80 sombras de noy fernando noy
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80 SOMBRAS DE NOYFernando Noy presenta Historias del under, el libro que recupera la escena de los años ochentaTRANSCRIPT
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LABERINTO DE PASIONESFue tanto protagonista como espectador de esa movida que comenzóalrededor de 1982, apenas finalizada la Guerra de Malvinas y quealcanzaría hasta entrados los años ’90. Se la denominó under, unapalabra que, según aclara, todos ellos rechazaban. El –protagonista ytestigo– es Fernando Noy y ellos son Batato, Urdapilleta, Klaudia con K,Vivi Tellas, Mosquito Sancineto, Tortonese, las Gambas al Ajillo y unalarga lista de actores, performers y personajes variopintos. En 2004 Noyhizo un programa con sus historias para Canal (á) que ahora se haconvertido en un libro de testimonios y recuerdos de flamante publicación:Historias del under (Reservoir Books), que revisita una época que aúnirradia sus fulgores, pero que permite hacer un balance de estéticas,sociabilidades y estilos –a pesar de dar una impresión de caos eimprovisación– que fusionaron teatro y danza con poesía y artes visuales.Una época signada por el desenfado en medio de la desesperación, la luzentre fragmentos oscuros, la enfermedad en medio de la vitalidad.
Por Salvador Biedma
Es una catarata. Anécdotas, años, nombres propios van encadenándose,imparables, en la voz de Fernando Noy. La sola mención de una personaderiva en una explicación que él se resiste a interrumpir y, en eso, surgeotro nombre que inicia otra larga historia. Aunque la idea es centrarnos en sunuevo libro, está determinado a explicar cómo llegó a ser representante delCuchi Leguizamón. Entonces, toma un desvío y se remonta a un conciertode Mercedes Sosa que él produjo en Brasil durante la dictadura militar. Deese relato se desprende que fue testigo del momento en que la tucumanaescuchó por primera vez a Suna Rocha y Raúl Carnota y recuerda que, encuanto ellos terminaron “Grito santiagueño” –hace una pausa para cantar laprimera estrofa–, Mercedes Sosa gritó (la imita, levanta la voz): “Eso esmío”.
De ahí, por alguna asociación, puede saltar a anécdotas con Marta Minujín,Pedro Lemebel, Tanguito, Alejandra Pizarnik, Antonio Gasalla, a la visión deJanis Joplin durante un viaje de drogas en Francia o a la admiración porartistas actuales como Sofía Viola. Entre tantos recuerdos atropellados, enese laberinto de historias, con la mano se estira el cuello de la remera haciaabajo y hacia la derecha para mostrar parte del pecho, para que uno veaque, sin cirugía ni nada por el estilo, algo en su geografía le permite decir:“Los resultados de ciertas investigaciones dan un 80 por ciento de feminidaden mi cuerpo”. Unos minutos después vuelve a estirar el cuello de la remera,hacia abajo, ahora hacia la izquierda, mientras comenta la fascinación deBatato Barea por la piel de Klaudia con K, que murió el día anterior a estaentrevista, el 5 de marzo. Por eso, Noy casi no ha dormido.
Klaudia con K estuvo entre los tantos personajes del under de los ’80 y ’90.“Fue la primera travesti que se desnudó frente a los espectadores”, aseguraMosquito Sancineto en el recién editado Historias del under. Noy toma undesvío, explica que desde hace tiempo ve la muerte como una casa de citasa la que llama Hotel El Infinito (en otros momentos asegura que la gente nomuere para él, que necesitó convencerse de que la muerte no existe, quesigue viendo a las personas después de muertas), y dice que Klaudia con K“era la odalisca travesti con la que Batato Barea armó millones denumeritos; tenía una mirada de tanta inocencia dentro de lo obsceno queesa fusión no se podía creer”.
DOMINGO, 15 DE MARZO DE 2015
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> Fragmentos de Historias delunder, de Fernando Noy
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NOTA DE TAPALABERINTO DE PASIONES Fernando Noy presenta Historias delunder, el libro que recupera la escenade los años ochenta Por Salvador Biedma
PAIS JARDIN DE INFANTESPor Marcelo Figueras
ENTRE LAS CUERDASPor Sergio Pujol
PONER EL CUERPOPor Walter Lezcano
EL ORIGEN DE LA CAÍDAPor Paula Vázquez Prieto
CON VUELO PROPIOPor Sergio Marchi
BAJO LA PIEL DE EVAPor Gustavo Nielsen
UNO DOS ULTRAVIOLENTOPor Mariano Kairuz
PERSONAJES. LA INCREIBLE ESTRELLAPOP AMPUTADA VIKTORIA MODESTACON LAS PIERNAS MÁS BONITASPor Micaela Ortelli
FAN > UNA FOTOGRAFA ELIGE SU FOTOFAVORITA: VICTORIA GESUALDI Y“PEQUEÑA HISTORIA DE LA SEMANA”, DEJORGE SAENZUNA POESÍA INCÓMODAPor Victoria Gesualdi
VALE DECIRLA HORA DEL TÉ
VALE DECIREL MUERTO EUCALIPTO
VALE DECIRCUANDO LA GRAN MANZANA SEPUDRA
VALE DECIRAYER, HOY Y ¿SIEMPRE?
INEVITABLESInevitables
SALIA COMER CARNE (PARA TODOS LOSBOLSILLOS)Por Cecilia Boullosa
F.MERIDES TRUCHASF.Mérides TruchasPor Daniel Paz
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Martes, 17 de marzo de 2015
Historias del under fue un programa de trece capítulos, escrito y conducidopor Noy, que emitió Canal (á) en 2004. Se adaptó ahora a formato libro, coninteresantes agregados, a partir de una propuesta de TranquiloProducciones, la empresa que había llevado adelante el ciclo. Para eso, fuenecesario desgrabar, reescribir, todo un proceso en el que colaboró MarcosMayer. Noy afirma que hubo que hacer una “acrobacia” porque, desde luego,hay grandes diferencias entre una pantalla y un libro. Muchas veces él figuranombrado en tercera persona, como si otro hubiese escrito esas páginas.“No me quedó otro remedio”, explica. “Hablo de la época en un tono neutro,están los testimonios de los demás y, si no me ponía de ese modo, mi vozno aparecía. Asumí mi dualidad, mi luna en Géminis, y punto.” Usa el “yo”en el capítulo sobre Barea, pero en general la primera persona no aparece.Ya habrá “un ego absolutamente habitado desde el yo” en el Diario deinsomnio que está preparando, que recorre las experiencias de toda su viday seguramente saldrá en 2016.
Se hace difícil no pensar Historias del under en relación con otro libro deNoy: Te lo juro por Batato, publicado en 2001 por el Centro Cultural Rojas.Los dos construyen una sucesión de imágenes que se centran en la mismaépoca, en los dos hay una multitud de voces que participaron en aquellamovida, son muchos los protagonistastestigos que hablan en ambos textos:Helena Tritek, las Gambas al Ajillo, Laura Ramos, Humberto Tortonese, LosMelli... Aunque uno es una biografía coral y el otro funciona como el registrode un ambiente, Batato Barea y el under están aunados en la memoria demuchos (“Batato era el poeta, el cráneo, la luz de toda esa movida”, diceNoy). Estos libros se complementan, juntos dan una idea bastante clara delo que fue ese entorno.
Noy está un poco asombrado por la repercusión de Historias del under. Noes que no la esperara, pero comenta que por primera vez publica en unaeditorial “mainstream” (Reservoir Books, del grupo Penguin Random House)y nota que existía una avidez por el tema del libro. Aunque la palabra quedóestampada en el título y él mismo la usa constantemente, afirma que en sumomento odiaban el término “under”.
¿Cómo te suena hoy esa palabra?
–Es como si oyera llover, como si dijeras “gol”. Nosotros decíamos“engrudo”. Medio drogadas y borrachas, veíamos las letras de “underground”entremezcladas y dije: “Es un engrudo”. Tampoco usábamos la palabra“performance”. Con Batato, en las gacetillas, poníamos “numeritos a cargode...”.
¿Y palabras como “varieté” no les molestaban?
–No. Eso nos sonaba más a trolas francesas, no venía del imperialismoyanqui.
Sin embargo, se usaba “clown”, que viene del inglés.
–Sí, todo viene... pero queríamos mostrar cierto inconformismo. Tampocoéramos “gays”, éramos putos.
¿Te lo juro por Batato e Historias del under sólo se podían contardando espacio a distintas voces?
–Para el libro de Batato yo podía contar nuestra gran alianza, peronecesitaba que alguien corroborase esas historias, tenía miedo de que lagente no me creyera, una especie de paranoia mitómana. Entonces,entrevisté a Hebe de Bonafini, María Elena Walsh, Gasalla y muchas otrasfiguras que conocieron a Batato.
CULTIVO UNA ROSA NEGRA
Noy volvió a Argentina en 1982. Se había exiliado en Brasil en los ’70. Alládescubrió que, pese a la feroz dictadura, había “zonas encantadas” en lasque los militares no se metían, donde estaba permitido “un tráfico de laautenticidad, el placer, la desmesura”. Conoció ahí el tropicalismo y cuenta
que brilló en los carnavales. Sonríeal oír el nombre de Mijail Bajtin,presta atención a la cita: “ElCarnaval une, acerca, comprometey conjuga lo sagrado con loprofano, lo alto con lo bajo, logrande con lo miserable, lo sabiocon lo estúpido, etcétera”. Laspalabras de Noy atropellan: “Sepuede decir, entonces, que elunderground fue un Carnavalpermanente”.
Hablamos de un ámbito donde secruzaban géneros y disciplinas,donde se tomaban textos clásicosy se los deformaba, donde separodiaban canciones arquetípicasde décadas anteriores o alguienrecitaba poesía española mientras
tiraba verduras al público. En algún momento, Noy, Barea, Urdapilleta yMarcia Schvartz recorrieron los carnavales porteños sumándose a la murgaLos Viciosos de Almagro.
La música, el teatro, las artes visuales, la danza y la poesía se mezclaban –muchas veces con vestuarios reciclados, accesorios tomados de la basura,maquillajes robados– en lugares como Café Einstein (inaugurado en 1982),Cemento (1985), el Parakultural (1986) o el Rojas (fundado en 1984). Enestos y otros sitios convivían varias tribus, desde punks hasta los “rarospeinados nuevos”. Vivi Tellas explica en Historias del under que a principiosde los ’80 no había bares ni teatros donde pudiesen actuar Las Bay Biscuits,pero el rock contaba con ciertos espacios y, entonces, el grupo se incorporóahí. O sea que, desde el minuto cero, la movida under estuvo ligada al rock.Y esa sociedad se mantuvo con una larga lista de músicos: Virus, Sumo,los Redondos, Charly García, Los Twist, Soda Stereo, Alphonso S’Entrega ymuchos más.
En diciembre de 1989, Eduardo Berti publicó un libro fundamental sobre elrock de los ’80: Rockología. Ahí plantea que la década empezó en 1982, conla resaca postMalvinas de Galtieri, y marca un quiebre en 1985: hastaentonces hubo tres años de euforia y “rock divertido”, en 1986 empieza unaetapa de desencanto ligada a lo dark. Noy menciona a Massacre Palestina,Todos tus Muertos, Geniol con Coca y su propia banda –Tetra Brik– comoexponentes de esa estética.
“Yo, que había estado en el ‘amor y paz’ de los ’60 con la rosa sagradacomo idea, de pronto me fasciné con la rosa negra, la rosa de cuero, quepara mí era más blanca que la luz. ‘Negro es el corazón de la luz’, decía enuna de mis canciones.” Cuenta que Rolly Bombón (“un gran diseñador quefalleció de sida”) le preparaba el vestuario después de darle dos pastillaspara dormir. Era el único modo de que se quedase quieto mientras lemontaba la ropa con la que cantaría. Eso llevaba largas horas de trabajo conhilos de cobre y elementos tomados de la basura, además de unos zapatoscon plataformas enormes, grafiteados. “No era una cosa naïf ni diabolique,sino un estilo nuevo, vinculado a lo dark.”
Aunque se suele asociar la movida under a los ’80, una de las obrasemblemáticas fue María Julia: La Carancha, una dama sin límites(protagonizada por Barea, Urdapilleta y Tortonese), que se estrenó en 1991 yse reía de un personaje clave en la década menemista. Entonces, parecedifícil marcar fechas precisas de inicio o cierre. Noy menciona varios hitosque, según él, forjaron el final. Cuando murió Barea, a fines de 1991, MarciaSchvartz le dijo: “Muerto Batato, muerto el underground”; eso le sonó aprofecía. A la vez, quiere remarcar que, con la apertura de El Dorado, la Ageo Morocco, el under se “desunderizó”. Claro que siguió –y sigue– habiendocircuitos alternativos donde circulan diversas disciplinas artísticas, pero yano formaron parte de aquella movida.
El primer capítulo de Historias del under habla de La Organización Negra,que hizo un espectáculo en el Obelisco ante 60 mil espectadores.
¿Eso sigue siendo under?
–Sí. La Organización Negra venía de Cemento. Es under multitudinario. Noimportan las cifras. Nosotros hemos trabajado en el Parakultural para sietepersonas, para diez... Después empezó a llenarse. Estábamos en esaballena alada que era la cueva del Parakultural y nos sentíamos a salvo detodo, no importaba si venían cinco o veinte.
Toda esta movida se centró en Buenos Aires. ¿Sabían lo que pasaba enotros puntos del país?
–A veces, acá la cosa se ponía mal y nos quedábamos sin pistas deaterrizaje para nuestra locura. Entonces, le decía a Batato: “Vámonos delpaís, vamos a Rosario”. Yo adoraba esa ciudad porque llegaba en cuatro ocinco horas, el tiempo máximo que puedo aguantar un viaje, y, aparte, en laépoca del “circo”, como acá habían prohibido las anfetaminas, los hippiesíbamos a comprarlas a Rosario. Fue una de las ciudades más visitadas porlos personajes del under. Me acuerdo de que, para un espectáculo en elDiscepolín, conseguí unos hongos. En medio del escenario, de repente, losmúsicos que me acompañaban dejaban de tocar, se sentaban y le hablabanal piso. Ya no sabíamos cuál era el show, si había un show, si estábamosen este planeta... pero toda la platea parecía estar en hongo también.
EL TEATRO Y SU DOBLE
A lo largo de Historias del under serepite varias veces la importanciade un cambio en la relación con elpúblico, la ruptura de la “cuartapared” que separa al escenario delos espectadores. “Tratábamos deincorporar al público a los besos, alos arañazos”, cuenta Noy. “Unose pone a buscar los misterios deléxito de esas noches loquísimas yquizá se deba en parte a que elpúblico empezó a sentirseprotagonista.”
No siempre esa interacción sedaba en forma pacífica. Tambiénhabía entre los espectadores“gente petardista, reaccionaria”, según Noy. En una discoteca de RamosMejía tiraron un sillón al escenario mientras Urdapilleta actuaba. Le pasócerca. Si le caía encima, dicen los testigos, es imposible saber qué habríapasado. “Bueno, estábamos en el Oeste y... el que quiere Oeste, que lecueste. Eran tiempos de los mataputos. Yo tengo marcas de torturas de lapolicía en el cuerpo.” Noy se restriega las piernas, los muslos, con lasmanos, por arriba del pantalón. “Estabas felando a un chabón y, cuandosentías el Actimel en la garganta, tenías que salir corriendo porque temataba. Este era un país de mataputos y pasó a ser ‘gay friendly’. Me matode risa. Tampoco es tan ‘gay friendly’ porque la palabra ‘puto’ sigue estandoahí. En la época del under, a la policía nos gustaba decirle la Gaystapo.Aparecían diez canas y te sentías una especie de Anna FrankFrankenstein.”
Lo que cuenta choca de algún modo con la repetición constante de lapalabra “libertad”, en distintas voces, a lo largo de su nuevo libro, pero hayque pensar que Argentina venía de la dictadura militar, que el under se vivíacomo un refugio de libertad creativa, había una suerte de destape –visibletambién en la revista Cerdos & Peces, por ejemplo– y, al mismo tiempo,hablar de libertad era una forma de pedirla, casi un sortilegio: “Teníamos queincrementar el bulbo verbal y por eso usábamos ‘libertad absoluta’ comolema”, afirma Noy.
Destacados artistas que estuvieron en la segunda etapa del Parakultural,
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cuando se mudó a la calle Chacabuco, están ausentes en Historias delunder: Alfredo Casero, Fabio Alberti, Mariana Briski, Marcelo Mazzarello...Noy dice que admira a varios de ellos –en especial, a Casero–, pero noestán en sus recuerdos de la época o sólo conserva imágenes de “cuandonosotros ya estábamos partiendo a otra etapa”. Hace una pausa mínimapara cambiar de tono y afirma: “Ellos serían los nietos del under”.
No hay sorpresas cuando menciona a las principales figuras: Batato Barea,Urdapilleta y Tortonese. “Batato tenía un ritmo propio y el deseo de introducirla poesía en vez de la morcilla típica del clown... Pienso en Urdapilleta y medesmayo. Todavía no nos damos una idea de lo que fue: un cometa quepodía unir a Artaud con Copi y con Perlongher.” Sigue hablando con un tonodulce que va creciendo para remarcar lo “irritable” que era Urdapilleta. “Engeneral, las grandes son irritables. Creo que la única nena boba, la nenabuena, era yo. Les tuve mucha paciencia a todos ellos.” Sin embargo,muchos de los que conocieron a Barea usan la palabra “ternura” paradefinirlo. Entonces, Noy aclara que Batato no entra en ese “ellos” porquesiente que fue prácticamente su doble.
La catarata de palabras va sumando nombres y definiciones: las Gambas alAjillo (“mujeres extraordinarias”), Omar Chabán (“el amigo del alma y el dolormás grande”), Los Melli (“por favor, no sabés lo que eran”), MosquitoSancineto (“no estaba tan metido en nuestro grupo, pero estaba con sugrupo y aportó una ecuación nueva”). Vuelve a Barea, a Tortonese. Habla dela foto de Marcos Zimmermann, tomada en 1989, que ilustra la tapa deHistorias del under: “Está todo dicho ahí. Hay una fuerza... Es como unpostkabuki”.
También hay algo de Copi en esa imagen, ¿no?
–Claro, sí, pero Copi era una dama digna al lado de ellos. Yo lo conocí. Estosería un Copi furioso, Copinocopiado, Copi furiosamente dulce y pasional.
Parecés ubicarte todo el tiempo como protagonista y espectador a lavez.
–Ah, ¿viste qué raro? Me tocó ser el transmisor, el médium, el chamán deesa tribu, pero yo también la habité: ése es el plus que me permite estar enpaz.
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