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Sesión del día 19 de febrero de 1974 EFECTOS DE LA HIPOXIA MATERNA SOBRE EL FETO J. GARCÍA CIRERA Vamos a hacer primero un breve recordatorio de la fisiología res- piratoria y de la anatomía y fisiología placentaria, para hablar después de los efectos de la hipoxia sobre la madre y sobre el feto. FISIOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN. -Debido a los efectos de la gra- vedad sobre la atmósfera que rodea a la tierra, el aire ejerce una pre- sión. Al nivel del mar esta presión equivale a una columna de mercu- rio de 760 mm. de altura. Equivale aproximadamente a 1 Kg./cm 2 Si ascendemos, con un globo por ejemplo, la columna de aire que queda por encima de nosotros disminuye, con lo que disminuye la presión. Así, mientras que la presión a nivel del mar es de 760 mm. de Hg., a 7.000 m. es tan solo de 315 mm. de Hg. ... ,, La atmósfera es una mezcla de gases (02, C02, N2, etc.) . .. Según la Ley de Dalton la presión que ejerce un gas {presión par- cial) depende de la concentración de dicho gas en la mezcla. __. La presión del aire será igual a la suma de presiones de los distintos gases. La presión parcial de un gas en la atmósfera, si su concentración no varía, será proporcional a la presión total. Así, a 7.000 m. de altura, en que la presión atmosférica es tan solo de 315 mm. de Hg. la presión parcial de oxígeno será de 60 mm. de Hg ., mientras que al nivel del mar dicha presión de oxígno es de 159 mm. de Hg. La presión parcial de un gas depende de la totalidad de los gases de la mezcla. Esto tiene su importancia en el caso de los gases del aire alveolar, ya que al estar saturados de vapor de agua debe tenerse tam- bién en cuenta este factor. La presión parcial de vapor de agua a 37°C es de 47 mm. de Hg . En el aire alveolar la presión parcial de los gases es muy constante, con pequeñas variaciones durante la inspiración y espiración. Están en equilibrio con la sangre.

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Sesión del día 19 de febrero de 1974

EFECTOS DE LA HIPOXIA MATERNA SOBRE EL FETO

J. GARCÍA CIRERA

Vamos a hacer primero un breve recordatorio de la fisiología res­piratoria y de la anatomía y fisiología placentaria, para hablar después de los efectos de la hipoxia sobre la madre y sobre el feto.

FISIOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN. -Debido a los efectos de la gra­vedad sobre la atmósfera que rodea a la tierra, el aire ejerce una pre­sión. Al nivel del mar esta presión equivale a una columna de mercu­rio de 760 mm. de altura. Equivale aproximadamente a 1 Kg./cm 2 •

Si ascendemos, con un globo por ejemplo, la columna de aire que queda por encima de nosotros disminuye, con lo que disminuye la presión. Así, mientras que la presión a nivel del mar es de 760 mm. de Hg., a 7.000 m. es tan solo de 315 mm. de Hg. • ... ,,

La atmósfera es una mezcla de gases (02, C02, N2, etc.) . .. Según la Ley de Dalton la presión que ejerce un gas {presión par-

cial) depende de la concentración de dicho gas en la mezcla. __. La presión del aire será igual a la suma de presiones de los distintos

gases. La presión parcial de un gas en la atmósfera, si su concentración

no varía, será proporcional a la presión total. Así, a 7.000 m. de altura, en que la presión atmosférica es tan solo de 315 mm. de Hg. la presión parcial de oxígeno será de 60 mm. de Hg., mientras que al nivel del mar dicha presión de oxígno es de 159 mm. de Hg.

La presión parcial de un gas depende de la totalidad de los gases de la mezcla. Esto tiene su importancia en el caso de los gases del aire alveolar, ya que al estar saturados de vapor de agua debe tenerse tam­bién en cuenta este factor. La presión parcial de vapor de agua a 37°C es de 47 mm. de Hg.

En el aire alveolar la presión parcial de los gases es muy constante, con pequeñas variaciones durante la inspiración y espiración. Están en equilibrio con la sangre.

70 ANALES DE MEDICINA

La compostcton del aire alveolar depende:

1.0 De la presión y composición del aire inspirado. 2." Del volumen del aire corriente. 3.0 De la frecuencia respiratoria. 4.0 Del volumen del espacio muerto . 5.0 Del volumen del aire pulmonar, al final de la espiración.

6.0 De la velocidad con que el oxígeno es absorbido por la sangre.

que depende de la composición de la sangre venosa y de ]::l

velocidad circulatoria. 7.0 Y de la velocidad con que la sangre pierde C02.

La difusión de gases por la membrana alvéolo-capilar se realiza

únicamente por leyes físicas. El intercambio de gases será proporcional a la superficie de inter­

cambio y a la diferencia de concentraciones, e inversamente proporcio­

nal al cuadro del espesor de la membrana. Dependerá también de la

permeabilidad específica de la membrana para cada sustancia .

El espesor de la membrana alvéolo-capilar es de unas cuatro micras;

la superficie de intercambio es de unos 100 m 2. Ha podido calcularse que por cada milímetro de diferencia de

tensión parcial entre ambos lados de la membrana alveolar, pueden

difundir 250 cm 3 de oxígeno por minuto. Como la diferencia de pre­

sión de oxígeno entre aire alveolar y sangre es en condiciones norma­

les de 60 mm. de Hg., la cantidad máxima de oxígeno que puede

difundir es de 15.000 c.c. de 0 2 por minuto. Aún en condiciones de máximo ejercicio muscular el consumo no

sobrepasa los 4.000 c.c. por minuto. Vemos que el intercambio de

oxígeno no está limitado por la difusión, sino que depende únicamente

de la velocidad circulatoria y de la capacidad de transporte de oxígeno

por la sangre. La sangre a la presión parcial de 100 mm. de Hg. de 0 2, corres­

pondiente al aire alveolar contiene unos 19 volúmenes por ciento de

oxígeno . A dicha presión de 100 mm. de Hg. y a 38°C tan solo 0,3 % de

02 está disuelto físicamente, el resto está combinado con la Hb.

1 gramo de Hb fija 1,34 cm 3 de 02. El contenido normal de hemoglobina en la sangre varía de 12 a

15 g.%. El volumen de oxígeno que fijará la hemoglobina contenida en

100 c.c. de sangre será de 20,10 c.c. Pero como la Hb a 100 mm. de

presión Je oxígeno sólo se satura en un 95 %, 100 c.c. de sangre sólo

fijarán 19,1 c.c. de 02 para un contenido de Hb de 15 g.%.

En la mujer gestante, la sangre contiene alrededor de 11-12 g.

de Hb. Cuando la sangre está saturada de oxígeno, cada 100 c.c. de

sangre transportan 15 ó 16 c.c. de oxígeno .

J. GARCÍA. EFECTOS DE LA HIPOXIA MATERNA EN EL FETO 71

Debido a la especial morfología de la curva de disociación de la

oxihemoglobina, para presiones de oxígeno altas, la saturación de

02 varía muy poco aunque los cambios de presión parcial de 02 sean

muy grandes. Esto favorece fundamentalmente la fijación de oxígeno

por la hemoglobina. Por el contrario, en la porción central de la curva,

pequeñas variaciones de la presión de oxígeno provocan grandes cam­

bios de la saturación, hecho que favorece fundamentalmente la libera­

ción de oxígeno por la hemoglobina. La curva de disociación de la oxihemoglobina es influida por los

cambios de presión de C01, pH y temperatura. El aumento de presión de carbónico y temperatura, y el descenso

del pH, desplazan la curva hacia la derecha, con lo que más baja será

la cifra de saturación de oxígeno que corresponderá a un mismo valor

de la presión de 02. Lo contrario sucede con la elevación del pH, des­

censo de la temperatura y descenso de la presión de C02. Esto favorece

la fijación de oxígeno por la hemoglobina en el capilar pulmonar, y su

liberación a nivel de los tejidos y de la placenta en particular.

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA PLACENTA. - La placenta es el

órgano central de la gestación. Es un órgano característico y esencial de los mamíferos superiores.

Aparte de sus funciones endocrinas y reguladoras del metabolismo,

crecimiento y nutrición fetales nos interesa su papel como órgano inter­

medio de dos circulaciones, la fetal y la materna, y su papel en los

intercambios gaseosos entre los dos organismos.

Se trata de un disco de unos 20 cm. de diámetro. Una de sus caras es lisa, y recibe el nombre de cara fetal por estar

en relación con el feto y el líquido amniótico.

La otra cara, llamada materna, está adherida a la pared uterina y

es la más importante funcionalmente. Está dividida por unos surcos

(surcos intercotiledóneos), lo que le da un aspecto amamelonado.

Cada maleón recibe el nombre de cotiledón, y es un gran árbol

de vellosidades. Estas vellosidades, llamadas vellosidades coriales, se

bañan en una especie de lagos rellenos por sangre materna . Estos lagos

constituyen el llamado espacio intervelloso. La sangre oxigenada procedente de las arterias uterinas llega al

espacio intervelloso a través de unas arterias que a modo de sacacor­

chos atraviesan la pared uterina. Son las llamadas arterias espirales.

El paso de la sangre de dichas arterias a los senos venosos tiene lugar

al parecer sin interposición de ningún sistema capilar, estableciéndose

pues un sistema de fístula arteriovenosa. La sangre, por el interior de los senos venosos, parece ser que

debe circular por unos cauces determinados, pero a pesar de numero­

sas polémicas, no ha podido ser aclarado. La sangre es recogida des-

72 ANALES DE MEDICINA

pués por venas que desembocan en la placa basal, o bien en el seno marginal, y de allí pasan a las venas uterinas y ováricas.

La sangre fetal llega a la placenta a través de las arterias umbilicales, que están incluidas en el cordón u mbilical.

Dichas arterias se ramifican en diversos troncos y penetran en las vellosidades coriales. Otra de la cuestiones muy debatidas y todavía no totalmente aclaradas es la circulación sanguínea en las vellosidades coriales. Lo cierto es que la sangre llega a una red capilar central en la vellosidad corial, y de allí pasa a un sistema venoso que la lleva a la vena umbilical. Existe una red capilar periférica, normalmente ex­cluida de la circulación por un shunt arteria-venoso. Esta red puede funcionar en caso de necesidad.

La placenta en la especie humana es del tipo hemocorial. Las vello­sidades coriales se bañan directamente en la sangre materna.

Las sustancias de intercambio entre las dos circulaciones deben a travesar las siguientes capas:

1.0 El endotelio del capilar fetal. 2 .0 El tejido conectivo de la vellosidad. 3.0 Una capa de células cuboideas, llamada estrato celular de

Langhans. 4.0 El sincitio, que es como su nombre indica una capa celular

sin membranas separatorias.

Hasta hace poco tiempo se creía que la placenta madura era hemo­cndotelial, o sea, que los capilares fetales se bañaban directamente en la sangre materna, debido a una atrofia progresiva de las capas des­critas .

Actualmente, y con estudios realizados con el microscopio electró­nico se ha visto que la capa de Langhans, si bien se atrofia y se hace discontinua, no desaparece totalmente. El sincitio por su parte se adel­gaza, pero no pierde su continuidad.

La placenta humana es pues hemocorial.

RESPIRACIÓN PRENATAL.- Se trata de los cambios gaseosos que tienen lugar desde el momento de la concepción hasta el nacimiento .

En las primeras fases del desarrollo del huevo la captación del oxí­geno se hace directamente de los tejidos que le rodean. Esta captación es por difusión, al igual que las demás células del organismo materno.

El consumo de oxígeno crece paralelamente a la población celular. Ahota bien, existen algunas diferencias pues llega un momento en que el consumo de oxígeno es mayor que el crecimiento celular, por lo que hay que suponer que no todos los componentes celulares tienen el mis­mo consumo de oxígeno y que probablemente han crecido más aquellas sustancias, como el ácido desoxirribonucleico, que son metabólicamente

J . GARCÍA. EFECTOS DE LA HIPOXIA MATERNA EN EL FETO 73

másactivas. Parece ser que el proceso de la diferenciación constituiría una mayor actividad metabólica.

Distintos experimentos han confirmado esta hipótesis, midiendo el contenido en desoxirribonucleico e hidratos de carbono en diversos tejidos.

Se ha comprobado que la actividad metabólica y enzimática es más intensa en la región de donde procederá el neuroectodermo y paulatina­mente va descendiendo: zona de origen de epidermis, zona dorsal mar­ginal, zona ventral marginal, endodermo.

A medida que el tejido va aumentando en grosor, habrá más difi­cultades para que el oxígeno llegue a las zonas internas. Es interesante conocer cuál es el máximo grosor del tejido compatible con una correcta difusión.

Parece ser que en el embrión humano el espesor máximo calcula­do compatible con una adecuada difusión del oxígeno, es de 0,3 mm.

Este grosor corresponde a un embrión humano de 2 mm. de longi­tud, que se consigue a los 22 días. A partir de aquí, la situación respi­ratoria, solamente a base de difusión a partir del líquido nutriente, no va a ser satisfactoria, y entonces es cuando comienza la actividad de la circulación, que empieza entre los 21 y 24 días.

La placenta es un verdadero pulmón fetal. Una de las principales funciones de la placenta es servir de 1ugar de intercambio de gases entre la sangre materna y la sangre fetal.

La velocidad de difusión de los gases, entre la madre y el feto, depende de varios factores :

Uno de ellos es la distancia entre la sangre materna y fetal en el lugar de intercambio.

Como hemos dicho antes la placenta humana es hemocorial, es decir que las vellosidades coriales se bañan directamente en la sangre materna.

La distancia de difusión que separa la sangre materna de la fetal se calcula en el hombre entre 2 y 6 micras . Como también hemos dicho antes, esta distancia se va reduciendo a lo largo del embarazo por atrofia progresiva de las capas de vellosidad . Así a medida que progresa el embarazo y aumentan las necesidades de oxígeno del feto, se favo­rece la difusión por disminución del grosor de la membrana de inter­cambio.

Otro factor importante es la superficie de difusión. La superficie útil de intercambio es difícil de calcular.

El árbol de vellosidades está tan finamente ramificado porque ne­cesita presentar una enorme superficie de filtración.

Según investigaciones de CLAVERO NÚÑEZ y BoTELLA LwsrÁ la su­perficie de intercambio es de unos 15 m 2•

A lo largo del embarazo el incremento de superficie es proporcional

74 ANALES DE M EOICINA

a la necesidades fetales, pero llega un momento en la evolución de la

placenta en que dicho incremento se detiene. Esto tiene lugar apro­

ximadamnte en la 40° semana de gestación. Tiene mucha importancia la disposición vascular y dirección de

las cordentes sanguíneas de la madre y el feto . En el siglo pasado, TAPAN! y DUVAL encontramos que en algunos

animales la sangre circulaba en el capilar materno en sentido contrario

al del capilar fetal. Entonces se pensó que este sistema de contraco­

rriente sería la ley para todos los casos, pero estudios posteriores han

demostrado que en la placenta humana se produce un sistema concu­

rrente, es decir, la sangre materna y fetal van en el mismo sentido .

La sangre materna atraviesa el espacio intervelloso poniéndose

en contacto sucesivamente con varios capilares fetales, produciéndose

así la desaturación de la misma. Para el correcto funcionamiento de este sistema hay que suponer

que el espacio intervelloso no es un «pool» libre donde se disponga

la sangre materna, sino que ha de tener una disposición de canales

de circulación de tamaño capilar , pues un «pool» grande de sangre

haría un espesor de difusión muy grande incompatible con la misma.

Se ha establecido que dada una permeabilidad placentaria y dados

unos flujos de sangre materna y fetal, el aumento de presión parcial de

oxígeno en la sangre fetal es proporcional a la diferencia de presiones

parciales de oxígeno entre la sangre materna y fetal. El paso de oxígeno

de la sangre materna al feto se realiza debido a un gradiente de pre­

siones. Si modificamos el flujo, por ejemplo dejando fijo el flujo materno

y variable el flujo fetal, la presión parcial de oxígeno en la sangre fetal

será menor cuanto mayor sea el flujo fetal. El aumento de la presión parcial depende de la relación difusión/

transporte y de la relación flujo materno/flujo fetal.

Es decir, que si existe una gran capacidad de difusión, la trans­

ferencia está limitada por el flujo, y si existe un flujo alto, la transfe­

rencia está limitada por la difusión. Tiene gran importancia para el intercambio gaseoso de oxígeno

entre la madre y el feto, la gran afinidad que para dicho gas poseen

los hematíes fetales, comparando con la afinidad de los eritrocitos de

la madre. Esta mayor afinidad estriba en una diferencia de las curvas de

disociación del oxígeno de las sangres del feto y de la madre.

En la representación gráfica de la presión parcial del oxígeno y de

la saturación en el mismo en porcentajes, la curva de disociación del

oxígeno fetal está desplazada hacia la izquierda. Esto significa que la

sangre fetal fija ya el gas para una presión parcial de oxígeno más baja

que la de la sangre materna.

.1. Gi\RCÍA. EFECTOS DE LA l! IPOXIA MATERNA EN EL FETO 75

Esta diferencia de capacidad para proveerse de oxígeno, de tanta

importancia para el organismo del feto, no ha podido ser completa­

mente aclarada. Se ha atribuido a la diferente hemoglobina que hay en la sangre del feto, pero la hemoglobina fetal disuelta nos ofrece la misma curva de disociación que la hemoglobina materna disuelta.

Se ha relacionado también el distinto comportamiento de la sangre fetal y materna frente al oxígeno, causa de la citada desviación izquier­da de la curva de disociación, con diferencias en las membranas del eritrocito.

O tro factor que asegura la buena oxigenación fetal es la gran capacidad de oxígeno que posee la sangre del feto .

Esto es debido a la mayor concentración de hemoglobina y al ma­

yor número de hematíes. Se consideran como causas de tal actividad eritropoyética, en primer

lugar, la excitación extrema de los órganos hemopoyéticos fetales por la baja tensión de oxígeno en la sangre.

En la sangre de los recién nacidos se ha encontrado una sustancia que estimula la eritropoyesis .

En el transporte de oxígeno al fruto , el efecto de succión del tejido embrionario es muy reforzado, si n duda, por el llamado efecto Bohr. Por el íntimo adosamiento recíproco de las corrientes de sangre materna y fetal se viene, muy rápidamente, al paso del ácido carbónico al siste­ma capilar intervelloso «materno», por lo que en este disminuye rápi­damente la capacidad de comOinación del oxígeno, y el oxigeno puede difundir con celeridad en los capilares de las vellosidades, cuya capa­cidad de combinación con el oxígeno ha aumentado constantemente por la persistente entrega de ácido carbónico en la placenta sana .

HIPOXIA.- Recibe el nombre de hipoxia el descenso de la canti­dad de oxigeno de tal modo que es insuficiente para satisfacer las nece­sidades normales de las células.

La falta de oxígeno en los tejidos puede ser debido a la falta de aporte externo, dificultades en el intercambio gaseoso en los pulmones, dificultad en el transporte de oxígeno a los tejidos debido a trastornos en la composición de la sangre o a trastornos en la circulación, y por último, dificultades en el paso de oxígeno a los tejidos.

Al elevarnos, a la cima de tma montaña, o en un globo por ejemplo, hemos visto que disminuye la presión barométrica y la presión pardal

de los gases de la atmósfera. Al disminuir la presión parcial de oxígeno se verá modificada la

composición del aire alveolar, en el sentido de que allí también habrá una disminucióJ1 de dicha presión parcial.

En el intercambio gaseoso alveolo capilar también habrán altera­ciones, que conducirán a un descenso de la saturación en oxígeno de la sangre.

76 ANALES DE MEDICINA

Si el descenso de la presión parcial de oxígeno en la atmósfera es pequeño el organismo llega a compensarlo aumentando la profun­didad y la frecuencia respiratoria, consiguiendo así un mayor inter­cambio gaseoso en la unidad de tiempo. Se produce también una taqui­cardia, que provoca un aumento del volumen/minuto circulatorio.

Si la hipox:ia es debida a la altura habrá también un descenso de la presión parcial de C02 en la sangre, debido a la menor presión par- · cial de dicho gas en la atmósfera y además a la hiperventilación. Este descenso de la presión de carbónico provoca una alcalosis, que por la ley de acción de masas, da lugar a un aumento de la ox:ihemoglobina (por captación de oxígeno), que es ácida, y por el mismo motivo a una disminución de la hemoglobina reducida que es neutra. Estas modifi­caciones denominadas «efecto Haldane» dan lugar a un desplazamiento de la curva de disociación de la hemoglobina hacia la derecha.

V amos a ver qué sucede cuando la persona que sufre la hipoxia es una mujer gestante.

En la embarazada la frecuencia del pulso es ya normalmente supe­rior a la no gestante, y el volumen/ minuto cardíaco está aumentado en un 40 %. La adaptación circulatoria a la altura llega pues más fácil­mente a los límites patológicos, ya que el corazón está sometido a un mayor trabajo.

La progesterona, hormona abundante en la sangre de la mujer em­barazada sensibiliza el centro respiratorio a las variaciones de los com­ponentes gaseosos de la sangre.

Ante situaciones de hipoxia la embarazada responderá más precoz­mente que la no gestante con un aumento de la ventilación, quedando agotada más precozmente su capacidad de adaptación a situaciones de hipoxia más importantes.

Tanto el número de hematíes/mm3, como la concentración de hemo­globina descienden en el embarazo, por lo que la sangre tendrá menos capacidad de oxígeno, y transportará menos oxígeno a los tejidos, cosa que se agravará en una situación de hipoxia.

Por todos estos motivos la mujer gestante tiene una mayor sensi­bilidad a los descensos de la presión barométrica.

Si sometemos pues a una embarazada a una situación de hipoxia, a pesar de la puesta en marcha de mecanismos compensadores, la san­gre que ofrezca al feto estará menos saturada de oxígeno.

Por otra parte, se ha demostrado que la reducción de la concen­tración de carbónico puede originar vasoconstricción en la circulación placentaria.

Podemos estudiar el desarrollo de la gestación en hipoxia obser­vando los fenómenos que producen en las mujeres que viven en pobla­ciones situadas a gran altura sobre el nivel del mar.

J. GARC:fA. EFECTOS DE LA HIPOXIA MATERNA EN EL FETO 77

ANTON~O DE CALANCHA, en 1639, describió la disminución de la procreación entre la población española en las localidades andinas, por lo cual trasladaron la capital a Lima, casi al nivel del mar. Esta dificul­tad reproductora también afectó a los animales domésticos.

En las razas aclimatadas a estas altitudes existe también menos fecundidad que en otras partes más bajas, claro que estas conclusiones pueden estar falseadas por otros factores ambientales y sociales.

También se han realizado estadísticas en medios más homogéneos. En Estados Unidos, a 3.200 m, en Lake Country, se obtiene un

promedio de peso en los recién nacidos de 3.070 g. En Denver, a 1.600 m. el promedio de peso del recién nacido fue de 3.290 g. y en Baltimore, a nivel del mar, el promedio de peso fue de 3.320 g.

También se han encontrado diferentes cifras de mortalidad peri­natal en las regiones ancünas y en otras a nivel del mar, pero los datos de las condiciones sociales y culturales no son comparables.

Los experimentos de reproducción en ratas demostraron que a los 5.500 metros, se redujo la fertilidad y a 7.000 m. desapareció.

Las razas aclimatadas durante muchos años a la vida de las alturas, demuestran una capacidad de reproducción normal. Es posible que se desarrolle una desviación de la curva de saturación de la hemoglobina, con una mayor afinidad por el oxígeno, de manera que la sangre puede ser saturada a niveles menores de oxígeno, y también los tejidos feta­les sean capaces de desarrollar mayor afinidad para el oxígeno para poder extraerlo de la sangre fetal menos oxigenada.

Aparte de esto en situaciones de hipoxia crónica, la madre reac­ciona con una poliglobulia, por lo que aumenta la capacidad de oxígeno de la sangre.

Aunque como hemos visto anteriormente los límites de adaptación materna a la hipoxia durante la gestación están disminuidos, el feto se halla muy protegido frente a los déficits de oxígeno.

Si el déficit de oxígeno aparece al inicio del embarazo, aumenta el tamaño de la placenta, como ha descrito PRISTOWSKY. Mediante este mecanismo aumenta la superficie de intercambio entre las sangres ma­terna y fetal.

Los estudios de RAMSEY y otros, han demostrado que hay un «shunt» o cortocircuito circulatorio en la placenta, que determina el que en ciertas condiciones, la sangre circule por la red capilar central, sin pasar por el lecho subsincitial. Por lo tanto en virtud de estos cortocircuitos una zona mayor o menor de la placenta queda fuera de la circulación y del intercambio de sustancias. Normalmente, según WILKIN y PRISTOWSKY han demostrado, sólo una parte del parénqui­ma placentario tiene circulación capilar fetal y por tanto función inter­cambio. En casos de hipoxia fetal estos territorios capilares entran en juego.

78 ANALES DE MEDICINA

TAYLOR ha probado que en el recién nacido aparece una taquicardia

y una vasoconstricción periférica, como respuesta a la hipoxia. Al mis­

mo tiempo se produce una vasodilatación de los territorios imprescin­

dibles (corazón, cerebro), así como la placenta. El feto con este mecanismo intenta arrastrar el máximo de oxigeno

que le es ofrecido y repartirlo por los territorios que más lo necesitan .

De todos modos en el feto este mecanismo es limitado ya que está

condicionado a la difusión, que depende a su vez del gradiente de

presión de oxígeno entre sangre materna y sangre fetal, y del flu­

jo materno. Debido a esto el mecanismo fracasa cuando la hipoxia es

más intensa (por debajo de 18 mm. de Hg. de presión de Üz). Enton­

ces el feto responde con una bradicardia e hipotensión, intentando

economizar al máximo el consumo de oxigeno, y extraer al máximo

el poco oxígeno que permite la difusión limitada por la disminución del

gradiente de presiones parciales . El feto, como el adulto, es capaz de reaccionar frente a la hipoxia

con una policitemia que naturalmente aumenta la capacidad de trans­

por te de oxígeno por parte de la sangre . Es la denominada por BARK­

ROFT, <<Everest Reaction>> . Otro mecanismo de compensación se supone que consiste en una

rica capilarización en los tejidos. Mediante la apertura de un número

elevado de vasos capilares se facili ta, a no dudarlo, la difusión del

oxígeno desde los capilares a los tejidos circundantes. Hasta ahora no se ha demostrado de modo convincente esta supuesta capilarización

elevada en el feto, pero constituye una indicación valiosa en este sen­

tido la observación de que en ciertas malformaciones, como cuando na­

cen fetos muertos con acardia, cuya provisión de oxígeno es muy po­

bre, se ha visto siempre un extraordinario desarrollo de las redes ca­

pilares. Además de todo lo dicho es notable la poca sensibilidad que tiene

el feto para el déficit de oxígeno. Esta extraordinaria tolerancia al

déficit de Üz hay que achacarla sin duda, a la posibilidad que tienen

los fetos de cubrir sus necesidades energéticas por la vía accesoria de

la glucolisis anaerobia. El feto obtiene su energía fundamentalmente a través del metabo­

lismo aeróbico de la glucosa. Cuando en los tejidos existe suficiente oxígeno, el ácido pirúvico

es escindido a acetil-Coenzima A, que entrará en el ciclo de l<REBs

para sufrir su progresiva degradación oxidativa. En cambio, cuando existe un déficit de oxígeno (hipoxia), el ácido pirúvico será reducido

por la encima láctico-deshidrogenasa a ácido láctico, que se acumulará

produciendo una progresiva acidosis del medio interno del feto.

De acuerdo a lo antedicho, cuando el feto se halla en situación de­

ficitaria de oxigeno recurre a la liberación de energía a través de la

J. GARCÍA. EFECTOS DE LA HIPOXlA MATERNA EN EL FETO 79

puesta en marcha de los procesos qmm1cos anaeróbicos, lo cual le permite sopo¡·tar, hasta cierto punto, los estados de hipoxía.

En efecto, esta posibilidad es limitada, porque dicha fuente de energía es muy precaria, ya que mientras que por cada mol de glucosa que es oxidado en la célula se forman 38 moles de ATP, que equivalen a más de 300.000 calorías almacenadas, por cada mol de glucosa meta­balizado por vía anaeróbica sólo se forman dos moles de ATP, equiva­lentes a unas 20.000 calorías. Es decir, que los mecanismos de pro­ducción de energía en anaerobiosis son únicamente procesos vicarian­tes, dado que la energía obtenida equivale sólo a 1/17 de la que se produce por la degradación oxidativa. Por otra parte, esta forma de obtención de energía dará lugar a la expoliación de las reservas de glucógeno del feto .

Los estados de hipoxia fetal progresiva darán lugar, como acaba­mos de ver, a una acidificación del medio interno del feto, de carác­ter predominantemente metabólico, para cuya aparición se precisa, de todos modos, el tiempo necesario, para la puesta en marcha de los pro­cesos metabólicos citados y el consiguiente acúmulo de ácidos orgáni­cos, en especial de ácido láctico.

A pesar de estos inconvenientes y limitaciones, este parece ser el mecanismo en el que~ se fundamenta la resistencia del feto al défi­cit de 02.

Hemos visto que ante la hipoxia la madre tiene unos mecanismos de adaptación, si bien están disminuidos respecto a la mujer no ges­tante. Cuando fracasan estos se produce un descenso en la presión de oxígeno en la sangre arterial materna, con lo que disminuye la oferta de oxígeno al feto . Pero el feto tiene unos eficaces mecanismos de adaptación a la hipoxia, aparte de su gran resistencia a la falta de oxígeno.

WULF ha demostrado experimentalmente que basta para una reduc­ción de la oferta de oxígeno en el aire respiratorio de la madre, a un cuarto de la cantidad normal, nacieron todos los correspondientes niños bien vivos y con suficientes valores de oxígeno en el cordón um­bilical.

Puede afirmarse para concluir que en un embarazo normal, la hi­poxia materna no causará ningún daño al feto mientras no se afecten los centros vitales de la madre.

BffiLIOGRAFIA

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