50202451 reflexion sobre el proyecto utopico de schiller

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50202451 Reflexion Sobre El Proyecto Utopico de Schiller

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    Por Jess Hueso Monje

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    Quiero empezar comentando el gran acierto de Schiller a la hora de sealar la clave de la problemtica que investiga, superando los condicionantes de su tiempo. En su poca ilustrada, contempornea de la revolucin el nico gnero de anlisis que predominaba era el de carcter poltico-moral. El autor sabe sobreponerse meritoriamente al contexto de su tiempo y lo advierte a las primeras de cambio: espero convenceros de que para resolver en la experiencia este problema poltico hay que tomar por la va esttica, porque es a travs de la belleza como se llega a la libertad1.

    Hemos de tener en cuenta que el autor desde el comienzo nos expone su visin dicotmica de lo humano, la cual atraviesa toda la obra. Habla de un enfrentamiento dialectico entre lo por un lado natural, como estado o carcter natural, que se caracteriza por la variedad de lo sensible, el sentimiento egosta; y por otro lo moral, como lo propio de la razn que se entiende por unidad y adecuacin a leyes. Estimo que debemos prestarle atencin porque a partir de ello Schiller va a inferir un tercer carcter necesario, sntesis de dichos polos que observa como la base necesaria para lograr la realizacin armnica de la totalidad de lo humano. Lo que traer, segn l, la consecucin del Estado de libertad. A mi no me deja dudas por cmo lo caracteriza, que el problema que seala y al que quiere dar solucin el autor es algo muy serio, y de la mxima importancia para todos los que han sentido el anhelo en su interior de la plenitud. En el primer prrafo de la primera carta dice:Me dispongo a hablar de un tema que est directamente relacionado con la parte ms noble de nuestra felicidad, y que no es nada ajeno a la nobleza moral de la naturaleza humana2. Queda claro que la tarea que acomete no es balad. El escritor con su serie de cartas va intentar clarificar el quid de la humanidad, la respuesta a nuestra existencia, el camino hacia nuestra intuicin de felicidad. Las respuestas a tales propsitos compondrn un frtil material para nuestra reflexin.

    En la carta sptima el filsofo bosqueja la parte esencial del proyecto: Habr que considerar entonces prematuro todo intento semejante de reforma del Estado, y quimrica toda esperanza que se funde en esa reforma, hasta que no se suprima la escisin en el interior del hombre, y hasta que la naturaleza humana no se desarrolle lo suficiente como para ser ella misma la artfice y garantizar la realidad de la creacin poltica de la razn3. En mi humilde opinin, el fragmento que acabo de citar contiene uno de los logros ms destacables de la obra. En primer lugar quisiera resaltar la concisa identificacin de la raz del problema, entendida por discordia propia del ser de cada hombre; en segundo lugar, me llama la atencin como el autor establece gilmente el punto de partida 1 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta II. 2 dem. Carta I 3 dem. Carta VII

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    adecuado para el comienzo del ejercicio de disolucin del conflicto. Esta disposicin de la propuesta del autor para sanar la divisin intrnseca me gustara subrayarla en tanto que aboga por un primer movimiento de transformacin del propio sujeto. Comparto la postura de Schiller cuando habla de una superacin en el interior del hombre, del desarrollo de una naturaleza humana que se supone indita. Para m el primer paso haca meta tanta alta como la felicidad debe llevarnos una vez interiorizado el lema del templo de Apolo conoce a ti mismo a ser conscientes de que la solucin del hombre pasa inexorablemente por cambiar uno mismo y no todo lo que le rodea. Del mismo modo creo que Schiller considera que si cada persona evoluciona interiormente superando la escisin intrnseca a travs de la educacin en la sensibilidad esttica se acercara la deseada Arcadia de la humanidad.

    Personalmente encuentro similitudes entre lo que defiende el autor y ciertos aspectos del mensaje cristiano. Jess anuncia la conversin, en ese sentido invita al fariseo Nicodemo a nacer de nuevo. En otro pasaje evanglico Jess dice: Nada hay fuera del hombre que, entrando en l, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre4. Me atrevera a decir que lo que Schiller persigue a travs del arte es someter a cada individuo a una especie de cada como la que sufri Pablo de Tarso en Damasco. Su bsqueda se centrara en la metanoia. Sin embargo, a lo largo de la historia es palpable el hecho de que el hombre ha tendido y tiende a sealar errneamente el origen de las injusticias en algo exterior a l mismo. Desde el libro del Gnesis en que Adn exclama aquello que repetimos tanto los que compartimos nuestra vida con otra persona: La mujer que me diste por compaera ()5, pasando por Sartre que en su obra "A puerta cerrada" dice la celebrrima frase de "El infierno son los dems", hasta diversas corrientes polticas como el comunismo y el capitalismo que reducen el problema y la solucin del hombre a lo econmico, etc.

    En este instante quiero hacer un inciso. En contraposicin a los griegos a los que el autor eleva a excelso modelo, casi definitivo, el autor carga en los momentos iniciales todo el peso de la culpa en su entorno histrico: Fue la propia cultura la que infligi esa herida a la humanidad moderna6. Me gustara matizar al dramaturgo en este punto. Creo que la herida no la ha infringido ninguna cultura a los hombres, sino que cada ser humano nace con ella desde los primeros pasos de la humanidad. El papel que desempea cada cultura se sita ms acertadamente en el de dar respuesta a la cuestin con mayor o menor eficacia.

    4 Mc 7,14-23 5 Gen 3, 12. 6 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta VI.

    Sofi Cortes

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    Como decamos antes el parntesis en este momento estamos de acuerdo con l autor en que debe aparecer una naturaleza distinta para poder realizarse digamos el gran proyecto de la humanidad. Pero por ello mismo se nos hace ineludible la pregunta acerca del cmo lograrlo. Con la ayuda de qu instrumento? Creo necesario avanzar en la exposicin de unos puntos tericos. Ante la pregunta que acabamos de formular Schiller contesta: Toda reforma poltica debe tomar como punto de partida el ennoblecimiento del carcter humano. Para ello habra que buscar un instrumento que el Estado no nos proporciona. Ese instrumento es el arte, esas fuentes brotan de sus modelos inmortales.7

    El arte como no poda ser menos es la herramienta que considera el autor vlida para llevar a cabo el proceso que transforme la humanidad. De ese modo el tambin artista en cierto momento comienza a pronunciar una serie consejos a sus compaeros de gremio: Vive con tu siglo, pero no seas obra suya; da a tus coetneos aquello que necesitan, pero no lo que aplauden. Si ahuyentas de sus diversiones la arbitrariedad, la frivolidad y la grosera, las desterrars tambin, imperceptiblemente, de sus actos, y finalmente de su manera de ser y pensar8. Son de un incalculable valor tales recomendaciones, pero su carcter sensible no legitiman, en palabras del propio autor, la fundamentacin trascendental de la belleza como idea regulativa que permita al hombre alcanzar la tan ansiada meta ideal. l mismo es consciente de esto y afirma: As pues, de aqu en adelante debemos elevarnos al concepto puro de humanidad, y dado que la experiencia slo nos muestra estados concretos de hombres concretos, pero nunca la humanidad entera, hemos de intentar descubrir lo absoluto y lo permanente de esos fenmenos individuales y cambiantes y, dejando de lado toda contingencia, apoderarnos de las condiciones necesarias de su existencia.9

    Su deriva conceptual lo lleva a un anlisis antropolgico ms profundo de la idea que sintetizo en las primeras cartas. Voy a perfilar sus lneas generales, como ltimo punto expositivo para luego expresar las ideas han tenido resonancia en m tras la lectura de la obra. Schiller diferencia en el hombre algo que permanece a lo que llama persona, y algo en constante transformacin que denomina estado. Las causas que producen los cambios en el estado son dos impulsos. El primero lo denomina el filsofo impulso sensible, y dice de l:resulta de la existencia material del hombre o de su naturaleza sensible, y

    7 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta IX. 8 dem 9 dem

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    se ocupa de situarlo dentro de los lmites del tiempo y de hacerlo material. El segundo impulso recibe el nombre de impulso formal:resulta de la existencia absoluta del hombre o de su naturaleza racional, y se encarga de proporcionarle la libertad, de armonizar la multiplicidad de sus manifestaciones y de afirmar su persona en todos los cambios de estado.10 En este preciso instante del desarrollo nos encontramos en unos de los puntos clave. Schiller argumenta que los mencionados impulsos no son opuestos en s mismos, sino tras una mala interpretacin y confusin de sus mbitos propios. Por tanto la cultura segn el autor debe llevarnos a cada uno a un concepto de accin recproca, a una tarea para la razn, a un infinito al que debemos ir acercndonos para llevar a cabo la idea de humanidad. El nuevo impulso ordenador es el impulso de juego. De l dice Schiller: El impulso de juego, en el que ambos actan, unidos, coaccionar entonces al nimo, moral y fsicamente. En la misma medida en que arrebata a las sensaciones y a las emociones su influencia dinmica, las har armonizar con las ideas de la razn, y en la misma medida en que prive a las leyes de la razn de su coaccin moral, las reconciliar con los intereses de los sentidos11.

    Quisiera enunciar una pregunta como punto de partida a mi reflexin. Es realmente eficaz el arma que propone Schiller para la consecucin del estado mximo de humanidad?

    El autor afirma que a travs de una educacin esttica de las personas que lograra despertar y mantener el impulso de juego como generador de la disposicin esttica de nimo se obtendra el salto haca el tercer estado, al esttico. En l sera donde nuestras vertientes sensible y moral se veran potenciadas a su mxima expresin y equilibradas en sus justos mrgenes. Los hombres llegaran a tal grado de ennoblecimiento que estara prximo a consumarse la utopa.

    Como plasmacin fsica de dicha teora esttica de la obra creo oportuno mencionar a Eugene Delacroix y su obra La libertad guiando al pueblo. Sobre esta obra el propio autor declara: He emprendido un tema moderno, una barricada, y si no he luchado por la patria, al menos pintar para ella12. En el cuadro vemos como todo el mensaje poltico y libertario es canalizado a travs de la plasmacin esttica que se eleva haca la apariencia. La propia figura de la libertad, hermosa mujer, est dotada de un impulso que contagia a enarbolar nuestra espada y unirnos a la lucha, de modo que podramos decir que su forma viva nos inunda en su contemplacin. Cuando dice el artista pintar para ella me parece que el artista se muestra proclive a ayudar a la revolucin impulsando por el espritu de juego sus ideales. Por ello plasma de forma

    10 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta XII. 11 dem XII 12 http://es.wikipedia.org/wiki/La_Libertad_guiando_al_pueblo

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    tan virtuosa a la libertad, porque va precedida de la forma de la belleza condicin previa segn Schiller.

    Pero sin lugar a duda uno de los autores que mejor refleja la doctrina esttica de Schiller es Jackson Pollock cumbre del expresionismo abstracto. Pollock afirma: Cuando estoy en la pintura no me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Slo despus de una especie de perodo de acostumbramiento ver, en lo que he estado. No tengo miedo de hacer cambios, destruir la imagen, etc., pues la pintura tiene una vida en s misma. Trato de que sta surja. Slo cuando pierdo el contacto con la pintura, el resultado es una confusin. Si no, es pura armona, un fcil dar y tomar y la pintura sale muy bien13. Veo en este artista una unin perfecta entre el proceso de creacin artstica con la idea de juego que Schiller define del siguiente modo: el hombre slo debe jugar con la belleza, y debe jugar slo con la belleza. Porque, para decirlo de una vez por todas, el hombre slo juega cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y slo es enteramente hombre cuando juega.14

    El artista neoyorquino se sumerge en el proceso de creacin pictrica de un modo que me recuerda a cuando de nios quedbamos extasiados en nuestros juegos infantiles. En ese sentido Pollock juega con la belleza, coquetea con ella y de ese modo logra plasmar sentimientos tan del siglo XX que no son expresables de otra forma que no sea en la libertad del juego.

    Por otro lado su revolucin en las tcnicas pictricas a travs del Action Painting o del dripping, as como la utilizacin novedosa de materiales nunca vistos en la pintura lo acercan, a mi modo de ver, a la expresin de lo puramente formal en detrimento de lo material. No me resisto a incluir un fragmento de Schiller que viene como anillo al dedo a la actividad del artista: Pues en eso consiste el autntico secreto magistral del artista, en aniquilar la materia por medio de la forma; y cuanto ms imponente, pretenciosa y seductora sea la materia en s misma, cuanto ms despticamente impondr su efecto, o cuanto mayor sea la tendencia del espectador a entregarse inmediatamente a ella, tanto ms triunfante ser el arte capaz de contener al espectador, y de afirmar su dominio sobre la materia15.

    Tras hacer presente la labor de los artistas en el sentido que el filsofo los piensa y reflexionar sobre el lugar de la experiencia esttica en la vasta empresa de educar en excelencia a la humanidad he de decir que me parece un planteamiento muy interesante dentro de la amalgama de las construcciones utpicas. Pero tambin he de decir que lo encuentro insuficiente porque pese a que el autor reitere que con el

    13 Carrassat, P.F.R. y Marcad, I., Movimientos de la pintura, pg. 151 14Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta XV. 15 dem. Carta XX

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    ennoblecimiento esttico en el hombre se produce el desarrollo ptimo de sus otras facultades, me parece que faltan ingredientes en la pocin mgica para que pueda cambiar al hombre y acercarlo al ideal de la humanidad.

    Entiendo necesario el ideal como horizonte que nos regula y al que nos conviene acercarnos. A este respecto el propio autor siempre se muestra consciente de su imposibilidad ltima: Pero este equilibrio seguir siendo siempre slo una idea que la realidad nunca llegar a alcanzar16. Pero, para empezar, echo en falta que el autor se meta ms en harina, que descienda a la superficie terrestre y de algunos trazos de un modelo emprico. Como no lo hace he reflexionado sobre algunos de los grandes proyectos de plasmacin de los ideales, y contrastndolo he llegado a la conclusin de que la teora de Schiller puede encajar de marco arquetpico con muchos de ellos (comunismo, movimiento hippie, etc). Pero curiosamente al final del texto se refiere solo a dos construcciones que son la pura Iglesia y la pura repblica. A mi modo de ver lo dice por cuanto tiene que ver con partir de una renovacin del hombre concreto. Pero como deca me parece incompleto el empuje de la esttica para la construccin de aquello que tan grficamente define el profeta Isaas: Morar el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostar; el becerro y el len y la bestia domstica andarn juntos, y un nio los pastorear.17, el cielo en la tierra que llega con la aparicin del nuevo hombre esttico. Pues bien lo que en mi opinin le falta al espritu de belleza de Schiller est sugerido por l cuando dice: Libre de sus srdidas cadenas, la serena mirada aprehende la Forma, el alma mira en el alma, y all donde slo haba un egosta comercio de placer, se da ahora un magnnimo intercambio de afecto. El apetito se amplia y se eleva hacia el amor, tal como la humanidad va naciendo en su objeto, y se desprecia el fcil triunfo sobre los sentidos para luchar por una victoria mucho ms noble sobre la voluntad18. Pero creo que no afirma con la suficiente rotundidad, no pone con rotundidad de manifiesto que el profundo secreto de la esttica es el amor. Ambos se nutren el uno del otro. Para m todo lo bello tanto en la naturaleza como en las obras de arte revela una relacin de armona entre los elementos de un conjunto, lo mismo que deca Pollock de su pintura. Las relaciones entre las distintas superficies de un paisaje o de un cuerpo revelan una disposicin afectiva. Los distintos colores se aman en una composicin, tan es as que parece que varen en s mismos si son acercados a otros

    16 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta XXI. 17 Is 11,1-11. 18 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta XXII.

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    compaeros cromticos; las notas musicales en sus consonancias y disonancias tambin practican una comunicacin sentimental. Todo ello nos transmite el placer en la emocin esttica. Por ello el arte modifica a la naturaleza, o como deca Oscar WildeLa naturaleza imita al arte, porque el arte ha desentraado el secreto de amor que guarda toda la naturaleza en su relacin con el hombre, de manera que si miramos a travs del arte sabemos mirar la naturaleza, y sentir su hermosura en el ms recndito y amenazante rincn de un desierto.

    En mi opinin solo el amor es capaz de transformar al hombre. Y solo si se comprende el arte como manifestacin que revela el mensaje de amor de toda la creacin y del creador que lo ha situado en ella, puede nacer la nueva naturaleza en el hombre a modo de respuesta. A partir de ese cambio en la belleza y el amor el sujeto se convierte en elemento propicio para la construccin del estado ideal.

    Justo despus de definir el impulso de juego Schiller se refiere a sus venerados griegos diciendo:Aun as, este principio slo puede resultar inesperado en el campo de la ciencia; ya mucho tiempo atrs vivi e imprimi su huella en el arte y en el sentimiento de los griegos, sus maestros ms ilustres; slo que ellos trasladaron al Olimpo lo que debera haber acontecido sobre la Tierra.19 Siempre que leo un texto de carcter utpico que recurrentemente se producen a lo largo de la historia se me antoja que hay una lnea muy fina entre esa categora idlica y la escatologa. No ubico en que instante se ha grabado a fuego en el alma del hombre el recuerdo de un reinado de la justicia. Lo cierto es que nos parece muy legtimo que los hombres fantaseemos con la idea del paraso terrestre en cualquiera de sus versiones pese a que parece evidente el que en este mundo nunca ha habido nada semejante a la isla de los bienaventurados. Me gustara terminar este comentario planteando el mito. Y si ese estado esttico en sentido estricto que nos parecer saborear a travs de la emocin esttica, no es solo un aperitivo de lo que podemos encontrarnos tras abandonar este mundo.

    En cualquier caso es nuestra obligacin perseguir en la tierra la bsqueda de lo mejor de nosotros mismos, siendo el punto de partida del dramaturgo, entendido en su completud, el frente principal desde el que realizarlo porque como dice Dostoievski, La belleza salvar al mundo.

    19 Schiller, Friedrich, Kallias; Cartas sobre la educacin esttica del hombre; estudio introductoria de Jaime Feijo, traduccin y notas de Jaime Feijo yj Jorge Seca.- Edicin Bilinge. Rub (Barcelona): Anthropos, 1999. Carta XV.