7 fraudes inocentes capitales

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Los siete fraudes inocentes capitales de la política económica Warren Mosler Traducción: Cristina Sánchez Asensi Florian Tebar

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  • Los siete fraudes inocentes capitales de la poltica econmica

    Warren Mosler

    Traduccin:Cristina Snchez Asensi

    Florian Tebar

  • Los siete fraudes inocentes capitales de la poltica econmica

    Warren Mosler

    Traduccin:Cristina Snchez Asensi

    Florian Tebar

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    Ttulo original: The 7 Deadly Innocent Frauds of Economic Policy

    Del texto: Warren Mosler, 2010

    De la traduccin: Cristina Snchez Asensi, 2014

    Florian Tebar, 2014

    De la presente edicin: El petit Editor, 2014

    Primera edicin: diciembre de 2014

    Edita: El petit Editorwww.elpetiteditor.com

    Diseo y maquetacin: David Vidal

    Revisin tcnica de la traduccin: Jorge Amar

    Portada: Silvia Viana Chaves

    Impresin: Estugraf

    Depsito legal: V-2924-2014

    ISBN: 978-84-942715-9-5

    No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni la compilacin en un siste-ma informtico, ni la transmisin de cualquier forma o medio, ni el prstamo, alquiler u otra forma de cesin del uso del ejemplar sin la autorizacin previa y por escrito de los titulares del copyright.

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    Prefacio a la edicin en ingls

    Warren Mosler es una rara avis: un economista autodidacta que no es un excntrico, un inversor de xito que no es un fanfarrn, un hom-bre de negocios con talento para la enseanza, un banquero con un compromiso real con el bien pblico.

    Hemos sido coautores de declaraciones y de algn artculo ocasio-nal y puedo dar fe de que sus contribuciones a esos esfuerzos supera-ron las mas.

    Muchos economistas valoran la complejidad por s misma. Un vis-tazo a cualquier revista moderna de Economa lo confirma: un argu-mento verdaderamente incomprensible puede conferir un gran presti-gio. El problema, sin embargo, es que cuando un razonamiento parece incomprensible, es muy probable que la persona que lo hace tampoco lo entienda (Yo asist una vez a una reunin de banqueros centra-les europeos y economistas internacionales expertos en moneda en Helsinki, Finlandia. Despus de una ponencia, le pregunt a un dis-tinguido economista sueco cunta gente crea l que haba seguido los clculos. Me contest: cero.) El don que posee Warren es su lucidez transparente: piensa las cosas de la forma ms sencilla posible. Y pone un gran esfuerzo en ello: la verdadera simplicidad es difcil. Est a fa-vor de la metfora comn y del ejemplo familiar.

    Puedes explicar su razonamiento a la mayora de los nios (por lo menos a los mos), a cualquier estudiante universitario y a cualquier operador financiero. Slo los economistas, con su poderosa lealtad a las ideas fijas, tienen problemas. Los polticos, por supuesto, a menu-do lo entienden, pero rara vez se sienten libres para expresar sus opi-niones.

    Warren Mosler da ahora un gran paso con un pequeo libro, que define su razonamiento en siete temas clave. Estos se refieren a los d-ficits pblicos y la deuda, a la relacin entre el dficit pblico y el ahorro

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    privado y entre el ahorro y la inversin, a la Seguridad Social y al dficit comercial. Warren los llama siete fraudes inocentes capitales toman-do un trmino acuado por mi padre como ttulo de su ltimo libro. Al viejo Galbraith le habra gustado.

    El nexo comn que enlaza estos temas es la simplicidad misma. Y es que el dinero moderno es una hoja de clculo y funciona con ordena-dores. Cuando el gobierno gasta o presta, lo hace mediante la adicin de cantidades a las cuentas bancarias privadas. Cuando grava, resta cantidades de esas mismas cuentas. Cuando se pide prestado, cambia fondos de un depsito a la vista (llamada una cuenta de reserva) a una cuenta de ahorro (llamada cuenta de valores). Y a efectos prcticos, eso es todo lo que hace. El dinero que gasta el gobierno no viene de nin-guna parte y no cuesta nada producirlo. El gobierno, por tanto, nunca puede quedarse sin dinero.

    El dinero se crea mediante gasto pblico (o bien mediante prsta-mos bancarios, que crean depsitos). Los impuestos sirven para que queramos dinero -lo necesitamos para pagar los impuestos- y para ayudar a regular el gasto total. Es decir, para que no tengamos ms dinero que el valor de las mercancas y servicios a nuestra disposicin a precios actuales, algo que podra incrementar los precios y provo-car inflacin. Pero no hace falta recaudar impuestos antes de gastar (y difcilmente podran ser de otra manera, puesto que antes de que el gobierno gaste no hay dinero para pagar los impuestos).

    Un gobierno siempre podr pagar sus deudas: todas las deudas ad-quiridas en su propia moneda. Pagarlas consiste simplemente en aa-dir inters a las cuentas bancarias de los tenedores de bonos. Solo el gobierno puede decidir quebrar -un acto de suicidio financiero - o (en el caso de que el gobierno haya tomado prstamos en una moneda que no controla) ser forzado por defecto por sus prestamistas. Sin embar-go, un banco de EE.UU siempre podr cobrar un cheque emitido por el gobierno de EE.UU, pase lo que pase.

    Tampoco la deuda pblica es una carga para el futuro. Cmo po-dra serlo? Todo lo producido en el futuro se va a consumir en el futuro. Cunto se produzca depender de cmo de productiva sea la economa

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    en ese momento. Esto no tiene nada que ver con la deuda pblica de hoy: una mayor deuda pblica en la actualidad no reduce la produccin futura - y si se motiva el uso racional de los recursos de hoy, puede au-mentar la productividad de la economa en el futuro.

    Los dficits pblicos aumentan el ahorro financiero privado -conta-blemente, dlar por dlar. Las importaciones son un beneficio, las ex-portaciones son un coste. No pedimos prestado a China para financiar nuestro consumo: el prstamo que financia la importacin de China es realizado por los consumidores de EE.UU a travs de un banco de EE.UU. La privatizacin de la Seguridad Social solamente reorganiza-ra la propiedad de las acciones y bonos dentro de la economa: trans-firiendo los activos de riesgo a las personas mayores y los ms seguros a los ricos, sin tener otros efectos econmicos. La Reserva Federal fija los tipos de inters como quiere.

    Todos estos son algunos de los sencillos principios establecidos en este pequeo libro. Tambin se incluye, una atractiva descripcin de la educacin de un banquero y un programa de accin para salvar a la economa estadounidense de la crisis que supone el elevado nivel de desempleo. Warren propone logarlo suspendiendo las contribuciones a la seguridad social lo que proporcionara a cada trabajador america-no un aumento salarial aproximado de un 8 por ciento despus de im-puestos; concedera una subvencin calculada per cpita a los gobier-nos regionales y locales para subsanar sus crisis fiscales; y promovera un programa pblico de empleo que ofrezca un puesto de trabajo con un salario modesto a todo el que quiera trabajar. Esto eliminara los peligros no deseados del desempleo y permitira, sobre todo a nues-tros jvenes, el acceso a un trabajo til.

    Los hroes de Warren de entre los economistas son, adems de mi padre, Wynne Godley y Abba Lerner. Godley - un hombre maravillo-so que acaba de morir ha configurado gran parte de este trabajo con sus coherentes modelos macroeconmicos de flujos de stocks, que han demostrado ser una de las mejores herramientas de prediccin en ese campo. Lerner defendi las finanzas funcionales, es decir que las po-lticas econmicas pblicas deben ser juzgadas por sus resultados en el

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    mundo real (el empleo, la productividad y la estabilidad de los precios) y no por lo que le suceda al presupuesto ni por la mayor o menor deuda gubernamental. A Warren tambin le gusta invocar la ley de Lerner -el principio de que, en Economa, uno nunca debe comprometer sus principios, sin importar los problemas que otros tengan para compren-derlos. Quisiera ser tan bueno aplicando ese principio como lo es l.En definitiva, este libro constituye una interesante y muy instructiva lectura. Muy recomendable.

    James K. GalbraithUniversidad de Texas (Austin)

    12 de junio 2010

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    Prefacio a la edicin en castellano

    Las falsificaciones histricas son un instrumento indispensable para mantener el poder y asegurar la explotacin de los oprimidos. Cuando una parte importante de la poblacin piensa que el orden so-cial es resultado de una evolucin natural, an cuando dicho orden social sea a todas luces injusto, el resultado ser la resignacin y la sumisin a los dictados de los poderes establecidos. Es posible que las falsificaciones histricas sean el mejor aliado de las clases dominantes.

    Pero las falsificaciones histricas adoptan muchas formas. Una de ellas se encuentra en la evolucin de la teora econmica. Y aqu es donde se inserta el tema central de la obra de Warren Mosler.

    Los Siete fraudes inocentes capitales de la poltica econmica que analiza Mosler con gran rigor y no sin sentido del humor constitu-yen falsificaciones de dimensiones histricas que juegan un papel fun-damental a favor de las clases dominantes. Estos fraudes inocentes estn basados en sendos errores de teora macroeconmica. Cubren un territorio muy amplio que va desde una visin equivocada sobre la naturaleza, estructura y dinmica de las finanzas pblicas, hasta las distorsiones provocadas por la desatinada visin que se tiene sobre el funcionamiento del sistema bancario y la poltica monetaria. De la aguda mirada de Mosler no escapa la percepcin dominante sobre las causas y la lucha contra la inflacin, ni las distorsiones existentes sobre los distintos componentes de la balanza de pagos. Su examen cubre todos los campos de la teora y la poltica macroeconmica y con-tribuye a desmitificar siete de los mitos ms destructores que marcan la poltica fiscal, monetaria, crediticia y cambiaria en la economa con-tempornea.

    La terminologa es muy importante. Por qu se denominan fraudes inocentes? Mosler nos dice que la respuesta se encuentra en el libro de John Kenneth Galbraith La economa del fraude inocente, publicado

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    en 2004. En esa obra, Galbraith aclara que la presuncin de inocencia proviene del hecho de que los acadmicos, tecncratas y polticos que sostienen estas ideas no conocen su error y, por el contrario, estn convencidos de tener la razn y de contar con un anlisis certero. Para Galbraith, los que as piensan ni siquiera aceptaran su error porque eso los llevara ipso facto a incriminarse, cosa que nadie en su sano juicio hara. Por eso califica a estos fraudes de inocentes.

    Los fraudes inocentes en macroeconoma permiten construir una imagen distorsionada de la economa de un pas, de sus relaciones sis-tmicas fundamentales y, sobre todo, hacen posible manipular la opi-nin y las creencias de la poblacin sobre la conduccin de los asuntos pblicos.

    Especialmente importante es la manipulacin que permiten los fraudes inocentes en el mbito del anlisis de los orgenes de las cri-sis y las recetas polticas para enfrentarlas. El terreno de la poltica macroeconmica es particularmente frtil para que surjan estas falsi-ficaciones y las recetas basadas en fraudes inocentes. Quizs la razn reside en el hecho de que la teora macroeconmica se encuentra en un estado de flujo, como dijeran en 1989 Blanchard y Fisher en la introduccin a sus Lecciones de macroeconoma. Para estos autores la teora macroeconmica es un espacio activo y dinmico en el que los conceptos fundamentales siguen siendo sometidos a un examen rigu-roso, como en toda ciencia que se respeta a s misma. Esa publicacin tiene ya ms de veinte aos, pero la mayor parte de los acadmicos que se dedican a la macroeconoma piensan lo mismo al da de hoy. Me temo que yo tengo otra interpretacin.

    El campo de la teora macroeconmica ha sido, desde que John Ma-ynard Keynes publicara su Teora general, el terreno de una batalla en la que las principales armas han sido, precisamente, el fraude inocente y la falsificacin terica. Ms que encontrarse en estado de flujo, la teora macroeconmica es un espacio en el que las clases dominantes y sus corifeos en la academia han desplegado su talento para distor-sionar, manipular y engaar al pblico en general sobre la estructura y dinmica de las economas capitalistas.

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    Y es que los atisbos e intuiciones fundamentales de Keynes llevan a una conclusin central: las economas capitalistas son esencialmente inestables. sta es la conclusin que el establishment acadmico no le poda perdonar. Ms all de la irritacin que pudo provocar la crtica de Keynes a la ley de Say, la importancia otorgada a la incertidumbre, su teora de la demanda efectiva o su visin sobre la no neutralidad del dinero y la creacin monetaria (tema que abord en su Tratado sobre la moneda), la conclusin sobre la inestabilidad intrnseca de las economas capitalistas fue el detonador de la ofensiva en contra del pensamiento keynesiano.

    El significado profundo de esta caracterstica inherente al capitalis-mo tiene tres componentes. El primero es que la inestabilidad implica el desperdicio de recursos y, en especial, el desempleo, la gran preocu-pacin de Keynes. El segundo es la propensin a las crisis peridicas, tanto en el mbito de los mercados financieros, como en la economa real (no financiera). Y el tercero, finalmente, es el ms importante: la inestabilidad requiere de la intervencin de agentes extra-econmicos para evitar el colapso no slo de la economa, sino de toda la sociedad. En un contexto de inestabilidad intrnseca del aparato econmico, la intervencin slo puede provenir de agentes extra-econmicos. Y eso vulnera el principio de la autonoma del lo econmico frente a la es-fera de la poltica. De pronto, el anlisis de Keynes implica el rechazo a la idea de que el mecanismo de lo econmico puede analizarse sin referencias a la poltica y la tica.

    La necesidad de una intervencin externa es, por supuesto, el co-rolario de los dos primeros componentes mencionados en el prrafo anterior. Si lo que Polanyi llamara el mercado autorregulado no puede asegurar por s solo las condiciones de produccin y distribucin que requiere la sociedad, las bases mismas de la nocin de economa de mercado se destruyen. Es ms, los fundamentos de la teora econmi-ca misma se desvanecen. Es obvio que la academia tena que reaccio-nar. Las rdenes de marchar contra el enemigo incluyeron todas las argucias y embustes del manual de doctrina militar. Como el ataque frontal no era fcil debido a la popularidad que alcanzaba el anlisis de

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    Keynes (sobre todo en los aos que siguieron a la crisis de 1929), la es-tratagema preferida fue la distorsin y recuperacin del pensamiento de Keynes. El objetivo fue extirpar los elementos juzgados como los ms subversivos en su obra. El resultado fue la sntesis neoclsica que abri las puertas a la crtica que vendra vestida de neo-monetarismo y de expectativas racionales. La teora macroeconmica se convirti en un baile de mscaras en el que los enemigos de Keynes se disfrazaron de keynesianos y neo-keynesianos para abrirle el espacio central en la pista de baile a la nueva macroeconoma clsica en cuyos postulados se encuentra la negacin absoluta de toda la obra de Keynes. En este ballo in maschera, la msica la proporciona la orquesta de fraudes ino-centes.

    Por fortuna subsistieron los pensadores y acadmicos que han sido agrupados bajo el nombre de post-keynesianos, comenzando con Joan Robinson y los colegas y colaboradores originales de Keynes, hasta lle-gar a los trabajos de Wynne Godley, Hyman Minsky, Victoria Chick y Paul Davidson, entre otros. Para estos pensadores, pensar en la ines-tabilidad intrnseca del capitalismo no quita el sueo, lo que permite por la maana, cuando sale el sol y las sombras del oscurantismo se retiran, pensar en soluciones para problemas como prevenir la crisis o, si sta ya ha estallado, superarla sin causar ms daos al cuerpo social. Mosler hace referencia a este cuerpo de pensamiento y destaca la importancia de las alternativas de poltica macroeconmica que se desprenden de este anlisis.

    Cabe hacer un pequeo parntesis para traer al frente del escenario uno de los fraudes inocentes ms importantes de todos los tiempos. La idea de que en alguna parte del universo existe una teora que demues-tra que las fuerzas competitivas en el mercado conducen a la formacin de precios de equilibrio es quizs la falsificacin ms extendida. Aun-que hoy sabemos que la teora neoclsica del mercado en su versin ms desarrollada, la teora de equilibrio general, nunca pudo ni podr demostrar que los precios de equilibrio se forman por las fuerzas del mercado, este secreto se conoce en un reducido crculo en la academia. La falacia persiste y cabalga por todos los paisajes, desde los planes de

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    estudio que insisten en engaar al estudiante de Economa, hasta el imaginario popular y, por supuesto, los corredores de los ministerios de economa en todas partes. Este otro fraude inocente es parte de los siete fraudes a los que se refiere Mosler. Es parte, a fin de cuentas, del esfuerzo por destruir el pensamiento macroeconmico y reducir todo a la microeconoma. Es algo as como el regreso al dictado de la seora Thatcher, la sociedad no existe, slo existen individuos. La teora de equilibrio general se ha convertido, a travs del proyecto de darle micro-fundamentos a la teora macroeconmica, en uno de los fraudes inocentes ms importantes.

    ste no es un libro reservado para tecncratas o para polticos. Es un libro para todos. El quehacer ciudadano necesita este tipo de refe-rencias para rebasar el muro de las falsificaciones histricas y los frau-des inocentes. Polanyi ha demostrado cmo, en una economa de mer-cado, todas las relaciones sociales se encuentran subordinadas a las relaciones mercantiles. Este libro es un instrumento para comprender cmo podemos comenzar a reorganizar el espacio social y recuperar el tiempo de la fraternidad y la solidaridad.

    Alejandro NadalCoyoacn. Ciudad de Mxico

    Octubre de 2014

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    Prlogo

    El trmino fraude inocente , fue introducido por el profesor John Kenneth Galbraith en su ltimo libro, La Economa del Fraude Inocente, que escribi en el ao 2004 a la edad de noventa y cuatro aos, apenas dos aos antes de morir. El profesor Galbraith acu el trmino para describir una variedad de suposiciones incorrectas asumidas por los economistas ortodoxos, medios de comunicacin, y sobre todo, la ma-yora de los polticos.

    La presuncin de inocencia es un ejemplo ms del elegante y mor-daz ingenio de Galbraith; implica que aquellos que perpetan el fraude no solamente estn equivocados, sino que tampoco son lo suficiente-mente inteligentes como para entender lo que estn haciendo en reali-dad. Y cualquier afirmacin de comprensin previa se convierte en una admisin de fraude premeditado - una autoincriminacin impensable.

    Las opiniones econmicas de Galbraith tuvieron una amplia in-fluencia en las dcadas de los 1950 y 1960, con sus libros ms ven-didos, La sociedad opulenta y El nuevo Estado industrial. Tuvo una buena relacin con los gobiernos de Kennedy y Johnson, sirviendo como Embajador de los Estados Unidos en India desde 1961 hasta 1963, cuando regres a su puesto como el profesor de economa ms reconocido de Harvard.

    Galbraith fue, en gran medida, un keynesiano que crea que slo la poltica fiscal puede restaurar el poder adquisitivo. La poltica fiscal es lo que los economistas llaman bajada de impuestos y aumento del gas-to, y el gasto en general, es lo que ellos llaman la demanda agregada.

    El antagonista acadmico de Galbraith, Milton Friedman, lider otra escuela de pensamiento conocida como los monetaristas. Los monetaristas creen que el gobierno federal debe siempre mantener el presupuesto en equilibrio y utilizar lo que ellos llamaban poltica mo-netaria para regular la economa. Inicialmente, esto significaba man-tener la oferta monetaria creciendo lentamente y de manera cons-tante para controlar la inflacin y dejar que la economa haga lo que

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    pueda. Sin embargo nunca pudieron encontrar una magnitud de ofer-ta monetaria que hiciese lo correcto ni tampoco pudo encontrar nunca la Reserva Federal una forma de controlar las cantidades de dinero con las que experimentaron.

    Paul Volcker fue el ltimo presidente de la Fed en intentar controlar directamente la oferta de dinero. Despus de un perodo prolongado de intervenciones que slo demostraron lo que la mayora de los ban-cos centrales conoca desde hace mucho tiempo - que no haba tal cosa como el control de la oferta de dinero- Volcker abandon el esfuerzo.

    La poltica monetaria ha sido redefinida rpidamente como una poltica que utiliza los tipos de inters como instrumento de poltica monetaria en lugar de controlar la cantidad de dinero. Y las expectati-vas de inflacin pasaron a ocupar los primeros puestos de la lista como causa de la inflacin, debido a que la oferta monetaria ya no jugaba un papel activo. Curiosamente, el dinero ya no aparece en ninguna parte de los ltimos modelos matemticos monetaristas que abogan por el uso de las tasas de inters para regular la economa.

    Cada vez que hay graves depresiones econmicas, los polticos ne-cesitan resultados -en forma de ms puestos de trabajo- para seguir en el cargo. Primero, observan cmo la Reserva Federal baja los tipos de inters, esperando pacientemente a que los bajos tipos contribuyan de alguna manera. Desafortunadamente, la manipulacin de los tipos de inters nunca parece contribuir. Entonces, como el aumento del desempleo pone en peligro la reeleccin del presidente del gobierno y la de los parlamentarios de turno, los polticos recurren a las polticas keynesianas de bajada de impuestos y aumento del gasto. Estas pol-ticas se implementan con grandes objeciones y con las predicciones pesimistas de la mayora de los bancos centrales y de la corriente prin-cipal de economistas.

    Fue Richard Nixon quien, durante la depresin econmica de do-ble cada de 1973, pronunci las clebres palabras Ahora todos somos keynesianos. Pese a la declaracin de Nixon, la visin keynesiana de Galbraith perdi frente a los monetaristas cuando la Gran Inflacin de los aos 70 envi ondas de choque a travs de la psique estadou-nidense. Las polticas pblicas volvieron a la Reserva Federal y a su manipulacin de las tasas de inters como la forma ms eficaz para

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    hacer frente a lo que se acu como estanflacin: la combinacin de una economa estancada y elevada inflacin.

    Entr en la banca en 1973 con un trabajo de gestin de prstamos morosos en la Caja de Ahorros de Manchester en mi ciudad natal de Manchester, Connecticut. Fui gerente de la cartera de fondos del ban-co en 1975, lo que me llev a Wall Street en 1976, donde trabaj en el parqu burstil hasta 1978. Luego fui contratado por William Blair and Company en Chicago para organizar un departamento de arbitraje de renta fija en su seccin de renta fija privada. Fue all donde comenc mi propio fondo en 1982. Percib la gran inflacin, como un fenmeno de alza de costes motivado por el aumento de los precios de la OPEP. Tena toda la apariencia de un crtel de fijacin de precios, que eran cada vez ms altos, lo que causaba la gran inflacin. Como la OPEP elev el precio nominal del crudo de 2 dlares por barril a principios de 1970 a un mximo de alrededor de 40 dlares por barril unos diez aos ms tarde, pude entrever dos posibles resultados. Uno era que, de alguna manera, la inflacin en los EE.UU se mantuviese bastante baja, con lo cual pagar ms por el petrleo y la gasolina simplemente signi-ficara una menor demanda y un debilitamiento de los precios de casi todo lo dems, con los salarios permaneciendo relativamente constan-tes. Esto habra significado una reduccin drstica de la relacin real de intercambio y del nivel de vida en los EE.UU y un incremento an mayor de la relacin real de intercambio y del nivel de vida de los pa-ses exportadores de petrleo.

    El segundo resultado, que fue lo que sucedi, era que se generase una inflacin general, por lo que, mientras la OPEP consegua precios ms altos por su petrleo, igualmente tena que pagar precios ms altos por sus compras, dejando la relacin real de intercambio sin grandes diferencias despus de que el precio del petrleo finalmente se estabili-zara entre 10 y 5 dlares por barril, donde se mantuvo durante ms de una dcada. Y desde mi punto de vista, no vi las consecuencias deflacio-narias de la restriccin de la poltica monetaria. En lugar de ello, fue la desregulacin del gas natural en 1978 lo que permiti que los precios del gas natural aumentasen, y por lo tanto que los pozos de gas natural se reabriesen. Las compaas elctricas de EE.UU cambiaron entonces los caros combustibles fsiles por gas natural, que tena un menor pre-cio. La OPEP reaccion reduciendo rpidamente la produccin en un

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    intento de evitar que los precios del petrleo cayesen por debajo de los 30 dlares por barril. La produccin se redujo en ms de 15 millones de barriles al da, pero no fue suficiente, y se ahogaron en el mar del exceso de produccin mundial de petrleo al mismo tiempo que las empresas elctricas continuaban cambindose a otros combustibles.

    Este libro est dividido en tres secciones. La primera parte desve-la los siete fraudes inocentes que son los obstculos ms arraigados para la prosperidad nacional.

    Se presentan de modo que no requieren ningn conocimiento pre-vio o entendimiento del sistema monetario, de la economa o de con-tabilidad. Los tres primeros se refieren al dficit presupuestario del gobierno federal, el cuarto a la Seguridad Social, el quinto al comercio internacional, el sexto a los ahorros y a la inversin, y el sptimo vuel-ve al dficit en el presupuesto federal. Este ltimo captulo es el men-saje central, cuyo propsito es promover un entendimiento universal de estos temas crticos que afronta nuestra nacin.

    La segunda parte narra la evolucin de mi conocimiento acerca de estos siete fraudes inocentes capitales durante mis ms de tres dca-das de experiencia en el mundo de las finanzas.

    En la tercera parte, aplico los conocimientos de los siete fraudes inocentes capitales a los principales problemas de nuestro tiempo.

    En la cuarta parte, expongo un plan de accin especfico para que nuestro pas comprenda nuestro potencial econmico y podamos res-taurar el sueo americano.

    Warren Mosler67 Chimney Corner CircleGuilford, CT 06437-3134

    15 de abril 2010

  • PRIMERA PARTE

    Los siete fraudes letales inocentesde la poltica econmica

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    Error letal nmero 1

    El gobierno central debe recaudar fondos a travs de impuestos o endeudamiento con el fin de poder gastar. En otras palabras, el gasto del gobierno est limitado por su capacidad de gravar o endeudarse.

    Los hechos

    El gasto del gobierno central no est en ningn caso limitado ope-rativamente por los ingresos, lo que significa que no existe un riesgo de solvencia. En otras palabras, el gobierno central siempre puede ha-cer frente a todos los pagos en su propia moneda, sin importar cun grande sea el dficit o lo escasa que sea la recaudacin a travs de im-puestos.

    Si usted pregunta a cualquier miembro del Congreso (como yo he hecho muchas veces) o a cualquier ciudadano cmo funciona todo, le dirn solemnemente: ... el gobierno tiene que obtener a travs de los impuestos o del endeudamiento los fondos necesarios para afrontar sus compromisos presupuestarios, al igual que cualquier familia tiene que conseguir de alguna manera el dinero que necesita para afrontar sus gastos. Lo cual plantea inevitable el interrogante sobre la asisten-cia sanitaria, la defensa, la seguridad social, y cualquier otro compro-miso de gasto del gobierno.

    Cmo van a poder hacer frente a los gastos???!!!

    Esa es la pregunta envenenada a la que nadie responde correcta-mente, y obtener la respuesta correcta a esta pregunta es el principal motivo que me ha llevado a escribir este libro.

    En las siguientes pginas, les revelar la respuesta correcta, sin ne-cesidad de teoras ni filosofas, simplemente con hechos. Respondo a la pregunta observando primero cmo recauda los impuestos el go-bierno y a continuacin cmo gasta despus.

    Cmo recauda impuestos el gobierno central?

    Comenzaremos por ver lo que sucede cuando usted paga sus im-puestos mediante un cheque. Cuando el gobierno de EE.UU. recibe su cheque y lo compensa, lo nico que hace el gobierno es cambiar el sal-do de su cuenta corriente a la baja, restando el importe de su cheque del saldo de su cuenta bancaria. Tiene el gobierno la necesidad de ob-tener algo real para drselo a otra persona? No, no es como si el gobier-no tuviese una moneda de oro para gastar. En realidad, lo que ocurre

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    es lo mismo que cuando usted utiliza la banca en lnea para ver el saldo de su cuenta bancaria en la pantalla de su ordenador. Supongamos que el saldo de su cuenta es de 5.000 dlares y usted realiza un pago por transferencia al gobierno por 2.000 dlares. Cuando se compensa (se procesa), qu sucede? El 5 se convierte en un 3 y su nuevo saldo se ha reducido a 3.000 dlares. Todo ante sus propios ojos! El gobierno, en realidad, no necesita obtener nada tangible para drselo a otra per-sona. No existe una moneda de oro que caiga en la caja de caudales de la Reserva Federal. Solamente se cambian los saldos en varias cuentas bancarias, nada ha ido a ninguna parte.

    Y qu pasa si va a su oficina de Hacienda para pagar sus impues-tos con dinero en efectivo? En primer lugar, entregara el dinero al funcionario que corresponda. A continuacin, despus de contarlo, le darn un recibo y, con suerte, las gracias por ayudar a pagar la segu-ridad social,los intereses de la deuda pblica y la guerra de Irak . A continuacin, despus de que usted, el contribuyente, haya salido, el funcionario coger ese dinero ganado duramente y lo destruir en una trituradora

    S, ser destruido Por qu?! No les sirve para nada ms. Al igual que una entrada de la final de Copa. Al entrar al estadio, el portero le coge la entrada -que quizs valiese 1000 dlares- la rompe y la tira. De hecho, usted puede comprar ese mismo dinero triturado por Hacienda en Washington, D.C.

    As que si el gobierno tira a la basura el dinero en efectivo que re-cauda cmo puede ese dinero en efectivo pagar por algo, como la Se-guridad Social y el resto de los gastos del gobierno? No lo hace. Se da cuenta ahora de por qu no tiene ningn sentido pensar que el gobier-no tiene que obtener dinero mediante impuestos para poder gastarlo? El gobierno en ningn caso obtiene nada que posteriormente utilice. As pues si el gobierno no consigue nada cuando grava con impuestos, qu y cmo gasta?

    Cmo gasta el gobierno federal?

    Imagnese que usted est esperando un ingreso de la Seguridad So-cial de 2.000 dlares, en una cuenta en la que ya cuenta con 3.000 d-lares. Si usted est observando su cuenta en la pantalla del ordenador, podr ver cmo el gobierno gasta sin tener nada para gastar. Ale hop! De repente, el estado de su cuenta, que indicaba 3000 dlares, pasa a indicar 5.000 dlares. Qu ha hecho el gobierno para darle ese dine-ro? Simplemente, ha cambiado el saldo de su cuenta de 3000 a 5000 dlares. No haca falta una moneda de oro que meter a martillazos en el ordenador. Todo lo que hizo falta fue cambiar un nmero en el saldo

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    de su cuenta bancaria mediante una entrada de datos en su propia hoja de clculo, que est vinculada a otras hojas de clculo del sistema ban-cario. Todo el gasto del gobierno se hace mediante la introduccin de datos en su propia hoja de clculo denominada el sistema monetario de los EE.UU.

    He aqu una cita del presidente de la Reserva Federal, Ben Ber-nanke, en 60 Minutes1:

    SCOTT PELLEY: Es dinero de los impuestos lo que la Fed est gas-tando?

    BERNANKE: No es dinero de impuestos. Los bancos tienen cuentas con la Fed, de la misma manera que usted tiene una cuenta en un ban-co comercial. Por lo tanto, al prestar a un banco, simplemente usamos el ordenador para marcar el saldo disponible que tienen en la Reserva Federal.

    El Presidente del Banco de la Reserva Federal nos est diciendo cla-ramente que dan dinero (gastan y prestan) simplemente cambiando los nmeros de cuentas bancarias. No es preciso cobrar impuestos (ni pedir prestado) para hacer una entrada en una hoja de clculo que denominamos el gasto pblico. Todo el mundo sabe que los datos del ordenador no vienen de ninguna parte.

    Dnde podemos ver ms ejemplos de esto? Imagine que su equi-po de baloncesto mete un triple y el marcador cambia, digamos, de 7 a 10 puntos. Alguien se pregunta de dnde saca el estadio esos tres puntos? Por supuesto que no. O que, al derribar 5 bolos en la bolera, su puntuacin sube de 10 a 15 puntos. Le preocupa que la bolera ten-ga esos puntos? Cree que todas las pistas de bolos y los estadios de ftbol tienen que tener una reserva de puntos en una caja de segu-ridad para asegurarse de que usted pueda conseguir los puntos que ha marcado? Por supuesto que no. Y, si en los bolos comete una falta y su puntuacin disminuye en cinco puntos, cree que la bolera dispone entonces de ms puntos para dar?? Por supuesto que no!

    Todos sabemos cmo funciona la entrada de datos, pero, de algn modo, esto se ha manipulado errneamente por nuestros polticos, medios de comunicacin y, sobre todo, por los economistas de la co-rriente dominante.

    Recuerde esto como punto de partida: El gobierno federal nunca tie-ne ni deja de tener dlares.

    Es igual que los estadios, que no tienen una provisin de puntos para

    1Programa de televisin en Estados Unidos (N. de los T.)

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    concederlos. Cuando se trata del dlar, nuestro gobierno, a travs de sus organismos federales, el Banco de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de EE.UU., es el marcador (y tambin el que hace las reglas).

    Ahora tiene la respuesta a la pregunta: Cmo vamos a poder pa-garlo? Y la respuesta es: de la misma forma que el gobierno paga por todo, cambiando los nmeros en nuestras cuentas bancarias.

    El gobierno federal no va a quedarse sin dinero, como nuestro presidente ha repetido equivocadamente. Sencillamente, eso no puede ocurrir. Tampoco depende de conseguir dlares de China ni de nin-gn otro lado. Todo lo que necesita el gobierno para gastar es cambiar los nmeros en cuentas bancarias en su propio banco, el Banco de la Reserva Federal. No hay un lmite numrico a la cantidad de dinero que el gobierno puede gastar cada vez que quiera (esto incluye hacer los pagos de intereses, as como los pagos a la Seguridad Social y al programa Medicare.) Abarca todos los pagos que el gobierno realice en dlares a cualquiera.

    Esto no quiere decir que el exceso de gasto del gobierno no pueda causar que los precios suban (lo que llamamos inflacin).Lo que pretendo decir es que el gobierno nunca ser insolvente y jams va a quebrar.

    Es sencillamente imposible que eso suceda.2Entonces: por qu nadie en el gobierno parece comprenderlo? Por

    qu al Comit de Medios y Arbitrios del Congreso le preocupa cmo vamos a poder pagarlo?. Podra ser que se crean la idea popular de que el gobierno federal, al igual que cualquier hogar, tiene que conseguir dinero primero para poder gastarlo despus. S, han odo que es dis-tinto en el caso del gobierno, pero no se lo acaban de creer y ninguna explicacin es lo suficientemente convincente para ellos.

    Lo que todos parecen olvidar es la diferencia que existe entre gastar en tu propia moneda -que slo t puedes crear- y tener que pagar con la moneda que ha emitido otro. Para emplear esa analoga tan comn entre gobierno y hogares de una manera mnimamente til, observe-mos un ejemplo de moneda emitida por un hogar.

    2 S que tiene esta pregunta en mente en estos momentos. La responder un poco ms adelante en este mismo libro, pero permtanme formular la pregunta y le doy una respuesta rpida para sacarle del apuro:Pregunta: Si el gobierno no grava con impuestos, porque necesite dinero para gastar, para qu gravar?Respuesta: Los impuestos del gobierno federal sirven para regular lo que los economistas llaman la demanda agregada, que es un trmino elegante para designar el poder adquisitivo. En pocas palabras, esto significa que si la economa est recalentada, subir los impuestos ayuda a enfriar-la, y si esta demasiado fra bajar los impuestos la reactivar. Los impuestos no son para conse-guir dinero que gastar; son para regular nuestro poder adquisitivo asegurando que no tengamos demasiado y generamos inflacin - o muy poco y eso cause desempleo y recesin.

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    La analoga comienza con unos padres que crean cupones que luego utilizan para pagar a sus hijos a cambio de diversas tareas en el hogar. Adems, para impulsar el modelo, los padres exigen a los nios que les paguen un impuesto de 10 cupones a la semana para evitar casti-gos. Este ejemplo se aproxima a los impuestos en la economa real, en la que tenemos que pagar nuestros impuestos o enfrentarnos a san-ciones. Los cupones son ahora la nueva moneda domstica. Piense en cmo los padres gastan esos cupones comprando servicios(tareas domsticas) de sus hijos. Con esta nueva moneda del hogar, los padres -al igual que el gobierno federal- son ahora los emisores de su propia moneda. Esto permite apreciar cmo una casa con su propia moneda se parece mucho a un gobierno con su propia moneda.

    Hagmonos algunas preguntas acerca de cmo funciona esta nueva moneda domstica. Los padres han de conseguir primero los cupones de sus hijos para poder pagarles por realizar las tareas? Por supuesto que no. De hecho, los padres tienen que gastar primero sus cupones pagando a sus hijos por realizar las tareas- para poder cobrarles des-pus el impuesto de 10 cupones a la semana. Cmo, si no, podran los nios obtener los cupones que necesitan para pagar a sus padres?

    Del mismo modo, en la economa real, el gobierno, al igual que este hogar con sus propios cupones, no tiene que conseguir mediante im-puestos o prstamos o cualquier otro mtodo los dlares que gasta. Con la tecnologa moderna, el gobierno ni siquiera tiene que imprimir los dlares que gasta, al contrario que los padres, que necesitan impri-mir cupones.

    Recuerde: el gobierno ni tiene ni deja de tener dlares, como la bo-lera nunca tiene una caja llena de puntos. Cuando se trata del dlar, el gobierno es el marcador. Y cuntos cupones tienen los padres en la analoga de los cupones entre padres e hijos? No importa. Los padres podran incluso acabar escribiendo en un pedazo de papel el nme-ro de cupones que les deben los nios, cuntos cupones ha ganado cada nio y cuntos han pagado cada mes. Cuando el gobierno gasta, los fondos no vienen de ninguna parte, al igual que los puntos no vienen de algn lugar situado en el estadio de ftbol o en la bolera. Tampoco la recaudacin de impuestos (ni los prstamos) incrementan de alguna manera los fondos del gobierno disponibles para el gasto.

    De hecho, los funcionarios del Tesoro de EE.UU. que gastan el di-nero (incrementando los saldos de las cuentas bancarias) ni siquiera tienen los nmeros de telfono ni estn en contacto con los funciona-rios de Hacienda que cobran los impuestos (lo que hace disminuir los saldos de las cuentas bancarias), ni de esos otros funcionarios del Te-soro de EE.UU. que se ocupan de la deuda pblica (de emitir los bonos del Tesoro). Si importara cunto se recauda o qu cantidad de deuda se

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    emite para poder pagar, sabran al menos los nmeros de telfono de las otras instituciones. Claramente no: no importa para sus objetivos.

    Desde nuestro punto de vista (el de un particular, no el del gobier-no federal), tenemos que tener dlares primero para poder hacer los pagos. Al igual que los nios necesitan ganar los cupones de sus padres para poder hacer sus pagos de cupones semanales. Los gobiernos es-tatales, los ayuntamientos y las empresas estn todos en esa misma situacin. Todos ellos tienen que conseguir de alguna modo dlares antes de poder gastarlos. Eso significa que los tienen que ganar, tienen que endeudarse o vender algo para obtener los dlares que necesitan para poder gastar. De hecho, los dlares que necesitamos para pagar los impuestos tienen que proceder, directa o indirectamente desde la emisin de moneda, de los gastos del gobierno o de prstamos guber-namentales, de los que hablar ms adelante.

    Ahora vamos a construir una moneda nacional a partir de cero. Ima-ginemos un nuevo pas con una moneda recin anunciada. Nadie tiene ninguna. Entonces el gobierno proclama, por ejemplo, que habr un im-puesto a la propiedad. Bueno, y cmo se paga? No podr pagarse hasta que el gobierno comience a gastar. Slo despus de que el gobierno gaste con su nueva moneda, las personas y las empresas dispondrn de fon-dos para pagar los impuestos. El gobierno es, en este caso, igual que los padres, quienes tienen que gastar cupones antes de poder empezar a recogerlos de sus hijos. Y, desde la emisin de la moneda, ni el gobierno, ni los padres, pueden recaudar ms moneda de la que gastan.

    Repetimos: desde la emisin de moneda, los fondos para pagar los impuestos solo pueden originarse de los gastos del gobierno (o de prstamos); de dnde ms podran proceder?3

    S, eso significa que el gobierno tiene que gastar en primer lugar para, en ltima instancia, proporcionarnos los fondos que necesita-mos para pagar; de dnde si no podramos conseguir la moneda o los cupones?4

    3 Para aquellos de ustedes que entienden como se contabilizan las reservas, tengan en cuenta que la Fed no puede hacer lo que se llama una salida de reservas sin hacer una entrada de reservas. Entonces, qu hace la Fed el da de liquidacin, cuando los saldos del Tesoro aumentan? Hace re-pos - para aadir los fondos al sistema bancario y lograr as que los bancos tengan despus fondos para comprar los Valores del Tesoro. De lo contrario, no habra fondos disponibles para comprar los bonos del Tesoro y los bancos tendran nmeros rojos en sus cuentas de reserva. Y cules son los descubiertos en la Fed? Operativamente, un descubierto es un prstamo del gobierno. Ergo, de una forma u otra, los fondos utilizados para comprar los bonos del Tesoro provienen del propio gobierno. Debido a que los fondos para pagar los impuestos o comprar ttulos pblicos provienen de los gastos del gobierno, el gobierno piensa que es mejor pagar primero, y luego recaudar impuestos o pedir prestado ms tarde.4 Observen cmo funciona todo esto en el sistema bancario: Cuando usted paga impuestos emi-tiendo un cheque para el gobierno federal, la Fed debita la cantidad en la cuenta de reserva de su banco en la Fed Las reservas solo pueden venir del Banco de la Reserva Federal; el sector privado

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    As, mientras que nuestros polticos creen realmente que el gobier-no necesita conseguir dlares, ya sea mediante impuestos o endeuda-miento, para conseguir los fondos con que hacer frente al gasto guber-namental, la verdad es:

    Necesitamos el gasto del gobierno federal para obtener los fondos necesarios para pagar nuestros impuestos.Nosotros no cambiamos los nmeros como hace el gobierno federal (o la bolera o el estadio de ftbol).5

    Al igual que los nios tienen que ganar o conseguir de alguna ma-nera cupones para pagar en cupones, nosotros tenemos que ganar o conseguir de alguna manera dlares para pagar nuestros impuestos. Como comprender, esto es lo mismo que ocurre en cualquier hogar que emite sus propios cupones. Los cupones que los nios necesitan para hacer los pagos a sus padres tienen que venir de sus padres.

    Y, como ya se dicho anteriormente, el gasto del gobierno no est en ningn caso limitado operativamente por los ingresos (pagos de impuestos y emisin de deuda).

    Pueden existir y existen limitaciones auto impuestas al gasto establecidas por el Congreso, pero eso es un asunto completamente distinto. Estas limitaciones incluyen reglas al techo de deuda, reglas del Tesoro relativas a los sobregiros y restricciones a la Fed sobre la compra de ttulos del Tesoro. Todas estas restricciones son impuestas por un Congreso que no tiene un conocimiento prctico del sistema monetario. Y con las actuales disposiciones monetarias, todas esas li-mitaciones autoimpuestas son contraproducentes con respecto a fo-mentar el bien pblico.

    Lo nico que hace el Congreso es interferir en el correcto funciona-miento de los circuitos monetarios, y de vez en cuando, crear proble-mas que no se daran de otro modo. De hecho, fue una de esas interfe-rencias autoimpuestas lo que provoc que la ltima crisis financiera se extendiese a la economa real, contribuyendo a la recesin.

    El hecho de que el gasto pblico no est limitado operativamente en forma alguna por los ingresos significa que no existe riesgo de sol-vencia. Dicho de otra forma, el gobierno siempre puede hacer frente a

    no puede generarlas. Si su banco no tiene ninguna, el cheque que usted emiti se convierte en un sobregiro en la cuenta de reserva de dicho banco. Un descubierto es un prstamo de la Reserva Federal. As que, en todo caso, los fondos para hacer los pagos a los gobiernos federales slo puede venir del gobierno federal.5 Slo un recordatorio rpido de que nuestros gobiernos estatales y locales son los usuarios del dlar de EE.UU., y no los emisores, como lo es gobierno federal. De hecho, los estados de Estados Unidos estn en una posicin similar a la del resto de nosotros: ambos necesitamos conseguir fondos en nuestra cuenta bancaria antes de otorgar nuestros cheques o los cheques se emitirn sin fondos. En la analoga de padres e hijos, nosotros y los estados de EE.UU. estamos en la mis-ma posicin que los nios, que necesitan cobrar primero antes de que puedan gastar.

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    todos los pagos, cualesquiera que estos sean, en su propia moneda. No importa cun grande sea el dficit o cun exiguos sean los impuestos recaudados.

    Esto, sin embargo, no significa que el gobierno pueda gastar todo lo que quiera sin consecuencias. El exceso de gasto puede hacer subir los precios y aumentar la inflacin.

    Lo que s significa es, que no hay riesgo de solvencia, lo cual quiere decir que el gobierno no puede ir a la quiebra y que tampoco existe eso de que nuestro gobierno se est quedando sin dinero para gastar; como el presidente Obama ha declarado equivocadamente en muchas ocasiones6. Tampoco es cierto, como declar igualmente el presidente Obama, que el gasto del gobierno de los EE.UU. est limitado por lo que puede pedir prestado.

    As que la prxima vez que escuche: De dnde vendr el dinero para pagar la Seguridad Social? Responda: Es slo una entrada de datos. Viene del mismo lugar que su puntuacin en la bolera.

    Dicho de otra manera, los cheques del gobierno de Estados Unidos no se quedan sin fondos, a menos que el gobierno decida que sus pro-pios cheques sean rechazados.

    Los Cheques del Gobierno Federal nunca son rechazados

    Hace unos aos di una charla en Australia titulada Los cheques del Gobierno nunca son rechazados, en una conferencia de economa. Entre la audiencia se encontraba el jefe de investigacin del Banco de la Reserva de Australia, el Sr. David Gruen. Fue todo un espectculo. Yo haba estado dando charlas durante varios aos a este grupo de acadmicos y no haba conseguido convencer a la mayora de que la solvencia del gobierno no representa ningn problema. Siempre reac-cionaban con la familiar frase: Lo que los estadounidenses no entien-den es que para una economa pequea y abierta como la australiana es distinto que para los Estados Unidos. No pareca haber ninguna forma de conseguir meter en sus (quizs) sobre-educadas cabezas que, al menos para este asunto, eso no importaba. Una hoja de clculo es una hoja de clculo. Todos, excepto el profesor Bill Mitchell y algunos de sus colegas, parecan tener ese bloqueo mental y teman profunda-mente lo que sucedera si los mercados se volviesen contra Australia y eso les impidiese de alguna manera la posibilidad de financiar el dficit.

    As que empec mi charla sobre cmo los cheques del gobierno de Estados Unidos no son rechazados y despus de unos minutos, David

    6 Cita del presidente Barack Obama

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    Gruen levant la mano y solt esa frase tan familiar a todos los estu-diantes moderadamente avanzados de economa: Si el tipo de inters de la deuda es superior a la tasa de crecimiento del PIB, la deuda del gobierno ser insostenible. Ni siquiera se presentaba como una pre-gunta, sino como un hecho.

    Entonces yo le respond: David, dime: qu quieres decir con la palabra insostenible? Quieres decir que, si el tipo de inters es muy alto, en 20 aos la deuda pblica habr crecido tanto que el gobierno no va a ser capaz de pagar los intereses de la deuda? Y que, si a con-tinuacin el gobierno emite un cheque a un pensionista, ese cheque estar sin fondos?

    David se qued callado, sumido en sus pensamientos, pensando en ello. Sabe? cuando vine a esta conferencia, no pens que tendra que analizar cmo funciona la compensacin de cheques del Banco de la Reserva afirm, en un intento de hacerse el gracioso. Pero nadie en la sala se ri ni emiti un solo sonido. Todos estaban totalmente con-centrados en cul podra ser su respuesta. Era un cara a cara sobre el tema. David finalmente dijo: No. Pagaramos el cheque, eso causara inflacin y la moneda se devaluara. Eso es lo que la gente entiende por insostenible.

    Hubo un silencio mortal en la habitacin. El largo debate haba ter-minado. La solvencia no supone un problema, incluso para una econo-ma pequea y abierta. Bill y yo, conseguimos al instante un elevado nivel de respeto que adopt la forma habitual de bueno, claro, eso es lo que siempre hemos dicho por parte de los antes dubitativos y escpticos asistentes.

    Continu con David Gruen: Bueno, creo que la mayora de los ju-bilados estn preocupados por si los fondos no estarn all cuando se jubilen y por si el gobierno australiano podr pagarles. A lo que David respondi: No, creo que estn preocupados por la inflacin y el va-lor del dlar australiano. Entonces, el profesor Martin Watts, jefe del Departamento de Economa de la Universidad de Newcastle exclam: Eso no te lo crees ni t, David!. En ese momento, David reconoci muy pensativo: S, supongo que tienes razn.

    Por lo tanto, qu les qued confirmado realmente a los acadmicos de Sdney que asistieron ese da? Que los gobiernos, usando su propia moneda, pueden gastar lo que quieran, cuando quieran, al igual que el estadio de ftbol puede poner los puntos que desee en el marcador. Las consecuencias de un gasto excesivo podran ser la inflacin o una perdida de valor de la moneda, pero nunca los cheques sin fondos.El hecho es que el dficit pblico nunca puede provocar que un gobier-no deje de pagar sus obligaciones. No hay ningn problema de solven-cia. No puede faltar dinero cuando el gasto solo consiste en cambiar

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    los nmeros hacia arriba en las cuentas bancarias de su propio Banco de la Reserva Federal.S, los hogares, las empresas, e incluso las comunidades autnomas o estados de una Federacin, necesitan tener dlares en sus cuentas bancarias cuando emiten cheques, o de lo contrario esos cheques sern devueltos. Esto ocurre porque los dlares que gastan son creados por otra institucin - el gobierno federal - y los hogares, las empresas y los estados de la Federacin no son los emisores de dlares.

    Por qu nos obliga a pagar impuestos el gobierno federal

    Por qu, entonces, nos grava el gobierno federal, si, en realidad, no lo necesita para cumplir con los compromisos de gasto? (Sugerencia: es la misma razn por la que los padres exigen 10 cupones cada semana de sus hijos, cuando los padres no necesitan realmente los cupones para nada.)

    Hay una muy buena razn por la que el gobierno nos grave con im-puestos. Los impuestos crean una necesidad continua en la economa de obtener dlares y por lo tanto una necesidad continua de la gente de vender sus productos y servicios y mano de obra para obtener dlares. Con los impuestos, el gobierno puede comprar bienes y servicios que de otra manera no podra comprar porque sus dlares careceran de valor. El dlar adquiere valor porque las personas y las empresas ne-cesitan los dlares para pagar los impuestos. Al igual que el impuesto de cupones a los nios crea una necesidad continua de cupones, los cuales se pueden obtener haciendo tareas para los padres. Piense en un impuesto a la propiedad (si pensramos en el impuesto sobre la renta sera lo mismo, pero mucho ms complicado e indirecto). Usted tiene que pagar el impuesto sobre la propiedad en dlares o perder su casa. Es la misma situacin en la que estn los nios, ya que tienen que obtener 10 cupones o enfrentarse a las consecuencias. As que ahora usted est motivado para vender cosas - bienes, servicios, su mano de obra - para obtener los dlares que necesita. Como los nios, que estn motivados para hacer las tareas para obtener los cupones que necesitan.

    Por ltimo, es preciso conectar a las personas que necesitan dlares para pagar sus impuestos con las personas que quieran usar los dlares para realizar la casi totalidad de sus compras y ventas en dlares. Para ello, pongamos el ejemplo de un nuevo pas con una nueva moneda, que voy a llamar la corona, donde el gobierno impone un impuesto a la propiedad. Supongamos que el gobierno recauda este impuesto con el propsito adicional de formar un ejrcito y ofrece puestos de trabajo a los soldados, que se pagan en coronas. De repente, una gran

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    cantidad de personas que son dueos de las propiedades necesitan conseguir coronas y muchos de ellos no querrn conseguir coronas di-rectamente del gobierno sirviendo como soldados. As que empiezan a ofrecer sus bienes y servicios a la venta a cambio de las nuevas coronas que necesitan y desean, con la esperanza de conseguir esas coronas sin necesidad de ingresar en el ejrcito. Otras personas observan que hay multitud de cosas a la venta que les gustara tener - pollos, maz, ropa y todo tipo de servicios como cortes de pelo, servicios mdicos y mu-chos otros servicios. Los vendedores de estos bienes y servicios quie-ren recibir coronas para no tener que entrar en el ejrcito y necesitan obtener dinero con el que pagar sus impuestos. El hecho de que todos estos bienes y servicios estn siendo ofrecidos a la venta a cambio de coronas hace que algunas otras personas se enrolen en el ejrcito para conseguir dinero y, con l, comprar algunas de las mercancas y servi-cios que estn en venta.

    De hecho, los precios se irn ajustando hasta que el gobierno consi-ga atraer a tantos soldados como necesite. Porque, hasta que eso ocu-rra, no habr suficientes coronas puestas en circulacin por el gobier-no para permitir que los contribuyentes paguen todos sus impuestos. Aquellos que necesiten las coronas y no deseen ingresar en el ejrcito, recortarn los precios de sus bienes y servicios, tanto como puedan con el fin de conseguir vender, o bien tiraran la toalla y se enrolaran en el ejrcito ellos mismos.

    Esto no es simplemente un concepto terico. Es exactamente lo que ocurri en frica en el siglo XIX, cuando los britnicos establecieron all colonias dedicadas al desarrollo de la agricultura. Los britnicos ofrecieron puestos de trabajo a la poblacin local, pero nadie estaba interesado en trabajar para que, despus, les pagasen en moneda in-glesa. As que los britnicos establecieron un impuesto por choza en la totalidad de las viviendas, pagadero solamente en dinero britnico. De repente, el rea fue monetizada: como todo el mundo necesitaba dinero britnico, la poblacin local comenz a ofrecer mercancas a la venta o a trabajar, para obtener el dinero necesario. Los britnicos, entonces, pudieron contratarlos y pagarles en dinero britnico por cul-tivar los campos y hacer crecer sus cultivos.

    Eso es exactamente lo que hicieron los padres para que sus hijos realizaran los quehaceres. Y as es exactamente como funcionan lo que llamamos monedas no convertibles, como el dlar de EE.UU., el yen japons y la libra esterlina (no existe el patrn oro y quedan muy pocas monedas con un tipo de cambio fijo).

    Ahora estamos preparados para examinar el papel de los impuestos desde un ngulo distinto, el de la economa actual, utilizando el len-guaje de la economa. Un economista experto dira actualmente que

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    los impuestos funcionan para reducir la demanda agregada. El tr-mino demanda agregada es un trmino elegante para decir poder adquisitivo.

    El gobierno crea impuestos reduciendo as el dinero disponible para gasto por una razn: para que tengamos mucho menos dinero que gas-tar, lo que hace que el dinero sea mucho ms escaso y valioso. Crear impuestos tambin puede considerarse una forma de dejar espacio para que el gobierno gaste sin causar inflacin. Piense en la economa como unos grandes almacenes llenos de todas las mercancas y todos los servicios que producimos y ponemos a la venta cada ao. Imagine-mos que todos nosotros (trabajadores y empresarios) tenemos con-juntamente los salarios y beneficios como para comprar todo en esos grandes almacenes, en el supuesto de que nos gastsemos todo el di-nero que ganamos y todos los beneficios que generamos. (Y si pedimos prestado para gastar, podemos comprar incluso ms de lo que hay en esa tienda.) Pero cuando parte de nuestro dinero se destina a pagar los impuestos, nos quedamos por debajo de la capacidad de gasto que te-nemos para comprar todo lo que est a la venta en los grandes almace-nes. Esto le da al gobierno el espacio para comprar lo que quiere y as el gasto combinado de gobierno y el resto de nosotros no es excesivo comparado con lo que est a la venta en los grandes almacenes.

    Sin embargo, cuando los impuestos del gobierno son demasiado altos- en relacin a su gasto - el gasto total del gobierno y la sociedad no es suficiente para asegurarse de que esos grandes almacenes pue-dan venderlo todo. Cuando las empresas no pueden vender todo lo que producen, muchos trabajadores pierden sus puestos de trabajo y tienen menos dinero para gastar, por lo que las empresas venden toda-va menos. En consecuencia, ms trabajadores pierden sus puestos de trabajo y la economa entra en una espiral descendente que llamamos recesin.

    Tengamos en cuenta que la finalidad pblica por la que el gobierno hace todo esto es proporcionar una infraestructura pblica. Esto inclu-ye el mantenimiento del ejercito, del sistema judicial, el poder legisla-tivo y el poder ejecutivo del gobierno, etc. Por lo que hasta los votantes ms conservadores, estarn de acuerdo en mantener buena parte de lo que hace el gobierno.

    As que yo lo veo de esta manera: Para la cantidad correcta de gas-to gubernamental que suponemos necesaria para el buen funciona-miento del pas como nos gustara que funcionase, qu presin fiscal deberamos tener? La razn por lo que lo veo as es que la cantidad co-rrecta del gasto pblico es una decisin econmica y poltica que, bien entendida, no tiene nada que ver con las finanzas del gobierno. Los costes reales de funcionamiento del gobierno son los bienes y servicios

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    reales que consume todo el coste en mano de obra, combustible, elec-tricidad, acero, fibra de carbono, discos duros, etc., que de otro modo estara disponible para el sector privado. As que cuando el gobierno retiene esos recursos reales para sus propios fines, deja muchos menos recursos disponibles para la actividad del sector privado. Por ejemplo, el coste real del tamao correcto de un ejrcito con suficientes sol-dados para la defensa es que hay un menor nmero de trabajadores disponibles en el sector privado para producir los alimentos, construir los coches, atender los hospitales, vendernos acciones, pintar nuestras casas, cortar el csped, etc. etc. etc.

    Por lo tanto, tal y como yo lo veo, lo primero que se debera hacer es establecer el tamao del gobierno en el nivel adecuado para atender la infraestructura pblica, basado en beneficios y costes reales, y no en consideraciones financieras.

    El sistema monetario ser entonces la herramienta que utilicemos para lograr nuestros objetivos econmicos y polticos de verdad, y no la fuente de informacin para establecer cuales seran esos objetivos. Entonces, despus de decidir lo que tenemos que gastar para tener un gobierno con el tamao adecuado, ajustaramos los impuestos para que todos tuvisemos suficiente poder adquisitivo para comprar lo que est todava a la venta en los grandes almacenes, despus de que el gobierno terminase de hacer sus compras. En general por las razo-nes ya expuestas y que ampliar ms adelante, yo esperara que los impuestos fuesen un poco ms bajos que el gasto pblico. De hecho, un dficit presupuestario en torno al 5% de nuestro producto interior bruto podra llegar a ser la norma, lo cual a niveles econmicos actua-les son unos 750.000 millones de dlares anuales. Sin embargo, ese porcentaje en si mismo no tiene ninguna consecuencia econmica en particular y podra ser mucho mayor o mucho menor, dependiendo de las circunstancias. Lo que importa es que el propsito de los impuestos debera ser equilibrar la economa y asegurarse de que no est sobre-calantada ni demasiado fra. Y que el gasto del gobierno federal se fije en la cantidad correcta, en funcin del tamao y alcance del gobierno que queremos.

    Eso significa que no deberamos aumentar el tamao del gobierno para ayudar a salir a la economa de una desaceleracin. Ya deberamos tener el tamao adecuado de gobierno y, por lo tanto, no necesitara-mos ampliarlo cada vez que la economa se desacelera. As, aunque el aumento del gasto del gobierno durante una desaceleracin hace que la economa se reactive y termine la recesin, para m eso es mucho menos deseable que lograr lo mismo con los suficientes recortes de impuestos para restaurar el gasto del sector privado a los niveles de-seados.

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    Peor an es aumentar el tamao del gobierno slo porque el gobier-no tiene supervit. La finanzas pblicas no nos indican en absoluto qu tamao debe tener el gobierno. Esa decisin es totalmente inde-pendiente de las finanzas pblicas. La cuanta optima de los gastos del gobierno no tiene nada que ver con los ingresos fiscales o la capacidad de endeudarse, ya que ambos son slo herramientas para la actuacin poltica en favor del bien pblico y no razones para gastar o no gastar ni fuentes de ingresos necesarias para que tenga lugar el gasto pblico.

    En apartados posteriores de este libro, ser mas especifico sobre la funcin que debe desempear el gobierno, pero pueden estar se-guros de que mi idea es la de un gobierno mucho ms gil y eficien-te que se centre de verdad en los conceptos bsicos del bien pblico. Afortunadamente, existen ya infinitas formas de hacerlo, todas ellas razonables. Podemos crear los incentivos adecuados para encauzar las fuerzas del mercado hacia la mejora del bien pblico con mucha menos regulacin. Esto dara lugar a una cultura de gobierno que sera la envi-dia del mundo. Sera un gobierno que transmitira nuestros valores de recompensa por el trabajo y la innovacin, promoviendo la igualdad de oportunidades, el reparto equitativo y leyes y reglamentos de las que estaramos orgullosos.

    Pero me estoy desviando. Volviendo al asunto de cun elevados tie-nen que ser los impuestos, hay que recordar que, si el gobierno sim-plemente comprase lo que necesita y no disminuyese en nada nuestro poder adquisitivo con impuestos, habra demasiado dinero tratando de comprar muy pocos bienes y, como resultado, inflacin. De hecho, como se mencion anteriormente, sin los impuestos, nada se pondra a la venta a cambio del dinero emitido por el gobierno.

    Para evitar que el gasto del gobierno cause ese tipo de inflacin, el gobierno tiene que quitarnos capacidad de gasto mediante los im-puestos; no para pagar realmente nada, sino para que sus gastos no causen inflacin. Un economista lo dira as: los impuestos funcionan para regular la demanda agregada, no para aumentar los ingresos per se. En otras palabras, el gobierno nos grava y se lleva nuestro dinero para evitar la inflacin, no para conseguir realmente dinero que gastar.Recalquemos una vez ms: Los impuestos funcionan para regular la economa y no para obtener dinero para que el Congreso lo gaste.

    Digmoslo nuevamente: el gobierno ni tiene ni deja de tener d-lares, simplemente cambia los nmeros en nuestras cuentas banca-rias hacia arriba cuando gasta y hacia abajo cuando grava. Todo esto lo hace, presumiblemente, con el propsito de regular de la economa.

    Pero, mientras el gobierno siga creyendo -en el primer error de los siete errores letales- que tiene que obtener dinero de impuestos o en-deudamiento para poder gastarlo va a seguir apoyando polticas que

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    limitan la produccin y el empleo y que nos impiden lograr resultados econmicos fcilmente conseguibles.

    Error letal nmero 2

    Los dficits pblicos harn que dejemos a nuestros hijos la enorme carga de la deuda.

    Los hechos:

    En conjunto, en trminos reales, no existe tal carga. Con deuda o sin deuda, nuestros hijos consumirn lo que puedan producir.

    Este error es a menudo la primera respuesta que da la gente a lo que perciben como el problema principal, asocindolo al dficit guberna-mental. Tomar prestado ahora significa aplazar los pagos para ms tar-de. O, como comnmente se escucha en los medios de comunicacin:

    Mayores dficits hoy significan mayores impuestos el da de maana.Y pagar ms tarde implicara que el nivel de vida y el bienestar ge-

    neral de nuestros hijos se reducirn en el futuro a causa de nuestro actual incremento del dficit.

    Los economistas profesionales llaman a esto emisin de deuda in-tergeneracional. Existe la creencia generalizada de que, con el dficit generado por el gasto del gobierno, estamos dejando de algn modo a las futuras generaciones el pago de la factura real del gasto actual.

    Y las cifras son asombrosas!Pero, por fortuna, al igual que el resto de los siete errores, todos son

    fcilmente descartables de una forma muy sencilla de comprender. De hecho, la idea de que estamos privando a nuestros hijos de bienes y servicios reales por lo que llamamos la deuda nacional es absoluta-mente ridcula.

    He aqu una ancdota que ilustra este punto. Hace varios aos, me encontr con el exsenador y gobernador de Connecticut, Lowell Weicker y su esposa Claudia en un muelle en St. Croix. Le pregunt al Gobernador Weicker qu pensaba que se estaba haciendo mal con la poltica fiscal del pas. Respondi que tendramos que dejar de generar dficits que harn que nuestros hijos tengan que pagar por nuestros gastos actuales.

    As que le hice las siguientes preguntas con la esperanza de mostrar que su lgica tena trampa: Cuando nuestros hijos construyan, dentro de 20 aos, 15 millones de vehculos al ao, tendrn que enviarlos de vuelta a travs del tiempo, a 2008, para pagar sus deudas? Seguimos enviando bienes y servicios reales a travs del tiempo hasta 1945 para pagar la persistente deuda de la Segunda Guerra Mundial?

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    En este momento, mientras hago campaa para el Senado de los EE.UU. por Connecticut, nada ha cambiado. El constante mensaje que transmiten los dems candidatos es que estamos tomando prestado de pases como China para pagar los gastos que realizamos en la actua-lidad y que dejaremos a nuestros hijos y nietos que se hagan cargo de pagar la factura.

    Por supuesto, todos sabemos que no enviamos mercancas y ser-vicios reales a travs del tiempo para pagar los dficits pblicos del gobierno y que nuestros hijos tampoco tendrn que hacerlo.

    Tampoco hay ninguna razn por la cual el gasto del gobierno de aos anteriores impida a nuestros hijos trabajar y producir todos los bienes y servicios de que sean capaces. Y en el futuro, nuestros hijos, al igual que hoy hacemos nosotros, podrn ir a trabajar, producir y consumir los bienes y servicios que produzcan, sin importar cuntos bonos del tesoro de Estados Unidos estn pendientes de pago. Es im-posible renunciar a la produccin de la actualidad y enviarla de vuelta al pasado para las generaciones anteriores. Nuestros hijos no podrn pagarnos, aunque quisieran, por todo lo que les dejemos.

    Tampoco la financiacin del dficit generado por el gasto tiene ninguna consecuencia. Cuando el gobierno gasta, slo cambia los n-meros en nuestras cuentas bancarias. Ms especficamente, todos los bancos comerciales que utilizamos tienen cuentas bancarias en la Fed, llamadas cuentas de reserva. Los gobiernos extranjeros tambin tie-nen cuentas de reservas en la Fed. Estas cuentas de reservas en la Fed son como las cuentas corrientes en cualquier banco.

    Cuando el gobierno gasta sin usar dinero de los impuestos, lo nico que hace es cambiar los nmeros en la cuenta que corresponda (cuenta de reserva) en la Reserva Federal. Esto significa que cuando, por poner un ejemplo, el gobierno le ingresa a usted 2000 dlares de la Seguridad Social, lo nico que hace es cambiar los nmeros en la cuenta de su banco en la Reserva Federal por 2.000 dlares, que automticamente aumentar en 2.000 dlares el saldo que usted tiene en su banco.

    Lo siguiente que usted tiene que saber es lo que es en realidad un titulo del Tesoro. Un Titulo del Tesoro de EE.UU. no es ms que una cuenta de ahorros en la Reserva Federal. Cuando usted compra un t-tulo del Tesoro, le enva su dinero a la Fed y en el futuro, despus de algn tiempo, le enviaran los dlares que deposit ms los intereses. Es exactamente lo mismo que ocurre con cualquier cuenta de ahorros en cualquier banco. Usted ingresa en el banco dlares y los obtiene de nuevo, ms los intereses. Pongamos que su banco decide comprar 2.000 dlares en ttulos del Tesoro. Para pagar por esos bonos del Te-soro, la Reserva Federal reduce el nmero de dlares que el banco tie-ne en su cuenta corriente en la Fed en 2.000 dlares y agrega 2.000

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    dlares a la cuenta de ahorros del banco en la Reserva Federal (voy a llamar a los ttulos o bonos del Tesoro cuentas de ahorro, que es todo lo que son).

    En otras palabras, cuando el gobierno de EE.UU. hace lo que lla-mamos endeudarse, lo nico que hace es mover fondos de cuentas corrientes en la Fed a cuentas de ahorro (valores del Tesoro) en la Re-serva Federal. De hecho, los 13 trillones de dlares de la deuda nacio-nal no son ms que el valor total de los valores en cartera de cuentas de ahorro en la Reserva Federal.

    Y qu sucede cuando los ttulos del Tesoro vencen y hay que pagar esa deuda? S, lo ha adivinado: la Fed sencillamente mueve los saldos en dlares desde las cuentas de ahorro (bonos del Tesoro) en la Re-serva Federal a las correspondientes cuentas corrientes en la misma Reserva Federal (cuentas de reserva). Tampoco se trata de nada nuevo. Se ha hecho exactamente as desde hace mucho tiempo y nadie parece entender lo fcil que es y que nunca ser un problema.

    Los ingresos y gastos del gobierno federal influyen en la dis-tribucin de la riqueza.

    La distribucin trata sobre quin se lleva todos los bienes y servi-cios que se producen. De hecho, eso es lo que hacen los polticos cada vez que aprueban una ley. Redirigen por decreto, para bien o para mal, bienes y servicios reales. Y las probabilidades de hacerlo para bien se reducen sustancialmente cuando no entienden los siete fraudes ca-pitales. Por ejemplo, cada ao el Congreso debate la poltica fiscal, siempre con la vista puesta en la distribucin de los ingresos y el gasto. Muchos buscan gravar a quien ms tiene y dirigir el gasto federal a los que lo necesitan. Y tambin deciden cmo gravar los intereses, las ganancias del capital, las propiedades, etc., as como la forma de gravar los ingresos. Todo esto son cuestiones de distribucin.

    Adems, el Congreso decide a quin contrata el estado y a quin des-pide, a quien comprar y quin obtiene pagos directos. Asimismo, el Con-greso crea leyes que afectan directamente a muchos otros aspectos de los precios e ingresos.

    Los extranjeros que poseen dlares estn particularmente en ries-go. Ganan esos dlares vendindonos bienes y servicios reales, sin em-bargo, no tienen la seguridad de que sern capaces de comprarnos bie-nes y servicios reales en el futuro. Los precios podran subir (inflacin) y el gobierno de los EE.UU, legalmente, podra imponer todo tipo de impuestos sobre cualquier cosa que los extranjeros deseasen comprar-nos, lo que reducira su poder adquisitivo.

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    Piense en todos esos coches japoneses que nos vendan por menos de 2.000 dlares hace aos. Ellos han tenido esos dlares en sus cuen-tas de ahorro de la Reserva Federal (que poseen en forma de bonos del Tesoro de EE.UU) y si ahora se quieren gastar esos dlares, probable-mente tengan que pagar ms de 20.000 dlares por coche, si es que quieren comprarnos coches. Qu pueden hacer al respecto? Llamar al gerente y quejarse? Nos han vendido millones de coches en perfecto estado a cambio de saldos acreedores en los libros de la Fed que so-lamente pueden comprar lo que les permitamos comprar. Y observe lo que ha pasado recientemente: la Reserva Federal redujo las tasas inters, lo cual redujo lo que Japn ganaba con sus bonos del Tesoro de EE.UU (esta discusin contina en un fraude inocente posterior).

    Todo esto es perfectamente legal, al igual que cada ao la produc-cin se divide entre los vivos. Nada de la produccin real se tira a causa de la deuda pendiente, no importa cun grande sea. Tampoco la deuda pendiente va reducir la produccin ni el empleo, excepto, por supuesto, cuando polticos mal informados deciden tomar medidas contra el dficit que reducen la produccin y el empleo. Por desgracia, eso es lo que est pasando actualmente. Por eso es un fraude capital.

    Hoy (15 de abril de 2010), est claro que el Congreso est reducien-do nuestro poder adquisitivo a travs de impuestos que no necesitan para dejar espacio a su propio gasto. Aun despus de lo que gastemos todo lo que queramos y de que el gobierno realice su enorme gasto, seguir quedando mucho sin vender en esos grandes almacenes que son la economa nacional.

    Cmo lo sabemos? Fcil! Cuente las personas en las colas del des-empleo. Observe el enorme exceso de capacidad de la economa. Ob-serve lo que la Fed llama desfase de produccin, que es la diferencia entre lo que podramos producir con pleno empleo y lo que ahora esta-mos produciendo. Es enorme.

    Claro que existe un dficit y una deuda nacional rcord, que, ya sabe, significa que tenemos demasiado ahorro en las cuentas de la Fed llamadas bonos del Tesoro. Dicho sea de paso: el dficit presupues-tario acumulado de EE.UU., ajustado al tamao de la economa, sigue siendo muy inferior al de Japn y est muy por debajo de la mayor par-te de Europa y muy lejos de los dficits estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial que nos sacaron de la Gran Depresin (sin consecuen-cias para la deuda).

    Si ha ledo hasta aqu, ya debe de saber por qu el tamao del dficit no representa ningn problema para las finanzas. Y con suerte, habr comprendido que los impuestos funcionan para regular la economa y no para aumentar los ingresos, como piensa el Congreso. Cuando miro al estado de la economa en la actualidad, me est diciendo que el

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    problema es que la gente no tiene suficiente dinero para gastar. No me est diciendo que tienen demasiado poder adquisitivo y est realizan-do un gasto excesivo. Quin no est de acuerdo?

    El desempleo se ha duplicado y el PIB es un 10% inferior a lo que sera si el Congreso no nos sobre-gravase y no nos quitase tanto poder adquisitivo.

    Cuando trabajamos por debajo de nuestro potencial por debajo del pleno empleo- estamos privando a nuestros hijos de bienes y ser-vicios reales que podramos estar produciendo para ellos. Del mismo modo, cuando reducimos nuestro apoyo a la educacin superior, esta-mos privando a nuestros hijos del conocimiento que necesitarn para ser lo mejor que puedan ser en el futuro. As, tambin cuando reali-zamos recortes en la investigacin bsica y la exploracin del espacio, estamos privando a nuestros hijos de todos los frutos de ese trabajo y, en su lugar, los estamos transfiriendo a las colas del paro.

    As, los ciudadanos consumen la produccin de este ao y tambin deciden utilizar parte de la produccin como inversin de bienes y servicios, que debera aumentar la futura produccin. S, el Congreso tiene mucho que decir en lo que concierne a quin consume la produc-cin de este ao. Puede abordar potenciales problemas de distribucin de riqueza debidos a anteriores dficits federales y modificarlos legal-mente a su gusto.

    Entonces: Cmo pagamos a China?Aquellos que estn preocupados por el pago de la deuda nacional

    son incapaces de entender cmo funciona todo a nivel operativo: tuer-cas y tornillos (dbitos y crditos). De lo contrario, se daran cuenta de que sencillamente no ha lugar a la pregunta. Lo que no entienden es que tanto los dlares como la deuda del Tesoro de los EE.UU (valores) no son ms que cuentas, no son ms que nmeros que el gobierno escribe en sus propios libros.

    As que vamos a empezar analizando cmo llegamos a donde esta-mos hoy con China. Todo comenz cuando China quera vendernos cosas que nosotros queramos comprarles. Por ejemplo, supongamos que el Ejrcito de los EE.UU. quera comprar uniformes de China por un importe de 1 billn de dlares, y China quera vendernos unifor-mes por valor 1 billn de dlares para el ejrcito de EE.UU As que el Ejrcito compra uniformes por valor de 1 billn dlares de China. En primer lugar, debemos entender que ambas partes estn contentas con el acuerdo. No existe un desequilibrio. China prefiere tener el billn de dlares que los uniformes o no los habra vendido y el Ejr-cito de EE.UU. prefiere tener los uniformes al dinero o no los habra comprado. Las transacciones son voluntarias, y todas en dlares. Pero

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    volvamos al principio: cmo se le paga a China?China tiene una cuenta de reserva en el Banco de la Reserva Fede-

    ral. Repasemos rpidamente: una cuenta de reserva no es ms que un nombre elegante para una cuenta corriente. Es el Banco de la Reserva Federal, as que la llaman una cuenta de reserva en lugar de cuenta corriente. Para pagar a China, la Fed agrega un billn de dlares a la cuenta corriente de China en la Reserva Federal. Lo hace cambiando los nmeros en la cuenta de China, aumentndola en un billn de d-lares. Los nmeros no vienen de ninguna parte, al igual que los nme-ros del marcador de un partido de ftbol tampoco vienen de ninguna parte. China, entonces, tiene varias opciones. Puede no hacer nada y mantener el billn de dlares en su cuenta corriente de la Reserva Fe-deral o puede comprar bonos del Tesoro de EE.UU.

    Otro repaso rpido: un bono del Tesoro no es ms que un nombre elegante para una cuenta de ahorro en el Banco de la Reserva Federal. El comprador le da a la Fed dinero y lo recupera mas adelante con in-tereses.

    Imaginemos que China compra bonos del tesoro a un ao. Todo lo que ocurre es que la Fed resta un billn de la cuenta corriente de China y suma un billn a la cuenta de ahorros de China en la Fed. Un ao ms tarde, cuando vencen los valores, la Fed quita ese dinero de la cuenta de ahorro de China y lo deposita, incluyendo intereses, en la cuenta corriente de China en la Fed.

    En estos momentos, China tiene alrededor de dos trillones de dla-res de los EE.UU en valores del Tesoro. Entonces, qu hacemos cuan-do venzan y llegue el momento de pagar a China? Quitamos los dlares de su cuenta de ahorros en la Fed y los aadimos a su cuenta corriente en la Reserva Federal y esperamos a que digan qu quieren hacer a continuacin.

    Esto es lo que ocurre con toda la deuda del gobierno de los EE.UU cuando vence. Y se repite continuamente. La Fed resta dlares de las cuentas de ahorro y aade dlares en las cuentas corrientes. Cuando la gente compra bonos del Tesoro, la Fed resta dlares de sus cuentas corrientes y los aade a sus cuentas de ahorro. Entonces para qu tanto alboroto?

    Todo es un trgico malentendido.China sabe que no los necesitamos para financiar nuestro dficit y

    estn jugando con nosotros. Hoy en da, esto incluye a Geithner, Clin-ton, Obama, Summers y el resto de la Administracin. Tambin inclu-ye al Congreso y los medios de comunicacin.

    Ahora, permtanme describir todo esto de una manera ms tcnica para aquellos de ustedes que puedan estar interesados. Cuando una letra del Tesoro -letra o bono- es adquirido, por ejemplo, por un banco,

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    el gobierno hace dos anotaciones en su hoja de clculo que nosotros llamamos el sistema monetario. Primero, se debita (resta) de la cuen-ta corriente del comprador (en la Reserva Federal). A continuacin, se acredita (suma) a la cuenta de valores del comprador (cuenta de aho-rros) en la Fed. Al igual que antes, el gobierno simplemente cambia los nmeros en su propia hoja de clculo: un nmero se cambia hacia abajo y otro se cambia hacia arriba. Y cuando llegue el temido da y los valores del Tesoro que tiene China venzan y haya que reembolsarlos, la Fed simplemente cambiar de nuevo dos nmeros en su propia hoja de clculo: debita (resta) de la cuenta de valores de China en la Reserva Federal y luego lo acredita (aade) a la cuenta de reservas de China en la Reserva Federal. Eso es todo deuda pagada!

    China cuenta ahora nuevamente con su dinero. Tiene un saldo muy importante de dlares en su cuenta corriente en la Reserva Federal. Si quiere cualquier otra cosa -coches, barcos, bienes races, otras divi-sas- tendr que comprarla a precios de mercado de alguien que desee depsitos en dlares a cambio. Y si China compra algo, la Fed le resta esa cantidad de la cuenta corriente de China y suma esa cantidad a la cuenta corriente de quien sea al que China haya comprado.

    El pago de toda la deuda nacional de EE.UU no es ms que una cues-tin de restar el valor de los bonos con vencimiento de una cuenta en la Reserva Federal y sumar ese valor a otra cuenta en la Reserva Fede-ral. Estas transferencias no son acontecimientos para la economa real y no son la fuente de un grave estrs, como piensan los principales eco-nomistas, los polticos, los empresarios y los medios de comunicacin.

    Una vez ms: para pagar la deuda nacional, el gobierno cambia dos entradas en su propia hoja de clculo -una cifra que dice cuntos bonos son propiedad del sector privado se modifica hacia abajo y otro nme-ro que indica cuntos dlares se mantienen en la Fed en las cuentas de reserva se modifica al alza. Nada ms. Deuda pagada. Todos los acree-dores tienen su dinero: Cul es el problema?

    Entonces, qu pasa si China se niega a comprar nuestra deuda a los actuales bajos tipos de inters que se le pagan? Los tipos de inters tienen que subir para atraer la compra de los valores del Tesoro ver-dad? Otro error!

    Pueden dejar sus dlares en su cuenta corriente. No tiene ninguna consecuencia para un gobierno que entiende su propio sistema mone-tario. Los fondos no se utilizan para el gasto, como se mostro anterior-mente. No hay consecuencias negativas porque los fondos pasen de estar en una cuenta corriente en la Fed en lugar de estar en una cuenta de ahorros en la Reserva Federal.

    Qu pasa si China dice: Nosotros no queremos mantener nunca ms una cuenta corriente en la Fed. Pguennos en oro o algn otro

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    medio de intercambio. Simplemente, no tiene esa opcin en nuestro actual sistema de moneda fiduciaria7, como lo deban haber sabido cuando vendieron los uniformes para el ejrcito de EE.UU y les pusie-ron el dinero en su cuenta de cheques en la Reserva Federal. Si quieren algo distinto a dlares, tienen que comprarlo de un vendedor dispues-to a venderlo por dlares, al igual que el resto de nosotros lo hacemos cuando gastamos nuestros dlares.

    Algn da sern nuestros hijos los que cambiaran los nmeros en lo que ser su hoja de clculo, tan perfectamente como lo hacemos nosotros y lo hicieron nuestros padres, aunque esperemos que con una mejor comprensin. Pero, de momento, el error letal de que estamos dejando la deuda nacional a nuestros hijos sigue impulsando la polti-ca y nos impide optimizar la produccin y el empleo.

    La prdida de produccin y el capital humano depreciado es el pre-cio real que nosotros y nuestros hijos estamos pagando ahora y que empequeece tanto el presente como el futuro. No podemos permitir-nos vivir con menos de lo que podemos producir y sostener niveles al-tos de desempleo (junto con toda la delincuencia asociada, problemas familiares y problemas mdicos), mientras privamos a nuestros hijos de las inversiones reales que se habra hecho para ellos, si supiramos cmo mantener nuestros recursos humanos en pleno empleo y pro-ductivos.

    Error letal nmero 3

    7 En 1971, los EE.UU. abandonaron el patrn oro para las cuentas internacionales, terminando as formalmente la garanta del gobierno a la convertibilidad del dlar de EE.UU.

    Los dficits presupuestarios del Gobierno Federal reducen los ahorros.

    Los hechos:Los dficits presupuestarios del Gobierno Federal aumentan el

    ahorro. Lawrence Summers

    Hace varios aos tuve una reunin con el senador Tom Daschle, quien entonces trabajaba como asistente para el Secretario del Tesoro Lawrence Summers. Yo haba estado discutiendo estos errores con el senador, y le estuve explicando la forma en que perjudicaban el bien-estar de sus votantes. As que organiz esa reunin con el asistente del Secretario del Tesoro, que es tambin un exprofesor de economa

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    de Harvard y tiene dos tios ganadores del premio Nobel de Economa, para conocer su opinin y que con suerte confirmasen lo que yo estaba diciendo.

    Comenc con esta pregunta: Larry, qu hay de malo en tener d-ficits presupuestarios? l respondi: Reduce el ahorro que podra ser utilizado para la inversin. Yo conteste: . No, no lo hace, todo lo que hacen los bonos del Tesoro es compensar factores operativos en la Re-serva Federal. No tiene nada que ver con el ahorro y la inversin. A lo que l respondi: Bueno, yo realmente no entiendo sobre la conta-bilizacin de las reservas, as que no puedo hablar de ello a ese nivel.

    El senador Daschle estaba observando todo esto con incredulidad. Este profesor de economa de Harvard, asistente del Secretario del Tesoro Lawrence Summers, no entenda la contabilizacin de las re-servas? Triste pero cierto.

    As que me pas los siguientes veinte minutos explicando la para-doja de la frugalidad(ms detalles al respecto en el fraude capital n 6) paso a paso, pareca que lo haba entendido cuando finalmente respon-di: ... por lo que necesitamos una mayor inversin que aparecera como ahorro?, le respond con un amistoso s. Despus de dar esta leccin de primer curso de Economa al profesor de Harvard puse fin a la reunin. Al da siguiente, lo vi en un estrado en la coalicin Concord -una banda de terroristas del dficit - hablando de los graves peligros del dficit presupuestario.

    Este tercer fraude capital est muy vivo a las ms altas esferas. As es cmo funciona en realidad y no podra ser ms simple: cual-

    quier dficit pblico de EE.UU es exactamente igual al aumento neto total de los valores en cartera (activos financieros de EE.UU) del resto de nosotros - las empresas, los hogares, los residentes y no residentes- lo que se denomina el sector no gubernamental. En otras palabras, los dficits pblicos se incrementan en igual medida que se incrementa el ahorro monetario del resto de nosotros, hasta el ltimo centavo.

    En pocas palabras, los dficits pblicos incrementan nuestros aho-rros (hasta el ltimo centavo). Esto no se discute, no es ni teora ni Filosofa, es un hecho de la contabilidad nacional. Por ejemplo, si el dficit pblico del ao pasado fue de un trilln de dlares, significa que el aumento neto combinado de los ahorros en activos financieros de todos los dems (particulares y empresas) fue exactamente, hasta el ltimo centavo, un trilln (los que hayan hecho algn curso de eco-noma recordarn que los ahorros netos de los activos financieros son como una combinacin de dinero real, bonos del Tesoro y los depsitos de los bancos miembros de la Reserva Federal.) Esto es economa al 100%. Es indiscutible. Es una equivalencia contable. Sin embargo, se tergiversa de forma continua y por las ms altas instancias polticas.

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    Estn completamente equivocados.Pregntenle a cualquiera en el CBO (Oficina de Presupuestos del

    Congreso), como he hecho yo y les dirn que deben equilibrar los pre-supuestos y asegurarse de que el dficit pblico es igual a nuestros nuevos ahorros o tendran que quedarse hasta altas horas de la noche buscando su error contable.

    Como he explicado con anterioridad, los presupuestos slo son un montn de apuntes en la propia hoja de clculo del gobierno. Todo lo que los contables debitan (restan) de la cuenta denominada gobier-no cuando el gobierno gasta, tienen que acreditarlo (aadirlo) a las cuentas de quien recibe esos fondos. Cuando la cuenta del gobierno se reduce, alguna otra cuenta sube exactamente por la misma cantidad.

    El siguiente es un ejemplo de cmo, operativamente, los dficits del gobierno aaden ahorros. Esto tambin nos debe hacer abandonar un nuevo y absurdo fraude inocente de reciente aparicin:

    El dficit de gasto significa que el gobierno toma prestado de una persona y se lo da