5.texto escrito versus texto oral
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8/18/2019 5.Texto Escrito Versus Texto Oral
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U N I D A DDOCUMENTOS
1. Texto escrito versus texto oral
L a c om uni c a c i ó n or a l y e s c r i t a
1 .L e
n g u a or al yl en g u a e s c r i t a
Este documento pasa revista a las teorías más importantes que se han barajado a la hora decontraponer las características de un texto escrito a las de un texto oral, así como las conse-
cuencias derivadas de dicha contraposición. ¿Qué es más importante: hablar o escribir? ¿Cuálde los dos tipos de producción lingüística debe enseñarse con mayor detenimiento en la
escuela? Estas y otras preguntas se examinan y responden desde distintas perspectivas en laslíneas siguientes.
La relación oral-escrito se ha concebido de formas muy distintas a lo largo de la histo-ria. Para los medievales el texto escrito (latín) era mucho más importante que el oral(lenguas románicas) era el modelo normativo que se debía seguir para aprender gra-mática y retórica. En cambio, el único objeto de los estudios de lingüística estructura-
lista y generativa del siglo XX es el código oral, mientras que el escrito es un simplemedio de transcripción del habla. Para entender el papel real que juega lo oral en laproducción y comprensión del escrito, hay que aclarar cuál es la relación que se esta-blece entre ambos códigos. Los autores que han estudiado dicha relación, Gérard Vigner(1982) y Leonard F. M. Scinto (1986) ofrecen dos visiones globales y complementarias.
El primero analiza la cuestión desde la óptica de la didáctica de la lengua presentando
tres modelos de relación oral-escrito, que se corresponden con tres concepciones de la
enseñanza de la lengua. El siguiente esquema las resume:
En la concepción tradicional, el escrito constituye el modelo normativo que hay queaprender y seguir. La gramática es oracional, prescriptiva y se basa exclusivamente en el
código escrito. La lengua se presenta como monolítica y neutra, prescindiendo de las dis-
tintas variedades dialectales y también de los registros. Se proscriben los usos más fun-
cionales de la lengua (cartas, instancias, etc.) y se utilizan textos descontextualizados y
menos frecuentes como la redacción o el ensayo. Los estudiantes tienen modelos litera-rios clásicos y hacen ejercicios de traducción y transformación de textos. Vigner dice que
esta concepción se corresponde con la utopía de la existencia de un lenguaje universal
(el esperanto. el latín o el escrito académico) y, también, con aquella época en la que
escribir era solo patrimonio de una minoría.
El escrito, en calidad de código segundo, se fundamenta en los planteamientos de lalingüística moderna, según los cuales lo oral es primordial y lo escrito se le subordina:
«Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos: la única razón de la existencia
del segundo es la de representar al primero» (Saussure, 1915, citado por Vigner).[…]
Finalmente, la tercera concepción considera que el oral y el escrito son dos códigosdiferentes y autónomos que vehiculan la misma lengua . Se basa en los estudios de lagramática del discurso que analizan los textos de la lengua y que, como hemos visto, han
puesto de relieve las profundas diferencias textuales y contextuales que separan amboscódigos. Está relacionada con el enfoque comunicativo del aprendizaje de lenguas,
mediante el cual los alumnos aprenden a comunicarse efectivamente, oralmente y por
escrito.
STATUS DEL ESCRITO (VIGNER)
EL ESCRITO TRADICIONAL EL ESCRITO, CÓDIGO SEGUNDO EL ESCRITO, LENGUA
El escrito es el objetoexclusivo de aprendizaje.
Se rechaza cualquier modelooral.
Métodos gramatical y detraducción.
El código oral es el objetoprimero y primordial.
Se aprende el escrito paratranscribir el mensaje oral.
Métodos audiovisuales.
El código oral y el escrito sonautónomos.
Se aprende a procesar,comprender y producir textosy escritos.
Enfoque comunicativo.
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Vigner apoya esta última concepción porque sostiene que la producción y la compren-
sión del escrito no dependen del código oral. Primeramente afirma que, desde sus oríge-nes, el escrito fue concebido para almacenar información y no para grabar la palabra. Esta
primitiva distinción de funciones entre ambos códigos todavía se mantiene actualmente:
ciertos tipos de discursos, como por ejemplo el científico, son más propios del código
escrito que del oral. Además, el autor recuerda que no existe una correspondencia unívo-
ca entre sonidos y grafías que establezca un paralelismo exacto entre ambos canales y,
también, que se han dado algunos casos de dislexias puramente gráficas (individuos que
habiendo sufrido lesiones cerebrales presentan disfunciones ortográficas u otros tipos de
alteraciones gráficas o gramaticales mientras que conservan íntegro el lenguaje oral).
Según Vigner, estos argumentos justifican la autonomía de los dos códigos y la conve-
niencia de tratarlos de forma equitativa y por separado en el aprendizaje de lenguas.
Scinto analiza la cuestión desde una óptica psicolingüística presentando, también, tres
modelos diferentes de relación oral-escrito:
En el modelo dependiente se considera lo oral como la manifestación primera y principal
del lenguaje y lo escrito como su mera transcripción gráfica, que solo puede ser utilizada
a través de la correspondencia con lo oral. Los principales argumentos que sostienen
esta tesis son el filogenético (el lenguaje oral apareció históricamente mucho antes que
el escrito y actualmente se tiene noticia de civilizaciones primitivas que desconocen la
escritura) y el ontogenético (los niños adquieren fácilmente y de forma natural el código
oral, mientras que tienen que estudiar conscientemente para aprender a leer y a escribir).
Siguiendo estos argumentos, los defensores de este modelo creen que el código oral es
la manifestación natural del lenguaje y el escrito es un simple calco cultural. Scinto repli-
ca que de la histórica primacía del lenguaje no se deduce lógicamente ninguna depen-
dencia de uno respecto de otro. Afirma que tanto el código oral como el escrito necesi-
tan un determinado contexto cultural para desarrollarse y ser aprendidos y por lo tanto
los dos son, al mismo nivel, capacidades comunicativas potenciales de la persona. Ade-
más, si bien es cierto que un individuo tiene que haber adquirido antes el código oral
para poder aprender el escrito, no es menos cierto que puede alcanzar un tal dominio de
este que le permita utilizarlo independientemente del oral. Por este motivo no se puede
considerar que uno sea más natural o más primordial que otro.
En el extremo opuesto, el modelo independiente, elaborado por los lingüistas de la glose-
mática, sostiene que el código oral y el escrito son absolutamente independientes y que
solo son dos de las posibles manifestaciones con las que se puede expresar el lenguaje
(otras formas pueden ser la lógica o el lenguaje de las matemáticas). Para Scinto se trata
de un modelo lógico y posible, pero difícil de defender por varios motivos. Por un lado, la
historia de la escritura demuestra que el código escrito no se ha desarrollado al margen
del oral, sino al contrario, especialmente en el caso de las escrituras alfabéticas, que rela-
cionan los fonemas o las sílabas con las letras. Por otro lado, es obvio e indiscutible que el
código oral y el escrito comparten características gramaticales y léxicas comunes (morfo-
logía, estructuras sintácticas, léxico, etcétera).
DOCUMENTOS
1. Texto escrito versus texto oral (CONTINUACIÓN)
STATUS DEL ESCRITO (Scinto)
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2. Hablar en público
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o s
Hablar en público supone poner en marcha un complejo sistema de habilidades (memoria,ingenio, pronunciación, actuación…) de cara a que el mensaje llegue de la forma deseada al
público y que este lo reciba de la mejor manera posible. Este documento sintetiza la multitudde factores que alguien que vaya a enfrentarse al reto de dirigirse a un público determinado
debe tener en cuenta para evaluar y calibrar la situación comunicativa en la cual va a interve-nir y planificar su discurso en consonancia con la misma.
Hablar en público supone comunicarse de una sola vez
con una multitud de oyentes: tal multitud puede ser
mayor o menor, pero su cantidad no influye notable-
mente para el efecto que quiero mencionar de inme-
diato. (La cualidad de ese auditorio sí que conlleva una
actitud distinta por parte del que habla: por ejemplo,
para un profesor que explica a diario sus lecciones a un
grupo de más de sesenta alumnos no supone la misma
tensión nerviosa impartir esas clases que exponer oral-
mente sus propios ejercicios ante un tribunal de oposi-
ciones formado tan solo por cinco jueces que le van a
juzgar a él mismo. Ni la tensión nerviosa ni la esponta-
neidad de su discurso actuarán del mismo modo ante
esas cinco personas, que son colegas suyos pero que,
en tanto jueces, decidirán sobre un hecho que marcará
notablemente la vida laboral de ese profesor.)
Cada una de las personas de esa mayor o menor multi-
tud posee, como es natural, unas intenciones particula-
res y unas convicciones que, en buena medida, son
notablemente distintas entre sí. En una ceremonia aca-
démica de la universidad unos están allí porque prácti-
camente les han obligado, otros porque han de inter-
venir en el acto, otros porque les interesa el tema de la
lección magistral que allí se va a pronunciar, otros por-
que simplemente desean quedar bien ante las autori-
dades académicas. En fin, cada uno de los que hablen
públicamente en ese acto deben ser conscientes del
público tan variopinto que tienen ante sí. Y no perda-
mos de vista que se trata, en su mayoría, de personas
pertenecientes todas ellas a esa misma comunidaduniversitaria. Tal variedad de intenciones, por no decir
nada de las convicciones y opiniones personales de
cada uno, es un factor inexcusable y absolutamente
novedoso para el que nunca había hablado en público
y ahora debe salir a la palestra por vez primera.
Además, esa multitud de oyentes no puede responder
de inmediato ante nuestra intervención oral. La mayor
parte de ellos tal vez no lo hagan nunca. Y, desde luego,
a no ser que se indique lo contrario, ninguno nos va a
interrumpir para manifestarnos su acuerdo o desacuer-
do, su satisfacción, desagrado o indiferencia por lo que
estamos contando. Como vemos, estamos ante otrofenómeno que nunca se nos había planteado hablan-
do a solas con un amigo, con el jefe o con la novia.
Todo esto nos exige despertar el máximo interés posi-
ble a un grupo de personas, mayor o menor, de las que
no sabemos casi nada sobre su interés individual.
Si en todo acto de comunicación el contexto o situa-
ción desempeña un papel primordial y nos facilitamuchos elementos para emitir nuestro mensaje, en el
acto de hablar en público el contexto, en buena medi-
da, viene dado por el hablante. Y ese contexto o situa-
ción que el hablante crea con su propio discurso, y al
mismo tiempo que emite su discurso, puede ser exce-
lente o nefasto: puede facilitar el buen efecto de lo que
vaya a decir luego o puede ir abriéndole una fosa que
le sepulte aun antes de acabar su intervención. Concre-
tamente, el hablante en público (y aunque ordinaria-
mente no sea él quien decida sobre muchas de estas
cuestiones) carga con casi toda la responsabilidad de la
situación: la hora de su discurso, el tema, el mayor o
menor atractivo de la sala, el tiempo de que dispone, el
estado de ánimo del público, etc. Y otras muchas que sí
caen bajo su directa responsabilidad. Pero lo sorpren-
dente es observar que, sean o no asunto suyo, el
hablante tiene que superar todas las circunstancias
adversas que le hayan caído en suerte o que él mismo
se haya creado.
En la comunicación oral pública se da otra circunstan-
cia que no suele presentarse en una conversación pri-
vada, al menos no con la misma obligatoriedad. Me
refiero a la inexorable limitación de tiempo, que exige
del hablante una cuidadosa distribución de su materia
para que toda ella pueda ser expuesta en la duración
prevista. Es posible —y así sucede con frecuencia—
que no tengamos un límite de tiempo previamente
señalado, pero eso no nos permite hablar indiscrimina-
damente, pues siempre habrá una serie de circunstan-
cias que, conscientemente o no, nos obliguen a ajustar-
nos a un límite de tiempo: por ejemplo, la necesidad de
que intervengan otros ponentes, si se trata de una
mesa redonda, de un congreso o de una reunión de
cualquier tipo; las ocupaciones posteriores, general-
mente previsibles, de cada uno de los asistentes (aun-
que sea algo tan básico y natural como la necesidad de
comer cuando ya ha avanzado ampliamente el medio-día); el deseo —a veces muy difícil de contener— de
muchos asistentes por fumarse un cigarrillo o ir al cuarto
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o s
de baño, etc, y siempre, e incluso con mayor intensidad
que todas estas circunstancias, actúa la limitada capa-cidad psicológica de cada ser humano para atender
el discurso ininterrumpido de una misma persona;
capacidad de atención que no suele pasar de una hora,
como máximo. Ya veremos cómo los desajustes de
duración, normalmente por exceso, pueden poner en
peligro el éxito —y aun la misma aceptación— del dis-
curso más brillante.
Resumiendo, pues, las peculiaridades expuestas,podemos afirmar que el acto de hablar en público secaracteriza por contar con una multitud de oyentes,
con intenciones muy diversas y sin capacidad para
responder de inmediato. Asimismo, el hablante, en lapráctica, se convierte en el único responsable delinterés de ese acto de comunicación: él es el que creabuena parte del contexto, él es el protagonista, elque se expone a casi todos los riesgos y el que ha deemplear todas las técnicas de persuasión. Por último,el mismo hablante ha de calcular muy bien el límitede tiempo adecuado para su discurso y ajustarse a élcon extraordinaria prudencia.
Carlos Javier MORALESGuía para hablar en público
Alianza
DOCUMENTOS
2. Hablar en público (CONTINUACIÓN)
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3. La expresión de la cortesía
L a c om uni c a c i ó n or a l y e s c r i t a
N or m
a y u s o.N or m a s d e c o o p e
r a c i ó n y c or t e s í a
El siguiente documento describe el fenómeno de la cortesía en cuanto afecta al ámbito lin-güístico, pese a que las consideraciones de este fenómeno no pueden reducirse a lo idiomático
ya que tienen muchas implicaciones socioculturales e históricas. El texto que se presenta acontinuación es algo extenso debido a la cantidad de ejemplos y casos que en él se recogen,
pero se ha preferido no reducir más la selección para poder ofrecer todo el interesante abani-co de posibilidades que menciona.
TEORÍA
El latín clásico no conocía más que el empleo de la
segunda persona del singular para dirigirse a un indivi-
duo, el de la segunda persona del plural para dirigirse a
varios.Una forma de cortesía aparece desde el latín postclási-
co, y si bien en las sociedades de los pueblos románi-
cos de la alta Edad Media se distingue a ciertas perso-
nas con un tratamiento de favor, la gramática continúa
reflejando el estado primitivo del latín clásico.
El imperativo español se encuentra aún en ese estadio,
puesto que no posee formas originales sino en la
segunda persona, una para el singular, una para el plu-
ral; las demás formas son tomadas del subjuntivo, lo
cual revela su carácter aditivo.
Históricamente, la expresión de la cortesía es un rasgo
de cultura que se ha superpuesto, de manera más o
menos lograda y más o menos convencional, al sistema
lingüístico heredado del latín.
Resumamos rápidamente las fórmulas a las cuales seha recurrido para la expresión de la cortesía.
Se podría partir del principio siguiente: se distinguela persona a honrar mediante un tratamiento lingüís-tico diferente del que se emplea para dirigirse a uníntimo, a un igual.
Antes de ver en qué consiste esta diferencia, creemosútil trazar cuadro ideal para el fenómeno a estudiar.
1. ¿Cómo se traduce el tratamiento cortés del supe-rior al inferior,
2. el del inferior al superior,
3. el de igual a igual (menos necesario y sin dudamenos frecuente)?
En otros términos, diremos que se puede tener unacortesía descendente, una cortesía ascendente y unacortesía en el mismo nivel. Evidentemente, es la cor-tesía ascendente la que veremos manifestarse conmayor frecuencia, mayor intensidad y con el caráctermás obligatorio.
PUNTO DE VISTA MORFOLÓGICO
Podemos otorgar a una persona determinada un trata-
miento particular que podrá ser sentido como cortés,
según las épocas y las sociedades, cambiando:
1. El número: es la primera manifestación que seobserva en el latín postclásico. Dirigirse al interlocutor
a honrar en plural, aumenta su importancia elevándolo,
lo cual lo halaga.
Es el argumento psicológico el que retengo, prefirién-dolo a la explicación histórica que querría justificar la
aparición del plural en el momento en que hubo dos
emperadores.
El español vos, el italiano voi , el francés vous, el inglés
you, el flamenco gij son manifestaciones de este método.
2. Cambiando la persona: en lugar de la segundapersona, demasiado directa y que puede ser sentida
como brutal o grosera, se empleará la tercera que
demuestra un rodeo y representa a la persona a honrar
como una dignidad.
El carácter grosero de la segunda persona del singular
se siente aún hoy en muchos hablares.
3. Cambiando el género: a menudo de resultas ycomo corolario del cambio de persona. En efecto, se
acuerda a la persona a reverenciar un nombre de
majestad o de dignidad (majestad, señoría, gracia, exce-
lencia, alteza, reverencia…) y dicho nombre será casi
siempre un nombre femenino. El italiano guardó de
ello el empleo corriente del pronombre femenino Lei.
¿Se hará la concordancia según el sentido (caso más
frecuente en español) o según la gramática (se notan
vacilaciones en italiano y en francés)?
Este sistema enriquece la morfología de una cosechade términos que desempeñan el papel de pronombres
o de expresiones pronominales. Ejemplos:
a) A partir de merced: vuestra merced, vuesa merced,
vuesarced, usarced, usarcé, usted, uced, ucé, su merced,
su mercé.
b) A partir de excelencia: vuestra excelencia, vuecelen-
cia, vuecencia, vosencia, usencia.
c) A partir de señoría: vuestra señoría, vueseñoría, use-
ñoría, vusiría, usiría, usía.
d) A partir de reverencia: vuesa reverencia.
e) A partir de persona: su persona.
Subrayémoslo: todos esos términos son femeninos en
su origen, pero llegaron a ser pronombres o expresio-
nes pronominales sin género determinado, indiferen-
tes, válidos para los dos sexos.
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4. Cambiando el modo: el imperativo es un modo
que, en principio, no conoce más que una persona: lasegunda pero en ambos números: habla, hablad; bebe,
bebed; ve, id; etcétera.
Si se desea expresar una orden cortésmente, se presen-
ta un problema que el español resuelve con el doble
cambio de persona (pasaje de la segunda a la tercera) y
de modo (toma al subjuntivo las formas deseadas:
hable, hablen; deba, deban; vaya, vayan; etcétera).
Notemos al pasar que la expresión de la prohibición
había conocido fórmulas particulares desde el latín clá-
sico, en vista del carácter delicado de dicha expresión.
El español, para la prohibición, renuncia definitivamente
al modo imperativo, y la confía íntegramente al subjun-tivo precedido de la negación: no caigas, no caiga Ud.
5. Usando acumulaciones: acabamos de verlo envarias oportunidades: las acumulaciones son posibles, a
veces inevitables.
Acumulación de cambio de persona y de cambio de
género: el español y el italiano.
Acumulación de cambio de persona y de cambio de
número: el alemán Sie haben para decir Ud. tiene.
Acumulación de cambio de persona y de cambio de
modo: el imperativo cortés en español y en italiano.
6. Usando artificios gráficos: el empleo de la mayús-cula para los pronombres de cortesía y los adjetivos
posesivos correspondientes. No nos detendremos en
este punto puramente gráfico, que es de interés sobre
todo en el italiano y el francés. No tiene efectos sobre la
lengua hablada, y no constituye sino un suplemento de
refinamiento.
CONSIDERACIONES SOCIOCULTURALES
La expresión de la cortesía se sirve de la lengua, pero
no constituye un hecho exclusivamente lingüístico. Hay
fuerzas sociales que actúan al mismo tiempo que las
fuerzas lingüísticas, y que a veces las sobrepasan.
Se nota por ejemplo una serie de movimientos o de
tendencias divergentes en clases sociales diferentes
pero contemporáneas. Señalemos en primer término el
hecho muy general de que las capas sociales inferiores
aspiran a la ascensión social y adoptan las formas cor-
teses superiores. El sistema de cortesía de concepción
aristocrática se generaliza.
Hay, pues, tendencia hacia la unidad, que en ciertas len-
guas se realiza con la desaparición casi total de la for-
ma familiar; es el caso del inglés.
En el mismo momento, las clases superiores que quie-
ren continuar distinguiéndose, inventan un nuevo sis-tema con nuevas formas, de manera de separarse de la
masa, del pueblo, creando una nueva zanja, un nuevo
hiato.
Es lo que observamos en el holandés: la forma familiar
fue vencida por la forma cortés; esta forma única es, en
poco tiempo, sentida como común o vulgar, y se crea
un sistema totalmente nuevo de expresión de la corte-
sía, que deja atrás a los campesinos con sus formas
antiguamente corteses, pero despojadas íntegramente
de su distinción.
En la época contemporánea es conveniente subrayar
también una tendencia neta en ciertas sociedades, enciertas regiones, a la democratización de la aristocracia.
Los patricios se ponen a hablar el lenguaje de la plebe.
Una forma antes rechazada y considerada como vulgar,
es reestablecida en cierta medida. […]
CONCLUSIÓN
La expresión de la cortesía que se traduce por la len-
gua, no puede ser considerada como un fenómeno
exclusivamente lingüístico.
En general esta expresión tiende hacia la complicación
y la inestabilidad, en lugar de tender hacia la simplici-
dad, condición de duración.
Hay que considerar la expresión de la cortesía como un
fenómeno híbrido: lingüístico por sus efectos sobre la
lengua (conjugación y morfología) pero sobre todo
social y bajo esa relación asimilable muy a menudo a la
moda.
Lanzado por una sociedad culta, refinada, rica y poten-
te, un sistema de cortesía, con suertes diversas, tiende a
generalizarse.
Según el grado de cultura de las otras sociedades que
él toca, observamos verdaderos fenómenos de acultu-
ración.Según el ritmo de sucesión de los sistemas lanzados
por el centro cultural inicial, luego eventualmente por
capitales de países llegados a la autonomía, observa-
mos cada vez más superposiciones y mezclas. Las
regiones más alejadas del centro son las más arcaizantes.
Albert DOPPAGNELa expresión de la cortesía en Actas
del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas
El colegio de México
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3. La expresión de la cortesía (CONTINUACIÓN)
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