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    El camino de vuelta de una persona

    a su identidad primitiva es el regreso

    del exilio espiritual, porque a eso se

    reduce su historia individual, a un exilio.

    S. B.En su novela, La verdadera

    La literatura estadounidense ha sufrido un fuerte golpe

    con la muerte reciente de tres de sus ms expre s i vos auto-

    res: el dramaturgo Arthur Mi l l e r, la ensayista y nove l i s t a

    Susan Sontag y el escritor Premio Nobel, Sal Be l l ow.

    En la literatura del siglo X X no ha habido muchas

    voces ms persuasivas, ms inmediatamente identifica-

    bles que la de Sal Be l l ow. Se poda reconocer en las pri-

    meras lneas de cada una de sus novelas, que podan ser

    desmedidas en su amplitud y dickensiana o cerva n t i-

    namente desordenadas en su construccin, y tambin

    ceidas, precisas, con una intensidad tan asombro s acomo su transpare n c i a .

    El ascenso de Sal Bellow hasta llegar a obtener los

    ms importantes galardones en el mundo de las letras no

    ha sido directo. Los lectores que se sienten atrados por

    la feroz energa y fantasa de sus obras como He n d e r s o n ,

    el rey de la lluvia (1959), no siempre reaccionan positi-

    vamente ante la profunda introspeccin de su novela

    He rzo g(1964). Los que sienten cierta identificacin con

    Sal Bellow

    Los mitosimaginariosde la ficcin

    S e rgio Nudelstejer

    Sal Bellow (1915-2005) es uno de los mejores novelistas de la se-

    gunda mitad del sigloX X. Obras comoLas aventuras de Augie Marc h,

    La verd a d e r ayR a v e l s t e i n, por slo mencionar unas cuantas, confor-

    man una ardua cartografa narrativa rica en maticesy esplendore s .S e rgio Nudelstejer, vido lector y comentarista de Isaac Bashevis

    S i n g e r, Kafka y tantos otros, aborda ahora la obra del gran autor nor-

    teamericano quien recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1976.

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    el autor serio y corts que se evidencia en El hombre en

    suspenso (1944), que fuera su primera novela y en La

    vctima (1947), seguramente se escandalizarn ante el c-

    mico que surge irresistiblemente en algunas partes de

    El legado de Hu m b o l d t(1975), el hroe picaresco de L a s

    aventuras de Augie March(1953), que es un pillo del

    Nu e vo Mundo, mientras que un anciano del Viejo Mu n-

    do ocupa el papel principal de su novela El planeta de

    M r. Sammler (1970) o su fuerte personaje en El diciem-bre del decano (1982) as como en Carpe Diem, obra

    editada en 1976.

    El comn denominador que une al extraordinario

    campo que abarca la ficcin de Bellow son ciertas pre-

    guntas constantes: Cmo puede un hombre vivir de

    forma adecuada? De qu sirve la exaltada individuali-

    dad que priva en esta era que vivimos si convierte a la

    sociedad en una selva y deja a los seres humanos aislados

    entre s y de su pasado?

    Cuando le aconsejan que trate de ser l mismo, ser

    su personaje de la novela Las aventuras de Augie March,

    replica: siempre he tratado de ser yo mismo. Pero qu

    sucede si lo que soy por naturaleza no es suficiente? Es en

    esta novela en la que Be l l ow, segn su propia confesin,

    se abandon jubilosamente a una inspiracin torre n c i a l ,

    a un descaro de invencin narrativa que abarca con el

    mismo impulso lo trgico y lo cmico, y que comprima

    en un solo relato, en el tono de una sola voz, los dos polos

    de su mundo personal y narrativo: el uno, la rememo-

    racin de la infancia y la adolescencia en el seno de una

    familia de emigrantes en aquel Chicago de los aos ve i n-

    t e y la Depresin; el otro, la vida ya adulta de cultura

    americana, con sus tentaciones de abundancia material y

    sus exigencias de abandono de la memoria y las lealtades

    del viejo mundo de pobreza, exclusin social y fuertes la-zos familiares.

    El seor Sammler, sobreviviente de la cultura euro-

    pea, contempla el resultado de apenas dos siglos de indi-

    vidualismo galopante y observa: La idea de que el alma

    es nica, es una idea excelente. Pero, en estas formas?,

    en estas deplorables formas?.

    No es de sorprender, entonces que Bellow sea here-

    dero literal de dos culturas. Naci en un suburbio de

    Montreal en el ao 1915, el cuarto y ltimo hijo de ju-

    dos rusos que acababan de emigrar de San Pe t e r s b u r g o.

    Su padre, hombre educado, se vio obligado a conve rt i r-

    se en pequeo comerciante. Aos ms tarde, en 1924, lafamilia se instal en Chicago. Fue as como Sal Be l l ow

    c reci hablando en ingls, en yidish, en hebreo y en fran-

    cs. Dos veces desarraigado de la tierra de sus padres y

    adems judos en la regin central del Oeste, predomi-

    nantemente protestante Be l l ow tuvo amplias razo n es

    para preguntarse a qu mundo perteneca.

    En aquella poca, los ms celebrados escritores est a-

    dounidenses eran claramente ajenos a la cultura juda:

    Faulkner, Hemingway, F. Scott Fitzgerald, John Dos

    Passos, Thomas Wolfe. La fama gradual de Bellow

    como escritor que se inici en la dcada de los cuare n t a

    ayud en buena parte a cambiar esta situacin y al mismo

    tiempo abri la puerta para una verdadera galaxia de

    escritores de origen judo que fueron apareciendo des-

    de entonces.

    La obra de Bellow es intensamente contempornea

    y firmemente colocada dentro de las direcciones, ten-dencias y epistemologas que han moldeado la novela

    contempornea. Bellow es un escritor intelectual y su

    sentido de deudas y derivaciones literarias es serio y ex-

    plcito; son deudas de gran variedad. Hay una deuda con

    Emerson, con Melville, con los trascendentalistas nort e a-

    mericanos, y con la herencia del romanticismo euro p e o.

    Ta mbin hay una clara deuda con Theodore Dreiser y

    la tradicin del naturalismo, profundamente podero s a

    en sus formas optimistas en la ficcin estadounidense.

    Sal Bellow se refiere con frecuencia a esa tradicin

    de abrir la novela americana describiendo la pro p i a

    vida de sus habitantes, mostrando la fuerza catica de

    la existencia urbana. La deuda va ms all moldeando la

    lucha que libra Bellow con la herencia determinista.

    Sus libros muestran un profundo sentido de intro m i s i n

    en el medio ambiente, del poder de lo acondicionado, de

    la vida como una lucha competitiva, caticamente libe-

    rando y suprimiendo energa. Como escritor, se encuen-

    tra en un mundo urbano, mecanizado, de masas en

    el cual elyopuede ser ironizado, desplazado o absorbido

    por los procesos dominantes y por las leyes sociales, donde

    la victimizacin es real y la asercin del yo y su valor hu-

    manstico es un eterno problema. Mucho de este punto

    de vista naturalista lo hered Bellow de la literatura de

    los aos treinta, al final de los cuales empez a escribir.Pe ro lo que hace su obra tan convincente es la pro f u n d a

    penetracin en sus ideas del modernismo europeo, espe-

    cialmente el modernismo en su forma histrica, alerta,

    postromntica y humanista.

    Bellow escriba a partir de cinco elementos bsicos:

    el ser humano en debate con sus ansias y bajezas, su he-

    rencia cultural juda plagada de dramas e historia, el ciu-

    dadano americano cuya identidad personal se encuentra

    pe rdida entre la abrumadora colectividad, un agudo sen-

    tido y el conocimiento intelectual de la cultura, el idioma

    ingls manejado con suprema sapiencia. Lase, entonces

    su novela He rzo g, si se quiere algo ms directo, digeribley existencial, o El legado de Humboldtsi se prefieren re-

    c ovecos ms complejos y paradjicos, ms amargos.

    Bellow es un novelista de una generacin muy dife-

    rente a la de Lewis, Faulkner, Hemingway, Steinbeck o

    James T. Fa rell quienes, en forma diferente, pueden aso-

    ciarse con la centralizacin de la novela estadounidense

    como una forma de expresin mxima de esa etapa del

    siglo XX. Es un novelista que escribe yendo ms all, ya

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    que su obra pertenece a un nuevo orden de historia en

    los Estados Unidos y de historia universal.

    Su primer cuento Dos monlogos matutinos apa-

    reci en el verano de 1941, en la revistaPa rtisan Re v i e w

    de Nu e va Yo rk, una revista ex marxista e intelectual. Su s

    primeras novelas preceden inmediatamente al ataque ja-

    pons a Pearl Harbor que involucr a los Estados Un i d o s

    en la Segunda Guerra Mundial, y uni a sus ciudadanos

    con esa sangrienta historia. Era una historia que deso-rient las expectativas liberales pro g resistas de la izquier-

    da de ese pas, retaba al naturalismo como un idioma de

    atencin poltica y presentaba la cuestin de la re s p u e s t a

    del arte a un mundo totalitario y genocida. Sal Bellow

    respondi escribiendo sobre una nacin recientemen-

    te expuesta a la historia, afectada por la desesperacin

    del existencialismo y de lo absurdo, dolida por la guerra;

    urbana, materialista, angustiada y preocupada por una

    responsabilidad global, luchando para destilar significa-

    d o y moralidad en medio de un caos de pensamiento

    utpico y progresivo.

    Todo esto es muy aparente en la primera novela

    larga de Bellow: Hombre en suspenso, que apareci en

    1944, mientras la guerra llegaba a su fin un libro extra-

    o rdinario que muestra claras deudas a una forma de escri-

    bir europea moderna con una desorientacin ro m n t i c a

    que le llega de Dostoievski, Conrad, Sartre y Camus.

    No es difcil encontrar paralelos entre sus hroes y los

    de Dostoievski, espiritualmente agonizantes, envueltos

    en desrdenes polticos y en una fe que lucha con el

    deseo existencialista; ni tampoco entre su mundo y

    el de Conrad, donde la civilizacin es una delgada capa

    exterior extendida sobre la anarqua y donde aparecen

    absurdas afirmaciones existencialistas; ni entre sus fan-

    tasas y las de Kafka, en las que elyose mueve podero s a-mente en un mundo histricamente incompre n s i b l e .

    Empero, parece como si sta fuera una tradicin que

    Be l l ow siente que tiene el poder de llevar adelante y aqu

    sus fuentes judas son muy importantes, pues constitu-

    yen otra fuerza que europeza su ficcin.

    Quiz sea la obra del autor judoestadounidense Is a a c

    Bashevis Si n g e r, ms que la de Franz Kafka, la que sug i e r a

    mejor este origen con sus clsicas imgenes de sufrim i e n t o

    y victimizacin, llenas de esperanzas trascendentales y

    msticas, la vctima que se recobra y el gracioso que

    sufre, son parte del material esencial de lo que escribe

    Bellow, pero tambin lo es ese sentido humano que lepermite luchar por un humanismo posterior y un nuevo

    civilismo. Es esta nueva urbanidad, acomodando la

    experiencia de la persecucin y el sendero de la sobre-

    v i vencia, lo que hizo que Sal Be l l ow pareciera una figura

    tan central en el mundo de la posguerra, en el mundo del

    postholocausto y en el mundo postatmico, urbano y

    materialista, donde el naturalismo pro g re s i vo y el libera-

    lismo inocente ya no hablaban un idioma re c o n c i l i a b l e .

    As pues, Be l l owse convirti en una voz primaria de

    un tiempo en que el escritor urbano, alertado histrica-

    mente y destilando una moralidad y un posible huma-

    nismo de una realidad blanda y material, en la que todos

    los significados sustanciales parecan estar escondidos,

    ste se coloc en el centro de la literatura estadounidense

    contempornea.

    Sus novelas nos ofrecen el dominante materialismo

    de nuestro mundo exterior que significa progreso, sis-

    tema y poder; y siguen explorando la conciencia y la

    mente enfrascada en una batalla con ese poder, mientrasbuscan encontrar un importante significado humano,

    una presencia interna y un sentido personal, as como una

    conciencia de la naturaleza del mundo csmico. La con-

    ciencia y la historia siguen enfrentndose una a la otra,

    p e ro en una intimidad siempre cambiante. No cabe duda

    de que sus libros han cambiado al circ u n valar sus pro p i o s

    temas conocidos, al intensificar los elementos, al pro-

    fundizar en las encuestas. La percepcin de Be l l ow de la

    n a t u r a l eza, de la sustancia y de la presin del mundo his-

    trico ha dado lugar a una nueva definicin de una nacin

    postcultural, ms claramente manifiesta en su propia ciu-

    dad de Chicago, esa ciudad sin cultura, compenetradapor la mente como el propio Be l l ow lo ha sealado,

    mientras su vida ha cambiado, se ha acumulado; mien-

    tras las viejas poblaciones y las formas de vida caen en

    las manos de quienes las estn desarrollando, mientras

    el crimen y el terror rondan a la ciudad, mientras las

    p u e rtas estn cerradas con triple llave y la vida burguesa

    contina bajo un sitio en un extrao entendimiento con

    un nuevo barbarismo humano, y se convierte en la ima-

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    Sal Bellow

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    gen central de lo que la mente y la novela deben aceptar.

    Tambin es ms intensa su percepcin del mundo de la

    conciencia y est vido de los verdaderos sentimientos;

    tiene que acudir a la historia para sacar de all sus ver-

    siones de una realidad en una incesante bsqueda de

    conocimientos y logros.

    Los libros de Be l l ow han registrado una vital atencin

    histrica y esttica, tomando la forma de la novela como

    la forma necesaria de mediacin entre el mundo del pro-

    greso y el mundo de la conciencia. Siendo un crtico de

    lo apocalptico, Sal Bellow se volvi ms apocalptico;

    dudaba de los conceptos, y se volvi ms conceptual y

    abstracto, aunque siempre estaba en busca de esos mo-

    mentos de inmediacin y humanismo cuando el alma

    siente su presencia y su necesidad de evaluar la existencia.Siendo una voz del liberalismo moral, l se volvi, con

    los aos, ms conserva d o r, en un sentido ms amplio, se

    c o n v i rti en un escritor que exploraba el contraste entre

    un pasado culturalmente coherente y un presente que ya

    es postcultural. Es un novelista que defiende el huma-

    nismo de su novela y que nos ha mostrado, ms que la

    m a yora de los novelistas, los poderes que llevan a un

    mundo posthumanista y que con ello retan la capacidad

    de la novela para explorarlo. Sus libros, especialmente los

    ltimos,La ve rd a d e ra(1997) y Ra ve l s t e i n(2001) mues-

    tran tanto el reto como la indeterminacin de soluciones;

    en cierto sentido ha sido su indeterminacin lo que hizoposible cada una de las nuevas novelas de este autor.

    Sal Be l l ow obtuvo el Premio Internacional de Li-

    teratura en 1965, haba logrado los prestigiosos Na t i o-

    nal Book Aw a rd en los aos 1954, 1960 y 1971, en 1975

    gan el Premio Pu l i t zer y un ao despus fue consa-

    grado con el Premio Nobel, antecedido en su pas por

    a u t o res como Sinclair Lewis, William Fa u l k n e r, Er n e s t

    Hemingway y John Steinbeck.

    La Academia Sueca alab su ingeniosa irona y su

    compasin ard i e n t e y aplaudi a los hroes que carac-

    t e r i z a ron sus novelas por tratar de encontrar la firmez a

    en medio de su vagabundeo por nuestro mundo tamba-

    leante, sin renunciar a creer que el valor de la vida re s i d e

    en su dignidad, no en el xito.

    Si hubiese que definir su amplia obra literaria, ha-

    bra que sealar que Bellow es un novelista histrico en

    pugna con la historia, al grado de que nos sume o justifi-

    ca; se niega a vernos como meras causas o instancias his-

    tricas, y para ello requiere de ese absurdo pero funda-

    mentalmente necesario sentido que es el humanismo o

    el simbolismo que poseen sus personajes cuando tocan

    la intensidad, el tiempo del universo espacioso y la pre-

    sencia de la vida.Si bien a lo largo de los aos la obra de Be l l ow mues-

    tra interesantes virajes y cambios de re g i s t ro, logr con-

    s e rvar inalterable la coherencia interna del creador mal-

    h e r i d o en su sensibilidad, o dicho en otras palabras, el

    severo rigor de su actitud crtica, pesimista y a la vez

    irnica frente al mundo cuya historia (dos cataclismos

    mundiales y el smbolo de Auschwitz) lo abruma, y la

    perversa realidad que trata por todos los medios de en-

    tender y, tal vez, de modificar sin la menor ilusin de

    conseguirlo. El resultado es que el individuo moderno

    se encuentra cada vez ms solo, notoriamente aislado,

    sumido en el extravo de la paranoia de quien es juez yparte, reconocindose en un extrao para los dems e

    incluso para s mismo ya que la relacin con el entorno

    opera negativamente sobre el desenvolvimiento de su

    vida personal.

    El convencimiento de que hay que asumir los ries-

    gos de vivir la propia vida fue siempre la parte ms

    autntica en la existencia de Bellow, y lo mantuvo hasta

    su muerte.

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