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    reina y verta sobre l, por precaucin, una nube que lo vuelve invisible a lo largode su recorrido; slo la disipar a ltimo momento, cuando, apareciendosbitamente ante los ojos de los espectadores estupefactos, ya habr tocado lasrodillas de la de la duea de casa. (7,143-5)

    No obstante, cuando Ulises dse despierta en taca esa misma nube queAtenea extendi sobre l de la misma manera, no lo vuelve invisible a la miradade los otros en esta oportunidad, sino que vuelve otro aquello que su propiamirada le da a la visin.

    Sobre las rutas de Feacia la neblina que camufla la presencia de Uliseshasta tanto no haya puesto su suerte en manos de Arete responde a exigencias

    de seguridad muy comprensibles. Pero, cul es la razn de esa nube que lehace ver a su patria como una tierra extranjera? Un detalle del episodio enFeacia, por lo que entraa precisamente de incongruente, nos pone quiz en lava de una respuesta? Atenea no se contenta con volver invisible a Ulisesenvolvindolo en la bruma, lo instar, cuando la siga, a no mirar a la cara a ningnser humano (meden tinanthroponprotisseo), cual si la invisibilidad no seadquiriese plenamente ms que con la condicin de no cruzar en el camino lamirada de cualquiera que pudiese verlo. Entre ver y ser visto la reciprocidad seimpone tan rigurosamente que la mejor manera de escapar a la vista de alguienes tambin no tratar uno mismo de observarlo: para que el ojo del otro noarriesgue traspasar la nube de oscuridad que los envuelve, para permanecerignorado hasta en la propia presencia, lo mejor es evitar dirigir al otro el brillo de lapropia mirada, hacerse ciego ante quien no debe, vindolos, conocerlos(Phaiekes ouk enoesan).

    Ahora bien nos trata en taca de que Ulises permanezca invisible, depenetrar en su palacio sin que nadie lo vea. El xito del plan que maquin lamente retorcida de Atenea no exige que disimule su presencia, sino que cambietotalmente su apariencia, que se lo tome por otro, por un extranjero, a l, el amode esas tierras y que, aunque lo vean en tanto est ah, en carne y hueso, nuncase lo identifique. Vuelto a su hogar, viendo con sus ojos, tal como lo anhelabaardientemente, a sus allegados, su mujer, su hijo, su tierra, su casa, Ulises debe

    entrar en la piel de otro, dejar de ser l mismo, volverse desconocido de pies acabeza, incluso ante los ojos de sus ms ntimos. Leamos ntegro el texto querecin citbamos:. Parapermanecer oculto en Feacia en su nube de invisibilidad Ulises deba cuidarse dearrojar su mirada a la cara de otro; de igual modo, en taca, para que nadie loreconozca, el que se devela ante l debe aparecrsele, primero, comoun paisaje ignorado. Asegurar su incgnito exige, a su vez, un desconocimiento

    de su mirada del decorado ms familiar de su isla. En el palacio de Alcnoo la2

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    nube que camufla a Ulises se disipaba de golpe, por voluntad de Atenea, una vezque el hroe alcanzaba la meta fijada: cual si surgiese de la noche el hroeapareca bruscamente a la luz, manifestando ante los ojos de los huspedesboquiabiertos del palacio su presencia autntica. Atenea tambin disipar la nube

    sobre la ribera de taca cuando le parezca el momento oportuno. Debe ponerprimero a prueba a Ulises. Considerando el tiempo con que suea ver a lossuyos, reencontrarlos, ser acaso capaz de asumir de modo suficientemententimo el aspecto y la persona de un extranjero como para lograr engaar inclusoa sus ntimos? Atenea debe estar segura de que Ulises est dispuesto a hacer loque ella espera de l: jugar dentro de las reglas hasta el fin, sin desfallecer, eljuego de la alteracin. La diosa le declara entonces a su protegido, siempredispuesto a pensar, pese a lo que ella le afirma, que se encuentra en una tierraextranjera: .

    Cambiar de identidad, qu significa eso en el mundo de Ulises, esasociedad del cara a cara, de la cultura de la vergenza y del honor donde cadauno est colocado bajo la mirada del otro y no se conoce a s mismo ms que enel espejo de la imagen que los otros le presentan de su persona, haciendo eco alas palabras de elogio o reproche, de admiracin o desprecio que profieren en loque a l respecta? El estatus social y persona de un individuo lo que es ante losojos de los otros y de los propios- no es separable de su apariencia, quiz cabradecir ms bien de su aparecer, es decir de la manera en que es visto, conocido,reconocido, en los dos sentidos de este ltimo trmino, reconocimiento queimplica al mismo tiempo que se sabe quien es, de quien se trata su nombre, supatria, sus padres- y que se aprecia exacatamente su valor, su excelencia, surenombre. No basta, asimismo, para cambiar su identidad cambiar su apelativo,darse otro origen, falsa patria y parentesco ficticio, inventarse un pasado ilusorio,revestirse de vestimentas extranjeras, hay que volver irreconocible aquella que deentrada uno da a ver, el propio rostro, la propia cara, ese prosopon que significaliteralmente lo que est de frente presente a la vista. En primer lugar pues hayque modificar el prosopon. Pero la cara slo vale como parte descubierta,aparente, del cuerpo en su totalidad, su talla, su tamao, su prestancia, su andar,su tinte particular. Hacerse un cuerpo otro para no ser ms semejante a s mismo.Ahora bien, la desemejanza respecto de s mismo puede obtenerse de dosmaneras contrarias segn se opere hacia arriba o hacia abajo. Ulises, en ms de

    una ocasin, conoco esa doble forma de desemejanza consigo mismo, la primerade ellas es una suerte de supraasmilacin que realiza al personaje en su plenadimensin heroica, en su estatuto de agathosaner, hombre valeroso, volvindolo; la segunda lo reduce por subasimilacin, a ya no sernadie (personne), desfigurndolo, afeando a travs de su cuerpo su ser mismohasta que por defecto de similitud, de conveniencia, haya perdido figura humana.

    Tomaremos en el episodio feacio nuevamente un ejemplo de esta dobleposibilidad de distancia mxima respecto del aspecto habitual de una persona,como si para cada quien existiese, a partir de la forma ordinaria, media de suaparecer, en ambos sentidos, un margen de variacin cuyos lmites dextremossera, por un lado, una total restauracin de su figura, en la plenitud de los

    valores que presenta, a la semejanza de un dios; por otro, un deterioro, o incluso3

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    una total degradacin, en la indignidad de un desemejanza completa de lohumano.

    Dejando Calipso en la balsa que l mismo construy con ayuda de la ninfa,Ulises navega solitario por las rutas de altamar. El da dcimo octavo aparecieron

    muy cercanas (phane) en el mar brumoso las costas de Feacia. Poseidnentonces, volviendo de los confines del mundo adonde haba asistido a unbanquete entre los etopes, descubre sbitamente a Ulises bogando en su balsa.

    El dios lo ve (ide), la rabia lo invade. Oculta (kalupse) la tierra y el mar en laoscuridad de una misma noche. Desencadena la tempestad. La balsa vuelca.Ulises hubiese perecido si, a su vez, Ino Leucothea no lo hubiese visto (iden) ysocorrido. Durante dos das y dos noches Ulises, nada a la deriva, peloteando deola en ola. El tercer da el viento amaina, la calma se establece, no hay ni unsoplo. El hroe ve (eside) la tierra muy cerca, la examina con la mirada (oxuproidon). Experimenta la misma alegra que los nios viendo, luego de una largaenfermedad, reaparecer un padre (phane-i). Una vez que logra llegar a tierra

    firme, en la desembocadura de un ro, Ulises agotado busca, para recostarse all,un escondite donde taparse, al abrigo de las miradas. Disimulado bajo un montnde hojas (enekrupse, kalupsato), Ulises est decidido, pese a su fatiga, a nosucumbir al sueo por temor de dejarse sorprender. Pero apenas se encuentraescondido por las hojas Atenea, vertiendo en sus ojos el sueo como una sombranebulosa, extiende sobre sus prpados ese escondite de oscuridad y lo duerme(amphiikalupsas).

    Emerge del sueo y la neblina en que se siente oculto, debido a los gritosagudos lanzados por las sirvientas de Nauscaa cuando su ama hace caer en elagujero de una cascada la pelota de su juego. Ulises sale de su refugio como unlen de las montaas cuyos ojos arrojan llamas. Avanzando hacia las jvenes,les apareci horrible, el cuerpo arruinado por el mar (smerdaleos dau tesi phanekekakomenos hame). De inmediato todas huyen espantadas. Slo Nauscaapermanece en su lugar. Pero aunque es espantoso de ver, Ulises no deja de seragradable de escuchar cuando afirma no haber nunca visto con sus ojos(idon...ophtalmoisi) belleza semejante a esa joven mujer parada erguida ante l, alverla le invade un respeto sagrado. Tan slo semejante a sus ojos a la jovenpalmera que conocio (enoesa) antao en Delfos, elevndose hacia el cielo. Delmismo modo en que vindola entonces cay en xtasis de igual modo, a titambin, joven mujer le dice a Nauscaa-, te admiro y caigo en xtasis. Alsostener estos dichos que desmienten su srdida apariencia, Ulises no deja ni de

    intrigar ni de ganar la simpata de la hija del rey: T no eres le dice ella-semejante a un villano ni a un imbcil. Ordena a sus sirvientas que le traigan aese extrao naufrago con que vestir adecuadamente y tambien aceite parauntarse despus del bao. Ulises se lava en las aguas del rio, purifica su cuerpo,su cabeza, su rostro de las impurezas y la suciedad que mancillaban su piel, sefrota con aceite y se pone las vestimentas que han dejado cerca suyo y entoncesAtenea, la hija del gran Zeus, hacindolo aparecer ms grande y ms fuerte(meizona teisideein kai passona), haca caer en su frente bucles de cabello conreflejos de jacinto, como un artista hbil instruido por Efeso y Palas Atenea detodas sus recetas, labra en otro sobre plata (pericheuetai) una obra maestra degracia (chorienta erga), as Atenea verta (katecheue) la gracia sobre la cabeza y

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    el busto de Ulises, estaba radiante de belleza y gracia, cuando volvi a sentarseen la costa a distancia..

    Al inicio, un Ulises espantoso, horrible cual un len salvaje cuyos ojosemiten dardos con una llama asesina, al final un Ulises bello, que irradia ahora

    todo el fuego del encanto y de la gracia. Esta restauracin de la figura de Ulisesen la integridad de su esplendor se opera en dos tiempos. Para que su aparecermanifieste claramente ante los ojos del otro, a la manera de un emblema su valorautntico, debe comenzar desembarazando a su cuerpo de todo lo que lo cubre,lo ensucia, la suciedad, para restituirle en todas sus partes, medianteprocedimientos de higiene, su aspecto normal. Pero esto no basta: hace falta unexcedente del que slo la divinidad puede encargarse. El mismo poder queexpande sobre un hombre esa nube de oscuridad que alternativamente lodisimula a la vista o encapucha sus ojos en la noche del sueo, permite tambin aAtenea expandir sobre la persona de su eleccin un haz de luz que la haceaparecer mediante esa irradiacin ms grande, ms bella, ms deslumbrante.

    Nauscaa que asisti a esta metamorfosis de Ulises, fija su sentido en labreve frmula que desliza confidencialmente, a sus sirvientes: confieso que estehombre que recin me pareca aeikelios, no semejante, no conveniente, ahoratheoisi eoike, se asemeja a los dioses que sostienen el vasto cielo Para volver aser plenamente l mismo, Ulises debe aparecer como ms que l mismo:semejante a los dioses, ante era a-eikelios, no semejante, no conveniente,desfigurado, indigno, vulgar. Ese estado de degradacin que expulsa a unindividuo al margen de lo aceptable, fuera de su semejanza consigo mismo, es loque apunta a realizar sobre el cadver del adversario la prctica de la aeikeia.Aeikizein, ultrajar el cadver del enemigo no consiste slo en privar al guerrerocado en el campo de batalla de los ritos funerarios que le hacen acceder alestatuto de muerto bello, asegurndole para siempre su supervivencia en lamemoria de los hombres con el brillo de una gloria imperecedera. Entregando susdespojos a los perros y pjaros, arrastrndolos en el polvo para desgarrar su piel,como hace Aquiles con Hctor, dejndolos pudrirse y descomponerse a pleno sol,se busca destruir, llevando su figura al grado cero de lo aceptable y de losemejante, enteramente su identidad, su valor, para reducirlo a no ser nada.

    Cuando se muestra ante los ojos horrorizados de las sirvientas, Ulises,incluso desfigurado, el cuerpo arruinado y maltratado por su estada en las aguasmarinas, no lleg al grado extremo de deterioro. Este oper sobre todo en l, a supesar, sin que l lo quisiese. En taca la situacin es diferente, aun cuando el

    resultado sea comparable. Para transformar de cabo a rabo su aspecto y volverloirreconocible Atenea debe estar convencida de que Ulises, de acuerdo con ella,est firmemente decidido a asumir otra identidad, a meterse en la piel de un viejomendigo miserable. Lograr hacerse otro y permanecer desconocido a los ojosde todos as como su mirada le hace aparecer extranjera, ignorada, la tierra de sunacimiento? Experto en urdir en sus palabras mil mentiras que se asemejan averdades, este mentiroso logrado tambin pas las pruebas en el arte del disfraz.

    Escuchemos a Helena narrar a Telmaco, entre las hazaas de su padre,una de las ms brillantes: habindose l mismo infligido golpes que lodesfiguraban (pegeisin aeiklelieisi), habiendo echado sobre su espalda un trapo,semejante a un esclavo (oikei eoikos), se perda en la ciudad de amplias calles.

    Ocultndose l mismo se haca semejante a otro (alloi dauton photi katakrupton5

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    eiki), a un mendigo que en nada se pareca a lo que era junto a las naves de losAqueos- Semejante a ese mendigo (toi ikelos) se internaba en la ciudad de losTroyanos. Todos se engaaron. Pero yo lo haba reconocido, incluso en el estadoen que estaba (anegnon toion eonta).

    El relato de este golpe maestro en que Ulises se metamorfosea enmendigo para penetrar en Troya y realizar ah su misin de espionaje funciona enel texto de la Odisea como un preludio de su retorno a su casa para all vengarsey volver a ser l mismo. Atenea se encarga en esta oportunidad de la operacinvolvindolo aeikelios, no semejante, as como lo hizo y lo har theoisi eikelos,semejante a los dioses. Para que permanezca ignorado agnoston- de su mujer yde su hijo, le anuncia lo que le fabricar: marchitar esa piel tan bonita sobreesos miembros flexibles, har caer esos rubios cabellos de tu cabeza, te cubrirde harapos que horrorizarn las miradas de los humanos, arrugar tus ojos, esosbellos ojos de antao, a fin de que les parezcas aeikelios a todos lospretendientes, una horrenda no semejanza Horrible de ver para los ojos del otro,

    los suyos arruinados y deteriorados, el personaje que a partir de aqu encarnaUlises y cuya figura trae a la luz del da se perfila en las antpodas de lo que es elhroe por excelencia, semejante a un dios. En tanto que aeikelios, su semejante,su aceptabilidad no pueden ser ms que negativa: rostro desfigurado, valorvilificado, brillo e irradiacin oscurecidos, honor anonadado. Para quien lo mire elmendigo que Ulises devino para ocultarse en l invisible no es verdaderamentenadie (personne).

    Nadie/personne: Outis es el nombre que Ulises mismo eligi atribuirse paraengaar al cclope sobre su identidad. Pere ese Outis tras el que Ulises disimula,hace aparecer en transparencia, por un juego irnico de palabras, lo queprecisamente da al hroe el poder de engaar y de disfrazarse, mtis Aquel queno es nadie [personne] no es otra persona [personne] sino elpolumetis Odusseus,elpoikilometis. Ulises el de las mil astucias.

    Pero comencemos por el inicio. Al desembarcar en la costa que dominadesde lo alto la vasta caverna donde el cclope vive solitario, con su hato deovejas y cabras, los doce hombres de la tropa llevada por Ulises trepan hasta elantro del monstruo, penetran en ella en ausencia del mismo, y se apoderan de losquesos, los corderitos y los cabritos. Unnimes, presionan a su jefe para huirrpidamente y reunirse con el resto de la tripulacin, que espera sobre el navolistos para volver al mar. En vano. Ulises no quiere saber nada. Rehusa partirantes de haber visto (idoimi) al habitante de la gruta y haber comprendido con qu

    gnero de anfitirin se enfrentan. Los hombres permaneces sentados en el antro,esperando. Todas su desgracias vienen de ah, de esa exigencia de un saberdevisu, que apareciendo antes sus ojos (phaneis) el cclope les har pagar biencaro. Llega, hace entrar su hato, se ocupa de las tareas pastorales cotidianas,realumbra el fuego, los ve (esiden). Primera pregunta: quines son ustedes?Respuesta prudente de Ulises. Nada preciso sobre su identidad. Son Aqueos,retornan de Troya, prdida de su ruta por los vientos, sirvieron a Agamenn, cuyorenombre sube hasta los cielos. El nico punto preciso es una mentira: su navo el mismo que los espera en la amarra de la rada- se haba roto y, nicossobrevivientes, estn ah para implorarle, a sus rodillas, su hospitalidad. Larespuesta no demora. El cclope atrapa a dos de ellos los rompe contra el suelo

    cual cachorritos, antes de devorarlos miembro a miembro. El mismo libreto se6

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    repite al da siguiente, dos hombres a la maana, dos a la noche. La mitad de latropa ya est tragada en el vientre de ese salvaje. Pero de un da al otro Ulisestuyo tiempo de poner a punto el plan que le permitir a los que quedan escapar ala muerte y aparecer (phanemen) ante los ojos alegres de los compaeros que

    otean desde el navo.Apenas el cclope ha vaciado la primera racin de vino que el griego leofrece su tono cambia. Encantado, maravillado de ese divino nctar, producto deuna cultura refinada, cuyas dulzuras y peligros- ignoraba, no habiendo nuncadegustado ms que un aguardiente de uvas salvajes, el bruto establece conUlises el esbozo de una relacin humana: una apariencia de hospitalidad. Damems, se gentil, y luego dime enseguida tu nombre, para que te haga un regalo quete guste. Para que se instituya este comercio de intercambios amables que hacede dos extranjeros que no se conocen entre s dos huspedes, unidos por laamistad, en lo sucesivo asociados, como pueden estarlo parientes cercanos, porun a red de servicios y obligaciones recprocas, hace falta aun que cada uno sepa

    claramente quien es su partenaire, de donde viene y como se llama. Esa es laexigencia que antes de la partida de Ulises de Feacia hacia taca le formula muyclaramente Alcnoo: todo est listo, el navo con su tripulacin, los dones deamistad reunidos, esos regalos que reservan para el husped extranjero susnuevos amigos, cuando la alegra debe ser compartido por todos, uniendo a losque invitan y al que es invitado. En ese momento no sin solemnidad, Alcnoo sedirige a Ulises: No esquives con un espritu de astucia lo que te pedir. Es mejorque t hables. Di el nombre que en tu tierra te daban tus parientes. Dime cul estu tierra, tu ciudad y tu pueblo. Ulises de inmediato lo hace: Dir primero minombre, para que todos ustedes lo sepan y si sobrevivo, por ms lejos que habite,ser siempre un husped para ustedes. Soy Ulises, hijo de Alertes, cuyasastucias (doloi) son famosas por doquier y cuya gloria alcanza al cielo. En lagruta de Polifemo al igual que en la tierra feaciana, si quiere obtener ese regaloque sella el acuerdo de hospitalidad, Ulises debe, por ende, sin astucias, develarsu identidad-Escuchmoslo: Me pides, cclope, mi nombre conocido (onomakluron). Te lo dir y tu me dars el presente que se le debe al husped. Personne(nadie) (Outis) es mi nombre. Nadie, as me llaman mi padre, mi madre y todosmis compaeros.

    Estas dos declaraciones de identidad se responden, componiendo como enespejos opuestos un juego desconcertante de reflejos donde la realidad de Ulisesse vuelve borrosa. En qu momento el hroe revela lo que l mismo realmente

    es? Cuando sin disfrazarse ni usar astucia alguna, tal como se le ruega, dice suverdadero nombre, el de su padre, su pas? Pero este enunciado para sercompleto debe mencionar las astucias de Ulises, famosas por doquier y queforman parte hasta tal punto de su notoriedad, de su gloria, de su identidad, quecabe preguntarse si Ulises sin astucia, sin disfraz en el que ocultarse, un Ulisesfranco es an plenamente Ulises. A la inversa, cuando Ulises miente, como lohace con el cclope, disimulnmdose tras el falso nombre de Outis, no revela porel juego de palabras del que rindose se glorifica: outis-mtis, ese espritu deastucia que lo vuelve a ojos de todos, concordante con lo que en lo ms profundode s es autnticamente Ulises. Ese Personne sera, si ha de crersele, sunombre conocido. Falso pero verdadero. Klutos quiere decir que lo llaman as,

    supuestamente, todos los suyos (kikleskousin), lo que es puro invento. Pero7

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    klutos evoca tambin el kleos, la reputacin, la celebridad de Ulises, en elpresente de los acontecimientos cantados por el aeda y en futuro, para siempre, atravs del realto de las pruebas de quien encarna an a nuestros ojos el hroeglorioso de la astucia, de la mtis. Si Ulises es en efecto tal como se burla Atenea

    de l en su primer encuentro en la tierra de taca: Qu tramposo, qu ladrn,aun cuando fuese un dios, podra superarte en astucias de todo tipo. Oh pcaro,sutil nunca saciado de astucias, ni siquiera en tu pas abandonars esa pasin porla mentira y los discursos engaosos? Si tal es efectivamente Ulises, cuando sedisfraza, cuando miente sobre s mismo dice su propia verdad. De esas frmulasparadjicas en que lo verdadero y lo falso se unen como dos ros quedesembocan el uno en el otro, eran los griegos suficientemente afectos comopara darles a veces valor de proverbio?

    Por ejemplo, la clebre paradoja del mentiroso: Epimnides dice que todoslos cretenses son mentirosos. Pero epimnides es creense. No dice pues laverdad cuando pretende que los cretenses son mentirosos. Si los cretenses son

    veraces y Epimnides lo es como ellos, etc.. Para este tipo de sutileza el cclopeno tiene arreglo. En lo referente a la sutileza del espritu, al igual que en lo quehace a su sentido de la hospitalidad, su rplica demuestra que le queda muchocamino por andar: Pues bien le responde a Ulises -comer a Personne- Nadieltimo y a los otros primero. Ese es el don que te hago el pobre no saba hastaqu punto deca correctamente. Comer ultimo en efecto a nadie/personne,cuando Ulises ya estar lejos. Por ms que llame, con el ojo reventado, encerradocon sus hatos en su antro, gritando en su ayuda a los cclopes vecinos.Despertados en plena noche llegan a cerca de la grupa y le preguntan desdeafuera qu le ocurre Qu mal te aqueja Polifemo? Algn mortal (me tis) roba tushatos? Alguien (me tis) te mata por astucia o fuerza? Nadie-Outis me mata,responde Polifemo. Si nadie-Outis te violenta y ests solo, observan los cclopes,que podemos hacer nosotros, y se van, dejando gemir al cclope en su antro y aUlises-nadie-personne rer en el fondo de su corazn.

    La historia no termin. Escapado de la gruta con sus compaeros, salvadodel vientre de Polifemo, Ulises no resiste, desde el barco que ya avanza haciaaltamar, burlarse del cclope que en su furia a ciegas, arroja hacia esa vozinmateriar enormes riscos. En una ltima burla Ulises revela a su vctima suverdadera identidad, a fin de que no se pierda, devorando para siempre en laoscuridad del olvido, el nombre del inventor de esa brillante astucia: Cclope, sialgn hombre mortal te interroga sobre esa espantosa privacin de tu ojo, dile

    quin te ceg: Ulises, hijo de Alertes, el Saqueador de Troya, el hombre de taca.Hay que pensar que al final de relato Personne/Outis-Nadie se borra yque as como se disipa la ilusin de la mentira cuando aparece la verdad, sloqueda en escena Ulises con su mtis? Ciertamento no. En el oscuro cerebro delcclope, con el nombre de Ulises todo se aclara. En efecto, ya se lo haban dicho.Saba por haberlo escuchado de la boca del profeta de los cclopes que un dasera cegado por las manos de Ulises. Si no desconfi no fue solo porque Ulisesle ocult su nombre, sino que el personaje que pretenda llamarse Nadie no eraefectivamente gran cosa: as se le confiaba a su carnero ms querido, sin saberque Ulises permaneca invisible bajo el vientre del animal, todos sus sufrimientosprovenan de ese outidamos outis, ese nada de Nadie. Cuando detrs del falso

    Nadie surge en sus odos la voz del verdadero Ulises, la opinin del cclope no8

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    cambia: El profeta me predijo en efecto lo que me sucedera y que sera cegadopor las manos de Ulises. Yo esperaba ver venir aqu un hombre grande y bellorevestido de una fuerza soberbia. Y ese hombre pequeito, esa nada (outidamos),un debilucho viene a reventarme el ojo cuando el vino me haba domado. Sin

    duda, dada la talla del monstruo, toda criatura humana deba parecerle un enano,pero Ulises no es el primer hombre que vio y ese mortal grande y bello, revestidode una fuerza soberbia deba ser, lo saba, un humano-phos, tallado por ende enla misma medida que Ulises. No, en lugar de aquel cuya llegada esperaba y quedeba vencerlo, un hombre bello, grande y fuerte, es decir semejante a un dios,vio llegar alguien que a sus ojos, a la evidencia de su aparecer no eraverdaderamente nadie (personne).

    Que era nadie y que deber volver a serlo, seguir sindolo en el curso delos aos y hasta que vuelva a su patria, con los suyos: para pagar el precio deese ojo que mat por las vas oscuras de la astucia, Ulises deber afrontar laclera de Poseidn, padre de Polifemo, cuyo dios satisfacer su plegaria: Impide

    que Ulises vuelva a su hogar. Pero si su suerte es volver a ver ( ideein) a lossuyos, volver a su bella morada y al suelo de su pas, que ello sea luego demuchos males, muertos todos sus compaeros, en un navo extranjero (neosepallotries), para encontrar en su hogar otras penas.

    Los vagabundeos indefinidos de Ulises parten de ese ojo cegado. Como loindican Zeus, desde el inicio del poema, durante la asamblea de los dioses yTiresias en los Infiernos, como lo recuerda Atenea para justificarse por haberabandonado a su protegido sin prestarle una mano importante en medio de lospeligros hasta que finalmente desembarca en tierra feacia, todo el mal surge delresentimiento del dios marino: no quise, declara la diosa, combatir a Poseidn, elhermano de mi padre, tena contra ti, que cegaste a su hijo, tanto rencor en sucorazn. Esos vagabundeos conducirn a los griegos al final del recorrido aofender directamente al ojo por excelencia, el ojo celeste, fuente de toda luz, detoda visin, el Sol y a provocar una maldicin que, luego de la de Polifemosatisfecha por Poseidn, Zeus mismo tomar a cargo.

    Al partir de la isla del cclope, el hroe entra, para permanecer all, en unaprueba de la prueba, en un mundo de ningn lado, un espacio de allende. El hijode Poseidn, Polifemo, qued privado de luz por la mano de Ulises, Ulises se ve,a su vez, excluido del universo de los hombres, de ese mundo civilizado de loscomedores de pan donde cada uno, con su figura, su nombre, su reputacin, suestatuto social, existe bajo el ojo del otro. Privado de sus compaeros, solitario,

    desconocido, ignorado por los suyos, oculto a todas las miradas, abandonadoincluso por la presencia de su protectora Atenea.

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