/html5/thumbnails/12.jpg)
Simposio Internacional de Pedagogía – Humanidades y Educación. Escuela y Pedagogía Transformadora. Abril 19 y 20 de 2012 – Universidad Autónoma de Occidente - Cali Colombia - ISBN: 978 958 460 4019
sentido, resulta importante considerar en lo posible, la personalidad, entorno
sociocultural, y gustos, de los miembros de la comunidad de indagación. Con
este conocimiento previo, el profesor puede ir estimulando en los estudiantes,
diversas facetas de sus talentos e intereses. De igual manera, esto permite
seleccionar los problemas y narraciones más pertinentes y adecuados, de tal
manera que la actividad genere de entrada, motivación y diversas expectativas.
Con base en esto, resulta fácil que los estudiantes se involucren en el trabajo
en el aula, ya que se identifican con el construir posiciones críticas, desde un
ejercicio de interpretación, argumentación y proposición, mediante el debate
Conclusión
Por lo examinado, se puede afirmar que el futuro desarrollo de las sociedades
dependerá en parte, de las potencialidades espirituales y la estructuración del
pensamiento, que logren afianzar especialmente los educadores, en sus
estudiantes. Se requiere, en efecto, de personas comprometidas consigo
mismas, conscientes de su realidad, y dispuestas a darse a sí mismas en el
servicio a la comunidad. Para logar esto, para hacer frente a los diversos retos
del mundo de la vida, resulta fundamental educar en el pensamiento crítico y
en la actitud filosófica. En efecto, estas cualidades conllevan tanto a
aproximarse a la realidad desde variadas ópticas, como a buscar transformarla
mediante nuevas formas de relacionarse con ella, y las múltiples posibilidades
que tiene el conocimiento aplicado. En este sentido, el uso del debate en el
aula, como herramienta pedagógica, posibilita el desarrollo de competencias
que permiten estructurar el pensamiento, a partir del aprender a enunciar
juicios claros y razonamientos coherentes.
Bibliografía
GARDNER, Howard. (2005). Las cinco mentes del futuro. Barcelona: Ediciones Paidós. BRENIFIER, Oscar. (2005). Enseñar mediante el debate. México: Édere. LIPMAN, Matthew. (2001). Pensamiento complejo y educación. Madrid: Ediciones de la Torre.