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  • ctualmente, en Colombia se pueden ver en las plazaspblicas, con mucha ms frecuencia, grupos de familiasvctimas de la violencia que luchan por que un da elEstado reconozca su responsabilidad por la desaparicin ydesplazamiento de sus familiares. Se han convertido en

    luchadores que da a da arriesgan su integridad por hacer visibles lasinjusticias cometidas contra comunidades enteras; campesinos que hansido masacrados y estigmatizados en uno y otro bando en que drsti-camente fue dividida la poblacin colombiana desde hace medio siglo,para justificar las masacres y las desapariciones de hombres, mujeresy nios.

    Lastimosamente, las masacres y desapariciones se convirtieron enel pan de cada da y representan un perodo doloroso de la historiacolombiana que parece no acabar. Hoy en da representan el grado dedesintegracin y deshumanizacin que ha alcanzado el conflicto arma-do en Colombia; durante dcadas el pas progresivamente se ha idosumiendo en una violencia masiva con millones de victimas. Ya en losprimeros decenios del siglo XX, figuraron en el contexto nacional ase-sinatos colectivos que guardan similitudes con eventos actuales; lamayora de las masacres en Colombia se han llevado a cabo sobrepoblaciones rurales con la accin directa de las fuerzas armadas legal-mente constituidas o con su complicidad en asocio con ejrcitos pri-vados o fuerzas paramilitares. El matar a familias enteras o a gruposde personas se inscribi como una forma de represin y terror siste-mtica, agenciados desde el Estado y sus fuerzas policiales y milita-res, desde el perodo de la violencia partidista en Colombia, en ladcada de 1940 y 1950. No obstante, ya desde la dcada de losveinte, si bien eran eventos aislados en el tiempo y no estaban anincorporados como un comportamiento habitual de represin, se pue-den identificar masacres efectuadas contra organizaciones sindicalesque luchaban por defender los derechos a organizarse en pro deigualdades laborales.

    Uno de los tantos acontecimientos tristes que la mente de muchoscolombianos vagamente recuerda es La masacre de las bananeras,ocurrida el da 6 de diciembre de 1928, en Cinaga Magdalena, con-tra trabajadores de la multinacional bananera United Fruit Company,hoy llamada Chiquita Brands. Lo que ms sorprende al iniciar unrecuento de los hechos ocurridos en la zona, es encontrarse con que

    LA MASACRE DE LAS BANANERASEN 1928La United Fruit Company, una multinacional de la muerte

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    MIGUEL ABADA MNDEZ. Miembro del partido conservador

    y presidente de la Repblica de Colombia en el periodo

    1926-1930. Fue el responsable de la masacre de 1928 en

    Cinaga Magdalena.

    http://Rebeliones.4shared.com

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    la orden de disparar los fusiles contra la multitud se origin directamen-te desde instancias del gobierno conservador de Miguel AbadaMndez, quien representaba el ltimo gobierno del periodo denomina-do en la historia de Colombia Hegemona Conservadora (1886-1930).

    La masacre de las bananerasEs importante recordar que, desde 1918, los obreros de la multinacionalfrutera venan exigiendo mejoras laborales. Haban manifestado su incon-formismo ante las condiciones tan precarias, y casi de esclavitud, en lasque vivan y trabajaban dentro de las plantaciones. Para entonces, la orga-

    nizacin sindical fue la mejor opcin de luchar colectivamente por losintereses de los trabajadores de la multinacional. Entre los principales diri-gentes de la organizacin sindical estaban: Ral Eduardo Mahecha, quienfuera sealado como el jefe de todo el movimiento obrero de la zona;Erasmo Coronel, asesinado en la masacre; Pedro M. del Ro, represen-tante obrero encargado de realizar las negociaciones con la multinacio-nal; Bernardino Guerrero, secretario de Mahecha, muerto el da de lamasacre, y Nicanor Serrano, tambin comisionado para discutir en laGobernacin del Magdalena el pliego de peticiones.

    Los lderes sindicales, en consulta con sus bases, llegaron a la deci-sin de lanzarse a la huelga a mediados del mes de noviembre de1928. En esa ocasin elaboraron un pliego de peticiones para quefuera escuchado, analizado y aceptado por las autoridades norteameri-canas de la United Fruit Company.

    Las condiciones de trabajo en las plantaciones de banano

    explotadas por la United Fruit Company eran prcticamente

    de carcter esclavista.

    La orden de disparar los fusiles contra la multitud se origin directamente

    desde instancias del gobierno conservador de Miguel Abada Mndez,

    quien representaba el ltimo gobierno del periodo denominado Hegemona

    Conservadora (1886-1930)

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    La reaccin del gobierno nacional no fue la esperada. El ejecuti-vo brind un apoyo incondicional a la multinacional bananera. Losdas pasaron y la huelga se mantuvo en pie. El presidente AbadaMndez llam al general Carlos Corts Vargas, jefe de la SegundaDivisin de Barranquilla, y quien el da 13 de noviembre de 1928haba sido nombrado comandante militar del Magdalena, para que ensu nueva condicin de jefe civil y militar de la zona bananera repri-miera severamente las protestas de los trabajadores de la multinacio-nal United Fruit Company.

    Los trabajadores haban esperado infructuosamente que se nom-brara una comisin negociadora conformada por representantes de lamultinacional y del gobierno, con el objetivo de discutir los puntos quecontena el pliego de peticiones. Los rumores infundados iban y venande lado y lado; finalmente, lo ocurrido entre los das 5 y 6 de diciem-bre de 1928 fue el resultado de la intransigencia por parte del gobier-no y de la multinacional frente a los trabajadores de las bananeras. LaLey 69, proclamada el 30 de octubre por el presidente AbadaMndez, que restringa y penalizaba cualquier tipo de organizacinobrera, fue la excusa perfecta para no llegar a ningn acuerdo con loshuelguistas. Por el contrario, las posibilidades de negociacin laboral selimitaron a 5 minutos, los mismos minutos que le dieron a la multitudpara que desalojara la plaza de Cinaga y desistiera de sus peticiones.

    El jefe civil y militar de la zona, Carlos Corts Vargas, declar el esta-do de sitio en la zona bananera. Anunci tener conocimiento de unbuque estadounidense en aguas colombianas dispuesto a intervenir afavor de los intereses norteamericanos de la United Fruit Company;luego dio instrucciones precisas para ubicar grupos de ametralladorasen las esquinas de la plaza, en caso de que fuera necesario comenzar

    a disparar contra la multitud, y anunci su primer decreto donde indi-caba la disolucin de cualquier tipo de reunin conformada por ms detres personas. En la madrugada del 6 de diciembre, despus de unospocos intentos por persuadir a la multitud, Corts Vargas dio la ordende dispersarla bajo una lluvia de disparos que segaron la vida de milesde personas que slo pretendan ser escuchadas.

    Unos revoltosos comunistasLas vctimas de la masacre de las bananeras fueron miles. No obstan-te, hay diferencias con relacin al nmero exacto de victimas. El mismo6 de diciembre de 1928, las cifras oficiales tan slo reconocan que sehaba dado muerte a 9 revoltosos comunistas, como fueron llamadospor sus victimarios. Un informe oficial para el Departamento de Estadode los Estados Unidos reconoci que fueron ms de mil los asesinadosen 1928, cifra confirmada por un representante de la United FruitCompany desde Bogot, el 29 de diciembre del mismo ao. Asmismo, Jorge Elicer Gaitn, lder poltico colombiano que sera asesi-nado en 1948, present en septiembre de 1929, cuando era diputa-do, una investigacin adelantada por l mismo, donde se afirmaba quela cifra era cercana a las 2.000 vctimas. En 1967, fue Gabriel GarcaMrquez quien instituy la cifra de 3.000 muertos, cuando public sumagistral obra Cien aos de soledad.

    Ms all de las miles de victimas directas, hay que contar las perso-nas que fueron perseguidas, desplazadas, y algunas confinadas a prisinsin previo juicio, quienes, segn declaraciones posteriores, fueron igual-mente ejecutadas por las Fuerzas Armadas para evitar que se conocie-ra la verdad. En este sentido, uno de los aportes ms importes dadospor Gaitn en su investigacin fue la publicacin de una carta que sirvi

    GENERAL CARLOS

    CORTS VARGAS,

    comandante militar

    del Magdalena,

    orden framente

    la matanza de

    los trabajadores.

    Se dara posterior-

    mente el lujo de

    narrar "la verdad"

    de estos aconteci-

    mientos, en su libro

    Los sucesos de

    las bananeras.

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    como testimonio, escrita por el presbtero Francisco C. Angarita. En ellaafirmaba: Es cierto, y lo supe porque as me lo manifest el seor VctorPineda Barros, ex alcalde de este Distrito, que la polica haba recibidoorden del jefe civil y militar [general Carlos Corts Vargas] para ultimar alos individuos que se encontraban en la crcel de esta poblacin conmotivo de la huelga, tan pronto como los huelguistas se presentaranaqu. Parece que esta orden la dio el jefe civil y militar de la plaza cercade la crcel, pues algunos presos se impusieron de ella. Yo, temiendoque en realidad de verdad los huelguistas se presentaran aqu, ignoran-do el peligro en que pondran a los infelices presos, o que, tambin losmismos militares fingieran un asalto, para tener un pretexto que justifica-ra su crimen, trat de evitar ese derramamiento de sangre inocente,haciendo lo que pudiera. Por lo tanto me limit a salir repetidas veces ala crcel cada vez que se oan las descargas cerradas que hacan lasavanzadas, pues a cada una de ellas me pareca que ya se estaba lle-vando a cabo la inicua orden. Al da siguiente habl con el jefe civil ymilitar acerca de lo que me haban informado, el cual me lo confirmdiciendo que era orden del Ministerio de Guerra y que si el caso llega-ba se cumplira. Yo le manifest con alguna entereza que me opondraa ese asesinato aun a costa de mi vida.1

    Por qu entraron en huelga los trabajadores de las bananeras?La zona del Urab antioqueo, el departamento del Magdalena y el deCrdoba, han sido tradicionalmente territorios propicios para el cultivodel banano. Por tanto, el lugar donde multinacionales norteamericanascon mucho poder, no slo econmico sino principalmente poltico,como la United Fruit Company, en la actualidad llamada ChiquitaBrands, han fijado sus intereses comerciales para controlar el monopo-lio de frutas tropicales como el pltano y la pia desde principios delsiglo XX. De la misma manera lo han hecho en pases como Panam,Costa Rica, Guatemala, Honduras, Mxico, Ecuador, Nicaragua yAustralia, entre otros.

    Es absolutamente pertinente preguntarse por qu razn protestabanlos trabajadores de las bananeras en 1928. Por qu se dio la ordende masacrar a los obreros de la multinacional apostados en los alrede-dores del tren de Cinaga Magdalena? Frente a este ltimo cuestiona-miento no existe una respuesta que justifique la accin realizada por elgobierno nacional, no en defensa de los derechos de sus ciudadanos,ni de la explotacin soberana de sus recursos naturales, sino en favorde los intereses del capital extranjero. Se observan varias motivaciones

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    Por qu se dio la orden de masacrar a los obreros de la multinacional apostados

    en los alrededores del tren de Cinaga Magdalena?

    Los trabajadores haban esperado infructuosamente que se nombrara una comisin negociadora conformada por representantes

    de la multinacional y del gobierno. En la imagen: trabajadores de la zona bananera del Magdalena transportando el producto.

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    LA MASACRE DE LAS BANANERAS EN 1928

    que impulsaron a los trabajadores a organizarse sindicalmente y pre-sentar el pliego de peticiones compuesto de los siguientes puntos:

    Pago por salario. No queran seguir recibiendo su pago por traba-jo cumplido. La United Fruit Company implementaba una forma deexplotacin que beneficiaba ampliamente sus intereses, manteniendo alos trabajadores en condiciones de desigualdad y precariedad.

    Permiso para que los obreros pudieran comprar sus alimentos ydems tiles necesarios para la supervivencia en otras tiendas o bode-gas que no fueran las de la multinacional.

    Vinculacin laboral directa. Los trabajadores eran vinculados pormedio de contratistas.

    Solicitaban que la multinacional cumpliera con la normativa legalque la obligaba a brindarle a sus trabajadores un seguro colectivo que

    cubriera accidentes laborales y diera la dotacin de habitaciones encondiciones de sanidad dignas.

    Disminucin del precio de venta del banano para las empresasque mantenan relacin comercial con la United Fruit Company.

    Adems de los anteriores puntos, el pliego de peticiones planteadoen 1928 inclua la solicitud de un aumento salarial del 50%, prstamospor vales, semana laboral de seis das con dominicales remunerados,pago semanal, contratacin colectiva y establecimiento de ms hospi-tales, as como la suspensin de los comisariatos instaurados para con-trolar a los trabajadores en las plantaciones.

    Ley 69 o Ley HeroicaLa situacin poltica por la que atravesaba el gobierno conservador deMiguel Abada Mndez lo llev a tomar decisiones desesperadas fren-te a los justos reclamos de sindicatos de trabajadores de la zona bana-nera. La protesta iniciada el 13 de noviembre responda a la organiza-cin y creacin paulatina de organizaciones obreras que buscabanestablecer vnculos de solidaridad laboral y posibilidad de ayuda entrelos obreros. Tambin, trataban de establecer alianzas con las asociacio-nes campesinas que venan haciendo frente a los abusos cometidospor la multinacional bananera United Fruit Company.

    Desde que Abada Mndez inici su gobierno conservador en1926, las protestas de los trabajadores en todo el pas aumentaronconsiderablemente. Para ese mismo ao, y como una esperanza paralos obreros, naci el Partido Socialista Revolucionario (PSR), que fueduramente reprimido por las autoridades. En 1927 el gobierno aprobun decreto de Alta Polica que le permiti detener a casi todos los dele-gados a la Convencin Nacional del PSR de ese mismo ao. Las pro-puestas del PSR llegaron a ser aplicadas por el sindicato de las bana-neras, pues sus lderes eran a su vez integrantes de este partido; bajosus orientaciones los trabajadores iniciaron la lucha por mejoras labo-rales contra la United Fruit Company.

    Con el objetivo de reprimir este tipo de organizaciones sindicales,Abada Mndez proclam el 30 de octubre de 1928 la Ley 69 o LeyHeroica, instrumento jurdico represivo contra cualquier tipo de orga-nizacin obrera. Entre otras cosas, la ley prohiba las organizacionesque atacaran o desconocieran la legitimidad del derecho de propie-dad, fomentaran la pugna de clases o promovieran o sostuvieranhuelgas que no se sujeten a las leyes que las regulen, y castigaba ladivulgacin de publicaciones, escritos y carteles que apoyaran cual-quiera de los actos declarados ilcitos. El juicio a los sindicados de vio-lar la ley correspondera a las autoridades de polica.

    Dos meses despus, esta ley se convertira en el arma utilizada porel gobierno para justificar la masacre de las bananeras. Arma quehaba sido manipulada por la United Fruit Company para proteger sus24

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    La protesta iniciada el 13 de noviembre responda a la organizacin y creacin

    paulatina de organizaciones obreras que buscaban establecer vnculos de solida-

    ridad laboral y posibilidad de ayuda entre los obreros.

    TELEGRAMA ENVIADO EL 6 DE DICIEMBRE DE 1928 POR EL

    CNSUL DE LOS ESTADOS UNIDOS EN SANTA MARTA AL

    DEPARTAMENTO DE ESTADO

    URGENTE 5 AM / DICIEMBRE 6Anoche fue declarado el Estado de Sitio en la Zona Bananera y

    Provincia de Santa Marta. Hubo demostraciones contra el gobier-

    no, las cuales fueron dispersadas por unas pocas tropas. Los

    sentimientos en contra del gobierno por parte del proletariado y

    las tropas es muy alto y est en duda que podamos depender del

    gobierno colombiano para proteccin. Puedo respetuosamente

    sugerir, que mi solicitud para un buque de guerra estadouniden-

    se, colocado en las cercanas, sea otorgada y que ste est pen-

    diente de mi llamado y que la estacin inalmbrica de la United

    Fruit utilice las siglas UJ pues estamos sin comunicacin telegr-

    fica y no existe otro medio de comunicacin con Santa Marta. Se

    ha admitido que el carcter de la huelga ha cambiado y que los

    disturbios son una manifestacin de tendencia subversiva.

  • intereses econmicos y, a la vez, reafirmar su influyente poder entrelos altos mandos de la poltica nacional. Desde Bogot, se llev a cabotoda una campaa meditica contra la huelga. Los diarios conserva-dores anunciaban en sus principales titulares, de forma deliberada,que en la zona bananera se haba conformado un frente bolchevi-que, una conspiracin comunista. Sealamiento dirigido a crearpnico entre la poblacin. Se necesit estigmatizar al contrario parajustificar la accin violenta.

    El financiamiento paramilitar deChiquita BrandsEs importante sealar que, antes de la arremetida paramilitar que sufrila zona bananera del Urab antioqueo y el departamento de Crdobaen la dcada de 1990, haba una organizacin sindical de los trabaja-dores del banano ms o menos fuerte, que defenda sus derechoslaborales. Los asesinatos selectivos y masacres ejecutadas por losparamilitares desarticularon esta tradicin organizativa de los trabajado-res bananeros.

    La alianza creada entre la multinacional Chiquita Brands, que hasta1969 fuera la United Fruit Company 2, y los grupos paramilitares de lazona bananera quedaron al descubierto en el ao 2007, cuando se abriun proceso penal en Estados Unidos contra la multinacional, por el finan-ciamiento econmico y en armamento otorgado a los grupos paramilita-res durante los aos de 1997 a 2004, a fin de implantar su propio rgi-men de seguridad en torno a la recoleccin y venta de banano.

    Durante el juicio, la multinacional se declar culpable de los cargospor financiamiento, de ms de 1.7 millones de dlares, a los paramili-tares acusados de mltiples crmenes de lesa humanidad. El juez, para-djicamente, autoriz que la multinacional fuera multada por una sumade 25 millones de dlares, la cual, adems, sera cancelada en cmo-das cuotas de 5 millones cada una. Algo repugnante, si se tiene encuenta que ese dinero nunca llegar a las familias victimas de las accio-

    nes genocidas de los paramilitares, y que los montos en realidad norepararn todo el dao ocasionado.

    En la actualidad, el proceso judicial abierto en Colombia est porterminar; no porque se haya determinado la culpabilidad ni muchomenos porque se dictara la sentencia, sino porque el tiempo lmite parallevar a cabo las investigaciones finalizar en tres meses. Los testimo-nios de los jefes paramilitares sometidos al llamado proceso de paz, nohan sido suficientes para vincular penalmente a los dirigentes de la mul-tinacional Chiquita Brands, la misma que hace 80 aos llevara a cabojunto con el gobierno la masacre de las bananeras.

    NOTAS1 Revista Credencial Historia. (Bogot - Colombia).

    Edicin 190. Octubre de 2005.2 La empresa cambi su razn social en 1969 y sus dueos, entre los que

    se cuenta el ex presidente de los Estados Unidos George H. W. Bush, deci-

    dieron cambiarle el nombre.

    TEXTO: ROCO CASTELLANOS

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    P A R A S E G U I R L E Y E N D O . . .Diciembre 6 de 1928. La masacre de las bananeras.

    Revista Credencial Historia (Bogot - Colombia). Edicin 190.

    Octubre de 2005.

    Gabriel Garca Mrquez. Cien aos de soledad.

    Ctedra, Letras Hispnicas, 1997.

    Jorge Orlando Melo. Colombia es un tema! (A propsito

    del estatuto de seguridad de 1978) Bogot Colombia, 2008.

    Eduardo Posada Carb. La novela como historia.

    Cien aos de soledad y las bananeras. Boletn Cultural Bibliogrfico,

    Vol. 35, nm. 48, 1998.

    JORGE ELICER GAITN investigar a fondo

    y denunciar la bochornosa masacre de

    las bananeras. "Aparece bien claro que los obreros

    s quisieron transigir y que la compaa se neg

    porque quera seguir explotndolos, mantenerlos en

    la miseria. No quera entrar en transacciones y por

    eso peda el estado de sitio, lo mismo que Corts

    Vargas, para solucionar con la bala un problema

    econmico y proteger su miserable codicia.

    Naturalmente el gobierno no ejerci ninguna pre-

    sin para que se reconociera la justicia a los obre-

    ros. stos eran colombianos y la compaa era

    americana, y dolorosamente sabemos que en este

    pas el gobierno tiene para los colombianos la

    metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra

    ante el oro americano.

    JORGE VILLAVECES. / LOS MEJORES DISCURSOS

    DE JORGE ELICER GAITN. 1919-1948/. BOGOT,

    EDITORIAL JORVI, 1968.

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    968.