4 lectio sobre lc18, 35 43. señor que vea

4

Click here to load reader

Upload: jaime-alonso-lopez

Post on 02-Jul-2015

82 views

Category:

Spiritual


5 download

DESCRIPTION

Es un ejercicio de Lectio Divina sobre un texto de san Lucas en el que se narra el milagro de la curación de Bartimeo, el ciego de Jericó.

TRANSCRIPT

Page 1: 4  lectio sobre lc18, 35 43. señor que vea

1

De la ceguera de la vida a la fe en Jesús: “Señor, que vea” - Lectio Divina sobre Lc 18, 35-43

1.- Invitación a la oración.Nuestro Capítulo General 27, nos ofrece en el apartado “Camino”, el siguiente compromiso: “Proporcionar momentos de coparticipación espiritual comunitaria a partir de la Palabra de Dios, valorando en particular la Lectio Divina” (nº 66.4). Este curso se nos ofrece la posibilidad de intensificar este ejercicio de encuentro con la Palabra de Dios, contando con los materiales y criterios que nos envía la Inspectoría.

La propuesta y apuesta al ofrecer la Lectio Divina como tema de Retiro es doble:

- Ofrecer una alternativa a lo que podía ser una forma habitual de desarrollar la jornada de Retiro. - Ganar el momento de la “charla de Retiro” como un tiempo de oración y de celebración. El tema tratado se desarrolla en clima de oración y no tanto de reflexión intelectual, y se ofrece la oportunidad de compartir la Palabra. Durante unos instantes nos ponemos en la presencia de Dios. Dejamos a un lado nuestras preocupaciones y nos preparamos para este encuentro singular con Él (dos minutos)

ORACIÓN INICIALSeñor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor.

2.- ¿Qué dice el texto bíblico en sí mismo? Luc 18:35-43: (Lectio). (cinco minutos)

35: Cuando se acercaba a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna.36 Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello;37 y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno».38 Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».39 Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten

compasión de mí!».40 Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó:41 «¿Qué quieres que haga por ti?». Él dijo: «Señor, que recobre la vista».42 Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».43 Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

Entender el texto (cinco minutos: un lector)

• El evangelio de hoy describe la llegada de Jesús a Jericó. Es la última parada antes de la subida a Jerusalén, donde se realiza el “éxodo” de Jesús según había anunciado en su Transfiguración (Lc 9,31) y a lo largo de la caminata hasta Jerusalén (Lc 9,44; 18,31-33).• Lucas 18,35-37: (Primera parte del texto) El ciego sentado junto al camino. “Cuando se acercaba a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús”. En el evangelio de Marcos, el ciego se llama Bartimeo (Mc 10,46). Al ser ciego, no podía participar en la procesión que acompañaba a Jesús. En aquel tiempo, había muchos ciegos en Palestina, pues el sol fuerte golpeando contra la tierra pedregosa emblanquecida hacía mucho daño a los ojos sin protección.• Lucas 18,38-39: (Segunda parte del texto) El grito del ciego y la reacción de la gente. “Entonces el ciego gritó: "Jesús, hijo de David, ¡ten piedad de mí!" E invoca a Jesús usando el título de “Hijo de David”. El catecismo de aquella época enseñaba que el Mesías sería de la descendencia de David, “hijo de David”, Mesías glorioso. A Jesús no le gustaba este título. Citando el salmo mesiánico, él llegó a preguntar: “¿Cómo es que el Mesías puede ser hijo de David si hasta el mismo David le llama “mi Señor” (Lc 20,41-44) ? El grito del ciego incomodaba a la gente que acompañaba a Jesús. Por esto, “Los que iban delante le increpaban

Page 2: 4  lectio sobre lc18, 35 43. señor que vea

2

para que se callara”. Ellos trataban de acallar el grito, pero él gritaba mucho más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Hoy también, el grito de los pobres incomoda la sociedad establecida: migrantes, enfermos de SIDA, mendigos, refugiados, ¡tantos!• Lucas 18,40-41: (Tercera parte del texto) Es la reacción de Jesús ante el grito del ciego. Y Jesús ¿qué hace? “Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran”. Los que querían acallar el grito del pobre, ahora, a petición de Jesús, se ven obligados a ayudar al pobre a que llegue hasta Jesús. El evangelio de Marcos añade que el ciego dejó todo y se fue hasta Jesús. No tenía mucho. Apenas un manto. Pero era lo que tenía para cubrir su cuerpo (cf. Es 22,25-26). Era su seguridad, ¡su tierra firme! Hoy también Jesús escucha el grito de los pobres que a veces nosotros no queremos escuchar. Cuando se acercó, le preguntó: “¿Qué quieres que te haga?” No basta gritar. ¡Hay que saber porqué se grita! Él dijo: “¡Señor, que vea!”.• Lucas 18,42-43: (Cuarta parte del texto) “Recobra tu vista.” Jesús dice: "Recobra tu vista Tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios”. El ciego había invocado a Jesús con ideas no totalmente correctas, pues el título de “Hijo de David” no era muy exacto. Pero él tiene más fe en Jesús que en sus ideas sobre Jesús. Dio en el blanco. No expresa exigencias como Pedro (Mc 8,32-33). Sabe entregar su vida aceptando a Jesús sin imponer condiciones. La curación es el fruto de su fe en Jesús. Curado, sigue a Jesús y sube con él a Jerusalén. De este modo, se vuelve discípulo, modelo para todos nosotros que queremos “seguir a Jesús por el camino” hacia Jerusalén: creer más en Jesús que en nuestras ideas sobre Jesús. En esta decisión de caminar con Jesús está la fuente de valor y la semilla de la victoria sobre la cruz. Pues la cruz no es una fatalidad, ni una exigencia de Dios. Es la consecuencia del compromiso de Jesús, en obediencia al Padre, de servir a los hermanos y no aceptar privilegios.• La fe es una fuerza que transforma a las personas. La Buena Nueva del Reino estaba escondida entre la gente, escondida como el fuego bajo las cenizas de las observancias sin vida. Jesús sopla sobre las cenizas y el fuego se enciende, el Reino aparece y la gente se alegra. La condición es siempre la misma: creer en Jesús. La curación del ciego aclara un aspecto muy importante de nuestra fe. A pesar de invocar a Jesús con ideas no del todo correctas, el ciego tuvo fe y fue curado. Se convirtió, lo dejó todo y siguió a Jesús por el camino del Calvario. La comprensión total del seguimiento de Jesús no se obtiene por la instrucción teórica, sino por el compromiso práctico, caminando con él por el camino del servicio, desde Galilea hasta Jerusalén. Aquel que insiste en mantener la idea de Pedro, esto es, del Mesías glorioso sin la cruz, no va a entender nada de Jesús y no llegará nunca a tomar la actitud del verdadero discípulo. Aquel que sabe creer en Jesús y se entrega (Lc 9,23-24), que acepta ser el último (Lc 22,26), beber el cáliz y cargar con su cruz (Mt 20,22; Mc 10,38), éste, al igual que el ciego, aún teniendo las ideas no enteramente justas, “seguirá a Jesús por el camino” (Lc 18,43). En esta certeza de caminar con Jesús está la fuente de la audacia y la semilla de la victoria sobre la cruz.

3.- Qué nos dice (me dice) el texto bíblico? (Meditatio) (puntos 3, 4 y 5: tiempo personal)

Aplicar el texto a la vida

Relee de nuevo el texto, cuantas veces sea necesario. Contempla a los personajes que intervienen. Interrógales. Deja correr tus sentimientos… y exprésalos por escrito.

¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Qué necesidad perentoria tengo yo que me haga salir de mi mismo y buscar a Jesús con todas mis fuerzas para gritarle que me sane, que me ayude? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? ¿Cómo veo y siento el grito de los pobres: migrantes de diversas culturas y nacionalidades, de Ébola, enfermos de SIDA, mendigos, refugiados, tantos…? ¿Cómo es mi fe? ¿Me fijo más en las ideas sobre Jesús o me fijo en Jesús?...

4.- ¿Qué le decimos (le digo) al Señor como respuesta a su Palabra? (Oratio-Contemplatio)

Rezar la Palabra

Page 3: 4  lectio sobre lc18, 35 43. señor que vea

3

Pueden ayudar estas ideas: A. "Jesús, ten compasión de mi". Son las palabras del ciego, las palabras de los leprosos... las nuestras. Con esta sencilla oración reconocemos nuestras pobrezas personales y sociales, y no pedimos nada concreto a Jesús. Rezar "Ten compasión de mi" es decir "Dame lo que tú quieras, tú lo puedes todo, tú sabes mejor que yo lo que necesito". Podemos orar haciendo nuestros los sentimientos y palabras del ciego. B. ¿Cuáles son nuestras cegueras? ¿Está bien nuestra mirada? ¿Cómo miramos a Dios, como Padre? ¿Qué vemos en las personas hermanas y hermanos nuestros? ¿Qué vemos en el dinero y en las cosas? Pedimos a Dios luz para descubrir y reconocer nuestras cegueras personas, familiares, sociales. C. A veces creemos que nuestras cegueras, nuestras pobrezas son solamente un estorbo, una desgracia. Y tenemos la sensación de que reconocer nuestra miseria nos hunde, nos anula. Más bien al contrario. Si no somos conscientes de nuestra debilidad ¿cómo vamos a comprender y perdonar la debilidad de los otros? Si no reconocemos que a veces no tenemos nada bueno que ofrecer a Dios ¿cómo vamos a experimentar que Él nos quiere gratuitamente? El que se humilla, será enaltecido, dice Jesús. "Haznos humildes, ayúdanos a conocernos" "Danos, Señor un corazón comprensivo" "Gracias, Padre, por tu amor gratuito"

5.- ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida nos pide (me pide) el Señor? (Actio)

En el proceso de nuestra conversión al Señor, en la línea de la radicalidad evangélica que nos propone el Capítulo, podemos considerar por una parte, la reacción de Bartimeo ante la presencia de Jesús que se acerca a Jericó. La reacción de los apóstoles, rechazándole y desaconsejando, la reacción de Jesús que lo acoge, dialoga con él y le cura; finalmente, la reacción de la gente que contempló el hecho.

¿Cuál es mi reacción en este momento de encuentro con Jesús y ante él sólo, sin nadie que me distraiga, sin nadie que me lo impida?

Nosotros, como salesianos, hemos sido invitados desde nuestra consagración religiosa, a seguir a Cristo pobre, casto y obediente, como expresión de la gracia de unidad que nos hace místicos, profetas y servidores de los pobres.

La actitud de Jesús ante el ciego Bartimeo nos lleva a estar atentos a las necesidades de los que nos rodean, empezando por los más cercanos; nos lleva a contemplarle a Él encarnado en nuestros destinatarios y sus familias; nos lleva a la acción profética y eficaz con todos nuestros destinatarios en la línea que nos ha marcado el reciente Capítulo General. Esto se hará gozosa realidad en nuestra vida, atendiendo las actitudes maestras que encierra el servicio de nuestra misión: el trabajo por el Reino y la Templanza. Dos virtudes que aquilatan la calidad del servicio y cuidado de nuestros destinatarios o lo empobrecen, si las dejamos de lado.

Desde la Palabra de Dios meditada, ¿qué tengo que cambiar para vivir la radicalidad evangélica del servicio en la línea del trabajo por el Reino y la templanza? ¿Qué compromisos asumo para llevar efectivamente a cabo este cambio?

6.- EN LA HOMILÍA: Compartimos en común, en voz alta, algún aspecto o experiencia que queremos señalar de la Lectio Divina, o leer una sencilla oración elaborada personalmente a partir de la lectio.

Page 4: 4  lectio sobre lc18, 35 43. señor que vea

4

7.- las otras lecturas de la liturgia pueden reforzar nuestro encuentro con el Señor en la oración:

PRIMERA LECTURARecuerda de dónde has caído y arrepiéntete

Comienzo del libro del Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5aÉsta es la revelación que Dios ha entregado a Jesucristo, para que muestre a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Dio la señal enviando su ángel a su siervo Juan. Éste, narrando lo que ha visto, se hace testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de esta profecía y tienen presente lo que en ella está escrito, porque el momento está cerca.Juan, a las siete Iglesias de Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y era y viene, de parte de los siete espíritus que están ante su trono.Oí cómo el Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe así:"Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda entre los siete candelabros de oro: Conozco tus obras, tu fatiga y tu aguante; sé que no puedes soportar a los malvados, que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo y descubriste que eran unos embusteros. Eres tenaz, has sufrido por mi y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caldo, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes." »

Palabra de Dios.

- ¿Hago de la Oración y de la Eucaristía diaria un encuentro con Dios, o sólo estoy , dejándome llevar por la rutina?

SALMO RESPONSORIAL 1, 1-2. 3. 4 y 6

R. Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol, plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.