6.- los curanderos.tesis.uson.mx/digital/tesis/docs/21214/capitulo6.pdfen detalle respecto a ellas)....
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6.- LOS CURANDEROS.
“Los seres humanos han creado diversas formas de enfrentar las enfermedades. Estas
formas, técnicas, conductas, concepciones varían dependiendo de la cultura en que se
desarrollen ya que el concepto salud-enfermedad se relaciona estrechamente con la concepción
de lo que es el hombre en un determinado momento histórico en una cultura particular. En este
contexto se puede afirmar que la enfermedad así como su correspondiente forma de curarla
son fundamentales a la experiencia humana y se comprende mejor en contextos culturales
específicos. En México el complejo salud-enfermedad puede ser dividido básicamente en dos
tipos de medicina: la medicina de tipo occidental conocida como alópata y la medicina indígena
tradicional [...]”92
Como base teórica conceptual que permita explicar de manera general la evolución y
aceptación de la medicina indígena tradicional pude ser encontrado en un artículo publicado en
la Revista de Salud Pública de México (La práctica de la Medicina Indígena Tradicional en
América Latina y el Caribe. Enero-Febrero Vol. 43/No. 1) en ella es posible afirmar que la
utilización de la llamada medicina indígena tradicional ha entrado en una nueva etapa. Pese a
que su práctica y conceptos distan mucho del modelo científico biomédico, la medicina
tradicional se encuentra actualmente en un contexto que años atrás era imposible concebir.
Prueba de ello es el impresionante incremento de su demanda dentro del marco salud-
enfermedad.
Hoy en día, esta práctica médica se ha convertido en una importante opción respondiendo a
las necesidades de atención a la salud a pesar de su subordinación y apatía que guardan a esta
prácticamente los sistemas oficiales de salud.93 A diferencia de la biomedicina oficial, el
subsector o la práctica médica indígena tradicional, ha sido caracterizado a partir de
elementos culturales orientados a la sanción que varían en su combinación. Como uno de sus
rasgos preponderantes se ha destacado, su dimensión místico-religiosa, así como el uso de
prácticas distintivas como la herbolaria.94 Por otro lado, “la medicina indígena tradicional es
llevada a cabo de diversas maneras dependiendo de la región. Pueden existir elementos
comunes en todas ellas, sin embargo, existen distintas características para cada una de
acuerdo a la región y localidad. La medicina indígena tradicional puede ser encontrada por
tanto, con diferentes características específicas en todo el país”.95
Esta situación bien puede ser encontrada en la localidad tuzantlense, en donde la práctica
de la medicina indígena tradicional es una labor sobresaliente y efectuada específicamente por
los curanderos que radican en la misma. Entre ellos se puede mencionar a Don Rafa, Doña
Susanita, Don Concho, Doña Audocia y El Cumbias. En lo sucesivo, es posible presentar a cada
uno de los curanderos enfatizando en aspectos que van desde su labor hasta los motivos que
incidieron para que estos se iniciaran como tal. Y como se mencionó al final de la página
anterior; precisando también en aquellos elementos que vinculan de alguna manera la práctica
médica tradicional con el problema de la automedicación.
92 Citado a la vez en trabajo de maestría de Oviedo Ramón. 93 Cf. Revista Salud Pública de México. Enero-Febrero Vol. 43/No. 1 ISSN-0036-3634. La Práctica de la medicina
indígena tradicional en América Latina y el Caribe. El dilema entre regulación y tolerancia, p. 42. 94 Ibid. 95 Oviedo Ramón: En el pasado las palabras eran magia. Medicina indígena tradicional en la Huasteca Potosina. Maestría
en Antropología Social. El Colegio de Michoacán, México 2001. (Inédita)
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6.1.- Don Rafa: Una Tradición Mexicana.
Don Rafael tiene un puesto de lotería ubicado en el centro de la plaza principal del pueblo
de Tuzantla. Este puesto de lotería funciona temporalmente durante el año entre los meses de
abril a junio. La razón se debe a que durante los mismos, se realizan los preparativos para las
festividades del pueblo y recibir la semana santa. Así mismo, muchos de los habitantes del
municipio tuzantlense que viven en los Estados Unidos, regresan a la localidad en esas fechas
siendo una de sus intenciones, estar presente en la fiesta del pueblo. Por ello don Rafael
aprovecha la oportunidad de instalar su puesto de lotería ya que según él, ese oficio le
proporciona ganancias y satisfacción.
Don Rafael piensa que el puesto de lotería no solamente distrae a los pobladores de la
localidad al brindarles
una diversión diferente,
sino que también, la
considera una tradición,
misma que la ha
mantenido (a pesar de
que funciona durante
unos meses) desde hace
diez años. Sin embargo,
don Rafael afirma que el
puesto de lotería no lo
considera el móvil
principal que le permite
tener una solvencia
económica estable.96 Mas
bien, el considera que su
labor más significativa e importante es la de curar a las personas en base a remedios caseros y
plantas medicinales.
El oficio de curandero que don Rafael practica, lo ha venido realizando desde que tenía
catorce años. Hoy a sus setenta años de edad, a don Rafael se le considera entre los
tuzantlenses; como una persona con un amplio criterio y conocimiento con respecto a dicho
oficio.
“Don Rafa” como lo llaman y lo conocen los pobladores de Tuzantla, menciona que su padre
era Médico Botánico, más no fue ese el motivo por el cual se empezó a interesar en el uso y
estudio de las plantas medicinales y sus propiedades curativas; si no que, esto ocurre por
influencia de sus propios vecinos.
- “Recuerdo que los vecinos le pedían a mi madre plantas como la albahaca, el epazote, la ruda, la manzanilla y muchas de ellas que para hacer tesitos por las noches para dormir, para sacar el aire, para el dolor de estómago, para la diarrea y un sin fin de enfermedades que curaban con ellas; desde entonces surgió mi inquietud y me preguntaba por qué las señoras usaban esas plantas para curarse. Sin embargo, aunque mi padre era Médico Botánico nunca me preocupe
96 Para don Rafael, tener una solvencia económica estable, es aquella que le permite tener el alimento o sustento diario
para poder vivir sin importar cualquier tipo de lujo o comodidad.
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en preguntarle nada acerca de sus plantas y las funciones curativas que tenían. Si no más bien, poco a poco yo fui descubriendo y familiarizando la planta adecuada a la enfermedad presentada”. Hoy en día, dentro del oficio de curandero que practica don Rafa está de por medio Dios,
que es el que le ha dado el don de vivir y poder curar a sus semejantes. Don Rafa cura pero no
cree en el “mal de Ojo”, él piensa que esas son puras “supercherías” o más bien, esos son
espíritus “chacareros“que la misma gente inventa.97 Para él, sobar a las mujeres embarazadas
o hacerle al partero es una práctica que no le agrada.
Él considera que ha tenido buen resultado en los tratamientos o remedios que utiliza,
debido a que constantemente está apoyándose en libros que hablan específicamente sobre las
plantas medicinales y sus propiedades curativas.98 Otra razón que él considera importante
para el buen resultado en la utilización de las plantas y remedios medicinales, es la de no
mezclar estos con tratamientos recetados por el médico alópata. Por ello antes de proceder a
recetar a un paciente, se cerciora preguntándole a este si visito al médico antes que a él, esto
como ya se mencionó, con el fin de evitar complicaciones en la salud del paciente.
Don Rafael, se ha dedicado a curar una gran cantidad de enfermedades entre las cuales
podemos mencionar algunas como: el espanto, la diarrea, la calentura, dolores musculares,
golpes, infecciones en el estómago, dolores de cabeza, la gripa, tos, hongos en los pies, e
infecciones en la garganta ;todas ellas tratadas con remedios y plantas medicinales. Entre
otras cosas, Don Rafael, lee las barajas, el café, los caracoles, el tarot y la mano. Menciona
que el realizar estas cosas es de gran importancia para sus creencias (aunque no quiso entrar
en detalle respecto a ellas). Insiste en que no cree en las limpias con el huevo, más bien cree
en la suerte y en el destino y gracias a sus cartas y a sus caracoles, que son los que le han
dicho tantas verdades acerca de su vida. Pero la creencia más importante y de mayor peso
para Don Rafael es la que está por sobre todas las cosas: la fe y la creencia en Dios, ya que
gracias a su fe y creencia en ese ser supremo, él es lo que es.
6.2.- Doña Susanita: El pan diario de cada día.
El oficio de elaborar pan diariamente se ha convertido para la familia de doña Susanita, una
de las principales actividades que permite estabilidad económica en su hogar.
Doña Susanita, su esposo y sus seis hijos (tres hombres y tres mujeres), no solo son
popularmente conocidos en Tuzantla por el oficio que desempeñan como panaderos, sino que
también, se dedican a vender tacos y aguas frescas en la plaza del pueblo. Pero a doña Susanita
se le identifica en particular como la curandera.
Doña Susanita es una persona humilde. Su casa es fácil de identificar, pues vive a un
costado de la iglesia del pueblo y antes de llegar a ella uno puede percibir el olor del pan que
día con día se labora en su hogar. “Doña Susanita” como la llaman los pobladores tuzantlenses,
dedica un espacio importante para curar a todas aquellas personas que buscan de sus servicios
97 Las palabras como supercherías y chacareros, están registradas textualmente como fueron mencionadas por don
Rafa. Sin embargo, desconozco si sus pronunciaciones son las correctas. 98 Por mencionar algunos: Las Plantas Medicinales del Herbario IMSS. Su Distribución por Enfermedades. Programa
IMSS-SOLIDARIDAD. Cura por las Plantas Medicinales. Uriel Tapia. Editores Mexicanos Unidos. Hierbas Mexicanas.
Enciclopedia Botánica Tres Tomos. Recetario Práctico de Herbolaria. Herbario Medicinal Mexicano.
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como curandera. A la edad de cincuenta y ocho años, doña Susanita afirma tener ejerciendo
esta labor de curar con plantas medicinales desde hace aproximadamente veinte años. Las
principales enfermedades o padecimientos que cura o atiende doña Susana como curandera son
las siguientes: el empacho, el latido, el ojo, la diarrea, calenturas, dolor de estómago, dolor de
cabeza, hemorragias, golpes o inflamaciones, torceduras, el riñón, el desentere,99 el Chincual, la
tos, la gripa, las varices y el diabetes.100
Todo empieza por la influencia que tuvo de una vecina cuando ella radicaba en el D.F. La
misma frecuentemente visitaba la casa de doña Susana para pedirle hojas y ramas de muchas
de las plantas que doña Susanita tenía en su jardín. La vecina utilizaba estas plantas para
preparar algunos remedios y curar algunas enfermedades y malestares de sus hijos. Fue
entonces que doña Susana prestó atención e interés en preguntarle a su vecina los beneficios
que obtenía de sus plantas y para qué tipo de enfermedades las utilizaba.
Interior de la casa de
Doña Susanita. Como
se puede observar
mantiene en su patio
particular, una gran
cantidad de plantas,
mismas que utiliza
para los remedios
caseros.
Cabe mencionar
que doña Susanita
afirma que a todas
aquellas personas
que ella cura lo hace
solamente por
ayudar al prójimo. Así mismo, menciona que frecuentemente las personas llegan a buscarla a su
casa solicitando sus servicios curativos.
Doña Susanita no tiene una cuota establecida por su labor simplemente la persona
contribuye con una donación voluntaria ya que según su opinión, la mayoría de la gente que la
procura es de escasos recursos económicos.
El estudio de las plantas y sus propiedades curativas es tan amplio, que doña misma
Susanita menciona no recordar muchas de ellas y que utilidad les puede dar, sino hasta el
momento en que la persona se le presenta con el problema o la enfermedad. Así mismo, ella
afirma que su labor y lo que ha aprendido, se lo debe a Dios y que solamente él es el único que
le puede recompensar su labor como curandera y el bien que hace a los demás.
99 El desentere es una enfermedad en la cual se presentan síntomas como diarrea, calentura, vómitos y dolor de
estómago. 100 Ver anexo en el cual podrá observar descripción de los procedimientos curativos, tratamientos recomendados,
sintomatologías y conceptos de las enfermedades.
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6.3.- Don Concho: Una semblanza de su oficio como curandero.
En la parte alta de la bocacalle de la avenida principal de la comunidad tuzantlense, se
encuentra la pequeña y modesta casa en donde habita don Concho junto con su esposa. Una
casa hecha a base de horcones, tabique, adobe, lámina negra y teja.
Su familia está compuesta por seis hijos, tres varones y tres mujeres. Los hijos al igual que
las hijas están casados y ambos se dedican a las actividades del campo y del hogar. Por la
condición humilde y poco solvente de don Concho, sus hijos no tuvieron la oportunidad de
cursar una carrera profesional contando solamente con los estudios de primaria y secundaria.
Don Concepción Sandoval Benítez, mejor conocido por todos los habitantes de la población
con el apodo de “don concho”, es de procedencia humilde y originario del Guayabo de Chapín
Seco, Municipio de Tiquicheo, Michoacán. Radica en Tuzantla desde hace aproximadamente
veinticinco años. Dentro de las actividades que realiza para el sostén familiar, es el deshierbe
de parcelas en el campo, la albañilería y la reconstrucción de tejados.
A la edad de sesenta y nueve años, “don concho”, no solamente se dedica a realizar
trabajos que están al alcance de sus posibilidades y conocimientos, sino también, tiene como
oficio el de ser
curandero,
mismo que lo ha
venido realizando
desde hace
treinta años. El
interés y el
conocimiento por
aprender a sobar
y curar algunas
enfermedades
surgieron a causa
de un hecho
suscitado en su
adolescencia.
_ “Todo sucedió cuando era un adolescente. Mi abuelo y yo estábamos construyendo un zaguán, para ello estando en la parte alta de lo que sería el techo, mi abuelo me había advertido que tuviera mucho cuidado al pisar, ya que no todos los polines que conformarían el techo se encontraban bien sujetos y rodaban con facilidad y corría el peligro de resbalar y caer. Pasados los minutos, mi abuelo me pidió que le pasara la ganzúa101 en ese momento, tome el instrumento y realice un salto hacia uno de los polines que consideré ya se encontraba con los amarres. Para mi sorpresa, fue tan fuerte el salto que al caer sobre el mismo, este rodó y ambos nos vinimos hacia abajo golpeándome fuertemente la pierna. Inmediatamente, mi abuelo bajo del techo y me gritó fuertemente que no intentara levantarme ni mucho menos moverme. Rápidamente una de mis piernas se empezó
101 Instrumento de fierro en forma de gancho que se utiliza para realizar los amarres e inmovilizar los polines del techo
del zaguán.
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a hinchar y sentía un dolor tan fuerte que empecé a sudar en frío. Recuerdo perfectamente que mi abuelo sacó de su morral un lienzo y una pomada la cual me la untó sobándome con rapidez hasta sentir caliente y posteriormente me cubrió el golpe con el lienzo. Así me mantuvo durante un buen rato, luego me levantó y me cargo hasta la casa. Cuando ya estábamos en la casa, mi abuelo preparo una bebida con unas hierbas que solamente él sabia para que eran, enseguida me dijo que me tomara la sustancia que había preparado y que me acobijara bien para que no me fuera a enfriar. Lo mejor que recuerdo, es que en el transcurso de ese día el dolor y las molestias que sentía se me habían desaparecido. Por mucho tiempo estuve pensando en lo que mi abuelo había hecho por mí. Pues yo no tenía idea de que mi abuelo sabía curar y ni mucho menos que sabía de remedios caseros. Entonces le dije a mi abuelo que yo quería aprender a sobar y a curar como el lo hacía. Desde entonces y gracias a los conocimientos que mi abuelo me transmitió hasta la fecha me dedico a curar y sobar a las personas que me lo solicitan”. Fue del abuelo de quien don Concho recibió la mayoría de los conocimientos, mismos que los
ha utilizado para curar. Entre las principales enfermedades que cura don Concho son las
siguientes: El “desvince” (forma como él lo menciona), las torceduras en las piernas, en los
dedos, en el cuello, la caída de hombros, y las fracturas en las rodillas. También, cura el
empacho, el latido, el espanto, el mal de vía, el dolor de riñones, calenturas, el dolor de cabeza,
el estómago, la tos y la gripa.102
Don Concho, asegura que en muy pocas ocasiones ha visitado a los médicos para recibir
consulta. Afirma que muchos de ellos no son honestos y no cumplen al pie de la letra su
juramento. Porque según su criterio, menciona que el médico debe curar a la persona tenga o no
tenga dinero.
Don Concepción Sandoval, no cobra un solo centavo al que solicita de sus servicios,
solamente cuenta con la voluntad del paciente y la única satisfacción que recibe de ello es
saber que sus conocimientos como curandero son útiles al servicio de los demás.
La razón de no cobrar un centavo a la gente por su labor como curandero, se debe a que la
sabiduría y el conocimiento que tiene para curar a la gente se la deben a Dios, ya que él le dio
el don en sus manos y el privilegio de poderlo hacer.
6.4.- Doña Audocia: Los sueños y la perseverancia juntos en
una realidad. Originaria de la localidad de Arroyo Seco, Municipio de Tuzantla, y radicando actualmente
en la misma, doña Audocia tiene como su principal trabajo el de dedicarse al oficio de partera
y curandera, mismo que ha venido realizando desde hace ocho años.
A doña Audocia, éste oficio le empezó a interesar desde que tenía la edad de diez años,
pero las circunstancia y la situación poco solvente de su vida, no le permitieron realizar este
trabajo sino hasta hace aproximadamente ocho años.
El gusto por este oficio inicia cuando su propia madre le pide que le ayude a dar a luz a uno
de sus hermanos. Ella se puso renuente y desconcertada al respecto (pues solamente contaba
102 Ver anexo y observe enfermedades, conceptos, sintomatología y tratamientos para la cura de las mismas.
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con la edad de diez años) pero al final terminó por aceptar. Desde entonces ella asegura que
esa experiencia de ver nacer a su hermano le definió el gusto por querer ser médico, pero
desafortunadamente sus padres no contaron con los medios económicos para mandarla a la
escuela.
Pese a que doña Audocia no sabe leer ni escribir y su condición económica es baja, siempre
se empeñó en saber y aprender todo lo concerniente a los partos. Ella recibió algunas asesorías
por parte de una amiga enfermera que radica en Lázaro Cárdenas, Michoacán.
Con respecto a los instrumentos y el material necesario que ella utiliza para atender los
partos son los siguientes: Primeramente pone a esterilizar los instrumentos (tijeras y pinzas)
en un líquido desinfectante que su propia amiga le proporcionó y que actualmente lo consigue en
el centro de salud de la localidad, enseguida prepara el lugar en donde se recostará la enferma
que no es más que un petate cubierto por sabanas limpias que ella misma asea; pone a hervir
suficiente agua y una vez tibia la utiliza en el momento en que la persona está dando a luz.
Posteriormente tiene a la mano el cordón umbilical, las gasas, el alcohol y el merthiolate
mismos que manda comprar en la farmacia. Asegura doña Audocia que estos son todos los
medicamentos y objetos que necesita para atender un parto, con ello esta evitando la
posibilidad de infectar las partes de la madre que va a aliviarse y contaminar al bebé que nace.
Para ella es muy
importante darle toda la
confianza y seguridad a la
mujer embarazada que va a
parir, esto con el propósito
de que no se le “acobarde” y
se le llegue a complicar el
parto. La confianza que
doña Audocia refleja y
transmite en el momento de
atender un parto, se debe
según ella a su tranquilidad,
paciencia, conocimiento y
seguridad en la tarea que
realiza.
Doña Audacia menciona que cuando un parto tarda más de lo normal,103 prepara una
sustancia de agua con jabón de pan y se lo da a beber a la paciente que en este caso tiene
dificultad para parir. Por consiguiente pasados los cuarenta minutos, el parto es más fácil y la
criatura sale sin mayor dificultad.
Entre los consejos o sugerencias que doña Audocia da a las señoras que dieron a luz son los
siguientes: Una vez que ya parió la madre, ella les recomienda que pasados los quince días
vuelvan a visitarla para fajarlas debidamente, ya que de lo contrario corren el riesgo de quedar
estomagudas o se les puede venir una hemorragia por algún tipo de fuerza que realicen o
levantamiento de objetos pesados en sus hogares. Así mismo, es importante que al bebe se le
este curando y aseando su ombligo todos los días poniendo especial cuidado que al momento de
fajar al niño lo hagan correctamente con la finalidad de que el mismo no sufra un desangrado o
se le vaya a infectar. También deben darle un té de manzanilla para que no sufran de cólicos y
103 Ella considera que el parto se está pasando cuando la madre tiene toda la dilatación necesaria y presenta problemas
para parir, pese a las frecuentes contracciones de esta.
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sofocos. Doña Audocia Jaimez López además de atender partos, también cura algunas
enfermedades como la tos, diarrea, piquete de alacrán, hemorragias por cortadas, dolor de
estómago y el “desvince”.104 Ella menciona estar muy contenta y agradecida con Dios por
ayudarla en su trabajo ya que solamente Dios es el único que se encarga de mandarle todas
aquellas señoras que vayan a parir con ella.
Doña Audocia cobra por atender un parto entre $400.00 y $500.00 pesos, ella está
consciente de que no puede cobrar más ya que las personas que se atienden con ella son de
escasos recursos económicos. Pero por atender cualquiera de las otras enfermedades solo se
conforma con lo que la gente le pueda dar. En muchas ocasiones, atiende partos y las personas
no le pagan en el momento, eso implica una perdida para ella porque después ya no regresan y
jamás las vuelve a ver. Pero menciona que ella no está en condiciones de juzgar a esas personas,
solo Dios es el único que puede juzgarlas por sus acciones y por ello todo esto se lo deja a él.105
6.5.- El Cumbias: Honor y Gloria a su apodo. José Cuevas Benítez
“El Cumbias”, es más
identificado por su apodo
ya que la mayoría de los
pobladores de Tuzantla y
del municipio desconocen
su nombre verdadero. Su
popularidad se debe en
parte al oficio que
desempeña como vendedor
y repartidor de cerveza en
los abarrotes y cantinas de
la localidad tuzantlense,
además de desempeñar
diversas tareas en el
campo, oficio que le permite aportar un ingreso económico extra para su familia.
A la edad de veinte años don José Cuevas Benítez, inició curando toda clase de luxaciones,
torceduras y descomposturas de huesos.
Hoy a sus cincuenta años de edad, “El Cumbias” menciona que ya son casi treinta años los
que lleva dedicándose a sobar y curar “descomposturas” en las personas. Su primera
experiencia al respecto la efectuó con su abuelo y gracias a su abuelo aprendió y ha podido
responder y solucionar este tipo de problemas.
Actualmente el Cumbias radica en la localidad de Arroyo Seco, localizada aproximadamente
a un kilómetro de la cabecera Municipal, que es Tuzantla. Su condición económica es precaria.
Cuenta con una familia numerosa en donde la mayoría de los integrantes de la misma están
casados.
Entre las descomposturas y torceduras que más frecuentemente realiza está el “desvince”.
El Cumbias no cree en el Mal de Ojo ni en el Espanto. Piensa que esas son cosas que no existen.
104 Tanto don Concho, el Cumbias y doña Audocia pronuncian este malestar de la misma manera. 105 Ver anexo para que pueda observar procedimientos curativos y tratamientos recomendados por doña Audocia.
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Además insiste, que en quien deberíamos de creer y que es el único más poderoso es en el que
está en el cielo. Así mismo, piensa que la voluntad y el empeño que Dios tiene en que él realice
estos trabajos, se deben a que siempre ha estado presente en todos los momentos de curación.
Afirma sentir que cuando está curando al paciente tiene a Dios en su interior o por un lado
de él guiándolo y diciéndole como hacer el trabajo. Estos son los motivos o las razones
suficientes que el Cumbias tiene para no cobrarle a la gente por sus servicios como sobandero. El pago que recibe por sus servicios es lo que la gente le puede dar de acuerdo a sus
posibilidades económicas o simplemente lo que esté a la voluntad de la misma. El no cobrarle a
la gente le ha ocasionado algunos problemas con su esposa, pero él afirma que esto que realiza
es un don que Dios le otorgó y con ello está más que agradecido.106
106 Ver anexo correspondiente a procedimientos curativos realizados por el Cumbias.
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6.6.- CONCLUSION.
La simple descripción de los servicios tradicionales de salud y sus métodos curativos
presentados en esta sección, tal vez no signifique mucho y llegue uno a preguntarse ¿cuál es la
relación que existe entre el objetivo de la investigación que en este caso, gira en torno a la
automedicación o la promoción adecuada de la misma y la labor de los curanderos?
Considero importante mencionar que los factores que promueven la automedicación no se
desprenden únicamente de la falta de conocimiento y del nivel socio-económico de la población,
sino que, es el contexto socio-cultural en el cual se desarrolla esta práctica curativa lo que
determina hasta cierto punto la iniciativa de los sujetos en general por acudir a este medio de
curación.
Así como es importante para el profesional de la salud identificar las características
fundamentales del contexto socio-cultural en el que se desenvuelve su acción, también lo es
para el curandero. El profesional en salud, tiene que comprender los procesos sociales,
económicos y culturales subyacentes a la vida de la población y de su paciente que determinan
el estado de salud-enfermedad y su interpretación por parte de sus miembros. De la misma
forma, “existe una amplia base poblacional nativa integrada, sólo parcialmente al desarrollo
general de la sociedad [...], que en consecuencia existe sobre la base de importantes elementos
culturales (formas de vida, de concepción del mundo, costumbres, creencias) que establecen
una percepción especial de los procesos de salud y enfermedad; lo que se conoce como medicina
indígena o medicina tradicional que es precisamente, este saber de la población, mantenido a
través del tiempo por medio de la tradición y modificado mediante el contacto y mezcla con
diferentes grupos étnicos y sociales. Este saber que conforma un verdadero cuerpo de
doctrina sobre el origen de la enfermedad, su clasificación y tratamiento, es utilizado
actualmente por un amplio porcentaje de la población, especialmente de las zonas rurales o
urbano-marginales.”107
Sabemos que el diagnóstico de un médico profesional se basa principalmente en la historia
clínica y el examen físico. En la mayoría de los casos es la historia clínica la que determina que
el médico elabore el diagnóstico final. En cambio la medicina tradicional tiene otras formas de
diagnosticar las causas de una enfermedad. “El desinterés en los síntomas específicos, que
comparte el curandero con su paciente, lleva al enfermo a tener dificultades para explicar sus
síntomas al médico, de tal forma que entre al esquema de la medicina moderna.”108 Es decir, el
paciente no encuentra mayor dificultad al externar su enfermedad al curandero, pero por el
contrario, este paciente de la región tuzantlense, no desarrolla de manera similar una
intersubjetividad con el médico alópata al mencionar sus malestares, dificultando con ello la
posibilidad de encontrar una solución a su problema dentro de los esquemas de la medicina
occidental. Sin embargo, la sola descripción de los métodos terapéuticos tradicionales no
facilita ni garantizan un entendimiento profundo de la enfermedad del individuo. Por ejemplo:
“La medicina tradicional andina no es de ninguna manera una entidad estable. Un curandero
andino puede utilizar símbolos de poder que ha recibido de los indígenas del Alto Amazonas
(lanzas de palmera de chonta) o adoptar métodos de adivinación (naipes, dados, lectura de
cartas, de las líneas de las manos. Otros (aparentemente la minoría) utilizan cada vez más
107 Atención Primaria de Salud: “Principios y Métodos”. (OPS), Centro Latinoamericano del Instituto de Higiene
Tropical de la Universidad de Heidelberg. Fundación Alemana para el Desarrollo Internacional. Editorial Pax México,
Librería de Carlos Cesarman S.A., Agosto de 1987. Capítulo II, p. 22. 108 Ibid. p. 29.
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farmacéuticos predominantemente analgésicos, vitaminas, calcio y, a veces antibióticos;
respondiendo de manera más efectiva a la demanda de sus pacientes y tiene resultados
terapéuticos favorables para un espectro más amplio de enfermedades.”109 Para estar en
armonía con dicho ejemplo, algunos de los curanderos tuzantlenses han adoptado métodos y
prácticas curativas muy similares a la de los curanderos andinos, logrando significativamente
también, demanda y popularidad entre los propios sujetos de la entidad y el municipio en
general.
Para hablar un poco más sobre esta analogía referida a las prácticas curativas y a los
métodos adoptivos entre los curanderos andinos y los curanderos tuzantlenses, quiero iniciar
mostrando que existe una diferencia entre los propios curanderos tuzantlenses reflejada
particularmente en el desarrollo de sus labores, y que tiene mucho que ver con el concepto de
curandero.
Debido a que don Rafa no solo hace uso de las plantas medicinales para curar a sus
pacientes sino que también se vale de otros medios en los cuales utiliza elementos
sobrenaturales – la lectura de las barajas, la mano, los rezos, la imposición de manos y el tarot
entre otros- su actividad como curandero tradicional cae dentro del concepto de la brujería.
Ahora bien, como don Rafa utiliza la curación ritual, esta puede ser entendida como:
“[...] la búsqueda de la normalidad de la función física, psicológica o social a través de actos que tienen
lugar en el contexto de un culto religioso o un culto mítico y que por tanto presuponen el contacto lógico y
razonado de entidades o deidades de una realidad diferente, de un “más allá”. Estas entidades juegan un
papel importante en la búsqueda del estar sano. La curación ritual hace uso de elementos del origen y
conservación del individuo, es decir de elementos ontogénicos para poder curar. La curación ritual se
distingue de cualquier otra clase de curación por la repetición teatralizada de actos en un contexto
mítico y religioso. Por sus características este tipo de curación se utiliza para curar enfermedades
“sobrenaturales”. Estas últimas deben ser entendidas como enfermedades cuyo origen parece depender
de conexiones causales que un observador racional considera irracionales; es decir, afirma conexiones
causales que no tienen existencia demostrable en el mundo natural”.110
Como un ejemplo de ello se presenta lo siguiente: Se mencionó que entre las enfermedades
que cura Don Rafael está el espanto y el Mal de Ojo. En una entrevista realizada a varias
personas que fueron curadas por don Rafa se pudo registrar que cuando estas se enfermaron
de Espanto presentaron malestares como pérdida del apetito, dolor de cabeza, mucho sueño,
adelgazamiento y en algunas ocasiones diarrea. Este malestar es causado debido a que la
persona recibió un susto ya sea por un animal (vaca, caballo, toro y víbora) un espíritu o una
persona. Se cura -según datos extraídos de las entrevistas- haciéndole un rezo a la persona
por tres días consecutivos y untándole agua bendita en el cuerpo.
Simultáneamente, se les pregunto sobre el Mal de Ojo, las personas respondieron que este
es ocasionado por la vista caliente que posee el individuo debido a la envidia o al mal deseo de
una persona hacia otra. Este malestar produce reacciones tanto en adultos como en pequeños,
presentándose la pérdida del cabello y el chincual.111 La cura consiste según don Rafa y según
los entrevistados, en vestir al adulto con una prenda de color rojo y en el pequeño debe portar
un listón o un cordón atado a su mano, o también un collar con un objeto colgado llamado ojo de
109 Ibid. p. 34. 110 Oviedo Ramón: Conocimiento, Sujeto y Poder: ¿Cómo aprenden los alumnos en la UAM? Tesis de Maestría UAM-
Xochimilco, (Psicología Social de Grupos e Instituciones), México 2003, (INEDITA). 111 El Chincual es la erupción de granos (con pus) infectados en la cabeza.
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venado. Así mismo, al afectado se le reza y se le realiza una imposición de manos por tres días
consecutivos rociándolo con agua bendita.
Dado a que el Mal de Ojo y el Espanto son dos situaciones en cuyo origen y práctica se
desprenden de la curación ritual, es decir, en la búsqueda de elementos ontogénicos, en la
búsqueda de actos en un contexto mítico y religioso, en la búsqueda de conexiones causales
racionales e irracionales y finalmente en la búsqueda del estar sano; se deduce que debido a
que ambas situaciones de enfermedad conllevan a don Rafa a utilizar una serie de
procedimientos curativos poco comunes y a establecer un contacto con elementos místico-
religiosos para estabilizar la salud del enfermo, estas son propiamente las características que
lo diferencian de los demás curanderos y lo sitúan dentro del concepto de la curación ritual (la
brujería). Pero de esto se desprende una importante interrogante. ¿Por qué don Rafael cura
pero no cree en el Mal de Ojo, y cree y cura el Espanto, cuando ambas situaciones se
desprenden de un mismo género curativo que viene siendo la medicina indígena tradicional? ...
En cuanto a la popularidad de don Rafa, esta se ha hecho más patente entre los
tuzantlenses. Esta se debe en primer lugar, al buen carácter y a la confianza que brinda cuando
se entabla una conversación con él, y en segundo, a las libertades que como curandero se toma,
al atreverse a llamarle la atención a la persona sin ofenderla ni herir la susceptibilidad de la
misma, hecho que, lejos de tomarlo a mal por los presuntos que solicitan sus servicios, le
atribuyen por el contrario, reconocimiento y respeto.
Una de las determinaciones y actitudes que asume don Rafa cuando una persona acude a
solicitar sus servicios y ésta anteriormente, ya consultó al médico alópata, es de molestia ya
que lo considera una falta de respeto tanto para él, como para el propio médico que la atendió,
y piensa que la persona no sabe lo que quiere. Así mismo, considera también, que la persona no
puede estar tomando ambos medicamentos a la vez o sencillamente porque no puede hacer
mezclas con medicamentos de patente y plantas medicinales. Por ello, antes de atender a
cualquier persona, primero les pregunta si ya visitaron al médico o no. En caso de que la
respuesta sea positiva, simplemente no lo atiende ni le hace ningún tipo de curación, por el
contrario lleva a cabo lo que en varias ocasiones me ha contado:
- “Cuando van al médico y al siguiente día viene conmigo, siento que la persona se hace pendeja a sí misma y también me quieren hacer pendejo a mí. Tu sabes que yo respeto bastante a los médicos, por lo tanto no estoy de acuerdo que aquel paciente o enfermo que llega a mi casa a que le cure cualquier malestar cuando en realidad esta persona está tomando un tratamiento indicado por el médico, simplemente les rezo un padre nuestro y una salve y los mando a su casa y les digo con imposición de manos que con eso se van a aliviar; cuando realmente, el alivio lo van a obtener con el medicamento recetado por el médico”. En varias ocasiones Don Rafa comentó, que se niega a indicarles tratamiento a sus pacientes
cuando estos están tomando tratamientos compuestos por fármacos, porque según su criterio y
conocimiento, corren el peligro de una posible intoxicación.112 Asegura que en ocasiones utiliza
algunas medicinas de patente para complementar los tratamientos que les da a sus pacientes.
Como por ejemplo, algunos fármacos como las neomelubrinas, las ampolletas de levadura zeta,
112 Es importante mencionar que el criterio que tiene Don Rafa con respecto al uso de las plantas medicinales y la
importancia de no mezclarlos con la medicina de patente, es muy similar con lo mencionado por Penélope Ody, del
Instituto Nacional de Herbolarios Médicos del Reino Unido, cuando hace referencia al uso de las plantas medicinales,
ya que pueden utilizarse para trastornos menores o para complementar medicamentos más potentes prescritos por
profesionales. Sin embargo, estas deben ser tratadas con respeto, ya que nunca se deben excederse de la dosis
recomendada o seguir empleando remedios caseros si la situación es persistente, empeora o si el diagnóstico es
dudoso.
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las prodolinas, el naxen, el flanax, la menta pipirita, el aceite de nopal o de apio y algunas otras
sustancia y polvos de origen natural que se consiguen en las farmacias de la localidad.
Afirmó que en los años que tiene como curandero nunca ha hecho uso excesivo de los
medicamentos de patente, de hecho considera que en su mayoría, los fármacos se encuentran
fuera de sus posibilidades, ya que carece de conocimiento respecto a su uso y aplicación. Según
su criterio siempre ha gustado de respetar y de darle su lugar al médico. Considera que con esa
actitud contribuye a que ambos no sean desplazados uno por el otro, sencillamente cada cual
tiene su lugar y está en la posición que debe de estar.
Ahora bien, se tiene por un lado que don Rafa protege su posición como curandero, al negar
a la persona una atención médica cuando se encuentra bajo tratamiento y atención del médico
alópata. Por otra, el supone contribuir con esta acción a que el paciente evite una
administración simultanea de sustancias médicas y llegue a presentar complicaciones en su
salud. Sin embargo, aunque asegura no hacer uso excesivo de los fármacos, influye a que el
tuzantlense se automedique. Esta influencia se genera prácticamente en un estado
contradictorio. Primero niega una administración simultánea de sustancias médicas (medicina
tradicional – medicina alópata), y en segundo, complementa algunos de sus tratamientos
haciendo uso de esta última.
Considero que es en este momento en donde don Rafa establece un vínculo con la
automedicación e incide directamente en el paciente para que este “inconscientemente”
practique la misma. Pero, ¿cómo ocurre esto? Por ejemplo: se tiene el registro (y esto se puede
observar con mayor claridad en el apartado de los anexos) que en la labor curativa efectuada
por don Rafael, este utiliza algunos fármacos para complementar el tratamiento que le será
recetado a su enfermo; de tal forma que el paciente al recibir el medicamento observa y se da
cuenta de que parte del mismo lo puede adquirir con facilidad en la farmacia de la localidad. De
igual forma, más allá de lo anterior, existe a la vez un diálogo –que parte del propio curandero y
de la relación que tiene con su paciente- que gira en torno a la cura de la enfermedad y a las
sustancias medicas utilizadas en la misma. Este diálogo que no solo queda entre ambas
personas, se extiende al resto de los individuos de la localidad adquiriendo una legitimación -
sustentada desde luego- en el conocimiento y experiencia que tiene el propio curandero de su
labor, y liberando como resultado, no solo en sus pacientes sino también en una gran parte de
los habitantes del municipio, la confianza de adquirir, recomendar y de administrarse el
medicamento sin sopesar las consecuencias que esto puede ocasionar.
Esta comunicación, este diálogo me recuerda un poco a lo que Pedro Pitarch menciona en una
investigación sobre la representación de la persona entre los indígenas tzeltales de los Altos
de Chiapas cuando se refiere al significado de las palabras:
“Las palabras no son esencialmente distintas al resto de las cosas; aunque invisibles, poseen
cualidades sensibles, [...] las palabras, desde luego pueden ser escuchadas, pero además cuentan con
propiedades de animación: forma, temperatura, sensibilidad, motricidad y voz (es decir, hablan por sí
mismas y en consecuencia tienen una conciencia independiente de la persona que las ha pronunciado, por
más que no puedan desembarazarse de su impronta inicial).”113
Pero de nuevo surge otra interrogante. ¿Por qué esa libertad o confianza del individuo
tuzantlense al adquirir y suministrarse el medicamento sin prestar mayor importancia a los
efectos que este puede desencadenar? ¿Qué implica ese diálogo, que implican esas palabras?
113 Pitarch, Pedro. Ch´ulel: una etnografía de las almas tzeltales. Edit. FCE, México, 1996. p. 101
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Para entender este proceso y relación que implica en el tuzantlense asumir una supuesta
posición pasiva frente al consumo de los fármacos, y explicitar las razones de dicha actitud;
considero necesario abordad dicha situación desde la perspectiva del poder.
Desde esta posición, la noción de poder que más se ajusta para dar respuesta a los
planteamientos anteriormente mencionados es la del filósofo francés Michel Foucault. De
acuerdo a este, el poder resulta a partir de la relación entre sujetos. Como en toda relación
existen fuerzas, toda relación es pues, una relación de poder.
Para ubicar al poder dentro de la relación –curandero, diálogo, comunicación, fármacos y
automedicación- es necesario por tanto, no plantearlo a este en el plano de la intención o la
decisión, no plantear la cuestión ¿quién tiene, entonces el poder?” Hay que enfocarlo dentro de
prácticas reales y efectivas, desde su partida hasta desde aquello sobre lo que circula y
produce efectos”.
El poder no puede –no debe- entonces ser considerado homogéneo –dominación de un
individuo sobre los otros, de una clase sobre las otras, de un grupo sobre los otros- el poder
debe ser visto como algo que circula.
“Nunca se localiza aquí o allá, nunca está en las manos de algunos, nunca se apropia como una riqueza o
como un bien. El poder funciona. El poder existe solo en el acto mismo que lo provoca. El poder se ejerce
en red [...] el poder transita por los individuos, no se aplica a ellos”.114
Sin embargo, el significado de poder no puede –ni debe- ser considerado como la
prohibición, la ley, el hecho de decir no, como si la única forma de poder fuera la formula “tu no
debes”. El concepto general del poder que hasta nuestros días se mantiene, es esencialmente
aquello que dice “tu no debes”115.
“Para la teoría jurídica clásica, el poder es considerado como un derecho, del que una persona es
poseedora, como de un bien, que por tanto puede ser transferido o bien puede alienarse, total o
parcialmente mediante un acto jurídico o un acto fundador de derecho que sería la cesión del contrato. El
poder es pues, para el derecho, el poder concreto que todo sujeto detenta y que cede parcial o
totalmente, para contribuir a la constitución de un poder político, de una soberanía [...]”116
Se menciona también que:
“El poder no solo pude ser pensado desde una perspectiva que tenga una concepción jurídica, es decir,
una visión del poder como aquello que prohíbe, aquello que delimita el hacer-no hacer, tampoco puede ser
pensado como lo negativo, lo que impide, lo que limita, sino que debe ser pensado desde un lugar que
muestre una concepción positiva del mismo, el poder como productor, como incitador, como desarrollador.
Debemos pues, pensar al poder como una red compleja de relaciones que forma una tecnología del poder,
entendiendo esta última como la reguladora-productora de saberes, discursos.”117
En este caso se precisa que definitivamente existen lugares y espacios desde los que el
poder se ejerce. Un ejemplo es “el salón de clases: el profesor ejerce cierta forma de poder,
pero si dicho profesor es removido de su cargo y otro individuo ocupa su lugar, este último
114 Oviedo Ramón –op.cit. – (inédita) 115 Ibid. 116 Ibid. 117 Ibid.
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ejercerá el mismo poder sobre los alumnos. Vemos pues que no es la persona la que “tiene” el
poder, es el lugar en el que se coloca al sujeto el que lo inviste de la posibilidad de ejercerlo”.118
En el caso de don Rafa, se precisa que el lugar –la comunidad tuzantlense- el saber y los
criterios que giran alrededor de su labor como curandero, lo colocan en una posición simbólica
desde la cual ejerce cierto tipo de poder. Así mismo, este poder, no solo se limita a la relación
que tiene con sus pacientes, sino que, además, se extiende a una gran parte de los habitantes
de la localidad y del municipio en general.
Por tanto, se puede entender que esta extensión del saber convertido simultáneamente en
poder, tienta a los tuzantlenses permitiendo en ellos, obtener y administrarse posteriormente
el medicamento confiadamente. De igual forma, ese diálogo o comunicación del que se habló en
párrafos anteriores y que se legitima desde su partida, implica también ese saber, dando la
posibilidad a que la persona recomiende y obtenga libremente el fármaco; impulsando con ello
de manera simultánea e inconscientemente la automedicación.
Otro ejemplo de ello se desarrolla con doña Susana, otra de las curanderas de la localidad.
En algunas de las platicas que obtuve con doña Susana me comentaba que cuando un paciente
solicita de sus servicios por que ya padece de calentura, dolor de estómago, diarrea, o dolor de
cabeza, lo primero que realiza con este, es la de aplicarle un lavado, para posteriormente,
proceder a recetar el tratamiento, ya sea a base de puros remedios caseros y plantas
medicinales o en combinación con medicina alópata.
Doña Susana acostumbra a recetarles a sus pacientes (aparte de los remedios caseros y las
hierbas medicinales) algunas pastillas o pomadas que prácticamente le competen al médico
alópata recetar. Para Doña Susana, todo parece indicar que su principal objetivo es curar a la
persona independientemente de los recursos de los cuales se valga para lograrlo.
Esta forma de curar a los pacientes no ha generado dudas entre los pobladores de la
localidad, ya que no dejan de acudir a su casa para solicitar de sus servicios.119
Considerando esto, es notorio que el proceder de doña Susana para curar a sus enfermos,
da pauta a que el propio paciente obtenga y recomiende el medicamento. En este caso no es
preciso entrar en detalles para determinar la relación que existe entre esta y la forma en que
impulsa la automedicación. Sin embargo, es preciso entender – que a pesar de que doña Susana
utiliza y mezcla en sus procesos curativos ambas clases de medicina (tradicional y alópata) -
¿Por que esto no representa ningún riego para la salud de sus pacientes?, sino por el contrario,
le beneficia; ya que sus servicios como curandera son solicitados con más frecuencia.
De igual forma, en esta situación se precisa la influencia generada del saber que tiene doña
Susana con respecto a su labor como curandera y al uso que hace de los medicamentos. Por tal
razón, es posible afirmar que el contexto y los medios en el que se desarrolla y se pone en
práctica su saber, son algunos factores determinantes que coadyuvan a colocarla en una
determinada posición de poder ante sus pacientes y ante los propios pobladores de la localidad.
Sin duda alguna, el saber que le detenta inmediatamente el poder y que forma a doña
Susana como la curandera, es el móvil principal que determina hasta cierto punto la manera en
que el individuo tuzantlense o sus pacientes en particular, actuaran conforme a las necesidades
de mantener estable su salud y conforme a la libertad de obtener, administrarse y recomendar
el medicamento.
En cuanto a don Concho y el Cumbias, -curanderos también- mencionan ser más apegados a
la tradición y al conocimiento propio de la medicina tradicional.
118 Oviedo Ramón – op.cit- (inédita) 119 Ver el apartado de anexos y observe procedimientos y recursos que utiliza doña Susana para curar al paciente.
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Aseguran respetar sus conocimientos, pues solamente se limitan a aplicar las enseñanzas
que obtuvieron de sus padres y abuelos. Según su opinión, evitan recetar medicamento alópata
al momento de efectuar una curación y dar un tratamiento. Sin embargo, no se oponen e
inclusive favorecen la idea del paciente en administrarse simultáneamente algunos fármacos
aunque estos no hayan sido recomendados por ellos mismos. Consideran que la labor que
desempeñan es un don que Dios y la virgen de Guadalupe le otorgaron, por lo tanto, no temen
que su trabajo se ponga en duda entre los que solicitan de sus servicios, ya que al final si no
resulta efectiva la curación que se le realizó al paciente, esta fue una decisión de dios y no una
decisión propia. En este caso, ¿qué es preciso deducir al respecto? ¿Qué elemento de tipo
simbólico y de gran poder influye en la relación paciente-curandero para determinar una
decisión de esta magnitud?
La respuesta a estas inquietudes, no solo aplica a estos últimos curanderos; aplica
directamente a los cinco citados en esta investigación. Un factor sobresaliente en el que cada
uno de los mismos hace hincapié en el buen resultado y el éxito de sus labores curativas, radica
en el don y a la voluntad que la Virgen y Dios les permiten para curar a sus pacientes.
De esta manera pues, se puede decir que los curanderos detentan la palabra sagrada.
Tienen la sabiduría y el don de comunicarse con la Virgen y Dios. De hecho, ellos son los
instrumentos a través de los cuales la Virgen cura. Por lo tanto, si algo no resulta a favor de la
salud del paciente, sería un error cuestionar la labor efectuada, ya que se estaría cuestionando
directamente a la virgen.
Desde esta perspectiva, es difícil encontrar una ineficacia simbólica: la gran mayoría de los
tuzantlenses creen en lo que hace el curandero, y, aunque el diagnóstico de este pueda ser
erróneo, logra la curación a través del convencimiento. La palabra del curandero es la que
actuará al final de manera sugestiva para curar o no al paciente. Esta palabra está soportada
por un saber que no es cuestionado. Así pues, su palabra es la ley. Su palabra es sagrada.
Se finaliza y se entiende que los sujetos tuzantlenses en aras de la enfermedad, depositan
su confianza en el curandero cuando acuden a este; ya que este no solo es el que detenta el
poder sino que además, cura en el nombre de Dios, de la Virgen.
Por otra parte, es preciso mencionar que, el hecho de mantener una supuesta actitud
neutral con respecto a los fármacos, no excluye a don Concho ni al Cumbias de contribuir a que
sus pacientes se automediquen los mismos. La simple opinión a favor de la administración de los
medicamentos es suficiente para que el individuo recurra a ellos. Recordemos que, tanto a don
Concho como al Cumbias, lo que los ubica en una posición distinta es el saber que poseen y que
por tanto les detenta el poder de persuadir y de decidir frente a la salud de su paciente.
Así pues, “lo primero que debemos hacer es liberarnos de esa concepción de poder y asumir
una nueva mirada: el poder visto como una multiplicidad de relaciones de fuerza y resistencia,
específicas al campo o dominio en el cual son ejercidas-rechazadas, y que constituyen la
organización de las geografías en las cuales se les puede encontrar. Estas relaciones no son
estáticas y lineales, se mantienen en continuo movimiento y existen en una amplia red, en las
cuales hay puntos de unión y reforzamiento, de inversión y renacimiento, y cuya cristalización,
cuyos efectos se hacen visibles en los aparatos estatales, en las instituciones y en última
instancia en los individuos. Visto desde esta perspectiva el poder no puede ser localizado en
núcleos específicos, y tampoco puede ser visto como una serie de fuerzas ejercidas desde
arriba hacia abajo. El poder se encuentra en todas partes y va en todas direcciones. El poder
no es una institución y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos están
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dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una situación
dada.”120
Por otra parte, en lo que respecta a doña Audocia, en ella se puede considerar que la mayor
parte de su labor gira en torno a la atención de partos, sin dejar de lado la atención de otros
malestares. Es obvio por lo tanto, que las sustancias y medicamentos que utiliza para evitar las
infecciones y malestares en el paciente son de la competencia de la medicina alópata.
Sin entrar en detalle se puede observar que doña Audocia, contribuye a que el individuo,
toda vez de haberle administrado ella misma los medicamentos, este siga obteniéndolos por
cuenta propia.
Finalmente, el problema de la automedicación no solo se ve favorecido por la permisividad
en la venta y comercialización deliberada y descontrolada de los productos farmacéuticos en
los establecimientos de la localidad. Este hecho no solo remueve las inquietudes de la población
del municipio en obtenerlos, sino también, remueve las inquietudes de los curanderos al hacer
uso de los mismos.
No cabe duda de que cada tipo de desarrollo y conocimiento tiene sus costos y beneficios.
Así pues, vemos que “[...] los avances de la medicina moderna y los innovadores productos
farmacéuticos lanzados al mercado nacional, pueden contribuir esencialmente al mejoramiento
de la salud de toda la población o la sociedad; sin embargo, es casi imposible hacer un balance
general entre lo que han ganado y lo que han perdido respecto a la salud y calidad de vida.”121
120 Oviedo Ramón –op. Cit- (inédita) 121 Estudios Sociales- op. cit. p. 50.