60-65 @ @:el uno - mariana rondon · 2018. 10. 17. · 60 exceso noviembre 2008 l a oscuridad reina...

6
60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser- van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra- pado, se mueve en una burbuja llena de humo. A los 12 segundos, el útero falso estalla y puede ver- se su imagen en cada gota de agua. Entonces, la máquina despierta. Un aro metálico sube y baja hacia una bandeja llena de líquido. Cuatro ventiladores inflan la película jabonosa. Las máquinas vomitan niebla y una pareja inasible surge mirándose dentro de otra burbuja. Esta pieza de arte electrónico muestra imágenes de realidad y de sueño en úteros jabonosos que tienen sólo 12 segundos de existencia. Son imágenes fantasmagóricas de seres transgénicos, humanos con agregados, máquinas que sueñan en la efímera pantalla del jabón. Esta obra de Mariana Rondón, Llegaste con la brisa 2.0, participó en la exposición Synthetic Times – Media Art China 2008, celebrada en Beijing en julio pasado. Semanas antes, de negro cerrado —como casi siempre—, la artista y cineasta se acodaba en la barra de un restaurante, con un trago al alcance de la mano. Sus grandes ojos verdes acom- pañaban cada uno de sus gestos mientras explicaba la fascina- ción que siente por el arte electrónico. Desde hace ocho años, el cine y las aplicaciones artísticas de la robótica se han apode- rado de los días y buena parte de las noches de esta pequeña mujer: “No sabía que me estaba metiendo en robótica, he lle- gado probando. Es más, mi primera máquina era manual”. No es difícil imaginarla a horcajadas pedaleando un sistema de poleas por agotadoras jornadas, buscando la fórmula idónea, has- ta que se le ocurrió contactar a un ingeniero. “Le dije: ‘necesita- mos darle a las máquinas más grados de libertad, para que sean un robot’. Pero en ningún momento me lo planteé como una meta, lo que quería era un ser etéreo, una combinación genética”. Hace casi una década, Mariana buscaba una cámara presta- da en casa de un amigo y resultó que un tío que estaba de visi- ta –era español y presidente de la Comisión de Bioética Euro- pea– se quejaba de su trabajo. “Con el auge de la clonación te- nían que desmantelar diariamente varios laboratorios genéticos clandestinos. Y hablaba de las posibilidades que la genética ofrecía. Fue algo alucinante”. No fue ni la criatura creada por la joven Mary Wollnstonecraft Shelley ni el autómata maligno de Fritz Lang su inspiración pri- mera. Tampoco fueron los destinos posibles de una humanidad poblada de humanoides, robots, cyborgs y otras criaturas que pue- blan las narraciones de la ciencia ficción. Lo que le hizo click fue un detalle de El jardín de las delicias. En el panel central del tríp- tico del Bosco, hombres y mujeres desnudos se entregan a toda clase de juegos. En las aguas del lago, una burbuja se posa sobre un fruto, prisión de un hombre que observa con pavor a una rata negra. La burbuja encierra a una pareja que se goza. “Empecé a buscar esas combinacionesue veía en El Bosco. Después vi en Magritte y Remedios Varo unos híbridos bellísi- Mariana Rondón:

Upload: others

Post on 24-Jan-2021

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: 60-65 @ @:el uno - MARIANA RONDON · 2018. 10. 17. · 60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado,

60 EXCESO NOVIEMBRE 2008

La oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado, se mueve en una burbuja llena de humo. Alos 12 segundos, el útero falso estalla y puede ver-se su imagen en cada gota de agua. Entonces, lamáquina despierta. Un aro metálico sube y baja

hacia una bandeja llena de líquido. Cuatro ventiladores inflanla película jabonosa. Las máquinas vomitan niebla y una parejainasible surge mirándose dentro de otra burbuja.

Esta pieza de arte electrónico muestra imágenes de realidady de sueño en úteros jabonosos que tienen sólo 12 segundos deexistencia. Son imágenes fantasmagóricas de seres transgénicos,humanos con agregados, máquinas que sueñan en la efímerapantalla del jabón. Esta obra de Mariana Rondón, Llegaste conla brisa 2.0, participó en la exposición Synthetic Times – MediaArt China 2008, celebrada en Beijing en julio pasado.

Semanas antes, de negro cerrado —como casi siempre—, laartista y cineasta se acodaba en la barra de un restaurante, conun trago al alcance de la mano. Sus grandes ojos verdes acom-pañaban cada uno de sus gestos mientras explicaba la fascina-ción que siente por el arte electrónico. Desde hace ocho años,el cine y las aplicaciones artísticas de la robótica se han apode-rado de los días y buena parte de las noches de esta pequeñamujer: “No sabía que me estaba metiendo en robótica, he lle-gado probando. Es más, mi primera máquina era manual”.

No es difícil imaginarla a horcajadas pedaleando un sistema depoleas por agotadoras jornadas, buscando la fórmula idónea, has-ta que se le ocurrió contactar a un ingeniero. “Le dije: ‘necesita-mos darle a las máquinas más grados de libertad, para que sean unrobot’. Pero en ningún momento me lo planteé como una meta,lo que quería era un ser etéreo, una combinación genética”.

Hace casi una década, Mariana buscaba una cámara presta-da en casa de un amigo y resultó que un tío que estaba de visi-ta –era español y presidente de la Comisión de Bioética Euro-pea– se quejaba de su trabajo. “Con el auge de la clonación te-nían que desmantelar diariamente varios laboratorios genéticosclandestinos. Y hablaba de las posibilidades que la genéticaofrecía. Fue algo alucinante”.

No fue ni la criatura creada por la joven Mary WollnstonecraftShelley ni el autómata maligno de Fritz Lang su inspiración pri-mera. Tampoco fueron los destinos posibles de una humanidadpoblada de humanoides, robots, cyborgs y otras criaturas que pue-blan las narraciones de la ciencia ficción. Lo que le hizo click fueun detalle de El jardín de las delicias. En el panel central del tríp-tico del Bosco, hombres y mujeres desnudos se entregan a todaclase de juegos. En las aguas del lago, una burbuja se posa sobreun fruto, prisión de un hombre que observa con pavor a una ratanegra. La burbuja encierra a una pareja que se goza.

“Empecé a buscar esas combinacionesue veía en El Bosco.Después vi en Magritte y Remedios Varo unos híbridos bellísi-

Mariana Rondón:

Page 2: 60-65 @ @:el uno - MARIANA RONDON · 2018. 10. 17. · 60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado,

EXCESO NOVIEMBRE 2008 61

Con sus recuerdos de infancia —marcada por la clandestinidad

de sus padres, su niñez fue casi unpermanente juego de escondite—,

creó Postales de Leningrado, unapelícula que le ha dado un

importante reconocimiento eneste y otros patios y la ha

establecido como promesa delcine criollo. Pero, su talento no selimita al celuloide. De hecho, conconcentración de científico —no

muy en sus cabales— se haadentrado en los territorios de la

robótica y los seres transgénicos.Hace unos meses representó aVenezuela en Synthetic Times –

Media Art China 2008, celebradaen Beijing dentro del marco de las

Olimpiadas Culturales y Deportivas

la obra en negromos de un gato con un gallo y me percaté de que toda la pintura, la escultura y la li-teratura estaban llenas de eso. Era lo que los genetistas iban a hacer, pero yo no podíaestudiar genética, ni sabía pintar. Sólo me quedaba hacer mis personajes dentro de lasburbujas de jabón”, explica.

Esta tarde, la calma chicha se apodera de los Palos Grandes. Finalmente, Ma-riana llega. Acaba de regresar de Beijing. Comenta que prefiere la terraza del cafépara poder fumar con tranquilidad. Se percata de que no tiene yesquero y dice son-riendo: “Estuve tres años sin fumar y empecé poco a poco otra vez”. En la mesa veci-na le prestan un encendedor y le comentan Postales de Leningrado, largometrajealabado por el público y la crítica especializada, que ya ha participado en 34 festi-vales, ganando 19 galardones. Con exitosas exhibiciones en New York y San Fran-cisco, el reconocimiento más reciente se produjo en el Festival Nacional de Cine deMargarita, donde se impuso como mejor película. Pese a los cuestionamientos queen un primer momento la acompañaban en el vuelo a la isla, la cineasta sonríe yexplica: “La película había ganado en Mérida, pero me intrigaba un poco este nue-vo festival. La razón la tuve dos minutos después de que entré a las salas de cine:estaban llenas, porque de eso se trata. Son 24 estrenos y eso nos hace mucho bien”.

Poseedora de una mirada crítica acerca del movimiento cinematográfico en el país,Mariana siempre opina con ingenio y mesura. Los cambios recientes en La Villa delCine le agradan. “Pienso que Juan Carlos Lossada tiene una visión acertada de có-mo hay que mover al cine, cómo entrarle no sólo a la producción sino a la difusión;me gusta lo que está haciendo con el reglamento. No importa quien tenga el poder,lo que necesitamos es blindar la pluralidad y la existencia de presupuesto para quese haga un cine nacional amplio. Finalmente la villa se está acercando al cine”.

Page 3: 60-65 @ @:el uno - MARIANA RONDON · 2018. 10. 17. · 60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado,

Postales fue consentida por audienciasexigentes: estuvo ocho semanas en los ci-nes de Ciudad de México. Francia, Co-lombia y Perú todavía esperan por ver elsegundo largometraje donde la cineasta,literalmente, dibuja las vicisitudes de unahija de guerrilleros. Es la historia de su fa-milia: “Muchos de mis parientes no en-tienden por qué digo que es nuestra histo-ria. Mezclé unos personajes con otros ynadie los identifica, pero, bueno, traté deser muy fiel a mi memoria. No quise ave-riguar nada más, sino quedarme con esasimpresiones de la infancia, pero lo que síquería que sobreviviera era el miedo”. Suspadres fueron militantes de izquierdaen los sesenta, vinculados con la lu-cha armada. Uno de los nombres conlos que conocían a Mariana era “el be-bé de Maicao”: su coche sirvió detransporte de armas de fuego. Todoslos testimonios que aparecen en sus“postales” pueden ser leídos como unprofundo retrato psicológico de esa ni-ñez signada por las mudanzas, el cam-bio abrupto, las falsas identidades y lapasión por las ideas.

De esa infancia conserva recuerdosque no aparecen en el film. Una ma-ñana, por ejemplo, sus padres le esca-motearon algunas horas a la vida clan-destina y fueron a comer fuera. PavelRondón, su papá, le sugería que to-mara jugo de naranja por la vitamina C ysu madre, Marcela, de mango, porque eratemporada. Entonces ella exclamó: “laque se va a tomar el jugo soy yo”. “Esa fueuna declaración de autodeterminación yprincipios. Por eso lo recuerdo siempre”,comenta el padre. Investigador especiali-zado en temas de petróleo y fronteras, fueembajador en Colombia y vice-cancillerpara América Latina, asevera entre risas:“Una vez, casi bebé, dijo que se iba de lacasa. Agarró una piñata rota de su cum-pleaños y una mesita y cuando estaba sa-liendo se paró en la puerta. Viéndonos gri-tó: ‘Miren y ¿ustedes no me van a pedirque me quede?’”.

El cine la ha marcado desde siempre. Elpadre cuenta que cuando vivían clandesti-nos en Barquisimeto tenía una colecciónde música de cine y eso era lo que escu-chaban. Cuando Marcela inició el trabajo

de parto, el 8 de mayo de 1966, lo que so-naba era El puente sobre el río Kwai. Era eldía de las madres y la clandestinidad noimpidió que Mariana apareciera en la pri-mera página de El Impulso como la prime-ra niña nacida en esa fecha.

Luego de la pacificación, en el gobiernode Caldera, su padre vuelve a la UCV,donde tiene un activo rol en la reactivadaFCU. Eran años de debate y pugnas políti-cas, una década donde germinó el descon-tento y la desconfianza por los partidos po-líticos que, años después, capitalizaríaChávez. En esos años, la pequeña Marianaestudiaba en la escuela “Jesús María Bian-

co”, con otros hijos de estudiantes y profe-sores de la UCV. Entonces, Ana María SanJuan tenía 15 años de edad y cada tarde di-rigía algunas actividades extracurriculares:“Mariana era muy distinta, porque tenía unmundo familiar muy vinculado a la políti-ca, y eso la distinguía de los otros compa-ñeros. Sus padres fueron protagonistas endiferentes áreas y eso marcaba sus aprecia-ciones”. Afortunada no sólo por la profeso-ra que tenía sino por no ser la única en laescuela con una historia “rara”, entre suscompañeros de clases estaban Alonso Mo-leiro (hijo de Moisés Moleiro, fundador delMIR), el ex vicepresidente Jorge Rodríguez(hijo de Jorge Rodríguez, de la Liga Socia-lista, asesinado en 1976) y el periodista ynarrador Héctor Bujanda, entre otros.

Cada acontecimiento político o cultu-ral de la universidad era conocido de in-mediato por los jóvenes, quienes, ni cortos

ni perezosos, se involucraban en la discu-sión y creación intelectual. La escuelaBianco funcionaba como una suerte decolegio especial donde los niños liberabansus demonios y su creatividad sin sufrir lacensura del entorno. San Juan recuerda:“Había mucha libertad para la reflexión ylas búsquedas artísticas. Podían dedicarse aescribir y pintar por horas. Hacíamos tar-des de cine afuera de las aulas, y las excur-siones eran hacia la UCV, que era el cen-tro de todo lo que pasaba”.

Nacida en un hogar donde privaban laspreocupaciones intelectuales, la disciplinaes parte de su perspectiva del mundo. Sien-

do muy pequeña participó en actividadesartísticas, talleres literarios, y un grupo decine que se llamaba “Vela y viento”. Allítambién estaba su primo, el poeta Eze-quiel Borges. Hijos de una generaciónmarcada por los planteamientos políticosy estéticos, no resulta extraño que estos ni-ños jugaran a crear grupos de vanguardia.Borges, hijo de Jacobo Borges y la cineas-ta Josefina Jordán, esboza sonrisas mien-tras recuerda: “Nos la pasábamos inven-tando grupos. Por ejemplo, al grupo lite-rario lo nombramos ‘El Autobús’. Inclusohacíamos pintas en la calle que decían:‘Cuéntame un silencio’ y firmábamos ‘ElAutobús’”. Emplazado a recordar, comen-ta: “¿Competitiva Mariana? ¡Pues claro!”.

Y es que, sea a través de guiones, di-rección, fotografía, robótica o cualquierotro método, las ideas que, entre desvelos ypremuras, se apoderan de Mariana, siem-

62 EXCESO NOVIEMBRE 2008

“MUCHOS DE MIS

PARIENTES NO

ENTIENDEN POR

QUÉ DIGO

QUE ES NUESTRA

HISTORIA. MEZCLÉ

UNOS PERSONAJES

CON OTROS Y

NADIE LOS

IDENTIFICA, PERO,BUENO, TRATÉ DE

SER MUY FIEL

A MI MEMORIA”

Page 4: 60-65 @ @:el uno - MARIANA RONDON · 2018. 10. 17. · 60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado,
Page 5: 60-65 @ @:el uno - MARIANA RONDON · 2018. 10. 17. · 60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado,

pre desembocan en la expresión artística.Su primo exclama con total seriedad: “Unverdadero artista siempre debe estar cen-trado en sí mismo, aunque tenga una capa-cidad empática desarrollada. Hay genteque la critica por hacer una película sobresu historia en medio de la guerrilla. Es cier-to que puede resultar chocante al princi-pio, pero de eso se trata el arte para mí: deencontrar una mirada original sobre la rea-lidad a partir de uno mismo”.

Huelga recordar que hasta hace prácti-camente nada, en algunos lugares, cual-quiera que se apartara un poco de las rí-gidas reglas, podía terminar muy mal.Muchas mujeres como Mariana, notoriaspor su sensibilidad ante los saberes y lasformas artísticas, terminaban alimentan-do alguna hoguera medieval.

De negro cerrado, como una viuda na-politana, pero sonriente, la artista hablacon un acento indefinible, en el cual semezclan con gracia modismos chilangos,sureños y caraqueños. Se queja de las crí-ticas de ciertos periodistas sobre el sesgointelectual de su cine: “Qué grave esta-mos si lo malo de algo es que sea intelec-tual. A veces somos demasiado peyorati-vos con las ideas, con el pensamiento. Di-gamos que el grado de emoción que andobuscando tiene que ver con la posibilidadde la reflexión, o con lo que pueda gene-rar el pensamiento”.

Por su ascendencia en la izquierda in-telectual, era lógico que Mariana se forma-ra como cineasta en la mítica escuela de ci-ne de San Antonio de los Baños. Fue a me-diados de los ochenta cuando abandonó susestudios de periodismo en la UniversidadCentral de Venezuela y recaló en Cuba. Dehecho, pertenece a la primera generaciónde cineastas que salió de esas aulas.

La Escuela Internacional de Cine fueun benigno capricho de Gabriel GarcíaMárquez en la que el escritor desahogósu frustración de no haber podido serguionista en su juventud. Usando todo elprestigio del Nobel, el padrino consiguiójuntar un elenco de lujo para sus pupilos:charlas y seminarios con experimentadosrealizadores como Francis Ford Coppola,István Szabo y George Lucas eran fre-cuentes en esa época, por no mencionarla visita frecuente de los mejores actores,

guionistas y directores de América Latina.“Llegar allá fue empezar a pensar y traba-jar en cine, además de conocer gente ex-traordinaria. Yo era la menor de esa es-cuela que nunca paraba, la gente filmabadía y noche. Funcionaba a las tres de lamadrugada como a las tres de la tarde”.

Sorprendido por su juventud, GarcíaMárquez le preguntó al tropezársela enun pasillo: “Mija, y ¿tú eres hija de cuálprofesor?”. Aún la cineasta sonríe con pi-cardía mientras recuerda: “Le dije: ‘No,maestro, yo estudio aquí’. En los primerostrabajos que presentamos a él le gustaronmucho mis propuestas; siempre fue súperencantador conmigo. Solía preguntarmequé quería hacer y hacia dónde iba, perobueno, eso era la convivencia diaria”.Mariana señala, con asombro, que ella ysus compañeros de clase estaban mástiempo frente a las cámaras que tras ellas.

En cada proyecto, más que la historiaatractiva o “vendible”, Rondón busca desti-lar sus propias experiencias, sus propias in-tensidades. Aunque a veces corra el riesgode la incomprensión de la audiencia, lasenda ya está definida: “Con el arte y el ci-ne, sobre todo en Postales, traté de cons-truir un hilo conductor emocional. Aun-que te perdieras, ahí están todos los ele-mentos, si lo piensas es un rompecabezasdel que no dejé que se escapara nada. Perola gente tiene mucho miedo de perderse,de entregarse a sensaciones nada más”.

Días después, una fina llovizna riegalos jardines de Sartenejas. Los predios dela Universidad Simón Bolívar proyectanuna paz definitivamente anormal en unaciudad tomada por el caos como Caracas.En las vastas estancias del Laboratorio deProcesos Metalmecánicos, Mariana lucediminuta entre la multitud de máquinasverdes y grises. Tornos, fresadoras y pren-

sas industriales se yerguen mientras ellabusca una de las piezas. Un joven inge-niero abre varias puertas y revela un enor-me arcón de madera clara. Adentro, prote-gida por una colorida capa de goma espu-ma y plástico, aparecen las piezas croma-das de una de sus instalaciones.

La artista la observa, atenta y orgullo-sa. Será incluida en una exposición itine-rante patrocinada por Telefónica que du-ra tres años, por lo que la pieza ahora seencuentra en Lima. Los rigores del trans-porte y la prolongada ausencia de su cre-adora son las razones que explican la per-manencia de la instalación en estos talle-res, donde fue reformada. Y es que cadavez que sus seres transgénicos están fuerade exhibición, tienen que ser reajustadas.No por nada son para ella “seres” vivos.“Siempre me sobrecargo mucho, todoslos días repaso y me pregunto por qué nole pido más a la gente. A lo mejor estoyequivocada, pero pienso que deben dar-me más. ¿Sabes qué no me gusta? Que lagente no sea audaz, que no se arriesgue”,dice mientras se apoya en un largo para-guas, por supuesto, negro.

Recién viene llegando del festival Kar-lovy Vary, en la República Checa, perocontinúa alucinada por la experiencia enBeijing. Sobre el lejano Oriente comentarisueña: “Estuve 13 días y en montajeocho, más el día de la inauguración. Pu-de salir muy poco, pero igual estábamos ados cuadras de la Ciudad Prohibida, y enla hora de almuerzo nos escapábamos. Esincreíble pensar que allí no podían entrarmujeres”.

En esta experiencia, la pieza Llegastecon la brisa 2.0 de Mariana compartió es-pacios con los mejores artistas electrónicosdel mundo. Las fantasías futuristas de Ste-larc, Luc Courchesne y Chico MacMur-trie fueron algunos de los trabajos escogi-dos para la cita.

Aunque no se declare consciente deello, el trabajo de esta lectora fanática deRay Bradbury (siempre relee las célebresCrónicas Marcianas) se vincula directa-mente con la estética cyberpunk. La natura-leza alucinada de seres posthumanos y alte-rados cuyo fenotipo cambia sin que eso re-suelva sus dilemas existenciales, la une a labúsqueda emprendida por Floria Sigismon-

64 EXCESO NOVIEMBRE 2008

“QUÉ GRAVE ESTAMOS SI LO MALO

DE ALGO ES QUE SEA INTELECTUAL.SOMOS DEMASIADO PEYORATIVOS

CON LAS IDEAS, CON EL PENSAMIENTO.

EL GRADO DE EMOCIÓN QUE ANDO

BUSCANDO TIENE QUE VER CON LA

POSIBILIDAD DE LA REFLEXIÓN”

Page 6: 60-65 @ @:el uno - MARIANA RONDON · 2018. 10. 17. · 60 EXCESO NOVIEMBRE 2008 L a oscuridad reina en la sala. Los asistentes obser-van fijamente un feto suspendido en el aire. Atra-pado,

di –directora de vídeos de Marilyn Man-son–, Orlan –quien construye sus creacio-nes alterando su cuerpo: ya ha tenido el ros-tro de La Gioconda y Lady Di, por ejem-plo) y los venezolanos Alfredo Ramírez,Alexandra Meijer-Werner y Elías Crespín.

Sobre estas correspondencias, otro artis-ta venezolano, Yucef Merhi, explica desdesu estudio neoyorquino: “Lo que vincula aMariana con estos creadores, además delreferente técnico y visual, es la universali-dad de su discurso plástico y la sensibilidadpoética en la formalización espacial de sutrabajo”, declara, y no traduce.

La vinculación de distintos lenguajes,como cine, artes plásticas y tecnología coninquietudes extra-artísticas, como ciencia,política y bioética en sus piezas, fue algoque fascinó a la experimentada curadoraMaría Elena Ramos. En un salón Pirelli,Mariana cuenta que la investigadora apos-tó por su propuesta, y eso la marcó.

Sin dramatismos, Ramos explica queuna parte importante de su trabajo “está

implícitamente ubicado en zona de ries-go. Pero de lo que se trata en casos comoéste es de encontrarse, sin más, con el ta-lento… y darle oportunidad”.

Luego de hablar con varios ingenieros,Mariana hace un alto en el Subway de launiversidad. Toma café y fuma un cigarri-llo mientras una canción de reggaeton to-do lo invade. Grita para ser escuchada porencima de la estridencia. Recuerda que hi-zo esgrima de chica y su instructor eramuy duro. También que, pese a la renuen-cia de su padre y en claro desafío a su doc-trina antiimperilista, se disfrazó de la Mu-jer Maravilla. Hace una pausa en su evo-cación y añade con desparpajo: “Marianano sueña”. O para decirlo más claramente,sus sueños, cuando los tiene, son grises yrutinarios, casi burocráticos, como hacerla cola para pagar la luz o pelear con me-cánicos, plomeros y funcionarios.

Como esos sueños, su personalidadproyecta una sombra, una bruma, algoindescifrable. Sobre su pasión por el ne-

gro a la hora de vestir, aclara que no lohace por razones esotéricas o estéticas,no, no, no, sino porque la hace lucir másdelgada. Pese a la vivacidad que la poseecuando habla de sus obras, no muestra elmismo entusiasmo sobre otros temas. Res-guarda su espacio íntimo, sólo compartidocon sus criaturas mecánicas y las historiasdel celuloide. Quizás todo esto expliquecierta impresión de melancolía que causa.

Antes de partir adopta una expresiónpensativa. Luego, con lentitud, agarra sulargo paraguas. En la caminata hacia elcarro que le prestaron, la universidad apa-rece vacía y húmeda, envuelta en la nie-bla que baja de las montañas. Parece elinterior de una de sus burbujas.

Solitaria desde chica, dice que vuelcasu afecto selectivamente: “¿Enamorar-me?, eso ya no me pasa”, ríe; luego cierrala puerta de un sedán azul eléctrico, en-ciende el motor y desaparece en la brumagris oscuro de Sartenejas.

—A. L.

EXCESO NOVIEMBRE 2008 65